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El monte de Sión estaba delante de nosotros, y sobre el monte había un hermoso templo. Lo rodeaban otros siete montes donde crecían rosas y lirios. Los pequeñuelos trepaban por los montes o, si lo preferían, usaban sus alitas

para volar hasta la cumbre de ellos y recoger inmarcesibles flores. Toda clase de árboles hermoseaban los alrededores del templo: el boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el granado y la higuera doblegada bajo el peso de sus maduros

higos, todos embellecían aquel paraje. Cuando íbamos a entrar en el santo templo, Jesús alzó su melodiosa voz y dijo: "Unicamente los 144,000 entran en

este lugar." Y exclamamos: "¡Aleluya!"

Este templo estaba sostenido por siete columnas de oro transparente, con engastes de hermosísimas perlas. No me es posible describir las maravillas que vi. ¡Oh, si yo supiera el idioma de Canaán ¡Entonces podría contar algo de la

gloria del mundo mejor! Vi tablas de piedra en que estaban esculpidos en letras de oro los nombres de los 144,000. Primeros Escritos:

El monte de Sión estaba delante de nosotros, y sobre el monte había un hermoso templo. Lo rodeaban otros siete montes donde crecían rosas y lirios. Los pequeñuelos trepaban por los montes o, si lo preferían, usaban sus alitas

para volar hasta la cumbre de ellos y recoger inmarcesibles flores. Toda clase de árboles hermoseaban los alrededores del templo: el boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el granado y la higuera doblegada bajo el peso de sus maduros

higos, todos embellecían aquel paraje. Cuando íbamos a entrar en el santo templo, Jesús alzó su melodiosa voz y dijo: "Unicamente los 144,000 entran en

este lugar." Y exclamamos: "¡Aleluya!"

Este templo estaba sostenido por siete columnas de oro transparente, con engastes de hermosísimas perlas. No me es posible describir las maravillas que vi. ¡Oh, si yo supiera el idioma de Canaán ¡Entonces podría contar algo de la

gloria del mundo mejor! Vi tablas de piedra en que estaban esculpidos en letras de oro los nombres de los 144,000. Primeros Escritos:

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“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de

donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus

frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil

sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil

sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil

sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados. Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y

lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” Apocalipsis 7: 1-7

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Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él

y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz

que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes,

y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son

vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira pues son sin

mancha delante del trono de Dios. Apocalipsis 14: 1-5

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“Hay diferencias de opinión en cuanto a quiénes de la última generación de los santos constituirán precisamente los 144.000. La falta de una información más definida, como la que se necesita para llegar a conclusiones dogmáticas sobre ciertos puntos, ha llevado a

muchos a destacar, no quiénes son los 144.000 sino qué son, es decir, la clase de carácter que Dios espera que posean y la importancia de prepararse para pertenecer a esa multitud intachable. Viene muy al

caso el siguiente consejo: "No es su voluntad [la de Dios] que se entabla discusiones por cuestiones que no les ayudarán

espiritualmente, tales como quiénes han de componer los ciento cuarenta y cuatro mil. Esto lo sabrán sin lugar a dudas dentro de

poco tiempo los que son elegidos por Dios”. (EGW, Material Suplementario com. cap. 14:1-4; cf. PR 141).

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“Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos hasta que estuviese hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces caerían las siete postreras plagas. Estas plagas enfurecieron a los malvados contra los justos; ellos pensaron que habíamos atraído sobre ellos los juicios de Dios, y que si podían raernos de la tierra, las plagas se detendrían. Se

promulgó un decreto para matar a los santos, lo cual hizo que éstos clamaran día y noche por su libramiento. Este fue el tiempo de la

angustia de Jacob. Entonces todos los santos clamaron con angustia de ánimo, y fueron libertados por la voz de Dios. Los ciento cuarenta y

cuatro mil triunfaron. Sus rostros quedaron iluminados por la gloria de Dios.” Notas Biográficas de Elena G. de White: 129

