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KINTTO LUCAS El poder de la palabra oland Barthes en sus "Elementos de Semiolo- gía" define al lenguaje co- mo una capacidad inherente al hombre: ob- jeto social y sistema de convenciones necesarias e imprescindi- bles para la comunicación. Gracias a la mediación del lenguaje la realidad puede ser nominada y reproducida sometiéndo- la a sus propias reglas. Al utilizarlo para comunicar rehacemos el acontecimiento añadiendo inevitablemente la percepción personal que tenemos del hecho, por lo tanto la realidad no solo es reproducida sino también representada y recreada. La posibilidad de transmitir cultura y co- nocimientos está determinada (entre otras cosas) por esta descripción y re- presentación de la realidad. La lengua por su parte es una institución social, al- KlNTTO LUCAS, uruguayo. Premio Latinoa- mericano de Periodismo José Martí, 1990. Editor Cultural del Diario Hoy de Quito Tener ¡apalabra significa tener el poder. Aparentemente Incluso bajo regímenes autoritarios todos hablan. Pero ¿de qué habla el pueblo?, ¿a través de qué vías se expresa? Existe una división social del poder decir, que consagra un orden social regido por las desigualdades. Klntto Lucas aporta algunas pautas para construir medios de comunicación educatlvo-populares en los que la palabra se maneje deforma más democrática. go así como un contrato colectivo, al que (para comunicarnos) debemos someter- nos en bloque. El surgimiento de la len- gua (concresión del lenguaje) responde a determinados momentos históricos y sociales. Y es a través de diversos pro- cesos de socialización que el hombre aprende la lengua y otros tipos de len- guaje (no necesariamente hablados o escritos) que también están presentes en las relaciones sociales. El lenguaje cons- tituye, aún para el ser más humilde, un espacio de creatividad, de juego, de es- pontaneidad, que se transforma en aus- tero y seco si es utilizado solamente para indicar o influir en algo. La cultura del silencio Los procesos de conquista y domina- ción tienen como objetivo primordial el saqueo y apropiación de riquezas mate- riales y la explotación de la fuerza de tra- bajo de los pueblos. CHASQUI 47, noviembre 1993 21

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Page 1: El poder de la palabra...KINTTO LUCAS El poder de la palabra oland Barthes en sus "Elementos de Semiolo-gía" define al lenguaje co-mo una capacidad inherente al hombre: ob-jeto social

KINTTO LUCAS

El poder de la palabra

oland Barthes en sus"Elementos de Semiolo-gía" define al lenguaje co-mo una capacidadinherente al hombre: ob-jeto social y sistema de

convenciones necesarias e imprescindi-bles para la comunicación. Gracias a lamediación del lenguaje la realidad puedeser nominada y reproducida sometiéndo-la a sus propias reglas. Al utilizarlo paracomunicar rehacemos el acontecimientoañadiendo inevitablemente la percepciónpersonal que tenemos del hecho, por lotanto la realidad no solo es reproducidasino también representada y recreada.La posibilidad de transmitir cultura y co-nocimientos está determinada (entreotras cosas) por esta descripción y re-presentación de la realidad. La lenguapor su parte es una institución social, al-KlNTTO LUCAS, uruguayo. Premio Latinoa-mericano de Periodismo José Martí, 1990.Editor Cultural del Diario Hoy de Quito

Tener ¡apalabra significa tener elpoder. Aparentemente Incluso bajo

regímenes autoritarios todos hablan.Pero ¿de qué habla el pueblo?, ¿a

través de qué vías se expresa?Existe una división social del poderdecir, que consagra un orden socialregido por las desigualdades. KlnttoLucas aporta algunas pautas paraconstruir medios de comunicacióneducatlvo-populares en los que lapalabra se maneje deforma más

democrática.

go así como un contrato colectivo, al que(para comunicarnos) debemos someter-nos en bloque. El surgimiento de la len-gua (concresión del lenguaje) respondea determinados momentos históricos ysociales. Y es a través de diversos pro-cesos de socialización que el hombreaprende la lengua y otros tipos de len-guaje (no necesariamente hablados oescritos) que también están presentes enlas relaciones sociales. El lenguaje cons-tituye, aún para el ser más humilde, unespacio de creatividad, de juego, de es-pontaneidad, que se transforma en aus-tero y seco si es utilizado solamente paraindicar o influir en algo.

