ell evvejjiiggaazzoo · 2020. 9. 24. · ell evvejjiiggaazzoo - origen de la fiesta de los...
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EEll VVeejjiiggaazzoo - Origen de la Fiesta de los Estudiantes
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El Autor
Juan Horacio Pasini Bonfanti nació en San Pedro de Jujuy el 17
de junio de 1920. Después de cursar el bachillerato en el
Colegio Nacional Teodoro Sánchez de Bustamante de la ciudad
de Jujuy cursó hasta el tercer año de Ciencias Jurídicas en la
Universidad de La Plata.
En los años 1964/1971 ejerció la dirección de Radio LW8 Jujuy
y entre 1971 y 1982 se desempeñó como director de Radio
Nacional en nuestra ciudad y en 1982 fue designado interventor
judicial de Radio Visión Jujuy S.A.
En el ejercicio del periodismo fundó el diario especializado El
Empresario que dirigió desde 1963 hasta 1973. Con un grupo de
personalidades jujeñas contribuyó a crear el diario El Orden en
1965 y posteriormente, organizó la fundación del diario Extra,
donde actuó desde 1969 hasta 1972.
Al instalarse en 1940 la primera radio, L.V.13 Radio Provincia
de Jujuy, fue su primer locutor por espacio de dos años.
Durante su residencia en San Miguel de Tucumán tomó a su
cargo la administración de la empresa periodística que editaba los diarios Noticias y El Mercurio,
tareas que cumplió desde 1954 hasta 1962.
Sus notas periodísticas y radiales se difundieron en diarios y revistas jujeñas. Obteniendo de la
Revista Cultural Artes y Letras, un diploma por su trayectoria en la radiofonía de la provincia y
cargos desempeñados en jurisdicción de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Su actuación política se inició en 1938 en las filas de la Unión Cívica Radical que lo nominó dos
veces como elector a Presidente de la Nación, designándolo Presidente de la Convención
Provincial en 1983, a la vez que desempeñaba tareas de Secretario Electoral en ocasión de
realizarse los comicios presidenciales nacionales en el año 1983. Los organismos partidarios le
otorgaron Diploma de Honor en 1991 "por su militancia y su lucha en defensa de las libertades,
la justicia y la democracia".
La entidad privada llamada Amigos de la Calle Lamadrid lo distinguió en 1967 con el Diploma
de Honor a la Amistad, recibiendo en 1996 la medalla de oro instituida por los herederos del Dr.
Macedonio Graz, primer periodista jujeño que actuara en 1856, como reconocimiento a la tarea
cumplida en el periodismo jujeño y tucumano.
Tiene en preparación el libro titulado Jujuy, Minería y un Pionero y completa también un trabajo
que se refiere a El Resurgimiento Italiano - Vida y Obra de Giovanni Pasini.
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El Inicio
Este relato que doy a luz, que muy pocos memoriosos recuerdan, es la vida del Vejigazo, la
fiesta setembrina estudiantil que se instaló en la "Muy Leal y Noble San Salvador de Jujuy" por
espacio de casi medio siglo, constituyendo, año tras año, el humor renovado, la espiritualidad
juvenil de los estudiantes del Colegio Nacional y en modo muy especial del 5to. año, recta final
del bachillerato para luego pisar fuerte en los claustros universitarios.
En este relato se encontrarán muchos nombres. Ellos pueden ser de vuestros padres, abuelos o
bisabuelos, ya que los que pasaron por las viejas aulas del establecimiento educacional fundado
por el Presidente Sarmiento en 1869 y que diera sus primeros cinco bachilleres en 1875, volcó
sus conocimientos para muchas generaciones de jujeños que luego prestigiaron con su hombría
de bien y talento a la Provincia y al país.
Aquellos estudiantes de la promoción 1916 - 1917, fueron los que iniciaron las famosas
estudiantinas que en 1918 ya tomaron el nombre de El Vejigazo, la institución estudiantil que
trato de historiar para que no se pierda en el tiempo.
El Autor
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Así empezó
En diferentes años recordé en notas publicadas en diarios y revistas las famosas y reideras fiestas
estudiantiles que con el nombre de Estudiantinas, primero, y El Vejigazo, después, recorrieron
muchos años el escenario de Jujuy para deleite de su población.
Hoy, gracias a los compañeros de varias promociones y amigos he decidido volcar mis recuerdos
en un libro, tarea difícil por cierto, pero no imposible.
Pretendo así dar continuidad a hechos que merecen ser destacados para que las generaciones
futuras sepan de las inquietudes estudiantiles del pasado, y de esa forma la historia lugareña
tenga vigencia en el tiempo.
Existen infinidad de hechos, testimonios importantes que han quedado enterrados, olvidados en
baúles de viejas casonas como un reservorio cultural guardado que pasa a convertirse en la
historia de nadie.
La verdad renacentista debe bucear y penetrar en todos los rincones para sacar a luz ese
invalorable patrimonio que en definitiva pertenece a todos los jujeños.
En una nota publicada en 1989 hice hincapié en un episodio que pasó inadvertido por la prensa
escrita y televisiva referido a la invitación que cursara el Rector del Colegio Nacional Teodoro
Sánchez de Bustamante, profesor Osear Marín, a los bachilleres egresados, acto que tuvo lugar
en uno de los salones de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Jujuy, local que
antaño fue lugar de asentamiento del Colegio Nacional, después de la Escuela Normal y
posteriormente de la justicia jujeña.
Luego de la breve disertación del Rector Marín se precedió a la entrega a los bachilleres
de la historia vivida del Colegio traducida en sendas copias del original del Libro de Egresados.
Contar con esas páginas históricas significa un valioso aporte para las bibliotecas de cada uno de
nosotros ya que consta en; su primera página del Decreto del Poder Ejecutivo que lleva las
firmas del Presidente Sarmiento y su ministro Avellaneda, año 1869, por el que se ordena la
creación del Colegio Nacional y de la Escuela Normal Mixta con el nombre de preclaros jujeños
como don Teodoro Sánchez de Bustamante y Juan Ignacio de Gorriti, respectivamente.
El gobierno de Alvear, en 1928, decretó que los citados establecimientos llevaran los nombres de
ambos próceres.
En la segunda página del Libro de los Egresados encontramos los primeros egresados como
bachilleres en 1875, figurando en el primer casillero los nombres de Domingo Baca, Eduardo
Noalles, Abelardo Rueda, Manuel Padilla y Mariano Almaráz, los cinco primeros bachilleres.
El Libro de Egresados es un valioso documento que servirá para muchos investigadores y
estudiosos de la historia regional, pues contiene, año por año, en ciclos de cinco años, casilleros
con los nombres de los egresados hasta 1938. En preparación y en poco tiempo más saldrá el
segundo libro que irá desde 1939 hasta nuestras días resultando un trabajo digno de destacar por
su proyección histórica y que servirá, a no dudarlo, para profundizar todo lo nuestro.
Del libro citado podemos destacar, aparte de nombres ligados a la historia de Jujuy, la primera
mujer bachiller -año 1921- en la persona de Ana Niño.
Aquellos nietos de los primeros egresados fueron, sin duda alguna, los creadores de las fiestas
estudiantiles, de aquellas veladas picarescas que con el nombre de Estudiantinas comenzaron
entre los años 1916-1917.
El Vejigazo, este evento que nació casi paralelo con la vida del Colegio Nacional y que cumplió
una etapa importante en los fastos populares de la ciudad no puede catalogarse como teatro
experimental, más bien podemos expresarlo como un diario abierto a las inquietudes
estudiantiles de cada año con repercusiones políticas-sociales satirizada al más alto nivel del
humor por una estudiantina pensante de la problemática de la época con chispazos
sorprendentes, volcados hacia una caricatura revisteril de extrema comicidad. Lástima grande
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que no se hayan guardado los libretos ya que hubiera significado la satirización histórica de la
política jujeña.
Aquellas revistas de humor incomparable, aquellos grandes boletines "tipo sábana" que el
publicó devoraba con frenesí, gratuitamente, las fotografías de Gaite y Cuevas, las canciones, las
famosas parodias, en fin tantas cosas perdidas podemos encontrarlas solamente en la memoria de
unos pocos ya que la "Institución" El Vejigazo no contó nunca con una Secretaría ni con
archivos guardadores de risas y espíritus creativos. El escenario del Teatro Mitre es mudo testigo
de tantos hechos reideros que el público no los vio. Aquel burro que empacado puso el "trasero"
en el tablero de luces del escenario y nadie pudo sacarlo, ni la fuerza de César Jorge ni la de Tato
Rodríguez. El burro que habla servido para animar un número quedó toda la noche pastando con
los telones de margaritas y otras flores indicando la hermosa primavera. Un poco hambriento no
tuvo otra preocupación -solo en la noche- que masticar los decorados.
El escenario contó con muchos animales -incluida la troupe del Vejigazo-los perros de Chacho
Iturbe, caballos, gatos, etc. que conformaban el elenco.
Los invitados permanentes del viejo Mitre eran las pulgas, las ratas y los vampiros que se
soltaban para darle más efecto a algunas películas truculentas como Drácula, El Jorobado de
Notre Dame o aquella serie famosa del Avispón Verde. Talvés merece como un homenaje -en el
hall de entrada- una placa que recuíírde el paso de El Vejigazo. Alguna carnada de viejos Vejigas
que aun quedan pueden hacer esta noble recordación. El Teatro Mitre quedará agradecido.
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El Teatro Mitre
El otro aliado de las fiestas o veladas fue el Teatro Mitre, primer y único coliseo de la ciudad y
creo, el más antiguo del país. Abrió sus puertas al público en 1901 y pocos años después los
estudiantes fueron sus "socios" setembrinos.
Gobernaba la provincia don Mariano Valle y ya entrábamos al siglo XX en aquel Jujuy todavía
aldea, con sus calles angostas y polvorientas, con acequias circundando de norte a sur, daban
paso a los sulkis y a los carros y tal vez al primer Ford a bigotes. Ese era el Jujuy de antaño que
pudimos conocer gracias al virtuosismo fotográfico dé don Julio Gaite a través de su álbum
"Jujuy... Imágenes del Pasado".
El Jujuy de antaño era una aldea con enormes casas-quinta, que no sobrepasaba las 25 manzanas,
sobresaliendo en lo alto y solitaria al cielo la Iglesia de San Francisco con su reloj y su amarillo
tradicional. La Iglesia Matriz, hoy Catedral Basílica y Monumento Nacional y más al norte, la
vieja y pequeña Capilla de Santa Bárbara. Así era Jujuy, abrazada por sus legendarios ríos Chico
y el Grande, y mas allá los balcones naturales de las colinas circundantes plenas de vegetación
con algunas casas-quintas de los señores de la época.
"Y la juventud, sus alegrías, sus fiestas de primavera, sus bullicios..." Tal vez estaba llegando a
su fin la época de las serenatas en esas noches estrelladas con perfumes de azahares y jazmines.
Las Estudiantinas
El semillero se instaló en el Colegio Nacional. De allí salió el bullicio que se convirtió en las
primeras estudiantinas y más tarde El Vejigazo, base indiscutible de una labor chispeante que
recorrió en forma continuada todos los Setiembres de aquella vida estudiantil de hermosos
recuerdos.
Aquellos pioneros de las sonrisas y del buen humor, los que dieron la "patada" inicial, será
justicia nombrarlos como un homenaje a sus memorias: Teófilo Sánchez de Bustamante, José
Sartorio, José A- Reuter, Horacio Bertrós, Vicente Cicarelli, Víctor Garriga, Arturo R. Garzón,
Horacio Pemberton, Antonio Cicarelli, Eduardo E. Peña, Carlos E. Luna, Manuel Sarmiento,
Luis J. Arias, Bernardo Carrillo, Raúl Presbich, Lucio Navea, Humberto Bernacchi, Jorge
Carrillo Barcena, Samuel Quintana, Alvaro Arismendi, Manuel Puch Blas, Juan C . Bustamante,
Carlos Undiano, Ernesto E. Pemberton, Augusto Boffano, Alberto Tonazzi, Carlos Ruiz Ovejero,
Mariano Erazo, Mariano Buitrago, Enrique Salgado, Pablo Perovic, Federico Silvetti, Raúl Pérez
Alisedo, Diego García, Adolfo Perrotti, Emilio Navea, Pablo Almaráz, Santiago Tell, Ernesto
Baca, José de Tezanos Pinto y todos los que siguieron la antorcha encendida de las carcajadas
sétembrinas.
El Vejigazo
En 1918 La Estudiantina se convierte en El Vejigazo que, al decir de Roberto Puch, en una
charla magistral realizada por ex-Vejigas en el antiguo local de don Fortunato Abdala en 1941,
significa 'Vejiga llena de viento que al golpear no daña". Un concepto filosófico del humor al
sano servicio de la risa que fue regla de casi todas las veladas estudiantiles, aunque algunas veces
se haya desvirtuado el concepto de la definición de Puch.
Egresados anteriores a 1915 oficiaban de libretistas, tal el caso de Roberto Puch. Años más tarde
el inefable Mario Cruz y posteriormente Rubén Escotorin, Antonio Zorrilla, Nicolás Toledo,
Martín Raúl Galán y otros colaboradores de "ojito" que alentaban en los camarines o detrás de
bambalinas a la "changada" para darles fuerza y éxito en la gran noche del 20 de setiembre.
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Siguieron los años con una juventud renovada, con ánimo de hacer las cosas aún mejor. Los
nuevos tiempos daban para mucho. Ya había pasado aquella juventud que invadía con su
presencia los prirneros comicios con el sufragio popular. Eran los comienzos de los gobiernos
constitucionales donde inicia la serie Hipólito Yrigoyen, Alvear y nuevamente Yrigoyen.
Después, el retroceso histórico.
Los tiempos se prestaban para la "chachara", pues había material de sobra, tanto político,
económico y social. El Vejigazo seguía su camino triunfal y aparece un Milonga Pellegrini
(bachiller de I922) con una imitación de Yrigoyen excepcional, digna del mejor teatro. Adolfo
Toledo, que no se quedaba atrás con sus espontáneos chispazos, David y Héctor Carrillo y el no
menos juvenil Carlos Alberto Alvarado que diera prestigio a su tierra natal como médico de fama
internacional. De aquella carnada del 22 anotamos también a Aníbal Aparicio, José Armanini,
Miguel Bustamante, José Gamez, Osear Orias, José Salmoraghi, Lucio Zurueta.
Cada vez más fuerte y con una estudiantina politizada, pero sin tomar partido alguno. La sátira
llega para todos. Los gobiernos, a portarse bien porque llega Setiembre y la bomba estalla
salpicando con verdades el mal accionar del oficialismo y de la oposición. Leña para todos por
igual.
Viene la otra carnada con más ímpetu y nos encontramos con Hugo Pemberton, Miguel Ángel
Cabezas, Julio y Abraham Cabezas, Eduardo Uriondo Tochón, Guillermo Buitrago, Gabriel
Muñoz, Alberto Baisac, Ismael Stigliano, Andrés M. Wiaggio, Lucio Aldonate, Abelardo
Gutiérrez, Teodoro Alvarez, Ezio Pedicone.
Hasta 1930 el conservadurismo seguía intacto en muchas provincias y el radicalismo en el orden
nacional llegaba a su fin tras el golpe militar del 6 de setiembre que encabezara Uriburu.
Las veladas no se detuvieron y siguieron más punzantes e irónicas que antaño. Las peleas entre
conservadores y radicales, las sesiones legislativas, los actos de gobierno, las promesas
incumplidas, los regalos preelectorales hoy llamados "cajas pan", las estocadas y las pasadas al
cuarto para elegir senadores, en fin... "todo está como era entonces, la calle, la casa, el río", como
bien define el poeta.
En Jujuy seguían los tiempos radicales con Horacio Carrillo, primer gobernador radical, luego
Mateo Córdoba y enseguida el remedio federal instaurado por el propio gobierno radical.
