el ser humano y su relaciÓn con los...
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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANA
Vicerrectorado Académico
Departamento Hombre y Ambiente
Coordinación General de Investigación y Postgrado
Centro de Investigaciones Ecológica de Guayana
(CIEG)
EL SER HUMANO Y SU RELACIÓN CON LOS
RECURSOS DE LA BIODIVERSIDAD:
VALORACION Y ETICA ECOLOGICA
Trabajo de Ascenso a Profesor Titular
Presentado por
Juana, R. Figueroa
Noviembre 2010
2
3
ÍNDICE
Contenido
Págs.
INTRODUCCION 3
PARTE I. EL SER HUMANO. CLAVE FUNDAMENTAL EN EL DESARROLLO 6
1.1 Diferentes concepciones del desarrollo: desarrollo sostenible, ecodesarrollo,
Desarrollo local, Desarrollo a escala humana
6
1.2 Desarrollo humano y crecimiento económico 14
1.3 Breves reflexiones sobre el ser humano y su desarrollo 15
1.4 La tecnología y el problema ecológico 19
PARTE II: LA COMPLEJA RELACIÓN ENTRE NATURALEZA, SISTEMA
ECONÓMICO, Y SISTEMA SOCIAL
23
2.1 Evolución histórica del pensamiento económico: Presocrático, Paradigma de la
economía ortodoxa - economía ambiental y la economía ecológica.
24
2.2 ¿Qué y cómo se apropian los seres humanos de la naturaleza?: 32
2.3 Bienes y servicios ecosistémicos. 33
2.4 Sistema natural, social y económico 37
PARTE III. VALORACION DE LA BIODIVERSIDAD 41
3.1 Definición e importancia de la biodiversidad 42
3.2 Valor económico total 47
3.3 Valoración ambiental 49
PARTE IV. ETICA ECOLOGICA 54
4.1 El cosmos: diferentes visiones. 57
4.2 Posibles causas de la ruptura especie humana- natura 60
4.3 Las relaciones del ser humano con su medio natural: Ecofilosofías: tecnocrática,
humanista y biologistas
61
A MODO DE CONCLUSIÓN 68
Bibliografía 70
Figuras
Títulos Págs.
1 Los cinco principales procesos del metabolismo entre la sociedad y la
naturaleza. 33
2 Relación entre los componentes y procesos ecológicos que componen un
ecosistema y los Bienes y servicios que prestan 37
3 Capital natural y bienestar humano. 40
4 Diversidad genética mostrado en una estrella de mar (Patirella calcar) 43
5 Diversidad de especies. : Peces, corales, algas 43
6 Diversidad de ecosistema 44
7 Criterios de valoración ecológica: basado en la sostenibilidad ecológica 45
8 Criterios de valoración sociocultural: basado en el patrimonio y las
percepciones culturales 46
9 Valor económico total asociados a los recursos de la biodiversidad 48
10
Esquema gráfico referente a las distintas aproximaciones metodológicas para
la cuantificación de los recursos biológicos
52
Tablas
Títulos Págs
1 Funciones, bienes y servicios de los ecosistemas 35
2 Cuadro resumen de las ecofilosofías tecnocráticas, biologistas y humanistas 67
4
Introducción
En esta investigación queremos seguir el planteamiento de Sosa1 (1994), al
referirnos a la noción de ambiente como el medio natural y humano, es decir el medio
global, el entorno natural, los objetos-artefactos de la civilización y el conjunto de
fenómenos sociales y culturales que conforman y transforman a los individuos y a los
grupos humanos.
Al hablar del hombre o ser humano, usaremos la definición Aristotélica: es una
sustancia compuesta de materia y forma, la materia del hombre es el cuerpo y su forma
el alma (principio vital); cuya unión no es accidental, sino sustancial. Tiene alma
vegetativa como las plantas, alma sensitiva, como los animales, y alma racional que le
distingue de los demás seres vivos. Aristóteles fundamenta la ética clásica
antropocéntrica, pero desde el realismo filosófico que supone al ser humano dentro del
mundo animal y del mundo de los seres vivos. Está inmerso en la naturaleza2 y todos lo
demás seres tienen valor por sí mismos, y no únicamente por una razón instrumental.
La crisis ecológica actual es compleja y está ínter-relacionada: sociedad,
ecosistema3, actividades económicas, políticas y socio-culturales, entre otras. Afirmar
que los seres humanos constituyen el centro y la razón de ser del proceso de desarrollo
implica abogar por un nuevo estilo de desarrollo, que tiene como norte una nueva ética4,
en la cual los objetivos económicos del progreso estén subordinados al respeto de la
dignidad humana y a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales.
1 Nicolás Sosa es Profesor de filosofía moral y política en la Universidad de Salamanca y dirige un
programa de interdisciplinar sobre el medio ambiente natural y humano. 2 Naturaleza (fisis) o mundo material (en griego cósmos): comprende todos los seres bióticos y abióticos
que existen de forma material en la tierra. 3 El ecosistema es mucho más que la suma de los componentes de la materia organizada, pues incluye la
interacción de ellos. El ecosistema funciona y evoluciona natural y espontáneamente, salvo que factores
artificiales externos se interpongan, por la gran sensibilidad a la variación de sus elementos constitutivos
(Millenium Ecosystem Assessment. Washington, DC.: Island Press; 2005. p. 130)
4 Una ética de base deontológica, es decir por una concepción de la ética que no renuncia a la posibilidad
de contar con principios morales universales. Necesidad de una profunda revisión de nuestro «universo
moral».
5
Los recursos de la biodiversidad son la base para el desarrollo de cualquier
actividad socio-económica y de cuya dinámica se generan las condiciones y los
resultados del desarrollo.
La valoración de los bienes y servicios ecosistémicos5 que prestan los diferentes
ecosistemas, se ha consolidado como una estrategia de conservación y desarrollo
sostenible que pretende revertir los procesos de degradación y pérdida de biodiversidad
Por lo general estas valoraciones están expresadas en precios de mercados. Con
el grave problema que la mayoría de los servicios ecosistémicos no se pueden
contabilizar debido a que no existe un precio de mercado para ellos o por otro lado son
externalidades6 que no se toman en cuenta en los procesos productivos. Esto demuestra
la dificultad que existe para darle un valor económico a los recursos naturales solo
desde la óptica de la economía ambiental.
De allí la importancia de la economía ecológica, disciplina que incluye en la
valoración no sólo aspectos monetarios, sino también las dimensiones de los valores
físicos, ambientales, culturales, sociales, religiosos y energéticos entre otros, para la
convivencia de las especies y los procesos que conlleva la vida misma, es decir, para la
conservación de toda la vida, en su transcurrir planetario. Desde esta perspectiva,
valorar es indispensable para conservar.
Si bien la valoración ambiental no es la solución al problema ecológico, sí es una
herramienta básica para la formulación de políticas de conservación y protección de los
recursos naturales; su estudio, desarrollo de metodologías y aplicación pueden ser un
argumento con potencial realista para justificar la salvaguarda de la vida silvestre y la
biodiversidad ecosistémica.
5 En la actualidad el término de bienes y servicios ambientales se redefine en un sentido más amplio como
servicios de los ecosistemas (Millennium Ecosystem Assessment, 2003), englobando también todos
aquellos beneficios de los ecosistemas que sin pasar por los mercados tienen una incidencia directa o
indirecta en los diferentes componentes del bienestar humano. 6 Subproductos de actividades que afectan el bienestar de la gente o del ecositema, donde esos impactos
no son reflejados en el mercado de precios.
6
La crisis ecológica, la pobreza y la paz mundial son síntomas claros de un
planeta enfermo y pone en evidencia la necesidad de profundizar en una adecuada ética
ecológica global, que concibe al ser humano como integrado en un medio en el que
comparte su vida con otras especies y con un sustrato físico que soporta y hace posible
esa misma vida. Es ecológica porque mira al oikós, a la casa grande, universal,
planetaria (Sosa 1990).
La actual dicotomía que se plantea en la ecología y/o movimientos ecologistas,
invita a buscar en un nivel superior -filosófico, religioso- una respuesta que pueda
rescatar todo lo positivo de las posturas biocéntricas y antropocéntricas, sin disminuir la
persona humana a un igualitarismo biológico desconociendo su dignidad.
Es un imperativo incluir el ambiente dentro de las responsabilidades humanas.
El cósmos como tal, es un valor: por lo que representa en sí mismo y en lo que
representa para el ser humano, desde una perspectiva humanista.
Esta investigación esta dividida en cuatro partes. La primera aborda el ser
humano: clave fundamental en el desarrollo, en la segunda parte se expone la compleja
relación entre naturaleza, sistema económico, y sistema social, la tercera parte referida a
la valoración de la biodiversidad, la cuarta parte referida a la ética ecológica y por
último un apartado a modo de conclusión.
7
PARTE I.
EL SER HUMANO. CLAVE FUNDAMENTAL EN EL DESARROLLO
La realidad contemporánea muestra que los procesos de crecimiento económico
no llevan espontáneamente a una mayor difusión de los beneficios del desarrollo a nivel
social e internacional. Dada las consecuencias de las actuales políticas de desarrollo, se
han generado muchas reflexiones al respecto, así como también indicadores que
permitan valorar los progresos o retrocesos. Ello ha dado lugar a nuevos enfoques de
desarrollo centrado en la gente, tales como: desarrollo local, ecodesarrollo, desarrollo
sustentable y desarrollo humano. Una economía al servicio de la vida y orientada, no
solo para generar crecimiento económico sino también potenciar el desarrollo del ser
humano. Para ello es importante, redescubrir la importancia de la dignidad de la persona
humana. Este reconocimiento se basa en el hecho de que todas las personas son
igualmente dignas y merecen ser tratadas como tales (Burgos 2003, Figueroa 2006 y
García Cuadrado 2003)
En este apartado se aborda los diferentes concepciones de desarrollo centrado en
la gente (desarrollo local, desarrollo sostenible, ecodesarrollo, y desarrollo humano);
dicotomía entre desarrollo humano y crecimiento económico; reflexiones sobre el ser
humano y su desarrollo y por ultimo sobre la tecnología y el problema ecológico.
1.1 Diferentes concepciones del desarrollo.
En las últimas décadas del siglo XX, el predominio de lo económico en las
relaciones humanas ha resultado tan aplastante, que ha supuesto un cambio sustancial en
la orientación de los procesos del desarrollo, propiciando discusión sobre diferentes
modelos de desarrollo. Tradicionalmente se han identificado los conceptos de desarrollo
y crecimiento económico; no obstante, algunos países crecen en aspectos fácilmente
cuantificables y no por ello logran la satisfacción de las necesidades de la población.
En otras esferas, se entiende el desarrollo como la satisfacción de todas las
necesidades propias del ser humano, no solo las primarias (alimento, vivienda,
8
educación, salud) sino también: protección, entendimiento, participación, ocio, creación,
identidad y libertad. Las cuales son en sí mismas potencialidades humanas individuales
y colectivas. El desarrollo incluye un fuerte componente social: distribución más
equitativa del ingreso, expectativas de vida, acceso a una vivienda digna, servicios de
salud y educación, salud ambiental sana, derechos sociales y políticos, y participación
ciudadana en la toma de decisiones (Figueroa, 2006).
Según, datos del Banco Mundial, Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), World Watch Institute, Amnistía Internacional, a escala
internacional las diferentes políticas de desarrollo económico no han logrado ser
exitosas, la brecha de la desigualdad social sigue aumentando, no hay una clara
correlación entre los indicadores de crecimiento económico y otros factores de
desarrollo humano, al parecer el modelo seguido no satisface completamente las
necesidades humanas.
Como alternativas a este modelo han ido apareciendo nuevas fórmulas de
desarrollo. Ante estos nuevos enfoques se requiere entender el territorio como un
recurso de dimensiones múltiples, al reflejar las interdependencias entre factores
ambientales, económicos, sociales y culturales. En este contexto adquiere pleno sentido
la economía ecológica y el desarrollo humano, un territorio y una economía puestos al
servicio de la vida y orientados a resolver las necesidades humanas.
Desarrollo local
Durante los años ochenta del siglo XX surge un nuevo modelo de desarrollo, el
modelo «desde abajo» o modelo de desarrollo local endógeno, según el cual el
crecimiento se lleva a cabo aprovechando el conjunto de recursos humanos y naturales
propios de una zona determinada (Vázquez Barquero, 1988)
Es una alternativa ante el modelo de desarrollo polarizado. Es una esperanza en
la resolución de los problemas socio-económicos, utilizando los recursos de cada lugar.
Considera que el desarrollo económico se produce como consecuencia del conocimiento
9
en los procesos productivos, utilizando las economías externas que se generan en los
sistemas productivos y en las ciudades, permitiendo la producción de rendimiento
creciente y por ende el crecimiento económico.
El desarrollo local, se puede ―entender como un proceso de crecimiento
económico y cambio estructural, liderado por la comunidad local utilizando el potencial
de desarrollo, que conducen a la mejora del nivel de vida de la población local‖
(Vázquez Barquero, 1999: 32).
García Rodríguez (1999), define el desarrollo local, como una acción global de
los agentes y actores locales con la finalidad de valorizar los recursos de un territorio,
que ofrece expectativas y nuevas oportunidades para el futuro de muchas comarcas.
El desarrollo local, ofrece alternativas para conocer y utilizar de forma más
racional los recursos naturales, económicos, culturales, humanos, ambientales y
paisajísticos de los diversos territorios. Concibiendo el territorio, como un factor y un
agente clave del desarrollo. El desarrollo local y el desarrollo de las personas aparecen
nítidamente unidos, afirmándose la primacía de las personas y de los grupos como
actores principales de una reestructuración de los tejidos sociales y territoriales.
En el proceso de desarrollo local se pueden distinguir tres dimensiones
principales, una dimensión económica7 y otra socio-cultural
8 (Vázquez Barquero, 1988)
y una tercera dimensión político administrativa9 o de políticas territoriales (Stöhr,
1986).
7 Referida a la capacidad que demuestran las empresas endógenas para organizar los factores productivos
con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados 8 Manifiesta el hecho de que los valores e instituciones locales sirven de base al proceso de desarrollo y se
fortalecen en el ejercicio de la propia estrategia, y constituye un conjunto de elementos entre los que
podemos resaltar: una profunda identidad local proyectada en una cultura propia. 9 las iniciativas locales crean un entorno local favorable a la producción e impulsan el desarrollo
sostenible.
10
Desarrollo sostenible o sustentable
Durante loas años 80 y los 90 del siglo XX el paradigma de desarrollo
sostenible llegó a formar parte de la retórica política pero sin embargo, el significado
que se le da llega a tener disparidades importantes.
En su revisión crítica sobre el término, Lélé (1991) constata que su utilización
como sostenibilidad medioambiental, y particularmente ecológica, es bastante amplia,
también se utiliza a veces como crecimiento sostenido, cambio sostenido, o
simplemente como éxito en desarrollos concretos. El desarrollo sostenible no es pues un
concepto teórico, sino más bien ideológico y político (García, 1995).
La economía neoclásica en su debate intenta demostrar que no hay contradicción
entre sostenibilidad y desarrollo, tradicionalmente ha definido los objetivos del
desarrollo como un aumento del bienestar social, midiendo éste básicamente en
términos de resultados económicos positivos, pero puntualiza que ello no implica
necesariamente un aumento en la utilización de materias primas y de energía. Es
básicamente el postulado del Informe Brundtland (1982).
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) entiende
por sostenibilidad la sostenibilidad ecológica. Su enfoque está basado en el análisis de
la capacidad de carga del territorio, caracterizada como la máxima carga que un medio
ambiente puede soportar indefinidamente sin que se degrade.
El uso dominante de este indicador ha sido en términos de medición biofísica,
para especies no humanas. Hay que llamar la atención sobre el hecho de que éste es el
concepto dominante en los estudios de protección del medio físico y otros de
planificación territorial. Este enfoque es, claramente, reduccionista. Los sociólogos han
puesto de manifiesto que entre los humanos las cargas dependen de la tecnología. Las
diferencias culturales nos capacitan para variar mucho más que lo indicado para los
animales, en relación a la demanda de recursos y los impactos per cápita. La carga, por
tanto, debe ser considerada en sus dos dimensiones, el número de usuarios que utilizan
11
un medio ambiente soporte y la magnitud de sus requerimientos medios per cápita bajo
una cultura dada.
