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La erradicación del hambre en el mundo:clave para la consecución
de los objetivos de desarrollo del Milenio
El estado de lainseguridad alimentaria en el mundo
2005
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Agradecimientos
El estado de la inseguridadalimentaria en el mundo 2005 es fruto dela colaboración entre distintasdependencias de la FAO dirigida por el Departamento Económico y Social (ES).
La dirección general de esta publicación estuvo a cargo de Hartwigde Haen, Subdirector General (ES), con la asistencia de Prakash Shetty,Jefe del Servicio de Evaluación yPlanificación de la Nutrición (ESNA),que actuó como presidente del equipotécnico central. Andrew Marx prestóuna valiosa asistencia conceptual yeditorial.
Otros miembros del equipo técnicocentral del ES fueron: Kostas Stamoulis, de la Dirección deEconomía Agrícola y del Desarrollo; Ali Arslan Gurkan, de la Dirección de Productos Básicos y Comercio; y Jorge Mernies, de la Dirección deEstadística.
Los siguientes miembros del personalde la FAO aportaron contribucionestécnicas: Josef Schmidhuber, de laDependencia de Estudios dePerspectivas Mundiales (ES); JakobSkoet, de la Oficina del SubdirectorGeneral (ES); Haluk Kasnakoglu,Ricardo Sibrian, Amanda Gordon, CinziaCerri y Seevalingum Ramasawmy, de laDirección de Estadística (ES); GeroCarletto, Marcella Vigneri y CarloAzzarri, de la Dirección de EconomíaAgrícola y del Desarrollo (ES); GinaKennedy y Frank Martinez-Nocito, de laDirección de Alimentación y Nutrición(ES); Mark Smulders, de la Dependenciade Coordinación del SICIAV (ES);Alexander Sarris, Henri Josserand yHarmon Thomas, de la Dirección deProductos Básicos y Comercio (ES);Marcela Villareal, Gabriel Rugalema yYianna Lambrou, de la Dirección deGénero y Población (Departamento deDesarrollo Sostenible [SD]); LaviniaGasperini, Mirella Salvatore y JeffTschirley, de la Dirección de Investigación,Extensión y Capacitación (SD).
Las principales estimaciones sobre elconsumo de alimentos y la subnutriciónutilizadas en El estado de la inseguridadalimentaria en el mundo 2005 fueronelaboradas, respectivamente, por elServicio de Estadísticas Alimentarias yAgrícolas Básicas y el Servicio deEstadísticas y Análisis Socioeconómicosde la Dirección de Estadística de la FAO.
El Servicio de Gestión de lasPublicaciones, del Departamento deAsuntos Generales e Información (GI),se encargó de los servicios de ediciónen los distintos idiomas y de losservicios editoriales, gráficos y deproducción. El Servicio deProgramación y Documentación deReuniones del GI se ocupó del trabajode traducción.
Publicado en 2005 por laOrganización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la AlimentaciónViale delle Terme di Caracalla, 00100 Roma, Italia
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© FAO 2005
ISBN 92-5-305384-4
Impreso en Italia
FotografíasDe la cubierta, de izquierda a derecha: FAO/19682/G. Bizzarri; FAO/17617/G. Diana; FAO/22784/G. Diana
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La erradicación del hambre en el mundo:clave para la consecución
de los objetivos de desarrollo del Milenio
El estado de lainseguridad alimentaria en el mundo
2005
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El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 20052
Sobre el presente informe
Los objetivos de desarrollo del Milenio y sus vinculaciones con la reducción del hambre
ODM Metas seleccionadas Vinculaciones con la reducción del hambre
1 Erradicar la pobreza extremay el hambre
2 Lograr la enseñanzaprimaria universal
3 Promover la igualdadentre los sexos y la autonomía de la mujer
4 Reducir lamortalidad infantil
5 Mejorarla salud materna
6 Combatir el VIH/SIDA, el paludismo yotras enfermedades
7 Garantizarla sostenibilidaddel medio ambiente
8 Fomentar unaasociación mundialpara el desarrollo
• Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personascuyos ingresos son inferiores a 1 dólar EE.UU. por día.
• Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje depersonas que padecen hambre
• Velar por que, para el año 2015, los niños y niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de educaciónprimaria.
• Eliminar las desigualdades entre los sexos en la enseñanzaprimaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza para 2015.
• Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la tasa de mortalidad de los niños menores de cinco años.
• Reducir, entre 1990 y 2015, la razón de mortalidad maternaen tres cuartas partes.
• Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015, la propagación del VIH/SIDA.
• Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015, la incidencia del paludismo y otras enfermedades graves.
• Incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales e invertir la pérdida de recursos del medio ambiente.
• Reducir a la mitad el porcentaje de personas sin accesosostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento.
• Elaborar un sistema financiero y comercial abierto, basado en normas, previsible y no discriminatorio.
• Atender las necesidades especiales de los países menosadelantados.
• Encarar de manera general los problemas de la deuda de los países en desarrollo.
• El hambre perpetúa la pobreza al reducir la productividad.
• La pobreza impide a las personas producir o adquirir los alimentos que necesitan.
• El hambre reduce la asistencia a la escuela y perjudica la capacidad de aprendizaje.
• La falta de instrucción reduce la capacidadpara obtener ingresos y aumenta el riesgo de pasar hambre.
• El hambre reduce más la tasa de asistencia a la escuela de las niñas que de los niños.
• La desigualdad entre los sexos perpetúa el problema, ya que las mujeres subnutridasdan a luz a bebés con insuficiencia ponderal.
• Más de la mitad de las muertes infantiles son resultado, directa o indirectamente, del hambre y la malnutrición.
• La subnutrición y las carencias de micronutrientes aumentan enormementeel riesgo de defunción materna.
• El hambre desencadena comportamientosarriesgados que aceleran la propagación del VIH/SIDA.
• Los niños subnutridos tienen más del doblede probabilidades de morir de paludismo.
• El hambre da lugar a un uso insostenible de los recursos.
• La restauración y el mejoramiento de las funciones de los ecosistemas son fundamentales para reducir el hambre entre la población rural pobre.
• Los subsidios y aranceles en los paísesdesarrollados obstaculizan un desarrolloagrícola y rural favorable a la reducción de la pobreza.
Mientras la comunidad internacio-nal analiza los progresos hechoshacia la consecución de los obje-tivos de desarrollo del Milenio (ODM) y seprepara para el examen a mitad de perío-do de la Cumbre Mundial sobre la Alimen-tación (CMA), El estado de la inseguridadalimentaria en el mundo 2005 se centra enla importancia crítica de la reducción delhambre, como meta explícita de la CMA y
del primer ODM y como condición esencialpara conseguir los restantes ODM.
En la primera sección del informe seanalizan las tendencias a largo plazo res-pecto de la reducción de la subnutrición yse estudian los efectos del crecimientoeconómico, la gobernanza y las catástro-fes naturales.
En la segunda sección se examina cadaODM por separado, destacando de qué
forma el hambre frena el desarrollo y cómosu reducción permitiría progresar con másrapidez.
En los cuadros anexos figuran las esti-maciones más recientes de la FAO sobrela subnutrición y sobre los progresos hechoshacia las metas de reducción del hambrefijadas en la CMA y los ODM, y se presen-tan los indicadores clave respecto de losrestantes ODM.
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Prólogo
4 En pos de la meta de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y los objetivos de desarrollo
del Milenio: la alimentación como derecho prioritario
La subnutrición en el mundo
6 Cuantificación de las personas hambrientas: tendencias a largo plazo en los
países en desarrollo
8 Crecimiento económico y reducción del hambre
10 La función del buen gobierno en la reducción del hambre
12 Las zonas más gravemente afectadas por el hambre: las complejas repercusiones
de las catástrofes naturales
Hacia el logro de los compromisos de la Cumbre
14 Educación y subnutrición: el círculo virtuoso de la alimentación del cuerpo y la mente
16 Igualdad entre los sexos y emancipación de la mujer: elementos fundamentales
para avanzar en la reducción de la pobreza y el hambre
18 Reducir el hambre para salvar la vida a los niños
20 Mejorar la salud materna y romper el círculo de la pobreza, el hambre y la malnutrición
22 La lucha contra el VIH/SIDA, el paludismo y la tuberculosis: papel de la subnutrición
como síntoma y causa
24 Aumentar la sostenibilidad ambiental y la seguridad alimentaria mediante la promoción
de la autonomía de la población rural pobre
26 Incremento de la ayuda y comercio más equitativo: elementos fundamentales para forjar
una asociación mundial en pro del desarrollo
28 El camino por recorrer: dar un mayor impulso al enfoque de doble componente
para la consecución de la meta de la CMA y los ODM
30 Cuadros
36 Fuentes
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 3
Índice
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Quedan tan sólo 10 años para quevenza el plazo (en 2015) que loslíderes mundiales se fijaron a finde reducir a la mitad el hambre y la pobre-za extrema y lograr avances importantesen relación con la educación, la salud, laequidad social, la sostenibilidad del medioambiente y la solidaridad internacional.La mayor parte de estos objetivos no seconseguirán sin un compromiso másresuelto y progresos más rápidos.
Si se mantiene el ritmo actual de reduc-ción de la pobreza en las distintas regio-nes en desarrollo, únicamente Américadel Sur y el Caribe alcanzarán el objeti-vo de desarrollo del Milenio (ODM) dereducir a la mitad el porcentaje de per-sonas que padecen hambre. Ninguna deellas conseguirá el objetivo, más ambi-cioso, de la Cumbre Mundial sobre la Ali-mentación (CMA) de reducir a la mitadel número de personas hambrientas.
Tampoco los progresos hacia la con-secución de los restantes ODM han sidosuficientes, en particular en los paísesy regiones donde los esfuerzos de reduc-ción del hambre se han estancado, comopuede observarse claramente en el grá-fico correspondiente.
