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AÑO VOLUMEN L JUNIO 1962 NIJII. 146 ESTUDIOS La televisión como problema vital y educativo * JOSE ANTONIO PEREZ-RIOJA Director del Centro Coordinador de Bibliotecas de Soria LA TELEVISION COMO PROBLEMA Tras de la invención de la imprenta, ha sido la prensa, por mucho tiempo, el único gran ele- mento informativo de la humanidad. Y y a en nuestra época, la técnica ha ido regalando al hombre, sucesivamente, otros tres grandes y a cual más asombrosos elementos de información: el cine, la radio y la televisión. Si la prensa pudo ser llamada un día «el cuarto poder», el cuarto de estos grandes elementos informativos —por su orden de aparición cronológica en la gran escena del mundo— se está convirtiendo hoy en el pri- mero por su enorme fuerza expansiva y atractiva y por la diversidad de o p iniones Que en sus pocos arios de existencia ha suscitado. La realidad es que a nadie que se ocupe o preocupe por los pro- blemas vitales y educativos de la humanidad, en su presente y, sobre todo, en su futuro, puede resultarle indiferente la televisión. Si el cine se presentó como un nuevo espec- táculo a la vez que como una nueva y diferente expresión artística; si la radio asombró al mun- do como el medio difusor más sorprendentemente rápido y universal, la televisión que, en cuanto elemento informativo, participa de aquél y de ésta, cuenta además con una característica dis- tinta: la de irrumpir no sólo con la voz como la * Dada la importancia y la actualidad del tema, la REVISTA DE EDUCACIÓN presenta en este número dos trabajos sobre las posibilidades de la televisión como instrumento al servicio de la enseñanza. Problema muy debatido, estamos se- guros que nuestros lectores sabrán apreciar su trascendencia colaborando en el esclarecimiento de las muchas cuestiones que se le plantean al educador y a los padres con el uso de este medio tan generalizado de difusión. La REVISTA DE EDU- CACIÓN agradecerá cuantos trabajos se le envien con este propósito. radio, sino también con la imagen, en el hogar, en la intimidad de cada hombre. La televisión, por este mero hecho, se presenta como un pro- blema vital y educativo de muy peculiares y com- plejas características, y cuyo impacto social tiene mucha mayor trascendencia de la que pueda pa- recer a simple vista. Es aún de creación muy reciente para que nos podamos formar una opinión exacta y firme sobre los hábitos, actitudes y reacciones de los teles- pectadores y sobre los efectos e influencias de la televisión en la vida y en la educación de las actuales y de las futuras generaciones. Pero sí creemos no sólo posible, sino necesario e incluso urgente, enfrentarnos reflexivamente ante el pro- blema. Por hoy, en este artículo, no pretendemos más que exponer algunos aspectos y consideracio- nes generales. LA TELEVISION Y LOS TELESPECTADORES Sin duda alguna, la principal y más destacable de las características de la televisión es su cua- lidad absorbente, es decir, el hecho de imponerse a los ojos y a los oídos a un mismo tiempo, pene- trando así en la propia intimidad de cada cual, metiéndose en el hogar como un elemento atrac- tivo y dominador, tanto más cuanto menor sea la personalidad de quienes lo constituyan. En este sentido —como observábamos antes— va mu- cho más lejos que la radio —la cual, desde hace arios, viene invadiendo todos los rincones y hoga- res del mundo—, p orque la televisión se nos adentra también por los ojos. Y esto mismo le da otra nueva dimensión: de medio informativo pasa a ser, además, espectáculo. El hombre ac- tual, que, raras veces, hace de su casa un verda- dero hogar, la ve convertida, por obra y gracia de la televisión, en una sala de espectáculo. Y él

