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Educación Creativa Consciente Inteligente CUADERNILLOS CUADERNILLOS El juego como principio metodológico Victoria Pollero Koleszar · ENERO 2021 · N° 4 ·

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Educación Creativa Consciente Inteligente

C U A D E R N I L L O SC U A D E R N I L L O S

El juego como principio

metodológicoVictoria Pollero Koleszar

· ENERO 2021 · N° 4 ·

Page 2: El juego como principio metodológico

Educación Creativa Consciente Inteligente

· ENERO 2021 · N° 4 ·

C O N T E N I D OPromotor del desarrollo y aprendizaje en los niños y niñas .......................................3

Notas ................................................................................................................................................................. 16

Cuadernillo N° 4

24 de enero de 2021

“El Juego Como Principio Metodológico”

Victoria Pollero Koleszar

Conceptos generales sobre educación.

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Si se reuniera un grupo de profesionales de la educación a reflexionar sobre su tarea y debatiera acerca de cuál es el principal factor a tener en cuenta como educadores responsables a cargo de un grupo de niños determinado, seguramente habría muchos acuerdos. En primer lugar, y seguramente, todos arribarían a la conclusión de que las actividades que se proponen en una sala de un centro educativo, deben tener como principal punto de partida, el momento de desarrollo por el que transita el niño que asiste a la clase. Toda planificación debe considerar la currícula correspondiente a la etapa evolutiva con la que se trabaja, las diferentes áreas como ser Área del Conocimiento de Lenguas, Área del Conocimiento Matemático, Área del Conocimiento Artístico, Área del Conocimiento Social, Área del Conocimiento de la Naturaleza, pero también colocar al niño como centro de las planificaciones, logra mayor éxito en la tarea educativa y habilita espacios para fomentar el desarrollo de los niños.1 No negamos la importancia de este punto como central para la educación actual. Pero quizás, no todos recuerden que otra condición necesaria y suficiente para la educación hoy en día es, y la cual también tendría que ser un acuerdo de todos, sería que la sala también es y debe ser, en primera instancia, el “escenario” donde día a día, se desarrolla la “obra” del niño.

Cuando nos referimos a planificar actividades para los niños y niñas de una sala teniendo en cuenta a los mismos, en realidad, estamos hablando de pensar en explicitar y justificar acciones que generen aprendizajes significativos que transformen a la planificación, en un instrumento educativo que guía, ordena y clarifica la dirección del trabajo del educador como agente educativo en pos de un objetivo dentro de un centro educativo. Hay que extender la planificación a otros terrenos que no sean el mero cumplimiento de horarios y rutinas de la jornada educativa (sin por ello desprestigiar el significado y la importancia que tienen los horarios y rutinas en el desarrollo del ser humano).

Durante el transcurso de los años, educadores, maestros y docentes en general, planifican proyectos de centros, y en base a ellos proyectos de sala, que incluyen objetivos, contenidos, indicadores, espacios, tiempos y materiales, tomando como base un Diseño Curricular o el Programa de Educación correspondiente a cada caso particular, pero olvidando al verdadero “protagonista” de la historia: el niño. La idea no es promover el dejar de ejecutar actividades relacionadas con las áreas y objetivos propuestos por estos documentos2, sino detenernos a reflexionar sobre cuál es el camino seguro que lleva a la obtención segura de aprendizajes que realmente se relacionen con los niños y niñas de esas salas.

Promotor del desarrollo y aprendizaje en los niños y niñas

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Ahora bien, vale preguntarse ¿y cómo sería posible “relacionar y bajar a altura de los niños” a la hora de planificar actividades?, concluyendo con un nada más ni nada menos: por medio del juego. El juego del niño se convierte en la hoja de calco de los reales y auténticos intereses de los niños que asisten a la sala de las diferentes centros de aprendizaje todos los días.

El interés superior del niño, debe ser necesariamente la principal fuente de consideración de todas las acciones que impliquen la presencia de un niño, y transformarse luego, en el eje transversal de todas las decisiones adultas que se toman por sobre los mismos. Los ejes transversales constituyen, fundamentos para toda práctica pedagógica, a través de conceptos, procedimientos, herramientas y actitudes que guían a la enseñanza y que por ende no deberían ser desconocidos por ningún profesional.

Francesco Tonucci3, también conocido por el seudónimo Frato, es un psicopedagogo y dibujante italiano que a través de sus numerosas obras, nos propone un sin fin de viñetas que ejemplifican lo que sucede en la educación actual y termina por proponer una escuela alternativa que tome como pilares de la construcción del edificio al propio niño y sus intereses.

