excodra xxii la vida
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ÍNDICE
Editorial
Prosa
Espacio disponible, Franco Chiaravalloti
De Rosa, Carlos Moya
Impresiones al hilo de una visita al geriátrico, David Martínez Garrido
Domingo, Diego Luis Sanromán
Jardín de mundo, Náyade Quero Rocamora
Contrastes, Beti Mármol
Poesía
Seis poemas, Ana Patricia Moya
Cuatro poemas, Carlos Barbarito
La vi, Cristina López Lumbreras
A donde se respire limpio, José Manuel Vara
Dádiva, Divaga y Olvida, Juan Trigo
Bien, Vida, hablemos, Montserrat Gonzalvo Soro
El navegante, Toni Quero
Pintura
Angie Carretero
Graciela Bello
Fotografía
Leyre Giménez
Entrevista
Manuel Astur
EDITORIAL
Acercándonos a nuestro cuarto aniversario, en Excodra XXII, hablamos sobre
La vida. ¿Qué es? La respuesta, por supuesto, entendemos que es múltiple.
Infinitas ópticas desde donde aprehenderla, desde donde sentirla. Aquí no
encontraréis la respuesta única y definitiva sobre qué sea la vida, pero sí un
buen racimo de buenos espejos donde verla reflejada, impresiones,
reflexiones, acercamientos, la forma de sentirla en determinados momentos.
Os dejamos aquí con unas tiernas e inquietantes horas de vida por leer y ver.
Disfrutarlas. Disfrutarla, claro, la vida. Que es un ratito.
Salud.
PROSA
Espacio disponible
Me llamo Obdulio Basualdo y soy publicista. Bueno, en la práctica ya no ejerzo
la profesión, pero de alguna forma lo sigo siendo, no sé si en un plano mental
o más bien espiritual. Durante mi dilatada carrera he creado conceptos para
vender una amplia variedad de productos, desde jamones a callicidas, de
mancuernas de gimnasio a novelas históricas, de candidatos políticos de
derecha hasta medicamentos para caballos cojos. Soy un prostituto, voy allí
donde me paguen más. Con la diferencia de que antes tengo que trabajar y
después sí puedo cobrar.
Soy publicista, es la profesión que he elegido y la que me da de comer. Y debo
confesar que en determinados círculos sociales siento vergüenza al
mencionarlo. Me he encontrado con muchas personas que, cargadas de
prejuicios, esgrimen un gesto de desaprobación al escuchar mi respuesta a la
pregunta "¿A qué te dedicas?". Estas personas la consideran una profesión
frívola, superficial, ajena a toda ética. La desprecian y por antonomasia acaban
despreciando a quienes se dedican a ella. No voy a negar que más de una vez
me he sentido desairado.
–¿A qué te dedicas?
–Soy publicista.
(Silencio de dos o tres segundos).
–Ah –respuesta que cierra la charla o la deriva hacia otros temas.
Estos individuos (que a ojos de un publicista de raza son sólo 'consumidores', o
bien 'target') confiesan con fervor que jamás han sido influenciados por el
accionar de los mensajes publicitarios, que no hacen caso a los comerciales de
televisión, que en el cine miran para otro lado cuando ponen los anuncios
previos, que en el supermercado eligen a conciencia. Y mientras lo dicen, se
alisan la solapa de su camisa Tommy Hilfiger o se pasan los dedos por su
cabello lavado con Head and Shoulders.
Es que la frivolidad es una sutil telilla que nos suele cubrir de arriba abajo sin
que lo advirtamos, y los publicistas somos los productores de esa telilla. Por
eso, incluso gente que defenestra la profesión, en su fuero interno siente una
pequeña fascinación hacia nosotros. Muchos piensan que ser publicista es
levantarte a las once de la mañana, ir a trabajar con barba de tres días,
sentarte en tu asiento con los pies sobre la mesa y liarte el primer porro del
día, ver tu correo, algo de pornografía, escribir un par de ideas geniales que se
te ocurren en sólo diez minutos de brainstorming –después de haber leído
el briefing en diagonal–, y de vuelta a casa. O en vez de volver a casa, visitar
algún local nocturno para alimentar la vida frívola y cargada de compromisos
sociales, de chicas con vestidos que enseñan la espalda y de largas copas de
champaña.
Sin embargo, considero que en general los publicistas de hoy no tienen puta
idea de la ametralladora que empuñan a diario. Un verdadero "manipulador
de conciencias" debe saber tanto eslóganes de sociología, tuvo que haber leído
El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer tanto como
Marketing Management de Philip Kotler, es su deber conocer el Adobe
Illustrator tanto como la obra pictórica de Jasper John o los poemas de
Novalis...
Pensarán que soy un iluso, sí. Hasta un estúpido. Pero la realidad es que un
publicista hoy ni siquiera sabe si la palabra "fue" va con o sin acento, si la
capital de Uzbekistán es Tashkent o Almaty, no saben siquiera diferenciar cuál
es el pistilo en una flor. Y estas gentes –yo era una de ellas– moldean
conductas de una manera tan fácil que resulta increíble pensar que sesudos
catedráticos universitarios también lleguen a caer influenciados por los
anuncios de estos descerebrados.
Pero es así, hoy es increíblemente fácil manipular. La gente puede ser cauta,
puede llegar a filtrar conscientemente la información que recibe, pero si a esa
misma gente la dejamos de llamar "gente" para llamarla "consumidor",
entonces pasa a ser un subnormal capaz de tragarse cualquier gilipollez. En
cierta ocasión, mientras dialogaba sobre este tema con el doctor F. C. –un
respetado analista político de la Universidad de Deusto– comentábamos
precisamente lo fácil que es moldear a gusto e piacere a las masas. El doctor C.
me expuso su preocupación por la falta de discernimiento de la sociedad ante
los diferentes estímulos que recibe.
–La gente se traga todo, Obdulio –me decía–. Si Nike o Dow Chemical se lo
proponen, podrían organizar unas nuevas Cruzadas para recuperar una Tierra
Santa ya recuperada, o vituperada, con pipas o rombos rojos en las banderas
en lugar de cruces.
Quise despejar una duda, le pregunté la hora.
–Las siete y quince –me dijo con despecho.
–¿Por qué lleva un Rolex en la muñeca?
Se quedó en silencio unos minutos. Articuló una respuesta y contestó:
–Es que... me da la confianza de que tengo la hora exacta.
–Pero un reloj que cuesta cincuenta euros también se la puede dar. Y sin ir
más lejos, el campanario de aquella iglesia cumple la misma función que su
Rolex.
Se despidió con un nervioso apretón de manos y desapareció entre la
muchedumbre. O, mejor dicho, entre la masa.
No sé si se debe a mi condición de publicista, pero a veces el hecho de declarar
mi profesión me ha dotado de éxito ante las mujeres. Creo que porque se
piensan que pueden tener un rollo con un tío liberal, promiscuo, que tiene un
automóvil sport descapotable, que lleva un jersey sobre los hombros todo el
día y se peina con fijador. A las mujeres les encantan los hombres con jerseys
sobre los hombros que se peinan con fijador. De esa forma he conocido
polacas, danesas, israelíes, portuguesas, coreanas. Me las follaba, y como
profilaxis, más que látex utilizaba la tan valiosa telilla de frivolidad.
Pero poco a poco empecé a sentirme como un árbol seco: intentaba estar
erguido el mayor tiempo posible, con este frívolo talante, pero la más mínima
ventisca podría tirarme abajo. Un día fui consciente de que sentía el sabor de
mi saliva más amargo que de costumbre, mis pasos camino a la agencia eran
más lentos, mis ideas no salían con la misma sensación de eyaculación de
siempre. Y algo raro me sucedió.
Fue en la discoteca Elephantus. Me estaba bebiendo un gin tonic y entablé
conversación con una chica que dijo llamarse Olga. Olga era rubia, esbelta y
lucía una minifalda que le dejaba al descubierto las rodillas.
–¿Cuál es tu nombre?
Tomé un sorbo antes de responder.
–Mi documento dice Obdulio. Su etimología es árabe y significa "Servidor de
Dios". Pero yo estoy destinado a torcer el destino, y como no sirvo a otro Dios
que a mí mismo, me hago llamar Valentino, que significa "fuerte y saludable".
–Cuántas veces me había dado buenos resultados esa perorata que hoy me
parece tan mema.
Olga permaneció absorta. Repliqué:
–¿Y tú, dulzura, cómo te llamas?
–Olga– respondió Olga.
–¡Hechizante! –me apresuré a responder–. Es corto, recordable, fácil de
pronunciar. Tiene dos vocales y dos consonantes, casi te diría que es la
perfección hecha nombre. Además es evocador. A mí me transporta a lejanas
estepas rusas, llenas de pinos nevados y casas con chimeneas humeantes.
Siguió absorta. La conversación se hundía.
–¿A qué te dedicas?–. Recurrí a la salvadora pregunta cliché cuya respuesta no
me interesaba, sólo la formulé para reflotar la charla y seguir en mi afán por
follármela.
–Soy peluquera –respondió Olga.
–Ah –respondí con la respuesta que tantas veces me habían dado a mí. De
pronto advertí que no me sentía cómodo. Supuse que vendría la pregunta de
rigor, me asusté, me quedé en blanco. Y la pregunta de rigor llegó:
–¿Y tú a qué te dedicas?
Le di un sorbo al gin tonic. Me atraganté.
Carraspeé.
–Soy... ingeniero agrónomo.
Ése fue el primer quiebre. No sé por qué pensé que si le decía la verdad iba a
fracasar. La tía estaba buena y no quería desaprovechar la oportunidad. Pero
de repente ya dejó de importarme Olga, el gin tonic y el Elephantus. Me
levanté, le pedí disculpas y le dije que volvería en cinco minutos. Salí de la
discoteca, me tomé un taxi y fui al mar. Allí, frente a la escollera, escuché el
golpeteo de las olas sobre las rocas, dejé que la reconfortante brisa del verano
me acariciara las mejillas, olí el olor a sal y a mar. Allí no había olor a
frivolidad. Ni a porro, ni a gin, ni a perfume Touch of Pink de Lacoste, ni
tampoco veía burbujas de Möet, ni vestidos que enseñaban espaldas.
No creo que le ocurra a mucha gente en el mundo esto de sentir que un dios o
un destino omnipotentes tecleen al mismo tiempo el CONTROL, ALT y
DELETE de nuestra conciencia y nos haga empezar desde el primer casillero.
