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La comarca de la Accitania se localiza en el sureste de la península Ibérica, en el denominado surco in- trabético. Históricamente ha destacado como vía de comunicación natural entre Andalucía y el Levante. El territorio se puede subdividir, en tres subcomarcas geográficas: la zona de los Montes, Meseta y Hoya de Guadix y Marquesado del Zenete (Bosque Maurel y Ferrer Rodríguez 1999, 55). La condición de ser zona de paso, así como la presencia de varias subco- marcas ha dado lugar a una serie de tipologías cons- tructivas peculiares. El medio natural ha condicionado el hábitat, los ma- teriales y las tipologías constructivas. Así, la inclusión de una parte considerable del territorio en la orla sep- tentrional de Sierra Nevada, ha propiciado el empleo en la construcción de cubiertas y tapiales de rocas ta- les como filitas y pizarras; además, la presencia de cauces permanentes originó la existencia ancestral en torno a los cursos fluviales de gran cantidad de moli- nos, y el aprovechamiento de sus especies arbóreas (castañares, boj, robledales y pinares) para la elabora- ción de cubiertas, rollizos, vigas, e incluso artesona- dos. También, en los bordes de la vega de la Hoya, en sus valles y ramblas aparece un tipo de hábitat total- mente integrado en el medio, el troglodita, que emplea el propio terreno, arcillas y conglomerados fácilmente excavables, como material de construcción; esta tipo- logía se inserta plenamente en la morfología del relie- ve, formando habitáculos que se adaptan a los rigores extremos del clima, tanto al frío invernal como al ca- lor estival (Navarro Valverde 2000, 495). Por otra parte, el predominio tradicional del sector agrario, ha propiciado la proliferación de una serie de construcciones, tanto viviendas (cortijos, cortijadas, aldeas, cuevas, viviendas de campesino), como desti- nadas a otros usos (acequias, cuadras, eras, lagares, pajares, palomares), que han contribuido a generar un valioso patrimonio etnográfico y cultural, digno de preservar, y que a causa de los problemas econó- micos (excesiva ruralidad y dependencia de un sector agrario de escaso rendimiento) y demográficos (san- gría demográfica en décadas anteriores y acusado en- vejecimiento de la población) que padece el territo- rio, se encuentra en peligro de desaparición. La presencia de agua, la cercanía de zonas cultiva- das, la necesidad defensiva, la existencia de vías de comunicación tradicionales o la presencia de recur- sos minerales han sido los principales condicionantes del asentamiento humano. La mayoría de los núcleos urbanos se localizan en las vertientes de los valles fluviales, en la zona de contacto entre el fondo del valle y el comienzo de la ladera. Al ser la agricultura la principal fuente de ingresos y de subsistencia, los pueblos se asocian a la pequeña vega paralela al le- cho del río, estableciéndose una estrecha relación en- tre cursos de agua y emplazamiento de los pueblos. Si no existe cerca del núcleo un curso natural de agua, existirá un nacimiento o fuente, y si no, se con- ducirá mediante una acequia, por lo que estos ele- mentos jugarán un papel primordial en la vida coti- diana, construyéndose cerca de ellos molinos y balsas de riego, constituyéndose a veces muchas de Evolución histórica de la morfología urbana, tipologías y procedimientos constructivos en la comarca de Guadix-El Marquesado, en la provincia de Granada Francisco Javier Suárez Medina Francisco Antonio Navarro Valverde

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La comarca de la Accitania se localiza en el surestede la península Ibérica, en el denominado surco in-trabético. Históricamente ha destacado como vía decomunicación natural entre Andalucía y el Levante.El territorio se puede subdividir, en tres subcomarcasgeográficas: la zona de los Montes, Meseta y Hoyade Guadix y Marquesado del Zenete (Bosque Maurely Ferrer Rodríguez 1999, 55). La condición de serzona de paso, así como la presencia de varias subco-marcas ha dado lugar a una serie de tipologías cons-tructivas peculiares.

El medio natural ha condicionado el hábitat, los ma-teriales y las tipologías constructivas. Así, la inclusiónde una parte considerable del territorio en la orla sep-tentrional de Sierra Nevada, ha propiciado el empleoen la construcción de cubiertas y tapiales de rocas ta-les como filitas y pizarras; además, la presencia decauces permanentes originó la existencia ancestral entorno a los cursos fluviales de gran cantidad de moli-nos, y el aprovechamiento de sus especies arbóreas(castañares, boj, robledales y pinares) para la elabora-ción de cubiertas, rollizos, vigas, e incluso artesona-dos. También, en los bordes de la vega de la Hoya, ensus valles y ramblas aparece un tipo de hábitat total-mente integrado en el medio, el troglodita, que empleael propio terreno, arcillas y conglomerados fácilmenteexcavables, como material de construcción; esta tipo-logía se inserta plenamente en la morfología del relie-ve, formando habitáculos que se adaptan a los rigoresextremos del clima, tanto al frío invernal como al ca-lor estival (Navarro Valverde 2000, 495).

