el impacto de la crisis económica la intervención del - unl · 2010-06-10 · estado en la...

11

Upload: others

Post on 03-Jan-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

La intervención delEstado en la economía

«En el nuevo orden mercantilque generó la crisis económica de1930, el Estado se transformó enel ‘agente comercial» de cada eco-nomía nacional, con funcionescada vez más amplias. Una de lastareas que tuvo que desempeñarfue la administración de recursosfinancieros escasos y con ese finadoptó políticas monetarias inédi-tas hasta entonces. Entre otrasmedidas impuso tipos de cambiomúltiples para los distintos rubrosde exportación e importación y lle-gó, incluso, al racionamiento dedivisas exigiendo como requisitoun ‘permiso’ previo para cada tran-sacción individual. También tuvoque evitar que la reacción instinti-va de los productores ante la crisis(esto es, producir más) la agrava-ra. Para evitar el aumento de lossaldos de bienes exportables, nodudó en intervenir por vía autorita-ria: por ejemplo, fijando precios ofi-ciales y cupos de producción y or-ganizando la destrucción de lo co-sechado en exceso o los stocksacumulados a veces, incluso, sinpagar a los productores la indem-nización correspondiente.»

Tulio Halperín Donghi,Historia Contemporánea de Amé-rica Latina, 1997

*En diarios y estadísticaseconómicas de actualidad averi-güen cuál ha sido el saldo de lacuenta corriente de la balanza depagos en los países de Américalatina durante los últimos años.

¿Cuál es el principal proble-ma que enfrentan las economíaslatinoamericanas contemporá-neas?

El impacto de la crisis económicade 1930 en América latina

El «crack» financiero de Wall Street de 1929 y la crisis econó-mica que se desencadenó a partir de 1930, en el corto plazo agrava-ron la caída de la demanda de la mayoría de los bienes primariosproducidos por las sociedades latinoamericanas. A los volúmenesdecrecientes de las exportaciones se sumó la caída de los preciosde los productos exportados. Estos dos factores produjeron un fuer-te déficit en la balanza comercial de gran parte de los países latinoa-mericanos.

Además, la mayoría de los Estados decidió asegurar puntual-mente el pago de los servicios (intereses) de la deuda externa, quelos gobiernos y los empresarios privados de los países latinoameri-canos habían contraído antes de la crisis con los centros financie-ros internacionales -en particular, con los gobiernos de Gran Breta-ña y los Estados Unidos y con diferentes bancos de esos países. Apartir de 1930, los intereses de la deuda representaron una propor-ción cada vez mayor de los decrecientes ingresos obtenidos por lasexportaciones. Por estas razones, en la mayoría de los países lati-noamericanos se registró, además, un fuerte déficit en el saldo de lacuenta corriente de sus respectivas balanza de pagos.

Sin ingresos propios suficientes como para hacer frente al pagode los intereses de la deuda y sin posibilidades de obtener nuevospréstamos de capital como consecuencia de la depresión económi-ca mundial, los Estados latinoamericanos se vieron obligados a in-tervenir en la economía con el fin de generar los recursos necesariospara equilibrar la balanza de pagos. Para alcanzar este objetivo, losEstados tenían que aumentar los ingresos provenientes de las ex-portaciones o disminuir las importaciones. La primera opción no re-sultaba de muy fácil concreción en el marco de la recesión econó-mica mundial y la disminución de las importaciones planteaba va-rios problemas: por una parte, originaba la necesidad de reemplazarlos bienes que se importaban y que abastecían el consumo de losmercados internos de las sociedades latinoamericanas y, por otra,esta decisión significaba reducir la principal fuente de ingresos fis-cales y provocar déficit fiscal, ya que la mayoría de los impuestosque se cobraban gravaban a las importaciones.

Frente a esta compleja situación, los gobiernos latinoamerica-nos intentaron resolver el problema en el corto plazo a través de laemisión de papel moneda y/o de la devaluación, la fijación de pre-cios, la regulación de los stocks de los bienes exportables y lacreación de nuevos impuestos. Los bancos centrales, las juntasreguladoras y los organismos de control de la recaudación impositivafueron las nuevas instituciones encargadas de poner en prácticaestas políticas.

Las estrategias de recuperación de los paíseslatinoamericanos frente a la crisis

Además de las políticas adoptadas para estabilizar las econo-mías de sus países en el corto plazo, los gobiernos latinoamericanostambién adoptaron otras que tuvieron consecuencias en el largo pla-zo.

