epalen52 web

36

Upload: david-belandria

Post on 22-Oct-2015

13 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: Epalen52 Web
Page 2: Epalen52 Web
Page 3: Epalen52 Web

contenido

02 — perfilRobeilys Peinado

04 — el MenJUrJe Mancheta y demás

08 — MÚSicA ¡Hágase la salsa!... y el Bigotón la hizo

11 — MirAdAS María, llena eres de ¿gracia?

20 — SexodiverSidAd María Lionza y sus brujas ancestrales

24 — GAStronoMÍA Sibaritas y pelabolas

27 — diArioDías y noches de amor y de guerra (III)

32 — cUentoSdel ArAñero

05 — ciUdAdTeatro Alameda... en San Agustín

10 — MitoS El último hombre a caballo

18 — MinicrÓnicASFueron por lana y salieron...

21 — entreviStAUna conserva cartagenera en el litoral

20 — crÓnicASbUrocráticAS

31 — crUcicoMpActo

CirCula Con el Diario Ciudad CCSReviSta GRatuita

conSeJo editoriAlJorge Rodríguez GómezFreddy ÑáñezFelipe SaldiviaGustavo Borges Revilla

directorAMercedes Chacín

editor JefeCarlos Cova

coordinAdorA editoriAlOdry Farnetano

directorA de ArteEdarlys Rodríguez

coordinAdor de fotoGrAfÍAAsdrúbal Briceño

ASeSor editoriAlReinaldo González

redAcciÓnRocío CazalMabe ChacínKay Yam HungGustavo Mérida

diSeñAdorASZonia GarcíaMelany Pérez

ilUStrAdorAlfredo Rajoy

fotÓGrAfoSAmbrosio PlazaJosé Rivera

correctorRodolfo Castillo

colAborAn en eStA ediciÓnClodovaldo Hernández, Ángel Méndez, Marianny Sánchez, Rodolfo Porras, Ernesto Cazal, Vicente Tovar, Juan Pizzani, Malú Rengifo, Marco Santaniello, Jonathan Mendoza, Nathaly Bonilla, L. “Razor” Balza y Nataly Sanoja. Archivo Ciudad CCS.Fotografía de portada: Jonathan Mendoza.

iMpreSiÓn Fanarte, [email protected]/@epaleccs

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114Distribución: 0212-3686750Una publicación de la

Page 4: Epalen52 Web

PERFIL02

Page 5: Epalen52 Web

Robeilys Peinado: la quinceañeRa voladoRa

POR CLodovaLdo HERnándEzILUSTRACIóN aLFREdo RaJoY

Es un diamantE sin tallar En El dEportE dEl salto con garrocha. apEnas sE aproxima a los 16 años y logra al-turas quE solo han alcanzado las mEjorEs atlEtas dEl mundo cuando ya Eran mujErEs hEchas y dErEchas. cam-pEona mundial juvEnil, Esta chama dE la vEga Es una dE las más firmEs EspEranzas olímpicas dE vEnEzuEla para río 2016

“Una atleta como ella rara vez se consigue en este mundo”, expresa el entrenador Carlos Faneyth, sin ocultar su orgullo. No es para menos, porque él ayudó a descubrir a Robeilys Peinado, la muchacha de La Vega que, a los 15 años de edad, saltó 4,35 metros, altura que las más descollantes figuras de la garrocha, como la rusa Yelena Isinbáyeva o la brasileña Fabiana Murer, solo llegaron a superar siendo ya mujeres hechas y derechas. “Perdonen la pedantería, pero el talento y el po-tencial de Robeilys nunca se había visto en el atletismo venezolano”, asegura el entrenador.

La joven pegó, literalmente, el brinco a la fama en el reciente Cam-peonato Mundial Juvenil de Donetsk, Ucrania, donde dejó con la boca bien abierta a los expertos en esta especialidad, quienes se en-cuentran concentrados en los predios de la antigua Unión Soviética.

Para colmo de asombro, Robeilys (nombre compuesto con los de su papá, Robert, y su mamá, Maurilys), es una recién llegada al de-porte de la garrocha o pértiga, pues apenas comenzó a practicarlo en diciembre de 2010, es decir, hace menos de tres años. Claro que deportista había sido siempre, pues estuvo en la gimnasia artística y rítmica desde antes de cumplir cuatro años. Por su estatura, no tenía muchas posibilidades de seguir en esa especialidad, reservada a mu-chachas menuditas. El periodista deportivo Julio Barazarte, quien la vio cuando daba sus primeros saltos, asegura que la formación como gimnasta la ayudó: “El entrenador Faneyth se dio cuenta, desde el principio, de la elasticidad y sincronización que se requieren para sal-tar con garrocha”.

Un especialista en medicina deportiva, que la vio en el Brígido Iriarte probando una y otra cosa de pista y campo, le dijo: “Tú sirves para salto de garrocha”, y ella, con las ganas de experimentar típicas de la

juventud, respondió: “¡Vamos a darle, pues!”. Tan sencillo como eso. Y, de allí, a campeona mundial y notable esperanza olímpica venezo-lana para Río de Janeiro 2016.

“Todavía le falta mucho”, ataja el entrenador Faneyth, consciente de que muchos atletas considerados fenómenos han fracasado por ex-ceso de alabanzas. En particular, cree que debe dejar de correr deli-cadamente —como una gimnasta artística, pues— y, luego, cuando haya alcanzado su completo desarrollo físico, hacer más ejercicios de musculación.

Todo parece indicar que Robeilys es un diamante sin tallar y que aún no se sabe ni siquiera hasta dónde podrá llegar cuando haya cumplido el ciclo completo de entrenamiento. “Por ahí dicen que la estamos forzando, pero eso es falso. Ella ha dado lo que le sale naturalmente”, subrayó Faneyth en una entrevista en Venezolana de Televisión.

Robeilys, quien estudia en la sección de Talentos Deportivos del Li-ceo Caracas, sabe de su capacidad fuera de norma, pero lo maneja con una humildad que enternece. Recientemente le pidió perdón al público que la vio en los Juegos Nacionales Juveniles de Caracas por haber saltado “tan solo” cuatro metros exactos. “No fue mi día”, dijo la chica a un reportero, a pesar de que le sacó 60 centímetros de ventaja a su más cercana rival.

Nacida en 1997, cuando el huracán electoral revolucionario comen-zaba a tomar cuerpo, Robeilys no oculta su afecto por el comandante Hugo Chávez. Dice que cada vez que le llueve en la cancha, entrenan-do o en competencia, siente que él está ahí, aupándola. Y cuando hace esta confidencia, en sus ojos de niña también llovizna.

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPaLE CCS

03

Caracas, 20 de octubre de 2013.

Page 6: Epalen52 Web

el menjurje04

Caracas, 20 de octubre de 2013. Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPAle CCS

Fundarte y el gru-po teatral Séptimo Piso presentan Una tarde poco

fastidiosa en el Teatro Nacio-nal. Es una historia donde tres amigos arremeten contra quie-nes se burlan de su aspecto y personalidad.

Entrompe al cine

Féminas en Cinema. Siempre ha llamado la atención (aunque a veces parezca lo contra-rio) que los mayores reconocimientos cinema-tográficos obtenidos por Venezuela en los prin-cipales festivales del mundo hayan provenido de la filmografía de mujeres realizadoras. Y es que haciendo un recuento del cine realizado por féminas en estas tierras (incluyendo, justamen-te acá, a fotógrafas, productoras, asistentes de dirección, continuistas, etc.), nos encontramos con interesantes e icónicas películas, no solo en la memoria de la taquilla venezolana sino también fuera de nuestras fronteras.Finales de la década marcada por el perezjime-nismo en Venezuela y el nombre de una reali-zadora venezolana resonaba en varios lugares. Se trataba de Margot Benacerraf, quien con su filme Araya (1959) obtuvo el Premio de la Crítica en el Festival de Cine de Cannes 1959, Francia. Retrato tórrido de las realidades sociales de la oriental península en esa época, enmarcado en una interesante propuesta estética y acompaña-da por la memorable narración de José Ignacio Cabrujas. Araya planteaba interesantes cues-tionamientos, no solo sociales y económicos de su tiempo sino también en cuanto a búsquedas expresivas. Benacerraf, incluso, posteriormente formó parte del conjunto de intelectuales y crea-dores encargados, durante la década de los 60, de darle forma a la incipiente institucionalidad cinematográfica. Varias décadas después, du-rante los 80, surgen nombres como el de Solveig Hoogesteijn con un éxito polémico y recordado: Macu, la mujer del policía (1987), representación del triste caso del “monstruo de Mamera” que sacudió a todo el país. Cannes volvió a acoger a otra realizadora venezolana entre sus pre-miadas, otorgándole la Cámara de Oro a Oriana de Fina Torres (1985), fina semblanza de un bucólico pasado a través de un retrato intimista de la memoria. Este mismo año Venezuela ha sido reconocida por sus esfuerzos en hacer cine de calidad, al ser premiada la cinta Pelo Malo de Mariana Rondón (2013), cinta que aborda (según su realizadora) la intolerancia y que, ya desde sus primeros y polémicos pasos, planteará reflexiones, no solo sobre el tema tratado sino también sobre el acontecer mediático del filme y el debate de las ideas.

marco santaniello

Tarde musical en la plaza

Capucha que protege y libera

Concepto pictórico del camuflaje

La Banda Marcial Caracas también tiene su Ensamble de Salsa. Si lo que quiere es echar un pie, acérquese hoy a la Plaza Bolívar de Caracas, a partir de las 4:00 de la tarde, para disfrutar de esta actividad totalmente gratuita.

El Museo Alejandro Otero, ubicado en La Rinco-nada, exhibe la muestra “Trópico Camuflado” de la artista plástica y periodista Renata Fernández. La creadora se inspiró, hace 10 años, en una ima-gen de un soldado en Irak que vio en un periódi-co. Poco a poco fue tomando forma hasta llegar a esta exposición final, que está ubicada en la Sala 6 del museo, de martes a domingo, de 9:00 am a 5:00 pm.

Actívate, no hay excusas Ahora no tendrás que peda-lear desde tu casa hasta los

diferentes puntos donde se encuentran las ciclovías en la ciudad capital. El Metro de Caracas habilitó un sistema para transportar las bicicletas los domingos en horario comprendido entre 5:30 am y 3:00 pm. Solo deben cumplir con las siguientes normas: llevarlas cargadas (no las pueden montar dentro de las estaciones), ingresar por la puerta de servicio y abordar el último vagón. FOTO ASDRÚBAL BRICEÑO

Vamos al teatro

HOY6 pm

Page 7: Epalen52 Web

05

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCSCaracas, 20 de octubre de 2013.

CIUDAD

En San aguStínSE vivE como En loS puEbloSun día en la parroquia recuerda cualquier día pueblerino. sus gentes y su ambiente nos hablan de la caracas que resiste

POR GUSTAVO MÉRIDA FOTOGRAFÍAs ASDRÚBAL BRICEÑO

Page 8: Epalen52 Web

06

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

“Compa, dime tu nombre y qué es lo que haces aquí”.

“Mi nombre es Víctor Sequera y estoy en la coordinación de la Casa Cultural Alameda, tenemos ya 10 años dentro de esta trinchera, en la parroquia San Agustín. ¿Qué no hace-mos? Aquí se hace trabajo social, trabajo cul-tural, trabajo político desde que empezamos, cuando hubo la toma, un 13 de abril de 2004. Yo vengo trabajando en la parte alta de la pa-rroquia, con los Comités de Tierras, venía con una organización que se llamaba Los Sanco-cheros...”.

