experiencias del seminario de edición de textos poéticos novohispanos
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Experiencias del Seminario de Edición de Textos Poéticos Novohispanos
Rocío Olivares ZorrillaResponsable del Seminario
Facultad de Filosofía y Letras, UNAM
El Seminario de Edición de Textos Poéticos Novohispanos fue concebido como un
espacio de preparación de los futuros egresados de la Licenciatura en Lengua y Literaturas
Hispánicas interesados en aproximarse académicamente al estudio más a fondo de los
autores comprendidos en el periodo novohispano. El panorama general de la literatura
novohispana presenta diversas expresiones genéricas cuya interrelación no es fácil de
establecer. Por un lado, la crónica de Indias; por el otro el teatro misionero, el incipiente
teatro profano y el teatro barroco; a diferencia de estos dos géneros que van cada uno por
caminos muy diferentes, tenemos una narrativa que intenta superar las prohibiciones
peninsulares disfrazada de crónica o de prosa didáctico espiritual; finalmente, el género
poético novohispano nos ofrece diversas vertientes: primero, una poesía épica que, lejos de
lo que pudiera pensarse, no está muy conectada con la crónica de Indias, sino sobre todo
con la tradición de la épica renacentista, con toda su dosis de invención y fantasía; luego,
una lírica que nace de la segunda época petrarquista española y participa de los cambios
estilísticos que conducen a la poesía barroca. El Seminario se ha centrado en esta última por
lo que respecta al siglo XVI y en la poesía lírica barroca del siglo XVII. Las razones han
sido varias. La idea básica ha sido rescatar a un conjunto de poetas que no pueden leerse
más que en ediciones agotadas y de escasa existencia en las bibliotecas, o insertos
parcialmente en antologías fundamentalmente peninsulares, o inéditos. En el contexto
cultural del presente, el hecho es que la lírica de un poeta como Francisco Terrazas sólo
aparece desperdigada en antologías o manuscritos y la edición de Antonio Castro Leal 1 es
una pieza de museo. El caso de Eugenio de Salazar es peor aún, pues permanece
prácticamente inédito y los propios estudiantes han contribuido, poco a poco, a ir
1 Francisco de Terrazas, Poesías, Ed. y pról. de Antonio Castro Leal, México, Porrúa, 1941.
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digitalizando en un programa funcional su Silva poética2 con el fin de trabajar
académicamente con ella. En cuanto a Luis de Sandoval Zapata, contamos afortunadamente
con varias ediciones recientes de los sonetos que se han conservado de su autoría, aunque
no son ediciones propiamente filológicas y carecen de notas ilustrativas. Agustín de Salazar
y Torres, por su parte, es otro caso que tenemos de un poeta novohispano que ha
permanecido inédito, más que nada, porque se le estuvo considerando peninsular muy
tendenciosamente, puesto que pasó en la Nueva España gran parte de su infancia y su
juventud y llegó al Viejo Mundo como un poeta ya formado. A pesar de que Martha Lilia
Tenorio3 ha publicado la silva de Las estaciones del día de Salazar y Torres en su antología
de la poesía novohispana recientemente publicada, ha manifestado que no tienen ningún
inconveniente en que los integrantes de este seminario publiquen una edición crítica y
comentada de este largo poema en cuatro partes. Son estos cuatro poetas, en fin, en los que
el seminario se ha centrado en vistas a una edición actual, si no cabalmente crítica, por no
contar más que con un documento base, como es el caso de Eugenio de Salazar o de Luis
de Sandoval Zapata, sí con una revisión propiamente filológica con el propósito de depurar
el texto de errores de copia, edición que podrá realizarse en el posgrado o posteriormente y
para la cual este seminario funciona como propedéutico. En esto ha transcurrido un buen
número de sesiones dedicadas a cada uno de los cuatro poetas seleccionados.
Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre una edición crítica y una edición filológica? A
decir verdad, ambas ediciones son filológicas, pero la edición crítica, como su nombre lo
indica, requiere de por lo menos dos versiones de la obra próximas al texto autógrafo, si es
que no se cuenta el autógrafo mismo. Pongamos, por ejemplo, el caso de Sandoval Zapata:
de él sólo tenemos una copia apógrafa4 con bastantes defectos, muy probablemente del
siglo XVIII. No tenemos ninguna otra versión con la cual compararla, pero podemos
realizar un análisis que permita depurar los errores del copista; aunque el resultado no sea
una edición crítica, los sonetos son objeto de un estudio filológico desde el punto de vista
no sólo lingüístico, sino métrico, léxico, semántico y contextual. Además, sí pueden
2 Eugenio de Salazar, Silva poética, en “Colección Clásicos Tavera", Textos clásicos de Poesía Virreinal, Antonio Lorente Medina (comp.), serie II, vol. 2. Temáticas para la historia de Iberoamérica. Mapfre Mutualidad. Fundación Histórica Tavera. Digibis, 2001.3 Martha Lilia Tenorio, Poesía novohispana. Antología, 2 vols., Presentación de Antonio Alatorre, México, El Colegio de México y Fundación para las Letras Mexicanas, 2010, pp. 486-508.4 Luis de Sandoval Zapata, Poemas, del Manuscrito 1600, México, Biblioteca Nacional de México [siglo XVII].
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intervenir algunos procedimientos propios de la ecdótica como, por ejemplo, el usus
scribendi del autor y de los poetas de su momento. Veamos el caso de Agustín de Salazar y
Torres: de él contamos con dos ediciones impresas de su poesía, una de 1681 y otra de
1694.5 De él no existe a la fecha una versión manuscrita de su obra. No obstante, estamos
en la posibilidad de cotejar las dos versiones impresas y de establecer una serie de variantes
entre las cuales elegir lo que, a juicio del editor, sea la versión más apegada a un texto
original que no se conoce, pero es considerada la versión, por así decirlo, ideal, la más
apegada a lo que pudo ser la concepción y creación del poeta. A esto se le llama
“constitución del texto”, e implica algunas veces una selección de entre las variantes o una
enmienda de todas las variantes. La enmienda es un labor muy delicada y la crítica textual
establece cuatro criterios fundamentales tanto para la selección como para la enmienda:
primero, la llamada lectio difficilior, es decir, la lectura que involucra un estudio detenido
de los diversos aspectos no sólo lingüísticos o métricos, sino sobre todo referenciales que
llevan a la interpretación más plausible, evitando una lectura –y versión– que, por fácil,
desconoce o soslaya datos pertinentes que pueden conducir a otra interpretación más
probable; en segundo lugar, el usus scribendi del autor y de su época, lo que implica
conocer a los poetas contemporáneos y el contexto del género al que pertenece el autor,
para establecer la mejor opción entre dos o más; en tercer lugar, la conformación del texto
con el contexto cultural al que pertenece y, finalmente, el aspecto métrico, que es el más
frecuentemente alterado en el trasvase de los copistas. Evidentemente, estos procedimientos
también nos sirven cuando tenemos una sola versión con muchos errores, para lo cual el
editor debe aplicar este método y eliminar todo aquello que estorbe a la comprensión cabal
de cada poema.
No profundizaré ahora en todos los detalles que llevan a una edición idónea, que son
muchos y variados y que, además, pueden leerse en el magnífico manual Crítica textual, de
Alberto Blecua. Lo importante es que tengamos muy presente que no es lo mismo “verdor
te arrulla y tumulto te sella”, tal como aparece en el manuscrito con los sonetos de
Sandoval Zapata, que “verdor te arrulla y túmulo te sella”, que es como debe enmendarse.
Las razones no son meramente métricas o rítmicas, sino sobre todo semánticas. Sin
5 Agustín de Salazar y Torres, Cythara de Apolo, varias poesias divinas y humanas que escrivió Don Agustín de Salazar y Torres y saca a la luz D. Juan de Vera Tasis y Villarroel, Primera parte, Madrid, Francisco Sanz, 1681; Cythara de Apolo…, Madrid, Antonio González de Reyes, 1694.
