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EL «SISTEMA DE GUERRA» DE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL Jorge Verstrynge Rojas I. CONCEPTOS ANALÍTICOS BÁSICOS PARA UN ENFOQUE SOCIOLÓGICO DEL TRANSITO HACIA LA GUERRA TOTAL INDUSTRIAL 1.1. La guerra y la paz Antes de adentrarnos en la problemática de las «causas, efectos y periodi- cidad de las guerras», nos ha parecido imprescindible sentar unos conceptos básicos en relación a la guerra como fenómeno global. Después de haber situado a la guerra como hecho social —y, más allá, como una verdadera institución social—, insistido sobre la necesidad de su estudio en una época en la que el fenómeno bélico ha pasado al primerísimo plano del acontecer social y desarrollado las modalidades de estudio del mismo, sería imposible la continuación de este trabajo sin antes dilucidar qué enten- demos, en definitiva, por guerra, paz, sistema de guerra y otros elementos de análisis y definiciones. En primer lugar, la guerra y la paz constituyen dos polos entre los cuales oscila la vida social. Pero la autonomía dista mucho de ser total: más bien habría que considerar que los conceptos de guerra y paz son algo relativo, de contenido más bien psicológico. Es más, no sólo se trata de conceptos rela- 1/78 pp. 105-143

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  • EL SISTEMA DE GUERRADE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL

    Jorge Verstrynge Rojas

    I. CONCEPTOS ANALTICOS BSICOS PARA UN ENFOQUESOCIOLGICO DEL TRANSITO HACIA LA GUERRATOTAL INDUSTRIAL

    1.1. La guerra y la paz

    Antes de adentrarnos en la problemtica de las causas, efectos y periodi-cidad de las guerras, nos ha parecido imprescindible sentar unos conceptosbsicos en relacin a la guerra como fenmeno global.

    Despus de haber situado a la guerra como hecho social y, ms all,como una verdadera institucin social, insistido sobre la necesidad de suestudio en una poca en la que el fenmeno blico ha pasado al primersimoplano del acontecer social y desarrollado las modalidades de estudio del mismo,sera imposible la continuacin de este trabajo sin antes dilucidar qu enten-demos, en definitiva, por guerra, paz, sistema de guerra y otros elementosde anlisis y definiciones.

    En primer lugar, la guerra y la paz constituyen dos polos entre los cualesoscila la vida social. Pero la autonoma dista mucho de ser total: ms bienhabra que considerar que los conceptos de guerra y paz son algo relativo, decontenido ms bien psicolgico. Es ms, no slo se trata de conceptos rela-

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    tivos, sino que las diferencias de definicin son tales que a menudo se caeen la tentacin de definir simplemente la guerra como la ausencia de paz ola paz como la ausencia de la guerra (1). Se ha indicado que, de modo for-mal ms bien que material, se distinguen por su terreno e instrumentos msque por sus calidades intrnsecas. As, se llama guerra a una clase de con-flictos humanos y paz a los dems (2).

    Lo que s sabemos, por otra parte, es que la palabra guerra procededel alemn Werra, grito de combate de donde han salido el Wehr delalemn moderno, el War del ingls, el Guerre del francs y el Guerraen el bajo latn, el italiano y el espaol; pero la etimologa de la palabra,de hecho, no arroja luz alguna sobre el concepto. Las definiciones del fen-meno abundan ciertamente, pero, de alguna forma, insatisfactorias y satisfac-torias a la vez.

    Vamos a dar algunos ejemplos de la profusin de definiciones e intentarsistematizar despus. Para Martens, la guerra es una lucha entre hombres;para Bunkerschok, Twins, Geffocken, Bluntschli y Charles Dupuis, una luchaentre Estados independientes; para Karamowsky, una lucha armada entrepartidos organizados polticamente o comunidades que pretenden a derechosde soberana; para Gentilis y J. de Fiore, se trata de una lucha con armaspblicas y ejrcitos; segn Montecuculli, es lucha con una finalidad militarde victoria; para Clausewitz y Geffocken constituye una lucha cuya finalidades la destruccin de un adversario; Von Rstow la define como luchapremeditada y llevada a cabo con mtodo; para Marselle, Boutroux, en otrosescritos, de nuevo Clausewitz, la guerra es una lucha para imponer preten-siones por la fuerza; segn Phillmore, Pradier, y de nuevo, en otros escri-tos, para Geffocken, es una lucha para dirimir una querella; Pufendorf,Vattel, Calvo, y de nuevo, en otros escritos, J. de Fiore, la definen como unalucha por la reivindicacin de un derecho considerado justo, aunque Fioreaade un carcter abierto a la lucha; Gorande y Letourneau introducen lanocin de mortandad: lucha mortal; Masse, Morton, y de nuevo, en otrosescritos, Kamarowsky, insisten sobre el hecho de que la lucha se lleve a caboa mano armada o mediante armas; para Grocio, se trata de un recurso colec-tivo a la fuerza; asimismo, para Villiaume, hay guerra cuando se da un re-curso colectivo a la fuerza procedente de pueblos; segn Bugalowski, setrata de un combate llevado a cabo por un grupo organizado determinado dehombres, tribus, naciones, pueblos o Estados en contra de un grupo igual osimilar; Lagorgette la define como un estado de lucha violenta nacido entre

    (1) Segn palabras de Arstide Briand...(2) M. Kallen, citado por FRAGA IRIBARNE: Guerra y conflicto social, Madrid,

    1962, pg. 29.

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    dos o ms grupos de seres que pertenecen a la misma especie, producto desu deseo o de su voluntad; podramos seguir as indefinidamente (3).

    En definitiva, todas estas definiciones ofrecen elementos interesantes, peroson incompletas.

    Lo que s est claro, en primer lugar, es que la guerra es lucha, luchapor antonomasia (4). Es lucha violenta: en la guerra, lo excepcional es larestriccin de la violencia (5). Pero, ms que hablar de lucha, hay que refe-rirse quiz al combate. Clausewitz, que define la guerra como un acto de vio-lencia cuya finalidad es forzar al adversario a ejecutar nuestra voluntad, in-siste en dicho aspecto al escribir que la guerra, en el sentido estricto, es elcombate, y si los modos de combatir han variado mucho, pese a dichas varia-ciones, el principio sigue siendo el mismo, y el combate es siempre el ele-mento constitutivo de la guerra (6).

    El combate es, desde luego, armado; y en l deben producirse vctimas ymuertos: la guerra comienza slo cuando las oposiciones se hacen sangrien-tas. Antes de este momento ser lo que uno quiera, pero no guerra (7).

    Este combate sangriento lo llevan a cabo grupos sociales, integrados porseres pertenecientes a la misma especie. Pero se trata, adems, de un combatemetdico y organizado: la guerra es una empresa organizada de destruc-cin (8), con un alto esfuerzo de cooperacin interna de los bandos enfren-tados.

    (3) Por ejemplo, para Haushofer, la guerra es "el acto consistente en pasearla frontera sobre el territorio vecino" (citado por A. CUVILLIER: Manuel de Socio-gie, pg. 332). En una definicin de la guerra de M. Fraga, se nota asimismo f-cilmente lo limitado temporalmente sobre todo de una definicin demasiadoconcreta: "La guerra vuelve a dominar el escenario humano. Se presenta msdominadora, ms total que nunca. La guerra es ahora un conjunto de acciones detodas clases (polticas, sociales, econmicas, psicolgicas, armadas, etc.) que per-siguen derribar el poder establecido en un pas y reemplazarlo por otro rgimen.Hoy la posesin del territorio es relativamente secundaria, lo importante es lapoblacin; no importan mucho las fronteras o las fortalezas." (En Guerra y con-flicto social, pg. 10.)

    (4) Vase M. FRAGA IRIBARNE: Guerra y conflicto social, pg. 30.(5) Vase Leo HAMON: Estrategia contra la guerra, Pars, 1963, pg. 43.(6) Citado por J. F. C. FULLER: JJinfluence de Varmement sur VHistoire,

    Pars, 1948, pg. 19.(7) Segn G. BOUTHOUL: Vinfanticide diffr, Pars, 1970, pg. 128. Por su par-

    te, L. MILLET, en su obra Vagressivit (Pars, 1970), describe la huelga como unamodalidad de guerra: "...guerra menor..., la huelga de aviso es a la vez un exu-torio y un mensaje..., es casi como una maniobra militar. M\iy diferentes son losgrandes conflictos, verdaderas guerras del trabajo; se desencadenan a veces enmomentos inslitos..., pueden implicar a la totalidad de una poblacin, decididaa no ceder ante cualquier amenaza..." (pg. 112). En este caso, el uso de la pala-bra guerra es impropio; ciertamente, la huelga es un conflicto, pero no todoconflicto, obviamente es una guerra, y la finalidad de la huelga no es matar, elresultado no es deliberadamente sangriento. El combate no es armado y no vieneregido por reglas especiales.

    (8) Segn Roger CAILLOIS: Bellone ou la pente de la guerre, Pars, 1965, p-gina 13.

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    La finalidad aparente de la guerra es dirimir una oposicin de intereses.Para ello se lucha, pero el combate est delimitado en el tiempo y viene re-gido por reglas especiales de derecho.

    Ya hemos esbozado a grandes pinceladas que describen el fenmeno gue-rra. Acudamos ahora a la autoridad del fundador de la polemologa. ParaBouthoul existen, en primer lugar, unos caracteres objetivos de la guerra,que son:

    1) El carcter colectivo del fenmeno, que le diferencia de los actos deviolencia individual.

    2) Se trata de una lucha o combate a mano armada.3) Es una manifestacin de violencia organizada y favorablemente san-

    cionada por el derecho.4) La guerra implica un enemigo activo que prosigue conscientemente

    una finalidad de destruccin y frente al cual un adversario pretende lo mismo.5) La guerra implica tambin un grado elevado de cooperacin y de

    apoyo mutuo entre los miembros pertenecientes al grupo social en guerra.6) La finalidad de la guerra reside en servir en un sentido amplio al

    grupo que la lleva a cabo.Ms concretamente, en fin, el fenmeno puede ser definido como una

    lucha armada y sangrienta entre grupos organizados, que comporta el pasede una forma de derecho a otra (9).

    1.2. La Guerra total industrial

    Podramos presentar varias definiciones y mltiples clasificaciones de lasguerras. Pero a efectos de esta investigacin, lo que nos interesa realmentees la moderna Guerra total industrial, que puede ser definida, en una pri-mera aproximacin, como una guerra llevada a cabo entre Estados, que im-plica la utilizacin masiva de un material blico tecnolgicamente muy avan-zado, y de la mayor parte del capital humano disponible, para lo cual serequiere un alto grado de movilizacin en todos los sentidos.

    En cuanto a las finalidades o metas de una Guerra total industrial,pueden ser, desde un punto de vista abstracto, de lo ms variadas. En cuantoa las caractersticas, el lector se percatar del hecho de que hemos unido, enel concepto de Guerra total industrial, la guerra total ms la utilizacinmasiva de armamento tecnolgicamente avanzado (10), y es que, en efecto,la utilizacin de esta tecnologa, adems de la gran diferenciacin existente

    (9) G. BOUTHOUL: La guerre, Pars, 1969, pg. 36, y Traite de Polmologie,Pars, 1970, pgs. 30 y 31.

    (10) Se podra aadir: y utilizacin de una fuente qumica de energa parael desarrollo de las operaciones.

