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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE MIRANDA “JOSÉ MANUEL SISO MARTÍNEZ”DOCTORADO LATINOAMERICANO EN EDUCACIÓN:
POLÍTICAS PÚBLICAS Y PROFESIÓN DOCENTESEMINARIO DE INVESTIGACIÓN I
APROXIMACIÓN A UN ANÁLISIS DISCURSIVO DEL TEXTO “LA IDEA DE LA FENOMENOLOGÍA”,
DE EDMUND HUSSERL
Díaz Alzurn, Donnis Manuel
NOVIEMBRE, 2019
Índice
Pp.
Resumen…………………………………………………………………………….. iii
A modo de introducción……………………...…………………………………… 1
Sobre Edmund Husserl y el contexto de su obra…………………………………. 3
Aproximación hacia la Idea de la
Fenomenología………………………………….5
Reflexiones Finales………………………………………………………………..… 9
Referencias…...……………………………………………………………………... 11
ii
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE MIRANDA “JOSÉ MANUEL SISO MARTÍNEZ”DOCTORADO LATINOAMERICANO EN EDUCACIÓN:
POLÍTICAS PÚBLICAS Y PROFESIÓN DOCENTESEMINARIO I
APROXIMACIÓN A UN ANÁLISIS DISCURSIVO DEL TEXTO “LA IDEA DE LA FENOMENOLOGÍA”, DE EDMUND HUSSERL
Díaz Alzurn, Donnis ManuelNoviembre de 2018
RESUMEN
La idea de la fenomenología recoge las cinco lecciones que Edmund Husserl dictó a sus estudiantes de la Universidad de Gotinga entre el 26 de abril y el 2 de mayo de 1907 como introducción al curso del semestre de verano, dedicado a La cosa y el espacio. A pesar de su brevedad, el texto, posee una gran importancia histórica en la obra de Husserl, pues revela un estadio clave de su investigación que permite apreciar el tránsito de la fenomenología como “psicología descriptiva” a la llamada “fenomenología trascendental”. A pesar de la densidad de las ideas en él expuestas, y debido a su naturaleza didáctica, se trata de un libro bastante preciso en cuanto al planteamiento y tratamiento del tema (el problema del conocimiento), así como a la lógica de la argumentación allí desarrollada. Y por ello no es casual que sea recomendado como una lectura iniciática para entender los planteamientos fundamentales de la fenomenología husserliana. Quizás el rasgo que más ha resaltado la crítica al respecto es que en él se explica por primera vez, y con toda claridad, el método de la reducción trascendental o epojé, que Husserl comenzó a elaborar tras reconocer como fallido el intento por penetrar en la captación de la conciencia interna del tiempo en sus lecciones de 1905. Sin embargo, ya aquí se hallan formulados también, con mayor o menor distinción, los tres grandes principios metodológicos que Husserl estableció como fundamentos y que guiarán toda su investigación posterior: (1) la exigencia intuicionista del retorno “a las cosas mismas; (2) una primera elaboración de lo que denominará “el principio de todos los principios” (toda intuición en que se da algo es originariamente un fundamento de derecho del conocimiento, y que todo lo que se brinda en la intuición hay que tomarlo como simplemente como se da, pero también solo dentro de los límites en que se da); y, finalmente, (3) el método de la reducción fenomenológica. En este trabajo, que busca una aproximación de análisis discursivo, sobre este texto, la información se presenta en tres apartados o subtítulos en concreto. El primero, es una presentación biográfica del autor y la contextualización de su obra a través de los hechos que marcaron su vida y la decisión de enrumbarse hacia una visión distinta de filosofía que dio como resultado la Escuela Fenomenológica. En el segundo, se hace un abordaje de la estructura y las ideas que rigen el proyecto expuesto en sus cinco lecciones desarrolladas en el texto, de acuerdo con la primera versión en español, publicada por el Fondo de Cultura Económica de Madrid. En el tercer y último apartado, se ofrecen algunas reflexiones finales que, si bien no son conclusivas, permiten redondear las ideas trabajadas a lo largo de la aproximación de análisis.
