el criollismo limeño y la idea de nación en el perú

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E Araucaria. Año 5, Nº 9 Primer semestre de 2003 El criollismo limeño y la idea de nación en el Perú tardocolonial Margarita Eva Rodríguez García | Universidad Autónoma de Madrid Resumen El propósito de este artículo es mostrar el uso que hicieron los redactores del Mercurio Peruano, un periódico de carácter ilustrado publicado en Lima entre 1791 y 1794, de los términos nación y patria y presentar algunas consideraciones sobre la cultura política de la élite criolla limeña durante el siglo XVIII. La resistencia de una parte de la sociedad criolla a formar un solo cuerpo de nación y a incorporar cualquier idea de igualdad que pudiera hacer peligrar la posición que ocupaba en la sociedad muestran que no sólo los planteamientos políticos de la Monarquía limitaron el desarrollo de las luces, sino que éste estuvo condicionado también por los intereses criollos. Abstract The purpose of this article is to show how the Mercurio Peruano editors used the terms nation and country. Mercurio Peruano is an enlightened newspaper published in Lima between 1791 and 1794. We will present also some considerations about the political culture of the creole elite from Lima during the 18th. century . The resistance of one side of this creole society to be part of a unique body of nation (cuerpo de nación) and also to include any idea of equality that could put at risk its standing in society show that not only the political approach of the Monarchy restricted the development of the Enlightenment, but also that this one was conditioned as well by the creole interests. l propósito de este artículo es mostrar el uso que hicieron los redactores del Mercurio Peruano, un periódico de carácter ilustrado publicado en Lima entre 1791 y 1794, de los términos nación y patria, así como arrojar luz sobre la cultura política de la élite criolla limeña durante la última década del siglo XVIII. Hemos tratado de tomar una cierta distancia de aquellas interpretaciones historiográficas que vieron en las manifestaciones criollas de finales del siglo XVIII, y especialmente en la aparición del Mercurio peruano, primero el origen ideológico de la Independencia y luego la prueba de la existencia de la nación peruana antes de la emancipación. En nuestra opinión, y parafraseando a Chabod, quienes sostuvieron esa tesis entendieron la nación como "individualidad espiritual antes que política"[1] , planteando no obstante que la nación, por su propia existencia objetiva, habría estado

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E

Araucaria. Año 5, Nº 9 Primer semestre de 2003

El criollismo limeño y la idea de nación en el Perútardocolonial

Margarita Eva Rodríguez García | Universidad Autónoma de Madrid

Resumen

El propósito de este artículo es mostrar el uso que hicieron los redactores del Mercurio Peruano, un periódico de carácter ilustradopublicado en Lima entre 1791 y 1794, de los términos nación y patria y presentar algunas consideraciones sobre la cultura políticade la élite criolla limeña durante el siglo XVIII. La resistencia de una parte de la sociedad criolla a formar un solo cuerpo de nación ya incorporar cualquier idea de igualdad que pudiera hacer peligrar la posición que ocupaba en la sociedad muestran que no sólo losplanteamientos políticos de la Monarquía limitaron el desarrollo de las luces, sino que éste estuvo condicionado también por losintereses criollos.

Abstract

The purpose of this article is to show how the Mercurio Peruano editors used the terms nation and country. Mercurio Peruano is anenlightened newspaper published in Lima between 1791 and 1794. We will present also some considerations about the politicalculture of the creole elite from Lima during the 18th. century . The resistance of one side of this creole society to be part of a uniquebody of nation (cuerpo de nación) and also to include any idea of equality that could put at risk its standing in society show that notonly the political approach of the Monarchy restricted the development of the Enlightenment, but also that this one was conditionedas well by the creole interests.

l propósito de este artículo es mostrar el uso que hicieron los redactores delMercurio Peruano, un periódico de carácter ilustrado publicado en Lima entre

1791 y 1794, de los términos nación y patria, así como arrojar luz sobre la culturapolítica de la élite criolla limeña durante la última década del siglo XVIII.

Hemos tratado de tomar una cierta distancia de aquellas interpretacioneshistoriográficas que vieron en las manifestaciones criollas de finales del siglo XVIII, yespecialmente en la aparición del Mercurio peruano, primero el origen ideológico de laIndependencia y luego la prueba de la existencia de la nación peruana antes de laemancipación. En nuestra opinión, y parafraseando a Chabod, quienes sostuvieron esatesis entendieron la nación como "individualidad espiritual antes que política"[1] ,planteando no obstante que la nación, por su propia existencia objetiva, habría estado

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abocada a concretarse en proyecto político, independiente de la metrópoli [2] .

En las últimas décadas se viene insistiendo en la idea de que la nación peruana, comoel resto de las naciones latinoamericanas, fue el producto de la guerra de laIndependencia y de un largo proceso político desarrollado a lo largo del siglo XIX y noa la inversa. Así mismo se ha resaltado la ausencia de una gran parte de la poblacióndel Virreinato en la concepción ideológica de la nación y se ha insistido en laimportancia de tomar en cuenta este hecho a la hora de analizar los proyectos políticosque finalmente tuvieron una plasmación práctica.

Adherirnos a estas ideas no implica en absoluto el que dejemos por ello de considerarque muchas de las claves que permiten entender la forma en que se desarrollaron losprocesos de construcción nacional en América durante el siglo XIX, pueden rastrearseen las décadas que antecedieron a las Independencias. Al contrario, en el caso del Perúconsideramos que cualquier estudio que aborde la Independencia y la primeraandadura de la república peruana encontrará en los debates políticos desarrollados enlas páginas de la prensa criolla de finales del siglo XVIII, representada por el Mercurio,elementos que pueden facilitar la comprensión de dichos períodos. Sin embargo, anuestro de modo de ver, la especial lectura de las luces elaborada por los ilustradosperuanos en las páginas del Mercurio y, en el caso que nos ocupa, la idea de patria

presentada a sus lectores, antes que como antecedente de acontecimientos posteriorescobra significado a la luz del ambiente político imperante en Europa a finales del sigloXVIII, de los debates peninsulares desarrollados tras el estallido de la Revolución y,desde luego, considerando la trayectoria que hasta entonces había seguido elcriollismo limeño.

En relación a la evolución seguida por el pensamiento criollo, numerosos estudios hananalizado los textos en los que los españoles americanos ofrecieron a lo largo delperíodo colonial definiciones sobre sí mismos, descripciones de su territorio yafirmaciones sobre el lugar que ocupaban en la sociedad de su tiempo y en el sistemapolítico al que pertenecían. A consecuencia tanto del contexto colonial desde el que losautores escribían, como del marco cultural que ofrecía la Monarquía, todos estos textospresentaron una serie de elementos comunes suficientes para definir una corriente depensamiento político que conocemos como criollismo. Entre estos elementos comunesse encontraría, por ejemplo, la reivindicación por parte de los criollos, como

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descendientes de los Conquistadores, del derecho a ocupar en América puestos derelevancia en el gobierno civil y religioso. Sin embargo, el discurso político criollo sedesarrolló en cada uno de los territorios de la América hispana con particularidadesque respondieron a la trayectoria singular de cada territorio, a las directrices políticasde las que fue objeto ese área geográfica o a la diferente composición étnica y social decada zona. En el caso del Perú, los trabajos de Bernard Lavallé[3] , entre otros estudios,han definido la idiosincrasia que presentaba el discurso criollo en el Virreinatoperuano a finales del siglo XVII. Merece la pena recordar algunos de los rasgospeculiares que presenta este discurso porque ofrecen ya algunas claves sobre laidentidad recreada por los limeños en la prensa ilustrada.

Teniendo como telón de fondo las afirmaciones peninsulares sobre la naturalezadeficiente del continente americano y, lo que era peor, sobre la transmisión de dichanaturaleza defectuosa a sus habitantes indígenas, mestizos o criollos, en las Relaciones

elaboradas en el Nuevo Mundo durante los siglos XVI y XVII, la exaltación por parte delos criollos de las ciudades americanas, como muestra de la impronta hispánica en elnuevo Mundo, la enumeración de sus Iglesias, conventos, Universidades, o la relaciónde los servicios económicos otorgados a la Corona por los españoles americanos parasocorrer sus necesidades militares demostraban el mantenimiento en los criollos deaquellas virtudes que según el relato de la Escuela Imperial caracterizaban a losprimeros colonizadores que llegaron a América y justificaban la posición privilegiadaque ocupaban respecto a las sociedades autóctonas. Este esfuerzo de los criollos porpresentarse como herederos de los derechos ganados por los conquistadores ymerecedores por ellos de los principales cargos de gobierno o de la Iglesia seacompañaba de un lenguaje político de carácter contractualista y raigambre escolásticadel que se servían para reivindicar sus derechos.

