el pensamiento de simon rodriguez.docx
TRANSCRIPT
EL PENSAMIENTO DE SIMON RODRIGUEZ
Introducción
Hablar Simón Rodríguez, es hablar de un hombre que se adelantó a los
acontecimientos que vivía Venezuela en la época de la colonia, pero antes detengámonos a
saber un poco de su origen. Nació en Caracas el 28 de Octubre de 1769. Pedagogo,
pensador filosófico, escritor de densas obras de contenido histórico y sociológico, y
conocedor a fondo de la sociedad hispanoamericana. Fue maestro y mentor del Libertador
Simón Bolívar. Hijo expósito, cuyo significado para hoy es referido a “hijo natural”, los
expósitos nacían en el secreto de la familia y se les abandonaba también en secreto,
acompañados generalmente de una nota en la que se indicaba su condición de blanco para
que no perdiera su calidad social. Se dice que fue hijo adoptivo de Cayetano Carreño y de
Rosalía Rodríguez. De su infancia, se conoce muy poco. Simón Rodríguez es un niño
expósito y su único familiar conocido es su hermano Cayetano. Su carácter nada común lo
lleva a quitarse el apellido paterno, el adoptivo y aquedarse sólo con el de su madre
(originalmente se hubiera llamado Simón Carreño Rodríguez), por eso es que, el mismo
Simón se presenta como expósito en el acta matrimonial. Simón Rodríguez significa un
nombre-símbolo en el proceso de cultural latinoamericana, especialmente en el ámbito
educativo, en tanto es, cronológica y pedagógicamente, el Primer Maestro de América. Si
bien compartió espacios e ideales con los grandes emancipadores de Nuestra América es,
quizás, el más desconocido, y de su larga y azarosa vida, quizás su etapa chilena sea, a su
vez, la más ignorada. Sus ideas democráticas y reformistas respecto a la Escuela, escritas ya
en 1794 en Caracas, se irán robusteciendo a través de sus ricas experiencias como
caminante por Jamaica, Estados Unidos y gran parte de Europa. De hecho, aunque en
varios documentos oficiales aparece como expósito, en esos mismos documentos se le da el
título de Don a Simón Rodríguez.
De todas maneras, esos datos tienen poca importancia a lo que él escribió. Por
ejemplo él dijo: “no soy vaca para tener querencia ni nativo para tener compatriotas, nada
me importa el rincón donde me parió mi madre ni me acuerdo de los muchachos con
quienes jugué el trompo” porque para cuando escribió esto ya la historia le había enseñado
que el momento y la hora de nacimiento son de pura curiosidad, su vida activa de maestro
la comenzó en mayo de 1791, cuando el Cabildo de Caracas lo admite para ejercer el cargo
en la escuela de primeras letras para niños. Impartió clases al niño Simón Bolívar,
enseñándole los rudimentos de las lenguas española y latina, aritmética e historia. A los 21
años ya se desempeñaba como maestro en su ciudad natal, llegó a tener bajo su pupilaje a
un grupo de niños que para finales del año 1792 ascendía a 114, además dentro de sus
discípulos, se encontraba el niño Simón, con apenas 9 años. Quizás sea el más
revolucionario de los maestros venezolanos. Intentará establecerlas bases programáticas de
una educación popular, capaz de promover conocimientos y virtudes sociales. Con sólo 23
años presenta al Ayuntamiento sus Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de
primeras letras de Caracas y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. En
estas reflexiones fluyen sus ideas pedagógicas. Reflexiones en las cuales no tuvo cabida la
discriminación de ningún tipo muy frecuente en ese momento de la historia nacional. Su
carácter de educador lo forma enfrentándose apasionado contra el racismo imperante y
contra los dogmas impuestos por la iglesia católica a la educación. Denunció las
prerrogativas políticas y sociales que se resistían a los cambios de la situación colonial,
engendradora de los desencajes presentes en el seno de la sociedad venezolana. Para
enfrentar estos desmanes pensó y reflexionó sobre la idea de ver a la educación como una
potencialidad creadora capaz de revertir el orden establecido: “Para tener República hay
que comenzar por hacerlos republicanos, por formar pueblo, por crear una mentalidad,
vamos a formar ciudadanos de un país en crecimiento, vamos a convertirlos en la gente
capaz de realizar esa República, en la escuela” (Simón Rodríguez). Probablemente haya
sido el educador quien hablara por primera vez de la profunda vinculación existente entre la
escuela y la sociedad, o lo que es igual, la escuela en función social. La escuela que
establece Rodríguez es aquella que ayude a la gente a mitigar sus dificultades y mejorar sus
condiciones de vida. Una escuela que permita que el pueblo comience a valerse por sí
mismo y en la misma medida, serle útiles a los otros para que la realización particular vaya
de la mano con el desarrollo del país. Creyó con poderosa virulencia en la escuela en donde
los maestros tuviesen una mística profesional y ayudasen a sus discípulos a reconciliarse
con el trabajo de su propia experiencia. Apuntaba que la educación debe tomar en cuenta
que vale más saber que tener.
“El gobierno debe instruir. Debe obligar a adquirir la educación. Es fundamental
que se conceda el tiempo para ir a un plantel. Que cada quien piense en todos para que
todos piensen en él. Era intervencionista de estado en educación” (J. F. Reyes Baena).
En 1.854 murió en el pueblo peruano de San Nicolás de Amotape, el Maestro Simón
Rodríguez. Nació en Caracas y fue un gran pedagogo, pensador filosófico y escritor de
densas obras de contenido histórico y sociológico, conocedor a fondo de la Sociedad
Hispanoamericana. Fue maestro y mentor del Libertador Simón Bolívar. Siempre insistió
en buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica concepto que sintetiza
en una sola frase: La América Española es Original! Originales han de ser sus Instituciones!
su Gobierno! Originales sus medios de fundar! uno! Otro! O inventamos o Erramos!
