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Nº XXIII Mayo 2012 XXV Feria Insular de Artesanía Premio Insular de Artesanía 2012 Nieves Rodríguez

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Nº XXIII • Mayo 2012XXV Feria Insular de Artesanía

Premio Insular de Artesanía 2012

Nieves Rodríguez

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XXV Feria Insular de Artesanía

Sumario

EditorFundación Colectivo Mafasca

RedacciónTaller de Publicaciones de la Fundación Colectivo Mafasca

FotografíasTaller José Benito de Fotos y Diapositivas de la Fundación Colectivo MafascaAyuntamiento de AntiguaCarlos de SaáMiguel Quesada

Diseño y maquetaciónTaller de Publicaciones de la Fundación Colectivo Mafasca

Cuidado de la ediciónJosé Antonio López Sánchez

ImpresiónImprenta Maxorata

Prohibida su reproducción total o parcial sin la autorización expresa de su editor o autores

Editorial

Salutación

Carné de artesano

Una artesana de calado

25 años iluminando la cultura

Pinolere

Sonrisas de recuerdos

¿Y después de la crisis?, la Artesanía

Érase una vez... una Feria de Artesanía

CEO de Antigua

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La Feria Insular de Artesanía regresa otro año más y, aunque parece que fue ayer, celebramos su 25 edición.

Este año la lluvia no se ha dejado sentir, no han florecido nuestras gavias y tampoco hemos podido recolectar criadas. Sin embargo, nuestra revista progresa y llena sus páginas de crónicas diferentes que constituyen una aportación más al orbe creativo de la artesanía.

De nuevo el reencuentro de antiguos artesanos mas los que inician su camino llenan nuestro pueblo con un ambiente festivo. De nuevo la zona deportiva se transforma mágicamente y da paso a un escenario donde cada uno de nosotros se convierte en actor y el decorado surge del trabajo de nuestros mejores artesanos. De nuevo Antigua entra en ebullición en un encuentro con la cultura de los oficios.

Nuestra felicitación a Mª Nieves Rodríguez, artesana caladora, fiel a la Feria Insular desde los inicios. Comenzamos en el año 1988 homenajeando el calado y en esta 25 edición volvemos a los orígenes.

Este año hemos contado con la participación de los centros educativos de la zona, CEO de Anti-gua, CEIP Francisca Pérez, escuelas unitarias de Valles de Ortega y Agua de Bueyes y también la es-cuela unitaria de Betancuria y los Llanos de la Concepción. Manos infantiles decoran parte de nuestro recinto y la poesía se apodera de rincones haciendo un homenaje silencioso a todos los artesanos y artesanas.

Como cada año, la organización se esfuerza en concretar un programa de actos que combine el estilo tradicional de la Feria con actuaciones más contemporáneas, siempre con el fin de atraer al pú-blico. En esta ocasión, contaremos con la actuación de la orquesta de timples Timplura, y el domingo a mediodía actuarán Los Campesinos de Lanzarote.

Desde siempre ha sido una demanda de los artesanos y artesanas la mayor participación del tu-rismo. En cada edición realizamos los esfuerzos necesarios: publicidad en varios idiomas, contactos con las empresas que gestionan excursiones o prestar servicios de transporte gratuito. Otra demanda constante ha sido un nuevo recinto, solicitud que hacemos llegar siempre a las distintas instituciones, aunque son éstas las que siendo consecuentes con esta necesidad han buscado, y sigue haciéndolo, alternativas al viejo recinto que cada año nos queda pequeño.

Agradecemos la participación, en esta revista, de la Asociación Cultural Pinolere; ha querido su-marse a esta edición contándonos cómo nace, y lo que ofrece en el campo de la investigación y el cui-dado de lo nuestro. El empeño de un grupo de voluntarios dio como fruto una experiencia parecida a lo ocurrido en Antigua. Nos sentimos orgullosos de ser las dos únicas asociaciones que organizan una feria de artesanía en el Archipiélago.

Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos y del abanico de fascinantes posibilidades de futuro que nos espera en cada edición, y es por ello que seguimos creyendo en un proyecto colec-tivo de organización y gestión, que en tiempos de crisis despereza la creatividad y la pone al servicio de los que pensamos que el esfuerzo vale la pena.

Disfrutar una edición más de nuestra Feria depende en gran medida de la actitud. Concentrarnos en la abundancia nos hará sentir que nuestra vida no carece de lo importante. Todo dependerá de dónde centremos nuestra atención.

Muchas gracias

EditorialFundación Colectivo Mafasca

Editorial

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XXV Feria Insular de Artesanía

25 ediciones después la vitalidad de la Feria Insular de Artesanía de An-tigua es ejemplar. La iniciativa de la Fundación Colectivo Mafasca propició hace ya un cuarto de siglo que el interés por conocer la cultura tradicional majorera, a la vez que respaldar la creatividad de los artesanos, fraguara en un encuentro que hoy supera los límites insulares para atraer a creadores y visitantes de todo el Archipiélago.

Hoy, el impulso del Ayuntamiento de Antigua ha hecho que además la Feria se convierta en motivo de orgullo y ejemplo de participación para todo el municipio, asegurando su pervivencia por encima de las dificultades econó-micas que se puedan plantear.

Esta edición plantea además una reflexión obligada sobre la viabilidad de la artesanía como alternativa laboral o complemento económico familiar. Algo especialmente opor-tuno en una sociedad que vive, precisamente, de los atractivos que seamos capaces de exponer a nuestros visitantes.

El ejemplo de esta apuesta está precisamente en los artesanos y artesanas que durante generaciones han sabido conservar estas tareas y adaptarlas a las nuevas demandas comerciales, de ahí el reconoci-miento a la caladora Doña Nieves Rodríguez, Premio de Artesanía 2012.

Muchas gracias a la organización y colaboradores por su esfuerzo. Buena Feria.

Mario Cabrera GonzálezPresidente del Cabildo de Fuerteventura

Bienvenidos a Antigua y a nuestra Feria Insular de Artesanía, que en esta ocasión cumple 25 años y que se ha consolidado como una muestra de refe-rencia regional, donde participan más de 200 artesanos de Fuerteventura y de otras islas del archipiélago, además de acoger a miles de visitantes que se acercan para poner en valor la maestría de los profesionales de los oficios que enriquecen el evento.