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embargo, la primera edición6 moderna de este verso conserva el error del copista sin
observación ninguna. Este ejemplo nos lleva justamente al propósito del seminario, que es
poner al alcance de los lectores la mejor lectura posible de los cuatro poetas estudiados con
todas las anotaciones necesarias para dar cuenta de las enmiendas y sus motivos, así como
un conjunto de comentarios ilustrativos que coadyuven a una interpretación lo más cercana
posible al sentido original del texto. Por la misma razón, que es la difusión extensiva de
nuestros poetas novohispanos que caen cada vez en un mayor olvido, los criterios del
seminario son modernizar el texto ortográficamente, conservando los vocablos antiguos que
intervienen en la métrica y el ritmo. Eso significa también que, en lugar de conservar el
error y anotar la corrección, se hará la enmienda y se anotará al pie la versión enmendada
en la medida en que la seguridad del editor sea firme y ofrezca pruebas o argumentos. En
otro caso, se anotará la propuesta del editor al pie.
El seminario está integrado por estudiantes que ya se encuentran en los últimos
semestres de la carrera. El nivel de curiosidad con el que se aproximan a estos textos
poéticos es notablemente elevado en relación con sus primeros acercamientos en semestres
anteriores. Por demás gratificantes han sido, por ejemplo, las incursiones en otras
antologías, cancioneros y poemarios de autores próximos al autor estudiado: Juan de la
Cueva o Fernando de Herrera en relación con Francisco de Terrazas; o Francisco de
Quevedo y Luis de Góngora en relación con Sandoval Zapata; o Jacinto Polo y Trillo y
Figueroa en relación con Salazar y Torres. Los integrantes del seminario se han distribuido
equitativamente antologías enteras y han expuesto en nuestras sesiones todos aquellos
paralelismos que pudieron detectar con cada poeta estudiado. Igualmente, se han
distribuido las anotaciones completas de Fernando de Herrera a la poesía de Garcilaso y se
han expuesto en el seminario todos aquellos contenidos pertinentes a los poetas que
analizamos. Después de estos chapuzones los estudiantes van embarneciendo críticamente
y se van acercando paso a paso a un prototipo de editor moderno de textos poéticos
novohispanos que responden no sólo a los cánones peninsulares, sino a búsquedas
ciertamente propias de cada poeta. Esto es lo que se llama sazonar al estudiante, llevarlo
por los caminos contextuales ya no sólo de los textos mencionados en los cursos de
Literatura Mexicana 3 y 4, como la tradición petrarquista, los furores de Marsilio Ficino,
6 José Pascual Buxó, Muerte y desengaño en la poesía novohispana, México, UNAM, 1975, p. 156.
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las Heroidas, de Ovidio o los Diálogos de amor, de León Hebreo, sino a tópicos y
tradiciones más específicas, como el manejo de los personajes mitológicos en la mitografía
renacentista, las connotaciones de la literatura emblemática o los principios del
pensamiento cristiano neoestoico. También se ha incursionado en la hermenéutica clásica,
generalmente ignorada en los cursos anteriores, pero básica para comprender, si no a los
poetas petrarquistas o a los burlescos, como Salazar y Torres, sí a poetas barrocos
contemplativos o metafísicos, como Sandoval Zapata o la propia Sor Juana, quien por
cierto no sólo es cotejada con Salazar y Torres, sino que tiene dedicado por entero un
seminario alterno al de edición de textos poéticos.
Por poner sólo un ejemplo, la tendencia más común entre los nuevos editores sin una
formación específica como tales, y así podemos apreciarlo en las tesis de licenciatura que
rescatan obras novohispanas inéditas, es anotar profusamente los significados más a mano
en la cultura del Renacimiento y, en cambio, dejar sin nota alguna vocablos y frases que
realmente representan un desafío al lector moderno, porque su referente permanece en el
que podríamos llamar “el lado oscuro” del texto en cuestión. El propósito del seminario es,
por el contrario, omitir notas con significados obvios para el lector académico medio, como
serían las explicaciones de quién es “Venus” o de qué es un “basilisco”; en lugar de ello, la
consigna es no pasar por alto una investigación para explicar, por poner un caso, el sentido
de “relieves” en los versos “para ser convidados de la olla / o sólo los relieves”. Otra
tendencia inmediatista que se suele ver en las tesis es consultar la versión actual del
Diccionario de la Academia en lugar de recurrir al Diccionario de Autoridades o al Tesoro
de Covarrubias para los problemas de tipo léxico. En cuanto a las sutilezas semánticas y
simbólicas que van más allá del léxico, sólo la lectura sistemática de los poetas que
comparten el contexto del que es objeto de estudio, así como su intertextualidad con obras
no necesariamente poéticas, como serían las anotaciones de Herrera, es lo que se pretende
comenzar a madurar en nuestras lecturas y sesiones.