Elementos y material político sobraba para empezar a ensayar un Vejigazo de pacotilla. Una
coalición de radicales antipersonalistas y conservadores ganan el gobierno jujeño y el sillón es
ocupado por Benjamín Villafañe que, aunque radical, fue opositor a ultranza de Yrigoyen, cuya
conducción personal que hacía "El Peludo", abominaba. Todo esto era aprovechado por los
estudiantes que sacando ventaja de los vaivenes y errores políticos deslumbraban con verdades
de a puño en las veladas setembrinas. Todavía deben sonar las risas en las paredes del querido
Teatro Mitre.
Que lástima que hayan borrado de las altas paredes del Teatro, dibujos, pinturas y nombres de
cientos de «vejigas» que estamparon sus firmas para el devenir de los tiempos.
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Los futuros bachilleres
El quinto año fue siempre el patrón de los Vejigazos y casi nunca dejaban pellizcar a estudiantes
de otros cursos, salvo que saliera un virtuoso al estilo Maradona, entonces tenía cabida.
Otros quintos y otros nombres: Francisco Aramayo, Carlos Zurueta, Lucio Campero, Lucio
García, Julio Linares, Anselmo Martínez, Héctor Sequeiros... el almanaque caía día tras día. Un
gran acontecimiento vivió Jujuy: la llegada de Luis Ángel Firpo después de su. derrota ante
Dempsey, en 1923. La muchachada del Colegio empezaba a ensayar para otro ininterrumpido
Vejigazo y otros nombres se sumaban a la larga lista. Ahora los satirizados eran ex-Vejigas que
estaban ocupando cargos en el gobierno u opositores que daban leña.
El Ñato Castañeda, un pianista de primera y un Vejiga como pocos, junto a Manuel Corte
compusieron un tango sumamente romántico. Ambos acompañaron muchos años a las nuevas
generaciones de estudiantes ayudando en las fiestas setembrinas.
Los hermanos Arraya, Severito Carrillo, César Inchausti, Pablito Moloüny, Mario Macchi,
Carlos Pemberton, Mario Busignani, Julio Van Caester, Justiniano Torres Aparicio.
Se acercaba la década del 30 y con ello iban a desaparecer por mucho tiempo los gobiernos
constitucionales. A Yrigoyen ya le quedaba poco, luego de su gran triunfo del 28. La política
seguía su línea de confusión, como siempre, no se avizoraba nada serio. Toda esta salsa iba a ser
utilizada para componer obras teatrales de primer orden.
Las carnadas del 28, 29 y 30 así lo entendieron y los Vejigazos presenta-dos hicieron historia:
Soliverez, el Gordo Romano, Tokin Freijes (primer futbolista jujeño que integró la Selección
Nacional), Rene Bustamante, Bibi Rodríguez, Bernacchi, Garufa Arraya, el Loro Giacosa,
Rodríguez Dondy, Carreño, César Alvarado, Ángel Llapur, Azurmendi, Adrián Pol, Rodolfo
Van Caester, Miguelito Puch, Jorge A. Zenarruza, Domingo Zerpa, el poeta puneño del Juira-
Juira y del canto triste de esa extensa región inhóspita de nuestra Argentina.
Números corto metraje
No solamente los Vejigazos cumplieron tareas políticas en sus memorables veladas, también las
hubieron de tipo social y algunos eventos importantes que transcurrían durante el año siempre
antes de la Primavera. .Que lástima -varias veces hice hincapié en ello que no se hayan guardado
muchos libretos y canciones. Por ejemplo, el hermoso vals que se dedicó a una bella damita
jujeña -Alita Aparicio- que salió reina de la aviación, allá por el 37...o aquellos versos de un
poeta porteño -Vitureira caracterizado en el Mitre por un vejiga que hacía explotar de risa al
auditorio con versos made in Vejigazo-...o aquella reina de la flor y la mantequilla....o aquel
pasaje de un minuto -no más- en el escenario, cuando pasan dos vejigas y saludándole
exclaman..; Por fin dos jujeños se saludan...! claro, eran los tiempos de las intervenciones
militares y civiles, donde el paracaidismo se convirtió en el patrón de la ciudad....o aquellos
chimentos de peluquería, donde Carlos Toledo, un vejiga número 10, haciendo el papel de un
peluquero gallego ponía contra las cuerdas a González Carty y Severito Carrillo con sus
ocurrencias (inventaba en el escenario) secundado por Viboirita Aguiar, Cutty y Cayetano
RÍZZO....O aquellos dos árabes en escena hablando de la carestía de la vida, de la enredada
política y del aumento en el precios de los calzoncillos de frisa, en fin, sketchs sanos, reideros,
sin ofensa para nadie, festejados por el público asistente. Por ello, estoy totalmente en
desacuerdo con algunas publicaciones realizadas por jóvenes que no tuvieron la suerte de nacer
hace más de medio siglo, que a través de versiones antojadizas, hayan desvirtuado el sano humor
con que el estudiantado trabajaba a conciencia e inteligentemente.
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Los sketchs o números breves -de cinco a diez minutos, el más largo-, eran más bien para
redondear o alargar el programa, la función empezaba a las 21.30 horas y fácilmente, tres horas
después finalizaba. Un espectáculo que los que viven lo recuerdan con cariño.
Fue en el Vejigazo del 40. Gobernaba la Provincia el doctor Raúl Bertres (radical).
Su ministro de Hacienda era el Sr. Mario Fascio Pérez un hombre puntilloso en sus costumbres
-talvés temático- pero sumamente ordenado en sus tareas de gobierno. Entre algunas costumbres
-insólitas que preocupaban al ministro, eran el formato un tanto desigual de los expedientes. Para
ello, el ministro, tijera en manos, recortaba uno por uno formando una pila uniforme. Con los
otros papeles que adornaban su ancho escritorio hacía lo mismo. El Subsecretario de la Cartera
de Hacienda, era el Sr. Zambonini Davies, un atento personaje que andaba en muy buenas
relaciones con la oposición. Este caballero porteño, de finos modales, usaba un largo y fino
sobretodo de barracan que lo distinguía, pues en esa época, la tela tejida en Quebrada y Puna era
poco conocida. Entre la gran tijera del ministro y el sobretodo de barracan del subsecretario, los
estudiantes tejieron un corto metraje de pocos minutos: Se levanta el telón: en escena el
despacho del ministro un ordenanza plumereando los expedientes y acomodando algunos libros
en los estantes. De inmediato hace su entrada el ministro -caracterizado magistralmente por
Rubén Escotorin. Toma asiento en su escritorio Y comienza sus tareas -la de recortar con la tijera
los expedientes que no estén correctamente centrados, sin una hilacha. Enseguida hace su
aparición el Subsecretario, caracterizado por Cutty. Con algunas carpetas en mano se coloca al
lado del ministro y éste haciéndose el distraído pretende tijeretearle el ruedo del barracan. El
Subsecretario, persuadido del criminal atentado a su "pilcha" regional y autóctona, sale
disparando por todo el escenario, siguiéndole con furia y tijera en mano en su carrera
incontrolada, obsesión fatal de un ministro que aparte de cortar y recortar expedientes, quiso
acortarle el ruedo al sobretodo folklórico de su Subsecretario.
Una historia aparte, es la forma de como se consiguió el sobretodo. En esa apoca casi nadie
usaba esta tela como vestimenta, salvo en la zona norte sus pobladores. Lo cierto es que el
estudiantado ya había, de antemano, pensado en el sketchs sobre las tablas del Teatro Mitre. Pero
cómo conseguir esa "Pilcha" fundamental para personificar al Subsecretario?. En un santiamén
se nos prendió la lamparita y recordamos que en calle Belgrano, paseo acostumbrado de chicas y
jóvenes -mucho mejor que hoy que lleva el seudo nombre de peatonal- entre los grupos de
muchachos que hacíamos tertulia parados contra las vidrieras de los comercios, un señor
sumamente piropeador -Alfredo Villafañe era propietario de un sobretodo de barracan. Ni lerdos
ni perezosos ideamos la forma de "robarle" de la pensión donde vivía el amigo, el susodicho
barracan. Por supuesto con vuelta. Así lo hicimos y encargamos a un vejiga que hiciera la
maniobra del delito. Cuando Villafañe estaba ocupado en calle Belgrano disfrutando el paseo
tradicional, el vejiga más rápido que una liebre, corrió a la pensión y sustrajo el sobretodo -fue
dos días antes de la función- el sketch lo salvó el barracan, ya que el personaje, caracterizado en
forma notable e idéntico caminar causó un impacto con gran explosión de aplausos.
El Vejigazo, el teatro setembrino de los estudiantes nació con ansias de libertad para explorar
aún más en la sociedad que se desenvolvía. Algunos han pretendido desprestigiar su accionar en
su feliz itinerario de buen humor, de risa franca, de un espectáculo que no tuvo parangón en
ninguna parte.
Jujuy ha tenido la honra del despertar estudiantil y colocarlo en forma indestructible en la
historia de los tiempos. Entre "El Vejigazos", un recuerdo que jamás se borrará y la Fiesta
Nacional de los Estudiantes, han sumado ochenta y dos años, un camino que marca sin duda, un
espíritu, indomable de una juventud que merece ser destacada como un ejemplo en la tierra de
los argentinos.
No eran burlas, no hacíamos conventillo como aseguran algunos y que han distorsionado esta
hermosa fiesta estudiantil, que no tuvo otra dimensión que exhalar verdad en el aspecto político
y social sin dejar heridas ofensivas. Que en las postrimerías de esta fiesta haya naufragado el
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humor que lo caracterizó por casi medio siglo, no es óbice para usar la guillotina para querer
salvar un desacierto extemporáneo y como se dice en los estrados judiciales -sin premeditación o
alevosía-.
Por supuesto que en toda organización social existen códigos que hay que respetar y los
estudiantes, por juveniles que son, no están exentos de sanciones, pero convengamos...! no de
por vida...!
Lo que sí mataron de un "plumazo" fue el espíritu creativo, pensante, inteligente de muchas
generaciones estudiantiles que podrían haber seguido disfrutando de ese humor sano y picaresco
que sólo albergó Jujuy con su gente.
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Los éxitos se multiplican
Más bullanguera, más estrepitosa, más política fueron las veladas de los años de la década del
30. Había material en abundancia, entre ello los tira y afloje de radicales y conser/adores. En mi
opinión, este grupo de estudiantes fue el más homogéneo y chispeante en el itinerario de los
Vejigazos. El inefable Mario Cruz acompaña a este grupo cuya nómina fue la siguiente: Raúl
Martín Galán, "El Buda Quieto", Manuel Corte que venía de atrás personificando a la bailarina
internacional Josefina Baker, el mentado dúo Zorrilla-Escotorin, libretistas y actores en demasía,
Roberto Corro, Mario Martiarena, Papín Aldana, Daniel Rodríguez, Raúl Pellegrini, Cote,
Oroza, Baigorri, Mario Pellegrini, el gordo, bueno que ayudaba en todos los Vejigazos. Horacio
Guzmán, el político de las internas colegiales, José Humberto Martiarena, el otro líder de las
internas del Colegio. Ambos fueron gobernadores de la provincia de Jujuy.
Eran épocas de discusiones acaloradas por el sitial de la jefatura estudiantil. También se
preparaban los comicios generales en el país y la Universidad los esperaba para que pronto
regresaran con sus nuevos títulos para afrontar la vida ciudadana. Iban a ser espectadores de
otras veladas que se avecinaban con una muchachada pensante y chispeante: Carlos Aparicio,
Julio Frías, Ramón Puig, Renato Rabbi Baldi, Ciro Farfán, Ñato Peralta, Normando Rivas, ítalo
Scaro, Arturo Sánchez, Roger Zenarruza, Raúl Lencinas, Guillermo Snopek, Joaquín Thiel,
Néstor Sánchez, Rudecindo Portal, Roberto Jorge, los hermanos Miranda, Jorge Zenarruza,
Ricardo Macedo, Montiel Pinera, Julio Obelar, Roberto Perrone, Emilio Luis Silvetti, los
hermanos Sueiro, Santiago Pisa, Manuel Scaro. Las bataclanas de este grupo salían a escena
luciendo bolsas de arpillera, con sus torso desnudo al son de un can can francés.
Marcos Paz, una védete que hizo época, Domingo Siufi, el Pibe Bartoletti, Carlos Navarro,
Galeano, Hugo Navea, Viborita César Aguiar. La última velada y el cierre definitivo de una
labor ininterrumpida fue en 1947, año que fue prohibida "por razones de moralidad y buenas
costumbres". Más adelante nos ocuparemos de la última "resurrección" del Vejigazo en 1959
para desaparecer hasta nuestros días.
Recordemos otra "changada": Chacho y Mataco Iturbe con sus perros amaestrados, Sergio y
Pelao González Padilla, César Lucca, Eduardo Sleibe, con una perfecta caracterización de Plinio
Zabala destacado político conservador, John Muir, un Bergmans incomparable, Julio Caro,
imitador del gobernador Pedro Buitrago, Damasito Salmoral, un Basavilbaso impagable, Carlos
Labarta, un Mariano Buitrago perfecto, Chicho Sugrañez, un Herminio Arrieta sin precedentes,
Narigueta Fapiano, un doctor Rey implacable acusando sin piedad hasta la mosca que vuela, en
fin, tantas caracterizaciones que sorprendían a la concurrencia. La imitación que hizo Alcoba de
Horacio Guzmán se llevó un premio Osear aparte.
Los Vejigazos se dieron siempre en el Teatro Mitre los días 20 de setiembre a la noche. La
función comenzaba a las 22 horas y finalizaba según los números o presentaciones que se hacían.
Podía ser a la una de la mañana como a las dos, como ocurrió en 1936 con una friolera de 21
presentaciones.
En 1938, por refacción del Mitre, se llevó a cabo en el Cine Teatro Marconi, del amigo Juan
Chosco. En ese desaparecido Teatro de calle Belgrano las caricaturas de Milo Silvetti
sorprendieron al público la noche del 20 de setiembre. El teión del escenario que simbolizaba la
Primavera lucía flores y ninfas bailando. El dibujante transformó las caras de las beldades en los
rostros de los políticos de la época: el jefe de policía teniente coronel Amado Sabella, el ministro
Héctor Carrillo, el gobernador Buitrago, el diputado Rebaudi Basavilbaso.
Antes de empezar la función ya estaba la risa generalizada en el ámbito de toda la sala. Así era
El Vejigazo, dos días antes las murgas, los volantes que reflejaban lo que seria la fiesta y la
antesala de aquellas noches inolvidables, con algunas "salsas" fuera de programa.
El Vejigazo nunca contó con subsidios, todo se hizo a puro pulmón y el poco fiado que
conseguíamos de algunos comercios¡ ya sea pinturas, telones, carteIones, vestimentas, etc. Lo
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pagábamos después de la función "algunas veces". Lo que si era al contado el giro que teníamos
que hacer a la casa Combi, en Buenos Aires, para que nos despachara todo lo indispensable para
el maquillaje: bigotes, pasta carne, pelucas, etc. En ese año de 1938 visitaba Jujuy el conocido
actor cómico Luis Sandrini que se prestó solicito para ayudarnos
Seria largo enumerar y encadenar tantos episodios políticos y sociales que ocurrieron en este
largo historial de las veladas estudiantiles, lo cierto es que la sociedad de entonces lo esperaba
impaciente, al igual que aquel 25 de mayo de 1810 donde le pueblo quería "saber de lo que se
trata".
Creo que los gobiernos conservadores que llegaron hasta finales de 1939 fueron los más
castigados por la sátira política de los Vejigazos. A partir de 1940 y por corto tiempo, serían los
radicales los que caerían bajo la lupa del estudiantado. Después de diez años de gobiernos
conservadores -el último fue radical encabezado por Miguel Tanco en 1930 volviendo el
radicalismo en 1940 cuando asumió el Dr. Raúl Bertrés, un jujeño radicado desde hacía muchos
años en Buenos Aires. Los estudiantes, ni lerdos ni perezosos empezaron a maniobrar con este
suceso para el Vejigazo de setiembre con un acto llamado "Descubrimiento de América",
componiendo un número que hizo época. En el escenario aparecía una carabela -la Santa María-
y a su bordo el gobernador Bertrés con su séquito dispuesto a borrar todo lo nefasto del itinerario
conservador.