Todavía es posible alcanzar la mayorparte de las metas de la CMA y los ODM,si no todas, pero ello se logrará única-mente si los esfuerzos se redoblan y seorientan más eficazmente, y si se reco-nocen y se afrontan dos cuestiones fun-damentales, a saber:1. Sin un rápido avance en la reducción
del hambre, resultará difícil, y tal vezimposible, conseguir los restantesODM; y
2. La lucha por eliminar el hambre y con-seguir los restantes ODM se ganaráo se perderá en las zonas rurales, pueses allí donde vive la mayoría de laspersonas hambrientas del mundo.
La alimentación como derecho prioritario
Como se documenta en el presente infor-me, el hambre y la malnutrición son lascausas principales de las privaciones yel sufrimiento que persiguen combatirlos demás ODM (véase el diagrama dela pág. 5):• Los niños que padecen hambre empie-
zan a ir a la escuela más tarde, si esque llegan a hacerlo, la abandonanantes y, cuando frecuentan la escue-la, aprenden menos, lo que retardael progreso hacia la consecución de
la enseñanza primaria y secundariauniversal (segundo ODM).
• La deficiente nutrición de la mujer esuno de los síntomas más perjudicia-les de la desigualdad entre los sexos,pues debilita el estado de salud delas mujeres, reduce sus oportunida-des de educación y empleo e impideprogresar hacia la igualdad entre lossexos y la emancipación de la mujer(tercer ODM).
• Puesto que son la causa subyacentede más de la mitad de las muertesinfantiles, el hambre y la malnutriciónson el mayor obstáculo a la reducciónde la mortalidad infantil (cuarto ODM).
• El hambre y la malnutrición aumen-tan tanto la incidencia como la tasade letalidad de las afecciones que cau-san la mayor parte de las muertesmaternas durante el embarazo y elparto (quinto ODM).
• El hambre y la pobreza merman elsistema inmunitario de los seres huma-nos, los obligan a adoptar estrategiasde supervivencia arriesgadas, y aumen-tar enormemente el riesgo de con-traer el VIH/SIDA, el paludismo y otrasenfermedades infecciosas, y de falle-cer a causa de ellas (sexto ODM).
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 20054
Prólogo
En pos de la meta de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y los objetivos de desarrollo del Milenio:la alimentación como derecho prioritario
«Prometemos consagrar nuestra voluntad política y nuestra dedicación común y nacional a conse-guir la seguridad alimentaria para todos y a realizar un esfuerzo constante para erradicar el ham-bre de todos los países, con el objetivo inmediato de reducir el número de personas desnutridas a lamitad de su nivel actual no más tarde del año 2015.» (Declaración de Roma, 1996)
«No escatimaremos esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños, de lascondiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema…» (Declaración del Milenio, 2000)
Progresos hacia la consecución de los ODM por subregión
Número de metas de los ODM (de 20 metas escogidas)
Progresos satisfactorios, riesgo bajoProgresos lentos, riesgo moderadoSin cambios o empeoramiento, riesgo alto
Ritmo satisfactorio de reducción de la pobreza Ritmo de reducción del hambre lento o negativo
15
12
9
6
3
0África Asia Asia América Asia Oceanía Asia África
del Norte oriental sudoriental Latina occidental meridional subsaharianay el Caribe
Fuente: Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas
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• Agobiados por la pobreza crónica y elhambre, los pastores, agricultores desubsistencia, habitantes de los bos-ques y pescadores suelen hacer unuso insostenible de los recursos natu-rales que conduce a una ulterior dete-rioración de sus condiciones de vida.Si las personas pobres y hambrien-tas se facultan como custodios de lastierras, los recursos hídricos, los bos-ques y la biodiversidad, será posibleavanzar hacia la seguridad alimenta-ria y, a la vez, hacia la sostenibilidaddel medio ambiente (séptimo ODM).
Dar prioridad a las zonas rurales
Habida cuenta de la importancia delhambre como causa de pobreza, anal-fabetismo, enfermedad y mortalidad, ydel hecho de que el 75 por ciento de laspersonas que padecen hambre en elmundo vive en zonas rurales, no es sor-prendente que en esas mismas zonasse halle la gran mayoría de los 121 millo-nes de niños que no frecuentan la escue-la, de los casi 11 millones de niños quemueren antes de cumplir cinco años, delas 530 000 mujeres que fallecen duran-te el embarazo y el parto, de los 300millones de casos de paludismo agudoy del millón largo de muertes por estaenfermedad que se registran cada año.Es indudable que para reducir estascifras y conseguir los ODM es precisodar prioridad a las zonas rurales y a laagricultura como principal fuente demedios de subsistencia rurales, median-te sistemas de produccción sosteniblesy seguros que proporcionen a los pobresempleo e ingreso, y faciliten de estamanera su acceso a los alimentos.
No obstante, en los últimos deceniosla agricultura y el desarrollo rural hanperdido importancia en los planes de desa-rrollo. A lo largo de los 20 últimos años,los recursos destinados a esos sectoreshan disminuido en más del 50 por cien-to. Esta situación debe cambiar. Hay seña-les alentadoras de que algo está cam-biando, pues tanto los gobiernos nacionalescomo los donantes internacionales vanreconociendo la importancia decisiva delas zonas rurales y de la agricultura comoel lugar y el motor, respectivamente, quepermitirán alcanzar los ODM.
Tras años de crecientes reduccionesdel apoyo a la agricultura, los países dela Unión Africana se han comprometidoa incrementar hasta el 10 por ciento enlos próximos cinco años la proporciónde sus presupuestos nacionales desti-nada a la agricultura y el desarrollo rural.La Comisión para África ha puesto derelieve que la agricultura es fundamen-tal para ese continente. En el marco delProyecto del Milenio de las NacionesUnidas se ha declarado que «el epicen-tro mundial de la extrema pobreza sonlas pequeñas explotaciones agrícolas».Si este reconocimiento creciente se plas-ma en una acción en mayor escala, aúnserá posible conseguir los ODM.
Durante demasiado tiempo el hambrey la pobreza han alimentado un meca-nismo infernal de privaciones y sufri-mientos (véase el diagrama). Ahora, porfin, ha llegado el momento y se presentala oportunidad de invertir el efecto de ese
mecanismo y convertir la reducción dela pobreza en la fuerza motora del pro-greso y la esperanza, toda vez que el mejo-ramiento de la nutrición se traduce enmejores condiciones de salud, hace queaumente la tasa de asistencia a la escue-la, reduce la mortalidad infantil y mater-na, potencia la capacidad de acción de lamujer, disminuye la incidencia y la tasade mortalidad por VIH/SIDA, paludismoy tuberculosis, y contribuye a invertir ladegradación de los suelos y los recursoshídricos, la destrucción de los bosques yla pérdida de biodiversidad).
Es posible lograrlo.
Jacques DioufDirector General de la FAO
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 5
Factores del retroceso: la persistencia del hambre retrarda el progresohacia el logro de otros objetivos de desarrollo del Milenio
Fuente: FAO
El hambre y la malnutriciónconducen a…
… la pobreza y a…
… una reducidaasistencia
a la escuela, y una menorcapacidad deaprendizaje…
… un sistemainmunitariodebilitado,
mayor mortalidadinfantil…
… una salud maternae infantil
menoscabada…
… estrategias de supervivencia
riesgosas, difusióndel VIH/SIDA,
paludismo y otrasenfermedades…
… un usoinsostenible
de los recursosnaturales…
… una capacidadreducida de acceso
a los mercadosy a los recursos…
… menor educacióny empleo
para mujeresy niñas…
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Tanto en la Cumbre Mundial sobrela Alimentación (CMA) de 1996como en la Cumbre del Milenio de2000 se establecieron objetivos para lareducción del hambre a la mitad entreun período de referencia (hacia 1990) yel año 2015. La fecha prevista se apro-xima, pero no así la consecución de esosobjetivos.
Aunque se han logrado progresos sig-nificativos hacia la consecución de lameta establecida en los objetivos dedesarrollo del Milenio (ODM) de reducira la mitad la proporción de personassubnutridas, será necesario acelerar elritmo a fin de poder alcanzar el objeti-vo para el año 2015.
Lograr el objetivo de la CMA de redu-cir el número absoluto de personas ham-brientas de casi 800 millones a 400 millo-nes resultará más difícil, pues para ellose requerirán progresos mucho másrápidos (véanse los gráficos que figu-ran abajo). Se prevé que la poblaciónmundial crezca en unos 2 000 millonesentre el período de referencia (1990-92)y 2015. Por lo tanto, incluso si se redu-
ce a la mitad la proporción de esa mayorpoblación que está subnutrida, casi 600millones de personas en el mundo endesarrollo seguirán padeciendo ham-bre crónica. Para alcanzar el objetivode la CMA de 400 millones, la propor-ción de la población subnutrida debe-ría reducirse no a la mitad, sino en dostercios.
Progresos desiguales a nivel regional
Entre las regiones en desarrollo, sóloen América Latina y el Caribe se ha redu-cido la prevalencia del hambre lo sufi-cientemente rápido desde 1990 comopara alcanzar la meta de los ODM si semantiene el ritmo actual. En la regiónde Asia y el Pacífico hay también bue-nas posibilidades de alcanzar esta metasi se logra incrementar ligeramente elritmo de los progresos en los próximosaños.
Por otro lado, la prevalencia del ham-bre en el Cercano Oriente y África delNorte es baja, pero está aumentando,
en lugar de disminuir. Para alcanzar elobjetivo, debería invertirse la tendenciaascendente registrada en el último dece-nio en la región.
En el África subsahariana, la preva-lencia de la subnutrición ha disminui-do muy lentamente, aunque el ritmo delos progresos realizados mejoró en eldecenio de 1990. Para poder alcanzarla meta de los ODM será necesario queen la región aumente considerablementeese ritmo.
Los progresos hacia el logro del obje-tivo de la CMA han sido incluso máslentos y desiguales. Las mejoras a esca-la mundial en el decenio de 1980 sedebieron en su totalidad a los progre-sos hechos en Asia. En todas las demásregiones en desarrollo, la realidad esque el número de personas hambrien-tas aumentó.
