escrito revisión administrativa.consulta de ubicación gasoducto
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ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICOTRIBUNAL DE APELACIONES
REGIÓN JUDICIAL DE SAN JUAN
Partes Recurrentes
v.
Junta de Planificación
Agencia Recurrida
KLRA 2010-___________________
______________________________Revisión Administrativa procedente de la Junta de Planificación de PR
Consulta número 2010-62-0210-JGE-T
Sobre:Proyecto Gasoducto del Norte
ESCRITO DE REVISIÓN ADMINISTRATIVA
AL HONORABLE TRIBUNAL:
Comparecen los recurrentes por conducto de la representación legal que suscribe y, respetuosamente, EXPONEN, ARGUMENTAN y SOLICITAN:
I. INTRODUCCIÓN
En el presente escrito se discuten detalladamente las razones por las
cuales la Junta de Planificación (JP) erró al aprobar la consulta de ubicación
núm. 2010-62-0210-JGE-T para uno de los proyectos de mayor envergadura
en la historia de Puerto Rico.1 Las crasas violaciones a múltiples
disposiciones legales y reglamentarias son reflejo de un análisis
irresponsable, abusivo y arbitrario por la JP. Como se verá, son muchas las
contradicciones que surgen del propio expediente administrativo. También
son varias las violaciones a derechos constitucionales, específicamente
aquellos que rigen el derecho de las personas a un Debido Proceso de Ley y
a la protección del medio ambiente.
La JP obvió cumplir con sus funciones y deberes mas elementales según
las exigencias del ordenamiento jurídico vigente. Guiada por la prisa y todo
un procedimiento expedito nulo amparado en la manipulación y la
inconstitucionalidad, incumplió su deber de analizar la disponibilidad de
1 Anejo I, Ap. 1-107.
1
terrenos necesarios para cumplir con las medidas de mitigación que le
fueron recomendadas por las agencias estatales y federales. La JP ni tan
siquiera adoptó expresamente las medidas de mitigación y recomendaciones
hechas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) a
sabiendas de que su endoso estaba condicionado al total cumplimiento y
adopción de las mismas.
La resolución que aquí se impugna ignoró completamente evaluar los
cambios de uso que conlleva la construcción y operación del proyecto
propuesto. No es suficiente determinar que se trata de un proyecto
‘soterrado’, como pretexto indefectible para ignorar múltiples requisitos
legales y reglamentarias que precisamente, se promulgaron con el propósito
de guiar el desarrollo, uso y planificación de los terrenos del país de manera
integrada, ordenada y adecuada. Igualmente, la JP decidió obviar
prohibiciones expresas para la construcción en Áreas de Reserva Natural,
terrenos que por su valor ecológico extraordinario, fueron designadas por la
propia JP para ser preservados y conservados en su condición natural.
Tampoco se llevó a cabo un análisis serio y exhaustivo de los riesgos a la
seguridad que representa el proyecto propuesto en las distintas áreas por
donde transcurre. No surge del expediente administrativo razones que
justifiquen la reducción sustancial de las distancias entre la alineación
propuesta y las comunidades, contrario a las normas y fórmulas diseñadas
para evitar y minimizar los daños a la vida humana y la infraestructura física
en casos de accidentes.
Además, la aprobación de la consulta aquí en controversia mediante el
procedimiento expedito violó los principios más elementales del Debido
Proceso de Ley. La falta de notificación adecuada en derecho impidió una
participación ciudadana efectiva en el proceso decisional de la agencia
administrativa. En consecuencia, se llevaron a cabo vistas públicas en las
cuales los ciudadanos no estaban informados sobre sus derechos
constitucionales y en las cuales un gran porcentaje de las personas
2
afectadas no pudieron participar debido a la ante referida falta de
notificación adecuada.
Además, la JP violó la Ley de Política Pública Ambiental al aprobar una
consulta en base a un documento ambiental que no cumple con los
requisitos legales y reglamentarios. Recientemente se presento ante este
Honorable Tribunal un Recurso de Revisión impugnando la validez de dicho
documento ambiental por no evaluar adecuadamente el impacto del
proyecto propuesto, aquí en controversia, en el medio ambiente. In re AEE,
KLRA 2010-01246. La nulidad de la Declaración de Impacto Ambiental Final
encuentra apoyo adicional en el rechazo expreso de la agencia federal del
Servicio Forestal y de Vida Silvestre (“Fish and Wildlife Service”) al proyecto,
precisamente, por las implicaciones y riesgos que conlleva.
Además, la determinación administrativa de la JP viola la Ley 76. Dicha
determinación se emitió a base de una Resolución y una Orden Ejecutiva
nulas e ilegales a la luz de las disposiciones de la Ley 76. Esto es así debido
a que el proyecto denominado Vía Verde no está contemplado como uno de
carácter de emergencia según la Ley 76.
II. JURISDICCIÓN DEL TRIBUNAL
Este Honorable Tribunal tiene jurisdicción para entender en el presente
recurso en virtud del inciso (c) del Artículo 4.006 de la Ley de la Judicatura
del Estado Libre Asociado de Puerto Rico de 2003, Ley Núm. 201 del 22 de
agosto de 2003, según enmendada, 4 LPRA § 24y (2009), el Artículo 13 de la
Ley para dispensar al Gobernador en proyectos que surjan como
consecuencia de estados de emergencia declarados mediante órdenes
ejecutivas, Ley Núm. 76 del 5 de mayo de 2000, 3 LPRA § 1943 (2009) (en
adelante, Ley 76), y la Regla 57 del Reglamento del Tribunal de Apelaciones,
4 LPRA Ap. XXII-B, R. 57 (2009).
III. DICTAMEN RECURRIDO
Se solicita revisión de la Resolución de la Junta de Planificación (en
adelante, JP) del 1 de diciembre del 2010 en el caso de la consulta número
3
2010-62-0210-JGE-T,2 primera extensión, notificada mediante Edicto el 3 de
diciembre de 2010.3 Mediante dicha Resolución la Recurrida aprobó la
Consulta para un gasoducto, que transportará gas natural desde el sur de la
isla hasta el norte, denominado Vía Verde.
Ante este Honorable Tribunal pende un recurso de apelación en el caso
Cortes Lugo, et al . v. Fortuño Burset, et al . , KLAN 2010-01851. El mismo
interesa la revisión de una Sentencia Parcial que, entre otras cosas, denegó
sendas solicitudes de injunction preliminar y permanente que perseguían
dejar sin efecto la misma Orden Ejecutiva objeto del presente recurso.
Además, el pasado 21 de diciembre de 2010 se presentó un recurso de
revisión administrativa ante este Ilustrado Foro en el caso In re Autoridad de
Energía Eléctrica, KLRA 2010-01246. Mediante el mismo, las partes aquí
comparecientes solicitan revisión de una Resolución de la Junta de Calidad
Ambiental que concluyó que la Declaración de Impacto Ambiental Final del
proyecto Vía Verde cumple con los requisitos de la Ley de Política Pública
Ambiental (LPPA), Ley Núm. 416 del 22 de septiembre de 2004, según
enmendada, 12 LPRA §§ 8001 et seq. (2009), y el Reglamento para el
proceso de presentación, evaluación y trámite de documentos ambientales,
Reglamento Núm. 6510 del 22 de agosto de 2002 (Reglamento 6510).
IV. BREVE RELACIÓN DE HECHOS PROCESALES
El 19 de julio de 2010, el Gobernador de Puerto Rico publicó la Orden
Ejecutiva OE-2010-034. Mediante la misma, el Gobernador “[d]eclar[ó] una
emergencia en cuanto a la infraestructura de generación de energía eléctrica
de Puerto Rico y orden[ó] la utilización de un proceso expedito . . . para el
desarrollo de proyectos que fomenten una nueva infraestructura de
generación energética que use fuentes alternas a los combustibles derivados
de petróleo, fuentes de energía renovable sostenible y de energía renovable
alterna en Puerto Rico”. Como fuente para la referida declaración, el
Gobernador citó la Ley 76.
2 Anejo I, Ap. 1-107.3 Anejo II, Ap. 108.
4
De conformidad con lo anterior, el 12 de agosto de 2010, la JCA emitió la
Resolución Núm. R-10-26-1. Mediante la misma, ésta creó un procedimiento
sumamente expedito para la evaluación de proyectos de infraestructura
energética comprendidos en la Orden Ejecutiva.
El 19 de agosto de 2010 la JP hizo lo propio, por medio de la resolución
JPE-2010-067 por la cual se establece un procedimiento expedito para
proyectos energéticos al amparo de la Orden Ejecutiva y de la Ley 76.4
En respuesta a esto, el 9 de septiembre de 2010, la Autoridad de Energía
Eléctrica (AEE) comenzó un proceso expedito de implementación del
proyecto del Gasoducto del Norte. Dicho proceso comenzó con la
presentación de una Declaración de Impacto Ambiental Preliminar (DIA-P)
ante la JCA. Igualmente, a instancias de la AEE, la JCA citó a vistas públicas
para la evaluación del proyecto y extendió el término para someter
comentarios al documento presentado.
El 11 de octubre de 2010, la AEE presentó ante la JP una pre-consulta
para la ubicación del proyecto “Vía Verde”. El documento indica que el
proyecto consiste en la instalación de una tubería de acero para transferir
gas natural desde las instalaciones de Eco Eléctrica en Peñuelas hasta las
plantas generatrices de la AEE en Cambalache (Arecibo), Palo Seco (Toa
Baja) y San Juan. Dicha pre-consulta se codificó con el número 2010-62-
0210-JGE-T.
El 6 de octubre de 2010 se publicaron dos avisos de prensa en el
periódico Primera Hora y Puerto Rico Daily Sun con la intención de notificar a
varios titulares de terrenos privados que no pudieron ser notificados por
correo de la intención de la AEE de adquirir los terrenos.5
El 14 de octubre de 2010 la JP notificó Resolución de Requerimiento en la
que solicitó comentarios a varias agencias gubernamentales; dio el visto
bueno para la celebración de las vistas públicas; impartió a la agencia
proponente instrucciones específicas en torno al cumplimiento de los
4 Anejo VI, Ap. 145-51.5 Anejo III, Ap. 109-14.
5
aspectos de notificación de la vista pública y ordenó la notificación de las
mismas.
El 16 de octubre de 2010 la JP, según lo ordenado en su Resolución del 14
de octubre, publicó dos avisos de vista pública en los periódicos El Vocero y
Puerto Rico Daily Sun.6
En esa misma fecha la JCA celebró vistas públicas en los municipios de
Adjuntas, Barceloneta y Bayamón. Posteriormente, el 21 de octubre de
2010, el Panel Examinador asignado a presidir las vistas públicas de la JCA
rindió un Informe resumiendo varios de los comentarios presentados durante
las vistas. Acto seguido, el 23 de octubre de 2010 la JCA emitió la Resolución
Núm. R-10-37-1, mediante la cual ordenó a la AEE a que presentara una DIA-
P que atendiera una serie de comentarios y recomendaciones sometidas por
varias personas, líderes comunitarios, profesionales, organizaciones
ambientales, entidades jurídicas y/o agencias administrativas. Luego de
solicitar y obtener una extensión de término, el 15 de noviembre de 2010 la
AEE sometió la DIA-P requerida por la JCA.
El 6 de noviembre de 2010, la JP celebró vistas públicas en los municipios
de Toa Baja, Morovis y Manatí.
El 24 de noviembre de 2010, la JCA emitió su Resolución Núm. R-10-44-1.
Mediante la misma, la referida agencia requirió a la AEE la presentación de
una DIA-F, luego de atendidas algunas recomendaciones y requerimientos
allí señaladas. La referida DIA-F fue presentada por la AEE el 29 de
noviembre de 2010. Al día siguiente, el Sub-Comité Interagencial de
Cumplimiento Ambiental por Vía Acelerada, ente creado en virtud de la Ley
76 y la OE-2010-034, presentó sus recomendaciones sobre la DIA-F a la JCA.
Finalmente, el mismo 30 de noviembre de 2010, la JCA dictó la Resolución
objeto del recurso de revisión administrativa KLRA-2010-01246. Mediante la
misma, la JCA denegó la solicitud de celebración de vistas públicas para la
DIA-P y concluyó que la DIA-F para el proyecto “Vía Verde” cumple con los
requisitos de la LPPA y el Reglamento 6510. Igualmente, la JCA resolvió que
6 Anejo X, Ap. 181.
6
la DIA-F cumplía con todas las condiciones específicas requeridas en la
Resolución Interlocutoria R-10-44-1.
El 1 de diciembre de 2010, la JP dictó la Resolución aprobando la consulta
de ubicación para el proyecto denominado “Vía Verde”, objeto del presente
recurso de revisión administrativa.7 La misma fue notificada por medio de un
aviso público el 3 de diciembre de 2010.8
El 21 de diciembre de 2010, inconformes con el proceder de la JCA en su
Resolución del 30 de noviembre, comparecen las partes recurrentes por
medio del recurso de revisión administrativa, caso KLRA-2010-01246,
mediante el cual solicitan muy respetuosamente a este Honorable Tribunal
que tenga a bien revocar el dictamen recurrido.
El 23 de diciembre de 2010, inconformes con el proceder de la JP en su
Resolución del 1 de diciembre y notificada el 3 de diciembre, comparecen las
partes recurrentes por medio del presente recurso de revisión administrativa
mediante el cual solicitan muy respetuosamente a este Honorable Tribunal
que tenga a bien revocar el dictamen recurrido.
V. SEÑALAMIENTOS DE ERROR
1. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACION EN VIRTUD DE UN PROCEDIMIENTO NULO E ILEGAL BAJO LA LEY NÚM. 76 DEL 5 DE MAYO DE 2000 Y LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO.
2. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN ANALIZAR EL RIESGO REAL Y POTENCIAL EN LA SEGURIDAD DE LAS PERSONAS Y LA INFRAESTRUCTURA FÍSICA QUE SE ENCUENTRAN EN LAS AREAS LIMÍTROFES DEL PROYECTO.
3. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACION DEL DEBIDO PROCESO DE LEY EN SU DIMENSIÓN SUSTANTIVA Y PROCESAL.
4. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN REQUERIR UN CAMBIO DE ZONIFICACIÓN Y/O CALIFICACIÓN
5. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN CONSIDERAR LA ADECUACIDAD DEL PROYECTO A BASE DE LA TOTALIDAD DEL EXPEDEINTE Y MÚLTIPLES FACTORES COMO EL PRECIO DEL GAS NATURAL, LA SEGURIDAD, Y EL COSTO DEL DAÑO AMBIENTAL.
5. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN REQUERIR UN CAMBIO DE ZONIFICACIÓN Y/O CALIFICACIÓN
6. ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACIÓN AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LA LEY DE BOSQUES DE PUERTO RICO Y
7 Anejo I, Ap. 1-107.8 Anejo II, Ap. 108.
7
LA LEY PARA LA UNIFICACIÓN DE LOS BOSQUES ESTATALES DE MARICAO, SUSÚA, GUÁNICA, TORO NEGRO Y PUEBLO DE ADJUNTAS.
7. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LAS DISPOSICIONES DEL REGLAMENTO CONJUNTO QUE RIGEN ESPECÍFICAMENTE LA PROTECCIÓN Y PLANIFICACIÓN DE LAS RESERVAS NATURALES
8. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LAS DISPOCICIONES LEGALES QUE PROTEGEN LA ZONA DEL CARSO.
9. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN AL PROGRAMA DE MANEJO DE LA ZONA COSTANERA DE PUERTO RICO
10. ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LA LEY SOBRE POLÍTICA PÚBLICA AMBIENTAL, SIN UNA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL QUE EVALUARA ADECUADAMENTE EL IMPACTO AMBIENTAL
11. ERRÓ LA JP AL APROBAR LA CONSULTA EN VIOLACIÓN A OTROS CRITERIOS Y POR SER ARBITRARIA EN DIVERSAS FORMAS.
VI. DISCUSIÓN DE LOS ERRORES SEÑALADOS
A. Derecho aplicable a la evaluación de la consulta de ubicación
1. Orden Ejecutiva y Resolución de la Junta de Planificación
El 19 de julio de 2010, el Gobernador de Puerto Rico, Luis G. Fortuño
Burset, firmó el “Boletín Administrativo Núm. OE-2010-34” titulado “Orden
Ejecutiva del Gobernador de Puerto Rico para Activar las Disposiciones de la
Ley Núm. 76 de 5 de mayo de 2000” (en adelante OE), declarando un
“estado de emergencia de generación de energía eléctrica en Puerto Rico” y
creando un proceso expedito para el desarrollo de proyectos de energía
renovable y para otros fines.
Mediante esta OE, el Gobernador activó las disposiciones de la Ley 76 de
5 de mayo de 2000, 3 LPRA §§ 1931 et seq (2009) (en adelante Ley 76). La
Ley 76 dispensa el cumplimiento de determinada regulación y autoriza a las
agencias a establecer procedimientos alternos y expeditos para atender la
evaluación de permisos, endosos y consultas, para proyectos que pretendan
atender una emergencia. La Ley 76 define “emergencia” como:
[C]ualquier grave anormalidad como huracán, maremoto, terremoto, erupción volcánica, sequía, incendio, explosión o cualquier otra clase de catástrofe o cualquier grave perturbación del orden público o un ataque por fuerzas enemigas. . . . De igual manera, el término emergencia comprende cualquier evento o graves problemas de deterioro en la infraestructura física de prestación de servicios esenciales al pueblo o, que ponga en riesgo la vida, la salud pública o seguridad de la población o de un ecosistema sensitivo.
8
3 LPRA § 1932 (2009) (énfasis suplido). El Gobernador ordenó la utilización
de este proceso acelerado de evaluación de permisos, endosos y consultas
para el desarrollo de proyectos de generación de energía que utilicen
fuentes alternas a los combustibles derivados de petróleo.
De conformidad dicha OE, la Recurrida Junta de Planificación (en adelante,
JP) aprobó el 19 de agosto de 2010 una Resolución creando un
procedimiento sumamente expedito para la evaluación de consultas sobre
proyectos de infraestructura energética comprendidos en la OE, la JPE-2010-
067.9 Esta Resolución modifica los requisitos procesales para evaluar las
consultas, y establece un proceso para las consultas y otro para las pre-
consulta. La consulta se crea para los proyectos a los cuales la Junta de
Calidad Ambiental (en adelante, JCA) ya haya certificado el cumplimiento con
la Ley de Política Pública Ambiental, Ley 416 del 22 de septiembre de 2004,
12 LPRA 8001a et seq (2009). La pre-consulta, en cambio, es el proceso
para los que aún no hayan cumplido con ese requisito, pero que ya hayan
circulado un documento ambiental para su evaluación.10 La Resolución no
incluye los criterios sustantivos bajo los cuales se evaluarán las consultas.
En ambos casos, la Resolución impone términos en extremo cortos para la
evaluación de la consulta. Las agencias gubernamentales concernidas
tendrán a penas cinco (5) días improrrogable para emitir comentarios sobre
la consulta.11 La propia JP deberá adjudicar la consulta dentro de los quince
(15) días de haber sido presentada o desde que la JCA certifique
cumplimiento ambiental, en el caso de la pre-consulta.12
La AEE comenzó un proceso expedito de implementación del Proyecto del
Gasoducto del Norte y presentó una Declaración de Impacto Ambiental
Preliminar (DIA-P) el 9 de septiembre de 2010 ante la Junta de Calidad
Ambiental. El 11 de octubre de 2010, presentó una pre-consulta ante la JP.
9 Anejo VI, Ap. 145-51.10 Véase Resolución JPE-2010-067, en las pág. 2-4, Anejo VI, Ap. 146-48.11 Véase id., en la pág. 5, Anejo VI, Ap. 149.12 Id.
9
La Recurrida celebró vistas públicas sobre la pre-consulta el 6 de noviembre
de 2010.
El 1ro de diciembre de 2010, al día siguiente de que la JCA certificara el
cumplimiento con la Ley de Política Pública Ambiental, la Recurrida JP aprobó
la consulta de ubicación para el Proyecto del Gasoducto.13 Ante la magnitud
de este Proyecto y las enormes consecuencias que el mismo acarrea para el
país, cabe preguntarse si realmente existe una emergencia que justifique la
aprobación de procesos sumarios expeditos, obviando políticas públicas
garantizadas en nuestra Constitución.
2. Política publica ambiental
Las actuaciones de la Recurrida al aprobar la consulta ubicación solicitada
por la AEE para el Proyecto antes mencionado, utilizando un proceso
expedito, son contrarias a política pública que surge del Artículo VI § 19 de la
Constitución del Estado Libre Asociado y a la Ley de Política Pública
Ambiental, en tanto las mismas conllevaría a un menoscabo de la mejor
conservación de los recursos naturales y a un mayor riesgo, destrucción y
deterioro de los mismos. Igualmente, dichas actuaciones violan el derecho a
un debido proceso de ley de los aquí Recurrentes, omitiendo el extenso
trámite administrativo necesario que incluye el derecho a informarse, a
participar adecuadamente, a estudiar y analizar ponderadamente la
consulta, y cuestionar las actuaciones AEE y la JP.
La política pública en torno a la protección y conservación del
medioambiente en Puerto Rico es clara y de origen constitucional. La
Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico establece que será
política pública “la más eficaz conservación de los recursos naturales, así
como el mayor aprovechamiento de los mismos para el beneficio de la
comunidad . . .”. CONST. ELA, Art. VI § 19. Esta cláusula colocó a Puerto Rico
en el sitial de países con constituciones vanguardistas, para el 1952, al dotar
con rango constitucional la protección del medio ambiente.
13 Anejo I, Ap. 1-107.
10
Los debates en la Convención Constituyente en torno a la referida
disposición son particularmente reveladores en cuanto al propósito y alcance
que nuestros delegados pretendieron darle. Propuesto por el Dr. Pablo
Morales Otero que la política pública del Estado en torno a la conservación
de nuestros recursos naturales ostentara rango constitucional, III JOSÉ TRÍAS
MONGE, HISTORIA CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO 235 (1982), el delegado Jaime
Benítez se opuso a su inclusión. 3 DIARIO DE SESIONES DE LA CONVENCIÓN
CONSTITUYENTE DE PUERTO RICO 2114 (Ed. Conmemorativa 2003). Razonó el
delegado Benítez que proposiciones como ésta son “innecesari[as]”, puesto
que “no constituyen justificación alguna para que se le otorgue rango
constitucional a una exhortación”, que era todo lo que dicha cláusula hacía,
según el delegado Benítez. Id. en la pág. 2115.
En respuesta, el delegado Santiago Polanco Abreu expresó que, al
recomendar la inclusión de la referida disposición, se estaba siguiendo el
ejemplo de varios estados de Estados Unidos, así como de varios países. Id.
en las págs. 2115-16. Indicó también Polanco Abreu que la cláusula no era
meramente exhortativa, como indicaba el delegado Benítez. En particular,
éste expresó lo siguiente:
No hay un error teórico. Estamos concientes de lo que estamos haciendo. Estamos estructurando algo, la conservación del recurso natural.
Puerto Rico es una isla. Debemos tener preocupación. El doctor Morales señaló una proposición específica para eso. . . . [L]a comisión ha tenido elementos de juicio adecuados para llegar a una determinación.
Por esos fundamentos, señor Presidente, nosotros sostenemos que la Convención debe aprobar la recomendación que se ha formulado y votar en contra de la enmienda del señor Benítez.
Id. en la pág. 2116 (énfasis suplido). Sometido así el asunto a votación, la
propuesta de eliminación de la cláusula fue derrotada, y Puerto Rico pasó a
pertenecer a la creciente lista, ahora de más de 130 países y de al menos 45
estados de Estados Unidos, que tienen algún tipo de cláusula constitucional
relacionada al ambiente. Véase James R. May, Constituting Fundamental
Environmental Rights Worldwide, 23 PACE ENVTL. L. REV. 113, 129-33, 146-82
(2006) (enumerando cláusulas constitucionales a través del mundo);
11
Environmental and Natural Resources Provisions in State Constitutions, 22 J.
LAND RESOURCES & ENVTL. L. 73 (2002) (enumerando disposiciones
constitucionales en los estados de EE.UU.). Aclarando aún más la intención
de los constituyentes, el Informe de la Comisión de Disposiciones
Transitorias y Asuntos Generales señaló lo siguiente:
Es nuestro propósito señalar con absoluta claridad la conveniencia y necesidad de que se conserven los recursos naturales en Puerto Rico. Siendo Puerto Rico una isla y teniendo pocos recursos naturales, debe haber una preocupación constante por parte del Estado en el uso, desarrollo, aprovechamiento y conservación de los mismos. La conservación de la tierra, los bosques, los peces, las aguas, las aves, las minas y las salinas, entre otros, debe ser una de las funciones primordiales de nuestro Gobierno.
El Estado debe estudiar, y controlar hasta donde ello fuere posible, el desarrollo de sus recursos naturales. Entendemos por “conservar”, el estudio y control de los recursos para evitar la dilapidación de los mismos.
El concepto “conservar” conlleva, además, la facultad de la Asamblea Legislativa para suspender o abolir la caza o la pesca y controlar, cuando lo estime necesario y conveniente, la explotación y desarrollo de otros recursos naturales que existen actualmente o surjan en el futuro.
4 DIARIO DE SESIONES DE LA CONVENCIÓN CONSTITUYENTE DE PUERTO RICO, supra, en
la pág. 2622 (énfasis suplido).
El Tribunal Supremo ha dado cierto uso y contenido a nuestra cláusula
ambiental. Así, por ejemplo, las expresiones iniciales de dicho foro con
relación a la cláusula sirvieron para contextualizar la aplicación de la
doctrina de legitimación activa en casos ambientales. Véase Salas Soler v.
Secretario de Agricultura, 102 DPR 716, 722-23 (1974); Cerame Vivas v.
Secretario de Salud, 99 DPR 45 (1970). Además, la citada cláusula influyó
considerablemente también en el que, durante algún tiempo en nuestra
jurisdicción, existiera una norma de revisión rigurosa a las decisiones
administrativas que incidían sobre asuntos ambientales. Véase Municipio de
San Juan v. JCA, 152 DPR 673, 742-43, 747-48 (2000) (opinión de
conformidad emitida por el entonces Juez Asociado Hernández Denton)
(celebrando que el Tribunal Supremo finalmente adoptase “un criterio
especialmente riguroso para revisar las decisiones de las agencias
administrativas en asuntos ambientales”). Véase también Liana Fiol Matta,
12
De regreso al futuro: El hard look y la “nueva” revisión judicial rigurosa en
casos ambientales, 72 REV. JUR. UPR 71 (2003). Por último, la cláusula
constitucional de conservación ambiental ha sido utilizada más
recientemente como fundamento para reconocer la existencia de una causa
de acción por responsabilidad civil extracontractual, por daños al ambiente.
