el trabajo y la dignidad humana desde la perspectiva
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EL TRABAJO Y LA DIGNIDAD HUMANA DESDE LA PERSPECTIVA
KANTIANA
LORENA CANTOR VISCUÉ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA CALI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO JURÍDICO
CARRERA DE DERECHO
SANTIAGO DE CALI, ABRIL DE 2018
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EL TRABAJO Y LA DIGNIDAD HUMANA DESDE LA PERSPECTIVA
KANTIANA
LORENA CANTOR VISCUÉ
DIRECTOR: LUIS FREDDYUR TOVAR
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA CALI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO JURÍDICO
CARRERA DE DERECHO
SANTIAGO DE CALI, ABRIL DE 2018
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ÍNDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN 4
CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD: NÚCLEO DE LOS DERECHOS HUMANOS 11
1. DIGNIDAD HUMANA 12
1.1. Imperativos de la dignidad 12
1.2. Dignidad bajo la moralidad 16
2. DERECHOS HUMANOS 23
3. DIGNIDAD HUMANA COMO FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS 25
HUMANOS
CAPÍTULO SEGUNDO
NECESIDADES HUMANAS Y VIDA DIGNA 32
1. NECESIDADES HUMANAS 33
2. SATISFACTORES DE NECESIDADES 39
3. VIDA DIGNA: ENTRE NECESIDADES EXISTENCIALES Y AXIOLÓGICAS
47
CAPÍTULO TERCERO
EL TRABAJO: ACTIVIDAD HUMANA QUE DIGNIFICA A LA PERSONA 54
1. EL TRABAJO: ACTIVIDAD HUMANA 55
2. EL TRABAJO COMO DERECHO HUMANO 62
3. TRABAJO Y DIGNIDAD HUMANA: DIALÉCTICA, NECESIDADES
ESENCIALES Y AXIOLÓGICA 68
CONCLUSIÓN 76
BIBLIOGRAFÍA 80
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INTRODUCCIÓN
La actividad humana llamada trabajo se enfoca en el desarrollo de la persona que
lo realiza y de su entorno, puesto que, además de ser un derecho humano, le
permite satisfacer sus necesidades personales y sociales, creando valores
materiales y espirituales1.
Cuando el ser humano trabaja y por consiguiente logra satisfacer las necesidades
esenciales y las axiológicas, denominadas así por Manfred Max Neef, logra concebir
y mantener el valor intrínseco de la dignidad en su vida. El fundamento lo
encontramos en la autonomía de la voluntad que el ser humano puede ejercer
cuando trabaja, en el momento que puede actuar conforme al deber ser sin ninguna
coerción y otorga el valor moral que corresponde a la acción y la dignidad de quien
lo ejecuta.
El trabajo le permite al individuo, en su calidad de ser racional, ostentar y adquirir
medios y derechos para la satisfacción de sus necesidades, y a su vez, le garantiza
la posibilidad de ser el fin en sí mismo y respetar la misma proyección en los demás,
teniendo en cuenta que cada persona debe crecer de forma autónoma, con el objeto
de interrelacionarse con los demás, pudiendo todos gozar de una dignidad y libertad
propias en igualdad de condiciones. No se puede concebir como un derecho
corriente, mucho menos como una actividad económica y como simple elemento o
fuerza de producción. El trabajo va mucho más allá de las distintas clasificaciones
y/o conceptos que puedan ser aplicados.
El trabajo es un derecho humano, vital para los demás derechos y garantías para la
consecución y mantenimiento del orden social, puesto que su especialidad o
1 Molina Higuera, Angélica y Vólmar Pérez Ortiz (2005). Contenido y Alcance del Derecho Individual al Trabajo. Bogotá, Imprenta Nacional de Colombia.
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carácter se basa en la esencia del mismo ser y de lo que se busca proteger con
ellos.
En la definición de Pérez Luño sobre los derechos humanos, encontramos
identificado completamente al trabajo, puesto que para él son “un conjunto de
facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias
de la dignidad, la libertad y la igualdad humana, las cuales deben ser reconocidas
positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional”2.
Los derechos humanos son entonces, las herramientas o mecanismos que le
permiten a toda persona materializarlos debiendo tener el reconocimiento y
protección necesaria de las leyes nacionales e internacionales, a través de la
sinergia de todos y cada uno de los derechos implementados para la efectiva y real
consecución de los mismos.
La finalidad de los derechos humanos se basa en concretar valores indispensables
para la persona y por lo tanto podría decirse, de acuerdo a esta naturaleza, que su
clasificación inicial iría en la de leyes naturales, sin embargo, por el reconocimiento
necesario para su protección, se combina con el ordenamiento jurídico positivo.
Entre los derechos relacionados con ambas clasificaciones existen distintos que se
reconocen y garantizan como humanos, entre ellos el trabajo; importante para las
personas, pero sobre el que se debe estar seguro si realmente es la actividad que
lleva al individuo a satisfacer sus necesidades, constituyendo una forma de
materialización de la Dignidad Humana.
Distintos académicos y autores relacionados con el concepto de la dignidad
humana, han encontrado un punto de referencia muy importante en el imperativo
2 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Madrid, Tecnos S.A., p. 48 - 49.
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categórico trabajado por Kant3. Si bien existen otras corrientes de pensamiento que
puedan aportar a la definición, la de este filosofo es sin duda la de mayor autoridad
en la materia4.
Antonio Pele, profesor de derechos humanos, en su artículo “La dignidad en Kant:
valor interno y absoluto”, menciona como distintos estudiosos del tema como José
Luís Pérez Triviño y Mario A. Cattaneo, consideran que desde la época de la
ilustración hasta el día de hoy la concepción kantiana ha sido la “[…] mayor
influencia en la filosofía política y moral […]” en el que se fundamentan distintas
teorías. Otros autores la definen como “[..] el verdadero principio del derecho […]” e
“[…] inspirador de la antropología moderna”5.
Este concepto también puede visualizarse desde la perspectiva aristotélica, quien
fundamenta su teoría en la razón del ser humano, que finalmente es el factor
determinante en la teoría kantiana de dignidad6; por otro lado, siguiendo la línea
epistemológica, Aguirre Pabón citando a Habermas indica que “(…) el eco del
imperativo categórico kantiano se escucha en las palabras de la Corte. El respeto a
la dignidad de todo ser humano prohíbe que el Estado trate a una persona
simplemente como un medio para alcanzar un fin, incluso si ese otro fin fuera el de
salvar las vidas de muchas otras personas”7.
El concepto de dignidad en la retórica de las declaraciones, convenciones y tratados
de las que son materia los derechos humanos, también se fundamentan en la teoría
3 Aguirre Pabón, Javier Orlando. (2011). Dignity, Human Rights And Kant’s Practical Philosophy. Bogotá, Universitas, p. 22. 4 Ídem p. 29. 5 Pele, Antonio. (2011). La dignidad en Kant: valor interno y absoluto en Orunesu, C.; Salvin, P. (Org.). XI Jornadas Nacionales de Filosofía & Ciencia Política, Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, pp. 671-689. 6 Aristóteles. (1993). Ética Nicomáquea. Versión castellana: Julio Pallí Bonet. Madrid, Editorial gredos. pp. 160, 267. 7 Aguirre Pabón, Javier Orlando. (2011). Dignity, Human Rights And Kant’s Practical Philosophy. Op. Cit. p. 14.
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kantiana en el entendido de la legitimidad moral que otorga a este conjunto de
normas la imperatividad en su cumplimiento; esto, sin desconocer la necesaria
interacción con el medio social, político y jurídico.
A pesar de ello, la teoría Kantiana encuentra una crítica por Schopenhauer,
expuesta por Antonio Pele, en la medida que el filósofo considera la imposibilidad
de demostrar el valor absoluto de la dignidad, exponiéndola necesariamente a una
comparación subjetiva con otros valores y descartando de esta manera la
apreciación que puede tener el ser humano por el hecho de pertenecer al grupo de
los racionales8.
Lo cierto es que, si bien han existido distintas teorías y estudios sobre el concepto
de dignidad humana, para el objetivo general y los lineamientos específicos de la
presente tesis, el imperativo categórico de Kant junto con la autonomía de la
voluntad como base de este y el contexto del reino de los fines en el que se aplican
los distintos conceptos, son los adecuados en el desarrollo del problema de
investigación planteado.
Por esto, el problema de la investigación se basó en determinar si el ejercicio del
trabajo como actividad humana que satisface necesidades, constituye una forma de
materialización de la Dignidad.
Para resolver la anterior inquietud, definí a título de objetivo general o hipótesis la
siguiente: establecer en qué medida el trabajo como actividad humana constituye
un medio de dignificación del ser en procura de satisfacer sus necesidades
materiales y axiológicas.
8 Pele, Antonio. (2011). La dignidad en Kant: valor interno y absoluto en Orunesu, C.; Salvin, P. (Org.). XI Jornadas Nacionales de Filosofía & Ciencia Política. Op. Cit. pp. 671-689
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Lo anterior se desarrollará en tres momentos específicos. El primero definido como
estudiar el concepto de dignidad humana como base de los Derechos Humanos; en
el segundo se planteó determinar el concepto de necesidad humana a la luz de la
teoría de Manfred Max Neef; finalmente en el tercero se resolverá la siguiente
inquietud: analizar el trabajo como actividad humana individual y social, que procura
satisfacción a las necesidades y materializa el concepto de Dignidad Humana.
Para materializar tales fines, metodológicamente de cada objetivo específico se
desprende un capitulo que da fe de la investigación; así pues, el primer capítulo
denominado “la dignidad: núcleo de los derechos humanos”, con base en la teoría
kantiana, se habla de tal concepto como valor intrínseco del ser, relacionándolo con
la libertad y la igualdad, en tanto que juntas producen la unidad necesaria para el
desarrollo de todos los seres racionales en calidad de miembros de la humanidad;
es decir, que cuando una persona logra ser creador de sus propias normas pero
relacionadas con el otro, ello implica un ejercicio de su voluntad sin vicios, sin
obligaciones ajenas, más que las asumidas por sí mismo en igualdad de
condiciones frente a los demás, adquiriendo el valor de la dignidad; siendo él su
origen y fin de la normatividad así asumida.
En el segundo capítulo, denominado “necesidades humanas y vida digna”
se busca determinar el concepto a la luz de la teoría de Manfred Max Neef, quien
las clasifica entre esenciales y axiológicas, la cuales sinérgicamente se relacionan
con distintos satisfactores, que en su efectiva y real ejecución le permiten a cada
persona adquirir una calidad de vida adecuada, lejos de cualquier escasez que lo
subyugue a actuar condicionado por intereses propios o ajenos que no le permitan
su desarrollo como ser digno, libre e igual.
En el tercer capítulo titulado “el trabajo: actividad humana que dignifica a la
persona”, se analiza ese ejercicio, individual y social, que procura la satisfacción a
las necesidades y materializa el concepto de dignidad, permitiéndole a sí mismo el
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reconocimiento como derecho humano, haciendo además, un reconocimiento de
cómo funciona y es regulado el trabajo en Colombia e identificando y afirmando la
teoría objeto de estudio; es decir, este acápite de la investigación se configuró como
la síntesis dialéctica de la dignidad y las necesidades, para lo cual se realizó una
integración dinámica que me permitió concluir que el trabajo es más que simple
materialización de una actividad y por ello trasciende lo instrumental para
convertirse en la esencia de la dignidad.
La metodología usada para este trabajo fue netamente de análisis teórico –
hermenéutico, a través de la cual se estudiaron distintas acepciones que llevaron a
relacionar, en justa medida, al trabajo como actividad y derecho humano y medio
indispensable de satisfacción de las necesidades, materializando de esta manera el
concepto de dignidad.
Como fundamento teórico del trabajo, utilicé básicamente a tres autores que me
dieron el soporte epistemológico para cada capítulo; así, en el primero la reflexión
giró en torno al pensamiento de Immanuel Kant; en el segundo se trabajó a Manfred
Max Neef y, finalmente en el tercero, con fundamento en la teoría de derechos
humanos de Pérez Luño, integré la conceptualización normativa del trabajo de
Guillermo Guerrero Figueroa, sin que esta afirmación signifique que no utilice
fuentes teóricas adicionales.
Ahora bien, dado que esta investigación constituye el trabajo de grado para optar el
título de abogada, necesariamente debí recurrir a la normatividad del ordenamiento
jurídico colombiano relacionado al trabajo, especialmente la Constitución Política y
su desarrollo jurisprudencial a cargo de la Corte Constitucional.
Finalmente, la investigación y estudio para la elaboración de esta tesis, se hicieron
partiendo de la inspiración que siempre me ha generado el trabajo, el cual he
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CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD: NÚCLEO DE LOS DERECHOS HUMANOS
La línea de pensamiento surgida en el renacimiento9, expone al hombre como el
centro del mundo, sobre quien debe generarse una nueva escala de valores como
individuo frente a la sociedad, y a partir del cual debe fundamentarse el desarrollo
político, económico, social y cultural10. Desde esta nueva forma de reconocer al ser
humano y de los valores político-jurídicos que lo diferencian de los demás animales,
identificándolo como titular de derechos, se supone en él una marca de dignidad.
Es por esto que el presente trabajo expone a la dignidad como valor intrínseco de
la persona11, que le permite no obedecer a ninguna otra ley salvo que ésta máxima
se convierta al mismo tiempo en una ley universal12 frente a los demás,
reconociendo a cada ser racional el mismo valor bajo la determinación consistente
en que cada uno debe tenerse a sí mismo como un fin y no como un simple medio13.
Bajo estas premisas, planteo la dignidad como base fundamental de los derechos
humanos desde una perspectiva iusnaturalista14 pero teniendo en cuenta la
9 Periodo de la Historia que se produce finalizando la edad media; inicia a mediados del s. XV y representa el lapso de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. El Renacimiento se produce como resultado de múltiples transformaciones políticas, económicas y sociales sucedidas a fin de la Edad Media; la reactivación del comercio, largo tiempo estancado, permite el contacto con el Imperio Romano de Oriente y otras culturas, estimulando un retorno al Estado de las civilizaciones Griega y Romana que conduce a un intenso periodo de desarrollo artístico, científico y cultural (Diccionario Hispanoamericano de derecho, Bogotá, Grupo Latino Editores Ltda., 2008). 10 Peces Barba, Gregorio (2007). Los derechos Humanos ante los desafíos internacionales de la diversidad cultural. Valencia, TIRANT LO BLANCH, p. 12. 11 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Versión castellana: Roberto R. Aramayo, Madrid, Alianza Editorial, p. 148. 12 Ídem, p. 126. 13 Ídem, p. 146. 14 Campoy Cervera, Ignacio (2009). Una revisión de la idea de dignidad humana y de los valores de libertad, igualdad y solidaridad en relación con la fundamentación de los derechos en Slavin Pablo E. Y Francisco J. Bariffi. Estado democracia y derechos humanos. Mar de Plata, Universidad Mar de Plata, p. 194.
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necesaria exteriorización y fundamentación del derecho dentro del ordenamiento
jurídico15.
En primera medida, en este capítulo se desarrolla a través de un estudio teórico
hermenéutico de la filosofía kantiana, se reconstruirá el concepto de dignidad
humana. En el segundo ítem se realiza una exposición precisa de los derechos
humanos, bajo la guía epistemológica de Pérez Luño, y finalmente trabajaré, a partir
de Campoy Cervera a la altura de los tiempos de hoy de la dignidad humana como
núcleo fuerte de los derechos humanos16.
