figari - metodos de oracion catolica

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    - 1 -

    MTODOS DE ORACIN CATLICA

    Luis Fernando Figari

    NDICE

    La Oracin del Nombre de JessGuigo II, el cartujoLa escaleraDoble sentido de los pasosLecturaMeditacinOracinContemplacin

    Una obra valiosaMtodo de oracinNotasUn maestro de oracin, Garca Gimnez CisnerosSan Juan de vila: predicador, director espiritual y reformadorOracin metdica en el CarmeloEl maestro Fray Luis de GranadaSan Juan Bautista de La Salle: Pedagogo de la Vida InteriorPreguntas y respuestas sobre la oracin metdicaPreparacin remotaPreparacin prximaPreparacin inmediataCuerpo de la oracinEl texto en s

    Aplicacin en mCoraznResolucionesConclusin

    LA ORACIN DEL NOMBRE DE JESS

    La oracin a Jess, conocida tambin como oracin del corazn es unabreve frmula piadosa, Seor Jess, Hijo de Dios, ten piedad de m, algunasveces con el aadido: pecador, repetida en el marco de un mtodo. Hayalgunos entusiastas que quieren hacer retroceder su origen hasta los

    apstoles, pero, al parecer, no es posible encontrarla, con sus caractersticasactuales, antes del siglo XIII.Sin embargo, teniendo en cuenta la naturaleza de la `oracin a Jess sepueden descubrir sus orgenes en el ambiente de bsqueda de una oracincontinua que sella intensamente la historia espiritual de los primeros sigloscristianos, particularmente el peregrinar de los Padres del desierto. Es doctrinacomn del monacato primitivo la bsqueda del ideal de la oracin continua. Sedice de San Antonio de Egipto (c.250-356), quien ha pasado a la historia como`el padre de los monjes, que rezaba constantemente, pues haba aprendidoque era necesario rezar incesantemente en privado. La aspiracin a unaoracin incesante se nutre de orientaciones como las de San Pablo que exhorta

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    - 2 -a vivir perseverantes en la oracin (Rom 12, 12) y a orar sin cesar (1Tes5, 17).Los ejercicios de la memoria o presencia de Dios y el combate contra

    pensamientos dainos, as como la `meditacin secreta' (krypte melete), comometdica y constante repeticin, oral o mental, de una oracin o frase corta ode una sentencia de la Sagrada Escritura, son el medio donde, a travs de unlargo proceso histrico, nace y se impone como frmula privilegiada laoracin a Jess. Ireneo Hausherr, notable estudioso del tema, sostiene quela oracin es una frmula abreviada que sintetiza la espiritualidadmonstica depnzos: lamentacin, tristeza, dolor por los propios pecados.

    Las jaculatorias

    La repeticin de jaculatorias, oraciones cortas, para alabar al Seor, obtener

    ayuda o para implorar perdn, se descubre en la temprana tradicin cristiana.Ya en tiempos de Casiano (c.360-435) se va enlazando esta prctica con elpropsito de alcanzar la oracin continua. Otro testigo, de los numerosos quese pueden aducir, es San Juan Crisstomo (c.344- 407), quien recomienda larepeticin frecuente y sucesiva de unas mismas breves palabras. Sin embargo,la explcita invocacin al Seor Jess, como en la `oracin, no estnecesariamente ligada a esta difundida prctica. Existe una gran libertad en laeleccin de la sentencia que se repite buscando la comunin con Dios. As, porejemplo, el mismo Casiano recomendaba en sus Colaciones: Si queris que elpensamiento de Dios more sin cesar en vosotros, debis proponercontinuamente a vuestra mirada interior esta frmula de devocin: Ven, ohDios, en mi auxilio, apresrate, Seor, a socorrerme. No sin razn ha sidopreferido este versculo entre todos los de la Escritura. Contiene en cifra todoslos sentimientos que puede tener la naturaleza humana. Se adapta felizmentea todos los estados, y ayuda a mantenerse firme ante las tentaciones que nossolicitan. Arsenio (m. 449), monje del desierto, cuyos dichos son repetidosreverentemente por los monjes, por ejemplo, oraba diciendo: Seor, dirgemepor el camino de la salvacin. Sera fcil seguir citando oraciones breves dediversos padres en las que no se menciona explcitamente `Jess' ni `SeorJess' o `Jesucristo.Tambin es posible encontrar referencias a la invocacin del nombre delReconciliador, pero sin el recurso a la frmula en la que cristaliz la llamadaoracin a Jess ni al marco metdico psico-fsico que la acompaa. Como

    un ejemplo se puede citar una oracin de Isaac de Siria, Obispo de Nnive (s.VII): Oh nombre de Jess, llave de todos los dones, abre para m la granpuerta de tu casa del tesoro para que pueda entrar y alabarte, con la alabanzaque nace del corazn, como respuesta a tus misericordias que vengoexperimentando de un tiempo ac; pues t has venido y me has renovado conla conciencia del Nuevo Mundo. Otro ejemplo, entre los muchos citables, es eldel abba Sisoes, quien en una ocasin confiesa que durante treinta aos habarezado as: Seor Jess, protgeme de mi lengua.

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    - 3 -Componentes de la "oracin a Jess"

    La frmula que, entre diversidad de frases, va imponindose con el correr de

    los aos es: Seor Jess, Hijo de Dios, ten piedad de m, pecador. Suselementos se pueden encontrar en la Sagrada Escritura. As, en la oracin delos dos ciegos: Ten piedad (eleison) de nosotros, Hijo de David! (Mt9, 27).En el ruego de la mujer cananea: Ten piedad (eleison) de m, Seor, Hijo deDavid! (Mt15, 23). En el pedido del padre del epilptico: Seor, ten piedad(eleison) de mi hijo... (Mt17, 15). En la oracin de los diez leprosos: !Jess,Maestro, ten piedad (eleison) de nosotros! (Lc17, 13). Tambin en la oracindel ciego de Jeric, que San Marcos llama Bartimeo, que clama: Hijo deDavid, Jess, ten piedad (eleison) de m! (Mc10, 47-48; Lc18, 38-39). Uncaso aparte, pero con toda probabilidad vinculado al surgimiento de laoracin a Jess es la prototpica oracin humilde del publicano aspirando a

    la misericordia divina: Oh Dios! Ten compasin de (hilaszeti= se propicio a)m, pecador! (Lc18, 13). En una ocasin, San Juan Crisstomo, reflexionandoen torno al Salmo >, sostena: Resulta sumamente importante saber cmodebemos rezar. Cul es la forma correcta? La podemos aprender delpublicano; y no tengamos vergenza de tener como maestro a uno que hadominado el arte tan bien que unas pocas simples palabras fueron suficientespara que obtuviera perfectos resultados... Si rezas como l lo hizo tu oracinser ms liviana que una pluma. Pues si este modo de orar justific a unpecador, cuanto ms fcilmente elevar a un hombre justo a las alturas. Enlos dichos de Ammonas, probablemente discpulo de San Antonio, hay unconsejo en el que dice: permanece en tu celda, come un poco cada da y llevasiempre la palabra del publicano en tu corazn. De este modo te salvars.Tambin Martirio, Obispo sirio de Bet Garmai, conocido igualmente comoSadona (s. VI), en su Libro de la perfeccin resalta el valor ejemplar de laoracin del publicano en la necesaria prctica de la auto-acusacin ante Dios yen la humildad de corazn.En los pasajes citados y en muchos otros de los Evangelios estn los elementosfundamentales de la oracin; la gracia, la devocin y el tiempo haran elresto.

    La teologa del nombre

    Es preciso sealar un elemento ms en el surgimiento de la oracin a

    Jess. No se puede dudar de la influencia veterotestamentaria de la teologadel nombre de Dios, ni de su particular concrecin y profundizacin en elNuevo Testamento en referencia al Seor Jess, as como a las accionesrealizadas en su nombre. Algunos ejemplos neotestamentarios de estateologa, adems de los bien conocidos: Santificado sea tu nombre (Mt6,9;Lc11,2), del Padre Nuestro; o bautizndolos en el nombre del Padre y delHijo y del Espritu Santo (Mt 28, 19), de la misin apostlica, se puedenencontrar en referencias al nombre de Jess, particularmente en la Carta a losFilipenses: al nombre de Jess, toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra,en al abismo y toda boca proclame que Jesucristo es Seor (2, 9-11); enlos Hechos de los Apstoles: Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a

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    - 4 -los hombres por el que nosotros debamos salvarnos (4, 12); en el Evangeliosegn San Juan: Pues s, os aseguro que, si alegis mi nombre, el Padre osdar lo que le pidis. Hasta ahora no habis pedido nada alegando mi nombre.

    Pedid y recibiris, as vuestra alegra ser completa (16, 23-24), y el pasajesemejante en el mismo Evangelio (14, 12-14), entre otros.En la I Corintios, San Pablo, en una concrecin de la `teologa del nombreveterotestamentaria, califica a los cristianos como aquellos que invocan elnombre de nuestro Seor Jesucristo en todo lugar (1, 2), equiparando as aJess con Yahveh, cuyo nombre reverenciaban los israelitas. Se trata de unamanifestacin de fe en que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios vivo (Mt16,16). Todo esto se encuentra en el trasfondo de la historia de la oracin aJess. En la primera mitad del siglo II, en El Pastorde Hermas, se descubreuna referencia pertinente al tema del nombre. El nombre del Hijo de Dios esgrande e inmenso y sostiene todo el mundo. Ahora bien, si toda la creacin es

    sostenida por el Hijo de Dios, qu pensar de los que fueron por El llamados yllevan el nombre del Hijo de Dios y caminan en sus mandamientos? Ves,pues, quines son los que El sostiene? Los que de todo corazn llevan sunombre. De ah que El se hiciera fundamento de ellos y los lleve con placersobre s, puesto que ellos no se avergenzan de llevar su nombre.Los ejercicios de la invocacin del nombre del Seor Jess, entre los Padres deldesierto son tambin, adems de una manifestacin de fe, fruto de laconviccin, arrastrada de la mentalidad semtica veterotestamentaria, sobre elpoder del nombre de Dios. As, la invocacin del nombre no se limita a unaevocacin piadosa sino que es adems portadora de una fuerza o dinamismoque actualiza su presencia (ver p. ej. Ex23, 20s. o Is 30, 27) e incluso undinamismo salvfico. No faltan sentencias neotestamentarias que refuerzan esatradicin, por ejemplo: todo el que invoca el nombre del Seor se salvar(Rom 10, 13; Hch 2, 21; ver el paralelo enJl3, 5).

    Aproximacin a sus races

    Por lo visto, los remotos fundamentos histricos de la oracin se puedentrazar hasta los monjes egipcios del siglo IV, quienes se ejercitaban en larepeticin de una palabra o sentencia para enfrentar los malos pensamientos ypara pacificar la mente: la oracin monolgica. La conciencia de la fracturainterior del ser humano y de su fragilidad subyace a esta disciplina espiritualque, ms all del combate contra pensamientos inconsistentes o ideas erradas,

    encuentra una va positiva en la unificacin de todo el ser en Dios. Labsqueda de la paz ambiental (huda del mundo), la soledad y el silencio, y latranquilidad o paz del corazn constituyen, en sentido amplio, el caminohesicasta (termino derivado de hesiquia palabra griega para quietud,tranquilidad, reposo), que es, precisamente, de lo que se est hablando. Setrata del conjunto de medios cuyo ejercicio favorece la unin con Dios a travsde la `oracin incesante, la continua memoria de Dios (mneme Zeo ).La invocacin del nombre de Jess, ya explcitamente, ya implcitamente, porejemplo, al decir Seor, se encuentra bien documentada en los testimoniosque tenemos de los medios monacales de esos tiempos. Pero, aun cuando enun sentido amplio se puede hablar con toda razn de que esas invocaciones o

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    - 5 -referencias son una plegaria a Jess, no se trata todava de la frmulaestablecida que se conoce como la oracin a Jess. Es tambin en el sigloIV que se descubren testimonios fidedignos del uso de la aclamacin Kyrie

    eleison (Seor, ten piedad!) en la liturgia. No es posible medir su influencia enlos medios monacales, pero, sin duda, es un dato a ser tenido en cuenta.Los diversos elementos estaban all. Con toda seguridad fueron usadoslibremente, pero el desarrollo sistemtico de la oracin tomara aun cientosde aos.

