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131 Empatía, Creatividad y Psicopatología 1 Empathy, Creativity and Psychopathology José Guimón. Catedrático de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Professeur Honoraire de l´Université de Genève. Miembro de la International Psycho-Analytical Association. Resumen: En este artículo se resumen los intentos realizados recientemente para encontrar una base neurofisiológica a conceptos tales como empatía e intersubjetivi- dad. La “empatía” interviene como un “diálogo intersubjetivo” entre la madre y su niño o el psicoterapeuta y el paciente. Ese diálogo intersubjetivo que había ya sido descrito por Julian Ajuriaguerra a partir de 1950 como “diálogo tónico” ha encontrado en los recientes hallazgos sobre las “neuronas espejo” una base fisiológica atractiva, aunque no totalmente extrapolable a los seres humanos todavía. Así mismo el Arte busca una comunicación intersubjetiva entre el artista, su obra y quien la observa. Estos hallazgos se integran en una nuevo campo científico, la Neuroestética que intenta encontrar las bases neurológicas en la contemplación y en la creación de las obras de Arte. Palabras clave: Creatividad, intersubjetividad, empatía. Summary: This article summarises the recent attempts to find neural bases to concepts such as Empathy and Intersubjectivity. “Empathy” intervenes as an “intersubjective dia- logue” between the mother and her child and the patient and the therapist. This inter- subjective dialogue, which had already been described byAjuriaguerra, has found an attractive physiological base in the recent findings on mirror neurons, even though it still cannot be totally extrapolated to human beings. O the other hand, Art seeks also “intersubjective communication” that implies motivations and emotions in harmony with reason. In relation to this findings, a new scientific field has born, Neuroaesthetic, which is defined as the attempt to find neural bases to contemplate works of art and their creation. Key words: Creativity, intersubjectivity, empathy. 1 Las figuras que ilustran este artículo han sido realizadas por la Dra. Inmaculada Gerrikagoitia, Profesora Titular de Anatomía Humana del Departamento de Neurociencias de la UPV/EHU. La “empatía” interviene como un “diálogo inter- subjetivo” en las interrelaciones humanas. Ese diálogo intersubjetivo había ya sido descrito por Julian Ajuriaguerra (Aguirre, J.M, J. Guimón, 1994) a partir de 1950 como “diálogo tónico” y ha encon- trado en los recientes hallazgos sobre las “neuro- nas espejo” una base fisiológica atractiva. En el presente trabajo, tras repasar algunos conceptos resumiremos sus implicaciones en la psicopatolo- gía, la psicoterapia y la llamada “Neuroestética”. Norte de salud mental, 2010, vol. VIII, nº 36: 131-142.

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  1. 1. 131 Empata, Creatividad y Psicopatologa1 Empathy, Creativity and Psychopathology Jos Guimn. Catedrtico de Psiquiatra de la Universidad del Pas Vasco (UPV/EHU). Professeur Honoraire de lUniversit de Genve. Miembro de la International Psycho-Analytical Association. Resumen: En este artculo se resumen los intentos realizados recientemente para encontrar una base neurofisiolgica a conceptos tales como empata e intersubjetivi- dad. La empata interviene como un dilogo intersubjetivo entre la madre y su nio o el psicoterapeuta y el paciente. Ese dilogo intersubjetivo que haba ya sido descrito por Julian Ajuriaguerra a partir de 1950 como dilogo tnico ha encontrado en los recientes hallazgos sobre las neuronas espejo una base fisiolgica atractiva, aunque no totalmente extrapolable a los seres humanos todava. As mismo el Arte busca una comunicacin intersubjetiva entre el artista, su obra y quien la observa. Estos hallazgos se integran en una nuevo campo cientfico, la Neuroesttica que intenta encontrar las bases neurolgicas en la contemplacin y en la creacin de las obras de Arte. Palabras clave: Creatividad, intersubjetividad, empata. Summary: This article summarises the recent attempts to find neural bases to concepts such as Empathy and Intersubjectivity. Empathy intervenes as an intersubjective dia- logue between the mother and her child and the patient and the therapist. This inter- subjective dialogue, which had already been described byAjuriaguerra, has found an attractive physiological base in the recent findings on mirror neurons, even though it still cannot be totally extrapolated to human beings. O the other hand, Art seeks also intersubjective communication that implies motivations and emotions in harmony with reason. In relation to this findings, a new scientific field has born, Neuroaesthetic, which is defined as the attempt to find neural bases to contemplate works of art and their creation. Key words: Creativity, intersubjectivity, empathy. 1 Las figuras que ilustran este artculo han sido realizadas por la Dra. Inmaculada Gerrikagoitia, Profesora Titular de Anatoma Humana del Departamento de Neurociencias de la UPV/EHU. La empata interviene como un dilogo inter- subjetivo en las interrelaciones humanas. Ese dilogo intersubjetivo haba ya sido descrito por Julian Ajuriaguerra (Aguirre, J.M, J. Guimn, 1994) a partir de 1950 como dilogo tnico y ha encon- trado en los recientes hallazgos sobre las neuro- nas espejo una base fisiolgica atractiva. En el presente trabajo, tras repasar algunos conceptos resumiremos sus implicaciones en la psicopatolo- ga, la psicoterapia y la llamada Neuroesttica. Norte de salud mental, 2010, vol. VIII, n 36: 131-142. 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 131
