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“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
“La Filantropía y Asistencialismo en el México del Siglo
XXI, Nuevas Realidades 2000-2016”
DOCUMENTO METODOLÓGICO
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN I
1. JUSTIFICACIÓN DEL TEMA DE INVESTIGACIÓN. VI
2. OBJETIVO DE INVESTIGACIÓN. XII
3. PLANTEAMIENTO Y DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN. XIII
4. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN XIX
5. MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL DE REFERENCIA XX
6. FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS. LIX
7. COMPROBACIÓN-NEGACIÓN DE LAS HIPÓTESIS (PRUEBAS EMPÍRICAS O CUALITATIVAS)
LX
CONCLUSIONES Y NUEVA AGENDA DE INVESTIGACIÓN LXXIV
BIBLIOGRAFÍA XC
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
I
INTRODUCCIÓN
Casi a finales del Siglo XX, la inmensa mayoría de los hombres y mujeres del mundo trabajan
por consolidar la participación ciudadana democrática en cada uno de los ámbitos de su vida
cotidiana, en cada una de las instituciones a través de las cuales se han socializado. Desde el
punto de vista sociológico la sociedad de la primera modernidad y sus sucesivos desarrollos
han sido en dirección anti humanista (Donati, 1997). Al compás de una progresiva
transformación y complejidad de la sociedad fueron surgiendo nuevas formas de solidaridad y
acción colectiva, coherentes con las nuevas situaciones y necesidades. Las llamadas
organizaciones de la Sociedad Civil comienzan a expresarse de diferentes formas de acuerdo
con lo que las costumbres y tiempos sociales les fueron indicando. Entre las causas por las
cuales las redes de asociaciones del Tercer Sector emergen como actor colectivo con grados
relativos de visibilidad pueden identificarse factores relacionados al contexto sociopolítico,
coyuntura de acción y factores relacionados a las características de las demandas sociales.
En el último tiempo han comenzado a circular algunos trabajos de investigación cuantitativa
dedicados al “tercer sector”, refiriéndose con ello al llamado “sector no lucrativo” compuesto
por organizaciones privadas pero que no se comportan como las empresas tradicionales: no
reparten utilidades, ni buscan obtenerlas. Es una tendencia relevante, por cuanto la
emergencia de este sector en la región no ha sido acompañada de un análisis de la
envergadura real que éste tiene. Cuando se habla de “sector privado”, se está haciendo
referencia a las empresas y no se considera la existencia de “otro mundo privado” que tiene
otras finalidades y cumple otras funciones sociales. Para ello es importante investigar, llegado
a una etapa de cierto desarrollo, las magnitudes organizativas y de acción que alcanzan las
entidades de este sector. Este estudio discute algunas de las conceptualizaciones utilizadas
para fundamentar investigaciones recientes, proponiendo hipótesis que den una base sólida a
esta necesaria estrategia de investigación.
Las tendencias recientes de la investigación y reflexión sobre la sociedad civil y el tercer sector
han enfatizado su dimensión cuantitativa y la han asociado con el concepto de “capital social”.
El modo como se ha encarado la cuantificación privilegia la dimensión económica del “tercer
sector” y resulta funcional a las necesidades del discurso neoliberar, tal como éstas son
planteadas por organismos internacionales, que buscan incorporar nuevas dimensiones a las
propuestas.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
II
Pero no se han resuelto cuestiones prácticas y teóricas básicas que permitirían aclarar la
relación entre la sociedad civil y el estado, que son decisivas para orientar la investigación
cuantitativa (pues sólo se puede contar algo que está definido previamente).
Planteamos que es necesario reorientar la investigación sobre sociedad civil hacia la
descripción y comprensión de la estructura interna de las sociedades civiles en la región y
hacia la vinculación entre esta estructura y las grandes transformaciones socioeconómicas
que la determinan en su conformación y alcance.
El término sociedad civil, a pesar de haber sido usado por Bourdieu en 1980, sólo ha cobrado
cierta notoriedad a mediados de los noventa. Los términos a veces parecen intercambiables:
“sociedad civil”, “tercer sector”, “sector no lucrativo” y “capital social”, “asociatividad”, etc. Esa
confusión conceptual no sería mayormente relevante y materia de especialistas, si no fuera
porque rápidamente se está dando el siguiente paso: una vez que se ha decidido usar el
concepto de “capital” para aplicarlo a la sociedad, ahora corresponde cuantificarlo, saber quién
tiene y cuanto tiene. En el contexto del triunfo del capitalismo, ésta puede ser una rúbrica de
ese triunfo.
Por su parte la asistencia social fue evolucionando de la acción de auxilio a favor de los más
necesitados, se realizaba en cumplimiento a determinadas obligaciones impuesta desde la
religión o por imperativos morales. Entendiendo a la caridad, como una de las virtudes más
ponderadas por el cristianismo, representando el aliciente más importante para ayudar a los
miembros más necesitados de las comunidades occidentales. En un mundo de grandes
diferencias sociales y económicas derivadas de la estructura feudal, la caridad dada en las
iglesias y aquella que era promovida por los señores feudales fue suficiente para paliar las
grandes necesidades.
Con el advenimiento del capitalismo junto con una nueva ideología religiosa que veía en la
caridad no una virtud, sino el origen del problema de la indigencia (el protestantismo histórico
deploraba la caridad y ponderaba el trabajo como una solución para salir de la pobreza),
transformó profundamente a la sociedad europea, un complejo fenómeno se suscitó: vino la
industrialización y el maquinismo, las sociedades dejaron de ser rurales y se convirtieron en
urbanas, hubo hacinamiento y la estructura del trabajo se modificó en tal medida que las
jornadas se extendieron a lo largo de 14 o 16 horas. Una consecuencia muy importante de ese
fenómeno fue el aumento de la pobreza y el consecuente malestar social.
Terminando en la filantropía practicada por particulares sin ánimo de obtener beneficio
inmediato alguno, aunque en el fondo se obtenía una estabilidad social que estaba siendo
amenazada por las profundas diferencias sociales. El liberalismo salvaje dejó abandonada a
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
III
la gran masa de necesitados a su suerte, una de sus consignas más importantes incluso, es
que el Estado solamente cumpliera funciones de gendarme y de protección de los mercados
y es hasta el advenimiento del Estado social o benefactor cuando se modifica esa función.
Surge la asistencia pública, aquella asistencia social que es otorgada, organizada y
administrada desde el Estado.
La mayoría de los países adoptaron ese esquema hasta la década de los años ochenta,
cuando surge con mayor fuerza la corriente neoliberal que vuelve a exigirle al Estado que
abandone sus tareas de bienestar social y lo deje todo en manos de la iniciativa privada o a la
suerte de las condiciones del mercado.
Es en este contexto que florece la actividad de las instituciones de asistencia privada,
organizaciones creadas y reguladas por la ley, que se dedican a tareas de asistencia social y
que cumplen tareas muy importantes de auxilio a las clases necesitadas a personas que sufren
algún tipo de discriminación laboral debido a discapacidades funcionales. Sin embargo, al
menos en nuestro país, en los últimos años han sufrido la acusación de constituir verdaderos
negocios.
El presente estudio nace del interés de contribuir con el análisis del entorno social nos
preocupa la necesidad de analizar los problemas que atañen a la sociedad mexicana actual y
de manera más específica como política de Estado y la forma en que se transforma como meta
del desarrollo social, a través del análisis de la política social del gobierno federal y su
vinculación con el enfoque de desarrollo humano. Para un mayor entendimiento y con el
objetivo de orientar al lector sobre la forma en la cual será diseñada la investigación se
presentará una parte metodológica, donde se describe con precisión el camino seguido para
estudiar “La Filantropía y Asistencialismo en el México del Siglo XXI, Nuevas Realidades 2000-
2016”, los objetivos planteados, la delimitación y el planteamiento preciso del problema a
estudiar, las preguntas de investigación y las hipótesis desprendidas de éstas. Asimismo, se
puntualiza la forma en que se constataron y falsearon las hipótesis que guían este estudio, por
otra parte, se describirán las fuentes de información las cuales serán para el apoyo de la
formación del documento, finalmente se llegará a la parte donde se describirán las
conclusiones a las cuales se llegó con la investigación realizada.
De esta forma, ya dentro del reporte de investigación, se incluye en el primer capítulo los
elementos conceptuales que integran la labor de la filantropía y el asistencialismo, como primer
paso para establecer la envergadura de las acciones de desarrollo social, así como describir
el génesis de esta intervención de los particulares a favor del bienestar común. Particularmente
relevante será entender el carácter de su financiamiento a partir de entender la forma
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
IV
filantrópica que reviste y que definen su naturaleza. En el mismo capítulo hacemos una
recapitulación de los principios rectores respecto a la participación y obligaciones del estado,
muy en particular respecto a lo que significa la política social del estado.
Del mismo modo presentamos la evolución y significado del tercer sector en la sociedad, en
tanto una iniciativa ciudadana, es decir independiente del estado, que ha demostrado
capacidad de atraer opiniones favorables sobre su participación, centradas en su eficacia y
oportunidad.
En el segundo capítulo presentaremos la circunstancia de la política social en el contexto del
reformado estado de bienestar, particularmente importante es la ubicación del asistencialismo
como una medida apremiante para atender a los sectores sociales de mayor vulnerabilidad.
Finalmente, en el capítulo tres examinaremos el estado que guardan las políticas
asistencialistas en el primer quinquenio del siglo a partir de la crisis del estado de bienestar
observamos que las políticas públicas deben transformase para cumplir con su nuevo objetivo
de legitimidad, ante un estado que comienza a reducir su participación en el desenvolvimiento
económico, la promoción de la equidad y el desarrollo de capacidades sociales. En este
capítulo delimitamos las acciones que tienen que ver con la atención de la extrema pobreza y
la forma en que las instituciones de asistencia privada, sustituyen los esfuerzos del estado,
entrando en una dinámica distinta de la observadas durante el dominio del estado de bienestar.
El diseño de la investigación es de naturaleza cualitativa, no experimental, descriptiva y
observacional, es decir, se han identificado y descrito los principales elementos y
características que definen el origen y devenir histórico de la situación de abandono del estado
de la política social y en particular asistencial y su sustitución paulatina por esfuerzos
ciudadanos para resarcir este olvido, para lo cual, se requirió la consulta y revisión de fuentes
y bases de datos del pasado; en particular se utilizó los elementos que ofrecen las fuentes
bibliográficas y hemerográficas disponibles, proponiendo una visión crítica sobre el material
seleccionado para evitar cualquier sesgo ideológico.
Debe señalarse que las fuentes bibliográficas consultadas se encuentran adecuadamente
registradas en el apartado Bibliografía, pese a que en algunos casos no se consideraron para
la integración en el cuerpo de la investigación, sin embargo, facilitaron elementos para
contrastar, validar o refutar la información obtenida en otras fuentes.
Asimismo, en cuanto al diseño de la investigación se encuentra el haber sido de carácter
retrospectivo y transversal, dado que se trabajó con información obtenida con anterioridad al
proyecto y con fines ajenos al trabajo de investigación, así como el que se mide una sola vez
las variables en un momento determinado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
V
De esta manera el tipo de estudio se caracteriza por ser de tipo exploratorio, el cual permite
“preparar el terreno” para investigaciones posteriores de mayor profundidad y con objetivos
más precisos, conforme a la definición que indique Movimiento Ciudadano como línea de
profundización y donde requiera análisis más puntuales, con el fin de ofrecer a simpatizantes,
militantes y ciudadanía en general, elementos de juicio para definir su postura política –
ideológica sobre este tema.
En este sentido, el diseño de la investigación busco ante todo allegarse de una visión integral
de las variables, actores y circunstancia que rodean a la participación de las organizaciones
de la sociedad civil y su financiamiento a través de acciones de filantropía y que dan cauce
para la definición de una política de estado, distinguiendo su problemática y las áreas de
oportunidad para ajustar su práctica como elemento de desarrollo y justicia social.
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VI
1. JUSTIFICACIÓN DEL TEMA DE INVESTIGACIÓN.
Los orígenes y analogías de la política de bienestar en la etapa moderna de México, se puede
enunciar en los acontecimientos económicos y sociales que ocurren en la segunda mitad del
siglo que acaba de concluir. El margen económico y social que caracteriza a México en ese
periodo puede ser dividido en dos partes muy simbólicas en término de sus características
económicas y sociales: La primera que tiene sus orígenes en las inmediaciones a la segunda
guerra mundial, está caracterizada por el crecimiento económico y el auge del estado del
bienestar. La segunda parte que se hace especialmente visible a partir de 1982, la distingue
precisamente lo contrario, es decir, la recesión económica, los programas gubernamentales
de ajuste fiscal y restructuración económica, y el abandono del estado del bienestar como
política de atención a las necesidades de la población.
Todos estos nuevos cambios políticos y sociales en México se desataron con la gran crisis de
1982, por ello es necesario retroceder un poco en el tiempo y considerar con un poco más de
detenimiento lo que sucedió con la economía mexicana y las variables sociales en los años
posteriores a estos años recientes.
Entre los problemas que se hacen evidente en esos años destacan la insuficiencia de la
economía en la creación de empleos, la escasa articulación del aparato industrial, la fuerte
dependencia del exterior en el abastecimiento de bienes de capital, la falta de competitividad
internacional de los productos mexicanos, el fuerte déficit financiero del gobierno, el
endeudamiento externo y, finalmente, un proceso inflacionario de desconocida intensidad para
la experiencia mexicana.
Los fuertes desequilibrios observados en la balanza de pagos y la acumulación de alza de
precios exagerados en relación a las de los países con los que se comerciaba se conjugaron
con otros factores para que el gobierno mexicano decidiera abandonar el régimen histórico
económico que había imperado a través del tiempo. El programa de ajuste que el gobierno
instrumento estuvo dirigido principalmente a resolver los desequilibrios financieros
internacionales en las cuentas internas, además de contener el proceso inflacionarios. Para
hacer posible este último objetivo, el gobierno adoptó una política de contención salarial que
se ha mantenido vigente y que ha provocado desde entonces importantes disminuciones en
los ingresos reales y en el bienestar de la población.
Aunado a esto y respaldándose en la constitución el gobierno mexicano, implemento nuevas
medidas para frenar las crisis: como la implementación de nuevos impuestos y rescates
bancarios que nada tenían que ver con la población. El gobierno mexicano tiene capacidad
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VII
para establecer su sistema tributario y gasto público, lo cual ha provocado problemas porque
cada uno de los ámbitos gubernamentales tiene como base de su ingreso la misma población,
que a su vez es la beneficiaria de los servicios públicos y de políticas de bienestar.
En un país con régimen federal como es el mexicano, los diversos ámbitos de gobierno deben
estar coordinados y no subordinados, lo que presupone una estructura descentralizada que
permita un crecimiento balanceado del país. Sin embargo, en México, al igual que en otros
países, hay una gran centralización que sin duda desempeñó un papel importante en el
proceso de urbanización e industrialización. Sin embargo, en la actualidad, tanto en el aspecto
económico como político, es un obstáculo para que los estados logren los objetivos de
eficiencia y equidad de recursos, así como estabilidad.
No obstante, el federalismo financiero en México se ha caracterizado por la centralización de
los ingresos y gastos públicos en el gobierno federal, lo que se ha reflejado en la escasez de
recursos de las entidades y los municipios del país. En el reporte de Finanzas Públicas 1991-
1999, la estructura de los ingresos públicos permite observar esta característica. Las
participaciones representaron el 76% en promedio durante este periodo, de tal forma que con
los ingresos propios (impuestos locales, derechos, productos y aprovechamientos) de las
entidades, el 8% en promedio en el periodo indicado, solamente puede cubrirse una proporción
muy pequeña del gasto público. En cuanto al déficit fiscal, la deuda pública representó el 16%
en promedio. La incapacidad de los gobiernos para recaudar dinero lo revela la relación deuda
respecto a los ingresos propios que llega a 190% a nivel nacional. Lo anterior indica una
dependencia fiscal de recursos federales, es decir una centralización fiscal y como
consecuencia una relevante escasez de recursos y la aparición de nuevas crisis financieras.
En cuanto a la distribución de recursos, existen contradicciones en el sistema. “El Estado
constituyó durante los primeros años de vigencia un mecanismo que coadyuvó a una
desigualdad mayor en el desarrollo de las entidades federativas que conforman la federación”
La polarización entre las entidades ha sido evidente. Los criterios utilizados como ejes de
distribución de las participaciones han sido los establecidos en la Ley de Coordinación Fiscal
de 1980. El Fondo General de Participaciones es el más importante en cuantía, la distribución
de este fondo entre las entidades se hace por medio de cálculos porcentuales basados en la
recaudación federal obtenida en cada estado y en el total de las percepciones de la
Federación; en consecuencia se siguen repartiendo las participaciones en función del lugar
donde se obtienen los impuestos, por lo que las entidades que generen mayores volúmenes
de impuestos, las más desarrolladas económicamente también son las que reciben los
mayores montos por concepto de este fondo, con lo cual no se resuelve la concentración en
el destino de los recursos atribuibles.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
VIII
Los datos referentes al año 2000, demuestran que existe una gran desigualdad en el desarrollo
de las entidades federativas que bajo el actual sistema de participaciones es imposible
resolver, pues la estructura fiscal vigente no provee los recursos suficientes a ninguno de los
tres ámbitos de gobierno.
Esta estructura se caracteriza por un bajo nivel de ingresos, debido entre otras razones: a una
gran evasión fiscal, a la existencia de regímenes especiales (o gastos fiscales en sentido
amplio), a inconsistencias en el esquema legal y a una administración complicada. La carga
fiscal resulta muy alta para la reducida población que paga impuestos (alrededor de 30%), la
cual no es suficiente para cubrir las necesidades del país. La falta de recursos provoca que no
haya financiamiento para inversión, con ello no se genere empleo y por ende falta de
expansión de la producción. Esta situación resulta en una gran dependencia de las finanzas
públicas con relación a los ingresos del petróleo que durante el periodo 1980-1999
representaron en promedio 11.4% del total de los ingresos públicos. Este energético está
sujeto a fluctuaciones de precios y con ello los ajustes en el gasto público son variantes e
impredecibles arrojando con ello que se empiece a dejar de lado las políticas de bienestar.
En suma, el federalismo financiero en México se caracteriza por ser centralizador de los
ingresos y gastos públicos, lo cual hace a los estados dependientes del sistema federal.
Además, es ineficiente ya que no provee de los recursos necesarios para atender las
demandas de la población dados los bajos niveles de recaudación, lo que se expresa en los
deficitarios presupuestos, un déficit promedio de 16% en relación al presupuesto anual
asignado durante 1991-1999. Aunque los gobiernos locales podrían incrementar la
recaudación haciendo uso de sus facultades tributarias, cuestiones políticas y de descontento
social han impedido esta vía.
Por lo anterior, la importancia de proponer una forma de financiamiento vía emisión de deuda
estatal es una alternativa al sistema de coordinación fiscal que surge debido a las necesidades
de las Haciendas Públicas locales resultado de las complicaciones políticas y estructurales del
federalismo financiero en México.
La emisión de deuda estatal es una alternativa de financiamiento a los municipios del país. El
municipio por su naturaleza es un ente que debe ser considerado como sujeto especial para
este tipo de financiamiento, siempre y cuando logren la aprobación de las calificadoras de
valores. Por lo mismo, son aun pocas las entidades municipales que han accedido a este
financiamiento.
Entre otros beneficios: aumenta la capacidad de respuesta de la administración gubernamental
para atender las demandas de la población; incrementa la demanda global, ya que mediante
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la adquisición de deuda se obtienen recursos que no fueron obtenidos mediante impuestos, lo
que aumenta el poder de compra de la población y con ello el empleo, la inversión, haciendo
circular capitales ociosos. Se promueve una gestión más apropiada de las finanzas públicas
locales ya que el mercado penaliza el manejo inadecuado de los recursos públicos con el
criterio del mínimo déficit operacional propiciando la disciplina fiscal. Este contexto sería
benéfico para los mercados financieros ya que los gobiernos locales reflejarían la confianza
para que los capitales sigan invirtiendo en bonos de emisión estatal.
Adoptado en el inicio de la década de los 80, el concepto de vulnerabilidad social se diferencia
de sus antecesores porque se fundamenta en el criterio de la fragilidad y la desigualdad
sociales, determinados por escenarios particulares de inseguridad laboral, salarial y de
ingresos de los sectores sociales, la inestabilidad familiar, la insuficiencia de servicios y de
capacidad institucional para atender la demanda social, todo lo cual lleva a una desigualdad
dinámica dentro de la sociedad.1
El concepto de vulnerabilidad social define las desventajas sociales como las condiciones que
afectan negativamente el desempeño de comunidades, hogares y personas a quienes no les
es posible contar con conocimiento o no tienen disponibilidad o capacidad de gestión de los
recursos y de las oportunidades de que la sociedad dispone para el desarrollo de sus
miembros, el cual se impone a lo largo de su vida.2
Como consecuencia de la desigualdad social, la misma se vincula con la vulnerabilidad social,
que da cuenta de la persistencia en el tiempo de situaciones de inestabilidad e incertidumbre
que afectan selectivamente a los individuos y poblaciones, y que tienden a diferenciarlos de
otras categorías sociales. Tal proceso de diferenciación de las unidades vulnerables ocurre
por la vía de la exclusión social, es decir, a través de una serie de procesos que tienen como
resultado la privación, por períodos variables de tiempo, el acceso de recursos que facultan la
consecución de diversos fines sociales o la conservación de ciertos niveles de bienestar.3
La vulnerabilidad social confluye con la vulnerabilidad demográfica, limitando la acumulación
de recursos y tienen una asociación significativa con otras manifestaciones de desventaja
social.
Otros expertos, al referirse a la vulnerabilidad demográfica, sostienen el debilitamiento de los
actores o entidades como resultado de sus tendencias o comportamientos demográficos, es
decir, se asume una definición intuitiva de vulnerabilidad como la debilidad de actores
1 MORENO CROSSLEY Juan Cristóbal.- Concepto de Vulnerabilidad Social, Observatory on Structures and Institutions of Inequality in Latin America Studies, University of Miami, 2008, pp. 9 - 17 2 BUENO SÁNCHEZ Eramis.- óp. cit., nota 21, pp. 11 y 12 3 MORENO CROSSLEY Juan Cristóbal.- óp. cit., nota 26, p. 16
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(individuos, hogares) o entidades (comunidades, grupos de la población externamente
delimitados, es decir sin autoconciencia de grupo) ya sea para enfrentar procesos externos o
para lograr objetivos mediante esfuerzos endógenos.4
De acuerdo con Eramis Bueno, una de las mejores formas de apreciar los niveles de pobreza
son precisamente las mediciones estadísticas de las distintas variables demográficas las
cuales demuestran fehacientemente tanto la vulnerabilidad social o demográfica como los
hogares, los servicios y la calidad de vida de las personas.5
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de acuerdo con el trabajo de
investigación del economista Pakistaní Mahbub ul Haq realizado en 1990. En gran parte, se
basa en las ideas desarrolladas por Amartya Sen, hindú.
El IDH surge, quizás, como una iniciativa para clasificar los países a partir de otras variables
que no fueran las usadas tradicionalmente en economía (PIB, balanza comercial, consumo
energético, desempleo, etc.), en educación (tasa de alfabetización, número de matriculados
según nivel educacional, etc.), en salud (tasa de natalidad, esperanza de vida, etc.) o en otras
áreas (gasto militar). El IDH busca medir dichas variables a través de un índice compuesto,
por medio de indicadores que se relacionan en tres aspectos.
El cálculo del IDH requiere como antecedente crear un índice para cada una de las variables
consideradas (esperanza de vida, educación y PIB), para ello se escogen valores mínimos y
máximos (valores límite) para cada uno de estos indicadores.
El IDH se calcula promediando sus tres componentes principales. Los valores límite de estos
(máximo y mínimo) que se utilizan para el cálculo del IDH son de 85 y 25 años para la
esperanza de vida al nacer, del 100% y 0% para los dos componentes de educación y de
40.000 y 100 USD para el PBI- PPA6 per cápita.
Cada uno de los componentes se expresa con un valor entre 0 y 1, para lo cual se utiliza la
siguiente fórmula general total.
Se considera como un proceso mediante el cual una sociedad mejora las condiciones de vida
de sus ciudadanos a través de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus
necesidades básicas y complementarias, y de la creación de un entorno en el que se respeten
los derechos humanos de todos ellos.
Es la cantidad de opciones que tiene un ser humano en su propio medio, para ser o hacer lo
4 RODRÍGUEZ VIGNOLI Jorge.- Vulnerabilidad Demográfica en América Latina: Seminario Internacional Las diferentes expresiones de la vulnerabilidad social, Santiago de Chile, 2001 5 BUENO SÁNCHEZ Eramis.- óp. cit., nota 21, p. 15. 6 PBI - PPA.- Índice de Paridad de Poder Adquisitivo en relación con el Producto Interno Bruto.
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que él desea ser o hacer. A mayor cantidad de opciones mayor desarrollo humano, a menor
cantidad de opciones, menor desarrollo humano. El Desarrollo Humano podría definirse
también como una forma de medir la calidad de vida del ente humano en el medio en que se
desenvuelve, y una variable fundamental para la calificación de un país o región.
En el informe publicado en 2008 el índice de desarrollo humano fluctuaba entre Islandia con
un índice de 0,968 en la primera posición al 0,329 de Sierra Leona en el puesto 179.
El PNUD clasifica los países en tres grandes grupos:
• País con desarrollo humano alto (IDH > 0,8): 75 países.
• País con desarrollo humano medio (0,5 < IDH < 0,8): 77 países
• País con desarrollo humano bajo (IDH < 0,5): 25 países.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XII
2. OBJETIVO DE INVESTIGACIÓN.
General:
Identificar y examinar la forma que ha asumido la filantropía y el asistencialismo en México
como resultado del surgimiento de organizaciones de la sociedad civil ante una política social
reducida y desarticulada, en particular explicar cómo se ha incorporado a las políticas públicas
del gobierno mexicano y evaluar su significado en términos de legitimidad.
Específicos:
Identificar los conceptos y definiciones de asistencia, caridad y filantropía que guían
los contextos de asistencialismo en México.
Describir la concepción, aplicación e impacto de la responsabilidad social empresarial.
Reseñar las diferentes tendencias y pensadores que, respecto al Estado de bienestar
y desarrollo social, dan sustento teórico a las políticas sociales.
Analizar los diferentes ámbitos de la economía social, solidaria, el tercer sector y las
organizaciones civiles.
Describir el desarrollo económico del tercer sector y la participación social en la
economía solidaria, así como de la empresa privada.
Examinar el surgimiento del Estado de Bienestar, así como su desarrollo histórico
desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América.
Identificar el modelo del Bienestar en México, la política social y los modelos de
desarrollo en América Latina
Describir la influencia del neoliberalismo en América Latina, la crisis del modelo del
bienestar y la evolución de la política social en México
Describir las políticas asistencialistas, su evolución y los puntos de crisis por los que
ha pasado.
Analizar la idea de privatización frente al modelo de democratización que ha influido en
el desarrollo económico de México y sus políticas sociales.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XIII
3. PLANTEAMIENTO Y DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN.
En el final del siglo pasado, en el llamado estado neoliberal, durante la década de los 80 y los
90, el mundo vivió una serie de transformaciones que surgieron como parte de la visión a
planteada por el liberalismo económico, impulsor de la idea que el Estado debe dejar de
intervenir en todos o algunos asuntos económicos de sus ciudadanos y eliminar políticas de
gasto público para que la desregulación y la flexibilidad del mercado permita el progreso libre
de su población.
Con tales conceptos, además de la cada vez mayor incosteabilidad de los servicios, la crisis
del estado de bienestar, así como el paso a nuevas formas como la eliminación de programas
sociales y subsidios a la población abierta.
En tan sólo 15 años el mundo cambió para siempre pues se iniciaron procesos de alto impacto
para la humanidad. Entre ellos, es posible mencionar algunos de los más relevantes:
La globalización de la economía, con el surgimiento del libre comercio:
La formación de la Unión Europea y el surgimiento del auge de las naciones de la
Cuenca del Pacífico;
El surgimiento de procesos políticos que concluyeron con la hegemonía política de los
países de la Cortina de Hierro;
Los procesos de democratización de las sociedades y el paso de corrientes
nacionalistas para la conformación de nuevas sociedades y estados en la región
Balcánica, África y Asia;
El repliegue del Estado Nacional y su no intervención en la economía, con serios
procesos de adelgazamiento del gasto público;
La innovación y creación de monopolios, con paraísos fiscales, así como un gobierno
de empresarios y corrupción para la adopción de políticas que introdujeron los
sistemas gerenciales de la administración privada en el gobierno.
Con ello, la mayoría de los gobiernos incluyeron en sus agendas de reconversión y la adopción
de mecanismos de iniciativa privada en el gobierno, además de reducir y eliminar los
programas obsoletos o sin sentido productivo dentro de la esfera gubernamental, lo cual
incluyó la disminución y extinción de los subsidios, las transferencias, así como la participación
gubernamental en los programas de atención social a grupos de pobres y marginados, además
de buscar nuevas formas ante los pasivos laborales y sociales para los cuales no existen
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XIV
recursos fiscales suficientes para lograr su financiamiento.
En los Estados Unidos, el proceso denominado “la reinvención del gobierno”7, se adoptó a
partir de la llegada del presidente Clinton, y en México se dieron algunos pasos durante la
Administración del Presidente Zedillo.8
Al arribar al siglo XXI, una nueva crisis financiera se ha cernido sobre el orbe en una
circunstancia desventajosa para Latinoamérica y en México, donde desde los años 70 del
pasado siglo, subyace una crisis de deuda y de la balanza de pagos, además de períodos de
hiperinflación.
Los mecanismos de gasto público y de tributación siguen siendo ineficientes y regresivos; las
políticas fiscales de naturaleza cíclica persisten en crear circunstancias de inestabilidad
macroeconómica.
Para México, la crisis se agrava porque 40 centavos de cada peso fiscal ingresan por concepto
del petróleo; entre 2000 y 2006 el gasto corriente del gobierno federal creció 37% y aun cuando
el riesgo de una hiperinflación está controlado, la vulnerabilidad del sistema financiero nacional
es presente, pues existe un efecto pernicioso en el crecimiento, la pobreza y la distribución del
ingreso.
Para la región, el costo de las crisis se estima en 7% de crecimiento del PIB por década desde
los años 70, aun cuando desde mediados de los años 90 los procesos inflacionarios se han
controlado y los niveles de endeudamiento se han renegociado.
Las consecuencias que se prevén de la crisis financiera permiten asegurar que tendremos
importantes limitaciones al desarrollo humano y que aumentarán las amenazas a la seguridad
humana y se perderán las políticas de bienestar, arrojando un contexto de tensiones en los
sistemas políticos democráticos que en algunos casos pondrán en juego la gobernabilidad y
la convivencia democrática.
Para ubicar la naturaleza y los alcances de estos cambios, es preciso tomar en cuenta el
contexto internacional dominado por el ideario en que se producen, y el contexto interno que
precedió la profunda crisis que se desencadenó en 1982. En la medida en que el Estado ha
desempeñado y sigue desempeñando todavía un papel central, trataremos de señalar en él la
manera como fue actuando y consolidándose en el presente siglo y las transformaciones en
curso.
7 GORE Al.- óp. cit., nota 47 8 SECODAM.- Programa de Modernización Administrativa del Gobierno Federal 1995 - 2000. México, 1995.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XV
Recuperar la Política es esencial. Cada uno de los debates sobre macro economía, reformas
a la institucionalidad, los diseños de una nueva arquitectura financiera y global no son sólo
debates técnicos, son esencialmente debates políticos. Ellos se ligan y se entrelazan
directamente con las visiones del desarrollo que surgen de cada país y de cada subregión. Por
otra parte, y reafirmando lo anterior, los consensos y los acuerdos que se adopten en el país,
en las instancias de Integración regional significan impulsar y promover el multilateralismo, así
como el forjar un sistema de reglas en las cuales el país, pueda ser parte de quienes las
promueven, impulsan y acuerdan. Todo lo anterior reafirma la necesidad de respuestas
políticas nacionales, y regionales.
Con el fin de diseñar e implementar políticas públicas de bienestar se debe promover un
diálogo de expertos gubernamentales, de académicos y de la sociedad civil para generar un
intercambio de distintas visiones y proyección de escenarios. Se deben construir foros de
diálogo político en un amplio abanico de actores (gobiernos, empresarios, sindicatos,
académicos) desde donde se podrán construir los consensos básicos y desarrollar una
significativa voluntad política. La desconfianza interpersonal y entre los líderes es uno de los
grandes problemas. En este sentido, se debe contribuir en el fortalecimiento de la confianza
recíproca entre los líderes de la región y del diálogo de estos con sectores fuera de la región.
Las nuevas estrategias han tenido como finalidad la reestructuración del Estado (que, en forma
paradójica, es llevada a cabo por la élite gobernante sin la participación de la sociedad e
implica, a la larga, una reducción de la soberanía estatal y el desmantelamiento de las bases
tradicionales de su poder), así como la instauración de un nuevo modelo económico al pasar
de uno proteccionista y nacionalista a otro abierto al exterior. Por su envergadura, estas
reformas tienen repercusiones en todos los niveles de la realidad social (en lo económico, lo
político y lo social) y conciernen tanto a las bases estructurales del sistema político (partido de
Estado) como a las ideológicas (nacionalismo, agrarismo, obrerismo).
Lo que acarrea en el ámbito del desempleo una aparición de una crisis financiera que afecta
directamente los niveles de pobreza. Una de las principales decisiones tomada por los
gobiernos es la necesidad de limitar el riesgo del desempleo y la extensión del empleo informal
por medio del impulso a la demanda de trabajo y el mantenimiento de los niveles salariales.
Además, se debe promover la ayuda a las personas que buscaran trabajo mejorando sus
competencias, aumentando los recursos a disposición de los servicios públicos de empleo,
poniendo en práctica programas de formación profesional y de desarrollo de competencias
empresariales para tratar de mitigar la crisis.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XVI
El concepto básico de política de bienestar exige que el país que no cuentan todavía con una
extensa seguridad social instauren “una protección social adecuada para todos, sustentada en
un régimen básico de protección social que incluya el acceso a la atención sanitaria, la
seguridad del ingreso para los ancianos y las personas con discapacidad, las prestaciones por
hijos a cargo y la seguridad del ingreso combinada con sistemas políticos de garantía del
empleo para los desempleados y los trabajadores pobres” El régimen de protección debe
incluir dos elementos. Primero, el acceso geográfico y financiero a los servicios esenciales, y
Segundo, un conjunto básico de transferencias sociales esenciales pagadas a la población
pobre y vulnerable. El nivel de prestaciones debe garantizar un mínimo acceso a alimentos
básicos y servicios esenciales.
También es imperativo mejorar la calidad de inserción laboral de amplios sectores de la
población, lo que significa garantizar salarios suficientes, contratos estables, condiciones de
trabajo seguras, acceso a los sistemas de salud y afiliación, y aporte a los sistemas de
previsión social. En todo momento se debe asegurar la protección de los derechos de los
trabajadores, fácilmente violables en contextos de escasez de trabajo.
La crisis afecta a todos, pero de manera desigual, por lo que las políticas deben tomar en
consideración los grupos más vulnerables. El país deberá ayudar a estos grupos por medio de
una combinación de medidas de apoyo a los ingresos, desarrollo de competencias laborales
y respeto del derecho a la igualdad y del derecho a la no discriminación. Se deben generar
ideas y diseñar programas de protección para los sectores más afectados a través de políticas
promocionales, dirigidas a eliminar prácticas de asistencialismo. Se deben crear programas
que incidan en las causas—y no sólo en los efectos—de la pobreza, asignando instrumentos
más fuertes a los sectores más débiles en el marco de una estrategia de desarrollo sostenible
con amplia participación ciudadana.
Algunas recomendaciones de políticas a implementar son las siguientes:
a) Promover estrategias y acciones que mejoren la salud y educación en mujeres,
jóvenes, niños(as) y, en particular, las comunidades indígenas. Al señalar a la
educación, la formación secundaria y técnica se convierte en prioridad. Mejorar la
calidad de la educación secundaria y técnica contribuye con un mejor acceso de los
jóvenes a empleos de mayor productividad. En esta misma línea, se deben promover
políticas para que los padres puedan retener a sus hijos en el sistema educativo
durante la crisis.
b) Contribuir en la prevención y eliminación de toda forma de violencia es esencial para
la convivencia democrática. La discriminación contra las mujeres, jóvenes, niños(as) e
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XVII
indígenas es la base desde la cual se producen situaciones de exclusión y violencia.
Mejorar los sistemas de inclusión es fundamental. Ello asegura la cohesión social.
c) Creación de políticas públicas que promuevan el acceso de estos grupos a los
procesos de toma de decisión y espacios de poder en la vida pública y política, lo que
garantiza más y mejor democracia.
d) Ampliación en la cobertura, así como de la calidad de los servicios públicos es esencial
para reforzar la democracia y mejores niveles de convivencia y armonía en las
sociedades.
e) En el corto plazo, ampliación de los beneficiarios de las transferencias sociales para
limitar las consecuencias de la crisis en los grupos más vulnerables.
En el desarrollo de las políticas públicas es esencial la participación de la sociedad civil, y en
especial, de los beneficiarios de las políticas. Estos grupos se deben constituir en actores
activos del proceso, no únicamente receptores de las medidas. También es necesario crear
sistemas e instituciones de seguimiento y monitoreo sobre las metas alcanzadas en cada
rubro. Debe haber una constante retroalimentación entre los beneficiarios de las medidas y los
generadores de políticas públicas para asegurar el impacto deseado de cada una de las
políticas.
Las decisiones de política económica y política social nacional y regional, así como la
construcción de una nueva arquitectura internacional trascienden los aspectos meramente
técnicos, los debates son principalmente de carácter político. En este sentido, es necesaria
una respuesta política nacional, regional y global.
Para ello se sugiere:
1) Promover un diálogo de expertos gubernamentales, académicos y de la sociedad civil.
Intercambio de visiones prospectivas.
2) Construir mesas de diálogo político entre los diversos actores: gobiernos, empresarios,
sindicatos, ONGs y académicos.
3) Seguimiento y monitoreo para el cumplimiento de las metas y tareas propuestas.
Construcción de mecanismos institucionales para tal efecto.
4) Promover agendas de acción con impactos en la reactivación económica y en la
concertación macro-económica regional.
5) Generar ideas y diseñar programas de protección para los sectores más vulnerables.
6) Interconectar agendas y resultados de las iniciativas integracionistas.
7) Reafirmar la democracia para la construcción de democracia. La crisis es el resultado
de un mundo sin normas, por lo que en el futuro el país debe diseñar una mirada global
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XVIII
y una visión común basada en lazos de cooperación y solidaridad entre los distintos
Estados. Se deberá superar la histórica desconfianza entre los líderes de la región ya
que la confianza política es uno de los activos principales para superar la crisis. Y para
lograr la creación de políticas públicas efectivas ante la crisis, la recuperación de la
política es esencial.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XIX
4. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
¿Cuáles son los conceptos y definiciones de asistencia, caridad y filantropía que guían
los contextos de asistencialismo en México?
¿Cómo se concibe, aplica y desarrolla la responsabilidad social empresarial?
¿Cuáles son las diferentes tendencias y pensadores que, respecto al Estado, bienestar
y desarrollo social, dan sustento teórico a las políticas sociales?
¿Cuáles son los diferentes ámbitos de la economía social, solidaria, el tercer sector y las
organizaciones civiles?
¿Cómo ha sido el desarrollo económico del tercer sector y la participación social en la
economía solidaria, así como en la empresa privada?
¿Cómo ha sido el surgimiento del Estado de Bienestar, así como su desarrollo histórico
desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América?
¿En qué se basa el modelo del Bienestar en México, la política social y los modelos de
desarrollo en América Latina?
¿De qué manera ha influido el neoliberalismo en América Latina, la crisis del modelo del
bienestar y la evolución de la política social en México?
¿Cuáles son las políticas asistencialistas, su evolución y los puntos de crisis por los que
ha pasado?
¿Cómo ha influido la idea de privatización frente al modelo de democratización que ha
influido en el desarrollo económico de México y sus políticas sociales?
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XX
5. MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL DE REFERENCIA
CAPITULO 1 MARCO CONCEPTUAL, DE LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO.
Una de las cualidades que distinguen al ser humano de otras especies es la posibilidad de
comportarse en dos extremos: ya sea como un ser "terrible", capaz de cometer las peores
atrocidades en contra de los miembros de otras especies, por ejemplo y a diferencia del resto
de los depredadores que cazan solamente para poder subsistir, el ser humano caza o mata a
otras especies solamente por placer. Lo preocupante del caso es que el humano también es
capaz de derrotar a los miembros de su propia especie, hecho que solamente es comparable,
bajo determinadas circunstancias al comportamiento de algunos depredadores que elimina a
los hijos del macho dominante precedente, para asegurarse de que la descendencia lleve su
sangre.
Por otra parte, tenemos también el extremo opuesto, la posibilidad de que el ser humano se
comporte de manera solidaria con los miembros de su propia especie, y que este
comportamiento rebase las expectativas "naturales" que se esperan de ciertas especies, por
ejemplo, se tiene la conciencia de que muchas de las especies que pertenecen a los
mamíferos, el apego filial llega a ser muy estrecho, aunque entre sujetos pertenecientes a
diferentes grupos familiares llega a existir incluso competencia por el alimento o los espacios
territoriales el caso más evidente es el de los grandes felinos, tigres y leones que agreden a
individuos de su misma especie que son de otro "clan" familiar. En el caso del ser humano, el
desarrollo de las sociedades ha llevado, por un lado a que gradualmente se maticen las
diferencias entre miembros de diferentes familias, y que al conformar comunidades en el
sentido sociológico, los miembros establecen estrechos vínculos; y que posteriormente, los
miembros de diferentes comunidades, en principios alejadas de otras, gracias al
perfeccionamiento de las vías de comunicación estrechen sus lazos y formen una especie de
"conciencia colectiva", de tal, manera se conforman las "naciones (igualmente hablando en
términos de sociología).
Estos son los dos extremos de la conducta humana con relación de sus semejantes y
constituye el tema de este trabajo de investigación para tratar de optar por el título de
licenciado en derecho: la solidaridad entre la especie humana, y un tipo de solidaridad muy
especial que tiene que ver con el auxilio, ya sea privado, social o público, es decir, la ayuda
implementada por los particulares, por las organizaciones o asociaciones civiles o la que está
organizada directamente por el Estado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXI
Esencialmente analizaré en este capítulo el sentido conceptual que se le puede dar a ese
auxilio prestado por el ser humano a otros seres humanos, y el cual ha pasado desde la caridad
simple, motivada por razones religiosas, que se lleva a cabo, ya sea de manera individual,
como simple acto de bondad humana o a través de la propia estructura organizativa de la
Iglesia cualquiera que sea su signo y ha llegado hasta nuestros días a una encrucijada que se
debate entre dejar en manos de los particulares a la asistencia o auxilio social o concentrarlo
en manos del Estado, tal y como fue la tendencia durante el predominio político del modelo de
Estado de bienestar social o benefactor.
Antes de estudiar dicha encrucijada se debe establecer a qué nos referimos con el auxilio o
asistencia social.
1.1 QUE ES LA ASISTENCIA.
En términos generales y en este momento de desarrollo de la sociedad humana, y
refiriéndonos al tema del auxilio prestado por el ser humano a sus semejantes, podemos
contemplar como el concepto genérico al de "asistencia". Dentro de él, se pueden incluir de
manera subordinada los conceptos de caridad, filantropía y asistencia social.
Estos tres conceptos se pueden proponer también como el desarrollo de la idea de auxilio
social, ya que van apareciendo en ese orden en la historia humana: primero la caridad,
después la filantropía y finalmente la asistencia social, ya sea de carácter estrictamente público
o el que se lleva a cabo a través de las organizaciones sociales o por medio de particulares.
Aunque es fundamental aclarar que en el caso del auxilio humano (el que presta un ser
humano a un semejante), las instituciones o modalidades no se sustituyen totalmente una por
otra, es decir, la existencia de la filantropía no significa la liquidación de la caridad como forma
de auxilio, ni tampoco la asistencia social "moderna" sustituye tampoco a la filantropía
practicada desde la caridad religiosa, solamente ocurre un predominio de los modelos de
auxilio.
Señalo también la clasificación comentada al principio del inciso es en este momento del
desarrollo humano, porque si estuviéramos en una etapa previa a finales del siglo XIX, época
en la cual se consolidó el concepto de la asistencia social pública, deberíamos hacer
solamente referencia al término de "filantropía" y "caridad", una con un componente laico o
preferentemente laico, mientras que el otro concepto, dentro de la tradición cultural de
occidente tiene un contenido específicamente religioso, concretamente cristiano.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXII
Si nos remontamos a la Edad Media europea, época en la cual sobresalía el cristianismo en
su forma de catolicismo, descubriremos que la idea dominante era la de la "caridad", como
una forma de ayuda al prójimo y que estaba ligada estrechamente con la concepción religiosa,
la cual era, muy probablemente la única forma de socorro o ayuda conocida en ese tiempo.
En este capítulo se estudiará el contenido de los tres conceptos para tratar de delimitar
claramente la naturaleza de ellos y señalar que se podría esperar dentro de la evolución futura
de las instituciones que en la actualidad se ostentan como filantrópicas en nuestro país en un
contexto de subdesarrollo, con profundas diferencias sociales y bajo el esquema del sistema
económico capitalista.
Las diferencias creo que son evidentes y sustanciales, aunque los tres conceptos se refieren
a acciones de ayuda y auxilio de las clases más necesitadas de la sociedad. Cada una de ellas
tiene un componente axiológico e ideológico.
Respecto de las entradas enumeradas, específicamente son aplicables a la materia de la tesis
las de los numerales 1 y 3, que se relacionan respectivamente con la idea de estar-hallarse
presente y de prestar auxilio, ayuda o socorro. Se sobreentiende "asistencia" en el sentido de
una acción humana encaminada a estar presentes con los necesitados, es decir, de estar
presentes con los que requieren de ayuda.
Bajo ese concepto general podemos suponer que hay al menos tres formas de prestar ayuda
a quien lo necesita:
a) Por medio de la caridad.
b) Por medio de la filantropía, y
c) Por medio de la asistencia social.
Haciendo la aclaración de que la ayuda social puede revestir dos modalidades, la que se lleva
a cabo a través de las instituciones privadas o se hace por medio de las instituciones públicas.
Podría parecer innecesario hacer el recuento de la necesidad de que exista la asistencia, sin
embargo, señalaré solamente cuatro razones por las cuales se debe llevar a cabo la actividad
de asistencia, independientemente del carácter que tenga, es decir, que sea pública o privada:
a) Reducir las desigualdades sociales.
b) Ayudar a quienes no pueden cubrir sus necesidades básicas.
c) Igualar las oportunidades de ascenso social.
d) Disminuir las tensiones provocadas por la desigualdad.
Cualquier tipo de apoyo, entendido como ayuda o socorro, puede tener como propósitos los
anteriormente descritos, la diferencia entre ellas, radica en el fundamento final de la ayuda;
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXIII
cuando se tiene un fundamento de tipo religioso, la ayuda puede identificarse como "caridad",
cuando la ayuda es de carácter humanista laico, tendrá un aspecto de carácter filantrópico y
finalmente la asistencia formalizada y reglamentada, llevada a cabo a través de instituciones
será denominada como "asistencia social".
1.2. DEFINICIONES DE CARIDAD.
En el diccionario de Manuel Seco, se define la caridad como: Sentimiento de amor al prójimo.
Limosna o auxilio que se da a los necesitados.
Mientras que en el Diccionario de la Lengua española se señala:
Caridad
1. f. En la religión cristiana, una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios
sobre todas las cosas, y a nuestros semejantes como a nosotros mismos.
2. f. Virtud cristiana contraria a la envidia y a la animadversión.
3. f. Limosna que se da, o socorro que se presta a los necesitados.
4. f. Actitud humanitaria con el sufrimiento ajeno.
5. f. Refresco de vino, pan y queso u otro refrigerio, que en algunos lugares dan las
cofradías a quienes acuden a la fiesta del santo que se celebra
6. f. Tratamiento utilizado en ciertas órdenes religiosas de mujeres y en alguna cofradía
devota de varones. Su, vuestra caridad
7. f. Festejo que se hacía en muchos pueblos pequeños con motivo de las honras de los
difuntos
8. f. Mar. Quinta ancla de respeto que solían llevar los navíos en la bodega Caridad con
uñas
9. f. Ven. Favor que se hace con intención de beneficiarse uno mismo.
10. Expresión. coloquial. para pedir clemencia, comprensión o benevolencia.
Unido al concepto de "caridad" se identifican en el diccionario de la Real Academia de la lengua
española dos entradas compuestas, la primera "obra de caridad", que indica:
1. f. La que se hace en bien del prójimo. (Diccionario de la Real Academia)
Y la segunda obra pía:
1. t. Establecimiento piadoso para el rito de Dios o el ejercicio de la caridad con el prójimo.
(Diccionario de la Real Academia).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXIV
Se establece en el concepto simple que caridad hace referencia a aspectos religiosos,
específicamente de la tradición cristiana occidental, por lo tanto, trataremos de ubicar a la
caridad dentro de la doctrina del cristianismo predominante en nuestra sociedad, en la
enciclopedia católica se define como:
(Virtud Teológica)
La tercer y mayor de las virtudes Divinas enumeradas por San Pablo (1 Cor., XIII),
habitualmente llamada caridad, se define como: un hábito divinamente infundido, que inclina
al humano a amar a Dios por él mismo sobre todas las cosas, y al hombre por amor a Dios.
Amor a Dios.
Amor al prójimo,
Amor propio y
Amor al prójimo
La definición engloba las características principales de la caridad:
Su origen, por infusión Divina. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por
el Espíritu Santo (Rom, v). Es, por tanto, distinta de, y superior a, la inclinación de nacimiento
o el hábito adquirido de amar a Dios en el orden natural. Los teólogos están de acuerdo al
decir que es infundida junto con la gracia santificante, o que está relacionada en forma muy
cercana en su forma o en su identidad real, como afirman algunos, o, según el punto de vista
más común, por forma de emanación connatural.
Su morada, en la voluntad humana. Aunque la caridad es en ocasiones intensamente
emocional, y reacciona con frecuencia según nuestras facultades sensoriales, aún reside
propiamente en la voluntad racional, hecho que no debe olvidarse pues sin ella sería una virtud
imposible.
Su acto específico, es decir, el amor a la benevolencia y a la amistad. Amar a Dios es desearle
a Él todo honor y gloria y todo bien, y, en la medida de nuestras posibilidades, empeñarse en
obtenerla por Él. San Juan (XIV, 23; XV, 14) recalca el aspecto de reciprocidad que hace de
la caridad una amistad verdadera del hombre con Dios.
Su motivo, es decir, la bondad o amabilidad Divina tomada absolutamente y dada a conocer a
nosotros por la fe. No importa que la generosidad sea vista en uno, o varios, o todos los
atributos Divinos, pero, en todos los casos, debe adherirse a éstos, no como fuente de ayuda,
o recompensa, o felicidad para nosotros mismos, sino como un bien en sí infinitamente
merecedor de nuestro amor, en este único sentido es Dios amado por sí mismo. Sin embargo,
la distinción entre los dos amores: concupiscencia, el cual da lugar a la esperanza; y la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXV
benevolencia, que anima a la caridad, no debe obligar a una especie de mutua exclusión, pues
la Iglesia ha condenado repetidamente cualquier intento de desacreditar las obras de la
esperanza cristiana (q. v.).
Su alcance, es decir, tanto Dios y hombre. Mientras que Dios mismo es del todo amable, tanto
como que todo hombre, por gracia y gloria, ya sea comparte ya o al menos es capaz de
compartir la bondad Divina, resulta que el amor sobrenatural más bien lo integra en lugar de
excluirle, según Mateo, XXII, 39 y Lucas, x, 27. Entonces una y la misma virtud de la caridad
termina tanto en Dios como en el hombre, primeramente en Dios y después en el hombre.
(enciclopedia católica).
La caridad, dentro de la doctrina católica, tiene un principio de tipo divino, está ligada al amor
a Dios, por encima de todas las cosas y el amor al prójimo derivado del amor a Dios. El origen
es igualmente divino, se considera, dentro de la misma doctrina que esta virtud es una infusión
divina, a partir de la cual el ser humano "naturalmente" está inclinado a ella en mayor o menor
proporción.
Se comenta adicionalmente en la misma fuente que:
... la mejor prueba de que amamos a Dios Mismo (1 Juan, III, 10), el cumplimiento de toda la
ley (Gal., v, 14), porque, viendo al prójimo en Dios y a través de Dios, tiene el mismo valor que
el amor a Dios. La expresión amar al prójimo por amor a Dios indica que nos levantamos por
encima de la consideración de la mera solidaridad y compasión a la más alta perspectiva de
nuestra común adopción Divina y herencia celestial; sólo en ese sentido puede acercarse
nuestro amor solidario al amor que Cristo tuvo por nosotros (Juan, XIII, 35), y puede
entenderse un tipo de identidad moral entre Cristo y el prójimo (Mat., xxv, 40). Desde este
motivo superior la universalidad de la caridad fraternal sigue como una consecuencia
necesaria. Todo aquel que vea en sus semejantes, no las peculiaridades humanas, sino los
privilegios dados por Dios y semejantes a Dios, ya no puede restringir su amor a los miembros
de la familia, o correligionarios, o conciudadanos, o a extraños dentro de las fronteras (Lev.,
XIX 34), sino que necesita extenderlo, sin distinguir al judío o al gentil (Rom, x, 12), a todas las
unidades de la humanidad, a los expulsados socialmente (Lucas, x, 33 ssc.) y aún a los
enemigos (Mat., v, 23 ssc.). Muy eficaz es la lección en la cual Cristo exhorta a sus oyentes a
reconocer, en muchos samaritanos despreciados, al verdadero tipo de prójimo, y
verdaderamente nuevo es el mandamiento en el cual nos llama a perdonar a nuestros
enemigos, a reconciliarnos con ellos, ayudarles y amarles. (diccionario de la Real Academia).
De nuevo, en la idea religiosa de occidente, especialmente en la que priva en nuestra sociedad
mexicana, la caridad tiene un componente teológico muy fuerte que va más allá de la identidad
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXVI
entre los miembros de una misma familia o de una pequeña comunidad, que serían las fuentes
de la solidaridad entendida y explicada desde los ángulos sociológico o humanista, se
relaciona directamente con el satisfacer a Dios y verlo en cada uno de los prójimos,
independientemente de que tengamos o no puntos de contacto con ellos, de que exista algo
que nos identifique con ellos o que al menos sean conocidos para nosotros (por tener alguna
similitud aunque sea lejana, por ejemplo el mismo idioma). La teología católica lleva la idea de
la caridad como posibilidad de auxilio incluso a los propios enemigos.
Eso como mensaje, como ideal de comportamiento y principio de acción social integra un
elemento muy loable, sin embargo, muy pocas veces se ha tomado en su verdadera dimensión
como principio de acción para ayudar a los más necesitados.
La caridad no solamente se plantea como una virtud teológica que debe ser practicada por los
seres humanos, en particular aquellos que siguen la doctrina del cristianismo católico, sino que
además conforma una de las pautas del derecho canónico, en el cual se plantea como un
criterio complementario para poder colmar las lagunas de los principios de ese derecho.
Señala expresamente el derecho canónico:
canon 221 § 2: Si son llamados a juicio por la autoridad competente, los fieles también tienen
derecho a ser juzgados según las normas jurídicas, que deben ser aplicadas con equidad.
(http://www.iuscanonicum.org/articulos/art033.html).
Al respecto se comenta la posibilidad, por lo tanto, proponer el alcance de la equidad canónica
en el ámbito del derecho procesal. Más aún, es posible plantearse si la equidad se debe
identificar con la caridad, en el sentido de moderar o atenuar las consecuencias restrictivas de
la aplicación del derecho o del proceso. (http://www.iuscanonicum.org/articulos/art033.html).
