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La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

mayo - junio 2020. Algarabía cultural

Raciel Pérez Cruz Presidente Municipal Constitucional del H. Ayuntamiento de Tlalnepantla de Baz

Iván Moisés Gatica LópezDirector de Bienestar

Siddhartha García García Titular del Instituto Municipal de la Cultura y las Artes

Mirna Yescas Bustamante Coordinadora de Difusión y Medios

Algarabía CulturalPublicación bimestral del Instituto Municipal de la Cultura y las ArtesDistribución gratuita

Director Editorial Mauricio Germán Villar Borja

Diseño e Imagen María Fernanda Rivero Mordaunt

FotografíaAxel Lugo Flores ReporteraLaura Martínez Barrera

Colaboradores María Guadalupe Hernández HerreraEunice Mariela Arredondo Flores Rafael Garduño GarduñoGustavo Medina Jaramillo

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

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Editorial

Noticias culturales de #NuestraCiudad

81 años de José Emilio Pacheco

Relatos de cuarentena

Don Agustín RosalesEl relator de Nuestra Ciudad

Versada a Tlalnepantla

Manuel FelguérezAdiós a un grande del arte

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La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

mayo - junio 2020. Algarabía cultural 5

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

mayo - junio 2020. Algarabía cultural 5

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

mayo - junio 2020. Algarabía cultural 6

Siddhartha García GarcíaTitular del Instituto Municipalde la Cultura y las Artes

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

“Regresaremos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.”

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

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Noticias culturales de #NuestraCiudad

Aprueban medidas de apoyo para culturaEl Cabildo de Tlalnepantla aprobó por mayoría medidas de apoyo a instructores de casas de cultura y maestros de las escuelas de iniciación artística asociadas al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) en Nuestra Ciudad, ante la emergencia sanitaria por COVID-19.

Durante la Decimotercera Sesión Extraordinaria que se realizó de manera virtual el pasado 2 de junio, los integrantes del Cuerpo Edilicio aprobaron estímulos económicos a dichos profesores y profesoras, quienes no perciben ingresos por la inactividad de clases, talleres y cursos de tipo cultural y artístico a causa de la pandemia.

Proyectan Escuela Superior de Artes Escénicas y AudiovisualesRaciel Pérez Cruz, Presidente Municipal de Tlalnepantla de Baz llevó a cabo una reunión con el productor Epigmenio Ibarra, representante de Grupo Argos, con la finalidad de impulsar la instalación de la Escuela Superior de Artes Escénicas y Audiovisuales en Nuestra Ciudad.

Este proyecto de educación artística superior sería el primero de este tipo en Tlalnepantla y complementaría la educación inicial en artes que ofrecen las dos Escuelas de Iniciación Artística Asociadas al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) que se encuentran en este municipio.

Realizarán lectura pública en línea por 81 años de José Emilio PachecoEl próximo 30 de junio se realizará una lectura pública en línea con motivo del 81 aniversario del natalicio de José Emilio Pacheco, escritor y poeta que da nombre al centro de la cultura y las artes de Nuestra Ciudad.

En punto de las 14:00 horas en la página de Facebook ‘Cultura Tlalnepantla’ se podrá seguir la lectura pública ‘La fiesta brava’ que pertenece a la compilación de cuentos ‘El principio del placer’. Participan servidores públicos e integrantes del Cabildo Municipal, así como autoridades de instituciones educativas de nivel superior.

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

mayo - junio 2020. Algarabía cultural 8

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

Manuel Felguérez Barra nació en Valparaíso Zacatecas en 1928, a temprana edad se vio motivado por tomar el camino del arte como resultado de un viaje por Europa, que le per-mitió visitar los museos más importantes del viejo continente, donde se vio motivado y tomó la decisión más importante de su vida, ser un artista plástico. Se inscribió en la academia de San Carlos, escuela que abandonó luego de tres meses al considerar la instrucción demasiado elemental, pues luego de su experiencia en Europa y de entrar a la escuela de arte con el nivel de preparatoria cuando solo se requería la secundaria, generaba un ambiente de aula sumamente básico, tanto por la edad de sus compañeros como por las aportaciones de sus docentes, aspecto que le resultaba de baja expectativa para sus anhelos, lo que llevó al joven artista a realizar estudios espe-cíficos en la Escuela Nacional de Artes Plás-ticas de la UNAM.

