en el meta

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 1 En el Meta el pacto de no agresión entre los bandos ilegales es pegado con babas Emilio García Gutiérrez catedrático Desde 2005, el Meta se convirtió en el estadio de operaciones del ejército, con grandes acciones militares. Esto ha llevado a la captura o muerte en combate de muchos comandantes de las FARC, lo que ha obligado a la guerrilla a rotar los mandos. Simultáneamente, el gobierno aplica allí un modelo piloto contrainsurgente que se centra en la llamada “Recuperación Social del Territorio”. La estrategia consiste en combinar una fuerte presión bélica con inversión social, para la cual el Gobierno Nacional canaliza los recursos de cooperación internacional y dirige la destinación de los mismos. El pacto de no agresión entre los hombres dl difunto Cuchillo y los frentes 43, 27 y 39 de las FARC se inició a finales de 2006, cuando ambos estaban diezmados. Durante todo 2007, el difunto Cuchillo sostuvo fuertes enfrentamientos con sus rivales, hasta que hacia febrero de 2008 asumió el control de toda la región. En esta región las FARC, al igual que Cuchillo, mantienen corredores con contactos del narcotráfico que controlan la frontera con Venezuela y Brasil. Así, esa guerrilla no necesita la alianza con las tropas del difunto Cuchillo para venderles la pasta base. La creciente presencia de las denominadas, hoy en día, Bacrim se ha visto precedida de intensas operaciones militares de la fuerza pública contra las FARC. Los estudios indican que, a medida que las Fuerzas Armadas avanzan, las Bacrim y sus hombres van detrás, copando los territorios. Aunque en este caso no es procedente hablar de alianzas, ya que la tendencia observada no arroja tal resultado, sí se puede afirmar que existe cierta complacencia por parte de algunos efectivos de la fuerza pública. Primeras conclusiones Los grupos insurgentes, que durante la década del ochenta del siglo pasado lograron extender su influencia a zonas de gran valor estratégico, hoy corren

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Toca el tema territorial y las alianzas entre los grupos armados ilegales

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    En el Meta, el pacto de no agresin entre los bandos ilegales, es

    pegado con babas

    Emilio Garca Gutirrez, catedrtico

    Desde 2005, el Meta se convirti en el estadio de operaciones del ejrcito,

    con grandes acciones militares. Esto ha llevado a la captura o muerte en

    combate de muchos comandantes de las FARC, lo que ha obligado a la

    guerrilla a rotar los mandos. Simultneamente, el gobierno aplica all un

    modelo piloto contrainsurgente que se centra en la llamada Recuperacin

    Social del Territorio. La estrategia consiste en combinar una fuerte presin

    blica con inversin social, para la cual el Gobierno Nacional canaliza los

    recursos de cooperacin internacional y dirige la destinacin de los mismos.

    El pacto de no agresin entre los hombres dl difunto Cuchillo y los frentes

    43, 27 y 39 de las FARC se inici a finales de 2006, cuando ambos estaban

    diezmados. Durante todo 2007, el difunto Cuchillo sostuvo fuertes

    enfrentamientos con sus rivales, hasta que hacia febrero de 2008 asumi el

    control de toda la regin.

    En esta regin las FARC, al igual que Cuchillo, mantienen corredores con

    contactos del narcotrfico que controlan la frontera con Venezuela y Brasil.

    As, esa guerrilla no necesita la alianza con las tropas del difunto Cuchillo

    para venderles la pasta base.

    La creciente presencia de las denominadas, hoy en da, Bacrim se ha visto

    precedida de intensas operaciones militares de la fuerza pblica contra las

    FARC. Los estudios indican que, a medida que las Fuerzas Armadas avanzan,

    las Bacrim y sus hombres van detrs, copando los territorios. Aunque en este

    caso no es procedente hablar de alianzas, ya que la tendencia observada no

    arroja tal resultado, s se puede afirmar que existe cierta complacencia por

    parte de algunos efectivos de la fuerza pblica.