    La invocacin del nombre del Seor

    Son muchos los Padres del desierto que parecen recomendar invocacionessemejantes a lo que sera finalmente la oracin a Jess. Un tal Macario,cuya precisa identidad todava se discute, aunque algunos piensan que vivi en

    el siglo IV, sera uno de ellos. Diversas sentencias, escritos, y `cincuentahomilas son atribuidos al tal Macario sin que los expertos terminen deponerse de acuerdo sobre la identidad del autor o autores ni sobre el alcancede las atribuciones. En el Ciclo copto de apotegmas de Macario (s. VII-VIII?)se puede leer: Bienaventurado aquel que persevera, sin cesar y concontricin del corazn, en el nombre de Nuestro Seor Jesucristo. Y, en unaenseanza que parece ir ms all de la mera plegaria `monolgica', serecomienda poner atencin en el nombre de Nuestro Seor Jesucristo cuandotus labios estn en ebullicin para atraerlo, pero no trates de conducirlo a tuespritu buscando parecidos. Piensa tan slo en tu invocacin: Nuestro SeorJess, el Cristo, ten piedad de m.Segn el mismo Ciclo copto, Macario le habra aconsejado a Evagrio Pntico(345-399), quien al parecer estuvo hacia el 383 en el desierto de Nitria y unosaos despus en el de Las Celdas, entre el Cairo y Alejandra, permanecersiempre firme en el Seor, pues no es fcil decir a cada respiracin: SeorJesucristo ten piedad de m; yo te bendigo mi Seor Jess, socrreme.Existen algunos lugares comunes sobre la oracin entre las sentencias del Ciclocopto y otros escritos atribuidos a Macario, salvo la expresa invocacin delnombre del Seor como en ellas aparece y que por su formulacin permitiraaceptar una fecha posterior al siglo IV para esas sentencias.En un texto atribuido a Evagrio se dice: A cada respiracin agregad unasobria invocacin del nombre de Jess y la meditacin de la muerte y lahumildad. El mismo texto aparece en un escrito de Hesiquio de Batos, del que

    se hablar ms adelante. La opinin de Ireneo Hausherr sobre el texto deHesiquio es que se est ante una metfora, no todava ante una tcnica derespiracin psico-fsica. De ser as habra que decir lo mismo de los textos delMacario del Ciclo copto y del atribuido a Evagrio.Diadoco, obispo de Ftice (m. c. 468), es partidario de la purificacin interiorpor la sanante memoria del Seor Jess, meditando incesantemente en esteglorioso nombre en las profundidades del propio corazn. En una ocasinensea: Si un hombre empieza a progresar cumpliendo los mandamientos eincesantemente llamando al Seor Jess, entonces el fuego de la gracia divinalo impregnar, incluso a los sentidos exteriores del corazn. En otro pasajeafirma: El intelecto, cuando hemos cerrado todas sus salidas por el recuerdo

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    - 6 -de Dios, exige, absolutamente, una actividad que ocupe su diligencia. Se ledar entonces el `Seor Jess por nica ocupacin y para que responda porentero a su fin. Las condiciones ascticas y morales como requisito para el

    `ejercicio del Nombre se perciben, por ejemplo, cuando dice: Si el alma esturbada por la clera, oscurecida por los vapores de la ebriedad, oatormentada por una tristeza malsana, el intelecto no ser capaz de convocarla viva memoria del Seor Jess, ni forzndolo.Aun cuando Diadoco no parece conocer la frmula de la oracin, susreflexiones sobre el uso del nombre del Seor, as como su teologa bautismalpor la que el hombre recupera la plenitud de la imagen, y la cooperacin a lagracia para alcanzar la semejanza perdida y la unidad de su ser, constituyenpasos que van haciendo el ambiente para el nacimiento de la oracin.Barsanufio, el egipcio, y Juan de Gaza (s. VI), de quienes conservamos suscartas espirituales, plantean una estrategia asctica para combatir los malos

    pensamientos mediante el recurso al nombre de Jess, ya que el mejor mediode lucha es confiar, desde nuestra impotencia, en Aqul que nos da la victoria:Cuando durante la salmodia, la oracin o la lectura, te viene un malpensamiento, no le prestes atencin sino ms bien concntrate ms en lasalmodia, la oracin o la lectura. Si el mal pensamiento persiste esfurzate eninvocar el nombre del Seor y el Seor te auxiliar y suprimir las astucias delos enemigos. Y en otra ocasin: cuando el ardor de la batalla aumenta,tambin t aumenta tu fuerza clamando: `Seor Jesucristo! T ves midebilidad y mi afliccin, aydame y lbrame de quienes me persiguen (Sal142,6); a Ti acudo para refugiarme (Sal143, 9)!'. Al hablar de la dispersin de lamente, se lee que uno debe recogerse diciendo: Seor, perdname enconsideracin del santo nombre. A pesar de las caractersticas que hemospodido apreciar, como parece obvio, an no estamos ante la frmula que luegocristalizar sino ante una devocin oracional al nombre del Reconciliador.

    La frmula oracional

    La primera evidencia irrecusable de una versin de la oracin a Jess sedescubre en la Vida de San Dositeo, discpulo de Doroteo de Gaza (s. VI-VII),quien a su vez fue entrenado por Barsanufio y Juan. La biografa de Dositeoestablece que Doroteo le transmiti la frmula que repeta incesantemente:Pues l (Dositeo) viva en continua memoria de Dios. (Doroteo, su padreespiritual) le haba transmitido la regla de que siempre debera repetir estas

    palabras: `Seor Jesucristo, nuestro Dios, ten piedad de m! Hijo de Dios,slvame!' Por lo cual deca continuamente esta oracin. Cuando enferm, l(Doroteo) le dijo: `Dositeo, no descuides tu oracin. Asegrate que noabandones tu oracin. Ya en este momento se puede afirmar que estamosante una frmula de la oracin a Jess, aunque todava falta madurar algoms.Conviene, tambin, traer a colacin el testimonio de Filemn, de cuya vida nosabemos prcticamente nada, as como del tiempo en que vivi, aunque sepuede estimar que fue hacia mediados del siglo VI. Filemn us la oracin,aunque sin llamarla de una manera especfica. Vea en ella un buen medio paraconcentrarse evitando la disipacin interior, as como un camino para

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    - 7 -mantener la memoria de Dios. Al recomendar un camino espiritual a unhermano, le dice: Ve, practica la sobriedad en tu corazn, y en tupensamiento repite sobriamente, con temor y temblor: Seor Jesucristo, ten

    piedad de m. En otra ocasin ampla la frmula: Seor Jesucristo, Hijo deDios, ten piedad de m.As, paso a paso, vamos llegando a la Carta a los monjes del pseudo-Crisstomo que, aunque difcil de fechar con exactitud, podra ser de estetiempo o algo despus. En ella el annimo autor opta por una nica forma paraser incesantemente repetida: Seor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad dem, pecador. La clave de esta aproximacin se centra en la memoria y elcorazn, punto de anclaje de la atencin. Es all donde debe acogerse elnombre del Seor. Permanece en tu corazn clamando el nombre del SeorJess para que el corazn se fije profundamente en el Seor, y el Seor en elcorazn, y los dos sean uno. As, pues, habiendo sido fijada una frmula, an

    queda cierto trecho que recorrer antes de llegar a la metodologa psico-fsicadel monje de origen latino, Nicforo, del siglo XIII.

    San Juan y Hesiquio

    San Juan Clmaco (580-650), vivi en el desierto del Sina, a las faldas delmonte de Moiss, Jebel Musa. San Juan es ampliamente conocido por su`Escalera del Paraso', que an hoy es leda, durante la Cuaresma, en losmonasterios ortodoxos. Es una obra muy popular tambin entre los laicos. Ensu obra, un indiscutible clsico espiritual de todos los tiempos, recomiendaque la memoria de Jess est unida a tu respiracin. Foco difusor de laoracin a Jess, juntamente con Gaza Palestina, es el Sina. All, en unmonasterio, fue abad San Juan Clmaco. En su `Escalera, sin embargo, lafrmula de la oracin no excluye otras variables. A estas alturas an es laplegaria monolgica, con diversidad de contenidos segn las necesidades, laque se encuentra como el elemento clave del mtodo hesicasta espiritualidaddel reposo , del cual es magnfico exponente San Juan Clmaco.Las dos centurias `Sobre la sobriedad y la oracin, atribuidas a Hesiquio deBatos (s. VII-VIII), constituyen uno de los ms importantes testimonios delejercicio del santo nombre de Jess. Una y otra vez vuelve sobre el mismotema quien escribe bajo el nombre de un higmeno del monasterio de Batos,en el Sina. En la obra se va delineando un mtodo, no slo de hacer oracin,sino de disciplina espiritual. La meta es recobrar la belleza y justicia original

    del alma. La sobriedad y la atencin se intercambian en el marco de unaestrategia de lucha contra los malos pensamientos. La humildad, la atencin,la resistencia al mal y la oracin son condiciones para la batalla espiritual. Labsqueda de la pureza de corazn y la memoria de los propios pecadospermiten recibir la ayuda del Seor. El recuerdo y la invocacinininterrumpidos de Nuestro Seor Jesucristo producen en nuestro interior unestado divino, a condicin de que no seamos negligentes en la constanteoracin a Cristo, en la sobriedad perseverante y en la obra de la vigilancia. Entodo tiempo sea as como invocamos a Jesucristo, Nuestro Seor, clamandocon un corazn ardiente para entrar en comunin con su santo nombre,mantenindolo como una chispa en nuestro corazn. Pues la constancia, en la

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    - 8 -virtud como en el vicio, engendra al hbito; y el hbito es como una segundanaturaleza, escriba Hesiquio casi al final de su primera centuria revelando lainmensa importancia que daba a la invocacin del santo nombre.Pero,

    inspirndose en San Juan Clmaco, Hesiquio parece ir ms lejos, al punto dehaber servido de fundamento, o al menos de referencia, para las tcnicaspsico-fsicas que aparecern despus. A la respiracin de tu nariz une laatencin (nespis) y el nombre de Jess. Verdaderamente feliz es el hombreen quien la `oracin a Jess se prende al poder del pensamiento y lo llamacontinuamente en su corazn, as como el aire est unido con nuestros cuerposy la llama a la mecha de la vela. A pesar de lo que parece implicar, loimpreciso an del lenguaje no permite afirmar con total seguridad que lo quepropone Hesiquio sea una coordinacin de los ritmos respiratorios con laoracin. De ser as habra que hacer retroceder la fecha del mtodo psico-somtico del siglo XIV a este tiempo en que vivi este monje sinata.