En el ámbito de la filosofía, el filósofo moderno Rene Descartes4, tomando como ejemplo la metáfora arquitectónica usual de su época, dijo que la única manera de arribar a un conocimiento verdadero y justificable era establecer bien los pilares del edificio del saber. La metáfora le demostró a Descartes su manera de entender al conocimiento humano. La educación actual, debería basarse en este tipo de metáforas, para entender y considerar el interés del niño como la base o estructura de la construcción del conocimiento y desarrollo de la persona. Esto no significa, que ya no deba haber participación e intencionalidad por parte del educador a cargo del niño de ahora en más ni mucho menos, pues para realmente visualizar el interés auténtico del niño, siempre será necesaria y suficiente la participación del adulto referente (uno de los valores fundamentales de la enseñanza consiste justamente en la participación adecuada del adulto, adecuadamente preparado para ejercer el rol de referente).

En la planificación de un proyecto con diferentes actividades y o juegos, siempre habrá una toma de decisión sobre todo del adulto, lo cual no es malo siempre que sea lo más democrático posible y en base a los intereses de los niños y niñas. Al planificar, no hay que tener miedo de colocar al interés como motor que impulse la planificación de las tareas, ya que, una propuesta que toma como base al sujeto, no sólo promueve el aprendizaje, sino que

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además brinda seguridad y estabilidad emocional en los niños que asisten a los diversos centros educativos existentes. A la hora de planificar actividades para las jornadas, formulamos objetivos que responden a preguntas como ¿a donde quiero llegar, o, ¿qué cosa quiero investigar?, elaboramos una lista preliminar de respuestas que ayudan a satisfacer las interrogantes planteadas, y culminamos elaborando una lista de actividades tentativas que vamos a realizar. Y ¿qué pasa con lo que nos dicen Juan y Pedro o Julia? ¿Es importante para potenciar su desarrollo tener en cuenta sus intereses? Todo educador que se enfrente a la tarea de educar debería poseer ciertas actitudes y aptitudes inherentes a su “cargo” como cualquier profesión lo exige. Un educador, debe tener en cuenta un espacio organizado que a su vez favorezca el proceso de autonomía, material adecuado, tiempo previsto, disponibilidad corporal, verbal y también afectiva para organizar e intervenir cuando su tarea así lo requiera, pero, por sobre todas las cosas, conocimiento y reconocimiento del material que traen los protagonistas del día a día. Después de todo, el niño es una persona.

Según Ferrater Mora5, en su diccionario abreviado de Filosofía, la palabra persona deriva de máscara y se refiere a la máscara que cubría el rostro de los actores en la tragedia griega y de ahí derivaron dos concepciones, la primera, persona como personaje y en segundo lugar, persona como sinónimo de hacer sonar su voz como lo hacían los actores a través del uso de sus máscaras. Así que si analizamos la etimología de la palabra “persona” (del latín personare) significa “el que hace sonar su voz”, por lo cual la planificación que se basa en el niño como persona, debe necesariamente escuchar lo que dice el niño (por escuchar no sólo

nos referimos al lenguaje verbal y oral, sino también a los diferentes tipos de expresión que posee el ser humano como puede ser un gesto, una emoción, etc.).

La definición del niño como sujeto de derechos implica también necesariamente entre otras cosas, la escucha de los adultos que trabajan con niños. Los educadores se convierten en los principales portavoces e interpretadores de los mensajes, necesidades e intereses de los mismos. Sin dudas que es imposible perder de vista el entendimiento y la percepción que se tiene del niño como sujeto de derecho según lo establece el Código de la Niñez y la Convención de los Derechos del Niño, siendo este último documento, el primer texto redactado que reconoce que los niños y niñas gozan de derechos, siendo deber del los Estados, promover y garantizar su efectiva protección igualitaria para el desarrollo de todos los niños y niñas de cada país.

Sin dudas, hay que perder el miedo a incorporar en la diaria “el emergente” que trae el niño. El interés debería ser la brújula del docente. Es verdad que pueden existir múltiples y simultáneos intereses por donde van los niños y al final la idea misma puede convertirse en caótica. Para derribar este conflicto recurramos a la premisa que afirma que es necesaria una correcta observación del adulto, siempre acompañada de un registro, que sirva como herramienta para la planificación de actividades en base no sólo al desarrollo sino a los intereses, que se propondrán en la jornada de un niño en la institución a la que asiste.

Otros de los filósofos que marcó el paso decisivo de la edad media a la moderna fue John Locke6. La filosofía de Locke afirmaba que la experiencia era la única fuente y también el único límite de nuestros conocimientos, mientras que

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la razón, no menos importante, tenía el papel de clasificar lo que se obtenía por la experiencia. La filosofía de Locke se trató de una filosofía que investigó las facultades humanas y el valor de la experiencia en el conocimiento, y con sus afirmación también nos señaló cómo establecer bien los pilares del edificio del niño o la niña, al declarar la importancia que tiene la experiencia en la vida cotidiana de una persona para alcanzar el saber.

Cabe ahora preguntarse entonces, ¿cual podría ser el principio metodológico que sirva como herramienta para planificar actividades en las aulas que a su vez tenga en cuenta el interés y la experiencia de los niños? El juego. Todo educador que trabaja en un centro educativo no es más que un agente educativo que no sólo debe tener una intencionalidad educativa, sino también usar un principio metodológico por el cual llevar a cabo su trabajo, y así pues, generar aprendizajes significativos. Uno de ellos, el juego. El juego es una herramienta metodología fundamental para el crecimiento, desarrollo y aprendizaje del niño.