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    en el seno de los grupos sociales enfrentados, es lo que diferencia a laGuerra total industrial de nuestros das de la que enfrentara a las tribusprimitivas, que ya conocan la guerra total.

    Mejorando, pues, la definicin, diremos de la Guerra total industrial,en una segunda aproximacin, que se trata de una guerra llevada a cabo entreEstados soberanos, que implica la movilizacin de todos los individuos sin loscuales el sistema econmico y social puede seguir funcionando, aun en ungrado mnimo, y el uso de un material blico tecnolgicamente avanzado,producido en serie y en masa, y cuya accin se basa principalmente en la uti-lizacin de energa qumica.

    Desde el punto de vista de su definicin, la Guerra total industrial arran-ca, pues, de dos supuestos:

    La guerra es llevada a cabo a nivel de masas, lo cual aparece, histri-camente, con la Revolucin Francesa y el principio de la nacin en armas.

    La fabricacin en masa y en serie de armamento e instrumentos des-tructivos sofisticados.

    Los dos conceptos se hallan implicados: no es posible armar a la totalidadde la poblacin, dado el nivel alcanzado por la tecnologa de la destruccin,sin una industria que trabaje en serie; y no existe guerra total si no se movi-liza toda la poblacin (masculina, al menos) en edad de combatir.

    De hecho, histricamente, el camino que conduce a la Guerra total indus-trial se ha presentado como sigue: Guerra de masas (Revolucin Francesahasta comienzos de la Primera Guerra Mundial) ms Industrializacin (me-diados del siglo xix-mediados del siglo xx) igual Guerra total industrial(desde la Primera Guerra Mundial hasta la Segunda Guerra Mundial in-clusive).

    1.3. El sector cuaternario

    La idea de reagrupar las actividades encaminadas a la destruccin o laspersonas empleadas en dichas actividades constituye una aportacin ms deG. Bouthoul al estudio de la guerra; este autor propuso que a la clasifica-cin de Jean Fourasti que divide la poblacin activa en tres sectores: elprimario agrcola, el secundario industrial y el terciario el de losservicios, se aadiese un sector cuaternario, el de las actividades pole-molgicas (11).

    Dicho sector incluira, lgicamente, siempre segn dicho autor, la pobla-cin empleada en las llamadas industrias de guerra, que son bsicamente

    (11) G. BOUTHOUL: Traite..., pg. 237.

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    las mismas que las de bienes de produccin; por ejemplo, la metalurgia y,en gran medida, la construccin... (12).

    De hechoj en nuestra opinin, un anlisis ms profundo de la nocinde sector cuaternario arroja, desde el punto de vista de la poblacin activaincluida en l, la siguiente composicin:

    1) Los militares de las tres armas, en activo o jubilados.2) El personal de los arsenales.3) Los que trabajan de forma indirecta o intermitente para la gue-

    rra, aunque sea de una forma menos aparente o menos permanente (porejemplo, los que en el campo de la investigacin cientfica e industrial descu-bren y ponen a punto productos y tcnicas cuya utilizacin en los conflictoses factible).

    4) Todas las industrias susceptibles de reconversin hacia la produc-cin de guerra: fbricas de mquinas de escribir, de coser, de maquinariaagrcola, de automviles, de productos qumicos, metalurgia...; y

    5) Servicios de mantenimiento de las familias de los militares y de lostcnicos contratados para la defensa, personal de organismos de ayuda a losinvlidos de guerra, accidentados y jubilados, de organismos encargados dela preparacin premilitar y militar, del entrenamiento y de las maniobras, etc.

    Es decir, que, en definitiva:a) Desde el punto de vista de la produccin, el sector cuaternario in-

    cluye los medios dedicados a producir bienes que pueden ser destruidos entiempos de guerra, precisamente para llevar a cabo la contienda; por ejem-plo: las fbricas de armamento; las fbricas de abastecimientos militares nodedicadas a la produccin de armamento; las empresas que edifiquen fortifi-caciones, carreteras estratgicas (13), aerdromos militares, puertos militares,cuarteles, etc.; las instituciones educativas destinadas a formar el personalmilitar; Jas instituciones mdicas destinadas a fines militares (tales como loshospitales militares, etc.)...

    b) Desde el punto de vista de la poblacin activa, los militares de lastres armas en activo, retirados, jubilados y pensionistas (14); los obreros,tcnicos y empresarios contratados para fines especficamente militares; los

    (12) G. BOUTHOUL: Sauver la guerre, Pars, 1961, pgs. 240 y sigs. En Uinjan-ticide diffr (pg. 21), el autor explica que dicho sector "ofrece la particularidadde ser elstico, es decir, que se infla en perodo de conflicto, hasta incluir la ma-yora de la poblacin activa, y se contracta durante los perodos de calma. Porlo dems, interfiere frecuentemente en los dems. Los tcnicos de una mismaempresa, por ejemplo, debern ser clasificados en uno u otro sector que fabriquentanques o camiones, y los qumicos segn que fabriquen explosivos o medica-mentos".

    (13) Entendemos aqu las carreteras (y otras obras pblicas) cuya construc-cin ha sido decidida por y para la guerra, de forma primaria o secundaria.

    (14) Ms la gendarmera, polica, cuerpo de aduanas, cuerpos para militares,etctera.

    no

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    obreros, tcnicos y empresarios contratados para fines indirectamente mili-tares y ios investigadores dedicados a investigacin militar directa o indi-rectamente (15).

    Esto constituira el sector cuaternario, pero se trata de un sector quetiende a incrementarse considerablemente en tiempos de guerra, tanto desdeel punto de vista del aparato productivo y de los medios de produccin(porque el Estado fuerza y obliga a numerosas empresas a trabajar parala guerra; es la llamada conversin), como de la poblacin activa em-pleada (porque a la ya existente en los tiempos de paz viene a sumarsela masa de movilizados de todo tipo). La guerra, de hecho, hace que elsector cuaternario tienda, desde el punto de vista del aparato productivo,a absorber en su seno todas aquellas industrias que no sean vitales parala permanencia del sistema en un grado mnimo imprescindible del fun-cionamiento y que puedan tener alguna aunque mnima utilidad mi-litar; y desde el de la poblacin activa, a incorporar a todos aquellosvarones en edad militar (y a veces todas aquellas hembras) que el sistemasocial no requiera para su permanencia en un grado mnimo de funciona-miento (16).

    1.4. Sociedad de guerra, sistema de guerra y militarizacin

    Todas las sociedades conocidas son sociedades de guerra, es decir,que se constituyen para la guerra. Como apunta Manuel Fraga Iribarne,la Historia de las formas polticas comprueba que la sociedad se constituyepara la guerra (17); y el Estado, emanacin de la sociedad, es tambin,valga la expresin, un Estado de guerra. As, para Bouthoul, el Estado,tal y como es concebido tradicionalmente, es, sobre todo, una mquinapara hacer la guerra. Siendo ste el motivo por el cual todos los regmenespolticos tienen un punto en comn: hacen la guerra; es ms, siempre desem-bocan en ella... (18).

    (15) No nos parece prudente incluir a los familiares de los militares y obrerostcnicos, empresarios e investigadores destinados a fines militares, como parecehacerlo el profesor Bouthoul en una de sus definiciones. La esposa y los hijosde un obrero no forman parte del sector secundario en el que este ltimo s queest incluido.

    (16) Desde un punto de vista histrico, se aprecia, ya desde la Primera GuerraMundial, y sobre todo desde la Segunda Guerra Mundial, la absorcin por el sec-tor cuaternario de una parte de la poblacin tradicionalmente no dedicada a fina-lidades blicas: las mujeres, los ancianos y los menores... Es muy probable queesta tendencia, lejos de invertirse, se acente en el futuro, como lo deja presagiarel elevadsimo grado de movilizacin llevado a cabo por Israel en sus ltimosenfrentamientos con sus vecinos rabes y el grado de militarizacin mantenidopor la URSS.

    (17) En Guerra y conflicto social, pg. 35.(18) G. BOUTHOUL: Avoir la paix, Pars, 1967, pg. 57.

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    Una Sociedad de guerra tiene, para nosotros, dos caractersticas: enprimer lugar, la capacidad de hacer la guerra; en segundo lugar, se da unapreparacin ininterrumpida de la misma, combinada con su constante even-tualidad

    Como se puede ver, pues, actualmente todos los Estados se basan ensociedades de guerra (19), todos los Estados son Estados de guerra. ElSistema de guerra incluye, a su vez, la aportacin total del sistema so-cial a la guerra: modo de llevarla a cabo, abastecimiento de las actividadesblicas en hombres, armas, bienes, etc. Forman, pues, parte del sistemade guerra de una sociedad la forma tcnica militar de llevar a cabo laguerra y la implicacin del sistema social en la guerra (grado de movilizacinde los recursos econmicos, tecnolgicos y humanos).

    Este sistema de guerra es el que se vislumbra antes del conflicto b-lico, siendo llevado a su mxima potenciacin durante el mismo.

    El grado de militarizacin de una sociedad reside en el mayor o me-nor grado de preparacin para la guerra de la sociedad en tiempo de paz;es decir, en el fondo, y desde un punto de vista de datos fsicos, en el mayoro menor grado de importancia del sector cuaternario. Para medir el grado demilitarizacin de una sociedad hemos establecido, con carcter no exhaustivo,los siguientes ndices:

    1) Relacin entre la poblacin total y los efectivos militares (20).2) Relacin entre la poblacin masculina total y los efectivos militares.3) Relacin entre la poblacin masculina total en edad militar y los

    efectivos militares.4) Relacin entre el Producto Nacional Bruto y el presupuesto de gas-

    tos militares.5) Relacin entre el presupuesto de gastos militares y el nmero de

    habitantes.6) Modalidad de servicio militar: su duracin y su carcter (volunta-

    rio, obligatorio y selectivo).Incluimos, adems de estos ndices estticos, otros de carcter dinmico:1) Incremento de la poblacin total en relacin con el incremento de

    las fuerzas militares.2) Incremento de la poblacin masculina total en relacin con el incre-

    mento de las fuerzas militares.

    (19) J. K. GALBRAITH: La paix indsirable: Rapport sur Vutilit des guer-res, Pars, 1968, pg. 51, las dos "principales caractersticas de la actual sociedadamericana son: el hecho de ser constantemente capaz de hacer la guerra y deestar constantemente preparado para hacerla, cuando el poder poltico que ladirige lo juzga necesario o deseable...".

    (20) Las fuerzas militares y las paramilitares.

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    3) Incremento de la poblacin masculina total en edad militar en re-lacin con el incremento de los efectivos militares.

    4) Incremento del Producto Nacional Bruto en relacin con el del pre-supuesto de gastos militares.

    5) Incremento de la renta per capita en relacin con el de los gastosmilitares per capita.

    6) Cambios en las modalidades del servicio militar.Para hacer ms comprensibles los tres conceptos que hemos introducido

    ms arriba, diremos que toda sociedad de guerra tiene un grado de mili-tarizacin concreto, y dispone de un sistema de guerra destinado a hacerfrente a cualquier eventualidad blica previsible.