    Svjatocha

    El asunto de la fijacin de una frmula oracional que mencionando el nombredel Seor Jess sea a la vez una confesin de fe en su divinidad, unreconocimiento de las propias culpas, y un pedido de misericordia se ha idoabriendo camino en los ambientes monacales de Africa y Asia Menor. Desdeesos antiguos tiempos hasta el nuestro ir haciendo fortuna el ejercicioespiritual del nombre de Jess, particularmente entre los cristianos orientales,bizantinos y rusos en especial. Para encontrar un testimonio de su presenciaen Rusia no es necesario esperar a la difusin efectuada por Nilo Sorskii (1433-1509), ni a la traduccin eslava de la Filocalia (Dobrotolubiye) por PaisijVelichkovsky (1722-1794), o las versiones del siglo pasado de IgnacioBriantchaninov (1807-1867) o de Tefano el Recluso (1815-1894). Esinteresante sealar que ya hacia principios del siglo XII hay un testimonio deun monje ruso conocido como Svjatocha (o Sviatosa), que en el mundo habrasido un tal prncipe Nicols. De l se ha dicho: Nadie nunca lo vi ocioso.Siempre tena las manos ocupadas en algn trabajo manual. Y en todomomento sus labios repetan: `Seor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad dem.

    El mtodo psico-fsico

    En este punto habra que referirse a un higmeno de Constantinopla, una delas ms notables figuras de su tiempo, Simen, el nuevo telogo (949-1022),particularmente a un tratado que corre bajo su nombre, pero que la modernacrtica atribuye a un monje del monte Atos llamado Nicforo el Hesicasta o elSolitario, quien se cree que vivi en el siglo XIII y XIV, y que de ser este elcaso, habra sido maestro de Gregorio Palamas, Arzobispo de Tesalnica (c.1296-1359).En las obras autnticas de Simen, no parece haber evidencia de ideas comolas que se descubren en el referido tratado aunque s se percibe un acentuadocristocentrismo que lo podra haber predispuesto a la prctica de la oracinque, segn testimonios, de alguna manera practic. Hay quien considera los

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    - 9 -escritos de Simen y su concepcin de la vida mstica como un puente entrelos Padres y los monjes del desierto y los hesicastas de siglos posteriores.Independientemente de la identidad del autor, la obra que interesa es: `Tres

    mtodos de atencin y oracin. El ttulo es descriptivo. Descartando los dosprimeros, presenta el tercero: el mtodo hesicasta. Est precedido por laobediencia del corazn, y la constante presencia de Dios en la conciencia,estableciendo rectas relaciones con Dios, el padre espiritual, los demshombres y las cosas. Insistiendo en la necesidad de estar libre de todapreocupacin, con la conciencia tranquila y sin atadura pasional alguna, sedebe: mantener la atencin dentro de s mismo, en el corazn. Mantener lamente ah (en el corazn), tratando por todo medio posible de encontrar ellugar donde est el corazn, para que una vez hallado, la mente se centre enl, y as manteniendo la mente en atencin, mantener a Jess en el corazn,esto es, su oracin: `Seor Jesucristo, ten piedad de m. Esta oracin sera

    la base de toda la vida espiritual, pues es particularmente apta para superar ladesintegracin interior, domar las pasiones, conquistar la humildad y andar enpresencia de Dios.En el tercer mtodo de `Tres mtodos de atencin y oracin, claramente sepueden notar dos ejercicios y una tcnica psico-fsica que aspira a la liberacinde las pasiones y al recogimiento interior, favorecidos por las tcnicascorporales. Por lo que se ha venido viendo parece claro que la oracin norequiere necesariamente de tcnicas corporales externas, an cuando para elpseudo-Simen aparezcan ntimamente vinculadas.Estos planteamientos son semejantes a los del referido Nicforo en un escrito,al parecer, definitivamente suyo: `Sobre la sobriedad y la guarda delcorazn. En l dice: T sabes que tu respiracin es la inhalacin yexhalacin de aire. El rgano que sirve para esto son los pulmones que estnalrededor del corazn. As que el aire que pasa por ellos envuelve al corazn.Es as que la respiracin es una va natural al corazn. De modo que habiendorecogido tu mente en ti mismo, condcela por el canal de la respiracin por elque el aire llega al corazn y, juntamente con el aire inhalado, fuerza a tumente a descender al corazn y permanecer ah. Ms adelante dice Nicforo:Adems, debes saber que cuando tu mente queda firmemente establecida enel corazn, no debe permanecer en silencio y sin hacer nada, sino que deberepetir constantemente la oracin: `Seor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedadde m!, y nunca cesar. Pues esta prctica, manteniendo la mente libre desueos, la vuelve evasiva e impenetrable a las sugestiones del enemigo y cada

    da la conduce, ms y ms, a amar y anhelar a Dios. Si Nicforo el Solitarioes autor tambin del tratado `Tres mtodos de atencin y oracin, la fechade ste tendra que llevarse hasta fines del siglo XIII, o las primeras dcadasdel XIV.

    Fase atnita

    Hasta ac el desarrollo del mtodo se ha venido presentando, salvo algunosadelantos como las referencias al pseudo-Simen y a Nicforo, desde lallamada `fase sinata' de la oracin hesicasta. El paso a la `fase atnita enreferencia al monte Atos se dar a travs de Gregorio el sinata (1255-1346),

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    - 10 -quien aprendindola en el monte Sina, profundizndola con el anacoretaArsenio, en Creta, la lleva al monte Atos donde se produce una renovacin dela vida interior. Gregorio es considerado el restaurador del hesicasmo y de la

    oracin incesante en Atos. Sus consejos tienen un carcter prctico ypresentan el mtodo con magistral claridad: Colcate en un asiento o inclusoen un lecho, curva la espalda, inclina la cabeza sobre el pecho, recoge tuespritu y encirralo en tu corazn y fija toda tu atencin. Repite entonces deuna manera continua, ya de viva voz, ya mentalmente esta invocacin:`Seor, Jesucristo, ten piedad de mo `Jess, Hijo de Dios, ten piedad de m(a la que algunos aaden pecador como culminacin). Vigila bien que elespritu no se escape de tu corazn, evita cuidadosamente todo pensamientoextrao (sus avisos se extienden a la presencia de colores, imgenes o formas,advirtiendo especialmente contra la imaginacin-fantasa), aunque fuera nobley excelente, pues te distraera del pensamiento de Dios. Para ello retarda el

    ritmo de la respiracin. En Atos la frmula, empleada por los monjes en Gazay en el Sina, quedar fijada y vinculada a ejercicios psico-somticos, en elmarco, para entonces ya tradicional de la purificacin del corazn, la luchacontra las pasiones y el recogimiento en Jesucristo.Sin embargo, un contemporneo suyo, Mximo Kausokalybe, vara un tanto lafrmula repitiendo tambin, junto al nombre de Jess, una invocacin a SantaMara. No obstante que para este tiempo no haba ya la total libertad que se havisto en siglos pasados, an parece darse una relativa libertad en laelaboracin de la frmula, siempre y cuando incluya la invocacin a Jess, a laque, siguiendo la `teologa del nombre, se otorga un singular poder. Sinembargo no es conveniente segn sostiene Gregorio el sinata cambiar confrecuencia la frmula de la plegaria .Se hace necesario, tambin, mencionar al famoso teorizador de la `oracin delcorazn Gregorio Palamas (1296-1359), a quien la Iglesia oriental veneracomo un gran santo. Fue un entusiasta del hesicasmo, que con l alcanza grandifusin. Sus enseanzas, de alto vuelo teolgico, conocidas comopalamismo, luego de recibir un rechazo inicial de la Iglesia bizantina, fueronapoyadas, principalmente por el Snodo de Constantinopla de 1351,divulgndose ampliamente. Quien llegara a ser Obispo de Tesalnica, sufri losembates del monje Barlaam, un platonizante anti-mstico, cuestionador delhesicasmo. La llamada `polmica palamita sirvi para esclarecer los alcancesdel movimiento hesicasta y para dotar a lo que se podra denominar comoneo-hesicasmo de una profunda fundamentacin teolgica.

    Por ltimo, una breve referencia a Calixto II, Patriarca de Constantinopla, eIgnacio, monjes del monasterio Xantopulos del monte Atos (s. XIV), autores deDirecciones para los hesicastas, en cien captulos. Se trata de un tratadoinstructivo, para novatos, lleno de pormenorizadas orientaciones para ponerlos medios, con la ayuda y gracia de Dios, que lleven a responder a laeconoma de Cristo, despojndose del viejo Adn y revistindose con el nuevohombre espiritual. El texto muestra como su ncleo las enseanzas de Nicforosobre: El mtodo de ingresar al corazn por la atencin mediante larespiracin juntamente con la oracin: Seor Jesucristo, Hijo de Dios, tenpiedad de m. Resulta significativo que las instrucciones cubren una variedadde aspectos constituyendo al mismo tiempo un tratado de la teologa de la

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    - 11 -oracin y tambin un plan de vida para el hesicasta. Los esfuerzos pordemostrar los antecedentes de oracin propuesta en San Juan Crisstomo,San Juan Clmaco y Hesiquio, entre otros, son notorios.

    Algunas precisiones ms

    El contexto de la oracin a Jess es la fe. El obispo griego-ortodoxo KallistosWare, sostiene: El Nombre es poder, pero una repeticin puramentemecnica, por s misma, es incapaz de lograr algo. La Oracin a Jess no es untalismn mgico. Como en todas las operaciones sacramentales, se requiereque el hombre coopere con Dios a travs de su fe activa y su esfuerzoasctico. Estamos llamados a invocar el Nombre con recogimiento y vigilanciainterior, manteniendo nuestra mente en las palabras de la Oracin, conscientesde a quin nos dirigimos y quin nos responde en nuestro corazn. Este autor

    contemporneo, conocedor del entusiasmo por las disciplinas orientales delmundo hodierno, dice enftico que la oracin a Jess no es uninstrumento para ayudarnos a concentrarnos o relajarnos. No es simplementeuna parte de un `yoga cristiano, un tipo de `meditacin trascendental o un`mantra cristiano... es una invocacin dirigida a otra persona: Dios hechoHombre, Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor.Kallistos Ware insiste en el carcter secundario que la tradicin hesicastaotorga a las tcnicas psico-fsicas, resaltando la centralidad de la `oracin delnombre de Jess, de la `oracin del corazn (de la mente en el corazn),que como verdadero don de Dios no est ligada a tcnica alguna. Sin embargo,partiendo de la concepcin de la unidad del ser humano, afirma: El cuerpo noes slo un obstculo que sobrepasar, una protuberancia de la materia a serignorada, sino que tiene un rol positivo que jugar en la vida espiritual y estdotado con energas que pueden ser encauzadas para el trabajo de la oracin.Sera, pues, slo como una ayuda para la concentracin en la oracin queel mtodo neo-hesicasta emplea las posturas corporales, el sincronizado ritmorespiratorio y la concentracin cordial.Segn hemos visto, la oracin a Jess responde a un largo proceso que seextendera desde los ambientes del monacato primitivo, hacia el siglo IV, hastanuestros das. Baldomero Jimnez Duque afirma que: en el Oriente cristianose llega as a un mtodo de orar, al margen de lo estrictamente litrgico, conuna estratificacin a ultranza, que comporta sus ventajas y sus riesgos. Enverdad se trata de todo un mtodo con sus ejercicios y disposiciones

    preparatorias; con sus grados: vocal, mental, cordial-espiritual; con unateologa subyacente, y con una clara meta: la unin con Dios, descrita comozeosis, deificacin.

    La oracin a Jess en Occidente

    Si bien la difusin en occidente de la oracin se ha producido,principalmente, a travs de las sucesivas ediciones de los `Relatos de un

    peregrino ruso , y de las traducciones de la `Filocalia, seleccin de textossobre la oracin a Jess y el hesicasmo, hay algunas anotaciones finalesque hacer.