Desde el período de referencia de laCMA, los progresos se han ralentizadoconsiderablemente en Asia y se hanestancado por completo a escala mun-dial. Tan sólo en América Latina y elCaribe se invirtió la tendencia negativa
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 20056
La subnutrición en el mundo
Cuantificación de las personas hambrientas:tendencias a largo plazo en los países en desarrollo
Tendencias a largo plazo en la proporción y el número de personas subnutridas por región, 1980-82 a 2000-02
Fuente: FAO
Proporción de personas subnutridas (%) Número de personas subnutridas (millones)
1980-82 1990-92 2000-02 2015 (ODM) 1980-82 1990-92 2000-02 2015 (CMA)
40
35
30
25
20
15
10
5
0
1 000
800
600
400
200
0
Mundo en desarrollo África subsahariana Asia y el Pacífico América Latina y el Caribe Cercano Oriente y África del Norte
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del decenio de 1980 y se registraronprogresos durante los años noventa, sibien en el África subsahariana se logróreducir considerablemente el incre-mento del número de personas sub-nutridas.
Progresos de los países hacia la meta de los ODM
Para evaluar los progresos realizadoshacia la consecución de la meta de losODM a nivel nacional, es útil observarla relación entre la prevalencia del ham-bre en 2000-02 y la prevalencia en elperíodo de referencia de 1990-92.
El hambre no es un problema en seispaíses en desarrollo donde menos del2,5 por ciento de la población está sub-nutrida. Otros siete países ya han alcan-zado de hecho la meta de los ODM alreducir al menos a la mitad la propor-
ción de personas hambrientas de supoblación.
Más de otros 40 países están reali-zando progresos hacia la consecucióndel objetivo, aunque en muchos debe-rá incrementarse el ritmo para lograr-lo antes de 2015. En 23 países apenasse han registrado cambios y en 14 paí-ses la prevalencia del hambre ha aumen-tado.
Para poner en perspectiva estos núme-ros, es importante tener en cuenta losniveles de hambre en estos países. Si sedividen los países en grupos basándo-se en la prevalencia actual de la subnu-trición, resulta evidente que los progre-sos han sido más difíciles allí donde elhambre está más generalizada.
Sólo 4 de los 16 países donde másdel 35 por ciento de la población estásubnutrida están realizando progresoshacia la consecución de la meta de los
ODM. Ninguno lo ha conseguido aún. En los otros 12 países de este grupo,donde el hambre seguirá siendo uno delos principales problemas aun si se alcan-za el objetivo, la prevalencia de la sub-nutrición o bien va en aumento, o bienno presenta realmente variaciones.
La mayoría de los países de todoslos demás grupos ha logrado reducirel hambre, incluidos dos tercios de lospaíses del grupo donde entre el 20 y el34 por ciento de la población está sub-nutrida. No obstante, ningún país deeste grupo ha alcanzado todavía la meta.En el otro extremo del abanico, 15 delos 23 países donde menos del 10 porciento de la población está subnutridaestán realizando progresos en la reduc-ción del hambre, incluidos cinco paí-ses que ya han alcanzado la meta delos ODM.
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 7
ODM 1
Progresos y retrocesos: relación entre la prevalencia de la subnutrición en 2000-02 y en 1990-92Países agrupados por prevalencia de la subnutrición en 2000-02 (Meta de los ODM = 0,5)
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≥ 35% de personas subnutridas 20-34% de personas subnutridas
10-19% de personas subnutridas 5-9% de personas subnutridas 2,5-4% de personas subnutridas
2,5
2
1,5
1
0,5
0
2,5
2
1,5
1
0,5
0
Fuente: FAONo se incluyen en el gráfico los países donde la prevalencia de la subnutrición es inferior al 2,5 por ciento ni aquellos sobre los que se dispone de datosinsuficientes, como Afganistán, Iraq, Papua Nueva Guinea y Somalia. Etiopía y Eritrea no están incluidos porque no eran entidades separadas en 1990 92.
Ya alcanzado el ODM
Mejora
Pocos cambios
Empeoramiento
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La lógica sugiere, y así lo confir-man sobradas pruebas, que uncrecimiento económico sosteni-do que permita aumentar la producti-vidad y la prosperidad a nivel nacionaltendrá como resultado la reducción delhambre (véase el gráfico, infra). Por ello,parecería posible deducir que los paí-ses sólo necesitan acelerar el creci-miento económico para alcanzar lasmetas de reducción del hambre de losODM y la CMA.
Los análisis de distintos países rea-lizados en el mundo en desarrollo indi-can, sin embargo, que el crecimientoeconómico por sí solo, a falta de medi-das específicas para luchar contra elhambre, puede dejar atrás un grannúmero de personas hambrientas duran-te mucho tiempo, sobre todo en laszonas rurales. Estos análisis tambiénhan mostrado que el crecimiento eco-nómico tiene consecuencias muchomayores sobre el hambre cuando seproduce en las zonas rurales y en paí-ses que ya han creado condiciones fér-tiles a través del desarrollo rural y delos recursos humanos.
Si se comparan los índices de creci-miento económico de países agrupadossegún los progresos hechos en la reduc-ción del hambre, no se desprenden pau-tas claras (véase el gráfico). Como cabeesperar, el grupo de países donde elhambre aumentó en el decenio de 1990también registró los peores resultadoseconómicos. Lejos de crecer, su pro-ducto interno bruto (PIB) per cápita dis-minuyó a un ritmo medio del 1,4 por cien-to anual. Todos los demás gruposregistraron mejoras.
En estos otros grupos no existe unacorrelación evidente entre el ritmo decrecimiento económico y el ritmo de losprogresos en la reducción del hambre.Paradójicamente, el grupo que realizólos progresos más rápidos en la reduc-ción del hambre registró un crecimien-to económico relativamente lento.
De igual modo, si se trazan gráfica-mente las variaciones en el PIB de cadapaís durante el decenio de 1990 en rela-ción con los progresos realizados haciala meta de los ODM de reducir a la mitadla proporción de personas que padecenhambre, la línea de tendencia es casi
plana (véase el gráfico). Sin embargo, elanálisis de las variaciones registradasdurante un período más largo indica queel crecimiento económico y la reduccióndel hambre están sin duda relacionados.Si se realiza un gráfico de los progresoshacia la meta de los ODM respecto delos países que registraron un crecimientoeconómico positivo durante los deceniosde 1980 y 1990, la línea de tendencia esclaramente más pronunciada, lo que indi-ca una correlación más estrecha entreel ritmo de crecimiento económico man-tenido durante un período más largo y elde progresos en la reducción del hambre.
Esta tendencia indica que el creci-miento sostenido puede tener un efec-to acumulativo y más acentuado en lareducción del hambre. Podría tambiéninterpretarse como prueba de que lasconsecuencias del crecimiento econó-mico en el hambre sólo se hacen evi-dentes con el paso del tiempo. Un estu-dio de la FAO reveló que el crecimientoeconómico tarda más en tener conse-cuencias en la reducción del hambre quela mejora de la nutrición en el fomentodel crecimiento económico.
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 20058
La subnutrición en el mundo
Crecimiento económico y reducción del hambre
PIB en el decenio de 1990 y prevalencia de la subnutriciónen 2000
Crecimiento el PIB en el deceniode 1990 y reducción del hambre,por quintiles
Crecimiento económico y reducción del hambre
Fuentes: FAO; Banco Mundial
Logaritmo del promedio del PIB per cápita,decenio de 1990
Prevalencia de la subnutrición por grupos de países, 2000
8,0
7,5
7,0
6,5
6,0
5,5
5,0
0,0
Cambio en la subnutrición, decenio de 1990
Países con crecimiento en los deceniosde 1980 y 1990 Países con crecimiento sólo en el deceniode 1990Ajuste al crecimiento de los decenios de 1980 y 1990Ajuste al crecimiento sólo en el deceniode 1990
10
0
-10
-20
-30
Crecimiento medio del PIB per cápita (%)
Progresos de los países en la reducción delhambre, por quintiles, 1990-92 a 2000-02
Empeoramiento Progreso Progresolento rápido
2,0
1,5
1,0
0,5
0,0
-0,5
Fuentes: FAO; Banco MundialFuentes: FAO; Banco Mundial
Crecimiento medio del PIB per cápita (%)0 1 2 3 4
35
-
Sin duda, la relación entre el creci-miento económico y la reducción del ham-bre fluye en ambas direcciones. Un exa-men de los costos del hambre presentadoen El estado de la inseguridad alimen-taria en el mundo 2004 concluyó que elvalor actual neto de la pérdida de pro-ductividad a lo largo de toda la vida deaquellas personas cuyas capacidadesfísicas y cognitivas se ven mermadas porel bajo peso al nacer, la malnutriciónproteico-calórica y las carencias de vita-minas y minerales esenciales equivalea entre un 5 y un 10 por ciento del PIBen el mundo en desarrollo. En otro estu-dio de la FAO se analizó la relación entrela ingestión de nutrientes y el crecimientoeconómico en Sri Lanka. Se observó queel crecimiento del PIB reacciona con rapi-dez a las mejoras en la nutrición: unincremento del 1 por ciento en el apor-te proteínico produce un aumento del0,49 por ciento en el PIB a largo plazo.
El papel fundamental del crecimiento agropecuario
Numerosos estudios han demostradoque los efectos del crecimiento econó-mico en la reducción del hambre y lapobreza dependen tanto de la naturale-za del crecimiento como de su escala yvelocidad. Por ejemplo, en un análisisrealizado por el Banco Mundial emple-ando datos de la India, se observó que
el crecimiento en las zonas rurales y enel sector agropecuario tenía un efectomucho mayor en la reducción de la pobre-za que el crecimiento urbano e indus-trial.
El análisis de la relación entre el cre-cimiento y la reducción del hambre reve-la una pauta similar. Si se agrupan lospaíses basándose en sus logros en lareducción del hambre durante el dece-nio de 1990, el grupo que realizó pro-gresos hacia la consecución de la metade los ODM de reducir el hambre fue elúnico en el que el sector agropecuariocreció (véase el gráfico).
