estrategias para el fortalecimiento del liderazgo … · resumen 2 el presente trabajo es una...
TRANSCRIPT
1
ESTRATEGIAS PARA EL
FORTALECIMIENTO DEL
LIDERAZGO DEL PROFESOR EN
EL AULA
__
1
Material elaborado por el Centro de
Liderazgo del Ejército para uso docente en el
Curso de Capacitación Pedagógica, que
imparte el Centro de Perfeccionamiento
Docente de la División Educación.
2016
RESUMEN
2
El presente trabajo es una propuesta para el ámbito pedagógico, que tiene por
propósito abordar el quehacer del profesor al interior de la sala de clases,
considerando los factores preponderantes del clima de aula y la intervención docente,
en el contexto del “nuevo paradigma del liderazgo militar” que la Institución ha
planteado a través del Modelo Integral de Liderazgo del Ejército (MILE), cuyos ejes
centrales son el fortalecimiento de un conjunto de atributos y competencias para el
crecimiento personal y profesional, a desarrollarse con el apoyo de los estamentos
directivos de las entidades educacionales del Ejército. Este nuevo desafío plantea la
necesidad de contar con nuevas estrategias que el profesor debe dominar para
desempeñarse como agente motivador de los aprendizajes y para la resolución de
conflictos, a fin de fortalecer su condición de “líder y gestor del espacio educativo” y
el liderazgo del alumno, que una vez egresado de las Academias y Escuelas debe
haber internalizado el nuevo modelo para su desempeño como profesional de las
armas.
Palabras clave: quehacer del profesor - clima de aula - intervención docente - nuevo
paradigma - atributos – competencias - nuevas estrategias - agente motivador -
aprendizajes - resolución de conflictos - líder y gestor del espacio educativo - liderazgo
del alumno – internalización.
INDICE TEMÁTICO
3
TEMÁTICAS CONSIDERADAS/TRATADAS N° PÁGINA(S)/
UBICACIÓN
I. Introducción 5
II. El profesor como gestor del clima del aula
1. El liderazgo transformacional
2. El liderazgo situacional y empático
3. El liderazgo del profesor para la resolución de
conflictos en el aula
4. El clima del aula y el liderazgo del profesor
5. Factores preponderantes en el clima de aula y la
intervención del profesor como líder
• El espacio físico
• La metodología
• Los alumnos:
Diversidad
Procedencia socio-cultural
Formas de aprender/tiempos de atención
Intereses
Influencia de las nuevas tecnologías
6. El rol motivacional del profesor con liderazgo
6-9
9-10
11-12
12
12-18
19-20
III. Respaldo del equipo directivo como factor que
impacta al liderazgo del profesor
20-21
4
TEMÁTICAS CONSIDERADAS/TRATADAS
N° PÁGINA(S)/UBICACIÓN
TEMÁTICAS
CONSIDERADAS/TRATADAS
N° PÁGINA(S)/UBICACIÓN
IV. Perfil y competencias del profesor con
liderazgo en el aula
22-24
V. Conclusiones 25
VI. Bibliografía 26
• Cuadro de integración de las estrategias de
fortalecimiento del “Liderazgo
transformacional, situacional y empático y la
resolución de conflictos en el aula” con los
atributos y competencias del MILE.
ANEXO N° 1
• Cuadro de integración del “Clima del aula y
liderazgo del profesor” con los atributos y
competencias del MILE.
ANEXO N° 2
• Cuadro de integración de los “Factores
preponderantes en el clima de aula y la
intervención del profesor como líder” con los
atributos y competencias del MILE.
ANEXO N° 3
Cuadro de integración del “Rol motivacional
del profesor con liderazgo” con los atributos y
competencias del MILE.
ANEXO N° 4
Cuadro de integración del “Respaldo del
equipo directivo como factor que impacta al
liderazgo del profesor” con los atributos y
competencias del MILE.
ANEXO N° 5
5
TEMÁTICAS CONSIDERADAS/TRATADAS
N° PÁGINA(S)/UBICACIÓN
TEMÁTICAS
CONSIDERADAS/TRATADAS
N° PÁGINA(S)/UBICACIÓN
Cuadro de integración del “Perfil y
competencias del profesor con liderazgo en el
aula” con los atributos y competencias del
MILE.
ANEXO N° 6
CENTROLIDERAZGO
DE
DEL EJÉRCITOC EFORTALECIENDO LÍDERES
El quehacer del profesor al interior del aula, pese a los avances de la tecnología y
las “nuevas formas de hacer docencia”, sigue siendo un factor preponderante en el
proceso de enseñanza y aprendizaje, donde la interacción activa entre profesor y
alumno se acrecienta en un diálogo profundo que busca el crecimiento del
educando. En este escenario, donde el profesor se alza como “líder y gestor del
clima de aula”, surge un nuevo desafío para la educación militar: el cambio de
paradigma en el liderazgo. Esta tarea ha cobrado forma a través del Modelo
Integral de Liderazgo del Ejército (MILE), que a través del desarrollo y
fortalecimiento de atributos y competencias, busca la mejora personal y profesional
de la totalidad de los integrantes de la Institución. Pues bien, el desafío del “MILE”
ha alcanzado el aula y al quehacer del profesor, por lo que es necesario contar con
herramientas pedagógicas que orienten su accionar, para que dentro de los diversos
aprendizajes esperados, se fortalezca en el alumno, entre otros, el carácter, el
intelecto y las competencias institucionales, interpersonales y personales que
plantea el modelo. El clima de aula es el escenario perfecto donde se deben
fortalecer y ejercitar las nuevas estrategias, ya que el profesor no solo será el artífice
y conductor de los aprendizajes de sus alumnos, sino que utilizará la plataforma de
su asignatura o área, para fortalecer su condición de “líder educacional”, y junto
con ello propiciar que sus alumnos internalicen el modelo de liderazgo, que a lo
largo de su carrera le entregará nuevas competencias para su desempeño.
