el madrid de filipinas

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spot Metro de Madrid. Experiencia de rodaje del realizador Fran Torres y el director de fotografía David Tudela

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Page 1: El Madrid de Filipinas

En la isla de Luzón al norte de Filipinas, en laregión de las Cordilleras, hace dos mileniosque los Ifugao, que significa gente de la tierrao gente de las montañas, construyeron las

espectaculares terrazas de Banaue, donde se siembraarroz a más de mil metros de altitud, y que se hanconservado hasta hoy. Son una muestra de cómo el serhumano supo transformar un entorno montañoso y hostilen un sistema de conservación de suelo y agua, y conbelleza paisajística. En esta zona de terrazas dearrozales, declarada Patrimonio Mundial, está la aldearural –barangay en dialecto tagalo– Bangaan, lalocalización “mágica” elegida para ambientar el Madrid deFilipinas, y rodar el spot de Metro de Madrid. Lugarmágico por sus costumbres ancestrales y porque estáalejado de la civilización como la entendemos los de aquí.Este maravilloso entorno y, en especial, su gentehospitalaria han jugado un papel fundamental en elresultado que ha conseguido la película. Y en ciertaforma es lógico. Si fueron capaces de construir esamaravillosa obra de ingeniería hidrológica, ¿cómo no ibana ser capaces de construir ahora otra obra de ingenieríacomo es la del Metro de Madrid?

Realismo y magiaPero empecemos por el principio. La idea de la agenciaMcCann-Erickson era contar una historia que sucedía enel Madrid de Filipinas, que también existe y está más alsur de Manila, en la isla de Mindanao, en Surigao delSur. Un cuento donde los madrileños filipinos decidenconstruir un Metro igualito que el del Madrid español conla ilusión de mejorar colectivamente. “Tenía un guión

inicial. Pero a partir de un montón de charlas que tuvecon la agencia fue cuando surgió el carácter, el tono dela historia, si el cuento iba a ser superrealista o un pocomás mágico, si iba a jugar con el humor o con laemoción. Es como ponerle carne a la estructura delguión”, explica el realizador Fran Torres, y también sociofundador de Indio Films.“Mi visión de entrada fue muy cinematográfica, todo loque se puede acercar la publicidad al cine en cuanto altempo, a cómo contar una historia, y con un tonobastante fabulado. Fuimos a rodar a Filipinas, pero allíhay desde el Manila financiero hasta la realidad máspobre. Y ésta no era la idea a tocar. Sino una realidad unpoco más folclórica. Además, quería jugar con la empatíaentre los personajes a través del humor y de lainocencia, casi de niño, que puede tener gente que estáalejada de las urbes y de lo occidental. Jugar con unahistoria que rozara la realidad pero, al mismo tiempo,tuviera magia para hacer un relato atractivo desde lopintoresco. Y una vez teniendo esta visión clara, labúsqueda de localizaciones, el casting, cómo va a ser elvestuario... empieza a surgir”.Fran Torres trabajó mucho la concepción de la historiacon David Tudela. “Yo no sé si es una opción de todoslos realizadores con los directores de fotografía, perocreo que no hay que dejarlo sólo a la parte técnica, al díaque vamos a hacer la localización. Porque se pierde laposibilidad de que haya más gente en la sintonía delproyecto. No siempre hay ese tiempo a dedicar pero, silo hay, es mejor”. Al realizador le gusta trabajar unshooting en cada proyecto, y preparó uno para El Madridde Filipinas. Pero insiste en que previamente le interesamucho la discusión. “No sólo definir el plano, si está unpoquito más picado o no, sino qué tipo de historia va areflejar. De todas formas, estamos hablando depublicidad. Hay películas que uno puede decir cómo loenfocamos, y otras donde no hay mucho por dónde tirar.Pero en el caso de Metro sí pasaba por ahí”.

Tono cinematográficoLos dos trabajan mucho juntos en publicidad. Y se notala buena química que hay entre ellos. Luego, en cine,

Metro de MadridEl Madrid de Filipinas

Autora: Gema Tejedor Navares

Es publicidad. Pero tiene mucho de cortometraje. Desde luego, El Madrid de Filipinas esun cuento. Y la moraleja podría ser que con ilusión y esfuerzo colectivo (y un poco demagia también ayuda) todos podemos ser grandes. El anuncio de Metro de Madrid esuna idea concebida por McCann-Erickson y producida por Indio Films. Les hemos dichoal realizador Fran Torres, y al director de fotografía, David Tudela, eso de... “oh, québonito, cuéntamelo otra vez”. Y ellos nos lo cuentan.

