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Escritos1934 - 1935

Tomo VIvolumen 2

León Trotsky

28 febrero 1935 - 12 junio 1935

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Edición OriginalWritings (1934 - 35)Pathfinder Press, New York, 1974

Traducción deSara Bozzi Anderson

CarátulaRodrigo Cortés

© by Editorial Pluma Ltda.Bogotá, 1976Printed in ColombiaImpreso en Colombia

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A Cannon sobre los próximos pasos aseguir1

Febrero de 1935

Estimado camarada Cannon:2

Esta es una carta puramente personal. En primerlugar porque su partido ahora no está afiliado a la ligaComunista Internacional y en segundo lugar porqueningún grupo me autorizó a escribirle. En la carta mereferiré a problemas de orientación general que hacena la preparación de eventuales resoluciones prácticas.En la copia que le envío de la carta la Sneevliet se citael artículo III de los estatutos del WPUS que se refierea la afiliación internacional. Es posible que en los pró-ximos meses la atención de su partido se centre fun-damentalmente en problemas de propaganda yorganización. Pero incluso en esos aspectos será muydifícil escapar, ni creo que lo deseen, a la cuestión de lanueva internacional. Me parece necesario, tanto desdeel punto de vista de su partido como desde el de laInternacional, que se den algunos pasos preparatorios,de acuerdo con el artículo III de los estatutos.

Hay ciertas semejanzas entre la situación de su par-tido y la del partido unificado de Holanda, que se cons-

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5tituirá en las próximas semanas. Sin embargo, hay unadiferencia. El OSP, que constituirá la mayoría del nue-vo partido, pertenecía a la IAG antes de la fusión, yahora tiende a plantear la afiliación a ese organismo.Por lo tanto el sector nuestro del nuevo partido tam-bién entrará allí. Al mismo tiempo, los dirigentes quie-ren llegar a algún tipo de unidad personal con la LigaComunista Internacional. La idea es que los dirigentesde ambos grupos, Sneevliet y Schmidt, pasen a formarparte del Secretariado Internacional.

No necesito extenderme aquí sobre mi opinión res-pecto a la Comunidad Internacional de Trabajo. De-sarrollo a fondo la cuestión en la carta a Sneevliet quele adjunto. Sin embargo, sería absolutamente falsoponer como condición de la formación del nuevo parti-do el retiro de la IAG. La experiencia ya demostrará sisirve para algo que el partido holandés continúe afilia-do a esa organización totalmente confusa y centrista.

En la conferencia de la IAG que se reunió en febreronuestros camaradas Schmidt y Sneevliet hablaron bieny con fuerza de la necesidad de formar la Cuarta Inter-nacional. Nuestros amigos de París me escriben entu-siasmados por la posición que tomaron Schmidt ySneevliet. Pese a continuar afiliado a la IAG, el nuevopartido se comprometió a hacer todo lo posible por laconstitución de la nueva internacional. Y creo que lasituación exige que tanto el partido holandés como elWPUS den algunos pasos prácticos en esa dirección.No sé si en Norteamérica analizaron los efectos del ple-biscito del Saar sobre el movimiento obrero internacio-nal. No se puede sobreestimar su importancia. Des-pués de la miserable capitulación de los dos partidosen Alemania, declaramos que ya no sólo la Segunda

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6Internacional estaba históricamente muerta; tambiénlo estaba la Tercera. La historia puso a la orden del díala fundación de una nueva internacional, basada en lasenseñanzas del pasado. Muchos camaradas, algunosde ellos de nuestras propias filas (Bauer, por ejemplo),no estaban de acuerdo. Decían que todavía se podíarevivir a la Internacional Comunista. El plebiscito delSaar puso a prueba estos planteos y ratificó lo correctode nuestra posición. Si contamos los votos de los em-presarios amigos de Francia, de los judíos burgueses,de los intelectuales pacifistas (menos tal vez del dos oel tres por ciento), podemos acreditar a cada uno delos partidos obreros de un tres a un cuatro por cientode los votos, y esto teniendo en cuenta las inmejora-bles condiciones en que se desarrolló el plebiscito. Losobreros no olvidan tan criminal capitulación. El plebis-cito del Saar es una demostración matemática de lanecesidad de preparar sistemáticamente la formaciónde la Cuarta Internacional.

En nada modifica la lección del Saar el hecho de queen Francia y otros países democráticos los partidos dela Tercera y especialmente de la Segunda Internacio-nal todavía parezcan imponerse organizativamente ymantener una continuidad.

En Francia los obreros sólo podrán ganar si, golpea-dos por los acontecimientos del próximo período, sesacan de encima a ambas burocracias. Por supuesto,esos hechos serían pasos de siete leguas hacia la forma-ción de la Cuarta Internacional. Y si el fascismo con-quista también Francia, ambas internacionales esta-rán amenazadas. En una palabra, ya sea que se triunfeo se pierda, la construcción de la Cuarta Internacionalestá inmediatamente planteada.

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7Para ocultar su despreciable cobardía ante las ta-

reas que plantea la historia, el SAP nos acusa de pre-tender �proclamar� de inmediato la Cuarta Internacio-nal. No necesitamos extendernos demasiado sobre lafalsedad total de esta idea. Somos marxistas. No juga-mos con la historia. No negamos los problemas queella presenta ni los consideramos resueltos cuando enrealidad no lo están. Lo dijimos cientos de veces; sóloqueremos plantear las cosas tal como verdaderamenteson.

Lo importante es demostrar a las masas trabajado-ras, una y otra vez, la bancarrota de las dos internacio-nales. Cada ilusión que la vanguardia obrera pierde laprepara para la lucha. Sin embargo, con eso no basta.Tenemos que plantear nuestra posición sobre todos losacontecimientos importantes del movimiento obrerointernacional. Unicamente podemos hacerlo a travésde documentos programáticos fundamentales. Este esel trabajo preliminar más importante en la perspectivade la Cuarta Internacional.

Por cierto, somos demasiado débiles para �procla-mar� la nueva internacional. Nadie propuso nunca unpaso tan aventurero. El asunto está en sentar las ba-ses ideológicas. El trabajo tiene que continuarininterrumpidamente; en algún momento deberemoscontar con un órgano internacional y un comité quetome las tareas preparatorias concretas.

En las primeras etapas este comité deberá ser muycauteloso, no arrogarse ninguna función administrati-va, dedicarse únicamente a la preparación de los do-cumentos básicos y tal vez sacar un boletín interna-cional.

¿De qué manera se puede comenzar este trabajo?

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8Si el WPUS llegara a un acuerdo con el partido holan-dés y con la Liga Comunista Internacional formaría-mos inmediatamente un buró internacional para em-pezar la tarea.3

Próximamente pueden ocurrir grandes aconteci-mientos en Europa y entonces seremos testigos de im-portantes reagrupamientos en el movimiento obrero.Los elementos revolucionarios se verán obligados abuscar un nuevo centro nucleador. No se podrá hacerde un soplo. Hay que prepararlo. Es inevitable que hayanuevas rupturas en los partidos socialistas y stalinistas,así como en las organizaciones centristas que hoy es-tán en la IAG. Triunfará la organización internacionalque sostenga una posición teórica y política correcta yesté profundamente convencida de la necesidad histó-rica de su causa. Seria criminal dilatar la tarea de cla-rificación y de nucleamiento de fuerzas alrededor delas banderas de la Cuarta Internacional.

No le escribo esta carta al secretario general del WP,Muste,4 no sólo porque no lo conozco personalmentesino también porque no quiero que en ningún sentidose considere esta carta como una propuesta formal.No obstante, si usted considerara aconsejable mostraresta carta al camarada Muste y a otros camaradas diri-gentes de su partido, naturalmente me alegraría mu-cho.

Espero conocer pronto la reacción de los camaradasnorteamericanos ante estas ideas, que por otra parteno son nuevas. Ya hace un año y medio que tomamosla iniciativa de plantearlas.

Con mis mejores deseos,

Crux [León Trotsky]

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Las intrigas centristas y la tácticamarxista5

Carta al camarada polaco V.

28 de febrero de l935

Leí con gran interés y provecho su carta sobre laconferencia de las organizaciones de la IAG, ya que suinforme resultó realmente revelador. Pero debo decirledesde el vamos que las conclusiones que usted sacade los hechos que tan correctamente observó me pa-recen unilaterales e incluso falsas. De pronto, ustedestá en contra de la entrada de la sección francesa a laSFIO y propone que la ICL entre a la IAG. Se equivocaen ambas cosas.

De sus propias descripciones se concluye que en lassesiones de la IAG sólo se reunieron los representan-tes diplomáticos de diversos grupos y tendencias cen-tristas orientados en diversas direcciones, y cada unode estos representantes diplomáticos estaba muy in-teresado en no pronunciarse sobre nada, y por lo tanto

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10en ser muy liberal con los demás. En otras palabras, elprincipio dominante era vivir y dejar vivir, o crear con-fusión y dejar que la confusión se cree.

La vida de la IAG consiste en publicar de vez encuando algunos documentos, lo que no significa mu-cho, y en hacer conferencias más o menos cada año ymedio para demostrar que no son sectarios, es decirque, a diferencia de los malditos bolcheviques leninistas,no tienen el menor deseo de molestarse los unos a losotros. Así la IAG se convierte en el refugio de los con-servadores diplomáticos centristas que no quierenarriesgar nada y prefieren dejar que el omnisciente�proceso� histórico se ocupe de los problemas más can-dentes de nuestra época. Si por casualidad el mencio-nado �proceso� lograra crear una nueva, buena, Cuar-ta Internacional, con puestos estables para los señoresdiplomáticos, entonces éstos amablemente condescen-derían a reconocer el hecho consumado. Pero hastaese momento prefieren dejar la puerta abierta. A lomejor después de todo la Segunda y la Tercera se fu-sionan y surge una nueva y floreciente empresa deestas dos bancarrotas complementarias. De nada ser-virá arruinarse esta posibilidad. Hay que evitar espe-cialmente adherirse a principios definidos porque nues-tra época es demasiado incierta y el principio demasia-do inflexible, y además ahí están esos aguijonesleninistas siempre dispuestos a refregarle a uno en lasnarices la contradicción entre principio y acción.

Usted observó muy bien que la gente del SAP, quedominó la conferencia, pronunció discursos bastanteradicales en los que planteé pasablemente nuestrosprincipios para olvidarse de ellos cuando llegó el mo-mento de adoptar resoluciones. Usted señala adecua-

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11damente que esto es propio del centrismo clásico. Cuan-do se trata de un honesto e ingenuo estado de ánimocentrista de las masas, se puede, en circunstanciasfavorables y con una política correcta, tomarse de esesentimiento para hacerlas avanzar. Pero cuando nosenfrentamos con dirigentes, y cuando estos dirigentesson centristas �clásicos�, es decir complacientesespeculadores centristas, se puede esperar muy pocode esa comunidad de trabajo que no es ni trabajadorani comunista. Ganar para las ideas marxistas a cincoobreros jóvenes de la SFIO es cien veces más impor-tante que votar resoluciones inocuas, y por lo tantoengañosas, o incluso hacer constar el voto en contrade ellas, dentro de las cuatro paredes de esas confe-rencias.

Tales reuniones de sólidos burócratas, particularmen-te cuando vienen de distintos países, a menudo cau-san una impresión muy imponente. Lo mejor es �estarahí�. No se está �aislado� y, con la ayuda de Dios, sepuede ganar influencia y prestigio. ¡Qué ilusión inge-nua! Sólo se puede poseer la fuerza que se conquista,es decir la fuerza de los revolucionarios unidos por ideasclaras.

¿Cuál es su objeción al giro que hemos dado en Fran-cia? Usted cita una carta de un representante del Bundde Izquierda (Polonia)6 en la que se afirma muy co-rrectamente que un grupo cuantitativamente pequeñopero con claridad ideológica puede ejercer gran influen-cia. Pero de este hecho indiscutible usted extrae la in-esperada conclusión de que el último giro de la ICLperjudica y que sus desgraciadas consecuencias seextienden tanto que llegan a afectar incluso al Bund deIzquierda. ¿Cómo entender esto?

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12Usted sostiene junto con el representante del Bund

de Izquierda que la fuerza de los bolcheviques leninistasconsiste en la claridad de sus ideas. Dado que afirmaque desde el giro nuestra influencia disminuyó (lo quees una mentira traída de los cabellos), hay que supo-ner que en el interín nuestras ideas perdieron su clari-dad. Ese es el punto en discusión. ¿Se volvió nuestrasección francesa menos decidida, más confusa, másoportunista desde que entró a la SFIO? ¿O mantuvouna actitud absolutamente irreductible respecto a susposiciones fundamentales? Eso es lo que usted tieneque decidir, mi estimado amigo, pues de otro modo sujuicio se apoya sobre una base lógica totalmente falsa.

Dice usted que, puesto que la firmeza de principiosy la claridad ideológica determinan la influencia de losbolcheviques leninistas, el cambio de nuestros méto-dos organizativos fue fatal para la influencia de la or-ganización. Eso no encaja, mi amigo. Por supuesto,usted puede aventurar la opinión de que el cambio enlos métodos organizativos (la entrada a la SFIO) signi-ficó un alejamiento de la claridad ideológica. No esimposible. El único interrogante que cabe es: ¿es éserealmente el caso?

Sostengo que ninguna de nuestras secciones tuvotodavía la oportunidad de formular tan nítidamente susideas y de plantearlas tan directamente ante las ma-sas como lo ha hecho la sección francesa desde que seconvirtió en una tendencia del Partido Socialista. Y sise sabe observar hay que llegar a la conclusión de quetoda la vida de los partidos socialista y comunista estáahora determinada, o por lo menos influida, directa oindirectamente, positiva o negativamente, por las ideasy consignas de nuestra pequeña sección francesa.

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13Entiendo muy bien que los camaradas de Polonia o

de cualquier otro lugar que no leen francés ni puedenseguir los acontecimientos franceses se vean desfavo-rablemente impresionados por el simple hecho del in-greso a la Segunda Internacional. Pero en política re-volucionaria lo que cuenta no es la impresión inmedia-ta sino los efectos a largo plazo. Si la entrada a la SFIOdemuestra favorecer la extensión de nuestra influen-cia, los polacos y otros camaradas tendrán que revisarsu caracterización del giro efectuado. De hecho ya lohizo la mayoría de los camaradas. Es correcto que ungrupo pequeño con ideas claras es más importante queuno tal vez numeroso pero heterogéneo. Pero no tene-mos que hacer un fetiche de esta frase. El grupo pe-queño tiene que tratar de crearse el público necesariopara sus ideas correctas. Y al hacerlo tiene que adap-tarse organizativamente a las circunstancias dadas.

Usted presenta las cosas como si Vidal,7 asustadopor el aislamiento de la sección francesa, hubiera in-ventado e impuesto artificialmente el giro en detrimentodel conjunto del movimiento.

En 1929 Vidal escribió lo siguiente a un francés queacusaba de sectarismo a la Oposición de Izquierda:

�Usted señala grupos individuales de la Oposiciónde Izquierda y los llama �sectarios�. Tendríamos quellegar a un acuerdo sobre el contenido de este térmi-no. Entre nosotros hay elementos que se sienten muysatisfechos de sentarse en su casa y criticar al partidooficial, sin plantearse ningún objetivo más amplio, sinasumir ninguna obligación revolucionaria práctica, ha-ciendo así de la oposición revolucionaria un título, algoparecido a una Orden de la Legión de Honor. Ademáshay tendencias sectarias que se manifiestan buscán-

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14dole siempre cinco patas al gato. Hay que luchar con-tra esto. Y yo estoy personalmente dispuesto a hacerlosin detenerme, si fuera necesario, por antiguas amis-tades, lazos personales, etcétera.�

Esa carta, escrita hace seis años, explica por qué losbolcheviques leninistas realizaban, y tenían que reali-zar, su trabajo de manera sectaria, como grupo propa-gandístico, dadas las circunstancias, luego de una se-rie de grandes derrotas internacionales. Termina conel pronóstico de que esta etapa indudablemente serásuperada, no sin lucha contra los que pretenden dedu-cir de los tesoros ideológicos de nuestra tendencia elderecho a permanecer inmutablemente conservadoreshasta que llegue el momento en que el desarrollo his-tórico tome nota de su presencia y los invite cordial-mente a ser tan amables de tomar la dirección de laclase obrera. No, querido amigo, no basta con tenerideas correctas. También hay que saber cómo aplicar-las. ¿Cómo? No hay recetas universalmente validas quelo indiquen. Es necesario investigar en cada instanciala situación concreta para adecuar el poder de las ideascorrectas al nivel organizativo más favorable.

En la época de la ruptura con los brandleristas uncamarada del grupo de Walcher me pidió opinión sobreel posible ingreso de la minoría al SAP (creo que fue en1931). Mi respuesta fue aproximadamente la que si-gue: de ningún modo se puede rechazar por sí mismoel ingreso a este partido socialdemócrata de izquierda.Hay que saber en nombre de qué principios y objetivosustedes pretenden entrar. En consecuencia, la primeraobligación de ustedes es elaborar una plataforma clarae inequívoca.

Cómo usted sabe, Walcher y los suyos no procedie-

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15ron de este modo. Jugaron a las escondidas con lasideas y hasta hoy, siguen haciéndolo. Por eso los criti-camos, no por a una determinada organización social-demócrata en una determinada situación política.

Se me informó que un joven del SAP declaró en laconferencia de la IAG que el giro de los bolcheviquesleninistas en Francia es una confirmación de los princi-pios del SAP. Una persona seria no puede menos quereírse de eso, porque el entrismo en sí mismo no signi-fica nada; lo decisivo es el programa y qué se hace deacuerdo con ese programa después de haber entrado.Desde que está representado en la SFIO, el SAP actúacomo un grupo centrista informe y tibio. Nuestros com-pañeros actúan con claridad y determinación marxis-ta.

Pero Lenin dijo que hay que romper con los refor-mistas, y nosotros ahora entramos a una organizaciónreformista. Esta manera de contraponer las cosas esespiritualmente a fin en un todo con la de losbordiguistas y su discípulo Vereecken,8 pero no tienenada en común con el leninismo. Lenin proclamó lanecesidad de romper con los reformistas después delestallido de la guerra, de la guerra mundial. Exigió esto,implacablemente, a los centristas. En ese entonces nohabía bolcheviques coherentes en ningún lado, excep-tuando a la emigración rusa. Les elementos que se es-taban izquierdizando a los que Lenin apelaba eran cen-tristas organizativa e ideológicamente enraizados en lasocialdemocracia. Fue a ellos a quienes Lenin dijo: tie-nen que romper con los reformistas. Pero para poderdecirlo los bolcheviques participaron entusiastamenteen la vida interna de la socialdemocracia francesa, sui-za y escandinava.

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16Nuestra gran ventaja sobre 1914 consiste en que en

casi todas partes contamos con grupos y organizacio-nes de bolcheviques templados, alineadosinternacionalmente y sujetos, por lo tanto, a un con-trol internacional. No hay que convencerlos de la nece-sidad de romper con los reformistas. Están frente a unproblema completamente distinto: en las actuales con-diciones, ¿cómo puede nuestro pequeño grupo con susideas claras ganarse una audiencia entre las masas?La situación es complicada y hasta tal punto están in-volucrados en ella los remanentes de las viejas organi-zaciones que, mientras nos mantenemos absolutamenteirreductibles en lo que hace a nuestros principios,organizativamente tenemos que ser muy hábiles, muyágiles, muy sutiles y emprendedores. De otro modo,aun con las mejores ideas entraremos en decadencia.En su correspondencia con Sorge, Engels se queja do-cenas de veces de que los marxistas ingleses y alema-nes que vivían en Norteamérica habían llevado las co-sas hasta el punto de transformar la más viva de lasteorías, el marxismo, en una fe sectaria de la que va-lerse para mantenerse pasivos, en vez de intervenircon toda fuerza y determinación en el torrente vivo delmovimiento obrero.

Mire España, querido amigo. En medio de los tem-blores de la revolución, nuestra sección de allí se dis-tinguió en todo ese período por su pasividad doctrinaria.Individualmente, muchos de nuestros camaradas pe-learon con valor. Pero el conjunto de la sección se ca-racterizó más por la critica �objetiva� que por la activi-dad revolucionaria. Indudablemente es el ejemplo mástrágico de toda la historia de la ICL. Y observe queprecisamente esta sección hoy en día se muestra to-

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17talmente intransigente hacia el giro �oportunista� enFrancia.

En Norteamérica los acontecimientos se desarrolla-ron de manera distinta. Nuestra Liga se unió con laorganización de Muste para constituir un partido inde-pendiente. La organización participa con entusiasmoen el movimiento de masas real y se ha acreditadoconsiderables éxitos. Precisamente por esta razón com-prendió claramente el giro francés, pese a la diversi-dad de condiciones y de métodos aplicados.

Como marxistas somos centralistas. También lucha-mos a nivel internacional por la fusión de las fuerzasrevolucionarias. Pero porque somos marxistas no po-demos caer en el doctrinarismo charlatán y pedante.Siempre analizamos la realidad viva y nos adaptamosa toda nueva situación sin perder nuestra identidad.Allí radica todo el secreto del éxito revolucionario. Ytenemos que dominar este secreto, no importa cuántocueste.

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Otra vez sobre la cuestión delbonapartismo9

El bonapartismo burgués y el bonapartismosoviético

Marzo de 1935

Algunos críticos se quejan de que usamos demasia-do extensa y diversamente el término bonapartismo.Esos críticos no advierten que lo mismo sucede conotros términos del vocabulario político, como por ejem-plo �democracia� y �dictadura�, para no mencionar �es-tado�, �sociedad�, �gobiernos�, etcétera. Hablamos dela democracia del pasado (basada en la esclavitud), dela democracia de las corporaciones medievales, de lademocracia burguesa, de la democracia proletaria (re-firiéndonos al estado), así como de la democracia enlos partidos; en los sindicatos, en los gremios, etcéte-ra. El marxismo no puede renunciar a esos conceptoseconómicos ya establecidos ni dejar de aplicarlos a losnuevos fenómenos; de otro modo la transmisión del

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19conocimiento humano sería en general imposible. A ries-go de equivocarse, el marxismo tiene que definir encada caso el contenido social del concepto y la tenden-cia de su evolución. Recordemos que Marx y Engels nosólo caracterizaron como bonapartista el régimen deNapoleón III sino también el de Bismarck.10 El 12 deabril de 1890 Engels le escribía a Sorge: �Hoy en díatodo gobierno se está volviendo bonapartista, nolensvolens.� Eso fue más o menos cierto durante un pro-longado período en que la agricultura estaba en crisisy la industria deprimida. El nuevo alza del capitalismodesde 1895 en adelante debilito las tendencias bona-partistas; la decadencia del capitalismo después de la[Primera] Guerra [Mundial] las fortaleció considerable-mente.

En su Historia de la Gran Revolución Rusa, Chernov11

saca a relucir declaraciones de Lenin y Trotsky descri-biendo al régimen de Kerenski como bonapartismoembrionario; rechazando esta caracterización, dice sen-tenciosamente: �El bonapartismo levanta vuelo con alasde gloria� Este �vuelo� teórico es muy al estilo deChernov, pero Marx, Engels y Lenin no definían albonapartismo de acuerdo a vuelos retóricos sino enbase a una específica relación entre las clases.

Entendemos por bonapartismo el régimen en el cualla clase económicamente dominante, aunque cuentacon los medios necesarios para gobernar con métodosdemocráticos, se ve obligada a tolerar -para preservarsu propiedad- la dominación incontrolada del gobiernopor un aparato militar y policial, por un �salvador� co-ronado. Este tipo de situación se crea cuando las con-tradicciones de clase se vuelven particularmente agu-das; el objetivo del bonapartismo es prevenir las ex-

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20plosiones. la sociedad burguesa pasó más de una vezpor épocas así; pero eran, por así decirlo, solamenteensayos. La decadencia actual del capitalismo no sóloquitó definitivamente toda base de apoyo a la demo-cracia; también reveló que el viejo bonapartismo re-sulta totalmente inadecuado; lo ha reemplazado el fas-cismo. Sin embargo, como puente entre la democraciay el fascismo (en 1917 en Rusia como �puente� entrela democracia y el bolchevismo), aparece un �régimenpersonal� que se eleva por encima de la democracia yconcilia con ambos bandos, mientras, a la vez, protegelos intereses de la clase dominante; basta con dar estadefinición para que el término bonapartismo resultetotalmente aclarado.

De todos modos, hacemos notar que:1. Ni uno solo de nuestros críticos se tomó la moles-

tia de señalar el carácter específico de los gobiernosprefascistas: Giolitti y Facta12 en Italia; Bruening, Papeny Schleicher en Alemania; Dollfuss en Austria;Doumergue y Flandin en Francia.

2. Hasta hoy nadie propuso otro término. Por Nues-tra parte, no necesitamos buscar otro; el término em-pleado por Marx, Engels y Lenin nos parece totalmentesatisfactorio.

¿Por qué insistimos en esta cuestión? Porque es decolosal importancia teórica y política. Se puede decirque oficialmente se abre en un país una etapaprerrevolucionaria (o prefascista) en el momento enque el conflicto entre las clases divididas en dos cam-pos hostiles traslada el eje del poder fuera del Parla-mento. Por lo tanto, el bonapartismo caracteriza el úl-timo plazo con que cuenta la vanguardia proletaria parala conquista del poder. Al no comprender la naturaleza

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21del régimen bonapartista, los stalinistas se ven lleva-dos a dar el siguiente diagnóstico: �no es una situaciónrevolucionaria�, e ignoran la situaciónprerrevolucionaria.

Las cosas se complican cuando usamos el términobonapartismo refiriéndonos al régimen de Stalin y ha-blamos de �bonapartismo soviético�. �No -exclamannuestros críticos- ustedes tienen demasiadosbonapartismos; es inadmisible hacer tan extensivo eltérmino�, etcétera. Generalmente se hace este tipo deobjeciones -abstractas, formales y gramaticales- cuandono se tiene nada que decir sobre el tema.

No caben dudas de que ni Marx, ni Engels, ni Leninusaron el término bonapartismo refiriéndose a un es-tado obrero; no tiene nada de sorprendente, ya que notuvieron ocasión de hacerlo. (Que Lenin no dudó enutilizar para el estado obrero, con las necesarias reser-vas, términos usados para el régimen burgués lo de-muestra, por ejemplo, su expresión �capitalismo deestado soviético�.) ¿Pero qué se puede hacer cuandolos buenos viejos libros no nos dan las indicacionesnecesarias? Tratar de arreglárselas usando la propiacabeza.

¿Qué significa el �régimen personal� de Stalin y cuáles su origen? En última instancia es producto de unaaguda lucha de clases entre el proletariado y la bur-guesía. Con la ayuda de los aparatos burocrático y po-licial, el poder del �salvador� del pueblo y árbitro de laburocracia como casta dominante se elevó por encimade la democracia soviética reduciéndola a una sombrade sí misma. La función objetiva del �salvador� es pro-teger las nuevas formas de propiedad usurpando lasfunciones políticas de la clase dominante. ¿Acaso esta

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22precisa caracterización del régimen socialista no es ala vez la definición sociológica científica delbonapartismo?

El valor incomparable del término radica en que nospermite descubrir inmediatamente afinidades históri-cas sumamente instructivas y determinar dónde estánsus raíces sociales. Surge la conclusión siguiente; laofensiva de las fuerzas plebeyas o proletarias contra laburguesía dominante, así como la ofensiva de las fuer-zas pequeño burguesas o burguesas contra el proleta-riado dominante, puede terminar en regímenes políti-cos totalmente análogos (simétricos). Este es el hechoindiscutible que nos permite descubrir el términobonapartismo.

Cuando Engels escribía �Todo gobierno se está vol-viendo bonapartista, nolens volens�, pensaba segura-mente sólo en las tendencias del proceso. En este te-rreno como en cualquier otro, la cantidad se transfor-ma en cualidad. Toda democracia burguesa tiene ras-gos bonapartistas. También se puede descubrir, conbuenas razones, elementos bonapartistas en el régi-men soviético de Lenin. Pero el arte del pensamientocientífico consiste en determinar precisamente dóndela cantidad se transforma en una nueva cualidad. En laera de Lenin el bonapartismo soviético era una posibi-lidad; en la era de Stalin se ha convertido en una rea-lidad.

El término bonapartismo confunde a los pensadoresingenuos (a lo Chernov) porque evoca la imagen delmodelo histórico de Napoleón, así como el término ce-sarismo evoca la imagen de Julio César. De hecho,ambos términos se desprendieron hace mucho de lasfiguras históricas que les dieron origen. Cuando habla-

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23mos de bonapartismo, sin aditamentos, no pensamosen analogías históricas sino en una definición socioló-gica. Del mismo modo, el término chovinismo tiene uncarácter tan general como nacionalismo, aunque el pri-mero proviene del nombre del burgués francés Chauviny el segundo de nación.

Sin embargo, en algunos casos, cuando hablamosde bonapartismo tenemos en mente una afinidad his-tórica más concreta. Así, el régimen de Stalin, que esla traducción del bonapartismo al idioma del Estadosoviético, revela al mismo tiempo una cantidad de ras-gos complementarios que recuerdan el régimen delConsulado (o del Imperio, pero todavía sin corona).

No es casual; ambos regímenes siguieron a grandesrevoluciones y las usurparon.

Vemos que un uso correcto, es decir dialéctico, deltérmino bonapartismo no sólo no nos conduce alesquematismo -esa úlcera del pensamiento-, sino quenos permite caracterizar bien concretamente el fenó-meno que nos interesa; a éste no se lo toma aislado,como �algo en sí mismo�, sino en su conexión históricacon muchos otros fenómenos relacionados con él. ¿Quémás se le puede pedir a un término científico?

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La discusión en Bélgicay el Plan de Man13

2 de marzo de l935

Al Secretariado InternacionalEstimados camaradas:Estoy totalmente de acuerdo con su caracterización

de la discusión en nuestra sección belga. Después deestudiar los documentos referentes a la crisis quisieraextenderme un poco sobre mi posición.

El 15 de enero de 1935 Bruselas escribió a todos losmiembros de la sección belga: �Nuestras diferenciassimplemente se intensifican [...] Como militantes re-volucionarios no podemos compartir, siquiera parcial-mente, las responsabilidades.� Este es el idioma de laruptura. Si la actitud de la organización nacional e in-ternacional es tan mala que ya no permite a los �mili-tantes revolucionarios� asumir siquiera parte de la res-ponsabilidad, no queda otra cosa que la ruptura.

El 29 de enero Vereecken le escribió al SecretariadoInternacional: �Estoy ansioso por informarles franca-

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25mente que los camaradas �antientristas� y yo mismoconsideramos cada vez más que este paso radical essumamente pernicioso y que el SI no debe hacerse amenor ilusión respecto a un eventual cambio en nues-tra posición política. Lo consideramos un enorme errorpolítico e histórico, y en interés del movimiento revo-lucionario y de la formación de la Cuarta Internacionalcontinuaremos combatiendo esta tendencia con todasnuestras fuerzas.�

Es el mismo idioma. Si los camaradas de Bruselasestán persuadidos �cada vez más� de que nuestra tác-tica es sumamente perniciosa, si no tenemos que ha-cernos ilusiones sobre un eventual cambio en sus ideas,eso sólo significa que el camarada Vereecken se estádedicando consciente y sistemáticamente a prepararla ruptura.

�Nuestras diferencias simplemente se intensifican.�Para los críticos de Bruselas la degeneración de la ICLes �cada vez más� evidente. Pero como las diferenciasadquirieron un carácter abierto y agudo especialmentedesde la discusión sobre la entrada de nuestra secciónfrancesa a la SFIO, tenemos que esperar hasta que elcamarada Vereecken haga un análisis de la experien-cia en Francia desde entonces. Evidentemente, tuvoque ser esta experiencia la que lo convenció �cada vezmás� de nuestra decadencia. Pero aquí comienza elenigma. En ninguno de los documentos que me llega-ron encuentro un análisis de la experiencia de la sec-ción francesa hecho por el camarada Vereecken. Estopuede parecer sorprendente.

El camarada Vereecken predijo la absoluta imposi-bilidad de que los bolcheviques leninistas desarrolla-ran sus ideas dentro del Partido Socialdemócrata. Pre-

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26dijo la degeneración oportunista y el descrédito totalde nuestra tendencia. ¿Intenta analizar los hechos rea-les? ¿Compara sus predicciones con la realidad? No, nien lo más mínimo. Era implacable cuando se tratabade pronósticos, discusiones, problemas previos, perodesde que estamos frente a una realidad Vereeckenperdió todo interés en la cuestión. Este hecho carac-teriza perfectamente la manera abstracta en queVereecken encara todos los problemas.

Pero a los marxistas antes que nada nos interesanlos hechos. Y basándonos en los cinco meses que pasa-ron desde el �entrismo�, decimos: cada día y cada nue-vo hecho desmienten la actitud puramente negativa yestéril que tomó Vereecken en el momento de la discu-sión sobre Francia. Y si no es capaz de verlo y admitirloabiertamente no hay que sorprenderse de que se alejecada vez más del marxismo hacia el bordiguismo, quees lo mismo que decir hacia la nada.

Vereecken se lamenta: �la discusión sobre la juven-tud [se] hizo a la carrera�; y también �la votación fueconfusa�, etcétera... La dificultad de Vereecken resideen que separa completamente el problema de la ju-ventud belga de la cuestión del �entrismo� en Francia yde la experiencia de la Liga francesa. Para él la activi-dad política no es otra cosa que una serie de discusio-nes. La cuestión francesa se discutió prolongada y acer-bamente a nivel internacional y sobre todo en Bélgica.A la luz de estas discusiones y sobre todo de las expe-riencias que les siguieron, ningún marxista al que leinteresen los hechos reales tenía necesidad de debatirla entrada a la Joven Guardia Socialista Belga; perodesgraciadamente éste no era el caso de Vereecken. Alvolverle la espalda a la experiencia francesa, que lo

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27desautoriza implacablemente, simplemente quiere unanueva �discusión�, y especialmente que dure mucho,ya que para él la actividad consiste en la discusión in-terna.

�Nuestras diferencias simplemente se intensifican�¿Pero cuál es el punto más importante de las diferen-cias respecto a Bélgica? La cuestión del Plan de Man,que por su parte se redujo al problema de la inflación.Es sorprendente ver la importancia que Vereecken leatribuye a este asunto. Sus boletines están llenos dedemostraciones de las malas intenciones de de Man,que aspira a la inflación. Las mentalidades formalistasa menudo se toman de problemas totalmente secun-darios para inflarlos fuera de toda proporción. ¿Es queacaso somos los caballeros del franco belga? ¿Nos sal-varemos salvando la moneda actual? Es incomprensi-ble el fanatismo antiinflacionario de Vereecken. En esteperíodo de crisis social, de sacudidas económicas, Lainflación y la deflación son dos medios complementa-rios de hacerle pagar al pueblo la decadencia del capi-talismo. Los partidos burgueses organizan formidablesdiscusiones sobre si es mejor cortarles la cabeza a lostrabajadores con la guadaña de la inflación o con elsimple cuchillo de la deflación. Nosotros luchamos conla misma energía contra la guadaña que contra el cu-chillo.

Pero Vereecken se obstina antes que nada contra lainflación. Para exponer el Plan de Man creó un aforis-mo especial: �nacionalizar comprando nuevamente esuna especie de inflación.� Es al comprar nuevamente alo que hay que oponerse, sin embrollarse en cuestio-nes de técnica financiera. Pero no; Vereecken quieredemostrar que de Man es un inflacionista.

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28Llega tan lejos como para decir que �para nuestra

tendencia hubiera sido muy importante encarar en elperiódico una campaña sobre este problema�. Pero, sino me equivoco, es el gobierno de Theunis14 quien hoyhambrea al pueblo agitando a la vez el fantasma delplan inflacionista de de Man. Ese es el mejor modo deasestar la cuchillada de la deflación. Pero desde elmomento en que todo eso sucede en la realidad y noen la discusión a Vereecken lo deja indiferente. No exi-ge del periódico una campaña contra la deflación deTheunis sino contra la problemática y, de todos modos,distante inflación de de Man. La mentalidad de Ve-reecken se revela íntegra en este instructivo episodio.

Vereecken escribe: �Aunque se sabe, y se estuvo deacuerdo en escribirlo, que el plan es un engaño a lostrabajadores, y además que se están llevando a cabonegociaciones ocultas para asestarles un traicionerogolpe a las masas trabajadoras, Charleroi15 continúadejando que los trabajadores luchen en medio de unaoscuridad total. Se ha llegado tan lejos que La Voixconfunde el plan con el socialismo... Los directores deLa Voix ya no saben distinguir entre el socialismo y unengaño, una falsa ilusión, una traición.�

Pueden ver, camaradas, que el caso es serio.Vereecken no sólo acusa a La Voix de identificar el en-gaño y la traición con el socialismo sino además dehacerlo con pleno conocimiento de causa. Las directo-res de La Voix saben que es una mentira pero, en lugarde desenmascararla, Lesoil16 y sus amigos la ocultan,conducen a los obreros a la trampa, participan en latraición. ¿Y nuestra organización internacional? Vea-mos lo que dice al respecto en la carta del 15 de enero:�Finalmente acusamos al SI y al camarada Vidal de

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29ocultar la posición de Charleroi y decimos: a cada cualsu responsabilidad.�

Como ven, es un asunto serio. Los dirigentes de lasección belga traicionan conscientemente al proleta-riado y la dirección internacional los apaña.

Pero no se apresuren a irritarse. No estamos juz-gando la mala fe de Vereecken sino su pensamientoperiodístico antimarxista que se aparta de la realidadpara internarse en el reino de los fantasmas.

Para señalar que el plan de de Man es inflacionista,Vereecken construye toda una Torre Eiffel de demos-traciones del peligro inflacionista que nos amenaza.De Man está a favor de volver a comprar, lo que sólopuede significar un terrible gasto para el pueblo. Pormedio de qué procedimiento técnico se efectuará lacompra es un problema de minimísima importancia.Pero, a imitación de Theunis, Vereecken levanta el es-pectro de la inflación. Ese es el engaño, ésa es la trai-ción de la que Lesoil es cómplice y a la que el SI �pro-tege�. Sería cómico de no ser tan trágico, al menospara el camarada Vereecken.

Muchas veces sé hizo la crítica del plan; se la puedecompletar. Si nosotros tuviésemos que presentarle unplan al proletariado belga, seria completamente dife-rente. Desgraciadamente, el proletariado belga no nosdio a nosotros este mandato, sino al Partido ObreroBelga [POB], y el plan refleja dos hechos: la presióndel proletariado sobre el POB y el carácter conservadorde este partido.

¿En qué consiste el engaño del plan? En el hecho deque la dirección del POB, de Man incluido, no deseaconducir a las masas a la lucha, y sin lucha este plan,inadecuado como es, resulta completamente irrealiza-

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30ble. Entonces, cuando les decimos a las masas quepara aplicar este imperfecto plan es necesario pelearhasta las últimas consecuencias, estamos lejos de ocul-tarles el engaño; por el contrario, les ayudamos a des-cubrirlo a través de su propia experiencia.

Pero ustedes identifican el plan con el socialismo,escribe Vereecken. Simplemente olvida que en bocade de Man la palabra socialismo es tan engañosa comoel plan. Y por la misma razón los dirigentes del POB noquieren la lucha. Pero se han enredado entre las rue-das de la crisis del capitalismo y del reformismo. Sevieron obligados a proclamar el plan y hasta a hacer deél la plataforma del proletariado belga. Es un hecho.¿Cuál es nuestra tarea? Ayudar a los obreros a hacergirar las ruedas en las que los dirigentes oportunistasforzosamente tuvieron que meter las manos.

Permítanme, camaradas, recordar un ejemplo clási-co. En mayo de 1917 el Partido Social Revolucionarioruso formuló su �plan�, es decir su programa agrario,basándose en cientos de reivindicaciones campesinas.El programa levantaba la expropiación de los terrate-nientes, la redistribución periódica de la tierra entrelos campesinos, la abolición del trabajo asalariado enla agricultura, etcétera... De conjunto, la consigna de-mocrático-revolucionaria (expropiación de los terrate-nientes) se ligaba a reivindicaciones utópicas, a pre-juicios pequeñoburgueses. El partido de Kerenski-Chernov, que lanzó este �plan�, seguía en la coalicióngubernamental con los terratenientes y los capitalis-tas.

¿Cuál fue la actitud de los bolcheviques? Criticaronlas contradicciones internas y fallas del programa. Peroantes que nada reconocieron que la realización de este

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31programa significaría una enorme ventaja para los cam-pesinos, para todo el pueblo. Sin embargo, no podíacumplirse ese programa en colaboración con los explo-tadores. Los bolcheviques hicieron todo lo posible porimpulsar a los campesinos a luchar por su plan. Termi-naron incluyendo el plan en su programa de acción.Les decían a los campesinos: los errores de vuestroprograma los corregiremos juntos, a la luz de la expe-riencia común, cuando hayamos tomado el poder. Sinembargo, vuestros dirigentes, Kerenski, Chernov y losotros, no quieren la lucha. Allí está su mentira. ¡Tratadde arrastrarlos a la lucha, y si se obstinan, echadlos!

En esta política no había trampas ni traición. Era laverdadera política del realismo marxista. Sin ella hu-biera sido imposible la Revolución de Octubre.

La tarea revolucionaria consiste en exigir que el POBtome el poder para hacer efectivo su plan. A estoVereecken responde: No! Hay que exigir un gobiernoobrero, no solamente un gobierno socialista. No tene-mos que olvidar a los obreros stalinistas, y además elplan no es bueno, nos amenaza con la inflación. Yo,Vereecken, propondré un plan mejor. ¿Es serio esto?No, es ridículo. Vereecken se ubica fuera de la reali-dad. Construye en su imaginación un frente único queno existe en Bélgica. Para este imaginario frente únicopropone un imaginario programa, que Vandervelde yJacquemotte17 luchen juntos por el plan perfecto soña-do por Vereecken. De esta manera todo se arregla a laperfección.

Vereecken trata de citar a Gourov en favor de suposición sobre la campaña alrededor del plan. Se tratapor lo menos de un desgraciado malentendido. En sucarta,18 Gourov reconoce la necesidad de tomar posi-

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32ción en base a una campaña en favor de que el partidosocialista [el POB] tome el poder para aplicar su propioplan. Eso es todo. Gourov insistió solamente en quehay que criticar con aspereza a los socialistas de iz-quierda. Por lo menos las nueve décimas parees de lacarta de Gourov coinciden con la posición de Charleroi,mientras que Vereecken ya previamente caracterizabael Plan de Man como una expresión del social-fascis-mo.

Tomándose de algunas formulaciones poco precisasde La Voix, Vereecken acusa a sus directores de servira la dirección del POB y de los sindicatos, y de renun-ciar a la crítica marxista. Esta nueva traición seria elprecio a pagar para entrar al POB. Tomen nota de lonefasto de la acusación. La asombrosa desproporciónentre los hechos, es decir las citas tomadas del perió-dico, y la acusación llega al nivel de una calumnia.Recibí recién un ejemplar de La Voix. Dice: �El triunfoobtenido por el gobierno el 4 de febrero, con la ayudade los dirigentes del POB y la CS [la federación sin-dical].� En el mismo artículo se dice que los dirigentesdel POB ratificaron plenamente �su adhesión al régi-men burgués, a los enemigos declarados de los traba-jadores�, etcétera. Realmente, uno no usa ese lengua-je cuando está tratando de venderse a la burocraciadel POB y la CS. En el mismo periódico hay una criticaa l�Action Syndicale (La Acción Sindical), que aconsejaal gobierno inclinarse ante la �presión� de la manifes-tación. �Quienes les hablan así a los obreros, los enga-ñan�, dice La Voix. No, La Voix no está sometida a losdirigentes sindicales, no engaña a los obreros, a pesarde los errores que comete a veces. Pero estas equivo-caciones de La Voix resultan insignificantes ante las

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33montañas de errores, distorsiones, acusaciones en elaire y caracterizaciones totalmente falsas de la reali-dad del camarada Vereecken.

El más grave error que se le puede reprochar a LaVoix -y en esto estoy completamente de acuerdo conel camarada Martin- es que nuestros camaradas bel-gas identifican demasiado la lucha revolucionaria conla huelga general. Así como una simple huelga necesi-ta, sobre todo en esta época, de un piquete, una huel-ga general necesita de una milicia obrera, que en últi-ma instancia no es más que un piquete generalizado.La huelga general plantea el problema del poder perono lo resuelve. En realidad se trata del problema de lafuerza armada. Los fascistas penetran en todos los cuar-teles tanto a través de los oficiales activos como de losde la reserva. La vanguardia proletaria tiene que esfor-zarse por estrechar sus lazos morales con sus herma-nos soldados. Por lo tanto la lucha por el poder no sóloexige la preparación de la huelga general sino tambiénla educación de la voluntad de la vanguardia de pasarde la defensiva a la ofensiva, de crear una milicia obre-ra y ganarse a los trabajadores del ejército. Pero esmuy significativo que Vereecken no diga una sola pala-bra sobre esto. Condena a La Voix únicamente en aque-llo en que está perfectamente acertada.

La actitud general de Vereecken recuerda a la deBauer, pero con cierto retraso. El conservadorismo deambos se siente ofendido por el hecho de que pasamosde la etapa de la propaganda individual a la de la ac-ción sistemática en las masas. Esta transición, inevita-ble por la lógica de los acontecimientos y prevista pornosotros hace mucho tiempo, les parece una renunciaa los principios, un sometimiento, una traición. Quie-

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34nes realmente abandonaron los principios marxistasmás fundamentales fueron Bauer, Vereecken, todos losbordiguistas y hennautistas no declarados19 La etapade la propaganda educativa individual fue inevitable.Cuando los centristas nos acusaban de sectarismo lesrespondíamos: sin una mínima cantidad de cuadrosmarxistas es imposible la acción principista entre lasmasas. Pero ésa es la única razón por la que formarnoscuadros. En junio de 1929 el Biulletin le respondía a unoportunista francés que a menudo se refería a nuestrosectarismo: Sí, �[...]Entre nosotros hay elementos quese sienten muy satisfechos de sentarse en su casa ycriticar al partido oficial, sin plantearse ningún objeti-vo más amplio, sin asumir ninguna obligación revolu-cionaria práctica, haciendo así de la oposición revolu-cionaria un título, algo parecido a una Orden de la Le-gión de Honor. Además hay tendencias sectarias quese manifiestan buscándole siempre cinco patas al gato.Hay que luchar contra esto. Y yo estoy personalmentedispuesto a hacerlo sin detenerme, si fuera necesario,por antiguas amistades, lazos personales, etcétera.�Camaradas, estas líneas se escribieron hace casi seisaños. Por lo tanto, no se trata en absoluto de un giroinesperado provocado por alguna circunstancia excep-cional. Se trata de que tenemos mayor cantidad detareas y obligaciones debido a todo nuestro trabajoanterior. Las circunstancias excepcionales no hacen másque plantear con extraordinaria nitidez nuestras nue-vas tareas.

En casi todas las páginas de la correspondencia deEngels con Sorge, que duró varias décadas, podemosencontrar notables observaciones sobre el problema quenos interesa. Tanto en Inglaterra como en Estados Uni-

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35dos el marxismo, durante mucho tiempo, no superó elnivel de una sociedad de propaganda. Engels nunca secansó de repetir que el marxismo no es una doctrinaacadémica ni una sectaria profesión de fe sino un ins-trumento para el trabajo sistemático en las masas. En1886 decía:

�Si en la Liga Socialista logran educar a un núcleode personas que entiendan teóricamente las cosas,mucho se habrá ganado en favor del lanzamiento deun verdadero movimiento de masas [...]�

Ustedes ven que Engels entendía bien la importan-cia de un núcleo de gente educada teóricamente. Peropara él esto no constituía un fin en sí mismo. El mismoaño escribía, refiriéndose a los marxistas alemanes quevivían en Estados Unidos:

�Los alemanes no entienden cómo utilizar su teoríapara poner en movimiento a las masas norteamerica-nas; la mayoría de ellos no entiende la teoría, y la consi-deran de manera doctrinaria y dogmática, como algoque hay que aprenderse de memoria para que de allíen más satisfaga todas las necesidades. Para ellos esun credo y no una guía para la acción.� (El subrayadoes mío.)

Les pregunto, ¿No es éste el caso de Bauer y Veree-cken, que se aprendieron de memoria las definicionesabstractas de reformismo, Segunda Internacional, et-cétera, que no les sirven para acelerar sino, por el con-trario, para frenar nuestra actividad revolucionaria en-tre las masas?

Un mes después, Engels escribía de nuevo sobre losseudo maxistas que, frente a un movimiento de masasreal, trataban de hacer de la �teoría [marxista], no siem-pre bien comprendida, una especie de dogma sal-

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36vacionista, y de esa manera mantenerse alejados decualquier movimiento que no acepte ese dogma�. ¿Noes éste el caso de Vereecken ante el movimiento demasas en favor del plan?

En febrero de 1887 Engels escribía: �Ese gran movi-miento nacional, no importa qué formas adopte en unprimer momento, es el verdadero punto de partida deldesarrollo de la clase obrera norteamericana. Si los ale-manes se unen a él para ayudarlo o acelerar su desa-rrollo en la orientación correcta, harán muy bien y ju-garán un rol decisivo. Si se mantienen al margen, que-darán reducidos a una secta dogmática y serán barri-dos por no comprender sus propios principios.� (El su-brayado es mío.) ¿No es éste un espejo donde se refle-jan los Bauers, los Vereeckens y otros?

Dos años después, en abril de 1891, Engels daba unejemplo para sacar esta conclusión: �Demuestra quéinútil puede ser una plataforma teóricamente muy co-rrecta si no se sabe cómo ligarla con las verdaderasnecesidades de las masas. Finalmente, un año antesde su muerte, Engels condenaba a los marxistas ingle-ses y norteamericanos �que se las arreglaron para re-ducir la teoría marxista del proceso a una rígida orto-doxia que los obreros [...] tienen que deglutir [...] comoun artículo de fe�. Podría multiplicar indefinidamenteestas citas. Sin dificultad se pueden encontrar las mis-mas ideas, adaptadas a condiciones diferentes, en Le-nin, cuya intransigencia revolucionaria, ya lo sabemos,no tenía nada en común con la esterilidad sectaria.

¿Cuáles son nuestras conclusiones? Vereecken aho-ra representa en nuestras filas una tendencia reac-cionaria. Sus actos de indisciplina pueden llegar a sermuy importantes por sí mismos, pero en esta situación

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37para nosotros son sólo secundarios. Tenemos que con-denar sin reservas sus falsas y estériles concepciones,que, si hicieran presa de la dirección, podrían reducirnuestra tendencia al penoso rol de los bordiguistas, loshennautistas, etcétera... Es necesario declara; abier-tamente que no podemos aceptar y no aceptaremos lamenor responsabilidad por la tendencia Bauer-Vereecken.

¿Excluye esto el trabajo en común en el futuro, talvez mañana, hoy incluso? Por mi parte, no. Si Bauer,después de su infortunada experiencia, que lo aislótotalmente tanto en Alemania como en el exilio, vuel-ve a nuestras filas, será bienvenido. Nadie le impondrácondiciones humillantes al estilo stalinista. No se pue-de actuar sin cometer errores. El crimen comienza cuan-do se rehusa corregir errores probados por la expe-riencia.

Si el camarada Vereecken sabe superar su capricho-so y anarquista individualismo, si se esfuerza por noorientarse de acuerdo con sus propios textos sino conla realidad de la lucha, no tiene más que volver al par-tido con el que deliberadamente rompió. Por nuestraparte encontrará el más sincero deseo de colaboración.Lo decisivo no son los infortunados episodios de la lu-cha interna sino la concepción y los métodosrevolucionarios. ¿Nos son comunes o no? Esta es lapregunta que Vereecken tendrá que responder paravolver a ocupar su lugar en nuestras filas.

Crux [León Trotsky]

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De una carta a los camaradas chinos20

5 de marzo de 1935

Estimados amigos:El rol de la Internacional Comunista, es decir de la

burocracia stalinista, es totalmente catastrófico, espe-cialmente en Oriente. Las últimas sesiones de la Ligade las Naciones demuestran que la burocracia stalinis-ta abandona cada vez más los derechos de los pueblosa la autodeterminación. Su principio fundamental esahora el status quo. Las consecuencias del sometimientode la Comintern a las necesidades coyunturales de ladiplomacia soviética son tan catastróficas en Orientecomo en Occidente. El primer requisito para el éxito dela revolución china es el rompimiento de la vanguardiaproletaria china con la burocracia nacional conserva-dora de la Unión Soviética.

Cuanto mayor sean los crímenes que perpetra laburocracia soviética contra el proletariado internacio-nal, más brutal y odiosamente ataca a los bolchevi-ques leninistas, que actúan con éxito creciente como

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39sus acusadores ante los tribunales de justicia. Un ejem-plo lo constituye el fracaso de la amalgama de Kirov,aceptable aparentemente sólo por los peores elemen-tos de la Comintern. Sin embargo, sería una ligerezaincreíble suponer que la camarilla de Stalin quedó sa-tisfecha con los resultados. Precisamente porque lafalsificación no tuvo el efecto deseado los falsificadorestendrán que recurrir a una nueva amalgama, que estavez estará mejor preparada. No queda excluido que lacondenada comedia se represente esta vez en Francia.La GPU dispone, para ello, de suficientes agentes en elmovimiento obrero. Aunque el cónsul stalinista fallóen conseguir una carta de los terroristas para Trotsky,los agentes de la GPU son muy capaces de prepararuna bomba y enviarla con una tarjeta de presentacióntrotskista. Lo más probable es una nueva amalgama;también en otros países, China incluida, la provoca-ción contra nuestros amigos produce una vergonzosacosecha. Por lo tanto, la vigilancia está a la orden deldía.

Con saludos fraternales,

Crux [León Trotsky]

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Del plan de la CGT a la conquista delpoder21

Discurso pronunciado entre el 18 y 19 de marzo de1935

Camaradas:La CGT se plantea como objetivo la �intensificación

de la propaganda� en apoyo al plan.22 No podemosmenos que congratularnos por ello. El mejor plan no esmás que un pedazo de papel si detrás de él no estánlas masas militantes. Es de lamentar que en el año quetranscurrió desde adopción del plan se haya hecho tanpoco por presentarlo a las masas y ganar su apoyo.

Las notas �para uso de los propagandistas� que re-cibimos hace algunos meses enfatizan la necesidad de�que se realice un vigoroso esfuerzo de propagandaoral incluso en los pequeños centros rurales�. Estoyseguro de que los sindicatos departamentales puedenmovilizar una suficiente cantidad de lealespropagandistas. Pero para que sus esfuerzos sean real-mente poderosos y sobre todo efectivos los sindicatos

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41deben tener una clara posición sobre el problema.

Sin embargo, tengo que reconocer que las discusio-nes que se han hecho sobre el plan, incluso en círculosbastante limitados, revelan cierta confusión. Tal vezlos que venimos de las provincias no estamos suficien-temente informados. En ese caso el centro tiene queayudarnos. Quiero aprovechar esta sesión de la CCNpara hacer algunas preguntas, expresar ciertas dudas,señalar algunas debilidades y pedir unas aclaracionescomplementarias.

Muchos camaradas aquí presentes tienen demasia-da experiencia en cómo responden las masas -por ciertomucha más que la que tengo yo- para que haga faltainsistir en la idea de que la propaganda sólo golpeadebidamente cuando es clara y concreta. Por eso, no-sotros, los propagandistas, les pedimos un poco másde claridad y precisión respecto al plan.