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    - 12 -No parece equivocarse el trapense Basil Pennington cuando afirma: laexpresin oracin a Jess es un paraguas que cubre una variedad demtodos. Habra una sencilla prctica devocional de repetir el nombre del

    Seor. Tambin se dara el uso de jaculatorias con amplia libertad. Yfinalmente el mtodo fijado por el neo-hesicasmo con la frmula y las prcticaspsico-fsicas, en diverso grado.En relacin a lo primero, en occidente existe tambin una gran devocin alnombre de Jess. San Ambrosio de Miln (333-397), San Agustn de Hipona(354-430), San Pedro Crislogo (c.406-450), San Beda el Venerable (673-735), son tempranos testigos de ello. En los siglos XI y XII, San Anselmo deCantorbery (1033-1109) y los autores de la escuela cisterciense expresanfrecuentemente una afectiva devocin al nombre del Seor Jess. Tambin losfranciscanos, tras las huellas de San Francisco de Ass (1181-1226),manifiestan una notable piedad hacia el nombre de Jess. Las `fraternidades

    de Jess o del `Buen Jess, son un testimonio ms. El apasionado msticoingls Ricardo Rolle (1300-c.1349) y el Beato germano Enrique Suso (c.1295-1365) difunden con sus escritos la devocin al nombre del Seor. Esto ocurreen el mismo siglo en que, al parecer en Suecia, surgi una orden del Nombrede Jess. Un testimonio particularmente significativo es la difusin hacia elsiglo XIV del Anima Christi con la invocacin `Oh buen Jess, yeme!'. Enel siglo XV, bastara citar a San Bernardino de Siena (1380-1444), el famosopredicador franciscano que difundi, en medio de polmicos esclarecimientos,la devocin al santo nombre de Jess, que gustaba representar con el trigramaIHS, desarrollando la `h en forma de cruz. En el mismo siglo la Iglesia, con laintervencin del Papa Sixto IV (del 1471 al 1484), aprob la fiesta del SantoNombre de Jess que, aunque en forma restringida, an se celebra hoy.Ms adelante, y por si fuera poco, Fray Luis de Len (1527-1591), en suclsico `De los nombres de Cristo', culmina su enumeracin de los nombres delSeor con: Jess. En el marco de una `teologa del nombre', el preclaroagustino del Siglo de Oro espaol, escribe: El nombre de Jess... es el propionombre de Christo, porque los dems que se han dicho hasta agora, y otrosmuchos que se pueden dezir, son nombres comunes suyos, que se dicen dlpor alguna semejana que tiene con otras cosas de las quales tambin se dizenlos mismos nombres. Otro agustino espaol, el valenciano Jernimo Cantn(1555-1636), escribi hacia principios del siglo XVII una obra titulada`Excelencias del Nombre de Jess, segn ambas naturalezas, por encargo deuna cofrada de Tarragona, dedicada al Santsimo Nombre de Jess. Estas

    pocas referencias entre las muchas que se podran mencionar dan una ideasuficiente de la explcita importancia devocional que en occidente se le havenido dando al nombre del Seor Jess.La oracin mediante jaculatorias es conocida en occidente, por lo menos,desde tiempos de San Agustn y Casiano, como se ha sealado. Lasaspiraciones o piadosas invocaciones que elevan a la persona a Dios yrecuerdan su presencia forman parte de la espiritualidad carmelitana, entreotras. Al presentar losAbecedarios espirituales de uno de los grandes maestrosde la oracin aspirativa en el Carmelo, Juan Sanz (1557-1608), el estudiosocarmelita Rafael Lpez Mlus, escribe: La oracin de jaculatorias naci, sobretodo, por obra de San Agustn, pero es la Orden del Carmen quien parece se

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    - 13 -ha apropiado de ella, y trabaja por llegar a la cumbre practicndola y dndolaa conocer entre las almas. La tradicin oriental trada por Casiano se mantuvoa lo largo de los siglos en medios monsticos y piadosos. Por ejemplo, la

    hermana Kunne Ginnekins (m. 1398), discpula del fundador de la `DevotioModerna', Gerardo Groote (1340-1384), repeta incesantemente esta o una

    jaculatoria similar: Querido Seor Jess, cundo vendrs a mi casa? En sularga agona, hay testimonios que as lo indican, San Francisco Javier (m.1552) repeta incansable: `Jess, Hijo de David, ten piedad de m! OhVirgen, Madre de Dios, acurdate de m!'. La oracin por jaculatorias yaspirativa ha sido muy alabada y alentada en un receptivo occidente. Habraincluso que decir que la vida espiritual en occidente, a lo largo de los siglos,est regada de oraciones breves y fervientes.El padre Hausherr, en su obra El Nombre de Jess, refiere algunos datos,verdaderamente inverosmiles, de unos campeones occidentales de la oracin

    por jaculatorias en este siglo XX. El jesuita William Doyle que apuntara a cienmil (sic) repeticiones diarias, superado por un lasallista, el hermano Mutien-Marie, de quien se deca efectuaba unas trescientos setenta mil (sic)aspiraciones al da. Juan Bautista Reus (m. 1947), otro jesuita, quiz siguiendotradiciones que se remontan al tiempo del fundador San Ignacio de Loyola(1491-1556) o atento a las orientaciones del quinto General de la Compaa deJess, el napolitano Claudio Aquaviva (1545-1615), quien recomendaba volarmentalmente hacia Dios por medio de frecuentes aspiraciones y as encontrar aDios presente en todo lugar, repeta unas doce mil veces al da la jaculatoria:Jess, Jos y Mara. Obviamente no se trata de una competencia, pero estostestimonios, ms all de las asombrosas cifras, claramente dejan sentado quetambin en occidente se practica el ejercicio de breves oraciones dirigidas aDios como saetas de amor, en cuya trayectoria surgi la `oracin a Jess.En relacin a la prctica de ejercicios corporales en la oracin, basten dostestimonios. El primero es de Santo Domingo de Guzmn (1170-1221), dequien se recogen, en Las nueve maneras de orar de Santo Domingo, diversasposturas y ejercicios corporales para favorecer la oracin. Por la coincidenciacon el tema de la oracin recogemos parcialmente un relato del Segundomodo de orar. Tambin Santo Domingo con frecuencia sola rezar echndoseal suelo, el cuerpo estirado y apoyada la cara sobre el piso. Entonces con elcorazn compungido deca las palabras del Evangelio, a veces losuficientemente alto como para ser escuchado, `Seor, ten piedad de mpecador. No era la nica cita que usaba, ni tampoco era la nica postura que

    asuma en oracin. El otro testimonio es el de San Ignacio de Loyola, quien ensus Ejercicios espirituales da diversas orientaciones sobre varias posturascorporales, ambientes, uso de potencias, y ritmos respiratorios. As, porejemplo, sobre esto ltimo dice: El tercero modo de orar es, que con cada unanhlito o resollo se ha de orar mentalmente diciendo una palabra del Paternoster o de otra oracin que se rece, de manera que una sla palabra se digaentre un anhlito y otro.El ejercicio de la oracin a Jess del neo-hesicasmo, con las caractersticascon que se ha venido dando en el oriente no se ha dado en occidente, salvocomo un trasplante en los ltimos tiempos. Sin embargo, los elementos queaparecen bajo ese amplio `paraguas que es la oracin, la devocin al

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    - 14 -nombre de Jess, la prctica de jaculatorias, incluso incesantemente repetidas,y la intervencin de ciertos ejercicios corporales en la oracin, s se encuentranen la tradicin occidental, aunque no con idnticas caractersticas que en

    aquella tradicin que naci y se fortaleci en tierras de Egipto, Palestina, Siriay Grecia.

    Oracin del Nombre de Jess

    Preparacin remota

    1. Vida cristiana activa en la Iglesia.

    2. Obediencia y pureza de mente y corazn.3. Tranquilidad de conciencia.4. Humildad.

    Preparacin inmediata

    1. Relajacin del cuerpo, asumiendo la postura ms adecuada.2. Calmar toda emocin.3. Eliminar toda actividad mental discursiva o imaginativa.4. Recogerse en el interior.5. Ponerse confiadamente en la presencia de Dios.

    6. Implorar la ayuda del Espritu Santo (1Cor12, 3).Cuerpo

    1. Concentrar la atencin en el lugar del corazn, mantenindose en paz y enreverencia.2. Al ritmo de la respiracin (inspiracin-espiracin) repetir (oral omentalmente) por un determinado nmero de veces: Seor Jesucristo, Hijode Dios,/ ten piedad de m, pecador. En todo momento deber mantenerseun reverente y vigilante recogimiento.

    Bibliografa

    (Esta bibliografa tan slo es indicativa de los libros consultados para la redaccin de este texto.No es una bibliografa analtica sobre el tema)

    A Priest of the Byzantine Church, Reflections on the Jesus Prayer, Dimension Books, NewJersey, 1978.

    Dictionnaire de Spiritualit: Hsychasme; Jsus (Prire a); Jsus (Nom de); NicphoreL'Hsychaste; Dorothe, y otros artculos pertinentes.

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    - 15 - Intoxicated with God. The Fifty Spiritual Homilies of Macarius, Dimension Books, New

    Jersey, 1978. La Filocalia de la Oracin de Jess, Editorial Lumen, Buenos Aires, 1979. Las sentencias de los Padres del desierto. Resencin de Pelagio y Juan, (Serie

    sistemtica), Descle de Brouwer, Bilbao, 1988. Los dichos de los Padres del desierto, (Serie alfabtica), Ediciones Paulinas, Buenos

    Aires, 1986. Textos de Espiritualidad Oriental, Ediciones Rialp, Madrid, 1960. The Letters of Saint Antony the Great, SLG Press, Oxford, 1983. The Lives of the Desert Fathers, Mowbray, London & Oxford, 1980. The Way of a Pilgrim and The Pilgrim Continues His way, The Seabury Press, New York,

    1965. Strannik El Peregrino Ruso, Editorial de Espiritualidad, Madrid, 1976. Thologie de la vie monastique. Etudes sur la tradition patristique, Etudes publies sous

    la direction de la Facult de Thologie S.J. de Lyon-Fourvire, Aubier, 1961. Un monje de la Iglesia de Oriente y Oliver Clment, La Oracin del Corazn, Editorial

    Lumen, Buenos Aires, 1981. Un monje de la Iglesia Ortodoxa, La invocacin del Nombre de Jess, Editorial

    Claretiana, Buenos Aires, 1982. Athanasius, The Life of Anthony and the Letter to Marcellinus, Paulist Press, New York,

    1980. Anthony Bloom, Oracin viva, Descle de Brouwer, Bilbao, 1970. Sergio N. Bolshakov, En las alturas del espritu, Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1983. Sergio N. Bolshakov, Russian Mystics, Cistercian Publications, Kalamazoo, 1980. Sebastian Brock, The Syriac Fathers on Prayer and the Spiritual Life, Cistercian

    Publications, Kalamazoo, 1987. Juan Casiano, Colaciones. Tomo I y II, Ediciones Rialp, Madrid, 1958, 1962. Oliver Clment, Aproximacin a la oracin. Los msticos cristianos de los orgenes,

    Narcea, Madrid, 1986. John Climacus, The Ladder of Divine Ascent, Paulist Press, New York, 1982. Tito Colliander, Camino de los ascetas, Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1983. G.M. Colombas, OSB, El monacato primitivo. Tomos I y II, BAC, Madrid, 1974, 1975. Lorenzo Dattrino, Il Primo Monachesimo, Edizioni Studium, Roma, 1984. Francisco R. De Pascual, Jacques Serr, Olivier Clement, Placide Deseille, La Oracin del

    Corazn, Descle de Brouwer, Bilbao, 1987. Paul Evdokmov, El conocimiento de Dios en la tradicin oriental, Ediciones Paulinas,

    Madrid, 1969. Irne Hausherr, The Name of Jesus, Cistercian Publications, Kalamazoo, 1978. Archimandrite Kallistos Ware, The Power of the Name: The Jesus prayer in Orthodox

    Spirituality, SLG Press, Oxford, 1982. E. Kadloubovsky and G.E.H. Palmer, Writings from the Philocalia on Prayer of the Heart,

    Faber and Faber, London, 1979. E. Kadloubovsky and G.E.H. Palmer, Early Fathers from the Philocalia, Faber and Faber,

    London, 1978. Jean-Yves Leloup, Palabras del Monte Athos, Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1983.