A continuación, se presenta una gama de aspectos teóricos y estrategias vinculadas
al liderazgo al interior del aula, muchas en uso en la actualidad, que se plantean
para cada momento de la clase, tanto en la fase de iniciación, desarrollo y término.
Estas permitirán al actual profesional de la educación, tanto militar, como civil, así
como a aquellos que se planteen el desafío de ser profesores militares, ejercer un
liderazgo efectivo en el aula, resolver conflictos y orientar el proceso formativo de
sus alumnos, todo bajo el amparo y guía del nuevo paradigma del liderazgo
institucional. Se debe acoger el reto de “innovar en el aula”; el alumno actual lo
requiere y la educación militar lo precisa, ya que es la base para que las nuevas
generaciones de Oficiales e integrantes del Cuadro Permanente se empapen del
I. Introducción
6
nuevo modelo y sistema de liderazgo militar, ya que su actuar profesional se
verá influenciado por la medición que superiores, pares, subalternos y ellos mismos
hagan de su actuar en las diferentes unidades militares del territorio nacional.
1. El liderazgo transformacional
Un líder transformacional va más allá de la gestión del día a día de las estrategias
de operaciones y oficios para llevar su empresa, departamento o equipo de trabajo
al siguiente nivel de rendimiento y éxito. El estilo del liderazgo transformacional se
centra en la creación de equipos, la motivación y la colaboración del personal
en los diferentes niveles de una organización para lograr un cambio para
mejor. Los líderes transformacionales establecen metas e incentivos para impulsar
a sus subordinados a niveles de rendimiento más altos, a la vez que proporcionan
oportunidades para el crecimiento personal y profesional de cada empleado,
situación que promueve el nuevo paradigma del liderazgo militar.
El liderazgo transformacional es un estilo de liderazgo que crea un cambio valioso y
positivo en los seguidores. Un líder transformacional se centra en "transformar" a
otros para ayudarse mutuamente, a mirar por los demás, a estar alentando y
armonizando, y mirar hacia afuera para la organización, como un todo. En este
mandato, el líder aumenta la motivación, la moral y el rendimiento de su grupo de
seguidores, que para el caso del Ejército de Chile, es aumentar la capacidad de
combate de sus efectivos.
Se ve la consideración de que el líder ha de articular una visión para la organización,
comunicarla a los demás y lograr de ellos asentimiento y compromiso. El líder
transformacional se esfuerza en reconocer y potenciar a los miembros de la
organización y se orienta a transformar las creencias, actitudes y sentimientos de los
seguidores, pues no solamente gestiona las estructuras, sino que influye en la
cultura de la organización en orden a cambiarla, objetivo central del nuevo modelo
de liderazgo institucional.
II. El profesor como gestor del clima del aula
7
Este nuevo paradigma de liderazgo surge en 1978, pero en 1985 se recoge el
planteamiento de Burns (1978) y lo concretiza para generar la línea
de investigación en torno a lo que se ha llamado “liderazgo transformacional”. El
liderazgo transformacional se sitúa dentro de los nuevos enfoques sobre el
liderazgo, con una connotación orientada a la participación y flexibilidad en la
organización (Bryman, 1996, pág. 46).
El liderazgo transformador es una superación del transaccional, e incluye cuatro
componentes:
• Carisma (desarrollar una visión).
• Inspiración (motivar para altas expectativas).
• Consideración individualizada (prestar atención, respeto y responsabilidad a
los seguidores).
• Estimulación intelectual (proporcionar nuevas ideas y enfoques).
Kennet Leithwood y su equipo (1999), en el Centro para el Desarrollo del Liderazgo
en el Instituto de Estudios de Educación de Ontario, son quienes han relacionado
mejor la modalidad "transformacional" como la adecuada al movimiento de
las organizaciones educativas que aprenden. Leithwood (1994) estima que ante los
desafíos en que se encuentran las escuelas y a los que deberán enfrentarse en el
futuro, el liderazgo "instructivo" se ha ido agotando y ha quedado insuficiente,
siendo más adecuada la imagen "transformadora".
Todo ello hace que se requiera un liderazgo en coherencia con el desarrollo
y aprendizaje de la organización (visión compartida, culturas de trabajo
colaborativas, distribución de las funciones del liderazgo, profesionalización de los
profesores), sobre las que no entraba el liderazgo "instructivo". Aquí radica el nuevo
desafío de quienes ejercen la docencia en las Academias y Escuelas de la
Institución: la instrucción debe dar paso a la transformación.
Una buena síntesis de algunas de las características del ejercicio de este liderazgo
para los próximos años, para una organización escolar, se puede resumir en cuatro
ámbitos:
• Propósitos (visión compartida, consenso, y expectativas).
• Personas (apoyo individual, estímulo intelectual, modelo de ejercicio
profesional).
• Estructura (descentralización de responsabilidades y autonomía de los
profesores).
8
• Cultura (promover una cultura propia y colaborativa) (Leithwood 1994, págs. 57-
60).
Todo aquel que es identificado como líder es porque reúne una serie de
características que no todos han desarrollado. Son personas que tienen ciertos
atributos que les permiten tener seguidores, que los otros confíen en él, pero que,
además, sean líderes generadores de cambios, que garanticen proactividad y, sobre
todo, transformaciones en aquellos aspectos que lo demanden.
Lo que representa el rol del líder transformacional
El liderazgo requiere de un cambio en la forma de actuar, precedido de una
transformación de cómo se piensa y siente.
El liderazgo requiere de un reenfoque mental. El liderazgo significa una forma
única y, a menudo, nueva de percepción; es un cambio radical.
El líder demuestra una profunda apreciación por la libertad humana.
Un líder entiende el milagro, misterio y necesidad de transformación.
El objetivo del liderazgo de transformación es "transformar" a la gente y a las
organizaciones. Cambiar sus mentes y sus corazones, ampliar su visión y sus
posibilidades, ayudarlos a que el comportamiento sea congruente con sus creencias
y motivar a realizar cambios permanentes. Un líder que está muy centrado en
optimizar el crecimiento de las personas con aquellas transformaciones que
requieren para optimizar su rendimiento, aportar lo mejor de sí.