Si estos rasgos podrían extenderse al conjunto de los territorios americanos, en el casodel Virreinato peruano, donde Lima prácticamente monopoliza el discurso criollo,aparecen diferencias y peculiaridades respectos a los textos elaborados por losespañoles de la Nueva España. La incorporación por parte del mexicano Siguenza yGóngora del pasado indígena a la historia criolla del Virreinato, que luego retomaríanen el siglo XVIII otros autores como Clavijero, no tuvo nunca lugar en el antiguoterritorio del Tawantinsuyu. De hecho, Pedro Peralta y Barnuevo, la figura intelectualde mayor prestigio durante las primeras décadas de ese siglo, escribió una obra

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destinada a reclamar cargos y honores para una parte de la nobleza criolla, con eltítulo de Lima Fundada, en la que el período prehispánico ocupaba un pequeñoespacio, convirtiéndose, significativamente, la llegada de Francisco Pizarro al Perú enel mito fundador con el que se iniciaba la historia del Virreinato[4] . Al relato de laConquista seguía una enumeración de los criollos que durante los siglos XVI y XVIIdestacaron por su valor, cultura o defensa de la Fe -convirtiéndose Santa Rosa de Lima,una virgen que, como ha señalado David Brading, iconográficamente, y en contrastecon la Virgen de Guadalupe, podría haber sido cualquier virgen peninsular de laContrarreforma-, en uno de los principales símbolos del Virreinato[5] . A principios delsiglo XVIII, en Lima, los elementos hispánicos llenaban en gran parte de contenido laidentidad que los criollos limeños reivindicaban para sí mismos al elaborar lashistorias de su territorio.

Criollismo limeño y "civilización del Virreinato"

Los ilustrados peruanos agrupados en torno al Mercurio en la última década del sigloXVIII, a pesar de la inclusión de algunos artículos en los que exponían la necesidad deprofundizar en el estudio del pasado prehispánico, también tuvieron muchasdificultades a la hora de incorporar el pasado indígena a las historias criollas quedifundían en la publicación. La causa de esta exclusión ha de buscarse en lasconsecuencias que en el ámbito político tuvo el levantamiento de Tupac Amaru en1780, pero también en la voluntad de los ilustrados peruanos de insistir en laparticipación del Virreinato en el mismo proceso cultural que atravesaba Europa,concediendo un menor espacio a aquellos aspectos que, como el pasado indígena,marcaban las diferencias. La actitud de los miembros del Mercurio Peruano hacia elindio contemporáneo compartió muchas de las claves civilizadoras de los funcionariospeninsulares, mostrándose partidarios de una política de hispanización de laspoblaciones indígenas que conllevaba el aprendizaje del castellano, la incorporación delas costumbres españolas y el olvido del pasado prehispánico. Los redactores delperiódico contemplaban a las poblaciones indígenas, y especialmente a las querecientemente se habían incorporado al Virreinato en las expansiones misioneras ymilitares que se desarrollaban en la zona selvática, con la misma mirada que muchosilustrados europeos mantenían sobre el territorio americano: considerando que éstaseran el reflejo de lo que habían sido las primeras civilizaciones, ajenas a los beneficiosdel comercio y la moderna sociabilidad. Por ello, la mayor atención al indígena que se

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observa en los escritos de la época, tal y como planteara Miguel Maticorena Estrada[6] ,no pretendía sólo proporcionar una solución al problema político de correlación entrelos diferentes grupos que el levantamiento de Tupac Amaru había situado en primerplano, sino que respondía también a la necesidad de fomento y desarrollo general delas provincias desde los presupuestos perseguidos por los redactores. En esta posturaadoptada por los redactores del Mercurio frente a las poblaciones indígenas confluyen,tanto la evolución seguida hasta el momento por el criollismo limeño, como el apoyootorgado por los miembros del Mercurio al reformismo borbónico.

A lo largo del siglo XVIII se venían sucediendo en Europa las reacciones políticas a lapaulatina acumulación de poder en manos del príncipe o, tomado las palabras delprofesor José María Portillo, las respuestas a la voluntad de los Monarcas europeos deconvertir su estatus en el único estado políticamente operativo[7] . España no fue ajenaa este proceso y, en efecto, aunque con sus titubeos y negociaciones, las diferentesreformas llevadas a cabo por los Borbones en América, con el doble objeto de retomarel control del territorio americano y hacer de él la base para la recuperación de laMonarquía hispánica, supusieron en América la adopción de prácticas políticasdiferentes a las que habían venido caracterizando la actuación de los gobernantesHabsburgo. Simplificando enormemente los procesos políticos que se desarrollan en lacapital del Virreinato peruano a lo largo del siglo XVIII, dichas innovacionesobtuvieron una doble respuesta: mientras que una parte de la élite criolla respondió ala intervención del poder real en áreas anteriormente vedadas al mismo mediante lareivindicación del orden político-jurídico colonial que había imperado hasta entonces,otra parte de la sociedad criolla, la de los considerados modernos, optó por colaborarcon el reformismo borbónico, convencida de los beneficios que éste podía procurar asu grupo y, de forma más general, al adelanto y progreso del Perú. La posiciónadoptada por este último grupo ante las reformas borbónicas se reflejaría en ellenguaje político utilizado en el Mercurio Peruano.

Desde el punto de vista de las ideas políticas, el cambio más importante en relación alas centurias anteriores fue el abandono en los discursos de las reflexiones sobre elorigen y forma de constitución de los gobiernos, que hasta la segunda mitad del sigloXVIII habían venido acompañando a los proyectos de reforma del territorio, paracentrarse en el análisis de los progresos de la sociedad civil en el Perú.

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Los fundadores del Mercurio Peruano se autodefinían como hombres estudiosos yverdaderos amantes de la Patria, y entre los objetivos perseguidos por su publicacióndestacaba la voluntad de contribuir al conocimiento del País contra el que, señalaban,los autores extranjeros habían publicado numerosos paralogismos. Ciertamente, enAmérica, la prensa ilustrada mediante la transmisión de noticias locales o laelaboración de disertaciones geográficas y ensayos históricos ayudó a conocer ylimitar el espacio colonial. Pero, además, los redactores de estos periódicos procuraronque sus artículos sirvieran a la aplicación de un programa reformista, imbuido de losprincipios ilustrados que acompañaron el desarrollo de las luces en la península,reformulados y puestos, a pesar de las limitaciones que imponía el sistema colonial, alservicio de las necesidades del Virreinato y de los patricios criollos.

La constatación del esfuerzo del Mercurio por incluir al Virreinato en el mismo procesosocio-cultural que se desarrollaba en Europa y el apoyo prestado desde las páginas delMercurio al reformismo borbónico nos permite extender al Perú las consideraciones deJosé María Portillo sobre la Ilustración hispana peninsular. En opinión de este autor,las luces españolas, antes que por los derechos naturales del hombre o por laexistencia de un contrato constituyente civil y político, se interesaron por la"civilización y progreso de las sociedades modernas"[8] . El proyecto de Ilustraciónimpulsado por los criollos peruanos requerirá, como en la Península[9] , de un nuevotipo de hombre dotado de una virtud cívica que le hiciera preferir los interesesgenerales a los particulares; en palabras de un periódico de Bogotá, del que losilustrados peruanos daban noticia, dotado de "la verdadera generosidad del hombreque consiste en trabajar a favor del género humano por amor al patriotismo"[10] . Enel contexto de la Monarquía hispánica este nuevo tipo de hombre dará lugar a lo queJosé María Portillo y otros han denominado el ciudadano católico. La labor de estepatriota en favor de la felicidad pública abogaba por el rechazo de los saberesabstractos y las preocupaciones de escuela y su sustitución por el cultivo de lasciencias útiles, el fomento de instituciones benéficas, el descubrimiento y explotaciónde las riquezas del territorio, el fomento de la industria, la agricultura o el comercio, lapromoción del buen gusto y, sobre todo, la presentación a sus compatriotas del"funesto retrato de los males y miseria de la patria" para lograr su recuperación [11] .

odos debían participar de esta moral civil, incluido el clero del que se pretendía que,lejos de seguir constituyendo un estado dentro de la Monarquía, participara de las

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mismas virtudes cívicas. Por ello el Mercurio incluyó varios sermones de MonseñorJoseph Pérez Calama, obispo de Quito y Director de su Sociedad Patriótica, en los queinvitaba a sus feligreses a acatar la ley suprema de la caridad cristiana y civil,consistente en promover y fomentar el bien público. Evidentemente, no se trataba deuna imposición desde el poder civil a la Iglesia, obligándola a participar del proyectoilustrado. En realidad, se había reformulado la alianza entre religión y política,característica de la Monarquía católica, con una cierta ventaja, sobre todo a nivelpráctico, para la segunda. Pero de la misma manera que, como recordaba PérezCalama, la práctica cristiana debía tener en cuenta la utilidad que reportaba a lasociedad una determinada acción, tampoco la filosofía podía desarrollarse al margende la religión. Ya en el segundo número del primer tomo del Mercurio aparecía unartículo en el que se advertía a los lectores qué características debía tener la filosofíapara un católico ilustrado:

"San Agustín sostiene que los motivos humanos no pueden producir una virtudverdadera. Esta autoridad nos da margen a repetir nuestra proposición, y a fixar suverdadero predicamento, exponiendo unos rasgos prácticos de aquella Humanidadque es pura magnánima y constante, como que estriba en los sólidos principios de lavirtud christiana[12] ... Desengañémosnos: no hay filosofía plausible sin Religión, ysólo las máximas del Christianismo pueden inspirar una verdadera Humanidad"[13] .