En 1950 trabajó en la ciudad de París bajo la instrucción del escultor ruso de la corriente cubista Ossip Zadkine, quien tendría una influencia decisiva sobre el joven Felguérez. También tomó cursos en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado ‘La Esmeralda’ para regresar a París con una beca del gobierno francés y estudiar en la Academia Colarossi; poste-riormente en 1959 en la Academia de la Grande Chaumier.

Manuel Felguérez fue posiblemente uno de los primeros artistas del arte abstracto en nuestro país, quien también compartió ideas con importantes artistas de México, como el caso del maestro Pedro Coronel de quien enriqueció su visión plástica a cerca de la abstracción figurativa.

El adiós a un grande del arte

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Foto: Twitter @cultura_mx

Exposición de obra en gran formato, Manuel Felguérez, Tlalnepantla de Baz, 2018Foto: Guillermo de Castro

La primavera 2020 transcurrió en distan-ciamiento social y así también seguimos en verano. Las medidas de aislamiento y prevención por el COVID-19 no terminarán en el corto plazo, en particular, el espectáculo en vivo porque que implica congregacio-nes humanas, ese tardará aún más en normalizarse.

Es momento de cambiar de piel en cuanto a la promoción y el fomento de la cultura y las artes se refiere pues, lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud, la pro-ducción, el disfrute, la creación y el acceso a los bienes artísticos, son nece-sarios para el bienestar integral del ser humano; y no es opción que se cancelen o dejen de hacer.

Frente a la pandemia que obliga al confina-miento, la comunidad artística e intelectual redefine estrategias, debate, experimenta e intenta salidas a través del ciberespacio. Los usuarios interactúan en redes sociales con tal cotidianidad que pronto la produc-ción y el consumo de arte y cultura podrán insertarse en las dinámicas virtuales como ya comienza a suceder, en esa impronta de que el arte reproduce el momento histórico al que acude.

En el mundo entero, instituciones educativas y culturales de todos los niveles y orígenes hemos desplegado programación, ideas y talento en línea. Ahí está ahora el público. Incluso estamos frente al reto de la creación de nuevos públicos para el arte.

El público internauta está a merced de la abundancia de imágenes al frente de la panta-lla de su plataforma virtual. Hay que construir una cierta comunicación, que se preste a la interacción en vivo y a la interlocución con los artistas, creadores, maestros y analistas para abordar el hecho artístico en tiempo real y en conjunto, a fin de establecer un canal de entendimiento entre el espectador y el creador dentro del comunitario y democrático mundo de las redes sociales.

Mientras en los laboratorios de producción artística se fraguan nuevas formas de presen-tar las artes escénicas y nuevas propuestas museográficas de las expresiones plásticas y visuales, el territorio libre de internet ha sido tomado como refugio para que el hecho artístico se alimente y se confronte para emo-cionar al consumidor.

Las redes han sido tomadas y durante el confinamiento todos hemos tenido la puerta abierta para acceder, por ejemplo, a la plataforma nacional Contigo a la distancia de la Secretaría de Cultura Federal, que ofrece un abanico grande de productos culturales a la carta; se puede ingresar a exposiciones virtuales en museos legendarios del mundo, descargar largometrajes y se puede acudir a festivales tradicionales totalmente gratis, en línea, porque el hecho de que no sucedan y se pierda la continuidad de la tradición, reitero, no es opción.

En Nuestra Ciudad nos hemos insertado ya en esta dinámica y hemos logrado llevar la cultura y el arte al público internauta, al nuevo y al tradicional. A través de nuestras redes sociales en Cultura Tlalnepantla se tiene acceso a los productos culturales loca-les, pues hemos enfocado los esfuerzos en la generación de contenidos culturales a partir de nuestro regimiento artístico, donde participan talleristas de las casas de cultura y del Centro de la Cultura y las Artes José Emilio Pacheco; maestros de las Escuelas de Inicia-ción Artística, e integrantes de las bandas y ensambles sinfónicos de Tlalnepantla.

Se han ofrecido talleres y clínicas de danza regional y popular como danzón y son, ballet y jazz, conciertos acústicos, cápsulas históricas, lecturas colectivas, charlas, concursos literarios y actos conmemorativos para estrechar redes con nuestro público tradicional, pero en las salas virtuales de computadoras, tabletas, laptops y celulares que nos teletransportan a la cultura.

La vida se compone de círculos concéntricos. El arte y la cultura son reflejo y expresión del contexto social en el cual surgen, siempre ha sido así y seguirá siendo. En este contexto emergen las visiones del confinamiento, se escriben las crónicas covidianas, se moldea, cual artes plásticas, las técnicas mixtas de la contingencia para que tomen formas insospechadas, en esta pandemia desde ópticas diversas. Listos o no, ya estamos en ello, fuimos orillados. Regresa-remos al teatro, pero hemos de crear y difundir mientras tanto, desde la virtualidad.