Entre los atributos que un líder de transformación requiere para cultivarse a sí
mismo y a los demás están:
a) Visión: fotografía del futuro virtuoso que desea crear, que resulta inspiradora
para los demás compañeros de ruta.
b) Iniciativa: conciencia de que tiene la libertad, el derecho y el deber para actuar
por sí mismo para que las cosas mejoren.
c) Confiabilidad: ser capaz de ser previsible en su comportamiento con las
demás personas.
d) Paciencia: con las personas y con el proceso de transformación en sí,
comprendiendo que el cambio es una tarea difícil que involucra integralmente a
las personas, aunque comience en una sola esfera de su vida (ejemplo: el
trabajo).
9
Se puede señalar que las características de un líder transformador son:
a) Educación amplia
b) Curiosidad ilimitada
c) Entusiasmo sin límite
d) Fe en la gente y en el trabajo en equipo
e) Voluntad de arriesgarse
f) Dedicación al crecimiento a largo plazo, más que a las utilidades a corto plazo
g) Dedicación a la excelencia
h) Preparación
i) Virtud
j) Visión
2. El liderazgo situacional y empático
Para comprender el sentido de la actuación de un profesor, como líder del proceso
de enseñanza-aprendizaje, es importante ubicar su función dentro de las
finalidades propias de una organización particular como es la educativa;
organización que adopta su sentido en la medida que actúa, desde una
perspectiva de mejora. La institución educativa es un espacio de realización, que
tiene un papel determinante en relación con los procesos de innovación, porque en
ella trabaja el profesorado, y es en ella donde construye el sentido de sus prácticas
profesionales, así como sus propuestas de cambio. Desde esta perspectiva, el
profesor es, en esencia, un líder, ya que de su conducción depende el éxito y
progreso académico de sus alumnos. La afirmación de que el profesor es el “líder
de la gestión del aula”, se fundamenta en el hecho de que es el profesional que
tiene la responsabilidad de planificar, organizar, implementar y ejecutar las
actividades que llevan a la consecución de los aprendizajes esperados en el
proyecto curricular de cada curso, y para el caso del MILE, en aquellos en que se
han incorporado atributos y competencias del modelo.
10
Consideramos imprescindible situar la actividad profesional del profesor dentro de
un contexto cultural amplio donde se desarrolla la educación, estando esta sometida
a procesos como la Globalización, la Sociedad del Conocimiento, y las paradojas a
las que nos somete una sociedad que ha sido definida como “posmoderna”. La
sociedad del conocimiento nos presenta un escenario de tratamiento del
conocimiento con repercusiones amplias en los roles y las relaciones entre las
personas (Torrejo, 1998, pág. 3), tanto dentro, como fuera del seno de las distintas
instituciones que cumplen una función social: la información, se procesa con mayor
rapidez, el acceso y la divulgación que las nuevas tecnologías son capaces de
ofrecer a una población mundial conectada a distintas redes telemáticas que facilitan
la comunicación instantánea. Las relaciones en la escuela no pueden ser entendidas
desde parámetros de aislamiento y soledad profesional, sino en el desarrollo de
habilidades para trabajar en grupo, para coordinarse, para contribuir al desarrollo de
comunidades de aprendizaje, contexto en el cual el liderazgo docente es
fundamental.
Con todo, se puede concluir que dentro de las variadas tareas que debe asumir el
profesor como líder del quehacer educativo, se encuentra alcanzar un “buen
clima”, es decir, debe convertirse en un gestor del ambiente óptimo para que sus
alumnos logren aprender; para ello es aconsejable que ejerza en un segundo plano
un “liderazgo situacional y empático”, ya que lo primordial siempre será un
“liderazgo transformacional”, lo cual está explicitado en el Modelo Integral de
Liderazgo que el Ejército de Chile ha definido, tanto para el personal civil, como
militar.
En síntesis, el profesor como líder debe tener en consideración, el contexto social
del cual vienen los alumnos, así como las emociones y motivaciones de cada uno de
ellos.
11
3. El liderazgo del profesor para la resolución de conflictos en el aula
Sin lugar a dudas, el profesor es el “líder formal de la clase”, por lo que sus
características personales serán los indicadores del tipo de actuación que desarrolle
en el aula. Algunas variables que influyen en su aporte al aula son:
a) Años de experiencia
b) Orientación de su tarea docente
c) Ganas de transmitir satisfacción por el aprendizaje
d) Compromiso personal por preparar a los estudiantes para etapas posteriores
e) Intentar ser amigo de los alumnos
f) Ser visto como profesor competente
El tipo de liderazgo que ejerza en el aula para resolver conflictos, dependerá de
dichas variables, por lo que se debe distinguir entre el “profesor con autoridad” y el
“profesor autoritario”. El primero es el que consigue que se guarde respeto en el
aula, tanto hacia él, como entre los alumnos (consigue que estos últimos cumplan
las normas), en tanto que el segundo es el que impone normas y castiga al que no
las cumple.
12
Frente al desafío de resolver conflictos en el aula, el profesor puede asumir los
siguientes tipos de liderazgo:
a) Liderazgo autoritario o autocrático: en este contexto el profesor actúa como
un líder paternalista, que utiliza técnicas dirigidas y rígidas. Favorece
estereotipos de conducta de grupos, promoviendo así la dependencia. El líder
tiende a ser personal al elogiar y criticar el trabajo de cada miembro, pero se
mantiene alejado de toda participación de grupo activa, excepto en las
manifestaciones (Adair, 1990, pág. 6).
b) Liderazgo laissez-faire o dejar hacer: esta es otra forma de reaccionar ante
los conflictos, en la que el profesor actúa de manera sumisa y pasiva, ignora
los conflictos y no acciona; delega al grupo, el que finalmente entra en
confusión.
c) Liderazgo democrático y socioemocional: en este contexto el profesor actúa
como un líder que delega la autoridad, es sensible y tiene como objetivo crear
condiciones que permitan la participación del grupo en la elaboración y
ejecución de tareas.