Por otra parte, el predominio tradicional del sectoragrario, ha propiciado la proliferación de una serie deconstrucciones, tanto viviendas (cortijos, cortijadas,aldeas, cuevas, viviendas de campesino), como desti-nadas a otros usos (acequias, cuadras, eras, lagares,pajares, palomares), que han contribuido a generarun valioso patrimonio etnográfico y cultural, dignode preservar, y que a causa de los problemas econó-micos (excesiva ruralidad y dependencia de un sectoragrario de escaso rendimiento) y demográficos (san-gría demográfica en décadas anteriores y acusado en-vejecimiento de la población) que padece el territo-rio, se encuentra en peligro de desaparición.

La presencia de agua, la cercanía de zonas cultiva-das, la necesidad defensiva, la existencia de vías decomunicación tradicionales o la presencia de recur-sos minerales han sido los principales condicionantesdel asentamiento humano. La mayoría de los núcleosurbanos se localizan en las vertientes de los vallesfluviales, en la zona de contacto entre el fondo delvalle y el comienzo de la ladera. Al ser la agriculturala principal fuente de ingresos y de subsistencia, lospueblos se asocian a la pequeña vega paralela al le-cho del río, estableciéndose una estrecha relación en-tre cursos de agua y emplazamiento de los pueblos.Si no existe cerca del núcleo un curso natural deagua, existirá un nacimiento o fuente, y si no, se con-ducirá mediante una acequia, por lo que estos ele-mentos jugarán un papel primordial en la vida coti-diana, construyéndose cerca de ellos molinos ybalsas de riego, constituyéndose a veces muchas de

Evolución histórica de la morfología urbana, tipologías y procedimientos constructivos en la comarca de Guadix-El Marquesado, en la provincia de Granada

Francisco Javier Suárez MedinaFrancisco Antonio Navarro Valverde

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Administrador
Texto escrito a máquina
Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009, eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2009

estas acequias en limitadores del propio casco urba-no. Por otra parte, las necesidades defensivas a lo lar-go de la historia, han condicionado la ubicación delos asentamientos junto a laderas abruptas y escarpa-das, o en torno a pequeños cerros, como se puede ob-servar en la mayoría de los pueblos del Marquesado,o en los originales núcleos trogloditas del valle delrío Alhama. Hay que tener presente igualmente, quese trata de una histórica comarca-puente, circunstan-cia propiciatoria de la localización de asentamientosen torno a estas vías. En el Zenete, otro factor condi-cionante ha sido la abundancia de recursos minera-les, tales como el cobre, la plata o el hierro.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA MORFOLOGÍA URBANA

Formados a partir de un viejo núcleo, que a veces seremonta a época romana, o incluso anterior, los asen-tamientos de la Accitania son el resultado de la su-perposición y/o yuxtaposición de las sucesivas cultu-ras y civilizaciones históricas.

Morfología medieval musulmana

Será durante la dominación musulmana cuando segenere la fisonomía actual de los núcleos de la co-marca. La ordenación del espacio se determina poruna concentración de la población basada en lazos desolidaridad clánicos, según la organización socialmusulmana. El principal lazo de solidaridad era elbarrio, que a su vez conformaba la estructura de laalquería y de la aldea. Junto a estas pequeñas aldeas,existían pueblos de mayor tamaño, y por último, unaciudad comercial y artesanal, Guadix.

Este hábitat concentrado en alquerías y aldeasdaba paso al tejido disperso de almunias o casas decampo basadas en la explotación directa de los recur-sos agrícolas (Junta de Andalucía 2003, 109). La po-blación se reagrupa por razones defensivas, y las al-cazabas, castilletes y atalayas estructuran el territorioagrupando en su derredor un buen número de vivien-das, las cuales, no disponían de cerca o recinto mura-do. Los elementos constructivos más importantes delnúcleo musulmán, además de los anteriormente men-cionados, eran la mezquita, en cuyas proximidades sedisponían los baños y fuentes, y el zoco, donde se re-alizaba la actividad comercial; las pequeñas ace-

quias, junto a las cuales se situaban los molinos,constituían el elemento delimitador del núcleo urba-no. En las afueras se situaban pequeñas rábitas, queposteriormente se transformaron en ermitas, pasandoa ser algunas de ellas, elementos aglutinadores delposterior crecimiento urbano castellano. El núcleourbano medieval se estructura en medina, ciudadamurallada, con diversas puertas de acceso, y arra-bales.