Para Piaget el aprendizaje es un proceso que mediante el cual el sujeto, a través de la experiencia, la manipulación de objetos, la interacción con las personas (elementos que se dan durante el juego) genera o construye conocimiento, modificando en forma activa sus esquemas cognoscitivos del mundo que lo rodea. La Convención de los Derechos del Niño7 establece que todo niño y niña tiene el derecho de aprender, no detalla cuales son los instrumentos del aprendizaje, pero sí habla de la importancia del derecho al juego al que muchas veces se lo ha llamado “derecho olvidado” porque se piensa más como una actividad de distracción que como una necesidad esencial para el desarrollo y aprendizaje de los niños y

niñas. Cada niño o niña tendrá su propio ritmo claro está. Además, el transcurso de cada etapa evolutiva depende de múltiples factores externos que se pueden adelantar y o retrasar en ciertos períodos, por lo que las conductas en los niños deben ser siempre “esperables” y nunca habrá un momento exacto en el cual cada una se cumpla. El desarrollo del niño incluye muchos cambios físicos, intelectuales, sociales y emocionales, pero los niños crecen y maduran muy distinto. Debemos estar sí atentos a los síntomas que puedan indicar algún otro tipo de atención, y, sobre sobretodo apoyarse en el equipo técnico operativo especializado en diferentes áreas que esté disponible en los centros, para hacer una correcta y honesta evaluación de casos particulares si así se necesitase, pero no generar mucha alarma ni parloteo innecesario. Es difícil definir lo que es “normal”. Y El adulto referente debe ser el “disco duro externo” de respaldo del niño y no un virus destructor.

Las etapas del desarrollo generalmente se clasifican en cinco áreas principales: crecimiento físico, desarrollo cognitivo, desarrollo afectivo y social, desarrollo del lenguaje y desarrollo sensorial y motor. El desarrollo es un proceso constructivo y continuo con una secuencia predecible y única para cada niño o niña, que como hemos dicho depende de varios factores externos. Usualmente se considera como sinónimo de desarrollo al crecimiento, cayendo en una concepción errónea de ambos términos. El crecimiento infantil, a diferencia del desarrollo, es un concepto que se refiere al aumento de tamaño, cantidad o intensidad de algo. La palabra, como tal, deriva del verbo crecer, que a su vez proviene del verbo latino crecerse y se refiere al aumento, incremento, ampliación y expansión física (talla, peso, perímetro craneal, etc.) del niño o la

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niña pero no a su desarrollo. Quien haya observado un carné pediátrico sabrá de qué estamos hablando. Pero la evolución del crecimiento no necesariamente implica un buen desarrollo.

Por juego, no sólo nos referimos al juego libre sino al juego como actividad de disfrute previamente pensada. En el juego libre, los niños deciden cómo, con qué, con quién jugar, es un juego no dirigido donde los niños establecen sus propias reglas. Este tipo de juegos promueven la construcción de la propia identidad y subjetividad del niño o niña al relucir sus capacidades y resolver sus propios conflictos en relación con sus pares. Y, además constituyen un material valioso para la observación.

Por observar, no nos referimos únicamente a lo que obtenemos a través del sentido de la vista. Por ver nos referimos únicamente a la capacidad de captar o percibir las características de un objeto por medio del sentido de la vista. La percepción es un proceso que nos permite dependiendo de las condiciones del ojo, darnos cuenta de aquello que nos rodea. Por otro lado, el mirar tiene que ver con “dirigir la vista hacia un objeto”, o sea, nos centrarnos en algo que llama nuestra atención, por ejemplo, si oímos un ruido fuerte en el patio y entonces dirigimos intencionalmente nuestra mirada hacia aquello de lo que proviene el ruido (tiene que ver más que nada con una acción) pero que tampoco implica observar. Observar, es pues en primera instancia, examinar atentamente algo o alguien. Esto significa que para observar tenemos que ver y mirar al mismo tiempo. Observar implica poseer una visión atenta y acompañada por una cierta reflexión del hecho que veo y miro, por medio de la cual se busca darle un sentido a lo que vemos y miramos, razón por la cual implica mucho más que ver y mirar.

La planificación de todo educador que parta del interés del niño como sustento de su práctica educativa, puede y debe contener estas tres acciones (ver, mirar y observar) para que sea una práctica auténticamente exitosa. Además, toda acción, en nuestro caso toda observación, implica un registro para que sea realmente exitosa. El registro , se va a convertir en el documento base que guíe nuestras planificaciones sin perder de vista a los niños.

Pero si hasta aquí todo lo dicho parecía perfecto, vale rescatar que todo registro también implica interpretación, y aquí pues surge otro de los desafíos y problemáticas fundamentales que atraviesa la tarea de todo profesional de la enseñanza: la objetividad a la hora de observar y proponer juegos y actividades diarias.