El paso del tiempo no impide recordar cómo se creó la primera edición de la Feria en el año 1988, hace ahora un cuarto de siglo, gracias al impulso del Ayuntamiento y de los integrantes del Colectivo Mafasca, que apostaron desde aquel entonces por la tradición cultural canaria y que han convertido a este pueblo en la capital de la artesanía.

Fiel reflejo de la importancia de la muestra es la masiva participación de artesanos, como cesteros, ceramistas, caladoras, tejedoras y joyeros, entre otros oficios tradicionales, que exponen la calidad y la precisión de sus trabajos y que aportan también sus nuevas técnicas y diseños, complementados con una variedad de formas y elementos decorativos.

Durante los próximos cuatro días, miles de personas tendrán la oportunidad de comprobar la labor que desempeñan los propios profesionales de la artesanía a través de demostraciones de los oficios, pero también de degustar la buena repostería, contemplar las exhibiciones de los juegos y deportes tradicionales y disfrutar con los bailes y la música de las rondallas y los grupos folclóricos de nuestra tierra.

Nuevamente, sean todos ustedes bienvenidos al municipio de Antigua, a la capital de la artesanía, a nuestro pueblo que les acoge con los brazos abiertos. Aquí tienen su Feria de Artesanía, cuna de nuestras tradiciones.

Genara Ruiz UrquíaAlcaldesa del Ayuntamiento de Antigua

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Diecisiete artesanos que desarrollan su oficio en Fuerteventura recibieron, hace unos meses, su carné oficial de manos del Cabildo de Fuerteventura, en un acto celebrado en el salón de plenos de la institución insular. Diez de ellos lo hicieron tras renovar su condición de artesanos oficiales, mientras que a los otros siete se les reconoció por primera vez la potestad para desarrollar la activi-dad tras superar con éxito las pruebas que tutela la Comisión Técnica Insular de Artesanía.

Cabe destacar que en-tre los carnés entregados se reconoció por prime-ra vez en Fuerteventura el oficio de jabonero, tras haber sido aceptado entre las actividades artesanas que se desarrollan en Ca-narias por la Comisión de Artesanía regional. Entre ellas se encuentran la po-testad para comercializar sus productos en las cuatro tiendas que el Cabil-do pone a disposición de los artesanos en el Ae-ropuerto, el Molino de Antigua, junto al Museo Arqueológico de Betancuria y en el Centro de Arte Juan Ismael, con la particularidad única en Canarias de que el 100% de los beneficios van

directos al bolsillo de los artesanos. Este carné permite participar en cualquier feria artesana de Canarias, como la Feria Insular de Fuerte-ventura que se celebra en Antigua organizada por el Colectivo Mafasca, dijo el presidente del Cabildo.

El Cabildo realiza dos convocatorias al año para renovar u obtener por primera vez el carné de artesano, a todos aque-llos que acrediten ante la comisión experiencia, contar con un taller en buenas condiciones y su-perar el examen de cono-cimientos sobre los oficios tradicionales.

Aumento de la activi-dad artesana en la Isla

En 2011, antes de pro-ducirse la primera reno-vación o emisión de carné del año, había en Fuerte-ventura 179 artesanos da-dos de alta, que pasaron a

188 con las nuevas incorporaciones. En el mes de julio se superaba por primera vez la cifra de las 200 personas dedicadas oficialmente a la artesanía y, ahora, los 211 artesanos son una cifra récord. El aumento desde principios de 2011 hasta ahora es del 17%.

Carné de artesanoMás de 200 artesanos dados de alta en Fuerteventura

Juan Carlos Suárez

Carné de artesano

Artesanía deFuerteventura

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XXV Feria Insular de Artesanía

Nacida a mediados del siglo pasado en La-jares, Nieves Rodríguez vive su niñez en un periodo de posguerras, en el seno de una fami-lia campesina. La necesidad llevaba a los majo-reros y majoreras de aquel entonces a practicar una economía de autosuficiencia tal como nos lo testimonia ella: Mi padre era de esos hombres de antes que había en los pueblos y que se ama-ñaban para todo. Él hacía muebles, zurrones, zapatos, pintas... Creo que con la necesidad que existía se las ingeniaban para hacerlo todo ellos. Incluso Cutillas le entrevistó una vez mientras hacía unas tocinetas, porque antes, en las casas, la nevera era deshuesar la carne y ponerla al aire.

Por aquellos tiempos, en Lajares, la mayo-ría de las mujeres contribuían al presupuesto familiar con los pocos beneficios que les re-portaban horas y horas de trabajo en el telar. Yo siempre vi a mi madre que iba a la casa de calados y le daban sus telas y sus cosas. Había dos talleres en Lajares: uno de Antoñita Melián, que ya murió, y otro de Natividad Hernández,

Una artesanade calado

Nieves Rodríguez

Premio Insular de Artesanía 2012

Andrés Santana

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que hoy tiene una escuela taller. Recuerdo de toda la vida ver a las mujeres yendo a esos talleres, unas trabajaban en ellos y otras se llevaban las telas y los hilos y calaban en sus casas. Desde ese taller se mandaba fuera, a otras islas. El cobro muchas de las ve-ces se llevaba a cabo en especies. Mi madre llevaba los calados y en esa misma tienda compraba el aceite y el azúcar con lo que le daban. Imagínate, al cambio, cuánto le pagarían.

El aprendizaje de la artesanía se iniciaba en el seno familiar, completándose posteriormen-te, si se tuviera la oportunidad, con alguien que poseyera más conocimientos de la técnica artesanal en cuestión. Mi madre, desde que uno se levantaba, nos decía “venga, venga. A lavarse la cara y las manos y a sentarse a calar”. Y a echarle horas y horas, pon tú seis, siete, ocho horas al día. Desde que tenía siete años, me ponía mi madre a hacer espigas y a sacar hilos. Aprendí por inercia, por verla calando en la casa diariamente. Tuve una tía, Lolita Rodríguez García, también reconocida en la Feria Insular de Artesanía de Antigua, que

fue mi profesora. Era tan, tan perfecta. ¡Ay, Dios mío, bien de cachetones alcancé yo! La de ve-

ces que me hizo desbaratar las cosas. Hoy me doy por agradecida porque ahora a mí me gustan las cosas bien hechas también.

