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Con cinco sentidos La actualidad en clave de Ciencia, Cultura, Economía, Sociedad y Gastronomía Febrero 2014 número 1 “Si el Euro es el Purgatorio, la salida de él es el Infierno” “Donde no hay salvación es en lo colectivo” “Mientras funcionan no los puedes mirar” Cuando la batalla es cultural Entrevista Gabriel Tortella Entrevista Félix de Azúa Filósofo y Escritor Entrevista Ignacio Cirac Físico teórico Opinión Xavier Marcé Catalunya es

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Con cinco sentidosLa actualidad en clave de

Ciencia, Cultura, Economía, Sociedad y Gastronomía

Febrero 2014número 1

“Si el Euro es el Purgatorio, la salida de él es el Infierno”

“Donde no hay salvación es en lo colectivo”

“Mientras funcionan no los puedes mirar”

Cuando labatalla es cultural

Entrevista Gabriel Tortella

Entrevista Félix de AzúaFilósofo y Escritor

Entrevista Ignacio CiracFísico teórico

Opinión Xavier Marcé

Catalunya es

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02 Febrero 2014 SUPLEMENTOS V

Editorial/Reportaje

Luz para la ciencia desde Cataluña

El ICFO ha conseguido la primera posición en el potencial de impacto de publicaciones dentro del área de Física

Este Instituto promueve activamente el es-píritu emprendedor por parte de su perso-nal, muy especialmente los investigadores jóvenes. Así pues, durante los últimos años, ha ayudado a crear cinco empresas de base tecnológica que tienen su sede en Cataluña (Radiantis, Cosingo-Imagino Optic Spain, Signadyne, ProCare Light y HemoPhoto-nics) y actualmente está incubando dos nuevos proyectos de empresa que está pre-visto que se constituyan en un futuro cer-cano.Durante los últimos once años, el ICFO ha crecido en medida, alcance y reputación a buen ritmo. La investigación científica en el Instituto llena una amplia gama de áreas dentro de la fotónica, agrupándose, en ge-neral, en tres programas principales: Luz para la Salud, Luz para la Energía y Luz para la Información. La investigación realizada, tanto básica como aplicada o de orientación industrial, es de frontera, con colaboracio-nes y cooperaciones que a menudo incluyen los tres programas por medio de iniciativas innovadoras.

Investigaciones con el grafenoEl ICFO co-lidera el paquete de trabajo de Optoelectrónica dentro del programa Flagship insignia europeo de grafeno (para más información http://graphene.icfo.eu/graphene-flagship/). Este programa paneu-ropeo propone movilizar un total de 1.000 millones de euros para

los próximos 10 años en todo el continente y agrupa un consorcio académico e indus-trial para facilitar adelantos en innovación tecnológica y estimular el crecimiento eco-nómico y la mejora de la sociedad en su conjunto. En particular, el objetivo de una parte del proyecto es establecer un nuevo campo de aplicaciones de la fotónica y optoelectró-nica basada en el grafeno, motivado por la convergencia y la co-integración de compo-nentes electrónicos y fotónicos basados en este material, como por ejemplo foto-de-tectores, componentes nano-fotónicos, me-ta-materiales y tecnologías fotovoltaicas. Actualmente, centenares de científicos e in-dustrias de toda Europa están contribuyen-do a este campo, incluyendo nueve grupos de investigación en ICFO. El proyecto Flagship de grafeno, en el que también participan otras instituciones es-pañolas como el Instituto Catalán de Nano-tecnología (ICN), el CSIC y varías Univer-sidades, es una gran oportunidad para las industrias de los sectores relacionados.

Mecenazgo científicoEl ICFO ha recibido el soporte aportado por la Fundación Privada Cellex. Esta organiza-ción, fundada por el Dr. Pere Mir, empezó apoyando la investigación del ICFO dentro del área de la biofotónica en 2007, propor-cionando un gran impulso al programa Luz para la Salud. En el año 2010, la Fundación realizó una donación histórica al ICFO que ha permiti-do la financiación de un nuevo edificio para acoger el programa llamado Cellex Nest, con el objetivo de ofrecer oportunidades únicas a jóvenes investigadores líderes en sus respectivas áreas de estudio. Esta donación ha permitido atraer y contra-tar jóvenes talentos internacionales, los lla-mados Cellex Nest Fellows, que provenían de reconocidas instituciones mundiales de investigación. Dos de estos investigadores ya han conseguido destacados adelantos en el campo de la fotónica del grafeno, descu-brimiento reconocido por The Economist el 2012 con un artículo de casi una página entera.

El Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) ha sido uno de los pocos ins-titutos pequeños en estar entre los primeros 200 centros de investigación a nivel mundial por sus publicaciones a la revista Nature y su familia de revis-tas (Nature Publishing Index 2012). Todavía más recientemente, el ICFO ocupa, entre institutos de investigación a nivel mundial, la primera posición en el potencial de impacto de publicacio-nes dentro del área de Física según el ranking “Mapping Scientific Excellence” elaborado recientemente por la Socie-dad Max Planck.