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AÑO VOLUMEN L JUNIO 1962

NIJII. 146

ESTUDIOS

La televisión como problema vitaly educativo *

JOSE ANTONIO PEREZ-RIOJADirector del Centro Coordinadorde Bibliotecas de Soria

LA TELEVISION COMO PROBLEMA

Tras de la invención de la imprenta, ha sidola prensa, por mucho tiempo, el único gran ele-mento informativo de la humanidad. Y ya ennuestra época, la técnica ha ido regalando alhombre, sucesivamente, otros tres grandes y acual más asombrosos elementos de información:el cine, la radio y la televisión. Si la prensa pudoser llamada un día «el cuarto poder», el cuartode estos grandes elementos informativos —por suorden de aparición cronológica en la gran escenadel mundo— se está convirtiendo hoy en el pri-mero por su enorme fuerza expansiva y atractivay por la diversidad de opiniones Que en sus pocosarios de existencia ha suscitado. La realidad esque a nadie que se ocupe o preocupe por los pro-blemas vitales y educativos de la humanidad, ensu presente y, sobre todo, en su futuro, puederesultarle indiferente la televisión.

Si el cine se presentó como un nuevo espec-táculo a la vez que como una nueva y diferenteexpresión artística; si la radio asombró al mun-do como el medio difusor más sorprendentementerápido y universal, la televisión que, en cuantoelemento informativo, participa de aquél y deésta, cuenta además con una característica dis-tinta: la de irrumpir no sólo con la voz como la

* Dada la importancia y la actualidad deltema, la REVISTA DE EDUCACIÓN presenta en estenúmero dos trabajos sobre las posibilidades dela televisión como instrumento al servicio de laenseñanza. Problema muy debatido, estamos se-guros que nuestros lectores sabrán apreciar sutrascendencia colaborando en el esclarecimientode las muchas cuestiones que se le plantean aleducador y a los padres con el uso de este mediotan generalizado de difusión. La REVISTA DE EDU-

CACIÓN agradecerá cuantos trabajos se le enviencon este propósito.

radio, sino también con la imagen, en el hogar,en la intimidad de cada hombre. La televisión,por este mero hecho, se presenta como un pro-blema vital y educativo de muy peculiares y com-plejas características, y cuyo impacto social tienemucha mayor trascendencia de la que pueda pa-recer a simple vista.

Es aún de creación muy reciente para que nospodamos formar una opinión exacta y firme sobrelos hábitos, actitudes y reacciones de los teles-pectadores y sobre los efectos e influencias de latelevisión en la vida y en la educación de lasactuales y de las futuras generaciones. Pero sícreemos no sólo posible, sino necesario e inclusourgente, enfrentarnos reflexivamente ante el pro-blema. Por hoy, en este artículo, no pretendemosmás que exponer algunos aspectos y consideracio-nes generales.

LA TELEVISIONY LOS TELESPECTADORES

Sin duda alguna, la principal y más destacablede las características de la televisión es su cua-lidad absorbente, es decir, el hecho de imponersea los ojos y a los oídos a un mismo tiempo, pene-trando así en la propia intimidad de cada cual,metiéndose en el hogar como un elemento atrac-tivo y dominador, tanto más cuanto menor seala personalidad de quienes lo constituyan. Eneste sentido —como observábamos antes— va mu-cho más lejos que la radio —la cual, desde hacearios, viene invadiendo todos los rincones y hoga-res del mundo—, porque la televisión se nosadentra también por los ojos. Y esto mismo le daotra nueva dimensión: de medio informativopasa a ser, además, espectáculo. El hombre ac-tual, que, raras veces, hace de su casa un verda-dero hogar, la ve convertida, por obra y graciade la televisión, en una sala de espectáculo. Y él

Page 2: ESTUDIOS La televisión como problema vital y educativo... · 2019-01-20 · 110 [410] REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS L. 146 se convierte de pronto en espectador en su pro-pia casa,

