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LA REFLEXION ETICA La reflexión ética es una competencia filosófica que implica la observación, la abstracción,
la interpretación, la argumentación y la emisión de juicios de valor sobre: la justificación de la
conducta moral, social, política religiosa, entre otras; la diferencia entre actuar por
convencimiento y actuar por imposición, miedo o indiferencia; el respeto a la existencia de
diversas concepciones y justificaciones del comportamiento moral; las teorías éticas que
explican el sentido de la vida en su entorno y en otras culturas; el significado universal del
hecho religioso y sus implicaciones en la convivencia social en base a justificaciones teóricas; la
explicación de los problemas éticos de su realidad.
EL SENTIDO DE LA ETICA
¿Por qué se dice que en estos tiempos la juventud carece de o ha perdido el interés por los
valores morales? ¿Es acaso posible sobrevivir racionalmente fuera del contexto de una escala
mínima de valores morales?
En nuestra sociedad a disfrutado del desarrollo libre de su razón dentro de un espacio de
respeto consecuente de leyes morales o porque ha percibido que este espacio le ha faltado (el
caso de los que se han educado en familias dónde la regla es no ser moralmente
consecuente).
Los padres suelen enseñar una serie de dogmas a sus hijos, que estos asumen como prejuicios.
No son juicios, porque los niños no suelen juzgar los dogmas, que se les enseña y además no
están en la mayoría de los casos en capacidad de juzgarlos sabiamente, porque les falta
experiencia de vida (salvo en aislados casos, cuando los dogmas enseñados por los padres se
contradicen flagrantemente y los hijos hacen uso de su capacidad de razonar, que está en
desarrollo). En la mayoría de los casos los niños simplemente aceptan los dogmas enseñados,
como prejuicios. Cuando reflexionamos sobre nuestros prejuicios y después de una reflexión
llegamos a la conclusión de que éstos pueden ser universables y que son útiles y necesarios
para lograr una vida mejor (imperativo categórico), entonces los llamamos valores morales.
También hay prejuicios negativos. Estos se caracterizan por no ser universables, ni necesarios.
El niño que se ha vuelto hombre dentro del espacio de leyes morales de la familia, se ha dado
cuenta de las ventajas que tiene plantearse leyes morales para poder hacer uso libre de su
razón, ya sea porque ha disfrutado del desarrollo libre de su razón dentro de un espacio de
respeto consecuente de leyes morales o porque ha percibido que este espacio le ha faltado (el
caso de los que se han educado en familias dónde la regla es no ser moralmente
consecuente).
Este hombre, desde niño, aprende a buscar espacios en donde pueda ejercer su razón también
fuera del núcleo familiar (amigos, compañeros de clase, etc.).
Cuando llega a hacerse conciente de que su libertad para desarrollar su razón, sólo puede
darse bajo el presupuesto y la certeza del respeto de ciertas leyes morales mínimas, entonces,
este hombre se une en una organización junto a otros hombres que han llegado a la misma
conclusión. Según las leyes morales que ellos consideran mínimamente necesarias para poder
usar libremente su razón, se organizan en sindicatos, partidos políticos, comunidades
religiosas, etc.
La concepción ética que Hegel defiende en su filosofía del derecho es a mi parecer una "ética"
amoral de "espíritu de cuerpo" con un grupo humano cualquiera que forma el Estado en el que
uno habita.
Para entender bien esto delimitaré primero algunos términos, para poder precisar en qué
consisten las imprecisiones en las determinaciones de Hegel y volveré al punto concreto de la
pregunta inicial en la parte de "conclusiones".
1. Tipos de espíritu de cuerpo
1.1 Espíritu de cuerpo con nuestro Estado
Hegel presenta las cosas de modo tal, que el Estado resulta siendo el fin último de las
personas, ya que éstas sólo pueden desarrollarse libremente, es decir racionalmente, dentro
del Estado. Efectivamente si uno considera que sólo dentro del Estado uno se desarrolla
plenamente como ser humano haciendo uso de sus facultades racionales, entonces en tanto
que uno forma parte del Estado y en tanto que formándolo uno lo fortalece, es consecuente
que uno obedezca las leyes de ese Estado. Esto vale también en los casos en que las leyes sean
desfavorables a uno o en caso de que parte de esas leyes no parezcan justas, pues aún si
fueran injustas forman parte de un conjunto de leyes, que tiene una cierta lógica interna, por
la cual se considera que es todo el conjunto de las leyes el que es necesario (inclusive aquellas
leyes sobre las que no hay concenso sobre su racionalidad). Por eso es que Sócrates le plantea
a Critón (50 c - 51 e) que él no podría justificarse ante los atenienses si huyera, burlando las
leyes de Atenas, ya que toda su existencia (matrimonio de sus padres, educación) se deben a
ellas. Y así aunque las leyes pareciesen ocasionalmente injustas, al igual que a los padres, que
ocasionalmente pueden obrar injustamente, no se las puede atacar o desautorizar.
A esta posición se la podría llamar espíritu de cuerpo con el Estado.
1.2. Espíritu de cuerpo con nuestra familia
Tal como hacemos con el Estado, también dentro de la familia solemos hacernos de la vista
gorda cuando por allí miembros de la familia cometen actos, que a nuestro parecer son
totalmente inmorales. Esta actitud es resultado del espíritu de cuerpo con la familia. Si bien el
hecho considerado inmoral se discute en familia, en última instancia se suele aceptar de todos
modos al miembro inmoral. Esto vale con respecto a los padres e indirectamente con respecto
a los demás miembros, por respeto a los padres, y también con respecto a los hijos por
salvaguardar la integridad de la familia. Esto quiere decir que no nos solemos sentir con
autoridad moral para enjuiciar a nuestros padres, casi independientemente de lo que hayan
hecho, al igual como Sócrates plantea, que no tendríamos derecho a poner en juicio las leyes
de la polis, pues a ellas debemos nuestra esencia y existencia. Por otra parte tampoco solemos
expulsar a nuestros hijos de la familia aunque actúen contra nuestros principios morales,
porque son ellos los que constituyen la familia y su expulsión implica la disolución parcial o
total de la familia. Sin embargo hay ciertas reglas internas de comportamiento, de los
miembros de la familia entre sí, que son decisivos para la existencia de la familia, como
veremos más adelante.
1.3. Espíritu de cuerpo con grupos de la sociedad civil
Desde niño uno aprende a salir en defensa de su grupo de amigos, o de cualquier otro grupo
del cual uno haya llegado a formar parte (clase, colegio, equipo de deportes, etc.). Más tarde
este espíritu de cuerpo se puede ampliar a incluir también formas más organizadas de espíritu
de cuerpo como pertenencia a sindicatos, partidos políticos, comunidades religiosas, etc. Estas
formas más organizadas de espíritu de cuerpo se diferencian de las otras, porque giran
alrededor de un interés específico y voluntariamente elegido. Como uno ha elegido
voluntariamente pertenecer a una de estas organizaciones, a uno le puede parecer más fácil
salirse de ellas, si los miembros de esas organizaciones hacen cosas que uno considera
inmorales. Tampoco se hace tan difícil expulsar a uno de los miembros de la organización, que
según la mayoría, se comporta inmoralmente. Hay dos motivos por lo que esto resulta ser así.
Primero, la razón específica y expresa de la existencia de la organización es perseguir un fin
considerado como necesario y moralmente deseable por todos sus miembros (mejorar las
condiciones de vida en el campo laboral, mejorar la vida en general, etc.). Por lo tanto no tiene
sentido seguir dentro de la organización si ésta ha perdido su razón de ser. Por otra parte, no
tiene sentido mantener dentro de la organización a miembros que no persiguen el mismo fin
que aquel para el cual la organización ha sido creada.
2. Formas que toma el espíritu de cuerpo y leyes morales que rigen a estas forma.
2. 1 El lazo familiar
El lazo familiar es indudablemente el que suele unirnos más incondicionalmente (el de la
familia inmediata (padres, hijos y hermanos), y sólo si es el sentir de los padres que el lazo se
amplíe al resto de la familia, entonces también por respeto y espíritu de cuerpo a los padres,
ampliamos nuestro espíritu de cuerpo). Explicar el por qué de la incondicionalidad de los lazos
familiares directos, es decir, explicar el por qué y el cómo surge este espíritu de cuerpo dentro
del núcleo familiar supongo que es trabajo de la psicología fenomenológica. Hegel afirma que
este tipo de espíritu de cuerpo sería el sentimiento de amor, "el ser conciente de mi unidad
con otros, de modo que no estoy aislado para mí, sino que solo logro alcanzar mi
autoconciencia al renunciar a mi ser-para-sí y al saberme como unidad con el otro y como la
unidad del otro conmigo." [1] Lo que acá Hegel está definiendo, es en realidad el espíritu de
cuerpo en general, pero no explica, en qué se diferencia este sentimiento de aquel que sientes
por ejemplo por tus amigos. Lo que sí nos dice es que este sentimiento desaparece en el
Estado, donde uno está conciente de su unidad que es la ley. En el Estado, según Hegel el
contenido tiene que ser racional, y yo tengo que conocer el contenido.
Analicemos primero la afirmación de que el espíritu de cuerpo, o el amor, como lo llama Hegel,
se da en la familia, sin que sea necesario que su contenido sea racional y sin necesidad de que
yo sepa cual es ese contenido, es decir sin que hayan leyes internas algunas de las cuales yo
deba ser conciente. Me permito afirmar que esto no es así. Hay leyes claras sobre las que se
sustenta la familia. Por ejemplo : los hijos no eliminarán a los padres, no habrán relaciones
sexuales entre padres e hijos. No es casual, que justamente estos dos temas hayan ya sido
tematizados por los griegos en el Edipo. Cuando estas leyes se rompen abiertamente, el lazo
familiar se disuelve, y por lo general la familia se desintegra (cuando ésto ocurre sin el
conocimiento declarado de los demás miembros, se estaría en un caso de "ilegalidad"
encubierta. Normalmente tarde o temprano la verdad se conoce y en consecuencia se disuelve
la familia. También en el caso de Edipo, ya ni Edipo ni nadie consideran que se sustenga que se
mantenga la familia, hijo-esposo - madre-esposa - hijos-nietos, y la desgracia de haber roto con
los valores morales persigue a la descendencia de Edipo hasta el final en Antigona, donde se
vuelve sobre el tema leyes familiares - leyes del Estado y donde Antigona siente, que debe
volver a constituir las bases de la familia, cumpliendo sus leyes, lo que hace que se enfrente
abiertamente a la muerte, para recuperar lo que es elemental para la vida racional de todo ser
humano y anterior al Estado, aunque en el fondo sepa que va a morir en el intento). ¿ Por qué
los miembros de esas familias no se sentirían ya ligados al espíritu de cuerpo familiar, es decir,
por qué se consideraría que se ha roto el pacto ? Yo diría que es, porque hay una serie de
prejuicios que sustentan la existencia de la familia, y a esos prejuicios los llamaré leyes
morales. ¿ Por qué no se debe matar a los padres o tener relaciones padres-hijos, es decir, por
qué hay que aceptar ciertas leyes morales ? Lo cierto es que para poder desarrollarnos dentro
de un espacio de tranquilidad sicológica éstas son premisas necesarias, y mientras más leyes
morales se sigan en una familia, más posibilidades de poder desarrollar libremente su razón
tendrá uno, pues tendrá por lo menos la certeza de un espacio de ejercicio de ciertas leyes
morales, de modo que pueda dedicarse a hacer uso libre y efectivo de su razón allí. De lo
contrario, los traumas sicológicos que surgen dentro de una familia donde no se siguen
consecuentemente las leyes morales autoimpuestas, conllevan necesariamente a limitaciones
(tal vez subconscientes) de la razón. También es cierto, que si bien el seguir ciertas leyes
morales tiene consecuencias positivas, no necesariamente seguimos esas leyes morales
pensando en esas consecuencias, sino que las seguimos por puro y simple prejuicio (la fe es
una forma de prejuicio eventualmente positivo).