    Thomas Matus, Yoga and the Jesus Prayer Tradition. An Experiment in Faith, PaulistPress, Ramsey, 1984. Palladius, Os Monges do Deserto. Histria Lausaca, Cimbra, So Paulo, 1986. Basil Pennington, La oracin centrante. Renovacin de una antigua manera de orar,

    Narcea, Madrid, 1986. Angel Santos, S.J., Espiritualidad Ortodoxa en Historia de la Espiritualidad, III, Juan

    Flors, Barcelona, 1969. Serafn de Sarov, Conversaciones con Motovilov. Instrucciones espirituales, Editorial

    Lumen, Buenos Aires, 1981. Simeo, o novo telogo, Orao Mstica, Edies Paulinas, So Paulo, 1985. Toms Spidlk, Los grandes msticos rusos, Editorial Ciudad Nueva, Madrid, 1986. Teodoreto Di Ciro, Storia dei monaci della Siria, Messagero - Abbazia di Praglia, Padova,

    1986. Chariton de Valamo,Arte de la oracin, Editorial Lumen, Buenos Aires, 1979.

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    - 16 -GUIGO II, EL CARTUJO

    Entre los grandes maestros espirituales merece mencionarse a Guigo II, autor

    de un breve tratado que recoge y sistematiza con notable claridad y sentidodidctico la oracin tradicional de los claustros occidentales.En 1174, Guigo el Anglico o Guigo II fue elegido prior del monasterio de laGran Cartuja ubicado entre ariscas montaas en las cercanas de Grenoble, enFrancia. Los cartujos constituyen una orden de austeridad ejemplar, cuyosmiembros desarrollan una vida aislada y silenciosa propia de eremitas, pero enel marco de un monasterio. La idea es vivir una vida solitaria, pero en unaestructura que favorezca la plena dedicacin de los monjes en la realizacin desu anhelo de soledad y silencio, en la conviccin de que ellos son mediosadecuados para aguzar la visin de eternidad y favorecer una vida de oracinprofunda, ordenada a la contemplacin.

    Su fundador fue San Bruno (1032-1101), quien inici unapraxis de vida luegotransformada en escuela, y un tanto codificada por el quinto de sus sucesores,Guigo I (1083-1137), alrededor del primer tercio del siglo XII, en torno a unoratorio dedicado a Nuestra Seora de las Cabaas. La devocin a Santa Marafue y sigue siendo uno de los elementos principales de su austeraespiritualidad.En el mbito monacal de los discpulos de San Bruno, Guigo II, de quien seconoce poco, se convirti en el noveno prior del centro de aquella orden de laque el Papa Inocencio XI, dijo a fines del siglo XVII: "La Cartuja nunca ha sidoreformada, pues nunca ha estado deformada".

    La escalera

    De los trabajos del misterioso Guigo slo han llegado hasta nosotros la Scalaclaustralium (1) o Scala paradisiy unas Meditaciones (2). Existe tambin untrabajo, menos valioso, que le viene siendo atribuido y que contiene unameditacin sobre el Magnificat.La Escalera de los monjes o Carta sobre la vida contemplativa fue redactadahacia 1150, en forma de carta, de estilo monstico, a un monje de nombreGervasio. El contexto del escrito es la vida monstica y se orienta en unadefinida opcin hacia la vida contemplativa. La obra de quince cortos captulosno slo impact entre los monjes, sino que, en lengua verncula, se difunditambin entre los laicos. No pocos resaltan su influencia en los inspiradores de

    la Devotio Moderna, a travs del cartujo Enrique Eger de Kalkar (m. 1408) (3)y Gerardo de Groote (1340-1384). Habran sido los famosos "Hermanos de laVida Comn", mismo corazn de la Devotio, quienes en el siglo XV difundieronuna versin breve de la obra de Guigo atribuida a San Bernardo, bajo el ttulode Los cuatro pasos.

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    - 17 -Doble sentido de los pasos

    Guigo presenta una escalera simblica de cuatro escalones o pasos espirituales

    ligados causalmente -lectura, meditacin, oracin y contemplacin- comotrayectoria de la tierra al cielo para los monjes. Vale aclarar que habra unadoble distincin que hacer.Ante todo, en un primer sentido, los pasos son funciones dentro de la oracin.Hay una interrelacin entre los escalones, reclamndose unos a otros. As porejemplo: "La lectura sin la meditacin es rida -afirma-; la meditacin sin lalectura est sujeta al error; la oracin sin la meditacin es tibia; la meditacinsin la oracin carece de frutos; la oracin cuando es ferviente gana lacontemplacin, pero lograr la contemplacin sin oracin sera no slo raro sinoincluso milagroso".Claro que en el asunto de la escala y en particular sobre la "contemplacin", el

    autor reconoce lgicamente que la estructura que propone no puede ponerlmites al poder de Dios, que obra siempre con entera libertad, impulsado porsu amor misericordioso. Cuidadoso telogo y buen observador psicolgico,subraya, tambin, la necesidad de la respuesta humana: "Nada podemos sinEl. Es El quien obra en nosotros, sin embargo no sin nosotros. Y es que somoscooperadores de Dios, como dice el Apstol (4). Dios quiere que loinvoquemos, es voluntad suya que cuando su gracia viene y toca a nuestrapuerta (5), ejerciendo voluntariamente nuestra libertad, le abramos a Elnuestro corazn y le otorguemos nuestro consentimiento".Por otro lado, tambin, cada uno de los pasos se identifica con un grado deprogreso en el camino de unin con Dios. As, mirando a los sujetos querealizan los ejercicios espirituales, se identifica la lectura con los principiantes,la meditacin con los proficientes, la oracin con los devotos y lacontemplacin con los bienaventurados. El autor deja establecido este procesogradual, aun cuando no lo desarrolla.

    Lectura

    Guigo enmarca el ejercicio de la oracin en las diversas prcticas y ejerciciosde la vida monstica, que bien pueden considerarse como una preparacinremota.El paso inicial es la lectura, que consiste en la aplicacin de toda la atencin aun pasaje concreto de la Sagrada Escritura. Bien podra haber escrito: "aplcate

    todo al texto". Es el "fundamento" que proporciona al ejercitante la "materia" y"lleva a la meditacin". El inters despertado por una primera inteligencia de loque sosegadamente se ha ledo impulsa a ahondar ms en ello, pasando as aotro de los escalones: la meditacin.

    Meditacin

    Incentivado el ejercitante con el texto que ha ledo aplica a l su menteprocurando captar todo su sentido. Guigo no se queda en una repeticinrumiativa, va ms all aplicando el discurso, pero siempre en un sentidoinquisitivo anclado en el texto, buscando "extraerle el jugo a la uva". Es un

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    - 18 -trabajo que ante todo busca "el corazn del asunto", sin dejarse distraer por losuperficial (6). Una vez en posesin del sentido busca la implicancia yaplicacin del pasaje a la propia vida. Al proceder as se llega a percibir una

    "nueva dimensin" en el texto que despierta "hambre" de aquello que an nose posee, o tambin, habra que decir de algo que sobra y constituye unobstculo para el propio camino espiritual, lo que conduce al tercer escaln: laoracin.El Prior cartujo cuida mucho de hacer notar que el ejercicio de la meditacin noes una actividad de la inteligencia aplicada a obtener mayores informaciones oconocimientos, sino que est ordenada a algo mayor. No rechaza el uso de larazn, pero tampoco cae en un racionalismo que en definitiva terminarasiendo fin de s mismo. Obviamente se trata de una advertencia contra elintelectualismo. Hilvanando textos escritursticos Guigo habla de la neciasabidura del mundo, de la de "aquellos que no tenan la gracia de comprender

    lo que tenan la habilidad de ver. `Se entontecieron en sus razonamientos (7)'y `toda su sabidura fue devorada' (8)".

    Oracin

    La conciencia de la lejana del bien que aparece en la meditacin, inaccesible alas solas fuerzas, lleva al ejercitante a implorar la misericordia divina. Es unmomento fuerte en que la persona toma especial conciencia de su propiaidentidad, su contingencia, su pecado y de la nostalgia de Dios, que siente enlo profundo de su ser. Guigo manifiesta algo de la experiencia interior queconduce a la oracin y en ella se expresa cuando dice en una plegaria:"Cuando partes para m el pan de la Sagrada Escritura te reconozco en lafraccin del pan, y cuando ms te conozco, ms te anhelo conocer, pero no yadesde fuera, en la corteza de la letra, sino en su sentido profundo... Dame,pues, Seor, una prenda de lo que espero heredar, al menos dame una gotade lluvia celestial con la que pueda refrescar mi sed, pues me estoy quemandode amor".

    Contemplacin

    Este paso es puro fruto de la liberalidad divina. Ante la plegaria y la nostalgiade Dios que ella manifiesta, El "no espera que el alma nostlgica termine deexpresarse sino que interrumpe la oracin... y se presenta de improviso

    cubierto del dulce roco celestial... Renueva entonces al alma fatigada, sacia sused y colma su hambre, hace que se olvide de las cosas materiales, haciendoque muera a s misma le da nueva vida, y embriagndola la hace recuperar elsentido". En la contemplacin "la mente es como elevada sobre s misma ysuspendida en Dios, saboreando las alegras de la eterna dulzura (9)".No est dems hacer notar que no se debe ver una relacin mecnicanecesaria entre los ejercicios de oracin y la experiencia de la contemplacin(10). Pero, conviene tambin tomar en consideracin la perspectiva del Plan deDios y de la "cooperacin" humana a la gracia que se descubre en elpensamiento de Guigo. Si bien la contemplacin es eminentemente donal, surecepcin -segn se desprendera de la Escalera- suele favorecerse

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    - 19 -dispositivamente por los ejercicios de la oracin, en respuesta a la gracia deDios. El, en su libre magnanimidad y misericordia, puede premiar las fatigasdel que ora y anhela su visita.

    Teniendo todo esto como transfondo, Guigo sale al encuentro de unaperspectiva que juzga temeraria: "no debemos tentar a Dios presumiendo quealgo semejante -que seremos conducidos a la contemplacin en la mismaforma como, por ejemplo, han sido bendecidos San Pablo y otros- nos habrde ocurrir. Ms bien, debemos hacer nuestra parte, es decir, leer y meditarsobre la ley de Dios, y orarle para que nos ayude en nuestras debilidades ymire compasivo nuestra fragilidad. El nos ensea a proceder as, cuando dice:`Pedid y recibiris; buscad y encontraris; llamad y se os abrir' (11). Pues `elReino de los cielos padece violencia y son los violentos los que lo conquistan'(12)".Guigo expresa muy bien la conviccin que tiene de la conveniencia de

    esforzarse para mejor disponerse a la contemplacin, como algo que puedehacer para encontrar respuesta a su hambre de Amor. En ello no parece quererprescindir de la libertad de Dios, "quien obra cuando El quiere y sobre quien Elquiere", sino tan slo expresar la magnitud del propio anhelo por la uninamorosa, que se manifiesta por el deseo de poner los medios ms adecuados asu alcance para hacer concreto su clamor a la benevolencia divina.