El argumento del límite de capacidad de carga del territorio como base de ciertas
políticas demográficas para los países subdesarrollados, al responsabilizar al número de
habitantes como causa primera de la degradación ambiental y de la pobreza, es un
argumento reduccionista, científicamente incorrecto y socialmente aberrante. Sin
embargo, la categorización de la capacidad de carga del territorio, aún con sus matices,
tiene el importante mérito de haber situado el concepto de límite de los recursos
naturales y la sobrepresión que se está realizando sobre éstos.
El uso, por otro lado, del concepto de desarrollo sostenible en el Informe
Brundtland tuvo una gran difusión. Plantea por su parte que hemos llegado a una nueva
era de crecimiento, y que se necesita un crecimiento económico más rápido tanto en los
países industrializados como en los países subdesarrollados, precios bajos del dinero,
mayor transferencia tecnológica y mayores flujos de capital. La sostenibilidad se
alcanzará para estas propuestas a través de la tecnología sostenible, calificada como
tecnología "verde", mediante la transformación de la industria con un buen sentido
ecológico.
El desarrollo sostenible, considera que la causa del problema ambiental es la
pobreza del Tercer Mundo, originada fundamentalmente por la falta de recursos
tecnológicos capaces de generar riqueza. Sugieren como solución el mantenimiento del
sistema de mercado internacional, aplicación de políticas de control de la natalidad en
los países del Sur, y la transferencia de tecnologías del Norte al Sur.
Al respecto Bellver (1994), comenta que la posición del desarrollo sostenible
apoyado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es poco sostenible, pues el
principal problema no es la pobreza, como afirma el Informe Bruntland y la solución
reducir el incremento de habitantes potencialmente pobres. Para este autor el problema
es la desigualdad generada por el sistema de acumulación capitalista y la solución
modificar los hábitos consumistas en el norte redistribuir los recursos naturales,
12
técnicos, financieros y fomentar el desarrollo autosuficiente y no dependiente de los
países del Sur.
El grupo de economistas ambientales del Banco Mundial, en el que se encuadra
esta postura, han sido con mucho los que más lejos han llegado en el desarrollo
conceptual y práctico del concepto de desarrollo sostenible. La crítica obvia que surge
es que se olvidaron de lo social. Han avanzado en considerar el capital no solamente
como el económico sino también como el natural o biofísico pero ¿dónde incluyen el
capital humano, el social en toda su dimensión?
El desarrollo sostenible debe incluir tres objetivos: sostenibilidad social,
sostenibilidad económica y sostenibilidad ecológica, que están íntimamente
relacionados. Los problemas ambientales son problemas de organización social. Así,
para conseguir la sostenibilidad ecológica se necesita la sostenibilidad social,
caracterizada por Goodland (1993) como la estructura básica de apoyo de la
organización de la gente que potencia el autocontrol de la gestión de los recursos
naturales.
La mayor parte de la literatura actual sobre el tema de una forma u otra asume
enfoques integradores de los tres objetivos, de manera que el esfuerzo mayor se está
poniendo en concretar indicadores de sostenibilidad adecuados. Sin embargo, aun se
levantan voces (Norgaard, 1994) sobre la imposibilidad de definir el desarrollo
sostenible de manera operativa con el nivel de detalle y control que supone la lógica de
la modernidad. El objetivo de la sostenibilidad se revela así incompatible con el
desarrollo de un sistema económico que está produciendo una homogeneización cultural
y una destrucción del ecosistema.
No cabe duda de la complejidad del asunto. En cualquier caso, esa complejidad
no debería empañar las líneas claras que el debate sobre el desarrollo sostenible está
apuntando, como son una crítica seria de la insostenibilidad del modelo de producción y
consumo imperante, y una advertencia sobre los peligros irreversibles de la degradación
ecológica y social.
13
Ecodesarrollo
El término ecodesarrollo fue defendida por diversos economistas —Schumacher,
Sachs, Galtung— esta concepción parte de que el origen de los problemas ambientales
es la desigualdad entre el Norte y el Sur, motivada principalmente por las economías de
acumulación y por el consumismo de las sociedades occidentales. La solución según sus
autores, pasa por la transferencia de recursos tecnológicos y una cierta planificación
pero, sobre todo, por un desarrollo regional adaptado a los recursos naturales del
entorno y a la cultura de esa sociedad.
El desarrollo sostenible y el ecodesarrollo proponen un proceso de cambio, en el
que el aprovechamiento de los recursos naturales, las inversiones, la tecnología y las
estructuras institucionales y políticas, deben ser consecuentes tanto con las necesidades
de la sociedad actual y del futuro.
Se trata entonces, de lograr un crecimiento y eficiencia económica, garantizando
la eficiencia y la equidad social mediante la solución de las necesidades básicas de la
población y, sobre la base del funcionamiento estable - continuo y la eficiencia
ecológica de los sistemas ambientales.
Desarrollo humano
El concepto de desarrollo humano constituye una alternativa al punto de vista
del desarrollo vinculado exclusivamente con el crecimiento económico. Este, se centra
―en la gente y considera que el crecimiento económico y el mayor consumo no
constituyen fines en sí mismos sino un medio‖ (Neef, M. 1994: 82).
Sin embargo, la preocupación por el crecimiento económico como un fin en si
mismo sigue predominando en las opciones normativas. Se mide el éxito y el fracaso en
términos de cambios del producto interno bruto (PIB) y del rendimiento del mercado de
valores en lugar de centrarse en la forma en que el crecimiento económico puede
promover el desarrollo humano de manera sostenible y equitativa.
14
La definición original de desarrollo humano fue dada en el informe del
Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1990, como el proceso
de ampliación de las opciones de la gente. Dichas opciones pueden ser infinitas y
cambiar en el tiempo, podemos decir que las tres opciones esenciales son: llevar una
vida saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para
mantener un nivel de vida decente.
No obstante, el desarrollo humano no termina allí, existen otras opciones
altamente valoradas por muchas personas, las cuáles varían desde las opciones políticas,
económicas y de libertad social hasta las relativas a la creatividad, la productividad, el
disfrute del auto respeto personal y la garantía de los derechos humanos (Figueroa,
2006).
De lo anterior se deduce que el desarrollo humano involucra las potencialidades
de los seres humanos, en cuanto a la formación de sus capacidades y al uso que hacen
de las mismas.
En este sentido, el ingreso es claramente solo una opción que las personas
quisieran lograr y constituye una opción importante. Pero no establece la sumatorio total
de sus vidas. El desarrollo debe por tanto ser más que una expansión de ingreso y
bienestar. Su enfoque debe ser sobre las personas (http://www.pnud.org.do).
A propósito, el filósofo griego, Aristóteles advirtió que las sociedades no debían
juzgarse simplemente por patrones tales como el ingreso y la riqueza, que no se buscan
por sí mismos, sino que se desean como medios para alcanzar otros objetivos.
Posteriormente en los escritos de los padres de la economía cuantitativa, William Petty,
Gregory King, Francois Quesnay, Antoine Lavoiser, así como en los pioneros de la
economía política Adam Smiyh, Robert Malthus, Karl Marx y J. Mills, se observan
posiciones que complementan las ideas de Aristóteles, enfocando su preocupación por
la gente y el ingreso como un medio.
De acuerdo a la definición dada por el PNUD en 1994 el desarrollo humano
sostenible se concibe como un desarrollo que: no solo genera crecimiento económico
15
sino que distribuye sus beneficios equitativamente; regenera el medio ambiente en lugar
de destruirlo; y potencia a la persona humana en lugar de marginarlas. Por lo tanto es un
desarrollo en pro de: el ser humano, y del ecosistema.
En resumen se puede decir que, el desarrollo humano sostenible implica que el
ser humano se posicione en el centro del desarrollo, y que las actividades de las
generaciones actuales no reducirán las oportunidades y las opciones de las generaciones
subsiguientes. En cuanto a los nuevos enfoques de desarrollo se puede apreciar que no
es suficiente medir únicamente el crecimiento económico de un país, para determinar su
desarrollo humano, sino que es necesario centrarse en el ser humano (Figueroa, 2006).
1.2 Desarrollo humano y crecimiento económico
Es importante destacar que el concepto de desarrollo humano no pretende
sustituir, rechazar o descartar el crecimiento económico, sino establecer vínculos entre
éste y el bienestar de la gente, situarlo más bien como medio que como un fin en sí
mismo.
Las mediciones de desarrollo desde la perspectiva económica, así como el uso de
estadísticas para medir los ingresos nacionales y su crecimiento, no captan que el
objetivo fundamental es el ser humano, esto se puede explicar por dos razones:
1. Las cifras sobre ingresos nacionales medidas a través de indicadores
como el Producto Nacional Bruto (PNB) o el Producto Interno Bruto
(PIB), a pesar de su indudable utilidad, no son reflejo de la
composición de los ingresos ni los beneficios reales que tiene la gente.
Es decir no logran medir el sentido de la verdadera riqueza
(oportunidad para alcanzar libremente el desarrollo de sus
capacidades), la cual no sólo se mide por la posesión o disposición de
bienes materiales.
2. La valoración individual sobre el bienestar, no se expresa
necesariamente en números.
16
Históricamente, la realidad mundial ha demostrado que no existe un vínculo
automático entre crecimiento económico y desarrollo humano. Observándose un
desarrollo desequilibrado, ya sea por que: existen países con buen crecimiento
económico pero escaso desarrollo humano ó viceversa.
Un PIB alto, por ejemplo no es garantía para la participación, la democracia, la
libertad, la equidad, tampoco lo es para evitar problemas de drogas, alcoholismo, SIDA,
vivienda, ruptura familiar, corrupción entre muchos otros males sociales. Sin embargo,
sin crecimiento económico tampoco puede haber bienestar.
Si bien es cierto, el crecimiento económico es importante, no obstante se debe
prestar más atención a su estructura y a su calidad, a fin de contribuir al desarrollo
humano, la reducción de la pobreza, la paz y la sustentabilidad a largo plazo.
1.3 Breves reflexiones sobre el ser humano y su desarrollo
Para comprender las teorías sobre desarrollo centrada en el ser humano, es importante
estudiar la naturaleza humana, el ser humano como trabajador y productor.
La persona humana
Nuestra cultura ha ido descubriendo paulatinamente la importancia de la
dignidad de la persona humana. La actitud de respeto hacia las personas es el
reconocimiento de su dignidad. Este reconocimiento se basa en el hecho de que todas
las personas son igualmente dignas y merecen ser tratadas como tales. Así lo señala
Kant (citado por Yepes Stork, 1996: 85) todas las personas tienen derecho a ser
reconocidas, no solo como seres humanos en general, sino como personas concretas,
con una identidad propia y diferente a los demás. La forma más universal de expresar el
reconocimiento debido a todo hombre son los derechos humanos.
17
Para entender correctamente qué es el ser humano y que es la naturaleza
humana10
, es importante evitar la tentación del dualismo. Sería dualismo, en efecto,
pensar que en el hombre hay una naturaleza abstracta, intemporal, definible mediante
unos axiomas científicos (racionalista). Esta fue la forma frecuente de explicar al ser
humano durante los siglos XVIII y XIX. Actualmente se tiende al modelo historicista o
relativista, que dice que la verdad del hombre seria relativa a cada época, a cada
cultura. Lo que es verdadero y bueno para unos, no lo es para otros (Yepes Stork, 1996).
Ambas posturas (racionalista y relativista), comparten una visión dualista, según
la cual la naturaleza (vida) y la libertad (razón) son dos esferas separadas cuya relación
es problemática: cuando se afirma la una, la otra se nos escapa (Spaemass 1989). El
conflicto entre naturaleza y libertad se agudizó en Europa en torno a 1800, y ha sido
frecuente en algunas escuelas científicas y filosóficas modernas, para las cuales, el
hombre o es materia evolucionada, o una libertad desarraigada, que se enfrenta a la
naturaleza.
El ser humano tiene una dimensión intemporal y otra temporal y no podemos
prescindir de ninguna de las dos. La naturaleza humana es libre: naturaleza y libertad se
coimplican en el hombre, no pueden separarse, como tampoco alma y cuerpo (Yepes
Stork, 1996).
Lo natural y propio del ser humano es alcanzar libremente la verdad (realidad
conocida) y el bien (lo conveniente), es decir desarrollar sus capacidades superiores: la
inteligencia y la voluntad. Esto es, alcanzar su fin: la plenitud humana que se llama
felicidad11
.
10 La naturaleza del hombre es precisamente el despliegue de su ser hasta alcanzar ese bien final que
constituye su perfección. Según Aristóteles la naturaleza de algo es lo que una cosa es una vez cumplida
su génesis. Así pues, la naturaleza de todos los seres, y especialmente del hombre, tiene carácter final o
teleológico. 11
El tratado de ética de Aristóteles, se basa en la premisa de que todo ser humano busca la felicidad. Para
Aristóteles todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y están orientados a
realizar completamente sus potencialidades.
18
La inteligencia busca el conocimiento de la realidad. Cuando lo logra, alcanza la
verdad, que es su bien propio: abrirse a lo real. Por tanto, lo natural en el ser humano es
alcanzar libremente la verdad y el bien; los cuales son los objetos de sus facultades
superiores: esto es lo que el hombre puede y debe hacer.
La libertad es una nota radical de la persona. Esto quiere decir varias cosas:
El bien y la verdad sólo se puede alcanzar libremente. Nadie que no quiera
puede llegar a ellos a base de obligarle.
Alcanzarlos no está asegurado, porque no son algo necesario, sino libre, uno lo
alcanza si quiere; si no, no. Depende de la libertad, de que a mí me da la gana. El
ser humano puede favorecer las tendencias naturales, pero también puede ir
contra ellas. ―El hombre es la única criatura que se niega a ser lo que ella es‖
(Millan –Puelles, 1993:194).
Los modos concretos de alcanzar la verdad y el bien no están dados, porque es la
libertad que tiene que elegirlos. Está dado el fin general de la naturaleza, pero no
los fines intermedios, ni los medios que conducen a esos fines.
Dado que no está asegurado que alcancemos los fines naturales del hombre (la
verdad y el bien), la naturaleza humana tiene unas referencias orientativos para
la libertad, es decir, una guía, unas normas morales12
.
De todo lo anterior interesa destacar lo siguiente:
1. La naturaleza humana radica en un desarrollo de la persona, tal que
permite alcanzar los fines de nuestras facultades inteligentes o
superiores.
2. Ese desarrollo es libre,
3. Es necesario que existan unas normas morales que recuerden al hombre
el camino hacia sus fines naturales.
4. Aunque esas normas tienen carácter preceptivo, tampoco se cumplen
necesariamente: solamente si uno quiere. Pero están ahí porque la
realidad humana está ahí, y tiene sus leyes, es decir sus caminos.
12 Las normas morales tienen como fin establecer unos cauces para que la libertad elija de tal modo que
contribuya a los fines y tendencias naturales, y no vaya contra ellos, es decir, para que alcance el fin que
le es propio.
19
Para explicar la naturaleza humana es preciso aludir a las normas morales, dado que
el desarrollo de la persona y el logro de sus fines naturales tienen un carácter moral
o ético. La ética es algo intrínsico a la persona a su educación, a su desarrollo
natural. La ética es la ley de la libertad humana. Estudia cómo y de que modo son
obligatorias las normas morales, y cuáles son en concreto esas normas o leyes.
La ética no es un reglamento que venga a molestar a los que viven según les
apetece. Sin ética no hay desarrollo de la persona ni armonía del alma.
―La ética ayuda a elegir aquellas acciones que contribuyen a nuestro desarrollo
natural. La naturaleza humana se realiza y perfecciona mediante decisiones libres,
que nos hacen mejores porque desarrollan nuestras capacidades‖ (Yepes Stork,
1996:99).
El ser humano se perfecciona a sí mismo mediante la adquisición de hábitos13
.
Según la antropología personalista de k. Woityla, la acción humana es el medio por
el cual la persona se perfecciona como tal, porque con ello adquiere hábitos. Los
cuales se adquieren por repetición de actos, porque produce un acostumbramiento y
un fortalecimiento que da facilidad para su acción propia. Al respecto, Polo, (1993:
120), plantea que ―El hombre es aquel ser que no puede actuar sin mejorar o
empeorar‖.