Nieves vivió en el nor-te de Fuerteventura hasta que contrajo matrimonio. Tras una temporada en Gran Canaria, ha residi-do en Puerto del Rosario. Allí, en su casa del Barrio

de Fabelo, tiene su taller. En él imparte clases de calado a un grupo de mujeres, aunque du-

rante muchos años ha desarro-llado la labor educativa a través de las Instituciones Públicas, principalmente el Ayuntamien-to de Puerto del Rosario, don-de ha impartido clases durante más de quince años. Nos dice que se siente preocupada por el futuro de esta modalidad ar-tesanal, pues no ve interés en la gente joven por dedicar el tiempo necesario para que este arte tradicional no se pierda. Ahora mismo yo tengo aquí en casa mujeres de cincuenta años en adelante. La gente joven no reconoce el valor de la artesanía; esto lleva mucho trabajo, es muy

Nieves Rodríguez | Una artesana de calado

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XXV Feria Insular de Artesanía

sacrificado y se gana poco dinero. Hay perso-nas que sienten curiosidad por aprender, pero se cansan pronto al verlo tan trabajoso. En los colegios se debería poner una asignatura que fuera la artesanía, porque es una cosa nuestra de toda la vida y se está perdiendo. Más ahora que tenemos en la isla mucha gente de fuera que desconoce nuestras tradiciones. Sí, alguna vez por el Día de Canarias, te llaman para que los niños vean cómo se trabaja, les explicas un poco, pero nada más.

A lo largo de su dilatada experiencia pro-fesional, no en vano su carné de artesana es el número 1 de Fuerteventura, Nieves ha realiza-do gran variedad de trabajos, repartidos mu-chos de ellos por otros lugares del archipiélago, de la Península o incluso de otros países como México, Venezuela, Alemania... He recibido encargos de todo tipo: salvamanteles, tapetes, colchas, cortinas, toallas... Una vez me encar-garon seis lienzos de cortinas que debían de ser de diferentes tipos de calado cada uno. También trajes típicos, tanto el traje de Fuerteventura de Néstor como el de Gran Canaria. Han servido inclusive para muestrario en programas de te-

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Nieves Rodríguez | Una artesana de calado

levisión como ejemplos de vestimentas tradicio-nales. En su poder conserva diplomas de agra-decimiento y participación en innumerables ferias o muestras a nivel regional, nacional o internacional: Iberoamericana, Pinolere, Gran Canaria, Lanzarote, Fitur... y por supuesto, en nuestra Feria Insular de Artesanía de Antigua desde sus inicios.

Nieves Rodríguez es, sin lugar a dudas, una de las artesanas con mayor prestigio de nuestra tierra, con un amplio muestrario de trabajos y

con una labor educativa encomiable, reconoci-da oficialmente con el título de Maestra artesa-na. Este año, la organización de la Feria Insular de Artesanía ha estimado otorgarle el galardón de Premio Insular de Artesanía 2012, sien-do además significativo dada la celebración de la vigésimo quinta edición de este evento. Felicitamos a Nieves y deseamos seguir com-partiendo con ella muchos más encuentros de artesanos aquí en el corazón de la isla de Fuer-teventura.

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XXV Feria Insular de Artesanía

A lo largo del pasado mes de noviembre, la Fundación Colectivo Mafasca (FCM), con mo-tivo de la celebración de sus 25 años de trabajo por la cultura de Antigua y la isla de Fuerte-ventura, desarrolló un ambicioso programa de actos culturales.

El día 4 de noviembre, en el salón de la FCM y arropados por un nutrido grupo de asisten-tes, los antiguos presidentes acompañaron en la mesa a Loli Pérez, la actual presidenta, en la presentación al público del programa de actos. El domingo 6, la Fiesta de la Bicicleta, concen-tró a los participantes en la plaza de Antigua a las 10 de la mañana para recorrer los caminos de La Corte y Las Pocetas, hasta llegar al aeró-dromo de El Jarde.

El siguiente fin de semana se preveía inten-so, y así fue, el viernes 11, el humorista gráfico Morgan provocó las carcajadas de los asistentes con su “Viñetoterapia”. El sábado 12, la iglesia de Antigua acogió, con su sonoridad caracte-rística, el concierto de Violonchelo y Acordeón, a cargo de Ángel Luis Quintana, primer chelis-ta de la Orquesta Nacional de España y Jesús Mozo–Colmenero. Es especialmente significa-tivo que 23 años atrás, este chelista ofreciera un concierto en el mismo lugar. Al finalizar la actuación, la presidenta de la FCM, Loli Pérez, hizo entrega del Premio al Mérito Cultural Fun-dación Colectivo Mafasca (trabajo en madera, realizado por el artesano José Melián), a Juan Jesús Verdú, conocido en nuestro archipiélago

Juan Carlos Suárez

25 años iluminando la cultura

Fundación Colectivo Mafasca

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por Morgan. El fin de semana de las elecciones empezó el viernes 18, a las 17,00 horas con la Fiesta Infantil, donde Jiribilla, empresa de en-tretenimiento infantil de Antigua, colaboró de forma generosa. Entrada la noche, en el Ban-co del cura, se organizó el primer encuentro de Monólogos. Miguel Ángel Umpiérrez con sus anécdotas sobre el Banco del cura y Kike Pérez, con un arte desenfrenado, arrancaron del numeroso público asistente las carcajadas más agradecidas. El último fin de semana de noviembre se desarrolló en tres momentos: el viernes con la charla–coloquio sobre diferentes asociaciones culturales de Canarias, Pinolere (Tenerife), Alcorac 1968 (Gran Canaria) y Raíz del Pueblo (Fuerteventura). Una vez acabada la charla y con las ganas de seguir hablando, se dio paso al concierto joven, donde participaron los grupos de la isla: Le Caravan Guitar y Fu-leke Band. El segundo momento de este fin de semana sería el sábado 26. Los grupos de danza y música de la FCM ocuparon el escenario para mostrar los diferentes talleres que desarrollan su actividad a lo largo del año. La mañana del domingo sería el tercer y último momento de este largo fin de semana. A las 9 de la mañana se comenzó con los preparativos del Mercadillo

Insular. Pero también fue el espacio idóneo para la celebración del Primer Encuentro Folclórico Tadeo Cabrera, que esta Fundación organizó con el fin de dar a conocer las experiencias que existen en el campo de la música tradicional. Por ser el primer encuentro se rindió un home-naje especial a Don Tadeo Cabrera, vecino del municipio y reconocido folclorista. Para la oca-sión, se invitó al grupo Los Sancochos del ba-rrio de La Isleta. En la tarde del día 29 se inició el maratón radiofónico en homenaje a Radio Cultural Mafasca, emisora de radio que jugó un papel importante a finales de los años 80 y responsable de crear el estímulo necesario en algunos jóvenes para que decidieran trabajar

en este medio. Uno de los actos más esperados tuvo lugar el 19 de diciembre con la presenta-ción del libro: “Colectivo Mafasca, una luz por la cultura” de José Miguel Rodríguez Armas — Pepecho—.