En una de las obras más conocidas de la ciencia contemporánea Thomas

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Kuhn8 nos definió lo que comúnmente llamamos paradigma. En su libro “La Estructura de las Revoluciones Científicas” definió al paradigma como un conjunto de realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una determinada comunidad científica (sea física, natural, histórica, humana, etc.). Otras traducciones definen al paradigma como un sistema de creencias, principios, valores o premisas que determinan la visión de una comunidad en cualquier área determinada. Y Si bien Kuhn se vio obligado a reformular el concepto de paradigma por innumerables críticas de los científicos de su época, tomemos en cuenta la primera concepción sobre paradigma que hizo, y reflexionemos, dicho sea de paso, de que si al existir los paradigmas tal y como los científicos lo definen, la objetividad absoluta en las propuestas educativas realizadas por diferentes agentes educativos pertenecientes a diversas escuelas, corrientes, creencias, etc., será realmente posible o no.

Todo adulto, toda persona, consciente o inconscientemente pertenece o posee un conjunto de creencias, valores o principios que construyen su modo de ser-estar y hacer en el mundo y muchas veces no se dejan las mochilas en la puerta del salón de clase como se deberían dejar. Pero es deber ético y moral del educador, y de toda persona que trabaje en la enseñanza, tratar de alcanzar la mayor objetividad posible en su tarea y abandonar subjetividades para promover la libertad de pensamiento, el respeto y la tolerancia, y así generar aprendizajes significativos objetivos.

El juego pues, como principal principio metodológico de la tarea educativa, ayuda, además de aumentar el sentido

creativo de los niños, a promover la imaginación y mejorar las habilidades sociales y emocionales, que desarrollan a través de sus propias vivencias con una mejor interpretación y análisis de los hechos y teorías que rodean al sujeto. Benjamin Franklin, político, científico e inventor estadounidense dijo alguna vez “dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.

Muchas veces proponemos juegos y terminamos por transformarlos en “trabajo” para obtener un producto para encarpetar o mostrar en una exposición del centro, no quiere decir esto que obtener un producto sea malo en sí mismo, sino que el fin del juego no sólo debería ser la consecución de un objeto que sirva para representar un hecho que quizás no haya sido real, sino también los resultados no físicos que obtenemos a través del mismo.

El juego es una necesidad básica que debe ser satisfecha como cualquier otra necesidad y no un trabajo, entendiendo por necesidad básica no sólo aquellas que se limitan a la mera subsistencia y protección del individuo, sino también a las que contribuyen con su desarrollo cognitivo, social y afectivo. El juego no sólo tiene una función lúdica, sino que es también una actividad esencial favorecedora del desarrollo integral de los niños.

El economista Manfred Max Neef9 en su obra titulada “El desarrollo a escala humana” justamente habla sobre las necesidades básicas humanas. Según dicho autor, las necesidades de las personas son finitas, pocas, clasificables e invariables. Y los satisfactores, o las formas para satisfacer tales necesidades, difieren a lo largo del tiempo y cambian en los diferentes sistemas políticos, sociales y culturales que existen. Pero el tipo de

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necesidades que reconoce y el tipo de satisfactores que Max Neef propone, no están referidas a la subsistencia ni a bienes económicos disponibles, sino que se trata de formas de ser, tener, hacer y estar que contribuyen a la realización de necesidades humanas mas allá de mera existencia.

La teoría de Max Neef sobre el desarrollo y las necesidades humanas, si bien está dictada dentro de un marco económico, fue una alternativa para todo el mundo, siendo que, según sus postulados, el desarrollo depende de la satisfacción adecuada de otras necesidades humanas fundamentales como podría ser el derecho al juego en los niños.

En la pedagogía de Loris Malaguzzi10, crítico fiel de la educación tradicional, ya que, según Loris Malaguzzi, la rígida estandarización coarta las múltiples posibilidades que los estudiantes poseen para aprender. Implementado en las escuelas Reggio Emilia, el aspecto lúdico, el juego, genera condiciones de aprendizaje, integración e inclusión increíbles. Instituciones donde las diferentes zonas del espacio de un centro se convierten en diferentes ambientes para construir y vivenciar situaciones lúdicas, incluye la necesidad de todo ser humano de construir un espacio propio a partir del juego y la exploración, son parte de sus propuestas.

Las concepciones pedagógicas de Loris Malaguzzi defendían la idea de que los niños poseen múltiples potencialidades o lenguajes para entender y expresarse en el mundo y había que habilitar espacios y generar ambientes para que ello sucediera. Y además, utilizó recursos innovadores como el teatro educativo para canalizar y potenciar estos potenciales lenguajes, mediante

el cual los niños aprendían y se expresaban de una manera artística, distinta a la establecida. Loris Malaguzzi también dio un lugar primordial a la formación de adultos que eduquen a estos niños, para que éstos puedan generar ámbitos estéticos educativos e inclusivos para la niñez desde la primera infancia.