  2. 2. 1. Cuestiones conceptuales La contencin (Bion, 1965; Winnicott, 1971) es la capacidad de enfrentarse a la ansiedad de otro ser humano, de comprenderla y proyectarla de manera que se la despoje de su poder negativo. Algunos autores, matizan que implica la capaci- dad de responder activa, sensible y apropiada- mente a las necesidades del paciente. Esa capa- cidad de estar con el otro incluira a la vez empata y simpata. Pero esos dos trminos no son definidos de forma unnime. Se distingue frecuentemente en el lenguaje psi- colgico entre empata y simpata. La empata sera ponerse en el lugar del otro sin experimen- tar necesariamente sus emociones, como cuan- do anticipamos las reacciones de alguien. La empata no sera ni identificacin, ni contagio, ni fusin. Sera, en realidad, equivalente al concep- to que actualmente se utiliza como intersubjeti- vidad y se relacionara con el conocimiento del otro, compartir su estado emocional, tomar su perspectiva subjetiva y tener ante l una res- puesta afectiva. Constituira, en definitiva, la aptitud para ponerse en el lugar de los dems, () y su ausencia o dficit, explican la crueldad cotidiana. Por su parte, la simpata, consisti- ra en experimentar las emociones del otro sin necesariamente ponerse en su lugar. Sera un contagio de las emociones, del que un ejemplo tpico es la risa tonta. La simpata implicara una relacin ms distanciada. Se puede ser emptico sin sentir simpata y viceversa. Decety (2004) recuerda que Freud utiliz el con- cepto en Psicologa de las masas y anlisis del yo: a partir de la identificacin una va lleva, por imitacin, a la empata, es decir a la comprensin del mecanismo que nos hace posible cualquier toma de posicin de cara a otra vida psquica. Tiene entre otras consecuencias el que se restrin- ge la agresin contra la persona con la que se est identificado, que se metaboliza la agresivi- dad y que se le puede aportar ayuda. Bion (1970) se refiri a la empata con el trmino ingls de compassion, diciendo que es un sentimiento que se necesita expresar, un impul- so que se experimenta en relacin con los dems y algo que se necesita sentir en las actitudes de los otros hacia uno mismo. Su ausencia, dice, puede ser primaria (innata e irremediable aun- que el anlisis puede modificar sus consecuen- cias) o secundaria (debida al temor, al odio, la envidia o amor). Otros autores kleinianos (especialmente los seguidores de Bion), ven el origen de esa capacidad en la relacin precoz madre-beb. Aceptan en la madre una capacidad de reflexin emptica, de reverie, a travs de la cual el beb es alojado en el pezn de la mente de la madre en una ilusin de unidad pri- maria. Tustin la relaciona con el xtasis que surge en estados de intensa excitacin que el nio no puede soportar y procesar solo. Si la madre no puede contenerle (Almond, 2003) el infante se ve sobrenadado y experimenta un estadio precoz de dualidad (Two-ness) amena- zante y confusionante. Kohut la define como identificacin vicariante. El filsofo noruego Vetlesen (Vetlesen, 1994) piensa que se sustenta en la facultad humana de desarrollar preocupa- cin (concern) por los dems y que requiere una especial capacidad para escuchar, es decir para prestar atencin. Existe una relacin ntima de ese rasgo con otros como el apego (Fonagy, Gergely, Jurist, & Target, 2004; Garmezy, 1993; Rutter, 1993; Tisseron, 2007; Werner & Smith, 1993), la seguridad bsi- ca (basic trust) y la maleabilidad o resiliencia (resilience). En esa lnea cobra un valor decisivo el intento que se est haciendo para comprender mejor la relacin entre el capital gentico de cada individuo y su expresin, a travs del con- cepto de mentalizacin, entendido como la capacidad de dar sentido a un suceso para reac- cionar ante l de forma adaptada. Actualmente (Berthoz A., Jorland A., 2009), los tests comportamentales permiten evaluar la existencia o no de actitudes empticas, la imagi- nera cerebral permite estudiar algunas de sus manifestaciones y la gentica molecular intenta explicarlas en trminos de errores del programa gentico. 2. Hacia una anatoma de la empata? Ajuriaguerra (1974) denomin equipo de base al conjunto de factores innatos con que el nio se enfrenta al desarrollo y se interes en espe- cial por el desarrollo psicomotor. Los nios inter- actan con sus padres (con su madre, sobre Jos Guimn 132 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 132
