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PARTE UNO La Naturaleza del Sueño 1 Sueño y Realidad Todos soñamos así lo recordemos o no. Soñamos desde la niñez y seguimos soñando hasta que morimos. Cada noche ingresamos en un mundo desconocido. Podría parecer que somos nosotros mismos o alguien completamente diferente. Conocemos personas que conocemos o que no conocemos, que están vivos o muertos. Volamos, nos encontramos con seres no humanos, tenemos experiencias maravillosas, reímos, lloramos, y nos aterrorizamos, exaltamos o nos transformamos. y aún así prestamos poca atención a estas experiencias extraordinarias. Muchos occidentales que se acercan a las enseñanzas lo hacen con ideas acerca del sueño basadas en teoría psicológica; como consecuencia, cuando se interesan más por usar los sueños en su vida espiritual, por lo general se enfocan en el contenido y en el significado de los sueños. Raramente se investiga la naturaleza misma de los sueños. Cuando así sucede, la investigación conduce a procesos misteriosos que subyacen a toda nuestra existencia, no sólo a nuestra vida en los sueños. El primer paso en la práctica del sueño es muy sencilla: uno debe reconocer el gran potencial que poseen los sueños en la vía espiritual. Normalmente el sueño se piensa como "irreal", en oposición a la vida "real" despierta. Pero no hay nada más real que el sueño. Esta afirmación sólo tiene sentido una vez que se entiende que la vida normal despierta es tan irreal como el sueño, y exactamente de la misma manera. Luego puede ser entendido que el yoga del sueño aplica a toda experiencia, a los sueños del día de la misma manera como a los sueños de la noche.

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PARTE UNO

La Naturaleza del Sueño

1 Sueño y Realidad Todos soñamos así lo recordemos o no. Soñamos desde la niñez y seguimos soñando hasta que morimos. Cada noche ingresamos en un mundo desconocido. Podría parecer que somos nosotros mismos o alguien completamente diferente. Conocemos personas que conocemos o que no conocemos, que están vivos o muertos. Volamos, nos encontramos con seres no humanos, tenemos experiencias maravillosas, reímos, lloramos, y nos aterrorizamos, exaltamos o nos transformamos. y aún así prestamos poca atención a estas experiencias extraordinarias. Muchos occidentales que se acercan a las enseñanzas lo hacen con ideas acerca del sueño basadas en teoría psicológica; como consecuencia, cuando se interesan más por usar los sueños en su vida espiritual, por lo general se enfocan en el contenido y en el significado de los sueños. Raramente se investiga la naturaleza misma de los sueños. Cuando así sucede, la investigación conduce a procesos misteriosos que subyacen a toda nuestra existencia, no sólo a nuestra vida en los sueños.

El primer paso en la práctica del sueño es muy sencilla: uno debe reconocer el gran potencial que poseen los sueños en la vía espiritual. Normalmente el sueño se piensa como "irreal", en oposición a la vida "real" despierta. Pero no hay nada más real que el sueño. Esta afirmación sólo tiene sentido una vez que se entiende que la vida normal despierta es tan irreal como el sueño, y exactamente de la misma manera. Luego puede ser entendido que el yoga del sueño aplica a toda experiencia, a los sueños del día de la misma manera como a los sueños de la noche.

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2 Cómo Surge la Experiencia IGNORANCIA Toda nuestra experiencia, incluyendo los sueños, surge de la ignorancia. Esta es una afirmación más bien llamativa para hacerla en Occidente, así que entendamos primero lo que significa ignorancia (ma-rigpa*). La tradición Tibetana distingue dos clases de ignorancia: la ignorancia innata y la ignorancia cultural. La ignorancia innata es la base del samsara*, y la característica definitoria de los seres ordinarios. Es la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza y la naturaleza del mundo, y resulta en confusión con las ilusiones de la mente dualista.

El dualismo se refiere a las polaridades y dicotomías. Divide la unidad sin fragmentar de la experiencia en esto y en aquello, en bueno y malo, en tú y yo. Basado en estas divisiones conceptuales, desarrollamos preferencias que se manifiestan como asimiento y aversión, las respuestas habituales que constituyen la mayoría de los que identificamos como nosotros mismos. Queremos esto, no aquello; creemos en esto, no en aquello; respetamos esto y desdeñamos aquello. Deseamos placer, comodidad, dinero y fama, y tratamos de escapar del dolor, la pobreza, de la vergüenza y de la incomodidad. Queremos estas cosas para nosotros y para los que amamos, y no nos preocupamos por otros. Queremos una experiencia distinta de la que tenemos, o queremos sujetarnos a una experiencia y evitar los cambios inevitables que conducirán a su cesación.

Hay una segunda clase de ignorancia que es naturalmente condicionada. Se trata de los deseos y aversiones que se han

institucionalizado en una cultura y que se han codificado en sistemas de valor. Por ejemplo, en India, los Hindis creen que está mal comer vacas pero está bien comer cerdos. Los musulmanes creen que es apropiado comer ternero pero se les está prohibido comer cerdo. Los tibetanos comen ambos. ¿Quién tiene razón? El hindú piensa que los Hindis tienen la razón, los musulmanes piensan que los musulmanes están en lo cierto, y los tibetanos piensan que los tibetanos tienen la razón. La diferencia de creencias nace de los prejuicios y creencias que son parte de la cultura - no de sabiduría fundamental.

Otro ejemplo puede ser encontrado en conflictos internos de la filosofía. Hay muchos sistemas filosóficos que son definidos por sus desacuerdos con otros puntos delicados. Incluso a pesar de que los sistemas mismos son desarrollados con la intención de liderar seres hacia la sabiduría, producen ignorancia en el hecho de que sus seguidores asuman un entendimiento dual de la realidad. Esto es inevitable en cualquier sistema conceptual porque la mente conceptual misma es una manifestación de la ignorancia.

La ignorancia cultural es desarrollada y preservada en las tradiciones. Impregna cada costumbre, opinión, conjunto de valores y cuerpo de conocimiento. Tanto los individuos como las culturas aceptan estas preferencias como cosas tan fundamentales que se toman como sentido común o ley divina. Crecemos atando nuestros seres a varias creencias, a un partido político, a un sistema médico, una religión, una opinión de cómo las cosas deberían ser. Atravesamos por la escuela elemental, la escuela secundaria, incluso la universidad, y en cierto sentido cada diploma es un premio por desarrollar una forma más sofisticada de ignorancia. La educación refuerza el hábito de ver el mundo a través de ciertas lentes. Podemos convertirnos en un experto con una percepción equivocada, nos volvemos muy precisos en nuestro entendimiento, y nos relacionamos con otros expertos. Este puede ser también el caso de la filosofía, en la que uno aprende sistemas intelectuales detallados y desarrollamos la mente en un afilado instrumento de investigación. Pero hasta que se penetra la ignorancia innata, uno sólo está desarrolla un prejuicio adquirido, no sabiduría fundamental.

Nos apegamos incluso a las cosas más pequeñas: una marca particular de jabón o a cortarnos el cabello de una cierta manera. En una escala superior, desarrollamos religiones, sistemas políticos, filosofías, psicologías y ciencias. Pero nadie nace con la creencia de que está mal comer ternero o cerdo o que un sistema filosófico es correcto y otro equivocado o que esta religión es cierta y que la religión es falsa. Esto debe ser aprendido. La lealtad a valores particulares es el resultado

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de la ignorancia cultural, pero la propensión a aceptar perspectivas limitadas genera el dualismo que es la manifestación de la ignorancia innata.

Esto no está mal. Sólo es lo que es. Nuestros apegos pueden llevarnos a la guerra pero también se manifiestan como tecnologías útiles y como diferentes artes que son de gran beneficio para el mundo. Mientras no seamos seres iluminados participamos en el dualismo, y eso está bien. En tibetano hay un dicho, "Cuando en el cuerpo de un burro, disfruta el sabor de la hierba." En otras palabras, deberíamos apreciar y disfrutar esta vida porque es significativa y valiosa en sí, y porque es la vida que estamos viviendo.

Si no somos cuidadosos, las enseñanzas pueden servir para fundamentar nuestra ignorancia. Uno puede decir que es malo para alguien obtener un diploma avanzado, o que es malo tener restricciones alimenticias, pero ese no es el punto. O uno podría decir que la ignorancia es mala o que la vida normal es sólo una estupidez samsárica. Pero la ignorancia es simplemente una obscuración de la conciencia. Estar apegado a ella o repelida por ella es el mismo juego de dualismo, jugado en el reino de la ignorancia. Podemos observar cuán penetrante es. Incluso las enseñanzas deben trabajar con el dualismo - incentivando el apego a la virtud, por ejemplo, y la aversión a la no-virtud - paradójicamente usando el dualismo de la ignorancia para sobreponer la ignorancia. ¡Cuán sutil nuestra comprensión debe ser y cuán fácil podemos perdernos! Esto es por lo cual la práctica es necesaria, de modo que podamos tener experiencias directas más que desarrollar sólo otro sistema conceptual que elaborar y defender. Cuando las cosas son vistas desde una perspectiva más alta, tiendes a nivelarse. Desde la perspectiva de sabiduría no-dual no hay importancia ni insignificancia. ACCIONES Y RESULTADOS: KARMA Y RASTROS KÁRMICOS La cultura en la que vivimos nos condiciona, pero nosotros cargamos con las semillas de la condición donde sea que vayamos. Todo lo que nos molesta está en realidad en nuestra mente. Culpamos de nuestra infelicidad al ambiente, nuestra situación, y creemos que si pudiéramos cambiar nuestras circunstancias seríamos felices. Pero la situación en la que nos encontramos es sólo una causa secundaria de nuestro sufrimiento. La causa principal es la ignorancia innata y el consecuente deseo de que las cosas sean otras de las que son. Tal vez decidimos escapar las tensiones de la ciudad moviéndonos al océano o a las montañas. O podemos dejar la desolación y dificultades del campo por la emoción de la ciudad. El cambio puede ser agradable porque las causas secundarias se alteran y puede