Hegel por otra parte afirma que en el Estado desaparece ese amor, que Hegel define, como lo
que yo estoy definiendo como espíritu de cuerpo. Según Hegel recién en el ámbito del Estado
el contenido de la unidad es racional, y recién allí tenemos que conocer el contenido. Sobre
esto volveremos más adelante.
2.2 Los prejuicios positivos o los valores morales
Los padres suelen enseñar una serie de dogmas a sus hijos, que estos asumen como prejuicios.
No son juicios, porque los niños no suelen juzgar los dogmas, que se les enseña y además no
están en la mayoría de los casos en capacidad de juzgarlos sabiamente, porque les falta
experiencia de vida (salvo en aislados casos, cuando los dogmas enseñados por los padres se
contradicen flagrantemente y los hijos hacen uso de su capacidad de razonar, que está en
desarrollo). En la mayoría de los casos los niños simplemente aceptan los dogmas enseñados,
como prejuicios. Cuando reflexionamos sobre nuestros prejuicios y después de una reflexión
llegamos a la conclusión de que éstos pueden ser universables y que son útiles y necesarios
para lograr una vida mejor (imperativo categórico), entonces los llamamos valores morales.
También hay prejuicios negativos. Estos se caracterizan por no ser universables, ni necesarios.
El niño que se ha vuelto hombre dentro del espacio de leyes morales de la familia, se ha dado
cuenta de las ventajas que tiene plantearse leyes morales para poder hacer uso libre de su
razón, ya sea porque ha disfrutado del desarrollo libre de su razón dentro de un espacio de
respeto consecuente de leyes morales o porque ha percibido que este espacio le ha faltado (el
caso de los que se han educado en familias dónde la regla es no ser moralmente
consecuente).
Este hombre, desde niño, aprende a buscar espacios en donde pueda ejercer su razón también
fuera del núcleo familiar (amigos, compañeros de clase, etc.).
Cuando llega a hacerse conciente de que su libertad para desarrollar su razón, sólo puede
darse bajo el presupuesto y la certeza del respeto de ciertas leyes morales mínimas, entonces,
este hombre se une en una organización junto a otros hombres que han llegado a la misma
conclusión. Según las leyes morales que ellos consideran mínimamente necesarias para poder
usar libremente su razón, se organizan en sindicatos, partidos políticos, comunidades
religiosas, etc..
2.3. La identidad nacional o religiosa y el patriotismo
Cómo se explicó en el acápite 1.1., tal como dice Hegel, los hombres sólo realizan plenamente
su capacidad racional en un Estado.
El Estado es una prolongación de la familia. Tal como el hombre le debe su existencia a su
familia, y su libertad de razonar, al espacio de leyes morales que le ofreció su familia; la familia
le debe su propia existencia como familia, al hecho de que existan muchos grupos de familias,
que permitan que los valores morales que son la base de su existencia (como vimos en el
acápite 2.1) se mantengan vigentes. Este grupo de familias puede organizarse en
comunidades, que a lo largo de la historia van formando una tradición común de valores
morales. Cuando estos valores morales van ligados al sentimiento de propiedad privada de la
tierra en la que viven se les llama identidad nacional. También pueden organizarse en
comunidades religiosas, como sucedió con los quáckeros o en el Perú con los "israelitas del
nuevo pacto".
Sin embargo lo más común es que no haya acuerdos muy claros de cuales deban ser las leyes
morales mínimas que rijan a una comunidad. Es por eso que las familias por lo general forman
parte de Estados. Como bien vio Hegel (aunque más adelante entraremos en detalle sobre
esto) en el Estado lo que rige es la ley, un paquete de leyes que es la expresión de cómo se ha
desarrollado históricamente el consenso sobre lo que es aceptado como necesario para poder
desenvolvernos libremente. El espíritu de cuerpo que forman las personas que integran un
Estado, y que tiene su principal sustento en una misma ubicación geográfica por varias
generaciones, se llama patriotismo.
3. Responsabilidad moral
3.1. Límites de la tolerancia a la inconsecuencia moral dentro de la sociedad civil
Es en la sociedad civil dónde menos nos cuesta romper con el espíritu de cuerpo, pues
nosotros concientemente y por decisión propia hemos decidido asumir un espíritu de cuerpo
con otros (grupo de amigos, colegas, etc.). Así, si vemos que nuestro mejor amigo comete un
acto moralmente totalmente desdeñable para nosotros (por ejemplo, humilla inútilmente a
otra persona ante sus hijos, o viola a un menor; el límite de la tolerancia lo pone cada uno de
nosotros) podemos optar por romper con el espíritu de cuerpo, lo que en la práctica significa
dejar la amistad, alejarse del colega, etc. ¿ Qué pasa si "perdono" a esa persona y mantengo
ese espíritu de cuerpo? El motivo por el cual ese espíritu de cuerpo se creó, fue para tener un
espacio de certeza de la validez de ciertas leyes morales mínimas para poder desarrollar
libremente mi razón. Si resulta que acepto el riesgo de que dentro de ese espíritu de cuerpo
alguien me humille inútilmente ante mis hijos, o "moleste" a mis hijos, habré retrocedido en
las posibilidades del uso libre de mi razón, porque estaré más atenta a que eso no ocurra, que
al intercambio de opiniones y uso de la razón en general. Como en pleno uso de mi razón y sin
que hayan circunstancias externas extremas justificatorias (guerra, miseria, prisión, etc.) he
decidido retroceder en mis premisas sobre lo que deberían ser las leyes morales mínimas, me
hago responsable (resulto siendo inevitablemente responsable) de las consecuencias que
conlleva esta decisión. Mi responsabilidad no es por otra parte un criterio moral en sí. Es "ser
la causa de la falta de algo en la existencia de otro, de modo tal que ese ser-la-causa se
determina a sí mismo como 'deficiente' a partir de su para-qué " [2], como lo entiende
Heidegger. Así, si me hago responsable de que las leyes morales, que considero mínimamente
necesarias para que haya un espacio de libertad de desarrollo de la razón, no se cumplan con
respecto a mí o a los miembros de mi familia o a los demás miembros con los que he
establecido una relación de espíritu de cuerpo, entonces entraré en contradicción conmigo
mismo y al haber causado la ruptura del espacio de libertad que yo necesitaba, mi razón
entrará en crisis (miedos, inseguridades, complejos de culpa y demás trastornos sicológicos,
que no me permiten hacer un uso libre de la razón)
3.2. Límites de la tolerancia a la inconsecuencia moral dentro de la familia.
Lo mismo que ocurre en la sociedad civil, ocurre en la familia. Con la diferencia de que , como
se dijo, los lazos familiares son mucho más incondicionados, que los lazos que unen las
relaciones de espíritu de cuerpo en la sociedad civil. Esto probablemente era como dijimos
porque el niño aprende allí sus primeros prejuicios, que le permiten desarrollar su razón
dentro de un marco de leyes establecidas. El hijo se va dando cuenta (aunque sea
subconscientemente, lo cual si bien tal vez no se refleje en su discurso, se suele reflejar en sus
actitudes y actos) de que este tipo de espacios de leyes establecidas permite que se desarrolle
su razón, lo que le hace darse cuenta de la necesidad de que prevalezca la familia como
institución humana, y tratará de que esta no se disuelva, lo que además indirectamente lo
llevará a considerar necesaria la defensa del Estado. Sucede obviamente también que hay
personas que por razones que han de estudiarse por la psicología fenomenológica, no
desarrollan la capacidad de desarrollar un espíritu de cuerpo dentro de la familia (suponiendo
que en la familia se dé el espacio necesario, para que los hijos aprendan ; el caso contrario lo
hemos analizado en el acápite 2.1.) y logrando disolver la familia o siendo expulsados por ella
van hacia su autodestrucción. Estas personas son las que en relación al Estado serían los
delincuentes, vagos, drogadictos, etc., que si no asumen un espíritu de cuerpo con la familia,
menos aún con el Estado.
3.3 Límites de la tolerancia a la inconsecuencia moral dentro del Estado
Como vimos en el punto 2.3., el Estado es el espacio necesario que permite garantizar que las
leyes morales de cada familia se respeten y que por lo tanto , posibilita, que la persona
desarrolle libremente su razón dentro y fuera de la familia. Si el Estado cumple con ofrecer ese
espacio que permite el desarrollo libre de la razón dentro y fuera de la familia, hay que
defenderlo incondicionalmente
(por las razones que explica Sócrates a Critón) [3].
¿ Pero si el Estado no ofrece tal espacio ? Cuál sería el propósito de continuar formando parte
de un Estado así ? Por lo antes visto, vemos ahora que el problema no sólo sería que ese
Estado no garantiza que las familias puedan mantener sus valores morales, lo que es el sentido
de la existencia del Estado ( y en tanto ese es su sentido, el Estado es el fin último de la
persona), sino que a su vez, en tanto que el Estado, a través de su gobierno ejerce una fuerza
contraria a los hombres que lo conforman, de modo que éstos tampoco son libres de formar
otro Estado que cubra la necesidad de brindar un tal espacio. Esto quiere decir, que si yo no
puedo enseñarle a mi hijo las leyes morales que considero mínimas, para que él pueda
ejercer libremente su razón, mi responsabilidad para con mi hijo pasa a primer plano, y para
salvar el espíritu de cuerpo al interior de la familia, es decir salvar la familia, tengo que
renunciar al espíritu de cuerpo con el Estado existente y buscar formas alternativas de salvar el
espíritu de cuerpo dentro de la familia, que es la fuente del uso de la razón (por lo visto en el
acápite 2.2.), es decir, buscar y plantear nuevas formas de Estado (no sólo de gobierno) que
reemplacen al antiguo.
Conclusiones:
Volviendo a la pregunta inicial. Para Hegel, ética es la idea de libertad, es decir, es que mi
voluntad coincida con el concepto. Se podría traducir esto afirmando que la ética es para
Hegel, que la voluntad de establecer un espíritu de cuerpo en la familia coincida con el hecho
de que esta voluntad se plasme en las leyes del Estado. Con la salvedad que según Hegel ese
espíritu de cuerpo en la familia es el amor. El amor no es tema de esta exposición, pero me
atrevo a asegurar, que al igual que la razón, la capacidad de amar necesita antes que nada un
espacio donde desarrollarse libremente, para luego poder desplegarse. Si bien el amor no se
debe confundir o entremezclar con la razón, como bien se expone en el Fedro al presentar
Sócrates el tercer discurso como respuesta a los primeros dos discursos plagados de
argumentos racionales; es necesaria una base racional para que éste pueda desplegarse. Así
pues en el amor aparentemente irracional del tercer discurso del Fedro, está sobreentendido
sin embargo que por lo menos uno de los amantes es un sabio, que se entrega por entero al
amor. Ese sabio se educó y entrenó su razón libremente dentro de una familia. El punto de
todo esto es que en las familias muchas veces hay amor, pero lo que realmente las mantiene
unidas es el espíritu de cuerpo de los lazos familiares. Es decir, donde hay espíritu de cuerpo
no necesariamente hay amor, pero donde hay amor siempre hay espíritu de cuerpo. Es bien
sabido, que no en todas las familias las relaciones se pueden llamar amorosas. La mayoría de
las veces lo que la gente llama amor familiar no es más que el epíritu de cuerpo del que hemos
estado hablando. Este es el caso de Hegel.