La FCM agradece a las personas que, des-interesadamente, han colaborado en la celebra-ción de estos actos, a las entidades participantes y, por supuesto, al Cabildo de Fuerteventura y al Ayuntamiento de Antigua por apoyar desde el principio este proyecto tan ambicioso.

Fundación Colectivo Mafasca | 25 años iluminando la cultura

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XXV Feria Insular de Artesanía

Tradicionalmente, los núcleos rurales con-taban con diversas personalidades que, con sus manos y la técnica aprendida de algún familiar o vecino, elaboraban objetos cotidianos y úti-les. Objetos sencillos, necesarios, artesanales, que cubrían la demanda de la comunidad y permitían el sustento, a veces escaso, del arte-sano. Tal es el caso de Pinolere, núcleo peque-ño, peculiar y único localizado a la sombra de la ladera de Santa Úrsula, en el municipio de La Orotava, Tenerife.

Su localización geográfica explica la idio-sincrasia del pasado y la condición actual. La historia de sus habitantes se remonta a épocas aborígenes, en que fueron habitadas las cuevas y los “leres”, charcos de agua formados en el fondo de los barrancos, abastecieron a la co-munidad.

Éste y otros apuntes de gran interés justifi-can las manifestaciones populares que se han dado durante décadas en este lugar. La gran di-

ferencia social, auspiciada por un régimen de medianería, y el aislamiento orográfico poten-ciado por dos grandes barrancos localizados de mar a cumbre, convierten a Pinolere en un núcleo diferenciado, en el que sus moradores se surtieron de los recursos cercanos.

En la década de los 70, y tras el desarrollo turístico de la zona costera del norte de Tene-rife, comienza la mejora de las necesidades bá-sicas de las zonas altas del Valle de La Orotava. Varios movimientos vecinales y la contribu-ción de muchas personas permitieron la cons-trucción de la carretera y de distintos espacios sociales en el barrio de Pinolere. Este hecho marcó un antes y un después en el desarrollo social y económico del núcleo.

La mejora del abastecimiento de agua, de luz eléctrica y de los accesos, permite el cre-cimiento poblacional de Pinolere y, poco a poco, las construcciones de cubierta vegetal, llamadas “pajales” por sus gentes, comienzan a sustituirse, progresivamente, por las casas de azotea.

Cubiertas las necesidades básicas, y dentro de los actos festivos de la comunidad, surge desde la propia vecindad la iniciativa de crear la primera feria de artesanía. Cuentan sus fun-dadores que comenzaron en la plaza de la Igle-sia, con tan solo cuatro o cinco puestos ocu-pados por artesanos del barrio, por aquellos

PinolereLa feria que empezó en la plaza del barrio

Yayza González HernándezIngeniera Agrónoma | Técnico de la Asociación Cultural Pinolere

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Pinolere | La feria que empezó en la plaza de un barrio

más “noveleros” que se animaron a exponer sus piezas.

De esta forma tan espontánea y versátil co-menzó la Feria de Artesanía de Pinolere, ante la ingenuidad de aquellas primeras manos arte-sanas que decidieron participar, sin sospechar en momento alguno que, 26 años después, el evento continuaría gracias a la lucha incesan-te de un colectivo, de un grupo de hombres y mujeres comprometidos con la identidad ca-naria, con la cultura y con la idiosincrasia de un barrio.

Y así, este caserío ha visto ante sus ojos cómo llegan visitantes de distintos lugares de la isla, cómo son visitados por numerosas per-sonas de islas vecinas y cómo, desde los lugares más remotos de las tierras peninsulares y otros lugares del mundo, llegan artesanos y turis-tas, curiosos y entendidos, gentes de todas las edades y estilos, gentes “de cerca” y “de lejos”, y todos comparten cada primer fin de semana del mes de septiembre, la ya tradicional visita a uno de los eventos más populares de las me-dianías del Valle de La Orotava, “La Feria”.

Este evento ha sido el eje vertebrador de todo un proyecto cultural desarrollado en años

posteriores. La Asociación Cultural Pinolere, entidad responsable de ello, ha dado contexto y sentido a La Feria, ha involucrado a miles de personas, ha llevado el nombre de “Pinolere” a los rincones más insospechados de nuestra orografía y más allá del mar.

En los tiempos que corren, las dificulta-des para sostener tal Proyecto afloran ince-santemente. Las trabas económicas imperan y numerosas acciones injustificables parecen argumentar el detrimento de los actos cultu-rales respecto a otros eventos, incluyendo en el saco actos con identidad propia como éste, del que dependen los mayores ingresos de muchos de nuestros artesanos. Sin embargo, no es fácil desaparecer cuando existen tantas raíces, no es fácil volatilizar el esfuerzo humano y econó-mico de tantas personas. Ellos, los de siempre, dicen “habrá Feria”, “siempre habrá Feria”, y pienso, desde mi humilde opinión desconoce-dora, que siempre podrán juntarse en la plaza de la Iglesia, cuatro o cinco puestos, como ya hicieron en el pasado, pero ¡desaparecer!, des-aparecer claro que no.

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XXV Feria Insular de Artesanía

La Artesanía desde siempre ha estado muy arraigada en Antigua; los famosos cala-dos, el barro, la palma, la madera, ...

Juan Évora SuárezEl alcalde impulsor

“Al principio del año 1987, apareció en el Bole-tín de la Comunidad un anuncio de subvenciones para la realización de Fe-rias de Artesanía de una cuantía pequeña (unas 400.000 ptas de la época). Ahí partió la idea, la semi-lla, de lo que hoy conoce-mos como esta maravillo-sa realidad que es la Feria Insular de Artesanía.

Los recuerdos de los primeros años no podrán ser sino de grandes ilusio-nes y muchas ganas para que todo saliera bien.