Han sido múltiples las observaciones valiosas de los participantes en el seminario,
todas con vistas a ediciones actuales, modernizadas, eficazmente anotadas y comentadas.
Pongo por ejemplo algunas observaciones en torno a Francisco de Terrazas. Para empezar
se realiza una lectura comparativa de sus sonetos y su epístola con todos los poemas
comprendidos en Flores de baria poesía. De ahí concluimos que los paralelos encontrados
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con Juan de la Cueva y Gutierre de Cetina, así como con los poemas de Herrera cotejados
con Terrazas independientemente de las Flores, deben ser mencionados críticamente en una
anotación ilustrativa de la lírica de Terrazas. En un análisis memorable, el seminario
encontró la posible respuesta a una incógnita del soneto “La diosa que fue en Francia
celebrada…”, explicado muy bien, aunque no cabalmente, por Álvaro Bustos Tauler.7 Es
decir, que la incógnita que encierra el terceto final: “Quien fruto produció tan extremado, /
de ti decirse sólo se consiente / ¡Oh más que venturoso húmedo llano!”, no resuelto ni por
Bustos Tauler8 ni por Martha Lilia Tenorio9 en su recientemente publicada antología de la
poesía novohispana, muy probablemente es una alusión el “húmedo llano” sobre el que se
levanta la ciudad de México. Es decir, el soneto está dedicado, en efecto, a una Isabel, pero
esa Isabel es una belleza de la tierra novohispana, que es la apostrofada en el último terceto:
un lugar “venturoso”, que produce un fruto “extremado” en belleza, y que es un “húmedo
llano”. De la lírica de Terrazas el seminario ha planteado diversas tareas pendientes además
de su contextualización crítica: la precisión de las fechas de su biografía, como la de su
nacimiento, a la luz de la información obtenida por la revisión de las actas sacramentales
del siglo XVI por el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México;10 el cotejo de la edición
de Antonio Castro Leal con el manuscrito de Flores de baria poesía y con el del
Cancionero de la Biblioteca Provincial de Toledo (ya solicitada su adquisición a la
Biblioteca de nuestra Facultad), y la incorporación de obras dispersas, como los sonetos
encontrados por Pedro Lasarte11 en el manuscrito de la Universidad de Pensilvania.
Por su parte, la lírica de Eugenio de Salazar sigue prácticamente inédita desde que él
mismo se encargó de reunir su obra poética en su Silva. La digitalización de Antonio
7 Álvaro Bustos Tauler, “Francisco de Terrazas, poeta toscano, latino y castellano”, Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, 21, 2003, pp. 5-19. En línea: revistas.ucm.es/fll/02122952/articulos/DICE0303110005A.PDF8 Bustos Tauler, p. 7, n. 6.9 Tenorio, p. 186, n. 18.10 Actas sacramentales del siglo XVI, proyecto que se realizó entre 1994 y 2002 en el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México y sistematizó las actas de las iglesias de Santa Catarina, Santa Teresa la Antigua y del Sagrario de la Catedral de México.11 Pedro Lasarte, "Francisco de Terrazas, Pedro de Ledesma y José de Arrázola: algunos poemas novohispanos inéditos", Nueva Revista de Filología Hispánica XLV, 1. 1997, pp. 45-66; “Dos sonetos inéditos novohispanos: un posible elogio a Francisco de Terrazas”, en Lexis, XXI, 2, 1997, pp. 327-334; “Hacia un estudio del Cancionero poético ‘Ms. Codex 193’ De la Universidad de Pensilvania”, en Edición y anotación de textos coloniales hispanoamericanos, Madrid / Frankfurt am Main / Lima, Universidad de Navarra/ Iberoamericana / Vervuert /Pontificia Universidad Católica del Perú / Instituto Riva-Agüero, 1999 (Biblioteca Áurea Hispánica, 6), pp. 233-243.