En los distintos textos de la CGT leemos a menudoque se trata de una renovación de la economía nacio-nal, a la que a veces se contrapone con �la reorganiza-ción económica y social�, pero otras se la identifica conésta.

Camaradas, es muy difícil decirles a los obreros y alos campesinos �queremos renovar la economía na-cional�, cuando ahora todo el mundo utiliza la mismaexpresión: la Juventud Patriótica, los demócratas popu-lares, el Frente Campesino,23 a veces hasta los radica-les, pero sobre todo M. Flandin. Todos ellos prometen yproclaman la renovación e incluso la reorganización dela economía nacional. Nuestro plan debe diferenciarsede los de los enemigos de clase por la definición preci-sa de sus objetivos. Todas las renovaciones y reorgani-zaciones a las que me referí recién pretenden mante-

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42ner la base capitalista, es decir, proteger la propiedadprivada de los medios de producción. ¿Y el plan de laCGT? ¿Se plantea renovar la economía capitalista oremplazarla por otra? Confieso no haber hallado res-puesta exacta a este interrogante. A veces leemos enlos mismos textos que no se trata de transformar elsistema actual sino sólo de medidas de emergenciapara aliviar la crisis. Sin embargo, también se afirmaque las medidas de emergencia tienen que abrir el ca-mino a transformaciones más profundas.

Tal vez todo eso sea correcto, pero nunca encontra-mos la definición exacta del sistema al que queremosllegar. ¿Qué tipo de las así llamadas profundas trans-formaciones habría que encarar? ¿Se trata solamente -lo planteo nada más que como hipótesis- de transfor-mar un sector del capitalismo privado en capitalismoestatal? ¿O queremos remplazar el conjunto del siste-ma capitalista por otro régimen social? ¿Por cuál? ¿Cuáles nuestro objetivo final? Es asombroso, camaradas,pero en las declaraciones, e incluso en las �notas parauso de los propagandistas�, no se dice absolutamentenada al respecto. ¿Queremos remplazar el capitalismopor el socialismo, por el comunismo o por la anarquíaal estilo de Proudhon? ¿O simplemente queremos reju-venecer el capitalismo reformándolo y modernizándolo?Necesito saber hacia dónde marcha el tren cuando hagoun viaje de una o dos estaciones. También para lasmedidas de emergencia necesitamos una orientacióngeneral. ¿Cuál es el ideal social de la CGT? ¿El socialis-mo? ¿Sí o no? Nos lo tienen que decir; de otra manera,como propagandistas quedamos completamente des-armados ante las masas.

Las dificultades aumentan porque conocemos par-

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43cialmente la doctrina y el programa de la CGT y las�notas para uso de los propagandistas� no nos indicanqué literatura podría esclarecernos. La única autoridaddoctrinaria citada en las declaraciones de la CGT esProudhon, el teórico de la anarquía. Fue él quien dijoque �el taller tiene que remplazar al gobierno�. ¿Aspi-ramos nosotros a la anarquía? ¿Queremos remplazarla anarquía capitalista por la anarquía pura? Parece queno, ya que el plan habla de nacionalización de las indus-trias clave. En términos prácticos nacionalización sig-nifica estatización. Pero si tenemos que recurrir al es-tado para que centralice y dirija la economía, ¡cómopodemos invocar a Proudhon, que lo único que le exi-gía al estado era que lo deje solo! Y en realidad laindustria moderna, los trusts, los cárteles, los consor-cios, los bancos, superan totalmente la visiónproudhonista del intercambio igualitario entre produc-tores independientes. ¿Por qué, entonces, invocar aProudhon? Así sólo se incrementa la confusión.

Al actual sistema capitalista, que se sobrevive des-de hace largo tiempo, sólo podemos contraponerle elsocialismo. Como propagandista de nuestra organiza-ción sindical creo expresar la idea de muchos militan-tes al exigir que el plan para la renovación económicase retitule plan de medidas para la transición del capi-talismo al socialismo.

Entonces cada obrero y cada campesino sabrá adón-de marcha el tren de la CGT antes de ocupar su lugaren el vagón que le corresponda.

Camaradas, esta aclaración es absolutamente indis-pensable para que nuestra propaganda sea efectiva.

El plan de la CGT pone el acento en el hecho de queel crédito es la palanca que orienta nuestra economía.

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44Yo estoy lejos de ser un especialista en los problemasde la banca y el crédito. Fundamentalmente quieroeducarme para poder explicarles el asunto a los obre-ros. Pero confieso que nuevamente no encontré en losdocumentos de la CGT las aclaraciones que necesito.En ellos se habla de �nacionalización del crédito� y �con-trol de la banca�. Y, más bien a título de excepción, semenciona la �nacionalización de la banca ¿Se puedecontrolar el crédito sin haber nacionalizado los ban-cos? Sólo se puede controlar lo que se tiene firmementeasido. ¿Queremos o no nacionalizar los bancos? Su-pongo que sí. Entonces hay que decirlo abierta y clara-mente. Por desgracia, no es éste el caso; sólo nos en-contramos con formulaciones vagas, como por ejem-plo: �La banca tiene que estar al servicio de la econo-mía y no la economía al servicio de la banca� (página 6de la declaración). Un obrero me pidió que le expliqueesa nebulosa frase. Al notar mi perplejidad señaló: �Perola banca siempre está al servicio de la economía, comolos trusts, los ferrocarriles, etcétera... Todos ellos sir-ven a la economía capitalista al robar al pueblo.� Estaáspera observación me pareció mucho más correctaque la formulación citada. La banca capitalista sirve ala economía capitalista. Por lo tanto tendríamos quedecir: queremos quitarles la banca a los explotadorescapitalistas para hacer de ella un instrumento de latransformación social, es decir de la construcción so-cialista. Me gustaría mucho ver esta clara formulaciónen el texto del plan.

Naturalmente, la nacionalización de la banca iría endetrimento de la alta finanza, no de los pequeños in-versores, cuyos intereses serian protegidos. Tenemosque elegir entre los intereses de los grandes financie-

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45ros y los de las clases medias. Esa elección se expresa-rá en la expropiación de los primeros. Y para los otroscrearemos condiciones mucho más favorables que lasactuales.

Pero no basta con la nacionalización de la banca.Después de nacionalizar los bancos, tenemos que pro-ceder a su unificación total. Hay que transformar cadauno de los bancos en ramas del banco nacional. Sóloesta unificación transformará al sistema bancario nacio-nalizado en un sistema de control y dirección de laeconomía nacional.

En las �notas para uso de los propagandistas� en-cuentro algunas estadísticas muy valiosas referentes ala organización de la dictadura del capital financiero ennuestro país. Basándose en una investigación de 1932se afirma lo siguiente: �En términos prácticos pode-mos decir que noventa personas poseen y controlan laeconomía de nuestro país.� Esa es una afirmación pre-cisa, sorprendente por esta misma precisión. La rique-za o la miseria de cien millones de seres humanos -porque no podemos olvidarnos de nuestras infortunadascolonias, a las que los noventa tiburones desangrantodavía más que a las metrópolis- dependen de un solomovimiento de noventa magnates todopoderosos. Sonellos los que están hundiendo en el caos la economíanacional para preservar sus miserables, sangrientosprivilegios y su poder. Desgraciadamente ni el textodel plan ni los comentarios señalan qué hacer con es-tos noventa monarcas que nos controlan. La respuestaha de ser clara: debemos expropiarlos, desplazados,para devolverle al pueblo lo que le robaron. Mociono,en nombre del sindicato del departamento de Isere,que se inscriba esta medida en el texto del plan. Este

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46sería un buen comienzo para la realización del plan.Nuestra propaganda será entonces más vigorosa ymucho más efectiva.24

En el plan encontramos un parágrafo importanteencabezado �Nacionalizaciones industrializadas�. Esteencabezamiento resulta muy extraño. Entendemos quéquiere decir industria nacionalizada, pero lo de nacio-nalización industrializada nos deja perplejos. Permítan-me señalar que una terminología tan compleja dificul-ta la tarea del propagandista al oscurecer las cosasmás simples. Las �notas para uso de los propagandistas�ni siquiera mencionan la nacionalización de la indus-tria. Tal vez estas notas fueron anteriores a la ultimaedición de la declaración. Desgraciadamente, rara vezencontramos datos en los documentos de la CGT, im-portante debilidad que debe ser superada si se quierefacilitar nuestra tarea.

De todos modos tenemos que felicitarnos por el he-cho de que en la última edición del plan se plantea lasiguiente tesis: es necesaria la nacionalización de al-gunas industrias clave. Sin embargo la palabra �al-gunas� parece superflua. Naturalmente no podemossuponer que vamos a nacionalizar, a la vez todas lasindustrias, pequeñas, medianas y grandes. Por el con-trario, el régimen que queremos establecer tiene queser muy indulgente con los pequeños manufacturerosy artesanos, así como con los pequeños comerciantesy campesinos. Pero el texto se refiere explícitamente alas industrias clave, es decir a los poderosos trusts ycárteles como el Comité des Forges [Asociación de laIndustria Pesada], el Comité des Houllières [Asocia-ción de la Industria Carbonífera], las Compagnies desChemins de Fer [Compañías Ferroviarias], etcétera. Por

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47ser industrias clave hay que nacionalizarlas a todas, nosólo a �algunas�. Los de Isere opinamos que tambiénhabría que agregar en el plan la lista de estas indus-trias clave con algunas esta estadísticas precisas sobresu capitalización, el numero de obreros que explotan yde desempleados que arrojan a la basura.

Para hablarle al pueblo hay que ser concreto, llamara las cosas por su nombre y dar cifras exactas. De otromodo el obrero y más aun el campesino dirán: �Estono es un plan sino el sueño platónico de algún burócra-ta.�

Bajo el encabezamiento �Condiciones de adquisición�,el texto del plan se refiere a las condiciones para na-cionalizar las industrias clave y obviamente tambiénlos bancos. Estamos acostumbrados a pensar que lanacionalización debe hacerse expropiando a los explo-tadores. Sin embargo, el plan no habla de expropiaciónsino de adquisición. ¿Significa eso que el estado sim-plemente debe comprar a los capitalistas las empresascreadas por el trabajo obrero? Evidentemente. ¿A quéprecio? La declaración responde: el precio se calculará�de acuerdo con el valor real en el momento de la com-pra�. Nos enteramos luego de que �la amortización secalculará para un período de cuarenta o cincuenta años�.He ahí, camaradas, un dato financiero que difícilmenteconmueva a los obreros y a los campesinos. ¿Qué esesto? Queremos transformar la sociedad y comenza-mos con el reconocimiento total y absoluto del carác-ter sacrosanto de la propiedad capitalista!

El presidente del Consejo, el señor Flandin, teníarazón cuando dijo recientemente en el Parlamento �elcapital es trabajo acumulado�. Y todos los capitalistasdel Parlamento aplaudieron esta afirmación. Desgra-

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48ciadamente no es completa. Para ser cierta tendría quedecir: �El capital es el trabajo de los obreros acumuladopor su explotador.� Este es el momento de citar lo quedice Proudhon sobre la propiedad capitalista. Ya cono-cen su formulación: �La propiedad es un robo.� En estesentido se podría decir: �La propiedad de los noventamagnates que controlan Francia es robo acumulado.�No, no queremos comprar de vuelta lo que le fue roba-do al pueblo trabajador; no queremos que el nuevorégimen se vea cargado de deudas desde el primer día,cuando tendrá muchas tareas que resolver y muchasdificultades que superar. El capitalismo es la bancarro-ta. Arruinó a la nación. Las deudas de los capitalistascon el pueblo exceden de lejos el valor real de susempresas. ¡No! ¡No volver a comprar! ¡Nada de nuevasesclavitudes! Expropiación pura y simple o, si quieren,confiscación.

Realmente espero que en esta asamblea que re-presenta a los oprimidos, a los explotados, nadie sien-ta simpatía por los magnates amenazados por el desem-pleo y la pobreza. De cualquier modo son lo suficiente-mente previsores como para cubrirse por todos lados.Y si alguno de ellos verdaderamente se encontrara sinrecursos, el estado le otorgaría la mi pensión que a losobreros jubilados. Ya tenemos bastante con los adultosy los jóvenes enfermos y golpeados por la pobreza, conlos desocupados permanentes y las mujeres condena-das a la prostitución. Para poner fin a toda esta miserianecesitamos ese dinero que el plan está demasiadogenerosamente dispuesto a transferir durante mediosiglo a los explotadores y a sus descendientes. ¡Cama-radas, ese punto del plan significa alimentar a costanuestra a dos nuevas generaciones de vagos! ¡No, ese

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49solo parágrafo basta para comprometer irre-parablemente todo el plan ante las masas desposeí-das! Sáquenlo lo mas pronto posible. Esta es otra pro-puesta de nuestro Sindicato Departamental.

Las �notas para uso de los propagandistas� nos in-forman de que �el fraude fiscal ha logrado nivel institu-cional�. Muy bien dicho. Esto es claro y correcto. Perono se trata justamente de fraude fiscal. Los asuntosOustric y Stavisky nos recuerdan que el conjunto de laeconomía capitalista no se basa sólo en la explotaciónlegalizada sino también en la mentira generalizada. Afin de que el pueblo no vea el engaño se recurre a unmétodo magnifico llamado secreto comercial, necesa-rio, según dicen, por la competencia. Esta es una mons-truosa mentira. El Acta de Acuerdo Industrial de Flandindemuestra que los capitalistas ya no tienen secretosentre ellos. Los llamados secretos comerciales no sonmás que la conspiración de los grandes capitalistascontra los productores y los consumidores. La aboli-ción del secreto comercial debe ser la primera exigen-cia del proletariado mientras se prepara para dirigir laeconomía nacional.

Estrictamente hablando, el plan de la CGT no es to-davía un plan; contiene directivas generales, y no muyprecisas por cierto. Un verdadero plan económico ne-cesita estadísticas, cifras, diagramas concretos. Natu-ralmente estamos muy lejos de eso. La primera condi-ción para un primer proyecto de plan consiste en esta-blecer todo lo que posee la nación en materia de fuer-zas productivas, materiales y humanas, en materiasprimas, etcétera. Tenemos que conocer los verdaderoscostos de producción, así como los �gastos incidenta-les� del fraude capitalista, y para ello debemos abolir

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50de una vez por todas el complot fraudulento que seoculta tras la máscara del secreto comercial.

Aunque muy brevemente, el plan se refiere al con-trol obrero (ver �Consejo Administrativo�). En Iseresomos decididos partidarios del control obrero. A me-nudo chocamos con esta objeción: �No basta con elcontrol. Queremos nacionalización y administraciónobrera.� Sin embargo, de ninguna manera contrapone-mos ambas consignas. Para que los obreros se hagancargo de la administración de la industria -lo que esabsolutamente necesario, y lo más pronto posible parabien de la civilización- tenemos que exigir inmediata-mente el control obrero así como el control de los cam-pesinos sobre determinados bancos, sobre los trustsde fertilizantes, la industria harinera, etcétera.

Para que la nacionalización actúe de manera revo-lucionaria y no burocrática los obreros deben partici-par en todas las etapas. Tienen que prepararse paraello, comenzando ahora. Ya tienen que intervenir en laadministración de la industria y de toda la economía através del control obrero, empezando por su fábrica. Elplan encara este control con un criterio de colabora-ción de clases, sometiendo a los representantes de lostrabajadores al control mayoritario de la burguesía (ver�Consejos industriales�). Además, estipula que el de-legado de cada categoría de productores debe sernombrado por la �organización profesional�. No pode-mos aceptar esa propuesta. Desgraciadamente, nues-tros sindicatos nuclean sólo a una duodécima o a unadecimoquinta parte de la fuerza asalariada; el sindica-to no es un fin en sí mismo; por el contrario, su misiónes introducir a la masa trabajadora en la administra-ción de los asuntos públicos. La huelga beneficiará a

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51los trabajadores, organizados o no, sólo a condición deque la vanguardia sindical impulse a la masa a la ac-ción. La misma condición es fundamental para que elcontrol obrero sea efectivo. Por eso el comité de con-trol de cada planta no debe estar formado solamentepor delegados del sindicato, es decir de una decimo-quinta parte de los trabajadores. No, lo tienen que ele-gir todos los obreros de la fábrica, junto con la direc-ción del sindicato. Ese sería un verdadero comienzo delibre y honesta democracia obrera, que se diferenciade la democracia burguesa, corrupta hasta la médula.

El plan reivindica la aplicación de la semana laboralde cuarenta horas sin reducción de salario. No cabediscusión sobre esta consigna. Pero sabemos dema-siado bien que la clase dominante y su estado estántomando la dirección contraria, es decir quieren reba-jar los salarios sin reducir la cantidad de horas de tra-bajo. Entonces, ¿a qué medios recurrir para lograr lasemana de cuarenta horas? Las �notas para uso de lospropagandistas� nos informan que �se encaró la acciónpara materializar un acuerdo internacional�, y conti-núan: �Pronto puede concretarse.� Puede... Esto no esmuy preciso y, dada la situación internacional econó-mica y política, nos inclinamos más bien a concluir: nopuede. Si estamos equivocados, nuestro representan-te en Ginebra rectificará nuestro pesimismo. Hasta quealgo nuevo ocurra, los desocupados de Grenoble -y tene-mos muchos- no esperan gran cosa de los acuerdos deGinebra.

¿Y qué se nos propone además de la esperanza enuna rápida concreción de un acuerdo de trabajo? Las�notas� continúan: �Hay que propagandizar en todo elpaís la significación social de esta exigencia obrera.�

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52¿Simplemente �explicar�? Pero todos los obreros, has-ta los más simples, entienden muy bien las ventajasde la semana de cuarenta horas sin reducción de sala-rios. Lo que esperan de la CGT es que ésta señale losmedios para realizar esta consigna.25 Pero precisamenteaquí comienza la gran debilidad del plan: hace pro-puestas, ofrece sugerencias, formula consignas perono dice absolutamente nada sobre cómo concretarlas.

Sin embargo, antes de pasar a la cuestión de cómollevar a cabo el plan tenemos que detenernos en unproblema especialmente serio: el problema campesi-no. Todos hablan al respecto, todos proclaman la necesi-dad de mejorar la situación de los campesinos, perohay demasiados pillos que quisieran prepararles a loscampesinos la tortilla sin romper los huevos del grancapital. Este no puede ser nuestro método.

Comentando el plan, las �notas para uso de los pro-pagandistas� dicen: �Los campesinos tienen que librarsedel doble yugo de los trusts de fertilizantes en lo quehace a la producción y del consorcio de grandes moli-nos y de los comerciantes harineros en lo que hace a ladistribución.�

Está muy bien decir: �Los campesinos tienen quelibrarse�, pero ustedes saben que al campesino no legustan las formulaciones vagas y platónicas. Y tienemucha razón. �Tienen que librarse.� ¿Pero cómo? Heaquí la única respuesta posible: hay que expropiar ynacionalizar los trusts de fertilizantes y harineros yponerlos realmente al servicio de los campesinos y delos consumidores. No se puede ayudar a los campesi-nos sin ir en contra de los intereses del gran capital.

El plan habla de la �reorganización general de la pro-ducción agrícola�, pero no específica la orientación ni

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53los métodos de esta reorganización. La idea de expro-piar a los campesinos o de obligarlos violentamente atomar el camino de la producción socialista es tan ab-surda que ni vale la pena criticarla; por otra parte,nadie propone tales medidas. El propio campesinadotiene que elegir el camino de su salvación. Decidan loque decidan los campesinos, el proletariado les prome-terá su sincero y efectivo apoyo. Las cooperativas cam-pesinas constituyen el medio más efectivo de liberar ala economía rural de las particiones excesivas propiasde la parcela agrícola. Los comentarios del plan dicen:�Hay que estimular las cooperativas campesinas deproducción, almacenamiento y venta y colaborar conellas.� Desgraciadamente, no se nos dice quién y cómolas estimulará y colaborará con. ellas. En todas las eta-pas encontramos la misma falla. Las exigencias del plangeneralmente parecen letra muerta.

¿Quién nacionalizará la banca y las industrias cla-ve? ¿Quién acudirá en auxilio de los campesinos e in-troducirá la semana de cuarenta horas? En una pala-bra, ¿quién aplicará el programa de la CGT? ¿Quién ycómo? Camaradas, esta cuestión es decisiva. Si siguesin respuesta, todo el plan queda en el aire.

En el parágrafo sobre �Nacionalizaciones industria-lizadas� encontramos al pasar una respuesta indirectaa ese interrogante, totalmente sorprendente. He aquícómo se define el objetivo mismo del plan: �Se tratade establecer [...] los detalles técnicos de un programaque puede ser aplicado independientemente del régi-men político.� Uno no puede dejar de preguntarse sileyó bien frente a esta irreal formulación. Entonces, elplan dirigido contra los magnates de los trusts, losbanqueros, contra los noventa dictadores de Francia y

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54las colonias, el plan que va a salvar a los obreros, a loscampesinos, a los artesanos, a los empleados y a losservidores públicos, ¿será independiente del régimenpolítico? Para decirlo con otras palabras, el timón delestado puede seguir como hasta ahora en manos delos explotadores, de los opresores, de los que hambreanal pueblo; no importa, de todos modos la CGT se presen-tará ante este gobierno con su plan de renovación eco-nómica. Digámoslo franca y abiertamente; esta supues-ta independencia del plan respecto al régimen políticolo despoja de todo su valor al colocarlo fuera de la rea-lidad social.

Naturalmente, en este momento no nos interesanlas formas constitucionales o burocráticas del poderestatal. Pero hay un problema que predomina sobretodos los demás: ¿qué clase tiene el poder? Para trans-formar la sociedad feudal en sociedad capitalista laburguesía tuvo que arrancarles violentamente el podera la monarquía, a la nobleza y al clero. El Tercer Estadocomprendió muy bien que su plan para la �renovacióneconómica y social� exigía un régimen adecuado. Y asícomo la burguesía consciente no le asignó a LuisCapeto26 la tarea de abolir el régimen medieval, el pro-letariado no puede encargar a Flandin, a Herriot o aotros dirigentes burgueses la aplicación del plan queconducirá a la expropiación de la propia burguesía.Quien tiene el poder determina las formas de propie-dad, y en última instancia toda la reforma se reduce ala abolición de la propiedad privada y a la implantaciónde la propiedad colectiva o socialista de los medios deproducción. El que cree que la burguesía puede expro-piarse a sí misma es tal vez un excelente poeta, peroyo no le confiaría los fondos ni del más pequeño de los

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55sindicatos, porque vive en un mundo de ensueños mien-tras que nosotros queremos permanecer en el mundoreal.

Hay que decirlo en términos claros: sólo un gobier-no revolucionario de los obreros y de los campesinos,dispuestos a librar una lucha implacable contra todoslos explotadores puede aplicar el plan, completarlo,desarrollarlo y superarlo por la vía socialista. Para elproletariado eso significa conquistar el poder.

¿A quiénes está dirigido el plan? ¿A los gobernan-tes, con el objetivo de ablandarlos, o a aquellos queestán dispuestos a volverse contra su opresión? Lospropagandistas tenemos que saber a quién nos esta-mos dirigiendo y en qué tono hacerlo. Ni el plan ni loscomentarios nos señalan nada al respecto. La declara-ción oficial nos dice que el plan lanzado por la CGTtiene que ser �favorablemente recibido por el públicoen general�. Les pregunto a ustedes, camaradas, y mepregunto a mí mismo: ¿qué quiere decir el público engeneral? Supongo que no es el público de las grandesavenidas. En el movimiento sindical y en la lucha so-cial estamos acostumbrados a determinar antes quenada las clases: el proletariado, la burguesía, los dis-tintos sectores de la pequeña burguesía. Por cierto es-peramos que el proletariado y los sectores mas oprimi-dos de la pequeña burguesía reciban el plan favorable-mente, siempre que se lo elabore con cuidado, se eli-minen los errores y se lo presente a las masas comoun programa de lucha. Pero los obreros y los campesi-nos pobres no son el público en general. ¿Es que acasoqueremos decir que la gran burguesía tiene que acep-tar el plan de la CGT? Obviamente no es así, no quere-mos burlarnos de nosotros mismos. Consultemos a Le

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56Temps. Hace algunas semanas este periódico, que re-presenta bien a los noventa magnates, es decir a laoligarquía dominante, protestaba vehementementecontra cualquier participación de los sindicatos en lascomisiones industriales. Les cito dos frases que resu-men volúmenes: �La liquidación de todas las asocia-ciones obreras fue el precio que hubo que pagar por lapaz social en el ancien régime.� ¡Vean a la gran bur-guesía entre la espada y la pared, buscando inspira-ción en el ancien régime! Y luego el mismo articulodice: �El corporatisvismo [grupos especiales de intere-ses económicos] aquí significa sindicalismo.� De estemodo Le Temps nos demuestra todos los días que laclase dominante no sólo no esta dispuesta a hacer con-cesiones a la orientación del plan de la CGT sino que,por el contrario, considera la posibilidad de aplastar ala propia CGT.

Jaurés dijo correctamente que Le Temps es la bur-guesía en forma de periódico. ¿Es posible la colabora-ción con esta burguesía que ahora, inspirándose enancien régime, está preparándose para poner fuera dela ley a todas las asociaciones obreras? El solo planteode esta pregunta implica la respuesta. Lo único quenos queda es la lucha implacable, y hasta sus últimasconsecuencias.

Las observaciones, criticas y sugerencias que pre-sento aquí en nombre de nuestro sindicato departa-mental ya son bastante extensas, y desgraciadamenteestoy lejos de haber agotado, incluso, los problemasmás importantes. En consecuencia, es necesario seña-lar el defecto fundamental del plan: sus autores de-sean colocarse por encima de las clases, que es lo mis-mo que decir fuera de la realidad. Como quieren ga-

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57narse a todo el mundo, hablan del público en general.Quieren nacionalizar la banca sin perjudicar a las altasfinanzas, nacionalizar los trusts garantizándole gene-rosamente a la gran burguesía tres generaciones másde parasitismo. Quieren acudir en auxilio de los cam-pesinos sin violar los intereses de los terratenientes,de los trusts de fertilizantes y de las grandes compa-ñías molineras. Evidentemente, también quieren ga-narse a todos los regímenes políticos posibles, ya queafirman que su plan es neutral respecto a los partidosy hasta a los regímenes políticos. Incluso me pareceque esas expresiones tan elaboradas e incomprensi-bles como �nacionalizaciones industrializadas�, etcéte-ra, están elegidas con el fin de no molestar los oídosdelicados de los magnates de los trusts.

Este procedimiento no sólo es inútil, es peligroso;no sólo es peligroso, es pernicioso. El que mucho abar-ca poco aprieta. No conquistaremos a la burguesía; suconciencia de clase es inconmovible; se ríe de nues-tros consejos; se dispone a aplastarnos. Cuanto másgentiles, conciliadores y obsequiosos somos, menos nosrespeta la burguesía, más intransigente y arrogante sevuelve. Me parece que esta lección surge de toda lahistoria de la lucha de clases.

Por otra parte, al correr con nuestras súplicas tras elsupuesto público en general y al hacer concesión trasconcesión para pacificar al ídolo capitalista, arriesga-mos disgustar a los desposeídos, que ya comienzan adecirse: �Son los consejeros de las clases dominantesy no los dirigentes de las clases oprimidas.� Nunca ga-naremos el corazón del enemigo de clase, pero corre-mos el peligro de perder para siempre la confianza denuestra propia clase. La incomprensión de esta ley fun-

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58damental constituye la principal debilidad del plan. Te-nemos que rehacerlo. Tenemos que dirigirnos direc-tamente a los asalariados y a los explotados. Tenemosque utilizar un lenguaje claro y firme. Tenemos quetransformar el plan en un programa de acción para todoel proletariado.

Las �notas para los propagandistas� nos instan a unira �todos los que demuestren buena voluntad�. Esto esvago. ¿Dónde encontrarlos? Conocemos las clases ylas organizaciones de clase, pero sobre todo la malavoluntad de la burguesía. Para aplastarla tenemos quecontraponerle la voluntad revolucionaria de la claseobrera. En cuanto a las clases medias, sólo depositaransu confianza en el proletariado sí éste demuestra en laacción su confianza en si mismo.

Es absurdo y hasta criminal buscar la buena volun-tad de la burguesía quebrando y paralizando la buenavoluntad revolucionaria del proletariado. A cualquiercosto es necesario el frente único de nuestra clase;unidad de acción de los trabajadores, de todas lasorganizaciones sindicales, políticas, cooperativas,educacionales y deportivas y, en primer lugar, unidadsindical, con un fin especifico, la aplicación del planpara la nacionalización y la socialización para la con-quista del poder.

Debemos movilizar a los verdaderos militantes obre-ros en una vigorosa campaña por todo el país. El cam-pesino de la choza más distante tiene que convencersede que el proletariado esta vez está seriamente dis-puesto a derrocar a la burguesía, a tomar el poder ensus manos para transformar nuestro país, para hacerlopor fin habitable para el pueblo trabajador.

O se transforma el plan en un plan para la conquista

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59del poder por el proletariado, para el establecimientode un gobierno obrero y campesino, o el pueblo lo de-jará de lado considerándolo inútil e inaplicable. El Sin-dicato Departamental de Isere está por la acción revo-lucionaria. Si nos convocan para eso, responderemos:¡Presente!27

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La situación en el Buró de la Juventudde Estocolmo28

23 de marzo de 1935

Al Secretariado InternacionalCopias a los miembros del plenoCopia al camarada Held29

Estimados camaradas:La situación en el Buró de la Juventud de Estocolmo

se ha vuelto absolutamente intolerable. El Buró se trans-formó de hecho en un asunto privado del SAP. En laconferencia de la IAG el representante oficial del Buróde Estocolmo atacó a los camaradas Sneevliet ySchmidt, que defendieron la consigna de la Cuarta In-ternacional. No debemos olvidar que ésta es una con-signa básica de la organización juvenil a la que hemosadherido. La gente del SAP continúa con su juego acos-tumbrado. Firman algún documento en favor de la Cuar-ta Internacional, luego combaten la política que se des-prende de él.30 En realidad somos los únicos enemigosque el SAP combate. No lo tomamos trágicamente,

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61mientras el SAP actúa en su propio nombre. ¿Pero cómopodemos tolerar que un representante del Buró de laJuventud se permita atacar a los representantes califi-cados del programa de la Cuarta Internacional? ¿Pode-mos soportar que el SAP, que ideológica y políticamenteno representa gran cosa se trepe sobre nuestras espal-das para combatirnos más fácilmente? El liderazgo delSAP en el Buró de Estocolmo se explica por el hecho deque de Kadt, desde la conferencia de la Juventud, apro-vechándose de que el camarada Schmidt está preso yusurpando la representación del OSP, apoyó al SAP encontra de nosotros y le aseguró una posición dirigente.Y a su vez el joven del SAP utilizó el mandato de deKadt para atacar a Schmidt porque éste no quería trai-cionar el programa.

Ellos todavía son la Juventud [Socialista] sueca.Desgraciadamente los conocemos muy poco. Pero loque sabemos de la tendencia dirigente del partido nonos inspira ninguna confianza. Recuerdo que los diri-gentes de la juventud sueca no querían que Held resi-da en Estocolmo, aunque es miembro del Buró, paraimpedirle así entrar en su organización. En consecuen-cia, ya desde antes del comienzo de la colaboración losdirigentes de la juventud sueca demostraron una ferozhostilidad hacia nuestra tendencia y nuestras ideas. ElSAP se apoya en esta hostilidad. Es natural. Pero, ¿cómopodemos disimular e incluso apoyar este acuerdo ab-solutamente nefasto? El camarada Held está en Oslo yel joven del SAP viene a la conferencia de París paraatacarnos. Me pregunto qué representa el SAP, y espe-cialmente su juventud. Alegan tener cinco mil afiliadosen Alemania. Esto no se puede comprobar. No tene-mos contacto más que con la camarilla de los emi-

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62grados, que no son marxistas sino maniobreros oportu-nistas. En varios países se aferran a las camarillas bu-rocráticas y a los individuos del tipo de de Kadt paracombatir el programa de la Cuarta Internacional.

No quiero hacer ninguna comparación de las fuer-zas ideológicas. Como tendencia, nosotros tenemos unatradición, una doctrina, un programa y una literatura.El SAP no tiene nada. Veamos el aspecto cuantitativo.El partido holandés unificado cuenta con cinco milmiembros, lo que se puede demostrar muy bien por loque sé, la mayoría son jóvenes.

Nuestra sección francesa realizó un gran trabajo enla juventud. Su influencia precisa se puede medir concifras exactas tomando en cuenta la última conferen-cia de la �Entente del Seine�31 (en esta conferencia elSAP ganó, para combatirnos, a un delegado de cadatreinta).

Nuestra juventud belga ya está desarrollando unaimportante tarea en la JGS. La organización juvenil delPartido de los Trabajadores de Estados Unidos ya re-presenta una fuerza considerable y avanzaexitosamente. Y paso por alto a nuestra juventud deAmérica Latina, China, Suecia, España, etcétera. Citosólo los hechos que se pueden comprobar. ¿Y la URSS?Con sólo tomar en consideración las expulsiones de�trotskistas� de estos últimos dos meses, tenemos de-recho a afirmar que allí nuestras numerosas fuerzas,para no hablar de las tradiciones ideológicas y políti-cas, son mil veces más importantes que las del SAP yla juventud sueca juntos. ¿Qué interés tenemos, en-tonces, en apañar con nuestra autoridad el trabajo delSAP contra la Cuarta Internacional y especialmentecontra nosotros como tendencia? Le reproché a nues-

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63tra juventud su actitud demasiado indulgente e indife-rente respecto a la conferencia. Tengo que decir que ladebilidad persiste. Crearon en París un sub-buró en elque nuestra juventud, que es algo serio, tiene la mis-ma representación que B. Goldenberg, que no es másque confusión menchevique. Hasta se están preparan-do para editar junto con Goldenberg un folleto sobre laSegunda y la Tercera Internacional. Aquí la ligerezasupera todos los límites. Ya firmamos un documentocomún con el SAP, que éste traicionó y atacó. ¿Cómopodemos criticar en un documento conjunto a la Se-gunda y a la Tercera Internacional si no estamos deacuerdo en la necesidad de una Cuarta? Con tales pro-cedimientos se ponen en ridículo problemas de impor-tancia histórica. Nuestra juventud necesita templarse,necesita una militancia adecuada a la época. ¿Dóndelograrán este entrenamiento si se dejan aterrorizar porlos maniobreros de una camarilla insignificante? Estaconducta terminará por comprometernosinternacionalmente y echar a perder los cuadros denuestra propia juventud. Me parece absolutamenteimperativa la resuelta intervención del SecretariadoInternacional y del plenario. Estas son las primerasmedidas que creo indispensables:

1.Todas nuestras secciones juveniles tienen que pro-nunciarse clara e implacablemente sobre la actitud delrepresentante del Buró de Estocolmo en la conferenciade París; es necesario condenarlo oficialmente y des-autorizarlo de manera formal. La desautorización sepublicará en todos nuestros periódicos.

2. Hay que reorganizar el Buró de Estocolmo. El pro-grama mínimo de la organización exige que se lo com-plete con un representante del partido holandés y uno

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64de la sección francesa. El buró de cinco tiene que fijarsu lugar de residencia y nombrar su secretariado.

3. Hay que liquidar inmediatamente el sub-buró deParís.

Si el SAP y los suecos no están de acuerdo, peorpara ellos. Sabremos realizar nuestros objetivos sin suaugusta dirección.

Dado el nefasto rol que el SAP juega en Francia eneste momento, sería criminal arrastrar este asunto ycontinuar con la ambigüedad. Les pido con la mayorinsistencia que tomen esta cuestión lo más rápidamenteposible.32

Crux [León Trotsky]

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Un nuevo hito en la amalgamastalinista33

31 de marzo de 1935

El 18 de enero de 1935 escribí sobre la cuestión deljuicio a Zinoviev: �Sería de una ligereza criminal creerque Stalin abandonó el intento de involucrarnos en al-gún nuevo �caso� cocinado por la GPU y sus agentesextranjeros. Stalin no tiene otro método para comba-tirnos.�

Por cierto, sobre las cabezas de nuestros amigos dela URSS pende la amenaza de una nueva amalgama.Su preparación es sucia y abominable. Pero eso no esóbice para que se abra la posibilidad de sangrientasrepresiones contra los bolcheviques y sus parientes.

El 20 de marzo Pravda informó sobre la expulsiónde Leningrado de viejos nobles, grandes industriales,terratenientes, jueces y oficiales de la policía zarista;en total mil setenta y cuatro individuos. El informeañade: �Parte de los exiliados están convictos [...] deactividad contra el estado en interés de naciones ex-

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66tranjeras.�

Omitimos aquí completamente la cuestión de cómodieciocho años después de Octubre todavía se pudoencontrar en Leningrado a más de mil peligrosos repre-sentantes de la vieja Rusia zarista. ¿Significa esto quela GPU, mientras perseguía y exterminaba a los leni-nistas, no había advertido a los enemigos de clase? ¿Oque esas mil personas no representaban ya ningún pe-ligro y levantaron cabeza recién ahora, después que elrégimen stalinista llevó al terrorismo dentro del parti-do y a sangrientas represiones masivas contra la juven-tud partidaria? De todos modos, la información oficialno deja lugar a dudas en cuanto a las personalidadescontra las que se dirigió la purga de Leningrado; losmil setenta y cuatro individuos inequívocamentepertenecían a sectores de las antiguas clases domi-nantes y de la burocracia zarista.

Pero cinco días después, en el Pravda del 25 de mar-zo, encontramos ya una nueva versión; dice literalmentelo siguiente sobre el problema de los arrestos y depor-taciones: �La sucia hez de los trotskistas, loszinovievistas, los viejos príncipes, condes, gendarmes,toda esta basura que actuó de común acuerdo en elintento de minar los fundamentos de nuestro estado.�

Así, entre los mil setenta y cuatro exiliados y acusa-dos, y al frente de todos ellos, estaban los �trotskistasy los zinovievistas�, que actuaron �de común acuerdo�con los ex ministros y oficiales de policía zarista. ¿Peropor qué entonces se omitió totalmente del informe ofi-cial del 20 de marzo, que enumeraba con precisión atodos los expulsados y acusados, al grupo de trotskis-tas y zinovievistas? Está muy claro: el laboratorio deamalgamas lo descubrió con retraso y �corrigió� el in-

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67forme oficial unos días más tarde; los ex agentes poli-ciales, declaran, actuaban de acuerdo con los trotskis-tas y los zinovievistas, de los que se olvidaron, Diossabe por qué, cinco días antes.

Además de esta inesperada �corrección�, hacen otroplanteo importante respecto al objetivo del crimen. Elinforme del 20 de marzo dice que los nobles y los agen-tes de policía actuaban en �interés (?) de naciones ex-tranjeras�. La ambigüedad de esta fórmula se explicapor sí misma. El Pravda del 25 de marzo, refiriéndose alos trotskistas y a los nobles que �actuaban de comúnacuerdo�, utiliza una expresión mucho más precisa:actuaban, declara, �siguiendo instrucciones de servi-cios de informaciones extranjeros�. Así, en el términode cinco días, estos miserables falsificadores nos per-miten ver claramente el comienzo y el final de la nuevaintriga, que seguramente no será la última.

Sólo un idiota consumado puede creer que Pravdasimplemente manifiesta un exceso de celo polémicocontra los �trotskistas� agregando mentiras y calum-nias superfluas. No, Pravda no es l�Humanité. Detrásde Pravda está la GPU. Los redactores de Pravda noescriben lo que les viene a la cabeza, siguen instruc-ciones de determinadas instituciones. El artículo del25 de marzo constituye una evidencia directa de queen cinco días se decidió preparar nuevas represionessangrientas contra los oposicionistas, y como no te-nían a mano ningún acto terrorista se le ordenó a Pravdaligar esta novísima exterminación de bolcheviques conlas medidas tomadas contra los viejos propietarios,nobles y oficiales de policía.

Hablamos de nuevas represiones; ¿ya han ocurridoo se trata solamente de una amenaza? No lo sabemos.

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68Es muy posible que el sangriento artículo del 25 demarzo del Pravda sea, a su manera, una anónima ora-ción fúnebre dedicada a los leninistas ya fusilados; tam-bién es posible que sea el prolegómeno de próximosataques furiosos. De todos modos, está claro que Stalinreconstituye la urdimbre de la GPU de Leningrado; laamalgama con el cónsul letón se hizo humo, por lotanto Stalin la sustituye por una amalgama con noblesy oficiales de policía. La técnica es diferente, el objeti-vo es el mismo.

En los próximos días y semanas tendremos noticiasmás concretas de aquéllos contra quienes se dirigióesta vez la farsa stalinista. Pero si queremos que sereduzca al mínimo el número de nuevas víctimas tene-mos que comenzar una campaña para denunciar lanueva amalgama y a sus autores.

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Notas de un periodista34

Publicada en abril de 1935

Cómo minan los stalinistas la moral del EjércitoRojo

Estos últimos meses el Kremlin se ocupo nuevamente-¡y con qué furioso celo!- de reescribir la historia delEjército Rojo. El objetivo es demostrar que, aunque noformalmente, si en esencia, Trotsky luchó en el campode las Guardias Blancas contra los soviets. No exage-ramos en lo más mínimo: resulta que Trotsky sembrólas filas del frente oriental de �nidos de guardias blan-cos� que inevitablemente habrían destruido la causade la revolución si Stalin no hubiera intervenido a tiempoy purgado el ejército de agentes trotskistas. A la vez,Trotsky fusiló a comunistas que luchaban valientementeen las filas del Ejército Rojo, y nuevamente el asuntohabría terminado en una ineludible catástrofe a no serpor la intervención de Stalin, que parece que ya enton-ces había decidido que a los comunistas hay que fusi-larlos en épocas de paz.

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70Estas interesantes y en alguna medida �sensacio-

nales� revelaciones plantean algunos problemas.En primer lugar: ¿por qué se tardó tanto en hacer

estas revelaciones? ¿Porque los jóvenes estudiosossoviéticos descubrieron inesperadamente una serie decosas en los archivos, o porque creció una nueva gene-ración que no conoce nada del pasado?

Segundo: ¿qué relación hay entre las ultimas reve-laciones y las precedentes? Desde 1923 se acusa aTrotsky de �subestimar al campesinado� y de ser unfanático de la �revolución permanente�. Ahora se des-cubre que en realidad Trotsky desde 1917 era un agentede los blancos en el Ejército Rojo, que fue creado porStalin. ¿Cuál fue entonces el objeto de confundir duranteaños a toda la humanidad con la �subestimación delcampesinado� y otras patrañas, cuando no se tratabade un revolucionario sino de un contrarrevolucionario?

Tercero: ¿por qué el Partido Bolchevique mantuvodurante siete años (1918-1925) al frente del EjércitoRojo a un hombre que lo estaba destrozando? ¿Por quéno designó a Stalin, que fue quien lo creó? No se lopuede explicar solamente por la universalmente cono-cida modestia de Stalin, ya que era un problema devida o muerte para la revolución. Ni podemos suponerque el partido no estaba informado; seguramente Stalinsabía lo que hacia cuando purgaba al Ejército Rojo delos métodos contrarrevolucionarios sembrados porTrotsky y ponía punto final al fusilamiento de comunis-tas, reservándose esta tarea para él solo. Pero comoStalin siempre actuaba siguiendo las órdenes del BuróPolítico, los organismos superiores del partido debíanestar enterados de lo que sucedía.

Es cierto que en esa época el Buró Político estaba

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71formado fundamentalmente por contrarrevolucionarioso aprendices de tales (Trotsky, Zinoviev, Kamenev).Pero, ¿y Lenin? Supongamos que era un muy mal juezde los acontecimientos y de la gente (su �Testamento�permite extraer esa conclusión). Pero, ¿el mismo Stalin?¿Por qué no planteó ante el Comité Central y el partidoque Trotsky llevó a cabo una tarea mortífera en el Ejér-cito Rojo durante la Guerra Civil?

Cualquier hombre inteligente e instruido del Ejér-cito Rojo se dirá, mirando viejos libros o periódicos:�Durante siete años Trotsky estuvo al frente del Ejér-cito Rojo y de la Armada Roja. Fue designado organiza-dor y dirigente de las Fuerzas Armadas de la RepúblicaSoviética. El tomaba el juramento a los hombres delEjército Rojo. Ahora resulta que era un traidor. Sus ac-tos criminales provocaron cientos y miles de sacrificiosinnecesarios. Eso significa que fuimos engañados. ¿Peroquién nos engañó? El Buró Político encabezado por Le-nin. Eso implica que en el Buró Político había traidoresy personas que apañaban a los traidores.

�Ahora me dicen que los verdaderos creadores y di-rigentes del Ejército Rojo fueron Stalin y Voroshilov.35

¿No será que me están engañando de nuevo? No mehablaron de la traición de Trotsky hasta diez años des-pués de su remoción. ¿Y cuándo me hablarán de lastraiciones de Stalin y Voroshilov? ¿En quién se puedeconfiar?�

Así debe de hablar el joven del Ejército Rojo quereflexiona. El soldado viejo, que conoce por experien-cia cómo sucedieron las cosas, sacará mas o menos lasiguiente conclusión: �Cuando acusaron a Trotsky de�subestimar al campesinado� pensé que muy bien po-día ser verdad; es un problema complicado, frente al

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72que resulta difícil ubicarse. Pero cuando me cuentanque Trotsky sembró el Ejército Rojo de nidos de guar-dias blancos, digo directamente: ¡los dirigentes actua-les mienten! Y si mienten tan descaradamente sobrela Guerra Civil, probablemente también lo hagan sobrela subestimación del campesinado.�

Una sola cosa puede resultar de la campaña de reve-laciones sensacionales: pérdida de confianza en la di-rección, vieja o nueva, en cualquier dirección.

Hay que preguntarse por qué la camarilla de Stalinconsidera necesario dedicarse ahora -¡en 1935!- a esasrevelaciones de doble filo, que por lo menos en un cin-cuenta por ciento son autorrevelaciones. El trotskismofue destruido en 1925, luego finalmente destruido en1927, irrevocablemente destruido en 1928 (Trotskyexiliado en Alma-Ata), y los �últimos remanentes� delos �miserables fragmentos� una y otra vez sometidosal exterminio después del exilio de Trotsky en el extran-jero, donde finalmente �se reveló� como un agente delimperialismo. Parecería que es hora de volver al traba-jo. Pero no; la aristocracia gobernante no puede que-darse tranquilamente sentada; necesita preocuparse;transpira por el esfuerzo de pensar tanto. ¿No se pue-de inventar algo más, algo un poquito más fuerte, másduro, más venenoso, algo que destruya real y definiti-vamente este trotskismo ya siete veces destruido?

Radek escribe bienEn tiempos de Gogol la �pequeña aristocracia de

Kursk� escribía bien. En nuestra época, cuando esaaristocracia ya ha desaparecido, Radek escribe bien.Pero dado que Radek es un extranjero en todos losidiomas, sería injusto atacarlo por ese lado. No es ni

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73profundo ni gramático, pero de todos modos la verdadsale a la luz. La traición asoma en todas las palabras.No hay lugar a error: aunque no pertenezca a la aristo-cracia de Kursk no escatima su vida en favor del líder.

�El tiro de Nikolaev -escribe Radek- iluminó clara-mente la podredumbre contrarrevolucionaria oculta enlas filas de nuestro partido� (El Bolchevique, N° 3, pá-gina 61). Cada palabra golpea como es debido: preci-samente hay podredumbre; precisamente estaba ocul-ta; precisamente en el partido. En cuanto al tiro, preci-samente �iluminó claramente� toda esta podredumbre.Y, lo más sorprendente de todo, el mismo Radek cayóinesperadamente bajo la luz de esta clara iluminación-como moralista, por supuesto, no como formando partede la podredumbre-. Pues, ¿quién permitiría que unpodrido publicista escriba en las páginas de El Bolche-vique? Es cierto que Iaroslavski fue removido de la di-rección después de años de servicio, pero hasta al vigi-lante Stetski36 le ocurrirá lo mismo.

De todos modos, el propio Radek -éste es precisa-mente el objetivo de su artículo- demuestra en veintepáginas de apretado texto que, en lo que a él concier-ne, su alta moral revolucionaria queda fuera de todasospecha. ¿Y quién puede saberlo mejor que Radek?Trotsky �se pasó abiertamente al campo de lacontrarrevolución�. Zinoviev y Kamenev recurrieron a�una confesión llena de duplicidad�. Pero él, Radek,confesó con todas las de la ley. Azótenlo, hiérvanlo enaceite; él, como Vas�ka Shibanov, cantará loas a suseñor. Pero -homo sum -, por supuesto Radek prefierepasar la prueba de la verdad evitando el aceite. Algu-nos mal pensados afirman que fue la inclinación deRadek a la vida pacífica y su repulsión al aceite hir-

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74viendo lo que produjo en él tan intenso sentimiento defe en el Líder, en el portero del Líder y hasta en el perrodel Líder (con perdón de la sombra de Moljalim, quenos debe de estar espiando).

Sin embargo, estas hipótesis puramente sicológicasno son convincentes. La sinceridad de Radek tiene unabase sociológica. Buena parte de las veinte páginasconsiste en citas de Stalin demostrando que cualquieroposición es siempre burguesa y siempre lleva a la con-trarrevolución. Las escrituras lo dicen sencillamente:

�No hay otro poder que el del Señor.� Radek y otroslacayos de la burocracia expresan el mismo pensamientoen términos más contemporáneos: �Todo lo que esté ala izquierda o a la derecha de Stalin es contrarrevolu-ción burguesa; el meridiano del proletariado pasa porel puente de la nariz del Líder.�

Mientras Radek permanece en las alturas de la so-ciología general (nos referimos a la sociología de loslacayos burocráticos), sus posiciones son casi inaccesi-bles. Las cosas empeoran cuando tiene que respondera cuestiones más prosaicas y concretas, tales como eljuicio de Zinoviev y Kamenev. Como bien se sabe, tan-to en los comunicados del gobierno como en los numero-sos artículos del Pravda se afirma directa y categórica-mente que Zinoviev y Kamenev tenían como objetivola restauración del capitalismo y la intervención mili-tar. Nosotros no dudamos en considerar esta afirma-ción una mezcla de bajeza, estupidez y desvergüenza.�No se trata -dice Radek en defensa del Líder- de si elcapitalismo es el ideal de los señores Trotsky y Zinovievsino de si la construcción del socialismo es posible ennuestro país�, etcétera. En una palabra, Radek rechazala idea de que Zinoviev y Kamenev hayan comenzado

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75una conspiración para restaurar el capitalismo -al con-trario de lo que afirma desvergonzadamente el comu-nicado oficial-; lo que sucede es que negaron total-mente la teoría del socialismo en un solo país, la mis-ma teoría nacional-reformista que el propio Stalin re-chazaba todavía en 1924 y que Radek aceptó recién en1929, bajo la influencia del duro clima de Siberia.Q.E.P.D.

Con excepción de tales deslices, tenemos que admi-tir que Radek escribe bien, que su pluma tiene chispa.Pero por alguna razón, mientras se lee su artículo nose puede dejar de pensar: esto ya lo leí cientos deveces. Y por alguna razón, se desprende del papel unextraño hedor, como el de una vieja alfombra sobre lacual la gata de la casa crió a varias generaciones degatitos.

¿Adónde se fue Manuilski?Las masas proletarias de ambos continentes sufrie-

ron un duro golpe estos últimos meses: ¡desaparecióun dirigente de la revolución internacional! Hace toda-vía muy poco, en el esplendor de su fuerza y su talen-to, impartía directivas a sesenta naciones sobre el temade cómo atravesar simultáneamente distintos perío-dos (precisamente entonces se vivía el inolvidable �ter-cer período�), escribía floridos artículos -aunque es cier-to que nadie los leía- y en sus horas libres les narrabaa otros dirigentes anécdotas sobre la vida nacional quegozaban de gran éxito. ¡Y súbitamente desaparece!Desaparece completamente, sin dejar una huella. Perocomo no se trata de una aguja sino de un dirigente dela Comintern, su repentina desaparición amenaza conprovocar toda una serie de consecuencias cósmicas.

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76Pero ya se dijo hace mucho tiempo: le roi est mort,vive Bela Kun!

De todos modos, no se pudieron evitar algunos in-convenientes menores. Algunas secciones quedaronconfundidas por el enceguecedor cambio de líderes.Algunas dijeron: ¿Acaso Bela Kun no había muerto enlas barricadas húngaras? Otros supusieron por su nom-bre que esta vez se había designado un dirigente desexo femenino. Pero rápidamente todo se volvió en fa-vor de todos. �Un cura es tan bueno como otro�, dije-ron los españoles. �Este no será peor que Manuilski�,agregaron los italianos. �También parece haber des-aparecido Lozovski�, observaron los británicos con unsuspiro de alivio. Nadie se acordó siquiera de Kuusinen.Y así la historia de la humanidad entró en su cuartoperíodo. Mientras tanto la tierra continuó girando so-bre su eje como si nada especial hubiera ocurrido.

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La situación en Francia y las tareas delGrupo Bolchevique Leninista de la

SFIO37

15 de abril de 1935

La bomba de tiempo de la ley de conscripción pordos años y la consiguiente reintroducción de la cons-cripción en Alemania sumergieron a Francia en unaatmósfera de febriles preparativos de guerra. La única�oportunidad de paz� reside ahora en la incertidumbreque predomina todavía en ambos bandos sobre el resul-tado de un conflicto armado.

En este momento los círculos militares considerancon anticipación la posibilidad de una huelga preven-tiva. La reacción bonapartista y fascista emprendió unavigorosa campaña de enardecimiento de las pasioneschovinistas de la pequeña burguesía parisina. Además,chantajea sistemáticamente al gobierno para obligarloa militarizar la nación (ley sobre resistencia pasiva,propuestas de Pernot) y a reprimir despiadadamentecualquier intento de protesta por parte de los trabaja-

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78dores (persecución a los dirigentes juveniles socialis-tas y comunistas y a l �Humanité, prohibición de mani-festaciones de veteranos izquierdistas contra los dosaños de servicio militar).

El premier Flandin, que recientemente confirmó suintención de �castigar� tanto a los �enemigos del país�como a los agitadores de la derecha, dio pruebas ayerde su carácter bonapartista al girar rápidamente haciala derecha ante la �reprimenda� de los realistas y delos fascistas. Primero, apelando al �honor�, prometióliberar a los conscriptos todavía en servicio, pero nodudó en tomar la resolución opuesta cuando L�Echo deParis y Jour publicaron algunos artículos fuertes y enprolongar en tres meses el período del servicio militarpara el contingente que tenía que ser liberado. La con-secuencia fue una gran resistencia en los cuarteles.Sin embargo, la pasividad de los partidos revolucionariosimpidió utilizarla en favor de la causa revolucionaria.

En el terreno económico, los pedidos masivos dematerial de guerra produjeron un súbito reanimamientode las industrias afectadas. Precisamente por esta ra-zón se produjo una caída en la curva semanal de au-mento del desempleo (las estadísticas muestran vein-tiocho mil desocupados menos que la semana pasa-da). Sin embargo, esto no es más que un alivio momen-táneo, que además se limita a una sola industria y nopuede interpretarse como un índice de alza general enel conjunto de la producción. No obstante, es suficien-te para que la burguesía nuevamente considere la gue-rra como la única salida posible a la crisis. Aunque elpresupuesto ya estaba en déficit, el estado tuvo quehacer gastos adicionales de varios miles de millones.Así, cuando se reúnan las cámaras se enfrentarán con

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79el agudo problema de qué hacer con este gasto, enotras palabras, a qué medio recurrir para desangrar denuevo a los obreros, a la inflación o a la deflación.

