el mangrullito curioso nº 12

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El El El El El Mangrullito Mangrullito Mangrullito Mangrullito Mangrullito Curioso Curioso Curioso Curioso Curioso Año 2 Número 12 1 de julio de 2011 Primera revista virtual argentina dedicada a los chicos Un espacio de todos y para todos «Porque todos los niños deben tener libertad para leer y leer para ser libres.» Raquel M. Barthe Editora responsable: Raquel M. Barthe Padre Montes Carballo 1578 C1407IXB - BUENOS AIRES (Argentina) [email protected] www .mangrullitocurioso.com.ar SUMARIO 1 - EL RINCÓN DE LA CURIOSIDAD: El Colectivo, por Raquel M. Barthe 2 - EL RINCÓN DE LA POESÍA: La princesa de Puerto Madrin, por Rosario Gianmmarino 3 - EL RINCÓN DEL CUENTO: Los tomates de la luna llena, de Susana alejandra Solanes 4 - EL RINCONCITO DIVERTIDO: Adivinanzas 5 - EL LIBRO COMENTADO, por Raquel M. Barthe 6 - ¡PUEDO HACER...!!! Torta de camote 7 - ¡SOMOS NOSOTROS...!!! ESTE ES EL RINCONCITO PARA QUE PUEDAS ENVIARNOS TODAS TUS NOTICIAS.

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Revista Juvenil

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Page 1: EL MANGRULLITO CURIOSO nº 12

ElElElElElMangrullitoMangrullitoMangrullitoMangrullitoMangrullito

CuriosoCuriosoCuriosoCuriosoCurioso

Año 2 Número 121 de julio de 2011

Primera revista virtual argentina dedicada a los chicosUn espacio de todos y para todos

«Porque todos los niños deben tenerlibertad para leer y leer para ser libres.»

Raquel M. Barthe

Editora responsable: Raquel M. BarthePadre Montes Carballo 1578

C1407IXB - BUENOS AIRES (Argentina)[email protected]

SUMARIO1 - EL RINCÓN DE LA CURIOSIDAD: El Colectivo, por Raquel

M. Barthe2 - EL RINCÓN DE LA POESÍA: La princesa de Puerto Madrin,

por Rosario Gianmmarino3 - EL RINCÓN DEL CUENTO: Los tomates de la luna llena,

de Susana alejandra Solanes4 - EL RINCONCITO DIVERTIDO: Adivinanzas5 - EL LIBRO COMENTADO, por Raquel M. Barthe6 - ¡PUEDO HACER...!!! Torta de camote7 - ¡SOMOS NOSOTROS...!!! ESTE ES EL RINCONCITO PARA QUE

PUEDAS ENVIARNOS TODAS TUS NOTICIAS.

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EL RINCÓN DE LA CURIOSIDAD

EL COLECTIVO

Raquel M. Barthe

Este que te voy a contar, esun cuento de una capital, sí,

de la capital de la RepúblicaArgentina.

Sucedió en la ciudad deBuenos Aires, hace un montónde años... allá por 1928 y algu-nos no creen que sea verdad,pero yo te lo voy a contar comolo escuché muchas veces, tan-tas, que ya casi ni me acuerdocuántas fueron.

Todo sucedió durante una ma-ñana de primavera; para ser másprecisos, un 24 de setiembre.

¿El lugar? En un bar del barriode Floresta, donde un grupo detaxistas compartía un café:

-¿Qué te pasa, Pepe? -pre-guntó Rogelio al ver que su cole-ga no participaba de la charla-.Hace rato que mirás el pocillo sintocarlo, ¡ya debe estar heladoese café!

-Pensaba... ¿saben qué pen-saba?, que cuando era chofer deJorge Newbery no tenía que pre-ocuparme por la falta de pasa-jeros; yo cobraba mi sueldo a finde mes y, ¡listo! Pero ahora...