  3. 3. todo) en una relacin que va modulando sus diferentes funciones. Avanzndose a los descu- brimientos actuales, sealaba este autor que haba una interrelacin entre la Neurofisiologa cerebral y la influencia del entorno en el proceso de especificidad de las neuronas y de las sinap- sis. Se adscriba al paradigma neurobiolgico de la autoorganizacin de los procesos neurobiol- gicos por el que el genoma se nos presenta como la memoria a muy largo plazo de los procesos auto-organizadores que determinaron las carac- tersticas generales de la especie. Recordaba que la estabilidad de la memoria gentica est compensada por el azar de las recombinaciones genticas y el de la memoria epigentica o el azar de la vida. Estudi Ajuriaguerra con Andr Thomas en ancianos y en nios la neurologa madurativa y la ontognesis del funcionamiento neuro-psicol- gico del desarrollo. Por otra parte, con Henri Wallon estudi las relaciones entre la vida emo- cional y el tono muscular. Ajuriaguerra llev al mximo desarrollo las relaciones entre el tono, la expresin corporal y la vida emocional. Describi cmo el ser humano, aunque est callado, habla a travs de su cuerpo, y habla con y para el Otro, estableciendo una comunicacin que es un verdadero Dilogo Tnico. Esa es la principal comunicacin al comienzo de la vida y, aunque luego pierde cierta relevancia, tambin en el adulto la armona del tono muscular se relaciona ntimamente con el rea afectivocogni- tiva, propia e intransferible de cada individuo. En efecto, las emociones pueden llegar a producir alteraciones (a veces paroxsticas) en el tono. Con Garca Badaracco public otro trabajo sobre este tema en el que sealan el escollo que surge en la relacin con el paciente cuando un proble- ma psicolgico acta sobre el cuerpo y la impor- tancia de saber comprenderlo, contemplndolo como una forma que tiene el paciente de hablarnos de ese cuerpo. Sealan los autores que el aprendizaje del tono muscular es una parte del aprendizaje de la Realidad. Jean Decety, propone una anatoma de la empa- ta y la descompone en una resonancia motriz no intencional y, por otra parte, en la adopcin intencional del punto de vista del otro (Tabla 1). La resonancia motriz sera producida por las neuronas espejo del crtex motor y del crtex Empata, Creatividad y Psicopatologa 133 parietal que descargan tanto cuando el sujeto acta, como cuando observa a otro sujeto reali- zar la accin. Como es sabido, las neuronas espejo fue un descubrimiento casual del equipo dirigido por Giacomo Rizzolatti (Rizzolati y cols, 2009; Cattaneo y Rizzolati, 2009) de la Universi- dad de Parma, trabajando en monos en los que se activaban neuronas de reas motoras al observar la accin de otros monos. V.Gallese y otros autores han estudiado las consecuencias de ese hallazgo para la psicologa humana (Gallese, 2009) y el psicoanlisis (Eagle y Galle- se y cols, 2009). La adopcin del punto de vista del otro, que presupone una distincin entre s mismo y el otro, se efectuara en el crtex frontal y parietal por inhibicin de nuestro propio punto de vista. Recprocamente las lesiones de esas reas corticales se traducen en trastornos ps- quicos de la expresin o del sentimiento de las emociones o, de forma ms global, por una falta de empata. Par: corteza parietal Premo: reas premotrices Mo: rea motriz primaria Fp: corteza frontopolar s: superior a: anterior TABLA 1: Anatoma de la empata Centros neurolgicos relacionados con la empata Segn este autor, en la empata habra un com- ponente de resonancia motriz (dilogo tnico de Ajuriaguerra), desencadenado la mayor parte de las veces automticamente, no contro- lable y no intencional; por otra parte, habra una toma subjetiva de perspectiva del otro, ms controlada e intencional. La primera aparece en 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 133
  4. 4. el desarrollo y se remonta a la historia evolutiva de los primates no humanos. La segunda es ms reciente y parece propia de la especie humana. Los mecanismos precursores de la empata, de esa comunicacin no verbal, se basaran en las propiedades del mimetismo y de la resonancia motriz, que explican, en el hombre, el contagio emocional y los fenmenos de facilitacin social. Segn l, a partir de una predisposicin innata a sentirse atrado por las dems personas, los bebs interactan casi desde el nacimiento por imitacin con los adultos hacia quienes mani- fiestan expectativas sociales especficas. Los bebs son sensibles ya al malestar de los otros por el fenmeno del contagio. Existe un cdigo comn utilizado para planificar una accin, ima- ginarla y percibir las acciones realizadas por los dems. Para Decety los progresos de la neuro- ciencia permiten identificar las redes neuronales implicadas en esas representaciones comparti- das. En efecto, se activa una misma red neuronal cuando tenemos la intencin de actuar, cuando pensamos actuar, y cuando miramos a otras per- sonas actuar. Existe sin embargo una diferencia subjetiva esencial entre ser el agente y el observador de la accin de los dems. Algunas regiones cere- brales juegan un papel esencial entre s mismo y el otro. As, mientras que las lesiones del cr- tex prefrontal de cualquiera de los dos hemis- ferios conllevan dficits de empata, una agre- sin posterior (parietal) tendra un efecto mayor, pero solamente si est localizada en el hemisferio derecho. Segn este autor, en los trastornos antisociales el defecto de empata se vincula a una alteracin de la amgdala en el curso del desarrollo, mientras que estos suje- tos no son especialmente deficitarios en las capacidades ejecutivas. En el caso del autismo infantil le es ms difcil a ese autor aventurar una hiptesis, aunque Rizzolatti (2009) propo- ne algunos elementos. 