familia, sociedad y trastorno límite

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Resumen Este artículo fue escrito en el año 2005, a petición de la fundación ACAI-TLP (Associació Catalana per l’Ajut i la Investigació del Trastorn Límit de la Personalitat) para ser publicado en la revista de la asociación. Desde hace años, las autoras constituyen un grupo de estudio e investigación, uno de cuyos objetivos es contribuir a un mejor conocimiento de esta patología tanto en el ámbito profesional (supervisión y docencia) como divulgativo (artículos y colaboraciones diversas). En el artículo hemos utilizado el vocablo «límite» para adecuarnos a la terminología de la asociación, aunque para nosotras el término fronterizo refleja más adecuadamente la manera de entender estas patologías. Debido a su objetivo de divulgación, dirigida a un público general, hemos omitido referencias bibliográficas. Nuestro objetivo al escribir este artículo fue transmitir desde la perspectiva psicoanalítica, algunos aspectos sobre el funcionamiento y sufrimiento psíquico de las personas con dicha patología. En él se plantean algunas características de la sociedad actual, cuyos efectos patógenos inciden especialmente en adolescentes y jóvenes de frágil constitución psíquica. Destacamos la complejidad de los vínculos paterno-filiales y la importancia de abordar sus múltiples avatares y conflictos. Pretende rescatar la singularidad subjetiva de las personas (con frecuencia obviada bajo el rótulo diagnóstico), mostrar la necesidad de trabajar terapéuticamente desde una perspectiva multidisciplinar, y transmitir a los padres cierta confianza en el futuro de sus hijos. Frecuentemente llegan a nuestras consultas, pacientes jóvenes con poca consistencia psíquica, vulnerabilidad e inestabilidad emocional, y conductas proclives a las más variadas actuaciones impulsivas. Estas personas expresan así el malestar producido por su falta de recursos internos para organizar una personalidad consistente. Son personas que establecen vínculos muy dependientes de otras personas, substancias y objetos. Debido a ello, su percepción y su relación con el mundo, así como los procesos de individualización e identidad resultan alterados. Por otro lado, la percepción de una dependencia tan intensa, vivida como incapacitante, les produce sentimientos de angustia y rechazo, que suelen traducirse en bruscas rupturas vinculares sostenidas en fantasías omnipotentes que pueden llevarles a conductas de riesgo. Los Trastornos Límite de Personalidad, presentan las más variadas formas clínicas: — acciones que van al límite (límites de la tolerancia corporal en la ingestión de substancias tóxicas, límites de las normas sociales y de las leyes, etc.) — caída en el vacío anímico (estados depresivos y desafectivizados) y las formas contrarias: compulsividad e hiperactividad. — estados emocionales en los que se busca suprimir toda sensación de dolor psíquico: duelos, frustraciones, separaciones, desilusiones, etc. Los valores sociales contemporáneos inciden en el desarrollo de estas patologías. Vivimos una época de disolución de los límites: todo ha de ser posible y rápido. No hay límites para conseguir los máximos rendimientos en el deporte, trabajo, ocio, etc. Algunos programas de TV, en la búsqueda de la máxima audiencia, muestran sin ningún pudor la ausencia de límites entre lo público y lo privado, tampoco hay límite de edad para vestir y actuar de tal o cual manera o para tener un cuerpo delgado y joven. Los estilos de funcionamiento vital, los modos de comunicarnos y expresarnos de hoy en día, difieren mucho de los de las generaciones anteriores. Estamos ante grandes cambios en los valores tradicionales y quizás los valores actuales no están suficientemente definidos para poder asumirlos y transmitirlos con claridad a los niños y a los jóvenes (cambios en los roles hombre-mujer, 5 Familia, sociedad y Trastorno Límite de Personalidad Magda Blanch Cañellas, Mª José García Gómez, Pilar González Biescas, Eulàlia Mas Moix, Mariona Solé Sugrañes

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Este artículo fue escrito en el año 2005, a petición de la fundación ACAI-TLP (Associació Catalana per l’Ajut i la Investigació del Trastorn Límit de la Personalitat) para ser publicado en la revista de la asociación. Desde hace años, las autoras constituyen un grupo de estudio e investigación, uno de cuyos objetivos es contribuir a un mejor conocimiento de esta patología tanto en el ámbito profesional (supervisión y docencia) como divulgativo (artículos y colaboraciones diversas).

