el hijo prodigo

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Hijo pródigo (LUCAS 15, 11-32) 1. Alejamiento y regreso del hijo menor (Lc 15.11-24) Derroche de los bienes y la caída al nivel más bajo que un judío podía imaginarse: ser apacentador de cerdos. Puesto inferior a los empleados de su padre, lo explotan, pasa hambre La primera parte de la parábola muestra la conducta pecadora y penitente de hijo menor. Hay que ver que fuertes fueron sus pecados contra el Padre. Por la pretensión de recibir su parte de la fortuna paternal, rompe sus relaciones filiales con el padre. Porque según las leyes judías esta pretensión era imposible e insolente. Al hijo pródigo le falta así totalmente el amor y la obediencia a su padre. Y después emigra con su parte de la fortuna paterna y la malgasta hasta el último centavo. Se alejó físicamente de la comunión con su familia (se fue de viaje, a una región lejana); El joven se aleja de su padre que lo quiere y termina buscando trabajo, para unirse con un extranjero que lo detesta tanto como para enviarlo a apacentar cerdos, sin darle suficiente comida a cambio de su trabajo. El que huyó del «compromiso» (la unión) con los suyos, ahora se ve obligado a comprometerse (unirse) con los que no son los suyos. El joven recapacita y, en un monólogo interior, practica cómo regresar a su padre: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.» El joven ha pecado contra Dios y su padre; ahora está dispuesto a tomar aun la posición más baja de jornalero porque su amarga experiencia le ha mostrado que hay posiciones de un nivel aun inferior a esta. Empieza a acercarse de manera interna. Este regreso, este acercamiento, se define en la parábola como un regreso a la

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Parabola del hijo pródigo. Misericordia, bondad y amor de Dios.

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Hijo prdigo (LUCAS 15, 11-32)

1. Alejamiento y regreso del hijo menor (Lc 15.11-24)

Derroche de los bienes y la cada al nivel ms bajo que un judo poda imaginarse: ser apacentador de cerdos.

Puesto inferior a los empleados de su padre, lo explotan, pasa hambre

La primera parte de la parbola muestra la conducta pecadora y penitente de hijo menor. Hay que ver que fuertes fueron sus pecados contra el Padre.Por la pretensin de recibir su parte de la fortuna paternal, rompe sus relaciones filiales con el padre. Porque segn las leyes judas esta pretensin era imposible e insolente. Al hijo prdigo le falta as totalmente el amor y la obediencia a su padre.Y despus emigra con su parte de la fortuna paterna y la malgasta hasta el ltimo centavo.

Se alej fsicamente de la comunin con su familia (se fue de viaje, a una regin lejana); El joven se aleja de su padre que lo quiere y termina buscando trabajo, para unirse con un extranjero que lo detesta tanto como para enviarlo a apacentar cerdos, sin darle suficiente comida a cambio de su trabajo.

El que huy del compromiso (la unin) con los suyos, ahora se ve obligado a comprometerse (unirse) con los que no son los suyos.

El joven recapacita y, en un monlogo interior, practica cmo regresar a su padre: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

El joven ha pecado contra Dios y su padre; ahora est dispuesto a tomar aun la posicin ms baja de jornalero porque su amarga experiencia le ha mostrado que hay posiciones de un nivel aun inferior a esta.

Empieza a acercarse de manera interna. Este regreso, este acercamiento, se define en la parbola como un regreso a la vida misma este mi hijo muerto era y ahora ha revivido, una resurreccin de un estado de alienacin moral, espiritual y social.

El padre es quien se acerca a l y corre a recibirlo.El padre viola las reglas sociales de su comunidad; en vez de esperar a que el menor (y, en este caso, el menor rebelde) le muestre reverencia, l sale a saludarlo. No hay recriminacin alguna.

Bajo el peso de esta culpa, hay que ver la actitud del padre: El padre no deja que el hijo haga todo el camino, sino que sale a su encuentro. Tampoco le deja terminar su acusacin, ni le reprocha nada.Sino lo besa como signo de perdn. Le da sandalias, que distinguen al libre del criado. Hace vestirlo con el mejor traje, como honor extraordinario. Y le regala, incluso, un anillo - expresin del poder que le confiere. As le sigue considerando como hijo y celebra con una fiesta su vuelta a la casa.En el padre de esta parbola, Cristo quiere mostramos la imagen de Dios Padre. Y esta actitud del Padre celestial se puede comprender slo desde su amor paternal. Porque sabemos que todo el actuar de Dios es motivado y conducido por amor y mediante amor.Pero nosotros, quizs, confiamos demasiado en el amor justiciero de Dios: que l nos ama en razn de nuestros esfuerzos y mritos propios. Contamos con nuestro ser bueno, para recibir el amor de Dios, para recibir nuestra recompensa bien merecida.