Después de esa noche regresé un par de veces a la agencia, pero con una
indiferencia que llamó la atención de mi jefe. Entré al sistema y cancelé todos
los archivos de los trabajos de los últimos cinco años en la compañía. Nadie
sabía que yo tenía acceso al disco duro y eliminé también los archivos
privados, las sesiones de fotos, los Illustrator e InDesign. Metí en la picadora
de papel ideas que en su momento me habían parecido geniales pero hoy las
veo absurdas. Arranqué de la pared el póster del Marlboro Man de David
Ogilvy, lo hice pedacitos y lo tiré a la basura. Salí y llamé a un par de amantes
para despedirme. De todas solamente quedé con Lee, una coreana con un sexo
bestial. Lee me dio un beso tierno cuando abordé el tren. Viajé seis horas hacia
el norte. Llegué a una estación de mala muerte y caminé otras seis horas entre
la pradera. Encontré la cabaña, un viejo gordo que lucía un gorro de paja me
recibió y me dio una pala: había que empezar cavando un surco junto a las
plantaciones de tomates. Por la noche me enseñó la chabola en la que viviría y
el pequeño trozo de tierra en el que podría plantar lo que yo quisiera. Por
supuesto, había pensado en plantar marihuana, pero el aroma de los tomates
en esta zona es tan intenso que creo que voy a cambiar de semilla.
FCh
De Rosa
Cada noche, mientras Ella, leyendo apenas unos versos descansa recostada en
el sillón, él baja aquellos siete escalones que llegan hasta el sótano, toma de
un estante, de la contigua bodega, uno de aquellos herméticos frascos de
cristal entre sus manos y sentado frente al fuego rescoldado, escoge unas
hebras verde musgo sobre la palma de su mano. Con ellas va liando con
cuidado y esmero cada uno de los seis cilindros que a continuación guarda en
el interior de una pitillera de plata grabada con su nombre, Ella. En el estéreo
suena su música preferida, la de Ella, de Ella para compensar con el ritmo
encerrado en cada canción la ausencia de su voz. Prepara otro, ese que
siempre va algo más cargado, y como sí, una alarma silenciosa advirtiese de la
hora, Ella desciende la escalera con un aromático brebaje hirviente caldeando
sus entrañas, toma ese último liado, y con gesto ausente, lo sitúa entre sus
labios. Él busca anhelante descubrirla entre su mirada brillando de nuevo en
el interior de sus pupilas y aguarda, a que una sonrisa dibuje esas queridas
arrugas tenues en el marco de sus ojos. Mientras solícito le ofrece fuego.
Contempla como aspira el humo agrio, refrescante y la vaharada gris y azul
que la envuelve como un halo admirable, cual si una cortina de paz se
desplegará a su alrededor. Sabe que poco después, con paso cansado
desaparecerá arrastrando su esperanza. Ella asciende muy despacio los
peldaños que la conducen hasta el lecho que tanto amor contuvo. Y Él se
queda pensando en que mañana deberá; mientras Ella, su ella, recibe en sus
venas el tratamiento de venenos y tóxicos; ir a buscar ese pan tan especial,
recién horneado, el de la corteza dorada y con el corazón blanco y esponjoso y
rellenarlo luego con justa generosidad, con tomate, aceite y jamón curado.
Para que a la salida del hospital, satisfaga Ella el hambre artificial que
propiciará otra nueva aspiración del humo prohibido.
CM
Impresiones al hilo de una visita al geriátrico
Me entero por su tercera y última ex mujer. Enrique, uno de mis maestros en
la vida, acaba de salir del hospital para ser devuelto a la residencia. Sus
úlceras de estómago han vuelto a escupir sangre a chorros. Desde que dejó la
bebida, no han parado de ingresarle. A veces parece como si las facturas del
pasado llegaran todas juntas de golpe.
Diez años atrás, era un jugador profesional con una habilidad mágica en lo
relativo a las carreras de caballos. Un alquimista que conseguía conectar en
sueños con la mente de aquellos extraños animales, igual que los antiguos
indios yaquis. Al comenzar la temporada, subía al hipódromo de Lasarte y,
siempre que podía, se escapaba a Francia, el país de los grandes premios.
Juntos traducíamos el París Turf y juntos analizábamos los partants, para
después diseñar estrategias, complicadas como puzzles, disparando en la
oscuridad mientras escuchábamos bebop. Más allá de las herramientas
convencionales, inventamos métodos nuevos, cercanos al misticismo.
Formamos el clásico tándem de viejo maestro y joven discípulo, pero en
realidad, él era infinitamente más joven que yo. Sí, Enrique ejerció en mí una
influencia poderosa.
Aunque es filólogo, le importan tres cojones los círculos académicos y las
universidades, detesta a los profesores que posan como artistas o visionarios
cuando en realidad son muertos vivientes, y él, siempre se ha considerado,
incluso ahora, un vivo viviente. Lo que realmente le entusiasma, eso sí, es
escribir pronósticos y análisis para revistas de apuestas. Pertenece a esa raza
de personas que no ve ninguna gloria en la ambición por el trabajo ni en la
constancia. A él siempre le ha gustado dar bandazos por la vida, apostar por él
mismo, aunque eso le lleve directo a la bancarrota, confiar su supervivencia a
su poder personal, viajar a lugares que no aparecen en los mapas, buscar un
poco de fuego por el camino y, por supuesto, como siempre sentencia, follar
más que el trompetista de Frank Sinatra. Esa es su singular filosofía de vida, y
nunca ha cambiado. Desde hace dos años, vive confinado en un geriátrico y,
como es natural, no lo lleva nada bien. Ha desarrollado el síndrome de
Korsakoff, una rara enfermedad que le está robando la memoria, aunque
algunos chispazos de ingenio permanecen intactos.
Así que visito la residencia con un poco de miedo. Nuestro último encuentro,
hace muchos años, no fue demasiado bien. A primera vista, el edifico se
parece bastante a las cárceles modernas, recubierta con esos imponentes
bloques de hormigón, que no inducen precisamente a la relajación. En el
interior, las paredes son de un verde descansaojos, y están llenas de manchas
y grietas con restos blancos del pintado anterior. Los ventanales están
cubiertos por inmensas cortinas grises, bloqueando la entrada de luz natural.
El salón principal está lleno de silencio. Ni un ruido, nada. Los empleados
parecen fantasmas que se desplazan sigilosamente sobre zuecos de colores.
Aparecen y desaparecen en cuestión de segundos, cada uno a lo suyo, está
claro. Y, en esta muerte de sonidos, cobran más protagonismo los viejos, que
se animan a salir de las habitaciones, ardiendo y reptando por los pasillos,
cruelmente encerados. Casi se puede ver el abatimiento en el aire, que los
arrastra como unas bragas por el desagüe. Almas inermes que parecen estar
agotadas, pero no totalmente derrotadas, aún no. Son buena cosecha y se
agarran con todas sus uñas a la vida, a pesar de las dificultades, se pegan a
este mundo como lapas, apretando los dientes, ya con las fuerzas justas y con
dolores de sobra, qué mal lo pasan.
Su único anhelo, a veces, es hablar con alguien que verdaderamente los
entienda. Y la mayoría de esas veces no aparece ese alguien. Y así pasan las
horas, lentas, muy lentas, viendo documentales de animales, jugando al
cinquillo, echándose la siesta, metiéndose en la piscina, otra partida, comida,
paseo por el jardín, otra siesta, un poco de gimnasia, una visita de los nietos,
más comida, y así le van dando tiempo al tiempo.
Pero tanta monotonía no parece perturbarlos, dentro del aislamiento sienten
la paz, y la paz, por otra parte, nunca ha lastimado a nadie. El sufrimiento
permanece escondido, los pensamientos de vanidad se evaporan entre los
olores de creolina y alcohol. El corazón palpita más lento, la sangre se licúa, la
cabeza razona un poco mejor, la gente se vuelve buena y amistosa, o todo lo
contrario.
Le espero en medio de la sala, clavado en un sillón de plástico gastado. Me
siento viejo, como contagiado por la atmósfera opresiva del lugar. Fuera,
como presintiendo la llegada del mago, el viento golpea los cristales en
continuos ataques, produciendo un ruido similar al de un tambor tocado por
un loco.
Por fin le veo llegar, muy cambiado. No parece él. La piel de la cara se la ha
endurecido tanto como la espalda de un cocodrilo. Las bolsas de los ojos no
han parado de crecer, y además, detecto cierto derrotismo en su mirada que
afortunadamente, se desvanece cuando me ve.
—Cuánto te he echado de menos, oh, Cristo... —dice apagadamente mientras
me agarra por el cuello.—¿Sabes que me han tenido dos días atado con
correas? Mira —me enseña las muñecas, pero no le veo ninguna marca.
—¿Por qué te ataron? ¿Hiciste algo?
—Sí, pegué al enfermero.
—¿Has golpeado al enfermero, Enrique?
—Sí, solo una vez, pero bien dada.
—Ay, Dios...
—En realidad no le agredí. Sólo le di un golpe en el brazo para llamar su
atención. Me estaba haciendo daño, y la adrenalina me subió por las nubes.
—No estás tomando la medicación, ¿verdad?
—No me jodas, mi santa madre se destrozó el cerebro con pastillas que se
suponía que la hacían dormir.
Sus labios apenas se mueven al hablar, y las palabras le caen por las
comisuras de la boca.
—Pero a ti te hacen bien.
—No, no quiero enderezar los hilos de mi cabeza, me siento bien así, sin
medicar, como Artaud o Van Gogh.
—Me ha dicho Teresa que sangraste mucho pero te recuperaste rápido, sigues
siendo un tío con suerte.
—Sí, no entiendo cómo podemos tener tanta cantidad de sangre en el cuerpo,
me salía por todas partes, las sábanas se empaparon de ese horrible color
púrpura. Ahora siento que tengo una vida extra. Pero eso no importa ahora,
quiero que me escuches, te pido un minuto de atención, voy a pronunciar unas
palabras, son muy importantes... Palabras aparentemente inofensivas que
unidas casualmente entre sí, podrían significar algo... Pero a simple vista no
tienen...
En ese momento pasa una empleada, auxiliar seguramente, interrumpiendo la
concentración. Es guapa, muy guapa, los rasgos de su cara transmiten un
toque exótico que juega mucho a su favor y, para colmo, lleva la bata con
mucha gracia. Aquella visión nos desequilibra un poco y Enrique pierde el hilo
de la conversación, dejándome con la curiosidad.
—Si te acercas a la ventana, alguien puede tirarte un beso —le dice mientras
la mira entusiasmado.
Ella, por supuesto, no le hace el mínimo caso, pero yo le sonrío y le guiño un
ojo para hacerle saber que su broma me parece muy ingeniosa.
—¿Qué es eso tan importante que tienes para contarme? —le pregunto.
—Es un conocimiento sincrético que quiero revelarte. Zoroastro lo sabía, y
también el rey Salomón, y hoy día permanece oculto en pocas, poquísimas
logias... Y antes de que te vayas hoy, quiero concederte esa gracia y
descubrírtelo. Te iniciaré más tarde, cuando nos quedemos solos, y te será
muy útil... Ahora no quiero que nos oiga la enfermera... Últimamente he
pensado en mi vida... He pensado mucho sin llegar a ninguna conclusión...