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Actor filipino afincado en Londres,que es conocido por series de TV, y que ayudó mucho al realizador a crear el clima con los lugareños,porque hablaba tagalo y tenía una personalidad encantadora.

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cada uno tiene también su bagaje. David Tudela es eldirector de fotografía de cortos reconocidos como Ya nopuede caminar, La guerra o Limoncello, aunque él diceque no sigue mucho esto de los premios. Y Fran Torres,que también dirigió el corto Hoy por ti, mañana por mí,nominado en los Goya 2003, y con varios premios enfestivales, está ahora preparando un largo, unacoproducción de cine independiente europeo. Y será undrama. “Yo llevo el tango a cuestas”, ríe. Fran esargentino y vino a España hace ocho años.Basándose en el tono cinematográfico que quería elrealizador para El Madrid de Filipinas, David Tudelabuscó referencias que les ayudasen a definir por dóndeiban a ir las imágenes. “Le pasé una película que megusta mucho, Pleno verano, de Anh Hung, quetranscurre en el sudeste asiático. No es Filipinas, esVietnam, pero había cosas en común, un toque realistapero mágico, fabulado, que era algo que nos interesababastante, y a partir de esta referencia nos pusimos atrabajar”. La primera opción fue rodar en España. Buscaronlocalizaciones donde recrear el Madrid filipino enAsturias. “Creíamos que así todo estaría mucho máscontrolado y que iba a haber más cosas positivas quenegativas. Rodar en España o en cualquier otro lugar deEuropa era mejor, por la luz, que rodar en un país delsudeste asiático”, razona Fran Torres. Pero al final,vieron que podían ganar mucho en autenticidad de lagente y realismo del entorno si iban a Filipinas. Y todos,el cliente y la agencia, que apoyó mucho a Indio Films enesta apuesta, estaban de acuerdo.

Entre maratón y safari El cambio de planes supuso rodar con mucha másintensidad. Porque ir a Filipinas implicaba perder días endesplazamientos, y supuso también rodar con menosmedios. “Por eso hay que destacar la producción, portodo lo que se trabajó. En general, cuando viajas fuera,es así. Pero además, fuimos a un país donde losestándares de rodaje son diferentes, y todavía se trabajómás”, dice Fran Torres.El rodaje se desarrolló en dos jornadas en Filipinas yuna noche en Madrid, en el Metro. Néstor Hugo Caño,director de producción de Indio Films, llegó el primero,una semana antes del rodaje, a Filipinas, y le siguieronSonia Aranzábal, directora de arte y responsable deestilismo, y Miki Boris, ayudante de dirección. FranTorres y David Tudela aterrizaron justo para rodar. “Nosotros hicimos Barajas, Roma, Hong Kong y Manila.Ya llegamos sepultados tras 22 horas de viaje”, aseguraFran. “Desde Manila, diez horas de viaje en coche hasta

el hotel, y de ahí, una hora y media de 4x4. Y luego,andando, un kilómetro bajando escalones”. Y bromea,“lo de bajarlos era lo de menos, luego tenías quesubirlos. Fue matador”. Porque hemos dicho que lahistoria se desarrolla en el Madrid de Filipinas, pero estáambientada en las terrazas de arrozales de Banaue. Elcamino que describe Fran hay que hacerlo sí o sí paraacceder a la aldea de Bangaan, emplazada en un valle.Y por el escalonado camino tenían que bajar –y luegosubir– el equipamiento, luz, material para decorados...,ayudados, eso sí, de porteadores. En palabras de FranTorres, “era un safari de rodaje”. Y en palabras de DavidTudela, “una maratón, pero mágica”. Porque el lugarrespondía a la perfección a sus expectativas.Los decorados son la aldea misma. Aunque SoniaAranzábal hizo algunos retoques para darle un aire másfolclórico con flores, cortinas, vestuario más pintoresco...Y se encargó de construir la tuneladora y la escaleramecánica del Metro filipino. Fran y David coinciden enque hizo un trabajo muy bonito. Lo que sí era real era elbanco del Metro, que ellos llevaron desmontado, en el

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Los otros dos actores llegados deLondres, en la iglesia de Bangaan.