1. DIGNIDAD HUMANA
1.1. Imperativos de la dignidad
Desde la moral propuesta por Kant, como fundamento de la obligación, establecida
en la parte pura y aplicada al hombre, siendo un ser racional, quien se otorga a sí
mismo leyes a priori asentadas en la razón17 y distintas a las que supone el
empirismo18, tenemos que, actuar por deber ser y no por inclinación o por temor a
las consecuencias que dichas acciones originen, teniendo a la primera como
pretensión impulsiva y quizás plausible, que no logra ser suprimida por ley alguna,
generando la disipación de la “integra dignidad”19, otorga un contenido moral en la
máxima que decidió dichas acciones, bajo el principio del querer, sobre el cual se
ha producido, que es el generador de una buena voluntad, contribuyendo a la
materialización de lo que Kant afirma como “[…] el auténtico destino de la razón
15 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., p. 49. 16 Campoy Cervera, Ignacio (2009). Una revisión de la idea de dignidad humana y de los valores de libertad, igualdad y solidaridad en relación con la fundamentación de los derechos en Slavin Pablo E. Y Francisco J. Bariffi. Op. Cit., p. 191. 17 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., pp. 71 - 72. 18 Ídem, p. 73. 19 Ídem, p. 99.
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tiene que consistir en generar una voluntad buena en sí misma y no como medio
con respecto a uno u otro propósito […]”20. Lo anterior debido a que el hombre en
su interior contiene la capacidad de considerarse a sí mismo como autor de sus
principios, sin tener en cuenta influjos ajenos, como una voluntad propia y libre21.
Es la razón el principio y fundamento de toda acción humana que, conforme a la
práctica de una buena voluntad, y el “querer” de cada uno, le dicta al individuo que
actúe de forma tal, que no exista ningún otro propósito que el de proceder siguiendo
los parámetros y lineamientos del “deber ser”, sin desviarse por algún objetivo, fin o
beneficio en particular que lo desnaturalice22.
En cuanto al “deber ser”, Kant en su “fundamentación para una metafísica de las
costumbres” se refiere, en primera medida a simplemente “el deber” y lo define como
“la necesidad de actuar conforme a la ley sin excepción alguna en provecho de
inclinaciones u objetivos, exponiendo que el valor moral de la acción, no reside pues
en el efecto que se aguarda de ella”23, sino que se encuentra en la representación
de la ley en sí misma, como motivo de la buena voluntad, siendo aquella un bien
moral de la persona, teniendo en cuenta que es la capacidad de autodeterminación
del ser humano para obrar conforme a la representación de las leyes por medio del
respeto que le merece como concepto de la razón24.
Para que las acciones de cada ser humano sean conforme a su buena voluntad,
independiente de cualquier inclinación, eligiendo solo aquello que la razón conoce,
según el querer de elegir la representación de la ley, es necesario saber cuál es la
ley de la que nos habla Kant y qué causa la legitima para determinar la voluntad de
tal manera que ésta pueda ser calificada de “buena”.
20 Ídem, p. 84. 21 Ídem, pp. 169 - 170. 22 Ídem, p. 91. 23 Ídem, p. 92. 24 Ídem, p. 93.
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En primera medida hallamos la legitimidad de las acciones como único principio de
la voluntad en un solo imperativo: “Yo nunca debo proceder de otro modo, salvo que
pueda querer también ver convertido en ley universal a mi máxima”. A lo que refiere
esta es que cada ser humano debe actuar consciente del querer que dicha máxima
de su elección se convierta en ley para todos, incluso de retorno hacia el creador de
la misma25; y de no actuar conforme a ello, tal máxima sería totalmente reprobable
frente a una posible legislación universal en la que la moralidad, la razón y la
voluntad de cada uno, son parte esencial de su construcción.
Es entonces, la necesidad objetiva de la acción que se representa como buena en
sí misma sin contar con el resultado o fin que de ella se genere26, teniendo en cuenta
la intención de su ejecutor, sea cual fuere su éxito27, a lo cual es posible llamar como
un imperativo moral del ser humano, éste a su vez revelado como un imperativo
categórico e incondicionado28. Dicho imperativo contiene la necesidad de que el
principio subjetivo del obrar, sea realizado conforme a la ley universal dictada por
medio de la misma máxima, es decir, que el imperativo categórico determina a la
conducta del ser humano bajo sus fundamentos a priori de la razón: “obra sólo
según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta
en una ley universal”29.
Este principio logra materializar una voluntad conforme a la razón30 como atributo
de todos los seres humanos, que reconoce al deber ser como “una necesidad
práctico-incondicionada de la acción” que debe valer y ser una ley para todos los
seres racionales31.
25 Ídem, p. 94. 26 Ídem, p. 114. 27 Ídem, p. 115. 28 Ídem, p. 124. 29 Ídem, p. 126. 30 Ídem, p. 131. 31 Ídem, p. 132.
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A partir de esta premisa se empieza a tejer la noción de dignidad, puesto que según
Kant, el individuo debe actuar queriendo que su máxima se convierta en una ley
universal, permitiéndole así al ser humano poseer un valor absoluto, por medio de
“la voluntad pensada como una capacidad para auto determinarse a obrar conforme
a la representación de ciertas leyes”32 y con un fin otorgado meramente por la razón
que pueda valer para todo ser racional, sin permitir que sus inclinaciones se ubiquen
por encima de ella, logrando materializar el imperativo categórico que señala al
individuo como como fin en sí mismo33.
Que el hombre o el ser racional sea considerado como un fin en sí mismo implica
que no puede ser utilizado como un simple medio por él o por sus semejantes y que
restringe de esta manera cualquier arbitrio en su contra, pudiendo servir como ley
práctica universal esta: “obra de tal modo que uses a la humanidad tanto en tu
persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y
nunca simplemente como medio”34, lo cual implica que es necesario que exista
deber para con uno mismo, frente a los demás, teniendo en cuenta que las acciones
que ejecutemos no solo se comprometen a evitar contradecir la humanidad, sino
que además, debe armonizarse con ella, teniendo los fines de los demás como
propios en la medida de lo posible “si aquella representación debe surtir en mi todo
su efecto35.
Todo ser racional a través de su voluntad es capaz de legislar universalmente36 por
medio de sus máximas, y de esta misma manera de someterse a su propia ley, de
la cual puede nominársele como auto-legislador; y de esta manera se unifican las
distintas máximas de todas las personas, construyendo un conjunto o grupo sólido
32 Ídem, p. 136. 33 Ídem, p. 137. 34 Ídem, pp. 138 - 139. 35 Ídem, pp. 139 - 142. 36 Ídem, p. 143.
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de leyes que en el momento de su creación, existe la voluntad y el querer de
convertirlas en universales, trasladándonos entonces al concepto del “reino de los
fines”37, definido por Kant como una “conjunción sistemática de distintos seres
racionales gracias a leyes comunes”38.
Cabe resaltar que dicho reino de los fines, no es más que un ideal planteado por
Kant que abstrae la diversidad de las máximas de cada miembro, las que cada uno
está dispuesto a convertirlas en leyes universales y a someterse a ellas por la misma
causa. Tal conjunción, permite a los seres racionales materializar el imperativo que
manda a reconocerse como un fin en sí mismo y no como simple medio, obligación
que debe extenderse hacia los demás, puesto que, al pertenecer a dicho reino como
miembro legislador, se debe tener el propósito de plasmar sus máximas sin usar a
los demás, sino por el contrario, de dictar leyes objetivas al servicio y beneficio de
todos39.
La moralidad del imperativo relacionado con el reino de los fines, se encuentra en
la voluntad de todo ser racional que actúa y legisla conforme al “deber” que
descansa en “la relación de los seres racionales entre sí, en la cual la voluntad de
un ser racional tiene que ser considerada siempre al mismo tiempo como legisladora
[…]”40.
1.2. Dignidad bajo la moralidad
La ley moral, como fundamento de las obligaciones, exclusivamente en los
conceptos a priori de la razón pura41, precisa que las acciones de un individuo por
el hecho de ser racional, como miembro de un mundo inteligible, deben ser
37 Ídem, p. 146. 38 Ibídem. 39 Ibídem. 40 Ídem, pp. 146 - 147. 41 Ídem, p. 71.
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ejecutadas conforme a la autonomía de la voluntad de cada uno, es decir, toda
acción que sea generada por otros factores como sentimientos, miedos, coacciones
o inclinaciones, se encontrará privada de un contenido moral. En el estudio que
Kant realiza sobre la moralidad, cada ser humano se encuentra como miembro
legislador, que actúa conforme al propio querer pretendiendo que sus máximas se
conviertan en leyes universales y de la misma manera se somete libremente a
ellas42. Es este punto el que marca e identifica la moralidad del actuar por simple
voluntad y/ o teniendo interés alguno sobre el resultado, ya que es absolutamente
disímil el accionar por medio de una voluntad autónoma (principio supremo de la
moralidad), teniendo en cuenta que sin aquel principio nuestro pilar fundamental no
puede existir, afirmando Kant que “La autonomía de la voluntad es aquella
modalidad de la voluntad por la que ella es una ley para sí misma […]”43.
La moralidad puede ser definida como “[…] la relación de las acciones con la
autonomía de la voluntad, esto es, con la legislación universal posible gracias a sus
máximas”44. Lo anterior significa que, la moralidad hace referencia a la efectiva
ejecución de una acción bajo el principio de una norma auto impuesta, que se
compone de la autonomía de la voluntad proveniente de un querer que la convierte
en sí misma como buena, convirtiéndola como única condición en la que un ser
racional puede ser un fin en sí mismo y miembro legislador en el reino de los fines45,
y por ello entregándole al ser humano el valor de dignidad46.
Es la moralidad el imperativo categórico más importante de la filosofía kantiana y el
principal fundamento de la dignidad humana, puesto que, se concentra en el
principio causante o anterior de la acción y la intención que conlleva a la ejecución
de la misma, independiente del resultado que de ella se obtenga47.
42 Ídem, p. 146. 43 Ídem, p. 157. 44 Ídem, p. 156. 45 Ibídem. 46 Ídem, p. 148. 47 Ídem, p. 117.
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Es por lo anterior que Kant desarrolla la dignidad en dos ámbitos fundamentales
como la moralidad y la humanidad que en ella se sustenta48; la primera permite a
la persona ser un fin en sí mismo, y la segunda es susceptible de aquella, además,
las dos solo obedecen a la ley que se dicte la misma persona en su esfera individual,
respetando el colectivo frente a la idea de dignidad como un valor intrínseco del
individuo, que por voluntad cumple todos sus deberes, que no tiene analogía o valor
relativo que le permita compararse o someterse a causa distinta a la autonomía de
la voluntad bajo la razón pura, afirmándose que “[…] lo que se halla por encima de
todo precio y no se presta a equivalencia alguna, eso posee dignidad”49.
Es así, como la legislación universal dentro de un reino de los fines, además de
contener el deber de encontrarse en todo ser racional, emanada por su propia
voluntad, debe contar con el querer de que sus máximas sean convertidas al mismo
tiempo en leyes para todos, esto implica que, al hacer parte de dicho reino, no solo
se legisle, sino que de la misma manera se someta voluntariamente a las leyes
dictadas por los demás miembros, entendiendo así la necesidad objetiva de
cumplirlas50.
Cada acción llamada a hacer parte del reino de los fines, debe estar conducida por
medio de la moral, es decir, de los principios íntimos de cada acción y de sus dos
imperativos categóricos, puesto que nada debe ser realizado sin tener al ser
humano como fin en sí mismo y sin el querer que una máxima se convierta en ley
universal, a la cual se le otorgue a sí misma obligatoriedad del querer de cada
individuo teniendo en cuenta a los demás seres racionales que se someten de
manera voluntaria a las máximas de las acciones ejecutadas por los demás
48 Ídem, p. 148. 49 Ibídem. 50 Ibídem.
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miembros, que se deben reconocer como objetos de respeto inmediato por medio
de la razón.
Con el fin de atender el concepto de dignidad que nos entrega Kant, es
indispensable analizarla por medio de distintos elementos encontrados en la
moralidad, que no solo la legitiman en su valor, sino que la construyen como
fundamento esencial y absoluto del ser humano. El primero de ellos consiste en la
autonomía de la voluntad como base de la dignidad de toda naturaleza racional51 y
como su propiedad única por la que ella es una ley para sí misma, convirtiéndose
entonces en el principio supremo de la moralidad52.
La característica principal de la autonomía de la voluntad, consiste en que el ser
humano al momento de hacer una elección, quiera de tal modo que sus máximas
se conviertan en ley universal, siendo obligatorias para sí mismo y para los demás,
generándose el concepto que denomina Kant como “El reino de los fines”, por medio
de la independencia de sus máximas y en su querer individual como ser humano,
reconociéndose como titular de un valor absoluto que no permite ser usado como
medio propio o de los demás, otorgándose dignidad, por el hecho de pertenecer a
los seres racionales, con la capacidad de emitir leyes universales por su voluntad
autónoma, de la misma manera como se somete a su vez a la legislación universal
compuesta por cada máxima individual53.
La moralidad como “[…] única condición bajo la cual un ser racional puede ser un
fin en sí mismo […]”54, presupone dignidad siempre y cuando cuente con su principio
supremo denominado autonomía de la voluntad, en la que se quiera que las
máximas de la elección de cada individuo se conviertan al mismo tiempo en ley
51 Ídem, p. 150. 52 Ídem, p. 157. 53 Ídem, p. 155. 54 Ídem, p. 148.
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universal55, porque de lo contrario estaríamos frente a una heteronomía de la
voluntad, que conduciría a que las acciones del ser humano sean puestas en
marcha con causa a sentimientos, intereses o inclinaciones que no representarían
a la razón del individuo y mucho menos le permitiría ejercer su valor absoluto como
ser humano y fin en sí mismo56, por lo que estaría lejos de ser digno, apartándose
de la naturaleza de este principio.
Siendo la dignidad un valor intrínseco del ser humano, que no permite equivalencia
alguna en el “reino de los fines”57, es la voluntad la causalidad de ella en cuanto a
cada ser racional es su titular y la libertad se incluye como su propiedad inexcusable
para evitar que factores externos puedan intervenir en su materialización
proveniente del querer como resultado de la razón pura del ser racional58. Esto es,
porque una voluntad libre es igual a una voluntad bajo las leyes morales59,
diciéndolo de otro modo, al presuponerse la libertad en cualquier máxima de un ser
racional frente a su voluntad, la moralidad se desprende de manera inmediata del
mismo concepto60.
En el concepto de la autonomía de la voluntad se encuentra inmerso el de libertad
como propiedad de aquella, para que logre su independencia característica61. Bajo
esta premisa, es importante afirmar que la segunda es la que convierte al individuo
en un ser libre, entregándole la facultad de hacer elecciones conforme al deber ser
y a su racionamiento a priori, legislando por medio de sus máximas y sometiéndose
de manera autónoma a las creadas o dictadas por los demás miembros del reino de
55 Ídem, p. 157. 56 Ídem, pp. 158 - 165. 57 Ídem, p. 148. 58 Ídem, p. 166. 59 Ídem, p. 167. 60 Ídem, p. 166. 61 Ibídem.
~ 21 ~
los fines, puesto que “todo ser que no puede obrar sino bajo la idea de libertad, es
por sí mismo realmente libre”62.
Vemos cómo Kant hablando de una voluntad que puede ser moralmente buena o
aceptable, por medio de la cual se materializa la razón del ser humano y que con
ella logra interiorizar el deber ser en cuanto a la representación de la ley63,
legitimada aquella en la universalidad de las máximas de cada miembro del reino
de los fines, afirmando que para ello se interconectan la autonomía de la voluntad y
la libertad, puesto que es la moralidad la que debe ser teorizada a partir de estas
dos y para ello es indispensable tener a la libertad como atributo de la voluntad en
todos los seres racionales, de la misma manera como el imperativo de la moral nos
sirve como ley por el hecho simple de ser seres racionales64.