Setenta años después sus restos fueron trasladados a Lima al Panteón de los Próceres en
Lima y justo a un siglo de su fallecimiento fueron devueltos a Caracas, ciudad natal donde
reposan en el Panteón Nacional. “Los bienhechores de la humanidad no nacen cuando
empiezan a ver la luz sino cuando empiezan a alumbrar ellos”. Ese es un pensamiento
también importante de Simón Rodríguez. Él es un personaje de profunda significación
socio histórica en Venezuela.
Ideas que influyeron en la formación de Simón Rodríguez.
Desde el comienzo mismo de la Colonia empezó a formarse progresivamente un
indudable ambiente favorable a la cultura, desde luego proporcionado a recursos y
circunstancias de la época. Ambiente que lenta y gradualmente fue elevando el nivel
espiritual de los colonos hasta incluso capacitados para regir los destinos de sus distintas
nacionalidades, por lo que fue la cultura uno de los estímulos que más influyeron en la
emancipación de las colonias españolas de América. Si bien la cultura se proyectó desde la
propia España, en alto grado su desarrollo se debió a iniciativas, súplicas y esfuerzos de los
propios colonos, cuya influencia se observa en las más variadas manifestaciones que desde
los comienzos de la colonización caracterizan a esta Cultura. Simón Rodríguez, tuvo
también su influencia en el pensamiento ilustrado. Porque la ilustración pasó de la corriente
empírica a la corriente racionalista, eso fue una herencia de la ilustración. Esa corriente del
siglo XVII llegó al siglo XVIII y nutrió al siglo XVIII, de manera que los ilustrados
Voltaire, Juan Jacobo Rousseau, esos ilustrados estaban llenos de racionalismo y obedecían
también a muchas posiciones empíricas del conocimiento. ¿Estaba Simón Rodríguez libre
de ese pensamiento?, es imposible. Simón Rodríguez también fue influenciado por la
ilustración, pero fue un pensador de avanzada que rebasó ese pensamiento porque Simón
Rodríguez hablaba de aprender con el medio. Si nos ubicamos en la fecha de nacimiento de
Simón Rodríguez año 1700, es fecha donde todos los utópicos franceses nacen en hacia
1770. Pero, la teoría del socialismo utópico no nace con los utópicos franceses nace con
Tomás Moro en el siglo XVI. Entonces ese pensamiento de la utopía se desarrolla en la
Francia de 1700, 1780, 1790 porque los pensadores utópicos nacen más o menos en
1770.Por eso podemos decir que Simón Rodríguez fue un utópico, un socialista utópico. Y
podemos hablar de Simón Rodríguez como el socialista embrionario de Venezuela, que
además le pasó a Bolívar todo. Toda su vida se caracterizará por seguir apasionadamente su
ideal de pensar y enseñar en libertad plena. Su vida estuvo dominada por la pasión de las
letras. El primer contacto de los dos Simones se produce cuando Rodríguez es contratado
por Feliciano Palacios, abuelo de Bolívar, para que en su propia casa le sirva de amanuense.
Más tarde, al fugarse de la casa de su tío Carlos Palacios, Bolívar ingresará a la escuela
pública de Rodríguez. Este era un maestro que enseñaba divirtiendo, según expresión
bolivariana. Su manera de enseñar, distinta a todo lo tradicional, era en el campo, frente a la
naturaleza, lo cual servía para el espíritu, para la fortaleza del cuerpo y para el
conocimiento de las cosas que nos rodean. Si está en el aula, entre sus 114 alumnos (setenta
y cuatro que pagan y cuarenta gratis, entre ellos nueve expósitos), les da instrucción
adecuada a sus edades y les inculca las buenas costumbres y el amor por la libertad. Don
Simón Rodríguez, precursor y animador de la inquietud bolivariana, es por antonomasia el
Maestro del Libertador; antes de que éste independizara a América, Rodríguez (su "Maestro
Universal") hace su tarea: independiza a Bolívar, lo divorcia de la realidad tradicional y lo
acerca a la verdad futura; le ayuda a conseguir la perspectiva propia de un creador, a intuir
su faena y a calcular las fuerzas de sus auxiliares y sus enemigos. Simón Rodríguez llama a
Bolívar a ser terriblemente cuerdo entre aquellos mediocres que se autoestima depositarios
del buen juicio y dela sensatez, y a los ojos de los cuales la Independencia tenía que ser una
locura singular. La enseñanza de Rodríguez se cumple en la adolescencia y en los umbrales
mismos de su edad adulta; superados algunos rices de la infancia entre maestro y discípulo,
roces que nunca más recordará El Libertador, la compenetración entre ambos es intensa y
duradera. Por el carácter independiente y rebelde de Rodríguez se comprende que cale tan
hondo en el espíritu del joven. La casualidad pone en manos de Simón Rodríguez,
pedagogo por siempre y fanático de Juan Jacobo Rousseau, a un niño sano, rico, de
alcurnia, inteligente, sin familia, sin padres siquiera a quienes rendir estrecha cuenta de
aquella infancia. Simón Rodríguez inicia la educación que aconseja Rousseau en su Emilio.
Bolívares el primer hombre moderno, quizás el único, que haya sido educado para hombre
libre. Rodríguez le hizo cerrar los libros de texto y le abrió el gran libro de la naturaleza. Le
enseña antes que nada a ser fuerte de alma y de cuerpo; y a convivir con la naturaleza, sin
ser víctima de ella. Le enseña a dar grandes caminatas, a cabalgar días enteros, a nadar, a
saltar. Le transmite oralmente cuanto el discípulo puede asimilar. Y le obliga a leer a los
grandes autores clásicos como Plutarco y a los modernos como Rousseau. A eso se limita.