La respuesta a la interrogante planteada es por supuesto que sí, que en el derecho canónico,
fundamento normativo para juzgar los actos de los fieles católicos en su relación con la propia
autoridad eclesiástica, deben considerarse la caridad y la equidad como factores que moderen
la rigidez de las disposiciones canónicas, aunque no es recomendable que eso se interprete
como una relajación de las obligaciones de los católicos con la iglesia.
Debemos tener presente que, si bien la caridad es la virtud que ha de regir la vida de la Iglesia,
no se puede contraponer con la justicia, como si fuera necesario ser injusto para vivir la
caridad: expresándolo brevemente, no es caritativa la injusticia. Es posible recurrir a las
excepciones a la ley y moderar el uso de sanciones y restricciones, siempre que tal
interpretación no sea injusta, no vaya contra las exigencias de la justicia. Juan Pablo II, lo
expresó de modo positivo: también la justicia y el derecho estricto y por lo tanto las normas
generales, las sanciones, y las demás manifestaciones jurídicas típicas, cuando se hacen
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXVII
necesarias se requieren en la Iglesia para el bien de las almas y son por lo tanto realidades
intrínsecamente pastorales. Cómo se ve, se debe considerar que la aplicación estricta del
derecho también es exigencia de la caridad y de la equidad que pide el Código. Se hace
necesario, como se ve, profundizar algo más en el sentido y la finalidad de la justicia o mejor,
de la administración de la justicia, de la función judicial en la iglesia.
(http://www.iuscanonicum.org/articulos/art033.html).
Si nos preguntamos acerca de las razones que hay para la caridad, es decir para que la gente
tenga una postura caritativa y ayude a los demás, podemos enumerar las siguientes:
a) Por cumplir con un mandamiento religioso;
b) Por la esperanza de recibir una recompensa ultra terrenal; y
c) Por simple amor al prójimo.
No se constituyen en un orden ascendiente o descendiente, simplemente se enumeran como
posibles razones. Aunque la más importante debía ser la "c", no se puede desligar de la
enumerada como "b", que significa un aliciente muy importante para los creyentes y que está
unido con su aspecto negativo: la promesa o la posibilidad de recibir un castigo en caso de
que se incumpla con el mandato religioso que prescribe el amor al prójimo como a sí mismo
(o llegar a Dos a través del amor al prójimo).
1.3. LA FILANTROPÍA.
En el diccionario de la lengua española se define: "Filantropía.- f. Amor al género humano."
(Diccionario de la Lengua Española).
Esta definición tan escueta, libre de connotaciones religiosas hace alusión a una actitud del
ser humano que puede estar emparentada con lo religioso, en el caso de la cultura occidental,
con la religión cristiana y que tiene que ver con el amor al prójimo. En términos generales se
podría analizar como equivalente a la caridad; sin embargo, tratando de distinguir entre ambas,
en la caridad se le tiene amor al prójimo por afinidad a Dios, mientras que en la filantropía el
amor al prójimo es un amor por sí mismo, en una actitud más humanista, no se tiene como
intermediaria a una idea acerca de la divinidad, ni tampoco se espera una recompensa
extraterrena, sino tal vez la esperanza de la simple reciprocidad, ya sea de manera genérica
o particular.
Tratando de aclarar, la filantropía sigue un interés genérico, si solamente se pretende cierta
reciprocidad de manera abstracta, por ejemplo, hago el bien a otros seres humanos con la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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esperanza de que estos seres humanos al mismo tiempo hagan también el bien a sus
semejantes, separadamente de sus posibilidades materiales.
El segundo tipo de interés que puede perseguir la caridad, es uno de carácter específico, en
el cual se espera por lo menos la reciprocidad personal. Se hace el bien a alguien en
específico, esperando que, en el futuro, si es que se requiere, esa persona pueda devolver el
favor en la misma proporción.
Podría pensarse que en cualquiera de los dos casos se pervierte el sentido de la filantropía,
puesto que se espera algo de quien se ve bendecido por ella. Sin embargo, hay grados de
aproximación al ideal.
En el caso de las dos conductas, una de tipo caritativo, que tiene un matiz y una motivación
de corte religioso (la salvación del alma propia o la recompensa divina) y la de corte
filantrópico, que tiene un matiz secular y una motivación más terrenal (la reciprocidad o en
algunos casos recibir una serie de contraprestaciones gubernamentales como exenciones de
impuestos). Se puede plantear la existencia de ideales, el ideal en ambas es común: hacer el
bien sin esperar una contraprestación directa o indirecta de nadie. Este sería el "ideal" moral.
Las motivaciones religiosas o sociales son un elemento adicional.
A esa diferencia entre lo secular y lo religioso, se suman una serie de diferencias más
concretas, por ejemplo, en el caso de la caridad se alude a valores de tipo religioso que tienen
que ver con la posibilidad de trascendencia humana, es decir, la mayoría de los seguidores
del cristianismo tienen la esperanza de que sus acciones en la tierra se vean recompensadas
en la vida después de la vida, tal y como es la creencia de la tradición judeocristiana.
Aunque no sea una parte esencial de este trabajo el establecer las motivaciones de la
filantropía solamente enunciaremos algunas de ellas:
a) la reciprocidad directa;
b) la reciprocidad indirecta
c) la reciprocidad abstracta
Hablamos de reciprocidad en un sentido estrictamente gramatical: "Reciprocidad. 1. f.
Correspondencia mutua de una persona o cosa con otra." (www.rae.es)
Esta idea se está refiriendo a una serie de contrastaciones básicamente entre dos partes,
donde una de ellas entrega un objeto y recibe de la otra otro objeto similar. Trasladado al
campo de la acción humana, un sujeto realiza una conducta que tiene un sentido favorable
hacia otra persona y espera que ésta tenga un gesto similar con ella. Lo difuso del concepto
de altruismo es que no hay una contraprestación en el sentido jurídico o civil del término, no
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXIX
se lleva a cabo un contrato a través del cual el filántropo establece el clausulado señalando la
extensión y características de los beneficios que está otorgando, y por su parte, el beneficiado
con la filantropía tampoco establece o acepta el clausulado en el cual se compromete a
devolver algo en caso de ser requerido, sino simplemente se espera que en la medida de sus
posibilidades regreso "algo" al benefactor o a la sociedad en general. sin embargo, en caso de
desacato del deber moral de reciprocidad, el beneficiado no ve revocados sus beneficios, ni
tampoco el filántropo puede exigir el cumplimiento de la obligación moral. Con esta aclaración
de la "naturaleza" de la filantropía, se analizarán los tipos de reciprocidades que se pueden
esperar de ella:
Al hablar de reciprocidad directa, se espera que el favorecido de una manera específica
responsa en el momento adecuado o esperado con una respuesta asimilar a la cual le
favoreció en un primer momento tomando en cuenta siempre la medida de sus posibilidades.
En la reciprocidad indirecta, no se espera específicamente que el beneficiado concreto
retribuya de algún modo la conducta directamente al benefactor, sino que éste espera que le
sea remunerado de manera indirecta a través de un tercero, frecuentemente encarnado por el
Estado. De tal forma que el filántropo hace el bien a sus semejantes, esperando que ese bien
sea reconocido por el Estado sobre todo a través de exenciones o disminución de impuestos
(el mecanismo más común en las sociedades contemporáneas).
Finalmente, en la reciprocidad abstracta no hay un destinatario específico, sino simplemente
hay un destinatario general y abstracto encarnado en la sociedad en general. en este caso no
es espera un comportamiento favorable de alguien en particular, sino de todos en general, por
ejemplo, un filántropo que se da a conocer por sus actos de caridad espera ser reconocido por
ese hecho y no sufrir de las agresiones que podrían suscitarse en otros sujetos que no son
conocidos por su afición filantrópica.
Como ya lo hemos referido, en las sociedades previas a la modernidad y a la imposición de la
lógica del capitalismo la idea de la asistencia a los más necesitados podía revestir un cariz
religioso, en las modernas sociedades capitalistas, cuya lógica es la obtención de plusvalía o
ganancia (por valor agregado o intermediación) en las actividades humanas, la idea de la
asistencia social ya no tiene un cariz definitorio religioso, sino uno laico que tiene estrecho
vínculo con la lógica del sistema económico dentro del cual se encuentra inmersa la actividad
humana. Si en la lógica del sistema económico predomina un esquema de costo-beneficio,
aunque el beneficio no se considere de manera inmediata ni de una forma "desmedida"
De esta forma, la ganancia que se obtiene de la "filantropía" es una ganancia de mediano y
largo plazo: consistente básicamente en la seguridad del propio sistema económico, político e
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXX
ideológico. Siendo además válido lo que se había mencionado antes acerca de las funciones
generales de la asistencia.
Aumentando, en el medio de las organizaciones de filantropía, se hace mención de una
"cultura de la filantropía" o cultura filantrópica. La cual alude a una serie de contenidos en la
educación formal e informal que se centren sobre el interés de los demás seres humanos y
que tiene como consecuencia la modificación de la conducta social e individual efectivamente
orientada para ayudar a los miembros de la comunidad menos favorecidos económicamente,
que tienen menos.
1.3.1. LA FILANTROPÍA EN NUESTRO PAÍS.
Un campo que cuenta con un amplio historial se refiere a la labor filantrópica de los
empresarios y organizaciones que acuden a la atención de particulares propósitos que de
manera libre y sin limitaciones definen. México tiene una rica experiencia y variedad de
actividades altruistas que se expresan en una considerable cantidad de organizaciones
voluntarias no gubernamentales, de entidades de utilidad común y, en particular, de
fundaciones empresariales.
En el país existen diversos tipos de fundaciones: las operativas, que desarrollan sus propios
programas manejados por un staff profesional; las donantes tecnificadas, que cuentan con
recursos importantes y un staff profesional de tiempo completo, y las donantes no
profesionalizadas, que tienen grandes presupuestos anuales para donaciones pero que no
tienen equipos profesionales.
Desde luego, muchas fundaciones operativas han sido exitosas y pueden mostrar grandes
logros. Sin embargo, este modelo puede tener graves limitaciones. Por un lado, la ejecución
directa genera estructuras e intereses institucionales que pueden ser contrarios a la innovación
y a la evaluación de resultados. Por otro, cuando los proyectos son financiados por los
gobiernos o por agencias internacionales las fundaciones ven limitada su independencia y
autonomía.
Las instituciones donantes no profesionalizadas suelen expresar directamente las prioridades
de las corporaciones empresariales que las respaldan y cumplen una función relevante como
financiadores de una multitud de actividades de beneficio social. Sin embargo, no contribuyen
al mejoramiento de la calidad de los programas sociales pues carecen de un staff profesional
que evalúe el impacto de sus donaciones o genere aprendizaje.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXXI
Por otra parte, las fundaciones donantes tecnificadas no son operadoras de sus propios
programas, pero han conformado un equipo profesional especializado, encargado de definir
sus políticas de intervención, realizar seguimiento a sus donaciones, evaluar los proyectos y
extraer aprendizaje de su labor.
De todas formas; es posible percibir un cambio en el ejercicio de la beneficencia empresarial:
más que nuevas fundaciones a nombre de una empresa lo que se está generalizando es la
creación de corporaciones, a nombre de grupos de empresarios, con el objeto de contribuir a
la resolución de un problema específico: mejorar la administración de justicia, la calidad de la
educación, etc.
Esta nueva forma de ejercer la filantropía aumenta el grado de profesionalismo de estas
asociaciones, exige una nueva forma de trabajar en equipo por parte de los líderes del sector
privado y permite la aparición de empresarios de menor escala. Pero tal vez lo más importante
es que a través de este enfoque los empresarios están ayudando a fortalecer el ejercicio
democrático más responsable y aumentando la capacidad general del Estado y de otras
organizaciones para adelantar programas más efectivos.
En el tema de inversión socialmente responsable, ésta se significa por la integración de valores
personales en la elección de determinadas inversiones o en el desarrollo de una estrategia de
inversión global. En este sentido, y analizando las actividades filantrópicas en el marco de la
planificación patrimonial, queda claro que, además de aportar beneficios a la comunidad,
permiten consolidar el legado y respaldar los valores familiares generando cohesión a través
de un proyecto común.
Hay cuatro mandatos básicos a partir de los cuales se desarrolla un programa filantrópico: el
primero de ellos es identificar y examinar los valores y metas de la empresa, así como las
motivaciones que llevan a desarrollar las acciones filantrópicas. A continuación, es necesario
determinar un objetivo que permita definir los valores con los que se identifica la empresa y
elegir las principales áreas de interés en las que invertir los fondos, además de realizar un
balance entre las acciones a desarrollar como empresa y aquellas a realizar de un modo
individual por sus miembros.
En tercer lugar, debemos instituir criterios de organización y toma de decisiones dentro del
entorno con el objetivo de efectivizar las líneas de trabajo y colaboración de todos los
miembros de la fundación. Por último, es fundamental tener la posibilidad de compartir
experiencias filantrópicas con otros interesados en esta actividad que permitan lograr los
resultados óptimos en referencia a los recursos disponibles y las expectativas marcadas.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXXII
Entre los proyectos filantrópicos desarrollados, y dirigidos a aquellos patrimonios que toman
como base la responsabilidad social, cabe enfatizar algunos tipos como los programas de
microcrédito, los programas de formación, la creación de carteras de inversión socialmente
responsables o el desarrollo de planes que equilibren las necesidades financieras y las
inclinaciones éticas.
1.4. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS.
El World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) definir la RSE como: El
compromiso de la empresa para contribuir en el desarrollo económico sostenido trabajando
con, empleados, sus familias, la comunidad local y toda la sociedad para mejorar la calidad de
vida (Holliday, Schmidheiny and Watts 2002).
En este sentido, la responsabilidad social va más dirigida a lo que llamaríamos el interés
universalizable. No se trata de optar por una ética desinteresada, sino que se trata de una
ética del interés universalizable, es decir, del interés de todos los afectados por la empresa.
Por tanto, la responsabilidad social se distinguiría del derecho y también de la filantropía.
(Cortina, Adela, 2003).
Es en atención a esta parte, por la que vivimos un momento empresarial caracterizado por un
protagonismo creciente del concepto de Responsabilidad Social Empresarial en el que cada
vez más las empresas son vistas como ciudadanos corporativos.
Este protagonismo obedece a las demandas de la sociedad, a que cada día son más los
inversionistas socialmente responsables, al aumento de consumidores dispuestos a guiarse
por criterios de responsabilidad, porque los empleados se sienten comprometidos al trabajar
en este tipo de empresas y porque definitivamente se crea valor por medio de ella.
Por supuesto, no todas las personas interesadas en la responsabilidad social estarán de
acuerdo en que existe una obligación moral por parte de las empresas de gastar recursos para
ayudar a resolver problemas sociales. En su artículo clásico. La responsabilidad social de las
empresas es incrementar sus utilidades, Milton Friedman establece que la solución de los
problemas sociales es tarea del gobierno, de tal manera que los gerentes que gastan dinero
en actividades sociales actúan irresponsablemente (Madsen, 1990).
Por lo que preguntaríamos, ¿cuál es la meta de la empresa? Solo habría dos metas para la
empresa como primera instancia:
1. Maximizar el beneficio económico (Milton Friedman, 1970).
2. Aumentar el beneficio para el accionista y, además, cumplir la ley.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXXIII
Sin embargo, hay la posibilidad de tener una tercera opción que visualiza a la empresa como
un organismo creado para satisfacer necesidades humanas, asumiendo su responsabilidad
social a través de la obtención del beneficio. Por lo que la responsabilidad social va a consistir
en asumir voluntariamente las consecuencias de la empresa en el medio social y en el medio
ambiente. Por tanto, va más allá de lo que exige el derecho.
El concepto de responsabilidad manejado por el Profesor Herman Roberto Thiry-Cherques en
su documento: “Responsabilidad moral e identidad empresarial” parte del punto donde las
empresas están siendo interpeladas a la responsabilidad, ya que se ha comprobado que hay
una serie de equívocos con respecto a la economía y los efectos sobre la sociedad. Se les
ésta responsabilizando por la indiferencia e imprudencia que nos han llevado a una situación
de riesgo físico y espiritual. La corrección que se vislumbra hasta el momento es integrar la
responsabilidad social al conformar la nueva identidad de las empresas.
Para proseguir con este tema es preciso comprender el concepto de responsabilidad. La
responsabilidad la vamos a entender como la obligación de responder. Donde la
responsabilidad social comprende el deber de personas, grupos e instituciones con relación a
la sociedad como un todo, o sea, con relación a todas las personas, todos los grupos y todas
las instituciones. La responsabilidad es lo que nos hace sujetos y objetos de la ética, del
derecho y de las ideologías.
1.4.1. EL ESTADO DEL ARTE DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL.
Diversos autores subrayan que la función social de las empresas ésta perfectamente colmada
y salvaguardada con ofrecer un producto de alta calidad y elaborado con los mejores
procedimientos existentes que aseguren al consumidor una compra segura y satisfactoria. Sin
embargo, existen otros estudiosos de la materia que encuentran en la Responsabilidad Social
una fuente de nuevas perspectivas sociales, a través de la cual se alcanzaran los fines de la
organización: lo que tiene que promover, esencialmente, es un sentimiento de solidaridad y
confianza entre todos los grupos sociales de una institución y este sentimiento debe derivar
de la convicción plena de que dicha entidad cumple su rol institucional dentro del marco de la
ley y la moral (Flores Bao 1981).
Por otra parte, Francisco Aguadero, destaca categóricamente el papel de la Responsabilidad
Social, cuando afirma en su libro "Comunicación Social Integrada: Un reto para la
organización" que al actuar así estamos discurriendo por el camino de una de las principales
funciones de las Relaciones Públicas modernas: la asunción de la responsabilidad social en
el marco de organizaciones y en la relación de estas con la comunidad a la que pertenecen
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXXIV
.Lo que apoya Carlos Feminis: Hay compromisos morales para la acción individual como para
la conjunción colectiva, cuyos efectos se sintetizan en una imagen institucional frente a la
sociedad. Algunas concepciones sobre las nuevas responsabilidades sociales, tienden a
juzgar que la conducta ética es rentable. Según esta idea, si el público percibe claramente una
preocupación empresarial en este sentido, se mejoraría la imagen y, por ende, se captarían
más clientes.
De esta manera se identifican dos grandes corrientes que enfocan la cuestión de la
Responsabilidad Social: por un lado, el criterio clásico, sustentado a partir del pensamiento del
economista Milton Friedman, quien afirma que las personas que piensan que los negocios no
deberían preocuparse tan sólo por las utilidades sino también por fomentar las metas sociales
deseables, se dedican a predicar un socialismo puro y sin adulteración. Y por otra, el Comité
para el Desarrollo Económico de los EEUU desde 1970, había realizado un informe en el cual
se señala que dos terceras partes de las empresas entienden que los negocios tienen ahora
una obligación moral de ayudar a otras grandes instituciones para lograr el progreso social,
incluso a costa de las utilidades, con lo cual se persigue no sólo que no se siga invadiendo el
mercado de productos, sino que se busquen mejores niveles de vida para la sociedad.
Al preguntar por qué algunas empresas asumen su rol social dentro de un Estado y otras
simplemente no lo hacen, nos encontramos con dos vías para una posible respuesta, que
envuelven temas morales y legales:
Como producto de la globalización y de profundos estudios en diferentes áreas, los gobiernos
han adoptado medidas en aras de la preservación del medio ambiente, la salud y el orden
establecido. Ejemplo de esto son las leyes que obligan a las empresas a reducir sus residuos
tóxicos, que prohíben fumar en lugares públicos, y que ordenan la difusión de advertencias
sobre los daños que provoca el alcohol para la seguridad personal. Sin embargo, todas estas
disposiciones legales no surgen por un interés ético de la empresa sino, precisamente, por la
pena que impondría la ley en caso no se sigan las normas establecidas. En la otra cara de la
medalla encontramos a aquella empresa responsable y consciente respecto a sus propios
lineamientos éticos y de conducta ante las necesidades sociales. Al adoptar esta "sensibilidad
social" se demostrará que la empresa expresa en su accionar una verdadera sensibilidad y un
gran compromiso moral.
Esta concepción del rol de la empresa responde a la denominada Progressive Era que se
asienta con preferencia en la idea de que la dirección profesional de la empresa debe entender
de los problemas de la empresa y de la comunidad como un "todo" indisoluble. Por lo que se
deduce que toda actividad empresarial debe asumirse como un servicio a la comunidad. Todo
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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ello ha permitido, en varias ocasiones, a unos cuantos detractores, aducir que tal postura
empresarial convertía al mundo de los negocios en "algo" moral y espiritual".
Más allá de seguir viendo la responsabilidad social de las empresas como el conjunto de
deberes morales que las personas que las dirigen, tienen para con la sociedad y desde el
punto de vista preventivo, como es las campañas de preservación y combate al deterioro del
medio ambiente, deberíamos de buscar obtener nuestra dignidad como seres humanos al ser
capaces de dar respuesta ante el otro
Estos estados se ven caracterizados por la presencia de tres niveles en el desarrollo de las
estrategias que asumen las organizaciones, estas son:
1. Estrategia emergente. Acciones espontáneas y reactivas de RSC con antecedentes
desde la colonia y asociado a valores cristianos.
2. Estrategia en desarrollo. Es un proceso en el que la empresa comienza a reflexionar
sobre sus acciones de RSC y generalmente coincide con el momento en que la
empresa decide crear una fundación para que organice su política de RSC.
3. Estrategia Formal. Corresponde al momento en el que la RSC se hace parte de los
valores de la empresa, así como también de su planificación estratégica. La empresa
ha implementado políticas claras respecto de su RSC, tanto interna como externa, así
como un sistema para lograr comunicar y permear a todos sus componentes.
Dentro de las estrategias emergentes, se encuentra fuertemente fundamentado en la lógica
cristiana de la caridad y la obligación de aporte a la comunidad, en ambas surge el sentido de
la RSC asociado con un asunto personal y moral de la persona del empresario, más que con
políticas o estrategias. Estas lógicas refieren principalmente a un accionar filantrópico que se
encuentra determinado en los sectores empresariales, producto del traspaso del acervo
cultural y económico del latifundio en el siglo XIX a la empresa del siglo XX.
Por otra parte, para la estrategia en desarrollo, se encuentra fundamentada en la existencia y
fomento de estrategias de marketing, las que poseen una orientación ligada a la dinámica del
mercado en términos de amenazas y oportunidades, más que a valores personales. De este
modo, se encuentra una dependencia menos de la voluntad de una persona en particular, ya
que la RSC comienza ser vista como un área del negocio, la que es incorporada por un
departamento específico dentro de la empresa.
Ahora bien, como se señaló anteriormente, no son lógicas excluyentes, por el contrario, es la
conjugación de los momentos y sus lógicas las que crea el modelo.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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a convivencia de estas estrategias generalmente se da de la siguiente manera: por un lado los
dueños de las grandes empresas nacionales o internacionales se caracterizan por adoptar
estrategias emergentes de RSC, asociadas a su contexto histórico cultural y; por otro lado, en
los equipos de gestión de las empresas, los ejecutivos de éstas se caracterizan por adoptar
una estrategia en desarrollo, en la que estaría imperando una racionalidad instrumental, en
términos de fines que se persiguen en busca del éxito del negocio. Y en este sentido la
percepción sobre las empresas más admiradas casi siempre tiene implícitos indicadores de
responsabilidad social; debido a que estas sostienen acciones de diversa índole con la
comunidad en la que operan o con la que se involucran.
1.4.2. CONFIANZA EN LA LABOR EMPRESARIAL.
Sin duda uno de los factores más relevantes para que un esfuerzo de esta naturaleza
fructifique, es necesario crear confianza. Esta necesidad es expresada por representantes de
la Sociedad civil, así como por representantes del mundo empresarial, los que coinciden en
señalar que la inexistencia de confianzas es lo que les impide el fortalecimiento de sus
relaciones y la generación del reconocimiento y la participación consistente de la sociedad.
Con este propósito se pueden establecer una serie de estrategias elementales para su éxito:
• Profundizar el tema de la RSC al interior de la empresa. Encontramos en la mayoría de
las empresas un interés por la temática de la RSC, pero siempre referida a políticas
externas. Existe una incipiente reflexión interna, es decir de la responsabilidad de la
empresa con sus propios trabajadores y con la cadena del negocio.
• Profundizar la comprensión del concepto de RSC, al respecto señalamos la necesidad
que ésta pase a ser parte del leguaje de la empresa, para que no sea percibido como una
moda, por lo tanto, desechable. En este contexto la empresa debe definir el porqué de la
implementación de los planes de responsabilidad social, la empresa debe poder detectar
en qué lógica y estado se encuentra y sobre esto, establecer los productos esperados de
la adopción de la estrategia de RSC.
Aquí es necesario subrayar la importancia de lograr una comunicación eficiente de la RSC,
tanto al interior de la empresa, mediante políticas específicas, como externamente, en la cual
el papel de los medios de comunicación de masas, juegan un papel muy importante. La
sensibilización desde el mundo de la comunicación en torno a las acciones de RSC, servirá
para la generación de redes y vínculos entre los distintos sectores, así como la constitución de
una imagen social favorable a los propósitos. Donde la imagen pública de la organización
asistencial favorecida será trascendental para su éxito.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXXVII
Adherir el concepto de responsabilidad social a la organización es sólo un paso preliminar
hacia la efectividad social de la empresa. Es importante, sin embargo, porque es el elemento
que da a los empresarios una base sólida para la acción social. Asimismo, es la filosofía que
justifica la participación empresarial en la comunidad, pero la filosofía por sí sola es incompleta.
Debe ser seguida por la acción social efectiva. Por lo tanto, es preciso tener en cuenta
respuestas sociales al hablar de responsabilidad social.
Entre las prácticas más usuales para la implementación de los apoyos sociales, encontramos
muchas formas de aportar y cada una trae una retribución distinta:
Donativos anuales: son una buena forma para que las compañías y organizaciones se
conozcan. Proporcionan un periodo de prueba inicial durante el cual se puede evaluar cómo
han de utilizarse los fondos y qué tan bien es administrada la organización
Donativos en especie: pueden dar menos flexibilidad que los donativos en efectivo, pero
pueden ser muy importantes para los receptores. (Edificios, mobiliario, etc.)
Uso del nombre de la compañía: Apoyar públicamente al grupo puede hacer una contribución
significativa a la credibilidad del mismo.
Consultoría y asesoría: Muchas compañías hacen que su personal participe como voluntarios
en consejos. Esta es una forma excelente de dar y obtener ideas valiosas y múltiples
experiencia.
Algunas empresas consideran que ser socialmente responsable significa un gasto extra o un
lujo que sólo pueden darse los grandes corporativos y que a la práctica no rinden ningún
beneficio a la corporación, pero al hablar de inversión social, no nos referimos a los recursos
económicos que se donan o las acciones aisladas que realiza en pro de la educación y salud,
sin objetivos claros y lo que es peor sin coherencia con su estrategia de negocios. Se trata de
reemplazar el criterio filantrópico de caridad y transferencia de recursos por el de integración
y vinculación con la comunidad. Las compañías que aquí y en el mundo, materializan esta
política como un componente vital de su estrategia empresarial obteniendo entre otros
beneficios:
• Mayor fidelidad a la marca.
• Mejor posicionamiento de imagen.
• Actitud más favorable por parte de los consumidores y medios de comunicación.
• Más defensas contra la crisis, puesto que los clientes se vuelven más leales.
• La corporación se distingue de su competencia.
• La Organización se identifica con la comunidad en la que opera.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXXVIII
• Su Imagen se fortalece.
En México la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no es una práctica generalizada.
Debido a la poca información ésta se ha llegado a considerar como una moda o como simple
mercadotecnia. Pero la esencia de la RSE radica en desarrollar, desde las empresas,
estrategias que procuren el bienestar social, más allá de las acciones filantrópicas.
En este sentido, desde 1997 opera el programa Responsabilidad Social Empresarial (RSE) del
Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), uno de los programas pioneros en el tema en
América Latina, que actualmente cuenta con: 54 empresas y 23 Fundaciones Empresariales
asociadas, 61 empresas con el distintivo ESR y 6 organizaciones aliadas estratégicas
(Aliarse).
1.4.3. RESPONSABILIDAD SOCIAL VS. FILANTROPÍA
De acuerdo a CEMEFI, la responsabilidad social empresarial es un modelo de trabajo y
organización que permite retribuir a la sociedad lo que esta toma de ella. Es una forma de
hacer negocio de manera sustentable, es tener una sólida visión de futuro, apostar a la
perdurabilidad de la empresa.
De este modo podemos identificar diferencias específicas entre las dos vertientes de trabajo:
La filantropía parte de la voluntad individual del empresario, mientras que la RSE es
parte integral o está entre las prácticas de la empresa.
La filantropía suele ser un acto aislado y de corto plazo. La RSE es parte de una política
integral y de largo plazo.
La filantropía se orienta a beneficiar a terceros, generalmente a través de donativos
que no se regulan. La RSE se ejerce en el ámbito interno y externo de la compañía.
Una empresa socialmente responsable debe incorporar elementos básicos como
generar valor en los rubros económico, ambiental y social y publicar información bajo
criterios de transparencia y rendición de cuentas.
Por ejemplo, en México, más del 50 por ciento de la población es pobre y los recursos públicos
que maneja el Gobierno no son suficientes para enfrentar esta problemática, es necesario para
revertir esta tendencia la participación del sector empresarial, que debe fomentar la
responsabilidad social, un conjunto de convicciones, actitudes y prácticas que permiten
establecer un nuevo tipo de relaciones de las empresas con su entorno.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XXXIX
1.5. EL ESTADO Y LA CUESTIÓN SOCIAL
La "cuestión social" es el nombre dado por la doctrina social de la iglesia católica a la serie de
problemas sociales y humanos que se manifiestan a raíz del capitalismo. La desigualdad tan
fuerte que se originó bajo el esquema económico del liberalismo ocasionó un gran malestar
en la población que mayoritariamente fue arrojada a la pobreza en las naciones
industrializadas y que fue obligada prácticamente a vivir en espera de ser contratada, como
un gran ejército laboral de reserva.
Los efectos de la implementación del capitalismo se dejaron ver muy pronto e inmediatamente,
los teóricos de la economía dieron la voz de alerta, hay una reacción en contra de la confianza
desmedida que tenían los economistas en que el mercado podría regular los precios y la
distribución de los productos.
La actitud del Estado y la solución dada desde el poder a los efectos negativos de la gestión
económica del capitalismo fueron muy variados, y se tienen que matizar en tres grandes
tendencias, que al mismo tiempo constituyen las etapas del propio estado capitalista, con una
tendencia contemporánea a la regresión hacia la primera etapa. Las etapas son:
Estado liberal
Estado benefactor y
Estado neoliberal.
Por Estado vamos a entender a la agrupación humana estable y permanente, basada en
múltiples lazos de solidaridad, asentada en un territorio, dotado de un orden jurídico,
estructurado por un poder o autoridad y unificado en torno a fines comunes. (OVILLA
MANDUJANO, 1989).
El mercantilismo es centralista al considerar que es el propio estado el que debe organizar y
programar la adquisición de metales preciosos.
Con el mercantilismo aparece por primera vez el concepto de balanza comercial, ya que los
países se ven forzados a desarrollar al máximo las exportaciones de productos pagaderos en
oro y plata y reducir en lo posible las importaciones que supongan pagos en este tipo de
moneda. El mercantilismo propicia una balanza comercial constantemente favorable.
Esta doctrina implica una gran dedicación al marco legal que regula la producción y el
comercio, como vías de conseguir una óptima organización que lo facilite: desarrollo de la
infraestructura del país, comunicaciones, puertos, desarrollos de mercados exteriores que
absorban exportaciones, etc. (GÓMEZ GRANILLO).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XL
Adicional mente en esta época se da el inicio de la revolución industrial y lo que nace como un
esquema económico derivado exclusivamente de la acumulación de dinero, principalmente de
moneda de oro llamado "bullonismo " en España) se convierte poco a poco en una propuesta
económica favor de una balanza comercial positiva (más ingresos nacionales por exportación
que egresos debido a la importación). Menciona Gómez Granillo:
Se considera (en esta época) necesario reglamentar la industria para que produzca barato,
para lo cual se implementan medidas como el incremento poblacional, con el fin de favorecer
la existencia de un ejército de mano de obra barata. El establecimiento de un máximo legal en
los salarios, cuota que no debía ser rebasada por ningún patrón, el proporcionar estímulos al
capitalismo, así como subvenciones a los productores y protección y recompensas a las
industrias de determinados ramos. Este incremento en la producción industrial tenía su parte
correspondiente en el apoyo a la exportación, particularmente de productos manufacturados
que podía darse a precios más altos. (Gómez Granillo).
También se promueve, la colonización de nuevos territorios "vírgenes" o la conquista de las
tierras que pertenecían a los "nuevos" territorios descubiertos por los europeos en un periodo
que va del siglo XV al siglo XIX incluso.
La siguiente doctrina es el neoliberalismo económico y fue el sustento del capitalismo. Dos
son los autores más importantes del liberalismo: David Ricardo y Adam Smith.
1.5.1. LAS IDEAS DE ADAMSMITH
Entre las ideas que se pueden resaltar de este economista inglés se encuentran:
La espontaneidad de las instituciones económicas, que surge del pensamiento fisiócrata
respecto del orden natural y la preeminencia de lo agrícola, resalta particularmente la primera.
Considera que debe existir un orden económico natural, ya que las leyes de la economía son
similares a las leyes de la física: describen la realidad y no pueden ser infringidas: las mismas
están íntimamente ligadas con la naturaleza humana y responden al afán de satisfacer sus
necesidades, y a la ley del menor esfuerzo con el máximo rendimiento. Dicho de otro modo, el
orden no necesita ser impuesto artificialmente porque existe naturalmente; la sociedad
económica funcionará mejor con el menor intervencionismo estatal. (Herrerías Armando,
1997).
En el contexto de esa idea de espontaneidad de las instituciones económicas, que significa e
implica que no es necesario el consenso o la voluntad popular para que surjan, sino
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XLI
simplemente se estructuran por su propio impulso, Adam Smith reconoce la existencia de
cuatro instituciones básicas. (Gómez Granillo).
División del trabajo
Moneda
Capital
Oferta y la demanda
División del trabajo: considera que una consecuencia necesaria y gradual de una tendencia
especial de la naturaleza humana, resultado del interés personal. Dentro de su doctrina, el ser
humano obra a partir de sentimientos de interés personal, no de altruismo, por lo que, al igual
que el intercambio o trueque de productos (conducta que nace desde el principio de los
tiempos), la división del trabajo se va configurando poco a poco.
Abundando un poco en el concepto de división del trabajo, esta se describe como: La división
del trabajo hace referencia al número de tareas distintas en que se distribuye el trabajo
necesario para la producción de un bien o servicio, tareas que han de ser realizadas por
distintos trabajadores especializados en cada una de ellas. (Cfht1p://www
.lablaa.org/ayudadetareas/economia/econo5.htm).
En la doctrina tradicional marxista (Cf. Diccionario Soviético de filosofía en htlp://www.
filosofia.org/enc/ros/div2.htm) (solamente para contrastar el concepto de división del trabajo)
se considera a este como: Proceso de separación en el que existen, recíprocamente
condicionadas, distintas especies de trabajo en un sistema único de producción social. El
carácter y las formas de la división del trabajo están determinados por el desarrollo de las
fuerzas productivas. A su vez, la propia división del trabajo, al caracterizar el grado de dicho
desarrollo, provoca un ulterior incremento de la productividad del trabajo, con lo cual facilita el
perfeccionamiento y el cambio de los tipos de relaciones de producción. En la comunidad
primitiva, la división del trabajo presenta la forma más sencilla de división, por sexo y edad; en
el régimen de esclavitud, se separa la ganadería, el trabajo de artesanía se aparta de la
agricultura, se independiza el comercio; nacen y se desarrollan divisiones de trabajo de tipo
territorial, profesional e internacional, se separan el trabajo intelectual y el físico; en el período
de la manufactura capitalista, la división del trabajo penetra en el interior de la empresa y
presenta la forma de división del trabajo por partes, por piezas. Este último proceso se acentúa
y se hace más profundo al aparecer la técnica basada en la maquinaria.
Las definiciones, tanto de Adam Smith como la del diccionario soviético coinciden en
considerar que hay una evolución en el sentido de la división del trabajo y que en cada etapa
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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de la historia o de desarrollo de los medios de producción es distinto al anterior, se vuelve más
complejo.
Adicional mente se considera que en las economías modernas están cada vez más enfocadas
en aumentar la producción a través de la eficiencia, por lo cual, para lograr realizar una
determinada actividad con eficiencia, se hace indispensable, lograr la especialización de las
actividades. El propio Adam Smith reconocía que la división del trabajo tenía ventajas y
desventajas, entre las ventajas consideraba:
Adquisición de maestría y destreza, debido a la ejecución de un mismo trabajo.
Economía de tiempo, ya que se ahorra el paso de una ocupación a otra.
Propensión hacia las invenciones y perfeccionamiento de los bienes. Es más fácil que
esto suceda cuando un trabajador se dedica diariamente a un mismo trabajo.
En tanto que las desventajas observadas eran:
Monotonía en el trabajo, y
Atrofia mental.
Independientemente de las ventajas y desventajas de la división del trabajo y de la persistencia
o agudización de ellas en la época moderna, algunos autores consideran que hay varias
características de la división del trabajo que permiten que, a través de ésta, se aumente la
producción de la sociedad en general, al aprovechar todas las capacidades del trabajador y
los recursos disponibles, que en muchos casos son escasos.
La primera característica es la diferencia de capacidades: Cada persona posee características
propias que le permiten ser mejor en algunas actividades que en otras. La división del trabajo
permite que las personas se ocupen de aquella actividad en la cual son buenos y no pierdan
tiempo y esfuerzo realizando también otras actividades que otras personas podrían hacer
mejor. La segunda característica es el aprendizaje por medio de la experiencia: Suponiendo
que existan dos personas con las mismas capacidades, el dedicar a una persona a realizar
una actividad hace que esa persona se vuelva especialista en llevarla a cabo, pues el hecho
de que se ocupe en esa sola tarea le permite desarrollar destrezas y descubrir mejores
técnicas que simplifiquen el trabajo, lo que no sucedería si esa persona también se ocupara
de otras actividades (sería algo así como "la práctica hace al maestro").
La tercera característica es el ahorro de tiempo: El que un trabajador esté dedicado
permanentemente a una sola tarea evita la pérdida de tiempo por el paso de un trabajo a otro.
(Cfhttp://www.lablaa.org/ayudadetareas/economia/econo5.htm).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Moneda: es otra de las instituciones "espontáneas" de la economía y se caracteriza como un
mecanismo de intercambio, Gómez Granilla señala que ninguna otra institución económica ha
facilitado tanto el cambio de mercancías y aumentado la riqueza como la moneda. Esta
institución es mejor que el trueque y su origen se puede en encontrar en el instinto colectivo
del ser humano y no en las disposiciones estatales, el Estado interviene únicamente en un
estadio muy avanzado, nunca en los primeros. Claro que la permuta tiene muchos
inconvenientes y para vencerlos nace la moneda. (Gómez Granillo).
Capital: es considerado como la tercera fuente de enriquecimiento de la nación y en ocasiones
es considerada como la única dentro de la obra de Smith, quien señala que mientras mayor
sea el capital disponible, mayor será el desarrollo industrial y mayor será la división del trabajo
y el bienestar social. Pero el capital sólo puede aumentar en la medida en que se economice
la renta, es decir, se aumente el ahorro. Si el capital se acumula por el ahorro se debe al deseo
del hombre de mejorar su situación, tampoco se debe a alguna disposición de carácter social
o político que impele en tal dirección a la conducta humana. (Gómez Granillo).
Oferta y la demanda: en un régimen en que cada persona produce para el mercado, lo lógico
es que sea muy difícil adaptar la oferta de bienes a la demanda de los mismos, puesto que
nadie sabe lo producido por otros, y además, tampoco existe una dirección de conjunto que
permita equilibrar oferta y demanda. Si la producción es anárquica, no puede evitarse que en
cierto momento la oferta sea mayor o menor que la demanda efectiva. (Gómez Granillo).
De las teorías de la espontaneidad de las estructuras económicas, vale resaltar que todavía
es el sustento de la política del neoliberalismo, al menos como se pretende imponer a la
mayoría de los países no desarrollados, dentro de los cuales, se pretende que acepten una
competencia interna y externa sin restricciones y que el precio de todos los productos
(incluyendo al trabajo o mano de obra entendida como mercancía) esté determinado por la
"libre confluencia" de las fuerzas del mercado.
Adam Smith, muestra también en su obra una marcada visión liberal que surge como
respuesta a las condiciones históricas de finales del siglo XVIII, donde se atacó el sistema
mercantilista a través de la doctrina del /aissez - faire, por medio de argumentos en favor de
una economía regulada por leyes naturales que le permitían conducirse "por la acción de una
mano invisible" hacia un desarrollo óptimo. A continuación, se analizarán, las causas que
condujeron a Adam Smith a hacer abstracción del dinero y demás instituciones del análisis
teórico, para considerar luego su validez en el contexto de una teoría en consideración del
dinero, que surge en contraposición al análisis dominante en su época, basado en la
acumulación de oro·(bullonismo). (Cfwww.lablaa.org/ayudadetareas/economia/econo5.htm).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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La construcción de la teoría del valor y los precios de Adam Smith y en general de la visión
ortodoxa parte de la existencia de un mundo de bienes y agentes económicos: el análisis se
hace por fuera de cualquier realidad institucional, lo que implica la ausencia del dinero, razón
por la cual a dichos bienes se les concede la cualidad de tener poder de compra sobre los
demás. Así, con esta propiedad intrínseca que les permite enfrentarse directamente sin
necesidad de un medio de cambio que actúe como intermediario entre ellos, se trató de
explicar el funcionamiento de la sociedad mercantil como regida por leyes naturales. La
elección de Smith entre dos formas posibles de construcción teórica en economía: monetaria
o real, obedeció a razones lógicas e histórico-sociales. Dobb expone los argumentos
presentados por el economista escocés y sus sucesores clásicos dentro de la construcción
lógica del análisis real:
Puesto que el dinero representaba meramente una técnica conveniente de cambio ya para el
cálculo, ya como intermediario, era indiferente para las relaciones productivas esenciales y por
tanto no podía afectar el sistema de las proporciones de cambio. Un aumento o disminución
de la cantidad de dinero no podía afectar la relación existente entre los precios, puesto que
tendía a afectarlos a todos por igual. (Gómez Granillo).
De la crítica realizada por Smith a los mercantilistas, se derivan otras razones para la elección
de un análisis real: Smith argumenta que la riqueza de una nación no se mide por la cantidad
de metales preciosos que acumule, como aseveraban los mercantilistas, sino por la magnitud
de su capacidad productiva en periodos y condiciones determinadas. Los metales, pueden
variar de valor debido a diversas causas, como las innovaciones tecnológicas o el
descubrimiento de una nueva mina. De esta última conclusión se desprende un planteamiento
fundamental dentro del análisis real: si los metales preciosos y en general todas las
mercancías son susceptibles a variaciones en su valor, ¿cómo es posible medir la riqueza en
términos reales?
Dediqué especial énfasis al aspecto del trabajo porque dentro de los conceptos manejados
por el liberalismo es uno de los pocos que alude directamente al ser humano, finalmente, el
trabajo, la división del trabajo y la mano de obra están constituidos por el hombre y no son
entidades o cosas como el dinero, el capital o el mercado.
1.5.2. EL PENSAMIENTO DE DAVID RICARDO.
El segundo de los autores que consolida el pensamiento del liberalismo, David Ricardo
complementa la perspectiva doctrinal de Adam Smith en referencia al liberalismo, que
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trasciende al ámbito estrictamente económico y se convierte en cierto modo en una visión casi
filosófica e ideológica.
Entre las aportaciones más importantes que lleva a cabo David Ricardo se encuentra la Teoría
del valor, en la cual distingue dos tipos de valor en los bienes, uno de uso y otro de cambo; el
primero consiste en la utilidad del bien para satisfacer una necesidad, mientras que el valor de
cambio es la posibilidad de cambiar un bien por otro. El valor de cambio es a partir del cual se
pueden intercambiar en el mercado por otros bienes.
Existe una relación entre el valor de un bien y el trabajo. Señala Gómez Granillo que el valor
de casi la totalidad de los bienes tiene como origen el trabajo, concretamente la cantidad de
trabajo que se requiere para producirlos, y un bien valdrá, por lo tanto, dependiendo de la
cantidad de trabajo que requiere para hacerlo porque en primer lugar el precio debe remunerar
la cantidad de trabajo empleado en la producción.
TEORÍA DE LA RENTA.
Al Igual que Smith, David Ricardo creía que existía una conexión directa entre la institución
monetaria y la intervención del príncipe en el curso natural de la economía, impidiendo el total
desarrollo de la capacidad productiva de la sociedad. Es decir, la intervención de los
gobernantes suponía en realidad una perversión del "natural" curso que debían seguir las
cosas de la economía, sobre todo si esa intervención se orientaba al control de los precios o
al control del consumo.
1.6. EL MODELO LIBERAL MODERNO.
En el sentido de los promotores del liberalismo que consideran que el sistema liberal no ha
fallado, sino que ha fallado la implementación del mismo en los diferentes países, debido a la
insistencia de los gobiernos a intervenir en los ciclos económicos y no dejar que sea la ley de
la oferta y la demanda y la dinámica misma del mercado quien establezca los ritmos de la
economía, ya sea local, regional o mundial, podemos citar a Xavier Scheifler, quien enumera
una serie de estructuras básicas necesarias para que funcione adecuadamente el liberalismo:
Estas estructuras jurídicas requeridas por el liberalismo son:
El derecho de propiedad. Considera que todo ser humano tiene el derecho natural primario al
uso de los bienes que requiere para la vida, ya que los bienes de este mundo tienen un destino
común. Distingue entre el derecho primario y el derecho secundario de la propiedad, el derecho
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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natural secundario está constituido por la propiedad privada, de tal manera que es considerado
como la mejor manera para que se cumplan las funciones de los bienes comunes. Sin
embargo, reconoce los problemas que se han causado a partir del abuso den el derecho de
propiedad privada actual que solamente agudiza los contrastes entre las clases sociales y a
pesar de que en el liberalismo clásico se quiere dejar a la moral al margen de las reflexiones
económicas, en la época actual es necesario introducir ese elemento en la discusión, sobre
todo en lo referente a las bases jurídicas del liberalismo. La solución para Scheifler es
considerar que la propiedad privada está sometida o gravada con una función social y
corresponde al Estado establecer los medios debidos para que dicha función sea realizada.
(schcifler amézaga, 2002).
Dentro de las estructuras jurídicas menciona el derecho a la libertad:
La libertad es un gran bien que es necesario promover. Pero la libertad es inseparable de la
responsabilidad. Libertad sin responsabilidad conduce a la anarquía y a la tiranía (schcifler
amézaga, 2002).
Retoma las críticas que se han hecho a la noción de libertad, especialmente libertad de
contratación, impulsada desde la tradición clásica del liberalismo, que niega el terrible
desequilibrio que existe entre los dos factores de la producción.
La libertad de trabajo en este sistema está totalmente limitado por las oportunidades que
existen para trabajar. En el fondo, esta libertad de trabajo es sólo una máscara bajo la cual se
oculta la tragedia de que nadie (ni el Estado) tiene la obligación de ocuparse de aquellos que
no encuentran trabajo. Estos. como dijo Malthus, están de más en este mundo. la naturaleza
les exige que se vayan. Por eso dijo Lacordaire, refiriéndose a esta situación, que la libertad
oprime y la ley libera." (schcifler amézaga, 2002).
1.7. LA CRITICA AL MODELO LIBERAL.
Es importante citar el pensamiento de algunos de los críticos de liberalismo y del papel que
desempeñaba el estado en la sociedad, ya que esas críticas le sirvieron al capitalismo para ir
integrando sus contradicciones y paulatinamente mitigar los efectos de las crisis económicas.
Menciona Astudillo Ursúa que, al triunfar el modelo del liberalismo sobre el modelo económico
previo, el feudalismo, la libertad proclamada benefició especialmente a los propietarios y en
particular a los industriales, cabe recordar que el proceso de industrialización se da a la par (o
es impulsado por) del liberalismo.
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La libertad se impone en las relaciones obrero patronales y solamente resulta real y efectiva
para los patrones quienes ven favorecidos sus particulares intereses. Paralelamente al éxito
del capitalismo industrial empiezan a aparecer en las ciudades suburbios de obreros de las
fábricas que viven una existencia miserable y las crisis de superproducción o más bien de
subconsumo. (ASTUDILLO URSUA, Pedro, 2000).
Es justamente en este contexto social en el cual surgen los primeros críticos en contra del
liberalismo que se adoptó sin restricciones en algunos de los países europeos,
primordialmente en Inglaterra, Francia y los países bajos (los que accedieron al principio al
proceso de industrialización).
Socialmente, además del hacinamiento en las ciudades por parte de los campesinos que
fueron expulsados de sus tierras (fenómeno que se dio especialmente en Inglaterra donde los
grandes terratenientes ocuparon sus tierras antes de cultivo para la explotación de ganado
lanar, con fines de dedicar la mayor parte de su producción para alimentar a las industrias
lanares, que eran la base de la economía de exportación inglesa. Las condiciones de vida de
los obreros eran muy precarias, describe Astudillo:
El empleo de mujeres y niños en las fábricas, salarios miserables que apenas permiten al
obrero mantenerse con vida, largas jornadas de trabajo que se prolongan hasta trece o quince
horas son la tónica de la época, no obstante que en 1819 se limita el trabajo de los niños en
las fábricas de hilados de algodón. (ASTUDILLO URSUA, Pedro, 2000).
Señala el autor consultado que la depauperización y las crisis económicas fueron dos
fenómenos nuevos y recurrentes que se presentan en el liberalismo, hechos que hacen
suponer a muchos de los pensadores que la posibilidad de autorregulación tan pregonada por
los primeros teóricos del liberalismo es muy limitada: la mano invisible opera solamente para
los grandes capitalistas.
1.7.1. EL PENSAMIENTO DE SISMONDI
Entre los críticos se encuentra a Juan Carlos de Sismondi, quien señala que los clásicos eran
partidarios del aumento general de la producción, en vista de qué si ésta excedía a las
necesidades de la demanda, se producía una baja inmediata de los precios, lo cual permitía
enmendar cualquier error. Por el contrario, la elevación de los precios advertía a los
productores que la oferta era insuficiente y que había que producir más.
Sismondi considera dicho punto de vista como ligero, porque estima que los clásicos habían
razonado en abstracto y que un aumento de oferta, cuando ésta es insuficiente para responder
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a una demanda progresiva, no perjudica a nadie, pero que la restricción de una oferta excesiva,
cuando las necesidades no responden a ella, no se puede hacer con tanta facilidad. Argumenta
que el trabajador no podrá abandonar bruscamente el trabajo al que está dedicado y que le da
de comer, porque seguramente ha significado un largo y penoso aprendizaje, así que aceptará
que se le reduzca su salario y se prolongue la jornada de trabajo, antes que ser despedido. El
fabricante tampoco podrá abandonar la manufactura a la que está dedicado, la cual también
significa experiencia e inversión de un capital, que específicamente está destinado a producir
ciertos bienes. (ASTUDILLO URSUA, Pedro, 2000).
El ajuste, tal y como lo habían pensado los miembros de la teoría clásica inglesa si se llega a
dar a largo plazo, pero con la ruina de muchos de los productores (industriales), sobre todo los
más débiles o pequeños y la ruina generalizada de Finalmente, respecto del papel del Estado
en la economía, el propio Sismondi opinaba:
El Estado es instituido en beneficio de todas las personas sometidas a él; por esto debería
tener siempre presente el interés de la comunidad. Y así como el campo de la Política debe
hacer llegar a cada ciudadano los beneficios de la libertad, la virtud y la cultura, de la misma
manera, en orden a la economía política, debe fomentar todos los beneficios de la riqueza
nacional. Considerada en abstracto, la finalidad del Gobierno no es acumular la riqueza en el
Estado, sino hacer participar a todos y cada uno de los ciudadanos en aquellas satisfacciones
de la vida material que la riqueza encierra. El Gobierno está llamado a secundar la obra de la
Providencia, a aumentar la cantidad de la felicidad sobré la tierra y no a multiplicar a los seres
que viven bajo sus leyes más deprisa de lo que pueda multiplicar sus posibilidades de felicidad.
La riqueza y la población no son realmente signos absolutos de prosperidad en un Estado;
sólo lo son si se las relaciona entre sí. La riqueza es una bendición cuando esparce bienestar
sobre todas las clases sociales; la población es una ventaja cuando cada individuo tiene la
seguridad de ganarse una subsistencia honesta con su trabajo. Pero un país puede arruinarse
aun cuando algunos de sus individuos estén amasando fortunas colosales; y si su población,
como en China, es siempre superior a sus medios de subsistencia, si se contenta con vivir de
lo que los animales desechan, si está siempre amenazada por el hambre, esta numerosa
población, lejos de ser motivo de envidia, es una calamidad. (Sismondi Juan Carlos,1969).
A diferencia de algunos de los pensadores de la escuela clásica que pensaban que la
acumulación de oro o dinero por sí misma constituía la riqueza de una nación, Sismondi
considera que es solamente eso en relación con la población, y suponiendo una distribución
más equitativa de la riqueza lo que conforma la propia riqueza de la nación.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
XLIX
Esta observación todavía es válida en la época actual, en la cual, muchos de los pensadores
o especialistas económicos pretenden medir el bienestar de un país solamente a través de los
indicadores "macroeconómicos".
1.7.3 EL PENSAMIENTO DE SAÍN SIMÓN
Otro de los críticos del liberalismo es el conde de San Simón, cuyo pensamiento está más
orientado hacia la filosofía, se le reconoce como el creador de la corriente positivista (nombre
acuñado por él mismo, aunque quien consolida dicha doctrina es Augusto Comte). En el ámbito
económico su obra es relativamente breve y se puede distinguir en su pensamiento una idea
central: el industrialismo (quizá como una derivación de sus ideas de progreso científico), el
cual describe Gómez Granillo así:
San Simón habla del industrialismo como el régimen del mañana, y lo conceptúa como una
organización social que favorece en todos sus aspectos a la industria; ésta viene a ser la única
fuente de todas las riquezas y prosperidades. Explica que con el industrialismo desaparecerán
todas las clases sociales; no más nobleza, burguesía y clero. En adelante, sólo habrá dos
grupos: trabajadores y ociosos, pero en la nueva sociedad solamente los primeros tendrán
cabida. (Gómez Granillo).
En el pensamiento de San Simón no se define claramente un concepto de clase trabajadora,
a diferencia de los marxistas que cambian el concepto de "proletariado" por el de "trabajador''
con una connotación muy definida (quienes carecen de la propiedad de los medios de
producción), en el caso de San Simón, lo mismo son trabajadores, los obreros que los
banqueros, campesinos y artistas.
Una idea adicional se puede agregar respecto del pensamiento de San Simón: el hecho de
que los grupos sociales verdaderamente importantes son los agricultores, trabajadores,
banqueros y científicos; mientras que los miembros del clero y, la nobleza y los funcionarios
públicos constituyen grupos prescindibles y en ocasiones hasta parasitarios (parábola de San
Simón).
Es de resaltar la idea de San Simón respecto del Estado, y las funciones que tiene a diferencia
de lo expresado por los liberales, quienes veían en el gobierno un simple gendarme que
debería resguardar el orden interno y proteger las fronteras de la nación, para San Simón, el
gobierno debería ser un administrador cuyo fin supremo sea lograr el bienestar de la
comunidad:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Concretamente hablando, el poder ejecutivo debe confiarse a una cámara de diputados,
integrada por miembros provenientes de la industria, el comercio y la agricultura. Esta cámara
solo se encargaría de admitir o rechazar las leyes que a su consideración sometieran otras
dos cámaras compuestas por sabios, artistas e ingenieros.