encontrarse el contento. Pero sólo por un periodo corto. La raíz de nuestro descontento se mueve con nosotros hasta nuestro nuevo hogar, y desde allí crecer nuevas insatisfacciones. Pronto somos atrapados de nuevo en la confusión de la esperanza y el miedo. O podemos pensar que si tuviéramos más dinero, o una mejor compañía, o un mejor cuerpo o un trabajo o educación, seríamos felices. Pero sabemos que esto no es cierto. Los ricos no están libres del sufrimiento, una nueva compañía nos faltará de alguna manera, el cuerpo envejecerá, el nuevo trabajo se hará menos interesante, y así. Cuando pensamos que la solución de nuestra infelicidad puede encontrarse en el mundo exterior, nuestros deseos sólo pueden ser saciados temporalmente. Si no comprendemos esto, somos sacudidos de aquí para allá por los vientos del deseo, siempre de forma incesante e insatisfecha. Somos gobernados por nuestro karma y continuamente sembramos las semillas de futuras cosechas de karma. Este modo de acción no sólo nos distrae de la vía espiritual, sino que nos previene de encontrar satisfacción y felicidad en nuestra vida diaria. A medida que nos identificamos con el asimiento y aversión de la mente en movimiento, producimos emociones negativas que nacen en el vacío entre lo que es y lo que queremos. Las acciones generadas desde estas emociones, que incluyen casi todas las acciones llevadas a cabo en nuestras vidas ordinarias, dejan rastros kármicos. Karma* significa acción. Rastros kármicos* son el resultado de acciones, que permanecen en la conciencia mental e influencian nuestro futuro. Podemos entender parcialmente los rastros kármicos si los pensamos como en occidente se refiere como tendencias en el inconsciente. Son inclinaciones, patrones de comportamiento interior y exterior, reacciones arraigadas, conceptualizaciones habituales. Dictan nuestras reacciones emocionales en situaciones y en nuestras comprensiones intelectuales al igual que en nuestros hábitos emocionales y en las rigideces intelectuales. Crean y condicionan cada respuesta que normalmente tenemos para cada elemento de nuestra experiencia. Este es un ejemplo de rastros kármicos a grandes rasgos, no obstante la misma dinámica se lleva a cabo incluso en los niveles más sutiles y más penetrantes de la experiencia: Un hombre crece en un hogar donde hay muchas riñas. Luego, tal vez treinta o cuarenta años después de abandonar su hogar, él está caminando por una calle y pasa por una casa donde hay personas argumentando unas con otras. Esa noche él tiene un sueño donde está peleando con su esposa o compañera. Cuando despierta en la mañana se siente agraviado y aislado. Esto lo

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nota su compañera que reacciona a su estado de ánimo, cosa que lo irrita.

Esta secuencia de experiencias nos muestra algo acerca de los rastros kármicos. Cuando un hombre era joven, él reaccionaba a las riñas en casa con miedo, enojo, y dolor. Sentía aversión hacia la argumentación, una respuesta normal, y esta aversión dejó un rastro en su mente. Décadas después pasa por una casa y escucha riñas; esta es la segunda condición que estimula el antiguo rastro kármico, que se manifiesta en el sueño de aquella noche. En el sueño, el hombre reacciona a la provocación de su compañía en el sueño con sentimientos de ira y dolor. Esta respuesta está gobernada por los rasgos kármicos que fueron colectados en su conciencia mental de niño y que probablemente se ha reforzado muchas veces desde entonces. Cuando la compañía en el sueño -que es por completo una proyección de la mente del hombre- lo provoca, su reacción es de aversión, tal como cuando era un niño. La aversión que siente en el sueño es la nueva acción que crea una nueva semilla. Cuando despierta está atrapado en emociones negativas que son fruto de karmas anteriores; se siente enajenado y aislado de su compañera. Para complicar más las cosas, su compañera reacciones de sus tendencias kármicas habituales y determinadas, quizá volviéndose de mal genio, aislada, apologética o servil, y el hombre de nuevo reacciona negativamente, sembrando de nuevo otra semilla kármica. Cualquier reacción a cualquier situación -externa o interna, despierto o soñando- que esté enraizada al asimiento o a la aversión, deja un rastro en la mente. Ya que el karma dicta las reacciones, las reacciones siembran más semillas kármicas, que luego dictan reacciones, y así sucesivamente. Así es como el karma conduce a más de sí mismo. Es la rueda de samsara, el círculo incesante de acción y reacción. A pesar de que este ejemplo se enfoca en karma en el nivel psicológico, el karma determina cada dimensión de la existencia. Forma los fenómenos emocionales y mentales en la vida de un individuo al igual que la percepción y la interpretación de la existencia, el funcionamiento del cuerpo, y el dinamismo de causa y efecto del mundo exterior. Cada aspecto de la existencia, sea pequeño o grande, está gobernado por el karma. Los rastros kármicos dejados en la mente son como semillas. Y como semillas, requieren ciertas condiciones de modo que puedan manifestarse. Tal como una semilla necesita la combinación apropiada de humedad y luz y nutrientes y temperatura para brotar y crecer, los rastros kármicos se manifiestan cuando se encuentra la situación

apropiada. Los elementos de la situación que soportan la manifestación del karma son conocidos como causas secundarias y condiciones. Es muy útil pensar en el karma como el proceso de causa y efecto, porque esto lleva al reconocimiento de que las elecciones hechas en respuesta de una situación, interna o externa, tiene consecuencias. Una vez que entendemos de verdad que cada rastro kármico es una semilla para acciones posteriores gobernadas por karma, podemos utilizar ese entendimiento para evitar crear negatividad en nuestra vida, y en vez de ello crear condiciones que influirán nuestras vidas en una dirección positiva. O, si sabemos cómo, podemos permitir a las emociones que se liberen a sí mismas cuando aparezcan, en cuyo caso no se crea karma nuevo. KARMA NEGATIVO Si reaccionamos ante una situación con emoción negativa, el rastro dejando en la mente madurará eventualmente e influirá una situación en la vida de forma negativa. Por ejemplo, si alguien tiene enojo con nosotros y nosotros reaccionamos con igual enojo, dejamos un rastro que le permite a la ira aparecer en nosotros de nuevo, y más allá de eso se hace más fácil para nosotros encontrar las condiciones secundarias que permiten aparecer nuestra ira usual. Esto es fácil verlo si tenemos mucha ira en nuestras vidas o si conocemos a alguien que la tiene. Las personas con rabie continuamente encuentran situaciones que parecen justificar su enojo, mientras que personas menos rabiosas no las encuentran. Las situaciones externas pueden ser similares pero las inclinaciones kármicas diferentes crean diferentes mundos subjetivos. Si una emoción es expresada impulsivamente, puede generar fueres resultados y reacciones. El enojo puede conducir a una riña o a otra clase de destrucción. Las personas pueden ser heridas física o emocionalmente. Esto no sólo es cierto para la ira; si el miedo hace su aparición, también puede crear enorme tensión para la persona que lo sufre, puede aislar aquella persona de otras, y así sucesivamente. No resulta muy difícil ver de qué manera ésto conlleva a rastros negativos que influencian la negatividad futura. Si suprimimos la emoción, hay aún un rastro negativo. La supresión es una manifestación de la aversión. Ocurre cuando apretamos algo dentro de nuestro ser, poniendo algo detrás de una puerta y estancándola, forzando aparte nuestra experiencia hacia la oscuridad donde espera, por lo visto hostilmente, hasta que la causa secundaria la hace llamar. Esto puede manifestarse de muchas maneras. Por ejemplo, si suprimimos nuestros celos por otros, puede eventualmente manifestarse en una explosión emocional, o puede estar

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presente en el cruel juicio de otros de quienes estamos secretamente celosos, incluso si nos negamos estos celos a nosotros mismos. Los juicios mentales son también acciones, basados en aversión, que crean semillas kármicas negativas. KARMA POSITIVO En vez de alguna de estas respuestas negativas -conducidas en nuestro comportamiento por la tendencia kármica o por supresión- podemos tomarnos un momento para detenernos y comunicarnos con nosotros mismos y escoger la producción del antídoto a la emoción negativa. Si alguien tiene enojo con nosotros y nuestra propia ira aparece, el antídoto es la compasión. Inducirla puede parecer forzado y no auténtico en principio, pero si nos damos cuenta de que la persona que nos irrita está siendo empujada por su propia condición, y luego nos percatamos de que está sufriendo una constricción de conciencia porque está atrapado en su propio karma negativo, sentimos alguna compasión y podemos comenzar a librarnos de nuestras reacciones negativas. A medida que lo hacemos, comenzamos a moldear nuestro futuro de forma positiva. Esta nueva respuesta, que está aún basada en deseo -en este caso por virtud o paz o crecimiento espiritual- produce un rastro kármico que es positivo; hemos plantado la semilla de la compasión. La próxima vez que nos enfrentamos a la ira tendemos a responder más con compasión, lo que es mucho más confortable y espaciosa que la estrechez de la ira, protectora de sí misma. De esta manera, la práctica de la virtud se retroalimenta acumulativamente de nuestra respuesta frente el mundo y nos encontramos a nosotros mismos, de hecho, enfrentándonos cada vez menos con enojo tanto interna como externa. Si continuamos en esta práctica, la compasión crecerá eventualmente de forma espontánea y sin esfuerzo. Usando la comprensión del karma, podemos re-usar nuestras mentes para hacer uso de toda experiencia, incluso los sueños del día más privados y efímeros, para contribuir a nuestra práctica espiritual. LIBERAR EMOCIONES La mejor respuesta a emociones negativas es permitir que se liberen a sí mismas por permanecer en conciencia (awareness) no dual, libre de asimiento o aversión. Si podemos hacer esto, la emoción atraviesa por nosotros como un pájaro volando a través del espacio; no queda ningún rastro de su paso. La emoción aparece y luego se disuelve espontáneamente en la nada.

En este caso, la semilla kármica se manifiesta -como emoción o pensamiento o como sensación corporal o como impulso hacia ciertos comportamientos particulares- pero ya que no respondemos con asimiento o aversión, no se genera ninguna semilla de karma futuro. Cada vez que la envidia, por ejemplo, se permite aparecer y disolver en conciencia (awareness) sin ser atrapados por ella o sin tratar de reprimirla, la fuerza de la tendencia kármica hacia la envidia se debilita. No hay nueva acción que la refuerce. Liberar emociones de esta manera corta el karma de raíz. Es como si quemáramos la semilla kármica antes de darle oportunidad para crecer y convertirse en problema en nuestra vida. Te preguntarás por qué es mejor liberar emociones que generar karma positivo. La respuesta es que todos los rastros kármicos actúna para restringirnos, para restringirnos a identidades particulares. La meta de la vía es la liberación total de todo condicionamiento. Esto no significa que, una vez estemos liberados, rasgos positivos como la compasión no estén presentes. Lo están. Pero cuando no somos ya conducidos por tendencias kármicas podemos ver nuestra situación claramente y responder espontáneamente y apropiadamente, en vez de ser empujados hacia una dirección o halados en otra. La compasión relativa que aparece por tendencias de karma positivo es muy buena, pero es mejor la compasión absoluta que aparece sin esfuerzo y perfectamente en el individuo liberado de condicionamiento de karma. Es más espacioso e inclusivo, más efectivo, y libre de las ilusiones del dualismo. A pesar de que permitir a una emoción liberarse a sí misma sea la mejor respuesta, es difícil hacerlo antes de que nuestra práctica sea desarrollada y estable. Pero sea como sea nuestra práctica, todos nosotros podemos decidir parar por un momento cuando aparezca una emoción, confirmarnos nosotros mismos, y elegir actuar con tanta habilidad como nos sea posible. Todos podemos aprender a limar la fuerza del impulso de hábitos kármicos. Podemos utilizar procesos conceptuales, recordándonos que la emoción que estamos experimentando es simplemente la realización de rastros kármicos previos. Entonces podremos ser capaces de relajar nuestra identificación con la emoción o con el punto de vista, y dejar ir nuestra defensa. A medida que se suelta el nudo de emociones, la identidad se relaja y crece más espaciosamente. Podemos escoger una respuesta más positiva, plantando semillas de karma positivo. De nuevo, es importante hacerlo sin reprimir emociones. Deberíamos relajarnos a medida que generamos compasión, no suprimir de forma rígida la ira en nuestro cuerpo mientras tratamos de pensar buenos pensamientos.