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se convierte de pronto en espectador en su pro-pia casa, en sus horas de intimidad. Ya no tienetan sólo, como con el receptor de radio, las vocesy los sones del mundo; posee ahora también, conel televisor, sus imágenes; desde el comedor o elcuarto de estar, simultaneändolo con la comidao el ocio casero, puede «asistir» al entierro de ungran personaje, a unas bodas reales, a un par-tido de fútbol, a una función de ópera o a unepisodio bélico en todas y cada una de las cincopartes del mundo, e incluso «acompañar» a unastronauta en sus lanzamientos espaciales... Elhombre actual, que, gracias a la televisión, seextiende todavía más por el ancho mundo y seasoma incluso a las nuevas cápsulas-cohete ex-ploradoras de los dominios espaciales, se desinte-rioriza. Aunque ante el televisor vea y oiga lasimágenes y las voces del mundo, en realidad vaperdiendo cada vez más su contacto directo, inti-mo, personal, con la vida, porque toda esa inmen-sa amplitud de espacios a los que se asoma conel televisor van minando dentro de él su propiaInterioridad, contribuyendo poderosamente tam-bién al proceso actual de masificación o desper-sonalización del individuo. Porque, como observaun pensador actual (1), «la actividad humana semecaniza en la medida en que es esclava y tri-butaria del aparato», ya que «siendo una activi-dad viva por naturaleza y pletórica de profundavitalidad, pierde este carácter y se desarrolla cadavez más, según reglas fijas y normas previamentecalculadas».

USO Y ABUSO DE LA TELEVISION

Si se hiciera una encuesta para saber por quése ve y se oye la televisión, probablemente lascontestaciones, en mayor o menor proporción, sepodrían encuadrar en estos cinco grupos:

1. 0 Por su atractivo de invento reciente.2.° Porque está de moda.3.° Porque es de buen tono poseer un televi-

sor y porque ya lo poseen nuestros amigos o ve-cinos.

4.0 Porque distrae.5.° Porque los niños están más quietos en casa.Tal vez se podría añadir alguna respuesta en

la que se dijera: «Porque me gusta». Pero es lomás probable que casi en el cien por ciento delos casos se adquiera un televisor no sólo sinsaber, sino ni siquiera sin haberse planteado lacuestión de si la televisión gusta o no. He aquí,sin duda, otro de los aspectos característicos dela masificación o despersonalización actual.Y, como consecuencia, el que se 'vea y se oiga latelevisión, las más veces —aunque parezca para-dójico— por un impulso esencialmente pasivo: elde estar entretenido. Esto explica, por ejemplo,que en los Estados Unidos —el país que, seguido

(1) Cfr. PHILIP LERSCH : El hombre en la actualidad.Madrid, Edit. «Gredos», 1958.

de Inglaterra, Canadá y la URSS, posee más tele-visores en la actualidad— pasara de 17 millonesde aparatos en 1952, a 35 en 1955 y a 50 millonesa fines de 1959; es decir, poco más o menos, latercera parte del número de sus habitantes.

¿Quién prefiere la televisión? Ya hace diez arios,la oían y veían en Inglaterra, en un 65 por 100.los grupos de tipo medio modesto, dentro del nivelsocial y económico de dicho país, especialmentelas familias numerosas, atrayendo sobre todo alos niños y a los jóvenes. Familias todas ellas quesalen menos de casa, aunque se acuestan muchomás tarde que las demás, y que abandonan elcine y la radio, y en un 42 por 100 también lalectura ante la irrupción de la televisión. Segúnotra encuesta realizada en Estados Unidos esemismo ario, las familias de telespectadores norte-americanos pasaban, ya en 1952, cinco horas ymedia al día ante su aparato, figurando comovíctimas propiciatorias de tan repentina y vehe-mente inclinación hacia la televisión, y por esteorden, la radio, el cine, la lectura de periódicosy revistas y la lectura de libros. En esa encuesta,un 49 por 100 de consultados declaró que habíadejado en absoluto de leer; un 16 por 100, queleía menos, en tanto que el 35 por 100 restanteafirmó que no había modificado sus horas de lec-tura. Es curioso, además, el hecho de que los teles-pectadores hagan compatibles a la vez —igualque en Inglaterra— otras muchas cosas: no sólocomer o beber, sino coser y arreglar a los niñoslas amas de casa, y los varones, incluso leer, enun 25 por 100 (2).