    Primeras conclusiones

    Los grupos insurgentes, que durante la dcada del ochenta del siglo pasado

    lograron extender su influencia a zonas de gran valor estratgico, hoy corren

  • 2

    el riesgo de hacerse militarmente vulnerables. La guerrilla se enfrenta a unas

    Fuerzas Militares fortalecidas y mejor preparadas gracias al proceso de

    modernizacin iniciado por el gobierno anterior, y que la actual administracin

    ha continuado y profundizado. Las acciones emprendidas por el Gobierno

    Nacional han situado a la guerrilla en condiciones de inferioridad militar y la

    han debilitado desde el punto de vista econmico. La subversin ha perdido

    la iniciativa en la confrontacin armada, mientras que la Fuerza Pblica la ha

    recuperado.

    Sin embargo, la guerrilla ha sabido adaptarse a las nuevas realidades del

    escenario de guerra colombiano. Con el fin de compensar su inferioridad

    militar, la subversin ha modificado sus estrategias y tcticas para hacerse

    menos vulnerable. De este modo, evade el enfrentamiento directo con las

    Fuerzas Militares y privilegia acciones propias de la guerra de guerrillas, cuyo

    propsito es desgastar progresivamente al gobierno. En este contexto, los

    grupos guerrilleros decidieron posponer su objetivo de lograr el control

    territorial para buscar, en cambio, el control de posiciones estratgicas que

    garanticen su supervivencia y la continuidad de la guerra (Mapiripn, La

    Macarena. Vistahermosa y Puerto Concordia)

    Se apunta, que las alianzas entre los grupos ilegales armados aqu descritas

    no se presentan en todas las regiones del pas. No son una prctica

    generalizada por parte de las FARC. Deben atribuirse, en primer trmino, a la

    notable autonoma o descentralizacin que presentan algunas unidades de

    estas guerrillas y que favorecen tales alianzas, pero tambin a los problemas

    de comunicaciones y de movilidad en que se encuentran las FARC.

    Las alianzas estn relacionadas con el debilitamiento o los fuertes problemas

    financieros de los frentes de las FARC en algunas regiones. Es decir, la

    debilidad los obliga a aliarse con grupos armados que en principio seran

    contrarios a ellos.

    Aunque este documento no aborda el anlisis sobre la fuerza pblica, cabe

    mencionar que se encuentran tendencias que indican complicidad con estos

    grupos emergentes en varias regiones del Meta.

    Como se advirti, las alianzas son tcticas, ya que son momentneas y se

    basan en que no existe, en principio, una disputa por el territorio. Se hacen

    por conveniencia mutua y resultan bastante inestables. No son alianzas de

    patrullaje ni de entrenamiento conjunto de tropa, ni se combate

    coordinadamente a la fuerza pblica. Los puntos en comn suelen ser el

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    trfico de coca y/o el abastecimiento de los grupos armados, y en otros

    casos se trata de una convivencia pacfica.

    En conclusin, las alianzas no son profundas, como pregonan algunos, ni

    inexistentes, como dicen otros. Son bastante inestables y se rompern apenas

    se evidencie la ambicin territorial de las bandas emergentes, disidentes y

    rearmadas. El control territorial es el elemento clave para entender estas

    alianzas. La actual es una fase de reconfiguracin del poder regional y de

    presencia de los actores armados ilegales en los distintos territorios. Resta

    observar esta evolucin, as como la respuesta institucional y guerrillera ante

    el fenmeno. La tendencia muestra que la confrontacin entre grupos

    armados ilegales tender a darse tan pronto uno de ellos adquiera suficiente

    fortaleza para disputar territorio. En todo caso, a aquella discusin sobre los

    fines y los medios, a que suelen aludir los grupos insurgentes, hay que

    agregarle la variable de las repercusiones sobre las comunidades donde

    operan estas alianzas.