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El sello del Dios vivo será puesto únicamente sobre los que tienen en su carácter la semejanza de Cristo. Así como la cera recibe la impresión del sello, así también el alma debe recibir la impresión del Espíritu de Dios y conservar la imagen de Cristo. Muchos no

recibirán el sello de Dios porque no guardan sus mandamientos, es decir, no producen frutos de justicia… …Esforcémonos con todo el

poder que Dios nos ha dado para hallarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil. Únicamente los que reciban el sello del Dios vivo obtendrán el salvoconducto para entrar por las puertas de la

Santa Ciudad. Maranatha 19 diciembre p. 363

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Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere." Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados

por "primicias para Dios y para el Cordero." (Apocalipsis 15: 2, 3; 14: 1-5.) "Estos son los que han venido de grande tribulación;" han pasado por el tiempo

de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el

derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues "han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero." "En sus bocas

no ha sido hallado engaño; están sin mácula" delante de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está

sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos." (Apocalipsis 7: 14, 15.) Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de

quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero "no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." (Apocalipsis 7: 14-17.)Conflicto de los Siglos p. 363

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“Supliqué a mi ángel acompañante que me dejara permanecer en aquel sitio. No podía sufrir el pensamiento de volver de nuevo a

este tenebroso mundo. El ángel me dijo entonces: "Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los ciento cuarenta y cuatro mil, el

privilegio de visitar todos los mundos y ver la obra de las manos de Dios.” Testimonios Selectos, tomo 1, p. 95-97.

“Vi que ella [la Sra. Hastings] estaba sellada, que se levantaría y se pondría en pie sobre la tierra, y estaría con los ciento cuarenta y cuatro mil, Vi que no necesitábamos afligirnos por ella; descansada durante el

tiempo de angustia”.- 2MS 301 (1850). 227

“Viven en nuestra tierra quienes han pasado de los noventa años de edad. En su debilidad se ve el resultado natural de la vejez; pero creen en Dios, y Dios los ama. El sello de Dios está sobre

ellos, y estarán en el número de quienes ha dicho el Señor: "Bienaventurados... los muertos que mueren en el Señor".-7CBA

993 (1899).

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EL CORDERO SEGUIA EN EL MONTE DEEL CORDERO SEGUIA EN EL MONTE DESIONSION

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NO SE CONTAMINARON CON MUJERESNO SE CONTAMINARON CON MUJERES

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Son VírgenesSon Vírgenes

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Son PrimiciasSon Primicias

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JudáRubénGadAserNeftalíManasésSimeónLevíIsacarZabulónJoséBenjamín

Efraín y Dan

Dan Serpiente junto al camino: Esta declaración describe el carácter de la tribu. Este se manifestó en la expedición de algunos descendientes de Dan a

Lais, en el norte de Canaán (Juec. 18), y fue evidente también en las aventuras de Sansón, quien con la astucia de una serpiente derribó a sus enemigos más

fuertes. Puesto que la tribu de Dan parece haber sido la primera que introdujo el culto de los ídolos en Israel (Juec. 18) y puesto que su carácter le impediría a cualquiera la entrada en la Canaán celestial, sólo el nombre de Dan, entre las

12 tribus, está omitido en la enumeración de Apocalipsis 7.

Literalmente, "el territorio de los hijos de Dan salió de ellos". Es decir, que no lo pudieron retener porque los amorreos, poderosos vecinos suyos, los

obligaron a retirarse del valle a las montañas (Juec. 1: 34). "El territorio de los hijos de Dan quedaba fuera de su poder" (BJ), por eso tuvieron que buscar otro donde no hubiera tan tenaz oposición. Así los hijos de Dan rehusaron ocupar

el territorio que les había asignado Dios, quien les habría dado la victoria completa sobre sus enemigos si hubiesen estado dispuestos a cooperar con su plan. Pero en vez de hacer eso, ocuparon el territorio de su propia elección. Se ha sugerido que este proceder de Dan sería la causa de la omisión de esta

tribu de la lista de las tribus mencionadas en Apoc. 7.

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