Palabras clave: Fenomenología. Conocimiento. Problema del conocimiento. Psicología descriptiva. Reducción gnoseológica
iii
A modo de introducción
En este trabajo, que busca una aproximación de análisis discursivo, sobre el texto La
idea de la Fenomenología, la información se presenta en tres apartados o subtítulos en
concreto. El primero, es una presentación biográfica del autor y la contextualización de su
obra a través de los hechos que marcaron su vida y la decisión de enrumbarse hacia una
visión distinta de filosofía que dio como resultado la Escuela Fenomenológica.
En el segundo, se hace un abordaje de la estructura y las ideas que rigen el proyecto
expuesto en sus cinco lecciones desarrolladas en el texto, de acuerdo con la primera versión
en español, publicada por el Fondo de Cultura Económica de Madrid.
En el tercer y último apartado, se ofrecen algunas reflexiones finales que, si bien no
son conclusivas, permiten redondear las ideas trabajadas a lo largo de la aproximación de
análisis.
Esto permite ver, además, la forma cómo fue trabajado el análisis. En principio, se
indagó sobre algunos aspectos biográficos de Edmund Gustav Albrecht Husserl que fueron
decisivos para alcanzar el planteamiento que ofrece en el texto en revisión, sus estudios en
las universidades de Leipzig, Berlín y Viena, la influencia que sobre él ejercerían las ideas
del sociólogo Franz Bretano, sus actividades como docente universitario, sobre todo en
Halle, Gotinga y Friburgo, la publicación de sus primeros escritos con relación a los
símbolos matemáticos y la filosofía, su oposición al psicologismo así como su intención de
ver cualquier fenómenos desde la mirada de la ciencia, entre otros aspectos que se
conectarán con el análisis de La idea de la Fenomenología que se presenta en este trabajo.
En cuanto al texto analizado, propiamente, se hace referencia a si el discurso está
estructurado por capítulos, ensayos, títulos, en fin, con lo cual también se puede determinar su
función, es decir, si el discurso es referencial (si está dirigido al contexto), persuasivo o connotativo
(si el propósito es influir en el receptor), metalingüístico (si está en función de un código
determinado), de contacto (si está en función de establecer comunicación con el receptor) y poético
1
(si el mensaje se representa como signo artístico)1, al mismo tiempo si el texto es de carácter
narrativo, descriptivo, dialogal, expositivo, argumentativo o la combinación de estas formas2.
También, dentro de esa estructura se evalúa si el texto ofrece una introducción, una
presentación o un prólogo, pues dependiendo de la formalidad expuesta pudiera resultar un
elemento excluyente, debido a que, por ejemplo, en el caso de los prólogos, casi siempre el autor,
hace descansar esa tarea en una figura reconocida para atribuirle cierto atractivo a su obra, igual
ocurre con las notas referenciales o las argumentativas, para otorgarle cierto crédito a su trabajo que
pudiera abrir las posibilidades a nuevas obras o de continuar la publicada dependiendo de si el
Discurso se cierra con un epílogo en el que se recogen conclusiones y reflexiones finales de manera
simultánea o si se cierran o se limitan esas posibilidades por medio de un marco conclusivo.
Aunque parezca de poco valor, es importante, determinar si la obra cuenta con un epílogo,
pese a que, por lo general, se le atribuye a una pieza de carácter literario, sin embargo, su principal
función es contener los argumentos y conclusiones fundamentales considerando la opinión del
autor, no obstante, si se tratase de una conclusión, ésta responde a una proposición de orden lógico,
es decir, si existe un argumento válido, las premisas expuesta deberían arrojar una conclusión. Por
otro lado, las reflexiones finales permiten la interacción entre el hablante y su auditorio, dejando
espacios para futuros discursos de profundización. En este sentido, dependiendo del esquema
seleccionado, se estará generando un efecto intencionado en el auditorio, pues, casi siempre el final
es lo que queda grabado con mayor facilidad y es esta parte del Discurso la que permite determinar
si se han logrado los objetivos propuestos por el hablante.
Luego de aclarada la estructura, se presenta el análisis por medio de la exposición de las
ideas desarrolladas por el autor en cada una de las lecciones. Este análisis, gira más bien en función
de la interpretación personal del estudioso (quien presenta este trabajo) sobre lo que aborda Husserl,
contextualizándolo a la luz de la biografía y de los hallazgos del filósofo. Vale acotar que, aunque
se ha tratado de ser objetivo, es posible que haya algún rasgo de subjetividad en los planteamientos,
razón por la que se ofrecen excusas anticipadas, así como por la reproducción parafraseada de
algunas ideas con las que haya habido cierto encuentro.
