enseñanzas del papa francisco no 34
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Enseñanzas del Papa Francisco No. 34
Enseñanzas del Papa Francisco No. 34
El 24 de octubre dijo: " Seamos cristianos en serio y no tibios,
asumiendo con coraje el camino de la santificación."
"El Apóstol Pablo, trata de explicarnos esto con la lógica del antes y el después: antes de Jesús
y después de Jesús". San Pablo considera el antes "basura", mientras el después es como una nueva
creación. Y nos indica "un camino para vivir según esta
lógica del antes y el después".
"sin esta conciencia del antes y del después de la que nos habla Pablo, nuestro cristianismo
¡no sirve a nadie! Es más: va por el camino de la hipocresía.
Me digo cristiano, ¡pero vivo como pagano!".
"Algunas veces decimos ‘cristianos a mitad de camino’,
que no toman en serio esto. Somos santos, justificados, santificados por la sangre de Cristo: ¡tomar esta santificación y
llevarla adelante! ¡Y no se la toma en serio!
"Cristianos tibios: ‘Pero, sí, sí; pero, no,
no’. Un poco como decían
nuestras mamás: ‘¡cristiano al agua de
rosa, no!’. Un poco así… Un poco
de barniz de cristiano,
un poco de barniz de catequesis…
" Pero dentro no hay una verdadera conversión,
no existe esta convicción de Pablo: ‘He dejado pasar todo
lo que considero basura,
para ganar a Cristo y ser encontrado en Él’.
"Ésta, "era la pasión de Pablo, y ¡ésta es la pasión de un cristiano!"
Es necesario, "dejar todo lo que nos aleja de Jesucristo" y "hacer todo nuevo: ¡todo es
novedad en Cristo!". "¡Hemos sido re-hechos en Cristo! Lo que ha hecho Cristo en
nosotros es una re-creación: la sangre de Cristo nos ha re-creado."
"¡Es una segunda creación! Si antes toda nuestra vida,
nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestras costumbres estaban
en el camino del pecado, de la iniquidad, después de esta re-creación debemos hacer el
esfuerzo de caminar por el camino de la justicia, de la santificación".
"La santidad. Todos nosotros hemos sido bautizados: en aquel momento, nuestros
padres –nosotros éramos niños– en nuestro nombre, hicieron el Acto de fe: ‘Creo en
Jesucristo", que nos ha perdonado los pecados. ¡Credo en Jesucristo!".
"Esta fe en Jesucristo, "debemos volver a asumirla“
y "llevarla adelante con nuestro modo de vivir".
"vivir como cristiano es llevar adelante esta fe en Cristo,
esta re-creación". " Y con la fe, llevar adelante las obras que nacen de esta fe, "obras para la
santificación".
" Si tú te acostumbras:
‘Tengo una vida un poco así, pero creo en
Jesucristo, pero vivo como
quiero… ¡Y, no, eso no te
santifica; eso no va!
¡Es un contrasentido! "Pero si tú dices:
‘Yo, sí, soy pecador; yo soy débil’ y vas siempre al Señor y le dices: ‘Pero,
Señor, tú tienes la fuerza,
¡dame la fe! ¡Tú puedes curarme!’.
Y en el Sacramento de la reconciliación te
haces curar..."
"sí también nuestras imperfecciones sirven para este camino de santificación.
Pero siempre es: antes y después".
"Antes del Acto de fe, antes de la aceptación de Jesucristo que nos ha re-creado con su sangre estábamos en el
camino de la injusticia"." Después, en cambio, "estamos en el
camino de la santificación, ¡pero debemos tomarla en serio!"
"Para tomarla en serio, es necesario hacer obras de justicia, obras "sencillas":
"adorar a Dios: ¡Dios es El primero siempre! Y puedes hacer lo que Jesús aconseja: ‘ayudar a
los demás’". "son las obras que Jesús ha hecho en su
vida: obras de justicia, obras de re-creación".
"Cuando nosotros damos de comer a un hambriento",
"re-creamos en él la esperanza. Y así con los
demás". Si en cambio
"aceptamos la fe y después no la vivimos somos
cristianos sólo de memoria"
"Pidamos a San Pablo que nos de la gracia de vivir como cristianos en serio,
y creer verdaderamente que hemos sido
santificados por la sangre de
Jesucristo".
