el mundo social de la celestina
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Literatura Española- Universidad Nacional de MisionesTRANSCRIPT
Universidad Nacional de MisionesFacultad de Humanidades y Ciencias SocialesCarrera: Profesorado y Licenciatura en LetrasCátedra: Literatura española IProfesoras: Borowski, Haydee Lemes, Karina
SEGUNDO PARCIAL Tema: “El mundo social de La Celestina”
Alumnas: Lemes, Silvana MikaelaPavón, Florencia Rocío
Servián Vera, Hadasa Abigail
- Posadas, 27 de Noviembre de 2014 -
CONSIGNAS:
Desarrollar:
La Celestina: La crisis del siglo XV. La Celestina como moralidad. La transformación social de la clase ociosa y la alta burguesía. El mundo celestinesco como producto de la cultura urbana. El afán de lucro y la economía dineraria. El ocio, las relaciones sociales, el egoísmo. El individualismo y la libertad.
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INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo se llevará a cabo el desarrollo de las condiciones sociales
reflejadas en la obra de Fernando de Rojas –autoría discutible pero que no ataña a este
informe- “La Celestina”, concluida a fines del siglo XV. José Maravall realizó un
estudio sociológico de la obra, en el cual atiende a diferentes aspectos que reflejan en
contexto histórico y social de la misma; siguiendo su trabajo, que se cita al final,
desarrollaremos el nuestro.
Es en la época en que aparece la tragicomedia de Rojas, que se da una serie de
cambios que preparan para el nacimiento de la llamada Edad Moderna y el período
renacentista. Surgen nuevos status sociales, aparece el dinero como forma de valorar los
bienes, crece el afán por las riquezas, la población de las ciudades aumenta y se siembra
la idea de libertad e individualismo. Todas estas nuevas condiciones se hacen patentes
en La Celestina.
LA CRISIS DEL SIGLO XV. LA CELESTINA COMO MORALIDAD
A partir del crecimiento de la economía, la cultura y la vida entera, que a finales
del siglo XV se estaba produciendo como muestra del paso hacia la modernidad, se da
una crisis y, consecuentemente, una inversión de los valores morales de la sociedad
española entera. Los nuevos principios vigentes, tales como el honor, el deber o la fama,
llevaron a que se produzcan desórdenes con el peligro de desembocar en graves males
morales, a los cuales estaban expuestos tanto la clase dominante como los grupos
inferiores.
Maravall señala que la concepción de La Celestina como “tragicomedia”, revela
el hecho de la fusión de los dos planos sociales como protagonistas del drama y a la vez
pone de relieve al grupo inferior como centro de la escena, marcando así un hecho
novedoso respecto a la concepción tradicional de la tragedia como reflejo de las
acciones de personajes nobles y a la comedia como las de gente popular, baja. Esto
también da la idea de que en la sociedad se estaban produciendo tensiones.
¿En qué consiste la crisis? En el siglo XV se produce un desorden de la antigua
organización -dada por la unidad de Dios, del Universo, de la sociedad, y de los valores
morales- que se percibía en el medioevo; las concepciones antiguas se vieron
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trastocadas y así el mundo empezó a concebirse en su pluralidad y diversidad. Ante los
cambios, los hombres no encontraron otro modo de entender al universo que como un
lugar gobernado por luchas o batallas. La competencia, el combate y la contradicción
son los elementos principales de este mundo “Todas las cosas ser criadas a manera de
contienda o batalla” empieza el prólogo a La Celestina de Rojas.
La crisis social fue vista como un hecho ocurrido a partir de la conciencia moral
del hombre desde el cual se proyectan las transformaciones a su alrededor. Siguiendo
esta idea, se entendió que los males provenían del hecho de que las personas no se
guiaran por la razón sino por la opinión, desembocando así en catástrofes inevitables.