La noticia de la devaluación del franco belga llenóde pánico el corazón de la Bourse [la Bolsa francesa],queinmediatamente sacrificó los valores a interés fijo. Paraque volviera la calma el gobierno prometió rápidamen-te poner nuevamente en circulación monedas de oro,pero en proporción tan pequeña que resulta evidenteque sólo se trata de darles una satisfacción a los celo-sos partidarios de la moneda de oro, no un intento desalirle al paso a la devaluación. ¿De qué medios sevaldrá el gobierno de Flandin para obtener los miles demillones que no puede conseguir por las vías ordinarias?

Por cierto, la inflación es la vía más fácil, y contaríacon el apoyo de los círculos exportadores y de especula-dores. La experiencia de la guerra mundial demuestratambién que a la larga todos los sectores de la burgue-sía se unen cuando lo que está en cuestión es esa sa-lida. Pero como también implica sacrificios para la ri-queza acumulada, se la utiliza solamente cuando lasituación es muy desesperada, cuando ya no quedaninguna posibilidad de sacrificar a las masas trabaja-doras con una amputación directa y brutal. Por estarazón todavía no se ganó a la gran industria francesapara el apoyo a la inflación. Su representante, deWendel, propietario de una de las más grandes fortu-nas del país, insiste en que prefiere que se continúecon la política de deflación, es decir que se sigan sacri-ficando los acreedores del estado (los rentistas, em-pleados públicos y pensionados). Esta es también laopinión del �Comité de salut économique� (Comité deBienestar Económico) del fascista Nicolle. El actual

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80ministro de finanzas, Germain-Martin, fiel testaferrodel gran capital, también parece inclinarse en esta di-rección.

Parece entonces que antes del salto a la inflación laburguesía todavía pretende hacer un postrer y deno-dado esfuerzo por extraer hasta la última gota de losexplotados. Pero para eso hay que fortalecer todavíamás el aparato estatal, lo que implica que Flandin ten-drá que irse cada vez más a la derecha o si no, des-pués de un nuevo coup de main [ataque sorpresivo]como el del 6 de febrero, cederle el lugar a unDoumergue o a un Tardieu. Este, que por el momentoestá haciendo una cura de descanso a orillas del mar,declaró en una entrevista que concedió a Jour que una�minoría activa� tendría que abrirle los ojos al país,minoría que no tomaría el poder �en las actuales con-diciones, con un Parlamento nefasto e irreparable�(�nefaste et imperfectible�), sino a través de una �ac-ción útil�.

Al mismo tiempo, a Flandin lo censuran y provocanpúblicamente las bandas fascistas y reaccionarias, queen el asunto de la conscripción de dos años lo mantu-vieron muy hábilmente a flote �de la misma manera enque la soga sostiene al ahorcado�. Así todos se prepa-ran ejercitándose con movilizaciones (cuatro mil �Croixde Fe�38 en Reims) y cosas por el estilo, especialmentededicándose por las noches a derribar locales del Parti-do Socialista (rue Feydeau). Los grupos de la JuventudSocialista en un primer momento tomaron la iniciativade proteger los locales. Pero los dirigentes socialistasdel CAP [Consejo Nacional de la SFI0] lo prohibieron,con el pretexto de que los edificios no eran de propie-dad del partido. Además, en el campo se observan sín-

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81tomas del aumento de la influencia fascista a expen-sas de los partidos democráticos tradicionales. El agi-tador campesino Dorgeres39 les sacó a los radicales unaconsiderable cantidad de votos en la elección en el dis-trito de Chautemps.

¿Qué actitud toman los partidos obreros, el frenteúnico, en esta situación en que se marcha hacia la gue-rra, se refuerza el aparato represivo y se estimula laagitación fascista? No se hizo nada en serio contra laconscripción de dos años. Los dirigentes socialistasBlum, Paul Fauré y de hecho todos los parlamentariosya aseguraron que están dispuestos a consolidar lasagrada alianza �en el caso de un decidido ataque porparte de la Alemania de Hitler�. Blum lo declaró en lascámaras en nombre de los socialistas y los comunis-tas, sin que estos últimos lo desautorizaran. La SFIO yel PC apoyan la misma política internacional, pactos deayuda mutua, defensa. L �Humanité esta haciendo unacampaña contra los �traidores� del campo de la bur-guesía, es decir los fascistas franceses que quieren�dialogar con Hitler�. El poeta Vaillant-Couturier40 re-vela cada vez en mayor medida su ambición de seguirla tradición de Deroulede41 y se apresura a �auxiliar ala cultura francesa�. Cachin se prepara a jugar el mis-mo rol que jugó en 1914.

El manifiesto firmado por varios partidos �comunis-tas� de Occidente declara sin reservas: �En el caso deque se declare una guerra contrarrevolucionaria contrala patria del socialismo apoyaremos al Ejército Rojo dela Unión Soviética y lucharemos por la derrota del im-perialismo alemán y sus aliados y de cualquier poten-cia que le declare la guerra a la Unión Soviética. Ga-rantizaremos por todos los medios, aun a costa de nues-

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82tras vidas, la victoria de la Unión Soviética sobre todoslos que ataquen a ese país socialista� (l�Humanité, 18de abril de 1935). El manifiesto del PC para las eleccio-nes de mayo de 1935 se explaya sobre el mismo temaen términos similares y llama a la �comunidad (la unión)de todos los franceses.

Un pacifismo no menos criminal revela la lucha deambas direcciones contra el fascismo, ya que conti-núan exigiéndole a Flandin la disolución de las ligasfascistas. Los stalinistas rechazan abiertamente la ideamisma de milicias [obreras]. En una discusión entrelos responsables stalinistas de la zona de París y uncamarada nuestro, sostenida en el decimoquintoarrondissement realizado en París sobre el tema �mi-licias o autodefensa de las masas�, los stalinistas decla-raron que la consigna de milicias es un error sectario yque no hace falta ninguna organización especial paragarantizar la defensa fisica, que el ejemplo del Schutz-bund de Viena demuestra claramente el peligro de talorganización.

Nuestra conclusión es que la combinación de las dosdirecciones sólo puede producir derrotas, a menos queles gane de mano el tercer factor que juega en el pro-ceso de selección que acompaña a la lucha, es decir, lavanguardia que se está nucleando alrededor de nues-tra tendencia bolchevique leninista.

Hoy nadie puede negar que el marco favorable parala formación de esta vanguardia, al menos en lo queconcierne a Francia, lo constituye la izquierda socialis-ta. De allí están saliendo las consignas revoluciona-rias. Sólo basta con leer los artículos de Marceau Pivert,el dirigente de la izquierda. En la cuestión de la guerray en la de las milicias combate tanto las posiciones de

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83los socialdemócratas como las de los stalinistas y apo-ya nuestras consignas. No es sólo un hombre de buenafe sino el representante de la dirección de una tenden-cia sumamente activa que se orienta con fuerza hacianuestras posiciones. El problema fundamental resideen si esta vanguardia será capaz, en el momento ade-cuado, de estrechar lazos con las masas, de liberarlasdel veneno del stalinismo, del centrismo y del refor-mismo y llevarlas por el camino de la revolución y de laconquista del poder. Hasta ahora nuestro grupo bolche-vique leninista tuvo que realizar un trabajo propagan-dístico dentro de la SFIO. De ahora en adelante volcarátodos sus esfuerzos, con redoblada intensidad, a desa-rrollar y delimitar cada vez mas claramente a la van-guardia.

La tendencia de la SFIO a la que siguen los elemen-tos sanos debe servir de palanca para poner en movi-miento a la masa desorganizada, en la que hay mu-chos militantes llenos de desconfianza debido a la acti-tud pasiva de los partidos obreros. Esto nos planteauna gran tarea, no sólo en el aspecto político sino tam-bién en cuanto al esfuerzo material. Ya no bastará conque La Verité sea un semanario. Desde el momento enque hayamos establecido un lazo con las masas, cuan-do éstas y los mejores elementos de la SFIO y del PChayan tomado conciencia de que pueden encontrar ennosotros una dirección, el movimiento puede acelerar-se mucho y presentarnos grandes e inmediatas oportu-nidades. Todos los bolcheviques leninistas del mundotienen que comprender esta situación y redoblar susesfuerzos para incrementar la solidaridad práctica ypolítica con nuestra sección francesa.

Posdata: En este momento las direcciones discuten

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84la cuestión de la unidad orgánica en una comisión deunificación. El PC -que originariamente rehusó parti-cipar en el trabajo de esta comisión, que incluye tam-bién al PUP- cambió de idea y concurrió a la últimareunión. Se trata de un acuerdo de principios para unpartido unificado. El viejo reaccionario Lebas (SFIO) esel que lleva la batuta. Por todos los rumores que llegansobre estas negociaciones secretas, da la impresión deque el PC está decidido a abandonar sus últimos vesti-gios de leninismo para proporcionar pruebas de su de-seo de reconciliarse con los social-reformistas y pa-triotas.

Los bolcheviques leninistas pidieron una reuniónentre las secciones socialistas y comunistas para discutirla unidad, no porque estén a favor de la mágica �uni-dad orgánica� sino porque existía la posibilidad de plan-tear, en el transcurso de estas discusiones, los princi-pios de un partido verdaderamente revolucionario. Sila unidad orgánica se concreta, nos organizaremos enbase a ella para realizar nuestra propaganda y hacersurgir la vanguardia a través de un proceso de diferen-ciación continua. Es correcto decir que la unidad or-gánica de las masas es progresiva porque nos permiteun contacto coherente con la base del PC. Pero tam-bién hay que tener en cuenta que sus resultados pue-den ser catastróficos, ya que en gran medida implica lafusión de la socialdemocracia y el stalinismo. Sin po-nerse en contra de la unidad orgánica -ya que cuandofalta el partido revolucionario ésta constituye el mediomás favorable para formarlo- los bolcheviques leninistasseñalan que lo que más hace falta no es la unidad or-gánica sino una política revolucionaria aplicada por unavanguardia revolucionaria.

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Sobre las tesis sudafricanas42

A la sección Sudafricana

20 de abril de 1935

Es evidente que las tesis se escribieron basándoseen un atento estudio de la situación económica y polí-tica de Sudáfrica y de la literatura marxista-leninista,especialmente la de los bolcheviques leninistas. La se-ria consideración científica de todos los problemas esuna de las condiciones más importantes del éxito deuna organización revolucionaria.

El ejemplo de nuestros amigos sudafricanos confir-ma una vez más el hecho de que en la época actualsólo los bolcheviques leninistas, es decir los revolucio-narios proletarios coherentes, adoptan una actitud se-ria hacia la teoría, analizan la realidad y aprenden an-tes de ponerse a enseñar a los demás. La burocraciastalinista hace tiempo remplazó el marxismo por unamezcla de ignorancia y desvergüenza.

En el siguiente artículo deseo hacer ciertas obser-

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86vaciones sobre el proyecto de tesis que servirá de pro-grama al Partido de los Trabajadores de Sudáfrica. Enningún momento estas observaciones se oponen al textode las tesis. Conozco demasiado poco las condicionessudafricanas como para pretender dar una opinión con-cluyente sobre una serie de problemas políticos.

Unicamente en algunos puntos me veo obligado amanifestarme en desacuerdo con determinados aspec-tos del proyecto de tesis. Pero tampoco aquí, por loque puedo juzgar desde lejos, tenemos diferencias deprincipios con los autores. Más bien se trata de algu-nas exageraciones polémicas producto de la lucha contrala perniciosa política nacional del stalinismo.

Pero es en interés de la causa no disimular ni siquieralas más leves inexactitudes del texto sino, por el con-trario, plantearlas para que se discutan abiertamentey obtener así una redacción lo mas clara y perfectaposible. Tal es el objetivo de estas líneas, dictadas porel deseo de brindar una ayuda a nuestros bolcheviquesleninistas sudafricanos en la gran y responsable tareaa la que se hallan abocados.

Las posesiones sudafricanas de Gran Bretaña cons-tituyen un dominio sólo desde el punto de vista de laminoría blanca. Desde la perspectiva de la mayoríanegra, Sudáfrica es una colonia esclavizada.

No se puede pensar en ningún cambio social (enprimer lugar en una revolución agraria) mientras elimperialismo británico retenga el dominio de Sudáfrica.El derrocamiento del imperialismo británico es tan in-dispensable para el triunfo del socialismo en Sudáfricacomo en la propia Gran Bretaña.

Si, como es de suponer, la revolución comienza pri-mero en Gran Bretaña, cuanto menos apoyo encuentre

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87la burguesía inglesa en las colonias y dominios, inclusoen una posesión tan importante como Sudáfrica, tantomás rápida será su derrota en su propio país. En con-secuencia la lucha por la expulsión del imperialismobritánico, sus instrumentos y sus agentes constituyeuna parte indispensable del programa del partido pro-letario sudafricano.

La liquidación de la hegemonía del imperialismo bri-tánico en Sudáfrica puede producirse como conse-cuencia de la derrota militar de Gran Bretaña y la desin-tegración del imperio. En este caso, durante un perío-do que difícilmente sea prolongado los sudafricanosblancos todavía podrían mantener su dominación so-bre los negros.

Otra posibilidad, que en la práctica está ligada conla primera, es una revolución en Gran Bretaña y en susposesiones. Las tres cuartas partes de la poblaciónsudafricana (casi seis millones sobre un total de cercade ocho) no son europeas. Es inconcebible una revolu-ción victoriosa sin el despertar de las masas nativas. Ala vez eso les dará lo que hoy les falta, confianza ensus propias fuerzas, una conciencia personal más eleva-da, un nivel cultural superior.

En estas condiciones, la república sudafricana sur-girá antes que nada como una república �negra�; porsupuesto esto no excluye la total igualdad para los blan-cos o las relaciones fraternales entre ambas razas;dependerá fundamentalmente de la conducta que adop-ten los blancos. Pero es obvio que la mayoría predomi-nante de la población, liberada de su dependencia es-clavizante, pondrá su impronta en el estado.

Dado que una revolución victoriosa cambiará radi-calmente no sólo la relación entre las clases sino tam-

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88bién la relación entre las razas, y garantizará a los ne-gros el lugar que les corresponde en el estado de acuer-do a su número, la revolución social tendrá en Sudáfricatambién un carácter nacional.

No tenemos la menor razón para cerrar los ojos anteeste aspecto de la cuestión o para disminuir su impor-tancia. Por el contrario, el partido proletario, abierta yaudazmente, en las palabras y en los hechos, tieneque tomar en sus manos la solución del problema na-cional (radical).

No obstante, el partido proletario puede y debe re-solver el problema nacional con sus propios métodos.

El arma histórica para la liberación nacional sólopuede ser la lucha de clases. Ya en 1924 la Cominterntransformó el programa de liberación nacional de lospueblos coloniales en una hueca abstracción democráti-ca que se eleva por sobre la realidad de las relacionesde clase. En la lucha contra la opresión nacional lasdistintas clases se liberan (circunstancialmente) de susintereses materiales y se convierten en simples fuer-zas �antiimperialistas�.

Para que estas espirituales �fuerzas� cumplan va-lientemente con el objetivo que les asigna la Comin-tern, se les promete como recompensa un espiritualestado �nacional-democrático�, con la inevitable refe-rencia a la fórmula de Lenin: �dictadura democráticadel proletariado y del campesinado.�

Las tesis señalan que en 1917 Lenin descartó abier-tamente, de una vez y para siempre, la fórmula de�dictadura democrática del proletariado y del campesi-nado�43 como condición necesaria para la solución delproblema agrario. Esto es totalmente correcto.

Pero para evitar malentendidos tenemos que agre-

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89gar: a) Lenin siempre habló de una dictadura revolucio-naria democrático-burguesa y no de un espiritual es-tado �del pueblo�; b) en la lucha por la dictadura de-mocrático-burguesa no planteó el bloque de todas las�fuerzas antizaristas� sino que llevó a cabo una políticaproletaria de independencia de clase.

El bloque �antizarista� era la idea de lossocialrevolucionarios rusos y de los cadetes de izquier-da, es decir de los partidos de la pequeña y medianaburguesía. Los bolcheviques siempre libraron una lu-cha irreconciliable contra estos partidos.

No podemos estar de acuerdo con la forma en quese expresan las tesis cuando afirman que la consignade �república negra� es tan perniciosa para la causarevolucionaria como la consigna �Sudáfrica para losblancos�. Mientras que con la última se apoya la opre-sión más total, con la primera se dan los pasos inicia-les hacia la liberación.

Tenemos que aceptar resueltamente y sin reservasel absoluto e incondicional derecho de los negros a laindependencia. La solidaridad entre los trabajadoresnegros y blancos sólo se cultivará y fortalecerá en lalucha común contra los explotadores blancos.

Es posible que después del triunfo los negros nocrean necesario formar un estado negro separado enSudáfrica. Por supuesto que no los obligaremos a im-plantarlo. Pero que tomen su decisión libremente, enbase a su propia experiencia, no obligados por elsjambok (látigo) de los opresores blancos. Los revolu-cionarios proletarios nunca deben olvidar el derechode las nacionalidades oprimidas a la autodetermina-ción, incluso a la separación plena, ni la obligación delproletariado de la nación opresora de defender este

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90derecho con las armas en la mano si fuera necesario.

Las tesis señalan muy correctamente que en Rusiafue la Revolución de Octubre la que solucionó el pro-blema nacional. Los movimientos democráticos nacio-nales eran impotentes de por sí para liquidar por sucuenta la opresión nacional del zarismo. Sólo porque elmovimiento de las nacionalidades oprimidas y el movi-miento agrario del campesinado dieron al proletariadola posibilidad de tomar el poder y establecer su dicta-dura, la cuestión nacional y el problema agrario encon-traron una definitiva y audaz solución.

Pero esa conjunción de los movimientos nacionalescon la lucha del proletariado por el poder fue política-mente posible debido a que los bolcheviques durantetoda su historia libraron una lucha irreconciliable conlos opresores gran rusos, apoyando siempre y sin reser-vas el derecho de las naciones oprimidas a su autode-terminación, incluso a la separación de Rusia.

Sin embargo, la política de Lenin respecto a las na-ciones oprimidas no tenía nada en común con la políti-ca de los epígonos. El Partido Bolchevique defendió elderecho a la autodeterminación de las naciones oprimi-das con los métodos de la lucha de clases proletaria,rechazando totalmente la charlatanería de los bloques�antiimperialistas� con los numerosos partidos �nacio-nales� pequeñoburgueses de la Rusia zarista (el Parti-do Socialista Polaco [PPS, partido de Pilsudski en laPolonia zarista], Dashnaki en Armenia, los nacionalis-tas ucranianos, los judíos sionistas, etcétera).

Los bolcheviques siempre desenmascararon impla-cablemente a estos partidos, así como a lossocialrevolucionarios rusos, por sus vacilaciones y suaventurerismo, pero especialmente por su mentira ideo-

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91lógica de estar por encima de la lucha de clases. Leninno cejó en su crítica intransigente aun cuando las cir-cunstancias lo obligaron a concluir con ellos tal o cualacuerdo episódico, estrictamente práctico.

Quedaba fuera de toda discusión cualquier alianzapermanente bajo la bandera del �antizarismo�. Sólogracias a esta irreconciliable política de clase logró elbolchevismo, en el momento de la Revolución, des-plazar a los mencheviques, a los socialrevolucionarios,a los partidos pequeñoburgueses nacionales y nuclearalrededor del proletariado a las masas campesinas y alas nacionalidades oprimidas.

�No debemos -dicen las tesis- competir con el Con-greso Nacional Africano44 con consignas nacionalistaspara ganar a las masas nativas.� La idea en sí mismaes correcta, pero hay que ampliarla concretamente.Como no estoy suficientemente al tanto de las activi-dades del Congreso Nacional, no puedo más que ba-sarme en analogías para delinear una política respectoa él; desde ya aclaro que estoy dispuesto a introduciren mis recomendaciones todas las modificaciones ne-cesarias.

1. Los bolcheviques leninistas deben salir en defen-sa del Congreso, tal como éste es, en todos los casosen que lo ataquen los opresores blancos y sus agenteschovinistas en las filas de las organizaciones obreras.

2. Los bolcheviques leninistas han de dar más im-portancia a las tendencias progresivas del programadel Congreso que a sus tendencias reaccionarias.

3. Los bolcheviques leninistas denunciarán ante lasmasas nativas la incapacidad del Congreso de lograr laconcreción incluso de sus propias reivindicaciones, de-bido a su política superficial y conciliadora. A diferencia

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92del Congreso, los bolcheviques leninistas llevan ade-lante un programa revolucionario de lucha de clases.

4. Son admisibles los acuerdos episódicos con elCongreso, si las circunstancias obligan a tomarlos, sólodentro del marco de tareas prácticas estrictamentedefinidas, manteniendo la independencia total y abso-luta de nuestra organización y nuestra libertad de crí-tica política.

Las tesis no plantean como consigna política funda-mental un �estado nacional-democrático� sino un �Oc-tubre� sudafricano. Demuestran convincentemente que:

a) en Sudáfrica el problema nacional y el problemaagrario coinciden básicamente.

b) Ambos problemas sólo se podrán resolver demanera revolucionaria.

c) La solución de estos problemas lleva inevitable-mente a la dictadura del proletariado, que dirigirá a lasmasas campesinas nativas.

d) La dictadura del proletariado abrirá una era derégimen soviético y reconstrucción socialista. Esta con-clusión es la piedra angular de toda la estructura delprograma. En esto estamos en total acuerdo.

Pero hay que llevar a las masas a esta formulación�estratégica� general por medio de una serie de con-signas tácticas. En cada etapa determinada sólo sepodrá elaborar estas consignas en base a un análisisde las circunstancias concretas de la vida y de la luchadel proletariado y del campesinado y del conjunto de lasituación interna e internacional. Sin profundizar enesta materia, quiero encarar brevemente las relacio-nes recíprocas entre las consignas nacionales y lasagrarias.

Las tesis señalan varias veces que se debe privile-

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93giar las reivindicaciones agrarias por sobre las naciona-les. Esta es una cuestión muy importante, que mereceun serio análisis. Dejar a un lado o debilitar las consig-nas nacionales para no chocar con los chovinistas blan-cos de las filas de la clase trabajadora sería, por su-puesto, un oportunismo criminal, totalmente ajeno alos autores y partidarios de las tesis. Esto surge clara-mente del contexto de las tesis, imbuidas del espíritudel internacionalismo revolucionario.

Las tesis plantean de manera admisible que a esos�socialistas� que luchan por los privilegios de los blan-cos �tenemos que señalarlos como los mayores enemi-gos de la revolución�. Por lo tanto debemos buscar otraexplicación, brevemente señalada en el mismo texto:las masas campesinas nativas atrasadas sienten mu-cho más directamente la opresión agraria que la opre-sión nacional.

Es muy posible. La mayor parte de los nativos soncampesinos; el grueso de la tierra está en manos deuna minoría blanca. Durante su lucha por la tierra, loscampesinos rusos depositaron mucho tiempo su fe enel zar y se negaban obstinadamente a sacar con-clusiones políticas.

Hubo un período muy prolongado en que el campe-sino sólo aceptó la primera parte de la consigna tradi-cional de la intelectualidad revolucionaría, �Tierra y Li-bertad�. Fueron necesarias décadas de malestar ruraly la influencia y la acción de los trabajadores urbanospara que el campesinado relacionara ambas consignas.

El pobre bantú esclavizado difícilmente deposite másesperanzas en MacDonald45 que en el rey británico. Peroeste gran atraso político también se refleja en la faltade conciencia nacional. A la vez siente muy aguda-

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94mente la opresión fiscal y la del terrateniente. Dadasestas condiciones, la propaganda puede y debe partirante todo de las consignas de revolución agraria, parallegar así, paso a paso, a través de la experiencia de lalucha, a que el campesinado extraiga las necesariasconclusiones políticas y nacionales.

Si estas consideraciones hipotéticas son correctas,entonces más que el programa mismo nos interesanlas vías y medios de llevar este programa a la concien-cia de las masas nativas.

Teniendo en cuenta la pequeña cantidad de cuadrosrevolucionarios con que contamos y la extrema disper-sión del campesinado, en el futuro inmediato, al me-nos, sobre éste podrán influir fundamentalmente, sino exclusivamente, los obreros avanzados. Enconsecuencia, es muy importante educar a los obrerosavanzados en la clara comprensión del significado dela revolución agraria para el destino histórico deSudáfrica.

El proletariado del país está constituido por paríasnegros atrasados y una privilegiada, arrogante castade blancos. Aquí reside la principal dificultad. Como loplantean correctamente las tesis, las convulsiones eco-nómicas del capitalismo putrefacto tienen que sacudirbrutalmente las viejas barreras y facilitar la confluen-cia revolucionaria.

De todos modos, el peor crimen de parte de los revo-lucionarios sería hacer la menor concesión a los privile-gios y prejuicios de los blancos. Quien le da aunquesea el dedo meñique al demonio del chovinismo estáperdido.

El partido revolucionario tiene que plantearle a todoobrero blanco la siguiente alternativa: o con el imperia-

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95lismo británico y la burguesía blanca de Sudáfrica, ocon los trabajadores y campesinos negros contra losseñores feudales y esclavistas blancos y sus agentesen las filas de la clase obrera.

El derrocamiento de la dominación británica sobrela población negra de Sudáfrica no significará, por su-puesto, la ruptura económica y cultural con la ex ma-dre patria si ésta se libera de la opresión de sus ban-didos imperialistas. La Inglaterra soviética podrá ejer-cer una poderosa influencia económica y cultural sobreSudáfrica a través de los blancos que en los hechos, enla lucha real, ligaron su destino al de los actuales es-clavos coloniales. Esta influencia no se apoyará en ladominación sino en una recíproca cooperación proleta-ria.

Pero posiblemente será mucho más importante lainfluencia de la Sudáfrica soviética sobre el conjuntodel continente negro: Ayudar a los negros a alcanzar ala raza blanca para ascender con ella a nuevas cimasculturales será uno de los grandes y nobles objetivosdel socialismo victorioso.

Para concluir quiero decir unas palabras sobre elproblema de la organización legal o ilegal, en lo quehace a la formación del partido.

Las tesis subrayan correctamente la ligazón insepa-rable entre organización y tareas revolucionarias, y lanecesidad de complementar el aparato legal con unaparato ilegal. Por supuesto, nadie propone crear unaparato ilegal para que cumpla las funciones que enlas condiciones actuales puede llevar a cabo un apara-to legal.

Pero si se aproxima una crisis política hay que crearnúcleos ilegales especiales del partido que se desa-

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96rrollarán en tanto las circunstancias lo requieran. Unaparte del trabajo, y por cierto muy importante, en nin-guna situación puede llevarse a cabo abiertamente, antelos ojos de los enemigos de clase.

Sin embargo, en la etapa actual la forma más impor-tante de trabajo legal o semilegal de los revoluciona-rios es el que se desarrolla en las organizaciones demasas, especialmente en los sindicatos. Los dirigentessindicales son la policía oficiosa del capitalismo y com-baten despiadadamente a los revolucionarios.

Tenemos que ser capaces de trabajar en las organi-zaciones de masas y evitar caer bajo los golpes delaparato reaccionario. Esta es una parte importante -para este período la más importante- del trabajo ile-gal. Un grupo revolucionario que actúa en un sindica-to, si aprendió en la práctica todas las normas conspira-tivas necesarias, podrá clandestinizar su trabajo cuan-do las circunstancias lo exijan.

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¿Alquimia centrista o marxismo?46

24 de abril de 1935

Los agrupamientos internos en Alemania y losproblemas internacionales

En Alemania la vida política está tan aplastada y lasmasas sienten tanto las consecuencias de la derrotaque los diversos grupos obreros todavía se ven priva-dos de la posibilidad de desarrollarse en extensión y enprofundidad y de descubrir las tendencias latentes enellos. En estos períodos resultan muy importantes parala educación de los obreros avanzados, en primer lugarla emigración política, y en segundo lugar las cuestio-nes internacionales. Con esto no queremos minimizarla importancia de las organizaciones y problemas in-ternos de los movimientos de la clase obrera alemana.La primacía y continuidad del pensamiento y la educa-ción revolucionarios hasta en los períodos más negrosconstituye una gran ayuda que luego fructifica y semultiplica en las épocas de alza revolucionaria.

Es precisamente ahora, entre los tentáculos de hie-

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98rro de la dictadura nazi, que se están formando loscuadros de templados luchadores que imprimirán susello sobre el destino de Alemania. Sólo deseo subra-yar con todo el énfasis posible la idea de que nuestroscamaradas alemanes, ahora más que nunca, debenrever sus relaciones y agrupamientos internos, no con-siderándolos en sí mismos sino en la relación con lospaíses en los que los problemas revolucionarios se plan-tean más extensa y claramente. Por ejemplo, es evi-dente que un gran éxito de los bolcheviques leninistasen cualquiera de los países no fascistas de Europa pro-vocaría inmediatamente una vigorosa reacción en nues-tra sección alemana. Ni tampoco debemos olvidar quelos problemas políticos de los países no fascistas noson para Alemania solamente cuestiones del pasadosino también del futuro; el proletariado alemán tendráque comenzar muchas cosas desde el principio y repe-tir otras, sólo que en lapsos inconmensurablementemás breves.

Esto que decimos también se aplica, por supuestoque con las modificaciones necesarias, a otras organi-zaciones. Sin perspectivas, sin consignas claras, el Par-tido Comunista Alemán, pese a todo, realiza un consi-derable trabajo ilegal. Este hecho evidencia qué nume-roso es el sector de obreros revolucionarios que se nie-gan a capitular pero como no conocen otras banderasse agrupan bajo las del Partido Comunista Alemán. Aesto tenemos que añadirle el �factor� financiero. Porsupuesto, el dinero por sí mismo no garantiza el triun-fo. Pero puede mantener la existencia de una organi-zación durante un período prolongado, aunque ésta estédestinada a terminar en el tacho de los desperdicios.

Por otra parte, la supresión de la vida política en

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99Alemania y los límites sumamente estrechos del movi-miento obrero le impiden al PC revelar y llevar hastasus últimas consecuencias sus falsas tendencias.

Todavía permanecen latentes la organización, laagitación, así como los errores. Pero el PC no está solo;todas las piezas del ajedrez europeo están ahora másestrechamente ligadas que nunca. Hay muchas razo-nes para suponer que la fatal y criminal política delPartido Comunista Francés asestará un cruel golpe alPC Alemán aun antes de que éste logre arruinar por sucuenta su propia organización ilegal. Hoy hay todavíamenos motivos para creer en la regeneración de laComintern que hace un año o dos.

Sin embargo, de esto no se deduce que tengamosque volverles la espalda a las organizaciones ilegalesdel PC Alemán. Por el contrario, más bien tenemos queafirmar que nuestros amigos alemanes le dedicarondemasiado poca atención a esta organización, en cual-quier caso muchísimo menos que al pequeño SAP. ¿Hi-cieron bien?

No se concibe responder esta pregunta sin un crite-rio preciso. ¿Qué esperaban del SAP nuestros camara-das? ¿Era terreno adecuado para su actividad? Obvia-mente no; el SAP, que no nuclea a más de un par demiles de personas, es demasiado estrecho como cam-po de actividad. El PC sería mucho más adecuado, parano mencionar a la joven generación obrera que se in-terna por primera vez en la política bajo el látigo deHitler. Queda otra posibilidad, el SAP como aliado, comocamaradas. Naturalmente, la fusión de ambas organi-zaciones beneficiaría de manera evidente el futuro tra-bajo revolucionario. Pero la fusión exige acuerdo, nosobre problemas parciales y secundarios sino sobre los

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100fundamentales. ¿Existe acuerdo?

Los dirigentes del SAP a menudo dicen que sus po-siciones, �en esencia�, son las mismas que las nues-tras, pero que ellos pueden defenderlas mejor, de ma-nera más realista e �inteligente�. Si ése fuera el caso,romper hubiera sido una locura total; dentro de unaorganización única los dirigentes del SAP nos hubieranenseñado a desarrollar nuestras posiciones comunescon mayor habilidad y éxito. Pero desgraciadamenteno es ése el caso. Los dirigentes del SAP se calumniana sí mismos. Si después de muchas vacilaciones re-chazaron la unidad en un marco nacional, si en conse-cuencia interrumpieron sus contactos internacionalescon nosotros, las causas de ello tienen que haber sidomuy serias; y lo fueron. No nos separan bagatelas tác-ticas sino problemas fundamentales. Sería absurdo einútil cerrar los ojos a esta realidad después de lasexperiencias que hemos vivido. Las diferencias entrenosotros y el SAP caen enteramente dentro de los lími-tes de las contradicciones entre el marxismo y el cen-trismo.

No pretendo decir nada nuevo en estas líneas. Sólodeseo hacer un balance de las experiencias de todo elreciente período político, especialmente del último añoy medio. Nada más beneficioso para la educación polí-tica que constatar los principios a la luz de hechos quefueron caracterizados en su momento o incluso conanticipación. Si pido a los lectores de este artículo quepresten estricta atención al análisis detallado del ca-rácter político del SAP, no es en absoluto con el objeti-vo de iniciar nuevas negociaciones sino por el contrariopara intentar liquidarlas definitivamente. Los dirigen-tes del SAP no son nuestros partidarios ni nuestros

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101aliados; son nuestros adversarios. Los intentos de acer-carnos a ellos están agotados, por lo menos para elperíodo inmediato. Naturalmente, es imposible, sobretodo desde afuera, manifestarse categóricamente encontra de tal o cual acción conjunta dentro de la propiaAlemania. Pero me parece que nuestros compañerosde Alemania no tienen que plantearse sus relacionescon el SAP teniendo en cuenta solamente la mayor omenor afinidad de posiciones en la esfera de los pro-blemas internos latentes en la clandestinidad a quenos condena Hitler (a la luz del fascismo todos los ga-tos son pardos). También tienen que considerar el rolque el SAP juega o intenta jugar en el terreno interna-cional.

Puede parecer extraño que dediquemos un trabajorelativamente tan extenso a una organización tan pe-queña. Pero el nudo de la cuestión reside en el hechode que el problema que involucran las relaciones conel SAP es mucho mayor que el SAP mismo. En últimainstancia, está en juego la política correcta hacia lastendencias centristas que ahora se presentan en elmovimiento obrero con todos los colores del arco iris.¡Hay que evitar que los conservadores aparatos cen-tristas heredados del pasado controlen el desarrollorevolucionario de la vanguardia proletaria; ése es elobjetivo!

El balance de la conferencia de la IAGDespués de un intervalo de un año y medio se re-

unió en París una conferencia de la IAG. ¿Cuáles fue-ron los resultados de esta conferencia? Hasta ahora,nadie nos dijo nada esencial sobre el tema. Es ciertoque en el informe del SAP (Die Neue Front, marzo de

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1021935) se pueden encontrar retratos no del todo malosde algunos de los participantes en la conferencia, peroes totalmente imposible hallar respuesta a los interro-gantes de por qué se convocó y qué resultados produ-jo. El informe de la conferencia no se presenta a lamanera marxista, es decir con el objetivo de descubrirtodas las tendencias y contradicciones existentes, sinoa la manera centrista, para atemperar las diferencias ymostrar un panorama en el que todo anda bien.

Las académicas tesis sobre la situación mundial seaceptaron �por unanimidad�. En realidad, ¿en qué pue-de perjudicar repetir una vez más las fórmulas genera-les sobre el colapso del capitalismo, etcétera? Eso hue-le a radicalismo y no le crea a nadie ningún tipo deobligaciones. Fórmulas como ésas se convirtieron enuna mercancía muy barata durante las épocas de crisismundial. Pero, ¿intentó la resolución sobre �la situa-ción mundial� proclamar la minúscula verdad de que elNAP47 que obtuvo el cuarenta y cinco por ciento de losvotos y en consecuencia tiene detrás de él a la induda-ble mayoría de la población, podría, si lo hubiera de-seado, haber transformado a Noruega en un baluartede la clase obrera, podría haber impulsado con su ejem-plo el coraje revolucionario de las masas escandinavasy haberse convertido en un importante factor en eldesarrollo de Europa? ¡Porque el NAP todavía es miem-bro de la IAG! A pesar de ello -no, precisamente porello- la conferencia eludió el tema del NAP y se ocupóde cuestiones más �elevadas�. ¿Cómo podía permitirKilbom, ese futuro �estadista�, una crítica antitáctica ysectaria a sus vecinos? ¡Jamas! Y Schwab, ¿cómo po-día disgustar a Kilbom? ¡No! Mejor hablar del colapsodel capitalismo �en general�. Tal es el espíritu que pre-

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103dominó en esta conferencia. Y tal el espíritu que pre-domina en el informe del SAP.

La resolución sobre la guerra, votada después delinforme del viejo centrista Fenner Brockway, el diri-gente del ILP, suena muy radical. Pero ya hace muchoque sabemos que respecto a la guerra los más extre-mos oportunistas se inclinan al más extremo radicalis-mo, especialmente los de pequeñas organizaciones ode pequeños países �neutrales� no involucrados en lalucha real. Naturalmente, también puede haber genui-nos revolucionarios en las organizaciones pequeñas yen los países �neutrales�, pero para diferenciarlos delos oportunistas tenemos que tomar en consideraciónsu política cotidiana, no una resolución sobre la guerra(de algún otro) adoptada en un día de fiesta. El voto deKilbom a favor de la huelga general y la insurreccióncontra la guerra carece absolutamente de valor dada lapolítica oportunista del mismo Kilbom en Suecia. Y silas circunstancias arrastraran a Suecia a la guerra,Kilbom seguramente no sacaría sus conclusiones prác-ticas de la resolución académica de la IAG sino de supolítica oportunista. ¡¿Acaso no hemos visto ya cente-nares de ejemplos?! Por supuesto, ni una sola de lasresoluciones dice una palabra sobre la política oportu-nista del partido sueco, el más grande de la IAG des-pués del NAP.

¡Qué importancia tiene que Doriot firme una resolu-ción radical sobre la guerra, si él mismo, �en interés dela paz�, aconseja a los diplomáticos de su país �nego-ciar con Hitler�! No a la alianza con la URSS, sí al acuerdocon Hitler: he ahí el programa de Doriot. Como vere-mos enseguida, cuando el mismo SAP pasó de la reso-lución académica sobre la guerra �en general� al pro-

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104blema de �la lucha por la paz� en las actuales condicio-nes, todas las frases altisonantes se fueron al diablo;entonces el SAP presentó una segunda resolución �prác-tica�, imbuida de arriba hasta abajo del espíritu delmás puro filisteísmo pacifista.

Por eso resulta imposible leer sin asco la verborragiade Die Neue Front sobre cómo �la teoría y la prácticaleninistas [!] encontraron a sus únicos [!] y genuinos[!] defensores en los partidos de la IAG�. Para Lenin elobjetivo de cualquier resolución era poner a prueba alos oportunistas, no dejándoles escapatoria, poniéndo-los al descubierto y sorprendiendo las contradiccionesentre sus palabras y sus actos. Lenin no considerabaun éxito sino un fraude y un crimen una resolución�revolucionaria� que también podían votar los oportu-nistas. Para él, el objetivo de las conferencias no con-sistía en presentar una resolución �respetable� sino enseleccionar a los militantes y las organizaciones queno traicionarían al proletariado en la hora de la tor-menta. Los métodos de la dirección del SAP son direc-tamente opuestos a los métodos de Lenin.

La delegación del SAP llevó a la conferencia un pro-yecto de resolución de principios. Como todos los do-cumentos del SAP, el proyecto es una colección de pos-tulados generales, �radicales�, y a la vez elude diligen-temente los problemas más agudos. Sin embargo, estedocumento afecta mucho más de cerca el trabajo ac-tual del partido que las tesis académicas sobre la si-tuación mundial.

¿Qué suerte corrió este proyecto del SAP? Leemos:�El proyecto de resolución de principios presentado ala conferencia no pudo ser puesto a votación por faltade tiempo [¡!] y [?] porque algunos [?] partidos no

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105tuvieron oportunidad [¡!] de considerarlo previamen-te.� Para un marxista esta sola frase vale más que vo-lúmenes enteros. La conferencia se fue postergandomes a mes; se reunió después de un intervalo de unaño y medio durante el cual ocurrieron acontecimien-tos de colosal importancia; la desorientada vanguardiade la clase obrera exige respuestas claras... ¿Y enton-ces? La conferencia no pudo hacerse tiempo [¡!] paraconsiderar una resolución de principios.

El segundo argumento (�y�) no es mejor: algunospartidos (¿qué partidos?) no tuvieron oportunidad (¿porqué no?) de considerar los principios que deben orien-tar al movimiento obrero de nuestra época. Entonces,¿de qué se preocupan en general �estos mismos parti-dos�? La IAG existe desde hace tres años. ¿Sobre quéprincipios se basa? Nadie lo sabe �Algunos partidos nocreen necesario perder tiempo con cuestiones de prin-cipios. La conferencia tampoco puede encontrar tiem-po para ocuparse de esto. ¿Es posible concebir un pre-texto más humillante y vil?

En realidad, el pobre balance de la conferencia nose puede explicar por razones de falta de tiempo sinopor la heterogeneidad de su composición, por la pre-ponderancia de las maniobras de centro-derecha. Lamisma heterogeneidad caracteriza a �algunos� de lospartidos que adhieren a la IAG. De aquí la necesidadde no tocar las cuestiones más agudas, es decir lasmás importantes e impostergables. El único principiode la IAG es callarse la boca respecto a los principios.

Recordemos que el plenario internacional de los bol-cheviques leninistas, en su resolución del 13 de se-tiembre de 1933,48 caracterizaba de la siguiente ma-nera la conferencia de la IAG reunida en agosto de

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1061933: �Por supuesto, ni hablar se puede de construir lanueva internacional con organizaciones que parten debases tan profundamente diferentes e incluso antagó-nicas [...] En lo que se refiere a las resoluciones acep-tadas por la heterogénea mayoría de esta conferencia,totalmente marcadas con el sello de esta heterogenei-dad, el plenario de los bolcheviques leninistas conside-ra imposible asumir ninguna responsabilidad políticapor ellas.� ¡El que no se hace ilusiones no tiene queperderlas después!

El �profundo problema� del centrismoLa conferencia rechazó la moción en favor de la Cuar-

ta Internacional presentada por los camaradas Sneevliety Schmidt, delegados holandeses. Consideremos unpoco más de cerca las confusas explicaciones que daDie Neue Front.

Parece que los delegados del SAP estaban dispues-tos a apoyar la moción holandesa con la condición deque no se llevara a votación sino que quedara sola-mente como expresión, de �anhelo de las organizacio-nes abajo firmantes�. Pero un anhelo supone una vo-luntad de llevarlo a cabo. Quien expresa un anhelo tra-ta de concretarlo. En una conferencia esto se hace através de una votación. Era de imaginar que los dele-gados del SAP aprovecharían la oportunidad para obli-gar a votar contra la moción a todos los que en lo esen-cial se oponen a la Cuarta Internacional. Pero no.Schwab se niega a votar la moción, no porque él mis-mo esté en contra sino porque lo están otros.Incidentalmente, la mayoría tampoco vota en contra...pero se refugia cobardemente en la abstención. Estono le impide a Doriot, que personalmente se abstuvo,

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107escribir que la conferencia �condenó la idea trotskistade la Cuarta Internacional�. ¿Se puede sacar algo enlimpio de todo esto? Pero esperemos, éste es sólo elcomienzo.

Parece que la resolución holandesa se caracteriza�por hacer abstracción total de la verdadera situaciónactual� y por la falta de comprensión �del profundo pro-blema que involucra ese objetivo�. Muy bien. Enton-ces, ¿por qué la delegación del SAP estuvo de acuerdoen apoyar una resolución tan pobre? Es obvio queSchwab no le otorga gran valor a su apoyo (¡ya lo de-mostró justamente en 1933!). Pero así y todo, ¿cuál esen esencia la posición del SAP? �La proclamación de laCuarta Internacional -leemos- pese a su necesidadobjetiva, por ahora es imposible debido a razones sub-jetivas.� En primer lugar, aquí se confunde consciente-mente, es decir, inescrupulosamente, �la proclamaciónde una nueva internacional� con la proclamación de lanecesidad de luchar por la Cuarta Internacional. Estoes lo que exigimos, no lo primero.

Sin embargo, ¿en qué radica el �profundo problemainvolucrado en esta cuestión? Veamos: la nueva inter-nacional es objetivamente necesaria perosubjetivamente imposible. En términos más simples,sin la nueva internacional el proletariado será aplasta-do, pero las masas no lo comprenden todavía. Pero latarea de los marxistas no es otra que la de elevar elfactor subjetivo al nivel del objetivo y llevar a la con-ciencia de las masas la comprensión de la necesidadhistórica; para decirlo más directamente, explicar a lasmasas lo que ellas todavía no entienden, cuáles sonsus propios intereses. El �profundo problema� de loscentristas es su profunda cobardía ante una

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108impostergable y gran tarea. los dirigentes del SAP nocomprenden la importancia histórica de la actividadrevolucionaria con conciencia de clase.

Die Neue Front utiliza, para ilustración nuestra, elargumento de Doriot: es imposible �ignorar la actualcondición de las masas�. Entonces, ¿por qué el mismoDoriot rompió con el Partido Comunista, al que induda-blemente siguen masas mucho más numerosas que aDoriot? La abstracta y vacía argumentación sobre las�masas� desconocidas es una pobre sofística con la cualse pretende disimular la incapacidad de los dirigentes.Las �masas� sin partido, que son las más numerosas,están fuera de cualquier internacional. La inmensamayoría de las �masas� enroladas en partidos siguen ala Segunda y a la Tercera Internacional, no están en laIAG; no carece de razones Ziromski cuando exige quelas organizaciones de la IAG vuelvan a los viejos redi-les, a las �masas�. Detrás de la IAG no hay masa algu-na. El problema no está en qué piensan las masas hoysino en qué espíritu y orientación se disponen a edu-carlas los Señores Dirigentes.

En realidad, dentro de los partidos de la IAG no sonlas masas quienes se oponen a la Cuarta Internacionalsino los dirigentes. ¿Por qué? Por la misma razón por laque se oponen a la resolución de principios. No quierennada que pueda limitar su centrista libertad de vacilar.Quieren ser independientes del marxismo Por razonesque se entienden muy fácilmente, le ponen al marxis-mo el rótulo de �idea trotskista de la Cuarta Interna-cional�.

Los dirigentes del SAP se entendieron con todos ex-cepto con los holandeses. En el informe solamente sepolemiza contra Sneevliet y Schmidt. ¡Ni una palabra

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109de crítica a los oportunistas que eran mayoría en laconferencia! ¿No constituye ya esto solo una evidenciade que Schwab y Cía. son centristas que les dieron laespalda a los marxistas y se volvieron hacia los opor-tunistas?

¿�Desarme� o... castración?Además, la conferencia inauguró una �lucha� por la

paz. ¿Con qué métodos? Con los viejos métodos ale-manes: creó... una Verein (unión), una Verein de losAmigos de la Paz. Esta �Verein� está formada hastaahora por los representantes de tres (¡tantos como tres)partidos y se denomina �Comité Inicial�49. Este ComitéInicial tiene como objetivo la creación de una nueva�Verein� que se denominará (¡qué les parece!) ComitéInternacional de Lucha por la Paz. Bueno, con el nom-bre nomás los imperialistas temblaran como una hoja.Como informa Die Neue Front, la tarea del Comité In-ternacional de Lucha por la Paz es �la iniciación y con-creción de un movimiento de masas mundial por ungenuino [¡ay! ¡ay! ¡ay!] desarme y a favor de la paz�.Como de costumbre, el SAP introdujo una resoluciónespecial �de difundir la lucha internacional por la paz�.Como de costumbre, tampoco esta vez la conferenciapudo aceptar la resolución (obviamente por falta detiempo). Pero dado que se estableció un comité de porlo menos tres personas, lo más importante ya está.Schwab tiene razón: la conferencia �logró todo lo queera posible lograr en la situación dada�. Suscribimoscon las dos manos esta melancólica afirmación.

La resolución del SAP �En favor de la lucha por lapaz�, que la conferencia no adoptó, era -a decir ver-dad- la más patética demostración de pensamiento

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110oportunista con que hemos tenido ocasión de encon-trarnos últimamente. Para sus autores no existe la his-toria del marxismo, ni la prolongada lucha de tenden-cias dentro de la clase obrera, ni las recientes expe-riencias de guerras y revoluciones. Estos alquimistasdescubrieron de nuevo la piedra filosofal.

Como ya nos enteramos por Die Neue Front, la con-signa central de la futura lucha �mundial� es �el genui-no desarme�. La consigna de Litvinov es �correcta�. Elúnico error de Litvinov es que dirige su consigna �sola-mente al gobierno�. Así nuestros alquimistas, sin sos-pecharlo, derriban al pasar todas las conquistas de laexperiencia revolucionaria y de la teoría marxista ¿Quié-nes dijeron que la consigna de desarme era correcta?Kautsky en su decadencia,50 León Blum, Litvinov, OttoBauer y �el mismo� Bela Kun. ¿Pero cómo plantearonel problema Marx, Engels, Lenin y la Tercera interna-cional en su período de apogeo? Ni una palabra sobreesto. Sin embargo, Engels contraponía al programa deldesarme el programa de las milicias populares y exigía-¡horror de horrores!- el entrenamiento militar de lajuventud estudiantil. Lenin denunció implacablementela menor concesión a la idea del �desarme�. En 1916,en un artículo escrito especialmente para la juventud,Lenin explicaba que en tanto subsistan la opresión y laexplotación las armas continuarán siendo un factornecesario en la relación entre las clases y entre losestados. Hoy la burguesía militariza a la juventud. Le-nin escribió: �Mañana tal vez recurra a la militarizaciónde las mujeres. Ante esto tenemos que decir, tantomejor [...]tanto más nos acercaremos a la insurrecciónarmada contra el capitalismo. ¿Vamos a maldecir laguerra y a exigir el desarme? Las mujeres de la clase

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111revolucionaria nunca se reconciliarán con tan innoblerol. Les dirán a sus hijos: [...] �a ustedes les daránarmas. Tómenlas y aprendan bien el arte de la guerra.Esta ciencia es necesaria para los proletarios.� [...]�51

Lenin continúa explicando: �Una clase oprimida que nose afana en aprender a manejar las armas y a poseer-las sólo merece que se la trate como a una esclava.�(¡Esclava de la Internacional Comunista, tómese nota!)En esta misma época Lenin acotaba en su cuaderno denotas, en alemán: �El desarme es castración. El desar-me es una jeremiada reaccionaria, cristiana. El desar-me no implica la lucha contra la realidad imperialista,sino evadirse de ella al futuro lejano, que sólo vendrádespués de la revolución socialista triunfante.�

En consecuencia, no está mal que la diplomacia so-viética haya propuesto el desarme a los gobiernos ca-pitalistas. Lo que está mal y es un crimen que la Inter-nacional Comunista, y hoy también el SAP, hayan trans-formado esta propuesta en una consigna para el prole-tariado. Pero hay que utilizar la experiencia de la diplo-macia soviética para denunciar y explicar la mentira,la falsedad y la ilusión del pacifismo burgués así comodel socialista.

Incluso si a causa de una determinada correlaciónhistórica de circunstancias tal o cual gobierno capita-lista se viera obligado a efectuar algún tipo de �desar-me�, esta �reforma� diplomático-militar de ningunamanera garantizaría la paz. En sus tesis sobre La gue-rra y la Cuarta Internacional, los bolcheviques leninistasafirman, entre otras cosas, lo siguiente:

�El desarme no es una medida contra la guerra yaque, como lo demostró la experiencia de la propia Ale-mania, el desarme episódico no es más que una etapa

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112en el camino al rearme. La moderna tecnología entra-ña la posibilidad de un rearme muy rápido. El desarme�universal�, incluso si pudiera realizarse, no implicaríamás que el fortalecimiento de la supremacía militar delos más poderosos países industriales [...] Plantear eldesarme como �el único, verdadero método de evitar laguerra� significa engañar a los trabajadores en funciónde lograr un frente común con los pacifistas pequeño-burgueses.52 Este punto está dirigido directamente con-tra los stalinistas, pero también se aplica perfectamenteal SAP53.

Supongamos que Marx, Engels, Lenin y sus discí-pulos, los bolcheviques leninistas, se equivocaron. ¿Peropor qué los teóricos del SAP no se tomaron el trabajode demostrarnos precisamente cuál es el error de nues-tros maestros? Nuestros innovadores simplemente pa-saron sin comentarios por encima de las tradicionesdel marxismo en una cuestión muy importante. ¿Cómoexplicar este hecho asombroso? Muy sencillo. A nues-tros alquimistas no les interesa la historia, la experien-cia histórica ni la tradición. Se mueven caracterizandopor la vista, el olfato y el rudo sentido común. Quierendescubrir la piedra filosofal en cada caso particular.

Además, hay que añadir que la exigencia de que losgobiernos capitalistas se desarmen a sí mismos paraevitar la guerra está al mismo nivel político que la deque desarmen a las bandas fascistas para evitar la lu-cha de clases en su expresión física. Ambas �exigen-cias� se originan en la cobardía pequeñoburguesa y nosirven para desarmar a la burguesía sino para desmo-ralizar al proletariado.

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113�La lucha por la paz�

Así, en el nudo mismo de la resolución del SAP, seencuentra, para usar las palabras de Lenin, �frases lin-das, humanitarias y casi izquierdistas sobre la paz, eldesarme, etcétera�. Será obligación del propio comitéque se creará a través del propio comité ya constituidoen la conferencia de la IAG desarrollar �una lucha porla paz a gran escala�. ¡Una lucha a gran escala!...

De la concepción sectaria de la lucha de clases, laresolución salta al llamado a �los adversarios [!] de laguerra en todo el mundo�. En el diccionario marxistatodavía no figura la explicación política de �adversariosde la guerra�. Los �adversarios de la guerra� profesio-nales son los cuáqueros, los tolstoianos, los gandhistas;también están los pacifistas de salón, los charlatanesdemocráticos y los equilibristas. Los marxistas son losenemigos de clase de la burguesía y de las guerrasimperialistas, pero apoyan las guerras de liberaciónnacional y las revolucionarias, ya sean ofensivas o de-fensivas. ¿Realmente nunca escucharon nada de estolos dirigentes del SAP? ¿O lograron refutar estos anti-cuados puntos de vista? Si es así, ¿en qué libros yartículos?

La parte de la resolución dedicada a la descripciónde la futura actividad del futuro comité �mundial� cons-tituye una insuperable pieza de retórica vacía. Paracontrarrestar la preparación de la guerra, el comité ten-drá que �captar especialistas [!] y en este [!] sentidonuclear a todas las fuerzas efectivas que todavía [!]permanezcan libres de lazos organizativos para unatarea planificada en común�. Los �especialistas� y �fuer-zas� que permanecen anónimos tendrán que utilizar el�anhelo de paz de millones y millones de personas como

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114palanca para poner en marcha un movimiento mundialcontra la guerra apoyado por las masas nacionales detodos los países [...]� Etcétera, etcétera.