Las comparaciones entre países ydentro de éstos ponen de manifiesto ade-más la importancia de la composicióndel crecimiento. En la India, por ejem-plo, la prevalencia del hambre disminu-yó de forma pronunciada durante el dece-nio de 1980, al tiempo que el sectoragropecuario prosperó aunque la eco-nomía nacional se mantuvo estaciona-ria. Pero durante la segunda mitad delos años noventa, los progresos en lareducción del hambre se estancaron,precisamente cuando el PIB del país
aumentó y el crecimiento agropecuariosufrió un traspié. Puede observarse unvínculo similar entre el crecimiento delsector agropecuario y la reducción delhambre si se comparan Botswana y Perú,dos países que registraron un rápidocrecimiento del PIB en el decenio de1990, pero con distintas repercusionesen el hambre (véase el recuadro).
Éstos y otros ejemplos tienden a res-paldar dos conclusiones, a saber, queel crecimiento económico por sí solo esimportante pero no suficiente para redu-cir el hambre, y que el crecimiento delsector agropecuario de los países endesarrollo tiene repercusiones mayoresen la reducción del hambre que el cre-cimiento urbano e industrial. Asimismo,los progresos también dependen demuchos otros factores, por ejemplo lastasas de infección por el VIH, la apertu-ra del comercio y la estabilidad política,el control de la corrupción y otros aspec-tos que suelen agruparse bajo el epí-grafe de la «gobernanza» (véanse laspágs. 10 y 11).
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 9
ODM 1
El crecimiento económico y la reducción del hambre en Botswana y Perú, 1990-2000
Tanto Botswana como Perú registraron unimportante crecimiento económico duranteel decenio de 1990. Pero por lo que se refie-re a la reducción de la prevalencia del ham-bre, ambos países tomaron rumbos distintos.En Perú se redujo la prevalencia del hambreen casi un 70 por ciento, gracias a lo cual sealcanzó la meta de los ODM 15 años antes delo programado. En Botswana, en cambio, laprevalencia del hambre se incrementó, peseal repunte de la economía nacional.
Resulta revelador que el PIB agrícola enPerú creció aún más rápido que el resto dela economía, impulsado en parte por la diver-sificación hacia exportaciones no tradiciona-les con valor añadido que permitió un granaumento de los ingresos agrícolas y la crea-ción de puestos de trabajo en el sector de laelaboración. El PIB agrícola en Botswana seredujo casi un 40 por ciento.
Muchos otros factores contribuyeron a ladisparidad entre Botswana y Perú. Por ejem-
plo, Botswana resultó afectado muy grave-mente por la pandemia de VIH/SIDA, con másdel 35 por ciento de la población adulta infec-tada. En Perú, la tasa de infección es inferioral 1 por ciento.
Fuentes: FAO; Banco Mundial
Crecimiento del PIB agrícola enel decenio de 1990 y progresoshacia la meta de los ODM
Fuentes: FAO; Banco Mundial
Crecimiento medio del PIB agrícola (% anual)0,6
0,3
0,0
-0,3
-0,6
-0,9
-1,2
-1,5
Países agrupados segúnlos progresos hacia la meta
de reducción del hambre de los ODM
Empeoramiento Estancamiento Progreso
Crecimiento económico y reduccióndel hambre en Botswana y Perúen el decenio de 1990
Cambio de 1990 a 2000 (%)-60 -40 -20 0 20 40
BotswanaPIB per cápita
PIB agrícola per cápita
Proporción depersonas subnutridas
PerúPIB per cápita
PIB agrícola per cápita
Proporción depersonas subnutridas
-
El análisis de los efectos del cre-cimiento económico en el ham-bre y la pobreza indica que lascondiciones iniciales influyen enorme-mente (véanse las págs. 8 y 9). La pobre-za disminuye mucho más rápidamentey en mayor medida cuando el crecimientose produce en lugares donde la situa-ción política es estable, la corrupción esescasa y la productividad agrícola y lastasas de alfabetización son elevadas.Muchas de estas condiciones inicialesfavorables pueden considerarse comoindicadores de lo que se suele llamar«buen gobierno».
Las definiciones y medidas del buengobierno varían considerablemente. ElBanco Mundial lo define como «el con-junto de tradiciones e institucionesmediante las cuales se ejerce la autori-dad en un país» y reúne más de 350 varia-bles para compilar seis indicadores agre-gados.
Otros organismos de desarrollo, comoel Instituto Internacional de Investiga-ciones sobre Política Alimentaria (IIPA),han sostenido que el buen gobierno inclu-ye también el proporcionar «bienes públi-cos» esenciales, desde la paz y la segu-ridad hasta carreteras y electricidad enzonas rurales. Los defensores de unenfoque del desarrollo «basado en losderechos» sostienen que el buen gobier-no debe abarcar también el apoyo a dere-chos humanos esenciales, incluido elderecho a la alimentación.
Las tres dimensiones del buen gobier-no son importantes para reducir el ham-bre y alcanzar la seguridad alimentaria.
Indicadores del Banco Mundial
El análisis económico confirma que losindicadores del buen gobierno propuestospor el Banco Mundial pueden utilizarsepara distinguir con notable precisión lospaíses en desarrollo que han consegui-do reducir el hambre a niveles relativa-
mente bajos de los que no lo han logrado.Utilizando sólo cuatro de los indicado-res –estabilidad política, eficacia delgobierno, imperio de la ley y control dela corrupción– es posible distinguir conprecisión los dos tercios de tales países,sin hacer referencia a ningún otro de losfactores que se sabe son importantespara reducir el hambre, tales como elcrecimiento económico y agrícola (véan-se las págs. 8 y 9), los niveles de edu-cación y el grado de la desigualdad enel acceso a los alimentos.
Sin embargo, estos indicadores delbuen gobierno son mucho menos efica-ces para distinguir entre los países quehan avanzado en la reducción del ham-bre durante el decenio de 1990 y aque-llos en que la prevalencia de la subnu-trición se ha mantenido inalterada o haaumentado (véase el gráfico).
Como cabría esperar, los países dondeha empeorado la seguridad alimentariafueron también aquellos donde menorfue la estabilidad política, más débil elimperio de la ley y más difundida lacorrupción. Muchos eran países en los
que el conflicto había desbaratado el te-jido político y jurídico del buen gobierno.Pero estos mismos indicadores del buengobierno eran también ligeramentenegativos para el grupo de países queconsiguieron reducir la subnutrición.En cuanto grupo, sólo los países dondelas dimensiones del hambre se man-tuvieron inalteradas obtuvieron notaspositivas según los indicadores del buengobierno propuestos por el Banco Mun-dial.
Este análisis indica que la falta deestos aspectos del buen gobierno puedeser un obstáculo importante para redu-cir el hambre, pero el logro de progre-sos depende de otros muchos factores.
Disponibilidadde bienes públicos esenciales
Muchos de estos otros factores se inclu-yen entre los «bienes públicos» citadospor el IIPA como responsabilidades eindicadores del buen gobierno. La pazinterna, el imperio de la ley, la infraes-tructura rural y la investigación agraria,
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 200510
La subnutrición en el mundo
La función del buen gobierno en la reducción del hambre
Indicadores del buen gobierno, seguridad alimentaria y reducción del hambre en el decenio de 1990
Fuentes: Banco Mundial; FAO
Indicador medio para el grupo de países0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0,0
-0,1
-0,2
-0,3
-0,4
-0,5
Indicador medio para el grupo de países0,3
0,0
-0,3
-0,6
-0,9
-1,2
-1,5Más seguridad
alimentaria(≤ 15%
de personassubnutridas)
Inseguridadalimentaria
(≥ 15%de personassubnutridas)
Progreso Sin cambios Empeoramiento
Progresos en la reducción del hambre1991-2001
Estabilidad política Eficacia del gobierno Imperio de la ley Control de la corrupción
-
por ejemplo, son imprescindibles paraincrementar la producción agrícola yreducir el hambre y la pobreza en laszonas rurales donde viven las tres cuar-tas partes de la población hambrientadel mundo.
Cuando los gobiernos no pueden man-tener la paz interna, conflictos violen-tos trastornan la producción agrícola yel acceso a los alimentos. En África laproducción alimentaria per cápita dis-minuyó, por término medio, el 12,4 porciento en períodos de conflicto.
Si el imperio de la ley es débil dismi-nuye la productividad agrícola y la segu-ridad alimentaria, ya que son precarioslos contratos y la tenencia de la tierra yla inversión resulta poco atractiva. Cuan-do no hay carreteras, electricidad omedios de comunicación en las zonasrurales, resulta difícil y costoso para losagricultores llevar su producción al mer-cado y obtener fertilizantes y otros insu-mos agrícolas.
Estudios realizados en China e Indiahan determinado que «la construcciónde carreteras es la inversión en bienespúblicos más eficaz para reducir la pobre-za» (véase el gráfico). Hay pruebas deque ejerce efectos equivalentes en lareducción del hambre. Cuando, a finesde decenio de 1970, se empezaron a apli-car en China contratos seguros de tie-rras familiares y se comenzó a invertirintensamente en infraestructura rurale investigación agraria, la producciónagropecuaria creció y el hambre dismi-nuyó rápidamente. Durante los dos dece-nios siguientes, la producción total decereales aumentó un 65 por ciento y laprevalencia del hambre disminuyó encasi dos tercios.
Es evidente que donde menos desa-rrollada está la infraestructura rural esen los países y regiones con niveles másaltos de hambre. Por ejemplo, la densi-dad de carreteras en África a comien-zos de los años 1990 era inferior a unsexto de la existente en la India en laépoca de la independencia en 1950 (véaseel gráfico).
Otra forma de determinar el buengobierno es examinar en qué medida lainversión gubernamental en la agricul-tura y en la investigación agraria es pro-porcional a la importancia del sector
para la economía y el bienestar del país.En los países con mayores niveles dehambre, donde por término medio un70 por ciento de la población dependede la agricultura, la parte del gasto pre-supuestario público que se invierte enla agricultura en proporción a la impor-tancia de ésta para la economía nacio-nal es mucho menor que en los paísesdonde la incidencia del hambre es másbaja (véase el gráfico).
