endocrinilogía en el comportamiento humano

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ENDOCRINILOGÍA EN EL COMPORTAMIENTO HUMANO. Endocrinología es la rama de medicina que estudia las glándulas de secreción interna. Las glándulas son formaciones anatómicas cuya función es elaborar ciertos productos, que según cual sea su naturaleza, serán expedidos al exterior o vestidos al medio interior; por ejemplo, las glándulas sudoríparas, la salivales y las del estómago, derraman sus productos en un conducto excretorio, que a su vez los vierte, bien en el tubo digestivo, bien directamente al medio exterior, por eso las llama glándulas de secreción externa o “exocrinas”; otras glándulas, como la hipófisis, la tiroides y el timo, por ejemplo, que no tienen conductos excretores y vierten sus productos directamente en la sangre cuando pasa por ellas, son llamadas por eso, glándulas de secreción interna, o “endocrinas” (hay algunas glándulas que son mixtas: el hígado, por ejemplo, segrega la bilis, que por medio de los conductos hepáticos es vertida en el intestino y de allí al exterior, pero segrega también el glucógeno, que de las células hepáticas pasa directamente a los capilares sanguíneos. Las glándulas de secreción interna y sus funciones. La hipófisis es la más importante de ellas, pues sus secreciones influyen en el funcionamiento de la mayoría de las otras glándulas endocrinas. Está situada en la base del cerebro en una estructura ósea denominada la silla turca y segrega diferentes tipos de hormonas, la más importante de las cuales es la del crecimiento o STH, hormona que hace que el cuerpo crezca hasta donde tiene que crecer. No menos importantes son las hormonas llamadas LH y ETSH, siempre presentes en el organismo segregándose en mínimas cantidades, pero que en cierto momento (12 a 14 años en la hembra y 14 a 15 años en el varón) esa cantidad aumenta, sube y determina cambios importantes en el individuo: la hembra tiene su primera menstruación (menarquía), momento a partir del cual se convierte en mujer y es apta para la concepción; en el varón, estas dos hormonas actúan sobre los testículos que comienzan a producir testosterona y espermatozoides, momento a partir del cual se convierte en hombre y es apto para engendrar. La tiroides, glándula situada en la base del cuello, delante del cartílago laríngeo, es la principal responsable de las funciones metabólicas. El páncreas es una glándula situada en el abdomen por detrás del estómago y segrega la insulina. Suprarrenales (son glándulas dobles), llamadas así porque están situadas una sobre cada riñón y están compuestas de dos partes: una externa llamada

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ENDOCRINILOGÍA EN EL COMPORTAMIENTO HUMANO.Endocrinología es la rama de medicina que estudia las glándulas de secreción interna. Las glándulas son formaciones anatómicas cuya función es elaborar ciertos productos, que según cual sea su naturaleza, serán expedidos al exterior o vestidos al medio interior; por ejemplo, las glándulas sudoríparas, la salivales y las del estómago, derraman sus productos en un conducto excretorio, que a su vez los vierte, bien en el tubo digestivo, bien directamente al medio exterior, por eso las llama glándulas de secreción externa o “exocrinas”; otras glándulas, como la hipófisis, la tiroides y el timo, por ejemplo, que no tienen conductos excretores y vierten sus productos directamente en la sangre cuando pasa por ellas, son llamadas por eso, glándulas de secreción interna, o “endocrinas” (hay algunas glándulas que son mixtas: el hígado, por ejemplo, segrega la bilis, que por medio de los conductos hepáticos es vertida en el intestino y de allí al exterior, pero segrega también el glucógeno, que de las células hepáticas pasa directamente a los capilares sanguíneos.