Con el objetivo de reducir el déficit dela balanza comercial, los Estados latinoa-mericanos intentaron -con más o menoséxito- alcanzar acuerdos con los paísesindustrializados para restablecer sus ex-portaciones tradicionales. Pero, al mismotiempo, comenzaron a impulsar la produc-ción de algunas de las manufacturas in-dustriales que hasta entonces se importa-ban. Este proceso fue denominado «susti-tución de importaciones».

El proceso de sustitución de impor-taciones tuvo dos variantes, según el tipode actividades económicas que, en cadapaís, resultó necesario desarrollar parasustituir ; los artículos de los rubros demayor peso en las importaciones. Algunassociedades de América latina pusieron enmarcha un proceso de industrialización porsustitución de importaciones (ISI), con elpropósito de reemplazar los productos ma-nufacturados que se compraban en el ex-terior y representaban una porción signifi-cativa del total de las importaciones. Encambio, aquellos países que durante ladécada de 1920 importaban cantidadesconsiderables de productos agrícolas, apartir de 1930 comenzaron a desarrollar unaagricultura por sustitución de importacio-nes (ASI) para su consumo en el mercado interno.

La recuperación de las economías latinoamericanas se manifes-tó a partir de 1931 y 1932, con excepción de Honduras y Nicaragua,pero la velocidad y el modo de recuperación varió de un país a otro. Engeneral, en casi ningún país la recuperación se basó exclusivamenteen el desarrollo de los procesos de sustitución de importaciones. Enalgunos casos, la recuperación económica estuvo vinculada exclusi-vamente con el retorno de condiciones favorables para la exportaciónde las producciones tradicionales.

Una de las formas de evaluar larecuperación de las economíaslatinoamericanas durante la década de1930 es analizar la evolución delProducto Bruto Interno (PBI) en cadauno de los países. El PBI es unindicador que mide el valor total de laproducción de bienes y servicios deun país en un determinado período -por lo general, un año- con indepen-dencia de la propiedad de las empre-sas (esto quiere decir que la produc-ción de las empresas extranjerasinstaladas en un país son parte delPBI de ese país).

La formación de la claseobrera en América latina

Durante las últimas décadas delsiglo XIX y las primeras del XX, laclase obrera en América Latina seconformó a partir de dos tipos deprocesos diferentes. Los procesosdesarrollados en Chile y Argenti-na pueden ser considerados comoparadigmáticos de los que tuvie-ron lugar en otros países del con-tinente. En el caso de Chile, lostrabajadores de los enclaves mi-neros - dedicados a la explotacióndel salitre y, más tarde, del cobrey el carbón-, controlados por ca-pitales extranjeros, se constituye-ron en el núcleo más numeroso yconcentrado de la nueva claseobrera. En la Argentina, la expan-sión de la actividad agropecuariay el intenso proceso de urbaniza-ción que acompañó el desarrollodel transporte y del comercio, fa-vorecieron la temprana apariciónde una industria fabril orientada ha-cia el mercado interno, que se ra-dicó en las ciudades puertos, fun-damentalmente en Buenos Airesy Rosario. A diferencia del casochileno, los obreros no proveníande las áreas rurales ni de otrasregiones del país, sino que eran,en su mayoría inmigrantes euro-peos. Estos dos modelos se repi-tieron, con matices particulares,en otros países latinoamericanos

*¿Qué diferencias y semejanzaspueden identificar entre el proce-so de formación de la clase obre-ra en América latina hacia finesdel siglo XIX y comienzos del XX,y el proceso de formación de laclase obrera en Europa Occiden-tal y en los Estados Unidos?

Expansión económica ydiversificación social: el surgimientode nuevos grupos sociales

En los países latinoamericanos con «economías de control nacio-nal de la producción», la expansión de las exportaciones generó el de-sarrollo del sistema productivo a través de una cadena de actividadesrelacionadas con la producción, la comercialización y el transporte delas producciones exportables. Como consecuencia de este desarrolloeconómico se produjo una mayor diversificación social. Incluso en aque-llos países - como México— en los cuales los campesinos constituíanla mayoría de la población, en las ciudades comenzaron a diferenciarsenuevos grupos sociales. Los «sectores medios urbanos» –también lla-mados «clases medias»- estaban integrados por pequeños comercian-tes, artesanos, profesionales, maestros y empleados públicos. En es-tas sociedades también comenzó a diferenciarse un importante sectorde trabajadores asalariados vinculados con el sector transporte -comolos obreros portuarios y ferroviarios- y, en algunos casos, además, conlas agroindustrias - como, por ejemplo, los obreros de los frigoríficos enla Argentina. En México y Perú, el desarrollo de la industria textil para elabastecimiento de los centros urbanos generó importantes núcleos deobreros textiles.