Edificio del ICFO situado en el Parc Mediterrani de la Tecnología (Castelldefels) / Créditos: ICFO / Ramon Josa

A los catalanes nos encanta emprender. Tras las cifras que sitúan a día de hoy nuestra posición en el mundo también asoman talentos que son capaces, ade-más, de comprender, de cultivar el aná-lisis y la reflexión, de generar nuevas corrientes, de elevar el conocimiento a la altura de la innovación, de satisfacer las más altas cotas de investigación o de crear redes de colaboración con la única identidad de la inteligencia como seña. Ciertamente, bajo criterios de competitividad, necesitamos de perso-nas así y este suplemento que hoy nace es un tributo periodístico a esa lucidez.

V Suplementos plantea un recorrido por los hitos -que no mitos-, de esas personas, cosas o hechos fundamenta-les que dentro de un ámbito o contexto nos ayudan a comprender las claves de nuestro presente para poder encarar el futuro desde un prisma lo más realis-ta posible colocando, pieza a pieza, un pequeño o gran puzle que nos dará una visión general de quiénes somos y qué podemos conseguir. ¿Hacia adonde vas, Cataluña? La actualidad política, a nuestro pesar, está revuelta en estos momentos y tal vez por ello sea necesa-rio, hoy más que ayer, orientarse hacia el modelo de aquellos quienes mejor nos representan, los que permiten que el mundo avance y siga desarrollándose bajo fórmulas de progreso científico y humanístico.

De nada sirve lamentarse cuando el entorno es adverso, siempre es mejor mirar hacia quienes plantean la buena marcha, aquellos que sitúan el esfuerzo como condición necesaria para avanzar en nuestras vidas y en nuestra sociedad y van abriendo camino sin plantearse liderazgos. Ellos encabezan el pelotón, simplemente, porque son los más ca-paces. Siempre han existido agoreros y, probablemente, seguirán existiendo con la misma constancia estadística, aunque con alejados porcentajes, de quienes rompen la fatalidad para con-vertir un escenario apocalíptico en una reluciente esperanza.

Dirección: Eva SerraGerencia: Xavier MassóPublicidad: Sònia Serra, Sara SaulaDiseño: C.Javierre Pelut /www.infographics.catV Suplementos es propiedad de Catalunya Vanguardistaemail: [email protected]://www.catalunyavanguardista.comTel: +34 932 310 257

Los hitos de nuestro futuro

V suplementos

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03Febrero 2014 SUPLEMENTOS V

Ciencia

Su trabajo se centra en un sistema de com-putación que permitirá diseñar algoritmos mucho más rápidos en el futuro. Un orde-nador cuántico es aquel que rebasa los lí-mites de la computación clásica. Se basa en el uso de qubits en lugar de bits y utiliza las leyes de la mecánica cuántica para resolver problemas.

¿Cuántas disciplinas interactúan en el de­sarrollo de un ordenador cuántico?Es un campo multidisciplinar donde in-tervienen las matemáticas, la física, la quí-mica y la informática. Trabajamos, por ejemplo, con algoritmos relacionados con la simulación para saber cómo hay que pro-gramar a los simuladores para que contes-ten a los problemas que nos interesan. En el campo de la física intervienen la fí sica teórica, la física atómica, la fí sica molecular o la física cuántica. Los químicos son nece-sarios para trabajar los materiales, los infor-máticos desarrollan programación o proto-colos de seguridad contra posibles ataques.

¿Se precisa conocimiento humanístico para ser un buen científico?Creo que todo el mundo debe tener una base lo más completa posible. Un científico, además tiene que dar conferencias, escribir artículos, hablar con gente, comunicar, por lo que precisa de una cierta cultura. Se ne-

cesitan unas buenas bases en humanidades, también escolares, y una vez adquiridas ya puedes dedicarte a tu especialidad.

¿Qué relación existe, por ejemplo, entre la mitología griega y la física cuántica?Los efectos Sísifo y Zenón, entre otros tipos de ejemplos de la mitología griega, ocurren de manera natural en la física. Algunos físicos se dieron cuenta de la simi-litud y eso ha llegado a influir incluso en su trabajo. El efecto Sísifo se utiliza, por ejemplo, en el enfriamiento de átomos.

Usted trabaja fuera de la computación clásica ¿Con qué se encuentra? En las teorías cuánticas existen varios fenó-menos que son extraordinarios, basados en los principios de superposición y a conse-cuencia de ellos, los de entrelazamiento. Es-tos últimos son los responsables, por ejem-plo, de utilizar la criptografía.

¿Cómo se comporta un ordenador cuántico?Se dan particularidades muy sorprendentes: mientras funcionan no los puedes mirar, no pueden interaccionar con nada. Se trata de aislarlos y ese es el desafío actual.

¿En qué fase está?Hay un conjunto de laboratorios en todo el mundo tras estos ordenadores; de momen-to existen prototipos que cada día mejoran pero todavía son demasiado pequeños. Para conseguir lo que queremos hace falta desa-rrollar tecnologías más avanzadas.

¿Qué son los simuladores cuánticos?Son aquéllos dedicados a tareas concretas. Por ejemplo, nuestros ordenadores coti-dianos están preparados para hacer varias

cosas: reproducir un texto, una imagen, un vídeo, datos, voz. Un simulador cuántico puede ser sólo para efectuar multiplicacio-nes; es decir, que sólo sirve para unas tareas específicas pero que efectúa muy bien. La ventaja que presentan es que los requisitos para construirlos son mucho más sencillos y de hecho ya se están produciendo simula-dores cuánticos de mayor tamaño.