NOChECuando Víctor nombra a Los Sancocheros re-cuerdo que es hora de cenar. A esta hora un grupo de músicos ensaya en lo que va a ser el salón de entrada al teatro. “Es la San Agustín Big Band”, me cuenta. A esa misma hora la gente de San Agustín vive Caracas como se vive en los pueblos: gente que regresa de tra-bajar con paso tranquilo, gente que se sienta afuera de su casa a conversar, a esperar. Dos mujeres, vestidas con ropas deportivas, son la excepción: caminan deprisa, pasan y saludan a Víctor. Muchas personas lo saludan. Y me sigue contando: “Yo tenía un negocito, una bodega y vino Barrio Adentro. Allí recibimos, en la parte de atrás, a una doctora cubana lla-mada Betty. Hasta que le hicieron el consulto-rio que está aquí”, y señala al frente del espacio en recuperación, que fue teatro primero y de-pósito después. Sequera se conoce la historia: “Fue fundado en 1943, un 12 de noviembre, día viernes”. “¿Tú estabas aquí?”. Se ríe. “No. Yo soy más jovencito. Del 51 pa’cá. La última que se presentó, que me dijo mi mamá, que la vio, fue Sonia López, una cantante creo que cubana o puertorriqueña”. Busqué en internet: nació en México. “Después vino el cine”. “¿Qué viste?”. “Vi Tarzán, al tarzán cartelúo; vi la serie del Cisco Kid, pagaba un real. Una serie es que tú venías este sábado y veías un pedacito, el otro sábado otro pedacito y así. Vi Santo con-tra las mujeres vampiro. Vi la primera película a colores que pasaron aquí, que fue Los diez mandamientos, cuando se abre el mar, ¡coño!, un ruido ahí, en aquel tiempo, ¡qué vaina tan arrecha!, ¡nos va a tragar el mar!; Dos hombres y un destino, Los doce del patíbulo. ¿Por qué viene la tragedia de los cines dentro de los ba-rrios? Porque llegaron los betamax y la gente empezó a comprar sus películas y se quedaba

en su casa. Por eso fue que cerraron este y va-rios cines. El cine San Agustín, que estaba más abajo, entre Hornos de Cal y La Charneca, también cerró. Pero ese no tenía balcón, este sí, este tenía patio y balcón. Un real balcón, un bolívar patio”. “¿Tú ibas para balcón?”. “Según las notas que tenía dentro la boleta. Acuérda-te que antes sí era riguroso, a la mamá de uno le enseñabas la boleta: ‘Ajá, no puedes ir para el cine’. Una de las cosas por la que yo estoy ahorita aquí es por la educación que me dio mi mamá. De paso, mi mamá es... es gocha, no se ha muerto, y los gochos son... implaca-bles. Una gochita así pero —y señala unos 150 centímetros, desde el suelo— esa me dio palo hasta decir basta”.

Su mamá está en Valencia. Víctor tiene 61 años viviendo en San Agustín. Hablamos de todo mientras la Big Band sigue ensayando. Para retomar el asunto de “la toma”, y no des-viarnos, le digo precisamente eso y me res-ponde: “¡Yo me acuerdo! Tengo la escuela del Comandante. Cierran el cine y se convierte en un depósito. Yo, junto con gente de la co-munidad, fuimos los que buscamos, sector por sector, vivienda para los médicos cuba-nos. No fue fácil. Después, más trabajo social y planificamos: ‘¡Coño, pana!, eso está solo ahí, ¿qué vamos a hacer?’. Porque estaban

unos zagaletones dándole vueltas”. Víctor sa-luda a todo el mundo porque todo el mundo lo saluda. “Épale”, “Adiós, Chachita”. La gente de la banda ensaya duro. “La hediondez era candelosa. Había murciélagos, ratas y más ratas por todos lados. Duramos dos años y medio, limpiando. También tenemos la radio cultural Alameda, 100.3 FM”.

DíASan Agustín, 10:20 am. Sigue pareciendo un pueblo. Un pueblo en construcción. Remode-lan no solo el teatro sino también las aceras, las fachadas. Pero cuando uno recorre todo el tea-tro en construcción y llega al futuro balcón, se ve el cielo, el cerro y el Metrocable, te das cuen-ta otra vez de que estás en Caracas. Dentro del Alameda están guardadas unas bicicletas, una mesa de ping-pong, varios tableros de básquet, arquerías de futbolito. Son de una actividad que se realizó el sábado pasado, 12 de octubre, organizada por la Casa Cultural Alameda y el Gabinete Cultural en conjunto con la Alcaldía de Caracas, el Gobierno del Distrito Capital y Mindeportes.

Llego a la cocina. “Hola, buenas, ¿qué ven-des aquí?”. “Comida”. Claro. Obvio. Ella me mira con cierto aire de condescendencia. El desayuno cuesta 20 bolos y el almuerzo

La pujante San AgustÍn desde la antena de la radio cultural Alameda 100.3 FM

Page 9: Epalen52 Web

07

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCSCaracas, 20 de octubre de 2013.

Cuando abra, estar en balcón tendrá una ventaja: los baños están ahí mismito, en las esquinas. Hay uno que ya es baño y otro que va a ser.

Javier Madrid es el director de la radio. La define como “el fusil de asalto: para disparar contenidos”. Nos muestra la sede y nos cuenta cuentos desde la cabina de transmisión. “¿De dónde salen los recursos?”, le pregunto de una. “¿Los recursos? Muchas personas nos han ayudado. Ahorita, el camarada Freddy Ñáñez nos dio una donación hasta diciembre, para pagar al operador”.

Subimos hasta lo más alto del Alameda y vi-mos parte de San Agustín. “La primera antena,

cuando salimos al aire en el 2010, fue instala-da con ingeniería colectiva. Cuando tuvimos que izar la torre, bueno, había unos nudos de viento que, de verdad que éramos tres perso-nas que estábamos ahí montados y se creó un nerviosismo, un miedo porque pensábamos que nos íbamos a caer”.

Desde el Metrocable se ve mucho mejor este pueblo de San Agustín. Andando por el pue-blo, una señora nos pregunta por un Ciu-dad CCS. Le digo que “están en el Alameda”. Me asegura que va a pasar a recoger uno y, de seguida, nos echa la bendición más larga, contundente, sincera y hermosa que nos han echado en pueblo alguno. No queda otra que decir amén.

LA GENTE DE SAN AGUSTíN VIVE CARACAS COMO SE VIVE EN LOS PUEBLOS: GENTE qUE REGRESA DE TRABAjAR CON PASO TRANqUILO, GENTE qUE SE SIENTA AfUERA DE SU CASA A CONVERSAR, A ESPERAR —

40. Pienso en hacer alguna pregunta seria: “¿Qué vas a cocinar hoy?”. “Bisté con arroz, ensalada, caraota”. Yesenia Rengifo al me-nos sonríe. Vende entre 40 y 50 platos al día, distribuidos en dos mesitas.

Javier Madrid define la radio como “el fusil de asalto: para disparar contenidos”.

Cariñosa muestra: echar la bendición

Page 10: Epalen52 Web

MÚSICA

¡Hágase la salsa!… y “el Bigotón” la Hizo

08

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

Por ÁNGEL MÉNDEZFotograFía fErNANDo SÁNChEZ “fErSÁN”

El día de nacimiento de Phidias (5 de octubre) ha sido decretado el Día de la Salsa (aquí con el Tigre Rafael y Héctor Castillo)

Page 11: Epalen52 Web

La música caribeña devino en Los años sesenta en una particuLar mezcoLanza de ritmos sin casta definida. Había HecHo faLta Hasta entonces un oficiante que diera formaLidad aL término “saLsa”: ese fue pHidias daniLo escaLona

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS

09

Caracas, 20 de octubre de 2013.

“Lo quE EStA NoChE vAN A ESCuChAr ES ALGo NovEDoSo quE LoS vA A PoNEr A GoZAr —DIjo BoBBy CruZ— NuEStrA MÚSICA ES PurA SALSA. ¡ESCÚChENLA!...”—

Los cubanos, y uno que otro boricua, desde-ñan de ella. Tito Puente decía, cuando lo en-trevistaban, que la única salsa que él conocía era la kétchup, la de tomate… los bravos de la otra isla la niegan, dejando en claro que todos esos sabrosos ritmos caribeños nacieron en la tierra de Miguelito Matamoros. “La rumba nació en Cuba y, llámenla como la llamen, el mundo la ha gozado hasta más no poder. Si tú quieres le dices salsa, pero eso no es más que guaracha y son cubano entremezclado”, nos comentaba Mario Muñoz, el recordado Papaíto, timbalero de La Sonora Matancera y a quien en los últimos días le ha dado por cantar.

Nadie refuta la aseveración porque allí, entre remeneos femeninos y aguardiente del bueno, en esos solares nada aburridos se cocinó el son y, más tarde, la guaracha y el guaguancó. El danzonete quedaba para los de arriba, porque los de abajo siempre se las arreglaron para di-vertirse con todas las de la Ley. De esos ritmos se alimentó el personaje que hoy abordamos y quien ha sido calificado como “El Padre de la Salsa”: un rumbero nacido en San José, ma-cerado en las esquinas del barrio escuchando a Daniel Santos, Julio Jaramillo, La Aragón y, algo más grande, al propio Benny Moré.

ESA PrIMErA vEZLa polémica lleva largo tiempo, pero lo cierto es que la “salsa”, como se le conoce, arrancó en firme desde el momento en que a Phidias Danilo Escalona Mayora, nuestro eterno Bi-gotón, nacido un 5 de octubre de 1933, se le ocurrió llamar a esa mezcolanza de ritmos caribeños que nos llegaba de otras tierras “sal-sa”. El cuento lo relató el famoso locutor en la revista Swing Latino.

Bobby Cruz— nuestra música es pura salsa. ¡Escúchenla!...”.

Y se proyectó a nivel internacional. De allí en adelante se montó la historia. Izzy Sanabria habla del tema y de sus grafitis, el “gran gurú” Johnny Pacheco se atreve —y nadie le dis-cute— a decir que fue él quien lo proyectó a nivel mundial, aunque ha quedado registrado que el primero en utilizarlo como “género” fue el venezolano Federico Betancourt en uno de sus LP: ¡Llegó la Salsa!, una producción de El Palacio de la Música. Esa es la historia, o par-te de ella. Falta tela que cortar, pero queda en claro que fue el Phidias quien armó el arayé. En un merecido reconocimiento, su fecha de nacimiento, 5 de octubre (de 1933), fue esco-gida por el Concejo Municipal del Municipio Libertador ¡el Día de la Salsa! Es la cosa…

“Estábamos en una parrillera ‘El Negro’ Ma-yora, ‘El Guajiro’ González y mi persona. Es-tábamos discutiendo sobre el nombre que le pondríamos a un nuevo espacio radial que me habían asignado en Radiodifusora Vene-zuela, un programa de 12:00 m a 1:00 pm. El corte sería el mismo de La fiesta de Cipreses y Matinal, donde yo proyectaba la música ca-ribeña. En esa mesa comenzamos a barajar nombres y mientras lo hacíamos pasaron la cuña de moda. Una familia reunida, almor-zando, se peleaba por la salsa de tomate. ‘¡Pá-same la salsa!’, se conminaban unos a otros. Allí surgió la idea: ‘¡La salsa!, ¡la salsa! Eso es lo que la gente quiere al mediodía’, dije yo y El Guajiro comentó: ‘Eso, la hora de la salsa, el sabor y el bembé’. Así quedó bautizado el espacio. Y continuamos comiendo nuestra parrilla”.