Buen gobierno y derecho a la alimentación
La afirmación hecha en la Cumbre Mun-dial sobre la Alimentación del «derechofundamental de toda persona a no pade-cer hambre» pone de relieve otra dimen-sión del buen gobierno: la obligación delos Estados de respetar los derechoshumanos y las libertades fundamenta-les. Y la adopción por el Consejo de laFAO en 2004 de las «Directrices volun-tarias en apoyo de la realización pro-gresiva del derecho a una alimentaciónadecuada en el contexto de la seguridadalimentaria nacional» proporcionó uninstrumento práctico para apoyar losesfuerzos nacionales encaminados acumplir esa obligación.
Los efectos del buen gobierno y laseguridad alimentaria pueden verse envarios países que han reconocido ya underecho «justiciable» a los alimentos.
En la India, por ejemplo, el TribunalSupremo exigió obligatoriamente quese proporcionaran almuerzos cocina-dos en todas las escuelas del país. Tantola nutrición como la asistencia escolarhan mejorado espectacularmente enlos lugares donde se ha aplicado el pro-grama, especialmente entre las mucha-chas. Teniendo en cuenta la importan-cia decisiva de la nutrición y educaciónde las madres para romper el círculovicioso del hambre y la pobreza, losbeneficios se dejarán sentir en las gene-raciones venideras (véanse las págs.16 y 20).
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 11
Inversión pública rural y reducción de la pobreza en la India
Fuente: Fan et al.
Empeño en la agricultura en países agrupados según la prevalencia de la subnutrición
0 30 60 90 120
Carreteras
I & Dagrícolas
Educación
Desarrollorural
Conservaciónde suelos
y aguas
Salud
Riego
Número de pobres liberados de la pobreza por 1 millón de rupias
0 10 20 30
% de población subnutrida
≤4
5-19
20-34
≥35
Índice de orientación agrícola*
* Parte destinada a la agriculturaen el gasto del sector público divididapor la parte de la agricultura en el PIB.
Densidad de carreteras ruralesen determinados paísesafricanos, comienzos deldecenio de 1990
Fuente: Spencer
100 300 500 700
Côte d’Ivoire
Ghana
Mozambique
Nigeria
Rep. Unida de Tanzanía
Densidad de carreteras(km/1 000 km2)
ExistentesNecesarias para igualar a la India en1950 (ajuste a la densidad de población)
ODM 1
Fuente: FAO
-
Aunque las razones son comple-jas, la tendencia es evidente: lascatástrofes naturales son cadavez más frecuentes, más letales y máscostosas. Un simple dato lo demues-tra: el promedio de pérdidas anualesdebidas a huracanes, sequías, terre-motos y otras catástrofes naturalesdurante el decenio de 1990 fue nueveveces mayor que tres decenios antes(véase el gráfico).
Las consecuencias de las catástrofesnaturales son mucho mayores en lospaíses más pobres que en los paísesmas ricos, tanto en términos absolutoscomo relativos. A menudo sus pobla-ciones no pueden permitirse emigrar delas zonas expuestas a catástrofes o hacersus hogares y explotaciones menos vul-nerables. Sus economías e infraestruc-turas tienden a ser menos variadas ymás frágiles, de manera que una catás-trofe natural puede retrasar todo el pro-ceso de desarrollo.
Las catástrofes naturales tambiénpueden afectar a la seguridad alimen-taria de formas desiguales o complejas.Sus repercusiones en los distintos comu-
nidades y grupos varían según el empla-zamiento, la ocupación y la condiciónsocial de las personas, y se dividen enfunción de aspectos económicos, polí-ticos y culturales. Prueba de ello puedeencontrarse en los efectos de dos catás-trofes recientes como la sequía y la infes-tación de langosta del desierto que azo-taron África del Norte y África occidentalen 2003-04, y el terremoto y el tsunamidel océano Índico de 2004, en particu-lar sus efectos en la provincia indone-sia de Aceh.
Sequía y langostas en África
A finales del año 2003, las condicionesclimatológicas favorables produjeron unaumento pronunciado de las poblacio-nes de langosta del desierto en el Magreby en parte del Sahel. La FAO difundióalertas de una infestación de langostas.A comienzos de 2004, enjambres de lan-gostas se extendían por África del Nortey África occidental y más allá, llegandoa Chipre, Egipto, Guinea y Yemen. Sinembargo, la mayoría de los enjambrespermaneció en el África noroccidental
y el Sahel alimentándose de las cose-chas y la vegetación natural.
Las precipitaciones en el Sahel siguenuna progresión, volviéndose más esca-sas cuanto más al norte hasta desapa-recer casi por completo en el Sáhara.La parte meridional de un país comoMalí, por ejemplo, recibe casi el doblede precipitaciones anuales que las zonashabitadas más al norte. Las lluvias sereflejan en la estructura de la actividadagrícola: los sistemas de cultivo inten-sivo se concentran en la franja sur, laagricultura y la ganadería de subsis-tencia en la zona central, y la ganade-ría nómada de cabras y camellos en elextremo norte.
En 2004, las diferencias de precipita-ciones entre el norte y el sur fueron máspronunciadas de lo habitual. Las zonasmás secas del norte padecieron unagrave sequía, mientras que las precipi-taciones aumentaron en las zonas máshúmedas del sur (véase el mapa). Laslangostas del desierto, que son suma-mente sensibles a las condiciones ambien-tales, prefirieron el clima seco y la esca-sa vegetación del norte. Devastaron por
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 200512
La subnutrición en el mundo
Las zonas más gravemente afectadaspor el hambre: las complejas repercusionesde las catástrofes naturales
Pérdidas económicas causadaspor catástrofes naturales
Fuente: PNUD
Langostas y cambios en las precipitaciones y la vegetación en el Sahel,2003-04
Fuente: FAO
Años Años Años Años1960 1970 1980 1990
Valor anual promedio, en miles de millones de $EE.UU. constantes700
600
500
400
300
200
100
0
Langostas
Precipitaciones y vegetaciónGravemente reducidasReducidasPocos cambios Aumento
-
completo los cultivos y pastos del norte,que son marginales en los mejores años,y perdonaron en gran medida las zonasde vegetación comparativamente exu-berante del sur.
Puesto que las zonas del sur produ-cen la mayor parte de los alimentos, enla mayoría de los países de la región seevitó una catástrofe de gran alcance. La producción agrícola de la región en2004 fue cercana al promedio quinque-nal. Pero los enjambres de langostatuvieron efectos catastróficos en Mau-ritania, donde estuvieron durante mástiempo, y en las zonas septentrionalesde otros países. Muchos pastores delnorte se desplazaron al sur con su gana-do, desatándose conflictos sobre losrecursos de tierra y agua. Otros se vie-ron obligados a vender sus animalesasumiendo pérdidas o a abandonar susexplotaciones. Para muchas de las zonasy los grupos de población del Sahel másempobrecidos, la situación habría deseguir siendo desesperada hasta la cose-cha de octubre de 2005, lo que empujóa varios países a lanzar un llamamien-to de emergencia en mayo.
El tsunami del océano Índico
El terremoto que se produjo cerca dela costa de Sumatra (Indonesia) el 26de diciembre de 2004 fue el más fuer-te en 40 años. Desencadenó un tsuna-mi que, según las estimaciones, causó240 000 muertos y desplazó a más de1,6 millones de personas de sus hoga-res. En muchas zonas la pesca y la agri-cultura costera resultaron destruidas,lo que privó a las comunidades de susfuentes principales de alimentos e ingre-sos. Las repercusiones en las econo-mías nacionales variaron considera-blemente. En un país grande comoIndonesia, los daños económicos fue-ron graves a nivel local, pero relativa-mente insignificantes a escala nacio-nal, ya que representaron un 2,2 porciento del PIB según las estimaciones.Por otro lado, en Maldivas y en otrospaíses pequeños, el tsunami se llevóhasta un 60 por ciento del PIB anual.
Los efectos en la seguridad alimen-taria también fueron muy desiguales.Los limitados sectores agropecuarios
de pequeños Estados insulares comoMaldivas y Seychelles fueron devasta-dos. La producción arrocera de Indone-sia, Sri Lanka y Tailandia no se vio gra-vemente afectada a nivel nacional.
Sin embargo, muchas provincias cos-teras sufrieron graves daños, a menu-do en comunidades afectadas por ele-vados niveles de pobreza y hambre antesde la catástrofe. Cerca del 30 por cien-to de la población de la provincia indo-nesia de Aceh, por ejemplo, vivía pordebajo del umbral de la pobreza antesdel tsunami, casi el doble de la medianacional. Más del 35 por ciento de losniños menores de cinco años presenta-ban ya insuficiencia ponderal. Con losbotes de pesca, las redes y otro equipodestruidos y muchas familias de pesca-dores arrancadas de sus hogares, sepreveía que la producción de la pescamarina y costera en Aceh se reduciría ala mitad en 2005. Aunque todavía seesperaba que la provincia produjera unexcedente de arroz de 200 000 tonela-das, muchos agricultores de la costaperdieron dos cosechas consecutivas dearroz.
En Aceh, como en Sri Lanka, los pro-blemas relativos a la seguridad alimen-taria se intensificaron por el conflictoque enfrenta desde hace tiempo al gobier-no y un movimiento separatista. Des-
pués del tsunami, la persistente inse-guridad complicó las actividades de soco-rro de emergencia y rehabilitación.
Las catástrofes naturales y el desarrollo
Como ponen de relieve estas dos emer-gencias diferentes, aun cuando no redu-cen el suministro total de alimentos deforma significativa, las catástrofes natu-rales pueden tener repercusiones desas-trosas sobre determinados grupos depoblación. Los más pobres y los másvulnerables suelen ser los más afecta-dos, lo que empeora las condiciones depobreza y malnutrición. Las catástro-fes también afectan a los medios de sub-sistencia frágiles hasta el punto de des-plazar a poblaciones y hacer necesariauna rehabilitación a largo plazo. Porúltimo, tienden a afectar a países queson pobres y además no están prepa-rados, lo que frena su ritmo de desa-rrollo.