Miembro importante de la generación de la ruptura, fue uno de los artistas más proliferos y propositivos de su generación, de donde emanan nombres como los de Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, Vicente Rojo, José Luis Cuevas, Beatriz Zamora, Roger von Gunten, Alberto Gironella, Vlady, Juan Soriano, Arnaldo Coen, Pedro Coronel, Enrique Echeverría, Brian Nissen, Gabriel Ramírez Aznar, Kazuya Sakai y Gustavo Arias Murueta, entre otros. Dicho movimiento plástico fue el más influyente en Latinoamérica en las décadas de los sesenta y setenta, el cual reforzó la condición de gremio en las artes y aglutinó a una brillante generación de creadores comprometidos con su trabajo y la creación artística hacia el cambio.

Felguérez fue investigador del arte y un autocrítico de su trabajo de manera celosa y responsable ante el género de la abstracción, de donde pasó del figurativo al geometrismo para llegar a la abstracción pura, gracias al proceso de arte gestual muy presente en su trabajo. Su obra fue resultado de verter el material sin regla ni ruta, solo con el impulso de expresión y disfrutar la libertad del acto creativo, para luego guiarlo con maestría al sentido estético de la pintura.

Entre sus grandes aportaciones se cuenta la gran cantidad de pinturas y murales de metal y materiales de reciclado, así como sus esculturas de gran formato, lo mismo que su famosa serie de la maquina estética que convirtió a la computadora en una herramienta del arte, primer referente en México. Este trabajo le valió el reconocimiento nacio-nal que lo llevo a dar catedra en en la Universidad de Cornell y como investigador huésped en la Universi-dad de Harvard, así como a impartir cátedra de Com-posición de la Estructura del Cuadro en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. A partir de 1977 se con-virtió en investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, hasta su jubilación en 1990.

Creador de un estilo abstracto expresionis-ta auténtico y de una factura plástica evidente, en palabras del maestro Felguérez “El arte, como una de sus características, es estar en constante transformación y una cosa muy importante: que siempre es diacrónico, siempre corresponde a un mo-mento de la historia. El arte siempre tiene que ver con la sociedad que se produce, es dialéctico, entonces, no puede haber un arte que no tenga relación con su época y con su sociedad, es inevitable”.

Él acuñó el término ‘arte purismo’, que es lograr la libertad absoluta de crear sin creer, solo expresar y producir. Manuel Felguérez fue un verdadero investigador y precursor de la gráfica digital, con un absoluto mani-fiesto para la búsqueda en el arte y no rein-ventarse de forma decadente. Su legado nos habla de un artista de continuo cambio y de brillantes aportaciones con el arte nacional e internacional. Fue creador y uno de los más grandes artistas que ha dado nuestro país, por lo que su legado artístico es un verdadero tratado estético digno de conocer y apreciar.

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Minotauro, óleo sobre tela, Manuel Felguérez, 2012Gustavo Medina JaramilloCurador de arte del Centro de la Cultura y las ArtesJosé Emilio Pacheco

Como cronista municipal busco datos, fechas y hechos que forman parte de la historia de esta ciudad industrial y en muy pocas ocasiones me atrevo a comentar algo de familias que residen en el municipio, de sus quehaceres cotidianos, de su labor profesional o política, y no lo hago, porque generalmente el desconocimiento del pasado de las personas es motivo de señalamientos y críticas, estériles por cierto, y sin fundamento hechos por personas que desconocen la historia de Tlalnepantla y que en su mayoría emigraron de otros lugares para asentarse en el antiguo Río San Javier, Río Tlalnepantla y otros núcleos irregulares o que llegaron a algún nuevo fraccionamiento o unidad habitacional.

Sin embargo, personas como el doctor Agustín Rosales Hernández, se ha ganado a pulso el cariño de muchos. No solamente por el hecho de pertenecer a una de las familias de mayor prosapia en el municipio, o por haber ejercido su profesión de médico veterinario zootecnista, sino también por su acertada idea de llevar a cabo, a sus más de nueve décadas de vida, la edición de algunos libros donde relata, platica y describe no solo el paisaje del pueblo de Tlalnepantla de Comonfort, sino también de la Ciudad de México, colonias, pueblos y calzadas como la de Vallejo antes de que se construyera el Monumento a la Raza, ranchos y haciendas que se pierden de la memoria o que ni siquiera se imaginan las nuevas genera-ciones.