La cultura del silencio

Los procesos de conquista y domina-ción tienen como objetivo primordial elsaqueo y apropiación de riquezas mate-riales y la explotación de la fuerza de tra-bajo de los pueblos.

CHASQUI 47, noviembre 1993 21

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EDUCOMUNICACION

El mantenimiento del poder implica laimposición y homogeneización de deter-minados valores que legitiman e interna-lizan en los dominados la situación deviolencia vigente, presentándola comonatural. Deslegitimando, destruyendo yexcluyendo formas culturales contra-puestas. Es por eso que junto al saqueode riquezas en la conquista de Américase intentó destruir toda cultura que impli-que una visión del mundo diferente a lade los sectores dominantes. En Américalos conquistadores (como forma de im-poner su cultura) prohibieron el lenguajede los indígenas. Impusieron una lenguaextraña que nominaba al mundo desdeel punto de vista de los dominadores yobligaba a que los dominados hablarandesde esos términos, sometiéndolos alsilencio. Eduardo Galeano, José CarlosMariátegui y distintos historiadores brin-daron en sus obras innumerables ejem-plos al respecto. La cultura del silenciointenta excluir a los pobres de la posibili-dad de recrear el mundo, así como dereflexionar críticamente, internalizándo-los en la obediencia, en el sentido de es-cuchar y repetir. Esa cultura del silencioestá orientada a imponer el modelo decomportamiento de los sectores domi-nantes, por lo que imitarlos se convierteen el fin de muchos sectores dominados.

Tener la palabra significa tener el po-der. A través de la posesión dela palabra se transmite o sereafirma la ideología. Es asíque se va consagrando y defi-niendo quiénes pueden hablar,cómo se debe nombrar la reali-dad, qué es legítimo y qué no.Aparentemente, bajo regíme-nes autoritarios todos hablan yutilizan la palabra. Pero ¿dequé habla el pueblo?, ¿qué pa-labra tiene?, ¿a través de quévías se expresa?, ¿cuál es la'Verdad" que puede escuchar?sin duda al responder estas in-terrogantes veremos (como di-ce Prieto Castillo) que existeuna división social del poderdecir, ese poder dividido de to-mar la palabra que consagra unorden social regido por las de-sigualdades.

Una lógica mercantilLos medios de comunica-

ción pertenecientes a las cla-

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ses dominantes se insertan dentro de lalógica de funcionamiento del sistemacapitalista y tanto durante la produccióncomo en el producto final responden (nomecánicamente) a los intereses econó-micos, políticos e ideológicos de esossectores. En estos medios funciona lalógica mercantil: un periódico, programade radio o televisión es una mercancíacuyo valor fundamental está dado por lacapacidad de influencia que tenga detransmitir sus ideas, su visión de los he-chos, y la posibilidad de activar un pro-ceso orientado principalmente alconsumo, de forma de ser funcional alsistema. De todo esto dependerá su so-porte económico. Los anunciantes esta-tales o privados utilizarán los espacioscomerciales siempre y cuando el conte-nido del periódico (o del programa) seacoherente con su modo de pensar redi-tuable económicamente.

Escuela Pública

La prensa uruguaya

La tradición de la prensa uruguayaes una tradición de prensa partidista, loque no excluye la posibilidad que, ade-más de transformarse en empresas redi-tuables desde el punto de vistaideológico, también lo puedan ser econó-micamente.