    Una obra valiosa

    Guigo II muere hacia 1188 (13), pero el influjo y valor de su obra losobreviven. La Escalera se impuso por sus propios mritos, sin que se conozcareferencia alguna a los rumores de santidad (14) sobre el Prior que la redact,pues segn la costumbre cartuja, los autores no firman sus trabajos, que sonpresentados como annimos: "Un cartujo" o "Un cartujo de X lugar", osimplemente sin referencia alguna. La obra se difunde ampliamente bajoatribucin ya de San Bernardo (15), ya de San Agustn (16).La concepcin explcita de la interrelacin causal de los pasos de la oracinconstituye un claro antecedente de la metodizacin de la Devotio Moderna. Esaexplicitacin causal es nota clave que resalta la obra de Guigo en la marcha dela metodizacin, puesto que los elementos que presenta ya se conocan desdeantiguo. Las traducciones modernas de este clsico de la vida espiritualsealan un renovado inters (17) por las enseanzas del Prior de la GranCartuja y por el camino de la lectio divina practicado en medios monacales.

    Mtodo de oracin de Guigo II, el cartujoPreparacin inmediata

    Lectura: Atenta recoleccin de las facultades orientadas al cuidadoso examende la Sagrada Escritura. La lectura, que est en la superficie, busca y proveecomida slida.

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    - 20 -Cuerpo

    Meditacin: Aplicacin diligente de la mente que va investigando el

    conocimiento de la verdad oculta, con el auxilio de la propia razn. Lameditacin encuentra, ahondando en la inteligencia interior, masticando lacomida.Oracin: Orientacin devota del corazn hacia Dios para solicitarle bienes yque aleje los males. La oracin capta el sabor, responde al gusto y pideardientemente segn la nostalgia interior y el deseo.Contemplacin: Elevacin de la mente sobre s misma, como mercedgraciosamente concedida por Dios, que la mantiene suspendida en El, mientrasella gusta y goza de las dulzuras eternas. La contemplacin, cuando seproduce, gusta las delicias y las dulzuras que regocijan y refrescan.

    Notas

    1. Son varias las traducciones hodiernas, generalmente de la versin crtica de E. Colledge y J.Walsh. Entre ellas: Guigues II Le Chartreux, Lettre sur la vie contemplative (L'echelle desmoines). Duze mditations, par E. Colledge, O.S.A. - J. Walsh, S.J., Sources Chrtiennes 163,Ed. du Cerf, Pars 1970, pp. 81ss. Guigo II, The Ladder of Monks (A Letter on the ContemplativeLife) and Twelve meditations, Translated, with an Introduction by Edmund Colledge, O.S.A., andJames Walsh, S.J., Cistercian Publications, Kalamazoo 1981, pp. 65ss. Lettera sulla vitacontemplativa di Guigo certosino al fratello Gervasio, en Giorgio Giurisato, Abate de Praglia,Lectio divini oggi, Edizioni Scritti Monastici, Abbazia di Praglia 31988, pp. 55ss. En la Bibliografa

    que sobre la Lectio Divina presenta Giurisato aparecen, bajo Guigo II, hasta cuatro otrasreferencias en italiano. Guigo II, cartuxo, Carta sobre a vida contemplativa ou A escada dosmonges en A Lectio Divina, ontem e hoje, Monasteiro de S. Bento da Bahia 1989, pp. 7ss. Cartasobre la vida contemplativa, en Hugo Mujica, Camino de la palabra, Ediciones Paulinas, BuenosAires 1989, pp. 133ss. Tambin en castellano, se puede ver: P. Senz, Carta sobre la vidacontemplativa (La escala de los monjes) por Guigo II, en "Cuadernos Monsticos", ao XII,1977, n. 42, pp. 367ss.2. Son doce las meditaciones atribuidas a Guigo. Ellas son ejemplo de una teologa llena deimgenes y en recurso constante a la Sagrada Escritura. Algunos pasajes permiten encontrarideas que aparecern en su Escalera. Las Meditaciones no han tenido la divulgacin de aqulla.3. Fue Prior de la Cartuja de Munnikhuizen, vinculado a la Devotio, y partidario de lasistematizacin de la oracin. Ver Dom Franois Vandenbroucke, New milieux, new problems.From the twelfth to the sixteenth century, en Dom Jean Leclercq, Dom Franois Vandenbroucke,Louis Bouyer, The spirituality of the middle ages, Burns & Oates, London and Tunbridge 1968, p.

    433. Sobre la influencia de la espiritualidad cartuja en la Devotio puede tambin verse OttoGrndler, Devotio Moderna atque antiqua: the modern devotion and carthusian spirituality, enThe spirituality of western christendom. II The roots of the modern christian Tradition, CistercianPublications, Kalamazoo 1984, pp. 27 ss.4. Ver 1Cor3, 9.5. En referencia aApoc3, 20: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y meabre la puerta entrar en su casa y cenar con l y el conmigo".6. En una breve presentacin de Guigo y recogiendo su perspectiva, Keith Egan seala:"Mientras Guigo es sobrio y restringido en su exgesis espiritual, no se siente inclinado aalinearse con el nuevo nfasis en el sentido literal o histrico. En realidad, Guigo considera elsentido literal como superficial y externo". Keith J. Egan, Guigo II, The theology of thecontemplative life, en The spirituality of western christendom, Cistercian Publications, Kalamazoo1976, p. 113. Sobre los sentidos de la Escritura se puede leer una presentacin sinttica enHugo Mujica, ob. cit., pp. 118-130.

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    - 21 -7. Rom 1, 21.8. Sal106, 27.9. Estos dos textos de Guigo permiten hacerse una idea bastante precisa de qu contemplacinest hablando.10. Aun cuando Guigo establece este paso como parte de un proceso secuencial causal, noparece que se pueda entender que lo es en el mismo sentido que los anteriores, sino tan slocomo usualmente ubicado en dicho lugar. Al depender de Dios y no del esfuerzo humano, nopuede ser considerado como un escaln final del ejercicio que realiza el orante, salvo en unsentido muy amplio en el que por contemplacin se entienda algo diverso a lo que parecedesprenderse de la Escalera.11. Mt7, 7.12. Mt11, 12.13. Usualmente el ao reconocido era 1193, ver Guigues IIen DS, cols. 1175 y 1176. Sobre lanueva fecha ver Guigo II, The ladder of monks (a letter on the contemplative life) and twelvemeditations, p. 3s.14. Refirindose a Guigo II, Hugo Mujica -quiz inspirndose en Le Couteulex, historiador de laCartuja o en Colledge y Walsh, responsables de la hodierna edicin crtica, que dan noticia delhecho- seala: "Quiz haya que identificarlo con aquel cartujo que, despus de muerto, tantosmilagros haca en su tumba que, atrayendo a numerosos peregrinos haca peligrar la soledad dela Cartuja, por lo cual el prior tuvo que darle la orden por la santa obediencia de cesar de hacermilagros, orden que cumpli inmediatamente", ob. cit., p. 132. Colledge y Walsh recuerdan unpar de historias parecidas y juzgan que en todo caso ella "muestra que luego de su fallecimientoGuigo debe haber disfrutado entre sus hermanos una muy singular reputacin de santidad",Guigo II, The ladder of monks (a letter on the contemplative life) and twelve meditations, ob.cit., p. 4.15. En el Migne aparece referido a San Bernardo bajo el ttulo Scala claustralium sive tractatusde modo orandi, PL 184, 475-484.16. Tambin el Migne lo recoga entre las obras de San Agustn, con el ttulo Scala paradisi, PL40, 997-1004.17. Ver nota 1.

    UN MAESTRO DE ORACIN, GARCA GIMNEZ CISNEROS

    Hacia 1493 una docena de monjes, cansados del largo camino desdeValladolid, ascenda trabajosamente hacia el santuario de Nuestra Seora, enMontserrat. Entre ellos iba quien sera elegido prior, y ms tarde abad delmonasterio de Montserrat, Garca Gimnez. Poco tiempo antes, los ReyesCatlicos haban logrado que el Papa Alejandro VI anexionase Montserrat almonasterio de San Benito el Real de Valladolid.Nacido en la villa de Cisneros, del antiguo Reino de Len, en 1455, Garca oGarsas ser conocido como de Cisneros. Hacia el inicio de la dcada de los 70ingres al monasterio benedictino San Benito, de Valladolid, en el que lleg aocupar el cargo de segundo prior. San Benito era ya entonces centro de lo quese ha dado en llamar la reforma vallisoletana. Fundado en 1390 por auspicioreal fue desde un principio destinado a convertirse en un centro derestauracin de la estricta observancia.Ya desde tiempos de su noviciado, Garca es un entusiasta lector del Salterio,acompandolo por los comentarios de San Agustn. Como buen aprendiz demonje se fue familiarizando con la vida y dichos de los Padres, as como conobras de San Agustn, de San Gregorio, y otros, cuyas doctrinas son slidoalimento para el espritu. Por ese entonces estaba en su apogeo la reformaexterior e interior, la austeridad y la observancia en Valladolid. A mediados de

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    - 22 -la dcada del 70, unos diecisiete monasterios reconocan la direccin de laabada de Valladolid. Sin embargo, ms que un centro intelectual, queciertamente no era, San Benito el Real era un centro de espiritualidad, en el

    cual los monjes se dedicaban a "vacar al estudio de la conciencia". Porentonces, hacia fines del siglo XIV, bajo influjos nrdicos de la "Devotiomoderna", los monjes se aficionaron a la oracin metdica.

    Reforma y observancia

    En pleno perodo de los Reyes Catlicos, o de las reformas y observancias, queellos auspiciaran activamente desde 1485, llegaba el joven monje parahacerse cargo de la reforma de Montserrat. Como bien ha sealado unestudioso del siglo XVI espaol, eran tiempos signados por la unidad. Unidadde Aragn y Castilla (1479). Unidad geogrfica de dimensiones planetarias,

    esta vez simbolizada por el descubrimiento del Nuevo Mundo (1492). Uno desus "predecesores", superior de los eremitas de Montserrat hacia 1482,antiguo secretario de Fernando el Catlico, Bernardo Boil, acompa aCristbal Coln en 1493, justamente por los tiempos en que Garca llegaba aMontserrat. Habra que ver en ello todo un smbolo del rol al que estabainvitado a desempear el monasterio de Montserrat en la reforma religiosa quecon carcter nacional, antes que Trento o las manifestaciones protestantes,impulsaban Isabel y Fernando.La situacin ante la cual reaccionaba la reforma se ve descrita en el documentoen que los Reyes la ordenan: ... porque en nuestros reinos hay muchosmonasterios e casas de religin, as de hombres como de mujeres, muydisolutos y desordenados en su vivir e en la administracin de las mismascasas e bienes espirituales e temporales, de lo cual nacen muchos escndalose inconvenientes e cosas de mal ejemplo... de que nuestro Seor es muydeservido, e a nos se podra imputar e dar asaz cargo. Fueron esos mismosReyes Catlicos, quienes en una visita realizada al monasterio de Montserrat,en 1492, tomaron consciencia de la necesidad de su reforma, y obtuvieron quela congregacin de Valladolid se hiciera responsable del proceso.El 3 de julio de 1493, Garca se haca cargo del priorato de Montserrat, quedependa por entonces de Valladolid. Muy pronto se entrega a la reforma, tantoen los aspectos materiales y exteriores del convento, como en lo relativo a ladisciplina comunitaria y la vida interior de los monjes.Segn se especula, al realizar una gestin de paz ante Carlos VIII, rey de

