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Él Está Esperando Por Ti: La historia de María Magdalena Por: Jim Pappas © 1993 Traducido por: Elga Domínguez

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Page 1: Él Está Esperando Por Ti fileElga Domínguez. Narrador: Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada

Él Está Esperando

Por Ti:La historia de María Magdalena

Por:Jim Pappas

© 1993Traducido por:

Elga Domínguez

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Narrador: Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada. Este empadronamiento primero fue hecho siendo Cirenio gobernador de la Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno á su ciudad. Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, á Judea, á la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de parir. Y parió á su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Y había pastores en la misma tierra, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado. Y he aquí el ángel del Señor vino sob! re ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Y esto os será por señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, echado en un pesebre. Y repentinamente fue con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan á Dios, y decían: Gloria en las alturas á Dios, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.

Mientras estas cosas sucedían en los valles de Belén, contemplemos a un muchacho de la aldea de Betania, que se despierta por la brillantez del cielo.Comience la escena con un escenario oscuro. A través de una luz muy tenue, vemos a un pequeño niño durmiendo al lado izquierdo del escenario. La música va aumentando hasta ser de una calidad celestial simultáneamente con una luz brillante que alumbra al lado derecho off stage (fuera de escena). La luz despierta al niñito, quien siente un temor reverencial y a la misma vez miedo al ver esa luz sobrenatural. Se siente irresistiblemente atraído hacia la ventana, donde observa por un momento y luego sale de prisa a despertar a su hermanita. Lázaro: ¡Wow! ¡Tengo que despertar a María! (Efectos de sonido (SFX) de pasos. La sacude con urgencia para despertarla.)María: ¿Huh?Lázaro: ¡Despierta! (Halándola fuera de la cama.) ¡Ven para que veas!María: ¡Ver qué? ¿Qué cosa es, Lázaro?Lázaro: ¡Sólo ven a ver!María: (Soñolienta) Está bien. (Bosteza) Déjame ponerme las sandalias. (Se detiene a ponerse las sandalias)Lázaro: ¡No! ¡No hay tiempo para sandalias! Avanza antes de que se vaya.María: Ya voy. (Arrastrando los pies con las sandalias a medio poner) ¿Antes de que se vaya qué cosa?Lázaro: ¡Mira!María: (Boquiabierta de asombro por  lo que está viendo) ¿Qué es?Lázaro: No lo sé. Era tan brillante que me despertó.María: Nunca había visto nada tan brillante. Me pregunto qué será.Lázaro: ¡Escucha! (Pausa) ¿Escuchas eso?María: Sí. Es un cántico.

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Lázaro: ¿Un cántico?María: Sí. Gente cantando. Es la música más hermosa que he escuchado.Lázaro: ¿Será de Belén?María: Yo creo que sí. Debe venir junto con esa luz.Lázaro: ¡Vamos a despertar a Marta, y a Papá y a Mamá!María: Está bien. Espera. (La luz y la música distante se desvanecen) Oh, no, demasiado tarde.Lázaro:  ¡Oh, no! La luz se está apagando.María: Pero no por completo. ¡Mira!Lázaro: ¡Se convirtió en una estrella! ¡La estrella más brillante en el cielo!María: ¿Crees que Papá y Mamá nos creerán si les contamos?Lázaro: Quizás si les mostramos la estrella.María: Sí. ¡Vamos a mostrarles la estrella!Lázaro: ¿Le diremos acerca del cántico que escuchamos?María: No sé. Es posible que no nos crean.Lázaro: Entonces será nuestro secreto. Sólo tú y yo lo sabremos.María: Está bien. Será nuestro secreto. Ven. ¡Quiero contarle a Marta!Lázaro: Y yo voy a contarle a Papá y a Mamá. ACTO IEscena IEn la casa de SimónNarrador: Han pasado muchos años y nos encontramos en la casa de Simón el Fariseo. Su esposa, Raquel, ha sido diagnosticada con una enfermedad terminal y se ha ido de Betania a visitar climas más templados para tratamiento y reposo. Una joven mujer llamada María ha sido empleada para ayudar en los quehaceres de la casa.María: (Voz en OFF (V.O.)) (SFX de una escoba) Pobre Rabí Simón. Ha estado tan triste desde que se fue su esposa. Quizás estas flores en su escritorio le traigan un poquito de alegría. (SFX de florero en el escritorio y luego de los pasos de Simón) Oh, ahí viene. Debo seguir trabajando.María coloca un florero con flores en el escritorio de Simón. Lo escucha que viene y de inmediato se pone a tararear una canción mientras limpia o remienda alguna cosa. Entra Simón quien no se fija en ella. María sigue trabajando pero observa de reojo para ver su reacción por las flores. Él se ve como ausente y se sienta en su escritorio. Cuando va a coger su libro o su pluma se da cuenta de las flores.Simón: ¡Eh! ¿Qué es esto? ¿Flores? (Se nota visiblemente conmovido. Toca los pétalos con ternura, los huele con una inhalación lenta como si tratara de extender el placer. Se reclina y mira las flores por unos momentos (V.O.) Me pregunto cómo, o quien  y luego mira a donde está María). ¿Fuiste tú?María: Sí. Pensé que le levantarían el ánimo. Mi hermana Marta las llama "florecillas del Edén.Simón: Gracias. (Tiernamente) Mi esposa siempre pone flores en mi escritorio.María: ¿Hay noticias de ella?Simón: Ella no está bien. Quizás esté peor por el viaje. Me temo que (Esconde su cabeza en sus manos)María: (Con empatía) Lo siento. Si hay algo que yo pueda hacer

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Simón: (Retomando el control) No. No.María: No esté triste, Rabí Simón. Ella va a estar bien.Simón: (Recuperándose un poco) Gracias por decir eso, Srta. María. Pero muy en lo profundo de mi corazón no estoy seguro de creer eso.María: ¡Oh, pero tiene que creer! Si cree, ya tiene la mitad de la batalla ganada.Simón: Gracias. Trataré.María: Dios está trabajando en eso. Ya verá que todo estará bien.Simón: Se nota que amas a Dios, María. ¿No es así?María: ¡Oh, sí! Por eso es que estaba tan ansiosa de venir a trabajar para usted.Simón: ¿Oh?María: Sí. He pensado que después de que el trabajo esté hecho, quizás tu podrías enseñarme más acerca de Él.Simón: Dios te bendiga, hija. Estaré feliz de hacerlo. (Su estado de ánimo cambia) Creo que me ayudará a olvidar.María: ¿Olvidar? ¿Olvidar qué?Simón: Olvidar que mi esposa está muriendo en una tierra lejana. Olvidar que estoy solo, miserable, deprimido.María: ¿Usted?Simón: ¿Te sorprende?María: Pero usted es un fariseo. Un hombre de Dios.Simón: ¿Crees que los hombres de Dios no sufren?María: No, yo nunca pensé eso. (Pensativa) Sólo supuse que un fariseo está tan cerca de Dios queSimón: Desearía que así fuese. Pero algunas veces siento que estoy más lejos de Dios que ninguna otra persona.María: ¡Amo Simón!Simón: Es cierto. Pero claro, cuento mis pasos en Sábado y diezmo la menta y el comino, pero de alguna manera, por alguna razón, no es suficiente. Mi alma todavía grita: vacío, vacío, vacío.María: Me gustaría poder ayudarle, Rabí.Satán: Ella es una mujer hermosa, Simón.Simón: Bueno, puedes empezar por llamarme Simón.María: Está bien, Amo Simón.Simón: No. No Amo Simón. Sólo Simón.Dios: (V.O.) No, María.María: YoSimón: ¿Hay algo malo?María: Es que me siento algo rara. Con sus años usted podría ser mi padre.Simón: ¿Soy demasiado viejo para ser tu amigo?María:  No.Simón: Entonces no soy tan viejo como para no ser llamado por mi primer nombre. ¿No es así?María: (Vacila un poco) Tiene razón. Pero sólo si usted me llama María.Simón: Con mucho gusto, María. (Extiende su mano y toca la de ella).

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María: (Ella es demasiado tímida como para permitirle más y en retira su mano. Pero el contacto, aunque ha sido breve, tiene un toque de magia y ella, absorta, pasa su mano por el lugar donde fue tocada.) Yo eehh Yo debo seguir trabajando.Simón: (Mientras habla retira su mano. Él también ha sentido la magia y absorto toca la punta de sus dedos con su otra mano. Habla pensativo, notando que ella se ha comporta ahora más formalmente.)  Sí, claro, podemos charlar en otro momento.(Él regresa de nuevo a sus libros mientras ella continúa con sus tareas. De pronto él levanta su vista y como ella está de espaldas se queda mirando absorto.)Satanás: Ella es una mujer muy hermosa, Simón.Simón: Si. Escena IICielo

Narrador: En ese tiempo llegó un día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante de Dios. Y Satanás también estaba entre ellos. Y el Señor le dijo a Satanás: Dios: ¿De donde vienes?Satanás: De rodear la tierra y de andar por ella.Dios: ¿Has visto a mi hijo, Jesús? ¿Te has dado cuenta de que a pesar de todas las tentaciones que tú mismo les has dado, ha vivido una vida sin pecado?Satanás: ¿Se supone que eso me impresione? ¿Acaso no es Él el Hijo de Dios?Dios: Pero Él vive como un hombre entre los hombres, en carne y hueso, como David su padre. Sólo puede usar los mismos poderes al que cualquier ser humano tiene acceso.Satanás: ¡Bah! Es muy fácil obedecer mientras se lleva una vida de ermitaño en las montañas de Nazaret. Pero cuando se enfrenta al verdadero campo de batalla, ya veremos de qué está hecho.Dios: Lo has tentado en cada punto y en cada vuelta de su vida. Jamás ha existido joven alguno que haya sido tentado como él. ¿No es suficiente eso para ti?Satanás: Realmente no. ¿No ves cómo sus padres guardan las avenidas de su alma como si fueran un castillo?  ¿No oran ellos por él con cada respiración que toman? Con padres como esos, es posible que algunos puedan vivir una vida como si estuviesen bajo la sombra del Omnipotente.Dios: ¿Qué dices?Satanás: Sencillamente, que, aún si el pudiese llevar una vida sin pecado, Él será el único. Tú me echaste del cielo junto con mis ángeles por el "pecado y ahora pretendes ocupar muestros lugares con hombres y mujeres, ¿¿no??Dios: Estás en los correcto.Satanás: Pero ellos también han pecado. ¡¡Son pecadores!!Dios: Yo los transformaré a la imagen de mi Hijo.Satanás: ¿Ah, sí? ¿Cuándo? ¿Cuándo lleguen al cielo y la vida sea fácil? ¿O aquí y ahora en el planeta Tierra donde su confianza es probada?Dios: Aquí y ahora, por supuesto. 2/3 de los ángeles han probado que en el cielo la obediencia es posible.Satanás: Entonces te propongo que me muestres, y a todas estas personas de todo el universo que están reunidas aquí en esta sala, (ejecuta un gesto amplio con su mano

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que incluye a toda la audiencia) que tú puedes hacerlo. Muéstranos al menos una persona que haya caído en un gran pecado, que tenga un cambio radical y pueda vivir una vida de obediencia. Entonces estaremos impresionados. (A la audiencia) ¿¿Verdad que sí?? (Pausa)Audiencia: Sí. Claro que sí, etc.Satanás: Sí, por supuesto que estaremos impresionados. (A Dios) ¿¿Bien??Dios: Está bien. Lo haré. ¿¿Ves aquellos dos envueltos en una conversación trivial?? (Entran Simón y María)Satanás: ¿Simón y María?Dios: Sí. ¿Qué tal Simón y María?Satanás: ¿Cuál de ellos?Dios: Ambos.Satanás: Estás muy seguro de ti mismo, ¿no es cierto?Dios: Estoy seguro de Jesús.Satanás: JummffffDios: ¿Bien? ¿Está bien con ellos?Satanás: ¡¡Claro que sí!! Serán unos especimenes perfectos. Por un lado, él es el perfecto fariseo, obedeciedo cada una de las reglas que los rabíes, y yo, hemos inventado. Aún así mira a esta jovencita con deseo. Y mírala a ella. Fue criada para amar y temer a Dios y aún así se permite a sí misma escuchar las palabras seductoras de este hipócrita mientras ignora los ruegos constantes de tu voz; ella lo ha entronizado como a un ídolo en su corazón; empieza a desear sus demostraciones de afecto y codicia en su corazón el ser su esposa. No hay ni un solo mandamiento que ninguno de los dos no haya violado en principio o en acción.Dios: Eso es cierto. Ellos están ahora bajo tu control, pero Jesús hará que regresen a mí.Satanás: ¿Cómo? Ellos han ignorado tu voz tierna y cariñosa. Sólo leen las Escrituras con la que se sienten cómodos. ¿Qué reservas te quedan?Dios: Jesús les mostrará mi amor por la humanidad de una manera que ellos no han conocido nunca.Satanás: ¡Bah! Yo mismo lo haré tropezar. Pero con lo que respecta a estos dos, no debe haber ningún trato especial. No puedes forzar su voluntad.Dios: Nunca fuerzo la voluntad de nadie.Satanás: Una política que lamentarás toda tu vida.Dios: No. Una política que TÚ lamentarás toda tu vida.Satanás: ¡Bah! Pero volviendo a María y Simón. Ninguna columna de fuego, ni ángeles en visión. Sólo los acontecimientos normales del día, las palabras de las Escrituras y la voz tierna y cariñosa. ¿Hecho?Dios: Hecho.Satanás: Bien. Después de estos meses en que la familiaridad ha ido en aumento, vamos hasta la casa de Simón y escuchemos su estúpido parloteo.Escena IIILa casa de Simón(Las luces aumentan más fuertemente sobre Simón y María mientras están sentados tomando alguna bebida y charlando felizmente.)Simón: Así que dormiste mucho, ah??