Se espera que este trabajo sirva para complementar lo planteado en el video sobre
estas mismas ideas, producido por el realizador de este trabajo y colgado en YouTube a
través del enlace: https://www.youtube.com/watch?v=eehRISxMCXk&t=918s
1 Corgo, M. (2012). El discurso literario como producto lingüístico, estético y social. Los recursos expresivos de la literatura estilística y retórica. Lulupress Inc.
2 Martínez, J. (2011). Las formas del discurso. Madrid: Akal Sociedad
2
Sobre Edmund Husserl y el contexto de su obra
Edmund Husserl nació el 8 de abril de 1859 en Prossnitz (Moravia), entonces
provincia del Imperio Austrohúngaro y actualmente República Checa, en el seno de una
familia judía, aunque más bien indiferente en cuestiones de religión. Una vez completada la
educación básica en Viena y Olomouc —sin grandes éxitos, salvo en matemáticas—,
realiza sus estudios universitarios de 1876 a 1887 en las universidades de Leipzig, Berlín y
Viena. En la primera de éstas fue alumno de Wilhelm Wundt, el fundador de la psicología
experimental contemporánea. En Leipzig conoce a Thomas Masaryk, futuro presidente de
Checoslovaquia, el cual influyó decisivamente en él. En Berlín Husserl estudia matemáticas
con Karl Weierstrass y Leopold Kronecker y filosofía con Friedrich Paulsen. En 1882
obtiene en la Universidad de Viena el doctorado con una tesis titulada Aportaciones a la
teoría del cálculo de variaciones. Durante este mismo año y por influencia de Masaryk,
comienza a estudiar el Nuevo Testamento. Al mismo tiempo va aumentando
progresivamente su interés por la filosofía en la cual echa de menos la cientificidad
característica de las matemáticas.
En 1928 se jubila de la Universidad de Friburgo y es nombrado profesor emérito.
Aunque siguió dictando lecciones en la Universidad, su posición fue debilitándose. En 1928
Husserl publica las Lecciones sobre la conciencia interna del tiempo basándose en un
manuscrito preparado años atrás por Edith Stein. En 1929 aparece Lógica formal y
trascendental donde se constata un aumento de la preocupación por la „dirección subjetiva”
de la lógica. En 1931 Lévinas publica la traducción francesa de las Meditaciones
cartesianas, cuyo origen se remonta a unas conferencias pronunciadas por Husserl en La
Sorbona. En 1936 ve la luz la primera parte del libro La crisis de las ciencias europeas y
la fenomenología trascendental, apenas 100 páginas. Con la llegada del nazismo al poder
su actividad se vio muy limitada, prohibiéndosele incluso el acceso a la biblioteca. En el
verano de 1937 Husserl cae gravemente enfermo y fallece el 27 de abril de 1938.
3
Tras la muerte de Husserl el franciscano H.L. van Brenda viaja a Friburgo y salva el
voluminoso archivo de manuscritos de investigación de éste. Después de toda una serie de
avatares, estos manuscritos llegan a la Universidad Católica de Lovaina surgiendo así el
Husserl-Archiv. En los años 50 comienza la publicación de sus obras completas en la
serie Husserliana. Ahí han ido apareciendo obras importantes —muchas de ellas surgidas a
partir de manuscritos de investigación— en las cuales trabajó a lo largo de su vida, pero
que no llegó a publicar.
¿Quién fue Husserl durante esos 79 años y cuál fue la trascendencia de su trabajo?
En principio fue miembro de una acomodada familia judía, estudió física,
matemáticas, astronomía y filosofía en las universidades de Leipzig, Berlín y Viena.
En Viena asistió a los cursos que impartía el sociólogo Franz Bretano, quien
influiría decisivamente en su formación filosófica. A partir de 1887 fue profesor en Halle, y
en Gotinga desde 1906. En 1916 pasó a ser profesor titular de la Universidad de Friburgo,
donde ejercería la docencia hasta su jubilación, en 1928. En sus primeros textos,
como Filosofía de la aritmética, obra publicada en 1891, analizó la génesis y el empleo de
los símbolos numéricos.