Así surgió el calificativo del programa. Más tarde, Phidias vería cómo se agigantaría el concepto. Amigo de los artistas caribeños que visitaban Venezuela, compadre de Tito Rodríguez y considerado ya uno de los difu-sores más importantes del ritmo a lo largo de la cuenca del Caribe, un buen día entrevistó a Richie Ray y Bobby Cruz, Los Mamitos, quie-nes, entre otros —como Joe Cuba, Machito y Mario Bauzá—, le imprimieron “movimien-to” al son cubano y lo convirtieron en algo nuevo. Las trompetas y el piano de Richie Ray, acompañados de una potente voz como la de Bobby Cruz, le imprimirían un sello muy par-ticular al ritmo. Era una variante huérfana de apellido. “Eso es salsa pura”, dijo Phidias y el binomio captó la idea que retumbaría para siempre en el Madison Square Garden: “Lo que esta noche van a escuchar es algo no-vedoso que los va a poner a gozar —dijo

Page 12: Epalen52 Web

10

Edición Número Cincuenta y Dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

MITOS

El último hombrE a caballo

Bisabuelo de Chávez, conocemos su histo-ria porque el Coman convocó a una seria revisión de la historia del pueblo venezo-lano (hasta el corrío de Cristóbal Jiménez cantó). Que fue catire, bebedor de brandi, de pañuelo al cuello, sombrero alón, polai-nas y mujeriego. Casi un llanero común.

Su padre, Pedro Pérez Pérez, combatió jun-to a Zamora en la Guerra Federal. Pedro Pérez Delgado, como por legado de sangre, se unió al ejército rebelde llanero de José Manuel “El Mocho” Hernández a los 17 o18 años. Combatió en el encuentro de La Mata Carmelera en 1898, donde fue muerto Joa-quín Crespo.

Fue jefe civil y militar de Sabaneta durante el gobierno de Cipriano Castro. Su caballo, en aquella época, de pelaje negro, se llama-ba Bala.

Apenas los gringos tumbaron a Castro, arrimando al curul a Juan Vicente Gómez, Pedro Pérez Delgado empezó a conspirar.

Chávez cuenta: “Un italiano, musiú Mau-riello, de izquierda, revolucionario de los

POR ErnESTO CAzALILUSTRACIÓN nATHALY BOnILLA

Mauriello que por ahí andan; lo manda-ron a buscar, lo mataron, macheteao en la costa del caño, allá, del Boconó. Lo dejaron tirado ahí; vino alguien a avisarle a Pedro Pérez: ‘Mataron a musiú Mauriello’. Esa no-che buscó cuarenta de a caballo, buscó los machetes y fusiles, se vino pa’ Mijagual. Por aquí por Santa Rosa emboscó a machete al coronel Colmenares, que era el coronel go-mecista que mandaron para sustituirlo. Fue la vez que se disfrazó de vendedor de tapa-ras de miel, una batalla a machete. Por aquí cerca fue, y más nunca volvió a Sabaneta. Cogió camino pa’llá, cruzó el Apure y co-menzó la leyenda de Pedro Pérez Delgado. Hasta 1922 estuvo alzado”.

Se dice que alguna vez quiso armar un lim-pio (combate a garrote) con Emilio Arévalo Cedeño por razones personales, ideológi-cas y de guerrilla.

***

¿Por qué lo llamaron Maisanta? Andrés Eloy Blanco, en su corrido de caballería (en La Juanbimbada), cuenta que el hombre, antes de desenvainar el machete para entrar

en combate, lanzaba hacia los cuatro vien-tos el siguiente grito de guerra: “¡Mai Santa, Virgen del Socorro ’e Valencia! / Madre san-ta, dice la gente, / pero Mai Santa dice Mai Santa / y las maneras de los hombres / los hombres deben respetarlas”.

***

La leyenda de Maisanta no se somete a papeles históricos. El tipo tenía impronta carismática, tanto por sus decires como por sus haceres guerrilleros. Los libros de José León Tapia y Oldman Botello cuen-tan varias anécdotas, pero la más teñida de nieblas tiene que ver con el motivo de su muerte. Unos dicen que fue envenenado, otros que murió por vasta pena gritando en su agonía: “Mai Santa, pudo más Gómez”. Lo cierto es que fue en el Castillo Liberta-dor, en Puerto Cabello, el 8 de noviembre de 1924.

Seguramente no fue el último hombre a ca-ballo en stricto sensu, pero sí fue el último que cabalgó como lo hacían los libertado-res: con el signo de aquellos que con valor resumen humanidad.

Page 13: Epalen52 Web

11

María, llena eres de ¿gracia?

MIRADAS

LAS cAuSAS DeL eMbARAzo pRecoz ApuntAn en MuchAS DIReccIoneS, tAntAS coMo ReSponSAbLeS exISten en eL entoRno SocIAL. Se tRAtA De un ASunto De SALuD púbLIcA que RequIeRe De SoLucIoneS InMeDIAtAS peRo tAMbIén De cAMbIoS en eL pAtRón cuLtuRAL. MuchoS tRAnSItAn yA eSe ARDuo cAMIno POR MARIAnny SánchezFOTOGRAFÍAS ASDRúbAL bRIceÑo

Page 14: Epalen52 Web

12

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. épALe ccS Caracas, 20 de octubre de 2013.

“Dios te salve, María / llena eres de gracia/el señor es contigo / bendita tú eres entre todas las mujeres/ y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”, reza la oración con la que se mantiene vigente en Occidente el culto ma-riano. Pero no fue la palabra “bendición” lo que cruzó la mente de esta pequeña María trujillana, María Valentina Mendociento, cuando el resultado de la prueba de sangre marcó positivo, anunciando que su vientre de 12 años estaba ahora colmado.

Lo conoció a través de un chat de alguna pá-gina de internet que ya no recuerda, una tarde cualquiera, sola en casa, en un ejercicio de li-beración cibernética de los códigos constric-tores con los que su abuela, y luego su madre, intentaban impedir la repetición generacional de maternidades acompasadas con la soltería.

“Es que mi mamá me tenía muy reprimida y yo quería experimentar, entonces un día le dije que viniera a mi casa; no, no lo co-nocía de antes —aclara— y me dijo que se estaba cuidando con una pastilla. Yo no sa-bía casi nada de métodos anticonceptivos y le creí. Sí, nos acostamos varias veces y dejó de venirme la regla. Le conté a mis amigas del colegio y una le dijo a la directora. Ese mismo día llamaron a mi mamá del colegio para decirle que seguro yo estaba embaraza-da. Entonces, me llevó a hacerme la prueba y en la tarde la buscamos, era positiva. Iba a tener un bebé”, cuenta María —ahora con 15 años— durante el receso que le permite el Taller de Sexualidad Responsable al que acude como parte de su paso por la Funda-ción para los Niños, Niñas y Adolescentes del Distrito Capital, una mañana de viernes.

El aborto no fue una carta puesta sobre la mesa. La expulsión del colegio donde estu-diaba, aún con camisa blanca de 6° grado, era el tema que más ocupaba las disertacio-nes nocturnas. También, claro, la negación de paternidad del amante del chat. “Ese chamo no es mío”, le dijo por mensaje de texto. A unos pasos del banquito en el que rememora la historia cercana, colegialas de chemises caqui hacen fila india, prestas a participar en el circuito que la Subsecre-taría de la Mujer que el gobierno local ha ideado para ofrecer a las jóvenes ya madres, o embarazadas, herramientas útiles para la contracepción y el empoderamiento. En

los morrales, además de cuadernos y car-tucheras, llevan teteros, mamilas y pañales desechables.

Cuando la panza se le empezó a abultar, a poco más de tres meses del positivo en la pa-peleta de laboratorio, María pasó a engrosar las estadísticas, esas mismas que, de acuer-do al Ministerio de la Salud, dicen que para 2011 casi 8.000 adolescentes venezolanas en-tre 12 y 17 años se convirtieron en madres.

Vestiduras rasgadas aparte, la niñez cabal-gando con la reproducción no es un fenó-meno nuevo. La construcción del género, ese mito —aunque mitificación se encarna en “lo femenino”— que ha conducido, a lo largo de la historia, a que las identidades de mujer se paseen por el abanico de arquetipos en los cuales se es bruja, o puta, o madre; to-dos ellos en función de otro (varón): satán, amante, hijo. Las mujeres venezolanas paren niñas desde antaño, como parte de ese desti-no preformativo inexorable de una existen-cia siempre para alguien más. Mala noticia para los fanáticos de la teoría de la aguja hipodérmica y las reflexiones bidimensiona-les, que señalan al reguetón como detonante

de que las niñas dejen prontamente los mu-ñecos para que el juego de la casita —aunque la casa esté amputada de uno de los miem-bros que componen al núcleo familiar tradi-cional— se convierta en realidad.

En un análisis historiográfico de la mater-nidad, la historiadora Guiomar Dueñas-Vargas (2006) señala que, para finales de los años 70 (la misma de la “revolución sexual” y la “liberación femenina”), 66% de los ho-gares venezolanos era dirigido por mujeres, en su mayoría chamas, en su mayoría solas.

“Lo único real es querer creer’’, sentenció un artista plástico que busca engañar al ojo con un retrato de una mujer carioca cargando a su vástago en el vertedero más grande de Río de Janeiro, donde se gana el pan. La realidad asfixiante de una barriga in crescendo llevó a María a significarse, a querer creerse “bendi-ta”, sí —en una libérrima acepción de la ben-dición—, como se dice ahora María cuando habla de la pequeña Érika, quien recibe el desayuno de una madre cuidadora mientras su jovencísima progenitora retoma el 2° año de bachillerato a través de la Misión Ribas. “Yo diría que ella fue una bendición, me dio

La información sobre métodos contraceptivos es fundamental

Page 15: Epalen52 Web

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. épALe ccS

13

Caracas, 20 de octubre de 2013.

so, en nuestra revolución del siglo XXI—, la búsqueda identitaria inherente a la ado-lescencia oscila entre la sobresaturación de mensajes que incitan tempranamente al ejercicio de la sexualidad, por una parte, y al ocultamiento del deseo (a imagen y seme-janza de la madre de Jesús), por la otra. El descubrimiento de lo lúdico y placentero del sexo, entonces, es atravesado por la presión tendente a experimentar el goce inmediato y —paralelamente— el castigo por lo que pue-de ser uno de sus resultados: la concepción.

Romary Vaamonde es psicóloga social y desde hace 14 años trabaja con adolescentes madres, sus compañeros y familias en la aso-ciación civil sin fines de lucro Niña Madre. De lunes a viernes puede encontrársele en alguna escuela de las parroquias El Valle o Coche, en una suerte de predicación, no de la palabra de Dios sino de aquella que pueda evitar embarazos no deseados o hacer más llevadero el proceso de gestación en cuerpos minúsculos, puestos en riesgo cuando alber-gan a un bebé en su interior.

