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HISTORIA DE VIDA Y SUBJETIVIDAD: SOPORTES EPISTEMOLÓGICO * (Revista Litorales. Año 1, n°1, noviembre de 2002. ISSN 1666-5945) Los autores: Cora Escolar: Docente regular e investigadora del Departamento e Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Juan Besse: Docente regular e investigador del Departamento e Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Lisandro de la Fuente: Docente investigador del Departamento e Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Resumen Con este trabajo nos proponemos reflexionar sobre el dispositivo teórico- metodológico que permite la construcción de historias de vida. En tal sentido, intentamos problematizar las relaciones entre investigadores e informantes en la implementación de la técnica de entrevista en profundidad y pensar el encuadre de la entrevista con el doble fin de, en primer término, constituir un dispositivo de obtención de información que no se agote en la interacción de las personas, es decir que habilite la producción de discursos significativos y la emergencia de la subjetividad con relación a la memoria urbana . Y por otra parte que la entrevista –en tanto dispositivo con un encuadre teórico-metodológico- se proyecte sobre la tarea de análisis y procesamiento de los discursos producidos. Tal vez la pregunta nuclear a la hora de pensar el dispositivo de entrevista sea “¿para qué mirada se escenifica?” (Zizek, 1999: 24). ¿Cómo construye ese “yo” que narra su pasado, ese pasado? Si el pasado tiene existencia desde el afuera, la cuestión de las miradas que lo constituyen no es menor. Ahora bien la historia de vida no indaga necesariamente en acontecimientos lejanos en el tiempo crónico, puede permitir avanzar en, como diría Italo Calvino, las ramas secas del pasado: los futuros idos o las opciones del presente. En este caso, abordar la narrativa oral desde una lógica que intenta superar el relativismo y deslizarse hacia la relatividad, nos propone una serie de problemas sobre la construcción del sentido que atraviesan las relaciones de las personas con la espaciotemporalidad urbana . Por supuesto, no hay eficacia simbólica sin público (al menos no en el exclusivo sentido de quienes miran un espectáculo) y por lo tanto la construcción de la “verdad” queda expuesta como una tarea colectiva cuya procesualidad es la de una “desprivatización” de las verdades parciales. Consideramos oportuno trazar los ejes que estructuran nuestra perspectiva y, por tanto, el repertorio de temas y problemas que hoy nos inquietan, a partir de la trama entre nuestro recorrido como grupo de investigación y la aproximación a los objetos de estudio que venimos construyendo en esa deriva. * T rabajo publicado en Colantuono, María Rosa (Coord.) La Geografía en la Universidad Argentina. Experiencias, dificultades y perspectivas, Universidad Nacional del Comahue, 2001; Actas de las 1eras Jornadas Interdepartamentales de Geografía, Neuquén, noviembre de 2000.

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HISTORIA DE VIDA Y SUBJETIVIDAD: SOPORTES EPISTEMOLÓGICO*

(Revista Litorales. Año 1, n°1, noviembre de 2002. ISSN 1666-5945)

Los autores:

Cora Escolar: Docente regular e investigadora del Departamento e Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Juan Besse: Docente regular e investigador del Departamento e Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Lisandro de la Fuente: Docente investigador del Departamento e Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Resumen

Con este trabajo nos proponemos reflexionar sobre el dispositivo teórico-metodológico que permite la construcción de historias de vida. En tal sentido, intentamos problematizar las relaciones entre investigadores e informantes en la implementación de la técnica de entrevista en profundidad y pensar el encuadre de la entrevista con el doble fin de, en primer término, constituir un dispositivo de obtención de información que no se agote en la interacción de las personas, es decir que habilite la producción de discursos significativos y la emergencia de la subjetividad con relación a la memoria urbana . Y por otra parte que la entrevista –en tanto dispositivo con un encuadre teórico-metodológico- se proyecte sobre la tarea de análisis y procesamiento de los discursos producidos.

Tal vez la pregunta nuclear a la hora de pensar el dispositivo de entrevista sea “¿para qué mirada se escenifica?” (Zizek, 1999: 24). ¿Cómo construye ese “yo” que narra su pasado, ese pasado? Si el pasado tiene existencia desde el afuera, la cuestión de las miradas que lo constituyen no es menor. Ahora bien la historia de vida no indaga necesariamente en acontecimientos lejanos en el tiempo crónico, puede permitir avanzar en, como diría Italo Calvino, las ramas secas del pasado: los futuros idos o las opciones del presente.