Por medio de su poema llamado “El niño está hecho de cien” representa de una manera grandilocuente su idea de “Los cien lenguajes del niño/a” en la escuela.

“El niño tiene cien lenguas, cien manos, cien pensamientos, cien maneras de pensar, de jugar y de hablar, cien, siempre cien maneras de escuchar, de sorprenderse, de amar, cien alegrías para cantar y entender, cien mundos que descubrir, cien mundos que inventar, cien mundos que soñar.

El niño tiene cien lenguas (y además cien, cien, y cien), pero, se le roban noventa y nueve.

La escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo.

Le hablan: de pensar sin manos de actuar sin cabeza de escuchar y no hablar de entender sin alegría de amar y sorprenderse sólo en Pascua y en Navidad.

Le hablan: de descubrir el mundo que ya existe, y de cien le roban noventa y nueve.

Le dicen que el juego y el trabajo, la realidad y la fantasía, la ciencia y la imaginación, el cielo y la tierra, la razón y el sueño, son cosas que no van juntas.

Le dicen en suma que el cien no existe. Y el niño dice: en cambio el cien si existe”

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El juego nace de la curiosidad del niño por algo o por alguien. El asombro junto con la duda, que ya se observa en las conductas de los niños desde que son bebes, son algunos de los impulsos que llevan al ser humano a explorar y por consecuente, a reflexionar. El asombro y la duda son partes que llevan al niño a jugar también. Un niño juega desde que nace (observemos como un bebe toma y tira el pelo de su madre, agarra los collares que tiene puesto, se ríe con sus gestos, etc.). No hay que olvidar que la familia es la primera escuela de aprendizaje del ser humano y con las primeras personas con las cuales el niño y o niña juega. Es importante, hacer hincapié en el papel tan importante que cumple la familia durante el desarrollo y aprendizaje del niño y también fomentarlo (cualquiera sea la forma de familia que sea: nuclear, extensa, mono-parental, bi-parental, homo-parental o adoptiva).

El juego más conocido es el que se conoce como “juego libre” y consiste en que ellos propios niños y niñas decidan cómo, qué, con qué y con quién jugar, sin que por ello sea una pérdida de tiempo porque el juego libre es otra forma de que ellos mismos construyan su personalidad a través de un momento de aprendizaje autónomo donde se relucen las capacidades y se desarrollan las personalidades de cada uno.

El juego heurístico, cuya etimología comparte con eureka (encontrar), consiste en una actividad lúdica que permite al bebe descubrir su propio entrono a su propio ritmo a través de la curiosidad que se le presenta al niño, con la creación de pisos, paredes, bolsas, botellas, cajas con diferentes materiales multi-sensoriales que el niño va descubriendo (siempre y cuando nos aseguremos de la efectiva seguridad de los objetos y sobre todo de la presencia del adulto referente como

ejecutor y regulador de la actividad) los niños empiezan a asombrarse, dudar y jugar ya desde muy tempranas edades, por no decir meses.

Cuando enfrentamos a los niños frente a este tipo de juego que promueve su capacidad de asombro, enriquecemos el entorno en donde el niño aprende, convirtiéndolo en el real protagonista por el cual crea, imagina y no al juguete. El juego es intrínsecamente valioso en sí mismo, es una joya brillante pero que no cuesta dinero alguno. No importa si se tienen juguetes caros para jugar, siempre se puede jugar a algo, de hecho los juegos con materiales que hoy en día llamamos “des-estructurados” son mejores. Se llaman de esta manera porque no tienen una función única ni instrucciones específicas, sino que dependen del uso y la función que le de el niño o la niña al mismo.

Los materiales des-estructurados brindan un sinfín de posibilidades que promueven habilidades cognitivas, afectivas, emocionales y sensorio-motoras ideales para el desarrollo y aprendizaje del niño (vale destacar que todas estas capacidades no están escritas por orden de importancia, ya que, todas y cada una de ellas, tiene la misma importancia para que el niño se vaya desarrollando de un modo armónico). Materiales como pueden ser piedras, palos, piñas, caracoles, están al alcance del presupuesto de cualquier centro educativo, e incluso de la casa, y aun así, muchos desconocen el gran valor lúdico y pedagógico que contienen. Hasta podemos dar y abarcar las diferentes áreas que nos proponen los programas utilizándolos (Área del Conocimiento de Lenguas, Área del Conocimiento Matemático, Área del Conocimiento Artístico, Área del Conocimiento Social, Área del Conocimiento de la Naturaleza).