El 26 de octubre dijo: "confesar nuestros pecados no es ir a una
sesión de psiquiatría, ni siquiera ir a una sala de tortura:
es decir al Señor: ‘Señor soy pecador’, pero decirlo a través del hermano, para que este
decir sea también concreto. ‘Y soy pecador por esto, por esto y por
esto’". "algunos dicen: ‘ah, yo me confieso con
Dios’. Pero es fácil, es como confesarte por e-mail,
¿no?"
"Dios está allá, lejos, yo digo las cosas y no hay un cara a cara, no hay un a cuatro ojos.
(San) Pablo confiesa su debilidad a los
hermanos cara a cara. Otros:
‘No, yo voy a confesarme’"
"Pero se confiesan cosas tan etéreas, tan
en el aire, que no tienen ninguna concreción. Y eso es lo mismo que no hacerlo".
"Los pequeños tienen esa sabiduría: cuando un niño viene a confesarse, jamás dice una cosa
general." "Pero, padre he hecho esto y he hecho esto a
mi tía, al otro le he dicho esta palabra" y dicen la
palabra. Son concretos, ¡eh!" "Tienen esa sencillez de la
verdad. Y nosotros tenemos siempre la tendencia a esconder la realidad de nuestras miserias".
"Para muchos creyentes adultos confesarse ante el sacerdote es un esfuerzo insostenible
–que induce con frecuencia a esquivar el Sacramento –
o una pena tal que transforma un momento de verdad en un ejercicio de ficción."
"Los creyentes deben aprender de San Pablo que confiesa sus faltas públicamente."
"Y esta es la lucha de los cristianos. Es nuestra lucha de todos los días."
" Y nosotros no siempre tenemos el coraje de hablar como habla Pablo de esta lucha.
Buscamos siempre una vía de justificación: ‘Pero sí, somos todos pecadores’.
"Lo decimos así, ¿no? Esto es nuestra lucha. Y si nosotros no reconocemos esto, jamás
podemos tener el perdón de Dios".
"Porque, si ser pecador es una palabra, un modo de decir, una manera de decir, no
tenemos necesidad del perdón de Dios. Pero si es una realidad, que nos hace esclavos,
tenemos necesidad de esta liberación interior del Señor,
de esa fuerza. Pero más importante aquí es que para encontrar el camino de salida,
Pablo confiesa a la comunidad su pecado, su tendencia al pecado. No la esconde".
"La confesión de los pecados hecha con humildad es
"lo que la Iglesia pide a todos nosotros"."Confiesen entre ustedes los pecados".
Pero "no para hacer publicidad", sino "para dar gloria a Dios" y reconocer que "es Él quien
me salva"." He aquí por qué, para confesarse se va al
hermano, "el hermano sacerdote": es para comportarse
como Pablo.Y sobre todo, con la misma "concreción".
"Concreción, honradez y también una sincera
capacidad de avergonzarse de las
propias equivocaciones"
"No hay sendas en sombra alternativas al
camino que lleva al perdón de Dios, a
percibir en lo profundo del corazón tu pecado
y su amor".
"Cuando nosotros confesamos nuestros pecados como son ante la presencia de Dios, siempre sentimos esa gracia de la vergüenza.
Avergonzarse ante Dios es una gracia. Es una gracia". "’Yo me avergüenzo’.
Pensemos en Pedro, cuando, después del milagro de Jesús en el lago dice:
‘Pero, Señor, aléjate de mí, yo soy pecador’. Se avergüenza de su pecado ante la santidad
de Jesucristo".
El 26 de octubre dijo refiriéndose a los libros de Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret:" Él hizo un regalo a la Iglesia y a todos los
hombres, de aquello que tenía de más preciado: su
conocimiento de Jesús, fruto de años y años de estudio, de confrontación teológica, de
oración" "porque Benedicto XVI hacía teología de rodillas y todos lo sabemos- y todo ello lo
puso a disposición de todos de la forma más accesible”.
“Nadie puede medir el bien
que ha hecho con este don el Papa Benedicto, ¡sólo el Señor lo sabe!”“Pero todos tenemos la percepción, que muchas personas, gracias a los libros sobre Jesús de
Nazaret, han alimentado su fe,
han profundizado sobre ella,
o incluso se han acercado a Cristo por
primera vez de manera adulta, combinando las exigencias de la razón con la búsqueda del
rostro de Dios”.