-Sí, ya lo sabemos -intervinoPedro-, cada vez hay menos

gente dispuesta a pagar un viajeen taxi, ¡si serán amarretes...!

-Bueno, no es raro porquecon este asunto de los tranvías,resulta más barato subirse auno de esos, que tomar un taxi-agregó Manuel.

Y allí estaban, quejándose ytratando de consolarse mutua-mente.

En otros tiempos, hubiesenandado con sus automóviles porlas calles en busca de pasaje-ros, pero con los precios delcombustible había que fijarsemuy bien en los Km que se reco-rrían con el taxi vacío y sin co-brar un centavo.

Ya todos habían hecho esoscálculos infinidad de veces y laconclusión era siempre la mis-ma: que resultaba más baratoestacionar los vehículos, unodetrás de otro, sobre la calleLacarra y esperar, cada uno suturno, frente a un cafecito entreamigos.

La charla lograba distraerlosun rato y evitar, de esa manera,preocupaciones que luegorepercutiesen en el manejo deltaxi. ¡Lo que menos necesitabanera un accidente de tránsito!

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Los daños que podía causarun choque, resultarían muy ca-ros de reparar y, para colmo, va-rios días sin poder trabajar.

Y así, iba pasando el tiempo;la madrugada se había esfuma-do y pronto pasaría la hora deconcurrir a los trabajos; esa horaen que se suponía que lospasajeros apurados por algunademora involuntaria, corrían atomar un taxi.

Pero esa mañana, nada, niuno solo aparecía con esasintenciones. Parecía que todoshabían madrugado.

-¡No no no! Esto no puedeseguir así -exclamó Felipe.

-Ja ja ja... -ironizó Antonio-. ¿Yse puede saber que vas a hacerpara cambiar esta «malaria»?

Entonces habló Lorenzo, quehasta ese momento había per-manecido callado:

-Miren, algo hay que hacer ypronto... ¿Y saben?, ¡se meacaba de ocurrir una idea!

Claro, la necesidad aviva laimaginación y pone a trabajar elcerebro y surge la creatividad.

Y Lorenzo resultó bastantecreativo (o muy necesitado),entonces seis pares de ojosclavaron su mirada curiosa en«el artista».

En medio de un silencio tanespeso que se podía cortar enrebanadas, aguardaron a queLorenzo expusiera esa ideamaravillosa, esa gran idea,quizá una IDEOTA, según seburló José.

-Bueno, puede que sea una«idea idiota», pero si algunotiene una mejor, que la largue,¡ya! -fue la respuesta ofendidade Lorenzo.

Y el silencio volvió a acomo-darse y a ocupar su lugar paraescuchar atentamente:

-Si yo con mi taxi puedo car-gar cinco pasajeros en un mis-mo viaje compartido, ganaría lo

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mismo que si llevara uno solo,¿no? -continuó Lorenzo.

-¡Oh, sí! Claro... -interrumpióManuel- ya entiendo, los quesaldrían ganando serían ellos...

-Porque pagarían cada uno$0,10 o $0,20 en lugar de $1,00-concluyó Felipe.

Al principio hubo ideas ypropuestas que no siemprecoincidían. Sin embargo, la«idea» fue tomando forma.Todos hablaban e interrumpíana la vez y, la idea pequeñita, cre-ció y creció y se hizo grande ygrandota, hasta que explotó.

Y si digo EXPLOTÓ, no es ensentido figurado, no, explotó deverdad.

Sí, porque fue una explosiónde gritos que, a las 8:30 de esamañana de primavera, ofrecíanun viaje hasta la Plaza PrimeraJunta, en el barrio de Caballito,a sólo $0,10 y hasta Plaza Mise-rere, a $0,20.

¡Diez centavos por un viajeque costaba un peso!

Y el primer taxi se llenó concinco pasajeros y luego el se-gundo y el tercero... y todos losque aguardaban su turno, hastaque no quedó ni uno solito, ador-nando la calle Lacarra.