En la imagen inferior vemos unafoto de localización que servirá

como referencia para rodaje:normalmente ellos se mueven

en estas motocicletas.A la izquierda, plano de cámaracar. Es la llegada del emisario.

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avión, y la señal corporativa. Con la ambientaciónpreparada, tocaba rodar.

Al cien por cien“Hay una cosa que para mí es fundamental”, dice FranTorres. “Y es que cuando vas a rodar a un lugarextranjero como éste, no sólo es lo concreto del rodaje,hay algo más nuestro, de motivación del equipo porqueestás en el entorno real, con la gente real. Salvo los tresprotagonistas que vinieron de Londres, que son actorescon una formación profesional, el resto de la gente es deallí. No solamente nadie había visto una cámara, no haytele, están realmente impolutos”.Tenían un plan de trabajo de unos 18 planos al día. “Ysiempre surgen cosas nuevas, más cuando cancelasotras que al final no puedes hacer. Ya sabíamos que loque estábamos rodando iba a superar el minuto conseguridad, y había material para hacer un pequeño corto.Fuimos pensando en rodar lo máximo”, explica elrealizador.El primer día de rodaje se complicó un poco. A lacontinua lluvia hubo que sumar el choque con laconcepción diferente del trabajo en Filipinas. “Ellos notienen ni idea de cómo se rueda aquí. Saben cómoruedan ellos, y estaban acostumbrados a otro tipo derodaje, mucho más pausado, un poco como se rodabaantes. Y por eso, había que estar muy encima delequipo”, dice David Tudela. Con la preparación del planocon cámara car -cuando el emisario filipino llega enmoto a la aldea tras su visita al Madrid español y la

cámara va acompañando a la moto-, se perdió granparte del día. “Tardamos mucho, porque la idea quetraían ellos de lo que les habíamos pedido nofuncionaba. Tuvimos que amoldarnos para conseguirhacer un híbrido de cámara car”. Añade Fran Torres quelo tenían todo muy programado pero finalmente huboque improvisar. “Aquí rodamos de forma muy rigurosa, yallí, los estándares de trabajo son otros. Y cuandointentas imponer los tuyos, la cosa no funciona y te dascuenta de que hay que llegar a un acuerdo”.También explica David que tuvo que negociar muchopara tener luz, necesitaba generadores de luzinsonorizados y la producción filipina le ponía trabas. Y sino hubiese llegado al punto de ser “un pesado” habríapeligrado el rodaje. “Me ofrecían con insistencia dosgeneradores de 5 kilowatios con los que no hubiésemospodido hacer la secuencia de noche. Les dije que nobuscaran en casas de cine sino en casas de obras, quelos hay de 60 kilowatios. Yo había estado trabajando enÁfrica y conocía este tipo de situación. A partir de ahí,me consiguieron el generador, que se puede llevar en un4x4”. Y como no había accesos para llevar una luz ytrabajar con seguridad, el generador se dejó arriba ytiraban el cable hasta el valle.

Tierra, bosque y rostrosSuperado el proceso de adaptación, el segundo día sesiguió con exteriores y cerraron con las escenas deinterior. Para ponerle el punto de magia a las imágenesfilipinas, se centraron en una paleta de ocres y verdes.“Hay un contraste entre las tierras, los árboles y laspieles, que es lo que teníamos allí. Así que en cuanto acolores, jugamos a complementar forzando las dosgamas. Las pieles con tonos ocres, un poco dorados,para apoyar la magia de esta gente, su inocencia”,explica David Tudela. “Porque nos gustaba y vimos queesas pieles funcionaban bien por ahí. Esto se consiguiótambién en rodaje. Como teníamos una luz bastante fríay el cielo estaba nublado, filtré en cámara un poco y estome ayudó para tener el tono de piel, una base sobre la

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Primeros planos de la gente en laiglesia. David Tudela estabaenamorado de las caras de lagente.

En la iglesia, con la iluminacióncenital que preparó david Tudela.