Pinzón grita ¡Tierra. . . capitán¡ y Colón, que era Bertrés responde: "alcanzedme un cepillo. . ."
El Vejigazo seguía volteando muñecos. Nada ni nadie lo detenía y la setembrina del 20 a la
noche llevaba el compromiso de años de hacer conocer al público todos los entuertos,
trapizondas, desaciertos de los gobernantes de tumo mediante documentos originales y la verdad
desnuda que tenían la vida de una mariposa, las 24 horas que duraba el Día del Estudiante, pues
había piedra libre y nadie tenía derecho a enojarse. La juventud era dueña de la verdad por pocas
horas, solamente una vez al año. Por eso, Setiembre, el mes clave de la estudiantina, fue el más
conspicuo, el más alegre y el más esperado.
Un número muy renombrado de la década del 30 fue el "Fusilamiento de Juan de la Cruz Cuello"
donde Mario Cruz, personificando a un gobernador jujeño caía abatido por un piquete de
soldados.
Los años que siguieron hasta su desaparición en 1947 fueron excelentes por el humor que los
caracterizó. El de 1947 marcó el final de una cadena ininterrumpida del teatro setembrino,
confesando sus autores que "se nos fue la mano".
No solamente fueron números o representaciones políticas, también las hubo sociales y de "corto
metraje" que duraban unos minutos. En este aspecto recuerdo un Pequeño skecht satirizando a un
constructor conocido que realizaba en la calle Senador Pérez la remodelación de una casa con
balcón a la calle. Lamentablemente, en la madrugada del día siguiente e! balcón se cae a la
vereda, sin dañar a nadie. Los estudiantes prepararon el número de la siguiente manera:
Escenario: una pared, más arriba un balcón hecho con madera. La calle oscura. Sale a escena el
constructor personificado por John Muir, de sorprendente parecido. Mira la pared, toca la misma
y exclama: Ma, stá bene, y se retira con su bicicleta. De inmediato aparece en escena una
calavera con pañuelo al cuello -un trasnochador caracterizado por Carlos Cura-, se acerca a la
pared y raspa un fósforo para encender un cigarrillo. Debía dar un paso atrás y tenía que caer el
balcón. Sin embargo no fue así, y volvió a raspar otro fósforo y nada. ¿Qué pasaba? El que tenía
que largar el balcón, de apellido Patrón, se había dormido por efecto del tintillo bebido. En esos
segundos una potente vos grita: "Patrón, tira el balcón carajo..." y fue así que lo tiró, salvándose
Carlos Cura que el mamotreto le rompiera la cabeza. La euforia y la suerte fueron factores de
aquellas mágicas noches donde todo nos salía a las mil maravillas, incluidas las representaciones
inventadas sobre la hora, sin ensayos, sin apuntadores.
Era la época conservadora y el hombre fuerte el ingeniero Herminio Arrieta, dueño del Ingenio
Ledesma, pilar de la economía provincial. Nadie se salvaba de las sátiras y la representación en
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la noche estelar se hizo así: se abre el telón y aparece sentado en un trono el senador Arrieta. Se
trataba de un misachico donde el Santo era don Herminio. A su lado el diputado Outon,
personificado por Víctor Meyer y Arrieta por Chicho Sugrañez, ambos en una imitación
estupenda. En el escenario mucha gente, sobre todo diputados y concejales del partido oficialista
y una potente voz clama:
En nombre del Señor/excelsis poderoso/doy comienzo a la audición/del Partido más famoso/a
vosotros/los que ayer del contubernio/ o tanquitas/don Herminio va a atender vuestras súplicas
sablistas/si el santo no sé enoja/con tanto tiro al bolsillo/rellenaréis vuestras panzas/con la venia
del caudillo. . .
Y bajando el tono de voz, el que oficiaba de secretario (diputado Outon) dirigiéndose a los
diputados que hacían fila les dice:
-A ver, vos Fulano. . . cuantas medias queréis chupar... (Atravesando el escenario había una soga
repleta de medias) y a medida que pasaban los diputados, concejales y figuras partidarias, el
secretario descolgaba las medias y con el brazo extendido ceremoniosamente les decía:
-tomad y chupadla toda...
Eran números políticos fuertes, despiadados, donde el ingenio y el buen humor aplacaban la
virulencia de la sátira.
La promoción de bachilleres de 1941 organizó una cena que reunió a 'Vejigas" de todos los
tiempos. Fue única, ya que no se repitió nunca más. La fiesta se llevó a cabo en e! antiguo Hotel
Moderno, de Fortunato Abdala y reunió a ex-estudiantes que actuaron en años anteriores,
firmándose un pergamino por todos los presentes. Podemos citar a: Carlos Barcena, Pablo
Almaráz, Perovic, Hugo Pemberton, Rene Bustamante, Daniel Rodríguez, Raúl Castañeda,
Manuel y Armando Corte, Mario y Raúl Pellegrini, Mario Romano, Roberto Corro, Raúl Martín
Galán, Rubén Escotorin, Antonio Zorrilla, Alfredo y Jorge Sfeir, Mario Cuñado, Lauro Carrillo,
Raúl Lencinas y por supuesto, las firmas de los bachilleres del 41 organizadores de la fiesta.
Fue una cena histórica, para alquilar balcones. Abundaron chistes y cargadas por doquier y lo
más significativo para los mayores fue volver, por 24 horas, a los veinte años ya que el contagio
juvenil se hizo total en aquella noche inolvidable. Los recuerdos se agolpaban en la mente y
espíritu de aquellos ex "vejigas" que alguna vez se disfrazaron de bataclanas o personificaron a
Yrigoyen, Alvear o a políticos provinciales como Horacio Carrillo, Mateo Córdoba, Miguel
Tanco, Rodolfo Ceballos, Benjamín Víllafañe, Fenelón Quintana, Pedro Buitrago, Raúl Bertrés y
tantos otros.
Mis Vejigazos
La carnada de 1936 estuvo bien conformada y con ese grupo entró por primera vez un estudiante
de la Escuela Normal. Se llamaba Carlos Toledo, uno de los más grandes imitadores que tuvo el
Vejigazo de todos los tiempos El coya, el árabe, el gallego, el italiano, el judío, eran imitados
con una maestría digna del mejor teatro.
Tarrito Mario Cuñado, otro que batió records en presentaciones; Un invitado muy querido por
los estudiantes fue don Manuel Ardente, un Pavarotti a su manera, el Gringo Meyer, Ramón
Jenefes, el Gringo Boffano, el Gordo Barberis, Carim Lemir, Otto Jensen, Ricardo Ovando, Tato
Rodríguez, Demetrio Cau, el Chato Armanini hizo una caracterización estupenda del Intendente
Antonino López Iriarte justamente en la inauguración de la pirámide emplazada en la rotonda de
la Estación en 1937; Carlos Cura y Queso Naser, dos eximios imitadores orientales para alquilar
balcones; Peto Cura, Julio Caro, Cayetano Rizzo y el bondadoso Piero Moro que ofrecía su
farmacia (La Central) para ensayos y confección de libretos y programas humorísticos que
llevaban la salsa política y social que se repartían gratuitamente al público uno o dos días antes
de las funciones en el Mitre.
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Los ensayos
Muchos fueron los locales solicitados para la preparación de las veladas. De las primeras
recuerdo la finca de Cacho Alvarado, la farmacia de Noro, la vieja casona que hoy ocupa en un
moderno edificio la Unión de Empresarios, la Sociedad Italiana, el salón de actos de la Capilla
de Santa Bárbara y algunas veces, los fondos del viejo y querido Café España (hoy Galería
Belgrano).
Más nombres en el recuerdo: Chicho Sugrañez, el tesorero incorruptible César Jorge, el fauno
gigantesco de extremada bondad, César Corte Carrillo, eximio dibujante y un as de las
caracterizaciones como fue cuando personificó a don Rodolfo Ceballos, un político de fuste,
valiente y temido.
Recuerdo una representación insólita. En escena, un mateo con su respectivo caballo. El
conductor (catita), personificado por Caruso, esperando el arribo del tren. Mucha gente en el
escenario. Un señor, que no es otro que Plinio Zabala (personificado por Eduardo Sleibe)
asciende al mateo y se marcha. Cae el telón. El skecht duró cinco minutos. Lo notable fueron los
personajes, increíble el parecido una obra de arte, el aplauso fue inmediato. Eran los años en que
todos nos conocíamos. Jujuy ya estaba creciendo y empezaba la oferta de tierras en lo que hoy es
Ciudad de Nieva. Se iniciaba la década de los 40.
En el aspecto político el sillón de Fascio cambió de asentaderas y los radicales, que habían
ganado las elecciones de 1940 con Bertrés a la cabeza, dieron por tierra el gran itinerario de los
gobiernos conservadores. Los Fenelones, los Pericos, Los Berghmans, los Alemanes, los
Arrietas, los Caracciolos, estaban ahora en la vereda de enfrente convertidos en opositores. Esta
vuelta de tuerca posibilitó aún más la habilidad del estudiantado para preparar los vejigazos
setembrinos. Ahora la carne fresca eran los radicales y a no enojarse con las cargadas y los
trapitos fuera de contexto.
Los tiempos radicales siempre han sido cortos, o mejor dicho, los acortaron. El de Bertrés duró
dos años (1940-1942) y para colmo, la Legislatura, con mayoría conservadora, tejió una hermosa
telaraña donde los radicales tuvieron que solicitar al gobierno nacional la Intervención Federal.
¡Fíjense los lectores con cuanto material contaban los estudiantes para un estupendo Vejigazo!
Estos hechos políticos o sociales que se presentaban en el año, antes de setiembre, eran la
pimienta necesaria para un éxito de taquilla sin precedentes.
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Un orgullo legítimo
¡Yo fui Vejiga! Una frase llena de orgullo, de plena satisfacción para aquellos que actuaron en
las memorables veladas de El Vejigazo, la fiesta que recorrió la vida social y política de los
jujeños por espacio de medio siglo.
El cronograma estudiantil era el siguiente:
20 de setiembre, a la tarde, la famosa repartija de los volantes tipo sábana con el programa
completo y distribución casa por casa en forma gratuita. A partir de las 18 horas la murga del
Colegio Nacional recorría las principales arterias de la ciudad contagiando el espíritu estudiantil
en la antesala de la Primavera. A las 22 horas, con público repleto, el viejo Teatro Mitre estallaba
de alegría, se levantaba el telón y comenzaba la fiesta que se prolongaba hasta la una de la
mañana, algunas veces, y otras hasta las dos, de acuerdo a la cantidad de números presentados.
La noche del 20 era enteramente nuestra y el 21 -día de la Primavera-nos esperaba el ansiado pie
nic en cualquier lugar en las afueras de la ciudad. Las veladas daban superávit y la repartija se
hacía al término de la función. En 1936 llegamos a los trece pesos por "pera", una vez pagados
todos los gastos.
¿Qué eran los gastos?... telones, pinturas, los giros a la casa Combi en Buenos Aires, pasta carne,
pelucas y otros accesorios para una inmejorables presentación de los personajes políticos de la
época. El dinero recaudado era manejado por nosotros y lo disfrutábamos hasta quedar con los
bolsillos vacíos. Sin equivocarme, creo que el viejo y querido Café España fue el más
beneficiado con nuestro dinero. Billas, billares, snocker (recién llegado), tutte chancho, el
chocolate con la barra adentro de la leche, los sandwiches de pan negro -jamón y queso con los
respectivos ajíes amarillos. . . y cuando la "cortina" vaciaba nuestros bolsillos, los mozos amigos
del estudiantado, el Oreja, el Paraguayo, el bueno de Quispe, Palacios, nos fiaban hasta nuevo
aviso.
El Vejigazo fue una fiesta estudiantil que tuvo carácter netamente local. El habitat de su sano
humor era la ciudad de San Salvador de Jujuy su sociedad en conjunto, su política y sus
políticos, tantos oficialistas como opositores, acontecimientos importantes del año, alguna vez la
reina de la Flor o Juegos Florales, la Reina de la Aviación, la llegada de algún político
prominente, como lo fue Marcelo T. de Alvear en 1938, año que también estuvo en Jujuy el
inolvidable Luis Sandrini y otros episodios, algunos serios y otros reideros que se daban antes de
setiembre, antesala de la gran algarabía estudiantil.
Algunas veces he leído en diarios y algunas revistas de corto período una equivocada apreciación
de lo que fue el Vejigazo. Puedo decir, ya que fui protagonista muchos años, que esta eclosión de
manifiesta espiritualidad se debió exclusivamente al estudiantado y en modo especial al Quinto
Año del Colegio Nacional. Es cierto que tuvimos colaboradores que ya no estaban en el Colegio,
pues algunos eran ya profesionales, pero era lo mínimo. La responsabilidad siempre fue asumida
por el Quinto Año.
Muy pocos recuerdan la historia de estas veladas, pues pocos escribieron sobre el tema que tiene
una valoración importante, digna de un estudio más profundo. Entre aquellos que recordaron este
pasado que duró medio siglo Ininterrumpido, puedo citar al periodista Rodolfo Cebados, al
escritor y amigo Osear Escoíorin ya uno de los más jóvenes Vejigas de 1945, Eduardo Ñongo
Storni.
El seguimiento
Para una buena presentación política puesta en escena nada mejor que elegir a los estudiantes
que más se parecían físicamente a los que iban a representar. Pero eso no era todo, tenía que
hacer la parte más importante y era "el seguimiento" una tarea delicada. El estudiante elegido
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tenía que seguir los pasos del político a personificar, sin que se diera cuenta. El caminar, el
gesticular, la voz y otros signos vitales para redondear la humanidad del futuro cliente.
Pedro Buitrago, que gobernó la provincia desde 1936 a 1940 -conservador-fue uno de los
grandes clientes que tuvimos, cliente en el sentido de la imitación, El "seguimiento" se efectuaba
de una manera detectivesca. Buitrago era un hombre de costumbres sencillas y desde su casa en
Otero al 400, hacía muy temprano su camino a pie hasta la Casa de Gobierno para cumplir sus
tareas habituales, cruzando casi siempre la Plaza Belgrano. En tales circunstancias, el eterno
doble de Buitrago, el estudiante Julio Caro, se le ponía a la par y entraba en conversación unos
minutos con el mandatario. Los modales, la forma de caminar, hacían el condimento para una
imitación sorprendente que el público aplaudía cuando el petiso Caro entraba en escena.
A través de los años, muchos estudiantes con cierto parecido a políticos, funcionarios del
gobierno de turno u opositores, hacían esta estrategia del "seguimiento" con resultados positivos.
Haciendo un repaso de aquellos actores en ciernes que hicieron reír a generaciones de jujeños, es
interesante recordarlos con nombres y apellidos: Miguel Ángel Pellegrini (Milonga) en 1924
imitando a Hipólito Yrigoyen que, aparte de su tradicional galerita llevaba en su cabeza un foco
que se prendía y apagaba de acuerdo a las ideas del "Peludo"; Mario Cruz, en 1930 personificó a!
gobernador Fenelón Quintana -1932-1934- en un excelso sketch titulado "El fusilamiento de
Juan de la Cruz Cuello". . . lo de Cuello, por las camisas blancas, cuello palomita, que usaba
Quintana.