La Celestina posee precisamente un carácter didáctico-moralizante ya que busca
aleccionar con su contenido, se “ofrece como un libro de castigos y avisos” (Maravall,
1960, 15). En la obra se presenta una sociedad con todas sus características, a la que se
reprueba y se critica; el autor llama la atención sobre todos aquellos aspectos
desfavorables.
Así, a fin de provocar efectos en la conciencia de los lectores, se presentan
diferentes ejemplos morales mediante un procedimiento literario singular consistente en
mostrar acciones deplorables que subyacentemente buscan comunicar una lección
adoctrinante. Además, los personajes se constituyen como seres de carne y hueso, con
su individualidad, de tal modo que las acciones emergen como una realidad cercana al
receptor, dejándole una huella marcada. Al lector le queda la tarea de extraer las
enseñanzas, que no han sido explicitadas por el autor sino puestas mediante formas
simbólicas.
LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL DE LA CLASE OCIOSA Y LA ALTA
BURGUESÍA.
En La Celestina se presenta la imagen de una sociedad nueva en la que los
grandes burgueses se incorporan a la clase de la aristocracia bajo una condición
diferente a la que se había manejado hasta el momento. Ahora los nobles adquieren ese
carácter a partir de sus riquezas, es decir, los bienes determinan el “status”. Si bien el
hecho de ser rico, ligado a la calidad de noble, era ya tradición durante la Edad Media;
es a partir del siglo XV que los términos se invierten, haciendo que la posesión sea el
determinante.
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La nueva clase social se caracteriza por su pasividad en cuanto al trabajo
productivo, no se ejercita siquiera en funciones guerreras para pasar a ser parte de la
aristocracia, su fortuna le permite vivir cómodamente en una vida de ociosidad. Las
razones de esto responden por un lado al hecho de considerar como indigno el trabajo
productivo y por otra parte a que la enorme fortuna que poseen les permite darse esos
lujos. Los nobles se dedican a la caza, al atletismo, a la cultura, al amor, a la literatura.
Para dar muestras de su calidad de alto status, los señores se rigen por la ley de
ocio y gastos ostensibles. La ostentación es una característica muy peculiar de esta
época; es necesario consumir en grandes cantidades para dar manifestaciones públicas
de la fortuna que se posee; en el ámbito de la comida así como en el de la vestimenta,
se percibe con facilidad la tendencia al exceso. Calixto se presenta en La Celestina
como un joven que se preocupa por el vestir y por las actividades o deportes no
productivos, claramente perteneciente al grupo ocioso; también su amada Melibea es
parte del mismo. Estos ricos suelen tender hacia el vicio y el desorden.
“El mundo social a que pertenecen [los personajes de La Celestina] no es el de
la nobleza tradicional (…) sino el de los ricos ennoblecidos, personajes cuya
procedencia está en la alta burguesía, que adoptan formas de vida de los nobles, y que,
al proceder de esa manera, provocan en esas formas sociales nobiliarias grandes
transformaciones” (Maravall, 1960, 43-44). Junto a la asunción de status de esta nueva
clase social, se pueden observar algunas transformaciones que ella acarrea. Así por
ejemplo, los miembros de la aristocracia más tradicional cambian sus modos de
comportamiento; las relaciones sociales que se establecían entre los burgueses
dedicados a la mercancía pierden vigor e incluso cambia la concepción de honor. Las
honras se pueden adquirir por medio del dinero, es decir, a partir de los bienes
exteriores (propiedades territoriales, objetos lujosos) se pueden obtener distinciones
sociales.
Pleberio es un personaje que en La Celestina se presenta como un burgués que
ha logrado ascender de status. Se dedicó al comercio marítimo durante algunos años, y
luego de acumular riquezas y bienes puede adquirir una nueva posición social dada por
las honras que tales riquezas le permiten obtener. Maravall (1960, 46-53) resalta el
hecho de que en la mencionada obra se alude a la mercancía como actividad
predominante de los burgueses y además al arrendamiento de tierras acumuladas por
estos ricos.