En los países con «economías de enclave», en los cuales las em-presas extranjeras controlaban el proceso de producción, comercializacióny transporte de los bienes exportables, la distribución del ingreso prove-niente de las exportaciones hacia el interior de la sociedad fue mínima.Por esta razón, el desarrollo de otras actividades económicas y la diver-sificación social fueron menores. En estas sociedades se diferenciaronlos obreros del enclave minero o de plantación y algunos sectores urba-nos ligados a la administración pública.

Fábrica de hilados en Lima; Perú, en 1909.

LOS TRABAJADORES URBANOS

Los trabajadores urbanos empleados en actividadesdirectamente relacionadas con el sector exportador -como,por ejemplo, los obreros ferroviarios y portuarios- estabanmejor posicionados que otros para negociar con el Estadoen situaciones de conflicto. Si los trabajadores del ferro-carril no transportaban el trigo argentino, el café brasileñoo el nitrato chileno a los puertos de embarque, o si losobreros portuarios no cargaban rápidamente las produc-ciones en los barcos que debían transportarlos hasta lospaíses industriales, ponían en peligro el negocio de lasexportaciones y la buena marcha de las economías na-cionales. En esta misma situación se encontraban losobreros empleados en los establecimientos dedicados ala extracción, la producción o el procesamiento de lasmaterias primas y alimentos de exportación -como losobreros mineros y agrícolas y de los frigoríficos. En gene-ral, estos grupos de obreros protagonizaron importantesluchas y movilizaciones y obtuvieron una mayor participa-ción que otros sectores asalariados en la distribución dela riqueza generada por las exportaciones.

En cambio, los trabajadores que no estaban vincula-dos al sector exportador en su gran mayoría eran emplea-dos en pequeñas empresas de diversos rubros dedicadasal abastecimiento del consumo de los habitantes de lasciudades. Entre ellos se destacaron los trabajadores delrubro de la alimentación, como los panaderos; los del ramodel vestir -sastres, zapateros y sombrereros-; los obrerosde la construcción; los tipógrafos e imprenteros; los fabri-cantes del vidrio, de muebles y de carpintería metálica.No todos los trabajadores que ejercían estos oficios eranartesanos independientes. A principios del siglo XX, mu-chos de ellos eran empleados de pequeños talleres y reci-bían un salario a cambio de su trabajo. En muchas socie-dades latinoamericanas, la creciente capacidad para ad-quirir productos importados de una gran parte de la pobla-ción urbana relegó a los oficios a un lugar de poco peso enel conjunto de la economía de los distintos países. Sinembargo, pese a su heterogeneidad y la dispersión enque se encontraban, los artesanos de los pequeños talle-res tuvieron un papel significativo en los inicios de la ma-yoría de los movimientos obreros latinoamericanos.

Desde las últimas décadas del siglo XIX, en Méxicoy Perú, entre los trabajadores no vinculados con el sectorexportador comenzaron a diferenciarse los obreros em-pleados en fábricas mecanizadas dedicadas a la industriatextil.