Morfológicamente, son características las callejue-las estrechas y sinuosas, con plazoletas que se abrendescongestionando el espacio. Se trata de un creci-miento en yuxtaposición sin orden ni lógica aparente,pero obedeciendo en realidad a un propósito cons-ciente de intimidad. El principal exponente de esteplan es el adarve o azucaque, introduciéndose en lasmanzanas para dar acceso a las numerosas y pequeñasviviendas que las forman, y a los que se accede confrecuencia mediante pasadizos (Suárez Medina, Na-varro Valverde y Ortiz Serrano 2005, 1030). Tambiénson representativos los adarves, sobraos y tinaos. Estamorfología se aprecia con claridad en la ciudad deGuadix y en las villas y aldeas del Marquesado de Ze-nete.

Por su parte, en los asentamientos trogloditas de laHoya de Guadix, concretamente en los ríos Fardes yAlhama, en época medieval coexistían una zona cue-vera emplazada en áreas abruptas, que favorecían lasfunciones de defensa y vigilancia, junto a un númeromenor de casas en torno a la mezquita. Estas excava-ciones en los acantilados cumplían varias funciones,como las defensivas (atalayas), las de refugiar el ga-nado, guardar el grano (silos subterráneos), y otras(palomares). Estas cuevas del periodo medieval hanformado la célula originaria de pueblos de cuevas ac-tuales (Bertrand 1986, 264). La ciudad de Guadixapenas poseía hábitat troglodita en época medieval.

Superposición urbanística y nuevo poblamiento castellano

En la mayoría de los núcleos urbanos de la comarca,a excepción de los situados en los Montes, la con-quista castellana y la posterior expulsión de los mo-riscos, genera un vacío urbano en el núcleo medie-val, que es aprovechado por los repobladores. «Nose produce por tanto la yuxtaposición de una nuevaciudad renacentista, sino la superposición de ele-

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mentos urbanísticos como consecuencia del cambiode civilización» (Suárez, Navarro y Ortiz 2005,1031). Comienza una nueva etapa en la que se anu-lará cualquier vestigio musulmán mediante la im-plantación de símbolos políticos y religiosos sobrelos espacios dedicados a idénticos fines en la culturaanterior. Se construyen iglesias o ermitas sobre lasantiguas mezquitas o rábitas, se cierran los bañospúblicos, etcétera. El centro neurálgico del asenta-miento pasa a ser la plaza del ayuntamiento o la pla-za de la iglesia, coincidiendo ambas en la mayoríade las ocasiones. Por otra parte, los nuevos barriosforman manzanas con tendencia a la ortogonalidad,vías más amplias, viviendas de mayor altura, aunquesin planeamiento, dirigiéndose el asentamiento haciacotas más llanas.

Las iglesias, edificadas en el solar de las antiguasmezquitas, estructuran la ciudad y los barrios de arra-

bales, cristianizando a la población morisca, a lo quecontribuye igualmente el establecimiento de conven-tos de religiosos. Presentan numerosos elementosmudéjares, góticos, renacentistas y en algunas deellas se construyen posteriores capillas para albergarimágenes barrocas. Las ermitas, muchas de ellas an-tiguos morabitos, y las que no lo eran, realizadas du-rante el fervor religioso del período barroco, se ubi-can en las afueras de los pueblos, junto a los caminosprincipales, constituyéndose en lugares de reunión.«El trazado viario y la arquitectura fueron pensadosde acuerdo con las necesidades de la ciudad converti-da en un cuerpo místico estructurado por los centroso puntos de atracción eclesiásticos» (EstébanezÁlvarez 1989, 37).

«Las plazas en las que se ubican las iglesias, con-forman el elemento central del barrio y del núcleo ur-bano, al celebrarse en ellas los mercados y las fiestas,

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Figura 1Núcleo urbano de Dólar. Zonificación de las distintas morfologías urbanas. (Elaboración propia)

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además de establecerse la Casa señorial y la CasaConsistorial» (Suárez Medina y Navarro Valverde2006, 177). Puede suceder que las plazas se amplíen,o que se configuren nuevas, bien por no existir ante-riormente, o para diferenciar en mayor medida el vie-jo poblado medieval-musulmán del nuevo pobladorenacentista-cristiano. La plaza se concibe como «unelemento básico de las ciudades y villas de fines dela Edad Media y de comienzos del Renacimiento»(Caro Baroja 1984, 203).