Con el título Don Joaquín y un servidor, -julio de 2009- el doctor Agustín Rosales nos regala en esta obra, una hermosa historia familiar genealógica, llevándonos por los antiguos caminos de Tlalnepantla, hasta el Rancho Ixtacala propiedad de don Joaquín Rosales cuya fama de gana-dero a finales del siglo XIX y principios del XX, trascendió los límites del municipio y del estado.

Doctor Agustín Rosales Libro 'Pláticas entre amigos'

Don Agustín Rosales,el relator de Nuestra Ciudad

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Siempre adelante, -2016- Como señala en el prólogo uno de sus hijos: “además de librar del extravío al retrato que se hace de la vida rural y campesina”… el autor describe con intensa claridad no solo los momentos que vivió, sino también personas y oficios como el carpintero, o el tlachiquero que extrae el aguamiel del maguey. Hace un recuento de su propia historia con las costumbres y tradiciones de antaño sin dejar de lado el entorno de la maravillosa naturaleza pueblerina.

Rafael Garduño GarduñoCronista Municipal

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Pláticas entre amigos, -2018- En esta obra literaria, el autor nos deja con un buen sabor de boca al permitirnos conocer a los amigos que a pesar de la diferencia de carácter e ideas, llegan al final del camino –como Juan uno de los protagonistas- con el alta estima de la amistad.

Hablar del doctor Agustín Rosales Hernández es escribir tantas cuartillas donde mencione no solo el talento del escritor, sino de otros más como la pintura y el canto. En esta ocasión hago un modesto reconocimiento en estas páginas a uno de los hombres que Nuestra Ciudad abraza ya en su historia.

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Martes 30 de junio17:00 horas

TransmisiónCultura TlalnepantlaTransmisiónCultura TlalnepantlaCultura Tlalnepantla

Derechos culturalesCronista municipal Rafael Garduño

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En estas semanas mientras realizaba un poco de lectura, se me quedó grabado un texto “Si no cambias te extingues” y lo adopté como parte de mis frases favoritas, sin embargo en estos días siento que más que letras y palabras se ha convertido en ley de vida. Por razones más que obvias cambiamos por completo nuestros hábitos, rutinas y cos-tumbres, lo compruebo día a día cuando miro por la ventana de mi cuarto, los adultos llenos de diferentes emociones no corren, no llevan prisa, las risas de los niños solo las escucho a lo lejos pero no hay gritos ni alga-rabía como cuando jugaban la famosa ‘cas-carita’ en la calle. Ya no escucho la campana de los helados ni la bocina que anuncia la llegada del pan, los sonidos que vienen de afuera son de un alta-voz pidiendo que nos quedemos en casa.

Soy afortunada, puedo quedarme en mi hogar, aunque en este momento solo pueda imaginar y extrañar mis actividades diarias como ir a la escuela, platicar con mis amigos, aprender en clase y echar relajo. Sé que doctores y trabajadores llenos de forta-leza han continuado con sus actividades, varios de ellos alejados de su familia, definiti-vamente soy afortunada.

Estoy valorando a personas insustituibles. Puedo llamar, mandar mensajes, ver memes pero nada comparado con las pláticas, anéc-dotas y entrega de mis padres, por supuesto una video-llamada jamás sustituirá el amor, apapachos, historias y la comida de la abuela. Internet tiene toda la información posible, tutoriales, videos, etc., pero nada comparado con el esfuerzo, paciencia, rega-ños, conocimientos y enseñanzas de mis maestros.

Flor Anahí González López13 añosAtizapán de Zaragoza, Estado de México

La tecnología ayuda pero no resuelve la necesi-dad de sentir cerca a nuestros seres queridos.

Como en muchas otras situaciones complicadas para los mexicanos, nuestro espíritu no decae, veo noticias sobre agradecimientos, mariachis llevando serenata a hospitales, niños ideando soluciones para ayudar a sus padres, minutos de aplausos. Por mi ventana veo gente donando comida sin necesidad de una foto, aminorando cargas, regalando una pequeña despensa, un pan, agua y una sonrisa. Sin duda no es momento fácil para nadie, cada familia se encuentra en una situación diferente y la enfrenta a su manera, venciendo el miedo, valorando, luchando, esforzándose más allá de lo que pudieron imaginar. También son héroes, todos de alguna manera lo somos.