De esta simbiosis entre religión y actuación civil resultará el que los logros de lasegunda, analizando su repercusión sobre el orden moral, se midan sobre todo entérminos de virtudes y vicios. De ahí, la preocupación de Pérez Calama por explicar laforma en que se podía desarrollar, parafraseando su discurso, "el arte de hacer dinero...con seguridad de conciencia" [14] . La inserción del Mercurio en un contexto deIlustración católica implicaba, por tanto, no sólo la apelación a la importancia de losConcilios o la recuperación de las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, aspectosabordados en el Mercurio[15] , sino también la delimitación del campo en el que semovían las reflexiones filosóficas de los ilustrados. Como se indicaba en la referenciade un nuevo periódico, el discurso y la elocuencia del ilustrado no buscaba el gobiernode los individuos sino, según el autor, la influencia sobre la "parte moral". Las palabrasdel sabio buscaban "la observancia de las leyes, la rectitud de las costumbres, y con lajusticia, lazo el mas estrecho de los hombres, las virtudes todas: su discurso pues, y susescritos, serán el medio que emplee en formar hombres de bien, fieles vasallos y

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buenos ciudadanos"[16] .

En el contexto de la Monarquía católica, las barreras religiosas tenían implicacionespolíticas; determinados aspectos relacionados con el vínculo entre los ciudadanos y elsoberano, por su carácter sagrado, resultaban indiscutibles. Por eso, entre las tareaspatrióticas de las que se iba a ocupar un nuevo periódico, tal y como informaba elMercurio, se incluía la de "tratar los verdaderos derechos de la libertad del hombre,ennoblecidos, y conservados baxo el suave yugo de una legítima subordinación ydependencia"[17] .

En el terreno filosófico, del que indefectiblemente partía todo planteamiento político,los artículos aparecidos en el Mercurio no contemplaban el origen de la sociedad civilcomo fruto de un pacto, sino como el estado primigenio, más tarde arruinado comoconsecuencia de las faltas de los hombres:

"Aunque es incontestable que desde el origen del mundo hubo sociedades arregladasya baxo del primer Padre de los mortales, ya bajo de los patriarcas sus descendientes;con todo qualquiera que no sea peregrino en la historia confesará, que en los tiempossucesivos llegaron algunos hombres y sus postreros á tal decadencia, que apenasparecían racionales por el semblante y por ciertos vestigios de razón; y que de esteestado tan fatal han salido solo por los medios que ha proporcionado laprovidencia"[18] .

En las palabras del autor de este artículo estaba implícita una concepción política que,en la medida en que partía de la escasa participación del pueblo en la constitución delos sistemas de gobierno, también le restaba capacidad de actuación política en ellos. Elplanteamiento de los ilustrados peruanos seguía aquí también una dirección muyparecida a la que había tomado la Ilustración católica peninsular después de laRevolución francesa, sirviéndose, en palabras de José María Portillo, de un modelosocial que no requería el presupuesto ni de una idea contractualista, ni de otra dederechos poseídos por un hombre estrictamente natural. Prescindiendo del espinosoasunto relativo a los orígenes naturales y contractualistas de las sociedades, interesabasobre todo la forma en que éstas podían irse perfeccionando mediante la instrucción,la comunicación y el desarrollo cultural[19] .

En principio, la asunción de estas ideas, cercanas a las que oficialmente se promovían

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en el contexto peninsular post-revolucionario, era coherente con la voluntadmanifestada por el Mercuriode apoyar el reformismo borbónico aplicado en Américadurante estos años bajo las directrices de los ministros de Carlos IV y la consiguienteadopción del lenguaje político que las acompañó.

Nación y patria en el Mercurio Peruano

No obstante, para conocer las posibilidades políticas de la posición adoptada por elMercurio resulta útil atender al uso que hicieron los redactores de los términos nación

y patria, puesto que en torno a estas palabras se articuló una buena parte del lenguajepolítico de la Ilustración. Las luces, en su vertiente política, consagraron elentendimiento de la nación como "sujeto históricamente soberano dotado de derechosconstitucionales, inherentes a su existencia[20] ".Dotada de derechos, la naciónaparecerá estrechamente asociada a una idea de libertad que se traducía precisamenteen la conservación de esos derechos a resguardo de cualquier amenaza de despotismo.El llamamiento a la convocatoria de los Estados Generales en Francia se hizoprecisamente en nombre de esas libertades, supuestamente amenazadas. El términopatria recuperaría también con los ilustrados franceses sus connotaciones políticas. LaEnciclopédie negaba la posibilidad de que hubiera patria, sinónimo de état libre, allídonde imperaba el despotismo, es decir allí donde la nación carecía de libertad. Setrataba del antiguo lenguaje republicano que algunos ilustrados franceses quisieronhacer compatible con el mantenimiento de la Monarquía[21] .

Sin embargo, estos supuestos políticos no resultaron exitosos en todas las nacioneseuropeas ni en sus posesiones de Ultramar. Verificar las diferencias permiteprofundizar en el desarrollo de las ideas políticas en otras partes, considerando lasdiferencias frente al modelo francés. El término nación en el Mercurio casi siempre fueutilizado o para diferenciar a la población peruana por su origen étnico (por ejemplo,la nación índica), diferente a la nación de los españoles y sólo utilizaron el conceptonación como comunidad política para referirse a países como Francia, Inglaterra,España, territorios y habitantes regidos por un mismo gobierno.

El primer uso, el que hacía referencia a las características étnicas del grupo, fue muyfrecuente en los artículos geográficos que ofrecían una descripción del carácter de sushabitantes. Es importante tener en cuenta que en el Perú, como en toda la Américahispana, la etnia implicaba un estatus jurídico particular. Joseph Ignacio de Lequanda

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en la Descripción geográfica de la Ciudad y partido de Truxillo advertía de la costumbreantigua de hablar del carácter natural de una nación, y, en referencia a su partido,señalaba: "Los Españoles que habitan esta Ciudad y sus partidos, son de unos geniosmuy dóciles, atentos, y de caridad distinguida para con los forasteros, particularmentecon los Europeos"[22] . Al referirse a los indios indicaba: "Muchos políticos handiscurrido sobre las causas de la decadencia de esta Nación"[23] ;y finalmente: "Entrela gente mixta es la mas distinguida, o se reputa como tal, al que nace de Español y deIndia, o viceversa: de modo que éstos son unos Genizaros, que nada desmerecen en sunobleza, pues que provienen de dos naciones limpias"[24] .

También la población negra, según se explicaba en otro artículo, se dividía a su vez enTerranovos, Lucumés, Mandingas, Cambundas, Carabalíes, Cangaes, Chalas, Huarochiríes,

Congos y Miranga. Como sostenía el autor del artículo, "sus nombres no son todosderivados precisamente del país originario de cada casta: hay algunos arbitrarios,como el de Huarochiríes, y otros que les vienen por el parage de sus primerosdesembarques, como el de Terranovos"[25] . De todos ellos dirán los miembros delMercurio: "Todas las insinuadas naciones fomentan el culto de Nuestra Señora delRosario"[26] .

En la designación de los diferentes grupos de población, también el factor político, lapertenencia a un determinado dominio, jugaba un papel importante sumándose en laclasificación de los grupos de población a las características culturales, étnicas olingüísticas. Por ejemplo, no se utilizaba de la misma manera el término nación parareferirse a los indígenas ya incorporados en el Virreinato que a los grupos querecientemente habían pasado a formar parte de él. En el caso de los primeros, losespañoles entendían que los indígenas habían formado parte de una estructura políticaconsolidada, la del Imperio Inca o Tawantinsuyu. En el artículo sobre Trujillo quevenimos comentando, al hablar de la fundación de la ciudad por los conquistadores,dicen los Mercuriales: "La edificaron y poblaron muchos de los más privilegiadosConquistadores el año de 1535, al uno justo de haberse fundado la de Lima, en elameno valle del gran Cima, Reguo poderoso de la gentilidad pagana; pero ya sugeto alos Emperadores Incas, quando aquellos arribaron a esta América meridional"[27] .