3. Neuro-Psico-patologa En 1952, Ajuriaguerra public con M.Hcaen sus estudios sobre la Integracin y la desinte- gracin de algo que con nombres variados y no siempre equivalentes se ha llamado imagen espacial del cuerpo, esquema postural, imagen de uno mismo, imagen de nuestro cuerpo o somatognosia. Se basaron en los trastornos somatognsicos que hallaron en numerosos casos de lesiones enceflicas, en particular, el desconocimiento o la desvaloriza- cin de la propia hemiplegia, (anosognosia y anosodiaforia, respectivamente), la sensacin de ausencia de un hemicuerpo, las ilusiones de transformacin corporal y las ilusiones de miem- bros fantasma (en amputados). Por lo que con- cierne al cuerpo en su relacin con el espacio, estudiaron de las desorganizaciones del gesto, de la orientacin y del conocimiento de ese cuer- po en el momento de actuar o de ser actua- do (apraxia constructiva y apraxia del vestirse). Trataron, adems, de las perturbaciones somatognsicas en el transcurso de determina- dos sndromes psiquitricos como la desperso- nalizacin, el fenmeno del doble o sosias, la au- toscopia y el fenmeno de desaparicin de la imagen en el espejo (autoscopia negativa). Recientemente, Bachoud-Levi (Berthoz A., Jorland, G, 2004) ha presentado su descubri- miento de dos trastornos de la designacin des- conocidos hasta entonces: la alotopoagnosia y la heterotopoagnosia. En el primero los pacien- tes han perdido la facultad de designar cualquier elemento del mundo externo y, en el segundo, la designacin de las partes del cuerpo del otro, pero en ambos conservan la capacidad de desig- nar las partes del propio cuerpo. Parece que hay una relacin estrecha entre designacin y objeti- vacin, que hace pensar que la designacin es correlativa de la objetivacin. Estos trastornos muestran, por lo tanto, una condicin primordial de la empata: la distincin entre s mismo y el otro. La designacin, es pues, una forma rudi- mentaria de intersubjetividad. Se han visto alte- raciones de esas capacidades en trastornos como el autismo, que antes se explicaba por las carencias parentales, maternales sobre todo. Decety (2004) seala que distinguirse a s mismo del otro es fundamental en la empata. El lbulo parietal inferior del hemisferio derecho se activa ms cuando el sujeto es imitado por otro y el lbulo parietal del hemisferio izquierdo se activa ms cuando el sujeto imita al experimen- tador En el lbulo parietal y en el crtex fronto- polar del hemisferio derecho se detecta un fuer- te aumento del metabolismo cuando los sujetos toman la perspectiva de otro (Tabla 2). Jos Guimn 134 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 134
  5. 5. Empata, Creatividad y Psicopatologa 135 In: nsula Par: corteza parietal (gris) Zona rayada: grio postcentral s: superior a: anterior TABLA 2: La distincin de s mismo y del otro En cambio, se activan ms la nsula, el girus pos- tcentral y el crtex parietal del hemisferio izquierdo cuando los objetos imaginan una accin en primera persona. Por otra parte, gra- cias a nuestra capacidad de representacin interna del mundo exterior y de nosotros mis- mos, no es necesario que realicemos una accin para conocer sus consecuencias, porque pode- mos anticiparla y simularla mentalmente. Muchos estudios con neuroimagen identifican las regiones cerebrales implicadas en la simulacin mental de las acciones (tabla 1): reas premotri- ces, motrices primarias, parietales y cerebelosas, con predominio del hemisferio derecho. Vittorio Gallese (Gallese, 2004) dice que las investigacio- nes han puesto en evidencia los mecanismos neu- rales que median entre la experiencia personal que tenemos sobre nuestro cuerpo y las aprecia- ciones que tenemos sobre los dems. Ese conoci- miento personal, relacionado con la experiencia corporal, permite nuestra relacin fina con los otros y la intersubjetividad. Es la simulacin cor- poralizada, de la que el sistema de neuronas espejo es probablemente una correlacin. La simulacin, para este autor, no es necesariamen- te el resultado de un esfuerzo cognitivo conscien- te y voluntario para interpretar las intenciones ocultas de las conductas pblicas de los dems, sino ms bien un mecanismo bsico del funciona- miento de nuestro cerebro. Este mecanismo pare- ce jugar un papel importe en nuestra aproxima- cin al mundo, porque representa el resultado de posibles acciones, emociones o sensaciones que uno podra realizar o experimentar y sirve para atribuir ese resultado a otro organismo. Tambin se ha visto que las variaciones de los ndi- ces fisiolgicos asociadas a la expresin de las emociones (ritmo cardiaco, presin arterial, sud- oracin) son semejantes en las personas que act- an de determinada manera, que en las que las observan tal accin yen las que la imaginan. 