No hay que olvidar el gran trabajo y esfuer-zo de las personas que formaban el todavía nuevo Colectivo Mafasca. Recuerdo algunas madres de los muchachos del colectivo con sus cepillos y palas al hombro para limpiar, pues no había ninguna infraestructura, solo viento y tierra. Los siguientes años, el Ayuntamiento invirtió mucho en infraestructuras, lo que ha

dado lugar al actual recinto.Para mí tiene un especial recuerdo, lo refe-

rente a la colaboración y el trabajo de muchas personas de la FIA 1992, año de la celebración del descubrimiento de América, entre ellas el

maestro carpintero, Pepe Melián. En concreto este año debido a la efe-méride, el proyecto era precioso, imitar la cara-bela de la Santa María. El escenario siempre se dejaba para el final, así que con mucho trabajo y muchos termos de café —y su acompañante dul-ce—, se consiguió termi-nar. Eso sí, como siempre en el último minuto y dándose los últimos re-toques, por un lado se estaba cortando la cinta de inauguración y por el

otro terminando de pintar. Hablar de Antigua en el mes de mayo es re-

cordar el afán, la colaboración, la armonía en-tre artesanos, la organización y el buen hacer. Era curioso ver cómo los artesanos se sorpren-dían porque no se cobrara nada ni por asistir, ni por el puesto, o cómo se colaboraba con el alojamiento, la comida, el transporte…Y ya hoy pasaron 24 años…”

Sonrisas de recuerdosLa FIA en sus primeros años de andadura

Bárbara Évora Hänggi

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Sonrisas de recuerdos | La FIA en sus primeros años de andadura

José A. Santana Gutiérrez (Morete)Electricista del Ayuntamiento de Antigua

“Cada vez que se acercan estas fechas pien-so en dos cosas: ¿cómo se va a hacer este año? y por otro, qué bien que llega la Feria. En todos mis años como electricista del ayuntamiento de Antigua he aprendido muchas cosas, la más im-portante, la clave para mí, está en el orden y la orga-nización. Colocar tantos metros de cable, tomas de corriente, diferenciado-res, etc., no es fácil si no se sabe cómo irá coloca-do todo. Hay que tener en cuenta que hablamos de unas infraestructuras móviles, que año tras año se montan y desmontan completamente. Lo bue-no de este acto es que también contamos con la ayuda de estudiantes en prácticas que hace que el trabajo nuestro, con tan sólo dos o tres elec-tricistas en el mejor de los casos, sea más diná-mico. Mi alegría e ilusión se mantienen intactas y las risas con las anécdo-tas y curiosidades que en esos cuatro días nos ocu-rren son muchas.

Si no hubiera nervios de última hora, no sería lo mismo trabajar en la Feria Insular de Artesanía. Y luego debemos estar loca-lizados y atentos por si se produce una avería, o por si un artesano/a necesita una actuación concreta. Recuerdo una al princi-pio del uso de los móviles, que una señora nos solicitó casi 20 m de cable para que pudiese conectar su teléfono móvil y recargar así la batería.

Ver las caras de personas que solamente tie-nes opción de hacerlo ahí, me recuerda que ya ha pasado otro año. Y qué bien poderlas volver a ver, me dice que el trabajo de todos y todas en esta Feria ha merecido la pena.”

Mª Teresa Alberto CabreraVoluntaria y artesana

Ella y toda su familia ha estado involucra-da desde los comienzos de las primeras Ferias, aquellas en las que por las tardes había que ir a coser el mallazo, a colocar tablones, a repartir

café para los trabajadores, y darles las gracias con algún bizcochón. “Niños, mayores y jóvenes, nos reuníamos semanas an-tes para ir preparándolo todo. En cuanto al mate-rial, al principio cada uno traía de sus propias casas si le sobraba una rueda de verga, o si tenías unas te-nazas para aquellos días, se hacían los turnos para la cocina y se ponían a los más jovencitos a ayudar a limpiar los platos, por ejemplo. Pepechu, Nari,

Lolita Betancor, Mauro, fueron quienes nos animaban y nos llenaban de ilusión. Hay que entender que anterior a esto no había nada,

esto era todo un aconte-cimiento, la comunidad educativa, los padres y madres, los artesanos del pueblo… era como si no se hablara de otra cosa.

La ilusión por la Feria no la he perdido aunque hayan cambiado algunas formas de trabajo, pero sí es cierto que hoy en día hay más novedades, existen nuevas formas de artesanía y nuevas mane-ras de investigar. Si algo me gusta de esta feria es que la siento como nues-

tra y que ha sabido muy bien compaginar lo tradicional con lo moderno sin perjudicar a la primera.”

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XXV Feria Insular de Artesanía

Difícil no tener esta palabra en la boca: crisis. Y recomendable no dejarse llevar por el desasosiego y la desesperanza que su invo-cación continuada, en todos nuestros medios de comunicación, provoca. Pero la realidad es tozuda y los hechos nos enfrentan día a día con una situación muy difícil, y sobre todo, dema-siado compleja.

Alguien dijo que la palabra crisis en chino quería decir crecimiento, cambio. No sé si es cierto, pero nos es útil esta reflexión: se ha pro-ducido un cambio en nuestra economía, no sé si por un exceso de crecimiento, o simplemen-te por colapso.

Desde la aparición de la economía capita-lista de mercado, desde la revolución burgue-sa, se ha instalado en nosotros el paradigma del progreso como camino inevitable: todo va siempre a mejor, todo tiene una línea ascen-dente sólo interrumpida por unas “crisis higié-nicas” que el capitalismo necesita para purgar-se y seguir creciendo. Un economista clásico, Alois Schumpeter (Moravia 1883, EUA 1950),

reflexionó sobre los ciclos económicos del ca-pitalismo (llegó a predecir su desintegración a causa de su éxito) y popularizó el concepto de la destrucción creativa: la innovación se basa en la destrucción de antiguos modelos, de antiguas maneras de producir. Parece obvio (y sin ser especialistas en el tema y solo con la voluntad de desgranar algunas reflexiones) que ciertas innovaciones del capitalismo (en su lado financiero) han destruido la confianza y han extendido la destrucción de empleo, y la inseguridad a amplísimas capas de la sociedad que se encontraban ajenas al fenómeno. Y lo que es peor: habiendo alejado los centros del poder de su lugar legítimo, los procesos de-mocráticos, nos han dejado sin herramientas para reconducir la crisis. Ahora hemos visto que hace falta reconducir la economía gracias a una acción política fuerte basada en una de-mocracia participativa, en una nueva gober-nanza.

Esta reconducción de la economía podría ir en la dirección de devolver a los sectores que

La Artesanía¿Y después de la crisis?