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La vía espiritual no está hecha para beneficiar sólo el futuro lejano o nuestra próxima vida. A medida que practicamos entrenarnos a nosotros mismos a reaccionar de forma más positiva frente a situaciones, cambiamos nuestros rastros kármicos y desarrollamos cualidades que afectan cambios positivos en las vidas que llevamos ahora mismo. A medida que observamos con más claridad que cada experiencia, sea pequeña y privada, tiene un resultado, podemos usar este entendimiento para cambiar nuestras vidas y nuestros sueños. OBSCURACIONES DE LA CONCIENCIA Los rastros kármicos permanecen con nosotros como residuos psíquicos de acciones realizadas por asimiento o aversión. Son obscuraciones de la conciencia guardadas en la base de la conciencia del individuo, en el kunzhi namshe*. A pesar de que se habla como de un contenedor, el kunzhi namshe es en realidad equivalente a la obscuración de la conciencia: cuando no hay obscuraciones de la conciencia no hay kunzhi namshe. No es una cosa o un lugar; es la dinámica que subyace la organización de experiencia dual. Es tan insubstancial como una colección de hábitos, y tan poderoso como los hábitos que permiten que el lenguaje tenga sentido, que las formas se conviertan en objetos, y la existencia nos parezca como algo con sentido que podemos navegar y entender. La metáfora común para el kunzhi namshe es la de un depósito o bodega que no puede ser destruida. Podemos pensar en el kunzhi namshe guardando un conjunto de patrones o esquemas. Es una gramática de experiencia que es afectada a grandes o pequeños rasgos por cada acción que tomamos externa o internamente, física o cognitivamente. Mientras las tendencias habituales existan en la mente del individuo, el kunzhi namshe existe. Cuando uno muere y el cuerpo se deteriora, el kunzhi namshe no muere ni se deteriora. Los rasgos kármicos continuan en la conciencia mental hasta que son purificados. Cuando están completamente purificados, no hay más kunzhi namshe y el individuo es un buda. RASTROS KÁRMICOS Y EL SUEÑO Toda experiencia samsárica está moldeada por rastros kármicos. Estados de ánimo, pensamientos, emociones, imágenes mentales, percepciones, reacciones instintivas, "sentido común", e incluso nuestro sentido de indentidad son gobernados por las acciones del karma. Por ejemplo, puedes despertarte sintiéndote deprimido. Desayunas, todo parece estar bien, pero hay una sensación de depresión del que no es posible dar cuenta. Decimos en este caso que algún karma está

madurando. Las causas y condiciones se juntan de tal manera que la depresión se manifiesta. Puede haber cientos de razones para que la depresión ocurra en esta mañana en particular, y ésta puede manifestarse de muy numerosas formas. Puede incluso manifestarse durante la noche en forma de sueño. En el sueño, los rastros kármicos se manifiestan en la conciencia no de manera eslabonada por la mente racional, con la cual tan a menudo racionalizamos sentimientos o imágenes mentales efímeras. Podemos pensar en el proceso de esta manera: durante el día la conciencia ilumina los sentidos y experimentamos el mundo, tejiendo experiencias sensoriales y físicas dentro del todo significativo de nuestra vida. En la noche la conciencia se extrae de los sentidos y reside en la base. Si hemos desarrollado una fuerte práctica de presencia con mucha experiencia de la naturaleza vacía y luminosa de la mente, entonces estaremos conscientes y en esta conciencia pura y lúcida. Sin embargo para la mayoría de nosotros la conciencia ilumina las obscuraciones, los rastros kármicos, y esto se manifiesta como un sueño. Los rastros kármicos son como fotografías que tomamos de cada experiencia. Cualquier reacción de asimiento o aversión hacia cualquier experiencia -memorias, sentimientos, percepciones sensoriales o pensamientos- es como tomar una foto. En la sala oscura de nuestro sueño desarrollamos la película. Cuáles imágenes son desarrolladas en una noche particular estarán determinadas por las causas secundarias encontradas recientemente. Algunas imágenes o rastros con enterrados en nuestra profundidad debido a reacciones poderosas mientras que otras, que resultan de experiencias superficiales, dejan sólo un débil residuo. Nuestra conciencia, como la luz de un proyector, ilumina los rastros que han sido estimulados y se manifiestan como imágenes y experiencias del sueño. Las unimos como una película, por ser de esta manera como trabaja nuestra psique para producir significado, que resulta en una narrativa construida desde tendencias condicionadas e identidades habituales: el sueño. Este mismo proceso ocurre continuamente mientras que estamos despiertos, componiendo lo que pensamos es "nuestra experiencia". Las dinámicas con más fáciles de entender en el sueño, porque pueden ser observadas libre de limitaciones del mundo físico y de la conciencia racional. Durante el día, aunque estando aún ocupados en el mismo proceso de construcción de sueños, proyectamos esta actividad interior de la mente hacia el mundo y pensamos que nuestras experiencias son "reales" y exteriores a nuestra propia mente. En el yoga del sueño, este entendimiento del karma es usado para entrenar la mente a reaccionar de forma distinta a la experiencia,

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resultando en nuevos rastros kármicos desde los cuales son generados los sueños con mayor conductividad hacia la práctica espiritual. No se trata de fuerza, acerca de la conciencia actuando imperiosamente para oprimir la inconsciencia. El yoga del sueño se basa en cambio en el incremento de conciencia y percepción para permitirnos llevar a cabo elecciones positivas en la vida. Comprendiendo la estructura dinámica de la experiencia y las consecuencias de las acciones conlleva al reconocimiento de que cada experiencia de cualquier tipo es una oportunidad para la práctica espiritual. La práctica del sueño también nos da un método para enterrar las semillas de futuro karma durante el sueño. Si acatamos la conciencia durante un sueño, podemos permitir que los rastros kármicos se liberen a sí mismos a medida que aparecen y no seguirán manifestándose en nuestra vida como estados negativos. Al igual que en la vida despierta, ésto sólo sucederá si podemos permanecer en la conciencia no dual de rigpa*, la luz clara de la mente. Si esto no nos es posible, podemos aún desarrollar tendencias a escoger un comportamiento espiritual positivo incluso en nuestros sueños, hasta que podamos ir más allá de las preferencias y el dualismo. En última instancia, cuando purificamos las obscuraciones hasta que nada permanece, no hay película, ninguna influencia kármica oculta que coloreen y moldeen la luz de nuestra conciencia. Debido a que los rastros kármicos son las raíces de los sueños, cuando están completamente extenuados sólo la luz pura de la conciencia permanece: ninguna película, ninguna historia, ningún soñador y ningún sueño, sólo la naturaleza fundamental y luminosa que es la realidad absoluta. Esta es la razón de por qué la iluminación es el fin de los sueños y se conoce como "despertar". LOS SEIS REINOS DE EXISTENCIA CÍCLICA De acuerdo con las enseñanzas, hay seis reinos (loka*) de existencia* en donde viven todos los seres engañados. Estos son los reinos de dioses, semidioses, humanos, animales, fantasmas hambrientos y seres infernales. Fundamentalmente, los reinos son seis dimensiones de la conciencia, seis dimensiones de experiencia posible. Se manifiestan en nosotros individualmente como las seis emociones negativas: ira, avaricia, ignorancia, celos, orgullo, y distracción placentera. (La distracción placentera es el estado emocional donde las otras cinco emociones están presentes en igual medida, armoniosamente balanceados.) Los seis reinos nos son, sin embargo, sólo categorías de experiencia emocional sino también reinos reales dentro de los cuales

seres nacen, tal como nosotros nacimos en el reino humano o un leon nace en el reino animal. Cada reino puede ser pensado como una experiencia continua. El reino del infierno, de hecho, varía entre la experiencia interna emocional de la ira y el odio, y los comportamientos enraizados en ira como las riñas y la guerra, desde instituciones, prejuicios, y tendencias construidas a partir del odio como ejércitos, odio racial e intolerancia, hasta el reino existente en el que seres existen. Un nombre para la totalidad de esta dimensión de experiencia, desde la emoción individual hasta el reino existente, es "infierno". Al igual que los sueños, los reinos son manifestaciones de rastros kármicos, pero en la instancia de los reinos, los rastros kármicos son colectivos más que individuales. Debido a que el karma es colectivo, los seres en cada reino comparten experiencias similares en un mundo de sentidos compartidos o comunes, a medida que compartimos experiencias similares con otros humanos. El karma colectivo crea cuerpos y sentidos y capacidades mentales que permiten a los individuos participar en potenciales compartidos y categorías de la experiencia mientras imposibilitan otras clases de experiencias. Los perros, por ejemplo, pueden escuchar colectivamente sonidos que los humanos nos, y los humanos experimentan el lenguaje de una manera que los perros no pueden. A pesar de que los reinos aparecen como distintos y sólidos, tal como nuestro mundo nos parece a nosotros, ellos son en realidad soñados e insubstanciales. Ellos se compenetran unos con otros y nosotros estamos conectados con cada uno. Tenemos las semillas de nuevos nacimientos hacia los otros reinos dentro de nosotros, y cuando experimentamos diferentes emociones participamos de algunas de las cualidades características y del sufrimiento predominante en otros sueños. Cuando somos atrapados en algún orgullo centrado en nosotros o envidia rabiosa, por ejemplo, experimentamos algunas de las cualidades características de la experiencia del reino de los semidioses.