La vida cotidiana de los trabajadores la-tinoamericanos

Las ciudades latinoamericanas no esta-ban preparadas para recibir el rápido creci-miento demográfico que experimentaron des-de finales del siglo XIX. Por esta razón, engeneral, durante las últimas décadas del si-glo XIX y las primeras del XX, las condicionesde vida de los trabajadores urbanos no fueronbuenas. Los inmigrantes vivían hacinados enlos «conventillos» en Buenos Aires y en Mon-tevideo, en las «colmenas» en San Pablo yen los «mesones» en Ciudad de México. Es-tas viviendas colectivas eran edificios que, ensu gran mayoría, no permitían el desarrollo dela vida cotidiana en condiciones higiénicas yde salubridad adecuadas. El hacinamientourbano contribuyó a la propagación de gravesepidemias. Al mismo tiempo, entre los habi-tantes de estos barrios de trabajadores urba-nos surgieron importantes solidaridades polí-ticas y sociales, como, por ejemplo, en elbarrio de Bras en San Pablo o en la Boca enBuenos Aires. Los obreros chilenos de losenclaves mineros y los obreros mexicanos delas fábricas textiles de Puebla y Veracruz fue-ron sometidos a una fuerte explotación. En lamayoría de los casos los obreros habitabanen viviendas que eran propiedad «de la com-pañía», lo que facilitaba el control de los tra-bajadores por parte de los empleadores. Anteel incumplimiento de las reglaspreestablecidas, los empresarios amenaza-ban con el despido y la expulsión de la vivien-da del obrero y su familia. Otra forma de con-trol era ejercida a través de los llamados eco-nomatos. Los obreros de los enclaves mine-ros o textiles se veían obligados a adquirir enlos almacenes de la compañía -llamados «pul-perías» o «tiendas de raya»- los productosnecesarios para su consumo, los que paga-ban con vales o bonos de la empresa a pre-cios mucho más elevados que en el merca-do. Este sistema generaba el endeudamientode los trabajadores con sus empleadores,quienes de este modo ejercían un mayor con-trol y disminuían sus costos.

La organización del movimientoobrero en América latina

En las postrimerías del siglo XIX y principios del siglo XX, comen-zaron a desarrollarse en todos los países latinoamericanos organiza-ciones obreras. En la Argentina, Chile, Brasil y México se desarrollaronmovimientos obreros fuertes. En América Central y el Caribe y en elnorte de América del Sur, los movimientos de trabajadores fueron, encambio, más débiles.

Aunque con particularidades en cada país, el movimiento obrerolatinoamericano se originó bajo la forma del mutualismo. Hacia media-dos del siglo XIX, en casi todas las ciudades importantes, ya existíanlas llamadas mutualidades. En los países de inmigración masiva, estasasociaciones reunieron a trabajadores de una misma nacionalidad; enlos otros, agruparon a los que desarrollaban un mismo oficio. Los miem-bros de las mutualidades eran, por lo general, artesanos que buscabanun seguro contra la enfermedad o la muerte que dejaría en la miseria asus familiares. Estas organizaciones no desarrollaron luchasreivindicativas.

Hacia finales del siglo XIX, en correspondencia con la expansiónde relaciones de producción capitalistas, diversos gremios de trabaja-dores comenzaron a organizar sociedades de resistencia. A medidaque el número de los artesanos independientes fue disminuyendo yaumentó el número de los obreros asalariados, la lucha permanente porel salario y las condiciones de trabajo resultaron más apremiantes quela seguridad social. Estas nuevas asociaciones nuclearon a trabajado-res de un mismo oficio, generalmente sin distinción de nacionalidades,y fueron la base de los sindicatos modernos.

Los mayores niveles de movilización obrera se registraron durantelas épocas de expansión de las economías primario-exportadoras. Du-rante esos períodos, los trabajadores organizaban y sostenían largashuelgas en procura de mejoras materiales. Las huelgas se constituye-ron en un eficaz elemento de lucha para los trabajadores. Al principiotuvieron un carácter más defensivo que reivindicativo contra las reduc-ciones salariales y el incremento de horas de trabajo. Con el tiempo, amedida que las organizaciones obreras tuvieron más fuerza, las huel-gas se realizaron para demandar mejoras salariales, reducción de lajornada de trabajo y el reconocimiento de los sindicatos.

Progresivamente, en varios países, los sindicatos más importan-tes se fueron agrupando en asociaciones regionales -las mancomunaleschilenas alcanzaron un considerable desarrollo. Luego, muchos de es-tos organismos consiguieron federarse en centrales de carácter nacio-nal.

Las corrientes ideológicas enel movimiento obrero latino-americano

«A mediados del siglo XIX, la‘Sociedad de la Igualdad’ inició enChile la divulgación del socialismoutópico. Más tarde, la I Internacio-nal Socialista inauguró filiales enBuenos Aires, Montevideo, Méxi-co y La Habana, formadas princi-palmente por franceses y alema-nes. Pero mientras estas difundíanlas ideas socialistas, los refugia-dos e inmigrantes españoles e ita-lianos se convirtieron en vocerosde las ideologías anarquistas. Du-rante las últimas décadas del si-glo XIX y las primeras del siglo XX,en la Argentina, Brasil, Uruguay ytambién México, los anarquistasllegaron a influir sobre gran partede los sectores populares. Impul-saban la ‘acción directa’ como ele-mento central de la lucha de lostrabajadores y esperaban destruirel orden existente mediante una‘huelga general revolucionaria’.Desde principios de este siglo fuecada vez mayor la influencia del‘sindicalismo revolucionario’ sobreel movimiento obrero latinoameri-cano. Inspirado en el modelo de laConfederación General del Traba-jo francesa, esta corriente ideoló-gica y organizativa desplazó el pre-dominio anarquista en la Argenti-na e impulsó la organización de laprimera Confederación del Trabajode la Región Mexicana. Los sindi-calistas revolucionarios -tambiénllamados anarcosindicalistas- com-partían con los anarquistas el con-cepto de acción directa y la oposi-ción a la participación política delos obreros pero, además, soste-nían la necesidad de la organiza-ción sindical y la realización dehuelgas para obtener aumentossalariales y mejores condicionesde trabajo en forma inmediata.