Las glándulas de secreción interna y sus funciones.La hipófisis es la más importante de ellas, pues sus secreciones influyen en el funcionamiento de la mayoría de las otras glándulas endocrinas. Está situada en la base del cerebro en una estructura ósea denominada la silla turca y segrega diferentes tipos de hormonas, la más importante de las cuales es la del crecimiento o STH, hormona que hace que el cuerpo crezca hasta donde tiene que crecer.No menos importantes son las hormonas llamadas LH y ETSH, siempre presentes en el organismo segregándose en mínimas cantidades, pero que en cierto momento (12 a 14 años en la hembra y 14 a 15 años en el varón) esa cantidad aumenta, sube y determina cambios importantes en el individuo: la hembra tiene su primera menstruación (menarquía), momento a partir del cual se convierte en mujer y es apta para la concepción; en el varón, estas dos hormonas actúan sobre los testículos que comienzan a producir testosterona y espermatozoides, momento a partir del cual se convierte en hombre y es apto para engendrar.La tiroides, glándula situada en la base del cuello, delante del cartílago laríngeo, es la principal responsable de las funciones metabólicas.El páncreas es una glándula situada en el abdomen por detrás del estómago y segrega la insulina.Suprarrenales (son glándulas dobles), llamadas así porque están situadas una sobre cada riñón y están compuestas de dos partes: una externa llamada corteza y otra interna llamada médula. Entre las hormonas que segrega la corteza nos importan el cortizol o hidrocortisona y quenas cantidades de hormonas masculinas y femeninas; la médula, por su parte, segrega la adrenalina y noradrenalina que, según cual sea su proporción, preparan al individuo para el ataque o para la huida.Testículos, también son glándulas dobles y están situados en los escrotos, producen los espermatozoides (células fundamentales de la propagación de la especie) y la testosterona, hormona que confiere los caracteres masculinos.Los ovarios, igualmente dobles, son las glándulas sexuales femeninas, producen los óvulos y segregan estrógenos, hormonas que confieren las características femeninas.

Patología endocrina y cambio de conductaLas glándulas endocrinas tienen estrechos vínculos con el sistema nervioso vegetativo, el cual, a su vez los mantiene con la vida instintivo-afectiva y, al mismo tiempo, ambos influyen marcadamente sobre el desarrollo del temperamento y la formación del carácter individual. De aquí deriva la importancia dada a las relaciones entre funciones endocrinas y actividad psíquica, entre temperamentos endocrinos y caracteres individuales, así como entre constelación hormónica,