Jesús-Ángel Prieto

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producen cosas un protagonismo central, en frente de los sectores basados en la especula-ción y en el espectáculo bochornoso del casino financiero. También sería prudente reflexionar sobre los límites de nuestro sistema produc-tivo, y lo que es más importante, de nuestra capacidad de sobrecargar el planeta. No pa-rece saludable seguir engordando más y más nuestra vida cotidiana a base de más consumo, de más bienes, de más material: todo ello es energía y materias primas sustraídas a la Tie-rra y que revierten en forma de contaminación y basura sobre unos ecosistemas al borde del colapso (y que no conocen fronteras como así ocurre también con los flujos financieros). Y es que gracias a la globalización este fenóme-no es ahora meridiano y de efectos visibles casi en tiempo real: no sirven las fronteras, y nos enfrentamos a dilemas de una gran injusticia, donde la irresponsabilidad de unas nacio-nes para poner límite a sus emisiones de CO2 (EUA, Rusia, China) pone en peligro la vida cotidiana de gentes de cualquier confín del globo, y normalmente los más desfavorecidos, los más ignorados (Somalia, y el cuerno de África, por ejemplo). Y seguimos quejándonos del clima y de que no nos aporta más turistas, cuando el flujo del tráfico aéreo y unas instala-ciones turísticas no sostenibles retroalimentan con sus emisiones de CO2 ese misma clima que se nos descontrola.

La artesanía es un modo de entender el mundo que proviene, que tiene sus genes en un sistema de vida basado en la producción de bienes, en la calidad del producto, en la satis-facción de un cliente (de un usuario) con el que compartimos territorio. Es una superviviente de las épocas anteriores al capitalismo de mer-cado (como la agricultura), y por ello siempre ha tenido ese carácter resistente (a veces reac-

cionario, también es bueno recordarlo), esa insistencia en el factor humano (en frente de lo industrial, joya de la corona del sistema bur-gués), ese amor por los materiales y su lugar, esa emoción por la manufactura, por la calidez de la mano en la creación de las cosas.

Si el mundo tiene que reinventarse (y no le queda más remedio, por más que algunos se empeñen en no querer ver lo obvio) la arte-sanía es un territorio muy fructífero para re-tomar aquellos valores que pueden hacer del mundo un lugar mejor para vivir, y sobre todo, con un futuro sostenible y de reencuentro con los valores humanos donde la economía vuel-va a ser la ciencia del buen sobrevivir y no de la usura y la especulación inmoral.

Reseña Richard Sennett a John Ruskin (In-glaterra, 1819-1900) diciendo que “rechaza el presente y mira al pasado para luego volver a mirar hacia el futuro”1. ¿Podemos nosotros hacer nuestra esta propuesta? La artesanía, la buena artesanía con sus buenos artesanos y artesanas, ha de proponer, desde su modestia, la referencia de su modelo, de su forma de en-tender la vida, de su forma de fabricar, de su querer entender en el otro aquellas necesida-des que nos conectan con la vida, de su respeto por el entorno, de la historia que encarnan sus objetos y sus imágenes.

Hemos de decirlo con humildad, pero de-cirlo: la cultura artesana tiene en ella elemen-tos sustanciales para proponer la superación de la crisis, para colaborar socialmente en el debate que nos aleje del desasosiego, de nues-tra pérdida de confianza y autoestima.

1 Pág. 145, Sennett, Richard, El artesano, Anagrama 2009, Barcelona.

¿Y después de la crisis? | La Artesanía

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XXV Feria Insular de Artesanía

Érase una vez...Una Feria Insular de Artesanía

Jorge Cabrera Ruiz

Este año 2012 se celebra la edición número 25 de la Feria Insular de Artesanía, que se vie-ne celebrando ininterrumpidamente cada año desde 1988. Es pues, un buen momento para recordar cómo empezó todo.

El 10 de junio de 1987, y con orden de 28 de mayo del mismo año, se publica en el Bole-tín Oficial de Canarias una convocatoria para la concesión de subvenciones a proyectos y realización de Fe-rias de Artesanía organizados por los Ayuntamientos de la Comunidad Autóno-ma de Canarias. Desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Antigua, al frente de la que se encontraba Nary Ruiz Urquía, se decide presentar la solicitud, y el 11 de julio de 1987 se le da registro de salida en el ayuntamiento. El 29 de octubre de ese mismo año lle-ga al ayuntamiento una carta del Gobierno de Canarias, por la que se otorga la subvención con una cuan-tía de 407.500 pesetas de la época. Aceptada la subvención, el ayuntamiento tiene la obli-gación de hacer la feria, pero en aquella época no se contaba con personal como para poder montar una feria, y aunque se puso a todo el

mundo a trabajar —animadores culturales, bibliotecaria, los propios concejales, etc.—, no era suficiente. El 30 de noviembre se da regis-tro de salida en el ayuntamiento a una carta en la que se invita al recientemente creado Co-lectivo Mafasca a una reunión que se celebra-rá el 5 de diciembre. En aquella reunión, en la

que se encontraban, entre otros, Pepecho, Lolita Betancor, Nary Ruiz Urquía o

la gente de Culturalcampo, po-dríamos decir que nació, de

verdad, la Feria Insular de Artesanía.

Es importante resal-tar el papel que siempre jugó el Colectivo Ma-fasca desde los inicios de la feria. A la pregun-ta de si hubiera sido po-sible la Feria Insular de

Artesanía sin el Colecti-vo Mafasca, me gustaría

remitirme a una entrevis-ta que Juan Carlos Suárez le

hizo a Pepecho en la revista El Gánigo de la VI Feria, en la que Pe-

pecho respondía esta misma pregunta.

Más tarde o más temprano, Fuerteventura hubiese tenido su Feria Insular de Artesanía, con o sin el Colectivo Mafasca, en Antigua o fuera de Antigua. Lo que es innegable es que,

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en el tiempo que surgió y con las características en las que las distintas Ferias de Artesanía se han desarrollado, no hubiesen sido posible sin el Colectivo Mafasca y de los que, sin estar en él, apoyaron la iniciativa.

Tengamos en cuenta que la Feria de 1988 era la primera Feria Insular de Artesanía que se realizaba en el Archipiélago, como tal Feria Insular. Todo era nuevo para nosotros, menos la capacidad de trabajo e ilusión; lo demás fue su-mar buenas voluntades, ingenio y creatividad, ganas de hacerlo bien, un algo de buena suerte y unos buenos consejos y apoyos de D. Vicente

Blanco, corazón artesanal de servicio y genero-sidad.