¿Cómo se ha recibido entre los físicos el Premio Nobel de este año por el Bosón de Higgs?Era muy esperable. Tras su confirmación es-taba claro que tenía que haber un Premio No-bel asociado al Bosón. Se trata de un hecho muy excepcional que ocurre cada muchos años y creo que no ha extrañado a nadie.

“Mientras funcionan no los puedes mirar”

Entrevista a Ignacio Cirac, físico teórico. Director en el Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Garching, Alemania.

Por Eva Serra [email protected]

Ignacio Cirac es uno de los mayores expertos mundiales en computación cuántica. Licenciado en Física Funda-mental por la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo su doctorado por el departamento de Óptica. Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Premio Wolf de Física, antesala del Premio Nobel, Cirac ha

recibido también otros prestigiosos re-conocimientos a lo largo de su carrera científica. Ha participado en proyectos de investigación en las universidades de Harvard, Hamburgo, Santa Barbara, Oxford,Hannover, Bristol, París, el Centro Saclay de Estudios Nucleares, la Escue-la Normal Superior de París, y el Insti-tuto de Tecnología de Massachusetts.

Ignacio Cirac

“En las teorías cuánticas existen varios fenómenos que son extraordinarios”.

Ignacio Cirac es uno de los científicos más destacados de nuestro país y uno de los nombres propuestos al Nobel de Física. Créditos: ICFO

“De momen to existen prototipos que cada día mejoran”

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Afirmaba usted en un artículo reciente, que Alemania está demostrando una mio­pía económica y financiera sólo compara­ble a la de Estados Unidos hace noventa años. ¿En qué fundamentaría usted esta “miopía” alemana?La inmensa mayoría de los políticos son “miopes”; carecen de visión a largo plazo y si la tienen, la supeditan a los objetivos a corto plazo, que son los que ayudan a ganar las próximas elecciones. Hemos visto un caso palmario y escandaloso en las recién publicadas Memorias de Pedro Solbes, que admite ahora que ya en 2007 se dio cuenta de lo grave de la crisis que se avecinaba pero que, dijo en la radio, “tuvimos mala suerte en coincidir con elecciones [las de marzo de

2008]”, en vista de lo cual mintió descara-damente en su debate con Pizarro. Su hori-zonte entonces eran las elecciones, para las que quedaban pocas semanas; lo demás no importaba.Antes de las elecciones, que es cuando yo escribí el artículo, la Sra. Merkel sólo pen-saba en prometer mucho y hacer poco, que es como se gana en las urnas en condicio-nes normales. En su próxima legislatura todo dependerá del pacto que haga con sus socios socialdemócratas. En general, los go-

biernos de coalición (y más los que, como éste, no responden a una situación de emer-gencia o extraordinaria) no acostumbran a tomar grandes decisiones. Sin embargo, pu-diera ser que, ya que el futuro gobierno va a tener una amplia mayoría parlamentaria, ambos partidos pactaran llevar a cabo una política de altos vuelos con el fin de dar un espaldarazo a la Unión Europea y combatir el paro. Para ello podrían muy bien hacer la política expansiva que yo reclamaba en el artículo, y que muchos medios y sectores de opinión (incluso el gobierno de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacio-nal) les piden ahora. Sería muy bueno que el próximo gobierno Merkel prestara aten-ción a estas sugerencias.

Pregunta tópica, pero inevitable ¿Estamos saliendo de la crisis? ¿Y España también?La respuesta es un sí muy cauteloso. En rea-

lidad, de las crisis siempre se sale; al igual que son inevitables, también es cierto que no son eternas. La economía se mueve cícli-camente, y es natural que sea así. Pero hay diferencias. En España vamos a la cola en la recuperación, en gran parte porque este gobierno ha hecho el mínimo de reformas que a su juicio eran necesarias. Una refor-ma laboral incompleta, una reforma admi-nistrativa inexistente, una reforma educati-va que aún está en ciernes y se queda muy corta (es decir, que no resuelve los grandes problemas), y un reparto de las cargas fis-cales que ha recaído totalmente sobre los contribuyentes, que han tenido muy poca culpa de la crisis, y que ha protegido a los

políticos, que tenían prácticamente toda la culpa. No se ha ido a la raíz de los proble-mas y se ha empobrecido al sector privado, lo cual ha redundado en mayor depresión y en un crecimiento obsceno del desempleo. Por eso España no sale de la crisis por sí sola, sino que es el sector exterior el que la ayuda a salir del agujero. Con todo, la salida será lenta y problemática.

Europa tiene moneda única y un banco central, pero el Banco Central Europeo no presta a los gobiernos, sino a los bancos ¿Qué consideración le merece este hecho?Es natural que, formalmente, El BCE sólo se entienda con los bancos privados y no

“Si el Euro es el Purgatorio, la salida de él es el Infierno”

Entrevista a Gabriel Tortella, Catedrático emérito de Historia de la Economía en la Universidad de Alcalá de Henares

“La salida del Euro sería para España una gran catástrofe que traería inflación, paro y un fuerte aumento de la presión fiscal”

Por Xavier Massó [email protected]

04 Febrero 2014 SUPLEMENTOS V

Economía

Gabriel Tortella considera que en la crisis española no se ha ido a la raíz de los problemas.