El problema real de todo esto es que Hegel no ve la posibilidad de que la voluntad de
establecer un espíritu de cuerpo en la familia no se plasme en las leyes del Estado. Pero esto
sucede frecuentemente. Y los griegos eran concientes de esa posibilidad por lo que plantearon
el extremo de esta contradicción y sus consecuencias en las tragedias de Edipo y Antigona.
La muerte de Antigona, a mi parecer, no es una de resignación espiritual y humildad como
piensa David Lamb [4], sino una de enfrentar la realización del hecho de que para poder
reconstruir el uso libre de su razón para ella y su eventual descendencia (la hermana
representa en cambio para Antigona el patético continuar viviendo sin desarrollar la razón), es
necesario reconstruir los valores morales de su familia. El cumplir con esa necesidad
primordial, anterior a la del Estado mismo, por todo lo antes expuesto, es lo que la hace
enfrentarse a una muerte certera, pero inevitable.
Hegel no vió pues (ni quiso ver tampoco), que cuando esas contradicciones se dan, hay que
hacer algo al respecto, para reestablecer el sentido del Estado, que de lo contrario languidece,
al igual que lo hace la familia, cuando pierde su razón de ser. Si bien el motivo por el cual el
Estado está perdiendo su razón de ser, puede ser la expresión de cómo se ha desarrollado
históricamente el consenso sobre lo que es aceptado como necesario para poder
desenvolvernos libremente, al igual que en el caso de la familia las voluntades se pueden
equivocar. Esta equivocación no debe ser aceptada con resignación sino que en defensa de la
razón es necesario que el hombre luche por recuperar un Estado con sentido. La respuesta de,
qué da sentido al Estado, está en el análisis mismo de las reglas morales mínimas que se
imponen las familias, en las que se ha logrado un espacio de desarrollo libre de la razón. Por
eso Platón dice que un Estado que no toma en cuenta la naturaleza humana (que es racional)
y que no ayuda a que esta se desarrolle, no tiene en realidad ninguna constitución (de
facto). [5] El texto de la República no sería por lo tanto otra cosa, que la pregunta por el alma
humana, "la pregunta empírica-política por el tipo de alma humana ('Políticos')
empírica" [6] y por lo tanto el pensamiento político-práctico de Platón estaría más bien
expuesto en Las Leyes y no en la República.
Por todo lo expuesto, reitero que la concepción ética que Hegel defiende en su filosofía del
derecho es una "ética" amoral de "espíritu de cuerpo" con un grupo humano cualquiera que
forma el Estado en el que uno habita. Es amoral, porque no se plantea la pregunta de si el
Estado realmente está permitiendo que la razón se despliegue dentro del núcleo familiar. Y sin
tomar en cuenta esto establece un espíritu de cuerpo con otras personas que también forman
ese Estado (espíritu de cuerpo que ya no tiene razón de ser y que se asemeja al espíritu de
cuerpo de las bandas de delincuentes, vagos o drogadictos, que sólo se juntan pensando en su
propia supervivencia, al estilo Hobbes. Pero este tipo de Estado no se supone que sea el
propuesto por Hegel). Haciendo esto, el que sigue la ética propuesta por Hegel se hace
responsable (en el sentido antes expuesto) de la debacle de su familia y a la larga de la del
Estado mismo, es decir, de la irracionalidad.
LA ETICA Y LA LIBERTAD Unas notas acerca de ética y libertad y unas preguntas sobre el mismo binomio. Releí —por
eso este pequeño blog— unas páginas del inmenso ensayo Sobre la libertad de John Stuart
Mill. Inmenso por lo que dice, por sus premoniciones y porque se adelantó a su tiempo: Mill
nació en 1806 y murió en 1873. Aunque el libro no se refiere al libre albedrío, algunas, o
muchas ideas —el número depende de los ojos y los intereses del lector— se refieren a la
libertad individual. Las primeras líneas de la introducción explican el motto del libro:
Ética y libertad conforman un binomio inseparable. Sin libertad es imposible hablar de ética.
Estados totalitarios, vetustos, de “izquierda o derecha” lo mismo da —las comillas no son mías,
son de la realidad—, al imponer sus leyes y reglas sobre los individuos, violan principios éticos
fundamentales, entre ellos, el de la libertad. Si, además, como suele ser, la falta de libertad se
asocia a pobreza, el impasse puede ser infranqueable; la pobreza, per se, limita el movimiento,
el libre albedrío.
Comparto cuatro ideas:
1. Ni el Estado ni la sociedad ni los patrones tienen derecho a coartar la libertad de las
personas. Hay una relación directamente proporcional entre la falta de libertad y el respeto de
principios éticos.
2. Cada ser humano, pensamos los librepensadores, tiene un espacio único, privado,
construido poco a poco, individual, el cual debería ser invulnerable. Ninguna instancia tiene
derecho a violentarlo.
3. Al coartar la libertad se atenta contra la expresión libre, sin cortapisas de la Palabra (con
mayúscula, como le gustaba a T. S. Eliot) como vía para expresar ideas propias, como medio
para ejercer el libre albedrío.
4. Benedetto Croce hablaba de “La religión de la libertad”. Tiene razón. La falta de libertad
priva a las personas de sus credos —no hablo de religiones en el sentido tradicional— y atenta,
de nuevo, contra la ética.
La afrenta, (casi) imposible de conseguirla para mí, quizás sí de menguarla un poco, consiste en
disminuir el Poder (con mayúscula, como lo decía Passolini) de quienes atentan contra la
libertad. Apelo a la fuerza de los valores éticos como vía para contrarrestar el Poder. Aunque
Mill aclara que su ensayo no versa sobre el libre albedrío, su texto ofrece varias ideas sobre esa
virtud.
LA ETICA Y LA POLITICA Introducción
La relación entre ética y política en la democracia moderna no deja de ser tensa y peligrosa, ya
que esta última introduce un fuerte relativismo moral que, si bien permite la coexistencia en
un plano de igualdad de las distintas concepciones propias de toda sociedad compleja, no
puede ser sostenido en el campo de la política. Es aquí cuando el poder, al penetrar la
dimensión ética, introduce en ella la más grande distorsión, ya que el discurso de la ética se
convierte en una mera forma de justificación del poder. Esto es lo que hace que la constante
tensión entre ética y política nunca tenga un modo único o, incluso, satisfactorio de resolución.
Sólo la implementación de una lógica argumentativa que parta del reconocimiento de la
precariedad y ambivalencia que se entabla en la relación entre ética y política puede servir de
resguardo ante aquellas distorsiones que, en nombre de la primera, planteen el riesgo de
cercenar desde el poder del estado los espacios de libertad.
La ética
"A las plantas las endereza el cultivo; a los hombres, la educación".
Jean J. Barthélemy
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Antigua Grecia
Desde inicios de la reflexión filosófica ha estado presente la consideración sobre la
ética. Platón afronta la temática ética en diversos lugares y desde contextos diferentes. Así,
por ejemplo, en el Gorgias busca superar el hedonismo y la ley del más fuerte. En
el Fedónevidencia la importancia de lo que exista tras la muerte para regular el
propio comportamiento. En La República aborda juntamente la ética individual (desde la
perspectiva de una justicia dentro del alma) y la ética pública, con una compleja teoría del
Estado, que encuentra complementos y puntos de vista diferentes en otras dos obras,
el Político y las Leyes.
La Ética nicomáquea, seguramente el más importante tratado de ética de Aristóteles, se basa
en la premisa de que todo ser humano busca la felicidad (ética eudemónica). Para Aristóteles
todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y están orientados a
realizar completamente sus potencialidades. El bien, que es lo mismo que la perfección de un
ser o la realización de las capacidades es cumplir su función propia, aquello a que solo él puede
realizar. También los seres humanos están orientados a la realización plena de la función que
les es propia. El problema que se suscita, entonces, es cuál es la función propia del hombre. Y
si acaso hay más de un bien propio del hombre, ¿cuál es el bien más alto y más perfecto de los
que puede alcanzar el ser humano?
Como en otras de sus obras, Aristóteles releva las opiniones de sus contemporáneos al
respecto y comprueba que todas parecen estar de acuerdo en que el objetivo supremo del
hombre es vivir bien y ser feliz, aunque hay muchos desacuerdos respecto de en qué consiste
la felicidad y el buen vivir. Para Aristóteles la vida feliz (plena) es la que permite realizar la
actividad superior (contemplación), con una suficiente autonomía (bienes materiales, salud), y
en compañía de un número suficiente de amigos (cf. Ética nicomáquea I).
Sólo son morales las acciones en las que se puede elegir y decidir qué hacer. En cambio, no son
morales ni inmorales las acciones padecidas, compulsivas o forzosas. Lo que es moral es
la acción que depende de la voluntad, si se actúa de modo correcto. ¿Cuándo se actúa
correctamente? La forma correcta de actuar depende del ámbito de acción (dianoético o
intelectual, ético o moral) y en parte está pautada por las costumbres de la comunidad a la que
se pertenece (si la comunidad es éticamente sana, algo que supone Aristóteles para el mundo
griego quizá de modo acrítico) y se aprende con la educación. Cuando se actúa de acuerdo con
estas pautas, se vive bien y se es virtuoso.
Por otra parte, los filósofos estoicos y epicúreos propusieron teorías morales basadas
en principios opuestos: la virtud y la vida con moderación (estoicismo), y la búsqueda
del placer (epicureísmo).
Edad Media
Es un momento en el que la ética asume elementos de las doctrinas clásicas de la felicidad (el
fin del actuar humano consiste en obtener el bien que nos hace felices) y los une a la doctrina
cristiana (vista como Revelación divina), especialmente según la normativa que recogen los
mandamientos. El fin último del actuar humano es la caridad, que se consigue al vivir desde el
Evangelio, y que permite al hombre acceder a la visión de Dios (en el cielo), donde el ser
humano alcanza su máxima plenitud y el bien supremo.
Diversos autores hablan de ética y según perspectivas diferentes. Es oportuno recordar dos
grandes nombres, san Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino (especialmente en la
segunda parte de la Suma de teología, en la que se recogen numerosos elementos de la ética
de Aristóteles).
Posteriormente, y tras las huellas de las ideas de Tomás de Aquino, se desarrolla en el ámbito
católico lo que luego será conocido como principio de doble efecto.
Edad Moderna
Los filósofos éticos modernos trabajan con la mirada puesta, sobre todo, en el mundo antiguo
(estoicos, epicúreos, Platón, Aristóteles), si bien con algunos elementos heredados de la
Escolástica medieval. Descartes tiene algunos elementos de ética en su famosoDiscurso
del método. Dentro del racionalismo, es Baruch Spinoza quien elaboró de modo más amplio y
sistemático una propuesta ética. En el ámbito del empirismo, David Hume trabajó en diversos
momentos para comprender los motivos profundos de las acciones humanas.
La gran revolución ética moderna se realiza a través de Immanuel Kant, que rechaza una
fundamentación de la ética en otra cosa que no sea imperativo moral mismo (deontologismo
formal), pues si la moral se orienta a buscar la felicidad no podría dar ninguna norma
categórica ni universal. Los filósofos idealistas desarrollaron esta moral del imperativo
categórico. Hacen frente así al utilitarismo, al afirmar que el principio de utilidad no es el único
criterio de corrección de las acciones.
Edad Contemporánea
La ética del siglo XX ha conocido aportes importantísimos por parte de numerosos autores:
los vitalistas y existencialistas desarrollan el sentido de la opción y de la responsabilidad, Max
Scheler elabora una fenomenología de los valores. Autores como Alain Badiou han intentado
demostrar que esta principal tendencia (en las opiniones y en las instituciones), la cuestión de
"la ética" en el siglo XX, es en realidad un "verdadero nihilismo" y "una amenazante
denegación de todo pensamiento".