A manera de síntesis, se puede afirmar que las formas que adopte el liderazgo del
profesor para resolver “conflictos en el aula”, dependerán tanto de sus
características personales y de la mediación que efectúa, así como de las
situaciones que deba enfrentar, pero se estima recomendar la que considera las
emociones, fortalezas y áreas de mejora de los alumnos, ya que en esos
factores radica la motivación para el aprendizaje y garantiza un óptimo clima en el
aula, es decir, es aconsejable ejercer un liderazgo socioemocional (Barreda, 2011-
2012, pág. 3) (Anexo N°1).
13
Una de las tendencias más reconocidas del liderazgo democrático es el
“liderazgo socioemocional”, que equilibra los tres elementos del proceso de
enseñanza-aprendizaje (profesor, alumno y currículo) y, por tanto, consigue
el clima de aula óptimo para el aprendizaje de sus alumnos. Para el caso
específico del Modelo Integral de Liderazgo del Ejército, lo entenderemos
como “situacional y empático”.
4. El clima del aula y el liderazgo del profesor
Pese a existir numerosas acepciones, nos enfocaremos en entender como “clima
de aula”, una cualidad relativamente duradera, no directamente observable, que
puede ser entendida y descrita en términos de las percepciones que los agentes
educativos van obteniendo, continua y consistentemente, sobre dimensiones, tales
como:
• Características físicas
• Procesos de relación socioafectiva e instructiva entre “iguales” (alumnos)
• Procesos de relación socioafectiva e instructiva entre “estudiante y profesor”
(educando-educador)
• Tipo de trabajo educativo-instructivo, en el cual se despliega el intelecto del
profesor, sumado a su formación académica
• Reglas y normas de convivencia escolar, en las que prima el ejemplo personal
del profesor
Considerando, entonces, que es una construcción originada por relaciones sociales
que entablan los protagonistas de una clase, el profesor debe considerar en su
quehacer la particular cultura existente en cada una de los cursos/agrupaciones
donde ejerza su labor educativa o de instrucción. Por lo tanto, es necesario
comenzar a preocuparse por la adecuada convivencia, íntimamente ligada al aula
(Barreda, 2011-2012, pág. 4).
Por lo anterior, se debe considerar que el liderazgo no solo se debe centrar en las
relaciones sociales para lograr un buen clima de aula, sino también en la
metodología y gestión del profesor, ya que en su creación interviene al interior del
espacio físico del aula o fuera de ella, como factor fundamental, las relaciones
alumno-alumno y las relaciones alumno-profesor; la consecución de un clima
favorable constituye un objetivo educativo por sí mismo (Barreda, 2011-2012, pág.
4). El estudiante aprende a través de lo que él es y a partir de lo que ya conoce.
Antes de toda enseñanza, posee una infinidad de preguntas, ideas y maneras de
razonar sobre la sociedad, la escuela, los saberes, el entorno y el universo; todos
esos elementos orientan su estudio, y se han considerado en la “inclusión” que se
ha efectuado en las mallas curriculares, a fin de integrar los atributos y
competencias del MILE (Anexo N°2).
14
5. Factores preponderantes en el clima de aula y la intervención del profesor
como líder
La clase-espacio físico:
Si bien la disposición de las mesas es una característica física de la clase, también
está relacionada con la metodología que se debe emplear y como técnica para
mantener la atención de los alumnos, y es aquí donde cobra sentido el liderazgo
del profesor, en el sentido de reorientar la “tradicional arquitectura del aula”,
introduciendo innovaciones.
Derivado de lo anterior, se deduce que los cambios en el aula son necesarios, ya
que si se mantiene la misma disposición del mobiliario durante todo el año, se
favorecerá la formación de subgrupos, algunos de ellos negativos.
Para evitar lo descrito, es recomendable realizar cambios ocasionales, tales como:
Disposición en U: ejercitando su calidad de “líder y conductor”, el profesor
puede lograr una mejor atención de sus alumnos, eliminando las “zonas
oscuras” de la disposición tradicional del aula.
En este “formato”, el profesor distribuye la atención equitativamente entre sus
alumnos y facilita la comunicación, ya que se adecua a actividades grupales,
como por ejemplo, el debate.
Disposición en O: es una variante de la disposición en “U”, donde el “liderazgo
del profesor” se ve supeditado a la interacción del grupo curso, ya que se ubica
“como uno más”, siendo adecuado para actividades donde el profesor no tiene
una participación necesaria.
15
La disposición de espacios tiene un papel importante a la
hora de conseguir un adecuado “clima de aula”. En los
últimos años, la “clase” como espacio físico ha tenido
muchos cambios, y considerando que los alumnos
permanecen varias horas al interior del aula, es necesario
“improvisar” nuevos espacios, ya que la sala de clases es la
segunda casa para los alumnos.
Disposición en pareja controlada: disposición adecuada para actividades
individuales, ya que implica ayuda entre parejas de alumnos, con la directa
supervisión del profesor.
La metodología
La metodología es un factor que puede condicionar mucho el “clima de aula”, por lo
que está en manos del profesor llevar a cabo metodologías diferentes, lo que debe
tener en cuenta al ejercer el liderazgo frente a sus alumnos, para cada asignatura o
contenido que trate en clases.
Dependiendo de la asignatura, se crean diferentes tipos de “climas”, según la
metodología que utilice cada profesor. Así, por ejemplo, una clase participativa
implica la interacción de sus miembros de manera constante. En una clase
magistral, en cambio, el trabajo y la interacción alumno-alumno es menor.
El liderazgo del profesor en el aula debe propender a la práctica de trabajos
grupales, ya que promueven tareas de apoyo entre los educandos y permiten una
mayor supervisión pedagógica.
A manera de síntesis, el “clima de aula” es un fenómeno que se genera para cada
asignatura, para cada año lectivo, con cada agrupación de alumnos y con cada
profesor, por lo que el liderazgo de este último debe expresarse en trabajar el clima
cada año, partiendo casi de cero.