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que trabajar en esta dirección. Y luego forzamos un pocolos verdes, simplemente para contrastar, y hacer unacosa bicrómica, junto con los ocres”.Operaba la cámara David Tudela y en algunos momentostambién Fran Torres. Se utilizó la Arri 535 porquetrabajaban con sonido directo, en versión original entagalo, y era la única cámara disponible allí. El segundodía también utilizaron la Arri 435. “Teníamos que hacer elplano general del pueblo desde arriba, y como subirsuponía esos 40 minutos, para aprovechar el tiempo yseguir rodando abajo, este plano se hizo con la 435”,cuenta David. Las dos cámaras también se utilizaron simultáneamenteen algún momento en interior. “Se rodaron reacciones dela gente porque no era necesario el sonido. Pero fueporque ya teníamos la 435 para el otro plano, no porquefuera intencionado utilizar dos cámaras”, aclara. Laiglesia, o más bien, capilla, fue lo último que rodaron,cuando se reúnen el alcalde y el emisario con el pueblo.Y aunque en ese momento el equipo estaba bastanteagobiado porque se quedaban sin tiempo, los lugareñosfueron todo un descubrimiento.

Comerse la cámara“La verdad es que fue maravilloso cómo entraron en elpapel”, dice David Tudela, “la frescura que tienen, lanaturalidad con la que reaccionan, es otra cosa”. Y esque los filipinos de Bangaan se comían la cámara consus gestos y sonrisas. Cuenta Fran Torres que con ellosfue fácil hacer planos cortos. El realizador se ayudó delos actores profesionales, que hablaban tagalo, parasacar el máximo de esta gente tan especial, para crear elclima. “Les daba el pie fuera de cámara, y los actorescontaban chistes a los lugareños, historias...Reaccionaban enseguida, se reían, y yo les filmaba. Seproducía con mucha espontaneidad. Pero cuandorodamos en el Metro de Madrid, con los figurantes deaquí, si te fijas, son todos planos de grupo, no hayplanos cerrados sobre ellos. Porque era otro tipo deexpresión”, apunta Fran.También David Tudela considera que la figuración deMadrid se enfrentó de otra manera a la cámara y fuemás complicado porque ya tenían el concepto de lo quees ser famoso. Sin embargo, con los lugareños deBangaan, explica, enseguida vieron que tenían “unahumanidad maravillosa” e intentaron estar muy cerca alnarrar la historia con un lenguaje muy de cámara enmano. “Queríamos que fuese muy realista. Además deser cinematográfico, que se notase la cercanía. Plantarla cámara y participar de ellos, eso nos interesabamuchísimo, para conseguir que el espectador se sienta

dentro. Utilizamos lentes un poquito abiertas, yjugábamos entre el 65mm que fue ‘lo más tele’ quepusimos, y hasta un 24mm. Queríamos imbuirnos delentorno del rodaje, meternos en las circunstancias. Lasque se ven, intencionadas, y las que no se ven. Y esamezcla es lo que da el resultado”. Porque para Davidfue fundamental estar en Filipinas. “No estásencorsetado por un decorado o ángulo. Todo era real,era un entorno mágico y había libertad para ‘chutar’ conla cámara”.Las ópticas eran Ultraprime sencillamente por su brillo ycontraste, y su buena definición, sin una pretensión enespecial. “Y en emulsiones, llevamos la Kodak Vision2250D que es una película muy versátil, que te da unagama de latitud bonita. Y al no poder trabajar con muchaluz, quería también tenerlo todo en el negativo, lo que sedisparase por arriba y lo que se quedase un poquitoabajo, tenerlo todo”, explica el director de fotografía.Porque no sabían cuáles iban a ser las condiciones deluz. Podía salir el sol, llover, diluviar... o podía estarnublado.

Iluminación camaleónica “Y pasó de todo”, dice Fran Torres. “Llovía todo el día.Paraba y llovía. Cielos nublados. A veces rodamos conlluvia, cuando no marcaba, aprovechábamos”. Elrealizador destaca el buen trabajo que David hizo eniluminación. Fran decidió, viendo el retraso que llevabanpor cuestiones climáticas, que el segundo díaaprovecharan todas las horas con luz para rodarexteriores, y dejar el rodaje del interior para la tarde-noche. “Era la única posibilidad. Pero, esto, David no lotenía previsto, y no tenía el material suficiente como pararodar noche. No sé cómo se las rebuscó pero eseinterior quedó increíble”.Y explica David Tudela que, en parte, por la 250D. “Esuna emulsión comodín. Y luego, Fran y yo, ya teníamosclaro qué direcciones de luz nos apetecían. Esesegundo día también llovió muchísimo. Y llegó unmomento en que ya tuve que irme a iluminar el interior,y dejé a Fran con la cámara, esperando a que dejara de

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Planos de la gente trabajando. Se les vistió más pintorescos

porque normalmente van con camiseta y chandal,

según Fran Torres.