Continúa en la pág. sig.

REPRESIÓN y REFORMAS LEGISLATIVAS

Durante las primeras décadas del siglo XX, la respuestamás frecuente de los Estados latinoamericanos a los recla-mos de los trabajadores fue una severa represión. A pesar deesto, desde principios de siglo hasta el estallido de la Prime-ra Guerra Mundial en 1914, en las principales ciudades delcontinente, las organizaciones obreras realizaron numerosashuelgas a las que adhirieron muchísimos trabajadores.

Pero, más o menos al mismo tiempo, con el propósitode desactivar la movilización y la agitación obreras, la mayo-ría de los gobiernos de América latina comenzaron a elaborarleyes que reconocían algunos derechos de los trabajadores,aunque los patrones se opusieron a la aplicación de estasmedidas. Además de la coacción y la violencia directa queejercieron sobre los trabajadores, los gobiernos latinoameri-canos dictaron leyes que establecían la expulsión deinmigrantes extranjeros catalogados como «agitadores y per-turbadores del orden social» -categoría que fue aplicada anumerosos dirigentes obreros.

El 21 de diciembre de 1907,en el patio de la escuela deSanta María de Iquique(Chile) murieron más de dosmil personas, entre hom-bres, mujeres y niños. Eranparte de los 20.000 trabaja-dores del salitre en huelgaque, acompañados por susfamilias y con el apoyo delos obreros ferroviarios yportuarios, habían bajado delos cerros y llegado a laciudad. Fueronametrallados por tropasnacionales del ejército y lamarina. En las imágenes,obreros del salitre (arriba) ytrabajadores castigados enel cepo (abajo).

Falta Imagen

Viene de la pág. anterior

Durante las primeras décadas del si-glo XX, también comenzó a tomar fuerzaen varios países Latinoaméricanos el mo-vimiento socialista, que alcanzó un gran de-sarrollo en Chile, Argentina y Uruguay. Lossocialistas proponían la organización departidos políticos obreros, la participaciónde los trabajadores en las elecciones y lalucha política con el objetivo de aumentarel número de representantes de los intere-ses de los obreros en el parlamento y ob-tener leyes que protegieran sus derechos.En Chile el Partido Obrero Socialista setransformó en un partido de masas. En laArgentina, en cambio, el Partido Socialis-ta, creado en 1896 por Juan B. Justo, nun-ca pudo influir decisivamente sobre el mo-vimiento obrero. Si algunas veces logró lamayoría electoral en la ciudad de BuenosAires fue sobre todo por adhesión de lossectores medios urbanos, atraídos por suorientación reformista y parlamentaria. Apartir de 1920, como consecuencia delimpacto de la Revolución Rusa y formaciónde la III Internacional, en casi todos los paí-ses de América Latina se formaron los par-tidos comunistas: en Chile y Uruguay, porla afiliación de los partidos socialistas a lanueva Internacional; en la Argentina, a par-tir de una escisión entre los socialistas yen Brasil, por iniciativa de gruposanarquistas.

“Los comienzos del movimientoobrero”. En: José Luis Romero(dir.), Gran Historia deLatinoamérica, N° 70, 1974.

*¿Qué razones permiten explicar que hayan sido los trabaja-dores vinculados con el sector exportador (y no los vinculados conel sector tradicional de la economía) los que encabezaron las pri-meras luchas del movimiento obrero latinoamericano?

