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El recuerdo de una vida "Todo lo que soy y todo lo que tengo es gracias a mi pasado, a mis padres, a mi abuela... por ellos soy Víctor Sarquis". Emmanuel Sandoval "Todo lo que soy y todo lo que tengo es gracias a mi pasado, a mis padres, a mi abuela... por ellos soy Víctor Sarquis". ¿Quién cree en el destino? ¿Quién acepta cada una de sus desgracias y logros con entereza y sabiduría? ¿Quién, al menos, acepta lo que le tocó vivir? Tal vez no muchos, pero Víctor Sarquis Sade definitivamente sí: está encantado con su destino y se concibe a sí mismo como un hombre que ama la vida y acepta sus designios con humildad y valentía. Habrá quien piense que cuando se tiene tal visión de las cosas es porque se ha tenido una vida llena de lujos y comodidades, pero no fue así este caso, al contrario: sus inicios sencillos, humildes, fueron los que forjaron a este hombre de mirada profunda y azul para ser, hoy por hoy, quien es. Desde luego que ese camino no lo recorrió solo; Víctor tuvo dos grandes maestros: Pedro Sarquis Merrewe, su padre, y Rosa Merrewe de Sarquis, su abuela, quienes con el ejemplo le enseñaron lo importante que es vivir como se debe... Ésta es su historia.

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Page 1: El recuerdo de una vida

El recuerdo de una vida

"Todo lo que soy y todo lo que tengo es gracias a mi pasado, a mis padres, a mi abuela... por ellos soy Víctor Sarquis".

Emmanuel Sandoval

"Todo lo que soy y todo lo que tengo es gracias a mi pasado, a mis padres, a mi abuela... por ellos soy Víctor Sarquis".

¿Quién cree en el destino? ¿Quién acepta cada una de sus desgracias y logros con entereza y sabiduría? ¿Quién, al menos, acepta lo que le tocó vivir?

Tal vez no muchos, pero Víctor Sarquis Sade definitivamente sí: está encantado con su destino y se concibe a sí mismo como un hombre que ama la vida y acepta sus designios con humildad y valentía.

Habrá quien piense que cuando se tiene tal visión de las cosas es porque se ha tenido una vida llena de lujos y comodidades, pero no fue así este caso, al contrario: sus inicios sencillos, humildes, fueron los que forjaron a este hombre de mirada profunda y azul para ser, hoy por hoy, quien es.

Desde luego que ese camino no lo recorrió solo; Víctor tuvo dos grandes maestros: Pedro Sarquis Merrewe, su padre, y Rosa Merrewe de Sarquis, su abuela, quienes con el ejemplo le enseñaron lo importante que es vivir como se debe... Ésta es su historia.

La llegada a México...Rosa, la abuela de Víctor, llegó al Puerto de Veracruz en 1920, acompañada de Yamile, una de sus hijas; inmediatamente se pusieron en contacto con unos parientes y se trasladaron a vivir a La Piedad, Michoacán.

"Mi papá (Pedro) se vino a México más o menos en 1923 porque mi abuela le mandó unas cartas en las que le contaba de una pequeña tienda de telas que había instalado y le pedía su ayuda", platica Víctor con un tono de voz que no esconde la emoción que le da recordar las historias de su familia.

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Pedro atendió el llamado y, en cuanto se instaló en La Piedad, comenzó a trabajar vendiendo telas y cobijas en los alrededores; sin embargo, el negocio no estaba resultando tan próspero como esperaban y se vino abajo en 1929, por el efecto expansivo de la caída de la bolsa en Wall Street.

"Fue una época muy difícil", recuerda Víctor, "todos sufrimos el famoso crack y pues la tienda no tuvo más opción que cerrar".

Pero no todo estaba perdido: Rosa tenía un as bajo la manga.

"Mi abuela siempre fue una gran mujer, con un carácter muy fuerte; ella era la encargada de proveer de todo a la familia, era muy ordenada y sabía lo que hacía, y fue gracias a los ahorros que ella hizo que nos vinimos a Guadalajara en busca de algo mejor".

Sigue el caminoCuando la familia Sarquis llegó a Guadalajara, en 1933, abrió su primera tienda, El Paje, con la que continuaron en el mismo giro de telas y cobijas.