Rivera Colón v. Díaz Arocho, 165 DPR 408, 423-24, 426 (2005).
Por otra parte, el Tribunal Supremo ha sido meridianamente claro en
cuanto a que la cláusula constitucional sobre protección ambiental es
justiciable. Así, pues, en Paoli Méndez v. Rodríguez, 138 DPR 449 (1992),
dicho Foro expresó que la citada sección “no se reduce a un mero postulado
de principios”. Id. en la pág. 460. Continuó nuestro Tribunal Supremo:
Los forjadores de nuestra Constitución tenían meridianamente clara su visión del ser humano y su interrelación e interdependencia sistémica con los recursos naturales y con la naturaleza de la cual forma parte integral. El hombre es tanto un componente como un interactor en su medio ambiente natural, físico, social, económico y político. Esta visión integral del hombre, de su medio ambiente y de la naturaleza en general permea el principio constitucional de que todos tenemos la esperanza de un mundo mejor basado en los principios expuestos en el Preámbulo y en la Carta de Derechos de la Constitución. El medio ambiente natural y la naturaleza no sólo sirven el propósito de que el hombre pueda utilizarlos para su subsistencia material, sino para su recreación y uso del tiempo libre, para la contemplación de su belleza y majestuosidad, para sentirse orgulloso de su patria, para mejorar su calidad de vida, y para lograr un desarrollo integral de la personalidad y su autorealización como ser humano.
La política pública sobre los recursos naturales expuesta en nuestra Constitución es una protección de lo que comúnmente llamamos “la naturaleza”. Es una protección frente al Estado, la sociedad, el gobierno, e incluso el hombre, que en el mundo contemporáneo, sin darse cuenta que está socavando su propia existencia, destruye la naturaleza en aras de un materialismo y un consumismo rampante, creando desbalances sistémicos irreversibles.
Id. en las págs. 461-62 (énfasis suplido). De conformidad con lo anterior, ya
desde Paoli Méndez ha quedado evidente que la cláusula constitucional
ambiental provee garantías frente las actuaciones del Estado, así como
contra las de entes privados, en detrimento de la conservación de nuestros
recursos naturales o, en palabras del propio Tribunal, “de lo que
comúnmente llamamos ‘la naturaleza’”. Además, el Tribunal Supremo en
Paoli Méndez aclara que las leyes ambientales vienen a implementar el
13
referido mandato constitucional, por lo que deben interpretarse de manera
consistente con el mismo. Véase id. en las págs. 462-64.
Las citadas expresiones fueron reiteradas y precisadas por el Tribunal
Supremo en Misión Industrial v. JCA, 145 DPR 908 (1998). Allí, el Tribunal
expresó en términos categóricos que la disposición constitucional es “un
mandato que debe observarse rigurosamente y que prevalece sobre
cualquier estatuto, reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Id. en
la pág. 919. Continuó el Tribunal Supremo:
Conforme a este claro historial constitucional, en Puerto Rico, cualquier decisión o determinación del Estado que incida sobre los recursos naturales debe responder cabalmente al doble mandato del Art. VI, Sec. 19 de la Constitución del E.L.A., supra, de lograr la más eficaz conservación de los recursos naturales, a la vez que se procura el mayor desarrollo y aprovechamiento de esos recursos para el beneficio general de la comunidad. Dicha sección fija de modo incuestionable el criterio jurídico primordial para juzgar la validez o interpretar el significado de cualquier norma o decisión relativa al uso o protección de los recursos naturales formulada por la Asamblea Legislativa o por cualquier agencia, departamento, municipio o instrumentalidad gubernamental.
Id. en las págs. 919-20 (énfasis suplido). De conformidad con lo anterior, en
Misión Industrial se aclara aún más el hecho que la cláusula constitucional
ambiental establece el criterio rector para examinar la validez de “cualquier
norma o decisión relativa al uso o protección de los recursos naturales
formulada” por el Estado, y que convierte en nula cualquier actuación
incompatible con la misma, pues “prevalece sobre cualquier estatuto,
reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Id. en las págs. 919-20.
La referida interpretación ha sido posteriormente confirmada por el Tribunal
Supremo en Municipio de San Juan v. JCA, 152 DPR 673 (2000) y Rivera
Colón v. Díaz Arocho, 165 DPR 408 (2005).
En virtud de lo expresado, además de declarar la política pública hacia los
recursos naturales, la Sección 19 del Artículo VI de la Constitución de Puerto
Rico establece “una norma sustantiva que fija un criterio jurídico para medir
la validez de las actuaciones del Estado cuando las mismas tienen el
potencial de afectar el ambiente”. Municipio de San Juan, 152 en la pág. 748
(opinión de conformidad emitida por el entonces Juez Asociado Hernández
14
Denton) Así, la cláusula constitucional protectora de los recursos naturales
es una limitación a los poderes del Estado que determina la validez toda
norma o decisión gubernamental que pueda afectar el uso o protección de
los recursos naturales. Estando sujetos, pues, al citado “mandato ineludible”
ambiental de la Constitución, las actuaciones de las partes codemandadas
venían obligadas a ceñirse al mismo.
El mandato constitucional fue eventualmente expandido y concretado en
la Ley de Política Pública Ambiental (LPPA). Esta ley, obliga a todos los
órganos gubernamentales a “interpretar, aplicar y administrar todas las
leyes y cuerpos reglamentarios vigentes y los que en lo futuro se aprueben
en estricta conformidad con la política publica. . .”. 12 LPRA § 8001a(b)
(2009). Además, la Ley tiene los siguientes propósitos: (1) establecer una
política pública que estimule una deseable y conveniente armonía entre el
hombre y su medio ambiente; (2) fomentar los esfuerzos que impedirían o
eliminarían daños al ambiente y la biosfera y estimular la salud y el bienestar
del hombre; y (3) enriquecer la comprensión de los sistemas ecológicos y
fuentes naturales importantes para Puerto Rico. Art. 2 LPPA, 12 LPRA § 8001
(2009) (citado en anotaciones).
La declaración de política pública enunciada en la LPPA impone a las
agencias e instrumentalidades públicas el deber de tomar en consideración
los efectos de las decisiones gubernamentales sobre el medioambiente:
A. El Estado Libre Asociado de Puerto Rico, en pleno reconocimiento del profundo impacto de la actividad del hombre en las interrelaciones de todos los componentes del medio ambiente natural, especialmente las profundas influencias del crecimiento poblacional, la alta densidad de la urbanización, la expansión industrial, recursos de explotación y los nuevos y difundidos adelantos tecnológicos y reconociendo, además, la importancia crítica de restaurar y mantener la calidad medio ambiental para el total bienestar y desarrollo del hombre, declara que es política continua del Gobierno del Estado Libre Asociado, incluyendo sus municipios, en cooperación con las organizaciones públicas y privadas interesadas, el utilizar todos los medios y medidas prácticas, incluyendo ayuda técnica y financiera, con el propósito de alentar y promover el bienestar general y asegurar que los sistemas naturales estén saludables y tengan la capacidad de sostener la vida en todas sus formas, así como la actividad social y económica, en el marco de una cultura de sustentabilidad, para crear y mantener las condiciones bajo las cuales el hombre y la naturaleza puedan existir en armonía productiva y cumplir con las necesidades sociales y económicas y cualesquiera
15
otras que puedan surgir con las presentes y futuras generaciones de puertorriqueños.
B. El Estado Libre Asociado reconoce que toda persona tiene derecho y deberá gozar de un medio ambiente saludable y que toda persona tiene la responsabilidad de contribuir a la conservación y mejoramiento del medio ambiente. Asimismo, toda persona responsable por la contaminación de nuestros suelos, aguas y atmósfera tiene la obligación de responder por los costos de la descontaminación o restauración y, cuando procediere, compensar al pueblo de Puerto Rico por los daños causados.
12 LPRA § 8001 (2009) (énfasis suplido). Así también, en su Artículo 4, la
LPPA indica lo siguiente:
A. Para llevar a cabo la política que se establece en el Artículo 3 de esta Ley, es responsabilidad continua del Estado Libre Asociado utilizar todos los medios prácticos, en armonía con otras consideraciones esenciales de la política pública, para mejorar y coordinar los planes, funciones, programas y recursos del Estado Libre Asociado con el fin de que Puerto Rico pueda:
1. cumplir con las responsabilidades de cada generación como custodio del medio ambiente para beneficio de las generaciones subsiguientes;
2. asegurar para todos los puertorriqueños paisajes seguros, saludables, productivos y estéticos y culturalmente placenteros;
3. lograr el más amplio disfrute de los usos beneficiosos del medio ambiente sin degradación, riesgo a la salud de o seguridad u otras consecuencias indeseables;
4. preservar los importantes aspectos históricos, culturales y naturales de nuestro patrimonio y mantener, donde sea posible, un medio ambiente que ofrezca diversidad y variedad a la selección individual;
5. lograr un balance entre la población y el uso de los recursos que permita altos niveles de vida y una amplia participación de las amenidades de la vida; y,
6. mejorar la calidad de los recursos renovables y velar por el uso juicioso de aquellos recursos que sufran agotamiento.
12 LPRA § 8001a (2009) (énfasis suplido). El Tribunal Supremo ha expresado
que la LPPA constituye el primer y principal esquema estatutario adoptado
en Puerto Rico para atender de modo integral los asuntos concretos que se
plantean en el País en relación con la administración del medio ambiente.
Misión Industrial de PR v. JCA, 145 DPR 908 (1998); Municipio de Loíza v.
Sucn. Marcial Suárez, 154 DPR 333 (2001).
3. Consulta de ubicación
Una consulta de ubicación es un proceso administrativo diseñado para
que la JP “evalúe, pase juicio y tome la determinación que estime pertinente
sobre propuestos usos de terrenos que no son permitidos ministerialmente
16
por la reglamentación aplicable en áreas zonificadas pero que las
disposiciones reglamentarias proveen para que se consideren”. T-JAC, Inc. v.
Caguas Centrum Limited Partneship, 148 DPR 70, 85 (1999). Como se
mencionara antes, la Resolución de la JP estableciendo un proceso expedito
para proyecto de energía no establece criterios sustantivos bajo los cuales
evaluará consultas que atienda durante su vigencia. No obstante, en su
Resolución aprobando la Primera Extensión a la consulta número 2010-62-
0210-JGE-T, aplicó los criterios establecidos en el Reglamento Conjunto de
Permisos y Usos de Terrenos (en adelante, Reglamento conjunto),
Reglamento 7951 del 30 de noviembre de 2010 (Aprobado por JP).14
Este Reglamento conjunto dispone que las consultas sobre proyectos
supraregionales, las mejoras públicas no incluidas en el Plan de inversión a
cuatro años (PICA), y las transacciones públicas que no sean de otra forma
exentas se tramitarán ante la JP. Véase Reglamento conjunto, Regla 58.2.2.
Durante el proceso de evaluación de la consulta, la JP deberá tomar en
consideración, entre otros: la Ley orgánica de la JP, Ley de Municipios
Autónomos, Ley del Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico, Plan de
Desarrollo Integral, Objetivos y políticas públicas del Plan de usos de
terrenos de Puerto Rico, Planes de usos de terrenos, mapas de zonificación y
clasificación, planes de ordenamiento territorial, PICA, al igual que los
reglamentos de la JP y cualquier otra legislación aplicable. Véase
Reglamento conjunto, Regla 58.5.1. Además, la JP tomará en consideración
la localización del proyecto, los usos y la infraestructura física y social
existentes en el lugar, rasgos topográficos del área, densidad poblacional, la
importancia agrícola, ambiental y/o turística del área, y otras condiciones
sociales, económicas y físicas. Véase id. En las consultas públicas se tomará
en consideración también “el costo del proyecto, la disponibilidad y
procedencia de fondos, programación de la obra, posibles conflictos con
obras de otros organismos gubernamentales”. Id.
14 Anejo I, Ap. 1-107.
17
Asimismo, la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Puerto Rico ha
dispuesto que a pesar de que la JP posee discreción en el proceso de
evaluación de una consulta de ubicación, ésta “no es un cheque en blanco,
ya que está sujeta a las normas y requisitos consignados en la ley. En el
ejercicio de tal discreción la Junta no puede obviar su propios estatutos en
cuanto a usos de terrenos”. T-JAC, en la pág 85. Véase además Mun. de San
Juan v. Bosque Real, 158 DPR 743 (2003).
La JP, como órgano gubernamental, viene obligada a velar directamente
por el cumplimiento de la política pública ambiental del Gobierno, según
declarada en la legislación pertinente. La Ley Orgánica de la Junta de
Planificación de Puerto Rico, Ley Núm. 75 del 24 de junio de 1975, 23 LPRA
§§ 62-64h, la emplaza a velar por la protección del medioambiente, pues la
Junta fue creada con el propósito de “guiar el desarrollo integral de Puerto
Rico . . . de acuerdo con las actuales y futuras necesidades sociales y los
recursos humanos, ambientales, físicos y económicos, hubiere de fomentar
en la mejor forma la salud, la seguridad . . . y el bienestar general de los
actuales y futuros habitantes . . .”. 23 LPRA § 62c (2009) (énfasis suplido.)
Así, la JP viene obligada a ponderar y tomar en consideración los impactos
medioambientales que causaría el proyecto objeto de la consulta de
ubicación. Así lo reiteró nuestro más Alto Foro al afirmar que:
la Junta [de Planificación] debe evaluar la infraestructura física y social así como la situación ambiental en el área afectada por la consulta de ubicación…[l]a Junta de Planificación, como organismo especializado en la planificación urbana y desarrollo del país, debe además cumplir con la política pública ambiental, así como con aquellas leyes que protegen los recursos naturales del país… La política ambiental no es un obstáculo al progreso, ni mucho menos una molestia que se pueda soslayar. Es una garantía para el futuro, es una visión a largo plazo de la calidad de vida que venimos obligados a garantizarle a las futuras generaciones. Los tribunales tenemos el deber de hacer cumplir las leyes, de asegurarnos que en la consecución del progreso no queden maltrechos otros valores que resultan ser de igual jerarquía e importancia.
Misión Industrial de Puerto Rico, Inc. v. Junta de Planificación, 142 DPR 656,
689 (1997) (énfasis suplido).
18
Igualmente, el Tribunal ha interpretado que la política pública ambiental
“está plasmada tanto en un sinnúmero de leyes de carácter general como de
carácter específico y que todo organismo adjudicativo tiene el deber
ineludible de utilizarla a la hora de tomar decisiones que puedan
afectar el medio ambiente”. Maldonado v. Junta de Planificación, 171 DPR
46, 63 (2007) (énfasis suplido.)
PRIMER ERROR:
ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACION EN VIRTUD DE UN PROCEDIMIENTO NULO E ILEGAL BAJO LA LEY NÚM. 76 DEL 5 DE MAYO DE 2000 Y LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO.15
A. La nulidad del procedimiento empleado para evaluar el proyecto y de la Orden Ejecutiva del Gobernador a la luz de la Constitución y
la Ley Núm. 76 del 5 de mayo de 2000
1. Introducción
Es la contención de los recurrentes que la JP impartió su aprobación a la
consulta de ubicación en virtud de un procedimiento enteramente nulo e
ilegal. La JP siguió un procedimiento ilegal pues consideró el Gasoducto como
uno de “emergencia” bajo la Ley Núm. 76 del 5 de mayo del 2000 (Ley 76),
aprobó y aplicó una resolución especial ilegal (JPE-2010-067) y siguió y aplicó
una Orden Ejecutiva a su vez también nula e ilegal (OE-2010-34).
Además, es la contención central de los recurrentes que el Gasoducto no
es ni puede ser un proyecto o decisión gubernamental que pueda de facto o
de jure considerarse de “emergencia” bajo la Ley 76. Ello así, debido a las
dimensiones verdaderamente gigantescas de dicho proyecto tanto en
tamaño, complejidad, y tiempo de construcción como en sus daños y riesgos
a las personas y recursos naturales y ambientales.
Estas características, algunas de las cuales señalaremos a continuación,
impiden que el Gasoducto pueda considerarse como uno inmediato, para
15 En Cortes Lugo, et al . v. Fortuño Burset, et al . , KLAN 2010-01851, varias de las partes aquí recurrentes presentaron un escrito de apelación en el cual cuestionan una Sentencia Parcial dictada por el Tribunal de Primera Instancia que denegó las solicitudes de interdicto preliminar y permanente presentadas. En dicha Sentencia, el foro de instancia razonó que los cuestionamientos a la Orden Ejecutiva y las Resoluciones de la JCA y la JP debían formularse en éste recurso y en el presentado en el caso In re AEE , KLRA 2010-01246. Aunque las partes comparecientes entienden que dicho razonamiento es errado, y así lo plantean en su escrito de apelación, como cuestión de preservar los argumentos, y en la alternativa, se incluyen dichos planteamientos en el presente recurso.
19
atender el tipo de emergencias agudas a las cuales se refiere la Ley 76. Ello
es otra forma de decir que estamos antes un abuso patente e ilegal de los
propósitos y letra de la Ley 76 por parte de la JCA y la Junta de Planificación
(JP), al tramitar el gasoducto bajo la Ley 76, y al emitir las resoluciones
haciendo ello viable.
2. No se ha determinado que el Gasoducto es una obra de emergencia bajo la Ley 76
Los recurrentes también sostienen que la JP violentó la Ley 76, puesto
que dicha ley requiere una determinación de que el Gasoducto es uno de
aquellas obras públicas que estén destinadas a atender una situación de
emergencia. Véase Art. 2, Ley 76, 3 LPRA § 1932 (2009). Tal determinación
no existe en la Resolución. Dicho artículo plasma un esquema básico bajo
la Ley 76 que consiste: primero, en la determinación de emergencia y,
luego, la obra pública diseñada para atender la emergencia. Véase Arts. 1(a),
2, Ley 76, 3 LPRA §§ 1931-32 (2009). Sin embargo, ni la OE ni las
resoluciones de la JCA y JP han determinado que el gasoducto es una
obra que está dirigida a atender la “emergencia” energética decretada en
dicha OE. Sólo en la práctica la JP ha considerado al gasoducto como tal.
Igual cosa hace la OE por sus efectos. Igual cosa hizo la JP al impartir su
aprobación a la consulta de mejora pública del gasoducto. El uso de gas
natural para atender la dependencia del petróleo no es sinónimo del
gasoducto pues, aquel puede hacerse llegar al sistema de la AEE por varias
vías. Sin esa determinación expresa y sustentada de que el
gasoducto es una obra de emergencia no podía tramitarse el mismo
como tal, subvirtiendo derechos y todo el trámite ordinario de las las leyes
vigentes, incluyendo la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme
(LPAU). Se ha evadido, pues, el formular y sustentar la determinación más
crítica de todas: el que el gasoducto es una obra de emergencia; lo que,
como hemos dicho, es distinto al propuesto uso de gas natural.
¿Es casualidad que ni la OE ni las resoluciones especiales de la JCA y la JP
no determinan concretamente (ni tampoco las resoluciones de la JCA y la JP
20
aprobando la DIA-F y la consulta de ubicación, respectivamente) que el
gasoducto es una proyecto que atiende una emergencia en los términos de
la Ley 76? Entendemos que la imposibilidad de ofrecer una determinación
que pudiera sostenerse llevó a la ambigüedad conveniente y la actuación
puramente de facto.
La combinación resultante no pudo haber sido peor: la aprobación cuasi-
sumaria, en un trámite lleno de ambigüedades, pero en relación a un
proyecto con una capacidad de un daño humano, ambiental, anti-
democrático y económico tremendo. Resta por determinar si la Rama Judicial
procederá a rectificar este estado de cosas devolviendo sensatez y legalidad
al proceso administrativo en la Rama Ejecutiva.
Es la contención de los recurrentes que la JP impartió su aprobación a la
consulta de ubicación en virtud de un procedimiento enteramente nulo e
ilegal. La JP siguió un procedimiento ilegal pues consideró el Gasoducto como
uno de “emergencia” bajo la Ley Núm. 76 del 5 de mayo del 2000 (Ley 76),
aprobó y aplicó una resolución especial ilegal (JPE-2010-067) y siguió y aplicó
una Orden Ejecutiva a su vez también nula e ilegal (OE-2010-34).
Es la contención también de los recurrentes que la OE decretando un
“estado de emergencia” en el sistema de generación eléctrica de Puerto Rico
es nula a partir de su dependencia en derivados del petróleo pues :(a) la Ley
76 no contempla o permite tal cosa, y (b) en su aplicación dicha Orden ha
servido para tramitar el gasoducto como uno de emergencia, cuando ello es
imposible bajo la Ley 76. Por las mismas razones, de su faz y en su
aplicación, la Resolución Núm. JPE-2010-067 de la JP es nula e ilegal.
Veamos.
3. El Gasoducto no puede considerarse como un proyecto de emergencia bajo la Ley 76
Es imposible que el gasoducto pueda considerarse como uno de
“emergencia” bajo la Ley 76 pues sus dimensiones y complejidad es tal que
21
literalmente el trámite de permisos y construcción tomará años. Su torpe
y abusivo trámite, solo ante la JCA y la JP, ha tomado casi el término de los
seis meses que puede durar la vigencia de la Ley 76, tomando como punto
de partida la aprobación de dicha OE. Recuérdese que seis meses es el
período máximo de duración para la vigencia de las declaraciones de
emergencia bajo la Ley 76. Las resoluciones de la JCA y la JP emitidas,
favoreciendo el gasoducto, no son firmes; pero sobre todo es imposible que
éste pueda construirse dentro del período de vigencia de la OE del 19 de
junio del 2010. Las dimensiones del gasoducto son inmensas y complejas y
debido a ello no puede considerarse como una obra que atienda una
“inmediata situación”, conforme el Art. 2 de la Ley 76, 3 LPRA § 1932 (2009).
Éste no atiende una “grave anormalidad como huracán, maremoto . . . o
grave problema de . . . infraestructura que ponga en riesgo la vida . . . o
seguridad”, y por ende deba atenderse con el elemento crítico de
inmediatez. Este elemento crítico de prontitud en la ejecución es imposible.
A lo dicho debe sumarse que la AEE carece a esta fecha de una plétora de
autorizaciones, permisos y endosos que son legalmente esenciales de parte
de varias agencias del Gobierno de Estados Unidos. Por ejemplo, el trámite
respecto al crucial permiso del Cuerpo de Ingenieros (COE) bajo la Sección
404 del Clear Water Act, 33 USC § 1344 (2009), apenas ha comenzado, ya
que escasamente esa agencia emitió su aviso público (“Public Notice”) el 19
de noviembre del 2010 respecto la solicitud SAJ-2010-02881 (IP-EW6).16
¿Por qué es necesario un permiso bajo las leyes antes indicadas? Porque
el gasoducto afectará, con más o menos seriedad, múltiples cuerpo de agua
y humedales: “The total proyect area is about 1,672 acres and the pipeline
will traverse 235 rivers and wet lands, covering 369 acres of jurisdictional
Waters of the United States.”17
El trámite de un proyecto de la magnitud del gasoducto ante el COE es y
será complejo, incluyendo: posibles vistas públicas (las cuales, según
16 Anejo IX, Ap. 175-80.
17 Id.
22
información disponible, han sido ya solicitadas por cientos de personas,
profesionales y entidades); consultas formales a otras agencias encargadas
de proteger especies en peligro de extinción y las especies acuáticas; y
posiblemente también una DIA federal, conocida como “Environmental
Impact Statement” (EIS). En cuanto lo primero, el Aviso Público del COE
anuncia lo siguiente: “The Corps will request initiation of formal consultation
with the Fish and Wildlife Service / National Marine fisheries Services
pursuant to Section 7 of the Endangered Species Act”.18
Por su parte el Fish and Wildlife Service (FWS) ya ha notificado serias
objeciones al proyecto, tal como se evidencia en sus comunicaciones al COE
del 18 de octubre del 2010 y el 15 de diciembre del 2010.19 La más
reciente exige formalmente un EIS y solicita expresamente que el
COE deniegue el permiso solicitado por la AEE para el gasoducto.20
Cabe aclarar que aún si se emitiera el permiso ante el COE, la Agencia
federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) puede ejercer
jurisdicción respecto al mismo y revocarlo, conforme la facultad que se
concedió a ésta en la Sección 404(C) del Clear Water Act, 33 USC § 1344(C).
Luego también el gasoducto requiere de la autorización o endoso del
Departamento de Transportación Federal debido al posible efecto de su
trayectoria en vías financiadas con dineros administrados por ese
Departamento. Ello fue así establecido en la carta del Departamento de
Transportación y Obras Públicas del ELA a la JCA del 13 de septiembre del
2010.
Como si fuera poco, el gasoducto no es viable en este momento puesto la
empresa suplidora del gas natural (EcoEléctrica) carece: (i) de la
infraestructura necesaria para ello (ii) de los permisos de la agencia federal
con jurisdicción, a saber, la Federal Energy Regulatory Commision (FERC).
Una investigación en la página electrónica de esta así lo revela,21 y además
18 Id.
19 Anejos VII-VIII, Ap. 152-74.
20 Anejo VII, Ap. 152-61.
21 Véase www.ferc.gov (última visita el 19 de diciembre de 2010).
23
ello lo señala formalmente el FWS en su más reciente misiva al COE del 15
de diciembre del 2010:
In its July 19, 2010, semiannual report to FERC (see Enclosure 2), EcoElectrica indicated that it is considering construction of the second LNG Storage tank to supply natural gas fuel to the Commonwealth for a future expansion. We note that in this report, EcoElectrica only addresses the Terminal Modification project for delivering natural gas to Costa Sur as previously permitted by FERC. By letter dated November 15, 2010, EcoElectrica indicated to the Service that the current modifications to their facilities are not part of PREPA’s Via Verde pipeline project, and that they would need to request FERC’s approval for any physical or operational modifications that might be necessary in their facilities to serve the newly proposed pipeline project.
The PN fails to discuss necessary changes to EcoElectrica currently authorized facilities and operations to supply natural gas to PREPA’s three facilities in the north. The Service issued a Biological Opinion for the original development of the EcoElectrica facility, and modifications to this facility would require a reinitiation of consultation under Section 7 of the Endangered Species Act, which we discuss latter in this letter.
Because the Via Verde pipeline would require additional storage and modifications to the EcoElectrica terminal, these projects are interrelated and should be viewed as one single and complete project. Should EcoEléctrica fail to obtain FERC authorization for the physical and/or operational modificatios that might be necessary to serve the pipeline, the Corps would be permitting a fragment of a project that could not fulfill the stated purpose and need and would have irreversible resource impacts.