“La salida (de la crisis) será lenta y problemática”

Está especializado en Historia Econó-mica de la Edad Contemporánea. Es doctor en Economía por la Universidad de Wisconsin y Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad es Catedrático emérito de Historia de la Economía en la Uni-versidad de Alcalá de Henares y cola-borador habitual en medios de comuni-cación. Desde 2003, es miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes.Escritor de varios ensayos económicos, fue promotor de la Revista de Historia Económica. Ex-Presidente del “Acade-mic Advisory Council” de la Asociación Europea de Historia Bancaria, tam-bién fue Presidente de la International Economic History Association y de la Asociación de Historia Económica. Su trayectoria profesional se desarrolló durante años en Estados Unidos.

Gabriel Tortella

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preste a los gobiernos, ya que eso le exigiría hacer juicios sobre la solvencia de los dife-rentes Estados, juicios que, por bien funda-mentados que estuvieran, serían una fuente de tensiones políticas. Sobre los bancos pri-vados el BCE puede emitir todos los juicios que quiera, porque la misión de todo banco es discriminar entre sus clientes por razones de solvencia y ello no entraña juicios políti-cos. Por otra parte, al prestar a los bancos privados, el BCE está, indirectamente, pres-tando a los Estados en la medida en que la banca privada adquiere deuda pública. Pero aquí el juicio sobre la solvencia de los Es-tados es competencia de la banca privada, y no del banco público europeo, y así debe ser.

En relación con el encabezamiento de la anterior pregunta, si hay un Banco Cen­tral Europeo y una moneda única en la zona euro, pero sin un poder político, sin un Estado, no se convierte esto de algún modo en una situación donde impera la ley del más fuerte, es decir, Alemania?Que Alemania imponga, hasta cierto pun-to, la ley del más fuerte es inevitable. Si la Unión (o “Bruselas”) adquiriera más pode-res a expensas de los de los Estados miem-bros, Alemania seguiría teniendo mucho peso en las decisiones que tomara esa Unión reforzada. Ahora bien, la crisis ha puesto de relieve que una moneda común sin una po-lítica bancaria y fiscal común encierra un gran peligro; si los bancos y los Estados se endeudan excesivamente, como no pueden recurrir a la devaluación de la moneda (que es la forma tramposa, pero muy usada, para devolver menos dinero que el que se había recibido), tienen que recurrir a la “devalua-ción interior”, es decir, la bajada de precios y salarios que hace a los países endeudados competitivos, de manera que puedan lograr superávits exteriores y así pagar sus deudas. La devaluación interior es dolorosa, porque trae consigo rebajas de salarios, quiebras y desempleo. Como decía la gran Joan Ro-binson, la mano invisible de Adam Smith siempre funciona, pero a menudo lo hace por estrangulación. Estos problemas deben resolverse antes de que se produzcan, evitando desequilibrios y endeudamientos excesivos. El BCE es cru-cial en esta tarea, pero se necesita, además, un supervisor bancario con más poderes y,

sobre todo, un ministro de Hacienda co-munitario que supervise los déficits de los Estados y ponga coto a los endeudamientos excesivos. Alemania hasta ahora se ha resis-tido a la primera idea y la segunda apenas ha hecho camino. En este aspecto, la “mio-pía” de Alemania puede traer consecuen-cias funestas.

¿Debe España mantenerse en el Euro? ¿Tiene futuro esta moneda única euro­pea?Si: el Euro es, si se quiere, un mal menor, sobre todo para las economías periféricas. La salida del Euro sería para España una gran catástrofe que traería inflación, paro y un fuerte aumento de la presión fiscal. Si el Euro es el Purgatorio, la salida de él sería el Infierno.

En España parece ser que hay un paro en­démico del 10% que, en cierto modo ya ni se cuenta. En Alemania, o en la misma Italia, cuando llegaron al 4 o al 5% se ate­rraron. ¿A qué se debe este paro endémi­co? ¿Es real? La rigidez y el grado de fraude del merca-do laboral español es proverbial. Aunque el salario mínimo sea bajo, si se aplica como el lecho de Procusto, igualmente a sectores productivos e improductivos (con alta o baja productividad), ello tiene que dar lugar forzosamente a paro y fraude.

Es bien sabido, por otra parte, que los em-pleos fijos son demasiado fijos y los even-tuales demasiado eventuales. Una cosa es consecuencia de la otra. Si una empresa tiene un determinado número de empleos fijos, procurará contratar eventuales para que le sirvan de colchón en momentos de dificultades. Tenemos también la proclivi-dad de los jueces de lo social a dar la razón

al trabajador y estipular altas indemnizacio-nes, lo cual aumenta la dificultad para ajus-tar plantilla. Si a ello añadimos los graves defectos de nuestro sistema educativo, que lanza al mercado gran número de gradua-dos sin los conocimientos que el mercado requiere, empezamos a comprender la mag-nitud del problema. Todas estas rigideces

contribuyen al nivel astronómico de paro que padecemos, aunque yo no tengo duda de que el grado de fraude (economía su-mergida) es tan alto que el nivel real de paro es menor de lo que reflejan las estadísticas.