    II. EL TRANSITO HACIA LA GUERRA TOTAL INDUSTRIAL

    II. 1. ha sociedad industrial

    Inglaterra fue el primer pas en el que se produjo la profunda mutacinsocioeconmica, que Arnold Toynbee ha bautizado con el nombre de Revo-lucin Industrial. Por qu y cmo se pudo producir en dicho pas uncambio de tanta envergadura es un tema an muy discutido, y el enfrenta-miento entre marxistas y weberianos coexiste con otras versiones no menossugestivas. Para el marxismo, para el que la Historia tiene un sentido yviene determinada por desarrollo objetivo e inevitable de los mediosde produccin, la Revolucin Industrial se debati principalmente a causaseconmicas, en una ecuacin que podramos resumir as: Revolucin Indus-trial = Producto de la acumulacin de capital (por el anterior desarrollodel comercio y por la apropiacin de la plusvala por el empresario precapi-talista) + acumulacin de mano de obra (por la poltica de cercados llevadaa cabo en la agricultura britnica y por las mejoras tcnicas en el trabajo de latierra) + investigaciones tecnolgicas. A lo cual los weberianos contestanque sin un espritu de empresa previo, que glorifique el trabajo, el conoci-miento cientfico y el ahorro, ni habra sido posible la acumulacin previade capital ni las innovaciones tecnolgicas, ni la mentalidad que permitiel aprovechamiento de estos factores favorables cuya presentacin simult-nea en el tiempo se debe a una casualidad histrica ms o menos probable.Los weberianos explicarn, pues, a su vez, que la mentalidad sin la cualla Revolucin Industrial no hubiese sido posible, se debi bsicamente a laaspiracin de una tica muy vinculada a un cisma religioso: el protestantis-mo, sobre todo en su vertiente calvinista. Este ltimo afirmaba la predesti-nacin como nica causa que nos podr abrir el ms all, y que slo lospredestinados tendran derecho a ste; la afirmacin de que el xito en tierra

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    anunciaba una predestinacin favorable para el ms all fue el detonadorque impuls a cantidad de seres a aprovechar todas las fuentes posibles deganancias y posibilit la aparicin del empresario capitalista industrial. A todolo cual Werner Sombart (21) aadi que la guerra y la produccin racionali-zada de material para sta, junto con la mentalidad burguesa y judaica, fueronlos factores que en verdad posibilitaron dicha revolucin.

    De hecho, se distinguen hoy muy variadas causas en la aparicin de laRevolucin Industrial (22); por de pronto, las causas directas ms aceptadasson cinco:

    La aparicin del espritu protestante y burgus. E] desarrollo de los conocimientos cientficos y tcnicos que permi-

    tirn la racionalizacin de la produccin y su modalidad masiva, y aqu laguerra tuvo una influencia no despreciable.

    El aumento de poblacin o Revolucin Demogrfica, con lo cual seproduca un excedente humano disponible para nuevas tareas y una deman-da potencialmente incrementada.

    La acumulacin primitiva de capital (posibilidad por la llegada demetal precioso y el consiguiente boom del comercio y por la racionalizacinde las explotaciones agrcolas).

    La revolucin agraria, que provoc el traslado de la mano de obraexcedentaria desde el campo hasta la ciudad.

    Para Raymond Aron, a su vez, los requisitos que exigi el advenimientode la sociedad industrial fueron la acumulacin de capital, la aplicacin dela ciencia a la industria, la organizacin racional de la produccin, organi-zacin que se halla en permanente mutacin, y la disposicin por cada tra-bajador de una cantidad considerable de energa.

    La sociedad industrial, producto de la mencionada revolucin, va a supo-ner una poblacin fuertemente incrementada, y es que es alimentada, vestiday abrigada, y cuidada, en un grado cada vez mayor, gracias a una produccincada vez ms elevada y sistematizada (en serie) a que es producto de unasistemtica aplicacin de la tecnologa, que, a su vez, ha permitido un mayor

    (21) Lewis Mumford, J. F. C. Fuller, W. W. Rostow y actualmente D. Venner,etctera, han insistido tambin sobre el papel de la guerra.

    (22) La bibliografa sobre la revolucin industrial y la sociedad industrial esmuy extensa. A ttulo indicativo cabe resear: Phyllis DEANE: La primera revolu-cin industrial, Barcelona, 1968; Luis RODRGUEZ ZIGA: R. Aron y la socie-dad industrial, Madrid, 1973; Louis ROUGIER: Le gnie de VOccident, Pars,1969 (existe traduccin al castellano); Walt W. ROSTOW: Les tapes de la croissanceconomique, Pars, 1963 (existe traduccin al castellano); Raymond ARON: Dieci-ocho lecciones sobre la sociedad industrial, Barcelona, 1965; Ernst LLUCH: El des-arrollo econmico, Barcelona, 1973; Colin CLARCK: Les conditions du progrs co-nomique, Pars, 1960 (existe traduccin al castellano); R. ARON: Tres ensayossobre la era industrial, Barcelona, 1966; La socit industrielle et la guerre, Pars,1959; J. K. GALBRAITH: L're de Vopulence, Pars, 1961 (existe traduccin al cas-tellano); Le nouvel tat industriel, Pars, 1968 (existe traduccin al castellano); Lecapitalisme amricain, Pars, 1966 (existe traduccin al castellano); etc.

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    grado de aprovechamiento de los recursos naturales, una mayor eficacia enla utilizacin del trabajo humano y una tendencia a la sustitucin de la ener-ga animal y humana por la de la mquina.

    Es decir, que desde el punto de vista de la guerra, que es el tema quenos interesa en realidad, se produce un incremento del capital humano, peroal mismo tiempo la posibilidad de prescindir cada vez ms del mismo desdeel punto de vista productivo, un incremento del capital de bienes econmicos,de excedente econmico, y la posibilidad de poder producir medios de des-truccin en la misma cuanta y al mismo ritmo que los bienes de produccin.

    Por de pronto, se puede decir que el aumento de la poblacin, de laproduccin y del consumo de bienes econmicos, y el de la intensidad dela guerra, han sido paralelos, aun cuando los primeros parezcan preceder alltimo fenmeno, cerrndose el crculo al ponerse en aplicacin los progresosde todo tipo (en la produccin, en la estandarizacin del consumo, en lamedicina), que a su vez produce la guerra...

    Desde luego, y como veremos, el incremento de la intensidad de la gue-rra no se debe tan slo a estos factores demo-econmicos: los factores pol-ticos han tenido un peso aplastante en la evolucin; pero los primeros siguenteniendo una considerable importancia en el camino que ha conducido a laGuerra total industrial. Precisamente, la expresin Guerra total indus-trial quiere evidenciar que toda una poblacin es dedicada a hacer la gue-rra, por todos los medios, pero en base a una economa industrializada, y, almismo tiempo, recordar que no hemos inventado la guerra total, que ya pre-existi, en diversos momentos histricos, a nuestra sociedad industrial.

    II.2. Hacia la Guerra total industrial

    No somos los inventores de la guerra total: sta, que podramos definircomo aquella en la que la cifra de combatientes a coincidir con la cifratotal de la poblacin masculina adulta o en edad de luchar, y en la que todala actividad social se halla encaminada o dispuesta para la guerra (23), exis-te ya en las sociedades primitivas. G. Bouthoul explica que en las socie-

    (23) Para R. Caillois, "la guerra total implica en primer lugar que la multitudde combatientes tienda a coincidir con la cifra misma de la poblacin masculinaadulta disponible; en segundo lugar, que la cantidad de material empleado corres-ponda al nivel ms elevado que pueda alcanzar la industria de la nacin belige-rante desarrollada al mximo". Como se puede ver, slo en parte coincidimoscon esta definicin: para nosotros, la guerra provoca siempre precisamente porser la prueba mayor a que se puede someter la sociedad y el Estado la utiliza-cin de un material de nivel muy elevado y, de hecho, la guerra total hace msque eso, puesto que provoca la organizacin para y en la guerra de forma perma-nente, de la totalidad del colectivo. En cuanto a la mencin de la industria nosparece un error si la definicin pretende poder ser aplicada a todo tipo de guerratotal (desde la guerra primitiva hasta la actual) y no exclusivamente a nuestra"Guerra total industrial". (En Bellone, pg. 170.)

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    dades muy pequeas, de tipo primitivo o arcaico, la guerra absorbe a todala poblacin masculina: ... se trata de pequeas guerras totales. Y, cierta-mente, la guerra penetra en todas las esferas de la vida social del primitivo;por ejemplo, en la religin, cuyas prcticas ms importantes son las queincrementan la energa y la eficacia de los jvenes guerreros, que se hacenms valientes, y, al mismo tiempo, los protegen contra los enemigos. Losritos de iniciacin, asimismo, tienen como finalidad casi exclusiva la guerra,que ser el gran asunto para los jvenes; a partir de stos, sern educadosy compenetrados con la idea de que la guerra es, por excelencia, la ocupa-cin suprema de los hombres. Es ms, los sufrimientos que padecen durantesu iniciacin tienen como finalidad, ms que nada, endurecerlos en vistasa los combates (24).

    Si se acude al criterio de que la guerra total no conoce ni los armisticiosni las treguas, J. F. C. Fuller afirma que Filipo de Macedonia fue el inventorde la misma: Careciendo de los hombres necesarios en cuanto a cantidad serefiere, Filipo intent sustituir sta por la calidad. Comenz por crear un pe-queo ejrcito permanente reclutado entre sus propios sujetos. Gracias a ellopudo infringir la regla segn la cual slo se poda guerrear en verano, y as,al menos en el aspecto cronolgico, fue el primero en llevar a cabo una guerratotal (25).

    A su vez, durante la Segunda Guerra Mundial, la revista Selecciones delReader Digest public un condensado de la revista Asia, cuyo ttulo eraGengis Kan, precursor de la guerra total, y en el que Edwin Muller afir-maba que este hombre, que posea la habilidad singular de utilizar todos losmedios, tcnicas, armas y recursos econmicos, adaptndolos con prolija yminuciosa precisin a sus objetivos concretos, fue el primero que organizuna Nacin para la guerra, y concibi, pues, hace la friolera de setecientosaos, la guerra total, que todos creamos una invencin modernsima (26).

    A su vez, que la guerra viene sufriendo un proceso de creciente inten-sificacin es hoy algo conocido y sabido; lo que, sin embargo, es menos cono-cido es la magnitud de la evolucin. Por ejemplo, durante los tres siglos casique transcurrieron entre la muerte de Cromwell y el comienzo de la PrimeraGuerra Mundial, Gran Bretaa hizo docenas de guerras (sin incluir lasexpediciones coloniales), pero los efectivos que participaban en las batallasconstituan mucho menos del 1 por 100 de la poblacin; frente a esto, lacifra de movilizados alcanz, para el mismo pas, pero durante la SegundaGuerra Mundial, la friolera de 23 millones de personas...

    (24) Vase G. BOUTHOUL: Cent millions de morts, Pars, 1946, pg. 34, y TraitePolmologie, Pars, 1970, pgs. 126 y 127.

    (25) Vase L'influence de Varmement sur l'Histoire, pg. 47.(26) Revista Selecciones del Reader's Digest de octubre de 1942, ed. espaola,

    pg. 32.