El Colectivo Mafasca le ha aportado tam-bién una determinada personalidad, un calor humano y una gran dosis de alegría y compro-miso de equipo; además, la profundización cul-tural de la Feria ha sido un garante de prestigio de la misma. Desde esa perspectiva y tal como conocemos la Feria, ésta no hubiese sido posible sin el potencial y la calidad humana del Colec-tivo Mafasca y de los que se unieron al mismo para sacar y seguir el proyecto adelante.

Érase una vez... | Una Feria Insular de Artesanía

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XXV Feria Insular de Artesanía

La educación no se trata solo de una ciencia, sino de un arte que nos obliga a desplegar toda nuestra sensibilidad.

El CEO de Antigua ha estado vinculado con la FIA desde la primera edición, razón que jus-tifica este artículo que no es más que el sentir de cada uno de los directores y directoras que han estado al frente del CEO durante estos 25 años y que han vivido desde dimensiones individua-les el valor de la Feria Insular de Artesanía.

Las palabras de Octavio Paz nos hacen re-flexionar entre la similitud de la artesanía y la labor de educar:

“El objeto artesanal entra por los sentidos, uniéndose la utilidad, la tradición y la belleza. Nos da una lección de sociabilidad, de sensibi-lidad, de fantasía; nos da una elección de vida”.

Manuel Rivero Rodríguez

Miércoles 7 de marzo de 2012, ocho de la tarde, puerta del Conservatorio de Las Pal-mas de G.C. (espero la salida de mi hijo Ma-nuel ¡ya tiene 13 años!). Recibo una llamada de Loli Pérez, presidenta del Colectivo Mafasca, y querida compañera de trabajo, me pide una colaboración con motivo del XXV aniversario de la Feria Insular de Artesanía. Recuerdos de treinta años se agolpan repentinamente.

Llegué a Antigua en el año 1981 con mu-cha juventud y poca experiencia. Los primeros años fueron de mucho trabajo en el colegio. Tiempos de experimentar “reformas educati-vas”, nuevas metodologías, primeras aulas de informática, viajes fin de curso, etc.

Asumo la dirección del colegio y, entre otros objetivos, convertir el centro y sus instalacio-

CEO de AntiguaMás que un colaborador

Loly Pérez Sánchez

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nes en un lugar capaz de ofrecer algo más que estudio y activida-des educativas.

En un escaso periodo de tiempo llegan Chema (José Ma-ría Cataraín), Pepechu (José Miguel Armas), Eduardo, Loli y Juan Carlos, Andrés Santana y otros compañeros, presentes y ausentes, con los que vamos ha-ciendo camino. Otros ya esta-ban (Nary,…). Todos, remando juntos en la misma dirección.

Corre el año 1987, el Co-lectico Mafasca se plantea, entre otros, el reto de organizar una feria de artesanía. La colabo-ración de todos es importante y necesaria; al mismo tiempo una oportunidad para trabajar juntos en un proyecto común.

Siempre he creído que las ideas son más im-portantes que las personas, que los proyectos más que los grupos y que el desarrollo integral de nuestros alumnos debe figurar como fin úl-timo a conseguir.

Todos estábamos aprendiendo a organizar eventos de esa magnitud. El reto era impor-tante, la colaboración de todos imprescindible. Se nos presentaba una magnífica oportunidad para el trabajo en equipo y no lo dudamos, ha-bía que embarcarse en tan ilusionante proyecto.

Desde el comienzo, el colegio pasó a ser un colaborador leal y desinteresado con la orga-nización de la feria. Gran parte del grupo de personas que formamos la comuni-dad educativa nos unimos a aquellos que laboraban por sacar adelante tan magnífi-ca idea.

El centro puso a dispo-sición de los organizadores sus instalaciones, mobilia-rio y todo aquello que pu-diese ser útil. Las mesas y sillas de los alumnos eran parte fundamental en los stands. El primer teléfono con el que contaron los participantes era nues-tro viejo TRM. El comedor escolar sirvió la co-mida de los artesanos, los alumnos de octavo colaboraban y, de paso, conseguían algún dine-rillo para su viaje de junio, sin olvidarnos del

personal del comedor. Y otros grandes y pequeños detalles que siempre estábamos dispuestos a ofrecer.

Nuestra participación tam-bién aportaba alegría, compro-miso, compañerismo; intan-gibles, importantísimos y de valor incalculable. Éramos co-protagonistas del nacimiento de un proyecto con futuro y largo recorrido.

Pasado un cuarto de siglo, el tiempo hace tales requiebros

que los hechos pasan a ser sentimientos, sen-saciones, caricias del recuerdo con el riesgo de llegar a ser una ensoñación.

Todo fue real, muy real, ocurrió gracias a que un grupo de entusiastas decidieron aunar voluntades, limar asperezas,… En definitiva, iniciar un camino de largo recorrido del que ahora se celebran sus primeros 25 años.

Nary Ruiz Urquía

En este mes de mayo celebramos la XXV edición de la Feria Insular de Artesanía.

Desde sus orígenes el Colegio participó en el desarrollo de la misma, primero cediendo las mesas que los mismos alumnos transpor-taban y que les servían a los artesanos para el montaje y colocación de sus productos en los

stands, y en segundo lu-gar los alumnos del último curso del centro asumían la responsabilidad de elaborar la comida para el almuerzo de los artesanos, destinando los beneficios al viaje de fin de curso.

Me gustaría destacar la calidad de la comida que siempre se le ha ofrecido a los artesanos de la mano de nuestra cocinera, Armenia, y el buen servicio, la aten-ción cercana y cariñosa de

los alumnos y tutores.El compromiso del Colegio con la Feria des-

de el año 1988 fue unánime por parte de toda la comunidad educativa, además su celebración siempre ha sido en el mes de mayo.

CEO de Antigua | Más que un colaborador

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XXV Feria Insular de Artesanía

El Día de Canarias en el Centro es uno de los días especiales que siempre hemos trabaja-do y el contar en el pueblo con una exposición de toda la artesanía, folclore, etc., de nuestra comunidad nos ayuda a conocer, conservar y poner en valor nuestro patrimonio cultural y nuestra identidad.