Y desde entonces cuentanque así nació el primer colectivode la historia. Un servicio quetuvo mucho éxito y que prontofue imitado por otros países.

Claro que hubo que agrandarlos vehículos y programar nue-vos recorridos y se dividieron endiferentes líneas y cada línea teníaun número y colores distintos.

La pintura de los «colectivos»se transformó en obras de arte yaún se conserva la costumbre defiletearlos con muchos colores.

Y, ¿saben?, es lindo eso delos colores distintos porque, yade lejos, se divisa el colectivoque uno está esperando.

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Claro, el invento no fue un ve-hículo para muchas personas,porque los tranvías también lle-vaban mucha gente, sino que el«COLECTIVO» era un serviciopara muchas personas con ta-rifas accesibles a todos.

Además, tenían otra ventaja:andaban sobre ruedas y no te-nían que sujetarse a las vías. Loscolectivos podían alargar susrecorridos o cambiarlos, sin ne-cesidad de andar destruyendolas calles (que en aquella épocaeran adoquinadas) para ponermás vías.

Pero claro, les quedó el nom-bre de «colectivos» y eso no su-cede en ninguna otra capital delmundo, ¡solo en la Argentina!

Como ya dije, el invento fuecopiado, pero con otros nombrescomo buses, guaguas, y qué séyo qué más...

Y para terminar este cuento,les aseguro que José GarcíaGálvez, español naturalizadoargentino y ex chofer de JorgeNewbery; Rogelio Fernández,quien años después correría enTC, Pedro Etchegaray; ManuelPazos; Felipe Quintana; AntonioGonzález y Lorenzo Porte,¡existieron de verdad! y se reu-nían allí, en un cafetín de la es-quina de Rivadavia y Lacarra.

Y a ellos se les atribuye elinvento del colectivo, que luegoalargó su recorrido hasta la calleCorro.

Pero lo más gracioso fue quellevaban un cartel que decía«Hasta Corro» y, como esosprimeros taxis eran automóvilesbastante lentos, fueron objeto delhumor porteño, siempre listopara reírse de cualquier cosa.

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EL RINCÓN DE LA POESÍA

LA PRINCESA DE PUERTO MADRYN

Rosario Giammarino (Chochi)

La Princesa de Puerto Madryn no usa coronita,ni vestido de tul,lleva trenzasy una pollerita azul.

Corre por la playa descalzay el viento la busca parajugar.

No tiene perlas nidiamantespero cuando sonríeel mundo se iluminay se llena de bondad.

La Princesa de Puerto Madrynnada en el mar azuly baila con los delfinesun extraño vals.

Es tierna y cariñosa,sensible y caprichosa.

Tiene una mirada curiosa yasombrada.y su paso es ágil y vivaz.

Ella es un solcito bailarínque entibia el corazón.No necesita un palacio ni coronaSolo necesita amor.

Mi nombre es RosarioGiammarino, pero medicen Chochi.Estudié magisterio y perio-dismo; me encantan losniños y empecé a escribircuentos y poesías paraentretener a mis nietas.

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EL RINCÓN DEL CUENTO

LOS TOMATES DE LA LUNA LLENA

Susana Alejandra Solanes

Ramón tenía fama decosechar excelentes toma-

tes en su huerta. Buscaba lamanera de que crecieran hermo-sos y coloradotes que era un pri-mor verlos y, por supuesto, co-merlos. Usaba fertilizantes natu-rales, los plantaba en la fechaadecuada y los cuidaba como sifueran hijos suyos.

Siempre estaba muy ocupa-do en su quinta, de modo quecuando llegó la abuelita a visitar-los, la saludó con mucho res-peto y después siguió ocupán-dose de su huerta. Para cuidara la viejita estaban su señora ysus chicos.