Esta devastación es el motivo por elcual en la Conferencia Mundial sobre laReducción de los Desastres, celebradaen Kobe (Japón) en enero de 2005, sehizo gran hincapié en la necesidad deincluir explícitamente la prevención ymitigación de las catástrofes en las estra-tegias nacionales de desarrollo.
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 13
ODM 1
Repercusiones del tsunami en países del océano Índico
India10 672 víctimas
600 000 personasdesplazadas
Maldivas83 víctimas12 000 personasdesplazadas
Myanmar61 víctimas
3 205 personasdesplazadas
Tailandia5 395 víctimas
8 500 personasdesplazadasSri Lanka
33 916 víctimas518 698 personasdesplazadas
Indonesia166 000 víctimas
514 000 personasdesplazadas
Fuente: Pacific Disaster Management Information Network
-
Desde hace mucho tiempo se hareconocido que la educación esuno de los instrumentos más efi-caces para reducir el hambre y la pobre-za. Y merecidamente. La falta de edu-cación reduce la productividad, lasposibilidades de empleo y la capacidadde obtener ingresos, y conduce directa-mente a la pobreza y al hambre. Cadaaño la escolarización hace que aumen-ten los salarios de las personas en un10 por ciento en todo el mundo. Las inver-siones en la educación rinden mayoresbeneficios que las inversiones en capi-tal de equipo.
En las zonas rurales donde vive lagran mayoría de la población hambrientadel mundo, se ha demostrado que losagricultores con cuatro años de educa-ción primaria son, por término medio,casi un 9 por ciento más productivos quelos que carecen de educación. Si ade-más se dispone de insumos como ferti-lizantes, nuevas semillas o maquinariaagrícola, la productividad llega a aumen-tar un 13 por ciento.
La educación reduce el hambre y lamalnutrición no sólo porque aumenta laproductividad y los ingresos. Sobre todo,una mejor educación de las mujeres hacemejorar la nutrición de los hijos y la saludde la familia (véase la pág. 16).
En los ODM se establece la meta deque, para 2015, todos los niños del mundopuedan recibir educación primaria. Perolos progresos hacia el logro de ese obje-tivo de la educación primaria universalhan sido lentos y desiguales. No fre-cuentan la escuela más de 121 millonesde niños en edad escolar, dos tercios delos cuales son niñas, y la mayoría deellos vive en zonas rurales de las regio-nes donde se hallan más difundidas lapobreza y el hambre.
De los niños que frecuentan la escue-la, un tercio la abandona antes de adqui-rir una alfabetización y conocimientosaritméticos básicos. Por término medio,los adultos han completado sólo 3,5 años
de escuela en el África subsahariana ysólo 4,5 años en Asia meridional. Estasson también las dos subregiones dondemayor es la prevalencia del hambre y máslentos han sido los progresos en redu-cirla (véanse el mapa y el gráfico). Paraalcanzar la meta de los ODM, tendría que
cuadruplicarse la tasa de crecimiento delnúmero de niños no escolarizados quese matriculen en las escuelas. Si las matrí-culas continúan al ritmo actual en el Áfricasubsahariana, menos de la mitad de lospaíses de la región alcanzarán la metafijada (véanse los gráficos en la pág. 15).
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 200514
Hacia el logro de los compromisos de la Cumbre
Educación y subnutrición: el círculo virtuoso de la alimentación del cuerpo y la mente
Terminación de la escuela primaria y subnutrición en el mundo en desarrollo
Asistencia escolar y subnutrición por regiones, 2000
Número de años escolares completados(promedio)
Prevalencia de la subnutrición (%)
África subsahariana
Asia meridional
Cercano Oriente y África del Norte
América Latina y el Caribe
Asia oriental
Fuentes: UNESCO; FAO
35 30 25 20 15 10 5 0 1 2 3 4 5 6 7 8
Países con terminación de la escuela primaria 20% Países con terminación de la escuela primaria 20%Países con terminación de la escuela primaria >80% y subnutrición
-
El hambre como obstáculo para la educación
Una de las razones del retraso en el logrodel objetivo de la educación primariauniversal es la persistencia del hambrey la malnutrición. Lo mismo que la faltade educación condena a la gente a viviren la pobreza y el hambre, el hambre yla malnutrición privan a millones deniños de la oportunidad de adquirir unaeducación.
Las familias pobres afectadas por lainseguridad alimentaria no suelen poderpagar los derechos de matrícula y nece-sitan de sus hijos, sobre todo de las hijas,para la realización de tareas como aca-rrear agua y leña. Además, la mala saludy la falta de desarrollo causados por lamalnutrición suelen impedir o retrasarla matriculación en la escuela. En variospaíses de África y de Asia meridional,más de la mitad de los niños del 40 porciento más pobre de la población nuncase han matriculado en una escuela.
Las tasas más bajas de frecuencia yterminación de los estudios se regis-tran entre los niños del medio rural,especialmente las niñas. En casi la mitadde los 41 países de África, Asia y Amé-rica Latina incluidos en una encuestareciente, la asistencia a la escuela pri-maria en zonas rurales es inferior enun 20 por ciento o más a la registradaen las zonas urbanas. La «disparidadde género» entre los muchachos y lasmuchachas en cuanto a asistencia a lasescuelas y grado de instrucción es fre-cuentemente de dos a tres veces mayoren las zonas rurales. En varios paísesafricanos, las tasas de terminación dela educación primaria entre las mucha-chas campesinas son inferiores al 15 por ciento. Sólo el 1 por ciento de lasmuchachas y el 1,6 por ciento de losmuchachos de las zonas rurales de Etiopía completan los ocho años del ciclode educación primaria.
El hambre y la malnutrición reducenel rendimiento de los niños incluso cuan-do frecuentan la escuela. El bajo pesoal nacer, la malnutrición proteico-caló-rica, la anemia y la carencia de yodo con-tribuyen a reducir la capacidad cogniti-va y la capacidad de aprender de losniños. Incluso un retraso en el desarro-
llo de ligero a moderado ha contribuidoa reducir notablemente la capacidadmental y el rendimiento escolar. La ane-mia ferropénica, que afecta a más de lamitad de todos los niños en edad esco-lar, merma sus posibilidades de apren-der al reducir su capacidad de atencióny su memoria.
Educación universal y los ODM
Es imprescindible reducir el hambre yla malnutrición para mejorar la asis-tencia escolar y las capacidades de apren-dizaje y el rendimiento de los niños, espe-cialmente en el medio rural, donde sehalla la gran mayoría de los niños sinescolarización y que padecen hambre.
Asimismo, el logro del objetivo de laeducación universal de los ODM supon-dría una notable contribución al logrode los objetivos de la reducción de lapobreza y el hambre y aceleraría los pro-gresos en la consecución de otros ODM,tales como el empoderamiento de lamujer y la limitación de la propagacióndel VIH/SIDA. En un estudio reciente dela Campaña Mundial por la Educaciónse concluye que la consecución de laeducación primaria universal podría evi-tar que, al menos, 7 millones de jóve-nes contrajeran el VIH durante un dece-nio. En Uganda, la introducción de la
educación primaria gratuita a mediadosdel decenio de 1990 no sólo permitióconseguir que se duplicara el númerode matrículas escolares, sino que con-tribuyó también a invertir el avance delVIH/SIDA. Desde que 10 millones de jóve-nes alcanzaron la alfabetización básicay recibieron educación sobre el SIDA ensus clases, las tasas de prevalencia delVIH bajaron del 15 por ciento en 1990 al4 por ciento en 2004. Otros estudios indi-can que la educación primaria univer-sal contribuiría a mejorar la salud de lasmadres, la igualdad entre los sexos y lagestión de los recursos naturales.
Sin embargo, para alcanzar esa meta,los países en desarrollo y la comuni-dad internacional tendrán que elevarnotablemente su compromiso. El BancoMundial calcula que el gasto de los paí-ses en desarrollo en educación pri-maria tendrá que aumentar en unos 35 000 millones de dólares EE.UU. alaño para eliminar los derechos de matrí-cula, proporcionar subvenciones a lasfamilias más necesitadas, construirescuelas, emplear más maestros yrehabilitar y mejorar los sistemas exis-tentes.
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 15
ODM 2
Progresos hacia la educación primaria universal por regiones, 1990-2000
1990 1995 2000 2005 2010 2015
30 20 10 0 10 20
África subsahariana
Asia meridional
Asia oriental
América Latina y el Caribe
Cercano Orientey África del Norte
Tasa de terminación de la escuela primaria (%)
Número de paísesque deben alcanzar los ODM
100
80
60
40
Metade losODM
África subsahariana Asia meridionalAmérica Latina y el CaribeCercano Oriente y África del NorteAsia oriental
Fuentes: UNESCO; Banco Mundial
Gravemente alejados de alcanzarlosAlejados de alcanzarlosEn vías de alcanzarlosHan alcanzado los ODM
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El Secretario General de las Nacio-nes Unidas, Kofi Annan, ha dichoque la educación y la emancipa-ción de la mujer son «las mayores armasen la guerra contra la pobreza». Cabedecir lo mismo de la importancia deci-siva de la eliminación de la desigualdadde género en los esfuerzos por reducirel hambre y la malnutrición.
Diversas investigaciones confirmanque las mujeres educadas tienen fami-lias más sanas y sus hijos están mejornutridos, tienen menos probabilidadesde morir en sus primeros años y fre-cuentan la escuela. Un estudio realiza-do recientemente en 63 países conclu-yó que los beneficios debidos a laeducación de la mujer constituyeron lamayor contribución a la reducción de lamalnutrición durante 1970-1995, repre-sentando el 43 por ciento del progresototal.
Cuando la mujer puede trabajar yganar lo mismo que el hombre, se bene-ficia también toda la familia. En el mundoen desarrollo, la mujer suele utilizarcasi todos sus ingresos para satisfacernecesidades del hogar, mientras quelos hombres emplean, al menos, un 25por ciento para otros fines. En un estu-dio del Banco Mundial realizado en Gua-temala se observó que, cuando es el
padre quien obtiene los ingresos, segasta 15 veces más en reducir la mal-nutrición de los niños que cuando losconsigue la madre.