Sus escritos propiamente filosóficos comenzaron con la publicación, en 1900-1901,
con Investigaciones lógicas, texto en el que polemizó con el psicologismo y con el que se
abre su pensamiento más original. Su intención era establecer una base epistemológica para
la filosofía de tal forma que la convirtiera en algo propiamente científico, base que halló en
el método que llamó “fenomenológico” y que representa en cierta medida una
modernización del trascendentalismo de Kant.
La conciencia (el ego) es la condición de posibilidad de cualquier conocimiento, y
tiene la característica de ser «intencional», término tomado de Brentano, según el cual la
conciencia es siempre «conciencia de algo», es decir, se refiere a un objeto. La evidencia
primera viene dada por esta aparición del objeto a la conciencia, previa a cualquier
interpretación subjetiva, y que constituye propiamente la esencia de los objetos. En este
sentido, su lema fue volver “a las cosas mismas”, aunque en realidad se refiere al objeto
que aparece a la conciencia (fenómeno).
En su voluntad de resolver la clásica oposición entre racionalismo y empirismo, lo
que propone el filósofo es la superación de una actitud naturalista y psicologista a través de
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un método por el cual el yo se convierte en espectador desinteresado de sí mismo y es
capaz, de este modo, de reconstruir la estructura de la conciencia y el mundo como
fenómeno que aparece en ella. La aspiración metodológica de la fenomenología evolucionó
hacia una concepción propiamente idealista, según la cual la conciencia es lo que funda
tanto el mundo objetivo como la intersubjetividad, esto es, la relación entre las personas, en
un intento de sentar una aproximación renovada a la vida y a la independencia moral del
sujeto.
Con la llegada del nazismo al poder en 1933, Edmund Husserl fue apartado de la
docencia. Su filosofía se encuentra en la base de la llamada “escuela fenomenológica”, de
la que partieron Max Scheler y Martín Heidegger, en quien vio a su legítimo continuador,
aunque las ideas expuestas por Heidegger en Ser y tiempo motivaron la ruptura entre
ambos.
Aproximación hacia la Idea de la Fenomenología
La idea de la fenomenología, presentada en 1907, con cinco capítulos o lecciones,
una presentación, una introducción del editor alemán, una aclaratoria para la segunda
edición, tres anexos, un apéndice crítico y un índice de nombres propios, viene a resultar
una suerte de tratado en el que su autor sostiene que la fenomenología es la actitud
intelectual específicamente filosófica.
En la introducción a la edición alemana de se habla de una crisis existencial en
Husserl. El comentarista, Walter Biemel, cita a este propósito un pasaje de la agenda de
Husserl, fechado el 25 de septiembre de 1906, en que éste habla de una tarea que tiene que
resolver si quiere poder ser llamado filósofo. Esta tarea no es otra que una crítica de la
razón. Husserl entiende que, si no acomete una crítica de la razón, lo que ha hecho hasta
ese momento no puede ser llamado, en sentido estricto, filosofía. Y sin ella no puede vivir
por el hecho de que es justamente una crítica de la razón, en tanto que ciencia filosófica
como tal, lo que ha movido desde dentro su labor intelectual.
La primera lección se inicia por el enigma del conocimiento a través de la actitud
espiritual natural y la filosófica: el conocimiento es una vivencia psicológica y se da, pues,
en el sujeto que conoce. Esta vivencia, a su vez, tiene un objeto conocido, que no es parte
de la vivencia misma, sino que está frente a ella. La pregunta es, entonces, ¿cómo sabe la
5
vivencia psicológica del conocimiento que el objeto que conoce existe efectivamente y,
más aún, que existe tal como lo conoce?
La teoría del conocimiento, entendida por Husserl como crítica de la razón teorética
o crítica del conocimiento natural, tiene que establecer cuál es la correcta relación entre
conocimiento, sentido del conocimiento y objeto del conocimiento. En efecto, Husserl parte
de la base que hay un sentido del objeto que le viene dado a priori por la correlación de
conocimiento y objeto de conocimiento.
Una vez reconocido el enigma del conocimiento comienza a operar efectivamente la
crítica de la razón, que pone la mira en el mundo entero, en la naturaleza física y psíquica,
en el yo humano y todas las ciencias que se dirigen a este tipo de objetos; en otros términos,
la crítica de la razón pone su atención en el conjunto de los objetos reconocidos por el
pensamiento natural. Al conjunto de estos objetos les adjudica, escribe Husserl, el índice de
“problemático”; pone en tela de juicio el ser y valor de estos. A este ejercicio lo denomina
Husserl, al final de la segunda lección, reducción gnoseológica.