Una mañana observódesesperado que toda una hilerade plantas estaba marchita. Eldesconcierto fue enorme, por-que hasta el día de ayer lasplantitas derrochaban salud.

Casi al borde de las lágrimas,miró por todos lados paraconocer la causa que habíaoriginado tal desastre, pero noencontró nada, Pasó todo el díaponiendo mucha atención para

regarlas, para hablarles condulzura y hasta pensó en po-nerles la radio cerca para queescuchen música.

Esa noche, no comió ni pudodormir. La familia casi ni le pres-taba atención, tan interesadosestaban con los relatos y loschistes de la abuelita. Desde quehabía llegado, salían a toda horacon ella y la viejita demostrabaque tenía una salud de hierro.Comía como cuatro personas,dormía tranquilamente y corríacuatro vueltas a la manzana,después de hacer la siesta.

A la mañana siguiente, la si-tuación había empeorado. Otrashileras de plantas se habían su-mado a las enfermas, y estabandecaídas y mustias.

Empezó a buscar en los li-bros y revistas, la causa del mal.Consultó hasta el mediodía a uningeniero agrónomo conocido,habló con otros quinteros veci-nos, pero nadie pudo dar con lasolución del problema.

Aún desesperado como esta-ba, no se daba por vencido.

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-Doña Bicha, me va a ayudar.Yo siempre la traté bien, y es micostumbre regalarle la primeracosecha de tomates de la tem-porada. Además me conocedesde chiquito cuando me curabael empacho-. y se fue a verla.

-Le traje estas hojitas de lasplantas enfermas, a ver si medice qué mal las atacó.

La curandera no tuvo nece-sidad de mirarlas.

-¿Vos sabés por qué teníassiempre los mejores tomates dela zona? Porque en tu quinta, hayun pozo donde están guardadosrestos de una luna llena que seenterraron hace mucho, muchotiempo. Mi abuela me contaba,que su abuela se lo decía. Fueun suceso extraordinario, perocasi nadie se enteró porque todoeste terreno estaba despoblado.

Ramón escuchaba atenta-mente el relato.

-Por esta zona, había un pas-tizal muy grande, junto a unalaguna, y allí un ranchito. Vivíansiete hermanos varones con supadre, que era viejito. La abueladecía que su abuela le contabaque el menor se transformabaen lobizón las noches de lunallena. Andaba por los camposaterrando con sus aullidos agentes y bestias, hasta que conel primer rayo de sol, se termi-naba el embrujo.

-¿Y qué tiene que ver eso conlos pedazos de la luna llena?

-Ahora vas a ver, porque elrelato es de lo más extraordi-nario. Una muchacha del lugar,se enamoró de este joven, y losiguió queriendo aunque sabíaque era el lobizón que asolabala zona. La chica que era muydecidida fue a visitar a la abuelade mi abuela, y le pidió querompiera la maldición que pe-saba sobre su novio.

-No es tan fácil, muchacha,pero no es imposible.

La vieja preparó un brebajepara hacer dormir al jovencito,pero con eso no era suficiente.La abuela de mi abuela era unamujer de mucho coraje, y comosu marido estaba inventandosiempre cosas nuevas, le pidióque le armara un cohete paraviajar a la luna. Así de sencillo.

Ramón, a esta altura delrelato, no sabía si reír o llorar.Pero siguió escuchando.

-A la semana estaba arman-do el cohete, que funcionaba aleña, porque en esos tiempos nohabía otra cosa. La mujer esperóque se hiciera la luna llena,cargó el mate y las tortas fritaspara comer en el viaje, y arrancónomás, y como sabía manejarmuy bien la carreta de la casa,no tuvo problemas. De lo quetrató con la luna nadie lo supo,

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porque era cosa muy secreta,pero la abuela de mi abuela eramuy pícara por eso es que setrajo unos pedacitos de lunallena, hizo un pozo y los enterró.