Pero las tradiciones culturales y obs-táculos legales impiden en muchoscasos a las mujeres y muchachas asis-tir a las escuelas, trabajar o acceder arecursos y servicios que les permiti-rían mejorar los medios de subsisten-cia de sus familias. En muchos paísesy comunidades, por ejemplo, la tradi-ción o la ley impide a la mujer poseertierras. En el subcontinente indio, almenos el 70 por ciento de la mano deobra femenina se dedica a la produc-ción de alimentos, pero menos del 20por ciento de las agricultoras de la Indiay Nepal poseen tierras.
Si no disponen de una tenencia segu-ra de la tierra, las mujeres no puedenobtener los créditos que necesitan paraintroducir mejoras –como sistemas deriego y drenaje– que elevarían la pro-ducción y mantendrían la fertilidad delsuelo. En el África subsahariana, dondelas cifras de mujeres y hombres dedi-cados a la agricultura son aproximada-mente iguales, las agricultoras recibensólo el 10 por ciento de los préstamosconcedidos a los pequeños productoresy menos del 1 por ciento de todos los
créditos destinados al sector agrícola.No es sorprendente, por lo tanto, quesus hogares sean en muchos casos losmás gravemente azotados por la mal-nutrición y la inseguridad alimentaria.
Colmar la «brecha de género» en la educación
En la mayor parte del mundo en desa-rrollo las tasas de las muchachas queasisten a la escuela y completan su edu-cación son mucho menores que las delos muchachos, en todos los niveles,desde la escuela primaria hasta la uni-versidad. En los ODM se establece lameta de eliminar esta «brecha de géne-ro» en la educación primaria y secun-daria para el año 2005 y, en todos losniveles, para 2015. Aunque se han logra-do progresos considerables en todo elmundo, no han sido suficientes paraalcanzar la meta fijada para 2005, y dondemayor es el retraso es en los países yregiones agobiados por la difusión y per-sistencia del hambre (véase el gráfico).
Las tasas más bajas de asistenciaescolar y alfabetización tanto de mucha-chos como de muchachas se registranen el África subsahariana, mientras quelas desigualdades de género son mayo-res en el Asia meridional que en cual-
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 200516
Hacia el logro de los compromisos de la Cumbre
Igualdad entre los sexos y emancipaciónde la mujer: elementos fundamentales para avanzaren la reducción de la pobreza y el hambre
Predicciones de los países, por regiones, sobre los progresos a fin de colmarla brecha de género en la educación primaria y secundaria para 2005
Fuentes: UNESCO;Proyecto Milenio
Proporción de matriculacionespor sexo según la prevalencia de la subnutrición
Fuentes: UNESCO; FAO
15 10 5 0 5 10 15 20Número de países
Alejados del objetivo (proporción
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quier otra región en desarrollo. Las muje-res de esta región cumplen sólo la mitadde años de escolarización que los hom-bres y sus tasas de asistencia a la escue-la secundaria son inferiores en más del30 por ciento.
Un análisis más en profundidad ponede manifiesto que la brecha de géneroes más pronunciada donde mayor es laprevalencia del hambre (véase el gráfi-co). Es significativo comprobar que, enestos países, la brecha es incluso mayoren lo que respecta a la escuela secun-daria que a la primaria. En los paísesdonde es menor la parte de la poblaciónque padece hambre, ocurre lo contra-rio: la matriculación de las muchachases casi igual a la de los muchachos enla escuela primaria y la supera en laescuela secundaria.
Estas claras pautas corresponden alas investigaciones que indican que laeliminación de la brecha de género ace-leraría el desarrollo económico y redu-ciría la subnutrición y la mortalidad infan-til. Un estudio reciente realizado por elBanco Mundial analizó los efectos quese derivan de no conseguir la igualdadde género en la escuela primaria y secun-daria en los 45 países en los que es pro-bable que no se alcance la meta de losODM. El estudio concluyó que el logro dela meta en estos países podría salvar lasvidas de más de 1 millón de niños y niñascada año y reducir las tasas de malnu-trición en varios puntos porcentuales.
Romper el círculo vicioso del hambre
La mala nutrición y salud de las madrespuede considerarse el núcleo del círcu-lo vicioso que transmite el hambre deuna generación a otra, de madres mal-nutridas a hijos con bajo peso al nacerque corren riesgos elevados de padecerraquitismo en su infancia, tener menorcapacidad de trabajar y ganar en la edadadulta y, si son mujeres, de dar a luzcriaturas con bajo peso al nacer (véasela pág. 21).
La fuerza principal que mantiene estecírculo vicioso es quizás la desigualdadentre el hombre y la mujer. Fue esta laconclusión de un análisis realizado porexpertos del «enigma de Asia», es decir,
el hecho de que la proporción de niñosmalnutridos sea mucho mayor en Asiameridional que incluso en los países máspobres del África subsahariana.
En un informe para del Fondo de lasNaciones Unidas para la Infancia se seña-laron tres razones principales de losniveles extraordinariamente elevadosde malnutrición infantil en el sur de Asia.Dos de tales razones –la incidencia muchomayor del bajo peso al nacer, y el cre-cimiento insuficiente durante la ali-mentación con leche materna y la tran-sición a alimentos sólidos– se atribuyerondirectamente al hecho de que la extre-mada desigualdad de género aparta alas mujeres del sur de Asia de la edu-cación, las oportunidades de empleo yla participación en las decisiones.
Como consecuencia de ello, millonesde madres del sur de Asia «no tienen niconocimientos ni medios ni libertad paraactuar en beneficio propio y de sus hijos».Tienen muchísimas más probabilidadesde padecer ellas mismas una malnutri-ción grave. En zonas del sur de Asia, loshombres y los muchachos consumen eldoble de calorías, incluso a pesar de quelas mujeres y las muchachas realizangran parte de los trabajos pesados.
«La clave» para romper este círculovicioso del hambre, según la conclusióndel análisis, «es la educación de lasmuchachas».
Otra prueba procedente de Asia meri-dional apoya esta conclusión. En el con-
junto de la India, por ejemplo, los pro-gresos en la reducción de la brecha degénero en la educación son lentos y sólosaben leer la mitad de las mujeres apro-ximadamente. Sin embargo, durantemás de 50 años, gobiernos sucesivos delestado de Kerala han demostrado unnotable empeño en la educación de lasmujeres. En ese estado, casi el 90 porciento de las mujeres sabe leer y escri-bir y casi todas las muchachas de menosde 14 años frecuentan la escuela.
Los efectos de ello en la salud y elbienestar de la familia son sorprenden-tes. Kerala no figura entre los estadosmás ricos de la India en cuanto al PIBper cápita, pero está muy por encimadel resto en lo que respecta a nutricióny salud maternoinfantiles. Las tasas deanemia y peso inferior a la norma entrelas mujeres y de raquitismo entre losniños son menores que la mitad del pro-medio nacional y la mortalidad de lac-tantes y niños es inferior a un cuarto(véase el gráfico).
El ejemplo de Kerala indica que lapromoción de la igualdad entre los sexosy el empoderamiento de la mujer po-drían contribuir más a reducir el ham-bre y la malnutrición que el logro decualquier otro de los ODM. Indica asi-mismo que es imprescindible satisfacerlas necesidades nutricionales y de cono-cimientos de las mujeres tanto para dar-les poder como para romper el círculovicioso del hambre.
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 17
ODM 3
Efectos de la mejora en la educación y la nutrición para las mujeres de Kerala (India)
Fuente: National Family Health Survey, India
* El índice de masa corporalequivale al peso (en kilogramos)por el cuadrado de la estatura (en metros).
Mejor educación y nutrición de las mujeres
Alfabetización femenina (6 años o más)
Muchachas en la escuela (6-14 años)
Madres que reciben trimestralmenteun suministro de hierro y ácido fólico
Mujeres de 15 a 49 añoscon cualquier anemia
Mujeres con insuficiencia ponderal (IMC* inferior a 18,5)
Mejora de la nutrición y salud de las familias
Mortalidad infantil
Mortalidad de menores de cinco años
Niños con retraso en el crecimiento
0% 20% 40% 60% 80% 100%
KeralaConjunto de la India
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Cada año mueren unos 11 millo-nes de niños antes de cumplircinco años. Casi todas estas muer-tes se producen en países en desarro-llo, y tres cuartas partes de éstas en elÁfrica subsahariana y Asia meridional,dos regiones que también presentanlos mayores índices de hambre y mal-nutrición. No se trata de una coinci-dencia.
El hambre y la malnutrición son lacausa fundamental de más de la mitaddel total de muertes infantiles, puesmatan a casi 6 millones de niños cadaaño, cifra que equivale aproximada-mente a toda la población preescolardel Japón. Relativamente pocos de estosniños mueren de inanición. La granmayoría muere a causa de trastornosneonatales o unas pocas enfermeda-des infecciosas curables, por ejemplodiarrea, neumonía, paludismo y saram-pión. La mayoría no moriría si sus cuer-pos y sistemas inmunitarios no hubie-sen sido debilitados por el hambre y lamalnutrición.
Un análisis de 10 estudios de ámbitocomunitario de niños de menos de cincoaños reveló que la proporción de muer-tes atribuibles a la insuficiencia ponde-ral oscilaba entre el 45 por ciento, en elcaso del sarampión, y más del 60 porciento, en el caso de la diarrea (véase elgráfico). Los niños que tienen una insu-ficiencia ponderal leve tienen dos vecesmás probabilidades de morir a causa deenfermedades infecciosas que los niñosque están mejor nutridos. En el caso delos niños afectados por una insuficien-cia ponderal moderada o grave, el ries-go de muerte es de cinco a ocho vecesmayor.
La carencia de vitaminas y minera-les esenciales también aumenta el ries-go de muerte debido a enfermedadesinfantiles. La carencia de vitamina A,por ejemplo, aumenta el riesgo de muer-te por diarrea, sarampión y malaria entreun 20 y un 24 por ciento. En los niñoscuyas dietas carecen de suficiente cinc,el riesgo de morir por diarrea, neumo-nía y malaria se incrementa entre un 13
y un 21 por ciento. En muchas regionesdel mundo en desarrollo, más de unatercera parte de todos los niños sufrecarencias de éstos y otros micronu-trientes. Sólo la carencia de vitamina Ay cinc causa la muerte de más de 1,5millones de niños al año (véanse losgráficos).