En 1934, Sánchez Casado (invitado) hizo Agustín P. Justo y Renato Rabbi Baldi de Bidondo, un
número político afianzando las ideas del presidente Justo. Horacio Guzmán, antes de asumir
como gobernador, en sus casi tres períodos -1958-1962, 1963-1964 y 1982 (de facto), fue
imitado por Edmundo Alcoba en 1940/41 con sorprendente parecido. La única falla de Alcoba
era que no doblaba bien las rodillas como lo hacía el personaje real al caminar. Don Rodolfo
Cebados, personaje radical, personificado en gran estilo por Cesar Corte Carrillo; Esteban Rey,
un joven político que crecía por sus ideas de izquierda y defensor en el juicio político iniciado al
Dr. Mariano Buitrago, personificado por Narigueta Fappiano. Fue un número espectacular ya
que en escena aparecía Buitrago imitado por Carlos Labarta; un "ujier" que dio que hablar con el
Negro Larrán, don Filiberto Carrizo por Cutty y otros personajes dentro de la escena del sonado
juicio político ¡ el Dr. Plinio Zabala, dirigente conservador de destacada actuación imitado por
Eduardo Sleibe fue una de las mejores imitaciones en el historial del Vejigazo ¡ Mario Caruso en
dos imitaciones extraordinarias: la del panadero Nieto y del cochero Catita, cochero oficial de
Plinio Zabala; el Dr. Raúl Bertrés (1940) por Eduardo Baca
Ojeda en un sketch titulado "El Descubrimiento de América donde toda la orquesta radical con
Bertrés a la cabeza hacían su entrada triunfal en una carabela en las playas del Xibi Xibi; el
ingeniero Herminio Arrieta, personificado por Chicho Sugrañez ¡ el político conservador
Alemán, por Chiquito Aguiar y posteriormente por su propio hijo; Rebaudi Basavilbaso, en una
irritación por Dámaso Salmoral que los memoriosos aún lo recuerdan titulado "Mi Abuelo el
Granadero"; Mario Fascio Pérez, ministro de Bertrés imitado por Rubén Escotorin; el Intendente
Antonino López Iriarte realizado por el Chato Armanini en la inauguración (1937) del monolito
emplazado frente a la Estación. Junto al Intendente los secretarios comunales por los estudiantes
Queso Naser como Medina, Secretario de Hacienda y Raúl Lencinas como Héctor Carrillo,
secretario de Gobierno, el diputado Outon por Víctor Meyer. La segunda imitación de
Basavilbaso la hizo con acierto Miguel Ángel Pereira, lo mismo que al farmacéutico Ángel
Civetta dueño de la Farmacia El Pueblo, una de la más antigua del noroeste; el filósofo árabe
Habib Stéfano imitado por Cutty; el diputado Bergmans del ala conservadora en una imitación
magistral de Jhon Muir; don Dámaso Salmoral, un conservador de ley representado por
Cacalacho Suarez y tantos otros personajes de la época: políticos, comerciantes, algunas veces
profesores o ciudadanos conocidos desfilaron por el escenario del Teatro Mitre que a las 22
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horas del día 20 de setiembre cerraba sus puertas para comenzar la fiesta de un Vejigazo más de
su largo y exitoso itinerario.
No me acuerdo exactamente de la capacidad del Mitre pero mis recuerdos juveniles me trasladan
al Coliseo Romano, hacia una multitud que pechaba para ubicarse en las plateas, palcos bajos y
altos y hasta en los pasillos. Los palcos con cuatro personas sentadas a la hora de comenzar la
función aparecían con cerca de quince totalmente apeñuscadas pero felices a fin de no perder
detalle del programa a presentar por los estudiantes.
La función finalizaba entre la una y media o dos de la madrugada. Una vez retirado el público se
iniciaba el conteo de billetes en presencia de casi todo el elenco. Previo pago a los proveedores,
el tesorero procedía a la "repartija". Recuerdo que en 1936 nos tocaron 13,50 centavos moneda
nacional (no habían bonos) y el dinero duraba más. La farra nocturna la hacíamos en extramuros,
más allá del Xibi Xibi, en los bailongos del Taño Cosme o en lo del Gringo Antonio, conocidos
"calderos" de la época. Al día siguiente, casi sin dormir, el picnic obligado en las afueras de la
ciudad. El día 22, si caía sábado estábamos salvados y si no, otra vez camino al Colegio a atajar
los "huevos" por una semana.
Las Parodias
Las parodias fueron piezas fundamentales en el extenso programa que se ofrecía. El primer
número, una vez que se levantaba el telón, era el discurso de apertura. Los había del género
político, social o algún evento que había impactado en la opinión pública. Luego venían números
de bataclanas (chuncas peludas) al estilo francés bien preparados por el bailarín Casso Muchas
veces, en diarios y revistas las fotos de estas bataclanas de los años 30 fueron conocidas por las
actuales generaciones.
Otras presentaciones fueron los cortos sketch por algunos eventos sociales o políticos. El número
central lo constituía la parodia con música de tangos o vals y letra inventada por los estudiantes.
La orquesta que acompañó por muchos anos a los Vejigazos fue la de Gallito Venencia, a quien
acompañaba su hijo pequeño que, con el tiempo, se constituyó en el Darierizo del Norte.
Después se hacia la presentación del número político de fondo, con una duración de una hora en
algunas veces.
La primer parodia que recuerdo fue "Pirquitas" con música del tango de Gardel y Le Pera "Sus
Ojos se Cerraron" y cuya letra hacía referencia al célebre y triste suceso político que envolvió a
figuras conocidas de aquella época de 1933.
La letra de aquella parodia empezaba así:
Pirquitas fue culpable
de que renuncia Arturo,
los líos lo metieron
en un berenjenal.
Y mientras que Herminio,
metido en el Ingenio,
nos manda diputados
a gusto y paladar.
La banca del Senado
que deja Rudecindo
donde estuvo sentado
sin decir ni "mus"
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será recalentada
por el azucarero
que larga tanto vento
pá representar a Jujuy,
burlándose de Campos
será senador. . .
Nota: Arturo: era el gobernador Arturo Pérez Alisedo.
Rudecindo era el Dr. Rudecindo Campos, senador por Jujuy.
Herminio era el ingeniero Herminio Arrieta, jefe del Partido Conservador y dueño del Ingenio
Ledesma.
Pirquitas, zona minera del Departamento Rinconada, rica en estaño, plomo y plata.
Lamentablemente, la segunda parte de la letra no la recuerdo. Han pasado sesenta años y es
lógica una falla de mi memoria.
Gracias a algunos colaboradores pude rescatar documentación sobre estas veladas. El Dr.
Eduardo Hansen Fascio, gran amigo, me hizo llegar antes de su fallecimiento varias canciones
parodias que se cantaron en los Vejigazos de fines de la década del 30 y gran parte del 40.
Francamente, no las recordaba. En este aspecto agradezco también la ayuda de Carlos Cura, un
memorioso de aquel sano humor y optimismo por la vida. Veamos cuales son:
Letra: El Vejigazo
Música: El Adiós, tango, primera parte.
Esta parodia tampoco está entera y ofrezco su primera parte referida a las elecciones de 1940
ganadas por el radicalismo.
En la tarde que en sombras se moría
malamente perdimos la elección
era todo que nada se veía
Castañeda lloraba en un rincón
la desesperación
del Chatito Almaráz
quebraba la emoción
su pobre voz
tenía que plantar
del cómodo sillón
y todo a merced
de un radical. . .
Castañeda, diputado conservador, dentista.
Almaráz, diputado conservador, médico
Letra: El Vejigazo
Música: Quiero Verte una vez más,
tango
Esta parodia hace referencia a una comisión -época electoral conservadora que viajaba al norte
presidida por el diputado Edison Wiaggio. En el trayecto desaparecieron algunas valijas creando
una situación difícil para, los miembros de la comisión. Año 1942.
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Quiero ser una vez más
candidateado
y sentarme a trabajar
muy descansado.
Quiero ser una vez más
aunque me digas
qué valijas extravié
y que nunca proyecté
ley alguna de valor.
Diputado una vez más
Oh' qué belleza
y no dejo de rogar
que me resulte diputado
una vez más
y si la pego
a Gilberto apoyaré
y quietito en un rincón
la provincia sangrará
Gilberto Suarez Lago, diputado nacional por Mendoza, conservador.
Valoro la memoria de algunos amigos que quedan. Rescatar esta documentación -prácticamente
perdida- del buen humor estudiantil de épocas pasadas es salvar del olvido la parte histórica de lo
que fue el Vejigazo, una suerte de periodismo sin ataduras que marcaba, año tras año, el
comportamiento político y social de aquel Jujuy enclavado entre sus dos ríos milenarios.
Estamos en 1943. La parodia que sigue relata los últimos momentos del conservadurismo y
también del radicalismo, no como partidos, sino como futuras derrotas electorales. La avalancha
de un nuevo movimiento político-social eclipsó por muchos años a los partidos tradicionales. Era
entonces el momento oportuno para los dirigentes opositores. Lo óptimo era tirar la moneda y
acomodarse sin más tramite en la nueva estructura política.
Letra: «El Vejigazo»
Música: Trago Amargo
Recuerdan ustedes
contentos estaban
aquel 3 de junio
que no olvidarán.
Rebaudi afilaba su espada mellada
y cien estocadas pensaba dar,
pobre1 granadero
su espada se ha roto
la banca soñada
se te despintó.
Llegó el 4 de junio
muy tristes estaban todos.
Jorgito y Macedonio
acomodados están
porque antes de todo
primero está el puchero
y a su pobre partido
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le ponen un crespón.
No lloren populares,
ño aumenten más sus penas
cien años de gobierno
quisieron conquistar
No llores vos tampoco
porque nunca acabastes
de completar períodos
Querido Fenelón.
Rebaudi: se refiere a Rebaubi Basavilbaso, diputado nacional por el Partido Demócrata de Jujuy.
Jorge Villafañe y Macedonio Quintana, radicales. Populares: afiliados al Partido Popular
(conservadores) Fenelón: Dr. Fenelón Quintana, dos veces gobernador de la provincia (1932-
1934 y 1942 a 1943, ambos períodos sin completarlos y de ahí el mote de Sinfonía Inconclusa.
Un decreto del poder ejecutivo a alto nivel revisteril hizo que el propio gobierno radical -1942-
solicitara su intervención federal. Entre papeles van y vienen, el Oficial Mayor del Ministerio de
Gobierno (Ángel Cicarelli), con toda picardía preparó en fatídico decreto. (Cicarelli era
conservador. Esta es la tesis que sostuvimos para darle más pimienta y jocosidad al hecho
señalado. Algunos historiadores lo presentan como una obstrucción de Ja legislatura (mayoría
conservadora) al buen funcionamiento del gobierno y si los problemas subsisten que mejor que
solicitar la intervención federal.
Letra: «El Vejigazo»
Música:
Raulíto firmó un decreto
pidiendo la intervención,
que macana hizo Raulito
por una equivocación.
Potrillo salió al galope
relinchando en un avión
a verlo a Justo, a Marcelo
al ministro y a don Ramón
Ay' Raulito
Raulito por Dios, que yeta,
saca la pata Raulito
raja para la ruleta.
Y mientras los Populares
con grandes satisfacciones
pedían al Ingeniero
que apure la intervención
Los muchachos del Partido
de susto, por Dios que hicieron,
mancharon sus calzoncillos
con algo muy amarillo.
Ay' muchachos, no sean cochinos
la cosa no era para tanto
contengan al intestino.
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Nota: Raulito era el gobernador Raúl Bertrés, Potrillo el senador nacional Samuel Gómez
Henriquez, Justo, el presidente Justo. Alvear, Marcelo T. de Alvear, Ingeniero, Herminio Arrieta,
Ramón, el vicepresidente Ramón S. Castillo. La ruleta funcionaba en el casino de Termas de
Reyes.
Las parodias, número central de las veladas tuvieron un éxito sin precedentes. El caso de
Pirquitas se repitió en escena tres veces y se hicieron un número importante de copias que
solicitaban los que habían asistido a la función. Casi todas las parodias tenían sello político,
salvo algunas, por cierto evento social importante, tal el caso de la Reina de la Flor (1937) o la
Reina de la Aviación (1938).
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Las revistas
No puedo precisar desde que año empezó a salir el volante, tipo sábana o programa que se
distribuía gratis al público. Eran reideros en los que se insertaban los nombres (camuflados) de
políticos, comerciantes, profesores y los números que se iban a presentar en el escenario.
El mono inflando la vejiga aparece en los volantes por primera vez en 1931 y el autor del dibujo
fue Antonio Zorrilla. En cuanto a las revistas, es una idea que surgió en la década del 40. La
imprenta Ribas fue la encargada, durante muchos años, de la impresión, tanto de los volantes
como de las revistas.
En mi época, los dibujantes -eximios por cierto- fueron Milo Silvetti y César Corte Carrillo,
siendo este último el que realizó las caricaturas en las tapas de las revistas. Los personajes
políticos que desfilaron a través del lápiz de César, fueron realmente extraordinarios. A modo de
ejemplo, en estas páginas inserto la tapa de la revista de 1941 donde podemos apreciar las figuras
políticas, de izquierda a derecha, del Ñato Castañeda (fauno), Gómez Henriquez (centauro), Raúl
Bertrés, montando el centauro Rebaudi Basavilbaso, de espadachín, Sabella (jefe de policía) y
cerrando la marcha, Jorge Villafañe tocando la lira y por supuesto, en lo alto, el infaltable mono
inflando la vejiga con un garrote (para dar palos).
Una hoja iba dedicada a los profesionales, avisos pagados, donde la mayoría fueron alumnos del
Colegio y ex-vejigas. En realidad colaboraban con la "changada", aquellos que no colaboraban,
se les hacían igualmente un pequeño aviso, pero bajándole la "caña". Después se insertaban los
nombres de la Comisión de Velada y más abajo el elenco artístico. En letras más grandes la
inolvidable orquesta de Gallito Venencia. En las páginas siguientes se colocaban los avisos
comerciales y notas jocosas, las fotografías tipo carnet del elenco artístico con el tradicional
versito debajo de la foto.
Un versito a modo de ejemplo: Lo llaman Tarrito/al más chico de la tropa/ piensa crecer un
poquito/ por encima de la ropa.
Lo dedico como un justo homenaje a Nicolás Cuñado, itinerario de muchas primaveras.
En las páginas subsiguientes, fotografías del elenco, notas, chistes y "cargadas" en abundancia a
políticos y no políticos. En la contratapa de la revista el tradicional baile Mis Primavera 1941. La
fiesta tenía como escenario la Sociedad Española. Los caballeros pagaban un peso de entrada y
las damas gratis, amenizando la Orquesta Gallito.
Todos los años los alumnos de 5to. año del Colegio Nacional organizaban estos bailes con
motivo del Día del Estudiante. Siempre lo hicieron el día 19, ya que el 20 de setiembre el gran
casillero estaba reservado en las tablas del Teatro Mitre para el espectáculo mayor: El Vejigazo.
En el grupo estudiantil de 1941, a los ya citados agrego a los siguientes: Jorge Sfeir, Eduardo
Suárez, Ricardo Corte, Mario Pausa, Pedro Cura, César Sánchez de Bustamante, Marcelo
Pasquini, Eduardo Larrán, Osear Carrillo, Wilfredo Lyons, David Aguirre y Lauro Carrillo, este
último venía del 35 poniendo el hombro como siempre.
El fracaso de las giras
Siempre me opuse a las giras del Vejigazo al interior de la provincia, y en modo especial por
Ledesma, San Pedro y Perico del Carmen, tres departamentos importantes por su actividad,
como así también electoralmente. Me opuse por razones de tiempo para preparar los números
que dieran un perfil con personajes del interior, tarea que nunca se realizó. Viajábamos con el
programa capitalino que no le decía nada a la gente que pagaba sus entradas.
En 1932, el Vejigazo, por razones políticas y estudiantiles, se dividió en dos sectores, uno
liderado por Horacio Guzmán, dio su función en el Teatro Mitre y el otro, liderado por José
Humberto Martiarena, se dio en El Carmen.