Algunas veces los individuos tienen predominio en una de las dimensiones en su carácter: más animal, o más fantasma hambriento, o más de naturaleza de dios, o más semidiós. Resalta como el rasgo dominante de su carácter, y puede ser reconocido en la manera como hablan, en su caminar, y en sus relaciones. Podemos conocer personas que siempre parecen estar atrapadas en el reino de los fantasmas hambrientos: nunca tienen suficiente, siempre quieren más de cada cosa -más de sus amigos, de su entorno, de sus vidas- pero nunca pueden estar satisfechos. O tal vez conocemos a alguien que parece un ser del infierno: airado, violento, rabioso, trastornado. Más comúnmente, las

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personas tienen aspectos de todas las dimensiones en sus caracteres individuales. A medida que estas dimensiones de la conciencia se manifiestan en emociones, se hace evidente cuán universales son. Por ejemplo, cada cultura conoce los celos. La apariencia de los celos puede variar porque la expresión emocional es un medio de comunicación, un lenguaje de gestos, determinado tanto por la biología y la cultura, y la cultura provee la variable. Pero la sensación de celos es la misma en todas partes. En el Budismo Bön, esta universalidad se explica por y en correlación con la realidad de los sueños. Las seis emociones negativas no están determinadas a constituir una lista exhaustiva de emociones. No tiene punto argumentar sobre dónde cabe la tristeza o el miedo dentro de estos reinos. El miedo puede ocurrir en cualquiera de los reinos de igual manera como la tristeza o la ira o los celos o el amor. A pesar de que las emociones negativas son experiencias afectivas que tenemos, y son experiencias características de afecto pertenecientes a los reinos, son también palabras claves que representan la dimensión total de la experiencia, la continuidad de la experiencia emocional individual hasta los reinos existentes. Las seis cualidades de la conciencia son llamados caminos porque conducen a algún lugar: nos llevan a los lugares de nuestro renacimiento al igual que a diferentes reinos de experiencia en esta vida. Cuando un ser se identifica, o está atrapado, en una de las emociones negativas, ciertos resultados ocurren. Esta es la manera como en realidad funciona el karma. Por ejemplo, de modo que se pueda nacer como un humano, deben haber estado muy relacionado en disciplinas morales en vidas previas. Incluso esto es expresado en la cultura popular cuando se observa que no es sino hasta que el amor y la preocupación por otros seres mayores hacen que una persona sea considerada "completamente humana". Si vivimos una vida caracterizada por las emociones negativas de odio o ira, experimentamos un resultado distinto: renacemos en el infierno. Esto sucede en verdad, que un ser pueda nacer en el reino del infierno, de igual manera que psicológicamente. Conectándose uno mismo con la dimensión del odio produce experiencias que incluso en esta vida pueden ser infernales. Claramente esto no significa que todos los humanos traten de evitar estas experiencias. El karma puede conducir a una persona con tanta fuerza hacia una dimensión de experiencia que la emoción negativa se vuelve atractiva. Pensemos en todo el "entretenimiento" lleno de odio, de muerte y guerra. Podemos desarrollar un gusto por

ello. Decimos "La guerra es el infierno", aún así muchos de nosotros somos atraídos hacia la guerra. Nuestras tendencias hacia una u otra de estas dimensiones pueden ser también moldeadas por la cultura. De hecho, en una sociedad en la cual el guerrero iracundo es considerado heroico, podemos ser conducidos en esa dirección. Este es un ejemplo de la ignorancia cultural descrita previamente. A pesar de que los reinos pueden sonar fantásticos a las personas de occidente, la manifestación de los seis reinos puede ser reconocida en nuestra experiencia, en nuestros sueños y vidas despiertas, y en las vidas de personas cercanas a nosotros. Algunas veces, por ejemplo, podemos sentirnos perdidos. Sabemos cómo realizar nuestra rutina diaria, pero el significado se nos escapa. El sentido se ha ido, no a través de la liberación, pero a través de la falta de entendimiento. Tenemos sueños en los que estamos en el pantano, o en un sitio oscuro, o en una calle sin signos. Llegamos a una habitación que no tiene salida, o sentimos confusión sobre qué dirección tomar. Esto puede ser una manifestación de ignorancia, el reino animal. (Esta ignorancia no es la misma que la ignorancia innata. Al contrario, es una oscuridad, una falta de inteligencia.)

Experimentamos algo del reino de los dioses cuando estamos perdidos en distracción placentera, disfrutando periodos nublados de placer y felicidad. Pero estos periodos eventualmente llegan a un fin. Y mientras perduran, nuestra conciencia debe estar encogida. Debemos permanecer en una clase de superficialidad y evitando observar muy profundamente en la situación que nos rodea, evitando volvernos conscientes del sufrimiento alrededor nuestro. Es bueno disfrutar periodo placenteros en nuestras vidas, pero si no practicamos, no continuamos liberándonos a nosotros mismos de identidades encogidas y erróneas, eventualmente atravesaremos un periodo de placer y caer en un estado mucho más difícil, sin estar preparados, donde es posible que nos perdamos en alguna clase de sufrimiento. Al final de una fiesta o de un día muy plácido hay a menudo una clase de decepción o depresión al regresar a casa. O después de un feliz fin de semana podemos sentirnos decepcionados cuando regresamos al trabajo. Todos tenemos periodos durante los cuales experimentamos distintos reinos: la felicidad del reino de los dioses, tal vez mientras estamos en vacaciones o en una caminata con amigos, el dolor de la avaricia cuando vemos algo que sentimos queremos tener, la vergüenza del orgullo herido, las angustias de los celos, la infernalidad de la amargura y del odio, la oscuridad y confusión de la ignorancia. Nos movemos de la experiencia de un reino a otro fácil y frecuentemente.

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Todos hemos tenido la experiencia de estar en un alegre estado de ánimo, conectados con el reino de los dioses; hace sol, la gente parece hermosa, nos sentimos bien con nosotros mismos. Luego recibimos malas noticias o un amigo dice algo que nos duele. De pronto el mundo mismo parece haber cambiado. Las risas suenan huecas, el cielo es frío e indiferente, ya no nos encontramos atractivos ni disfrutamos de nosotros. Hemos cambiado de dimensiones de experiencia y el mundo parece haber cambiado con nosotros. Así tan sólo, los seres en otros reinos permanecen conectado con todos los reinos; tanto el cago y el semidiós pueden experimentar ira, celos, hambre emocional, y así. Durante nuestras vidas de sueño, también, experimentamos los seis reinos. Tal como las seis emociones negativas determinan la cualidad de la experiencia durante el día, ellas moldean el sentimiento y el contenido de los sueños. Los sueños son de infinita variedad pero todos los sueños kármicos están conectados a uno o más de las seis dimensiones. A continuación hay una breve descripción de los seis reinos. Tradicionalmente, los reinos son presentados como descripciones de lugares y de seres que habitan aquellos lugares. Los infiernos, por ejemplo, son dieciocho, nueve caliente y nueve fríos infiernos. Todos los detalles en las descripciones tradicionales poseen significado, pero aquí estamos enfocados en las experiencias de los reinos en este momento, en esta vida. Nos conectamos a cada dimensión de experiencia energéticamente a través de un centro de energía (chakra*) en el cuerpo. Las ubicaciones están listadas abajo. Los chakras son importantes en muchas prácticas distintas y juegan un papel importante en el yoga de los sueños. REINO EMOCIÓN PRINCIPAL CHAKRA Dios (Devas) Distracción Placentera Coronilla Semidiós (Asura) Envidia Garganta Humano Celos Corazón Animal Ignorancia Ombligo Fantasmas Hambrientos Avaricia Órganos Sexuales Infierno Odio Plantas de los pies Reino del Infierno La ira es la emoción semilla del reino del infierno. Cuando los rastros kármicos de la ira se manifiestan, hay muchas expresiones posibles, tal

como la aversión, la tensión, el resentimiento, la crítica, el argumento y la violencia. La mayoría de la destrucción de las guerras es causada por la ira, y muchas personas mueren a diario como resultado de la ira. Sin embargo la ira nunca resuelve ningún problema. Cuando se nos sobrepone la ira perdemos control y consciencia de nosotros mismos. Cuando estamos atrapados o somos víctimas por odio, violencia e ira, estamos participando del mundo del infierno. El centro energético de la ira se encuentra en las plantas de los pies. El antídoto para la ira es amor puro e incondicional, que proviene del ser incondicionado. Tradicionalmente, se dice que los infiernos están compuestos por nueve infiernos calientes y nueve infiernos fríos. Los seres que viven allí sufren inconmensurablemente, siendo torturados hasta la muerte y regresando instantáneamente a la vida, una y otra vez. Reino de los Fantasmas Hambrientos La avaricia es la emoción semilla del reino de los fantasmas hambrientos (preta). La avaricia aparece como un sentimiento de necesidad excesiva que no puede ser satisfecha. El intento por satisfacer la avaricia es como beber agua salada cuando se tiene sed. Cuando se está perdido en la avaricia miramos hacia afuera más que hacia adentro buscando satisfacción, aunque nunca encontramos suficiente con que llenar el vacío del cual deseamos escapar. El hambre real que sentimos es de conocimiento de nuestra naturaleza verdadera. La avaricia está asociada con deseo sexual; su centro energético en el cuerpo es el chakra detrás de los genitales. La generosidad, dar abiertamente lo que otros necesitan, deshace el apretado nudo de la avaricia. Los pretas son representados tradicionalmente como seres con enormes y hambrientas barrigas y con pequeños boca y cuello. Algunos habitan tierras secas donde no se ha mencionado el agua por cientos de años. Otros pueden encontrar comida y bebida, pero si tragan incluso un poco a través de sus diminutas bocas, la comida estalla en fuego en sus estómagos y causa un gran sufrimiento. Hay muchas clases de sufrimiento para los pretas, pero todos resultan de la tacañería y de oponerse a la generosidad de otros. Reino Animal La ignorancia es la semilla del reino animal. Se experimenta como un sentimiento de estar perdido, embotado, incierto o desprevenido (unaware). Muchas personas experimentan una oscuridad y tristeza enraizados en esta ignorancia; siente una necesidad pero incluso no

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saben qué desean o qué hacer para satisfacerse a sí mismos. En occidente, las personas son a menudo consideradas felices si están continuamente ocupadas, aunque podemos estar perdidos en la ignorancia en medio de nuestra ocupación cuando no sabemos nada de nuestra propia naturaleza. El chakra asociado con la ignorancia está en el centro del cuerpo y al nivel del ombligo. La sabiduría se encuentra cuando giramos hacia adentro y llegamos a saber que nuestro propio ser es el antídoto para la ignorancia. Los seres en el reino animal están dominados por la oscuridad de la ignorancia. Los animales viven en el miedo por la constante amenaza de otros animales y humanos. Incluso animales grandes están atormentados por los insectos que hacen madrigueras en su piel y viven de su carne. Los animales domésticos son ordeñados, cargados con peso, castrado, atravesados por la nariz y montados, sin ser capaces de escapar. Los animales sienten dolor y placer, pero están dominados por la ignorancia que los previene de observar más allá de las circunstancias de sus vidas para encontrar su naturaleza verdadera. Reino Humano La envidia es la emoción raíz del reino de los humanos. Cuando nos posee la envidia, queremos sostener y traer a nosotros lo que tenemos: una idea, una posesión, una relación. Vemos la fuente de nuestra felicidad como algo externo a nosotros, lo que nos conduce hacia un apego mayor por el objeto de nuestro deseo. La envidia está relacionada con el centro del corazón en el cuerpo. El antídoto para la envidia es gran sinceridad de corazón, la franqueza que aparece cuando nos conectamos con nuestra verdadera naturaleza. Es fácil para nosotros observar el sufrimiento de nuestro propio reino. Experimentamos el nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. Estamos plagados por la pérdida debido al constante cambio. Cuando obtenemos el objeto de nuestro deseo, nos esforzamos por conservarlo, pero su pérdida eventual es certera. En vez de regocijarnos con la alegría de otros, a menudo caemos en predicar la envidia y los celos. Aunque el nacimiento humano es considerado como la mayor de las buenas fortunas porque los humanos tienen la posibilidad de escuchar y practicar las enseñanzas, sólo una diminuta minoría de nosotros encontramos nuestra vía, y nos aprovechamos, de esta gran oportunidad. Reino de los Semidioses