Recientemente, y desarrollando un análisis en profundidad de los orígenes y fundamentos de
la ética, han aparecido diversos estudios sobre el papel de las emociones en el desarrollo de un
pensamiento ético antifundacionalista, como ha indicado Richard Rorty. En las últimas dos
décadas, el filósofo escocés MacIntyre establece nuevas herramientas de análisis
históricofilosófico de distintas versiones rivales de la ética.
2. CONCEPTO DE LA ÉTICA.
La ética se relaciona con el estudio de la moral y de la acción humana. El concepto proviene del
término griego ethikos, que significa "carácter". Una sentencia ética es una declaración moral
que elabora afirmaciones y define lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido, etc. en lo
referente a una acción o a una decisión.
En términos prácticos, podemos aceptar que la ética es la disciplina que se ocupa de la moral,
de algo que compete a los actos humanos exclusivamente, y que los califica como buenos o
malos, a condición de que ellos sean libres, voluntarios, conscientes. Asimismo, puede
entenderse como el cumplimiento del deber. Vale decir, relacionarse con lo que uno debe o no
debe hacer.
La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se
ha de aplicar posteriormente a los distintos ámbitos de la vida personal y social.
Por lo tanto, cuando alguien aplica una sentencia ética sobre una persona, está realizando
un juicio moral. La ética, pues, estudia la moral y determina cómo deben actuar los miembros
de una sociedad. Por lo tanto, se la define como la ciencia del comportamiento moral.
Claro que la ética no es coactiva, ya que no impone castigos legales (sus normas no son leyes).
La ética ayuda a la justa aplicación de las normas legales en un Estado de derecho, pero en sí
misma no es punitiva desde el punto de vista jurídico, sino que promueve una autorregulación.
3. LA ÉTICA Y SU RELACIÓN CON OTRAS DISCIPLINAS Y LA CONDUCTA HUMANA.
1. Relación de la Ética con la Psicología. La Psicología se parece a la Ética en cuanto a que
también estudia los actos humanos, pero ésta los explica en el aspecto del hecho y la Ética solo
se interesa en las normas de derecho de ese acto, es decir la psicología solo estudia el acto
como objeto material, el por qué ocurre. La Ética en cambio estudia la bondad o maldad de
dicho actos y dicta normas de cómo deben estos.
2. Relaciones entre la Ética y la Sociología. La sociología surgió en el siglo XIX gracias a las
aportaciones de Augusto Comte y de Karl Marx. Estudia el comportamiento del hombre en
forma global, es una ciencia de hechos, mientras que la Ética es una ciencia de derechos.
3. Relaciones entre la Ética y el Derecho. El derecho es un conjunto de normas que rigen
la conducta humana y en esto se parece a la Ética, sin embargo, difieren entre las normas
propias de cada una. Existen cuatro diferencias principales:
a. Las normas de la Ética son autónomas (cada individuo debe darse sus normas propias) y las
del Derecho son heterónomas (las normas provienen de una autoridad diferente al individuo).
b. Las normas de la Ética rigen aspectos internos y las del Derecho aspectos externos.
c. Las normas de la Ética son unilaterales (el cumplir una norma no implica el surgimiento de
un derecho o una obligación por parte de otras personas), y las del Derecho son bilaterales
(una obligación implica un derecho y viceversa).
d. Las normas de la Ética son incoercibles (aun cuando tienen un carácter obligatorio,
generalmente no conllevan un castigo explícito en el caso de no cumplirlas) y las del Derecho
son coercibles (la autoridad que ha establecido ciertas normas civiles, tiene la facultad de
exigir el cumplimientos de ellas, y para llevar a cabo dicha tarea, impone vigilancia,
fiscalización, sanciones, etc.).
4. Relaciones entre la Ética y la Economía. La Economía es la ciencia que trata de
la producción, distribución y consumo de los bienes materiales. Sus temas son, el trabajo, la
mercancía, el dinero, la ganancia, la utilización del trabajo, el comercio, etc. La Ética
relacionada con esta ciencia en el aspecto de la vida del ser humano: su subsistencia,
sus problemas pecuniarios, su lucha diaria por el alimento, la vivienda y la ropa. Todo esto está
afectado por la explotación del asalariado, la injusticia en el pago de sueldos, la falta
de higiene en las fábricas, la falta de esmero en el trabajo del obrero o la responsabilidad de
los empleados. También como la Economía presenta un modelo ideal que hay que cumplir,
como si fuera un proyecto que seguir –como la ley de la oferta y la demanda- aquí entra
también la Ética ya que en más de una ocasión el modelo económico es el relato de una serie
de abusos, como suele ser en la ley citada anteriormente. Los dos modelos, el económico y el
Ético tienen que ir entrelazados para así evitar la explotación del trabajador, la marginación del
asalariado, la usura en los intereses cobrados a los países del Tercermundistas, la colonización
del trabajo, la producción y elgobierno de los países débiles. En fin la Ética tiene mucho que
hacer en el campo de la Economía.
5. Relaciones entre la Ética y la Pedagogía. La Pedagogía es el estudio de la educación, el
significado de la palabra educación proviene del vocablo educere, que significa conducir, guiar
y también sacar hacia fuera, desarrollar lo que está implícito. También consiste en lograr que
una persona haga, por sí misma, lo que debe hacer. En sí la educación es una disciplina que
complementa a la Ética y viceversa. La Ética dicta que es lo que hay que hacer, en tanto que la
educación muestra el modo en que podemos lograr lo propuesto por la ética. La educación es
un arte en tanto que la Ética es una ciencia. De acuerdo a los diferentes significados que puede
tener la educación se puede decir que:
Cuando educación significa conducir o guiar, la Ética muestra un modelo de conducta a seguir
y la educación dice como conducir al niño dentro de ese modelo.
Cuando educar significa saca hacia fuera, desarrollar lo que está implícito, se da a entender
que el mismo educando (la persona a educar) es la causa principal de su educación, pues
contiene en sí mismo las potencialidades que se van a actualizar. En este caso la Ética
proporciona el modelo o guía de conducta humana buena, en tanto que la educación
proporciona las reglas prácticas para enseñar u orientar al educando dentro de esa guía
general.
Cuando educar significa lograr que una persona haga, por sí misma, lo que debe hacer, la
educación dicta cómo se debe proceder con el educando a fin de lograr su autonomía, la
madurez y la toma de responsabilidad por parte de éste. La Ética nos dice el qué hacer,
mientras que la Pedagogía nos dice el cómo.
Educar es actuar de tal manera que el educando capte un sentido personal en la realización
de valores, obligaciones y virtudes, los cuales constituye la Ética como un conjunto de
principios y conceptos abstractos sin ninguna aplicación práctica.
6. Relaciones entre la Ética y la Metafísica. La Metafísica contiene el fundamento de toda
ciencia; ella nos dice tienen tanta validez la matemática y la física, la Psicología y la Ética por
supuesto. La Metafísica nos proporciona y explica nociones y conceptos indispensables para
entender la Ética, tales como el de ser, bien, valor, acto, potencia, sustancia,
accidente, materia, forma, etc. Mismo que nos sirve como instrumentos mentales para captar
el fondo de la temática de la Ética. La relación Ética – Metafísica es la misma que la de ciencia y
su fundamento definitivo.
7. Relaciones entre la Ética y la Teología. La Teología en este caso la teología Moral trata de la
valoración moral de los actos humanos, mismo tema que el de la Ética, pero esta última utiliza
la razón como instrumentos de su estudio y la Teología Moral además de la razón utiliza
los datos de la fe como la Biblia y fuentes afines.
8. Relaciones entre la Ética y la Religión. La religión es la relación entre el hombre y Dios. Es un
contacto íntimo de la persona con un Ser infinito, del cual procede y ante el cual puede
ponerse gratificante y reconfortante. La Ética se relaciona con la religión en la siguiente
manera:
Una persona que mantiene un contacto íntimo con Dios, normalmente obtiene en ese
contacto la guía personal de su conducta correcta, se contacta simultáneamente el Ser
absoluto, el terreno de los valores y la fortaleza de conducirse en la vida cotidiana.
La Religión institucionalizada contiene una serie de preceptos, la mayoría de ellos con un alto
valor moral, como son la caridad, la humildad, el sentido comunitario, la compasión, la piedad,
etc.
Es por esto qué la Ética y la Religión guardan una muy estrecha relación, pero la Ética científica
y la filosófica procuran mantener su autonomía con respecto a las normas morales que pueden
surgir, y de hecho han surgido, a partir de la Religión, sea esta última, una vivencia o una
institución.
A lo largo de su vida el hombre puede utilizar una enorme variedad de criterios orientadores
para elegir su propia conducta, aunque muchos de ellos no tengan que ver con la ética y la
moral. Pueden distinguirse seis niveles o tipos de criterio:
El placer y los instintos.
Las normas inconsistentes y el Super Yo.
La presión social.
Las normas morales y civiles.
Los valores apreciados por sí mismo.
El Yo Profundo.
El Criterio basado en el placer y los instintos. Con este criterio el hombre, desde niño, busca lo
agradable y evita lo desagradable, o sea, buscar placer y evitar dolor. Este nivel de placer
instintivo, es el normal entre niños y adultos que no han recibido una educación que les haya
mostrado una apertura hacia otros valores superiores. Pero tampoco hay que desechar por
completo este criterio cuando se trata de escoger una diversión, pasatiempo o un tema de
conversación, ya que este nivel es un auténtico criterio que sirve como orientación en muchos
casos de forma legítima. El problema o el error por así decirlo es cuando se va a los dos
extremos, es decir, 1) el uso exclusivo de este nivel en cualquier situación de la vida, o 2) la
eliminación absoluta de este criterio, como si el placer fuera algo malo. Por el contrario, el
placer es un valor sin duda alguna ya que busca la satisfacción de las necesidades vitales del
ser humano.
El Criterio basado en el Super Yo. Este criterio se reconoce con facilidad ya que el sujeto se
deja orientar rígidamente por ciertas normas o valores que las autoridades le han inducido
desde la infancia. Y como son desde la infancia esas normas y valores ya forman parte del
inconsciente del sujeto y por esa razón tienen un carácter autoritario, rígido, exagerado. De
hecho este tipo de criterio impide al sujeto de hacer excepciones cuando se encuentra en una
situación dudosa. La orientación que este experimenta ya es mecánica y ni el mismo puede
saber por qué tener que actuar por necesidad en determinado sentido o dirección. Existe un
gran conflicto entre el primer nivel y el segundo.
Los tres niveles o criterios mencionados anteriormente son los que se podrían llamar básicos o
de uso generalizado. Los que se explicarán a continuación son de orden superior y mucho más
valiosos para la Ética.
El Criterio basado en la presión social. Este reside en la absorción de todas las normas y valores
que el medio ambiente o sociedad influyen en el individuo en forma de "presión social". La
guía de conducta dentro de una sociedad es pues la moda y la propaganda. La presión social es
la principal fuente que orienta y empuja la conducta de las personas cultas. En muchas
ocasiones esa conducta no tiene nada de objetable, pero en muchas ocasiones la gente se
pregunta si un individuo que actuó con cierta conducta, lo hico por responsabilidad o por
simple inercia, y si pudo haber actuado de manera diferente. Normalmente si confundimos la
"obligación" como la "presión social", pero la verdadera obligación es la que da origen a
méritos de carácter ético, o sea, no es la obligación que proviene del exterior, si no la que
tiene que venir de nuestro interior, la que uno se impone, de una autónoma y en función de
los valores que hemos asimilado. Es por esto que este criterio es muy generalizado y de escaso
valor ético, sin embargo es superior a los otros criterios debido a que se trata de una
orientación consciente (aunque no siempre en su totalidad). Por ejemplo: una persona usa un
determinado tipo de ropa porque es lo que ve, está de moda o lo que oye en la propaganda;
en cambio, no está consciente del origen de las normas y valoresinculcados en su infancia por
los cuales puede llegar a ser muy puntual, muy aseado o muy ahorrativo.