“Al mismo tiempo”, “la obra de Benedicto XVI ha estimulado una
nueva serie de estudios del Evangelio entre la historia y la cristología”.
El 28 de octubre en su homilía de la Misa
que presidió dijo: Jesús no es solo espíritu sino una persona de carne
humana cuyas llagas y sacrificio han sido
el precio de la salvación de todos
los hombres. Es aquel que, cada
día, intercede y reza por nosotros ante
Dios.
Meditando en el Evangelio en el que Jesús
pasa toda la noche orando al Padre antes de
elegir a los Doce Apóstoles dijo:
"Jesús compone su equipo" y luego se
encuentra rodeado por una gran multitud de gente "llegada para
escucharlo y ser curada" porque "de Él brotaba
una fuerza que sanaba a todos". Son las "tres relaciones de Jesús", "Jesús con el Padre,
Jesús con sus apóstoles y Jesús con la gente".
Jesús oraba al Padre por los Apóstoles y por la
gente y hoy sigue rezando.
"Es el intercesor, el que reza, y reza a Dios
con nosotros y ante nosotros.
Jesús nos ha salvado, hizo esta gran
oración, su sacrificio, su vida,
para salvarnos, para justificarnos:
estamos justificados gracias a Él.
Ahora se ha ido, y reza
¿Pero Jesús es un espíritu?
¡Jesús no es un espíritu! Jesús es una persona, un hombre,
con carne como la nuestra, pero en la
gloria. Jesús tiene las llagas en las manos, en los
pies, en el costado y
cuando ora al Padre muestra este precio de la justificación,
y reza por nosotros, como diciendo:
‘Pero, Padre, que esto no se pierda'".
Jesús "tiene la primicia de nuestras oraciones", porque "es el primero en
orar" y como "nuestro hermano" y "un hombre como
nosotros", intercede por nosotros:
"Al principio, Él realizó la redención, justificó a todos,
pero ahora, ¿qué hace? Intercede, reza por nosotros. Pienso en qué habrá sentido Pedro cuando lo renegó, y luego Jesús lo miró y él
lloraba. Podía arrepentirse.
Muchas veces, entre nosotros, nos decimos:
'Reza por mí, ¿eh?, lo necesito, tengo tantos problemas, tantas cosas:
Reza por mí’. Y eso es bueno, ¿eh?, porque nosotros hermanos debemos
rezar los unos por los otros".
Por ello los exhorto a pedir: Reza por mí, Señor, Tú eres el intercesor": "Él reza por mí; reza por todos nosotros y reza con coraje porque hace ver al Padre el
precio de nuestra justicia: Sus llagas. Pensemos tanto en esto y demos gracias al
Señor.
Agradezcamos "por tener un hermano que reza con nosotros y reza por nosotros,
intercede por nosotros. Hablemos con Jesús, digámosle:
‘Señor, Tú eres el intercesor, Tú me has salvado,
me has justificado. Pero ahora, reza por mí’. Y confiemos nuestros problemas, nuestra
vida, tantas cosas a Él, para que Él las lleve al
Padre".
El 29 de octubre al presidir la habitual Misa en la Capilla de la Casa
Santa Marta, dijo: “La esperanza no es
“optimismo” ni “ver las cosas con buen
ánimo”, sino la
“ardiente expectativa hacia la revelación del
Hijo de Dios”. “no es fácil entender la
esperanza”, pues en ocasiones “pensamos que ser
personas de esperanza signifique ser personas optimistas”, pero esto
no es así.“La esperanza no
decepciona, es segura”.
La esperanza. Se dice que es la más humilde de las tres virtudes, porque está oculta en la
vida. La fe se ve, se siente, se sabe lo que es.
La caridad se hace, se sabe lo que es. Pero, ¿qué es la esperanza?
¿Qué es esa actitud de la esperanza?”.
“Para acercarnos un poco, podemos decir primero
que la esperanza es un riesgo, es una virtud arriesgada,
es una virtud, como dice San Pablo ‘de una ardiente expectativa hacia la
revelación del Hijo de Dios’. No es una ilusión”.
Tener esperanza es “estar en tensión hacia esta revelación, hacia esta alegría que llenará
nuestra boca de sonrisas”. Los primeros cristianos, representaban a la
esperanza “como un ancla: la esperanza era un ancla,
anclada en la orilla” del más allá.