Andrés Santana Almeida

Como cada año, desde hace ya un cuarto de siglo, una sinuosa serpiente de mesas portadas por los alumnos del colegio se di-rige hacia el recinto ferial, una nueva edición de la Fe-ria Insular de Artesanía va a celebrarse. Niñas y niños pululan por los pasillos re-partiendo a sus compañe-ras de curso, no sin antes haberles rotulado en el an-verso del tablero el nombre de su grupo; muchas con-servan las marcas degra-dadas de años anteriores. Los artesanos les agasajan con una sonrisa e intentan, como buenos comerciantes, alguna mesa más de las que corresponden por stand.

Situarme concretamente en el espacio de cuatro años en los que ejercí la dirección del C.E.O. Antigua me es difícil en relación con la Feria de Artesanía, puesto que desde sus co-mienzos he estado vinculado al desarrollo de este evento. A mi entender el colegio debe ser parte viva en la comunidad y ser partícipe de todas aquellas actividades encaminadas a la divulgación de la cultura y la tradición que se desarrollen en nuestro pueblo. Esa es la línea que se pretendió seguir por el equipo directivo en esos años y pienso que ha sido el sentir de otros compañeros que han ostentado el cargo.

En aquellos años se realizó la ampliación del nuevo comedor escolar, pues el antiguo se en-contraba en el edificio de secundaria. Esto su-puso un avance en el servicio de comedor, pues eliminaba el problema del límite de plazas. Para la atención de los artesanos durante la celebra-ción de la Feria conllevó también una mejora tanto por espacio como por tiempo de aten-ción, sobre todo el viernes cuando el servicio

escolar coincide con la atención a los artesanos.Otra reseña con respecto a aquel periodo

es la adquisición de un horno para la cocción de cerámica subvencionado enteramente por el Ayuntamiento. La idea fue siempre dotar al centro de los mejores recursos posibles. Fruto de su uso y de la inquietud de Tino Melián, se realizaron exposiciones de motivos cerámicos elaborados por los alumnos del colegio en al-guna que otra edición de la Feria de Artesanía.

Seguramente existen más anécdotas que contar de aquellos años, pues el centro siempre ha estado vinculado al desa-rrollo de la Feria. Como ex-presé anteriormente, somos parte de una comunidad y tenemos la responsabilidad de educar a aquellos que el día de mañana serán los que la hagan crecer. Después de veinticinco años creo que los frutos están ahí. Aque-llos niños que llevaban las mesas, que colaboraban en la elaboración de los esce-narios, que tocaban o bai-laban nuestro folclore… y

tantas otras cosas más, son las mujeres y hom-bres que hoy día hacen posible la celebración de este evento que se ha visto crecer con el paso de los años. Bueno, también quedamos algunos de los que éramos adultos en aquellos comien-zos allá por los finales de los ochenta.

Es lunes, la serpiente de mesas retorna al centro. Los maestros animamos a los rezaga-dos para que el traslado se haga lo más rápido posible y empezar nuevamente las clases. Atrás ha quedado otra edición de la Feria Insular de Artesanía de Antigua.

José Antonio López Sánchez

Fue en 2005 cuando comencé mi andadura profesional como director del CEO Antigua, y fue en ese mismo año, 2005, cuando muchos aspectos de mi vida cambiaron sustancialmen-te. Sin embargo, mi relación con la Feria de Artesanía de Antigua se mantuvo exactamen-te igual que desde mis inicios en este centro educativo. Desde mi llegada al CEO, en el año 2000, siempre he estado vinculado a las gentes

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de la Feria, a través de la realización de la comi-da para los artesanos en el comedor del colegio. Año tras año nos encontramos unos y otros para dar cuenta de nuestras vivencias durante los meses previos a este acontecimiento. Nues-tros alumnos, un año sí y otro también, atien-den con su encantadora inexperiencia a nuestros ar-tesanos, que siempre encan-tados del servicio prestado por estos jóvenes en nuestro comedor, me buscan al final de la jornada para decirme: “El servicio de comedor, lo mejor”, “¡Qué chicos más encantadores!” o “Buenas mañas nunca pierdan”. Y yo, en su momento como di-rector, y siempre como co-laborador, tranquilo y con-tento por ver cómo nuestros alumnos aprenden sin darse cuenta valores tan importantes, y muchas veces no lo suficiente-mente valorados, como el respeto, el esfuerzo, la ayuda a los demás.

Durante los tres años que desempeñé el cargo mantuve una gran re-lación, relación que hoy en día sigo teniendo, no sólo profesional sino también personal, con todos aque-llos que hacen funcionar un evento tan emblemático para Antigua en particular, y Fuerteventura en gene-ral, como es la Feria Insular de Artesanía. Es esta Feria un lugar de encuentro de personas, de vidas, de sen-timientos. Es por ello que quiero expresar mi más sincera felicitación a todos aquellos que hacen posible su realización, así como desearles que perdure en el tiempo con la misma alegría y vitalidad que hasta la fecha.

Óscar Wilde dijo en cierta ocasión: “A veces, uno vive durante años sin vivir lo más mínimo, y de pronto toda la vida se agolpa en una sola hora”. Atrévanse pues. Tal vez en esa sola hora que pasen en nuestra Feria cambien sus vidas, por qué no…

Mary Ramos Navarro

Durante mis años al frente del CEO Anti-gua, la Feria Insular de Artesanía ha sido, no solo, un referente de nuestra cultura popular sino también ese viejo amigo que vuelve todos

los años y que llena nuestro centro y nuestro entorno de reencuentros y emociones.

Hemos querido siempre aportar nuestro ”granito de arena” colaborando y sien-do un lugar de reunión para todos aquellos que, años tras año, participan en ella.

Parece que fue ayer la primera vez que yo, como directora del centro, al igual que mis antecesores tam-bién supieron hacer, abrí las puertas del mismo y ofrecí

en nombre de toda la comunidad educativa a la que represento, nuestra cooperación para el buen desarrollo de las actividades que se pro-ponían. Entre todas ellas la más importante ha sido siempre la de ofrecer a los artesanos un lu-

gar donde poder comer cer-ca del recinto ferial en un entorno familiar y disten-dido donde son, nuestros alumnos, los encargados de llevar a cabo esta tarea siempre con la mejor pre-disposición y la mejor de las sonrisas, algo que aquellos que nos visitan siempre han sabido reconocer y agrade-cer.

Aprovecho esta oportu-nidad para en nombre de aquellos a quienes represen-to y en el mío propio dar un

cálido saludo y una cordial bienvenida a todos aquellos que, de una manera u otra, contribu-yen a que esta feria sea cada vez más conocida no solo en nuestra isla sino también en el resto del archipiélago.

CEO de Antigua | Más que un colaborador