Cada vez más la educación se concibe como interacción de la escuela con la vida, de la
enseñanza con la sociedad. La educación, el maestro, tiene que hacerse cargo de la realidad
local y nacional, y de sus alumnos como sujetos del proceso educativo, y aprenderá conocer
estas realidades para que en su interrelación se transforme y desarrollen. Los procesos
económicos, políticos y sociales actuales, exigen hombres con mayores capacidades y
amplia preparación para la vida, por lo que se requiere dar solución a estos reclamos
objetivos del desarrollo; para ello se necesita una Educación Técnica y Profesional que
asuma sus compromisos actuales con los cambios educacionales que amerita la revolución
de la República Bolivariana de Venezuela.
Ideas y pensamientos de Simón Rodríguez.
Rodríguez quería que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con
calidad, en torno al desarrollo personal de los individuos, su capacidad de comprender y
analizar la sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del
desarrollo social y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la
equidad, libertad, emancipación social y humana. Una educación que permita a cada uno
desarrollar a plenitud sus talentos y construirse como persona y ciudadano solidario y
productivo. Que le enseñe a ser, a convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación
que le enseñe a cada individuo crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su
entorno social, que le enseñe los valores y principios de su sociedad. Formar individuos que
enfrenten al mundo valiéndose de sus destrezas y habilidades. Formar personas pensantes
que no se valgan solo de la memoria y por último que se les enseñe a trabajar y a valorar su
trabajo. Y con estas bases se contrita una genuina Educación de Calidad.
Bases para una Educación de Calidad.
1.- Educación para formar personas y auténticos ciudadanos.
2.- Educación que enseñe a aprender
3.- Educación que enseñe a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador.
1.- EDUCACIÓN PARA FORMAR PERSONAS Y AUTÉNTICOS CIUDADANOS.
Esta primera dimensión está orientada a formar y educar para formar persona y
auténticos ciudadanos, con una educación en los valores de la convivencia, Rodríguez
estaba convencido de que era urgente emprender un proyecto educativo diferente que, pues
bajo retórica e principios y proclamas, seguía intacta la vieja estructura de servidumbre. La
independencia no había desmantelado el viejo orden colonial, para ser eficaz este proyecto
educativo tenía que ser propio, original, hecho en la propia entraña americana. El fin
primordial de la educación es formar ciudadanos y es por eso que todos deben tener acceso
a ella, ya que, como decía Rodríguez "sin educación popular no habrá verdadera
sociedad…". Esta educación debe estar vinculada a la solidaridad que se expresa en las
múltiples y pequeñas dimensiones del vivir y convivir diario. Para tener personas y
auténticos ciudadanos, debemos superar la pobreza y profundizar la democracia, y esto
requiere de un proceso simultáneo. La democracia se puede construir dependiendo de
nuestra actitud, de nuestra voluntad, de nuestra voluntad de cooperación, de nuestro
respeto, de nuestra responsabilidad, de nuestra solidaridad. Podemos hacer una escuela y
una universidad diferente, de docentes, de administrativos, de representantes y comunidad
que tengan en su horizonte los intereses de la mayoría y la construcción y vivencia de la
genuina democracia.
2.- LA DIMENSIÓN DE UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD ES ENSEÑAR A
APRENDER.
Educar no es transmitir paquetes de información para que los alumnos memoricen,
sino provocar las ganas de aprender, hacer que los alumnos sientan interés de aprender y
que sean capaces de comprender analizar la información que necesitan. De nada sirve
llenarlos de informaciones inútiles que no vayan a ser capaces de comprender y que solo les
sirva para memorizar, ya que no queremos convertirlos en máquinas memorizadoras de
conceptos, términos y palabras que con frecuencia ni siquiera entienden, sino convertirlos
en seres que tengan la capacidad y la habilidad de buscar, comprender y analizar la
información y la puedan devolver en forma personal y coherente. Esto supone desarrollo de
las destrezas básicas: lectura, escritura, expresión oral, escucha, informática, observación,
estimación, cálculo, pensamiento, ubicación en el espacio y en el tiempo, es decir destrezas
lingüísticas, matemáticas, tecnológicas y científicas, tales destrezas los ayudaran a aprender
dentro y fuera del sistema educativo.
3.- LA EDUCACIÓN QUE ENSEÑE TRABAJAR Y A VALORAR EL TRABAJO
YAL TRABAJADOR.
Era la tercera dimensión que con mayor esfuerzo quería impulsar Rodríguez y quizás la que
le trajo más problemas y dificultades, por parte de la sociedad, ya que no estaban dispuestos
a enviar a sus hijos a escuelas donde se le ponía a trabajar, de ahí gran parte de los fracasos
de Rodríguez, que nunca renunció a su propuesta educativa, de unir la instrucción
académica con el aprendizaje de oficios mecánicos agrícolas, es decir la creación de
escuelas-talleres. Toda su vida fue promotor de unir la escuela y el trabajo. Por ello cuando
regresa a América en 1823, establece una escuela en Bogotá (Colombia) donde los
estudiantes además de formarse intelectualmente y aprender a vivir en sociedad, debían
aprender un oficio mecánico, pero la aristocracia de la capital neogranadina no estaba
preparada para aceptar las ideas sobre la educación que busca introducir al trabajo.
Escandaloso le debió resultar el nombre de "Casa de Industria Pública", en vez de escuela o
colegio. Así el proyecto fracasa, como también el que emprendió en Chiquisaca años más
tarde. Rodríguez insistió con renovada pasión en la necesidad de una educación práctica,
útil, que remedie necesidades concretas, en conclusión una educación de calidad. Hay
algunas ideas en esa propuesta que encuentro sumamente interesantes. Una está relacionada
con el tamaño de la escuela y su distribución en la ciudad. Propone Rodríguez que se creen
cuatro escuelas, una en cada feligresía, atendida cada una por un maestro y tres pasantes.