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Otro hecho importante de resaltar, es la dificultad que la nueva clase social
demuestra para adecuarse a los hábitos ancestrales de los señores. Calixto es un ejemplo
de ello en La Celestina; no posee el honor de un caballero ante situaciones límite y
tampoco se entromete en las peleas militares a modo de justicia personal y privada, sino
que recurre al Estado, se somete a la autoridad pública. Se puede ver así esta nueva
concepción de la justicia y el poder, monopolizados estatalmente, como rasgos
propiamente modernos.
AFÁN DE LUCRO Y ECONOMÍA DINERARIA
La condición económica del siglo XV que presenta en Castilla un crecimiento,
principalmente en el comercio marítimo, se relacionó profundamente al hecho de que
surgiera una apetencia insaciable por las riquezas. Se originó el relajamiento de los
hábitos caballerescos, abandonados a causa de ese mismo afán lucrativo.
En La Celestina se puede notar que sus personajes, responden a las concepciones
de la riqueza y posesiones como forma de honra y enaltecimiento. Incluso en el amor se
privilegia como uno de los valores el patrimonio del amado, Calixto respecto a Melibea
es un ejemplo de ello “Miras la nobleza y antigüedad de su linaje, el grandíssimo
patrimonio, el excelentíssimo ingenio, las resplandecientes virtudes, la altitud y inefable
gracia, la soberana hermosura (…)” (1º acto)
Además, los personajes celestinescos se alejan del tradicionalismo económico
según el cual los individuos no pretenden ganar cada vez más dinero, sino vivir como
siempre han vivido a partir del principio de satisfacción de las necesidades. En La
Celestina los individuos pertenecen a un nuevo grupo social y por ello representan un
movimiento excesivo hacia la riqueza, afanándose por ella, teniendo como único límite
la ley y no la moral. Ser pobre equivale a ser infeliz o desdichado, porque ella acarrea
los mayores males, por lo tanto hay que cambiar esa condición para librarse del dolor.
El personaje de la Celestina se muestra como una mujer que ambiciona ser rica y
dejar atrás la pobreza mediante los negocios a los que se dedica. Así todos los dones que
recibe de Calixto los cambia por dinero. “El dinero es lo que se busca, lo que se utiliza
en las relaciones de dar y tomar, es lo que funciona como medida para valorar bienes”
(Maravall, 1960, 68); además funciona como medio corriente de cálculo y de pago,
posee gran velocidad de circulación.
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He aquí otro elemento presente en La Celestina, propio del mundo moderno: el
dinero como medio de pago y atesoramiento. En el Medioevo las transacciones
económicas se realizaban a partir de la conmutación de tributos en especie a cambio de
servicios; ya entrando en la modernidad el dinero y su capacidad de medición imbuyen
las relaciones entre los individuos y otorgan valor a los distintos bienes que se manejan.
EL MUNDO CELESTINESCO COMO PRODUCTO DE LA CULTURA URBANA
En La Celestina el mundo social que se representa, así como la propia obra
literaria, es producto de la civilización urbana. Sobre la base del desarrollo demográfico
-a fines del siglo XV se demuestra un desarrollo importante en Castilla y España-,
económico y cultural que poseen las ciudades, el mundo civil cobra gran importancia
durante el Renacimiento. No había otro medio típico para el establecimiento de la
burguesía y tampoco para el desarrollo de la economía dineraria. En efecto, en La
Celestina todos los personajes que se presentan son parte de la acción urbana: sus
costumbres, relaciones, conversaciones, son características de esa vida. El ambiente
propio de la nobleza antigua era el campo, en cambio ahora lo urbano se hace típico.
En la ciudad se destaca, además, el hecho de que los personajes estén medidos
por el reloj, es decir, su tiempo se controla en base a este instrumento, todos sus
movimientos están calculados; y esto debido a que la cultura urbana impone una
concepción mesurable del tiempo y del mundo en general.