El orgullo es la principal aflicción de los semidioses (asuras). El orgullo es una un sentimiento conectado con el logro y es a menudo territorial. Una causa de la guerra es el orgullo de los individuos y las naciones que creen que tienen la solución de los problemas de otras personas. Existe un aspecto oculto del orgullo que se manifiesta cuando nos creemos peores que otros en una habilidad particular o rasgo, una negatividad centrada en nosotros que nos destaca de los otros. El orgullo está asociado con el chakra en la garganta. El orgullo se manifiesta a menudo en acción colérica, y su antídoto es la gran paz y humildad que surge cuando reposamos en nuestra verdadera naturaleza. Los asuras disfrutan del placer y la abundancia pero tienden a la envidia y la cólera. Continuamente pelean unos con otros, pero su mayor sufrimiento ocurre cuando declaran guerra a los dioses, que disfrutan de incluso una abundancia superior a la de los semidioses. Los dioses son más poderosos que los asuras y muy difíciles de matar. Siempre ganan las guerras, y los asuras sufre la devastación emocional del orgullo herido y la envidia en la que se sienten disminuidos y que, a su vez, los conduce en guerras estériles una y otra vez. Reino de los Dioses La distracción placentera es la semilla del reino de los dioses. En el reino de los dioses, las cinco emociones negativas están presentes equitativamente, balanceados como cinco voces armónicas en un coro. Los dioses están perdidos en una sensación embriagadora de alegría perezosa y placer individual. Disfrutan de gran riqueza y comodidad en vidas que duran tanto como un eón. Todas las necesidades parecen estar satisfechas y todos los deseos saciados. Tal como es verdad para algunos individuos y sociedades, los dioses son atrapados en el placer y en la búsqueda del placer. No tienen sentido de la realidad más allá de su experiencia. Perdidos en diversiones y placeres sin sentido, están distraídos y no giran hacia el camino hacia la liberación. Pero la situación cambia en última instancia cuando se agotan las causas kármicas para la existencia en el reino de los dioses. A medida que se acerca la muerte, el dios agonizante es abandonado por amigos y compañeros, quienes son incapaces de hacer frente a la prueba de su propia mortalidad. El anterior cuerpo perfecto se envejece y deteriora. El periodo de felicidad ha acabado. Con ojos divinos el dios puede ver las condiciones del reino de sufrimiento dentro del cual está destinado a renacer, e incluso antes de la muerte inicia el sufrimiento de la vida que llega.

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El reino de los dioses está asociado con el chakra en la coronilla de la cabeza. El antídoto para la alegría egoísta del dios es la abarcadora compasión que aparece espontáneamente a través de la consciencia de la realidad que subyace al ser y al mundo. ¿POR QUÉ EMOCIÓN "NEGATIVA"? Muchas personas en occidente se incomodan cuando escuchan emociones calificadas como negativas, pero no es que las emociones sean ellas mismas negativas. Todas las emociones ayudan a la supervivencia y son necesarias para el rango completo de experiencias humanas, incluidas las emociones de apego, ira, orgullo, celos, y así sucesivamente. Sin las emociones no viviríamos completamente.

Sin embargo, las emociones son negativas en la medida en que estemos atrapados en ellas y perdamos contacto con aspectos más profundos de nuestro ser. Son negativas si reaccionamos a ellas con asimiento o aversión, porque entonces sufrimos una constricción de conciencia e identidad. Entonces sembramos las semillas de condiciones negativas futuras que nos atrapan en reinos de sufrimiento, tanto en esta vida como en vidas subsecuentes, donde puede ser difícil llevar a cabo un trayecto espiritual. Y este resultado es negativo cuando se compara con una identidad más expansiva y particularmente cuando se compara con la liberación de identidades artificiales y encogidas. Este es el porqué de la importancia de pensar en los reinos no sólo como emociones sino como seis dimensiones de la consciencia y de la experiencia.

Hay diferencias culturales con respecto a la emoción. Por ejemplo, el miedo y la tristeza no son a menudo mencionados en las enseñanzas, aunque la mayoría del samsara está teñido con ambas. Y el concepto de odio propio es ajeno a los tibetanos, quienes no poseen palabras para describirlo. Cuando fue a Finlandia, muchas personas me hablaban sobre la depresión; esto tenía un contraste fuerte con Italia, donde había acabado de estar y donde las personas parecían hablar muy poco de la depresión. El clima, la religión, las tradiciones y los sistemas de creencia nos condicionan y afectan nuestra experiencia. Pero el mecanismo subyacente de cómo estamos compuestos - el asimiento y aversión, la proyección y la interacción dualística con lo que proyectamos - es el mismo en todas partes. Esto es lo negativo en la experiencia emocional.

Si en verdad comprendimos y experimentamos la naturaleza vacía de la realidad, no habría asimiento y por tanto ninguna forma grosera de la emoción, pero, ignorantes de la naturaleza verdadera de los fenómenos, no asimos a las proyecciones de la mente

como si fueran reales. Desarrollamos una relación dualística con ilusiones, sintiendo ira o avaricia u otras reacciones emocionales en relación a ellas. En la realidad absoluta no hay una entidad separada que sea el objeto de nuestra ira, o el objeto de cualquier emoción. No hay ninguna razón para enfadarse. Nosotros creamos la historia, las proyecciones y la ira al mismo tiempo.

A menudo en occidente, el entendimiento de las emociones se usa en la psicología para intentar mejorar las vidas de las personas en samsara. Eso es bueno. Sin embargo, el sistema tibetano posee una meta diferente y tiene la intención de entender las emociones de modo que podamos liberarnos de constricciones y perspectivas erróneas a las que nos aferramos a través de fijación emocional. De nuevo, esto no significa que las emociones son negativas en sí, sino que son negativas en la medida en que nos aferremos a ellas o huyamos de ellas.

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3 El Cuerpo de Energía Toda experiencia, despierta y dormida, posee una base energética. Esta energía vital es llamada lung* en tibetano, pero es más conocida en occidente por su nombre en sánscrito, prana*. La estructura subyacente de cualquier experiencia es una combinación precisa de varias condiciones y causas. Si somos capaces de comprender por qué y cómo ocurre una experiencia, y reconocer sus dinámicas mentales, físicas y energéticas, entonces podemos reproducir esas experiencias o alterarlas. Esto nos permite generar experiencias que soporten la práctica espiritual y evitar aquellas que son perjudiciales. CANALES Y PRANA En la vida diaria tomamos diferentes posiciones corporales sin pensar en sus efectos. Cuando queremos relajarnos y conversar con amigos vamos a una habitación que contiene sillas o sofás cómodos. Esto incrementa la experiencia de calma y relajación y conduce conversaciones fáciles. Pero cuando estamos activos en discusiones de negocios vamos a una oficina donde las sillas nos conservan más erectos y menos relajados. Esto sostiene mejor nuestros esfuerzos de negocios y creativos. Si queremos reposar en silencio podemos ir al porche y sentarnos quietos en otra clase de silla situada de modo que podamos disfrutar del panorama y del flujo del aire. Cuando nos cansamos vamos al cuarto de dormir y tomamos una postura completamente diferente para inducir el sueño. De forma similar, asumimos varias posturas en diferentes clases de meditación para alterar el flujo de prana en el cuerpo manipulando los canales* (tsa*), que son los conductos de energía en el cuerpo, y para abrir diferentes puntos focales energéticos, los chakras.

Haciendo esto se evocan diferentes clases de experiencias. Es también la base para los movimientos de yoga. Guiando conscientemente la energía de nuestro cuerpo permite un desarrollo más fácil y más rápido de la práctica de meditación que ocurriría si nos basáramos sólo en la mente. También nos permite sobreponernos a ciertos obstáculos en la práctica. Si no usamos la sabiduría de prana y sus movimientos en el cuerpo, la mente puede atascarse en sus propios procesos. Canales, prana y chakras están involucrados en la muerte al igual que en la vida. La mayoría de experiencias místicas del mismo modo que las experiencias en el estado intermedio después de la muerte, resultan del abrir y cerrar puntos de energía. Muchos libros reportan los fenómenos de experiencias cercanas a la muerte contienen descripciones de varias luces y visiones que las personas experimentan a medida que comienzan el proceso de la muerte. De acuerdo con la tradición tibetana, esto fenómenos tienen que ver con el movimiento del prana. Los canales están asociados con diferentes elementos; durante la disolución de los elementos en la muerte, a medida que se deterioran los canales, la energía liberada se manifiesta en experiencia como luz y color. Las enseñanzas hablan con gran detalle sobre cuál luz de color corresponde a la disolución de cuál canal, dónde se encuentra en el cuerpo y con cuál emoción está relacionada. Existe una variación considerable en cómo estas luces aparecen en las personas en la muerte, porque están asociadas a los aspectos emocionales negativos y de sabiduría positiva de la consciencia. La persona promedio experimenta emociones al morir, y la emoción dominante determina las luces y el color que se manifiestan. A menudo hay, al principio, sólo una experiencia de luces de colores en donde un color es principal, pero también puede ser el caso de que algunos pocos colores son predominantes o de que haya una combinación de muchos colores. La luz comienza entonces a formar imágenes distintas, tal como lo hace en el sueño: de casas, castillos, mandalas, gente, deidades, o casi todo lo demás. Cuando estamos muriendo, podemos relacionar, podemos asociar tales visiones como entidades samsáricas, en cuyo caso estaríamos gobernados por nuestras reacciones hacia ellas en movimiento hacia nuestro próximo renacer, o como experiencias meditativas, que nos permitan la oportunidad de liberación o al menos la posibilidad de influencia conscientemente nuestro próximo renacer en una dirección positiva. CANALES (TSA) Existen muchas clases diferentes de canales en el cuerpo. Sabemos de los grandes canales a través de los estudios médicos de anatomía, de los