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María Montessori11, una de las educadoras mas influyentes en la educación actual, decía que “el niño que tiene libertad y oportunidad de manipular y usar su mano en una forma lógica con consecuencias, usando elementos reales, desarrolla una fuerte personalidad”. El método Montessori que ella propuso y que se usa en varios centros educativos hoy en día, permite que los niños experimenten la alegría de aprender y el tiempo para disfrutar el proceso mientras se asegura el desarrollo de su autoestima. Propone experiencias a través de las cuales los niños crean sus conocimientos pero también, los prepara para las muchas otras experiencias que ofrece la vida. Los materiales Montessori son juguetes y herramientas que ayudan al desarrollo mental del niño y su aprendizaje mediante la asociación de conceptos abstractos con una experiencia sensorial concreta y no sólo memorizando.

El juego simbólico, es otro ejemplo que surge en los niños un poco más tarde, que ayuda al niño a comprender, siempre teniendo en cuenta la madurez de cada uno, a entender su entorno y empatizar con el otro. El juego simbólico suele comenzar en la etapa en que el niño empieza a desarrollar la capacidad para crear y trabajar mentalmente con los símbolos. Utiliza objetos para representar algo distinto, por ejemplo para recrear situaciones de la vida real (ser cocinero, ser carpintero, o simplemente ser padre, madre, etc.).

Y así podríamos nombrar un sin fin de tipos de juegos, como ser la mesa de trasvasado, los circuitos multi-sensoriales, la lectura, narración y dramatización de cuentos, el baile, la música, las plantaciones o huertas, etc., como otros ejemplos de algunos juegos que habilitan, promueven, fomentan, estimulan y establecen logros significativos a partir del interés de los niños que asisten a los centros educativos y no sólo desde la currícula de un adulto. No por casualidad, los patios o balcones de los centros educativos se están convirtiendo poco a poco en huertas aromáticas o de frutos y verduras. No por casualidad tampoco, las y los funcionarios de las cocinas están yendo a realizar actividades en la sala con los niños. Afortunadamente las mesas y los bancos estáticos de la sala, se han hecho a un lado por la presencia de macetas y cucharones. Y las hojas rayadas y los lápices, dieron lugar a la tierra y a la harina con mayor frecuencia. El ambiente se trasforma en el objeto del conocimiento del niño. La huerta brinda el espacio para que los niños no sólo puedan estar en contacto con el ambiente natural y observar y buscar explicaciones a los fenómenos naturales sino que también poco a poco, lograrán descubrir, lo que nace, lo que se transforma y lo que muere,

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observando, explorando, relacionando, preguntando y sobre todo haciendo, que el ambiente se transforme en suyo.

El contacto con la naturaleza propicia la curiosidad por aprender y también el valor de trabajar en equipo escuchando, cooperando y respetando el trabajo del otro-a, fomentando nuevos aprendizajes no sólo en el Área de Ciencias Naturales. Basta con escribir la frase “huerta en educación infantil” en un buscador, para que aparezcan miles de páginas de distintas instituciones contando sus historias sobre proyectos de huerta, con ideas para sembrar y también consejos de cómo cocinar los productos obtenidos en ellas, para demostrar cómo la huerta y la cocina han venido para quedarse al menos por un tiempo.

Juegos o actividades como plantar o cocinar, demuestran, de una manera extraordinaria y creativa, mucho más extraordinario y creativo que pintar con lápices de colores dentro de la silueta de un dibujo, es cómo este tipo de juegos y esta forma de jugar, contribuyen al proceso de enseñanza y aprendizaje de los niños y niñas de una sala.

Las familias no dejarán de recibir productos que representan lo que su hijo-a, nieto-a realizó durante la jornada como ser una maceta construida con una botella conteniendo una planta sembrada por él mismo, una magdalena casera en un pirotín de cartulina hecho por sus propias manos, o simplemente algo aun más maravilloso como ser la sonrisa, la alegría, la emoción del niño por haber experimentado con su propia vivencia aprendizajes significativos para su desarrollo. No es seguro que dejaremos de escuchar en las puertas de entrada y salida de los centros a los que asisten esos niños, comentarios como “no lo mando a la escuela sólo para jugar” o

“se pasó jugando todo el día y no hicieron nada” pero al menos haremos el intento.

Quedarán pues, cajones y baúles con menos cantidad de cuadernos recordando los años transcurridos por los centros, pero habrá cientos de mentes de niños y niñas recordando los juegos y las actividades lúdico-creativas que acompañaron su proceso de aprendizaje en el centro educativo donde asistieron.

La neurología, y en especial la neurociencia, está aportando muchos datos novedosos y primordiales para la educación. Observó como el aprendizaje puede cambiar la estructura física del cerebro, es decir, crece y se fortalece con el ejercicio mental provocado por diferentes estímulos. Y Hablar de estímulos en neurociencia no sólo se refiere a fenómenos como los cambios de temperatura o de movimiento, sino también a actividades tales como el juego y este tipo de juegos que fomentan la creatividad entre otras cosas en el niño.

La creatividad es la habilidad de generar nuevas ideas, juicios o conceptos que muchas veces se convierten en soluciones para entender la realidad o solucionar conflictos, por lo que resulta imprescindible no dejar de despertar la creatividad, sobre todo en sus primeros años de vida, a los niños con el juego. Es importante empezar a crear conciencia de la importancia que tiene el juego en el desarrollo humano y de la responsabilidad que tienen los educadores, maestros y docentes de fomentar este tipo de metodología.