4. Psicosociologa Para Ajuriaguerra, hay que ser cauto a la hora de interpretar socialmente los descubrimientos ana- tmicos y fisiolgicos: hay que ceirse modesta- mente a ser psiclogos, hablando humildemente el lenguaje del comportamiento, de la accin, y dejarse de pretensiones anatmicas y fisiolgi- cas. Sin embargo, seal que, a partir de la din- mica del dilogo con el entorno, el nio utiliza los potenciales de base innatos. La actitud que toma- mos ante los dems de aceptar o rehusar es ya una forma de relacionarnos con el mundo que aprendimos en un lenguaje primitivo al relacio- narnos con la madre. A travs de las caricias se desarrollan la somatognosia (descubrimiento y conocimiento del cuerpo) y la practognosia (el cuerpo vivido como operante sobre el medio). Estudi Ajuriaguerra el desarrollo de otras formas de comunicacin: grito, mirada, sonrisa, lenguaje verbal. La risa y la sonrisa son exclusivamente humanas y evolucionan de formas de respuesta positiva innata hasta adquirir un grado de liber- tad y de intencionalidad que llega a lo cmico y lo ldico (juego de reglas). La mirada, ms all del acto de visionar, permite seguir, buscar, fijar el objeto, (pezn, rostro de la madre, sonajero, chupete o mscara). El barrido ocular permi- te entrar en contacto con el otro. Seala Decety (2004) que, en un momento de la evolucin difcil de datar, aparece en el nio la dis- criminacin de las expresiones faciales, principal- mente de la madre, cuyas emociones constituyen una fuente de informacin esencial. El nio imita, y esa competencia imitativa refleja no solamente una tendencia a reproducir movimientos de los otros, sino a identificarse con ellos. Hay estudios comportamentales y neurolgicos que favorecen la teora de las representaciones compartidas que implican la influencia de la presencia de los dems sobre nuestro comportamiento: facilita- 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 135
  6. 6. Jos Guimn 136 cin social, mimetismo de las posturas en un grupo, contagio emocional, etc. Muchos comportamientos de ese tipo (como la resonancia motriz, el dilogo tnico) se expli- can por la activacin automtica de las represen- taciones motrices y la ausencia de inhibicin. Como es sabido, actualmente se han descubier- to neuronas en el crtex premotor del mono (regin implicada en la programacin de los movimientos voluntarios) que se activa cuando se ejecuta una accin orientada hacia un objeto (coger un trozo de alimento por ejemplo) y cuan- do l observa al experimentador realizar la misma accin. En el hombre, con neuroimagen funcional, se ha visto que cuando observamos una accin realizada por otra persona, se activan las regiones cerebrales del crtex premotor y del crtex parietal (Tabla 1) especializadas en la generacin de acciones integrales. Esta resonan- cia motriz se organiza de forma somatotpica, porque las zonas del crtex premotor (que pro- graman las unidades musculares implicadas en un gesto dado) que se activan a la vista de una accin realizada por otro son precisamente las que son responsables de la accin real. Cuando el sujeto percibe movimientos imposibles (por ejemplo un gesto de la mano que atraviesa la cabeza) la regin del crtex prefrontal ventrome- dial implicada en la deteccin de conflictos o incoherencia, se activa fuertemente (Tabla 3). Pfm: corteza prefrontal medial Pfdl: corteza prefrontal dorsolateral Of: corteza orbitofrontal s: superior p: posterior a: anterior i: interno TABLA 3: Centros neurolgicos relacionados con la imitacin y la simulacin Pacherie (Berthoz A., Jorland, G, 2004) recurre a la articulacin de la imitacin y la simulacin para explicar dos formas de empata que se ven en el curso de desarrollo del nio. Las emociones intencionales del otro llegan al sujeto como aprobacin y desaprobacin, y su reconocimien- to emptico es un vector de interiorizacin de las normas sociales, lo que abre naturalmente, la psicologa a la psicosociologa. Se ha discutido (Premack y Woodruff, 1978) si la capacidad de interpretar el comportamiento de s mismo y de los dems en trminos de inferen- cias a partir de los estados mentales del otro (deseos, intenciones, creencias, conocimientos) era o no exclusivo del hombre. Estas capacida- des han sido estudiadas con PET y Baron en 1994 ha demostrado un aumento de la actividad del cortex prefrontal orbitomediano derecho al desarrollarlas. (Tablas 3). Parece que fue Darwin el primero en describir los procesos emocionales en los animales (su perro en particular) y el hombre, y en proponer una con- tinuidad de mecanismos entre las diferentes especies (Decety, 2004). Las emociones ejercen funciones preeminentes en la movilizacin de res- puestas adaptativas en las situaciones de urgen- cia (por ejemplo, modificaciones metablicas, endocrinas y vegetativas que preparan la huida o la lucha). Compartimos con otros animales un conjunto de mecanismos de tratamiento de la informacin emocional que juegan un papel regu- lador en la vida en grupo. Estos mecanismos resi- den en un conjunto de circuitos neuronales espe- cficos del sistema lmbico, que unen la amgdala al crtex temporal, al crtex singular, y al crtex orbitofrontal (Tabla 4). 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 136