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En 1936, dado el éxito de la velada quisimos abrir una cuenta bancaria en Ledesma para
dirigirnos allí. Todavía nos están corriendo. . . En San Pedro fue peor, ya que a falta de un
programa que resaltara algo de la sociedad sampedreña, de apuro se fabricó un número en contra
del comisario, cuyas críticas urticaron al jefe policial y sin más trámites fuimos todos a parar a la
comisaría por varias horas detenidos. Las diligencias efectuadas por Dalmacio Fiad (hasta ahora
nunca explicó por qué no fue también en cana) resultaron positivas, ya que tuvo la suerte de
encontrarse con el Dr. Héctor Carrillo (ex-vejiga) que accidentalmente se encontraba en esa
ciudad por razones políticas y todo se allanó. Salimos en libertad y volamos a San Salvador en la
famosa bañadera de don Alberto Brizuela, pionero del transporte automotor, saliendo yo de fiel
garante. El precio de ida y vuelta fue cuarenta pesos, deuda que nunca se pagó.
Pasaron los años, generaciones de vejigas, malos gobiernos, casi medio siglo, cuando en una
esquina, no hace mucho, choco con el mismísimo Brizuela que después de una breve
conversación y en tono sonriente me dijo "Bonfanti, usted me debe todavía aquellos cuarenta
pesos del viaje a San Pedro. Ambos esbozamos una sonrisa y nos despedimos.
En el Vejigazo de 1942 la Comisión de Velada la integraban: Mario Nicolás Cuñado, Ricardo
Rene Corte, Nicolás Rodolfo Quiroga, Víctor Cesar Lucca y Dámaso Enrique Salmoral.
El elenco artístico lo formaron: Antonio Pintado, Héctor González Padilla, Juan Carlos Fapiano,
Carlos Melano, Víctor Zamar, Luis Rodríguez, Francisco Zorrilla, Eduardo Sleibe, Eduardo
D'Hiriart, Mario Petiggiani, Ricardo Albesa, Edison Farfán, Dalmacio Fiad, Saúl San Martín y
Gallito. Debajo de la foto de éste último el versito que decía: Este es gallo clueco/el más viejo de
la tropa anda siempre chueco/ porque no se cambia la ropa. Se lo hizo como un justo homenaje
por tantos años que nos venía acompañando el Gallo viejo con su orquesta, piano y su amplia
simpatía.
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Aptitudes estudiantiles
El Vejigazo contó en todos los tiempos con estudiantes orientados hacia la poesía y las letras, la
pintura y el dibujo y también la música. Entre los primeros podemos nombrar a Domingo Zerpa,
Raúl Martín Galán, Marcos Paz, Miguel Ángel Pereira, quienes compusieron algunas pequeñas
obras y canciones setembrinas.
Entre los dibujantes, Milo Silvetti y César Corte Carrillo. Como músicos (en piano) el recuerdo
lejano de Humberto Bernacchi, Severo Carrillo, Mario Romano, Rene Castañeda, Chacho Iturbe
y el que acompañó a nuestra carnada, Gallito Benencia.
También el Vejigazo contó con personajes y números internacionales como en 1942, tal el caso
de la breve obra titulada "Los Rubios de Adolfo Hrtler", satirizando a un grupo de políticos
jujeños que soñaban con el "nuevo orden", una utopía que no cristalizó. En escena aparecía un
destacamento de soldados autóctonos de la Puna y Quebrada cuyos nombres el comandante les
tomaba lista, en alta voz de esta forma: ¡Herart Von Quitilipi!; ¡Joseph Von Catacata!; ¡Erick
Von Vilti!; siguiendo la lista con apellidos que iban a dar lustre a Adolfo Hitler, personificado
por Mario Bernacchi, en tanto yo lo representaba al mariscal Goering. El uniforme militar, que
era original, lo prestó Roberto Hansen.
Recibíamos colaboraciones expontáneas, pese a que los diarios decían poco, las radios no decían
nada y no había televisión, sin embargo se esperaba con ansias al Vejigazo, un diario abierto a
los golpes de la inflada vejiga que desparramaba críticas y también palos, todo en una broma de
alto nivel festivo.
En 1934, Raúl Martín Galán, poeta que llegaba al corazón, en una breve canción resumió el
itinerario de todos los Vejigazos: "Hoy, como ha sido siempre/otra vez estamos/en esta
función/calor y entusiasmo/ fuego y emoción/otra vez estamos/brindando con el corazón".
Creo que es la síntesis que acompañó por décadas al estudiantado jujeño con un indomable
espíritu que nunca se doblegó.
El Vejigazo de la Revolución del 43
Pese a mis esfuerzos no he podido conseguir documentación, de esta época. La colaboración de
mi amigo Osear Marín, ex rector del Colegio Nacional, rne permite contar con la nómina de
bachilleres egresados en 1943. Justamente en ese año, el día 4 de junio, antes de los Vejigazos
setembrinos, estalló la revolución que terminó con el régimen conservador En Jujuy, tras el
derrocamiento de Fenelón Quintana y Bustamante Pérez, comenzaron las intervenciones
federales. La primera a cargo del Teniente Coronel Argentino Garriz (16-6-43 al 20-6-43) y
cerrando el ciclo Méndez Chavarría (2-1-45 al 18-5-46).
Las fiestas estudiantiles de aquel periodo tuvieron un "bajón" político sustancial, ya que las
representaciones orillaban escapando un poco a las cachadas de funcionarios de las
intervenciones militares. No era cosa de hacerse "el macho". El Vejigazo seguía con su tradición,
más atenuada por cierto. El profundo cambio político y social así lo exigía (o nos lo exigían).
Bajar la guardia era desinflar al mínimo la vejiga, juguete del mono que acompañó a los
estudiantes por muchos años.
Cerca de 50 alumnos integraban las dos divisiones del quinto año -A y B-del Colegio Nacional.
La nómina era la siguiente: W. González Juan Estrada, Bernardo Guberman, Roberto Hansen,
Francisco Meras, José M. Iturbe, Muñir Lamas, Eduardo Larrán (actuó en el número "Juicio a
Mariano Buitrago"), Roberto Lemir (de calle Alvear), Abraham Llapur, Luis Najar, Edgar Niño,
Carlos Pravisani, Amado Salomón, Luis Sarmasky, Hugo R. Scaro, Gustavo Standemaier y Juan
R. Socci, este último alumno de la Escuela Normal, atleta y bailarín de excepción, que imitó a
una joven y linda profesora de educación física, haciendo en el escenario unas "cabriolas" dignas
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de un circo ruso. Aclaro que de las dos extensas divisiones de los quintos años A y B, no todos
actuaron en las veladas, pero si colaboraron con las actividades del Día del Estudiante.
La nómina de la división B en 1943, la integraban: Pedro Albesa, Guillermo Baca, Germán
Barboza, Alberto Blas, Pablo Blas, Heriberto Boero, ítalo Buttazzoni, Carlos Caballero, Julio
Campero, Alberto Campos, Rene Cano, Carlos Caracciolo, José Carrillo, Eduardo Carrizo, Julio
Casalderrey, José Cosentini, Tomás Estopiñán, Ramón Figueroa, Domingo Ganami, José García,
Rosendo Pedetti, Rogelio Rodríguez (Kelito), Alfredo Carlos Sisti y Leopoldo Wierna.
Se podrá apreciar que en todas las listas que mencionamos no hay mujeres. El Vejigazo, en todo
tiempo, estuvo representado por varones y tampoco contó con travestís.
En los hechos políticos que hemos señalado el Vejigazo se encontró un poco caído y se fue
perdiendo el brillo de otras épocas. Los ensayos los hacíamos en lugares predeterminados,
armábamos y desarmábamos números que salían a último momento gracias al espíritu que nos
acompañaba. Sin embargo, el Vejigazo ya había tenido su primer infarto. Todas las expectativas
se cifraban en cambios estructurales y Jujuy no estaba fuera de esos objetivos nacionales.
Sentimos que los tiempos del buen humor decrecían y ese aviso al corazón pronosticaba un
próximo remate -bandera colorada- sin suspensión.
El Vejigazo de 1944
Conservo la revista confeccionada por los vejigas del 44 cuya tapa fue dibujada por César Corte.
Carece de fotos de sus protagonistas. Da la impresión que la "cortina" de ese grupo era general.
El papel de la publicación deja mucho que desear, semejándose más bien a un papel higiénico
mediocre. O les metió la "muía" la imprenta o se hicieron los burros en el pago. . . Por supuesto,
todas son suposiciones... y como pasaron tantos años nadie recuerda nada y entonces la historia
queda como cierta. ¿No es así, Mataco Iturbe?.
"Castiga! Ridendo Mores" es el titulo del editorial de la revista con un subtítulo que dice: 26
años, expresando: "Te despertamos, vieja vejiga del año 18 para contarte que seguimos y
seguiremos tu gloriosa tradición de risas, alegrías y jovialidad, fuentes insustituibles de jomadas
humorísticas brindadas siempre al pueblo jujeño, pero también te dirmos que este año no esta
para nosotros el viejo Teatro Mitre, ese Teatro de nuestras pasadas fechorías juveniles, aquellos
ensayos a medias, ese escenario amplio donde hacíamos de todo, esa falta de decorados y esos
brochazos con nuestros nombres en las viejas paredes. . . " 26 primaveras interrumpidas. . . 26
primaveras que todos recuerdan con cariño, que nos pertenecen por tradición porque todos los
que han atravesado este periodo de la vida tendrán en el futuro algo que contar y ofrecer a sus
hijos un libro con páginas llenas de coloridos juveniles".
La nómina de este grupo es la siguiente: Carlos Julio Ariza, Jorge Antonio Bidorido, Norberto
Hugo Boero, Mateo Buliubasic, Vicente Busignani, Horacio Calcina, Carlos Alberto Trejo, Julio
Amoldo Casalderrey, Julio Catoni, José Manuel Carrillo, Antonio Raúl Carrizo, Alfredo Antonio
Cormenzana, Raúl Cuello, Hugo R. Daz, Norberto A. Díaz, Marhe Abraham Esber, Tomás
Estrada, Amado Galli, Jorge A. Jiménez, Héctor Esteban González, Manuel Guterman, Carlos
Larrán, Rubén López, Hipólito Llermanos, Miguel Llosa, Fausto José Nallar, Cristóbal Naser,
Enrique Ponce de León, Justo José Sadir, Héctor Sánchez de Bustamante, Luis Alberto Soruco,
Luis Tóffoli, José D. Vergara y Jorge Yécora.
El grupo del 44, al igual que el del 43 y otros que figuran en el libro en
distintos años, muchos de ellos no terminaron sus estudios, mientras otros solicitaron pases a
otros colegios, o quedaron libres o abandonaron. La vida es así, rio se puede pretender que todos
lleguen primeros a la cinta. En el lenguaje turfístico puede haber una puesta hasta de tres
caballos, pero cada muerte de obispo. Desde sus orígenes el Vejigazo le cantó a la Primavera y
he aquí uno de ellos titulado "Sinfonía Primaveral para mayores de 12 años": Llegaste
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Piimavera/como el año pasado/Reverdece la pradera/donde pasta el ganado/ Pintas a las rosas,
rosadas/y a las hojas verdes las pintas/que no tienen otra tinta/para pintarlas distintas/Eres hasta
tonta Primavera/yo estoy muy enojado. . . /porque a los opas pelados/no Íes traes
cabellera?/primavera, sin embargo/yo te rindo mi homenaje/pues los vestidos más largos/no
llegan a las rodillas/ y muestran las pantorrillas/las negras de mi ciudad/Gracias oh!
Primavera/que deleitas la mirada/con pibas que por doquiera/pasan bien arregladas".
Por supuesto que la autoría de estos versos a la Primavera se la endilgaban a conocidos
personajes de la ciudad.
La mayoría de los estudiantes tenían aptitudes de verseadores para la "soda", sin embargo,
muchos de ellos fueron destacados poetas y escritores como Domingo Zerpa, Raúl Martin Galán,
César Corte Carrillo, Marcos Paz, Héctor Sánchez Iturbe, entre otros.
Teatro Mitre, escenario natural
Solamente en dos oportunidades el Vejigazo salió de su habitat natural. En 1938 la función se
llevó a cabo en el Cine Teatro Marconi (calle Belgrano al 700) por refacción del Mitre, y la
segunda ocurrió en 1945 en el escenario del Ideal Park (Belgrano al 1000), una especie de
kermesse de gran aceptación en esos años.
Después de la revolución del 4 de junio de 1943 las veladas estudiantiles bajaron de fuerza
humorística, sobre todo en el aspecto político, nervio motor de los Vejigazos.
La provincia, desde esa época (1943) sufrió interminables intervenciones y la censura empezaba
a torcer el barco. Funcionarios federales imbuidos de un derecho que no les correspondía
andaban espiando los trabajos estudiantiles a fin de que la sátira no les estorbara. Fueron tantas
intervenciones (13) que Jujuy se convirtió en el paraíso del "paracaidismo", situación que cambió
a partir de 1946 cuando asume como gobernador el ingeniero Alberto J. Iturbe, candidato del
Partido Peronista.
Los Vejigazos empezaron a cuidarse en los temas políticos y flaquearon. El de 1945, sin ser de
excepción, tal vez haya sido el último de los "mohicanos". El de 1946 no fue el mismo y el del
47 aprovecharon para echar leña al fuego.
El grupo de 1945 lo conformaron, entre otros, Canuto Carlos Barcena, Mario Bernacchi, Pipo
López Iriarte, Ñongo Storni, Eduardo Caruso, Domingo Baca, Hugo Chagra (Sapo Cancionero),
Ricardo Hueda, el Zorro Aparicio. En esa época los números políticos habían desaparecido por
las razones que hemos señalado, y las presentaciones eran algunas obritas de ingeniosa literatura,
tal el caso de la obra titulada "Romeo y Julieta" escrita en versos picarescos, precediendo en
muchos años a "Les Luthiers".
Domingo Baca era Julieta y Canuto Barcena era Romeo, y aquí los versos: 'Julieta, ahí sentada
en la banqueta/se te ve la camiseta/ Ay!. . . que cara de sotreta/Julieta "me muero"/ Acabala. . . y
morí de una vez. . . "Recuerdo nada más que estas breves estrofas (si es que son). El sketch
pertenecía a Mario Bernacchi que también en esa velada escribió la letra de una canción con
músicas del Príncipe Negro titulada "El Vejigazo-Marcha canción brasilera" dedicada a los
muchachos del Vejigazo 1944 con todo nuestro afecto".
En realidad, el estudiantado de esos años (1943-47) rio tenía otro remedio que agudizar el
ingenio con temas que no fueran "pecados políticos".
Storni, en un acertado artículo que publicó "Pregón" sobre el Vejigazo -edición 1/3/87- dice en
pocas palabras:". . . el riesgo político era alto. . ." y luego: "cuando después vimos qué camino
puede tomar la crítica, el disenso, la discrepancia convertida en delito, la agresión, la tortura y la
muerte como métodos casi sin alternativa, no podemos menos que recordar aquellas veladas
como casi seráficas. Aquellas fiestas de la convivencia, de la solidaridad, de la democracia más
sana, que tenía dilates como para haber sido ejemplo para el país y el mundo, murió víctima de la
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tontería humana, el mayor de nuestros pecados porque de tontos es combatir el humor con la
fuerza...".
El Vejigazo de 1946
De acuerdo a dos vejigas de 1946, Miguel Ángel Medina y Raúl Villafañe, el Vejigazo no tuvo
inconvenientes de orden político y todo se hizo con total normalidad, siguiendo la tradición de
las grandes y exitosas veladas.
La revista, con un precio de 0,30 centavos y la caricatura en la tapa del tradicional mono inflando
la vejiga, contenía además la del flamante gobernador efecto Iturbe, el vicegobernador Castro y
la de Jorge Villafañe. A un costado, la figura de José Humberto Martiarena y arriba, a la
izquierda, la casa de gobierno con esta leyenda: "1918-21 de setiembre-1946-". El dibujante fue
Miguel Ángel Medina.
La comisión artística la componían: Jorge Brizuela, Antonio Alvarado, Miguel Ángel Medina,
Carlos Pettigiani, Aníbal Rodríguez, Pedro Terroba, Hugo Pérez Rojas, Raúl Villafañe,
Guillermo Pemberton, Napoleón Zamar, Luis Touceda, Antonio Hernández, E. J. Soria, Alfredo
Anún, Hugo Bernal, Luis González, Juan Taglioli, José Aguilar, Eduardo Medina, Segundo
Marcuzzi, Mario Aramayo, Jorge Reynoso, Wilfredo Parra, Pablo Kamandaro, Ludovico Pedetti,
Jorge Sare y Gastón Altamirano.