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cuales aprendemos sobre los conductos sanguíneos, la circulación de líquido linfático, la red de nervios, y así. También existen canales, como aquellos reconocidos en la acupuntura, que son conductos para formas más esenciales del prana. En el yoga de los sueños estamos interesados con una energía psíquica incluso más sutil que subyace tanto la sabiduría y la emoción negativa. Los canales que conducen esta sutil energía no pueden estar ubicados en la dimensión física pero podemos ser conscientes de ellos. Existen tres canales de origen. Seis chakras mayores están localizados sobre y dentro de ellos. Desde los seis chakras, trescientos sesenta ramas de canales se extienden a través del cuerpo. Los tres canales de origen son, en las mujeres, el canal rojo en el lado derecho del cuerpo, el canal blanco de la izquierda y el canal azul central. En los hombres, el canal derecho es blanco y el izquierdo es rojo. Los tres canales origen se unen a casi cuatro pulgadas bajo el ombligo. Los dos canales laterales, que tienen el diámetro de un lápiz, se elevan a ambos lados y al frente de la espina y a través del cerebro, se enrosca bajo el cráneo en la parte superior de la cabeza, y se abren en las ventanas de la nariz. El canal central se eleva directamente entre ambos, al frente de la espina. Es del diámetro de una caña y se abre levemente desde el área del corazón hasta la coronilla de la cabeza, donde termina. El canal blanco (la derecha en los hombres y la izquierda en las mujeres) es el canal a través del cual la energía de las emociones negativas se mueve. Algunas veces el canal es conocido como el canal del método. El canal rojo (izquierda en los hombres, derecha en las mujeres) es el conducto para la energía positiva o de sabiduría. Por tanto, en la práctica del sueño, los hombres duermen en su lado derecho y las mujeres en su lado izquierdo de modo que se ejerce presión en el canal blanco y por tanto se cierra levemente mientras se abre el canal rojo de la sabiduría. Esto contribuye a mejores experiencias de sueño, que involucran una experiencia emocional positiva y mayor claridad. El canal azul del centro es el canal de la no dualidad. Es el canal central que mueve la energía de la consciencia primordial (rigpa). La práctica del sueño trae en última instancia la consciencia y el prana hacia el canal del centro, que está más allá de la experiencia tanto negativa como positiva. Cuando esto ocurre, el practicante se da cuenta de la unidad de todas las dualidades aparentes. Generalmente cuando las personas tienen experiencias místicas, grandes experiencias de bendición o vacío o claridad o rigpa, ellos están basados energéticamente en el canal central. PRANA (LUNG)

Soñar es un proceso dinámico. A diferencia de las imágenes estáticas de una película que usamos como metáfora, las imágenes de un sueño son fluidas: se mueven, los seres hablan, el sonido vibra, la sensación es vívida. El contenido del sueño es formado por la mente, pero la base de la vitalidad y la animación del sueño es el prana. La traducción literal de la palabra tibetana para prana, lung, es "viento", sin embargo es más descriptivo llamarlo la fuerza vital de viento. Prana es la energía fundacional de toda experiencia, de toda vida. En el oriente, la gente practica posiciones de yoga y varios ejercicios de respiración para fortalecer y refinar la fuerza vital de viento para balancear el cuerpo y la mente. Algunas de las enseñanzas esotéricas del antiguo Tíbet describen dos clases diferentes de pranaa: prana kármico y prana de la sabiduría. Prana Kármico El prana kármico es la base energética de los rastros kármicos producidos como resultado de todas las acciones positivas, negativas y neutrales. Cuando los rastros kármicos se activan debido a las apropiadas causas secundarias, el prana kármico las energiza y les permite tener un efecto en la mente, en el cuerpo y en los sueños. El prana kármico es la vitalidad tanto de la energía negativa como positiva en ambos canales laterales. Cuando la mente está inestable, distraída, sin foco, el prana kármico se mueve. Esto significa, por ejemplo, cuando una emoción aparece y la mente no tiene control sobre ella, el prana kármico conduce la mente hacia donde quiera. Nuestra atención se mueve de aquí para allá, halada y empujada por aversión y deseo. Desarrollar estabilidad mental es necesario en el camino espiritual, para hacer la mente fuerte, presente y enfocada. Entonces, incluso cuando aparezcan las fuerzas de la emoción negativa, no somos llevados a la distracción por los vientos kármicos. En el yoga de los sueños, una vez que hemos desarrollado la habilidad para tener sueños lúcidos, nuestra presencia debe ser lo suficientemente estable para estabilizar los sueños producidos por el movimiento del prana kármico y para desarrollar control sobre el sueño. Hasta que la práctica sea desarrollada, el soñador controlará a veces el sueño y otras veces el sueño tendrá control sobre el soñador. A pesar de que algunas psicologías occidentales creen que el soñador no debería controlar el sueño, de acuerdo con las enseñanzas tibetanas esta es una perspectiva equivocada. Es mejor para un soñador lúcido y consciente controlar el sueño que el hecho de que un soñador sea soñado. Lo mismo es cierto con los pensamientos: es mejor para el

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pensador tener control de los pensamientos que los pensamientos tener control sobre el pensador. Tres Clases de Prana Kármico Algunos textos de yoga tibetano describen tres clases de prana kármico: prana suave, prana fuerte y prana neutral. El prana suave se refiere al prana de la sabiduría virtuosa, que se mueve a través del canal rojo de la sabiduría. El prana fuerte se refiere al prana de la emoción negativa, que se mueve a través del canal blanco. En esta clasificación tanto el prana de sabiduría virtuosa y el prana emocional son prana kármico. El prana neutral no es, como su nombre sugiere, ni virtuoso ni no virtuoso, pero sigue siendo prana kármico. Éste impregna el cuerpo. La experiencia del prana neutral conduce al practicante hacia la experiencia de prana natural y primordial, que no es prana kármico sino la energía de rigpa no dual que reside en el canal central. Prana de la Sabiduría El prana de la sabiduría (ye lung), no es prana kármico. No debe ser confundido con el karma de la sabiduría virtuosa descrita en la sección anterior. En el primer momento de cualquier experiencia, antes de que ocurra una reacción, sólo hay percepción pura. El prana involucrado en esta experiencia pura es el prana de la sabiduría primordial, la energía que subyace a la experiencia antes de la libertad de asimiento o de aversión. Esta experiencia pura no deja rastro y no es la causa de ningún sueño. El prana de la sabiduría se mueve en el canal central y es la energía de rigpa. Este momento es muy breve, un destello de experiencia pura de la cual somos usualmente inconscientes. Es nuestra reacción a este momento, nuestro asimiento o aversión, lo que pensamos es nuestra experiencia. Actividad Pránica El maestro tibetano Long-chen-pa dice en un texto que hay 21,600 movimientos de prana durante un sólo día. Si se toma literal o no, la sentencia indica la enorme actividad de prana y pensamiento que ocurre cada día. BALANCEAR EL PRANA Esta es una práctica de ejemplo que uno puede hacer para balancear el prana: los hombres deberían usar el dedo anular izquierdo para cerrar la ventana de la nariz izquierda y exhalar fuertemente desde la ventana de la nariz derecha. Imaginen todo el estrés y las emociones negativas

fluyendo hacia afuera con la exhalación. Luego cierren la ventana de la nariz derecha con el dedo anular derecho e inhalen profundamente, muy suave y despacio, a través de la ventana nasal izquierda. Luego de inhalar dejen todo el aire, el prana, permear el cuerpo entero mientras mantienen la respiración por un periodo breve. Luego exhalen suavemente y permanezcan en un estado calmado. Las mujeres en orden reverso. Comiencen con la ventana de la nariz derecha con el dedo anular derecho y exhalen fuertemente por la ventana nasal izquierda, vaciando los pulmones. Luego cierre la ventana izquierda con el dedo izquierdo y suave y profundamente inhale a través de la ventana nasal derecha, respirando en el reposado prana de la sabiduría. Permanezca con calma impregnando el cuerpo. Luego suavemente exhale y permanezca en un estado de calma. Repetir esto una y otra vez balancea nuestra energía. El prana emocional fuerte es exhalado del canal blanco y el prana de la sabiduría dichosa es inhalado a través del canal rojo. Permitir que el prana neutral impregne el cuerpo entero. Permanecer en esa calma. PRANA Y MENTE Todos los sueños están relacionados a uno o más de los seis reinos. La conexión energética entre la mente y el reino se lleva a cabo a través de ubicaciones específicas en el cuerpo. ¿Cómo puede ser esto? Decimos que la conciencia está más allá de la forma, el color, el tiempo o el contacto, así que ¿cómo puede estar conectado con el lugar? La mente fundamental está más allá de cualquier distinción de esa naturaleza, pero las cualidades que aparecen en la conciencia están influenciadas por los fenómenos de la experiencia. Podemos analizar esta pregunta por nosotros mismos. Ir a algún lugar apacible, un templo hermoso lleno de cantos amenos y el olor del incienso, o a una gruta verde con una pequeña cascada. Cuando ingresamos en tal lugar, es como si se recibiera una bendición. La calidad de la experiencia está afectada porque el ambiente físico afecta el estado de consciencia. Esto también es cierto para las influencias negativas. Cuando visitamos una ubicación que ha sido el lugar de atrocidades nos volvemos intranquilos; decimos que el lugar tiene "mala energía".

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Lo mismo es verdad de forma interna, dentro de nuestros cuerpos. Cuando hablamos acerca de traer nuestra mente hacia un chakra, hacia el chakra del corazón por ejemplo, ¿qué queremos decir con esto? ¿Qué significa para la mente estar en algún lado? La mente no es algo que pueda ser localizado en el sentido de que pueda estar contenida en un área pequeña. Cuando nosotros "ponemos" en algún lado estamos ubicando nuestra atención: estamos creando imágenes en nuestra mente o dirigiendo nuestra atención hacia un objeto sensible. Cuando enfocamos nuestra mente en algo, el objeto enfocado afecta la calidad de la consciencia y hay cambios correlacionados en el cuerpo. Este principio subyace a prácticas curativas que hacen uso de las imágenes mentales. La visualización lleva a cambios en nuestro cuerpo. Investigaciones occidentales están demostrando la verdad de esta aseveración, y la medicina occidental está usando ahora el poder de la visualización incluso para enfermedades serias como el cáncer. La tradición Bön de la curación a menudo usa la visualización de los elementos: fuego, agua y viento. Más que señalar los síntomas de la enfermedad, el seguidor de Bön generalmente intenta purificar la condición subyacente de la mente, las emociones negativas y los rastros kármicos que se cree están creando la susceptibilidad a la enfermedad. Por ejemplo, podemos visualizar fuego intenso como respuesta a una enfermedad. Visualizamos formas triangulares rojas e intentamos experimentar el calor de forma imaginaria - tan poderoso como si saliera de un volcán - moviéndose a través de nuestros cuerpos como las ondas de las llamas. Podemos hacer un ejercicio de respiración particular para generar incluso más calor. De esta manera, usamos la mente y sus imágenes para afectar el cuerpo, las emociones y la energía. Y hay un resultado incluso a pesar de que no hemos llevado a cabo una acción en el mundo exterior. Tal como la medicina occidental puede utilizar la terapia de la radiación para intentar quemar células cancerígenas, nosotros usamos fuego interno para quemar los rastros kármicos. De modo que la práctica sea efectiva, la intención de ser clara también. No es un proceso mecánico simple, sino uno que use la