Otra estadística mucho más reciente (3) de-muestra que los niños norteamericanos partici-pan de la televisión, ya desde los dos arios deedad, en la proporción del esquema siguiente:

Porcentaje

De dos arios de edad ... 14De tres arios de edad ... 37De cuatro años de edad ... . 65De cinco arios de edad 82De seis arios de edad ... 91De siete arios de edad... . 94De ocho arios de edad... ... 95De nueve arios de edad ... 96

En términos generales, el 16 por 100 de losniños estadounidenses partici pan de la televisióncuatro horas diarias como promedio. Sin embar-go, se observa que el prestigio de la televisióndeclina considerablemente entre los niños de loscursos o grados escolares más altos a medida queva aumentando a la vez en ellos su afición porlos periódicos y las revistas. Este hecho ha movi-do a decir a un educador norteamericano: «Nocreo que los niños estén enteramente satisfechos

(2) Cfr. CHARLES A. S/EPMANN : Television et educa-ton aux États Unis. París, Unesco, 1952.

(3) Cfr. W. SCHRAM, J. LYLE, E. B. PARKER: Televisionin the lives of our children. Standford University Press,1961. Cfr., además : HIMMELWEIT, OPPENHEIM, VINCE : Te-levision and the Child. Londres, 1960; UNESCO : La in-formación en el mundo. Prensa. Radio. Cine. Televisión.París, 1956.

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de la televisión.> Del mismo modo se ha obser-vado en Inglaterra que cuando los niños alcan-zan cierta madurez, la televisión no les interesao les agrada menos.

LOS PROGRAMAS DE TELEVISION

Donde radican los graves problemas de losmedios de información —muy especialmente, delcine y de la radio y, sobre todo, de la televisión—es en su aspecto comercial.

Si la televisión, por su propio carácter, es unelemento atractivo y absorbente, en cuanto orga-nización comercial, está sujeta a reiteraciones,a programas estereotipados y, con frecuencia, aun nulo o muy bajo nivel cultural. De ahí que,muchas veces, su impacto social y educativo sepierda en la ineficacia o incluso llegue a ser con-traproducente.

Si además de «hablar al vulgo en necio paradarle gusto» —como ya decía Lope de Vega— espreciso hablarle y cantarle y ofrecerle imágenestelevisadas continuadamente para entretenerle alo largo de casi todas las horas del día, no habránoticias o hechos de actualidad ni ideas ni acti-vidades artísticas de calidad suficientes en elmundo con que llenar de programas originalese interesantes tantas horas de programación, lasque por otra parte, habrá de rellenar —y las ra-zones económicas son obvias— con anuncios yanodinos espacios comerciales.

El contenido de los programas de la televisióncomercial en los Estados Unidos, durante 1960, sedesglosa en los aspectos y proporcionalidad si-guientes:

Porcentaje

Programas cómicos... 18Películas del Oeste ... ... 13Películas de crímenes y policía-

cas 11Películas de temas diversos... 10,50Danza y música de baile. . 10.50Comedias 10 50

7.75Películas de golpes y estacazos . 5

3Películas de viajes . 2

1.50Música clásica ... 1,25

La enunciación de temas y su proporcionalidadno puede ser más expresiva del bajo nivel cultu-ral— incluso chabacano y de pésimo gusto, dandoentrada a la violencia y la truculencia— de talesprogramas comerciales. Según el doctor Wer-tham, pueden calcularse en unas 17.000 las muer-tes violentas que se ven cada año en los progra-mas comerciales estadounidenses de televisión.