Para Romary, las variables fundamentales que explican el hecho de que Venezuela en-

cabece la lista de los países de América Lati-na, junto a Nicaragua y Honduras, con ma-yor tasa de embarazos tempranos (24% de los nacimientos anuales, aproximadamente, de acuerdo al Fondo de Población de las Na-ciones Unidas, UNFPA) pertenecen, funda-mentalmente, al orden de lo sociocultural. “Tenemos que remitirnos a la construcción de género, tanto femenino como masculino (…) y eso se ve cuando nos damos cuenta de que el embarazo adolescente en Venezuela no es un fenómeno nuevo, es una constante que se da hace mucho tiempo, desde hace más de un siglo. De hecho, la tendencia lo que ha hecho es disminuir en el número de hijos, independientemente de la clase social a la que pertenezca la chama. Por eso no es azarosa la cifra actual, no tenemos que co-rrer a decir ‘¡fin de mundo!, que es lo nos lleva a ese argumento conservador de que se están perdiendo los valores de la familia, porque, además, eso conduce a poner la res-ponsabilidad en la familia y no en el ámbi-to de la sociedad toda, como realmente es”, explica.

En la contradicción cultural, sobre la que se sustenta nuestra ordenación social (ho-

un motivo de vida y todo el mundo en la casa tiene que ver con mi hija, están todos chochos con ella”, cuenta risueña, como soslayando el madrugonazo cotidiano para entibiar la leche del desayuno, armar la pañalera y atra-vesar la ciudad en camionetica para dejar a la pequeña —que hace poco se estrenó en la caminada— en la guardería que le facilita el Estado.

La realidad material aún no ha golpeado la ingenuidad de esta mamá quinceañera. Mientras los gastos del cuidado de la niña los costea la abuela, María se siente, juega a ser (¿hay acaso otra opción?) grande. Y es que la veneración por la maternidad como condi-ción gloriosa, expresión de plenitud y destino inexorable femenino, sigue vigente. Dentro del entramado patriarcal, la madre sí tiene un lugar, domina un espacio social: “La mujer, al decir ‘soy madre’, dice ‘soy alguien’”, acota la psicoanalista feminista Ana Teresa Torres en sus Historias del continente oscuro (1997).

LA IDentIDAD eScInDIDAHerederos coloniales, como somos, del culto a la Virgen Madre —exacerbado en la Baja Edad Media por la Iglesia y patente, inclu-

Diversos organismos se abocan a la atención integral de las embarazadas precoces y a su reinserción escolar

Page 16: Epalen52 Web

14

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. épALe ccS Caracas, 20 de octubre de 2013.

gares matricentrados que conviven con una intensa lógica patriarcal), hallamos parte de la génesis del fenómeno. Vaamonde agrega: “Somos un país patriarcal, el hombre tiene un papel histórico importante, entre comi-llas, con un alto valor simbólico; y, a la vez, estamos en un país matricentrado, es de-cir, que la mamá constituye el centro tanto emocional como administrativo de la casa. Una contradicción como esa es muy fuerte (…) y aunado a la doble moral del discurso sobre lo sexual en lo público, en lo mediá-tico y lo que se habla, o casi siempre se deja de hablar en casa, donde la sexualidad sigue siendo un tabú, la maternidad adolescente termina siendo una de las consecuencias de esa búsqueda de identidad que pasa por el ejercicio de la sexualidad cuando se tiene tamaña contradicción en la cabeza”.

Contradicción como la que afrontó Ismair Troncoza, a los 17 años, cuando a su pareja y a ella les falló el llamado método del rit-mo. A solo un año escolar de distancia del título de bachiller, Ismair quedó en estado. “Yo sabía de los métodos anticonceptivos. De hecho, cuando quedé embarazada —esa misma semana que me enteré— iba ir al ginecólogo para que me pusiera el im-plante, pero bueno, ya estaba embarazada. Creo que por flojera nos cuidábamos así y porque a él no le gusta el condón (…) Te-

níamos dos años cuidándonos con que él acabara afuera, pero varias veces era medio afuera y medio adentro, y así quedé emba-razada”, explica sin prurito mientras al lado, una pareja de jóvenes actores representan una escena romántica: él le pide una prueba de amor. Ella accede pero saca un preserva-tivo del bolso y las colegialas se miran entre sí y ríen.

Hecha pública la noticia, la familia de Is-mair apoyó la moción abortiva, se ofrecie-ron para acompañarla y costear los gastos médicos en una clínica. Casi decidida, su compañero fue enfático: “Si abortas te de-nuncio porque eso es un delito”. Él, siete años mayor y profesional laboralmente ac-tivo, anhelaba desde hace un tiempo el re-trato de comedor: papá, mamá e hijo. “Yo qué iba a hacer, si él me dijo eso, por su-puesto que tuve al bebé. Pero, bueno, aho-ra es mi bendición y vivo con mi novio, el papá del chamo, que lo cuida mientras yo estudio”, completa.

Intenta concluir la secundaria, sí, a los 19 años, porque debido al embarazo y a la recomendación de la pareja, abandonó temporalmente los estudios. Cuando se le insiste en las razones para desechar la idea del aborto corta en seco la pregunta y, mo-viendo de un lado al otro la cabeza, repite al

menos tres veces la negación: “No, no, no, eso es como matar a una persona”, y desde lejos un promotor de la Subsecretaría de la Mujer la observa con detenimiento.

A estas chamas no se les habla con mojiga-tería, que nadie se equivoque. Más allá de la prohibición del goce carnal de quien se des-cubre el cuerpo, el gusto y se regodea con el deseo ajeno, ellas mismas han tomado la decisión de cuidarse con sus actuales pare-jas. Una, María, usa el dispositivo intraute-rino (DIU) para compartir el disfrute con el compañero que vino después del escapista cibernético; Ismair, el implante anticoncep-tivo subcutáneo. Hasta allí llega el ejercicio de soberanía del cuerpo. Una vez embaraza-das, la legislación del futuro permea desde fuera: el vientre parece ya no serles propio sino de los objetores de conciencia, o de la propia conciencia, quizá. Así que de aborto nada: no toque, no pregunte, no esculque.

Probablemente porque para ellas, así como para muchas madres jóvenes, el susto se pasa rápido y se sustituye por una atípica es-peranza que intenta silenciar un dato duro: 70% de la población pobre del mundo es mujer y la maternidad adolescente es uno de los principales detonantes de esta situación, en tanto limita (por la dedicación temporal que implica el cuidado de otro dependiente)

núcLeoS fAMILIAReS MAtRIcentRADoS con unA LógIcA pAtRIARcAL, AunADo A un DIScuRSo AMbIguo con ReSpecto AL Sexo cReA unA fueRte contRADIccIón AL MoMento De LA búSqueDA y eL ejeRcIcIo De LA SexuALIDAD pRopIoS De LA ADoLeScencIA —

Page 17: Epalen52 Web

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. épALe ccS

15

Caracas, 20 de octubre de 2013.

la disponibilidad de las mujeres para formar parte del aparato productivo remunerado, así como del creativo, expresivo, la consoli-dación de un plan de vida autónomo.

Carolina Ponce, presidenta de la Fundación para los Niños, Niñas y Adolescentes del Distrito Capital, lo tiene claro. Del prome-dio de 300 madres y adolescentes embara-zadas, que reciben acompañamiento de esta institución estatal para minimizar el riesgo de que se les vulneren sus derechos, un por-centaje no poco considerable optó, decidió, asumió ser madre como proyecto de vida.

“Aquí vemos a muchas niñas que quedan embarazadas porque su relación de pareja terminó y piensan que un bebé es la forma de arreglar las diferencias con sus exnovios (que casi siempre las dejan); otras vieron el embarazo como una vía de escape de las realidades de sus casas, pensaban que con un bebé iban a salir de allí, pero ter-minan siendo más dependientes de la fa-milia; otras se ganaron el respeto del barrio quedando embarazadas del más malandro y allí ya no se las toca; y otras, hay que de-cirlo, por mero despiste. Por eso aquí hace-mos énfasis en que construyan un proyecto de vida propio, que busquen vías de expre-sión —como la artística— distintas, planes que no dependan exclusivamente de ser

—Fundación para los Niños, Niñas y Adolescentes del Distrito Capital: atención integral y reinserción acadé-mica de las jóvenes madres y jóvenes embarazadas entre los 12 y los 18 años.Final Calle Nicaragua, Antigua Casa Monagas, Las Acacias. Teléfo-nos: (0212) 631.22.44 / 632.09.99 / 632.10.99 / 632.68.99. Página web: http://fundacioncaracas.gdc.gob.ve

—Asociación Civil Niña Madre: pro-gramas de maternidad y paternidad responsable. Atención en salud sexual y reproductiva, acompañamiento psicológico y formación laboral de las jóvenes embarazadas o madres.Vereda 92, n° 9, casa Niña Madre, Coche, Caracas. Teléfono: (0212) 681.24.98.

—Prosalud: información en educación sexual sobre anticoncepción, embara-zo temprano, proyecto de vida, dere-chos sexuales y reproductivos. Línea de atención gratuita: 0-800-PROSALUD (0-800- 7767258). Página web: http://prosalud.org.ve/

—Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam): servicio médico de ginecología, ecografía, laboratorio clí-nico. Acompañamiento pedagógico en salud sexual y reproductivo, derechos de las mujeres, planificación familiar y violencia de género. Twitter: @PLAFAMong – Facebook: Plafam Asociación Civil

—Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa): atención psicológica y pedagógica en materia de derechos sexuales y repro-ductivos bajo los principios de equidad de género.Teléfono: (0212) 551.02.12

en situaciones embarazosas acude a:

la mamá de alguien o la novia de alguien”, cuenta Ponce.

Debido a la complejidad de los motivos que intervienen en la interrupción voluntaria del embarazo y la cooptación del derecho de las mujeres a elegir sobre su cuerpo y su fertilidad que representa la penalización del aborto, la Araña Feminista (organización en la que con-vergen más de 20 colectivos de mujeres por la igualdad de género) introdujo en 2010, ante la Asamblea Nacional, la propuesta de refor-ma del Código Penal venezolano, con el fin de que se remueva la interrupción del embarazo como una práctica punible en la legislación del país. La propuesta sigue engavetada por los sectores conservadores del Parlamento, aunque muy probablemente las trabas más complejas pululen en las vidas intrapsíquicas de las propias mujeres, ganadas por el sistema patriarcal a asumir la maternidad no deseada como castigo por haber ejercido su sexualidad.

Mientras tanto, el embarazo adolescente ha cobrado el estatus de problema de salud pública, las mujeres seguimos siendo obje-tivamente más pobres que nuestros pares hombres y asumimos dobles, y hasta tri-ples, jornadas por continuar protagonizan-do las tareas del trabajo reproductivo de la especie humana. “Dios te salve, María”, o sálvate tú... mientras puedas.

Trás las dificultades del embarazo temprano trasciende la bendición de dar vida

Page 18: Epalen52 Web
Page 19: Epalen52 Web

AU

TOR

: NAT

HA

LY B

ON

ILLA

WEB

: HTT

p:/

/NAT

HA

LYB

ON

ILLA

.Tu

mB

Lr.c

Om

/TW

ITTE

R: @

NAT

HA

LYB

ON

ILLA

Page 20: Epalen52 Web

minicrónicas18

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPaLE ccs Caracas, 20 de octubre de 2013.