La transmisión de los impulsos nerviosos entre dos neuronas tiene lugar en la conexión entre ambas, o específicamente en lo que conocemos con el nombre de sinapsis. La sinapsis entre dos neuronas, o sea, la conexión y vinculación entre ellas, no son todas innatas en el ser humano. Al nacer, el bebé tiene cientos

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de millones de neuronas, pero escasas conexiones neuronales o sinapsis. En esta etapa, el cerebro experimenta cambios fenomenales, crece, se desarrolla y pasa por períodos sensibles para algunos aprendizajes, por lo que requiere por sobre todas las cosas de un entorno con experiencias significativas que estimulen su cerebro. Los primeros años de vida pues, serán esenciales para el desarrollo del ser humano, ya que, las experiencias que experimente en la primera infancia, construirán la arquitectura del cerebro y diseñaran el futuro comportamiento del mismo. Las bases del Edificio.

La Neurociencia es una disciplina que afirma, que el mayor movimiento de neuronas y sinapsis que se da en el cerebro, es en la primera infancia o durante los tres a cinco primeros años de vida, por

lo cual hay que pensar en actividades que sean como “choques eléctricos” que estimulen a esas neuronas a hacer sinapsis y estar en constante movimiento. Una educación que promueve el interés superior y auténtico del niño como fundamento, y el juego, como principal principio metodológico de aplicación a la hora de planificar actividades pensadas para las jornadas educativas de los niños, es una educación que a la vez que resulta innovadora, revaloriza la importancia de la actividad cerebral en los primeros años de vida. Etimológicamente la palabra “jugar” vendría del latín “iocar” que podríamos traducir como “hacer algo con alegría” y qué acción más bella que jugar habría pues para una sala como estímulo para “hacer mover las neuronas” .

Últimamente los niños no juegan porque

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no disponen de espacios, sobre todo en las grandes ciudades, y los juegos están siendo desplazados por entretenimientos tecnológicos que favorecen la vida sedentaria y aislada. Con departamentos, con salidas a un Shopping, con niños horas y horas expuestos frente a la televisión o las computadoras, los juegos son cada vez más escasos, pero al menos en algún rincón de la casa y del día, todavía sigue habiendo instancia de jugar. No significa esto que el uso de la tecnología y la exposición frente a las pantallas sea reprobado, sino que sólo hay que saber determinar su uso adecuado para que no deje a un costado la importancia de jugar a la vieja usanza. Cada vez son más frecuentes las consultas de los padres y las madres preocupados por el uso excesivo de los dispositivos electrónicos que hacen sus hijos, y la respuesta está simplemente en los espacios que generamos en casa y los juguetes que compramos a los niños. Tarea difícil con una sociedad consumista que nos hace creer constantemente que ser buenos padres consiste en comprar “lo último” en el mercado.

Sin pretender extrapolar concepciones y destruir corrientes, la filosofía existencialista de Jean Paul Sartre12

colocó al sujeto como constructor de su propio proyecto, y por consiguiente, el único responsable de construir su propia esencia. No significa esto que cada niño se construya por sí solo, sino que es necesario habilitar espacios donde los niños puedan vivir y crear con libertad, sin condicionamientos ni determinismos, de forma segura y estable, física y afectivamente su “propia casa”. Quizás sea un poco demasiado utópico el pensar que no va a haber factores en el entorno de un niño que coarten su obra (contextos socio culturales vulnerables, concepciones de género, rol o sexo dogmáticas, etc.)

pero por utópico nos referimos a algo inalcanzable en el contexto actual con las condiciones actuales, lo que no significa que si pueda ser realizable en otro contexto y con otras condiciones, siendo compromiso primordial de los educadores del presente convertir la utopía en realidad.

En la actualidad, coexisten diferentes propuestas pedagógicas públicas y privadas que atienden a los niños de 0 a 5 años y sus familias referentes, tomando como base un Diseño Curricular que utiliza al juego como herramienta, y demuestran el éxito de este tipo de propuestas. Incluso las colonias de verano y los clubes deportivos infantiles, así como los talleres extra curriculares fuera del horario escolar, promueven este tipo de aprendizaje a través del juego. Así como dicen corrientes filosóficas llamadas realistas de que no existe un mundo externo independientemente del sujeto que lo piense, de la misma forma, para la educación, no podría existir un aprendizaje a través del juego sin un niño o niña que lo juegue.