—Por qué pensar en conclusiones, no las necesitas, sólo traen confusión,
céntrate en las abuelas, algunas no están nada mal.
—Sí, me las llevo a la piscina y allí me pego cada fiesta del carajo —se ríe
débilmente.
—Vaya, sigues siendo un tipo de lo más apasionado.
—¿Alguna vez, inmediatamente después de acostarte con una chica, has
deseado continuar abrazado a ella en lugar de echarte a un lado?
—Sí, claro.
—Pues si la abrazas de verdad, y no por compromiso, ese es el verdadero
amor.
—¿De qué se trata ese secreto que necesito saber?
No me contesta, permanece inmóvil y su mirada se pierde. Tengo que tocarle
la mano para que reaccione.
—Estoy jodido, aquí me falta espacio y me siento separado de la vida. Es como
si fuera invisible.
—No eres invisible, yo estoy aquí y puedo verte. Relátame ahora ese saber
antiguo, me tienes en vilo...
De repente me sorprende levantándose y saliendo hacia la entrada del edificio
con una energía imparable. Salgo tras él, un enfermero nos mira, preocupado.
—¿Adónde vas? —le sujeto del brazo con fuerza, pero no soy capaz de
retenerle.
—Al hipódromo, al casino, a las casas de putas, a beber ríos de vino...
—Vamos, Enrique —le intento calmar—. Estás convaleciente, no seas
cabronazo y siéntate conmigo.
—No puedo soportarlo más. Deja, suéltame.
Enseguida parece serenarse, y su tono pierde la agresividad inicial. De pronto,
rompe a llorar, apoyándose en mí. Yo también lloro, y nos abrazamos.
Temerosos y cobardes, así somos Enrique y yo. Luego me da las gracias una
docena de veces, se encoge de hombros y nos volvemos a sentar. Es evidente
que en algunos momentos hay choques internos que le dominan, y luego
recupera la mente de forma súbita. Si tu corazón quiere una cosa y tu cabeza
otra, mal asunto.
—Dime, Enrique, ese conocimiento oculto del que hablabas, sácalo, no te lo
guardes para ti...
—Sí, escúchame... Porque lo que voy a decirte abrirá muchos secretos ante tus
ojos . Y tendrás una vida nueva, y no existirá una sensación igual. Ese poder
no querrás cambiarlo por nada en el mundo. El conocimiento que conoce todo
el mundo, no es conocimiento, pero este lo conocen muy pocos hombres. Hace
unos 330 años, en un pueblo al norte de...
Me suena el móvil, ni siquiera miro quién llama, lo silencio directamente.
Deja de hablar, visiblemente enfadado. Su voz degenera en un murmullo, y
sus palabras se vuelven incoherentes.
—Ven otro día a verme, hoy no me encuentro bien...
Se lo llevan a dormir.
DMG
Domingo
Salieron de la casa con sigilo para no despertar a los que sesteaban después de
una comida copiosa. Ella dijo ‘Yo conduzco’ y atravesaron el pueblo en la
tarde desierta del domingo. Tomaron la primera carretera comarcal con la que
fueron a toparse. Él la observaba conducir, concentrada con los ojos fijos en la
línea del horizonte, y le pasaba el dedo índice de la mano izquierda por entre
la pelusilla arremolinada de la nuca. ‘Deja, me haces cosquillas’, y él obedeció.
Husmeó en la guantera: los mapas de carreteras, la documentación del coche,
las guías de viaje del marido. Después tomó la mano de ella, que descansaba
floja sobre el cambio de marchas, y la atrajo hasta su bragueta para que notase
los latidos en la rigidez de su pene. Ella esbozó una sonrisa esquinada pero
mantuvo la vista al frente, clavada en el punto de mira de las líneas
discontinuas. Había reverberos de espejismo sobre el asfalto negro, el sol de
octubre se filtraba por entre las pámpanas dormidas de las viñas que
discurrían a ambos lados de la carretera. Llevaban las ventanillas bajadas
porque aún hacía calor. ‘No hay una sola nube’, dijo ella. ‘Ni un solo coche’,
completó él.
A unos cuarenta kilómetros del pueblo encontraron un camino de tierra que se
adentraba en los campos. Detuvieron el coche y caminaron sobre la tierra
blanda y ocre. ‘Espera dijo ella. Creo que hay una manta en el maletero’. La
vio correr torpemente y se entretuvo reventando terrones mientras ella
regresaba con una manta de cuadros escoceses. Avanzaron algunos metros y
ella se quitó los zapatos porque temía torcerse un tobillo. ‘Aquí está bien’, dijo.
Él asintió y entre ambos desplegaron la manta en el suelo.
Ella se la chupó en primer lugar y después él se lo comió a ella, luego follaron
hasta que no pudieron más. Ella tuvo tres orgasmos, él sólo dos. ‘Me debes la
revancha’, le dijo mientras yacían entre las viñas recién vendimiadas mirando
al cielo claro del otoño. Permanecieron así varios minutos, sin decir nada,
dejando que se les fuera enfriando el sudor. De vez en cuando pasaban aves
menudas y oscuras que enseguida desaparecían en el azul brillante de la
tarde. Volvieron al coche agarrados de la mano, él con la manta doblada sobre
el hombro izquierdo. Ya había empezado a refrescar.
Regresaron al pueblo por la misma carretera, que poco a poco iba quedando
reducida al breve cono amarillo que iluminaban los faros. Ya no se distinguían
los viñedos ni las tierras labradas. Él dijo ‘Te amo’. Y ella preguntó ‘¿Lo dices
en serio?’.Y él, ‘desde luego que no’. Las calles del pueblo estaban desiertas,
los bares cerrados. ‘Los domingos en provincias deberían estar prohibidos’,
sentenció él. La figura escuálida de un galgo surgió repentinamente de la
nada, pero ella frenó a tiempo. ‘Jesús’. El animal se les quedó mirando en
mitad de la calzada, un garabato altanero y ridículo con los ojos encendidos
por la luz hiriente de los faros.
‘Tengo que llenar el depósito’, recordó ella. ‘No te importa, ¿verdad?’
DLS
Jardín de mundo
Como todo hombre o mujer, un día me pregunté qué sentido tenía el mundo.
Ese fue el momento en que me aficioné a la jardinería. Muchacho de dudas e
injusticias, decidí que por cada obstinada incertidumbre, por cada odio y
males, plantaría una flor. Siempre de distinto tipo y color, esa era la condición
que me impuse.
¿Por qué? Me preguntaban todos. ¿Qué sentido tiene? “El mismo que para mí,
por ahora, tiene la vida”, inquirí una y otra vez. Nada podían contestar a eso,
salvo caras de “necesita ayuda”. Como todos. Como si no lo supiera.
Mis primeras plantaciones fueron dedicadas al mal sabor de hierro de mis
tiempos de antaño. Por la sangre derramada en lágrimas, planté rosas. Tan
hermosas, pero tan peligrosas. Tan puntiagudas, tan dañinas como el daño
mío. Planté varias. Y muchas más. Como cerdo en barro. Y es que el dolor es
tan sensual…
Pasé después a dedicarme al odio, a la rabia y a la frustración. Y sin poder
remediarlo, mezclé el rechazo, el mal de amores, la impotencia y los por qués,
lanzando al aire mil improperios y puñetazos. El resultado fue una miscelánea
de rosas y enigmáticas semillas negras. Mala idea tirar del mal. El muy cabrón
siempre está enraizado y a todo se engancha, y con todo se relaciona. Como
cerdo en barro. Pero es que es tan fácil dejarse conquistar.
Me centré, después, en plantar por todo el amor que no hallaba. No puedo
decir qué fue lo que aquí planté, pues con los ojos apartados, embarrado, metí
la azarosa mano en el saco. Y es que es tan difícil amar cuando el vacío se
vuelve el mejor padre. Pero entonces descubres que el cerdo en barro no se
ensucia, sino que se purifica, se refresca. Y todo cambia. Y resulta que, desde
el principio, es el mejor padre quien de verdad te enseña a amar.
Y ya no plantas las mismas semillas. Y ya hay preguntas que tienen respuesta.
Y así, una cosa te recuerda a otra, y la ausencia me recordó a lo desconocido.
Planté por aquel mundo tan poco sabido, como aquel que cree conocerse a sí
mismo. Tan absurdo y sinsentido todo, como el origen de la existencia que nos
rodea. Pero eso me llevó a los milagros. Y me hizo replantearme que si quien
nos enseña a amar es un vacío, un misterio, ¿qué es lo que la magia nos
muestra?, ¿qué es lo que la vida, como maestra, enseña?
Llegados a este punto, no pude sino preguntarme: ¿por qué no plantar por
alegrías, logros y metas? ¿Por qué sólo hablar de desgarros, y almas en pena?
Tal vez, supuse, porque la felicidad se justifica por sí misma después de pasar
penurias y duras tormentas. Como la frondosa flor que crece después de ser
semilla negra.
Y así cesé de buscar, porque ya me daban igual los interrogantes
incontestables, porque ahora tenía algo mucho mejor: mi propio mundo
ajardinado. Y él mismo me dio la respuesta que tanto andaba buscando.
Quizás así fue como aparecimos. Quizás Dios, si existía uno, un día también se
preguntó por la vida, por el por qué de las rosas, las dudas y las semillas
negras, y quizás nosotros, en algún momento, le dimos la misma respuesta:
La vida no es fragancia de margarita.
NQR
Contrastes
Impresionan los olores a hogar desconocido, la urgencia y artificiosidad del
desorden, la indiferencia aparente del jubileo de profesionales uniformados.
Querrías mirar solo de refilón la sangre salpicada, los haces de gotas de todos
los tamaños impresos en varias direcciones, y la mancha densa y en relieve del
suelo, imitando la silueta de un enorme estómago. Jamás podrás
acostumbrarte a la impúdica imagen del cuerpo, abandonado casi siempre en
un escorzo incompatible con la vida, enterrada la dignidad de la persona que
fue bajo la radical fealdad de la violencia y la muerte. Pero el nudo en la
garganta, la dificultad para respirar y las inoportunas lágrimas sólo llegan al
descubrir el cesto de los juguetes dispuesto en una esquina de la estancia, con
sus alegres colorines delatando la verdadera dimensión del horror.
BM
POESÍA
I
De rodillas, delante mi cama
De niña, tenía una cruz dorada clavada
en la carne; ahora, mis oraciones salpicadas
de culpa se reflejan en un rosario con cuentas
de lágrimas. Conciencia sin limpiar. Pedazos
ásperos que murmuro para mis adentros,
pecados de mi insignificante existencia.