-¿Y el lobizón se curó?-¡Claro! La vieja y la mucha-

cha lo metieron en el pozo lasiguiente noche de luna llena ylo taparon con tierra. ¡Santoremedio! Se terminó el embrujo,porque ese lugar se había trans-formado y derramaba salud yvitalidad. Después se casaron ytuvieron siete mujeres. La máschica tenía barba y bigote y enlas noches de luna llena, salía alpatio y gritaba como loca. Peronada más.

-¿Y ahora qué está pasando?Porque desde hace unas sema-nas que las plantas se me estánmuriendo-. Ramón volvió al temaque le preocupaba.

-Ahí vamos al caso. Cerca delas plantas, hay una presenciaque les quita fuerza, porque co-noce el embrujo de tu quinta.Prestá atención, porque no sólote vas a quedar sin tomates.Toda tu familia y vos mismo sevan a enfermar -doña Bichaagregó algo más y ahí se termi-nó la conversación.

Ramón se puso como loco.Miraba y controlaba todo. Corrióal perro, a las gallinas y hasta alos gorriones que venían a pico-

tear por allí. Se dispuso a noabandonar el lugar para quenada le pasara desapercibido yrecorría las hileras de las maltre-chas plantas de tomates, conuna escopeta al hombro.

Su mujer y sus hijos nuncafueron a visitar mucho el lugar,por eso es que no tuvo que lla-marles la atención, y en cuantoa la abuelita lo único que hacíaera poner el sillón sobre un lugar,siempre el mismo en la huerta.¡Pobre vieja, qué mal podíahacer! Se sentía bien pensandoque sus últimos días, los pasaracon tanta felicidad en su casa.

Los días iban pasando y lasituación en lugar de mejorar,empeoraba. Hasta él se sentíaenfermo.

Una tarde, observó bien a laviejita. ¿Cuántos años podíatener? Le había consultado a sumujer, pero ella no le había dadomuchas precisiones. Sólo le dijoque ella la recordaba desde queera chiquita, y que su mamá lecontaba ya de esa anciana tanquerida y con tanta salud quehabía en la familia.

Ella desayunaba café conleche con pan, manteca, morta-dela y todo lo que se pusiera enla mesa. Salía de compras, ha-cía yoga, cantaba en un coro deniños, bailaba rap con los chicosde la cuadra, practicaba salsa

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con su hija, y a la noche se acos-taba requetetarde porque iba alos videojuegos de la otra cuadra.

Entonces empezó a sospe-char. ¡Ella tenía que ser la cau-sante de la enfermedad que ha-bía caído en la huerta! Cuandola viejita terminó la siesta, y sefue a bañar para ir al bingo, Ra-món revisó el lugar. Nunca le ha-bía prestado mucha atención,pero al pararse sobre el puntodonde ella colocaba el sillón,notó un notable bienestar en todoel cuerpo, como un cosquilleoque le subía desde los pies y lecorría por su cabeza, los brazosy la espalda. Entonces no dudó,la cuestión ahora era sacárselade encima a la viejita. Por suer-te, recordó las últimas indicacio-nes que le había dado doñaBicha.

Una noche de luna llena invitóa la viejita a tomar cerveza conuna picadita en la huerta. Disi-muladamente, colocó el sillónen el lugar estratégico. Ni se dio

EL RINCONCITO DIVERTIDO

ADIVINANZAS:

cuenta, tan entusiasmada esta-ba con los cubitos de queso ysalame.

A la mañana siguiente, laabuelita tuvo una visión horriblecuando se miró al espejo. Teníajuanetes, patas de gallo y se lehabía caído un diente. Para elmediodía, el desastre continua-ba: se dio cuenta que envejecíaa pasos agigantados.

-El embrujo funciona al revéscuando es noche de luna llena,porque se gastó todo con el te-ma del lobizón -le había dicho lacurandera.