NACIONALISMO, POPULISMO,SOCIALISMO y AUTORITARISMOMILITAR (1930-1990)

La sustitución de importacionescomo estrategia frentea la crisis económica de 1930

Desde su incorporación al mercado capitalista internacional, du-rante la segunda mitad del siglo XIX, las economías de las sociedadeslatinoamericanas se especializaron en la producción y la exportación deproductos primarios. Esta fue la base de un modelo de organizacióneconómica llamado de «crecimiento hacia afuera», porque la mayor par-te de los ingresos que obtenían los capitalistas (en forma de ganancias)y los Estados nacionales (en forma de impuestos) estaban relacionadoscon las exportaciones de materias primas y alimentos.

Este modelo de organización económica orientado “hacia fuera”,se vio duramente afectado por la crisis económica mundial de 1930.Frente a las dificultades para importar los productos necesarios para elconsumo interno y el déficit de la balanza comercial -producido por eldescenso del volumen de las exportaciones y la paralela caída de losprecios de los bienes exportables-, los Estados latinoamericanos impul-saron un proceso de sustitución de importaciones. Éste tuvo dos moda-lidades según el tipo de actividad económica que, en cada país, resultónecesario para sustituir los artículos importados que resultaban indis-pensables. Las sociedades que durante la década de 1920 importabanconsiderables cantidades de productos agrícolas iniciaron un procesode agricultura por sustitución de importaciones (ASI), orientada hacia elabastecimiento de alimentos para la población. En cambio, en aquellasen las que los rubros más significativos de las importaciones eran losproductos manufacturados, se puso en marcha un proceso de industria-lización por sustitución de importaciones (ISI).

Sin embargo, en los primeros años de la década de 1930, la indus-trialización por sustitución de importaciones fue considerada y aceptadapor los sectores capitalistas más poderosos vinculados con el sectorexportador sólo como una estrategia que permitía superar la crisis eco-nómica hasta que se restablecieran las condiciones internacionales fa-vorables para la exportación de bienes primarios. No se trataba, todavía,de un proyecto industrialista orientado explícitamente a desarrollar lafabricación de bienes de consumo y de maquinarias y equipos. Sólo sepretendía sustituir los bienes importados imprescindibles, con el objetivode satisfacer la demanda interna y equilibrar la balanza comercial.

Exportaciones eingresos fiscales

En las economías de enclave, losimpuestos eran pagados directa-mente por las empresas extranje-ras que explotaban los enclaves.En las economías de control nacio-nal, en cambio, la relación entre losingresos provenientes de las expor-taciones y los ingresos fiscales delEstado nacional era indirecta, yaque las exportaciones no pagabanimpuestos: sólo estaban gravadoslos artículos importados. Por estarazón, la recaudación fiscal depen-día del consumo de productos im-portados. Y, a su vez, quienes po-dían consumir eran los sectores ca-pitalistas -que disponían de unaparte de sus ganancias provenien-tes de las exportaciones- y los sec-tores de trabajadores y empleadosvinculados con el sector exportadorque recibían salario.

Este proceso de industrialización por sustitución de importa-ciones se inició primero en la Argentina, Brasil, México y Chile, paí-ses que, durante la expansión de la economía exportadora de bie-nes primarios, habían desarrollado agroindustrias y/o algunas indus-trias de bienes de consumo. Estas sociedades pudieron expandir suproducción industrial mediante una utilización más intensiva de susequipos e instalaciones incorporando turnos suplementarios de tra-bajo. De esta forma fue posible aumentar la oferta sin inversionesprevias de capital fijo y sin importar equipos adicionales. En México,donde ya existía una experiencia metalúrgica importante, y en Bra-sil, donde el gobierno intervino activamente en la promoción de in-dustrias básicas, el proceso de sustitución se profundizó y comen-zaron a fabricarse localmente también algunos de los llamados «bie-nes de capital».’ Se denominan bienes de capital aquellos produc-tos industriales que son necesarios para fabricar las manufacturasindustriales, tales como, por ejemplo, las máquinas-herramienta.

A lo largo de la década de 1930, la industria por sustitución deimportaciones y la agricultura orientada al mercado interno se trans-formaron en sectores de las economías latinoamericanas que alcan-zaron un gran dinamismo. El desarrollo de estas nuevas actividadeseconómicas y la expansión de la intervención del Estado en la orga-nización de la economía y la sociedad sentaron las bases de unnuevo modelo de crecimiento.