En los Montes de Guadix, el relativo despobla-miento del territorio en época medieval, con la solapresencia de alquerías y cortijadas musulmanas, y laformación de grandes latifundios cerealísticos seño-riales tras la conquista cristiana, originó una ocupa-ción tardía en una serie de contados núcleos —hábi-tat concentrado—, que tendrían un mayor influjocastellanizante en lo que a trazado urbano y tipología

arquitectónica se refiere (Sorroche Cuerva 1997, 13).La necesidad de poner en explotación grandes exten-siones de terreno supuso una ocupación del territorioprogramada en base a núcleos existentes, general-mente cortijadas o alquerías. «Esta condición se re-fleja en el trazado de los mismos, en el que prevalecela regularidad frente al organicismo musulmán, ocu-pando el centro de las explotaciones cerealísticas»(Sorroche Cuerva 2000, 20). En estos núcleos se ob-servan algunas de las características de la ciudad re-nacentista, con un trazado en damero, buscando la«ciudad ideal medieval y renacentista (Fortea Pérez1997, 73) e inspiradas en las disposiciones de FelipeII sobre construcción de nuevas ciudades, un urba-nismo estructurado en torno a la plaza, donde se en-cuentran los edificios más importantes, ayuntamientoe iglesia y desde la que parten las vías principalesque organizan el resto de la trama.

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Figura 2Núcleo de Pedro Martínez, representativo de la morfología ortogonal castellano-renacentista. (Elaboración propia)

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Siglo XIX y primera mitad del XX. El ensanche contemporáneo

A lo largo del siglo XIX y comienzos del XX se ori-gina en los núcleos el ensanche urbano, a partir dela creación de un viario más ancho y regular, y ladisposición de avenidas y alamedas, y otros elemen-tos estructuradores de la época como las fábricas, lasestaciones de ferrocarril y el mercado de abastos.Los ensanches fueron destinados a la burguesía y lasclases medias, «las únicas que podían pagar las ele-vadas sumas que requería la construcción de un edi-ficio de varios pisos» (Capel Sáez 1981, 34). Igual-mente, la desamortización de terrenos eclesiásticos,supone la edificación de viviendas nuevas, de mayoraltura, en los huertos existentes en el interior delcasco urbano.

Hábitat troglodita

Según Asenjo Sedano (1983), tras la conquista caste-llana, la aparición entre la población musulmana deuna clase marginal, será el factor determinante del

origen de las cuevas del periodo moderno en Guadixy, por extensión, en toda su tierra. También contribu-yó el regreso encubierto tras el exilio de antiguosmoriscos. Los grandes hacendados, que eran tambiénlos de más elevada jerarquía política y social estabaninteresados en que esta expulsión fuera mínima, yaque el exilio suponía un gran quebranto para la agri-cultura. De esta forma, hubo cierta connivencia entrela autoridad local y los moriscos para eludir la expul-sión o aminorarla.

Ahora bien, no es hasta el siglo XIX y primera mi-tad del XX cuando se produce el desarrollo del hábi-tat cuevero en la comarca (Urdiales Viedma 1987,135). Las sucesivas desamortizaciones, junto a lasépocas de sequía especialmente intensas en el Levan-te peninsular, generan en la comarca una fuerte inmi-gración. Los jornaleros se concentraban en las afue-ras de los núcleos urbanos, sin que hubiera ni casas,ni tiempo, ni dinero para edificarlas, imponiéndose lacueva como solución.

La trama urbana en los barrios trogloditas se adap-ta a la topografía abarrancada de las laderas, presen-tando una estructura anárquica e irregular, utilizandolas ramblas y cañadas como vías de acceso. El hábi-

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Figura 3Núcleo urbano de Fonelas, representativo de hábitat troglodita extendido en todo el casco urbano. (Elaboración propia)

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tat troglodita se puede localizar en todo el núcleo ur-bano o en la periferia.

Desarrollo urbano en el siglo XX

Durante el siglo XX se incorporan al desarrollo urba-no nuevos elementos constructivos, como la casa-cueva, las viviendas adosadas de una planta de lasdécadas 50 a 70, las viviendas unifamiliares aisladasy adosadas de finales del siglo, los bloques plurifa-miliares, y las naves agro ganaderas e industriales.

TIPOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS TRADICIONALES

Se describen como tipologías constructivas más re-presentativas de la comarca, la cueva, la casa delmarquesado, la casa de pueblo, el cortijo y las cons-trucciones ligadas a la economía agraria tradicional ya la cultura del agua.

La vivienda troglodita: procedimientosconstructivos

La Hoya de Guadix, la cuenca baja del río Alhama yla confluencia de los ríos Fardes y Guadiana Menor,constituyen junto con la comarca de Baza-Huéscar,en la provincia de Granada, las zonas en las que elhábitat troglodita presenta una mayor densidad yejemplaridad como tipología de vivienda que semantiene actualmente habitada, en contraposición aotras partes de nuestro país y región.