  7. 7. Empata, Creatividad y Psicopatologa 137 Ca: complejo amigdalino Tem: corteza temporal Ci: corteza cingulada Of: corteza orbitofrontal s: superior a: anterior TABLA 4: Sistema lmbico Una emocin, una vez activada por seales del ambiente, desencadena una cascada de reaccio- nes a corto trmino (por ejemplo, huir de un depredador) o a largo trmino (por ejemplo, evi- tar este peligro en el futuro). Para Decety (2004), sin embargo, slo el homo sapiens estara dotado de la capacidad de men- talizacin, es decir de considerarse o conside- rar a los otros como seres cuyo comportamiento est causado por estados mentales (intencio- nes, creencias, emociones) que pueden ser simi- lares o diferentes a los nuestros. Seala que, cuando un recin nacido escucha a otro beb llo- rar, tiene tambin tendencia a hacerlo, por un mecanismo ligado al contagio emocional, pre- cursor de la empata. Esta reaccin ante la ansie- dad del otro se manifiesta exclusivamente hacia los seres humanos y no es desencadenada cuan- do son expuestos a los llantos de un beb chim- panc: el beb comparte las emociones con las personas con las que puede identificarse y tiene una distincin entre s mismo y el otro. Barresi (1996), describiendo los 4 niveles de desarrollo de representacin mental de las intenciones seala que algunos chimpancs se reconocen en un espejo, por lo que tienen una representacin imaginada, un concepto de s mismos (Nivel 3). Pero, adems, son capaces de representarse de forma imaginada las rela- ciones intencionales respecto a ellos y de imagi- narse un estado mental y atribuirlo a sus cong- neres y a los seres humanos. Seran capaces, por ejemplo de engaar como los humanos (Nivel 4). En cambio, muchos nios autistas pre- sentan trastornos cognitivos graves de desarro- llo que afectan a la comunicacin social, al con- tacto afectivo, a la empata y la simpata y no logran esas capacidades. Jorland (en Berthoz A., Jorland, G, 2004) concluye que existe una empa- ta intraespecfica entre los no humanos, pero tambin una empata interespecfica entre los humanos y las otras especies animales, esen- cialmente los primates. Otra capacidad propia a los comportamientos interrelacionales es la de controlar la violencia. Un llamado inhibidor de la violencia forma parte de un mecanismo cognitivo de comunica- cin no verbal descubierto por Lorenz (1996) en el animal que interviene en las que se pueden llamar emociones morales: empata, simpa- ta, culpabilidad, remordimientos. Los nios distinguen, desde el mes 39, sin ambigedad las reglas morales propiamente dichas, que juzgan obligatorias y se refieren a la felicidad, a la justicia, a los derechos. Estn fundadas sobre la honestidad y la idea de evitar hacer el mal y las reglas convencionales, que se juzgan no generalizables y contingentes, incluso si depen- den de una pretendida palabra de Dios y que estn fundadas en la organizacin social. El nio psicpata (antisocial) no muestra en cambio ninguna reaccin emocional al malestar del otro, es violento y agresivo, sin remordimientos ni cul- pabilidad (Blair, 1995). En algunos sujetos con sndrome de Asperger, trastornos de personalidad, trastornos narcisis- tas, y otros cuadros psiquitricos (Decety, 2004) se encuentra una carencia de empata, una des- empata (Sironi en Berthoz A., Jorland, A, 2009). Se ha sugerido a menudo de que las lesiones vas- culares del hemisferio derecho estn asociadas a dficits emocionales. Las lesiones del crtex pre- frontal dorsolateral y medial pueden conllevar un trastorno de la expresin de las emociones, una falta de motivacin para involucrarse en interac- ciones sociales y, a veces, un estado general de apata. Una lesin del crtex orbitofrontal altera esencialmente la vivencia emocional. Por otra parte, existen personas sin patologa psiquitrica evidente que presentan una cierta sordera psicolgica. Consideramos que estas personas tienen poca capacidad de contencin. Spaans (2009) seala que algunos sntomas mdi- camente no explicados se comprenden mejor por la mentalizacin-corporal que se entiende a travs de la teora del apego y de la mentalizacin. La mentalizacin corporal es la capacidad de detectar las seales propias y del otro, de responder a ellas 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 137
  8. 8. Jos Guimn 138 y de percibir los vnculos con los estados mentales subyacentes. En pacientes con trastornos mdicos no explicados se observa a menudo, como es sabi- do, una mentalizacin corporal pobre (de alguna manera superponible a la alexitimia) que puede ser tratada mediante programas psicoteraputicos intensivos. Skrderud (2008) seala que la mentalizacin es un concepto nuevo que se refiere a la autorrefle- xin y comprensin de los dems, central a las relaciones humanas y la comunicacin. La capaci- dad de mentalizacin alterada se relaciona con diferentes tipos de psicopatologa. Mizen (2009) considera que el concepto de mentalizacin de Fonagy y colaboradores tiene relaciones con el modelo de la mente de Bion. Piensa este autor que tiene limitaciones en el sentido de que da demasiada importancia a unos tipos de interac- cin entre el beb y quien le cuida, y demasiada poca a los procesos internos psicobiolgicos. Lo que se discute aqu es la forma en que el cuida- dor del nio facilita el desarrollo de dar significa- cin a la experiencia. El concepto de Bion supone un modelo relativamente interior en el que de forma importante el cuidador capacita al nio a extraer de su experiencia el significado, mientras que Fonagy y colaboradores tienden a hablar ms en trminos de la forma en que el cuidador da a la experiencia del nio, un significado. Mizen hace referencia al concepto de Fordham de iden- tidad quien seala que el modelo de Freud consi- dera a la mente como proveniente de identifica- ciones complejas del nio con sus cuidadores; el modelo de Young mira los estados precoces del desarrollo de la identidad como los medios por los que las capacidades inherentes se realizan. 