El ser humano como trabajador y productor
La relación del ser humano con la máquina debe ser humana. La técnica o
tecnología tiene, pues, unos límites: debe someterse al ser humano y no dañar el
ecosistema. La persona humana es la medida de las cosas que tiene, y no al revés (Stork,
1998).
Las necesidades humanas no son solo biológicas sino culturales, educativas,
familiares. El ser humano obtiene de los recursos naturales todo lo que necesita. Al
13 Un habito se puede definir como una disposición estable que inclina a determinadas acciones,
haciéndolas mas fáciles.
20
transformar la naturaleza para satisfacer sus necesidades la puede mejorar o estropear,
siendo esto un problema ético. Por lo que el ser humano tiene que ser ético también
respecto del efecto de su trabajo en relación con la naturaleza.
De igual forma, como se explico anteriormente, si el ser humano es aquel ser
que no puede actuar sin mejorar o empeorar, su trabajo será de modo eminente, un
medio para una u otra cosa: El hombre trabajando se perfecciona así mismo, adquiere
nuevos hábitos, hace nuevos descubrimientos, fortalece su capacidad, su preparación, su
experiencia sus conocimientos, y se hace apto para tareas nuevas (Millan-puelles, 1976;
Stork, 1998)
Por tanto, el ser humano es corporal o morfológicamente productor y trabajador,
tiene habilidades es capaz de usar instrumentos y obtener así lo que necesita para él y
para los demás, y de este modo transforma, respeta a la naturaleza y se mejora a sí
mismo (visión de la ecofilosofías humanistas epígrafe 4.3).
1.4 La tecnología y el problema ecológico
El desmesurado crecimiento tecnológico ha generado una crisis ecológica con
dos posibles damnificados: la naturaleza y el hombre mismo.
El problema aparece cuando el ser humano ya no domina la técnica desarrollada
por él mismo, sino que es dominado por ella. La bomba atómica es un ejemplo trágico
de ello. Tal como lo expresa López Moratalla et al, (1987).
A medida que la complicadísima maquinaria técnica se va desarrollando mas,
parece que la acción del sujeto individual es menos relevante, hasta llegar a
transformarse en un objeto mas de esa cadena. El hombre se convierte, tan solo en
un instrumento de producción; él mismo es transformado por ese proceso de
posibilidades técnicas... ¿Qué importa ya lo que el hombre piense, sienta o diga?.
Lo único que cuenta es la función que desempeña en el proceso de producción
objetiva. El hombre como sujeto, como persona única e irrepetible ya no cuenta
para nada. Desde esa perspectiva, el conflicto entre humanismo y tecnología
aparece en toda su crudeza. Efectivamente el sistema de producción técnico
impone sus propias exigencias, sometidas a parámetros valorativos de índole
material y cuantitativas (p. 114).
21
EL ser humano deja de ser ―señor‖ de la técnica para convertirse en esclavo o
prisionero (tecnocracia), dañando en muchos casos el ambiente14
, del cual el ser humano
y su técnica también forman parte. Cuestión olvidada por la mentalidad economicista y
tecnocrática dominante durante los últimos siglos (epígrafe 4.2).
El ser humano no es el Homo sapiens señalado por la ciencia, sino que es un ser
racional con una naturaleza personal lo cual fundamenta su dignidad humana. Esta
dignidad impone la obligación legal y moral de respetar a todos los seres humanos y a
los demás entes vivos que, aunque también tienen un valor moralmente relevante
carecen de dicha cualidad (Juan Pablo II, 1990).
En este sentido las reivindicaciones ecologistas son justas en cuanto exigen al
ser humano que cambie de actitud. Subrayan el valor intrínsico de la naturaleza y hacen
ver que el dominio del ser humano sobre los seres inferiores debe realizarse con mesura,
según el orden natural pues de lo contrario sus efectos son nocivos. No obstante, estos
movimientos ecologistas parecieran carecer de comprensión con respecto a la dignidad
de la persona humana y de su superioridad esencial sobre las especies animales y la
naturaleza física. No se trata de pasarse al extremo opuesto, condenar por completo la
técnica y hacer de la defensa de la naturaleza una nueva ideología verde que contempla
al ser humano como una simple parte del ecosistema o del planeta (igualitarismo
biológico), que sería el nuevo absoluto al que todo debe supeditarse (Figueroa, 2010a).
El cambio de actitud ante la naturaleza debe considerar cuestiones relacionadas
con la paz, la economía, la técnica, la cultura, hasta producir una renovación de
perspectiva bastante amplia. Esto es lo que Ballestero (1995), trata de sintetizar en
ecologismo personalista, los cuales van formando un nuevo paradigma y una nueva
visión del ser humano con respecto a su relación con el ecosistema global (explicado en
el apartado IV).
El ser humano debe respetar las tendencias e inclinaciones de los seres naturales,
sean éstos: minerales, plantas o animales. Debe usar los instrumentos técnicos sin
perjudicar el ecosistema global, ni agotar los recursos estropeando la vida en general.
Esta es la actitud verdaderamente ética-ecológica.
14 Ambiente en termino global según la definición de Sosa
22
Estamos ante un gran problema económico, legislativo, técnico y político al
respecto. Yepes Stork (1992), plantea la cuestión ecológica desde cuatro planos:
1. El científico-técnico, para buscar soluciones no contaminantes o
destructivas
2. El económico para aplicarlas a la industria y la tecnología consiguiendo
un desarrollo sostenible.
3. El legislativo, para asegurar esa aplicación y prever una explotación
razonable de los recursos que permita un desarrollo de ese tipo.
4. El político, que incluya en la agenda de trabajo de todos los políticos la
solución a los problemas ambientales.
Ballestero (1995: 80), plantea un quinto plano:
5. El pensamiento ecológico, que busca una formulación correcta de nuestra
relación con la naturaleza y de la mejor actitud que cabe tomar ente ella:
reconocerla y respetarla. Es decir tener una actitud benevolente con la
naturaleza.
La persona humana debe tener una aptitud benevolente15 ante la naturaleza. La
benevolencia hacia los seres naturales lleva a contemplar el misterio de la vida y el
orden cósmico como algo ordenado y dotado de fines. Cuando se parte de esta aptitud,
el ser humano resulta ser, no sólo el perfeccionador de sí mismo, sino también del
mundo natural creado.
Parafraseando a Kant, el imperativo de la benevolencia dice así: obra de tal
modo que no consideres nada en el mundo meramente como medio, sino siempre al
mismo tiempo como fin.
El ecologismo es auténtico en la medida en que adopta esta actitud y aplica este
imperativo a todos los seres, también a las personas: la benevolencia trasciende el
ámbito de la ecología, porque se aplica también al mundo humano. Mediante la
benevolencia, entendida como aquí lo hacemos, el ser humano no solamente se
15 Según Yepes Stork el término benevolencia indica una actitud habitual, y en concreto, la más digna del
ser humano: la actitud moral.
23
perfecciona a sí mismo, sino que también se convierte en un perfeccionador de la
naturaleza (Stork 1998).
De nuevo vemos en todo esto que el desarrollo del ser humano y la tarea de
perfeccionarse a sí mismo tienen carácter moral, pues la benevolencia no es un acto
aislado, sino una actitud y una convicción, es decir, un hábito del carácter, de la
inteligencia, de la conducta: es un modo de comportarse. Otorgarle a lo real nuestro
asentimiento hace el mundo más bello y más perfecto, y hace al hombre más humano.
Las actitudes éticas pueden no darse, porque son libres. De hecho la prepotencia
frente a la naturaleza es un cierto defecto ético. Incluso puede darse una actitud que
niegue la benevolencia, la considere una cursilería, y la sustituya por el dominio tiránico
de las cosas, por su sometimiento a la voluntad de un individuo o de un grupo perverso,
llevado por un individuo.
Amar la naturaleza es amar la belleza que hay en ella, y al contemplar la
respetamos. Sin embargo, aún cuando las razones económicas justifiquen la utilización
de los recursos naturales por parte de los seres humanos para satisfacer sus necesidades,
la explotación económica de los mismos, ha de hacerse en forma sostenida y
responsable pensando tanto en el bienestar social de las generaciones actuales como las
futuras, en el entendido además de que los recursos son limitados Figueroa, 2010a).
El sistema económico reposa sobre los cimientos del capital natural16
. Las
funciones de los ecosistemas permiten generar todo un flujo de servicios con incidencia
en todas las componentes básicas del bienestar humano. De allí la importancia de tratar
de entender la compleja relación: naturaleza, sistema económico y sistema social, de la
cual hablaremos en el siguiente apartado.
16 Aquellos ecosistemas con capacidad de ejercer funciones por tanto de suministrar servicios a la
sociedad (Martín –López et al 2009)
24
PARTE II.
LA COMPLEJA RELACIÓN ENTRE NATURALEZA, SISTEMA ECONÓMICO, Y SISTEMA SOCIAL
A través de la historia, las sociedades han utilizado su medio natural de distintas
maneras, desde un ambiente no modificado, hasta la drástica transformación de la
naturaleza ocasionando la crisis global.
Como hemos comentado anteriormente la reflexión sobre la crisis ecológica
comenzó a partir de los años setenta del siglo XX referenciados en la conferencia de
Estocolmo 1972, informe del Club de Roma 1968, el Informe Brundtland 1987, la
Cumbre de Río 1992. Adquirió carácter más integral en la medida que empezó a
estudiarse las implicaciones sociales y políticas de las relaciones del hombre con la
naturaleza (epígrafe 4.3).
La emisión de gases con efecto invernadero es tan sólo un ejemplo de la
problemática ecológica. El deterioro de la calidad del agua, de la salud pública, los
problemas de deforestación y desertificación en partes significativas del planeta y la
disminución de la biodiversidad, son otros tantos ejemplos de no menos relevancia. Los
conflictos ecológicos y sociales tales como: cambio climático, debilitamiento de la capa
de ozono, deforestación, disminución de la biodiversidad, incremento de la pobreza,
enfermedades y hambruna a nivel mundial, son sin duda los problemas más urgentes de
nuestra sociedad actual (Figueroa, 2010b).
Los trabajos iniciales sobre la problemática ecológica, estuvieron asociados con
las teorías de las externalidades17
(Panayotou 1993, Samuelson 1969). Posteriormente,
se desarrollaron teorías que defendían la complementariedad entre protección de la
naturaleza y crecimiento económico.
17 Subproductos de actividades que afectan el bienestar de la gente o el ambiente, donde esos impactos no
son reflejados en el mercado de precios.
25
Estas teorías, en esencia, destacan el papel ambivalente sobre el progreso
tecnológico, como impulsor del crecimiento y el respeto al ambiente. Igualmente, en los
años ochenta, se rompen la dicotomía entre la protección del ambiente como un objetivo
de política económica para los países desarrollados y la lucha contra la pobreza como el
objetivo para los países en vías de desarrollo e intentan incorporar a estos últimos en la
lucha por la protección de los recursos naturales. Adicionalmente, el carácter global de
las deseconomías externas que se plantean, como por ejemplo, el deterioro de la capa de
ozono, el cambio climático, la lluvia ácida, refuerzan la dimensión internacional del
desarrollo sostenible.
Con las estrategias del desarrollo sostenible, se persigue diseñar un modelo que
permita la prosperidad de las generaciones presentes sin poner en peligro las
posibilidades de crecimiento de las generaciones venideras. Con lo cual se trata de
cubrirse los aspectos económicos, sociales y ambientales del crecimiento (explicado en
el epígrafe 1.1).
En ese sentido Leff (1994, 2007), sostiene que la problemática ambiental ha
generado cambios globales en los sistemas socio ambientales complejos, lo cual ha
afectado la sustentabilidad mundial, por lo que plantea la necesidad de internalizar las
bases ecológicas y los principios jurídicos y sociales para la gestión democrática de los
recursos naturales.
Este apartado ofrece una breve revisión sobre la evolución histórica del
pensamiento económico: presocrático, paradigma de la economía ortodoxa - la
economía ambiental y la economía ecológica. ¿Qué y cómo se apropian los seres
humanos de la naturaleza? Bienes y servicios que proporciona los ecosistemas y por
ultimo la conexión naturaleza-sistema social - económico.
2.1 Evolución histórica del pensamiento económico: Presocrático, Paradigma de la
economía ortodoxa - economía ambiental y la economía ecológica
La función que desarrolla la naturaleza, como sustento básico y fundamental de
la actividad económica ha sido objeto de estudio del análisis económico desde los
26
orígenes de la ciencia económica. Dentro de estos análisis pioneros, ocupan un lugar
destacado los estudios realizados por los miembros de la escuela fisiocrática.
Pensamiento fisiocrático.
En la historia del pensamiento económico la fisiocracia constituye la primera
escuela económica en sentido estricto. El auge de esta escuela se sitúa en la segunda
mitad del siglo XVIII, en una Francia sumida en graves problemas económicos y cada
vez más rezagada con respecto a Inglaterra. Su líder intelectual fue Francois Quesnay,
en su obra Le Tableau économique (1764), formula una economía de flujo circulante
entre las distintas clases sociales (productiva, estéril y propietaria). El elemento clave de
esta circulación era el paso del ―excedente‖ o ―producto neto‖ desde la clase productiva
hasta la clase disponible.
La fisiocracia surgió como un reflejo de la sociedad de la época y de las
inquietudes intelectuales de sus creadores. Su esquema básico de análisis plantea la
división de la sociedad en distintas clases, cada una con una función claramente
diferenciada, así como la exaltación de la agricultura y de sus procesos productivos
como centro de la actividad económica. Posiblemente la formación médica de Quesnay
y el contexto de revolución agrícola del siglo XVIII, le llevaron a integrar las leyes
naturales, físicas y biológicas en la argumentación económica y a resaltar el papel de la
agricultura en el conjunto del proceso económico (Domínguez, 2004).
Los fisiócratas tenían una visión organicista, preocupación por la base físico –
cultural, y por los valores trascendentes. La naturaleza imponía sus límites al trabajo y
sólo el respeto a ella podría garantizar la producción ilimitada de la actividad
económica. Los partidarios del pensamiento fisiocrático argumentaban que solamente la
agricultura sería capaz de producir riquezas
Según Bermejo (2001), los fisiócratas concedían más importancia al valor de uso
que al valor de cambio, aun cuando entendían que el valor monetario es el que le otorga
carácter de riqueza a la mercancía. Con Adam Smith (1723–1790), se produce la ruptura
con el universo fisiocrático y sientan las bases de la economía ortodoxa.
27
Paradigma de la economía ortodoxa y la economía ambiental.
El modelo económico actual tiene sus bases en la economía ortodoxa, suprime
toda relación con el medio físico y su objetivo principal es el crecimiento ilimitado del
producto económico.
De acuerdo a Pearce y Turner (1990) durante los años 1870 y 1970 los
economistas ortodoxos creyeron que el crecimiento económico podía sostenerse
indefinidamente, admiten que la tierra es una fuente inagotable de recursos y un
sumidero de residuos de capacidad infinita (tomado de Bermejo, 2001)
La economía ortodoxa cuando habla de recursos refiere a bienes naturales
apropiables, es decir, aquellos que el mercado valora. Afirma que el mercado actúa de
forma eficiente con los bienes naturales, al igual que con los bienes mercantiles.
Mantienen la creencia de que los recursos naturales son ilimitados e indestructibles.
De la ideología ortodoxa desprenden tres aspectos sobre la naturaleza humana:
defensa del individualismo18
, competencia19
y soberanía del consumidor20
. En general la
literatura económica describe al ser humano como individualista y autónomo que sólo
piensa en maximizar sus propios intereses, generalmente definidos en términos
monetarios.
Como ya mencionamos anteriormente, a partir de los años 70 del siglo XX se
evidencia importantes problemas ecológicos y como respuesta a esta preocupación -
para alcanzar objetivos ambientales predeterminados-, el paradigma neoclásico propone
dos temas:
1 Instrumentos económicos de política ambiental, para que a través del
mercado se modifique el comportamiento y pueda alcanzar un nivel
18 Se asumen que el ser humano solo le interesa su bienestar economico.
19 El precio de mercado funciona como un mecanismo igualador entre lo que se demanda y lo que se
produce, siendo el punto de equilibrio la referencia en donde los consumidores estarán dispuestos a
adquirir todo lo que ofrecen los productores al precio marcado por dicho punto y los productores estarán
dispuestos a producir todo lo que se demanda a ese precio. 20
Los consumidores son los que determinen la estructura productiva y distributiva de la sociedad.