La elaboración de una cueva es relativamente sen-cilla, y aunque existe mano de obra especializada, losmaestros de pico, generalmente era la misma familiaque después la ocuparía la que realizaba el trabajo.La excavación no resulta penosa, pues la arcilla sedeja cortar con facilidad, y es blanda hasta el puntode ceder a la presión del dedo, pero después se endu-rece extraordinariamente por la acción del aire. Laprimera labor era excavar un gran túnel en profundi-dad, perpendicular a la ladera, aprovechando losniveles litológicos más coherentes como techo. Al te-cho se le daba forma cimbreada, abovedada o arque-ada buscando un mejor comportamiento estructural yasí evitar posibles derrumbamientos, e incluso se re-forzaba con viguetas de madera empotradas en el te-

rreno o en los muros. Posteriormente se obtenía lapared vertical de la fachada, aplanándose delante deésta el terreno para formar una plazoleta o era y con-tribuir así a allanar el terreno de estas paredes acanti-ladas donde usualmente se construían las cuevas. Enocasiones, el techo de la cueva inferior es usadocomo terraza por la que se encuentra en el nivel su-perior (Consejería de Obras Públicas y Transportes1991, 166). En el centro de la fachada se trazaba lapuerta de entrada y en uno de los laterales un peque-ño hueco o vano. Por tanto, los huecos son de peque-ñas dimensiones, reduciéndose las ventanas a aguje-ros de forma irregular de apenas 20 × 20 centímetros.A partir de la puerta se penetraba de uno a metro ymedio, espesor normal de los muros de carga y se co-menzaban a excavar las habitaciones. Es característi-ca también la chimenea, raras veces ausente, cons-truida en piedra, de forma troncocónica y encalada,integrándose perfectamente en el paisaje. En el rella-no que antecedía a la entrada se solían instalar tinaosde esparto, aleros de ramas o tejas, que preservan lafachada de las inclemencias meteorológicas. La fa-chada solía encalarse. La cueva era una construcciónnunca terminada, susceptible de ampliación mediantela excavación de nuevas habitaciones, si las necesi-dades familiares lo requerían. Actualmente no es ha-bitual la excavación de nuevas cuevas, siendo lo másfrecuente el acondicionamiento y mejora de las yaexistentes.

La elaboración de la vivienda troglodita no dispo-ne de un plano previo, ya que, entre otras razones,está obligada a adaptarse a las características geoló-gicas del terreno. Aún así, se puede establecer concarácter genérico un esquema de distribución interiorde la cueva. El primer compartimento es el principal,utilizado como cocina y lugar donde la familia hacela vida en común. Cuando la habitación de entradano corresponde a la cocina, ésta se sitúa en uno delos laterales. Junto a la cocina suele ir un habitáculopequeño, a modo de despensa o cuarto de desahogo.El resto de las habitaciones, la mayoría de las cuevasdisponen de cuatro a seis, funcionan como dormito-rios. Las habitaciones son pequeñas, de un tamañomedio que oscila entre cinco y diez metros cuadradosde superficie y una altura algo inferior a los dos me-tros, y cada vez más pequeñas conforme nos adentra-mos en el interior de la cueva. Debido al grosor delos muros (entre 1,5 y 2 metros) el paso de una de-pendencia a otra se hace por medio de pequeños tú-

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neles. A causa de la actividad agropecuaria de losmoradores trogloditas, las dependencias para anima-les están presentes en la cueva, disponiendo en lamayoría de las ocasiones de una entrada indepen-diente. Paredes y techos aparecen encalados, con loque se consigue una mayor luminosidad y una accióndesinfectante, mientras que el suelo es de yeso, tierrao cemento; recientemente se han introducido losetaso mosaicos. Tradicionalmente las habitaciones se se-paraban por cortinas. El mobiliario tradicional de la

cueva era pobre y sencillo, aprovechándose pequeñasexcavaciones en las paredes como desahogo, loscuartos de enreos. En las cuevas de familias econó-micamente más pudientes, se construían contrafuer-tes en la fachada principal, y los vanos se hacían másamplios y con mayor decoración, estando el interiorenlucío.

Actualmente se construyen anexas las dependen-cias de cuarto de baño y cocina, o incluso se encuen-tra un tipo de casa-cueva, en la que la casa absorbetodas las funciones importantes, relegando la cueva ausos secundarios y de desahogo de la vivienda. Ade-más, se privatiza y cerca la placeta exterior a la cue-va. Un gran número de cuevas se abandona por noresponder a las exigencias mínimas de higiene y con-fort.