Como feliz contraste, hay ya en Estados Uni-dos medio centenar de comunidades que poseenemisoras de televisión educativa, sostenidas pordonativos de la respectiva comunidad, por lasescuelas o las Universidades. Estas emisoras nocomerciales (entre ellas, las de San Francisco

(y Rockey Mountain) ofrecen a los hogi es nor-teamericanos cursos de estudios muy diversos(críticas de libros, charlas sobre filosofía, llisto-na, ciencias, problemas sociales, etc.) de induda-ble interés y eficacia. En las escuelas norteame-ricanas, la televisión se emplea con dos fines:como un instrumento educativo incidental (en elque las ciencias ocupan el primer lugar, seguidasdel Derecho, la Historia y la Geografía y, en me-nor proporción, de la Música, la actualidad, laliteratura inglesa y las Artes plásticas), o biencomo un medio para estrechar las relacionespúblicas, ofreciendo en los padres y a los maes-tros los modernos sistemas y métodos pedagógi-cos. En cuanto a la enseñanza superior, ofrece elmayor interés, por ejemplo, -la aplicación de lacirugía. Así, muy diversas operaciones quirúrgicasde importancia son televisadas, permitiéndose elconocimiento de nuevas técnicas a los especialis-tas de todo el país y a los estudiantes de Pen-nsylvania, Chicago, Harvard y otras Universi-dades. Las emisiones educativas disponen, sinembargo, solamente del 12 por 100 del total defrecuencias utilizadas para la televisión del país.

En Inglaterra, la BBC, que en opinión de unode sus más altos dirigentes debe ser un servicionacional de información, de educación y de re-creo, realiza especialmente programas informa-tivo-recreativos y otros de vario carácter, peroen los que se da entrada a emisiones de elevadonivel artístico y cultural (teatro clásico y moder-no, ópera, ballet, exposiciones, etc.). Dedica tam-bién emisiones especiales para niños, y actual-mente, los sábados por la mañana, programas detemas científicos y educativos de verdadero inte-rés y calidad, los cuales pueden verse en deter-minados centros docentes y culturales, bibliote-cas, etc. Pero, a pesar de este mayor nivel de latelevisión inglesa, he visto también recientemen-te en Londres y otras ciudades inglesas —más quede la BBC de la otra emisora nacional, la TV In-dependent— no pocos programas y películas ano-dinos, hechos, en realidad, a la medida del hom-bre de la calle.

EFECTOS DE LA TELEVISION

Diferentes técnicos y especialistas se vienenocupando, sobre todo en Estados Unidos e Ingla-terra, de los efectos que un uso excesivamentecontinuado o inmoderado de la televisión puedeproducir, sobre todo en los niños. Aunque es difi-cil generalizar, pueden sintetizarse en los siguien-tes aspectos:

Físicos—Perjuicio para la vista, sueño, fatiga.Emocionales. —Excitación, miedo, tensión ner-

viosa.Morales.—Pasividad ética, quebrantamiento del

orden y disciplina familiares por el deseo infantilde dedicar a la televisión horas propias del sueñoo del estudio; intensificación, a destiempo, de laprecocidad Infantil, por estimular la inclinación

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a la violencia e incluso a la delincuencia, en cier-tos casos

Psíquico-intelectivos—Disminución o rebaja-miento del gusto, por fomentar la evasión hacialo fácil y, a veces, hacia lo chabacano o violento;disminución del hábito de la lectura; mejor ymás amplia información general, antes como ele-mento sugeridor que como estímulo de la acti-vidad creadora; ninguna o escasa influencia so-bre el rendimiento escolar (4).

De aquí el que se hayan suscitado muy diver-sas opiniones. Desde la de un conocido profesorde Chicago que, ante la irrupción creciente de te-levisores, teme que llegue un momento en que elpueblo norteamericano no sepa leer ni escribir ylleve una vida meramente pasiva, hasta la deaquellos padres para quienes la televisión es unapanacea mecánica inestimable, al retener a losniños en casa, evitando con ello el riesgo de suvagabundeo por las calles.