28
óptimo social de externalidad negativa a través de impuestos21
,
tendientes a eliminar la disparidad entre los costos privados de una
actividad económica y sus costos sociales. Pero ese óptimo social se
determinaría basado en modelos microeconómicos y no desde la
perspectiva ecológica.
2 Modelos para valorar bienes y servicios ecosistémicos, que no tienen
precios de mercado. Las técnicas de valoración ambiental tienen un
alcance muy limitado puesto que no consideran la distinción vital entre
el individuo como consumidor y como ciudadano. Omiten las
características físicas de los bienes a evaluar y no consideran las
generaciones futuras (Gómez et al, 2007). Esto conduce por lo general
a subvaloraciones de los recursos naturales y por ende a una gestión no
sostenible en el manejo de los mismos.
La economía ortodoxa instituye la rama de la economía ambiental incorporando
en su análisis la variable ecológica sin cuestionar la visión reduccionista, pues se
representa la actividad económica como un ciclo cerrado y solo contabiliza magnitudes
monetarias.
La economía ambiental (EA), está fundamentada por los mismos principios e
instrumentos de análisis de la economía ortodoxa. Simula mercados hipotéticos para
valorar los bienes y servicios ecosistémicos que no tienen mercados, forzando así la
asignación de valores monetarios a todo valor ambiental. Con esto cree resolver el
problema entre crecimiento económico y deterioro ecológico. Esta cosmovisión reduce
a la sociedad a un conjunto de recursos humanos y la naturaleza a una suma de recursos
naturales (Figueroa, 2010b).
Valorar los bienes y servicios que proveen los ecosistemas debe ser no solo un
ejercicio matemático sino un proceso dinámico de construcción social, que incluya las
variaciones generadas por la percepción y valoración del ambiente, según el momento
histórico, la sociedad de referencia y su valor intrínseco. Es más eficiente entender
21 formulado por Pigou en 1920 y desarrollado por Coase en 1972
29
cómo se da el proceso de relación entre el ser humano y su ambiente, y cómo puede
influirse en éste, que diseñar métodos para asignar valor monetario (epígrafe 3.3).
Economía ecológica (EE)
La economía ecológica se relaciona con los principios del pensamiento
fisiocrático en la forma de aproximarse a los problemas ambientales, en la primacía del
aspecto físico sobre el monetario.
Podemos decir que los pioneros de la EE fueron: Sergei Podolinsky (1880), con
doctorado en Medicina y estudios en fisiología animal, Patrick Geddes (1884), biólogo
y urbanista, precursor del urbanismo ecológico y Frederick Soddy (1921), químico que
obtuvo el Premio Nóbel en 1921, quien escribió sobre energía y economía, planteando,
lo que se ha considerado una de la críticas más fuertes a la Economía Estándar.
Podolinsky y Geddes promovieron la visión biofísica de la economía como un
subsistema del ecosistema global (Manrique Arango, 2009).
Podolinsky (1850-1891) estudió la economía humana, como un sistema de
conversión de energía. Su principal aporte a la EE, fue la incorporación de los conceptos
termodinámicos de dispersión y aumento de la energía disponible, el cual compara el
primero con el trabajo improductivo22
, y el segundo con el trabajo productivo por
cuanto permite efectivamente producir riqueza
Geddes (1854-1932), es conocido como el precursor del urbanismo ecológico,
dado que concebía la ciudad desde un punto de vista ecológico; planteándose
interrogantes relacionado a los flujos de energía, agua y materiales que ingresan a la
ciudad y sobre el destino de los residuos. Basaba su tesis en una visión de la Economía,
como un subsistema del sistema físico-químico y biológico, en el cual es necesario el
conocimiento de las leyes de conservación de los materiales y conservación y disipación
de la energía. Expresa el pensamiento sobre el metabolismo del sistema socioeconómico
respecto a sus flujos de energía y materiales.
22 Transformación de la energía solar en energía de afinidad química libre
30
Frederick Soddy (1877-1956), su idea principal era que los economistas
confundían el capital real con el capital financiero. Reconoció las conexiones entre
economía y consumo energético y criticó las teorías imperantes sobre el crecimiento
económico. Basó su crítica del moderno sistema industrial en el carácter disipador del
mismo, asentado en el consumo creciente de recursos naturales no renovables
Estos pioneros provenientes de diferentes disciplinas (médicos, biólogos y
químicos), plantearon aspectos de la relación entre sistema económico y flujos de
energía en la sociedad humana, considerando las leyes de la termodinámica. Sentaron
las críticas a la Economía Estándar, con un enfoque más ecológico.
Con el propósito de integrar a economistas y ecologistas en el año 1982, la
ecóloga Ann Marie Jansson organizó un simposio en la Fundación Wallenberg en
Suecia, en el cual estuvieron presente Robert Costanza, Herman Daly, Juan Martínez
Alier, Kenneth Boulding, Cutler Cleveland, John Cumberland, Robert Goodland, Bruce
Hannon, H.T. Odum, entre otros. En 1987 inicia la Sociedad Internacional de
Economistas Ecológicos, en conjunto con economistas reconocidos tales como: Sigfried
Von Ciriacy-Wantrup, Karl William Kapp, Kenneth Ewart Boulding y Nicolás
Georgescu-Roegen. Este último considerado como el autor contemporáneo más
importante de la economía ecológica, llamada por él bíoeconomia (Manrique Arango,
2009).
Ciriacy-Wantrup (1906-1980), contribuyó a la EE con el concepto del estándar
mínimo de seguridad (EMS). Reconoce la existencia de un nivel crítico de algunos
bienes naturales, por debajo del cual puede afectarse la sostenibilidad del sistema.
Considerando también que no sea inaceptablemente costoso desde un punto de vista
social para mantener este nivel crítico.
El aporte de Kapp (1910-1976), a la EE es la idea de que la política económica
debe ser guiada por un concepto esencial de racionalidad, la cual debe basarse en una
valoración social de las necesidades fundamentales del ser humano. Considerando los
costos sociales es decir ―todas aquellas consecuencias negativas y daños que, como
31
resultado de las actividades productivas, gravan a otras personas o a la comunidad y de
las que los empresarios privados no se consideran responsables‖ (Kapp, 1963 p.30)
Boulding (1910-1993), centró su esfuerzo en examinar las consecuencias
ecológicas, morales y sociales del crecimiento económico. Su aporte a la EE reside en la
analogía del planeta tierra con una nave espacial donde los recursos son finitos y están
regidos por las leyes de la naturaleza. Para entender las relaciones entre el proceso
económico y el medio ambiente, utilizó principios de la física, especialmente la ley de la
entropía (Manrique Arango 2009)
Georgescu-Roegen (1906-1994), decía que el proceso económico estaba
gobernado por las leyes de la entropía, como un proceso irreversible el cual transforma
materia y energía (con baja entropía) en residuos (de alta entropía). Su mayor aportación
a la EE fue la tesis de que la esencia básica del proceso económico es entrópica, el cual
está regido por la Ley de la Entropía. Su obra La Ley de la Entropía y el Proceso
Económico, considerada como los cimientos para la construcción teórica de la economía
ecológica.
En la actualidad los mayores representantes de la EE, son José Manuel Naredo
Pérez con su propuesta reconciliable del enfoque ecointegrador, Herman Daly, discípulo
de Georgescu-Roegen, con sus criterios operativos para el desarrollo sostenible, Robert
Constanza, entre otros.
Naredo (2006), propone un enfoque ecointegrador, el cual no centra su atención
únicamente en los residuos, sino en el conjunto del metabolismo de los sistemas objeto
de estudio y en su interacción con los otros sistemas, bien sean estos naturales o
monetarizados. Enfatiza que precisamente los engranajes comerciales y financieros son
los que mueven los flujos físicos y redistribuyen la capacidad de compra a nivel
mundial. En efecto, el enfoque busca una integración entre la dinámica de los seres
humanos y sus sistemas económicos, como parte integrante de la Biosfera.
En ese sentido el objeto de estudio comprende los materiales y la energía,
relacionados con el territorio de referencia y los procesos vitales que en él se
32
desenvuelven. Es decir, considera no sólo los recursos existentes en su estado natural
antes de la intervención humana, sino también los residuos generados en dicha
intervención.
El aporte teórico de Daly (1990), a la EE, es la idea de entender el medio
ambiente como un capital natural sujeto a la amortización, por lo que su uso implica un
costo por su desgaste. Propone dos principios para la gestión de los recursos
renovables:
1. Capacidad de regeneración: las tasas de recolección deben ser iguales a
las tasas de regeneración (producción sostenible).
2. Capacidad de asimilación: las tasas de emisión de residuos deben ser
iguales a las capacidades naturales de asimilación de los ecosistemas a
los que se emiten los residuos.
Costanza (1991), define a la EE como un campo de estudio transdisciplinario, la
ciencia y gestión de la sustentabilidad,
La Economía Ecológica es un nuevo campo de estudio transdisciplinario que
direcciona la relación entre ecosistemas y sistemas económicos, en el sentido
más amplio. Estas relaciones son centrales para muchos de los recurrentes
problemas de la Humanidad y para la construcción de un futuro sustentable que
no son bien cubiertos por ninguna disciplina científica existente (Costanza
1991, p.3)
La visión propia de la EE, es destacar las consideraciones ecológicas relativas al
ambiente y al rendimiento físico de los procesos productivos. Centrarse en un nivel
―físico‖ a la hora de contemplar la actividad económica, permite una visión alternativa y
complementaria con el resto de las perspectivas del análisis económico de los problemas
ambientales (Naredo y Valero, 1989).
La EE intenta examinar el sistema económico en términos de su metabolismo y
su impacto en relación con el medio natural. Estudia el metabolismo social y pone en
duda que el conflicto entre economía y ambiente pueda solucionarse con la
internalización de las externalidades, el desarrollo sostenible, la eco-eficiencia o la
modernización ecológica.
33
2.2 ¿Qué y cómo se apropian los seres humanos de la naturaleza?
A través de la historia, las sociedades han utilizado su medio natural de distintas
maneras, desde un ambiente no modificado utilizado por sociedades extractivas o
cinegéticas dedicadas a la caza, pesca y recolección, (Ingold, 1987 citado por García-
Frapolli et al, 2008), hasta la drástica transformación de la naturaleza causada por el
crecimiento poblacional y el uso de tecnologías modernas, los cuales han alterado
sustancialmente el ambiente global (Chapin III et al, 2000), e incrementado
significativamente la escala del metabolismo de las sociedades (Fischer-Kowalski y
Haberl, 1998).
El metabolismo es un concepto biológico referido a los procesos internos de un
organismo vivo. De la misma forma, como todos los organismos mantienen un flujo
continuo de materia y energía con su entorno para funcionar, crecer y reproducirse, las
sociedades también llevan a cabo un proceso donde las materias primas son convertidas
en productos manufacturados o servicios para finalmente convertirse en desechos
(Fischer-Kowalski y Hüttler, 1999).
El concepto de metabolismo social, ha tenido auge en la economía ecológica
desarrollado por Ayres y Kneese (1969), Boulding (1973), Schmidt (1976); Martínez-
Allier y Schlüpmann (1991), Fischer-Kowalski y Haberl (1998); Toledo et al. (2003),
como una analogía del metabolismo biológico de los organismos vivos para entender las
interacciones que desarrollan las sociedades con la naturaleza.
Toledo (2008), explica que el metabolismo entre la naturaleza y la sociedad
implica el conjunto de procesos por medio de los cuales los seres humanos organizados
en sociedad, independientemente de su situación en el espacio y en el tiempo, se
apropian, circulan, transforman, consumen y excretan materiales y/o energías
provenientes del mundo natural (Fig. 1). Al realizar estas actividades, los seres humanos
consuman dos actos: por un lado "socializan" fracciones o partes de la naturaleza, y por
el otro "naturalizan" a la sociedad al producir y reproducir sus vínculos con el mundo
natural.
34
Figura 1. Los cinco principales procesos del metabolismo entre la sociedad y la naturaleza.
Fuente: Tomado de Toledo (2008).
Las relaciones que los seres humanos establecen con la naturaleza son
individuales o biológicas y colectivas o sociales.
A nivel individual los seres humanos extraen de la naturaleza suficientes
cantidades de oxígeno, agua y biomasa por unidad de tiempo para sobrevivir, y excretan
calor, agua, bióxido de carbono, substancias mineralizadas y orgánicas.
A nivel social, el conjunto de individuos se organizan para garantizar su
subsistencia y reproducción y extraen energía de la naturaleza por medio de estructuras
meta-individuales o artefactos, y excretan toda una gama de residuos o desechos.
2.3 Bienes y servicios ecosistémicos.
Los ecosistemas proveen a los seres humanos toda una gama de bienes y
servicios ecosistémicos. Bienes como: agua, alimentos, madera, material de
construcción, energía, medicinas, recursos genéticos, sustancias biogeoquímicas, entre
otros y, servicios ecosistémicos tales como: regulación del clima, procesado de
contaminantes, depuración de las aguas, actuación como sumideros de carbono,
prevención contra la erosión y las inundaciones (tabla 1 y Fig. 2).
35
Los seres humanos durante su metabolismo con la naturaleza se apropian de
bienes renovables23
, bienes agotables o no renovables24
y servicios ambientales o
ecosistémicos.
Todos los bienes y servicios ecosistémicos que los seres humanos se apropian de
la naturaleza sirven para satisfacer sus necesidades como individuos (energía
endosomática)25
y de sus requerimientos sociales tales como vestimentas,
construcciones, instrumentos, máquinas, fábricas, aparatos (energía exosomática)26
.
Toledo (2008), explica que todos los bienes y servicios ecosistémicos solamente
coexisten como partes o fracciones de totalidades o conjuntos que están en la naturaleza,
pues todo espacio natural en realidad está formado por un conjunto de unidades-
totalidades (definidas como ecosistemas), con una determinada arquitectura,
composición y funcionamiento. La naturaleza es en efecto una matriz heterogénea
formada por un sinnúmero de ensamblajes, los cuales presentan una cierta estructura y
dinámica permitiéndole reproducirse o renovarse a través del tiempo con una
combinación única de elementos bióticos y abióticos.
Los bienes y servicios ecosistémicos que ofrece la naturaleza y que los seres
humanos se apropian, derivan de ciertas funciones ecosistémicas pre-existentes o
existentes independientemente de la presencia humana (Daily, 1997; De Groot et al.,
2002).
De Groot (1992, 2006), define las funciones de los ecosistemas como todos
aquellos aspectos de la estructura y el funcionamiento de los mismos con capacidad de
generar servicios ecosistémicos que satisfagan las necesidades humanas de forma
directa o indirecta. Hace una clasificación de 30 funciones básicas de los ecosistemas
agrupadas en cinco grandes grupos: funciones de regulación, funciones apoyo o hábitat,
23 energía solar capturada directa o indirectamente, agua, oxígeno y biomasa
24 minerales, agua fósil, ciertos suelos o materiales
25 El consumo endosomático, es la energía necesaria para realizar las necesidades bióticas básicas y su
consumo está determinado por la biología humana, obedece a instrucciones genética. 26
El consumo exosomáticos está determinado por las pautas culturales y el nivel de vida.
36
funciones aprovisionamiento o producción, funciones culturales o de información y
funciones de sustrato, de las cuales se ofrece una versión ampliada en la Tabla 1.
TABLA 1
FUNCIONES, BIENES Y SERVICIOS DE LOS ECOSISTEMAS.
Fuente: De Groot (2006), adaptado de De Groot (1992) y Costanza et al., (1997). Funciones
Componentes y procesos de los
ecosistemas
Ejemplos de bienes y servicios
FUNCIONES DE REGULACIÓN
1. Regulación atmosférica
Mantenimiento de los ciclos
biogeoquímicos (equilibrio CO2 /O2,
capa de ozono, etc.)
Protección del ozono frente a los rayos
UVA y prevención de enfermedades
Mantenimiento de la calidad del aire
Influencia en el clima
2. Regulación climática
Influencia sobre el clima ejercida por
coberturas de suelo y procesos
biológicos (ej. producción de dimetil
sulfato)
Mantenimiento de un clima adecuado
(temperatura, precipitaciones) para la
salud, la agricultura, etc.