En el anuncio vemos unacaja que baja al pueblo

colgada, pues por ahí veníael cable de luz. Y luego, el

material, equipamiento, luz,etc., lo subían y bajaban por

el sendero escalonado.

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llover para hacer un plano. Andábamos así todo el rato.Llegué a la iglesia y fue adaptarme con lo que tenía,sabiendo que iba a tener noche a través de lasventanas. Preparé una luz cenital. Hice una caja dereflexión, que por fuera es negra y por dentro es blanca,puse toda la luz de día que tenía dentro, y la colgué deltecho. Y luego di unos puntitos de luz. Una cosa muysencilla en realidad, pero vistosa. Con una intención dedarle un toque mágico”, revela David. Y en exteriores buscó aprovechar al máximo la luz. “Loúnico que hice fue hacer luz negativa y apoyarlo todocon palios. Aprovechando la luz natural, dar volumencon telas grandes negras a las caras, y luegopotenciaba un poquito la parte de luz con telas blancas.Así conseguía un poco de volumen y de contraste.Tampoco podíamos hacer mucho más”, insiste David.Para él, su trabajo en este spot, más que de reflexión,ha sido de adaptación. “Y con la experiencia y el bagajeque tienes, intentas hacer las cosas estéticas según vanviniendo”.

Directamente al MetroTras los dos intensos días de rodaje, en lo profesional yen lo personal, vuelta a Madrid. Llegaron a las doce delmediodía, tras 35 horas de viaje, y ese mismo díarodaban en el Metro. Iban ya con un timing muyapretado. “Lo difícil era meter un plan de muchos planosentre las diez de la noche y las cinco y media de lamañana, que era el tiempo que nos daban, porquenecesitábamos un tren a nuestra disposición. Y creo

que estuvimos más agobiados en cuanto a pensar cadaplano, y tuvimos que correr incluso más que en Filipinas.Lo teníamos bastante estudiado en preproducción peromanejar 40 o 50 extras que no son actores lleva sutiempo. Así que se rodaban los ensayos”, dice FranTorres. “Tuvimos que adaptarnos a un plan de trabajoimposible con sólo cinco horas reales de rodaje”,corrobora David.La estación que vemos en el spot es la de SanFernando de Henares. Metro de Madrid les dio libertadpara elegir. Y David Tudela quería ésta por sus colores.Porque quería mostrar el paso de la aldea al Metro sinun cambio brusco en la fotografía. “Es como yo loentendía. Integrar la estación, que ya tenía esos azulesque nos recordaban un poco al mundo que habíamosestado viendo de Filipinas. Y fotográficamente lo quehice fue subexponer bastante y dejarlo apagado decolor, contrastando un poquito y quitándole lo plano ybrillante que tiene la luz del Metro. Y creo quecromáticamente funcionó porque el Metro no estáretratado como se suele hacer. Se muestra lamodernidad del Metro de Madrid pero, al mismo tiempo,integrado en la historia”, explica. En esta ocasión serodó con la Arricam LT, y mantuvieron las Utraprime T1.9. “Porque era la cámara que hubiéramos queridoutilizar en principio, y en Madrid sí podíamos. Es ligera,está perfecta para sonido directo, muy silenciosa, y sepuede llevar al hombro”.

Composición y montajeEntre los protagonistas del Metro, está la cabra. Uno delos pocos planos sobre trípode fijo que se hicieron. “Estárodada in situ”, explica Fran Torres. “Pero al final, estácompuesta. Como yo quería que la cabra mire yacompañara con algo de movimiento, y como igualmenteteníamos que trabajar con un plano fijo por lapostproducción, era fácil de componer y evitábamospeligros. Porque dejas una cabra ahí sola y no sabesbien si se puede tirar bajo el tren”, argumenta. Tambiénel equipo de El Ranchito, encargados de lapostproducción, cerraron el túnel de San Fernando deHenares porque el Metro en el Madrid de Filipinas sólotiene una estación. Y aquí es donde la película tiene esepunto tierno de humor. Cuando vemos el mínimo trayectoque hace el Metro y con un sólo vagón. Y todos tancontentos porque ellos lo que quieren es experimentar elMetro como en una ciudad moderna y grande.Además, se modificó la aldea Bangaan. “Lo que se hizobásicamente fue poner las bocas de metro. La dificultadera que en el plano final de dos segundos, noterminaban de percibirse. Se anocheció un poco y se

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El banco real del Metro quetrajeron Fran Torres y David Tudela,desmontado, en el avión. La señaldel Metro que llevaron era real.