Los contenidos
Este es otro elemento que interviene en el proceso de enseñanza-aprendizaje y se
hace patente en el programa de estudios, de curso o de asignatura, en los que se
explicitan también los aprendizajes esperados en el aprendiz.
Una disciplina o asignatura posee los siguientes elementos que inciden en su
enseñanza:
El conocimiento o saber, que es resultado de la experiencia cultural y la
investigación científica en el área.
16
El contenido, que se expresa en capacidades, habilidades y destrezas que
el alumno debe adquirir mediante las actividades de aprendizaje.
La lógica o lenguaje que expresa el conocimiento.
La metodología o estrategia de enseñanza, que determina la forma cómo
usar los recursos didácticos.
La reforma educacional del Ejército que “tiene por finalidad la modernización del
proceso educativo en todos sus niveles” reconoce que este solo será alcanzado
mediante la capacitación, orientación de doctrina y la acción conjunta de docentes y
alumnos en los siguientes ámbitos:
La actualización de los contenidos programáticos y de las metodologías
pedagógicas utilizadas en el desarrollo de los cursos. Para lo anterior, en los
“Cuadros de integración” se proponen estrategias para que el profesor integre
los atributos y competencias del MILE en sus contenidos.
El fortalecimiento de la profesión docente, mediante la capacitación y el
perfeccionamiento de los profesores y encargados de la gestión administrativa
educacional, razón por la cual se exponen las estrategias para que en el trabajo
en el aula se integre el “lenguaje MILE”.
El desarrollo de hábitos de estudio y estrategias de aprendizaje requeridas
para el aprendizaje autónomo y permanente de los miembros de la Institución,
a fin de que el Modelo Integral de Liderazgo se incorpore a las prácticas
pedagógicas.
Los alumnos
En su calidad de “líder y gestor del clima en el aula”, el profesor debe tener en
cuenta que los alumnos son un colectivo determinante de las variables que lo
afectan, ya que la “variable persona” aporta a la dinámica de la clase. Entre las
variables de los alumnos que el profesor debe tener en cuenta y conocer, está la
edad, el nivel de autoestima, la motivación y la procedencia sociocultural, entre
otras.
17
La diversidad
Se debe considerar desde la perspectiva curricular, es decir, el profesor debe
planificar su clase y seleccionar la metodología, considerando la “heterogeneidad
de las agrupaciones”, ya que esta se expresa desde las siguientes perspectivas:
o Del conocimiento: existen alumnos que “saben y otros que no”.
o De las capacidades: existen alumnos que “pueden y otros que no”.
o De las actitudes: existen alumnos que tienen “actitud positiva, negativa y
fluctuante”.
En síntesis, el liderazgo del profesor frente a sus alumnos, no solo se debe
expresar en “educar en lo académico”, sino que de manera transformacional y
situacional, es decir, en el respeto, la autoestima, la empatía y el autocontrol.
La procedencia sociocultural
Es altamente recomendable incluir en el currículo contenidos relacionados con la
“interculturalidad”, a fin de promover una actitud de aceptación y desterrar los
prejuicios y el rechazo injustificado, es decir, conseguir la integración de las minorías
con políticas educativas y lograr una mejora en el clima del aula. Las características
afectivas, cognitivas y sociales son determinantes para el desarrollo de los
diferentes procesos de aprendizaje y deben ser consideradas como base para
cualquier planificación curricular. Al igual que el profesor, la conducta de los
aprendices es consecuencia más o menos directa de su experiencia previa, de sus
18
Lo anterior implica la obligación, por
parte del profesor, de conocer a los
integrantes de los diferentes
cursos/agrupaciones que tenga a su
cargo, ya que la realidad de cada uno de
ellos impactará en su desempeño, sobre
todo por la gran diversidad que existe en
el aula.
habilidades en aspectos relativos a la conducta de estudio, de sus competencias
sociales y de los procesos cognitivos que realizan. Todos estos elementos influyen
en el control de la conducta de estudio, en las estrategias que selecciona para llevar
a cabo el proceso de aprendizaje y en la significación que le asigna, razón por la
cual estas consideraciones las ha asumido el MILE en el contexto del proceso de
internalización de los elementos constitutivos del modelo en los cursos docentes de
los Institutos Dependientes del Comando de Educación y Doctrina.
Lo anterior, en razón a que la diversidad cultural puede aportar valores positivos al
desarrollo del proceso educativo, siendo el alumno el gran beneficiario. En esta
labor, el liderazgo del profesor frente al grupo curso es fundamental, ya que debe
considerar los orígenes de cada uno de sus alumnos, cuyas experiencias
pueden aportar tanto a su aprendizaje, como al de los demás.
Formas de aprender
Tiempos de atención: en la actualidad vivimos en la “sociedad de la
información”, en la que se puede conseguir gran cantidad de antecedentes, casi
siempre de manera instantánea. No obstante, esta “instantaneidad” es un factor
a considerar por el profesor en su ejercicio de líder del proceso educativo,
ya que promueve que sus alumnos pierdan rápidamente el interés por lo que
les está tratando de enseñar. Tenemos, entonces, que las formas de aprender
han cambiado: el profesor ya no es el único poseedor o depositario del
conocimiento; el alumno tiene acceso a otras fuentes, lo cual altera el “clima
tradicional de la clase”, y ha provocado una disminución en los tiempos de
atención de los alumnos.
Lo señalado debe ser tomado en cuenta por el profesor, ya que si logra captar la
atención de sus alumnos, con estrategias innovadoras y motivantes, conseguirá
el control del aula, que derivará en un óptimo clima para los aprendizajes.
En definitiva, para contar con la atención de sus alumnos, el profesor debe
comenzar sus clases con actividades que sean compatibles con la distracción,
alternando el “discurso oral” con exposiciones por parte de los alumnos,
planteamiento de interrogantes, proyecciones (videos, películas u otros).