Todos esos grupos, en teoría incorporados al Tawantinsuyu, aparecerán generalmentecomo la nación índica sin más, como si el nexo de unión fuera no sólo el origen étnico

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cuya diferenciación había pasado desapercibida a los españoles, sino también supertenencia a una unidad política. En una descripción de las acequias de Lucanas yConde Suyos incluida en un artículo sobre los Monumentos del antiguo Perú, seelogiaba "la utilísima costumbre (la misma que observan los Indios de estos tiempos)de unirse hermanablemente para los trabajos rurales de sementeras y mieses, son unaspruebas incontestables de la pericia de esta Nación en la hydraulica y agricultura"[28] .Mientras que en ese ejemplo se unificaba a todos los indígenas, como grupo diferenteal de los españoles, los mestizos y otras castas, en los artículos en los que se ibadescribiendo la colonización de la zona selvática por los misioneros franciscanos sedividía a los pueblos indígenas en diferentes naciones: "Entre las varias Nacioneserrantes que encontraron en aquellos montes, fueron las más notables por su númerolas de los Cholones y Hibitos[29] ... La reducción de Manoa, aunque corta, era muyinteresante por servir de escala a las demás naciones, que viven esparcidas por laspampas del Sacramento, y confines del Ucayali"[30] .

En un siglo que en Europa se había caracterizado por el fortalecimiento del poderpolítico del príncipe, los ilustrados encontraban dificultades para referirse a gruposindígenas, que no se adscribían a un dominio político claro. El Diccionario de Terrerosseñalaba:

"Nación diversa llaman en California a la que se usa de diverso lenguaje, sin necesitarse otra circunstancia como enotras partes en que se juzga diversa nación la que corresponde a diverso dominio; no obstante, también toman enCalifornias algunas veces el nombre de diversa nación no tanto de la lengua como del paraje en que viven,o de otrasemejante circunstancia"[31] .

Terreros, a su vez, se apoyaba en la Historia de California del P .Burriel, en la que seafirmaba:

"Este nombre, nación en América, generalmente hablando, tiene distinta significaciónque en Europa, aunque en Europa suele tomarse de diferentes maneras. En Europa seda nombre de una nación a los que viven en cierta extensión de terreno o bajo decierto dominio, sean o no de un lenguaje. En la América, por lo regular, no habiendoentre los indios que ahora se conquistan ni distinción o límites de provincias niseparación de dominios, cuales se hallaron en los dos Imperios de México y del Perú, sereputan por una Nación todos los indios que usan un mismo lenguaje, sean pocos omuchos, bien vivan cercanos de otros, bien derramados en distintas rancherías: o quesi se diferencian en el idioma es poco, por ser unas lenguas dialectos de las otras de

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modo que pueden entenderse entre sí mismos. Cuando el lenguaje es entre sí tandiferente que no puedan entenderse unos con otros, entonces se llaman diversas lasnaciones; sin que esto impida que algunas veces tomen el nombre las Naciones notanto de la lengua como del paraje en que viven, o de algunas otras circunstanciastales"[32] .

Junto a este uso de nación que, con matices, remitía sobre todo a una comunidadcultural antes que política, reflejando la diversidad de la población del Virreinato, elMercurio muestra a la vez la consolidación del uso del término nación para designar alconjunto de individuos, unidos por un mismo gobierno que actúan como naciones-

potencia en el panorama internacional:

"... del mismo modo que sería insensata la Nación Agrícola, que creyese aumentar la aplicación al trabajo y lasproducciones de su terreno, ocultando los granos en los troxes, y facilitando para el uso un otro equivalente, con quepudiesen los hombres subsistir y alimentarse, se ha de regular por errada política, juzgar útil a la España y a susposesiones de América, la introducción del Cobre o papeles de crédito"[33] .

Evidentemente, en este artículo del Mercurio, España y sus posesiones de Américaaparecían formando una misma nación. Cuando los redactores del periódicomanifiestan su voluntad de guiarse siempre por el amor nacional, es a esta comunidadformada por el territorio peninsular hispano y sus dominios de Ultramar a la que estántratando como objeto de su devoción. Pero la consolidación de esta idea de nación, enbuena parte resultado del esfuerzo de los Borbones por asentarla, convivió en elMercurio con las antiguas denominaciones austracistas de reinos para designar a lascolonias de ultramar, y no hay que olvidar lo que este planteamiento había significadopara los criollos en cuanto autonomía política:

En lo que pertenece a Noticias Públicas, tendré siempre presente que más nos interesael saber lo que pasa en nuestra Nación, que lo que ocupa al Canadense, al Lapón, o alMusulmano. Las gazetas de nuestra Corte, las Papeletas públicas, y los Boletinesprivados de la misma, serán los materiales, de donde se extractarán los pasages, ycasos, que más puedan interesar nuestra curiosidad, y nuestras mismas ocupaciones.Sobre todo, merecerán un lugar de predilección las noticias de este reyno[34] .

En realidad, todos estos usos del término nación estaban muy alejados de las ideaspolíticas modernas que atribuían soberanía a la nación, entendida como cuerpo

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distinto del príncipe y convertida además en fuente de toda autoridad. Evidentemente,si hubo simpatías para esa causa, no podían expresarse en el Mercurio. Una serie deartículos propagandísticos incluidos en la etapa final del Mercurio se encargaban derecordar cuales eran los límites entre los que se podía mover la reflexión de losilustrados peruanos. Respondiendo al temor extendido en la península después de laejecución de Luis XVI, y en el contexto de la guerra con Francia, varios números delMercurio[35] -cabe suponer que a instancias del gobierno- intentaron provocar elrechazo de la Revolución incluyendo descripciones de la suerte corrida por losmonarcas franceses, como también artículos elaborados por los detractores de laRevolución Francesa. Se transmitía en ellos la imagen de una monarquía, cuyaidentidad era precisamente el catolicismo y en la que toda acción política quedaba enmanos del rey. Quizás el más explícito respecto de las ideas políticas que se trataba deimponer a los lectores fue una carta pastoral del obispo de Tolón. En ella, junto a ladefensa de la sumisión debida a cualquier autoridad, que se asumía de origen divino,se condenaba toda idea sobre la existencia de una soberanía residente en la nación:

"Si Dios destinó al hombre para vivir en sociedad, debió imponerle la ley de estarsumiso a qualquiera autoridad que tuviese fuerza para reprimir las pasionesparticulares, y velar de este modo por la felicidad de todos. Este poder, de qualquiermodo que se modifique, viene de Dios; y el que lo poseee, no debe dar cuenta de él sinoa Dios; pues según dice el Apostol: todo poder establecido, es establecido por Dios.Jamás prevalecerán contra las oráculos de la eterna sabiduría todos lossofismas ydiscursos humanos. No se puede desconocer esta autoridad, sin conmover toda lasociedad, sin dar por el pie a todos sus fundamentos y el rebelarse contra ella, eslevantarse contra el mismo Dios que la estableció ¡Ay Hermanos míos! La infelizexperiencia que tenéis de la independencia que se os ha predicado, de la soberanía quese os ha atribuido y con que se os ha lisonjeado, deberían obrar un retorno saludablesobre vosotros mismos, y postraros a los pies del virtuoso y benéfico Monarca que nosgobierna"[36] .

Pero más allá de estos artículos, en cierta manera impuestos por la autoridad política,el uso más interesante del término nación en el Mercurio corresponde sin duda a unescrito que aparecía en la etapa final del periódico[37] . Su autor, Francisco de Paula dela Mata Linares, hermano del Intendente del Cuzco, Benito de la Mata Linares,proponía crear "un solo e indistinto cuerpo de Nación", acabando con la separación

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"entre los Indios y las demás clases de habitantes"[38] . En opinión del autor, laseparación de intereses que se derivaba de esa división interna estaba impidiendo quelas reformas emprendidas en el Virreinato, como los decretos de libre comercio o laabolición de los repartimientos arrojaran el resultado esperado.