Uno de estos maestros será el Director de la Escuela. Este Director estará a cargo de los
asuntos administrativos y pedagógicos de las cuatro escuelas, con el fin de lograr en ellas
“una perfecta uniformidad, privando las innovaciones arbitrarias, el partido y la discordia”
(Rodríguez, 1794, p.211 en la edición de la Colección de Libros Revista Bohemia).Esta
idea de Rodríguez de dividir una Escuela en cuatro escuelas pequeñas (de una sola aula)
distribuidas en diferentes partes de la ciudad es apoyada parcialmente por investigaciones
recientes acerca de las ventajas de las escuelas pequeñas. Otra idea revolucionaria en esta
propuesta tiene que ver con la organización de la labor docente. Los cuatro maestros y los
doce auxiliares se reunirían el último día de todos los meses en la escuela principal bajo la
coordinación del Director. En esa reunión mensual se discutirían asuntos relacionados con
el funcionamiento de las escuelas y se acordarían los planes de acción para el mes
siguiente. Se llevaría un libro de actas de estas reuniones, el cual se titularía “La Nueva
Construcción, Régimen y Método de las Escuelas”. Dejemos que el propio Simón
Rodríguez nos explique este asunto, el mencionado libro serviría “para tener un principio
seguro en qué fundarse, y una noticia ordenada de las materias que deban tratarse.
Escribiéndose a continuación todos los descubrimientos, progresos y limitaciones que se
vayan haciendo, vendrá a ser ésta con el tiempo una obra de mucha utilidad para las
Escuelas; porque se tendrán a la vista desde sus principios, y se formará una colección de
buenos discursos y noticias que ilustren a los que hayan de seguir en su gobierno”
(Rodríguez, 1794, p.212 en la edición de la Colección de Libros Revista Bohemia).Esta
idea es realmente revolucionaria. La elaboración del conocimiento pedagógico se haría de
manera sistemática y a partir del estudio y discusión de situaciones reales por parte de los
mismos maestros. Este conocimiento y reporte de prácticas quedaría registrado por escrito
para ser usado por los pasantes y futuros maestros. Las dos ideas esbozadas anteriormente
nos parecen sumamente relevantes para la construcción de una pedagogía revolucionaria
para nuestro tiempo. La primera nos llevaría a investigar acerca del tamaño de las escuelas,
hay evidencias que indican que las escuelas pequeñas son más ventajosas en especial para
los estudiantes de grupos tradicionalmente marginados que las escuelas grandes. Rodríguez
además señala la ventaja de la cercanía de la escuela a la casa de los niños y niñas. Esta
reflexión nos invita a repensar la propuesta actual de Escuela Bolivariana y de Liceo
Bolivariano, en cuanto a su tamaño. Tal vez sea más conveniente pensar en la creación de
una Escuela integrada por varias escuelas pequeñas al estilo propuesto por Rodríguez. La
segunda nos da una excelente idea tanto para la formación de nuevos docentes en la
práctica como para la sistematización del conocimiento pedagógico elaborado por los
propios docentes a partir de su reflexión en y sobre la práctica pedagógica en la escuela.
Tenemos mucho que aprender de Simón Rodríguez para el diseño de políticas y prácticas
revolucionarias en educación. Para lograr este aprendizaje se requiere de una lectura radical
de sus escritos. Invito a mis colegas a ir más allá de la consigna “Inventamos o erramos”, la
cual dice mucho y no dice nada. Los invito a estudiar la obra de Simón Rodríguez y extraer
de ella elementos para la elaboración de una pedagogía revolucionaria.
Propulsor de Roles Sociales y Oficios Múltiples.
En este aspecto es, también un personaje inédito en los anales de nuestra historia
pedagógica venezolana. El abanico de roles desempeñados cubre tanto niveles sociales
como oficios prácticos. Según lo bautizara L. Vendel-Heil, pasa por ser el ‘Primer
Socialista de América’, lo cual es avalado por la propia auto-confesión de ‘haber asistido a
juntas secretas socialistas en Europa’ y por su identificación como ‘amigo de la causa
social’. Pero, tal juicio también es afirmado por Lastarria, como vimos, respaldado por
Amuntegui: "Muchos de los socialistas modernos han emitido ideas cuya prioridad pudiera
vindicar el pensador americano" (1896: 228), y ratificado por Donoso, quien dice que todo
"hace de él el primer sostenedor y propagandista de las ideas socialistas en América" (1936:
44). En el rubro ocupacional, resulta difícil elaborar un catastro de los diversos quehaceres
y oficios que desempeñara: maestro-Director (en Caracas, Francia, Inglaterra y
Rusia(Idiomas), Bogotá, Chuquisaca, Concepción, Valparaíso, Lima,
Túquerres,Latacunga…); obrero gráfico (Estados Unidos); químico industrial (Europa);
geofísico(Concepción); Periodista (Valparaíso, Lima, Bogotá); Escritor (Perú, Chile);
molinero; abastero; agricultor; fabricante de ladrillos, adobes, velas y utensilios domésticos
variados. Precursor de la Escuela Activa en América Latina Sus ideas, basadas en
Rousseau, se centraban en: destacar la importancia de la educación elemental y en grupo,
propiciar la apertura de escuelas y centros(‘orfanatos’) en ambientes naturales, postular la
secuencia de áreas específicas de Aprendizaje (número, forma, palabra) y de la acción
práctica (‘aprender trabajando’),erigiéndose como personalidad con actitudes consonantes,
integrado (teoría-praxis)e integrador en el acto educativo (‘cabeza, corazón y manos’).
Preconizaba el cultivo de la intuición creadora y activa, y el logro de la felicidad cotidiana
como meta. No cabe duda que tales características personales tan homólogas, así como tan
semejantes, e innovadoras ideas, hicieron carne en Simón Rodríguez, y su futuro dentro del
quehacer educativo. Tal vez por ello mismo su esquema, aunque aparece mucho más
radical, en lo social y en lo metodológico, tiene variadas similitudes, entre ellas, el intento
de ‘evitar revoluciones’, la prioridad en la primera enseñanza y la niñez, la más desvalida.