Antes había terror: debajo de la cama estaba Dios.
Pero Dios no está. Ya no hay ni bondades ni castigos.
Tampoco creo en los poetas, ni en los políticos,
ni en las putas promesas de amor eternas
ni tampoco en los hombres ni en las mujeres.
Mis plegarias, cantos de desilusión en la noche
cómplice de mis bajones, asoman en estas manos
la gran evidencia. Sólo creo en mí misma.
Porque es lo único que me queda.
II
De tripas corazón
Agarro la vida
por las entrañas,
destrozo el cáncer de la existencia
con estas manos sucias
de conciencia raspada.
Es mejor ser insensible
a que me dejen hueca y vacía.
Cuestión de supervivencia.
III
El mayor espectáculo del mundo
Bienvenidos
al mayor espectáculo del mundo:
el teatro de la vida.
Escenario con decorados cutres,
donde te hallas tú
sintiéndote
como una marioneta, atado
de pies y manos
como un muñeco, con agujero
en la espalda,
como un actor secundario
que jamás se estudia el guión.
En las tablas,
haya tragedia, haya comedia,
cambias el trozo de carne del pecho
por plástico, por algodón,
o por metal orgánico.
Bajo los focos,
somos tristes figuras sin sombra
que maneja, cruel,
el destino.
IV
Veintiséis de Enero
Al nacer,
destrocé el útero
de mi madre.
Ahora
al parir versos
siento
el
desgarro.
V
La perra que mastica versos \ La perra imbécil que pierde el tiempo
Sé que no importa
porque el mundo no cambiará
con el nacimiento de otro poema noctámbulo,
sólo sé que el sosiego se extiende
en mí
después de vomitar palabras
me purgo de este asco
de (sobre)vivir
de mantenerse erguida a pesar de las pedradas;
es el discurso del dolor,
estos poemashueso
que me tientan
a deshacerme
a no tropezar con la locura
a domar a la pequeña bestia que habita en mi ser
a conocerme
hasta el primer canto del pájaro al alba.
Sé que no importa
que escriba poemas insomnes
sólo sé que soy pobre y me salen más baratos
que la medicación psiquiátrica
que invade, impetuosa, el frigorífico de mi hogar;
también sé, de sobra, que este mundo no cambiará nunca.
VI
Padre, madre: Acojo, con admiración, respeto y pesar, vuestra (única)
herencia \ La gran falacia de mis progenitores es erigirme como una más
de la casta de los honrados
Porque los principios
no dan trabajo
ni pagan facturas,
ni siquiera rescatan
a la conciencia nublada
porque mis llantos
resguardados en la almohada
no sirven para nada
porque ser leal a una misma
es destruirse
porque sólo enraízan
la
constante
sensación
de
fracaso
y la rabia, muda,
pero latente aquí latiendo
en una víscera de seiscientos gramos exactos
muy enferma de verdad
muy enferma de respuestas.
APM
I
Llora ante las ropas dispersas...
Llora ante las ropas dispersas,
los libros diseminados, las paredes despintadas;
¿por qué? se dice a sí misma
mientras, del otro lado del mundo,
cada ola aporta su cuota de resaca,
la deposita en la orilla.
Se desgasta la acotada órbita,
hora tras hora, y, antes de lo pensado,
caerá la última señal en la arena;
¿por qué al revés el sueño,
la irrupción del tornado
en donde debiera soplar la brisa,
el súbito arder de la sílaba
salida por desolación
de la punta de la lengua?
Adelante, el declive, el desmoronamiento,
el latir veloz de un corazón de bovino
ante el abismo que se inaugura,
el alto precio por cualquier baratija,
la postrera charca bajo un sol etíope.
Ni asilo, ni ebriedad, ni resplandecer.
II
Hubo temor a la propia mano...
Hubo temor a la propia mano,
al propio rostro en el espejo;
de un largo hilo ovillado
nació de pronto un dios
cuyo primer mandato fue cerrar
el único camino hacia el océano.
En vez de vida, la muerte
en cada sílaba, en cada pasaje,
un suplicio. Y
el gallo señaló desde lo alto del poste
la cercanía de la noche;
se entornó la puerta,
la mujer negó siete veces su boca
y el beso, al ser sólo anhelo,
se convirtió en mordedura.
Quien detuvo al sol
subió el telón, no sin antes desgarrarlo:
principió para nosotros la danza, sí,
pero cada paso, muela que muele en el vacío,
cada figura, pasaje sin alcance ni significado.
III
Pude alcanzarla, al menos...
Pude alcanzarla, al menos
por un momento, para mirarla a los ojos;
no lo hice: me conformé apenas
con una desleída memoria,
impregnada de lejía,
de agua enturbiada y lenta hacia el albañal.
¿Y ahora? Siento que de lo que arde
se separa una parte de su arder,
la plomada se desvía
un grado antes de tocar el suelo.
Hay, en todo, una nota en discordia,
una fuerza en repliegue,
algo que en vez de ascender
acaba siempre, al final de la jornada,
junto a despojos, resacas...
La ocasión no se renueva,
otra es la hora como otro, el mundo;
lo vasto se hace diminuto,
la limpia orilla se cubre de guijarros
y lastima el pie a cada paso.
¿Qué claridad ahora no es de fósforo frotado,
luz que, fugazmente,
en cualquier pedazo de botella se refleja?
IV
Apenas esbozada, en un papel...
Apenas esbozada, en un papel
que el viento no demoró en llevarse,
en una tela expuesta a la lluvia;
en una música de flauta de afilador
que se alejó calle abajo.
Así de fugaz el destino que le reservaron las olas,
las horas, las tardes:
un relámpago por el ojo de una aguja
entre oscuridad y oscuridad.
Cómo abrazar a lo que dura
apenas un momento,
se retira, se hunde,
cae sin demora
hasta un fondo sin fondo,
se fusiona con formas abisales
a las que la presión
arrastra y achata;
cómo darle un nombre
a lo que no sobrevive
bajo el sol, al aire,
y, entonces, no me pertenece,
se vuelve hija de otro padre,
inhumano y nocturno,
sin pecho, ni frente, ni espalda.
CB
La vi
La vi
en una sonrisa
entre el vello rebelde
bajo una axila
La vi
escondida
anónima
paciente
extinta
La vi
esperando
bebida
huyendo
esquiva
La vi escribiendo
La vi infinita
La vi impasible
La vi en la esquina
La vi
La vi
La vi bohemia
La vi en rosa
La vi perdida
La vi sin prisa
CLL
A donde se respire limpio
Ciudad colapsada por el caos
de un devenir de pies arrastrándose sinsentido,
humanos agotados buscando una pausa
en el estrés cotidiano,
un momento estático
donde poder asomar la cabeza fuera del vacío
y respirar,
como quizá nunca lo habían hecho,
salvo en el mismo momento del nacimiento
al salir de la placenta donde sus madres
les cobijaron de la tristeza y de la soledad
de una vida artificial que estaban por descubrir;
(Sufrimiento dolor sufrimiento emocional)
Allí, con la cabeza fuera de la mediocridad
que les rodea con furia ciega,
allí donde el espacio
vuelve a estar cuajado de estrellas,
más allá de la Constelación de Orión,
donde la imaginación se expande
al igual que el aire nuevo que recicla sus pulmones
en un momento mágico e infinito,
de calma,
de remanso,
de paz,
de felicidad…
allí, donde no existe el dolor ni el sufrimiento,
allí, donde me pediste que te llevara
al cerrar los ojos
cuando todo parecía venirse abajo,
allí, “donde se respire limpio”,
donde se viva despacio,
donde la hierba sea fresca
y donde las flores no se marchiten ni por error,
allí, donde se respire limpio,
donde la emoción sea la norma
y el abrazo una terapia necesaria
bajo lluvia de sentimientos sin hipotecar;
allí donde se respire limpio
bajo un cielo de sonrisas de niños sin traumas,
donde aprendamos de nuevo
otro concepto de humanidad,
allí, donde se respire limpio,
allí donde nuestras lágrimas sellen
un pacto de silencio,
allí donde las luciérnagas
iluminen nuestros miedos más oscuros,
allí, donde descubramos que podemos ser eternos,
allí, donde se respire limpio…
donde me dejaste llevarte
una tarde calurosa de junio,
porque me lo pediste,
porque necesitabas viajar a un oasis imaginario,
oasis tú y yo,
zen anímico emocional,
porque me pediste que te llevara
a un lugar donde se respirara limpio.
Y yo, sencillamente,
escribí este poema para ti.
JMV
I
Dádiva
Debiera estar abonado el altiplano
Ya construidas todas las estructuras
El vacío repleto de antimateria
El útero cálido desprendido de endometrios
Cuando sobreviniese el milagro
La conciencia, el chispazo, la locura
El momento cero de la historia
La pasión jabonosa, la mecha del fuego de artificio
Misericordia es la palabra
Y ya tenemos el escenario
Porque si de lo que se trata es de juntar genomas
Conjugar los enlaces de carbono
El azar de las miradas impías
A través del óxido de los inviernos
¿En qué momento tuve noción de mí mismo?
Sólo soy un segmento, cual cariñosa verruga de papiloma
Un eslabón sapiencial del mono
Toda esa roña que se queda en las estrías
Ese rastro de borrador en los cuadernos
Provengo de la espuma del océano, lo sé
Mi padre construyó un banco de conchas mediterráneas
Al asomarme al balcón admiré lo inabarcable
Mis labios de corcho esbozaron un infinito
Los presocráticos ya especulaban con el arjé
Mientras las danzas fósiles de cianobacterias
Moldeaban un mundo de hierro y sulfuro habitable
Por burbujas de vinagre que tiritaban ante los abismos
Panspermia y dialéctica
Siempre buscamos el sentido fuera de nosotros
Crecí comiendo petitsuis en buses escolares
Busqué flores violetas detrás de la verja de los cuarteles
Escuché una canción de la Polla Records y la naftalina
Se apoderó de mi infancia en armarios empotrados
¿Los recuerdos forman parte de la existencia?
Se perdió más información entre botellas de los bares
De la que las ribozimas pudieron guardar en sus papeles
Si sólo es cuestión de fabricar industrialmente proteínas
Habrá que formar dobles hélices con el ADN equivocado
II
Divaga
Ajeno a la partida de cartas entre Darwin y Mendel
Hace tres mil quinientos millones de años
El último ancestro común hacia sus labores
Supongo que igual que cualquier hijo de vecino
Yo también evolucioné debajo del arco de los puentes
Salí del liquido elemento cuando allí me sentí extraño
Y respiré toda la atmósfera en aquellos albores
Igual que aquel primer anfibio, supe que tenía un destino
Pero no fue sino mucho tiempo después
Por eso todavía tienen branquias mis embriones
Soportamos como cualquier biosfera
Cuatro o cinco extinciones masivas
Recuerdo aquel asteroide cuando murió mi viejo
Aquellas erupciones precámbricas de Pangea
¿Se me torcieron los planes o era parte del Plan?