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    De hecho, el incremento general de la guerra, en el tiempo transcurridodesde la Edad Media hasta hoy, ha sido notable. Vanse los efectivos huma-nos utilizados, que han pasado de cuatro o cinco millares de combatientesdurante las Cruzadas, 15.000 hombres durante la Guerra de los Cien Aos(1339-1453), a los ejrcitos de entre 50.000 hombres (Wallestein) a 75.000(Gustavo Adolfo de Suecia) durante la Guerra de los Treinta Aos (1618-1648), a los 2.800.000 reclutas movilizados de las guerras de la Revoluciny del Imperio, a los 50-60 millones de movilizados de la Primera GuerraMundial y a los 100 a 120 millones de la Segunda. Y si la proporcin com-batientes/poblacin total tambin ha ido en aumento, en el campo del arma-mento, desde la invencin de la plvora, las innovaciones, cada vez msdestructivas, se han ido multiplicando, como lo muestra la cadencia seguidatan slo en lo referente a proyectiles, y limitada a dos siglos: 1382, granadade mano; 1405, bola de can fusgena; 1405, mecha retardada; 1410, cajade metralla; 1429, plvora en grano; 1400-1450, olla de cohetes; 1450, ar-cabuz; 1463, balas explosivas de can, hechas de bronce; 1470, bombasexplosivas; 1470 (aproximadamente), cureas montadas sobre ruedas; 1483,pistolas; 1487, balas de can incendiarias; 1520, can con alma rayada;1521, llave de rueda y mosquetn espaol; 1536, perfeccionamiento de lasgranadas de mano; 1543, pistola de llave de rueda; 1560, cartucho de papelfuerte;* 1573, bala de can de balas; 1575, bala de can al rojo; 1588,bala de can ordinaria; 1590, cartuchos que contienen plvora y bala;1592 (aproximadamente), pistolas de can rayado; 1596, fusil de percu-sin; etc (27).

    En cuanto a las batallas, comnmente definidas como encuentros violen-tos y continuos entre dos grupos armados de ms de 1.000 individuos (o 500en el caso de una batalla naval), se han ido haciendo a la vez ms extensas yms intensas: de las de San Quintn, Saratoga, Leuthen, Austerlitz, etc., se pasa las del Marne, de Picardie, de Champagne, etc., y en menos de treinta aosa las de Rusia, de Inglaterra, del Desierto, del Atlntico, del Pacfico, etc.

    Asimismo, la implicacin de los civiles en la guerra ha aumentado consi-derablemente; las guerras llamadas tradicionales de la Edad Media o delImperio slo interesaban a los militares, pero la guerra de 1914, con losprimeros bombardeos civiles causados por la aviacin, ya no iba a excluira los civiles de la guerra, y durante la Segunda Guerra Mundial, con losbombardeos masivos, las requisas o las deportaciones, la guerra ha tomado,visiblemente, una forma de aniquilamiento de un grupo humano por otro.As, la mitad de las vctimas europeas de la Segunda Guerra Mundial fueronciviles. Y para colmo, en la postguerra, las guerrillas (resistencia o subver-sin) iban a contribuir a la participacin de los civiles en la guerra dentrode su mbito. El Estado moderno ha ido a movilizar, para la guerra, no ya

    (27) Vase J. F. C. FULLER: L'influence..., pg. 100.

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    slo las fuerzas materiales y civiles, sino tambin las fuerzas afectivas ymorales. La guerra se ha ido extendiendo as al mbito de la psicologa, yde ah la importancia de la propaganda bajo todas sus formas. En la actua-lidad, ningn sector se puede librar ya de una eventual guerra (28). Encuanto a las prdidas civiles, parece haberse desatado una espiral que con-duce al aniquilamiento total: en las dos guerras mundiales se ha pasado del13 al 17 por 100 de bajas civiles sobre las bajas totales, y se estima que, enlas guerras de Corea y de Vietnam, esta proporcin ha sido superior al80 por 100; en cuanto al desenlace lgico de la guerra nuclear, sera de:muertos civiles, 100 por 100; muertos militares, 0 por 100 (29).

    Como era de esperar, adems, la evolucin de la intensidad de la gue-rra ha repercutido en las relaciones ejrcito/sociedad; se ha pasado del ejr-cito no integrado a la sociedad (Antiguo Rgimen) al ejrcito como partede la nacin (Revolucin Francesa) y, finalmente, a la nacin como ejrcito(Primera y Segunda Guerra Mundial). En un principio, como explic Caillois,el ejrcito apenas si formaba parte de la sociedad, hallndose por enterocomo fuera de la ley por los oficiales, nobles colocados encima de lo comn,por sus privilegios, y por la tropa, compuesta de infames y sin estatuto civil.Posteriormente, el ejrcito se transform en una parte de la Nacin, repre-sentando uno de sus aspectos y desempeando una de sus funciones dedefensa o de conquista, segn los casos, sin que importe. Hoy, al fin, aveces, la relacin se ha invertido: la evolucin contempornea tiende ahacer de la Nacin un aspecto temporal y transitorio del ejrcito, del queslo se distingue por una imperfeccin relativa, un grado menos de coheren-cia y de cristalizacin, un no s qu de amorfo y de insuficientemente estruc-turado. Representa su estado diluido y, por as decirlo, el grado reducido...Pero basta con la guerra para que de inmediato se produzca el pase al pri-mer plano. Todo est preparado, todo est previsto, todo fue concebido yejecutado para que se lleve a cabo fcil y rpidamente (30). Y, efectiva-mente, he aqu cmo el general Ludendorff defini, despus de 1918, loscaracteres de la Primera Guerra Mundial: Los ejrcitos y las flotas comba-tan entre s de la misma manera que antao, al tiempo que desplegabanfuerzas ms poderosas que nunca. Pero, al revs que en el pasado, lospueblos se concentraban con todas sus energas detrs de los ejrcitos. Endicha guerra era difcil distinguir dnde empezaba la fuerza armada propia-mente dicha y dnde terminaba la del pueblo. Pueblo y ejrcito no eranms que uno slo. El pueblo asista a la guerra de los pueblos en el sen-tido propio del trmino. Con todas sus fuerzas, los ms poderosos Estadosde la tierra se enfrentaban en inmensos frentes y en lejanas tierras, rivaliza-

    (28) Vase J. R. GERMAIN: L'arme face au choc du futur, en Sciences et vie,nm. 685, de octubre de 1974, Pars.

    (29) Vase J. P. PRATS: Guerra y desarme, Barcelona, 1973, pg. 34.(30) R. CAILLOIS: Bellone..., pg. 120.

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    ban en !a lucha contra el esfuerzo psquico y vital de los pueblos adversosque haba que disociar. En otras palabras, el primer conflicto mundial, quecomenz con la nacin armada, termin como guerra total, y esta guerrade nuevo cuo, tal y como Ludendorff prevea, lejos de desaparecer anteel horror y el cansancio de los pueblos y sus gobernantes, no podra sinoextenderse... He aqu cmo l mismo describa, quince aos despus delTratado de Versalles, la guerra futura, que tan poco tiempo tardara enllegar: Desde la Primera Guerra Mundial, la guerra total ha tomado enprofundidad, tanto en cuanto a perfeccionamiento e incremento de la avia-cin que lanza no solamente bombas, sino tambin panfletos y libretos depropaganda sobre las poblaciones, como por el perfeccionamiento y la multi-plificacin de estaciones radiofnicas que difunden esta propaganda sobre elenemigo. Si durante la Primera Guerra Mundial los ejrcitos adversos lu-chaban ya en inmensas zonas..., hoy el campo de batalla se extender sobrela totalidad del territorio de los pases beligerantes. La poblacin civil, aligual que los ejrcitos, padecer la accin directa de la guerra; tendr, ade-ms, que padecer sus consecuencias indirectas materiales o morales, el blo-queo, el hambre y la propaganda enemiga, como antao los habitantes delas plazas fuertes cotadas forzadas a capitular por la miseria y el agotamiento.La guerra total no apunta slo a los ejrcitos, sino tambin a los pueblos, yse trata de una verdad inexorable e indubitable (31).

    En este camino hacia la guerra total cabe preguntarse el cmo y elporqu de tal evolucin. Intentaremos dar respuesta a estas dos preguntas.

    Por de pronto, para poder adoptar una perspectiva amplia de la evolu-cin hacia la guerra total, es menester retrotraernos en el tiempo. La EdadMedia, en su forma de hacer la guerra, parece la anttesis absoluta de lo quela primera mitad del siglo xx ha conocido como guerras totales. La guerrafeudal va a aparecer en tres civilizaciones diferentes cuando menos: la deChina clsica, la Eudopa feudal y en la sociedad hind tradicional. Nos-otros vamos a ver aqu, someramente, el caso chino y el caso europeo. Loscaracteres del combate feudal chino fueron los siguientes: 1) La batalla con-siste en un intercambio de bravatas y de cortesas, el ritual del desafo y dela rendicin demuestran que la finalidad es ganar honor. 2) El arte militarest sometido a reglas que transforman las batallas en un torneo. 3) Demos-tracin de prestigio: la batalla desemboca en prestaciones alternas y en co-muniones (rescates, intercambios de mujeres, festines de buen acuerdo).4) El soberano no prohibe la batalla, sino que se limita a hacer respetar lasreglas del juego y a sancionar negativamente los excesos del vencedor (32).

    (1) Citado por R. GIRARDET: Problmes contemporains de djense nationale,Pars, 1974, pgs. 3 y 4.

    (32) Segn Marcel GRANET en R. CAILLOIS: Bellone..., pgs. 47 y 48.

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    En otras palabras, la antigedad feudal china aparece como todo un mode-lo de sociedad en cuanto a la regulacin de la guerra.

    Lgicamente, las bajas de los combates en la poca eran muy reducidas,como en las batallas de Bermule, por ejemplo, donde Enrique I de Ingla-terra vence a Luis VI de Francia, que desemboca en 140 prisioneros y tresmuertos (33).

    En base a esto se ha querido establecer una conexin entre aristocraciay regulacin del combate: Ms refinada y aristocrtica es la cultura es-cribe Caillois, ms legalizado se halla el combate. As, por ejemplo, enla India brahamnica donde la triparticin de la sociedad entre sacerdotes,guerreros y tercer Estado es de las ms rgidas, las leyes de la guerra estnrigurosamente codificadas; as, por ejemplo, el Japn, con las reglas estric-tas del Bushido. Esta regulacin de la guerra se debe a la existencia deuna solidaridad de clase que rebasa los niveles de solidaridad de grupo yel antagonismo con los dems grupos sociales: el caballero es antes caballeroque miembro del conjunto social, llegando a constatar una mayor solidari-dad entre enemigos pertenecientes a una misma clase que entre compatriotasde clases diferentes (34).

    El dominio de la sociedad por una casta guerrera que tena un grado deconciencia de su solidaridad de clase supragrupal fue lo que probablementehizo, por lo dems, que mortferos inventos en el campo de los armamentostardasen bastante en ser aplicados; el caso de la plvora es poco conocidopero muy representativo: ya en el siglo ix la receta era conocida, constitu-yendo la frmula 32 del Libro de los fuegos, de Mames Graecus; sin em-bargo, no se utilizara apenas hasta el siglo xv. Como explica Caillois: Unaplazamiento tal es significativo (35). De la misma forma se anatematizaral usuario del arco, y, sobre todo, a la ballesta: el arco haba sido malacogido, y la ballesta juzgada tan repugnante que el Concilio de Letrnanatematizaba a quienes la usasen.

    Pero la mecnica misma de la guerra obligar a la generalizacin de esasarmas y parecer, y se generalizar (posteriormente con otras armas), el usode la infantera.

    Con todo, nuestra Europa pretender seguir limitando las destrucciones,antes que nada ... evitando la batalla y, sobre todo, estableciendo un cortetajante entre los militares y la poblacin civil; y ello hasta la RevolucinFrancesa.

