el psicópata explosivo

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El psicópata explosivo El psicópata explosivo se a diferenciado de las otras variantes psicopáticas por la aparición imprevisible y repentina de la hostilidad. Estas “rabietas adultas” caracterizadas por una variedad incontrolable y ataques temibles contra otros, ocurren con frecuencia contra miembros de la propia familia del psicópata. Tal comportamiento explosivo hace erupción precipitadamente, antes de que su intensiva naturaleza pueda ser identificada y reprimida. Sintiéndose frustrado o amenazado, estos psicópatas responden de un modo volátil e hiriente, desconcertando a los demás por el cambio abrupto que los ha alcanzado, diciendo cosas imperdonables, explotando con golpes inolvidables. Como sucede con los niños, las rabietas son reacciones instantáneas para enfrentarse contra la frustración o el miedo. Aunque el comportamiento explosivo a menudo sea eficaz en otros intimidando en silencio o pasivamente, no es un acto principalmente instrumental, mejor dicho es un arrebato que sirve para descargar los sentimientos guardados de humillación y degradación en su interior. Decepcionado y sintiéndose frustrado en su vida, estas personas pierden el control y buscan venganza por el maltrato y la crítica a la cual se han sentido sujetos. En contraste con otros psicópatas, los individuos explosivos no se mueven de manera hosca y agresiva. Mejor dicho, su rabia estalla incontrolablemente, a menudo sin provocación aparente. En períodos de expresión de rabia explosiva, pueden soltar un torrente de injurias y mostrarse de modo provocativo, blasfemando y expresando el desprecio amargo de todos. Esta calidad de beligerancia repentina e irracional, así como repartir frenéticos golpes a diestra y siniestra, distingue estos psicópatas de otros subtipos. Muchos son hipersensibles a los sentimientos de traición o pueden sentirse profundamente frustrados por la inutilidad y la desesperación de sus vidas. Cuando los psicópatas explosivos se enfrentan a repetidos fracasos, humillaciones, y frustraciones, sus limitados controles pueden ser invadidos rápidamente por profundos sentimientos y resentimientos no descargados. Una vez soltada, la furia del momento aflora sobre memorias y emociones del pasado que emergen desenfrenadas a la superficie, estallando en una rabia salvaje, irracional, e incontrolable. De las descripciones precedentes, no sería irrazonable suponer que los psicópatas explosivos poseen bajo la superficie de su control, un modelo similar a aquel descrito en individuos como “sádicos borderline”. Por lo general se mantienen en control, pero carecen de cohesión de su estructura psíquica para mantener el control a través de todas las situaciones, estos individuos periódicamente hacen erupción con comportamientos precipitados y rencorosos lo que le da la significancia a su estilo psicopático. Justificado o no, ciertas personas vienen a simbolizar para los psicópatas explosivos, el sentido de su frustración y desesperación, lo que provoca sus reacciones explosivas. Tal como los psicópatas lo ven, estas figuras simbólicas deben ser eliminadas. Muchos de estos psicópatas han establecido “patrones seguros” para el abuso - individuos que se han convertido en el símbolo de sus fracasos y frustraciones, quiénes "saben" sobre sus insuficiencias. La mera presencia de estos individuos simbólicos mueve sentimientos profundos de fracaso y les recuerda los modos en que la vida ha violado sus esperanzas y su integridad. Como son incapaces de resolver las verdaderas fuentes de su resentimiento y frustración, estos psicópatas sienten que estos símbolos de inutilidad y desesperación deben ser eliminados de la escena. Confrontado por su ineptitud, los psicópatas explosivos pueden ser provocados en pánico y rabia ciega. La violencia que resulta es un acto desesperado, que reparte golpes a diestra y siniestra contra los símbolos, más bien que a la realidad. Cuando los asaltos físicos son dirigidos contra personas además de compañeros confiables, estos a menudo son el producto de psicópatas no calificados verbalmente que procuran terminar las peleas en las cuales se sienten incapaces para responder con eficacia. Incapaces de expresar con palabras lo que sienten y por qué, sintiéndose superados y humillados, los psicópatas responden del único modo posible para eliminar su irritación. Así la impotencia y el fracaso personal se hacen la fuente de estas acciones agresivas, que sirven para liberar tensas relaciones acumuladas. Como pueden provocar por estos psicópatas explosivos por otra parte innocuos interacciones, sus víctimas a menudo parecen bastante secundarias y arbitrariamente seleccionadas. Las explosiones no son tanta respuesta social como una liberación emocional. Porque estos psicópatas explosivos pueden ser provocados por las alteraciones inocuas de los demás, sus víctimas a menudo parecen bastante secundarias y arbitrariamente seleccionadas. Las explosiones no son una respuesta social sino una liberación emocional.