Sin embargo, aunque la industria aumentó progresivamente suparticipación en el producto bruto interno de la mayoría de los paísesdel continente, el sector fundamental de las economías latinoameri-canas continuó siendo la producción de bienes primarios para laexportación. La novedad fue que los gobiernos diseñaron y aplicaronpolíticas económicas que lograron estimular las exportaciones debienes primarios y el desarrollo industrial al mismo tiempo. Los in-gresos provenientes de las exportaciones eran la principal fuente dedivisas para pagar las importaciones de bienes de capital, indispen-sables para desarrollar las industrias manufactureras.

Fábrica de tejidos LaInternacional, enQuito, Ecuador. Enlos países que teníanuna economíaespecializada en elmonocultivo, elproceso de industria-lización fue muylento; salvo paraalgunos rubrostradicionales, comoel textil.

Las inversiones extranjeras y el de-sarrollo de las nuevas industrias

Durante la década de 1930, en va-rios países latinoamericanos se radica-ron casas filiales de grandes empresasindustriales estadounidenses que insta-laron plantas de elaboración, armado ymontaje de productos que hasta enton-ces fabricaban en su países de origen yvendían a América Latina. Un porcentajesignificativo de estas nuevas inversionesextranjeras se orientó hacia la industriade artefactos eléctricos tales como ra-dios, heladeras, lavarropas y teléfonos,entre otros. La expansión de la industriaeléctrica se correspondió con el acelera-do proceso de electrificación de los gran-des centros urbanos latinoamericanos.También fueron importantes las inversio-nes extranjeras en la industria química yen la derivada del caucho.

*¿Qué ventajas y qué obstáculos en-frentaron las sociedades latinoamericanasque tenían economías de enclave cuan-do, a partir de la década de 1930, se vie-ron obligadas a impulsar la sustitución deimportaciones ¿Y las sociedades con eco-nomía de control nacional?

La estrategia desarrollistade profundización industrial.

Las grandes reservas acumuladas durante la guerra habían per-mitido incrementar la importación de bienes de capital para moderni-zar y ampliar la capacidad productiva de la industria latinoamericana.Sin embargo, esta fase de importante crecimiento económico generó«cuellos de botella» que dificultaron su profundización: en la mayoríade los casos, este desarrollo se concretó fundamentalmente en la

industria liviana, en tanto la industria pesada creció muylentamente, como para satisfacer la demanda local. Lomismo sucedió con la producción de combustibles. En1956, el 62% del acero consumido en la región era im-portado.

La industria liviana -con el sector metalúrgico enprimer lugar- se transformó también en «importadora» yvolvió a generar los problemas de desequilibrio de labalanza comercial para cuya solución había surgido. Elcrecimiento de la población y el posterior estancamien-to de la producción agropecuaria redujeron considera-blemente la capacidad de importación de metales ycombustibles.

Frente a este cuadro de situación, los gobiernosde varios países latinoamericanos -México, Argentina yBrasil durante la década de 1950 y Venezuela, Colom-bia y Perú, más tarde- comenzaron a considerar las

recomendaciones de las teorías desarrollistas. Éstas aconsejabanimpulsar la expansión de las industrias básicas -tales como la delpetróleo, la química, la siderúrgica y de maquinarias-, a fin de abaste-cer al país de los bienes industriales que necesitaba y terminar defini-tivamente con la dependencia externa. Las teorías desarrollistas sos-tenían además que, luego de cubrir totalmente la demanda interna, laindustria liviana, apoyada en una sólida infraestructura, podía propor-cionar nuevos rubros de exportación. La expansión de la industria pe-sada, agregaban, permitiría también modernizar el campo a través dela mecanización de las tareas rurales. Desde la perspectivadesarrollista, de ese modo, era posible aumentar la producción delsector agropecuario, incrementar los saldos exportables, mejorar labalanza de pagos y, al mismo tiempo, expandir la demanda de lasnuevas máquinas-herramienta producidas ahora en el país.

Pero poner en marcha la estrategia desarrollista requería impor-tantes inversiones de capital. En la mayoría de las sociedades lati-noamericanas, los Estados no contaban con las reservas de capitalnecesarias y los sectores capitalistas locales o no disponían de loscapitales suficientes o no estaban dispuestos a invertirlos según loexigía la coyuntura.