In addition, this project should be evaluated as a major construction activity since it would affect about 1,672 acres of land, including about 369 acres of wetland, several Commonwealth Forests or Reserves, forested mountain and karst areas, and known habitat for more than 30 federally area do the environmental impacts drop significantly. We believe that the Corps has sufficient control and responsibility to warrant Federal Review over the entire project from the EcoElectrica terminal to the end of the pipeline, and therefore a Federal EIS for this project is warranted.22
De lo dicho emerge que tanto por la propia naturaleza del proyecto del
gasoducto como por los trámites esenciales requeridos, no es posible
considerar el mismo como uno de emergencia bajo la Ley 76. Por ende, fue
ilegal y nulo su trámite como tal tanto ante la JCA como la JP. El
trámite de “emergencia” ante dichas agencias deja tras sí una triste e
irresponsable secuela de atropellos, denegación de derechos y evaluaciones
superficiales. Peor aún, deja tras sí una abdicación en la responsabilidad de
evaluar objetiva y seriamente aspectos críticos como los riesgos a las
personas en su trayectoria, entre otros, todos ello ampliamente
documentado y discutido aquí en los restantes errores.
22 Anejo VII, Ap. 152-61.
24
4. De su faz y en su aplicación la Orden Ejecutiva y las resoluciones de la JCA y JP son nulas e ilegales
De su faz, la OE emitida por el Gobernador el 19 de julio del 2010 es ilegal
y nula por varias razones que a continuación explicamos, tanto como las
resoluciones de la JCA y la JP. Pero independientemente de ello, son
también nulas en la medida que en su aplicación han servido para tramitar
como un proyecto de “emergencia” bajo la Ley 76 que claramente no
cualifica para ello, como se ha explicado antes.
¿Cuál es la emergencia que decreta la OE, es decir, cual es el estado de
cosas que según la OE justifica declararla y de ahí implementar los proyectos
o acciones que la remedian? Pues es la dependencia del sistema de
producción eléctrica del país en combustibles derivados del petróleo. No es
un terremoto, un huracán, “una erupción volcánica”, o un “ataque de fuerzas
enemigas”. 3 LPRA § 1931 (2009). No estamos, pues, ante un ejercicio del
poder ejecutivo en caso de emergencias reconocidas, como huracanes,
reflejado en la legislación específica al respecto y aludido en el artículo del
profesor William Vázquez Irizarry, Los Poderes del Gobernador de Puerto Rico
y el uso de Órdenes Ejecutivas, 76 REV. JUR. UPR 952, 1039-40 (2007). No es
tampoco un “deterioro en la infraestructura física . . . que ponga en riesgo la
vida, la salud pública o seguridad”. Art. 1(a), Ley 76, 3 LPRA § 1931 (2009).
Así, pues, la supuesta emergencia decretada por la OE no es una ayuda
que atienda un huracán o terremoto o una relacionada a la infraestructura
pero que “ponga en riesgo la vida”, o “la salud pública”, conforme la
definición del citado Artículo 1(a) de la Ley 76, 3 LPRA § 1931 (2009). De
hecho, la OE no contiene una determinación de que en efecto la
dependencia del petróleo está causando un “riesgo [a] la vida, la salud
pública o seguridad”, conforme al referido Artículo.
La OE en el presente recurso se promulga para atender una supuesta
emergencia energética y se basa en las disposiciones de la Ley 76 que le
permite al Gobernador declarar un estado de emergencia y atenderlo bajo
un procedimiento expedito allí contenido. Asimismo, en dicha ley se exponen
25
varios requisitos para velar por el control constitucional, validez y alcance de
una declaración de emergencia. La presente OE no cumple con ninguno de
estos requisitos y, por ende, es nula por tres razones. Atenderemos cada
fundamento por separado.
a. Se excede en sus facultades y declara, sin fundamento y de manera arbitraria, una emergencia inexistente que no cumple con la definición de
“emergencia” en la Ley 76
La alegada crisis energética que sufre Puerto Rico se define parcamente
en la OE:
Puerto Rico enfrenta una crisis energética. Nuestra infraestructura actual de generación de energía eléctrica depende de combustibles derivados del petróleo para generar aproximadamente setenta por ciento (70%) de nuestra electricidad. Esta dependencia excesiva atenta contra la vida, la salud y la seguridad de todos los puertorriqueños.
Por su parte, el Artículo 1 de la Ley 76 define emergencia como:
[C]ualquier grave anormalidad como huracán, maremoto, terremoto, erupción volcánica, sequía, incendio, explosión o cualquier otra clase de catástrofe o cualquier grave perturbación del orden público o un ataque por fuerzas enemigas a través de sabotaje o mediante el uso de bombas, artillería o explosivos de cualquier género o por medios atómicos, radiológicos, químicos o bacteriológicos o por cualesquiera otros medios que use el enemigo, en cualquier parte del territorio del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, que amerite se movilicen y se utilicen recursos humanos y económicos extraordinarios para remediar, evitar, prevenir o disminuir la severidad o magnitud de los daños causados o que puedan causarse. De igual manera, el término emergencia comprende cualquier evento o graves problemas de deterioro en la infraestructura física de prestación de servicios esenciales al pueblo o que en riesgo la vida, la salud pública o seguridad de la población o de un ecosistema sensitivo.
3 LPRA § 1931 (2009) (énfasis suplido).
La Asamblea Legislativa también ha definido emergencia en otras
ocasiones y dicha definición es cónsona con la expuesta en la Ley 76. De una
lectura superficial, se destaca que la definición de la Asamblea Legislativa
considera una emergencia en la infraestructura como un “grave problema
de deterioro”. Por su parte, la OE contempla la emergencia energética
como una “dependencia excesiva” en la actual estructura que, de
colapsar, atentaría contra el bienestar público. Son claramente antagónicas
dichas definiciones. Por todo lo anterior, la definición en la Ley 76 se debe
leer de manera integral, tal que los “graves problemas de deterioro en la
infraestructura física” mencionados en la OE coincidan con la expresión
26
legislativa. La emergencia debe ser una “grave anormalidad” que “amerite
se movilicen y se utilicen recursos humanos y económicos extraordinarios
para remediar, evitar, prevenir o disminuir la severidad o magnitud de los
daños causados o que puedan causarse”. Art. 1, Ley 76, 3 LPRA § 1931
(2009). El estado de emergencia decretado por la OE, “so pretexto de
responder a un mandato de ley, en realidad se excede en su alcance y
resulta un ejercicio de autoridad ejecutiva sin base legal”. Vázquez Irizarry,
supra, en la pág. 1057. Por esta razón, las Resoluciones de la JP y JCA
carecen de la validez legal necesaria para viabilizar el proyecto del
Gasoducto. Además, la OE carece de base empírica sin la cual las
Resoluciones de las agencias concernidas no podrían implementar medidas
adecuadas y aprobar proyectos dirigidos a manejar la emergencia. El poder
de razón de Estado en momentos de emergencia, según el Tribunal Supremo
federal, “is not free to impose a drastic impairment when an evident and
more moderate course would serve its purposes equally well”. US Trust Co.
v. NJ, 431 U.S. 1, 31 (1977).
b. La OE no cumple con el requisito de revisión legislativa, según dispuesto en la propia Ley 76
En situaciones de emergencia, guerra, invasión u otras situaciones que
ponen en grave e inminente peligro la salud o seguridad del Pueblo, la
Constitución de Puerto Rico hace señalamientos específicos en cuanto a las
facultades del Ejecutivo y la revisión legislativa de éstas. Véase CONST. ELA,
Art. II, §§ 13, 18; Art. IV, § 4; Art. VI, § 17. Todas estas disposiciones sobre
emergencia en la Constitución de Puerto Rico exigen la aprobación de la
Asamblea Legislativa y, más aún, contemplan que una emergencia es un
claro estado provisional, al expresarse en términos tales como “por el
tiempo que dure la emergencia”. CONST. ELA, Art. IV, § 4.
Por esta razón, la Ley 76 establece en su Artículo 12 lo siguiente:
Las Órdenes Ejecutivas para declarar emergencias emitidas por el Gobernador al amparo de las disposiciones de esta Ley, tendrán una vigencia no mayor de seis (6) meses. Dentro de dicho periodo de tiempo, la Asamblea Legislativa pasará juicio sobre el contenido de las mismas durante la Sesión en que la misma se decrete o en Sesión Extraordinaria convocada a esos fines y
27
podrá delimitar sus alcances a través del mecanismo de la Resolución Concurrente.
3 LPRA § 1942 (2009) (énfasis suplido). Como se desprende del citado
artículo, la Ley 76 “impone a la Asamblea Legislativa pasar juicio sobre [la
orden ejecutiva y] su contenido durante la Sesión en que la misma se
decrete o en Sesión Extraordinaria convocada a esos fines. Dispone la ley
que la Asamblea Legislativa, luego de pasar juicio, podrá delimitar su
alcance a través del mecanismo de la Resolución Concurrente”. R. de la C.
1337, 16ta. Asamblea Legislativa, 4ta Sesión Ordinaria, 11 de agosto de
2009.
Es por esto que la validez y extensión de la OE está subordinada a la
revisión y aval legislativo. Esta cláusula es característica de la tendencia
constitucional, nacional e internacional, en estados de emergencia que
pretende evitar la concentración de poder en una rama de gobierno y crea
un contrapeso para el control de constitucionalidad. La OE impugnada en
este recurso no cumple con este requisito de ley.
c. La OE no cumple con otros requisitos exigidos por la Ley 76
La Ley 76 exige que la emergencia decretada mediante OE describa “el
área geográfica, la intensidad y extensión de los daños y las obras públicas o
función gubernativa que sea urgente reforzar o proteger”. Art. 2, Ley 76, 3
LPRA § 1932 (2009).
Sobre éste requisito, la OE plantea meramente que la “infraestructura es
antigua y tiene que ser modernizada y diversificada para permitir el uso de
fuentes alternas a las derivadas de petróleo”. No especifica la intensidad ni
la extensión de los daños y abarca su aplicación geográfica sobre la totalidad
del territorio puertorriqueño. Sus referencias son generales, superficiales y
especulativas de manera que no justifica sustantivamente la situación
excepcional invocada por el alegado estado de emergencia. Incluso, la OE
sólo repite lo que ya es la política pública del Estado según expuesto en la
Ley para el Desarrollo de Energía Renovable, Ley Núm. 325 del 16 de
septiembre de 2004, 12 LPRA §§ 416 et seq (2009). Resulta claro que “la
28
única forma de darle vigencia al principio de que el Ejecutivo y el Legislativo
están sujetos a la Constitución en todas sus actuaciones y la única forma de
salvaguardar la integridad y la supremacía de la Constitución es permitiendo
el control de constitucionalidad de la declaración del estado de emergencia
tanto en su forma como en su fondo”.23 De hecho, este tipo de premisa fue la
que el Tribunal Supremo avaló en Silva v. Hernández Agosto, 118 DPR 45
(1986), al indicar que aún cuando se le ha reconocido a la Rama Legislativa
la facultad de promover reglas propias para su gobierno interno, las mismas
“no pueden obviar e ignorar las limitaciones constitucionales” y que por lo
tanto, los tribunales deben ejercer su poder de revisión judicial en casos en
que se requiera determinar la validez de la misma. Resulta más claro aún
que la OE, en la cual se basan las Resoluciones objetadas, es nula por estar
en clara violación de la ley que facultó al Gobernador a promulgarla, pues se
atribuye amplias facultades, pone en jaque innumerables reglamentos sin
base empírica, pone en riesgo la vida, seguridad y bienestar del Pueblo e
incumple con el requisito de revisión legislativa. Siendo así, la autorización
expedita de innumerables proyectos energéticos como el Gasoducto,
amparados en esta OE, podrían poner en riesgo la salud, seguridad y
bienestar de los ciudadanos y del ambiente si no se llevan a cabo las
evaluaciones y estudios de rigor.
5. Inconstitucionalidad de la Orden Ejecutiva y de las resoluciones de la JCA y la JP
Se ha demostrado en la discusión de este error que ha sido ilegal el
trámite sumario del gasoducto por no ser posible que este pueda
considerarse una obra pública de emergencia bajo la Ley 76 y que además
en definitiva ni la OE, ni las resoluciones de la JCA y la JP lo declaran como
tal. Se ha cuestionado también la legalidad de la OE y dichas resoluciones de
su faz y en su aplicación en tanto en cuanto han permitido el trámite que
ignora la aplicación de los procedimientos de las leyes y reglamentos
23 Efrén Rivera Ramos, Las crisis, los derechos y el espacio público (disponible en http:// www.capr.org/dmdocuments/Mensaje_EfrenRivera_Asamblea.pdf) (última visita el 20 de diciembre de 2010).
29
vigentes –es decir, en forma expedita– y en tanto y en cuanto parten de una
declaración espúrea de “emergencia” en el sistema eléctrico del País.
En el presente apartado invocamos varias disposiciones constitucionales
que, aunque implícitas en la discusión anterior, resulta necesario concretizar
su referencia a las mismas.
Comenzamos por resaltar las consecuencias verdaderamente
extraordinarias que ha significado aplicar la Ley 76 al trámite del gasoducto:
se han dejado en suspenso ni más ni menos la aplicación de las normas
procesales de las leyes orgánicas y los reglamentos de la JP y la
Administración de Reglamentos y Permisos y también la LPAU. Es decir, al
invocar la Ley 76 la Rama Ejecutiva de un plumazo se entendió autorizada a
ignorar dichas leyes (más las normas procesales reglamentativas) y las
protecciones de la LPAU. Ello, a su vez, ha supuesto limitar derechos, forzar
a la evaluación expedita y de menos rigor, coartar la participación
democrática e imponer en general un ethos de premura y aprobación no
importa qué.
Puesto que al Ejecutivo le corresponde cumplir con las leyes y
reglamentos, estamos, pues, ante un estado de excepción verdaderamente
extraordinario.
Sostenemos, en primer lugar, que la OE, las resoluciones de la JCA y JP, y
la aplicación de estas para tramitar el gasoducto sin seguir las leyes y
reglamentos aplicables, constituye una crasa violación al principio
republicano de la División de Poderes. El Ejecutivo se abrogó
impermisiblemente la facultad de no cumplir con las leyes, incluyendo la
LPAU. Los poderes inherentes del Ejecutivo no se extienden a no tener que
cumplir con las leyes. Véase discusión general sobre órdenes ejecutivas en
JOSÉ J. ÁLVAREZ GONZÁLEZ, DERECHO CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO 256-60
(2009).
Pero el carácter inconstitucional de la OE y las resoluciones radica en
esencia en que se invoca la propia Ley 76, pero ésta no permite lo realizado
con respecto al gasoducto. Expresado de otra forma, la OE y las resoluciones
30
invocan como una base legal bajo la Ley 76, pero ésta no lo permite y por
ende aquellas son nulas. Estamos ante una usurpación de poderes
legislativos, que tiene su base en un claro abuso respecto las emergencias
que contempla la Ley 76. Véase Vázquez Irizarry, supra, en las págs. 1046-
47.
En este contexto se agrava aún más la usurpación inconstitucional el que
el Gobernador no ha sometido la OE a, ni ha obtenido el aval de, la Rama
Legislativa, en violación del citado Artículo 12 de la Ley 76. 3 LPRA § 1942
(2009). Este aval constituye claramente una forma de control o revisión que
ha fracasado.
La OE y las resoluciones son además nulas en tanto en cuanto violentan
el Debido Proceso de Ley. De su faz y en su aplicación la aprobación del
gasoducto ha conllevado obviar notificaciones, el derecho a solicitar
intervención, y otros elementos básicos del Debido Proceso de Ley,
documentado ello en otra parte. Con toda razón, el profesor Vázquez Irizarry
advierte de las series consecuencias cuando una orden ejecutiva lesiona
derechos procesales bajo la LPAU o la Constitución. Vázquez Irizarry, supra,
en las págs. 1053-54. Además, la OE y las resoluciones han servido de
instrumento para la violación a la cláusula constitucional de conservación de
los recursos naturales. CONST. ELA, Art. VI, § 19.
En conclusión, el dictamen recurrido debe recovarse por estar
fundamentado en un actuar, unas resoluciones y una OE nulas e ilegales.
SEGUNDO ERROR:
ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN ANALIZAR EL RIESGO REAL Y POTENCIAL EN LA SEGURIDAD DE LAS PERSONAS Y LA INFRAESTRUCTURA FÍSICA QUE SE ENCUENTRAN EN LAS ÁREAS LIMÍTROFES DEL PROYECTO
La Ley Orgánica de la Junta de Planificación de Puerto Rico, Ley Núm. 75
de 24 de junio de 1975, según enmendada, le impone la obligación a esta
Agencia de:
cumplir con diversos estatutos y reglamentos que complementan su función evaluativa de las diversas consultas de ubicación que le son presentadas. Al respecto . . . entre otras cosas . . . debe evaluar la infraestructura física y social así como la situación ambiental en el área afectada por la consulta de ubicación”.
31
Misión Industrial 142 DPR en las págs. 700-01 (énfasis suplido).
Por otro lado, el nuevo Reglamento Conjunto de Permisos le impone a la
Honorable Junta la obligación de:
estudia[r], tramita[r] y resolve[r] las consultas de ubicación, tomando en consideración, entre otros, los siguientes documentos y elementos de juicio: Ley Orgánica de la Junta de Planificación (Ley Núm. 75 de 24 de junio de 1975, según enmendada), Ley de Municipios Autónomos (Ley 81 de 30 de agosto de 1991, según enmendada); Ley del Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico (Ley 550 de 4 de octubre de 2004); Plan de Desarrollo Integral; Objetivos y Políticas Públicas del Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico; Planes de Usos de Terrenos (incluye Mapas de Expansión Urbana); Mapas de Zonificación o Calificación; Áreas Especiales de Riesgos a Inundación; Planes de Ordenación Territorial, adoptados por la Junta de Planificación y aprobados por el Gobernador; Planes Regionales, adoptados por la Junta y aprobados por el Gobernador; Reglamentos de Planificación y otra reglamentación aplicable; Programa de Inversiones de Cuatro Años, localización específica del proyecto, usos existentes en el sector, situación de la infraestructura física y social en el lugar (calles, acueductos y alcantarillado, energía eléctrica, transportación, recogido de basura, servicio policiaco y otros); rasgos topográficos, condición de inundabilidad, condición del subsuelo, densidad poblacional, grado de contaminación del ambiente, distancia entre los terrenos y las áreas construidas, importancia agrícola, ambiental o turística de los terrenos, y otras condiciones sociales, económicas y físicas análogas”.24
La Junta, en el desempeño de este deber ministerial también tiene la
obligación de “cumplir con la política pública ambiental, así como con
aquellas leyes que protegen los recursos naturales del país”. Misión
Industrial v JP, 142 DPR en las págs. 700-01 (énfasis nuestro). La LPPA
dispone en su artículo 4 que el Estado tendrá el deber de “asegurar para
todos los puertorriqueños paisajes seguros, saludables, productivos y
estéticos y culturalmente placenteros”. 12 LPRA § 8001a (2009). De esta
manera, podemos apreciar la importantísima labor que funge la Honorable
Junta de Planificación en nuestro ordenamiento en cuanto a la manutención
del aspecto de seguridad en nuestro país. La JP, a través de las evaluaciones
a las consultas de ubicación, tiene no sólo el deber de asegurarse que el
proyecto esté acorde con el uso de los terrenos sino que también debe
salvaguardar la seguridad de las zonas a ser impactadas. Es por eso que, al
analizar una Consulta de Ubicación, es de suma importancia que la JP tome
en consideración los aspectos de seguridad y máxime en un proyecto como
24 Reglamento Conjunto de Permisos para Obras de Construcción y Usos de Terrenos a la pág. 996 sección 58.5.1 (énfasis suplido).
32
lo es el gasoducto que se extiende a través de toda la isla transportando
material de alta peligrosidad. Sin embargo, la JP, no atendió adecuadamente
estos aspectos y por lo tanto erró al aprobar la consulta de ubicación.
Como citamos anteriormente la JP al evaluar una consulta de ubicación
debe pasar juicio sobre la distancia entre los terrenos objeto de la Consulta y
las áreas construidas. En un proyecto de la índole del gasoducto
(transportación de material peligroso) este elemento es de mucha
importancia.
Es la contención de los recurrentes que la JP no atendió o evaluó el
aspecto de seguridad que no fuera superficialmente y a tanto el proponente
no formuló determinaciones suficientes e independientes sobre este tema
crítico. Su resolución contiene contradicciones importantes sobre las áreas
de seguridad requeridas. Las contradicciones y ambigüedades se atribuyen a
la AEE también.
A. Contradicciones evidentes de distancia: 150 pies v 422 pies
La AEE indicó en la DIA-F que según la reglamentación federal aplicable
se debe delimitar una distancia, de 422 pies a ambos lados (radio) de la
tubería y cualquier otra estructura física por razones de seguridad,25 ya que
dicha distancia constituye el “área de alta consecuencia”. El área de alta
consecuencia se define como el área más propensa a sentir el impacto
negativo de la ruptura y subsecuente explosión de un gasoducto. La AEE no
informó de esto a la JP, ni ésta formuló conclusiones al respecto. Sin
embargo la AEE decidió disminuir de manera arbitraria dicha distancia a un
radio de tan solo 150 pies, dejando así 150 pies a cada lado de la tubería en
lugar de 422 pies a cada lado. Esto representa una reducción de más de
70% de la distancia sugerida y sin embargo, no surge del expediente
administrativo fundamento alguno para tal determinación. Es insostenible
que la agencia proponente haya abandonado el estándar mínimo establecido
por la reglamentación federal sin ofrecer una explicación del porqué de dicha
decisión. La única razón que ofrece la AEE para esta vertiginosa disminución
25 DIA-F pg. 5-55.
33
es que “la fórmula (para calcular la distancia) da un resultado conservador,
ya que el radio calculado es siempre mayor al daño observado realmente”.26
Para sustentar su posición citan a Mark J. Stephen y su estudio A Model for
Sizing High Consequence Areas Associated with Natural Gas Pipelines (2000),
estudio que forma la base de la reglamentación federal para determinar
áreas de alta consecuencia. Sin embargo Stephens, en ese mismo estudio
recalca que:
whereas the interpretation of reported burn areas and burn distances is obvious, caution should be exercised in interpreting maximum offset distances to injury and fatality. Given that most of the incidents occurred in sparsely populated areas, the reported injury and fatality offsets are more indicative of where people happened to be at the time of failure rather than being representative of the maximum possible distances to injury or fatality for the incident in question.27
Stephens hace esa aclaración porque la adecuación del modelo fue
constatada al compararlo con accidentes ocurridos para aquel entonces.
Accidentes que el autor admite ocurrieron en áreas de escasa densidad
poblacional.28 Por lo tanto, la AEE descartó el criterio establecido por Stephen
sin tener justificación científica alguna. Resulta muy preocupante que según
el mismo estudio de Stephen la distancia propuesta por la AEE resulta ser
menor que la distancia en la cual personas sufrieron lesiones debido a
explosiones y en un caso resulta ser la misma distancia en la cual se reportó
un accidente de fatalidad.29 Además en todos los accidentes utilizados en el
estudio la distancia en la cual se reportó terreno quemado sobrepasa por
hasta más de 700 pies la distancia de 150 pies que la AEE pretende dejar.
26 Id.
27 Mark Stephens, A Model for Sizing High Consequence Areas Associated with Natural Gas Pipelines 13 (2000) (énfasis suplido). Al hablar de incidentes, Stephens se refiere a los accidentes que utilizó para comparar la distancia de despejo que provee su formula con la distancia en la cual personas sufrieron daños en accidentes verdaderos
28 Id. en la pág. 13.
29 Id. en la pág. 12 Aquí Stephens ilustra a través de una tabla los resultados de los accidentes que utilizó para probar su fórmula. Él compara la distancia de despejo que su fórmula provee versus la distancia reportada dentro de la cual se reportaron personas lesionadas y personas muertas a causa de la explosión. En los tres accidentes en los cuales se reportaron fatalidades las mismas se reportaron a una distancia mayor de 150 pies con 200 pies siendo la más alta. En los cinco casos en los cuales se reportaron fatalidades, una de ellas fue reportada a 150 pies del lugar de la explosión mientras que las otras se reportaron entre los 50 y 100 pies.
34
A pesar de que la AEE disminuyó de manera dramática la distancia de
despejo, Stephen deja claro en su estudio que esa área “is expected to
require additional protection for people with limited mobility such as
day care centers, old age homes, and prisons”.30 Sin embargo la AEE
propone reservar una distancia uniforme de tan sólo 150 pies a ambos
lados del tubo obviando en lo absoluto la miríada de características únicas
que poseen los terrenos a través del trayecto de 92 millas lineales por el cual
discurre el tubo.
Salta a la vista que la longitud de la distancia de despejo es equivalente a
los 150 pies de servidumbre que se necesitan para el mantenimiento y
construcción del proyecto. La AEE no informó en su memorial explicativo ni
durante las vistas las contradicciones en los aspectos de distancia. Es en la
DIA-F que la AEE indica que, no obstante la similitud, esa distancia de 150
pies que constituye el área de despejo no es la misma que la de la
servidumbre, nos surgen varias interrogantes. La AEE ha indicado que la
servidumbre de 150 pies variará dependiendo del lugar, a veces será más y
a veces será menos.31 Nunca especifican dónde será mayor y dónde será
menor ni tampoco las razones para las variaciones. Lo que nos hace pensar;
¿Qué terrenos se afectan por esta distancia de despejo?32 Recordemos que
dentro del “área de despejo” es altamente indeseable construir estructuras
ya que es un área de alta peligrosidad o alta consecuencia. Debemos tomar
en consideración también que los 150 pies de servidumbre se constituyen
dejando 75 pies a cada lado del tubo. Así pues para obtener los 150 pies de
área de despejo se tendrían que dejar 75 pies adicionales a los de la
servidumbre a cada lado del tubo. ¿Cómo afecta esta área de despejo a la
consulta de ubicación que sólo contempla los 75 pies a ambos lados de
servidumbre? Y aún de mayor importancia para el aspecto de seguridad: ¿En
los lugares donde la servidumbre es menor de 75 pies a ambos lados será
30 Id. en la pág. iii (énfasis suplido).
31 DIA-F, en la pág. 5-17. Donde admiten que puede variar de 100 a 300 pies y que también podría ser reducida “en ciertas áreas en las que existan limitaciones de espacio”.