En América Latina tuvo y tiene enorme vigencia la llamada Escuela Activa, de J.Dewey. El
conjunto de ideas-fuerza y de principios que sustenta este Educador se pueden resumir en
su concepción de que la Educación debe ser: a) función vital y social-humanista; b)
democrática, laica, estatal, no-discriminatoria y participativa; c)científica, inductiva y
experimental; d) activa, afincada en la experiencia concreta(‘aprender haciendo’); e)
inmanente en sus fines, y f) basada en el profesional docente. (Bowen, 1996: 163). No cabe
duda de que, en su matriz conceptual y en su intención práctica, esta doctrina ya había sido
claramente descrita e implementada por don Simón en sus culturizantes andanzas por los
Andes. Aunque la Historia Oficial y la galopante ‘modernización educacional’ que se ha
impuesto sobre nuestras naciones, no han rescatado ni asumido tan digno y previsor rol
desempeñado por Don Simón Rodríguez, sí ha habido voces que lo han defendido y
retenido para la memoria colectiva de nuestros pueblos. "Nada más ingenioso, nada más
lógico, nada más atractivo que su método; es en este género otro Pestalozzi, que tiene como
éste la pasión y el genio de la enseñanza" (AMUNÁTEGUI: 235)."Don Simón era un hábil
pedagogo, genial en presentar nuevas ideas que lo hacen precursor de la Escuela Activa que
aún inspira a pesar de más de un siglo de antigüedad, a la pedagogía contemporánea.
Educación Ciudadana Integral (u holística)."Piénsese en las cualidades que constituye la
Sociabilidad, y se verá que los hombres deben prepararse al goce de la ciudadanía, con 4
especies de conocimiento: instrucción social: para hacer una nación prudente; corporal:
para hacerla fuerte; técnica: para hacerla experta; científica: para hacerla
pensadora"(Escritos, II, 1178). La concepción planteada no se queda en lo meramente
individual, como habitualmente predican las tesis holística, sustentadoras del ‘desarrollo
personal’, enmarcadas en la ideología egotista y competitiva neo-liberal. Formación
integral, pero hilvanada en el tejido social, teniendo como objetivo central ‘la formación de
ciudadanos’, preparados para vivir en una sociedad democrática, económicamente
sustentable y autónoma,
La Especialización y la Ética Social.
“Instruir no es educar: ni la Instrucción puede ser un equivalente de la Educación, aunque
instruyendo se eduque. En prueba de que con acumular conocimientos, extraños al arte de
vivir, nada se ha hecho para formar la conducta social – véanselos muchísimos sabios mal
criados, que pueblan el país de las ciencias"(Id.: 107).Junto con antagonizar al método
lancasteriano, por considerarlo periférico y ‘un disparate’, el filósofo educacional ahonda
aquí en un tema crítico en nuestros días. La mera acumulación de conocimientos y de
tecnologías, sin un soporte formativo humanista-social, no garantiza una adecuada conducta
ética; el peligro de la especialización, en el modo de la razón instrumental y tecnocrática,
constituye -cada vez más - uno de los problemas centrales de la formación científica y
profesional en el área de la Educación Superior y de la conducción política demuestras
Naciones. El ojo avizor del Maestro de América, ‘a través de la noche de América con su
mirada mira’, diría nuestro Pablo Neruda. Sobre tradición, etología y aprendizaje socio-
comunicacional:"La tradición es utilísima en Ciencias, y de absoluta necesidad en muchas
artes. El único medio de trasmitir la expresión en la música, en el baile, en la representación
teatral, en la oratoria y en la Enseñanza, es la tradición--- no hay demostración, no hay
signo que supla por los modales---el ademán, el gesto, las inflexiones de la voz, no pueden
remitirse. Pero, en costumbres, la tradición es un gran mal..." (Id.: 118);"la razón de las
Instituciones se hallan en su suelo, en la índole de sus gentes, en el estado de sus
costumbres y en el de los conocimientos con que deben contar"(Escritos. II: 182)".En la
medida en que ‘el hombre es maestro del hombre’, y los logros culturales aseguran su
continuidad en la tierra, la Tradición conservada por las generaciones anteriores permiten la
comunicación verbal y no-verbal, muy particularmente la principal y humanízate función
semiótica que es el Lenguaje, pero también el juego, las Artes y la Educación. La Etología
sostiene la dialéctica inter-relación entre la programación genética y el aprendizaje, que
conlleva a la necesaria preservación de ciertos rasgos histórico-antropológicos, como los
postulados ‘arquetipos’ junguianos, por ejemplo. "La consecuencia fundamental de la
comunicación verbal fue una inmensa consolidación de la tradición a través de la cantidad
de información, especialmente con relación a la perpetuación de los conocimientos"
(Lorenz1986:303). La reforma postulada por Don Simón, razonablemente defiende el
cuidado y manutención de tales dimensiones de la ‘mentalidad o memoria colectiva’ pero,
en la dimensión de los comportamientos ideologizados, de las conductas sociales
reproductoras del poder oficializado, de las ‘costumbres’ que atentan contra la dignidad del
hombre y de los pueblos, él está por cambios rotundos y profundos, auto-percibiéndose
"como el primero que propuso en su tiempo, medios seguros de reformar las costumbres
para evitar revoluciones, empezando por la economía social, con una educación popular".