Es importante para ello, tener en cuenta que la moral de las acciones o moralidad
solo puede ser deducida bajo los parámetros de la libertad, al concluir que una
voluntad libre al decidir sus máximas de manera autónoma teniéndose a sí misma
como fin y no como un medio, autora de sus principios por medio de la razón65, logra
definir el valor intrínseco que el ser humano por el hecho de pertenecer al grupo de
seres racionales adquiere, y no es posible que le sea modificado o entorpecido el
ejercicio de lo que denomina Kant como “dignidad”66. Esto es, porque “cuando nos
pensamos como libres, nos trasladamos al mundo inteligible como miembros de él
y reconocemos la autonomía de la voluntad, junto con su corolario, que es la
moralidad”67.
Para que la dignidad se fundamente bajo la moralidad teniendo en cuenta a la
autonomía de la voluntad y la libertad en sí misma es indispensable el uso de la
62 Ídem, pp. 168 - 169. 63 Ídem, pp. 79 - 81. 64 Ídem, pp. 168. 65 Ídem, p. 169. 66 Ídem, pp. 170 - 176. 67 Ídem, pp. 177.
~ 22 ~
razón del ser humano, aquel elemento que se encuentra por encima de cualquier
entendimiento, siendo autor de sus principios, que le otorga la capacidad al ser
humano de distinguir entre el mundo inteligible (leyes fundadas en la razón) y el
mundo sensible (leyes naturales), y que naturalmente dota al individuo de su propia
voluntad, como una propiedad de determinarse al obrar según la idea de libertad,
sin permitirse ataduras bajo inclinaciones que no le permitan dilucidar claramente el
deber ser del actuar68.
De esta manera expone Kant al hombre como un ser racional que pertenece al
mundo inteligible y que en sus palabras “[…] nunca puede pensar la causalidad de
su propia voluntad sino bajo la idea de libertad […]” mostrándonos que “Con la idea
de libertad está indisociablemente unido el concepto de autonomía […]” de la misma
manera como este se asocia al “principio universal de moralidad”69.
La dignidad humana es, entonces, un valor inherente a la persona por el simple
hecho de pertenecer a los seres racionales, que se identifica o materializa en la
humanidad bajo los principios de la moral70, a pesar de las posibles confusiones que
podrían darse entre las ideas de libertad y autonomía de la voluntad, características
de ella71, pero que de la misma manera hacen posible el reconocimiento del ser
humano como titular de un valor intrínseco sin equivalente alguno, a través de la
posibilidad de pensarse como un ser libre, trasladándose al mundo inteligible como
miembro de él y reconociéndose una autonomía de la voluntad en sí mismo, junto
con su corolario y presupuesto más importante, como lo es la moralidad72, que a su
vez le exige tenerse a sí mismo y a los demás como fin y no como medios,
considerándose al mismo tiempo como legislador universal, con la condición de
quedar sometido de manera voluntaria a esa misma legislación73.
68 Ídem, pp. 171 - 178. 69 Ídem, p. 176. 70 Ídem, p. 148. 71 Ídem, pp. 174 - 176. 72 Ídem, pp. 176 - 177. 73 Ídem, pp. 153 - 157.
~ 23 ~
2. DERECHOS HUMANOS
Los distintos conflictos y guerras a lo largo de la historia de la humanidad, trayendo
como consecuencia violaciones a los derechos humanos, impulsaron la reflexión
ante la necesidad inminente del reconocimiento, tanto de la dignidad como de los
derechos humanos, generando un desarrollo en el devenir histórico de formas y
mecanismos como garantías para proteger y sancionar su efectivo cumplimiento74.
Uno de los antecedentes más importantes y definitivos en la conceptualización de
los derechos humanos, es la noción de derechos naturales elaborada por el
iusnaturalismo racionalista75.
En cuanto a las particularidades de la ley natural, son tres las que mutan hacia el
concepto de derechos humanos: el carácter originario, universal e inmutable. El
primero en cuanto a su condición innata e intrínseca que el individuo tiene sobre él,
es decir, que es propio del ser humano en cuanto a su condición; es universal en
cuanto a que sus principios son los mismos para todos los hombres por el simple
hecho de pertenecer al grupo de seres racionales; y, por último, el carácter
inmutable se refiere a que no pueden ser trasladados o removidos de cada titular76.
En la tesis iusnaturalista propuesta por Pérez Luño, se definen los derechos
humanos como “un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento
histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas,
las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a
nivel nacional e internacional”77.
74 Peces Barba, Gregorio (2007). Los derechos Humanos ante los desafíos internacionales de la diversidad cultural. Op. Cit., p. 11. 75 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., p. 66. 76 Ídem, p. 42. 77 Ídem, p. 48.
~ 24 ~
Se exponen, entonces, los derechos humanos como instrumentos de
materialización o concreción de sus necesidades, que se relativizan en cuanto su
carácter histórico, siendo este el punto de su definición, puesto que, a pesar de ser
inherentes al ser humano, es decir, que nacen con él y son inalienables, tienden a
evolucionar de acuerdo al momento histórico en desarrollo, entregándonos un
conjunto de derechos que seguramente más adelante deba actualizarse de nuevo.
La dignidad, la libertad y la igualdad, hacen parte de los derechos humanos como
instrumentos jurídicos, pero además son la base esencial de los mismos. Con esto,
el autor pretende entregarle un matiz distinto, ya no como derechos, sino como
valores, ejes fundamentales en torno a los cuales deben establecerse
independiente de las facultades y garantías otorgadas, al momento histórico en
desarrollo y demás factores que influyan en su concepto.
Por medio de la dignidad el ser humano logra materializar la moral, quien por medio
de los fundamentos a priori de la razón se permite a sí mismo la libertad, la cual es
el punto de referencia en la lucha de los derechos humanos78. Pero, además, puede
afirmarse que tanto la dignidad como la libertad, son valores necesarios para la
humanidad y que sin ellos se desnaturaliza no solo su existencia como ser racional,
sino que su ausencia formaría un caos en la esfera individual que no permitiría su
desarrollo en la sociedad o colectivo al que pertenezca o a la globalidad mundial.
En cuanto a la igualdad como elemento característico de la definición de los
derechos humanos, puede afirmarse que es el fundamento más importante para “la
moderna construcción teórica y jurídico – positiva de los derechos sociales”79,
debido a que, si bien el individuo tiene derechos y facultades que deben
garantizársele, estas mismas deben ser reconocidas y otorgadas frente a los demás
miembros del grupo social al que pertenezcan.
78 Ídem, p. 49. 79 Ídem, p. 49.
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Por último, en la definición iusnaturalista de los derechos humanos se hace énfasis
en la necesidad de positivización de estos, con el fin de buscar el reconocimiento y
protección de los derechos de todas las personas. El alcance de esta propuesta,
consiste en la integración de los dos campos del derecho, entiendo que los derechos
humanos son en principio provenientes de la teoría iusnaturalista, pero se hace
necesario las técnicas de positivación que protejan en gran medida su ejecución y
cumplimiento80, tanto en el nivel nacional de cada sistema jurídico como en el
ordenamiento internacional.
3. DIGNIDAD HUMANA COMO FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS
HUMANOS
La dignidad como valor intrínseco del ser humano81, no puede ser desprendida de
su naturaleza y contiene un valor incondicionado e incomparable frente a su titular82.
Una noción similar se presenta en la concepción de los derechos humanos bajo la
tesis iusnaturalista de Pérez Luño, sobre la que podemos afirmar que el surgimiento
de los derechos humanos se concibe al mismo tiempo del individuo, debido a su
carácter originario por su condición de innatos y su evidencia intrínseca83, ya que
estos derechos bajo su característica como ley natural, “corresponden al hombre
por el mero hecho de existir”84.
Para el iusnaturalismo los derechos humanos son intrínsecos de cada miembro
debido a que “[…] no puede ser borrada de los corazones de los hombres”85, es
80 Ídem, p. 51. 81 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., p. 148. 82 Ídem, p. 150. 83 Ídem, p. 41. 84 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., p. 42. 85 Ibídem.
~ 26 ~
decir, que el individuo ya nace con ellos y que la misma ley natural ordena que por
ningún motivo puedan ser separados de su titular86. Es por esto que no es objeto
de debate en el presente estudio el origen de la dignidad y los derechos humanos,
puesto que desde el punto de análisis de Kant y Pérez Luño en su concepción
iusnaturalista, al ser estos derechos propios del ser humano e inherentes a él, es
apropiado afirmar que nacen con el individuo, por lo cual es importante enfocarnos
en su reconocimiento, tanto de la dignidad como valor intrínseco, como de los
derechos humanos como leyes naturales e instrumentos de materialización de la
dignidad.
Los derechos humanos se clasifican en sociales e individuales y se fundamentan
en la dignidad como una garantía de objetividad, entregándole un valor único e
intrínseco a la persona humana, con derechos iguales e inalienables para todos87.
Tal reconocimiento de la dignidad como base fundamental de los derechos
humanos puede contar con un punto de partida en la modernidad, puesto que el
humanismo es pilar indispensable en esta etapa, el cual posiciona al individuo como
centro de desarrollo, distinto a cualquier otro ser vivo que habite en el mundo88. Y
tener al ser humano bajo este concepto significa reconocerlo como un ser digno,
libre y autónomo en el proceso de su vida y decisiones que tome en ella, puesto que
es él quien decide por medio de sus máximas cómo actuar y es su razón pura la
cual le determina si es correcto según el “deber ser”, y si de la misma manera tiene
la intención de que aquel se convierta en una ley universal para los demás en su
igual condición89.
86 Ibídem. 87 Ídem, p. 318. 88 Peces Barba, Gregorio (2007). Los derechos Humanos ante los desafíos internacionales de la diversidad cultural. Op. Cit., p. 12. 89 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., pp. 147 - 150.
~ 27 ~
Es entonces la dignidad, entendida como un valor intrínseco del ser humano e
identificada con la libertad moral de la que nos habla Kant y estrechamente
relacionada con la igualdad, entendida como “paridad de estimación social de las
personas90, la que podemos considerar como cimiento de los derechos humanos,
bajo una perspectiva delimitada por el valor de la solidaridad91.
En su papel de fundamentación de los derechos humanos, la dignidad se encuentra
asociada a una vinculación de valores como la libertad, la igualdad y la solidaridad.
Es así como, la dignidad humana si bien es el punto de partida para el
reconocimiento y respeto por los derechos, necesita también de la
complementación de los valores o principios mencionados para una cimentación
adecuada y pertinente de los derechos humanos92.
El primer complemento de la dignidad como base fundamental de los derechos
humanos, es la libertad, aquella que permite al ser humano auto determinar su
propia vida, cumpliendo un papel muy importante frente a los derechos y su base
inicial, debido a que surge de la libre proyección de cada individuo, antes que de
una predeterminada por causas ajenas93. Y es la razón a partir de un pensamiento
a priori del individuo, la que le determina a cada uno, qué proyecto de vida elige
tener, la forma en que desea desarrollarlo, reconociendo, respetando y protegiendo
la voluntad propia de su concepción sobre el mundo que lo rodea y la idea de
dignidad que se da a sí mismo94.
90 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., p. 318. 91 Campoy Cervera, Ignacio (2009). Una revisión de la idea de dignidad humana y de los valores de libertad, igualdad y solidaridad en relación con la fundamentación de los derechos en Slavin Pablo E. Y Francisco J. Bariffi. Op. Cit., p. 191. 92 Ídem, p. 192. 93 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., pp. 317 – 318. 94 Campoy Cervera, Ignacio (2009). Una revisión de la idea de dignidad humana y de los valores de libertad, igualdad y solidaridad en relación con la fundamentación de los derechos en Slavin Pablo E. Y Francisco J. Bariffi. Op. Cit., pp. 196 - 202.
~ 28 ~
En cuando al segundo elemento determinante de la dignidad como fundamento de
los derechos humanos, aparece la igualdad como guía para asentar que los
derechos deben ser predicados de todos los hombres95, de la misma manera que
la dignidad, puesto que cada individuo debe ser tenido como un ser dotado de igual
dignidad96, es decir que no solo basta con el reconocimiento y garantía de la
dignidad a uno o varios individuos de la especie humana, sino que aquella debe ser
promovida de la misma forma a todos y cada uno de los seres racionales que
habitan el planeta.
Reconocer a la igualdad como valor esencial y complemento de la dignidad como
fundamento de los derechos humanos97, permite entrar en el tema de la prohibición
a la discriminación y el trato diferente sobre personas iguales, puesto que esta es
incompatible con la dignidad y con ella se viola uno de sus principios fundamentales
como lo es el de la Universalidad98, ya que los derechos humanos deben respetarse
y cumplirse bajo la premisa que “debemos hacer que sea real para el mayor número
de personas posibles”99.
Para ello son necesarias las acciones normativas pertinentes para que de manera
efectiva se reconozca el trato igualitario frente a todos los individuos, como
destinatarios genéricos sobre los cuales no pueden recaer consecuencias jurídicas
distintas a otras personas100.
Dicha igualdad, también debe ser considerada desde la perspectiva de las
diferentes condiciones en las que se encuentran los individuos y grupos sociales en
95 Ídem, p. 203. 96 Peces Barba, Gregorio (2007). Los derechos Humanos ante los desafíos internacionales de la diversidad cultural. Op. Cit., pp. 14 - 15. 97 Campoy Cervera, Ignacio (2009). Una revisión de la idea de dignidad humana y de los valores de libertad, igualdad y solidaridad en relación con la fundamentación de los derechos en Slavin Pablo E. Y Francisco J. Bariffi. Op. Cit., p. 203. 98 Ibídem. 99 Ídem, p. 204. 100 Ibídem.
~ 29 ~
cierta desventaja que pueda impedir a muchas personas la realización de sus
planes de vida y el respeto y reconocimiento por su dignidad101. En este caso
hablaríamos no de una igualdad genérica o directa, sino de oportunidades para
todos los ciudadanos102, que genera inclusión sobre grupos marginados, etnias o
personas con discapacidad.
En el concepto de la dignidad como fundamento de los derechos humanos se
incluyen valores desde la perspectiva del individuo como la libertad, la igualdad de
uno frente a otro y la solidaridad como complemento del individualismo y valor
fundamental en la consecución de fines individuales103. Tal solidaridad implica
detenerse sobre la colectividad, puesto que el individuo no cuenta con existencia
real sin ella, ya que es la colectividad en la que el ser humano puede desarrollar sus
planes de vida y esta misma puede incidir en las decisiones que tome al respecto104.
Como se analizó en la primera parte de este capítulo, el ser humano debe
reconocerse y reconocer a los demás como un fin en sí mismo y no como un simple
medio105, además, debe actuar según la razón, de tal manera que quiera ver
convertida su máxima en ley universal para todos los demás seres racionales106;
por lo que para el reconocimiento de la dignidad como fundamento de los derechos
humanos es esencial la inclusión de la solidaridad en ella, para cumplir su propio fin
como valor absoluto del individuo por el hecho de ser racional, consiguiendo que “el
mayor número de personas posible desarrolle al máximo el plan de vida que cada
una de ellas individualmente se ha dado”107.
101 Ídem, p. 205. 102 Ídem, pp. 206 - 210. 103 Ídem, pp. 217 - 219. 104 Ídem, p. 219. 105 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., p. 146. 106 Ídem, p. 126. 107 Campoy Cervera, Ignacio (2009). Una revisión de la idea de dignidad humana y de los valores de libertad, igualdad y solidaridad en relación con la fundamentación de los derechos en Slavin Pablo E. Y Francisco J. Bariffi. Op. Cit., p. 221.
~ 30 ~
Finalmente, tenemos a la dignidad como “punto de referencia de todas las
facultades que se dirigen al reconocimiento y afirmación de la dimensión moral de
la persona”108, a la libertad como “principio aglutinante de la lucha por los derechos
humanos”, a la igualdad como “el derecho humano más importante de los
tiempos”109 y a la solidaridad como el valor dirigido hacia la colectividad110.
A pesar de la acertada posición iusnaturalista respecto a la dignidad y los derechos
humanos, de entenderlos como inherentes y propios de la persona, que no se crean
a posteriori de la raza humana sino que nacen junto con cada individuo, es
importante destacar del concepto de derechos humanos propuesto por Pérez Luño,
que el reconocimiento positivo de estos es clave para la ejecución adecuada,
protección y garantías de cumplimiento frente a sus titulares y a los demás factores
externos que tengan relación directa o indirecta con ellos.