Todos trabajaban arduamente y, gracias a eso, Pedro abrió una pequeña tienda en la Avenida Álvaro Obregón; más tarde se cambió a una casa ubicada en Pedro Loza, donde pudo instalar una pequeña fábrica.

"Esa época fue muy dura, cuando llegamos a Guadalajara no teníamos nada; yo tristemente recuerdo de mi infancia los Días de Reyes, porque únicamente nos llegaban dulces, en cambio, a los otros niños hasta les llegaban patines y carritos".

Pero lo que no le faltó a Víctor fue preparación: cuando llegó el momento, lo mandaron a la Academia Julio Sierra, en donde estuvo internado por dos años estudiando Contaduría; sin embargo, algunos problemas en la empresa provocaron que Víctor se saliera de la escuela para ayudar a su papá.

"Recuerdo que llegué al despachito y había un escritorito que yo creía que era para mí, pero no, mi primera labor en la empresa de mi papá fue de barrendero.

"No lo podía creer, fui con mi mamá y le conté muy enojado que mi papá me quería poner a barrer, pero no me quedó de otra mas que hacer lo que mi papá me decía".

A la larga, ésta fue una de las enseñanzas más grandes que su padre le pudo haber dejado.

"Yo te diría que me gustó barrer, y que desde entonces todo lo que hago me gusta hacerlo y lo hago con amor y con la certeza de que tanto como hacer notas como barrer es algo satisfactorio, y esa filosofía la he llevado conmigo durante toda mi vida y los puntos básicos son hacer las cosas con amor y con aprecio".

Las tiendas comenzaban a dejar sus primeros frutos y Pedro pudo abrir más sucursales, una en Hidalgo y otra en Contreras Medellín, y más tarde estableció una fábrica en González Gallo.

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Luego abrieron la tienda La Cadena, que empezó a tener gran éxito en la venta al menudeo de telas y, gracias a esto y a los resultados de los otros negocios, la familia Sarquis pudo inaugurar fábricas en varios estados de la República, donde comercializaban la marca Britania y La Cadena.

"A mí siempre me impresionó la habilidad que tenía don Pedro para los negocios; mi papá siempre fue un hombre muy listo, muy centrado y con una capacidad impresionante para resolver problemas.

"De él no sólo aprendí a hacer negocios, aprendí de su gran carácter, de sus virtudes y de su gran interés por ayudar; él fue mi gran maestro".

Sin embargo, la buena racha económica llegó a su fin en los 80: tuvieron que cerrar las fábricas debido a que no pudieron competir con los precios de algunas empresas estadounidenses que se introdujeron en el mercado nacional.

"A mí me quedó un sabor de boca muy desagradable porque todo lo que mi padre había formado se estaba desmoronando, y aunque a mi papá no le tocó estar cuando quebró la empresa, debido a que ya había muerto, sí fue muy deprimente el saber que estábamos fracasando".

Afortunadamente no todo se perdió: los bienes inmuebles que habían adquirido para que sirvieran como fábricas y talleres les empezaron a generar rentas que les permitieron salir adelante hasta la fecha.

El legado más importante: el gusto por ayudarPara Pedro era fundamental ayudar a quienes más lo necesitaban y heredó a Víctor tal inquietud, de modo que éste puso manos a la obra y así nació una asociación que bautizó con el nombre de su padre.

"A los dos años que murió mi padre me fui a La Piedad para iniciar con un proyecto de educación en comunidades rurales, y desde entonces, hace 24 años que las aulas Pedro Sarquis dan educación gratuita a miles de niños".

Pero Víctor no quería que éste fuera el único proyecto, deseaba hacer más.

"Yo tenía la intención de crear una institución de fondo, de hacer algo que en verdad dejara huella, de luchar por la cultura, por la ciencia, por promover valores y, sobre todo, para ayudar".

Resultado de esto fue que el grupo se tornó fundación y, anualmente, entrega los premios Pedro Sarquis Merrewe con la finalidad de apoyar a lo mejor del arte, la cultura y la investigación de Jalisco.

"Mi motor es la vida misma, saber que nada de lo que tengo en este mundo material me lo voy a llevar, y que mejor me puedo dedicar a darle a otros, apoyarlos y sacarlos adelante".