El pobre Deinonychus sólo espera
Que aquel resplandor no sea una misiva
De que ha llegado tiempo para otros, y a lo lejos
Se perdiese entre brumas lo que él tanto desea
Afortunadamente la vida es autorreplicante
Igual que el amor, el vino católico y la esperanza
No te aflijas, protobionte, tus descendientes
Duermen sin fiebre bajo el telar estelar
Y si algún travieso demonio de Maxwell
Nos alborota el pelo, nos cosquillea la panza
Asumiremos que la cuerda es un paso de penitentes
Mientras la vena no se encuentre con la cuchilla de afeitar
Es una simple paradoja
Es controvertido buscarle sentido: Ser o Estar
Lluvia de leche caliente entre las estaciones
Hasta aquí puedo leer, hasta este meridiano
Después de mí aparecerán columpiándose
Danzando, nuestros orgullosos bastardos
¿Y es el Fin lo que nos aterra?
Si es el nuestro será una victoria sin pormenores
Si es el mío, quizás me lo guarde tras la palma de la mano
Porque si es el tuyo, si es el tuyo el que va desintegrándose
Recuérdame cerrar el gas y esos ojos tan cansados
III
Olvida
Tras desencriptar los Rollos del Mar Muerto
Y hundir las teclas de la Máquina Enigma
Es hora de que se corra al rojo el azul de los telones
Todavía más sencillo; Movimiento
Materia que se desplaza despreocupada en el tiempo
Con su hipoteca, su decisión política
Su pensión, su limosna, su circo de cristianos y leones
Su sueño; se complica el argumento
Todo el guión que hemos escrito
Poco o nada tiene que ver con nuestro recorrido
Si sientes dicen que es suficiente. En un péndulo
Maldices al que inventó el reloj de pulsera
Contumazmente, duermes en hormigoneras
Explícame que pretendes, a favor de la especie, me refiero
¿Es que el ego forma parte indivisible de ti como individuo?
Las claves en el circo volador de los Monty Phyton
O en las telarañas tejidas por los frailes de biblioteca
Disfruta del viaje y del mezcal de las ratoneras
Hay esperma y flujo para alicatar un rascacielos
JT
Bien, Vida, hablemos
Hoy estoy dispuesta a un trueque, a un pacto, incluso a un consenso.
No quiero trapicheos, ni aceptaré prórrogas de ningún tipo.
Quiero que seamos tú y yo, y nada más.
Cuéntame por qué tus astros no me guían hacia él, quienquiera que sea, y sin
embargo, por qué siento que lo conozco, que lo espero.
Dime por qué me temo y me amo al mismo tiempo.
Sin dobleces, sin chanzas.
Háblame, estoy aquí.
Ayer fue un vano fantasma de lo que sobre hoy nos cuestionamos. Entonces
explícame, ¿y el mañana? Tú sabes muy bien lo que me espera.
Pero sería mezquino por mi parte tacharte de injusta. No lo haré.
Mas prosigamos, Oro y Marfil nos observan constantemente, a veces la
blancura se pierde en su propia oscuridad y la luz omnipotente le pone al día
de nuestros quehaceres, pero ¿no les oyes? Tal parece que en ocasiones
sonrían y otras tantas que lloren.
Bien, sigues ahí.
Eres tan ambigua que me inquieta tu reacción si te afrento. Cuántos necios te
repelen y se aquejan de su suerte cuando tú siempre estás atenta, y los
escuchas, y los consuelas. Sabes todos y cada uno de nuestros nombres,
nuestros deseos, nuestras pasiones, nuestros desvelos y nuestros duelos,
nuestra tristeza... sin embargo, tu consuelo es invisible como la compañía de
Soledad. No saben veros, pero estáis ahí, ni quereros, pero los amáis igual.
Escúchame.
Creo que ambas hemos tenido nuestras pequeñas diferencias, yo te culpaba, tú
me culpabas, y nadie nos culpaba. Pienso que eso nos unió más. Y no quiero
separarme de ti, aunque en el pasado lo llegase a pensar tal vez.
Por favor, no te duermas.
No me condenes todavía.
Quiero amarte porque desde que me creaste me has amado, me has cogido de
la mano y me has obligado a andar, me has tapado los ojos y me has dejado ir,
pero aunque no te viese, caminabas detrás de mí, a mis espaldas, controlando
mis pasos. Y sé que seguirás ahí hasta el final.
Gracias Vida por existir.
MGS
El navegante
Probablemente era otoño,
recordaba el chasquido de las hojas secas
y el cielo color calabaza.
El hombre
afianzaba los pasos en la arcilla:
el equilibrio de aquella bicicleta
cuestionaba la gravedad
y podía elevarse como un balón de helio.
Sus manos,
que entonces le parecían enormes,
fueron relajándose
mientras él
se alejaba,
los árboles plegados en acordeón,
los colores del día confundidos en su paleta.
Un pequeño cometa sobre un reguero escarlata.
El sol saturaba las pupilas,
los viejos automóviles de lata
se volvían invisibles para los navegantes.
La colisión de los átomos
abrió una brecha entre ambos mundos.
A la caída,
profunda como una sima,
le sucedió un aguacero interminable.
Ahora ambos estaban solos.
El hombre comprendió
que volvería a emprender el vuelo
y nunca más podría protegerle.
TQ
PINTURA
PINTURA I
Angie Carretero
PINTURA II
Graciela Bello
FOTOGRAFÍA
FOTOGRAFÍA
FOTOGRAFÍA I
Leyre Giménez
ENTREVISTA
Manuel Astur, por RDF.
Para este nuevo número de la revista Excodra, sobre La vida, empleamos otro
formato de entrevista que esperamos lo disfrutéis, más directo, espontáneo,
como la entrevista de toda la vida, en persona y frente a frente, pero aquí con
kilómetros de distancia y la pantalla del ordenador de por medio... hasta la
fecha siempre las habíamos realizado enviando las preguntas por email.
Entrevistamos vía chat al vibrante escritor asturiano Manuel Astur, poeta y
novelista, autor de Quince días para acabar con el mundo, quien ha
desplegado toda su vitalidad en esta entrevista y al que agradecemos su
tiempo y su entrega en las respuestas, en la que hemos ido hablando sobre la
vida y sus alrededores, lo que significa estar vivos, sobre la literatura, el arte,
el drama, es en definitiva una bonita entrevista que deseamos os llegue.
ENTREVISTA a Manuel Astur
•
Excodra Literatura
Hola Manuel, espero que fuera bien la celebración de tu cumpleaños.
Felicidades de nuevo! ¿Hoy lo tendrías bien para hacer la entrevista? Sobre las
nueve y media. O mañana. O sábado a más tardar. Subiré el número sobre La
vida el domingo. Dime cuando puedas por favor. Un abrazo!
•
Manuel Astur
Uy, hoy imposible! Estoy hasta arriba de trabajo. Espero tener un rato
mañana.
•
Excodra Literatura
No problem! ya me dirás para mañana a partir de las siete? o sábado, venga,
a ver si puede ser, disculpa porque sea todo tan justo de tiempo. Un abrazote!!
•
Manuel Astur
Mejor hoy, mañana pasaré el día fuera de casa, así que será imposible.
Abrazo!
•
Excodra Literatura
Perfect! Pues a partir de las siete cuando quieras, estaré currando hasta tarde,
dame un toque por aquí cuando estés listo y nos ponemos a ello, hasta
luegoooo!
•
Manuel Astur
A las 21h creo que estaré disponible!
Nos ponemos a esa hora, vale?
•
Excodra Literatura
Oks, pero a las nueve y cuarto please, que me está la peque terminando una
peli jaja venga, hasta ahora!
•
Manuel Astur
Ok
•
Excodra Literatura
Manuel, cuando quieras, arrancamos, disculpa la demora!
•
Manuel Astur
Venga, ya tengo una cerveza en mi mano y dos neuronas disponibles.
•
Excodra Literatura
jaja perfecto, venga, te voy preguntando y tómate el tiempo que necesites, yo
mientras voy editando el número sobre La vida, luego juntaré todas las
preguntas y respuestas y lo vamos mirando, para empezar, como siempre en
cada número, pregunto sobre la temática a bocajarro: ¿Qué es la vida?
•
Manuel Astur
Por Dios. Comienzas fuerte. Me he quedado con cara de tonto y me meso la
barba nervioso.
•
Excodra Literatura
Dale, no hay prisa, ya verás que las ideas van saliendo.
•
Manuel Astur
¿Qué es la vida o qué es para mí la vida?
•
Excodra Literatura
Bueno, viene a ser lo mismo claro, tiremos por la segunda, ¿qué es para ti la
vida? Y luego, si te animas, generaliza, intentemos indagar un poco a ver
hasta dónde llegamos y cuando nos paremos cambiamos el rumbo jaja
•
Manuel Astur
Bueno
Es curioso, porque puede que la vida, y el modo de afrontarla, sea el tema que
más me interesa y que más trato en mi literatura, si es que existe otro.
Pero ahora mismo me he quedado un poco bloqueado.
Supongo que por eso escribo sobre el tema.
Para tratar de dar una respuesta que me tranquilice.
Aunque también supongo que estaré insatisfecho siempre, y que eso es parte
de la vida.
Hay una frase muy popular que se atribuye a varios autores que dice que la
vida es lo que te pasa mientras tratas de cumplir tus sueños.
O algo así.
No sé si estoy de acuerdo.
Porque aunque biológicamente, científicamente, la vida sea una cosa.
Para mí, como humano, si no puedo narrarla, si no puedo construir un
sentido, o intentarlo, si no puedo ser consciente, no es vida.
Entonces, puede que para mí la vida sea la narración.
Al menos en parte.
No sé si con esto me he acercado a una respuesta satisfactoria...
•
Excodra Literatura
Por supuesto que sí, me interesa mucho lo que acabas de comentar, y también
sobre tu novela y sobre el realizar los sueños, aunque primero sigamos por
esto, comentas sobre la consciencia, ¿venimos a ser sólo memoria? Es decir,
¿no hay vida sin recuerdos?
•
Manuel Astur
No creo que seamos sólo recuerdos.
Por supuesto que no.
También somos deseos, proyección en el futuro.
Nos adelantamos constantemente.
Nuestra percepción de nosotros mismos varía constantemente.
Escribió Milan Kundera: "Yo; una ficción de la que como mucho somos
coautores".
Vuelvo a lo mismo; tratamos de narrarnos, de crear y creernos un personaje,
de solucionar las tramas y dar un sentido a lo vivido.