Sin lugar a dudas, las diversas corrientes pedagógicas que se han puesto de moda en los últimos años priorizan al niño y su capacidad de juego como impulso que mueve el desarrollo, autonomía y aprendizaje en la niñez y se ha avanzado mucho en el tema. Así como también, se han creado cientos de proyectos y asociaciones que habilitan espacios para que todo niño o niña, pertenezca a la clase social cultural o religiosa que pertenezca, tenga la posibilidad de experimentar este tipo de juegos o actividades con materiales de calidad y ambientes adecuados de exploración y vivencia, que promuevan el desarrollo y el aprendizaje de los mismos. Jugar a … debe ser una causalidad, y no casualidad, en la planificación de los educadores,

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maestros y docentes, a cargo de las salas de niños y niñas que asisten a los centros educativos, y por ende, tema central de cualquier encuentro que reflexione sobre las prácticas educativas.

A modo de conclusión, para la lógica, las palabras necesario y suficiente describen las notas características de un objeto para que ese objeto sea lo que es y no otra cosa. Y para nosotros, la característica necesaria y suficiente que debe darse

siempre y caracterice a la educación y así promover el desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas, es el juego. Después de todo, jugar, asombrarse, dudar, explorar, reflexionar, aprender, son acciones que toda persona posee desde que nace, que no se pueden tomar como patrón de medida ninguno para pertenecer a alguna clase social determinada, salvo la de todos los hombres y mujeres posibles en este mundo.

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1 Jean William Fritz Piaget fue un biólogo suizo considerado el padre de la Epistemología Genética (relativa a la generación de nuevos conocimientos fruto del desarrollo de estructuras y a partir de ahí, mecanismos funcionales que se mantienen a lo largo de todo el desarrollo humano), reconocido por su teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia. Su teoría se basó en la interacción entre el sujeto y el objeto. Y al realizar estudios sobre la evolución en la educación infantil, concluyó que es posible comprender los mecanismos mentales por medio del desarrollo que redujo a cuatro etapas, estados o procesos, por los cuales todas las personas atravesamos (sensorio-motora, preoperacional, operacional concreta y de las operaciones formales).

2 Según el Programa de Educación Inicial y Primaria, El programa “es un documento oficial que contiene la selección de saberes a ser enseñados en las escuelas, en el marco de los cometidos y principios establecidos en la Ley de Educación”. El fin de los programas escolares, es regular y legitimar las prácticas educativas, siendo su aplicación de carácter universal en todos los centros educativos, ya sean estos guarderías, jardines de infantes, escuelas públicas o colegios privados habilitados.

3 Francesco Tonucci es un investigador y pedagogo italiano nacido en Fano el 5 de julio de 1940. En 1966 realizó sus primeros dibujos de carácter pedagógico y desde 1968, con el seudónimo de Frato, inició su trabajo gráfico sistemático con la intención de exponer su pensamiento educativo a través de viñetas y dibujos.

4 René Descartes, fue un filósofo, matemático y físico francés considerado como el padre de la filosofía moderna, así como uno de los protagonistas de la revolución científica.

5 Ferrater Mora es un filósofo y autor de diversos libros sobre el pensamiento filosófico, que también fue guionista de diversas películas de cine. Asimismo, a partir de 1979 se destacó en sus obras de narrativa y llegó a publicar obras tan esenciales como un diccionario de filosofía .

6 John Locke fue considerado uno de los padres del liberalismo y del empirismo inglés de la época moderna.

7 La Convención sobre los Derechos del Niño es el tratado internacional adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, que

Notas

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reconoce a todas las personas menores de 18 años como sujetos de pleno derecho y establece 54 artículos en donde detalla cada uno de ellos. Todos los Estados están obligados a respetar los derechos y hacerlos cumplir sin distinción.

8 Thomas Samuel Kuhn fue un físico, filósofo de la ciencia e historiador estadounidense, conocido por su contribución al cambio de orientación de la filosofía y la sociología científica en la década de 1960.

9 Artur Manfred Max Neef fue un intelectual, economista, ambientalista y candidato independiente por el Movimiento Ecologista a la presidencia de Chile en la ultima década de los 80 y primera de los 90.

10 Loris Malaguzzi fue un pedagogo italiano fundador de la filosofía educacional conocida como Reggio Emilia .

11 María Montessori, fue una médica y educadora conocida por la filosofía de la educación que lleva su nombre y sus escritos sobre pedagogía científica, comenzó la escuela de medicina en la Universidad de Roma La Sapienza, donde se graduó con honores en 1896. Su método educativo se usa hoy en día en muchas escuelas públicas y privadas de todo el mundo.

12 Jean Paul Sartre fue un filósofo francés contemporáneo perteneciente a la corriente existencialista que afirma que el hombre construye su propia esencia.

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Sobre el Autor

Victoria Pollero Koleszar.

Educadora en Caif Mensajeros de la Paz II

Miembro de la Cooperativa de Trabajo Guidai Nahue a cargo de Caif Timbal - Hospital Saint Bois

Profesora del Instituto Profesional y Periodístico (IPEP)

Educadora egresada de Cenfores-Inau.

Profesora de Filosofía, Instituto de Profesores Artigas.

Estudiante de la Licenciatura en Filosofía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

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Educación Creativa Consciente Inteligente

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