Es entonces la dignidad, el fundamento indiscutible de los derechos humanos,
siempre que se encuentre acompañada de la libertad, igualdad y la solidaridad en
sus papeles de reconocimiento de los derechos como “instrumentos político
jurídicos idóneos para conseguir la efectiva consecución por las personas del
desarrollo de sus planes de vida”111, es decir, las herramientas necesarias en vía de
regreso para proteger y lograr materializar la dignidad humana, logrando satisfacer
las necesidades de la persona en la esfera moral112, bajo un sistema jurídico que
garantice instrumentos de protección hacia todos los derechos a favor de toda la
raza humana.
108 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., p. 49. 109 Ibídem. 110 Campoy Cervera, Ignacio (2009). Una revisión de la idea de dignidad humana y de los valores de libertad, igualdad y solidaridad en relación con la fundamentación de los derechos en Slavin Pablo E. Y Francisco J. Bariffi. Op. Cit., p. 218. 111 Ídem, p. 202. 112 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., p. 318.
~ 31 ~
La dignidad es el valor intrínseco que pertenece a cada persona por el hecho de
pertenecer al grupo de seres racionales, las necesidades son los elementos que el
ser humano tiene como requisitos para lograr alcanzarla.
Por lo anterior y retomando el problema de investigación, en el siguiente capítulo se
estudiarán las necesidades humanas, a fin de entender si es posible que el trabajo
como actividad de cada ser haga parte de la sinergia de estas y en su desarrollo
materialice el concepto kantiano de dignidad, haciendo indispensable la satisfacción
adecuada de las mismas.
~ 32 ~
CAPÍTULO SEGUNDO
NECESIDADES HUMANAS Y VIDA DIGNA
En el capítulo anterior vimos que la dignidad como valor intrínseco del humano le
permite ser un fin en sí mismo y no un simple medio, además de pertenecer en
calidad de miembro al “reino de los fines”113, lo cual le otorga autonomía para elegir
el proyecto que se proponga y la forma de cómo ejecutarlo.
Pero ¿cómo es posible adquirir dicha autonomía que permita reconocer el valor
propio de la dignidad en cada individuo? ¿De qué depende lograr esto?
A través de un estudio teórico hermenéutico del planteamiento de Manfred Max
Neef, en el que propone al ser humano como centro de desarrollo114, con el deber
de concentrarse en la satisfacción de necesidades humanas, como medio para
adquirir una autodependencia individual y colectiva115, afirmando que una adecuada
realización de éstas hace posible que cada individuo no solo logre autonomía frente
a otras personas, sino que además, le permite tomar sus propias decisiones según
la calidad de vida y necesidades que deba satisfacer, puesto que solo en este
proceso el individuo tendrá la oportunidad de respetar y reconocer el valor intrínseco
de la dignidad en su existencia.
A continuación, se analizará las necesidades humanas como múltiples atributos de
carencia y potencialidad, las cuales otorgan al ser humano, a través de su
autonomía, la posibilidad de establecer reglas propias, por medio de sus actos libres
113 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., p. 148. 114 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Colombia, Fundación Dag Hammarskjold, p. 5. 115 Ídem, pp. 14 - 15.
~ 33 ~
y espontáneos de acuerdo a su voluntad y a los satisfactores o medios de
realización de las necesidades y la sistematización de estos.
Finalmente, la satisfacción de necesidades humanas como el medio esencial para
lograr materializar la dignidad de cada persona y su entorno social116.
1. NECESIDADES HUMANAS
Para iniciar el estudio y análisis sobre la teoría de necesidades humanas propuesta
por Max Neef117, es menester dejar a un lado cualquier concepto bajo una ciencia
en particular y entender que este trasciende para convertirse en objeto de estudio
transdisciplinario, que permite la creación de una nueva idea de desarrollo en la que
el ser humano se ubica como eje fundamental118.
Ningún problema o circunstancia puede tratarse de forma individual; todo, de una u
otra manera, afecta la esfera de lo colectivo y es por esta razón que el análisis debe
hacerse desde el individuo como sujeto principal, pero entendiendo a su vez que el
desarrollo del mismo va relacionado con el entorno social. Si el individuo tiene
condiciones de bienestar y esto se replica en todos y cada uno de sus semejantes,
la sociedad se presumirá titular del mismo estado y viceversa.
Si un individuo logra, de manera adecuada, satisfacer todas y cada una de sus
necesidades, adquiere una calidad de vida que le permite ejercer sus derechos de
forma autónoma a través de decisiones libres que, en el momento de interactuar
con la sociedad, le permitirá desarrollarse adecuadamente, además del valioso
aporte que podrá entregar a esta.
116 Ídem, p .15. 117 La razón por la que escogí la teoría de Manfred Max Neef sobre las necesidades humanas para el objeto de esta tesis, fue la propuesta contenida en su libro, una construcción conceptual menos mecanicista y concentrada en el ser humano como eje fundamental del desarrollo. 118 Ídem, pp. 23 - 24
~ 34 ~
Esta es una de las grandes premisas de la investigación realizada por Max Neef;
entre menor dependencia tenga una sociedad respecto de otra o un individuo con
sus semejantes, el desarrollo tiende a crecer y a ser mucho más sostenible en el
tiempo.
Es indispensable la sensibilización sobre el papel que juega el ser humano en la
sociedad. Este no es un componente más o un sujeto que haga parte de un
conjunto, es y debe ser reconocido como el fundamento esencial de cualquier
estudio, ciencia o teoría, la base y/o fin de toda política, decisión, investigación,
entre otros119. Tenemos y estudiamos métodos, pero no estamos plenamente
conscientes del fin que buscamos proteger o garantizar con ellos.
Precisamente en eso consiste el direccionamiento de la propuesta de un desarrollo
a escala humana, la cual no desconoce la importancia de la economía, sino que
busca centrar a las personas como motor, fundamento y esencia de la misma. Lo
que implica estudiar al individuo desde lo más profundo de su ser, de lo que lo
mueve, lo estimula y lleva a generar acciones e inspiraciones que produzcan el
resultado de un desarrollo en constante crecimiento.
Es a través de las necesidades que el ser humano exhibe de la manera más natural
su condición, son situaciones ineludibles como fases del individuo que pueden
proyectarse en distintos estados120 y estas a su vez se conjugan y materializan en
un sistema en el que se interrelacionan e interactúan entre sí, siendo finitas, pocas
y clasificables121.
119 Ídem, p. 16-17 120 Ballesteros, Jesús (1992). Derechos Humanos. Madrid, Editorial TECNOS S.A., p. 103. 121 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 28.
~ 35 ~
No existe una definición exacta de las necesidades humanas; sin embargo, se
puede llegar a una construcción teórica de las mismas por medio de su esencia,
clasificación, evolución histórica y cultural de cada una.
Las necesidades se reflejan como atributos de carencia y potencialidad de los seres
humanos que le permiten a cada uno desarrollarse plenamente, desde las
existenciales para subsistir, así como de las axiológicas para adquirir y sostener una
vida en condiciones dignas.
Son oportunidades y medios de desarrollo del ser humano. Exhiben a la persona
desde su naturaleza, y a la misma vez que muestra su fragilidad, lo hace con al
absoluto potencial que tiene cada uno.
Los conceptos y/o definiciones también parten de las diferencias entre uno u otro
elemento y es que, las necesidades siempre fueron entendidas como falta de algo,
pero estas no solo se suscriben a las que reflejan alguna ausencia, sino que como
lo expone Max Neef, también pueden ser vistas, analizadas y satisfechas como
potencialidad del ser humano, puesto que si se tratare solo respecto a la primera,
se estaría hablando exclusivamente de la parte fisiológica de la persona, de la
carencia material que cada una pueda sentir, dejando su proceso de desarrollo
incompleto, puesto que no le permitirá desplegar toda la esencia que emana de su
propia naturaleza.
El individuo debe tenerse también como un ser con mayor profundidad respecto a
movilización, motivación y compromiso de él mismo, revelándose de la manera más
apremiante su propia capacidad122.
122 Ídem, p. 34.
~ 36 ~
No le basta al ser humano solo cumplir o realizar aquellas que le son indispensables
para su subsistencia, sino que además es de igual importancia poder satisfacer las
que lo impulsan y desarrollan como ser humano.
Dentro de la clasificación bipartita de las necesidades en un desarrollo a escala
humana, es importante definir cuáles son, cómo se determinan y qué las convierte
y/o clasifica dentro del mismo concepto.
Las necesidades son las mismas en todas las culturas y periodos históricos123, con
un rasgo social-universal; sin embargo, es importante aclarar que son de carácter
evolutivo, lo que significa que “[…] cambian con la aceleración que corresponde al
desarrollo de la especie humana”124, y por esto, pueden ser definidas como atributos
esenciales del individuo que se relacionan con su progreso, pero que son pocas
finitas y clasificables125.
Lo anterior significa que las necesidades humanas no mutan de un grupo social a
otro, que se clasifican de acuerdo a su naturaleza, que no son indeterminadas o
infinitas y por lo tanto son inherentes e indispensables para la supervivencia y
realización de cada individuo. Son sus satisfactores los que evolucionan de acuerdo
al tiempo y circunstancias que este traiga.
Las necesidades revelan el ser de cada individuo, son las que lo conciben real y lo
determinan como miembro de la humanidad126, por medio de estas se logra acceder
a las personas y fundamentar un desarrollo que les permita su propia realización,
generando de esta manera autonomía frente así mismo, y a los demás, tanto en los
espacios, locales, regionales y nacionales127.
123 Ídem, p. 27. 124 Ídem, pp. 37 - 38. 125 Ídem, p. 27. 126 Ídem, p. 34. 127 Ibídem.
~ 37 ~
Es precisamente en esa humanidad como desarrollo del individuo, en la que es
posible encontrar el valor intrínseco que a cada persona le pertenece, puesto que
al momento de satisfacer todas sus necesidades obtiene de manera inmediata una
vida digna.
Dentro del esquema planteado por Max Neef, sobre el desarrollo de los países
latinoamericanos, se encuentra la teoría de lo que podríamos llamar Sistema de
Necesidades Humanas, el cual se caracteriza por no establecer líneas jerárquicas
y por el contrario, sostener simultaneidades, compensaciones y
complementariedades, no solo de estas, sino también, de sus satisfactores,
teniendo en cuenta que la pauta de priorización en cuanto a su cumplimiento o
realización la suministra el individuo o colectivo de la necesidad fundamental128,
según el desarrollo cultural e histórico de cada uno.
También es importante observar la posibilidad de que una o varias necesidades
sirvan como base de otra(s) o viceversa, como el caso de la subsistencia que sin
ser satisfecha no es posible hablar de realizar o vivir otra, como por ejemplo las de
afecto, protección, entendimiento y participación129. Esto significa que en un sistema
sinérgico como lo propone Max Neef, no es apropiado dejar de un lado una u otra
necesidad o satisfactor, debido a la complejidad del desarrollo de cada ser humano,
que no se presenta de forma lineal e indeleble, sino que, por el contrario, constituye
un proceso en el que la forma de determinar necesidades y medios de realización
es cambiante y evolutiva.
La eficiencia de un proceso de desarrollo se fundamenta y se solidifica según el
entendimiento o significación que se les otorgue a las necesidades humanas y al rol
128 Ídem, p. 51. 129 Ibídem.
~ 38 ~
y atributo que se le asignen a los satisfactores de ellas130. Es por esto que el papel
que estas juegan en la dignidad como valor intrínseco del individuo y principio
fundamentador de los derechos humanos es de vital importancia, siendo tenidas en
cuenta desde el inicio y durante todo el proceso de desarrollo de una sociedad que
dirige y promueve permanentemente la producción de satisfactores sinérgicos, lo
cual lograría que sea el ser humano el principal protagonista de su desarrollo,
ganando espacios de libertad, participación e independencia, que le permitan llegar
a ser capaz de “crear fundamentos para un orden en el que se pueda conciliar el
crecimiento económico, la solidaridad social y el crecimiento de las personas y toda
su ser”131.
Las necesidades no valen por el simple hecho de su reconocimiento, para que éstas
influyan en la calidad de vida de las personas, deben satisfacerse a cabalidad132, de
forma plena y progresiva, evitando cualquier escasez por mínima que sea. Y es que,
si bien son las que exponen la naturaleza del individuo, si no son realizadas y
cumplidas, implican impactos negativos sobre cada persona que carece de su
satisfacción, impidiéndole de esta manera su desarrollo como ser libre y digno en
igualdad de condiciones frente a los demás.
Las carencias y potencialidades de cada persona deben ser ejecutadas de tal forma
que este pueda humanizarse y evitar a toda costa, patologías y factores que las
generan.
Las necesidades pueden señalarse a través de distintos enfoques. Max Neef las
clasifica en existenciales y axiológicas; siendo las primeras las de: Ser, Tener, Hacer
y Estar y las segundas que comprenden las necesidades de Subsistencia,
Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación, Identidad y
130 Ibídem. 131 Ídem, pp. 51 - 53. 132 Ídem, p. 52.
~ 39 ~
Libertad. Aquellas pueden presentarse de manera individual o relacionada y
dependiente una de otra 133.
Es posible que una persona tenga solo la necesidad de ser o tener, pero debido a
su naturaleza humana, estas se conjugan para formar un sistema de necesidades
que debe ser ejecutado a través de distintos satisfactores.
2. SATISFACTORES DE NECESIDADES
Cuando se habla de “realización de necesidades” debe tenerse en cuenta que
constituye un movimiento incesante en el que los satisfactores deben vivirse y
ejecutarse de forma continua y renovada134, es decir, que no existe un medio o
forma definitiva de cumplimiento de las necesidades.
A diferencia de las necesidades, que son pocas, finitas y clasificables, los
satisfactores son medios y formas de estas, se sumergen en la diversidad y no se
encuentran limitados. El ser humano cuenta con posibilidades infinitas y
cambiantes.
En la coyuntura de las necesidades en todos los periodos históricos, los medios
utilizados para su satisfacción distan según las culturas de las que sean miembros
los humanos135; puesto que, un satisfactor es un medio o forma de vivir o realizar
una necesidad del individuo, que puede cambiar según el espacio y época en el que
se desarrolle la persona. La elección de estos define una cultura, en la que cada
sistema económico, social y político puntualiza la forma de ejecutar las necesidades
humanas136.
133 Ídem, p. 26. 134 Ídem, p. 34 135 Ídem, p. 27. 136 Ibídem.
~ 40 ~
Los satisfactores se identifican o relacionan con la clasificación de necesidades
propuestas, uno puede ejecutar simultáneamente diversas necesidades o varias de
ellas pueden necesitar más de uno para realizarla, se constituyen de manera directa
en su construcción, por ejemplo, la educación, la investigación y la meditación son
satisfactores definitivos para vivir o cumplir la necesidad axiológica de
entendimiento137.
Los satisfactores de las necesidades son relativos según sus calidades,
proporciones y contextos que dependen de tiempo, lugar y circunstancia teniendo
relación con: 1. Uno mismo; 2. El grupo social; y 3. El medio ambiente138. Y quienes
no logren vivir o realizar una de sus necesidades existenciales o axiológicas, son
vulnerables de encontrarse en una situación de pobreza(s) según el déficit de
satisfacción de una o más de dichas necesidades.
Hablar de pobreza dentro de un sistema o teoría económica implica limitarse al
concepto de bajo ingreso, sin embargo; la postura de un “desarrollo a escala
humana”, ella se determina según la falta de satisfacción de una de las necesidades,
es decir, de la imposibilidad que se le presenta de no poder superar la carencia
manifestada, puesto que basta con no cumplir o satisfacer cualquiera de todas las
existentes. Por lo tanto, existe la posibilidad de hablar de pobreza(s), porque si la
persona no logra satisfacer varias necesidades, en consecuencia, sufre de distintas
negaciones; pero si en lugar de ello solo padece del déficit de una sola, estará
soportando la carencia respecto a esta.