En este caso, abordar la narrativa oral desde una lógica que intenta superar el relativismo y deslizarse hacia la relatividad, nos propone una serie de problemas sobre la construcción del sentido que atraviesan las relaciones de las personas con la espaciotemporalidad urbana. Por supuesto, no hay eficacia simbólica sin público (al menos no en el exclusivo sentido de quienes miran un espectáculo) y por lo tanto la construcción de la “verdad” queda expuesta como una tarea colectiva cuya procesualidad es la de una “desprivatización” de las verdades parciales.

Consideramos oportuno trazar los ejes que estructuran nuestra perspectiva y, por tanto, el repertorio de temas y problemas que hoy nos inquietan, a partir de la trama entre nuestro recorrido como grupo de investigación y la aproximación a los objetos de estudio que venimos construyendo en esa deriva.

II

Nuestra producción académica está atravesada por una tensión. De un lado, la construcción de discursos sustantivos que permitan exponer nuestros objetos particulares de investigación; de otro lado, una continua reflexión tanto epistemológica como teórico-metodológica sobre los procesos de investigación que llevamos a cabo, la cual nos permite la articulación necesaria entre la investigación y el dictado de las materias del Área de Epistemología y Metodología del Departamento de Geografía de la U.B.A.

El proyecto UBACyT que en la actualidad llevamos adelante tiene como objetivo analizar los procesos de institucionalización que intervienen en la producción del espacio público mediante articulaciones conceptuales entre el estado, el mercado y la sociedad civil; en este sentido, consideramos necesario reconstruir los discursos y las prácticas a través de las

* T rabajo publicado en Colantuono, María Rosa (Coord.) La Geografía en la Universidad Argentina. Experiencias,

dificultades y perspectivas, Universidad Nacional del Comahue, 2001; Actas de las 1eras Jornadas Interdepartamentales de Geografía, Neuquén,  noviembre de 2000. 

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cuales las instituciones gubernamentales se articulan con las organizaciones empresariales y de la sociedad civil que atraviesan las modalidades de producción de la vida cotidiana en las ciudades modernas, así como indagar las relaciones entre los procesos de espacio-temporalización y subjetivación imbricados en las prácticas de institucionalización social de las agencias públicas.

Nuestro enfoque de los procesos de institucionalización supone la deconstrucción de las fronteras instituidas entre lo público y lo privado, siendo un supuesto básico que la agenda pública –en tanto arena de conflictos por la hegemonía- permite reconstruir las relaciones de fuerza y sentido que estructuran las diversas agendas gubernamentales, empresariales y civiles que participan en la producción de los asuntos públicos1.

Para ello, ponemos énfasis en estudios de caso a través de estrategias teórico-metodológicas cualitativas que recuperan diversas perspectivas analíticas, entre ellas –y particularmente- el análisis institucional, el psicoanálisis en extensión y diversos desarrollos de la semiótica.

En el campo disciplinario de la geografía, este tipo de estrategias teórico-metodológicas han alcanzado un alto nivel de desarrollo como lo demuestra una multiplicidad de trabajos, entre los que se destacan los publicados por Clarke, D. (1997), F. Driver (1998), P. Glennie y N. Thrift (1992), D. Gilbert (1998), D. Gregory (1995), C. Katz (1994), D. Matless (1992), C. Philo (1992), S. Pile (1991; 1996), E. Shields (1991)2.