José Pedro Barran en su libro "Histo-ria de la sensibilidad en el Uruguay: eldisciplinamiento" da múltiples ejemplosdel papel que tenían los medios de co-municación como transmisores y legiti-madores de nuevos modelos de vida enla primera década de este siglo, legiti-mando nuevas normas sagradas del "pu-dor" y el "recato" que imponían las clasesdominantes: "La distancia que media en-tre el nuevo y el viejo carnaval -escribie-ron los redactores de El Siglo en 1878-es la existente entre la barbarie y la civili-zación. Los días de locura general conmuertes violentas, apaleados, empapa-dos, habían cedido el turno al pomito deagua perfumada con pretensiones aristo-cráticas, ocurriendo así una verdaderarevolución científico-social", dice Barranen su libro.

Otro ejemplo de cómo los mediosservían para transmitir las nuevas con-ductas que se exigían lo encontramoscuando el autor se refiere a José Pedro

Várela y dice: "En 1865 escribió(Várela) en la Revista Libertariaque el gaucho vivían en la liber-tad salvaje, en la libertad que norefrena ni las malas costumbres,ni los vicios y que hace que elhombre se aproxime más y máshacia la especie animal". Semargina así (tildando de salvaje)todo aquello diferente a lo esta-blecido, se reprime y coarta todolo contestatario del sistema. Elautor también señala que todoslos cambios que se iban produ-ciendo (a cuyo servicio estabanlos medios de comunicación)respondían a un nuevo modo deproducción que se iba imponien-

I- £ do por aquellos años, y que sen-| sibilidad y modo de producción^ "no son causa y efecto, sino fac-, | tores que tanto se abren camino

m juntos como se obstruyen".í Y en décadas más recientes

el investigador Roque Faraone,en su trabajo titulado "El poder

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EDUCOMUNICÁCION

económico y la función ideológica decontrol social que ejerce la prensa en elUruguay" nos brinda otros ejemplos con-tundentes del papel que juega la prensaen el Uruguay. Uno de ellos correspondea una campaña llevada a cabo en 1969por el diario La Mañana bajo la consignade "Uruguay adelante". Se trataban te-mas de interés nacional en los que "losmensajes respondían al propósito deprestigiar el aparato policial y despresti-giar a educadores y periodistas (en tantono mantuvieran una actitud conformista)y a la Universidad (sumamente crítica yautónoma)".

Entre la teoría y la práctica

El comunicador y educador popularmexicano Carlos Núñez, en su libro Edu-car para transformar y transformar paraeducarnos brinda una definición de Edu-cación Popular y señala: "Es el procesocontinuo y sistemático que implica mo-mentos de reflexión y estudio sobre lapráctica del grupo o la organización po-pular; es la confrontación de la prácticasistematizada, con elementos de inter-pretación e información que permiten lle-var esa práctica consciente a nuevosniveles de comprensión. Es la teoría apartir de la práctica y no la teoría "sobre"la práctica". La práctica tiene valor comohecho educativo en sí, pero es necesarioubicar el reto que significa asumir dichapráctica con plena conciencia y sentidohistórico. Es claro que como toda defini-ción (al exigir límites) es por sí estrechay deja de lado elementos que tambiénhacen al concepto, mucho más tratándo-se de la educación popular, que la enten-demos como un proceso muy rico yvariado en el que muchos factores influ-yen.

Las distintas formas de resistenciapopular surgidas a lo largo de la historiadesde los inicios de la conquista y quehan roto con esa cultura del silencio, soninnumerables. Y a pesar de ser dura-mente reprimidas siempre quedaron for-mas de resistencia. Una de ellas, queperdura, es la payada: canto social porexcelencia, es un claro ejemplo de edu-cación popular; el gaucho iba transmi-tiendo de pueblo en pueblo, degeneración en generación los hechos re-volucionarios, los problemas económicosy sociales, las luchas y vida cotidiana delpueblo, convirtiéndose así en voceros di-rectos. Desde los albores de la revolu-

t a cultura del silenciointenta excluir a lospobres de la

posibilidad de recrear elmundo, así como dereflexionar críticamente,internalizándolos en laobediencia, en el sentido deescuchar y repetir.