La ceremonia pentecostaLEra noche asamblearia de la Repú-blica In-the-pendiente de Kurdistán. Hubo salseteo, juntura y cervezas en la plaza Lina Ron. Incluso, hasta breve linchamiento (morenaza-tipo ebrio-novio celoso-empujones-botellas en el aire).

Eran las 4:23 am, digamos. Todos se habían ido para sus respectivos chin-chorros, excepto Osmar y quien escribe. Andábamos en la del estribo cuando el estómago empezó a crujir.

—Yo conozco un lugar de pastelitos bien criminal en la Baralt, pero abre a partir de las seis— dice Osmar.

—¿Qué hacer mientras? Todo cerró.

Caminamos, permitimos que el aire fresco y podrido de Caracas nos enfria-ra el rostro.

Pasamos por la esquina que conecta la avenida Este 2 con la Baralt. Eran las 5 y algo de la mañana. Había una señora que vendía pastelitos frente a un peque-ño teatro. Le dije a Osmar pa’ rescatar

Un domingo en eL parqUe eL pinarAcordamos un día antes ir al parque El Pinar mi hermana junto a sus hijos, a quienes cariñosamente apodé Yiya, La Grillo, Cucaracho y Hunter; yo iba con mi hijo El Chivito.

Ese domingo por la mañana decidí adelantarme a comprar algunas cosas para luego vernos en la placita Lisandro Alvarado de Propatria. Después de varias horas de espera llegaron al punto de encuentro. Allí mi hermana se percató de que aún faltaban ciertas cosas, por lo que decidió ir por ellas.

Mientras aguardaba junto a los cha-mos en la plaza, mi sobrino Hunter le

fueron por lana y salieron trasquiladosFOTOGRAFÍAs asdrúbaL bricEño

sugirió a mi hijo El Chivito asustar a un perro que dormía plácidamente en la grama. Les advertí:

—Dejen tranquilo a ese mestizo— a lo que hicieron caso omiso. Ambos carricitos se fueron a realizar su pequeña travesu-ra. Al estar cerca del animalito lo asustaron:“¡Uuuuuuuuuh!”. Mayor sorpresa: el perro se levantó como un rayo ladrando detrás de ellos para morderlos. Los dos chiquillos, asustados por la reacción del animal, corrieron despavoridos, llorando a moco suelto. Fueron a afeitar y regre-saron trasquilados.

POR Vicente Meño toVar

Page 21: Epalen52 Web

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPaLE ccsCaracas, 20 de octubre de 2013.

de una vez, pero él quería esperar hasta el puesto de las seis. Señaló el interior del teatro. ”Ya he entrado aquí, es una iglesia pentecostal”. Nos sentamos a escuchar. No pude contener la risa.

La combinación de lo que vi con la cantidad necesaria de alcohol y sueño hace que el recuerdo sea confuso: en la tarima un orador papal tipo “Pare de sufrir” declamaba con micrófono la jeringonza de costumbre, mientras un cúmulo de gente, entre los cinco y ochentitantos años, distribuido en-tre las butacas, escuchaba atento. La venida del Cristo, el poder del espíritu que aleteaba, las almas en llamas y en salvación, etcétera. De repente, y sin previo aviso para los no iniciados, se hizo una larga cola hasta el orador. No fue para recibir la hostia.

Cada persona que llegaba a la tarima em-pezaba a convulsionar como si de un exor-cismo se tratara. El orador recitaba alguna plegaria, ponía la mano sobre la cabeza del pecador y este empezaba a temblar como si sufriera de un shock eléctrico. “¡Gloria a Dios! ¡Tu alma descansará del mal que te acosa!”. No pude contenerme, tanta invero-

en qUinta crespoLa geografía de Caracas se hace más de sentimientos y vivencias que de vialidad, cotas y urbanismos. Su historia es más memoria que registro. Por ello, algo que duró apenas un minuto signó mi cartografía espiritual de todo un sector.

Domingo. Quinta Crespo era un descubri-miento. Ya el “circunvalación” estaba termi-nando su ruta de ida. Ya había visto bastante de Caracas, no tenía ni un céntimo y estaba lejos de mi casa. La idea: no bajarme y espe-rar el retorno. Era una manera de distracción solitaria y, por un medio, conocer Caracas.

Ella iba por una de esas calles industriales de Quinta Crespo. Tenía un vestido entero cuya caída ofrendaba sus muslos. Aquel dorado me pareció lo más prodigioso que había visto en mi vida. No podía dejar de verla desde mi ventana en movimiento. La muchacha sintió mis ojos. Volteó directo hacia mí. Nos mira-mos. Yo comencé a jalar la cuerda que activaba el timbre. El autobusero esperó, cruelmente, hasta llegar a la parada correspondiente. Yo observaba cómo la muchacha iba quedando

atrás y me seguía mirando. Ella dobló en una esquina. Mi autobús también cruzó y se detuvo. Un poco desorientado fui destejiendo el camino hecho. Todo era apremiante, incluso los latidos del corazón. Llegué, ¡por fin!, a la esquina donde el ángel había torcido. Me apresuré. No estaba. Seguí caminando hasta descubrir que la calle era ciega. Luego, un laberinto de calles de fábricas y edificios vacíos. Dos soledades. La de los domingos en aquella época, y más en aquella zona, y la que definía su ausencia.

Varado en la esquina de la calle 200. Depri-mido pero con una sola esperanza. Hasta ensayaba las palabras que le iba a decir. Pero no apareció. Al rato me di cuenta de que no tenía cómo devolverme. La opción de colearme era riesgosa, ya que con seguridad el autobús iba a estar vacío. Terminé cono-ciendo cómo era a pie el camino a casa.

Durante muchos años, incluso cuando ya Quinta Crespo no era un lugar recóndito, la esquina donde dobló siguió siendo una esperanza intacta.

POR rodolfo Porras

ENVÍE SU MINICRÓNICA [email protected]

similitud se hizo nervio y sonora carcaja-da. Notamos que había guardias. —Cállate que nos van a sacar a coñazos.

Como no pude resistir la risa, entre murmullos y miradas amenazadoras hacia nosotros, salimos en trote. Evita-mos un linchamiento más.

Llegamos hasta el point de las seis, a tiem-po. Teníamos hambre y risa. Los pastelitos estaban realmente criminales.

POR ernesto cazal

Page 22: Epalen52 Web

20

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

SOBERANÍAS SEXUALES

Las culturas mosuo, en Vietnam, y juchitán, en México, son ejemplo de sociedades con dominante femenino. En estas regiones son las mujeres quienes tienen el control de las tierras, la producción y la mayor parte de las decisiones. Tanto en Asia como en México estas cepas sociales, donde la autoridad está en manos de mujeres, muestran una gran am-plitud de criterios en lo concerniente a la igualdad social y que legi-timan la diversidad genérica, sexual, étnica, cultural y de clase social. Estas mujeres no han expropiado el poder sino que trabajan desde el consenso, ejerciendo autoridad y no el poder como lo conocemos en nuestro cotidiano y globalizado mundo machista.

En Venezuela no pareciera haber este tipo de sociedades, aunque mu-chos dicen que aquí mandan las mujeres y se escuchan expresiones como “mi mamá es la que manda”; esto solo es cierto dentro del ámbito doméstico y familiar. El precio que paga la madre de familia por su “au-toridad” es, siempre, la renuncia a cualquier expresión sexual fuera de la normativa monogámica. Mientras que el hombre de la casa siempre podrá ir a fiestas, e incluso a burdeles, basta que a la mujer se le descu-bra un amante para que pierda todo tipo de privilegios.

Sin embargo, en Venezuela, en tierras yaracuyanas, donde la naturaleza es la misma reina María Lionza, tenemos un culto o religión cuya dei-dad regente es la mujer cósmica. Hablemos sobre este tema habiéndose celebrado el pasado 12 de octubre el Baile Candela, importante fiesta es-piritual venezolana. Sorte alberga una enorme diversidad de expresio-nes espirituales. Para bien o para mal, vemos que peregrinos y peregri-nas abarcan un rango que pasa por el espiritismo amerindio, la santería, la palería, entre otros. También vemos, año tras año, la presencia de ca-ravanas o grupos de fieles representantes de la diversidad sexual —útil recurso para ayudar a descolonizar la noción de diversidad sexual—, desvinculándose de su supuesta relación con lo excéntrico y lo perver-so. También cabe destacar que, desde sus inicios, el culto contempla lo sacro-transgenérico, al tener chamanes hombres y mujeres que reciben en sus cuerpos espíritus femeninos o masculinos indistintamente.

La mejor forma de saber si un sacerdote o sacerdotisa es auténtico(a) y sigue en verdad los designios de la reina es evaluando la humildad que él o ella profesen en su vida cotidiana y con sus ahijados. El cobro por trabajos espirituales, de haberlo, cuanto más elevado implica menos seriedad y compromiso con María Lionza. La bruja ancestral maria-lioncera no alimenta nunca su ego; al contrario, abre su corazón para llenarlo con la luz del Dios padre, la reina María Lionza y los santos espíritus de las distintas cortes. Parece que la forma más originaria del culto implica solo el uso del tabaco, la vela y las yerbas sagradas. Parece que la mejor forma de servir a la reina es siendo libre. Ella privilegia con su amor a sus ancestrales brujas mujeres.

POR JUAN PizzANiILUSTRACIÓN NATHALY BONiLLA

María Lionza y sus brujas ancestraLes

Page 23: Epalen52 Web

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS

21

Caracas, 20 de octubre de 2013.

ENTREVISTA

Una conservacartageneraen el litoral Bajamos a la guaira y, mirando hacia la vía contraria, le digo al fotógrafo: “ella es”. la señalo. ella se ríe. nuestra Breve historia juntos está a punto de comenzar

POR guSTAVo mÉRIdAFOtOgRaFías joNAThAN mENdozA

Page 24: Epalen52 Web

22

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

“¡Déjame llamar a mi mamá!”, me dice ella. “Bueno, llámala”. Autopista Caracas-La Guaira, en dirección a Caracas. Sin duda, es menor de edad. Estamos justo antes de la estación de gasolina donde an-tes quedaba el peaje. Ella saca un teléfono de los inteligentes, modelo 2010, por ahí. “¡Ay, mami!, escucha. Aquí hay una revista que quiere hacer como un documental de nosotras las conserveras y quiere entrevis-tarme a mí —la mamá no oye y ella repite todo lo que le dijo—. No, no, es una revis-ta, un periódico. Sí, para que yo salga. A mí me da pena, yo le dije a Jennifer. ¡Ah!, bueno —me mira, con cara triste—. Mi mamá me dijo que no”.

Le pregunté su edad y me la dijo. Que de dónde era y también me dijo. Que dónde vivía y me dijo: “¡Ah no, vale! Tú me estás entrevistando”.

Jennifer se acerca. El movimiento de sus caderas tiene el vaivén perfecto para que la bandeja llena de conservas esté a salvo de cualquier cosa. Tiene 30 años.

—¿ERES CASAdA?—No, ahorita estoy divorciada.

—¿CuáNdo TE PuSISTE ESEpiercing?—¡Uf! Hace cuatro años.

—¿TE doLIó?—No, no me dolió (risas).

Vende conservas y besitos de coco, una en 20 y tres por 50. Aprendió a hacerlas. La llaman por teléfono y la entrevista se inte-rrumpe. Termina de hablar.

—¿EN quÉ ESTábAmoS? ¿TE ACuERdAS?—Sí me acuerdo, y que en dónde vivía.