De manera más detallada se describe su propuesta de parlamento así realizo un plan para
constituir un "parlamento industrial", que según se cree fue inspirado en el gobierno británico.
Para algunos autores el parlamento industrial es un anteproyecto de una economía totalmente
planificada. Este parlamento estaría constituido por tres cuerpos:
El primero (Cámara de los Inventos) estaría compuesto por 300 miembros: 200 ingenieros
civiles, 50 poetas, 25 artistas, 15 arquitectos y 10 músicos. Su primer cometido, según Saint-
Simón, seria redactar un plan de obras públicas. La segunda asamblea (la Cámara de
Examen) también tendría 300 miembros, en su mayoría matemáticos y físicos. Su tarea
consistiría en evaluar la viabilidad y deseabilidad de los proyectos propuestos por la primera
camera y también desarrollar un plan director de educación pública. Finalmente, una tercera
asamblea (la Cámara de ejecución), de un número indeterminado de miembros, incluiría
representantes de cada sector industrial. La tercera camera era la más importante en el plan
general. Ejercía derecho de veto sobre todos los proyectos propuestos y aprobados por las
cámaras de inventos y examen, y también podría recaudar impuestos. (Ekelund & Herbert;
1991).
En la producción de bienes privados, Saint-Simon propuso una "confederación de
asociaciones profesionales", que fuera numerosa y que tuviera un "objetivo industrial común"
(que era el aumento del producto). Así se podría contribuir a la eficiencia económica, compartir
el conocimiento y la tecnología entre sus miembros.
Mención aparte merecen los discípulos de San Simon (entre otros Olinde Rodríguez, Enfantin
y Bazzard), quienes llevan el pensamiento original más allá y son calificados como
"colectivistas", entre las ideas más relevantes de esos seguidores de San Simon se
encuentran:
a) Rechazo del sistema de comunidades de bienes
b) Abolición de todos los privilegios, pero principalmente el de herencia, porque implica
una azarosa e injusta distribución de la riqueza;
c) Los instrumentos de producción deben constituir un fondo social, el cual debe ser
explotado por asociaciones.
A los sansimonianos se les ubica dentro de las tendencias socialistas, aunque dentro de la
línea moderada del colectivismo.
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Tres grupos de pensadores hicieron en su momento críticas muy fuertes en contra de los
efectos causados por el liberalismo económico y los cuales eran negados por los propios
seguidores de la escuela liberal, bajo el pretexto de que en realidad lo que había fallado (y
había provocado las crisis recurrentes del capitalismo) no era el sistema, sino la deficiencia en
la aplicación del mismo, concretamente la intervención del Estado que había abandonado su
papel de gendarme y había sucumbido al ejercicio del poder, a intervenir en el
desenvolvimiento "natural" de las leyes de mercado que rigen a la economía.
Esos tres grupos son:
a) Los socialistas utópicos
b) Los socialistas cristianos, dentro de los cuales podemos incluir al pensamiento
social de la iglesia católica, y
c) El marxismo
d) Los socialistas utópicos constituyen un grupo heterogéneo de pensadores que
tienen en común dos características:
Constituyen un grupo conceptualizado por los marxistas y tienen en común en
NO ser marxistas, y
Plantean la construcción de sociedades ideales, en la cual hay una justa
distribución de la riqueza socialmente generada y están en contra de los
privilegios que han caracterizado a la sociedad humana.
Plantean en mayor o menor medida una reconceptualización de las funciones del gobierno,
porque están de acuerdo en que éste debe abandonar el papel exclusivo de gendarme que le
había asignado el liberalismo económico.
1.7.3 LA IDEA DEL SOCIALISMO CRISTIANO
Una relevancia muy importante tiene el denominado socialismo cristiano en el ámbito de las
ideas que favorecen la solución de la "cuestión social" a través de la ayuda o consideración
de los obreros.
Significado especial tiene, en particular porque durante algún tiempo se ligó a la ideología
cristiana, especialmente la católica con la defensas de los intereses de la burguesía y con el
sometimiento de la clase trabajadora a las condiciones sociales vigentes, bajo el pretexto de
una interpretación doctrinal muy peculiar que prometía "una mejor vida después de esta vida",
y el castigo en esta vida como una forma de redención por el pecado original, se pedía a la
clase trabajadora "que soportara" la carga impuesta en esta vida.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Aunque por sí misma, la doctrina cristiana tenía elementos muy importantes de solidaridad,
ayuda al prójimo y sobre todo auxilio a los más necesitados (en forma de caridad), es hasta el
siglo XIX, con el contacto con ideas más radicales (los socialistas utópicos y los anarquistas,
muchos de los cuales acusaron a la estructura eclesiástica de servir a los intereses de la
burguesía) que retoma la preocupación por la denominada "cuestión social" y se enfoca a
tratar de convencer a los patrones, a los dueños de las industrias para que dieron un trato
"más cristiano y humanitario" a sus trabajadores. Por esto, proponiéndonos como fin la causa
de la Iglesia y el bien común, y como otras veces os hemos escrito sobre el gobierno de los
pueblos, la libertad humana, la constitución cristiana de los Estados y otras cosas semejantes,
cuanto parecía a propósito para refutar las opiniones engañosas, así y por las mismas causas
creemos deber tratar ahora de la cuestión obrera.
1. Materia es ésta que ya otras veces, cuando se ha ofrecido la ocasión, hemos tocado;
más en esta Encíclica amonéstanos la conciencia de nuestro deber apostólico que
tratemos la cuestión de propósito y por completo y de manera que se vean bien los
principios que han de dar a esta contienda la solución que demandan la verdad y la
justicia.
2. Pero es ella difícil de resolver y no carece de peligro. Porque difícil es dar la medida
justa de los derechos y deberes, en que ricos y proletarios, capitalistas y operarios,
deben encerrarse.
3. Y peligrosa es una contienda que por hombres turbulentos y maliciosos frecuentemente
se tuerce para pervertir el juicio de la verdad y mover a sediciones la multitud.
4. Como quiera que sea, vemos claramente, y en esto convienen todos, que es preciso
dar pronto y oportuno auxilio a los hombres de la ínfima clase, puesto que sin merecerlo
se halla la mayor parte de ellos en una condición desgraciada o inmerecida.
Causas del malestar obrero
5. Pues, destruidos en el pasado siglo los antiguos gremios de obreros, y no
habiéndoseles dado en su lugar defensa alguna, por haberse apartado las instituciones
y las leyes públicas de la religión de nuestros padres, poco a poco ha sucedido hallarse
los obreros entregados, solos e indefensos, por la condición de los tiempos, a la
inhumanidad de sus amos y a la desenfrenada codicia de sus competidores. A
aumentar el mal, vino la voraz usura; la cual, aunque más de una vez condenada por
sentencia de la Iglesia, sigue siempre bajo diversas formas, la misma en su ser, ejercida
por hombres avaros y codiciosos. Juntase a esto que la producción y el comercio de
todas las cosas está casi en manos de pocos, de tal suerte, que unos cuantos hombres
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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opulentos y riquísimos han puesto sobre la multitud innumerable de proletarios, un yugo
que difiere poco del de los esclavos.
Una vez que fue planteado el estado de cosas prevaleciente respecto de la situación de los
obreros, el papa Dice que la Iglesia, el Estado, el empresario y el trabajador tienen que trabajar
juntos. La Iglesia debe interesarse por los aspectos religiosos y morales; el Estado tiene que
intervenir para que haya Justicia; y los trabajadores y empresarios deben organizar
asociaciones que les protejan (sindicatos). Y todo esto lo expone la Encíclica con mucho
detalle.
Todavía bajo el influjo de las ideas de la caridad, la encíclica Rerum Novarum es uno de los
documentos que abre una perspectiva nueva entre dos posiciones antagónicas, por una parte
la derecha conservadora que bajo el pretexto de una libertad irrestricta niega a los trabajadores
cualquier derecho y se desentiende de las necesidades de las clases menos favorecidas
económicamente, y por otro lado, la posición radical que pretende acabar con las injusticias y
desigualdades sociales acabando incluso con los miembros de la clase dominante.
1.8. EL ESTADO BENEFACTOR.
El estado social o de bienestar social se da en la segunda década del siglo pasado y durante
un tiempo caracterizó a una forma especial de organización política que se refiere a la
estructura del poder público en las sociedades capitalistas altamente industrializadas y de
constitución democrática como las ubicadas en Europa Occidental, Escandinavia y
Norteamérica. (Kammler, 1980).
El mismo autor explica el contexto del surgimiento de esta forma de organización política en
la cual hay una exigencia de organizar "democráticamente" a la sociedad, señala que el
aumento de los contrastes entre las clases sociales acabó haciendo insuperable la
contradicción entre la pretensión y la praxis política de las sociedades capitalistas
tradicionales, en las cuales la separación entre el Estado y la sociedad, tal y como se había
postulado tradicionalmente en la doctrina neoliberal y que había sido una garantía de no
injerencia de un poder absoluto en el ámbito político económica donde se desenvolvían las
clases dominantes, se vio amenazada por la polarización económica y por la falta de influencia
política de una masa cada vez mayor y más demandante de satisfactores.
Tras la armónica teoría liberal quedó al descubierto de forma abrupta la cuestión social, la cual
ponía en entredicho radicalmente la sociedad burguesa y su correspondiente sistema de
dominio, a partir del proceso de reproducción social. (Kammler 1980).
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La tendencia del capitalismo fue la acumulación de capitales, el control oligopólico en los
mercados interiores y en su ataque agresivo a las economías externas que no tenían un
blindaje político suficientemente fuerte para resistir las exigencias de los países de capitalismo
desarrollado. El papel que se le había asignado al Estado en el liberalismo simplemente fue
rebasado en razón de las exigencias y expectativas de la dinámica del liberalismo:
El supuesto Estado vigilante demostró ser entonces tan fuerte como lo exigía la situación
política y social en interés de las clases dominantes. Al hacerse cargo de la función de
conquistar mercados exteriores y, ante todo, de asegurar nuevas posibilidades de inversión,
el Estado se hizo agresivo, imperialista. La expansión capitalista y el rápido desarrollo
tecnológico se unieron entonces al aumento del aparato militar y de su efectividad. (Kammler
1980).
Estas transformaciones se dieron a la par de un incremento del número de trabajadores en las
naciones industrializadas y un creciente malestar en razón, de sus condiciones miserables de
existencia. Para ir aminorando la presión social provocada por las crecientes demandas se
fueron otorgando poco a poco en las naciones industrializadas privilegios derivados con la
libertad o apertura política, por ejemplo, el derecho al voto, la garantía de la libertad de
expresión y del derecho a formar sindicatos como una expresión del derecho a asociarse.
Ante la disyuntiva de enfrentar levantamiento sociales que fueron relativamente frecuentes en
la Europa de principios del siglo XIX y hasta mediados del mismo siglo, los gobiernos trataron
de restar banderas a las asociaciones y partidos radicales: El avanzado antagonismo de clases
y la consumada irrupción de la clase obrera en el poder legislativo del Estado de derecho,
obligaron al poder público a intervenir en la esfera del comercio de mercancías y del trabajo
social, con el fin de restar fuerza a los explosivos contrastes sociales, en interés de las clases
dominantes. Así, por ejemplo, Bismarck exigió que se pongan en práctica aquellas peticiones
socialistas que parezcan justificadas y que puedan ser realizadas en el marco del orden social
y estatal. Y el papa León XIII incluso llegó a conceder al pobre el derecho a una pequeña
pertenencia. (Kammler, 1980).
1.8.1 EL BIENESTAR Y EL DESARROLLO SOCIAL
La aceptación social, ética y política de la satisfacción de las necesidades y los derechos
humanos implica la responsabilidad de la sociedad en su conjunto, sin embargo, la acción del
Estado resulta fundamental para la configuración de los modelos de bienestar como se verá
en la tipología que se presenta a continuación para fines comparativos. Asimismo, la política
social diseñada e instrumentada desde el Estado constituye un proceso de decisión política
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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que incide en la distribución colectiva de los recursos, dentro de las condiciones de un
determinado modelo de desarrollo y como resultado de las relaciones entre las esferas estatal,
social y mercantil, tal como ha ocurrido desde la mitad del Siglo XX en América Latina.
1.8.2. EL BIENESTAR SOCIAL
Los modelos de bienestar social aluden a las condiciones de las diferentes estructuras sociales
y de sus correspondientes Estados proveedores de beneficios sociales que garanticen el
cumplimiento de los derechos humanos. Al respecto, se han propuesto conceptos que intentan
explicar mediante estudios comparativos las diferentes realidades de los regímenes de política
social o regímenes del Estado de Bienestar. Cabe señalar que los esfuerzos por elaborar estos
modelos y tipologías se aplican principalmente en países desarrollados, sobre todo en Europa,
y como todos los modelos, aunque representan avances en la materia también están sujetos
a debate y crítica por insuficientes e incompletos. No obstante, son útiles como marco de
referencia para estudiar la realidad de países atrasados como los de América Latina y en
particular de México.
La tipología de los modelos de bienestar social constituye un instrumento analítico para
explicar los efectos del Estado sobre las relaciones de clase, y cuenta con las tres dimensiones
siguientes.
a) Las relaciones Estado-mercado en la provisión de bienestar, expresadas mediante la
satisfacción de algunas necesidades humanas por el sector público y no por el
privado, en función de razones políticas con mayor o menor contenido de justicia
social.
b) Los efectos del Estado de Bienestar en la estratificación social, donde aquél es en sí
mismo un sistema de estratificación y una fuerza activa en la configuración de las
relaciones sociales que puede operar a favor o en contra de la igualdad, la equidad y
la solidaridad social.
c) El carácter de los derechos sociales de ciudadanía, que pueden ser los universales,
los que dependen de la inserción en el mercado de trabajo y los que dependen del
nivel de ingreso mínimo. En este aspecto, según se otorguen los beneficios, se
determina el nivel de dependencia que tiene la vida de las personas del mercado
laboral. La "desmercantilización" será entonces un indicador del grado en que los
individuos o las familias pueden mantener un nivel de vida aceptable
independientemente de su participación en el mercado. Los sistemas de mayor grado
de desmercantilización serán aquellos que ofrezcan más beneficios sociales
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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universales basados en la ciudadanía, mientras que los de menor grado
corresponderán a los de tipo asistencial que los proveerán a partir de necesidades
comprobadas (Esping-Andersen, 1993 y Carrasco 1997).
A partir de estas dimensiones se elabora una tipología (Esping-Andersen, 1993 y Carrasco
1997).
EL MODELO DE ASISTENCIA SOCIAL, LIBERAL O RESIDUAL
En este modelo el Estado promueve e intenta asegurar los mecanismos de mercado como
proveedores de bienestar, forzando el desarrollo de iniciativas privadas en el campo de la
protección social. Como en las leyes de pobres del siglo XIX, se busca presionar a todos a
participar en el mercado, según la idea de que cada individuo es libre de elegir entre vender
su fuerza de trabajo o sobrevivir en la pobreza. El Estado es subsidiario del bienestar privado,
asume una responsabilidad marginal sólo en el caso de los pobres merecedores (de bajos
ingresos y excluidos), a los cuales entrega beneficios mediante un sistema restringido de
asistencia social con estrictas medidas de control. Los derechos a la asistencia dependen de
la demostración de la necesidad, los beneficios son limitados y, al focalizar, se asocian con el
estigma social. La ayuda social es compensatoria en última instancia ya que entrega beneficios
residuales a las personas que no logran integrarse al mercado laboral. La desmercantilización
es mínima. En la estructura social de este tipo de Estado existe un marcado dualismo, entre
la mayoría de los ciudadanos que dependen del mercado y los que dependen de la ayuda
pública. Por esta razón y el gran peso cultural de la ética del trabajo en estos países
predominan en las agendas social y política los temas asociados como el desempleo, la
duración de la jornada laboral, los criterios de jubilación, entre otros. Este modelo funciona
sobre todo en los países anglosajones como EUA, Canadá, Gran Bretaña y Australia.
Marco de referencia.
INTRODUCCIÓN CAPITULO 1 MARCO CONCEPTUAL, DE LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO. 1.1 QUÉ ES LA ASISTENCIA. 1.2. DEFINICIONES DE CARIDAD. 1.3. LA FILANTROPÍA. 1.3.1. LA FILANTROPÍA EN NUESTRO PAÍS. 1.4. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS. 1.4.1. EL ESTADO DEL ARTE DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL. 1.4.2. CONFIANZA EN LA LABOR EMPRESARIAL. 1.4.3. RESPONSABILIDAD SOCIAL VS. FILANTROPÍA 1.5. EL ESTADO Y LA CUESTIÓN SOCIAL 1.5.1. LAS IDEAS DE ADAMSMITH
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1.5.2. EL PENSAMIENTO DE DAVID RICARDO. 1.6. EL MODELO LIBERAL MODERNO. 1.7. LA CRITICA AL MODELO LIBERAL. 1.7.1. EL PENSAMIENTO DE SISMONDI 1.7.2 EL PENSAMIENTO DE SAÍN SIMÓN 1.7.3 LA IDEA DEL SOCIALISMO CRISTIANO 1.8. EL ESTADO BENEFACTOR. 1.8.1 EL BIENESTAR Y EL DESARROLLO SOCIAL 1.8.2. EL BIENESTAR SOCIAL 1.8.3 LA POLÍTICA SOCIAL DEL ESTADO DE BIENESTAR. 1.9 EL ASISTENCIALISMO EN EL ÁMBITO SOCIAL. 1.9.1 LA ASISTENCIA SOCIAL Y SUS OBJETIVOS. 1.10. EL RENACIMIENTO DEL LIBERALISMO. EL ESTADO NEOLIBERAL. 1.11. LA CIUDADANÍA EL TERCER SECTOR. 1.12 EL TERCER SECTOR. 1.12.1. LA ECONOMÍA DE SOLIDARIDAD 1.12.2. LA ECONOMÍA SOCIAL 1.12.3 EL TERCER SECTOR: ENTRE LO PRIVADO Y LO PÚBLICO. 1.12.4. EL ESTADO Y EL SECTOR SOCIAL. 1.12.5. LA ECONOMÍA SOLIDARIA UNA ALTERNATIVA. 1.12.6. EL DESARROLLO ECONÓMICO POSIBLE DEL TERCER SECTOR. 1.12.7. EL TERCER SECTOR Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL. 1.12.8 LA ECONOMIA SOLIDARIA EN EL ÁMBITO POLÍTICO. 1.12.9 LAS ORGANIZACIONES CIVILES Y EL ESTADO. 1.12.10. EL SECTOR SOCIAL Y LA EMPRESA PRIVADA. CAPÍTULO 2 EL ESTADO DE BIENESTAR COMO ANTECEDENTE DEL ASISTENCIALISMO SOCIAL 2.1. EL ESTADO DE BIENESTAR, RECUENTO HISTÓRICO. 2.1.1. EL SURGIMIENTO DEL ESTADO DE BIENESTAR. 2.1.2. EL PERIODO ENTRE GUERRAS Y EL ESTADO DE BIENESTAR. 2.1.3 LA ETAPA DE LA SEGUNDA POSGUERRA DEL SIGLO XX. 2.1.4. EL ESTADO DE BIENESTAR, EXPERIENCIAS RELEVANTES EN EUROPA Y AMÉRICA. 2.1.5 EL ESTADO DE BIENESTAR EN MÉXICO. 2.2. LA POLÍTICA SOCIAL Y LOS MODELOS DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA. 2.2.1. EL ESTADO BENEFACTOR EN LATINOAMÉRICA. 2.2.2. EL DESGASTE DE LA GESTIÓN DE BIENESTAR. 2.2.3. LAS CONSECUENCIA DEL INICIO DEL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA 2.2.4 LA CRISIS DEL MODELO DE BIENESTAR. 2.2.5 EL NUEVO MODELO NEOLIBERAL Y LA POLÍTICA SOCIAL 2.2.6. EL DESARROLLO HUMANO COMO POLÍTICA SOCIAL EMERGENTE 2.3. LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO. 2.3.1. LA DESPUÉS DE LAS GRANDES GUERRAS Y EL MILAGRO MEXICANO. 2.3.2. PRIMERA ETAPA: 1920-1940. 2.3.3. SEGUNDA ETAPA: 1940-1982. 2.3.4. ALGUNAS CONSIDERACIÓN FINALES SOBRE LA POLÍTICA DE BIENESTAR EN MÉXICO. CAPITULO 3 EL ESTADO QUE GUARDAN LAS POLÍTICAS ASISTENCIALISTAS EN EL PRIMER
QUINQUENIO DEL SIGLO. 3.1. EL BIENESTAR ANTE LA CRISIS. 3.2. LA POLÍTICA DE DESARROLLO POLÍTICO. 3.2.1. LA IDEA DE LA DESCENTRALIZACIÓN EN LA TOMA DE DECISIONES 3.2.2. LA IDEA DE LA PRIVATIZACIÓN. 3.2.3. EL MODELO DE DEMOCRATIZACIÓN. 3.3. EL DESARROLLO ECONÓMICO EN MÉXICO Y SUS POLÍTICAS. 3.3.1. ESTADO NACIONAL Y EL ESTADO ESTATAL. 3.3.2. SEGUNDO PROCESO EL ELIMINAR EL ESTADO CENTRAL FISCALIZADOR. 3.3.3. EL CAMBIO DE ORDEN CONSTITUCIONAL. 3.4. LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO EN ESTE SIGLO. 3.4.1. EL CAMINO DE LA POLÍTICA SOCIAL EN LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO.
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3.4.2 LA NORMALIZACIÓN DEL DESARROLLO SOCIAL, LEY GENERAL DE DESARROLLO SOCIAL 3.5. EL RIESGO SOCIAL DE LA POBREZA EN MÉXICO. 3.5.1. EL ALTO RIESGO DE LA POBREZA. 3.5.2. LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DEL FUTURO INMEDIATO. 3.6. LAS IAPS. 3.7 CRITICA AL TRABAJO DE LAS IAPS. CONCLUSIONES. BIBLIOGRAFÍA
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6. FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS.
Principal:
La reforma del estado de bienestar en México implicó una ampliación de la desigualdades
económicas y de acceso al bienestar de una buena parte de la población, esto ha significado
la redefinición de las estrategias y alcances en materia de políticas públicas en el ámbito del
desarrollo social, particularmente graves en el tema de las acciones asistenciales, las cuales
han sido recuperadas por la acción social de organizaciones de la sociedad civil de asistencia
social muchas de ellas financiadas por instituciones filantrópicas, que de esta manera han
sustituido al estado de esta responsabilidad.
Aunque existen resultados positivos, la realidad nos indica que muchas de dichas acciones
carecen de la debida orientación y eficacia, para la superación de las condiciones que
pretenden resolver; existiendo duplicidad, fragmentación y desvío de los objetivos, por lo que
es urgente que el Estado restituya su participación en este sector con una mayor supervisión
y cuidado a estas organizaciones, lo cual actualmente es prácticamente nula.
Secundarias:
1. Los efectos que la ampliación de la desigualdad y empobrecimiento de la población
propiciadas por el retraimiento del estado de bienestar, complican la instrumentación
de las más elementales acciones de desarrollo social y el ejercicio de los derechos de
la población, lo que deteriora el grado de legitimidad del estado dado que los programas
sociales quedan reducidos a su uso coyuntural y electoral, perpetuándose aún más la
situación que se pretende combatir.
2. La redefinición de la responsabilidad del estado ha provocado un profundo rezago
social, facilitando el resurgimiento y ampliación de acciones asistenciales para la
población que vive en la pobreza extrema, omitiendo alternativas de intervención que
propicien un desarrollo social y humano de amplio alcance.
En la lógica de un estado duramente cuestionado en su eficacia, la iniciativa ciudadana a
través de organizaciones de la sociedad civil y financiados de forma privada a través de
fundaciones, ha avanzado en el escenario nacional con resultados diversos: fragmentación,
inconsistencia y desvió de los objetivos sociales es lo común, resultado de la falta de
intervención y regulación del estado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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7. COMPROBACIÓN-NEGACIÓN DE LAS HIPÓTESIS (PRUEBAS EMPÍRICAS O
CUALITATIVAS)
Hipótesis Central:
La reforma del estado de bienestar en México implicó una ampliación de la
desigualdades económicas y de acceso al bienestar de una buena parte de la
población, esto ha significado la redefinición de las estrategias y alcances en materia
de políticas públicas en el ámbito del desarrollo social, particularmente graves en el
tema de las acciones asistenciales, las cuales han sido recuperadas por la acción
social de organizaciones de la sociedad civil de asistencia social muchas de ellas
financiadas por instituciones filantrópicas, que de esta manera han sustituido al
estado de esta responsabilidad.
Aunque existen resultados positivos, la realidad nos indica que muchas de dichas
acciones carecen de la debida orientación y eficacia, para la superación de las
condiciones que pretenden resolver; existiendo duplicidad, fragmentación y desvío
de los objetivos, por lo que es urgente que el Estado restituya su participación en
este sector con una mayor supervisión y cuidado a estas organizaciones, lo cual
actualmente es prácticamente nula.
Para comprobar el esquema de aprobación de la hipótesis principal, se revisó la forma en que
el gobierno federal ha emprendido la reforma del estado y con ella subsanar la crisis financiera
que provoco el estado de bienestar, a través de medidas y programas que implicaron el
desmontar las políticas de bienestar impulsadas por los gobiernos postrevolucionarios, y
entendidas como aquellos programas que aportan a la solución de necesidades específicas
de la población más vulnerables, para ello es necesario remitirnos a los Capitulo I, II y primera
parte del III de la investigación para responder con bases ciertas sobre el impacto y las
consecuencias que ha tenido en materia de reducción de la desigualdad, en este sentido los
gobiernos en turno han tratado de mitigar la crisis a través de programas de desarrollo de
infraestructura, incentivando sectores productivos a través impuestos y un federalismo fiscal
más abierto por tratar de enmendar los males posibles que genera la aparición de una crisis
financiera y respaldar con más bases las políticas de bienestar necesarias para la
sobrevivencia de la población ante estos males.
En este sentido distinguimos que la desigualdad además de ser moralmente injusta, pues
trunca las vidas de las personas que no pueden realizar sus aspiraciones, ni cumplir con el
anhelo de legar una vida decente a sus hijos. La falta de acciones de políticas sociales significa
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restar legitimidad en el político. En este sentido, las diferencias extremas de ingreso son
incompatibles con la democracia: por mucho que el voto tenga un efecto igualador en el acceso
al sistema político, los más ricos siempre tendrán más capacidad que los más pobres de lograr
que ese sistema funcione a su favor. Y en el económico, la desigualdad es ineficiente, pues
supone tener que destinar ingentes recursos a paliar la pobreza en lugar de a fomentar la
educación y la innovación. Por lo tanto, la desigualdad es injusta y amenaza a la democracia.
Frente a estos retos planteados, el estado mexicano ha realizado una serie de acciones, con
la idea de que el generar condiciones de crecimiento económico y de bienestar social se
mejorará la calidad de vida de toda la sociedad. Un ejemplo de estas acciones es en la
Igualdad de Oportunidades, en el que se establece que todo mexicano sin importar su lugar
de origen y el ingreso debe tener accesos a oportunidades de formación y de realización, que
desafortunadamente en la realidad no se está cumpliendo con este objetivo, ya que aún sigue
existiendo la desigualdad en nuestro país, así como la falta de empleo y de oportunidades para
la mayoría.
Ante estos límites señalados en la política social para alcanzar el desarrollo, el enfoque
asistencial a partir de la participación ciudadana plantea una nueva política social orientada a
enfrentar las desigualdades y la pobreza crítica a través de la articulación de las políticas
sociales, económicas y ambientales, desde esta perspectiva multidimensional se debe
considerar como uno de sus fines primordiales el reforzar el papel distributivo del Estado. El
replantear la política social desde este enfoque significaría una manera radicalmente distinta
y susceptible de fundamentar el presente y futuro, distintas al asistencialismo, que asegure el
desarrollo económico y social en zonas vulnerables del país.
En este sentido un enfoque interdisciplinario del desarrollo representa un cambio cualitativo al
incorporar la sustentabilidad ambiental, la sustentabilidad social, y a la sustentabilidad
económica al considerarlos como medios y no como fines. La primera de ellas es la encargada
del equilibrio y mantenimiento de los ecosistemas, la conservación y mantenimiento de las
especies; el objetivo fundamental de la sustentabilidad social es la equidad, que implica la
solución de la pobreza, la distribución equitativa de los beneficios del desarrollo, y la
concreción de condiciones de dignidad humana; mientras que la sustentabilidad económica
busca cambiar el crecimiento ilimitado como aquel comandado por el sistema capitalista,
debido a que es incongruente con la sustentabilidad ambiental.
El enfoque amplio de desarrollo social establece que la transformación requiere de una
transformación económica profunda, señala también que su transformación y medidas como
los pactos sociales para fortalecer las capacidades fiscales del Estado harán posible la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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adecuada implementación de programas de Desarrollo Social. Ello se logrará en un entorno
económico en el que se multipliquen las oportunidades de empleo remunerado y productivo.
Las dificultades sociales y económicas que enfrentan la sociedad y la falta de credibilidad en
las instituciones refleja la insustentabilidad de un modelo que pone en riesgo la soberanía y la
viabilidad del país.
En este sentido, el Estado no puede renunciar a sus funciones fundamentales, la vigencia de
un sistema democrático que se basa en el reconocimiento de la igualdad de todos los
individuos y un poder político e instituciones que garanticen las condiciones de esa igualdad.
La legislación mexicana impone al Estado la responsabilidad de proteger los derechos
sociales, sobre todo de los que menos tienen y se orienta a la construcción del desarrollo
social, mediante la formulación de políticas públicas con la participación activa de los tres
niveles de gobierno en la planeación, diseño y ejecución de las mismas. Sin embargo, es
necesario revisar la orientación del desarrollo, los programas sociales, el modelo económico y
buscar nuevas alternativas.
Con base en la definición, esta investigación analiza dos proposiciones contradictorias,
respecto a sus fines e impactos, la de la atención social asistencial que privilegia las metas
sociales con una visión de corto plazo y el desarrollo social con una visión de largo plazo para
la construcción de un desarrollo social sustentable.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano, ha escogido tres dimensiones
básicas para su medición: longevidad (salud), conocimientos (educación) y acceso a recursos
(ingresos). Como indicadores de estas dimensiones se ha propuesto tomar la esperanza de
vida al nacer, la tasa de alfabetización, la matriculación escolar y el PIB per cápita. A pesar de
que se han modificado los contenidos del Desarrollo Humano, su medición sigue siendo la
misma desde su aparición.
El desarrollo social, por su parte, es un concepto multidimensional, que incluye elementos
económicos, políticos y sociales, así como aquéllos relacionados con el uso de los recursos e
impactos del medio ambiente. Por lo tanto, las cuestiones del desarrollo sólo pueden ser
tratadas con efectividad desde un enfoque interdisciplinario, en la cual las interrelaciones
complejas y dinámicas, de cada uno de estas dimensiones, puedan ser entendidas y tomadas
en cuenta para la toma de decisiones gubernamentales.
El enfoque del desarrollo plantea que el propósito fundamental de las instituciones del Estado
debe ser satisfacer las necesidades básicas de las generaciones presentes y futuras. El
modelo económico capitalista se opone a este propósito, para él, la expansión de la
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producción, el crecimiento económico, representa una finalidad en sí. Es necesario precisar
que la actividad económica tiene que orientarse a valorizar y no destruir el ambiente natural,
preservar los recursos para su uso por parte de las futuras generaciones. La importancia de
las instituciones para lograr este objetivo es de suma importancia, ya que en ellas recae la
implementación, desarrollo y ejecución de las acciones para contribuir a la superación de la
pobreza y las desigualdades, así como en elevar la calidad de vida de la sociedad, y dejar un
legado a las generaciones futuras para la satisfacción de sus necesidades.
Con base en los resultados de los últimos años es incuestionable que las crisis sociales y
económicas expresadas en la desigualdad y pobreza, refleja que las políticas
gubernamentales han seguido el modelo de desarrollo humano Neo liberal, otorgando a la
iniciativa privada parte de la responsabilidad de promover el desarrollo con un enfoque de
empresa.
Por lo tanto, el compromiso del Estado en materia social y las políticas del gobierno son muy
cuestionados por parte de la sociedad.
México posee un conjunto de disposiciones jurídicas que identifican los objetivos generales de
su política pública.
En la actualidad existe un marco legal donde se garantizan los derechos sociales, así mismo
existen instituciones que implementan y desarrollan políticas públicas para promover y
proteger dichos derechos. Sin embargo, las políticas y los programas gubernamentales,
analizados no se plantean el desarrollo social como propósito fundamental, exceptuando a la
política social a cargo de la SEDESOL articulada actualmente alrededor de la entrega de
rentas en efectivo a los beneficiarios.
Con distinto grado de precisión, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
establece los derechos a la satisfacción de las necesidades de alimentación, a la protección
de la salud, a disfrutar de una vivienda digna y decorosa, a recibir educación, a la información,
al trabajo y al esparcimiento, entre otros.
La Constitución establece las diversas formas de protección que gozarán los individuos frente
a los demás y ante el Estado, especificando los límites que tendrán sus libertades, y definiendo
los derechos de carácter social. En principio, la Administración Pública tendría como objetivo
central, dar vigencia a este grupo de derechos, entre otros, a través del marco general, como
el Plan Nacional de Desarrollo o por medio de programas específicos.
Es necesario avanzar en distintos frentes. Aprovechar las oportunidades para redefinir el
enfoque del Plan Nacional de Desarrollo y apostar por el desarrollo social sustentable en el
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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tiempo, para superar los enfoques neoliberales los sesgos del “desarrollo humano”. Se debe
enfatizar que el objetivo del gobierno, debe ser la satisfacción de las necesidades de las
generaciones presentes y futuras con base en el pleno ejercicio de los derechos sociales que
establece el marco normativo. Debe incrementarse la credibilidad de las instituciones a través
de una mayor trasparencia y evaluación, así como establecer reglas claras y sistemas de
competencia para el sector privado.
Hipótesis Secundarias:
Los efectos que la ampliación de la desigualdad y empobrecimiento de la población
propiciadas por el retraimiento del estado de bienestar, complican la instrumentación
de las más elementales acciones de desarrollo social y el ejercicio de los derechos
de la población, lo que deteriora el grado de legitimidad del estado dado que los
programas sociales quedan reducidos a su uso coyuntural y electoral, perpetuándose
aún más la situación que se pretende combatir.
Para solventar con afirmación o negación al planteamiento de la hipótesis 1 secundaria, se
concluyó que la aplicación de ciertas medidas por parte del gobierno mexicano como son los
impuestos más elevados, el cobro de predial, de tenencia, y la entrega de subsidios directos
en forma de rentas mensuales han servido como mecanismo para evitar una mayor
profundidad en los daños al bienestar de las familias de escasos recursos resultados de la
crisis fiscal del estado. Para ello fue necesario plantearnos en los capítulos II y III, sobre si
estas medidas han frenado el impacto de la crisis, la realidad parece contradecir el discurso
oficial, y al parecer no han servido en mucho para hacer frente a la emergencia creada a partir
de la desaparición de la política social. Asimismo, se observa el cambio sustancial en términos
del diseño y operación de los programas sociales, donde prevalece la entrega de subsidios de
forma directa, lo cual lleva al extremo el enfoque de focalización. Hay más libertad fiscal pero
no se maneja de acorde a las necesidades presenten este sentido, se puede percibir que el
gobierno federal continua con una muy amplia discrecionalidad respecto a la aplicación de
recursos orientado por cálculos electorales. En este sentido se identificó que la recaudación
ha aumentado, sin embargo, no ha mejorado la capacidad del estado en transmitir dichos
ingresos a dichos sectores vía acciones y programas sociales que lo requieren, existe más
corrupción y sigue en aumento.
El Estado a través de sus instituciones debe fortalecer y consolidar los ejes centrales para el
desarrollo social sustentable, y que además son requisitos que le dan legitimidad, incluyen:
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Sistema político democrático que asegure a sus ciudadanos, una participación efectiva
en la toma de decisiones, como cauce a la iniciativa y participación de las
organizaciones de la sociedad civil.
Fortalecer un sistema económico capaz de generar empleo sobre una base autónoma
y constante para satisfacer las necesidades básicas de la población.
Organizar el sistema social de manera que evite las tensiones provocadas por un
crecimiento económico inequitativo, con espacio a las iniciativas que promuevan
modelos duraderos de cooperación y solidaridad; y finalmente un sistema
administrativo flexible y capaz de ampliar los espacios de participación de la sociedad.
La pobreza es el resultado de una dotación inicial de recursos, del desenvolvimiento de las
capacidades humanas de cada individuo y, de su habilidad para manipular su entorno; lo cual
implica contar con la experiencia económica, social y cultural. El propósito es encaminar a
estos determinantes y a las capacidades humanas, a desarrollarse en un ambiente de ética y
moral para garantizar una reducción significativa de la pobreza, y así se logre el bienestar y la
paz social.
Los limitantes estructurales de la aplicación de la Política económica y social tiene que ver con
cuatro factores:
El desorden derivado de la interacción de los procesos económicos, sociales,
culturales, políticos y ecológicos.
La relación de desventaja que presenta el Estado respecto al mercado, donde no se
ha podido llegar a un equilibrio en los intercambios y la política económica que
favorezca al bienestar social, y donde las relaciones cambian a través del tiempo
porque están inmersas en un complejo sistema de contradicciones.
La exclusión social, como el resultado del proceso estructural del capitalismo en sus
versiones de liberalismo económico y globalización.
Los planteamientos éticos y juicios de valor, tanto de los encargados de aplicar la
política económica, como las preferencias de los individuos, y éstos como sociedad;
donde se destaca la corrupción, intereses de grupo, la discriminación y el mal uso de
los recursos públicos.
Segunda hipótesis secundaria
2.- La redefinición de la responsabilidad del estado ha provocado un profundo rezago
social, facilitando el resurgimiento y ampliación de acciones asistenciales para la
población que vive en la pobreza extrema, omitiendo alternativas de intervención que
propicien un desarrollo social y humano de amplio alcance.
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En la lógica de un estado duramente cuestionado en su eficacia, la iniciativa
ciudadana a través de organizaciones de la sociedad civil y financiados de forma
privada a través de fundaciones, ha avanzado en el escenario nacional con
resultados diversos: fragmentación, inconsistencia y desvió de los objetivos sociales
es lo común, resultado de la falta de intervención y regulación del estado.
Para tratar de resolver la pertinencia de la segunda hipótesis secundaria, se examinó si las
políticas de desarrollo económico en México como son: la privatización, la descentralización,
la desregulación han reducido la vulnerabilidad de los sectores productivos a los choques
externos. Para ello es necesario remitirnos al Capítulo III de la investigación, el cual nos arroja
como resultado que todas las políticas de desarrollo bien empleadas son capaces de limitar la
afectación en el bienestar de las personas, mientras se sortea un escenario de crisis. El
resultado de la evaluación de dichos ejercicios implica que por lo general arrojan resultados
favorables, ya que sirven como contra peso en la balanza por la reducción de los ingresos
resultantes de la crisis, ya que se le hace frente con nuevas medidas de apoyo de bienestar
hacia la gente evitando que se refleje de forma drástica el efecto de la reducción del ingreso
en la ampliación de la desigualdad.
Asimismo, para comprobar la parte de la hipótesis referente a la relación dinámica entre estado
- sociedad, es menester remitirnos al capítulo III de la investigación, la cual nos arrojara
resultados negativos. La evidencia encontrada nos remite a la posible presencia de malos
manejos en las Organizaciones de la sociedad civil en particular de la IAP.
El gobierno mexicano y las organizaciones han aplicado sus medidas por subsanar la crisis.
De esta forma concluimos que las desigualdades son incompatibles con esquemas
democráticos, agudizan los conflictos sociales y son factores que amenazan la vida de los
propios ciudadanos, pues son generadores de violencia social, combatirlo debe ser la primera
tarea del estado.
Para el diseño de la política de desarrollo social sustentable necesitamos pasar de la categoría
asistencial y propuestas político-partidistas a resolver desde el enfoque del desarrollo
sustentable el tema de fondo: la desigualdad generadora de pobreza y marginación
El desarrollo social sostenido debe ser el eje rector del Plan Nacional de Desarrollo y
constituirse en un verdadero objetivo nacional del Estado y de la sociedad. En la práctica, esto
significa que las políticas públicas, económicas y sociales deben orientarse a la erradicación
de la pobreza y las desigualdades. En segundo lugar, la estrategia de enfrentamiento a la
pobreza ha de ser concebida como una acción integral que tenga como su principal propósito,
en el mediano y largo plazo, el producir un cambio estructural en el interior de la sociedad. Por
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lo tanto, dicha estrategia, no puede visualizarse tan solo como un conjunto de acciones
coyunturales y desarticuladas, que tengan como propósito aminorar la situación de los grupos
más vulnerables de la sociedad.
La democracia como forma de organización social, implica no solamente conservar la
diversidad de razas, de conocimientos, las culturas y su patrimonio, sino también asegurar
condiciones comunes que permitan el ejercicio de los derechos humanos básicos, derechos
sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales que se interrelacionan entre sí para
garantizar la satisfacción de las necesidades de la actual y futuras generaciones.
El proceso de democratización de las instituciones implica la participación de actores sociales
autónomos como las OSC´s capaces de movilizar y hacer representar sus demandas para
enfrentar el problema de la multidimensionalidad de la desigualdad.
Para que un sistema político democrático pueda transformar al Estado y a la ciudadanía hacia
el desarrollo social sustentable, debe, a su vez, ser transformado en un juego que se desarrolle
en múltiples campos y en contextos continuados de toma de decisiones. En otras palabras, el
desafío consiste en transformar la democracia en un conjunto institucional que permita el
ejercicio continuado del control de los gobernantes por los gobernados, para garantizar la
satisfacción de sus necesidades básicas y la vigencia de los derechos sociales, lo que significa
hacer que la democracia no solo funcione en los procesos electorales.
Construir un Estado para el desarrollo social sostenible no será posible mediante planes de
corto plazo y estratégicos, sino muy centralmente de un sistema institucional articulado y
socialmente comprometido con visión de largo plazo para materializarlo desde el corto plazo.
La viabilidad de los procesos de transformación institucional dependerá en mucho de la
convicción que tenga el conjunto de actores del país sobre la importancia de su participación
y la forma y ritmo de implementación.
Más allá de los indicadores de salud, ingreso y educación, que marca el enfoque de desarrollo
humano, se debe destacar los principios de equidad, democracia y responsabilidad
intergeneracional en que se fundamenta el desarrollo sustentable. Estos se validarán en el
tiempo y su concreción, demanda perseverancia, particularmente cuando el punto inicial de
los procesos institucionales, como se ve en la mayoría de los casos, es la desconfianza de la
sociedad con las instituciones. Sólo la perseverancia en el diálogo y la experiencia de compartir
estos principios y valores de sustentabilidad, que redunden en acciones con resultados
concretos, pero con visión social de largo plazo, permitirán lograr la confianza entre todos los
actores que concurren al proceso de reforma del Estado orientados ahora hacia el desarrollo
social sustentable.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXVIII
Hemos expuesto y mostrado que la pobreza y desigualdad se ha agudizado en la última
década debido a la forma en que se ha focalizado la Política Social, con base en las
consideraciones objetivas y subjetivas imperantes, y al problema estructural que presenta
nuestra economía, del cual tipificamos los siguientes puntos, que a mi juicio son los más
representativos.
Objetivo General Objetivos específicos Preguntas Hipótesis Desarrollo
Identificar y examinar la forma que ha asumido la filantropía y el asistencialismo en México como resultado del surgimiento de organizaciones de la sociedad civil ante una política social reducida y desarticulada, en particular explicar cómo se ha incorporado a las políticas públicas del gobierno mexicano y evaluar su significado en términos de legitimidad.
Identificar los conceptos y definiciones de asistencia, caridad y filantropía que guían los contextos de asistencialismo en México.
Describir la
concepción, aplicación e impacto de la responsabilidad social empresarial.
Reseñar las
diferentes tendencias y pensadores que, respecto al Estado de bienestar y desarrollo social, dan sustento teórico a las políticas sociales.
Analizar los diferentes
ámbitos de la economía social, solidaria, el tercer sector y las organizaciones civiles.
Describir el desarrollo
económico del tercer sector y la participación social en la economía solidaria, así como de la empresa privada.
Examinar el
surgimiento del Estado de Bienestar, así como su desarrollo histórico desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América.
Identificar el modelo
del Bienestar en México, la política social y los modelos de desarrollo en América Latina
¿Cuáles son los conceptos y definiciones de asistencia, caridad y filantropía que guían los contextos de asistencialismo en México? ¿Cómo se concibe, aplica y desarrolla la responsabilidad social empresarial? ¿Cuáles son las diferentes tendencias y pensadores que, respecto al Estado, bienestar y desarrollo social, dan sustento teórico a las políticas sociales? ¿Cuáles son los diferentes ámbitos de la economía social, solidaria, el tercer sector y las organizaciones civiles? ¿Cómo ha sido el desarrollo económico del tercer sector y la participación social en la economía solidaria, así como en la empresa privada? ¿Cómo ha sido el surgimiento del Estado de Bienestar, así como su desarrollo histórico desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América? ¿En qué se basa el modelo del Bienestar en México, la política social y los modelos de desarrollo en América Latina? ¿De qué manera ha influido el neoliberalismo en
Principal: La reforma del estado de bienestar en México implicó una ampliación de la desigualdades económicas y de acceso al bienestar de una buena parte de la población, esto ha significado la redefinición de las estrategias y alcances en materia de políticas públicas en el ámbito del desarrollo social, particularmente graves en el tema de las acciones asistenciales, las cuales han sido recuperadas por la acción social de organizaciones de la sociedad civil de asistencia social muchas de ellas financiadas por instituciones filantrópicas, que de esta manera han sustituido al estado de esta responsabilidad. Aunque existen resultados positivos, la realidad nos indica que muchas de dichas acciones carecen de la debida orientación y eficacia, para la superación de las condiciones que pretenden resolver; existiendo duplicidad, fragmentación y desvío de los objetivos, por lo que es urgente que el Estado restituya su participación en este sector con una mayor supervisión y cuidado a estas organizaciones, lo cual actualmente es prácticamente nula. Secundarias: 1.- Los efectos que la ampliación de la desigualdad y empobrecimiento de la población propiciadas por el retraimiento del estado de bienestar, complican la instrumentación de las
Capitulo 1 Marco conceptual, de la filantropía y asistencialismo. 1.1 Que es la asistencia. 1.2. Definiciones de caridad. 1.3. La filantropía. 1.3.1. La filantropía en nuestro país. 1.4. La responsabilidad social de las empresas. 1.4.1. El estado del arte de la responsabilidad social empresarial. 1.4.2. Confianza en la labor empresarial. 1.4.3. Responsabilidad social vs. Filantropía 1.5. El estado y la cuestión social 1.5.1. Las ideas de Adam Smith 1.5.2. El pensamiento de David Ricardo. 1.6. El modelo liberal moderno. 1.7. La crítica al modelo liberal. 1.7.1. El pensamiento de sismondi 1.7.3 El pensamiento de saín simón 1.7.3 La idea del socialismo cristiano 1.8. El estado benefactor. 1.8.1 El bienestar y el desarrollo social 1.8.2. El bienestar social 1.8.3 La política social del estado de bienestar. 1.9 El asistencialismo en el ámbito social. 1.9.1 La asistencia social y sus objetivos. 1.10. El renacimiento del liberalismo. El estado neoliberal. 1.11. La ciudadanía el tercer sector. 1.12 El tercer sector. 1.12.1. La economía de solidaridad 1.12.2. La economía social 1.12.3 El tercer sector: entre lo privado y lo público. 1.12.4. El estado y el sector social.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXIX
Describir la influencia del neoliberalismo en América Latina, la crisis del modelo del bienestar y la evolución de la política social en México
Describir las políticas
asistencialistas, su evolución y los puntos de crisis por los que ha pasado.
Analizar la idea de
privatización frente al modelo de democratización que ha influido en el desarrollo económico de México y sus políticas sociales.
América Latina, la crisis del modelo del bienestar y la evolución de la política social en México? ¿Cuáles son las políticas asistencialistas, su evolución y los puntos de crisis por los que ha pasado? ¿Cómo ha influido la idea de privatización frente al modelo de democratización que ha influido en el desarrollo económico de México y sus políticas sociales?
más elementales acciones de desarrollo social y el ejercicio de los derechos de la población, lo que deteriora el grado de legitimidad del estado dado que los programas sociales quedan reducidos a su uso coyuntural y electoral, perpetuándose aún más la situación que se pretende combatir. 2.- La redefinición de la responsabilidad del estado ha provocado un profundo rezago social, facilitando el resurgimiento y ampliación de acciones asistenciales para la población que vive en la pobreza extrema, omitiendo alternativas de intervención que propicien un desarrollo social y humano de amplio alcance. En la lógica de un estado duramente cuestionado en su eficacia, la iniciativa ciudadana a través de organizaciones de la sociedad civil y financiados de forma privada a través de fundaciones, ha avanzado en el escenario nacional con resultados diversos: fragmentación, inconsistencia y desvió de los objetivos sociales es lo común, resultado de la falta de intervención y regulación del estado.
1.12.5. La economía solidaria una alternativa. 1.12.6. El desarrollo económico posible del tercer sector 1.12.7. El tercer sector y la participación social. 1.12.8 La economia solidaria en el ámbito político. 1.12.9 Las organizaciones civiles y el estado. 1.12.10. El sector social y la empresa privada. Capítulo 2 El estado de bienestar como antecedente del asistencialismo social 2.1. El estado de bienestar, recuento histórico. 2.1.1. El surgimiento del estado de bienestar. 2.1.2. El periodo entre guerras y el estado de bienestar. 2.1.3 La etapa de la segunda posguerra del siglo xx. 2.1.4. El estado de bienestar, experiencias relevantes en Europa y américa. 2.1.5 el estado de bienestar en México. 2.2. La política social y los modelos de desarrollo en américa latina. 2.2.1. El estado benefactor en Latinoamérica. 2.2.2. El desgaste de la gestión de bienestar. 2.2.3. Las consecuencias del inicio del neoliberalismo en América latina 2.2.4 La crisis del modelo de bienestar. 2.2.5 El nuevo modelo neoliberal y la política social 2.2.6. El desarrollo humano como política social emergente 2.3. La política social en México. 2.3.1. La después de las grandes guerras y el milagro mexicano. 2.3.2. Primera etapa: 1920-1940. 2.3.3. Segunda etapa: 1940-1982. 2.3.4. Algunas consideraciones finales sobre la política de bienestar en México. Capitulo 3 el estado que guardan las políticas asistencialistas en el primer quinquenio del siglo.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXX
3.1. El bienestar ante la crisis. 3.2. La política de desarrollo político. 3.2.1. La idea de la descentralización en la toma de decisiones 3.2.2. La idea de la privatización. 3.2.3. El modelo de democratización. 3.3. El desarrollo económico en México y sus políticas. 3.3.1. Estado nacional y el estado estatal. 3.3.2. Segundo proceso el eliminar el estado central fiscalizador. 3.3.3. El cambio de orden constitucional. 3.4. La política social en México en este siglo. 3.4.1. El camino de la política social en la primera década del siglo. 3.4.2 La normalización del desarrollo social, ley general de desarrollo social 3.5. El riesgo social de la pobreza en México. 3.5.1. El alto riesgo de la pobreza. 3.5.2. Los principales problemas del futuro inmediato. 3.6. Las IAPS. 3.7 Crítica al trabajo de las IAPS.
Hipótesis secundarias Objetivo General Objetivos específicos Preguntas Hipótesis Desarrollo
Identificar y examinar la forma que ha asumido la filantropía y el asistencialismo en México como resultado del surgimiento de organizaciones de la sociedad civil ante una política social reducida y desarticulada, en particular explicar cómo se ha incorporado a las políticas públicas del gobierno mexicano y evaluar su significado en términos de legitimidad.
Identificar los conceptos y definiciones de asistencia, caridad y filantropía que guían los contextos de asistencialismo en México.
Describir la
concepción, aplicación e impacto de la responsabilidad social empresarial.
Reseñar las
diferentes tendencias y pensadores que, respecto al Estado de bienestar y desarrollo social, dan sustento teórico a las políticas sociales.
Analizar los diferentes
ámbitos de la economía social, solidaria, el tercer sector y las
¿Cuáles son los conceptos y definiciones de asistencia, caridad y filantropía que guían los contextos de asistencialismo en México? ¿Cómo se concibe, aplica y desarrolla la responsabilidad social empresarial? ¿Cuáles son las diferentes tendencias y pensadores que, respecto al Estado, bienestar y desarrollo social, dan sustento teórico a las políticas sociales? ¿Cuáles son los diferentes ámbitos de la economía social, solidaria, el tercer sector y las organizaciones civiles?
Secundarias: 1.- Los efectos que la ampliación de la desigualdad y empobrecimiento de la población propiciadas por el retraimiento del estado de bienestar, complican la instrumentación de las más elementales acciones de desarrollo social y el ejercicio de los derechos de la población, lo que deteriora el grado de legitimidad del estado dado que los programas sociales quedan reducidos a su uso coyuntural y electoral, perpetuándose aún más la situación que se pretende combatir.
Capitulo 1 Marco conceptual, de la filantropía y asistencialismo. 1.1 Que es la asistencia. 1.2. Definiciones de caridad. 1.3. La filantropía. 1.3.1. La filantropía en nuestro país. 1.4. La responsabilidad social de las empresas. 1.4.1. El estado del arte de la responsabilidad social empresarial. 1.4.2. Confianza en la labor empresarial. 1.4.3. Responsabilidad social vs. Filantropía 1.5. El estado y la cuestión social 1.5.1. Las ideas de Adam Smith 1.5.2. El pensamiento de David Ricardo. 1.6. El modelo liberal moderno. 1.7. La crítica al modelo liberal.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXXI
organizaciones civiles.
Describir el desarrollo
económico del tercer sector y la participación social en la economía solidaria, así como de la empresa privada.
Examinar el
surgimiento del Estado de Bienestar así como su desarrollo histórico desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América.
Identificar el modelo
del Bienestar en México, la política social y los modelos de desarrollo en América Latina
Describir la influencia
del neoliberalismo en América Latina, la crisis del modelo del bienestar y la evolución de la política social en México
¿Cómo ha sido el desarrollo económico del tercer sector y la participación social en la economía solidaria, así como en la empresa privada? ¿Cómo ha sido el surgimiento del Estado de Bienestar, así como su desarrollo histórico desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América? ¿En qué se basa el modelo del Bienestar en México, la política social y los modelos de desarrollo en América Latina? ¿De qué manera ha influido el neoliberalismo en América Latina, la crisis del modelo del bienestar y la evolución de la política social en México?
1.7.1. El pensamiento de sismondi 1.7.3 El pensamiento de saín simón 1.7.3 La idea del socialismo cristiano 1.8. El estado benefactor. 1.8.1 El bienestar y el desarrollo social 1.8.2. El bienestar social 1.8.3 La política social del estado de bienestar. 1.9 El asistencialismo en el ámbito social. 1.9.1 La asistencia social y sus objetivos. 1.10. El renacimiento del liberalismo. El estado neoliberal. 1.11. La ciudadanía el tercer sector 1.12 El tercer sector. 1.12.1. La economía de solidaridad 1.12.2. La economía social 1.12.3 El tercer sector: entre lo privado y lo público. 1.12.4. El estado y el sector social. 1.12.5. La economía solidaria una alternativa. 1.12.6. El desarrollo económico posible del tercer sector 1.12.7. El tercer sector y la participación social. 1.12.8 La economia solidaria en el ámbito político. 1.12.9 Las organizaciones civiles y el estado. 1.12.10. El sector social y la empresa privada. Capítulo 2 El estado de bienestar como antecedente del asistencialismo social 2.1. El estado de bienestar, recuento histórico. 2.1.1. El surgimiento del estado de bienestar. 2.1.2. El periodo entre guerras y el estado de bienestar. 2.1.3 La etapa de la segunda posguerra del siglo xx. 2.1.4. El estado de bienestar, experiencias relevantes en Europa y américa. 2.1.5 el estado de bienestar en México. 2.2. La política social y los modelos de desarrollo en américa latina. 2.2.1. El estado benefactor en Latinoamérica. 2.2.2. El desgaste de la gestión de bienestar.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXXII
2.2.3. Las consecuencias del inicio del neoliberalismo en América latina 2.2.4 La crisis del modelo de bienestar. 2.2.5 El nuevo modelo neoliberal y la política social 2.2.6. El desarrollo humano como política social emergente 2.3. La política social en México. 2.3.1. La después de las grandes guerras y el milagro mexicano. 2.3.2. Primera etapa: 1920-1940. 2.3.3. Segundaetapa: 1940-1982. 2.3.4. Algunas consideraciones finales sobre la política de bienestar en México.