Pablo Fernández Albaladejo, en un estudio sobre el uso del término nación en lapenínsula a lo largo del siglo XVIII[39] , recoge el desarrollo de ideas muy parecidas enlas décadas centrales del siglo. Teodoro Ventura de Argumosa, Mora y Jaraba, AndrésMarcos Burriel o Miguel Antonio de la Gándara abogaron también por una llamada a launidad, responsabilizando del infeliz estado de la nación a la poca unión de losnaturales en el momento de concurrir a un mismo fin. El objetivo de los ilustrados, alque debía supeditarse todo interés particular, consistía en la reforma del Estado, eladelanto de la agricultura, el comercio y la producción manufacturera, etc., programaéste que no difería en nada del que perseguía Mata Linares. También los ilustradospeninsulares proponían para lograrlo la recomposición del cuerpo de nación,eliminando el predominio del interés privado de cada uno[40] .

La Sociedad, en las notas que acompañaban el artículo de Mata Linares y en una cartaque le seguía, rechazaba su propuesta sobre la base de las diferencias que, en opiniónde los redactores del Mercurio, separaban a los indios de los españoles:

"Dexamos establecido en nuestras Notas que tenemos por imposible la unión y comúnsociedad del Indio con el Español, por oponerse a ella una grande diferencia en loscaracteres, y una distancia tan notable en la energía de las almas. Añadiremos aquí encomprobación de esta verdad una observación que puede haber hecho qualquiera quetenga práctica del Reyno; á saber, que en los parages donde por la dulzura del clima sehan ubicado los Españoles, casi han desaparecido los Indios; y es la razón por que nosiendo aquellos tan frugales como estos, necesitan para proporcionarse sus alimentosmayor extensión de terrenos: y así se ve que para formar la hacienda de un español senecesitan muchas Chacarillas de Indios, como ha sucedido en Lima y sus vallesinmediatos, y por esto la gruesa de los Indios esta casi reducida á ocupar las serraníasdel Perú; y si se puede arriesgar en la materia alguna conjetura, es que aquellos irándesapareciendo y confundiéndose con otras castas (sin necesidad de que en esto semezcle la legislación) conforme la libertad de comercio vaya aumentando el numero depobladores que le extraen en sus terrenos"[41] .

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De acuerdo a la respuesta ofrecida por los redactores del Mercurio, en el Virreinatoperuano, la creación de una voluntad nacional habría sido impedida por la existenciade la nación índica, con quienes los criollos peruanos se negaban, por el momento, aformar un sólo cuerpo de nación. Por tanto, la utilización del término nación comosinónimo de grupo étnico que comparte algún elemento cultural fue la que predominóen el Mercurio y reflejaba el peso que tenían las características étnicas de losindividuos en la constitución orgánica del Virreinato y la dificultades que planteaba sutransformación. En última instancia, esta complejidad inherente a las sociedadescoloniales hispánicas aparecía, aun en el ambiguo lenguaje nacionista[42] del sigloXVIII, como el principal impedimento para la construcción de una idea de nación. Lahistoria republicana, hasta nuestros días, confirmaría este hecho.

También en la península, siguiendo el relato de Fernández Albaladejo, el términonación había revelado algunas de sus posibilidades políticas, no siempre favorables alos intereses de la Corona. Las llamadas a la recomposición del cuerpo de nación, quefueron frecuentes en la década de los sesenta, fortalecidas por la evocación de unaheroica España antigua y por las apologías de la nación frente a los ataques de losextranjeros, se habían traducido en críticas hacia la política de la Corona por el espírituextranjerizante que caracterizó a los pactos de familia y a la presencia de ministroscomo Esquilache. Estas críticas, de alguna manera mezcladas con los motines de 1766,estaban revelando la capacidad de actuación autónoma de ese cuerpo de nación[43] .De ahí que el Monarca alentara otro tipo de discursos que abandonando a la nacióncomo sujeto de los mismos, optara por dar protagonismo a la patria. Esta se entendíacomo una comunidad constituida por las ciudades, villas y aldeas de España, cuyoshabitantes estaban unidos ya no por una serie de señas de identidad características deuna nación determinada, sino por ser súbditos de un monarca que los amaba comobuen padre. Lo importante era que el patriotismo, el amor a la patria, actuara como elprincipal factor de cohesión entre todas las provincias, empeñadas en la consecucióndel bien común de la sociedad o de la Monarquía.

Anteriormente, autores como Feijoo, por poner un ejemplo, habían reivindicado parala Península un patriotismo que se situaba por encima de las pasiones nacionales, sinque ese llamamiento implicara la invocación a la libertad o la limitación de lasactuaciones de la Monarquía[44] . Se trataba de la recuperación del amor a la patria,como capacidad de poner el bien común por encima del individual[45]. Era un

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patriotismo, por otra parte, ajeno a la política pues la gestión de todo el bien común

quedaba bajo la administración del Monarca.

En el Virreinato, los temores de un criollismo receloso ante proyectos unificadores entérminos de creación de un solo cuerpo de nación, como el de Mata Linares, unidos a laincorporación de ese lenguaje patriótico, no nacionista, impulsado por el propiogobierno explica que el término nación apenas fuera utilizado para designar al Perú.También sería extraña al Mercurio Peruano su utilización para designar al conjunto delos americanos en tanto grupo diferente al de los españoles.

Una de las pocas veces en las que sí constatamos ese uso por parte de los redactoresdel Mercurio viene dada por la carta de uno de los jesuitas expulsos, Lorenzo Ervás,reproducida en el periódico, en la que invitaba a los peruanos a escribir la historiaantigua del Virreinato. El párrafo en el que se transcriben las palabras del religiosoutiliza de dos maneras diferentes el vocablo nación:

"Aunque desde que fui arrojado del seno de la nación con el depatriotismo legal que laSuperioridad me fulminó, arranque de mi corazón todo afecto parcial a país alguno, yme abandoné a las sabias y ocultas disposiciones de la suprema y admirableprovidencia, mirando todo el mundo como momentánea posada de pasagero; noobstante debo decir a Vm. Que habiendo tratado con inumerablesNaciones que acudena este centro del Catolicismo, entre ellas he distinguido la Americana, como es notorioa muchos Americanos, por el fondo de honradez humana que he descubierto enmuchisimos de ellos"[46] .

En el primer caso, se designaba a la Monarquía hispánica en su conjunto; en elsegundo, la nación recuperaba su carácter de gentilicio para agrupar a los americanoscomo grupo. Conviene tener en cuenta que no era un súbdito peruano de la Monarquíael que así utilizaba el término, sino un jesuita expatriado.

Juan Pablo Viscardo y Guzmán, otro religioso expulso de la Compañía, nacido en estecaso en el Perú, vincularía también a los criollos americanos en su famosa Carta a los

españoles americanos de 1799, una de las primeras llamadas a la Independencia. Desdela posición de los exiliados, toda la América hispana aparecía cada vez con más fuerzacomo una comunidad, y para las autoridades la apelación a la unidad de los americanospodía resultar sospechosa.

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Incluso en el momento de la crisis gaditana, la concepción de la patria en El satélite

peruano, un periódico de la época, como "la vasta extensión de ambas Américas", juntoa la afirmación de que todos cuantos habitaban el Nuevo Mundo eran hermanos,miembros de la misma familia y unidos por unos mismos intereses, provocó que elnúmero en el que estas afirmaciones aparecían fuera censurado por la Corona[47] , notanto por la utilización del término patria cuanto por la apelación que con él se hacia ala existencia de una comunidad diferente de la que reunía en Europa a los españolespeninsulares, y que considerara que la atención a sus intereses particulares, ahora sí,requería la emancipación de la nación española.

En la respuesta que ofrecían los miembros del Mercurio a la propuesta de Ervás yPanduro, los redactores agradecían los elogios a la nación americana, intercambiandoel término de nación por el de patria y refiriéndose exclusivamente al territorioperuano[48] .

El debate sobre la necesidad de profundizar en el pasado peruano, al que desde otropunto de vista ya nos hemos referido, continuaba en otro artículo en el quenuevamente la historia que debía elaborarse no era la de la nación, sino la de la patria:"Chile dio en su aplaudido Molina, un historiador exacto de sus sucesos políticos, yproducciones naturales. Pero que otro Peruano se encargó de la gloria de suPatria"[49] .

A nuestro parecer, la causa era la menor conflictividad que encerraba este término,liberado de connotaciones políticas, merced a la interpretación que la Ilustraciónespañola hacía del mismo: En el Mercurio, el Virrey aparecía como verdadero padre de

la patria[50] , la sociedad minerológica de Arequipa quedaba definida como un cuerpopatriótico[51] , los Mercuriales apelaban a los peruanos para realizar la historia de suPatria[52] y, como veíamos antes, el periódico de Bogotá aparecía, a los ojos de losredactores del Mercurio, dotado de "la verdadera generosidad del hombre que consisteen trabajar a favor del género humano por amor al patriotismo"[53] . En definitiva, nopodía resultar muy peligroso el término de patria y sus derivados cuando losredactores del periódico de Santa Fé, tal y como recogía el Mercurio, se apresuraban aseñalar: "Nosotros no pretendemos atribuirnos el título de Filósofos, si no es en lo querespecta al amor de la patria"[54] .