Como de costumbre, debajo de cada foto, el versito habitual. Elegimos uno sin dar nombre: 'liene
chuncas de flamenco/y compone nuestro elenco/dispuesto para todo/aunque haya que golpearle
el codo".
La revista, como todas, contenía avisos comerciales con textos serios y otros jocosos.
Ejemplo: "Casa Crespo. De Volcán lo trajo el río Grande/entre barro, fideos y chalonas/cada vez
más se expande/don Ismael, su despensa y sus lonas".
Versos a granel, epitafios políticos, avisos clasificados "cargadores", carteleras, versos a la
primavera, recetas de cocina, novedades musicales, etc. y otras "Verbas" que hacían que la
revista, en pocas horas se agotara. A través de los años siempre fue así.
Muerte y exequias del Vejigazo
¡Qué lástima, muchachos de la carnada de 1947!. . . Es inadmisible que a un grupo pensante se
les hayan ido las manos. Tenían una batería política de primer orden, un oficialismo recién
nacido y totalmente victorioso y una oposición que fue perdiendo fuerzas enfrentadas con el
pasado conservador.
Tenían todo el espectro político para usarlo como gran "gancho" y sin embargo se fueron a la
vereda del frente con diagnósticos de coma cuatro y decretaron, sin más trámites, la muerte y
exequias del añoso Vejigazo que fue prohibido por "razones culturales" y por "exceso de peso".
1947 fue el año que el Vejigazo, aturdido, temeroso y con vergüenza le dijo adiós al cristalino
humor de los viejos tiempos.
El elenco estaba formado por los siguientes estudiantes: Antonio Alfaro, Aldo Visuara, Carlos
Tabera, Salvador Cosentini, Jorge Infante, Fernando Reyes, Mario Carrillo, Rubén Marín,
Ricardo Yazlle, Salvador Mayans (invitado), Osear Nieva, Guillermo Jure, Alberto Alfonso,
Hugo Jauregui, Rubén Romea, Luis Pantoja, Estanislao Herrera, Frailan Muñoz, Juan Pisa, Pablo
Viviani, Hugo del Cura,, Alberto Dajer, Claros Ovando, Fernando Tóffoli y Hernán Miranda.
Elegimos el tradicional versito que le dedicaron a este último vejiga: "Fue primero electricista/y
más tarde cuarteador/y hoy es/este ibérico zapallo/un palurdo afilador."
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Nueve años después
Los bachilleres de 1956 quisieron reeditar la fiesta estudiantil pero todo fue inútil, ya que la
sanción impuesta nueve años antes seguía rigiendo con la misma fuerza. Parece ser que lo único
permitido fue la confección de la revista. Algunos entrevistados opinaron que razones políticas
imperantes en esa época fue la causa que determinó la suspensión de la tradicional velada. Así
las cosas, el conformismo estudiantil se orientó a la realización de la revista como único medio
de homenajear al Vejigazo.
La revista se confeccionó como las anteriores. La tapa con caricaturas de los políticos en danza
con el precio de cinco pesos el ejemplar. Ya los productos tenían otro precio.
El elenco artístico se redujo a la mínima potencia y lo conformaron cinco estudiantes:
Raúl Alcoba, Roberto Assef, Romeo Francile, Eduardo Alfaro y Gonzalo Nicolás. En su primera
página se destaca una especie de editorial dirigido a los estudiantes de cuarto año instándole para
que no abandonaran el Vejigazo, única expresión anual del espíritu estudiantil. Sin embargo,
todo fue en vano, los años pasaron y la vejiga se fue desinflando lentamente.
Resurrección final poco feliz
Como ya señalamos, 1947 marcó la fecha de la muerte y exequias de El Vejigazo. Doce años
después, en 1959, el grupo del quinto año del Colegio Nacional y con el permiso correspondiente
de las autoridades educacionales, resuelve resucitar el Vejigazo, convirtiéndose así en los
salvadores y el reencuentro del humor perdido.
Gobernaba la provincia Horacio Guzmán que había asumido el año anterior tras el triunfo en el
orden nacional de Arturo Frondizi (UCRI). Inconvenientes de orden político no tuvo el Vejigazo
de 1959 según relatan sus protagonistas, pero no respetaron la tradición de su presentación en el
Teatro Mitre el día 20 de setiembre a la noche, como se venía haciendo. Fue la única velada no
setembrina, pues la función se llevó a cabo en los primeros días de octubre.
Los días 20, 21 y 22 de setiembre presentaron el desfile de carrozas recorriendo el centro de la
ciudad, llegando hasta la Sociedad Española donde se efectuó el tradicional baile.
Realizada la función, cometen el mismo error de los vejigas del 47 y solamente uno o dos
números "fuera de línea" sirvieron para decretar el entierro definitivo de esta alegría juvenil. El
Vejigazo vivió solamente 24 horas, después de tantos anhelos y esperanzas. En sus segundas
exequias estuvo presente todo el quinto año cuyos nombres damos a conocer: Osear Hiruela,
Carlos Perovic, Héctor Carrillo, Rene Zarif, Caflos Lauandos, Carlos Savio, Alfredo Assef,
Mario Martiarena, Carlos Zenarrusa, Rene Albero, Raúl Romero, Carlos Kong, Eduardo
Berrafato, Eduardo Gius, Néstor Mealla, Mariano Buitrago, Adolfo Scramoucin, Carlos
Baigorria, José Miñau, Ismael Canchi.
Análisis de los Vejigazos sancionados
Si bien es cierto que las veladas estudiantiles tuvieron todas un pico de tono verde en algunos
números de sus largos programas, no es motivo de apretar el gatillo y sancionar de por vida a
esta inquietud estudiantil que asombró a los jujeños por décadas.
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Los Vejigazos de 1947 y de 1959, a la luz de mi estudio, no fueron tan procaces como los
recuerda la historia. Por supuesto, no estoy de acuerdo con el libreto de las malas palabras y
declaraciones que van más allá de un verdadero humorismo, pero tampoco estoy con la liviandad
de muchos moralistas que en pleno sol se los ve libres de toda sospecha y en las sombras
disfrazan su personalidad con otros fines "non santo".
En todas las épocas los Vejigazos fueron verdaderas creaciones de una juventud pensante y
honesta, que con elevado concepto del humorismo ventilaba hacia la opinión pública los malos
gobiernos, las legislaturas con pésimo accionar y las actitudes políticas poco valederas.
Aparecieron pequeñas publicaciones en forma de folletín historiando en breve síntesis los
Vejigazos, tergiversando los hechos que desfiguran el itinerario de una fiesta consagrada, única
en el país.
El Vejigazo se anticipó, por muchos años, a programas de humor, tanto del cine como de la
televisión, recayendo todo en la inteligencia de jóvenes que todavía no habían "pisado" los veinte
abriles. Es cierto que había ayuda de ex-vejigas, pero la responsabilidad la asumía únicamente el
5to. año del Colegio Nacional.
¿Qué opinan las autoridades del Comité Federal de Radiodifusión, veedor oficial de las radios y
de la televisión, ante las malas palabras, la distorsión del idioma y las imágenes obscenas puestas
a diario y a cualquier hora? Aquí los moralistas callan y se olvidan que el principal responsable
es el COMFER.
Los escritos sobre el Vejigazo
He señalado que muy pocos jujeños -periodistas o escritores- se ocuparon de recordar las fiestas
estudiantiles que marcaron una etapa importante en la vida jujeña. Por ello, quiero rendir un
merecido homenaje a un gran amigo -periodista y escritor- don Osear Alberto Escotorín.
En la revista Acción Económica, de fecha setiembre de 1981, número 80, que editaba el
periodista Rodolfo Cebados, en la página 17, el ya desaparecido Escotorin publicó una
interesante crónica sobre el Vejigazo que con gusto la insertamos en este libro.
"El Vejigazo, un mito jujeño" - Osear Alberto Escotorin, animador y protagonista de las velada
estudiantiles que se celebraron décadas atrás, explica lo que significaba El Vejigazo una fiesta
que ha desaparecido en su realización pero que se mantiene en el recuerdo de varias
generaciones. Su conocimiento de los detalles y pormenores del Vejigazo, han sido volcados en
forma amena y periodística en este artículo que lleva una ilustración de circunstancias. Firma
Rodolfo Ceballos".
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La crónica
"Probablemente algún purista disentirá, por ahora, que califiquemos de mito a esas
imponderables veladas que los estudiantes jujeños realizaban en su día en el venerable Teatro
Mitre.
"Cómo denominar entonces a una tradición que tiene por base a un hecho real y que se mantiene
viva pese a que han transcurrido siete lustros de su última representación? "Cómo explicar que la
gente que hoy tiene 45 años, que nunca asistió a una función de El Vejigazo lo recuerde y
comente en sabrosas anécdotas?.
El desfile de carrozas -hoy Fiesta Nacional- con el que los estudiantes jujeños celebran su día,
elección de Reina Nacional incluida, es un magnífico espectáculo visual, pero señalaba un joven
universitario: "los amigos de mi padre me contaron que el Vejigazo era más mental, más
original, más humorístico, más perdurable. Un fenómeno social, sin dudas, y esto es
sencillamente un mito.
"Presumiblemente El Vejigazo tenga su origen en las antiguas estudiantinas que se realizaban en
los distintos países europeos, donde los jóvenes recorrían los pueblos tocando música, cantando
y bailando para divertirse y divertir a la gente y obtener de ésta generosas contribuciones. Así
festejaban los estudiantes su día -la primavera- o las vacaciones. Eran fiestas alegres y
desprejuiciadas, propias de la hermosa juventud que solía expresar su canto a la vida y sus
añudas críticas a las autoridades, profesores y comerciantes aprovechadores.
"No se puede asegurar, ni tampoco descartar, si los festejos del Centenario de nuestra
Independencia como nación soberana hayan influido en las mentes de los estudiantes jujeños que
cursaban el ciclo secundario en el Colegio Nacional Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, en la
ciudad de San Salvador de Jujuy, para crear la genial fiesta estudiantil que se denominaría El
Vejigazo y que se mantuvo ininterrumpidamente durante cuarenta y dos años".
El nombre «Vejigazo»
El nombre de El Vejigazo suscitó ardientes discusiones. No académico, no usual, no popular,
pero el nombre triunfó por la sencilla exploración de uno de los futuros 'Vejigas". En la
provincia los changos usaban la vejiga de vacuno inflada como pelota de fútbol. Como era muy
liviana, los "afeites" no producían consecuencias dolorosas en los contendientes. Entonces se
dedujo: El Vejigazo es un golpe dado con una vejiga llena de aire que no daña pero despierta.
Aceptado el polémico nombre por unanimidad a escasos días de un radical cambio político, en la
noche del 20 de setiembre de 1916, en el legendario escenario del viejo y glorioso Teatro Mitre
(hoy remodelado con primor) la Primera función de El Vejigazo se cumplió con un elenco que
estaba integrado únicamente por estudiantes varones del Colegio Nacional.
Según relatan los memoriosos fue un espectáculo realmente singular. La reina de esa noche fue
la risa. Humor candente, afiladas críticas, alusiones y caracterizaciones de personajes de la
época, desparpajos e incisivas imitaciones dieron a la fiesta un éxito inimaginable. Hasta los
aludidos reían y aplaudían. Desfilaron asi, siempre en son de chanza, gobernantes, ministros,
funcionarios, profesores, comerciantes y hasta algún típico individuo de la ciudad que por sus
manías merecía figurar. El Vejigazo se mantuvo dentro de esas características desde esa fecha
hasta 1947 cuando, a instancia de las autoridades, se solicitó que fuera prohibido, orden que tuvo
que acatar el Rector del Colegio Nacional.
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¿En la Real Academia Española?
Con verdadero acierto, el autor o autores del Diccionario General -Jujuy-en el tomo XI, página
5457, rescatan el vocablo estudiantil cuyo uso popular ha sobrepasado los 80 años de vida, ya
que el mismo fue ideado por aquellas estudiantinas jujeñas de los primeros años de este siglo.
'Vejigazo, El... Vejiga llena de aire que al golpear no daña, pero despierta, como agrega, años
más tarde a esta frase el escritor y periodista Osear Escotorín. Eran veladas estudiantiles en las
que gobernantes, funcionarios y la oposición se veían satirizados con gran despliegue de humor y
picardía. Sería interesante y un orgullo para los estudiantes jujeños, líderes en Argentina en
festejar el Día del Estudiante en el inicio de la primavera, que el vocablo VEGIJAZO figure en
las páginas de la Real Academia Española.
Las mejores épocas
Probablemente los años más felices de El Vejigazo fueron los transcurridos entre 1926 y 1942,
bien porque había material más suculento o porque los 'Vejigas" renovados no totalmente todos
los años, se mostraban más originales en sus interpretaciones. El plato fuerte, desde luego, era la
política (solo existían radicales y conservadores), pero no se dejaba de lado a profesores,
empleados y hasta a los mismos alumnos.
Los estudiantes tenían un ojo clínico para acertar de qué lado flaqueaba el candidato y esto se
traducía desde la impresión del programa, un enorme boletín de medio metro de largo por la
mitad de ancho que se vendía antes de la función. Cada número que se iba a escenificar estaba
descripto con singular maestría y esto ya era un ejemplo de buen humor. Se anticipaban párrafos
de letras de canciones: "Caminito del Indio, sembrao de coyas, caminito del indio que junta mi
alma con la de "Herminio", aludiendo a un carisrnático político de la época. Luego seguía:
"Entonces vos tenías dieciocho Primaveras y yo un hambre atrasado que me hacía lagrimear", en
referencia a la crónica pobreza de los estudiantes.
Para las entradas se decía: "precio de la Loca Lida - Féminas y tilingos, cualquiera sea el hábito,
sin sobaquina ni insectos, por cabeza, tantos mangos la platea; corral de lujo para cuatro
animales de raza, con pasto y agua, tantos mangos; el palco, para los amantes de la altura y
pijoteros reconocidos, amontonados como... tantos mangos; y finalizaba: Nota los colados serán
rajados por la fuerza pública a machetazo limpio".
Este era uno de los tantos programas, después los estudiantes subieron de tono (las vendían más
caras) y hacían revistas de lujo con buen papel Y con las fotos impresas de todo el elenco.
Dos anécdotas inolvidables
Recordamos dos anécdotas de estas veladas inolvidables realizadas en el Teatro Mitre. En una de
ellas se anunciaba en el programa la puesta en escena de la gran tragedia "La Muerte del Cabo",
del famoso dramaturgo chino Tha The Listho, en un acto y tres cuadros: agonía, muerte y
exequias. La sala colmada, como siempre. Sin levantar el telón salió al escenario un estudiante y
dijo que "en homenaje al distinguido público, y para desvirtuar la maledicencia que sindica á los
estudiantes como autores solamente de bromas sin que dejen nunca algo positivo al espectador,
se va a representar, en minutos más, la gran tragedia del mundialmente famoso; autor chino.
Nuestro esfuerzo ha sido mayúsculo, pero el noble público lo merece".
Todo dicho con voz severa y altisonante. Se retiró el anunciante y al rato se levanta el telón. En
escena había una mesa y sobre ella un candelera con un pequeño cabo de vela encendido. Al
fondo se sentían ruidos, gritos y un disparo. La gente estaba sobrecogida. ¿Era en serio? Pasó un
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tiempo sin aparecer nadie, el cabo de vela se consumió lentamente -murió- y los estudiantes ya
habían escapado, posiblemente a San Pedro, donde algunos años después se repetía la velada.