Los gobiernos que intenten aplastar el movimientomundial por la paz serán �moralmente condenados yseñalados�, un arma realmente muy efectiva contraHitler, Mussolini y los demás. Con toda seguridad, losgobiernos liberales recibirán diplomas laudatorios. Yademás, el SAP tiene en reserva el �boicot económicouniversal�, que se utilizará contra los gobiernos espe-cialmente malos. Para que el boicot sea realmente �uni-versal�, evidentemente el Comité Internacional por laPaz tendrá que aliarse con los bancos y los trusts paci-fistas y, por otro lado, �condenar� a los capitalistas queextraen ganancias de la guerra. Pero incluso con estono se agota el arsenal del SAP. La resolución recomien-da seguir el ejemplo de la experiencia realizada por lospacifistas en Inglaterra, es decir exigir �plebiscitos na-cionales� representativos. ¡No hace falta más que diri-gir petitorios a los estados mayores; entonces la pazse vería realmente asegurada!

�Control democrático�El �comité� del SAP luchará por el �control democrá-

tico internacional sobre los preparativos de guerra, ycon este fin -¡bien, bien!- creará �comisiones especia-les� en cada país. Después de eso, a Hitler no le que-dará más por hacer que ahogarse en el vaso de aguaque podrá obtener fácilmente exprimiendo la resolu-ción del SAP.

�Control [!] democrático [!] sobre los preparativosde guerra.� Ni el mismo Henderson54 lo hubiera plan-teado con más elocuencia. Esto parece una poesía es-

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115pecialmente dulce escrita en estos momentos por unsocialista alemán. ¿Dónde, oh dónde, quedaron loshermosos días de Weimar?55 Sus sombras revivieronen los locales del SAP.

Durante la última guerra existió en Inglaterra la�Verein� del control democrático� (ése era realmentesu nombre: Unión del Control Democrático), dirigidapor el conocido liberal de izquierda Morel.56 En 1916,Lenin escribía al respecto: �Sólo la inmadurez de lasrelaciones políticas y la falta de libertad política en Ale-mania evitarán que allí se forme tan rápidamente comoen Inglaterra una Liga por la Paz y el Desarme burgue-sa, con el programa de Kautsky.� El SAP obviamentecree que las relaciones políticas están hoy lo suficien-temente �maduras� en Alemania para crear una Vereindemocrática con el programa de Morel-Kautsky-Schwab.

¡Pero nosotros estamos a favor de las consignasdemocráticas!, puede objetar tal vez el autor de la re-solución, que asimiló de los bolcheviques leninistas al-gunas cosas que comprende muy mal. Sí; mientras nopuedan pasar a la ofensiva para tomar el poder, losrevolucionarios defienden los más tristes restos de li-bertades democráticas. Pero los revolucionarios nuncaprometen transformar estos tristes restos en la sobe-ranía mundial del control democrático a través de �co-misiones especiales� formadas por nadie sabe quién.Una cosa es defender las verdaderas trincheras demo-cráticas de la clase obrera en la lucha revolucionaria,otra muy distinta es construir castillos en el aire des-pués de perder todas las trincheras democráticas. Pre-cisamente por aquí pasa la línea divisoria entre el rea-lismo revolucionario y el pacifismo utopista.

La resolución del SAP no es en absoluto original; en

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116realidad no es más que la contrapartida de la Interna-cional Comunista. ¿Por qué crear ese comité mundialsi ya está creado? ¡Su nombre es el Comité Amsterdam-Pleyel! Unifica a todos los especialistas y a todas las�fuerzas�: Barbusse, el internacional Muenzenberg,57

los liberales hindúes, los pequeños demagogos, colo-sales fantoches, lores ingleses y viudas norteamerica-nas, en resumen, �todas las fuerzas� que padecen esaenfermedad que se ha dado en llamar �anhelo de paz�...Este comité fabrica documentos mucho más hermososque los del SAP porque Muenzenberg tiene a su dispo-sición a los mejores especialistas... El gran plan deSchwab y Cía. no es más que una provinciana y artesa-nal falsificación del aventurerismo burocrático de losstalinistas. Con la ayuda del dinero contante y sonan-te, los stalinistas por lo menos preparan pompososdesfiles (lo hacían ayer, difícilmente puedan hacerlomañana), mientras que la IAG ni siquiera podría reali-zar algo parecido. Ningún nuevo comité saldrá del ac-tual. Tal vez la paz ni siquiera se dé cuenta de que haestado rodeada por todos lados.

No es casual que en la política de la Comintern, asícomo en la de los reformistas, predominen lasformulaciones puramente negativas comoantiimperialismo, antifascismo, lucha contra la guerra,sin ninguna delimitación de clase y sin un programa deacción revolucionario. Esas formulaciones le son abso-lutamente necesarias a la política de los bloquescarnavalescos (la Liga Antiimperialista, el ComitéAmsterdam-Pleyel Contra la Guerra y el Fascismo, et-cétera). Todos estos bloques, congresos y comités tie-nen como objetivo ocultar la pasividad, la cobardía y laincapacidad para resolver las tareas que constituyen la

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117esencia misma de la lucha de clases del proletariado.Tras las huellas de los stalinistas y de los reformistas,la IAG ha tomado su mismo camino. Los mismos diri-gentes ocupan asientos diferentes con la esperanza deque las masas no los reconozcan y acudan hacia ellosen tropel. Esta auto-negación es la confesión volunta-ria de la propia inutilidad.

¿ Un nuevo �Zimmerwald�?Algunos camaradas razonan de la siguiente mane-

ra: por supuesto, los dirigentes del SAP no son marxis-tas, pero la Tercera Internacional tampoco surgió es-pontáneamente; la precedieron las conferencias deZimmerwald y Kienthal,58 en las que Lenin participojunto con los centristas. ¿Pero es la IAG un nuevo�Zimmerwald�? En este argumento hay, por lo menos,cuatro errores fundamentales.

En primer lugar, Zimmerwald se realizó durante laguerra. La inmensa mayoría de los centristas, que du-rante la época de paz hablaban sobre la lucha por lapaz y el desarme, se pasaron al campo del nacionalis-mo los primeros días del conflicto. Sólo una insignifi-cante minoría de centristas de preguerra, individuosaislados, evidenciaron su disposición a confraternizarcon los �enemigos� de su país. Así la composición deZimmerwald estuvo sometida a la implacable selecciónhecha bajo las condiciones de la guerra.

En segundo lugar, fuera de Rusia y parcialmente enAlemania (R. Luxemburgo, K. Liebknecht),59 en eseentonces no había en ningún país verdaderos revolu-cionarios que comprendieran hasta sus últimas conse-cuencias los objetivos de la pelea. Casi todos los so-cialdemócratas que fueron arrastrados a la lucha con-

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118tra la guerra (no una guerra futura, no la guerra engeneral, sino una guerra concreta, real) atravesabanentonces la etapa centrista. No se contaba con otroscompañeros políticos para dar los primeros pasos.

En tercer lugar, bajo las condiciones imperantes du-rante la guerra, cuando se castigaba como un crimenmantener relaciones con organizaciones obreras de lospaíses enemigos, el solo hecho de una conferencia in-ternacional, convocada ilegalmente, era un aconteci-miento político y un síntoma revolucionario, indepen-dientemente incluso de las resoluciones que tomara.

En cuarto lugar, Lenin no participo en la conferenciapara conciliar con los centristas, para presentar hue-cas �resoluciones�, sino para luchar por los principiosdel bolchevismo. Tan pronto como se consolidó la �Iz-quierda de Zimmerwald�, Lenin, pese a su extremadebilidad (era incomparablemente más débil que laactual organización internacional de los bolcheviquesleninistas), planteó la ruptura con Zimmerwald. La rup-tura se retrasó contra los deseos de Lenin, que, sinembargo, no se engañaba en su caracterización; lamayoría de los participantes de Zimmerwald prontoretomaron sus puestos en las filas de la Segunda In-ternacional.

Nuestra situación actual es fundamentalmente dife-rente de aquélla del pasado. Todavía no hay guerra. Elnoventa y nueve por ciento de los centristas y refor-mistas que ahora machacan con frases pacifistas (�con-tra la guerra�, �por el desarme�) se pondrán del lado desus gobiernos en el caso de que estalle un nuevo con-flicto. Hoy, en época de paz, es necesaria una selec-ción revolucionaria doblemente estricta. Los criteriosque orienten esta selección deben ser la claridad teóri-

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119ca y una práctica acorde con la teoría. Les dirigentesque se olvidan de �los principios� (¡como si fueran ci-garrillos o cajas de fósforos!) en el camino a una con-ferencia �internacional� no son ninguna garantía deconducta revolucionaria en una época de guerra.

Más aun, 1935 no es 1915. Ya hemos pasado lasexperiencias de Zimmerwald y de la ultima guerra. LosSchwabs, los Kilboms, Doriot y los demás no son nin-gunos niños. Ni siquiera son jóvenes. Fueron dirigen-tes de la Internacional Comunista. Si de la experienciade las dos últimas décadas no sacaron conclusionesrevolucionarias sino conclusiones centristas y pacifis-tas tenemos que buscar otros aliados.

Finalmente, no tenemos que olvidar que ya una vezparticipamos de la �Zimmerwald� de las épocas de paz;en agosto de 1933 concurrimos a la conferencia de laIAG, que hasta se negó a poner a votación nuestraresolución sobre la Cuarta Internacional. El pretextofue que �los participantes no la conocían suficiente-mente�. Ya pasó un año y medio. El intento de Sneevliety Schmidt produjo el mismo resultado. ¿No es hora yade sacar las conclusiones necesarias?

En todos los países existen ahora verdaderas orga-nizaciones y grupos revolucionarios que se constitu-yen al calor de la lucha contra el reformismo y el stali-nismo. Su número y fuerza aumentan. La maligna per-secución y las calumnias de sus enemigos los endure-cen. Colosales acontecimientos históricos pusieron aprueba sus reservas ideológicas. Nada de esto existíadurante la última guerra. Les bolcheviques no tienenningún motivo para unirse con los dirigentes centristas(�unidad�... ¡una vez cada año y medio en una confe-rencia!) Los vacíos desfiles internacionales no nos sir-

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120ven para nada. Los revolucionarios no coquetean conlos centristas en las conferencias; trabajan incansa-blemente contra ellos, todos los días, en sus propiospaíses, y participan en sus propias conferencias inter-nacionales revolucionarias, donde no se dedican a ha-cer pompas de jabón sino discuten y deciden sobre losproblemas de la lucha de clases.

Algunas referencias a la historia de cómo se formóla dirección del SAP

Para evaluar correctamente la fisonomía política deun grupo determinado tenemos que conocer su pasa-do. La dirección del SAP proviene de la Oposición deDerecha del Partido Comunista Alemán (Brandler,Thalheimer, Walcher y otros). En 1923 este grupo diri-gía el Partido Comunista y, bajo las condiciones gene-radas por la gran crisis revolucionaria ligada con la ocu-pación del distrito del Ruhr, reveló su total incapaci-dad. La responsabilidad de haber dejado pasar la si-tuación revolucionaria no recae sobre las �masas�, comoafirmaron los dirigentes oportunistas, sino sobre la frac-ción Brandler-Walcher, que vaciló, perdió tiempo en losmomentos más críticos y descargó sus obligacionesrevolucionarias en �el proceso histórico�. Como de cos-tumbre, después que la situación revolucionaria setransformó en contrarrevolucionaria la dirección evi-denció un falso optimismo (�¡la revolución es inminen-te!�). Toda su política posterior demostró que no habíacomprendido nada de su �error� de 1923, que consti-tuyó un colosal aporte al triunfo del fascismo alemán.

La fracción Brandler-Walcher participó en la políticade la Internacional Comunista o la apoyó directamente(la estrategia aplicada en la revolución china, los �par-

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121tidos obreros y campesinos� en Oriente, el ComitéAnglo-Ruso, la �Internacional Campesina� -que en laURSS significó volcar todas las cartas a favor del kulak-, la lucha contra el marxismo con el pretexto de lalucha contra �el trotskismo�). No se trató de episodiostácticos menores sino de la estrategia del proletariadoen acontecimientos de inmensa importancia histórica.

Con esto no queremos decir que un grupo que llevesobre sus espaldas tan pesada carga de crímenes opor-tunistas contra la revolución esté condenado de unavez para siempre; no faltan ejemplos en la historia, derevolucionarios que se transforman en oportunistas yde oportunistas que se vuelven revolucionarios. Perode todos modos el vuelco a la política revolucionaria departe de los representantes de la escuela de Brandler-Thalheimer tenía que implicar una profunda crisis in-terna, una reconsideración de todos sus valores y laruptura con el pasado. El alejamiento del grupo deWalcher, relacionado con su entrada al SAP60, del grupode Brandler, que continuó obediente y consecuente-mente albergando esperanzas en la misericordia de laburocracia stalinista, creó las condiciones más favora-bles para que Walcher y los demás revieran su pasado.La trágica aniquilación del proletariado alemán hizonecesaria e impostergable tal revisión, y de hecho elgrupo de Walcher, que conquisto la dirección del SAPgiró hacia la izquierda antes de emigrar.

Precisamente en esta época los bolcheviquesleninistas intentaron impulsar a la dirección del SAP arevisar las experiencias de 1923 en Alemania, de larevolución china, del Comité Anglo-Ruso, etcétera. losdirigentes del SAP demostraron interesarse muy pocopor estos problemas. Nuestra insistencia teórica les

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122parecía una �minuciosidad� sectaria. Acusaban a la In-ternacional Comunista, por lo menos hasta su últimogiro ultraoportunista, de un solo pecado: elultraizquierdismo. La definición centrismo burocráticoles era absolutamente incomprensible. Hablando engeneral, el término centrismo les afecta los nervios.Sin embargo, bajo la impresión reciente de la banca-rrota de la Segunda y de la Tercera Internacional enAlemania, el grupo de Walcher llegó a admitir la nece-sidad de comenzar a construir la Cuarta Internacional.

En agosto de 1933 la dirección del SAP firmó juntocon nosotros la conocida Declaración de los Cuatro. Losdirigentes del SAP proclamaron junto con nosotros que�con plena conciencia de la gran responsabilidad histó-rica que recae sobre ellos, los abajo firmantes [...] secomprometen a dirigir todos sus esfuerzos a la forma-ción, en el lapso más breve posible, de esta [Cuarta]Internacional, sobre la base firme de los principios teó-ricos y estratégicos de Marx y Lenin�.

Esta resolución fue lo más a la izquierda a que pudollegar la dirección del SAP golpeada por los aconteci-mientos. Después, el péndulo del centrismo comenzóa retornar a la derecha. Sin sacar abiertamente su fir-ma de la resolución, los dirigentes del SAP comenza-ron una lucha disimulada, equívoca y desleal contra laidea de la Cuarta Internacional. ¿Con qué fundamen-to? Con el fundamento de que �los trotskistas quierenproclamar la nueva internacional inmediatamente�. Pre-viendo la posibilidad de tales insinuaciones de parte delos insidiosos centristas, los bolcheviques leninistaspresentaron una declaración especial a la conferenciade la IAG de 1933 que decía: �El avance hacia la nuevainternacional está determinado por el conjunto del pro-

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123ceso. Sin embargo, esto no significa que propongamosproclamar la nueva internacional inmediatamente [...]La creación de la nueva internacional no depende sólodel desarrollo objetivo de los acontecimientos sino tam-bién de nuestros propias esfuerzos.�

¿No está suficientemente claro? Era de imaginar queesta precisa declaración escrita no dejaría lugar a es-túpidas insinuaciones y calumnias. Y finalmente, si al-gún otro me propone una vía incorrecta, apresurada yaventurera, ¿cómo puedo cambiar por eso el contenidode mis propios objetivos?

En realidad, la dirección del SAP adopta hacia ladeclaración en favor de la Cuarta Internacional la acti-tud general de los centristas -superficial, insignificantey retórica- hacia los principios teóricos. Firmaron ladeclaración con la siguiente idea rondando en sus ca-bezas �Firmaremos este desagradable documento paramantener la armonía con nuestra ala izquierda, perocontinuaremos haciendo lo que, junto con Seydewitz,hemos hecho hasta ahora, buscar aliados en la dere-cha.� No hace falta señalar que era un plan notable. Noresultó porque los leninistas se rehusaron a jugar elpapel de guardia de honor revolucionaria de los opor-tunistas. Por eso se dio la ruptura.

La experiencia con el NAPLa situación se aclaró plenamente con el problema

del NAP. Sin sobrestimar de ningún modo el rol inter-nacional del SAP, nosotros, sin embargo, señalamosinsistentemente que su bloque con el NAP, concretadoa través de la IAG, ayudaba a la dirección oportunistadel NAP a controlar a su propia oposición de izquierda.Esta era precisamente la sola y única razón por la que

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124los dirigentes del NAP mantenían sus �comprometedo-ras� relaciones con la izquierda. Nosotros previmos queTranmael rompería sin ceremonias con la IAG tan prontocomo hubiera logrado su objetivo: �Der Mohr hat seineSchuldigkeit getan...� (El moro cumplió con su deber...)Les aconsejamos a los dirigentes del SAP tener en cuen-ta la experiencia del Comité Anglo-Ruso, que entre 1925y 1927 literalmente descabezó al muy prometedormovimiento de oposición de los sindicatos británicos(el Movimiento de la Minoría). ¡Con qué suficiencia des-atendieron nuestros argumentos los dirigentes del SAP!�Las masas... las masas... las masas... el proceso his-tórico...� No nos asombramos; si los centristas fuerancapaces de comprender las relaciones entre las �ma-sas� y la vanguardia, entre la vanguardia y la direc-ción, entre el �proceso histórico� y la iniciativa de laminoría, no serían centristas.

Los acontecimientos se desarrollaron más clara yconvincentemente que lo que habíamos previsto. Losdirigentes del NAP pasaron directa e inmediatamentede la IAG a los sillones del gobierno, y su primer actofue aprobar la lista civil del rey. ¡�El proceso histórico�puede jugar bromas muy pesadas! Sin embargo, esindiscutible que los dirigentes del SAP rompieron conel grupo que está a favor de la Cuarta Internacionalprecisamente para poder mantener sin obstáculos suamistad con los dirigentes del NAP y otros por el estilo.

Obsérvese que nosotros, los amargos �sectarios�, nole planteamos ningún ultimátum a Schwab y Cía. Lesdijimos a nuestros coyunturales semialiados centris-tas: �¿Ustedes afirman que la experiencia del ComitéAnglo-Ruso no les basta? Muy bien, sigan su experien-cia con Tranmael; nosotros esperaremos pacientemente

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125los resultados, reservándonos sólo el derecho a criti-carlos con toda libertad.� Pero esto es justamente loque los dirigentes del SAP no podían tolerar. La políticade la intriga centrista requiere un ambiente diplomáti-co; llevar las ideas hasta sus últimas consecuencias ydecir francamente las cosas como son implica hundiren el barro las ilusiones centristas. Es cierto que para�desarmarnos� también �criticaban� a Tranmael, perolo suficiente como para no descubrir ante sus lectoresla podredumbre y falsedad de su alianza con éste; ron-roneaban irritados como palomas en celo.

Mucho más importante es el hecho de que para lostrabajadores noruegos sólo existía la alianza entre elNAP y una cantidad de partidos �revolucionarios� ex-tranjeros que estaban fuera de la Segunda Internacio-nal; levantando esta alianza como bandera los �diri-gentes� cumplieron excelentemente su tarea. Y comoa los dirigentes del SAP les resultaba demasiado incó-modo admitir ante sus partidarios que rompieron unasemialianza con los revolucionarios en función de unaalianza con los oportunistas, hicieron circular el estú-pido chisme de que �los trotskistas quieren proclamarla Cuarta Internacional el próximo jueves�, mientrasque el SAP, que es una organización racional y cautelo-sa, ajena a todo tipo de aventurerismo, quiere... y real-mente, ¿qué quiere? Casarse con �el proceso históri-co�. Los viejos y expertos casamenteros centristas co-nocen bien la dirección de este famoso y rico candida-to.

En este momento los dirigentes del SAP están muyinteresados en hacerles olvidar a los trabajadores todala historia del asunto del NAP. ¿Para qué sacar a luzantiguos problemas? De todos modos Tranmael se ale-

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126ja de nosotros... por suerte sin escándalos. Tenemosante nosotros muchos problemas alemanes... Hitler...el peligro de guerra... etcétera. No, no permitiremosque estos charlatanes escondan bajo la mesa el igno-minioso colapso de su ignominiosa política hacia el NAP.Los obligaremos a rendir cuentas ante los trabajado-res. Llamaremos a los obreros avanzados a que anali-cen seriamente quién estaba en lo correcto, nosotros oel SAP.

Los bolcheviques leninistas de Alemania están tan-to más obligados a emprender una enérgica campañasobre esta cuestión dado que la nueva y escandalosaexperiencia no les enseñó nada a los pedantesestrategas del SAP. Por el contrario; cayeron todavíamás a la derecha, en la confusión, en el marasmo. Ensu fuero íntimo opinan que rechazaron a Tranmael porsu desenfrenado izquierdismo (bajo la insidiosa influen-cia de �los trotskistas�). Ah, pero ahora se conduciránde manera distinta. No dejarán que Kilbom, haga loque haga, se escape de sus brazos. ¿Qué es lo queimpide a esta gente aprender de sus propios errores?Su sicología política centrista osificada, absolutamenteconservadora.

El rol fatal del SAP en el Buró de la Juventud deEstocolmo

En el movimiento juvenil los agrupamientos se die-ron -por lo menos hasta el presente- de manera algodistinta que en la IAG, pero la política de los dirigentesdel SAP presenta el mismo carácter sin principios ynegociador, especialmente pernicioso en el ambientede la juventud revolucionaria. El Buró de Estocolmo talcomo es ahora se formó en base a cantidades ficticias,

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127utilizando al gran fantoche del NAP61 y a la minúsculacamarilla de de Kadt, que �representaba� al OSP (Ho-landa). El SAP, para apoderarse de la dirección del Buróde Estocolmo, se unió con la sombra del NAP y con eltodopoderoso pequeñoburgués filisteo de Kadt (¡con-tra los bolcheviques todas las alianzas son buenas!).Hay que decir la verdad; los jóvenes leninistas eviden-ciaron en la conferencia una inadmisible debilidad. Nocomprendieron suficientemente el rasgo más impor-tante del centrismo: su eterna tendencia a poner obs-táculos en el camino de los revolucionarios o atacarlospor la espalda para conservar los favores de los opor-tunistas.

En la última conferencia de la IAG el representantedel Buró de la Juventud de Estocolmo acusó a los ca-maradas Sneevliet y Schmidt de sectarismo y, paradarles una lección de �realismo�, este joven maniobre-ro votó a la vez por dos resoluciones: por la holandesaen favor de la Cuarta Internacional y por la del SAP encontra de la Cuarta Internacional. ¡Tolerar tal burla alos principios es pisotear las exigencias más elementa-les de la higiene revolucionaria!

El Bulletin en francés editado por el Buró deEstocolmo (N° 1, abril de 1935) es un nuevo escándalopolítico. El editorial parece haber sido escrito, espe-cialmente, con el objetivo de confundir, desorientar yestupidizar a los lectores. La enumeración de las orga-nizaciones participantes se basa en equívocos; se exa-gera monstruosamente la importancia del ala oportu-nista, mientras que conscientemente se guarda silen-cio sobre todas las organizaciones juveniles bolchevi-ques leninistas, excepto la Liga Juvenil Espartaco deNorteamérica. ¡ A los Señores Centristas siempre les

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128resulta embarazoso aparecer ante la sociedad �respe-table� (es decir oportunista) en compañía de los alia-dos revolucionarios!

El objetivo del Buró de Estocolmo se plantea demanera puramente negativa: �Su objetivo no consisteen preparar una nueva ruptura.� A esto, Ziromski repli-ca correctamente: pero el solo hecho de que el Buróexista ya implica una ruptura, porque entonces la ju-ventud se nuclea alrededor de tres y no de dos ejes.Sólo se debe proponer otro �eje� en el caso de que elviejo ya no sirva y el nuevo sea de confianza, sólido ycapaz de enfrentar su objetivo histórico. Sin embargo,la desgracia está en que el centrismo no tiene ni puedetener un eje propio.

Sorpresivamente, el editorial plantea: �Junto con laJuventud Socialista de España, el Buró de Estocolmoexige [!] una nueva internacional.� Pero no nos apre-suremos a regocijarnos. Luego de tirarles un beso a losespañoles, nuestro diplomático se acuerda de Doriot,del PUP, de Ziromski y de todos los profetas de la �uni-dad total� y agrega: �Su objetivo [del Buró deEstocolmo] es superar la división [...] para lograr unaúnica y genuina internacional.� Ergo, no una nueva in-ternacional sino la fusión de las dos existentes. Ergo,el SAP se manifiesta en principio a favor de la unidadcon los reformistas y los patriotas, totalmente al estilode su maestro Miles.

Y qué pasa con Lenin, a quien Die Neue Front taninoportunamente cita, que enseñaba que �la unidadcon los oportunistas es la alianza de los trabajadorescon �su� burguesía nacional y la división de la claseobrera internacional�. ¿Qué dirán los dirigentes del SAPal respecto? Naturalmente, las circunstancias pueden

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129obligar a una alianza organizativa coyuntural con losoportunistas, en condiciones concretas específicas.62

¡Pero transformarlo en un principio es una traición!Implica antes que nada la renuncia a la unidad inter-nacional del proletariado, ya que en época de guerralos oportunistas destruirán una vez más esa ficción quellaman internacional y que mantienen en tiempos depaz para ablandar a los bobos centristas. La unidad�universal�, �total� implica la peor de las divisionesposibles en las más difíciles condiciones.

Unas líneas más abajo leemos: �Esta internacionalserá resultado del proceso histórico, y sólo podrá con-formarse a partir de las acciones de masas�. ¡ Muy bien!Pero entonces, ¿por qué se entrometen ustedes en losasuntos de los demás? Ni el �proceso histórico� ni �lasmasas� les dieron un poder para representarlos en estaempresa, o es así?... El autor de este artículo es unaplicado discípulo de los mencheviques rusos, que enlos buenos viejos tiempos fueron los virtuosos del artede unir las fórmulas �revolucionarias� con una prácticafatalista y pasiva. ¡Pero cuánto más tosco, débil e im-potente que las figuras clásicas del centrismo de iz-quierda, como el difunto Martov, es este discípulo delSAP!

El objetivo actual es preparar los cuadros de la ju-ventud leninista, elevarlos al nivel que exigen las ta-reas de nuestra época. Los requisitos son claridad teó-rica, honestidad ideológica e intransigencia frente aloportunismo y la diplomacia. ¡La política del SAP en elBuró de Estocolmo es una burla directa a las necesida-des fundamentales de la educación revolucionaria denuestros sucesores! No se puede tolerar esto.

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130¿La internacional Dos y Media?63

Los optimistas que depositan esperanzas en la �evo-lución de la IAG� deben responder el siguiente interro-gante: ¿Cómo y por qué esta evolución será hacía laizquierda y no hacia la derecha? Las posiciones de queparten los miembros de la IAG están muy alejadas delmarxismo. Kilbom, Doriot, el PUP, Maurín (un naciona-lista catalán pequeñoburgués) son enemigos declara-dos del leninismo. En su trabajo actual estos partidosno se influyen entre sí en lo más mínimo. Una vez cadaaño y medio sus delegados se reúnen para descubrir�que no tienen tiempo� para discutir cuestiones de prin-cipios. Entonces, ¿cómo se concretará la regeneracióndel movimiento obrero� y antes que nada la regenera-ción de los miembros de la propia IAG? La única res-puesta que queda es: por obra y gracia del �procesohistórico�.

Pero el proceso histórico �engendra� de todo, tantobolchevismo como centrismo, como reformismo, comofascismo. �Las acciones de masas� también son de di-ferentes clases: están las peregrinaciones a Lourdes,los plebiscitos nazis; las elecciones reformistas, lasmanifestaciones patrióticas, las huelgas dirigidas portraidores y, finalmente, las batallas revolucionarias con-denadas a la derrota por su dirección centrista (Aus-tria, España). Y mientras tanto se nos plantea una cues-tión totalmente diferente: ¿qué contenido pretendedarles al �proceso histórico� y a las �actividades de lasmasas� la pequeña organización propagandista llama-da SAP? ¡Qué absurdo ocultarse a uno mismo la faltade ideas claras tras una pantalla que parece una pom-posa cola de pavo real construida con las futuras acti-vidades de las masas!, El pasado del grupo dirigente

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131del SAP (¡1923!) no es tal que nos permita precisa-mente dar por garantizado que sea capaz de dirigir alas masas revolucionarias. En todo caso, en la actualetapa preparatoria los dirigentes del SAP deben de-mostrar su derecho a la dirección con una correcta po-sición teórica, con la claridad y la coherencia de sulínea revolucionaria. ¡Por cierto, no dan ni señales deposeer tales cualidades!

Como carecen de ejes propios pretenden �combi-nar� ejes ajenos con orientaciones diferentes e inclusoopuestas. El NAP es esencialmente un partido de laSegunda Internacional, el ILP se inclina con dudas ha-cia la Tercera, el partido holandés está firmemente afavor de la Cuarta, Doriot y el PUP apoyan la �unidadtotal�; mientras tanto, los alquimistas del SAP asegu-ran a los obreros alemanes que con elementos tan di-versos destilarán la medicina necesaria.

Teóricamente hablando, no está excluida, por su-puesto, una segunda versión de la Internacional Dos yMedia. Pero en vista de lo patética que fue la primeraexperiencia de ese tipo, y sobre todo considerando laextrema agudización de la lucha de clases, el segundoexperimento no podría menos que ser mucho más dé-bil e insignificante que el primero. Este pronóstico yase ve confirmado por la breve historia de la IAG, cuyasfuerzas centrífugas demostraron ser mucho más pode-rosas que todas las fórmulas centristas. Recapitulemosuna vez más varios hechos recientes.

El NAP es un partido oportunista serio; la burguesíaincluso le confía la administración de su estado. Poreso rompió con el SAP. Los bolcheviques leninistas sonuna organización revolucionaria seria; tienen su pro-pia tradición y sus principios. Por eso el SAP rompió

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132con los bolcheviques. La camarilla de de Kadt (en elOSP), sobre la que se apoyaba Schwab, abandonó lasfilas revolucionarias ante la primera prueba. Schwabno puede encontrar un idioma común con el grupo di-rigente de Schmidt, que realmente está a favor de laCuarta Internacional. Schwab y sus amigos considera-ban al Partido Norteamericano de los Trabajadores(Muste) casi como su organización �propia�, pero el AWPse fusionó con nuestra sección. Schwab casi logra me-ter en la IAG al belga Spaak.64 Pero Spaak súbitamentese convirtió en ministro de Su Majestad. Y las cosasseguirán igual en el futuro. Los diplomáticos centristasdel ILP no salvarán a su partido de la desintegración.La diferenciación interna es inevitable dentro del parti-do sueco (Kilbom). Para penetrar en el movimientoobrero hoy más que antes hay que contar con princi-pios claros y definidos, con una bandera que se distin-ga desde lejos.

Pilotos incapaces en cielo tormentosoEn Francia los dirigentes del SAP apoyan a los cen-

tristas del tipo de Ziromski y Doriot contra los bolche-viques leninistas. Mientras lo hacen, susurran en susoídos sobre nuestro �sectarismo�, nuestra intolerancia,nuestra tendencia a buscarle siempre cinco patas algato, etcétera. (�Por favor, por Dios, no piensen quesomos como esos fanáticos, jamás�.) Cierran los ojos aun hecho muy simple: los bolcheviques leninistas sonel único grupo que hizo un análisis correcto de la situa-ción y de las tendencias de su desarrollo, que extrajode su análisis todas las conclusiones prácticas necesa-rias y que realmente lucha sin transigir contra la endé-mica ligereza de los �dirigentes�, contra su irresponsa-

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133bilidad y su fe en los milagros. La diferencia no estribaen absoluto en que Ziromski y Doriot sean �más ama-bles�, �más amplios�, �más realistas� que los bolchevi-ques. No, la diferencia, o mejor dicho la desgracia, con-siste en que Ziromski, Doriot y los que son como ellosno comprenden el carácter de la situación, no se atre-ven a abrir los ojos como lo hacen los marxistas y lesfalta audacia para extraer las conclusiones revolucio-narias pertinentes. En otras palabras, Ziromski y Doriotestán atravesando la misma etapa política por la quepasaron Brandler, Walcher y Cía. en 1923. En estascondiciones, la influencia de los dirigentes del SAP esmás peligrosa porque en la lucha contra la política re-volucionaria explotan hábilmente el vocabulario mar-xista e incluso utilizan formalmente las fórmulas de losbolcheviques leninistas.

Esta nueva e importante etapa de la lucha de losdirigentes del SAP contra los bolcheviques leninistasha de seguirse con atención y seriedad hasta su con-clusión; esta vez los riesgos son demasiado grandes.

En los países en los que el fascismo está comenzan-do a tomar la ofensiva, el principal peligro no radicaprecisamente en la �pasividad� de las masas sino en elhecho de que los reformistas y los centristas de diver-sos colores continúan frenando la movilización del pro-letariado. �Objetivamente�, para usar las palabras deDie Neue Front, es necesaria la resistencia revolucio-naria. �Subjetivamente� es imposible... en la medidaen que los centristas, por temor a una ruptura con losreformistas o a una ruptura interna, no se animen aemprender el camino revolucionario y se justifiqueninvocando a las �masas�. Al actuar así los centristascombaten a los leninistas. Aquí se dan los mismos agru-

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134pamientos, las mismas relaciones e incluso los mismosargumentos que respecto al problema de la Cuarta In-ternacional. No es casual; son las dos caras de unamisma moneda. Cuando el asunto en cuestión resultaser la construcción de la Cuarta Internacional, los cen-tristas del SAP -justamente ellos, no nosotros- piensanabstractamente, se abstraen de la realidad histórica:de alguna manera, alguna vez, el trabajo se hará, elmovimiento obrero se �renovará�. Les parece que cuen-tan con un crédito ilimitado de tiempo. Pero cuandoestá planteada la cuestión del fascismo o la de la gue-rra, es más dificil engañarse a sí mismo y a los demás,pues la perspectiva no es distante y amorfa sino muycercana y definida. Ahora el fascismo está tomando laofensiva, y lo hace a su propio ritmo, independiente-mente de los cálculos centristas. Es necesario resistircon métodos revolucionarios, ahora, inmediatamente.No hay que adaptarse a la situación subjetiva de losvecinos de la derecha que invocan el argumento de�las masas�; hay que explicarles abiertamente a lasmasas la seriedad objetiva del peligro. Quien realmen-te realiza esta labor prepara la Cuarta Internacional;no tiene razones, ni puede tenerlas, para ocultar susbanderas. Son dos aspectos de la misma tarea.

En lo que se refiere a los dirigentes del SAP, cuandotienen alguna influencia, como por ejemplo en Francia,la utilizan siempre en apoyo de los centristas, que es-tán haciendo tiempo y en contra de los bolcheviques,que dicen las cosas como son, es decir, señalan lasexigencias de la situación objetiva. El carácter reaccio-nario de los dirigentes del SAP se revela en este casocon especial claridad porque aquí está implicado el pro-blema del peligro objetivo que se acerca con paso de

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135hierro. Los dirigentes del SAP repiten, bajo nuevas con-diciones, los mismos errores que llevaron a la derrotade la desastrosa política que aplicaron en Alemania en1923: les falta la decisión necesaria para extraer lasconclusiones prácticas que la situación exige.

Precisamente, el objetivo del presente artículo con-siste, sobre todo, en disipar cualquier ilusión respectoa las posibilidades de los líderes del SAP de dirigir elmovimiento revolucionario de masas. No porque seagente personalmente incapaz. No, en este grupo haybuenos, serios y concienzudos activistas, sinceramen-te dedicados a los intereses del proletariado. Son ca-paces de dar buenos consejos en el movimiento sindi-cal o en una campaña electoral en un periodo relativa-mente pacífico. Pero por hábito mental se quedan en lasuperficie de los acontecimientos. Buscan la línea de lamenor resistencia. Cierran los ojos a los obstáculosreales. Son totalmente incapaces de captar la lógica dela lucha en los períodos de conmociones revoluciona-rias -o contrarrevolucionarias-. Lo demostraron trági-camente en 1923; desde entonces no aprendieron nada,como lo señala toda su conducta en la emigración. Cen-tristas inveterados, políticos de la intriga y de la solu-ción mágica, se pierden indefectiblemente en las si-tuaciones difíciles y que exigen responsabilidad; des-aparecen sus rasgos positivos y pasan a jugar un rolnegativo. Nuestra advertencia se reduce a una formu-lación muy breve: pese a sus indiscutibles méritos, losdirigentes del SAP son políticos absolutamente incapa-ces cuando hay cielo tormentoso. Y hoy Europa estásignada por la tormenta.

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136Los bolcheviques leninistas y la CuartaInternacional

La única organización que avanzó estos últimos añoses la nuestra, la de los bolcheviques leninistas. Ambasinternacionales sólo saben de derrota, decadencia yestancamiento; en el plano teórico cayeron por debajode cero. Hace algunos años, junto a ellas estaba unaorganización de mucha influencia, la Oposición Comu-nista de Derecha (Brandler-Thalheimer-Walcher). Hoysólo quedan restos de esa organización; los cuadrosdel SAP están entre esos restos.

La organización internacional de los bolcheviquesleninistas se formó recién en la primavera de 1930,sobre bases todavía débiles e inestables. La breve his-toria de los bolcheviques leninistas fue a la vez la deuna lucha ideológica interna. Afortunadamente, unacantidad de individuos y grupos que buscaban en no-sotros un refugio contra las vicisitudes de la vida aban-donaron nuestras filas. Ahora mismo la sección belgaatraviesa una aguda crisis. Indudablemente, seguiráhabiendo crisis en el futuro. Los filisteos y los esnobs,que ignoran cómo se construye una organización revo-lucionaria, se encogían irónicamente de hombros antenuestras �rupturas� y �escisiones�. Sin embargo, deconjunto nuestra organización creció numéricamente,estableció secciones en la mayoría de los países, setempló ideológicamente y maduró políticamente. Du-rante esa etapa, el Partido Socialista Revolucionario deHolanda (Sneevliet) se unió a nuestras filas. El OSPholandés, después de sacarse de encima a la camarillade de Kadt (el firme aliado de Schwab en contra denosotros), se unió con el RSP en base a un programamarxista. En Norteamérica, el AWP (Muste) se fusionó

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137con nuestra sección norteamericana sobre una firmebase principista. Los bolcheviques leninistas franceses,que dieron un paso organizativo muy audaz (entraronal Partido Socialista), ahora están con sus consignasen el centro de la vanguardia proletaria de su país. Nopodemos dejar de señalar también la nueva campañasalvaje lanzada contra los �trotskistas� de la URSS,donde el trabajo clandestino de los bolcheviques esinmensamente más difícil incluso, que, en Italia o enAlemania. Las decenas o centenas de miles de expul-siones del partido, de arrestos en masa y de expatria-ciones son un testimonio de que la burocracia stalinis-ta vive bajo el constante temor de la simpatía hacianuestras posiciones, que ha sido incapaz de desterrar.Con los primeros éxitos revolucionarios en Occidenterecogeremos una rica cosecha en la URSS.

Los bolcheviques leninistas no están ni de lejos sa-tisfechos; nuestras discusiones internas lo evidenciansuficientemente. Estamos dispuestos a aprender detodos los que tengan algo que enseñarnos. Nuestrasnumerosas publicaciones en todo el mundo demues-tran que nuestras secciones aprenden rápida yexitosamente. Nuestra organización interna comprobóal máximo su corrección, su capacidad de desarrollo,su disposición a superar sus debilidades y defectos.

Nuestros amigos holandeses (la mayoría del parti-do) aparentemente consideran necesario permanecertodavía en la LAG. ¡Que hagan esta experiencia! Notenemos dudas sobre las conclusiones que extraeránen el futuro. Pero sería un error postergar, aunque seapor un solo día, el trabajo de construcción de la CuartaInternacional. Si los marxistas revolucionarios de to-dos los países, por supuesto junto con nuestros ami-

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138gos holandeses, constituyen rápidamente un organis-mo internacional unificado bajo nuestra bandera, ace-lerarán la inevitable desintegración de la IAG y de lasdos viejas internacionales y se convertirán en el centrode atracción de todos los grupos genuinamente revo-lucionarios del proletariado.

�Influencias personales� e... insinuacionespersonales

Como a menudo sucede, se pretende investir decarácter principista una lucha personal. Pero a vecesocurre lo contrario; cuando no se puede sostener muybien una lucha principista se la oculta tras motivacio-nes personales. Schwab tiene docenas de explicacio-nes de por qué él y sus amigos pueden trabajar con losoportunistas pero no con los bolcheviques: sucede queentre nosotros las �influencias personales� son dema-siado fuertes, hay muy poco �contraequilibrio�, etcéte-ra. Trataremos de superar nuestra repulsión y dete-nernos en este argumento.

La excesiva influencia personal de X o de Y, si real-mente existe, puede (y debe) superarse con un únicométodo: oponer a las falsas e inadecuadas posicionesdé X o de Y otras más correctas y mejor formuladas.Este camino está abierto para todo el mundo; nosotrosno tenemos censura, ni burocracia, ni GPU, ni dineropara corromper a nadie. En consecuencia, el problemade las �influencias personales� sólo se puede resolversobre la marcha, como resultado de la colaboraciónpolítica, del choque de opiniones, constatando éstascon la experiencia, etcétera. Quien plantee el proble-ma de las �influencias personales� como una cuestiónindependiente, que se resuelve con algunas medidas

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139especiales, aparte de la lucha ideológica y del controlpolítico, no contará en su arsenal con otras armas que...el chisme y la intriga.

Por lo tanto, no es difícil de comprender que agitarel fantasma de la �influencia personal� es consecuen-cia de la incapacidad centrista para dar la batalla en elplano de los principios y los métodos. Una particular�influencia personal� nos resulta odiosa y adversa cuan-do está al servicio de ideas que nos son adversas. To-dos los que no compartían los puntos de vista de losmaestros revolucionarios del proletariado, tanto de losgrandes como de los pequeños, los acusaron de utili-zar una excesiva influencia personal. Los centristas,los confundidos que le escapan a la lucha ideológicaclara, abierta, audaz y honesta siempre buscan unajustificación psicológica indirecta, azarosa y personalal hecho nada casual de que ellos estén aliados con losoportunistas en contra de los revolucionarios.

De hecho ninguna organización que no sea la nues-tra discute tan abierta y democráticamente los proble-mas, teniendo bien claro quiénes son los amigos y quié-nes los enemigos. Podemos permitírnoslo porque noreemplazamos el análisis de los hechos y las ideas conla negociación y la diplomacia. Para decirlo de maneramás sencilla, nosotros no engañamos a los trabajado-res. Pero precisamente nuestro principio de decir lascosas como son les resulta odioso a los dirigentes delSAP, pues la política centrista es inconcebible sin me-dias palabras, trampas e.. insinuaciones personales.

ConclusiónDurante largo tiempo tratamos de hacer la expe-

riencia de acercarnos a la dirección del SAP; fuimos

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140leales y pacientes, pero los resultados son nulos. Pre-cisamente debido al carácter metódico de nuestra ex-periencia pudimos comprender la profundidad delconservadorismo centrista de este grupo. En nuestracrítica no tocamos todos los problemas en discusión.Pero confiamos haber dicho lo suficiente como pararefutar por completo las ingenuas o hipócritas afirma-ciones de que las diferencias entre nosotros y el SAPinvolucran sólo problemas parciales tácticos o �perso-nales�. No; las diferencias se refieren a fundamentalesproblemas de teoría, estrategia, táctica y organización.Más aun; últimamente, después de las transitorias os-cilaciones hacia la izquierda de Schwab y sus amigos,estas diferencias se incrementaron enormemente ysalieron abiertamente a la luz.

La dirección del SAP representa el tipo clásico delcentrismo conservador

1. No es capaz de comprender una situación revolu-cionaria ni de utilizarla (1923 en Alemania, su actualpolítica en Europa occidental).

2. Respecto a Oriente no logró manejar el abecé dela estrategia revolucionaria leninista (acontecimientosde China de 1925 a 1927).

3. En vez de luchar por conquistar a las masas corredetrás de los dirigentes oportunistas, apoyando a és-tos contra el sector revolucionario de las masas (Comi-té Anglo-Ruso, el NAP).

4. Sustituye la dialéctica revolucionaria por un me-canismo y un fatalismo inertes (fe en �el proceso his-tórico�).

5. Ostenta el desprecio propio de los empiristas in-veterados por la teoría y los principios, poniendo en

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141primer plano la diplomacia y la negociación.

6. No tomó su concepción del partido y de la direc-ción revolucionaria de los bolcheviques sino de los so-cialdemócratas �de izquierda�, los mencheviques.

7. Presenta académicas resoluciones �de izquierda�para tener las manos libres y librar las de los demás afin de caer en el oportunismo. La contradicción entre elpensamiento y las palabras, entre las palabras y loshechos, ese cáncer fundamental del oportunismo, co-rroe toda la política del SAP.

8. Pese al gran florecimiento de corrientes centris-tas en la actual época de crisis, la dirección del SAPignora el concepto mismo de centrismo, eludiendo deeste modo la crítica a sus aliados y, en primer lugar, así mismo.

9. Coquetea con la derecha y combate deslealmentea la izquierda, frenando así el proceso de emancipa-ción de la vanguardia proletaria de la influencia delreformismo y del stalinismo.

10. En los países en los que el fascismo avanza conbotas de siete leguas la dirección del SAP ayuda a loscentristas a adormecer al proletariado combatiendo ala única organización coherentemente revolucionaria.

11. En lo que hace al candente problema de la gue-rra, reemplazó totalmente el leninismo por el pacifis-mo (�desarme�, �ofensiva por la paz�, �control demo-crático�, etcétera).

12. Firmó la resolución programática en favor de laCuarta Internacional con el objetivo de luchar contraella en la práctica.

13. Está orientando a la IAG, a la que dirige, haciala Internacional Dos y Media.

Es evidente que la tarea de nuclear a las fuerzas

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142revolucionarias alrededor del estandarte de la CuartaInternacional se debe realizar aparte del SAP y contrael SAP.65

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La traición stalinista en l�Humanite66

Publicado el 26 de abril de 1935

Las masas trabajadoras buscan la línea política quelogre evitar la guerra o que, si ésta estalla pese a losesfuerzos del proletariado, derroque al régimen capi-talista, que es el responsable de la guerra, y lo reem-place por el régimen socialista.

Queremos demostrar cuál es la verdadera línea dela Internacional Comunista respecto a la guerra toman-do simplemente citas -que todo el mundo puede verifi-car fácilmente- de l�Humanité, el diario del Partido Co-munista Francés.

La Comintern define la línea internacional en el sex-to requisito para la admisión, de esta manera:

�Todos los partidos que deseen afiliarse a la TerceraInternacional tienen que denunciar no sólo el social-patriotismo sino también el social-pacifismo, con todasu falsedad e hipocresía; deben explicar sistemática-mente a la clase obrera que sin el derrocamiento revo-lucionario del capitalismo ningún tribunal internacio-

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144nal de arbitraje, ningún debate sobre la reducción dearmamentos, ninguna reorganización democrática dela Liga de las Naciones preservarán a la humanidad dela guerra imperialista.�

Esa era la línea de ayer.Hoy, desde que se reconstruyó la Comintern (des-

pués de la expulsión de los leninistas) en base al dog-ma del �socialismo en un solo país�, es decir, indepen-dientemente de la revolución mundial, la línea inter-nacional de esa organización es la que sigue:

Defensa de la política de paz de la URSS, que con-siste en propuestas de desarme dirigidas a las nacio-nes imperialistas y pactos de ayuda mutua contra �cual-quier agresor�

Esa línea política se basa en la premisa de que haynaciones imperialistas interesadas en la paz y otrasinteresadas en la guerra.

Tenemos que saber -dice Peri67 en l�Humanité del 11de abril de 1935- si las potencias que no están intere-sadas en la guerra garantizarán la paz con promesasde asistencia mutua o si caerán en la línea de los pla-nes para una nueva división de Europa concebidos porHitler.�

Aquí se refleja toda la línea de la Comintern. Vea-mos otra vez lo que dice Peri en l�Humanité del 16 deabril de 1935:

�¿Cuál es la única fórmula que puede dificultar laguerra en el sistema actual? Es evidente que la mejorfórmula sería el desarme total o parcial que propone ydefiende la URSS pero al que se oponen todas las de-más potencias. Si no prospera la reducción general dearmamentos, a la que la URSS no tiene intención derenunciar, el gobierno soviético y con él el proletariado

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145de todos los países europeos consideran que un siste-ma de pactos cuyos firmantes acuerden boicotear atoda nación agresora significará un gran obstáculo enel camino a la declaración de la guerra. Tenemos quever las cosas como son y comprender que toda otrafórmula de acuerdo es vana y peligrosa.�

En estas condiciones, ¿cuál es el objetivo de laComintern? Unirse a la diplomacia soviética en el in-tento de convencer a los distintos imperialismos �inte-resados en la paz� de la necesidad de los pactos deasistencia mutua.

Lo siguiente demuestra cómo encara la tarea el pe-riódico del PC Francés (l�Humanité, 2 de abril de 1935):

�Pero, ¿qué piensa entonces el gobierno de la UniónNacional de Francia de la actitud del gobierno de laUnión Nacional de Gran Bretaña? Ya no es un secretopara nadie que Laval68 está prestando oídos a las pro-puestas de Hitler. ¿Cree acaso que un acuerdo con losnazis contra la Unión Soviética beneficiaría al imperia-lismo francés? ¿Olvida que el movimiento de masascontra la guerra y en defensa de la Unión Soviética esmucho más fuerte en Francia que en Inglaterra?

�¿Olvidó ya la época, no tan distante, cuando el go-bierno imperialista francés pudo pacificar el movimientode masas de obreros y soldados en favor de la dictadu-ra del proletariado solamente deteniendo de inmediatola guerra contra los soviets?�

En otras palabras, si el imperialismo francés deseasobrevivir a la guerra, que preste oídos al consejo delos discípulos de Stalin, que concluya un pacto con laUnión Soviética.

Para ayudar a Laval a comprender, Peri se vuelvepositivamente vivaz e insistente:

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146�En nombre de la Entente Franco-Británica Laval cayó

en esas criminales evasiones que tan frecuentementedenunciamos aquí y que hoy debemos denunciar conmás vigor todavía.

�Todo indica que Laval dejó de lado el Pacto Orien-tal69 y la asistencia mutua. El ministro de asuntos ex-teriores deliberadamente renunció a la única fórmulacapaz de preservar la paz y detener el armamentismo.Su deplorable actitud le valió las felicitaciones de DerVölkische Beobachter70 del día de ayer. Pero llenará deira a todos los que realmente desean conquistar la paz.�(l�Humanité, 4 de abril.)

Blum incluye a Pertinax, de L �Echo de Paris, entrelos amigos �vergonzantes� de la URSS (Le Populaire,21 de abril) porque, realista burgués como es, consi-dera el problema de la alianza con la URSS desde elpunto de vista de la relación de fuerzas, sin otorgarleninguna importancia a las promesas vagas. A Pertinaxsólo le conciernen los intereses �franceses�. Si sólo leimportaran los intereses �rusos�, no hay duda de queescribiría como lo hace Peri, verdadero amigo de laURSS:

�Otros creen que el señor Laval y John Simon71 es-tarían dispuestos a remplazar el proyecto de un PactoOriental por una Ailanza Aérea abierta a todos lossuscriptores del Pacto de Locarno,72 la URSS y la Pe-queña Entente. Se jactan de haber conseguido paraello el apoyo de Polonia y de Alemania.

�Bien, podemos afirmar sin pensarlo dos veces queeste sistema no tiene nada que ver con la paz. Los quelo apoyan precipitarán el gobierno de los cañones, quelas masas quieren evitar a toda costa.

�La agresión no se evitará si el único riesgo que co-

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147rre el agresor es el de no obtener colaboración activa.La pasividad es por sí misma un estímulo para los aven-tureros.

�En el caso concreto que consideramos, el sistemainventado por el señor Laval se limitaría al acuerdo deque Alemania puede seguir adelante con sus proyectosen Oriente, de que Francia no la asistiría pero al mismotiempo no se opondría.� (l�Humanité, 4 de abril.)

Peri y el PC de Francia desde el punto de vista de losintereses nacionales de la burocracia soviética, yPertinax desde el de los intereses nacionales de la bur-guesía plantean, de hecho, la misma línea política.

Si, como nos informó Thorez en julio de 1934, sonlos comunistas los que quieren bien a su país, se dedu-ce que los que no lo quieren, los burgueses, son ��lostraidores��.

Esto es justamente lo que nos informa Cachin en unartículo del 10 de abril, en el que saca esta conclusión:

�Desenmascararemos a los explotadores del país, alos peores enemigos del pueblo francés, sin traicionarnuestra obligación de defender la paz y el pan de susvíctimas.�

Cachin, que actúa como un experto maestro cuandose dirige a los traidores, no logra ser comprendido porlos verdaderos patriotas, como resulta de su denunciade Taittinger:73

�Taittinger, el fascista, divulga impunemente los co-municados diplomáticos y militares oficiales que reci-be en los puestos oficiales que ocupa en los distintoscomités del Parlamento. Así le proporciona a Hitlernuevos argumentos en favor del rearme y echa leña alfuego del fascismo a través del Rin. ¡Y este �patriota�que se conduce de manera tan traidora exige al mismo

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148tiempo que se reprima a los antifascistas!�

De lo que deducimos que el país, al presente dirigi-do por la burguesía, no comprende dónde están susverdaderos intereses.

Pero P. Vaillant-Couturier no hace ningún esfuerzopara ocultarlo; encara una cruzada �para recuperar lacultura francesa�.

�Si el proletariado, según Marx, �no tiene patria�,ahora, como internacionalista, tiene algo que defen-der: el patrimonio cultural de Francia, su riqueza espi-ritual, el trabajo de sus artesanos, de sus obreros, desus artistas y de sus pensadores.� (l�Humanité, 13 deabril.)

En otras palabras, si bien el proletariado no tienepatria, para l�Humanité tuvo una durante algún tiem-po: el patrimonio francés. �Conquistar el país� significapara Cachin y P. Vaillant-Couturier74 reconquistar, conel frenesí de l�Humanité, sus posiciones de 1914.

De tales equívocos no puede resultar otra cosa quela traición. Felizmente para el proletariado, la Cominterny sus distintas secciones propagandizan su traición sinambigüedad ni vergüenza.

El deber del proletariado en el caso de que se decla-re la guerra está planteado en el llamado del 18 deabril de todos los partidos comunistas europeos:

�Saludamos los progresos realizados en el terrenomilitar por el único país obrero, los avances en el forta-lecimiento del Ejército Rojo de obreros y campesinos,verdadera garantía de la paz; saludamos todo fortale-cimiento de las fronteras de la patria socialista; apoya-remos por todos los medios al Ejército Rojo de la UniónSoviética en el caso de una guerra contrarrevoluciona-ria contra la Unión Soviética y lucharemos por la de-

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149rrota del imperialismo alemán y sus aliados, por la de-rrota de toda potencia que le declare la guerra a laUnión Soviética.

�Colaboraremos de todas las maneras posibles, in-cluso con el sacrificio de nuestras vidas, por el triunfode la Unión Soviética socialista en su guerra contratodos los que ataquen a la tierra del socialismo.�

El proletariado ya no luchará por la derrota de supropio gobierno imperialista sino por la derrota �delimperialismo alemán y sus aliados�.

En otras palabras, el proletariado francés irá a laguerra junto con su burguesía para derrotar al impe-rialismo alemán. A eso se lo llama defensa nacional.

El llamado del PC Francés en ocasión de las eleccio-nes municipales confirma lo que decimos (l�Humanité,21 de abril):

�El deber más sagrado de los proletarios de todo elmundo es derrotar a los agresores de la Unión Soviéti-ca y a los aliados de éstos.