En Brasil, el ingreso de capitalextranjero destinado a la producciónde manufacturas recibió un fuerteimpulso con el «Plan de Metas»(1957-1960), puesto en práctica porel presidente Juscelino Kubitschek.La industria creció aceleradamentey Brasil registró una tasa de creci-miento del producto bruto internoque se ubicó entre las más altas delmundo. Sin embargo, este creci-miento fue acompañado de ladesnacionalización de la economía,que se agravó a partir de la instala-ción del gobierno militar que, en1964, derrocó al presidente JoaoGoulart. Entre 1964 y 1968, quincefábricas brasileñas de automotoreso de autopartes fueron absorbidaspor Ford, Chrysler, Volkswagen, AlfaRomeo; tres de las más importan-tes empresas locales del sectoreléctrico y electrónico pasaron aestar bajo el control de empresasjaponesas; los grandes laboratoriosextranjeros absorbieron a varios decapital brasileño y empresasmultinacionales, como AmericanMachine and Foundry, pasaroncontrolar a las seis empresasnacionales de mecánica y metalur-gia más importantes.

La crisis del comercio internacional que se registróen los primeros años de la década de 1950 provocó seriosproblemas a los gobiernos de las alianzas policlasistasque, por esa época, venían desarrollando políticas econó-micas nacionalistas y populistas, ya que afectó la princi-pal fuente de financiamiento de capitales que ellos contro-laban. A los precios decrecientes de la mayoría de los bie-nes exportables (excepto el petróleo) se sumó la caída delas exportaciones.

LA TRASNACIONALIZACIÓN DELAS ECONOMÍAS LATINOAMERICANAS

En estas condiciones, los gobiernos latinoamericanos se vie-ron forzados a recurrir a la participación de nuevos capitales extran-jeros para financiar la profundización industrial - o sostener el desa-rrollo de la industrialización que habían iniciado, en el caso de lassociedades que la habían comenzado a desarrollar más tardíamen-te. Contrariamente a lo que estimaban las teorías desarrollistas, lallegada de los nuevos capitales provenientes del exterior que, du-rante la década de 1960, se radicaron en el sector industrial de laseconomías latinoamericanas a través de inversiones extranjerasdirectas ( IED ) -es decir, ya no canalizadas a través de los Estadosnacionales-, no eliminó la dependencia de los insumos importados;en algunos casos, incluso, la agravó. La instalación de filiales denuevas empresas transnacionales en los diversos países latinoa-mericanos aceleró el proceso de concentración de la actividad in-dustrial en beneficio del capital extranjero y provocó la consecuen-te subordinación de las burguesías industriales locales a los intere-ses externos. Por otra parte, las IED profundizaron ladescapitalización de las sociedades latinoamericanas, ya que ori-ginaron una importante transferencia de divisas al exterior en con-cepto de remesas de utilidades de la empresas transnacionales,de servicios de préstamos otorgados y de derechos por el uso detecnología (royalties o pagos por know-how).

La transnacionalización de las economías latinoamericanastuvo, además, consecuencias políticas. Antes de decidir su radica-ción en un país de América latina, los inversores extranjeros exigie-ron a los gobiernos «seguridad» para sus inversiones. Con estepropósito, entre otras condiciones, reclamaron la completa subor-dinación de la fuerza laboral y el control de las tendencias combativasdel sindicalismo.

Las experiencias políticas protagonizadas por varias socieda-des latinoamericanas durante la década de 1960 pusieron de mani-fiesto que las medidas tendientes a favorecer las inversiones decapitales extranjeros frecuentemente entraban en contradicción conlos intereses de los sectores asalariados y las masas populares.

Una de las plantas de la PhilipsPetroquímica S.A en Colombia. A partirde la década de 1950, en Venezuela,Colombia y Perú se registró un verdade-ro boom de la industria. Sin embargo, ya pesar de que en estos países losgobiernos intervinieron para promover lainstalación de industrias básicas, laamplia participación de los capitalesextranjeros en el proceso de industriali-zación determinó su orientación, no enel sentido de crear un sistema deproducción integrado, sino como unaprolongación del sector importador.Durante la década de 1960, en todos lospaíses de América latina, las empresasextranjeras se lanzaron a conquistar elmercado interno ya existente o aampliarlo. Novedosas campañas publici-tarias y modernas técnicas decomercialización tuvieron como objetivoinducir la imitación de las pautas deconsumo de los países industrialzados.En poco tiempo, de un extremo a otrodel continente se bebían las mismasgaseosas, se usaban los mismosautomóviles y los mismos pantalones yse fumaban los mismos cigarrillos.

*¿Por qué, hacia 1960, en algunassociedades latinoamericanas, la «activa-ción» de los sectores populares sepresentó como un obstáculo paraavanzar hacia la profundización indus-trial?