Otro año se anunciaba la presentación exclusiva del drama "El fusilamiento de Juan de la Cruz
Cuello", con sarcástica referencia a un ministro que acababa de ser defenestrado. En el ensayo
del libreto aprobado se establecía que cuando el oficial ofrecía la venda al sentenciado, éste se
negaba a ponérsela diciendo: «no Rotando^ yo eso no me pongo", pero en la función la venda se
trocó en un par de medias de hombre. Cuando se leyó la sentencia que condenaba al reo a la pena
de fusilamiento, entre otros cargos, por ser gordo y haber "tragado" mucho, el oficial se acercó
para vendarlo con las medias, ante lo cual se levantó airado gritando: "no Rotondo, eso está muy
hediondo", frase que sorprendió a los propios actores.
Las grandes expectativas
De consultas e investigaciones personales, y por haber asistido durante años a estas clásicas
veladas, conozco por amistad a muchos estudiantes que actuaron en los elencos.
Seria injusto hacer nombre de los participantes ya que caeríamos en omisiones. Baste decir que
todos estuvieron imbuidos de un sagaz espíritu de crítica sustentado en el humor. Los jujeños
añoramos con razón esta magnífica fiesta que "no daña pero que despierta", que contribuyó en su
época a despertar a ciertos personajes y poner coto a sus impulsos equivocados. Siempre se
suscitaban dos expectativas: una, del público que conjeturaba sobre qué personajes caería "la
guillotina" estudiantil. La otra, de los mismos actores, calculando cuánto les correspondería por
"bocha" de las recaudaciones, ya que era la única oportunidad del año que el privilegiado grupo
estudiantil agarraría plata grande, cuyo destino, inexorablemente, era hacerla polvo en el término
máximo de 48 horas si querían mantener vivo el prestigio de "noble vejiga", de lo contrario,
serían anatematizados como descastados usureros. Que se recuerde, jamás se usó este
calificativo. "Feliz juventud de ese entonces, salud".
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Otras versiones del Vejigazo
Exprofeso, he volcado algunos escritos de personas que recordaron estas famosas veladas
estudiantiles de antaño, entre los que se cuentan el periodista Rodolfo Ceballos, el escritor y
periodista Osear Alberto Escotorin y el profesor, director de orquesta, Eduardo Storni. Todos
ellos, sin pensarlo, se transformaron en colaboradores de esta historia,
Hago esta aclaración sobre escritos que no me pertenecen para contrarestar mi propia euforia, tal
vez nostálgica, de los recuerdos que recorren este libro.
Un "interviú", en el más allá, con Escotorin, Milonga Pellegrini, los Toledos, Gallina Pérez
Alisedo, el gordo Romano, Roberto Puch, Horacio Guzmán, Pepe Martiarena, Galeano, el gringo
Boffano, el gordo Baca, Manuel Corte y tantos otros que ya no están.
Creo, sin ninguna duda, que sus respuestas a un reportaje hubieran sido copias fieles de este
ensayo histórico.
Insisto sobre la fecha en que comenzaron estas veladas, ya que muchos se preguntarán ¿cuando
comenzaron estas fiestas y cómo se denominaron?.
La pregunta es interesante, ya que en algunos escritos o notas periodísticas se dan dos fechas -
1916-1918- con la denominación de El Vejigazo, y estos es erróneo.
Yo he sido testigo, en una cena que reunió a 'Vejigas" de todos los tiempos, en el Hotel de don
Fortunato Abdala, en 1941, en la que un esclarecido ex-vejiga, don Roberto Puch, dejó en claro,
entre otros interesantes conceptos sobré el historial de estas veladas, que entre los años 1916 y
1917 se dio comienzo a las farándulas estudiantiles que se denominaron "Estudiantinas",
teniendo como escenario el recién estrenado Teatro Mitre.
Recién en 1918 se lo bautizó con el grotesco nombre de El Vejigazo. ¿A quien se le ocurrió este
singular nombre?. Sigo convencido que su autor fue el mismísimo Puch que lo explicó así:
'Vejiga llena de viento que al golpear no daña, pero despierta".
Las veladas se cumplieron en el Teatro Mitre y en el día 20 de setiembre en función nocturna. En
dos ocasiones salieron de su habitat natural, tal como señalamos en páginas anteriores.
Entre 1930 -.1931, salió por Primera vez en los boletines de propaganda el dibujo del famoso
mono inflando la vejiga, cuyo autor fue Antonio Zorrilla, un ex-vejiga de épocas inolvidables.
El clissé del mono se utilizó hasta 1947, fecha en que se prohibió la representación de la velada.
Fue el sello imperial de El Vejigazo representado por el clissé que se utilizó únicamente para
encabezar los grandes boletines -tipo sábana- que salían de la imprenta, uno o dos dias antes de
la representación. Los programas no se vendían (por lo menos tengo esa seguridad), lo que se
vendían eran las revistas ya que su costo era superior al boletín. Después de todo. . . éramos
bastante generosos.
Sin que sea una sentencia me aventuro a asegurar que el estudiantado jujeño puede catalogarse
como el primero en el país que enarboló la bandera del festejo del Día del Estudiante. Las
estudiantinas jujeñas comenzaron en 1916, cien años después de nuestra emancipación nacional.
Fiesta Nacional de los Estudiantes
Tras la prohibición del Vejigazo en 1947, surgió otra modalidad estudiantil: los desfiles de
carrozas.
En un escrito periodístico (Pregón del 22-9-96) de Rodolfo Ceballos, se determina
fehacientemente que el desfile de carrozas -Fiesta del Estudiante- se realizó el 21 de setiembre de
1948. Dice Ceballos en su notas "El poeta Carlos Figueroa, uno de los organizadores, me
describió la primera fiesta con estas palabras "En aquellos días de setiembre de 1948, el cálido
aliento de la primavera encendió en los lapachos la llamarada lila de sus flores y en los patios de
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los colegios y en las aulas se produjo una efervescente inquietud de espontánea felicidad
comunicativa y en ei público una ilusionada y fervorosa espera. Los colegios tuvieron un
entreverado rumor de pajarera y las calles de la ciudad un aire de fiesta sevillana y jubilosa
agitación colectiva".
Prosigue Cebados: "en mi grabador de periodista dejé impresas las eufóricas palabras de un
amigo y poeta Pronunciadas en una noche que olía a magnolias y paraíso, sin vislumbrar que mi
charla serviría en el devenir como testimonio histórico de que la primera Fiesta del Estudiante
desfile de carruajes se cumplió el 21 de setiembre de 1948".
Entre otros conceptos elogiosos para la fiesta Caballos finaliza así: "No fue un sueño de
primavera. La voluntad infantil con participación plena, sostiene como una lámpara votiva,
similar a las de las vestales griegas, la chispa inicial de una pasión que late entre esfuerzos y
emociones".
La Primera Reina de los Estudiantes (1948) fue la alumna María Cantero, de la zona del Ramal.
Un año después se sumaron al desfile la Escuela Normal y el Comercial.
El Colegio Nacional fue puntero en estas dos fiestas: el Vejigazo y la Fiesta de Reinas, Princesas
y carrozas engalanadas. Pero esto es otra historia, otro enfoque que escribirán algún día otros
estudiantes para así reunir en un solo contexto los hechos del pasado y los del presente, pensando
siempre en el lindo slogan "Siempre Juntos en Jujuy".
Una ilusión que no pudo ser
Desde 1947, el último aliento de un Vejigazo que se desplomó, ha pasado medio siglo, y aquí
pregunto que hubiera pasado si las autoridades educacionales, años atrás y en un emocionado
recuerdo a aquel lirismo estudiantil, perdonaban las rígidas sanciones que dejaron sin "sangre" a
la fiesta estudiantil?.
¡. . . Caramba... que Vejigazos se hubieran realizado con semejante material político que los años
fueron acumulando hasta nuestros días ¡Y que decir del tradicional mono, figura central del
Vejigazo, que hubiera necesitado la vejiga de un dinosaurio para albergar el aire de un gran
ciclón, con risas, sátiras y humor a raudales que quedaron en el camino de aquella ilusión que no
pudo ser realidad, ¡Que gobiernos, que intendentes, diputados, concejales, senadores a dedo, que
internas partidarias, las jabonadas de piso... en fin, tantas situaciones que por imperio de una
sanción quedaron dormidas en el tiempo! Pero entre nosotros... que Vejigazos hubieran sido con
tanto extraordinario material! Lo que te perdiste, viejo Teatro Mitre, en estos cincuenta años de
silencio estudiantil! Un lleno completo hasta reventar, que ni las grandes compañías tuvieron
nunca. En tus viejas paredes suena el eco de muchas risas que no se fueron, de aplausos que
pedían repeticiones, de aquel "paraíso" gratis para los imberbes del "colé' las puertas abiertas
para el público de "ojito" que desde la calle seguía el ritmo revisteril de los Vejigazos que el
tiempo va borrando en la memoria de muchos.
Breve reseña del Colegio Nacional
Quiero finalizar el recuerdo de los Vejigazos con una breve historia - digamos paralela - del
Colegio Nacional Teodoro Sánchez de Bustamante.
Nos encontramos en el año 1868. Gobernaba la provincia de Jujuy don Soriano Alvarado a quien
acompañaban sus ministros Miguel (turbe, Crisólogo Barrón y Restituto Zenarruza.
Muy amigo de Sarmiento, el gobernador apoyó con decisión la candidatura del sanjuanino con
siete electores jujeños. Este apoyo a Sarmiento tuvo un destacado valor para la provincia, ya que
los pedidos que hacia Alvarado para fortalecer la instrucción pública eran notorios, sobre todo
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para la fundación de una Casa Nacional de Estudios. En el último año de su presidencia, el
general Bartolomé Mitre incluyó en el presupuesto nacional la autorización para fundar un
Colegio Secundario en Jujuy, pero no tuvo eco ni fuerza, pese a que Mitre fue el propulsor de
dotar a la provincia de un Colegio.
En esos años, los jóvenes estudiantes tenían que proseguir los estudios secundarios en la ciudad
de Salta que ya contaba con un Instituto de Enseñanza desde 1863. A partir del 12 de octubre de
1868, fecha de la asunción de Sarmiento a la presidencia de la Nación, se manifiesta la voluntad
de atender la urgente necesidad que tenía Jujjuy de contar con un colegio secundario. El
gobernador Alvarado, en una carta dirigida al ministro Avellaneda le expresa lo siguiente "Me
asiste la confianza que V. E. no permitirá que esta provincia continúe por más tiempo sin los
beneficios de la educación y que hoy en más, el establecimiento del Colegio será una realidad en
esta provincia". . .
La respuesta de Avellaneda se produjo el 17 de noviembre de 1868 donde le expresaba al
gobernador: "La ley de presupuesto que regirá desde el primer día del año entrante, contiene
votadas las asignaciones necesarias para que se plantee en la ciudad principal de esa provincia un
Colegio Nacional y el señor Presidente está dispuesto a dar inmediato cumplimiento a aquella
sanción, apenas principie el ejercicio del nuevo año económico".
Con otros conceptos, Avellaneda le dice que el monto acordado servirá para todos los fines de
orden educacional, no así en lo relativo a la compra de una casa. Esta solución la deja a criterio
del gobernador jujeño, a su comprensión para allanar tal dificultad.
La respuesta del mandatario jujeño no se hizo esperar agradeciendo a Avellaneda en nombre del
pueblo la decisión de dotar a la provincia de un Colegio Nacional que sea la base de la
instrucción pública. Por decreto del 11 de febrero de 1869, firmado por Sarmiento y refrendado
por Avellaneda, se crea en Jujuy "una Casa Nacional de Estudios para alumnos externos y con el
mismo plan que rige en los colegios nacionales". Al día siguiente se nombra Director del
flamante Colegio al Dr. José Benito de la Barcena, un prestigioso médico y político que años
anteriores y después de Caseros/ocupara la gobernación de Jujuy.
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Fecha de instalación del Colegio
El 11 de marzo de 1869 el gobernador Alvarado dictó el decreto designando la fecha del 12 de
abril para que tuviera lugar la instalación de la Casa Nacional de Estudios, quedando reconocido
el Dr. José B. Barcena como su Director, pudiendo iniciarse la matriculación.
Los primeros profesores fueron los doctores Mariano Reyes Cardona, Macedonio Graz, Silvestre
Echazú quiénes iniciaron el dictado de las distintas materias.
La inauguración tiene lugar el 9 de julio de 1869 a las 12 horas con la presencia del gobernador
Soriano Alvarado, su ministro general Restituto Zenarruza, el presidente de la Municipalidad
don Escolástico Zegada y los miembros de la misma, el Vicario Foráneo Antonio Mas Oller,
Saturnino Pérez, Romualdo Portal, Gavino Pérez, Cosme Orias, el conjuez del Superior Tribunal
de Justicia Miguel Alvina, el Juez de Primera Instancia Absalón Castellanos, el Fiscal Rufino
Guerrero, el Agente Fiscal Ignacio Noble Carrillo, el cuerpo de profesores y público.
Cinco años después, en 1875, egresaban los primeros cinco bachilleres cuyos nombres están
dados al comienzo de este relato.
En 1928, durante la gestión del presidente Alvear se firmó el decreto imponiendo al Colegio
Nacional el nombre de Teodoro Sánchez de Bustamante, Congresal de la Libertad y esclarecido
jujeño que ocupa en las páginas de nuestra historia un sitial destacado entre los máximos
próceres de la Independencia.
Ubicación del Colegio
El primer sitio donde funcionó el Colegio, llamado en 1869 Casa Nacional de Estudios, fue
frente a la Plaza General Urquiza (hoy Plaza Belgrano) en calle Belgrano, al este del Cabildo y
separado del mismo por dos casas.
Hasta fines de 1869 contaba con un total de 49 alumnos, de los cuales 26 en instrucción
secundaria y 23 en primaria. En 1870, el Colegio se trasladó a un edificio construido en calle
Alvear al 800, próximo al Mercado. Allí funcionaría más tarde la Escuela Normal de Señoritas,
después los Tribunales, la Escuela Primaria Escolástico Zegada y actualmente, en renovado
edificio, la Facultad de Ciencias Económicas dependiente de la Universidad Nacional de Jujuy.
Pero el Colegio iba a tener dos traslados más. En los primeros años del siglo funcionó en calle
Otero al 200, donde muchos años funcionó el Correo, hasta, que el 18 de noviembre de 1935 se
trasladó a su local propio en la manzana de calles Gorriti, Belgrano, Argañarás.
Ya han transcurrido 128 años desde la instalación de aquella Casa Nacional de Estudios que fue
la base de la educación y cultura en todo el ámbito provincial, formando millares de jóvenes
jujeños que luego se destacaron en las diversas ramas del saber y se proyectaron, muchos de
ellos, fuera de los limites del país.
Gobernadores, legisladores, magistrados judiciales, profesores, hombres de letras, científicos,
comerciantes, hicieron su aprendizaje vital. El periodista Ceballos, a través de un pensamiento de
Sarmiento dice ". . . solía recordar la respuesta de un gran pensador persa cuando le preguntaron
¿para que plantas nogales si no tomarás sus frutos?, a lo que Sarmiento respondió: "para pagar
mi deuda a los que plantaron los nogales cuyos frutos he consumido".
Un total de cinco rectores tuvo el Colegio Nacional que vivieron la algarabía y los chispazos de
los Vejigazos: Emilio Silvetti, desde 1913 a 1922, luego, entre las direcciones de don Manuel F.
Corte y Filiberto Inchausti (1922-1938), Octavio Martiarena, Ubaldo Ferrer, Flamón Jenefes y
Osear Marín fueron los últimos en dar el adiós definitivo a la fiesta que marcó por muchos años
la alegría de aquellas primaveras de permanente recuerdo.