32 DIA-F, en la pág. 5-55.
35
porque no hay espacio para más? ¿Cómo pueden asegurar una distancia de
150 pies de despejo si el lugar no da abasto ni para los 75 pies a ambos
lados de servidumbre? Es insostenible que la AEE admite que a través de la
alineación habrán residencias dentro del área de alta consecuencia de 150
pies.33 Ni hablar de cuántas residencias están ubicadas dentro de los 422
pies (a ambos lados) que demarca en realidad el área de alta consecuencia
según la reglamentación federal. La JP tenía la obligación de esclarecer este
asunto antes de otorgar la consulta de ubicación. Erró la JP en el desempeño
de su deber evaluativo de los aspectos de seguridad de proyectos
propuestos al no pasar juicio sobre este aspecto tan medular para el
proyecto Vía Verde. La AEE nunca dejó claro cuán distante estará el proyecto
de residencias y otras estructuras a lo largo de la alineación y sin esa
información la JP no podía aprobar la consulta de ubicación.
B. La AEE admite que habrán residencias dentro de los 150 pies del área de alta consecuencia
En la Resolución de la JP aprobando la Consulta de Ubicación la agencia
indica que la AEE establecerá una servidumbre de 150 pies a lo largo de toda
la alineación. Se especifica que se mantendrá libre de vegetación de raíces
profundas y de cualquier edificación una servidumbre de operación de 50
pies y que en la servidumbre de mantenimiento se permitirá el uso y disfrute
de los terrenos por sus titulares.34 De esto podemos colegir que la AEE
contempla la posibilidad de que habrán residencias, edificaciones o personas
a una distancia de tan solo 25 pies del gasoducto. Esto es así ya que la
servidumbre de operación, que es en la cual no podrá haber ningún tipo de
estructura es de 50 pies, o 25 pies a cada lado del tubo. De esos 25 pies, a
cada lado del tubo, hasta el resto de la servidumbre de mantenimiento la
AEE permitirá el uso y disfrute de ese espacio por los propietarios
colindantes con el proyecto.
33 DIA-F pág 5-55 y 5-56 “La distancia restante hasta estas residencias dentro de los 150 pies del centro de la tubería no será impactada por la construcción ni la operación de Vía Verde.”(Énfasis suplido)34 Anejo I.
36
La AEE contempla el uso de este espacio a pesar de que llevó a cabo un
estudio en el cual estableció el "Potential Impact Gradient"35que delimita la
distancia de las "áreas en las cercanías a la tubería donde podrían ocurrir
daños a la propiedad o las personas, y se determinó que sería un área de
ciento cincuenta (150) pies."36Este estudio no le fue notificado a las personas
que se verán afectadas por la construcción del gasoducto y tampoco formó
parte del Memorial Explicativo que la AEE le proveyó a la JP para poder
evaluar la Consulta de Ubicación, tampoco identificó las propiedades
afectadas con referencia geográfica/espacial especifica.
Es insostenible que la JP haya aprobado esta consulta de ubicación la cual
conlleva, necesariamente, el poder ubicar propiedades y usos a
escasamente 25 pies de una tubería que transportará material altamente
peligroso, sin tener a su mano la información necesaria para llevar a cabo el
análisis requerido para esto.
C. Distancia a base de la operación del gasoducto a 1,450psi.
Habiendo dejado claro que la AEE admite que las personas que quedarán
dentro del área de despejo de 150 pies se encontrarán expuestas a un grado
alto de peligro y habiendo establecido que la AEE como mínimo debió
designar un área de despejo de 422 pies queremos mencionar lo siguiente.
La distancia de 422 pies a ambos lados del tubo se obtiene como resultado
de la operación del gasoducto a una presión de 650 libras por pulgada
cuadrada. Sin embargo la AEE indicó en la DIA-F que la tubería tiene el
potencial de utilizarse a una presión de 1,450 libras por pulgada cuadrada37.
De esto ser así el área de despejo tendría que aumentar. Esto es debido a la
manera que se calcula dicha área.
Como mencionamos anteriormente la agencia proponente del proyecto
gasoducto, la AEE, para determinar la distancia que debe haber entre el
35 Área de Alta Consecuencia.36 Véase página AP-51 del apéndice.
37 Véase DIA-F a la pág. 5-3 donde indican que “Todos los equipos que se instalen como parte del proyecto
tendrán la capacidad de operar a una presión máxima de 1,450 psi, a una temperatura máxima de 120° F.”
37
proyecto y otros terrenos o áreas ya construidas utilizó un modelo preparado
por Mark J. Stephens. El estudio concluye que asumiendo una intensidad de
calor máxima de 5,000 Btu/hr ft2 el radio a dejarse alrededor del tubo se
puede calcular a través de la siguiente ecuación donde ‘p’ es la
presión a la que opera la línea de gas (psi) y ‘d’ representa el diámetro en
pulgadas del tubo.
Este modelo de Stephens y su concepto de área de alta consecuencia
forman la base de la subsiguiente reglamentación mínima federal que fue
desarrollada sobre este tema de seguridad en las líneas de transportación de
gas.38 Uno de los factores que se utilizan para determinar las áreas de alta
consecuencia en la reglamentación federal lo es el Potential Radius of Impact
que se calcula de la misma manera que el Área de Alta Consecuencia.39 Por
otro lado el MAOP o maximum allowable operating pressurese define como:
“the maximum pressure at which a pipeline or segment of a pipeline may be
operated under this part.”40
Así pues, si en el futuro la AEE decidiera aumentar la presión con la cual
viaja el gas natural a través de la tubería entonces el área de despejo
aumentaría. Si por ejemplo aumentaran la presión a 1,450psi el área
aumentaría a 630 pies. De esto podemos colegir que un mayor número de
personas y residencias se verían dentro del área de alta consecuencia. Se
estaría poniendo en peligro aún a más personas de las que se pondrían en
peligro ahora con las especificaciones del proyecto tal y como están. Este
Honorable Tribunal debe recordar que el área de despejo propuesta por la
AEE no es de 630 pies, ni 442 pies sino de tan sólo 150 pies (que hasta
podrían ser menos en algunos lugares) y que existe la posibilidad de que
38 49 C.F.R. 192.901
39 El PIR está definido en la sección 192.903 del Titulo 49 del Código de Reglamentación Federal (CFR en ingles) como: “the radius of a circle within which the potential failure of a pipeline could have significant impact on people or property. PIR is determined by the formula r = 0.69* (square root of (p*d2 )), where ‘r’ is the radius of a circular area in feet surrounding the point of failure, ‘p’ is the maximum allowable operating pressure (MAOP) in the pipeline segment in pounds per square inch and ‘d’ is the nominal diameter of the pipeline in inches” (Énfasis nuestro)
40 49 C.F.R § 192.3
38
hayan residencias a tan sólo 26 pies del gasoducto tal y como mencionamos
en la sección anterior.
D. La JP no tomó en consideración las experiencias sufridas en accidentes con gas natural en los últimos años.
Entendemos que la JP también falló en el ejercicio de su deber ministerial
de evaluar los elementos de seguridad del proyecto objeto de este recurso
de revisión pues no tomó en consideración los accidentes en gasoductos
ocurridos en años recientes.41 Accidentes con gas natural, tan recientes
como este año, cuyos desenlaces son fácilmente constatable y que además
le fueron mencionados por diversos participantes a la JP durante las escuetas
vistas públicas/investigativas que se llevaron a cabo. Entre los accidentes
recientes resaltamos los siguientes:
● Accidente Número: DCA10MP008 El 9 de septiembre de 2010, a
tan solo semanas antes de que la JP evaluara la Consulta de Ubicación
explotó un gasoducto de gas natural en San Bruno California dejando a
8 personas muertas, 66 heridas, 37 hogares completamente destruidos
destruidos y 18 sufrieron daños. El tubo tenía un diámetro de 30
pulgadas y al momento de la explosión operaba a una presión de gas
de 386 psi (Vía Verde operará a 650 psi o 1.4 veces mayor). La
explosión dejó un crater de 72 pies de largo y 26 pies de ancho. Un
pedazo del tubo se encontró a 100 pies del lugar de la explosión. Aún
no se ha esclarecido la razón de la explosión.
● Accidente número PB2003-916501 – El 19 de agosto de 2000, un
gasoducto de gas natural, de 30 pulgadas de diámetro, operado por El
Paso Natural Gas Company se rompió cerca del Río Pecos en Carlsbad,
New Mexico. El gas liberado se incendió por 55 minutos. A pesar de
que el tubo estaba 15 pies bajo tierra, la explosión logró crear un
crater de 51 pies de ancho a lo largo de 113 pies del tubo.42 Un pedazo
41Recordemos que el estudio de Stephen data para el año 2,000.
42Véase informe del accidente provisto por el National Transportation Safety Board en el sitio de internet: http://www.ntsb.gov/publictn/2003/PAR0301.htm visitado el 22 de diciembre de
39
del tubo apareció a unos 287 pies del lugar de la explosión43. Doce
personas que estaban acampando en las cercanías del área murieron.
Sus vehículos fueron destruidos, dos puentes de acero, de suspensión
para el gasoducto cruzando el río, se dañaron extensamente. De
acuerdo a la compañía, El Paso Natural Gas, los daños a la propiedad y
otros daños sumaron $998, 296. La razón principal para la causa del
accidente lo fue la corrosión de la tubería.
Estos accidentes demuestran que las líneas de transmisión de gas natural
representan un peligro real y que en algunos casos el modelo utilizado para
calcular el área de despejo no es tan “conservador” como la AEE alega que
es. Teniendo claro que el modelo no es en realidad conservador debemos
resaltar el hecho de que aunque fuera un modelo “conservador” no quiere
decir que debemos echarlo hacía un lado y establecer un criterio más
riesgoso. Después de todo la Ley Sobre Política Pública Ambiental en su
artículo 4(B)5 establece el principio precautor en nuestro ordenamiento legal
al decir que se debe:
Aplicar el principio de la prevención, reconociendo que cuando y donde hayan amenazas de daños graves o irreversibles, no se debe utilizar la falta de una completa certeza científica como razón para posponer medidas costo-efectivas para prevenir la degradación ambiental. Esto debe hacerse tomando en consideración las siguientes premisas: (1) las personas, naturales y jurídicas, tienen la obligación de tomar acciones anticipadas para prevenir daños o peligros; (2) el peso de la prueba sobre la ausencia de peligros que pueda causar una nueva tecnología, proceso, actividad o sustancia química recae en el proponente de la misma, no en la ciudadanía; (3) antes de utilizar una nueva tecnología, proceso o sustancia química, o de comenzar una nueva actividad, las personas tienen la obligación de evaluar una amplia gama de alternativas, incluyendo la alternativa de no hacer nada; y (4) las decisiones en las que se aplique este principio deben ser públicas, informadas y democráticas, y deben incluir a las partes afectadas. (Énfasis suplido)
No hay duda de que existen “amenazas de daños graves o irreversibles”
en el caso en que el gasoducto fallara. No solo eso, sino que es un hecho
constatado de que eso es así. Según la Office of Pipeline Safety (OPS)
adscrita al Pipeline and Hazardous Materials Safety Administration del
Departamento de Transportación de E.E.U.U. desde el año 1990 han ocurrido
2010.
43 Id.
40
1,108 accidentes significativos44 (un promedio de 55 por año) y 138
accidentes serios45 en los que se reportaron fatalidades o en los que
personas necesitaron hospitalización médica a causa de las lesiones sufridas
en el accidente. Entendemos que la JP erró en no integrar en su análisis de
seguridad los accidentes ocurridos en años recientes cuando tenían la
potestad para hacerlo y cuando el proyecto ameritaba hacer dicho análisis.
Esta iformación y preocupación no solamente fue provista por algunos de los
participantes de las vistas sino que recordemos que el Reglamento Conjunto
de Permisos indica que se podrá tomar conocimiento judicial de “todo
aquello que pudiera ser objeto de conocimiento judicial en los Tribunales de
Justicia.”46 Esta información es provista por la National Transportation Safety
Board (NTSB) del gobierno Federal y constituye información de conocimiento
general y es fácilmente constatable. Es verdaderamente inexcusable la falta
de análisis serio de parte de la JP en los aspectos de seguridad del proyecto.
La AEE no discute en la consulta de ubicación o la DIA-F la ubicación
concreta de los segmentos de la tubería en cuanto a las categorías de alta
consecuencia a lo largo de la ruta del gasoducto. No se demuestra cuán
amplia o cuan angosta será el área de despejo. Definen lo que son áreas de
Clase 1, 2, 3 y 4 pero no indican dónde quedan ubicadas las mismas.47
Recalcamos que esta falta de información le debió impedir a la JP llevar a
cabo el deber ministerial encargado en ella a través de nuestras leyes y
jurisprudencia. Sin embargo y a pesar de la patente indefinición geográfica
44La PHMSA define como accidentes significativos aquellos en los que ocurre una de las siguientes:(1)muerte o lesión que requiere hospitalización.(2) $50,000 o más en daños a la propiedad (al valor del dólar en el 1984).
3)Emisiones de 5 barriles o más de líquidos altamente volátiles o la emisiones de otros líquidos que sumen a 50 o más barriles.
4) Emisiones líquidas que provocan fuegos o explosiones no intencionales.
45LA PHMSA define como accidentes serios los que tienen como resultado la muerte de personas o lesiones que requieren hospitalización.
46 Sección 58.7.15 del Reglamento Conjunto de Permisos. Según la Regla 201 de las Nuevas Reglas de Evidencia en los tribunales se “podrá tomar conocimiento judicial solamente de aquel hecho adjudicativo que no esté sujeto a controversia razonable porque:(1) es de conocimiento general dentro de la jurisdicción territorial del Tribunal, o (2) es susceptible de corroboración inmediata y exacta mediante fuentes cuya exactitud no puede ser razonablemente cuestionada. (C) El Tribunal podrá tomar conocimiento judicial a iniciativa propia o a solicitud de parte” Nuevas Regla de Evidencia 2009 (énfasis suplido)
47 Por ejemplo a la página 5-57 de DIA-F informan que sólo habrá 27.78 millas de la tubería tipo Clase 3 pero no indican dónde quedará ubicada.
41
en el proyecto, la JP aprobó la Consulta de Ubicación actuando así fuera de
derecho y de manera arbitraria.
Es importante resaltar este aspecto porque, aunque los mapas que la AEE
proveyó para ilustrar la ruta por la cual discurre el gasoducto son deficientes
en mostrar detalle, en varios lugares del trayecto no hay duda de que la
tubería pasa muy cerca de estructuras y centros poblacionales. El trayecto
por el cual discurre la tubería en el área de Levittown es muy preocupante
en cuanto a esto. Este sector del pueblo de Toa Baja tiene una de las
densidades poblacionales más altas en el país. La DIA-F coloca al gasoducto
a mucho menos de 150 pies de distancia de vías de rodaje altamente
transitadas y de estructuras humanas. Como si fuera poco, también está
localizado en un área de inundabilidad lo que tiene el potencial de afectar la
capacidad estructural del tubo a través del tiempo. A pesar de estos factores
la DIA-F no contempla las medidas de seguridad a tomarse en esta área tan
delicada, donde existe tanto potencial de poner en riesgo vidas humanas. La
falta de este análisis por parte de la agencia solicitante de la Consulta de
Ubicación debió haber sido razón suficiente para que la JP denegara la
misma hasta que se llevara a cabo el análisis pertinente pues sin esa
información la JP no podía llevar a cabo un análisis adecuado del impacto de
seguridad en las distintas zonas territoriales que serán impactadas por el
proyecto. Lamentablemente el sector de Levittown es sólo uno de los
ejemplos de áreas que merecían especial atención al evaluar la Consulta de
Ubicación. A través del trayecto que cruza el gasoducto nos topamos con
áreas de actividad sísmica, deslizamiento de terreno, subsuelo inestable
entre otras. Sin embargo aunque la JP no tenía a su alcance, y tampoco
ordenó a la AEE a proveerle, la información necesaria para llevar a cabo un
análisis mesurado del impacto de seguridad del proyecto y decidió aprobar
la Consulta de Ubicación actuando de manera arbitraria.
La AEE a su vez falló en proveerle a la JP (y la JP tampoco exgió) la
información necesaria para poder llegar a una determinación de seguridad
mesurada en cuanto a la capacidad que tiene el gasoducto para impedir que
42
ocurran accidentes, fallas o defectos a causa de la corrosión. Según el Soil
Survey of Arecibo Area, Northern Puerto Rico y el Soil Survey of Ponce Area
of Southern Puerto Rico, existen muchos suelos de elevada acidez en la ruta
del gasoducto, característica que podría aumentar el factor de corrosión de
la tubería No obstante la AEE reconoce que la causa número uno de
accidentes en tuberías de gas natural lo es la corrosión.48
Experiencias pasadas han demostrado que los gasoductos fallan, ya sea
por terremotos, daños por terceros, fallas técnicas y esto es un hecho que
está probado y constatado. Es insostenible la falta de especificación y
detalles importantes en este proyecto. La AEE ha omitido información
importante sin la cual no se podía aprobar la Consulta de Ubicación y la JP
tampoco intentó conseguir esta información. Para aprobar una consulta de
ubicación era necesario tomar en consideración la amplitud de los daños que
podrían ocasionarse cuando el sistema fallara y cuán acorde son esos daños
con los distintos usos de terreno que son afectados por el proyecto. Aún sin
esta información la JP decidió aprobar la Consulta de Ubicación. Lo hizo, así
sin tampoco hacer ninguna determinación de hecho con respecto al factor de
seguridad del proyecto. La JP descansa su análisis sobre la seguridad del
proyecto completamente en la AEE pues al analizar la seguridad del proyecto
la JP se conforma con repetir ad verbatim lo que la AEE indicó en la DIA con
ausencia de cualquier pronunciamiento que demuestre independencia de
criterio.49 Recalcamos que, debido a que la JP no tenía ante sí la información
que le permitiera llegar a la conclusión de que el gasoducto es un proyecto
apropiado para las zonas por las que atraviesa, la JP actuó de manera
arbitraria e irrazonable al aprobar la Consulta de Ubicación.
TERCER ERROR:
ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACION AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACION DEL DEBIDO PROCESO DE LEY EN SU DIMENSIÓN SUSTANTIVA Y PROCESAL
A. Introducción
48 DIA-F 5-42
49 Anejo I, Ap. 1-107.
43
Es la contención de los recurrentes en este error que la aprobación de la
consulta se realizó en violación del Debido Proceso de Ley tanto en su
dimensión sustantiva como procesal.
En su aspecto procesal, se violó el Debido Proceso de Ley puesto que no
se otorgaron y reconocieron las suficientes garantías procesales a los
recurrentes y demás ciudadanos considerada la magnitud de las
consecuencias a la vida, tranquilidad y propiedad de la decisión
administrativa aquí impugnada. El único “derecho” procesal otorgado por la
Junta de Planificación fue la oportunidad de expresarse en vistas de tipo
investigativo. Se denegaron en esencia los derechos de solicitar
intervención, de ser notificados del derecho a comparecer mediante
abogada(o), de contrainterrogar, de emplear los medios de descubrimiento
de prueba y de ser adecuadamente notificados. La JP no advirtió, ni
reconoció estos derechos vitales, vistas las circunstancias y características
del proyecto, debido al trámite expedito que pautó la Resolución JPE-2010-
067 del 5 de mayo del 2010. Dicha Resolución, notificada al público por
edicto, no contempla ni reconoce, ni se notificó de ello, sobre los derechos
básicos a notificación individual, el poder solicitar intervención y otros, y en
esa medida la misma es inconstitucional. Es igualmente inconstitucional la
Orden Ejecutiva en tanto en cuanto estableció y permitió la violación de los
derechos de los recurrentes al Debido Proceso de Ley. Como se indicó
anteriormente, el trámite seguido en la aprobación del gasoducto es
contrario a la Ley 76 y a la Constitución.
La resolución aquí impugnada informa que en efecto sólo se notificaron
de una mejora pública mediante carta o edictos a aquellos dueños cuyas
propiedades habían de expropiarse.50 Dicha notificación se formuló sólo a
aquellos titulares cuyos terrenos se adquirirían por venta o expropiación. Id.
Las otras notificaciones versaron sobre las vistas públicas de tipo
investigativas que celebraría la JP.51 En esencia, la Resolución JPE-2010-067
el único derecho que reconoce al público y a los afectados es el de una vista 50 Anejo I, Ap. 14, 97.51 Anejo I, Ap. 14-15-97-98.
44
tipo investigativa, y a eso, discrecional.52 Surge de la resolución aquí
impugnada que la JP dio por cumplidos los requisitos de notificación; pero
empleando para ello sólo la Resolución JPE-2010-067. Resolución, a la
página 97. Pero estas notificaciones no informan a todos aquellos
colindantes o propietarios (incluyendo los recurrentes aquí) que en realidad
se afectarían por la trayectoria del gasoducto ya fuere porque sus
propiedades quedarán ubicadas dentro de la llamada “servidumbre de
mantenimiento” de 150 pies53 o porque su vida y propiedad están en la zona
de peligro en caso de accidente de fuego o explosión. Esta zona puede
extenderse habida cuenta de los efectos de la onda expansiva en caso de
accidentes.54 En la DIA-Final la AEE admite que el área de exposición por
accidentes puede extenderse a 422 pies (sección 5.11.2j), aunque en las
vistas de la JP insistió que eran sólo 150 pies.55
Debemos aclarar respecto la “servidumbre” que la propia AEE reconoce
que puede ser mayor de los 150 pies ya que “…podrá reducirse o
aumentarse en aquellas áreas que haya limitaciones de espacio o
situaciones particulares”.56 La servidumbre puede aumentar a 300 pies en
“áreas montañosas y donde se realice barreno horizontal directo…”.57
Así pues la Resolución nada nos dice, ni requirió notificación, de aquellos
dueños sujetos a estas servidumbres variables. Nada nos dice tampoco y
nada concluyó (es decir, no formuló conclusiones importantes de hechos) al
respecto de aquellos afectados potencialmente en casos de accidentes en la
llamada “zona de alta consecuencia”, dentro de la cual los recurrentes y
otros ciudadanos están incluidos.
El reclamo de Debido Proceso de Ley de los recurrentes se fundamenta
entonces en consideraciones como las anteriores, es decir, atendiendo las
52 Anejo I, Ap. 1-107 (Parte III(D)).53 Anejo I, Ap. 13.54 Anejo I, Ap. 72.55 Anejo I, Ap. 51.56 Anejo I, Ap. 13.57 Anejo I, Ap. 8.
45
características inherentemente peligrosas de la “mejor pública” objeto de la
Resolución que aquí se impugna.
B. El Debido Proceso de Ley
Como se sabe, el Debido Proceso de Ley toma su origen histórico de la
necesidad de proteger los derechos individuales de vida, libertad y
propiedad frente al Estado. Una vez identificado un suficiente derecho
propietario de vida, es forzoso aplicar las salvaguardas del debido proceso
de ley. Véase Maldonado Elías vs. González 118 DPR 260 (1987). Vélez v.
Secretario de Justicia, 122 DPR 533 (1984).
El Profesor José J. Álvarez atiende el concepto del Debido Proceso de Ley
en su vertiente procesal en DERECHO CONSTITUCIONAL DE PUERTO RICO Y
RELACIONES CONSTITUCIONALES CON LOS ESTADOS UNIDOS 590-628 (2009). Explica
la diversidad de situaciones en que el derecho moderno ha extendido las
protecciones constitucionales del debido proceso de ley en protección de los
intereses propietarios o de otra índole de los ciudadanos, id. en las págs.
606-08, incluyendo aquellas el interés de que las agencias “cumplan con las
pautas reglamentarias que ha adoptado”. Id. en la pág. 608.
En repetidas ocasiones el Tribunal Supremo ha invalidado actuaciones
administrativas por no haber sido notificadas como en Rullán v. Faz
Alzamora, 166 DPR 742 (2006) (debe notificarse al contribuyente si en una
investigación legislativa se piden sus planillas).
En Asoc. Residentes v. Montebello Dev. Corp., 138 DPR 412 (1995), el
Tribunal Supremo determinó que era esencial, como componente del Debido
Proceso de Ley, el que los vecinos de un proyecto fueren notificados por el
impacto negativo que ello tendría en las áreas comunales o de uso público
que habían sido requeridas por la Junta de Planificación, cuyas áreas en
esencia, el Tribunal entendió eran parte de un derecho propietario.
46
En Martínez Rodríguez v. Bristol, 147 DPR 383 (1999) el Tribunal
determinó que era necesario notificar directamente a un patrono no
asegurado.
De particular interés es Comisión de Ciudadanos v. GP Real Property,
2008 TSPR 105 (Opinión del 4 de junio de 2008). En este el Tribunal Supremo
determinó que era exigible constitucionalmente la notificación a unos
vecinos que debieron ser considerados “parte” en atención al interés
demostrado en el trámite administrativo. En lo pertinente a la notificación,
de aplicación indudable a nuestro caso pues aconteció una determinación
formal de intervención, expresó el Tribunal:
La sección 3.14 de la LPAU establece, entre otras cosas, que las órdenes o resoluciones de las agencias deberán ser notificadas a las partes del proceso administrativo. Además, especifica que dicha notificación deberá advertir el derecho de las partes a solicitar reconsideración ante la agencia o instar un recurso de revisión judicial ante el Tribunal de Apelaciones, con expresión de los términos jurisdiccionales que tienen las partes para ejercer dicho derecho. A su vez, esta sección explica que dichos términos no comenzarán a correr hasta que la agencia haya cumplido con estos requisitos. 3 L.P.R.A. sec. 2164. Por eso, una vez una persona es parte en el proceso adjudicativo, ésta tiene derecho a participar efectivamente en dicho proceso, ser notificada de las determinaciones, órdenes o resoluciones que emita la agencia y solicitar revisión judicial en igualdad de condiciones a las otras partes. 3 L.P.R.A. sec. 2164. Véase además, San Antonio Maritime v. P.R. Cement Co., supra, en la pág. 391. En particular, si la agencia no le notifica alguna determinación tomada durante el proceso adjudicativo, evitando su participación efectiva en los procesos, dicha determinación y cualquier procedimiento posterior carecerán de eficacia jurídica, ya que violan el derecho que tiene dicha parte al debido proceso de ley. Mun. de Caguas v. AT&T, 154 D.P.R. 401, 413-415 (2001). Véase además, Asoc. Residentes v. Montebello Dev. Corp., 138 D.P.R. 412, 421-422 (1995).