Encontramos entonces defectos en los niveles anteriores (Súper Yo y Legal), los cuales son su
rigidez y su falta de adecuación a los casos singulares, cuyas características particulares no
pueden ser tomadas en cuenta por disposiciones de orden general. Pero no todo es malo, lo
fuerte del nivel Legal es la apertura y su capacidad de difusión de la ley.
El Criterio Legal. Este consiste en orientar y dirigir la conducta por medio de normas y leyes
establecidas por terceros en algún código. En cierto aspecto este tipo de criterio resulta ser
muy cómodo, pues uno puede consultar la ley y decide conforme a ella sin mayor discusión.
En atención a dicha ley o conjunto de normas el individuo está dispuesto a contravenir lo que
dicen a sus instintos, su inconsciencia (Súper Yo) y la presión social. Se puede decir que al
hacer esto se tiene cierta garantía del valor de su conducta, sin embargo, el apego y la
fidelidad a la ley no constituyen la esencia del valor moral. Con esto podemos decir que
pueden llegar a existir verdaderas diferencias entre un código civil y un código moral, los
cuales podrían quedar en una verdadera contraposición. Por ejemplo puede existir una ley que
permita el aborto, pero sin embargo, el individuo en su código moral no lo permite, y podría
regirse por ese criterio. O también una persona condenada a varios años en prisión conforme a
las leyes de su país, pero es inocente desde el punto de vista de su propia conciencia moral.
Con esto entendemos que existe una enorme variedad de criterios de orden legal que pueden
llegar a originar una verdadera confusión en la mentalidad de una persona. Pero el hecho de
que existan códigos escritos ofrece la posibilidad de la amplia difusión de la ley con el mínimo
de distorsión, puede plantearse de manera universal y por tanto enseñarse y difundirse de
generación en generación. No hay que tampoco apegarnos tanto a este criterio, ya que al
apegarnos a este criterio en realidad nos estamos apegando en exceso a la letra y no al propio
espíritu de la ley, es aquí donde surge el legalismo, que podría ser considerado como la falla
principal de esta ley.
El Criterio Axiológico. Este criterio se basa en los valores internamente percibidos y apreciados
como tales, este criterio coincide con lo que se llama "actuar por propio convencimiento". Con
este criterio una persona puede descubrir algunos valores y los aprecia como tales, en función
de esos valores puede juzgar su situación y orientar su conducta, aun cuando tenga que ir en
contra de las leyes, la presión social y sus costumbres o instintos. Una propiedad notable de
este criterio es la capacidad de eliminar aquellos conflictos que puedan surgir en los niveles
previos y actuar con serenidad y responsabilidad, pues su conciencia ya no está dividida, sino
que elige y actúa conforme a lo que el percibe como valioso. Por este motivo, su conducta
adquiere un valor ético. El criterio axiológico es el más adecuado para la Ética, ya que los
cuatro niveles anteriores pueden diferir con respecto a lo que la persona considera valioso en
su fuero interior. Sin embargo el criterio axiológico muestra algunos defectos. El primero es la
limitación de los valores sustentados, una persona normalmente descubre los valores que se
practican en su ambiente, pero nada más, se tiene que hacer uso del Yo Profundo (nivel 6)
para ser capaz de vislumbrar un amplio horizonte de valores. El segundo defecto es su
individualismo, este criterio trata de una Ética individual y para que pueda ser colectiva se
tiene que hacer uso nuevamente del Yo profundo.
El Criterio basado en el Yo Profundo. Este criterio se caracteriza por que el sujeto se guía en
sus decisiones a partir de la percepción axiológica que se obtiene durante la captación de su Yo
Profundo. El Yo profundo es el núcleo del ser humano, es la persona, el plano del ser, difiere a
lo del plano del tener, que son las cualidades de la personalidad entre las cuales se encuentran
el estatus, los conocimientos, el inconsciente, el grado de inteligencia y belleza, etc. El Yo
profundo es lo verdaderamente distingue a cada individuo, ya que no reside en lo que se cree
ser y valer. La importancia del Yo profundo destaca por varias razones:
Cuando una persona enfoca su Yo Profundo con los otros niveles de criterios el horizonte
axiológico o repertorio de valores se amplía, por lo tanto, el individuo puede actuar en función
de otros valores más profundos, elevados y comunitarios.
La captación del Yo Profundo crea un mayor sentido de responsabilidad al tener una
conciencia más clara de su Yo como sujeto y autor de su conducta.
También, esta captación permite el descubrimiento de los valores propiamente humanos,
comunitarios y con validez universal.
Con el uso del Yo Profundo, el valor moral de una persona puede quedar incrementado. Desde
el punto de vista práctico es importante tomar la actitud adecuada para poder captar al Yo
Profundo y, con ello, al conjunto de valores que allí están implicados.
Es importante destacar que debe existir una relación entre los seis criterios de conducta en
la evolución de a cada individuo ya que no es extraño que un bebé se instale en el criterio de
los instintos y un niño de siete años elija conforme al criterio del Súper Yo, o que un
adolescente se oriente principalmente por el criterio de la presión social y sólo en función de
cierta educación es posible saltar a los tres niveles superiores: la Ley, el Valor y el Yo profundo.
Esto no quiere decir que un adulto tenga que seguir un criterio determinado, lo aconsejable es
que dejen las decisiones importantes a los niveles superiores y las mayorías de sus
orientaciones cotidianas las dejen a cargo de los niveles inferiores. Es por esto que no
debemos quedarnos fijos en un solo nivel, y es recomendable usar la reflexión para revisar los
hechos personales pasados y los criterios utilizados, para así poder realizar una adecuación a
nuestra conducta y que amerite un nivel superior. La mejor manera de alcanzar estos niveles
superiores es la meditación mediante la cual podemos captar y asimilar los valore superiores y
los comunitarios que influyen en la vida humana.
4. NECESIDADES DE UN CÓDIGO DE ÉTICA PARA EL PROFESIONAL.
Tomando el vocablo en el sentido estricto, llamamos profesión a una actividad ejercida por el
ser humano, caracterizada por tres cosas: - Un gran volumen de conocimientos especializados
que se adquieren generalmente en una Universidad, - Un entrenamiento práctico en aplicar
dichos conocimientos, y - El reconocimiento de responsabilidades ante la sociedad y el medio
ambiente, ante los usuarios de los servicios profesionales y ante otros miembros del gremio
correspondiente.
Los códigos de ética profesionales son una derivación práctica de algún sistema filosófico
axiológico, en donde valores tales como: honradez, justicia, igualdad, salud, seguridad,
bienestar público y respeto a la naturaleza son la base de los actuales códigos.
Se puede decir que todos ellos están basados en una ética deontológica, principios, normas y
regla.
La decisión ética, todo comportamiento moral comienza con una decisión (que también es el
primer acto voluntario). Dicha decisión genera una acción donde el hombre se hace causa, se
identifica y se compromete. Por medio de la intención motivada inaugura un camino de acción
sobre un proyecto futuro. En su decisión se enfrentan instintivamente todos los valores y que
por medio del consentimiento dan origen al surgimiento de algo nuevo.
De acuerdo con todo lo anterior, la ética profesional es una rama de la filosofía moral,
encaminada a establecer las normas que deben regir el comportamiento de las personas que
practican una profesión, dentro del propio ejercicio de la misma.
Citando a Fernando Sodi Pallares, "La acción que no revela la luz de la razón, es ciega; la razón,
sin acción, es estéril". Si los códigos de ética profesional tienden a ser conjuntos de reglas
establecidas por los gremios para normar las acciones de las personas que ejercen una
profesión, es válido preguntarse cuál es la luz de la razón que los ilumina o, lo que es lo mismo,
cuál es el sistema filosófico que les da origen y sustento.
De una manera general, los distintos sistemas éticos elaborados por los mejores pensadores
de la humanidad, pueden clasificarse en tres grandes grupos: Las llamadas éticas de bienes o
de fines, Los sistemas denominados éticas formales y Las éticas materiales axiológicas.
Mucha gente rige su vida diaria por un comportamiento que cae dentro del sistema
Hedonístico, correspondiente a una ética de bienes en la que se considera el placer como el
bien máximo al que tiende la naturaleza humana. Otras personas atienden más bien a un
eudemonismo, que considera que el fin último del hombre es la felicidad (Aristóteles); el
sistema ético de Santo Tomás de Aquino es un eudemonismo teocéntrico, que postula para el
hombre, como fin último, el Bien Supremo, el Bien Absoluto, cuya posesión será la felicidad a
la que tiende el ser humano. Creo que la ética profesional, tal como la conocemos y la
manejamos, no procede propiamente de ninguno de estos sistemas filosóficos.
Hablando ahora de los sistemas éticos formales, el más representativo y, más importante, es el
debido a Emmanuel Kant, contenido en su "Crítica de la Razón Práctica". La ética kantiana
considera al deber fundado en el deber mismo, en la pura obligación; el deber es autónomo e
independiente de cualquier bien que pudiera ser el inspirador de la norma reguladora del
comportamiento. Los códigos de ética profesional tampoco parecen tener como fundamento
una filosofía con ésta, que se resume en la expresión de Kant: "actúa siempre de tal manera
que tu acción pueda ser mirada como Ley Universal aplicable a todos los casos semejantes".
Al investigar sobre los contenidos de los diversos códigos de comportamiento profesional, se
observa que de una manera más o menos implícita se hace referencia a algunos "valores", en
el sentido filosófico del término. Max Scheler ha postulado todo un mundo axiológico
(referente a los valores) que rige al mundo de la conciencia moral. Los valores son cualidades
puras, que tienen existencia propia, y que se ofrecen al ser humano a través de su percepción
emotiva, de una manera jerarquizada. Scheler propone la siguiente jerarquización:
Lo santo
Lo espiritual
Lo noble
Lo agradable
Los valores referentes al desarrollo de la personalidad, al conocimiento, a la belleza, y a los
valores sociales tales como la solidaridad, la prosperidad de la nación, la cohesión social, etc.
caerían dentro de los valores de lo noble, según la terminología sheleriana.
"La honradez, la justicia y la cortesía forman una filosofía moral que, asociada con el
mutuo interés entre los hombres, constituye el fundamento de la ética. El administrador debe
reconocer esto como norma, no para su observancia pasiva, sino como un conjunto de
principios dinámicos que guíen su conducta y su forma de vida. Es su obligación practicar su
profesión de acuerdo con estas normas de ética".
5. LA ÉTICA Y EDUCACIÓN.
Introducción
En la época de hoy nos encontramos con estructuras que se encuentran sumergidas en
una crisis que está planteada a todo nivel: Económico, Político, Educativo, (Sector al cual se le
endosa una alta cuota de responsabilidad), Religioso, Militar, Gremial, e incluso de orden
Moral. Muchas personas manifiestan que la solución a esta diversidad de crisis se puede
abordar desde un punto de vista educativo fundamentalmente.