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Criollismo limeño y mantenimiento del orden social

Retornando al artículo de Mata Linares acerca de la necesidad de constituir un solocuerpo de nación, lo que resultaba peligroso era su citada propuesta de abolir lasdiferencias legales que separaban a indios y españoles: "(...) si conviene que subsista laseparación que hoy reyna entre los Indios y las demás clases de habitantes de laAmérica, o si sería más útil a unos y otros, formar un solo e indistinto cuerpo deNación"[55] . Recordemos que para que las reformas obtuvieran los resultadosesperados, Mata Linares se mostraba partidario de abolir el régimen de privilegiosparticular que cada grupo, según su estatus, disfrutaba en el Virreinato. A nuestroparecer tanto las sugerencias del autor como la respuesta de la Sociedad demuestranque el proyecto de Mata Linares, que como el mismo señalaba afectaba a laconstitución del virreinato [56] , lo que representaba una excepción dentro de unperiódico preocupado sobre todo por el mantenimiento del orden de su sociedad:

"El tributo que pagan los Indios, y no las demás clases, la exencion de otros derechosque ellos gozan privativamente así en comercios como en pleitos, y las muchasdiferencias de su gobierno privativo, son otras tantas líneas de división que forman dosrepúblicas en cierto modo distintas en un mismo Estado: lo qual en Política viene a serun desorden, y a la Sociedad atrae no pocos inconvenientes"[57] .

La oposición de la Sociedad a esta medida, manifestada tanto en las notas queacompañaban el artículo como en una carta que le seguía, se basaba en la convenienciaque encontraban los editores del Mercurio en el mantenimiento de leyes particularespara cada grupo de acuerdo a las diferencias establecidas por la propia naturaleza yque, en el caso del indio, buscaban su protección:

"La política puede y debe ayudar a la naturaleza, pero no contrariarla en sus designios.Si ella hizo al Indio de corta capacidad y fuerzas, si el gobierno de los Incas en que semantuvieron por 500 años no les inspiro ambición ni deseo de propiedad, ¿comopodrán hacer una república con el Español de genio, fuerzas, ideas y especulacionessuperiores, sin que se subvierta el orden de la equidad y vengamos a caer en losmismos desordenes de los tiempos inmediatos a la Conquista que tiraron a remediar yaun no lo han podido del todo conseguir las Leyes?"[58] .

En definitiva, para que se pasara de una sociedad de estatus a otra de individuos y, en

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palabras de José María Portillo, de una sociedad donde imperaba la tutela jurídica aotra de individuos dotados de derechos, quedaba aun mucho camino por recorrer.

Frente al planteamiento de Mata Linares, la Sociedad Académica de Amantes del País de

Lima rechazaba la idea de que fuera necesario modificar la legislación, alterando laconstitución interna del Virreinato para terminar con las diferencias entre las diversascastas; antes al contrario, subrayaba sus ventajas:

"La Sociedad está muy distante de tener por erradas las ideas del Autor de esta carta,antes bien confiesa su ilustración, y aplaude el zelo que anima su pluma: lo que dice es,que así como los cuerpos físicos tienen ciertos vicios análogos a su construcción, y elque quisiera curarlos todos acaso destruiría la máquina en que están, sucede lo mismoa los vicios políticos que necesariamente debe tener toda constitución"[59] .

"No negamos al autor de esta carta la verdad que establece, pero si la conseqüencia que deduce; por que así como dela oposición recíproca de los elementos resulta la armonía del universo, así también la rivalidad de las castas,poniéndose siempre la legislación como lo ha hecho de parte de lo mas débil que es el Indio, resulta el mutuoconcurso de todas y cada una en la parte que puede a la felicidad del Estado, y el logro de algunos objetos ventajososde secreto resorte en el Alto Gobierno"[60] .

En un artículo aparecido en la primera etapa del Mercurio, al que casi cabría calificarde apología del statu quo, se había condenado todo proyecto de reforma que más alládel ámbito de la economía o de la moral, en el que habitualmente terciaba el periódico,pretendiera alterar el orden político y social. Junto a la reiteración del origen divinodel citado orden se insistía en la armonía que guardaba con el mismo el sistemapolítico de la Monarquía Católica. Aquí, de nuevo, se coincidía con planteamientossimilares a los que en el contexto peninsular, posterior a la muerte del Rey francés,habían subrayado la confluencia identitaria entre catolicismo y Monarquía[61] . Eneste caso, los criollos peruanos igualaban la perfección del orden monárquico,supuesto político irrenunciable, con la constitución interna de las sociedad, tal y comolas había establecido el Creador:

"En vano el humano entendimiento se esfuerza en formar proyectos de igualdad y dereforma; en vano el Platonismo antiguo y moderno atribuye a la ambición, la avaricia ylas usurpaciones de los Conquistadores, la desigualdad que se observa entre lagrandeza y el Pueblo, el poderoso y el necesitado; en vano los secuaces de Leibniz, y losdesgraciados Optimistas Woolston, Voltaire, Espinoza y todos los fatalistas se empeñanen contradecir sobre este punto a los discípulos de Platón por otro error igualmente

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pernicioso. Es cierto que según la primera ley de la naturaleza todos los bienesdeberían ser comunes... esta comunidad de bienes, tan conforme según este punto devista a la recta razón, no podía por la corrupción del corazón humano subsistir largotiempo en perfecto equilibrio... No seria otro el resultado de esa quimérica reforma, ómás bien de esos delirios de la fantasía que viciada por el orgullo del corazón y por elespíritu de independencia, pretende temeraria descubrir error, y saber mejorar lasmaravillosas obras de la sabiduría y del poder del Criador al mismo tiempo quedesconoce ciega la perfección admirable que reyna en el Universo, la correspondenciaarmoniosa de sus partes que lo embellece, y los poderosos resortes que lo animan, losostienen y lo mueven...".

"Otra escuela más segura, más conforme a la experiencia y más proporcionada anuestras necesidades dirige nuestros juicios, y gobierna nuestras operaciones. Lasluces puras de la razón despreocupada, y mucho más las de la Religión santa queprofesamos, nos enseñan que el brazo criador que saco de la nada a todos los seres, loscoloco en el orden mas justo y proporcionado a las diferentes funciones a que losdestinaba. En el Empíreo los espíritus celestes forman diversas gerarquias, superioreslas unas a las otras, conforme a sus mas, o menos sublimes destinos: en el Firmamento,una estrella difiere en claridad y brillo de otra, á proporción del empleo a que sededico su virtud: en la Iglesia no todos son Apóstoles, todo Profetas, todosEvangelistas; en el mundo unos son Monarcas, otros vasallos; unos nobles, otrosplebeyos; aquellos ricos, estos pobres. Tal es el orden que la Providencia haestablecido sobre la tierra, sin confundir las condiciones de los hombres, ni igualar lasclases que forman la jerarquía del estado.. La misma mano Omnipotente que participaa los Reyes su poder, confía a los poderosos sus riquezas; y como los Monarcas no sonelevados sobre el trono, sino para el bien de los Pueblos; los ricos no son dotados detesoros sino para el socorro de los miserables. Corrompería la abundancia el corazóndel grande, si la liberalidad christiana no le reglase el uso: la desdicha oprimiría alpobre, si el socorro no le proveyese el alivio; las riquezas harían olvidar los deberes sila caridad no les depurase de sus vicios"[62] .

El remedio que encontraron los ilustrados peruanos para paliar los efectos que lasdesigualdades naturales tenían sobre los más necesitados fue la práctica de la caridad;aunque ésta fuera reivindicada desde los nuevos ideales ilustrados no suponía ningunaalteración para el status quo.

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Algunos colaboradores del Mercurio ya habían expresado su temor ante la penetraciónde pensamientos igualitaristas en el Virreinato. Nos referimos a dos artículos: Carta

escrita a la sociedad sobre el abuso de que los hijos tuteen a sus padres[63] y Amas de

leche. Segunda carta de Filomates sobre la educación[64] . Aunque aparentemente éstossólo se ocupaban del orden doméstico, las ideas que se exponían en ellos atañían alordenamiento general de la sociedad[65] . Los ilustrados veían en sus hogares larepresentación del orden que deseaban para el conjunto de la sociedad y en lasmujeres a las mejores transmisoras de los valores que debían imperar en el citadoorden.

En ambos casos, un padre, supuestamente llamado Filomates, describía lasconsecuencias que en su hogar había tenido la influencia de la madre de su esposa,significativamente llamada Democracia. En el primero de ellos se describían los efectosde la pérdida de las antiguas costumbres, siempre a causa de la nociva influenciaejercida por Democracia. La adopción de la fórmula del tuteo en casa de Filomatesalteraba las relaciones de subordinación que los miembros de la casa debían al padrede familia.