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María: (Entornando los ojos y riéndo) Oh, estaba tan avergonzada. Pensaba que iba a morirme.Simón: Bueno, no debemos permitir que eso pasa de nuevo. Pero te diré una cosa, María. No había reído tanto en mucho tiempo.María: Ni yo tampoco. Me haces sentir como como bueno, como la mujer más encantadora de todo Betania.Simón: No, no, no. La mujer más encantadora de todo Israel.María: No, no, no. Recuerda lo que dicen las Escrituras sobre los halagos.Simón: Estos no son halagos, mi querida María. (Poniéndose serio) Tú eres una mujer muy sensible, inteligente y encantadora. La clase de mujer queMaría: (Él hace una pausa. Ella se inclina se echa hacia delante, deseosa de escuchar el resto) ¿¿Sí?? (Se congela la acción)Dios: (V.O.) ¡Este no es tú lugar, María!Simón: Olvídalo. Ya he dicho demasiado.María: Está bien, Simón. Podemos confiar el uno en el otro.Simón: (Hace una pausa la mira afectuosamente) Muy bien entonces. Tomaré mi vida en mis manos y hablaré lo que hay en mi corazón. Tú, mi querida María, eres la clase de mujer que cualquier hombre en Israel estaría dispuesto a dar su fortuna por casarse con ella.María: Cualquiera es una palabra muy grande.Simón: Y lo sostengo. ¡Cualquiera!Dios: (Advirtiendo) ¡María!María: ¿Incluyéndote a ti? (Pausa)Dios: No, Simón.Simón: Incluyéndome a mí, especialmente.María: (Se siente halagada. Baja la cabeza y permanece callada. Mira hacia el frentey se echa hacia adelante con expresión seria.) ¿Simón?Simón: ¿Sí?Dios: No lo digas, María.María: (Ella lo escucha pero lo ignora) Yo yo nunca me había sentido así antes. Todo a nuestro alrededor dice que no hay esperanza para nosotros, pero aquí, (señalando su corazón) se siente como si hubiese toda la esperanza del mundo. Simón, yo (Ella baja su cabeza)(El es profundamente tocado por sus palabras y se inclina un poco hacia delante. Hay una larga pausa.)Simón: ¿Sí?María: Es muy grande para decirlo.Simón: Yo tomé mi vida en mis manos y dejé que mi corazón te hablara. No harás lo mismo por mí.María: (Todavía mirando hacia abajo) Yo ehDios: "No cometerás adulterioSatanás: Esto no es adulterio. Es amor.María: (Reacciona un poco al escuchar la voz pero luego la ignora. Levanta la cabeza.) Creo que estoy enamorada de ti, Simón.Simón: (Hace una pausa antes de reaccionar.) Y yo, mi querida María yo también estoy enamorado de ti. Pero por ahora, nuestro amor no puede ser. Debo enviarte lejos y no

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volver a mirar tu hermosa presencia. Debo olvidar que te conocí. Yo debo olvidar la suavidad de tu toque. Debo pero me temo que no podré Soy como Adán; temeroso de aceptar la fruta y más temeroso aún de perder el amor de mi diosa.María: Tú nunca perderás mi amor.Simón:  Nunca es una palabra muy grande.María: Y lo sostengo. Nunca perderás mi amor.Simón: Ni tú el mío. Pero, debido a las desafortunadas reglas de la sociedad, lo que hacemos va acompañado de un grave peligro.María: Pregúntame si me importa.(Él la mira como si estuviese tratando de leer su mente.)Simón: ¿Te importa?Dios: "No tendrás dioses ajenos delante mí.María: YoSatanás: El te ama, María.(El rostro de María se endurece un poquito como respuesta a la voz. Luego continúa con su rebelión, aún más marcadamente.)María: Yo moriría por ti, Simón de Betania.Simón: ¿¿Lo dices en serio??María: Sí.Simón: Podría suceder eso. A ambos.María: No hay muerte en una simple amistad.Simón: ¿Pero que tal si?María: Shhh. No preguntes eso. Esto es sólo una amistad. Nada más. (Se levanta y se pone su chal. Pero, siempre es sabio ser discretos. No debo quedarme dormida de nuevo.Simón: ¿Ya te vas? ¿Tan pronto?María: Simón, mira la hora. No es tan pronto.Simón: ¿Cuándo volveré a verte?María: Tan pronto como podamos hacerlo discretamente. (Va hacia la puerta, ve la llave cerca de la puerta y la toma. Lo mira con una mirada de pregunta.)María: Simón, como vengo con frecuencia y a horas tan irregulares, ¿podría tener mi propia llave?Simón: Sí, María, por supuesto. Pero sólo si la llevas muy cerca de tu corazón.(Ella cuelga la llave en su cuello y sale haciendo un guiño y con una mirada pícara.)

María: Está bien. Cerca de mi corazón.Escena IVCielo

Satanás: ¡¡Ja!! ¿¿Escuchaste eso?? "Tan pronto como podamos hacerlo discretamente. La pobre tonta piensa que Raquel nunca regresará de su enfermedad. Desea creer que su pecado nunca será conocido y que un día podrá casarse con ese hipócrita y que vivirán felices para siempre.Dios: No hay tal cosa como pecado libre.Satanás: Querrás decir que no hay tal cosa como ser libre del pecado.

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Dios: ¡No! Quise decir lo que dije. No hay pecado libre como María y Simón pronto se darán cuenta. Pero sí hay libertad del pecado, cosa que ellos sabrán cuando conozcan a Jesús.Satanás: ¡¡Ja!! Cuando Jesús salga de Nazaret tendré a estos dos envueltos tan apretadamente que nunca podrán mirarlo.Dios: ¿Oh?Satanás: Claro que sí. Y ahora, mientras pasan las semanas, es que comienza realmente la diversión. María está camino a la casa de Simón con noticias muy excitantes, pero está a punto de aprender que los amantes no saben mucho del amor.

Escena VLa casa de Simón(Luces sobre Simón. Él camina de un lado a otro concentrado inquietamente en una carta que sostiene en sus manos. Se escucha el sonido de una llave en la cerradura y entra María, que suelta el chal. Habla con amor en su voz.)María: Hola, Simón.(Él no se muestra cariñoso. Más bien formal.)Simón: Oh, María. Me alegra que vinieras.María: También yo.Simón: María, yo eh Bueno, las cosas van a ser un poco diferentes para nosotros.María: Um jmmmSimón: Esto afectará nuestro futuro.María: Oh, lo sé.Simón: ¿Cómo lo sabes?María: Podría preguntarte lo mismo a ti.Simón: ¿De que estás hablando?Maria: Sólo digamos que tu segunda esposa, a diferencia de la primera, no será estéril.Simón: (Sospechoso) ¿Y cómo puedes saber eso?María: Por el hecho de que no soy una niña.Satanás: (Habla al oído de Simón.) Eres hombre muerto, Simón de Betania.Simón: (El mundo se le ha caído sobre su cabeza. Se ha quedado sin palabras pone la carta sobre el escritorio. Gruñe.)(Ella no se da cuenta de su estado y continúa hablando con soltura.)María: No te sorprendas, Simón. Oh, yo sé que este no es el mejor momento, pero haremos todo como lo habíamos planificado y nadie se enterará.Simón: (Con intensidad pero en voz baja.) Oh, no.María: Oh, claro que es más incoveniente de esta manera, peroSimón: ¡María!María: ¿Sí?Simón: ¿Estás completamente segura?María: Claro.Simón: ¿Se lo has dicho a alguien?María: ¡Por supuesto que no!Simón: Bien. Bien, bien. Entonces todavía hay esperanza para nosotros.

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María: Por supuesto que hay esperanza. Ciertamente me hubiese gustado que hubiese sido en otro momento para que pudiésemos casarnos aquí y vivir entre nuestros amigos, pero no me importa tanto eso, Simón. Todo lo que me importa es estar contigo.(Concentrado en sus propios pensamientos casi no atiende lo que ella está diciendo.)Simón: ¿Qué hacer? Oh, ¿qué hacer?Satanás: Llévala a la mujer que vive en la colina, Simón.Simón: Hmmm. Hay una mujer que vive en las colinasMaría: ¿La pitonisa egipcia que vive en una cueva?Simón: ¿Has escuchado hablar de ella?María: Todo el mundo sabe de ella. Pero he escuchado que hace hechizos y usa drogas y pociones.Simón: Rumores de peso. Pero no importa. Tienes que ir a verla.Dios: "No consultarás a adivinos, pitonisas ni brujos o te comunicarás con ellos.María: ¿Por qué ella?Simón: ¿Por qué ella? Ella es la única por estos lugares que puede terminar con ese embarazo.María: ¿Terminarlo? ¿Quién habló de terminarlo?Simón: Podría ser la salida. De otro modo los dos estamos muertos.María: ¡Simón!Simón: Mira, María, si la aldea de Betania se llega a dar cuenta de que estás esperando un hijo, será la muerte para los dos. Tienes que venir conmigo.Maria: ¡Simón, por favor!Simón: Mira, yo sé que esa mujer te pone nerviosa. Pero yo voy a estar allí a tu lado. Escucha sus consejos antes de decidir.María: ¿Sólo eso?Simón: Seguro que sí. Si no estás de acuerdo con lo que te dice, entonces buscaremos otra manera.María: ¿Lo prometes?Simón: Lo prometo. (Toma el chal de María.) Toma, ponte el chal sobre tu cabeza.Satanás: Él te ama, María. Confía en él.María: Está bien. Iré. (Salen hacia la oscuridad.)Escena VICieloSatanás: ¿¿Ves cómo la araña teje su tela más segura que nunca?? Pero lo que él no sabe es que la tela que está tejiendo es para sí mismo.Dios: Ésta es una verdad de la cual debes tomar nota.Satanás: Ja, ja. Había olvidado tu sentido del humor. Pero es en la cueva de la sabiduría carnal donde yo perforaré el velo interno de la mente de María.Escena VIILa cuevaMuy temprano aún oscuro. Se escucha un golpe de bastón en la roca y ella esconde rápidamente cualquier cosa que parezca sospechosa.Consejera: ¡Pase! (Pasan a través de las cortinas de pieles y entran un tímido Simón con una temerosa María, ambos con sus rostros cubiertos.) Saludos mis amigos.Simón: Saludos, sabia consejera.Satanás:  (A la mujer.) Su nombre es Simón de Betania.

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Consejera: ¿Y cómo puedo ayudarte, Simón de Betania?(Simón, desconcertado, vacilante, se descubre el rostro.)Simón: ¿Cómo sabes mi nombre?Consejera: ¿Acaso no estás aquí porque sé más que tú?(Simón se desconcierta un poco. Continúa hablando nerviosamente.)Simón: Mi hija aquí tiene un pequeño problema.Consejera: ¿Oh? ¿Cuál es tu problema, querida?Dios: "¡María, huye de este lugar!(Da la vuelta para salir pero Simón la detiene. La voz de María voz es intima pero intensa.)María: Simón, no me gusta este lugar.Consejera: ¿Cuál es el problema, jovencita?Simón:  (Susurra) Sólo escucha sus consejos.María:  (Susurra) No, Simón, déjame ir.Simón:  (Susurra) Todo va a estar bien. Confía en mí.Consejera: No te preocupes, querida. No te haré daño. Ven, parate aquí, delante de mí. (Simón la ayuda a obedecer.)Satanás: Su nombre es María y está embarazada.Consejera: ¿Cuánto tiempo hace que estás embarazada?María: ¿CómoConsejera:  (Terminando la pregunta de María.) lo supe?? ¿Por qué otra razón hombres mayores traen mujeres jóvenes buscando consejo, María?Dios: ¡Huye, María!(Temerosa, María mira a Simón, e intenta retirarse. Simón se lo impide.)María: Tengo que irme.Simón: ¡Quédate!María: ¡Déjame ir!Simón: (Susurra) Contéstale, María.María: (Susurra) Tengo miedo, Simón.Simón: (Susurra) Entonces contesta para que podamos terminar ya.María: (Volviéndose a la consejera.) Sólo unas semanas, creo.Consejera: Por accidente, supongo.María: (Asiente con la cabeza.) Sí.Consejera: ¿Y ahora quieres terminar con este embarazo?María: ¡No! Sólo vine aquí a que usted me de un consejo.Consejera: (Mirando a Simón.) ¿Sólo un consejo?Simón: Eehh ella quiere saber qué alternativas tienes, consejera.Consejera: Ya veo. (Estudia a María por un momento. María abre y aprieta su puño, respira rápidamente. La consejera comienza a hacer lo mismo, como si fuera el espejo de María.) Puedo entender porqué tienes miedo, María.María: ¿Lo sabe?Consejera: Por supuesto. Ser invadida por una vida exterior debe ser algo espantoso en cualquier circunstancia. Fuera del matrimonio, es doblemente espantoso. ¿Estoy en lo cierto?María: (Asiente con la cabeza.) Sí.

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Consejera: Probablemente pienses que lo que está desgastando las fuerzas de tu vida y haciéndote sentir enferma es humano. ¿Estoy en lo correcto?María: Sí, por supuesto.Consejera: Ese es un concepto erróneo entre los incultos.María: ¿Qué quiere decir?Consejera: Los sabios doctores de Alejandría han descubierto que lo que habita dentro de ti no será totalmente humano hasta después de muchos meses.María: No entiendo.Consejera: Lo que llevas en tu vientre es potencialmente humano. En esta etapa no es más parecido a uno de nosotros que un pez o un gusano.María: No creo eso.Consejera: Pero es cierto. No piensa, ni siente, y ni siquiera es capaz de vivir sino que es un parásito de tu vida.María: Nunca antes había escuchado eso.Simón: Sólo escucha, María. Ella sabe de estas cosas.(La mujer toma algo brillante y da unos golpecitos encima de la mesa con él. Los ojos de María siguen todo lo que hace la mujer y la mujer comienza a mover el objeto de un lado a otro. María sigue el patrón. Las palabras de la mujer siguen el tiempo del ritmo del objeto.)Consejera: Déjame ver tus ojos, María.María: Mis ojos.Consejera: Sí. Necesito saber que me estás entendiendo.María: Oh.Consejera: Cuándo descubriste que estabas embarazada; ¿fue un descubrimiento feliz?(Al principio, María habla independientemente del ritmo pero gradualmente cae en él.)María: Sí, eee uu al menos al principio.Consejera: ¿Te hace sentir bien el invasor?María: No.Consejera: ¿Tienes más energía?María: No.Consejera: Si eres descubierta, ¿se alegrará tu familia?María: No.Consejera: ¿Qué harán ellos?María: EllosConsejero: ¿Te apedrearían?María: Quizás.Consejera: ¿Y a tu amante?María: (Asiente con la cabeza.) Sí.Consejera: ¿Amas a este hombre?María: (María lo mira con amor.) Oh, sí. Sí.(Golpea la mesa con el objeto para volver a tener la atención de María y continúa hipnotizándola.)Consejera: ¿Más que al invasor?María: ¿Hmmm?Consejera: ¿Amas a este hombre más que al invasor?