La viejita, hizo las valijas y sa-lió disparando esa misma tarde,mientras empezaba a renguearde la pierna derecha. Y nuncamás volvió.

Las plantas de tomate se re-compusieron y crecieron másher-mosas que nunca.

Ramón, agradecido, hizo so-cia a doña Bicha de las ganan-cias de la quinta.

En: Terror y Cía.

ISi la dejamos se pasa,Si la vendemos se pesa,Si se hace vino se pisa,Y si la probamos, ¡oh, delicia! (LA UVA)

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I IRubio me cortaronY luego me molieronY blanco me amasaron. (EL TRIGO)

EL LIBRO COMENTADOPOR Raquel M. Barthe

IPITTALUGA, Iván, 1961-. La escuela de detectives / Iván Pittaluga ;

ilustraciones Magalí Mansilla. -- Buenos Aires :Sigmar, 2011. -- 64 p. : il. col. ; 20 cm. -- (ColecciónTelaraña. Serie Muy lector). -- ISBN 978-950-11-2935-9.

Una historia ingeniosa quedespierta el interés y la

curiosidad de los chicos «muylectores». En ella subyacenvalores muy importantes, que lasociedad está olvidando, peroque en este texto pueden apre-ciarse y comprenderse sin nece-

sidad de explicaciones moralis-tas. Todo sucede a través de laacción y es justamente la acciónlo que atrapa al lector: pasan co-sas en todas sus páginas y espor eso que los chicos puedensentirse identificados con susprotagonistas.

I IFARR, Jonathan. ¿Por qué no vas al baño? / HJonathan Farr. --

México : FCE, 2010. -- [ca. 36] p. : il. col. ; 23 cm. --(Colección Los especiales de Ala orilla del viento). -- ISBN 978-607-16-0431-6.

Un libro divertido para losmás chiquitos, esos que no

quieren abandonar su bacinilla,bacinica o escupidera, para uti-lizar el baño como los más gran-des. Aquí se narra una visita delprimo pequeño, Reni, que seaguanta las ganas de ir al baño

porque teme al «Monstruo delBaño» y cómo Plip y Charly loayudan a superarlo.

Estamos frente a un libro-álbum donde la imagen dicetanto como las palabras, perosin superponerse.

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¡PUEDO HACER...!!!

UNA RECETA ECUATORIANA: TORTA DE CAMOTE(batata, boniato, patata, etc. según cada país de América Latina)

INGREDIENTES:12 camotes (1 kg de batatas)CanelaClavo de olor2 1/2 tazas de azúcar morena1 taza de crema de leche3 cucharaditas de polvo dehornear200 gramos de mantequilla(manteca) *Esencia de vainilla5 huevosLicor brandy al gusto200 gramos de queso200 gramos de pasas200 gramos de nueces1 cucharada de harina

PREPARACIÓN:1.- Cocinar los camotes en aguahirviendo, con canela y clavo deolor.

Amaranta Airoli, que esmuy curiosa, quiso cocinarla torta con su abuela y,como dice que le quedómuy rica, nos mandó lareceta.

2.- Elaborar un puré majando loscamotes y añadiendo azúcar,crema de leche, polvo de hor-near, mantequilla, esencia devainilla, huevos batidos, brandy,queso desmenuzado, pasas ynueces.

3.- Untar un molde con manteq-uilla, espolvorear harina y repar-tirla de manera uniforme, paraque no se pegue. Distribuir lamasa en el molde y colocartrocitos de mantequilla en la par-te superior, llevarla al horno por5 minutos a 1.800° Centígrados.

4.- Dejar a temperatura ambientey servir.

* En la Argentina llamamos «man-teca» a lo que en Ecuador llaman«mantequilla».

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¡SOMOS NOSOTROS...!!!

IRAQUEL:Me parece excelente la versiónactual, de tanta calidad como lasanteriores.Creo que les gustará más a loschicos.Te felicito por tu incansable labor,que nos enriquece a TODOS.