—¿dóNdE VIVES?—En Catia, Nuevo Horizonte.

—¿dE quÉ hoRA A quÉ hoRA TRAbAjAS?—Bueno, siempre salgo casi a las nueve de la mañana. Y me voy... a las seis, los días de semana. Fines de semana, a veces nos va-mos tarde, diez, once de la noche.

—¿CuáNTAS bANdEjAS VENdES?—¡Una! Pero trae bastantes unidades.

—¿CuáNTAS?—¡Uf! Más de 400.

—¿Cómo APRENdISTE EL EquILIbRIo?—¡Ah!, eso fue rápido. El ensayo fue rápido. No duré ni el mes. Practiqué con el rollete, caminaba normal, sosteniéndola primero y, después, la solté.

—ESo quE TIENES EN EL PELo, ¿quÉ ES?—Extensiones. Son de Colombia, ¿oíste? Tradicionalmente, como las mismas con-servas. Las conservas vienen de allá, son tradiciones de los colombianos. Yo aprendí

de ellos, donde yo vivo hay muchos colom-bianos, tengo familia en Colombia.

—¿ERES ChAVISTA?—¿Chavista? Sí. Pero...

En ese momento, un vehículo se detiene. “¡Me voy a vender!”, me dice mientras se aleja y se acerca un poco al carro. La entre-vista se interrumpe de nuevo.

Mientras Jennifer Rojas vende, hablo con la muchacha, pero sin entrevistarla. Des-de aquí se ve el mar y un pedazo de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Mai-quetía. Me dice que las playas de Carta-gena son más bonitas que las de La Guai-ra. Hablamos el momentico que duró su compañera vendiendo las seis conservas:

En el rollete está el secreto del equilibrio

Page 25: Epalen52 Web

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCSCaracas, 20 de octubre de 2013.

100 bolos. Al fotógrafo y a mí nos hicie-ron un descuento y, con el permiso de Carlos Cova, “mientras escribo” disfru-to una, de verdad, deliciosamente dulce conserva de coco.

Jennifer regresa. Seguimos.

—¿hAS Ido PARA CoLombIA?—No, no he ido. Voy muy pronto, para no-viembre.

“Si dios quiere”, me dice después. “Buen via-je”, le deseo. Va de visita a Cartagena.

—Ajá, estábamos hablando de política.

—Ajá. —Estábamos hablando de Maduro.

—Ajá. —Bueno, dile a Maduro que, por favor, la comida no se consigue (risas). ¡No se con-sigue nada!

Aquí discutimos un poco. Le hablo de la gue-rra económica que, precisamente, tiene por objeto culpar al gobierno de esta escasez pro-gramada. La historia del derrocamiento de Salvador Allende deberíamos saberla todos. Maduro se la sabe. Algo me dice que a la orilla de la subida hacia Caracas, entre las playas de Cartagena y las de La Guaira, no cabe intro-ducir este tema. “Bueno, tampoco es que no apoyo a Maduro”, me afirma con una sonrisa.

—SI VIENE mAduRo, ¿Tú LE hACES uN dESCuENTo?—Sí, yo les he regalado a los escoltas de él aquí, cuando estaba Chávez. Hubo un tiem-po que nos quisieron sacar de aquí.

—¿quIÉNES?—La Guardia y la mariquera. ¿Y qué dijo Chávez? Chávez se paró aquí, yo me acuer-do: “No se metan con mis negras”. Él lo dijo. Y aquí estamos. Yo tengo 13 años vendien-do aquí en La Guaira.

—¿Y A quIÉNES LES REgALASTE CoNSERVAS?—A los escoltas de Maduro, un día que lo bajaron para allá y se pararon aquí a echar-me los perros. Yo les he regalado conservas a ellos. Y cuando Chávez, que estaba inau-gurando aquí en Tacagua, nosotros le lleva-mos bastante dulce a Chávez, ¿oyó?

—¿Tú quIERES A CháVEz?—¡Coño!, ¿no lo voy a querer?... no joda. El que no lo quiera, no joda...

A Jennifer, cuando se ríe, unos huequitos se le forman en los cachetes. Se lo digo, se ríe y pasa la tristeza. Le recomienda a Maduro que no le haga caso al “estúpido de Capriles”.

Hora de volver a Caracas. Las despedidas de rigor, las sonrisas perfectas de las dos. La esperanza intacta.

“Gracias por tenerla en cuenta a una”, me dice, despidiéndose, la muchacha que le dio pena hablar y que su mamá no le dio permi-so. “Una le echa bola a esto, ¿oyó?”.

mErEcEr El bEst sEllEr. Quizá ya va siendo hora de despojar de su concepto frívolo eso que el mercado editorial llama best seller, y los críticos, tan inclementes ellos, “literatura chatarra”. Uno entiende, claro, que existe cierta perversión en el sis-tema de publicación y distribución de libros a nivel global, que existen corporaciones intentando acaparar lectores valiéndose de críticas pagas, emboscadas publicitarias y cercos a las cadenas de comercialización. Sin embargo, ni todo ello, accionado con la mayor perversidad, podría garantizar títulos infaliblemente fútiles o panfletarios. No me refiero a que no se puedan colar allí libros malos; me refiero a que se filtran, justa-mente, muchísimos libros buenos.¿Cómo puede ser? Referidos a las obras estrictamente literarias, tendría relación, quizá, con la nobleza que comporta el oficio de escribir cuando se practica con vora-cidad. Veremos así a ciertos persistentes escritores alcanzar vuelo poético a través de dos o tres primigenias descripciones, y consolidarlo, luego, en obras ulteriores o crepusculares. Se trata de autores cuya necesidad de producir periódicamente los impulsa siempre hacia adelante. No digo hacia la originalidad —que a muchos no les interesa— sino hacia la variación (sobre un mismo tema) y, por tanto, hacia un nicho propio del campo creativo.Pienso en el Stephen King que arranca en Misery y acaba en El pasillo de la muerte, en el Ken Follet que sorprende a sus fans con Los pilares de la tierra, en el Dan Brown que descifra entresijos en El código Da Vinci, incluso en la J. K. Rowling que persuade de leer a tanto renuente personaje de la modernidad, con su heptalogía sobre Harry Potter. Hablo —ahora lo pienso— a un interlocutor que adivina en 50 sombras de Grey, por ejemplo, una novela vacía y tediosa; que anticipa en la prolífica obra de Paulo Coelho un acopio de fórmulas trilladas; que no termina de comprar nunca un ejemplar de Juan Salvador Gaviota, por más que se lo siga topando en todas partes y en las más atractivas ediciones. El placer de la lectura tiene mucho de descubrimiento, y sospecho que ese descu-brimiento es más placentero cuando se lo hace a la vista de todos y en el lugar menos pensado: sobre el mesón rebosante de ejemplares de una librería de red.

Mientrasescribo

carlos cova

Page 26: Epalen52 Web

24

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

GASTRONOMÍA

CaraCas 1800: de night cluba menú “ConvinCente”POR RODOLFO CASTILLOFOTOGRAFÍA ASDRÚBAL BRICEÑO

Hay un chiste que habla de un pelabola que se estaba ahogando en un río y le pide a Dios que lo salve de la muerte. Al instan-te pasa un tronco flotando y el pelabola no se agarra, se que-da esperando la ayuda de Dios. Luego aparece un helicóptero a ofrecerle ayuda y el pelabola le dice que no: él está esperando la ayuda de Dios. Al rato, una lancha se acerca a auxiliarlo y el pelabola se niega a subir: él sigue esperando la ayuda de Dios hasta que el río lo aplasta contra unas piedras y el pelabola pela bola. Al llegar al cielo le reclama a Dios por no haberlo salvado y este le dice: “¡Pero si yo te mandé un tronco, un helicóptero y una lancha!”.

otra Comida gratis: la ChayaPOR MALÚ RENGIFO [email protected]

PICHONES DE SIBARITA

RECETARIO DEL PELABOLA

Sin querer competir con la columna de Malú Rengifo, considero que cuando me es asignado “Pichones de Sibarita” el concep-to que debe privar —necesariamente— es la calidad al menor precio posible, puesto que hasta el más “pelabola” tiene todo el dere-cho a sentarse en un sitio decente y pagar un precio módico (léase bastante accesible, que no exceda de 1,5 cesta ticket) por un buen plato de comida. Ahora bien, el sintagma “buen plato de comida” se antoja escurridi-zo, incluso llega a coquetear con la ansiada definición taxativa del amor. El hilo de mi exposición me obliga a abocetar una defini-ción del mismo.

Veamos. Hora de almuerzo de un día labo-rable cualquiera, en el que te dio fastidio co-

cinar y traerte la comida preparada de tu casa. Obviamente quieres comer y quedar satisfecho y, lo más importante, no gastar demasiado dinero (la fecha prevista para el depósito de la quincena está distante). Mientras buscas qué comer vas discrimi-nando: sopas solas entre 50 y 60 bolíva-res; secos solos entre 70 y 100. Los menús (sopa y seco, por lo mínimo) van de 70 a 100, en la mayoría de ellos el jugo natural o cualquier otro tipo de bebida se cancela aparte, además de no contemplar pesca-dos entre los secos ofrecidos. Hasta ahora todo es descartable, quieres el “lomito de los lomitos”: lo más parecido a un plato gourmet, completo (sopa, seco, jugo natu-ral) y al mejor de los precios posibles. El referente hace acto de presencia cuando

la palabra lo nombra, he aquí el anhelado sintagma: “Buen plato de comida”.

Llegas a la cuadra comprendida entre las esquinas de Maturín y Abanico (parroquia San José, a una cuadra de Ibarras en la avenida Urdaneta) y te topas con el restau-rante y tasca Caracas 1800. Lugar austero con una decoración que devela a un pasa-do propietario de origen español. Muchos años atrás el lugar fungía como bar con un segundo ambiente donde las llamadas —y extintas— ficheras hipnotizaban a los contenedores de los efluvios de las genera-ciones perdidas. La oferta es perfecta: una excelente sopa de res que, a pesar de ser parte de un menú, a falta de tropezones contiene un auténtico pedazo de carne de

Page 27: Epalen52 Web

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS

25

Caracas, 20 de octubre de 2013.

Así estamos muchos pelabolas: no vemos las maravillas alimenti-cias gratuitas que crecen a nuestro alrededor y seguimos pelando bolas como unos gafos.

HAy CHAyA EN EL 23Cuando uno va para el Cuartel de la Montaña desde la estación del Metro de Agua Salud y sube por la Calle Real de La Cañada, a la altura de los bloques 20 y 21 del 23 de Enero se encuentra con unas maticas con unas hojas de cinco puntas. El nombre de esa planta es chaya, tiene su origen en Centroamérica y el único dato importan-te para su consumo es que esté bien cocinada.

Uno que no sabe de eso, le pasa por un lado a la chaya y sigue el paso pensando que la nevera está pelada y que no hay real ni para un pan francés con mortadela y agua. Pero resulta que esas hojas que están ahí se cocinan y se comen, son sabrosas y alimentan un montón. Eran la comida de los mayas, un excelente alimento para combatir la desnutrición, regular el ácido úrico, luchar contra el sobrepeso y fijar el calcio en los huesos, entre muchas otras cosas. Así que si usted se encuentra pelando bolas y quiere experimen-tar una nueva forma de alimentarse sin tener que gastar dinero,

res; entre las opciones del seco —cosa muy poco común—incluye corocoro frito ente-ro acompañado con yuca y una ensalada mixta con aguacate (¡sí, aguacate!), cosa también poco frecuente cuando se trata de menú completo; y, por último, jugo natu-ral de fresa (¡sí, de fresa!). Por supuesto, hay otras opciones, con sus respectivas guarniciones, de las que me abstengo ha-blar por no haberlas probado; pero si el cocinero conserva la misma sazón para cada plato, simplemente el lugar no tiene padrote: el ya definido “buen plato de co-mida” por tan solo Bs. 75.