En el segundo de ellos, se criticaba la posición de privilegio alcanzada por los criadosnegros en la casa. El trato entre criadas y señoras se habría vuelto más igualitario,surgiendo una familiaridad y una complicidad que para Filomates resultabanimpropias: "María es la que manda en la casa, todos los criados la obedecen y acatanmás que a mi muger: hace lo que le da la gana"[66] .

Aquí también eran las mujeres, y en especial la suegra Democracia, las responsablesúltimas de este desorden, de ese mundo al revés en el que se había transformado elhogar de Filomates. El artículo reflejaba, en nuestra opinión, el temor de los criollosperuanos, y especialmente de los limeños, ante una posible insubordinación de lascastas con las que convivían, y a las que mantenían en una posición de subordinación.Por otra parte, si las nuevas ideas y costumbres provocaban la pérdida de autoridaddel pater familias y éste, según el pensamiento político de la época, representaba en lacasa lo que el Monarca en el reino, estos artículos no dejaban de constituir un aviso delos peligros políticos inherentes a la idea de igualdad, tanto en el orden público comoen el privado.

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Como conclusión, podemos señalar que los límites al desarrollo de supuestos políticosque podríamos calificar de ilustrados habrían venido impuestos no sólo por lavoluntad de las autoridades peninsulares de evitar cualquier debate o actuaciónpolítica en el Virreinato, consagrando un tipo de moral civil para el católico ilustrado almargen del ágora política; también el interés de los criollos peruanos por mantenersus privilegios limitaba el análisis propio de las luces. Más allá de los límites impuestosen los territorios hispánicos a la reflexión sobre la relación entre el príncipe y sussúbditos, o, en palabras de José María Portillo, a la posibilidad de que la políticapudiera ser pensada de forma autónoma, sin más límite que la razón, el criollismoperuano, representado en el Mercurio, rechazó aquellas ideas que implicaban uncambio en la organización interna de su sociedad. En términos políticos, manifestaronmás interés por el orden que por la representación política.

Esta última afirmación, relacionada sobre todo con las ideas políticas de los criollosperuanos, no implicó necesariamente la aceptación sumisa de cualquier decisión queproviniera de la península, sino la resistencia de una parte importante de los criolloslimeños a cuestionar los fundamentos políticos de la Monarquía, los mismos en los quese apoyaba el orden colonial, un orden que de momento respetaba sus privilegios.

Empero, el artículo de Mata Linares, y quizá también la voluntad de la Redacción delMercurio de insertarlo en el periódico, revela que la búsqueda de la felicidad para suscompatriotas o la atención al bien público, que el patriota se asignaba como primera desus obligaciones, podía derivar peligrosamente hacia la reflexión sobre el sistema degobierno. De hecho, algunas de las afirmaciones de Mata Linares recuerdan las críticasplanteadas en la península por el periódico El Censor (1781-1787) al hecho de que enEspaña el orden social estuviera determinado por una configuración histórica deestatus plurales y no en función de una virtud social actualmente probada; del mismotenor crítico eran las afirmaciones vertidas en sus artículos acerca de la falta delibertad en la transmisión de la propiedad, la existencia de mayorazgos yvinculaciones, que se traducían en un estancamiento de la riqueza, en su falta decirculación, y en la consiguiente ausencia de un comercio útil, todo lo cual explicaba eldeplorable estado en el que languidecía la mayoría de la nación[67] . También MataLinares se mostraba partidario de la abolición del status particular que ocupaba lapoblación indígena, o, lo que es lo mismo, de los privilegios de los españoles, en los queveía una de las causas de que las reformas no estuvieran dando los resultados

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esperados. Tanto los artículos de El Censor como las advertencias de Mata Linaresponían en tela de juicio, en esta búsqueda de la felicidad, la propia constitución internade la Monarquía.

La discusión sobre las formas de gobierno mejor orientadas hacia la felicidad y elbienestar, a la que se podían ver abocados los criollos peruanos imbuidos del mismocelo patriótico que los redactores de El Censor, no conducía de suyo hacia laIndependencia, al igual que en la península los planteamientos de la prensa más críticano conducían de suyo a la revolución, pero sí planteaban la necesidad de introduciralgunos cambios en las relaciones políticas del príncipe y sus súbditos. Así sucediócuando la crisis gaditana permitió una expresión más libre de las ideas políticas en laprensa peruana de aquellos años. De ahí a la recuperación del binomio patria-libertad,que ideológicamente posibilitaría la justificación política de la Independencia, existíadesde luego una distancia bastante más pequeña. Como ha recordado recientementeCristóbal Aljovín[68] , la Independencia en el Perú se justificará bajo la idea de que lasleyes españolas no aseguraban ya la libertad, llamando a los verdaderos patriotas a lalucha contra el despotismo. Este cambio de planteamiento no se haría sin vacilaciones,habda cuenta de que la Independencia comportaba la traslación de la soberanía a unsujeto nacional, esto es, a un sujeto del que en su momento vimos los temores quesuscitaban su mera definición.

[1] Chabod, Federico, La idea de nación, Fondo de Cultura Económica, México, 1987, p.31.

[2] Jose Agustín de la Puente Cándamo afirmaría, por ejemplo, que a lo largo del sigloXVIII se había venido gestando, en buena parte gracias a la labor de los ilustradosperuanos, un proceso de afirmación espiritual que desembocó en la nacionalidadperuana. "La nacionalidad, -señalará de la Puente- resultado de una singular obra decreación, constituye el verdadero impulso de la guerra; el Estado que surge aconsecuencia de la lucha tiene su legitimidad en la preexistencia de la Nación"(Reflexiones sobre la emancipación del Perú, GLEBA, Revista Universitaria de Cultura,Año II, nº 2, Lima, Octubre de 1950, p. 26.

[3] Lavallé, B., Recherches sur ´apparition de la conscience créole dans la viceroyautedu Pérou. L´antagonisme hispano-créole dans les ordres religieux ( XVI-XVII siècles),

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Université de Lille III, Lille, 1982 y del mismo autor, Las promesas ambiguas. Ensayosobre el criollismo colonial en los Andes, Pontificia Universidad Católica del Perú.Instituto Riva-Agüero, Lima, 1993.

[4] Pedro de Peralta y Barnuevo, Lima fundada o Conquista del Perú (1732), Lima,1863 (Existe un ejemplar de esta edición en la Biblioteca Nacional de Madrid).

[5] Brading, D., Orbe indiano. De la monarquía católica a la república criolla, 1492-1867, Fondo de Cultura Económica, México, 1991, p. 370.

[6] Maticorena Estrada, M., Sobre el concepto de cuerpo de nación en el siglo XVIII,Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1974, p. 73.

[7] Portillo, Jose María, Política (en Vincenzo Ferrone y Daniel Roche, eds., Diccionariohistórico de la Ilustración, Alianza Editorial, Madrid, 1998, pp. 112).

[8] Portillo, J.M., Revolución de nación. Orígenes de la cultura constitucional en España,1780-1812, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2000, p. 31.

[9] Seguimos aquí el planteamiento de Jose María Portillo, op.cit., pp. 33-57.

[10] Progresos del papel periódico que se publique en Santa Fe de Bogotá, MercurioPeruano, T.III, Nº87, 3 de Noviembre de 1791, pp. 166 .

[11] Ibidem.

[12] "Análisis de la humanidad contrahida a la caridad christiana; y exemplos prácticosde su exercio", Mercurio Peruano, 6 de Enero de 1791, T.I, Nº2, pp. 14,

[13] Ibidem.

[14] "Discurso pronunciado por el ilustrísimo señor doctor Don Joseph Pérez Calama,Obispo de Quito, como Director de la nueva Sociedad Económica, en la primera JuntaPreliminar celebrada el 30 de noviembre de 1791", pp. 69-70.

[15] "Noticia histórica de los concilios provinciales de Lima", Mercurio Peruano, 6 defebrero de 1791, T.I, Nº11, pp. 100-105.

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[16] "Discurso inagural pronunciado el 21 de abril de 1783, por un Socio de laAsamblea literaria que comenzaron a formalizar algunos jovenes estudiosos baxo elnombre de Academia de la Juventud Limana", Mercurio Peruano, 26 de julio de 1792,T.V, Nº163, pp. 205.

[17] "Progresos del papel periódico que se publique en Santa Fe de Bogotá", MercurioPeruano, 3 de Noviembre de 1791, T.III, Nº87, pp. 166.

