favor de no estar chingando

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Favor de no estar chingando Al acabarse el furor se las elecciones, cuando volvemos a la realidad y vemos el panorama nacional donde la violencia y la corrupción parecen ser el pan diario de cada día, podemos entender que el cambio esperado que buscamos a través del voto se vuelve imposible si antes no modificamos otras actitudes que nos mantienen en los límites de la supervivencia. En el libro El Laberinto de la Soledad, Octavio Paz descifra la frase ‘hijos de la chingada’ donde relaciona su significado con la cultura de ese ser mítico con el cual que nos identificamos que es ‘el mexicano’. Paz dice: “…lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de lo cerrado y lo abierto se cumple así con precisión casi feroz… El ‘hijo de la chingada’ es el engendro de la violación, del rapto o de la burla. Si se compara esta expresión con la española, ‘hijo de puta’, se advierte inmediatamente la diferencia. Para el español la deshonra consiste en ser hijo de una mujer que voluntariamente se entrega, una prostituta; para el mexicano, es ser fruto de una violación”. Entendemos así un poco la idiosincrasia que impera en el país en el que vivimos, la cual se forma a través de miles de heridas superpuestas que se han ido formando desde antes de la llegada de los españoles, sin que hasta la fecha hayan podido sanar adecuadamente. La conquista supuso para México una violación, en la cual la imagen femenina de la tierra fue mancillada por la estocada de la masculina espada española, la cual arrebató a los

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Artículo que trata sobre la necesidad de modificar la idiosincracia para lograr un cambio nacional.

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Favor de no estar chingando

Al acabarse el furor se las elecciones, cuando volvemos a la realidad y vemos el panorama nacional donde la violencia y la corrupcin parecen ser el pan diario de cada da, podemos entender que el cambio esperado que buscamos a travs del voto se vuelve imposible si antes no modificamos otras actitudes que nos mantienen en los lmites de la supervivencia.

En el libro El Laberinto de la Soledad, Octavio Paz descifra la frase hijos de la chingada donde relaciona su significado con la cultura de ese ser mtico con el cual que nos identificamos que es el mexicano. Paz dice: lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposicin a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingn es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relacin entre ambos es violenta, determinada por el poder cnico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violacin rige oscuramente todos los significados. La dialctica de lo cerrado y lo abierto se cumple as con precisin casi feroz El hijo de la chingada es el engendro de la violacin, del rapto o de la burla. Si se compara esta expresin con la espaola, hijo de puta, se advierte inmediatamente la diferencia. Para el espaol la deshonra consiste en ser hijo de una mujer que voluntariamente se entrega, una prostituta; para el mexicano, es ser fruto de una violacin.

Entendemos as un poco la idiosincrasia que impera en el pas en el que vivimos, la cual se forma a travs de miles de heridas superpuestas que se han ido formando desde antes de la llegada de los espaoles, sin que hasta la fecha hayan podido sanar adecuadamente.

La conquista supuso para Mxico una violacin, en la cual la imagen femenina de la tierra fue mancillada por la estocada de la masculina espada espaola, la cual arrebat a los indgenas sus posesiones, cultura, tradicin y religin de forma violenta. El simbolismo hace referencia a la patria como la mujer chingada, de la cual nace la cultura mexicana, acostumbrada al despojo y a despojar, donde prevalece el ms fuerte a costa del dbil. Con este sistema cuasisalvaje, no es una coincidencia que el machismo sea una palabra tan mexicana.

Este abuso que se deriv del choque de culturas instituy un sistema de privilegios racista, sexista y clasista, el cual se extenda hacia algunos hombres y mujeres indgenas a cambio de que hostigaran a sus iguales para poder controlarlos. No existe una forma de control ms perversa que aquella donde se engendra el odio entre hermanos, donde se le dota de un ltigo a uno de ellos, para que castigue con l a sus propios compaeros a cambio de algunas prerrogativas.

Lo anterior ha trascendido a la independencia y la revolucin, logrando prevalecer hasta nuestros das. Rosario Castellanos habla de l en su libro Los Nueve Guardianes y algunos integrantes de los movimientos zapatistas han contado experiencias recientes que se refieren al abuso que han sufrido de parte de algunos terratenientes.

La sociedad mexicana actual se form en un crisol de disparidad, resentimiento y violencia, en donde la justicia, ya sin venda, mide muchas de las controversias de acuerdo al dinero y posicin social de los involucrados. Ha prevalecido la ley del ms fuerte en la dicotoma explicada por Paz, que discurre entre el chingar y el ser chingado para obtener y conservar privilegios.

No es de extraar entonces que existan muchos de los males sociales que hoy nos aquejan, los cuales se han acendrado por el aumento de la poblacin y la pobreza que el mismo sistema genera, en un circulo vicioso que solo atina a buscar la salida mediante la eleccin del nuevo Tlatoani, sin entender ni molestarse por averiguar las razones por las cuales las cosas permanecen igual, independientemente de la persona que resulte ungida.

Para poder encontrar soluciones reales, es necesario entrar al estudio del problema mediante una metodologa adecuada que contemple tanto el panorama global como el local. Se requiere que los gobiernos, todos, elaboren sus estrategias de acuerdo a los resultados de dichos estudios, integrando un proyecto transversal que privilegie en todo momento la legalidad y los derechos humanos.

El problema es claro, no se trata del color del partido que gobierna, sino la falta de visin de los gobernantes a los que se les va su periodo en resolver problemas urgentes, sin jams concentrarse en los importantes. Sin entender los componentes que llevan a los jvenes a las drogas, o a la delincuencia, buscando evadirse de un futuro aterrador, o bien, buscando privilegios a los cuales les sera prcticamente imposible acceder de otra forma, dada la nula movilidad social de nuestro pas.

Como ciudadana es necesario exigir un buen desempeo participando en nuestras comunidades, pero tambin evitando caer en este sistema de privilegios que tanto dao le ha hecho a nuestro pas. El tratar de obtener ventajas sobre los dems, el chingar primero para evitar que alguien nos chingue, o pretender estar por encima de la ley por nuestro cargo pblico o nuestro parentesco es colaborar con la corrupcin y la impunidad que han permitido que el crimen organizado tenga la fuerza que tiene al da de hoy. En realidad, para lograr un mejor pas, o un mejor Estado, no es necesario elegir a un chingn, sino evitar estarnos chingando.