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Resumen

Este artículo fue escrito en el año 2005, apetición de la fundación ACAI-TLP (AssociacióCatalana per l’Ajut i la Investigació del TrastornLímit de la Personalitat) para ser publicado en larevista de la asociación. Desde hace años, las autoras constituyen un grupo de estudio einvestigación, uno de cuyos objetivos es contribuira un mejor conocimiento de esta patología tanto enel ámbito profesional (supervisión y docencia)como divulgativo (artículos y colaboracionesdiversas). En el artículo hemos utilizado el vocablo«límite» para adecuarnos a la terminología de laasociación, aunque para nosotras el términofronterizo refleja más adecuadamente la manera deentender estas patologías. Debido a su objetivo dedivulgación, dirigida a un público general, hemosomitido referencias bibliográficas.

Nuestro objetivo al escribir este artículo fuetransmitir desde la perspectiva psicoanalítica,algunos aspectos sobre el funcionamiento ysufrimiento psíquico de las personas con dichapatología. En él se plantean algunas característicasde la sociedad actual, cuyos efectos patógenosinciden especialmente en adolescentes y jóvenes defrágil constitución psíquica. Destacamos lacomplejidad de los vínculos paterno-filiales y laimportancia de abordar sus múltiples avatares yconflictos. Pretende rescatar la singularidadsubjetiva de las personas (con frecuencia obviadabajo el rótulo diagnóstico), mostrar la necesidad detrabajar terapéuticamente desde una perspectivamultidisciplinar, y transmitir a los padres ciertaconfianza en el futuro de sus hijos.

Frecuentemente llegan a nuestras consultas,pacientes jóvenes con poca consistencia psíquica,vulnerabilidad e inestabilidad emocional, yconductas proclives a las más variadas actuacionesimpulsivas. Estas personas expresan así el malestarproducido por su falta de recursos internos paraorganizar una personalidad consistente.

Son personas que establecen vínculos muydependientes de otras personas, substancias yobjetos. Debido a ello, su percepción y su relacióncon el mundo, así como los procesos deindividualización e identidad resultan alterados. Por otro lado, la percepción de una dependencia tanintensa, vivida como incapacitante, les producesentimientos de angustia y rechazo, que suelentraducirse en bruscas rupturas vinculares sostenidasen fantasías omnipotentes que pueden llevarles aconductas de riesgo.

Los Trastornos Límite de Personalidad,presentan las más variadas formas clínicas:

— acciones que van al límite (límites de latolerancia corporal en la ingestión de substanciastóxicas, límites de las normas sociales y de lasleyes, etc.)

— caída en el vacío anímico (estados depresivos ydesafectivizados) y las formas contrarias:compulsividad e hiperactividad.

— estados emocionales en los que se busca suprimirtoda sensación de dolor psíquico: duelos,frustraciones, separaciones, desilusiones, etc.

Los valores sociales contemporáneos inciden enel desarrollo de estas patologías. Vivimos una épocade disolución de los límites: todo ha de ser posible yrápido. No hay límites para conseguir los máximosrendimientos en el deporte, trabajo, ocio, etc.Algunos programas de TV, en la búsqueda de lamáxima audiencia, muestran sin ningún pudor laausencia de límites entre lo público y lo privado,tampoco hay límite de edad para vestir y actuar detal o cual manera o para tener un cuerpo delgado yjoven.

Los estilos de funcionamiento vital, los modosde comunicarnos y expresarnos de hoy en día,difieren mucho de los de las generacionesanteriores. Estamos ante grandes cambios en losvalores tradicionales y quizás los valores actualesno están suficientemente definidos para poderasumirlos y transmitirlos con claridad a los niños y alos jóvenes (cambios en los roles hombre-mujer,

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Familia, sociedad y Trastorno Límite de Personalidad

Magda Blanch Cañellas, Mª José García Gómez, Pilar González Biescas, Eulàlia Mas Moix, Mariona Solé Sugrañes

cambios en las relaciones familiares, etc.) Las crisisde los adultos (presiones laborales, vida emocional,temores relacionados con el futuro, etc.) repercutenen el ejercicio de las funciones parentales decontención, educación, y transmisión de modelos yde valores, referentes imprescindibles para laformación de la personalidad.