Es cierto que la televisión proporciona una vas-ta panorámica de noticias, actividades e imáge-nes que producirá generaciones mejor informa-das, ya que es un excelente elemento sugeridorde cosas y una amplísima ventana abierta almundo, transportando al telespectador no sóloal estudio de una emisora, sino a la vida real ensus más varios escenarios naturales. Pero estamisma facilidad, presentándole a cada momentola vida como un espectáculo continuo, ofrece elpeligro de acostumbrar al hombre a ser un ele-mento pasivo, por anular en él o disminuir hábi-tos de trabajo, de actividad e iniciativa, a la vezde restarle horas de lectura, meditación y con-versación

Por otra parte, se ha insistido mucho en unade las cualidades que figuran entre las más po-sitivas de la televisión: la de acentuar la vidafamiliar. Pero esto sólo es exacto en el sentidofísico o material de congregar en torno a un te-levisor a los miembros de una familia, pero noen el más importante aspecto espiritual de fo-mentar —ya que la continuidad ininterrumpidade voces e imágenes rompe o evita el diálogo—la verdadera convivencia, basada en la conversa-ción y el intercambio de ideas o apreciacionesque, ante un televisor, sólo podrán referirse enmuchos casos a menudas o muy superficiales cir-cunstancias.

CONSIDERACIONES FINALES

Hemos basado, de intento, estos aspectos y bre-ves reflexiones en encuestas y estadísticas de Es-tados Unidos y en la propia y directa observa-ción en Inglaterra, por ser los dos paises de ma-

(4) En Inglaterra, sin embargo. parece deducirse quelos niños que poseen en su casa televisor rinden menosen la escuela que aquellos otros que no lo tienen, y quela televisión beneficia más a los niños pequeños que alos mayorcitos, no tanto como fuente de conocimientoque como ayuda complementaria.

yor arraigo, extensión e influencia de la televi-sión desde sus mismos comienzos.

En el nuestro la experiencia es aún lo bastantecorta y reciente para poder formular aún juiciosprecisos. Sin embargo, se pueden prever análo-gas reacciones y, en determinados aspectos, idén-ticas influencias.

¿Por qué no pensar detenidamente en la evi-tación de peligros ya planteados en otros países?Para ello creemos que hay gran posibilidad desoluciones. Entre otras, nos permitimos sugerirlas siguientes:

Primera. Los programas de televisión no de-berían ser en exceso largos ni continüados porestas dos razones fundamentales:

a) Porque al tener amplitud o duración redu-cida se podría pretender una mayor selección ydepuración temática, mayor dignidad, más altacalidad artística y cultural, dedicando, por otraparte, más adecuada proporcionalidad en los di-versos programas informativos, recreativos y edu-cativos, entre los que habían de ocupar impor-tantes espacios los infantiles.

b) Porque se contribuiría así a que el públicono recayera en el abuso de la televisión, sino enun uso equilibrado y prudente de la misma, quepermitiera una tregua para la lectura, el reposomeditativo y la conversación, hoy prácticamenteeliminados alli donde la televisión ha alcanzadomáximo desarrollo.

Segunda. Los centros docentes y culturales nosólo deberían cooperar con su asesoramiento,orientaciones y colaboraciones a la mejor reali-zación de programas educativos de televisión,sino a su mayor difusión mediante la instala-ción de receptores en la medida de lo posible.

Los padres deberían procurar no sólo que sushijos pequeños participen nada más que de losprogramas a ellos destinados y a otros que lesresulten accesibles y convenientes, sino a usarde la televisión con moderación de horas y decontinuidad, esto es, con un equilibrio inteli-gente.

Cuarta. Los científicos, los artistas, los críti-cos literarios, de arte y de música y, muy espe-cialmente, los educadores deberían ocuparse mása fondo y con mayor frecuencia de estos proble-mas de la televisión, brindando sugerencias e ini-ciativas que contribuyeran a una progresiva ele-vación de nivel en los programas, a la vez dealeccionar o educar a la masa de telespectadoresmás necesitados de orientación.

Corremos el peligro del deslumbramiento —untanto primitivo y simplista— ante los prodigiosy maravillas de la técnica y de la máquina.