Segunda hipótesis secundaria
Objetivo General Objetivos específicos Preguntas Hipótesis Desarrollo Identificar y examinar la forma que ha asumido la filantropía y el asistencialismo en México como resultado del surgimiento de organizaciones de la sociedad civil ante una política social reducida y desarticulada, en particular explicar cómo se ha incorporado a las políticas públicas del gobierno mexicano y evaluar su significado en términos de legitimidad.
Describir el desarrollo
económico del tercer sector y la participación social en la economía solidaria, así como de la empresa privada.
Examinar el
surgimiento del Estado de Bienestar, así como su desarrollo histórico desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América.
Identificar el modelo
del Bienestar en México, la política social y los modelos de desarrollo en América Latina
Describir la influencia
del neoliberalismo en América Latina, la crisis del modelo del bienestar y la evolución de la política social en México
Describir las políticas
asistencialistas, su evolución y los puntos de crisis por los que ha pasado.
¿Cómo ha sido el desarrollo económico del tercer sector y la participación social en la economía solidaria, así como en la empresa privada? ¿Cómo ha sido el surgimiento del Estado de Bienestar, así como su desarrollo histórico desde el periodo entre guerras a la actualidad tanto en Europa como en América? ¿En qué se basa el modelo del Bienestar en México, la política social y los modelos de desarrollo en América Latina? ¿De qué manera ha influido el neoliberalismo en América Latina, la crisis del modelo del bienestar y la evolución de la política social en México? ¿Cuáles son las políticas asistencialistas, su evolución y los puntos de crisis por los que ha pasado?
2.- La redefinición de la responsabilidad del estado ha provocado un profundo rezago social, facilitando el resurgimiento y ampliación de acciones asistenciales para la población que vive en la pobreza extrema, omitiendo alternativas de intervención que propicien un desarrollo social y humano de amplio alcance. En la lógica de un estado duramente cuestionado en su eficacia, la iniciativa ciudadana a través de organizaciones de la sociedad civil y financiados de forma privada a través de fundaciones, ha avanzado en el escenario nacional con resultados diversos: fragmentación, inconsistencia y desvió de los objetivos sociales es lo común, resultado de la falta de intervención y regulación del estado.
Capítulo 2 El estado de bienestar como antecedente del asistencialismo social 2.1. El estado de bienestar, recuento histórico. 2.1.1. El surgimiento del estado de bienestar. 2.1.2. El periodo entre guerras y el estado de bienestar. 2.1.3 La etapa de la segunda posguerra del siglo xx. 2.1.4. El estado de bienestar, experiencias relevantes en Europa y américa. 2.1.5 el estado de bienestar en México. 2.2. La política social y los modelos de desarrollo en américa latina. 2.2.1. El estado benefactor en Latinoamérica. 2.2.2. El desgaste de la gestión de bienestar. 2.2.3. Las consecuencias del inicio del neoliberalismo en América latina 2.2.4 La crisis del modelo de bienestar. 2.2.5 El nuevo modelo neoliberal y la política social 2.2.6. El desarrollo humano como política social emergente 2.3. La política social en México. 2.3.1. La después de las grandes guerras y el milagro mexicano.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Analizar la idea de privatización frente al modelo de democratización que ha influido en el desarrollo económico de México y sus políticas sociales.
¿Cómo ha influido la idea de privatización frente al modelo de democratización que ha influido en el desarrollo económico de México y sus políticas sociales?
2.3.2. Primera etapa: 1920-1940. 2.3.3. Segunda etapa: 1940-1982. 2.3.4. Algunas consideraciones finales sobre la política de bienestar en México. Capitulo 3 el estado que guardan las políticas asistencialistas en el primer quinquenio del siglo. 3.1. El bienestar ante la crisis. 3.2. La política de desarrollo político. 3.2.1. La idea de la descentralización en la toma de decisiones 3.2.2. La idea de la privatización. 3.2.3. El modelo de democratización. 3.3. El desarrollo económico en México y sus políticas. 3.3.1. Estado nacional y el estado estatal. 3.3.2. Segundo proceso el eliminar el estado central fiscalizador. 3.3.3. El cambio de orden constitucional. 3.4. La política social en México en este siglo. 3.4.1. El camino de la política social en la primera década del siglo. 3.4.2 La normalización del desarrollo social, ley general de desarrollo social 3.5. El riesgo social de la pobreza en México. 3.5.1. El alto riesgo de la pobreza. 3.5.2. Lo principales problemas del futuro inmediato. 3.6. Las IAPS. 3.7 Crítica al trabajo de las IAPS.
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CONCLUSIONES Y NUEVA AGENDA DE INVESTIGACIÓN
Históricamente, una sociedad civil dinámica y autónoma ha sido fundamental para la
consolidación de la democracia y para el desarrollo sostenible. Diversos factores económicos
y políticos pueden contribuir al fortalecimiento, o en sentido inverso, el decaimiento de una
sociedad civil participativa, pero siempre han sido indispensables los aportes voluntarios de
tiempo y recursos de ciudadanos de todos los estratos sociales.
Durante los últimos años, investigadores, organismos públicos y privados e instituciones en
América Latina han realizado importantes mapeos y perfiles de las organizaciones privadas
sin fines de lucro, y de las actividades filantrópicas de las élites nacionales encaminadas a
realizar labores asistencialistas. Gracias a estos trabajos, sabemos que la mayoría de las
organizaciones privadas sin fines de lucro se sostienen con recursos propios -aportes de sus
miembros y beneficiarios- más que con recursos del Estado o donaciones de las élites (es
verdad que posteriormente pasan la factura al estado a través de jugosas deducciones de
impuestos). Por otra parte, sabemos poco sobre la naturaleza e impacto del trabajo voluntario
y la filantropía como tal en nuestro país, y de las donaciones realizadas por ciudadanos
“comunes y corrientes”.
Luego de los procesos de transición a la democracia de la década del 90 y principios del siglo
XXI se comenzó a definir a la sociedad civil en relación de colaboración con el estado,
reduciendo su capacidad de contestación a la defensa del individuo frente a este último. Como
contraparte, el término sociedad civil, entendió como las acciones de desarrollo social relativas
a la filantropía y el asistencialismo, adquirió un uso instrumental que se conjugó con nociones
de democracia minimalistas y procedimentales. La propuesta del presente estudio es que para
superar la democracia formal y electoralista que caracteriza a los países de América Latina es
necesario superar estas nociones de maniqueísmo sobre las posibilidades del estado y
recuperar el componente contestatario que se encontraba presente en precedentes las teorías
de sociedad civil.
En este trabajo se presentan diferentes líneas teóricas que fueron desarrollando la idea de
sociedad civil a lo largo de la historia, remarcando que los componentes de contestación y
colaboración ante el estado y las necesidades de la sociedad formaron parte de estas teorías.
De esta forma concluye que las teorías sobre la sociedad civil posteriores a los periodos de
transición democrática, si bien se identifican con los trabajos de Tocqueville y Gramsci -
quienes incorporan ambas ideas de colaboración y contestación, acentuando respectivamente
el primero y el segundo - tienden a enfatizar el elemento de colaboración, el cual es
consecuente con la colaboración que realiza la filantropía.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXXV
Asimismo, se analizan los inconvenientes de adoptar esta perspectiva "colaborativa". Primero,
se argumenta que estas versiones pueden conducir a la idealización de la sociedad civil,
olvidando que la misma está estrechamente relacionada con el mercado donde se generan
situaciones de desigualdad que pueden conducir a la incivilidad y la violencia (Whitehead,
1997 y Keane, 1992). Segundo, es necesario cuestionar la relación causal entre desarrollo del
mercado, aumento del pluralismo y emergencia de la sociedad civil (Gellner, 1994; Oxhorn,
1994, Diamond, 1996) recordando que los factores histórico-culturales y de regeneración del
poder estatal, también juegan un rol importante en esta cadena causal (Lipset, 1997 y 1993).
Y finalmente el reclamo sobre la necesidad de considerar las desigualdades del mercado (Fine,
1997; Bentham, 1997) no equivale a igualar mercado y sociedad civil; por el contrario, en el
primero los individuos persiguen sus intereses particulares mientras que en el segundo se
debaten asuntos de interés público. De esta forma, pensar en la sociedad civil en oposición o
diferente al mercado y no como un producto no sólo del desarrollo económico sino también de
la expansión de ciertos valores, implica a la vez cuestionar la idea de sociedad civil como un
orden a-moral (Gellner, 1994; Keane, 1992) y complementar la teoría del capital social
(Putnam, 1993) postulando que para que una sociedad organizada produzca un capital social
favorable a la democracia, los principios organizacionales en los que se sustentan dichas
organizaciones deben ser consensuados y democráticos.
Con base en los resultados de las distintas etapas administrativas de los gobiernos de México,
a partir de la Revolución de 1910, se puede decir que los avances en materia de desarrollo
social han sido poco evidentes para la mayoría de las familias mexicanas, especialmente en
los últimos lustros se observa un retraimiento de las obligaciones del estado respecto a la
atención de las necesidades básicas de los mexicanos, es decir aquellas personas que se
encuentran muy por debajo de la línea de pobreza y dónde las acciones tienden a ser
consideradas como asistenciales.
Sin embargo, las medidas económicas de corte neoliberar orientadas a la liberación de los
mercados, bajo el principio que este es el mejor asignador de recursos, mostraron sus
limitaciones ya que no supieron o no quisieron aprovechar las ventajas del crecimiento
sostenido y con baja inflación existente del periodo neoliberar, para favorecer con ello, el logro
de un mayor bienestar social para toda la población. En este sentido buscaron que las medidas
asistenciales fueran resueltas por la iniciativa de particulares fomento con ello el filantropismo.
De esta manera, no lograron establecer la vinculación virtuosa entre crecimiento y distribución;
e decir no se trataba de sólo distribuir el ingreso y la riqueza, sino de no obstaculizar la
dinámica de su concentración, al tolerar que millones de mexicanos quedasen fuera del
mercado laboral, sin la atención social requerida, y lanzados a engrosar las filas de la pobreza
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXXVI
y la marginación.
Desaprovechados socialmente los mejores años del crecimiento económico del país, los
últimos quince años no han sido sólo negativos para la mayoría de los mexicanos, sino graves
y peligrosamente explosivos para amplias capas de la población que presente niveles de
subsistencia. La economía ha quedado segmentada entre un sector moderno, dinámico, casi
siempre especializado en la exportación, y ramas rezagadas productoras de bienes y servicios
que agrupan a más del 90% de las empresas establecidas y aportan una cifra mayor al 80%
de la población ocupada, lo mismo ocurre con la atención de las necesidades básicas de la
población dónde las capas más bajas quedan relegadas en la atención de sus necesidades
básicas, y sus aspiraciones son atendidas en una suerte de graciosa indulgencia de parte de
organismos de la sociedad civil que dependen de la subvención de las empresas privadas que
en forma de fundaciones filantrópicas se autopromocionan.
En el fondo del problema se encuentra el esquema económico que ha provocado crecientes
desigualdades que, si continúan consolidándose, continuarán perpetuando la situación de
atraso y pobreza, máxime con una política social excluyente y con menguados recursos
estatales. El reparto del ingreso viene empeorando sistemáticamente.
En este contexto, la economía mexicana, bajo la estrategia neoliberal, continúa con varios
desequilibrios que al retroalimentarse van poco a poco impactando negativamente en la
producción y en el empleo, al provocar la pauperización de los sectores sociales de menores
ingresos. Se vive bajo un proceso incompleto de modernización institucional y de la planta
productiva autóctona, para insertarse exitosamente en la economía mundial. Existen
problemas de liquidez (falta de ahorro interno) y se ha intensificado la injusticia distributiva.
Los círculos viciosos generados por dichos desajustes, pronostican escenarios nada
halagüeños para la microeconomía y el desarrollo social en general, afectándose con ello, la
gobernabilidad y la estabilidad social futura, de esta manera parece ser que el estado esta
decido a dejar la conducción del desarrollo a la toma de decisiones que se realizan en el ámbito
empresarial, y en este contexto la atención y el desarrollo social corren la misma suerte.
En la relación a la reforma del Estado, se ofrecen de manera diferenciada los productos y
servicios que deben suministrar a la ciudadanía, en este sentido, los antecedentes, retos y
resultados de las principales instituciones públicas encargadas de atender las demandas de
la población en materia de salud, educación y vivienda, son renglones en donde con mayor
claridad se aprecian los propósitos y alcances de la política social del Estado mexicano.
También se observa dentro de este análisis que los diversos programas sociales abocados a
impulsar el desarrollo económico-social de las regiones más atrasadas del país fluctúan desde
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXXVII
el uso clientelar de los mismos con fines electorales, hasta su uso como financiador de
intereses sectoriales y de grupos y organizaciones sociales. En suma, se identificó en la
presente investigación el papel de la Administración Pública dentro del contexto de la Reforma
neoliberal del Estado, mostrando como el desenvolvimiento institucional público que desde el
siglo pasado han tenido las diversas dependencias, organismos y programas en el marco de
la acción social del Estado carecen de un serio compromiso con la superación de las
condiciones de vida de los grupos más desfavorecidos.
Se concluye entonces qué en el México de hoy, existe una falta de definición especifica e
integral de la política social por parte del Estado, lo que deriva en una escasa atención de la
mayoría de los agentes económicos y políticos a la construcción de diseños alternativos
eficaces. En este sentido, dada la escasez de recursos, la política social se convierte en
espacio de confrontación desordenada debido a su distribución, si no se construyen en el corto
plazo las estructuras institucionales requeridas.
Empero, el mayor obstáculo reside en que la "suspensión" de las formas institucionales
implicadas en la gestión tradicional de la política social, no ha cedido el lugar a la formación
de nuevas instituciones que permitan un nuevo arreglo entre los actores y un esquema
institucionalizado de política social, sino lo que existe es una omisión deliberada de dichos
compromisos, siendo la política asistencial la que más ha sufrido del abandono.
La situación actual sigue estando caracterizada por el choque entre los imperativos del nuevo
modelo y las viejas formas institucionales de articulación social. Todo esto conduce a
reconocer deficiencias y sesgos en la oferta social de las políticas, con la resultante falta de
vinculación de los participantes, la realidad es que, aunque se reconozca el aporte de las
organizaciones privadas en la atención de determinadas patologías sociales, esta participación
está alejada de ser lo profunda y articulada que se necesita.
Así, ante el cambio vertiginoso que experimenta el mundo y el grave deterioro de los niveles
de vida de la población mexicana se requiere que todas las disciplinas, pero en particular de
las sociales, y dentro de ellas la de la administración pública, se planten la necesidad de
conformar nuevos arreglos institucionales que canalicen los esfuerzos que hoy se encuentran
aislados y sin control, fomentando la atención de patologías que se encuentran olvidadas por
la baja rentabilidad en imagen que representan pero que sin embargo representan situaciones
emergentes que es necesario atender; con ello se aboquen a la construcción de una auténtica
política social.
Si bien es cierto, que la única manera sostenible de generar la riqueza necesaria para que el
México dual desaparezca es a través de la competitividad y la productividad, también lo es que
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el problema de la pobreza- y por lo tanto de la desigualdad- no se puede resolver con las
políticas "providenciales" de los gobiernos. Hoy el gobierno no es el que ha de generar la gran
mayoría de la riqueza, pero sí está obligado a vigilar su distribución, ya que el problema de la
desigualdad es tan grande en el país que aun cuando todos tuvieran las capacidades para
competir, muchos estarían en desventaja por la falta de recursos para hacerlo.
En este sentido, se debe recordar el perfil autoritario del llamado por Octavio Paz “Ogro
Filantrópico” cuyas prácticas clientelares dieron sustento al modelo corporativista de la época
posrevolucionaria que a lo largo del siglo XX representaron un freno para la participación
social, no lograron inhibir el desarrollo de la organización social en nuestro país. Dichas
prácticas no representaron la cooptación de sectores independientes al régimen, por el
contrario buscaron canales para la participación y la organización la cual tuvo significancia
hasta la década de los setenta y alcanzó mayor relevancia en los ochenta, cuando la sociedad
ante el descontento por las crisis económica, política y social que sufría el país da lugar a la
emergencia en la participación social de la llamada sociedad civil, la cual se establecería como
un actor capaz de generar cambios sociales, siempre basada en la participación social
consciente y activa fuera del ámbito institucional, la cual dio lugar a la búsqueda de espacios
para hacerse presente, y los encontró en la formulación de organizaciones sociales, entre ellas
la filantropía, que trataron de responder a diversas problemáticas, a fin de buscar alternativas
de acción para el mejoramiento de los niveles de vida y del bienestar social.
De esta manera, el fenómeno dinámico llamado sociedad civil se caracterizó por verter una
participación activa y consciente, reflejada en la aparición de organizaciones privadas y
sociales: fundaciones, instituciones de asistencia privada, iglesias, entre otras; enfocadas a
diversos problemas de la ciudadanía más vulnerable, una característica relevante de este
fenómeno fue la preocupación por intervenir en el plano público y el interés por deslindarse
del gobierno para actuar.
Es necesario reconocer, que las organizaciones sociales desempeñan un papel importante en
la defensa de las libertades fundamentales del individuo; conjuntan esfuerzos y recursos en
busca del bienestar de la sociedad. Algunas tienen alcance más allá de las fronteras de sus
países como es el caso de Amnistía Internacional y Américas Watch, cuyas investigaciones,
estudios y recomendaciones dirigidas a cualquier Gobierno tienen repercusión a nivel mundial.
En México, existen organizaciones con una trayectoria sobresaliente: la Academia Mexicana
de Derechos Humanos, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos
Humanos, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, el Centro de
Derechos Humanos Francisco de Vittoria, la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos
Humanos, así como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, entre otras.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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En el caso federal, la Dirección General de Desarrollo Político dependiente de la Secretaría de
Gobernación y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), cuentan con directorios
de organizaciones y son los responsables de cuidar la aplicación de las normas para este tipo
de organizaciones. La primera agrupa en su directorio a 21,623 organizaciones civiles de
asistencia; de promoción social; derechos humanos, democracia y asesoría legal; colonos,
mujeres, indígenas, migrantes: refugiados; de ecología; colegios de profesionistas y cámaras
empresariales, frentes de organizaciones populares, institutos de investigación, de la
formación procesada y publicación de promoción social, organismos internacionales y de
apoyo a la promoción social. El de la CNDH compila organizaciones dedicadas a la promoción
y defensa de los derechos humanos de diferentes sectores vulnerables, tales como: mujeres,
indígenas, discapacitados, internos, migratorios, niños, personas de la tercera edad,
periodistas, etc.; así como también defensores de los derechos sociales como de la vivienda,
de la educación, de los trabajadores, de los campesinos, del derecho a la salud y demás
derechos de carácter económico, social y cultural. Este directorio consta con más de cien
instituciones con denominación social, objetivo y datos particulares; sin embargo, no se
precisan sus atribuciones y alcances.
Desde nuestra óptica, uno de los retos que se presentan para las diferentes ONG's en el país,
es su perfil ético como aportación más importante a la sociedad en un momento de profunda
desconfianza en todos los ámbitos. El incremento de su aceptación dependerá de su
comportamiento en el campo de los principios y no en el de la disputa por el poder. De hecho,
el problema no se encuentra en la calidad de su aportación, si no en la potencialidad de esta,
para lo que se necesita de acciones articuladas y apoyadas con un marco institucional
pertinente.
Lamentablemente, como en todos los temas que entrañan un significado de buena voluntad y
humanismo, se entretejen causas ajenas de personas que pretenden utilizar las banderas
creadas por otros para sus propios fines, por lo que resulta de vital importancia para los
diferentes grupos sociales, discernir entre las ONG's que son fieles a su origen humanista y
aquellos grupos que intentan bajo este nombre, intervenir con el objetivo de manipular
legítimas demandas sociales, desestabilizar socialmente algunas regiones, levantar las
fronteras y generar recursos económicos destinados a sus propios intereses o a grupos
políticos en busca del poder, en este sentido, la identificación de estas malas prácticas es
necesario una supervisión y acompañamiento constante de la autoridad y sancionar el desvío
de la misión de dichas organizaciones.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
LXXX
Las organizaciones de la sociedad civil presentan una opción positiva de colaboración entre
los pueblos, pero es fundamental que quienes se unen a dichas agrupaciones se mantengan
en la línea de la vocación pacífica y la búsqueda de la universalidad y un mejor vivir para todos.
Un ejemplo de esto, lo significa en nuestro país cuando se reconoce la labor realizada por el
cúmulo de organizaciones de la sociedad civil pro Derechos Humanos existentes en el ámbito
internacional, a la vez que acepta su desempeño como observadores de la transformación
democrática que se encuentra en proceso al interior del mismo, sin embargo, es oportuno
resulta enfatizar el acatamiento que éstas deben mostrar al orden jurídico mexicano, así como
al irrestricto respeto a la soberanía nacional, lo anterior con fundamento en el artículo 33 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
La responsabilidad es la estructura esencial y fundamentación de la libertad. Y es desde ahí,
donde las personas de manera individual, aunque actúen en el marco institucional, podrán y
deberán tomar una posición personal y en conjunto con los dirigentes de las organizaciones,
al grado de poder influenciar sobre la corresponsabilidad, para interpelar, precisamente a esas
personas necesitadas de la comunidad y sociedad -clientes finales, trabajadores, accionistas,
proveedores, entro otros- en las cuáles se encuentre inmersa la organización misma
potenciando el impacto en la sociedad. El ser humano objeto y sujeto de la acción social de
una organización deberá de evitar la neutralidad y actuar en cada interpelación tomando en
cuenta todos los efectos que sus acciones conllevan a los otros en diferentes contextos.
Sin ser ilusos al someter al modelo económico social como responsable único de la situación
de retraso de amplias capas de la población, se necesita hacer una revaloración de la forma
en que los individuos son integrados al desarrollo a través del asistencialismo, ya que es
necesario generar un modelo relativo relacional como posibilidad incluyente. Si en estos
momentos, parece ser que el único camino que se vislumbra es la colaboración y mutua
complementariedad entre el estado y las OSC, se debe trabajar desde ese enfoque para
realizar una propuesta incluyente, realista y que pueda recuperar la dignidad de la persona
como elemento humanizante.
En este sentido, podemos concluir que las organizaciones filantrópicas, así como las
estrategias de responsabilidad social empresarial, se caracterizan por:
Contribuir al desarrollo social del país, mediante la mejora de la calidad de gestión de los
procesos sociales, centrando su atención en las poblaciones de menores ingresos. Ellas
transfieren al sector social, las prácticas de la administración moderna característica de las
empresas privadas que las patrocinan y acompañan en los procesos de organización y mejora
de la calidad de vida de las poblaciones carentes de recursos.
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Fortalecer la relación de los tres sectores: Estado, Organizaciones de la Sociedad Civil y
Empresa, contribuyen con la reafirmación del sistema democrático y la participación
ciudadana. Las alianzas estratégicas son una herramienta poderosa para estrechar estos
vínculos intersectoriales y de las fundaciones empresariales mismas a nivel regional.
Ante la realidad de la globalización y la competitividad, si también ellas compiten por la
apropiación de recursos utilizando distintos medios -en ocasiones no los más transparentes-
como fenómeno característicos del contexto en que les toca desenvolverse, están llamadas a
desarrollar la capacidad de liderazgo que poseen y que proviene de su posición privilegiada
entre el mundo empresarial lucrativo y la sociedad como un todo, para contribuir a la
comprensión y el análisis de los cambios en las poblaciones sujetas al impacto de procesos y
políticas macroeconómicas, así como también considerar las exigencias que estos procesos
y políticas imponen al universo corporativo que las patrocina.
El rasgo más distintivo y posiblemente el más importante de estas propuestas, lo significa la
posibilidad de ampliar la participación social, los grupos populares y organizaciones de base
que se organizan solidariamente para hacer frente a sus necesidades y problemas, o bien que
quieren desarrollar iniciativas empresariales de nuevo tipo, eficientes y que sean acordes con
un sentido social y ético que se proponen establecer en sus actividades.
En este sentido, es donde se ubica la primera propuesta específica de acción de política
pública:
Establecimiento de un Consejo Nacional de Coordinación de la Sociedad Civil,
organismo autónomo y ciudadanizado, con representación de los organismos de la
sociedad civil que integran a las más importantes instituciones que bajo de la
coordinación de la Secretaría de Salud, Desarrollo Social y demás entidades de la
administración pública federal involucradas establezca un espacio de análisis,
validación y coordinación de acciones que actualmente desarrollan dichas
organizaciones de manera aislada, propiciando su concatenamiento y coordinación
para evitar duplicidad en los esfuerzos por objeto y región. Sus decisiones tendrán
carácter vinculante quedando su dirección en representantes ciudadanos que no
pertenezcan a dichas organizaciones, ni al estado.
Vale la pena recordar algunos de los diversos sectores participantes en el desarrollo de
acciones:
Pueblos originarios que luchan por recuperar su identidad, y que encuentran en la economía
solidaria una forma económica moderna en que se aplican y viven valores y relaciones sociales
acordes con sus culturas comunitarias tradicionales.
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Iniciativas particulares de empresarios que quieren compaginar eficiencia y solidaridad, y que
aspiran a establecer en sus empresas modalidades armónicas de convivencia humana, como
pueden ser acciones de responsabilidad social empresarial en materia ecológica, ventas con
causa o financiando acciones de organizaciones de la sociedad civil.
Organizaciones civiles no-gubernamentales que se proponen objetivos de desarrollo humano
y social, y que aspiran a contribuir con nuevas iniciativas y experiencias a procesos de
desarrollo local, alternativo, sustentable y aun en el emprenderismo social.
Instituciones públicas y gubernamentales que atienden los problemas de la pobreza y la
desocupación, y que ven en la economía social y solidaria una manera eficaz de abordarlos y
amplificar sus alcances.
Instituciones religiosas o de carácter confesional que conciben la participación como una forma
de fomentar el desarrollo económico con perfil humano y coherente con sus orientaciones
espirituales y éticas.
Asimismo, hay que notar que las acciones de participación comunitaria y las organizaciones
comunitarias del tercer sector cumplen un papel que, en muchos casos, es superior al que
cumplen los servicios públicos. En la medida que, se orientan más hacia el cuidado de las
personas que hacia los servicios a las personas, y en ocasiones llegan a comprender mejor
los problemas que los profesionales del servicio público responsables de los servicios, están
más comprometidas con sus miembros, son más creativas y flexibles y, finalmente, tienen un
menor coste que los servicios profesionales.
La búsqueda de procesos y formas organizacionales alternativas, han asumido diferentes
formas y nombres: cooperativismo, autogestión, mutualismo, economía social y otros. Un
rasgo distintivo de dichas experiencias ha sido el ser acompañadas y orientadas por un
pensamiento económico-social formulado en términos ético-filosófico, doctrinario o ideológico.
Es tan grande la diversidad que su regulación se complica porque cae en distintos organismos
gubernamentales.
A partir de estas formulaciones, propósitos y misiones se establecen principios orientadores y
modelos organizativos que expresan el "deber ser" de las propuestas económicas y
mecanismos de intervención, y se derivan normativas de carácter jurídico y estatutario, que
indican con cierta precisión cómo deben organizarse y funcionar las organizaciones que
participan de las respectivas identidades.
Sin embargo, se observan importantes áreas de oportunidad entre las que se encuentran:
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a) Existe la necesidad de proporcionar una guía adecuada y criterios de eficiencia económica
en los procesos decisionales y de gestión de las operaciones que realizan, temas como
gobernanzas y autosuficiencia se vuelven relevantes;
b) Garantizar una identidad consistente al carácter altruista de su origen, al perfil y objetivos
buscados inicialmente, por lo que deben evitar la aplicación de los principios
empresariales sin la debida reflexión, ya que se van asemejando y subordinando a formas
de organización empresarial propiamente capitalistas.
c) Transparentar sus acciones con el propósito de generar la confianza y convicción
suficiente respecto a su eficacia económica, como para atraer hacia ellas los recursos
humanos, financieros y materiales indispensables para su desarrollo;
d) Fortalecer la autonomía y fortaleza de sus órganos de gobierno, de manera que sea
posible garantizar la sustentabilidad de organizaciones que han evolucionado
positivamente y con ello puedan asimilar los movimientos y procesos naturales que aspire
a realizar cambios profundos en la estructura de gobierno.
Lo anterior trae como consecuencia que estas organizaciones carecen de un instrumental
conceptual y analítico propio que oriente sus procesos decisionales, y muy a menudo, recurren
a aquellas herramientas de análisis proporcionados por la ciencia económica convencional,
que ha sido formulada a partir de experiencias y racionalidades operacionales muy distintas y
en cierto sentido, opuestas a las solidarias. Lo cual tarde o temprano terminan minando la
esencia misma de la organización
En este sentido, falta mucho por avanzar en la integración de una teoría única y estructurada
que brinde las respuestas ciertas a los cuestionamientos de la realidad, sin embargo, hay
avances sólidos en materia de las estructuras de gobierno y modelos operativos eficaces para
atender su objeto social con grados elevados de sustentabilidad. La economía de solidaridad
constituye, en tal sentido, una contribución relevante al potenciamiento y desarrollo de las
búsquedas de economías alternativas eficientes.
De esta manera, surge la segunda propuesta específica en materia de políticas públicas:
Establecer el Instituto Nacional de Estudios sobre las Organizaciones Civiles. El cual
promueva, coordine y desarrolle investigación específica sobre las problemáticas
normativas, organizacionales, de financiamiento y gobierno que enfrentan las
organizaciones, así como proveer la infraestructura necesaria para el desarrollo de
dichas organizaciones, como es la integración de una sola base de datos sobre los
modelos y sujetos que participan en el ámbito de la asistencia social y la filantropía
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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desde diversos enfoques. Evaluar los impactos de sus actividades, así como validar y
certificar el cumplimiento de perfil de organizaciones y métodos que garanticen el
cumplimiento de su objeto social y la modificación del marco normativo e institucional
del estado en la materia.
La concepción de un marco homogéneo de análisis a la participación civil en el desarrollo
social, se sustenta entre otras contribuciones en base a:
a) Proporcionar un lenguaje específico, renovado y motivador, en un contexto cultural, en
que las concepciones tradicionales solidaridad social y la autogestión parecen haber
perdido capacidad de convocatoria ante abuso de dichas referencias en el contexto
político.
b) Ofrecer la integración de la diversidad de sujetos y estrategias alternativas que se han
desarrollado bajo distintas denominaciones, siendo en realidad convergentes en sus
propósitos y efectivamente provistas de una misma racionalidad especial.
c) Permite reconocer como parte del sustento económico a numerosas experiencias
nuevas y originales que adoptan diferentes estructuras organizativas, y que se conocen
con distintos nombres, protagonistas de una dinámica reactivación de los procesos de
experimentación de la solidaridad y la cooperación en la vida social.
De esta manera, se distingue que el capital social es un factor de primera importancia para el
desarrollo de las instituciones privadas orientadas a la asistencia social. El cual puede definirse
como el conjunto de normas y hábitos sociales que llevan a las personas a la confianza
recíproca, a asociarse para tareas y objetivos comunes. De ahí que la densidad del tejido
asociativo sea un indicador del capital social existente en una sociedad. Este capital de
confianza es un factor de primera importancia para el desarrollo económico y para la cohesión
social de nuestras sociedades, en la medida que la confianza facilita y potencia la resolución
de problemas comunes y reduce costes de transacción y de intercambio entregando sus
productos en acciones concretas de beneficio social y humano.
Recientemente se ha estudiado con detenimiento la importancia que, para el desarrollo
económico y social de los países y regiones, tiene la dotación o el stock de capital social que
posee una sociedad determinada, así como la propensión de algunos países, como son
aquellos con una gran tradición democrática, hacia una mayor sociabilidad, o su mayor
capacidad de aglutinarse en el seno de la sociedad civil, más allá del estado y de los lazos
familiares. Sin embargo, la implementación de dichas estructuras organizacionales en las
sociedades de menor desarrollo institucional, no se ha logrado el suficiente acuerdo en el uso
de dichos conceptos y las correspondientes estructuras teóricas.
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LXXXV
De esta forma, formulamos que las organizaciones de la sociedad civil abarcan asociaciones
muy diversas en naturaleza y objetivos. Son organizaciones que actúan en el mercado y deben
respetar las reglas de la gestión empresarial. Como parte de la respuesta de la sociedad civil
a la retracción del estado respecto a su responsabilidad social, en particular con los fenómenos
asociados a las patologías sociales. En este sentido las organizaciones civiles han presentado
una capacidad extraordinaria de crecimiento en la mayoría de los países. Sin embargo, el
mayor reto es mostrar que esta sociedad civil, organizada en estructuras democráticas y
acordes con su labor, saben gestionar su crecimiento y autosustentabilidad de sus
organizaciones sociales, siendo fieles a los principios, valores y objetivos originales. Situación
de primera relevancia dado que este sentido, es en primera instancia la razón de ser de estas
organizaciones, y permea la orientación de la toma de decisiones a su interior, lo cual les
otorga legitimidad y relevancia social que necesitan.
De este contexto, se ha observado que a escala mundial el que un país que cuente con un
consolidado y amplio sector social, tiene un mejor comportamiento democrático y con mayor
equilibrio regional y humano otorgando con ello un mayor nivel de bienestar para sus
habitantes.
Por lo que, el reto para el desarrollo del sector es una responsabilidad común de todos los
participantes: fundaciones, instituciones de asistencia privada y ciudadanía en general, entre
otros; de manera que los principios sociales que las sostienen sean a la vez, el código de
conducta para mediar en los procesos de competencia natural entre organizaciones, previendo
la sustitución de un régimen sustentado en la competencia por otro fuertemente sustentado en
las capacidades, es decir en la especialización consistente en sus mayores potencialidades y
mejor productividad.
Las nuevas prácticas de este sector deben integrar los fundamentos y anhelos de una
sociedad más justa, que permitan el ejercicio de la solidaridad en la vida cotidiana. En este
caso cobra relevancia los esfuerzo de transparentar su actividad. Dado que la presencia de
una gran diversidad de organismos y prácticas complican su supervisión y seguimiento puntual
por la autoridad.
En este sentido, presentamos la tercera propuesta específica en materia de políticas
públicas:
Incorporar al régimen de Transparencia de Información Pública y Protección de Datos
Personales a las organizaciones que desarrollen actividades altruistas o sociales sin
fines de lucro, y que pretendan recibir donaciones o recursos a través del subsidio
público que significa el poder otorgar recibos deducibles de impuestos federales. En
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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las mismas condiciones y obligaciones que tienen aquellas organizaciones e instancias
que reciben, administran y ejercen recursos públicos. Cumpliendo en particular con la
publicación de las obligaciones de transparencia y la obligatoriedad de atender los
requerimientos de la ciudadanía.
Pensar y activar la nueva política social con la participación de la sociedad, la cual es cada
vez más globalizada, terciarizada e informada, donde los vínculos sociales y familiares se
transforman constantemente según una tendencia irrefrenable hacia la individualización y al
deterioro de las relaciones y de los espacios públicos de intercambios tradicionales. Obliga a
fortalecer la rendición de cuentas y el espacio público de la información.
Hay que subrayar que el rector de estas organizaciones, y uno de los factores por lo que han
logrado sustituir al estado, es la organización de servicios de proximidad que atienden a las
nuevas necesidades sociales, para lo que es necesario facilitar y asegurar la expresión de las
demandas sociales, usuarios (padres, ancianos, mujeres, vecinos) que también actúan como
actores de la construcción de las ofertas. La articulación de voluntarios, profesionales y
usuarios es una nueva combinación necesaria. Asimismo, en esta perspectiva, adquirirá mayor
importancia la transparencia y la democracia de las organizaciones.
La crisis en México asociada a un gobierno centralista que generó grandes desigualdades
sociales, económicas, y regionales, se tradujo en pequeños territorios que concentraron
población, recursos económicos y políticos, y que jamás difundieron el deseado desarrollo al
resto del territorio. Con el cambio adoptado por el Gobierno Mexicano desde los años noventa,
se optó por abandonar las políticas específicas que promovían el Desarrollo Regional, ya que
esto implicaba una acción específica por parte del Gobierno Federal y Estatal, que permita
consolidar las iniciativas locales de desarrollo y fortalecer los gobiernos locales para que estos
sean quienes coordinan los esfuerzos para impulsar el desarrollo local.
Las reformas neoliberales, que si bien es cierto surgen con el interés de corregir los
desequilibrios de un estado obeso, lo que salta a la vista que dicha estrategia fracaso, y devino
en un debilitamiento del régimen estatal para generar recursos propios, esto se ve reflejado
precisamente en que los ciudadanos han perdido la posibilidad de participar abiertamente en
la toma de decisiones y que es necesario devolver a la comunidad el poder de influir de manera
directa en las decisiones que han de afectar el bienestar político.
Es necesario reformar la normatividad y concepción del régimen estatal, y debe fundamentarse
en el papel del gobierno descentralizado y que lleva implícito la auténtica democracia y un
sistema republicano, e inspire en la participación popular en cabildos abiertos, o en consultas
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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directas sobre los medios de solucionar situaciones y problemas concretos que deben ser
resueltos.
El Estado, como ejecutor de la política de desarrollo, juega un papel crucial como mediador de
intereses y de fungir de apoyo en la creación de condiciones que dirijan a la economía al
desarrollo y bienestar social, de tal suerte que las instituciones que lo integran, pasan a cobrar
un rol determinante para el entendimiento de la formulación y aplicación de las políticas, esto
quiere decir que la intervención estatal es la parte que puede hacer efectivas las aspiraciones
del bienestar social.
La administración pública ha estado bajo la dirección de gobiernos autoritarios e insensibles
al Desarrollo Social, que limitaron la libertad, constriñendo la iniciativa individual y la creatividad
de la sociedad. La política social implementada en México a través de los años está basada
en la protección social focalizada, dirigida solamente a sectores sociales en situación de
pobreza extrema, estos programas no han solucionado el problema debido a la falta de
recursos, la vigencia sexenal de los mismos, el uso de ellos con fines políticos, la
centralización, así como la asignación de recursos con criterios políticos y la falta de
coordinación entre secretarias. El problema de los programas sociales es que actúan en un
contexto que es el resultado de la suma de la actividad nacional y de la política económica
nacional, que favorece la pobreza como lo es la política salarial, política de exportaciones, etc.
Las estrategias del Gobierno Federal a través de los años han presentado un cambio en la
concepción de las políticas sociales. Se ha intentado pasar de la política social de cobertura
universalista a la focalización de las acciones, es decir hacerlas selectivas y temporales; que
los recursos lleguen no sólo a los sectores más organizados, clientes habituales de las políticas
sociales, sino a quien efectivamente más lo necesite, a los más afectados por la crisis. Se ha
intentado que el diseño e instrumentación de las políticas sociales pasen de ser sólo políticas
gubernamentales a políticas en donde exista una participación de la sociedad, así como de
asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, es decir políticas públicas.
La política social en la actualidad es una política asistencial, desarticulada, centralizada, que
privilegia el corto plazo sobre el largo plazo, además de que no resuelve los problemas
estructurales que se tienen en el país como son la concentración del ingreso, la marginalidad,
la pobreza, la desigualdad, la exclusión, el desempleo, etc. que se han convertido en
obstáculos insalvables para poder lograr un ritmo de desarrollo sustentable en el tiempo. Los
niveles de pobreza crítica que prevalecen en la mayoría del país, tiene su origen no en la
insuficiencia de recursos, sino en los defectos de la modalidad de desarrollo económico que
la administración pública intenta llevar a cabo.
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Asimismo mientras subsistan desviaciones como el autoritarismo y la incapacidad para
interpretar las señales que emita el cuerpo social; exista una deficiente representatividad; no
exista garantía plena del Estado de Derecho; no se combatan decididamente la corrupción y
otros delitos; no existan carreras públicas profesionalizadas con visión social; y no haya
capacidad de previsión ni para formular ni hacer seguimientos a políticas sociales para el
mediano y largo plazo, será muy difícil adelantar acciones para hacer viable un Desarrollo
Social.
Por otra parte, las decisiones políticas fundamentales desde los gobiernos están
excesivamente sectorizadas, sin la debida valoración de la interrelación entre desarrollo
económico, bienestar social y sustentabilidad ambiental, que constituyen los fundamentos del
Desarrollo Sustentable. Un ejemplo de ello es la implementación de programas sociales para
el combate a la pobreza dejándolo en manos de una sola Secretaría de Estado que en este
caso es la de Desarrollo Social.
Parte del problema es que en diversas leyes los derechos sociales reconocidos se enumeran
en ocasiones en términos de bienes y servicios (alimentos, vivienda y educación), otras en la
forma de acciones o estados de las personas (trabajo y salud), y algunos en términos del
bienestar percibido (disfrute del medio ambiente). Ante la falta de claridad de los derechos
sociales para guiar la política pública en general, una posible estrategia para estructurarla
mejor sería ligar explícitamente sus programas a aquellos derechos sociales que definen
objetivos relativamente precisos. En otros casos habría que suplir el mandato de la legislación
con otros elementos.
Los esfuerzos realizados en México por las Instituciones son insuficientes ya que, de acuerdo
con los datos oficiales, prevalecen los círculos de pobreza, además las acciones emprendías
son de carácter asistencialista y mitigador de la pobreza sin promover el pleno ejercicio de los
derechos sociales.
La gran desigualdad social existente provoca que la sociedad siga demandando servidores
públicos e instituciones más capaces de atender las demandas de justicia social, de
erradicación de pobreza y el mejoramiento de la calidad de vida. Por lo pronto están inmersos
en un sistema económico neoliberal, el cual se enfoca a metas de corte económicas, dejando
en segundo término las metas sociales. En tal sentido la estabilidad de precios y de las cuentas
públicas de los gobiernos, el adelgazamiento institucional y un mercado global proveedor de
bienes y servicios, han provocado que exista un descuido considerable de los derechos y
demandas sociales.
Desde la perspectiva del desarrollo sustentable la pobreza está estructuralmente unida a la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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escasez. El desarrollo social sustentable debe comprender como propósito fundamental la
satisfacción de las necesidades esenciales de la población, en especial de los sectores menos
favorecidos.
Para abatir eficientemente la pobreza y las desigualdades, es necesario superar la visión
desarrollista de la acción gubernamental y de su política asistencialista caracterizada por la
multiplicidad y dispersión de programas, a fin de arribar a una política de Estado para un
desarrollo social sustentable e integrador.
Podemos decir que, en el proceso de reestructuración política, económica y social de México,
es posible lograr el desarrollo y estabilidad, ello mediante la aplicación de las reformas en
materia educativa, financiera, laboral, fiscal y en seguridad; así como lograr el cambio de
cultura económica en la población; lograr la inserción de la población al modelo y estructura
económica; y poder contar con un proyecto de Estado que englobe o sea incluyente para toda
la población de nuestro país.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
“La Filantropía y Asistencialismo en el México del Siglo
XXI, Nuevas Realidades 2000-2016”
Desarrollo de la Investigación
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
INDICE.
INTRODUCCIÓN 1
CAPITULO 1 MARCO CONCEPTUAL, DE LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO. 6
1.1 QUÉ ES LA ASISTENCIA. 7
1.2. DEFINICIONES DE CARIDAD. 9
1.3. LA FILANTROPÍA. 13
1.3.1. LA FILANTROPÍA EN NUESTRO PAÍS. 16
1.4. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS. 17
1.4.1. EL ESTADO DEL ARTE DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL. 19
1.4.2. CONFIANZA EN LA LABOR EMPRESARIAL. 22
1.4.3. RESPONSABILIDAD SOCIAL VS. FILANTROPÍA 24
1.5. EL ESTADO Y LA CUESTIÓN SOCIAL 25
1.5.1. LAS IDEAS DE ADAMSMITH 26
1.5.2. EL PENSAMIENTO DE DAVID RICARDO. 31
1.6. EL MODELO LIBERAL MODERNO. 31
1.7. LA CRITICA AL MODELO LIBERAL. 33
1.7.1. EL PENSAMIENTO DE SISMONDI 34
1.7.2 EL PENSAMIENTO DE SAÍN SIMÓN 35
1.7.3 LA IDEA DEL SOCIALISMO CRISTIANO 38
1.8. EL ESTADO BENEFACTOR. 40
1.8.1 EL BIENESTAR Y EL DESARROLLO SOCIAL 41
1.8.2. EL BIENESTAR SOCIAL 41
1.8.3 LA POLÍTICA SOCIAL DEL ESTADO DE BIENESTAR. 45
1.9 EL ASISTENCIALISMO EN EL ÁMBITO SOCIAL. 52
1.9.1 LA ASISTENCIA SOCIAL Y SUS OBJETIVOS. 53
1.10. EL RENACIMIENTO DEL LIBERALISMO. EL ESTADO NEOLIBERAL. 54
1.11. LA CIUDADANÍA EL TERCER SECTOR. 63
1.12 EL TERCER SECTOR. 72
1.12.1. LA ECONOMÍA DE SOLIDARIDAD 72
1.12.2. LA ECONOMÍA SOCIAL 73
1.12.3 EL TERCER SECTOR: ENTRE LO PRIVADO Y LO PÚBLICO. 75
1.12.4. EL ESTADO Y EL SECTOR SOCIAL. 79
1.12.5. LA ECONOMÍA SOLIDARIA UNA ALTERNATIVA. 83
1.12.6. EL DESARROLLO ECONÓMICO POSIBLE DEL TERCER SECTOR 84
1.12.7. EL TERCER SECTOR Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL. 85
1.12.8 LA ECONOMIA SOLIDARIA EN EL ÁMBITO POLÍTICO. 87
1.12.9 LAS ORGANIZACIONES CIVILES Y EL ESTADO. 90
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
1.12.10. EL SECTOR SOCIAL Y LA EMPRESA PRIVADA. 93
CAPÍTULO 2 EL ESTADO DE BIENESTAR COMO ANTECEDENTE DEL ASISTENCIALISMO
SOCIAL 102
2.1. El ESTADO DE BIENESTAR, RECUENTO HISTÓRICO. 102
2.1.1. EL SURGIMIENTO DEL ESTADO DE BIENESTAR. 102
2.1.2. EL PERIODO ENTRE GUERRAS Y EL ESTADO DE BIENESTAR. 105
2.1.3 LA ETAPA DE LA SEGUNDA POSGUERRA DEL SIGLO XX. 108
2.1.4. EL ESTADO DE BIENESTAR, EXPERIENCIAS RELEVANTES EN EUROPA Y AMÉRICA. 116
2.1.5 EL ESTADO DE BIENESTAR EN MÉXICO. 130
2.2. LA POLÍTICA SOCIAL Y LOS MODELOS DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA. 132
2.2.1. EL ESTADO BENEFACTOR EN LATINOAMÉRICA. 133
2.2.2. EL DESGASTE DE LA GESTIÓN DE BIENESTAR. 137
2.2.3. LAS CONSECUENCIA DEL INICIO DEL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA 139
2.2.4 LA CRISIS DEL MODELO DE BIENESTAR. 141
2.2.5 EL NUEVO MODELO NEOLIBERAL Y LA POLÍTICA SOCIAL 147
2.2.6. EL DESARROLLO HUMANO COMO POLÍTICA SOCIAL EMERGENTE 150
2.3. LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO. 157
2.3.1. LA DESPUÉS DE LAS GRANDES GUERRAS Y EL MILAGRO MEXICANO. 157
2.3.2. PRIMERA ETAPA: 1920-1940. 166
2.3.3. SEGUNDA ETAPA: 1940-1982. 168
2.3.4. ALGUNAS CONSIDERACIÓN FINALES SOBRE LA POLÍTICA DE BIENESTAR EN MÉXICO. 179
CAPITULO 3 EL ESTADO QUE GUARDAN LAS POLÍTICAS ASISTENCIALISTAS EN EL PRIMER
QUINQUENIO DEL SIGLO. 185
3.1. EL BIENESTAR ANTE LA CRISIS. 185
3.2. LA POLÍTICA DE DESARROLLO POLÍTICO. 187
3.2.1. LA IDEA DE LA DESCENTRALIZACIÓN EN LA TOMA DE DECISIONES 187
3.2.2. LA IDEA DE LA PRIVATIZACIÓN. 189
3.2.3. EL MODELO DE DEMOCRATIZACIÓN. 189
3.3. EL DESARROLLO ECONÓMICO EN MÉXICO Y SUS POLÍTICAS. 190
3.3.1. ESTADO NACIONAL Y EL ESTADO ESTATAL. 190
3.3.2. SEGUNDO PROCESO EL ELIMINAR EL ESTADO CENTRAL FISCALIZADOR. 191
3.3.3. EL CAMBIO DE ORDEN CONSTITUCIONAL. 191
3.4. LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO EN ESTE SIGLO. 193
3.4.1. EL CAMINO DE LA POLÍTICA SOCIAL EN LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO. 193
3.4.2 LA NORMALIZACIÓN DEL DESARROLLO SOCIAL, LEY GENERAL DE DESARROLLO SOCIAL 208
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
3.5. EL RIESGO SOCIAL DE LA POBREZA EN MÉXICO. 214
3.5.1. EL ALTO RIESGO DE LA POBREZA. 214
3.5.2. LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DEL FUTURO INMEDIATO. 216
3.6. LAS IAPS. 217
3.7 CRITICA AL TRABAJO DE LAS IAPS. 219
CONCLUSIONES. 224
BIBLIOGRAFÍA 240
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
1
INTRODUCCIÓN
Casi a finales del Siglo XX, la inmensa mayoría de los hombres y mujeres del mundo trabajan
por consolidar la participación ciudadana democrática en cada uno de los ámbitos de su vida
cotidiana, en cada una de las instituciones a través de las cuales se han socializado. Desde el
punto de vista sociológico la sociedad de la primera modernidad y sus sucesivos desarrollos
han sido en dirección anti humanista (Donati, 1997). Al compás de una progresiva
transformación y complejidad de la sociedad fueron surgiendo nuevas formas de solidaridad y
acción colectiva, coherentes con las nuevas situaciones y necesidades. Las llamadas
organizaciones de la Sociedad Civil comienzan a expresarse de diferentes formas de acuerdo
con lo que las costumbres y tiempos sociales les fueron indicando. Entre las causas por las
cuales las redes de asociaciones del Tercer Sector emergen como actor colectivo con grados
relativos de visibilidad pueden identificarse factores relacionados al contexto sociopolítico,
coyuntura de acción y factores relacionados a las características de las demandas sociales.
En el último tiempo han comenzado a circular algunos trabajos de investigación cuantitativa
dedicados al “tercer sector”, refiriéndose con ello al llamado “sector no lucrativo” compuesto
por organizaciones privadas pero que no se comportan como las empresas tradicionales: no
reparten utilidades, ni buscan obtenerlas. Es una tendencia relevante, por cuanto la
emergencia de este sector en la región no ha sido acompañada de un análisis de la
envergadura real que éste tiene. Cuando se habla de “sector privado”, se está haciendo
referencia a las empresas y no se considera la existencia de “otro mundo privado” que tiene
otras finalidades y cumple otras funciones sociales. Para ello es importante investigar, llegado
a una etapa de cierto desarrollo, las magnitudes organizativas y de acción que alcanzan las
entidades de este sector. Este estudio discute algunas de las conceptualizaciones utilizadas
para fundamentar investigaciones recientes, proponiendo hipótesis que den una base sólida a
esta necesaria estrategia de investigación.
Las tendencias recientes de la investigación y reflexión sobre la sociedad civil y el tercer sector
han enfatizado su dimensión cuantitativa y la han asociado con el concepto de “capital social”.
El modo como se ha encarado la cuantificación privilegia la dimensión económica del “tercer
sector” y resulta funcional a las necesidades del discurso neoliberar, tal como éstas son
planteadas por organismos internacionales, que buscan incorporar nuevas dimensiones a las
propuestas.
Pero no se han resuelto cuestiones prácticas y teóricas básicas que permitirían aclarar la
relación entre la sociedad civil y el estado, que son decisivas para orientar la investigación
cuantitativa (pues sólo se puede contar algo que está definido previamente).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
2
Planteamos que es necesario reorientar la investigación sobre sociedad civil hacia la
descripción y comprensión de la estructura interna de las sociedades civiles en la región y
hacia la vinculación entre esta estructura y las grandes transformaciones socioeconómicas
que la determinan en su conformación y alcance.
El término sociedad civil, a pesar de haber sido usado por Bourdieu en 1980, sólo ha cobrado
cierta notoriedad a mediados de los noventa. Los términos a veces parecen intercambiables:
“sociedad civil”, “tercer sector”, “sector no lucrativo” y “capital social”, “asociatividad”, etc. Esa
confusión conceptual no sería mayormente relevante y materia de especialistas, si no fuera
porque rápidamente se está dando el siguiente paso: una vez que se ha decidido usar el
concepto de “capital” para aplicarlo a la sociedad, ahora corresponde cuantificarlo, saber quién
tiene y cuanto tiene. En el contexto del triunfo del capitalismo, ésta puede ser una rúbrica de
ese triunfo.
Por su parte la asistencia social fue evolucionando de la acción de auxilio a favor de los más
necesitados, se realizaba en cumplimiento a determinadas obligaciones impuesta desde la
religión o por imperativos morales. Entendiendo a la caridad, como una de las virtudes más
ponderadas por el cristianismo, representando el aliciente más importante para ayudar a los
miembros más necesitados de las comunidades occidentales. En un mundo de grandes
diferencias sociales y económicas derivadas de la estructura feudal, la caridad dada en las
iglesias y aquella que era promovida por los señores feudales fue suficiente para paliar las
grandes necesidades.
Con el advenimiento del capitalismo junto con una nueva ideología religiosa que veía en la
caridad no una virtud, sino el origen del problema de la indigencia (el protestantismo histórico
deploraba la caridad y ponderaba el trabajo como una solución para salir de la pobreza),
transformó profundamente a la sociedad europea, un complejo fenómeno se suscitó: vino la
industrialización y el maquinismo, las sociedades dejaron de ser rurales y se convirtieron en
urbanas, hubo hacinamiento y la estructura del trabajo se modificó en tal medida que las
jornadas se extendieron a lo largo de 14 o 16 horas. Una consecuencia muy importante de ese
fenómeno fue el aumento de la pobreza y el consecuente malestar social.
Terminando en la filantropía practicada por particulares sin ánimo de obtener beneficio
inmediato alguno, aunque en el fondo se obtenía una estabilidad social que estaba siendo
amenazada por las profundas diferencias sociales. El liberalismo salvaje dejó abandonada a
la gran masa de necesitados a su suerte, una de sus consignas más importantes incluso, es
que el Estado solamente cumpliera funciones de gendarme y de protección de los mercados
y es hasta el advenimiento del Estado social o benefactor cuando se modifica esa función.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
3
Surge la asistencia pública, aquella asistencia social que es otorgada, organizada y
administrada desde el Estado.
La mayoría de los países adoptaron ese esquema hasta la década de los años ochenta,
cuando surge con mayor fuerza la corriente neoliberal que vuelve a exigirle al Estado que
abandone sus tareas de bienestar social y lo deje todo en manos de la iniciativa privada o a la
suerte de las condiciones del mercado.