Hoy en día, los límites y la autoridad tienenmala prensa, quizás por reacción a la rigidez de los modelos educativos de épocas anteriores. Se imponen maneras de relacionarse en las que los roles establecidos para los padres y los hijospueden resultar ambiguos y confusos, las funcionesse desdibujan, dejando a los más jóvenes ensituaciones de indefensión frente a sus propiosimpulsos, sentimientos o ideas.

Todos estamos presionados a responder conéxito a las múltiples exigencias sociales. Los valores sociales convertidos en el ideal de loque hay que ser y lo que hay que tener, setrasforman en ideales inalcanzables que suelenproducir angustia y sensación de fracaso. Los jóvenes que están en proceso de constitución de su personalidad, y que todavía no tienenconfigurada su propia escala de valores, sonespecialmente sensibles a estas contradiccionessociales.

La adolescencia es la travesía por un amplioespacio de frontera entre el final de la infancia y elinicio de la adultez, siendo, por tanto, un momentofundamental en la reorganización de las etapasevolutivas anteriores. El adolescente está inmersoen una problemática entre dejar de ser el niño queera y no ser adulto todavía, entre salir del mundofamiliar y no tener aún su propio lugar en el mundo,estas vivencias de ser en tránsito hacen deladolescente una persona particularmente vulnerablefrente a todo tipo de estímulos y situaciones.

Las personas que sufren un trastorno límite depersonalidad (TLP) están atrapadas en un espaciode transición semejante, no pueden confrontar yresolver las ansiedades propias de los cambiosvitales. Éstos, por la incertidumbre que conllevan,pueden ser vividos como auténticas catástrofesemocionales que rompen su precario equilibriopsíquico.

Los cambios y los conflictos son inherentes a la naturaleza del ser humano, el cual, desde sunacimiento, se ve abocado a resolver situaciones de tensión consigo mismo y con los demás. Al finalizar la adolescencia, si no se han podidometabolizar estas cuestiones podemos encontrarnoscon posibles Trastornos Límite de Personalidad(TLP).

Siempre que hay conflictos psíquicos se da unamovilización de los afectos (rabia, frustración,impotencia, tristeza, sentimientos de abandono,etc.), si éstos no se pueden contener y encauzar,derivan en sentimientos de angustia que anulan la posibilidad de pensar y tienden a descargarse en el exterior (actos impulsivos: agresiones hacia sí mismos o hacia los otros) o en inhibicionesimportantes que se manifiestan en angustiasdesvitalizadoras (desinterés general, abandono de cuidados personales, etc.)

Afrontar los conflictos supone darse laposibilidad de abordarlos cara a cara, de poner en relación los distintos aspectos psíquicos de la dinámica interna de las personas y de susrelaciones con el entorno.

La travesía adolescente está repleta deconfrontaciones consigo mismo, como, por ejemplo,el cuerpo del adolescente cambia y no suelecorresponder a la imagen de cuerpo ideal quedesearía, lo mismo puede pasarle respecto a sumanera de ser o actuar, o con los proyectos vitalesque había fantaseado en su infancia. Debe tambiénconfrontarse con la realidad familiar y social en laque vive, por ejemplo, los padres son como son y nocomo le gustaría que fueran, tampoco son los padrespoderosos que él imaginaba cuando era niño.

Los padres de hijos adolescentes también vivenesta travesía y tienen que afrontar múltiplesconfrontaciones: las que les plantea el hijo/a, máslas propias, cada uno de ellos consigo mismo ycomo pareja, por ejemplo, de qué manera puedentolerar los cuestionamientos del hijo sobre susnormas, sus valores, su modo de ser, etc., tambiéncómo se enfrentan a su propia madurez que elcrecimiento de los hijos evidencia, cómo vivieronellos su propia adolescencia, si han llegado a ser ono los padres que hubieran deseado ser.