3. Amortiguación
de perturbaciones
Influencia de las estructuras ecológicas
en la amortiguación de perturbaciones
naturales
Protección frente a tormentas (Ej.
Arrecifes de coral) o inundaciones (Ej.
bosques y marismas)
4. Regulación hídrica
Papel de la cobertura del suelo en la
regulación de la escorrentía mediante
las cuencas de drenaje
Drenaje e irrigación natural
5. Disponibilidad hídrica Percolación, filtrado y retención de
agua dulce (Ej. acuíferos)
Disponibilidad de agua para usos
consuntivos (bebida, riego, industria)
6. Sujeción del suelo
Papel de las raíces de la vegetación y
fauna edáfica en la retención del suelo
Mantenimiento de zonas roturadas
Prevención de la erosión Control del
balance sedimentario
7. Formación del suelo
Meteorización de la roca madre y
acumulación de materia orgánica
Mantenimiento de la productividad de los
cultivadas Mantenimiento de la
productividad natural de los suelos
8. Regulación de nutrientes
Papel de la biodiversidad en el
almacenamiento y reciclado de
nutrientes (Ej. N, P y S)
Mantenimiento de la salud del suelo y de
los ecosistemas productivos
9. Procesado de residuos
Papel de la vegetación y la fauna en la
eliminación y procesado de nutrientes y
contaminantes orgánicos
Detoxificación y control de la
contaminación Filtrado de aerosoles
(calidad del aire) Atenuación
contaminación acústica
10. Polinización
Papel de la fauna en la dispersión de
gametos florales
Polinización de especies silvestres
Polinización de cultivos y Plantaciones
11. Control biológico
Control de poblaciones mediante
relaciones tróficas dinámicas
Control de pestes, plagas y enfermedades
Reducción de la herbivoría (control de
daños a cultivos)
FUNCIONES DE APOYO O HÁBITAT
12. Función de
refugio
Provisión de espacios habitables a la
fauna y flora silvestre
Mantenimiento de la biodiversidad (y por
tanto de la base de la mayor parte de las
funciones restantes) Mantenimiento de
especies de explotación comercial
13. Criadero
Hábitats adecuados para la
reproducción
Mantenimiento de la biodiversidad (y por
tanto de la base de la mayor parte de las
funciones restantes)
Mantenimiento de especies de
explotación comercial
FUNCIONES DE APROVISIONAMIENTO O PRODUCCIÓN
14. Comida
Conversión de energía solar en
animales y plantas comestibles
Caza, recolección, pesca Acuacultura y
agricultura de subsistencia y pequeña
escala
37
15. Materias primas
Conversión de energía solar en biomasa
para construcción y otros usos
Material para construcciones y
manufacturas Combustibles y energía
Piensos y fertilizantes naturales
16. Recursos genéticos
Material genético y evolución en
animales y plantas silvestres
Mejora de los cultivos frente a pestes y
agentes patógenos Otras aplicaciones (p.
Ej. salud)
17. Recursos medicinales
Sustancias bio-geoquímicas
Medicinas y otras drogas Modelo y
herramientas químicas
18. Elementos decorativos
Especies y ecosistemas con usos
decorativos potenciales
Materias para artesanía, joyería,
adoración, decoración, pieles, etc.
FUNCIONES CULTURALES O DE INFORMACIÓN
19. Información estética
Oportunidades para el desarrollo
cognitivo, característica estéticas de los
paisajes
Disfrute paisajístico
20. Función recreativa
Variedad de paisajes con uso recreativo
potencial
Ecoturismo
21. Información artística y
cultural
Variedad de características naturales
con valor artístico
Expresión de la naturaleza en libros,
películas, cuadros, folclore, arquitectura
22. Información histórica
Variedad de características naturales
con valor histórico y espiritual
Uso de la naturaleza con fines históricos
o culturales (herencia cultural y memoria
acumulada en los ecosistemas)
23. Ciencia y educación
Variedad de características naturales
con valor científico y educativo
Naturaleza como lugar para la educación
ambiental
Usos con fines científicos
FUNCIONES DE SUSTRATO
24. Vivienda
Provisión de un sustrato adecuado para
el desarrollo de actividades e
infraestructuras humanas.
Dependiendo del uso específico del
suelo, se requerirán distintas cualidades
ambientales (p. Ej. estabilidad del
suelo, fertilidad, clima, etc.).
Espacio para vivir, ya sea en pequeños
asentamientos o en ciudades
25. Agricultura Comida y materias primas provenientes
de cultivos agrícolas y acuícolas
26. Conversión energética Energías renovables como la eólica, la
solar o la hidráulica
27. Minería Minerales, petróleo, metales preciosos
28. Vertedero Vertedero de residuos sólidos
29. Transporte Trasporte por agua y tierra
30. Facilidades turísticas
Actividades turísticas (turismo de playa,
deporte al aire libre, etc.)
Los materiales se extraen de la naturaleza, se utilizan y transforman de una u
otra manera en la sociedad, y eventualmente vuelven a los ciclos naturales como
desechos o emisiones.
38
Figura 2. Relación entre los componentes y procesos ecológicos que componen un ecosistema
y los Bienes y servicios que prestan.
Fuente: Tomado de De Groot y otros, 2002 y modificado por la Autora
2.4 Sistema natural, social y económico
Como se ha comentado, las funciones de los ecosistemas permiten generar todo
un flujo de bienes y servicios ecosistémicos con incidencia en todas las componentes
básicas del bienestar humano (fig 2 y Fig. 3). Algunos de los beneficios que nos generan
los ecosistemas se obtienen a través de los mercados, mientras que otros son
consumidos o disfrutados por los humanos sin la mediación de transacciones
mercantiles. Los ecosistemas y su mantenimiento son reconocidos como la base de
nuestra subsistencia así como del desarrollo económico y social del que depende
nuestro bienestar.
El stock del capital total se divide en tres categorías: Capital natural, Capital
hecho por el hombre y Capital cultivado
Componente ecológico
Proceso ecológico
Servicios de los ecosistemas
Aprovisionamiento
Regulación Culturales
Apoyo
Alimento
Materias primas
Recursos genéticos
Recursos medicinales
Recursos ornamentales
Información estética
Recreación y turismo
Culturales y artísticos
Espirituales e históricos
Ciencia y educación
Regulación de gas
Regulación del clima
Regulación de perturbaciones
Regulación hídrica
Abastecimiento de agua
Retención de suelos
Tratamiento de residuos
Polinización
Control biológico
Biológico
Químico
Físico
Funciones
Función de refugio
Función de cría
Formación de suelos
Ciclado de nutrientes
Componente ecológico
Proceso ecológico
Servicios de los ecosistemas
Aprovisionamiento
Regulación Culturales
Apoyo
Alimento
Materias primas
Recursos genéticos
Recursos medicinales
Recursos ornamentales
Información estética
Recreación y turismo
Culturales y artísticos
Espirituales e históricos
Ciencia y educación
Regulación de gas
Regulación del clima
Regulación de perturbaciones
Regulación hídrica
Abastecimiento de agua
Retención de suelos
Tratamiento de residuos
Polinización
Control biológico
Biológico
Químico
Físico
Funciones
Función de refugio
Función de cría
Formación de suelos
Ciclado de nutrientes
Componente ecológico
Proceso ecológico
Servicios de los ecosistemas
Aprovisionamiento
Regulación Culturales
Apoyo
Aprovisionamiento
Regulación Culturales
Apoyo
Alimento
Materias primas
Recursos genéticos
Recursos medicinales
Recursos ornamentales
Información estética
Recreación y turismo
Culturales y artísticos
Espirituales e históricos
Ciencia y educación
Regulación de gas
Regulación del clima
Regulación de perturbaciones
Regulación hídrica
Abastecimiento de agua
Retención de suelos
Tratamiento de residuos
Polinización
Control biológico
Biológico
Químico
Físico
Funciones
Biológico
Químico
Físico
Biológico
Químico
Físico
Funciones
Función de refugio
Función de cría
Formación de suelos
Ciclado de nutrientes
39
1) Capital natural, referido a la naturaleza como proveedora de servicios
ecosistémicos y funciones básicas para el mantenimiento de la vida en
el ecosistema global y elementos de la naturaleza empleado por el ser
humano para su actividad socioeconómica.
2) Capital hecho por el hombre, el cual son los artefactos e invenciones
así como las habilidades y capacidades del ser humano para modificar
su medio ambiente y
3) Capital cultivado, refiere a los animales y plantas cultivadas y sus
derivados.
A principio de los años 90 la noción de capital natural en el campo de la
economía ambiental y la economía ecológica, fué formalizado con los trabajos de
Pearce y Turne (1990); Costanza y Daly (1999).
Según Norton (1992), desde los paradigmas de la economía estándar y la
economía ecológica se inicia un debate respecto a la conservación del stock de capital,
lo cual ha generado las definiciones de sostenibilidad débil (SD) y sostenibilidad fuerte
(SF).
La SD formulada desde la racionalidad propia de la economía estándar, plantea
que lo importante es que el stock del capital total se mantenga constante en el tiempo.
Defiende la tesis de la sustituibilidad entre el capital natural y el hecho por el hombre.
Los cálculos de la SD no tienen en cuenta los límites biofísicos del planeta y para
evaluarla solo consideran los mecanismos del mercado.
La SF enunciada desde la racionalidad de la economía de la física
(termodinámica) y la economía de la naturaleza (la ecología), se preocupa directamente
por la salud de los ecosistemas en los que se inserta la vida en general y la economía de
los seres humanos, sin ignorar la incidencia sobre los procesos del mundo físico que
tiene el razonamiento monetario. Sostiene que el capital natural y el capital hecho por el
hombre son comparables en términos económicos, pero el capital natural no puede ser
reemplazado por las otras formas de capital.
40
Considerar la sustituibilidad entre el capital natural y el capital hecho por el ser
humano, equivale a creer que la tecnología podría suplir en un futuro, todas las
funciones de la naturaleza. Lo más que podemos es confiar en la capacidad del ser
humano en cuanto a su intelecto. En ese sentido cabe citar a Carpintero (1999):
El capital hecho por el hombre es trabajo humano más recursos naturales
combinados de cierta forma: a su vez el trabajo humano precisa recursos naturales
(por ejemplo para alimentar a un trabajador). Es paradójico que la fabricación del
supuesto sustitutivo requiera de forma inevitable la utilización del factor sustituido.
No sólo el capital natural y hecho por el hombre son complementarios más que
sustituibles: ni siquiera todas las formas de capital son sustituibles entre sí. Puede
resultar imposible encontrar sustitutivos para la función fotosintética de las plantas
verdes, o para la función descomponedora de ciertos microorganismos (Carpintero
1999, p. 280).
El sistema económico reposa sobre los cimientos del capital natural. Los
ecosistemas son la fuente de todos los materiales y las energías procesadas a lo largo del
sistema productivo hasta su transformación en bienes o servicios de consumo y el
sumidero donde van todos los residuos derivados del metabolismo socioeconómico,
tanto en sus fases productivas como consuntivas Las funciones de los ecosistemas
permiten generar todo un flujo de servicios con incidencia en todas las componentes
básicas del bienestar humano (Millennium Ecosystem Assessment, 2003, Gómez-
Baggethun y De Groot, 2007).
En resumen la naturaleza aporta todos los materiales y fuentes de energías
indispensables para la producción de bienes, asimila y capta los vertidos y demás
formas de contaminación que resultan de la producción y el consumo, aporta valores de
uso, valores de opción, y valores de existencia que los seres humanos consideramos
importantes para nuestro bienestar, el desarrollo económico y social.
La naturaleza impone sus límites y solo el respeto a ella puede garantizar la
producción ilimitada de la actividad económica.
41
Figura 3. Capital natural y bienestar humano. Fuente: Gómez-Baggethun E., de Groot R. 2007..
Como respuestas y posibles alternativas a los problemas ecológicos, la economía
ambiental y la economía ecológica, proponen modelos para valorar los bienes y
servicios ecosistémicos. Si bien la valoración de los recursos biológicos no es la
solución a su degradación, sí es una herramienta básica para la formulación de políticas
de conservación y protección de los recursos naturales. En el siguiente apartado
hablaremos sobre valoración de la biodiversidad.
Funcionamiento
ecológico
Producción primaria
Ciclo hidrológico
ciclo biogeoquímico
Integridad
ecológica
Residencia
Estructura
ecológica
Estructura física
Estructura biótica
Ecosistema
Conectividad
Funciones
de regulación
Funciones
de habitad
Funciones
de producción
Funciones
de información
Funciones
de sustrato
DinámicaTiempo Tiempo
Servicios de regulación Servicios culturales Servicios de abastecimiento
Seguridad Necesidades
básicas
Salud Buenas relaciones
sociales
Bie
ne
sta
r
Hu
ma
no
Fu
nc
ion
es
y
se
rvic
ios
Ca
pit
al
na
tura
l
42
PARTE III.
VALORACION DE LA BIODIVERSIDAD
La valoración de los bienes y servicios ecológicos que presta los diferentes
ecosistemas, se ha consolidado como una estrategia de conservación y desarrollo
sostenible que pretende revertir los procesos de degradación y pérdida de biodiversidad.
Los métodos de valoración de la economía ambiental aproximan mediciones del
bienestar a partir de una representación gráfica de la relación entre cantidades de bienes
o servicios ecosistémicos y precios que los consumidores están dispuestos a pagar, con
los métodos de preferencias, valoración contingente, Costo de viaje y precios hedónico.
Por lo general estas valoraciones están expresadas en precios de mercados. Con el
grave problema que la mayoría de los servicios ecosistémicos no se pueden contabilizar
debido a que no existe un precio de mercado para ellos o por otro lado son
externalidades que no se toman en cuenta en los procesos productivos. Lo que
demuestra la dificultad que existe al querer asignar un valor económico al ambiente y a
los recursos biológicos solo desde la óptica de la economía ambiental. (Lomas et al,
2005)
Por su parte, la economía ecológica incluye en la valoración no solo aspectos
monetarios, sino también las dimensiones de los valores físicos, ambientales, culturales,
sociales, religiosos y energéticos entre otros, para la convivencia de las especies y los
procesos que conlleva la vida misma, es decir, para la conservación de toda la vida, en
su transcurrir planetario. Desde esta perspectiva, valorar es indispensable para
conservar.
Si bien la valoración de los recursos de la biodiversidad no es la solución a su
degradación, sí es una herramienta básica para la formulación de políticas de
conservación y protección de los recursos naturales; su estudio, desarrollo de
metodologías y aplicación pueden ser el único argumento con potencial realista para
justificar la salvaguarda de la vida silvestre y la biodiversidad ecosistémica
43
El valor económico, junto al ecológico y al científico, son los pilares
fundamentales para lograr una utilización sostenible de la biodiversidad. Es importante
destacar que la valoración económica no constituye una panacea para todas las
decisiones y, que no representa más que uno de los factores que intervienen en el
proceso decisorio, juntamente con otras importantes consideraciones políticas, sociales
y culturales.
Hablaremos en este apartado sobre la definición e importancia de la
biodiversidad, valor económico total y valoración ambiental.
3.1 Definición e importancia de la biodiversidad
La biodiversidad es la variabilidad entre los organismos vivos. Incluye
diversidad dentro y entre las especies y la diversidad dentro y entre los ecosistemas.
Biodiversidad y ecosistemas son conceptos estrechamente relacionados. Al respecto, la
Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB, 1992) define:
Biodiversidad como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente,
incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros
ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte;
comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los
ecosistemas (artículo 2)
Literalmente su significado es sencillo: biodiversidad proviene de bio, que
significa vida y diversidad, significa variedad, diferencia, abundancia de cosas
diferentes. Por lo tanto la biodiversidad es la variedad que existe de todos los seres
vivos: microorganismos, plantas, animales y seres humanos. Todos los seres vivos
conviven en un sistema que posee un equilibrio dinámico -ecosistema- en fin, podemos
decir que la Biodiversidad o Diversidad Biológica es la abundancia de seres diferentes
que existen y las infinitas relaciones que se dan entre ellos y su medio (Figueroa,
2005a).
La biodiversidad se compone en esencia de tres niveles: Diversidad o variedad
genética entre una misma especie (variedad intraespecífica), diversidad o variedad de
especies dentro de ecosistemas y diversidad o variedad de ecosistemas.