“Se me ocurre la pregunta, ¿dónde estamos anclados nosotros, cada uno
de nosotros? Estamos anclados allá en la orilla de aquel océano tan alejado o estamos
anclados en una laguna artificial que hemos hecho nosotros, con nuestras normas, nuestros comportamientos, nuestros horarios, nuestros
clericalismos, nuestras actitudes eclesiásticas… no eclesiales, ¿eh?
¿Estamos anclados allí? Todos confortables y seguros, ¿eh? Aquella no es esperanza.
¿Dónde está anclado mi corazón, allí en esta laguna artificial,
con un comportamiento impecable de verdad?”.
“estamos a la espera esto es un parto. Y la esperanza se encuentra en esta
dinámica”, de “dar vida”.
“Una cosa es vivir en la esperanza, porque en la esperanza estamos salvados y otra cosa
es vivir como buenos cristianos, nada más. Vivir a la espera de la revelación, o vivir bien con los mandamientos; estar anclados en la orilla del más allá, o aparcados en la laguna
artificial”.
“pienso en María, una muchacha joven, cuando,
después de haber oído que era mamá ha cambiado
su actitud y va, ayuda y canta ese cántico de alabanza”.
“Cuando una mujer se queda embarazada es mujer,
pero no es solo mujer: es madre. Y la esperanza tiene algo de esto.
Nos cambia la actitud: somos nosotros, pero no somos nosotros; somos nosotros,
buscando allí, anclados allí”.
El 30 de octubre reflexionando sobre la “comunión de los santos dijo: “La comunión
fraterna nos lleva a la comunión con Dios. “Es una verdad de las más consoladoras de nuestra fe, porque nos recuerda que no
estamos solos, sino que existe una comunión de vida entre
todos los que pertenecen a Cristo”.
“Una comunión que nace de la fe; de hecho, el término ‘santos’ se
refiere a aquellos que creen en el Señor Jesús, y son incorporados a Él en
la Iglesia a través del Bautismo.
Por eso los primeros cristianos también fueron
llamados ‘santos’”. “La Iglesia, en su verdad
más profunda, es comunión con Dios,
familiaridad con Dios, comunión de amor con Cristo y con el Padre en
el Espíritu Santo, que se prolonga en una
comunión fraterna”.
“Esta relación entre Jesús y el Padre es la ‘matriz’ de la unión entre nosotros cristianos:
si estamos íntimamente incluidos en esta "matriz", en este horno ardiente de amor que
es la Trinidad, entonces podemos verdaderamente convertirnos en un único corazón y en una sola alma entre nosotros,
porque el amor de Dios quema nuestros egoísmos, nuestros prejuicios, nuestras
divisiones internas y externas”. “El amor de Dios quema también nuestros
pecados”,
“La experiencia de la comunión fraterna que me lleva a la comunión con Dios. Estar unidos
entre nosotros nos lleva a estar unidos con Dios, a esta unión con Dios que es nuestro
Padre”.“Nuestra fe necesita el apoyo de los demás, ¡especialmente en los momentos difíciles! Y si estamos unidos, la fe se hace fuerte”.
“¡Qué hermoso es apoyarse mutuamente en la aventura maravillosa de la fe! Digo esto
porque la tendencia a cerrarse en lo privado también ha influido en la esfera religiosa, tanto es así que muchas veces es difícil buscar ayuda espiritual en aquellos que
comparten nuestra experiencia cristiana”.
“¿quién de nosotros -¡todos, todos!- quién de nosotros no ha experimentado inseguridades,
desorientaciones e incluso dudas en el camino de la fe? Todos,
todos hemos experimentado esto: yo también. Todos.
Es parte del camino de la fe, es parte de nuestra vida”.
“Todo esto no debe sorprendernos, porque somos seres humanos, marcados por la
fragilidad y las limitaciones. Todos somos frágiles, todos tenemos limitaciones: no se
asusten. ¡Todos las tenemos!
Sin embargo, en estos momentos difíciles hay que confiar en la ayuda de Dios, a través
de la oración filial, y al mismo tiempo, es importante encontrar el coraje y la humildad para estar abiertos a los demás, para pedir ayuda, para que nos
den una mano: ‘dame una mano, tengo este problema’”.