Reiteradamente hemos establecido que por imperativo del derecho a un debido proceso de ley la notificación adecuada de una determinación administrativa resguarda el derecho de las partes a cuestionar dicha determinación en el foro judicial. IM Winner, Inc. v. Mun. de Guayanilla, 151 D.P.R. 30, 35-38 (2000), Colón Torres v. A.A.A., 143 D.P.R. 119, 124 (1997). En particular, en el caso Mun. De Caguas v. AT & T, 154 D.P.R. 401 (2001) expresamos lo siguiente: Los remedios posteriores a ese dictamen provistos por reglamentos y estatutos forman parte del debido proceso de ley y la falta de notificación adecuada puede impedir que se procuren tales remedios, enervando así las garantías del debido proceso de ley. Id., en la pág. 414. En protección de dicho derecho, hemos determinado que no se le pueden oponer los términos jurisdiccionales para recurrir de una determinación administrativa a una parte que no ha sido notificada de dicha determinación conforme a derecho. IM Winner, Inc. v. Mun. de Guayanilla, supra, Colón Torres v. A.A.A., supra. Además, en el caso Carabarín et al. v. A.R.P.E., 132 D.P.R.938 (1993), establecimos que aunque la agencia notifique a una parte su determinación, si dicha
47
notificación no advierte adecuadamente el foro al que se debe acudir en revisión, no se puede perjudicar a la parte por haber acudido al foro erróneo, ya que ésto sería permitir que la agencia se beneficie de actuaciones administrativas que inducen a error a la parte notificada. Id., en las págs. 958-959. (Énfasis suplido)
Nótese que el Tribunal indica expresamente que la sección 3.14 de la
LPAU, 3 LPRA § 2164 (2009), exige la notificación de la decisión
administrativa.
En San Gerónimo Caribe Project, Inc. v. ARPe, 2008 TSPR 130, el Tribunal
Supremo invalidó una actuación de la ARPE violatoria del Debido Proceso de
Ley consistente en no notificar adecuadamente y no seguir el trámite
dispuesto para la revocación de unos permisos de construcción otorgados.
Recientemente, el Tribunal Supremo enfatizó una vez más la importancia
de una adecuada notificación administrativa. Expresó el Tribunal Supremo
en Picorelli López v. Departamento de Hacienda, 2010 TSPR 143:
Hemos señalado de manera reiterada que el derecho a cuestionar la determinación de una agencia mediante revisión judicial es parte del debido proceso de ley protegido por la Constitución de Puerto Rico. Por lo tanto, constituye un requisito indefectible la adecuada notificación de cualquier determinación de una agencia que afecte los intereses propietarios de un ciudadano.
Id.
C. Violación al Debido Proceso de Ley
La Resolución objeto de este Recurso violó el Debido Proceso de Ley,
tanto en su vertiente procesal como sustantiva. La Orden Ejecutiva y la
Resolución JPE-2010-067 violentaron el Debido Proceso de Ley, y por ende
son nulas, en la medida que en su aplicación han permitido la aprobación e
inminente implementación del gasoducto vistas las características del
proyecto aprobado y la forma en que se hizo.
Las siguientes consideraciones configuran o son pertinentes
individualmente y en su conjunto configuran la violación al Debido Proceso
de Ley.
Por un lado, llamamos la atención del Tribunal a las características del
gasoducto autorizado por la Resolución de la JP. Está destinado a
transportar gas natural a presiones tan altas como 1450 libras de presión por
48
pulgada cuadrada,58 siendo el gas natural una sustancia inherentemente
peligrosa por ser explosiva y flamable. El diseño de la tubería está preparada
para transportar gas a esas presiones. La experiencia demuestra además
que estos sistemas, como otros, puede y de hecho fallan causando lesiones,
muerte y destrucción de propiedad: la propia AEE en la DIA-F reconoce
diversas causas de esas fallas, incluidas corrosión, errores humanos y otros.
DIA-F, cap. 5, sección 5.11. A partir de esas fallas, los incidentes de
lesiones, mortales o no, y destrucción de la propiedad, está documentada y
reconocida.
Está también ampliamente documentado el pésimo récord de supervisión
a todos los niveles de las agencias federales encargadas de ello.
De lo dicho surge también que los residentes y las propiedades cercanas
a la trayectoria del gasoducto están expuestos a unos riesgos potenciales
muy reales y de ahí la consideración obligada del tema inevitable de la
estimación de ese riesgo, su severidad, extensión, etc. Ese análisis de riesgo
no podemos encontrarlo en la Resolución aquí impugnada. Por un lado, la
AEE testificó (que establecería una servidumbre de 150 pies para
“mantenimiento”,59 pero entonces luego indicó que dicha distancia suponía
el área de impacto por daño o personas a propiedad.60 Sin embargo dicha
“servidumbre” pudiera aumentarse hasta 300 pies.61 Varios testigos
indicaron preocupación por la peligrosidad del gasoducto y el perito Neftalí
García en particular demostró que la distancia de riesgo sería 174.4 metros a
ambos lados de la tubería al aplicar una presión de 1450 libras por pulgada
cuadrada.62 En efecto la AEE debió admitir en la DIA-F que las áreas en
riesgos serían 422 pies a ambos lados, presumiendo correctas sus premisas.
Sección 5.11.2(j). A lo dicho debe añadirse que en la Notificación Pública de
Adquisición de Terrenos del 6 de octubre del 2010 no se indica qué cantidad
58 Anejo I, Ap. 72.
59 Anejo I, Ap. 13.
60 Anejo I, Ap. 51.
61 Anejo I, Ap. 8.
62 Anejo I, Ap. 72.
49
de terreno se ha de expropiar a los ahí notificados: sólo se advierte de “. . .
de la posibilidad de adquisición de terrenos dentro de dichas parcelas . . .”.63
La primera conclusión que emerge de lo dicho es que la AEE no le
presentó a la JP –ni esta exigió- suficiente información y datos para
establecer los riesgos a las personas y propiedad en la cercanía de la tubería
de gas natural y sus consecuencias. En efecto, la JP no formuló conclusiones
de hechos específicas sobre aspecto tan vital e importante lo que en realidad
es un acto de grave irresponsabilidad administrativa. Señalamos sobre este
aspecto que el Colegio de Ingenieros y Agrimensores de PR (“CIAPR”)
recomendó precisamente como una de las fallas de la DIA que no se había
realizado un análisis de riesgo.64
La JCA en su resolución evaluadora del 23 de octubre de 2010 del
Borrador de la DIA, (número R-10-37-1) incluyó varias observaciones que
establecer el aspecto de riesgo a propietarios y vecinos en las cercanías de
la tubería de gas:
Finalmente, la Ley sobre Política Pública Ambiental, en su Artículo 4(B)(5), nos ofrece algunas indicaciones sobre cómo proceder, tomando en consideración principios de precaución, en la evaluación y toma de decisión de proyectos de esta índole. Debido a la pertinencia de este artículo con la evaluación del Proyecto Vía Verde, acompañamos el texto como referencia:
5. Aplicar el principio de la prevención, reconociendo que cuando y donde haya amenazas de daños graves o irreversibles, no se debe utilizar la falta de una completa certeza científica como razón para posponer medidas costo-efectivas para prevenir la degradación ambiental. Esto debe hacerse tomando en consideración las siguientes premisas: (1) las personas naturales y jurídicas, tienen la obligación de tomar acciones anticipadas para prevenir daños o peligros que pueda causar una nueva tecnología, proceso, actividad o sustancia química recae en el proponente de la misma, no en la ciudadanía; (3) antes de utilizar una nueva tecnología, proceso o sustancia química, o de comenzar una nueva actividad, las personas tienen la obligación de evaluar una amplia gama de alternativas, incluyendo la alternativa de no hacer nada; y (4) las decisiones en las que se aplique este principio deben ser públicas, informadas y democráticas, y deben incluir a las partes afectadas. (Énfasis suplido)
La sección 5.8.2.(k), página 5-50, hace mención de la preparación y desarrollo de un Programa para el Manejo de la Integridad de la Tubería por cada tramo de ésta que se encuentre dentro de las áreas de alta consecuencia, identificadas previamente por el operador. La identificación de las áreas de alta consecuencia (sección 5.8.2(k)(a) e
63 Anejo III, Ap. 109-14.
64 Dicho Informe debe ser requerido por este Honorable Tribunal como parte del expediente administrativo que respetuosamente solicitamos, en moción separada.
50
infraestructura crítica, que se encuentren dentro del radio de potencial impacto; deberá incluirse en la medida que sea posible de manera detallada en el documento ambiental. Estas áreas debieron ser consideradas al realizarse la evaluación y selección de las alineaciones.
Se debe considerar en sus planes de respuesta durante la fase operacional si en las cercanías de los lugares propuestos para la ubicación de la tubería existen plantas de filtración de aguas o industrias que almacenen ciertos tipos de sustancias incompatibles y cómo se atenderá cualquier posibilidad de peligrosidad en el caso de que ocurra algún incidente, escape o derrame tanto en el lugar donde se almacena o distribuye la sustancia incompatible con relación al trayecto de la tubería que contendrá el gas natural.
Dicho plan o planes de emergencia deberán contemplar que ocurriría en caso de que alguna persona toque, rompa o penetre con algún equipo pesado la tubería de gas natural o en caso de que fallara el patrullaje preventivo. Se deben discutir consecuencias, resultados, acciones correctivas, según sea posible en esta etapa de planificación.
Lo antes indicado es suficiente para demostrar que los recurrentes y otros
vecinos cuyas residencias o propiedades ubicarán cercanas al gasoducto,
requerían de un reconocimiento y advertencia de derechos de índole cuasi-
judiciales que la JP no honró. Esta empleó y aplicó la resolución JPE-2010-
067 y no dio advertencia, ni notificación suficiente, ni se reconocieron los
derechos esenciales del Debido Proceso de Ley. Entendemos además, que
esta forma de proceder es violatoria del Debido Proceso de ley en su
vertiente sustantiva en la medida que el record carece de aquellas
determinaciones básicas que no solo notifiquen sino protejan a la
ciudadanía. Por no discutirse un problema no quiere decir que no exista.
A lo dicho se debe añadir que la JP venía obligada a advertir de, en forma
suficiente, y aplicar aquellos derechos de un proceso cuasi-judicial, por
tratarse de una consulta para una mejora pública, más aún de las
dimensiones del gasoducto.
La notificación de la vista investigativa aconteció el 6 de noviembre de
2010 y además la pre-consulta fue presentada el 11 de octubre del 2010.
Para esa fechas estaba vigente el Reglamento de Procedimientos
Adjudicativos de la JP (Reglamento número 7512), del 11 de enero del 2009.
Por otro lado, la JP en su resolución aprobatoria de la mejora que nos
ocupa dispuso que la aplicaban diversas disposiciones sustantivas del nuevo
Reglamento Conjunto de Permisos y Usos de Terreno (Reglamento Conjunto)
51
que entra en vigencia el 29 de noviembre del 2010. Véase por ejemplo
determinaciones de derecho número 2, 9, 10, 17 y 18.
Ya fuere bajo el Reglamento número 7512 (hoy ya derogado) o el
Reglamento Conjunto, no se advirtió de, ni se reconocieron derechos
procesales esenciales en el procedimiento de consulta, máxime en el caso
del gasoducto por los riesgos a vida y propiedad inherentes a este proyecto.
Esos derechos incluyen el de ser notificados, a solicitar intervención, a ser
notificados de la resolución a ser representado por abogado, a
contrainterrogar y en algunos casos a tener opción de descubrir prueba. En
el caso del Reglamento número 7512, véanse sección 4.03 (derecho a que el
dueño de propiedad privada sea notificado de una mejor pública lo que se
desconoce pues la amplitud de la servidumbre como de las áreas en peligro
no fue requerida por la JP); sección 9.02 (contenido de la notificación de
vistas adjudicativas, incluyendo notificación por correo, de derecho a ser
asistido por abogado(a), etc; sección 9.09 (derecho contrainterrogatorio y
someter evidencia de refutación en otros); sección 10.01 (derecho a ser
notificado por correo de la decisión y advertencia de derecho a solicitar
reconsideración y a revisión judicial).
Iguales derechos procesales se reconocen en el Reglamento Conjunto
(RC) respecto los trámites cuya jurisdicción fue retenida u otorgada a la JP, a
saber, las consultas para proyectos supra regionales y mejoras públicas.
Véase tomo XIII, sección 58.22 del RC. Dicho RC reconoce los mismos
derechos procesales que el anterior Reglamento Adjudicativo (número
7512): véase secciones 58.3.3(b), 58.6.1., 58.7.2, 58.7.3, 58.8.1 y 58.7.2.
Estos derechos, insistimos, resultan críticos en este caso. Pero entonces,
como se ha dicho, la resolución JPE-2010-067 no reconoció estos derechos,
ni la JP advirtió de ellos, ni los reconoció. Nótese en este contexto que el
Aviso Público citando a las vistas del 6 de noviembre del 2010, no se
advierte si reconocen esos derechos.
El Tribunal Supremo ha indicado en más de una ocasión que las garantías
o derechos reconocidos reglamentariamente vienen a constituir un interés
52
que está protegido por el Debido Proceso de Ley, Torres v. Junta de
Ingenieros, 161 DPR 696 (2004); García Cabán v. UPR, 120 UPR 167 (1987).
Véase también Colón Torres vs. AAA, 143 DPR 119, 124 (1997).
En Misión Industrial de PR vs. Junta de Planificación, 146 DPR 64 (1998) el
Tribunal Supremo aclaró que el proceso de consulta de ubicación para una
mejora (superacueducto) pública era una de índole cuasi-judicial. Permitió la
notificación inicial por edictos pero en el contexto de vistas cuasi judiciales y
luego que la JP demostrara que no habían podido identificarse los dueños
afectados. En el caso de autos estamos ante riesgos de gran severidad
(versus un superacueducto) a vida y propiedad de aquellos recurrentes y
otros vecinos en el “radio de potencial impacto”, acompañado ello por una
ausencia negligente de determinar su extensión potencial y los daños. En
palabras de la JCA ya antes aludidas:
La identificación de las áreas de alta . . . consecuencia e infraestructura crítica . . . deberá incluirse . . . . Estas áreas debieron ser consideradas al realizarse la . . . selección de las alineaciones.
Id.
En conclusión, los recurrentes y otros vecinos o propietarios además de
sentir con razón gran angustia e incertidumbre, tenían derecho a ejercer y a
quedar protegidos por los componentes básicos del debido proceso de ley,
en toda su dimensión.
CUARTO ERROR:
ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN REQUERIR UN CAMBIO DE ZONIFICACIÓN Y/O CALIFICACIÓN
La JP actuó arbitraria e ilegalmente al aprobar una consulta de ubicación
sin requerir un cambio de zonificación y/o calificación según requerido por el
la Ley Orgánica de la JP, supra, y el Reglamento Conjunto, supra.
De entrada, cabe señalar que la JP descarta este asunto al indicar
solamente lo siguiente: “Como resultado del proyecto propuesto no se
contempla la otorgación de un cambio de calificación (zonificación) pues la
misma constituye una obra de naturaleza soterrada”.65 La JP no ofrece
fundamento legal alguno para sustentar dicha premisa. De hecho, hay una
65 Anejo I, Ap. 15.
53
ausencia total del derecho aplicable sobre esto en particular en la Resolución
de la JP. Lo cierto es que el proyecto conlleva una prohibición sobre los usos
en los suelos por donde discurriría la tubería.
A continuación se exponen las razones por las cuales la JP debió exigir un
cambio de zonificación y/o calificación, en virtud de las leyes y reglamentos
que regulan la planificación de los suelos en Puerto Rico.
Según se ha indicado, la importancia que tiene para el pueblo la
utilización adecuada y ordenada de nuestros escasos terrenos y recursos
naturales, es un valor reconocido por nuestra Constitución. Ortiz Gómez et
al. v. J. Plan., 152 DPR 8 (2000); En aras de guiar el desarrollo de Puerto Rico
de modo coordinado, adecuado y económico, fomentando, entre otras cosas,
la eficiencia, la economía y el bienestar en el uso de las tierras y otros
recursos naturales, la Asamblea Legislativa aprobó la Ley Orgánica de la
Junta de Planificación de Puerto Rico. 23 LPRA § 62(c) (2009); López v.
Antonio Roig Sucrs., Inc., 157 DPR 186 (2002).
La Junta de Planificación es el organismo facultado por ley para hacer
determinaciones sobre usos de terrenos dentro de los límites territoriales del
Estado Libre Asociado de Puerto Rico con sujeción a los requisitos
consignados en las leyes aplicables. 23 LPRA § 62(j)(14) (2009). A la JP,
hemos establecido, “se le ha encomendado la ingente labor de velar por la
adecuada utilización de nuestros terrenos”. Ortiz Gómez, 152 DPR en la pág.
16.
Con el propósito de dotar a la Junta con los instrumentos necesarios para
que pudiera ejercer esta función constitucional de guiar y controlar el uso y
desarrollo de los terrenos en Puerto Rico, la Legislatura le confirió, entre
otras, las siguientes facultades: (1) adoptar planes de usos de terrenos, los
cuales pueden ser preparados por la propia Junta, por entidades designadas
por ésta o por otros organismos gubernamentales; (2) adoptar y aprobar un
Reglamento de Zonificación; y (3) adoptar y aprobar los mapas
de zonificación y las enmiendas a éstos, según los procedimientos
establecidos por Ley. 23 LPRA §§ 62j(4)(5), 62m (2009).
54
Los planes de usos de terrenos tienen la función de designar la
distribución, extensión e intensidad de los usos de los terrenos, sea para
propósitos residenciales, agrícolas, industriales, comerciales, de explotación
minera o de protección de los recursos naturales, entre otros. 23 LPRA § 62m
(2009). Adoptado un Plan de Uso de Terrenos por la Junta y aprobado por el
Gobernador, las obras y proyectos que cualquier entidad o persona
desarrolle deberán estar de acuerdo a dicho plan. 23 LPRA § 62m (2009).
Según la Ley de Planificación, “[l]os Planes de Usos de Terrenos, así como la
disponibilidad y programación de la infraestructura física social, serán la
base para la preparación y revisión de los mapas de zonificación”. 23 LPRA §
62m (2009).
La zonificación es el proceso mediante el cual “se clasifican los terrenos
en zonas, o distritos y se establecen para cada uno disposiciones específicas
sobre el uso de los terrenos y sobre las obras y estructuras a permitirse”.
Introducción, Reglamento de Zonificación, supra. Véanse, además,
Reglamento de Zonificación, supra, en la pág. 27; T-JAC, Inc., 148 DPR en las
págs. 81-82. En otras palabras, mediante la zonificación “se establecen las
normas esenciales sobre cómo y dónde deben ubicarse las múltiples
actividades sociales y económicas de Puerto Rico”. Introducción,
Reglamento de Zonificación, supra (enfasis suplido).
A través de la reglamentación de la zonificación, se ha resuelto que, “el
Estado asume un rol activo en el proceso de control y regulación de la
utilización del limitado recurso de la tierra y de nuestro frágil ecosistema, a
fin de armonizar intereses y aspiraciones con las menores perturbaciones
sociales”. Luan Investment Corp. v. Román, 125 DPR 533 1990). Los Mapas
de Zonificación forman parte integral y rigen conjuntamente con el
Reglamento de Zonificación, toda vez que demarcan y definen los diferentes
distritos que se describen en el Reglamento. Introducción, Reglamento
de Zonificación, supra.
En cuanto a las enmiendas a los mapas de zonificación, la Ley de
Planificación establece que las enmiendas que adopte la Junta a los mapas
55
de zonificación adoptados y firmados por el Gobernador no
introducirán cambios fundamentales a los mismos, “excepto con el propósito
de instrumentar las recomendaciones del Plan de Usos de Terrenos y del
Plan de Desarrollo Integral de Puerto Rico hasta donde estos hayan sido
aprobados”. 23 LPRA § 63 (2009). Esto, pues, “toda obra o proyecto a ser
realizado por cualquier persona o entidad deberá estar de acuerdo con las
recomendaciones de los planes de usos de terrenos". López, 157 DPR, en la
pág. 1159; 23 LPRA § 62(m) (2009). Coincidentemente, frente a una solicitud
de rezonificación, “[n]uestra realidad social obliga al Estado a salvaguardar,
[en lo posible], la[s] zonificaciones existentes”. Ortiz Gómez, 152 DPR en la
pág. 17 (citando a Montoto v. Lorie, 145 DPR 30 (1998).
Procesalmente existen dos vías para someter ante la consideración de la
JP una solicitud para cambiar la zonificación de un predio. En primer lugar,
puede pedirse dicho cambio directamente, sometiendo ante la Junta una
solicitud de cambio de zonificación. López, 157 DPR en la pág. 1161. En
segundo lugar, el cambio de zonificación puede ser solicitado de forma
indirecta, mediante la presentación de una consulta de ubicación cuya
aprobación conllevaría cambiar la zonificación de un predio. López, 157 DPR
en la pág. 1161. En áreas zonificadas, la “consulta de ubicación” es el
procedimiento mediante el cual la Junta de Planificación pasa juicio sobre
propuestos usos de terrenos que no son permitidos ministerialmente por la
zonificación aplicable. Regla 8, Sección 8.1.3(a)(1) del Reglamento Conjunto,
supra.
La contención principal de los aquí recurrentes es que la aprobación de la
consulta de ubicación conlleva un cambio de zonificación de los predios por
donde transcurre el proyecto. La AEE trata de evadir los procesos
administrativos de cambio de zonificación y/o calificación al indicar que el
proyecto no conlleva cambio de zonificación o calificación alguna. Sin
embargo, la naturaleza de la construcción y operación del proyecto
resultarán en un cambio de uso de suelo. La alineación del gasoducto
transcurrirá por zonas residenciales, bosques estatales, reservas naturales,
56
zonas de amortiguamiento de áreas naturales protegidas, Áreas con
Prioridad de Conservación según el DRNA (Cordillera Central, Carso del
Norte, Ciénaga San Pedro y Sector El Caracol, y Ciénaga Las Cucharillas),
áreas boscosas no protegidas, humedales, terrenos anegados e inundables,
cuerpos de agua, terrenos agrícolas y la propia zona marítimo terrestre que
ostentan distritos de zonificación y/o calificación tales como: “Residencial
Intermedio” (R-I), “Residencial Alta Densidad” (R-A), “Bosques” (B-Q),
“Conservación de recursos” (CR), “playas públicas” (PP), y agrícolas (A-P, A-
G), entre otros.
La JP aprobó una consulta de ubicación sin llevar a cabo un cambio en la
zonificación y/o calificación en todos los distritos por donde discurrirá la
alineación del proyecto. De esta forma, la JP actuó de forma arbitraria,
caprichosamente al no asegurar la designación de estos terrenos bajo el uso
industrial que tendrán en el futuro.
Debe señalarse que no es suficiente alegar o indicar que no se requiere
un cambio en zonificación por el mero hecho de que la tubería será
soterrada. Esto, pues la construcción y operación del gasoducto conlleva
una servidumbre de 150 a 300 pies de ancho (la cual podrá variar
dependiendo de las circunstancias particulares), en la que se prohibirá “la
siembra de árboles de raíces profundas, ni la construcción de estructura
alguna”. Véase Descripción del Proyecto en la DIA-F. Dicha prohibición, de
por sí, constituye una limitación en el uso de los terrenos por donde
transcurre la construcción propuesta y por consiguiente requiere de un
cambio en la calificación. A modo de ejemplo, no se podrá sembrar árboles
de raíces profundas en suelos que están calificados como Bosques (B-Q) e
igualmente no se podrán construir ninguna residencia o estructura en la
servidumbre del gasoducto en zonas calificadas como Áreas Urbanas – Área
urbana bajo construcción (Uc). La calificación B-Q, tiene el propósito de
“identificar los terrenos con características especiales para la siembra de
árboles, para la producción de madera y para la protección del suelo y del
agua y para identificar terrenos sembrados o donde se planifica la
57
repoblación forestal.” Reglamento Conjunto, Regla 34.01. Queda claro que
es incompatible el uso previsto para las zonas calificadas como B-Q con las
limitaciones impuestas por la construcción propuesta.
Esto es sólo un ejemplo que demuestra cómo la calificación otorgada
previamente a terrenos es incompatible con la construcción propuesta.
La alineación y la servidumbre de operación y mantenimiento del
proyecto en controversia debe de utilizar una zonificación y/o calificación de
Distrito Industrial Pesado (I-P). Según el Reglamento Conjunto en su Regla
19.12, Sección 19.12.1, “[e]ste distrito se establece para clasificar áreas
industriales pesadas, desarrolladas o a desarrollarse por proyectos
específicos que por su naturaleza e intensidad requieren de una ubicación
especial por lo que solamente se considerarán vía consulta de ubicación”.
Dicha sección también indica que “[c]ualquier desarrollo propuesto en este
distrito será evaluado por la Junta Adjudicativa o la Junta de Planificación si la
propuesta es un desarrollo supra-regional”. Id. Cabe aclarar que la AEE,
agencia proponente, acepta que se trata de un proyecto supra regional por
su extensión territorial. Véase Memorial Explicativo, pag. 38.
Así también, se indica que:
los usos a permitirse en este distrito serán compatibles con los propósitos del mismo y con las disposiciones de esta, tales como:
(a) . . . .
. . . .
(c) almacenaje de sustancias químicas, explosivos y materiales explosivos que cumplan con las disposiciones de la Sección 52.2.
. . . .
(g) planta de recuperación de energía, molinos eólicos, centrales termoeléctricas, entre otros.
Regla 19.12, Sección 19.12.1(b) del Reglamento Conjunto.
La determinación de la extensión de terrenos para industrial pesadas estará basada en las potencialidades del área para el desarrollo de industrias pesadas, la dirección de los vientos, efectos detrimentales de las industrias pesadas sobre el aire, agua u otros tales como olores, ruidos, vibraciones y reflejos de luces; de las implicaciones del tránsito generado por estas industrial en el sistema de transportación; y de la mejor organización del uso de terrenos. Como objetivo se persigue que los terrenos a clasificarse para industrias pesadas se dediquen a tales fines, excluyendo en este distrito los usos residenciales, comerciales e industrias livianas.
58
Regla 19.12, Sección 19.12.2 del Reglamento Conjunto (énfasis suplido).
Es evidente que la prohibición de sembrar vegetación con raíces
profundas y la imposibilidad de construir residencias en la servidumbre
excluye en efecto los usos a los que inicialmente se habían de permitirse en
esos terrenos, es por lo tanto otra de las razones por las cuales el proyecto
propuesto debe ser analizado como un proyecto Industrial Pesado cuya
construcción y operación prohibe y limita los usos de terrenos por donde
transcurre, siendo necesario un cambio en la zonificación y/o calificación.