[18] "Descripción corográfica de la provincia de Chachapoyas", Mercurio Peruano, 2 deAgosto de 1792, T.V, Nº165, p.215, nota n1 .

[19] Portillo, J.M., Op.cit., pp. 78 y 79.

[20] Portillo Valdés, J.M., "Política", Diccionario histórico de la Ilustración, AlianzaEditorial, Madrid, 1998, p. 116.

[21] Viroli, M., "Patriotismo y nacionalismo entre el final del siglo XVIII y los inicios delsiglo XIX", Constitución en España: orígenes y destinos, Iñurritegui, J.M. y Portillo, J.M.(Eds.), Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1998, p. 53.

[22] "Descripción Geográfica de la Ciudad y Partido de Truxillo", Mercurio Peruano, 19de Mayo de 1793, T.VIII, Nº 248, p. 46.

[23] Ibid., p. 47.

[24] Ibid., p. 50.

[25] "Idea de las congregaciones publicas de los negros bozales", Mercurio Peruano, 16de Junio de 1791, T.II, Nº48, p. 115.

[26] Ibid., p. 116.

[27] "Descripción geográfica de la ciudad y partido de Truxillo", Mercurio Peruano, 16de Mayo de 1793, T.VIII, Nº247, p.37.

[28] Idea general de los monumentos del antiguo Perú, e introducción a su estudio,Mercurio Peruano,17 de marzo de 1791, T.I, pp. 206.

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[29] Historia de las misiones de Caxamarquilla, Origen y perdida de las de Manoa,Mercurio Peruano,30 de Junio de 1791, T. II nº51, pp. 139

[30] Ibid. p. 142.

[31] Citado por Pedro Alvarez de Miranda, Palabras e ideas: el léxico de la Ilustracióntemprana en España, Anejos del Boletín de la Real Academia Española, Madrid, 1992, p.219, nota 20.

[32] Ibidem.

[33] Disertación histórica y política sobre el comercio del Perú, Mercurio Peruano, 7 deAbril de 1791, T.I, Nº 28, p. 254.

[34] Prospecto del papel periódico intitulado Mercurio Peruano, Mercurio Peruano,1791, T. I, fol.b.

[35] Copia de una carta de la reyna de Francia a la Asamblea Nacional, escrita en elcastillo de Temple de París con fecha de 23 de marzo de 93, Mercurio Peruano, 31 deOctubre de 1793, T.IX, Nº295, pp. 139-141. "Poesía sobre el actual lamentable estadode la Francia", Mercurio peruano, 4 de Mayo de 1794, Nº348, pp. 9-11, Carta pastoralque con motivo de la sacrílega muerte dada a Luis XVI, Rey de Francia, escribiómonseñor el obispo de la Rochela al clero y fieles de su Diócesis, desde Guadalajara deEspaña, Mercurio peruano, 15 de junio de 1794, T.XI, Nº 360, pp. 107-114, 19 de Juniode 1794, Nº361, pp. 115-122, 22 de junio de 1794, Nº 362, pp. 123-130, 26 de Junio de1794, Nº 363, pp. 131-138, 29 de Junio de 1794, Nº 364, pp. 139-142.

[36] Versión de una carta pastoral del señor obispo de Tolón, con una Nota precedentea su publicación, Mercurio Peruano, 26 de Enero de 1794, T.X, Nº320, pp. 63.

[37] Carta remitida a la sociedad, que publica con algunas notas, Mercurio Peruano, 20de abril de 1794, T.X, Nº 345, pp. 255-262, 24 de Abril de 1794, Nº 345, pp. 263-267 y27 de Abril de 1794, Nº 346, pp. 271-274.

[38] Ibid., Nº 344, p. 257.

[39] Férnandez Albaladejo, P., Dinastía y comunidad política: el momento de la patria,

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(en Los borbones. Dinastía y memoria de Nación en la España del siglo XVIII,Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 2001, pp. 485-532).

[40] Ibid., pp. 515-519.

[41] Carta remitida a la Sociedad..., cit., Mercurio Peruano, 20 de Abril de 1794, T.X, Nº344, p. 262, nota nº 16.

[42] En el sentido que lo emplea Fernández Albaladejo en el citado artículo, recogiendopalabras de Benito Feijoo.

[43] Fernández Albaladejo, P., pp. 521-524.

[44] Benito Feijoo, Amor dela patria y pasión nacional, Compañía Ibero-Americana dePublicaciones, Tratados escogidos, pp. 167-194.

[45] Ibidem.

[46] "Carta escrita a la Sociedad por un distinguido americano residente en la corte deMadrid", Mercurio Peruano, 15 de julio de 1792, T.V, Nº 160, p. 174.

[47] Martínez Riaza, A., Conciencia nacional e ideología política en la sociedad peruana,1811-1824. La prensa doctrinal en la Independencia, Instituto de Cooperaciónespañola, Madrid, 1985.

[48] Nota de la Sociedad, Mercurio Peruano, T. V, Nº 160, p. 177.

[49] Discurso sobre la utilidad e importancia de la lengua quichua, Mercurio Peruano,T. IX, Nº 301, p. 188.

[50] Ibid., nº. 140, p. 13.

[51] Noticia de una sociedad mineralógica nuevamente establecida en la ciudad deArequipa, Mercurio Peruano, 16 de Agosto de 1792, T. V, nº. 169, p. 252.

[52] Discurso sobre la utilidad e importancia de la lengua general del Perú, MercurioPeruano, 21de Noviembre de 1793, T. IX, nº. 301, p. 188.

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[53] Progresos del papel periódico que se publique en Santa Fe de Bogotá, MercurioPeruano, 3 de Noviembre de 1791, T. III, nº. 87, p. 166. Junto a este uso en el que, anuestro parecer, el término Patria está designando al Perú, encontraremos tambiénotros en los que con el mismo término se seguía designando simplemente el lugar denacimiento o de residencia, como en los ejemplos siguientes: "Ignorase su patria,aunque hay presuntas para creer fuese sevillano"; cf. Descripción histórica ycorográfica de la provincia de Chichas y tarija, Mercurio Peruano, 8 de mayo de 1791,T. II, nº 37, p. 20. "Muchos indios pasan a las provincias de la Costa, de donde conducenvino, aguardiente, axi, algodón. Otros van a trabajar espontáneamente a los mineralesde Condoroma, Arequipa, Condesuyos y Caylloma: mas los que por Real ordenanza vana Potosí y a sus Ingenios, salen de su patria con bastante desconsuelo; pues sabenfixamente que los mas contraen en aquellos lugares el accidente de asma o choco, deque mueren a pocos meses", Mercurio Peruano, 10 de Mayo de 1792, nº 141, pp. 21 y22.

[54] Progresos del papel periódico que se publique en Santa Fe de Bogotá, anunciadoen el Mercurio Peruano, Mercurio Peruano, 3 de Noviembre de 1791, T. III, nº 87 p.165.

[55] Carta remitida a la Sociedad que publica con algunas notas, Mercurio Peruano, 20de Abril de 1794, T. X, nº 344, pp. 258 y 259.

[56] Ibid., p. 261.

[57] Ibid., pp. 259-269.

[58] Ibid., p. 260, nota nº 3.

[59] Ibid., 24 de Abril de 1794, nº 345, p. 264, nota nº 7.

[60] Ibid., p. 261, nota nº 5.

[61] Portillo Valdés, J.M., Revolución de nación..., pp. 83-121.

[62] Disertación histórica-ética sobre el Real Hospicio general de Pobres de estaciudad, y la necesidad de sus socorros, Mercurio Peruano, 23 de Febrero de 1792, T. IV,nº 119, pp. 124-125.

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[63] Carta escrita a la Sociedad sobre el abuso de que los hijos tuteen a los hijos,Mercurio Peruano, 16 de Enero de 1791, T. I, nº 5, pp. 36-38.

[64] Amas de leche. Segunda carta de Filomates sobre la educación, Mercurio Peruano,27 de Enero de 1791, T. I, nº 8, pp. 59-62.

[65] Mó Romero, E. y Rodríguez García, M.E., Mujeres y patriotas en el Perú de finalesdel siglo XVIII (en Género y ciudadanía. Revisiones desde el ámbito privado, Ortega, M,Sánchez, C. Y Valiente, C. Eds., Instituto de Estudios Universitarios de la UniversidadAutónoma de Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, Madrid,1999).

[66] Amas de leche..., cit., p. 60.

[67] Portillo Valdés, J.M., Revolución de nación..., pp. 33-57.

[68] Aljovín de Losada, C., La constitución de 1823 (en O´Phelan, S., ed., Laindependencia del Perú. De los Borbones a Bolivar, Pontificia Universidad Católica delPerú. Instituto Riva-Agüero, Lima, 2001, pp. 351-378).