Como si todo lo anterior no bastara la aten-ción es esmerada, lo cual hace de Caracas 1800 un auténtico “ambiente familiar”.

yo le sugiero que investigue y se atreva a preparar cualquier receta con chaya.

CRuDA, NI juGANDOEn la gastronomía no convencional es importante conocer que algunas plantas son peligrosas si se comen crudas. La chaya es una, pero eso no tiene nada de raro ni de malo. Al cocinarse desprende todo el elemento tóxico y queda lista para el consumo humano. Las hojas de la chaya se usan para envolver hallaquitas de maíz o tabaquitos de carne antes de hervirlos. Luego se comen con todo y hoja, es muy rico.

Sumerja unas hojas de chaya en un par de tazas de agua hirviendo por unos 20 minutos, luego licúe con un poco de sal y una cucharada de leche y tendrá una cremita ligera de chaya deliciosa, nutritiva y ¡gratis!

Otro dato importante para el consumo de la chaya es no utilizar envases de aluminio para su preparación. Muchísimas especies ali-menticias al entrar en contacto con el aluminio hacen una reacción que, en algunos casos, es más tóxica que en otras. En el caso de la chaya, si se cocina o sirve en un envase de aluminio puede ocasio-nar una diarrea memorable. ¡Conste que avisé!

Ambiente

Precio

Calidad

AtenciónEsq.

Abanico

Esq. de Ibarras

Esq. Pelota

Caracas 1800Esq. de Maturín

Page 28: Epalen52 Web

POR Kay yam hung ILUSTRACIóN L. "RaZOR" BaLZa

MÁS QUE AYUDA, ES GASTAR TIEMPO

26

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPaLE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

CRÓnICaS BuROCRÁTICaS

ENVÍE SU HISTORIA A [email protected]

Para empezar este artículo vamos aclarar cuál es el significado del sistema de la ban-ca telefónica, según uno de los bancos de Venezuela. Cito su definición: “Es un servi-cio de atención disponible las 24 horas del día, para realizar operaciones bancarias y obtener información relacionada de pro-ductos, servicios y promociones”.

Sinceramente, estas son puras palabras boni-tas para enganchar a nuevos clientes porque, ¿cuántas veces no escuchamos las voces ro-botizadas diciendo “espere un momento, en breves momentos lo atenderemos” o “espere, pronto será atendido por uno de nuestros operadores”, y nos tienen pegados a los auri-culares del teléfono con las orejas calientes y malhumorados? Cuando por fin se dignan a atendernos, resulta que el chico o la chica nos ponen en espera con una cancioncita de fon-do, y que para relajarnos. Entiendan esto: esa melodía estresa más.

Ahora la pregunta es: ¿se cumple de verdad dicho beneficio? En mi experiencia, no.

Llamé para que me activaran una tarjeta de crédito y resulta que no salía en el sistema ese plástico y no tenía ninguna tarjeta asignada. Con toda la paciencia que no me caracteriza le digo: “Señorita, tengo la tarjeta en mis ma-nos, con el número que le acabo de dar, no lo estoy inventando, explíqueme ¿cómo hago para solucionar?”. Su respuesta fue: “Un mo-mento, por favor, estamos revisando en siste-ma”. Según ella, no sabía cómo solucionarme el problema, así que con su voz sarcástica me indicó que me pasaría con otro departamento y finalizó: “Señora Hung, algo más en que la pueda ayudar”. Descarada, si no me ayudó en lo más mínimo.

El otro departamento, menos que menos supo solucionar. Y, para variar, me dejaban

esperando. Sin mencionar que “por casuali-dad” colgaban mis llamadas. Otra vez, volver a marcar.

Por medio del sistema telefónico no solucioné nada. Tuve que hacer mi cola en el banco para que me atendiera un promotor.

Dos cosas: o los operadores no son bien entrenados y por eso nunca saben las res-puestas a las preguntas, o simplemente son unos flojos a quienes les encanta malgastar el tiempo de las personas.

nO TE DEJES EngaÑaRSi recibes alguna llamada diciendo que te has ganado algún premio, vacaciones o eres el afortunado entre muchos al poder disfrutar de una oferta, ten cuidado; pue-

de que seas el “afortunado”, pero de una estafa telefónica.

Ten en cuenta que los bancos, por lo general, tienen los datos de sus clientes, así que nada de estar dando sus números de tarjetas de crédito o datos personales.

Te recomiendo que si llegas a contestar una de estas llamadas sospechosas, no reveles ningún tipo de información. Inmediatamente comu-nícate con las autoridades respectivas (dales el número de la persona que te llamó) y si vuel-ves a recibir otra llamada del mismo número, no contestes.

Page 29: Epalen52 Web

DIARIO

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS

27

Caracas, 20 de octubre de 2013.

Días y Noches De amor y De Guerra (III)POR EDuARDO GALEAnOIlustRacIOnes ALFREDO RAJOY

Page 30: Epalen52 Web

28

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

CRÓnICA DEL PERSEGuIDOY LA DAMA DE nOCHESe conocen, de madrugada, en un bar de lujo. A la mañana, él despierta en la cama de ella. Ella calienta café; lo beben de la misma taza. Él descubre que ella se come las uñas y que tiene lindas manos de gurisa chica. No se di-cen nada. Mientras se viste, él busca palabras para explicarle que no le podrá pagar. Sin mi-rarlo, ella dice, como quien no quiere la cosa:

—No sé ni cómo te llamas. Pero si querés quedarte, quédate. La casa no es fea.

Y se queda.

Ella no hace preguntas. Él tampoco.

Por las noches, ella se va a trabajar. Él sale poco o nada.

Pasan los meses.

Una madrugada, ella encuentra la cama va-cía. Sobre la almohada, una carta que dice:

“Quisiera llevarme una mano tuya. Te robo un guante. Perdóname. Te digo chau y mil gracias por todo”.

Él atraviesa el río con documentos falsos. A los pocos días, cae preso en Buenos Aires. Cae por una boba casualidad. Lo venían buscando desde hacía un año.

El coronel lo insulta y lo golpea. Lo alza por las solapas:

—Nos vas a decir dónde estuviste. Vas a de-cirnos todo.

Él contesta que vivió con una mujer en Montevideo. El coronel no cree. Él mues-tra la fotografía: ella sentada en la cama, desnuda, con las manos en la nuca, el largo pelo negro resbalando sobre los pechos.

—Con esta mujer —dice—. En Montevideo.

El coronel le arranca la fotografía de la mano y de pronto hierve de furia, pega un puñeta-zo en la mesa, grita: “La puta madre que la parió, traidora hija de puta, me la va a pagar, desgraciada, esta sí que me la va a pagar”.

Y entonces él se da cuenta. La casa de ella había sido una trampa, montada para ca-zar a tipos como él. Y recuerda lo que ella le había dicho, un mediodía, después del amor:

—¿Sabes una cosa? Yo nunca sentí, con na-die, esta... esta alegría de los músculos.

Y por primera vez entiende lo que ella había agregado, con una rara sombra en los ojos:

—Alguna vez tenía que pasarme, ¿no? —había dicho—. Joderse. Yo sé perder.

(Esto sucedió en el año 56 o 57, cuando los argentinos acosados por la dictadura cruza-ban el río y se escondían en Montevideo).

EL unIVERSO VISTO POREL OJO DE LA CERRADuRAEn clase, Elsa y Ale se sentaban juntas. En los recreos caminaban por el patio tomadas de la mano. Compartían los deberes y los secretos, las travesuras.

Una mañana, Elsa dijo que había hablado con su abuela muerta.

Desde entonces, la abuela les mandó mensajes con frecuencia. Cada vez que Elsa hundía la ca-beza en el agua, escuchaba la voz de la abuela.

Al tiempo, Elsa anunció:

—Dice la abuela que vamos a volar.

Lo intentaron en el patio de la escuela y en la calle. Corrían en círculos, o en línea rec-ta, hasta caer extenuadas. Se dieron unos cuantos porrazos desde los pretiles.

Elsa sumergió la cabeza y la abuela le dijo:

—Van a volar en el verano.

Llegaron las vacaciones. Las familias viaja-ron a balnearios diferentes.

A fines de febrero, Elsa volvía con sus pa-dres a Buenos Aires. Ella hizo detener el co-che ante una casa que no había visto nunca.

Ale abrió la puerta.

—¿Volaste? —preguntó Elsa.

—No —dijo Ale.

—Yo tampoco —dijo Elsa. Se abrazaron llo-rando.

BuEnOS AIRES, JuLIO DE 1975: VOLVIEnDO DEL SuRCarlos se había ido lejos. Fue cocinero en los hoteles, fotógrafo en las playas, perio-dista de ocasión, hombre sin casa; había ju-rado no volver a Montevideo.

Está en Buenos Aires, ahora, sin una mone-da en los bolsillos y con un documento de identidad rotoso y vencido.

Nos debíamos muchas palabras. El fin de semana viajamos a la costa, para ponernos al día.

Yo me recordé escuchando, con asombro de niño, veinte años atrás, las historias de sus andares de sieteoficios por los arrozales del este y las plantaciones de caña del norte del Uruguay. Entonces yo me había sentido amigo de este hombre por primera vez. Ha-bía sido en el café Tupí Nambá de la Plaza Independencia. Él tenía una guitarra. Era payador y poeta, nacido en San José.

Con los años, se hizo fama de camorrero. Se emborrachaba mucho desde que volvió del Paraguay. Había estado un año preso en un campo de concentración, en las can-teras de Tacumbú: no se le borraron nunca las marcas de los golpes de cadena en la espalda. Le habían arrancado a cuchillo las cejas y los bigotes. Cada domingo los sol-dados corrían carreras y los presos hacían de caballos, con freno y todo, mientras el

CADA DOMInGO LOS SOLDADOS CORRíAn CARRERAS Y LOS PRESOS HACíAn DE CABALLOS, COn FREnO Y TODO, MIEnTRAS EL CuRA TOMABA TERERÉ—

Page 31: Epalen52 Web

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS

29

Caracas, 20 de octubre de 2013.

cura tomaba tereré bajo un ombú y se reía agarrándose la barriga.

Peleador y silencioso, Carlos se maltrataba por dentro y con los ojos andaba buscando enemigos en los cafés y las vinerías de Mon-tevideo. Al mismo tiempo, era la fiesta de mis hijos: nadie les contaba cuentos y dis-parates con tanta gracia y no había payaso en el mundo tan capaz de hacerlos rodar por el suelo de la risa. Carlos venía a casa, se ponía un delantal y cocinaba pollo a la portuguesa o platos que inventaba para que los disfrutáramos nosotros, porque él siem-pre fue hombre de poco comer.

Ahora estábamos volviendo de la costa, rumbo a Buenos Aires, muchas horas de ómnibus sin dormir y charlando, y él me habló de Montevideo. En todo el fin de se-mana ninguno de los dos había menciona-do a la ciudad nuestra. No podíamos ir; más valía callarse.