El factor de seguridad pública, como mínimo, debió haber sido la razón
principal para que la JP requiriera un cambio de zonificación y/o calificación
hacia un uso de suelos compatible con lo que será la construcción, operación
y mantenimiento de un gasoducto. Al aprobar la Pre-Consulta de Ubicación
sin efectuar un cambio de zonificación y/o calificación, la Junta actuó de
forma arbitraria, caprichosa e irresponsable, en contra de su propia Ley
Orgánica y sus reglamentos, al no “guiar y controlar el uso y desarrollo de
los terrenos en Puerto Rico con el fin de contribuir a la seguridad, el orden, la
convivencia, la solidez económica y el bienestar general de los actuales y
futuros habitantes”. Ley orgánica de la JP, supra.
Un proyecto de esta magnitud, de índole industrial, requiere de la
solicitud de un cambio en la zonificación y/o calificación de los predios
afectados por la alineación mediante una consulta de ubicación, además de
una justificación para solicitar una variación o excepción a la luz de las
disposiciones reglamentarias aplicables (tal como lo requiere la Resolución
JPE-2010-067 en su Sección III, Punto A.6.c.).
QUINTO ERROR
ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN SIN CONSIDERAR LA ADECUACIDAD DEL PROYECTO A BASE DE LA TOTALIDAD DEL EXPEDIENTE Y MÚLTIPLES FACTORES COMO EL PRECIO DEL GAS NATURAL, LA SEGURIDAD, NI EL COSTO DEL DAÑO AMBIENTAL.
A. Derecho aplicable
Existe una base legal y reglamentaria que obliga a la JP a realizar
determinaciones de hecho y derecho. El cumplimiento cabal y concienzudo
59
de esta encomienda propicia el que se pueda revisar sus determinaciones
cuasi legislativas o cuasi judiciales. Según lo expresa el Tribunal Supremo de
Puerto Rico en Mun. de San Juan v JCA, 149 DPR 263, existen requisitos de
contenido en cuanto a las determinaciones administrativas de hecho y
derecho. Veamos:
[P]ara que los tribunales puedan revisar una decisión administrativa, es vital que las agencias expresen claramente sus determinaciones de hecho y las razones para su dictamen, incluyendo los hechos básicos de los cuales, a través de un proceso de razonamiento e inferencia, se derivan aquéllos. Las decisiones deben reflejar que el organismo ha considerado y resuelto los conflictos de pruebas, y sus determinaciones deben describir tanto los hechos probados como los que fueron rechazados. La expresión de los fundamentos de una decisión no puede ser pro forma, y debe reflejar que la agencia ha cumplido con su obligación de evaluar y resolver los conflictos de prueba del caso ante su consideración. (énfasis suplido)
Aún cuando se guarde silencio y no se imponga al organismo
administrativo la obligación de hacer determinaciones de hecho y
fundamentar las razones para su determinación, como regla general tiene
que hacerlas. Las razones deben ser suficientes para comunicar a las partes
los fundamentos decisorios y permitirles una revisión judicial. Ver Rivera
Santiago v. Secretario de Hacienda 119 DPR 265.
El criterio rector en estas conclusiones administrativas de hecho y de derecho, lo es el de una determinación fundamentada. Este criterio nos conduce a la existencia en el expediente administrativo de aquella evidencia que una mente razonable podría aceptar como adecuada para sostener una conclusión. Según lo establece nuestro Alto Foro al proveerse para una revisión judicial, no bastan un expediente de la prueba y una simple decisión. Las conclusiones deben ser lo suficientemente definidas como para poner a los tribunales en posición de determinar si los hechos, tal y como los encontró probados la agencia, ofrecen una base razonable para tal resolución.
Mun. de San Juan v JCA, 149 DPR 263.
La LPAU por su parte, cristaliza el postulado rector de revisión judicial al
expresar que determinaciones de hechos de las decisiones de las agencias
serán sostenidas por el tribunal, si se basan en evidencia sustancial que obra
en el expediente administrativo; mientras que las conclusiones de derecho
serán revisadas en todos sus aspectos por el tribunal. 3 LPRA § 2175 (2009).
Las determinaciones fundamentadas logran entre otras cosas; (1)
fomentar que la agencia adopte una decisión cuidadosa y razonada dentro
de los parámetros de su autoridad y discreción; (2) contribuye a evitar
60
actuaciones administrativas arbitrarias, caprichosas, discriminatorias,
irracionales o sin jurisdicción; (3) ayudar a la parte afectada a entender el
por qué de la decisión del organismo administrativo y así mejor informada
decidir si acude al foro judicial o acata la determinación; (4) promueve la
uniformidad interagencial, y (5) evita que los tribunales se adueñen de
funciones que corresponden propiamente, bajo el concepto de
especialización y destreza (expertise) de las agencias administrativas. Ver
Rivera Santiago v. Secretario de Hacienda, supra.
Lo que se persigue al revisar la decisión de la agencia, es determinar si
esta actuó de manera ilegal, arbitraria o tan irrazonable que sus
actuaciones constituyeron un abuso de discreción. Para identificar si fue
errada la actuación de la agencia, el Tribunal revisor atenderá los resultados
de la interpretación realizada por el organismo administrativo llamado a
poner en vigor los reglamentos, de ahí se corrobora si estos resultados
armonizan con los fines o valores establecidos. Ver Mun de San Juan v. JCA
supra.
El objetivo de la Revisión Judicial, lo discute el Tribunal Supremo en Mun.
de SJ v JCA,149 DPR 263, donde expone que:
La revisión judicial de decisiones administrativas tiene como fin primordial delimitar la discreción de los organismos administrativos y asegurarse de que éstos desempeñen sus funciones conforme a la ley. Miranda v. C.E.E., 141 D.P.R. 664 (1996). Comprende tres (3) áreas: (1) la concesión del remedio apropiado, (2) la revisión de las determinaciones de hecho conforme al criterio de la evidencia sustancial, y (3) la revisión completa y absoluta de las conclusiones de derecho. Sec. 4.5 de la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme, supra. Véase, además, D. Fernández Quiñones, Derecho administrativo y Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme, Colombia, Ed. Forum, 1993, pág. 521. El expediente administrativo constituirá la base exclusiva para la acción de la agencia en un procedimiento adjudicativo y para la revisión judicial ulterior. Véase Sec. 3.18 de la Ley de Procedimiento Administrativo Uniforme, 3 L.P.R.A. sec. 2168.
Debe mencionarse que existe una presunción rebatible, sobre la
corrección de las determinaciones administrativas. ARPe v. JACL, 124 DPR
858, 864 (1989). Es por esto que si la acción recurrida contiene conclusiones
de hecho y derecho, basadas en la ponderación total del expediente
administrativo, logrando una decisión conforme a los objetivos
61
reglamentarios, el Tribunal Revisor no puede sustituir su criterio por el de la
agencia con el expertise. De otra parte “si el tribunal luego de un estudio y
análisis ponderado descubre que se infringieron directamente valores
constitucionales o la actuación administrativa fue arbitraria o irrazonable, el
tribunal puede sustituir el criterio de la agencia por el suyo y revocar el
dictamen administrativo.” Pérez Vélez v. VPH Motors Corp., 152 DPR 475
(2000).
Además de la intervención revisora de los Tribunales ante las decisiones
administrativas arbitrarias o irrazonables, la jurisprudencia ha reconocido un
espacio de revisión judicial mayor en los casos en que se invoque un derecho
constitucional. Siendo el Poder Judicial el último intérprete de la Constitución,
“[l]os tribunales deben indagar sobre la razonabilidad de la decisión
administrativa y no deben sustituir el criterio de dicho organismo por el suyo
propio, a menos que se infrinjan directamente valores constitucionales, o
cuando la actuación administrativa sea arbitraria o irrazonable.” Fac. C. Soc.
Aplicadas, Inc. v. CES, 133 DPR 521 (1993).
No cabe duda de que las consideraciones ambientales son un valor
protegido constitucionalmente. La protección del Ambiente es de rango
Constitucional. Surge de la Sección 19 del Art. VI de la Constitución del
Estado Libre Asociado y establece que: “Será política pública del Estado
Libre Asociado la más eficaz conservación de sus recursos naturales, así
como el mayor desarrollo y aprovechamiento de los mismos para el beneficio
general de la comunidad”. CONST. ELA, Art. VI § 19. Esta sección se ha
interpretado en múltiples ocasiones, reiterando el Tribunal Supremo que “no
es la expresión de un insigne afán, ni constituye tampoco sólo la declaración
de un principio general de carácter exhortativo. Se trata, más bien de un
mandato que debe observarse rigurosamente, y que prevalece sobre
cualquier estatuto, reglamento u ordenanza que sea contraria a éste”. Colón
Cortés v. Pesquera 150 DPR 724 (2000).
Ni la Ley 76 ni la Orden Ejecutiva eximen a la JP del cumplimiento cabal
de estas obligaciones. La Ley 76 dispensa únicamente del cumplimiento de
62
los términos y procedimientos establecidos en varias leyes, incluyendo la
LPAU mas no de los deberes sustantivos contenidos en éstas.
B. Aplicación del derecho a los hechos
Para el proyecto del gasoducto la JP realizó un total de 27
determinaciones de hecho las cuales en su gran mayoría son meramente
reproducciones de las alegaciones de la agencia proponente, agencias
concernidas y grupos de interés. Gran parte de las alegaciones de la AEE
carecen de fundamento alguno que las sustente. A pesar de esta ausencia
de fundamentos la JP optó por abstenerse de realizar un análisis crítico e
independiente sobre cada una de ellas, dándole entero valor y crédito a las
declaraciones conclusorias de la agencia proponente sin evidencia
extrínseca sobre la adecuacidad del proyecto con respecto a múltiples
factores medulares, como lo son el precio del gas natural, el factor
seguridad, alternativas que no requieren construcción de un gasoducto y
costo del daño ambiental.
1. La JP no realizó estudios que demuestren que el gasoducto reducirá el costo de la energía
La emergencia energética declarada en la Orden Ejecutiva, supra, que da
pie al proceso expedito establecido en la Ley 76, supra, está basada en el
alto costo del petróleo. A pesar de esto, la resolución de la JP carece de
datos sobre los precios del petróleo y del gas natural. Así pues, en la
determinación de hecho relacionada a la reducción del costo de la energía, la
razón de ser del proyecto, la JP se limita a decir que “[e]n carta de 28 de julio
de 2010, la AEE expresó que Vía Verde . . . es una de las herramientas
necesarias para cumplir con el compromiso de disminuir el costo de la
energía eléctrica en Puerto Rico. El uso del gas natural . . . ayudará a reducir
los costos energéticos”.66
La agencia falla en aclarar cómo la acción propuesta no depende de las
fluctuaciones del mercado internacional y qué control, si alguno, tiene la AEE
sobre dichos costos, sustentando su decisión en una alegación conclusoria
sin fundamento de la agencia proponente. Lo cierto es que el gas natural es
66 Anejo I, Ap. 21.
63
un combustible fósil de abastos limitados del cual la AEE no tiene control del
precio ni del suministro. Para poder sustentar que el gas natural
representará un ahorro en el costo de la energía durante el periodo de vida
útil del gasoducto la JP debió haber realizado estudios sobre el
comportamiento del precio del petróleo y del gas natural que incluya
proyecciones a largo plazo considerando varios escenarios posibles,
incluyendo tomar en consideración el efecto en el precio del gas natural por
el alza en la demanda a nivel mundial de dicho combustible por la tendencia
a usarlo como combustible de transición, así como proyecciones de otros
combustibles alternos, e incluso de otras fuentes de energía.
Por consiguiente, esta simple alegación de la AEE, plasmada en la
resolución como una determinación de hecho, no cumple con los requisitos
de contenido establecidos por la jurisprudencia. La misma no es suficiente
para que la JP pueda hacer un análisis “cuidadoso y razonado” sobre el
efecto del gasoducto en el costo de la energía, razón de ser del proyecto.
Tampoco es suficiente para la JP concluir que el proyecto resolverá la
emergencia energética declarada en la Orden Ejecutiva, requisito
fundamental para merecer las dispensas reglamentarias que otorga la Ley
76, supra. En síntesis, no es una decisión fundamentada.
2. La JP no hizo determinaciones de hecho para justificar el gasoducto frente a otras alternativas a pesar de tener prueba
contradictoria ante sí
La resolución no cumple con el requisito de que “[l]as decisiones deben
reflejar que el organismo ha considerado y resuelto los conflictos de pruebas,
y sus determinaciones deben describir tanto los hechos probados
como los que fueron rechazados”. Mun. De San Juan v. JCA, supra. Así
pues no hay determinación de hecho alguna que justifique el gasoducto
sobre otras alternativas para llevar el gas natural a las plantas, como por
ejemplo, habilitar los puertos cercanos a las plantas generadoras de energía
para recibir el combustible sin la necesidad de construir un gasoducto. Estas
alternativas, además de ser fácilmente previsibles, fueron presentadas por
varias entidades durante el periodo de comentarios tanto de la JP como de la
64
JCA, entre ellas el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas, la UTIER,
e incluso la propia JCA así como varios ciudadanos en el proceso de vista
pública.
El análisis realizado por la JCA concluyó en su evaluación de las
alternativas que si las únicas alternativas de combustible que la AEE se
propone evaluar son opciones asociadas al uso del gas natural, deben
contemplar el desarrollo de proyectos que conlleven un menor impacto
social, económico y ambiental, como lo son las siguientes acciones a
considerar en varias de las plantas generadoras de energía:
Terminal Guayama: El cual incluya la construcción de un terminal de recibo (adaptaciones al muelle, tanque y gasificadora) próximo al puerto de Guayama, la construcción de un gasoducto entre el Puerto de Guayama y la Central de Aguirre, y la conversión de la Central Aguirre para quemar gas natural.
Terminal Aguirre: El cual incluya la construcción de un terminal de recibo (adaptaciones al muelle, tanque y gasificadora) próximo a la Central de Aguirre, y la conversión de la Central Aguirre para quemar gas natural.
Terminal CAPECO: El cual incluya la construcción de un tanque y gasificadota en las instalaciones de CAPECO, la construcción de una línea de gas natural licuado entre el puerto de San Juan y CAPECO, la construcción de un gasoducto entre CAPECO y las Centrales de San Juan y Palo Seco, y la conversión de las Centrales San Juan y Palo Seco para quemas gas natural.67
La propuesta de la UTIER consiste en convertir todas las plantas del sur
de Puerto Rico a gas natural. Esto incluiría todas las unidades de Costa Sur,
la termoeléctrica de Aguirre y el Ciclo Combinado de Aguirre. Con esto se
reduce significativamente las emisiones al aire y se convierte a gas natural
más de la mitad de la capacidad generatriz de la AEE. El suministro de gas
natural licuado a las plantas de Costa Sur se haría por medio del tanque
utilizado por EcoEléctrica. El gas natural de Aguirre se suministraría por el
sistema de boyas o la construcción de un tanque de reserva. Es de interés
cardinal, el que la planta de carbón de la AEE sea la primera en ser
eliminada en la transición hacia energías renovables. Puerto Rico no puede
continuar generando electricidad con un combustible tan nocivo, tanto por
sus emisiones como por su residual.
67 Junta de Calidad Ambiental, Memorando sobre el informe del Oficial Examinador Capítulo 4 pág. 25.
65
A pesar que la UTIER presenta una alternativa integral, donde subsiste el
uso de gas natural, mientras se propone la construcción de una tubería
sustancialmente más corta, la cual no conlleva atravesar la mitad norte de la
Isla con una tubería mortal, esta opción no fue estudiada ni considerada por
la JP. La propuesta de la UTIER tiene beneficios adicionales pues persigue
que los cambios hacia el gas natural tengan como primer objetivo apagar las
plantas de carbón y descartar la consideración de nuevas generadoras que
utilicen este combustible.
Por su parte, el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas (CAAP)
también hizo recomendaciones similares, en el sentido de que no es
necesario un gasoducto para convertir las plantas generadoras a gas natural.
El CAAP recomendó además alternativas relacionadas a la estructura
tarifaria de la AEE que no requieren mayores cambios para implantarse.68
No obstante, a pesar del claro conflicto de prueba, la JP en su resolución
no explica por qué la opción del gasoducto es preferible económica, social y
ambientalmente sobre estas alternativas presentadas ante su consideración
por la JCA, la UTIER y el CAAP, entre otros, que no requieren un gasoducto o
que requieren un gasoducto más corto para convertir las plantas
generadoras de energía a gas natural. La JP se limita a dar por bueno el
planteamiento de la AEE de que la terminal de la Eco Eléctrica en Peñuelas
es la única terminal que puede recibir gas natural licuado en Puerto Rico.69
3. La JP no evaluó el riesgo que representa el gasoducto a la seguridad pública en caso de un accidente
Otro asunto medular del gasoducto es el de la seguridad pública en caso
de accidente. La Resolución no contiene determinación de hecho alguna que
discuta los riesgos que puede representar a la seguridad pública un
accidente con combustible de gas natural. Ignorar un asunto tan
trascendental como es el riesgo de explosiones de un gasoducto es de por sí
un error que justifica la revocación de la determinación administrativa. Se
68 Anejo I, Ap. 46.69 Anejo I, Ap. 4.
66
incorpora por referencia a este error la discusión del error sobre seguridad
de este recurso de revisión.
4. La JP no hizo un análisis del costo del daño ambiental y social en comparación con los beneficios económicos del gasoducto
La JP tiene el deber ineludible “de guiar el desarrollo integral de Puerto
Rico”. Ley 75 de 1975, supra. Esto incluye naturalmente consideraciones
ambientales, cuya protección es de rango constitucional, y sociales.
La JP no puede escudarse en la determinación cumplimiento con la Ley de
Política Pública Ambiental, supra, de la JCA para renunciar a su deber de
evaluar el costo del daño ambiental de la acción propuesta. La DIA no hace
tal balance. Según el Tribunal Supremo, “dicha declaración es sólo un
instrumento de planificación, la primera etapa de un largo camino de
autorizaciones oficiales en el desarrollo de un proyecto”. Misión Industrial v.
JCA, 145 D.P.R. 908 (1998).
Del expediente no surge que la JP haya hecho evaluación alguna en
cuanto al costo social y ambiental de la acción propuesta en comparación
con los beneficios económicos. Recordar que la JP ni tan siquiera hizo un
análisis de los beneficios económicos. El único análisis que realmente hace
la JP es en cuanto a los beneficios del gas natural en comparación con el
petróleo.
Sostenemos que la JP tiene la obligación de llevar a cabo un análisis
riguroso de costo beneficio en el cual se definan y ponderen los costos y
beneficios directos e indirectos de la acción propuesta y de cada alternativa
presentada en términos ambientales, sociales, económicos y de seguridad
pública. Este análisis es vital para la toma de decisiones especialmente para
un proyecto complejo como el propuesto. Es una pieza de la cual no se
puede escatimar, y si no se cuenta con la misma, la determinación de la
agencia administrativa encargada de planificar de manera integral el
desarrollo de nuestro país esta carente de validez. Al descansar la JP
únicamente en las alegaciones conclusorias de la agencia proponente actuó
67
de manera caprichosa e irrazonable y su determinación debe ser revocada
por este Tribunal.
SEXTO ERROR
ERRÓ LA JUNTA DE PLANIFICACIÓN AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LA LEY DE BOSQUES DE PUERTO RICO Y LA LEY PARA LA UNIFICACIÓN DE LOS BOSQUES ESTATALES DE MARICAO, SUSÚA, GUÁNICA, TORO NEGRO Y PUEBLO DE ADJUNTAS.
Erró la JP al aprobar una consulta de ubicación en violación a la Ley de
Bosque de Puerto Rico, Ley Núm. 133 del 1 de julio de 1975, según
enmendada, en adelante la Ley de Bosques, y en violación a la Ley para la
Unificación de los Bosques Estatales de Maricao, Susúa, Guánica, Toro
Negro, Guilarte y Pueblo de Adjuntas, Ley Núm. 14 de 9 de enero de 1999,
en adelante la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales. Huelga
destacar que ni la Ley 76 ni la Orden Ejecutiva dejan sin efecto estas leyes.
La Ley Orgánica de la Junta de Planificación de Puerto Rico, según
enmendada, Ley Núm. 75 de 24 de junio de 1975, en adelante la Ley
Orgánica de la JP, dispone que los poderes conferidos a dicha agencia
se ejercerán con el propósito general de guiar el desarrollo integral de Puerto Rico de modo coordinado, adecuado, económico, el cual, de acuerdo con las actuales y futuras necesidades sociales y los recursos humanos, ambientales, físicos y económicos, hubiere de fomentar en la mejor forma la salud, la seguridad, el orden, la convivencia, la prosperidad, la defensa, la cultura, la solidez económica y el bienestar general de los actuales y futuros habitantes, y aquella eficiencia, economía y bienestar social en el proceso de desarrollo, en la distribución de población, en el uso de las tierras y otros recursos naturales, y en las mejoras públicas que tiendan a crear condiciones favorables para que la sociedad pueda desarrollarse integralmente.
25 LPRA § 62 (c) (2009) (énfasis suplido).
Sobre el deber de la JP de cumplir con requisitos estatutarios al evaluar
una consulta de ubicación, el Tribunal Supremo de Puerto Rico ha indicado
que:
la Junta [de Planificación] debe evaluar la infraestructura física y social así como la situación ambiental en el área afectada por la consulta de ubicación . . . [l]a Junta de Planificación, como organismo especializado en la planificación urbana y desarrollo del país, debe además cumplir con la política pública ambiental, así como con aquellas leyes que protegen los recursos naturales del país . . . . La política ambiental no es un obstáculo al progreso, ni mucho menos una molestia que se pueda soslayar. Es una garantía para el futuro, es una visión a largo plazo de la calidad de vida que venimos obligados a garantizarle a las futuras generaciones. Los tribunales
68
tenemos el deber de hacer cumplir las leyes, de asegurarnos que en la consecución del progreso no queden maltrechos otros valores que resultan ser de igual jerarquía e importancia.
Misión Industrial, 142 DPR en las págs. 700-01 (énfasis suplido).
De entrada, cabe señalar que la Ley de Bosques, supra, y la Ley para la
Unificación de los Bosques Estatales, supra, reconocen el valor
extraordinario de los bosques en Puerto Rico y el deber de las agencias de
proteger dichos ecosistemas. Así, la Ley de Bosque reconoce que:
Los bosques son un recurso natural y único por su capacidad para conservar y restaurar el balance ecológico del medio ambiente; conservan el suelo, el agua, la flora y la fauna; proveen productos madereros; proporcionan un ambiente sano para la recreación al aire libre y para la inspiración y expansión espiritual del hombre; y el manejo forestal provee una fuente de empleo rural. Los bosques constituyen, por lo tanto, una herencia esencial, por lo que se mantendrán, conservarán, protegerán, y expandirán para lograr su pleno aprovechamiento y disfrute por esta generación, así como legado para las generaciones futuras.
Ley de Bosques, Art. 2 (a) (énfasis suplido).
Igualmente, en la Exposición de Motivos de la Ley para la Unificación de
los Bosques Estatales se reconoce la importancia de los mismos al indicar
que:
[l]os bosques, recursos naturales capaces de restaurar el balance ecológico del medio ambiente, producen una serie de beneficios que nos ayudan a mantener una mejor calidad de vida, tales como: el aislamiento de ruidos; ayuda a la conservación de cuerpos de agua y del suelo; la evolución y refugio para la conservación de la flora y la fauna; la reducción de la temperatura y la estabilidad económica del sector en el cual se encuentran propiedades cercanas; y un ambiente sano para la recreación al aire libre y para la inspiración.
A. Violación a la Ley de Bosques
Surge de las propias determinaciones de hechos contenidas en la
Resolución de la JP que aquí se impugna, que la alineación propuesta
afectará el Bosque Estatal de Vega.70 Es decir, la JP acepta que se afectarán
terrenos del Bosque Estatal de Vega. Así surge también de la DIA-F. De
hecho en la carta del DRNA del 17 de septiembre de 2010, se especifica que
se afectarán 21.71 cuerdas del Bosque Estatal de Vega.71
70 Anejo I, Ap. 91.
71Véase tabla núm. 1 de la carta del DRNA del 17 de septiembre de 2010, Anejo IV, Ap. 115-43.
69
A estos efectos, exponemos brevemente la Ley de Bosque y los
requisitos legales que esta impone cuando es necesario usar terrenos de un
bosque estatal para algún otro fin de utilidad pública.
La Ley de Bosques faculta al gobernador de Puerto Rico, luego de la
recomendación del Secretario del DRNA, a “proclamar como Bosque del
Estado todo terreno estatal el cual él crea que es más apropiado para uso
forestal que para otros propósitos” Art. 3 (a) de la Ley de Bosques. Así
también, la Ley de Bosques establece un procedimiento específico para
cuando se hace necesario usar dichos terrenos que hayan sido catalogados
como Bosques del Estado para algún fin de utilidad pública esencial. A esos
efectos, el Artículo 3B de la Ley de Bosques indica que:
El Gobernador con la recomendación del Secretario de Recursos Naturales [y Ambientales] y de la Junta de Calidad Ambiental y luego de celebrar vistas públicas, podrá revocar, modificar o suspender cualquier orden o proclama que declare tales terrenos como Bosques del Estado, cuando haya que utilizar tales terrenos para algún fin de utilidad pública esencial, y sólo si no hay otras alternativas más apropiadas de utilizar otros terrenos que no sean los de los Bosques del Estado, para tal fin. En aquellos casos en que haya que transferir terrenos del sistema de Bosques del Estado para ser utilizados para algún otro fin de utilidad pública por otra agencia o instrumentalidad del Gobierno, según indicado, el sistema será compensado en la forma que el Secretario de Recursos Naturales [y Ambientales] determine, bien sea con un área de por lo menos igual valor aceptable para uso forestal o mediante compensación monetaria a base de su justo valor en el mercado.
Sobre este particular, cabe mencionar que el DRNA exigió, como
condición a su endoso y “como parte del análisis ambiental”, que se
cumpliera con el procedimientos obligatorio establecido en la Ley de Bosque
para “aquellos casos en que resulta imperioso utilizar, para algún fin público,
terrenos forestales o que formen parte de una Reserva Natural”.72 Por su
particular importancia, se cita a esos efectos la carta del DRNA al indicar
que:
[s]egún surge del documento ambiental…parte de la líneas a ser utilizadas …discurren por bosques estatales y Reservas Naturales. Debido a esto, resulta necesario cumplir con las disposiciones estatutarias que establecen los procedimientos a seguir en aquellos casos en que resulta imperioso utilizar, para algún fin público, terrenos forestales o que formen parte de una Reserva Natural.73
72 Anejo IV, Ap. 115-43 (carta del DRNA del 17 de septiembre de 2010 y Resolución 2010-62-0210-JGE-T, pág. 35).73 Anejo IV, Ap. 115-43.