La televisión, que como invento es algo verda-deramente portentoso; que como elemento in-formativo y educativo puede reportar indudablesbeneficios si sus programas son inteligentes y

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adecuados y si se usa de ellos con moderación,viene siendo hasta ahora como un juguete demoda, que atrae y deslumbra, pero del que seabusa inconsciente, pasivamente. Por otra parte,la televisión comercial abusa también del públi-co, puesto que no lo eleva y le adula, por el con-trario, fomentándole lo fácil, lo anodino y aunlo truculento.

Es preciso, pues, que todos reflexionemos unpoco. No compremos televisores porque tengamosdinero para ello y porque lo tienen ya nuestrosvecinos o amigos. No toquemos a todas horas elbotón del televisor por inercia o pasividad. Vea-mos antes, y aun procuremos, si todos los pro-gramas son dignos de tan maravilloso invento yde nosotros los hombres, beneficiarios suyos.

La técnica y la televisión al serviciode la enseñanzaDAMIAN ESTADES RODRIGUEZ

Jefe de la Sección de Estudios y Documentaciónde la Secretaría General Técnica del MEN.

La técnica se viene introduciendo, en todaslas actividades del trabajo humano, siguiendo elprincipio del máximo resultado con el menor es-fuerzo posible, y de ella no podían estar exclui-das la enseñanza, la instrucción y la cultura, por-que en el campo de la productividad constituyenuna insospechada fuente de riqueza y en el delas relaciones humanas un acercamiento de lasdistintas razas y una convivencia social y espi-ritual en el orden internacional.

En la actualidad todos los países ponen espe-cial empello en crear, con auxilio de la meca-nización, nuevas formas, métodos y procedimien-tos pedagógicos y se afanan en llevar la ense-ñanza a los lugares más recónditos y apartadosde los núcleos urbanos, por difíciles que sean losaccesos y los medios de comunicación.

Así ha surgido la teoría de la «normalizaciónde la enseñanza», la que, en líneas generales,pretende los siguientes objetivos:

a) Mejorar la técnica de la enseñanza en losmaestros

b) Dotar a la enseñanza de los modernos ins-trumentos y elementos de trabajo.

c) Combatir el analfabetismo.d) Ampliar y facilitar la instrucción, com-

prendiendo en ella los conocimientos indispensa-bles requeridos por los avances de la cultura.

e) Extender planes pedagógicos de nivelesadecuados a los países subdesarrollados.

f) Formar al escolar adecuadamente en unplano de mayor igualdad y extensión, suminis-trándoles los conocimientos en forma regular yprogresiva.

g) Descubrir las cualidades, tendencias y vo-caciones de los escolares y por medio de ellas lle-gar al acoplamiento debido en los puestos de tra-bajo.

h) Nutrir los cuadros humanos en las activi-dades de la productividad según las necesidades,la formación, el perfeccionamiento y la capacidadprofesional.

i) Conseguir por medio de la enseñanza ele-var el índice de las rentas nacionales y, final-mente, entre otras, simplificar los medios educa-tivos; ahorrar tiempo y esfuerzos; hacer sen-cillas, agradables y racionales las imperiosasobligaciones de enseriar y aprender; aplicar conequidad y justicia los beneficios del fondo delprincipio de igualdad de oportunidades y por élfacilitar el acceso a los estudios superiores aquienes demuestren suficiencia y capacidad, evi-tando así la pérdida de valores humanos por f al-ta de recursos o medios.

Se pretende, en fin, sustituir los pobres, ruti-narios y ya anticuados procedimientos educati-vos por otros mas modernos, perfectos y mejordotados, acomodados a las exigencias actuales;crear nuevos sistemas escolares y pedagógicospara que de ellos se beneficien las aldeas másapartadas y demasiado pobres que carecen demedios educativos o éstos sean deficientes y lasdemás puedan contar con elementos e instru-mentos educativos reforzados que nunca tuvie-ron a su alcance, reconociendo y revalorizandoasi la personalidad y la dignidad del escolar ydel maestro.

A tan elevados fines, desde hace no muchosarios, se viene empleando en la lexicología y tec-