El hijo que no merece ser hijo y que ya no quiere ser hijo, recibe del padre el anillo del sello de la casa, que representaba la autoridad del padre. Recibe asimismo el mejor vestido, el vestido que tena anteriormente, o sea, antes de abandonar la casa paterna). Recibe calzado; los esclavos no llevaban calzado, y los huspedes se los quitaban cuando estaban en casa del anfitrin. Anillo, vestido y calzado forman un conjunto de smbolos de un hijo legtimo de la casa. Esta parte tambin termina con el tema del gozo. El becerro gordo se coma en ocasiones especiales o durante visitas de personas importantes. El padre hace un llamado para festejar y gozarse.

2. Segunda parte: invitacin a un cambio en el hijo mayor (Lc 15.25-32)

El hijo mayor regresa a casa y oye los elementos comunes de una fiesta (msica y danza).

Al oir lo que aconteca, se enoja. Eso nos recuerda la murmuracin de los fariseos y escribas, en 15.2.l se aleja de la fiesta, de la convivencia. En lo que sigue (v. 25-30), el lector puede ver que el hijo mayor tambin se ha alejado del padre. No conoce a su padre; no tiene comunin ni con el padre nicon su hermano (este hijo tuyo, tus bienes). Qu gran irona! El hijo mayor nunca se fue de la casa pero, psicolgicamente, est en una condicin de alienacin tal vez ms profunda que la de su hermano menor.El padre, en el v. 31, trata de acercrsele, como lo hizo fsicamente con su hijo menor, y le declara al hijo mayor que hay una comunin de familia y de bienes. El hijo mayor tiene mucho inters en obedecer al padre, pero no saba cmo festejar. Espera que el padre tome la iniciativa para poder gozarse con sus amigos. No tiene inters en el bienestar de su hermano menor. Es obvio que, aunque el mayor estaba fsicamente cercano a su padre, no entenda la generosidad y el amor de ste

La parbola, como muchas otras de las parbolas de Jess, no termina con una conclusin clara.No se sabe lo que hizo el hijo mayor. El menor se arrepiente y regresa a casa; el mayor queda en casa, pero el relato termina en suspenso. Las parbolas de Jess eran una invitacin a los oyentes a tomar decisiones y a actuar. Si en la parbola de la oveja perdida y en la de la moneda perdida el nfasis estaba en el retorno de lo perdido, ahora el nfasis cae en la invitacin para el retorno de quien es supuestamente justo y no perdido como esa oveja, esa moneda y ese hijo rebelde.

Jess termina con el estribillo de este bloque, el estribillo de gozo por el regreso, de un estado de muerte, de un hermano, una hermana, un amigo, una amiga, un vecino o una vecina.

Pero esnecesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ahora ha revivido, se haba perdido y ha sido hallado. La buena nueva es esencialmente buena nueva de alegra, porque tambin la gente de mala fama, los traidores, los marginados, los pobres, los nios y las mujeres (en fin, todos los despreciados de la comunidad) tienen una invitacin a la vida, al acercamiento al Padre, quien los espera para darles una fiesta.

ReflexinEl Evangelio del Hijo prdigo que acabamos de escuchar nos da un testimonio maravilloso de la misericordia de Dios-Padre.Pero cuando somos sinceros, debemos declaramos como siervos intiles (Mt 25, 30). As debemos reconocer siempre de nuevo que somos pecadores, que quedamos con nuestras limitaciones y debilidades, que no logramos superarlas a pesar de todos nuestros esfuerzos. Entonces comprendemos que tenemos que vincular nuestra miseria personal con la misericordia de Dios.Porque lo ms profundo del amor paternal de Dios es su misericordia. l ama a sus hijos no tanto por sus mritos, sino porque es Padre. l no quiere ms que amar a sus hijos sin lmites.Un verdadero padre no abandona, cuando uno de los suyos est en la miseria. Al contrario, entonces lo ama con preferencia, porque sabe que necesita del padre, sobre todo en esa situacin difcil. As lo hace el padre en la parbola con su hijo perdido. As lo hace el Padre celestial con nosotros, sus hijos.No quiere decir que nosotros mismos no debamos esforzarnos - pero no tengamos por demasiado importante nuestra propia obra. En el fondo slo es importante el amor de Dios, su misericordia y su perdn paternal. Por eso, tambin la parbola del hijo prdigo debiera llamarse mejor parbola del Padre misericordioso.Para que Dios pueda actuar, l exige de nosotros una condicin, tal como lo hizo el hijo en la parbola: Que conozcamos y reconozcamos en humildad nuestra culpa; que nos arrepintamos de nuestros pecados y faltas; que confiemos en la misericordia de Dios; que volvamos a la casa del Padre.

As entendemos que la parbola del hijo prdigo y del padre misericordioso es la parbola e historia de la vida humana, la parbola e historia de nuestra propia vida: de nuestra miseria y de la misericordia de Dios para con nosotros.Tenemos un Padre tan bueno en el cielo quien nos ama a pesar de toda nuestra debilidad, ms an: quien nos ama a causa de nuestra debilidad.Volvamos, por eso, filialmente hacia ese Padre tan bueno, entregumonos sin reservas a l, pongamos nuestras vidas en sus manos misericordiosas. Entonces l nos acoger de nuevo como sus hijos predilectos y nos har experimentar su fidelidad, su amor y su generosidad sin lmites.Queridos hermanos, ese sabernos y sentirnos hijos de Dios Padre es un regalo, una gracia de Dios. Es una gracia que slo el Espritu Santo puede darnos. l es el Espritu de la filiacin. l nos regala un amor profundo, sencillo y humilde al Padre.Qu as sea!En el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo.Amn.