70
De hecho, la propia Resolución de la JP indica que “[l]a parte proponente
deberá cumplir con todas las recomendaciones emitidas por el DRNA en su
comunicación de 17 de septiembre de 2010 y de 26 de octubre de 2010”.74
A tenor con las exigencias contenidas en la Ley de Bosque, el DRNA
condicionó el endoso con el cumplimiento de los siguientes cuatro (4)
requisitos: (1) que el proponente identifique exactamente aquellas porciones
de terrenos forestales para las cuales discurrirá el gasoducto, (2) una vez
identificadas, el Secretario del DRNA y el Presidente de la JCA
deberán recomendar al Gobernador que revoque la designación de
Bosque de aquellas partes de terrenos forestales que serán parte
del proyecto, (3) el Gobernador deberá entonces ordenar la celebración
de Vistas Públicas para luego de éstas, tomar una determinación sobre la
designación de Bosque de los terrenos antes mencionados y (4) la agencia
proponente, AEE, deberá ceder al DRNA terrenos de igual o mayor valor
ecológico a los utilizados o en su defecto, compensar económicamente por
los mismos.75
Sin embargo, y muy a pesar de los señalamientos hechos por el DRNA, la
Resolución de la JP se limita a concluir en su Acuerdo76 que la parte
proponente deberá identificar aquellas porciones de terreno por las que
discurrirán las líneas del proyecto y que deberá ceder al DRNA terrenos de
igual o mayor valor ecológico a los utilizados o en su defecto, compensar
económicamente por los mismos. La JP ignoró totalmente los
requerimientos (2) y (3) hechos por el DRNA en su carta del 17 de
septiembre de 2010 y las exigencias de la Ley de Bosques, específicamente
aquella que le exige al gobernador contar con la recomendación del DRNA y
del Presidente de la JCA para la revocación de la designación de Bosque de
aquellas partes de terrenos forestales que serán parte del proyecto, y de
celebrar vistas públicas para luego tomar una determinación. La JP no
explica las razones por las cuales decidió obviar completamente dichos
74 Anejo I, Ap. 36.75 Anejo I, Ap. 35.76 Anejo I, Ap. 104.
71
requisitos estatutarios y reiterados a su vez por el DRNA y a lo cual, de
todas formas, venía obligada en ley.
Además, debe mencionarse, como fundamento adicional para sustentar el
carácter obligatorio de atender las exigencias de la Ley de Bosques y los
señalamientos del DRNA, que la JCA por medio de la Resolución R-10-37-1
indica que “[l]a AEE deberá atender” los comentarios de las agencias
consultadas, entre ellas, “Departamento de Recursos Naturales y
Ambientales - carta del 17 de septiembre de 2010”. Cabe recordar que la
Resolución R-10-37-1 emitida por la JCA es aquella que le ordena a la
agencia proponente (AEE) atender aspectos específicos que debían
atenderse al presentar la Declaración de Impacto Ambiental Preliminar (DIA-
P). Es evidente que las agencias fiscalizadoras, tanto la JCA como la JP, están
obligadas a cumplir con las exigencias de ley. El Tribunal Supremo ha
expresado que:
el deber de las agencias fiscalizadoras es evitar que en la consecución de estos propósitos se vayan a afectar indebidamente la ecología, el medio ambiente o recursos naturales cuya conservación resulta ser de vital importancia, causando daños que si se hubiesen tomado medidas adecuadas a tiempo, se hubiesen podido evitar o por lo menos mitigar.
Misión Industrial de Puerto Rico, Inc. v. Junta de Planificación, supra.
La JP actuó ultra vires al aprobar una consulta de ubicación sin tomar en
consideración los requisitos establecidos en la Ley de Bosques y reiterados
por el DRNA.
En adición a las exigencias que impone la Ley de Bosques, la JP no
atendió expresamente los señalamientos adicionales hechos por el DRNA
sobre las medidas de mitigación necesarias. Es decir, la JP tampoco
consideró las medidas de mitigación recomendadas por el DRNA aun cuando
“[e]l DRNA determinó recomendar favorablemente este proyecto, sujeto a
que se mitigue por el impacto sobre áreas naturales con designaciones
especiales como bosques estatales y reservas naturales, áreas con prioridad
de conservación y sistemas naturales”.77 Debe señalarse que el DRNA indica
que las “cesiones de título y las servidumbres a perpetuidad, como medida
77 Anejo I, Ap. 36 (énfasis suplido).
72
de mitigación, se deberá presentar ante el DRNA copia certificada de la
escritura correspondiente en conjunto a una copia de la minuta de asiento
de presentación en el Registro de la Propiedad”.78 Sin embargo, y muy a
pesar de estos requerimientos, la JP, agencia fiscalizadora cuya función
principal es guiar el desarrollo integral de Puerto Rico de modo coordinado y
adecuado, ni tan siquiera identificó los terrenos a utilizarse para mitigar los
impactos a las áreas naturales con designaciones especiales como bosques
estatales y reservas naturales. Es decir, no se identificaron los terrenos que
serán utilizados para mitigar los impactos en los diferentes sistemas
naturales. No es suficiente mencionar escuetamente, y resumiendo los
comentarios del DRNA que “se tomarán en cuenta las medidas de mitigación
necesarias”. Tampoco es suficiente que la JP indique en el acuerdo
aprobando la consulta que “se ha dado consideración a las proyecciones
poblacionales y a la disponibilidad de terrenos apropiados para la
construcción de viviendas y otros usos que comprende el proyecto
propuesto”.79
B. Violación a la Ley Para la Unificación de Bosques Estatales
La JP también acepta que “[l]a alineación propuesta discurre de norte a
sur por áreas boscosas maduras entre el Bosque Estatal Monte
Guilarte y el Bosque del Pueblo, pero fuera de la huella de ambos
Bosques”.80 También indican que el Banco de Datos de la División de
Patrimonio Natural identificó las Áreas con Prioridad de Conservación en
Puerto Rico, entre ellas la Cordillera Central, la cual “incluye los bosques
estatales de Maricao, Susua, Monte Guilarte, Toro Negro y Bosque del
Pueblo, y las áreas boscosas que sirven de corredores entre ellos”.81
Sobre esto en particular, se expone a continuación el derecho aplicable,
específicamente aquel que rige la protección de las áreas boscosas que
sirven de corredores ecológicos entre los bosques estatales.
78 Anejo I, Ap. 36.79 Anejo I, Ap. 104.80 Anejo I, Ap. 104 (énfasis suplido).81 Anejo I, Ap. 91 (énfasis suplido).
73
La Exposición de Motivos de la Ley para la Unificación de los Bosques
Estatales explica que:
Actualmente, Puerto Rico cuenta con dieciséis bosques estatales ubicados de forma dispersa a través de toda la Isla. El aislamiento de cada bosque causa varios efectos: una limitación en la biodiversidad de las especies debido a la endogamia; la competencia por el alimento y el espacio; la alteración de los patrones de vida de estas especies; y la vulnerabilidad de las mismas a la depredación.
Las leyes de la naturaleza señalan que las diferentes especies dependen de una red de interacciones llevadas a cabo en su hábitat natural. Por ende, toda población de vida silvestre está sujeta al hábitat en el cual se procrea o alimenta necesitando, además, el espacio adecuado para su desarrollo y multiplicación. Es evidente que la relación entre el bosque y las especies resulta imprescindible para el aumento de la biodiversidad de las especies y la manutención de un balance o equilibrio ecológico. Esta máxima de interacción nos ilustra, que el aislamiento de los bosques coloca en alto riesgo la propia existencia de las especies.
. . . . Esta Asamblea Legislativa se propone fomentar aquellas acciones dirigidas a conservar nuestro ambiente, asegurar el balance ecológico de nuestra Isla; y proteger la vida silvestre. Este proyecto es una medida de conservación efectiva que integra los bosques de la región central oeste de la isla. Para lograr este objetivo se considera establecer dos corredores: uno, desde el Bosque de Maricao que pase por el Bosque de Susúa y termine en el Bosque de Guánica. Este corredor integrará un sistema ecológico que se desplaza desde una base geológica de serpentina a caliza. El otro corredor biológico unirá los Bosques de Toro Negro, Guilarte y Pueblo de Adjuntas. La unión de los terrenos de cordillera con los de la costa protegerá una mayor diversidad de especies y ecosistemas. Las zonas de amortiguamiento alrededor de estos bosques constituyen un elemento importante ya que ofrecen protección a su integridad fijando áreas de transición entre la vida urbana y la boscosa o rural.
Exposición de Motivos, Ley para la Unificación de los Bosques Estatales,
supra. (énfasis suplido).
El artículo 2 de la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales
establece que el gobierno de Puerto Rico adopta la política pública de
adquirir y proteger los “terrenos forestales localizados entre los bosques
mencionados . . . para crear dos (2) corredores biológicos con el propósito de
expandir el territorio forestal y unificar dichos bosques. La importancia
de crear un cordón de territorio forestal o boscoso es proveerle a las
especies un hábitat natural, seguro, saludable y espacioso para
garantizar su desarrollo y proliferación”. Art. 2, Ley para la Unificación
de los Bosques Estatales.
74
De entrada, cabe mencionar que a pesar de que la Resolución de la JP
reconoce que se han de afectar áreas boscosas maduras entre el Bosque
Estatal Monte Guilarte y el Bosque del Pueblo, la misma ni tan siquiera
menciona la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales, claramente
aplicable y pertinente a la controversia que aquí exponemos ante la
consideración de este Honorable Tribunal. La JP tampoco hizo
determinaciones de hecho sobre los efectos de la construcción propuesta en
la Ley para la Unificación de los Bosques Estatales. Por lo tanto, hay una
ausencia total en las conclusiones de hechos y de derecho sobre una ley
especial que atiende precisamente, por su particular importancia, la región
central y oeste de Puerto Rico.
El artículo 3 de dicha ley define “corredor ecológico” como “el pasillo
natural que une dos o más sistemas forestales con el propósito de expandir
el hábitat de las especies, facilitando su libre reproducción y
desplazamiento”. Art. 3, Id. También indica que “se considerará como
terrenos entre los bosques mencionados, toda área de suelo formada por
terrenos boscosos que comprenda la formación de dos corredores
biológicos: uno entre los bosques de Maricao, Susúa y Guánica y el otro
entre los bosques de Guilarte, Pueblo de Adjunta y Toro Negro y las zonas de
amortiguamiento a ser establecidas para éstos”. Art. 4 (1), Id. De lo anterior,
queda claramente establecido que las “áreas boscosas maduras” a ser
afectadas, según la propia Resolución de la JP, comprenden la formación de
un corredor biológico entre el Bosque Estatal Monte Guilarte y el Bosque del
Pueblo.
La Ley Para la Unificación de los Bosques Estatales faculta y ordena al
Secretario del DRNA a promulgar un reglamento al amparo de esta ley para
cumplir con los propósitos de la misma Art. 4 (5), Id. Igualmente, dicha ley
dispone que el reglamento “prohibirá la construcción de viviendas, el
desarrollo de urbanizaciones, centros comerciales, industrias o cualquier otro
tipo de desarrollo urbano o comercial que pueda amenazar la integridad
de los bosques y la conservación de los corredores, sus zonas de
75
amortiguamiento y la vida silvestre…” Art. 5 (3), Id. Resulta pertinente
señalar que, para efectos de las prohibiciones que contempla dicha ley, la
Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) evaluará y someterá al
Secretario del DRNA alternativas de desvío y rutas alternas “o cualquier otra
solución dirigida a no alterar la integridad de dicha área, predicada en la
convicción de que bisectar las áreas naturales es contraproducente a
esos sistemas.” Art. 6, Id.
La DIA-F del proyecto que aquí nos ocupa indica que se “utilizará
maquinaria pesada para limpiar y nivelar”. El término “limpieza” significa
que se “removerán . . . árboles, arbustos, maleza, piedras y todo
obstáculo que impida el libre movimiento de la maquinaria que se utilizará
para transportar la tubería, construir las trincheras y acomodar la tubería.” §
5.6.2 DIA-F. Debe recordarse que la construcción del gasoducto incluye una
servidumbre de 150-300 pies a lo largo de toda la trayectoria (la cual podrá
variar en ocasiones), en la que se eliminará cualquier vegetación de raíces
profundas. De hecho, el DRNA indica que “[a]unque la AEE está exenta de
obtener un Permiso para afectar de algún modo un árbol dentro de sus
servidumbres entendemos [el DRNA] que el Poyecto Vía Verde es de tal
magnitud que el DRNA requiere la preparación de un Inventario de Árboles
en toda la ruta y la mitigación de los árboles a ser impactados”.82 Queda
claro, pues, que la construcción pretendida conlleva definitivamente la
alteración y destrucción de vegetación y demás especies que sin duda
alguna, forman parte de esa red de interacciones que pretende proteger la
Ley Para la Unificación de Bosques Estatales, supra.
La JP debió tomar en consideración la Ley Para la Unificación de los
Bosques Estatales antes de aprobar una consulta de ubicación para un
proyecto industrial que afectará terrenos que deben ser preservados
conforme a la definición de esta ley, la política pública en virtud de la cual se
crea la misma, y la prohibición expresa contenida en ella. De hecho, el
Presidente de la Junta de Planificación es parte del Comité Asesor creado
82 Anejo IV, Ap. 115-43.
76
para la implementación de la Ley Para la Unificación de los Bosques
Estatales. Art. 7, Id.
La Resolución de la JP es contradictoria, irrazonable e ilegal porque
aprueba la construcción de un proyecto industrial que atravesará “de norte a
sur por áreas boscosas maduras entre el Bosque Estatal Monte Guilarte y el
Bosque del Pueblo”. Dicha acción, de por sí, está expresamente prohibida
por la Ley Para la Unificación de los Bosques Estatales.
Además, la acción propuesta biseca, divide e interrumpe la continuidad
ecológica que precisamente pretende proteger la Ley Para la Unificación de
los Bosques Estatales, la cual a su vez se creó en armonía con la Ley de
Bosques y de conformidad con la Sección 19 del Artículo VI de la
Constitución de Puerto Rico. CONST. ELA, Art VI, § 19. Por ello también es
ilegal.
En síntesis, la aprobación de la consulta en controversia es ilegal y
arbitraria porque (1) no cumple con los requisitos legales que exige la Ley de
Bosques y reiterados por el DRNA, (2) no consideró las medidas de
mitigación recomendadas por el DRNA para las áreas naturales designadas
como bosques estatales y reservas naturales, (3) viola expresamente las
prohibiciones contenidas en la Ley Para la Unificación de Bosques Estatales,
e (4) interrumpe la continuidad de los corredores ecológicos que pretende
proteger Ley Para la Unificación de Bosques Estatales.
SÉPTIMO ERROR
ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LAS DISPOSICIONES DEL REGLAMENTO CONJUNTO QUE RIGEN ESPECÍFICAMENTE LA PROTECCIÓN Y PLANIFICACIÓN DE LAS RESERVAS NATURALES
La JP erró al aprobar una consulta de ubicación sin tomar en
consideración las prohibiciones expresas para la construcción de proyectos
en Áreas de Reservas Naturales, según las disposiciones contenidas en el
Reglamento Conjunto, supra y demás disposiciones legales que rigen la
protección de dichas áreas designación especialmente para la protección y
77
conservación en su condición natural, según establecido por las mismas
definiciones dispuestas en el Reglamento Conjunto.
De entrada, cabe mencionar que la Resolución de la JP acepta que se
verán afectadas las reservas naturales, bosques estatales y hábitat de varias
especies vulnerables o en peligro de extinción.83 Por ejemplo, la alineación
propuesta transcurrirá por la Reserva Natural Ciénaga las Cucharillas.84
Igualmente, el DRNA indica que la alineación propuesta impactará y afectará
425 cuerdas de áreas protegidas, entre las que se encuentra la Reserva
Natural Ciénaga las Cucharillas, la Reserva Natural Hacienda la Esperanza, la
Zona de Amortiguamiento del Caño Tiburones, la Reserva Natural Caño
Tiburones, entre otros.85
A continuación se expone brevemente el derecho aplicable que rige
específicamente la protección de las reservas naturales, y enfatizando en las
prohibiciones expresas contenidas en el Reglamento Conjunto para la
construcción de proyectos en dichas áreas.
El Capítulo 4, Tomo I del Reglamento Conjunto define las Áreas de
Reserva Natural como:
Aquellas áreas designadas mediante resolución por la Junta de Planificación a tono con la Ley Núm. 75 de 24 de junio de 1975, según enmendada y que son recomendadas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) o cualquier otra Agencia Federal, que por sus características físicas, ecológicas, geográficas y por el valor social de los recursos naturales existentes en ellas, ameritan su conservación, preservación o restauración a su condición natural. (Énfasis suplido)
Igualmente, se deriva que la alineación propuesta incide sobre Áreas
Ecológicamente Sensitivas, según definido por el Reglamento Conjunto. El
Reglamento Conjunto define la misma de la siguiente manera:
Área Ecológicamente Sensitiva - Lugar donde existe una o más de las siguientes condiciones:
a. Esté designada por la Junta de Planificación mediante resolución como área de reserva natural o así identificada en los Planes de Usos de Terrenos o Plan de Ordenamiento.
b. Áreas designadas mediante resolución por la Junta de Planificación que son reconocidas y recomendadas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales o por
83 Anejo I, Ap. 91-92.84 Anejo I, Ap. 92.85 Anejo IV, Ap. 115-43.
78
cualquier agencia federal o aquéllas que son designadas mediante leyes especiales, como por ejemplo los bosques, las reservas naturales, los refugios de vida silvestre, cuevas, yacimientos arqueológicos, entre otros.
c. Terrenos incluidos dentro de distritos de conservación de recursos naturales conforme a cualquier Mapa de Zonificación, adoptado por la Junta de Planificación. Lugar identificado como ecológicamente sensitivo por el DRNA con prioridad de conservación o con potencial de restauración o que ubica dentro de alguno de los siguientes sistemas ecológicos: lagunas, arrecifes de coral, bosques, cuencas hidrográficas, manglares o la zona cárstica.
Capítulo 4, Tomo I del Reglamento Conjunto. La Sección 32.2.2(b) del
Reglamento Conjunto, dispone que
Se prohíbe cualquier nueva segregación, obra de desarrollo o proyecto que puedan deteriorar o destruir Áreas de Reservas Naturales, costas o playas u otros recursos naturales importantes, los cuales hayan sido reconocidos o designados para preservación por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Junta de Calidad Ambiental o que la Junta de Planificación de Puerto Rico lo determine así a base de su propio análisis.
Queda claramente establecido que la decisión administrativa aprobando
la consulta en controversia fue arbitraria, irrazonable e ilegal, pues ignoró
completamente la prohibición expresa de aprobar un proyecto en
las áreas previamente designadas por la JP como Áreas de Reserva
Natural, según dispuesto en el Reglamento Conjunto. De hecho, hay
una ausencia total en la Resolución de la JP sobre la sección antes citada
prohibiendo la construcción de proyectos en Áreas de Reserva Natural.
Es decir, la JP no solamente ignoró los cambios en uso de terrenos que
implicaría la construcción y operación del proyecto propuesto en las zonas
designadas especialmente para la protección y conservación en “su
condición natural” (según definido por el propio Reglamento Conjunto y
según discutido anteriormente), sino que además, no mencionó tan siquiera
en la Resolución la prohibición contenida en el Reglamento Conjunto y que,
por si misma, es suficiente para la revocación de la decisión administrativa
que aquí se impugna.
La JP, agencia encargada de guiar el desarrollo integral de Puerto Rico de
manera adecuada y coordinada, erró al aprobar una consulta de ubicación
en violación a la prohibición contenida en el Reglamento Conjunto para la
79
construcción de un proyecto en Áreas de Reserva Natural. La JP fue la
agencia encargada de designar dichos terrenos como Reserva Natural por
entender que debían ser preservados y conservados en su condición natural.
Según se ha expuesto, la construcción y operación del proyecto aquí en
controversia conlleva la remoción de vegetación, y “de todo obstáculo que
impida el libre movimiento de la maquinaria que se utilizará para transportar
la tubería, construir las trincheras y acomodar la tubería”. Véase descripción
del proyecto en la sección 5.6.2 de la DIA-F. Es evidente, pues que las Áreas
de Reserva Natural por donde transcurrirá el gasoducto no se mantendrán
en su condición natural, y que por el contrario, se afectaran y deterioraran,
en violacion al Reglamento Conjunto.
Además, como se ha indicado, la aprobación de la consulta aquí en
controversia es contraria a la prohibición expresa dispuesta en el
Reglamento Conjunto para la construcción de proyectos en Áreas de Reserva
Natural.
En síntesis, erró la JP al aprobar una consulta de ubicación en violación a
las normas reglamentarias que regulan específicamente la planificación y
protección de las zonas designadas por la propia JP como Áreas de Reservas
Naturales.
OCTAVO ERROR
ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LAS DISPOSICIONES LEGALES QUE PROTEGEN LA ZONA DEL CARSO.
La región del karso cubre cerca de una cuarta parte de la extensión de
Puerto Rico, extendiéndose en una franja continua desde Aguadilla hasta
Loíza en el Norte, de forma discontinua en el Sur, y en varios bolsillos en el
interior de la Isla (Ej. Cayey, Aguas Buenas, Barranquitas, San Germán, etc.),
Isla de Mona y Monito y el extremo este de Vieques.
El Karso se caracteriza por afloramientos de roca caliza, mogotes,
sumideros, cuevas, cavernas y otras cavidades, incluyendo corrientes de
80
agua subterránea. Esta zona ha sido reconocida por agencias federales,
estatales y organizaciones conservacionistas como un área de gran valor
social y ecológico para la sociedad puertorriqueña.
Esta zona alberga los abastos de agua subterránea más
importantes de Puerto Rico. Es área de recarga para gran parte de los
acuíferos en el Norte, y de donde se extraen diariamente alrededor de 75
millones de galones de agua, equivalente al consumo promedio de sobre
460,000 personas en la Isla. De esta zona se extraen diariamente alrededor
de 75 millones de galones de agua, equivalente al consumo promedio de
sobre 460,000 personas en la Isla. Es precisamente por gran parte de esta
zona por donde la AEE ha propuesto ubicar el proyecto del Gasoducto.
Los acuíferos del Karso norteño proveen también agua de gran calidad a
la mayoría de las farmacéuticas y las vaquerías en el carso norteño,
ayudando a mantener los más de 100,000 empleos generados por estas
industrias. Cerca del 80% de las vaquerías que componen la industria
lechera en Puerto Rico se encuentra ubicadas en el carso norteño, las cuales
son responsables de cerca de 20,000 empleos directos, indirectos e
inducidos. El agua subterranea en el karso emana en muchos lugares en la
superficie, dando forma o ayudando a mantener manantiales, lagunas,
quebradas y ríos.
El Karso posee la mayor cantidad de especies de árboles por área
registrada para todo Puerto Rico. Además, es el hogar de sobre 220 especies
de aves, incluyendo 35 especies de flora y fauna vulnerables o en peligro de
extinción (10 aves, 1 reptil, 1 anfibio y 22 plantas). Para muchas de estas
especies, la zona cársica representa su principal o único tipo de habitáculo
disponible en Puerto Rico, y en el caso de las endémicas, en el mundo. Cerca
de un centenar de otras especies de flora y fauna que también habitan esta
zona, se les considera en estado crítico por su distribución restringida o
rareza.
Las características especiales de la fisiografia cársica (suelos de poco
espesor, una superficie geológica rocosa, o ambas, con una capa de
81
vegetación prácticamente incrustada en esta superficie pétrea) hacen que
los ecosistemas de la zona cársica sean de difícil o imposible
restauración, una vez se alteran o destruyen.
Su localización dentro del clima tropical y su alto grado de evolución
geomorfológica, la ha hecho objeto de numerosos estudios de investigadores
internacionales quienes le reconocen una importancia por sus rasgos
distintivos y únicos a nivel mundial.
Los paisajes cársicos poseen cualidades espectaculares de una belleza de
alto valor recreativo y turístico. La combinación de un llamativo escarpe con
bosques subtropicales propician la curiosidad de exploración, contemplación
y estudio en su sector de población afín a este enfoque científico y
recreativo. Una proporción pequeña de esta zona posee la infraestructura
para estos fines. La tendencia del crecimiento urbano y económico
carente de planificación adecuada ha resultado en la destrucción y
degradación acelerada de muchos de estos paisajes.
El terreno cársico tiene menos resistencia a la presión de carga, es más
susceptible a colapsarse, ya que la masa de roca está en un proceso
continuo de disolución. Debido a la fragilidad de este terreno, no se
debe promover el desarrollo y actividades relacionadas de forma
indiscriminada. De hecho, el Karso contiene todas las cuevas que se
encuentran en Puerto Rico, así como profundos cañones, algunos de estos
conocidos a nivel mundial y que son visitados por una gran cantidad de
turistas.
Dada la importancia económica, ecológica y social de esta zona y las
persistentes amenazas a las que está expuesta, la Asamblea Legislativa
aprobó la Ley para la Protección y Conservación de la Fisiografía Cársica de
Puerto Rico, Ley 292 de 1999, que establece la siguiente política pública:
[P]roteger, conservar y manejar para beneficio de ésta y futuras generaciones la fisiografia cársica de Puerto Rico. La misma constituye uno de nuestros recursos naturales no renovables más preciados por la geomorfología y por los ecosistemas particulares que en ellas se desarrollan. La zona cársica se caracteriza por contener, entre otros: mogotes, torres, dolinas, sumideros, zanjones, cuevas, cavernas, acuíferos, ríos subterráneos y manantiales
82
que han desarrollado paisajes de cualidades espectaculares con un alto valor geológico, ideológico, ecológico, histórico, recreativo y escénico. La fisiografia cársica cumple funciones vitales para la supervivencia natural y social de la Isla, tales como albergar una alta cantidad de especies de flora y fauna; almacenar enormes abastos de aguas subterráneas; poseer terrenos de excelente aptitud agrícola y guardar un enorme potencial recreativo y turístico atribuibles a sus cualidades naturales.
Ley 292 de 1999, Artículo 2.
Con el fin de identificar las áreas de mayor valor ecológico para su
protección, el Artículo 5 de la Ley del Karso asigna al Secretario del
Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) entre otras
disposiciones, lo siguiente:
El Secretario […] ordenará a los Negociados de Geología, Recursos de Agua, Programa de Zona Costanera, Patrimonio Natural y al Negociado de Pesca y Vida Silvestre que lleven a cabo un estudio que defina las áreas que, debido a su importancia y función geológica, hidrológica y ecosistémica, no puedan ser utilizados bajo ningún concepto para la extracción de materiales de la corteza terrestre con propósitos comerciales, ni para explotaciones comerciales. Dicho estudio ofrecerá alternativas para que las actividades antes señaladas puedan llevarse a cabo bajo condiciones apropiadas en otras áreas de la zona cársica. Las recomendaciones de este estudio se incorporarán en el reglamento para la Extracción de Materiales de la Corteza Terrestre y en los reglamentos de la Junta de Planificación para zonificar aquellas áreas de la zona cársica que deban conservarse.