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María: Sí.Consejera: Tú quieres que tanto él como tú vivan, ¿o no?María: (Se ve muy confundida aturdida.) Sssssiiii.Consejera: ¿Invitaste al invasor?María: NNN No. Fue un error.Consejera: ¿Un qué?María: UUUUn eee error.Consejera: Habla más alto María. ¿Qué decías?María: UUUn error. Cometimos un error.Consejera: TÚ cometiste un error.María: Yo yo cometí un error.Consejera: Un error que pone en peligro sus vidas.María: Sí.Consejera: Afortunadamente los errores pueden ser corregidos.María: ¿Corregidos?Consejera: Los alejandrinos han descubierto ciertos procedimientos y pociones que le devuelve el derecho a elegir a las mujeres. Crees en el derecho a elegir, ¿verdad?María: Sí, creo que sí.Consejera: Y has decidido retomar el control sobre tu cuerpo, ¿no es así?María: Sí.Consejera: Tendrás hijos cuando tú lo decidas.María: Sí. Cuando yo lo decida.Consejera: En estos momentos no eliges tenerlos.María: No. No elijo tenerlos.Consejera: Tener un hijo en estos momentos es muy peligroso.María: Sí. Peligroso.Consejera: Beberás esto.María: (Acepta el frasco luego vacila.) YoConsejera: Bébelo.María: ¿Me hará daño?Consejera: Sólo va a hacerte bien.(María se da la vuelta hacia Simón.)María: ¿Me hará daño, Simón?Simón: No, no te hará daño, María.María: ¿Qué le hará a miConsejera: (Interrumpiendo.) ¿Al invasor?María: Sí.Consejera: Con esta poción estarás limpia de nuevo.María: ¿Eso será todo?Consejera: Por supuesto. Bébelo.Dios: "No matarás, María.María: (A Simón.) ¿Simón?Simón: Bébelo.María: Yo (Con algún temor lo lleva hasta sus labios. Vacila.)

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Simón: Bébelo, María. No te hará daño. (La consejera hace un gesto de asentimiento a Simón quien guía la mano de María para que beba. María bebe la poción. Eso la hace toser.)Consejera: Muy bien. Ahora tu cuerpo es el mismo de antes.María: (Tose.) Gracias. ¿Eso es todo?Consejera: Sí, María. Eso es todo. Puedes irte ahora.María: Gracias.Simón: (Ayuda a María a salir del lugar y luego se da vuelta para dejar una bolsa de dinero en la mesa.) Está todo ahí.Consejera: Estoy segura que sí, Simón. Venga de nuevo si ve que su derecho a elegir está amenazado.Simón: ¿Consejera?Consejera: ¿Sí?Simón: ¿Cuándo va a levantarle el hechizo?Consejera: ¿Hechizo?Simón: Sí. La hechizaste para que se tomara la poción. ¿Cuándo va a estar libre de eso?Consejera: (Friamente) No sé de lo que está hablando.Simón: Oh, eee una pregunta más. ¿Le hará daño la poción?Consejera: La libertad no es gratuita.Simón: ¿Qué significa eso?Consejera: Ella sufrirá algunos dolores.Simón: Pero usted dijoConsejera: (Arrogantemente) No es tu cuerpo. ¿Qué te importa eso?Simón: Si va a tener dolor entonces no sería sabio llevarla a su casa ahora.Consejera: No, si quieres mantenerlo en secreto.Simón: La llevaré a una posada.Consejera: Sí. Es un buen plan. Y no la dejes sola.Simón: ¿Por qué?Consejera: Estos creyentes en Dios, mucho más que mi gente, sufren de remordimientos.Simón: ¿Suicidio?Consejera: (Asiente) Sólo mantenla vigilada.Simón: ¿Por cuánto tiempo?Consejera: Por varios días, por lo menos.Simón: ¡No puedo quedarme con ella! Si los dos desaparecemos por varios díasConsejera: Ustedes los conquistadores no planifican para el futuro, ¿verdad?Simón: ¡Sólo ayúdeme! (Da un golpe en la mesa con su puño.) ¿Está bien?Consejera: Tengo un asistente que puede contratar para que la vigile.Simón: Gracias.Consejera: No es nada. Somos una institución que provee todos los servicios.Escena VIIIEl CieloSatanás: (Riéndose) ¡JA, JA, JA! Más servicios de los que sabe. Por ahora, tengo dos personas con sangre en sus manos. Eso me da ciertos derechos sobre ello, ¿o no?Dios: (Tristemente) Sí.

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Satanás: Y, en contra de las exhortaciones de tu Espíritu, María ha rendido su mente al poder de otro. Y eso me da aún más derechos, ¿verdad?Dios: Sí.Satanás: Se ha rendido a la Rebelión, a la Lujuria, al Control de la Mente, al Engaño, y le ha abierto la puerta al Odio, al Asesinato y a la Venganza.Dios: Sí.Satanás: Y Simón ha engañado, ha cometido adulterio, ha usado el control de la mente, se ha robado la confianza de una mujer, ha fomentado muerte. Él también es mío.Dios: Sí, Están en tu terreno.Satanás: ¡Para siempre!Dios: No. Jesús ha venido para libertar a los cautivos.Satanás: Fracasará y será capturado en su intento.Dios: Jesús nunca ha fallado.Satanás: Jesús no se ha encontrado conmigo todavía.Dios: ¿Has olvidado la batalla en el cielo?Satanás: Ganó esa batalla siendo el Capitán de las huestes del Señor con 2/3 de los ángeles para ayudarle. Esta vez se enfrentará conmigo como un mero hombre, vestido con la carne de Abraham. Va a fracasar.Dios: El tiempo lo dirá.Satanás: Si, claro que sí. ¡Pero mira! Simón está leyendo una carta de Raquel y María está caminando en medio de una tormenta para descargar su rabia contra él.Escena IXLa casa de Simón En la nocheSe escucha el sonido de la lluvia afuera. Está leyendo la misma carta. Se escucha el sonido de la llave en la cerradura y la puerta se abre bruscamente. Entra María. Está empapada, sucia, despeinada. Se siente engañada, usada y sin esperanza. Cierra la puerta y se recuesta sobre ella. Simón se impresiona al verla pero lucha por mantener su compostura.María: (Jadeando sin aliento)Simón: ¡María!María: (Sin aliento) ¿Por qué, Simón?Simón: Me temo eee Me temo que no sé de lo que hablas, María.María: (Ya menos jadeante) ¿Por qué me mentiste?Simón: ¿Te mentí?María: "No te hará daño, María. ¿Recuerdas esas palabras?Simón: Lo siento. No sabía.María: ¿Que no sabías?Simón: No.María: Entonces por qué me lo aseguraste de esa manera.Simón: YoMaría: ¿Y por qué me dejaste con esa mujer tan indeseable?Simón: Uno de los dos tenía que estar - aquí para evitar sospechas.María: ¿Por qué me forzaste a tomarme esa poción?Simón: Yo no te forcé.María: ¿Que no me forzaste? ¿Estamos hablando el mismo idioma?Simón: Era la única salida.

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María: No era eso lo que me decías en nuestros sueños de verano. "Si algo sale mal, te irás a Jericó y yo te seguiré. ¿No era eso lo que me decías?Simón: Sí.María: ¿Por qué no lo hicimos? ¿Por qué permitiste que me envenenaran? ¿Por qué dejé que me desgraciaran mis entrañas? ¿Por qué tengo que tener la sangre de mi bebé en mis manos? ¿Por qué?Simón: Hicimos estos planes antes de que yo lo supiera.

María: ¿Supieras? ¿Supieras qué?Simón: ¡Supiera esto! (Entregándole la carta)María: ¿Qué es esta carta?Simón: Léela.Raquel: (V.O.) Mi querido Simón,María: (Levanta la vista) ¿Tu esposa?Simón: Sí, mi esposa.Raquel: (Continúa V.O) No sabes la alegría que invade mi corazón por mi recuperación. Estoy caminando distancias más largas cada día y añoro el día cuando pueda sentir tus amorosas manos que me rodean una vez más. (María no puede seguir leyendo y arruga la carta.)María: Me dijiste que Raquel estaba muriendo.

Simón: ¡Lo estaba!María: (Levantando la carta.) ¡Esto no es agonizar!Simón: Lo siento Los médicos dijeron yo pensabaMaría: ¡Pensabas! Yo soy la que ha tenido que vivir en un cuerpo marcado. Yo soy la que escucho voces acusándome de una maldad terrible. Yo soy la que tengo que cargar más culpa de la que Dios puede aguantar y todo esto por que tú pensabas??!!Simón: ¡María! Cállate por favor. ¡Alguien puede escucharte!María: ¿Crees que me importa? Estoy así de cerca de derramar mi propia sangre aquí y esperas que me calme? ¡Regresa a la Tierra, Rabí!(Se desploma en una silla y se le queda mirando al techo por unos segundo. Luego se sienta, alisa la carta con sus manos, la lee por un momento y luego mira a un angustiado y silencioso Simón.)María: ¿Ahora que hacemos?

Simón: ¿Nosotros?María: (Sarcásticamente) Simón, las mujeres no conciben bebés solas.Simón: Lo que quiero decir es que lo que haya que hacer tendrás que hacerlo tú sola.María: ¿Y qué sería lo que tengo que hacer?Simón: Tienes que irte de Betania, María. Debes olvidar que me conociste.María: ¡Olvidar! ¿Así no más? ¿Olvidar?Simón: Eres muy joven. Puedes empezar de nuevo.María: ¡Comenzar de nuevo! ¿Con qué?Simón: María, eres una joven adorable con mucho que ofrecer. PuedesMaría: ¡Simón! ¡No tengo nada que ofrecer! Te he entregado todo lo que soy.

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Simón: Estás diciendo tonterías. Eres la misma que cuando nos conocimos. Nada ha cambiado.María: ¡Nada ha cambiado! ¿No oyes lo que te digo? Deposité en ti toda mi confianza y te entregué todo lo que soy.Simón: No te pedí que confiaras en ti.María: ¡No me pediste confianza! Esa es la parte secreta de la relación. Jamás hubiese dejado que me tocaras si no hubiera confianza.Simón: MaríaMaría: Me dijiste que me amabas. Me dijiste que tu esposa estaba agonizando. Me dijiste que era seguro hacer planes para un futuro juntos.Simón: María.María: ¡¿Y ahora me estás diciendo que nunca me pediste que confiara en ti?!Simón: ¡María!María: Me pediste una prueba de mi amor. Pues ahora es el momento de que pruebes el tuyo.Simón: (Con firmeza) Mira, María. No estoy completamente seguro de conocer todas las complejidades de la mente femenina. Pero de lo que sí estoy seguro es de que por ahora nuestra relación terminó. (Toma una bolsa de la mesa) Toma.María: ¿Qué es eso?Simón: Dinero. Para un nuevo comienzo. (Le ofrece la bolsa y ella la tira al suelo.)María: No soy una ramera que reciba paga por servicios prestados.Simón: ¡No te llamé ramera!María: ¡Tu dinero lo hizo!Simón: No fue ese mi propósito. Sólo quiero ayudarte.María: ¡No quiero tu dinero! ¡Te quiero a ti!Simón: ¿Cómo? ¿Dos esposas?María: YoSimón: ¿No te das cuenta? Es la única salida por ahora. (Pausa) Presta atención, María. La salud de Raquel nunca será muy buena. Sal del pueblo por un tiempo y veamos que pasa con el tiempo.María: ¡Estás hablando en serio!Simón: Es la única salida segura. Estoy segura de que con la providencia de Dios podré mandarte a buscar muy pronto. (Recogiendo el dinero) Por favor, toma el dinero y vete.María: (Sospechosamente toma la bolsa) Me pregunto, Simón.Simón: ¿Qué te preguntas?María: Si tal vez no seré yo otro capítulo en uno de tus libros. Algo para ayudarte a pasar el tiempo.Simón: (Guiándola hasta la puerta) No, María. Fue mucho más que eso. Debes creerlo.María: ¿Creerte?Simón: (Ignorando el golpe) Te enviaré dinero regularmente para cuidar de ti hasta que pueda mandar a buscarte.María: ¿Lo prometes?

Simón: Por supuesto, mi amor.