Lo anterior, en el sentido que, si un individuo tiene déficit de ser o hacer, por medio
de otra necesidad como protección o subsistencia139, se encuentra sufriendo de
pobreza de ellas o de cualquier otra necesidad que no se encuentre satisfecha.
137 Ídem, p. 26. 138 Ídem, p. 27. 139 Ídem, pp. 27 - 28.
~ 41 ~
La falta de satisfacción de necesidades desembocan en una búsqueda de
oportunidades o de opciones distintas para el desarrollo de cada persona y su
núcleo familiar, generando una especie de “sectores invisibles”140, como un campo
de estrategias de supervivencia, en el cual se expone la máxima precariedad a la
que los individuos y sus comunidades se ven expuestas por las crisis de sus países
y con ello la falta de realización de las necesidades humanas fundamentales a favor
de cada individuo o de su grupo social141.
Cuando se habla de un sector invisible, se refiere a los mercados de trabajo, es
decir, a un exceso de fuerza laboral o exceso de recursos dejando por fuera del
sistema económico tradicional a la población económicamente activa142, lo cual
genera que familias e individuos se organicen en pequeñas micro unidades que de
una u otra manera suplen la insuficiencia de los sectores productivos de brindar
trabajo a las personas, para que estas por medio de dicha actividad logren
desarrollar su esfera individual y colectiva por medio de la satisfacción de sus
necesidades fundamentales, evitando caer en la(s) pobreza(s) y en las patologías
generadas por ella.
En el momento que el ser humano es incapaz de tener los recursos adecuados para
satisfacer sus necesidades se ve afectado por contingencias físicas y psicológicas
que difícilmente puede manejar si de manera pronta no logra ejecutarlas
debidamente143. Los factores que generan dichas patologías pueden ser diversos e
innumerables, pero en un “Desarrollo a Escala Humana”, se proponen tres de
ellos144, siendo menester aclarar que estas se producen cuando los factores se
exceden o incrementan de tal manera que no son excepciones, sino,
transformaciones del componente estructural del sistema económico mundial145.
140 Ídem, p. 66. 141 Ibídem. 142 Ídem, pp. 66 - 67. 143 Ídem, p. 28. 144 Ibídem. 145 Ibídem.
~ 42 ~
El desempleo es el primer factor a tener en cuenta, debido a que la cesantía
prolongada de un individuo perturba de manera significativa, por no hablar de un
agravio ciento por ciento a su sistema de necesidades fundamentales, puesto que
al no contar con un empleo, por medio del cual se pueda garantizar la necesidad de
subsistencia, protección, afecto, participación, pueden verse implicados en situación
de aislamiento, marginación y disminución del autoestima, situación que puede
desencadenar en una crisis de identidad146. Las patologías producidas por el
desempleo no pueden solo manejarse como individuales, sino como colectivas de
la frustración por no lograr satisfacer las necesidades humanas fundamentales147.
El segundo se refiere a la deuda externa que contraen los países “en vía de
desarrollo” con los industrializados o de “primer mundo”, debido a que el costo a
pagar de los primeros por servicios financieros de los segundos, no solo son
económicos, sino también sociales, políticos y culturales, comprometiendo recursos
naturales y bienestar de sus habitantes, y es en ese momento en el que los países
de “tercer mundo” se debilitan y enferman a un punto posible de no regreso148.
El último de los tres factores, se trata quizás del que más características económicas
implica. Al hablar de la hiperinflación, todos podemos imaginarnos un desastre para
la economía, y nada diferente es para la esfera social del país que la sufre, puesto
que la desconfianza sobre un sistema económico es fatal para el desarrollo de un
país, generando desconfianza, incertidumbre, creando falsas expectativas y
acrecentando el pesimismo sobre el futuro del Estado y del proyecto de vida de
cada persona149.
146 Ibídem. 147 Ídem, p. 29. 148 Ibídem. 149 Ídem, pp. 29 - 30.
~ 43 ~
El individuo y su colectivo encuentra tantas patologías como quiera, debido al
miedo, eufemismos, violencia, marginación y exilio, producto de intolerancias
políticas, disputa de grandes poderes, que a su vez desencadenan en aislamientos,
marginaciones, pérdida de identidad de las personas, rupturas familiares, y otras
formas de aniquilación individual o colectiva150.
Cabe entonces anotar, que si la no satisfacción de una necesidad humana genera
pobreza(s), si son varias necesidades no satisfechas, y estas a su vez generan
patologías que no permiten o inhiben el desarrollo de un país, que no le permite a
cada persona desenvolverse por medio de su valor intrínseco de la dignidad, es
preciso que tal proceso se construya a partir del individuo y sus necesidades, para
su pronto reconocimiento como ser autónomo y de la misma manera forjar un
Estado independiente o mejor aún, una interdependiente que no deba empeñar o
vender sus recursos y el bienestar de sus nacionales151.
Para efectos académicos, mi propuesta de análisis y estudio de las necesidades
humanas y sus satisfactores, se basa en el cuadro presentado por Max Neef y su
grupo de investigación, con el fin de exponer al final de este capítulo una posible
solución al problema de NO satisfacción de las necesidades, es decir, de la(s)
pobreza(s) generada(s) en los individuos por falta de estas.
Es menester exponer las necesidades y sus “respectivos” satisfactores, propuestos
por el autor, teniendo en cuenta que solo constituye un arduo pero simple análisis
de las necesidades humanas:
150 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., pp. 30 - 31. 151 Ídem, p. 32.
~ 44 ~
EXISTENCIALES
AXIOLOGICAS
SER TENER HACER ESTAR
SUBSISTENCIA
Salud física, salud
mental, equilibrio,
solidaridad, humor
Alimentación, abrigo, trabajo
Alimentar, procrear,
descansar, trabajar
Entorno vital, entorno social
PROTECCIÓN
Cuidado, adaptabilida
d, autonomía, equilibrio,
solidaridad
Sistemas de seguros, ahorro,
seguridad social,
sistemas de salud,
legislaciones, derechos,
familia, trabajo
Cooperar, prevenir, planificar,
cuidar, curar,
defender
Contorno vital, contorno
social, morada
AFECTO
Autoestima, solidaridad,
respeto, tolerancia,
generosidad,
receptividad, pasión, voluntad,
sensualidad, humor
Amistades, parejas, familia,
animales domésticos,
plantas, jardines
Hacer el amor,
acariciar, expresar
emociones, compartir,
cuidar, cultivar, apreciar
Privacidad, intimidad,
hogar, espacios de encuentro
ENTENDIMIENTO
Conciencia crítica,
receptividad, curiosidad,
asombro, disciplina, intuición,
racionalidad
Literatura, maestros, método, políticas
educacionales, políticas
comunicacionales
Investigar, estudiar,
experimentar, educar, analizar, meditar,
interpretar
Ámbitos de interacción, formativa, escuelas,
universidades, academias, agrupaciones
, comunidades,
familia
~ 45 ~
PARTICIPACIÓN
Adaptabilidad,
receptibilidad,
solidaridad, disposición, convicción,
entrega, respeto, pasión, humor
Derechos, responsabilida
des, obligaciones, atribuciones,
trabajo
Afiliarse, cooperar, proponer, compartir, discrepar,
acatar, dialogar, acordar, opinar
Ámbitos de interacción, participativa,
partidos, asociaciones,
iglesias, comunidades, vecindarios,
familia
OCIO
Curiosidad, receptividad
, imaginación
, despreocup
ación, humor,
tranquilidad, sensualidad
Juegos, espectáculos, fiestas, calma
Divagar, abstraerse,
soñar, añorar,
fantasear, evocar,
relajarse, divertirse,
jugar
Privacidad, intimidad,
espacios de encuentro,
tiempo libre, ambientes,
paisajes
CREACION
Pasión, voluntad, intuición,
imaginación, audacia,
racionalidad, autonomía,
inventiva, curiosidad
Habilidades, destrezas, método, trabajo
Trabajar, inventar,
idear, construir,
componer, diseñar,
interpretar
Ámbitos de producción y retroalimentación, talleres, agrupaciones
, ateneos, audiencias, espacios de expresión,
libertad temporal
IDENTIDAD
Pertenencia,
coherencia, diferenciaci
ón, autoestima, asertividad
Símbolos, lenguajes, hábitos,
costumbres, grupos de referencia, sexualidad,
valores, normas, roles,
memoria histórica, trabajo
Comprometerse,
integrarse, confrontarse, definirse, conocerse,
reconocerse,
actualizarse, crecer
Socio-ritmos, entornos de
la cotidianeidad,
ámbitos de pertenencia,
etapas madurativas
~ 46 ~
LIBERTAD
Autonomía, autoestima, voluntad, pasión,
asertividad, apertura,
determinación, audacia,
rebeldía, tolerancia
Igualdad de derechos
Discrepar, optar,
diferenciarse, arriesgar, conocerse, asumirse,
desobedecer, meditar
Plasticidad espacio-
temporal152
Las necesidades existenciales se interrelacionan con las axiológicas y sus
satisfactores, que como se aclaró anteriormente no son definitivos, representan la
realización de todas y cada una de las ya identificadas.
Debido a la naturaleza de las necesidades, no es posible hablar de una satisfacción
o realización definitiva, sino que para evitar pobreza(s), debe constituirse un proceso
continuo de ejecución153.
Es por esto que se advierte que dentro del grupo de satisfactores se encuentran
actividades, valores y derechos que forman parte fundamental de los medios de
realización de las necesidades humanas; entre ellos, la igualdad, la libertad, la
tolerancia, el respeto, la solidaridad, la salud, entre otros. Sin embargo, el factor más
común entre todos es el trabajo.
A través de su comportamiento sinérgico, el trabajo ejerce como directo satisfactor
de varias necesidades y a su vez indirectamente de otras. Esto depende de los
efectos que genera en la vida de cada ser humano; por ejemplo, si tienes trabajo
logras satisfacer la necesidad de hacer, crear, convertir o transformar una materia;
a través del ejercicio de dicha actividad adquieres un rol en la sociedad que te otorga
152 Ídem, pp. 42 – 43. 153 Ídem, p. 34.
~ 47 ~
derechos, obligaciones, responsabilidades; cuando trabajas adquieres
competencias y ciertas habilidades que no podría otorgarte una actividad distinta.
De forma indirecta el trabajo también tiene distintas implicaciones como la
posibilidad de adquirir autonomía, respeto, admiración, equilibrio, pasión,
consciencia crítica, disciplina, tranquilidad, ámbitos de interacción, sentido de
pertenencia, asertividad, entre otros, que le permiten al ser humano satisfacer las
necesidades de entendimiento, participación, subsistencia, afecto, protección, ocio,
identidad, creación y libertad.
Los satisfactores no son pocos, finitos y tampoco gozan de independencia, la razón
alude a que estos son todas las formas posibles que representan un ser, tener,
hacer y estar154 en función de la realización y completa realización de las
necesidades humanas, es decir, se ejecutan en favor de la persona, se viven y se
adquieren solo con el fin de satisfacer las necesidades sentidas por el individuo y/o
grupo social, permitiéndole al ser humano vivir según sus propias elecciones, a
través de la consecución del valor intrínseco más importante para la humanidad,
llamado dignidad.
3. VIDA DIGNA: ENTRE NECESIDADES EXISTENCIALES Y AXIOLÓGICAS
Recordemos que la dignidad de un individuo se fundamenta en la autonomía de la
voluntad, que consiste en la capacidad de dar leyes universales y someterse
libremente a estas155. Lo que implica actuar conforme al deber, sin ninguna
coerción, con respeto a la ley, confiriendo un valor moral a la acción y la dignidad
de quien la ejecuta156.
154 Ídem, p. 35. 155 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., p. 157. 156 Ídem, pp. 156 – 157.
~ 48 ~
Para ejercer la autonomía de la voluntad y materializar el valor intrínseco de la
dignidad, es indispensable concebir el derecho de la libertad como pieza
fundamental en su ejecución157, puesto que una voluntad libre permite a su titular
ostentar dignidad.
Las causas propias o ajenas que no permiten al ser humano actuar conforme a la
autonomía de la voluntad, son la antítesis de la moralidad y por supuesto de la
dignidad. Cuando las personas no se encuentran sometidas u obligadas a actuar de
cierta forma, son realmente libres y dignas. Esta premisa solo se puede reflejar en
un panorama de satisfacción absoluta de necesidades humanas.
Como lo vimos anteriormente, cuando una necesidad no es satisfecha las personas
sufren de pobreza(s) si son varias las necesidades que carecen de ejecución,
siendo esta situación determinante para la toma de decisiones de cada individuo y
su núcleo familiar y/o social. Si trasladamos esto a un ejemplo, para que una
persona logre satisfacer las necesidades existenciales de ser y tener y la axiológica
de subsistencia, debe adquirir y/o conservar salud, abrigo alimentación, trabajo,
entre otros. Si el individuo o el grupo social no ostentan dichos medios para realizar
sus necesidades, se encontrarán ligados y sometidos a las circunstancias y
conforme a ellas, a la suerte, al destino, al afán de satisfacerlas a cualquier precio,
tomarán decisiones que no serán premeditadas por la autonomía de la voluntad,
sino que, por el contrario, serán ejecutadas bajo la presión generada por la(s)
pobreza(s) y la misma premura de satisfacer sus necesidades.
Por ello la importancia de poder satisfacer todas las necesidades humanas de
manera autónoma y con plena libertad, siempre teniéndose como un fin en sí
mismo, reconociendo igual derecho a los demás158.
157 Ídem, p. 166. 158 Ídem, p. 139.
~ 49 ~
Para lograr esto, es necesario que se elimine o disminuya la sumisión económica,
financiera, cultural y social, empezando por los países en vía de desarrollo159,
debido a que una mayor independencia no solo a nivel personal, sino también en el
ámbito local y nacional, evita impactos negativos en las políticas internas y una
inhibición del desarrollo orientado hacia la autodependencia y la satisfacción de las
necesidades humanas160.
Vivir procesos para lograr independencia en las sociedades en vía de desarrollo es
vital, tanto para el crecimiento económico de cada país, como para la satisfacción
de las necesidades de sus asociados, creando espacios en el que los individuos
logren ser el centro de desarrollo de toda nación161.
Es importante dilucidar que tal independencia no significa una exclusión del mundo
globalizado y de sus redes de mercado, sino que se basa en un intercambio de
relaciones mutuas, bajo parámetros de justicia social, libertad y desarrollo personal,
a lo que puede denominarse como una “interdependencia horizontal”162, lo cual
permitiría de manera más aproximada una satisfacción de necesidades humanas
de acuerdo a la cultura y tiempo en el que han de realizarse, puesto que es
“entendida como un proceso capaz de fomentar la participación en las decisiones,
la creatividad social, la autonomía política, la justa distribución de la riqueza y la
tolerancia frente a la diversidad de identidades, la autodependencia constituye un
elemento decisivo en la articulación de los seres humanos con la naturaleza y con
la tecnología de lo personal con lo social, de lo micro con lo macro, de la autonomía
con la planificación y de la Sociedad Civil con el Estado”163.
159 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 57. 160 Ídem, pp. 57 - 58. 161 Ídem, p. 58 - 59. 162 Ídem, p. 59. 163 Ibídem.
~ 50 ~
A través del desarrollo conjunto de los grupos sociales con el de cada individuo, es
posible construir una sociedad en la que todos los seres humanos logren satisfacer
sus necesidades existenciales y axiológicas, por medio de la utilización sinérgica de
recursos convencionales y no convencionales, bajo políticas inclusivas que
permitan obtener unos individuos sanos, en una sociedad con las mismas
condiciones164, esto es, personas a las que les sea reconocida y respetada la
dignidad como valor intrínseco de su condición humana, en igual de condiciones
frente a los demás.