La situación política española está inter­namente marcada en estos momentos por el llamado «reto soberanista» o indepen­dentista catalán. ¿Hay alguna razón eco­nómica que en su opinión, propiciara el surgimiento del nacionalismo catalán ha­cia finales del siglo XIX?Hay varios factores económicos, desde lue-go. De un lado, la gran disparidad de renta y riqueza entre Cataluña y el resto de Es-paña, que contribuyó a que una parte de la población catalana adquiriera un complejo de superioridad y la sensación de que “Es-paña” era una rémora para la economía ca-talana. Algo parecido a lo que ocurrió en Italia hace unas décadas con la Lega Nord, que aglutinaba a muchos norteños que pen-saban lo mismo: que el resto de Italia era un lastre para ellos. Esta disparidad de renta en España alcan-zó el grado máximo a finales del XIX y principios del XX. Luego ha habido una cierta convergencia. Por otra parte, hubo unos factores más coyunturales: la plaga de filoxera, que dañó a las vides en toda la vertiente mediterránea y en Cataluña dio lugar al problema de los rabassaires. Natu-ralmente, se culpaba al Estado de desinterés

y se reclamaba una protección que siempre parecía poca. Estuvo también la pérdida de Cuba, que era un mercado cautivo para la producción española, especialmente la tex-til y la harinera. La pérdida de Cuba, más Filipinas y Puerto Rico, fue consecuencia de una derrota militar humillante, que afectó a la confianza que se tenía en España. Es interesante, sin embargo, que la economía española empezara a funcionar mejor tras el desastre: se repatriaron capitales, se crearon bancos potentes, el plan de estabilización de Villaverde tuvo un gran éxito, creció la inversión, la peseta se estabilizó y la econo-mía se diversificó. Y aparecieron industrias potentes fuera de Cataluña.

En cierta ocasión, Gaziel les espetó a los políticos catalanistas, acaso aquejados de victimismo y de su mala suerte histórica, que una cosa era un jugador con mala suerte y otra un mal jugador. Los políticos catalanistas serían malos jugadores ¿Qué opinión le merece esta afirmación?Yo creo que Gaziel tenía algo de razón. Siendo Cataluña la región más desarrollada de España, debía haber dado más políticos de talla nacional. Yo, así, a bote pronto, sólo puedo pensar en Prim y en Cambò. Pero el caso es que no hay más, porque Figueras y Pi tienen poco relieve, aunque éste fuera un intelectual muy respetable. Otras regiones

mucho menos desarrolladas han producido muchos más políticos de relieve nacional. Para mí Figuerola es una figura de gran ta-lla, aunque no llegara a ser presidente del gobierno. Yo creo, efectivamente, que esa tendencia de Cataluña de encerrarse en sí misma constituye una gran pérdida, para ella y para España en su conjunto. Yo casi diría que el político catalán de más talla hoy en día es el ministro del Interior francés.

Jordi Pujol dijo en cierta ocasión que Ca­taluña era la locomotora de España, pero no podía ser el maquinista. ¿Qué piensa de esta afirmación?Ese es precisamente el problema. Da la im-presión de que, para Pujol, Cataluña puede hacer fuerza, pero no asumir responsabili-dades de gobierno. Como usted compren-derá estoy en total desacuerdo con esa afirmación. España necesita catalanes que vengan a Madrid al asalto (pacífico pero enérgico) del poder

“Los empleos fijos son demasiado fijos y los eventuales de-masiado eventuales”

“El político catalán de más talla hoy en día es el ministro del Interior francés”

05Febrero 2014 SUPLEMENTOS V

Economía

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Cuando Habermas afirma que la democra-cia está en juego, establece una interesante distinción entre crisis económica y crisis política, circunstancia que niega repetida-mente la partidocracia tradicional. En el epicentro del pensamiento de este filósofo de la segunda generación de la escuela de Frankfurt subyace una formulación muy ilustrativa: el capitalismo postindustrial ha conseguido trasladar los conflictos de estabilidad de la economía a la sociología, lo cual justifica la libertad de acción de los grandes medios financieros y debilita los principios básicos de la democracia social y del Estado del Bienestar. El argumento repetidamente aducido es la falta de soste-nibilidad de nuestro sistema de prestacio-nes sociales, hecho que se afirma al margen de la capacidad real de las grandes corpo-raciones para generar beneficios astronó-micos. Ambos elementos deberían estar indisociablemente unidos, y, sin embargo, se analizan por separado sin que ello su-ponga escándalo político alguno.

En este contexto debería extrañarnos poco que la cultura, entendida en este caso como un ámbito de actuación colectiva e indivi-dual que compete al Estado, esté sometida a un rápido proceso de liberalización y a una sutil pero continua campaña de des-prestigio que legitima el abandono público de responsabilidades que creíamos sólida-mente asentadas tras 30 años de democra-cia. La cultura es un negocio, luego sálvese quien pueda en el marco de una economía de mercado. Esta podría ser perfectamen-te la conclusión sobre los acontecimientos que la afectan en los últimos dos o tres años.