ción artiguista el payador fue el "periodis-ta" encargado de transmitir en forma orallas noticias que la prensa, patrocinadapor los colonizadores y las clases altascriollas ocultaban. Ya con el PeriódicoOriental surge una prensa que intentaoponerse a la tradicional; sin embargo notuvo la repercusión a nivel de pueblo co-mo la tenía el payador, que se manten-dría a lo largo del tiempo. De ahí enadelante distintos medios intentaron opo-nerse a la prensa de los sectores domi-nantes: pequeños periódicos, boletines,hojas volantes, afiches, fueron algunasde las formas (sumado el carnaval yotras expresiones) que los sectores po-pulares tuvieron para comunicarse du-rante gran parte del siglo XIX y unospocos años del XX.

Los primeros periódicos alternativosque dejan atrás la época artesanal perte-necieron a partidos políticos de izquier-da, más el independiente Marcha. En ladécada del sesenta entramos con estosy otros periódicos que surgieron con la fi-nalidad de "concientizar" y de algún mo-do ejercer un papel de educaciónpopular. Sin embargo no pudieron lograr-lo por su marcado elitismo.

Los periódicos partidarios presenta-ban al partido y su propuesta como laverdad revelada, utilizando un lenguajealejado de las mayorías, por lo que elpueblo no los sentía como suyos, y llega-ban así solo a la esfera de influencia delsector. La prensa alternativa asumió lasmismas formas que la prensa de dere-cha tan solo cambiando el contenido.Mantenían un esquema vertical autorita-rio y unidireccional (desde ellos hacia elpueblo). Marcha, si bien desde el puntode vista partidario mostraba amplitud,era profundamente elitista por su con-cepción de la cultura, presentando unlenguaje alejado del pueblo.

Alternativos sin educomunicaciónA principios de la década del setenta

tiene auge un nuevo tipo de prensa es-crita, que si bien criticaba el proyecto po-lítico instrumentado por la derecha enese momento político, utilizaba un len-guaje accesible y llegaba a mucha gente,con un tiraje alto, pero no ejercía un pa-pel educativo ni se convertía en alternati-va de comunicación popular porque surazón de ser estaba basada en el sensa-cionalismo (efectivismo) populista y sufin era vender más.

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EDUCOMUNICACION

Durante la dictadura se mantuvo ex-clusivamente la prensa perteneciente alos sectores dominantes y solo cuandoésta estaba finalizando surgen distintosperiódicos, que basados en su oposiciónal gobierno llegaron a tener tirajes impor-tantes. Utilizaron un lenguaje accesible,se vincularon a la lucha que el pueblo lle-vaba a cabo contra la dictadura y seaproximaron a una práctica educativa.Muchos de ellos, al terminar la dictadura,devinieron en propuestas partidarias yterminaron cerrando al no tener respues-ta de la gente; otros no supieron adaptar-se al nuevo contexto histórico y semantuvieron alejados del pueblo. Ya du-rante el gobierno elegido tras el períododictatorial surgen dos proyectos periodís-ticos importantes por la aceptación reci-bida, pero tampoco logran llevaradelante un papel de educación popular.Uno (Brecha) porque tal vez no se pro-puso tal cosa y apuntó más bien llegar asectores medios de la izquierda aplican-do un lenguaje acorde; en tanto que elotro (Mate Amargo) buscó aportar unproyecto educativo-popular a través deun lenguaje cotidiano, creando espaciosde expresión a partir de las organizacio-nes sociales y movimientos sociales,dando espacio a sectores que antes notenían acceso a la prensa, intentando in-terpretar y enraizarse en el sentimientopopular. Sin embargo, no consiguió plas-mar su voluntad por no tener una clarapolítica comunicacional, cayendo mu-chas veces en contradicciones. Los dossemanarios siguen vigentes.