Además de la de vivienda, existen cuevas con fun-ciones diversas, tales como, refugio para el ganado,jaraíz, lagares y bodegas, presentando un largo pasi-llo y cubículos laterales donde se colocan las tinajas;albergues de pastores o guardas, las denominadasmajadas trogloditas; vivienda temporal para pobla-ción jornalera en tiempo de mayor intensidad de lasfaenas agrícolas, limitándose el habitáculo a una ha-bitación donde se encontraba el hogar o chimenea yotra habitación para dormir; y otros usos tan llamati-vos como lugar religioso o ermita, habitáculo paranichos o incluso palacete de la burguesía o noblezalocal.

Las casas de pueblo de origen morisco en elMarquesado del Zenete, valle del río Alhama y laciudad de Guadix: procedimientos constructivos

En la zona del Marquesado del Zenete, en la cuencaalta del río Alhama, y en la propia ciudad de Guadix,la arquitectura popular tradicional ha sido el resulta-do de la síntesis de técnicas constructivas nazaríes ymoriscas, por un lado, junto a elementos castellanospor otro.

Los patios desaparecen como elemento estructura-dor de la vivienda y se limitan a patios en fondo desaco, situados en la parte posterior de algunas casas.El zaguán, primer ámbito privado tras flanquear lapuerta, se convierte en zona de paso obligada haciacualquier dependencia, insertándose en él la escaleraque da acceso a las habitaciones de plantas superio-res y el pequeño patio para ventilar e iluminar el in-

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Figura 4Diferentes esquemas de distribución interior en cuevas.(Elaboración propia)

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terior del hogar. Este espacio de paso suele presentarsolería de grandes losas de pizarra que le proporcio-na una gran resistencia al desgaste producido por elpaso de los animales, cuando la casa tiene una solaentrada. En las casas humildes el zaguán puede estardedicado a cocina-comedor y sala de estar. En laplanta baja también se disponen la cocina-comedor,un pequeño lavadero para asearse al llegar del campoy tender la ropa y los distintos compartimentos paracobijar a los animales. La cocina-comedor es otro delos lugares importantes de la vivienda al asignárselevariadas funciones como reuniones familiares y veci-nales, la matanza, la elaboración de queso, conser-vas, dulces, costura, etcétera. Dentro de ella se en-cuentra el hogar, sobre elevado respecto al nivel delsuelo, los poyetes a lo largo de todo el perímetro ylas alacenas. La mayoría de las cocinas se encalabanhasta una altura de dos metros, y el resto hasta el te-cho se pintaba de un color más oscuro para disimularlas huellas de humos y grasas. Según el nivel econó-mico de los moradores, el acceso al establo se reali-zaba por una calle posterior, por la fachada principalde la vivienda, o utilizando la propia puerta de en-trada.

Los dormitorios suelen disponerse en la segundaplanta para alejarlos de la humedad del suelo y si-tuarlos sobre focos generadores de calor como la co-cina y los mismos establos. Los sobraos o algorfasocupan la planta superior de la vivienda y se utiliza-ban para almacenar los alimentos, alejándolos de lahumedad de la planta inferior. Los huecos son esca-sos y pequeños, exceptuando la puerta pajera. El se-cadero puede ocupar toda la superficie de la viviendao parte de ella, situado bajo la cubierta en la que que-dan a la vista los rollizos, formando la viguería y elcañizo, casi siempre sin revestir. Además de emple-arse para secar los productos de la huerta y comotendedero, también se utilizaba para la ejecución detrabajos relacionados con la industria sedera, antañomuy importante en la economía local.

La cal prima totalmente en las paredes interioresde la vivienda; en algunos lugares se emplea tam-bién, una pintura a la launa en una especie de zócaloque recorre el zaguán y el patio-tragaluz. Para la so-lería se emplean grandes losas de pizarra. Las facha-das se caracterizan por la escasez de huecos, el redu-cido tamaño de los mismos, y su distribución sinregla alguna correspondiéndose con los distintos ám-bitos del interior. Así se aprecian fachadas con porta-

lón y pequeños vanos y otras con puerta, ventanas,balcón o puertas pajeras. Además, en estas fachadas,se dispone de un zócalo grisáceo pintado con launa.Los aleros son de diversos materiales como el ladri-llo, la madera o la pizarra. En la cubierta se opta porteja árabe y roja, o por launa.