Es cierto que la diversidad sobre la cual se asientan las políticas culturales españolas dificulta una unidad de actuación ideoló-gica. Muchos municipios siguen mante-niendo un trato deferente hacia la cultura con presupuestos combativos y algunas Comunidades la han convertido en ma-teria privilegiada por razones turísticas o identitarias, pero la tendencia global, e in-cluyo con ello a la derecha y a la izquierda, está sujeta a una progresiva desafección. Víctima o no de la progresiva consolida-ción de los mercados globales, la transi-ción digital y la mercadotecnia mediática, lo cierto es que el espacio tradicional de la

cultura está cada vez más ocupado por el entretenimiento y el show business.

Que la crisis es ideológica, no debería sor-prendernos. Josep Fontana en su libro “Por el bien del imperio” analiza con rigor el recorrido hacia la hegemonía del pensa-miento neoconservador, tras 40 años de tozuda paciencia en los laboratorios teó-ricos norteamericanos. Hizo falta la caída del Muro de Berlín y el desmemoriamiento de la izquierda europea ante el valor decre-ciente del mito del socialismo real para que tales articulados triunfaran y llegara una etapa de éxito para las tesis de Leo Strauss, el padre del pensamiento neo-con. Es la austeridad que nos atenaza ante el miedo febril a perder lo que tanto costó ganar; un miedo que hace serviles a las clases medias hegemónicas en Europa y reduce su capa-cidad de crítica hasta mínimos insospe-chables apenas hace unos decenios.

¿Cómo puede estar tan callada la cultura ante evidencias tan claras? Quizá porque está tan adocenada como las clases me-dias europeas, quizá porque el impacto del mercado global y las oportunidades de en-

riquecimiento personal generan desafec-ción colectiva y reducen la responsabilidad social, quizá, en última instancia, porque la cultura tal como la hemos concebido y mimado a través de las políticas públicas europeas ha acabado como un simple es-caparate de prestigio con escaso contenido crítico y sujeta a las reglas de juego de los grandes poderes mediáticos. Con toda se-guridad algo de ello habrá, pero aún así, no sería respuesta suficiente ante una pregun-ta tan exigente.

La cultura, en tanto que lugar común de la reflexión y el pensamiento libre, debería ser capaz de encontrar con naturalidad un acomodo estable en una sociedad convul-sa y en permanente estado de transforma-ción. Sus espacios naturales, libres incluso de la agresión o la tentación permanente del mercado y la economía, deberían for-malizarse en la Universidad, en las salas alternativas de todo tipo de expresión ar-tística y obviamente consolidarse como un altavoz plausible de los movimientos sociales off-institucionales. Sin embargo, eso no es visible, o cuanto menos no lo es con la contundencia que sería menester.

Por eso es posible afirmar que las cargas de profundidad contra la cultura no son casuales.

Jorge Luis Marzo señala que uno de los problemas que tienen que superar los crea-dores actuales es el exceso de instituciona-lización. La creación contemporánea fue el centro de gravedad de la cohesión social durante los años del tardofranquismo y la primera transición, papel que progresi-vamente se fue transfiriendo a los centros culturales públicos, en los cuales la planifi-cación y los objetivos sociopolíticos redu-jeron a los artistas a un statu-quo subordi-nado donde la libertad y la reflexión crítica fueron ocupando un segundo plano. En los años 70 y los primeros 80 la cultura sustituyó a la política como espacio de en-cuentro y consenso social dado la extrema fragilidad de ésta, inmersa en un proceso constituyente. Que la cultura se sometiera poco a poco a los designios de la política es quizá uno de los principales problemas de nuestra endeble democracia.

¿Es recuperable esta pulsión crítica de la cultura ante una política a la defensiva que lucha permanentemente contra enemigos visibles e invisibles? Es una pregunta que no tiene una respuesta fácil a tenor del cre-ciente peso de los escenarios mainstream que condenan la creación alternativa y re-belde a un estatus periférico.

La vida cultural española ha funcionado a remolque de las iniciativas institucionales que durante buena parte de la transición estuvieron comandadas por gestores com-prometidos con el sector. Algunos de estos gestores se resisten, dentro de la Adminis-tración, al impacto acomodaticio del dis-curso anticulturalista; otros por cansancio o por convencimiento son cómplices del mismo.

En cualquier caso la respuesta sólo puede venir de un replanteamiento cultural. El cine, la música, el teatro, las artes visuales tienen la palabra, pero la auténtica res-puesta no vendrá únicamente de la calidad y la responsabilidad de los contenidos sino de su capacidad para generar nuevos cana-les de distribución y exhibición que asegu-ren su independencia ante los inevitables monopolios mediáticos.

06 Febrero 2014 SUPLEMENTOS V

Cultura

Cuando la batalla es cultural

OpiniónPor Xavier MarcéEconomista y gestor cultural

El filósofo y sociólogo Juergen Habermas es el miembro más destacado de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt

Page 7: En este número 1

Febrero 2014 SUPLEMENTOS V

Cultura

En uno de sus artículos políticos publicados en El Periódico, incluido en el posterior libro Contra Jeremías (Mondadori, 2013) escribió: “La derecha nunca ha tenido necesidad de justificar sus infamias, no trabaja sobre ideas sino sobre prácticas, pero se suponía que la izquierda era lo opuesto. En la nueva centu-ria no hay diferencia.