La parbola del Hijo Prdigo ha tenido distintos ttulos, porque todo depende de cmo la lee cada uno y de la resonancia que tiene en el corazn de cada uno. Porque, a diferencia de otras parbolas, sta tiene mucho de personal, de retrato de cada uno de nosotros. Es la parbola de Dios Padre. Es la parbola del corazn de Dios. Pero tambin es la parbola de cada uno de nosotros.

Porque, de una manera u otra:Todos hemos tenido nuestras rebeldas interiores.Todos hemos buscado una libertad al margen de Dios.Todos hemos tenido nuestras experiencias de irnos de casa.Todos hemos olvidado alguna vez el corazn y el dolor de nuestro Padre Dios.Todos hemos vivido nuestros momentos de terribles vacos interiores.Todos hemos tenido esos momentos de regreso a la casa del Padre.Todos hemos sentido miedo a que nos rechacen y echen de casa al llegar.Todos hemos sentido, alguna vez, el calor de los brazos amorosos de Dios Padre.

Porque quin puede decir que, en algn momento de su vida, no le hemos reclamado a Dios nuestra libertad para hacer lo que nos vena en gana creyendo que slo nosotros sabemos lo que nos conviene y nos hace felices?

Porque quin de nosotros nunca ha experimentado el fro de la noche sin el calor del hogar paterno?Porque quin de nosotros no ha pasado por esos momentos en los que, en vez del pan caliente del hogar, hemos alimentado nuestras vidas con las bellotas del placer o de la borrachera o simplemente de prescindir de todo?Porque, quin de nosotros no ha tenido miedo a regresar o que incluso ha regresado y no siempre ha encontrado unos brazos calientes sino el rechazo y el mal humor de un confesor con dolor de hgado?Porque, quin no ha experimentado, alguna vez en su vida, unos brazos abiertos y calientes y unos besos que nos han abierto la puerta del regreso y nos han invitado a la mesa de la Eucarista?

En algn momento de nuestras vidas nos hemos sentido ese hijo que pide su herencia y se larga de casa. O hemos sentido que ms nos parecemos a nuestro hermano mayor, legalista y sin conocer el amor, que se niega a creer en nuestro regreso y hasta se escandaliza de que Dios nos ame tanto a los prdigos y haga fiesta por nosotros.

Pero la parbola no tiene tanto la finalidad de describirnos a nosotros mismos, sino de describir el corazn de Dios y de invitarnos a amar como l ama y a perdonar como l perdona y a celebrar como l celebra el regreso de alguien a la casa de la Iglesia que es la casa del Padre. l sale a recibir al hijo que regresa de lejos. Y sale a llamar al hijo que est cerca y se niega a entrar.

Conocemos demasiado nuestro corazn de prdigos. Y hasta conocemos demasiado nuestro corazn de hijos mayores. Pero conocemos nuestro corazn tratando de amar como hemos sido amados por nuestro Padre Dios?Demasiado tiempo hemos tenido el corazn de ambos hijos. Es el momento de tener el corazn del Padre. Es el momento de amar como el Padre, como yo os am. Es el momento de perdonar como hemos sido perdonados. Y es el momento de descubrir que ser cristianos, ser hijos de Dios, es celebrar una fiesta y bailar al ritmo de una msica.

ORACION

Cada maana sales al balcn y oteas el horizonte por ver si vuelvo.Cada maana bajas saltando las escaleras y echas a correr por el campo cuando me adivinas a lo lejos.Cada maana me cortas la palabra, te abalanzas sobre m y me rodeas con tu abrazo redondo el cuerpo entero.Cada maana contratas la banda de msicos y organizas una fiesta por m por el ancho del mundo.Cada maana me dices al odo con voz de primavera: Hoy puedes empezar de cero.

Un da sent que me faltaba el calor de tu brazos.Sent el fro de no contar con ellos. Un fro que enfra el alma.Me cre libre de ti, Seor, y me encontr esclavo de m mismo.Sent la soledad, aunque estaba con todos. Sent la tristeza, aunque todos se rean.Sent el vaco y todos parecan felices. Hoy vuelvo a Ti, Padre.Necesito que tus brazos me estrechen. Necesito que tu corazn me devuelva la alegra.Necesito que tu calor se lleve mi fro. Necesito sentir que me llamas hijo.Necesito sentir el calor de tu abrazo. Necesito sentir el silencio del no reproche.

Necesito sentir que me invitas a tu mesa. Necesito sentir que me abres la puerta.Necesito sentir que hoy me dices: Entra, esta es tu casa. Ponte cmodo y hagamos fiesta.