44
La diversidad genética es la cantidad total de información y variación genética
que existe dentro de cada especie. Existen distintos genes y muchos de ellos se expresan
en el ámbito individual; son heredables y resultan ser la materia prima de la selección
natural. La Fig. 4 muestra la diversidad genética que existe en una estrella de mar, cuya
evolución de sus colores es el resultado de diferentes genes (OECD, 2002)
Fig. 4. Diversidad genética mostrado en una estrella de mar (Patirella calcar) Fuente: OECD 2002
La diversidad de especies es la variedad existente entre los organismos vivos de
un sistema ecológico o ecosistema. También se le denomina riqueza de especies en un
ecosistema. Ejemplo de diversidad de especies, se muestra en la Fig. 5, un pequeño
arrecife puede contener un amplio rango de especies: peces, corales, algas.
Fig. 5. Diversidad de especies. : Peces, corales, algas Fuente: OECD 2002
45
La variedad de ecosistemas es entendida como la diversidad de comunidades
bióticas (vivas) y los procesos ecológicos que ocurren en determinadas áreas; lo anterior
incluye a las especies que las componen, los procesos ecológicos que desempeñan y los
cambios en la composición de especies de una región a otra. También se le conoce
como diversidad ecológica. Como ejemplo de diversidad de ecosistemas, tenemos los
arrecifes, el bosque húmedo, y los pastizales entre otros (Fig. 6)
Fig. 6. Diversidad de ecosistema Fuente: OECD 2002
La humanidad ha obtenido enormes beneficios económicos de la biodiversidad
en la forma de alimentos, medicamentos y productos industriales, existiendo el
potencial para obtener muchos más. El trigo, el arroz y el maíz han sido desarrollados a
partir de cultivos selectivos para lograr cultivos productivos que son la base de la
alimentación de la humanidad.
Los ecosistemas costeros y marinos proveen apoyo esencial para una variada y
amplia gama de actividades comerciales, pesca tradicional, turismo y el control de la
erosión e inundación costera, como asimismo para otros importantes usos.
Los recursos genéticos ofrecen posibilidades concretas para mejorar la
productividad agroforestal, y para recuperar tierras degradadas. Los microorganismos -
hongos, bacterias virus- aún escasamente conocidos, ofrecen un inmenso potencial para
procesos industriales, especialmente en lo relacionado al control biológico de insectos y
plagas (Figueroa, 2005a).
46
La biodiversidad es importante tanto desde el punto de vista de su valor
ecológico, pues los ecosistemas mantienen el equilibrio de funciones vitales para la vida
de las especies, incluyendo al ser humano, como desde el punto de vista económico y
sociocultural, por el sostén que brinda en términos de materias primas para procesos de
producción o bienes para el consumo y servicios ecosistémicos (Figueroa, 2005b).
La importancia ecológica de los ecosistemas se puede expresar en referencia a
las relaciones causales entre partes de un sistema, por ejemplo, el valor de una
determinada especie de árbol para controlar la erosión o el valor de una única especie
para la supervivencia de otras o de todo un ecosistema (Farber et al, 2002). A escala
mundial, los distintos ecosistemas y sus especies desempeñan funciones diferentes en el
mantenimiento de los procesos esenciales de sustento de la vida, como son la
conversión de la energía, el ciclado biogeoquímico y la evolución (Evaluación de
Ecosistemas del Milenio, 2003).
La magnitud de este valor ecológico se expresa mediante indicadores tales como
la diversidad de especies, capacidad de renovación, singularidad, naturalidad o integri-
dad del ecosistema (salud) y fragilidad, que se relacionan principalmente con los
servicios de apoyo y regulación (Fig. 7)
Fig. 7. Criterios de valoración ecológica: basado en la sostenibilidad ecológica Fuente: Diseño propio adaptado de Groot et al 2003
NATURALIDAD
Grado de presencia humana en
función de la perturbación física,
química o biológica
DIVERSIDAD
Variedad de la vida en todas sus
formas, incluida la diversidad de
ecosistemas, especies y genes
SINGULARIDAD
Rareza local, nacional o mundial de
ecosistemas y especies
CAPACIDAD DE RENOVACION
La posibilidad de renovación
espontánea o restauración de los
ecosistemas asistida por el hombre
FRAGILIDAD
Sensibilidad de los ecosistemas a la
perturbación humana
47
Con respecto al valor o importancia sociocultural, los sistemas naturales,
incluidos los humedales, para muchos seres humanos, son una fuente esencial de
bienestar no material por su influencia en la salud física y mental y en los valores
históricos, nacionales, éticos, religiosos y espirituales. Los principales tipos de valores
socioculturales que se describen en la bibliografía son el valor terapéutico, valor
recreativo, valor de patrimonio, valor espiritual y valor de existencia (Fig. 8).
Fig. 8. Criterios de valoración sociocultural: basado en el patrimonio y las percepciones
culturales Fuente: Diseño propio adaptado de Groot et al 2003
Los recursos de la biodiversidad constituyen un potencial enorme para el
desarrollo sustentable futuro en base a nuevas alternativas de uso, especialmente en lo
referente a los recursos genéticos, las plantas medicinales para la obtención de nuevos
fármacos y los microorganismos, el ecoturismo, la agricultura en base a las especies
nativas, la cría de animales para diversos fines y el manejo forestal, entre otros
(Figueroa, 2005a).
La conservación de la biodiversidad se logrará en la medida en que ésta sea
conocida, valorada adecuadamente y empleada de forma racional, y que sus valores
económicos, los derivados de su uso y conocimiento se integren realmente a la
sociedad.
VALOR ESPIRITUAL
Importancia de la naturaleza en
símbolos y elementos con signifi cado
sagrado, religioso o espiritual.
VALOR DE EXISTENCIA
Importancia que las personas conceden a la naturaleza
por cuestiones éticas (valor intrínseco) y de igualdad
intergeneracional (valor de legado)
VALOR DE PATRIMONIO
Importancia de la naturaleza como
referencia en la historia e identidad cultural
personal o colectiva.
VALOR RECREATIVO
Importancia de la naturaleza para el
desarrollo cognitivo, relajación mental,
inspiración artística, disfrute estético
y beneficios recreativos.
VALOR TERAPEUTICO
Provisión de medicinas, aire limpio, agua y
suelo, espacio para recreación y deportes al
aire libre y efectos terapéuticos generales de
la naturaleza sobre el bienestar mental y físico
de las personas
48
Es importante conocer y resaltar los valores de la biodiversidad, como estrategia
inmediata para la toma de decisiones concernientes a la planificación y desarrollo, pues
la mayoría de estas decisiones se basan en consideraciones de índole económica,
determinada por las fuerzas que intervienen en el sistema de libre mercado.
3.2 Valor económico total (VET)
Los valores económicos asociados a la protección de la biodiversidad son
diversos y de distintos tipos. Existen numerosos estudios27
que han determinado el valor
económico de los ecosistemas, y el concepto del VET se ha convertido en un marco
ampliamente utilizado para determinar su valor utilitario. El VET se desglosa en dos
categorías: valores del uso y valores del no uso (Fig. 9).
.
Los valores del uso se componen de tres elementos: valores del uso directo, del
uso indirecto y de la opción. El valor del uso directo también se conoce como valor del
uso extractivo, consuntivo o estructural y se obtiene principalmente de bienes que se
pueden extraer, consumir o disfrutar directamente (Dixon y Pagiola, 1998).
El valor del uso indirecto también se conoce como valor del uso no extractivo, o
valor funcional, y se obtiene principalmente de los servicios que proporciona los
ecosistemas. El valor de opción es el valor atribuido a mantener la opción de aprovechar
el valor del uso de algo en una fecha posterior (Lomas et al, 2005).
Los valores de no uso se obtienen de los beneficios que puede proporcionar los
ecosistemas sin que se utilice, ya sea directa o indirectamente. En muchos casos, el más
importante de dichos beneficios es el valor de existencia: el valor que las personas
obtienen del conocimiento de que algo existe, aunque no piensen utilizarlo nunca. Así,
dan valor a la existencia de las ballenas azules o el oso panda, aunque no hayan visto
nunca uno ni probablemente lo hagan (Azqueta, 2002).
27 Hartwick, 1994; Barbier y otros, 1997; Asheim, 1997; Costanza y otros, 1997; Daily, 1997; Pimentel y
Wilson, 1997; Hamilton y Clemens, 1999
49
El valor de legado, corresponde al deseo de ciertos individuos de mantener los
recursos biológicos, para el uso de sus herederos y de las generaciones futuras. No hace
referencia a usos futuros definidos por la generación actual, sino que se deja la decisión
a las generaciones futuras.
El VET pone de manifiesto que la biodiversidad ofrece una gran variedad de
bienes y servicios, tantos bienes tangibles básicos para la subsistencia, tales como
comida y plantas medicinales, como servicios ecosistémicos que apoyan la totalidad de
las actividades humanas (Evaluación de Ecosistemas del Milenio, 2003)
Fig. 9. Valor económico total asociados a los recursos de la biodiversidad Fuente: Adaptado de la Evaluación de Ecosistemas del Milenio (2003), según Pearce y Warford (1993) y Dixon y
Pagiola (1998).
50
3.3 Valoración ambiental
Los bienes y servicios generados por los recursos biológicos no son
adecuadamente cuantificados en comparación con los servicios obtenidos del capital
producido por el hombre. De allí que gran parte de los esfuerzos académicos por la
sostenibilidad ambiental se han centrado en el desarrollo de métodos que permitan
obtener una mejor aproximación de aquellos servicios ecosistémicos cuyo valor son
sistemáticamente subestimado o ignorado por los mercados y en la toma de decisiones.
Por ejemplo para obtener una cierta medida de la importancia sociocultural de
los bienes y servicios de los ecosistemas, es necesario realizar aproximación mediante
técnicas de evaluación participativa (Cambell y Luckert, 2002) o mediante la valoración
de grupos (Jacobs, 1997; Wilson y Howarth, 2002).
En ese sentido es importante plantear aproximaciones con diferentes enfoques
metodológicos que sean complementarias y no excluyentes, tanto del campo de la
economía como de las ciencias socio- ecológicas.
Al respecto Gómez-Baggethun , De Groot, ( 2007) plantean dos aproximaciones
metodológicas: basadas en las preferencias humanas y en costes físicos (Fig. 10).
Aproximaciones basadas en las preferencias humanas:
La aproximación conceptual basadas en las preferencias humanas, se clasifican
en valoración cresmática o aproximaciones al valor desde la teoría de mercado y
valoración sociocultural.
Valoración cresmática o aproximaciones al valor desde la teoría de mercado.
Las aproximaciones al valor desde la teoría de mercado están basadas en la
teoría de la economía neoclásica, la cual limita su análisis al estudio de los bienes y
servicios que gocen de precio28
, lo que supone considerar solamente un pequeño
subconjunto de los servicios de los ecosistemas. Esto implica que todo impacto en el
28 supeditado a la existencia previa de relaciones de oferta y demanda
51
bienestar humano que carezca de mercados asociados será invisible a la contabilidad
económica y por tanto a la toma de decisiones basada en consideraciones monetarias.
Son las llamadas externalidades, piedra angular de la economía ambiental (2.1).
Para captar los valores de uso indirecto y de no uso los cuales no tienen precio
de mercado, proponen métodos mediante la simulación de mercados hipotéticos. La
economía ambiental complementa así el marco analítico neoclásico pero sin transgredir
las fronteras reservadas al ámbito de la crematística, es decir, el ámbito de la valoración
monetaria. Los métodos más utilizados en la valoración cresmática son: precios
hedónicos, costos de viaje, valoración contingente y elección contingente (Lomas et al,
2005).
El método de precios hedónicos, utiliza el precio de un determinado activo como
indicador del valor de un atributo, con la componente ambiental y sin ella. Sin embargo,
en este caso el bien privado no se adquiere para disfrutar del bien ambiental, sino que el
activo ambiental es una de las características del bien privado (Azqueta, 2002).
El método de coste viaje se utiliza principalmente como una aproximación para
valorar los servicios recreativos que proporciona la naturaleza cuando una persona tiene
que trasladarse a un determinado lugar para disfrutarlos. En este caso, el número de
visitas de cada individuo se definen como una función de los gastos de viaje y de las
condiciones socioeconómicas del usuario.
El método de valoración contingente consiste en realizar encuestas individuales
con el fin de asignar un valor al bien o servicio ecosistémico (Azqueta, 2002). El
método se basa en dos tipos de análisis directo: el de la voluntad de pago o disposición a
pagar (DAP) y el de la voluntad de renuncia o disposición a ser compensado (DAA),
ambos referidos a un uso relacionado con dicho bien o servicio por parte del
encuestado. Las respuestas individuales se agregan para generar o simular un mercado
hipotético.
52
El método de la elección contingente –por medio del cual se pregunta a los
encuestados si pagarían o no una cantidad predeterminada - este método ha ganado
popularidad, puesto que elimina algunas de las debilidades de la valoración contingente.
Aproximaciones basadas en la percepción socio-cultural y la deliberación grupal.
Los valores y percepciones sociales juegan un papel fundamental en la
valoración que las personas hacen de los recursos biológicos. Chiesura y De Groot,
(2003); Kumar y Kumar, (2007), señalan los aspectos de la educación, la diversidad y
la identidad cultural, la libertad y los valores espirituales como factores moldeadores de
las preferencias humanas.
Este tipo de métodos no exige necesariamente recurrir a la monetarización de las
distintas opciones de cara a su comparación, ya que permiten orientar la toma de
decisiones en base a la ordenación de preferencias a la que lleguen los actores tras un
proceso de deliberación, ya sea este individual o grupal.
Aproximaciones basadas en costes físicos.
Las aproximaciones conceptuales basadas en los costes físicos se fundamentan
principalmente sobre el primer y segundo principio de la termodinámica y sobre la
ecología de sistemas (Podolinsky o Frederick Soddy, Martínez Alier, 1995, Georgescu
Roegen 1971 y Odum, 1971). Dentro de esta clasificación se pueden mencionar tres
grandes grupos:
a. Cuantificación de los requerimientos de materiales o de superficie terrestre
requerida por el metabolismo económico. Estudiadas principalmente desde la
ecología industrial. Ejemplos de ello son los Análisis del Flujo de Materiales y
los Análisis de Ciclo de Vida (Carpintero, 2005) o los análisis de huella
ecológica (Wackernagel y Rees, 1997).
b. Cuantificación del coste energético o exergético de los procesos. En el primer
caso, se analizan los costes energéticos invertidos en un determinado proceso,
siendo el Análisis de Energía Incorporada (Costanza, 1900) el método más
53
conocido. En el segundo caso, se analiza el coste exergético de reposición
(costes en energía utilizable o no disipada) que implica la utilización del capital
natural (Naredo, 2001).
c. Aproximación biogeofísica del valor. Destaca la síntesis emergética de Odum
(1996) basada en la ecología de sistemas, y cuya principal diferencia frente a
otras versiones de análisis energético reside en su capacidad de discernir entre
distintas calidades de energía y hacer explícita las relaciones entre el sistema
económico y el sistema biogeofísica (Álvarez et al., 2006).
Fig. 10. Esquema gráfico referente a las distintas aproximaciones metodológicas para la
cuantificación de los recursos biológicos Fuente: Modificado de Martín-López et al. En revisión citado por Gómez-Baggethun , De Groot, ( 2007)
.
Cualquier metodología de valoración debe incorporar información de otras
disciplinas con fundamento en sistemas de valores, para que tenga lugar una interacción
adecuada entre los sistemas socioculturales, económicos y ecológicos de tal manera de
poder garantizar una gestión sostenible de la biodiversidad
54
Por ejemplo no podemos hablar de una bioética centrada en los problemas de la
vida humana, ni de una ética ecológica centrada en las dinámicas y procesos colectivos,
sin interpelar a ambas dimensiones y definir espacios de reflexión comunes. Para ello,
es necesario generar reflexiones sobre las relaciones de la especie humana con la
naturaleza, re-pensar el lugar que el ser humano tiene en el cosmos y las conductas que
debe asumir en función de la libertad y racionalidad que lo caracteriza, cuestión que
abordaremos con la ética ecológica, en el siguiente apartado.