19
Intereses: los alumnos, independiente de su edad y género, están en un
“permanente descubrir y experimentar”, por lo que se les debe dar cabida a la
equivocación, al error, pero siempre bajo la tutela del profesor. El alumno debe
ensayar, sentir el riesgo, ya que el marco de relaciones educativas no puede ser
estático, debido a que la forma de construir los aprendizajes no puede ser
pasiva; es preciso plantearles interrogantes. En este sentido, el liderazgo del
profesor debe orientarse para utilizar los errores de sus educandos, como
oportunidades de crecimiento personal y académico.
Influencia de las nuevas tecnologías: los medios tecnológicos asociados a la
comunicación ya están en manos de los alumnos, lo que se expresa a través del
acceso a internet, tanto en sus hogares, centros educativos y de manera móvil.
Esta tecnología ha dado paso a “relaciones extraescolares que rebasan los
muros de la escuela”, creando, muchas veces, conflictos, que se trasladan al
interior del aula, despersonalizando las relaciones entre ellos. En este
contexto, el profesor debe estar atento, a fin de fortalecer las relaciones “entre
pares” (alumnos), evitando que se pierda la capacidad de socializar “cara a
cara”, porque la mejora en la convivencia escolar implica una mejora en el “clima
del aula” (Anexo N°3).
20
6. El rol motivacional del profesor con liderazgo
A menudo se dice que el alumno no está motivado, que nada le interesa, cuando en
realidad existen tareas que “sí lo motivan”. En este contexto, el profesor que
ejerce liderazgo en el aula debe conseguir que los “intereses de los alumnos” se
dirijan hacia la actividad académica.
De lo anterior, se concluye que el alumno aprende “si quiere aprender”, lo que no
se genera de manera espontánea. En muchos casos la motivación ha de ser
inducida por el profesor, que en su papel de gestor y líder es fundamental, es
decir, debe encantar a sus alumnos en la aventura de aprender. Debe ser un
mediador en el aprendizaje, actuando como investigador que diagnostica
permanentemente la situación y elabora estrategias de intervención adaptadas al
contexto (Torrejo, 1998, pág. 5).
El profesor con liderazgo en el aula debe prestar atención a la diversidad, es decir,
no solo a los alumnos que “les cuesta aprender”, sino que también a los que “no
quieren aprender”.
En la acción de motivar a los alumnos en el aula, el profesor debe tener en cuenta
que la motivación debe estar ligada al control, aunque después se deben trabajar
dinámicas de automotivación por parte de los alumnos.
Se debe tener en presente que la enseñanza que está basada en un “control
rígido”, puede dar resultados a corto plazo, solo por la presión externa, por lo que
es necesario promover la “automotivación”, instancia donde el liderazgo del
profesor debe tener por objetivo que el o los alumnos no se desanimen ante las
dificultades, y que saquen fuerza para vencer los obstáculos.
Si lo anterior se logra, el profesor habrá conseguido una actitud positiva de sus
alumnos hacia los estudios. Con alumnos motivados hacia lo “escolar” se logrará
un buen clima de aula y, en definitiva, un óptimo proceso de enseñanza-
aprendizaje.
21
Dentro del rol motivacional del profesor con liderazgo, podemos hablar del “profesor
efectivo” que, de acuerdo a ciertos estudios, posee factores de mayor incidencia en
el aprendizaje de los alumnos, siendo estos los siguientes:
a) Factores indirectos: rasgos personales del profesor, tales como:
La vocación: el compromiso profesional del profesor
La empatía: sintonía afectiva con el alumno
Autoestima de los profesores: sentimientos de eficacia profesional
Expectativas de rendimiento de los alumnos
Capacitación docente y conocimiento de la disciplina
El conocimiento de las estrategias de enseñanza y la didáctica de la disciplina
Experiencia docente: años de ejercicio profesional
Conocimiento empírico y práctica docente
El Modelo Integral de Liderazgo del Ejército propicia considerar estos factores que
inciden en el desempeño de los profesionales de la educación en nuestras
Academias y Escuelas, ya que la inserción del MILE es un “proceso gradual”, en el
que la figura del profesor es central a la hora de establecer mejoras en los procesos
formativos de los alumnos.
b) Factores directos: la acción del docente en el espacio educativo
Estilo de enseñanza
Estilo directivo
Estilo facilitador
Estilo colaborador
Liderazgo
Promoción de un positivo clima educacional
El profesor frente a los aspectos administrativos del quehacer educacional
El profesor y la organización del espacio pedagógico (aula)
El profesor y el clima afectivo en el aula
El profesor y la educación moral del alumno (Anexo N° 4)
22
Como se ha visto, la acción educativa que desarrolla el profesor, dentro o fuera del
aula, está afectada por múltiples factores, siendo el foco de atención el “aprendizaje
efectivo y significativo de los alumnos”. En este sentido, se juzga relevante
considerar el apoyo que los “entes directivos” entreguen a los gestores del
proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que son los articuladores de las políticas
que se aplican al interior del aula y en la organización en general.
De lo anterior, se desprende que la coordinación del equipo directivo de una unidad
educativa es muy relevante a la hora de planificar pautas que mejoren el clima del
aula. Así, por ejemplo, si todos los profesores toman las mismas medidas con el
apoyo de los estamentos directivos, los alumnos responderán más rápido y mejor
ante las estrategias de enseñanza que se apliquen, ya que no es posible
concebir al “profesor como una individualidad en la educación”, sino como parte
integrante de un macro sistema, donde es líder-gestor y que influye con su
desempeño a la organización educativa.
Un estado ideal sería que el equipo directivo intercambie información con el
cuerpo docente, que se concreten alianzas entre ellos, que se entreguen apoyo
mutuo y las resoluciones se adopten, en la medida de lo posible, con acuerdo del
equipo docente de aula, ya que implicará un apoyo al liderazgo del profesor como
gestor de los aprendizajes de sus alumnos.