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individual y criminalidad.Ahora bien, las glándulas endocrinas pueden enfermar y entonces se habla de “endocrinopatías”, las cuales pueden consistir en una alteración cuantitativa (hiperfunción o hipofunción, según el caso) o en una alteración cualitativa (disfunción). Las endocrinopatías van a influir en la conducta del individuo y sus cambios pueden tener repercusiones que interesan a la Criminología.La hiperfunción de la hipófisis (secreción hormonal excesiva, exceso de función) va a producir cambios orgánicos más o menos severos, según cual sea su intensidad.Así, cuando segrega una cantidad excesiva de la hormona STH, que ya sabemos es la hormona del crecimiento, si ello está ocurriendo en un niño, éste va a aumentar desmesuradamente de tamaño, es lo que se conoce con el nombre de gigantismo (en una ocasión en el diario El Carabobeño se informó de un niño de seis anos que media cerca de dos metros de estatura); si esto está ocurriendo en un adulto (individuo que ya creció hasta donde tenía que crecer), ¿qué ocurre?, crece por cualquier parte de su cuerpo, por donde pueda: crece la cabeza, crecen las manos, crecen los pies, etc. Este sujeto aparte de fuertes dolores de cabeza ocasionales, podrá también manifestar un hiperactividad sexual pasajera, temporal, lo cual podría ocasionarle algún tipo de problema penal.La hiperfunción de la tiroides (exceso de producción de tiroxina) ocasiona en el individuo un estado de “hipermetabolismo” que se manifiesta en un aceleramiento de las funciones orgánicas; aun cuando está dormido su corazón y todo su organismo está funcionando como si estuviera corriendo en un maratón; es tal la alteración que si a este individuo no se lo trata oportunamente, muere o puede desarrollar crisis de locura. Antes de llegar a esos extremos, este sujeto se manifiesta inquieto, nervioso e irritable en sus interacciones, pudiendo reaccionar con violencia ante cuestiones insignificantes; por ejemplo, si alguien lo mira fijamente porque se le parece a algún conocido; desde luego, en tales condiciones puede involucrarse en hechos que tengan carácter penal. La hipofunción de la tiroides (poca cantidad de la hormona tiroidea) también tiene consecuencias que le interesan a la criminología. Si esto ocurre en un niño que se encuentra en el vientre de la madre, después de nacer no va a crecer y se convierte en un “cretino”, médicamente es un “hipotiroideo”, sujeto que por su misma condición, también puede ser fuente de conductas indeseables.En relación al páncreas, la más grave consecuencia de su mal funcionamiento es la enfermedad conocida como “diabetes”, la cual se produce por una deficiencia en la producción de insulina o por mala calidad de la misma. Se trata de una enfermedad degenerativa que en sus etapas tardías se caracteriza por atacar a todo el conjunto orgánico: cerebro, pulmones, riñones, ojos, inclusive al aparato reproductor. Su mayor repercusión se produce, por supuesto, cuando ataca al sistema nervioso, porque es cuando el individuo va a presentar una conducta anómala que lo puede conducir al suicidio o a la realización de hechos dañosos a otras personas, conductas que son criminológicamente relevantes.Respecto a las glándulas suprarrenales, ya sabemos que la principal hormona que segrega su corteza es el hidrocortizol o hidrocortisona, pero también segrega hormonas masculinas (andrógenos) y hormonas femeninas (estrógenos), muy débilmente, en poca cantidad, pero las segrega; pues bien, aquí hay un mecanismo que es el siguiente: la producción de cortizol es estimulada en la corteza por la hormona ACTH de la hipófisis, pero cuando el cortizol alcanza cierto nivel en el organismo (nivel normal), la hipófisis inhibe la afluencia de ACTH y de este modo se mantiene el equilibrio funcional de la corteza; pero cuando por un trastorno de la corteza no se produce el cortizol y, en consecuencia, la hipófisis continúa enviando su ACTH, pues no recibe senal de que se ha alcanzado el nivel normal de cortizol en el organismo, el equilibrio se rompe y aumenta la cantidad de hormonas masculinas y femeninas. Si esto sucede en el cuerpo de una mujer embarazada, ocurrirán cosas que pueden tener importancia criminológica, como son los llamados casos de ambigüedad sexual (cuando el niño nace

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su sexo no aparece bien definido: presenta características de los dos sexos), cuestión que plantea una amplia problemática que alcanza hasta lo jurídico, pues a los fines del Registro Civil es preciso conocer cuál es el sexo de la criatura que se inscribe.¿Qué es lo que ocurre en el vientre materno en estos casos?Si el feto es hembra, sale masculinizado: tiene un clítoris muy grande (confundible con un pene por el lego), una vulva más o menos bien formada y hasta con vello en el pubis a los primeros días; si tales peculiaridades no son tomadas en cuenta puede incurrirse en graves errores que, con el paso del tiempo, pueden ser fuentes de lamentables problemas psicosociales.El Dr. Héctor Araujo ha comentado el caso de un niño de 15 anos que fuer referido por el Hospital Universitario. Este paciente, de apariencia masculina, remarcada por un corte de cabello estilo cadete, fue llevado de emergencia al Hospital con un gran dolor y dureza abdominal (abdomen agudo o “en tabla” en la jerga médica); pasado al quirófano, el cirujano encontró que este niño tenía dos ovarios, sus trompas, matriz, vagina y una vulva cerrada. Ya en conocimiento del caso, personalmente el Dr. Araujo le hizo el examen de “cromatina sexual”, cuyo resultado fue positivo: era una mujer. Como se comprenderá, casos como éste, sin duda traumatizan a quien lo vive y para sus familiares, puede dar lugar a trastornos de conducta.Respecto a los ovarios y a los testículos, tampoco es mucho lo que hay que decir en cuanto a relevancia criminológica. Un tumor en un ovario puede dar lugar a que la mujer se masculinice un poco, entonces comienza a salirle vello en la cara, a sufrir trastornos en su menstruación y a cambiar su carácter, todo lo cual puede reflejarse en cambios de su comportamiento.Curiosamente, según estudios criminológicos realizados entre mujeres delincuentes, se ha encontrado que con mucha frecuencia el delito ha sido cometido inmediatamente antes, durante o inmediatamente después de la menstruación, con lo cual no se prejuzga que exista predisposición alguna en la mujer a delinquir durante período.Asimismo, un tumor en un testículo puede dar lugar a una temporal hiperactividad sexual en el hombre, lo cual puede conducirlo a buscar satisfacción sexual a como dé lugar, hecho que podría ocasionarle problemas con la Ley.