    Y no es fortuito que haya que esperar a la Guerra de Independencianorteamericana, llevada en nombre de los principios democrticos, para veraparecer el ejrcito de masas, y desaparecer la separacin soldado-poblacincivil. Como explica el general Fuller, en el curso de esa guerra fue cuan-

    (33) R. CAILLOIS: Op. cit., pg. 29.(34) R. CAILLOIS: Op. cit., pgs. 27 y 31.(35) En Bellone..., pg. 62.

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    do apareci no solamente el espritu nacionalista democrtico, sino tambinsu consecuencia lgica: el ejrcito de masas (36). As, hay que fechar laprimera guerra del siglo xix en el da 4 de julio de 1776, da de la decla-racin de la independencia.

    Curiosamente, la nueva Constitucin de los Estados Unidos de Amricaera un canto al antimilitarismo: inspirada por el miedo hacia una institucinmilitar poderosa, el presidente, un civil fue declarado jefe supremo de todaslas fuerzas armadas, y durante la guerra, tambin de las milicias de los Es-tados; slo el Congreso est habilitado para declarar la guerra o votar fondospara usos militares, y nicamente para dos aos cada vez. Los Estados par-ticulares mantenan sus propias milicias, aparte e independientes del ejrcitonacional, que era muy exiguo. No hay ninguna disposicin que estipuleque los jefes militares aconsejarn a los jefes civiles, y si hubo disposicionesrelativas al uso de la violencia y de la guerra, fueron adoptadas con repug-nancia, y a los agentes de la violencia se les mantuvo en un papel instru-mental (37). Pero esto no impedir que la nacin, que se ha presentadosiempre como la campeona de la democracia y del derecho de los pueblosa disponer de s mismos, adquiera, desde el da mismo de su fundacin, uncarcter profundamente militarista y expansionista: la Revolucin de inde-pendencia llev a la presidencia del general Washington; posteriormente, lasbatallas y escaramuzas en las fronteras facilitaron los xitos polticos de losgenerales Jackson, Harrison y Taylor en la guerra con Mxico; asimismo,la Guerra de Secesin condujo al general Grant a la Presidencia; luego,todos los presidentes, desde Grant hasta Mac Kinley, con excepcin de Cle-veland y Arthur, fueron oficiales de la Guerra de Secesin, aunque sloGrant fue militar profesional. Y otra vez, con motivo de la pequea guerrahispano-norteamericana, advertimos cmo otro militar, Teodoro Roosevelt,asciende a la Casa Blanca. Asimismo, la frecuencia en verse complicadadicha nacin en enfremamientos blicos, en guerras y en expediciones deconquista, ha sido cuando menos elevada: como explica Wright Mills, desdela rebelin de Shays hasta la guerra de Corea, no ha habido un perodode alguna duracin sin violencia oficial: desde 1776, los Estados Unidos deAmrica han tenido siete guerras exteriores, una guerra civil de cuatroaos, un siglo de batallas y escaramuzas constantes con los indios, as comodespliegues intermitentes de violencia en China y para someter la AmricaAntillana y parte de la Central (38). Y todo ello con el siguiente resul-tado, segn la revista Fortune (39): El ejrcito de los USA ha hurtado,

    (36) Vase L'influence..., pg. 125.(37) Vase Wright MILLS: La lite del poder, Madrid, 1970, pg. 170, y Louis

    SMITH: La democracia y el poder militar, Buenos Aires, 1965, 2.a edicin, pgs.13 y 14.

    (38) En La lite del poder, pg. 171.(39) Citado por Wright MILLS: Op. cit, pg. 171.

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    desde 1776, ms kilmetros cuadrados de tierra por pura conquista militarque ningn otro ejrcito del mundo, exceptuando el de la Gran Bretaa.

    La irrupcin de la guerra de masas va a encontrar en Europa su primerterico, Guibert, que en su Essai General de Tactique, que apareci en 1792,va a proclamar que la hegemona en Europa recaer sobre la nacin queentre todas se d la primera un verdadero ejrcito nacional y, efectivamen-te, la necesidad para la revolucin de combatir contra los tiranos va atener como efecto la aparicin de los ejrcitos y de esa guerra de masas.Como indica Raoul Girardet, la primera innovacin de la Revolucin Francesafue la nocin de ejrcito nacional; reclutado mediante la conscripcin en lamasa de la poblacin y que se opona a los ejrcitos de la vieja Europa dinsti-ca, de carcter profesional, y reclutados, en su mayora, mediante voluntariados.El 24 de febrero de 1793 se promulg un decreto de la Convencin queordena la requisa de 300.000 hombres de entre los solteros y los viu-dos, o casados sin hijos; algunos meses ms tarde, el decreto del 21 deagosto de 1793 proclama el levantamiento en armas, y pone a todos losfranceses en situacin de permanente requisa para el servicio de los ejr-citos: todos los hombres jvenes, solteros y viudos sin hijos de doce aveinticinco aos eran llamados a las armas. La Convencin pasa a disponeras de un ejrcito de aproximadamente 750.000 hombres, cifra nunca alcan-zada hasta entonces. La ley Jourdan, del 23 de septiembre de 1798, vinoa institucionalizar definitivamente el sistema: Todo francs es un soldadoafirmaba el prembulo de la ley y se debe a la defensa de la Patria.Pese a las numerosas exenciones, la institucin del servicio militar habapasado a ocupar un lugar destacado entre los principios fundamentales delderecho pblico francs (40). As, pues, por de pronto, los revolucionariosfranceses van a oponer el ejrcito de masas a los ejrcitos tradicionales mo-nrquicos. El resto de Europa queda aterrada: la gran concentracin deChlons produce una impresin prodigiosa; en Jemmapes, es el nmeroel que decide; en Hoondschoote, los franceses son cuatro veces ms nume-rosos que los anglo-hannoverianos; en Wattigniesk, el ala derecha francesa,que cuenta con 24.000 hombres, es ms numerosa que la totalidad del ejr-cito austraco... (41) Pero se va a ir an ms lejos, y la guerra total sehalla implcita en este decreto del 23 de agosto de 1793, que estipula queDesde ese momento, y hasta que todos los enemigos hayan sido expulsadosdel territorio de la Repblica, todos los franceses quedan reclutados per-manentemente para el servicio armado. Los jvenes irn al combate, losvarones casados forjarn las armas y transportarn los abastecimientos, lashembras confeccionarn tiendas, ropa y servirn en los hospitales, los vie-jos se harn llevar a las plazas pblicas para excitar el coraje de los gue-

    (40) Problemas contemporneos..., pg. 4.(41) Vase Bellone..., pg. 3.

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    rreros, predicar el odio de los reyes y la unidad de la Repblica (42).No se pas por alto el problema de la produccin: durante tres meses todoslos zapateros deban entregar a la intendencia militar tres pares de zapatoscada diez das, estipulndose que sern de punta cuadrada, de forma a poderdetectar a los civiles que los hubieran adquirido en el mercado negro mon-tado por los traficantes... Raoul Girardet ha confirmado elocuentementeesa pretensin de la Revolucin Francesa de llegar hasta la movilizacintotal: yendo ms all del ejrcito nacional y del servicio militar, la polticade la Convencin tendi a hacer participar en el esfuerzo de guerra a latotalidad de la colectividad nacional. As, en base al decreto del 21 deagosto de 1793, los mayores cientficos del tiempo fueron llamados a ponersu inventiva y sus investigaciones al servicio de la defensa nacional. Innu-merables talleres fueron convertidos en manufacturas de armas. Los viejospapeles, el bronce de las campanas, el salitre de las cavas de las cenizas delhogar fueron recogidos, los cocheros y barqueros requisados. Si es difcilapreciar el alcance prctico de esta inmensa empresa de movilizacin colec-tiva, sta es significativa de uno de los primeros esfuerzos sistemticosllevados a cabo por un Estado moderno para controlar y organizar, en fun-cin de las necesidades blicas, el conjunto de los recursos nacionales (43).Ms tarde, Napolen ser el encargado de extenderla por Europa, la nocinde nacin armada, predicando como misionero, a lo largo y a lo ancho,y de una punta a otra de Europa, el nuevo Evangelio de la guerra (44).

    El reto planteado por Francia a las dinastas europeas no poda sinoextender a stas, lo quisieran o no, el principio de la nacin armada: en 1813Prusia instaura el servicio militar obligatorio y universal. Mientras, la doc-trina cuajara en la obra de Von Clausewitz, destinada a convertirse en ellibro bsico de la guerra total industrial; como explica J. F. C. Fuller,ste, aceptando la idea de cantidad como principio del sistema napoleni-co, bas su filosofa de la guerra sobre el siguiente silogismo: un soldadoes un hombre que lucha; una Nacin es una masa de combatientes en po-tencia; para llevar al punto mximo el poder de lucha de un pas se requiereque todos los hombres de la Nacin reciban una instruccin militar.... Setrataba de hacer la guerra con todo el podero de la Nacin (45).

    Las consecuencias de este postulado de partida iban a ser terribles.Pero, curiosamente, y por contraste, pasadas las guerras napolenicas, elsiglo xix va a ser particularmente tranquilo desde n punto de vista blico:la guerra de Crimea, la guerra austro-prusiana de 1866, la guerra franco-alemana de 1870 han sido guerras breves y limitadas, que apenas difierende las guerras al estilo antiguo.

    (42) Vase R. CAILLOIS: Bellone..., pg. 112.(43) En Problmes conterrvporains..., pg. 5.(44) Vase J. F. C. FULLER: La conduite de la guerre, Pars, 1963, pg. 51.(45) En L'in/luence..., pg. 127.

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    Sin embargo, los tiempos no van a tardar en cambiar: de una formalenta, primero, hasta llegar a la aceleracin final, que puede situarse apro-ximadamente entre la guerra franco-prusiana y la Primera Guerra Mundial,y el movimiento se va a dar no slo en el campo de los efectivos, sinotambin en el del armamento. Ciertamente, las guerras de la revolucin y delimperio no aportan modificaciones notables en el armamento, y los soldadosde Napolen I siguen luchando con el fusil modelo 1777, y usando materialde artillera de Gribeauval, puesto en servicio bajo Luis XVI. Pero en 1848se sita el primer acelern: Se oyeron los primeros estruendos de un nuevoperodo de guerra... cuando los dos inventos militares ms importantes dela primera mitad del siglo xix, la cpsula de percusin y la bala cilindro-cnica, le dieron nueva vida a la teora "cuantitativa" de la guerra. Efec-tivamente, estos dos inventos revolucionaron la tctica de la infantera. Elprimero permita el empleo del mosquetn aun en tiempos de lluvia... Elsegundo permiti que el fusil se transformase en el arma ms mortferadel siglo.... A su vez, mientras ocurran estos cambios, la propulsin avapor, bajo forma del motor marino y de la locomotora, iban a sentar lasbases de una poltica de fuerza intensificada que iban a trastocar el mundoen el transcurso del siglo xix....

    Finalmente, el 9 de marzo de 1862, en el transcurso de la guerra civilamericana, ocurre el primer combate entre acorazados (46).