La finalidad y la responsabilidad de la JP de adoptar e implantar las
recomendaciones del Estudio del Carso fue confirmada por el Tribunal de
Primera Instancia de San Juan (TPI) en el Caso Civil Núm. KPE-2002-2448
(907), mediante sentencia de enero de 2009. El TPI dictó lo siguiente:
Ya recibida la versión final y oficial del estudio del carso, el cual fue entregado en el mes de noviembre de 2008, la Junta [de Planificación] deberá incorporar las recomendaciones a sus reglamentos de zonificación. […]
[E]s forzoso concluir que el Reglamento de Zonificación y los correspondientes mapas de la Junta, que estarán acordes con la Ley 292, serán los que deberán regir al momento de considerar y/o aprobar las consultas de ubicación, […]
La versión final y oficial del Estudio del Carso contiene un mapa de la zona protegida del carso, titulado como “Mapa 1: Terrenos del Carso con Prioridad de Conservación.” Estas son áreas, que según lo establece la Ley 292 y delimita el estudio, no podrán ser utilizadas para la extracción de materiales de la corteza terrestre con propósitos comerciales o para explotación comercial. Esa delimitación de las zonas del carso con prioridad de conservación es parte del estudio y deberá ser incorporada por la Junta [de Planificación] en sus reglamentos y mapas de zonificación. Tal y como recomienda el estudio, deberán otorgarle a estas áreas una zonificación (calificación) que provea la protección que establece la
83
Ley 292, que no podrán ser utilizadas para extracción de materiales de la corteza terrestre para propósitos o explotación comercial.
Según la letra clara del Artículo 5 de la Ley 292, supra, el Secretario del
DRNA, no tiene la facultad en ley “bajo ningún concepto” para autorizar a
que se extraiga “materiales de la corteza terrestre con propósitos
comerciales, ni para explotaciones comerciales” en aquellas áreas que
“debido a su importancia y función geológica, hidrológica y ecosistémica”
fueron identificadas como Áreas del Carso con Prioridad de Conservación y
delimitadas como tal en el Estudio del Carso realizado por el DRNA.
El proyecto del gasoducto, según han expresado públicamente diversos
funcionarios gubernamentales, se llevaría a cabo a través de una alianza
público privada, convirtiéndose así en una empresa con fines comerciales
tanto en su fase de construcción como en su fase de operación. No obstante
lo anterior, el proyecto contempla impactar un área 9.08 millas dentro de la
Zona Protegida del Carso mas otras 0.63 millas de zona cársica fuera de la
Zona Protegida del Carso para un total de 9.71 millas de zona cársica.86
El Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, FWS por sus siglas en inglés,
advirtió del impacto ambiental adverso que la construcción de la tubería
supone en la zona cársica:
Karst by its nature tends to have void spaces in the rock matrix, sometimes these spaces lead directly to the aquifer, by passing the natural filtration found in a porous aquifer. A frac-out in this type of terrain could simply disappear. The discharge of drilling muds could result in the contamination of underground water (stream, aquifers), and could adversely affect humans, unique subterranean fauna, and commerce.87
En una segunda comunicación, el Servicio Federal de Pesca y Vida
Silvestre insistió nuevamente en los impactos que la construcción del
gasoducto tendrá en los acuíferos de la zona cársica. Véase, carta del
Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre dirigida al Cuerpo de Ingenieros
86 Anejo I, Ap. 28.87 Véase Carta del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre dirigida al Cuerpo de Ingeieros del Ejercito de los Estados Unidos el 18 de octubre de 2010 a la página 7, Anejo VII, Ap. 162-74.
84
del Ejercito de los Estados Unidos el 15 de diciembre de 2010 a la página 4.
Ap. Págs. 152-61
El DRNA también admite tal escenario:
Las aguas subterráneas podrían ser afectadas aún cuando se eviten tales sumideros. Dichas aguas son parte de un sistema hidrológico que incluye desde las aguas superficiales hasta los acuíferos. Es decir, que cualquier acción que afecte las aguas superficiales, sumideros previamente impactados, o sumideros en su estado natural, podrían afectar el ciclo hidrológico por el cual ser recargan los acuíferos. Entre estas acciones se encuentran:
(1) contaminación de cuerpos de agua (aceites, diesel, sedimento, etc.);
(2) colapso de sumideros provocados por impacto humano;
(3) obstrucción del libre paso de las aguas por sumideros;
(4) cambios en la conductividad hídrica de suelos y formaciones geológicas sobre acuíferos, entre otros.
Ap., en las págs. 28-29.
Sin embargo, es la contención de la JP que el proyecto del gasoducto está
exento de cumplir con las disposiciones de la Ley del Carso, supra, así, en
sus determinaciones de hecho indica:
En el documento ambiental se discute la prohibición de actividades en la zona cársica sin permiso del DRNA. Sin embargo, por ser un proyecto de la AEE, el permiso correspondiente es un Permiso Incidental de una Obra Exenta de la Aprobación de la Administración de la Administración de Reglamentos y Permisos (ARPE).
Resolución de la JP aprobando la consulta, Ap. en la pág. 29.
Contrario a la percepción de la JP, los proyectos de infraestructura no
están exentos del cumplimiento con las disposiciones de la Ley del Carso,
sobre todo cuando la política pública establecida mediante dicha ley es
extensiva a todas las instrumentalidades del Gobierno de Puerto Rico. A su
vez, es importante señalar que la disposición que cita la JP es una exención
de la aprobación requerida de la ARPE y no del DRNA, quien, sostenemos no
tiene autoridad en ley para aprobar proyectos en las Areas del Carso con
Prioridad de Conservación.
NOVENO ERROR
ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN AL PROGRAMA DE MANEJO DE LA ZONA COSTANERA DE PUERTO RICO
85
El Reglamento Conjunto de Permisos para Obras de Construcción y Usos
de Terrenos dispone la Regla 32.3 Sección 32.3.5 (a) que:
En las Áreas de Reservas Naturales y de Planificación Especial del Programa de Manejo de la Zona Costanera de Puerto Rico, así como en otros sectores en que el Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico u otros estudios de planificación, reflejen, demuestren y justifiquen que, por tener determinadas particularidades y/o características esencialmente diferentes, ameritan que se apliquen otras disposiciones diferentes a las contenidas en este Capítulo, se aplicarán aquellas adoptadas por la Junta de Planificación como reglamentación especial, que cubra esas particularidades. (Énfasis suplido)
Así las cosas, el Programa de Manejo de la Zona Costanera de Puerto Rico
(PMZCPR) fue desarrollado en virtud de la Ley Federal de Manejo de Zonas
Costeras de 1972 (P.L. 92-583, según enmendada, CZMA, por sus siglas en
inglés). El Programa fue adoptado el 12 de julio de 1978 como el elemento
costero del Plan de Usos de Terrenos de Puerto Rico (PUTPR), mediante la
Resolución PU-002 de la JP, aprobada por el Gobernador de Puerto Rico, y
certificado por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, a través
del Administrador de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica
(NOAA, por sus siglas en inglés), en septiembre de 1978.
En el ámbito estatal, el DRNA es la agencia responsable de la
implementación del PMZCPR a través de su División de Zona Costanera.
Mientras que, la JP es responsable de su aprobación a nivel estatal y de
administrar el proceso de Certificación de Compatibilidad Federal (Federal
Consistency Requirements) con el PMZCPR.88 Guiar el desarrollo en la zona
costanera es sólo uno de muchos sectores para los cuales la JP tiene
responsabilidades de planificación.
El proceso de Certificación de Compatibilidad Federal con el PMZCPR que
implementa la JP aplica solamente a: (1) proyectos federales, (2) proyectos
que son sufragados con fondos federales o (3) que requieran un permiso
de una agencia federal (énfasis suplido). Específicamente, cualquier
solicitante para una licencia federal o permiso para llevar a cabo una
actividad, dentro o fuera de la zona costanera, que afecte el uso de la tierra
o agua o recurso natural de la zona costanera de ese estado debería proveer
88 Véase el Código de Reglamentación Federal, 15 CFR Part 930.
86
a la agencia a la que se le solicita, una certificación de que la actividad
propuesta está conforme a las políticas del Programa y que dicha actividad
será ejecutada de manera compatible con el Programa.
En Puerto Rico, las agencias locales han desarrollado un proceso de
solicitud conjunta para los permisos aplicables a las actividades que tengan
el potencial de afectar los recursos de agua, incluyendo los humedales. El
procedimiento es conocido como el “Federal and Commonwealth Joint Permit
Application for Water Resource Alterations in Waters, Including Wetlands, of
Puerto Rico” (joint permit application) del año 1999.
Actualmente, el proyecto del gasoducto se encuentra bajo el joint permit
application process ante la consideración del Cuerpo de Ingenieros de los
Estados Unidos (US Army Corps of Engineers) bajo el número de permiso SAJ-
2010-02881 (IP-EWG). La Certificación de Compatibilidad Federal con el
PMZCPR se evalúa como parte del proceso de solicitud conjunta de permisos
(Joint Permit Application), el cual no ha culminado hasta el momento y tan
solo inició el proceso de revisión pública el pasado 19 de noviembre de 2010.
Siendo el PMZCPR el componente costero del Plan de Usos de Terrenos de
Puerto Rico, la JP tenía el deber de evaluar el gasoducto en este contexto y
no debía aprobar una Pre-Consulta de Ubicación hasta tanto emitiera una
Certificación de Compatibilidad Federal mediante el joint permit application
process. Solicitamos a este Honorable Tribunal que invalide la aprobación de
la Pre-Consulta de Ubicación de este proyecto hasta tanto la JP incorpore en
su análisis los impactos sobre la zona costanera, haya culminado el proceso
de Certificación de Compatibilidad Federal del PMZCPR y se haya aprobado
el joint permit application ante el US Army Corps of Engineers.
Tal como establece el documento Programa de Manejo de la Zona
Costanera, “para ahorrar tiempo y fondos y para evitar conflictos que
involucren un compromiso sustancial de los recursos, la compatibilidad
federal debe ser evaluada temprano en el proceso de planificación.
87
Preferiblemente, ésta debe ocurrir como parte integral de la
planificación inicial y decisiones presupuestarias (énfasis suplido).89
Además, la Regla 32 del Reglamento Conjunto en su sección 32.2.2 (d)
indica que se debe retener “el carácter natural de la vegetación, rasgos
topográficos, formas de las costas y un balance positivo para el ambiente
natural sobre el desarrollo”.90 La servidumbre de 150 pies y la servidumbre
permanente de 50 pies impiden el logro de esta meta en algunas secciones
de la alineación del proyecto Vía Verde. Específicamente en el pueblo de
Toa Baja, el proyecto discurre en la playa que corre paralela con la carretera
PR-165. No hay duda de que la vegetación, dunas y otros rasgos naturales
de la playa se verán permanentemente afectados por la construcción del
gasoducto. Sin embargo este análisis no se llevo a cabo en la evaluación de
la Pre-Consulta de Ubicación.
Tampoco se siguió lo dispuesto por la sección 32.2.2(g) del Reglamento
Conjunto que dispone sobre el control de erosión en proyecto costeros. A
esos efectos la ante referida sección dispone que:
Todo proyecto cuya finca principal exceda de 2,000 metros cuadrados y que envuelva la actividad de movimiento de tierras o la del uso de contaminantes, someterá un plan para el control de la erosión y de la contaminación de los cuerpos de agua, comentado o recomendado por la Junta de Calidad Ambiental, el Distrito de Conservación de Suelos y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales. Las medidas preventivas recomendadas por el plan se observarán durante el proceso de construcción de la obra, proveyéndose además, como parte del proyecto de construcción aquellas medidas permanentes que el plan recomiende.
Entendemos que la servidumbre permanente del proyecto Vía Verde se
puede catalogar como una finca para fines de lograr el objetivo de esta
sección del reglamento. No hay duda de que el desarrollo de Vía Verde a lo
largo de esta playa tendrá un efecto significativo en la erosión y
contaminación de los cuerpos de agua. Sin embargo las disposiciones de
esta sección no fueron llevadas a cabo por la JP.
Por otra parte, el PMZC debe hacer referencia sobre los procedimientos
por los cuales áreas específicas podrán ser designadas para el propósito de
89 DRNA, JP y NOOA. (2008). Programa de Manejo de la Zona Costanera. Borrador para Revisión por el DRNA desarrollado por Estudios Técnicos Inc. Abril 2008 Anejo B.
90 Excepto donde se desee proveer acceso y la vegetación, por ser muy tupida, lo impida.
88
preservarlas o restaurarlas por sus valores de conservación, recreativos,
ecológicos o estéticos. (Sección306(d)(10) del CZMA). La JP es la agencia
responsable en Puerto Rico de designar las Reservas Naturales formalmente
(excepto aquéllas designadas por leyes especiales).
Además, la JP ignoró su deber bajo el PMZCPR al aprobar una Pre-Consulta
de Ubicación sin hacer referencia a cómo los valores de conservación,
recreativos, ecológicos y estéticos de las áreas designadas como Reservas
Naturales serían impactadas por la construcción, operación y mantenimiento
del gasoducto. Específicamente, la JP ignoró en la aprobación de la Pre-
Consulta de Ubicación, el impacto y el cambio de uso de suelo que
representará la construcción y operación del gasoducto sobre varias
Reservas Naturales agencia y sus zonas de amortiguamiento designadas
formalmente por la propia agencia como áreas naturales protegidas, tales
como la Reserva Natural Caño Tiburones, la Reserva Natural Hacienda La
Esperanza y la Reserva Natural Ciénaga Las Cucharillas.
Por estas razones, solicitamos una vez más a este Honorable Tribunal que
invalide la aprobación de la Pre-Consulta de Ubicación de este proyecto
hasta tanto la JP haya evaluado los impactos y los cambios de usos de suelos
sobre las Reservas Naturales oficialmente designadas bajo el Programa de
Manejo de la Zona Costanera.
DÉCIMO ERROR
ERRÓ LA JP AL APROBAR UNA CONSULTA DE UBICACIÓN EN VIOLACIÓN A LA LEY SOBRE POLÍTICA PÚBLICA AMBIENTAL, SIN UNA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL QUE EVALUARA ADECUADAMENTE EL IMPACTO AMBIENTAL
La JP erró al aprobar una consulta de ubicación en violación a la Ley Sobre
Política Pública Ambiental, en adelante LPPA, por no contar con una
Declaración de Impacto Ambiental Final (DIA-F) que evalúe adecuadamente
los impactos ambientales.
89
Recientemente, se presentó ante el Tribunal de Apelaciones un Recurso
de Revisión, In re AEE, KLRA 2010-01246, en el que se impugna la
aprobación de la DIA-Final para el proyecto propuesto aquí en controversia.
En el mismo se hacen múltiples planteamientos y se exponen las razones por
las cuales la JCA erró al aprobar una DIA que no discute adecuadamente el
impacto ambiental.
La Certificación de la JCA sobre el cumplimiento con el Art. 4(B)(3) de la
LPPA es ilegal y nula por las múltiples razones expuestas en el Recurso de
Revisión al que se ha hecho referencia. Por su particular importancia, se cita
a continuación el listado de errores que cometió la JCA:
1. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL EVALUAR Y APROBAR LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE EN VIRTUD DE UN PROCEDIMIENTO NULO E ILEGAL BAJO LA LEY NÚM. 76 DEL 5 DE MAYO DE 2000 Y LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO
2. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL SEGUIR UN PROCEDIMIENTO IMPROVISADO Y NO PERMITIRLE AL PÚBLICO SOMETER COMENTARIOS A LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL PRELIMINAR.
3. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL APROBAR UNA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL SIN QUE LA AGENCIA PROPONENTE HAYA RESPONDIDO A TODOS LOS COMENTARIOS SOMETIDOS Y/O HABER RESPONDIDO DE MANERA ADECUADA.
4. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DE SEGURIDAD DEL PROYECTO.
5. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE TODAS LAS ALTERNATIVAS RAZONABLES AL PROYECTO.
6. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS GEOLÓGICOS DEL PROYECTO.
7. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL IMPARTIR SU APROBACIÓN A UNA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL QUE CONSIDERA EN FORMA FRAGMENTADA LOS IMPACTOS AMBIENTALES.
8. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO SOBRE LOS HUMEDALES NI ESTABLECE CLARAMENTE CUÁLES SERÁN LOS MÉTODOS DE MITIGACIÓN A UTILIZARSE PARA MINIMIZAR LOS EFECTOS SOBRE LOS HUMEDALES.
9. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO SOBRE LAS ÁREAS DEL CARSO DE PUERTO RICO.
90
10. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO SOBRE LAS ESPECIES DE FLORA Y FAUNA.
11. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS DEL PROYECTO SOBRELUGARES DE VALOR ARQUEOLÓGICO.
12. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE EL CUMPLIMIENTO DEL PROYECTO CON LAS NORMAS DE JUSTICIA AMBIENTAL.
13. ERRÓ LA JUNTA DE CALIDAD AMBIENTAL AL CONCLUIR QUE LA DECLARACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL FINAL PARA EL PROYECTO VÍA VERDE DISCUTE ADECUADAMENTE LOS IMPACTOS SOCIOECONÓMICOS DEL PROYECTO.
De hecho, como se ha indicado anteriormente, cabe recalcar en que el
“Fish and Wildlife Service” rechazó expresamente el proyecto propuesto por
la magnitud del impacto ambiental y por la falta de un análisis completo que
evaluara adecuadamente el mismo. A esos efectos, dicha agencia federal
indicó lo siguiente:
The project is one of the largest infraestructure projects proposed in Puerto Rico in decades. Its 92-mile corridor of temporary and permanent impacts would cross karst, mountain, and coastal habitats, a number of which are recognized in the Puerto Rico Comprehensive Wildlife Conservation Strategy as Critical Wildlife Areas important to conservation. The project could affect habitat for more than thirty federally-listed species and one species for which we are considering a petition for listing. Impacts to fauna and flora are not well documented, and maintenance for sensitive areas after construction is not well specified.
A broad spectrum of fish and wildlife resources occur within and adjacent to the proposed pipeline route, including migratory birds, amphidromous fish, endangered species, and wetlands. The karst areas of Puerto Rico are unique geological and ecological features in the United States, and serves as an important aquifer recharge zone for the island. The haystack karst hills are a refugium for many native plant species. The project could adversely affect numerous streams and wetlands, and the Applicant's proposal does not appropiately consider alternatives to avoid, and measure to minimize, such impacts. The proposed 0.01-to-1 compensatory mitigation ratio is inadequate. Therefore, we are advising you, in accordance with part IV 3(a) of the 1992 section 404(q) of the Clean Water Act, that the proposed project may result in substantial and unacceptable impacts to aquatic resources of national importance. We recommend that the Corps deny a permit for this action as currently proposed.91
En síntesis, erró la JP al aprobar una consulta de ubicación sin contar con
una DIA-F que evalúe adecuadamente el impacto ambiental.
UNDÉCIMO ERROR:91 Carta del “Fish and Wildlife Service” del 15 de diciembre de 2010, Anejo VII, Ap. 152-61.
91
ERRÓ LA JP AL APROBAR LA CONSULTA EN VIOLACIÓN A OTROS CRITERIOS Y POR SER ARBITRARIA EN DIVERSAS FORMAS
En el presente acápite los recurrentes señalan otras razones y
determinaciones arbitrarias y erradas que justifican adicionalmente,
independiente o en conjunto con los errores antes discutidos, la revocación
de la resolución del 1 de diciembre de 2010.
A. Violación a la Resolución núm. JPE-2010-067
Esta resolución estableció el trámite a seguir respecto los proyectos de
energía y es la que la JP aplicó en el caso del gasoducto. Aunque la misma es
nula, por las razones antes indicadas, aún así la misma se violentó por la
propia JP. Veamos.
La parte II (B) exige que: “. . . la parte proponente instalará un rótulo
temporero en la propiedad objeto de la consulta en un lugar con exposición
proveniente donde indique el número de la consulta, el objeto de la obra . . .
la parte proponente debera acreditar...mediante declaración jurada . . . la
intalación . . .”.92
A pesar del requisito transcrito, no surge de la resolución de la JP el
cumplimiento con el mismo. El requisito en cuestión es de vital importancia
pues sirve el propósito de informar a vecinos sobre los lugares y la ruta
específica del gasoducto en toda su trayectoria.
En vez, lo único sobre lo cual hay una determinación en la resolución es
que se colocaron unos cruzacalles anunciando las vistas,93 más no así en
cuanto los rótulos en los varios tramos del gasoducto que sirven, como
hemos dicho, un rol vital de notificación específica ya que ningún otro medio
ofrece información específica de la ruta.
En este contexto, tómese en cuenta –lo cual es relevante también a la
seria violación al Debido Proceso de Ley discutido en el Error 3– que ni los
cruzacalles, ni el aviso de vistas publicas del 6 de noviembre de 2010–
informa a los recurrentes y ciudadanía en general respecto aspectos vitales,
incluyendo:
92 Anejo I, Ap. 1-107 (Parte II(B)).93 Anejo I, Ap. 14-15.
92
(a) Ruta específica del gasoducto
(b) Riesgos a personas y propiedad conforme densidad de población,
presiones en la tubería
(c) Propiedades afectadas
Otra violación a la resolución JPE-2010-067 consiste en que no se notificó
en realidad, ni por carta o edictos, a todos aquellos personas cuyas
propiedades deberán ser expropiadas o adquiridas, lo cual es requerido por
la sec. III (A)(7). Ello así ya que la AEE admite que la llamada servidumbre
puede aumentar y porque la ruta puede variar en atención a las zonas de
peligro, en relación a las cuales la AEE ha incurrido en obvias
contradicciones.
B. Violación o Determinación Arbitraria Respecto Recursos
Arqueológicos
En su carta del 13 de octubre de 2010 el Instituto de Cultura
Puertorriqueña (ICP) a la JP se concluyó que el gasoducto “. . . impactará
negativamente sitios arqueológicos conocidos, [y] sitios sin identificar pero
que presenta potencial, abrigos rocosos con petroglíficos . . .”.94
Luego el ICP exigió que “se solicitará cambios en la ruta para evitar el
impacto directo en yacimientos . . .”.95
A pesar de lo indicado, la JP no denegó la consulta, ni condicionó la
consulta a que se produjeran los estudios adicionales en cuanto los impactos
en los recursos arqueológicos.
La alteración de la ruta del gasoducto “en la marcha” en realidad equivale
a la destrucción de dichos recursos.
La JP actuó arbitrariamente al no actuar en forma más específica y
formulas determinaciones así mismo más específica.
C. La JP actuó arbitrariamente al concluir que las fallas geológicas no presentan riegos
La JP concluyó en su resolución que todas las fallas geológicas a las
cuales está expuesta el gasoducto en su ruta son inactivas. Se cita una
94 Anejo I, Ap. 23.95 Anejo I, Ap. 23.
93
fuente no incluido en el récord pero que es además totalmente inadecuada
para sostener tal conclusión: a saber, el apéndice de la DIA. Este no se
refiere a todas las fallas pertinentes, ni sustenta que no presentar riesgos.
D. Actuó arbitrariamente también la JP al no atender ni evaluar los impactos sociales del Proyecto
No menos importante a lo anterior, es innegable que la resolución de la JP
no toma en consideración los aspectos e impactos sociales y humanos de la
construcción y operación del gasoducto. Éstos son sustanciales. El proyecto
supondrá expropiaciones y desplazamiento en algunos casos de
comunidades o personas que por años han residido en el mismo lugar. La JP
no toma en cuenta estos aspectos, los ignora totalmente.
VII. SÚPLICA
POR TODO LO CUAL, muy respetuosamente se solicita que este
Honorable Tribunal revoque la Resolución recurrida.
RESPETUOSAMENTE SOMETIDO.
NOTIFICACIÓN
CERTIFICO: Que en el día de hoy se ha enviado por correo certificado con acuse de recibo copia fiel y exacta del presente escrito a las siguientes direcciones: AUTORIDAD DE ENERGÍA ELÉCTRICA, p/c Ing. Ángel L. Rivera Santana, Director de Planificación y Protección Ambiental, Apartado 364267, San Juan, PR 00936-4267; HON. GUILLERMO SOMOZA COLOMBANI, Secretario, Departamento de Justicia, PO Box 9020192, San Juan, Puerto Rico 00902-0192; HON. LESLIE J. HERNÁNDEZ CRESPO, Presidenta Interina, Junta de Planificación, PO Box 41119, San Juan, Puerto Rico 00940-1119.
En San Juan, Puerto Rico, a 23 de diciembre de 2010.
LUIS JOSÉ TORRES ASENCIO PEDRO J. SAADÉ LLORENSColegiado Núm. 17087 Colegiado Núm. 5452TS Núm. 15610 TS Núm. 4182Servicios Legales de Puerto Rico Clínica Asistencia LegalPrograma de Práctica Compensada Escuela de Derecho UPRUrb. Floral Park Apartado 23103463 Calle Padre Rufo, Apt. 4 San Juan, PR 00931-3103San Juan, PR 00917 Tel.: (787) 999-9573Tel. (787) 209-6375; Fax: N/A Fax: (787) [email protected]
Estudiantes a cargo del caso
Aura Colón SoláDAVID RODRÍGUEZ ANDINO Héctor J. Claudio HernándezColegiado Núm. 18947 Lonny M. García
94
TS Núm. 17614 Tania Negrón VélezPO Box 1813 Laura Moreno OramaSabana Seca, PR 00952-1813 Anet Rivera OteroTel. (787) 310-5769, Fax: N/A Irma Rosado Del Rí[email protected] Edil Sepúlveda Carlo
VERÓNICA GONZÁLEZ RODRÍGUEZ OMAR SAADÉ YORDÁNColegiada Núm. 18443 Colegiado Núm. 18881RUA Núm. 17143 RUA Núm. 17795429 Calle Los Pinos Apt. 202 Edificio Esquire, Oficina 403San Juan, PR 00917 2 Calle VelaTel. (787) 502-7886 San Juan, Puerto Rico 00918Fax: N/A Tel. & Fax (787) [email protected]
LCDO. RAFAEL ESPASAS GARCIAColegiado Núm. 18348
TS Núm. 17339Urb. Santa Teresita
2163 C/Teniente Lavergne, Piso 2San Juan, PR 00913
Tel. (787) 309-4723; Fax: N/[email protected]
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