55
PARTE IV
ETICA ECOLOGICA
Si bien es cierto que la conciencia de la crisis ecológica a nivel mundial se
produce en el siglo XX, entorno a los años setenta. No obstante se debe resaltar que la
sensibilidad por el daño que causa el ser humano al medio natural tiene unas raíces
mucho más profundas, que se remontan al siglo XIX en los Estados Unidos. La
conquista del Oeste, produjo graves transformaciones de la naturaleza, las primeras
reacciones frente a esta actitud provinieron de los representantes del trascendentalismo
americano29
. Se actuaba como si el medio natural fuera un inmenso almacén de recursos
ilimitados para el desarrollo económico, y la única relación del hombre con ese medio
era como una lucha por apoderarse de esos recursos y ponerlos a su servicio. Entre estos
precursores conservacionistas del siglo XIX, se destacan:
Ralph Waldo Emerson30
(1803-1882), escritor y el principal exponente
del trascendentalismo
Henry David Thoreau31
(1817-1862), discípulo de Ralph Waldo
considerado como primer precursor del ecologismo. Thoreau en su obra
Walden (la vida en los bosques), publicada en 1854, cuestiona los
fundamentos de las relaciones del hombre con el medio natural
dominantes en ese tiempo. Frente a un ser humano que, a pesar de su
proximidad a la naturaleza, sólo es capaz de ver en ella un instrumento
para la realización de su voluntad ilimitada, él propone ver en el medio
natural la fuente de auto identidad y, por tanto, del sentido de la vida
humana. La consecuencia es que, en vez de vivir para acumular y
dominar bienes materiales (que era para lo que vivían muchos de sus
contemporáneos), es mejor vivir sencillamente, esforzándose por
29 Movimiento religioso que, a pesar de su corta vida, tuvo mucha incidencia en el pensamiento
americano. por la reivindicación de la naturaleza como fuente del encuentro con Dios; un Dios que, en
cierto modo, se identificaba con esa naturaleza o, más bien, con la experiencia que el hombre tenía de El
en la naturaleza
30
Escritor y poeta de los EEUU 31
Escritor, trascendentalista, y filósofo con algunas tendencias anarquistas estadounidense famoso por
Walden y su tratado La desobediencia civil.
56
perfeccionar la propia vida en el contacto continúo con la naturaleza
(citado por Bellver Capella, 1997).
John Muir32
(1838-1914) plasma la estrategia de actuación que
propiamente podemos llamar ecologista. Gracias a su labor, y a su
amistad con el entonces Presidente de EEUU Roosevelt (1901-1909), se
crearon los primeros parques naturales en los Estados Unidos. Fundó el
primer grupo ecologista denominado Sierra Club en 1892, que todavía
hoy constituye una de las diez organizaciones ecologistas más
importantes de los Estados Unidos.
Aldo Leopold33
(1876-1948), En su libro A Sand County Almanac
(publicada en 1949, unos meses después de su muerte), es un clásico del
pensamiento ecologista. En su capitulo ética de la tierra, considerado por
muchos como la primera piedra del ecologismo radical o profundo (Deep
Ecology), explica que las primeras éticas trataron las relaciones entre los
individuos (tablas del decálogo), posteriormente se ocuparon de las
relaciones del hombre con la sociedad, ―La tierra, como las esclavas de
Odiseo, es todavía una simple propiedad. La relación con la tierra es aun
estrictamente económica, estableciendo privilegios pero no obligaciones…..‖
(pp. 238-239).
Al respecto Bellver Capella, comenta que aun cuando la ética de la tierra de
Leopold ha servido para fundar los movimientos ecologistas más biocéntricos, la
interpretación de sus escritos no conduce a esos extremos sino, más bien, a una voluntad
de reconocer que la naturaleza contiene valores no estrictamente económicos, cuya
32 Nacido en Escocia, se trasladó con su familia a Estados Unidos a los once años. Estudió Botánica y
Geología en la Universidad de Wisconsin, exploro los espacios naturales de todo el mundo, aunque se
ocupó muy especialmente de California. 33
Ingeniero Forestal, dedicó su vida a la docencia universitaria, a la gestión administrativa de los espacios
forestales de los Estados Unidos y a disfrutar de la naturaleza en compañía de su extensa familia. Su
pensamiento gira entorno a dos ejes: el aprecio hacia las riquezas naturales y la preocupación por la
destrucción que genera el modelo desarrollista americano de esos delicados y fundamentales equilibrios
ecológicos
57
preservación es más importante aun que la de los valores económicos. Tal como dice el
mismo Leopold:
"en resumen: un sistema de conservación basado únicamente en el interés
económico está desequilibrado sin remedio. Tiende a ignorar y, por tanto,
indirectamente a eliminar muchos elementos de la comunidad de la tierra que
carecen de un valor comercial, pero que son, hasta donde nosotros sabemos,
esenciales para su funcionamiento saludable. Erróneamente se piensa que las partes
económicas del reloj biológico podrán funcionar prescindiendo de las partes no
económicas" (Leopold, 1949 p. 251).
Por tanto detrás del conservacionismo de Leopold, heredero de la tradición de
Muir y Thoreau, no se trata de sacralizar la naturaleza y desplazar al ser humano de su
condición de fin en sí mismo, sino únicamente el propósito de reconocer a la naturaleza
como un valor en sí y como fuente de significado y supervivencia del ser humano.
No es posible construir una ética social prescindiendo de la ética ecológica y
viceversa. En este trabajo definiremos ética ecológica como aquella que estudia las
relaciones del ser humano con su medio natural o ecosistema global desde una
perspectiva de la antropología débil o sabia, de base deontológica, fundamentada en
principios morales universales cuyo nuevo valor-guía sea la «urgente necesidad moral
de una nueva solidaridad» (Ballestero, 1995., Bellver, 1993., Juan Pablo II, 1990.,
Jonas, 1984., Sosa, 1995., Sarmiento, 2001.)
El desequilibrio económico planetario es perjudicial para el ecosistema. Los
problemas de hambre, pobreza e ignorancia son enemigos del ecosistema. Por tanto las
soluciones a estos problemas no debe ser solo por razones de orden ecológico, sino ante
todo humanitarios. No basta la ecología para asumir responsabilidades sobre el
ambiente, sino que es preciso considerar aspectos bioéticos, económicos, sociales,
culturales y de justicia de cara al ecosistema, y adoptar conductas políticas frente al
problema.
Establecer un campo de reflexión sobre las relaciones del hombre, como especie y
como grupo, en relación con la biosfera, de modo que se investiguen no solo los
mecanismos de preservación del ambiente, sino también la legitimidad ética de los
mismos, dentro de una filosofía de la naturaleza que justifique el lugar del hombre
y el sentido de su acción sobre si mismo y el ecosistema (Sarmiento, 2001: 8-9).
Tanto la ecología como la bioética hacen cuestionamiento con respecto a la
relación del ser humano con el ambiente. El problema radica en cómo afrontar un
58
autentico punto de vista con respecto a la preservación ética de la especie humana y del
cosmos ¿Con base en el hombre y en referencia a lo humano?, ¿desde la vida en
general?, ¿desde la biosfera?- . Para responder a posibles interrogantes que surjan desde
la ética ecológica es necesario la discusión de las preguntas fundamentales de la
filosofía: ¿Quién es el hombre? ¿Cuál es su sentido y cuál es su papel en el mundo? ,
preguntas que ya fueron discutidas en los epígrafes 1.3 y 1.4.
Las relaciones del hombre con la naturaleza han estado dominadas
fundamentalmente por el antropocentrismo tecnocrático, y el biologismo. Ambas
concepciones con distintas manifestaciones a lo largo de la historia, pero con una idea
común: la dominación del hombre por la naturaleza.
En éste apartado se aborda las diferentes visiones del cosmos (griega, moderna y
contemporánea), posibles causa de la ruptura especie humana – natura, y la relación del
ser humano con su medio natural según el paradigma de las ecofisofías tecnocrática,
biologistas y humanistas.
4.1 El cosmos: diferentes visiones
Cosmología griega
La primera etapa de la cosmología nace en la antigua Grecia con la idea de
explicar racionalmente el mundo natural, constituida por los presocráticos llamados
también naturistas o físicos, dado su interés por los problemas de la naturaleza.
Debatían planteamientos filosóficos y científicos. En la cosmología de Sócrates y
Platón predominaban los temas antropológicos, éticos y estrictamente metafísicos. Esta
cosmología termina en Aristóteles, quien afirmaba que el objeto propio de la filosofía
de la naturaleza era el ente móvil. Todos los seres naturales tienden a cumplir la función
que les es propia y están orientados a realizar completamente sus potencialidades.
El predominio del platonicismo en la Edad Media disminuye el interés por los
temas metafísicos e incluso en algunas tendencias extremas, en combinación con el
59
maniqueísmo34
, llegaron a estimar que el principio del mal era la materia. El
cristianismo siempre reconoció el valor positivo del mundo corpóreo, e incluso produjo
la caída de algunas ideas erróneas de la cosmología griega: eternidad de la materia,
necesidad absoluta del mundo, animación de los astros y su determinismo con relación a
la libertad humana. El cristianismo también facilito el nacimiento de la ciencia moderna
(Artigas y Sanguineti, 2003).
Actualmente pareciere excesivamente ingenua esta cosmología filosófica, no
obstante sus doctrinas reaparecen repetidas veces a lo largo de la historia del
pensamiento como por el ejemplo el fisicismo, matematismo y el formalismo lógico.
Los cuales renuncian a la búsqueda de la inteligibilidad metafísica del mundo natural
por una comprensión parcial de tipo físico, matemático o lógico – formal.
Época moderna
Durante los siglos XVI y XVII, a principio de la ciencia físico- matemática, los
intentos de formular una interpretación global del mundo natural se desplazan del
ámbito filosófico hacia lo científico. Algunos científicos, al parecer confundieron la
diferencia entre las perspectivas de la filosofía natural35
y el saber científico positivo.
Por otra parte, el acercamiento de la filosofía moderna hacia posturas idealistas, llevaría
a descuidar los problemas del mundo natural en el terreno propiamente filosófico. La
cosmología filosófica queda reemplazada por una teoría de la ciencia, gracias a la
influencia de la crítica Kantiana y las diversas formas de positivismo o fenomenismo
(Artigas y Sanguineti, 2003).
El mecanicismo, durante los siglos XVIII y XIX fue la interpretación filosófica
del mundo material más desarrollada, tanto entre los científicos como en gran parte de
34 Los maniqueitas eran dualistas, creían que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e
irreductibles, el Bien y el Mal consideraban que el espíritu del hombre es de Dios pero el cuerpo del
hombre es del demonio.
35
Busca el conocimiento de las primeras causas y principios del mundo natural. Su objeto material es el
conjunto de los cuerpos materiales y su objeto formal es el ser de las cosas corpóreas. En otras palabras,
la filosofía natural no le interesan las cuestiones detalladas de las ciencias, sino el ser de lo material
(Artigas y Sanguineti, 2003).
60
los filósofos. Éste surge de la extrapolación de un sector de la ciencia (la mecánica), a
la totalidad del conocimiento de la naturaleza.
Es importante señalar que el mecanicismo como método científico, aportó
grandes frutos durante tres siglos, en los que dominó la ciencia occidental. Entre los
cuales cabe mencionar los descubrimientos de Galileo, Kepler, Newton, Lagrange,
Laplace, Hamilton, Jacobi, Faraday, Ampere, Coulomb, Dalton, Thomson y Rutherford.
En cambio, el mecanicismo, como interpretación filosófica del mundo material
supone la pretensión de reducir la inteligibilidad del mundo exclusivamente al aspecto
mecánico. Como teoría filosófica, el mecanicismo busca explicar los fenómenos
naturales solo con base en movimientos locales de corpúsculos extensos y masivos,
negando la existencia de principios naturales corpóreos, como la esencia, la finalidad y
las cualidades de los seres físicos (Artigas, 2004)
Periodo contemporáneo
A finales del siglo XIX y principios del XX los descubrimientos científicos
obligaron a la física a replantearse los presupuestos básicos en los cuales se
fundamentaba. Proceso que coloca en crisis los postulados de la ciencia clásica. Como
resultado surgen dos nuevas teorías incompatibles con las anteriores: (a) teoría de la
relatividad formulada por Einstein entre 1905 y 1916; y (b) la teoría cuántica
desarrollada por varios científicos entre 1900 y 1930.
El mecanicismo deja de ser el paradigma privilegiado para interpretar el mundo
de la naturaleza. El abandono de la teoría mecánica de la naturaleza como concepción
filosófica, ocasionó un rebrote de las interpretaciones positivistas y fenomenistas. El
rechazo del mecanicismo también fortaleció las posturas de tipo energetistas a la hora
de buscar una comprensión global de la naturaleza. El neopositivismo lógico adquirió
fuerza en los círculos filosóficos.
En ese contexto histórico - cultural aparece el movimiento neopositivista, el cual
propone una nueva interpretación de los problemas científicos. Las tendencias
61
neopositivistas niegan la existencia de todo lo que supere el ámbito puramente
fenoménico.
Al respecto Artigas y Sanguineti (2003), expresan que la filosofía marxista, por
su parte no ha tenido gran importancia en lo que se refiere a posiciones originales
respecto a la interpretación de la naturaleza. Y que en los últimos decenios la línea
positivista se ha atenuado, conllevando a algunos de sus autores a un relativismo
histórico, y en otros ha motivado un acercamiento a la filosofía, entendida ésta como
discusión racional por encima de los cánones estrictamente científicos.
En ese sentido se reconoce la existencia y legitimidad de una metafísica que se
ocupe de dar una última explicación de los conceptos básicos de las ciencias
experimentales, es decir, una filosofía natural propia y autónoma y no una reflexión
conjetural sobre los principios fundamentales de las ciencias positivas.
4.2 Posibles causas de la ruptura especie humana- natura
La modernidad hizo del cogito cartesiano el eje sobre el cual el ser humano
construyera las bases de un antropocentrismo radical. La duda metódica y el deseo de
comprender al mundo y al ser humano al margen de la visión judeo cristiana como
criatura, emanciparon la razón a favor de la autonomía e incrementaron el olvido de la
pertenencia de la especie humana con el medio natural. La filosofía Kantiana con la idea
de fortalecer la autonomía y establecer límites al conocimiento, reafianzó el
antropocentrismo como fundamento de toda posterior filosofía y forma de vivir.
La visión Cartesiana (res cogitans y res extensa) ha fragmentado la pertenencia
del ser humano al cosmos y a la vez lo ha desprendido del mundo. La res cogitans
construye un mundo con el poder de su razón y la especie humana se presenta como un
fenómeno biológico, casi carente de significado.
Descartes en su discurso del método, enseñaba que nuestra intervención en la
naturaleza busca hacernos amo y poseedor de la misma. Por su parte Bacon decía que
debemos subyugar a la naturaleza, presionarla para que nos entregue sus secretos, atarla
a nuestro servicio y hacerla nuestra esclava. Estos padres de la filosofía moderna,
62
crearon el mito de un ser humano héroe civilizador que está por encima de las cosas
para hacer de ellas condiciones e instrumentos de la felicidad y del progreso humano
(Boff, 2006)
En la actualidad el sentido primordial de las sociedades mundiales es el
progreso, la prosperidad, el crecimiento ilimitado de los bienes materiales y servicios,
mediante la explotación y potenciación de todas las fuerzas y energías del medio natural
y de las personas. Su gran instrumento es la ciencia y la técnica, surgida por la voluntad
de poder, de conquista y de lucro.
La filosofía de Kant defiende la versión más radical de que la moralidad se
desprende de la naturaleza humana. La clave de su concepción es la libertad, con esto se
reafianza aún más el antropocentrismo radical criticado por algunas corrientes
ecologistas.
La postura marxista también favoreció la perspectiva antropocéntrica. Para
Marx, el mundo existe como sustrato de la naturaleza, que el ser humano esta en
condiciones y en la obligación de transformar (Marx, 1973)
De modo generalizado se puede decir que desde el siglo XVI, el ser humano se
ha centrado sobre sí mismo y en alabanza a la racionalidad y al conocimiento empírico,
se separa la relación natural de interdependencia especie humana – natura (Sarmiento
2001)
4.3 Las relaciones del ser humano con su medio natural: Ecofilosofías
Como ya se explico al inicio de este apartado, las primeras actitudes críticas
frente a la crisis ecológica la encontramos en 1854, fecha de la publicación Walden del
autor Thoreau (1817 – 1862), donde cuestiona los fundamentos de las relaciones del
hombre con su medio natural dominantes en ese tiempo. En ese orden de ideas
podemos también mencionar a John Muir (1838 – 1914), quien se dedicó al estudio y
protección de los espacios naturales frente a la amenaza de una economía política
centrada en el beneficio económico y a la destrucción del entorno. Leopold (1949), el
63
capitulo ética de la tierra de su libro A Sand County Almanac, sienta las bases del
ecologismo americano36
.