La ética y la educación son conceptos que se unen entorno al ser humano, ya que este es
esencialmente personal y comunitario. Podríamos decir que el ser humano satisface a
su naturaleza cuando establece relaciones de sentido con la humanidad por medio de
las comunicaciones, puesto que, está en su esencia. Educación proviene del vocablo educere,
que significa conducir, guiar y también sacar hacia fuera, desarrollar lo que está implícito,
además también consiste en lograr que una persona haga, por sí misma, lo que debe hacer lo
que constituye a los valores educativos que se nos entrega desde infantes siendo estos muy
fundamentales. Es decir, la educación muestra el modo en que podemos lograr lo propuesto
en la normativa, en tanto, la ética dicta que es lo que hay que hacer. Tanto la ética como la
educación se combinan de forma viceversa.
Este conjunto de educación y ética juega un papel fundamental en lo que es la construcción de
un cambio para nuestra sociedad ya que ciertamente la ética regula necesariamente la
actividad educacional, convirtiendo a la educación en la dimensión perfeccionadora de todas
las otras estructuras de la sociedad en la que vivimos.
La educación y la educación ética son partes imprescindibles de cualquier formación humana.
No se puede formar solamente a las personas desde el punto de vista laboral; formarles para
que sepan apretar botones o para que cumplan funciones más o menos gestoras, sin haberles
formado la capacidad de convivencia y ciudadanía, que no surge naturalmente de las personas.
Por eso partiremos explicando textualmente lo que es ética y lo que es educación para luego
definirlos en conjunto .La ética es la ciencia que, al estudiar la conducta humana en cuanto al
deber ser, traduce sus principios a exigencias prácticas que deben regular cualquier actividad,
incluyendo el estudio de la misma. Esta exigencia, es tan importante que, al normar desde un
comienzo de las actividades se genera una paradoja que implica, por un lado, una
responsabilidad inmediata práctica, traducida a la buena o correcta voluntad de actuar bien y,
por otro, la posibilidad teórica de descubrir principios éticos que pudieran contradecir
la conducta eventual relacionada con tal estudio. En otras palabras, la conciencia moralmente
recta puede, eventualmente, contraponerse a una conciencia éticamente errónea.
De la ética surge el fundamento teórico de la moralidad de los actos humanos. Sin embargo, la
moralidad es una exigencia que ha derivado de las costumbres de los pueblos y se impone por
la conciencia moral nacida de esas costumbres. Esto suele llevar a erróneas conclusiones
en torno a la universalidad de los principios éticos, al confundirse los ethos culturales con
principios subyacentes que implican necesariamente una conciencia recta aunque, jamás,
absolutamente verdadera; pero, tampoco, plenamente falsa, como puede apreciarse en las
diferentes culturas. Es esa conciencia moral la que obliga a actuar responsablemente con
el conocimiento ético de que se dispone en una determinada cultura y tiempo histórico. De
esta forma, si la ética en cuanto ciencia se atiene a los principios de neutralidad objetiva, la
eticidad de los actos humanos obliga a actuar responsablemente siempre.
6. IMPORTANCIA DE LA ÉTICA.
La ética es muy importante porque se refiere a las costumbres y a la conducta humana, es
decir que trata del comportamiento de las personas, además tiene quever con los valores de
cada persona. La ética nos enseña a comportarnos en la sociedad, también nos enseña los
valores. Porque cada persona debe ser formada con base fundamental en la ética, a
saberrespetar los derechos y valores de cada persona, tratarlas de igual manera a todas dentro
de la sociedad sin importar el estatus social de cada persona.Aunque en estas épocas, la ética y
la moral se han ido perdiendo ya que a las personas ya no les importa la formación de las
nuevas generaciones. Por ejemplo hoy en día a los padres ya no les interesa tanto, enseñarles
a sus hijos la ética y los valores por dedicar su tiempo en otras cosas, podrían ser materiales.
Por eso la ética es muy importante porque desde de un principio sirve para la formación de las
personas dentro de la sociedad y desenvolverse en ella.
El hombre a través de su vida va realizando actos, la repetición de los actos genera actos y
hábitos que determinan las actitudes. El hombre de este modo, viviendo se va formando así
mismo. El carácter como personalidad es obra del hombre, es su tarea moral, es el resultado
de su carácter moral para toda su vida, esto es a lo que definimos ética.
Todos debemos tener un comportamiento correcto en cada momento de la vida ya que se nos
presentan situaciones en las que hay que tomar decisiones analizando lo bueno y lo malo de
ellas, para así no perjudicar a los que nos rodean.
No sólo en situaciones morales sino en todas ya que lo moral va en cada cosa que hacemos. De
aquí sale la importancia de asegurarse que lo que uno haga sea lo correcto.
Tener una buena formación ética hará que se logre ser una mejor persona y ser mejor,
significará que puedan llegar a ser modelo para otras personas. Sí hacemos malas acciones
puede llevar a que las personas que te rodeen hagan malas cosas de manera que ser éticos no
solo te beneficiará a ti sino a lo demás. Otro ejemplo es la juventud de hoy la cual tiene que
preocuparse por recibir una buena formación ya que somos el futuro y de donde todos nos
beneficiaremos o perjudicaremos.
Tomando aquello y volviendo a la ética, el hombre está llamado a realizar actos buenos. Los
cuales nos son guiados, por medio de la conciencia. La cual nos clarifica, que actos son
correctos e incorrectos. Por lo mismo, es que debemos tender, a las virtudes. Las cuales son
hábitos, que nos hacen más perfectos. Ya que toda rama de la filosofía, al igual que la ética,
tienden a la perfección del hombre. A la finalidad de este, mirada desde una de estas ramas.
Por qué las virtudes, ya que la ética señala, que la felicidad, es el fin último del ser humano. La
cual se consigue, por medio de la perfección del actuar del hombre.
La política
1. ANTECEDENTES DE LA POLÍTICA.
Se considera que los inicios de la política se remontan al neolítico, cuando la sociedad
comienza a organizarse en un sistema jerárquico y ciertos individuos adquieren poder sobre el
resto. Antes, el poder simplemente residía en el que tenía mayor fortaleza física o en el más
inteligente de un grupo. Algunos teóricos aseguran que este tipo de organización también
podría ser considerado como una forma de política, por lo que ahí caeríamos en la definición
de que la política es tan antigua como la propia humanidad.
Ética mínima.
Siempre han surgido confusiones entre la ética y la moral.
Dice Cortina, que en una sociedad democrática y pluralista tiene sentido no inculcar en los
jóvenes la imagen el hombre ideal, imagen solo admitida como tal por algunos grupos que la
componen, pero que tampoco la sociedad debe renunciar a transmitirle actitudes sin las que
es imposible la convivencia democrática.
De allí la importancia de explicitar los mínimos morales que una sociedad democrática debe
transmitir: que son principios, valores, actitudes y hábitos a los que no se puede renunciar,
pues hacerlo seria renunciar a la vez a la propia humanidad. Tal vez no responde o no puede
responder a todas las aspiraciones que compondría una moral de máximos, pero es el precio
que hay que pagar por pretender ser transmitida a todos.
La diferencia entre moral y ética seria la de considerar que la moral democrática es una moral
de mínimos y la ética filosofía, moral.
Los docentes de ética suelen ser confundidos con moralistas, pero no es tarea de la ética
indicar a los hombres lo que deben hacer. Tampoco son historiadores (aunque historie la
ética); aun cuando la ética no pueda en modo alguno prescindir de la moral, la historia, el
análisis lingüístico, la ética tiene su propio quehacer y solo como filosofía puede llevarlo a
cabo: solo como filosofía moral.
Ética como filosofía moral:
La ética se distingue de la moral, en principio, por no atenerse a una imagen de hombre ideal,
aceptada como tal por un grupo concreto, pero también es cierto, que el transito de la moral a
la ética implica un cambio a nivel reflexivo, el paso de una reflexión que dirige la acción de
modo inmediato a una reflexión filosófica, que solo de forma mediata puede orientar al obrar.
La ética tiene que considerar el hecho de que el mundo humano resulta incomprensible si se
elimina la moral. La ética, pues, a diferencia de la moral, tiene que ocuparse de lo moral en sus
especificidad, tiene que dar razón filosófica de la moral; como reflexión filosófica se ve
obligada a justificar teóricamente porque hay moral y debe haberla. O bien confesar que no
hay razón alguna para que no la haya.
En el mundo de la vida son las preferencias, las tradiciones, los modelos que inspiran
confianza, o las instituciones quienes mueven la actuación humana, y solo en contadas
ocasiones uno reflexión explícitamente argumentada dirige el obrar.
Si bien la reflexión filosófica solo alza el vuelo al anochecer, no es menos cierto que un
distanciamiento con respecto al mundo cotidiano, destinado a construir una fundamentación
serena y argumentada, permite a los hombres a la larga adueñarse de si mismos, superar esa
voluntad del esclavo, como dice Hegel.
El quehacer ético consiste, en tomar el mundo moral en su especificidad y en dar
reflexivamente razón de el, con objeto de que los hombres crezcan en saber acerca de si
mismos, y, por tanto en libertad.
La pregunta seria ¿que rasgos configuraron el perfil del hombre que puede tener vocación
ética?
Ética como vocación:
El quehacer ético se sustenta sobre dos pilares, sin los cuales se equivoca en su
objetivo: el interés moral y la fe en la misión de la filosofía.
El ético vocacionado es el hombre al que verdaderamente le preocupa el bien de los hombres
y que confía en que la reflexión filosófica puede contribuir esencialmente a conseguirlo. Sin
estos pilares, el ético profesional es cualquier cosa menos un ético vocacionado.
Es preciso conceder a Kant y a la Escuela de Frankfurt, sobre todo a sus últimos
representantes, que la razón no es neutral, que en cada ámbito del saber se ponen en juego un
interés objetivo, sin el cual su meta es errónea.
Quien no ingresa en la comunidad de los científicos movidos por el interés en la verdad, sino
solo por motivos subjetivos, renuncia seguir la lógica de la ciencia, el ético al que no preocupa
el bien de los hombres renuncia a descubrir la lógica de la ciencia, el ético al que no preocupa
el bien de los hombres renuncia a descubrir la lógica de la acción. Si solo posee móviles
subjetivos, si únicamente estos objetivos (necesidad, oportunidad de la situación, afán de
prestigio, de casualidad) son los motores de la reflexión, es imposible que el presunto
filosófico de razón de la realidad moral, desentrañe la lógica de la acción.
Tampoco puede olvidarse como el cientifismo y el positivismo de todos los tiempos han
sumido a la razón práctica. Han venido demostrando que el mundo moral no es el de lo
irracional, sino que tiene su lógica particular, pero no han considerado la razón plenamente
humana, interesada y sentimental. Solo una razón com-pasiva o compadesciente, a través de
la vivencia del sufrimiento, del ansia de felicidad, asombrada por la injusticia tiene fuerza
suficiente para desentrañar la lógica de Este ámbito misterioso.
Indudablemente la conciencia que nuestra época tiene de la moralidad no es unitoria. A través
de ella se expresan valoraciones diversas, que en ocasiones, parece situar al ético en las
puertas del relativismo.
No solo los “primeros” y “terceros” mundos generan necesidades y preferencias distintas,
también los distintos grupos de edad, las agrupaciones profesionales, etc. Bosquejan
diferentes ideales de vida.
A pesar de todas las heterogeneidades, a pesar del tan loado “derecho a la diferencia”, existe
una base moral común, que a su vez, justifica el deber de respetar las diferencias, es el
reconocimiento de la dignidad del hombre y sus derechos.
El escepticismo o relativismo, resultan en verdad insostenibles en la vida cotidiana, porque
nadie puede actuar creyendo realmente que no existen unas opciones preferibles a otras, o
que la maldad del asesinato y la tortura dependen de las diferentes culturas. El escepticismo y
el relativismo, llevados al extremo, son típicas posiciones construidas de espaldas a la acción
real, no reconocen los derechos humanos.