En un plano continental, la ‘diferencialidad’ de nuestra América fue consignada, desde el
inicio, por los cronistas, y luego, por los criollos primeros, SIMÓN BOLÍVAR y, como
vimos, por este nuestro SIMÓN RODRÍGUEZ, lectores de ‘El espíritu de las leyes’ de
Montesquieu. Ambos coinciden, una vez más, en relevar aspectos propios tales como ‘el
carácter, las costumbres, el suelo, las luces actuales’ que conceden a nuestras Repúblicas,
tanto homogeneidades (‘origen, lengua, costumbres, religión’) como heterogeneidades
(‘climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, características desemejantes’),
como escribiera el Libertador en su ‘Carta de Jamaica’, en 1815.Ellos insistieron en afirmar
lo común e idiosincrático, para construir el ‘espíritu nacional’ de la Patria La Objetividad
Científica y Práctica: “Conocer las cosas, para reglar nuestra conducta con ellas, según sus
propiedades"(Id.:180); "Observaciones hechas con conocimiento son RAZONES, y estas
deben buscarse en las calidades y en las propiedades de las cosas…no en pareceres u
opiniones" (id.: 272); "Sobre hechos PROBADOS con resultados CONSTANTES se
establecen TEORÍAS: y toda resolución fundada en teoría, debe reconocerse por una ley
natural: la sociedad está obligada a declararla para que sea positiva". (Id:284). Este último
postulado, escrito como artículo en ‘El Mercurio’ de Valparaíso, en Febrero de 1840, pudo
ser suscrito por el creador del Positivismo, A. Comte, y señala el alerta epistemológico en
que se movía don Simón, pre anunciándonos nuevamente movimientos: ahora el brote
endémico positivista que inundara Chile y América Latina desde fines del siglo XIX. Sobre
Dictadores y sátrapas: "Declarar la Independencia, ¡ que el país no es ni será jamás,
propiedad de una persona, de una familia, ni de una jerarquía, que se creen dueños, no sólo
del suelo, sino de sus habitantes" (O.C., I : 385).Desde que él escribiera este alerta, muchos
países han sido propiedad de alguno o algunos, de jerarquías militares o cúpulas
económicas, incluidas las que hoy, sustentadas en la ideología neo-liberal, en nombre de
globalizaciones y modernizaciones, pretenden desintegrarnos en nuestra identidad
psicosocial como latinoamericanos y, en lo identitario cultural, como pueblos americanos,
invadiendo incluso esa área estratégica, tan bien cautelada, por el viejo Maestro:
NUESTRAEDUCACIÓN. Pedagogía Crítica: “Pierden los niños el tiempo / leyendo sin
boca y sin sentido / pintando sin mano y sin dibujo / calculando sin extensión y sin número.
La enseñanza se reduce a fastidiarlos / diciéndoles, a cada instante y por años enteros,/
así---así---así y siempre así / sin hacerles entender/ por qué ni con qué fin…no ejercitan la
facultad de pensar, y / se les deja o se les hace / viciar la lengua y la mano que son…los
dotes más preciosos del hombre…No hay Interés, donde no se entrevé el fin de la acción…
Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa…Llamar, captar
y fijar / la atención / son las tres partes / del arte de enseñar, y no todos los maestros
sobresalen en las tres… (esto) va para los Padres por nacer (=niños, L.R.)" (Escritos, II:
210).Los principios psicopedagógicos aquí involucrados, atingentes a enfoques tanto
cognitivo-constructivistas como motivacionales, son múltiples y de enorme vigencia en la
educación actual. El rechazo del Maestro al ejercicio meramente memorístico, mecánico y
repetitivo, como método educativo, ha sido posteriormente respaldado por notables
psicólogos contemporáneos, entre ellos: A. Maslow (‘escala de necesidades, o
motivaciones’, 1970), D. Ausubel (‘aprendizaje verbal significativo’,1989) y J.D. Novak
(‘aprender a aprender, en forma compartida, por la vía de los mapas conceptuales’, 1988).
Sólo con la muestra del tecno-lenguaje utilizado en este notable párrafo (Valparaíso, 1840),
consideramos que nuestro criollo Simón Rodríguez, se consagra como el PRIMER
PSICÓLOGO EDUCACIONAL, si no de América Latina sí, con toda seguridad, de la
nación chilena. Dado su polifacético bagaje ideológico, ético y práctico, resulta difícil
enmarcarlo en o rotularlo a través de algunos de los modelos psicopedagógicos vigentes en
esta década finisecular; sin embargo, sí podríamos adjetivar su Obra - en tanto visión
anticipatoria - con algunas de las características más relevantes que los connotan:
humanista, sistémica, comunicacional, interactiva simbólica, dialéctica y crítica.
Correlativamente, diríamos que sus diseños e implementaciones curriculares participaban
principalmente de los enfoques denominados: humanista, cognitivo y crítico. Pero, más allá
de esta dialéctica y sinérgica conjunción, como si no se conformase con tales futuristas
atribuciones, el autor de Sociedades Americanas, somete a la creatividad y a la crítica toda
su Obra, como forma experimental, para los docentes que se inician en las tareas
pedagógicas. En tal sentido, ya no sólo predica una pedagogía CRÍTICA sino que la
práctica y la somete a la práctica y evaluación de sus pares, en una actitud que es,
sencillamente, PARADIGMÁTICA.
Modelo Educativo Propuesto por Simón Rodríguez.
Lo más importante del pensamiento robinsoniano, Lo primero que yo tengo que
robinsoniano decirte es que hablar de Simón Rodríguez es hablar de una revolución
educativa. De manera que su pensamiento está perfectamente imbricado con lo que es la
política revolucionaria y la política de transformación de la educación venezolana. No es lo
mismo cambiar que transformar porque tú puedes cambiar algunas cosas pero no tener una
profunda transformación de las estructuras y de los cimientos que sostiene la educación
venezolana. Transformar implica además aprender nuevos paradigmas porque acuérdate
que el ser humano aprende también de su entorno. La teoría socio cultural determina que el
aprendizaje se hace fundamentalmente por la cultura del medio en donde tú te desarrolles.