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María: (Hay una pausa mientras ella considera la contestación. Lo que dice está matizado de amargura y sarcasmo.) Muy bien. Te dejaré por un tiempo, mi amado Simón.Simón: Es nuestra única alternativa. Lo siento mucho. Adiós.María: ¿Eso es todo? ¿Sólo adiós?Simón: Yo eee Sí. Cualquier otra cosa eee sería muy dolorosa.María: Sí, por supuesto. Claro que no queremos causar ningún dolor. Adiós, Simón.Simón: Adiós, María. Dios vaya contigo. (Ella sale, bajo la lluvia, deja la puerta abierta. La observa irse y luego baja su cabeza con desesperación.) Oh, Dios, ¿qué he hecho?Acto IIEscena IApartamento de María(María y Reuben salen fuera de la puerta. Él le da una pequeña bolsa de dinero y siguen hablando en pantomima mientras Satanás observa.)Satanás: (Mirando a María y a Reuban) Mírala. María, la ramera de Magdala. Simón no envía dinero hace años así que ella vende su alma para alimentar su cuerpo. (Mirando hacia Dios) ¿No te pones triste? ¿Lo que le sucede a la gente ya no te afecta.?Dios: Lo que le sucede a ellos le afecta al universo entero. El cielo se ha vaciado para poder regresarlos, y aún así ellos no entienden. Están atrapados en la telaraña del pecado y no pueden escapar.Satanás: ¡No hay salida!Dios: ¡Jesús es la salida!Satanás: No de esto. Escucha las palabras de tu pequeña ramera.(Reuban se va de la casa de María. Su hablar es coqueto e íntimo.)Reuban: Tú sabes, María, estaba pensando que tal vez después de algunos viajes habré ahorrado algún dinero como para que hablemos de algo más serio. Entre tú y yo quiero decir.María: ¿Tú crees?Reuban: Claro que sí. Tú sabes lo que siento por ti.María: Gracias, Reuban. Yo pienso lo mismo de ti. Quizás más. Pero mejor sigue tu camino o vas a perder tu caravana.Reuban: Tienes razón. Adiós.María: (Agita su mano coquetamente.) Adiós, Reuben. Regresa pronto.Reuban: Volveré. Adiós.(Se puede intercalar una canción (opcional) que se relacione con el tema.)(Entra a la casa y luego de cerrar la puerta se recuesta de la misma dejando que la frustración y la rabia crezcan hasta que arroja la bolsa de dinero contra el suelo.)María: ¿Dónde está mi dinero, Simón? ¡No tengo que vivir de esta manera!Satanás: Simón nunca te enviará dinero. Pero tú tienes su llave. ¿Por qué no lo visitas y le das una sorpresa? (Ella saca la llave que lleva en una cadena en su cuello. La mira y pone una mirada de determinación en su rostro.)Escena IIEl lugar de Simón. No hay nadie en escena. Se escucha el sonido de una llave en la cerradura. María entra y mira alrededor buscando orientarse. Las cosas se ven mejor que antes y ella se encuentra en un terreno que no le es familiar. Aspira el aire y se siente desconcertada. Se dirige a una silla donde toma algo que es definitivamente

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femenino. Mientras observa todos los cambios en ese lugar, nota un florero lleno de flores.María: ¿Simón?  (Pausa) ¿Simón? (Una mujer entra detrás de ella.)Tara: ¿Quién es usted?

María: (Se da vuelta sobresaltada.) ¡Oh!Tara: ¿Cómo entró aquí?María: Yo misma abrí la puerta. (Le muestra la llave que cuelga de su cuello.)Tara: ¿Dónde consiguió esa llave?María: Yo eee Yo solía limpiar la casa del Rabí. ¿Se encuentra él en casa?Tara: ¿Qué?María: Pregunté si él se encuentra. Vine a visitar desde Magdala y quería saludarlo.Tara: Simón no vive ya en este lugar.María: ¿Oh? ¿A dónde ha ido?Tara: Pasa la mayor parte del tiempo en el valle de Gehenna.María: (Conmocionada) ¿Qué? ¿Por qué?Tara: ¿Adónde más van los leprosos?María: ¡Leprosos! ¿Simón es un leproso?Tara: Uno de los peores.María: Oh. (De repente se siente muy afectada con la tragedia de Simón.)Tara: Usted debe haber perdido contacto por algún tiempo.María: Oh, sí. Ha pasado algún tiempo.Tara: Lo siento mucho. ¿Eran ustedes buenos amigos?María: Eeee no. No. Sólo hablábamos un poco.Tara: ¿Puedo ofrecerle algo?María: No. No, gracias. Comeré con Marta y Lázaro.Tara: ¿Marta y Lázaro? Tú debes ser María.María: Sí.Tara: He escuchado hablar mucho de ti, María. Yo soy Tara, la esposa de Simón.María: ¿Esposa? (María comienza a darse cuenta de las mentiras de Simón. Ella quiere salir de allí.) Encantada de conocerle. Bueno, ya debo irme.Tara: ¿Tan pronto?María: Sí, ya estoy tarde.Tara: ¿María?María: ¿Sí?Tara: ¿Seguirás necesitando esa llave?María: (Quitándosela de su cuello se la entrega y sale de prisa.)Escena IIILa casa de MartaLázaro: Quédate con nosotros, María. Por favor.María: Me gustaría, Lázaro. De verdad que me gustaría. Pero tengo negocios que atender.Marta: ¿No hay manera de que te mudes de nuevo a la casa con nosotros?María: Eeee, no. No creo. Ya sabes como es con los negocios.Lázaro: Bueno, supongo que una corta visita es mejor que ninguna.María: Trataré de hacerlo con más frecuencia.

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Marta: Podríamos ir a visitarte si nos dijeras dónde es que vives.María: ¡No! Quiero decir, gracias. Prefiero reunirme con ustedes aquí.Marta: Como gustes, María.Lázaro: ¿Te has mantenido al tanto de Juan el Bautista?María: Sólo rumores. Creo que ha provocado malestar entre los rabíes del pueblo. Lázaro: Eso no es nada comparado con lo que Jesús va a hacer.María: ¿Jesús?Lázaro: Un nuevo profeta. Hace poco fue bautizado por Juan. Lo último que escuché es que estaba en una fiesta de bodas. Cuando se les acabó el vino él convirtió varias tinajas de agua en el mejor vino de la fiesta.María: ¿Qué?

Lázaro: En serio.María: Deberías contratarlo para tu negocio de servicio de banquetes.Marta: ¡Eso sería genial!Lázaro: He conocido algunos de sus discípulos que juran que él es el Mesías.María: Muy serias alegaciones.Lázaro: Podría serlo. Sana la gente de sus dolencias, hasta echa fuera demonios.María: ¿Lo hace? (Su interés tiene algo de esperanza.)Lázaro: Claro que lo hace. Si conoces a alguien enfermo o acosado por demonios, llévalo donde Jesús. ¿Sabes? Hay aldeas enteras que no tienen ni una sola persona enferma.María: Hmmm. ¿Qué hay de la lepra?Lázaro: Oh, no sé sobre la lepra. Ese es el dedo de Dios.Marta: Probablemente estás pensando en el Rabí Simón.María: Eh sí.Marta: Es una cosa terrible. Y parecía ser un hombre muy justo.Lázaro: Sí. Es un misterio para todos nosotros.María: ¿Cuánto tiempo después de ¿Lázaro: Oh, deja ver. Creo que tres o cuatro años. ¿No es así, Marta?Marta: Más o menos. Fue después de que volvió a casarse que se dio cuenta. Ha ido deteriorándose bien rápido.María: ¿Hace cuánto tiempo murió Raquel?

Marta: Oh, yo creo que sí. Fue justo después de que te fuiste del pueblo.María: ¿Estás segura?Marta: Creo que sí. Sí. (María se siente dolida de nuevo.) ¿Algo anda mal?María: No. Creo que ya es hora de regresar a casa.Mata: ¿No podemos hacer que te quedes? Puedes ayudarme en mi negocio de banquetes.

María: No. No por ahora. Adiós, Marta.Marta: Adiós, María. Regresa pronto. (Se abrazan. María corresponde el abrazo pero no es muy efusiva.)María: Adiós, hermano.Lázaro: Adiós, María. No esperes mucho para venir a visitarnos de nuevo.

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María: Está bien. Adiós.Lázaro: Oh, María.María: ¿Sí?Lázaro: Sigue al tanto de Jesús. Él va a cambiar nuestras vidas.María: Seguro. Adiós.Escena IVCieloSatanás: ¡Cambiar nuestras vidas! ¡Ja! (Dios permanece en silencio) ¿Bueno? ¿Ningún comentario?Dios: Lázaro habla como profeta.Satanás: Ja, ja. Olvídalo. Tengo a Simón dónde ni tú puedes ayudarlo. Y María no está muy lejos de allí. Así que dile a tu Hijo de mi parte que Él no tiene ningún poder.Dios: ¿No tuvo más poder que tú cuando lo tentaste en el desierto?Satanás: Sólo porque se mantuvo citándome las Escrituras. Si hubiese tenido el coraje de debatir conmigo mente a mente lo hubiera tenido en un minuto.Dios:  Pero citó las Escrituras, ¿no es así?Satanás: Sí. Y porque derramaste todo Tu poder a través de esas palabras, ¡no tuve ninguna oportunidad!Dios: Y el mismo poder fluirá a través de mis palabras cuando otros de mis hijos las usen.Satanás: Eso, querido enemigo, es mi secreto más grande.Dios: Pero no para Jesús. Y cuando Él use las Escrituras con Simón y María Él va a desatar el mismo poder.Satanás: No le daré la oportunidad.Dios: El tiempo lo dirá.Satanás: Siempre dices lo mismo.Dios: El tiempo es mi mejor amigo.Satanás: Lo dudo. Mira a tu pequeña ramera. Se dirige hacia el valle de los leprosos para tener un poco de venganza. No se imagina el dolor que le espera allí.

Escena VValle de los leprososMaría: ¿Hay alguien allí?  (María tiene si chal envuelto alrededor de su cabeza y rostro.)Leproso 1: ¿Cómo es que estás aquí en el valle de los leprosos?María: Estoy buscando a Simón de Betania.Leproso 1: ¿Eres leprosa?María: No.Leproso 1: Entonces debes estar loca. ¡Sal de aquí!María: ¿Dónde está él? ¿Simón?Leproso 1: ¡Fuera te dije! (Él avanza como para asustarla. Ella permanece en su lugar.)María: ¡Voy a ver a Simón!Leproso 1: Estás loca. (Se detiene vencido) Allá. (Hace un gesto sacudiendo su pulgar sobre su hombro y grita) ¡Simón!Simón: (V.O.) ¿!Qué!?Leproso 1: Una loca ha venido a buscarte.

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Simón: (Entra) ¿Qué mujer loca? (María se le acerca. Él le hace un gesto con la mano.) ¡Atrás! Inmundo. Inmundo. (Ella no retrocede.) ¡Dije! ¡Inmundo!(Todavía se mantiene firme aunque se ve un poco nerviosa.)Simón: ¿Quieres estar así como yo?(Él separa los lados de su capucha para que ella pueda verlo. La audiencia sólo tiene una vista lateral y no puede verlo.)María: ¡Ahhh! ¡Simón!Simón: ¿Ehhh? ¿Quién llama a este pobre leproso por su viejo nombre?María: ¿Simón?Simón: ¿Qué voz es esta que escucho? (Ella se descubre su rostro) ¡Ahhh!María: ¿Eres tú, Simón?Simón: ¿María?María: Si. Soy yo.Simón: ¿Por qué viniste a este Valle de Muerte?María: Vine a verte.Simón: ¡Eh! Para vengarte supongo. ¡¿Para recrearte con mi cuerpo podrido?!María: Quizás.Simón: Bueno, entonces mírame. Llena tus ojos con sangre y dale un banquete a tu nariz con el hedor.María: ¡Ahh! (Esconde su rostro para no ver el de Simón.)Simón: ¿Ya es suficiente? ¿Lo es?María: (Dando la vuelta con ira repentina.) ¡No! Nunca será suficiente. Me transformaste en una peor leprosa de lo que tú eres. ¡Nunca sufrirás lo suficiente por haber destruido mi vida!Simón: Me odias, ¿verdad?María: ¡Con todo mi corazón!Simón: ¡No! ¡Todavía no! Aún quedan cosas por que decir para agregar leña al fuego de tu odio. ¿Supiste que Raquel murió?María: Sí.Simón: Entonces te estarás preguntando por qué no envié por ti, como habíamos planificado. (Ella no contesta) ¿Bueno? ¿No es así?María: Porque me olvidaste y conseguiste a otra.Simón: ¡No! Porque no había nada que olvidar. Nunca te amé. Nunca podría amar a una sirvienta como tú. Sólo fuiste un marcador entre los capítulos aburridos de una vida aburrida.María: Eres un infame.Simón: Más de lo que sabes, María Magdalena. Te mentí sobre mi amor, te mentí sobre la consejera, y te mentí sobre la poción. ¿Me estás escuchando, María Magdalena?María: ¡No! (Se tapa los oídos y trata de regresar por donde vino. Simón le interrumpe el paso.) ¡No! ¡Nada más, por favor!Simón: ¿Y por qué no envié por ti? Porque te desprecio. Desde el primer beso, te desprecié. ¡Y te desprecio ahora, ramera!María: ¡Porque me engañaste!Simón: Porque querías serlo y yo fui tu primera oportunidad. Ahora vete de aquí. (Él da un paso atrás pero ella lo mira desafiante.) ¡Dije que te fueras! ¡Y si regresas te recibiré a pedradas!

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(Sale María y Simón la sigue con una mirada de odio)Escena VICieloSatanás: Ya alcanzamos la meta. Simón se está pudriendo y María lo odia desde el fondo de su alma. Casi hace que me odies, ¿verdad?Dios: No. Aún te amo.Satanás: ¿Después de que traté de empujar a tu Hijo desde el templo? ¿Después de que hice que tus hijos hicieran esto? ¡Claro que debes odiarme!Dios: No. Dios es amor. Si me induces a odiarte entonces llegaría a ser como tú.Satanás: Como un día lo harás. ¿Por qué piensas que provoqué todo este sufrimiento y muerte? ¡Tú eres el blanco, no ellos! Tú eres el que está siendo juzgado. Si tengo que hacerlo, convertiré la tierra en un baño de sangre de lágrimas y tortura, y haré que te culpen. No terminaré hasta que me odies y pruebe que aún Dios no puede vivir bajo su estúpida ley de amor. Dios: Si tienes éxito, todos pereceremos.Satanás: ¡No! ¡Sólo tú! (Pausa) Bueno, puedes ver el bien que han hecho hasta aquí las Escrituras y tu voz silenciosa. ¿Todavía te propones rescatar a estos dos desgraciados?Dios: Por supuesto.Satanás: ¿Cómo?Dios: A través de  Jesús.Satanás: Bueno, tendrá que trabajar rápido pues sólo es cuestión de tiempo hasta que yo los encierre a los dos tras las rejas de la muerte. A él por la lepra, a ella por la navaja en su mano.Dios: El tiempo está de mi parte.Satanás: No con estos dos.Dios: ¿No? Observa.Escena VIIApartamento de MaríaMayra: (Mayra recoge una manta y su bolso y se mueve hacia la puerta) Bueno, ya me voy, María.María: Gracias por la visita, Mayra. Me gustaría saber que pasa contigo en Jesrusalén.Mayra: No es nada importante. Uno de los fariseos quiere que le haga pasar un buen rato a uno de sus amigos. Eso es todo.María: ¿Estás segura de que vale la pena?Mayra: El dinero es bueno.María: (Amargamente) El dinero nunca es lo suficientemente bueno.Mayra: Entonces ¿por qué no lo dejas?María: ¡No puedo!Mayra: ¿Por qué no? Puedes hacer buen dinero ayudando a tu hermana en su negocio.María: ¡No sé por qué! Algo dentro de mí parece que me impulsa a hacer cosas que odio.Mayra: ¡Déjalo!María: ¡No puedo dejarlo! ¡¿No puedes entender que daría mi vida por dejar de hacer lo que hago?!