Pero las ciudades que se presentan en La Celestina, no son ciudades concretas
sino inventadas, es decir constituidas imaginativamente por el propio autor que, toma el
modelo de verdaderas ciudades representando puertos, ríos, casas populosas, etc.; de
este modo, el autor da cuenta fielmente del medio ambiente en que sus personajes se
insertan. La ciudad permite una vida alegre y exuberante, de lujos, es un medio de
deleite, de gasto superfluo, de ostentación. Este medio está en perfecto contraste con los
intereses de la clase ociosa que busca despilfarrar sus riquezas, sobre todo para darse a
conocer entre los integrantes de una sociedad tan populosa.
En los siglos XV y XVI se debe advertir el crecimiento arquitectónico de las
ciudades, crecimiento que responde sobre todo al envanecimiento de los ricos que se
complacen en “derribar y renovar edificios” (La Celestina, 15; citada en Maravall, 1960,
74). En La Celestina estas construcciones son tanto criticadas como admiradas por su
propio autor. Es de destacar que la ostentación de las mansiones responde además a la
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actitud de las mujeres como figuras representantes del lujo, las cuales imprimen su
gusto a los edificios; antes las casas eran demostración del valor de los hombres. Así, en
la obra, Melibea representa el tipo de mujer que goza de un hogar al estilo aristocrático.
Con respecto al personaje de la Celestina, Maravall (1960, 76-77), señala que se
trata del tipo de hechicera del Renacimiento que surge en medios urbanos, es hija
plebeya de la cuidad, inteligente, posee una casa, un nombre personal y un decoro
social. Se diferencia además de la típica bruja que surge de medios rurales. Los hombres
y mujeres que caen seducidos por sus maleficios, son también personas de ciudad que
han sido impulsadas principalmente por la necesidad de saciar sus placeres amorosos. El
placer está ligado al dinero; de ahí que estén relacionados a la nueva clase social
burguesa.
LA CLASE OCIOSA SUBALTERNA. LAS RELACIONES SOCIALES. EL EGOÍSMO
Los trastornos en la sociedad estuvieron dados a causa de la nueva clase social
burguesa que condicionó al resto de los estratos, particularmente al grupo de
trabajadores que los acompañaba, desatando graves desórdenes. Junto a la constitución
de la clase ociosa vino a desarrollarse otra derivada, compuesta por los criados, la cual
se encontraba exenta de trabajo productivo y su misión era la de acompañar al señor, a
fin de ostentar su poderío económico.
Durante la Edad Media, el servidor pertenecía a los miembros de la casa y su
servicio al amo estaba dado como deber moral por su asilo, vestidos, etc. En la
Modernidad las cosas empiezan a cambiar y ahora el criado percibe un salario a cambio
del trabajo de acompañar al señor; por lo tanto lo que lo obliga es un contrato
económico establecido entre ambos. Así la relación adquiere otro tinte, ya no hay
afectividad y se descubre la inferioridad de los sirvientes respecto al amo; inferioridad
dada por la monopolización del dinero por parte de este último. Surgen los rencores y la
envidia; se codician las riquezas; no se encuentra motivos válidos para que la posesión
de dinero sea causa de un puesto tan privilegiado en la sociedad y por ello se promueve
en el individuo la aspiración a más.
En la relación que se establece entre estas dos clases, la ociosa y la subalterna,
quedan marcadas importantes desigualdades. La injusticia se hace patente y los criados
empiezan a manifestarse contra los maltratos del amo ruin. Así por ejemplo, en un
primer momento Pármeno se muestra en La Celestina como un criado fiel que no quiere
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hacer daño a su señor siendo cómplice de la hechicera y Sempronio, pero luego a causa
de la cizaña de la mujer termina cambiando de parecer y poniéndose en contra del amo;
ve ahora en Calixto a un malvado que lo desprecia y que solo ha sacado el mayor
provecho de él.