    Francia, en 1496, tuvo ocasin de tratar con Juan Mombaer (1460-1503),quien por entonces radicaba en el monasterio de Livry, cerca de Pars.Mombaer o Mauburnus es uno de los propagadores de la "Devotio moderna",autor de una recopilacin de textos de la espiritualidad de Windesheim,conocida como el `Rosetum' (`Rosetum exercitiorum spiritualium'). Sea el quefuere el alcance de este viaje, a su regreso, el prior se entrega con renovadosbrios a la reforma de lo que en realidad era un cenobio santuarioeremitorio. La situacin de Montserrat en poco se pareca a la de Valladolid.Centenares de peregrinos acudan diariamente, no pocos reciban alimentos delos monjes, y los enfermos era fraternalmente atendidos, los sacerdotesejercan sus responsabilidades espirituales confesando, dando orientacin

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    - 23 -espiritual, instruyendo a los peregrinos, y celebrando las solemnes ceremoniaslitrgicas.Garca de cisneros se vio desde un principio con el reto de aplicar una reforma

    conventual y estrecha a la realidad sumamente activa de Montserrat. De nimoemprendedor y combativo, no sucumbi por el sendero fcil. Procur preservartodas las caractersticas singulares de Montserrat, entre las que destacaban laoracin mental diversa de Valladolid, quiz introducida por el abad Juan dePeralta segn la inspiracin del mtodo de Luis Barbo (1) (c. 1382-1443), oconfirmada segn prctica anterior y las solemnidades en la liturgia, lo quecaus ms de un problema con el monasterio principal de Valladolid. En elCaptulo General de 1500, Garca logr que sus proyectos fueran reconocidos.Ya con un nuevo estatuto, Montserrat estrena nuevas Constituciones en 1501,impresas en su propia imprenta, inaugurada pocos aos antes. En ellas seestableca que los monjes de Montserrat seguan la Regla de San Benito, pero

    "en otras cosas, algunas diferentes de nuestra congregacin (Valladolid), nosconformsemos con las loables costumbres de este monasterio, por conservarla devocin de los peregrinos".En 1502, las constituciones de la reforma de Montserrat alcanzaran condicinde norma fundamental del monasterio cataln. Reunidos todos los monjes enla sala capitular, el 18 de agosto, no slo ratificaron las constituciones, sinoque determinaron que ningn abad tomara el cargo sin antes jurar que lasrespetara y las hara respetar. Los "spirituales exercicios" ncleo de la reformacisneriana, quedaban as reconocidos como recto camino de perfeccin y vidareligiosa.

    La obra de reforma

    Demasiado largo sera ingresar a los detalles de la reforma de Montserrat.Baste dar una breve noticia de la misma exponiendo algo sobre la "ratiostudiorum" de Garca de Cisneros. Montserrat es convertido por el abadGarca en una escuela de formacin espiritual.Tres sern los cursos bsicos en los que se habrn de formar los monjes. Laoracin mental metdica, segn el `Ejercitatorio de vida espiritual', a cuyoestudio deberan entregarse antes de ingresar a la prctica. Este estudio seiniciaba en el noviciado, profundizndose con la Regla de San Benito (c. 480-547), el `Beatus vir' o `Trapado de la ascensin espiritual' de Gerardo Zerboltde Zutphen (m. 1398), y el `Directorio de las horas cannicas'. Luego

    procedan al estudio de los salmos y el Oficio Divino, as como a loscomentarios de los salmos de San Agustn. El tercer curso versaba sobre lateologa moral y la predicacin, para cuyo estudio estaba sugerida la `SumaTeolgica Moral' del dominico San Antonino de Florencia (1389-1459) y elPreceptorio de las leyes divinas, segn exposicin del Declogo del tambindominico Juan Nider (m. 1438). Los monjes deban estudiar y el maestrotomarles la leccin. El tiempo de estudio estaba tambin regulado: "Despusde Prima, vyanse con sumo silencio a sus celdas, de las cuales ningn monjesalga hasta el signo primero de Tercia... En el cual tiempo tenga cada unoleccin diputada, segn que el prelado se la asignare, en la cual slo se ocupey no en otra".

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    - 24 -El rigor en la etapa de formacin en relacin a la seleccin de obras de texto aser estudiadas, era seguido posteriormente, luego de la "graduacin", por unagran liberalidad en la eleccin personal de los libros de la muy bien provista

    biblioteca del monasterio.Como su primero, el cardenal fray Francisco Gimnez de Cisneros, estrechocolaborador, desde 1493, del movimiento reformador de los Reyes Catlicos,Garca era un convencido de la utilidad de la imprenta en el impulsoevangelizador de la reforma. Antes de fin de siglo ya editaba Montserrat unprimer "Enchiridion Benedictinum", que inclua la Regla de San Benito, obrasde San Buenaventura (1221-1274), el `Tratado de ascensin espiritual' deGerardo de Zupthen, entre otras obras. Muy pronto fue seguido por la eleccinde misales, breviarios, procesionales y los ejemplares del `Directorio de lasHoras Cannicas', las `Constituciones de los Monjes', as como otras obrasatribuidas al ilustre Abad, entre ellas: "Ejercitatorio de la vida espiritual",

    terminada el 13 de noviembre de 1500, editada simultneamente en latn y enespaol. La escuela de formacin de Montserrat contaba as, ante todo, conuna buena provisin de libros para sus propios estudiantes y monjes, as comopara irradiar a otros monasterios y conventos, al igual que a los laicos, laespiritualidad de la reforma vivida en el monasterio de Nuestra Seora bajo ladireccin del abad Garca.

    El Ejercitatorio

    Guiado por el celo de la reforma, y convencido de las virtudes de la oracinmental metdica, Garca Gimnez concibi un pequeo manual que empleandomaterial de maestros consagrados sirviera para introducir a los novicios a laoracin mental, y guiara su avance por las sendas de la ascensin espiritual."Compilacin de los Ejercicios Espirituales", la llama su autor, reconociendocual habr de ser su metodologa para la composicin de un tratado sobre"cmo el ejercitador y varn devoto se ha de ejercitar segn las tres vas queson llamadas Purgativa, Iluminativa y Unitiva".Ciertamente una lectura atenta de la obra mostrar que no se trata de unasimple compilacin, sino de una seleccin de textos sumamente valiosos,bastante bien trabados entre s, sobre todo antes de la cuarta parte, y con unmeritorio logro en la presentacin antolgica de la doctrina que quierecomunicar. Consta la obra de 69 captulos. Hasta el captulo 30 expone las tresvas, y luego recopila textos tericos sobre la contemplacin, o desarrolla

    puntos para meditar. Se trata de un manual para estudios, como ya sabemos,eso explica quizs la impresin de yuxtaposicin de materiales que ofrece en lacuarta parte.Sus fuentes son muchas, y el autor no pretende ocultarlas, pero se puedendeterminar algunas ms fcilmente que otras. Gerardo de Zutphen, cuya obra"De spiritualibus ascensionibus" fue impresa en el mismo Montserrat porindicacin de Garca, es recogido generosamente. `El alfabeto del Divino Amor'del cartujo de Gemmitz Nicols Kempf (m. 1497) sirve para la redaccin deunos cuatro captulos. Juan Gerson (1363-1429), San Buenaventura. JuanMombaer o Mauburnus (1460-1501), el clebre cartujo Hugo de Balma (m.c.1303) a quien por un error bastante comn llama de Palma, Toms Hemerken

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    - 25 -de Kempis (c. 1380-1471), y otros muchos cuya seleccin manifiesta la granerudiccin del abad.

    Influencias

    Para el momento de su muerte, el 27 de noviembre de 1510, la escuela deoracin de Garca Gimnez de Cisneros est bien asentada. Cuando en 1512 eselegido abad Pedro de Burgos, discpulo predilecto de Garca, el impulsoreformista cisneriano estaba definitivamente asegurado. A los pocos aos seempieza a difundir la obra. Hay ediciones en diversos lugares de Espaa, enPars en Francia, Venecia en Italia, Cracovia en Polonia, y as en adelante.Adems, una versin, ms sencilla, del `Ejercitatorio' preparada por Pedro deBurgos con el ttulo de `Compendio de Ejercicios Espirituales' ve multiplicarsesus ediciones, difundiendo an ms la orientacin espiritual del abad Garca.

    Los `Ejercicios Espirituales' de San Ignacio de Loyola portan en su ncleo lainfluencia de la escuela de Garca Gimnez de Cisneros. No pocos peregrinosacudan a Montserrat para aprender a ejercitarse en la oracin mental que ahse practicaba. A la Montaa Santa concurri tambin San Ignacio para venerara Nuestra Seora, la Moreneta. Ignacio confesar sus pecados y pasar tresdas repasando la doctrina cristiana. Quiz imitando algn personaje del "FlosSanctorum" (2), o a los ermitaos que por ah habitaban, se refugi en una delas cuevas de la montaa, y luego por cerca de un ao en la zona de Manresaque mira a Montserrat. En esas andanzas toma contacto con el benedictinoJuan Chanones, quien segn antiguos testimonios inici al peregrino en losejercicios espirituales del abad Garca.

    El mtodo

    Teniendo como fin ltimo la caridad perfecta de Dios, "juntar el nima conDios", Garca presenta un camino espiritual que va de lo menos perfecto a loms a travs de determinados ejercicios organizados segn las tres vas:Purgativa, Iluminativa y Unitiva, de acuerdo a determinadas materias, horas(por la noche despus de Completas y por la maana despus de maitines) ydas de la semana. Plantea un proceso de desarrollo gradual, que no excluyeciertos retornos a materias ms propias de otra va. Igualmente se aprecia unaclara concepcin de individuacin. No todo es para todos, Para el maestrobenedictino hay que ver que "los ejercicios se ordenen de tal manera que

    convengan a cada uno segn su estado y disposicin interior y exterior. Notodas las cosas convienen a todos, ni todos pueden hacer una cosaigualmente".El `Ejercitatorio', considerado como "el primer tratado completo espaol deoracin metdica que conocemos", no es sin embargo rgido. Las partes de laoracin no tienen que guardarse siempre en el mismo orden, sino que segn elgrado de avance cada uno puede aprovechar mejor un orden ms personal.Esa misma impresin se produce al comparar cada una de las partes segn lasdiversas vas. Se constata cmo no se producen exactamente bajo un mismopatrn, sino que tienen caractersticas propias. Por otro lado la presencia deelementos ya intelectuales, ya efectivos permite concluir una cierta apertura

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    - 26 -metdica. No parece que sea falta de coherencia, sino que habra unaintencionalidad en dejar algo suelto el influjo y el acento, para ir avanzando delo discursivo a la contemplacin amorosa, dejando amplio lugar a la accin del

    Espritu. La misma consideracin del Padre Nuestro, al final de la vaIluminativa, buscando resaltar el sentido anaggico, parte de un ejercicio de lamente para encender los afectos.

    Mtodo de oracin del maestroGarca Gimnez de Cisneros

    Preparacin remota

    a. Vas Purgativas e Iluminativa

    Buscar buena compaa y apartar la mala. Limpiar y purgar el propio espritu. Mantener orden en los diversos ejercicios espirituales. Purgar el corazn de todo pecado mortal, teniendo contriccin y

    confesin general. Recto temor.

    Menospreciar toda consolacin. Vaciar el corazn de cuidados exteriores y superfluos. Ardiente deseo de aprovechar por el camino de la oracin y vida

    espiritual.

    b. Va Unitiva

    Primero: "que el ejercitador por virtuosa costumbre y gracia est arraigado enlas virtudes"

    Segundo: "Silencio interior, de manera que est libre de todas las cosasexteriores, y que no se ocupe en lo que oy o vi".