Es en este contexto que florece la actividad de las instituciones de asistencia privada,
organizaciones creadas y reguladas por la ley, que se dedican a tareas de asistencia social y
que cumplen tareas muy importantes de auxilio a las clases necesitadas a personas que sufren
algún tipo de discriminación laboral debido a discapacidades funcionales. Sin embargo, al
menos en nuestro país, en los últimos años han sufrido la acusación de constituir verdaderos
negocios.
El presente estudio nace del interés de contribuir con el análisis del entorno social nos
preocupa la necesidad de analizar los problemas que atañen a la sociedad mexicana actual y
de manera más específica como política de Estado y la forma en que se transforma como meta
del desarrollo social, a través del análisis de la política social del gobierno federal y su
vinculación con el enfoque de desarrollo humano. Para un mayor entendimiento y con el
objetivo de orientar al lector sobre la forma en la cual será diseñada la investigación se
presentará una parte metodológica, donde se describe con precisión el camino seguido para
estudiar “La Filantropía y Asistencialismo en el México del Siglo XXI, Nuevas Realidades 2000-
2016”, los objetivos planteados, la delimitación y el planteamiento preciso del problema a
estudiar, las preguntas de investigación y las hipótesis desprendidas de éstas. Asimismo, se
puntualiza la forma en que se constataron y falsearon las hipótesis que guían este estudio, por
otra parte, se describirán las fuentes de información las cuales serán para el apoyo de la
formación del documento, finalmente se llegará a la parte donde se describirán las
conclusiones a las cuales se llegó con la investigación realizada.
De esta forma, ya dentro del reporte de investigación, se incluye en el primer capítulo los
elementos conceptuales que integran la labor de la filantropía y el asistencialismo, como primer
paso para establecer la envergadura de las acciones de desarrollo social, así como describir
el génesis de esta intervención de los particulares a favor del bienestar común. Particularmente
relevante será entender el carácter de su financiamiento a partir de entender la forma
filantrópica que reviste y que definen su naturaleza. En el mismo capítulo hacemos una
recapitulación de los principios rectores respecto a la participación y obligaciones del estado,
muy en particular respecto a lo que significa la política social del estado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
4
Del mismo modo presentamos la evolución y significado del tercer sector en la sociedad, en
tanto una iniciativa ciudadana, es decir independiente del estado, que ha demostrado
capacidad de atraer opiniones favorables sobre su participación, centradas en su eficacia y
oportunidad.
En el segundo capítulo presentaremos la circunstancia de la política social en el contexto del
reformado estado de bienestar, particularmente importante es la ubicación del asistencialismo
como una medida apremiante para atender a los sectores sociales de mayor vulnerabilidad.
Finalmente, en el capítulo tres examinaremos el estado que guardan las políticas
asistencialistas en el primer quinquenio del siglo a partir de la crisis del estado de bienestar
observamos que las políticas públicas deben transformase para cumplir con su nuevo objetivo
de legitimidad, ante un estado que comienza a reducir su participación en el desenvolvimiento
económico, la promoción de la equidad y el desarrollo de capacidades sociales. En este
capítulo delimitamos las acciones que tienen que ver con la atención de la extrema pobreza y
la forma en que las instituciones de asistencia privada, sustituyen los esfuerzos del estado,
entrando en una dinámica distinta de la observadas durante el dominio del estado de bienestar.
El diseño de la investigación es de naturaleza cualitativa, no experimental, descriptiva y
observacional, es decir, se han identificado y descrito los principales elementos y
características que definen el origen y devenir histórico de la situación de abandono del estado
de la política social y en particular asistencial y su sustitución paulatina por esfuerzos
ciudadanos para resarcir este olvido, para lo cual, se requirió la consulta y revisión de fuentes
y bases de datos del pasado; en particular se utilizó los elementos que ofrecen las fuentes
bibliográficas y hemerográficas disponibles, proponiendo una visión crítica sobre el material
seleccionado para evitar cualquier sesgo ideológico.
Debe señalarse que las fuentes bibliográficas consultadas se encuentran adecuadamente
registradas en el apartado Bibliografía, pese a que en algunos casos no se consideraron para
la integración en el cuerpo de la investigación, sin embargo, facilitaron elementos para
contrastar, validar o refutar la información obtenida en otras fuentes.
Asimismo, en cuanto al diseño de la investigación se encuentra el haber sido de carácter
retrospectivo y transversal, dado que se trabajó con información obtenida con anterioridad al
proyecto y con fines ajenos al trabajo de investigación, así como el que se mide una sola vez
las variables en un momento determinado.
De esta manera el tipo de estudio se caracteriza por ser de tipo exploratorio, el cual permite
“preparar el terreno” para investigaciones posteriores de mayor profundidad y con objetivos
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
5
más precisos, conforme a la definición que indique Movimiento Ciudadano como línea de
profundización y donde requiera análisis más puntuales, con el fin de ofrecer a simpatizantes,
militantes y ciudadanía en general, elementos de juicio para definir su postura política –
ideológica sobre este tema.
En este sentido, el diseño de la investigación busco ante todo allegarse de una visión integral
de las variables, actores y circunstancia que rodean a la participación de las organizaciones
de la sociedad civil y su financiamiento a través de acciones de filantropía y que dan cauce
para la definición de una política de estado, distinguiendo su problemática y las áreas de
oportunidad para ajustar su práctica como elemento de desarrollo y justicia social.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
6
CAPITULO 1 MARCO CONCEPTUAL, DE LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO.
Una de las cualidades que distinguen al ser humano de otras especies es la posibilidad de
comportarse en dos extremos: ya sea como un ser "terrible", capaz de cometer las peores
atrocidades en contra de los miembros de otras especies, por ejemplo y a diferencia del resto
de los depredadores que cazan solamente para poder subsistir, el ser humano caza o mata a
otras especies solamente por placer. Lo preocupante del caso es que el humano también es
capaz de derrotar a los miembros de su propia especie, hecho que solamente es comparable,
bajo determinadas circunstancias al comportamiento de algunos depredadores que elimina a
los hijos del macho dominante precedente, para asegurarse de que la descendencia lleve su
sangre.
Por otra parte, tenemos también el extremo opuesto, la posibilidad de que el ser humano se
comporte de manera solidaria con los miembros de su propia especie, y que este
comportamiento rebase las expectativas "naturales" que se esperan de ciertas especies, por
ejemplo, se tiene la conciencia de que muchas de las especies que pertenecen a los
mamíferos, el apego filial llega a ser muy estrecho, aunque entre sujetos pertenecientes a
diferentes grupos familiares llega a existir incluso competencia por el alimento o los espacios
territoriales el caso más evidente es el de los grandes felinos ,tigres y leones que agreden a
individuos de su misma especie que son de otro "clan" familiar. En el caso del ser humano, el
desarrollo de las sociedades ha llevado, por un lado a que gradualmente se maticen las
diferencias entre miembros de diferentes familias, y que al conformar comunidades en el
sentido sociológico, los miembros establecen estrechos vínculos; y que posteriormente, los
miembros de diferentes comunidades, en principios alejadas de otras, gracias al
perfeccionamiento de las vías de comunicación estrechen sus lazos y formen una especie de
"conciencia colectiva", de tal, manera se conforman las "naciones (igualmente hablando en
términos de sociología).
Estos son los dos extremos de la conducta humana con relación de sus semejantes y
constituye el tema de este trabajo de investigación para tratar de optar por el título de
licenciado en derecho: la solidaridad entre la especie humana, y un tipo de solidaridad muy
especial que tiene que ver con el auxilio, ya sea privado, social o público, es decir, la ayuda
implementada por los particulares, por las organizaciones o asociaciones civiles o la que está
organizada directamente por el Estado.
Esencialmente analizaré en este capítulo el sentido conceptual que se le puede dar a ese
auxilio prestado por el ser humano a otros seres humanos, y el cual ha pasado desde la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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caridad simple, motivada por razones religiosas, que se lleva a cabo, ya sea de manera
individual, como simple acto de bondad humana o a través de la propia estructura organizativa
de la Iglesia cualquiera que sea su signo y ha llegado hasta nuestros días a una encrucijada
que se debate entre dejar en manos de los particulares a la asistencia o auxilio social o
concentrarlo en manos del Estado, tal y como fue la tendencia durante el predominio político
del modelo de Estado de bienestar social o benefactor.
Antes de estudiar dicha encrucijada se debe establecer a qué nos referimos con el auxilio o
asistencia social.
1.1 QUÉ ES LA ASISTENCIA.
En términos generales y en este momento de desarrollo de la sociedad humana, y
refiriéndonos al tema del auxilio prestado por el ser humano a sus semejantes, podemos
contemplar cómo el concepto genérico al de "asistencia". Dentro de él, se pueden incluir de
manera subordinada los conceptos de caridad, filantropía y asistencia social.
Estos tres conceptos se pueden proponer también como el desarrollo de la idea de auxilio
social, ya que van apareciendo en ese orden en la historia humana: primero la caridad,
después la filantropía y finalmente la asistencia social, ya sea de carácter estrictamente
público o el que se lleva a cabo a través de las organizaciones sociales o por medio de
particulares. Aunque es fundamental aclarar que en el caso del auxilio humano (el que presta
un ser humano a un semejante), las instituciones o modalidades no se sustituyen totalmente
una por otra, es decir, la existencia de la filantropía no significa la liquidación de la caridad
como forma de auxilio, ni tampoco la asistencia social "moderna" sustituye tampoco a la
filantropía practicada desde la caridad religiosa, solamente ocurre un predominio de los
modelos de auxilio.
Señalo también la clasificación comentada al principio del inciso es en este momento del
desarrollo humano, porque si estuviéramos en una etapa previa a finales del siglo XIX, época
en la cual se consolidó el concepto de la asistencia social pública, deberíamos hacer
solamente referencia al término de "filantropía" y "caridad", una con un componente laico o
preferentemente laico, mientras que el otro concepto, dentro de la tradición cultural de
occidente tiene un contenido específicamente religioso, concretamente cristiano.
Si nos remontamos a la Edad Media europea, época en la cual sobresalía el cristianismo en
su forma de catolicismo, descubriremos que la idea dominante era la de la "caridad", como
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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una forma de ayuda al prójimo y que estaba ligada estrechamente con la concepción religiosa,
la cual era, muy probablemente la única forma de socorro o ayuda conocida en ese tiempo.
En este capítulo se estudiará el contenido de los tres conceptos para tratar de delimitar
claramente la naturaleza de ellos y señalar que se podría esperar dentro de la evolución futura
de las instituciones que en la actualidad se ostentan como filantrópicas en nuestro país en un
contexto de subdesarrollo, con profundas diferencias sociales y bajo el esquema del sistema
económico capitalista.
Las diferencias creo que son evidentes y sustanciales, aunque los tres conceptos se refieren
a acciones de ayuda y auxilio de las clases más necesitadas de la sociedad. Cada una de
ellas tiene un componente axiológico e ideológico.
Respecto de las entradas enumeradas, específicamente son aplicables a la materia de la tesis
las de los numerales 1 y 3, que se relacionan respectivamente con la idea de estar-hallarse
presente y de prestar auxilio, ayuda o socorro. Se sobreentiende "asistencia" en el sentido de
una acción humana encaminada a estar presentes con los necesitados, es decir, de estar
presentes con los que requieren de ayuda.
Bajo ese concepto general podemos suponer que hay al menos tres formas de prestar ayuda
a quien lo necesita:
a) Por medio de la caridad.
b) Por medio de la filantropía, y
c) Por medio de la asistencia social.
Haciendo la aclaración de que la ayuda social puede revestir dos modalidades, la que se lleva
a cabo a través de las instituciones privadas o se hace por medio de las instituciones públicas.
Podría parecer innecesario hacer el recuento de la necesidad de que exista la asistencia, sin
embargo, señalaré solamente cuatro razones por las cuales se debe llevar a cabo la actividad
de asistencia, independientemente del carácter que tenga, es decir, que sea pública o privada:
a) Reducir las desigualdades sociales.
b) Ayudar a quienes no pueden cubrir sus necesidades básicas.
c) Igualar las oportunidades de ascenso social.
d) Disminuir las tensiones provocadas por la desigualdad.
Cualquier tipo de apoyo, entendido como ayuda o socorro, puede tener como propósitos los
anteriormente descritos, la diferencia entre ellas, radica en el fundamento final de la ayuda;
cuando se tiene un fundamento de tipo religioso, la ayuda puede identificarse como "caridad",
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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cuando la ayuda es de carácter humanista laico, tendrá un aspecto de carácter filantrópico y
finalmente la asistencia formalizada y reglamentada, llevada a cabo a través de instituciones
será denominada como "asistencia social".
1.2. DEFINICIONES DE CARIDAD.
En el diccionario de Manuel Seco, se define la caridad como: Sentimiento de amor al prójimo.
Limosna o auxilio que se da a los necesitados.
Mientras que en el Diccionario de la Lengua española se señala:
Caridad
1. f. Ey. coloquial. para pedir clemencia, comprensión o benevolencia.
Unido al concepto de "caridad" se identifican en el diccionario de la Real Academia de la
lengua española dos entradas compuestas, la primera "obra de caridad", que indica:
1. f. La que se hace en bien del prójimo. (Diccionario de la Real Academia)
Y la segunda obra pía:
1. t. Establecimiento piadoso para el rito de Dios o el ejercicio de la caridad con el
prójimo. (Diccionario de la Real Academia).
Se establece en el concepto simple que caridad hace referencia a aspectos religiosos,
específicamente de la tradición cristiana occidental, por lo tanto, trataremos de ubicar a la
caridad dentro de la doctrina del cristianismo predominante en nuestra sociedad, en la
enciclopedia católica se define como:
(Virtud Teológica)
La tercer y mayor de las virtudes Divinas enumeradas por San Pablo (1 Cor., XIII),
habitualmente llamada caridad, se define como: un hábito divinamente infundido,
que inclina al humano a amar a Dios por él mismo sobre todas las cosas, y al
hombre por amor a Dios.
I. Amor a Dios.
II. Amor al prójimo,
a. Amor propio y
b. Amor al prójimo
La definición engloba las características principales de la caridad:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Su origen, por infusión Divina. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por
el Espíritu Santo (Rom, v). Es, por tanto, distinta de, y superior a, la inclinación de nacimiento
o el hábito adquirido de amar a Dios en el orden natural. Los teólogos están de acuerdo al
decir que es infundida junto con la gracia santificante, o que está relacionada en forma muy
cercana en su forma o en su identidad real, como afirman algunos, o, según el punto de vista
más común, por forma de emanación connatural.
Su morada, en la voluntad humana. Aunque la caridad es en ocasiones intensamente
emocional, y reacciona con frecuencia según nuestras facultades sensoriales, aún reside
propiamente en la voluntad racional, hecho que no debe olvidarse pues sin ella sería una virtud
imposible.
Su acto específico, es decir, el amor a la benevolencia y a la amistad. Amar a Dios es desearle
a Él todo honor y gloria y todo bien, y, en la medida de nuestras posibilidades, empeñarse en
obtenerla por Él. San Juan (XIV, 23; XV, 14) recalca el aspecto de reciprocidad que hace de
la caridad una amistad verdadera del hombre con Dios.
Su motivo, es decir, la bondad o amabilidad Divina tomada absolutamente y dada a conocer a
nosotros por la fe. No importa que la generosidad sea vista en uno, o varios, o todos los
atributos Divinos, pero, en todos los casos, debe adherirse a éstos, no como fuente de ayuda,
o recompensa, o felicidad para nosotros mismos, sino como un bien en sí infinitamente
merecedor de nuestro amor, en este único sentido es Dios amado por sí mismo. Sin embargo,
la distinción entre los dos amores: concupiscencia, el cual da lugar a la esperanza; y la
benevolencia, que anima a la caridad, no debe obligar a una especie de mutua exclusión, pues
la Iglesia ha condenado repetidamente cualquier intento de desacreditar las obras de la
esperanza cristiana (q. v.).
Su alcance, es decir, tanto Dios y hombre. Mientras que Dios mismo es del todo amable, tanto
como que todo hombre, por gracia y gloria, ya sea comparte ya o al menos es capaz de
compartir la bondad Divina, resulta que el amor sobrenatural más bien lo integra en lugar de
excluirle, según Mateo, XXII, 39 y Lucas, x, 27. Entonces una y la misma virtud de la caridad
termina tanto en Dios como en el hombre, primeramente en Dios y después en el hombre.
(enciclopedia católica).
La caridad, dentro de la doctrina católica, tiene un principio de tipo divino, está ligada al amor
a Dios, por encima de todas las cosas y el amor al prójimo derivado del amor a Dios. El origen
es igualmente divino, se considera, dentro de la misma doctrina que esta virtud es una infusión
divina, a partir de la cual el ser humano "naturalmente" está inclinado a ella en mayor o menor
proporción.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Se comenta adicionalmente en la misma fuente que:
... la mejor prueba de que amamos a Dios Mismo (1 Juan, III, 10), el cumplimiento
de toda la ley (Gal., v, 14), porque, viendo al prójimo en Dios y a través de Dios,
tiene el mismo valor que el amor a Dios. La expresión amar al prójimo por amor
a Dios indica que nos levantamos por encima de la consideración de la mera
solidaridad y compasión a la más alta perspectiva de nuestra común adopción
Divina y herencia celestial; sólo en ese sentido puede acercarse nuestro amor
solidario al amor que Cristo tuvo por nosotros (Juan, XIII, 35), y puede entenderse
un tipo de identidad moral entre Cristo y el prójimo (Mat., xxv, 40). Desde este
motivo superior la universalidad de la caridad fraternal sigue como una
consecuencia necesaria. Todo aquel que vea en sus semejantes, no las
peculiaridades humanas, sino los privilegios dados por Dios y semejantes a Dios,
ya no puede restringir su amor a los miembros de la familia, o correligionarios, o
conciudadanos, o a extraños dentro de las fronteras (Lev., XIX 34), sino que
necesita extenderlo, sin distinguir al judío o al gentil (Rom, x, 12), a todas las
unidades de la humanidad, a los expulsados socialmente (Lucas, x, 33 ssc.) y
aún a los enemigos (Mat., v, 23 ssc.). Muy eficaz es la lección en la cual Cristo
exhorta a sus oyentes a reconocer, en muchos samaritanos despreciados, al
verdadero tipo de prójimo, y verdaderamente nuevo es el mandamiento en el cual
nos llama a perdonar a nuestros enemigos, a reconciliarnos con ellos, ayudarles
y amarles. (diccionario de la Real Academia).
De nuevo, en la idea religiosa de occidente, especialmente en la que priva en nuestra sociedad
mexicana, la caridad tiene un componente teológico muy fuerte que va más allá de la identidad
entre los miembros de una misma familia o de una pequeña comunidad, que serían las fuentes
de la solidaridad entendida y explicada desde los ángulos sociológico o humanista, se
relaciona directamente con el satisfacer a Dios y verlo en cada uno de los prójimos,
independientemente de que tengamos o no puntos de contacto con ellos, de que exista algo
que nos identifique con ellos o que al menos sean conocidos para nosotros (por tener alguna
similitud aunque sea lejana, por ejemplo el mismo idioma). La teología católica lleva la idea de
la caridad como posibilidad de auxilio incluso a los propios enemigos.
Eso como mensaje, como ideal de comportamiento y principio de acción social integra un
elemento muy loable, sin embargo, muy pocas veces se ha tomado en su verdadera
dimensión como principio de acción para ayudar a los más necesitados.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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La caridad no solamente se plantea como una virtud teológica que debe ser practicada por los
seres humanos, en particular aquellos que siguen la doctrina del cristianismo católico, sino que
además conforma una de las pautas del derecho canónico, en el cual se plantea como un
criterio complementario para poder colmar las lagunas de los principios de ese derecho.
Señala expresamente el derecho canónico:
canon 221 § 2: Si son llamados a juicio por la autoridad competente, los fieles
también tienen derecho a ser juzgados según las normas jurídicas, que deben
ser aplicadas con equidad. (http://www.iuscanonicum.org/articulos/art033.html).
Al respecto se comenta la posibilidad, por lo tanto, proponer el alcance de la equidad canónica
en el ámbito del derecho procesal. Más aún, es posible plantearse si la equidad se debe
identificar con la caridad, en el sentido de moderar o atenuar las consecuencias restrictivas de
la aplicación del derecho o del proceso. (http://www.iuscanonicum.org/articulos/art033.html).
La respuesta a la interrogante planteada es por supuesto que sí, que en el derecho canónico,
fundamento normativo para juzgar los actos de los fieles católicos en su relación con la propia
autoridad eclesiástica, deben considerarse la caridad y la equidad como factores que moderen
la rigidez de las disposiciones canónicas, aunque no es recomendable que eso se interprete
como una relajación de las obligaciones de los católicos con la iglesia.
Debemos tener presente que, si bien la caridad es la virtud que ha de regir la vida de la Iglesia,
no se puede contraponer con la justicia, como si fuera necesario ser injusto para vivir la
caridad: expresándolo brevemente, no es caritativa la injusticia. Es posible recurrir a las
excepciones a la ley y moderar el uso de sanciones y restricciones, siempre que tal
interpretación no sea injusta, no vaya contra las exigencias de la justicia. Juan Pablo II, lo
expresó de modo positivo: también la justicia y el derecho estricto y por lo tanto las normas
generales, las sanciones, y las demás manifestaciones jurídicas típicas, cuando se hacen
necesarias se requieren en la Iglesia para el bien de las almas y son por lo tanto realidades
intrínsecamente pastorales. Cómo se ve, se debe considerar que la aplicación estricta del
derecho también es exigencia de la caridad y de la equidad que pide el Código. Se hace
necesario, como se ve, profundizar algo más en el sentido y la finalidad de la justicia o mejor,
de la administración de la justicia, de la función judicial en la iglesia.
(http://www.iuscanonicum.org/articulos/art033.html).
Si nos preguntamos acerca de las razones que hay para la caridad, es decir para que la gente
tenga una postura caritativa y ayude a los demás, podemos enumerar las siguientes:
a) Por cumplir con un mandamiento religioso;
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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b) Por la esperanza de recibir una recompensa ultra terrenal; y
c) Por simple amor al prójimo.
No se constituyen en un orden ascendiente o descendente, simplemente se enumeran como
posibles razones. Aunque la más importante debía ser la "c", no se puede desligar de la
enumerada como "b", que significa un aliciente muy importante para los creyentes y que está
unido con su aspecto negativo: la promesa o la posibilidad de recibir un castigo en caso de
que se incumpla con el mandato religioso que prescribe el amor al prójimo como a sí mismo
(o llegar a Dos a través del amor al prójimo).
1.3. LA FILANTROPÍA.
En el diccionario de la lengua española se define: "Filantropía.- f. Amor al género humano."
(Diccionario de la Lengua Española).
Esta definición tan escueta, libre de connotaciones religiosas hace alusión a una actitud del
ser humano que puede estar emparentada con lo religioso, en el caso de la cultura occidental,
con la religión cristiana y que tiene que ver con el amor al prójimo. En términos generales se
podría analizar como equivalente a la caridad; sin embargo, tratando de distinguir entre
ambas, en la caridad se le tiene amor al prójimo por afinidad a Dios, mientras que en la
filantropía el amor al prójimo es un amor por sí mismo, en una actitud más humanista, no se
tiene como intermediaria a una idea acerca de la divinidad, ni tampoco se espera una
recompensa extraterrena, sino tal vez la esperanza de la simple reciprocidad, ya sea de
manera genérica o particular.
Tratando de aclarar, la filantropía sigue un interés genérico, si solamente se pretende cierta
reciprocidad de manera abstracta, por ejemplo, hago el bien a otros seres humanos con la
esperanza de que estos seres humanos al mismo tiempo hagan también el bien a sus
semejantes, separadamente de sus posibilidades materiales.
El segundo tipo de interés que puede perseguir la caridad, es uno de carácter específico, en
el cual se espera por lo menos la reciprocidad personal. Se hace el bien a alguien en
específico, esperando que, en el futuro, si es que se requiere, esa persona pueda devolver el
favor en la misma proporción.
Podría pensarse que en cualquiera de los dos casos se pervierte el sentido de la filantropía,
puesto que se espera algo de quien se ve bendecido por ella. Sin embargo, hay grados de
aproximación al ideal.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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En el caso de las dos conductas, una de tipo caritativo, que tiene un matiz y una motivación
de corte religioso (la salvación del alma propia o la recompensa divina) y la de corte
filantrópico, que tiene un matiz secular y una motivación más terrenal (la reciprocidad o en
algunos casos recibir una serie de contraprestaciones gubernamentales como exenciones de
impuestos). Se puede plantear la existencia de ideales, el ideal en ambas es común: hacer el
bien sin esperar una contraprestación directa o indirecta de nadie. Este sería el "ideal" moral.
Las motivaciones religiosas o sociales son un elemento adicional.
A esa diferencia entre lo secular y lo religioso, se suman una serie de diferencias más
concretas, por ejemplo, en el caso de la caridad se alude a valores de tipo religioso que tienen
que ver con la posibilidad de trascendencia humana, es decir, la mayoría de los seguidores
del cristianismo tienen la esperanza de que sus acciones en la tierra se vean recompensadas
en la vida después de la vida, tal y como es la creencia de la tradición judeocristiana.
Aunque no sea una parte esencial de este trabajo el establecer las motivaciones de la
filantropía solamente enunciaremos algunas de ellas:
a) la reciprocidad directa;
b) la reciprocidad indirecta
c) la reciprocidad abstracta
Hablamos de reciprocidad en un sentido estrictamente gramatical: "Reciprocidad. 1. f.
Correspondencia mutua de una persona o cosa con otra." (www.rae.es)
Esta idea se está refiriendo a una serie de contrastaciones básicamente entre dos partes,
donde una de ellas entrega un objeto y recibe de la otra otro objeto similar. Trasladado al
campo de la acción humana, un sujeto realiza una conducta que tiene un sentido favorable
hacia otra persona y espera que ésta tenga un gesto similar con ella. Lo difuso del concepto
de altruismo es que no hay una contraprestación en el sentido jurídico o civil del término, no
se lleva a cabo un contrato a través del cual el filántropo establece el clausulado señalando la
extensión y características de los beneficios que está otorgando, y por su parte, el beneficiado
con la filantropía tampoco establece o acepta el clausulado en el cual se compromete a
devolver algo en caso de ser requerido, sino simplemente se espera que en la medida de sus
posibilidades regreso "algo" al benefactor o a la sociedad en general. sin embargo, en caso de
desacato del deber moral de reciprocidad, el beneficiado no ve revocados sus beneficios, ni
tampoco el filántropo puede exigir el cumplimiento de la obligación moral. Con esta aclaración
de la "naturaleza" de la filantropía, se analizarán los tipos de reciprocidades que se pueden
esperar de ella:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
15
Al hablar de reciprocidad directa, se espera que el favorecido de una manera específica
responsa en el momento adecuado o esperado con una respuesta asimilar a la cual le
favoreció en un primer momento tomando en cuenta siempre la medida de sus posibilidades.
En la reciprocidad indirecta, no se espera específicamente que el beneficiado concreto
retribuya de algún modo la conducta directamente al benefactor, sino que éste espera que le
sea remunerado de manera indirecta a través de un tercero, frecuentemente encarnado por el
Estado. De tal forma que el filántropo hace el bien a sus semejantes, esperando que ese bien
sea reconocido por el Estado sobre todo a través de exenciones o disminución de impuestos
(el mecanismo más común en las sociedades contemporáneas).
Finalmente, en la reciprocidad abstracta no hay un destinatario específico, sino simplemente
hay un destinatario general y abstracto encarnado en la sociedad en general. en este caso no
es espera un comportamiento favorable de alguien en particular, sino de todos en general, por
ejemplo, un filántropo que se da a conocer por sus actos de caridad espera ser reconocido por
ese hecho y no sufrir de las agresiones que podrían suscitarse en otros sujetos que no son
conocidos por su afición filantrópica.
Como ya lo hemos referido, en las sociedades previas a la modernidad y a la imposición de la
lógica del capitalismo la idea de la asistencia a los más necesitados podía revestir un cariz
religioso, en las modernas sociedades capitalistas, cuya lógica es la obtención de plusvalía o
ganancia (por valor agregado o intermediación) en las actividades humanas, la idea de la
asistencia social ya no tiene un cariz definitorio religioso, sino uno laico que tiene estrecho
vínculo con la lógica del sistema económico dentro del cual se encuentra inmersa la actividad
humana. Si en la lógica del sistema económico predomina un esquema de costo-beneficio,
aunque el beneficio no se considere de manera inmediata ni de una forma "desmedida"
De esta forma, la ganancia que se obtiene de la "filantropía" es una ganancia de mediano y
largo plazo: consistente básicamente en la seguridad del propio sistema económico, político e
ideológico. Siendo además válido lo que se había mencionado antes acerca de las funciones
generales de la asistencia.
Aumentando, en el medio de las organizaciones de filantropía, se hace mención de una
"cultura de la filantropía" o cultura filantrópica. La cual alude a una serie de contenidos en la
educación formal e informal que se centren sobre el interés de los demás seres humanos y
que tiene como consecuencia la modificación de la conducta social e individual efectivamente
orientada para ayudar a los miembros de la comunidad menos favorecidos económicamente,
que tienen menos.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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1.3.1. LA FILANTROPÍA EN NUESTRO PAÍS.
Un campo que cuenta con un amplio historial se refiere a la labor filantrópica de los
empresarios y organizaciones que acuden a la atención de particulares propósitos que de
manera libre y sin limitaciones definen. México tiene una rica experiencia y variedad de
actividades altruistas que se expresan en una considerable cantidad de organizaciones
voluntarias no gubernamentales, de entidades de utilidad común y, en particular, de
fundaciones empresariales.
En el país existen diversos tipos de fundaciones: las operativas, que desarrollan sus propios
programas manejados por un staff profesional; las donantes tecnificadas, que cuentan con
recursos importantes y un staff profesional de tiempo completo, y las donantes no
profesionalizadas, que tienen grandes presupuestos anuales para donaciones pero que no
tienen equipos profesionales.
Desde luego, muchas fundaciones operativas han sido exitosas y pueden mostrar grandes
logros. Sin embargo, este modelo puede tener graves limitaciones. Por un lado, la ejecución
directa genera estructuras e intereses institucionales que pueden ser contrarios a la innovación
y a la evaluación de resultados. Por otro, cuando los proyectos son financiados por los
gobiernos o por agencias internacionales las fundaciones ven limitada su independencia y
autonomía.
Las instituciones donantes no profesionalizadas suelen expresar directamente las prioridades
de las corporaciones empresariales que las respaldan y cumplen una función relevante como
financiadores de una multitud de actividades de beneficio social. Sin embargo, no contribuyen
al mejoramiento de la calidad de los programas sociales pues carecen de un staff profesional
que evalúe el impacto de sus donaciones o genere aprendizaje.
Por otra parte, las fundaciones donantes tecnificadas no son operadoras de sus propios
programas, pero han conformado un equipo profesional especializado, encargado de definir
sus políticas de intervención, realizar seguimiento a sus donaciones, evaluar los proyectos y
extraer aprendizaje de su labor.
De todas formas; es posible percibir un cambio en el ejercicio de la beneficencia empresarial:
más que nuevas fundaciones a nombre de una empresa lo que se está generalizando es la
creación de corporaciones, a nombre de grupos de empresarios, con el objeto de contribuir a
la resolución de un problema específico: mejorar la administración de justicia, la calidad de la
educación, etc.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Esta nueva forma de ejercer la filantropía aumenta el grado de profesionalismo de estas
asociaciones, exige una nueva forma de trabajar en equipo por parte de los líderes del sector
privado y permite la aparición de empresarios de menor escala. Pero tal vez lo más importante
es que a través de este enfoque los empresarios están ayudando a fortalecer el ejercicio
democrático más responsable y aumentando la capacidad general del Estado y de otras
organizaciones para adelantar programas más efectivos.
En el tema de inversión socialmente responsable, ésta se significa por la integración de valores
personales en la elección de determinadas inversiones o en el desarrollo de una estrategia de
inversión global. En este sentido, y analizando las actividades filantrópicas en el marco de la
planificación patrimonial, queda claro que, además de aportar beneficios a la comunidad,
permiten consolidar el legado y respaldar los valores familiares generando cohesión a través
de un proyecto común.
Hay cuatro mandatos básicos a partir de los cuales se desarrolla un programa filantrópico: el
primero de ellos es identificar y examinar los valores y metas de la empresa, así como las
motivaciones que llevan a desarrollar las acciones filantrópicas. A continuación, es necesario
determinar un objetivo que permita definir los valores con los que se identifica la empresa y
elegir las principales áreas de interés en las que invertir los fondos, además de realizar un
balance entre las acciones a desarrollar como empresa y aquellas a realizar de un modo
individual por sus miembros.
En tercer lugar, debemos instituir criterios de organización y toma de decisiones dentro del
entorno con el objetivo de efectivizar las líneas de trabajo y colaboración de todos los
miembros de la fundación. Por último, es fundamental tener la posibilidad de compartir
experiencias filantrópicas con otros interesados en esta actividad que permitan lograr los
resultados óptimos en referencia a los recursos disponibles y las expectativas marcadas.
Entre los proyectos filantrópicos desarrollados, y dirigidos a aquellos patrimonios que toman
como base la responsabilidad social, cabe enfatizar algunos tipos como los programas de
microcrédito, los programas de formación, la creación de carteras de inversión socialmente
responsables o el desarrollo de planes que equilibren las necesidades financieras y las
inclinaciones éticas.
1.4. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS.
El World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) definir la RSE como: El
compromiso de la empresa para contribuir en el desarrollo económico sostenido trabajando
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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con, empleados, sus familias, la comunidad local y toda la sociedad para mejorar la calidad de
vida (Holliday, Schmidheiny and Watts 2002).
En este sentido, la responsabilidad social va más dirigida a lo que llamaríamos el interés
universalizable. No se trata de optar por una ética desinteresada, sino que se trata de una
ética del interés universalizable, es decir, del interés de todos los afectados por la empresa.
Por tanto, la responsabilidad social se distinguiría del derecho y también de la filantropía.
(Cortina, Adela, 2003)
Es en atención a esta parte, por la que vivimos un momento empresarial caracterizado por un
protagonismo creciente del concepto de Responsabilidad Social Empresarial en el que cada
vez más las empresas son vistas como ciudadanos corporativos.
Este protagonismo obedece a las demandas de la sociedad, a que cada día son más los
inversionistas socialmente responsables, al aumento de consumidores dispuestos a guiarse
por criterios de responsabilidad, porque los empleados se sienten comprometidos al trabajar
en este tipo de empresas y porque definitivamente se crea valor por medio de ella.
Por supuesto, no todas las personas interesadas en la responsabilidad social estarán de
acuerdo en que existe una obligación moral por parte de las empresas de gastar recursos para
ayudar a resolver problemas sociales. En su artículo clásico. La responsabilidad social de las
empresas es incrementar sus utilidades, Milton Friedman establece que la solución de los
problemas sociales es tarea del gobierno, de tal manera que los gerentes que gastan dinero
en actividades sociales actúan irresponsablemente (Madsen, 1990).
Por lo que preguntaríamos, ¿cuál es la meta de la empresa? Solo habría dos metas para la
empresa como primera instancia:
1. Maximizar el beneficio económico (Milton Friedman, 1970).
2. Aumentar el beneficio para el accionista y, además, cumplir la ley.
Sin embargo, hay la posibilidad de tener una tercera opción que visualiza a la empresa como
un organismo creado para satisfacer necesidades humanas, asumiendo su responsabilidad
social a través de la obtención del beneficio. Por lo que la responsabilidad social va a consistir
en asumir voluntariamente las consecuencias de la empresa en el medio social y en el medio
ambiente. Por tanto, va más allá de lo que exige el derecho.
El concepto de responsabilidad manejado por el Profesor Herman Roberto Thiry-Cherques en
su documento: “Responsabilidad moral e identidad empresarial” parte del punto donde las
empresas están siendo interpeladas a la responsabilidad, ya que se ha comprobado que hay
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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una serie de equívocos con respecto a la economía y los efectos sobre la sociedad. Se les
ésta responsabilizando por la indiferencia e imprudencia que nos han llevado a una situación
de riesgo físico y espiritual. La corrección que se vislumbra hasta el momento es integrar la
responsabilidad social al conformar la nueva identidad de las empresas.
Para proseguir con este tema es preciso comprender el concepto de responsabilidad. La
responsabilidad la vamos a entender como la obligación de responder. Donde la
responsabilidad social comprende el deber de personas, grupos e instituciones con relación a
la sociedad como un todo, o sea, con relación a todas las personas, todos los grupos y todas
las instituciones. La responsabilidad es lo que nos hace sujetos y objetos de la ética, del
derecho y de las ideologías.
1.4.1. EL ESTADO DEL ARTE DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL.
Diversos autores subrayan que la función social de las empresas ésta perfectamente colmada
y salvaguardada con ofrecer un producto de alta calidad y elaborado con los mejores
procedimientos existentes que aseguren al consumidor una compra segura y satisfactoria. Sin
embargo, existen otros estudiosos de la materia que encuentran en la Responsabilidad Social
una fuente de nuevas perspectivas sociales, a través de la cual se alcanzaran los fines de la
organización: lo que tiene que promover, esencialmente, es un sentimiento de solidaridad y
confianza entre todos los grupos sociales de una institución y este sentimiento debe derivar
de la convicción plena de que dicha entidad cumple su rol institucional dentro del marco de la
ley y la moral (Flores Bao 1981).
Por otra parte, Francisco Aguadero, destaca categóricamente el papel de la Responsabilidad
Social, cuando afirma en su libro "Comunicación Social Integrada: Un reto para la
organización" que al actuar así estamos discurriendo por el camino de una de las principales
funciones de las Relaciones Públicas modernas: la asunción de la responsabilidad social en
el marco de organizaciones y en la relación de estas con la comunidad a la que pertenecen
.Lo que apoya Carlos Feminis: Hay compromisos morales para la acción individual como para
la conjunción colectiva, cuyos efectos se sintetizan en una imagen institucional frente a la
sociedad. Algunas concepciones sobre las nuevas responsabilidades sociales, tienden a
juzgar que la conducta ética es rentable. Según esta idea, si el público percibe claramente una
preocupación empresarial en este sentido, se mejoraría la imagen y, por ende, se captarían
más clientes.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
20
De esta manera se identifican dos grandes corrientes que enfocan la cuestión de la
Responsabilidad Social: por un lado, el criterio clásico, sustentado a partir del pensamiento del
economista Milton Friedman, quien afirma que las personas que piensan que los negocios no
deberían preocuparse tan sólo por las utilidades sino también por fomentar las metas sociales
deseables, se dedican a predicar un socialismo puro y sin adulteración. Y por otra, el Comité
para el Desarrollo Económico de los EEUU desde 1970, había realizado un informe en el cual
se señala que dos terceras partes de las empresas entienden que los negocios tienen ahora
una obligación moral de ayudar a otras grandes instituciones para lograr el progreso social,
incluso a costa de las utilidades, con lo cual se persigue no sólo que no se siga invadiendo el
mercado de productos, sino que se busquen mejores niveles de vida para la sociedad.
Al preguntar por qué algunas empresas asumen su rol social dentro de un Estado y otras
simplemente no lo hacen, nos encontramos con dos vías para una posible respuesta, que
envuelven temas morales y legales:
Como producto de la globalización y de profundos estudios en diferentes áreas, los gobiernos
han adoptado medidas en aras de la preservación del medio ambiente, la salud y el orden
establecido. Ejemplo de esto son las leyes que obligan a las empresas a reducir sus residuos
tóxicos, que prohíben fumar en lugares públicos, y que ordenan la difusión de advertencias
sobre los daños que provoca el alcohol para la seguridad personal. Sin embargo, todas estas
disposiciones legales no surgen por un interés ético de la empresa sino, precisamente, por la
pena que impondría la ley en caso no se sigan las normas establecidas. En la otra cara de la
medalla encontramos a aquella empresa responsable y consciente respecto a sus propios
lineamientos éticos y de conducta ante las necesidades sociales. Al adoptar esta "sensibilidad
social" se demostrará que la empresa expresa en su accionar una verdadera sensibilidad y un
gran compromiso moral.
Esta concepción del rol de la empresa responde a la denominada Progressive Era que se
asienta con preferencia en la idea de que la dirección profesional de la empresa debe entender
de los problemas de la empresa y de la comunidad como un "todo" indisoluble. Por lo que se
deduce que toda actividad empresarial debe asumirse como un servicio a la comunidad. Todo
ello ha permitido, en varias ocasiones, a unos cuantos detractores, aducir que tal postura
empresarial convertía al mundo de los negocios en "algo" moral y espiritual".
Más allá de seguir viendo la responsabilidad social de las empresas como el conjunto de
deberes morales que las personas que las dirigen, tienen para con la sociedad y desde el
punto de vista preventivo, como es las campañas de preservación y combate al deterioro del
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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medio ambiente, deberíamos de buscar obtener nuestra dignidad como seres humanos al ser
capaces de dar respuesta ante el otro
Estos estados se ven caracterizados por la presencia de tres niveles en el desarrollo de las
estrategias que asumen las organizaciones, estas son:
1. Estrategia emergente. Acciones espontáneas y reactivas de RSC con
antecedentes desde la colonia y asociado a valores cristianos.
2. Estrategia en desarrollo. Es un proceso en el que la empresa comienza
a reflexionar sobre sus acciones de RSC y generalmente coincide con el
momento en que la empresa decide crear una fundación para que
organice su política de RSC.
3. Estrategia Formal. Corresponde al momento en el que la RSC se hace
parte de los valores de la empresa, así como también de su planificación
estratégica. La empresa ha implementado políticas claras respecto de su
RSC, tanto interna como externa, así como un sistema para lograr
comunicar y permear a todos sus componentes.
Dentro de las estrategias emergentes, se encuentra fuertemente fundamentado en la lógica
cristiana de la caridad y la obligación de aporte a la comunidad, en ambas surge el sentido de
la RSC asociado con un asunto personal y moral de la persona del empresario, más que con
políticas o estrategias. Estas lógicas refieren principalmente a un accionar filantrópico que se
encuentra determinado en los sectores empresariales, producto del traspaso del acervo
cultural y económico del latifundio en el siglo XIX a la empresa del siglo XX.
Por otra parte, para la estrategia en desarrollo, se encuentra fundamentada en la existencia y
fomento de estrategias de marketing, las que poseen una orientación ligada a la dinámica del
mercado en términos de amenazas y oportunidades, más que a valores personales. De este
modo, se encuentra una dependencia menos de la voluntad de una persona en particular, ya
que la RSC comienza ser vista como un área del negocio, la que es incorporada por un
departamento específico dentro de la empresa.
Ahora bien, como se señaló anteriormente, no son lógicas excluyentes, por el contrario, es la
conjugación de los momentos y sus lógicas las que crea el modelo.
a convivencia de estas estrategias generalmente se da de la siguiente manera: por un lado los
dueños de las grandes empresas nacionales o internacionales se caracterizan por adoptar
estrategias emergentes de RSC, asociadas a su contexto histórico cultural y; por otro lado, en
los equipos de gestión de las empresas, los ejecutivos de éstas se caracterizan por adoptar
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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una estrategia en desarrollo, en la que estaría imperando una racionalidad instrumental, en
términos de fines que se persiguen en busca del éxito del negocio. Y en este sentido la
percepción sobre las empresas más admiradas casi siempre tiene implícitos indicadores de
responsabilidad social; debido a que estas sostienen acciones de diversa índole con la
comunidad en la que operan o con la que se involucran.
1.4.2. CONFIANZA EN LA LABOR EMPRESARIAL.
Sin duda uno de los factores más relevantes para que un esfuerzo de esta naturaleza
fructifique, es necesario crear confianza. Esta necesidad es expresada por representantes de
la Sociedad civil, así como por representantes del mundo empresarial, los que coinciden en
señalar que la inexistencia de confianzas es lo que les impide el fortalecimiento de sus
relaciones y la generación del reconocimiento y la participación consistente de la sociedad.
Con este propósito se pueden establecer una serie de estrategias elementales para su éxito:
Profundizar el tema de la RSC al interior de la empresa. Encontramos en la
mayoría de las empresas un interés por la temática de la RSC pero siempre
referida a políticas externas. Existe una incipiente reflexión interna, es decir de
la responsabilidad de la empresa con sus propios trabajadores y con la cadena
del negocio.
Profundizar la comprensión del concepto de RSC, al respecto señalamos la
necesidad que ésta pase a ser parte del leguaje de la empresa, para que no sea
percibido como una moda, por lo tanto, desechable. En este contexto la empresa
debe definir el porqué de la implementación de los planes de responsabilidad
social, la empresa debe poder detectar en qué lógica y estado se encuentra y
sobre esto, establecer los productos esperados de la adopción de la estrategia
de RSC.
Aquí es necesario subrayar la importancia de lograr una comunicación eficiente de la RSC,
tanto al interior de la empresa, mediante políticas específicas, como externamente, en la cual
el papel de los medios de comunicación de masas, juegan un papel muy importante. La
sensibilización desde el mundo de la comunicación en torno a las acciones de RSC, servirá
para la generación de redes y vínculos entre los distintos sectores, así como la constitución de
una imagen social favorable a los propósitos. Donde la imagen pública de la organización
asistencial favorecida será trascendental para su éxito.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Adherir el concepto de responsabilidad social a la organización es sólo un paso preliminar
hacia la efectividad social de la empresa. Es importante, sin embargo, porque es el elemento
que da a los empresarios una base sólida para la acción social. Asimismo, es la filosofía que
justifica la participación empresarial en la comunidad, pero la filosofía por sí sola es incompleta.
Debe ser seguida por la acción social efectiva. Por lo tanto, es preciso tener en cuenta
respuestas sociales al hablar de responsabilidad social.
Entre las prácticas más usuales para la implementación de los apoyos sociales, encontramos
muchas formas de aportar y cada una trae una retribución distinta:
Donativos anuales: son una buena forma para que las compañías y organizaciones se
conozcan. Proporcionan un periodo de prueba inicial durante el cual se puede evaluar cómo
han de utilizarse los fondos y qué tan bien es administrada la organización
Donativos en especie: pueden dar menos flexibilidad que los donativos en efectivo, pero
pueden ser muy importantes para los receptores. (Edificios, mobiliario, etc.)
Uso del nombre de la compañía: Apoyar públicamente al grupo puede hacer una
contribución significativa a la credibilidad del mismo.
Consultoría y asesoría: Muchas compañías hacen que su personal participe como
voluntarios en consejos. Esta es una forma excelente de dar y obtener ideas valiosas y
múltiples experiencia.
Algunas empresas consideran que ser socialmente responsable significa un gasto extra o un
lujo que sólo pueden darse los grandes corporativos y que a la práctica no rinden ningún
beneficio a la corporación, pero al hablar de inversión social, no nos referimos a los recursos
económicos que se donan o las acciones aisladas que realiza en pro de la educación y salud,
sin objetivos claros y lo que es peor sin coherencia con su estrategia de negocios. Se trata de
reemplazar el criterio filantrópico de caridad y transferencia de recursos por el de integración
y vinculación con la comunidad. Las compañías que aquí y en el mundo, materializan esta
política como un componente vital de su estrategia empresarial obteniendo entre otros
beneficios:
Mayor fidelidad a la marca.
Mejor posicionamiento de imagen.
Actitud más favorable por parte de los consumidores y medios de
comunicación.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Más defensas contra la crisis, puesto que los clientes se vuelven más
leales.
La corporación se distingue de su competencia.
La Organización se identifica con la comunidad en la que opera.
Su Imagen se fortalece.
En México la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no es una práctica generalizada.
Debido a la poca información ésta se ha llegado a considerar como una moda o como simple
mercadotecnia. Pero la esencia de la RSE radica en desarrollar, desde las empresas,
estrategias que procuren el bienestar social, más allá de las acciones filantrópicas.
En este sentido, desde 1997 opera el programa Responsabilidad Social Empresarial (RSE) del
Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), uno de los programas pioneros en el tema en
América Latina, que actualmente cuenta con: 54 empresas y 23 Fundaciones Empresariales
asociadas, 61 empresas con el distintivo ESR y 6 organizaciones aliadas estratégicas
(Aliarse).
1.4.3. RESPONSABILIDAD SOCIAL VS. FILANTROPÍA
De acuerdo a CEMEFI, la responsabilidad social empresarial es un modelo de trabajo y
organización que permite retribuir a la sociedad lo que esta toma de ella. Es una forma de
hacer negocio de manera sustentable, es tener una sólida visión de futuro, apostar a la
perdurabilidad de la empresa.
De este modo podemos identificar diferencias específicas entre las dos vertientes de trabajo:
La filantropía parte de la voluntad individual del empresario, mientras
que la RSE es parte integral o está entre las prácticas de la empresa.
La filantropía suele ser un acto aislado y de corto plazo. La RSE es parte
de una política integral y de largo plazo.
La filantropía se orienta a beneficiar a terceros, generalmente a través
de donativos que no se regulan. La RSE se ejerce en el ámbito interno
y externo de la compañía.
Una empresa socialmente responsable debe incorporar elementos
básicos como generar valor en los rubros económico, ambiental y social
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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y publicar información bajo criterios de transparencia y rendición de
cuentas.
Por ejemplo, en México, más del 50 por ciento de la población es pobre y los recursos públicos
que maneja el Gobierno no son suficientes para enfrentar esta problemática, es necesario para
revertir esta tendencia la participación del sector empresarial, que debe fomentar la
responsabilidad social, un conjunto de convicciones, actitudes y prácticas que permiten
establecer un nuevo tipo de relaciones de las empresas con su entorno.
1.5. EL ESTADO Y LA CUESTIÓN SOCIAL
La "cuestión social" es el nombre dado por la doctrina social de la iglesia católica a la serie de
problemas sociales y humanos que se manifiestan a raíz del capitalismo. La desigualdad tan
fuerte que se originó bajo el esquema económico del liberalismo ocasionó un gran malestar
en la población que mayoritariamente fue arrojada a la pobreza en las naciones
industrializadas y que fue obligada prácticamente a vivir en espera de ser contratada, como
un gran ejército laboral de reserva.
Los efectos de la implementación del capitalismo se dejaron ver muy pronto e inmediatamente,
los teóricos de la economía dieron la voz de alerta, hay una reacción en contra de la confianza
desmedida que tenían los economistas en que el mercado podría regular los precios y la
distribución de los productos.
La actitud del Estado y la solución dada desde el poder a los efectos negativos de la gestión
económica del capitalismo fueron muy variados, y se tienen que matizar en tres grandes
tendencias, que al mismo tiempo constituyen las etapas del propio estado capitalista, con una
tendencia contemporánea a la regresión hacia la primera etapa. Las etapas son:
Estado liberal
Estado benefactor y
Estado neoliberal.
Por Estado vamos a entender a la agrupación humana estable y permanente, basada en
múltiples lazos de solidaridad, asentada en un territorio, dotado de un orden jurídico,
estructurado por un poder o autoridad y unificado en torno a fines comunes. (OVILLA
MANDUJANO, 1989).
El mercantilismo es centralista al considerar que es el propio estado el que debe organizar y
programar la adquisición de metales preciosos.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Con el mercantilismo aparece por primera vez el concepto de balanza comercial, ya que los
países se ven forzados a desarrollar al máximo las exportaciones de productos pagaderos en
oro y plata y reducir en lo posible las importaciones que supongan pagos en este tipo de
moneda. El mercantilismo propicia una balanza comercial constantemente favorable.
Esta doctrina implica una gran dedicación al marco legal que regula la producción y el
comercio, como vías de conseguir una óptima organización que lo facilite: desarrollo de la
infraestructura del país, comunicaciones, puertos, desarrollos de mercados exteriores que
absorban exportaciones, etc. (GÓMEZ GRANILLO).
Adicional mente en esta época se da el inicio de la revolución industrial y lo que nace como un
esquema económico derivado exclusivamente de la acumulación de dinero, principalmente de
moneda de oro llamado "bullonismo " en España) se convierte poco a poco en una propuesta
económica favor de una balanza comercial positiva (más ingresos nacionales por exportación
que egresos debido a la importación). Menciona Gómez Granillo:
Se considera (en esta época) necesario reglamentar la industria para que produzca barato,
para lo cual se implementan medidas como el incremento poblacional, con el fin de favorecer
la existencia de un ejército de mano de obra barata. El establecimiento de un máximo legal en
los salarios, cuota que no debía ser rebasada por ningún patrón, el proporcionar estímulos al
capitalismo, así como subvenciones a los productores y protección y recompensas a las
industrias de determinados ramos. Este incremento en la producción industrial tenía su parte
correspondiente en el apoyo a la exportación, particularmente de productos manufacturados
que podía darse a precios más altos. (Gómez Granillo).
También se promueve, la colonización de nuevos territorios "vírgenes" o la conquista de las
tierras que pertenecían a los "nuevos" territorios descubiertos por los europeos en un periodo
que va del siglo XV al siglo XIX incluso.
La siguiente doctrina es el neoliberalismo económico y fue el sustento del capitalismo. Dos
son los autores más importantes del liberalismo: David Ricardo y Adam Smith.
1.5.1. LAS IDEAS DE ADAMSMITH
Entre las ideas que se pueden resaltar de este economista inglés se encuentran:
La espontaneidad de las instituciones económicas, que surge del pensamiento fisiócrata
respecto del orden natural y la preeminencia de lo agrícola, resalta particularmente la primera.
Considera que debe existir un orden económico natural, ya que las leyes de la economía son
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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similares a las leyes de la física: describen la realidad y no pueden ser infringidas: las mismas
están íntimamente ligadas con la naturaleza humana y responden al afán de satisfacer sus
necesidades, y a la ley del menor esfuerzo con el máximo rendimiento. Dicho de otro modo, el
orden no necesita ser impuesto artificialmente porque existe naturalmente; la sociedad
económica funcionará mejor con el menor intervencionismo estatal. (Herrerías Armando,
1997).
En el contexto de esa idea de espontaneidad de las instituciones económicas, que significa e
implica que no es necesario el consenso o la voluntad popular para que surjan, sino
simplemente se estructuran por su propio impulso, Adam Smith reconoce la existencia de
cuatro instituciones básicas. (Gómez Granillo).
División del trabajo
Moneda
Capital
Oferta y la demanda
División del trabajo: considera que una consecuencia necesaria y gradual de una tendencia
especial de la naturaleza humana, resultado del interés personal. Dentro de su doctrina, el ser
humano obra a partir de sentimientos de interés personal, no de altruismo, por lo que, al igual
que el intercambio o trueque de productos (conducta que nace desde el principio de los
tiempos), la división del trabajo se va configurando poco a poco.
Abundando un poco en el concepto de división del trabajo, esta se describe como: La división
del trabajo hace referencia al número de tareas distintas en que se distribuye el trabajo
necesario para la producción de un bien o servicio, tareas que han de ser realizadas por
distintos trabajadores especializados en cada una de ellas. (Cfht1p://www
.lablaa.org/ayudadetareas/economia/econo5.htm).
En la doctrina tradicional marxista (Cf. Diccionario Soviético de filosofía en htlp://www.
filosofia.org/enc/ros/div2.htm) (solamente para contrastar el concepto de división del trabajo)
se considera a este como: Proceso de separación en el que existen, recíprocamente
condicionadas, distintas especies de trabajo en un sistema único de producción social. El
carácter y las formas de la división del trabajo están determinados por el desarrollo de las
fuerzas productivas. A su vez, la propia división del trabajo, al caracterizar el grado de dicho
desarrollo, provoca un ulterior incremento de la productividad del trabajo, con lo cual facilita el
perfeccionamiento y el cambio de los tipos de relaciones de producción. En la comunidad
primitiva, la división del trabajo presenta la forma más sencilla de división, por sexo y edad; en
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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el régimen de esclavitud, se separa la ganadería, el trabajo de artesanía se aparta de la
agricultura, se independiza el comercio; nacen y se desarrollan divisiones de trabajo de tipo
territorial, profesional e internacional, se separan el trabajo intelectual y el físico; en el período
de la manufactura capitalista, la división del trabajo penetra en el interior de la empresa y
presenta la forma de división del trabajo por partes, por piezas. Este último proceso se acentúa
y se hace más profundo al aparecer la técnica basada en la maquinaria.