El egoísmo, la búsqueda del propio provecho, es una característica fundamental
en la época en que se instaura La Celestina. Calixto por su parte, actúa de ese modo
respecto a sus servidores y lo único que le interesa son los bienes; por otro lado
Sempronio y Pármeno, a causa del rencor que la situación les suscita, buscan vengarse
de su amo desprendiéndose de sus obligaciones para con él, aprovechándose lo mayor
posible, procurando hacerle daño, intentando conseguir su propio provecho. Sin
embargo el modo de conducirse de esta clase subalterna, no responde al hecho de ser
personas inclinadas al mal sino más bien a una situación social injusta (donde las
riquezas no se distribuyen equitativamente) que los lleva a actuar de esa manera.
Para poder conseguir los fines egoístas que persigue, cada personaje debe actuar
con astucia y prudencia, y ello exige que se posea experiencia en lo mundano. La clase
ociosa subalterna anhela transformar las circunstancias penosas en que vive y para ello
recurren aún a la puesta en práctica de acciones inmorales.
INDIVIDUALISMO Y LIBERTAD
En el siglo XV, durante el Renacimiento, se da una “aventura espiritual”: el
“descubrimiento del individuo” (Maravall, 1960, 119). Es precisamente el
individualismo otra de las raíces del comportamiento de los personajes de La Celestina;
Rojas muestra una sociedad imbuida de esta nueva forma, caracterizada por el
distanciamiento, la desvinculación, el egoísmo y un sentimiento de contienda con los
demás. El yo siempre se pone delante
Cada personaje de La Celestina actúa por propio medio, a fin de conseguir sus
aspiraciones -“La agena luz nunca te hará claro si la propia no tienes” dice Sempronio
a Calixto-; se aleja de cualquier colectividad y busca apoyarse en su valor personal. Así
por ejemplo Melibea busca resolver las situaciones que se le presentan a partir de su
criterio individual.
El individualismo busca interiorizar la virtud. En las clases más bajas se
promueve la valorización de la persona por sí misma, por lo que ella es y no por su
posición; estas utilizan el individualismo para resaltar que los otros no son más que ellos
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-para proclamar una igualdad-, en tanto que las clases altas afirman con él su capacidad
con orgullo.
Es precisamente la idea de igualdad, la que desencadena la búsqueda de libertad
en la época moderna. En La Celestina se observa cómo los criados que pertenecen a los
estratos inferiores quieren librarse del estado de servidumbre en que se encuentran, de la
dominación que ejerce sobre ellos el amo; “quien a otro sirve no es libre” expresa
Sempronio. Los servidores quieren enriquecerse por ellos mismos, quieren gozar y a
causa del egoísmo que se desata en ellos reaccionan con una actitud individualista que
busca la emancipación de aquella opresión social.
Se refleja en La Celestina la búsqueda de autonomía social y moral. Areúsa es
un ejemplo en la obra de búsqueda de libertad; ella quiere desprenderse de la relación
con quienes le impongan su dominio “he querido bivir en mi pequeña casa, exenta y
señora”- manifiesta. He aquí otra cuestión ligada al sentimiento de libertad, la búsqueda
de privatización de la vida y el deseo por la casa propia, la vida íntima. Libertad
equivale a no servir, a poder vivir por sí mismo.
A MODO DE CIERRE
Para finalizar el presente escrito convendría resaltar el hecho de que la nueva
clase ociosa, cuyo status se determinó a partir de las riquezas, fue el desencadenante
principal de los demás cambios surgidos en la etapa de brote de la modernidad, etapa
retratada en la obra La Celestina donde los personajes principales (Calixto y Melibea)
representan a esta sociedad noble causante de los desórdenes en otros estratos.
Se perciben, respecto a la Edad Media, en el contexto sociohistórico de la obra
rupturas muy significativas: cambian las relaciones sociales, se reemplaza el antiguo
régimen señorial, crece la economía, surgen nuevos sentimientos de libertad e igualdad.
La Celestina refleja toda esta crisis hacia la nueva época.
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BIBLIOGRAFÍA
➲ Maravall, José: “Capítulos 1, 2, 3, 4, 5, 6” en El mundo social de la Celestina.
Madrid. Gredos. 1960. Págs. 13 a 125.
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