Ficcionamos.
Porque todo es ficción.
Como los cantos rodados de un río, somos ficciones que se rozan y se gastan
las unas a las otras.
El pasado de hoy no es el pasado de dentro de un mes.
El pasado cambia tanto como nuestro presente.
Borges decía que le entristecía recordar algo porque inevitablemente estaba
destruyendo el recuerdo original.
Porque cada vez que recordaba, estaba recordando la última vez que había
recordado.
A mí no me entristece.
Pero estoy de acuerdo.
(Cambio y corto)
¿O no se dice "corto"?
Ya no recuerdo cómo jugaba con los walkies de niño.
•
Excodra Literatura
(jajajaj espera que te estaba escribiendo un tochazo...) Te iba escribiendo
según me respondías y ya me ibas respondiendo, genial, lo pongo igual para
seguir el hilo (me encanta lo de que el pasado cambia tanto como nuestro
presente): Pero la cosa es jodidísima, porque deseamos porque tenemos
recuerdos que queremos satisfacer... o proyectamos hacia el futuro con la base
de lo que hemos vivido, que recordamos... la dualidad vida y consciencia es la
hostia de interesante, porque queramos o no, nuestra vida, es siempre hacia
atrás, desde el momento en que proyectamos un pensamiento ya queda en el
recuerdo, el del instante pasado... para volverse loco uno pensando en esto,
además se me enlaza con los sueños por cumplir y con el narrar, tiremos por
aquí, ¿qué hay del narrarse uno mismo para generar nuestra vida? ¿Qué hace
el escritor cuando escribe? ¿Recrea su vida o reconstruye su vida?
•
Manuel Astur
A ver.
Vamos por partes.
•
Manuel Astur
En realidad, el ser humano, desde siempre, no quiere lo que puede y no puede
lo que quiere. Ese es el Drama. Cuando Adán y Eva comieron la manzana, lo
primero que “reconocieron” fue que estaban desnudos. Se avergonzaron por
ello y se escondieron. Fue por esto que Dios supo lo que habían hecho. Y el
castigo consiguiente no fue arder en el infierno. El castigo iba implícito en el
propio pecado original. El castigo fue la eterna pérdida de la trascendencia. El
desbarajuste espiritual. El ya no poder ser uno con la Naturaleza y con los
otros humanos. Estar, ya por siempre, encerrados en nosotros mismos. Y
querer y querer y querer un no sé qué que se nos escapa, un horizonte al
revés.
•
Manuel Astur
Por supuesto, el Diablo no les dio una manzana. La manzana es un símbolo.
Hay que ser muy tonto y loco para leer la Biblia literalmente, y no como el
maravilloso poema que es. El Diablo es el deseo. Desde entonces, o desde el
inicio del hombre, no hay límite en nuestra querencia. Cuando conseguimos
algo, ya estamos soñando con lo siguiente. Somos animales insatisfechos por
naturaleza, monos insomnes.
•
Manuel Astur
Sólo la muerte o el Nirvana, el desprendimiento total. Sólo la trascendencia,
tal y como la entendían los antiguos que alcanzamos en contadas ocasiones,
durante brevísimos momentos, tal vez con el Arte, con la belleza, con la
meditación, con el amor o cuando somos niños y jugamos concentrados pone
fin a esa insatisfacción. Únicamente la disolución de nuestra personalidad de
todas las piezas de la montaña rusa; de los meandros del río, la desaparición
de lo que, al fin y al cabo, nos hace hombres, termina con esta insatisfacción
que nos quema.
•
Manuel Astur
Sólo dejando de ser humanos, dejando de vivir, tal y como yo entiendo la
vida, podemos dejar de sufrir.
Arf.
Sigo:
"¿Qué hace el escritor cuando escribe? ¿Recrea su vida o reconstruye su vida?"
No sé lo que hacen otros escritores.
Además, entre lo que dicen y lo que hacen hay mucha diferencia.
Normalmente tiramos con nuestras imperfecciones y limitaciones.
Y hacemos con nuestra capa un sayo.
Sé lo que trato de hacer yo.
Pienso que en narrativa, se nota cuando el escritor no ha vivido lo que narra.
No hace falta vivir literalmente lo mismo.
Pero desde luego un escritor tiene que haber experimentado en sus carnes, en
su alma, algo parecido a lo que narra.
Yo siempre pongo el ejemplo de El sastrecillo valiente.
El cuento de los hermanos Grimm.
¿Lo conoces?
Bueno, pues el sastrecillo mata siete moscas de un manotazo y se siente tan
orgulloso que anda diciendo por ahí que mató siete de un golpe.
Y todos creen que se refiere a que mató a siete gigantes de un golpe.
Él no lo desmiente.
En realidad, su orgullo es real, para él no hay mucha diferencia.
Y al final, además, termina matando gigantes.
Y demostrando que se pueden matar.
Algo así hace un escritor.
Creo yo.
•
Excodra Literatura
Dale, Manuel, yo voy leyendo hasta que me digas que terminas, y miro otra
pregunta, por no interrumpir!
•
Manuel Astur
He terminado
jajaja
•
Excodra Literatura
jajaja oks
•
Manuel Astur
Como mantenga esta intensidad mucho tiempo, me va a dar algo.
•
Excodra Literatura
Hablas del drama, por supuesto se me viene a la cabeza el Nuevo Drama, ¿qué
representa respecto al anterior? (y genial, estás a un nivel bien alto jajaja)
•
Manuel Astur
No representa mucho con respecto al anterior.
Simplemente ese nuevo trata de decir que no es viejo ni nunca lo ha sido.
•
Excodra Literatura
Oks, ¿viene a ser un querer y no poder?
•
Manuel Astur
jajaja
Qué va
•
Excodra Literatura
cuenta
jaja
•
Manuel Astur
Quiere decir que se pueden utilizar las técnicas y descubrimientos más
modernos para contar una historia.
Para emocionar.
Una cosa no excluye a la otra.
Lo que nos venden como moderno no lo es y lo que creemos vanguardista es
arte acomodado.
Lo moderno, desde que se empezó a aplicar este adjetivo siempre designó al
antimoderno.
Al que se niega a seguir a la manada.
Al que no está a gusto con el presente.
Lo que pasa es que el sentido se ha pervertido mucho con la moda y la
tecnocracia.
Estamos muy engañados.
En realidad, hoy en día, los modernos son los que más rápido envejecen.
Los bufones de la corte cantando alabanzas al rey Progreso y a su mujer la
reina Tecnología.
•
Excodra Literatura
"se pueden utilizar las técnicas y descubrimientos más modernos para contar
una historia" disculpa Manuel, esto me interesa mucho, ¿por qué todo ahora
se tiene que escribir en novela, contar historias o poesía en derrame de
emociones? ¿Por dónde más puede tirar la literatura para hablar de la vida?
•
Manuel Astur
No todo se tiene que escribir en novelas.
Simplemente a mí es lo que más me interesa.
Creo que la novela es la forma de representación de la vida, la forma de Arte,
suprema.
•
Excodra Literatura
¿Pero no será sólo porque se piensa que así se llegará a más gente? Por el
tema de publicar y demás...
•
Manuel Astur
No entiendo tu pregunta, me temo.
¿Me la reformulas?
•
Excodra Literatura
La gente hace lo que se hace, como decía Ortega, y la novela viene a ser un
vehículo, pero son muchos más para contar lo que tenemos en nuestra cabeza
¿por qué la novela como abanderada de la literatura, hoy en día?
Como dices, ¿por qué suprema? Por pensarlo...
•
Manuel Astur
Hoy en día y desde hace siglos, creo yo.
En concreto desde que la burguesía encontró su vehículo de expresión en ella.
•
Excodra Literatura
La novela es reciente.... el narrar es otra historia...
•
Manuel Astur
Ortega mismo lo decía.
Que somos hijos del romanticismo.
•
Excodra Literatura
Pero sí, la burguesía viene al caso, sigue por el romanticismo por favor...
•
Manuel Astur
Y el romanticismo es la estética y el modo de entender la vida que más cuadró
con la burguesía.
Y no nos confundamos, nuestro modo de sentir, de entender la vida, sigue
siendo romántico.
Ya no sabemos ser de otro modo.
Sobre todo porque la alternativa es la religión o el infierno helado de la razón
pura y el progreso material.
Cuando hablamos de Alma, ese concepto tan importante para nosotros,
estamos hablando de un alma tal y como nos la dejaron los románticos.
Cuando hablamos de arte, también.
Antes, el arte no dejaba de ser una técnica, una representación fidedigna de la
naturaleza.
No había pasión ni emoción en él.
Si ahora vemos, por ejemplo, en Mozart emoción, es porque somos
románticos.
•
Excodra Literatura
Tenemos la tendencia por supuesto, es nuestra época, una continuación del
romanticismo con el toque existencialista, pero ,¿qué ocurrió con el
experimentalismo? En literatura al menos, pero también como forma de vida,
con el fin de las formas...
•
Manuel Astur
Pero cuando él Mozart compuso su música no dejaba de ser algo
hermosamente frío, técnica, estética, y el artista alguien tan importante como
un zapatero o un jardinero de la corte.
El experimentalismo, las vanguardias, todo intento de romper con lo rancio y
provocar una reacción ¡es romántico!
El dadá, el punk, son románticos.
La forma pura, el culto al exterior, al continente antes que al contenido, es
neoclásico, imperialista.
Cambio y corto.
•
Excodra Literatura
En cierto modo, aunque quieras que no, está el mantener las formas a la hora
de narrar, ese hecho de acogernos a una forma para transmitir, son hechos
muy políticos, el acatar nuestro entorno y nuestro pasado, y el tratar de
reestructurarlo, hay romanticismo en mirar al pasado, y tal vez el
experimentalismo lo miraba y trataba, como dices, de cambiar el propio el
pasado desde el presente, además esto me hace recordar tu novela, ¿qué
representa el grunge en todo esto que estamos comentando? Me asalta esta
pregunta pero creo que muy al toque, ¿qué representó en tu vida este
movimiento?
•
Manuel Astur
El grunge en sí mismo no representa nada.
Podría haber sido el punk.
Podría haber sido el heavy, el metal.
Representa simplemente el arte que te puede cambiar la vida, que te toca en el
hombro y te dice; eh, tío, tú no estás sólo.
La pasión, la libertad.
El liberarse de lo establecido.
Y la experimentación, claro.
Yo estudié historia del arte, soy un fanático de las vanguardias.
Y las entiendo como eso; como libertad, pasión por la vida, puta emoción y
valentía para querer cambiar el presente.
Vanguardias, rock alternativo, underground, indie, en un origen es todo lo
mismo.
Cambio y corto.
Ah, por cierto, en mi novela el grunge no es tan importante.
Se le ha querido dar importancia porque vende el rollo generacional.