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Mayra: Está bien, está bien. No tienes que ir tan lejos. Te veo cuando regrese.María: Si es que estoy aquí.Mayra: ¿Qué se supone que quiere decir eso?María: Lo que desees que quiera decir.Mayra: No harás nada estúpido, ¿verdad?María: No lo haré.Mayra: Vendré a visitarte tan pronto esté de vuelta. Adiós.María: Adiós.Escena VIIICieloSatanás: ¿Le llamas a eso un cambio?Dios: Es el comienzo.Satanás: No muy impresionante.Dios: Pocos comienzos son impresionantes. Mira.Satanás: Jumm.Escena IXApartamento de MaríaExterior Apartamento de María. María está meditando sobre su deseo de hacer algo. Entra Reuban.María: ¡Reuban!Reuban: Hola, María.María: ¿Viniste a visitarme un rato?Reuban: No puedo, María.María: ¿Qué? Pero he estado esperando por ti.Reuban: No volveré a visitarte nunca más, María. María: ¿Hice algo malo?Reuban: No. No, no eres tú. Soy yo. Mi vida ha dado un giro.María: Reuban, ¿de qué estás hablando? Eres un exitoso hombre de negocios con todo a tu favor. No tienes que arrepentirte de nada no ser diferente. Entra unos minutos y relájate.Reuban: No puedo, María. No voy a visitar más chicas. María: (Enojada) Oh. Entonces ehh ¿por qué este cambio?Reuban: ¿Has escuchado hablar de Jesús?María: ¿Hay alguien que no haya escuchado hablar de él?Reuban: Lo conocí, María.María: ¿Debo entender que te impresionó?Reuban: Él es el Mesías.María: ¡¿Qué?!Reuban: ¡Es él, María! Por tres días estuvimos con él escuchándolo en el monte, hasta que de acabó la comida. Él vio nuestra necesidad y pidió prestados unas hogazas de pan y unos pescados para alimentarnos.María: Así que compartió su cena con ustedes. ¿Qué pasa con eso?Reuban: ¡Lo que pasa es que la compartió con 7,000 hombres más sus esposas y sus hijos!María: ¿Qué? Esto es mejor que la estafa del agua convertida en vino.Reuban: ¡Es verdad! ¡Yo estaba allí!

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María: ¡¿Quieres decirme que alimentó de 10 a 15 mil bocas con unos pocos panes y peces?!Reuban: Sí. ¡Y mejor que la comida fueron las palabras de su boca! Sus enseñanzas capturan el corazón de sus niños y retan la mente de los sabios. Mientras escuchaba, me di cuenta de que estaba perdido e incompleto a menos que decidiera entregar mi vida a Jesús, como el único Hijo de Dios. Y ya lo he decidido, María, y Él me ha dado un nuevo corazón.María: (Bromeando) Creo que me gusta más el otro.Reuban: No, María. Ahora soy una persona totalmente diferente y muy feliz.María: (Poniéndose seria nuevamente) Hmm. Suena como que Él hizo una fuerte impresión en ti.Reuban: Yo le amo, María. Él ha cambiado mi vida.María:  (Poniéndose un poquito sentimental por el evidente cambio de Reuban) Me alegro por ti, Reuban. Envidiosa, pero feliz.Reuban: Ve donde él, María. Él lo puede hacer por ti también. Sal de esta vida de mentiras y deja que él te ayude a ser lo que verdaderamente eres.María: ¿Lo que verdaderamente soy?Reuban: Sí, la María que quiere hacer lo que es correcto. La María que quiere confiar en la gente otra vez. La que se esconde debajo de todo ese maquillaje y baratijas y que quiere ser perdonada y comenzar de nuevo con una cuenta limpia.María: Ni siquiera estoy segura si tengo una cuenta que limpiar. Reuban.Reuban: Quizás Él sólo tenga que hacerte una, no sé. Pero esto sí sé. Ese hombre que alimenta 12,000 personas con unos pedazos de pan y que convierte el agua en vino, me dio un nuevo corazón. Soy un hombre nuevo, María, y con su ayuda, nunca me echaré para atrás. Nunca.María: ¿Para qué viniste aquí?Reuben: Porque me importas. María: (Se muerde sus labios y baja su cabeza sin poder hablar.) Eso es lo que dices siempre.Reuban: No. Esta vez es diferente. Ahora me importa la María que está dentro de esa linda coraza. María: Bueno, si tanto te importo, ¿por qué no entras?Reuban: No, María. No es así como se trata a alguien que te importa.María: Oh.Reuban: Siento mucho la manera como te traté anteriormente, María. Todas las mentiras, todas las cosas que dije de ti, cómo te usé. ¿Me perdonas?María: Sí, te perdono. (Sin mirar hacia arriba, María asiente con la cabeza)Reuban: Gracias. Adiós, María. Te tendré presente en mis oraciones.Satanás: Se está burlando de ti, María.María: (Repentinamente airada) ¡No necesito tus oraciones!Reuban: Sí las necesitas. Más que nadie que haya conocido. Y las tendrás.María: ¡Vete, Reuban!Reuban: Adiós, María. (Sale Reuban. Mientras tanto,  María cierra la puerta y comienza a llorar)Escena XCielo

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Satanás: No está mal. ¿Pero sabes qué? No hay nada como un ganador para empujar a un perdedor hacia abismo. Ya antes casi la he tenido a punto de usar la navaja y a menos que me equivoque, ésta es la noche.Dios: ¿Oh?Satanás: Sí. Aún ahora ella está tratando de tomar coraje para hacer el viaje final. ¡Y tú no puedes intervenir!Dios: ¿Oh?

Escena XIApartamento de María En la noche(María está preparada para cortarse las venas de sus muñecas. Se muestra vacilante.)María: (V.O.) Oh, si tuviera el valor.Satanás: (Con voz bondadosa.) No temas, María. Un breve roce con tu navaja y tu alma comenzará su vuelo hacia la luz.María: YoSatanás: Vamos, María, un corte rápido nada más.María: No puedo hacerlo. ¡No puedo!Satanás: ¡Tú puedes!María: Yo ¡no! ¡No más! (Arroja la navaja al suelo)Satanás: (Su molestia va creciendo por la vacilación de María.) ¿Prefieres ser derriba al suelo?María: ¡Ay!Satanás: ¿O quedarte sin aire?María: (Asfixiándose) Ahhh. La muerte es mejor que esto. (Ella siente sus manos invisibles alrededor de su cuello y siente como que se está muriendo. Ella mira la navaja y de inmediato él afloja sus manos de la garganta de María.)Satanás: (Con bondad) Sí, María, la muerte es mejor. Y en el suelo está la respuesta. Tómala.(Ella se levanta y recoge el instrumento de muerte.)Satanás: (Bondadosamente) No temas al cambio, María. ¿De qué otra manera encontrarás reposo para tu alma atormentada? Ven, María. Ven hacia la luz.(María se arma de valor y se hace una cortadura superficial.)María: ¡Ah!Satanás: Bien. Ahora un poco más profundo y la paz inundará tu alma. (Ella se arma de valor nuevamente para darse el segundo corte cuando se escucha que golpean la puerta. María mira con fastidio hacia la puerta y la ignora.)Satanás: ¡Avanza!(El segundo golpe es más fuerte. Ella trata de ignorarlo igualmente. El tercero es muy fuerte y exigente.)Satanás: (A Dios) ¡Debes decirle que se vaya!Dios: ¡Oh!María: ¡Váyase!Satanás: ¡Váyase!Lázaro: (Disfrazando su voz) Debo verte.María: No reconozco su voz.Lázaro: Debo verte.

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María: No hay vacantes.Lázaro: Reuban me envió.María: (Para ella misma) ¿Reuban? Espere un minuto. (Se envuelve su muñeca herida y va molesta hacia la puerta. La abre y es notable su molestia.) ¡Mira! ¡De verdad que no tengo ninguna habitación libre!Lázaro: ¿Ni para mí?María: ¡Lázaro! ¿Qué haces aquí?Lázaro: Vine a llevarte de regreso a Betania.María: (Exasperada) Entonces ya sabes lo que soy.Lázaro: Sí, María. Desde hace tiempo.María: Mira, yo eh yo aprecio tu preocupación. Pero no puedo.Lázaro: ¿No nos amas?María: Porque los amo es que no les impondré con mi presencia.Lázaro: ¿Imponernos tu presencia?María: Cuando regrese a casa lo haré por mí misma. Lázaro: Entonces, ven.María: No me estás entendiendo. No viaje desatendida.Lázaro: ¿Amigos?María: No. Enemigos. Espíritus de ángeles caídos acosan mis sueños y llenan mis días de odio y de rabia.Lázaro: ¡No puedes estar hablando en serio!María: Soy tan seria como la muerte, hermano. He caído más bajo de lo que puedas imaginar que es posible.Lázaro: Entonces, es más fuerte la razón para que regreses a casa. María: ¡No! No hay esperanza para alguien que ha caído tan bajo como yo.Lázaro: ¿Estás limitando el poder de Dios?María: Aún Dios no puede ayudar a aquellos que no quieren ser ayudados.Lázaro: ¿Quieres decir que no deseas dejar esta vida?María: Claro que sí. ¡Mira mi muñeca!Lázaro: (Ella le muestra sus muñecas envueltas en gasas manchadas de sangre.) ¡María! (Le agarra las muñecas) ¿Qué es esto? ¿Quién te cortó de esta manera?María: Esta es mi puerta hacia la libertad. Lázaro: ¡No!María: Sí. (Levanta la navaja) Y ésta es la llave.Lázaro: ¡Deja esa navaja, María!María: ¡No trates de cambiar mi mente, Lázaro! He probado todo pecado y placer inventado por los hombres y los demonios y todo ha terminado en tormento.Lázaro: Gracias a Dios que te alcancé a tiempo.María: ¡A tiempo! ¡Ja! A tiempo hubiese sido hace muchos años atrás. Antes de queLázaro: ¿Antes de qué? ¿Antes de quién? ¿Cómo fue que la chica más dulce de Betania se convirtió en una persona tan dura, tan amargada?María: Te ahorraré los detalles, pero aquellos que quieran evitar mi mismo destino, deberán resistir la primera insinuación del maligno. Llévale ese mensaje a las chicas de Israel y quizás mi vida no haya sido en vano.Satanás: Dile que se vaya.María: Ahora vete, por favor.

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Lázaro: No me iré hasta queSatanás: (Señala a María quien de repente se llena de ira.) ¡Ahora, María!María: ¡Te irás por que yo quiero que te vayas!Lázaro: ¡No te voy a dejar!María: Hay amigos en los alrededores que vendrán en auxilio de una mujer que grita.Lázaro: ¿Le harías eso a tu propio hermano?María: Mi mundo no tiene hermanos.Lázaro: ¿Sabes qué fue lo que me trajo aquí?María: No me interesa.Lázaro: Dame unos momentos y te va a interesar con todo tu corazón.María: Ya nada me interesa, Lázaro.Lázaro: ¡Sí que hay algo! Él nos dijo que si ayunábamos y orábamos por ti, Él te iba a liberar.María: ¿Quién es Él?Lázaro: Dios.María: (Se ríe de ese pensamiento) Ja, ja. ¿Desde cuando tienes entrevistas personales con Dios?Lázaro: Desde que vino a nuestra casa a cenar.María: ¡A cenar! ¿ Crees que ere Padre Abraham y que Dios debe venir a tu casa a cenar? ¡Vamos, hermano!Lázaro: Permíteme contarte desde el principio. (Ella cruza los brazos desafiante y a la vez curiosa por escuchar lo que su hermano va a decirle.) Por favor.María: Está bien. ¿Qué se pierde?Lázaro: María, ¿recuerdas cuando eras una niña, y te desperté para que vieras aquella luz brillante en el cielo?María: Sí, recuerdo.Lázaro: ¿Recuerdas lo hermosa que era?María: Sí.Lázaró: ¿Recuerdas lo que dijo Papá después?María: "Y túSatanás: ¡No! (Trata de controlar lo que ella dice. Ella se ahoga un poco.) (SFX de la navaja cayendo)María: ¡Ah!Lázaro: ¡Dios! ¡Ayúdala!Dios: ¡Ya déjala! (Muy airado Satanás se aleja.)Lázaro: ¿Estás bien?María: (Retomando su compostura.) Estoy bien.Lázaro: No tienes que decirlo siLázaro: No, no. Yo quiero hacerlo. "Y tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; su orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad.Lázaro: ¿Y recuerdas lo que estuvieron diciendo los pastores a todo el mundo por las próximas semanas?María: Sí. Que el Cristo había nacido y que ellos habían visto ángeles.Lázaro: ¿Y cánticos?María: Sí.