¿Qué criterio le merece la libertad de pen­samiento y qué lugar diría que ocupa hoy en nuestra cultura?No creo que la libertad de pensamiento sea un asunto opinable. O se da o no se da en cada uno de nosotros. Pero no es una cuestión po-lítica o colectiva, sino individual. La ejerce quien quiere y nada se lo puede impedir.

¿Considera que la cultura ilustrada se ha acabado?Si estamos hablando de la del siglo XVIII, sin duda se acabó hace ya muchos años. Si es la de la vida cultural euroamericana del siglo XX, también.

¿Qué papel diría que a día de hoy ejerce la ciencia frente a la filosofía?

La ciencia es todopoderosa y ha sustitui-do a la religión en la función de explicar el mundo. La filosofía es una tarea particular a la que se dedican algunos individuos, pero carece de influencia social.

Si tuviera que buscar un adjetivo para de­finir el modelo cultural hegemónico ¿cuál sería y por qué?El modelo cultural hegemónico es el tecno-crático, sistema en cierto modo idéntico al de la democracia total. En una sociedad que se rige por criterios cuantitativos no puede haber otro modelo.

¿Cree que esta crisis puede comportar cambios culturales y sociales? ¿Hacia qué dirección?Ya los ha comportado. El mundo es hoy muy distinto al de hace diez años. Y seguirá cambiando hacia una sociedad cada vez más controlada y seguramente más violenta.

¿Qué modelo cultural considera más acer­tado o más evolucionado?Ninguno. Los modelos culturales son exuda-ciones del sistema social. Cada reordenación social crea su propio sistema cultural. Tan perfecto era el del siglo IX como el nuestro.

¿Qué escritores o pensadores contemporáneos considera que están aportando más al mundo de la cultura o a la sociedad?No podría decirlo. Yo leo o he leído a Judt, a Hitchens, a Sloterdijk, y unos pocos más entre los contemporáneos.

¿Cree que la irrupción de blogs y periodismo ciudadano contribuyen positivamente en la opinión pública?

No, en absoluto. Es de nuevo una ampliación del sistema técnico de control. Cuanto más “libre” parece el aparato, más contribuye al sometimien-to. Se ha visto hace poco con la gigantesca red de espionaje norteamericano, que no es sino la de todos los países. Aunque allí son más eficaces.

¿Snowden o Julian Assange?Son escapes de información que silban por pe-queñas grietas del sistema, pero no sirven para nada. Como ya se ha visto, todos los mandata-rios han agachado la cabeza. Para eso están.

¿Cree que el futuro tiene remedio?El remedio del futuro es el presente. Aunque estemos metidos en una máquina infernal, si sabemos jugar dentro de nuestro círculo zooló-gico, en lo que alcanza físicamente un humano, podemos vivir la fiesta de los buenos días y es-quivar los días infaustos. Hasta que nos pillen. Donde no hay salvación es en lo colectivo.

“Donde no hay salvación es en lo colectivo”

Entrevista a Félix de Azúa, escritor. Doctor en Filosofía y profesor de Estética.

“El modelo cultural hegemónico es el tecnocrático, sistema en cierto modo idéntico al de la democracia total”

Por Eva Serra [email protected]

Félix de Azúa ha publicado numerosos libros de poesía -fue uno de los auto-res escogidos en la antología Nueve novísimos poetas españoles-, novela -Premio Herralde- y ensayo -cuyo título más reciente es Autobiografía de papel (Mondadori, 2013). Doctor en Filoso-fía y profesor de Estética, es también colaborador habitual en medios de co-municación como El Pais o Jot Dwon. Es Premio César González-Ruano de periodismo

Félix de Azúa

El filósofo y escritor, Félix de Azúa

Cuanto más “libre” parece el aparato, más contribuye al sometimiento

Christopher Hitchens Crop Peter Sloterdijk Tony Judth

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¿Cómo podemos saber si estamos bien informados y nuestras opiniones son más o menos solventes? La información que recibimos, en cuanto a datos empíricos se refiere, tal vez nunca sea puramente ob-jetiva, pero puede y debe tender a serlo. Procesamos la información que recibimos y, pasándola por el tamiz de nuestro crite-rio, nos formamos una opinión sobre este o aquel tema concreto. De nuestro criterio previo dependerá la opinión que nos for-memos. Es por ello que, aun disponiendo de información idéntica sobre un mismo tema, dos personas pueden sostener opi-niones diametralmente opuestas. Desde esta perspectiva y atendiendo a los “po-lémicos” tiempos que estamos viviendo, hay dos cuestiones que, a mi juicio, deben ser tenidas en cuenta en una sección que, como ésta, se titula de “opinión”.La primera sería si en una sección de opi-nión deberíamos encontrarnos con un opinador de la información que aporta o con un informador de sus opiniones. En el primer caso, la opinión que se exprese requiere de una exposición de hechos, de un aporte de información a partir de la cual se emiten una serie de juicios y de ar-gumentos que conforman nuestra opinión sobre la materia opinada. En el segundo, en cambio, la opinión se antepone a los hechos en la medida que estos se dan o por consabidos o por obviados y se presentan, de hacerlo, bajo la forma de opinión y su-bordinados a ella.Creo que en el primer caso nos encontra-mos ante lo que propiamente debería ser una sección de opinión, es decir, con una información opinada. En el segundo, en cambio, lo que tenemos es una opinión presuntamente informada y lo que se nos transfiere no es primordialmente dicha información, sino una opinión, documen-tada o no. Y la credibilidad que le otorgue-mos, nos guste o no, dependerá entonces de otros factores como la autoridad, la credibilidad que nos merece el opinador, la afinidad o simpatía que sintamos hacia él...Desgraciadamente, el modelo que hoy en día, en plena era de la información y en la autoproclamada «sociedad del conoci-miento», domina campando a sus anchas por doquier, es el segundo. Y digo desgra-ciadamente no porque este formato tenga que ser necesariamente negativo, por su-puesto que no siempre lo es y en ocasiones