Además de estas actividades, es presidente del Patronato Cosmos 2000, que promueve, junto con la Secretaría de Cultura y el Gobierno del Estado de Jalisco, la remodelación del Teatro Degollado.

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Es también presidente del Capítulo Jalisciense de la Fundación Mexicana para la Salud, que apoya con becas a científicos e investigadores, y, haciendo gala de sus dotes para administrar el tiempo, también es parte de un grupo llamado La Amistad, que fundó hace más de 30 años para fomentar la convivencia y el apoyo mutuo entre empresarios y líderes intelectuales, políticos y artísticos del País.

"Es un grupo muy unido y me siento orgulloso de liderar a estos hombres; de hecho, nos juntamos por lo menos una vez al año para convivir, platicar y recordar viejos tiempos".

Nada de etiquetas, simplemente VíctorAunque está completamente inmerso en sus labores empresariales y filantrópicas, a Víctor no le gusta que por eso lo cataloguen o le pongan un título; él prefiere que piensen en él sólo como un ayudador.

"Simplemente me gusta ayudar a la gente, me gusta ser parte de algo trascendental, de formar parte de quienes quieren hacer cosas buenas y útiles".

Y pese a que asegura que no le gusta pensar en el futuro ni en lo que viene, sí tiene algo muy definido: le agrada la idea de seguir en este camino del altruismo.

"Como una vez me dijo un maestro, que nosotros elegíamos un papel de una urna y ése era nuestro destino y hay que llevarlo a cabo, porque además ese destino está atado a lo que sientes, a lo que amas y a lo que deseas.

"Así que espero seguir cumpliendo con mi destino, que es ayudar, y mientras Dios me lo permita, seguiré trabajando por los demás y seguiré viviendo mi destino con orgullo y felicidad".

Nadie tiene la vida comprada, pero Víctor espera que el tiempo que le resta en este mundo le sea útil para sacar adelante sus proyectos.

"No sé como me recuerden, la verdad es que yo hago las cosas por la satisfacción del día a día; lo que sí me apasiona es saber que pueda llegar al conocimiento de que tu lucha vale la pena. Lo que sí sé es que mi vida ha sido una satisfacción".

Minificha biográfica de Víctor

Fecha de nacimiento: 12 de diciembre de 1925.Padres: Catalina Sade Sarquis (q.e.p.d.) y Pedro Sarquis Merrewe (q.e.p.d.).Esposa: Silvia Rodríguez de Sarquis.Hermanos: Rosa, Alberto y Julia (q.e.p.d.).Hijos: Roberto, Víctor y Doris Sarquis.Próximo proyecto: el Patronato Cosmos 2000 está apoyando la realización de la Exposición de Arte Sacro en Guadalajara, la cual se llevará a cabo dentro del marco de la edición número 48 del Congreso Eucarístico Internacional; la fecha está por confirmarse.

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Fundación Pedro Sarquis MerreweSe creó en el año 2000 con la finalidad de fomentar el arte, la cultura del esfuerzo, la investigación y la labor social de una manera altruista, para así contribuir al desarrollo de Jalisco.

Cada año entrega los Reconocimientos Pedro Sarquis Merrewe a empresarios, científicos, médicos, motivadores, artistas, comunicadores y deportistas destacados por su labor.

Si desea más información al respecto, puede llamar a los teléfonos 3616-1050 y 3616-1178, o acudir a Bernardo de Balbuena 668, entre Eulogio Parra y Arista, Col. Ladrón de Guevara.

La AmistadEl grupo La Amistad se formó en 1972 por iniciativa de Mario Moreno Cantinflas, quien convocó a un grupo de amigos con la finalidad de hacer un grupo sólido de hombres pertenecientes a varios ámbitos.

Desde entonces, Víctor Sarquis se ha encargado de liderar este grupo, que cuenta con la participación de Pepe Chedraui, Miguel Alemán Velasco, Roberto González Barrera, Roberto Chiprut, Carlos Hank Rohn, Mario Vázquez Raña, Anuar Name, Toño Ariza Cañadilla, Guillermo González Nova y Pepe Guindi, entre otros.

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