Puesto que el enigma del conocimiento consiste en que el ser de los objetos que
trascienden la conciencia y de los objetos de la conciencia entendida esta como hecho
empírico-natural son dudosos y siempre pueden ser puestos en tela de juicio, lo que hay que
hacer desde el punto de vista fenomenológico es limitar el examen a la esfera de lo dado
absolutamente, esto es, de lo dado sin que pueda ser puesto en duda.
La reducción gnoseológica se entiende, entonces, como el acto de limitarse al
examen de las puras vivencias como tales: ello se realiza volviendo reflexivamente sobre la
vivencia sin hacerse cargo del ser de aquello a que la vivencia se dirige.
Por otra parte, el carácter propio del conocimiento absoluto alcanzado en la
reflexión está marcado por lo que Husserl llama inmanencia del conocimiento, lo que sirve
de base para la teoría del conocimiento, pues gracias a ella el conocimiento se ve libre de
todos los enigmas que atañen al ser trascendente del objeto conocido. Neutralizar, pues, el
momento trascendente del conocimiento natural es la tarea específica de la reducción
gnoseológica.
El fenómeno psicológico, para Husserl, es el objeto de la psicología entendida como
ciencia natural. Entonces, cuando se produce una reflexión psicológica, por ejemplo, la
percepción es una vivencia de esta persona que tiene precisamente esta vivencia
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determinada; por lo mismo esa percepción se inserta en el tiempo objetivo que es medido
de forma empírica en un sentido cronológico.
Ahora bien, pareciera que la crítica del conocimiento, que opera mediante el
ejercicio de la reducción fenomenológica, ha ganado un dato inmanente de carácter
absoluto, pero al precio de lo trascendente. Claro que si, por otra parte, esto se abandona,
reaparece la inseguridad y el enigma del conocimiento.
Husserl hace explícito, entonces, que, cuando habla de lo inmanente como carácter
necesario de todo conocimiento fenomenológico, no se trata sólo de lo inmanente como
ingrediente real de las vivencias, sino también de lo inmanente en sentido intencional. La
intencionalidad es un rasgo esencial, dice Husserl, de las vivencias cognoscitivas, los
sentimientos, las valoraciones, los actos de la razón práctica. Con todo, la intencionalidad
no define todas las vivencias, pues hay algunas que, para Husserl, no son intencionales,
como las impresiones sentimentales. Pues bien, las vivencias cognoscitivas se refieren a un
objeto de uno u otro modo.
Para Husserl, el objeto, siempre trascendente, puede hacerse patente, manifestarse,
en una vivencia que lo mienta. O sea, puede ser fenómeno. Decisivo es aquí el hecho de
que en su aparecer el objeto tiene un cierto carácter de dado, aunque no sea esto un
ingrediente real del fenómeno cognoscitivo. Y eso dado puede ser descrito sin temor a
equivocarse.
El objeto temático de la fenomenología es, más bien, lo general, lo universal. El
ejemplo de Husserl es aquí el del color rojo: con el ejercicio de la reducción se prescinde de
toda consideración trascendente y se lleva a cabo, en una mirada pura, el sentido del
pensamiento “rojo como tal”, de tal manera que la singularidad no es ya aquello a que se
alude en esta ciencia filosófica.
Así vistas las cosas, el ejercicio de la reducción nos instala en el terreno de lo
inmanente, más concretamente, en el terreno de las esencias puras. Es el ámbito del ser
puro que prescinde de toda referencia al ser real del mundo. Husserl constata en este punto
que las cosas no son tan simples como a primera vista parecen: el ser puro de
la cogitatio no se presenta o expone como una cosa simple, y el motivo de tal estado de
cosas radica en que en la esfera de la cogitatio se “constituyen” distintos tipos de
7
objetualidad. Lo que es distinto no son sólo los objetos en su multiplicidad, sino el tipo de
objetualidad propia de tales o cuales objetos.