Lidia Formiga De ToscoCórdoba (Argentina)

I I¡Muchas gracias, Raquel!!!Me gustó mucho este número.Y lo he pasado a mis nietos eneste momento.Abrazo grande,

Cecilia GlanzmannChubut (Argentina)

I II¡MIL GRACIAS, QUERIDARAQUEL!!!Estoy feliz feliz como unalombriz! :)En facebook te dejé el link de miblog, estoy pensando y trabajan-do un poco la gestión de la re-vista virtual acá en Ecuador, yate contaré novedades.Te mando un abrazo enorme.

¡Guardo en mi corazón tu son-risa, tu cariño, tu apoyo!

Alexandra CarreraQuito (Ecuador)

IV¡Muy bueno! Raquel,¡Un abrazo enorme!!!

Alicia Barberis(Argentina)

www.aliciabarberis.blogspot.comhttp://www.cuentacuentos.eu

VEstimado Mangrullito Curioso:Gracias por la difusión del libritosobre juegos populares delEcuador.Un abrazo,

Fabián SaltosQuito (Ecuador)

VIHola Mangrullito Curioso:Te mando una foto donde tocola guitarra.Estoi aprendiendo con mi papá.Y te cuento que el 15 voy a can-tar en una confitería en Floresporque mi primo Damian Diazhace un recital y me va a invitara cantar.

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Me parece que no voy a tocar laguitarra porque tengo que apren-der mas pero me acompaña miprimo.Bueno estoi muy contento.Chua Mangrullito,

Mahuel Araujo(8 años)

VIINina Cerrato (8 años) nos regala este cuentito que escribió:

LAS HERMANITAS CERRATO

No vamos a empezar como todos los libros había una vez no noeste cuento empieza así:

Las hermanitas Cerrato se pelean mucho va en realidadmuchísimo se pelean no como todas las hermanos no no, la mayores la más molesta, Nina ella siempre la pelea a la chiquita, Albasiempre viene por ahí si ahí donde estás vos justo ahí, bueno en finella viene aburrida y la ve si la ve a la hermana la ve ahí donde estátu cama si ahí la ve y... ¡La empieza a molestar!!!

No importa cómo sea la molesta de todos modos. Justo mañanasi está 13/06/11 Nina vio que Alba estaba con un papelito (boleto)de cine y se le ocurrió, solo para divertirse un poco molestarla. Selo sacó de la mano y dijo: «Haber señora KUNFU PANDA 3 si buenoeste quiero» y se lo llevó al cuarto. Alba se enojó tanto que empezóa gritar por todas partes «Ahhhhhhhhhh buaaaaaaa buaaaaaaaaaaabbbbbbbbbuuuuuuuaaaaaaa».

Nina que tenía otro papel al lado lo rompió y lo puso cerca de lapuerta donde Alba está llorando. Alba se puso a llorar más fuerte ycada vez más (claro a cada papel que Nina iba rompiendo), entoncesNina se cansó de escuchar tantos llantos y se lo dio y al rato vinoAlba y dijo: listo ahora sí que ya lo rompí, ¡ja ja qué risa nos da!!

FINBESOS Y POR FAVOR VISITEN www.ninacerrato.friservers.com(sin.ar)

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VIIILos artistas infantiles del Museo Urcola, nos mandaron ilustracionesde la poesía La espiga de trigo, del «Tío Fausto»Ellos son: Melanie Balmaceda (10 años); Giovanni Staffieri (5 años);Tomás Álvarez, (8 años) y Axel Echeverría (10 años).y Renato Trono (12 años), ilustró el cuento Solo ocho letras, deRaquel M. Barthe.

Giovanni Staffieri (5 años)

Axel Echeverría (10 años)

Melanie Balmaceda (10 años)

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¡Es mi primerCumpleaños!!!

Tomás Álvarez, (8 años)

Renato Trono (12 años)