Pero no deja de ser parte del paisaje emocional, como la lluvia, como las
montañas, etc.
•
Excodra Literatura
Ya imagino, es piedra de toque, de arranque, espera que estoy mirando de
encajar una pregunta sobre metaliteratura y VilaMatas con la vida y la
escritura...
•
Manuel Astur
jajaja
Ok
•
Excodra Literatura
Manuel, de todo lo que hemos ido comentando, se me viene representando así
como de fondo, el que la vida viene a ser una manera de verla, de contarla, y
después, si cabe, de vivirla..., o al menos de irla viviendo según se cuenta,
entiendo que Enrique VilaMatas es referente para ti, y por hacer un cuadrado
que puedes romper al gusto: VilaMatas, la metaliteratura, la vida como lo que
uno va narrando y enlazo con el que la vida es lo que sucede entre el ir
cumpliendo sueños, que son los que nosotros escribimos. Deriva por donde
quieras, para soltarte... (aún más...)
•
Manuel Astur
VilaMatas supuso un gran deslumbramiento para mí en su momento.
Como para tantos otros.
Narraba y narra la pasión por la literatura, el deseo de ser escritor.
VilaMatas fue y es muy necesario.
Pero habría que acabar con todos sus imitadores.
Supongo que pasa un poco así siempre.
Es muy fácil imitar a Miró, lo difícil es inventar un lenguaje, una cosmovisión,
como él hizo.
Es muy fácil imitar a VilaMatas.
Llenas tus textos de metaliteratura y de citas de otros.
Pero en VilaMatas, aunque monotemático, se nota que lo poco que ha vivido,
lo ha vivido de verdad.
Él mismo lo cuenta en "París no se acaba nunca", el que Marguerite Durás le
dijo que había dos tipos de escritores, los que viven la vida y luego la cuentan,
y los que casi no viven nada.
Él mismo admite ser de los segundos.
Pero no pretende engañarnos.
Todo lo que cuenta lo vive, en cuanto a que lo siente.
Por eso emociona su pasión por la literatura.
Es el mayor enfermo de literatura que existe.
La ama.
Pero en su caso, tiene tendencia a construir su vida a través de otro, busca los
referentes en lo que otros escritores han dicho.
No sé si esto que digo tiene mucho sentido.
•
Excodra Literatura
jajaja Está genial ¡sigue hasta donde quieras!
•
Manuel Astur
Sospecho que mi agradecimiento a su literatura, que ha sido tan importante
para mí, me lleva a contradecirme y a que no me importe.
jajajaja
A ver.
Como siempre, no importa que hables más o menos de literatura, que hagas
metaliteratura.
No importa que escribas fragmentario, a mano, a máquina o en un ipad.
Lo importante es lo que hagas con eso.
Lo importante es el ser humano que hay detrás.
Lo importante es lo que hagas con la herramienta, no la herramienta en sí.
Por mucho que hoy en día se trate de vendernos una filosofía vital de anuncio
de Apple.
Para lo cual tal o cual aparato hará de ti mejor persona y más guapo y un
artistazo; primero tienes que serlo.
•
Excodra Literatura
jajajaj La verdad es que VilaMatas es maestro porque como dices lo siente,
siente lo que vive. (dame cinco minutos, me ausento un momento, ¡está
quedando de puta madre todo lo que cuentas! un par de preguntas más y si
quieres lo dejamos, pero dame ahora five minutes please, hasta ahora!)
•
Manuel Astur
Ok.
Sí, ya comienzo a desvariar.
Y quizás tendría que dejar de beber cerveza y cenar algo.
•
Excodra Literatura
jajajaj tranqui está quedando muy bien, es que la perra estaba despertando a
mi nena y tuve que poner orden jajajaja ¡leo bien lo que pusiste y te cuento!
•
Manuel Astur
Oye, perdona...
¿Te importaría mandarme la pregunta o las preguntas que quedan y te
contesto mañana o esta noche de madrugada?
Ya está casi todo el grueso del experimento, ¿no?
Espero que no te parezca mal, pero es que llevo todo el día dándole a la
cabeza y me acaba de dar un pequeño bajón.
•
Excodra Literatura
Oks sí, venga, que hasta aquí ya va todo muy bien, te lanzo la última y para
cerrar el círculo, después de todo lo comentado: ¿Qué es la muerte? (disculpa,
ánimo con el bajón jajajaja mañana cuando me la envíes te mando la
entrevista editada a ver cómo la ves, gracias por todo, de verdad, como
experimento creo que ha ido muy bien, te has soltado muchísimo, yo soy más
de escuchar e ir soltando puntadas, espero te hayas sentido cómodo, te mando
un abrazo y descansaaaa! genial tenerte por aquí)
•
Manuel Astur
Claro.
Me ha encantado.
Buen truco, ¡me dejas hablar solo como un loco y me metes puntadas!
jajajaja
Sí, mándamela, por favor, para que le eche un vistazo.
•
Excodra Literatura
jajajajaja de eso se trata, de tirar de la lengua, que a quien quieren leer es a ti
jajajaja un abrazo, y por supuesto, te la mando y me das el ok para publicarla,
¡¡cena rico!!
•
Manuel Astur
Y supongo que no tendré que decírtelo, ¡pero deja bien claro que fue en vivo y
en directo!
Eso justificará muchas afirmaciones categóricas no matizadas que he soltado.
•
Excodra Literatura
Por supuesto esto se comenta, que ha sido genial jajajaja te debo un
cansancio.
•
Manuel Astur
Venga, voy a descansar un rato.
Hablamos.
Abrazo!
•
Excodra Literatura
Oks, buenas noches Manuel, abrazoteeee!
•
Manuel Astur
La muerte... Yo qué sé. El fin, la última página. El silencio total. El palo al final
del polo. La única cosa segura en esta vida.
Pero mi propia muerte no es algo que me preocupe demasiado.
Yo no vi cómo se alzaron las pirámides. Jamás asistí al circo romano. Nunca
he visto a un caballero andante ni a las tropas napoleónicas conquistando mi
ciudad. No participé en la Transición ni voté la Constitución. No pedí la
cabeza de ningún rey francés que hasta ayer amaba ni corrí delante de los
grises en nombre de la Libertad. Por Dios, ni siquiera estaba cuando el hombre
llegó a la Luna o cuando los hermanos Wright alzaron el vuelo. Todo eso y
mucho más, me lo perdí. Antes que yo, murieron millones de seres humanos.
Antes que yo, murieron mis antepasados, y todos sufrieron y gozaron, y quiero
creer que casi todos amaron y fueron amados. Pero, en realidad, me es
totalmente indiferente. Porque ese infinito de años que no viví, durante los
que estuve muerto, no se diferencian gran cosa del infinito de años que no
viviré. Entonces, a qué fin el terror ante todos los años venideros que me
perderé. El sólo hecho de tener la increíble suerte de participar en unos pocos
de ellos, cuando eran tan ínfimas las posibilidades de existir en este preciso
momento, es una gran razón para disfrutarlos.
COLABORADORES
Franco Chiaravalloti
Franco Chiaravalloti (Buenos Aires, 1979). Estudió publicidad, corrección de estilo, teoría
de la literatura. Vivió en Inglaterra, Argentina, Italia, Kenia. Viajó por Mongolia, India,
Siberia o Japón. Trabajó de profesor de castellano en África y en Londres, también hizo de
encuestador callejero, de publicista, de repartidor de pizzas, de corrector de estilo, de
empleado aeronáutico, de columnista radial, de copy creativo y de muchas otras cosas. Ha
coordinado proyectos para editoriales como Planeta o Círculo de Lectores. Ha publicado el
libro de relatos Como un cuentagotas que se presiona suave, muy suavemente (Hijos del
Hule, 2009) y la novela corta Volveré mil veces (Pulso, 2014). Hoy es escritor y profesor de
cuento en la Escola d'Escriptura del Ateneu Barcelonès y escribe artículos en las
publicaciones digitales Revista de Letras y Pliego Suelto.
Carlos Moya
Con los pies en Ávila, ciudad elegida para una dilatada vida profesional de técnico inmerso
en la lógica de las máquinas. Y con el corazón anclado en el Finisterre. Donde a menudo
acude en busca refugio e inspiración. Este tímido orensano nacido en Madrid, cumplidos los
sesenta años, pinta malos lienzos y escribe peores relatos, desde hace mucho tiempo. Sin
haber expuesto cuadros, ni publicado nunca un cuento, llega hasta esta revista, con idéntica
ilusión de quien emprende la soñada aventura de su vida.
David Martínez Garrido
Nací en 1981 en Madrid. Soy farmacéutico y siempre he intentado compaginar mi profesión
con escribir relatos y poemas. He publicado en las revistas El coloquio de los perros,
Letralia y Entropía y hago reseñas de cine para Culturamas. Gané el concurso de relatos
cortos Stilnox.
Diego Luis Sanromán
Diego Luis Sanromán es profesor, editor, traductor y escritor. Acaba de publicar el libro de
relatos Convertiré a los niños en asesinos (Plaza & Valdés) y Contra los pastores, contra los
rebaños (Pepitas de Calabaza), una selección de artículos del anarquista francés Albert
Libertad, que además ha traducido y prologado. También ha vertido al castellano la obra de
autores tan dispares como Albert Cossery, Maurice Blanchot, Lewis Mumford, Francis
Picabia o Gianfranco Sanguinetti.
Náyade Quero Rocamora
Mi nombre es Náyade Quero Rocamora. Nací en Barcelona el 2 de enero de 1992.
Estudiante actual de Estudios Literarios en la Universidad de Barcelona, me aficioné a las
letras de bien niña, escribiendo mis propios cuentos infantiles que ahora permanecen
perdidos y en el olvido. Ya de adulta, he colaborado como redactora freelance en diversas
plataformas online, así como traductora en Europa Press, y correctora ortotipográfica para
la empresa Lamaga.