Un ejemplo que aclare lo dicho sería: un ser humano puede comparecer ante otro
bajo la modalidad de buen amigo, y ello implica que ese otro ante quien comparece pone
por obra la intención específica que le permite ver en él los rasgos del buen amigo. Pero
bien puede suceder -y sucede de hecho- que otra persona no tenga, por así decir, ojos para
ver la cualidad del buen amigo, y que más bien vea en el otro los rasgos de alguien con
quien hay que competir. El objeto de esa intención es, pues, el mismo ser humano que
antes, claro que bajo la modalidad del rival o competidor. Se trata, pues, de modos
específicos, irreductibles uno al otro. Y ambos modos se “constituyen” en actos psíquicos
intencionales.
La constitución de la objetualidad quiere decir, según Husserl, que el dato
inmanente de carácter intencional no se encuentra simplemente en la conciencia como en
una caja, sino que las diversas objetualidades se exponen o presentan en cada caso como
"fenómenos", esto es, como algo que aparece. Estos fenómenos no son, por lo demás, los
objetos mismos ni contienen los objetos como ingredientes reales. Fenómeno tiene aquí el
sentido de objeto intencional en el modo como aparece: este no se identifica con el objeto
de la realidad externa (recuérdese la alucinación), pero eso no significa tampoco que tenga
partes reales en que pudiera estar incluido el objeto. Husserl habla a este propósito de
“fenómenos que en su mutable y notabilísima estructura en cierto modo crean los objetos
para el yo”. La aparición del fenómeno constituye y crea el objeto para el yo. Hay que
insistir en el hecho de que la conciencia no ha de ser entendida como una caja o recipiente
en que están los objetos o sus imágenes.
Se ha visto que la tarea propia de la fenomenología consiste en sacar a luz la
constitución de los distintos modos de la objetualidad y las relaciones que ellos tienen entre
sí. Se trata aquí de un análisis esencial en el marco de una consideración pura de carácter
contemplativo. Dicho de manera aún más resumida: fenomenología es ciencia filosófica de
los fenómenos puros. Pero, ¿qué tiene este análisis de propiamente filosófico y metafísico?
En un apartado del texto titulado “Curso de ideas de las lecciones”, Husserl,
comienza sus reflexiones presentando una distinción que se mantiene a lo largo de todas las
lecciones. Habla allí de un pensamiento natural en la vida y en las ciencias, que se
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caracteriza por no estar preocupado por las dificultades de la posibilidad del conocimiento.
A ello opone el pensamiento filosófico, que está marcado, a diferencia del anterior, por una
postura respecto de los problemas que atañen a la posibilidad del conocimiento. Más
adelante, en las lecciones mismas, insiste el autor que la filosofía se encuentra en
una nueva dimensión respecto de todo conocimiento natural. La filosofía se define, así, por
su relación con el conocimiento natural: si ella constituye una nueva dimensión, el
conocimiento natural no es otra cosa que una dimensión ya conocida, habitual, determinada
por la despreocupación. El saber filosófico abandona esa dimensión vieja por medio del
ejercicio de la reducción, que instala al saber en un terreno no-natural, no-habitual y
determinado por la preocupación respecto de las dificultades del conocimiento. Por eso
habla Husserl de crítica de la razón o también de crítica del conocimiento natural. Actitud
natural y actitud crítica son, pues, los dos polos que entran en juego para definir la filosofía.
A su vez, en el mismo “Curso de ideas” queda dicho que la así entendida crítica del
conocimiento es condición de posibilidad de una metafísica. Ello quiere decir que no se
trata simplemente de reducir la metafísica a una crítica o teoría del conocimiento. Sostiene,
Husserl, a este respecto que la crítica del conocimiento natural pone al interesado en
situación de “interpretar de modo correcto y definitivo los resultados de las ciencias del
pensamiento natural en lo que atañe al ente”. Si no hay crítica de la razón, no es posible
interpretar correcta y definitivamente los resultados de las ciencias no-filosóficas. Estas
últimas aportan resultados positivos. Sin embargo, estos datos no se bastan a sí mismos,
antes bien, tienen que ser interpretados; y su interpretación última, que apunta a la
dimensión entitativa de aquello de que se ocupan, sólo es posible desde la crítica del
conocimiento.