La piedra es el material más utilizado en las cons-trucciones de esta zona, no sólo por la solidez queofrece su utilización en muros de carga y cimentacio-nes, sino por la gran accesibilidad a ella que conllevala ubicación de estos pueblos al pie de Sierra Neva-da. Sobre la dura roca se asientan las casas, eviden-ciándolo apuntadas formas que a modo de contra-fuerte quedan adosadas a las viviendas formandoincluso parte de sus gruesos muros. Por otro lado, latierra se emplea en el mortero de unión, conforman-do tapiales y adobes. La tierra colorá se extraía delas ramblas. El adobe es uno de los materiales másutilizados, situándose en divisiones interiores, plan-tas altas y en la coronación de cerramientos, someti-dos a esfuerzos menores. También se puede apreciarentre los entramados de madera, ya que sus dimen-siones más reducidas y manejables facilitaban su tra-bado. La tapia, por su considerable masa, se apoyasobre zócalos de mampostería que sirven de base alos muros de cerramiento, construidos estos congrandes bloques de tierra, lo que proporcionaba a lavivienda un buen aislamiento frente a las oscilacio-nes térmicas.

Por su parte, la launa conformaba antiguamente lamayor parte del paisaje de los pueblos del Zenete, yse utilizaba como capa más superficial de la cubiertade viviendas, extendiéndose la masa de launa sobreel entramado de cañizo o tablones. El ladrillo se in-sertaba en la masa del muro a modo de verdugadasniveladoras de fábricas de mampostería y tierra, conuna función decorativa de aleros, petos y chimeneas,y en solerías y peldaños. La pizarra se presenta ocu-pando el nivel inferior de los muros, actuando comoparte de una cimentación corrida en todo el períme-tro de la casa y enraizándose en el suelo constituyen-do lo que se conoce en estas villas con el nombre defundamento o bien se dispone en toda la altura delmuro llegando al nivel de la cubierta donde grandeslajas de pizarra forman oscuros aleros que dan pro-tección a los paramentos. Son raras las cubiertas deeste material, aunque sí existen testigos de su fructí-fera existencia en el pasado. El fundamento tenía unabase mayor que la del cerramiento, para que este

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asentara bien, utilizándose para ello las piedras demayor tamaño y trabándolas con una argamasa reali-zada con cal y arena. En la ejecución de los cerra-mientos se buscaba dejar en la parte exterior la caramás pareja de la piedra, rellenando con ripios elgrueso del muro desde el interior, que se embarrabapara enrasar su superficie.

Con madera se realizan los forjados de piso y decubierta, en forma de vigas de grandes luces, simplesrollizos que se apoyan en gruesos muros de carga yproporcionan la base de sostén de materiales más li-geros como los cañizos o el tablazón. También sepresenta en jabalcones, entramados que recorren losmuros, y formando parte del esqueleto resistente delas escaleras. Con función decorativa, se encuentraen puertas, ventanas, balcones, aleros y barandillas.El barro cubría las fábricas de tierra o piedra queconstituían los cerramientos de las viviendas, entreotras razones, por su resistencia a los agentes atmos-féricos y por sus cualidades plásticas. La cal cubríalas pobres fábricas de tierra y adobe.

Construcciones ligadas a la cultura del agua

Debido a la desarrollada cultura del agua propia de lacivilización musulmana, se encuentran en la comar-ca, tanto en el espacio agrario como en el espacio ur-bano, numerosas construcciones derivadas de ella,como son los molinos de agua, las fuentes, las bal-sas, acequias, aljibes y lavaderos. Los molinos deagua, actualmente están la mayoría arruinados o des-tinados a otros usos más precarios, localizándose tan-to en las proximidades de cursos naturales de agua,como en los alrededores de balsas y acequias, dondeutilizaban la fuerza de la corriente para mover suspesadas piedras; el espacio reservado para moler elgrano presenta una planta rectangular sin ningún tipode división interior, y a ella se van anexionando al-macenes y otros ámbitos para la vida doméstica; es-tas habitaciones se desarrollan en sentido longitudi-nal, ya que en el transversal es por donde se producela entrada y salida del agua; el agua entra por unacueducto de piedra o de madera que crea un saltoartificial a través de un pozo de elevada altura; pre-sentan muros de mampostería con huecos pequeños,vigas de madera, cañizo, malhecho, teja o launa. Lasfuentes, casi siempre de origen árabe, se ubicabanjunto a las mezquitas, en las plazas más importantes

y en las entradas y salidas de los pueblos, empleán-dose tanto para el abastecimiento de la población,como para abrevadero de animales. Las balsas se

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Figura 5Fachada e instalación típica de un molino de agua. (Elabo-ración propia)

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pueden considerar como embalses naturales, estandosituadas en las proximidades de los núcleos de pobla-ción a una alta cota respecto de las parcelas a las queabastecen; los campesinos disponían alrededor delespacio ocupado por la balsa un muro de sección tra-pezoidal, que ejecutaban con mampostería de pizarrarevestida con un revoco arcilloso. De las balsas par-tía una acequia madre llamada caz, que posterior-mente se bifurcaba en varios ramales encargados deconducir el agua a las distintas parcelas; dichas ace-quias se elaboraban con losas de pizarra o barro.