hasta puede que sea inevitable e incluso deseable, sino porque el uso ramplón, cap-cioso y con finalidades inconfesables que actualmente se acostumbra a hacer de él

en tantas de las llamadas «tribunas de opi-nión», tiene como consecuencia la pura y simple transmisión de opinión, con los supuestos hechos que la sostienen ya pre-viamente digeridos y conformados por un criterio, el del opinador, a partir del cual surge la opinión.Como consecuencia de esto, y de ello es una prueba el espectáculo mediático de si-cofantes metidos a opinadores, tertulianos y otras charadas por el estilo, el gran pú-blico recibe la opiniones ya previamente enlatadas y elaboradas de acuerdo con un criterio, sin que la información en sí sea poco más una simple citación pro domo

sua del opinador. El resultado, la (de)for-mación de opinión entre el gran público, que la recibe y asume acríticamente, aten-diendo sólo a factores como la afinidad,

ideológica, de talante o cualquier otra, con aquel opinador cuyas opiniones se asume acríticamente como propias. El lado obs-curo de la formación de opinión.Se me ocurren a bote pronto dos ejemplos de este formato de opinador informado, es decir, del informador de su opinión. Uno bueno y otro malo. Supongamos que tengo interés en saber si hay, o puede haber, vida inteligente más allá de la Tierra y busco la «opinión» -en una acepción muy forzada del término- de un astrofísico. Lógicamen-te, si mis conocimientos de astrofísica son escasos, el modelo que tendrá que adoptar mi interlocutor será el del opinador infor-

mado, sin que pueda, porque no los enten-dería, hacerme ni tan siquiera una somera descripción informativa de los hechos en que se sustenta su opinión, sino a la inver-sa, exponerme aquella información que se ajuste a su criterio. Nada que objetar.Pero una cosa es el ámbito de la ciencia estricta, donde, además, el sentido del tér-mino “opinión” tiene unas connotaciones muy distintas a las de su uso habitual, y otra la consideración que me merezca, es decir, la opinión que yo pueda tener en el sentido de si me agrada o no, la respuesta que me dé. Y si resulta que, por cuales-quiera razones, lo que busco es a alguien que me dé la respuesta que yo quiero re-cibir, pongamos por ejemplo que sí, que haya vida en otros planetas, y me voy a un astrofísico -en el supuesto de que exista alguno de tal opinión- que ya sé de entra-da que me dirá que sí, y que si no lo hallo me voy a un astrólogo o a un parapsicó-logo, entonces, precisamente entonces, es cuando estaría ante un espejo al otro lado del cual se encuentra el informador de su opinión.Si este mismo formato lo trasladamos a otros más «opinables», a la vez que coti-dianos, como la política, la economía o el nacionalismo, estaríamos ante un modelo de opinión «menú», donde se nos da todo hecho y sólo ficticiamente estamos eli-giendo. Lo contrario sería, en cambio, la «opinión a la carta»: se nos informa de lo que hay y nosotros, de acuerdo con nues-tro criterio, elegimos.Porque una cosa es informar manifestan-do las propias opiniones para que el lec-tor, de acuerdo con su propia capacidad de discernimiento, se forme la suya, y otra muy distinta es opinar, sin más, bajo la presunción de estar bien informado.Vivimos en un tiempo que las nuevas tec-nologías han facilitado como nunca antes el acceso a la información. Ahora bien ¿significa ello que hoy en día estamos más informados que antes? Y más aún ¿sabe-mos metabolizar las ingentes cantidades de información de acuerdo con un cri-terio previo que nos permita procesarla adecuadamente y formarnos una opinión solvente? La opinión «menú» tiene un do-ble problema. Por un lado, puede ser ten-denciosa por parte del emisor; por el otro, puede resultarle más cómoda al receptor. Aquí, al menos en la medida de lo posible, intentaremos evitar ambas cosas.

08 Febrero 2014 SUPLEMENTOS V

Sociedad

¿Opinión “Menú” o “A la carta”?

OpiniónPor XavierMassó

La opinión «menú» tiene un doble problema. Por un lado, pue-

de ser tendenciosa por parte del emisor; por el otro, puede

resultarle más cómoda al receptor