El retraso en los progresos hacia los ODM
Una meta establecida en los ODM esreducir en dos tercios entre 1990 y 2015la tasa de mortalidad de niños meno-res de cinco años. Pero los progresoscon vistas a reducir la mortalidad infan-til se han ralentizado, en lugar de ace-lerarse. Entre 1960 y 1990, el númerode muertes infantiles se redujo a unritmo del 2,5 por ciento anual. Desde1990, el año de referencia para los ODM,el ritmo ha disminuido hasta el 1,1 porciento tan sólo. Entre las regiones endesarrollo, sólo América Latina y el Cari-be se encuentra actualmente en cami-
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 200518
Hacia el logro de los compromisos de la Cumbre
Reducir el hambre para salvar la vida a los niños
Fallecimientos de niños en todo el mundo, por causas
Fuente: Black, Morris y Bryce
Prevalencia de niños con insuficiencia ponderal y carencias de micronutrientes,por regiones
Fuente: Mason et al.
Fallecimientos infantiles por enfermedades infecciosasatribuidas al hambre y malnutrición
0 5 10 15 20 25 30 35Porcentaje de fallecimientos
infantiles
Trastornosneonatales
Diarrea
Neumonía
Paludismo
Otros
SIDA
Sarampión
Desconocidas 0 10 20 30 40 50 60Prevalencia de carencias (%)
Número de muertes por año (miles)Asia
meridional
Asia orientaly el Pacífico
AméricaLatina
y el Caribe
Áfricasubsahariana
CercanoOriente
y África delNorte
1 500
1 200
900
600
300
0
Proporción debida a la insuficienciaponderal
Insuficiencia ponderalCarencia de vitamina A Carencia de yodoAnemia
Insuficiencia ponderalCarencia de vitamina ACarencia de cinc
Diar
rea
Palu
dism
o
Neum
onía
Sara
mpió
n
Fuente: OMS
-
no de alcanzar la meta de los ODM (véaseel gráfico). Un estudio de las tenden-cias en 59 países en desarrollo revelóque gran parte del éxito en la reducciónde la mortalidad infantil entre 1966 y1996 pudo deberse a la mejora de lanutrición. Reducciones considerablesen la proporción de niños con insufi-ciencia ponderal produjeron acusadosdescensos de la mortalidad infantil, del16 por ciento en América Latina y decasi el 30 por ciento en Asia y en el Cer-cano Oriente y África del Norte.
Pensando en el futuro, el estudio con-firmó que una forma segura de reducirla mortalidad infantil sería realizar mejo-ras ulteriores en la nutrición infantil.Reducir la prevalencia de la insuficien-cia ponderal en otros cinco puntos por-centuales podría disminuir la mortali-dad infantil en casi un 30 por ciento. Elanálisis de las tendencias recientes con-firma que la mortalidad infantil ha dis-minuido más rápidamente en los paí-ses que están haciendo progresos másrápidos en la reducción del hambre(véanse el mapa y el gráfico).
La Organización Mundial de la Saludy el Fondo de las Naciones Unidas parala Infancia han señalado la interacciónletal entre la malnutrición y las enfer-medades infantiles curables como laclave para reducir la mortalidad infan-til. Su estrategia conjunta para la Aten-ción Integrada a las Enfermedades Pre-valentes de la Infancia (AIEPI) pone derelieve la importancia de mejorar lasdietas y prácticas de alimentación enel hogar y la atención a los riesgos delhambre y la malnutrición cuando losniños son llevados a clínicas para eltratamiento de enfermedades infanti-les comunes.
En un examen de los resultados obte-nidos en la República Unida de Tanza-nía se observaron importantes mejorasen el peso y los niveles de vitamina A yde hierro de los niños en distritos dondese había aplicado el programa de AIEPI.Aunque no se había reducido tan rápi-do como se esperaba, la mortalidad infan-til disminuía seis veces más rápido enesos distritos que en los distritos de con-trol cercanos.
Para alcanzar la meta de los ODM serequerirá una aceleración comparablede los progresos en todo el mundo, impulsada por una intensificación de losesfuerzos por reducir el hambre y lamalnutrición, que son las causas másimportantes de muerte infantil.
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 19
ODM 4
Progresos en la reducción de la mortalidad infantil y el hambre desde 1990
Fuentes: FAO; UNICEF
Reducciones de la mortalidadinfantil y la meta del ODM por regiones, 1990-2003
Cambios en la mortalidadinfantil en países agrupados por la reducción del hambre
1990 2003 Metadel ODM
Muertes de menores de cinco años por 1 000 nacidos vivos
Cambio en la prevalencia del hambre en el grupo de países
Cambio medio en la mortalidad infantil (%)
5
0
-5
-10
-15
-20
-25
-30
Países que han progresado en la reducción de la mortalidadinfantil y la subnutrición
Países que han reducido la mortalidad infantil, pero hanprogresado poco o nada en la reducción de la subnutrición Países que han reducido la subnutrición, pero han progresadopoco o nada en la reducción de la mortalidad infantilPaíses que han progresado poco o han padecido aumentos de lamortalidad infantil y la subnutrición
200
150
100
50
0
África subsahariana
Asia meridional
Cercano Orientey África del Norte
AméricaLatina y el Caribe
Asia oriental y sudoriental
Fuente: OMS
Fuentes: FAO; UNICEF
Prog
reso
rápid
o
Prog
reso
lent
o
Poco
s cam
bios
Empe
oram
iento
-
Mejorar la salud materna es laclave para salvar las vidas demás de medio millón de muje-res cada año y romper el círculo vicio-so que perpetúa la pobreza, el hambrey la malnutrición de una generación aotra.
Cada año unas 530 000 mujeres mue-ren a consecuencia de complicacionesen el embarazo y el parto. El 99 por cien-to de estas muertes se produce en elmundo en desarrollo, donde las tasasde mortalidad materna suelen ser de100 a 200 veces superiores a las de lospaíses industrializados. Casi todas estasmuertes podrían evitarse si las muje-res de los países en desarrollo tuviesenacceso a dietas adecuadas, a agua pota-ble y servicios de saneamiento, a la alfa-betización básica y a servicios de saluddurante el embarazo y el parto.
Los ODM establecen la meta de redu-cir la tasa de mortalidad materna enun 75 por ciento entre 1990 y 2015. Alcontar con datos escasos o poco fia-bles de muchos países, ha sido difícil
estimar los progresos realizados haciala consecución de este objetivo. Sinembargo, las mejores estimacionesdisponibles indican, que a escala mun-dial, los niveles de mortalidad mater-na permanecieron estables entre 1995y 2000 en un nivel en torno a 400 muer-tes maternas por cada 100 000 naci-dos vivos. Lo cierto es que en la mayo-ría de las regiones en desarrollo, losíndices de mortalidad materna siguensiendo alarmantemente elevados (véaseel gráfico).
Asia meridional y el África subsaha-riana representan más del 85 por cien-to del total de muertes maternas en elmundo. Las proporciones de mortali-dad materna en estas regiones se esti-man entre 570 y 920 por cada 100 000nacidos vivos, respectivamente, frentea 20 por cada 100 000 en las regionesdesarrolladas. A menos que aumenteel ritmo de los progresos rápidamenteen estas regiones en desarrollo, haypocas posibilidades de alcanzar la metade los ODM.
La malnutrición y la muerte materna
Se ha observado que el hambre y la mal-nutrición aumentan la incidencia y latasa de letalidad de las afecciones quecausan hasta el 80 por ciento de lasmuertes maternas (véase el gráfico).
Las mujeres con insuficiencia ponde-ral antes de comenzar el embarazo y queganan poco peso durante éste se enfren-tan a mayores riesgos de sufrir compli-caciones o morir. Esa descripción se apli-ca a más de la mitad de las mujeresembarazadas en la India, cuya tasa anualde 130 000 muertes maternas superacon creces la de cualquier otro país.
El retraso del crecimiento durante lainfancia hace que las mujeres sean espe-cialmente vulnerables al parto obstrui-do (cuando la cabeza del bebé es dema-siado grande para pasar por la vía delparto). El parto obstruido causa más de40 000 muertes maternas cada año y esmucho más común en las mujeres depoca estatura.
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 200520
Hacia el logro de los compromisos de la Cumbre
Mejorar la salud materna y romper el círculo de la pobreza, el hambre y la malnutrición
Relación de mortalidad maternapor regiones, 2000 Causa de las defunciones maternas: estimaciones mundiales
Fuente: OMS
Defunciones maternaspor 100 000 nacidos vivos1 000
800
600
400
200
0
Embarazo ectópico,embolismo y otras
causas directas - 8%
Aborto peligroso - 13%
Parto obstruido - 8%Gran aumento del riesgo
por atrofia fetal debido a subnutrición en la infancia
Eclampsia - 12%Indicación de vinculaciones
con carencias de calcio y otros micronutrientes
Septicemia - 15%Mayor riesgo de septicemia
causado por anemia y carencia de vitamina A
Anemia, paludismo, VIH/SIDA, cardiopatías y otras causas indirectas - 20%
Hemorragias - 25%La anemia es el principal factor de riesgo de hemorragias
Fuente: OMS
Asia
mer
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Asia
orien
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-
El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2005 21
ODM 5
Relación de mortalidad maternaen países agrupados por prevalencia del hambre
Fuentes: FAO; OMS
Salud materna y ciclo de pobreza, hambre y malnutrición
Fuente: FAO
% de población subnutrida
-
El VIH/SIDA, el paludismo y la tuber-culosis matan a más de 6 millo-nes de personas al año, la granmayoría de las cuales se hallan en paí-ses en desarrollo y gran parte de ellasen el África subsahariana. Otras dece-nas de millones de personas resultaninfectadas o caen enfermas, entre lasque figuran más de 5 millones d