comprensión del karma, la mente y el prana para ayudar la sanación. Esta práctica tiene la ventaja de intentar resolver la causa de la enfermedad más que los síntomas, y para estar libre de los efectos secundarios. Por supuesto, es bueno también aprovecharnos de la medicina occidental cuando sea posible. Más que limitarnos a un sistema particular, es mejor usar cualquier cosa que sea beneficiosa. CHAKRAS En la práctica de los sueños, dirigimos nuestra atención a diferentes áreas en el cuerpo: los chakras en la garganta, frente y corazón, y el chakra secreto, detrás de los genitales. Un chakra es una rueda de energía, un nexo de conexiones energéticas. Los canales de energía se encuentran en lugares particulares en el cuerpo; los cruces de canales forman los patrones energéticos que son los chakras. Los chakras principales son lugares donde muchos canales se unen. Los chakras no son en realidad como las imágenes que hacen de ellos, de lotos que se abren y se cierran, que tienen un cierto número de pétalos y un cierto color. Tales imágenes son solo soportes simbólicos para la mente - como mapas que usamos para ayudar enfocar la atención hacia los patrones de energía que existen en el sitio de los chakras. Los chakras fueron descubiertos inicialmente a través de la práctica, a través de las realizaciones de distintos practicantes. Cuando estos practicantes desarrollaron inicialmente experiencias de los chakras, no había lenguaje que pudiera describir sus descubrimientos a aquellos que no habían tenido las mismas experiencias. Imágenes que podían ser usadas como metáforas visuales fueron creadas y que las personas podían asociar. Las varias imágenes de lotos, de hecho, sugerían que la energía alrededor del chakra se expandía y contraía como la abertura y cierre de una flor; un chakra se sentía de forma distinta a otro y estas diferencias fueron representados por diferentes colores; las experiencias de concentraciones variables y complejidades de energía en los diferentes chakras fueron representados por diferente número de pétalos. Estas metáforas visuales se convirtieron en el lenguaje usado para articular las experiencias de los centros de energía en el cuerpo. Cuando un nuevo practicante visualiza el número correcto de pétalos en el lugar correcto del cuerpo, con el color correcto, entonces el poder de la mente afecta ese lugar energético en particular y es influenciado por ese punto. Cuando esto ocurre, decimos que la mente y el prana están unificados en el chakra. CABALLO CIEGO, JINETE COJO

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En la noche, cuando nos vamos a dormir, generalmente lo hacemos con muy poco sentido de lo que está sucediendo. Solamente nos sentimos cansados, cerramos nuestros ojos y nos alejamos. Podemos tener una idea acerca de dormir -sangre en la cabeza, hormonas o algo similar - pero el proceso real de quedar dormido permanece misterioso e inexplorado. La tradición tibetana explica el proceso de quedarse dormido usando una metáfora para la mente y el prana. A menudo el prana es comparado con un caballo ciego y la mente con una persona incapaz de caminar. Separadamente no puede ayudárseles, pero juntos conforman una unidad funcional. Cuando el caballo y el jinete están juntos comienzan a correr, generalmente con poco control hacia donde van. Sabemos esto por nuestra propia experiencia: podemos "poner" la mente sobre un chakra ubicando nuestra atención allí, pero no es fácil mantener la mente en un sólo lugar. La mente siempre está moviéndose, nuestra atención yendo de esto a aquello. Normalmente, en seres samsáricos, el caballo y el jinete corren ciegamente a través de una de las seis dimensiones de la consciencia, uno de los seis estados emocionales negativos. Por ejemplo, a medida que nos quedamos dormidos, la consciencia (awareness) del mundo sensorial se pierde. La mente va de aquí a allá en el caballo ciego del prana kármico hasta que se enfoca en un chakra particular donde es influenciado por una dimensión particular de la consciencia. Tal vez tuviste un argumento con tu compañero y esa situación (condición secundaria) activa un rastro kármico asociado con el chakra del corazón, lo cual lleva tu mente hacia aquel lugar en el cuerpo. La actividad subsecuente de la mente y el prana se manifiesta en las imágenes e historias particulares del sueño. La mente no es conducida de forma aleatoria de un chakra a otro, en vez de ello es llevada hacia los lugares en el cuerpo y hacia las situaciones en la vida que necesitan atención y curación. En el ejemplo, es como si el chakra del corazón gritara por ayuda. El rastro preocupante será curado por manifestación en el sueño y por tanto estar exhausto. Sin embargo, a menos que la manifestación se lleve a cabo mientras el soñador esté centrado y consciente, las reacciones hacia él estarán dictadas por tendencias kármicas habituales y crearán más semillas kármicas. Podemos pensar en un computador como analogía. Los chakras son como archivos diferentes. Darle click en el directorio "Prana y Mente", y luego abrir el archivo del chakra del corazón. La información en el archivo - los rastros kármicos asociados con el chakra del corazón

- se muestra en la pantalla de la consciencia. Esto es como la manifestación del sueño. Luego tal vez una situación en el sueño provoca otra respuesta que energiza una emoción diferente. El sueño se vuelve ahora la causa secundaria que permite que otro rastro kármico se manifieste. Ahora la mente viaja hacia el centro del ombligo y entra a otro reino de la experiencia. El carácter del sueño cambia. Ya no estás celoso; en vez de ello estás en la calle sin signos o en algún lugar muy oscuro. Estás perdido. Tratas de ir hacia algún lugar pero no pueden encontrar tu camino. Estás en el reino animal, la dimensión más conectada con la ignorancia. Básicamente, así es como se forma el contenido del sueño. La mente y el prana son conducidos a diferentes chakras en el cuerpo; afectados por los rastros kármicos asociados, las experiencias de las varias dimensiones de la experiencia aparecen en la mente como el carácter y el contenido del sueño. Podemos usar este entendimiento para observar nuestros nueños de forma diferente, para percatarnos de cuál emoción y reino está conectado con el sueño. Es también de ayuda entender que cada sueño ofrece una oportunidad para las prácticas curativas y espirituales. En última instancia, deseamos estabilizar la mente y el prana en el canal centra en vez de permitir que la mente se vaya a un chakra en particular. El canal central es la base energética de las experiencias de rigpa, y las prácticas que hacemos en el yoga de los sueños están hechas para traer la mente y el prana hacia el canal central. Cuando esto ocurre, permanecemos en consciencia clara y con presencia fuerte. Soñar en el canal central es soñar influencias libres y fuertes desde las emociones negativas. Es una situación balanceada que permite manifestar los sueños de sabiduría y claridad.

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4 Resumen: Cómo Aparecen los Sueños Antes de la realización, la naturaleza verdadera del individuo es oscurecida por la ignorancia original que da lugar a la mente conceptual. Atrapada en la visión dual, la mente conceptual divide la unidad no fragmentada de la experiencia en entidades conceptuales y luego se relaciona con estas proyecciones mentales como si existieran de forma inherente como seres y cosas separadas. El dualismo principal divide la experiencia en ser y otro, y desde la identificación con un aspecto solo de la experiencia, el ser, se desarrollan las preferencias. Esto resulta de la aparición de la aversión y el deseo, lo que se transforma en la base tanto para acciones físicas y mentales. Estas acciones (karmas) dejan rastros en la mente del individuo como tendencias condicionadas, que resultan en más aferramiento y aversión, lo que conduce a nuevos rastros kármicos, y así sucesivamente. Este es el ciclo de karma, del ser que se perpetúa a sí mismo. Durante el sueño la mente está retirada del mundo sensorial. Los rastros kármicos que están en ese momento estimulados por causas secundarias necesarias para su manifestación tienen una fuerza o energía que es el prana kármico. Al igual que el caballo y el jinete en la analogía, la mente "cabalga" el prana kármico hacia el centro energético en el cuerpo relacionado con el rasgo kármico activado. Esto es, la consciencia se enfoca en un chakra particular. En este juego de mente, energía y significado, la consciencia se ilumina y es afectada por los rasgos kármicos y las cualidades del reino asociado. El prana kármico es la energía del sueño, la fuerza vital, mientras la mente ondea las manifestaciones específicas de los rastros kármicos - el color, la luz, las emociones, las imágenes - dentro de la historia con sentido que es el sueño. Este es el proceso que tiene como resultado el sueño samsárico.

5 Imágenes de Madre Tantra En las enseñanzas de la Gran Perfección (Dzogchen), el asunto es siempre si reconocemos o no nuestra verdadera naturaleza y si entendemos que las reflexiones de esa naturaleza se manifiestan como experiencia. El sueño es una reflexión de nuestra propia mente. Esto es fácil de creer luego de que nos despertamos, tal como los Budas saben - luego de que se iluminan - que las entidades y objetos del samsara son ilusorios. Y así como se necesita práctica para reconocer la naturaleza ilusoria del sueño mientras dormimos, debemos practicar para darnos cuenta de la naturaleza ilusoria de la vida despierta. Con algo de entendimiento de cómo aparecen los sueños, puede ser más fácil entender qué se quiere decir con "ilusorio" y "falto de existencia inherente", y también, muy importante, más fácilmente aplicar este entendimiento a nuestra experiencia. El proceso por el cual aparece la experiencia es el mismo si estamos soñando o estamos despiertos. El mundo es un sueño, el maestro y la enseñanza son un sueño, el resultado de nuestra práctica es un sueño; no existe un lugar donde un sueño se rompa hasta que estamos liberados en el rigpa puro. Hasta entonces, continuamos soñando nuestras vidas y a nosotros mismos tanto en el sueño como en la dimensión física. No saber cómo trabajar con el pensamiento significa que uno está controlado por los pensamientos. Saber cómo trabajar con pensamientos significa que el pensamiento es traído a consciencia y usado bien para propósitos positivos y acción virtuosa o para ser liberado en esencia vacía. Así es como el pensamiento es utilizado en el camino. De la misma manera, podemos traer engaño, sufrimiento, y cualquier experiencia dentro del camino. Pero para hacerlo debemos entender que la esencia de todo lo que aparece es vacío. Cuando lo hacemos, cada momento de la vida es libre y toda experiencia es una