Largando tristezas, me habló de Pacha:

—Una noche llegué muy tarde y me acosté sin hacer ruido ni encender la luz. Pacha no estaba en la cama. La busqué en el baño y en el cuarto donde dormía el hijo. No esta-ba. Encontré cerrada la puerta del comedor. Fui a abrirla y me di cuenta: al otro lado es-taban las cobijas en el suelo. A la mañana siguiente la esperé en la cocina para matear, como siempre. Pacha no hizo ningún co-mentario. Yo tampoco. Charlamos algo, las cosas de siempre, lo lindo o lo feo que está el tiempo y lo brava que viene la mano po-lítica o dame que doy vuelta la yerba para que no se lave. Y cuando llegué, de noche, encontré vacía la cama. Otra vez la puerta del comedor estaba cerrada. Puse la oreja y me pareció que le oía la respiración. De mañana, temprano, nos sentamos en la co-cina a tomar mate. Ella no dijo nada y yo no pregunté. A las ocho y media llegaron los alumnos de ella, como todos los días. Y así durante una semana: la cama sin ella, la puerta cerrada. Hasta que una mañanita, cuando me alcanzó el último mate, le dije: “Mira, Pacha. Yo sé que es muy incómodo dormir en el piso. Así que esta noche venite a la cama, nomás, que yo no voy a estar”. Y no volví nunca.

ES LA HORA DE LOS FAn-TASMAS: YO LOS COnVOCO, LOS PERSIGO, LOS CAZOLos dibujo con tierra y sangre en el lecho de la caverna. Me asomo a mí mismo con los ojos del primer hombre. Mientras dura la ceremonia, siento que en mi memoria cabe toda la historia del mundo, desde que aquel tipo frotó dos piedras para calentarse con el primer fueguito.

EL SISTEMAYo tenía catorce o quince años. Era mensa-jero en un banco. Pasaba las tardes subien-do y bajando escaleras con montañas de expedientes en los brazos. Me quedaba pa-rado en un rincón, como un soldadito, pen-diente de los timbres, las luces o las voces.

El directorio del banco se reunía los viernes, en la planta alta. Durante las reuniones, los directores se hacían servir café varias veces. Yo corría a la cocina a calentar el café. Si no había testigos lo hervía, para darles diarrea.

Un viernes entré con la bandeja, como siempre, y encontré la gran sala vacía. En la mesa de caoba, bien ordenadas, las car-petas con los nombres de cada director, y alrededor las sillas sin nadie. Solo el señor Alcorta estaba sentado en su sitio. Le ofrecí café y no me contestó. Se había puesto los lentes y leía un papel. Lo leyó muchas ve-ces. Quieto a sus espaldas, yo le miraba los rollitos rosados de la nuca y le contaba las pecas de las manos. La carta era el texto de su renuncia. La firmó, se sacó los lentes y se quedó sentado, con las manos en los bolsi-llos, mirando el vacío. Tosí. Después volví a toser; pero yo no existía. La bandeja, re-pleta de pocillos de café, me acalambraba los brazos.

Cuando volví, para recoger las carpetas y llevarlas a secretaría, el señor Alcorta se ha-bía ido. Tranqué la puerta y abrí las carpe-tas, como hacía siempre, una por una. En cada carpeta había una carta de renuncia igual a la que el señor Alcorta había leído y releído y firmado. Todas las cartas estaban firmadas.

El martes siguiente el directorio celebró una reunión extraordinaria. El señor Al-

Page 32: Epalen52 Web

30

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

corta no recibió la citación. Los directores resolvieron, por unanimidad, primero: re-tirar las renuncias presentadas el pasado viernes; y segundo: aceptar la renuncia del señor Alcorta, agradeciéndole los servicios prestados y lamentando que nuevas obliga-ciones reclamen el concurso de su capaci-dad invalorable.

Yo leí las resoluciones en el libro de actas, cuando me mandaron subirlo a Gerencia General.

EL SISTEMAque programa la computadora que alarma al banquero que alerta al embajador que cena con el general que emplaza al presi-dente que intima al ministro que amenaza al director general que humilla al gerente que grita al jefe que prepotea al emplea-do que desprecia al obrero que maltrata a la mujer que golpea al hijo que patea al perro.

EL SISTEMACaminamos por las ramblas de Barcelona, frescos túneles del verano y nos acercamos a un quiosco de venta de pajaritos.

Hay jaulas de muchos y jaulas de a uno. Adoum me explica que a las jaulas de a uno les ponen un espejito, para que los pájaros no sepan que están solos.

Después, en el almuerzo, Guayasamín cuenta cosas de New York. Dice que allá ha visto hombres bebiendo solos en los mos-tradores. Que tras la hilera de botellas hay un espejo y que a veces, bien entrada la no-che, los hombres arrojan el vaso y el espejo vuela en pedazos.

SuEÑOSLos cuerpos, abrazados, van cambiando de posición mientras dormimos, mirando ha-cia aquí, mirando hacia allá, tu cabeza sobre mi pecho, el muslo mío sobre tu vientre, y al girar los cuerpos va girando la cama y giran el cuarto y el mundo. “No, no —me expli-cas, creyéndote despierta—. Ya no estamos ahí. Nos mudamos a otro país mientras dormíamos”.

Continúa próxima semana

Page 33: Epalen52 Web

Figura 2

Normasmetodológicas Nosotros Esquele-

tosApócope de mamá

Halaga, agasaja

Caca-huate

Es en inglés

Figura 6

Kit indígena para el yopo

Para ambos sexos

El Cam-peador

Parte del haber del soldado

Amnistía Interna-cional Encarga-

do de la caja

Tapiz acolchado

para el yudo (pl.)

Hostal (pl.) Relativa a los sueños

Figura central Verbal, bucal

Tejido esterili-zado

Apócop. de uno

Complejo de... (inv.)

Inic. Ana Torres

Furia Idolatre Redon-dearemos

Carta de la baraja

1.“000 pasos (pl.)Soya

Pref. bajo o debajo de

Período largo

Prendo, embria-

go

Víctor Elí Méndez

Onoto

Banca-rrota,

quiebra

Descanso Figura 1

Tasa, tributo Figura 3

Receptor universal

Chapitel, saliente

Dar crédito Kg (pl.)

CafetoMaltrata, manosea

Jabalí

Masa en-cefálicaTés de

Jersey

Remendaba, surcíaArchivo de com-presión

Nota musical (inv.) Achaque

Coloquial huevos

Varilla, centro

Apócope de papá Mango, puño

Figura 5Lima

Cierto licor dulce

Titubee, vacile

Humilla, ultraja Artículo

posesivo

Levantar, cargar Nota musical

Jobo

Preposi-ción

AtrevidaLetra “M” I

Aquellas

Esc. de Sociología y Antropología

Expre. de error

Símb. quím. osmio

Grupo separatis-ta vasco

Voz para aceptar Figura 4

Artículo neutroAntes de

meridiano Infusión

Voz para calmar caballe-

rías

Adecua-mos

100 decenas

Hazte cargo

Tranqui-lizar Negación

SO

LU

CIÓ

N D

EL

AN

TE

RIO

R

1 2 3

4

5

6

“Pero, ¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué es la raza, además de una mentira útil para expri-mir y exterminar al prójimo? Después, el Día de la Raza pasó a ser el Día del Encuentro. ¿Son en-cuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y las de hoy, encuentros? ¿No habría que lla-marlas, más bien, violaciones?”.

“Yo no celebro genocidios”, Eduardo Galeano

LA RANA PLATANERAPOR NATALY [email protected]

B O N P L A N D A L A J U A

P O L I Z O N B O L I V A R

E R B U O T T O C A R C C

L M E T A D O N A A V I A

T E I S A A G A T A A D I

O L A F O G R A S O A R E C

R E T E U E R I Z O

O O R O N S I C

H O C A P A O F

U F R I E C A L

A M O L E S J U E Z A

A B R E S O L C O

O J E R A F A A L E O N

O L A E S O N A R C O N

I D N A I G U A T A S E A N

A T R I L E L L E O N E S E

Page 34: Epalen52 Web

32

Edición Número Cincuenta y dos. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de octubre de 2013.

CUENTOS DEL ARAÑERO

PomPeyo Davalillo POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS ILUSTRACION L. “RAZOR” bALZA

Recuerdo a Pompeyo Davalillo, impresionante pelotero. Era el líder ahí en el dugout, sabía cómo motivar a un equi-po a dar la batalla, cómo trascender lo individual. Nunca olvido a Pompeyo y sus jugadas, su maestría. Me tocó la maravillosa oportunidad de ser su coach y asistente. Y él me decía: “Chávez, si el juego es a las diez de la mañana, deben tenerme el equipo a las siete en el terreno˝. Uno se acostumbró siempre a una hora antes, dos horas antes, pero ¡¿tres horas?! Y era para conversar, mirando al ad-versario. “Mira, aquel que va allá es el center field, tiene buen brazo”; “aquel es el primer bate, batea la recta de afuera”. Y hablando con el pícher y con el cácher. En una ocasión nos enfrentamos a un equipo que era mucho me-jor que el nuestro. Mejor picheo, bateo, mejor defensa, así que era una batalla muy dura.

Era el juego final de un campeonato militar. Y Pompeyo me dijo: “Vamos a ganar este juego así, chiquitico, con ju-gadas”. Y el cácher, en cada lanzamiento miraba a Pom-peyo y era él quien le decía: “Curva”. Y señas: “Afuera”. Se ponía la mano en la rodilla, aquí era adentro, allá afuera; una mano aquí, otra mano por el otro lado. Era impresio-nante, aquel hombre dirigía el equipo lanzamiento por lanzamiento, y comiendo caramelos. Llegamos al séptimo inning cero a cero. Se nos cayó la defensa, rolling al short, tiro malo a primera. Un toque de bola, el pícher agarra, tira mal a segunda. Entonces me dijo Pompeyo: “Así no se puede ganar. Más no puedo”. Y perdimos el juego tres a dos. Hicimos después dos carreras a punto de toque de bola, robo de bases, un hit and run, un squeeze play suici-da, bueno, casi ganamos el juego.

¿Jugar contra Pompeyo? Miren, ¡hay que ponerse las pi-las! Fue mánager del equipo de beisbol de la UCV duran-te muchos años y en la Academia Militar nos tocó jugar contra ellos. Cualquier jugada era posible. De repente con dos outs, ¡pum!, toque de bola, y todo el mundo quedaba sorprendido. Doble robo, hombres en segunda y primera, robo retardado. Pompeyo Davalillo hacía eso, mandaba a hacer el robo retardado y se volvía loco todo el mundo. Un día mandó triple robo retardado. Tres en base, sin out, tri-ple robo, toque de bola, ¡terror!, el otro equipo se aterro-

rizaba. Con un estratega como ese, ya el otro equipo está temeroso; cuidado, que cualquier cosa puede ocurrir. A veces incluso rompiendo las reglas.

Pompeyo Davalillo no quiso ir a la fiesta después del jue-go de softbol. Quedamos empatados contra la Unellez de Barinas, y me dijo: “Mira, Chávez, yo lo que quiero es ju-gar dominó, chico. ¿Aquí juegan dominó también?”. Y se fue por allá a jugar dominó y perdió hasta la cartera.

Page 35: Epalen52 Web
Page 36: Epalen52 Web