Por medio de una mayor independencia se revitalizan y regeneran los recursos que
permiten la entera satisfacción de las necesidades humanas de cada uno, el
individuo adquiere libertad de decisión y determinación logrando establecer
parámetros de comportamiento a los que voluntariamente se somete, convencido
que la forma en que ejecuta las acciones es la correcta. De esta manera se evita la
manipulación de las masas más vulnerables, mejorándoles su calidad de vida,
apoyada en el respeto por el individuo, la sociedad, su diversidad y garantizando
que el ser humano siempre sea un fin en sí mismo y nunca pueda ser un instrumento
o un medio de personas u otros países165.
La posibilidad de auto determinarse, es la que otorga efectiva materialización de la
dignidad del ser humano. Aquella le permite a la persona satisfacer sus necesidades
sin depender de otros, le concede libertad de expresión y no la obliga a actuar de
una forma pre establecida.
El ser humano con carencias y potencialidades sin suplir o satisfacer, no logra ser
una persona libre, no puede hacer ejercicio de la autonomía de la voluntad y en
164 Ídem, pp. 60 – 61. 165 Ídem, pp. 64 - 65.
~ 51 ~
consecuencia de ello, no le es posible concretar su dignidad, valor que por el hecho
de pertenecer a la raza humana le pertenece166.
Un individuo que no satisface sus necesidades, es decir, quien ostenta una o varias
pobrezas se verá obligado, mientras las viva, a actuar conforme el sistema
económico, político, social y cultural le ordene, de forma directa o indirecta, teniendo
en cuenta que, estos a nivel mundial actualmente, se encuentran infestados por la
alta corrupción y alteración de sus valores humanos y principios institucionales;
siendo este tema aparentemente fuera del contexto principal, pero que se convierte
en factor determinante en el impedimento que tienen los individuos de satisfacer sus
necesidades y por consiguiente de exteriorizar una vida digna.
Es menester que se teja una coyuntura de estos procesos, con el fin de identificar y
reconocer al individuo como ser racional, titular de la dignidad como valor intrínseco
de cada uno, el cual tenga derecho y plenas condiciones de satisfacer sus
necesidades, además de clasificar satisfactores y bienes económicos
proporcionados para su ejecución167.
El ser humano debe ser el enfoque y fin de todo proceso o plan de desarrollo de un
país, en cada espacio local, regional y nacional debe ser el individuo el principal
actor social, con un estilo de progreso orientado a la satisfacción de necesidades
humanas, por medio del cual, toda persona o grupo social logre crecer de forma
independiente, de manera que pueda interrelacionarse con otros, sin encontrarse
bajo una dependencia que le exija enormes sacrificios y le inhiba la capacidad de
autogestionarse la efectiva realización de sus necesidades, tanto existenciales
como axiológicas168.
166 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., p. 148. 167 Max Neef, Manfred. Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 41. 168 Ídem, p. 94.
~ 52 ~
El reconocimiento, garantía y protección de la libertad, la autonomía y la dignidad
en igualdad de condiciones para todos por medio del Estado, además del modelo
económico de cada uno, es de vital importancia para el desarrollo de la sociedad.
Esto porque de acuerdo a las condiciones políticas, económicas, sociales y
culturales, los seres humanos tienen o no las posibilidades o medios suficientes
para satisfacer todas y cada una de sus necesidades de manera cómoda sin caer
en la(s) pobreza(s).
No basta el reconocimiento del individuo como ser racional, sino que además debe
tenerse como el legislador propio que se somete de manera voluntaria a la de los
demás, por medio de la simple convicción de estar actuando conforme al deber ser
y del reconocimiento de la dignidad propia y del ser humano, cada uno como fin en
sí mismo y no como un medio, lo que es posible a través de la autonomía y libertad,
que solo puede ostentar siempre que se le permita satisfacer sus necesidades.
Un ser humano sin pobreza(s), sin necesidades no satisfechas, es una persona libre
y autónoma en sus decisiones. Un individuo capaz de legislar para sí mismo y acatar
su propia ley por medio de los imperativos de la razón, es un ser digno, es y vive lo
que por naturaleza le corresponde, un valor propio por el hecho de pertenecer al
grupo de seres racionales.
La dignidad se desarrolla y se mantiene incólume siempre y cuando existan las
condiciones adecuadas en la calidad de vida de cada uno, a través de la realización
de necesidades humanas, como protección y garantía de los derechos humanos,
incluyendo y resaltando de manera muy especial el trabajo como actividad a la que
toda persona tiene derecho de acceder y ejercer.
Es precisamente en esa humanidad como desarrollo del individuo, en la que es
posible encontrar el valor intrínseco que a cada persona le pertenece, puesto que
~ 53 ~
al momento de satisfacer todas sus necesidades obtiene de manera inmediata una
vida en condiciones dignas.
De esta forma tenemos que ninguna necesidad puede estar no satisfecha, porque
de otro modo no lograríamos una vida digna.
Como lo exponía anteriormente, el trabajo no solo realiza necesidades de forma
directa, sino que también estimula otros satisfactores en los diversos niveles:
individual, social, grupal, local, regional y nacional169, que permiten un desarrollo
equilibrado en el que las personas pueden ejercer su absoluta voluntad, obligada
única y exclusivamente a lo que cada uno se someta libremente.
El objetivo general de esta tesis es establecer en qué medida el trabajo como
actividad humana constituye un medio de dignificación del ser en procura de
satisfacer sus necesidades materiales y axiológicas, entendiéndolo como fuente de
movilización de energías sociales; por ello, una vez estudiada la dignidad bajo la
teoría moral de Kant y las necesidades expresadas en Max Neef, teniendo como
fundamento a los seres racionales, en el capítulo subsiguiente se analiza el ejercicio
del trabajo en las esferas individual y social, estudiando su función en el contexto
colombiano, con el objetivo de definir la relación entre dignidad y las necesidades,
y el papel que este juega en la materialización del valor intrínseco del ser humano.
169 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 61.
~ 54 ~
CAPÍTULO TERCERO
EL TRABAJO: ACTIVIDAD HUMANA QUE DIGNIFICA A LA PERSONA
El ser humano logra materializar la dignidad cuando a través del uso de su
razonamiento tiene la facultad de elegir libremente el qué, el cómo y el porqué de la
construcción de su papel en la sociedad. La voluntad no puede verse corrompida
por ninguna fuerza, error o circunstancia que le impida tenerse como fin en sí mismo
y reconocer igual condición en los demás170. Para evitar cualquier dependencia y
lograr dicha materialización es indispensable tener la posibilidad de satisfacer todas
y cada una de las necesidades del ser humano.
En el presente capítulo planteo al trabajo como actividad principal del ser humano,
haciendo a un lado su concepto económico, para centrarme en la función y el
impacto que este tiene en la vida de todos los miembros de una sociedad, tanto en
la esfera individual como en la colectiva.
Una vez conociendo la importancia del trabajo para el ser racional y lo esencial que
este resulta para el buen y digno desarrollo de cada uno, veremos la razón por la
que dicha actividad se reconoce como una facultad que concreta las exigencias de
la dignidad, la libertad y la igualdad, las cuales deben ser reconocidas positivamente
por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional, teniendo como
enfoque la consecución de la dignidad.
Cuando al ser humano le es reconocido y garantizado plenamente el derecho al
trabajo y puede ejercerlo libremente, logra trazarse un plan de vida valorada,
establecer contacto social, buscar satisfacción para desarrollar el sentido de lo
realmente importante, encontrar cierta seguridad económica, alcanzar un estatutos
170 Sinay, Sergio (2012). ¿Para qué trabajamos?: ser lo que hacemos o hacer lo que somos. Buenos Aires, Paidós, pp. 47 - 48.
~ 55 ~
en su entorno, adquirir sentido de pertenencia, y lo más importante: materializar y
vivir su dignidad171.
La metodología de estudio y desarrollo de este capítulo es igual a las anteriores,
aunque varía en la naturaleza de sus fuentes. Entre teorías y jurisprudencia
nacional, basada en los dos capítulos anteriores explico cómo el trabajo, actividad
humana individual y social, se encuentra en procura de la satisfacción de
necesidades, materializando de esta forma el concepto de Dignidad.
1. EL TRABAJO: ACTIVIDAD HUMANA
En el siglo XVI la palabra trabajo solo se usaba para referirse a la labor realizada
por los verdugos sobre los condenados, y en la pretérita sociedad griega era
rechazado bajo la premisa de ser una actividad innoble y no compatible con la
importante misión de participar en política, siendo esta, en aquella época, la única
y verdadera esfera de los asuntos humanos172.
Durante la edad media, el trabajo logra adquirir cierto reconocimiento frente a su
ejecutor: el ser humano, el cual le permite la oportunidad de obtener derechos y
garantías derivadas de esta actividad, junto a su óptimo ejercicio; sin embargo, no
desaparece por completo el carácter correccional del trabajo173.
A partir del siglo XVII, el trabajo deja de ser solo un elemento de la economía para
tomar carácter de actividad humana como valor social, indispensable para el
desarrollo del individuo en su entorno, además, se le da paso como una nueva
relación entre el ser racional y el mundo. Es por esto que, sin desprenderse del
concepto económico, Santos Ortega se basa en autores como Rousseau y
Montesquieu en la exposición del trabajo como fuente fundamental de equilibrio
171 Ídem. pp. 45. 172 Santos Ortega, Antonio y María Poveda Rosa (2002). Trabajo, Empleo y Cambio Social. Valencia, Tirant lo Blanch, pp. 27 - 28. 173 Ídem, pp. 30 - 31.
~ 56 ~
social, manifestando que, si bien consiste en un deber del individuo frente a los
demás, también se constituye como derecho de todo ser humano por el simple
hecho de serlo174.
En la actualidad se tiene al trabajo como actividad humana tendiente a transformar,
producir y recrear el entorno del que hace parte quien lo ejecuta, generando vínculos
sociales, económicos y políticos necesarios para el progreso de toda comunidad;
donde acertadamente Santos Ortega cita a Carlos Marx cuando argumenta que: “el
trabajo permite al ser humano transformar la realidad natural, la interacción del
hombre con el mundo exterior […]”175.
El trabajo permite la movilidad social del individuo176, es el hacedor de los elementos
satisfactores de las necesidades del ser humano. No puede ser visto únicamente a
través de la óptica económica, sino también, por el papel social que juega para el
desarrollo de la raza humana.
El elemento fundamental en el concepto de trabajo para considerarlo actividad
humana es la supervivencia material del grupo177. Todos los seres que habitan la
tierra, subsisten a ciertas condiciones que su naturaleza les impone; pero el ser
humano tiene la facultad, a través del trabajo, de generar estrategias y formas de
vida, individuales y colectivas, en su núcleo familiar y social, para adquirir un pleno
desarrollo de sí mismo y su entorno.
Es la naturaleza transformadora del ser humano la que le permite adquirir los
medios necesarios para su subsistencia en condiciones dignas178.
174 Ibídem. 175 Ídem, p. 40. 176 Ídem, p. 44. 177 Ídem, pp. 52-53. 178 Ídem p. 43.
~ 57 ~
El trabajo no es mercancía, tampoco un simple instrumento de producción, sino que
es la actividad humana libre179 y consciente, que permite a los individuos desarrollar
todas sus capacidades personales, aportándole atributos y valores inherentes a su
ser180, a través de la satisfacción de todas sus necesidades, lo que le permite
relacionarse con los demás para adquirir un nivel económico decoroso, una amplia
prosperidad social y finalmente una vida digna.
De la anterior definición podemos hacer tres reflexiones. La primera consistente en
la visión del trabajo como motor natural de cada persona en su instinto
transformador del propio entorno. “El trabajo es una actividad creadora en la que el
hombre se unifica con su hábitat”181, por medio de ella el ser humano se relaciona
con sus semejantes, a través del reconocimiento de las diferencias y transformación
de las mismas en potenciales para adquirir recursos. Es el trabajo el que entrega un
rol a cada persona en la sociedad, además de identificarlo como ciudadano y
otorgarle derechos y deberes propios del título como miembro de cualquier grupo
social.
En segundo lugar, que dicha actividad humana debe ser libre y consciente, es decir
que debe desarrollarse a través de la autonomía de la voluntad de cada persona,
sin que nadie o nada intervenga en la elección y ejecución de esta.
La actividad humana debe ser libre, puesto que en la medida que el individuo logre
ejecutar y elegir cualquier actividad conforme a su querer sin vicios de
consentimiento, ya sea por fuerza sobrepuesta por un tercero o por la simple
necesidad no satisfecha que lo obliga a actuar de determinada forma, se humaniza,
le permitirá conservar su valor propio e inherente de sí mismo, llamado dignidad182.
179 Guerrero Figueroa, Guillermo (1999). Principios fundamentales del derecho del trabajo. Bogotá, Leyer, p. 23. 180 Sinay, Sergio (2012). ¿Para qué trabajamos?: ser lo que hacemos o hacer lo que somos. Op. Cit., p. 85. 181 Guerrero Figueroa, Guillermo (1998). Compendio de derecho laboral. Bogotá, Leyer, p. 19. 182 Ídem, p. 20.
~ 58 ~
Por último, el trabajo como medio de la satisfacción de necesidades. Esto, porque
dicha actividad constituye un ineludible reconocimiento como individuo, otorga
beneficios sociales, culturales, materiales y psicológicos, que le permiten al ser
humano suplir todas sus carencias y ejecutar sus potencialidades183.
Teniendo en cuenta que el trabajo es un catalizador de energías sociales, este
entrega a su titular autonomía deliberativa, credencial o reconocimiento ciudadano,
alternativas de desarrollo que le permiten al ser humano satisfacer sus necesidades
de subsistencia, emocionales, afectivas, de protección, participativas, recreativas,
entre otras, que le otorgan la calidad de vida que cada individuo merece por el
simple hecho de pertenecer al grupo distinguido de seres racionales184.
Al momento de ejercer la actividad de trabajo, se desarrollan una serie de valores
esenciales que se aportan a través del ejercicio de las labores que cada uno ejecute:
1. Pertenencia (física, grupal, emocional, afectiva, profesional, ingrediente de la
identidad (necesidad humana)); 2. Permanencia (contribuye a forjar la personalidad,
profundiza y robustece las habilidades respecto de la misma); 3. El respeto (con el
trabajo se crean condiciones para experimentarlo, este debe exigirse y otorgarse.
El respeto se construye); 4. La disciplina (columna vertebral de nuestro que hacer
transformador, el trabajo es un campo fértil para forjar la disciplina vinculándola a
un propósito y no a un simple ejercicio de auto exigencia) y 5. La experiencia (suma
de vivencias que conjugan pertenencia, permanencia, respeto y disciplina, otorga
sabiduría)185.
El trabajo es el medio idóneo para adquirir todos los recursos y bienes necesarios
para las necesidades materiales y para satisfacer las necesidades emocionales y
183 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 70. 184 Ídem, p 42. 185 Guerrero Figueroa, Guillermo (1998). Compendio de derecho laboral. Op. Cit., pp. 19 – 20.
~ 59 ~
afectivas en el ejercicio de sus labores. “El hombre se expresa y se realiza mediante
su actividad laboral”, puesto que es dicha actividad la que le permite a cada
individuo llevar una vida digna, es decir, que le permite que pueda elegir conforme
a la autonomía de su voluntad sin estar ligado a la pobreza que le genere la no
satisfacción de una necesidad186.
El fin del trabajo es el concebir un sentido en la vida, el cual debe construirse bajo
el valor intrínseco e indispensable del ser humano, llamado dignidad, que permite
la distinción de este respecto a las demás especies.
En cuanto al último elemento del concepto de trabajo, prosperidad social, este
incluye desde el entorno familiar hasta el Estado, debido a que del trabajo no solo
se desprende la suerte económica de cada familia y el aporte de riqueza a la nación,
sino que también, genera un gran aporte al bienestar físico y psicológico de cada
grupo familiar, además de la ayuda en prevención de las patologías sociales
desencadenadas de la pobreza y la falta de satisfacción de una o varias
necesidades humanas.