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práctica espiritual: todo sonido es mantra, toda forma es vacío puro y todo sufrimiento es una enseñanza. Esto es lo que significa decir "transformándose en la vía". Darse cuenta directamente que la ira no tiene base objetiva sino que es sólo una reflexión de la mente, como un sueño, el nudo de la ira se suelta y no tiene más ataduras. Cuando nos damos cuenta de que lo que tememos como una serpiente no es más que una cuerda que hemos percibido mal, el poder de su apariencia desaparece. Comprender que las apariencias son luminosidad vacía lleva al reconocimiento de que mente y experiencia son una unidad. Existe una palabra tibetana, Ihun drub, que traduce "perfección espontánea". Significa que no hay un productor produciendo algo. Todo es como es, apareciendo espontáneamente desde la base como una manifestación perfecta de vacío y claridad. Un cristal no produce luz: su función natural es simplemente irradiar luz. El espejo no selecciona un rostro para reflejar: su naturaleza es reflejarlo todo. Cuando comprendemos que todo lo que aparece, incluyendo nuestro sentido convencional del ser, es sólo una proyección de la mente, entonces nos liberamos. Sin este entendimiento, sucede como si tomamos una ilusión como real, un eco como un sonido. El sentido de separación es fuerte y nos atrapamos en un dualismo ilusorio. El Madre Tantra, uno de los textos Bön más importantes, nos ofrece ejemplos, símiles y metáforas en las que podemos reflexionar de modo que entendamos mejor esta naturaleza ilusoria tanto del sueño como de la vida despierta. Reflexión. El sueño es una proyección de nuestra mente. No es diferente de la mente, tal como un rayo de sol no es diferente de la luz del sol en el cielo. No saber esto, nos comprometemos en el sueño como si fuera real, como un león gruñéndole al rostro que ve reflejado en el agua. En un sueño, el cielo es nuestra mente, la montaña es nuestra mente; las flores, los chocolates que comemos, las demás personas, todo es nuestra propia mente reflejada hacia nosotros. Luz. En el cielo nocturno, la luz destella. De súbito las montañas se iluminan, cada pico parece un objeto separado, pero lo que de verdad estamos experimentando es un simple destello de luz que se refleja de vuelta hacia nuestros ojos. Sólo así, los objetos aparentemente separados en un sueño son en verdad una simple luz en nuestra mente, la luz de rigpa. Arco iris. Como un arco iris, el sueño puede ser hermoso y seductor. Pero no posee sustancia; es una exhibición de luz y depende de la perspectiva del observador. Si lo perseguimos, nunca podremos

alcanzarlo; no hay nada allí. El sueño, como el arco iris, es una combinación de condiciones de la que aparece una ilusión. Luna. El sueño es como una luna reflejada en muchas aguas diferentes - en el pozo, en el estanque, en el mar- y en muchas ventanas de un pueblo y en muchos cristales diferentes. La luna no se está multiplicando. Sólo hay una luna, tal como los objetos del sueño son de una esencia. Magia. Un mago puede hacer aparecer una piedra primero como un elefante, luego como una serpiente, luego como un tigre. Pero estos diferentes objetos son ilusorios, como los objetos en un sueño que están todos hechos de la luz de la mente. Espejismo. Debido a causas secundarias es posible ver un espejismo en un desierto, una ciudad reluciente o un lago. Pero cuando nos acercamos no encontramos nada. Cuando investigamos las imágenes de un sueño, ellas, como los espejismos, se encuentra que son ilusiones sin sustancia, el juego de la luz. Eco. Si hacemos un sonido fuerte donde hay condiciones para los ecos, un sonido fuerte regresa a nosotros; un sonido suave retorna un sonido suave; y un grito extraño nos regresa como un grito extraño. El sonido que escuchamos regresar es el sonido que hacemos, tal como el contenido de un sueño parece ser independiente de nosotros pero es solo el contenido proyectado de nuestra mente regresando hacia nosotros. Estos ejemplos enfatizan la falta de existencia inherente y la unidad de la experiencia con el que experimenta. En las enseñanzas de sutra llamamos a esto "vacío", en tantra "ilusión", y en Dzogchen "la esfera sencilla". El ser y el objeto de experiencia no son dos cosas. El mundo dentro y fuera es nuestra propia manifestación. Todos compartimos el mismo mundo porque compartimos el mismo karma colectivo. El modo como vemos los fenómenos de la experiencia determina las clases de experiencia que tenemos y cómo reaccionamos a la experiencia. Creemos en nuestra visión de las entidades que poseen existencia inherente, que viven como seres separados y cosas. Cuando creemos que algo está en verdad ahí, ¡entonces está! Tiene el poder de afectarnos. Nosotros creamos el mundo al que nosotros respondemos. Cuando dejamos de existir, el mundo que hacemos se disuelve, no el mundo que otras personas habitan. Nuestra percepción y la manera que vemos todo cesa con nosotros. Si disolvemos la mente conceptual, la pureza que subyace se manifiesta espontáneamente. Cuando sabemos directamente que no hay existencia inherente, bien sea en nuestro ser o en el mundo, entonces cualquier cosa que aparezca como experiencia no tiene poder sobre nosotros. Cuando el león

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equivoca su reflejo en el agua con algo real, él está sorprendido y gruñe; cuando entiende la naturaleza ilusoria del reflejo, él no reacciona con miedo. Cuando se carece de entendimiento verdadero, reaccionamos a las proyecciones ilusorias de nuestra propia mente con aferramiento y aversión y creamos karma. Cuando sabemos la verdadera naturaleza vacía, estamos libres. LAS METÁFORAS DE LA ENSEÑANZA El Madre Tantra dice que la ignorancia del sueño ordinario es como una habitación oscura. La consciencia es la llama de una lámpara. Cuando se enciende la lámpara, la oscuridad desaparece y la habitación es iluminada. La instrucción a través de símbolos y metáforas es la manera más poderosa de comunicar enseñanzas en el lenguaje. Pero es un uso de lenguaje que uno debe aprender a entender. A menudo, me encuentro con que estudiantes hallan dificultades con las metáforas, de modo que quise añadir esta nota acerca de cuál es la mejor manera para trabajar con metáforas e imágenes simbólicas. Usar el lenguaje para evocar experiencia sensorial es más útil en las enseñanzas que las explicaciones confinadas en conceptos abstractos y técnicos. A pesar de que la experiencia real no puede ser comunicada fácilmente en cualquier lenguaje, las imágenes usadas en las enseñanzas ayudan cuando son percibidas por más que solo la mente racional. Estas metáforas son para ser experimentadas, como las imágenes en la poesía. Ellas son para estudiarlas, para reflexionarlas, para experimentar con ellas, y para ser integradas en la experiencia. De hecho, cuando escuchamos la palabra "fuego", podemos poner poca atención. Pero habitando en ella, permitiendo que la imagen surja desde detrás de la palabra, vemos fuego, conocemos el calor. Porque todo conocemos el fuego como algo más que una abstracción conceptual - porque todos hemos visto la llama y sentido el calor de ella en nuestra piel - la palabra evoca una experiencia sensual imaginaria. Un fuego arde en nuestra imaginación. Si decimos "limón" y dejamos que la fruta surja de la palabra, nuestras bocas se hacen agua, nuestras lenguas se tensan por la agrio. Con "chocolate", casi tenemos el sabor dulce. El lenguaje es simbólico. De modo que podamos ser significativos éste busca en la memoria y en el sentido y en la imaginación. Cuando las metáforas y los símbolos son usados en las enseñanzas, lo mejor es permitir que nos afecten de esta manera. No solo pienses las palabras "una llama en un lugar oscuro" o "el reflejo en un espejo". Usa tus sentidos, tu cuerpo, y tu imaginación

para entender. Debemos ir más allá de la imagen, pero puede señalarnos la dirección correcta. Cuando ingresamos en una casa iluminada por una lámpara nosotros no examinamos la lámpara, la mecha y el combustible. Nosotros solo experimentamos la luminosidad de la habitación. Trata de hacer lo mismo con las metáforas de las enseñanzas. Nuestras mentes, entrenadas para trabajar con abstracciones y lógica, tomamos una metáfora y la analizamos. Preguntamos mucho sobre la metáfora. Deseamos saber de qué manera la lámpara ingresó en la habitación, cómo se ilumina la llama, como inicia el viento. Queremos saber qué clase de espejo es, de qué está hecho, que hay afuera del espejo para ser reflejado. En vez de ello, permítete habitar en la imagen; trata de encontrar la experiencia oculta en la palabra. Hay oscuridad. Una lámpara se enciende. Todos conocemos esta experiencia con nuestros cuerpos y sentidos. La oscuridad es remplazada por luminosidad que es clara, sin sustancia, conocida directamente. Un viento surge y la llama es apagada. Sabemos lo que se siente cuando la luz es sobrepuesta por la oscuridad.

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*Canal (Tib., tsa; Skt., nadi). Los canales son las "venas" en el sistema de circulación energética en el cuerpo, a través de los cuales fluye el cauce de energía sutil que mantienen y vivifican la vida. Los canales mismos son energéticos y no pueden ser encontrados en la dimensión física. Sin embargo, a través de la práctica o por sensibilidad natural, los individuos pueden volverse conscientes por experiencia de los canales. *chakra (Tib., khor-to; Skt., cakra). Literalmente "rueda" o "círculo". Chakra es una palabra en sánscrito que se refiere a centros energéticos en el cuerpo. Un chakra es un lugar en que un número de canales energéticos (tsa) se encuentran. Distintos sistemas de meditación trabajan diferentes chakras. *Kunzhi namshe (Tib., kun gzhi rnam shes; Skt., alaya vijñana). El Kunzhi namshe es la conciencia básica del individuo. Es el "depósito" o "bodega" donde se guardan los rastros kármicos, desde el cual aparecen experiencias futuras, condicionadas. *loka (Tib., ´jug rten). Literalmente "mundo" o "sistema del mundo". Comúnmente usado en ingés para referirse a los seis reinos de existencia cíclica, loka se refiere en realidad a los sistemas superiores del mundo, uno de los cuales está ocupado por los seis reinos. *lung (Tib., rlung, Skt., vayu). Lung es la energía aérea vital, comúnmente conocida en occidente por uno de sus nombres en sánscrito, prana. Lung posee un amplio rango de significados; en el contexto de este libro se refiere a la energía vital sobre la cual dependen tanto la vitalidad del cuerpo como la consciencia. *ma-rigoa (Tib., ma rig pa; Skt., avidya). Ignorancia. La falta de sabiduría de la verdad, de la base, el kunhzi. A menudo dos categorías de Ma-rigpa son descritos: ignorancia innata e ignorancia cultural. *prana (Vea Lung) *rigpa (Tib., rig pa; Skt., vidya). Literalmente, "conciencia" o "saber". En las enseñanzas Dzogchen, rigpa significa conciencia de la verdad, conciencia innata, la naturaleza verdadera del individuo. *Samsara (Tib., ´khor ba). El reino del sufrimiento que surge de la mente ocluida, dualística, donde todas las entidades son impermanentes,

carecen de una existencia inherente, y donde todos los seres sensibles están sujetos al sufrimiento. El samsara incluye los seis reinos de existencia cíclica, pero más ampliamente se refiere al modo característico de existencia de los seres sensibles que sufren por estar atrapados en las ilusiones de la ignorancia y la dualidad. El samsara finaliza cuando un ser adquiere la liberación completa de la ignorancia, nirvana. *tsa (Vea canales)