La genética en el comportamiento humano

El hombre sabe desde hace siglos que lo semejante engendra lo semejante (los hijos se parecen a los padres) y que una de las características de los seres vivos es la de reproducir su especie. La esencia de este proceso reproductor reside en producir una nueva generación de vástagos que se parezcan a sus progenitores; proceso que implica la transferencia de información biológica al nuevo organismo por la vía óvulo-espermatozoide. Esta tendencia de los individuos a parecerse a sus progenitores se llama herencia (palabra que proviene del verbo latino haerere: adherirse, pegarse) y que Puig y Roig (Pérez Llantada, 1989) define como “fenómeno biológico por el cual los ascendientes transmiten a los descendientes cualidades normales o patológicas”.El parecido entre padres e hijos suele ser marcado, pero no exacto, los hermanos difieren entre sí y con respecto a los padres en varios aspectos y grados diversos; a tales diferencias se les llama variaciones y son características de todos los seres vivos. Ahora bien, “la rama de la biología que se ocupa del estudio de la herencia y su variación” o variabilidad es la Genética (Villee, 1982).

Los cromosomas humanosCada célula de cualquier organismo de todas las especies contiene un número característico de cromosomas (el nombre obedece a la facilidad con que absorben el colorante utilizado por los

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biólogos para hacerlos más visibles al microscopio); éstos son elementos del núcleo celular que contienen todos los caracteres hereditarios o unidades de la herencia, que son los genes.Cada célula del ser humano posee exactamente 46 cromosomas. Se trata en realidad de 23 pares distintos (los cromosomas se presentan, invariablemente, emparejados de dos en dos, a excepción de las células germinales, el espermatozoide y el óvulo), 23 cromosomas que provienen del padre y 23 cromosomas que provienen de la madre.Desde el par 1 al par 22 son idénticos para la mujer y para el hombre, a éstos se les denomina “autosomas”; el par 23 es el cromosoma “sexual”: XY en el hombre y XX en la mujer. Dentro de estos 46 cromosomas están contenidas las unidades de la herencia, los genes (se calcula unos 2000 por cromosoma, aproximadamente), cada uno de los cuales determina un rasgo hereditario X: ojos negros, azules o verdes; cabellos rubios, negros o castaños; piel blanca, negra o amarilla, etc., etc… Cuando se procrea un nuevo ser, éste resulta de la fusión de los gametos femenino y masculino (espermatozoide y óvulo) y por efecto de la llamada “división cromática”, cada progenitor está aportando unos 50.000 genes a un nuevo ser.Las disposiciones hereditarias se encuentran en los genes (código genético) que integran los cromosomas de las células germinales paterna y materna, pero en forma de potencialidades: lo que la herencia transmite no son cualidades específicas terminadas ni especiales maneras de comportamiento, sino posibilidades que, desarrolladas, pueden conducir, en un futuro, a la posesión de esas cualidades específicas o especiales maneras de comportarse.

Herencia autosómica, dominante y recesiva.

Los genes se dividen en “dominantes” y “recesivos”.Son dominantes cuando su sola presencia hace aparecer una determinada característica, cualquier que sea el gen de su par, por ejemplo: color pardo los ojos o labios abultados.Recesivos, cuando su efecto se pone de manifiesto sólo si está apareado con gen de su mismo par, por ejemplo: color verde los ojos (queda encubierto si su par es un gen dominante).Los caracteres hereditarios se transmiten de forma simple y compleja: Simple (caracteres mendelianos), corresponde a la herencia dominante y recesiva: color de los ojos, forma de la nariz, grosor de los labios, grupo sanguíneo, color y forma de pelo, etc.Compleja, a través de la acción de múltiples factores combinados: grado de inteligencia, disposición para la longevidad, estatura, etc.En relación a la posible transmisión de caracteres adquiridos, la respuesta ha sido siempre negativa: nada de lo que se haya adquirido a través de la práctica o el ejercicio de las aptitudes es transmisible hereditariamente.No todos los caracteres individuales se heredan, sino sólo los genotípicos (que tienen su origen en los genes); genotípico es lo típicamente hereditario. No se heredan los caracteres fenotípicos (que tienen su origen en agentes o factores externos o en modificaciones ambientales): fenotipo son las cualidades desarrolladas, la forma externa, la apariencia.