Se observa que en los orígenes de la conciencia ecologista se encuentra en
germen los elementos que configurarán las distintas Ecofilosofías o paradigmas
ecológicos - desde los tecnocráticos hasta los biocéntricos, pasando por los humanistas -
sobre las reflexiones ético-antropológicas, para evaluar las relaciones del ser humano
con su medio natural (Ballesteros (1995 y 1997), Bellver (1993, 1994, 1995, 1996),
Bourg (1996), Ost (1995) y Ruiz de la Peña, 1983).
La tabla 2 muestra un resumen sobre las principales visiones de las Ecofilosofías
tecnocrática, biologistas y humanista respecto a las relaciones del ser humano con la
naturaleza.
Entre los expertos existe consenso de que la raíz de la crisis ecológica se sitúa
en el ámbito moral y por ello su solución requiere, antes que nada una transformación
ética. Esta transformación en la conciencia personal y colectiva no será posible, por otro
lado, si no parte de una formación adecuada en actitudes y valores respetuosos con el
entorno físico (Ballestero, 1995).
Ecofilosofías tecnocráticas
Las Ecofilosofías tecnocráticas defienden el antropocentrismo fuerte,
característico de la Modernidad, como único criterio de la conducta humana y, por
tanto, como criterio válido para resolver los problemas ecológicos que puedan
suscitarse.
Desde esta postura el ser humano es considerado como independiente de la
naturaleza y su dueño absoluto. La naturaleza está para servir y satisfacer las
necesidades y deseos del hombre y la sociedad. De éste paradigma modernista se
derivan dos grandes principios o dogmas:
36 Se centraba fuertemente en la reducción de la contaminación y en la protección de las reservas de
recursos naturales tales como agua y aire.
64
(a) El racionalismo, cuyo dogma básico es la fe en el poder y la
autonomía ilimitados de la razón científica. El ser humano puede
conocer todas las cosas con la razón y encontrar la solución a todos
sus problemas con su conocimiento y progreso científico y
(b) El naturalismo: Todo lo natural es bueno, también, por supuesto, el
ser humano es bueno por naturaleza. El cual ha de descubrir las leyes
de la naturaleza y dominarla en provecho propio.
Desde esta postura, se plantea, una relación hombre naturaleza de dominio y
explotación o, lo que es lo mismo, una no relación, una ruptura o dicotomía entre
civilización/naturaleza, mundo cultural/mundo natural, hombre/animal. Esta mentalidad
tecnocrática supone además la idea de que los recursos naturales son infinitos.
El modelo antropológico del homo faber37, legitima las relaciones de explotación
indiscriminada de los recursos naturales. Consideran al ser humano en cuanto éstos,
pueden ser compradores, y las riquezas naturales en cuanto pueden ser utilizadas como
recursos (Ballesteros, 1995)
Dentro de la visión de la ecofilosofías tecnocrática, se ubica el paradigma del
antropocentrismo fuerte o radical, el cuál sitúa al ser humano y a la naturaleza en dos
esferas separadas, la naturaleza representaría solo un valor de utilidad, es decir, sirve al
ser humano para satisfacer sus intereses y necesidades. También en los modelos de
ecodesarrollo y desarrollo sostenible, se percibe algunas de las posturas tecnocráticas.
Como se ha explicado anteriormente el dualismo cartesiano, propició las
relaciones de poder denunciadas por los movimientos ecologistas. El antropocentrismo
de corte utilitarista, debe ser cuestionado desde el punto de vista ético, no solo por la
actitud irresponsable frente al ambiente y al cosmos en general, sino por su afán de
consumo y de utilidad sin autocrítica. Sin embargo, el antropocentrismo comprendido
como una visión humana del cosmos y del hombre mismo no puede ser superado. En
razón de que es el ser humano el punto de referencia de lo natural y exclusivo punto de
37 la culminación de lo humano es la producción de mercancías
65
vista de lo ético. En sentido estricto no puede hablarse de una ética de la naturaleza
(Sarmiento, 2001).
Ecofilosofías biologistas o biocentricas.
Las posturas biocéntricas no establecen diferencia alguna entre el ser humano, la
especie animal y vegetal. Rechazan, por tanto, que la principal riqueza biológica sea el
ser humano.
La posición biocéntrica se conformó definitivamente en 1979, cuando la tierra,
por primera vez es observada a través de una serie de fotografías desde el espacio, y
Lovelock en su Hipótesis Gaia recupera la idea de madre tierra (Gaia), y la define como
un sujeto vivo, consciente y capaz de sentir (Martínez de Anguita et al, 2003).
Las principales posturas del enfoque biocéntricas son la consideración moral de
los animales no humanos y la reverencia por la vida. Dentro de este enfoque, existen
tendencias muy variadas, desde moderadas a extremistas.
En esta perspectiva se incluyen al conjunto de enfoques que concede a la
naturaleza una consideración moral por sí misma, y no el ser humano el centro entorno
al cual gira la ética. La tendencia más extendida dentro de este paradigma es la
representada por la deep ecology o ecología profunda, cuya concepción antropológica se
resume en considerar a la especie humana en una especie animal más.
La ecología profunda o deep ecology, propuesta en los años setenta por Arne
Naess, considera al ser humano como parte integrante de la naturaleza, se fundamenta
en el igualitarismo biológico, en la autorrealización y en el carácter espiritual de toda la
naturaleza (Bellver, 1997). También se puede definir como un sistema de pensamiento
de carácter radical que, a partir del problema ecológico busca realizar una crítica de los
fundamentos culturales del mundo occidental.
A pesar de que la ecología profunda, trata de volver a armonizar al ser humano
con la naturaleza es decir, redescubrir el carácter sagrado del mundo y aprender a
66
respetar su armonía originaria, su objetivo está destinado a derogar la visión
antropocéntrica cristiano-técnico-capitalista.
Plantean como una posible solución al problema ambiental la reducción del
número de los seres humanos, por considerarlos un peligro para la supervivencia del
ecosistema. En este orden de idea Sarmiento (2001), plantea que esos mismos
problemas deben solucionarse no solo por razones de orden ecológico, sino también
humanitario. No incurriendo en el error de pensar que es necesario acabar con la
pobreza mediante la liquidación de los pobres sino más bien buscar las soluciones en las
verdaderas causas generadoras de la pobreza.
Ecofilosofías humanistas
Para las Ecofilosofías humanistas el reconocimiento de la centralidad del ser
humano, no implicaría la reducción de todo lo demás a puro instrumento,
estableciéndose así un antropocentrismo débil, llamado también sabio, humanista, o
personalista (Ballestero, 1995; Bellver, 1993; Norton, 1984; Novo, 1995; Sosa, 1990).
Aquí usaremos el término ecología personalista.
Según Ballestero (1995), los elementos fundamentales de la ecología
personalista son: el ecosistema como unidad funcional básica de la ecología y la
antropología filosófica como ciencia que estudia quién es el ser humano.
El ser humano ha de conocer el ecosistema en el cual está inmerso para
comprender el funcionamiento del mismo y sobre todo para darse cuenta que su
intervención en él no es inofensiva (sarmiento, 2001)
Desde esta postura se tiene plena conciencia de que ya no tenemos derecho a
pensar que las tecnologías serán capaces de arreglar las difíciles y complejas situaciones
ambientales; pero tampoco se niega el enorme potencial de las tecnologías del cual
disponemos. No se rechaza, por tanto, la valiosa ayuda que puede ofrecer la tecnología
y la ciencia (Nuévalos, 2008).
67
Ballesteros (1995) expresa que la mentalidad tecnocrática ve al ser humano fuera
y sobre la naturaleza, la deep ecology, lo reduce a la misma naturaleza, en cambio la
ecología personalista ve al hombre dentro de la naturaleza dependiendo del resto de los
seres, pero al mismo tiempo dotado de una propia excelencia. En este sentido la
recomendación de Mumford es que:
Para la efectiva salvación de la humanidad necesitaremos algo así como una
espontánea conversión religiosa: una visión que sustituya la visión mecánica del
mundo por una visión orgánica, que reconozca al ser humano, como la más alta
manifestación de vida conocida. Este tipo de cambios es muy duro pero
repetidamente se han producido a lo largo de la historia, y bajo la presión de la
catástrofe pueden volver a darse de nuevo. De sólo una cosa podemos estar
seguros. Si la humanidad logra escapar a su programada extinción, el Dios que nos
salve no descenderá de la máquina: renacerá de nuevo en el alma humana
(Mumford, 1991: 413).
En este paradigma, también existen distintos posicionamientos pero en general
se asume que la naturaleza no es sólo fuente de recursos y objeto de manipulación, sino
además de goce y contemplación.
Dentro de la postura de la ecología personalista podemos incluir la ética teleológica de
Jonas38
quien intenta buscar en la metafísica una ética que justifique la conservación de
la naturaleza. Su ética respecto a la naturaleza parte del principio de emergencia cuyo
primer postulado sobre el cual debe centrar sus acciones la humanidad es el de
sobrevivir (Martínez de Anguita et al, 2003).
El ser humano aun siendo materia corpórea no puede se reducido solo a materia
manipulable como los demás entes vivos, y por lo mismo no puede separarse del
cosmos en que habita, sino por el contrario está en estrecha relaciones con su ambiente.
Estas relaciones de interdependencia involucran nociones éticas específicas: es
necesario reconocer que el ser humano es el único sujeto viviente capaz de tomar
conciencia de sus relaciones con el cosmos, lo cual le incorpora una responsabilidad
ética frente al ambiente (Figueroa, 2010a).
38 Hans Jonas fue el último gran representante del grupo de filósofos judíos nacidos en
Alemania y emigrados a comienzos de los años treinta ante el auge del nazismo. Nació en Mönchengladbach en 1903 y murió en Nueva York en 1993.
68
TABLA 2
CUADRO RESUMEN DE LAS ECOFILOSOFIAS TECNOCRATICAS, BIOLOGISTAS Y
HUMANISTAS
Fuente: La autora
ECOFILOSOFIA
TECNOCRATICAS
ECOFILOSOFIA BIOLOGISTAS ECOFILOSOFIA HUMANISTAS
El ser Humano es dueño absoluto
de la Naturaleza e independiente
de la misma
La Naturaleza está para servir y
satisfacer las necesidades y
deseos del hombre y la sociedad.
La naturaleza solo tiene un valor
de utilidad, o instrumental
Los recursos naturales son
infinitos.
La solución a los problemas
ambientales o ecológicos: la
ciencia, la técnica y la economía.
Antropocentrismo fuerte: visión
de consumo y de utilidad sin
autocrítica. Actitud irresponsable
frente al ambiente y al cosmos en
general
Ecodesarrollo
Desarrollo sostenible.
El ser humano es una especie animal
mas de la naturaleza (igualitarismo
biológico), ignora la dignidad del
hombr
Concede a la naturaleza consideración
moral por si misma y no al ser
humano. Todo lo vivo es sagrado.
La naturaleza tiene valor en si misma
y no instrumental
Los recursos naturales no son infinitos
Para solucionar el problema ambiental
propone reducir el N° de seres
humanos. Buscar nuevos valores
donde predomine lo ecológico.
Ética de la tierra: incluyen todo, la
madre tierra. Hipótesis Gaia: sujeto
vivo, consciente y capaz de sentir
(Lovelock 1979)
Deep ecology o ecología profunda cuya concepción antropológica se
resume en considerar a la especie
humana en una especie animal más
Ve al ser Humano dentro de la
naturaleza, dependiendo del resto de
los seres, pero al mismo tiempo
dotado de una propia excelencia
Asume que la naturaleza no solo es
fuente de recursos y objeto de
manipulación, sino además de goce y
contemplación.
Los recursos naturales son infinitos
No niegan la valiosa ayuda que puede
ofrece la tecnología y la ciencia. Pero
por si solas no son capaces de resolver
el problema ecológico
Ética teleológica de Jonás:
principios de responsabilidad.
Antropocentrismo débil, sabio o
moderado / humanista/ personalista:
Los seres humanos son los más
importantes de la creación (dignidad
humana). La naturaleza debe ser
conservada y tratada con respeto.
Repensar los ideales éticos que han de
normar no solo las relaciones
interhumanas, sino también las
relaciones con el mundo natural
69
A MODO DE CONCLUSION
El razonamiento ético de la naturaleza debe integrar los problemas naturales, éticos y
humanos. Por esta razón es loable el esfuerzo de algunas corrientes ecologistas de
pensar la ética en un sentido ecológico. Pero sería un grave error reducir la ética a la
ecología, como lo es también reducirla a los postulados de la religión, metafísica,
sociología o de la psicología.
Las diferentes políticas de desarrollo económico no han logrado tener éxito, la
brecha de desigualdad entre pobres y ricos es cada vez mayor, no hay correlación entre
los indicadores de crecimiento económico y otros factores de desarrollo humano. En
toda tarea humana debe primar la definición del ser humano como ser capaz de
crecimiento irrestricto. En este sentido se traspone al plano social y económico la
definición del ser humano. La autentica antropología económica es: multiplicar los
recursos del hombre, sus riquezas y sus bienes. No debemos perder de vista que el
origen de la economía es la acción humana libre, y creadora de riqueza; por eso la
medida de la economía es la persona y su bienestar.
Afirmar que los seres humanos constituyen el centro y la razón de ser del
proceso de desarrollo implica abogar por un nuevo estilo de desarrollo: acceso, uso y
respeto hacia los recursos naturales, preservación de la biodiversidad; reducción del
hambre, la pobreza y de las desigualdades sociales; conservación del sistema de valores,
prácticas y símbolos de identidad, profundizar en la democracia, garantizar el acceso y
la participación de todas las personas en la toma de decisiones públicas. Este nuevo
estilo de desarrollo tiene como norte una nueva ética, en la cual los objetivos
económicos del progreso estén subordinados a las leyes de funcionamiento de los
sistemas naturales y al respeto de la dignidad humana.
Los recursos naturales son la base para el desarrollo de cualquier actividad
económica – humana y de cuya dinámica se generan las condiciones y los resultados
del desarrollo. La sostenibilidad de los recursos naturales no es fruto de la eficiencia y
del desarrollo económico, sino de las decisiones relacionadas con la equidad actual e
intergeneracional.
70
Para realizar estudios de valoración económica es imprescindible la adecuada
comprensión del papel que desempeña la biodiversidad en los propósitos centrales de la
sustentabilidad. Según la perspectiva del enfoque de la economía ecológica, cualquier
metodología de valoración debe incorporar información de otras disciplinas con
fundamento en sistemas de valores, para que tenga lugar una interacción adecuada entre
los sistemas socioculturales, económica y ecológica que garantice una gestión sostenible
de la biodiversidad.
Dado que los valores de existencia y los valores de opción de los recursos
biológicos son metodológicamente difíciles de medir en términos monetarios, en estos
casos, los métodos de valoración económica deben utilizarse solo como instrumentos
complementarios para las políticas de asignación de recursos. Las técnicas de valoración
no apuntan a entregar el valor de la biodiversidad per se, sino estimaciones del valor
económico asociado a ciertos bienes o servicios compatibles con la conservación de la
misma.
El antropocentrismo de corte utilitarista, debe ser cuestionado desde el punto de
vista ético, no solo por la actitud irresponsable frente al ambiente y al cosmos en
general, sino por su afán de consumo y de utilidad sin autocrítica. Sin embargo, el
antropocentrismo comprendido como una visión humana del cosmos y del hombre
mismo no puede ser superado. El ser humano aun siendo materia corpórea no puede ser
reducido solo a materia manipulable como los demás entes vivos, y por lo mismo no
puede separarse del cosmos en que habita, sino por el contrario está en estrecha
relaciones con su ambiente.
Las relaciones de interdependencia involucran nociones éticas específicas: es
necesario reconocer que el ser humano es el único sujeto viviente capaz de tomar
conciencia de sus relaciones con el cosmos, lo cual le incorpora una responsabilidad
ética frente al ambiente, y nos obliga a revisar nuestras preferencias y nuestras
jerarquías de valores.
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