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La tuneladora, que se construyó allí, con el actor que hace de alcalde.

En cada barangay o aldeaagrícola, hay una parcelaritual que suele estar en elcentro del pueblo. Es laprimera en sembrarse ycosecharse cada año. Esto,unido a que hay un granrespeto a la tierra y protegerlade incursiones, supuso unadura negociación para que elbuey con la escalera pudieracruzar el arrozal y rodarlo.Porque suponía para ellugareño perder el privilegiode esa ceremonia, pero elbuen hombre accedió al final(y Fran Torres se siente unpoco culpable).

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hizo el efecto de iluminar las bocas del Metro para quellamara la atención. Y luego, borramos algunas casasmás grandes, porque se desviaba la vista hacia ellas,para concentrar esa atención en el Metro, con una solaestación”. También se añadió el ascensor, para otorgarlelo último en modernidad y accesibilidad, y se quitaronarrozales, se agregó humo... entre otros detalles. Peroel pueblo es casi absolutamente fiel a la realidad.El etalonaje se hizo en Molinare, de la mano de JorgeJesús. “Estupendo trabajar con él”, dice David Tudela.“Ya sabíamos la música, incluso había un primer montaje,y se trataba de acabar de redondearlo sabiendo adóndeíbamos definitivamente. Con la gama de colores quetraíamos, había que ver cómo lo fabulábamos. Conseguirese tono de cuento y sacarle la magia”.El montaje, ya en la recta final, también fue intensivo.“48 horas sin dormir”, reconoce Fran Torres. La películase montó en Indio Films con Fernando Guariniello, conquien Fran trabaja desde que llegó a España. “Vimos queel material ya transmitía bastante la sensacióncinematográfica que tiene la historia. ¡Le pedí unapelícula buena en un minuto! Y lo hizo. Tiene muchosentido del contenido”. Se montaron versiones de 30,45, 60 segundos, para televisión, y una de 117segundos para cines y el canal de Metro de Madrid.

Una experiencia de cuentoEste rodaje en Filipinas también fue un poco como uncuento para el equipo. David Tudela deja claro que sequeda con la experiencia vital. “No es fácil un guión quete dé la oportunidad de trabajar así, con humanidad.Fotográficamente, no tuve oportunidad de hacer untrabajo sofisticado, no fueron las circunstancias. Y lo queme llevo es haber respondido, y haber vivido esa manerade trabajar. LLevarte algo que realmente te satisface, apesar de las dificultades, el cansancio y el sobresfuerzo.Es lo que más valoro. La maravilla de gente. Y suscaras”.

Fran Torres también se queda con la gente. “Elexperimentar con una energía muy pura, mucha bondad,es lo que me hizo seguir adelante. Convivíamos 24horas con ellos y eso era muy enriquecedor. En todoslos departamentos se notaba que había un añadidopersonal al proyecto. Creíamos firmemente que iba avaler la pena ir a Filipinas. Y nos podíamos haberequivocado, pero viendo la repercusión que tiene elanuncio, yo agradezco la apuesta y la decisión de ir. Yhubiese sido imposible hacer lo mismo que hicimos allíen otro sitio”.En la aldea de Bangaan todavía se conservan lasceremonias rituales, en armonía con el cristianismo.Adoran al dios del arroz, Bul-ol. Y le ofrecen animales ensacrificio para que expulse a los espíritus malignos ypropicie la abundancia. Durante el rodaje, el equipo deIndio Films, adaptándose a las costumbres de allí, hizouna ofrenda a la gente de la tierra, un cerdo. Y ellos asu vez hicieron el ritual para atraer espíritus buenos yque saliera bien el rodaje. Después se comieron elcerdo, claro está. Y quizá el dios del arroz se quedócontento y transmitió esa energía tan positiva con la quese han quedado Fran Torres y David Tudela. Por qué no.La magia existe.

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La cabra en el andén y al fondo se ve el túnel “cerrado” enposproducción porque en el Madrid filipino sólo había una estación.

Pueblo de Bangaan original y plano final de Madrid

de Filipinas con dos bocas demetro y el ascensor añadidos,

el humito, los arrozalesretocados y eliminadas algunas

casas grandes.

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En la estación de metro de San Fernando de Henares nose hicieron primeros planos,

porque era más difícilconseguir que los personajes

"transmitieran".