Aberraciones cromosómicas en las alteraciones del comportamiento humano

Fue en 1956 cuando se precisó el número exacto de 46 cromosomas en el ser humano y fue en 1960, en un congreso internacional realizado en Inglaterra, cuando se estableció la clasificación internacional de los cromosomas (Orellana, 1978). A partir de entonces se multiplicaron las estudios y se comenzó a conocer la existencia de aberraciones “heterosómicas”, hecho éste que tuvo

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repercusiones en el campo criminológico, al punto de que algunos estudiosos creyeron encontrar en estas alteraciones un rasgo biológico suficiente para identificar al sujeto criminal.Las aberraciones más conocidas son las siguientes:Síndrome de Klinefelter o “híper-gonado-trófico-eunocoide” (descubierto por el médico norteamericano Harry Klinefelter). El sujeto posee un cromosoma supernumerario X (en lugar de ser XY, es XXY), lo cual produce degeneración o atrofia de los caracteres de las masculinidad. Se le atribuye cierta tendencia hacia el comportamiento antisocial o desviaciones psicopáticas.Entre los rasgos observados están los siguientes: retraso mental, estatura elevada (piernas largas), ginecomastias (senos), distribución femenina del pelo pubiano, degeneración testicular (esterilidad).Síndrome de Turner, el sujeto posee un cromosoma supernumerario X (en lugar de ser XX, es XXX), lo cual produce degeneración o atrofia de los caracteres femeninos, se las llama supermujeres (marimachas, en criollo). Pueden llegar a manifestar algún retraso mental y, en consecuencia, tener problemas de conducta.La aberración cromosómica encontrada que más notoriedad ha tenido en el terreno criminológico es la conocida con el nombre de Cariotipo 47 o síndrome de la criminalidad agresiva.Patricia Jacobs realizó una investigación en el Hospital Estatal De Catairs (Escocia) y encontró que el 3% de los sujetos ahí recluidos portaban en la pareja cromosómica No. 23 un cromosoma “Y” supernumerario, hecho éste que transforma la fórmula normal masculina (XY) en la fórmula anormal (XYY) y determina un exceso de masculinidad. Se habló   entonces del cromosoma asesino.Los rasgos más destacados que se atribuyen a estos sujetos son los siguientes: talla alta (1,80 m y más), desarrollo físico y sexual anormal, personalidad psicopática, cociente intelectual 80-90; inestabilidad e impulsividad exageradas, afectividad disminuida y tendencia precoz al delito; y tendencia a rechazar las normas institucionales, ayuda y protección.En los anos 1950 fue notorio (divulgado a nivel de la prensa mundial) el caso de Richard Speck, asesino de enfermeras en Chicago. Fue capturado después de haber dado muerte a ocho enfermeras, todas con la característica de ser blancas y de pelo negro. Ya en la cárcel, llamaron la atención de los investigadores, su agresividad exagerada y su elevada estatura; luego, al practicarle los exámenes médicos de rigor y hacerle un “cariotipo”, se encontró que su fórmula era (XYY).OBSERVACIÓN: el cromosoma Y es el que determina en el hombre la diferenciación testicular; de modo que, un sujeto que padezca el síndrome (XYY) puede sufrir trastornos sexuales y de comportamiento, porque tales anomalías fisiológicas ejercen influencia directa sobre la psicología individual; por supuesto, hay muchos sujetos con esta fórmula que nunca cometieron delitos. En todo caso, no hay que olvidar que sólo existen potencias hereditarias, las cuales pueden evolucionar en dirección al delito, pero que tal evolución no es “necesaria”. Y, por otra parte siendo el delito un concepto jurídico, cuyo contenido se transforma según el lugar y tiempo, en correspondencia con las ideas y las necesidades sociales, no parece posible, lógico ni sensato, esperar que se encuentre en las células germinales ningún tipo de disposición preformada hacia manifestaciones delictivas.