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Trastornos de personalidad, psicopatía secundaria, psicópata exitoso

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Page 1: El psicópata explosivo

El psicópata explosivo El psicópata explosivo se a diferenciado de las otras variantes psicopáticas por la aparición imprevisible y repentina de la hostilidad. Estas “rabietas adultas” caracterizadas por una variedad incontrolable y ataques temibles contra otros, ocurren con frecuencia contra miembros de la propia familia del psicópata. Tal comportamiento explosivo hace erupción precipitadamente, antes de que su intensiva naturaleza pueda ser identificada y reprimida. Sintiéndose frustrado o amenazado, estos psicópatas responden de un modo volátil e hiriente, desconcertando a los demás por el cambio abrupto que los ha alcanzado, diciendo cosas imperdonables, explotando con golpes inolvidables. Como sucede con los niños, las rabietas son reacciones instantáneas para enfrentarse contra la frustración o el miedo. Aunque el comportamiento explosivo a menudo sea eficaz en otros intimidando en silencio o pasivamente, no es un acto principalmente instrumental, mejor dicho es un arrebato que sirve para descargar los sentimientos guardados de humillación y degradación en su interior. Decepcionado y sintiéndose frustrado en su vida, estas personas pierden el control y buscan venganza por el maltrato y la crítica a la cual se han sentido sujetos. En contraste con otros psicópatas, los individuos explosivos no se mueven de manera hosca y agresiva. Mejor dicho, su rabia estalla incontrolablemente, a menudo sin provocación aparente. En períodos de expresión de rabia explosiva, pueden soltar un torrente de injurias y mostrarse de modo provocativo, blasfemando y expresando el desprecio amargo de todos. Esta calidad de beligerancia repentina e irracional, así como repartir frenéticos golpes a diestra y siniestra, distingue estos psicópatas de otros subtipos. Muchos son hipersensibles a los sentimientos de traición o pueden sentirse profundamente frustrados por la inutilidad y la desesperación de sus vidas. Cuando los psicópatas explosivos se enfrentan a repetidos fracasos, humillaciones, y frustraciones, sus limitados controles pueden ser invadidos rápidamente por profundos sentimientos y resentimientos no descargados. Una vez soltada, la furia del momento aflora sobre memorias y emociones del pasado que emergen desenfrenadas a la superficie, estallando en una rabia salvaje, irracional, e incontrolable. De las descripciones precedentes, no sería irrazonable suponer que los psicópatas explosivos poseen bajo la superficie de su control, un modelo similar a aquel descrito en individuos como “sádicos borderline”. Por lo general se mantienen en control, pero carecen de cohesión de su estructura psíquica para mantener el control a través de todas las situaciones, estos individuos periódicamente hacen erupción con comportamientos precipitados y rencorosos lo que le da la significancia a su estilo psicopático. Justificado o no, ciertas personas vienen a simbolizar para los psicópatas explosivos, el sentido de su frustración y desesperación, lo que provoca sus reacciones explosivas. Tal como los psicópatas lo ven, estas figuras simbólicas deben ser eliminadas. Muchos de estos psicópatas han establecido “patrones seguros” para el abuso - individuos que se han convertido en el símbolo de sus fracasos y frustraciones, quiénes "saben" sobre sus insuficiencias. La mera presencia de estos individuos simbólicos mueve sentimientos profundos de fracaso y les recuerda los modos en que la vida ha violado sus esperanzas y su integridad. Como son incapaces de resolver las verdaderas fuentes de su resentimiento y frustración, estos psicópatas sienten que estos símbolos de inutilidad y desesperación deben ser eliminados de la escena. Confrontado por su ineptitud, los psicópatas explosivos pueden ser provocados en pánico y rabia ciega. La violencia que resulta es un acto desesperado, que reparte golpes a diestra y siniestra contra los símbolos, más bien que a la realidad. Cuando los asaltos físicos son dirigidos contra personas además de compañeros confiables, estos a menudo son el producto de psicópatas no calificados verbalmente que procuran terminar las peleas en las cuales se sienten incapaces para responder con eficacia. Incapaces de expresar con palabras lo que sienten y por qué, sintiéndose superados y humillados, los psicópatas responden del único modo posible para eliminar su irritación. Así la impotencia y el fracaso personal se hacen la fuente de estas acciones agresivas, que sirven para liberar tensas relaciones acumuladas. Como pueden provocar por estos psicópatas explosivos por otra parte innocuos interacciones, sus víctimas a menudo parecen bastante secundarias y arbitrariamente seleccionadas. Las explosiones no son tanta respuesta social como una liberación emocional. Porque estos psicópatas explosivos pueden ser provocados por las alteraciones inocuas de los demás, sus víctimas a menudo parecen bastante secundarias y arbitrariamente seleccionadas. Las explosiones no son una respuesta social sino una liberación emocional.

Page 2: El psicópata explosivo

Del libro: Psychopathy: Antisocial, Criminal, and Violent Behavior edited by Theodore Millon, Erik Simonsen, Morten Birket-Smith, and Roger D. Davis. New York, Guilford Publications, 1998, 476 pp.