Debe existir siempre un intercambio social que permita a cada individuo
desarrollarse como núcleo esencial de la humanidad, consiguiendo con ello la
anhelada prosperidad social, siempre que se convierta en derecho fundamental y
deber moral. En esto consiste la especialidad del trabajo que, si bien es un derecho
al que todos debemos tener la oportunidad de acceder, de la misma forma el
compromiso con la sociedad de interconectarse a ella por medio de la producción y
beneficios que de este sustraiga.
Es importante distinguir el concepto del trabajo como actividad humana a la que
todos tenemos derecho, con el que comúnmente se le confunde, es decir, analizar
la diferencia entre éste y el empleo y la relación de ambos con el derecho laboral.
186 Ídem, pp. 20 - 21.
~ 60 ~
El trabajo no necesariamente implica obtener una remuneración, es simplemente
cualquier actividad humana, que le permita a quien la ejecuta desarrollarse con
plena libertad. Por esto, podríamos hablar de trabajo con y sin contraprestación;
este último puede abarcar actividades como pintar o coser por gusto, ejercer como
ama de casa, realizar acciones de caridad, entre otras, que, si bien no implican
recibir dinero a cambio de su ejecución, sí hacen parte del medio indispensable para
ostentar una vida digna.
Por otro lado, se encuentra la actividad remunerada y denominada empleo,
consistente en la ejecución de una labor bajo subordinación, en lugar y horario
establecido o instrucciones determinadas, a cambio de un salario como
contraprestación de dicha actividad187. Lo que nos lleva a elementos
exclusivamente económicos, que por sí solos son insuficientes para la definición y
objeto del trabajo, ya que este último hace imprescindible la movilización de
energías, la mejora en la infraestructura social, el desarrollo de mayor autonomía
en cada individuo frente a la sociedad y la proyección de esta frente a los demás,
que incluyen el salario y la adquisición de bienes para satisfacer las necesidades,
pero que no pueden ser asemejadas a las del trabajo.
El empleo se limita única y exclusivamente a la actividad mercantil188 y a diferencia
de este, el trabajo es la actividad humana más importante ejercida por el individuo,
puesto que es ella la que permite la generación de efectos positivos en la calidad
de vida de las personas, en cuanto a la parte psíquica y física de cada una por medio
de la satisfacción de sus necesidades189.
187 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 69. 188 Santos Ortega, Antonio y María Poveda Rosa (2002). Trabajo, Empleo y Cambio Social. Op. Cit., p. 49. 189 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 69.
~ 61 ~
Es posible afirmar que no necesariamente el trabajo implica empleo o viceversa,
puesto que si no tener trabajo no implica necesariamente recibir una remuneración
como contraprestación y su ejecución debe darse bajo el respeto de la libertad, la
dignidad y la igualdad, para lograr satisfacer todas y cada una de las necesidades
del ser humano.
“La producción de relaciones sociales, de actividades relacionales y de sociabilidad
dirigidas a la reproducción del grupo se enuncia, desde el planteamiento expuesto,
como dimensión innovadora en la conceptualización del trabajo”190; de esta manera
se plantea al trabajo como conector esencial de las relaciones sociales y a su vez
como factor o derecho fundamental al que tienen todas las personas para adquirir
la ejecución material de todas sus necesidades.
Es necesario que el ser humano se encuentre en un camino único de libertad, para
así, tener la capacidad de auto determinarse y de poder satisfacer todas sus
necesidades sin restricción alguna, más que el derecho de los demás. Para ello, es
necesario que el Estado dicte normas, políticas públicas y garantías que le permitan
ejercer la actividad laboral de tal manera que cumpla con el objetivo de plena
realización humana191.
El trabajo no es entonces un concepto más de la economía, ni un elemento que
haga parte del capital de una empresa, menos algo que pueda denominarse recurso
humano, asemejando su posición al de los bienes y materias primas de una
producción; es la actividad más importante del individuo, la que le permite
humanizarse a través de la efectiva materialización de su dignidad, libertad e
igualdad ante sus semejantes y a la que todos los seres humanos se les debe
garantizar.
190 Santos Ortega, Antonio y María Poveda Rosa (2002). Trabajo, Empleo y Cambio Social. Op. Cit., p. 57. 191 Guerrero Figueroa, Guillermo (1999). Principios fundamentales del derecho del trabajo. Op. Cit., p. 14.
~ 62 ~
2. EL TRABAJO COMO DERECHO HUMANO
La tesis positivista de los derechos humanos reconoce a los naturales como fuente
de moralidad que influyen en el derecho, pero que no son derecho192, es decir, que
no tiene valor jurídico y que no son obligatorios por sí mismos. Por el contrario, la
ius naturalista habla de la existencia de estos como originarios e inalienables por el
simple hecho de pertenecer a la humanidad y que su positivización solo constituye
un reconocimiento formal por parte del Estado para mejorar garantías y
protección193.
Ambas corrientes de pensamiento aportan a la concepción del trabajo como un
derecho humano. La primera otorga la concepción de moralidad a los principios que
fundamentan las normas, haciendo la salvedad que son estas últimas las que dan
realmente vida a los postulados y que crean la obligación y el derecho que tiene
cada persona frente a estos. Los derechos “naturales” o intrínsecos del ser humano,
se identifican por su carácter esencial y se adquieren por el simple hecho de ser
racionales, pero necesitan de una constitución especial de herramientas para su
efectiva materialización.
La segunda, impone de igual forma, al creador de las normas, tener como
fundamento principal e indiscutible a los derechos naturales como inalienables e
inherentes del ser humano, sobre los cuales debe basarse para la creación del
ordenamiento jurídico que regirá todas las relaciones producidas en la sociedad.
De las mayores conquistas del hombre han sido el reconocimiento y garantías de
protección de los derechos humanos. A partir de la adopción del modelo
192 Pérez Luño, Antonio (1995). Derechos humanos, Estado de Derecho y Constitución. Op. Cit., pp. 56 – 57. 193 Ídem pp. 54 – 55.
~ 63 ~
constitucional y de derecho de los Estados, se ha logrado la construcción de
sociedades bajo la insignia humanitaria de protección frente a ciertos derechos
inviolables e intrínsecos del individuo, razón por la que son catalogados como
humanos o fundamentales.
Para explicar mejor a qué me refiero, sustraigo un pequeño texto de Pérez Luño,
donde define a los derechos humanos como las “facultades e instituciones que, en
cada momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la
igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los
ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional”194.
De acuerdo a lo anterior, es acertado afirmar que los derechos humanos son un
instrumento de materialización de la dignidad, la libertad y la igualdad, teniendo a la
primera como punto de referencia moral, a la segunda como principio aglutinante y
a la tercera como una identidad de todos los individuos sobre los derechos
sociales195.
La definición extraída, conjuga a las dos grandes tesis del derecho, encajando
perfectamente a la definición que el trabajo puede tener como medio de realización
y garantía de los valores y/o principios inherentes a la persona, es decir, el trabajo
como un derecho humano.
El trabajo se identifica como factor de supervivencia y medio esencial en el
desarrollo del individuo. De manera directa o indirecta el trabajo satisface
necesidades y potencializa el desarrollo de cada persona, tanto en su ejecución
como en el resultado que esta obtenga de realizar la actividad escogida. Por esto
se convierte en el derecho que le debe ser otorgado, respetado y garantizado a todo
194 Ídem, p. 48. 195 Ídem, p. 49.
~ 64 ~
ser humano para que este tenga la posibilidad de reconocerse a sí mismo y a los
demás, como seres dignos, iguales y libres.
La característica principal que convierte al trabajo en derecho humano, es la
garantía de conservar u obtener un mínimo de condiciones de existencia que le
permitan cuidar los tres objetivos principales de la definición de los derechos como
humanos, la dignidad, la libertad y la igualdad.
Pero el trabajo no solo garantiza el desarrollo material, sino que además es el
catalizador de energías sociales más importante. A través de su ejecución, el ser
humano se integra, adquiere una identidad en distintos grupos, se desarrolla como
individuo útil para sí mismo y para los demás. Porque como bien lo explica Max Neef
en su obra “Desarrollo a escala humana”, la actividad llamada trabajo es a través
de la cual se producen transformaciones, las personas logran las satisfacciones de
necesidades por medio de su evolución en la sociedad, pero también en su
crecimiento personal que le permite vivir como un ser digno, le permite sentir su
propia naturaleza.
El elemento que excluye al trabajo como un derecho simple o común, es la
posibilidad de alcanzar una vida digna, libre y en igualdad de condiciones, a través
de su efectiva y real ejecución, sin restricciones o límites y sin discriminación
alguna196, convirtiéndose de esta manera en una facultad indispensable para el
desarrollo individual y colectivo de cada persona.
La Constitución Política de 1991 tiene al trabajo en un postulado ético-jurídico,
haciéndolo indispensable para la interpretación de los demás derechos incluidos en
la Carta, debido al protagonismo que esta misma le otorga, al lado de la dignidad y
la solidaridad como fundamentos integrantes, con el objetivo de garantizar a todos
196 Pérez Ortiz, Vólmar (2004). Derecho al trabajo: Derechos económicos, sociales y culturales. Bogotá, Defensoría del pueblo, p. 13.
~ 65 ~
sus nacionales los tres grandes valores o principios que la definición de derechos
humanos implica.
Acertadamente, Guillermo Guerrero Figueroa afirma que “[…] después del derecho
a la vida, el derecho al trabajo es la más importante categoría jurídica que requiere
la protección del Estado para la plena realización de la persona humana […]”197.
Dicha actividad humana libre es la facilitadora o el medio indiscutible para alcanzar
absolutamente todos los demás derechos o los medios que le permitan ejecutarlos
y vivirlos.
No tener trabajo implica la ausencia de posibilidades para que le sean respetados
derechos indispensables para el desarrollo y “carecer de las necesidades más
básicas” como las de subsistencia, protección, identidad, afecto, participación,
diversión, entre otras198.
Toda persona, en el territorio nacional, tiene derecho a que le sean reconocidas
garantías efectivas para la ejecución del trabajo como actividad humana. Ese
derecho pasa de ser una conexidad frente a los demás, a fundamental de toda
persona para la real consecución de todas las necesidades humanas esenciales y
axiológicas que se le presentan.
El derecho al trabajo como actividad humana debe estar protegido en el
ordenamiento jurídico, ubicado en lo más alto de la cúspide de todas las normas y
jerarquías legales existentes, es la actividad indefectible para adquirir una vida digna
a través de la satisfacción de las necesidades humanas, además de caracterizarse
197 Guerrero Figueroa, Guillermo (1999). Principios fundamentales del derecho del trabajo. Op. Cit., p. 14. 198 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 41.
~ 66 ~
como un principio fundante del Estado para el completo y efectivo desarrollo de todo
un país.
De lo anterior se desprende la relación con el derecho laboral. Reiterando que el
trabajo es la actividad humana indispensable para adquirir una vida digna a través
de la satisfacción de necesidades propias y colectivas, que todos los seres
racionales tenemos derecho a ejercerla; debe tenerse en cuenta la necesidad de
normas que garanticen su efectiva y real ejecución, por medio del respeto a la
libertad, que sea además concretado en igualdad de condiciones y de manera
solidaria frente al grupo social en el que el individuo se desenvuelva.
El derecho laboral es el conjunto de leyes que reglamentan las relaciones
ejecutadas dentro del empleo, que le permiten convertirse a este último en
trabajo199. Por eso debe garantizarse y protegerse, para que le permitan al ser
humano su amplio y adecuado desarrollo en la comunidad, para que de esta manera
logre cumplir sus objetivos.
La dignidad es el valor intrínseco del ser humano, la satisfacción de las necesidades
son el medio para llegar a ella, a través del trabajo, y si este implica remuneración,
es decir una relación entre empleador y trabajador, uno no podrá subsistir sin el
otro, puesto que una cosa es el derecho humano para la materialización de la
dignidad humana y otra la garantías y protecciones dictadas por una norma, para
que el empleo que se ejecuta no transgreda lo que de hecho busca proteger y
garantizar, la actividad humana realizada con el objetivo de desarrollar una vida bajo
el valor intrínseco de la dignidad.
El empleo no dignifica por sí solo, si este no logra alcanzar los elementos del trabajo
como actividad humana y no cuenta con condiciones aptas y derechos que le sean
199 Ídem, pp. 23 - 30.
~ 67 ~
respetados y garantizados al trabajador, solo se conseguiría legitimar el concepto
del trabajo como castigo y no como derecho.
La actividad humana, llamada trabajo, debe reconocerse como derecho
fundamental y principal que le otorga al ser humano libertad, igualdad y dignidad en
sus roles como individuo y miembro de una sociedad. No importa cuánto poder
adquisitivo tenga un individuo, sin trabajo, no hay satisfacción de necesidades tales
como la de afecto, participación, identidad200, entre otras.
El trabajo como actividad humana no solo es un derecho al que todo individuo debe
tener acceso, sino que, además, es el que facilita adquirir beneficios materiales y
psicológicos a cada persona garantizándole un nivel de vida adecuado y de forma
paralela permitiendo la participación en la sociedad como miembro necesario e
indiscutible para un ideal proceso de desarrollo local, nacional y global201.
A pesar de que existan otros derechos con la misma importancia que este, es de
mi sumo interés proponer al trabajo como objeto de estudio y aplicación principal
de toda ciencia y política nacional, ya que además de contener todas características
como derecho de primera generación, el trabajo, es también un criterio ético,
jurídico, político, social y económico que no solo debe ser protegido y garantizado
como derecho, sino que al igual que la dignidad debe reconocerse y materializarse
con el mismo ahínco como se tiene a esta, es decir, como derecho propio del ser
humano que bajo ninguna circunstancia debe ser violentado.
Lo anterior sin desconocer al trabajo también como medio de garantía de otros
derechos, y es que en un sistema jurídico en teoría ideal como lo es el colombiano
en el que la dignidad y el trabajo son centro de desarrollo de un país y además son
200 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 42. 201 Pérez Ortiz, Vólmar. Contenido y alcance del derecho individual al trabajo. Op. Cit., p. 14.
~ 68 ~
ampliamente reconocidos e implementados los derechos humanos como parte del
ordenamiento vigente, todos los derechos deben ejecutarse bajo una importante
sinergia que permita el cumplimiento y protección de cada uno, tanto a los
fundamentales como los sociales de todos los habitantes del territorio nacional.
Cualquier insinuación del trabajo como mercancía o simple instrumento de
producción, debe ser rechazada202. El trabajo dignifica, posibilita medios de
satisfacción de necesidades, permitiendo adquirir un nivel de vida adecuado para
cada ser humano, además, el trabajo como actividad humana, contribuye al
desarrollo de las sociedadesi, es el motor que permite un desarrollo óptimo para
cada grupo social, independiente de la variación de sus culturas y necesidades que
de acuerdo a ella se encuentren determinadas y/o sean modificadas por la
misma203.
El trabajo es valor fundante del Estado Social de Derecho, porque es concebido
como una directriz que debe orientar tanto las políticas públicas de pleno empleo
como las medidas legislativas para impulsar las condiciones dignas y justas en el
ejercicio de la profesión u oficio204. Por eso debe entenderse la consagración
Constitucional del trabajo no sólo como factor básico de la organización social, sino
como principio axiológico de la Carta.
3. TRABAJO Y DIGNIDAD HUMANA: DIALECTICA NECESIDADES
ESENCIALES Y AXIOLOGICAS
El ser humano logra alcanzar el valor de la dignidad cuando tiene la posibilidad de
someterse libremente a su propia voluntad, sin límites o dependencias que lo lleven
202 Ídem 69 - 70. 203 Ibídem. 204 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C-593 de 2014.