Herencia y CriminalidadA este respecto, señala Di Tulio que para establecer cuál es la importancia real del factor hereditario en la génesis de la criminalidad, importa recordar, siguiendo las más modernas orientaciones científicas, que lo que interesa al investigador es conocer el modo como el patrimonio hereditario puede influir sobre la constitución y, mejor aún, sobre la personalidad del delincuente, puesto que ésta, aún estando ligada al patrimonio hereditario, es siempre fuertemente plástica y transformable.Por la misma razón, no basta afirmar la existencia de una carga hereditaria para explicar la génesis de una acción criminal, porque no es la enfermedad o la criminalidad, en su caso, lo que se hereda, sino

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el llamado terreno disposición, el cual podrá transformarse en un proceso morboso o criminal, sólo bajo la influencia de otros factores (se admite que las disposiciones hereditarias no pueden manifestarse sin el concurso del ambiente, al cual corresponde plasmarlas o modificarlas más o menos profundamente; pero se admite, asimismo, que el ambiente no puede cambiar del todo esas “disposiciones”; es por esto que se entiende que la formación de un individuo siempre va a estar estrechamente ligada al modo como los caracteres hereditarios reaccionan al ambiente).Es así, que en la vida del hombre, la herencia no debe ser entendida como un destino inmodificable, sino más bien como una “fuerza de orientación bio-psicológica” que puede ser modificada por el ambiente, ya en un sentido favorable, mediante la atenuación o la eliminación de sus elementos negativos, ya en un sentido desfavorable, mediante la acentuación de sus elementos negativos (Di Tulio, 1966).De modo pues que, cuando se habla de “herencia y criminalidad”, sólo puede hablarse de una herencia genérica, en el sentido de que una serie de taras degenerativas de los ascendientes, pueden producir en los descendientes una serie de “disposiciones” bio-psíquicas que, en juego con el ambiente y las ocasiones podrían conducir al crimen. Las investigaciones sobre herencia y criminalidad datan de los primeros estudiosos de la antropología criminal. Un método clásico utilizado a estos fines fue el de las “genealogías”, consistente en la reconstrucción del árbol genealógico del sujeto delincuente y tomando en cuenta la presencia en él de criminales, prostitutas, gente de mala conducta, ociosos, vagabundos, etc., en los progenitores y colaterales, sin olvidar las enfermedades especialmente nerviosos y mentales, la mortalidad y abortos.Famoso, por ejemplo, es el árbol genealógico de la familia Juke, que tiene su origen en Max Juke (borracho empedernido) y Ada Yalkes (ladrona), el cual fue estudiado en siente generaciones por Dugdale, indagación en la que se encontraron: 76 criminales, 181 prostitutas y 91 hijos ilegítimos (Nicéforo, 1954).Una variante utilizada a los mismos fines es la de “seguimiento de la descendencia”; método inverso del anterior, puesto que consiste en estudiar la descendencia del delincuente (más limitado, ya que se dispone de menos generaciones que estudiar).Otro método utilizado es el “estadístico”, consistente en que los precedentes relativos   a los ascendientes de los delincuentes no se exponen en la forma de árbol genealógico, sino en conjunto, mostrando, por ejemplo, cuántos de cada cien delincuentes han tenido padre condenado, enajenado, alcohólico, etc.; método que ha sido muy usado en relación al estudio de los menores delincuentes. Un ejemplo lo tenemos en la relación presentado por S. Baley al Primer Congreso Internacional de Criminología (Roma, 1938), en el cual señalaba respecto a los ascendientes próximos o remotos de los sujetos estudiados: alcoholismo 56%, afecciones mentales 25% y condenas judiciales 16% (de algún ascendiente, hermano o hermana) (Nicéfo