Como principio y fundamento de acción educadora, este principio absolutamente
desconocido en su tiempo: “Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser equivalente de
la educación, aunque instruyendo se eduque”. Y comenta midiendo, tras visión orbital, la
consecuencia: “Enseñen y tendrán quien sepa; eduquen y tendrán quien haga”. El doble
rumbo: ¡la teoría y la práctica! Esta distinción enjuicia directamente el problema de la niñez
y la juventud: instruir es dación de conocimientos, de saberes; mediante información
grabase aquello que se ha ignorado; en contraste, educar implica ir de lleno al hombre
integral, y no sólo al hombre pensante. El individuo poseído de grandes apetencias
germinativas, será ciudadano útil. Instrucción significa dación de conocimientos; en cambio
educación es formación de criterio, enrumbamiento, conciencia. Al instruir se educa, pero
sólo en pequeña parte: la relativa estrictamente a conocimientos intelectuales. Hay que
partir del razonamiento. “El siguiente principio –dice- es importantísimo en la educación
mental: léalo cada uno con toda la atención que pueda darle: No se mande, en ningún caso,
hacer a un niño nada que no lleve su “porque” al pie: “Haz esto, porque” y si hay tiempo,
empiécese por el “porque”. Acostumbrado el niño a ver siempre la razón, respaldando las
ordenes que recibe, la echa de menos cuando no la ve, y pregunta por ella diciendo: ¿Por
qué? Con hombres que hacen esta pregunta se puede emprender lo que se quiera, con tal
que por qué sea bueno”. Y hay que ir del razonamiento a la estructuración del carácter
“Sólo la educación impone obligaciones a la voluntad”, expresa el Maestro. ¡Una voluntad
recia, orientada por certero burilar educativo, da por consecuencia un Simón Bolívar!. Hay
otro principio original, que nadie había formulado todavía: la escuela será obligatoria. “La
sociedad – escribe – debe no solo poner a la disposición de todos la instrucción, sino dar los
medios de adquirirla, tiempo para adquirirla, y “obligar a adquirirla”. Anticipación, con un
siglo! . Esa escuela obligatoria ha de “enseñar a raciocinar”. Exclama entusiasta, ”¡Ideas,
ideas primero que letras!”. Comenta que la infancia y la adolescencia hacen la cuarta parte
de la vida; perdida ésta, o mal empleada, tendrá el que quiera instruirse, que “detenerse en
la juventud a hacer estudios de niño”. Simón Rodríguez desea niños veraces, fieles,
comedidos, agradecidos, generosos y aseados; además, “se les ha de acostumbrar a respetar
la reputación y a cumplir con lo que se promete”. En el nuevo Sistema Educativo
Bolivariano, la escuela contemporánea demanda de un nuevo enfoque ideológico y
conceptual, que resalta la importancia de las personas que la integran; las escuelas son al fin
y al cabo, grupos de personas; o tienen la preparación suficiente para responder a los retos
del mundo actual o su supervivencia será francamente difícil y evidentemente que la única
manera de lograrlo es con la actualización y formación permanente de los docentes. Para la
solución de este problema se usan tres vías que en la práctica tienen una alta eficiencia,
ellas son: La superación. El trabajo científico metodológico. La investigación científica
Aunque cada una de ellas por separado tiene un amplio campo de desarrollo no pueden
verse de manera individualizada pues en la práctica se complementan y existen
estrechamente interrelacionadas. Con independencia de la vía que se asuma será necesario
partir del conocimiento de la situación real o inicial del docente desde el punto de vista
profesional, para ello solo existe un medio: el diagnóstico integral, éste, de seguirse como
se requiere, propicia en primer orden la posibilidad de tener y actualizar constantemente la
caracterización que del docente se tiene, lo que significa sin lugar a dudas conocer sus
necesidades para poder, de conjunto con él, actuar en dirección de su solución. De este
modo el diagnostico significará también la posibilidad de decidir las rutas, caminos,
estrategias a seguir para llegar al estado final o deseado que no será otro que estar
preparado para conducir el proceso pedagógico a través de su actividad más importante, la
clase. Simón Rodríguez propuso en sus ideas educativas erradicar la gran exclusión social
que existía en la población colonial, la población marginada de siempre los niños huérfanos
de la guerra (niños de la calle), los indígenas, los pardos, los negros todos los excluidos
socialmente. Quería combatir la ignorancia y la injusticia social a través de la educación,
que es la mejor arma para convertirlos en ciudadanos republicanos. Con la implantación del
Sistema Educativo Bolivariano, donde las Escuelas buscan formar al educando de manera
que la educación y el trabajo sean concebidos como los instrumentos a través de los cuales
se logre los fines pautados en la carta magna; en especial lo referido al desarrollo del
potencial creativo de cualquier ser humano y en pleno ejercicio de la personalidad, la
valoración ética del trabajo y la participación activa consciente y solidario en nuestro
proceso de transformación social. Teniendo como meta la organización de las
comunidades, erradicar la pobreza, propiciar la descentralización de la población en el
territorio nacional, impulsar una sociedad proactiva y productiva, que nos permita la tan
anhelada independencia económica.
Pensamientos de Simón Rodríguez
1.- Enseñen y tendrán quien sepa, eduquen y tendrán quien haga.
2.- Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra".
3.- "Entre los que vemos con desdén, hay muchísimos que serían mejores que nosotros, si
hubieran tenido escuela".
4.- "Todos los militares de talento envainan la espada para abrir los libros, desde el
momento en que el enemigo les abandona el campo"
.5.- "Sin educación popular no habrá verdadera sociedad".
6.- "El hombre no es ignorante porque es pobre, sino lo contrario".
7.- "Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente
ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte".
8.- "Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación,
aunque instruyendo se eduque".
9.- "No hay interés donde no se entrevé el fin de la acción. Lo que no se hace sentir no se
entiende, y lo que no se entiende no interesa. Llamar, captar y fijar la atención, son las tres
partes del arte de enseñar. Y no todos los maestros sobresalen en lastres".
10.- "El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a
aprender; no al que manda a aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que
sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñando virtualmente todo lo que se aprende
después, porque enseñó a aprender".
Conclusión.