Por su parte, el emotivísimo destaca el papel de la sensibilidad en el mundo moral frente al
intelectualismo y excesivo racionalismo que han dominado en algunas corrientes éticas. El
emotivísimo no justifica el respeto “al lejano”, a aquel que de nada dice sobre las emociones
individuales, ni aclara como actuar frente a quienes provocan un verdadero rechazo. Aun mas
se complica la cuestión si, aceptando como única guía la sensibilidad, se pretende identificar el
bien con la belleza.
Los reduccionismos, con su oponiencia de cientificidad, con ese sentimiento de superioridad
frente a los ignorantes que creen en la misión especifica de la filosofía y en el derecho de los
hombres al bien, se empeñan en explicar el debe moral en función de lo que hay. Con ello
desembocan en un realismo conformista. Realismo radicalmente injusto con la realidad.
La moral, en buena ley, debe limitarse a un catalogo de consejos, que revisten la forma de “si
quieres esto, haz aquello”.
El realismo es miope ante la realidad; no solo porque los hombres no siempre actúan por
móviles subjetivos, sino por lo hay no es todo.
El tema de nuestro tiempo:
El interés por el bien de los hombres concretos, el objetivo de la ética, ha ido expresándose de
modos diversos en el curso de la historia, pero son dos dice cortina, las grandes preguntas que
preocupan a la ética.
• ¿Que se puede hacer para ser felices? Pregunta por el bien positivo
• ¿Qué se debe hacer para que cada hombre se encuentre en situación de lograr su felicidad?
Pregunta por el sustento indispensable del bien positivo.
La primera pregunta, surgió en el mundo oriental, recorre la ética griega y sigue dando sentido
a la reflexión medieval y al utilitarismo de todos los tiempos. Lo que en definitiva, importa a la
ética es la vida feliz, considerando que la idea de la vida feliz puede no ser idéntica para todos
los hombres desplaza el centro de la filosofía moral hacia el ámbito del deber ser. Si cada
hombre posee una constitución psicológica diferente, no cabe con respecto a la felicidad sino
aconsejar determinadas conductas y carece de sentido prescribirlas universalmente.
Frente al utilitarismo, que aboga por satisfacer las aspiraciones de toda la creación, cabe
recordar que la supervivencia de unos seres vivos exige irremediablemente el sacrificio de
otros, que solo existen las personas que deben poseer autonomía, esto como deber
universalmente exigible, autonomía que tiene que ser universalmente respetada, como
también sus ansias de felicidad.
Sin embargo, hoy en día el eje de la reflexión ética no se reduce a la felicidad, o al deber, sino
que intenta conjugar a ambos por medio del dialogo. Dialogo íntersubjetivos, tendientes a
dilucidar cual es el bien, ya que es un error pensar a los hombres como individuos capaces de
acceder en solitario, a la verdad y al bien.
Los hombres son un dialogo y solo por su mediación se puede desentrañar la felicidad. Para
expresar la autonomía humana, el dialogo permite a la ética situarse a medio camino entre el
absolutismo, que defiende unilateralmente una moral determinada y el relativismo que
disuelve la moralidad, entre el utopismo, que asegura la llegada inminente de un mundo
perfecto y el pragmatismo, que elimina toda utopía perdiéndose en la inmoralidad.
Entre absolutismo y el relativismo, entre emotivísimo y el intelectualismo, entre el utopismo y
pragmatismo, el tema ética de este tiempo consiste en conocer si el hombre es capas de
comunicarse, si es capaz de com-padecer.
Panorama ético contemporáneo
¿Tiempos de ética domesticada?
Los éticos también llamados filósofos morales, ya no se empeñan en reducir su tarea a conocer
como la gente emplea el término moral. La ética analítica del lenguaje, por una parte intenta
esclarecer el significado de los términos morales (bueno, recto, justo, etc.) Y por otra parte
impide que los filósofos morales confundan su tarea con la de los moralistas y se dediquen a
indicar al total de los mortales lo que deben hacer, ya que esta tarea compete a la moral y a la
religión.
Aceptando estos dos aportes del análisis lingüístico, un gran número de filósofos morales han
renunciado a considerar el análisis del lenguaje como le objeto de la ética y lo utiliza solo como
instrumento, como elemento para saber de que se va a hablar, pero si se introducen en el
terreno de la ética normativa, aunque no prescribe directamente lo que debe hacerse, lo hace
indirectamente. Esta es una época de éticas normativas frente a la ética descriptiva del
momento anterior.
Una mirada a la actual panorámica ética de la impresión de que es una época de ética
normativa, pero poco normativa. Esta impresión podría darse por el hecho de que el mapa
ético actual coincide “felizmente” con el trazado de los mapas geográficos socio- políticos.
En los países que hasta hace poco se llamaban del “Este” la ética marxista-leninista se ha
impuesto; en los anglosajones, el utilitarismo y el pragmatismo; en América Latina, la ética de
la liberación, mientras que en el oeste del continente europeo continua ocupando los primeros
puestos, la ética del dialogo.
La ética de liberación exige para los países latinoamericanos, un cambio personal y
sociopolítico radical, un cambio en toda situación de opresión.
El utilitarismo perdura en los países de democracia liberal, la ética dialogica en países
tendientes a la social democracia e incluso a la democracia radical, el marxismo-leninismo
como ética el oriente europeo no precisa comentario.
Esta coincidencia ética-geográfica-social-económica y política puede producir la impresión que
la ética, es una ética domesticada. Las éticas de esta época, poseen como patrimonio común a
los factores materiales y a los ideales. Y esta característica común, es solo una de otras, puesto
que resulta asombroso hasta que punto las éticas actuales han ido adquiriendo un cierto aire
de familiaridad, una cierta semejanza en la diferencia. Las distintas tendencias han adoptado
actitudes similares en puntos cruciales.
El utilitarismo: es la mas antigua de las doctrinas citadas, puesto que tiene su nacimiento en la
Grecia de Epicuro, época de crisis sociopolítica (finales del siglo IV a.C.), en donde no es
extraño que la pregunta moral se identificara con la pregunta por la felicidad individual: ¿Qué
debe hacer un hombre para ser feliz?. La respuesta indica que lo que de hecho lo mueve a
cualquier a actuar es el deseo de placer y la huida del dolor, la felicidad se identifica con el
placer, la bondad de una acción se mide por la cantidad de placer que puede proporcionar. El
utilitarismo, reelaborado por multitud de autores desde el siglo XVIII, permanece vigente en
los días actuales.
El utilitarismo no considera que lo moral este relacionado con poseer cualidades excelentes,
no identifica el ámbito moral con la realización del “ideal del hombre” y esta es una
característica de las éticas dominantes actuales.
Las éticas de hoy, de igual modo que el utilitarismo de todos los tiempos, se limitan a
fundamentos el hecho de que los hombres, e incluso todos los seres vivos, nacen con deseos o
aspiraciones, preferencias e intereses o necesidades.
La tarea moral en estos tiempos no consiste en la tarea del héroe que lleva al máximo su
humanidad, no es ética de perfección sino de la satisfacción, del máximo de satisfacción,
respecto a deseos, necesidades, intereses y preferencia,
Este afán por fundamentar la moral en hechos, huyendo de lo que destaquen las excelencias
humanas surge de diferentes causas, entre las que pueden destacarse dos por el momento: la
conciencia de “naturalización” y de “finitacion” y el deseo de encontrar para la moral un
fundamento objetivo, sobre el que se pueda argumentar.
La “naturalización” surge al comprobar que el hombre no es un ser dotado de características
casi sobrenaturales frente al resto de los vivientes, sino que es un ser natural entre otros,
precedente al igual que ellos de un mecanismo de la evolución, si en definitiva cada hombre
surge por evolución, no posee razones absolutas para legitimar sus peticiones, por ello
maximizar la satisfacción constituye la tarea moral. La moral se ocupa de maximizar, no la
satisfacción individual, sino la social. El carácter social del bien moral es una de las
características comunes a las éticas actuales.
Para cualquiera de las mencionadas anteriormente resulta inconcebible una meta moral que
no incluya al resto de los hombres, e incluso en algunos casos, de los seres vivos. Los seres
vivientes de acuerdo al utilitarismo desean el placer (hedonismo) y la constatación de que en
los hombres no solo existen sentimientos egoístas, sino también altruistas, sentimientos
sociales y que le muestran que el fin último no es el placer individual sino social. La satisfacción
de los sentimientos altruistas constituye uno de los mayores placeres para quien los cultiva
debidamente.
El principio de utilidad dice “lograr la mayor felicidad del mayor numero”, a la pregunta “¿Por
qué hay moral?”. Un utilitarista respondería: porque los seres vivos nacen con deseos y
aspiraciones, y porque un hombre sano goza de sentimientos altruistas que han ido
reforzándose junto con la actuación social. La aplicación del criterio de utilidad a la
organización sociopolítica da como resultado el estado benefactor de las democracias
liberales.
Intentar organizar los deseos y aspiraciones de todos los hombres, incluso de todos los seres
vivos, buscando el mayor bien posible y teniendo en cuenta que los deseos de unos y otros
están de hecho en conflicto, es uno de los problemas con los que se encuentra el utilitarismo.
El estado benefactor (sus gobernantes), deban ponerse en el lugar de cualquier hombre, saber
lo que le produce placer, ser imparciales, lo que los lleva a ser justos, posee información, en
virtud de la cual puede saber lo que es realmente posible para cada uno, y poseer la libertad
de actuar, el estado dista mucho de poseer estas características, de ahí que el utilitarismo se
encuentre en grandes dificultades con uno de los conceptos que no puede relegarse, el
concepto de justicia.
La aplicación del utilitarismo a la organización sociopolítica supone la ampliación de
la prudencia individual, pero esta virtud produce injusticias. Un individuo puede utilizar la
prudencia para distribuir como desee a lo largo de su vida las posibilidades de placer y dolor,
de modo que resulte una existencia lo mas placentera posible, sin embargo a la hora de aplicar
este principio a la sociedad es importante que el dolor y el placer se repartan entre distintos
individuos, no entre distintos momentos de la vida de un solo individuo.
De ahí que pueda lograrse una distribución óptima, que la justicia este presente. En lo que a
este aspecto concierne, las restantes concepciones éticas parecen situarse en las antípodas del
utilitarismo, porque consideran a la justicia como uno de los elementos angulares de la
construcción moral.
Corriente marxista-leninista: ve la luz en el siglo XIX con la aparición del materialismo histórico
y particularmente, del socialismo científico, recién a mediados del S.XX se configura como tal
concepción ética.
A pesar de que el marxismo cobra sentido por su referencia a la libertad futura y a pesar de
que, su mejor legado consista precisamente en construir una provocación moral en pro de la
justicia y de la construcción de la utopía, Marx Y Engel no pretendieron elaborar una ética
comunista.
Aun cuando no existe acuerdo entre los marxistas-leninistas en relación con el problema del
origen de la moral, la versión mas aceptada es la que se refiere a que los meros estadios de la
sociedad viven en una moral gregaria, en donde la libertad es ínfima, porque el hombre,
obligado a depender casi totalmente de la naturaleza, se encuentra casi totalmente
determinado por ella. El desarrollo de las fuerzas productivas y el nacimiento de la división de
trabajo abren el valor y significado del hombre como individuo, ya no necesita del grupo para
sobrevivir físicamente. Este cambio produce un cambio en la conciencia del hombre, esta
nueva situación comporta una nueva necesidad social: conciliar la conducta del individuo con
los nuevos intereses del todo social, una respuesta a esta necesidad social es la moral.