III

En este apartado realizaremos una serie de consideraciones acerca de la historia de vida que nos permitirá avanzar en su conceptualización como dispositivo teórico-metodológico. A menudo se utilizan historia de vida, relatos orales, relato de vida, cursos de vida, e incluso, historia oral como términos intercambiables. Resulta de este enredo semántico el empastamiento de diversas operaciones del proceso de investigación que, si bien se encuentran densamente imbricadas, es pertinente discernir analíticamente para facilitar la práctica de investigación:

A. la técnica de obtención de información (entrevista), en tanto recurso preexistente en el mercado metodológico;

B. la técnica de obtención de información (entrevista), en tanto construcción del instrumento de recolección de la información por parte del investigador;

C. la técnica de obtención de información (entrevista), en tanto implementación del instrumento en el trabajo de campo (situación de copresencia);

D. el resultado de la implementación de la técnica como instrumento construido por el investigador, es decir un texto hecho de la transcripción3 de las verbalizaciones de los informantes;

E. la técnica de procesamiento de la información, esto es, la concurrencia de diversas perspectivas analíticas en una determinada estrategia de análisis de contenido mediante la cual se somete el texto a indagación;

1 En tal sentido, queremos enfatizar el modo en que concebimos la producción de la agenda pública. Siguiendo a

Laclau y Mouffe (1987: 105 y ss.) la construcción de la agenda en tanto “una estructura discursiva no es una entidad meramente ‘cognoscitiva’ o ‘contemplativa’; es una práctica articulatoria que constituye y organiza a las relaciones sociales”.

2 Tal vez, la revista que ha llevado el desarrollo de la geografía cultural hacia la exploración de las líneas más

novedosas sea Environment and Planning D: Society and Space.

3 Tal vez, sea preciso señalar algunos puntos acerca del problema transcripción, alejándonos de la consideración de

la trascripción como una cuestión exclusivamente técnica. Sostenemos que entre la verbalización y su puesta en página se juegan muchos de los problemas de la construcción del sentido: la transcripción de las verbalizaciones de los relatos implica ya una práctica de escritura en toda su complejidad Según Allouch (1984: 18), “escribir se llama transcribir cuando el escrito se ajusta al sonido; traducir cuando se ajusta al sentido, y transliterar cuando se ajusta a la letra […] operaciones que no se encuentran en estado completamente aislado; se trata más bien de la predominancia de una de ellas”. La relación entre la enunciación y el enunciado ha sido trabajada a partir del concepto de procedimientos fáticos que son aquellos que tanto el informante como el investigador ponen en juego a fin de garantizar que el otro lo registre (Kerbrat-Orecchioni, 1990). Estos procedimientos pueden ser tanto verbales como no verbales (gestos, disposición espacial, miradas).

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F. la elaboración de un discurso de exposición en el que se encuentran tramados los cuatro puntos anteriores, dirigidos a una audiencia determinada.

Desde nuestro punto de vista la producción de la historia de vida como resultado de una investigación (punto f) condensa los ítems anteriores del siguiente modo:

En primer lugar, nos encontramos con un proceso de selección de las técnicas de obtención de información que contribuirán a la producción de relatos orales. Lo más habitual es pensar que la entrevista es la técnica por excelencia que presupone la historia de vida. Si bien la producción de la información pivotea básicamente sobre la entrevista abierta y en profundidad, no necesariamente constituye la única vía que puede utilizar el investigador para coproducir los relatos. Por ejemplo, ciertas modalidades de la observación y prospección por los espacios transitados por los actores en los momentos evocados.

Partimos del presupuesto que sostiene “el privilegio epistemológico de los problemas de investigación respecto de los procedimientos de intervención en la realidad. Las técnicas se encuentran ‘subordinadas’ a la teoría en su proceso de construcción y ‘subordinadas’ a los procesos de reformulación de las problemáticas o problemas de investigación, los cuales orientarán -a su vez- la selección de las técnicas más apropiadas para construir los datos” (Escolar y Besse, 1996:10). En este sentido, la ponderación de la utilidad o inutilidad de las técnicas debe construirse a partir del criterio de la accesibilidad a la información de modo que resulte un equilibrio entre la calidad de la información obtenida y la cantidad óptima para poder construir las muestras cualitativas (Hammersley y Atkinson, 1983; Saltalamacchia, 1992) sobre la base de los principios de diferencia/heterogeneidad y saturación.