En las aulas, todavía la presencia de aquellos profesores que recordamos con cariño, pese a los
"huevos" que honestamente ligábamos. Para ellos, un apretón de manos en el más allá: Arístides
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Fiora, Filiberto Carrizo, Manuel Corte, Filiberto Inchausti, Manuel Castañeda, María Rosa Ojedá
de Baca, señora Muir, señora Moyeno, señora Perrone, Benjamín Zalazar Altamira, Monseñor
José de la Iglesia, Jorge González López, Julio Carrillo, Alberto Pasquini, Teodoro Saravia,
Rene Bustamante, José H. Martiarena, Hugo Pemberton, Néstor Sequeiros, Eduardo Berrafato y
Carlos Barcena (el único profesor que se atrevía a clasificarme con 10). La amistad sin límites
del personal y celadores: Jubito Tapia, el Pelao Arias, Raúl Lencinas, Galeano, Vercellone,
Tomás Silvestre, Domingo Pascuero, Ángel Cicarelli, el Rubio, Macchi, Jerez, Brizuela y tantos
otros que nos hacían el "gancho" con disimulo y picardía.
El Vejigazo fue único
El Vejigazo, desde su origen, fue una fiesta estudiantil setembrina, estructurada para un festejo
de fin de curso, el adiós a los patios y a las aulas del Colegio que nos abrió sus puertas en la
pubertad de nuestras vidas.
El festejo, ya jóvenes, de un itinerario cumplido, no sin tristezas y con espontáneas lágrimas al
no poder retornar a una existencia maravillosa. El Vejigazo formó parte de ese camino
estudiantil. Las metas eran dos: primero, el bachillerato, y segundo, integrar esa farándula, única
en su género, que con el nombre de Vejigazo y el mono con su vejiga de estandarte recorriera los
años juveniles.
Aquellos que tergiversaron su historia en el sentido de retacear sus éxitos dejando en el camino
el humor inteligente de una juventud sana y optimista, favorecen a la mentira, deformando la
historia. Uno o dos traspiés, mínimos por cierto, no es la catástrofe que se le asignó en su
momento. Las sanciones "de por vida" significó la muerte en su conjunto de un pensamiento que
transmitía lo que los diarios callaban. La sátira a los políticos, los gobiernos, legisladores y todo
el espectro que lo conformaban.
"Qué hubiera pasado en estos años, con material de sobra para utilizar y guardar hasta el año
2.000...".
Lamentablemente, los hechos se dieron de otra forma y el Vejigazo solo quedó como un
recuerdo muy adentro del corazón de muchas generaciones. Su nombre legendario nació con la
brisa primaveral recorriendo todos los setiembres de nuestra juventud. Fue único en su género -
Jujuy tuvo ese honor- ideado por jóvenes pensantes y audaces, sin ningún privilegio ni
"subsidios". Careció de tutores y de editores responsables. Fue nada más que un chispazo de
primavera. Nada más que un solo día, o tal vez una sola noche. La vida de una mariposa... y
tanto ruido...
Los Vejigas Normalistas
En 1.936, donde el Vejigazo tuvo un éxito sin precedente, ocurrió que por primera vez actuó,
dentro del elenco estable de la muchachada del Colegio Nacional un normalista, un guardapolvo
blanco salido de la Escuela normal Mixta «Juan Ignacio Gorriti» y era nada menos que Carlos
Toledo, un número 10 con todos los atributos que un artista pueda tener.
Después de este hecho significativo, dada la conocida rivalidad existente entre la muchachada de
ambos establecimientos, los años se hicieron más generosos; y la férrea rivalidad fue
desapareciendo paulatinamente.
Otros nombres se sumaron al de Toledo -vía Escuela Normal como el de Carlos Navarro (San
Pedro de Jujuy), Socci (1.944), Miguel Ángel Pereira, de mi tiempo, quizás el último
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«advenedizo». Sus dotes de artista lo salvaron y lo colocaron por siempre en la historia de «El
Vejigazo».
Miguel Ángel Pereira, escritor y poeta y sobre todo ex vejiga, extrajo de su biblioteca viejos y
amarillentos libretos de «El Vejigazo» del 43, que gentilmente me los puso en mi camino para
engrosar aún más esta historia estudiantil.
Pereira, orgulloso de haber pertenecido al elenco de El Vejigazo, nos dice que entre sus
imitaciones de personajes de la época juvenil, le tocó personificar al Dr. Osear Rebaudi
Basavilbaso, un político conservador de nota, dado su parecido físico con el personaje en
cuestión (alto, flaco y narigón).
Al igual que años afras, Damasito Salmoral, interpretó a Rebaudi Basavilbaso en la obra «Mi
Abuelo el Granadero», con señalado éxito, Pereira lo hizo de una manera sobresaliente ya que. el
político señalado poseía dotes de orador y eran famosos sus discursos por el tono ampuloso y
teatral.
la otra imitación fue interpretando al Dr. Ángel Civetta, dueño de la centenaria farmacia «Del
Pueblo». Muy importante, aparte del parecido físico, era la entonación del italiano que debía
darle al personaje.
Para ello, se le exigió a Pereira visitar por varios días la farmacia y escuchar atentamente al Dr.
Civetta a fin de que le salga una redonda imitación.
La presentación de el Vejigazo del 43, prosigue Pereira, fue una salida al escenario ataviado con
ropas tropicales danzando y cantando al son de la conga muy de moda «One, Two, Three» y
cuya letra decía:
Ya viene El Vejigazo
diciendo macanazos
La típica velada
viene plena de cachadas
Primavera que enamoras
a las pibas quinceañeras
no dejes solteronas
a las nenas cuarentonas.
Con esta alegre canción,
hace su presentación,
el Vejigazo.
No pierda Ud. su control
si una bromita le gasta
el Vejigazo.
No ponga mala cara
y pronto olvidará.
Y si una pena tiene
muy rápido se irá,
y de risa saltará.
Un libreto rescatado
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Habíamos señalado que la mayoría del estudiantado de todas de todas las épocas, salvo muy
pocos -contados con los dedos de la mano-, guardaron documentación del Vejigazo, llámese
revistas, aquellos programas tipo sábana, libretos, squechs, guiones, etc., que conformaban las
famosas veladas, sin embargo, algunas ratas de bibliotecas -en el mejor concepto de guardadores
de papeles-, han podido retener aquellas manifestaciones de humor estudiantil elaborado con
audacia e inteligencia.
Un libreto de 1.943 llegó a mis manos a través de un ex vejiga que tuvo la suerte de guardarlo
celosamente en su biblioteca (gracias Pereira), y es lógico que lo de a conocer ya que de su
lectura se advierte a juveniles escritores con una capacidad que asombra. Muchos de estos
libretos hubieran significado la gran literatura humorística desde que el Vejigazo salió a la luz.
LIBRETO (1.943)
Título: «El Ocaso de los Dioses» -Comedia Wagneriana en dos actos-.
La escena se desarrolla en un banquete de despedida a los convencionales en el Hotel París. Es el
año de la Revolución de 1.943 y la paulatina extinción del Partido Conservador.
Rebaudí: en ausenca del súper hombre don Herminio, nuestro papi indis-cutido, asumo la
dirección de éste ágape, lugar que me corresponde por mi condición de cerebro, motor, numen,
alma, nervio, usina (no láctea), torpedo y heroico granadero, del Partido Demócrata Nacional,
(aplausos).
Henos aquí congregados, ante este blanco mantel tendido por la mano generosa del ínclito
Cayetano Pelagatto Segundo, para despedir a los bravos varones, también descendientes de
heroicos granaderos que van en viaje directo y sin etapas a la tentacular urbe metropolitana para
consagrar y proclamar como candidato a Presidente al heroico Sargento de Granaderos a Caballo
don Robustiano Patrón Costa, (aplausos).
Y bien, señores Convencionales: Sois portadores de la voluntad del pueblo de Jujuy, expresada
por órgano de sus caudillos más ilustres, también descendientes de heroicos granaderos, tales
como Zacarías Saraiva, Cabezón Volcanense, Gordus Caraycholo y los caciques de la Puna
silente……….
El libreto, como muchos, netamente político, era uno de los números centrales con que contó
siempre el largo programa «El Vejigazo». Años antes fue, por ejemplo, «El Fusilamiento de Juan
de la Cruz Cuello», fusilado por mala «praxis» gubernamental; el «Misa Chico», con gran
despliegue de personas en el escenario caracterizadas a semejanza de los políticos de la época:
Arrieta, jefe del Partido Demócrata, el diputado Outon, Caracciolo, Rebaudi Basavilbaso,
punteros políticos y mucha gente dando vueltas en el escenario y gritando loas el jefe partidario,
como siempre, como ahora y por los siglos de los siglos.
«El Descubrimiento de América» -ya señalado en página anteriores con un movimiento inusitado
de actores en escena -muchos con tapa rabos- esperando la «amerizada» de la Santa María con el
Gobernador Bertrés a la cabeza de la tripulación (1.940).
Aquel inolvidable Juicio Político al Dr. Buitrago, cuyo defensor, el Dr. Rey respondía con unas
cabriolas jurídicas dignas de Triboniano a las acusaciones de un implacable jurado.
En fin, números políticos cuyos libretos, de haberlos conservados, hubieran sien/ido para escribir
un tomo completo de historia política jujeña.
Vamos a hacer una síntesis, de la segunda parte de la Tragedia política -»EI Ocaso de los
Dioses».
En escena -una sala bien arreglada. En la pared pende un cuadro de Herminio Arrieta y otro de
Ramón S. Castillo. Al medio de los cuadros un florete.
...paseando nerviosamente por el escenario Rebaudi Basavilbaso y de rato en rato descuelga el
florete tirando estocadas a diestra y siniestra para luego quedar en el mismo estado de
tranquilidad.
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Rebaudi: (hablando solo). !Un escalofrío de alegría palpitante recorre mi médula como las
cristalinas aguas serpentean el glorioso Xibi-Xibi. Me devora la impaciencia... en estos
momentos mis satélites en la Metrópolis populosa, cumpliendo al pié de la letra los articulados
de mis instrucciones.
Rebaudi con alegría: !Oh...Patrón Costas Presidente ...Herminio Ministro y yo ., ya veremos...
pero primero, construir los cimientos para una nueva generación de jóvenes granaderos de la
Puna.
(sigue soñando)...dentro de muy poco seré senador... y no está lejano el día que levanten una
estatua ecuestre donde el artista reflejará los rasgos prominentes de mi personalidad
inconfundible... mi perfil griego y este acero toledano (florete), recuerdo ancestral de mi abuelo,
el Mariscal de Granaderos...
(En esos momentos se escuchan gritos, sirenas, bombas y un canillita que pasa voceando el
diario...).
(Rebaudi saltando de alegría)....! Gloria, gloría eterna, debe ser la proclamación a Presidente de
la República de Robustiano (se restreja las manos)... debo recatarme como corresponde a un
hombre de mi alcurnia.
(en esos momentos y con un gran susto irrumpe en la sala, el Dr. Fenelón Quintana (que era
Gobernador).
Fenelón: ! Caramba ...Otra vez me han cortado el chorro...otra vez no acabo.
Rebaudi. ¿Que pasa mi buen Fenelón?...hablad, hablad, decid, desembuchad.
Fenelón: Ignoráis?
Rebaudi: Ignorólo.
Fenelón: Triste es deciros lo que acontece.
Rebaudi: Informad...hablad presto.
Fenelón: (con tristeza). Mi reinado como siempre acabóse...todo se hunde, todo se va ala ...el
gobierno de Castillo Ramón S...he fenecido, he finiquitado.
Rebaudi: Explicaos, aún estoy en babia.
Fenelón: babieca, no entendéis? clara está la explicación.
Rebaudi: Voto a bríos...acabareis de deciros?.
Fenelón: No os sulfuréis, valiente granadero...lo que tengo que deciros
es……..
(En esos momentos entran a la sala personajes políticos conservadores de un parecido increíble,
entre ellos, el Negro barrillo, el Dr. Sequeiros, Miguelito Puch y Pedro Buitrago).
Rebaudi: Y vosotros que hacéis aquí?. "
Sequeiros: amigo Rebaudi..., no hemos tenido tiempo de cumplir sus instrucciones porque una
revolución (1.943) desbarató nuestros planes...! nos hemos venido abajo!.
Carrillo: Rebaudi: esperamos órdenes... seguiremos fieles a don Herminio ó en última instancia
nos adherimos a la nueva era.
Rebaudi: (se dirige a la calavera, la toma en sus manos y exclama con compungido acento)...!
To be or not to be, that is the question... me explico?.
Rebaudi: Mantenernos firmes en el Partido Demócrata significa demostrar nuestra gratitud al
viejito Castillo Ramón S., pero a la vez significa perder nuestras esperanzas, nuestros cargos,
dietas, almuerzos, viáticos y nuestra prosperidad presupuestívora.
Como jefe del Partido en estos momentos cruciales, os doy libertad de acción para que cada uno
de Uds., tome la actitud que le dicte vuestra conciencia de glorioso soldado de nuestra causa. Por
mi parte desencillaré mi legendario corcel y esperaré...no mucho, si arrima algún viento
bienechor.
Fenelón: (últimas palabras). El último remedio que me queda en estos momentos de confusión,
es hacer con urgencia un telegrama de adhesión para ver de una vez por todas, si me dejan
terminar un período, aunque sea un período...! caramba...¡...TELÓN).
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Esto eran los números de fondo del largo programa de El Vejigazo. Inmediatamente venía la
parodia, casi siempre con música de tango y letra a «piacere».
En la obra «El ocaso de los Dioses» una sátira al conservadurismo y sus dirigentes, el tango que
se cantó (número aparte) inmediatamente de la obra señalada fue el tango titulado «Trago
amargo», cuya letra hace alusión a los hechos y consecuencias que dejó la Revolución del 4 de
Junio de 1.943.
¿Quienes fueron los autores de todo este reidero material político y social?. Podemos decir con
certeza que sus autores se han desvanecido, pero sí
podemos afirmar que eran piezas bien escritas y bien pensadas. Tampoco se hizo el depósito que
marca la ley de propiedad intelectual; por eso los vientos se llevaron todo. En la memoria de
unos pocos -a esta altura de la vida-, podernos descifrar algo de estas hermosas veladas
estudiantiles- únicas en el país-que hicieron roncha y mucha picazón por muchos años.
Final
El relato llega a su fin. Carece de estilo literario. Ha sido más bien una charla de café, donde los
recuerdos de una maravillosa juventud se agolparon reviviendo las fiestas estudiantiles con que
el nombre de Vejigazo llenó muchas primaveras de nuestras vidas.
Tal vez haya omitido muchas anécdotas, hechos interesantes que conforman esta historia. Puede
ser cierto que así ocurra, sin embargo, creo haber exprimido en grado sumo la memoria para
dejar en claro un relato auténtico de hechos de los que fui protagonista en un extenso período, lo
que me otorga el derecho de poder contarlo, simplemente, porque lo he vivido.
Una fiesta de esta naturaleza, que fue propia, que no tuvo ningún modelo y resultó única en el
país, es de justicia que se la recuerde como un estandarte de orgullo del estudiantado jujeño y
además, con una placa que debe colocarse en el vestíbulo del Teatro Mitre con esta frase: "Aquí
hizo su debut El Vejigazo, fiesta estudiantil jujeña -1916/1947'.
El Vejigazo reunió en su larga trayectoria a varias generaciones de estudiantes jujeños en el más
alto valor que tiene la vida, la juventud, que es una sana expresión de libertad.
Dice Miguel Cañé en la introducción de su libro Juvenilia: «Si modificara una sola línea de estas
páginas, la más afortunada de las que he escrito, creería destruir el encanto que envuelve el
mejor momento de la existencia».
Mi agradecimiento a:
Rodolfo Ceballos
Carlos Cura
Oscar Marín
Eduardo Sleibe Rahe
Eduardo Hansen Fascio
Edmundo Asfora, contratapa Daniel Osinaga, que hizo la composición y armado.
Mi recuerdo a:
Antonio Zorrilla
Rubén Escotorín
José Humberto Martiarena
Martín Raúl Galán
Nicolás Toledo
Manuel Corte Carrillo
César Corte Carrillo
Mario Cruz
EEll VVeejjiiggaazzoo - Origen de la Fiesta de los Estudiantes
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Mario Cuñado
Mario Pellegrini
Roberto Puch
Gallo Venencia
Piero Nora
Lauro Carrillo
Raúl Castañeda
Esta nómina de jujeños conformó mi fuente bibliográfica.