Reflexiones Finales
Como se ha revisado, a lo largo de esta aproximación, Husserl, en efecto, habla de
una perplejidad gnoseológica en que nos sume la reflexión natural; perplejidad que tiene
dos consecuencias: la primera es que suscita falsas opiniones sobre la esencia del
conocimiento; la segunda y más importante es que genera interpretaciones radicalmente
falsas respecto del ser que conocen las ciencias de la actitud natural. Estas falsas
interpretaciones son, según el texto que comentamos, la materialista, la espiritualista, la
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dualista, la psicomonista, la positivista y otras. Lo que importa aquí es, entonces, la
correcta interpretación del ser de aquello que conocen las ciencias no-filosóficas.
Así pues, la crítica del conocimiento permite discernir entre ciencias del
pensamiento natural y filosofía propiamente tal. Ello, a su vez, hace patente que las ciencias
del ser en el sentido del pensamiento natural no son ciencias del ser definitivas. “Es
necesaria una ciencia del ser en sentido absoluto”. Esta ciencia, para Husserl la metafísica,
surge de la crítica del conocimiento natural que esclarece la correlación entre conocimiento
y objetualidad del conocimiento.
Respecto del problema del ser, señala Husserl en otro pasaje, que la oscuridad
gnoseológica consiste en que no se entiende qué sentido pueda tener un ser que es en sí y
que, sin embargo, es conocido en el conocimiento. Si el ser del ente está en la cosa en sí, lo
que se conoce no es el ser que está en la cosa misma. Por otro lado, si el ser que está en el
conocimiento no tiene nada que ver con el ser en sí de la cosa, tampoco se está conociendo
el ser de la cosa. Esta es la aporía del pensamiento natural. De ahí que la tarea filosófica
consista en sacar a luz un ser que está dado en forma absoluta e indudable. Los diversos
modos de objetualidad que se constituyen en la conciencia vienen a ser, entonces, el ser en
sentido último de que se ha de ocupar la metafísica.
Asimismo, debe tenerse en cuenta que la crítica de la razón no queda restringida a la
razón teorética, sino que también se extiende a la razón estimativa, o sea que valora, y a la
razón práctica. En otro lugar del texto se habla de razón teorética, razón práctica y de toda
otra razón. Lo que se ha mostrado arriba a propósito del conocimiento teorético tiene que
ser desarrollado respecto de las otras formas de razón, asunto del que no podemos hacernos
cargo aquí.
Ahora bien, dice Husserl que aquello que, junto con la crítica de la razón, se llama
en sentido auténtico filosofía tiene que relacionarse con esta crítica. En concreto, Husserl
habla de metafísica de la naturaleza, de metafísica de la totalidad de la vida espiritual y de
metafísica como tal en sentido amplio. Hay que precisar, entonces, el modo como, en la
conciencia, se constituye la objetualidad de los entes naturales; asimismo hay que estudiar
la constitución en la conciencia de la vida personal, la propia tanto como la ajena. La
metafísica en general tiene, a su vez, que precisar cómo se constituye ese rasgo común a
todo ente que es el hecho de ser.
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Finalmente, pero no definitivo, se puede afirmar que la búsqueda husserliana de una
nueva idea de ciencia filosófica desemboca en la noción de crítica de la razón, que, a su
vez, está marcada por la actitud específicamente filosófica que es la actitud
fenomenológica. Esta actitud se caracteriza por el ejercicio de la reducción, que, por su
parte, hace posible dejar atrás el pensamiento natural para entrar en el terreno del ser puro
propio de la conciencia. Husserl llega, así, a una idea propia de filosofía; idea que había
impulsado sus investigaciones de forma implícita. Puede, por tanto, considerarse a sí
mismo un filósofo.
Referencias
Archivos Husserl, en la Universidad Católica de Lovaina: http://www.hiw.kuleuven.ac.be/hiw/eng/husserl/index.php
Biemel, W. (1968). Las fases decisivas en el desarrollo de la filosofía de Husserl, en: MACI, Guillermo (editor), Husserl. Tercer Coloquio filosófico de Royaumont. Buenos Aires: Editorial Paidós.
Corgo, M. (2012). El discurso literario como producto lingüístico, estético y social. Los recursos expresivos de la literatura estilística y retórica. Lulupress Inc.
Husserl, E. (1982). La idea de la Fenomenología. Cinco lecciones. Traducción de Miguel García-Baró. Madrid: Fondo de Cultura Económica.
Martínez, J. (2011). Las formas del discurso. Madrid: Akal Sociedad
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