    Tero no nos anticipemos; porque antes que el acorazado es el ferrocarrilel que va a suponer una nueva gran mutacin que el Estado prusiano va aser el primero en aprovechar: No se debi al puro azar dice Fullerque la Nacin que haba producido a Clausewitz fuese la primera en perca-tarse de la importancia capital de los ferrocarriles para la guerra. Antesmismo de que una sola lnea fuese construida en Prusia, vemos a los inge-nieros civiles estudiar la importancia militar del ferrocarril. A partir de 1853,por ejemplo, F. W. Harkort haca notar que una va frrea que uniese aColonia con Minden, y otra a Mayencia con Wesel, incrementara notable-mente los medios de defensa de Renania, y C. E. Punitz insista sobre laoportunidad de construir un amplio sistema ferroviario que protegiese aPrusia contra Francia, Austria y Rusia. Simultneamente, Friedrich List(1789-1846), el ms genial economista, recalcaba que gracias al ferrocarrilPrusia, que no era ms que una potencia de segundo orden..., podra ocu-par un puesto importante (entre las primeras) (47).

    Otro invento iba cuajando ya, por lo dems, que iba a permitir la pri-mera extensin fsica vertical, hacia las ondas, de la guerra: la telegrafa sinhilos, que contribuy, si no a crear la guerra psicolgica, que es tan viejacomo la guerra misma, al menos a darle a la propaganda una influencia

    (46) Vase L'influence..., pgs. 128 y sigs.; vase tambin, del mismo autor,La conduite..., pg. 80.

    (47) En L'influence..., pg. 132.

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  • EL SISTEMA DE GUERRA DE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL

    anormal, a hacer enloquecer a naciones enteras, transformando las palabrasy los escritos en un arma de guerra dotada de la rapidez de la luz y de unradio de accin mundial. Provoc, adems, el desarrollo de la ciencia elec-trnica (48). Por de pronto, servir para la transmisin de informacin,como aconteci durante la Guerra de Secesin norteamericana, guerra nota-ble, por lo dems, por cuanto implica un salto cualitativo en la utilizacindel armamento: se usaron morteros, granadas, cohetes, ametralladoras, seadopt el fusil de repeticin. Se hicieron las primeras pruebas tendentes ala utilizacin de torpedos, de minas terrestres y submarinas, del telgrafode campaa, de la sealizacin ptica y mediante banderines. Adems, se uti-lizaron trenes blindados, globos, etc.

    Si desde las guerras de la Revolucin y del Imperio se haba vuelto areducir la tropa, la guerra austro-prusiana de 1866, posterior en el tiempoa la Guerra de Secesin, va a representar un paso adelante en el caminoque conduce a la guerra total, guerra que, como su nombra indica, tiende autilizar a la totalidad de los varones en edad de luchar de que disponenlas sociedades. Efectivamente, a partir de 1866, ejrcitos muy importantesentran en campaas, y el ejrcito regular, profesional, cede poco a poco elpaso ante el servicio militar de corta duracin. A su vez, cuanto ms seincrementan los efectivos de la tropa, ms tributarios de las industrias setornan en los ejrcitos para su equipamiento, su armamento y el aprovisiona-miento en tiempos de paz como en tiempos de guerra. As, la industria esorganizada en vistas a la guerra. A su vez, la paz se transforma ms clara-mente en el perodo de preparacin de la guerra que surgir indefectible-mente.

    La guerra de 1870 no va a suponer la introduccin de grandes innova-ciones, sino la rpida extensin de las ya adquiridas recientemente. Sin em-bargo, una de sus ms directas ser el aprovechamiento, en su mayor gradoan, de !os recursos humanos varones. De esta forma, por la ley del 27 dejulio de 1872, la recin establecida III Repblica extiende el principio dela obligacin efectiva del servicio militar al conjunto de la colectividad na-cional, aun manteniendo ciertas dispensas y determinadas desigualdades encuanto a duracin del servicio; estas desigualdades y dispensas sern supri-midas, sucesivamente, entre 1889 y 1905. Por otra parte, al tiempo que laobligacin del servicio activo es extendida umversalmente, se ver prolon-gada por la obligacin terminando el servicio militar activo de perma-necer a disposicin del ejrcito para servir en las unidades de reservas yterritoriales, posteriormente, en ltima instancia, para ser movilizado. As,en 1914, el perodo durante el cual todo ciudadano francs quedaba some-tido a las obligaciones militares se extiende a lo largo de veintiocho aos,de los cuales tres aos de servicio militar activo (49).

    (48) Vase F. C. FULLER: La conduite..., pg. 126.(49) Vase R. GIRARDET: Op. cit., pg. 6.

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    Volveremos, ms adelante, sobre el tema de la extensin de la obligacinmilitar.

    Por de pronto, en 1875 se vuelve a producir una nueva mutacin deci-siva en el campo del armamento. Arranca de un nuevo perodo, y las armasde fuego se perfeccionan de una forma decisiva; el fusil de repeticinaumenta la cadencia del tiro; el empleo de la ametralladora trastoca la tc-tica seguida hasta entonces por la infantera; la precisin y el alcance delos proyectiles son incrementados por el progreso de la fabricacin de losaceros y en la qumica de las plvoras. La motorizacin permite una mayormovilidad de la artillera, siendo eliminada la caballera. Surgen los vehcu-los acorazados, los problemas de transportes de tropas y de municin, elconsumo de los caones y de las armas automticas pasan a ocupar el pri-mer lugar entre las preocupaciones de los Estados Mayores, se introduceun nuevo tipo de entrenamiento consistente, explica Caillois, en sustituirlos reflejos que desencadenan el instinto de conservacin por reflejos de obe-diencia, tornados igualmente mecnicos por tcnicas probadas, que obtienenun triunfo ininterrumpido sobre el miedo y la duda de la criatura. La ins-truccin militar, por otra parte, tiende a ensear al recluta el manejo de armascada vez ms mortferas y complicadas, es decir, de ingenios cuya concepcin,construccin y necesidades en proyectiles reclaman una cifra cada vez ms ele-vada de horas de trabajo (50). Girardet, centrndose en la mejora arma-mentstica, seala su fatal importancia: Cuando, por ejemplo, el fusilde 1777 slo tena un alcance muy limitado (no ms de doscientos metros)y una velocidad de tiro muy reducida (tres tiros en dos minutos), el fusilLebel, puesto en servicio en el ejrcito francs a finales del siglo xix; per-mita doce disparos al minuto, con toda la precisin deseable y a ms demil metros. No hay relacin entre el can de bronce del material de Gribeau-val, que se cargaba por el can y cuyo alcance til no sobrepasaba los qui-nientos metros, y el 75 francs de la Primera Guerra Mundial, capaz dedisparar varias veces por minuto y de alcanzar un objetivo a ms de cincokilmetros. El gran incremento del poder de los explosivos, la aparicindel arma automtica, terminan dndole todo su sentido a dicha mutacin (51).

    Es precisamente esa mutacin en el armamento lo que facilita la crea-cin de los imperios coloniales europeos, requerida, entre otras causas, poruna presin demogrfica incrementada.

    Ya hemos hablado de la telegrafa sin hilos; la generalizacin de suutilizacin, junto con el invento del motor de combustin, van a dar eltoque final a la panoplia de material que se emplear en la Primera GuerraMundial, que nosotros consideramos como la primera Guerra total indus-trial, en el pleno sentido de la expresin.

    (50) Vase Bellone..., pgs. 167 y sigs.(51) En Problmes contemporains..., pg. 7.

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    Desde el punto de vista del armamento y de la tcnica, toda est yaentonces a punto para aquella guerra cuyo resultado hizo que se dudara largotiempo de la posibilidad de que volviera a repetirse en igual escala. Encuanto al factor humano, en todos los pases de Europa salvo en uno, GranBretaa, y en los USA, tambin se ha llevado a cabo un gran esfuerzo:solamente dos naciones que no parecan haber entendido an el problema,Gran Bretaa y los USA, ignoran an el sistema de la conscripcin. GranBretaa lo instaurar en 1916.

    No parecan todos haberse percatado, por tanto, del carcter devoradorde vidas humanas que iba a adoptar el prximo conflicto; sin embargo, elincremento de los ejrcitos (antes de que tambin la poblacin civil, mediantela aviacin y el trabajo forzoso para el ocupante, se viera implicada en elmecanismo de destruccin) era el exponente mximo de la militarizacin pro-gresiva de la sociedad. Es l quien da fe, sin equvocos, del proceso: en1818, el ejrcito francs contaba, en tiempos de paz, con 250.000 hombres;la cifra pasa a 365.000 en 1820, 451.000 en 1832, 500.000 de media en elSegundo* Imperio, 616.000 en 1900, 818.000 en 1914. A principios del si-glo xix se puede estimar que los Estados europeos en su conjunto mantenanbajo las armas aproximadamente a cuatro millones de hombres. En agostode 1914, el ejrcito francs, al quedar movilizadas 28 quintas, va a contarcon 3.854.000 hombres (un francs de cada diez), el alemn con 3.833.000,el ruso con ms de tres millones.

    En agosto de 1913 el teln de la Historia se levant, pues, sobre unnuevo y refinado tipo de guerra... Sin embargo, habida cuenta del carcterprecursor de las guerras de la Revolucin y del Imperio, la Guerra total in-dustrial ha tardado en llegar.

    De todos los conflictos armados del transcurso del siglo xix, tan slo laGuerra de Secesin, en el continente americano, aparece como la prefigura-cin de los grandes choques guerreros de la primera mitad del siglo xx; lamovilizacin de enormes y poderosas masas humanas, el carcter pasional eideolgico particularmente acentuado de la lucha, el papel determinantedesempeado por el material y el grado de industrializacin... En cambio,como explica Girardet, las guerras llevadas a cabo en el continente europeopueden ser legtimamente consideradas como un carcter ms limitado quelos conflictos de la era revolucionaria (52).

    Curioso hecho ste de las guerras limitadas y cortas que se llevan acabo durante el resto del siglo xix; hecho tanto ms anacrnico cuanto que,como indica L. Munford, el estado normal de la sociedad paleotcnica esel estado de guerra: Ninguna palabra escribe puede describir mejor elestado de la sociedad paleotcnica que la de guerra. Sus rganos ms tpicos,desde la mina hasta la fbrica, desde el alto horno hasta la chabola, desde la

    (52) Vase Problmes contemporains..., pg. 8.

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    chabola hasta el campo de batalla, se hallan al servicio de la muerte. Riva-lidad, lucha por la existencia, dominacin y sentimiento, aniquilamiento! Conla guerra, principal estmulo, base fundamental y meta natural de esta so-ciedad, las reacciones y los mviles normales de los seres humanos se redu-cen a la sed de dominacin y al temor al aniquilamiento... La mina y elcampo de batalla se disimulan detrs de todas las actividades paleo tcnicas,y los mtodos que han alentado han llevado a una explotacin sin lmites delmiedo (53).

    Y, sin embargo, la aparicin de la guerra total se situar en el ocaso dela era paleotcnica (Primera Guerra Mundial: 1914-1918) y su culminacinen la primera fase de la era neotcnica (Segunda Guerra Mundial: 1939-1945); y estas dos guerras, llamadas mundiales, van a ser precisamente lasdos primeras guerras totales e industriales.

    Pero es por la extensin geogrfica de la guerra, como por el incrementode su intensidad, por lo que la Segunda Guerra Mundial aparece hoy comola culminacin de la Guerra total industrial... y, con todo, pese a con-siderar que la era paleotcnica era ms blica que la neotcnica, hay quedarle en parte la razn a L. Munford en lo referente a la interrelacinentre industrializacin y militarizacin: las guerras de la primera mitad delsiglo xx han conducido a lo que puede llamarse una militarizacin crecien-te de la vida econmica de las sociedades en guerra. Pero han conducidoigualmente a una industrializacin creciente de los aparatos militares enpresencia (54).