Tres décadas de "verdades"

Del 60 al 90 fueron décadas en lasque no se pudo asumir un verdaderoproyecto de prensa popular; los mediosestuvieron atiborrados de 'Verdades", sepriorizo siempre qué es lo que quería de-cir el partido, el movimiento, sin tener encuenta a quién se dirigía y si realmenteaportaba a un proceso de organizaciónpopular. En muy pocas oportunidadeslos periódicos denominados alternativospartieron de la realidad, de los interesesde la gente. Se llamaron participativospero no procedieron así en los hechos.Se transformaron en monólogo impositi-vo, eligiendo los temas a tratar de acuer-do a los intereses del grupo y no delconjunto del pueblo. En unos casos seutilizó un lenguaje alejado, rebuscado yestereotipado, como un sistema de re-

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Las Madres de la Plaza de Mayo

presentaciones y restricciones, sin explo-rar los recursos expresivos, delimitandolo bueno y lo malo, no como un camino ala creatividad. No entablaron comunica-ción. En algunos casos se cayó en elsimplismo, subestimando el lenguaje delpueblo, utilizando formas populares des-contextualizadas, otras veces se llegó alamarillismo populista que exacerba losentimental.

La participación y el pluralismoLa participación es un proceso por el

cual las personas se perciben a sí mis-mas como individuos únicos, con todo supotencial, y también como miembros le-

gítimos de la comunidad, y, por lo tanto,como protagonistas y constructores de lahistoria; un proceso que permite abando-nar el consumismo político para pasar aproducir y crear política. Si en la socie-dad que pretendemos construir lo princi-pal es el hombre, en un trabajo deperiodismo educativo-popular el destina-tario, sus características, será prioritarioantes que dar respuestas a lo que sequiere decir. Se debe contribuir al desa-rrollo de la identidad cultural, aportar aformularla y mantenerla. Se debe actuarcomo diagnóstico: a partir de la investi-gación participativa ayudar a descubrir ypercatarse de problemas que aparecenocultos. Se debe facilitar la articulacióndel combate a los problemas en las co-munidades, fortalecer los lazos de soli-daridad. Implica abrir espacios para elfestejo popular y la distracción. Es nece-sario que los medios sean pluralistas. Elpluralismo involucra a todos los sectoresde la base, de lo popular, sin importarbanderas partidarias. La realidad no sepresenta en blanco y negro, es multifacé-tica y es así como se la debe mostrar,aportando en todo momento informacióny conocimientos que permitan entender,conocer y descifrar la sociedad y su fun-cionamiento. Por otro lado, retomando loque el comunicador Prieto Castillo seña-la en su libro "La fiesta del lenguaje": ¿Ysi el lenguaje fuera también una fiesta?¿y si los medios de comunicación basa-ran sus éxitos en una capacidad de re-crear continuamente la fiesta dellenguaje? ¿y si en lugar de buscar solomanipuleos y alineaciones nos detuviéra-mos al menos un instante en lo cotidia-no, el doble sentido, la burla, etc...? ¿y sifuera a la inversa de lo que pretendía ladenuncia ideológica: la gente no imita alos medios sino éstos a la gente? ¿y si elcontenido no fuese tan determinante co-mo venimos creyendo desde hace 2.000años? ¿y si continuáramos reiterando elviejo terror al espectáculo y el intento dedomesticar la expresividad cotidiana dela población, que aparece como unaconstante desde los diálogos platóni-cos?" Estos cuestionamíentos nos danalgunas pautas para avanzar en un pro-ceso educativo y revertir el sentido de lapalabra dicha al pueblo por los sectoresdominantes. Iremos así redescubriendoverdades ocultas hace siglos y partici-pando en el trabajo de conquistar nues-tra palabra. La palabra propia. 4

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