Cuando los padres y/o los hijos no puedentolerar y elaborar los duelos ligados a lasexpectativas e ideales esperados, se bloquean los cambios y los reajustes necesarios para el normaldesenvolvimiento de la propia identidad. Los vínculos relacionales quedarán teñidos deintensos sentimientos de culpa, fracaso, dolor,ambivalencias amor-odio, y resentimiento,generadores de rasgos patológicos propios de los TLP.

Si no hay ocasión de poner en juego lasconfrontaciones, éstas derivarán en una ampliagama de conflictos: enfrentamientos múltiples ypermanentes, dependencias incapacitadoras o falsasadaptaciones que ocultan cualquier manifestaciónde conflicto (serias inhibiciones, fobias, etc.).

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Es frecuente en personas con TLP que, al expresar la intensidad de sus emociones, ponganen juego la capacidad de comprensión y contenciónde quienes están con ellos, produciendo un climarelacional de confusión y rechazo. Por ello, conviviry relacionarse con estos enfermos es duro y difícil.

Es natural que ante estas dificultades se busquensoluciones inmediatas para poder acabar con las crisis. Se intentará calmar al enfermo, hacerlerazonar, convencerle o imponerse, se intentarátambién encontrar las palabras y actitudesadecuadas, se probarán diferentes pautas de comportamiento, esperando encontrar algunafórmula que resulte útil. Con frecuencia, después de agotadores esfuerzos, las medidas empleadasresultan exiguas frente a la magnitud del problema.

Desde nuestra experiencia profesional,pensamos que, en estos momentos, lo único posiblees ir a por todas, ayudándoles a soportar la intensidad de su desbordamiento emocional.Posteriormente, una vez superada la crisis, será el momento de ocuparse de las diferentes variablesque la han provocado y de buscar solucionesterapéuticas.

Las personas con TLP no comprenden lo que les pasa ni se sienten comprendidas, pero, quizás, lo más duro para ellas sea constatar que nadie parecepoder soportar el dolor y la desesperación que se leshace tan insoportable.

Una paciente, después de cinco años detratamiento, al salir de una crisis aguda consíntomas de agitación corporal, sudoración, llantos,miedos y una fuerte carga agresiva, decía, con rabia,a su terapeuta: «lo que me pasa es como eltsunami»… «para vivir así más vale morirse… tu encambio, ahí tan pancha… tu también te tendrías quemorir». La muchacha expresaba así el carácteraniquilador de sus vivencias, el que la terapeuta le

parecieran «tan pancha» le permitía expresar sudestructividad pero reconociendo, a la vez, que éstapodía ser contenida y limitada.

Los tratamientos psicoterapéuticos con estospacientes suelen ser largos y difíciles, ya que senecesita tiempo para crear una relación consistente yde confianza. Otra paciente verbalizó a la psicólogaque la atendía: «La primera vez que la vi, pensé: es bajita pero fuerte… eso me tranquilizó».

En la mayoría de los casos, el tratamientopsicoterapéutico individual requiere ir acompañadode otras intervenciones terapéuticas, tales comotratamientos farmacológicos, entrevistas familiares,acompañamientos, orientación laboral, etc., cuandoestos recursos son insuficientes, hay que recurrir aun ingreso hospitalario. Al finalizar éste, el enfermoregresa a casa apaciguado, con la esperanza de quela convivencia será menos huracanada, pero sólodespués de reiterados encuentros, algunos mejores,otros peores, será posible una cierta calma familiar.

Si a vuestra vida un día llegase el huracán,si hoy llegó el huracán a vuestras vidas,respirad en su furia con quietud, hondamente,y esperad.Esperad y sembradcomo siembra el viento las estrellas,pues llegará el otoño de los frutos.Ni el junco, ni el aroma, ni la luz,se quiebran.

Antonio Colinas, dedicado a sus hijos

Mª José García GómezTravessera de Dalt nº 25 Esc. C 7º 1ª08024 [email protected]

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