�Los comunistas quieren la unificación de todos losfranceses que trabajan en las fábricas, los muelles, lasoficinas, los comercios, los laboratorios, las escuelas,las universidades y de los trabajadores de todas lasnacionalidades y razas que comparten sus sufrimien-tos y esperanzas.�

Es decir, una doble advertencia. Ciegos serán lostrabajadores que no saquen de aquí las lecciones co-rrectas y las consecuencias pertinentes.75

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Stalin firmó el certificado de defunciónde la Tercera Internacional76

Carta abierta al proletariado mundial

Publicado el 25 de mayo de 1935

Stalin, junto con el renegado Laval, firmó el certifi-cado de defunción de la Tercera Internacional. Hoy nohay un solo trabajador, por atrasado que sea política-mente, que no comprenda que los burócratas soviéti-cos traicionaron pública y decisivamente al proletaria-do mundial. Por primera vez Stalin planteó abiertamentelas cosas; ante los ojos de todo el mundo, repudió elinternacionalismo revolucionario y se pasó al progra-ma del social-patriotismo. Informó de su franca trai-ción a sus lacayos de Francia a través de un ministroburgués que es a su vez un traidor a la clase obrera desu país. Los mercenarios burócratas del stalinismo fran-cés inmediatamente sacaron todas las conclusionesnecesarias, y en sus artículos Vaillant-Couturier agre-ga la ignominia a la traición.

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151Las masas proletarias se movilizan con ánimo revo-

lucionario; los campesinos están en ebullición y parti-cipan vigorosamente en la lucha política; la pequeñaburguesía, directamente golpeada por la crisis econó-mica que se sigue profundizando, se radicaliza. Mien-tras tanto, este burócrata tiene la audacia de escribirque ya no cabe la actividad independiente del proleta-riado en su lucha revolucionaria contra la burguesía,que de nada valen todos los esfuerzos en este sentidoy que lo único que queda por hacer para evitar la inva-sión a la URSS es tener fe en el imperialismo francés.De la manera más rastrera consuma la traición de supatrón.

Ante los ojos de todo el mundo la Tercera Interna-cional se ha convertido en el agente diplomático delstalinismo, cargado de errores y crímenes, que dio abier-tamente el paso decisivo en el camino hacia la pazcivil.

Revisemos los hechos.El pacto Stalin-Laval se ubica en el mismo plano

que la paz de Brest-Litovsk77. El gobierno soviético en-tra en una alianza militar con un gobierno imperialista,no porque así lo desee, sino para no ser aniquilado. Decualquier modo, eso no es más que una justificación.La paz de Brest-Litovsk fue una derrota, pero al PactoFranco-Ruso se lo proclamó, ante todos los que sabenoír, como un gran triunfo de la URSS. Ni hace faltacomparar la relación de fuerzas de 1918 con la actual.Los hechos hablan por sí solos. Más allá de las diferen-cias en la situación mundial y en la relación de fuerzas,el Tratado Franco-Soviético, desde el punto de vistapolítico y principista, aparece plenamente al mismo nivelque el Tratado de Brest-Litovsk. ¿Deben entonces los

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152comunistas y los socialistas votar en el Parlamento laratificación del Acuerdo Franco-Soviético? Y esto tam-bién sin tomar en cuenta el problema de sí la diploma-cia soviética se vio o no obligada realmente a firmar eltratado.

Veamos el ejemplo histórico de Brest-Litovsk. Lossocialdemócratas alemanes votaron su ratificación enel Reichstag, alegando que ya que los bolcheviques lohabían aceptado no había razón alguna para oponerse.Los bolcheviques les replicaron:

�¡Canallas! Nosotros estamos objetivamente obliga-dos a pactar para que no nos aniquilen, pero ustedestienen libertad política para votar a favor o en contra,demostrando ese voto si depositan o no confianza ensu propia burguesía.�

Aun cuando aceptemos que el gobierno soviético seve realmente forzado a concluir una alianza con el im-perialismo francés, el proletariado de Francia no tienepor qué hacerlo también. Con sus votos en el Parla-mento los diputados socialistas y comunistas no sepronuncian sobre las razones y motivos que determi-naron la acción del gobierno soviético sino solamentesobre las razones y motivos del gobierno Flandin-Laval.Si le dan un voto de confianza son tan canallas comolos socialdemócratas alemanes de 1918.

Ayer nomás Thorez y Cía. juraban que �amamos anuestro país, pero no podemos garantizar la defensanacional bajo el régimen capitalista�. Sí esta formula-ción tiene algún sentido, implica que no podemos con-fiar a nuestra burguesía la tarea de defender �nuestropaís� (que además no es �nuestro�). Hoy se nos dice:�Con el corazón palpitante haremos causa común connuestra burguesía en defensa de la URSS.� Nos pre-

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153guntamos: ¿cómo puede ser que la burguesía france-sa, que no es capaz de defender a �nuestro bienamadopaís�, lo sea para defender a la URSS? Este es el nudode la cuestión. No se puede andar con medias tintas.La misma gente se verá obligada a proclamar: �con elcorazón palpitante haremos causa común con nuestraburguesía para defender a nuestro pueblo contra labarbarie de Hitler, ya que el pueblo francés tiene dere-cho a pedirles a sus héroes los mismos sacrificios queal pueblo ruso.�

La nueva posición del Partido Comunista no tienenada de nuevo. Es social-patriotismo.

�Pero -se dirá- el peligro inmediato es el fascismoalemán, por lo tanto hay que hacer un bloque contraél.� Este argumento basta para justificar tal o cual com-binación diplomática del gobierno de Moscú. Pero estaconcepción no tiene nada en común con el marxismo.Siempre sostuvimos que el peligro de guerra es el pro-ducto inevitable de los antagonismos interimperialis-tas mundiales. El fascismo alemán y el peligro de gue-rra están determinados por las colosales fuerzas pro-ductivas del capitalismo alemán, que buscan una sali-da y no pueden dejar de hacerlo, sea cual sea el régi-men político del país. Los regímenes capitalistas másprogresivos de Europa se están ahogando dentro delos marcos del estado nacional. Francia marcha hom-bro a hombro con la fascista Italia y con la cuasi-de-mocrática Inglaterra contra la fascista Alemania.

¿Nos olvidamos ya de que la actividad revoluciona-ria durante la última guerra consistió precisamente endenunciar la propaganda de los aliados, que hablabanen nombre de la democracia contra los junkersprusianos y los Hohenzollern? Reaparecen las viejas

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154trampas para disimular los antagonismos interimpe-rialistas detrás de falsos conflictos entre sistemas polí-ticos.

Por este camino se llega rápidamente a la idealiza-ción de la democracia francesa como tal, contraponién-dola a la Alemania de Hitler.

Aquí tampoco se puede andar con medias tintas.Repetimos: �es la política del social-patriotismo.�

La concepción del �agresor� es muy adecuada parael maquiavélico trabajo diplomático, pero es fatal paraorientar al proletariado. Para hacerle jaque mate alsupuesto agresor Francia protege a Mussolini dándolelibertad de acción en Abisinia78 y también en Austria. Yprecisamente el cerco cada vez más estrecho de Italiasobre Austria puede caldear al rojo vivo el nacionalis-mo alemán y llevar al estallido de la guerra. Aquí estáninvolucrados los permanentes antagonismos que seprofundizan y agudizan. Su inevitable explosión y lasmedidas preventivas de los estados capitalistas pue-den y deben provocar la catástrofe.

Se nos replicará: �Todo eso tal vez sea cierto, ¿perono es igualmente necesario salvarnos del peligro másinmediato, la Alemania de Hitler?� Antes que nada,observemos que todavía ayer la Comintern planteabaen Alemania la consigna de �liberación nacional�, quees imposible de realizar sin una guerra. Hoy laComintern pretende defender el status quo de Versallespara evitar la guerra. Está perdido el que abandone laposición de la lucha de clases y de la revolución inter-nacional y comience a buscar la seguridad al margende la lucha revolucionaria contra el propio gobiernodentro del propio país. Hoy se ocultará la traición trasel planteo de la necesidad de �salvar la paz�, pero ma-

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155ñana, cuando la guerra estalle, se traicionará para sal-var la democracia o salvar a la URSS. Pero el someti-miento del proletariado francés no salvará la paz, lademocracia ni la URSS.

Si, aniquilada Alemania por segunda vez, Francia,Italia e Inglaterra se vuelven contra su aliado circuns-tancial, ¿cree alguien que en la confusión del momen-to será posible separar de un solo golpe al proletariadode la burguesía, que con la ayuda de los partidos obre-ros habrá logrado apoderarse de la nación y amordazary desmoralizar a la clase obrera por medio de la pazcivil?

Disipar el único capital que poseemos, la indepen-dencia revolucionaria del proletariado, a cambio deequívocas, precarias e inestables intrigas diplomáticassignificaría cerrarle el camino al futuro revolucionario.El crimen fundamental del reformismo reside precisa-mente en haber castrado al proletariado con la colabo-ración de clases persiguiendo el fantasma de las refor-mas. Esta política es diez, cien, mil veces más criminalcuando no se trata de una época pacífica de trenzasparlamentarias sino de una guerra que concentra enmanos de la burguesía todos los instrumentos de opre-sión y destrucción y le deja al proletariado su únicaarma: su independencia política, su odio a la burgue-sía, su voluntad revolucionaria.

Además, ¿quién tiene derecho a asegurar que la dócilsumisión del proletariado francés a su propia burgue-sía inevitablemente asustará al fascismo alemán y loobligará a replegarse? Sería por cierto una afirmacióngratuita; a la larga ocurrirá justamente lo contrario.

Hitler todavía no aplastó moralmente al proletaria-do alemán. Para lograrlo hace girar toda su propagan-

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156da alrededor de un argumento de mucho peso: �esta-mos rodeados, nos odian, pretenden destruirnos.� Setrata de la lucha de la raza. Ya el hecho de haber obli-gado al estado obrero a confraternizar con la burgue-sía francesa contra Alemania fortaleció la posición delos nazis contra la clase obrera de su país. Si el prole-tariado francés llega a participar deliberadamente enesta alianza sometiendo su independencia de clase, enAlemania avanzará mucho la teoría de la lucha de ra-zas en detrimento de la de la lucha de clases. Llevadopor el irresistible espíritu nacional que él mismo im-pulsó, Hitler se puede ver obligado a desencadenar laguerra.

Por otra parte, la abierta, irresistible y atronadoraoposición del proletariado francés a su propio imperia-lismo será un desmentido al racismo y dará un podero-so ímpetu a la revolución alemana.

En Ginebra la URSS participó activamente en la dis-posición de medidas contra el terrorismo y los terroris-tas. El motivo fue el asesinato del rey de Servia. Losmarxistas siempre fuimos adversarios del terrorismoindividual, pero también asumimos la defensa de losterroristas nacionales contra la opresión imperialista.Ahora se abandonó también esta tradición elemental;la URSS se ubicó en la esfera de las luchas nacionalescomo pilar del orden establecido y del status quo.

El comunicado Stalin-Laval hizo que la clase obrerainternacional comenzara a comprender mejor por quéStalin emprendió una nueva persecución de los bol-cheviques leninistas y del grupo de Zinoviev. Antes deentregar por fin el Kremlin a la burguesía, le era nece-sario aplastar y exterminar a todos los que podían pro-testar por ello.

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157¡El enemigo es el stalinismo! Pero no hay que olvi-

dar o subestimar al reformismo. La traidora política delos stalinistas les proporciona un tremendo apoyo. Deahora en adelante Blum y Paul Fauré difunden abierta-mente la idea de la defensa del �suelo nacional� por-que de todos modos estos filisteos no aprueban la de-fensa �incondicional�. Todo el mundo tiene claro quéestúpido es querer �condicionar� la defensa de la bur-guesía nacional o del estado proletario. Si nuestro país,tal como es, vale la pena de ser defendido, hay quehacerlo más allá de cuál sea el origen de la guerra; esabsurdo castigar a �nuestro país� por la idiotez de Lavaly sus colegas. Para nosotros, lo determinante es elcarácter de clase, no la política del gobierno. Estarnosobligados a oponernos a los presupuestos de guerra delos gobiernos más democráticos de los estados bur-gueses y a defender a la URSS a pesar y en contra deStalin y su infamia.

Sin embargo, el absurdo de la defensa �condicional�de los estados burgueses tiene un grave significadopolítico. Si Blum le diera a la burguesía todo lo queésta exige no podría diferenciarse de Herriot ni tampo-co siquiera de Louis Marin.79 Perdería la confianza de laclase obrera y se convertiría en un cero a la izquierda.Al presentarse como pacifista hasta el estallido de laguerra conserva la posibilidad de rendir un doble servi-cio a la burguesía durante el conflicto. Un gran sectorde la clase obrera se dirá: �si este probado pacifista seune ahora a las filas de la �paz civil� será porque laguerra ha sido lanzada contra nosotros, porque la de-fensa es justa.� Para poder cumplir con esta misiónBlum tiene que rechazar como inútiles las órdenes deStalin. El giro social-patriota de los stalinistas facilita

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158enormemente este pérfido juego.

León Blum y Cía. se lamentan de que el comunicadono se adecua suficientemente a los estatutos de la Liga.Sin embargo, ya en enero el CAP [Consejo Nacional deSFIO] elaboró su famoso programa, que proclama lanecesidad de destruir el estado burgués y de oponerlelos intereses del pueblo trabajador, que incluyen losintereses del país. ¿Qué es la Liga de las Naciones? Estambién el mecanismo del estado burgués, o de variosestados burgueses que actúan conjuntamente y son almismo tiempo antagónicos entre sí. Si sólo cabe des-truir el mecanismo del estado burgués, ¿cómo se pue-de depositar esperanzas de un futuro mejor en la Ligade las Naciones, que es la quintaesencia de ese meca-nismo?

La doctrina jauresista80 afirma que la democracia oel estado democrático (�el mecanismo burgués�) sufreconstantes mejoras y avanza lenta pero seguramentehacia el socialismo. Vista desde esta perspectiva, na-turalmente la Liga de las Naciones tiene que ser el re-gulador de las relaciones internacionales de los demó-cratas.

Hoy no sólo Pivert y Ziromski sino también Blum yPaul Fauré se ven obligados a reconocer la necesidadde derrocar y destruir el mecanismo del estado bur-gués. En estas condiciones, ¿cómo pueden seguir cre-yendo en la Liga de las Naciones?

La misma cuestión se plantea respecto al tema deldesarme. Ziromski se muestra muy pesaroso al vercómo su reciente amigo Litvinov abandona la consignadel desarme en favor de la seguridad colectiva. En unartículo anterior el propio Ziromski rechazó el �social-pacifismo� en la política interna, es decir la esperanza

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159de arreglar amistosamente el problema social. Ziromskies incapaz de comprender que el pacifismo social exte-rior es la otra cara de la moneda del pacifismo socialinterior. Si la burguesía permite que se la desarme paragarantizar la paz ello implicará que a la vez queda des-armada para luchar contra el proletariado. Encontra-mos aquí la misma contradicción que en la cuestión dela Liga de las Naciones. Tenemos al menos el reconoci-miento verbal de la necesidad de que el proletariado searme y conquiste poderosos apoyos en el ejército bur-gués para llegar al triunfo en la lucha de clases inter-na. A la vez, se dedican a garantizar la paz bajo elrégimen capitalista a través del desarme general. ¿Porqué entonces hacer una revolución contra una burgue-sía humanitaria que accederá a desarmarse por un con-venio en la Liga de las Naciones?

La solución de este enigma es bastante simple. Estagente no tiene la menor confianza en la revolución nien la destrucción del mecanismo del ejército burgués.Lo demuestran además repitiendo la consigna �Desar-men a las ligas fascistas�. Ziromski es inconsciente deque esta famosa reivindicación revolucionaria es laencarnación más estúpida del pacifismo social.

Para refutarnos se nos dirá: �Sin embargo ustedesmismos, bolcheviques leninistas, reconocen el dere-cho del estado soviético a concluir alianzas con los es-tados imperialistas en pro de su seguridad inmediata.Por lo tanto, ¿no tenemos el deber, como obreros fran-ceses, de apoyar estas alianzas en la medida en que leson útiles al gobierno obrero?�

¡No, nunca! Ya señalamos por qué los socialistas ale-manes tenían la obligación de luchar contra la paz deBrest-Litovsk, aunque en ese momento ésta era abso-

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160lutamente necesaria para que continuara existiendo laUnión Soviética.

Veamos este problema más concreta y prácticamen-te. El derrotismo revolucionario no implica en absolutoel sabotaje de la falsa defensa nacional por una mino-ría activa. Sería absurdo atribuirles a los obreros revo-lucionarios la idea de volar puentes y ferrocarriles, et-cétera, en el caso de que estalle la guerra. Los obrerosrevolucionarios, en la medida en que sean una mino-ría, participarán en la guerra como esclavos del impe-rialismo conscientes de su esclavitud. Al mismo tiem-po, prepararán con su agitación la transformación dela guerra imperialista en guerra civil.

Supongamos que la URSS lograra asegurarse la ayu-da militar de la burguesía francesa en el caso de unaagresión por parte del imperialismo alemán (lo que, depaso, no es de ninguna manera seguro). Esta asisten-cia brindada por la burguesía en el poder no se veríaobstaculizada por el hecho de que la minoría revolucio-naria continuara cumpliendo su deber de preparar in-cesantemente el derrocamiento de la burguesía, másallá de la ayuda militar del Estado Mayor imperialista(que será siempre precaria, equívoca y pérfida).

La repercusión que tendrá en Alemania el movimien-to revolucionario de Francia proveerá otra clase de ayu-da, muy efectiva, para la salvación de la URSS así comopara el desarrollo de la revolución mundial.

Si el movimiento revolucionario francés, en el casode una guerra, se fortaleciera tanto como para amena-zar directamente el aparato militar de la burguesía ypusiera en peligro su alianza con la URSS, ello implica-ría que el proletariado francés estaría en condicionesde tomar el poder en el apogeo de la lucha. ¿Acaso

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161habría que frenarlo en esa situación? Díganlo enton-ces. ¿Correremos el riesgo de la derrota? Obviamente.La revolución, igual que la guerra, implica siempre unriesgo, ya que el peligro es su elemento esencial. Perosólo los miserables filisteos pretenderán superar unasituación internacional preñada de peligros mortalessin correr ningún riesgo.

Por lo tanto, el derrotismo revolucionario no impideal gobierno soviético aprovecharse bajo su propia res-ponsabilidad de tal o cual pacto o de una u otra ayudamilitar imperialista. Pero esas circunstanciales transac-ciones no pueden ni deben, de ninguna manera, com-prometer al proletariado francés y mundial, cuya ta-rea, sobre todo en tiempos de guerra, consiste en pre-parar la liquidación del imperialismo a través de la re-volución triunfante.

El pacto es un índice de debilidad, no de fortaleza,de la URSS. Este nuevo tratado es la consecuencia delas derrotas en China, en Alemania, en Austria y enEspaña.

Dado que se debilitó el factor revolucionario mun-dial, el gobierno de la URSS se vio obligado a adaptar-se al factor imperialista. Esa es la única formulacióncorrecta del Tratado Franco-Soviético.

Los burócratas del Kremlin, que sólo ven el fortale-cimiento de la URSS, postulan en consecuencia la in-dependencia del estado obrero del movimiento obreromundial; cuanto más derrotas sufra éste, más se for-talecerá la situación internacional de la URSS. Hay queliquidar estos planteos de charlatanes, hay que poner-los en la picota.

Si debido a la aniquilación del proletariado en unacantidad de países, el gobierno soviético se ve obliga-

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162do a confraternizar temporalmente con los opresoresde la clase obrera francesa, esto no puede ser motivode que a ésta se la debilite más todavíadesmoralizándola. Así sólo se empeorará la situacióninternacional, se obligará a la revolución a replegarsey en consecuencia se pondrá en peligro directo a laURSS.

Cuando son acontecimientos de importancia mun-dial los que están sobre el tapete, el partido revolucio-nario no puede permitirse dejarse llevar por considera-ciones secundarias, episódicas, coyunturales y siem-pre discutibles. Hay que ver a más largo alcance, pre-servando y acumulando la energía revolucionaria de laclase; de esta manera se podrá influir mejor en todoslos problemas secundarios; la política revolucionariaes siempre la más práctica. ¡El enemigo es el stalinis-mo! Este debilitó a la URSS porque entregó a los obre-ros y campesinos chinos a la burocracia del Kuomintang,a los obreros ingleses a la burocracia de los sindicatos,etcétera... Atemorizado por las consecuencias, preten-dió jugar la carta del aventurerismo, �el tercer perío-do�. Las consecuencias fueron todavía más fatales. HoyStalin y Cía. perdieron toda confianza en las fuerzasrevolucionarias. Recurren a la diplomacia pura, es de-cir a lo más inmundo. Se niegan a ver otra cosa que lasmaniobras con un imperialismo en contra de otro. Loque más temen es que los obreros franceses ponganen peligro sus intrigas. Thorez y Cía. suscriben estadesgraciada actitud. Ellos también temen que el movi-miento revolucionario sea un obstáculo para la seguri-dad de la URSS. Aceptan la orden de castigar y atar ala revolución.

Se transforman abiertamente en la policía stalinista

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163del proletariado francés y, lo que es peor, la policíastalinista se convierte al mismo tiempo en la policía alservicio del imperialismo francés. Cuando los bolchevi-ques leninistas comenzamos nuestra lucha contra lateoría del socialismo en un solo país podía parecer queno se discutía más que una cuestión académica. Hoyse ve claramente la función histórica de esta fórmula:su objetivo es separar el destino de la URSS del desti-no del proletariado mundial. Le creó a la burocraciasoviética una base nacional que le permitió concentrartodo el poder en sus manos. La nueva ley que extiendela pena capital a niños de doce años revela con terribleelocuencia no sólo que la URSS está, todavía, a consi-derable distancia del socialismo sino también que bajola dominación de la omnipotente burocracia la descom-posición social de amplios sectores de obreros y cam-pesinos alcanzó proporciones formidables, pese a to-das las conquistas tecnológicas que tan caras pagó elpueblo. Y precisamente en el momento en que el peli-gro de guerra amenaza al estado fundado por la Revo-lución de Octubre, el gobierno de la URSS extrae lasconclusiones finales de la teoría del socialismo en unsolo país prostituyendo el abecé del marxismo y redu-ciendo a la Comintern al rol jugado por Scheidemann,Noske, Renaudel, Vandervelde y Cía.81

Cuando proclamamos, después de la capitulación dela Internacional Comunista ante Hitler, que estábamosante el �4 de agosto� de la Tercera Internacional, nosenfrentamos con no pocas protestas. Se nos dijo queel �4 de agosto� fue una traición consciente, mientrasque la capitulación a Hitler era la consecuencia inevi-table de una falsa política. Hoy vemos qué superficia-les son esas caracterizaciones puramente psicológicas.

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164La capitulación expresaba la degeneración interna, unaconsecuencia de la acumulación de errores y críme-nes. Esta degeneración implicó a su vez la capitulaciónante la guerra imperialista y el prólogo a la capitula-ción ante la burguesía imperialista, que prepara la gue-rra. Por eso el �4 de agosto� de la Tercera Internacionalestaba implicado ya en la capitulación ante Hitler. Esun gran mérito de los bolcheviques leninistas haberloplanteado a tiempo.

El stalinismo traiciona y envilece al leninismo.La tarea urgente de la hora consiste en reconstituir

las filas de la vanguardia del proletariado internacio-nal. Para ello son necesarios una bandera y un progra-ma, que no pueden ser otros que la bandera y el pro-grama de la Cuarta Internacional.

La Tercera Internacional ha muerto. ¡ Viva la CuartaInternacional!

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A los estudiantes de la Universidad deEdimburgo82

7 de junio de 1935

Estimados señores:Estoy en deuda con ustedes por su propuesta tan

inesperada como halagadora: presentarme como can-didato para el rectorado de su universidad. El desape-go que ustedes demuestran hacia toda consideraciónnacionalista es un gran tributo al espíritu de los estu-diantes de Edimburgo.

Aprecio más aun su confianza ya que, como ustedesmismos lo dicen, no están influidos por la negativa delgobierno británico a concederme una visa. No obstan-te, no me siento con derecho de aceptar su propuesta.Ustedes me escriben que las elecciones para el rectoradose realizan sobre bases apolíticas, y su propia cartaestá firmada por representantes de todas las tenden-cias. Pero mi posición política está muy definida; todami actividad estuvo y está dedicada a la liberación re-volucionaria del proletariado del yugo del capital. No

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166tengo ningún derecho a ocupar otros cargos de res-ponsabilidad. Por lo tanto consideraría un crimen haciala clase obrera y una deslealtad hacia ustedes apare-cer en no importa qué tribuna pública que no esté bajola bandera bolchevique. No me caben dudas de queencontraran un candidato mucho más en conformidadcon las tradiciones de su universidad.

De todo corazón les deseo mucho éxito en su traba-jo.

Sinceramente,

L. Trotsky

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El Séptimo Congreso de la Comintern83

7 de junio de 1935

Parece que después de todo, tras un intervalo desiete años, se reunirá el Séptimo Congreso (por lomenos ésas son las noticias que publica la prensa ruso-blanca en París).

Se puede decir con toda certeza: si nuestra organi-zación no existiera, si las banderas de la Cuarta Inter-nacional no estuvieran desplegadas y nuestros amigosfranceses no hubieran logrado nuevos éxitos, la Terce-ra Internacional tendría que haber esperado todavíamás tiempo para reunirse en su Séptimo Congreso.

Igual que el último congreso francés, el SéptimoCongreso de la Comintern girará esencialmente, sinoúnicamente, alrededor del problema de los bolchevi-ques leninistas y de la Cuarta Internacional.

Después del triunfo de Hitler declaramos que la Ter-cera Internacional está en bancarrota política. El ejem-plo de la Segunda Internacional demuestra que dondehay organizaciones políticas con una base de masas,

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168su muerte -en el sentido de que se desarrolla progresi-vamente- es relativamente más rápida que la de laautocracia que se mantiene tan bien a sí misma. Pesea su vergonzosa derrota, la Tercera Internacional toda-vía cuenta con inmensas reservas en su burocracia, yesto le garantiza la posibilidad de seguir vegetando ytambién de cometer más crímenes contra el proleta-riado mundial. Todo el problema reside en si la buro-cracia soviética todavía necesita a la Tercera Interna-cional.

Desde este punto de vista, la burocracia soviéticaestá enredada en una maraña de flagrantes contradic-ciones. Para su política actual -especialmente su políti-ca internacional, que juega un rol cada vez más pre-ponderante- la Comintern es más un obstáculo que unaayuda. Pero si la Comintern desapareciera y su adver-sario, la Cuarta Internacional, ocupara su lugar -lo quesignificaría la derrota ideológica de Stalin y su camari-lla- se derrumbarían estrepitosamente los esquemasabsolutamente falsos sobre los que se construye la lí-nea general. Stalin no puede menos que estremecerseante esta perspectiva, a menos que esté dispuesto amostrarse como un futuro Bonaparte, es decir a rom-per abiertamente con la tradición de Octubre y poner-se una corona en la cabeza. Por favorables que seanlas condiciones �ideológicas� y políticas para un golpede estado abiertamente bonapartista, arriesgaría de-masiado si emprende este camino. En realidad, el pro-letariado soviético es un factor mucho más estable ydefinido que la pequeña burguesía francesa a comien-zos del siglo pasado, y en consecuencia la tradiciónbolchevique tiene en la actualidad mucho más pesoque el que tenía entonces la tradición jacobina. Stalin

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169tiene que aferrarse a la apariencia del bolchevismo;por eso, en vista del peligro que representa la CuartaInternacional, se ve obligado a reunir el Séptimo Con-greso.

Obviamente el tema principal del orden del día serála guerra. Tenemos que esperar una táctica de replie-gue. Por cierto, Stalin no suponía que su famosa decla-ración provocaría reacciones tan desfavorables. Los di-rigentes del partido francés fueron a Moscú en un es-tado de ánimo lindante con el pánico. León Blum lesdio una buena lección: no tenemos que gastar ahoratoda nuestra pólvora patriótica o nos encontraremosmoral y físicamente desarmados cuando comience laguerra. Los stalinistas ya se negaron a votar los crédi-tos de guerra en el Parlamento. ¿Por qué razón? Por-que los oficiales son fascistas; el ejército imperialistatiene que ser democrático, es decir, tiene que expresarlos principios del �frente popular�84 (recordemos el len-guaje similar de los discursos de Noske en el Reichstagcuando la declaración de guerra de los Hohenzollern[en 1914]). Las resoluciones del Séptimo Congresoserán aproximadamente por el estilo. A grandes ras-gos plantearán lo siguiente: precisamente ahora notenemos que apoyar a los imperialismos de Francia,Checoslovaquia, etcétera, sino preparar progresiva ycautelosamente a los obreros para apoyar al imperia-lismo cuando se declare la guerra. En otras palabras,por una vez se reemplaza la estrategia derrotista, con-forme a las más elementales enseñanzas del marxis-mo, por la estrategia del agotamiento. Sin embargo, siStalin sigue adelante y actúa según sus aspiraciones,de la manera en que lo sugieren las noticias, no pode-mos menos que estarle agradecidos. Pero sería real-

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170mente demasiado bueno, tanto para el proletariadocomo para nosotros.

Podemos estar seguros de que ninguno de los mer-cenarios �dirigentes� convocados al congreso tendrá elcoraje de plantear la cuestión de Zinoviev. Este presi-dió cinco de los seis congresos que hasta la fecha cele-bró la Comintern. Ahora está preso, ostensiblementepor haber querido restaurar el capitalismo con un actoterrorista contra la burocracia soviética. Su destinopersonal expresa el giro sin precedentes ejecutado porla burocracia soviética. ¿Pero pueden hacerse proble-mas por eso un Cachin o un Pieck?85 Mientras manten-gan sus posiciones y sus salarios, les da lo mismo queZinoviev sea presidente de un congreso revolucionariomundial o que esté preso por contrarrevolucionario.

¿Quién pronunciará esta vez los principales discur-sos y proyectará las resoluciones fundamentales? ¿Talvez Bela Kun? Es el hombre adecuado, especialmentesi recordamos el famoso discurso de Lenin en el plenodel Comité Ejecutivo previo al Tercer Congreso; el dis-curso estuvo dedicado casi exclusivamente a Bela Kuny tenía como leitmotiv el excelente tema: �Las estupi-deces de Bela Kun.� No fue por casualidad que atacó aBela Kun.

Otro candidato es Dimitrov.86 La única razón de susúbito e inesperado paso al frente fue el haber compa-recido ante el tribunal nazi. Todos lo aplaudimos, espe-cialmente cuando comparamos su actitud con la delpresidente de la fracción parlamentaria stalinista,Torgler.87 Pero no hay que exagerar las cosas. Los revo-lucionarios rusos, no solo los bolcheviques sino tam-bién, por ejemplo, los terroristas socialrevolucionarios,en general siempre se conducían con dignidad y coraje

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171ante las cortes del zar. Esa era la regla, no la excep-ción. Se despreciaba a todo el que se comportaba comoun cobarde, pero nunca se veneraba al que se compor-taba como un hombre. Que se haya hecho un semidiósde Dimitrov a causa de su valiente conducta ante laCorte es muy característico del actual nivel moral de laburocracia de la Internacional Comunista. Pero Dimitrovnunca encontró ni buscó la ocasión de expresarse comomarxista, como bolchevique, en oposición a la líneageneral stalinista. Participó en toda la escandalosa po-lítica de los epígonos, en todas sus etapas, y es plena-mente responsable de ella.

En el momento adecuado plantearemos nuestrasposiciones sobre las resoluciones del congreso. Estaslíneas no son más que observaciones preliminares.88

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Carta abierta a los trabajadores deFrancia89

La traición de Stalin y la revolución mundial

10 de junio de 1935

Queridos camaradas:Hoy abandono Francia y esta circunstancia me per-

mite, por fin, plantear abiertamente mi caso ante us-tedes; mientras permanecí en suelo francés estuvecondenado al silencio.

Hace dos años el gobierno �de izquierda� de Daladier,en su período de luna de miel, me permitió establecer-me en Francia, supuestamente con los mismos dere-chos que otros extranjeros. Pero en realidad se me pro-hibió vivir en París e inmediatamente pasé a estar bajoestricta vigilancia policial. Poco después del 6 de fe-brero de 1934 el ministro de interior, Albert Sarraut,después de una salvaje campaña en la prensa, firmóun decreto expulsándome de Francia. Pero no se pudoencontrar ningún gobierno extranjero que me acepta-

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173ra. Esta es la única razón por la que no se puso enefecto hasta ahora la orden de deportación. Se me or-denó a través de la Sûrete Nationale [la policía] viviren un departamento determinado, en una aldea dimi-nuta, bajo estricta vigilancia policial. Por lo tanto, du-rante mi último año de estadía en Francia estuve másaislado del mundo exterior que cuando vivía en la islade Prinkipo, en Turquía, bajo la vigilancia de la policíade Kemal Pashá. Así, a su manera, la visa de un go-bierno radical se convirtió en una trampa.

Lejos de mí está la intención de quejarme del go-bierno de la Tercera República. Tanto los ministros más�democráticos� como los más reaccionarios tienen quecumplir la función de preservar la esclavitud capitalis-ta. Yo soy miembro del partido revolucionario que tie-ne como objetivo derrocar el capitalismo. De esta irre-conciliable contradicción surge inevitablemente la lu-cha, con todas sus consecuencias. ¡No hay motivos dequé quejarse!

Sin embargo, si me tomé la libertad de llamarles laatención sobre una cuestión tan secundaria como lascondiciones en que viví en Francia, fue sólo porqueeste episodio está íntimamente ligado con la políticade la Internacional Comunista, que hoy se ha converti-do en el principal obstáculo en el camino histórico de laclase obrera.

Hace dos años, l�Humanité clamaba diariamente: �Elfascista Daladier llamó a Francia al socialfascista Trots-ky para organizar con su ayuda una intervención mili-tar contra la URSS.� Hubo una buena cantidad de per-sonas, honestas pero ingenuas e ignorantes, que cre-yeron esta canallada, así como en la primavera de 1917millones de campesinos, soldados e incluso obreros

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174rusos le creyeron a Kerenski cuando afirmó que Leniny Trotsky eran �agentes del káiser Guillermo�. No hayque acusar a las personas sin educación y engañadas,hay que esclarecerlas. Pero hay que acusar a los ban-didos esclarecidos que conscientemente urden menti-ras y calumnias para engañar a los trabajadores. Esosbandidos esclarecidos son los dirigentes del así llama-do Partido Comunista (?!): Cachin, Thorez, Vaillant-Couturier, Duclos y Cía.

Cómo todo el mundo sabe, hoy estos señores for-maron un �frente popular� antifascista con el �fascista�Daladier. Los stalinistas, que se llaman a sí mismoscomunistas, dejaron absolutamente de hablar sobre laintervención del imperialismo francés en la URSS. Porel contrario, en la actualidad ven en la alianza militarentre el capital francés y la burocracia soviética la ga-rantía de la paz. Siguiendo las órdenes de Stalin, Cachin,Thorez y Cía. llaman a los obreros franceses a apoyar asu militarismo nacional, es decir al instrumento de opre-sión de clase y de esclavización colonial. Estos calum-niadores se denunciaron a sí mismos rápida ydespiadadamente. Ayer me acusaban de ser el aliadode Daladier y el agente de la burguesía francesa, perohoy fueron ellos los que realmente hicieron una alian-za con Daladier-Herriot y Laval y se ataron al carro delimperialismo francés.

Justamente ahora los Señores Calumniadores co-mienzan a decir (ver, por ejemplo, el periódico de losstalinistas belgas) que la política de Trotsky y los bol-cheviques leninistas no está al servicio de Daladier yHerriot sino de Hitler, es decir, no del imperialismo fran-cés sino del alemán. Pero esta nueva calumnia suenacomo una melodía demasiado vieja y familiar. Debido a

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175que mantuve la posición del internacionalismo revolu-cionario durante la guerra imperialista, los SeñoresSocial-Patriotas -Renaudel, Vandervelde, Severac90 yMarcel Cachin- me acusaron de �apoyar� el militarismoalemán en contra de la democracia francesa. Fue pre-cisamente por esta razón que el gobierno de Briand-Malvy91 me expulsó de Francia en 1916. Y en esta mis-ma época el esforzado Marcel Cachin, �en interés de lademocracia francesa� y siguiendo las instrucciones delgobierno imperialista, le entregó dinero a Mussolini parasu propaganda en favor de la participación de Italia enla guerra. La prensa da abundantes testimonios de es-tos hechos, que pueden ser fácilmente verificados ycomprobados. Digamos de paso que Cachin nunca in-tentó negarlos.

En la actualidad Marcel Cachin reasume las mismastareas social-patriotas que tanto lo deshonraron du-rante la guerra imperialista. A Cachin lo siguen todoslos demás dirigentes del Partido Comunista (?!) Fran-cés. No son revolucionarios sino funcionarios. Hacencualquier cosa que les ordenan sus superiores. SóloAndré Marty92 dio pruebas en su momento de poseerlas cualidades de un verdadero revolucionario; su pa-sado merece respeto. Pero el ambiente de la Interna-cional Comunista logró desmoralizarlo.

Para justificar su giro social-patriota estos señoresinvocan la necesidad de �defender a la URSS�. Esteargumento es totalmente falso. Ya se sabe que hastala idea de la �defensa nacional� no es más que unamáscara tras la que los explotadores ocultan sus apeti-tos depredatorios y sus sangrientas peleas por el bo-tín, transformando además a su propia nación en sim-ple carne de cañón. Pero si los marxistas siempre sos-

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176tuvimos que la burguesía imperialista nunca puededefender y nunca defenderá los reales intereses de supueblo, ¿cómo vamos a creer súbitamente que es ca-paz de defender los verdaderos intereses de la URSS?¿Cabe alguna duda de que en la primera oportunidadfavorable que se le presente el imperialismo francéspondrá en movimiento todas sus fuerzas para liquidaren la URSS la propiedad socializada y restaurar la pro-piedad privada? Si éste es el caso, sólo los traidores ala clase obrera pueden cantar loas a su propio milita-rismo, dando a la burguesía francesa y a su diplomaciaun apoyo directo o indirecto, abierto o disimulado. Esostraidores son precisamente Stalin y sus satélites fran-ceses.

Naturalmente, para ocultar su traición invocan aLenin, con el mismo derecho con que Lebas, Paul Fauré,Longuet93 y otros oportunistas invocan a Marx. Casidiariamente l�Humanité cita la carta de Lenin a los obre-ros norteamericanos en la que se cuenta la historia decómo a principios de 1918 Lenin recibió a un oficialrealista francés para utilizar sus servicios en contra delos alemanes, que habían lanzado una nueva ofensivacontra nosotros. El propósito de este inesperado argu-mento no es dilucidar la cuestión sino, por el contrario,confundir a los trabajadores. Lo demostraremos inme-diatamente sin que quede lugar a dudas.

Por supuesto, sería absurdo negarle al gobierno elderecho de utilizar los antagonismos del bando impe-rialista o, si fuera necesario, de hacerle tal o cual con-cesión al imperialismo. Los obreros en huelga tambiénaprovechan la competencia entre las empresas capita-listas y le hacen concesiones al capitalismo; inclusocapitulan ante él cuando no pueden ganar. ¿Pero acaso

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177esto significa que los dirigentes sindicales tienen dere-cho a cooperar amistosamente con los capitalistas, aensalzarlos y convertirse en sus mercenarios? Nadietachará de traidores a los huelguistas que se ven obli-gados a rendirse. Pero a Jouhaux, que paraliza la luchade la clase obrera en nombre de la paz y la amistad conlos capitalistas, tenemos no sólo el derecho sino el de-ber de proclamarlo un traidor a la clase obrera. Entrela política de Lenin en Brest-Litovsk y la política fran-co-soviética de Stalin media la misma diferencia queentre la política de un sindicalista revolucionario quedespués de una derrota parcial está obligado a hacerconcesiones y la del oportunista que voluntariamentese convierte en aliado y satélite del enemigo de clase.

Lenin recibió al reaccionario oficial francés. Duranteesos días yo también lo recibí con el mismo objetivo enmente: Lubersac se comprometió a volar puentes cu-briéndonos la retirada para que nuestras provisionesmilitares no cayeran en manos de los alemanes. Sóloun anarquista totalmente loco podría considerar tal�transacción� como una traición. En la misma épocame visitaron agentes oficiales de Francia que ofrecie-ron ayuda a mayor escala, artillería y alimentos. Com-prendimos muy bien que su objetivo era embrollarnosnuevamente en una guerra contra Alemania. Pero losejércitos alemanes realmente lanzaban la ofensiva con-tra nosotros, y éramos débiles. En estas condiciones,¿teníamos derecho a aceptar la �ayuda� del EstadoMayor francés? ¡Evidentemente, sí! Yo propuse preci-samente esa moción en el Comité Ejecutivo Central delpartido del 22 de febrero de 1918. El texto de estamoción se publicó en las actas oficiales del Comité Eje-cutivo Central editadas en Moscú en 1929. He aquí la

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178moción.

�Como partido del proletariado socialista en el po-der y en guerra contra Alemania, nosotros, a través delos organismos estatales, tomamos todas las medidasconducentes a armar y equipar mejor a nuestro ejérci-to revolucionario con todos los elementos necesarios.Con este propósito, obtenemos esos elementos dondesea posible, y en consecuencia también de los gobier-nos capitalistas. Al hacerlo [nuestro] partido mantienela total independencia de su política exterior, no secompromete políticamente con ningún gobierno capi-talista y en cada oportunidad considera sus propuestasteniendo en cuenta únicamente su conveniencia.�

Lenin no estuvo presente en esta sesión del CEC.Envió una nota. He aquí su texto auténtico: �Por favoragreguen mi voto a favor de aceptar las patatas y lasarmas de los bandidos del imperialismo anglo-francés.�(Actas, pág. 246.) Así reaccionó el entonces bolchevi-que CEC respecto a la utilización de los antagonismoscapitalistas: los acuerdos prácticos con los imperialis-tas (�acepten las patatas�) son totalmente admisibles;lo absolutamente inadmisible es la solidaridad políticacon los �bandidos del imperialismo�.

El crimen de Stalin no consiste en hacer algún acuer-do práctico con el enemigo de clase; estos acuerdospueden o no ser correctos, pero no se los rechaza porprincipio. Su crimen consiste en haber aprobado lapolítica del gobierno imperialista que protege la rapazy depredatoria paz de Versalles. Stalin todavía no lessacó a los bandidos del imperialismo ninguna clase de�patatas�, pero ya se solidarizó políticamente con ellos.

Por supuesto, la burguesía francesa no necesita dela aprobación de Stalin para reforzar su ejército, que

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179oprime a sesenta millones de esclavos coloniales. Siexige su aprobación es sólo para debilitar y desmorali-zar la lucha de clases del proletariado francés. Al fir-marle el cum laude al imperialismo francés, Stalin noactuó como un huelguista que se ve obligado a hacerleconcesiones temporarias al capitalista sino como unrompehuelgas que paraliza la lucha de los trabajado-res.

La traición de Stalin y de la Internacional Comunis-ta se explica por el carácter de la actual capa dirigentede la URSS; es una burocracia privilegiada a la quenadie controla, que se elevó por encima del pueblo yoprime al pueblo. El marxismo nos enseña que la exis-tencia determina la conciencia. La burocracia soviéticateme por encima de todo la crítica, el movimiento y elriesgo; es conservadora; defiende apasionadamente susprivilegios. Estranguló a la clase obrera de la URSS yperdió hace mucho la fe en la revolución mundial. Pro-mete construir el �socialismo en un solo país� si losobreros se callan la boca, aguantan y obedecen.

Para defender la URSS, la burocracia deposita susesperanzas en su agilidad política, en la diplomacia deLitvinov, en la alianza militar con Francia y Checoslo-vaquia, pero no en el proletariado revolucionario. Porel contrario, teme que los obreros franceses y checosasusten a sus nuevos aliados con sus acciones descui-dadas. Se da el objetivo de frenar la lucha de clase delproletariado en los países �aliados�. En consecuencia,el origen de la traición de Stalin está en elconservadorismo nacional de la burocracia soviética,en su hostilidad directa a la revolución proletaria mun-dial.

Las consecuencias de la traición de Stalin se mani-

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180festaron inmediatamente en el cínico cambio de políti-ca del Partido Comunista Francés, que no está condu-cido por dirigentes elegidos por los trabajadores sinopor agentes de Stalin. Ayer estos señores balbuceabansobre el �derrotismo revolucionario� en caso de gue-rra. Hoy asumieron la posición de la �defensa nacio-nal�... en función de garantizar la paz. Repiten palabrapor palabra las fórmulas de la diplomacia capitalista.Por supuesto, los buitres imperialistas siempre estu-vieron a favor de �la paz�; concluyen alianzas, aumen-tan el armamento, fabrican gases ponzoñosos, culti-van bacterias... única y exclusivamente �en interés dela paz�. El que dice que �el Pacto Franco-Soviético esuna garantía de paz� asume la responsabilidad, no sólopor el gobierno soviético, sino también por la Bolsafrancesa, su Estado Mayor y los gases y bacterias deeste Estado Mayor.

L�Humanité dice que el gobierno francés estará �bajoel control de los obreros franceses�. Pero esto no esmás que una frase hueca de demagogos miserables.¿Dónde y cuándo el oprimido proletariado �controló� lapolítica exterior de la burguesía y las actividades de suejército? ¿Cómo puede hacerlo si todo el poder está enmanos de la burguesía? Para dirigir el ejército hay quederrocar a la burguesía y tomar el poder. No hay otravía. Pero la nueva política de la Internacional Comu-nista implica renunciar a esta única vía.

Cuando un partido de la clase obrera proclama queen el caso de que estalle una guerra está dispuesto a�controlar� (o sea, a apoyar) a su militarismo nacional,y no a derrocarlo, este solo hecho lo convierte en labestia de carga del capital. No existe la menor razónpara temer a ese partido; no es un tigre revolucionario

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181sino un asno domesticado. Se puede matarlo de ham-bre, azotarlo, escupirlo; de todos modos seguirá lle-vando la carga del patriotismo. A lo mejor de cuandoen cuando ruega penosamente: �por amor de Dios,desarmen a las bandas fascistas� En respuesta a suruego recibirá un latigazo extra. ¡Y merecidamente!

La Internacional Comunista presentó la entrada dela URSS en la Liga de las Naciones y la firma del PactoFranco-Ruso como la mayor victoria del proletariado yde la paz. ¿Pero cuál es el contenido real de esta victo-ria?

El programa de la Comintern, aceptado en 1928,declara que �el objetivo principal [de la Liga de las Na-ciones] es detener el impetuoso avance de la crisis re-volucionaria y estrangular a la URSS por medio del blo-queo o de la guerra�. Naturalmente, en tales condicio-nes los representantes de la URSS no podían entrar ala Liga de las Naciones, el Estado Mayor de la contra-rrevolución imperialista mundial.

¿Qué cambió desde entonces? ¿Por qué encontrónecesario la URSS entrar a la Liga de las Naciones?¿Quién triunfó aquí? Los dirigentes de la Cominternengañan a los trabajadores también sobre esta cues-tión. La burguesía francesa nunca hubiera hecho unacuerdo con la URSS si siguiera considerándola un fac-tor revolucionario. Sólo la extrema debilidad de la re-volución mundial posibilitó la inclusión de la URSS enel sistema de los bandos en pugna del imperialismo.

Por cierto, si la industria soviética no hubiera alcan-zado serios éxitos, si no hubiera tanques y aviaciónsoviéticos, nadie hubiera negociado con la URSS. Perohay modos y modos de negociar. Si la URSS hubieraseguido siendo la ciudadela de la revolución interna-

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182cional, si la Comintern hubiera lanzado una ofensivavictoriosa, las clases dominantes de Francia, Inglate-rra e Italia no hubieran vacilado en permitirle a Hitlerdeclararle la guerra. Pero en el momento actual, des-pués de la aniquilación de la revolución en China, Ale-mania, Austria y España, después de los éxitos del fas-cismo europeo, después del colapso de la Comintern yde la degeneración nacional de la burocracia soviética,la burguesía de Francia, Inglaterra e Italia le replica aHitler: �¿Por qué correr el riesgo de una cruzada contrala URSS? Ya sin ella Stalin está estrangulando con éxi-to a la revolución. Hay que intentar llegar a un acuerdocon él.�

El Pacto Franco-Soviético no es una garantía de paz-¡qué absurda insensatez!- sino un acuerdo para el casode que estalle la guerra. Los beneficios que obtiene laURSS son, por decir poco, problemáticos. Francia está�obligada� a acudir en ayuda de la URRS sólo en elcaso de que sus consignatarios de Locarno, Inglaterrae Italia, estén de acuerdo. Esto significa que si al im-perialismo francés le resulta más ventajoso llegar aúltimo momento a un acuerdo con Hitler a expensasde la URSS, Inglaterra e Italia estarán siempre dis-puestas a legalizar esta �traición�. l�Humanité mantie-ne un estricto silencio sobre esta cláusula restrictivadel Pacto. Sin embargo todo se apoya sobre ella. ¡Elpacto no obliga a Francia, pero sí a la URSS!

Supongamos sin embargo que a la burocracia sovié-tica, después de todos sus errores y crímenes, no lequedaba otra cosa por hacer que concluir esta equívo-ca y nada fidedigna alianza militar con Francia. En esecaso a los soviets no les quedaba otro recurso que ra-tificar el Pacto Stalin-Laval. Pero las cosas son total-

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183mente diferentes en lo que hace a Francia. El proleta-riado francés no debe permitirle a su burguesíaescudarse tras las espaldas de la burocracia soviética.Después de firmar el pacto con la URSS no cambiaronlos objetivos del imperialismo francés: rematar los vie-jos pillajes, prepararse para otros nuevos, facilitar unanueva movilización del pueblo francés, utilizar la san-gre del proletariado soviético. ¡Si los diputados socia-listas y comunistas votan en el Parlamento a favor dela alianza franco-rusa darán una prueba más de su trai-ción al proletariado!

La lucha contra la guerra es inconcebible sin la lu-cha contra el propio imperialismo. La lucha contra elimperialismo es inconcebible sin la lucha contra susagentes y aliados, los reformistas y los stalinistas. Hayque purgar inexorablemente a las organizaciones obre-ras, políticas o sindicales, de los traidores social-pa-triotas a su clase, llámense como se llamen, León Blumo Thorez, Jouhaux o Monmousseau.

En Francia hay un solo grupo que defiende honesta,coherente y valientemente los principios de la revolu-ción proletaria: el grupo de los bolcheviques leninistas.Su periódico es el semanario La Verité. Todo obreroque piense por cuenta propia tiene el deber de conocereste periódico.

Los bolcheviques leninistas definieron clara y preci-samente las tareas del proletariado en la lucha contrala guerra en un folleto especial, La guerra y la CuartaInternacional. También constituye una obligación detodo proletario avanzado, tanto para sí mismo comopara su clase, leer este folleto y discutir escrupulosa-mente los problemas allí planteados.

La traición de los stalinistas, sumada a la vieja trai-

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184ción de los reformistas, exige una renovación comple-ta de todas las organizaciones proletarias. ¡Hace faltaun nuevo partido revolucionario! ¡Hace falta una nue-va internacional, una Cuarta Internacional! La activi-dad realizada por la organización interna de los bol-cheviques leninistas persigue este objetivo histórico.La traición de Stalin no nos tomó de sorpresa. La pre-vimos ya en 1924, cuando la burocracia soviética aban-donó la teoría de Marx y Lenin en favor de la del �socia-lismo en un solo país� Los tramposos y los filisteosdijeron que nuestra lucha contra Stalin era una lucha�personal�. Ahora hasta un ciego puede darse cuentade que peleamos por los principios básicos del interna-cionalismo y la revolución.

Estos últimos años dijimos cientos de veces: �si unorasca un poco a un stalinista se encuentra con un opor-tunista�. Hoy ya ni hace falta rascar. Los stalinistas real-mente están en el ala de extrema derecha del movi-miento obrero, y en la medida en que continúan revis-tiéndose con la autoridad de la Revolución de Octubreson infinitamente más perniciosos que los viejos y tra-dicionales oportunistas.

El odio de los stalinistas a los bolcheviques leninistas(los �trotskistas�) es el odio de los burócratas conser-vadores a los genuinos revolucionarios. En su luchacontra los bolcheviques leninistas nada le resulta de-masiado bajo y vil a la burocracia, que tiembla por supoder y sus ingresos.

Antes de llevar a cabo su última traición abierta,Stalin lanzó -por centésima vez- un nuevo pogromocontra la izquierda en la URSS. Inicio una cantidad dejuicios fraudulentos contra los oposicionistas, Ocultan-do sus verdaderas intenciones y adjudicándoles actos

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185que nunca cometieron. Así, Zinoviev, el ex presidentede la Internacional Comunista, fue condenado a diezaños de prisión sólo porque, después de muchas vaci-laciones y capitulaciones, se vio obligado a admitir elcarácter fatal de la política de Stalin.

La burocracia soviética intentó implicarme a travésde un provocador en el juicio a los terroristas que ase-sinaron a Kirov. A comienzos de este año Stalin arrestóa mi hijo, un joven científico, leal trabajador soviético,que no estaba en absoluto involucrado en la lucha po-lítica.94 El propósito de este arresto es desatar el terrorcontra los bolcheviques leninistas y también contra susfamiliares. La burocracia no conoce la piedad ante lainminente amenaza a su dominación y privilegios. Eneste aspecto los stalinistas reciben el apoyo constantede la policía capitalista de todo el mundo.

Hace muy poco, en abril, Stalin envió a París a losdirigentes de la Liga Juvenil Comunista de Rusia paraque convencieran a la juventud revolucionaria france-sa de que se pase a la posición patriótica.95 Estos jóve-nes burócratas organizaron dentro del Partido Socialis-ta una fracción stalinista especial cuya consigna prin-cipal es �¡Expulsión de los trotskistas!� Ni hace faltadecir que la camarilla stalinista no ahorró ni ahorradinero para esta tarea divisionista; por pobre que seaen ideas, dinero no le falta.

Pero los revolucionarios no capitulan ante el terror.Por el contrario. Responden redoblando la ofensiva. Elstalinismo es hoy la principal plaga del movimientoobrero mundial. Hay que extirpar, eliminar, marcar afuego esta plaga. ¡El proletariado debe unirse nueva-mente bajo las banderas de Marx y Lenin!

¡Queridos camaradas!

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186Estoy lejos de haber dicho todo lo que quería decir-

les y de la manera en que quería decirlo. Pero tengoque apurarme; en cualquier momento llegará el oficialde policía que nos escoltará hasta la frontera de Fran-cia a mí y a mi esposa, mi fiel compañera en la lucha yen el exilio. Me despido con un apasionado amor alpueblo de Francia y una fe inquebrantable en el futurode su proletariado, pero con un odio similar a la hipo-cresía, la avaricia y la crueldad del imperialismo fran-cés.

Creo firmemente que el pueblo trabajador tarde otemprano me ofrecerá la hospitalidad que hoy me nie-ga la burguesía. Consideraría la mayor de las alegríasque en un futuro cercano el proletariado francés mediera la oportunidad de participar en sus luchas decisi-vas. ¡Trabajadores y trabajadoras de Francia, mientrassea físicamente capaz estoy dispuesto a responder encualquier momento, con la acción y la palabra, a vues-tro llamado revolucionario!