En pocas palabras, la construcción del instrumento de recolección de información puede realizarse de diversas maneras. Sin embargo, creemos que todas ellas implican algún nivel de operacionalización que permita convertir los conceptos teóricos (función teórica) en conceptos observables (función metodológica) (Zemelman, 1987; Saltalamacchia, 1992). Entendemos que las entrevistas abiertas y/o en profundidad comparten con las estructuradas y semiestructuradas el hecho de organizarse sobre la base de ejes conceptuales que vertebran la operacionalización de los conceptos y, por lo tanto, el desplazamiento de la teoría como conjunto de supuestos que orientan el proceso de investigación hacia la encarnadura de las preguntas concretas que se le plantean al informante. Llegados aquí se hace necesario pensar la entrevista como dispositivo teórico-metodológico, ya que la construcción del instrumento no acaba con el diseño de la cédula de entrevista, la escritura de los ejes conceptuales y el posible repertorio de preguntas que el investigador lleva como as en la manga al campo. Por el contrario, en el despliegue de una estrategia teórico-metodológica cualitativa, un diseño flexible permite la construcción y deconstrucción del instrumento de recolección en la situación interactiva propia del trabajo de campo.

El encuadre de la entrevista se estructura mediante la distinción de tres conceptos que intentan desanudar la implementación de la entrevista en el campo: el semblante , la posición y la disposición del investigador (Besse, 2000). Entendemos por semblante el modo en que el investigador negocia su rol en la situación de interacción en el campo, a través de la construcción de una imagen que se proyecte en la transferencia con los actores. Con posición nos referimos a la problemática sustantiva de investigación en términos teórico-metodológicos y a los supuestos y problemas ético-políticos con los que el investigador llega al campo (dichos problemas no cesan su construcción, deconstrucción y reconstrucción a lo largo del proceso de investigación, incluyendo el trabajo en terreno). Por último, disposición refiere a una distinción analítica que recorta la reflexividad del investigador en relación con las otras dos figuras.

Llegados a este punto resulta pertinente aclarar que, desde nuestra perspectiva epistemológica y teórico-metodológica, la información no es un conjunto dado de enunciados contenido en el recipiente del informante y por ende no es pasible de una “recolección” en términos literales; intentamos, por el contrario, comprender la complejidad topológica de los vínculos intersubjetivos y de las relaciones entre sujeto y objeto.

Debemos pensar que la situación de campo presenta menos grados de libertad de los que las imágenes bucólicas de una ciencia despolitizada ha construido en largos años de hegemonía neopositivista. No caben dudas de que la perspectiva neopositivista entró en los años 80 en una crisis de hegemonía. A pesar de las diversas críticas que recibió, no podemos hablar aún de una crisis orgánica de los presupuestos epistemológicos y ontológicos de dicha corriente. Parafraseando a Geertz (1983), los métodos y las técnicas de

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investigación parecen haber entrado en el terreno de los géneros confusos. Sin embargo, en los presupuestos básicos que organizan las teorías del sujeto aún perviven las concepciones más ingenuas sobre la subjetividad y el “papel” que ésta desempeña en la producción de conocimientos. Estas concepciones están caracterizadas por un sujeto racional dotado de autoconciencia pero con poca distancia dialéctica respecto de su mismidad. No sería exagerado señalar que, si bien se han venido desarrollando perspectivas metodológicas que han revisado las teorías (precartesianas) del sujeto de modo consistente4, parecen seguir primando imágenes de la subjetividad que van desde su asociación con una anomalía que debe corregirse hasta “algo” que hay que domeñar o por lo menos controlar.

El procesamiento de la información está de cierto modo relacionado con un “regreso a casa”. Si durante el trabajo en terreno la subjetividad del investigador se constituyó básicamente en el campo de los actores, aquí la balanza se inclina hacia el campo académico. El investigador  vuelve a un lugar del que cabría preguntarse si alguna vez efectivamente partió5.

Unos párrafos antes nos preguntábamos acerca de cómo se produce la información porque entendemos que el cómo se articula con qué información se produce. En ese sentido distinguimos un tiempo de la obtención del relato y otro del análisis, aun cuando el análisis esté permeando el tiempo de la obtención y la obtención misma se reactualice permanentemente a lo largo del análisis.

No está de más decir que así como las técnicas de obtención de información preexisten a su uso, lo mismo ocurre con las estrategias analíticas estandarizadas que han dado en llamarse Análisis de Contenido: desde las perspectivas clásicas cuanti, cuali y cuanticualitativas hasta los “nuevos” métodos (desarrollados en los últimos treinta años) de análisis textual centrados en diferentes niveles (sintáctico, semántico y pragmático) (Navarro y Díaz, 1994).