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Lázaro: ¿Y qué permaneció en el cielo esa noche?María: La estrella. La estrella mágica que no se movía.Lázaro: ¿Y recuerdas cómo Papá nos enseñó acerca de la profecía de Daniel y de cómo el tiempo de Su advenimiento había llegado?María: Sí.Lázaro: ¿Y qué pasó muchos meses después?María: Vinieron los Magos buscando al que había nacido Rey de los Judíos.Lázaro: ¡Era Él, María! Escuchamos los ángeles cantando y vimos Su gloria. Ahora ya ha crecido y camina entre nosotros. El Dios poderoso que creó las estrellas del espacio, el Dios tierno que puso el amor en el corazón de una madre, ese Dios camina entre nosotros, carne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos.María: ¿Pero, cómo puedes estar seguro?Lázaro: ¡Lo he conocido! Estas manos han recogido el trigo para hacerle pan. ¡Sus manos han bendecido la comida en nuestra casa!María: (Con un toque de buen humor) Marta debe haber estado nerviosa.Lázaro: Sí, pero también bendecida. Así como tú serás bendecida.María: (Endureciéndose de nuevo) No hay bendición para mí.Lázaro: Él nos pidió que te lleváramos donde Él. Él te va a sanar.María: ¿Quién dijo que estoy enferma?Lázaro: Estos cortes en tus muñecas dicen que estás enferma.María: ¡Él no puede sanar una prostituta!Lázaro: Él sanó el corazón de una mujer samaritana que había tenido cinco maridos y estaba viviendo con un extraño.María:  ¡Yo soy una desquiciada! ¡Estoy poseída!Lázaro: Ningún caso es demasiado difícil para Él. Y Sus palabras, María, ¡Sus Palabras! Jesús habla del cielo como uno que ha estado allí; habla del Dios como un Padre amante. Habla con publicanos y rameras como si fueran sus amigos. Cada vida que Él toca es cambiada. Tu vida puede ser cambiada.María: ¡No! ¡No la mía!Lázaro: ¿Y por qué no? María: ¿Por qué? ¡Tengo miedo de tratar! ¡Me han mentido, me han usado y abusado tantas veces que ni siquiera quiero pensar en confiar en alguien otra vez!Lázaro: María, ¡Jesús es el Cristo! El mismo Dios caminando en nuestra carne humana. Él no podría traicionar tu confianza así como el sol no puede apagarse.María: No soy lo suficientemente buena como para ir a Dios.Lázaro: Nadie lo es. Debes ir tal como estás. María: ¿Con demonios en mi corazón?Lázaro: ¡Otros lo han hecho!María: No. Tengo que sacarlos primero.Lázaro: Ese es un milagro que Él debe hacer. ¡No tú!María: ¿Y crees que lo hará?Lázaro: Sé que lo hará. Él está esperando por ti.María: BuenoLázaro: Por favor, María. Te lo suplico.María: Me imagino que no tengo nada que perder.Lázaro: Nunca te arrepentirás de hacer esto, María. ¿Puedo ayudarte a empacar?

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María: Claro. Ayúdame a empacar.

Escena XIICanción(No hay música disponible)¿Quién es este hombre llamado Jesús?¿Por qué se interesa en mí?¿Quién es este hombre llamado Jesús?¿Qué puede ofrecerme?Si le doy mi corazón,¿No me lo partirá en dos?¿Cómo los otros han hecho siempre?¿Quién es este hombre llamado Jesús?María: (Orando) Dios, yo sé que tú estás aquí. Pero no sé si estás aquí para mí. Si quieres que yo vea a este Jesús, tienes que darme la fortaleza para tratar una vez más. (Se disipan las luces)Escena XIIICieloDios: ¿Algún comentario?Satanás: No la vas a tener.Dios: ¿Oh?Satanás: Aún si ella lo conociera, ella se sentiría decepcionada.Dios: ¿Podrías mencionarme una persona que le haya entregado su todo a Jesús y se haya decepcionado?Satanás: Dame un poco más de tiempo.Dios: El tiempo esSatanás: Tu mejor amigo. Lo sé, lo sé, lo sé. ¿Podemos seguir adelante?

Escena XIVLa casa de MartaMaría: Mayra, todavía no puedo creer que me hayas encontrado aquí.Mayra: Una de las otras chicas recordó que tenías parientes en Betania. Encontrarte no era fácilpero tenía que tratar.María: ¿Por qué?Mayra: Tenía que encontrarte antes de que fuera demasiado tarde.María: ¿Para qué?Mayra: ¿Recuerdas cuando dijiste que darías tu vida por salirte de esto?María: (Sospechosa) Sí.Mayra: Comencé a pensar que quizás lo decías literalmente. Tenía miedoMaría: ¿Sí?Mayra: Bueno, tenía miedo de encontrarte colgando de una soga, o con las muñecas ensangrentadas oMaría: (María le muestra las muñecas) ¿Así?Mayra: (Mayra ve las cicatrices y toma las manos de María en las suyas.) ¡María! Oh, gracias a Dios. Él ha escuchado mis oraciones.

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María: (María gentil pero firmemente retira sus manos)  ¿Y desde cuando oras?Mayra: Desde que conocí a Jesús.María: ¿Tú también?Mayra: ¿Recuerdas aquel viaje de negocios a Jerusalén?María: Sí.Mayra: Fui usada como en un montaje para atrapar a Jesús.María: ¿Y funcionó?Mayra: Casi.María:  Jum.Mayra: ¿Qué pasa?María: Había pensado que este Jesús estaba libre de las tentaciones que nosotras proveemos.Mayra: ¡No! Tú no entiendes. Los rabinos me juntaron con este hombre cuando supieron que Jesús estaba en el templo. Entonces me sacaron fuera de la cama y me arrojaron a Sus pies.María: ¡Mayra!Mayra: Cuando Jesús dijo, "El que esté libre de culpa, que arroje la primera piedra pensé que estaba muerta.María: Pero ¡estás aquí!Mayra: Porque Jesús se arrodilló a mi lado y comenzó a escribir en el polvo. Nombres, fechas, lugares, direcciones de chicas. Finalmente Jesús me dijo, "Mujer, ¿Dónde están los que te acusan? Miré hacia arriba y. ¡todos se habían ido! Entonces Él dijo, "Ni yo te condeno. Oh, María. Cuando escuché el amor en Su voz, me arrodillé a sus pies y confesé mis pecados. Él me perdonó, María. Más que eso, ¡me dijo que me fuera y que no pecara más! Él es quien reina en mi corazón, María, y no importa lo que pase, nunca dejaré de seg! uir a Jesús.María: (Con lágrimas en los ojos) Me alegro por ti, Mayra.Mayra: Debes estar alegre por ti también, María. Ve donde Él.María: Tengo miedo, Mayra. Mucho miedo.Mayra: No lo tengas. Él es el hombre más gentil que puedas imaginarte. Mientras más lo conoces, más lo amas. Trata, ¿está bien?María: Está bien.Mayra: ¿Lo prometes?María: Sí, lo prometo.Mayra: ¿Ahora?María: ¿Ahora?Mayra: Él está esperando por ti.María: ¿Dónde?Mayra: Afuera. (Se escucha que alguien toca suavemente a la puerta.)María: ¿Ese es Él?Mayra: Ese es Él. (Tocan de nuevo.) Dile que pase, María.María: Yo No puedoMayra: Por supuesto que puedes. Sólo di, "Pase.María: "¿Pase?Jesús: (SFX puerta) ¿María?María: ¿Sí Señor?

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Jesús: He estado esperándote, María. María: Y yo a ti. (Cae a sus pies) Oh, Maestro. Soy tan malvada. Satanás: ¡No! ¡Ella es mía! (María se ahoga.)Jesús: El Señor te reprenda, Satanás.Satanás: (Las manos de Satanás son quitadas de la garganta de María por las palabras de Jesús.) ¡No!María: (Tose un poco y puede hablar de nuevo) Oh, gracias.Jesús: ¿Cuán a menudo te hace esto?María: Cuando (Tose) estoy sola, o si trato de orar.Jesús: ¿Quieres ser libre?María: Daría cualquier cosa por ser libre.Jesús: ¿Aún tu vida?María: Sí.Satanás: No soportaré esta atrocidad. He pasado añosMaría: ¡Ahh!Jesús: El Señor te reprenda, Satanás.Satanás: ¿Quién crees que (Sus manos son sacadas con fuerza del cuello de María.)Narrador: (V.O.) La libertad no llegó instantáneamente, fácil para María. Siete veces tuve Jesús que reprender los demonios que controlaban su corazón y su mente. Siete veces Él llamó a Su padre por ella. Siete veces ella tuvo que decidir ser liberada del poder de Satanás. Pero cuando esas luchas terminaron y la victoria final fue obtenida, cuando ella había rendido su mente y alma totalmente a Jesús, Oh, ¡cuán bueno es estar libre otra vez! ¡Pensar sus propios pensamientos; tener poder divino para tomar decisiones sabias! ! Pero, aunque la batalla estaba ganada, la guerra apenas comenzaba.ACTO IIIESCENA ICieloSatanás: ¡Eso fue injusto!Dios: ¿Qué cosa fue injusta?Satanás: La manera como tú y tu hijo me la arrebataron.Dios: Todo lo que hicimos fue reforzar sus propias decisiones.Satanás: Sigue siendo injusto.Dios: ¿Desde cuando te concierne la justicia?Satanás: ¡Eran dos contra uno!Dios: ¿Uno? Yo conté siete de ustedes.Satanás: Quise decir ustedes dos contra mí. ¡No tenía manera de ganar!Dios: Tú sabes, Satanás, que eso fue lo que trató de decirte Jesús hace miles de años atrás. Con lágrimas en sus ojos te suplicó que no te enfrascaras en una guerra sin esperanza contra nosotros. Sin embargo, como has rechazado su consejo, y como has declarado una guerra injusta contra mis hijos, te prohíbo que te quejes. Tú eres el único que estás en esta guerra por su propia elección.Satanás: No tengo comentarios.Dios: Entonces, ¿podríamos concentrar toda nuestra atención hacia nuestro amigo Simón?Satanás: ¡Lepra! ¡Porquería incurable!

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Dios: No es peor que un corazón manchado. Observa como envío a María al Valle de la Muerte.Escena IIValle de la MuerteMaría: ¿Hay alguien aquí? (María tiene su chal envuelto alrededor de su cabeza y rostro.)Simón: (A la distancia) ¿Quién llama?María: Traigo buenas noticias para Simón de Betania.Simón: (A la distancia) Simón de Betania está muerto.María: No lo está. Debo verlo.Simón: (Entra Simón.) Inmundo. Inmundo.María: ¿Simón?Simón: ¿De quién es esa voz que escucho? (Ella descubre su rostro) ¡Ahhh!María: ¿Eres tú, Simón?Simón: ¡Tú de nuevo! (Toma una piedra grande y amenaza con lanzársela a María.) ¡Te dije que no volvieras por aquí!María: Vine con buenas noticias.Simón: No me mientas, María. ¡Sé que tienes sed por mi sangre!María: Es verdad, Simón. Yo te odiaba. Y por años ese espíritu controló cada uno de mis pensamientos. Pero soy diferente ahora.Simón: Estás mintiendo otra vez. María: No. Fui a Jesús. Él me ha libertado de todos mis demonios. Soy libre y con su ayuda jamás volveré a odiarte.Simón: ¡Viniste a burlarte de mí!María: Vine a llevarte donde Jesús.Simón: ¡No soy cualquier paralítico o un simple hombre ciego, mujer! ¡Soy un leproso! ¡Un leproso! He sido tocado por el dedo de Dios por el pecado que al que me llevaste. Él no puede sanarme.María: ¡Sí puede! Él ha sanado mi corazón que estaba roto. Él me ha libertado de los demonios que me tenían atada. Él puede hacer lo mismo por ti.Simón: ¡Yo no tengo demonios!Satanás: (Se ríe) Ja, ja, ja.María: Ve donde Él, Simón.Simón: ¡Un leproso! ¡Soy un leproso!María: Él puede sanar leprosos. Lo he visto haciéndolo. Tienes que ir a verlo.Simón: (Se aleja de ella) No. Aléjate. Inmundo. Inmundo.María: Tienes que ir donde Él, Simón.Simón: (Se da la vuelta y comienza a alejarse arrastrando los pies.) No. No hay esperanza. Inmundo. Inmundo.María: ¡¡Simón!!Simón: (Se da vuelta) ¿Qué? María: Sé como se siente tu odio, porque yo también he sentido lo mismo.Simón: ¡El odio es un placer comparado con perder la esperanza!María: ¡Conozco tu desesperación! ¡Mira! ¡Está escrito en mis muñecas! (Se descubre sus muñecas para que él las vea.)Simón: Así que echaste a perder un simple corte de navaja.

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María: Sí. Y le doy gracias a Dios.

Simón: ¡Hubieses estado mejor muerta! ¡Yo hubiese estado mejor muerto!María: No. ¡Hay un futuro! ¡Hay esperanza!Simón: No. No para mí.María: Si pudo cambiarme a mí - puede cambiarte a ti.Simón: Ni siquiera me conoce.María: Yo le hablé de ti. Él me envió a buscarte.Simón: ¿Por qué razón harías eso por mí? María: Porque Jesús ha cambiado mi odio por amor.Simón: ¿Qué?María: Te dije que te amo, Simón.Simón: ¡Eso es mentira!María: ¡No! Dios me ha dado un milagro.Simón: No existen los milagros. Has venido a ganarte mi confianza para después burlarte de mí.María: No.Simón: ¡Bah! Tu corazón está lleno de odio y venganza. ¡Admítelo!María: No. Jesús ha hablado de paz a mi corazón y ni tú ni todos los demonios del infierno pueden quitármela.Simón: ¡Bah! He escuchado de lo malvada y rencorosa que te has vuelto. Gracias a Dios que me dio lepra y no a ti.María: Sí. Dios ha sido bueno contigo. Y si vas a Él, Él será mucho mejor.Simón: No puedo creer eso.María: (Llamando) ¡Jesús! ¡Ayúdalo a creer!Simón: No le ores a un simple hombre.María: ¡Él es Dios!Simón: No estoy convencido de eso. ¿Puede sanarme aunque crea en Él sólo como un profeta?María: Sí.Simón: (Ablandándose un poco.) Jum.(Comienza una música suave que poco a poco va creciendo hasta convertirse en una de triunfo mientras su corazón es ablandado.)María: Simón, si vieras la mirada de amor en Sus ojos, no solamente para mí, sino para todos los que vienen a Él. Oh, si pudieras verla tan sólo por un momento, toda tu rabia y dolor tomarían alas y volarían a las estrellas. Tu piel leprosa se tornaría suave y rosada como la de un bebé y volverías a vivir. Lo exalto delante de ti como el que puede sanar toda enfermedad, y reparar todo corazón. (Durante ella habla la piedra que tiene Simón va siendo bajada y finalmente la deja caer.)Simón: Olvídate de mí, María.María: No. Eres un prisionero de la esperanza. No te dejaré hasta que conozcas Su amor como yo.Simón: Jesús no tiene tiempo para mí.María: ¡Jesús tiene tiempo para todo el mundo! (Pausa) Él está esperando por ti.Simón: ¿Dónde?