Arquitectura de producción

Se encuentran otro tipo de construcciones ligadas ala actividad productiva tradicional como las eras,graneros y pajares, palomares...y otros. Las eras sur-gían de la necesidad de cribar cereales y legumbres;con objeto de estar expuestas a los vientos dominan-tes, las eras se ubicaban en lugares altos, en las afue-ras del pueblo; la solería se realizaba a base de maes-tras radiadas o paralelas, con cantos rodados opedazos de piedra de pizarra, diferenciándose las ma-estras claramente ya que estaban formadas por pie-dras de color más oscuro que el resto y de mayor ta-maño. Los graneros y pajares se construían demampostería de pizarra sobre planta rectangular, conuna o dos alturas, sin divisiones interiores, y con pe-queños y escasos vanos. Los palomares se encuen-tran en su mayoría arruinados, siendo muy pocos losque se conservan en uso; podían situarse en el últimopiso de las viviendas, o bien como estructuras aisla-das en los amplios llanos, o excavados en la arcillaen forma de huecos en los asentamientos trogloditas;se realizaban de adobe, tapial o mampostería, la ma-yoría de las veces sin revestir, con pequeños vanostriangulares y una pequeña puerta de entrada; con re-posaderos para las palomas hechos de tejas, y cubier-tas similares a las de las viviendas, con rollizos, cañi-zo y teja árabe o pizarra; en la Hoya se emplea lacueva también para albergar palomares, denominán-dose boticas de moros, por la forma que adquierenlas hileras de casilleros superpuestas para albergar alas palomas. De pósitos y tercias, quedan comoejemplos los de Guadix y Moreda. En la construc-ción de bancales y paratas se empleaban los cantosrodados y la piedra de pizarra para la confección delos balates.

CONCLUSIÓN

Los elementos arquitectónicos comentados constitu-yen el reflejo de los diferentes períodos históricos yde las condiciones sociales, culturales y económicasrepresentativas de cada uno de ellos. Correspondien-tes al período medieval-musulmán destacan las cons-trucciones ligadas a la cultura del agua (caños,baños, aljibes, acequias y balsas), junto con las reli-giosas (mezquitas), político-militares (alcazabas ycastilletes), el hábitat troglodita (covarrones) y unatipología específica de vivienda, la casa morisca.Posteriormente, en la etapa moderna, en la que seproduce una mayor diferenciación social, aparece lacasa del campesino, ocupada por el nuevo repobla-dor, la vivienda troglodita con la tipología caracterís-tica actual, y nuevos elementos arquitectónicos comola iglesia, la casa señorial, y otros ligados a la arqui-tectura productiva como pósitos, eras y graneros. Apartir del siglo XIX aparece el ensanche urbano, conproliferación del caserón burgués y la incorporaciónde nuevos elementos estructuradores del asentamien-to, como avenidas, parques y jardines, fábricas, esta-ciones de tren..., redundando de nuevo, en la divisiónsocioeconómica de la ciudad. La incorporación deelementos constructivos y morfológicos actuales,como viviendas unifamiliares o plurifamiliares, polí-gonos industriales... ultima la configuración del asen-tamiento urbano como un mosaico de huellas de losdiferentes componentes históricos, culturales, reli-giosos, económicos y sociales, propios de la co-marca.

El solapamiento en asentamientos y elementos ar-quitectónicos de diversas culturas, ha originado unvalioso patrimonio arquitectónico y urbanístico. Setrata de construcciones con una serie de valores am-bientales, históricos y etnográficos que deben de serpreservados y aprovechados en actividades ligadas alturismo, al ocio y a la interpretación. Su valor am-biental se fundamenta en tratarse de una arquitecturaintegrada en el medio mediante el empleo de mate-riales del terreno y la adaptación a sus condicionesfísicas. Su valoración histórica radica en que se en-cuentra testimonio de este patrimonio arquitectónicodesde la Edad Media, sin haber experimentado ape-nas modificaciones. Y se valora etnográficamente,porque se trata de elementos construidos, a los que sehan asignado usos estrechamente ligados a la culturatradicional, agraria y rural; desde el comienzo hasta

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su final, pasando por las actividades cotidianas delcampo, la vida humana de los habitantes de la co-marca giraba en torno al patrimonio arquitectónicoque se presenta.

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