Permítanme entonces estrecharles calurosamente lasmanos como un camarada y cerrar esta carta con elgrito que durante casi cuarenta años guió mis pensa-mientos y mis actos:

¡Viva la revolución proletaria mundial!

L. Trotsky

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Es necesario un nuevo giro96

10 de junio de 1935

Al Secretariado InternacionalEstimados camaradas:Evidentemente estamos entrando en una nueva eta-

pa. Dos acontecimientos la determinan: el desarrollode nuestra sección en Francia y el nuevo giro de laComintern.

1. Ahora los hechos objetivos demuestran que nues-tra entrada a la SFIO fue correcta. Gracias a ella nues-tra sección se convirtió de un grupo propagandísticoen un factor revolucionario de primer orden. Nadie osaráafirmar que nuestro grupo, al adaptarse al nuevo am-biente, se ablandó, se hizo más moderado u oportunis-ta. Todo lo contrario. Podemos asegurar con certezaque el grupo bolchevique leninista de Francia superaen la actualidad a todas las demás secciones por laprecisión revolucionaria de sus consignas y el carácterofensivo de toda su actividad política. Los camaradasque se oponían al entrismo tendrían que reconocer

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188ahora que se equivocaron. Es indiscutible el peligro queentraña un cambio como ése, pero no menos indiscuti-ble es que los hechos demostraron que, teniendo encuenta el temple de nuestros cuadros y el control denuestra organización internacional, tenemos que recu-rrir a cambios muy audaces para salir de nuestro aisla-miento y penetrar en las masas. Vereecken y los otrosque se opusieron violentamente a la entrada probaroncon su posición no haber entendido suficientementelas inestimables ventajas que se derivan de nuestraeducación bolchevique y de nuestra organización cen-tralizada. Si ahora, después de la experiencia, siguenrepitiendo sus abstractos argumentos, caerán en el ri-dículo. Si es que aun se los puede salvar, el mejor con-sejo que podemos darles es que tomen conciencia desus errores y vuelvan a nuestras filas.

2. La decisiva traición de Stalin y su pandilla de laComintern nos abre grandes posibilidades, tanto den-tro de la misma Comintern como en todas las organi-zaciones obreras, especialmente en los sindicatos. Hastahace muy poco, cada nueva etapa en la radicalizaciónde las masas implicaba inevitablemente un acercamien-to de ellas a los stalinistas. Precisamente ésta era lacausa de nuestro aislamiento y de nuestra debilidad. Irhacia la izquierda significaba ir hacia Moscú, y se nosveía como un obstáculo en este sentido. Hoy Moscúsignifica apoyar al imperialismo en Francia, Checoslo-vaquia, etcétera. Para nosotros ya no se trata de discu-tir las sutilezas de la teoría del socialismo en un solopaís o de la revolución permanente sino de planteardirectamente esta cuestión: ¿somos los esclavos vo-luntarios de nuestro propio imperialismo o sus enemi-gos mortales? Aun si no se da tan rápido como sería

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189necesario la diferenciación dentro del Partido Comu-nista (aunque tenemos que esperar catastróficas re-beliones, sobre todo si sabemos cómo intervenir), laafluencia elemental de las masas hacia él disminuiráinevitablemente o incluso se detendrá.

Los últimos éxitos electorales del PC Francés de nin-guna manera invalidan esta afirmación. Las masas notuvieron tiempo suficiente para asimilar la traición sta-linista, aun en sus aspectos más generales. Todavíaproduce su efecto la inercia de ayer, pero el stalinismoestá corroído por todos lados. Se caerá a pedazos. Muypronto apareceremos ante las masas como la únicaposibilidad revolucionaria. En esta situación la consig-na por la Cuarta Internacional asume una importanciaexcepcional.

3. Las mismas circunstancias demuestran la necesi-dad de la lucha implacable que emprendimos contra elSAP después de dos años de negociaciones, intentosde acercamientos, dudas, etcétera. Los señores del SAPse revelaron como nuestros irreconciliables y pérfidosenemigos. Rondan a nuestro alrededor, nos roban lasideas y consignas mellando sus aristas revolucionariasy desparramando insinuaciones de que somos secta-rios chapuceros, cerrados; no hay nada que hacer connosotros, pese a la aparente corrección de nuestrasideas. El hecho de que Bauer se haya puesto de sulado les proporcionó un argumento de peso, sobre todoteniendo en cuenta que nuestra sección alemana no estan intransigente como debiera con la gente del SAP.Cuanto más flexible, multifacética y sobre todo audazsea nuestra política de penetración en las organizacio-nes de masas, tanto más intransigente debe ser nues-tra política general, más agresiva hacia todas las ideo-

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190logías centristas, estén ya cristalizadas o en forma-ción. Hay que oponer sin equívocos las banderas de laCuarta Internacional a todas las demás.

4. La preparación del Congreso de Mulhouse (que seinauguró hoy, en el momento en que se escriben estaslíneas) fue un notable entrenamiento para nuestra sec-ción francesa y para toda nuestra organización inter-nacional.

La lucha giró alrededor de tres mociones: la de laderecha, la centrista y la nuestra. Nuestros camara-das, numéricamente débiles como son, ganaron votosy simpatizantes en todos los distritos en los que opu-sieron firmemente nuestra resolución a las otras dos,obligando al mismo tiempo a los centristas a alejarseun poco de la derecha para no perder toda su influen-cia. Por otro lado, en los pocos casos en que nuestroscamaradas cometieron el grave error de entrar en com-ponendas con los centristas no ganaron nada para nues-tra tendencia y al mismo tiempo empujaron a los cen-tristas a la derecha.

Estas experiencias nos dan la clave de cuál debe sernuestra política en esta etapa; entrar en componendascon los dirigentes del SAP, de la IAG (Buró de Londres-Amsterdam), etcétera, implica perder nuestra identi-dad, comprometer las banderas de la Cuarta Interna-cional y contribuir al desarrollo de diversas corrientescentristas en el torrente revolucionario. En lo que hacea la propia sección francesa, el Congreso de Mulhouseimplica, o debería implicar, el comienzo de una nuevaetapa. La SFIO no sólo no es un partido revolucionariosino ni siquiera es proletario. Es pequeñoburgués porsu política y también por su composición social. Estepartido nos abrió algunas posibilidades, y fue correcto

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191formularlas y utilizarlas. Pero son posibilidades limita-das. El Congreso de Mulhouse y su consiguiente reper-cusión limitará materialmente, aun más, estas posibi-lidades. El prestigio ganado por el grupo bolcheviqueleninista tiene que transformarse esclareciendo a losobreros. Pero éstos están fundamentalmente fuera delPS, en el PC, en las organizaciones sindicales o en nin-guna organización. El grupo bolchevique leninista tie-ne que saber efectuar un nuevo giro, consecuencia ló-gica de la etapa anterior. Sin hacer, por supuesto, nin-guna concesión, hay que concentrar las nueve déci-mas partes de las fuerzas en denunciar la traición sta-linista.

5. La lucha de las distintas tendencias contra noso-tros coincide hoy en día casi totalmente con eladoctrinamiento ideológico en favor de la nueva gue-rra imperialista. La oposición a la guerra debe signifi-car cada vez en mayor medida simpatizar con la Cuar-ta Internacional. La condición para lograrlo es la luchaimplacable contra la menor concesión a la teoría de ladefensa nacional. El inevitable reagrupamiento en lasdistintas organizaciones obreras (Partido Comunista,sindicatos, etcétera) tiene que abrirnos el camino ha-cia las masas trabajadoras. Es necesario orientarnosen esta dirección con toda la independencia que hagafalta. Este reagrupamiento puede resultar en la crea-ción de un partido revolucionario en un lapso determi-nado bastante próximo.

6. Es absolutamente esencial acelerar el trabajo pre-paratorio de la Cuarta Internacional. Los elementosrevolucionarios que se separen durante el reagrupa-miento general dentro de la clase obrera tienen quecontar con la posibilidad de unirse directamente a una

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192organización internacional que se apoye en toda la ex-periencia de las luchas revolucionarias.

Crux. [León Trotsky]

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Hay que restaurar la disciplina97

13 de junio de 1935

Al Secretariado InternacionalEstimados camaradas:El problema de las relaciones entre nuestra sección

francesa y el grupo del camarada Naville se agudizóbastante. No quiero detenerme en el pasado, ni siquie-ra en el más reciente. Menciono sólo un hecho absolu-tamente anormal e inconcebible: el documento �inde-pendiente� firmado por Naville y tres camaradas denuestra sección que circuló en el momento del Congre-so de Mulhouse. Este solo hecho demuestra que nopodemos continuar en esta situación equívoca.

En el plano de los principios políticos no hay dife-rencias. Protestar contra el mal régimen para perpe-tuar un régimen diez veces peor, es absurdo. De todosmodos, como organización internacional no podemostolerar que un grupo que se declara de acuerdo connuestros principios nos exija de manera ultimatista que�mejoremos� el régimen interno de nuestra sección para

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194unirse a ella. El funcionamiento mejorará con la cola-boración conjunta. Valoramos mucho las cualidades devarios de los camaradas que forman el grupo de Naville,pero no podemos tolerar que se prolongue esta situa-ción equívoca.

¿Qué hacer? En mi opinión la respuesta está dadapor la propia situación. El Secretariado Internacionalpodría tal vez reunir a los representantes de nuestrasección y a los del grupo de Naville y llegar con ellos aun acuerdo sobre el modo y el momento en que sefusionarán. Sería peligroso plantear un lapso demasia-do prolongado, por ejemplo más de tres o cuatro se-manas. La resolución tiene que ser categórica y obliga-toria. El propio Secretariado Internacional tiene quecontrolar su ejecución. Es de esperar que las excepcio-nales responsabilidades que recaen sobre nosotros ylas enormes posibilidades que se nos abren impondrána todos los bolcheviques leninistas la disciplina nece-saria.

Crux [León Trotsky]

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Anexos

La primera edición norteamericana, del año 1971,contenía todos los escritos de Trotsky pertenecientesal período 1934-1935 que se hallaron después de unaminuciosa investigación. Pero, en los tres años subsi-guientes a dicha edición, fue posible descubrir y obte-ner permiso para traducir otros doce artículos que nuncahabían sido publicados en inglés hasta ese momento.También se logró la autorización para reimprimir dosartículos publicados en 1934, pero que se les habíanpasado por alto a los editores norteamericanos, uno deellos debido a que estaba firmado con un seudónimo.

Por consiguiente, en la segunda edición norteameri-cana del año 1974, aparecen todos los nuevos mate-riales arriba mencionados, así como también un artí-culo de Pierre Broué que trata de la actividad clandes-tina de Trotsky en Francia, durante 1934-1935.

En la presente edición en español, esos catorce es-critos de Trotsky los presentamos a continuación enesta sección de Anexos. Luego, como Apéndice de estetomo, publicamos la nota de Pierre Broué traducida dela edición norteamericana.

Los editores latinoamericanosBogotá, octubre de 1976

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La situación de la Liga y sus tareas98

Una contribución al debate

29 de junio de 1934

1. El año 1934 está marcado por el diario agrava-miento de la crisis económica mundial. En los primerosseis meses, la línea del gráfico no es horizontal, sinoque muestra un descenso (no muy pronunciado, perodescenso al fin) hasta llegar al punto más hondo de lacrisis La agudización de las contradicciones interimpe-rialistas nos predicen la inminencia de una conflagra-ción mundial.

En lo que concierne a Francia, todas las estadísticasmuestran que la economía se ve crecientemente afec-tada. Por medio de la política de �seguridad colectiva�y de la acelerada producción de armamentos, el impe-rialismo francés se prepara abiertamente para la próxi-ma guerra. El carácter cada vez más agudo de la crisiseconómica francesa, y la consiguiente lucha de los dis-tintos sectores sociales, que buscan -unos a expensas

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197de otros - una salida a la situación, determinan el rit-mo y la ferocidad de la lucha, así como los principalesrasgos de la honda crisis política que hoy se da en Fran-cia. Esta crisis ya no tiene los rasgos de las que sedieron anteriormente, desde 1920. La época de lassoluciones mediante el debate parlamentario ha con-cluido. Las jornadas de febrero, con la violenta ofensi-va de la vanguardia reaccionaria y la furiosa y constan-te respuesta de la vanguardia proletaria, han prepara-do en la actual crisis el terreno para luchas revolucio-narias decisivas.

No hay duda que el transitorio gobierno bonapartistaactual, que es sólo la primera forma de bonapartismoposterior a los hechos de febrero, no gozará de unaestabilidad prolongada. Puede darse la vuelta a unaespecie de gobierno de �coalición� a consecuencia deuna intensificación de la presión de las masas (lo quepuede llevar más lejos a esta forma de gobierno) o unretroceso como resultado de una victoria reaccionariaalcanzada, como siempre, en el terrenoextraparlamentario. El pasaje a otra forma de régimenbonapartista tendrá que basarse en la violenta repre-sión del proletariado.

Pese a que las fuerzas reaccionarias ganaron posi-ciones con su ofensiva de febrero, todavía no han lo-grado hacerse amos de las principales capas de la na-ción. En efecto, su avance parece estar frenado dentrodel campesinado pobre, la pequeña burguesía y lasmasas trabajadoras, sectores sociales por los que el�gobierno de reconciliación nacional� no ha hecho otracosa que imponer fuertes impuestos. La vasta ofensivapropagandística de la vanguardia reaccionaria es másnotable en su extensión que en sus resultados. La fu-

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198riosa respuesta de las masas trabajadoras organizadasencontró eco en las capas sociales intermedias, queasí brindaron un punto de apoyo a los espasmódicosintentos de la �izquierda� de resistir los fuertes ata-ques de la derecha, durante el período de reconcilia-ción (Cudenet, las medidas tomadas por Doumergue,las amenazas de Daladier).

Las masas trabajadoras, duramente golpeadas porel gobierno de reconciliación, no han podido resistircon efectividad en el campo económico debido a la si-tuación de sus organizaciones. Pero en el plano políticosu agitación es evidente. A ritmo acelerado, la batallatiende a extender sus alcances. Hemos entrado en unperíodo de intensa lucha prerrevolucionaria, durante elcual se producirán, para toda la etapa, reagrupamientosdecisivos entre las masas.

La reacción de las masas organizadas y de las capasinfluenciadas por ellas refleja un firme estado de áni-mo en los trabajadores. La determinación de unir es-fuerzos se ha expresado en sus manifestaciones calle-jeras, así como también en los debates llevados a caboen los sindicatos. Las últimas convenciones de la CGT,incluyendo a sectores estimados como conservadores,-empleados de correos, del estado y ferroviarios-, ex-presaron un creciente deseo de unidad de acción. Lasdirecciones burocráticas se han visto forzadas a tomaren cuenta los hechos siguientes: el giro radical de laSFIO en 1934 en relación a sus posiciones del año pa-sado; los discursos de Jouhaux; el gran viraje del Par-tido Comunista luego de las graves amenazas de rup-tura y desintegración (Saint-Denis, la salida de losmarineros y estibadores de la CGTU). Aunque tardía-mente, la lección alemana hace impacto aquí. Las bu-

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199rocracias buscan un apoyo firme entre las masas; yéstas, a su vez, buscan una salida en la acción. Lasmaniobras convergentes que hacen los aparatos pro-ducirán el efecto de impulsar aun más a las masasenfurecidas. En el curso de las acciones, la concienciapolítica de importantes sectores de la militancia setransformará rápidamente mientras que la resistenciaconservadora de las burocracias, con todo su arsenaldefensivo, se verá debilitada. La historia está abriendosus páginas; poca atención prestará a los catecismosburocráticos.

Estos factores crean una situación enteramente nue-va para nuestra vanguardia, situación que exige el másserio examen de nuestras tareas.

2. Nuestra situación. El hecho mismo de nuestraexistencia a nivel internacional, de nuestra homoge-neidad política, de la experiencia de nuestros cuadros,tal y como son, constituye un factor que puede ser dedecisiva importancia para el movimiento revoluciona-rio. Nuestras ideas son políticamente victoriosas en elmomento actual. Pero la desproporción entre la fuerzapotencial de nuestra política y nuestra influencia comoorganización reaparece con mayor énfasis. Esta des-proporción es, en gran medida, producto de la situa-ción que nos engendró. Nuestra lucha fue y sigue sien-do una lucha �contra la corriente�, una corriente queexplota las conquistas de Octubre para prestigiarse. Altiempo que nos hemos sostenido en nuestro terreno,avanzamos poco a poco en una atmósfera terriblemen-te trastornada.

Nuestra Liga ha logrado importantes progresos enla extensión de su influencia política. Sin embargo, enel campo de la consolidación organizativa -y teniendo

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200en cuenta las favorables condiciones creadas por nues-tra nueva orientación y por el desarrollo de la situaciónpolítica- la Liga se ha demorado más de un año. Nues-tra organización ha implantado sus ideas en cada lugarde Francia y sus colonias. No hay distrito obrero enque no tengamos una �audiencia receptiva�. Pero unaaudiencia receptiva no significa �grupos� que trabajansistemáticamente de acuerdo a un plan, con una direc-ción centralizada coherente, y que crecen poco a pocoa través de un reclutamiento sistemático. Fuera de lazona de París, ni siquiera se han hecho intentos al res-pecto. Los cuadros dirigentes de nuestra organizaciónson débiles, y no hemos reclutado aun gente nuevacuando un nuevo proceso de selección viene ahora ainiciarse. Pero nuestra capacidad para mejorar a losviejos cuadros todavía sigue siendo limitada debido aque carecemos de una base entre las masas que facili-te su desarrollo.

La Liga no se ha convertido en un polo de atracciónrevolucionario, en una fuerza con la que haya que con-tar. El deseo de ganar un lugar en la actual lucha deFrancia ha sido el motor de toda nuestra actividad du-rante la etapa anterior. Esto fue un paso adelante, perotanto nuestra debilidad orgánica como nuestra compo-sición social se levantaban a cada momento como ungran obstáculo. El frente único con la SFIO (Comite d�alliance, Pere-Lachaise) apareció en éstas y otras oca-siones como una caricatura más del frente único, ha-ciendo de nosotros un apéndice de Ámsterdam; un fren-te único del que la SFIO nos echaba cada vez que leconvenía. El intento de ganar a los militantes de Saint-Dénis parecía más un paciente y desafortunado galan-teo, que una lucha política. La Verité va demasiado a la

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201cola de otras tendencias para preocuparse de sus pro-pios asuntos. (Aquí me limito a meras afirmaciones,pero estoy dispuesto a ampliarlas en cada caso si ellofuere necesario.)

En las luchas revolucionarias que se inician, nuestradébil embarcación se arrojará al combate, pero detrásde grandes organizaciones políticas que se aprestan adisponer sus filas en orden de batalla a través del fren-te único. Sus maniobras absorben toda la atención dela multitud, cuyos ojos miran ansiosamente el horizon-te, y en lo más dificultoso de la lucha, los respectivosestados mayores podrán aislar e incluso hundir nues-tra frágil nave. Ese es el verdadero peligro de la situa-ción actual; parecemos llegar a estas luchas desde afue-ra; no tenemos fuerzas organizadas correspondientesen los organismos de masas, en particular, en los sin-dicatos; nuestros lazos permanentes con la clase obre-ra son casi nulos.

En ningún sector de la CGTU existe una fracciónsólida; sólo doce miembros tienen puestos importan-tes en ella.

No hay fracción alguna en la CGT.No existe una fracción nacional coordinada en la

SFIO, a pesar de que tenemos miembros activos enella.

En general, no hay fracciones en las organizacionesde masas. Existe, además, una total subestimación deestos trabajos y de la atención que debe prestarse alos militantes aislados que activan en las organizacio-nes de masas, así como de sus opiniones. (Todo esto anivel nacional, en el caso de la organización de adul-tos.)

Nuestra agitación directa entre las masas se encuen-

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202tra en una etapa inicial de prueba; a su modo, cual-quier militante siente que en este tipo de trabajo toda-vía no utilizamos el �tono� apropiado. Con frecuencia,nuestra agitación se queda en un plano superficial,porque después de concluido un mitin nuestra compo-sición social nos separa de los trabajadores de la loca-lidad. ¡Cuántos esfuerzos valerosos hemos realizado!¿No están los participantes atónitos ante la débil res-puesta a estos esfuerzos? En resumen, entre las cau-sas de esta desproporción, los errores, aun los másserios, sólo pueden ser considerados como un factorsecundario. Es posible coordinar mejor nuestros es-fuerzos, establecer reglas serias en nuestras relacio-nes organizativas, cambiar el carácter del periódico,modificar uno u otro aspecto, pero todo esto continua-ría dentro de Los límites de nuestra desventaja origi-nal. Seguramente, se pueden evitar algunos errores,se pueden hacer esfuerzos y lograr mejoras; pero, ¿aqué ritmo y en qué proporción frente a este mar que selevanta y nos envuelve? ¿Qué audiencia tendrá nues-tra pequeña organización cuando todos los ojos se fi-jen en la lucha, en las conmociones y alineamientos delas viejas organizaciones ya establecidas? ¿Qué posibi-lidades tendrá, ahora que la palanca del frente únicoha sido arrancada de sus manos? Las amplias capas dela población no nos juzgarán por las anteriores publi-caciones de nuestra siempre valerosa Verité. En estasituación, ¿quién puede atreverse a afirmar que, sinun radical cambio de táctica, podemos convertimos enel polo de atracción decisivo de estas luchas? La con-signa de un nuevo partido, lanzada al margen de labatalla, parece más bien una receta médica que unarma decisiva. Corre el riesgo de atraer más intelec-

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203tuales que luchadores. La liga Espartaco [de Alemania]fue aplastada por sus insuficientes ligazones con lasmasas. ¿Y qué somos nosotros comparados a Espartaco?

3. El problema del nuevo partido se plantea másurgente que nunca. En este período de luchas revolu-cionarias, en el cual deben ser resueltos todos los pro-blemas de la estrategia revolucionaria y de la conquis-ta del poder (órganos de poder, etcétera), el partido devanguardia es el arma indispensable para la victoriadel proletariado. Los zigzags burocráticos del partidostalinista nada tienen en común con las tácticas de esepartido de vanguardia. Hoy tascan el freno del �socia-lismo en un solo país�; ¿quién puede decir lo que suce-derá mañana? El carácter totalmente independiente delpartido del proletariado no tiene nada en común con laorganización stalinista, encadenada a los intereses con-servadores de la burocracia soviética.

El método mediante el cual los cuadros, por mediodel análisis marxista, deciden sobre una línea de ac-ción propuesta nada tiene que ver con la forzada acep-tación del último viraje por los partidos comunistas.Por su apego a la Revolución Rusa, los trabajadoresrevolucionarios se amarran a una miserable burocraciacentrista; éste no es el partido de la revolución. Dichopartido aún está por construirse. Ni un ápice de nues-tros diez años de criticas, de explicaciones sobre lasderrotas sufridas, de su significado y de las conclusio-nes que de ellas se deducen, pueden ser suavizadas orechazadas. Según el caso, los virajes y zigzags delaparato centrista pueden tener elementos progresivoso regresivos; pero la Comintern dejó de ser ya la guíadel proletariado. Hoy como ayer, ante la creciente ma-rea revolucionaria y frente a la amenaza de una guerra

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204mundial, el primer punto de nuestro programa siguesiendo: ¡construir el partido revolucionario, construirla Cuarta Internacional!

Tampoco tenemos nada qué retractamos de nuestroanálisis de la Segunda Internacional y del papel de laSFIO en las relaciones entre las clases. Lo que interesade las diferencias entre este partido reformista y elcentrismo stalinista es lo siguiente:

a. El hecho de que la bancarrota de la Comintern,en lugar de acabar con la socialdemocracia, le ha per-mitido crecer y agrupar a su alrededor a sectores obre-ros que, bajo el impacto de los acontecimientos de Ale-mania, Austria y Francia, comienzan a orientarse haciala revolución y no vacilarán en luchar contra su propiaburocracia.

b. El hecho de que el régimen interior de la SFIO, apesar del poder de su burocracia, no ha colocado unacamisa de fuerza a sus bases y permite una cierta li-bertad de movimiento entre los sectores obreros.

En el partido stalinista las bases dependen de laburocracia; pero, hasta ahora, en la SFIO, los militan-tes de base han sido relativamente independientes dela burocracia. Este tipo de régimen interno, fue la for-ma originaria del partido democrático en el estado de-mocrático, y sufrirá las consecuencias de la crisis deese estado. En este período de reagrupamientos, laactual forma favorece a las bases, por lo que la buro-cracia debe estar preparándose para la pelea.

Como partidos revolucionarios, tanto la SFIO comoel PC están en bancarrota. Pero en esta etapa de cam-bios bruscos y reacomodamientos, nuestra tarea con-siste en adaptar las tácticas de acuerdo tanto al cono-cimiento que tengamos del terreno como a las oportu-

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205nidades de crear el nuevo partido revolucionario. Porello debemos observar que la vida política interna delpartido stalinista es nula; y que hay que excluir la po-sibilidad de desarrollar dentro de él una tendencia (elaparato acaba de dar un viraje de ciento ochenta gra-dos en la orientación del trabajo de los miembros delpartido y Monmousseau está sorprendido de que nadiese haya sorprendido). Por otro, guardando las propor-ciones, el Partido Socialista ha mantenido a través detodo este período una vida relativamente intensa. Eneste aspecto, la actual etapa es comparable a la queprecedió al Congreso de Tours.

Todos estos elementos son datos importantes quedeben considerarse en relación al problema del �nuevopartido�

4. ¿Cuál es la solución? ¿Debemos continuar por lasenda que hemos seguido, aunque mejorando nues-tros métodos? La respuesta a las dos preguntas lasacabo de dar en la sección 2. Cualquiera que sea elcamino que elijamos, será necesario rearmar a nues-tra organización en todos los aspectos de su vida inter-na y en todos sus procedimientos organizativos. Estaes una tarea urgente. Ello significa que debemos tem-plar nuevamente nuestras armas, lo que no quiere de-cir que tengamos que utilizarlas de la misma forma enque lo hacíamos antes. Es evidente que con el presen-te nivel de nuestras fuerzas y manteniendo las actua-les posiciones, no seremos capaces de crecer con larapidez necesaria como para convertimos en un polode atracción decisivo. Por el contrario, estaremos mar-ginados del centro de las luchas, en detrimento delresultado de las mismas. Reservar la mayor parte denuestras fuerzas para el trabajo tendencial dentro de

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206una organización de masas seria reconocer las escasasrecompensas recibidas por nuestro trabajo indepen-diente. Pero, dada nuestra debilidad numérica, ello tam-bién significaría no ubicar la fuerza adecuada en nin-gún área determinada. Por ejemplo, los militantes denuestra Liga, repartidos aquí y allá en la SFIO, veríandecrecer la efectividad de su trabajo por el carácterclandestino de su entrada. El trabajo fraccional en laSFIO, que ha sido rechazado por más de un año, yahoy no sería suficiente, ni siquiera si lo mejoramos.

Es necesario dar el paso decisivo que nos acerque agrupos de trabajadores que se orientan hacia las ideasrevolucionarias, para convertimos en sus catalizadoresy aumentar así nuestras posibilidades.

Sin renunciar a nuestras posiciones y sin disolver-nos, es necesario llevar la lucha al centro mismo de ungrupo que esté en proceso de evolución. Ya hemos se-ñalado nuestras especiales fallas y dificultades, perono debemos subestimar el valor de nuestro núcleo depropaganda y su capacidad. Es suficiente ubicarlo es-tratégicamente para que sus lentos pasos se transfor-men en decisivos saltos hacia adelante.

¿Pero dónde? El acceso al Partido Comunista es im-posible debido a su régimen interno. Y descartamostotalmente una capitulación.

Aun queda la SFIO. Su situación interna nos permi-te entrar a ella bajo nuestra propia bandera. La atmós-fera es propicia para las metas que nos hemos trazado.Lo que ahora necesitamos es actuar de tal manera quenuestra declaración, lejos de fortalecer al ala burguesadirigente, apoye al ala proletaria de avanzada; que sutexto y su difusión nos permitan mantener la frente enalto, tanto en caso de aceptación como de maniobras

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207dilatorias o rechazo. No podemos disolvernos de nin-guna manera. Entramos como la Fracción BolcheviqueLeninista, nuestros lazos organizativos permanecenintactos, nuestra prensa continúa existiendo tal comoexisten Bataille Socialiste y otras publicaciones.

Hay dos cosas necesarias para el éxito de este paso,que en un breve lapso podría transformar completa-mente la constelación política en el movimiento obrerola cohesión organizativa (por firme adhesión de cadauno de los miembros) y la rapidez de ejecución. Pos-tergar tales decisiones significa perder el momentooportuno para su aplicación lo que nos coloca en des-ventaja.

Debemos examinar más adelante algunas sugeren-cias respecto a los medios para llevarlo a cabo. La or-ganización debe hacer un balance de sus fuerzas y com-prender que, en la actual situación, la forma de acre-centarlas no es ajustarse a la rutina sino hacer un es-fuerzo valeroso para ganar a las ideas revolucionariasa los miles de obreros que la degeneración de laComintern alejó del bolchevismo.

Antes de proponer su aplicación, quiero hacer énfa-sis en que toda esta orientación depende directamentede la caracterización política de la crisis actual y de lacorrelación de fuerzas en el movimiento obrero.

Seria conveniente llamar la atención de los miem-bros en el sentido de que nuestros debates al respectomantengan el carácter de una discusión seria, sosteni-da frente al movimiento obrero.

¿Cómo debemos iniciar la orientación?a. Poniéndola en el orden del día de los organismos

dirigentes: 1) el Buró Político, 2) el Comité Central, 3)los comités regionales y proyectando una resolución

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208sobre la misma.

b. Publicando inmediatamente un boletín interno quecontenga el proyecto de resolución posiblemente ela-borado por el Comité Central, y enviándolo a todos losgrupos. Se debe designar un informante del CC paracada uno de ellos, y distribuir el boletín a tiempo parauna adecuada discusión.

c Asignar a un camarada la �preparación� en la prensa(con un artículo polémico que presente la orientación)de modo que convenza a nuestro círculo de simpati-zantes

d. Encargar a un camarada que se reúna con Georgety Danno con el propósito de tratar de que una de lasfracciones de izquierda de la SFIO, (la de Just u otro)haga un llamado a nuestro favor.

e. Preparar un proyecto de declaración para la SFIO,que debe ser presentado por una delegación. Publicarel texto y su respuesta.

f. Preparar un numero especial de La Verité con eltexto de la declaración para la SFIO y el programa deacción que servirá de base a nuestra propaganda.

g. No olvidar el aspecto �juvenil� del problema. Enel punto a. es necesario convencer al Comité JuvenilNacional lo mismo que al Comité Central para que con-sideren con seriedad lo referente al problema de la ju-ventud; quizá el llamado d. pueda realizarlo la Federa-ción de Jóvenes Socialistas. De cualquier modo, estaactitud puede frenar (por un lapso inmediato) el cursoa la escisión de la Federación de Jóvenes Socialistas.

h. Llamar a una reunión del Comité Nacional con elpropósito de someter nuestra declaración al ComitéNacional de la SFIO el 15 de julio.

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Cruzar el Rubicón99

16 de julio de 1934

Querido amigo:Continuando nuestra última conversación, me gus-

taría clarificar varios puntos por escrito y añadir algu-nos argumentos.

Algunos dicen: primero, éramos una fracción de laTercera Internacional; luego, fuimos una organizaciónindependiente (la Cuarta Internacional); después, tu-vimos conexiones con los centristas (de la Segunda yde la Internacional Dos y Media); y ahora, se nos apre-mia a reunificarnos con la Segunda Internacional. Pre-sentando las cosas de esta manera, el cuadro resultaindudablemente grotesco. Pero, con el mismo método(o prescindiendo de todo método), podríamos decir;Lenin pertenecía a la Segunda Internacional; rompiócon ella en Zimmerwald y en Kienthal; luego, se aliócon elementos de la Internacional Dos y Media y hastade la Segunda. En vísperas de la revolución de febrero,llamaba a romper con ellos, al mismo tiempo que se

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210preocupaba por el lento ritmo de desarrollo de la Ter-cera Internacional. Después de la Revolución de Octu-bre, planteó a los comunistas británicos que entrasenal Partido Laborista, etcétera... Todas estas �contradic-ciones� son sólo diferentes formar de aplicar la mismaidea en circunstancias distintas.

Creo que la coherencia y continuidad de nuestroprograma son incuestionables. Los hechos nos han idoreivindicando una y otra vez, y siguen haciéndolo. Noes culpa nuestra si este programa nos obliga a manio-brar de manera enérgica, en un medio en constantecambio y entre dificultades nunca vistas. No hemoselegido las condiciones en las que debemos actuar, asícomo nadie elige quiénes son sus padres.

Tanto los debates como las resoluciones del recien-te Comité Nacional del socialismo muestran cuán in-tensa es la presión de las masas por la unidad. Estecurso o nos incluirá o nos enterrará en el olvido. Esainclusión puede hacerse de dos modos: atados de piesy manos como cautivos o como un grupo que sabeconducir conscientemente y con destreza sus asuntosen el torbellino de los acontecimientos. ¡ Pobres denosotros si nos demoramos demasiado! Nos daría unatremenda ventaja poder declarar nuestra adhesión hoymismo, al día siguiente de la reunión del Comité Na-cional. Ya sé que no es posible; pero, ¡seis semanas!¡Estas seis semanas valen más que seis años en otroperíodo! La situación es absolutamente clara y urgen-te, y es necesario tomar una decisión inmediata.

¡Para conquistar cualquier imperio es necesario cru-zar el Rubicón!

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Los stalinistas y la unidad orgánica100

19 de julio de 1934

Queridos camaradas:Después de la reunión del Comité Nacional de la

SFIO, la situación y, al mismo tiempo, lo que debemoshacer son cosas tan claras y evidentes que ustedestendrían deliberadamente que cerrar los ojos para noverlas.

Los representantes del CAP [Comité AdministrativoPermanente de la SFIO] y el Comité Central [del PC]han mantenido ya una discusión preliminar sobre laposibilidad de la unidad orgánica. Thorez ha declaradoque él también considera la unidad de acción como unestadio conducente hacia la unidad orgánica. De estaconversación se hizo un registro estenográfico queSeverac entregó al Comité Nacional para su lectura.(Debemos conseguir a toda costa una copia de ese tex-to.)

Este hecho nos da una idea de la magnitud de laretirada histórica que se ha producido, especialmentea nivel del partido. La necesidad de romper con la so-

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212cialdemocracia fue proclamada en 1914. En Francia,esta ruptura se hizo en 1921, a lo que siguieron añosde purgas partidarias. Y hoy, en 1934, las cabezas delPartido Comunista proclaman abiertamente que su metaes la unidad orgánica con el partido socialdemócrata.¡Qué formidable retroceso!

Nosotros no lo hemos querido ni impulsado. Es unhecho que presenta la situación, especialmente porinfluencia de la burocracia stalinista. Pero también esun hecho que los que traten de rechazar o subestimareste dato básico inevitablemente se romperán el cue-llo. Pero este retroceso no ha recorrido aun todo sucurso. No es suficiente que la dirección del PC se veaobligada -sin entrar a considerar sus segundas inten-ciones- a introducir la perspectiva de unidad orgánicapor primera vez después de trece años de vida inde-pendiente y de veintitrés años de haber proclamadoque era imposible trabajar juntos en el mismo partidocon la socialdemocracia.

Las cosas podrían ser mejores y, también, podríanser peores. Como marxistas, estamos obligados a re-conocer que, por el momento, la fusión de los dos par-tidos podría constituir un avance, no en relación a lasconsignas de Lenin en 1914 ni al Congreso de Tours,pero sí respecto a la actual situación tal cual es. Lafusión de los dos partidos daría la oportunidad de co-menzar de nuevo. Y allí reside el quid de la cuestión. Elmovimiento obrero ha sido arrastrado a un callejón sinsalida histórico y es la conciencia de este atolladero laque ha llevado a los stalinistas a sus esquemas�capituladores�. Y es la existencia de este callejón sinsalida lo que hace de esta �capitulación� un hecho pro-gresivo.

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213La fusión de los dos partidos abrirla inevitablemen-

te el camino a la discusión, al análisis, al estudio, a lalucha fraccional en gran escala, y, al mismo tiempo, ala cristalización de un nuevo partido revolucionario, unasección de la Cuarta Internacional.

Repetiré esto para darle mayor énfasis: este retro-ceso histórico consiste no sólo en que la burocraciastalinista se ve forzada a adaptarse a las exigencias dela clase obrera fraternizando con los socialdemócratas,sino también en el hecho de que esta fraternización -que es vulgar, sentimental, sin contenido- representaun tremendo paso adelante comparado con el absolutocallejón sin salida de ayer. Para verlo con más claridad,deberemos entender la extraordinaria dialéctica inhe-rente al desarrollo de los últimos veinte años del movi-miento obrero francés. Sin eso, estamos condenados apermanecer esclavos de nuestro propio subjetivismo ode fórmulas arrogantes pero vacías. Ante la situaciónque brevemente he caracterizado, quien diga: �¡nuncaperteneceré a la socialdemocracia!, ¡capitulación!, ¡trai-ción!, etcétera�, no es más que un despreciable senti-mental, que a lo sumo conoce algunas fórmulas mar-xistas aplicables a plantitas de jardín doméstico, peroque se asusta de los árboles vivientes y, en particular,de los bosques.

Si el análisis objetivo nos dice -¡y que alguien tratede negarlo!- que la fusión de los dos partidos, tal cualson, en este momento seria un gran paso adelante,¿cómo se puede reclamar para la Liga el derecho aquedar aislada, a ser ajena a esta nueva e inmensaperspectiva?

No quiero decir que la fusión de ambos partidos yaesté asegurada desde su inicio. Por el contrario, hay

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214demasiados factores involucrados como para poderanticipar matemáticamente el resultado. La burocraciastalinista, que hoy se halla en estado de pánico, puedeafirmarse nuevamente y tratar de provocar una esci-sión abortiva en la SFIO. Doriot puede volver a estaúltima, nuevos sectores pueden pasar del PC al PS,etcétera, pero todos estos posibles episodios no cam-bian en nada nuestra caracterización de la actual si-tuación del movimiento obrero y de sus necesidadesurgentes.

Si la fusión no se concreta, si los stalinistas tratande desorganizar al PS con sus métodos acostumbrados(zigzags, demagogia, e incluso el soborno individual),sólo nuestras ideas y nuestros métodos podrán inocu-lar a los nuevos revolucionarios del PS la fuerza nece-saria para resistir la completa disgregación. Hoy el ILPsería distinto si hace un año nuestra sección británicahubiera entrado a defender en su seno la política queexpusimos en una serie de cartas y artículos. Esta estambién la respuesta a la objeción que dice: �bien, es-peremos hasta que se haya establecido la unidad entrelos dos grandes partidos; entonces nos presentaremoscon nuestra carta de llamado.� Esto significa que, envez de anticiparnos, de actuar y prepararnos, estaría-mos esperando al margen el momento de ser práctica-mente extirpados por obra de otros.

Camaradas: Nuestra responsabilidad ante el prole-tariado francés y el marxismo internacional es enor-me. Debemos mirar la realidad cara a cara y sacudir-nos los prejuicios de pequeños círculos cerrados.

No hay otro camino, pero éste es seguro.

V.[León Trotsky]

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Argumentos complementarios ysugerencias para artículos101

21 de julio de 1934

Si hoy el Partido Comunista abriese las puertas anuestros compañeros, ¿los irreconciliables estarían deacuerdo en entrar? ¿Sí o no? Sería hacerles una graninjusticia el suponer que se negarían. De esto surgeque algunos de nuestros camaradas ven una diferen-cia fundamental entre el Partido Comunista y el Socia-lista, despreciando así nuestro análisis que ha demos-trado que estamos ante dos tipos de centrismo: uno,que evoluciona hacia la izquierda; otro, sumido en elestancamiento o que, incluso, se orienta hacia la dere-cha.

Es en este preciso momento que los acontecimien-tos van dando una vívida confirmación de este análi-sis. Abandonando toda crítica, la dirección stalinistadeclara que su objetivo es la unidad orgánica. Pero, enrealidad, lo que está demostrando es que no hay dife-rencia fundamental entre el PC y el PS. Los camaradas

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216dispuestos a unirse al PC pero que amenazan escindirsesi nos unificarnos con el PS revelan no sólo que todavíason prisioneros de su propio pasado y de la terminolo-gía tradicional, sino también que no ven la evoluciónreal de ambos partidos y sus actuales condiciones.

En principio, todos los miembros de la Liga deberíanestar preparados a unirse con la organización de Saint-Dénis. Por otra parte, los compañeros que han tratadocon esa organización reconocen unánimemente el ni-vel extremadamente bajo de desarrollo ideológico desus miembros. En su actuación, Doriot evidencia queno está más cerca del marxismo que Marceau Pivert o,incluso, el propio Ziromski. Sólo que la organización deSaint-Dénis es más conservadora y aun más empapa-da de prejuicios paralizantes que, por ejemplo, el Par-tido Socialista de la zona de París. ¿Qué argumentos sepueden esgrimir, por un lado, para esta defensaplatónica de stalinistas en desgracia como Doriot y, porel otro, para esta aversión hacia una organización so-cialista que está evolucionando rápidamente en un sen-tido revolucionario?

Algunos camaradas nos amenazan con la escisión.¿Qué harían en ese caso? Aún no es posible entrar alPC sin repudiar nuestro programa, cuya corrección eshoy más clara que nunca. Pero negándose a entrar alPS por principio, los irreconciliables, los intransigen-tes, tendrán que repudiar sus principios para, de todosmodos y en última instancia, fusionarse con los socia-listas. ¿Cuál es la lógica de todo esto?

Cada día que pasa trae una nueva confirmación deque la política del así llamado frente único, con susfanfarrias y su hueca publicidad, no cumple otro pro-pósito que el de ocultar a la clase obrera los peligros

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217reales, las tareas reales, y los medios reales para lle-varlas a cabo. Es más necesario que nunca plantear lascuestiones concretas de la lucha y sus tácticas.

Es imprescindible preguntar a stalinistas y socialis-tas si aun tienen la esperanza de que Doumergue,Sarraut y Tardieu desarmen a los fascistas y disuelvansus bandas. ¿Sí o no? Y si no están adheridos a esaesperanza idiota, ¿qué planean hacer contra los fascis-tas, que seguramente harán rápidos progresos despuésdel verano? La cuestión de la milicia obrera debe plan-tearse de la manera más aguda, agresiva y precisa. Esnecesario lanzar octavillas con planes para la organi-zación de las milicias obreras. Es necesario publicar elartículo de H. en La Verité sobre la manifestación del 8de julio e iniciar en el periódico una nueva columnadestacada, que tenga que ver con estas cuestiones. Almismo tiempo, en cada número, es necesario utilizarbreves extractos de nuestro programa de acción comoconsignas políticas.

Todas las secciones [de la Internacional] deben serampliamente informadas de la discusión que se da enla Liga francesa. Los camaradas que dicen que el�entrismo� en el PS es parte de una política mundialque indica la liquidación de nuestra organización inter-nacional están completamente equivocados. El entraral PS -como al ILP en Gran Bretaña- es algo determi-nado por una situación nacional en particular. No esuna cuestión de principios, sino de oportunidad. Pero,si dejamos pasar esta oportunidad, corremos el riesgo,por años y años, de convertir a nuestros principios enalgo sin sentido. No hay, ni puede haber, ningún pre-cepto mecánico que obligue a todas las secciones na-cionales a entrar a los partidos socialistas. Sería total-

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218mente absurdo tratar de imponer tal política. De todosmodos, en otros países se pueden dar situaciones máso menos análogas y todas las secciones deben tener laoportunidad de seguir paso a paso la evolución del de-bate en la Liga francesa.

Van [León Trotsky]

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Tareas de la ICL102

21 de julio de 1934

1. El Bloque de los Cuatro ha sido dejado de lado porla evolución hacia la derecha de sus participantes cen-tristas, quienes, bajo la presión de la ofensiva fascistay de las nuevas �corrientes de masas� centristas, hanabandonado la propaganda independiente por la Cuar-ta Internacional. Perdiendo la visión de conjunto, fra-casan en comprender las enseñanzas de Marx y Lenin,creando la genial teoría de las combinaciones sin prin-cipios y la propaganda mediante el silencio.

Como tal, el Bloque de los Cuatro fue un paso indis-pensable en el camino hacia una Cuarta Internacional;paso que podrá y deberá repetirse a un nivel superior.Sin embargo, no deberíamos cerrar los ojos ante elhecho de que, desde la muerte del Bloque de los Cua-tro, la ICL es, por el momento, la única organizaciónque levanta abierta y coherentemente el planteo deuna nueva internacional comunista, la Cuarta Interna-cional. Esto impone a nuestra organización nuevas e

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220importantes tareas y le imparte un creciente significa-do a su existencia y desarrollo.

2. Aparte de esto, al considerar nuestras nuevastareas, debemos reconocer y tener en cuenta en todasu magnitud el viraje que la Comintern ha consumadoen Francia y que está iniciando en otros países (Suiza,Checoslovaquia). Esto no puede alterar en lo más mí-nimo nuestra actitud básica hacia la Comintern, por unlado, y la nueva internacional, por el otro. Nuestra eva-luación del stalinismo como un centrismo burocráticonos permitió prever este cambio y no dejarnos sor-prender por él. Aun suponiendo que este giro difícil-mente haga a la Internacional Comunista capaz deayudar al triunfo de la causa revolucionaria en cual-quier país -y pensando, incluso que su carácter opor-tunista tendrá a largo plazo un efecto desorientador-,es evidente que este viraje coloca en un nuevo plano eldesarrollo objetivo de la lucha de clases en varios paí-ses, y en gran medida altera, y hasta cierto puntomejora, las relaciones de la Comintern con las masas.Una reacción incorrecta o insuficiente ante este cam-bio llevaría a nuestra organización a un considerabledebilitamiento.

Uno de los más significativos aspectos del giro delos stalinistas hacia el frente único -en la medida enque toma en cuenta la presión de las masas- es quereivindica y confirma la línea política de nuestra orga-nización, en especial, la que hemos sostenido en losúltimos cinco años. Es una línea que no sólo nos per-mitió fortalecernos mucho y desarrollar las actualessecciones (norteamericana, francesa, belga y alema-na), sino que también nos hizo ganar importantes sec-ciones nuevas en todo el mundo (Holanda, Polonia,

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221Chile, etcétera). Pasar por alto estos éxitos sería tanfatal como aferrarse a la ilusión de que podremos se-guir avanzando al viejo estilo, gastando el capital acu-mulado.

3. Al parecer, en algunos países, especialmente enFrancia, el viraje oportunista del stalinismo puede irmás allá del frente único. ¡En las recientes negociacio-nes de los dirigentes máximos del PC y el PS se consi-deró positivamente y en forma pública la cuestión delpartido unificado! La razón para ello es clara: el giro dela Comintern es tanto una expresión de la política ex-terior de Rusia, como un resultado de la presión de lasmasas. La política internacional de Litvinov carece yade toda perspectiva revolucionaria. Su único objetivoes prevenir las guerras por medio de alianzas. Tras esteobjetivo, hace un esfuerzo para que en Francia se man-tengan al timón regímenes como el de Doumergue. Elfrente único, se supone, creará un bloque de izquierdaque equilibrará el bloque de derecha. Con el fin de de-mostrar a la burguesía francesa (y también a la britá-nica, que se está aproximando a este bloque) cuánserio es el giro, la burocracia soviética, a través deThorez, Cachin, etcétera, no sólo hace que el frenteúnico se acomode a los intereses de la SFIO, sino quelo orienta hacia la liquidación del PC francés, subordi-nando el elemento revolucionario a la disciplina de LeónBlum dentro de un partido unificado.

Independientemente de que la burocracia lleve estohasta sus últimas consecuencias o de que el continuocambio en las relaciones de fuerza cree una nueva si-tuación, la importancia de nuestro rol independiente,de nuestro papel en la revolución, se acrecientainmensamente. Por supuesto, en un primer momento,

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222las masas se verán envueltas en el delirio unitario; porotro lado, en Francia y en otros países los mejores ele-mentos comunistas serán ganados para nuestras filas,ya que comprenderán que sabemos cómo respondercorrectamente a la situación. Pareciera que se acercael momento en que la liquidación teórica del marxis-mo-leninismo por parte de los stalinistas, que nosotrospercibimos y combatimos desde 1923, se hará visibleen la práctica, abriéndonos, por lo tanto, nuevas opor-tunidades.

4. El futuro destino de nuestra organización, así comoel desarrollo de la Cuarta Internacional, dependeránpor encima de todo de la existencia de un núcleo mun-dial que sepa cómo responder a los problemas de larevolución y la contrarrevolución -especialmente en susformas fascistas y bonapartistas- y que comprenda lascuestiones del peligro de la guerra y de cómo concre-tar nuestras consignas y ponerlas en práctica. En elplano internacional, la respuesta a estas cuestiones sólopuede emanar de elementos política yorganizativamente independientes. Aun cuando haganlos más grandes esfuerzos para encontrar aliados, es-tos elementos no pueden abandonar nunca su inde-pendencia, sus esfuerzos por seleccionar y educar supropio núcleo, ni su trabajo ideológico.

5. El frente único contra el fascismo fue el primerobjetivo que planteamos en el camino hacia la revolu-ción. El giro del stalinismo es un paso importante enesa dirección. Es necesario desenmascarar la indeci-sión de la burocracia y su incapacidad para dar los pa-sos siguientes, señalando la relación entre lo ya logra-do y lo que aun falta y atacando con mayor agudezalas concepciones oportunistas de la burocracia. Hay que

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223transformar el frente único de las reuniones en el fren-te único para la acción. Y exigir que el frente único delos dos partidos se convierta en el frente único de to-das las organizaciones obreras. Es necesario prepararla transformación del frente único de organizacionesen un movimiento soviético.

6. Que nosotros mismos entremos al frente únicono es en última instancia utópico. Ya hay buenas posi-bilidades en las bases. E incluso donde ahora somosexcluidos crecerá la simpatía hacia nosotros y la exi-gencia de nuestra inclusión, porque seremos los úni-cos con una línea capaz de dar contenidos y objetivosconcretos al frente único.

En este contexto, la cuestión de las propuestas yconsignas prácticas adquiere máxima importancia (lasconsignas de milicia y armamento, las reivindicacionesconcretas locales y de fábrica). La ejecución de esasmedidas eliminará de nuestras filas a los que miran lascosas de forma puramente especulativa y literaria. Almismo tiempo, será éste el mejor camino para ganar laconfianza de las masas trabajadoras y romper en elfrente único la influencia de los burócratas.

7. En la medida que el frente único sea realizadoefectivamente y no saboteado (lo que traería un im-portante proceso de diferenciación en los partidos re-formistas) no podrá continuar como quieren los buró-cratas: un frente único de reuniones, que desvía a laclase obrera y la adormece con canciones de cuna. Ose ampliará a tal punto que nos incluirá a nosotros ydesbordará los marcos burocráticos (proceso que lle-varía a la formación de alas de izquierda en ambospartidos, a las que debemos influenciar) o, lo que enmuchos países es más probable, una de las dos buro-

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224cracias, para salvarse, será llevada a romper el frenteúnico en ascenso, lo que de inmediato pondrá a la or-den del día la división de los respectivos partidos. Untrabajo sistemático de nuestra parte nos convertirá enun polo de atracción para las alas de izquierda de am-bos partidos y creará las bases de un nuevo partidocomunista.

La posible formación de partidos unificados nos poneante una situación enteramente nueva. Una momen-tánea declinación en la actividad de las masas podríaser acompañada del hecho de que ganemos los mejo-res elementos revolucionarios. Es obvio que el poste-rior desarrollo nos haría aparecer públicamente comola única organización comunista y nos permitiría cum-plir el rol de los partidos comunistas a un ritmodesproporcionadamente rápido, contraponiendo a lapalabrería unitaria oportunista y vacía las consignas yla preparación para la acción revolucionaria.

8. Toda actividad exitosa tendrá que basarse en lacompleta ruptura con nuestros antiguos métodos detrabajo, los de la fracción. El trabajo ideológico de lafracción era, en su mayor parte, de naturaleza crítica.El trabajo ideológico del núcleo del nuevo partido y dela nueva internacional debe centrarse en un trabajodirigente positivo, constructivo, que no rehuya la con-creción. La actividad previa se limitaba conscientementea la propaganda, ya que la fracción estaba consciente-mente sometida, en el terreno de la acción, a la disci-plina del partido. Por el contrario, en toda ocasión, laactividad del núcleo del nuevo partido y de la nuevainternacional debe tratar de ir más allá de los límitesde la propaganda y probar la seriedad y el valor denuestra determinación revolucionaria a través de nues-

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225tra acción independiente o de nuestra participación enla acción. En relación a esto, el punto de partida debeser el hecho de que la acción es el único camino paraconvencer a las amplias masas de la corrección de nues-tras ideas. Este es el punto central de nuestra nuevaorientación. No hay medidas organizativas que puedaneludir este paso y hacerlo innecesario.

9. Junto a la propaganda y al activo trabajo inde-pendiente, debemos utilizar todos los medios que lasituación concreta nos brinde para ligarnos a las ma-sas, empujarlas adelante y consolidar nuevos cuadrosrevolucionarios de sus propias filas.

Esto principalmente incluye:a. Un trabajo tendencial sistemático en los sindica-

tos, bajo la consigna de unidad sindical. Aquí, la opor-tunidad de alcanzar e influenciar a las masas obrerases mejor que en cualquier partido. En muchos países,la unidad sindical tiene casi mayor importancia prácti-ca que el frente único entre los partidos. Los inmedia-tos efectos económicos de curso reaccionario y las pro-fundas diferenciaciones en los sindicatos proveerán lamejor base de lanzamiento para nuestra actividad.

b. Un trabajo tendencial sistemático en todas lasorganizaciones y partidos obreros, no sólo formandofracciones alrededor de los simpatizantes que ya tene-mos allí, sino también por el posible envío de elemen-tos realmente sólidos.

c. Una muy especial atención en promover el traba-jo entre la juventud, tanto en los organismos juvenilesya existentes, como construyendo y desarrollando nue-vas organizaciones.

d. Formar alianzas y bloques con organizaciones queestán buscando un nuevo partido comunista y una nue-

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226va internacional. Estas alianzas deben tener una clarabase principista y una formulación concreta de objeti-vos.

e. Fusionarnos con tales organizaciones sobre la basede un claro programa comunista.

f. Bajo muy excepcionales circunstancias, para in-crementar nuestra influencia y acelerar la construc-ción de la Cuarta Internacional puede ser útil el�entrismo� de una sección entera en una organizacióncentrista (como el ILP en Inglaterra). Calificar de pa-nacea a esta táctica �entrista� (como lo han hecho al-gunos compañeros), implica declarar la bancarrota dela línea política que hemos seguido hasta ahora, signi-fica la liquidación de las organizaciones independien-tes, y es causa y efecto de la desmoralización más com-pleta; debe ser categóricamente rechazado. [Segúnestos compañeros], incluso la propuesta de �entrismo�de la Liga francesa en la SFIO, que tiene por objetoextender nuestra influencia, habrá de conducir, en loshechos, no sólo a la liquidación de esa influencia y a lacapitulación en Francia, sino también al descrédito ydesorientación de toda la ICL en el preciso momentoque está en un proceso de crecimiento y que tiene lasmás grandes perspectivas y tareas por delante. Ponera prueba cabal esta cuestión, de vida o muerte paratoda la ICL, es absolutamente necesario, así como re-chazar inmediata y vigorosamente esta concepción, paraque la ICL no pierda un segundo en utilizar las inmen-sas posibilidades en vez de despedazarse.