En este contexto surge una moral de las clases dominantes y una moral “humana común”,
representada por la mora de los trabajadores a lo largo de la historia: la moral comunista, dada
por aquella clase que lucha por el socialismo. Ella defiende los ideales de libertad, igualdad y
fraternidad, los intereses de esta clase coinciden con los de la humanidad.
La ética del marxismo-leninismo coincide, con las restantes éticas dominantes del momento,
es normativa, base de la satisfacción de los intereses sociales, identifica los intereses morales
con los intereses objetivos y estos a su vez, con los íntersubjetivos, pero también esta
concepción ética se encuentra en dificultades.
De entre los problemas pueden destacarse dos que han ocasionado muchas dificultades: el
problema de la libertad y el del acceso a la verdad moral.
Estas dos cuestiones no reciben el mismo tipo de tratamiento por parte de todos los éticos
marxistas-leninistas.
Una primera interpretación de las dificultades plantea que la case trabajadora decide cuales
son los intereses objetivos, pero queda anulada la libertad como posibilidad de optar, otra
interpretación plantea que son los expertos quienes determinan los intereses íntersubjetivos.
El hecho de que un grupo determine lo que la especie desea, suele suponer un riesgo de
dogmatismo.
Esta es una de las múltiples razones por las que dentro del mismo marxismo surgieron
reacciones diversas frente a la ética marxista-leninista, procedentes del “marxismo
humanista”, de un buen número de “revisionistas” y de grupos como la escuela de Frankfurt.
Ética dialogica: sus raíces se encuentra en la traducción del dialogo socrático, coincide con las
éticas anteriores, en ser una ética normativa, que posee fundamento para que haya moral y de
que debe haberla. Desde su perspectiva moral se considera que las necesidades e intereses
deben ser satisfechos, recuperando el valor del sujeto competente en una argumentación.
Efectivamente, las necesidades o intereses de los hombres constituyen el contenido de la
moral, necesidades e intereses que los distintos grupos humanos deben decidir, la ética
dialogica admite que sobre las cuestiones morales no caben argumentos, sino que dependen
de la arbitraria decisión individual.
La ética dialogica, considera que son los sujetos humanos quienes tienen que configurar la
objetividad moral. La objetividad de una decisión moral no consiste en la escisión objetivista
por parte de un grupo de expertos, sino en la decisión íntersubjetiva de cuantos se encuentran
afectados por ella. Por ser sujetos de la decisión puede exigírseles posteriormente que se
responsabilicen de ella. Para conocer que intereses deben ser primariamente satisfechos, para
que sea una decisión racional, argumentable, no dogmática, el único procedimiento correcto
para alcanzarlo es a través del dialogo, que culmine con un consenso entre los afectados.
Dialogo que debe ser equitativo, en donde se distribuyan simétricamente las oportunidades de
elegir y realizar actos de habla y donde se garanticen que los roles del dialogo sean
intercambiables, esto supone una situación ideal de dialogo. Que tal meta se alcance o no es
incierto.
Ética de la liberación: la necesidad de la utopía, de la objetividad, la exigencia de normatividad
y fundamentación son también caracteres de esta época.
No es una ética de la perfección individual ni entrega las decisiones morales en manos de
presuntos expertos, sino que son los mismos sujetos afectados quienes tienen que asumir la
dirección del proyecto moral.
Las anteriores éticas se encuentran muy bien vistas sociopoliticamente en sus respectivas
zonas, mientras que esta ética de la liberación, que justifica y apoya moralmente a quienes
luchan por los oprimidos, es acusado de inmoral por la moral vigente en los países donde se
desarrolla (Latinoamérica). El revolucionario no es solo un “fuera de la ley”, sino también un
“fuera de la moral”, siendo que su actitud esta legitimada, no desde el orden presente, sino
desde un futuro utópico que el mismo construye con su revolución.
La ética de la liberación toma los logros de las demás éticas, -- el hombre y en general todo ser
racional, existe como fin en si mismo, si el hombre no debe ser un ser humillado, esclavo,
abandonado y despreciado, los hombres que ante una situación son afectados están
legitimados moralmente para decidir.-- Y los transfigura en este momento actual con dos
elementos claves: la experiencia y la concreción. Es la experiencia de los oprimidos en la
concreta situación de América Latina la que exige que las virtudes morales se pongan al
servicio de los pobres, es la realidad de la explotación sufrida en carne propia la que ilumina el
proyecto hacia la utopía.
Cualquier dialogo grupal o nacional que no tenga en cuenta los intereses de los mundialmente
afectados, es inmoral e inhumano por naturaleza.
Por una ética filosófica
El ámbito de la ética
Se entiende por ética, de acuerdo a Aristóteles, como un “saber de lo práctico”, el saber de lo
práctico recae sobre cosas que pueden ser de otra manera. La ética tiene, pues, por objeto el
deber referido a las acciones buenas que se expresan en los juicios denominados “morales”
El objetivo de la ética: la concepción de moralidad
La cuestión ética no es de modo inmediato “¿que se debe hacer?” Sino “¿Por qué se debe
hacer?”
La ética trata de esclarecer si es acorde a la racionalidad humana atenerse a la obligación
universal expresada en los juicios morales, si hay algún sentido y en ese caso cual, en el que un
ser racional se halle obligado a “aceptar” principios morales o a reconocerlos y ponerlos en
practica a través de sus juicios y sus actos.
El objeto de la ética: la forma de la moralidad
Ya que la tarea de la ética consiste en esclarecer el fundamento por el que los juicios morales
se presentan con pretensiones de necesidad y universalidad, su objeto se centra en la forma
de la moralidad
El objetivo de la ética es el de hallar, si la hay, una razón suficiente de la forma moral.
La ética como parte de la filosofía
Ya que la tarea de la ética consiste en esclarecer las razones de la moralidad, es decir sus fines,
es importante su inserción en la filosofía.
Filosofía como “ciencia de la relación que tiene todo conocimiento con los fines esenciales de
la razón humana”, la filosofía se presenta como la disciplina que intenta esclarecer cuales son
los fines auténticamente racionales para el obrar humanos y la ética trata de determinar la
verdad del deber ser, por medio de conceptos.
La filosofía como sistema
Si la filosofía se propone el descubrimiento de la verdad, la pregunta por el origen y el sentido
de las expresiones no es la pregunta filosófica. Es necesario un método sistemático que
contenga las condiciones de coherencia en que pueda ser encuadrado racionalmente cualquier
conocimiento. Sistema, significa que lo particular se entiende mediante su relación con el
todo, la determinación de la verdad solo es posible en un sistema de relaciones, como también
las condiciones para la argumentación y la preferencia racional entre sistemas.
Los métodos de la ética
Métodos inadecuados
La ética no puede alcanzar la verdad de la forma moral sino como parte del sistema filosófico,
utilizando métodos filosóficos para lograr su objetivo.
Método descriptivo-explicativo aplicado a la moralidad, es propio de las ciencias sociales, su
objeto material pueden ser los contenidos morales, pero no poseen instrumentos para
justificar la forma de la moralidad.
El método utilizado por la historia de la moral en su tarea de conocer el origen histórico de
los conceptos morales para explicar y comprender el sentido que les corresponde, no puede
justificar racionalmente su verdad, su coherencia con el todo.
Tampoco tiene la ética por misión recomendar contenido moral alguno, su lenguaje no
es prescriptivo, sino canónico o normativo.
Otro método es el análisis del lenguaje, que adolece de grandes insuficiencias, y no ha
cumplido con sus objetivos. Los tres métodos de la filosofía analítica, mantener la neutralidad
de la metaética, aplicar consecuentemente el análisis del lenguaje cotidiano y caracterizar
claramente lo específicamente moral son inseparables pero la mera descripción de las
proposiciones no puede caracterizar lo normativo satisfactoriamente. El análisis no puede
justificar la verdad de los juicios morales.
Métodos adecuados
Puesto que el objetivo ético es el de ofrecer la razón suficiente de un “faktum”, el “faktum” de
la existencia de juicios con forma moral, se consideran como métodos adecuados los métodos
trascendentales. El punto de partida será siempre el hecho, las condiciones indispensables
para prestar al hecho coherencia racional.
El método trascendental, desde su descubrimiento por Kant, ha revestido diversas formas:
La ética dialogica: iniciada por el socialismo lógico de Pierce y continuada por Haberlas,
entre otros. Tiene como punto de partida el faktumrationis de la argumentación.
Incluye los siguientes supuestos:
• Que quienes argumentan hacen una opción por la verdad, lo cual significa que la
argumentación es imposible sin una opción moral.
• Que esta opción moral solo resulta coherente si quienes optan por la verdad postulan la
existencia de una comunidad ideal de argumentación, en lo que la comprensión entre los
interlocutores sea total.
• Que es importante promocionar la realización de la comunidad ideal de argumentación en la
comunidad real.
De ahí el principio moral de la transubjetividad, que dice “que todos las necesidades de los
hombres, como pretensiones virtuales, serán peticiones que se armonicen con las necesidades
de los restantes por medio de la argumentación.
la lógica trascendental: es, tanto que lógica, el intento de ofrecer los conceptos básicos,
precisos para concebir el faktum de la libertad.
Siendo el objeto de la ética la forma, la lógica trascendental expresa la razón suficiente de la
forma moral mediante un juicio material: “el hombre, y en general todo ser racional, existe
como un fin en si mismo”. Tal fin no es aquel al que todo tiende naturalmente, un fin al que
naturalmente se tiende que no es elegible, por lo tanto no es un fin moral.
el hecho de la moralidad relacionado con el discurso moral.
Un lenguaje moral recorrerá las siguientes fases:
Análisis del uso lógico de las expresiones y juicios a las que denomina morales
Intento de esclarecer tales características mediante categorías de disciplinas no éticas.
Determinación de categorías éticas (bien, fin, felicidad, libertad, deber, persona) necesarias
para concebir las características del lenguaje moral
La fase última es la más delicada, pues trata de establecer el fundamento de la moralidad.
Ventajas del método sistemático
El método propuesto pretende ofrecer solución para dos de los grandes problemas de la ética:
Ofrecer el marco para una argumentación universal práctica, y el criterio para la preferencia
racional entre códigos morales.
La argumentación universal entre sistemas morales no se logra si cada uno permanece
inconexo y no busca el marco más amplio de un sistema universal, ya que cualquier juicio
moral viene implícitamente o explícitamente sustentado por un sistema.
Urgencia y dificultad de una argumentación racional de la moral
La tarea mas urgente, encomendada actualmente al pensamiento humano, es la de
fundamentar racionalmente la moralidad, estableciendo la base de una moral universal
Al pensar en la relación ciencia-ética en la moderna sociedad industrial, surge una situación
paradójica, por una parte la necesidad de una moral universal, nunca tan vigente, dada las
consecuencias de la ciencia, que repercuten en el obrar humano. Pero, distinguiendo en
relación con los efectos del obrar entre micro ámbito (familia, pareja, vecindad) meso ámbito
(política nacional) y macro ámbito (toda la humanidad) se comprueba que las normas morales
todavía acentúan el ámbito intimo.
Los peligros de la civilización técnico-científica se localizan en el nivel del macro ámbito,
porque amenazan a toda la humanidad en su existencia.
Aquí la paradoja, nunca pareció tan difícil la tarea de una fundamentación de la moral y
merced a la ciencia, porque ella posee la característica de la “objetividad”, identificándola con
la “neutralidad” o “libertad de valores”.
Doctrina que propugna que el conocimiento humano es incapaz de alcanzar verdades
absolutas y universalmente válidas:
el relativismo afirma que el conocimiento humano solo tiene por objeto relaciones.