    Porque era evidente, en uno de los lados de la relacin, que la guerratotal, en la civilizacin industrial, llevara a la Guerra total industrial;como seala Girardet, ya bajo la Revolucin, la Convencin haba requisadopara la defensa nacional una parte importante de la actividad econmica delpas; por otra parte, en el transcurso del siglo xix, la nocin de moviliza-cin industrial se haba, poco a poco, impuesto y precisado. De esta forma,en 1914, el Estado Mayor francs haba previsto, en caso de hostilidades,que las fbricas francesas deberan producir 13.600 obuses del 75,2.470 cartuchos y 24 toneladas de plvora B al da, y que estos nivelesde produccin se alcanzaran ochenta y un das despus del inicio de hostili-dades; pero a los ochenta y un das la artillera requera una produccin de

    (53) Lewis Munford distingue entre era neotcnica, era paleotcnica y eraeotcnica: "Contemplando los ltimos mil aos se puede dividir el desarrollo dela mquina y su civilizacin entre fases sucesivas pero que se superponen y seinterpenetran: eotcnica, paleotcnica y neotcnica (en Tcnica y civilizacin, Ma-drid, 1971, pg. 128). Aade que: "Expresndonos en trminos de energa y ma-teriales caractersticos, la fase eotcnica es un complejo de agua y madera; la fasepaleotcnica es un complejo de carbn y hierro, y la neotcnica es un complejode electricidad y aleacin" en op. cit., pg. 129). Vase tambin Elments pourune conomie organique, annimo, editado por las Ediciones Saint Just, en Pars,1962, pgs. 11 y 12.

    (54) Vase R. GIRARDET: Problmes contemporains..., pgs. 12 y 13.

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    50.000 obuses del 75 al da, cifra que se alcanz en marzo de 1915, perocuando ya se necesitaban 80.000 obuses diarios; en septiembre de 1915, elEstado Mayor solicita que se lleve el ritmo de produccin a 150.000 obusesdiarios, es decir, 10 veces la cifra prevista por los planes de movilizacin in-dustrial, y en lugar de 50.000, son entonces un milln de trabajadores, delos cuales 200.000 mujeres, los que se hallan empleados en Francia en laproduccin de armamento, mientras que Gran Bretaa utiliza aproximada-mente una fuerza laboral doble. Cifras muy caractersticas de ese dinamismomultiplicador presentado por la guerra ya desde el principio del primer con-flicto mundial: el incremento al lmite mximo de la produccin de material,de armas y de municiones se han transformado, por cada beligerante, enuna puesta vital de la que depende la suerte de la lucha. De ah el carcterde competencia industrial tomado por la Primera Guerra Mundial y que laSegunda ha acentuado an ms. Desde entonces, sigue explicando Girardet,no cuenta, en primer lugar, la cifra de batallones o de divisiones, el valory la voluntad de los combatientes, la habilidad estratgica del mando, sinotambin, y con un paso cada vez mayor, las capacidades de produccin dela nacin beligerante. As, el pas que sea capaz de disponer de las msimportantes cantidades de "metal organizado" puede ganar, y la lucha yel combate no son ya esencialmente entre ejrcitos, sino tambin entre fbri-cas: la superioridad militar de un pas tender a confundirse con su supe-rioridad industrial. De esta forma, la guerra ha entrado, en 1914, en lafase industrial (55).

    Ya la guerra no slo absorbe, como en las guerras de la Revolucin y delImperio, a toda la poblacin masculina utilizable en el campo de batalla;para hacer funcionar esas fbricas que ofrecern la victoria en esa competi-cin industrial, y he aqu ya una forma de implicacin del civil en la guerrade las muchas que producir la Guerra total industrial, se har menesterobligar a los civiles a trabajar para el esfuerzo de guerra; la Segunda GuerraMundial, culminacin del proceso, ver en la prctica la movilizacin casicompleta de la poblacin, de cualquier sexo y edad mientras no le corres-pondiese ya luchar en los campos de batalla: el trabajo obligatorio, tantode las mujeres como de los hombres, es introducido en los pases democr-ticos; en razn de la constante amenaza de ataques areos, es llevada a cabola leve en masse no armada de la defensa civil area vigas de incendios,brigadas de bomberos, escuadras de demolicin, la Polica, unidades de am-bulancias, etc., ya en razn del peligro de una invasin area-transportada, selevantan milicias como la Home-guard britnica o el Volksturm alemn.

    En otros captulos posteriores veremos los efectos de la guerra en elcampo poltico, econmico, demogrfico, social, artstico y cultural, tecnol-gico y cientfico, dentro de la sociedad industrial. No obstante, podemos

    (55) R. GIRARDET: Op. cit., pg. 10.

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    adelantar que, a efectos de aclaracin, la competencia industrial que la Gue-rra total industrial llevaba consigo oblig al Estado a no dejar en ningnmomento la economa de la mano del mecanismo ciego de la oferta y de lademanda, y, en una palabra, a intervenir, reglamentar, planificar: al tomarla nacin entera el aspecto de una fortaleza sitiada, tena que vigilar un equi-tativo reparto de los bienes de consumo considerablemente escasos; orientarhacia las necesidades de la lucha todo el esfuerzo de produccin del pas;dar paso a las primeras formas sistemticas de planificacin econmica. Estasltimas han aparecido en el transcurso de la Primera Guerra Mundial: des-de 1915 se ve ya, en la Alemania en guerra, al Estado colocar bajo su con-trol la mayor parte de los sectores de la actividad econmica; en 1916 sercreado un organismo especial bajo la autoridad de W. Rathenau, encargadode coordinar y dirigir, en funcin del esfuerzo de guerra, la casi totalidadde la economa nacional. Pronto, de una manera ms o menos coherente, deun modo ms o menos feliz, todos los dems beligerantes se vern obligadosa imitar ese ejemplo (56). Y cuando, en la Segunda Guerra Mundial, sealcance el paroxismo de la Guerra total industrial, los ltimos reductosdel liberalismo, Gran Bretaa y, sobre todo, los USA, caern: all dondeel papel director del Estado se halla poco desarrollado, la Segunda GuerraMundial lo incrementa en considerables proporciones: en los USA, sobretodo, el War Production Board, establecido por Roosevelt desde enerode 1942, y luego el Office of war Mobilization, creado en mayo de 1943,extienden su control sobre el conjunto de la economa nacional, velandopor la bsqueda y por el reparto de las materias primas, coordinando todaslas fabricaciones de guerra, distribuyendo la mano de obra segn las nece-sidades esenciales de las diferentes ramas de la produccin. En 1944 serrealmente la totalidad de su potencial econmico, ntegramente movilizadoy organizado, lo que las naciones beligerantes mandarn al combate.

    Se trata, pues, de una verdadera militarizacin total no slo econmi-ca lo que provocar la Guerra total industrial. Fenmeno inevitable, yaque, como seala Gordon Wright, la movilizacin total engendra eviden-temente, y al menos durante la guerra, cierto grado de militarizacin de lasociedad: una tensin prolongada impone una disciplina cvica intensifica-da: regimentamiento incrementado de la vida del ciudadano, jerarquizacinde las relaciones, sustitucin parcial de los valores civiles por los valoresmilitares. Necesidades nuevas acarrean fuertes modificaciones en las costum-bres y en los valores sociales; respeto, gloria y prestigio recompensan lasproezas de otro orden, dejando en la sombra los xitos acostumbrados. Loscaminos normales de movilizacin social son desviados o bloqueados comopor un temblor de tierra; otros, en cambio, se abren ante individuos quehasta entonces haban sido seres oscuros. ,De ah una reclasificacin inevita-

    (56) Vase R. GIRARDET: Op. cit., pgs. 11 y 12.

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    ble de las relaciones, que puede ir en el sentido de la unificacin, pero quea veces acenta las desigualdades. En regla general, explica, los beneficia-rios de las guerras modernas son los militares profesionales, y ello a expensasde los que se dedican a actividades pacficas (57). Por otra parte, y estono es una caracterstica exclusiva de las guerras totales industriales, sinode cualquier tipo de guerra total, las guerras absolutas piden jefes absolutos.En este caso, el poder absoluto iba a ser... total, y la sociedad tena quedesembocar forzosamente en una sociedad totalitaria. Cuando la primeraGuerra total industrial finaliz, y se puso de relieve su carcter totalitario,y el que ese carcter no ira sino afirmndose en conflictos futuros, se sacla pertinente leccin, a saber, que para una guerra total se necesitaba unEstado totalitario si se deseaba sobrevivir a la contienda, y sobre todo ga-narla. Acabada la Primera Guerra Mundial, est la perspectiva que prome-ta la Segunda. Todos entendieron, como indica Monnerot, que desde elpunto de vista blico el Estado totalitario se halla siempre aventajado a losdems (58). Fraga Iribarne, por su parte, indica que la guerra total requiereuna nacin de hormigas, la nacin en guerra tiende a convertirse en un hor-miguero, y cuanto ms se acerca a ese modelo, ms eficaz ser su accin (59).

    La demostracin histrica ms palpable de que la guerra total conducaal Estado totalitario fue la rpida cadencia de aparicin de dictaduras enEuropa, teniendo en cuenta que si bien el Estado dictatorial o autoritariono es igualmente una condicin sine qua non del establecimiento de esteltimo. La cadencia iba a ser la siguiente: 1923, Italia (Mussolini), y Espaa(Primo de Rivera); 1924, Portugal (Carmona), y Polonia (Pilsudski); 1933,Alemania (Hitler); 1934, Austria (Dollfuss); 1936, Espaa (Franco).

    Fijmonos en el hecho de que de estos siete pases tres se hallaban enel grupo de los vencidos de 1918, que Italia se consideraba poco ms quederrotada en ltima instancia y que Polonia presenta que su independenciano sera defendida frente a las inevitables reivindicaciones rusas y alemanasms que por la fuerza.

    La marcha hacia la guerra total, ya lo hemos apuntado antes, llevabaimplcita la incorporacin del civil a la gran tarea comn de la guerra. Ini-ciada en 1914, esta movilizacin civil, como hemos visto, culmin durantela Segunda Guerra Mundial, pero con la agravante de que no solamente secont con los civiles propios, sino tambin con los de los vencidos y ocupa-dos; si ya en 1914, en las regiones ocupadas, en Blgica y en los departa-mentos franceses del Norte, Alemania haba procedido a llevar a cabo deter-

    (57) Vase Gordon WRIGHT: L'Europe en guerre, Pars, 1971, pg. 211.(58) En La guerre en question, Pars, 1951, pg. 54. Aade este autor: "Hay que

    hallar el justo medio: imitarlo (al estado totalitario) lo suficientemente como parapoder defenderse frente a l, pero no lo bastante como para parecerse a l"(pg. 54).

    (59) En Revista de Estudios Polticos nm. 89, Madrid, 1956, artculo titulado"La guerra sin lmites".

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    minadas requisas de nueva mano de obra, el sistema fue considerablementeampliado y generalizado en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial (60).Desde ese momento los civiles del enemigo se convirtieron en un objetivomilitar, derrumbndose as una larga tradicin instaurada desde la EdadMedia y cada vez ms difcilmente mantenida desde la Revolucin Francesa.