23
Los equipos de profesores de las distintas
asignaturas suelen ser numerosos, por lo que la
alternativa es crear alianzas entre “profesores
de área o asignatura” (comités), a fin de que
adopten estrategias de manejo grupal y
didáctica educativa comunes. En ese
escenario, el apoyo del par/profesor que se
encuentra formando parte del equipo
directivo es imprescindible, a la hora de
efectuar reuniones de coordinación, que deben
III. Respaldo del equipo directivo como factor
que impacta al liderazgo del profesor
ser frecuentes, solicitadas por los “jefes de área o comités”, y concretadas por los
jefes de estudio, ya que ello potencia el liderazgo del profesor y lo “empodera en su
quehacer”. En estas reuniones es donde se deben adoptar decisiones y establecer
los seguimientos a sus resultados. Es por ello que se puede afirmar que la
capacidad para mejorar de un centro escolar depende, de manera relevante, de
equipos directivos con liderazgo que contribuyan a dinamizar, apoyar y animar que
aprenda a desarrollarse, contribuyendo a construir la capacidad interna de mejora
(Bolívar, 2006, pág. 2).
Aunque el equipo directivo no esté físicamente en el aula (hasta ahora campo de
acción exclusivo del profesor) debe velar por el clima en que los alumnos adquieren
los aprendizajes, ya que, como se ha dicho anteriormente, condiciona lo que
aprenden, y al ser estos “centro del proceso educativo”, son los mejores “jueces de
la realidad docente” y exteriorizan su percepción al estar en una situación de
ventaja (cuasi observadores). De esto se deduce que el esfuerzo por
instruirlos/educarlos, debe considerar la(s) percepciones que posean. El directivo
debe promover una nueva profesionalización docente que integre el desarrollo de
cada profesor y el desarrollo colegiado (Bernal, 2015, pág. 60).
A modo de síntesis, se puede señalar que la labor del equipo directivo se debe
expresar en apoyo a los profesores de todas las asignaturas o áreas, ya que ello
ayuda a crear un buen clima laboral y estimula el desempeño profesional en el
aula, fomentando el respeto a la figura del profesor, en su condición de líder del
proceso educativo y entre pares (alumnos) (Anexo N° 5).
24
Cuando el profesor se ubica como tal, en su rol de líder y gestor del aula,
generalmente se imagina a aquel maestro que dejó huella en su trayectoria
académica, que se alzó como un modelo a seguir, pero, muchas veces, la práctica
docente dista mucho de ese grato recuerdo.
Lo anterior, se fundamenta en el hecho de que muchas veces se pasa por alto que
al elegir “ser profesor” se debe tomar en cuenta:
a. La personalidad y con especial atención cómo se expresan los sentimientos
e ideas.
b. La estructura de los grupos curso que se deben atender, dado que no es
aconsejable considerar todos los grupos humanos “como iguales”, ya que en
realidad poseen distintas motivaciones y potencialidades.
c. La situación por la que el grupo atraviesa, expresada en ocasiones en
condiciones de malas relaciones interpersonales, en las que se requiere de
un liderazgo más “autoritario que empático”, a fin que en la fase inicial del
conflicto se adopten medidas de contención, que den cabida al diálogo y/o
mediación a posteriori.
En razón de lo anterior, el profesor, al ejercitar su liderazgo en el aula o fuera de ella,
debe ser de acuerdo a la situación que se dé, a fin de adaptarse a la estructura de
los cursos, las tareas en desarrollo y las demandas de los mismos.
A la luz de lo anterior, puede establecerse que el “PERFIL Y COMPETENCIAS DEL
PROFESOR CON LIDERAZGO EN EL AULA”, debe exteriorizarse de la siguiente
manera:
a. Expresarse frente a sus pares, alumnos y superiores con “franqueza”, ya
sea respecto de sus pensamientos, ideas o concepciones de su rol de formador,
tanto en lo verbal, como en lo escrito, ya que ello garantizará credibilidad
frente a su entorno, se hará “sujeto de confianza”, y reafirmará su carácter de
“referente conductual”.
25
IV. Perfil y competencias del profesor con
liderazgo en el aula
b. Estar en posesión de un “estado de equilibrio y madurez psíquica”, que le
permita enfrentarse adecuadamente a los diversos problemas que se generen
al interior y exterior del aula, con sus alumnos, pares y superiores. Esta
madurez emotiva es importante para desarrollar tolerancia a las frustraciones,
reducir la necesidad de utilizar mecanismos de defensa en su relación con las
personas con las que trabaje y para las que trabaje, así como para evitar la
proyección de sus propios deseos y necesidades en el aula; es importante
además, evitar que los sentimientos de simpatía y antipatía condicionen su
relación con los diferentes tipos de alumnos, provocando algún tipo de
discriminación.
c. Debe estar dispuesto a recibir ideas y pensamientos nuevos/divergentes,
así como ser permeable a la crítica, que debe entender como instancia de
crecimiento profesional.
d. Correr riesgos en su rol del “gestor del clima de aula”, e implementar
metodologías de enseñanza innovadoras, es decir, atreverse a
“experimentar y animar a sus alumnos al logro de los aprendizajes”, ya que
la forma de dirigir una agrupación influye poderosamente, no solo en su
funcionamiento, sino también en la calidad del aprendizaje.
e. Generar las condiciones para crear un “clima cordial de aceptación”, exento
de sanciones, que permita a los alumnos expresar libremente sus dudas, y
efectuar, a la vez, las preguntas que consideren necesarias.
f. Generar la colaboración de sus pares (profesores) e integrantes del Equipo
Directivo, a fin de obtener ayuda mutua y cabal comprensión del propósito final,
que es el logro de los aprendizajes significativos en los alumnos.