Si hay algo que tengo muy claro es que ya no seré la misma persona que hace más de un mes se encerró en su casa por contingencia y sé que dirán que apenas soy una niña, pero por mi ven-tana he visto y percibido la fe, la esperanza, la gratitud, la empatía, la fortaleza, pero también he visto miedo, egoísmo, decepción, frustración y tristeza.

En algo he cambiado y no pienso extinguirme, tengo la firme convicción de ser parte de lo que hace falta en este mundo, saldré de casa siendo menos persona y más ser humano.

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Relato ganador

mayo - junio 2020. Algarabía cultural 16

Estos días me tengo absolutamente prohibi-do ‘pensar’. Nunca he sido positiva así que la clase de cosas que pienso cuando lo hago de más, tienden a irse por la ruta fatalista.

Ver e inevitablemente no olvidar las listas de personas que he creado de forma mental. Aquellos que salieron de viaje en cuanto los precios de los boletos bajaron sin inmutarse por la salud de los demás. Quienes satura-ron las redes sociales de toxicidad porque claramente no soportan un día más consigo mismos. Las celebridades que sólo cantaron desde su pent-house. A todos ellos los recordaré y no sé si a todos los podré per-donar. Silencio. También pienso en las cifras, les imagino rostros, suspiro, me pregunto si mi privilegio es razón suficiente para tragarme mi propia inestabilidad mental. No quiero hablar con nadie y mis amigos parecen tampoco realmente querer hacerlo. Nadie quiere hablar de la incertidumbre, porque da miedo. Los meses que vienen, puedo tomarlos y puedo vivirlos, puedo enfrentarlos y puedo sufrirlos, pues hay quiénes los sufrirán más. Sin embargo, quiero decirlo (porque puedo sentirlo), decir que extraño el sol, extraño las ráfagas de aire, extraño el café de mi cafete-ría favorita cerca de los Arcos, extraño mi librería predilecta. Extraño las oportunida-des que perdí, y extraño las que perderé, extraño las voces que no puedo escuchar, todo lo que me daba felicidad y que me fue tan aterradoramente fácil perder.

Nancy Rojas Falcón25 añosTlalnepantla de Baz, Estado de México

Extraño mi seguridad, extraño mi fe, extraño el futuro que aunque lucía borroso, parecía ser tan mío, y nunca del todo lo fue.

A pesar de todo lo anterior, tengo música, tengo libros, me tengo a mí. Tengo todavía un ápice de esperanza (aunque me diga que no), que me sostiene, que me hace sonreír. Tengo a mi familia y tengo bastantes sueños por cumplir. Hay una ‘yo’ que quiero que se materialice y se adueñe de mí. Ya no tengo miedo de decir mis pensamientos más oscu-ros, porque no decirlos sería mentir. Pero tampoco dejo que sean todo lo que veo al dormir. Hasta de sentirse triste uno se cansa. Con mis emociones fluctuando, me recuerdo que soy la conductora y lo modero todo lo mejor que puedo. Valido mis sentimientos, y los pulo con meditación. Mi familia son los mejo-res compañeros de confinamiento y me recuerdo antes de ponerme mi pijama, que con haber sonreído al menos una vez al día, ya ha valido la pena vivirlo. Que no tengo que forzar nada en absoluto para ser digna de mi amor. Deseo que todas las personas que no conoz-co, puedan sentir un destello de felicidad en su día a día, en medio de todo esto, porque ese destello es el que nos hace seguir, el que nos hará un poco más resistentes. Ojalá, luego de todo, podamos bailar.

mayo - junio 2020. Algarabía cultural 16

Relato ganador

En silencio y de puntillas, indemnes al asalto del conta-gio, las palabras de amor recorren las calles con la sole-dad a cuestas, con el coraje desnudo, con su promesa intacta.

Una avalancha de casas penitentes espera su retorno con las luces encendidas y el mudo eco de unos labios que anhelan volver a despertar acunados por la cálida ráfaga de su certeza.

Calles desiertas que alientan con un viento de aplausos a esas palabras de amor que rugen su latido frente al miedo, que caminan de puntillas pero caminan, que se acompañan a solas pero se acompañan, que tejen con su bandera de versos el puente por el que algún día cru-zarán de nuevo su voz indeclinable para volver a desper-tar en los labios de quienes ahora, en esta primavera gris pero primavera, en esta vida detenida pero vida, anhelamos llenar nuestro cofre de sueños con esa eter-nidad de palabras que, vestidas de abrazos urgentes, pronunciará por fin el amor.

Palabras de amor

Jorge Cappa FernándezMadrid, España

mayo - junio 2020. Algarabía cultural 17

Relato ganador