~ 69 ~
a actuar de una forma determinada205. Puesto que, por su capacidad racional, se
encuentra apto para elegir y actuar a priori, lejos de cualquier emoción o necesidad
no satisfecha que influya en sus decisiones.
La autonomía es la esencia de la dignidad, es el principio que debe estar presente
en la vida de cada ser humano. Para que ello sea posible, nadie puede ser
subordinado a ejecutar ninguna ley o comportamiento distinto al que su propia razón
le dicte como correcta o ajustada al deber ser de las cosas206.
Lo anterior, se logra cuando trabajamos; es ese momento en el que logramos
desarrollar distintos atributos, capacidades, habilidades, sensaciones, entre otros,
que nos permiten crecer transversalmente como individuos y miembros de la
sociedad207, satisfaciendo de esta forma, las necesidades esenciales y axiológicas
que se presentan a lo largo de la vida. Es en este momento en que el ser humano
logra conectar su razón con la autonomía de la voluntad y la ejecución de una vida
digna.
Gracias al trabajo, el ser humano puede precisar tanto su proyecto de vida, como el
modo de ejecutarlo, a través de la satisfacción de necesidades, otorgándose a sí
mismo la libertad en la que se basa la autonomía de la voluntad como principio
fundante de la dignidad.
El concepto económico del trabajo como “recurso humano de capital”208, que por
años se sostuvo, es superado y pasa a ser una actividad a través de la cual se logra
sinergia entre la adquisición de bienes materiales, satisfacción de necesidades
físicas, sicológicas y espirituales teniendo como objetivo el respeto por la dignidad,
205 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., p. 148. 206 Ídem pp. 150 – 157. 207 Sinay, Sergio. ¿Para qué trabajamos?: ser lo que hacemos o hacer lo que somos. Op. Cit., pp. 85 - 86 208 Max Neef, Manfred. Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit. p. 77.
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reconociendo el derecho que todos los seres humanos tienen por su misma
condición.
Toda persona necesita del trabajo para reafirmar su dignidad y es justamente esta
premisa la que convierte al trabajo en un derecho humano. Por medio este es
posible la movilización de energías sociales, que pueden generar ingresos y
además tener efectos trascendentales sobre la calidad de vida de cada una de las
personas que lo ejercen209.
Recordemos que el trabajo y el empleo pueden conectarse, pero no son el mismo
concepto; el primero no necesita del segundo y este es solo un compromiso al que
una persona en muchas ocasiones se somete por necesidad. Podemos realizar las
actividades propias de un empleo sin aportar a nuestra dignidad, o peor aún ir en
contravía de sus principios.
Ejecutar una actividad económica que genere ingresos a las personas, no implica
necesariamente que el ser humano pueda satisfacer todas sus necesidades.
Probablemente tendrá poder adquisitivo de bienes y/o servicios, pero esto no
conlleva a la ausencia de pobrezas, vital para que cada persona pueda actuar sin
ninguna ley distinta a la que por sí mismo se dicte.
El trabajo no es dinero, no representa obligación, tampoco implica resultados,
productividad o rendimiento; es a gran escala el principio y medio más importante
del ser humano, a través del cual, logra significar la vida misma por sus decisiones
libres y racionales que le permiten alcanzar el valor intrínseco de la dignidad en
calidad de individuo y miembro de la humanidad.
209 Ídem pp. 69 - 70.
~ 71 ~
Desde los primeros renglones de la Carta Política de 1991, es posible evidenciar el
carácter que adquiere el trabajo en el Estado Social de Derecho, instaurado en la
misma, como principio constitucional y fundante de todo orden.
El objetivo no sería distinto al de asegurar a todos los ciudadanos, el camino de la
libertad material que solo puede conseguir siendo el fin único de sí mismo210.
A pesar del reconocimiento a priori de la Organización Internacional del Trabajo, es
primera vez en Colombia que adquiere el significado e importancia real como
derecho humano.
El artículo 25 de la Constitución Política dispone que “El trabajo es un derecho y
una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección
del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y
justas”211. Este por su naturaleza, se convierte en un derecho indispensable del ser
humano que exige la necesidad de protección constitucional212.
Con esto se supera la conceptualización del trabajo como simple labor o actividad
económica que desempeña el individuo, elevándose al rango de postulado ético
político, necesario para la interpretación jurídica de la norma principal y de todo el
ordenamiento jurídico213, basado en la libertad de toda persona de ejercer toda clase
de oficio, siempre que esté no vaya en contra vía de la ley y de sus derechos.
Reafirmando la tesis y/o postulado que establece la diferenciación entre actividad
humana denominada trabajo, y empleo o labor económica desempeñada por un
individuo.
210 Guerrero Figueroa, Guillermo (1999). Principios fundamentales del derecho del trabajo. Op. Cit., p. 13 211 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C - 593 de 2014. 212 Guerrero Figueroa, Guillermo (1999). Principios fundamentales del derecho del trabajo. Op. Cit., pp. 27 - 28. 213 Ídem, p. 24.
~ 72 ~
De acuerdo con Guerrero Figueroa, la finalidad de instituir al trabajo como derecho
fundamental, fue la de otorgar a las personas que lo ejercieran “una existencia
digna…”214.
Bajo lo preceptuado por la Corte Constitucional, el valor de la dignidad debe
concebirse a través de tres lineamientos claros y diferenciables: (i) Entendida como
autonomía o posibilidad de diseñar un plan vital y de determinarse según sus
características; (ii) Exteriorizada en ciertas condiciones materiales concretas de
existencia (vivir bien) y (iii) Concebida como intangibilidad de los bienes no
patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones), es el
trabajo el medio idóneo para materializarla215.
El trabajo como actividad esencial del ser humano en su dimensión individual y
colectiva, le permite al individuo determinarse por sí mismo y adoptar un proyecto
de vida según esa elección. Le otorga libertad de legislación para que cada persona
establezca los parámetros, que según la razón y su propia naturaleza, sean los más
adecuadas en su desarrollo.
Es fundamental que dicha autonomía como característica esencial de la voluntad,
deba ir conectada a la de los demás; no se pueden dictar leyes propias si no se
tiene en cuenta el entorno en el que se desenvuelve y no se respeta la
autodeterminación de los demás.
Para generar ingresos y oportunidades de mejora, en cuanto a los bienes
materiales, es necesario desarrollar una actividad que los produzca y a su vez
generen al individuo y su entorno ciertas condiciones de vida cualificadas
(circunstancias materiales necesarias para desarrollar el proyecto de vida).
214 Ídem, p. 27. 215 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia T - 881 de 2002.
~ 73 ~
La integridad física y espiritual, significa “vivir sin humillaciones” y se une a la
expresión de la autonomía individual, en la que el ser humano se desarrolla según
su propia naturaleza y aptitudes, siguiendo a Kant la Corte afirma que “el hombre
es un fin en sí mismo y no puede ser utilizado como un medio para alcanzar fines
generales, a menos que él voluntaria y libremente lo admita”216.
Es fundamental evitar toda dependencia posible a cualquier factor externo, pues
esta inhibe la satisfacción de las necesidades humanas. Y es el trabajo el llamado
a libertar a cada uno de los individuos miembros de una sociedad, estimulando su
protagonismo como seres autodependientes con opción de desarrollo217 y con
capacidad de respetar las mismas virtudes en los demás.
La actividad del trabajo se considera como un instrumento para obtener los recursos
necesarios para lograr una vida digna y como un mecanismo de realización en todas
sus dimensiones218. “El hombre se expresa y se realiza mediante su actividad
laboral”219. Las personas por medio del trabajo en condiciones dignas, adquieren
niveles altos de autoestima, de afecto y aceptación en sus círculos sociales,
además, de la promoción en la participación ciudadana en temas económicos,
sociales, políticos culturales.
“La dignidad humana requiere que el hombre actúe según su recta razón y libre
elección, movido por la convicción interna personal y no bajo la presión que otros
hagan sobre su libertad, porque entonces el acto no sería libre, y al no serlo, no
puede estar amparado por la legitimidad. El hombre, pues, logra la dignidad cuando
216 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia T – 881 de 2002. 217 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit. p. 65. 218 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C - 614 de 2009. 219 Guerrero Figueroa, Guillermo (1999). Principios Fundamentales del derecho al trabajo. Op. Cit., p. 58.
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se libera totalmente de toda cautividad y cuando pone los medios para que sus
semejantes no caigan en dicho estado indigno”220.
En efecto, la dignidad es el valor de los seres humanos que debe ser garantizada
por un conjunto de derechos, otorgándole a todos la facultad de adoptar las
decisiones necesarias para dar sentido a su existencia y desarrollar plenamente su
personalidad.
Las personas deben tenerse como fin en sí mismo, el individuo como único e
irrepetible con capacidad para darse sus propias leyes morales, las cuales deben
ser compatibilizadas con las de las otras personas. En ello el ejercicio del trabajo es
indispensable y es lo que otorga el apellido, tanto al valor como al derecho, la
dignidad es humana por ser inherente a cada individuo y el trabajo lo es de igual
forma porque a través de este se logra su efectiva materialización.
Dicha actividad es solidaria, participativa y dirigida a mejorar la infraestructura
social. Propicia creatividad, preserva la identidad de quienes la ejercen y es el único
medio a través del cual se pueden satisfacer todas las necesidades humanas221.
Un individuo capaz de obtener una realización personal por sus propios medios y
además de colaborar en la construcción de un desarrollo que lo tenga como actor
principal, siendo un fin en sí mismo y no un medio, reconociendo esta misma calidad
a los demás, es una persona que formal y materialmente cuenta con su valor
intrínseco principal, llamado dignidad humana222.
“[…] después del derecho a la vida, el trabajo es la más importante categoría jurídica
que requiere la protección del Estado para la plena realización de la persona
220 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia T – 881 de 2002. 221 Ídem, p. 78. 222 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia T – 881 de 2002.
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humana […]”223. Puesto que este no es un recurso, es un generador de recursos224
al servicio de la dignidad humana.
223 Guerrero Figueroa, Guillermo (1999). Principios Fundamentales del derecho al trabajo. Op. Cit., p. 14. 224 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 78.
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CONCLUSIÓN
Como resultado de la investigación y de la interpretación de los autores usados para
la elaboración de esta tesis, es posible afirmar que, el trabajo no solo constituye un
medio de dignificación del ser en procura de satisfacer sus necesidades materiales
y axiológicas, sino que, además, es el más importante debido a su función como
base y conector esencial entre los demás satisfactores.
En ocasiones vemos o usamos palabras que no se acercan a su realidad
conceptual. Entendemos la importancia y los roles que cada una ejerce, pero a
veces no logramos dimensionar la jerarquía que estas puedan tener sobre otras. La
dignidad, el trabajo y las necesidades son un claro ejemplo de ello; puesto que la
primera resulta siendo un valor, el segundo una actividad humana esencial y las
terceras un sistema que se relaciona e interactúa entre sí.
En el caso de la dignidad, integra valores muy importantes para el desarrollo normal
del proyecto de vida, tales como, la libertad y la igualdad, con fundamento en la
autonomía de la voluntad, la moralidad de cada ser racional y el principio de la
persona como fin y no como medio, teniendo la capacidad de auto determinarse
como la razón así mande.
Cuando el ser humano logra ser reconocido como fin en sí mismo y no como medio,
otorgando la misma cualidad a los demás, empieza a tejer el concepto de dignidad,
en el que cada persona es capaz de legislar universalmente por medio de sus
máximas, y de esta misma manera someterse a su propia ley.
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La moralidad se encuentra en todo ser racional cuando este actúa conforme al
“deber ser”225, y juega un papel crucial en el concepto de dignidad porque el ser
humano elige guiado por la autonomía de la voluntad, convencido de que lo
ejecutado, seleccionado o actuado se realiza de acuerdo a las máximas a las que
libremente se ha sometido y no ha sido inducido u obligado por factores como el
miedo, sentimientos, coacciones, entre otros que no materialicen la voluntad real de
la persona.
Cuando el individuo logra materializar la dignidad, no obedece a ninguna otra ley
salvo la que se da simultáneamente a él mismo226.
El ser humano es el fin, ocupa la razón de cualquier actividad individual o colectiva
de manera igualitaria, y no cabe la posibilidad de ser reemplazado por nada; la razón
tiene una dignidad. Se halla en la base del ser, pero también en la cima del reino de
los fines, los cuales deben trabajar para que tal calidad no sea violentada o poco
respetada.
La dignidad, la libertad y la igualdad son valores que encabezan la importante lista
de derechos humanos que necesariamente, para lograr la ejecución de todos y cada
uno de ellos, deben funcionar sinérgicamente. Nadie puede ostentar uno si tiene
déficit de otro. De allí la importancia de su reconocimiento y garantías por el
ordenamiento jurídico y de la Carta Política, para la efectiva y real protección de
todos y cada uno de ellos, sin desconocer su carácter natural e intrínseco.
Un desarrollo a escala humana, es decir, una evolución de la sociedad basada en
la persona, en la que es un fin y no un medio, puede permitir la construcción de una
225 “La necesidad de actuar conforme a la ley sin excepción alguna en provecho de inclinaciones u objetivos, exponiendo que el valor moral de la acción, no reside pues en el efecto que se aguarda de ella”. Immanuel Kant p. 92. 226 Kant, Immanuel (2002). Fundamentación para una metafísica de las costumbres. Op. Cit., p.148.
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sociedad con cimientos firmes, en la que cada persona se sienta y viva su dignidad,
sea libre y además todos los miembros de la sociedad la materialicen de manera
igualitaria.
Cuando entendemos los derechos humanos como instrumentos de realización de
la dignidad humana, acompañada de la igualdad y la libertad, sabremos que el
derecho que directa o indirectamente aporte y consolide este valor en la persona
podrá desplegarse en dicha definición.
La forma acertada para alcanzar el nivel máximo de la humanidad, es decir la
consecución del valor de la dignidad, es a través de la satisfacción efectiva y
permanente de todas y cada de las necesidades de cada individuo.
Si el ser humano satisface sus necesidades, tanto potencialmente como de las que
carece, logra la capacidad de auto determinarse y elegir libremente sin verse
oprimido o sometido por cualquier factor externo a su voluntad.
El ser racional es el fin, la dignidad es el valor intrínseco, que no puede ser alterado
o reemplazado por otro; y las necesidades son atributos de carencia y potencialidad
del ser humano que siendo satisfechas le permiten desarrollarse plenamente, esto
es, bajo el respeto de la dignidad, libre y en igualdad de condiciones frente a los
demás.
Las necesidades no valen por el simple hecho de su reconocimiento, para que éstas
influyan en la calidad de vida de las personas, deben satisfacerse a cabalidad227.
227 Max Neef, Manfred (1995). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Op. Cit., p. 52.
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El instrumento o actividad más importante entre los satisfactores, que le da al ser
humano la posibilidad de ejecutar de manera sinérgica y absoluta a todas las
necesidades, es el trabajo.
A través del trabajo el ser humano adquiere una identidad, una posición social,
participación, forma de subsistencia, libertad, recreación, afecto, entre otros para
todos los niveles; es la actividad más importante, porque con ella, el individuo logra
materializar la dignidad humana y conserva para esta el carácter intrínseco que le
pertenece.
El trabajo no es castigo, tampoco sinónimo de empleo, es la actividad humana
esencial para el normal y libre desarrollo de cada persona. Por medio de este, se
adquieren capacidades, atributos y valores que permiten satisfacer las necesidades,
desde las espirituales y psíquicas hasta las económicas y materiales.
Debe ejecutarse bajo la real y efectiva protección de otros derechos que finalmente
busca garantizar la dignidad del ser humano en la realización de dicha actividad.
El ser humano trabaja y le son protegidos las prerrogativas propias de la actividad,
logrando satisfacer todas y cada una de sus necesidades de forma sinérgica, se
permite adquirir y conservar el valor que por naturaleza le pertenece, denominado
dignidad.
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