    La guerra total utiliz, pues, a los civiles; stos participaban en ella y,lgicamente, pagaran tributo por ello. Inevitablemente, en el camino de laguerra total que comienza en julio de 1914 para terminar, podramos deciren apoteosis, en mayo de 1945, los civiles iban a ir dejando cada vez msun nmero mayor de esquelas mortuorias, tanto en cuanto a cifras absolutas,como en las relativas, en comparacin con el personal totalmente militar.De esta forma, si durante la Primera Guerra Mundial uno de cada veintemuertos en guerra es civil, en la Segunda Guerra Mundial dicha proporcinse elevar a uno de cada dos (61). Pero slo se trata de una media, y deesta forma, durante la Segunda Guerra Mundial los 18 millones (?) demuertos soviticos abarcan tan slo siete millones de militantes; de1.700.000 muertos yugoslavos slo hay 300.000 militares, y de los4.800.000 muertos polacos, 200.000 militares...

    Sin querer extendernos sobre el carcter ms mortfero del armamentoa medida que se acerca la culminacin atmica de la Guerra total indus-trial durante la Segunda Guerra Mundial, nos parece, sin embargo, recal-car que dicha Guerra total industrial no se limit a movilizar slo lo hu-mano en cuanto fuerza militar y lo econmico, sino que, lgicamente,tambin lo psicolgico. El libro Propaganda ais Waffe (La propaganda comoarma), del coronel Blau, es publicado en 1937, y en l se establecen lasbases de la guerra psicolgica que todos los beligerantes pondrn en aplica-cin durante la segunda contienda de esta primera mitad de siglo... Inno-vacin tambin la logstica, nica forma de poder hacer efectivo el frutodel enorme esfuerzo al que se iba a someter a las naciones, entendindosepor ella todo lo concerniente a las organizaciones de la retaguardia, el abas-tecimiento, las comunicaciones, los transportes, etc. Ciertamente, estos pro-blemas se haban planteado ya con una amplitud desconocida en el artemilitar desde 1914, pero las enormes masas humanas que haba que abas-tecer entonces en vveres, en material y en municiones se hallaban entoncescasi inmviles en las trincheras a lo largo de frentes relativamente fijos;pero en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, las dificultades aumen-taron por el hecho de que las unidades combatientes se desplazaban, y aveces con rapidez, sobre distancias frecuentemente considerables; el ritmode la lucha se precipit, las lneas de comunicacin se alargaban al tiempoque se impona la necesidad obsesiva de proveer de carburante a losmotores. Las oficinas de coordinacin y de planificacin, explica Girardet,

    (60) Vase R. GIRARDET: Op. cit., pgs. 17 y 18.(61) En base a clculos de R. GIRARDET: Op. cit., pg. 21.

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    tendran, pues, que desempear un papel cada vez ms decisivo: los ejr-citos, ellos tambin, entraban en la era de los organizadores. Y, mientraslos cientficos eran impulsados a buscar, cada vez con mayor rapidez y urgen-cia, medios que poner a disposicin de la guerra total, adquiriendo as estaltima, adems del carcter de competicin industrial, el de competicincientfica y tecnolgica, decisiva sta hasta el punto de que sera apenasexcesivo afirmar que cada una de las etapas de la guerra queda marcadapor la aparicin de un nuevo invento que tendi a hacer bascular la victoriahacia uno u otro de los beligerantes (62).

    En resumen, la Guerra total industrial trajo consigo la generalizacine intensificacin del principio de la nacin armada, estableciendo, a razde la Revolucin Francesa, un enorme incremento del potencial destructivode los ejrcitos, una competicin industrial y cientfica desenfrenada y apo-yada en una planificacin rigurosa de los medios de todo tipo de que sedispona, y la innovacin militar en campos hasta ahora no alcanzados, comoel psicolgico propagandstico; adems, tanto por imperativos de moviliza-cin humana y econmica, la poblacin pas a ser blanco de los contendien-tes, mientras la resistencia y la guerrilla tendan a borrar toda distincinposible entre el civil y el militar...

    R. Girardet aade a estos caracteres la desaparicin de los llamadosfrenos a la guerra total; nosotros consideramos que este punto mereceuna consideracin aparte.

    Adems de total, las dos guerras mundiales revistieron el carcter deguerras ilimitadas. Ahora bien, el carcter total de una guerra, en cuantoa los medios empleados, no tiene por qu repercutir en principio sobrelos fines de guerra ilimitada (o que implican la destruccin total del ene-migo). Es decir, aue el llevar una guerra de forma total no tiene por qudesembocar en una guerra ilimitada en cuanto a los fines ltimos. La dife-rencia entre guerra limitada y guerra ilimitada se refiere a la finalidad de laguerra y no a los medios empleados, como se deduce de estas definicionesofrecidas por el general Fuller: Las guerras son clasificables en guerraslimitadas y guerras ilimitadas. Este ltimo trmino se aplica a la guerra cuyoobjeto reside en el exterminio o en la rendicin sin condiciones del enemigo.Las guerras limitadas se llevan a cabo para lograr la reparacin de un daoparticular, para adquirir un territorio o disfrutar de una ventaja particu-lar, etc. (63).

    La guerra, originariamente simple medio, ha tendido a convertirse en

    (62) En Problmes contemporains..., pg. 12. Ha sido tal el impacto de la cien-cia sobre la guerra, que para D. Bell, por ejemplo, el podero militar es hoy cien-tfico ("La sociedad postindustrial", Madrid, 1976, pg. 143).

    (63) En La conduite..., pg. 12.

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    medio, como lo anunci ya a principios de siglo Lagorgette al escribir queen lugar de ser proporcionales al valor vital del designio poltico, final, laintensidad y la extensin del medio no tienen ms que una medida: serms grandes que lo que intenta ser mayor que ellas. Es decir, que ya notienen medida extrnseca. El medio, por as decirlo, se separa del fin, paraadquirir una vida propia, vida exuberante, y un desarrollo indeterminado,como si fuese no ya un medio cuya importancia queda subordinada a la delfin, sino un fin en s, cultivado por el mismo. Si Clausewitz es formalcuando subordina la guerra a la poltica, slo un siglo ms tarde, Ludendorffinvierte deliberadamente la frmula y ofrece, al contrario, la poltica como uninstrumento de la guerra; esta ltima pasa a ser la expresin suprema dela voluntad de existencia nacional, y no se contempla a la paz sino como unintermedio durante el cual los poderes civiles dejan a los militares la posi-bilidad de preparar un nuevo conflicto. Concluye: Toda actividad humanay social se justifica tan slo si prepara la guerra (64).

    Pero aun en base a la actitud tomada por Ludendorff, la guerra llevadade una forma total no tiene por qu desembocar en la destruccin total(finalidad ilimitada) del enemigo. Y el caso espaol, durante la guerra civil,al terminar dicha contienda con una rendicin sin condiciones del enemi-go, desmiente la relacin directa entre guerra total y guerra ilimitada.

    Sostenemos, pues, que el empleo de medios drsticos, de todos los me-dios que es lo que en definitiva es la guerra total, no tiene por qudesembocar en una guerra ilimitada guerra cuya finalidad es la eliminacindel grupo social adverso como tal grupo social autnomo o como tal gruposocial a secas. Con todo, es evidente que en este siglo estamos asistiendoal progreso, a pasos agigantados, de la guerra ilimitada. Por ejemplo: la Se-gunda Guerra Mundial termin para Alemania con el Tratado de Versalles;en virtud del mismo, el Reich perda el 1/8 de su territorio y el 10 por 100de su poblacin, no poda tener un ejrcito de ms de 100.000 hombres, etc.Pero, ms que el fondo, es la forma en que fue llevada la negociacin o,ms bien, la imposicin: ya las negociaciones, indica H. Savon, haban sidollevadas de una forma tan poco habituales como muy humillantes para losvencidos. Estos no haban sido invitados a las negociaciones, que se habandesarrollado entre vencedores. Los plenipotenciarios alemanes slo pudieronhacer, y a posteriori, cuando las decisiones haban sido ya tomadas, obser-vaciones que fueron prcticamente rechazadas en su totalidad, habiendodeclarado el presidente Wilson que de todas formas ya era tarde. Final-mente, el Tratado le impona a Alemania una clusula en virtud de la cualpareca reconocer que era, junto con sus aliados, el nico responsable del

    (64) Vase R. CAILLOIS: Bellone..., pg. 148.

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    conflicto mundial (65). En Alemania, las reacciones no se hicieron esperar.Cuando el 12 de mayo de 1919 la Asamblea Nacional se rene en el aulade la Universidad de Berln, ese anfiteatro en el que Fichte, cien aos antes,haba lanzado su famoso llamamiento a la nacin alemana para exhortarlaa liberarse del yugo de Napolen, la desesperacin cunde entre los miembrosdel Gobierno y entre los diputados. Scheideman, exponiendo el punto devista del Gobierno (socialista) exclama:

    Las clusulas del Tratado son inaceptables para Alemania! Qu manopodra, sin ensuciarse, comprometerse y nosotros con ella ante tales ca-denas? Pero M. Fehrenbach, presidente de la Asamblea, ser el ms lcido.De pie bajo el retrato de Fichte, lanza un pattico aviso a los aliados:Pensad en vuestros hijos y en vuestros nietos!, porque los sufrimientosengendrados en este Tratado tendrn como resultado el crear, en Alemania,una generacin cuya nica voluntad, desde su nacimiento, ser la de romperlas cadenas de la esclavitud que le habrn sido impuestas (66).

    (65) H. SAVON: DU cannibalisme au gnocide, Pars, 1972, pg. 191. El texto delartculo 231 deca: "Los gobiernos aliados y sus asociados afirman, y Alemaniareconoce, la responsabilidad que tienen Alemania y sus aliados por haber provo-cado todas las prdidas y daos que los gobiernos aliados y asociados y sus ciu-dadanos han sufrido a consecuencia de la guerra que les fue impuesta por laagresin de Alemania y sus aliados." Vase tambin el artculo de Martin GILBERT:"El Tratado de Versalles", en la obra colectiva Historia mundial del siglo XX,tomo II, Barcelona, 1972, pgs. 271 y sigs., edicin espaola.

    (66) La sensacin de encadenamiento era tanto ms fuerte cuanto que los ale-manes creyeron de buena fe que el Tratado se basara en los catorce puntosenumerados por el Presidente Wilson, y que eran los siguientes:

    1. Tratados de paz concluidos en base a discusiones pblicas sin anexos se-cretos. Exclusin de la diplomacia secreta y de los acuerdos particulares de lasnaciones.

    2. Total libertad de navegacin de las aguas territoriales, tanto en tiemposde paz como de guerra.

    3. Supresin de lo ms completa posible de las barreras econmicas; concesinde la igualdad de trato en materia de comercio a todas las naciones que deseanla paz.

    4. Otorgamiento y toma de garanta en cuanto a la limitacin de los arma-mentos nacionales.

    5. Arreglo imparcial de todas las cuestiones coloniales teniendo en cuenta losintereses de los pueblos indgenas.

    6. Evacuacin del territorio ruso, reparto de los territorios que han pertene-cido al Imperio ruso en base al derecho de los pueblos a disponer de s mismos.

    7. Completa evacuacin y restauracin de Blgica; reconocimiento de su in-dependencia plena y entera.

    8. Evacuacin del territorio francs; reparacin del dao infligido a Franciaen 1871 (Alsacia y Lorena).

    9. Reajuste de las fronteras italianas conforme al deseo de los habitantes y alprincipio de las nacionalidades.

    10. Posibilidad del desarrollo autnomo y concesin de un lugar entre lasnaciones a los pueblos del Imperio aust