Las definiciones, tanto de Adam Smith como la del diccionario soviético coinciden en
considerar que hay una evolución en el sentido de la división del trabajo y que en cada etapa
de la historia o de desarrollo de los medios de producción es distinto al anterior, se vuelve más
complejo.
Adicional mente se considera que en las economías modernas están cada vez más enfocadas
en aumentar la producción a través de la eficiencia, por lo cual, para lograr realizar una
determinada actividad con eficiencia, se hace indispensable, lograr la especialización de las
actividades. El propio Adam Smith reconocía que la división del trabajo tenía ventajas y
desventajas, entre las ventajas consideraba:
a) Adquisición de maestría y destreza, debido a la ejecución de un mismo
trabajo.
b) Economía de tiempo, ya que se ahorra el paso de una ocupación a
otra.
c) Propensión hacia las invenciones y perfeccionamiento de los bienes.
Es más fácil que esto suceda cuando un trabajador se dedica
diariamente a un mismo trabajo.
En tanto que las desventajas observadas eran:
a) Monotonía en el trabajo, y
b) Atrofia mental.
Independientemente de las ventajas y desventajas de la división del trabajo y de la persistencia
o agudización de ellas en la época moderna, algunos autores consideran que hay varias
características de la división del trabajo que permiten que, a través de ésta, se aumente la
producción de la sociedad en general, al aprovechar todas las capacidades del trabajador y
los recursos disponibles, que en muchos casos son escasos.
La primera característica es la diferencia de capacidades: Cada persona posee características
propias que le permiten ser mejor en algunas actividades que en otras. La división del trabajo
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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permite que las personas se ocupen de aquella actividad en la cual son buenos y no pierdan
tiempo y esfuerzo realizando también otras actividades que otras personas podrían hacer
mejor. La segunda característica es el aprendizaje por medio de la experiencia: Suponiendo
que existan dos personas con las mismas capacidades, el dedicar a una persona a realizar
una actividad hace que esa persona se vuelva especialista en llevarla a cabo, pues el hecho
de que se ocupe en esa sola tarea le permite desarrollar destrezas y descubrir mejores
técnicas que simplifiquen el trabajo, lo que no sucedería si esa persona también se ocupara
de otras actividades (sería algo así como "la práctica hace al maestro").
La tercera característica es el ahorro de tiempo: El que un trabajador esté dedicado
permanentemente a una sola tarea evita la pérdida de tiempo por el paso de un trabajo a otro.
(Cfhttp://www.lablaa.org/ayudadetareas/economia/econo5.htm).
Moneda: es otra de las instituciones "espontáneas" de la economía y se caracteriza como un
mecanismo de intercambio, Gómez Granilla señala que ninguna otra institución económica ha
facilitado tanto el cambio de mercancías y aumentado la riqueza como la moneda. Esta
institución es mejor que el trueque y su origen se puede en encontrar en el instinto colectivo
del ser humano y no en las disposiciones estatales, el Estado interviene únicamente en un
estadio muy avanzado, nunca en los primeros. Claro que la permuta tiene muchos
inconvenientes y para vencerlos nace la moneda. (Gómez Granillo).
Capital: es considerado como la tercera fuente de enriquecimiento de la nación y en ocasiones
es considerada como la única dentro de la obra de Smith, quien señala que mientras mayor
sea el capital disponible, mayor será el desarrollo industrial y mayor será la división del trabajo
y el bienestar social. Pero el capital sólo puede aumentar en la medida en que se economice
la renta, es decir, se aumente el ahorro. Si el capital se acumula por el ahorro se debe al deseo
del hombre de mejorar su situación, tampoco se debe a alguna disposición de carácter social
o político que impele en tal dirección a la conducta humana. (Gómez Granillo).
Oferta y la demanda: en un régimen en que cada persona produce para el mercado, lo lógico
es que sea muy difícil adaptar la oferta de bienes a la demanda de los mismos, puesto que
nadie sabe lo producido por otros, y además, tampoco existe una dirección de conjunto que
permita equilibrar oferta y demanda. Si la producción es anárquica, no puede evitarse que en
cierto momento la oferta sea mayor o menor que la demanda efectiva. (Gómez Granillo).
De las teorías de la espontaneidad de las estructuras económicas, vale resaltar que todavía
es el sustento de la política del neoliberalismo, al menos como se pretende imponer a la
mayoría de los países no desarrollados, dentro de los cuales, se pretende que acepten una
competencia interna y externa sin restricciones y que el precio de todos los productos
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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(incluyendo al trabajo o mano de obra entendida como mercancía) esté determinado por la
"libre confluencia" de las fuerzas del mercado
Adam Smith, muestra también en su obra una marcada visión liberal que surge como
respuesta a las condiciones históricas de finales del siglo XVIII, donde se atacó el sistema
mercantilista a través de la doctrina del /aissez - faire, por medio de argumentos en favor de
una economía regulada por leyes naturales que le permitían conducirse "por la acción de una
mano invisible" hacia un desarrollo óptimo. A continuación, se analizarán, las causas que
condujeron a Adam Smith a hacer abstracción del dinero y demás instituciones del análisis
teórico, para considerar luego su validez en el contexto de una teoría en consideración del
dinero, que surge en contraposición al análisis dominante en su época, basado en la
acumulación de oro·(bullonismo). (Cfwww.lablaa.org/ayudadetareas/economia/econo5.htm).
La construcción de la teoría del valor y los precios de Adam Smith y en general de la visión
ortodoxa parte de la existencia de un mundo de bienes y agentes económicos: el análisis se
hace por fuera de cualquier realidad institucional, lo que implica la ausencia del dinero, razón
por la cual a dichos bienes se les concede la cualidad de tener poder de compra sobre los
demás. Así, con esta propiedad intrínseca que les permite enfrentarse directamente sin
necesidad de un medio de cambio que actúe como intermediario entre ellos, se trató de
explicar el funcionamiento de la sociedad mercantil como regida por leyes naturales. La
elección de Smith entre dos formas posibles de construcción teórica en economía: monetaria
o real, obedeció a razones lógicas e histórico-sociales. Dobb expone los argumentos
presentados por el economista escocés y sus sucesores clásicos dentro de la construcción
lógica del análisis real:
Puesto que el dinero representaba meramente una técnica conveniente de cambio ya para el
cálculo, ya como intermediario, era indiferente para las relaciones productivas esenciales y por
tanto no podía afectar el sistema de las proporciones de cambio. Un aumento o disminución
de la cantidad de dinero no podía afectar la relación existente entre los precios, puesto que
tendía a afectarlos a todos por igual. (Gómez Granillo).
De la crítica realizada por Smith a los mercantilistas, se derivan otras razones para la elección
de un análisis real: Smith argumenta que la riqueza de una nación no se mide por la cantidad
de metales preciosos que acumule, como aseveraban los mercantilistas, sino por la magnitud
de su capacidad productiva en periodos y condiciones determinadas. Los metales, pueden
variar de valor debido a diversas causas, como las innovaciones tecnológicas o el
descubrimiento de una nueva mina. De esta última conclusión se desprende un planteamiento
fundamental dentro del análisis real: si los metales preciosos y en general todas las
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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mercancías son susceptibles a variaciones en su valor, ¿cómo es posible medir la riqueza en
términos reales?
Dediqué especial énfasis al aspecto del trabajo porque dentro de los conceptos manejados
por el liberalismo es uno de los pocos que alude directamente al ser humano, finalmente, el
trabajo, la división del trabajo y la mano de obra están constituidos por el hombre y no son
entidades o cosas como el dinero, el capital o el mercado.
1.5.2. EL PENSAMIENTO DE DAVID RICARDO.
El segundo de los autores que consolida el pensamiento del liberalismo, David Ricardo
complementa la perspectiva doctrinal de Adam Smith en referencia al liberalismo, que
trasciende al ámbito estrictamente económico y se convierte en cierto modo en una visión casi
filosófica e ideológica.
Entre las aportaciones más importantes que lleva a cabo David Ricardo se encuentra la Teoría
del valor, en la cual distingue dos tipos de valor en los bienes, uno de uso y otro de cambo; el
primero consiste en la utilidad del bien para satisfacer una necesidad, mientras que el valor de
cambio es la posibilidad de cambiar un bien por otro. El valor de cambio es a partir del cual se
pueden intercambiar en el mercado por otros bienes.
Existe una relación entre el valor de un bien y el trabajo. Señala Gómez Granillo que el valor
de casi la totalidad de los bienes tiene como origen el trabajo, concretamente la cantidad de
trabajo que se requiere para producirlos, y un bien valdrá, por lo tanto, dependiendo de la
cantidad de trabajo que requiere para hacerlo porque en primer lugar el precio debe remunerar
la cantidad de trabajo empleado en la producción.
TEORÍA DE LA RENTA.
Al Igual que Smith, David Ricardo creía que existía una conexión directa entre la institución
monetaria y la intervención del príncipe en el curso natural de la economía, impidiendo el total
desarrollo de la capacidad productiva de la sociedad. Es decir, la intervención de los
gobernantes suponía en realidad una perversión del "natural" curso que debían seguir las
cosas de la economía, sobre todo si esa intervención se orientaba al control de los precios o
al control del consumo.
1.6. EL MODELO LIBERAL MODERNO.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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En el sentido de los promotores del liberalismo que consideran que el sistema liberal no ha
fallado, sino que ha fallado la implementación del mismo en los diferentes países, debido a la
insistencia de los gobiernos a intervenir en los ciclos económicos y no dejar que sea la ley de
la oferta y la demanda y la dinámica misma del mercado quien establezca los ritmos de la
economía, ya sea local, regional o mundial, podemos citar a Xavier Scheifler, quien enumera
una serie de estructuras básicas necesarias para que funcione adecuadamente el liberalismo:
Estas estructuras jurídicas requeridas por el liberalismo son:
El derecho de propiedad. Considera que todo ser humano tiene el derecho natural primario al
uso de los bienes que requiere para la vida, ya que los bienes de este mundo tienen un destino
común. Distingue entre el derecho primario y el derecho secundario de la propiedad, el derecho
natural secundario está constituido por la propiedad privada, de tal manera que es considerado
como la mejor manera para que se cumplan las funciones de los bienes comunes. Sin
embargo, reconoce los problemas que se han causado a partir del abuso den el derecho de
propiedad privada actual que solamente agudiza los contrastes entre las clases sociales y a
pesar de que en el liberalismo clásico se quiere dejar a la moral al margen de las reflexiones
económicas, en la época actual es necesario introducir ese elemento en la discusión, sobre
todo en lo referente a las bases jurídicas del liberalismo. La solución para Scheifler es
considerar que la propiedad privada está sometida o gravada con una función social y
corresponde al Estado establecer los medios debidos para que dicha función sea realizada.
(schcifler amézaga, 2002).
Dentro de las estructuras jurídicas menciona el derecho a la libertad:
La libertad es un gran bien que es necesario promover. Pero la libertad es inseparable de la
responsabilidad. Libertad sin responsabilidad conduce a la anarquía y a la tiranía (schcifler
amézaga, 2002).
Retoma las críticas que se han hecho a la noción de libertad, especialmente libertad de
contratación, impulsada desde la tradición clásica del liberalismo, que niega el terrible
desequilibrio que existe entre los dos factores de la producción.
La libertad de trabajo en este sistema está totalmente limitado por las oportunidades que
existen para trabajar. En el fondo, esta libertad de trabajo es sólo una máscara bajo la cual se
oculta la tragedia de que nadie (ni el Estado) tiene la obligación de ocuparse de aquellos que
no encuentran trabajo. Estos. como dijo Malthus, están de más en este mundo. la naturaleza
les exige que se vayan. Por eso dijo Lacordaire, refiriéndose a esta situación, que la libertad
oprime y la ley libera." (schcifler amézaga, 2002).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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1.7. LA CRITICA AL MODELO LIBERAL.
Es importante citar el pensamiento de algunos de los críticos de liberalismo y del papel que
desempeñaba el estado en la sociedad, ya que esas críticas le sirvieron al capitalismo para ir
integrando sus contradicciones y paulatinamente mitigar los efectos de las crisis económicas.
Menciona Astudillo Ursúa que, al triunfar el modelo del liberalismo sobre el modelo económico
previo, el feudalismo, la libertad proclamada benefició especialmente a los propietarios y en
particular a los industriales, cabe recordar que el proceso de industrialización se da a la par (o
es impulsado por) del liberalismo.
La libertad se impone en las relaciones obrero patronales y solamente resulta real y efectiva
para los patrones quienes ven favorecidos sus particulares intereses. Paralelamente al éxito
del capitalismo industrial empiezan a aparecer en las ciudades suburbios de obreros de las
fábricas que viven una existencia miserable y las crisis de superproducción o más bien de
subconsumo. (ASTUDILLO URSUA, Pedro, 2000).
Es justamente en este contexto social en el cual surgen los primeros críticos en contra del
liberalismo que se adoptó sin restricciones en algunos de los países europeos,
primordialmente en Inglaterra, Francia y los países bajos (los que accedieron al principio al
proceso de industrialización).
Socialmente, además del hacinamiento en las ciudades por parte de los campesinos que
fueron expulsados de sus tierras (fenómeno que se dio especialmente en Inglaterra donde los
grandes terratenientes ocuparon sus tierras antes de cultivo para la explotación de ganado
lanar, con fines de dedicar la mayor parte de su producción para alimentar a las industrias
lanares, que eran la base de la economía de exportación inglesa. Las condiciones de vida de
los obreros eran muy precarias, describe Astudillo:
El empleo de mujeres y niños en las fábricas, salarios miserables que apenas permiten al
obrero mantenerse con vida, largas jornadas de trabajo que se prolongan hasta trece o quince
horas son la tónica de la época, no obstante que en 1819 se limita el trabajo de los niños en
las fábricas de hilados de algodón. (ASTUDILLO URSUA, Pedro, 2000).
Señala el autor consultado que la depauperización y las crisis económicas fueron dos
fenómenos nuevos y recurrentes que se presentan en el liberalismo, hechos que hacen
suponer a muchos de los pensadores que la posibilidad de autorregulación tan pregonada por
los primeros teóricos del liberalismo es muy limitada: la mano invisible opera solamente para
los grandes capitalistas.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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1.7.1. EL PENSAMIENTO DE SISMONDI
Entre los críticos se encuentra a Juan Carlos de Sismondi, quien señala que los clásicos eran
partidarios del aumento general de la producción, en vista de qué si ésta excedía a las
necesidades de la demanda, se producía una baja inmediata de los precios, lo cual permitía
enmendar cualquier error. Por el contrario, la elevación de los precios advertía a los
productores que la oferta era insuficiente y que había que producir más.
Sismondi considera dicho punto de vista como ligero, porque estima que los clásicos habían
razonado en abstracto y que un aumento de oferta, cuando ésta es insuficiente para responder
a una demanda progresiva, no perjudica a nadie, pero que la restricción de una oferta excesiva,
cuando las necesidades no responden a ella, no se puede hacer con tanta facilidad. Argumenta
que el trabajador no podrá abandonar bruscamente el trabajo al que está dedicado y que le da
de comer, porque seguramente ha significado un largo y penoso aprendizaje, así que aceptará
que se le reduzca su salario y se prolongue la jornada de trabajo, antes que ser despedido. El
fabricante tampoco podrá abandonar la manufactura a la que está dedicado, la cual también
significa experiencia e inversión de un capital, que específicamente está destinado a producir
ciertos bienes. (ASTUDILLO URSUA, Pedro, 2000).
El ajuste, tal y como lo habían pensado los miembros de la teoría clásica inglesa si se llega a
dar a largo plazo, pero con la ruina de muchos de los productores (industriales), sobre todo los
más débiles o pequeños y la ruina generalizada de Finalmente, respecto del papel del Estado
en la economía, el propio Sismondi opinaba:
El Estado es instituido en beneficio de todas las personas sometidas a él; por esto debería
tener siempre presente el interés de la comunidad. Y así como el campo de la Política debe
hacer llegar a cada ciudadano los beneficios de la libertad, la virtud y la cultura, de la misma
manera, en orden a la economía política, debe fomentar todos los beneficios de la riqueza
nacional. Considerada en abstracto, la finalidad del Gobierno no es acumular la riqueza en el
Estado, sino hacer participar a todos y cada uno de los ciudadanos en aquellas satisfacciones
de la vida material que la riqueza encierra. El Gobierno está llamado a secundar la obra de la
Providencia, a aumentar la cantidad de la felicidad sobré la tierra y no a multiplicar a los seres
que viven bajo sus leyes más deprisa de lo que pueda multiplicar sus posibilidades de felicidad.
La riqueza y la población no son realmente signos absolutos de prosperidad en un Estado;
sólo lo son si se las relaciona entre sí. La riqueza es una bendición cuando esparce bienestar
sobre todas las clases sociales; la población es una ventaja cuando cada individuo tiene la
seguridad de ganarse una subsistencia honesta con su trabajo. Pero un país puede arruinarse
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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aun cuando algunos de sus individuos estén amasando fortunas colosales; y si su población,
como en China, es siempre superior a sus medios de subsistencia, si se contenta con vivir de
lo que los animales desechan, si está siempre amenazada por el hambre, esta numerosa
población, lejos de ser motivo de envidia, es una calamidad. (Sismondi Juan Carlos,1969).
A diferencia de algunos de los pensadores de la escuela clásica que pensaban que la
acumulación de oro o dinero por sí misma constituía la riqueza de una nación, Sismondi
considera que es solamente eso en relación con la población, y suponiendo una distribución
más equitativa de la riqueza lo que conforma la propia riqueza de la nación.
Esta observación todavía es válida en la época actual, en la cual, muchos de los pensadores
o especialistas económicos pretenden medir el bienestar de un país solamente a través de
los indicadores "macroeconómicos".
1.7.2 EL PENSAMIENTO DE SAÍN SIMÓN
Otro de los críticos del liberalismo es el conde de San Simón, cuyo pensamiento está más
orientado hacia la filosofía, se le reconoce como el creador de la corriente positivista (nombre
acuñado por él mismo, aunque quien consolida dicha doctrina es Augusto Comte). En el ámbito
económico su obra es relativamente breve y se puede distinguir en su pensamiento una idea
central: el industrialismo (quizá como una derivación de sus ideas de progreso científico), el
cual describe Gómez Granillo así:
San Simón habla del industrialismo como el régimen del mañana, y lo conceptúa como una
organización social que favorece en todos sus aspectos a la industria; ésta viene a ser la única
fuente de todas las riquezas y prosperidades. Explica que con el industrialismo desaparecerán
todas las clases sociales; no más nobleza, burguesía y clero. En adelante, sólo habrá dos
grupos: trabajadores y ociosos, pero en la nueva sociedad solamente los primeros tendrán
cabida. (Gómez Granillo).
En el pensamiento de San Simón no se define claramente un concepto de clase trabajadora,
a diferencia de los marxistas que cambian el concepto de "proletariado" por el de "trabajador''
con una connotación muy definida (quienes carecen de la propiedad de los medios de
producción), en el caso de San Simón, lo mismo son trabajadores, los obreros que los
banqueros, campesinos y artistas.
Una idea adicional se puede agregar respecto del pensamiento de San Simón: el hecho de
que los grupos sociales verdaderamente importantes son los agricultores, trabajadores,
banqueros y científicos; mientras que los miembros del clero y, la nobleza y los funcionarios
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
36
públicos constituyen grupos prescindibles y en ocasiones hasta parasitarios (parábola de San
Simón).
Es de resaltar la idea de San Simón respecto del Estado, y las funciones que tiene a diferencia
de lo expresado por los liberales, quienes veían en el gobierno un simple gendarme que
debería resguardar el orden interno y proteger las fronteras de la nación, para San Simón, el
gobierno debería ser un administrador cuyo fin supremo sea lograr el bienestar de la
comunidad:
Concretamente hablando, el poder ejecutivo debe confiarse a una cámara de diputados,
integrada por miembros provenientes de la industria, el comercio y la agricultura. Esta cámara
solo se encargaría de admitir o rechazar las leyes que a su consideración sometieran otras
dos cámaras compuestas por sabios, artistas e ingenieros.
De manera más detallada se describe su propuesta de parlamento así realizo un plan para
constituir un "parlamento industrial", que según se cree fue inspirado en el gobierno británico.
Para algunos autores el parlamento industrial es un anteproyecto de una economía totalmente
planificada. Este parlamento estaría constituido por tres cuerpos:
El primero (Cámara de los Inventos) estaría compuesto por 300 miembros: 200 ingenieros
civiles, 50 poetas, 25 artistas, 15 arquitectos y 10 músicos. Su primer cometido, según Saint-
Simon, seria redactar un plan de obras públicas. La segunda asamblea (la Cámara de
Examen) también tendría 300 miembros, en su mayoría matemáticos y físicos. Su tarea
consistiría en evaluar la viabilidad y deseabilidad de los proyectos propuestos por la primera
camera y también desarrollar un plan director de educación pública. Finalmente, una tercera
asamblea (la Cámara de ejecución), de un número indeterminado de miembros, incluiría
representantes de cada sector industrial. La tercera camera era la más importante en el plan
general. Ejercía derecho de veto sobre todos los proyectos propuestos y aprobados por las
cámaras de inventos y examen, y también podría recaudar impuestos. (Ekelund & Herbert;
1991).
En la producción de bienes privados, Saint-Simon propuso una "confederación de
asociaciones profesionales", que fuera numerosa y que tuviera un "objetivo industrial común"
(que era el aumento del producto). Así se podría contribuir a la eficiencia económica, compartir
el conocimiento y la tecnología entre sus miembros.
Mención aparte merecen los discípulos de San Simon (entre otros Olinde Rodríguez, Enfantin
y Bazzard), quienes llevan el pensamiento original más allá y son calificados como
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
37
"colectivistas", entre las ideas más relevantes de esos seguidores de San Simon se
encuentran:
a) Rechazo del sistema de comunidades de bienes
b) Abolición de todos los privilegios, pero principalmente el de
herencia, porque implica una azarosa e injusta distribución de la
riqueza;
c) Los instrumentos de producción deben constituir un fondo social, el
cual debe ser explotado por asociaciones.
A los sansimonianos se les ubica dentro de las tendencias socialistas, aunque dentro de la
línea moderada del colectivismo.
Tres grupos de pensadores hicieron en su momento críticas muy fuertes en contra de los
efectos causados por el liberalismo económico y los cuales eran negados por los propios
seguidores de la escuela liberal, bajo el pretexto de que en realidad lo que había fallado (y
había provocado las crisis recurrentes del capitalismo) no era el sistema, sino la deficiencia en
la aplicación del mismo, concretamente la intervención del Estado que había abandonado su
papel de gendarme y había sucumbido al ejercicio del poder, a intervenir en el
desenvolvimiento "natural" de las leyes de mercado que rigen a la economía.
Esos tres grupos son:
a) Los socialistas utópicos
b) Los socialistas cristianos, dentro de los cuales podemos incluir al
pensamiento social de la iglesia católica, y
c) El marxismo
Los socialistas utópicos constituyen un grupo heterogéneo de pensadores que tienen en
común dos características:
a) Constituyen un grupo conceptualizado por los marxistas y tienen en común
en NO ser marxistas, y
b) Plantean la construcción de sociedades ideales, en la cual hay una justa
distribución de la riqueza socialmente generada y están en contra de los
privilegios que han caracterizado a la sociedad humana.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
38
Plantean en mayor o menor medida una reconceptualización de las funciones del gobierno,
porque están de acuerdo en que éste debe abandonar el papel exclusivo de gendarme que le
había asignado el liberalismo económico.
1.7.3 LA IDEA DEL SOCIALISMO CRISTIANO
Una relevancia muy importante tiene el denominado socialismo cristiano en el ámbito de las
ideas que favorecen la solución de la "cuestión social" a través de la ayuda o consideración
de los obreros.
Significado especial tiene, en particular porque durante algún tiempo se ligó a la ideología
cristiana, especialmente la católica con la defensas de los intereses de la burguesía y con el
sometimiento de la clase trabajadora a las condiciones sociales vigentes, bajo el pretexto de
una interpretación doctrinal muy peculiar que prometía "una mejor vida después de esta vida",
y el castigo en esta vida como una forma de redención por el pecado original, se pedía a la
clase trabajadora "que soportara" la carga impuesta en esta vida.
Aunque por sí misma, la doctrina cristiana tenía elementos muy importantes de solidaridad,
ayuda al prójimo y sobre todo auxilio a los más necesitados (en forma de caridad), es hasta
el siglo XIX, con el contacto con ideas más radicales (los socialistas utópicos y los anarquistas,
muchos de los cuales acusaron a la estructura eclesiástica de servir a los intereses de la
burguesía) que retoma la preocupación por la denominada "cuestión social" y se enfoca a
tratar de convencer a los patrones, a los dueños de las industrias para que dieron un trato
"más cristiano y humanitario" a sus trabajadores. Por esto, proponiéndonos como fin la causa
de la Iglesia y el bien común, y como otras veces os hemos escrito sobre el gobierno de los
pueblos, la libertad humana, la constitución cristiana de los Estados y otras cosas semejantes,
cuanto parecía a propósito para refutar las opiniones engañosas, así y por las mismas causas
creemos deber tratar ahora de la cuestión obrera.
1. Materia es ésta que ya otras veces, cuando se ha ofrecido la ocasión, hemos
tocado; más en esta Encíclica amonéstanos la conciencia de nuestro deber apostólico
que tratemos la cuestión de propósito y por completo y de manera que se vean bien
los principios que han de dar a esta contienda la solución que demandan la verdad y
la justicia.
2. Pero es ella difícil de resolver y no carece de peligro. Porque difícil es dar la
medida justa de los derechos y deberes, en que ricos y proletarios, capitalistas y
operarios, deben encerrarse.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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3. Y peligrosa es una contienda que por hombres turbulentos y maliciosos
frecuentemente se tuerce para pervertir el juicio de la verdad y mover a sediciones la
multitud.
4. Como quiera que sea, vemos claramente, y en esto convienen todos, que es
preciso dar pronto y oportuno auxilio a los hombres de la ínfima clase, puesto que sin
merecerlo se halla la mayor parte de ellos en una condición desgraciada o
inmerecida.
Causas del malestar obrero
5. Pues, destruidos en el pasado siglo los antiguos gremios de obreros, y no
habiéndoseles dado en su lugar defensa alguna, por haberse apartado las instituciones
y las leyes públicas de la religión de nuestros padres, poco a poco ha sucedido hallarse
los obreros entregados, solos e indefensos, por la condición de los tiempos, a la
inhumanidad de sus amos y a la desenfrenada codicia de sus competidores. A
aumentar el mal, vino la voraz usura; la cual, aunque más de una vez condenada por
sentencia de la Iglesia, sigue siempre bajo diversas formas, la misma en su ser,
ejercida por hombres avaros y codiciosos. Juntase a esto que la producción y el
comercio de todas las cosas está casi en manos de pocos, de tal suerte, que unos
cuantos hombres opulentos y riquísimos han puesto sobre la multitud innumerable de
proletarios, un yugo que difiere poco del de los esclavos.
Una vez que fue planteado el estado de cosas prevaleciente respecto de la situación de los
obreros, el papa Dice que la Iglesia, el Estado, el empresario y el trabajador tienen que trabajar
juntos. La Iglesia debe interesarse por los aspectos religiosos y morales; el Estado tiene que
intervenir para que haya Justicia; y los trabajadores y empresarios deben organizar
asociaciones que les protejan (sindicatos). Y todo esto lo expone la Encíclica con mucho
detalle.
Todavía bajo el influjo de las ideas de la caridad, la encíclica Rerum Novarum es uno de los
documentos que abre una perspectiva nueva entre dos posiciones antagónicas, por una parte
la derecha conservadora que bajo el pretexto de una libertad irrestricta niega a los
trabajadores cualquier derecho y se desentiende de las necesidades de las clases menos
favorecidas económicamente, y por otro lado, la posición radical que pretende acabar con las
injusticias y desigualdades sociales acabando incluso con los miembros de la clase
dominante.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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1.8. EL ESTADO BENEFACTOR.
El estado social o de bienestar social se da en la segunda década del siglo pasado y durante
un tiempo caracterizó a una forma especial de organización política que se refiere a la
estructura del poder público en las sociedades capitalistas altamente industrializadas y de
constitución democrática como las ubicadas en Europa Occidental, Escandinavia y
Norteamérica. (Kammler, 1980).
El mismo autor explica el contexto del surgimiento de esta forma de organización política en
la cual hay una exigencia de organizar "democráticamente" a la sociedad, señala que el
aumento de los contrastes entre las clases sociales acabó haciendo insuperable la
contradicción entre la pretensión y la praxis política de las sociedades capitalistas
tradicionales, en las cuales la separación entre el Estado y la sociedad, tal y como se había
postulado tradicionalmente en la doctrina neoliberal y que había sido una garantía de no
injerencia de un poder absoluto en el ámbito político económica donde se desenvolvían las
clases dominantes, se vio amenazada por la polarización económica y por la falta de influencia
política de una masa cada vez mayor y más demandante de satisfactores.
Tras la armónica teoría liberal quedó al descubierto de forma abrupta la cuestión social, la cual
ponía en entredicho radicalmente la sociedad burguesa y su correspondiente sistema de
dominio, a partir del proceso de reproducción social. (Kammler 1980).
La tendencia del capitalismo fue la acumulación de capitales, el control oligopólico en los
mercados interiores y en su ataque agresivo a las economías externas que no tenían un
blindaje político suficientemente fuerte para resistir las exigencias de los países de capitalismo
desarrollado. El papel que se le había asignado al Estado en el liberalismo simplemente fue
rebasado en razón de las exigencias y expectativas de la dinámica del liberalismo:
El supuesto Estado vigilante demostró ser entonces tan fuerte como lo exigía la situación
política y social en interés de las clases dominantes. Al hacerse cargo de la función de
conquistar mercados exteriores y, ante todo, de asegurar nuevas posibilidades de inversión,
el Estado se hizo agresivo, imperialista. La expansión capitalista y el rápido desarrollo
tecnológico se unieron entonces al aumento del aparato militar y de su efectividad. (Kammler
1980).
Estas transformaciones se dieron a la par de un incremento del número de trabajadores en las
naciones industrializadas y un creciente malestar en razón, de sus condiciones miserables de
existencia. Para ir aminorando la presión social provocada por las crecientes demandas se
fueron otorgando poco a poco en las naciones industrializadas privilegios derivados con la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
41
libertad o apertura política, por ejemplo, el derecho al voto, la garantía de la libertad de
expresión y del derecho a formar sindicatos como una expresión del derecho a asociarse.
Ante la disyuntiva de enfrentar levantamiento sociales que fueron relativamente frecuentes en
la Europa de principios del siglo XIX y hasta mediados del mismo siglo, los gobiernos trataron
de restar banderas a las asociaciones y partidos radicales: El avanzado antagonismo de clases
y la consumada irrupción de la clase obrera en el poder legislativo del Estado de derecho,
obligaron al poder público a intervenir en la esfera del comercio de mercancías y del trabajo
social, con el fin de restar fuerza a los explosivos contrastes sociales, en interés de las clases
dominantes. Así, por ejemplo, Bismarck exigió que se pongan en práctica aquellas peticiones
socialistas que parezcan justificadas y que puedan ser realizadas en el marco del orden social
y estatal. Y el papa León XIII incluso llegó a conceder al pobre el derecho a una pequeña
pertenencia. (Kammler, 1980).
1.8.1 EL BIENESTAR Y EL DESARROLLO SOCIAL
La aceptación social, ética y política de la satisfacción de las necesidades y los derechos
humanos implica la responsabilidad de la sociedad en su conjunto, sin embargo, la acción del
Estado resulta fundamental para la configuración de los modelos de bienestar como se verá
en la tipología que se presenta a continuación para fines comparativos. Asimismo, la política
social diseñada e instrumentada desde el Estado constituye un proceso de decisión política
que incide en la distribución colectiva de los recursos, dentro de las condiciones de un
determinado modelo de desarrollo y como resultado de las relaciones entre las esferas estatal,
social y mercantil, tal como ha ocurrido desde la mitad del Siglo XX en América Latina.
1.8.2. EL BIENESTAR SOCIAL
Los modelos de bienestar social aluden a las condiciones de las diferentes estructuras sociales
y de sus correspondientes Estados proveedores de beneficios sociales que garanticen el
cumplimiento de los derechos humanos. Al respecto, se han propuesto conceptos que intentan
explicar mediante estudios comparativos las diferentes realidades de los regímenes de política
social o regímenes del Estado de Bienestar. Cabe señalar que los esfuerzos por elaborar estos
modelos y tipologías se aplican principalmente en países desarrollados, sobre todo en Europa,
y como todos los modelos, aunque representan avances en la materia también están sujetos
a debate y crítica por insuficientes e incompletos. No obstante, son útiles como marco de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
42
referencia para estudiar la realidad de países atrasados como los de América Latina y en
particular de México.
La tipología de los modelos de bienestar social constituye un instrumento analítico para
explicar los efectos del Estado sobre las relaciones de clase, y cuenta con las tres dimensiones
siguientes.
a) Las relaciones Estado-mercado en la provisión de bienestar,
expresadas mediante la satisfacción de algunas necesidades
humanas por el sector público y no por el privado, en función de
razones políticas con mayor o menor contenido de justicia social.
b) Los efectos del Estado de Bienestar en la estratificación social,
donde aquél es en sí mismo un sistema de estratificación y una
fuerza activa en la configuración de las relaciones sociales que
puede operar a favor o en contra de la igualdad, la equidad y la
solidaridad social.
c) El carácter de los derechos sociales de ciudadanía, que pueden ser
los universales, los que dependen de la inserción en el mercado de
trabajo y los que dependen del nivel de ingreso mínimo. En este
aspecto, según se otorguen los beneficios, se determina el nivel de
dependencia que tiene la vida de las personas del mercado laboral.
La "desmercantilización" será entonces un indicador del grado en
que los individuos o las familias pueden mantener un nivel de vida
aceptable independientemente de su participación en el mercado.
Los sistemas de mayor grado de desmercantilización serán aquellos
que ofrezcan más beneficios sociales universales basados en la
ciudadanía, mientras que los de menor grado corresponderán a los
de tipo asistencial que los proveerán a partir de necesidades
comprobadas (Esping-Andersen, 1993 y Carrasco 1997).
A partir de estas dimensiones se elabora una tipología (Esping-Andersen, 1993 y Carrasco
1997).
EL MODELO DE ASISTENCIA SOCIAL, LIBERAL O RESIDUAL
En este modelo el Estado promueve e intenta asegurar los mecanismos de mercado como
proveedores de bienestar, forzando el desarrollo de iniciativas privadas en el campo de la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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protección social. Como en las leyes de pobres del siglo XIX, se busca presionar a todos a
participar en el mercado, según la idea de que cada individuo es libre de elegir entre vender
su fuerza de trabajo o sobrevivir en la pobreza. El Estado es subsidiario del bienestar privado,
asume una responsabilidad marginal sólo en el caso de los pobres merecedores (de bajos
ingresos y excluidos), a los cuales entrega beneficios mediante un sistema restringido de
asistencia social con estrictas medidas de control. Los derechos a la asistencia dependen de
la demostración de la necesidad, los beneficios son limitados y, al focalizar, se asocian con el
estigma social. La ayuda social es compensatoria en última instancia ya que entrega beneficios
residuales a las personas que no logran integrarse al mercado laboral. La desmercantilización
es mínima. En la estructura social de este tipo de Estado existe un marcado dualismo, entre
la mayoría de los ciudadanos que dependen del mercado y los que dependen de la ayuda
pública. Por esta razón y el gran peso cultural de la ética del trabajo en estos países
predominan en las agendas social y política los temas asociados como el desempleo, la
duración de la jornada laboral, los criterios de jubilación, entre otros. Este modelo funciona
sobre todo en los países anglosajones como EUA, Canadá, Gran Bretaña y Australia.
EL MODELO DE SEGURIDAD SOCIAL OBLIGATORIA, CONSERVADOR,
CORPORATIVISTA O INSTITUCIONAL.
El Estado, por un lado, promueve el desarrollo del capitalismo, y por otro, apoya el concepto
tradicional de la familia como la principal proveedora de servicios y estabilidad. Las
características conservadoras también provienen del principio de subsidiariedad consistente
en que el Estado sólo interviene cuando los recursos familiares se han agotado, es decir, el
individuo que no obtiene su derecho al bienestar social mediante su inserción en el mercado
laboral, es remitido subsidiariamente a redes y lazos privados de apoyo social como son el
matrimonio y la familia. En fases de auge económico y en condiciones de pleno empleo con
predominio masculino, las políticas sociales no estimulan la participación económica de la
mujer. El Estado provee derechos amplios a los asegurados, pero los beneficios dependen
casi totalmente de las contribuciones del trabajador y, por lo tanto del empleo, lo que resulta
en una escasa desmercantilización. Este modelo también denominado bismarkiano se
desarrolló en los países centroeuropeos como Alemania, Austria, Francia e Italia.
EL MODELO SOCIALDEMÓCRATA O MODERNO
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
44
A partir de los principios de universalismo, solidaridad y desmercantilización que fueron
extendidos a las nuevas clases medias, se pretende una igualdad de las necesidades
humanas en los niveles máximos o en estándares óptimos y no en los mínimos o absolutos.
La característica distintiva de este modelo es la integración del bienestar social y el trabajo.
Está obligado a garantizar el pleno empleo, reconociendo el derecho al trabajo en el mismo
plano de igualdad respecto al derecho de protección de los ingresos. Los costos del modelo
implican minimizar los problemas sociales o las cargas de la vida familiar y maximizar los
ingresos por salarios o la independencia individual. El mercado se excluye como proveedor de
servicios sociales, ampliando la oferta de servicios públicos más que transferencias
monetarias. Este es un modelo altamente desmercantilizado que ha sido aplicado en los
países escandinavos como Suecia, Noruega y Finlandia (Sweeney, 2005).
EL MODELO RUDIMENTARIO.
En estos casos, aunque existen normas constitucionales para ser o convertirse en modernos
Estados de Bienestar, aún falta la implantación legal, y la instrumentación institucional y social.
Tienen algunas similitudes con el modelo liberal anglosajón, pero cuentan con características
propias como tradiciones religiosas de bienestar, fuerte estructura familiar, importante
economía informal, elevadas tasas de desempleo y mercado laboral segmentado por sexos,
por lo que este modelo que corresponde a los países del sur de Europa como España, Portugal
y Grecia, aún es de escasa desmercantilización. Aunque con diferencias específicas, el caso
mexicano se acerca a este modelo.
EL MODELO POST-AUTORITARIO.
Este tipo de régimen tiene similitudes con el Estado de Bienestar rudimentario y se considera
que los países europeos de socialismo de estado exsocialistas entrarían en este grupo
básicamente porque aun cuando existen cambios desde sistemas políticos autoritarios a otros
más democráticos y pluralistas los sistemas de seguridad social no han mejorado lo suficiente.
Destaca en ellos la asimetría en la regulación de las políticas sociales, las constitutivas por un
lado y las compensatorias por el otro, así como una desregulación sustantiva y creciente del
mercado de trabajo frente a la regulación fragmentaria de los sistemas de compensación
social. En este modelo la desmercantilización es mínima (Carrasco 1997).
Los modelos de bienestar mencionados están sujetos a revisión de acuerdo con concepciones
más integrales que superan la tipología elaborada con base en la relación Estado-mercado,
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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para pasar a las relaciones entre tres esferas: Estado-mercado-sociedad (familia y sector
terciario).
1.8.3 LA POLÍTICA SOCIAL DEL ESTADO DE BIENESTAR.
El bienestar social consiste en una situación general de atención y control de los problemas
sociales, la satisfacción de las necesidades y la generación de oportunidades para la mejoría
de las condiciones de vida de la población. Este es el objetivo central de las sociedades que
para lograrlo asumen diferentes formas de organización, estableciendo relaciones específicas
entre sus tres dimensiones básicas: Estado, mercado y sociedad. En el contexto de las
diferentes combinaciones que se producen entre estas esferas, existen varios enfoques con
características propias orientados a promover el bienestar de las personas, entre los cuales
se pueden mencionar los siguientes: la asistencia social, el trabajo social, la seguridad social,
el desarrollo social y, de interés especial en este trabajo, la política social.
EL ESTADO Y LA POLÍTICA SOCIAL
Históricamente se ha considerado que el espacio económico sobre determina al espacio
social, por lo que el mercado, a su vez, se fetichiza y con sus reglas adquiere atributos de
auto-regulación con una "mano invisible (Smith) que opera más allá de la intervención de la
sociedad. En el extremo, desde las visiones económicas utilitaristas se postula que, en la
medida en que cada individuo busca su propio bienestar se obtiene el bienestar social, en
consecuencia, las formas de desigualdad son justificables y el Estado es prescindible.
Ante ésas, posiciones economicistas surgen críticas que señalan que el laissez-faire del
mercado capitalista no es socialmente viable. El proceso de acumulación no es autónomo ni
posee una lógica propia, por ello requiere de un conjunto de instituciones sociales, políticas e
ideológicas que le den viabilidad. Estas instituciones le confieren estabilidad a dicho proceso
mediante la regulación tanto de la propia competencia de los capitales en el mercado, como
de los conflictos entre el capital y el trabajo y entre distintas fracciones del capital. En este
marco institucional, el Estado es una agencia central que asume funciones sociales de
intercambio redistributivo, es decir, actúa orientada por un criterio de no equivalencia entre lo
que individualmente se entrega y lo que socialmente se recibe. Con estas acciones correctivas,
que incluyen la política social, regula el mercado y en ocasiones incluso se encarga de
instaurarlo (Polanyi 1992).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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El Estado se entiende como un subsistema que interactúa frente a los subsistemas de
producción y socialización; asume un papel determinado que cumple a través de funciones,
políticas y recursos aplicados por la administración pública dirigidos a atender las
manifestaciones derivadas de la desigualdad socioeconómica originada por el funcionamiento
del mercado, en particular en sus diferentes expresiones de pobreza.
La política social ha sido analizada en diferentes corrientes teóricas considerando las variantes
de bienestar y el papel central del Estado frente a la lógica del mercado, pero también las
formas de participación social.
DEFINICIONES
En las distintas definiciones, la política social representa una forma de redistribución de
recursos de unos sectores a otros principalmente por parte del Estado, mediante un conjunto
de procedimientos que construyen, regulan y modulan la desigualdad social, al asignar a cada
sector determinada responsabilidad en el suministro de recursos de bienestar. Sin embargo,
existen otras interpretaciones de ella de acuerdo al marco teórico en que se ubique.
La política social se puede definir inicialmente a partir de cuatro conceptos generales: a) el
filosófico, como el medio que utilizan colectivamente los miembros de organizaciones sociales
y políticas para encontrar soluciones a problemas comunes; b) el de resultados, como las
conclusiones de los individuos encargados del mejoramiento de las condiciones de vida de la
comunidad; c) el de proceso, como las acciones de las organizaciones sociales orientadas a
mejorar las condiciones de vida de los beneficiarios; y, d) la de estructura para la acción, donde
se asume la existencia de una política bien definida, la cual se puede implementar en el
contexto de los cambios probables de valores, estructura y condiciones del grupo afectado
(Marshall 1965).
En la tradición marxista se concibe al Estado y la política social como instrumentos de la
reproducción del capital y de control social, donde la estructura social se deriva de las
relaciones sociales de producción y de la contradicción capital-trabajo; cabe señalar que el
énfasis que pone en las clases sociales al analizar la política social relega otros tipos de
desigualdad social como los de género, los étnicos o los territoriales. Por otra parte, en las
tradiciones estructural funcionalistas, weberianas y positivistas se enfatizan los factores
causales o las variables explicativas del surgimiento de los Estados de Bienestar; en estos
enfoques predomina el empirismo con la adopción de modelos mono causales que destacan
la importancia de una variable.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
47
Entre las definiciones de política social una de las más aceptadas es que se trata de un
conjunto de intervenciones gubernamentales benefactoras dirigidas a corregir o compensar la
desigualdad que genera el libre juego de las fuerzas del mercado. Asimismo, la desigualdad,
no es un hecho natural, sino una construcción histórico-social que expresa la posesión
diferenciada de bienes o medios económicos, políticos y culturales, que pretende ser
modificada por la acción del gobierno en su búsqueda del bien común. Sin embargo, la política
social aplicada por el Estado no puede definirse sólo como una intervención compensatoria de
los efectos negativos del mercado. Ello supondría equiparar los efectos perseguidos con los
efectos realmente producidos. La planificación estatal de la provisión de algunas necesidades
sólo puede ser parcial e incompleta, dado que responde a fines e intereses a menudo
contradictorios. Además de la incertidumbre que acompaña a toda acción social, la política
social carga con el impedimento adicional de tener que contrarrestar los efectos sociales
negativos del capitalismo sin poder incidir en sus causas profundas, como sucede con los
derechos de propiedad o las resistencias dentro del propio Estado a la instrumentación de
algunas políticas sociales (Offe 1990 y Habermas, 1999).
En otra línea de pensamiento se entiende a la política social como la acción que tiene por
objetivo garantizar la generación y reproducción de ciudadanía por medio de instrumentos de
redistribución que son sustraídos al arbitrio de las fuerzas del mercado (Torres Salcido 2003).
En este caso se reivindica el papel del ciudadano con capacidad de organización y gestión en
grupos pequeños, plurales y multiculturales, frente a las concepciones de bienestar acotado a
los grandes grupos gremiales organizados bajo la tutela de los Estados corporativistas y
centralistas que se apropiaron de lo público. La sociedad no se coloca de manera subordinada
y pasiva ante el Estado, sino con capacidad organizativa y de gestión para satisfacer sus
propias necesidades.
La política social hay que entenderla también como una intervención generadora y moduladora
de la propia desigualdad, incluso más allá del mercado o de sus finalidades explícitas, en la
medida en que contribuye a naturalizar o institucionalizar las desigualdades de clase, género,
edad, etnia o cualquier otra. La política social no sólo se genera a partir de la estructura social,
sino que contribuye también a los procesos de estructuración social de las sociedades,
mediante diferentes maneras de provocar cambios o permanencias en ésta. Una política social
puede influir sobre la configuración de una esfera de actividad, de varias o de todas ellas, y lo
hace directa o indirectamente (Adelantado, Noguera, Rambla, y Sáez, 1998).
Esta posición se relaciona con la idea de Max Weber, retomada de Jellinek, que distingue al
Estado como Estado de derecho u ordenamiento jurídico (el deber ser) correspondiente a la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
48
validez ideal de las normas de la que se ocupan los juristas, frente al Estado como una forma
de organización social, integrado a la sociedad, a las relaciones sociales subyacentes (el ser)
que atiende a la validez empírica de la que se ocupan los sociólogos (Bobbio 2001). En este
sentido, desde la Sociología, la política social no se puede definir a partir de su justificación
explícita, es decir, como una intervención gubernamental compensatoria de los efectos
negativos del mercado (el deber ser), sino por sus resultados (el ser) realmente producidos en
la estructura social.
En esta interpretación, la política social se considera como un proceso que permite la gestión
de la desigualdad asignando a cada esfera de la estructura social (mercantil, estatal y social)
un determinado papel en la satisfacción de las necesidades modificando el flujo de relaciones
entre ellas de forma continua. Aunque se mantiene la idea de que es una intervención
predominantemente gubernamental, tampoco es exclusiva de la acción estatal. Sin embargo,
desde esta esfera, la política social influye en el bienestar o en el malestar social mediante un
conjunto de decisiones y actuaciones público-administrativas, que inciden sobre la orientación,
organización y distribución de los recursos de bienestar, a través de regulaciones, servicios y
transferencias. La acción gubernamental, a su vez, requiere de la inevitable participación de
los órganos correspondientes del Estado, aunque la modalidad y el grado de la intervención
estatal pueden ser de diferente tipo.
La acción del Estado supone una alteración, una participación o una reacción de lo social
frente a las iniciativas de los poderes públicos. La transferencia o entrega de bienes o de
servicios a una población determinada, tiene como contrapartida la posibilidad de una
participación activa de los beneficiarios. A su vez, los efectos de la acción estatal están
condicionados por la fuerza de los actores sociales, por las limitaciones de carácter estructural,
estratégico, organizativo, político, de ciclo económico, demográfico o de cualquier otro tipo.
Por ello, es importante analizar, tanto la legitimación de la intervención estatal, como la
modificación real que esa intervención induce en lo social.
En su acepción más general, la política social aparece como un instrumento capaz de incidir
en la composición de la estructura social, ya que opera como principio organizativo de las
esferas para la provisión del bienestar donde:
a) El sector estatal suministra bienes, servicios y transferencias a través
de los gobiernos;
b) El sector mercantil del bienestar social participa mediante las acciones
que realizan las empresas privadas en educación, salud, vivienda,
etc.;
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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c) El sector informal provee recursos de bienestar por parte de los
familiares, amigos y vecinos, constituyendo "redes de ayuda" basadas
en cierto intercambio recíproco; y,
d) El sector voluntario (también conocido "sector no lucrativo" o
"altruismo organizado") suministra recursos de bienestar mediante las
organizaciones sociales y civiles como tercer sector, las fundaciones
religiosas o las organizaciones voluntarias con un fuerte contenido
asistencial, así como las organizaciones no gubernamentales que
surgen como contrapeso a la acción gubernamental.
Cabe hacer mención, del concepto de la "responsabilidad social empresarial", que ha adquirido
fuerza en los últimos años y que postula darle impulso a la comunidad con una visión de
negocio. Ante la exigencia y poder de compra de los consumidores y organizaciones no
gubernamentales, las empresas desarrollan políticas, estrategias y programas en áreas como:
ética empresarial, ambiente laboral, medio ambiente, marketing responsable y compromiso
con la comunidad, mediante las cuales buscan lograr el éxito de la empresa y el bienestar
social en la región donde operan. Inicialmente ésta práctica tenía un fuerte componente
filantrópico (dar recursos a una causa social afín a su actividad), sin embargo, las compañías
la han profesionalizado crecientemente en la medida en que significa una ganancia mayor,
garantiza su sustentabilidad y tiene el atractivo fiscal de la deducción de impuestos. Se
considera que la empresa puede ser un detonador de riqueza y también de desarrollo y mejoría
en la calidad de vida, en particular, vinculando los nichos de mercado donde actúa con causas
sociales directamente relacionadas, pero también mejorando las condiciones de trabajo a su
interior. Entre las medidas prácticas destacan: a) hacer un uso racional de los recursos
naturales (agua, papel, energía, etc.) aunque se tenga dinero para pagarlos; b) hacer
productos de calidad y publicidad responsable; c) conocer y depurar la cadena productiva de
los insumos; d) evitar en los productos y su comercialización las formas de explotación
inhumana del trabajo (infantil o semiesclavo), ilegales (contrabando o piratería) o que dañen
el medio ambiente; e) hacer trabajo voluntario y dar apoyo en especie a causas sociales de la
comunidad; f) aplicar un código de ética que respete los derechos humanos, de raza, edad y
género, entre otras (Mundo Ejecutivo, 2004).
OBJETIVOS
Los objetivos generales de la política social son tres: a) la búsqueda de la igualdad como la
traducción en actos de una filosofía política cuyas implicaciones, llevadas al límite, tendrían
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
50
consecuencias de más largo alcance; b) la maximización del bienestar en su sentido amplio
ya que concierne al bienestar de todos, no sólo de los pobres, con la finalidad de alcanzar un
óptimo en vez de un mínimo social; y, c) la eliminación de la pobreza, como el propósito más
limitado de los tres debido a que en la práctica se concentra en los estratos socioeconómicos
más bajos de la sociedad (Marshall 1975).
Los objetivos generales de la política social desde el Estado consisten en promover el
bienestar de las personas creando programas que provean una variedad de bienes y servicios
sociales, mediante la canalización de recursos públicos hacia grupos amplios de ciudadanos
y en algunos casos a todos ellos. Este enfoque se basa en la aceptación de que los gobiernos
son responsables del bienestar de la población, pero éste último se puede definir de varias
maneras, lo que significa la conformación de diferentes tipos de Estado.
En la interpretación más acotada correspondiente a las visiones neoliberales aplicadas desde
los años ochenta en América Latina, la política social se ha concentrado en reducir la pobreza
extrema o indigencia considerada como aquella donde la población se encuentra en
condiciones de infrasubsistencia física. En este sentido, se han relegado los objetivos de
equidad y bienestar para todos. En las últimas dos décadas se destaca a los grupos sociales
más pobres, sobre todo en función de los efectos de los programas de estabilización y ajuste
estructural, pero quedan fuera los no pobres y las clases medias en proceso de
empobrecimiento o nuevos pobres también afectados por dichas reformas, porque se supone
que éstas mejorarán sus condiciones de vida en la medida en que crezca la economía y se
genere empleo, es decir, estarían sujetas a una pobreza coyuntural.
INSTRUMENTOS
Los bienes y servicios sociales provistos por el Estado, en general, han sido dependientes de
las variables económicas para su financiamiento, sobre todo a través de los impuestos y de
los ingresos percibidos por la población en el empleo. La política social depende
principalmente del gasto público, sin embargo, como consecuencia de este hecho en la
mayoría de los países se han separado erróneamente las políticas económicas y las sociales,
a diferencia del concepto de desarrollo social que sí propone la integración de ambas. No
obstante, desde una visión integral es claro que el gasto público es indispensable pero no es
suficiente para superar la pobreza, ya que persisten retos estructurales como la desigualdad
histórica en la apropiación de la riqueza o la ineficiencia e ineficacia del mismo gasto, los
cuales deben ser enfrentados de manera sincrónica. Asimismo, existen otros instrumentos
originados en los espacios ciudadanos y de los beneficiarios (capital en forma de aportaciones
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
51
comunitarias en dinero o especie para proyectos productivos), o en los mercados (créditos
preferenciales o acceso a formas de capital y activos baratos), que contribuyen a mejorar el
nivel de vida de la población.
LÓGICA DE FUNCIONAMIENTO
Las condiciones de vida generalmente se agravan cuando la economía se encuentra en una
fase recesiva. Desde el Estado, la recaudación fiscal disminuye y se reduce el gasto social,
mientras que las necesidades de servicios sociales aumentan por pérdidas en el empleo y el
ingreso, así como por el crecimiento demográfico. Es decir, en las prioridades de la política
económica se reduce el gasto social para conservar el déficit fiscal en rangos manejables o de
control presupuestal. En las sociedades capitalistas subdesarrolladas este funcionamiento ha
sido predominante y sus características son típicas de políticas sociales procíclicas que
profundizan los rezagos sociales en vez de actuar en contra de ellos en fases de crisis.
La atención a las desigualdades en la estructura social es un objetivo estratégico de la política
social la que, sin embargo, no sólo compensa o reduce las desigualdades originadas en las
diferentes esferas, sino que también puede reproducirlas, aumentarlas e incluso constituirlas
como tales. En la medida en que la política social distribuye cargas, beneficios y poder entre
los individuos y grupos, tiene un carácter dual es constituyente y modulativa a la vez. Por tal
razón, es necesario alejarse de la visión esquemática del Estado de Bienestar "bueno" que
redistribuye la riqueza social para corregir las fallas del mercado "malo", ya que la misma
acción gubernamental puede presentar fallas y ser generadora de formas de desigualdad
social; lo mismo puede suceder en las esferas doméstico-familiar y relacional.