    Tercero: "Amoroso juntamiento con Dios, de tal manera, que todos susjuicios, todos sus hechos, todas sus doctrinas, con gran reverencia las abrace".

    Cuarto: "Ninguna otra cosa busque, mas piense que es suficientsimo aquel sumuy amado Dios".

    Quinto: Memoria frecuente de las perfecciones de Dios, y gozo porque es todopoderoso, porque es sapientsimo, porque es soberanamente bueno.

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    - 27 -Preparacin prxima

    a. Vas Purgativa e Iluminativa

    Pureza de corazn que nos dispone al fin ltimo que es la perfectacaridad de Dios.

    Conciencia de la propia imperfeccin. Disponer de la materia ordenada para los ejercicios espirituales segn el

    orden de cada una de las vas.

    b. Va Unitiva

    "Tener algunos puntos y palabras, por las cuales exprese su deseoafablemente" para la oracin.

    Preparacin inmediata

    I. Tiempo, lugar, postura y oraciones iniciales

    I.1. Va Purgativa

    "A la hora establecida para la oracin, venido al lugar acostumbrado, puesto derodillas, signndote en la frente, en la boca y en el pecho con la seal de laSanta Cruz, di una antfona: Ven Espritu Santo, llena el corazn de tus fieles yenciende en ellos el fuego de tu amor. Y tres veces repite este verso: Dios mo,

    ven en mi auxilio. Seor date prisa en socorrerme".I.2. Va Iluminativa

    Para "el cual es conveniente hora despus de Completas". "Pues cada da,llegado a la celda a la dicha hora, puesto en el lugar de oracin, de rodillas oestando de pie, signado con la Santa Cruz, y recogido tu espritu, invocando alEspritu Santo, di esta antfona: Ven Espritu Santo, llena el corazn de tusfieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Luego el Salmo Dios mo ven enmi auxilio. Todo. O tres veces: Dios mo ven en mi auxilio. Seor date prisa ensocorrerme".

    I.3. Va Unitiva

    Despus de maitines llegado "al lugar de la oracin, signado con la santa cruz".

    II. Recogimiento y presencia de Dios

    II.1. Va Purgativa

    "Y recogida tu nima, toma persona de culpado; y con afecto de temor, puestodelante de Dios como si fuese un Juez".

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    - 28 -"Humilla tu alma delante de la presencia del Seor en cuyo acatamiento ests;pues, firmemente has de creer cuando de pones a orar, que ests en lapresencia de Dios".

    II.2. Va Iluminativa

    "recogiendo tu espritu, invocando al Espritu Santo".

    Examen de conciencia: "Con gran diligencia ten captulo contigo mismo,examinndote en los pecados". Luego del examen, acusarse y pedir perdn aDios, diciendo el salmo "Desde lo hondo" (Sal 129) por las negligencias.

    II.3. Va Unitiva

    "Recogiendo tu espritu, tomando persona de hijo o de esposa, con afecto deamor.

    Cuerpo

    III. Formar meditacin o Consideraciones

    III.1. Va Purgativa

    Primera partcula o va exasperativa. "Oh nima ma, piensa ahora, ydiligentemente estudia" (ya considerando, pensando, mirando, contemplando,

    sin excluir lo que se llamar "composicin de lugar"), segn las meditacionesque para cada da de la semana indica.

    Lunes: los pecados.Martes: la muerte.Mircoles: el infierno.Jueves: el juicio.Viernes: Nuestro Seor en el Huerto de los Olivos.Sbado: los dolores de Nuestra Seora.Domingo: de los gozos celestiales.

    III.2. Va Iluminativa

    Primera partcula. "Pasars con tu entendimiento a considerar y reconocerdetenidamente y con mucha diligencia los beneficios de Dios", segn lasmeditaciones que para cada da de la semana indica.

    Lunes: el beneficio de la creacin.Martes: el beneficio de la gratificacin.Mircoles: el beneficio de la vocacin.Jueves: el beneficio de la justificacin.Viernes: el beneficio de los dones (naturaleza y gracia).

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    - 29 -Sbado: el beneficio de la gobernacin.Domingo: el beneficio de la glorificacin.

    "Y mira bien, que este ejercicio... no est en que te apresures a cumplirlo todo,ms que te detengas despacio en cada artculo, encendiendo tu nima enamor, hasta que, si ser pudiere, pase en admiracin. Y si el tiempo depuradopara la oracin se te pasa en un slo artculo, no te has de ocupar en los otros,basta recordarlos hacindolos pasar por la memoria, y concluir tu ejercicio".

    III.3. Va Unitiva

    Primera partcula. "Con afecto de amor, forma la meditacin de lasperfecciones y alabanzas de Dios, aprendiendo a gustar en ellas cun dulce esel Seor, de esta manera:

    Lunes: cmo es principio y fin de todas las cosas.Martes: cmo es hermosura del universo.Mircoles: cmo es gloria del mundo.Jueves: cmo es todo caridad.Viernes: cmo es regla de todas las cosas.Sbado: cmo es quietsimo gobernador.Domingo: cmo es suficientsimo dador".

    IV. Afectos

    IV.1. Va PurgativaSegunda partcula o va compuntiva. Con avivada afeccin "orando de estamanera o en otra, segn ms te inclinare la contriccin y devocin de tucorazn".

    IV.2. Va Iluminativa

    Segunda partcula. "Asimismo debes usar de algunos puntos elevativos paraprovocar el afecto en cada uno de estos beneficios".

    "Encendida tu nima en amor, hasta que, si ser pudiere, pase en admiracin".

    "Si en principio del (ejercicio) te visitara el Seor con su gracia de devocin ycompuncin, encirrate dentro de ti mismo, y permanece tranquiloconservando en ti aquella gracia, y ensanchando tu nima en deseos, y en estopasa todo el tiempo de la oracin".

    IV.3. Va Unitiva

    Segunda partcula: "Este ejercicio todo consiste en suspiros y en deseosencendidos de tu amado".

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    - 30 -Conclusin

    V. Peticiones, alabanzas, y accin de gracias

    V.1. Va Purgativa

    Tercer partcula o elevativa. Con Espritu humilde y contrito, "elvate dentro deti para alabar al Seor, implorando su misericordia, considerando y alabandosu grandeza y nobleza, diciendo: Oh Seor, bueno, hermoso, dulce,misericordioso, ten misericordia de este pecador que redimiste por la sangrepreciosa de tu Hijo". Y con estas palabras "demandar perdn por los pecadosen que has cado".

    Peticin por los cristianos e infieles diciendo: "Oh Seor Dios, ten piedad de

    todos los pecadores y convierte a los infieles al conocimiento de nuestra santafe catlica".

    Luego implora la misericordia de Nuestro Redentor y dirgete al Padre diciendo:"Oh Seor, por la Santa Pasin de tu muy precioso Hijo que por m fue ofrecidoen la Cruz, ten misericordia de m, pecador". Luego dirgete a Nuestra Seora,demandndole su ayuda, y despus a los santos.

    Terminadas las peticiones, "dilata tu nima adorando, magnificando y dndolegracias por los beneficios recibidos". Di tres veces: Oh Dios, s propicio a mpecador. O el Salmo: Alaba a Yahveh, alma ma (Sal 145) o el Salmo: Bendice

    a Yahveh, alma ma (Sal 103; 104). Gloria, Padre Nuestro y Ave Mara.V.2. Va Iluminativa

    "Levntate del ejercicio con gran reverencia, adorando y glorificando a Diosdiciendo:

    Oh Dios s propicio a m pecador y el (Cntico de los tres jvenesII, Dan 3, 57-88.56): Obras todas del Seor, bendecid al Seor.

    Himno "Te Deum", o Alaba a Yahveh alma ma (Sal 145).Al final: Sea el nombre del Seor bendito y alabado desde ahora y por lossiglos. Seor, escucha mi oracin, y llegue a ti mi clamor.

    V.3. Va Unitiva

    "Forma la oracin, levantando la mente a Dios con suspiros y deseosencendidos, hablando al Seor en tu corazn, diciendo amorosamente: OhSeor, t eres mi amor, mi honra, mi esperanza...".

  • 8/9/2019 Figari - Metodos de Oracion Catolica

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    - 31 -Contemplacin por ardor de amor

    Al parecer, una vez llegada a este estadio la labor humana an puede seguirse

    "haciendo aquello que le parece que ms le puede ayudar: y stos debenestudiar en ello con gran diligencia, para que merezcan que Dios los ayude asubir ms alto"."Despus que ya por la gracia del Seor fueras ejercitado de esta manera poralgn tiempo, y hubieras alcanzado el amor del Seor, subidas las seisgradas... entonces sin que preceda meditacin alguna ni obra delentendimiento (discursiva), podr cien veces al da levantar su mente a Dios"."Esta sabidura no nace en nosotros como las otras ciencias por va delentendimiento, ms por ejercicios de entraables ofertas"."La cual sabidura es sobre todos los dones en nosotros infundidos, en cuanto ala manera de levantar la ms alta porcin del nima a Dios por amor"

    Final

    "Pon tu mente en la vida del Seor, segn la meditacin de aquel da, o enotra cosa santa y devota".

    Notas

    1. Luis Barbo es un veneciano cuya influencia es grande en la historia de la espiritualidad. Fue

    prior comendatario de la abad'sia de San Jorge "in Alga", vinculado a los cannigos regulares deWindesheim, foco de la "Devotio moderna". En 1408 pas al Monasterio benedictino de SanJustino de Padua, donde inicio un proceso de reforma en la que destaca la introduccin de laoracin metdica. Una obra suya, "Modus meditandi et orendi", escrita entre 1437 y 1443,recogiendo la inspiracin de la Escuela de Windeshelm, influye sobre la reforma vallisoletana, eincluso sobre el mismo Montserrat en un fallido intento de reforma tiempo antes de la llegada deGarca de Cisneros. Adems de una triple divisin de la oracin, en vocal, meditativa, ycontemplativa, presente materia de meditacin dividida segn los das de la semana. En 1437fue nombrado obispo de Treviso. Muere seis aos despus en el monasterio de San Jorge, enVenecia.2. El `Flos sanctorum' o Leyenda dorada es una coleccin de vidas de santos adornadas congran cantidad de cuentos un tanto fantsticos y consejos tiles obra de Jacobo de la Vorgine(m. 1298). Cuando Ignacio de Loyola se encontraba en Pamplona recuperndose de la heridarecibida, cay en sus manos la edicin espaola causndole un impacto decisivo las gestas de

    algunos de los personajes ah mencionados. El santo relata en su Autobiografa cmo los relatosdespertaban en l deseos de emulacin: "Santo Domingo hizo esto; pues yo lo tengo que hacer.San Francisco hizo esto, pues yo lo tengo que hacer". El dominico Vorgine muere siendo obispode Gnova. Existe una edicin reciente de la obra publicada por Alianza Editorial de Madrid, en1982, con el ttulo de la leyenda dorada.

  • 8/9/2019 Figari - Metodos de Oracion Catolica

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    - 32 -SAN JUAN DE VILA:

    PREDICADOR, DIRECTOR ESPIRITUAL Y REFORMADOR

    ElApstol de Andaluca, como fue conocido Juan de vila, nace segn se creeel 6 de enero de 1499, en Almodvar del Campo (Ciudad Real), en la

    jurisdiccin de Toledo. Fue hijo de un acaudalado descendiente de cristianosnuevos, Alonso de vila, y de Catalina Xijn (1), hidalga de sangre, quienesconstituan un