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María: (Mirando hacia el borde del valle.) Allá arriba. Mira te está saludando con la mano.Simón: (Simón mira hacia el borde del valle donde María está señalando. Hay una pausa mientras él entorna los ojos a través de la luz, como queriendo ver a la distancia y luego, vacilante, responde al saludo de Jesús con su mano.) ¿Quién está con él?María: Es Tara.Simón: ¿Tara? ¿Mi Tara?María: Ella ha hecho una cita con el sacerdote para que te declare limpio. Ven. (Ignorando las reglas de inmundicia, María agarra el brazo del débil y doblado Simón y lo ayuda a llegar adonde está Jesús. La música va en aumento mientras ellos salen.)Escena IIICieloSatanás: Estás orgulloso de ti, me imagino. Pero carne nueva no es lo mismo que un corazón nuevo, Simón ni siquiera cree que Jesús es Dios.Dios: Un día Jesús va a hacer que el corazón de Simón sea tan tierno como el de María.Satanás: ¡Ja! Imposible. Y con lo que respecta al corazón de María, demando la oportunidad de poner a prueba la profundidad de su cambio.Dios: ¿Ahora?Satanás: Oh, vamos a ver Primero, quiero que me des a su hermano para que muera.Dios: ¿Lázaro?Satanás: Así es. Y segundo, quiero que Jesús rompa una promesa.Dios: Jesús no puede mentir.Satanás: Entonces dame algo que parezca una mentira. Una aparente mentira que ponga a prueba su amor hasta la médula.Dios: Hmmm.Satanás: ¿Por qué vacilas?Dios: Amo a María. Odio el pensamiento de traerle más sufrimiento.Satanás: Esa es una manera muy dulce de decir que no confías en ella. Lázaro muere y Jesús miente. ¡Te reto!Dios: Te lo estoy diciendo, ¿o no?Dios: Si permito esto, Jesús va a ser glorificado. Satanás: No veo cómo.Dios: Y no imagino que tomes mi palabra por eso.Satanás: ¿De verdad necesitas preguntar?Dios: No. Sólo quería que todos vieran que te advertí. Está bien. Lázaro es tuyo.Escena IVEl hogar de Marta y MaríaJarad: (Entra de prisa sin tocar)Marta: ¡Jarad! ¿Por qué tardaste tanto?María: (Se dirige a la puerta que aún está entreabierta y busca con su vista a Jesús.) ¿Dónde está Jesús?Jarad: Él no está aquí.María: ¿Y cuando viene?Jarad: No sé exactamente. Pero el dice que esta enfermedad no es de muerte.Marta: ¡Oh, alabado sea el Señor!

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María: (Yendo a su lado y arrodillándose.) ¿Escuchaste eso, Lázaro? ¡No es de muerte! ¡Vas a estar bien!Lázaro: (Se queja.)Jarad: ¿Cuánto tiempo hace que Lázaro está así?María: Toda la tarde. Y se pone peor cada vez.(Jarad cruza sus brazos y pone cara de preocupación. Aún no cree mucho en Jesús y no cree que Lázaro se ponga mejor.)Jarad: Jumm.Lázaro: (Se queja)María: Está bien, hermano. Jesús ya viene.Lázaro: (Trata de sentarse. Se queja y cae de nuevo en la cama.)Marta: ¡No, no! No trates de levantarte hasta que Jesús no llegue aquí. ¿Tú crees que llegará pronto, Jarad?Jarad: No. Yo esperé un rato pero el siguió enseñando y parece que se olvidó de mí.Marta: Que extraño. Ten, Lázaro. Este paño frío va a refrescar un poco la fiebre. (Le pone el paño en la frente y luego le toma la mano.)Lázaro: (Quejido muy débil)Marta: ¿Lázaro? Hermano ¿puedes escucharme?María: (Se arrodilla junto a su hermana.) Vas a estar bien, hermano. Esta enfermedad no es de muerte.Jarad: Él no puede escucharte.María: Sí que puede. Hermano, ¡no vas a morir! ¿¡Me escuchas!?Marta: María, déjalo descansar. Gritarle a sus oídos no va a sanarlo.María: Jesús puede. ¿Por qué no viene Jesús? (Tocando la mejilla se Lázaro.) ¡Está tan caliente! Y su respiración es tan débil, que casi no puedo escucharla Marta, muévete un poco a ver si puedo escuchar. (Pone su cabeza en el pecho de Lázaro por unos segundos. Su preocupación crece.) ¡Marta!Marta: ¡¿Qué pasa?! (Se mueve rápidamente al lado de María.)María: (Moviéndolo.) ¡Lázaro!Marta: ¡Déjame escuchar! (Mueve a María a un lado y escucha.)María: ¡Lázaro! ¡No nos dejes!Marta: Shhhh. (Pone su oído en su pecho. Después de una larga pausa, se levanta con una mirada perdida, en blanco. Lázaro ha muerto.)María: ¿Marta?Marta: (No responde)María:  (Se levanta) ¡Marta! (Tomándola del brazo.)Marta: Está muerto.María: ¿¡Muerto!? ¡No! ¡Lázaro! (Tomando el rostro de Lázaro entre sus manos y volteándolo hacia ella.) Lázaro, levántate. Esta enfermedad no es de muerte. Vas a ponerte bien.Marta: (Poniendo sus dos manos en los hombros de María.) María.María: Quizás no puedes escucharme ahora, pero te vas a poner bien. Jesús dijo que no ibas a morir.Marta:  María.María: ¡Jesús es el Hijo de Dios, Lázaro! ¡Él dijo que no ibas a morir! ¡Jarad!

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Jarad: Déjenme revisarlo. (Jarad se mueve al lado de la cama. Con sólo poner su mano sobre el pecho de Lázaro y luego su oído en el pecho, ya sabe lo que pasa. Se endereza, cierra los ojos de Lázaro y hala la sábana sobre su rostro. Se le queda mirando al cuerpo por una larga pausa. Da a las hermanas una mirada de angustia.)Jarad: ¡Me dijiste que Jesús era especial, María! ¿No fue a buscar a Simón para sanarlo? ¿Un perfecto extraño? ¿Y ahora no tiene tiempo para su mejor amigo?Marta: Está bien, Jarad.Jarad: ¿Qué está bien? ¿Esto está bien?Marta: Jesús va a venir. Jesús nos va a ayudar.Jarad: ¡Pero que hay de Lázaro! ¡No estaba supuesto a morir! "No es de muerte, me dijo. "!No es de muerte! Cuando le dije al Rabí que Jesús venía a sanar a Lázaro, sólo se rió.Marta: El Rabí no entiende, Jarad.Jarad: ¿Sí? ¡O quizás sabe algo que nosotros no sabemos! (Comienza a salir. Al pasar junto a Marta, ésta lo detiene.)María: Jarad.Jarad: Dime.María: Cuando llegue Jesús, vamos a entender.Jarad: Si es que viene. (Sale)María: (Va hacia Marta y se abrazan. Las lágrimas y sollozos fluyen mientras disminuyen las luces.)

Escena VCieloDios: ¿Viste cómo María permaneció fiel, aunque me has movido a herir su alma sin razón?Satanás: No estuvo mal. Pensé que te maldeciría después de esto. Pero al menos tengo a Lázaro.Dios: Lázaro duerme.Satanás: ¡Lázaro está muerto!Dios: Sólo el primer sueño anestésico común de todos los hombres. Pero todo aquel que cree en mi Hijo nunca morirá la muerte segunda. Y Jesús vendrá a despertarlo de esta corta muerte sueño de la que estás tan orgulloso.Satanás: ¡Imposible! ¡Ha estado muerto por cuatro días!Dios: Recuerda que dijiste eso. Vamos donde están ellos, frente a su tumba.Escena VIEn la tumbaMaría: (María entra y se arrodilla ante un invisible Jesús. Con ella están los dolientes y plañideras quienes dejan escuchar sonidos de sollozos y música lúgubre. Ella habla con emoción.) Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no hubiese muerto.Jesús: ¿Dónde le han puesto?María: Señor, ven para que veas. (Da un giro para ir a mostrarle.)Simón: Él está sollozando. Mira como le amaba. Fariseo: ¿No podía este hombre que abre los ojos de los ciegos, haber hecho que Lázaro no muriera? Simón: Esto es un misterio.

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Marta: Este es el lugar, Señor.Jesús: Quitad la piedra. (Hay murmullos entre la multitud.)Marta: ¡Señor! ¡Ha estado muerto por cuatro días! ¡Hiede ya!Jesús: ¿No te dije que si creyeras, verías la gloria de Dios?Marta: Sí peroJesús: Marta, ¿por qué dudas de mi poder? ¿Por qué actúas en contra de mis requerimientos?Marta: Lo siento, Señor.Jesús: Si crees, verás la gloria de Dios.Marta: Sí, mi Señor.Jesús: (A los hombres que están cerca) Le hablaré a mi amigo Lázaro. ¡Quiten la piedra!Fariseo: (Privadamente) Esto es una locura. ¿Le va a hablar a un muerto?Simón:  (Privadamente) Teníamos más esperanza, eso es todo.Jarad: La piedra ha sido removida.Jesús: Gracias.Fraiseo: (Privadamente) ¿Cómo vamos a detener esto?Simón: (Privadamente) No puedes detenerlo.Fariseo: (Privadamente) Si Lázaro contestaSimón: El hombre está muerto hace cuatro días. No seas supersticioso.Jesús: Padre, te doy gracias porque siempre me oyesFariseo: (Privadamente) ¡Blasfemia!Simón: Shhh. Dale suficiente sogaJesús: Y sabía que siempre me oyes; pero lo dije en nombre de aquellos que me escuchan, para que ellos crean que Tú me has enviado.María: ¿Marta, qué está haciendo?Marta: No lo sé pero espero queJesús: (Con voz fuerte y con autoridad) ¡Lázaro! (Hay una pausa mientras los fariseos se miran unos a otros con temor y la multitud mira a Jesús para ver qué viene después.) ¡Lázaro, sal fuera!Simón: Bueno, ya lo hizo.Fariseo: Sí. Ahora es Dios o fraude.Simón: Sí. Lo sabremos en un segundo porqueFariseo: Shhh. ¡Mira!Simón: ¡No puedo creerlo!María: ¡Lázaro!Marta: ¡Lázaro!Lázaro: (Habla pero no se entiende)Jesús: Suéltenlo y déjenlo ir.Simón: ¡Esto es increíble! ¡Sencillamente increíble!Jarad: Aquí. Lo cubriré con mi bata. Ustedes, suelten esas envolturas.María: ¡Marta! ¿¡Ves!?Marta: ¡Sí! ¡Oh, María! ¡Sí, lo veo!Jarad: Con calma, no vayan a golpear al pobre hombre y lo maten.Lázaro: (Habla pero no se entiende)Jarad: Destapen su boca, ahora su cabeza. Ahí estás, Lázaro, como nuevo.

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Lázaro: Gracias.Narrador: "Lázaro es liberado y se para frente a la multitud, no como uno emancipado de la enfermedad o con un cuerpo débil y tembloroso, sino como un hombre en la flor de la vida, y con el vigor de una noble madurez. Sus ojos resplandecen con inteligencia y con amor por su Salvador. Se arroja en adoración a los pies de Jesús.Lázaro: ¡Mi Señor y mi Dios!Simón: ¿Bien?Fariseo: Creo que este Jesús ha firmado su propia sentencia de muerte.Simón: Hey, espera un minuto. ¿No estás planificando algún acto violento, verdad?Fariseo: Después de ver esto, ¿qué crees?Simón: Oh, bien. Después de todo, ha ayudado a mucha gente.Jesús: ¡Lázaro! ¡Mira a tus hermanas! ¡María, Marta! ¡Miren! Este es su hermano. ¡¿No les había dicho que esta enfermedad no era para muerte?!Marta: YoMaría: YoJesús: Bueno, ¿no van a darle un abrazo a su hermano?María: ¡Sí! ¡Oh, sí, sí, sí! ¡Bienvenido!Lázaro: Sí, gracias. Pero ¿dónde estaba? ¿Por qué estoy en el cementerio?Marta: Te lo contaremos cuando lleguemos a la casa. ¡Alabado sea Dios!Narrador: "Por unos momentos, los espectadores quedan mudos de asombro. Luego sigue una escena inexpresable de regocijo y acción de gracias. Las hermanas reciben a su hermano de vuelta a la vida, como un regalo de Dios, y con lágrimas de alegría expresan con libertad las gracias a su Salvador. Pero mientras hermanos, hermanas y amigos están regocijándose en esta reunión, Jesús desaparece de la escena. Cuando buscan al dador-de-vida, no lo encuentran.María: ¡Alabado sea Dios, Lázaro está vivo! ¡Oh, Dios es bueno!

Marta: ¡Amén! ¡Oh, mil veces y más, Amén! (Ofrece alabanzas y expresiones de regocijo.)Jarad: Oye, ¿Dónde está Jesús?María: Bueno, él tenía razón no sé. ¿Dónde está Jesús?Escena VIICieloDios: ¿Has vistoSatanás: Lo único que hizo fue crear vida.Dios: Sí, sólo eso.Satanás: Aún no ganas el corazón de Simón. Sí su gratitud. Pero no su corazón. Dios: ¿Así que admites que la mayor conquista es el corazón del hombre?   Satanás: ¡Por supuesto! NO es cuestión de asombro que le des vida a un cadáver sin vida. Nada especial en convertir energía infinita en una galaxia. ¡Pero cambiar un corazón humano que no sabe que necesita ser cambiado! ¡Y hacerlo sin el consentimiento humano! ¡Eso es una conquista!Dios: Muy bien, entonces. El corazón de Simón. María ha escuchado decir a Jesús que Él va a morir y ella desea darle un entierro honorable. Observa.