Las intervenciones gubernamentales en el corto plazo pueden generar formas de desigualdad
por la acción de políticas sociales selectivistas, tales como la focalización, asociada a la
estigmatización de algunos grupos, la ciudadanía de segunda clase o el debilitamiento de la
autonomía de los "clientes" y su dependencia de las burocracias. Además, pueden aumentar,
disminuir o consolidar las desigualdades en la estructura social, según los efectos obtenidos
al polarizar o reproducir dicha desigualdad. Asimismo, las políticas sociales de subsidios
universales (como las de salud o educación) pueden producir impactos desiguales a través del
uso desigual de los derechos debido a que no existen garantías de acceso generalizado a los
servicios sociales bajo una estructura social y espacial desigual, en la que unos grupos pueden
obtener mayor ventaja en el goce de prestaciones respecto a otros.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
52
La estructura social y la política social establecen relaciones de doble dirección, recursividad
e interacción, ambas se conforman mutuamente y se alternan la primacía para desembocar
en una realidad social determinada. La política social tiene efectos compensatorios sobre las
desigualdades, sin embargo, también las redefine y modula (con efectos a corto, mediano o
largo plazos), reasignando recursos de bienestar de un sector (mercantil, estatal y social) a
otro. Con ello, regula el conflicto social donde los actores sociales asumen roles específicos y
provoca diversos impactos en la estructura social.
1.9 EL ASISTENCIALISMO EN EL ÁMBITO SOCIAL.
La asistencia "social" tiene un componente laico más acentuado que la propia filantropía, si la
filantropía se expresa como un amor al prójimo independiente del credo religioso o de un
interés supraterrenal, en el caso de la asistencia social, el objetivo preventivo y correctivo es
mucho más claro que en las anteriores categorías mencionadas.
He expresado anteriormente que la asistencia social es concomitante a una de las
modalidades del Estado capitalista, al denominado estado social o de bienestar, que fue
consolidado a fines de la década de los treinta con el ascenso de Franflin O Roosevelt a través
del New Deal, como una forma de mitigar los efectos de la profunda crisis financiera que asoló
al incipiente capitalismo global en el 29.
El Estado de Bienestar se describe como el Estado de bienestar, característico de varios
países de Europa Occidental, ofrece educación y atención médica gratuitas, viviendas de bajo
costo, pensiones de vejez, retiro y enfermedad, transferencias directas hacia los
desempleados y los pobres, así como otros programas sociales de diversa naturaleza. En los
últimos años se ha revertido en parte la tendencia que llevó a la ampliación de funciones
característica de los Estados de bienestar. Ello ha sucedido por varios motivos: a) por la
revalorización de la economía de mercado, lo cual lleva a tratar de eliminar las distorsiones
que, sobre la asignación general de recursos, producen estas amplias políticas; b) por los
crecientes déficits que se van generando cuando el gasto público se amplía de esta manera;
c) por la ineficiencia de muchas de estas políticas para erradicar los males sociales que se
proponen combatir, en especial en cuanto a la eliminación de la pobreza y el desempleo
(cfhttp://www .eumed.net/cursecon/dic/N.htm).
Lo importante de resaltar en la descripción anterior es que el Estado asume la carga del gasto
social, incluyendo por supuesto las acciones de auxilio social. Respecto del contexto
específico en el cual surge el New Deal, se dice que fue un Programa de reformas económicas
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
53
introducido por F.O. Roosevelten los Estados Unidos en 1933 para hacer frente a la severa
depresión de la época. El New Deal se propuso establecer un sistema de seguridad social
federal para los millones de pobres y desempleados que existían en ese momento, así como
revitalizar la agricultura y la industria, que se hallaban en medio de una profunda recesión. En
la práctica este cambio de rumbo significó que el Estado adquirió un papel en la economía que
no había tenido jamás en los Estados Unidos y la creación de lo que luego se pasó a denominar
Welfare State (Estado de Bienestar). Los problemas creados por esta expansión del sector
público se expresaron con claridad sólo muchos años más tarde. Fue en la década de los
setenta que los presupuestos fiscales deficitarios crearon una fuerte inflación y que se percibió
la incapacidad de muchos programas sociales para lograr los objetivos propuestos, en especial
el de la eliminación de la pobreza. De allí surgió la llamada "revolución conservadora" de la
década de los ochenta, bajo la administración del presidente Ronald Reagan, que impuso un
decisivo viraje hacia una economía de libre mercado.
(14cfhttp://www.eumed.net/cursecon/dic/N.htm).
Como uno de los modelos predominantes en el siglo pasado, el Estado de bienestar social
ayudó al capitalismo a sobrellevar los efectos de las tremendas crisis económicas que se
desataron en el mundo entero como efecto de las tendencias o dinámicas de la economía de
mercado.
Lo importante de resaltar, aunque posteriormente se abundará sobre el Estado de bienestar
es que a partir de que el Estado asume la responsabilidad de la distribución más justa de la
riqueza, los efectos de la crisis impactan menos a las clases populares.
1.9.1 LA ASISTENCIA SOCIAL Y SUS OBJETIVOS.
Aunque no deja de tener otro tipo de objetivos, como el de control social y control político. En
las doctrinas políticas radicales se ha visto con mucha reserva la actividad de las instituciones
religiosas o las asociaciones filantrópicas a favor de las clases necesitadas, se considera
como un "paliativo" para evitar los estallidos sociales, sobre todo después de las amargas
experiencias experimentadas en Francia, Alemania e Inglaterra en el siglo XIX. Para evitar
entonces que se llegue a los extremos experimentados por esas sociedades durante del
periodo antes mencionado, la burguesía, que ha sabido integrar adecuadamente sus propias
contradicciones, lo que hace es llevar a cabo la caridad laica.
La caridad se constituye entonces en una forma de control social, entendiendo este concepto
de manera socio política como:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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El auxilio social reviste entonces en esta época (desde la implantación del liberalismo
económico o del modo de producción capitalista) una función adicional que muy
probablemente opaca a las demás funciones: se constituye en un mecanismo que controla el
descontento de las grandes masas empobrecidas que han perdido la oportunidad y la
costumbre de luchar para salir de la penuria económica. En las sociedades de capitalismo
dependiente como la nuestra, el efecto es mucho más intenso, puesto que las desigualdades
sociales son mucho mayores que en las sociedades capitalistas desarrolladas, donde la
mayoría de la población parte de una base común de bienestar, a la cual tiene acceso la
mayoría, situación que no es propia de las sociedades subdesarrolladas.
La asistencia social en nuestra época implica que la actividad de auxilio se lleva a cabo a
través de todo un sistema normado y reglamentado y hasta cierto punto burocratizado. Esto
quiere, en el contexto de la teoría de Max Weber acerca de las formas de dominación, que la
asistencia social obedece a los criterios de un modelo predominante: la forma de dominación
racional con administración burocrática.
Independientemente de que la asistencia sea privada o pública, obedece a una reglamentación
nacional, misma que será motivo de análisis en este estudio, a la cual deben ceñir sus
actividades. Por otra parte, con independencia de la naturaleza de la asistencia, en ambos
casos opera a partir de una organización burocrática (administrativa) cuya base de
funcionamiento opera a través de una "meritocracia" bien definida en la misma ley. De tal forma
que las características entre ambos tipos de asistencia (pública o privada) son muy parecidas.
Resumiendo, el concepto general que engloba a todas las posibles acciones humanas de
ayuda al prójimo es la "asistencia", de esta se pueden desprender tres grandes modalidades:
la caridad, cuya base o plataforma es religiosa;
la filantropía, cuya plataforma es laica y tiene que ver más con la
simpatía hacia el prójimo, y
la asistencia social, que en este momento tiene dos signos: pública y
privada, y cuyo fin específico, además de la ayuda al prójimo, consiste
en mantener a salvo a toda la estructura económica y de poder vigentes.
1.10. EL RENACIMIENTO DEL LIBERALISMO. EL ESTADO NEOLIBERAL.
Es a partir del fin de la guerra fría, justo cuando la economía soviética se manifiesta incapaz
de competir y de seguir el ritmo de gastos impuestos por Estados Unidos en referencia al
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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armamento y la investigación en armamento, que las doctrinas económicas dejan de tener un
matiz que las acercaban hacia la izquierda más liberal o hacia el liberalismo más preocupado
por las condiciones y circunstancias de las clases necesitadas.
La caída del comunismo o del socialismo real no significó solamente la caída de los regímenes
autoritarios que se escudaban bajo una ideología de lucha social, de preocupación por los más
necesitados, sino que significó también la decadencia (al menos momentánea) de las doctrinas
sociales en el occidente capitalista. Aunque esa tendencia se perfilaba ya desde la década de
los ochenta, cuando toma posesión de nuevo el partido republicano en Estados Unidos con la
presidencia de Ronald Reagan y se genera lo que los especialistas han calificado como la
"revolución conservadora": dos de las economías más fuertes del mundo capitalista, Estados
Unidos e Inglaterra cambian el rumbo y el concepto de sus economías y tratan de favorecen
(influir, impulsar o incluso presionar) el cambio de la economía mundial a través de la influencia
que ejercen en los organismos internacionales relacionados con el comercio: Banco Mundial
y Organización Mundial de Comercio.
El cambio que trataron de impulsar se ha llamado "neoliberalismo", capitalismo salvaje o
"turbocapitalismo", siendo la primera de las denominaciones la más usada y conocida, en tanto
que las dos restantes, especialmente la segunda, tiene un sentido peyorativo y la tercera
simplemente describe la naturaleza "acelerada" de las medidas que tratan de imponer la visión
capitalista en el resto del mismo.
Sin entrar en detalle de las características más relevantes del neoliberalsmo o turbocapitalismo
o capitalismo salvaje, simplemente se enunciarán algunas de sus principales rasgos y se
precisará el sentido de cada término y la relación que guardan entre sí.
Aclarando se puede señalar que el término "neoliberalismo" se refiere al aspecto o nivel
ideológico, de tal forma que se puede distinguir entre el capitalismo salvaje o a ultranza como
la condición real de la organización económica que se está viviendo en los países de la mayor
parte del mundo, ya sea que pertenezcan a las economías llamadas subdesarrolladas o de
capitalismo dependiente (que al mismo tiempo se pueden clasificar en economías
subdesarrolladas atrasadas o emergentes) y las economías de capitalismo desarrollado o
"metropolitano".
Se distingue entonces entre el hecho real, que está formado por:
a) La organización de la economía interna de los países desde una
serie de principios y presupuestos específicos,
b) La función asignada al Estado o mejor dicho al gobierno a partir de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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los principios determinados antes mencionados, y
c) La organización regional y mundial del comercio y de la economía a
partir de los principios.
d) La aplicación de políticas tendientes a disminuir el tamaño del Estado
y de su aparato burocrático.
e) La tendencia a la privatización de lo estatal, especialmente lo
referente a la prestación de servicios sociales y asistenciales.
Todo este hecho o status real se puede calificar como "turbo capitalismo" o "capitalismo
salvaje". Mientras que los principios a los cuales se ha hecho alusión y que básicamente
consiste en un retorno al "dejar hacer, dejar pasar", libertad irrestricta en el nivel económico.
La confianza ciega en que las fuerzas del mercado a través de la ley de la oferta y la demanda
pueden regular y equilibrar los precios de los productos; la prohibición de que el gobierno sea
empresario tenga o administre empresas y que establezca límites a la propiedad privada. Todo
ello pertenece a la esfera de lo ideológico.
En la actualidad la implementación del capitalismo salvaje a nivel mundial se está llevando a
cabo a través de lo que comúnmente se ha denominado "el consenso de Washington", el cual
es descrito así:
El Consenso de Washington es la aplicación de los diez instrumentos de política económica
neoliberal para llevar adelante el objetivo de un sistema capitalista mundial basado en la
libertad del mercado para operar, donde predominan los más «aptos» en una especie de
«darwinismo social», donde la vida social se concibe gobernada por las leyes de la
competencia y del conflicto, llevando a una selección natural de la supervivencia del más apto
y a la eliminación del más débil. (Osear René Vargas, 2002).
Respecto de su origen el economista Max Larraín señala que el nombre "Consenso de
Washington" fue utilizado por el economista inglés John Williamson en la década de los
ochenta, y se refiere a los temas de ajuste estructural que formaron parte de los programas
del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, entre otras instituciones, en la
época del re-enfoque económico durante la crisis de la deuda desatada en agosto de 1982.
Algunos se refieren a la "Agenda de Washington", otros a la "Convergencia de Washington" y
unos pocos la llaman la "Agenda Neoliberal". Años más tarde, Williamson convocó a una
cincuentena de economistas de varios países, entre ellos varios latinoamericanos, a una
conferencia que tuvo lugar el 6 y 7 de noviembre de 1989, en la capital federal, destinada a
analizarlos avances alcanzados y las experiencias obtenidas de la aplicación de las políticas
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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de ajuste y de reforma estructural impulsadas por el consenso de Washington. Las
conclusiones que de esta conferencia surgieron dieron para un libro, el que fue editado por el
propio Williamson y publicado por el lnstitute of lnternational Economics de Washington. (Max
Larraín).
Específicamente los diez instrumentos a los cuales hacen referencia los economistas
neoliberales son:
(1) Disciplina fiscal: No más déficit fiscal.
Presupuestos balanceados. Grandes y sostenidos déficit fiscales constituyen la fuente primaria
de los trastornos macroeconómicos que se manifiestan como procesos inflacionarios, déficit
de balanza de pagos, y fuga de capitales. Reflejan la carencia de coraje político u honestidad
por parte de la autoridad para enfrentar el gasto público con los recursos disponibles. Un déficit
de presupuesto operacional que sobrepase un 1% a 2% del PIB se considera prueba
fehaciente de una falla en la política aplicada, a menos que este exceso se haya utilizado en
inversiones de infraestructura productiva. Se recomienda estabilizar la proporción deuda-PIB
a no más de 0.4. %.
Este instrumento ha sido uno de los que se han aplicado con mayor rigidez o se han tratado
de imponer con mayor rigidez y a cuyo cumplimiento se condicionan en
muchas ocasiones la ayuda que los países desarrollados o los organismos internacionales
prestan a los países menos favorecidos económicamente.
Adicionalmente, el efecto que tiene tratar de lograr un "presupuesto sin déficit" con el menor
déficit posible, al menos dentro de los parámetros del consenso de Washington, es el recorte
de los gastos superfluos, entre los cuales se cuentan los gastos en materia de seguridad social.
En el caso de nuestro país, la disciplina fiscal es una política adoptada prácticamente desde
el régimen de Miguel de la Madrid.
(2) La inflación como parámetro central de la economía.
Para Williamson no aparece claro que las reformas promovidas por Washington apunten a
solucionar todos los problemas que enfrentan los países de América Latina, es el caso de las
políticas antiinflacionarias, las que se suponen consecuencia del régimen de disciplina fiscal
recomendado. En mi opinión, como las políticas de ajuste y reforma estructural tienen su origen
en la crisis de la deuda, no es de extrañar que el control de la inflación sea un asunto prioritario
para los organismos acreedores. Lo anterior no invalida el hecho de que la inflación
descontrolada constituya, en última instancia, una carga que afecta a todos los sectores, pero
con mayor fuerza a los estratos sociales más débiles.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Como regla general, los países parecen haber adoptado la inflación como el parámetro
referencial del modelo económico, alrededor del cual se mueven y se subordinan los otros
parámetros, incluido el desempleo. (Max Larraín).
En el caso de nuestro país, ha sido una preocupación muy importante, desde el periodo de
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) se ha tenido mucho cuidado en que la inflación no
rebase los cauces de lo establecido por los organismos internacionales y es quizá el parámetro
que más cuida el Banco de México, a pesar del cambio de régimen.
(3) Prioridades en el gasto público.
La necesidad de cubrir el déficit fiscal presenta la disyuntiva entre aumentar los ingresos
fiscales o reducir el gasto público. El consenso de Washington, influido por los economistas
"reaganianos" ("supply-siders"), optó por favorecer la reducción del gasto público. No se
necesita mucha imaginación para deducir a quiénes favorece esta política y a quiénes no.
Desde luego que los sectores más ricos de una sociedad resistirán una redistribución por la
vía tributaria, prefieren la reducción del gasto público, aunque signifique el fin del estado de
seguridad social.
El consenso de Washington, especialmente las instituciones supranacionales que lo integran
poseen marcadas opiniones respecto a la composición del gasto público. Lo catalogan en tres
categorías diferentes: subsidios, educación y salud, inversión pública.
Los subsidios deberán reducirse, incluso eliminarse, en el caso de empresas fiscales
deficitarias. Por contraste, el gasto en educación y salud es considerado como la quintaesencia
del gasto fiscal apropiado, en su carácter de inversión en capital humano. La inversión en
infraestructura pública es también considerada una forma de gasto público productiva.
El gasto militar es tratado como una prerrogativa inalienable de en este caso gobiernos
soberanos, por lo tanto, fuera del ámbito monitorio de la tecnocracia internacional.
Implementado el consenso de Washington aún dentro de la Era de la Guerra Fría, es muy
acorde con los propósitos de un capitalismo global: desmantela los blindajes económicos
internos, las políticas proteccionistas de los países, que deben someterse al consenso debido
a su deuda externa, pero deja (dejó en su momento) a salvaguarda los intereses de los
inversionistas en la rama militar, de tal forma que no se aplicaron las restricciones
presupuestarias al gasto militar.
(4) Reforma Tributaria.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
59
El aumento del ingreso vía impuestos se considera una alternativa a la reducción del gasto
público para paliar déficits fiscales, Según Williamson, una buena parte de los tecnócratas de
Washington (excepto los pertenecientes a think-tanks derechistas) consideran la aversión del
Washington político al incremento tributario como irresponsable e incomprensible. A pesar de
esto, existe un amplio consenso en el principio de que la base tributaria debe ser amplia,
mientras que la tasa tributaria marginal debe ser moderada. Sin embargo, Washington no
siempre practica lo que predica. En 1993 el Presidente Clinton aumentó los impuestos,
especialmente gravando a los sectores más ricos, con lo que logró pasar desde el déficit al
superávit fiscal, al tiempo que se creaban 16.2 millones de nuevos empleos. Se mantiene
pendiente en Latinoamérica la necesidad de legislar sobre la aplicación del impuesto base a
las rentas obtenidas por activos fuera de las fronteras nacionales ("flight capital"). Un intento
unilateral no tendría ningún impacto sin un acuerdo con el resto de los países que haga efectiva
la obligación. Pero, a su vez, ningún país está en condiciones de iniciar conversaciones al
respecto si no ha legislado sobre la materia.
La reforma tributaria que exitosamente aplicó el presidente Clinton en los Estados Unidos y
que significó una redistribución de las cargas fiscales en perjuicio de las clases más poderosas
económicamente hablando, no ha podido ser aplicada en nuestro país, donde han pasado dos
sexenios (Ernesto Zedillo Pan de León y prácticamente el sexenio actual, del Presidente
Vicente Fox) y no se ha podido implementar una reforma fiscal que amplíe la base del
gravamen.
(5) Tasas de interés.
Existen dos principios generales referentes a los niveles de las tasas de interés que concitan
el apoyo mayoritario en Washington. El primero es que las tasas de interés deben ser
determinadas por el mercado, para evitar distorsiones en la asignación de recursos como
resultados de criterios burocráticos arbitrarios. El segundo principio apunta a la necesidad de
tasas de interés real positivas, para incentivar el ahorro, por un lado y desalentar la fuga de
capitales, por el otro.
El nivel de las tasas de interés constituye un aliciente en la mayoría de los casos para el ahorro
y la inversión extranjera, siempre y cuando dichas tasas de interés se encuentren por encima
del nivel de inflación del país.
(6) Tipo de cambio.
Como en el caso de las tasas de interés, la tendencia es inclinarse por tipos de cambio
determinados por las fuerzas del mercado. No obstante, se considera más importante lograr
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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un tipo de cambio "competitivo", más que el cómo este tipo de cambio se determina. Lo
esencial es que éste sea consistente con los objetivos macroeconómicos planteados. Se
considera que el tipo de cambio real debe ser lo suficientemente competitivo como para
promover el crecimiento de las exportaciones a la tasa máxima que el potencial del lado de la
oferta del país lo permita, al mismo tiempo que se mantenga un eventual déficit de cuenta
corriente a un nivel sustentable. El límite al tipo de cambio competitivo estaría dado por las
presiones inflacionarias que se puedan generar. En todo caso, la filosofía del consenso es que
el equilibrio de la balanza de pagos es mejor servida, por una política de expansión de las
exportaciones en lugar de la sustitución de importaciones.
La política nacional en los últimos dos sexenios se ha encaminado a mantener un tipo de
cambio "real", que opere conforme a la ley de la oferta y la demanda, es quizá una de las
políticas que más se han cumplido en nuestro país.
(7) Política comercial.
La liberalización de las importaciones constituye un elemento esencial en una política
económica orientada hacia el sector externo (orientación hacia afuera). El otro elemento es el
tipo de cambio. El acceso a bienes intermedios importados a precios competitivos se considera
un aspecto importante en la promoción de las exportaciones, mientras que una política
proteccionista en favor de la industria nacional y en contra de la competencia extranjera es
vista como una distorsión costosa que en última instancia termina por penalizar el esfuerzo
exportador y por empobrecer la economía local.
El sistema de licencias de importación es considerado el peor ejercicio de proteccionismo dado
que apunta directamente a la creación de oportunidades para la corrupción.
En opinión de Williamson, una tarifa general moderada entre un 10% y un 20%, con poca
dispersión es aceptable como mecanismo para proteger y orientar la diversificación de la base
industrial, sin mayores costos.
La entrada de nuestro país al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, junto con los
nuevos socios comerciales Estados Unidos y Canadá, ha permitido que desde 1994 se
liberalizara en cierta medida la importación de productos extranjeros, principalmente de los
socios extranjeros, aunque eso ha sido en detrimento de los productores nacionales, tal y
como apuntan numerosos críticos de las políticas económicas de los regímenes más recientes.
(8) Inversión Extranjera Directa. (IED).
La liberalización de los flujos financieros externos no es visto como de alta prioridad. No
obstante, una actitud restrictiva que limite la entrada de la inversión extranjera directa (IEO) es
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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considerada una insensatez. La IED, además de aportar capital necesario para el desarrollo,
provee capacitación y know-how para la producción de bienes y servicios tanto para el
mercado interno como para la exportación.
La IED fue promovida por el mecanismo de intercambios de deuda ("debt swaps"). Esta
solución ha sido de discutida aceptación. El intercambio de deuda contó con el apoyo del US
Treasury, el lnstitute of lntemational Finance y la lntemational Finance Corporation porque se
consideró que cumplía con el doble objetivo de promover la IED al tiempo que se reducía la
deuda externa, mientras que el FMI fue más escéptico por las posibles implicancias
inflacionarias derivadas de una expansión monetaria doméstica.
En México la inversión extranjera tiene el carácter de inversión temporal, ya sea como capital
especulativo o como inversión en maquiladoras, que se retiran del mercado en cuanto
perciben atisbos de inestabilidad política o económica o en cuanto las condiciones
económicas dejan de ser las idóneas.
(9) Privatizaciones.
La lógica de las privatizaciones obedece a la creencia de que la industria privada se administra
más eficientemente que la empresa estatal.
En general, se considera que la privatización de empresas de propiedad estatal (EPE)
constituyen una fuente de ingresos de corto plazo para el Estado. En el largo plazo, se
argumenta, el Estado se libera de la responsabilidad de financiar ulteriores inversiones.
La creencia en la eficiencia superior de la empresa privada ha sido un dogma de fe para
Washington desde hace mucho tiempo. No obstante, la promoción de las privatizaciones en
el extranjero como política oficial de E.E.U.U data de 1985, con la promulgación del Plan
Baker. El FMI y el Banco Mundial han incentivado las privatizaciones en Latinoamérica y en
el resto del mundo desde entonces.
En nuestro país, durante el último de los gobiernos populistas derivados de los regímenes
priístas, el José López Portillo, que fracasó económicamente hablando debido al fin del boom
petrolero, se concluyó con la tendencia empresarial del Estado. Los siguientes regímenes se
han dedicado a desmantelar las propiedades que tenía el Estado, independientemente del
signo o el carácter que tuvieran. En ese sentido el economista Patricio Meller fue uno de los
profesionales invitados que participó en el seminario de 1989. En su análisis del caso chileno,
el especialista expuso lo siguiente: Las privatizaciones más importantes, en términos de valor
neto total, han sido aquellas que constituyen el sector tradicional de empresas de propiedad
estatal (EPE). Este proceso se comenzó en 1986. La lista de las firmas privatizadas incluye a
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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la mayoría de los servicios públicos (electricidad, teléfonos, telecomunicaciones) como
asimismo a la línea aérea nacional y otras. El valor neto total de la enajenación programada
de EPES es de aproximadamente US$ 3.600 millones (Hachette and Lüders 1988).
Los argumentos usuales para la enajenación de EPES no son válidos para el caso chileno,
dado que, en la estela del proceso de medidas de ajuste del sector público llevado a cabo
anteriormente, las EPES presentaban superávit (un indicador de haber sido eficientemente
administradas) y estaban transfiriendo recursos al gobierno central. Más aun, estas empresas
fueron estructuradas de tal forma que eran autofinanciadas; por lo tanto, no podían tener
impacto negativo en el déficit fiscal. La lógica de la enajenación de las EPES fue la reducción
del tamaño del sector público.
En opinión de Williamson, la privatización puede ser muy constructiva en el caso que
promueva mayor competencia. Sin embargo, declara no estar persuadido de que el servicio
público es siempre inferior a la avidez privada como fuerza motivadora. Por otra parte, bajo
ciertas circunstancias, cuando los costos marginales son inferiores a los costos medios (por
ejemplo, en el caso del transporte público) o en presencia de impactos ambientales
demasiados complejos para ser fácilmente compensado por regulaciones (por ejemplo, en el
caso de las sanitarias), Williamson continúa creyendo que la propiedad pública es preferible a
la propiedad privada. Pero este no es el punto de vista de Washington, concluye.
En nuestro país algunas de las empresas estatales más rentables (aquellas que constituían
la demostración de que el Estado no era tan mal empresario) fueron vendidas a particulares,
entre otras: Teléfonos, carreteras y bancos (es de notar que, en el caso de las carreteras y
bancos, los inversionistas privados fracasaron como empresarios en nuestro país). dentro de
las empresas vendidas se encuentra una dedicada al préstamo a particulares y que operaban
con una salud financiera precaria, pero sin pérdidas: el Nacional Monte de Piedad.
El último de los puntos del consenso de Washington es la desregulación:
(10) Desregulación.
Una forma de promover la competencia es mediante la des regulación. Este proceso fue
iniciado en Estados Unidos por la administración Carter, pero fue profundizado durante el
mandato de Reagan. Se le ha juzgado, de manera general, como un proceso exitoso en esa
nación y se ha partido de la base que también puede producir beneficios similares en otros
países, especialmente en América Latina, donde se practicaban economías de mercado
altamente reguladas, al menos en el papel. En un buen número de países de América Latina,
las redes regulatorias son administradas por burócratas mal pagados. El potencial para la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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corrupción es, por lo tanto, alto. La actividad productiva puede ser regulada por la vía
legislativa, por decreto gubernamental o por decisión tomando caso por caso. Esta última
práctica es bastante difundida y perniciosa en Latinoamérica ya que crea incertidumbres y
provee oportunidades para la corrupción. También suele ser discriminatoria en contra de los
pequeños y medianos empresarios, los cuales, a pesar de que son importantes fuentes
creadoras de empleo, raras veces tienen acceso a las esferas más altas de las burocracias.
La política de desregulación en nuestro país es todavía discutible a pesar de la publicidad que
se hace de ello.
Retomando los comentarios de Max Larraín dice que las políticas económicas que
Washington impulsa sobre el resto del mundo se pueden resumir, a grandes rasgos, como
políticas macroeconómicas prudentes, de orientación hacia afuera y de capitalismo en su
versión de libre mercado. El supuesto sería que aquello que es bueno para Washington, es
bueno para el resto del mundo y viceversa. Y añade "En general, no se aprecia una postura
rígida por parte de Washington en la exigencia de llevar a cabo las políticas recomendadas,
especialmente en lo referente a las privatizaciones. " lo cual es discutible, puesto que las
reformas o adopción de las propuestas del consenso de Washington son impulsadas a través
de la presión que se ejerce desde los organismos internacionales.
Se citaron las propuestas del consenso porque directamente orientan la política interna de los
países, incluyendo el nuestro y porque impactan de una manera directa la actividad de
asistencia social.
1.11. LA CIUDADANÍA EL TERCER SECTOR.
La noción de ciudadanía es un concepto básico para nuestro tema, es la posibilidad de ser
parte, de resolver problemas que tienen que ver con el conjunto de la sociedad, su futuro, el
destino de los grupos que la componen y a los que pertenece el actor y también los problemas
de orden individual. Podemos decir que es el producto, la realización de los propósitos de la
participación.
Así el concepto de ciudadanía alude a una relación entre el individuo y el estado, una relación
regida por normas de derecho o por su ausencia o por la ambigüedad (corrupción del derecho).
Forma parte de las garantías de los individuos frente al estado y de las responsabilidades de
este frente a las personas o miembros de una sociedad, así como de las obligaciones de los
ciudadanos frente al estado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Desde el concepto de estado-nación el ciudadano tiene una naturaleza adscriptiva: se es
ciudadano de una nación por el hecho de haber nacido en el territorio que le es propio. En este
sentido la ciudadanía no es voluntaria, para la gran mayoría se trata de una situación impuesta:
el hecho de tener una nacionalidad más otros requisitos -mínimamente la edad, 18 años en el
caso mexicano, define la ciudadanía independientemente de la voluntad de las personas. Esta
asociación no voluntaria es el asentamiento histórico de un régimen democrático (O’Donnell,
Guillermo, 2004).
Por otra parte, la ciudadanía también es un conjunto de derechos que le asigna a los
ciudadanos el estado y específicamente el régimen democrático, especialmente los derechos
de elegir y de ser electo, de participar, organizarse, etcétera, pero la ciudadanía no se agota
en los derechos políticos.
Como bien lo señala Marshall (Marshall, T. H. ,1967), la ciudadanía puede dividirse en civil,
política y social. En sus propias palabras al señalar que el elemento civil está compuesto de
derechos necesarios a la libertad individual libertad de ir y venir, libertad de prensa,
pensamiento y fe, derecho a la propiedad y realizar contratos válidos y el derecho a la justicia.
Este último difiere de los otros porque es el derecho a defenderse y afirmar todos los derechos
en términos de igualdad con los demás y por el correcto encauzamiento procesal. Esto nos
muestra que las instituciones más íntimamente asociadas con los derechos civiles son los
tribunales de justicia.
Por el elemento político se debe entender los derechos de participación en el ejercicio del
poder político, como miembro de un organismo investido de autoridad pública o como un
elector de los miembros de tal organismo. Las instituciones correspondientes son: el
parlamento y los consejos o el legislativo del gobierno local.
El elemento social se refiere a todo lo que va desde el derecho a un mínimo de bienestar
económico y seguridad, hasta el derecho de participar, por completo, en la herencia social y
llevar la vida de un ser civilizado de acuerdo con los patrones que prevalezcan en la sociedad.
Las instituciones íntimamente ligadas con el elemento social son el sistema educacional y los
servicios sociales (Marshall, T. H. ,1967).
En el planteamiento original de Marshall hay una clara concepción evolucionista que se asocia
con la experiencia inglesa, en la cual primero fueron conquistados los derechos cívicos,
después los políticos y, finalmente, los sociales ya en el siglo XX. En el caso de México dicho
evolucionismo no tiene ningún sentido. Aun en nuestros días hay derechos políticos sin que
los civiles sean válidos universalmente; asimismo, para ciertos grupos hubo derechos sociales
que antecedieron a los políticos. La secuencia que se siguió fue que primero se otorgaron
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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derechos sociales limitados, segundo los políticos, y los derechos civiles continúan en espera
de su real aplicación. Esta secuencia, O’Donnell la denomina correctamente patrón nacional
popular (O’Donnell, Guillermo, 2004) y tiene consecuencias profundas sobre la definición de
la ciudadanía.
Por lo tanto, el concepto de ciudadanía opera en esta obra como una categoría sintética
descriptiva y no como algo normativo (Gurza Lavalle, Adrián, 2003). El estudio de la
marginalidad y la exclusión puede ser enriquecido mediante su análisis como formas de
participación ciudadana o subciudadana, no como un deber ser, sino como lo que es, un
obstáculo, un recurso o una oportunidad para la integración. El término de subciudadanía o de
ciudadanía precaria alude a esa incompletitud, a esa falta de coherencia entre los derechos
ciudadanos.
Como bien lo demostró la experiencia posterior al trabajo de Marshall, es decir la pérdida de
derechos por poblaciones específicas, incluyendo la inglesa, los derechos no se conquistan
de una vez y para siempre, sino que se tienden a deteriorar o incluso a perder (Hirschman,
Albert O., 1991). América Latina es una fuente inagotable de ejemplos. Recuérdese la
involución de regímenes democráticos a otros de tipo autoritario durante los años sesenta y
setenta del siglo pasado o, más recientemente, la pérdida de derechos sociales,
fundamentalmente laborales y en algunos casos civiles, por el ajuste económico en la década
de los años ochenta y noventa. La ciudadanía se forja en una tensión constante entre su
ampliación o restricción. Aun en los estados de derecho pueden existir problemas de minorías
que no disfrutan el estatus de ciudadanos plenos o sectores sociales que tienen sus derechos
limitados, como pueden ser los grupos étnicos, de género, pobladores urbanos marginales o
los migrantes de otros países (Smith, M., Ma. Márcia y Víctor Manuel Durand Ponte, 1995).
La ciudadanía es el producto de luchas sociales, del logro de derechos por ciertos grupos o
sectores y su posterior generalización, como el voto, pero también de derechos particulares a
ciertos grupos como los derechos de las mujeres, de grupos minoritarios, como las etnias,
sectores económicos, campesinos y obreros, o lesbianas y homosexuales. Se puede afirmar
que sin participación no se crea ciudadanía; es decir, que; sin la lucha de los miembros de un
determinado estrato, clase o grupo social, difícilmente sus derechos serán reconocidos y
respetados.
La concepción de ciudadanía y los derechos correspondientes no es estática, se amplían no
sólo en el sentido señalado de la ausencia de derechos, sino que se expanden, abarcan
nuevas áreas, como pueden ser los derechos sobre el medio ambiente, sobre el control de los
medios masivos de comunicación, la participación en la toma de decisiones públicas y en el
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
66
ejercicio del presupuesto local. La ciudadanía es un concepto y una realidad ampliamente
dinámica (Arditi, Benjamín, 2003).
Asimismo, la ciudadanía no implica la igualdad socioeconómica considerando que la
desigualdad es un producto de la libertad, de diferencias individuales. Sin embargo, sí implica
la equidad; las diferencias sociales deben tener un límite, sobre todo inferior, la aceptación de
la desigualdad tiene igualmente un margen, no se puede tolerar que partes significativas vivan
en la pobreza y sin derechos.
El concepto de Marshall aplicado a la marginalidad o a la exclusión, entendidas
necesariamente como carencia de bienes o, en sus términos, sin la adecuada participación en
la riqueza producida por la sociedad, hace que el concepto sea necesariamente, por definición,
a una forma precaria de ciudadanía.
Cuando decimos que sólo por medio de la política se puede salir de la marginalidad y lograr la
ciudadanía plena, estamos afirmando que; por medio del ejercicio de los derechos individuales
o civiles, de la justicia y el estado de derecho y de los derechos políticos plenos, se puede
integrar el actor a la sociedad, mejorando su participación en la riqueza social. En este sentido,
es importante la tesis de Guillermo O’Donnell de que la existencia o el logro de ciertos
derechos, como los políticos en el caso de México y de América Latina, pueden ser utilizados
por la población para impulsar el logro de otros derechos, como los cívicos, los cuales a pesar
de existir formalmente son muy poco respetados (O’Donnell, Guillermo, 2004).
Para los fines de este trabajo es importante recuperar otra de las tesis de Guillermo O’Donnell
(O’Donnell, Guillermo, 2004) acerca de considerar al ciudadano como un agente, es decir,
como “un ser dotado de razón práctica: usa su capacidad cognitiva y motivacional para elegir
opciones que son razonables en términos de su situación y sus objetivos, para los cuales,
excepto prueba concluyente en contrario, es considerado el mejor juez”. La presunción de
agencia, la capacidad de actuar responsablemente, es un hecho institucionalizado, es
legalmente sancionado (derechos y obligaciones), es además una definición como un ser
moral, al que los demás le reconocen la capacidad de agencia, como alguien responsable por
la elección de sus opciones, al menos por las consecuencias directas de las mismas.
La presunción de agencia implicada por el régimen democrático constituye a cada individuo
como una persona legal, portadora de derechos subjetivos. La persona legal elige opciones, y
se le asignan responsabilidades por ello, porque el sistema legal presupone que es autónoma,
responsable y razonable (O’Donnell, Guillermo, 2004).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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La definición del ciudadano como agente recupera la relación entre la persona y el sistema
político y permite la delimitación de la agencia, de sus capacidades y potencialidades, así
como de sus límites y obstáculos, desde la posibilidad de ser autónomo y libre en un contexto
determinado.
O’Donnell señala que cuando el estado muestra déficit en la eficacia de sus instituciones, en
la efectividad de su sistema legal y, no menos importante en su credibilidad en tanto estado
para la nación la ciudadanía encuentra serios problemas. Estas carencias del estado son
características de las naciones latinoamericanas y en la actualidad tienden a ser más graves.
Inserto en una sociedad profundamente desigual, con amplios sectores marginales o excluidos
el estado burocráticamente ineficiente y económicamente colonizado no puede cumplir con su
dimensión de legalidad. Ofrece como mucho una legalidad truncada que descuida el efectivo
ejercicio de muchos derechos de la población.
En consecuencia, este tipo de estado es incapaz de actuar como filtro y moderador de las
desigualdades sociales, incluso tampoco puede ofrecer una afirmación nacional creíble, la
definición de un nosotros (O’Donnell, Guillermo, 2004).
En la medida en que el referente de esos derechos es el individuo, las debilidades del estado
se proyectan sobre la ciudadanía tornándola precaria. Como es obvio, esta precariedad será
mayor entre los sectores marginales o excluidos y lo será aún más en aquellas zonas
designadas como “marrones” por Guillermo O’Donnell (O’Donnell, Guillermo, 2004), en las
cuales hay subregímenes autoritarios.
En síntesis, el concepto de ciudadanía nos permite enriquecer, contextualizar, las formas de
participación en el mundo de la marginalidad y la exclusión y establecer su relación con el
sistema político. Pero también nos previene de cosificar el concepto, definiéndolo como una
meta o tomándolo como elemento de juicio: hay o no hay ciudadanía. Nos obliga a asumirlo
como un proceso tanto positivo como negativo o incluso como insuficiente para las nuevas
condiciones de la transformación social y, por lo tanto, como un proceso que puede ser
redefinido por ejemplo frente a los riesgos mundiales (Beck, Ulrich, 2002) o ante la relación
con la naturaleza.
Por otra parte, el concepto de participación también es de suma importancia para el presente
trabajo, ya que esta es una constante en todos los grupos humanos. Salvo las personas
incapacitadas física y mentalmente, que viven aisladas o recluidas en núcleos familiares u
hospitalarios, el resto de la población desarrolla algún tipo de participación social, es una forma
inherente a ser parte de una comunidad o de una sociedad. Es cierto que se participa en las
más diversas actividades y con los más variados objetivos, se participa en la vida familiar, con
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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los amigos del barrio, en distintas instituciones como la escuela, la universidad, la iglesia, el
club deportivo, el trabajo, la organización gremial, en partidos políticos, en organizaciones
comunitarias y en muchos más espacios sociales o institucionales. También es ampliamente
reconocido que la participación en las más distintas esferas está relacionada, se le reconoce
como vida asociativa, capital social (Coleman, James, 1990), (Coleman, 1990; Putnam 1996),
lo cual es el cemento de una sociabilidad moderna; fue la participación vigorosa de los
norteamericanos lo que le pareció a Tocqueville (Tocqueville, Alexis, 1957) una de las
características más importantes de la democracia americana. Asimismo, está ampliamente
aceptado que, en las sociedades más primitivas, en la medida en que los roles están poco
diferenciados, la participación se reduce a algunas pocas actividades, el propio individuo goza
de una autonomía limitada. En la medida en que las sociedades se tornan más complejas, en
que se van diferenciado los subsistemas sociales, las posibilidades de participación se amplían
significativamente, lo que, desde luego, no implica que todos participan en todas las
actividades. Las historias de vida de las personas van trazando, de acuerdo con sus
decisiones, rutas que los circunscriben a espacios sociales, institucionales, que hacen de su
participación algo más o menos especializado, limitado.
Hay, es verdad, ciertos espacios que son más amplios, casi comunes al conjunto de los
miembros de una sociedad: la participación en la familia, en la vida del barrio, en la religión,
en la cultura, en la política, en el trabajo, en el consumo; en este sentido la marginalidad o la
pobreza no significa ausencia de participación, significa que se participa en el margen, en las
orillas de algunos subsistemas. En el trabajo se participa en actividades inestables, precarias,
mal remuneradas, sin prestaciones; asimismo, se participa en el consumo, en el mercado de
bienes y servicios, consumiendo muy poco, en ocasiones ni siquiera lo indispensable para
sobrevivir con dignidad. Pero el ser marginal puede relacionarse con altos niveles de
participación en actividades como las religiosas o comunitarias; es decir la marginalidad no es
ausencia de participación, es una forma específica de participar en la sociedad.
La participación puede crear capital social, generar confianza y responsabilidad, reciprocidad;
pero, sobre todo, puede modificar las relaciones con el gobierno, exigir el cumplimiento de sus
derechos, que la administración sea eficaz y la rendición de cuentas (Putnam, Robert D.,
1996). Hay un círculo virtuoso asociado a la participación eficiente, es decir, a la participación
que tiene un efecto en el rumbo del sistema político y más específicamente del gobierno.
Sin embargo, en la literatura también se destaca el hecho de que la participación social es un
fenómeno escaso (Durand Ponte, Víctor Manuel, 2004). En la sociedad mexicana la
participación en organizaciones o asociaciones sociales y políticas es muy limitada, el capital
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social medido por el asociativismo es muy pobre; se aúna a ello una falta de confianza
generalizada en las personas y en las instituciones (Durand Ponte, Víctor Manuel, 2002), con
lo cual las virtudes del capital social están prácticamente ausentes. La participación política,
en especial la electoral, fue alta durante el régimen autoritario comandado por el PRI (1929–
2000); se trataba de una participación que no puede ser denominada como política, en su
sentido moderno, sino tradicional, se apoyaba al régimen emanado de la Revolución
mexicana, se trataba de un apoyo más emocional que racional. Ahora que la pluralidad y la
elección se tornan reales y necesarias, la participación política declina en paralelo con la crisis
de las instituciones políticas, en especial de los partidos políticos y del Poder Legislativo; la
desconfianza desprovista de sus contrapesos afectivos impone un alejamiento de la política,
favorece al apoliticismo, la apatía.
Aun afuera de la especificidad de la realidad mexicana, la participación en general es un
fenómeno limitado, sobre todo la participación colectiva que es la más relevante en el mundo
de los marginales o excluidos. Siguiendo a Elinor Ostrom (Ostrom, Elinor, 2000) podemos
recordar los tres modelos que tratan de explicar por qué la participación en emprendimientos
colectivos suele ser escasa y de poca duración. El primero es el denominado “tragedia de los
comunes”, “la ruina es el destino hacia el cual todos los hombres se precipitan, persiguiendo
cada uno su propio interés en una sociedad que cree en la libertad de los bienes comunes”
(Hardin, Garrett, 1968). El segundo modelo es el descrito en el juego “dilema del prisionero: la
falta de información, la desconfianza y la búsqueda del interés individual, lleva a la falta de
cooperación”. El tercero es la lógica de la acción colectiva desarrollada por Mancur Olson
(Olson, Mancur, 1965), quien sustenta la dificultad de lograr la acción colectiva o que los
individuos persigan el bien común, en contraste con la búsqueda del bienestar individual; el
argumento central descansa en el supuesto de que alguien que no puede ser excluido de los
beneficios de un bien colectivo una vez que éste se ha producido, tiene pocos incentivos para
contribuir de manera voluntaria a participar en la lucha por conseguirlo o mantenerlo; la
conducta de esta gente la denomina como free rider o gorrón.
Mas sin embargo estos modelos que han sido objeto de amplias investigaciones, no consiguen
anular el hecho de que en muchos casos se presenta dicha participación con resultados
exitosos, ya sea en la administración de bienes comunes (Ostrom, Elinor, 2000), en la
generación de movimientos sociales o simplemente en luchas sociales de los más variados
signos que alcanzan sus objetivos. Todo ello habla de grupos, como los étnicos, que conservan
la acción comunitaria como base de su vida cotidiana. En resumen, no existe una
interpretación que dé cuenta de la enorme variedad de factores que intervienen en la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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explicación de la participación social y política; es un tema aún abierto que debe ser estudiado
con amplitud de criterio.
Además de lo anterior, otro concepto que es necesario mencionar, es lo que se entiende como
Organizaciones No Gubernamentales, así como sus características básicas, cuestiones que
revisaremos a continuación.
Algunas organizaciones de la sociedad se constituyen como personas jurídicas de derecho
privado bajo la forma de asociaciones civiles o fundaciones identificándolas comúnmente
como "Organizaciones No Gubernamentales", término que agrupa un muy variado tipo de
asociaciones tan amplio, complejo y heterogéneo entre sí como: hospitales, escuelas, clubes
deportivos, centros de prestación de servicios comunales, de formación profesional, culturales,
recreativos y muchos otros.
Ante esta variedad de organizaciones se dificulta establecer una definición única que capte los
rasgos más importantes de este actor social emergente. Las siglas ONG, aunque han ganado
un reconocimiento mayoritario, sólo recogen la connotación negativa en el sentido de no ser
gubernamentales, pero no precisan las características de ese conjunto tan heterogéneo, al
cual además también se le identifica de formas tan diversas como "sector no lucrativo",
"sociedad civil", "sector del voluntariado" y "organizaciones de desarrollo social", entre otras.
Francisco Covarrubias (Covarrubias, Francisco 1992) define las ONG's como instituciones
privadas de la sociedad civil -vinculadas al quehacer social- que operan como cuerpos
intermedios entre el Estado y la comunidad de base, algunas consideradas alternativas por
cuanto sus programas de acción son realizados en contraposición a los emprendidos por el
gobierno. En una línea similar encontramos a Mario Padrón (Lavadenz Mantilla, Fernando
1992) quien las define como organizaciones privadas sin fines de lucro, públicamente
registradas o con estatus jurídico, cuya principal función es llevar a cabo proyectos de
desarrollo que favorezcan a los sectores populares y por lo cual reciben soporte financiero,
casi siempre de otras ONG's de países industrializados que operan en el campo internacional.
Estos autores coinciden con Vargas (Vargas, Mireya 1999), al señalar que dichas
organizaciones están vinculadas al ámbito privado que demuestra interés por lo público, y así
se distinguen del Estado y la colectividad. Contrario a esta posición Morales (Morales, Carlos
Antonio 1998), considera poco afortunado destacar el carácter privado de estas
organizaciones, aun cuando estén orientadas hacia el interés público, por cuanto en la esfera
privada se ubican empresas y corporaciones estatales que encuentran su lógica en la defensa
de intereses particulares, económicos o sectoriales, comportándose como organizaciones de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
71
mercado; mientras en la esfera social pública es donde se encuentran los movimientos y las
instituciones que, aun cuando formalmente privados, persiguen objetivos más del colectivo.
Bresser y Cunill (Bresser, Luiz y Nuria Cunill 1998), entienden lo público como lo que es de
todos y para todos, opuesto tanto a lo privado que está volcado al lucro o al consumo como a
lo corporativo que está orientado a la defensa de los intereses sectoriales o grupales. Dentro
de lo público distingue lo público estatal y lo público no estatal, con lo cual se muestra que la
responsabilidad de participar en la satisfacción de las necesidades colectivas de la sociedad
no es un campo donde el Estado es única opción, ya que la esfera pública que se ocupa de la
producción social tiende a ampliarse con la incorporación de estos nuevos actores.
Algunos autores (Cernea, Covarrubias; Bressery Cunill y Morales) vinculan las ONG's al Tercer
Sector por ser un espacio de participación y experimentación de nuevos modos de pensar y
hacer sobre la realidad social, con una propuesta organizacional, una vez de carácter
instrumental y otras veces política, que busca una estrategia alternativa orientada por el interés
general ante los programas de acción ofrecidos por el Estado. A diferencia de esta propuesta,
Defourney, (Defourny, Jacques 1997) plantea que el Tercer Sector está formado además por
aquellas organizaciones que prestan servicios a sus miembros, como las mutuales, las
cooperativas y las asociaciones profesionales.
Todos los autores señalados coinciden en reconocer una externalidad positiva a las ONG's ya
que incorporan de entrada un cúmulo de virtudes entre las que podríamos señalar las
siguientes:
Altruismo: Por su particular relación para la prestación de servicios de solidaridad y responder
a las necesidades de grupos vulnerables en áreas no atendidas por el sector gubernamental.
Autonomía frente al Estado: Son distintas e independientes de los gobiernos y auspician el
desarrollo de una institucionalidad alternativa. No son parte integrante del aparato de gobierno
nacional, regional o local, aun cuando reciban subsidios públicos no se ejerce sobre ellos
ningún tipo de autoridad oficial, a excepción de la derivada de las funciones regulatorias.
Autogobierno: Las autoridades internas de los entes determinan por sí mismas las
actividades que llevan a cabo, éstas no son determinadas por gobierno ni por una empresa
privada.
Adhesión libre y voluntaria: Reúne personas por adhesión libre que establecen entre ellas
relaciones de igualdad, sin fines de lucro, pues no reparten beneficios para el conjunto de
titulares de la misma e incorporan aportes voluntarios de tiempo y dinero.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
72
Institucionalización: Presentar rasgos de organización de sus actividades en torno a fines
relativamente persistentes. Los grupos no pueden ser efímeros y sus miembros deben ser
distinguibles de los no miembros Tener un registro que le dé personalidad jurídica.
Sin fines de lucro: Los entes no distribuyen beneficios ni dividendos; el superávit que arrojen
los. balances se revierte a favor de la misión institucional. Sus objetivos no se orientan a fines
comerciales o a producir beneficios. De participación, puesto que son proveedoras de canales
de participación, dando un aporte al empoderamiento social y, en particular, al desarrollo de
capacidades y habilidades para que las propias comunidades intervengan en su propia
conducción.
De participación: Son proveedoras de canales de participación, dando un aporte al
empoderamiento social y, en particular, al desarrollo de capacidades y habilidades para que
las propias comunidades intervengan en su propia conducción.
De acuerdo con estos criterios se pueden considerar ONG's las asociaciones profesionales,
partidos políticos, iglesias, sindicatos, asociaciones de vecinos y cooperativas, tal como lo
confirma las propuestas de clasificación de las ONG's presentadas por Gruson (Gruson,
Alberto. 1997) y González, (González, Rosa Amelia, 1998) algunas de éstas registradas en el
Portafolio Social, como señalamos en páginas anteriores.
1.12 EL TERCER SECTOR.
1.12.1. LA ECONOMÍA DE SOLIDARIDAD
La economía solidaria o economía de solidaridad es una búsqueda teórica y práctica de formas
alternativas de hacer economía, basadas en la solidaridad y el trabajo.
El principio o fundamento de la economía de solidaridad es que la introducción de niveles
crecientes y cualitativamente superiores de solidaridad en las actividades, organizaciones e
instituciones económicas, tanto a nivel de las empresas como en los mercados y en las
políticas públicas, incrementa la eficiencia micro y macroeconómica, junto con generar un
conjunto de beneficios sociales y culturales que favorecen a toda la sociedad.
Ha habido diferentes intentos por catalogar las organizaciones sin fines de lucro. Se han
catalogado como “organizaciones no gubernamentales”, “sociedad civil”, o en otros países,
como el sector “voluntario” o “independiente”.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
73
Según algunos estudios recientes, otra manera más útil de verlas es como un “tercer sector”
de la sociedad moderna, igualmente complejo como el primero (el mercado), o el segundo (el
Estado)
Las entidades pertenecientes al tercer sector son: organizaciones formales; privadas, sin
injerencia de gobiernos; sin fines de lucro, que no reparten beneficios para sus gestores;
autónomas, que controlan sus propias actividades; y voluntarias, en el sentido de que la
pertenencia a ellas no es impuesta por ley. A esta definición podría añadirse otro rasgo:
típicamente, las organizaciones del tercer sector producen bienes colectivos en el sentido de
que sus productos están orientados hacia el mejoramiento del bienestar de la sociedad en su
conjunto, o de subgrupos específicos, identificados como merecedores de atención especial.
La importancia del tercer sector está reflejada en un creciente cuerpo de investigación
académica en muchos países. Hace siete años se creó una asociación internacional de
investigadores especializados en estudios del tercer sector (ISTR), que tiene más de 600
miembros de 70 países (La principal contribución del estudio sería precisamente el
refinamiento metodológico para la búsqueda de los datos, lo que en un enfoque cuantitativo
resulta de gran importancia). Según una encuesta de sus miembros, la motivación principal es
apoyar no solamente la investigación sino también la creación de redes regionales y la
educación formal e informal.
Como suele ocurrir en muchos otros campos de investigación, los estudios sobre el tercer
sector están concentrados en los países más desarrollados. Sin embargo, hay cada vez más
estudios comparativos.
1.12.2. LA ECONOMÍA SOCIAL
Este mayor protagonismo del tercer sector no está exento de ambigüedades y contradicciones
puestas de relieve por muchos autores (Defourny, J., Favreau, J. L., Laville, J. L., 1998; Döring,
R., Kegler, M., ed., 1996). Por un lado, se señala su creciente dependencia financiera e
institucional de la administración pública, su concomitancia y posibles manipulaciones
políticas, las dificultades de articular los intereses particulares con el interés general, la
verificación de su representación, etc., y por el otro, se citan las precarias condiciones de
trabajo, el «secuestro» de la voz de los pobres en manos de una creciente profesionalización,
la irrupción de criterios de gestión empresarial, más jerárquicos y menos participativos, la
creciente competencia ínter-asociativa, el riesgo de abandonar la lógica de la donación y la
reciprocidad por la búsqueda de beneficios, etc.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
74
A pesar de estas contradicciones, potenciales y reales, las actividades y funciones del tercer
sector se han ampliado y diversificado. Cabe distinguir varios niveles.
Un primero se entronca con el aislamiento y la marginación que genera la exclusión. Participar
en una organización voluntaria, ¿no es el primer paso para romper con estas circunstancias?
¿No es éste el camino seguido por millares y millares de jóvenes, no tan jóvenes y personas
mayores para dejar su apartamiento? A menudo, esta participación significa encontrar una
identidad, una función social más o menos reconocida, unos compromisos con unas reglas
colectivas, el aprendizaje de aptitudes preelabórales. En muchas ocasiones, las
organizaciones socio voluntarias son verdaderas escuelas de ciudadanía y de democracia e
incluso fuentes de innovación.
En el itinerario descendente de la exclusión, en el ascendente de la inclusión y en el horizontal
de fuera hacia adentro, caben multitud de funciones tales como: las actividades preventivas,
motivadoras, formativas, informativas, de seguimiento, de mediación y negociación, de
interlocución y partenariado. La provisión de estas funciones, que a menudo se transforman
de una cierta informalidad en servicios reglados, es una de las causas de la expansión del
tercer sector.
Un tercer nivel es el dar la voz y a veces su capacidad de presión a las personas que
precisamente porque son más vulnerables y excluidas de los mecanismos de representación,
no tienen ni la una ni la otra. No siempre los que dicen ser la voz de las personas excluidas
las incorporan o las representan y ello constituye un debate complejo que debería empezar
por preguntarse por las condiciones materiales que permiten u obstaculizan su participación.
Pero es constatable que determinados colectivos (discapacitados, expresos, gitanos,
desempleados, jóvenes) en función de su propia especificidad y problemática, o sobre una
base territorial (barrio, pueblo, zona), casi siempre local, se agrupan, toman conciencia
colectiva, plantean sus reivindicaciones y demandas, inician procesos de interlocución, crean
sus actividades, denuncian situaciones, etc.