 El supuesto básico que organiza este apartado es que el diseño de la técnica en tanto instrumento, pero también y sobremanera la implementación de la entrevista en el campo, se proyecta sobre el trabajo de procesamiento de la información. En ese sentido es que pensamos la entrevista como un dispositivo que para ser usado requiere ser construido tomando en cuenta ciertas precauciones de método, a las que llamamos el encuadre de la entrevista.

El encuadre necesita pensar el modo y el contexto mediante los cuales se construye la escena de la entrevista. Así, el vínculo que se establece entre investigador e informante requiere una estimación de las posiciones que uno y otro ocupan en las diversas estructuraciones de lo social (de clase, de género, ocupacional). Hablar de un encuadre implica hacerse cargo de la violencia simbólica que estructura de modo asimétrico el vínculo a través de esta interacción: la violencia con sordina hace su ingreso en la escena desde el momento en que el dispositivo se organiza sobre la problemática de investigación y es develada para la percepción inmediata cuando las preguntas son significadas como intromisiones en territorio ajeno.

IV

En la presentación del trabajo nos preguntábamos: ¿Cómo construye ese “yo” que narra su pasado, ese pasado? Y afirmábamos que si el pasado tiene existencia (ek-sistencia) desde el afuera6, la cuestión de las miradas que lo constituyen no es menor.

4 Como en los casos de Pierre Bourdieu, Daniel Bertaux, Franco Ferrarotti, Paul Willis, Jesús Ibáñez, Pablo Navarro,

Cristina Santamarina y José Marinas u Homero Saltalamacchia entre otros autores interesados en trabajar los supuestos que subyacen a las teorías del sujeto en las ciencias sociales.

5 Desde la perspectiva de la antropología de la ciencia, cuyos supuestos teóricos anclan en las lagunas del

constructivismo, Karin Knorr-Cetina (1996) señala el carácter contingente, oportunista, e instrumental de la práctica de investigación respecto de su entorno. De este modo, entiende a la práctica científica como el conjunto de decisiones que apuntan a convertir lo subjetivo en objetivo, lo inverosímil en verosímil y lo fabricado en descubrimiento.

6 Es la mirada ajena la que nos constituye como sujetos en las primeras etapas de la vida. Es el espejo que el que

vuelca sobre lo mirante los contornos de lo mirado, haciendo de ese lo un el (él ) o la (ella).  Como diría Legendre (1985: 9) no basta con “producir la carne humana” sino que simultáneamente hay que instituirla. Es el ingreso en el campo de la palabra el modo en que se inicia la construcción del sujeto o al menos las condiciones para que la carne devenga en individuo capaz de reconocerse y diferenciarse, sentando así las condiciones para un potencial advenimiento del sujeto.

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Para responder ese interrogante nos encontramos con la necesidad de abordar -aunque más no sea de manera sucinta- cuatro puntos fundamentales:

La conceptualización del pasado como un efecto de discurso.

El pasado como construcción de sentidos polémicos.

El pasado como escena histórica que se reactualiza y reconstruye en la escena política de la situación de entrevista.

El papel de la escucha y la mirada en la producción de la escena.

 

Al señalar que el pasado es un efecto de discurso estamos resaltando las dificultades metodológicas que plantea su abordaje. La materialidad del pasado ha sido objeto de investigación –desde diferentes perspectivas epistemológicas y mediante diversas estrategias teórico-metodológicas- por parte de la Historia y de la Arqueología, las que casi concomitantemente con otras disciplinas sociales (como la sociología y la ciencia política) reconocieron la productividad del trabajo con relatos orales7 a la hora de cruzar información proveniente de múltiples fuentes a fin de construir sus datos (Joutard, 1983).

A los fines de la exposición de los ítems anteriores nos resulta fructífero recuperar la distinción analítica que realizaran Santamarina y Marinas (1994: 270 y ss.)