Beti Mármol
Beti Mármol es el pseudónimo tras el que se esconde una jurista vallisoletana que escribe y
publica en Facebook pequeños relatos sobre cualquier cosa. En tan solo un año, ha
conseguido un grupo creciente de variopintos y fieles seguidores que le animan a seguir
publicando casi a diario. Si aun no le has pedido amistad para poder visitar su muro, ya
estás tardando. https://www.facebook.com/beti.marmol.7
Ana Patricia Moya
(Córdoba, 1982). Estudió Relaciones Laborales y es Licenciada en Humanidades por la
Universidad de Córdoba. Ha trabajado como arqueóloga, bibliotecaria, documentalista,
joyera, profesora de clases particulares, correctora de estilo, etc. Actualmente, se busca la
vida como puede y editora de Editorial Groenlandia. Ha publicado los libros de poesía
“Bocaditos de realidad” (Groenlandia, 2008), “Material de Desecho” (Ediciones en Huida,
2012), “Píldoras de papel” (Editorial Cinosargo, Chile, 2015) y la obra de relatos “Cuentos
de la carne”. Sus textos han aparecido en distintas publicaciones digitales e impresas, de
España e Hispanoamérica (“El laberinto de Ariadna”, “La Bolsa de Pipas”, “Revista Fábula”,
“Revista Ohio”, “Iguazú”, “Impracabeza”, “En sentido figurado”, “Enfocarte”, “Argonautas”,
“Margen Cero \ Mar de poesía”, “Delirio”, “Mitad Doble”, “La manzana poética”, “Letras
anónimas”, “Agora, papeles de arte dramático”, “Al otro lado del espejo”, “Excodra”,
“Nueva Grecia”, Palpitatio Lauri”, “Lakúma Pusaki”, “Dos Disparos”, “La ira de Morfeo”,
“Grietas”, “Palabras Malditas”, “Letralia, tierra de letras”, “Delirium Tremens”, “Revista
Cronopio”, etc) así como en antologías literarias (“Anuncios (Des)clasificados II”, “Lo que
habita en el cristal: antología de jóvenes poetas españoles”, Cinosargo, Chile; “Nocturnos:
antología de los poetas y sus noches”, Origami; “Heterogéneos”, Editorial Escalera; “La vida
por delante: antología de jóvenes poetas andaluces”, Ediciones En Huida; “En legítima
defensa: poetas en tiempos de crisis”, Bartebly; “Poetrastos: por favor, tratad con cariño”,
LVR; “Koiné: antología poética española de autores emergentes”, Obra Propia, “Generación
2001: 26 poetas españolas (sin peaje), La Manzana Poética; etc.) y en diferentes espacios
de la red. Ha sido traducida parcialmente a seis idiomas.
Carlos Barbarito
Autoría de la fotografía: Ileana Andrea Gómez Gavinoser
http://www.ileanaaggavinoser.blogspot.com.ar/
Nacido en Pergamino, Buenos Aires, Argentina, 6 de febrero de 1955) es un escritor
argentino, y ha publicado libros de poesía y de crítica de artes plásticas.
Poesía quebrada (Mano de Obra, Buenos Aires, 1984).
Teatro de lirios (Fundación Alejandro González Gattone, Pergamino, 1985).
Éxodos y trenes (Último Reino, Buenos Aires, 1987).
Páginas del poeta flaco (Filofalsía, Buenos Aires, 1988).
Caballos y otros poemas (Hojas de Sudestada, La Plata, 1990)
Parte de entrañas (Arché, Buenos Aires, 1991).
Bestiario de amor (El primer siglo, Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional
del Litoral, Santa Fe, 1992).
Viga bajo el agua (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992).
Meninas/Desnudo y la máscara (Poesía. Ganadores del Concurso Nacional de Poesía
Enrique Pezzoni 1992. Centro de Estudiantes Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, Último Reino, Buenos Aires, 1992).
El peso de los días (Ediciones Electrónicas Altamira, Buenos Aires, 1995).
La luz y alguna cosa (Último Reino, Buenos Aires, 1998).
Desnuda materia (Ediciones del Árbol, Buenos Aires, 1999).
Puntos de fuga (Colectivo ZonAlta, Toluca, 2002).
La orilla desierta (Andrómeda, San José de Costa Rica, 2003).
Piedra encerrada en piedra (Hespérides, La Plata, 2005).
Les minutes qui passent (Poietes, Foetz, 2005).
Figuras de ojo y sombras (Bermingham Edit., Donostia, 2006).
Música humana y de paramecio (Colección Manija, San José de Costa Rica, 2008)
Un fuego bajo un cielo que huye (Baile del Sol, Tenerife, 2009)
Cenizas del mediodía (Praxis, México D.F., 2010)
Feu sous un ciel en fuite Traducción de Patrick Cintas (Le Chasseur Abstrait Éditeur,
2010)
El lugar de las apariciones (en preparación, prólogo de Carlos M. Luis y dibujos de
Mónica Goldstein, Libros del Innombrable, Zaragoza)
Cristina López Lumbreras
Cristina López Lumbreras. 1987. Siempre errante. Castellana renegada. Oaxaqueña de
adopción. Irrelevante. Licenciada en Filología Inglesa y Comunicación Audiovisual.
“Soy yo, soy la que escribe y la inspiración. Soy tres. Soy ella y yo misma pensando en la
otra que me gustaría ser, tratando de crearla frase a frase, párrafo a párrafo, punto a punto.
Somos yo. Ellas son compañeras y yo portavoz, ellas alma y yo cuerpo agrietado y
boikoteador, soy la representación manifiesta, la que exterioriza temores, consiente
excentricidades y justifica debrayes. Soy yo, ella y aquélla, soy las otras y yo misma pero a
veces no consigo distinguirlas porque sólo junto a ellas soy Cristina.”
José Manuel Vara
Nacido en 1965.
LIBROS PUBLICADOS:
Ego Pervertum, junto a Denisse Sánchez. Neurótika Books, 2010.
Daño Selectivo. Neurótika Books, 2011, Excodra Editorial, 2013.
La habitación roja. Neurótika Books, 2011.
Poesía bastarda de saldo, Neurótika Books 2012.
Dead Zone, poesía de Lucía de Fraga y José Manuel Vara. Neurótika Books, 2012.
Pecados capitales y emociones asociadas. Neurótika Books, 2013.
La zona muerta, Excodra Editorial, 2014.
FANZINES, ANTOLOGÍAS, ETC.:
Resaca, Hank Over, un homenaje a Charles Bukowski. Ed, Caballo de Troya. Vinalia
Trippers, Plan 9 del espacio exterior. Viscerales. Ediciones del Viento. Esto no rima,
antología de poesía indignada. Editorial Origami. Una navidad de muerte. Editorial
Origami. Vinalia Trippers, Trippers from the Crypt. Vinalia Trippers, Spanish Quinqui.
Underground Boys. Neurótika Books.
Gestiona: Editorial Neurótika Books: http://issuu.com/varaneurotika
Blog: http://atrocityexhibitionfanzine.blogspot.com.es/
Su último libro publicado es La Fábrica, y ha sido seleccionado por el Teatre Nacional de
Catalunya para estrenar su primera obra de teatro, La mancha.
Es director de la Escuela de Periodismo Cultural y docente del posgrado internacional
Escrituras, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Juan Trigo
Nació el 1 de Agosto de 1982 en Zafra (Badajoz). Pasó su infancia en cuarteles de la
Comunidad Valenciana y después se trasladó de nuevo a Extremadura donde finalizó sus
estudios. Es Ingeniero informático y poeta, de los de la calle, de verso ágil y certero. El
poemario La deuda y la duda (Excodra, 2013) es su primera obra publicada.
Montserrat Gonzalvo Soro
Mi nombre es Montserrat Gonzalvo Soro y nací el 27 de febrero de 1992 en la ciudad de
Tarragona. En mi infancia me eduqué en dos tipos de colegios distintos: el primero de ellos
fue público y el segundo concertado. Este último ha marcado gran parte de mi vida debido
a las experiencias que viví en él. Los sentimientos se pueden ver en los escritos. Cursé el
bachillerato humanístico en el Vidal i Barraguer, y gracias a mi profesora de literatura
universal acabé estudiando la carrera universitaria de Estudis Literaris en la Universitat de
Barcelona, actualmente. Colaboré el año pasado en amical wikimedia (viquipèdia) como
correctora de artículos.
Toni Quero
Toni Quero es poeta y editor. Su primer libro Los adolescentes furtivos fue galardonado en
Collioure con el Premio Internacional de Literatura Antonio Machado 2009. El poemario,
traducido al francés y con prólogo de Pere Gimferrer, ha recibido elogiosas críticas en
medios nacionales, como la revista Qué Leer o el suplemento El Cultural del diario El
Mundo. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas y publicaciones literarias
españolas, francesas y latinoamericanas. Puntualmente ha ejercido la crítica literaria,
cinematográfica y teatral. www.toniquero.com
Angie Carretero
Angie Carretero (Terrassa, 1987).
Es una joven ilustradora Freelance que pese a llevar tiempo trabajando para diferentes
clientes acaba de publicar su primer libro ilustrado: Aviones de Papel (del cual hemos
seleccionando para este número ilustraciones pertenecientes al libro) escrito y dibujado por
ella misma y editado por Legua editorial. También ha colaborado como ilustradora en el
álbum TBO 4 JAPAN (Dibbuks)
Actualmente prepara su segundo libro ilustrado compaginándolo con su nueva faceta
artística, la pintura submarina.
Graciela Bello
Artista argentina contemporánea, vive en Buenos Aires. Pinta desde niña. En los años 80’
estudió Dibujo, Pintura y Grabado con Julio Muñeza. Tomó cursos de Fotografía,
Aerografía, Papel Maché y concurrió a varios talleres. Cursó la carrera universitaria de
Letras, que le aportó estudios de Historia del arte, Estética, Filosofía.
Desde 1992 hasta ahora ha participado en 250 exposiciones: Muestras individuales y
colectivas, Ferias de arte, Gallery nights, Salones con premios y distinciones. En el plano
internacional, su obra fue exhibida en Uruguay, Brasil, Chile, Perú, México, República
Dominicana, España, Irlanda, Italia, Suiza, Reino Unido y USA.
Sus pinturas se encuentran en varios museos, instituciones, edificios históricos, escuelas
públicas y privadas. Sus obras fueron portada de novelas, libros de poesía, textos
educativos, discos y revistas.
* Personal website www.gracielabello.co m
* Facebook page www.facebook.com/gracielabelloarte
* Contacto [email protected]
Leyre Giménez
Abril... 1976... Si se descuidan mis padres nazco en el laboratorio de revelado que había en
casa... Y de ahí hasta hoy 38 años con todos sus días mirando el mundo con curiosidad...
Buscando la imagen en cada historia.
www.leyre.me
Manuel Astur
Manuel Astur González (Grado, Asturias, 1980) es un escritor, poeta, periodista y productor
musical español. Es autor del poemario Y encima es mi cumpleaños (2013) y de la novela
Quince días para acabar con el mundo (2014). Ha publicado relatos en varias antologías,
entre las que destacan Mi madre es un pez (2011) y Nómadas (2013). Editó la revista
cultural ARTO! y ha colaborado con artículos, columnas y reseñas en las revistas Tiempo,
Quimera y BCN Mes, en el diario asturiano El Comercio y en medios digitales como
Microrevista o Revista de Letras. Es uno de los fundadores del movimiento artístico Nuevo
Drama.
Imagen de portada: Angie Carretero
LA VIDA
NÚMERO XXII
ENERO 2015
REVISTA EXCODRA
http://www.excodra.com