“La comunión de los santos va más allá de
la vida terrena, va más allá de la muerte y
dura para siempre”. “Esta unión entre
nosotros va más allá y continua en la otra vida. Es una unión
espiritual que nace del Bautismo,
no se trunca con la muerte, sino que,
gracias a que Cristo ha resucitado, está
destinada a encontrar su plenitud en la vida
eterna”.
“Existe un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía son peregrinos en este mundo, entre nosotros, y los que han cruzado el umbral de la muerte a la eternidad. Todos
los bautizados en la tierra, las almas del Purgatorio y todos los beatos que están ya en
el Paraíso forman una única gran Familia. Esta comunión entre tierra
y cielo se realiza sobre todo en la oración de intercesión”.
“Queridos amigos, tenemos esta belleza, la memoria de la fe: es una realidad nuestra,
de todos, que nos hace hermanos, que nos
acompañamos en el camino de la vida, y nos vamos a encontrar de nuevo,
allí arriba, en el Cielo. Vayamos por este camino con confianza, con
alegría”.
“un cristiano debe ser alegre, con la alegría de tener a tantos hermanos bautizados que
caminan con nosotros, y también con la ayuda de nuestros
hermanos y hermanas que hacen este viaje para ir al Cielo,
y también con la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que están en el Cielo y rezan a
Jesús por nosotros”.“¡Adelante por este camino, y con alegría!”,
El Evangelio de Juan dice que, antes de su Pasión,
Jesús rezó al Padre por la comunión entre los discípulos, con estas palabras: "Que todos
sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me enviaste".(17:21).
El 31 de octubre dijo: “Sin el amor de Cristo,
sin vivir de este amor, sin reconocerlo, sin alimentarse de este
amor, no se puede ser cristiano.
El cristiano, el que se siente mirado por el
Señor, con esa mirada tan bella, amado por el
Señor y amado hasta el final”.
“El cristiano siente que su vida ha sido
salvada por la sangre de Cristo.
Y esto hace el amor: esta relación de
amor”.
“A San Pablo el Señor le había cambiado la
vida”, pues aseguraba que
“nadie puede alejarme del amor de Cristo”.
A partir de aquel momento, este amor
del Señor” es el centro de su
vida”.Luego nada pudo alejar a San Pablo del amor de
Cristo “en las persecuciones, en las enfermedades,
en las traiciones”.“Era precisamente el centro de su vida, el
punto de referencia: el amor de Cristo”.
Reflexionando sobre la imagen de la “tristeza de
Jesús, cuando mira a Jerusalén”,
el llanto del corazón de Jesús por Jerusalén es
Éste: ‘Jerusalén, tú no te has dejado amar;
y tú te has encomendado a tantos ídolos, que te
prometían todo, te decían que te daban
todo, y después te han abandonado’.
El corazón de Jesús, el sufrimiento del amor de
Jesús: un amor no aceptado, no
recibido”.
Pablo permanece fiel al amor de Jesús hasta el final, por lo que a pesar de sentirse débil y pecador encuentra la fuerza para ir hacia
adelante, para soportar todo. Por el contrario Jerusalén es el pueblo infiel, “que no acepta el amor de Jesús, o peor aún” que “vive este amor pero a medias: un poco
sí, un poco no, según sus propias
conveniencias”.
“Miremos la fidelidad de Pablo y la infidelidad de Jerusalén y en el centro miremos a Jesús,
su corazón, que nos ama tanto. ¿Qué podemos hacer de esto? La pregunta:
¿yo me parezco más a Pablo o a Jerusalén? ¿Mi amor a Dios es tan fuerte como el de
Pablo o mi corazón es un corazón tibio como el de Jerusalén?
Que el Señor, por intercesión del Beato Juan Pablo II,
nos ayude a responder a esta pregunta. ¡Así sea!”.
En twitter dijo: Si los bienes materiales y el dinero se convierten en el centro de la vida, nos
atrapan y nos esclavizan.
Un cristiano afronta las dificultades, las pruebas, incluso las derrotas, con
serenidad y esperanza en el Señor.
La lucha contra el mal es ardua y prolongada; es necesario rezar constantemente y con
paciencia.
Muchas gracias a todos los misioneros, hombres y mujeres que trabajan tanto y sin hacer ruido por el Señor y por los hermanos.
Es necesario tener valor para ser fieles y coherentes con el Evangelio.
Los santos son personas que pertenecen totalmente a Dios. No tienen miedo a ser despreciados, incomprendidos o marginados.
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Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
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