La comprensión correcta de la nueva situación crea-da, y la aplicación de las medidas antes señaladas,combinadas con la revitalización de las fuerzas revolu-cionarias en muchos países, harán posible un progreso

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227significativo en el camino hacia la Cuarta Internacio-nal, así como una preparación efectiva para el enfren-tamiento decisivo entre la burguesía y el proletariado.

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Nubarrones en el Lejano Oriente103

Publicado en agosto de 1934

En un primer momento, uno queda estupefacto porla insignificancia de las fuerzas militares que se con-centraron en el Lejano Oriente durante los meses demáxima tensión en las relaciones soviético-japonesas.El 3 de febrero, el ministro de guerra del Japón,Hayashi104, declaró que su gobierno tenía sólo 50.000soldados en Manchuria, mientras que los soviets ha-bían concentrado 100.000 hombres y 300 aviones ensu frontera más cercana. Bluecher105, comandante enjefe del ejército del Lejano Oriente, refutó a Hayashi,declarando que en realidad Japón tiene 130.000 hom-bres estacionados en Manchuria, que es más de untercio de su ejército regular, los que sumados a unos115.000 soldados manchúes, hacen un total de 245.000hombres con 500 aviones. Al mismo tiempo, Bluecheragregó que las fuerzas armadas soviéticas no eran in-feriores a las japonesas. Podría decirse que, medidoscon la escala de una gran guerra, sólo están involucra-

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229dos destacamentos de guerrilleros.

Las características del Extremo Oriente (áreas in-mensas y escasamente pobladas, territorio extrema-damente recortado, pobres medios de comunicación,lejanía de las principales bases) excluyen la concen-tración de masas de millones de hombres, así como unfrente profundo e ininterrumpido y una guerra de posi-ciones. En la contienda ruso-japonesa de 1904-1905,participaron del lado ruso 320.000 soldados; hacia elfinal, es decir, cuando el ejército zarista estaba com-pletamente destrozado, llegaron a 500.000. Los japo-neses difícilmente habrán alcanzado esas cifras. Al ejér-cito zarista no le faltó número ni transporte, sino habi-lidad. Desde entonces, la tecnología de guerra ha cam-biado incomparablemente, pero las peculiaridades bá-sicas del teatro de guerra del Lejano Oriente permane-cen iguales. Para el Japón, Manchuria es una base in-termedia, separada por el mar de las bases principa-les. Le armada japonesa domina el mar, pero no bajo élni en el aire. El transporte marítimo está plagado depeligros. La población china de Manchuria es hostil alos japoneses. Al igual que los soviets, el Japón no po-drá concentrar millones de hombres en el frente delLejano Oriente. La tecnología más moderna necesaria-mente deberá correlacionarse con los métodos tácti-cos del pasado. La estrategia de Napoleón, e incluso deAníbal, en gran medida se conserva vigente en elTransbaikal y las provincias marítimas. Campañas decaballería en gran escala introducirán cambios decisi-vos en el mapa de guerra. Los ferrocarriles japonesesde Manchuria peligrarán más que la línea soviética quecorre a lo largo del Amur. Les operaciones de destaca-mentos aislados, las incursiones de caballería en la re-

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230taguardia enemiga, estarán ligadas a un esfuerzo colo-sal de moderna tecnología bajo la forma de la aviación,como medio de explorar, bombardear y mantener laslíneas de transporte. En la medida que la guerra en elAmur y las provincias marítimas tenga un carácter demovimiento y maniobras, su resultado dependerá, engrado decisivo, de la habilidad de los destacamentosaislados para actuar en forma independiente, de la ini-ciativa de los oficiales de más baja graduación y de losrecursos del soldado que debe actuar por cuenta pro-pia. Opino que en todos estos aspectos el ejército so-viético se mostrará superior al japonés, por lo menostanto como el ejército japonés lo fue en 1904-1905.

Como lo demostraron los acontecimientos del añopasado, Tokio no puede decidirse a iniciar ya la guerra.Y, mientras tanto, en cada año adicional, la relación defuerzas no cambiará a favor del Japón. Le base militar-industrial de Kuznietsk ya ha liberado al frente orientalde su dependencia con la retaguardia europea. La re-novación de la capacidad de transporte del ferrocarrilMoscú-Khabarovsk, al hacerle doble trocha, ha sido fi-jada por el gobierno soviético como una de las tareasprioritarias de 1934. Simultáneamente se iniciaron lostrabajos para trazar 1.400 kilómetros de vías desde ellago Baikal hasta las regiones del bajo Amur. Le nuevalínea principal cubrirá las regiones más ricas de carbónen Bureya y las minas de Khingan. El programa deconstrucción industrial transformará la región delBureya (que solo dista 500 kilómetros de Khabarovsk,es decir, un décimo de la distancia a la región delKuznietsk) en una base independiente militar, tecnoló-gica e industrial. La correlación entre los gigantescoslogros en transporte e industria con los sustanciales

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231privilegios económicos que se extenderán a la pobla-ción del Lejano Oriente conducirán a una rápida coloni-zación del territorio, lo que dejará sin base los planesdel imperialismo japonés para Siberia.

De todos modos, la situación interna del Japón hacela guerra casi inevitable, así como hace treinta añostampoco el zarismo pudo eludirla, pese a todas las vo-ces de advertencia. No hay contradicción si decimosque, una vez estallada la guerra en el Lejano Oriente,ésta será o muy breve, casi instantánea, o muy, muylarga. El objetivo del Japón es la toma del Lejano Orientey de ser posible, de un sector considerable del territo-rio del Transbaikal. Esto, por sí mismo, requiere unlargo período de tiempo. Por otro lado, la guerra podríaterminar rápidamente en caso de que la Unión Soviéti-ca fuese capaz de aplastar la ofensiva japonesa en supropio inicio, en forma decisiva y por un buen período.Le aviación proporciona a los soviets un arma de inesti-mable poder para esa tarea defensiva.

No es necesario ser un devoto de la guerra aérea�integral�, es decir, creer que las operaciones militaresdecisivas se cumplirán en el aire, para darse cuentaque, bajo ciertas condiciones, la aviación indiscutible-mente es capaz de decidir la guerra, paralizando radi-calmente las operaciones ofensivas del enemigo.

Precisamente, este es el caso en el Extremo Orien-te. En sus quejas sobre la concentración de fuerzasaéreas soviéticas en las provincias marítimas, Hayashireveló la comprensible alarma de los círculos dirigen-tes japoneses, cuyos más importantes centros políti-cos, complejos industriales y bases militares están ex-puestos a los ataques de la aviación roja. Teniendo comobase las provincias marítimas, es posible, mediante

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232aviones de gran radio de acción, infligir los mayoresestragos en los centros vitales de la isla imperial. Aunsuponiendo algo poco probable, que Japón logre des-plegar una fuerza aérea igual o superior, disminuiría elpeligro para la isla pero no quedaría eliminado. No haybarrera aérea impenetrable; sus rupturas serían fre-cuentes; y cada una de ellas traería graves consecuen-cias. En este duelo, lo más importante no será la in-cuestionable superioridad material y técnica de la avia-ción soviética, sino la posición geográfica relativa deambos contendientes.

Mientras que casi todos los centros japoneses estánexpuestos a los ataques aéreos, la aviación japonesano puede responder en ningún lado con golpes equiva-lentes. No hablemos de Moscú; ni siquiera puede al-canzar sin escalas la base de Kuznietsk (situada a 6 o7.000 kilómetros). Al mismo tiempo, ni en las provin-cias marítimas ni en Siberia Oriental existen centrosde tan vital importancia cuya destrucción pueda ejer-cer en el curso de la guerra una influencia decisiva o,por lo menos, digna de mención. La ventaja de posicio-nes, multiplicada por una tecnología más avanzada,dará al Ejército Rojo una preponderancia difícil de ex-presar en un coeficiente preciso, pero que podrá ser dedecisiva importancia.

Si, pese a todo, la aviación soviética se mostrarainsuficientemente preparada para solucionar en la ter-cera dimensión esta grandiosa tarea, entonces el cen-tro de gravedad revertiría al plano, a las dos dimensio-nes, donde entrarían a regir con toda su fuerza lasleyes de la guerra en el Lejano Oriente. La primera deellas dice: lentitud. Obviamente, pasó el tiempo parauna súbita ocupación de las provincias marítimas. Hoy

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233Vladivostok es una plaza poderosamente fortificada,que puede transformarse en el Verdún del Pacífico. Elintento de capturar esta fortaleza sólo puede hacersepor tierra, y requeriría una docena de divisiones, loque significa dos veces y media o tres veces más de lasnecesarias para defenderla. Aun en caso de lograr unéxito total, una operación así requeriría meses, dejan-do entonces a disposición del Ejército Rojo un invalorableperíodo de tiempo suplementario. La marcha de losjaponeses hacia el Oeste requeriría de una labor pre-paratoria colosal: fortificar las bases intermedias, yconstruir caminos y vías férreas. Su mismo éxito crea-ría al Japón crecientes dificultades, ya que el EjércitoRojo se retiraría sobre sus propias bases, mientras eljaponés se iría dispersando sobre territorios inhóspitos,dejando a sus espaldas una Manchuria esclavizada, unaCorea aplastada y una China hostil. Una guerra prolon-gada abriría la posibilidad de formar, en lo más profun-do de la retaguardia japonesa, un ejército chino conapoyo de tecnología e instructores soviéticos.

Pero aquí ya entramos, en el verdadero sentido dela palabra, en el terreno de las relaciones mundiales,con todas sus posibilidades, peligros y aspectos desco-nocidos latentes en ellas. Es evidente que muchas delas consideraciones que hicimos quedarían eliminadasen caso de que la guerra se prolongara una cantidadde años y forzara a los soviets a poner veinte millonesde hombres bajo las armas. En ese caso, la economíarural soviética, cuyos problemas fundamentales estánlejos de haberse solucionado, se presentaría, junto conel transporte, como el eslabón más débil. Sin embar-go, precisamente en la perspectiva de una gran guerraes absolutamente inadmisible considerar la cuestión

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234de la URSS de manera aislada, es decir, sin una co-nexión directa con la situación mundial en su conjun-to. ¿Cómo se alinearán los países en Oriente y Occi-dente? ¿Se concretará la coalición militar entre Alema-nia y Japón? ¿Encontrará aliados la URSS? ¿Quiénesserán? ¿Qué ocurrirá con la libertad de los mares? ¿Cuálserá el nivel de subsistencia del Japón y, en general,su situación económica? ¿Sufrirá Alemania un nuevobloqueo? ¿Cuál será la estabilidad relativa de los regí-menes de los países contendientes? Podríamos asímultiplicar indefinidamente el número de preguntas deeste tipo. Todas surgirán inevitablemente de las con-diciones de una guerra mundial, pero nadie las puederesponder a priori. En el actual curso de mutua des-trucción de los pueblos, iremos encontrando la respues-ta; y no podemos descartar que ésta resulte una sen-tencia de muerte sobre toda nuestra civilización.

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La tradición �belga� de discusión106

22 de septiembre de 1934

A la sección belga de la Liga Comunista Internacio-nalista

Copia al Secretariado InternacionalQueridos camaradas:Acabo de recibir copia de la carta que el camarada

Vereecken dirigió el 14 de septiembre al SI [Secreta-riado Internacional], carta cuyo tono y contenido nopuedo dejar de lamentar muchísimo.

1. El camarada V. encuentra que la juventud france-sa ha interpretado mal su declaración del 3 de sep-tiembre. Pero, en vez de contentarse con dar la verda-dera interpretación, el camarada V. habla injustamen-te de �patente falsificación� y de �utilización vergonzo-sa�. Es la propia declaración del 3 de septiembre lo queda pie a malas interpretaciones. Tres o cuatro vecesllamé la atención al camarada V. sobre el objetable ca-rácter de la frase: �sobre la base política de que estecambio sólo se aplica a Francia...�. El camarada V. pen-

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236só que era correcto conservar su formulación, que es,por lo menos, poco feliz; por lo tanto, si la juventudfrancesa interpretó mal lo que quiso decir, él mismo esresponsable por lo menos parcialmente. De cualquierforma, un incidente como éste -que un miembro delplenario lance cargos tan graves contra la juventud deuna de nuestras secciones- no debería haber ocurrido.

Por mi parte, he subrayado siempre el tono circuns-pecto que utilizan los compañeros belgas en la discu-sión de cuestiones políticas o de principios, ya que lohe considerado una expresión de sentido de responsa-bilidad revolucionaria. Lamento tener que decir que,en este, caso, el camarada V. se aparta de la tradición�belga�, que es la norma proletaria. Esperemos queuna excepción no determine la regla.

2. Aunque no puedo aventurar opinión sobre losdetalles de las negociaciones para convocar al plena-rio, debo decir, sin embargo, que la presentación delcamarada V. de ninguna manera prueba la existenciade maniobras, manipulaciones, etcétera. Una sola cosaestá clara, y es que había dudas sobre si hacerle unaconcesión al camarada V. y llamar de inmediato a unplenario, lo que sin embargo no prometía ningún re-sultado positivo, o, dada la situación, postergar esareunión. Sorpresivamente, el camarada V. concluyó estaparte de su presentación con la siguiente afirmación:�Llamar a un pleno donde, además, los votos habríanestado divididos, no habría cambiado de ninguna ma-nera la voluntad de la mayoría del SI.� En otras pala-bras, la convocatoria a un plenario no habría dado nin-gún resultado positivo. Esto indica que las vacilacionesy la discusión sobre el llamado al plenario se explicanpor razones inherentes a la misma situación, y no por

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237maniobras e intrigas. Una vez más, es lamentable queal escribir su carta el camarada V. se deje llevar porsentimientos de naturaleza efímera.

3. El camarada V. apoya �el reproche que el delega-do holandés le dirige al camarada Vidal por haber en-viado su propuesta a la sección francesa en vez deenviarla a los miembros responsables de la direccióninternacional�. Me temo que no puedo aceptar este re-proche, que más bien me parece un completo equívo-co. Desde la expulsión de los Neos en Francia, he con-siderado teóricamente la posibilidad de la afiliación dela Liga a la SFIO; pero esto implicaba algo más que lamera cuestión del frente único. Me parecía que la si-tuación había madurado, pero esto era simplementeuna cuestión de opinión propia relativa a la situaciónfrancesa. ¿Cómo podría haber pasado por encima delos compañeros de Francia para presentar ante la di-rección internacional una propuesta concerniente a esasección? Esto no sólo hubiera significado una falta delealtad hacia la dirección francesa, sino que yo mismonecesitaba estar seguro de que mi propia evaluaciónera correcta, confrontándola con las ideas y las criticasde los compañeros más informados. Solamente imagí-nense si hiciera directamente a la dirección internacio-nal, sin consultar a la dirección belga, una propuestaimportante relacionada con esa sección.

Escribí mi primera carta al Comité Central de la Ligafrancesa para indicar la urgencia de la cuestión. Luegomantuve conversaciones personales que me tomaroncierto tiempo. No hice pública mi carta hasta no inten-tar explicar mis puntos de vista a la dirección francesapara, de ser posible, llegar a un entendimiento. No lo-gramos un acuerdo, pero la discusión me terminó de

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238convencer de que el �entrismo� en la SFIO era absolu-tamente necesario. Fue entonces que decidí plantearformalmente la cuestión, tanto a nivel internacionalcomo nacional. Tengo que agregar que hubo inconve-nientes materiales con la discusión, la corresponden-cia, etcétera.

En conclusión, sólo me falta agregar que si mañanatengo alguna propuesta o sugerencia sobre las relacio-nes entre el RSP y el OSP, o la cuestión de la NAS107,antes de plantear formalmente la cuestión a la direc-ción internacional, me dirigiré en primer lugar a la di-rección del RSP, que es el partido afectado más de cer-ca y cuya dirección es la más competente para juzgar.

4. Es cierto que subrayé con el camarada V. la nece-sidad de una �tregua organizativa�, pero no justamen-te en beneficio de la sección francesa, sino en especialen interés de la sección belga.

�Después de deslindar su responsabilidad -le dije alcamarada V.- dele a los compañeros franceses la opor-tunidad de hacer la experiencia, bajo su supervisióninternacional.� En su declaración del 3 de setiembre, elcamarada V. acordó autorizar a la Liga a poner en prác-tica, bajo su propia responsabilidad, la decisión de suúltima conferencia nacional. Esta disposición, resueltapor el camarada V. después de abundantes explicacio-nes a varios compañeros de la Liga, es muy importan-te, sobre todo por su precisión. El camarada V. hablasobre la sección francesa, sobre la Liga, que está em-barcada en cierta actividad, y se sorprende ante la pro-puesta de reconocer a los �dos grupos franceses� comodos secciones de la ICL.

Si contamos los votos combinados del grupo adultoy el juvenil, la relación entre la mayoría y la minoría es

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239de dos tercios a un tercio108. La mayoría puso en mar-cha la decisión de la conferencia nacional, bajo la au-torización del SI, que incluía los votos consultivos deSneevliet y Vereecken. La minoría estuvo en total des-acuerdo y no por casualidad; ya que sus ideas son pu-ramente negativas, conservadoras y rutinarias. Peoraún, Pierre Naville consideró correcto repudiar la con-ferencia nacional de la Liga a través de la prensa bur-guesa, hablando en nombre de un Comité Central inexis-tente.

Durante mi conversación con el camarada V., insistíen que todo intento de poner a la minoría en pie deigualdad con la mayoría no sería una �treguaorganizativa� sino una pelea hasta el fin, que iba aacarrear el peligro de trasladar el conflicto a otras sec-ciones. Le dije a los camaradas Sn. y V. que si la mino-ría desplegaba una mínima actividad y, al mismo tiem-po, deseaba honestamente permanecer en el marco denuestra organización internacional, podríamos consi-derar que perteneciera a la ICL como grupo simpati-zante. La actitud de Pierre Naville disminuye muchísi-mo esa posibilidad, que sería decidida por el plenario.Pero queda fuera de toda consideración convalidar lafalta de disciplina y responsabilidad de una minoríaheterogénea y sin perspectivas, acordándole el dere-cho a sabotear el trabajo y la experiencia de nuestrasección francesa. Sobre esta base no puede haber �tre-gua organizativa�.

Vidal [León Trotsky]

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Cómo responder al Buró de Londres-Amsterdam109

Noviembre de 1934

Queridos amigos:No creo que sea acertado participar en la conferen-

cia del Buró de Londres-Amsterdam, que dada su he-terogeneidad se encuentra en un callejón sin salida yque no puede hacer otra cosa que repetir una y otravez las frases vacías de sus resoluciones anteriores.Ahora es inevitable que se evidencie la vacuidad de suconferencia. Pero, si participáramos de ella, se levan-tarían como un solo hombre contra nosotros a fin dedesenmascarar nuestro �sectarismo� y enseñarnos al-gunas lecciones de realismo político, etcétera; esteentretenimiento le daría una apariencia de contenido asu conferencia, con lo cual ellos seguirían muyautosatisfechos y más conservadores que nunca.

Yo propongo que respondamos más o menos de lasiguiente manera:

�Queridos camaradas:

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241�Ustedes plantearon dos tareas para vuestra confe-

rencia de fin de noviembre: 1) asegurar la homogenei-dad de posiciones de las distintas organizaciones inde-pendientes en relación al movimiento hacia la unidadproletaria; 2) darse mutuo apoyo con el objetivo departicipar en el frente único.

�En lo que a nosotros concierne, creemos que esabsolutamente imposible garantizar una posición ho-mogénea sin un fundamento principista común, o, másprecisamente, en ausencia de todo fundamento princi-pista. La característica esencial de vuestro agrupamien-to internacional es la de evitar toda discusión sobre lascuestiones de las que dependen la lucha y el destinodel proletariado. Por regla general, vuestras conferen-cias se ocupan de generalidades cuyo objetivo es disi-mular la ausencia de principios y métodos revolucio-narios. Así, a pesar de la participación en vuestras filasde un partido tan importante como el NAP, ustedesnunca han fijado posición -�homogénea� o de cualquierotro tipo- sobre la desastrosa política de la dirección deese partido; y esta cuestión es cien veces más impor-tante que una actitud homogénea hacia el movimientounitario. Para serles francos, creemos que ustedes re-emplazan la política revolucionaria por la política delas cumbres diplomáticas. Han fracasado todos los in-tentos anteriores de lograr una respuesta directa deustedes o de las distintas organizaciones que integranvuestro Buró (nuestra declaración en oportunidad devuestra conferencia [de 1933] en París, la Declaraciónde los Cuatro por la Cuarta Internacional, nuestras te-sis sobre la guerra, nuestro ofrecimiento de elaborarconjuntamente un programa para la Cuarta Interna-cional, es decir, los principios fundamentales que de-

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242ben guiar la lucha de la vanguardia proletaria de nues-tra época.110 Nunca han dado ustedes posición sobrealguna cuestión fundamental; siempre se escondendetrás de procedimientos formales para evitar hacer-lo; el temario que ustedes proponen es la continuaciónde la misma política.

�Tan pronto como ustedes decidan poner en el or-den del día de su conferencia la Declaración de los Cua-tro, o la discusión de nuestras tesis sobre la guerra uotros documentos similares y, sobre todo, la cuestiónde Noruega (concretamente, cuál debe ser la políticacorrecta del proletariado para salvar del fascismo alpaís, y con él a Escandinavia e indirectamente a todaEuropa), entonces, en ese momento, podrán contarustedes con nuestra activa participación en vuestro tra-bajo. Con saludos bolcheviques leninistas, etcétera�

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Ningún compromiso sobre la cuestiónrusa111

11 de noviembre de 1934

Por diversas fuentes, nos han informado que existeentre nuestros amigos en París una tendencia a negarla naturaleza proletaria de la URSS, a exigir que existaen ella una completa democracia, incluyendo la legali-zación de los mencheviques, etcétera. Les solicitamosque informen oficialmente al Comité Central de nues-tra posición al respecto: consideramos esta tendenciacomo una traición que debe ser implacablemente com-batida. No es posible con tal ligereza cambiar de acti-tud sobre una cuestión de tanta envergadura; tene-mos resoluciones oficiales que dicen con toda claridadque negar el carácter proletario de la URSS es incom-patible con la pertenencia a los bolcheviques leninistas.Tenemos un folleto oficial sobre esta decisiva cuestión.Si hay compañeros que tienen dudas sobre la correc-ción de nuestra doctrina oficial, están obligados a pre-sentar resoluciones en contra para su discusión; es decir,

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244para la revisión formal de los más importantes princi-pios de nuestra política internacional. Una discusióninternacional realizada abiertamente o incluso la posi-bilidad de una escisión, serían diez veces mejores quela más mínima equivocación.

Los mencheviques son los representantes de la res-tauración burguesa, mientras que nosotros estamos porla defensa del estado obrero por todos los medios posi-bles. Cualquiera que hubiese propuesto que no apoye-mos, por cualquier medio, la huelga de los minerosingleses de 1926 o la última oleada de conflictos en losEstados Unidos, por el hecho de que la mayoría de susdirigentes eran una bribones, habría sido un traidor alos obreros británicos y norteamericanos. ¡Exactamen-te lo mismo es aplicable a la URSS!

Repito: ¡ningún compromiso sobre esta cuestión!¡Que se pongan todas las cartas sobre la mesa! Es ne-cesario erradicar la influencia de la bohemia que estáenvenenando a algunos elementos de nuestra organi-zación y que los lleva a cambiar sus posiciones sobrepuntos fundamentales según su estado de ánimo. ¡No,ningún compromiso, ninguna equivocación en esto!

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Una vez más acerca de nuestro giro112

15 de diciembre de 1934

Al Secretariado InternacionalPara todas las seccionesEstimados camaradas:Aún no conozco la decisión de la Conferencia Nacio-

nal belga. Pero tengo que decir con profunda tristezaque en dicha sección existe una fracción a la cual no leinteresa aprender de los acontecimientos porque sesatisface con fórmulas abstractas que exigen poco yno permiten hacer nada. ¿No es suficientemente clarala experiencia de la sección francesa?

Los �intransigentes� belgas apoyaron al grupo deNaville en Francia, como a la tendencia más intransi-gente. La experiencia ha sido hecha, Y hay que serdeliberadamente ciego para negarse a extraer de ellalas lecciones necesarias. Naville representa alconservatismo, a la actitud de esperar confiados conlos brazos cruzados, a la mentalidad de círculo cerradode discusión; souvarinismo113, en fin. Se abstiene sis-

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246temáticamente de criticar a la SFIO con el fin de poder�actuar� bajo la protección de ésta. Muchas veces he-mos denunciado esta actitud antirrevolucionaria. Perosin resultados. En el momento del giro, Naville trató deesconder su conservatismo tras formulaciones intran-sigentes. Tachó de �capitulación� al entrismo, porquebásicamente le atemorizaba la posibilidad de una ba-talla feroz contra un poderoso aparato. En una jaulablindada es mucho más fácil defender principios �in-transigentes�... Nuestro análisis de Naville fue hechoen un período de gran fraccionalismo. Pero, desde en-tonces, repito, la experiencia fue puesta en marcha. Apartir de allí, Naville ingresó al Partido Socialista, peroabandonando la bandera de nuestra organización: suprograma. No quiere ser otra cosa que el ala izquierdadel PS. Ya ha presentado propuestas en común con elala izquierda; confusas propuestas oportunistas, im-pregnadas de la verborrea del centrismo de izquierda.Los �intransigentes� belgas han sido bien castigados.�Dime quiénes son tus amigos y aliados internaciona-les, y te diré quién eres.�

Bauer era el más intransigente opositor al �entrismo�,incluso más que Naville. Los principales argumentosde Give parecen extraídos del arsenal de Bauer. ¿Cuálha sido su actitud hacia el �entrismo�? Bauer exige quenuestra sección alemana se adhiera al SAP; mientrastanto, a la espera de eso, ya se ha convertido en cola-borador del periódico del SAP... contra nosotros. ¿Esposible imaginar una bancarrota mayor? La SFIO esuna organización de masas, y no, un grupo homogé-neo de propaganda. La situación de esa organizaciónes tal que nos abre la posibilidad de entrar como grupopropagandístico homogéneo. �Esto no es posible� -nos

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247decían. Y bien, la experiencia ha sido efectuada. En elplano de los principios, nuestra sección francesa hapermanecido tal cual era. Pero, en el plano político, haaprobado un examen preparatorio y ha pasado a uncurso más avanzado.

El SAP no es una organización de masas. Es tam-bién un grupo propagandístico. Siendo éste el caso, yante la ausencia de un método y un programa común,la fusión con ellos es inadmisible. Hace un año fracasónuestro intento de encontrar un terreno común: losdirigentes del SAP no quisieron aceptar nuestros prin-cipios. En una serie de documentos, Bauer los calificóde centristas incorregibles y de gente sin principios Esposible que los líderes del SAP hayan evolucionadopositivamente. Si este fuese el caso, deberíamos reno-var nuestros intentos de llegar a un acuerdo con ellossobre una base programática. Pero condenar el ingresode nuestra sección francesa a una organización demasas y, al mismo tiempo, exigir la disolución de nues-tra sección alemana en un pequeño grupo de propa-ganda que fue, hace poco, tildado de centrista por elmismo Bauer, ¿no es acaso una abominable burla delos principios más elementales del marxismo?

Una vez más, pregunto al camarada Give y a los quelo apoyan: ¿cómo explican el hecho de que en Francialos �intransigentes� hayan resultado ser unos oportu-nistas y aventureros, mientras que los �capituladores�siguen apoyando nuestros principios con redobladaenergía, principios que, ahora, por primera vez influ-yen directa o indirectamente en la vida interna del Par-tido Socialista, del Partido Comunista y aun de los sin-dicatos (ver, por ejemplo, los documentos del sindicatodepartamental de Isere). El camarada Give nos dirá

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248que los ejemplos de Naville y Bauer son problemas depersonalidad, etcétera. Pero no permitiremos que na-die se esconda detrás de esta explicación individualis-ta, idealista y antimarxista. Tenemos todo el derechode subrayar este punto, ya que con anterioridad, des-pués de descifrar el verdadero significado de la �in-transigencia� de Naville y Bauer, predijimos su evolu-ción. Y afirmamos: �el compañero Give afronta toda laresponsabilidad por sus aliados en Francia, a quienesapoyó como la auténtica tendencia revolucionaria.�

Hemos hecho la experiencia, camarada Give. Ya he-mos oído suficientes generalidades. Ahora explíquennos,por favor, su mala suerte en Francia. Ante los ojos dela Internacional, usted afronta parte de la responsabi-lidad por el caso Naville-Bauer.

El �desastroso� panorama de la Internacional quenos describe el compañero Give (ver las minutas delcomité nacional belga del 25 de noviembre) es com-pletamente tendencioso, o por lo menos revela unafalta de comprensión absoluta sobre lo que sucede real-mente. �Triple escisión en Polonia�, �división en Gre-cia�, etcétera. El camarada Give sólo se hace eco deNaville y Bauer, quienes por una parte, naturalmente,sólo ven el lado negativo del giro. Give no mencionaque los camaradas franceses han ganado para nuestroprograma de acción a la Federación del Sena, que cuentacon 6.000 miembros; ni que nuestra juventud es ladirección de la Alianza del Sena, organización de 1.450integrantes. No queremos exagerar el peso revolucio-nario de este triunfo. Aún queda por hacer mucho másde lo que hemos logrado en los tres meses y mediotranscurridos desde nuestra entrada. Pero realmente,es necesario ser sordo y ciego para no darse cuenta del

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249cambio radical operado en la actividad de nuestra sec-ción francesa y para no ver las grandes posibilidadesque se han abierto ante ella. Hay camaradas que sevalen del incidente con León Blum114 para probar ladependencia de nuestros compañeros franceses. Estetipo de argumentos solo prueban su propia bancarrotapolítica. Si queremos ganar a los obreros socialistas,debemos presentarles nuestras ideas en un lenguajeque les sea posible entender. Pueden comprender nues-tros argumentos contra Blum, pero no pueden aceptarque los ridiculicemos, especialmente ahora, en momen-tos en que los stalinistas fraternizan con Blum y Cía.La ofensa psicológica contra los sentimientos de losobreros socialistas cometida por los editores de La Veritéfue mucho más seria que la transgresión jurídica delos estatutos de la SFIO. Pero, debido precisamente aque La Verité respira ahora la misma atmósfera que lostrabajadores, corrigió inmediatamente su error, aumen-tando así su prestigio ante los ojos de los mejores ele-mentos del Partido Socialista. ¡Usar este incidente denaturaleza puramente técnica para dar crédito a losandrajosos residuos de los argumentos que levanta-ban los �intransigentes� antes de la entrada! ¿Es nece-sario otro certificado de bancarrota?

Otros camaradas de la misma tendencia bordiguistay hennautista objetarán: �Nos dijeron que Doumerguese rendiría ante los fascistas, y vean, es Flandin quienlo ha reemplazado. De conjunto la perspectiva de los�entristas� ha demostrado su falsedad. Hay tiempo paracrecer independientemente...� Sería fatal permitir queuna posición incorrecta deforme todo vuestro criterio yperspectiva. Nunca dijimos que Doumergue daría per-sonalmente el poder a los fascistas; siempre hablamos

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250del bonapartismo francés, del cual Doumergue era elprimero (pero no el último) representante.

En Alemania, Bruening, el primer representante delbonapartismo semiparlamentario, entregó el poder avon Papen, agente extraparlamentario directo deHindenburg; pero Papen, a su vez, tuvo que abdicarante Schleicher, quien era más �social� y parlamenta-rio que éste. Nunca puede uno pronosticar las combi-naciones personales ni los desarrollos concretos. Bastacon prever la tendencia general. Para nosotros, Flandinconstituye una versión enclenque del régimen deDoumergue. Si el bonapartismo francés fuera a tenersólo unas pocas semanas de vida, este cambio no ten-dría ninguna significación. Pero es precisamente por-que el régimen bonapartista en Francia aún tiene cier-ta cuota de vida que el cambio puede llevar a resulta-dos importantes e incluso, decisivos.

Mucho se habla de la disminución de la crisis econó-mica. Si esto realmente sucediese (aceptemos la hipó-tesis), entonces el desenlace se pospondría por uno,dos, o hasta tres años. Si ese fuese el caso, ¿podría-mos situarnos por nuestra propia cuenta en el centrode la nueva coyuntura para aprovechar las luchas eco-nómicas de los trabajadores y preparar su movilizacióncomo fuerza revolucionaria? Ni siquiera un importantecambio coyuntural (del cual aún estamos lejos) podríaalterar nuestra línea general de desarrollo o nuestraorientación. Después de un breve período, estallaríauna crisis aun peor que la actual, y todo el procesopolítico asumiría un ritmo más acelerado. Gracias aloportuno viraje realizado, todavía tenemos oportuni-dad de llegar a la batalla decisiva -esto es, al conflictoarmado entre el proletariado y el fascismo- no como

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251una pequeña secta que mira y crítica, sino como elprincipal motor de la vanguardia revolucionaria.

En vez de celebrar el hecho de que nuestra secciónfrancesa fue capaz de extraer a tiempo las lecciones delos sucesos alemanes, etcétera, Bauer y otros compa-ñeros se indignan: �Hemos sido engañados: entramosa la SFIO y el fascismo no ha llegado todavía.� Es ciertoque gracias al apoyo del camarada Give y otros, Navilley Bauer lograron por cierto tiempo debilitar la secciónfrancesa. Con su ingreso [a la SFIO] nuestra juventudperdió algunos camaradas, e incluso algunos obreros.Pero gracias a la eficacia de nuestro giro, hemos recu-perado ahora a algunos de esos elementos, mientrasque los intransigentes, los instigadores de la escisión,lo han perdido todo: programa, prestigio y principios.

Es absurdo afirmar que la situación internacional seadesastrosa. ¿En qué sentido? En Holanda, la OSP, des-pués de haber expulsado a de Kadt de sus filas, haevolucionado hacia una orientación marxista y graciasal viraje en Francia ha decidido fusionarse con nuestrasección, la RSP. En Norteamérica, el AWP (el partido deMuste), cortejado durante largo tiempo por loslovestonistas y stalinistas, se unió a nuestra sección.Estos son dos grandes triunfos. El partido unificado enNorteamérica tendrá grandes oportunidades dentro dela izquierda socialista. Igualmente, podemos predecirque el partido unificado en Holanda abrirá nuevas bre-chas en el Partido Socialdemócrata y los stalinistas. Lasección polaca es una de las más jóvenes. Atraviesapor un período de desórdenes infantiles. La escisión enla sección griega nada tiene que ver con el giro fran-cés.

La fracción hostil a nuestra organización internacio-

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252nal está dirigida por Witte, el mismo que hace quincemeses Vereecken hizo pedazos por su total carencia deprincipios y por conducir intrigas inspiradas en losmotivos más vulgares. Ahora resulta que la fracción deWitte es �intransigente� y condena severamente laentrada a la SFIO. El camarada Give debería ser másprudente, y al mismo tiempo evitar referirse a los acon-tecimientos griegos. Los aliados como Witte son real-mente muy comprometedores.

Mucho más preocupante es la pasividad de nuestrasección española (con algunas honorables excepciones)durante los [últimos] grandiosos acontecimientos re-volucionarios. Siempre hemos criticado a los dirigen-tes de la sección española por estar impregnados deun espíritu puramente propagandístico y de una acti-tud expectante. Los camaradas deberían releer las dis-cusiones internacionales con la dirección española. Yhe aquí el punto significativo: los camaradas españo-les han declarado abiertamente su hostilidad al girofrancés. Esto confirma, una vez más, que la �intransi-gencia� en estas cuestiones no es otra cosa que unamáscara tras la cual se ocultan la pasividad puramenteperiodística y propagandística. En lo que a nosotrosconcierne, seguiremos repitiendo: el mayor error per-petrado por sección alguna, es el cometido por la sec-ción española al no adherirse al Partido Socialista cuandocomenzaba la preparación para la lucha armada.

¿Dónde está el error de la mayoría de la secciónbelga en la cuestión del �entrismo� en la SFIO? Lo se-ñalamos a su debido tiempo: en lugar de analizar lascondiciones reales del movimiento obrero en cada país,Vereecken maneja conceptos absolutos y abstractostales como: reformismo, Segunda Internacional, etcéte-

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253ra... �el reformismo no puede tolerar esto...�, �el refor-mismo no puede aceptar que...� Los recientes aconte-cimientos de España han contribuido en gran medida adesacreditar este método bordiguista, antimarxista ymetafísico. La dirección del POB quería expulsar al grupoAction Socialiste. Los dirigentes sindicales estaban deacuerdo con eso y pedían lo mismo. Pero algunos cam-bios en la situación obligaron a la burocracia a tenerque tolerar al grupo Action Socialiste, e impulsaron ade Man a coquetear con la JGS, cuyo carácter revolu-cionario, con sus inevitables altibajos, se halla en cons-tante ascenso. Podemos ver que la historia utiliza mu-chos otros colores además del rojo y el amarillo. Tienematices transicionales, y el arte de la política consisteprecisamente en discernirlos para orientar, con mediosapropiados, su transformación. Es un crimen perderun solo día más por escrúpulos bordiguistas. Ingresara la Guardia Socialista Juvenil [JGS], a fin de defenderlas ideas leninistas con paciencia, energía y tacto: esees el único camino para la construcción de un partidorevolucionario.

Todo gran viraje ocasionado por un cambio en lasituación objetiva tiene un profundo impacto en la or-ganización cuyo ánimo refleje el periodo anterior. Entales casos, las defecciones individuales o hasta lasescisiones parciales son inevitables. Pero realizar unviraje a tiempo es cien veces más importante que elalejamiento de algunos camaradas que a toda costaquieren perder el tiempo. De estos divisionistas, losmejores se arrepentirán de los errores cometidos y re-gresarán a nuestra organización, siempre que poda-mos fortalecerla ligándola a los movimientos de ma-sas.

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254Con mis mejores saludos revolucionarios y

antisectarios,

X [León Trotsky]

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Noticias de la familia115

25 de abril de 1935

Tenemos una nueva �complicación� familiar.Alexandra Lvovna, la madre de mis dos difuntas hijas,ha sido desterrada a Siberia. Los tres nietos que vivíancon ella han quedado totalmente desamparados. Almismo tiempo �desapareció� mi hijo menor, Seriosha,quien no es político. Sin lugar a dudas, ha sido arresta-do. ¡Bueno sería que lo exilaran... sin el menor motivopolítico, sólo por venganza! No hemos sabido nada deél por un largo tiempo. Ustedes pueden imaginarsenuestra ansiedad.

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Laval y el PC Francés116

Mayo 1935

A fines de abril, durante la campaña de eleccionesmunicipales en Francia, Laval, ministro de relacionesexteriores, tuvo un peculiar enfrentamiento con el Par-tido Comunista en el distrito electoral de Aubervilliers,municipio del cual es alcalde. Los comunistas acusa-ban a Laval de no querer firmar el pacto con la UniónSoviética, y de no querer colaborar, por ese medio, paraasegurar la paz. En un affiche especial, Laval reprochóa �los representantes, autorizados o no, de la TerceraInternacional� por atacarlo tan violentamente en elpreciso momento de sus negociaciones con la URSS; almismo tiempo, negó que sus adversarios tuvieran elderecho de hablar en nombre del gobierno soviético.

Esta disputa electoral sólo nos interesa en cuantotrajo a la luz, momentáneamente, una delicada cues-tión que ocupó y continúa ocupando un lugar impor-tante en las negociaciones diplomáticas de los estadosdel occidente europeo con Moscú: la cuestión de las

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257relaciones entre el gobierno soviético y la Tercera In-ternacional.

En los últimos dieciséis años, esto es, desde que sefundó la Comintern, ha sido costumbre identificarla conel gobierno soviético. Tal identificación -no accidental,por supuesto- tenía dos versiones: los emigrados blan-cos han declarado que el �antinacional� gobierno delKremlin no es más que un agente de la Internacional;por otra parte, los gobiernos extranjeros y la prensa enespecial han declarado que la Internacional no es másque un agente de la diplomacia nacional soviética. Sinimportarles cuán lógicos pudieran ser los argumentospuramente jurídicos utilizados por el Kremlin para re-futar ambas versiones, sus oponentes no se sintieronconvencidos en lo más mínimo. Ellos sabían que Lenin,cabeza del gobierno socialista, fue quien inspiró y fun-dó la Internacional, que el Partido Bolchevique -que através del Comité Central integró no sólo el Consejo deComisarios del Pueblo, sino también el Presidium de laComintern- jugó un rol decisivo tanto en la vida de laInternacional como en la del estado soviético. La cues-tión de los subsidios monetarios del Partido Bolchevi-que a las secciones extranjeras, comparado con estoshechos, es totalmente secundaria.

Es bien sabido lo sensible e irritante que es esteasunto para el gobierno británico. Una cuidadosa lec-tura del comunicado oficial referido a los resultados dela visita de Eden117 a Moscú permite suponer, aún sin laayuda de la prensa británica, que la insistencia del Lorddel sello privado [Eden] sobre el futuro de la Cominternobtuvo explicaciones bastante tranquilizadoras por partedel gobierno soviético. El affiche electoral del ministrode relaciones exteriores de Francia, negando a los co-

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258munistas franceses el derecho a hablar en nombre delgobierno de la URSS, parece indicar un nuevo estadiode desarrollo en un terreno que ha agitado bastante ala opinión pública francesa. El irónico tono del affichedel alcalde de Aubervlliers, no atenúa el hecho de queen medio de las negociaciones con Moscú, el ministrofrancés de relaciones exteriores hace declaraciones quepueden ser interpretadas, aproximadamente, de la si-guiente manera: no hay razón para temer que los co-munistas franceses puedan influenciar de manera al-guna las futuras relaciones entre París y Moscú.

Lo diremos abiertamente: creemos que la declara-ción del ministro francés de relaciones exteriores escorrecta. Y al afirmar esto no pensamos en el aspectojurídico del asunto -que permanece invariable-, sinoen el aspecto político que ha sufrido un cambio radicalen los últimos diez o doce años.

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Hacia una nueva internacional de lajuventud118

Primavera de 1935

La actual discusión en el Buró de Estocolmo es degran importancia para el desarrollo de nuestra organi-zación juvenil. Dado que el representante del SAP seve obligado a firmar la declaración de nuestro delega-do, la situación parece muy favorable. Para obtener losresultados deseados, es necesario avanzar hasta el fi-nal sin hacer la más mínima concesión. Todas nuestrassecciones juveniles tendrían que declarar que se nie-gan categóricamente a colaborar con el Mot Dag, que,dicho sea de paso, no permitió que nuestro delegadoasistiera a los encuentros y participara en la vida de suorganización.

Si los suecos aceptan quitar el mandato a Mot Dag yser representados directamente, por el momento nopodremos hacer otra cosa que insistir en nuestra pro-puesta de reorganizar el Buró de Estocolmo de formamás equitativa. O sea, organizarlo de acuerdo a la ac-

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260tual correlación de fuerzas, con un buró constituidopor cinco delegados (SI, Francia, Holanda, el SAP ySuecia).

Tal solución, aun si triunfase, lo cual no es comple-tamente seguro, sería solo un paso, dado que el futurode la organización juvenil internacional se halla estre-chamente ligado al desarrollo de la Cuarta Internacio-nal.

La Carta abierta pro Cuarta Internacional,119 una vezque haya sido firmada, será enviada, lógicamente, alBuró de Estocolmo, o más precisamente al buró que seconstituirá mañana.

Después de la creación del Buró pro Cuarta Interna-cional, la juventud se reagrupará, naturalmente, deacuerdo a su posición política: a favor o en contra de laCuarta Internacional.

La propuesta del camarada Held, de crear un secre-tariado provisorio en París y convocar a una conferen-cia internacional juvenil de emergencia, deberá subor-dinarse al progreso del trabajo anteriormente mencio-nado. Si fuese posible llamar a una conferencia de laCuarta Internacional en poco tiempo, sería apropiadoconvocar, al mismo tiempo y en el mismo lugar, a unaconferencia de la juventud. Las razones son obvias. Deno ser así, habría que considerar la convocatoria deuna conferencia de la juventud, independiente, deacuerdo a los recursos materiales, técnicos y demás.

De cualquier forma, si el Buró de Estocolmo se divi-de definitivamente, lo cual es muy posible, el SI, enacuerdo con la juventud, tendrá que garantizar un se-cretariado provisional en París.

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Tres telegramas a Noruega120

7 al 12 de junio de 19357 de junio de 1935

[Ministro de Justicia Trygve Lie]Tengo el honor de dirigirme a usted para solicitarle

un permiso para residir con mi mujer en Kristianssando sus alrededores a fin de descansar y recibir trata-miento médico. Agradecería que telegrafiase acepta-ción al consulado en París.

11 de junio de 1935

[Ministro de Justicia Trygve Lie]En caso de que el gobierno noruego me otorgue una

visa de residente, prometo no tomar parte en la vidapública de ese país. La responsabilidad de las autorida-des noruegas por mi seguridad personal no será mayorque por la de cualquier otro residente extranjero. Soli-cito respetuosamente una rápida decisión.

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26212 de junio de 1935

[Ministro de Estado Johan Nygaardsvold]121

Confiando en las promesas de los dirigentespartidarios noruegos, preparé mis equipajes y obtuvede Bélgica una visa de tránsito. El gobierno francéscree que lo he engañado y me exige que salga del paísen 24 horas. Mi esposa y yo estamos enfermos. Lasituación es desesperante. Solicito inmediatamente unadecisión favorable.

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Apéndice

La actividad clandestina de Trotsky enDomene122

por Pierre Broué

En el último volumen de su biografía del revolucio-nario ruso, (El profeta desterrado) Isaac Deutscherconsidera, en varios párrafos, la estadía de Trotsky, encasa del maestro Beau, en Domene. Según Deutscheresta estadía fue de �completo aislamiento�. Trotsky sólorecibió allí a �dos o tres visitantes venidos del extran-jero�: �De cuando en cuando unos pocos maestros deescuela de la vecindad visitaban al señor Beau, y en-tonces sus dos inquilinos se unían al grupo para discu-tir los problemas escolares del lugar.� (Obra citada,Ediciones ERA, 1969, pág. 255.) En apoyo a esta inter-pretación, Deutscher -quién, dicho sea de paso, pare-ce no haber hecho ninguna investigación a este res-pecto- cita el Diario de Trotsky en el exilio, 1935 (1958)para sugerir, efectivamente, como hipótesis, que suestadía en Isere fue un confinamiento inactivo, un pa-

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264réntesis en la agitada vida del exilio.

Se puede creer en esta tesis si consideramos comofactor determinante la preocupación del gobierno fran-cés por el orden público. El gobierno estaba, en esosmomentos, en un aprieto, por la presencia de ese exi-liado que no tenía visa para ningún lugar en el mundo.Sin embargo, es difícilmente aceptable para los queconocen la necesidad de acción militante que sentíaTrotsky y su intensa actividad encabezando a sus ami-gos bolcheviques leninistas de París, durante los díasque precedieron a su partida de Barbizon, inmediata-mente después de las jornadas de febrero de 1934.(Según informes de Pierre Naville e Yvan Craipeau,Trotsky se aburría allí e iba secretamente a París casitodos los días. En la actualidad, una serie de descubri-mientos nos permiten afirmar que la tesis de Deutscheres falsa: es innegable la influencia de Trotsky en elmovimiento obrero de Grenoble, que aunque limitadaes resultado de su presencia en Domene. Se puedeapreciar, incluso, sin un estudio de los archivos de Trots-ky o de los documentos de la policía francesa, lo que esimposible por el momento.

Es evidente que ciertos escritos de Trotsky revelanun conocimiento detallado y un análisis personal de lavida política de la región, que no podría haber adquiri-do tan rápidamente por la mera lectura de la prensalocal y regional. Por ejemplo, en el prefacio de la edi-ción francesa de Terrorismo y comunismo, escrito el28 de marzo de 1936 [edición castellana bajo el títulode �Francia en la encrucijada� en ¿Adónde va Francia?Ediciones Pluma, Buenos Aires, 1974], hay alusionesal rol de la francmasonería en Grenoble, a la persona-lidad del anterior alcalde del Partido Socialista, el doc-

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265tor Martin, a quien caracterizaba como �uno de esosburgueses conservadores, que generalmente dan latónica en el Partido Socialista�. Finalmente, tambiéncomenta el rol político de La Dépéche dauphinoise, diariolocal, que en 1934-1935 había hecho notar la asocia-ción de Joseph Paganon, ministro de interior bajo elgobierno de Pierre Laval, e Ives Fargue, futuro miem-bro de la resistencia, una figura muy simbólica del Fren-te Popular en Grenoble. Existe también una carta aAlfred Rosmer, fechada el 14 de febrero de 1939, en laque retoma la cuestión del rol de la francmasonería enGrenoble y menciona a sus �jóvenes amigos�, �uno� delos cuales venía de �romper con los francmasones�durante el período de su estadía en Domene [�Carta aun amigo en Francia� en Leon Trotsky on France, 1974].

La búsqueda de documentación para la publicaciónde los escritos de Trotsky sobre Francia (Le MouvementCommuniste en France, Minuit, 1967), nos condujo anuevos descubrimientos. El señor Maurice Dommangetnos dio una carta de Trotsky enviada a los dirigentesde la Federación Unitaria de Maestros (CGTU) y, depaso, nos dio la oportunidad de aclarar un oscuro epi-sodio de la historia de esa federación, minoritaria den-tro de la CGTU. Pierre Naville nos permitió determinarque el discurso del representante del sindicato depar-tamental de Isere en la reunión del Comité NacionalConfederal de la CGT, efectuada en marzo de 1935, fueescrito enteramente por Trotsky. Esto plantea por Su-puesto, la cuestión de la influencia que para esa fechahabía adquirido Trotsky, a través de un intermediario,en la dirección departamental de la CGT. El problemaadquirió nuevo contexto cuando los estudiantes delInstituto de Estudios Políticos de Grenoble comenza-

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266ron a investigar el período 1934-1936: una respuestaa estos interrogantes es, en cierta medida, la tesis dePierre Saccoman, quien adoptó como punto de partidalas posiciones de la CGT departamental en 1934-1935sobre la cuestión de la unidad sindical, el plan econó-mico de la CGT, y el poder obrero. Creemos que hoy esposible comenzar a responder la pregunta queDeutscher, en realidad, evade: ¿cuál fue la actividadpolítica de Trotsky y la influencia adquirida en su breveestadía en la zona?

En primer lugar, debemos decir que es necesariodescartar la posibilidad de que Diario en el exilio puedaser una fuente de documentación sobre este punto.

No es más que un diario político que, a falta de algomejor, Trotsky llevó durante los primeros seis mesesen Domene. No es una agenda diaria de trabajo y en élno se mencionada nada que pudiese haber dado a lapolicía pruebas de su actividad en Francia; tampoco seidentifica a nadie que pudiera verse comprometido poreso. Siendo un documento producto del cálculo, Diarioen el exilio tuvo en cuenta las necesidades de la mili-tancia clandestina: por lo tanto� de él no surge ningu-na prueba como para concluir que no hubo actividad.Un solo dato basta: Trotsky escribió el trabajo titulado¿Où va la France? [¿Adónde va Francia? íd.] en Domene,durante el mes de octubre de 1934. Este hecho estáapoyado por referencias del índice de sus archivos enla Biblioteca de Houghton y por los originales manus-critos depositados en Harvard. En su Diario en el exi-lio, Trotsky anotó el 9 de abril de 1935: �Hace variosdías, leí en un número de La Verité: �Où va la France?�.Este periódico, como dicen los franceses, se reclamede Trotsky (se dice trotskista). Hay mucho de cierto en

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267sus análisis, pero también queda mucho por decir. Nosé quién escribe esta serie para ellos, pero de todosmodos, se nota que es alguien versado en marxismo.�Esta precaución, que a algunos puede parecer espe-cialmente infantil, (La Verité identificaba la primeraparte como el trabajo de una comisión de cuatro miem-bros cuyos nombres citaba), lleva, de todos modos, ala siguiente conclusión: en su Diario en el exilio, Trots-ky se cuidó mucho de mencionar, ni mínimamente, suactividad política concreta en Francia. Menos aun suscontactos políticos y su intervención directa o indirec-ta, en el movimiento obrero de Grenoble y la regióncircundante.

En cuanto a la descripción de las condiciones gene-rales de la estadía de Trotsky en Francia, Deutscherpuede ser tomado como fuente de información.

El decreto de su expulsión, dado a conocer despuésde los incidentes de Barbizón, quedó sin promulgar,creándole una situación precaria a Trotsky y un proble-ma delicado a los sucesivos gobiernos franceses. Pornuestra parte, podemos demostrar que, después deconsiderar la posibilidad de buscar refugio en Saoneet-Loire, en casa de Jean Aulas, y luego en Ardeche, en lade Gilbert Serret, -dirigentes de la Federación Unitariade Maestros- Trotsky se estableció por fin en Domene,en la villa de otro maestro, Laurent Beau, miembro dela misma federación. Sabemos que las negociacionessobre las condiciones de su estadía se hicieron con elprefecto de Isere, Susini, bajo el control del Departa-mento de Interior. Y que las muy rigurosas condicionesque impuso, en un primer momento, el ministro delinterior, se suavizaron, quizás, por el hecho de que tantoBeau como el prefecto eran miembros de la

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268francmasonería. De todos modos, Trotsky fue obligadoa prometer que no se dedicaría a ningún tipo de activi-dad política, y a no hacer nada que pudiese atraer laatención de la prensa hacia su residencia. Durante lasnegociaciones, que en su nombre llevó a cabo su ami-go político y representante personal, Henri Molinier,Trotsky insistió en que no se lo tratase como a un pri-sionero, y que se le permitiese el contacto con otraspersonas, además de su anfitrión y los policías desig-nados para vigilarlo. Así fue que Molinier sugirió a lasautoridades que permitiesen a Trotsky y a su compa-ñera mantener contacto personal, sin vigilancia poli-cial, con un joven profesor de diseño industrial de laEscuela de Vaucanson, Alexis Bardin. Este era, ade-más, francmasón y miembro de la SFIO. El prefectoaccedió en base a garantías que fueron aparentemen-te ofrecidas por el propio Bardin. En realidad, Molinierpropuso a Bardin, porque sus dos hermanos, León yJoannes, eran miembros de la Liga Comunista, la orga-nización de los bolcheviques leninistas franceses, yporque los amigos políticos de Trotsky contaban conque, por ser hermano de dos de ellos, tendría voluntadde ayudarlos a establecer contacto directo con el exi-liado eludiendo el control policial.

De esta manera, al fin pudo Trotsky, pese a todo,conectarse para intervenir en el movimiento obrero fran-cés. Por medio de sus anfitriones, miembros de la Fe-deración Unitaria, pudo, con relativa frecuencia, entre-vistarse con miembros locales del sindicato de maes-tros, en particular con Raul Fauré, quien habla sidouno de los fundadores del Partido Comunista en Isere.Después de varias semanas de acaloradas discusiones,también encontró un nuevo pero entusiasta seguidor

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269en la persona de Alexis Bardin. A través de varias perso-nas fue, entonces, capaz de mantenerse informadosobre los detalles de la vida de los partidos, los sindi-catos, y las fábricas de Grenoble, y de intervenir conalgún éxito.