5. La neuroesttica Changeux (1973) define la Neuroesttica como el intento de encontrar bases neurales para la contemplacin de la obra de arte y de su creacin y, si fuera posible, para realizar un estudio cient- fico de ella. El arte busca una comunicacin intersubjetiva que implica motivaciones y emo- ciones en armona con la razn. 5.1. Empata e imitacin La empata esttica se explicara sobre la base de una (Changeux, 1973) imitacin interior, que toma un lugar en mi conciencia solamente para el objeto observado es la imitacin est- tica. La apreciacin de una obra de arte resul- tara entonces de la capacidad del espectador de proyectar su personalidad sobre el objeto de contemplacin. La empata interviene como dilogo intersub- jetivo entre las figuras, empata del espectador con las figuras, y entre el artista y el espectador, poniendo en obra la capacidad de atribucin, lo que constituye segn l la llamada teora del espritu. Esa capacidad de atribucin es una predisposi- cin particularmente desarrollada de la especie humana que permite representarse los estados mentales de los dems y atribuir a los otros cono- cimientos, creencias y emociones; reconocer una diferencia o una identidad entre los estados mentales de los dems y los propios. Las funcio- nes cognitivas, en particular la conciencia y la actividad artstica, estn asociadas, segn este autor, a un desarrollo mayor de la organizacin cerebral que se manifiesta principalmente por la expansin del crtex cerebral. Hasta la invencin de la fotografa el arte fue imi- tacin, copia de la realidad exterior (mimesis de la filosofa griega) pero a parir del impresionis- mo la yuxtaposicin de colores puros y la forma d las pinceladas introducen un nuevo cdigo de representacin realista. Seala Changeux que, por ejemplo, con la abstraccin de Kandinsky, el observador debe aprender a mirar las pinturas como la representacin de un estado de espri- tu, no como la representacin de objetos. Para Klee el arte no reproduce lo visible sino que nos ensea a ver. Con el surrealismo, por ejemplo en Magritte, se introducen objetos o imgenes ya hechos en los cuadros con lo que el arte ya no es figuracin, sino trans-figuracin de lo real. 5.2. Simpata y contestacin del mundo El artista, segn Changeux, convoca al especta- dor a compartir su concepcin del mundo e incita al espectador a contestar una realidad intolera- ble, Esta cualidad explicara la capacidad de despertar la contestacin, de la obra de arte porque, ante un cuadro el espectador no est pasivo: explora la obra de manera activa, pasa de 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 138
  9. 9. Empata, Creatividad y Psicopatologa 139 la visin global a la visin de los detalles confor- me a un estilo proyectivo. El espectador interroga al cuadro con la mirada y selecciona respuestas perceptivas que se ajustan a sus expectativas interiores. Las alucinaciones surgen en el espacio consciente fuera de la voluntad del sujeto. Aunque es prematuro decir que esos procesos intervengan o no en la creacin y la contempla- cin de una obra de arte, la imaginera cerebral de los pacientes esquizofrnicos que estn teniendo alucinaciones, muestra una activacin de determinados ncleos subcorticales, de estructuras lmbicas y parahipocmpicas. Existira, segn este autor, una seleccin darwi- niana, naturalmente epigentica, de represen- taciones globales y sintticas que intervienen al nivel del espacio consciente, que permitira al espectador encontrarse con las intenciones del pintor. En este contexto, el arte llega a ser un modelo de comunicacin social que crea una tensin impre- vista entre lo real y los deseos y utopas del hom- bre en la sociedad. El arte incita a un sueo com- partido, plausible y reconciliador entre el artista y los espectadores. El creador posee la facultad de despertar y de poner en la memoria selectiva del espectador ciertos contenidos, pero adems tiene tambin la facultad de producir representa- ciones pblicas, de proyectar sobre las dos dimensiones de la tela las imgenes del mundo que le habita. La realizacin de un cuadro provie- ne de una intrincacin de evoluciones del pintor en dilogo con su tela: elaboracin de un esque- ma mental (intencin pictural), actualizacin progresiva por el dominio del gesto y ejecucin final en un cuadro organizado y coherente. El artista evoca en un estado de expectativa aguda, disocia, recombina imgenes y represen- taciones, hasta que en su cerebro se estabiliza con el esquema ideal. El conjunto de las intencio- nes se organiza en el plano ms elevado del cere- bro, el de la razn, por lo que es lgico suponer en el proceso de la creacin una participacin importante del lbulo frontal. Por otra parte, las bases neuronales que controlan los movimientos de la mano estn bajo el mando de clulas de regiones especializadas del crtex cerebral lla- madas sensorio-motrices que envan sus rde- nes a los msculos. Otros lugares del Sistema Nervioso Central contribuyen a guiar el movi- miento, en particular el cerebelo. Changeux da un cuadro terico de inspiracin darwiniana (que denomina teora del espritu) para explicar cmo numerosas especies anima- les podran poseer representaciones de las intenciones del otro. Las normas morales, la neu- rotica, difiere radicalmente de las reglas del arte, que no tienen como propsito producir un placer esttico, sino proporcionar reglas para los conflictos interindividuales. A nadie se le escapa, finalmente, las decisivas consecuencias que las anteriores consideracio- nes tienen para la comprensin de las bases neurofisiolgicas de las terapias corporales y artsticas. 