Escena VIII

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BoticaBoticario: (Suena la campana cuando María entra a la tienda y luego cierra la puerta tras ella. Él la evalúa físicamente y decide que ella no representa mucho dinero.) ¿Puedo ayudarla, señora?María: Eh, si. Quiero comprar un perfume.Boticario: Hmmm. Perfume, eh. Bueno, tengo varias alternativas muy buenas. (Se dirige a un armario y lo abre.) Éste, por sólo dos días de trabajoMaría: ¿Un denario?Boticario: Es muy razonable, ¿no cree?María: ¿No tiene algo mejor que eso?Boticario: ¡Pero claro! La única pregunta es cuán mejor. (Cierra una sección de esta colección y se mueve a la próxima.) Aquí tengo perfumes que vienen de Egipto y Lybia.María: ¿Cuánto?Boticario: Si tienes que preguntar es que no puedes costearlo.María: ¿Cuánto valen?Boticario: Los perfumes en este armario en particular empiezan en unos 20 denarios. Dos o tres semanas de salario.María: (Su rostro y su voz registran molestia) Oh.Boticario: Umm hmm. Tal como lo pensaba. Un tanto (Cierra el segundo armario y comienza a reabrir el primero.)María: No. Esperaba que tuviera algo un poco mejor.Boticario: ¡Mejor!María: Es para alguien muy especial.Boticario: ¡Debía saberlo! Entonces usted quiere ver la colección princesa. Aquí. (Se mueve al próximo armario.) Perfumes al gusto de Cleopatra y producidos en los templos que están a las riveras del Nilo.María: ¿Cuánto cuestan estos?Boticario: Si tiene que (Se da cuenta de lo que iba a decir) eh, um, de 200 a 300 denarios. Si se gana un buen salario y no tiene gastos, podría pagar por este en sólo seis meses.María: ¿Eso es todo?Boticario: ¿Todo?María: Esperaba encontrar algo mejor.Boticario: ¡Caramba! Éste debe ser un amigo muy especial. María: Sí. Muy especial.Boticario: Bueno, ciertamente quedará muy impresionado. Si esto no hace que se enamore de usted nadaMaría: No. Esto no es para (Trata de que sus lágrimas no salgan) Es para ungir su cuerpo en para enterrarlo.Boticario: ¡Usted quiere esto! ¿para un entierro?María: Si.Boticario: ¿Para el entierro de quien, si se puede saber?María: Jesús.Boticario: ¿De Nazaret?María: Sí.

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Boticario: ¡Oh! Un gran hombre. Espero poder verlo algún día. Dígame, ¿sabe algo acerca de este hombre llamado Lázaro?María: Jesús lo levantó de los muertos.Boticario: Y usted lo creyó. ¿O no?María: Oh, sí.Boticario: Ah. Entonces estoy feliz de conocerle. Dígame, ¿dijo que quería este perfume para su entierro?María: Sí.Boticario: Hmm. Escuché que después del asunto este de Lázaro, los rabíes querían matarlo, pero ¿ya lo hicieron?María: No, todavía no.Boticario: ¡Todavía no!María: No. Pero ha estado diciéndonos que lo van a matar muy pronto. Boticario: ¿Por qué quiere ungirlo con un perfume tan caro?  Él nunca va a saberlo.María: Sólo deseo expresar mi gratitud.Boticaro: Debe tener mucho que agradecer.María: Más de lo que podría experesar.Boticario: Hmm. (Abre otro armario.) Bueno, le aseguro, señora, que los más honorable en todo Jerusalén, no bajan a sus tumbas usando perfumes como estos. Este vale 400 denarios. Su amigo, va a ser muy honrado.María: ¿Pero es el mejor? ¿Tiene algo mejor?Boticario: Señora, ¿se da cuenta de queMaría: Muéstreme por favor.Boticario: Señora, usted no entiende. No traje este perfume ni siquiera para la esposa de Pilato. Sólo la esposa del Emperador podría considerarMaría: Lo quiero.Boticario: Usted eh usted dijo queMaría: Dije que lo quería.Boticario: Estoy hablando de nardo. Es muy costoso. MUY costoso.María: ¿Cuán costoso?Boticario: 600 denarios. Un año de salario. Seguramente usted noMaría: Me lo llevo.Boticario: ¡¿Se lo lleva?! ¡Oh, Dios! Tengo que buscarlo en el salón de atrás. Ya regreso. (Tropieza por la prisa) Ya vuelvo. (Susurrando) ¡Mujer! ¿Escuchaste? ¡Ella quiere el nardo!Escena IXCieloSatanás: ¡Está loca! Gastar todo ese dinero en un cadáver.Dios: Ese es un reflejo de su amor.Satanás: Pero dime, ¿Qué hace ella aquí, en la fiesta de Simón?Dios: Está ungiendo a un Rey.Satanás: Ella no fue invitada.Dios: Ella no ha planificado ser vista. Mira como se mueve como una sombra adonde pueda ungir su cabeza y sus pies.Satanás: Pensé que lo había comprando para su entierro.Dios: Eso fue antes.

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Satanás: ¿Antes de qué?Dios: Antes de que se hablara de que Jesús sería coronado como Rey. Ahora ella quiere ser la primera en homenajearle.Satanás: ¿Por qué aquí?Dios: Yo la inspiré a que lo hiciera.Satanás: ¿Por qué? Dios: Para ganar la última conquista.Satanás: ¿Simón?Dios: Ujum. ¡Observa! Ella está a punto de romper el frasco.María: (V.O) Ahora es un buen momento. Todos están absortos con la música. (Inhala) ¡Ah! Qué aroma celestial. Pero un regalo tan pequeño para devolver un amor tan poderoso.  Ahora, le pondré un poco en su cabeza. Si lo hago con cuidado, nadie se dará cuenta.(Abre el frasco y derrama el precioso aceite sobre la cabeza de Jesús y luego lo frota en su pelo.)María: (V.O)  ¡Oh! Hay más del que pensaba. Pero quiero usarlo todo. Ya sé. Ungiré también sus pies.(Dirigiéndose a sus pies, derrama el resto del aceite allí.)María: (V.O.) ¡Oh! Todavía queda mucho. Oh se está derramando en el suelo. Una toalla. Olvidé traer una toalla. Oh ¿Qué hacer?Satanás: ¿De verdad cree que puede esconder sus acciones? ¿Con todo ese perfume que se percibe por todas partes?Dios: Es un detalle que ella pasó por alto.María: Mi pelo. ¡Secaré sus pies con mi pelo!Satanás: Pensé que tú habías inspirado todo esto.Dios: Sí.Satanás: Así que eres tú quien olvidó los detalles.Dios: Sí.Satanás: Pensé que Dios no pasaba por alto ninguna cosa.Dios: Sí.Satanás: ¿Entonces por qué?Dios: Todo es parte de la conquista.Satanás: ¿Te importa si estropeo la fiesta? ¡Judas! Mira que desperdicio. (El ambiente de conversación se desvanece rápidamente y luego la música se detiene. María puede sentir que todos los ojos miran hacia donde está ella y se encoge en un gesto de no querer ser vista.)Judas: ¿Es nardo lo que huelo?María: (V.O) No puede verme. ¿Cómo lo sabe?Simón: ¡Mira el tamaño de ese frasco de alabastro!María: (V.O.) ¡Oh, no! ¡No también Simón!Judas: ¿Por qué ha sido desperdiciada toda esta riqueza? ¡Un año de salario que ha podido ser usado para los pobres!María: (V.O.) ¡Oh, no! He sido una derrochadora. Marta me va a reclamar. Quizás Jesús se moleste. Ohhh.Jesús: Déjenla, ¿por qué la molestan?

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María: (V.O.) ¡Jesús me está mirando! Pero, ¡sus ojos! ¡No está molesto! Él entiende. Oh, Jesús, cuánto te amo.Jesús: Ella ha hecho conmigo una buena obra. A los pobre siempre los tendrán con ustedes y les pueden servir cuando quieran. Pero a mí no siempre me tendrán. Ella ha hecho lo que ha podido. Al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho para prepararme para la sepultura. De cierto les digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, se contará lo que ella ha hecho, para memoria de ella.María: (V.O.) Oh, no está molesto. Hasta está orgulloso de mí. Oh, si hubiese tenido aún más perfume.Simón: (V.O.) Mira como deja que lo toque. Si realmente fuese profeta hubiese sabido que clase de mujer es. Jesús: ¿Simón?Simón: ¿Maestro?Jesús: Acércate. Tengo algo que decirte.Simón: Eh, sí, Maestro. (Acercándose) ¿Sí, Maestro?Satanás: Míralo a los ojos, Simón. Ellos miran a través de ti. Él sabe. ¡Sabe lo de María! Sabe de tus mentiras, sabe todo y todos están observando como te arruina.Jesús: (Confidencialmente) Simón, juzga por mí. Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía 500 denarios y el otro 50, y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos.Simón: ¿Oh?Jesús: Dime, ¿Cuál de ellos la amará más?Simón: Bueno, supongo que aquel a quien perdonó más le amará más. Jesús: (Aún en un tono confidencial) Has juzgado correctamente. Simón, cuando vine a tu casa, no me diste agua para que lavara mis piesSatanás: Ahora viene, Simón.Simón: Yo eh lo siento, Maestro.Jesús: pero esta mujer ha lavado mis pies con lágrimas de arrepentimiento y secó mis pies con su cabello. Simón: Yo eh ejem.Jesús: No me saludaste con un beso,Simón: No, Maestro.Jesús: pero esta mujer a quien tú desprecias ha besado mis pies!Simón: Yo ehJesús: (Aún en tono confidencial) ¿Ves esa mujer?Simón: Sí, Maestro.Jesús: Tú has juzgado correctamente. En efecto, ella es una pecadora. Y sus pecados, que son muchos, han sido perdonados; porque ha amado mucho; pero a aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Simón: (Con humildad) Sí, Maestro. (V.O. Él sabe, y aún así me ha tratado amablemente. Es un profeta. Sí, más que un profeta.) Gracias, Maestro.Jesús: ¿Gracias?

Simón: Por no hacer conmigo lo que he hecho con ella. Tú eres el Hijo de Dios. Por favor, perdóname.Jesús: Según has perdonado, así serás perdonado. Simón: Sí, Maestro.

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Escena XLa canción de Simón(No hay música disponible)Allá en el valle/ valle de muerteEl corazón lleno de rabia/ mi vida no tenía reposoViniste a mi valle/ el corazón lleno de amorMe hablaste de Jesús/ y señalaste hacia arribaÉl me tocó y me sanó/ por el poder de Su nombrePero sólo mi cuerpo/ mi corazón se quedó igualDerramaste tu alma/ tu amor llenó el salónUngiste mi corazón/ con tu perfumeTe llevé hacia la muerte/ tú me trajiste a la vidaHerí tu corazón/ tu terminaste con mis conflictos

Mi vida ahora tiene sentido/ Canto una nueva canciónMe diste lo mejor de ti/ después que te hice dañoMaría, oh, María/ ¿qué te puedo decir?Me trajiste a Jesús/ me salvaste de morir.En el vestíbulo de Simón. Marta camina con una bandeja mientras limpia después de la fiesta. María viene después de recoger alguna basura del piso y ponerla en el basurero. Entra Simón.Simón: María.María: ¿Sí?Simón: Perdóname. (Ella inclina su cabeza sumisamente.)María: ¿Que te perdone?Simón: María, esta noche te ví como estabas y te desprecié. Aún así, mientras yo atendía a un mero hombre, tú ungiste a un Rey. Yo sólo vine a decir, gracias pero tú viniste a derramar tu tu corazón. Ahora Él ha abierto mis ojos y te veo como Él te ve. Más que eso, lo veo a Él como tú lo ves a Él y soy bendecido.María: Gracias.Simón: No, María. Gracias a ti. Te robé parte de tu vida y tú me has pagado con eternidad. Realmente Él vive dentro de ti. Ojalá sea lo mismo conmigo. Gracias, María de Betania, por dirigir mi alma hacia Jesús. (Se va y deja a María sola en escena.)

Escena XICieloSatanás: Si pudiese controlar la gente como tú lo haces, hubiese ganado esta guerra hace mucho tiempo.Dios: Si hubieses decidido controlar la gente con amor, como lo hacemos nosotros, no hubiese habido guerra.Satanás: Bueno, como eso nunca podrá ser, ¿dónde va a ser nuestra próxima batalla?Dios: Allá afuera.Satanás: ¿Dónde?Dios: Delante de nosotros. Toda esa gente de la última generación que escucha nuestra voz.

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Satanás: (Apuntando hacia la audiencia) ¿Ellos?Dios:  Sí. Ellos son la última conquista del amor. Cuando sus mentes estén selladas, entonces los traeré a casa y ya no habrá más pecado ni sufrimiento.Satanás: ¿Puedo preguntar cuando será ese día?Dios: Pronto.Satanás: Tu pueblo ha estado diciendo "pronto por miles de años.Dios: Eso quiere decir que "pronto está mucho más cerca, ¿no es así?Satanás: ¡Esa no es una respuesta! ¿Cuán pronto es pronto?Dios: Muy pronto llegará el momento en que mi pueblo se permitirá a sí mismo convertirse en la conquista del amor. Así que depende de ellos, mi pueblo. Jesús está esperando por ellos.FINCanciónPalabras talladas en madera/ gotas en el marEstrellas en el cielo/ el amor de Dios por míEntraste a mi vida/ cuando estaba caídoRecogiste cada pedazo/ y me diste la vueltaMe enseñaste a un Padre/ que vive en lo altoMe mostraste su gloria/ delicada con amorNombre en un papel/ ahora limpio y blancoMis pecados en el mar/ lejos de su vistaPalabras talladas en piedra/ gotas en el marEstrellas en el cielo El amor de Dios por mí