Contexto 3

ESCENAS VIVIDAS EN EL PASADO

 

Contexto 2

ESCENAS DEL PRESENTE DE LOS SUJETOS

 

Contexto 1

ESCENAS DE LA ENTREVISTA

Con el contexto 3 nos referimos al conjunto de referentes biográficos y sociales de los informantes. Si se trata de escenas es porque se componen de relatos e interacciones entre personajes relevantes para el entrevistado. Por ende, no son inmediata ni exhaustivamente accesibles. El contexto 3, desde nuestro punto de vista, está directamente relacionado con la selectividad de la memoria y, por lo tanto, con su carácter perspectivo. El contexto 2 remite a las actuales redes de vínculos sociales que atraviesan al actor: a partir de ellas –y por medio de la situación de entrevista- se realiza la recuperación del pasado y se establece “su pertinencia, su sentido para el presente” (Santamarina y Marinas, 1994: 270). El contexto 1, en palabras de Santamarina y Marinas (1994: 270), “indica las formas de acuerdo y cooperación de la entrevista misma. Nombrarlo como escena supone darle su peso específico de relación en la que interviene la escucha, la voluntad de transmisión y la reciprocidad como condición de la reflexividad (de la identificación no fusional ni meramente instrumental). La escucha y la pluralidad de planos del sujeto desempeñan aquí un papel central que conviene reflexionar en cada tarea de investigación”.

V

Por último, dejamos planteados los problemas de la construcción de la verdad en relación con la historia de vida. Uno de los supuestos que atravesó nuestro discurso es aquel que intenta romper la correspondencia entre verdad y realidad. El concepto de historia de vida que manejamos no descarta la verdad de adecuación que subyace a cualquier práctica de investigación con aspiraciones descriptivas, aunque se recuesta más en una verdad de revelación propia de las estrategias interpretativas (Lebedinsky, 1995). En ese sentido,

7 Dando lugar a la configuración de campos subdisciplinarios como la historia oral y la etnohistoria que hoy se

proponen el desafío de teorizar sus particularidades epistemológicas.

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los dichos que van tejiendo los relatos se encuentran más cerca de la verdad que de la realidad. A nuestro entender, en la práctica de la investigación social se juega como desafío el carácter colectivo de la verdad, una de cuyas derivaciones es la tarea de colaborar en el trabajo de reconstrucción de ese recorte parcial de realidad al que denominamos objeto de investigación. Quedaría incompleto este cierre si quedase flotando en el aire la imagen de que sólo se trata de la desprivatización de las verdades de los actores. Aquí está en juego la desprivatización de nuestra verdad experta, la cual muchas veces por experta deviene verdad pública.

 BIBLIOGRAFÍA

Clarke, D. (1997) The cinematic city, Londres y Nueva York, Routledge.

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Gilbert, E. (1998) “Ornamenting the facade of hell’: iconographies of 19 th-century Canadian paper money”. Environment and Planning D: Society and Space, vol. 16, N° 1.

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Gregory, D. (1995) “Un inconsciente geográfico: espacios para diálogo y diferencia”. En: Annals of the Association of American Geographers, vol. 85, N° 1.

Joutard, P. (1983) Esas voces que nos llegan del pasado, Buenos Aires, F.C.E., 1999.

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Knorr-Cetina, K. (1992) “¿Comunidades científicas o arenas transepistémicas de investigación ? Una crítica de los modelos cuasi-económicos de la ciencia” en REDES. Revista de estudios sociales de la ciencia, N° 7, vol. 3, sept. 1996.

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Saltalamacchia, H. (1992) Historia de vida. San Juan de Puerto Rico, Ed. CIJUP.

Santamarina, C. y J. M. Marinas (1994) “Historias de vida e historia oral”. En Delgado, J. M. y J. Gutiérrez (coord.) Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales. Madrid, Síntesis.

Shields, E. (1991) Places on the margin. Alternative geographies of modernity. Londres/Nueva York, Routledge.

Zizek, S. (1996) El acoso de las fantasías. México, Siglo XXI, 1999.

Estos trabajos fueron traducidos por la cátedra de Epistemología de la Geografía de la Facultad y Filosofía y Letras de la U.B.A. y publicados en Escolar, C. (org) Cuadernos de

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Epistemología y Metodología N° 2. Nuevas preguntas a Michel Foucault sobre la Geografía, OPFyL, marzo de 1999