6. Psicoterapia Hartmann (2009) propone que los hallazgos neurobiolgicos sobre la empata explican su alteracin como un contagio al que se super- pone un proceso cortical cognitivo. El proceso teraputico en la psicologa psicoanaltica del self implica una disrupcin y una reparacin en la que se realiza una internalizacin y se ve el proceso como intersubjetivo, como una cons- truccin conjunta entre paciente y analista. Decety (2004) dice que la empata permite al tera- peuta participar de la forma ms ntima posible en la experiencia del paciente, permaneciendo emo- cionalmente independiente. Theodor Reik en 1948 en Listening with the Third Ear: The Inner Experience of the Psychoanalyst describe los cua- tro aspectos que componen el proceso de empata en psicoterapia: la desidentificacin, la incorpora- cin, la red de reverberacin y el distanciamiento. Decety considera que el papel del terapeuta es el de experimentar las sensaciones y las emocio- nes de su cliente y comunicarle esta compresin. Para Rogers, el proceso de empata se define como percibir el cuadro de referencia interno del otro tan precisamente como sea posible, con los componentes emocionales y las significacio- nes que le pertenecen como si se fuera esa perso- na, pero sin perder nunca de vista esa condicin de como si. Para Decety la dificultad y el desafo para el terapeuta es situarse tan exactamente 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 139
  10. 10. Jos Guimn 140 como sea posible en el marco referencial de la otra parte por un comportamiento en espejo o en eco sin nunca perderse en l. Pero es posible entrenar a los profesionales de la salud y a los psicoterapeutas en la percepcin y el manejo de la empata? Se tratara, como dice Foulkes (1974) de ayudar a los terapeutas a tener ms receptividad para los procesos transpersonales para ver un poco mejor, ms profundo, antes que los dems, lo que sus pacientes estn realmente diciendo porque los individuos se comunican sin saberlo a travs de procesos inconscientes que estn entre ambos y los permean. Nuestra experien- cia de ms de 30 aos en la formacin de tera- peutas grupales (Guimn, 2001, 2004, 2008) nos demuestra que se puede sin duda mejorar la uti- lizacin de esos mecanismos esenciales en la psicoterapia. Por otra parte, nuestra experiencia de 20 aos de sensibilizacin de los alumnos de Medicina a la relacin mdico-enfermo a travs de su participa- cin en grupos dinmicos (Erroteta y cols, 2008; Totorika y cols 2008; Guimn, 2008) nos muestra que se pueden tambin mejorar, por mecanismos de identificacin, algunos aspectos superficiales de la entrevista mdica (la adecuacin del entor- no, los signos de respeto e inters) y otros ms profundos (el evitar dar signos de agobio). La duracin de nuestros grupos no permite en gene- ral modificar otros aspectos ms temperamen- tales de la empata y nuestra experiencia en psi- coterapia analtica grupal nos hace pensar que, incluso con terapias prolongadas, esos rasgos se modifican poco. En efecto, estamos de acuerdo con Bion en que, al igual que existen personas sin odo para la msica u otras que no detectan adecuadamente sus emociones, existen sordos psicolgicos constitucionales (personas con poca psychological mindness), que seguirn sindolo. Sin duda, muchos de estas personas podrn trabajar en el sistema sanitario, pero se sentiran ms cmodos y seran ms tiles en especialidades alejadas del trato con los enfer- mos, especialmente con aquellos que presentan patologas graves o padecimientos psicosomti- cos o psiquitricos (Ainsworth, 1969). Correspondencia: Jose Guimn Manuel Allende 19 bis. 48010-Bilbao Tfno.: 944 439 049 correo electrnico: [email protected] Referencias bibliogrficas Aguirre, J.M; Guimn, J. (Eds), (1994) Vie et oeuvre de Julin de Ajuriaguerra, Pars, Masson. Versin espaola (1992) Vida y obra de Julin de Ajuriaguerra, ELA Eds, Madrid. Ainsworth, M. (1969). Object relations, depen- dency and attachment: a theoretical review of the mother-infant relationship. Child Develop- ment, 40, 969-1025. Ajuriaguerra, J. (1969) La Relaxation. Jean-G. Lamaire. Paris:Bibl. Payot. Ajuriaguerra, J., Garca Badaracco, J. (1953) Las terapias de relajacin en medicina Psico- somtica. Presse mdicale, 15, 316-320. Ajuriaguerra, J., Stambak, M. (1958). Evolution de lextensibilit musculaire depuis la nais- sance jusqu lge de 2 ans. Eude comparati- 170 x 240 pg 129-142 5/3/10 12:16 Pgina 140
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