26
g. Poseer confianza en las capacidades de sus alumnos, para resolver sus
propios conflictos y evolucionar adecuadamente. Esto llevará consigo la
existencia de expectativas positivas en relación con las posibilidades de
maduración de las personas con las que trabaja, y percibirlas de una manera
dinámica, “no como seres fijos e inmutables”, sino inmersos en proceso de
continuo desarrollo.
h. Poseer flexibilidad mental, que implica la capacidad para analizar con
rapidez y precisión las causas potenciales de un determinado conflicto o
situación grupal, y articular las posibles soluciones. Para esto, debe exteriorizar
sin temor sus propios sentimientos y estados afectivos, en las ocasiones en
que ello pueda facilitar la dinámica grupal.
i. Poseer apertura, tolerancia y disponibilidad a los “otros”, a sus
sentimientos, sugerencias e ideas, lo que implicará un esfuerzo para no juzgar a
los alumnos desde sus propios esquemas de referencia. Debe lograr la
“aceptación incondicional del otro” como un “ser autónomo y único en
todas sus particularidades”, que podrá evolucionar positivamente cuanto más
sea aceptado como tal, siendo esta una cualidad básica para cumplir su función
de “líder catalizador del grupo”, y estimular el clima de confianza y apoyo
mutuo.
j. Poseer capacidad para establecer “relaciones auténticas y funcionales con
los otros”, es decir, comunicarse adecuadamente, para lo que debe adquirir
una buena habilidad comunicativa, tanto a nivel verbal, como no verbal y en el
doble papel de emisor y receptor.
27
En cuanto a su “rol de emisor”, es importante que el docente tenga un
control adecuado sobre el conjunto de estímulos que emite en un
determinado momento, por lo que será fundamental la congruencia entre lo
que diga por vía oral, y lo que piense o sienta en realidad, es decir, debe
“ser auténtico”.
Cuando el profesor se comprometa tal como es realmente, sin recurrir a pantallas ni
artificios, más fácil será que sea congruente en sus comunicaciones y menos
lugar dejará para las ambigüedades y las interpretaciones erróneas y, a su vez,
cuando más claro sea el mensaje enviado, más claramente tenderá a responder los
alumnos y mayores serán las probabilidades que se establezcan “relaciones
interpersonales abiertas y positivas”.
De lo anterior, puede afirmarse que el profesor tendrá perfil y competencias de
líder del aula, cuando considere todos los factores que afectan/impactan su
desempeño, ya que la motivación que demuestre conducirá a experiencias en las
cuales puede ocurrir el aprendizaje de sus alumnos, los energizará y activará. Las
competencias de este “líder del aula”, afectarán tanto el aprendizaje, como la
conducta de sus alumnos.
Finalmente, debe tenerse en cuenta que el profesor, no solo forma la sociedad del
mañana, sino también a quien ha de dirigirla, por lo tanto, es de vital importancia
que las prácticas pedagógicas consideren los aspectos citados anteriormente, ya
que al optar por un estilo de liderazgo, optamos por un estilo de sociedad, por un
tipo de futuro ciudadano, por una futura forma de decidir y solucionar los
problemas (Anexo N° 6).
28
La realidad que implica la implementación del nuevo Modelo de Liderazgo y el
sistema del mismo, implica que cada efectivo del Ejército de Chile se debe medir,
con parámetros o puntos de vista de superiores, pares y subalternos, amén de su
propia apreciación. Para que ello represente mejoras sustanciales en el tiempo, es
preciso que el sistema educativo institucional asuma su parte de responsabilidad en
ello.
Haber precisado estrategias para nuestros profesores, tanto militares como civiles,
implica que estas deben ser incorporadas en su quehacer pedagógico, pues en las
metodologías de aula está el sustento para el cambio cultural, personal e
institucional que se espera lograr. Profesores y quienes ejercen la docencia, con
todo el esmero que ello implica, deben asumir estas nuevas iniciativas, en orden a
lograr que el “profesor sea un líder formativo y efectivo”, con capacidad de
adaptarse a las nuevas exigencias y a las nuevas generaciones de alumnos, que
cada año poseen mayor acceso a la información y al conocimiento, lo que pone al
profesor en un desafío de permanente actualización, no solo en estrategias para la
enseñanza, sino que en dotar a sus alumnos de herramientas para que generen sus
propios aprendizajes.
La responsabilidad que el profesor debe asumir en esta loable tarea implica que
debe fortalecerse como líder del espacio educativo, del aula, no importando que
sus nuevas dimensiones se hayan apoderado del quehacer del pedagogo, ya que la
rectangular sala de clases, ha dado paso al laboratorio, al “aula al aire libre”, formas
que han impactado en las nuevas generaciones de profesores. Asumir el desafío es
una “responsabilidad moral”, que cada uno de los profesores debe acoger como
propio y necesario. La responsabilidad de formar a las actuales y futuras
generaciones de Oficiales y Cuadro Permanente, debe hacerse en el marco de
las nuevas metodologías que fortalecen el liderazgo del profesor en el aula y
que, por añadidura, lo hará en sus alumnos, quienes en un futuro no lejano han
de convertirse en los profesores militares del Ejército 2026, con una internalización
plena del nuevo modelo y sistema de liderazgo, caracterizado por los atributos y
competencias plenamente integrados en sus personalidades, actuando con mayores
niveles de eficiencia, tanto en la paz, como en el campo de batalla.
28
V. Conclusiones
1. Adair. J (1990). Liderazgo basado en la acción. México, Editorial Mc.Graw-Hill.
2. Ainscow. M y otros (2001). Crear condiciones para la mejora del trabajo en el
aula. Manual para la formación del profesorado. Madrid-España.
3. Bolívar. A (2006). El liderazgo educativo y su papel en la mejora: una visión
actual de sus posibilidades y limitaciones. Universidad de Granada-España.
4. Bernal M. Aurora (2015). Liderazgo del profesor objetivo básico de la gestión
educativa. Universidad de Navarra-España.
5. Barreda. M (2011-2012). El docente como gestor del clima del aula. Factores a
tener en cuenta. Universidad de Cantabria-España.
6. Manual Metodología de la Enseñanza Militar. (2011) MAE-01006.
7. Torrejo. J (1998).El profesor como gestor del aula (cap.10). Universidad de
Alcalá-España.
29
CENTROLIDERAZGO
DE
DEL EJÉRCITOC EFORTALECIENDO LÍDERES
VI. Bibliografía