Resumiendo, podríamos decir que en sus escritos, desde sus valientes ‘reparos’ y
proposiciones de cambio, enunciados en aquella década colonial y finisecular, hasta sus
amistosos Consejos de Latacunga, dados medio siglo después (1851), se encuentra
implícito el andamiaje nuclear que ha sustentado la mayoría de los Proyectos de Reforma
que, endógena o exógenamente, se han implementado en nuestras naciones indo-
americanas. Pilares históricos han sido, respecto a la Enseñanza Primaria, entre otros,
consagrados por don Simón: a) Condición estatal, pública, social, laica, gratuita y
obligatoria; b) Base ineludible del resto de los aprendizajes sistemáticos posteriores:
"Piénsese en las funciones del maestro, en la Primera Escuela, y se verá que sigue
virtualmente enseñando a aprender en las otras edades…allí empieza la vida de las
relaciones con las cosas y con las personas; luego, la Primera Escuela es la escuela por
antonomasia: las demás son aplicaciones de sus principios, para hacerlos trascendentales"
(Escritos, IIII:13); la semántica aquí contenida es de denso contenido y proyección
psicopedagógica; sin ingresar en la hermenéutica de su temprano enunciado de un ‘virtual
enseñar a aprender’ (que nos introduce de lleno a la ‘psicología educacional’ vigente hoy),
y sólo para limitarnos a Chile, creemos que este párrafo podríamos colocarlo como el
principio sobre el cual enunciaron los suyos nuestros más preclaros educadores:
C.Henríquez, J. Egaña, D.F. Sarmiento, J.A. Núñez, P. Aguirre Cerda o L. Gómez Catalán;
c) Participación comunitaria escolar (‘Nuevo Establecimiento’), incluidos los Padres
(‘relaciones entre los Representantes y la Escuela’), adjudicando al Maestro, en tanto
profesional especialmente formado, moralmente idóneo y suficientemente rentado, el papel
primordial en el proceso, en la metodología y en la dirección institucional. Para el informal
legislador docente: "El título de Maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es, al
que enseña a aprender no…al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni…al
que aconseja que se aprenda"(O.C., I : 24). Su meta era sustraer la educación de la
hegemonía clerical y de personas no preparadas, en tan importante misión social,
convirtiéndose así en un propulsor de la ‘profesión docente’, y de sus reivindicaciones
gremiales (que tanto lo diferencia de su coetáneo Pestalozzi). Pero, también, ya planteaba:
d) La importancia de las condiciones materiales y del apoyo logístico para la aplicación
delas innovadoras metodologías prácticas (léase locales aseados y cómodos, mobiliario
adecuado y funcional, talleres e instrumentos, etc.). Decía: “la enseñanza no debe alojarse
en salitas, ni en cuartejos. Deben construírseles edificios, y surtirse los instrumentos
necesarios las salas" (Escritos, II: 313).Su visión fue anticipadamente sistémica y
dialéctica, al considerar la Educación como proceso cuya comprensión exige un enfoque
histórico-económico, incluyendo el análisis de variables como las condiciones geo-
ecológicas, económicas, culturales, étnicas, etológicas costumbres), políticas, etc. Desde tal
perspectiva es que tenemos que leer sus textos percibiendo, en consecuencia, una
concepción educativa, que podríamos calificar de: activa, práctica, holística, integral, ética,
cívico-social, liberadora. Al predicar e implementar la no-discriminación en la Escuela,
fundando su doctrina en la libertad, el respeto al individuo y a los valores sociales (patria,
sociedad, productividad, moral) se constituye, además, en precursor efectivo del ejercicio
de los Derechos Humanos en la práctica y cultura escolares en nuestros sistemas educativos
nacionales. Desde su óptica indigenista requería: “Bien merecen los dueños del país, los
que mantienen al Gobierno y la Iglesia con su dinero y a los particulares con su trabajo, que
enseñen a sus hijos a hablar, a escribir, a llevar cuentas y a tratar con decencia…" (O.C., II:
6).Por último, Don Simón resulta un nombre primigenio al propiciar la necesidad de
‘conocer al niño y su ambiente’ (principio tan caro a los futuros enfoques activistas) y de
privilegiar el rol formador democrático, en términos cívicos (‘ciudadano’) y productivos
autonomistas (‘industria pública’), pivotes de su postulada Educación Popular, cuyos
principios animan, entre otras, la Teoría Andragógica (Félix Adam, en Venezuela) o la
Pedagogía del oprimido (Paulo Freire, en Chile, El Salvador y Brasil).
BIBLIOGRAFÍA
Adam, F. Andragogía, ciencia de la educación de adultos, Grafarte, Caracas,1970.
Aguilar, G Simón Rodríguez: de la utopía americana a la utopía de la educación, INSTIA,
Caracas, 1993.
Altuve, M. Simón Rodríguez: ideas educativas, Imp. Santino, Caracas, 1975.
Alvarez, M. Simón Rodríguez, tal cual fue, Univ. Exp. Simón Rodríguez, Caracas,1977.
Amunátegui, M.L. Ensayos biográficos, T. IV., Imp. Nacional, Santiago, 1896.
Ausubel, D. Psicología educativa, Trillas, México, 1989.
Bello, A. Obras Completas, Vs. .XVI y XIX, Mineduc, Caracas,1952.
Bolívar, S. Obras Completas, 3 Vols. Ed. Lex, La Habana, 1950.
Bowen J.-Hobson P. Teorías de la educación, Limusa, México, 1996.
Biblioteca Familiar. Simón Rodríguez, Selección de Documentos,2005.
Donoso, R. ‘Don Simón Rodríguez: una figura singular’, en Hombres e ideas de antaño y
hogaño, Ercilla, Santiago, 1936 (pp.43-53).Las ideas políticas en Chile, F.C.E., México,
1946.
Edwards B., J. Recuerdos de un cuarto de siglo, Zig.Zag, Santiago, 1966.
Ercilla de, A. La Araucana, Imp. Barcelona, Santiago, 1910.
Freire, P. Política y educación, Siglo XXI, México, 1996.
Freud, S. Obras Completas, Vol. I, Bibl. Nueva, Madrid, 1967.