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Lorente Medina en un disco compacto de Clásicos Tavera no cumple con la necesidad de
difundir su poesía extensamente y todavía espera una necesarísima anotación filológica. La
razón de que no haya sido editada en papel probablemente se deriva no sólo de la extensión
de esta Silva de poesía, de más de seiscientos folios, sino a que una buena parte de los
poemas contenidos en ella no llenan las expectativas del lector familiarizado con Garcilaso,
Herrera o Cetina. Para decirlo en otras palabras, Eugenio de Salazar fue funcionario y poeta
y esta dualidad de vocaciones tiene un reflejo perjudicial en el valor integral de lo que él
consideró digno de reunir en su propia antología, que es casi todo, y sólo la muerte
temprana de sus hijos impidió que recibiesen la tarea de publicarla, oficiosamente
encomendada a ellos por el poeta en su prólogo. Si entonces quizá fuese posible su
publicación, aunque algo difícil por su abundante y farragoso contenido, a lo largo de los
siglos esa posibilidad se fue estrechando aún más. José Manuel Blecua, hijo, por ejemplo,
ha abandonado este proyecto, que inició al parecer hace más de veinte años, y la solución
más viable hoy es la de seleccionar aquellos poemas más valiosos de Salazar y emprender
su anotación. Por lo pronto, los integrantes del seminario han mostrado mayor interés en su
poesía descriptiva y bucólica que en sus sonetos. No son sólo la “Descripción poética de la
Laguna de México” o la “Epístola” a Fernando de Herrera, ya publicadas, aunque muy
parcialmente, por Alfonso Méndez Plancarte12 y ahora completas por Martha Lilia
Tenorio,13 sino el largo poema titulado “La perpetuación de Mayo”. De hecho, como una
labor inicial, destaca la edición de este poema en octavas reales en el que la descripción de
México está contenida en una fábula fantástica dentro de la tradición de las descripciones
panorámicas usuales en la epopeya fantástica renacentista. La edición de esta obra y la
anotación de sus sonetos y canciones selectos son las tareas más apremiantes para la
difusión de la mejor poesía de Eugenio de Salazar, con gran probabilidad compuesta, al
menos en buena parte, durante los veinte años de su estadía en la Nueva España.
Por lo que respecta a Luis de Sandoval Zapata, son sobre todo los treinta sonetos
conservados los que han merecido la entusiasta atención del seminario, siendo la meta a la
que se van aproximando los seminaristas y ex seminaristas su edición filológica y
comentada. La exploración de la poesía de Góngora y la de Quevedo con fines de cotejo y
12 Poetas novohispanos, vol. 1, Ed. de Alfonso Méndez Plancarte, México, UNAM, 1945 (BEU), pp. 66-69 y 69-76.13 Tenorio, pp. 233-242 y 243-250.
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filiación ha sido emprendida por ellos, aquí presentes, a quienes dejo el comentario más
extenso de sus estudios sobre estos sonetos, a los que desde luego yo he insistido en
analizar, además, desde el punto de vista emblemático.
Finalmente, el caso de Agustín de Salazar y Torres es otro que ha despertado gran
interés. Como las dos ediciones del siglo XVII son accesibles en línea y pueden descargarse
íntegramente, la plataforma de la que partirá la edición moderna está ya dada. Los
estudiantes han explorado la obra poética de Salazar y Torres con gran atención –la
orientación general ha sido, hasta ahora, su cotejo con los poemas de Sor Juana– y han
favorecido, sobre todo, la silva titulada “Las Estaciones del Día”, inconclusa la cuarta
estación por la muerte del poeta, pero terminada por su amigo y editor, Juan de Vera Tassis.
Los paralelos con la poesía de Sor Juana apenas han sido esbozados hasta hoy. El seminario
ha impulsado la continuación de esta labor así como el cotejo entre Salazar y Torres y la
pléyade gongorista que constituye su entorno poético.