En Le Mouvement Communiste en France ya indi-qué los hechos esenciales en relación a la entrevistaentre Trotsky y los dirigentes de la Federación Unitariade Maestros, el 8 de agosto de 1934. Su anfitrión,Laurent Beau, condujo a Trotsky a la escuela de Noyarey,donde vivían y enseñaban Raul Fauré y sus compañe-ros. Maurice Dommanget, Jean Aulas, Gilbert Serret ysus esposas venían de Montpellier, donde acababa derealizarse su congreso; sus colegas Lebre, de Ardeche,y Lagrange, de La Creuse, quienes habían ofrecido susautomóviles, participaron de la reunión.

Todos los participantes de la discusión con Trotskyhabían pertenecido al PC. Dommanget y Aulas habíansido dirigentes de la fracción de maestros comunistasantes de convertirse en líderes de la propia Federa-ción. Desde 1929 habían entrado en conflicto con lasdirectivas de la Internacional Sindical Roja y el PC, queestaba en el punto culminante del �tercer período�:Aulas y Serret fueron expulsados, y Dommanget y Fauréquedaron librados a su suerte. Dommanget, junto aAlfred Rosmer, había fundado la Oposición Unitaria den-tro de la CGTU en 1930. Trotsky, sin embargo, desde1931, reprochaba a los líderes de la �mayoría federal�cierta confusión política [ver �Los errores de los secto-res de derecha de la Liga Comunista sobre la cuestiónsindical�, en Sobre los sindicatos, de León Trotsky, Edi-torial Pluma, Bogotá, 1976]. Mientras los apoyabancontra la minoría de inspiración stalinista (la Oposición

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270Minoritaria Revolucionaria), los bolcheviques leninistasno dudaron en calificar a esta mayoría federal como un�bloque centrista�. A los ojos de Trotsky, en 1934 lasituación llevaba a plantear un reacercamiento: el triun-fo del nazismo en Alemania y el peligro fascista repre-sentado en Francia por las ligas reaccionarias, espe-cialmente después del 6 de febrero, requerían, segúnTrotsky una respuesta a dos niveles: en los sindicatos,era necesario trabajar por una rápida reunificación dela CGT y la CGTU; en el terreno político, era necesarioreagrupar a los revolucionarios dentro de la SFIO, don-de, simultáneamente, se estaba desarrollando una fuer-te ala izquierda.

Trotsky trató, en vano, de convencer a los reunidosen Noyarey de esta doble necesidad. Renovó su inten-to en una carta sobre la unidad sindical dirigida aDommanget el 10 de agosto [que incluimos en estevolumen] y luego en octubre en ¿Adónde va Francia?.Semana tras semana le insistió sobre esto a Raul Fauré,que dudaba. Este opinaba que los bolcheviquesleninistas serían expulsados de la SFIO antes que losmaestros de la CGTU fuesen convencidos por Trotskyde la necesidad de entrar a ella.

Trotsky, sin embargo, no salió con las manos vacías,ya que había logrado ganar a Bardin, por cuyo inter-medio podría intervenir en Grenoble, tanto dentro dela CGT como en la SFIO.

Es posible seguir el desarrollo de su actividad me-diante la información publicada sobre Grenoble en LaVerité. El 1° de diciembre, este semanario -que se ha-bía convertido en el órgano de los bolcheviquesleninistas dentro de la SFIO- dio a conocer un informe,escrito por Bardin, referente a una visita a esa locali-

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271dad de Bothereau, secretario nacional de la CGT, asícomo de su discusión con los dirigentes del sindicatodepartamental. Acerca de esto, Bardin escribió: �Mu-chos miembros piensan que sólo después de derrotar aJouhaux y su camarilla será posible un congreso defusión.�

Durante las semanas siguientes, La Verité enfocósu atención sobre Isere, publicando documentos bási-cos del conflicto político entre el secretariado nacionalde la CGT y los dirigentes en Dauphine, en particular elsecretario departamental, Satre. Una asamblea de lacoalición de los trabajadores de servicios públicos con-federados en la CGT llamó, el 25 de noviembre, a una�completa e inmediata fusión� de las dos federacionessindicales. Su último proyecto de resolución concluía:�Los dirigentes deben aceptar o renunciar.� El secreta-rio nacional, Lanoir, reprochó al secretario departamen-tal los comentarios hechos al comunicar la resolución.Este, a su vez, replicó con una verdadera denuncia,acusando a la dirección de la CGT de intentar suprimirtoda vida democrática, de perpetuar intencionadamentela indefinición y, en una palabra, la impotencia, de lossindicatos. En este documento enviado a la dirección,Satre expresa un sentido revolucionario poco usual, enese período, en una declaración política emanada deun sindicato departamental de la CGT. �El plan se pue-de aplicar -dice Satre- y alcanzar la libertad en vez dela miseria sólo bajo la condición de que el timón delestado pase de las manos criminales de la burguesía alas manos productivas de los trabajadores.� La Veritécontinuó informando regularmente durante el mes dediciembre y, por ese entonces, publicó otra carta, sinfecha, de Satre y el sindicato departamental al secre-

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272tariado nacional. La publicación de tales artículos en elperiódico de los bolcheviques leninistas en la SFIOmuestran, por lo menos, la existencia de un acuerdopolítico entre la mayoría de la dirección de la CGT de-partamental y la persona que, como hemos visto, ac-tuaba allí como vocero de Trotsky. Finalmente, en mar-zo de 1935, cuando se realizó la reunión del ComitéNacional Confederal de la CGT, Alexis Bardin, por man-dato del sindicato departamental votado 5 de diciem-bre de 1934, dio un largo informe sobre el plan de laCGT. Este discurso fue escrito enteramente por Trots-ky. La línea política que definió para la confederaciónsindical fue, según su propia expresión, una línea de�acción revolucionaria�, mientras en el país comenza-ba a delinearse el reagrupamiento frentepopulista,opuesto categóricamente a toda perspectiva revolucio-naria.

En junio de 1935, Trotsky dejó Domene primero yluego Francia. La influencia adquirida durante su breveestadía en Isere no se desvaneció inmediatamente. Unavez más, fue Bardin quien representó al sindicato de-partamental en el congreso de la CGT en el otoño de1935, que votó la reunificación sindical: allí denuncióel �oportunismo, el stalinismo, y la colaboración de cla-se� que, según la opinión tanto de la CGT departamen-tal como de Trotsky y sus seguidores, constituía la esen-cia del Frente Popular en esa cuestión. Sin embargo,de allí en más, los sindicalistas �de izquierda�, al en-frentarse a las anteriores fuerzas de la CGTU y la CGTtradicional, se convirtieron en una minoría dentro de laorganización departamental unificada. Este nuevo or-ganismo departamental quedó en manos de Sandra,militante del PC. La influencia de Bardin, por cierto

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273menor que en la CGT, no era, de todos modos, despre-ciable. Cuando en junio de 1935 la conferencia nacio-nal de la Juventud Socialista expulsó a los dirigentesde la Alianza del Sena, la Alianza de Jóvenes Socialis-tas de Isere se declaró solidaria con los �expulsados�,quienes estaban claramente inspirados por los bolche-viques leninistas. El 4 de noviembre de 1935, los trots-kistas de Grenoble sacaron a la calle un centenar depersonas para realizar un mitin de protesta contra elataque al Travailler alpin. Sin embargo, después queBardin fue expulsado de la SFIO, el 22 de diciembre de1935, su grupo de jóvenes militantes desapareció sindejar rastros. El mismo renunció a todo tipo de activi-dad política después de 1936.

Como Bardin es renuente a volver sobre un períodode su vida durante el cual, aparentemente, fue empu-jado más allá de sus propias limitaciones y tempera-mento, no estamos en condiciones de estimar el nú-mero de miembros que fue capaz de influenciar e in-cluso comenzar a organizar. También lamentamos quesu silencio no nos permita responder un interroganteque se presenta al lector de muchos documentos im-portantes de esa época del sindicato departamental:¿estos documentos fueron escritos sobre proyectospresentados por Trotsky a través de Bardin? Además,se puede concluir, con toda certeza, que Bardin no pusoa nadie en contacto directo con Trotsky, que permane-ció como su único intermediario, su única �vía paraintervenir� en la vida política de Grenoble.

Los hechos analizados y los documentos enumera-dos o reproducidos más abajo nos parecen suficientespara indicar que es falso afirmar que Trotsky vivió enDomene �en total aislamiento�, contentándose con dis-

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274cutir� los problemas escolares del lugar�... con unospocos maestros de escuela de la vecindad�. Sus discu-siones con los �maestros� tuvieron que ver con cues-tiones infinitamente más amplias que �los problemasescolares del lugar�. Esperamos que más evidenciasclarificarán los aspectos aún oscuros de esta interven-ción -una de las últimas de Trotsky y poco conocida-en el movimiento obrero francés.

Emprendimos este limitado estudio con ese objetivoy para restaurar la imagen de Trotsky como un militan-te al cual no había prohibición oficial que pudiese for-zar a la inactividad total.

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Otros escritos de 1934-1935

Además del material incluido en el presente volu-men, han sido publicados los siguientes escritos deTrotsky pertenecientes a este período:

El joven Lenin, 1972. Este primer volumen de unproyecto de biografía de Lenin fue completado en 1935antes de la salida de Trotsky de Francia, y publicadopor primera vez en 1936 en dicho país.

Diario de Trotsky en el exilio, 1935; 1958. Contieneotros escritos del período francés entre el 7 de febreroy el 9 de junio de 1935.

León Trotsky en Francia, 1974. Esta colección, queincluye todos los artículos de la serie de 1936 titulada¿Adónde va Francia? contiene los extensos ensayos:¿Adónde va Francia? (octubre de 1934) y, Una vez más,¿adónde va Francia? (marzo 1935), los cuales fueronpublicados anónimamente mientras Trotsky estuvo enFrancia.

Terrorismo y Comunismo, 1963. El cual contiene unaintroducción escrita para la segunda edición inglesa (10enero de 1935).

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276León Trotsky sobre la cuestión judía, 1971. Contie-

ne Respuesta a una pregunta acerca de Birodibjan (oc-tubre 1934).

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Notas

1 A Cannon sobre los próximos pasos a seguir. International Bulletin,Partido de los Trabajadores de Estados Unidos, N-1, 1935. Firmado�Cruz�.2 James P. Cannon (1890-1975): organizador de la IWW, dirigente delala izquierda del Partido Socialista de Debs y fundador del PartidoComunista Norteamericano. Expulsado del PC en 1928 por expresarsu solidaridad con Trotsky, dirigió la formación de la Oposición deIzquierda y posteriormente del Partido Socialista de los Trabajadores(norteamericano) y de la Cuarta Internacional.3 Los esfuerzos en este sentido resultaron unos meses más tarde enla publicación de una Carta abierta en pro de la Cuarta Internacionalfirmada, entre otros, por los dirigentes del RSAP holandés, del WPUSy del ICL. Los firmantes también establecieron un Comité Provisionalde Contacto, con sede en Amsterdam, encargado de publicar un bo-letín informativo y de coordinar �el trabajo colectivo, apoyándose enlos documentos fundamentales, programáticos y tácticos, de la Cuar-ta Internacional� (ver Escritos 1935-1936).4 A.J. Muste (1885-1967): ministro protestante pacifista, se ligó almovimiento obrero durante la Primera Guerra Mundial. En 1929 par-ticipó en la fundación de la Conferencia por la Acción Obrera Progre-siva (CPLA), que promovió dentro de la API la militancia, la democra-cia sindical y la formación de sindicatos industriales, y cuando co-menzó la depresión ayudó a los desocupados a organizarse. En 1933la CPLA organizó el Partido Norteamericano de los Trabajadores (AWP),cuyos miembros participaron activamente en importantes huelgas y

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278luchas de desocupados. En 1934 el AWP, en proceso de izquierdización,se unió con la Liga Comunista norteamericana para formar el Partidode los Trabajadores de Estados Unidos (WPUS), del que Muste fuesecretario. En 1936, después de que el WPUS voto entrar al PartidoSocialista Muste rompió con el marxismo y volvió al pacifismo y a laIglesia En la década del 50 fue uno de los pocos defensores de lasvíctimas de la cara de brujas y colaboró en la formación del ForoNorteamericano para la Educación Socialista, que tenía el objetivo deimpulsar el intercambio sistemático de puntos de vista entre los radi-cales. En la década del 60 jugó un rol dirigente la fundación del mo-vimiento contra la guerra.5 Las intrigas centristas y la táctica marxista. International InformationBulletin, Partido de los Trabajadores de Estados Unidos, N° 1, 1935.Firmado �Crux�. En el mismo boletín se publicó un informe de V. sobrela conferencia de la IAG.6 El Bund Judío ( Unión General de Obreros Judíos de Lituania, Poloniay Rusia) formó parte del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso hasta1903, cuando se opuso a la concepción de Lenin de un partido multi-nacional democráticamente centralizado. Cuando el congreso social-demócrata rechazó su exigencia de una estructura partidaria federada,dentro de la cual el Bund estaría a cargo de las relaciones con losobreros judíos, rompió y se transformó en una organización indepen-diente. En 1917 estuvo frente a los mencheviques en contra de laRevolución Bolchevique.7 Vidal era uno de los seudónimos de Trotsky.8 George Vereecken representaba una tendencia sectaria dentro de lasección belga de la ICL.9 Otra vez sobre la cuestión del bonapartismo. QuatrièmeInternationale, (Cuarta Internacional) febrero de 1937. QuatrièmeInternationale era una revista publicada en francés por el Secretaria-do Internacional. Traducido [al inglés] para este volumen [de la edi-ción norteamericana] por A. L. Preston.10 Otto von Bismarck (1815-1898): dirigente reaccionario del gobier-no prusiano entre 1862 y 1871 y canciller del Imperio Alemán entre1871 y 1890. Organizó la unificación de Alemania por medio de laGuerra de las Siete Semanas contra Austria y de la Guerra Franco-Prusiana.11 Victor Chernov (1876-1952): fundador y dirigente del Partido So-cial Revolucionario ruso. Participó en la Conferencia de Zimmerwald,fue ministro de agricultura en el gobierno de Kerenski y se opuso a laRevolución Bolchevique.

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27912 Luigi Facta (1861-1930): premier de Italia en 1922 y senador en1924.13 La discusión en Bélgica y el Plan de Man. La primera parte fuetraducida [al inglés] de un boletín sin fecha y sin número del Partidode los Trabajadores de Estados Unidos, 1935; la segunda parte fuetraducida [al inglés] pera este Volumen [de la edición norteamerica-na] por George Novack de un boletín de la sección belga de la ICL,abril de 1935. Firmado �Cux�. La sección belga se reunió en una con-ferencia nacional el 10 de marzo pera discutir las perspectivas y ver siera posible evitar la ruptura de una minoría, centralizada en Bélgica ydirigida por George Vereecken, que se oponía, entre otras cosas, algiro francés y a su aplicación en Bélgica. Los delegados discutieron lacarta de Trotsky apoyando la posición tomada por el SecretariadoInternacional y por Martin, su delegado en la conferencia. La confe-rencia aprobó una moción presentada por el sector de Charleroi, queaprobaba la entrada al Partido Obrero Belga (POB) pero no planteabafecha para efectivizarla. No se evitó la ruptura. En el cuarto párrafoanterior al final, que comienza �Dos año después, en abril de 1891�,parece que se cometió un error tipográfico con la fecha o se omitióinadvertidamente una cita anterior de Engels.14 George Theunis (1873-1966): fue ministro de finanzas y primerministro del gobierno belga entre 1921 y 1925, ministro de defensanacional en 1932 y primer ministro de 1934 a 1935.15 Al decir Charleroi se refiere a la dirección de la sección belga, cuyoperiódico era La Voix Communiste.16 León Lesoil (m. 1942): uno de los fundadores del PC Belga, estuvoentre los dirigentes expulsados en 1928 por oponerse a la represióncontra la oposición soviética. Participó en la organización de la sec-ción belga y en su dirección hasta su muerte. Arrestado por la Gestapoen 1941, murió al año siguiente en un campo de concentración.17 Vandervelde y Jacquemotte: dirigentes del POB y del PC respecti-vamente.18 La Carta de Gourov, de fecha 9 de enero de 1934, se publica con eltítulo �Revisionismo y planificación� en Escritos 1933-1934.19 Los hennautistas eran una tendencia que se había separado de lasección belga, en 1933 se negocia con ellos, infructuosamente, lareunificación.20 De una carta a los camaradas chinos. Boletín de la sección alemanade la ICL, Nro. 2, 1935. Firmado �Crux�. Traducido [al inglés] paraeste volumen [de la edición norteamericana] por Fred Buchman.21 Del plan de la CGT a la conquista del poder. De Le Mouvement

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280Communiste en France de Trotsky, editado por Pierre Brué, 1967; lasnotas también se tomaron de ese libro. Traducido [al inglés] para estevolumen [de la edición norteamericana] por J. R. Fidler. Aunque fuepublicado en La Verité del 5 de abril de 1935 y como folleto (LaBrèche Syndicale, 1935), este documento no apareció con la firma desu verdadero autor hasta 1967. Es un discurso al Comité ConfederalNacional (CCN) de la CGT pronunciado entre el 18 y el 19 de marzode 1935 por Alexis Bardin, delegado al CCN del Sindicato Departa-mental de Isere perteneciente a la CGT. Bardin era un joven miembrodel Grupo Bolchevique Leninista de la SFIO que vivía cerca de Trots-ky, y éste le preparó todo el discurso. Además de que muchos de losproblemas que trata son relevantes aun actualmente, es un docu-mento valioso porque demuestra cómo opinaba Trotsky que debíaintervenir un revolucionario que militaba en un sindicato reformista,incluso en una reunión de burócratas reformistas, para difundir susideas.22 Después de que en 1933 el Partido Obrero Belga aprobó el plan deHendrik de Man, los dirigentes sindicales franceses no quisieron sermenos. Por iniciativa de León Jouhaux, la CGT instaló un centro deestudios �de un plan� en mayo de 1934, cuyo proyecto fue aprobadopor el CCN en octubre de 1934. En un folleto que completó al 28 demarzo de 1935 Trotsky escribió: �Ni de Man ni Jouhaux son los inven-tores de sus �planes��. Simplemente tomaron las reivindicaciones fun-damentales del programa marxista para el período de transición -lanacionalización de la banca y de las industrias clave-, tiraron por laborda la lucha de clases y sustituyeron la expropiación revolucionariaa los expropiadores por la operación financiera de la compra [es decir,comprarles a los capitalistas].� Trotsky señalaba que el objetivo delplan era �demorar el colapso final del reformismo e inspirarle nuevasilusiones al proletariado para desviarlo de la revolución�. Pero tam-bién pensaba que el plan, �proyectado para alejar a los obreros de los�malos pensamientos�, puede convertirse en la bandera de un movi-miento revolucionario�. (¿Adónde va Francia?).23 La Juventud Patriótica y el Frente Campesino eran organizacionesde la ultraderecha que colaboraban con los fascistas franceses. Losdemócratas populares eran una organización burguesa más tradicio-nal, parecida al Partido Radical.24 El problema de las nacionalizaciones se suscitó poco después esemismo año, cuando se formulaba el programa del Frente Popular; elPC insistió en omitirlo. Thorez informó a l�Humanité del 13 de julio de1936: �los camaradas del Partido Socialista querían introducir las na-

Page 281: Escritos, 1934 - 1935Escritos Tomo 6 1934 - 1935 volúmen 2 5 tituirÆ en las próximas semanas. Sin embargo, hay una diferencia. El OSP, que constituirÆ la mayoría del nue-vo partido,

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281cionalizaciones en el programa. Nosotros no quisimos sembrar vanasilusiones. Tomamos una posición. Teníamos razón.�25 El Acta de las Cuarenta Horas fue votada por el Parlamento en juniode 1936, bajo la presión de una gigantesca ola de huelgas y ocupa-ciones de fábricas que precedieron a la formación del gobierno deFrente Popular encabezado por Blum.26 Luis XVI (Capeto) era la cabeza de la vieja monarquía feudal (ancienrégime) derrocada por la Revolución Francesa en 1792.27 Los dirigentes de la CGT no tenían la menor intención de impulsara nadie a emprender ningún tipo de acción revolucionaria. En la re-unión del CCN en la que habló Bardin, Jouhaux retiró su propio plan yfrenó todo esfuerzo por popularizarlo o difundirlo. Trotsky culpó deque Jouhaux hubiera podido hacerlo a los dirigente, de los partidosComunista y Socialista. (¿Adónde va Francia?)28 La situación en el Buró de la Juventud de Estocolmo. Internationalinformation Bulletin, Liga Juvenil Espartaco de Norteamérica, sin fe-cha, 1935. Firmado �Crux�. El Buró Internacional de organizacionesJuveniles Revolucionarias se fundó en febrero de 1934, en una confe-rencia que comenzó en Holanda y terminó en Bélgica, que tenía elobjetivo de �trabajar por la creación de una nueva organización juve-nil internacional�. Las principales organizaciones que la formaban eranla juventud de la ICL y la de varios grupos de la IAG. Estableció unBuró de la Juventud en Estocolmo, que pronto se paralizó a causa delas diferentes perspectivas, especialmente a medida que la tendenciadel SAP y sus aliados del Buró de la Juventud se endurecían en suoposición a la Cuarta Internacional. El Buró de la Juventud envió undelegado a la conferencia de la IAG de febrero de 1935, el que de-nunció a los delegados holandeses que apoyaban la Cuarta Interna-cional, Sneevliet y Schmidt. Este delegado, que también era miem-bro del SAP, mas tarde se hizo muy conocido como canciller socialde-mócrata de Alemania Occidental; su nombre era Willy Brandt.29 Walter Held (m. 1941): emigrado alemán y delegado de la ICL alBuró de la Juventud; posteriormente fue secretario de Trotsky enNoruega. Poco antes de que los nazis invadieran Noruega se fue aSuecia y consiguió los documentos necesarios para entrar en EstadosUnidos. En la primavera decidió viajar vía la URSS y Turquía, pues enambos países le garantizaron los permisos de tránsito necesarios. Lapolicía secreta soviética lo sacó del tren y lo fusiló en Saratov.30 En la conferencia de París de agosto de 1933 el SAP firmó la Decla-ración de los Cuatro que llamaba a formar una nueva internacional. ElSAP y el OSP también firmaron una resolución por la que se asocia-

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282ban con otros cinco grupos opuestos a una nueva internacional31 En un congreso de la Juventud Socialista de la Entente del Seine,realizado a fines de febrero de 1935, una �moción trotskista� obtuvo236 votos, mientras que sus adversarios obtuvieron 408.32 Pese a las protestas de muchos afiliados al Buró de la Juventud,Brandt y sus aliados se fueron más a la derecha y en agosto de 1935expulsaron a Held. El Buró de la Juventud se disolvió poco después.33 Un nuevo hito en la amalgama stalinista. New Militant, 4 de mayode 1935, donde llevaba el título Los bolcheviques leninistas de laURSS frente a una nueva farsa.34 Notas de un periodista. Biulleten Opozitsi, N° 43, abril de 1935firmado �Alpha�. Traducido [al inglés] para este volumen [de la edi-ción norteamericana] por John Fairlie. La primera parte apareció enotra traducción en New Militant del 15 de junio de 1935.35 Kliment Voroshilov (1881-1969): uno de los primeros en apoyar afue miembro del Buró Político desde 1926 y presidente del ConsejoMilitar Revolucionario y comisario del pueblo de defensa entre 1925 y1940. Fue presidente de la URSS de 1951 a 1960.36 A.I. Stetski: partidario de Bujarin, más tarde lo reemplazó por untiempo como teórico del círculo de Stalin. Fue arrestado en 1938.37 La situación en Francia y las tareas del Grupo Bolchevique Leninistade la SFIO. Boletín de la sección alemana de la ICL, N° 2, junio de1935. Sin firma. Traducido [al inglés] para este volumen [de la edi-ción norteamericana] por John Fairlie. Aunque el artículo está fecha-do el 15 de abril de 1935, la cita de l�Humanité del 18 de abril indicaque en realidad lo completó después.38 Croix de Feu era una organización fascista paramilitar encabezadapor el coronel Casimir de la Rocque. Desde los acontecimientos del 6de febrero de 1934, en los que jugó un rol dirigente, hasta alrededorde 1936 fue el movimiento fascista más fuerte de Francia.39 Henri Dorgeres (n. 1897): dirigente pro fascista del Frente Campe-sino40 Paul Vaillant-Couturier (1892-1937): dirigente stalinista francés ydirector de l�Humanité, fue un destacado exponente del social-patrio-tismo.41 Paul Deroulede (1846-1914): político francés, autor de poesíaspatrióticas.42 Sobre las tesis sudafricanas. Workers� Voice (La Voz de los Trabaja-dores) Sudáfrica, noviembre de 1944; International Socialist Review,otoño de 1966. El Workers Party (Partido de los Trabajadores) deSudáfrica elaboró para la discusión un documento programático; la

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283respuesta de Trotsky plantea su posición sobre el problema nacionaldel país en ese entonces, semicolonia británica.43 Antes de 1917 Lenin pensaba que la próxima revolución rusa seapoyaría en una alianza entre obreros y campesinos, en el marco deuna democracia burguesa. En 1917 cambió esa perspectiva por la deuna dictadura del proletariado (estado obrero apoyado por el campe-sinado). Trotsky traza la evolución del pensamiento de Lenin sobre elproblema de �la dictadura democrática del proletariado y del campe-sinado� en La revolución permanente y en su ensayo Tres concepcio-nes de la revolución rusa, que publicamos en Escritos 1939-1940.44 El African National Congress, ANC (Congreso Nacional Africano),formado en 1913, fue la primera organización sudafricana que plan-teo un programa basado en la unidad bantú, en la igualdad política,económica y social entre negros y blancos en el estado y en la Iglesia,en la garantía del derecho a la tierra para los africanos, en la aboliciónde las barreras del color y de cualquier forma de discriminación racialcontra los no europeos. Se convirtió en una de las presas favoritas delstalinismo en la década del 30. Fue liquidado después de la masacrede Sharpeville de 1960.45 Ramsay MacDonald (1866-1937): primer ministro del primer go-bierno laborista británico (1924). Abandonó el Partido Laborista du-rante su segundo período como primer ministro (1929-1931), parformar con los tories un gabinete de �unidad nacional� (1931-1935).46 ¿Alquimia centrista o marxismo? The New International, julio de1935. Sin firma. La larga y venenosa respuesta del SAP fue publica-da con el título Una discusión necesaria en el número de noviembrede 1935 de The New International Bulletin, publicado por la Liga porun Partido Obrero Revolucionario, encabezada por B. J. Field.47 Entre la conferencia de la IAG de febrero de 1935 y la fecha en fueescrito este artículo, el NAP había pasado a ser el partido gobernanteen Noruega.48 Ver esta resolución, escrita por Trotsky, en Escritos 1933-1934.49 Como de costumbre, no se nos dice qué partidos [Nota de LeónTrotsky]** Los tres partidos representados en el �Comité Inicial� eran el SAP, elgrupo de Doriot en Francia y el grupo español dirigido por JoaquínMaurín.50 Karl Kautsky (1854-1938): fue, después de Engels, la figura másrespetada de la Segunda Internacional hasta que abandonó el inter-nacionalismo durante la Primera Guerra Mundial y se opuso a la Revo-lución Rusa, es decir, hasta que se convirtió en �el Kautsky de la

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284decadencia�.51 Ver de Lenin La consigna de �desarme�, octubre de 1916, en Obrasescogidas.52 Tesis 36, La guerra y la Cuarta Internacional (ver Escritos 1933-1934)53 Cuando los bolcheviques leninistas formularon su posición sobre lacuestión de la guerra en su proyecto de tesis (La guerra y la CuartaInternacional), les entregaron con tiempo a los dirigentes del SAP elmanuscrito del proyecto y los invitaron a participar en su discusión.Prometieron hacerlo, pero luego no recibimos respuesta alguna. Evi-dentemente, los dirigentes del SAP �no tuvieron tiempo suficiente�.Nunca tienen tiempo para los problemas de la revolución, y además,¿qué podía decir Tranmael? ¿Qué podía decir Kilbom?... Este ejemplole demuestra al lector que hemos hecho una seria experiencia con elSAP. [Nota de León Trotsky].54 Arthur Henderson (1863-1935): ex secretario del Partido Laboristainglés y presidente de la Segunda Internacional, fue un destacadosocial-patriota durante la Primera Guerra Mundial y miembro del ga-binete británico en diversas ocasiones.55 Weimar era la pequeña ciudad donde se organizó en 1919 el go-bierno de la República alemana. La República de Weimar duró hastaque Hitler asumió plenos poderes en 1933.56 La Unión del Control Democrático era una organización pacifista,apoyada por intelectuales liberales, radicales y socialistas que creciórápidamente durante la guerra. Eugene Dene Morel (1873-1924):escritor y periodista, fue miembro del ILP y representante laboristaen la Cámara de los Comunes en el momento de su muerte. Es cono-cido por su trabajo en Africa, especialmente por haber formado en1904 la Asociación por la Reforma del Congo, que denunció los horro-res de las plantaciones de caucho en el Congo y obligó a terminar conellas.57 Henri Barbusse (1873-1935): novelista pacifista que se unió al Par-tido Comunista Francés, escribió biografías de Stalin y Cristo y apoyóamorfos congresos contra la guerra y contra el fascismo utilizados porlos stalinistas como sustitutos de la verdadera lucha de clases. WilliMuenzenberg (1889-1940): organizador de la Juventud ComunistaInternacional, dirigió muchas campañas propagandísticas para el PCy el Kremlin. Rompió con el stalinismo en 1937 y encontró la muerteen Francia, durante la invasión alemana.58 En Zimmerwald, Suiza, se reunió en septiembre de 1915 una con-ferencia de todas las corrientes internacionalistas y contrarias a la

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285guerra que habían sobrevivido a la debacle de la Segunda Internacio-nal. Aunque la mayoría de los participantes eran centristas, fue unpaso adelante en la dirección de formar una nueva internacional. EnKienthal, Suiza, se reunió en abril de 1916 una segunda conferenciainternacional que intentó continuar y superar las posiciones tomadasen Zimmerwald.59 Rosa Luxemburgo (1871-1919): fue una destacada dirigente delmovimiento marxista e irreductible adversaria del revisionismo y eloportunismo anteriores a la Primera Guerra Mundial. Prisionera en1915, estuvo entre los fundadores de la Liga Espartaco y del PartidoComunista Alemán. Ella y Karl Liebknecht fueron asesinados en enerode 1919 por orden de Gustav Noske, socialdemócrata, ministro deguerra del gobierno Ebert-Scheidemann. Karl Liebknecht (1871-1919):primero acató la disciplina socialdemócrata y votó en el Reichstag afavor de los créditos de guerra el 4 de agosto de 1914. Despuésrompió la disciplina, se manifestó públicamente contra la guerra yorganizó la oposición contra ella.60 Casualmente uno de los dirigentes del grupo me escribió pregun-tando qué opinaba yo sobre la entrada al SAP. Mi respuesta fue queen principio no se podía decir nada en contra, que todo el problemaestaba en bajo qué banderas y con qué objetivo se entraba. [Nota deLeón Trotsky]61 Aquí Trotsky comete un error. El Buró de la Juventud de Estocolmono se formó con el NAP sino con el grupo Mot Dag de Noruega.62 Recordemos que después de la guerra los franceses que adherían ala Tercera Internacional participaron durante un período considera-ble, junto con la SFIO, en la Internacional de Berna (Dos y Media).Sobre esta cuestión tuvo lugar una instructiva polémica entre Lenin yMartov. He aquí lo que decía Lenin: �En algún lado Martov escribió�vosotros, bolcheviques, vituperáis a la Internacional de Berna, pero�vuestro� propio amigo Loriot pertenece a ella�. Esta es la argumenta-ción de un tramposo. Porque, como todo el mundo lo sabe, Loriot estápeleando abierta, honesta y heroicamente por lo Tercera Internacio-nal.� Creemos que la argumentación de Lenin no necesita comenta-rios. [Nota de León Trotsky]63 La Internacional Dos y Media (O Asociación Internacional de parti-dos socialistas) se formó en febrero de 1921; la constituyeron lospartidos y grupos centristas que habían roto con la Segunda Interna-cional bajo la presión de las masas revolucionarias. Aunque criticabana la Segunda Internacional, la posición de sus dirigentes no era bási-camente diferente de la de aquélla, y su función principal consistía en

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286contrabalancear la creciente influencia comunista entre los trabaja-dores. En mayo de 1923 la Internacional Dos y Media se volvió a unircon la Segunda Internacional.64 Paul Henri Spaak (1899-1972): durante un breve lapso estuvo enla izquierda del Partido Obrero Belga y dirigió Action Socialiste en1934. Cuando Trotsky llegó a Francia en 1933 Spaak lo visitó parapedirle consejo. Pero se decidió a seguir otra clase de consejos, yaque en 1935 pasó a formar parte del gabinete belga como ministro yen la década del 50 fue secretario general de la OTAN (Organizacióndel Tratado del Atlántico Norte).65 Otro artículo inmediatamente posterior a éste figura en la secciónAnexos del volumen 2 del presente tomo.66 La traición stalinista en l�Humanité. New Militant, 12 de mayo de1935. Sin firma.67 Gabriel Peri (1902-1941): dirigente del PC y director de l�Humanité.Lo ejecutaron los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.68 Pierre Laval (1883-1945): socialista en su juventud, fue ministrode relaciones exteriores entre 1934 y 1935 y negoció el Pacto Franco-Soviético. Fue premier desde 1935 a 1936 y nuevamente en 1942,cuando siguió una política de colaboración con Alemania. Fue ejecu-tado por traición.69 El 6 de diciembre de 1934 se firmó un protocolo franco-soviético,comprometiéndose a la ayuda mutua para mantener la paz en Europaoriental. Este era el �Pacto Oriental�. Peri alegaba que el ministro derelaciones exteriores Laval lo estaba dejando de lado. Menos de unmes después de escrito este artículo fue evidente qué equivocadoestaba Peri.70 Der Völkische Beobachter (El Observador del Pueblo) era el princi-pal periódico nazi.71 Joh Simon (1873-1954): dirigente conservador que ocupó muchoscargos en el gabinete, entre ellos el de secretario de relaciones exte-riores (1931-1935), el de secretario de interior (1935-1937), canci-ller del tesoro (1937-1940) y lord canciller (1940-1945).72 El Pacto de Locarno fue una serie de cinco tratados y convencionesde arbitraje firmados en diciembre de 1925 por Alemania, Bélgica,Francia, Italia, Gran Bretaña, Checoslovaquia y Polonia, �garantizan-do� la continuación de la paz y las fronteras territoriales existentes.73 Pierre Taittinger (1887-1965): fundador de una de las muchas or-ganizaciones fascistas que actuaron en Francia en la década del 30, laJuventud Patriótica.74 Tanto Cachin como Vaillant-Couturier apoyaron al gobierno impe-

Page 287: Escritos, 1934 - 1935Escritos Tomo 6 1934 - 1935 volúmen 2 5 tituirÆ en las próximas semanas. Sin embargo, hay una diferencia. El OSP, que constituirÆ la mayoría del nue-vo partido,

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287rialista francés durante la Primera Guerra Mundial.75 Otro artículo inmediatamente posterior a éste figura en la secciónAnexos del volumen 2 del presente tomo.76 Stalin firmó el certificado de defunción de la Tercera Internacional.New Militant, 8 de junio de 1935. Firmado �Secretariado Internacio-nal de la Liga Comunista Internacional�. El 2 de mayo de 1935 seanunció en Moscú la firma del Pacto Franco-Soviético de no agresión.Un comunicado emitido el 15 de mayo, al final de las conferencias deLaval con Stalin, Litvinov y Molotov, afirmaba. �Estuvieron totalmentede acuerdo en reconocer, en el estado actual de la situación interna-cional, las obligaciones que se imponen a los gobiernos sinceramentededicados a salvaguardar la paz, y que demostraron claramente estedeseo de paz con su participación en toda búsqueda de garantíasmutuas, Precisamente en interés de salvaguardar la paz. El deber losobliga antes que nada a no debilitar de ninguna manera sus mediosde defensa nacional. Al respecto el señor Stalin comprende y apruebaplenamente la política de defensa nacional de Francia con el objetivode mantener su fuerza armada a un nivel que garantice la seguridad.�77 Brest-Litovsk era una ciudad de la frontera ruso-polaca en la que el3 de marzo de 1918 una delegación soviética firmó un tratado po-niendo fin a las hostilidades entre Rusia y Alemania. Los términoseran excesivamente desfavorables para los intereses soviéticos, peroel nuevo gobierno de la URSS consideró que debía firmarlo porque enese momento era incapaz de volver a combatir. Más tarde, la Revolu-ción Alemana de noviembre de 1918 y la derrota de Alemania en laguerra devolvieron al gobierno soviético la mayor parte del territorioque había perdido por el Tratado de Brest-Litovsk.78 En ese momento la Italia fascista preparaba la invasión a Etiopía(Abisinia), que tuvo lugar en el otoño de 1935. Mussolini contó con laaprobación tácita del imperialismo francés.79 Louis Marin (1871-1960): diputado de la extrema derecha al Parla-mento francés.80 Jean Jaurés (1859-1914): destacado orador socialista francés, pa-cifista asesinado a comienzos de la Primera Guerra Mundial.81 Philipp Scheidemann (1865-1939) y Gustav Noske (1868-1946):dirigentes del ala derecha de la socialdemocracia alemana y miem-bros del gabinete que aplastó a la Revolución de Noviembre de 1918.Emile Vandervelde (1866-1938): reformista socialdemócrata belgaque presidió la Segunda Internacional entre 1929 y 1936.82 A los estudiantes de la Universidad de Edimburgo. New Militant, 29de junio de 1935. Otra traducción aparece en Diario de Trotsky en el

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288exilio, 1935.83 El Séptimo Congreso de la Comintern. Biulleten Opozitsi, N° 44,julio de 1935. Sin firma. Traducido [al inglés] para este volumen [dela edición norteamericana] por Fred Buchman. Otra traducción apare-ció en New Militant, 27 de julio de 1935.84 Frente Popular se llamó a la coalición de 1935 entre los partidosobreros franceses (comunista y socialista) con el Partido Radical (oRadical-Socialista), democrático-burgués. En la década del 20 lospartidos Radical y Socialista habían formado una coalición similar, a laque se llamó Bloque de Izquierda, acerbamente condenada por laInternacional comunista como demostración del colaboracionismo declases. Lo nuevo en 1935, además del nombre, fue la activa partici-pación del Partido Comunista en la conciliación de clases. En 1935, enel séptimo congreso, la Comintern oficializó la política de frente popu-lar, adoptada por todos los partidos comunistas hasta 1939, cuandose firmó el Pacto Stalin-Hitler. Después de la Segunda Guerra Mundialrevivió con distintos nombres (coalición antimonopolista, etcétera).85 Wilhelm Pieck (l876-1960): miembro de la Liga Espartaco y funcio-nario del Partido Comunista Alemán desde su fundación. Pasó en Moscúla Segunda Guerra Mundial y después volvió a Alemania Oriental,donde encabezó el Partido Socialista Unificado.86 Georgi Dimitrov (1882-1949): comunista búlgaro que vivía en Ale-mania, atrajo la atención mundial en 1933, cuando los nazis lo encar-celaron y lo sometieron a juicio, acusándolo, junto con otras perso-nas, del incendio del Reichstag. Se defendió valientemente en el jui-cio y fue liberado Se hizo ciudadano soviético y actuó como secretarioejecutivo de la Comintern de 1934 a 1943. En 1945 volvió a Bulgaria,de la que fue premier de 1946 a 1949.87 Ernst Torgler (1893-1983): se unió al Partido Comunista Alemán en1920 y fue miembro del Reichstag desde 1924. En 1933, después delincendio del Reichstag, fue arrestado y luego liberado. Lo confinaronen un campo de concentración y en 1945 reasumió la actividad polí-tica en Alemania Occidental.88 Otro artículo inmediatamente posterior a éste figura en la secciónAnexos del volumen 2 del presente tomo.89 Carta abierta a tos trabajadores de Francia. The New International,agosto de 1935. En mayo de 1935 se le informó a Trotsky que elgobierno noruego accedía a otorgarle una visa, y abandonó Domenerumbo a París el día en que completó esta carta, tres días después dela formación de un nuevo gabinete en Francia presidido por PierreLaval.

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28990 Jean-Baptiste Severac (1879-1951): funcionario reformista de laSFIO.91 Aristide Briand(1862-1932) ex socialista Louis Malvy (1875-1949):radical.92 André Marty (1886-1956): encabezó en 1919 un motín de marine-ros. Fue dirigente del PC Francés hasta 1952, cuando lo expulsaronpor supuesta indisciplina.93 Jean Longuet (1876-1935): nieto de Karl Marx, socialista francésde derecha, fundador y director de Le Populaire.94 Serguei Sedov (1908-1937): el hijo menor de Trotsky, arrestado enSiberia, según la prensa soviética, y muerto en un campo de concen-tración después de negarse a �confesar� crímenes que implicaban asu padre.95 Uno de estos dirigentes, Chemodanov, secretario de la Internacio-nal Juvenil Comunista, les dijo a los jóvenes socialistas franceses.� Sise declara la guerra contra la URSS y ustedes hacen su revoluciónserán unos traidores� (New Militant, 13 de julio de 1935).96 Es necesario un nuevo giro. International Information Bulletin Par-tido de los Trabajadores de Estados Unidos, N° 2, 7 de septiembre de1935. También aparecen en Le Mouvement Communiste en France.Firmado �Crux�. El 9 de junio de 1935, la noche antes de que seescribiera esta carta, la SFIO inauguró su trigésimosegundo congresonacional en Mulhouse, el primero desde la entrada de los bolchevi-ques leninistas. La carta demuestra que Trotsky opinaba que el girofrancés ya había cumplido su función. Preveía en ese momento unreagrupamiento para la construcción de un partido revolucionario in-dependiente, capaz de aprovechar plenamente el último y drásticogiro a la derecha de la Comintern. No todos las dirigentes del GBLcompartían esta opinión; algunos pensaban que habla que permane-cer indefinidamente dentro de la SFIO. Los sacudió el congreso deMulhouse, en el que hubo 2.025 votos por la mayoría (reformista),777 por Batalla Socialista (centrista) y 105 por los bolcheviquesleninistas. los dirigentes reformistas, que controlaban firmemente,pronto empezaron a expulsar de la SFIO a los izquierdistas y a laJuventud Socialista. La posición que Trotsky explica en esta carta fueasumida antes de las expulsiones.97 Hay que restaurar la disciplina. International Information Bulletin,Partido de los Trabajadores de Estados Unidos, N° 2, 7 de septiembrede 1935. Firmado �Crux�. Esta carta fue escrita el día que Trotskydejó Francia por última vez, rumbo a Noruega vía Bélgica.98 La situación de la Liga y sus tareas. Internal Bulletin, Communist

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290League of America (Liga Comunista de Norteamérica) N° 16, sep-tiembre de 1934. Firmado �Linier�. La traducción [al inglés] ha sidorevisada por Russell Block, después de examinar el original francés,con permiso de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. Este docu-mento fue enviado al Buró Político de la Liga Comunista francesa paraser incluido en su primer boletín interno en el que discutía la propues-ta del giro francés.99 Cruzar el Rubicón. Autorizado por la Biblioteca de la Universidad deHarvard. Sin firma. Traducido del francés [al inglés] para este volu-men [de la edición norteamericana] por Robert Cantrick. Este artículoes una carta enviada a Raymond Molinier, defensor del �entrismo�.100 Los stalinistas y la unidad orgánica. Autorizado por la Biblioteca dela Universidad de Harvard. Firmado �V�. Traducido del francés [al in-glés] para este volumen [de la edición norteamericana] por JesseSmith Esta carta, enviada a la dirección de la Liga francesa, llama laatención sobre los aspectos positivos de la posible unificación de laSFIO con el PC. Fue escrita una semana antes de que los dirigentesde ambos partidos firmaran el pacto de frente único, el 27 de julio de1934. El análisis posterior, más completo, acerca de la cuestión de launidad orgánica, aparece en el artículo titulado Sobre las tesis �Launidad y la juventud�101 Argumentos complementarios y sugerencias para artículos. Conautorización de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. Firmado�Van�. Traducido del francés [al inglés] para este volumen [de la edi-ción norteamericana] por Robert Cantrick. Este documento fue agre-gado a las minutas del Comité Central de la Liga francesa.102 Tareas de la ICL. Con autorización de la Biblioteca de la Universi-dad de Harvard. Sin firma. Traducido del alemán [al inglés] para estevolumen [de la edición norteamericana] por Russell Block. Probable-mente este artículo fue escrito después que Trotsky se enteró de queEugene Bauer, uno de los dirigentes de la sección alemana de la ICLen el exilio, atacaba duramente el �giro francés�.103 Nubarrones en el Lejano Oriente. Esquire, agosto de 1934.104 Senjuro Hayashi (1876-1943): general japonés ministro de guerra(1934-1935), y primer ministro(1937).105 V.K. Bluecher (1889-1938): cabeza de las fuerzas guerrilleras enSiberia durante la Guerra Civil. En la década del 20 fue designado porel Ejército Rojo consejero militar de Chiang Kai-shek. Más tarde, fuecomandante del Ejército Especial del Lejano Oriente; fusilado por or-den de Stalin en 1938.106 La tradición �belga� de discusión. Bulletin interieur, Groupe Bol-

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291chevique Leniniste dans la SFIO (Grupo Bolchevique Leninista en laSFIO). N° 2, de octubre de 1934. Firmado �Vidal�. Traducido [al in-glés] para este volumen [de la edición norteamericana] por RussellBlock.107 La NAS holandesa, (Organización Obrera Nacional) era un peque-ño pero radicalizado movimiento sindical que en la década del 30estaba dirigido por Henricus Sneevliet del RSP108 La tendencia de Naville era mayoritaria en el Comité Central antesde la conferencia nacional de la Liga realizada el 29 de agosto de1934. Sin embargo, la acción de la conferencia la redujo a la minoría.109 Cómo responder al Buró de Londres-Amsterdam. Bulletin Interieur,Groupe Bolchevique-Leniniste dans la SFIO, N° 3, noviembre 1934,en el cual apareció bajo el título La respuesta del camarada Vidal. Sinfirma. Traducido [al inglés] para este volumen [de la edición norte-americana] por Robert Cantrick. El centrista Buró de Londres-Amsterdam (anteriormente denominado IAG) había proyectado unaconferencia internacional para noviembre de 1934, a la cual habíainvitado a la ICL. En esta carta dirigida al SI, Trotsky da su posiciónacerca de cómo se debe responder a la invitación. Sus puntos devista fueron adoptados por el SI, y la ICL no envió delegados a laconferencia celebrada en París, en febrero de 1935. Trotsky polemizasobre la cuestión en otros artículos, publicados en este tomo.110 La Declaración de los Cuatro, fue un llamado a la formación de unanueva internacional, escrito por Trotsky y firmado por representantesde la Oposición de Izquierda Internacional (bolcheviques leninistas) ypor otras tres organizaciones, el 26 de agosto de 1933. Fue presenta-da al día siguiente en una conferencia de la que participaban dichosgrupos, pero donde no se ganaron nuevos firmantes. Las tesis sobrela guerra aquí mencionadas se refieren a la Cuarta Internacional y laguerra de Trotsky (publicada el 10 de junio de 1934). Ambos docu-mentos se encuentran en el tomo V (1933-1934) de estos Escritos.111 Ningún compromiso sobre la cuestión rusa. Bulletin Interieur, GroupeBolchevique-Leniniste dans la SFIO, N° 3, noviembre de 1934. Firma-do �Vidal�. Traducido [al inglés] para este volumen [de la ediciónnorteamericana] por Robert Cantrick.112 Una vez más acerca de nuestro giro. Bulletin Interieur, GroupeBolchevique-Leniniste dans la SFIO, N° 4, sin fecha. Firmado �X�.Traducido [al inglés] para este volumen [de la edición norteamerica-na] por Russell Block. �Give�, con el cual Trotsky polemiza en esteartículo era el seudónimo de Georges Vereecken.113 Souvarinismo: Boris Souvarine para Trotsky el prototipo del cinis-

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292mo y el derrotismo que caracterizaba a los renegados del marxismo.Boris Souvarine (n. 1893): fundador del Partido Comunista francés yuno de los primeros biógrafos de Stalin. Fue expulsado por el stalinis-mo en la década del 20 y se volvió contra el leninismo en los años 30.114 El titular de La Verité del 19 de octubre de 1934 decía: �León Blumse inclina ante los cuerpos de Barthou y Poincaré. Todavía no ha dichouna palabra acerca de los heroicos obreros insurgentes de España.�Una nota titulada �Condolencias� decía: �la juventud leninista de la JS[Juventud Socialista] expresa su más sentida condolencia al ciudada-no León Blum por la doble pérdida sufrida en las personas de losseñores Barthou y Poincairé.� Esto dio origen a una carta de J. B.Severac, subsecretario general de la SFIO, a La Verité, en la cualdecía que en una reunión del CAP (Comité Administrativo Permanen-te) del partido, se había protestado contra el titular y la nota; y que,de acuerdo al artículo 67 de los estatutos de la SFIO, el CAP lo habíadesignado para entrevistarse con el autor o los autores de los mis-mos. La Verité publicó la carta de Severac el 3 de noviembre juntocon una breve declaración en la que se informaba que Raymond Moliniervio a Severac para informarle del �deseo de La Verité de manifestarabiertamente nuestro pensamiento y nuestras ideas acerca de todaslas cuestiones�. El camarada Severac declaró que no se cuestionabaese derecho, pero que era necesario encontrar la forma de expresarloque no perjudicar a la unidad del partido y que, en opinión del secre-tario, tanto el mencionado titular como la nota no estaban en concor-dancia con tal modo de expresión. Nuestro camarada respondió quenuestro titular reflejaba la gran indignación provocada por los artícu-los de Blum acerca de Barthou y Poincaré, pero que en el futuronuestro consejo editorial tendría en cuenta las recomendaciones delsecretario del partido sobre la forma de nuestra crítica.�115 Noticias de la familia. Unser Tsait, New York, diciembre 1965, delcual fue citado por I.S. Hertz para su artículo, León Trotsky, en elvigésimo quinto aniversario de su asesinato. Traducido [al inglés] paraeste volumen [de la edición norteamericana] por Russell Block. Esteera un ,extracto de una carta dirigida a una mujer en los EstadosUnidos. Alexandra Lvovna Sokolovskaia había ayudado a captar aTrotsky para el marxismo cuando éste, tenía diecinueve años. En1900 se casaron y fueron juntos al destierro en Siberia. Se desconocesu destino luego de las purgas de los años 30.�Seriosha� era el apodofamiliar de Serguei, el hijo menor de Natalia Sedova y Trotsky.116 Laval y el PC Francés. Con autorización de la Biblioteca de la Uni-versidad de Harvard. Sin firma. Traducido del ruso [al inglés] para

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293este volumen [de la edición norteamericana] por Marilyn Vogt. Estefragmento se encontraba manuscrito.117 Anthony Eden (n 1897): político inglés (tori) quien en 1935 fue aMoscú en una misión diplomática cuando era Lord del sello privado.Posteriormente fue ministro de relaciones exteriores y primer minis-tro.118 Hacia una nueva internacional de la juventud. Con autorización dela Biblioteca de la Universidad de Harvard. Sin firma. Traducido delfrancés [al inglés] para este volumen [de la edición norteamericana]por Robert Cantrick. Este proyecto de carta al Secretariado Interna-cional continúa la discusión iniciada en la carta anterior: La situacióndel Buró Juvenil de Estocolmo; publicada en la página en este tomo.119 La Carta abierta pro Cuarta Internacional, escrita por Trotsky ypublicada en julio de 1935 después de haber sido firmada por variasorganizaciones, se encuentra en el tomo VII (1935-1936) de los Es-critos.120 Tres telegramas a Noruega. De Oslo-Moskva-London por Trigve Lie(Tiden: Oslo 1968) Estaban firmados �León Sedov�, que era el nom-bre legal de Trotsky. Traducidos del noruego [al inglés] para estevolumen [de la edición norteamericana] por Russell Block. El primertelegrama, de Domene, es una solicitud formal que las autoridadesnoruegas exigieron a Trotsky. Los dos restantes, provenientes de Pa-rís, fueron enviados después de que el gobierno de Noruega comenzóa vacilar, a último momento, para otorgarle o no, la prometida visa(ver Diario de Trotsky en el exilio, 1935). La promesa hecha en elsegundo telegrama -�no tomar parte en la vida pública de ese país�[Noruega]- sería centro de controversia un año más tarde, despuésdel primer juicio de Moscú en agosto de 1936, cuando el gobierno deNoruega amordazó a Trotsky bajo la presión del Kremlin a fin deprevenir su refutación de los cargos hechos contra él (ver Escritos,Tomo VII [1935-1936]).121 Johan Nygaardsvold (1879-1952): ministro de estado del gobier-no laborista noruego en 1935 y virtual primer ministro.122 La actividad clandestina de Trotsky en Domene, Por PierreBroué.Cahiers d�Histoire (Lyons), 1967 publicado allí bajo el título Laactividad clandestina de Trotsky en Dauphine (1934-1935). Con au-torización de Pierre Broué. Traducido [al inglés] para este volumen[de la edición norteamericana] por Richard Lesnik. En esta traducciónlas numerosas notas del autor han sido resumidas e incorporadas altexto y las citas del francés aparecen en inglés [en este volumen de laedición norteamericana], siempre que sea posible. La lista de artícu-

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294los importantes en la prensa francesa y de documentos de la CGT ysu sindicato departamental en Isere han sido omitidas por razones deespacio.

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Índice

A Cannon sobre los próximos pasos a seguir .......... 4Las intrigas centristas y la táctica marxista

Carta al camarada polaco V. .......................... 9Otra vez sobre la cuestión del bonapartismo

El bonapartismo burgués y el bonapartismosoviético .............................................. 18

La discusión en Bélgica y el Plan de Man .............. 24De una carta a los camaradas chinos ................... 38Del plan de la CGT a la conquista del poder .......... 40La situación en el Buró de la Juventud de Estocolmo .

.................................................................. 60Un nuevo hito en la amalgama stalinista .............. 65Notas de un periodista ....................................... 69La situación en Francia y las tareas del Grupo Bolche-

vique Leninista de la SFIO .............................. 77Sobre las tesis sudafricanas

A la sección Sudafricana ............................ 85¿Alquimia centrista o marxismo?......................... 97La traición stalinista en l�Humanite .................... 143

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Stalin firmó el certificado de defunción de la TerceraInternacional

Carta abierta al proletariado mundial ......... 150A los estudiantes de la Universidad de Edimburgo 165El Séptimo Congreso de la Comintern ................ 167Carta abierta a los trabajadores de Francia

La traición de Stalin y la revolución mundial 172Es necesario un nuevo giro .............................. 187Hay que restaurar la disciplina .......................... 193Anexos .......................................................... 195La situación de la Liga y sus tareas

Una contribución al debate ....................... 196Cruzar el Rubicón ............................................ 209Los stalinistas y la unidad orgánica ................... 211Argumentos complementarios y sugerencias para

artículos .................................................... 215Tareas de la ICL .............................................. 219Nubarrones en el Lejano Oriente ....................... 228La tradición �belga� de discusión ....................... 235Cómo responder al Buró de Londres-Amsterdam . 240Ningún compromiso sobre la cuestión rusa ......... 243Una vez más acerca de nuestro giro .................. 245Noticias de la familia ....................................... 255Laval y el PC Francés ....................................... 256Hacia una nueva internacional de la juventud ..... 259Tres telegramas a Noruega ............................... 261ApéndiceLa actividad clandestina de Trotsky en Domene por

Pierre Broué ............................................... 263Otros escritos de 1934-1935 ............................ 275Notas ............................................................ 277