Todos los análisis sociológicos dan cuenta del aumento en calidad y cantidad de las
organizaciones del Tercer Sector pero es imposible comprender este desarrollo sin dirigir la
mirada analítica hacia el carácter peculiarmente relacionar de la sociedad que está naciendo:
se trata de una nueva forma del ejercicio de la ciudadanía, donde los actores colectivos
reconocen su pertenencia a una comunidad política pero fundamentalmente se reconocen a
sí mismos como un conjunto organizado, con grados relativos de autonomía, y se sustentan
sobre bases culturales: que promueven la relación solidaria, operativas: que viabilizan la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
75
gestión institucional, normativas: que regulan la acción de sus miembros y productivas: de
bienes relacionases colectivos.
El tema de definir la identidad de un sector de la sociedad no es tarea fácil. En líneas generales
hemos visto que es posible analizar el tema desde una mirada externa y una mirada interna al
sector. Desde la primera mirada se reconoce que las organizaciones tienen formas de
estructuración y modos de operación particulares, poseen una figura jurídica que determina su
consecuente reglamentación a la que debe atenerse, asumen modalidades y fines
diferenciados de producción de bienes y servicios y, finalmente, establecen para su acción
propósitos y funciones.
Desde la segunda mirada, es necesario recurrir a los sujetos que efectivamente se encuentran
trabajando en su interior, escuchar lo que ellos tienen por decir. Con esta perspectiva se
realizaron las reuniones diagnosticas separándolas en tres grupos focales.
Las organizaciones del Tercer Sector, aunque no puedan ser consideradas un subsistema de
la sociedad, en el sentido habitual de la expresión, y aunque sea problemático incluso
considerarlas como un 'sector' de la sociedad, sin embargo, son una dimensión relevante de
ella, en la cual se expresa la capacidad de asociatividad de esa sociedad, y realizan un aporte
indispensable a sus niveles de integración social (De la Maza 2000). Por ello resulta importante
analizar su situación en dichos procesos.
1.12.3 EL TERCER SECTOR: ENTRE LO PRIVADO Y LO PÚBLICO.
Nos encontramos con dificultades evidentes a la hora de definir el concepto de “Tercer Sector”,
también conocido por tercer sistema y por economía social. Se trata de una definición acotada
por la presencia de otros dos sectores “tradicionales”, es decir, el sector público y el sector
mercantil.
No nos interesa aquí entrar en un debate en torno a las definiciones de tercer sector, sino más
bien, en el análisis de una serie de fenómenos y tendencias de nuestras sociedades del fin del
siglo, que determinan en gran medida, la configuración de un “tercer sector” que se define en
torno a su papel, como una de las manifestaciones de estas tendencias nuevas (y mutaciones)
en nuestras sociedades.
Desde una perspectiva histórica, el tercer sector fue muy importante en la etapa previa a la
creación del estado del bienestar. Muchas de las funciones sociales y de protección que
posteriormente, en la era industrial, fueron asumidas por el estado del bienestar, estaban casi
exclusivamente en manos del sector voluntario y no lucrativo.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
76
Posteriormente, con la consolidación del papel del estado como ente redistributivo, el tercer
sector se ha colocado en los márgenes de la vida pública, apartado por el creciente dominio
del mercado y por las esferas del gobierno. Ahora que los otros dos sectores económicos
disminuyen su importancia, al menos en cuanto a la cantidad de empleo que generan, la
posibilidad de resucitar y transformar el tercer sector y convertirlo en vehículo para la
integración económica y social de muchas personas, y para garantizar la calidad de vida de
nuestras sociedades, parece evidente. Esto sobre todo es así cuando otras dimensiones que
tradicionalmente han sido fundamentales para la integración social la familia, la empresa- han
disminuido su capacidad como factores de integración de un sector social muy importante. En
este sentido, a través de las afiliaciones a organizaciones de voluntarios, muchas personas
superan su sensación de aislamiento personal y, en cierta medida, se convierten en parte de
una comunidad real. Se trata de una necesidad de primera importancia que no puede ser
cumplida ni por las fuerzas tradicionales del mercado ni por las intervenciones públicas.
La globalización del mercado y la disminución del papel gubernamental, tienen como
consecuencia, que las personas se vean impulsadas a organizarse en comunidades y
organizaciones que defiendan intereses comunes para asegurar su propio futuro. Y todo indica
que esta tendencia se verá reforzada en el futuro.
En EEUU mientras que el sector empresarial representa el 80% de la actividad económica y
el sector público contabiliza un 14% adicional del PIB, el tercer sector contribuye, en la
actualidad, con algo más del 6% a la economía y es responsable del 9% del empleo total.
Existe más gente trabajando en este sector de voluntarios que en las industrias de la
construcción, de la electrónica, del transporte o del textil (J. Rifkin, 1994).
En Europa y en los países desarrollados, el tercer sector genera el 4,7% del PIB, ocupan a
18,8 millones de personas. En los países de la Unión Europea ocupan un 10.1% de la fuerza
de trabajo. (J. Estivill, 1996). En Francia, la economía social contabiliza en la actualidad más
de un 6% del empleo total. El equivalente al 4% del PIB del Reino Unido es generado por las
organizaciones no lucrativas o comunitarias y representa en torno al 5% del empleo en
Alemania.
El Tercer Sector juega un papel social cada vez más relevante en los países de todo el mundo.
Las personas crean organizaciones para poder cubrir las necesidades que no están
garantizadas por el mercado ni por el sector público. Jim Joseph, presidente del Council of
Foundations de EEUU, observa que, prácticamente en cada país la gente reserva para sí
misma un espacio intermedio entre los negocios y el gobierno en el que las energías privadas
pueden ser. empleadas para el bien público.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
77
En concreto, el tercer sector viene a ocupar un lugar que no ocupa el sector público ni el sector
mercantil. Sin embargo, el tercer sector también combina e integra dimensiones de la
economía mercantil y de la economía pública. En esta perspectiva el tercer sector responde a
diversas facetas de cambio o de transformación:
1. Las nuevas necesidades sociales, producto de los cambios de fondo que vive la
organización social, no son cubiertas por los mecanismos tradicionales de mercado ni mucho
menos, por la extensión del estado del bienestar. La configuración de estos nuevos mercados,
exige la presencia de actores que podríamos encuadrar dentro del tercer sector. Es decir, se
trata de actividades que requieren nuevas formas de cooperación entre los ciudadanos, las
instituciones públicas y los profesionales-empresarios. En este marco, las organizaciones no
lucrativas y voluntarias, cumplen un papel de intermediación que resulta clave para dar salida
a estas nuevas necesidades sociales. La satisfacción de estas nuevas necesidades sociales,
es un aspecto crucial para garantizar la cohesión social, la calidad de vida y la sostenibilidad
ambiental de nuestras sociedades.2. El declive del estado del bienestar clásico responde a un
doble fenómeno. Por una parte, a las políticas de ajuste y de equilibrios fiscales, exigidas por
la globalización, la liberalización de la vida económica y los requisitos de competitividad. No
es posible alimentar el déficit público, so pena de perder capacidad para competir en una
economía internacional fuertemente interrelacionada. De ahí, la tendencia a los recortes
presupuestarios y del gasto público. Pero, por otra parte, el estado del bienestar se muestra
ineficaz para tratar y para abordar los nuevos fenómenos de la exclusión social, la
individualización de la vida social y, en suma, tiene cada vez mayores dificultades para
intervenir de forma directa en la satisfacción de las nuevas necesidades sociales. En este
marco, adquieren cada vez mayor relevancia, la presencia e intervención de asociaciones y
entidades ciudadanas que pretenden abordar problemas que el gobierno no aborda y, sobre
todo, de dar respuestas, “desde abajo” a los nuevos fenómenos sociales
(Formosa/Jujuy/Mendoza/Río Negro/Santa Fe., 2000).
Así sucede, por ejemplo, en el campo del cuidado a las personas dependientes, de la mejora
del entorno urbano y ambiental, del cuidado de niños, de las actividades culturales, etc. El
tercer sector se basa, principalmente, en un intercambio social y en la reciprocidad, aunque a
menudo con consecuencias económicas tanto para los beneficiarios como para el benefactor.
En este sentido, las actividades para la comunidad son sustancialmente diferentes de las
actividades propias del mercado, en las que el intercambio está basado en aspectos materiales
y financieros y en el que las consecuencias sociales son menos importantes que las pérdidas
y las ganancias económicas. Esta orientación hacia el intercambio social y la reciprocidad es
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
78
lo que define a las organizaciones del tercer sector y lo que las diferencias de las
organizaciones mercantiles y de las políticas públicas.
La idea principal que explica la emergencia y crecimiento de las organizaciones del tercer
sector, es que el mercado no llega a la demanda no solvente y que el estado no tiene recursos
para garantizar la cohesión social.
El asociativismo ciudadano es un fenómeno heterogéneo, que no se configura en un sector ni
se consolida como tal, sino que responde a un movimiento permanente. En su seno están
presentes grandes organizaciones, con grandes recursos y participación de asociados que se
han consolidado en un mercado “no lucrativo”. Piensen, por ejemplo, en organizaciones
mutualistas, en clubes deportivos y sociales, en organizaciones de consumidores, etc. Junto a
ellas, existen, agrupaciones y grupos informales que actúan en espacios sectoriales o
territoriales, y que son la expresión de nuevos movimientos ciudadanos, y que no
necesariamente adquieren formalidad jurídica. Por ejemplo, grupos comunitarios, que actúan
en barrios concretos, y que expresan intereses y motivaciones singulares (mujeres, jóvenes,
grupos de cultura, de solidaridad, etc.). Entre estos extremos, se mueve un conjunto de
entidades y organizaciones diversas que responden a motivaciones y objetivos heterogéneos,
pero que todas ellas tienen en común ciertas facetas que permiten incluirlas en este “tercer
sector” emergente. En todos los casos, se trata de organizaciones motivadas por la solidaridad
y la consecución de objetivos colectivos. Tienen como misión y se organizan con la finalidad
de satisfacer necesidades sociales a partir de la implicación-participación de los propios
afectados o interesados en dichos objetivos. El eje del análisis sobre el tercer sector debe
orientarse al papel que estas nuevas organizaciones, cumplen como agentes de cambio y
expresiones de las mutaciones de nuestras sociedades. El tercer sector va llenando un espacio
en expansión, fruto, a su vez, de la extensión de los llamados “mercados incompletos”
vinculados a las nuevas necesidades sociales insatisfechas. La necesidad de encontrar
nuevas soluciones para cubrir estas necesidades, que ni las empresas mercantiles ni el sector
público son capaces de encontrar, es lo que da fuerza a la emergencia de las organizaciones
del tercer sector. Desde este ángulo, estas organizaciones resultan más idóneas para cubrir
estas necesidades, en la medida que identifican e interpretan con mayor eficacia las
mutaciones sociales en la medida que los propios afectados-implicados, participan en la
búsqueda de soluciones. Integran una fuerte motivación y vocación de sus promotores y
miembros con las soluciones más idóneas para la resolución de los problemas. Combinan de
forma flexible el trabajo profesional-remunerado (imprescindible para alcanzar los niveles de
calidad que las nuevas actividades exigen) con el trabajo voluntario. Ello permite, en muchos
casos, reducir costes lo que permite asegurar una viabilidad a los proyectos emprendidos y
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
79
completar “mercados” que el sector mercantil no podría hacer en una lógica clásica de
mercado (remuneración del capital).
Por tanto, el tercer sector no debe ser reducido a las organizaciones ciudadanas y entidades
cívicas, vinculadas a la defensa de intereses y a la movilización civil. El tercer sector se amplía
a las organizaciones que participan en la vida económica, que gestionan recursos, promueven
proyectos y que cumplen un papel de primer orden en la organización de determinados
mercados, principalmente en aquellos que responden a las nuevas necesidades sociales
emergentes.
Por ello, en un sentido amplio y atendiendo a las mutaciones de fondo que viven nuestras
sociedades, podemos incluir en el concepto de tercer sector, iniciativas que adquieren formas
de autoempleo, microempresas o incluso, iniciativas económicas informales, que nacen y se
desarrollan para dar respuesta a las necesidades sociales, no cubiertas por las empresas
clásicas ni por el sector público.
Ni la palabra voluntario ni el enunciado sin fines de lucro ofrecen una descripción precisa del
tercer sector. El sector está formado por organizaciones de propiedad y control privados, pero
cuya existencia tiene por finalidad la satisfacción de necesidades públicas o sociales y no la
acumulación de riqueza privada. (Drucker, 1968).
1.12.4. EL ESTADO Y EL SECTOR SOCIAL.
Alrededor de las organizaciones del Tercer Sector se han creado amplias expectativas sobre
su papel en el desarrollo, democratización y cambio social. A este sector se le adjudican
importantes virtudes en la solución de problemas sociales, en la generación de innovaciones,
en la capacidad de producción de bienes públicos, en los procesos de democratización y
equidad social. Sobre la base de casos exitosos y algunas anécdotas, se suele generalizar las
ventajas comparativas de algunas de las organizaciones al conjunto del sector. Las ideas
sobre el Tercer Sector como el “lado virtuoso de la sociedad” y la fuerza democratizadora de
cambio, suelen estar acompañadas de una historia que subraya el origen “desde abajo” de
sus organizaciones y su actuar desinteresado y altruista por fuera de las instituciones públicas,
el gobierno y la política (Skocpol, T. 1996).
Contrario a la visión que se suele presentar al tercer sector como el de un grupo conformado
por organizaciones independientes de las instituciones públicas, de la política, del poder y del
gobierno, la historia de un amplio número de estas entidades ha estado ligada a la formación
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
80
y transformación del Estado, a los arreglos institucionales inherentes a estos cambios y a la
relación directa con los diversos actores intervinientes en esas transformaciones.
La dinámica histórica de las organizaciones del tercer sector, como lo hemos mostrado en el
estudio de estas organizaciones para Colombia no puede ser entendida por fuera del contexto
de oportunidades y limitaciones ofrecidas por los diversos arreglos institucionales, las
definiciones públicas sobre las responsabilidades en torno a lo social y la relación con los
actores del sistema político. (Villar, R. 2001). La interdependencia con otras organizaciones y
con las instituciones públicas más que el aislamiento e independencia permiten entender la
dinámica de las organizaciones del sector.
Esta interdependencia significa determinación mutua entre organizaciones e instituciones.
Siguiendo la distinción establecida por Douglas North, entre instituciones como reglas del
juego en una sociedad y organizaciones como grupos de individuos unidos por propósitos
comunes para lograr objetivos, se puede establecer de forma general que “tanto el tipo de
organizaciones que surgen y la forma como evolucionan, está fundamentalmente influido por
el marco institucional." (North, D. 1990). La otra parte de la ecuación es la consideración de
las organizaciones como agentes activos del cambio institucional (North, D. 1990).
En esa línea de argumentación, no sólo las instituciones públicas y sus procesos de
transformación han tenido un inmenso peso en la dinámica de las organizaciones del tercer
sector, sino que estas, con muy diversas estrategias, han jugado un importante papel a lo largo
de la historia en influir las políticas públicas y en incidir en la creación o cambio de las
instituciones públicas.
La labor de influencia en la política y el peso de la institucionalidad pública en la dinámica de
las organizaciones ha sido sin minimizado por las teorías que buscan dar cuenta del Tercer
Sector. Estas teorías han enfatizado la función de servicios sobre las funciones sociopolíticas
del sector y suelen acudir a explicaciones y variables económicas, desestimando los factores
políticos e institucionales presentes en el origen y dinámica del sector. (Bonamusa, M. y Villar,
R. 1998).
El análisis de las organizaciones del tercer sector bajo una perspectiva que involucre su vínculo
con las instituciones públicas y que tenga en cuenta la estructura de oportunidades políticas
en que se desenvuelven, permite, desde nuestro punto de vista, no sólo una mejor
comprensión de la dinámica del sector, sino también dar mejores luces sobre el papel de estas
organizaciones en un tema de gran trascendencia para América Latina, la profundización de
la democracia. Este análisis requiere introducir el concepto de sociedad civil y evitar la
homologación de esta noción con la de tercer sector.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
81
Del análisis sectorial al análisis relacional de la sociedad civil. A medida que el conocimiento
sobre el sector avanza, el "mito de la infalibilidad" de sus organizaciones se cuestiona (Najam.
A. 1996), poniéndose de presente que muchos de los valores que se les adjudican a estas
organizaciones (democracia, equidad, inclusión, participación, interés por lo público, etc.) y
muchas de las funciones y capacidades (flexibilidad, innovación, promoción de la participación,
trabajar cerca de la gente, generar capital social, etc.) si bien están presentes en un importante
número de estas organizaciones, no necesariamente son generalizable al conjunto. Compartir
los rasgos estructurales y operacionales, los cuales constituyen el común denominador de las
organizaciones del Tercer Sector (ser instituciones creadas voluntariamente, sin ánimo de
lucro, privadas y no gubernamentales), no parece ser un predictor válido de los aportes
sociales de estas organizaciones, ni una guía para pensar sus orientaciones valorativas y
funciones.
Como bien nos lo recuerda un investigador mexicano de la sociedad civil, Alberto Olvera, la
sociedad civil no es un actor colectivo y homogéneo, ni posee ningún proyecto de
transformación radical ni un programa político específico y por lo mismo no tiene un modo
específico de relación con el sistema político y económico. (Olvera, A. 2001). El reconocimiento
de la heterogeneidad de las organizaciones del tercer sector, implica que el análisis de las
relaciones con las instituciones públicas no puede pensarse en términos "sectoriales" o del
tercer sector, pues lo que está en juego no es una relación general y uniforme entre los
sectores gubernamental y no gubernamental, sino entre intereses estratégicos y preferencias
políticas heterogéneas de organizaciones específicas, con las instituciones públicas. (Villar, R.
y González Bombal, I. 2002).
Algunos analistas suelen equiparar los conceptos de tercer sector con el de sociedad civil,
olvidando que en ese proceso se empobrece la noción de sociedad civil y se reduce la riqueza
de esta noción al sentido meramente descriptivo que tiene la de tercer sector. Esa reducción
del concepto de sociedad civil, como también nos lo recuerda Olvera, es parte de una de las
“recuperaciones contemporáneas de la sociedad civil” donde “el Estado debe ser reducido a
su mínima expresión institucional y los actores políticos son dignos de desconfianza por
definición. Los esfuerzos de institucionalización y permanencia de la sociedad civil son con
frecuencia incomprendidos o perdidos de vista”. (2001) A diferencia entonces de la categoría
descriptiva de Tercer Sector, constituido por un aglomerado de organizaciones que comparten
una serie de criterios (no distribución de excedentes, ser organizaciones privadas y no
gubernamentales, de creación voluntarias, autogobernadas), la de sociedad civil incluye a
estas asociaciones, el espacio público y las instituciones mediadoras. Desde esa perspectiva,
“El fortalecimiento de la sociedad civil depende del desarrollo de las asociaciones voluntarias
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
82
que forman su tejido social y materializan nuevas formas de solidaridad; de la existencia de
una esfera pública en la que asuntos de interés colectivo puedan discutirse, y de la
disponibilidad de medios institucionales para establecer un puente de comunicación entre el
nivel de la sociedad civil y la esfera pública y el ámbito de las instancias políticas
representativas y el aparato de Estado.” (Olvera. A. 2001).
La existencia de instituciones públicas abiertas y bajo control de la ciudadanía, de canales de
participación amplios, con normas e incentivos claros para garantizar la inclusión de la
pluralidad de sectores de una sociedad y lejos de limitar la sociedad civil constituye en
elemento central para el fortalecimiento de la misma. El que estas instituciones públicas
contribuyan al fortalecimiento de la acción colectiva y a la coordinación de esfuerzos entre
diversos actores sociales en torno a propósitos comunes, tiene como condiciones la existencia
de confianza en la estabilidad y efectividad de esas instituciones y la apertura de las mismas
para que la ciudadanía tenga voz en su adaptación y continua recreación. Para entender mejor
estas condiciones de posibilidad de funcionamiento institucional en relación con las
organizaciones cívicas, es de gran utilidad servirse del concepto de capital social.
En el seno de este Tercer Sector, que trata de combatir la exclusión, han adquirido en Europa
occidental (aunque no sólo allí) una considerable importancia la economía social y, más
específicamente, las empresas sociales. Desde la década de los setenta, en una sorprendente
coincidencia cronológica (Berney, J., Darmon, I., 1999), y a partir de experiencias de inserción
de discapacitados (y de otros colectivos), se crean iniciativas en la mayoría de países europeos
que van adoptando la fórmula empresarial, buscando resultados económicos positivos, pero
que no tienen ánimo lucrativo y cuyo principal objetivo, además de motivaciones ecológicas,
culturales e ideológicas, es el de la lucha contra la exclusión sociolaboral.
En cada país adoptan nombres distintos. En Francia, bajo el nombre común de inserción por
lo económico» se acostumbra a distinguir las Empresas de Inserción en primer lugar, las
«Régies de Quartier», las Asociaciones Intermediarias y los Centros de Adaptación a la vida
activa; en segundo lugar, en Bélgica, correlativamente se las ha denominado Empresas de
Formación por el Trabajo, Empresas de Aprendizaje Profesional, Acciones Integradas de
Desarrollo y por último hay que constatar la nueva posibilidad legal de las Sociedades con
Finalidad Social. En Alemania se definen como Sociedades de Inserción y Calificación (BQC),
y como Sociedades de Ayuda al Trabajo, al Empleo y al Desarrollo Estructural (ABS) en los
estados del Este. En Gran Bretaña, sobre todo en Escocia, se inscriben en el movimiento de
las empresas comunitarias (Community Business). En la Península Ibérica adoptan fórmulas
diversas: Empresas de Inserción, Asociaciones para la Inserción, Talleres Especiales de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
83
empleo, etc., y en Portugal se agrupan bajo el denominado Mercado Social de Empleo. En
Suecia e Italia (De Leonardis, O. 1998; Mauri, D., Rotelli, F., 1994; CGM, 1997; CECOP, 1995)
tienen una considerable importancia las Cooperativas Sociales y en el último país, desde la
ley de 1991, se acostumbra a distinguir las de tipo A y las de tipo B.
Esta distinción es importante porque marca una diferenciación entre las empresas sociales
finalistas, en las que las personas se integran de forma permanente, y las que juegan un papel
de transición, puesto que su finalidad es la de su incorporación al mercado de trabajo ordinario
(Francia, Alemania, Austria, Flandes). No es posible aquí recorrer el itinerario de las distintas
fases de la evolución de estas empresas sociales, aunque cabe destacar que todas ellas
comparten a escala europea: 1) un nacimiento anterior a la cristalización legal (período 1992-
1998); el paso de una fase de militancia hacia una de profesionalización; 3) la sucesiva
articulación en consorcios, federaciones y redes sectoriales, locales, nacionales e incluso
europeas; 4) la diversificación sectorial que les hace estar en actividades económicas más
tradicionales (construcción, muebles, textil, transportes) pero ir cada vez más hacia los
servicios de proximidad y los nuevos yacimientos de empleo; 5) las crecientes dificultades en
cuanto a la financiación exterior y el encuadramiento interno, y 6) una combinación entre sus
objetivos de lucha contra la exclusión y contra el paro -unas privilegian más el primer aspecto,
otras el segundo , con una capacidad en la gestión empresarial y en la venta de sus productos
y servicios al mercado privado y público.
1.12.5. LA ECONOMÍA SOLIDARIA UNA ALTERNATIVA.
La pobreza, la exclusión y la marginación que afectan a multitudes de seres humanos, sectores
sociales y pueblos enteros en diversas regiones del mundo.
La desocupación y la cesantía de porcentajes elevados y crecientes de la fuerza de trabajo.
Los límites e insuficiencias de la muy extendida economía informal o popular, que puede
potenciarse y encontrar en la economía solidaria cauces apropiados para una mejor inserción
en los mercados. La economía solidaria ha demostrado en muchos casos ser una alternativa
capaz de conducir organizadamente a muchos trabajadores informales, a operar con mayor
eficiencia, permitiendo la reinserción social y el progreso de vastos sectores que despliegan
de modo independiente iniciativas que les generan ingresos y elevan su precario nivel y calidad
de vida.
Las enormes y crecientes injusticias y desigualdades sociales que genera el sistema
económico predominante, que se traducen en procesos de desintegración de la convivencia
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
84
social, conflictos que se prolongan sin solución apropiada, ingobernabilidad y desafección
ciudadana, acentuada delincuencia y corrupción, etc. Siendo la economía de solidaridad una
forma justa y humana de organización económica, su desarrollo puede contribuir eficazmente
en la superación de esta serie de graves problemas que impactan negativamente a nuestras
sociedades.
La situación desmedrada en que en muchos países se encuentra la mujer en el ámbito del
trabajo y de la economía, dificultada de acceder y de participar de manera protagónica en las
actividades y organizaciones económicas, sociales y culturales. La economía solidaria ha
demostrado ser una de las formas en que la mujer y la familia encuentran nuevas y amplias
posibilidades de participación, desarrollo y potenciamiento de sus búsquedas basadas en la
identidad de género.
La crisis de las formas cooperativas, mutualistas y autogestionarias tradicionales, desde la
cual se percibe la economía de solidaridad como un camino apropiado de renovación y
refundación de las búsquedas de formas económicas asociativas y participativas que pongan
al hombre y la comunidad por sobre las cosas y al trabajo por sobre el capital.
El deterioro del medio ambiente y de los equilibrios ecológicos, derivados en gran parte de
modos individualistas de producir, distribuir, consumir y acumular riqueza. La economía
solidaria orienta hacia nuevas formas de producción y consumo, social y ambientalmente
responsables.
1.12.6. EL DESARROLLO ECONÓMICO POSIBLE DEL TERCER SECTOR
Cuando con serias y profundas razones muchos hoy día cuestionan la conveniencia e incluso
la posibilidad de continuación del crecimiento económico, en las formas actualmente vigentes,
la economía de solidaridad postula un nuevo tipo de desarrollo, alternativo, integral, a escala
humana, sustentable, con énfasis en lo local. Otro desarrollo supone otra economía, y esa otra
economía para un nuevo tipo de desarrollo puede ser la economía solidaria, o al menor,
constituir un componente que efectúa una contribución importante en esa dirección.
Cuando el "sistema" capitalista parece haberse implantado como el modo único de
organización económica eficiente, no obstante sus enormes costos sociales y ambientales;
cuando los proyectos socialistas basados en el Estado y la planificación han fracasado en su
intento de establecer una economía justa y humana; cuando los motivos que históricamente
fundaron los grandes movimientos de cambio social con sentido de justicia y equidad siguen
vigentes, no encontrando sin embargo propuestas nuevas y alternativas que los encaucen;
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
85
cuando las energías sociales y espirituales orientadas a la transformación social y que buscan
formas éticamente superiores de organización económica, centradas en los valores de la
justicia, la equidad, la libertad, la fraternidad y la comunidad, se encuentran desorientadas
frente a una realidad adversa que parece tan imposible de cambiar; cuando cunde la
desesperanza y se difunde la convicción de que "más de lo mismo" no conducirá a la
humanidad hacia nuevos horizontes; en este difícil contexto histórico, que no son pocos los
que conciben como una verdadera crisis de civilización, la economía de solidaridad aparece
como el único modo nuevo de pensar y de proyectar procesos transformadores eficaces y
profundos, en condiciones de concitar la conciencia y la voluntad de los más vastos sectores
que anhelan una vida mejor y una sociedad más humana y una mejor convivencia.
Cuando se hace presente con urgencia la necesidad de un perfeccionamiento de la economía,
tanto a nivel de las empresas, de la organización de los mercados, de las políticas públicas,
de los procesos de globalización, etc., la economía de solidaridad se ofrece como una realidad
y un proyecto capaz de contribuir al perfeccionamiento de la economía en el tiempo, con
orientaciones, criterios, metodologías y modelos organizativos nuevos y eficientes.
1.12.7. EL TERCER SECTOR Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL.
Grupos populares y organizaciones de base, que se organizan solidariamente para hacer
frente a sus necesidades y problemas.
Personas de todos los grupos sociales que quieren desarrollar iniciativas empresariales de
nuevo tipo, eficientes y que sean acordes con un sentido social y ético que se proponen
establecer en sus actividades.
Movimientos cooperativos, mutualistas y autogestionarios, que encuentran en la economía de
solidaridad una nueva perspectiva y nuevos conceptos que llegan a potenciar sus
experiencias.
Organizaciones y movimientos ecologistas, que descubren que los problemas del medio
ambiente son causados por formas económicas y de desarrollo insolidarias.
Pueblos originarios que luchan por recuperar su identidad, y que encuentran en la economía
solidaria una forma económica moderna en que se aplican y viven valores y relaciones sociales
acordes con sus culturas comunitarias tradicionales.
Empresarios que quieren compaginar eficiencia y solidaridad, y que aspiran a establecer en
sus empresas modalidades armónicas de convivencia humana.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
86
Organizaciones no gubernamentales que se proponen objetivos de desarrollo humano y social,
y que aspiran a contribuir con nuevas iniciativas y experiencias a procesos de desarrollo local,
alternativo, sustentable.
Instituciones públicas y poderes locales preocupadas de los problemas de la pobreza y la
desocupación, y que ven en la economía solidaria una manera eficaz de abordarlos.
Instituciones religiosas que conciben la economía solidaria como una forma de hacer
economía coherente con sus orientaciones espirituales y éticas, y como formas eficaces de
generar espacios de desarrollo humano y social.
Intelectuales de variadas disciplinas que buscan nuevas respuestas a los grandes problemas
sociales de nuestra época, nuevas maneras de pensar el cambio social y el desarrollo, nuevos
paradigmas conceptuales y nuevas relaciones entre la teoría y la práctica social.
Economistas que toman conciencia de las limitaciones e insuficiencias de los marcos teóricos
de su disciplina convencional.
Definimos el voluntariado como “el trabajo organizado y no pagado, realizado en beneficio de
otros o de la sociedad en su conjunto a través de alguna organización social”. ¿Qué nos
revelan estas primeras aproximaciones? Definitivamente, las encuestas demuestran que el
voluntariado no es solamente una actividad de las personas que han resuelto sus más
importantes necesidades materiales, sino que parece ser un rasgo significativo y constante de
nuestra sociedad en general. Asimismo, las encuestas revelan que, a pesar de la difícil
coyuntura económica que afecta a todos, existe un porcentaje importante de personas
dispuestas a realizar donaciones de diferentes tipos, incluyendo las de carácter monetario.
Aunque muy pocos peruanos donan su tiempo o recursos a organizaciones netamente
políticas (menos de 5%), existe un importante sector de nuestra población que realiza trabajo
voluntario en otros ámbitos, y que se organiza en forma colectiva para lograr objetivos
comunes. En la encuesta de 1998, por ejemplo, encontramos que 31% de los encuestados
hizo trabajo voluntario en una amplia gama de organizaciones, incluyendo grupos
parroquiales, clubes deportivos, asociaciones vecinales y organizaciones comunitarias
diversas. Asimismo, encontramos que fueron los trabajadores pobres y las clases medias
bajas los que tuvieron las más altas tendencias al voluntariado. Entre los jóvenes de Lima, por
otro lado, un 36% hizo trabajo voluntario y 32% son miembros activos de diversas
organizaciones sociales, culturales, educativas y religiosos.
Aunque este primer perfil sugiere un alto grado de solidaridad social, también es importante
observar que muchas de las actividades voluntarias de los pobres, que son la mayoría en el
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
87
Perú, bien podrían clasificarse cómo de auto-ayuda; es decir, actividades colectivas dirigidas
a mejorar los niveles de nutrición, educación e ingreso de sus familiares y vecinos. Esto ha
generado un interesante debate sobre el concepto mismo de “voluntariado”, tradicionalmente
concebido en este país como la donación de tiempo en forma desinteresada a terceros.
1.12.8 LA ECONOMIA SOLIDARIA EN EL ÁMBITO POLÍTICO.
Las transformaciones estructurales que se manifiestan en Argentina durante los años noventa
derivan en la configuración de lo que ha sido caracterizado como una nueva matriz societal
(Cavarozzi, Marcelo; 1997), la cual implica una redefinición de los actores intervinientes y la
emergencia de nuevas modalidades de desempeño. Las evidencias parecerían indicar en este
sentido que ha habido un aumento de las relaciones de cooperación entre las organizaciones
del tercer sector y las empresas y agencias estatales e incluso los organismos internacionales,
así como también de las instancias tendientes a su institucionalización y promoción. A su vez
se perciben múltiples esfuerzos tanto desde gran parte de la literatura como desde ámbitos de
formación y capacitación orientados a fortalecer y expandir este tipo de vínculos.
En este escenario las relaciones de cooperación aparecen portando una impronta positiva con
respecto a las relaciones de conflicto, rasgo que claramente se grafica en el terreno
nominativo: más que ‘no’ gubernamentales o ‘sin’ fines de lucro, estas organizaciones
pertenecen a un sector que hace trinidad con otros dos. Sin embargo, la cooperación implica
cierto grado de coincidencia (consciente o no) de objetivos, intereses, perspectivas entre una
y otra parte del vínculo; y a su vez la participación de estas partes supone la marginación, o al
menos no consideración, de otras. Entonces, ante la conciliadora postura de que la
cooperación es mejor que el conflicto, cabría hacerse preguntas como ¿mejor para qué, para
quién y entre quiénes?
El trabajo parte de la premisa de que las relaciones sean estas de cooperación, conflicto o
competencia lejos de ser inocentes o neutras o altruistas son: a) ejecutadas por determinados
actores sociales con intereses, ideologías, metodologías específicas; b) que se imponen a
otros actores; y c) que contribuyen a configurar y reproducir determinadas reglas de juego en
y para la sociedad en la que se despliegan. Se considera, en otras palabras, que todo
repertorio de relaciones supone en algún grado la efectivización de un proyecto político más o
menos determinado.
La hipótesis que se sostiene plantea que la noción de tercer sector hoy más extendida y por
lo tanto el corpus de relaciones implícito en esta es configurada principalmente a partir de las
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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prácticas y los discursos hoy imperantes, los cuales promueven relaciones, actores, reglas de
juego, que a grandes términos y con sus particularidades locales se corresponden con lo que
se conoce como el proyecto político del neoliberalismo (Bustelo, Eduardo 1999). Todo accionar
o pensamiento que se de en el solo terreno operativo, entonces, estaría contribuyendo de
algún modo a reproducir un determinado modelo de sociedad que desde este campo no está
siendo apropiadamente debatido. Por otro lado, las experiencias alternativas a estas prácticas
y discursos, en tanto carecen de los suficientes esfuerzos teórico metodológicos y de
instancias de institucionalización y de promoción, encuentran dificultades para consolidarse
en algo más que excepciones o hechos aislados. La propuesta del trabajo pasa así por el
desplazamiento del foco de análisis y de debate desde las relaciones en sí mismas a la
dimensión política que las sustentan, para luego establecer algunos elementos que permitan
otros posicionamientos.
De este modo, en una primera parte del trabajo se realiza una caracterización del tercer sector
tal cual se entiende y se promueve desde los discursos y prácticas dominantes, con el objeto
de precisar los principales componentes de dicha cosmovisión que inciden en la configuración
del repertorio de relaciones actual. Se sostiene en términos generales que estas
organizaciones, a partir de una especificidad que se articula en torno a valores como el
desinterés, el altruismo y el voluntariado, son concebidas como un sector homogéneo, con
área de acción propia en una dimensión social ‘apolítica’ y ‘económica’, y dotadas de
naturaleza conciliadora hacia el estado y las empresas.
En una segunda parte se postula como elemento clave para la elaboración de
posicionamientos alternativos a la problematización de la especificidad del tercer sector,
entendiendo a la misma no como la manifestación de unos factores inherentes a estas
organizaciones sino como la resultante de un complejo proceso de construcción en el que
intervienen múltiples aspectos (legales, históricos, culturales, etc.). Se propone aquí un modo
de entender, abordar y promover estos atributos tomando como punto de partida
principalmente los planteados por Salamon y Anheier (Salamon, Lester 1992), para luego
debatir si el pensar en las relaciones de cooperación, competencia y conflicto en término de
sectores no sólo podría ser erróneo sino también tendencioso; si además de poder diferenciar
entre buenas y malas organizaciones no sería preciso distinguir entre algo así como
organizaciones de izquierda y de derecha; si en nuestras sociedades figuras como la del
voluntariado no pueden en algunos casos adquirir funciones perversas, entre otras cuestiones.
Por otro lado, a modo introductorio se abordan dos de las dimensiones que pueden
considerarse imprescindibles para la concreción de la perspectiva planteada: la dimensión
legal, entendiendo al derecho como herramienta de participación ciudadana (Saba, Roberto
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
89
2000), y la naturaleza de la representación en el universo de las organizaciones de la sociedad
civil, en el marco de la crisis de representación política contemporánea (Lechner, Norbert
,1996).
En las dos últimas décadas, las ONGs crecieron a un ritmo muy superior al de períodos
anteriores conformándose, por su pluralidad y heterogeneidad, “un nuevo escenario de
relaciones sociales y políticas”. (L. Bresser Pereira y N. Cunill Grau, 1998).
¿Ciudadanía o Servicios? ¿Autonomía o dependencia? ¿Voluntariado o profesionalismo?
¿Vigías o Vanguardias? ¿Públicas o privadas? ¿Solidaridad o Beneficios? Estos interrogantes
están presentes no sólo entre los investigadores de la temática, en los decisores de políticas
públicas y la población destinataria de sus acciones sino también en los miembros de las
instituciones en cuestión.
En la literatura acerca de las funciones de la esfera no gubernamental pueden diferenciarse
tres “bibliotecas”: La primera, vinculada a los enfoques funcionalistas sobre el tema y a los
planteamientos de los organismos financieros internacionales, tiende a ”sacralizar” el accionar
de estas instituciones a las que ubican en un ámbito privado no lucrativo enfatizando sus
ventajas operativas, especialmente en la producción de bienes y servicios sociales y su
capacidad de articulación e interlocución interinstitucional lo que las habilitaría para ejercer un
control social sobre los demás actores de la esfera pública (L. Bresser Pereira y N. Cunill Grau
, 1998). Se las confronta con un Estado “desacreditado” al que estas instituciones deben
controlar, pero del cual reciben, sin embargo, la mayor parte de sus recursos financieros.
La segunda, de origen más europeo, las visualiza en el campo de la esfera pública y más
ligada a la lógica política o cultural, según los casos, de los denominados nuevos movimientos
sociales o como instancias organizativas y “momentos” activos de la sociedad civil y no como
productoras de bienes y servicios.
La tercera “biblioteca”, las considera como organizaciones que resultan funcionales a las
políticas de ajuste económico, descentralización, terciarización y privatización de actividades
que deberían ser desempeñadas por el sector público estatal.
Desde distintas perspectivas se reconoce que los actuales procesos de reforma del Estado y
de participación de la sociedad civil en la conformación de lo público no estatal como campo
en construcción y en disputa se encuentra atravesado por la tensión entre los fenómenos de
control ciudadano de la gestión estatal, la conformación de una democracia más participativa
versus nuevas articulaciones entre las ONGs convertidas cada vez más en "efectores" de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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políticas sociales focalizadas, sin participación en el diseño de las mismas, y más alejadas de
las "organizaciones de base" concebidas ahora como población beneficiaria.
¿Cómo se perciben? ¿Con qué identidad, para qué actividades, con qué alcances y
limitaciones? ¿Cómo procesan las experiencias de articulación a través de proyectos de
intervención o emprendimientos concretos que han tenido con el Estado? Teniendo en cuenta
sus apreciaciones y experiencias revisaremos uno de los temas difícilmente saldables en la
discusión teórica como lo relacionado al carácter público o privado de estas instituciones.
Difícilmente saldables porque dicho carácter, como construcción social y categoría de análisis,
se vincula a diferentes concepciones teóricas del campo de las ciencias sociales y a distintas
posiciones político-ideológicas de los actores involucrados.
Algunos autores reconocen que la importancia creciente que adquiere lo público no estatal se
asocia a la necesidad de proteger los "derechos republicanos": los derechos que cada
ciudadano tiene de que el patrimonio público sea de hecho público y no capturado por
intereses particulares. Dicha importancia está directamente vinculada “a la conciencia de que
el Estado ha estado expuesto sobre todo en el siglo XX a un proceso de privatización,
dominado y capturado por intereses particulares, tanto de corporaciones privadas como de las
propias burocracias”.
1.12.9 LAS ORGANIZACIONES CIVILES Y EL ESTADO.
Las interpretaciones sobre el desarrollo y las ideas sobre cómo alcanzarlo son diversos, pero
tienen en común que hasta ahora resultan insuficientes para explicar de manera adecuada las
desigualdades existentes y el fracaso de las estrategias seguidas se expresa en el aumento
de la pobreza y la desigualdad. Las estrategias de desarrollo con participación se presentan
como una alternativa para enfrentar las desigualdades, siendo uno de sus principales
propósitos el de vencer los obstáculos para el empoderamiento de los excluidos.
Se afirma que la participación de múltiples actores puede facilitar el establecimiento de
orientaciones normativas con base en consenso social y permitir tomar decisiones con base
en diagnósticos y elaborar propuestas de solución a los problemas más acordes a las
condiciones de los interesados.
Las formas de colaboración se orientan a conjuntar recursos y complementar competencias
entre las instituciones gubernamentales y las organizaciones de la sociedad civil con el objeto
de facilitar la identificación de acciones públicas.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
91
En este trabajo se revisan algunas experiencias de colaboración en México, en particular las
que se llevaron a cabo entre organizaciones civiles involucradas en desarrollo social y el
gobierno del Distrito Federal durante el periodo 1997-2000, a través de fondos de coinversión.
Cabe señalar que este periodo es de suma importancia ya que es el primer gobierno electo
por el voto popular.
En este trabajo se pretende recuperar las riquezas de las experiencias en la construcción de
una participación efectiva, así como identificar lecciones útiles para introducir cambios en los
procesos de intervención participación, y en la modificación de estructuras e instrumentos que
sirvan de base para la transformación a largo plazo expresada en una reducción de la pobreza
y en una mayor equidad.
En particular en el trabajo se analiza la relevancia de las prácticas de colaboración en términos
de su contribución al desarrollo social y se reflexiona acerca de los alcances de la
colaboración, tipos de involucramiento y la adecuación de mecanismos para asegurar la
representación de los numerosos intereses y actores y permitir la articulación de esfuerzos
individuales y colectivos.
Se identificaron elementos que contribuyeron o impidieron el éxito de esfuerzos para construir
compartir o distribuir funciones y responsabilidades y a poner en evidencia la necesidad de
alternativas para compensar la existencia de desbalances en el poder de los participantes. Así
mismo debido a la existencia de diversas perspectivas sobre el desarrollo y la manera de
lograrlo, el éxito de la permanencia de formas de colaboración dependerá en gran medida de
los acuerdos sobre mecanismos para la resolución de conflictos.
Por último, si se quiere que la participación y las formas de cooperación entre actores pueda
posibilitar la transformación es importante sustituir las prácticas en las que se la considera un
mecanismo formal para legitimar acciones gubernamentales o de las agencias y resignificarlas
dando lugar a la genuina expresión de las perspectivas y los intereses de la gente.
A finales de los 80´, gobiernos municipales de países europeos y latinoamericanos comienzan
a poner en práctica un buen número de experiencias y mecanismos concretos de participación
ciudadana y asociativa. Cabe señalar, por ejemplo, los “presupuestos participativos”
practicados en varias ciudades brasileñas y, recientemente, europeas; los “jurados
ciudadanos” ejercitados en las ciudades británicas y españolas, las distintas experiencias de
“planificación estratégica” y consejos consultivos llevados a cabo a ambos lados del Atlántico.
Dichos diseños de innovación democrática pretenden ser novedosos al promover la
intervención e involucramiento ciudadano de tipo mixto (personas y asociaciones) y combinar
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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funciones cercanas a la deliberación, la toma de decisiones y la gestión de servicios o políticas
locales.
La Argentina no ha permanecido ajena a esta tendencia en la gestión local de lo público y en
los últimos años se han implementado distintos modos y canales de articulación y transmisión
de intereses desde la ciudadanía al gobierno. En algunas municipalidades de considerable
peso político, demográfico y económico estas políticas fueron precedidas o están siendo
acompañadas por procesos de descentralización administrativa, política y territorial. Córdoba,
Buenos Aires, La Plata, Rosario son algunas de las ciudades que han implementado este tipo
de instrumentos.
El artículo tiene por objeto caracterizar la estructura de oportunidades para la participación de
las asociaciones de la sociedad civil en el gobierno de la Ciudad de Bs. As., en el marco del
proceso de descentralización política y territorial que ésta ha iniciado en 1996.
Para ello, se describe este proceso en función de sus objetivos y estrategias para el
fortalecimiento de la participación utilizando tipologías de clasificación reconocidas en la
literatura sobre el tema: Gifford, 1991 y Burns, Hambleton y Hoggett, 1994.
Distingue los mecanismos implementados según el grado de formalización y presencia de los
mismos en cada distrito de la ciudad, la fase del proceso de actuación pública que propone
(diagnóstico y formación de agenda, diseño y toma de decisiones y gestión de equipamientos
y servicios) y los ámbitos de intervención más comunes (política social, cultural, esparcimiento,
desarrollo local, etc.).
Así mismo realiza un primer mapeo de los actores relevantes que utilizan estos canales en los
distintos centros de Gestión y Participación que dispone la ciudad.
Conclusiones: Se intenta ubicar el diseño institucional actual de participación asociativa con
que cuenta la ciudad en una clasificación modélica (deliberativa, participativa, institucional, y
territorial) a la vez que se identifican los factores que posibilitarían, de cara al futuro, una mayor
intensidad participativa: identidades locales fuertes, elevada articulación de las asociaciones
con estructuras sólidas de coordinación, voluntad política de los gobiernos y relevancia de la
acción municipal en el terreno de la política pública local.
Metodología utilizada: el trabajo se apoya en datos obtenidos mediante la realización de
entrevistas a informantes claves de las áreas de descentralización y participación del Gobierno
de la ciudad, directores de los CGP; análisis institucional y revisión bibliográfica.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
93
1.12.10. EL SECTOR SOCIAL Y LA EMPRESA PRIVADA.
La Economía Social ha registrado un importante crecimiento empresarial en el curso de los
últimos veinte años en España. La restauración de la democracia política ha facilitado el
entorno institucional adecuado para el desarrollo de empresas basadas en el concepto de
democracia económica. Sin embargo, factores menos positivos como la crisis de ocupación
que vivió el país a partir de la segunda mitad de los años setenta fue una de las bases de
redescubrimiento de las empresas de trabajo asociado por parte de los trabajadores en paro
o en riesgo de encontrarse en el desempleo. La construcción del Estado del Bienestar a partir
de los años ochenta con la transferencia de competencias a las diferentes comunidades
autónomas es otra de las principales razones que explican el espectacular desarrollo
empresarial, sobre todo, de asociaciones y fundaciones. En este capítulo se utiliza la
expresión. Economía Social para designar a cooperativas en sus diferentes tipologías, mutuas,
sociedades laborales, asociaciones y fundaciones.
La pregunta que se plantea en este capítulo es: ¿La Economía Social está en condiciones
para financiar su futuro empresarial? Para intentar responder a esta pregunta, este capítulo se
estructura en seis apartados. En el primero se hace referencia a la información utilizada y
plantea la necesidad que el movimiento de la Economía Social construya su propia central de
balances si desea disponer de información más certera sobre el futuro empresarial de las
empresas que constituyen la Economía Social en España. El segundo apartado presenta una
pequeña central de balances resumida de las ramas de cooperativas agrarias, de consumo,
de servicios, de trabajo asociado y sociedades laborales. Reconoce que no dispone
información económica-financiera sobre las entidades sin ánimo de lucro. Este segundo
apartado visualiza las estrategias empresariales que las cooperativas están utilizando en su
objetivo de permanencia en el mercado. Dos son los instrumentos claves: profesionalización
y alianzas estratégicas. Se obtiene que este perfil de cooperativa opta por la creación de
beneficios y su reinversión para conseguir la capitalización de su estructura productiva. A
continuación, el capítulo plantea que, fundamentalmente, las jóvenes empresas de la
Economía Social tienen problemas de diálogo con las entidades financieras convencionales.
El tercer apartado describe de forma detallada las exigencias que la banca convencional
impone a las empresas jóvenes de la Economía Social si quieren acceder al crédito. Se expone
de forma detallada qué significa que una empresa sea clasificada por la banca como empresas
de “alto riesgo”. Frente a los problemas de comunicación que tienen las jóvenes empresas de
la Economía Social con la banca convencional, el cuarto apartado analiza de forma muy rápida
la respuesta de las empresas de la Economía Social a sus dificultades financieras. Se realiza
una evolución general a la función de banqueros por parte de los dirigentes de la Economía
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Social, se constata que en los últimos veinte años en España no han surgido importantes
experiencias de cooperativismo de crédito y se plantea la necesidad del diálogo con la banca
como uno de los mecanismos de desarrollo empresarial. Se asume que las empresas de la
Economía Social deben de ajustarse a la disciplina que exige la banca, pero también se apela
a la necesidad de compromiso, aunque sea obligado, de la banca con el crecimiento y
consolidación de las jóvenes empresas de la Economía Social. El capítulo termina con unas
conclusiones generales y con la cita de las referencias bibliográficas utilizadas.
El tercer trabajo que comentamos es el más reciente, también del PNUD, esta vez en Chile.
Se trata del Mas Sociedad para gobernar el Futuro. Desarrollo Humano en Chile. (PNUD
2000). El estudio tiene varias partes, una de las cuales intenta una cuantificación de la
“asociatividad” por regiones. Esa cuantificación se la relaciona con el “capital social”, que
incluye también la confianza social, las relaciones de reciprocidad y el compromiso existente
en la sociedad chilena. Se considera al “capital social” así entendido como un factor del
“Desarrollo Humano Sustentable”, entendido como “las capacidades de los chilenos para
moldear el orden social y apropiarse del futuro”, para lo cual deben “mejorar la calidad de su
vida social”
Vale decir que aquí se avanza en la descripción cualitativa, pero el objeto es el “vínculo social”
y no la mera caracterización del perfil de las organizaciones. Esto se vincula con el desarrollo,
pues “la cohesión social y la concertación de opiniones e intereses representan una de las
mayores fuerzas productivas del país”. Dentro de ella “la asociatividad podría representar la
base social requerida para el buen funcionamiento de las instituciones económicas y políticas”
(Sinopsis). (PNUD 2000).
Se conceptualiza el capital social en tres aspectos “a) relaciones informales de confianza y
cooperación; b) la asociatividad formal en organizaciones de diverso tipo y c) el marco
institucional, normativo y valórico de la sociedad que fomenta o inhibe las relaciones de
confianza y el compromiso cívico” (PNUD 2000). Por ello el estudio se focaliza sobre tres
dimensiones: “las aspiraciones” (a un orden colectivo), el “vínculo social” que expresa la
magnitud y calidad del capital social y la “ciudadanía”, donde se manifiestan las condiciones
institucionales y de cultura cívica que hacen posible que esas aspiraciones se hagan realidad.
La perspectiva adoptada por este estudio para vincular “asociatividad” y “capital social” es
compleja. Se combinan para ello tres elementos: un Mapa Nacional de la Asociatividad; una
encuesta que indaga en la pertenencia de la gente a formas asociativas, que cuantificaría el
capital social formal existente y un estudio de campo en el que se observan las dinámicas
existentes entre capital social y asociatividad. Las conclusiones cuantitativas son claras: existe
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
95
una enorme cantidad de asociaciones (83.386, es decir más que en Argentina que tiene el
doble de población) y al menos un tercio de la población reconoce estar afiliada a alguna
asociación. Eso es considerado como una “capacidad instalada” en la sociedad por cuanto “la
capacidad de asociarse constituye un recurso siempre presente que no sólo es útil para un
campo acotado de problemas. Sobre la base de ella, también es posible avanzar en el logro
de desafíos de mayor envergadura, como la profundización y estabilidad de la democracia y
el aumento del Desarrollo Humano Sustentable”.
Para este estudio el capital social es más bien un atributo de las personas, que puede
expresarse formal o informalmente y que está compuesto además de la asociatividad- por la
confianza (en personas e instituciones), la cooperación cívica y la reciprocidad. El resultado
final es una tipología y no un índice continuo. Esta tipología tiene cuatro categorías que
permiten agrupar al total de la población en combinaciones de capital social formal (alto o bajo)
e informal (alto o bajo).
El hecho de reconocer la necesidad de insertar la cuantificación de las asociaciones en un
marco conceptual más complejo acota el alcance de las conclusiones que pueden obtenerse
directamente a partir de magnitudes que se sabe que son extraordinariamente imprecisas. De
los tres estudios comentados, éste opta por el concepto más inclusivo (asociatividad) y, por lo
tanto, el que contiene mayor heterogeneidad. (Kumi Naidoo y Rajesh Tandon 1999).
Por la misma razón debe considerársela como el “eslabón más débil” del capital social, en el
sentido de su menor capacidad predictiva, respecto de confianza, reciprocidad y ciudadanía,
que involucran vínculo activo. A lo más proporciona condiciones para el desarrollo del capital
social. Por ello, al vincular la asociatividad con el capital social y el desarrollo humano, los
autores incorporan diversas dimensiones cualitativas. Sobre ellas es necesario centrar la
discusión.
Por otra parte, una de las conclusiones “fuertes” del estudio relativiza aún más la asociación
simple entre la contabilidad asociativa y la potenciación social. Esta es que “todos los grupos
socioeconómicos poseen más capital social informal que formal”, pudiendo ello interpretarse
como un desplazamiento del capital social hacia modalidades informales, producto “de la
influencia del proceso de individualización y redefinición de las identidades colectivas”
(Sinopsis). Esto quiere decir que la gente tiende menos a participar en organizaciones, ha
disminuido su confianza en las instituciones y considera que no está amparada por normas de
reciprocidad establecidas. En cambio, a nivel de la sociabilidad tiene vínculos informales
significativos (conversaciones), aprecia reciprocidad en la familia y el entorno cercano y está
dispuesta a cooperar con otros en caso de ser necesario (PNUD 2000). Vistos estos
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
96
antecedentes, si se quiere obtener cuantificaciones y descripciones cualitativas de la
asociatividad, que guarden relación con la dinámica social efectiva, es necesario recurrir a
estrategias metodológicas diferentes, que no se limitan a las fuentes escritas y los registros
institucionales, lo que en este estudio se intenta captar con un trabajo de campo. En la sección
III nos referiremos a la dinámica del capital social captado en el estudio de campo.
En el estudio de Roitter, Rippeto y Salomón se utiliza la noción de “tercer sector” definida por
categorías institucionales formales, ya que sólo ellas son capturables por la estrategia
investigativa. Son éstas también las que tienen mayor peso económico. Sin embargo,
pareciera que la clasificación sobre la base de los criterios definidos agrupa una inmensa
diversidad, que no mantiene vínculos entre sí en la realidad, ni los actores reconocen como
una unidad. Más allá de eso, su limitación es que impide analizar la práctica institucional real,
que no siempre coincide con las definiciones formales de las instituciones. Esto es
particularmente relevante respecto del carácter “no lucrativo” En el caso de Chile, por ejemplo,
los grandes clubes de fútbol, que son de hecho empresas millonarias, son formalmente
corporaciones, es (PNUD (2000), decir pertenecen al “sector no lucrativo”. Lo mismo ocurre
con las universidades privadas. Lo contrario ocurriría con asociaciones de mujeres pobres
organizadas con fines de solidaridad y subsistencia: si no son formales no aparecen y en la
medida que se formalizan son consideradas como “empresas lucrativas”, aún cuando
mantienen su lógica, mucho más cercana al “tercer sector”. Lo mismo ocurre con muchas
cooperativas, asociaciones indígenas y otros grupos. Lo anterior significa que “estar o no en
el mercado” es una noción relativa y no absoluta, lo mismo que “distribuir ganancias”. (J.
Defourny y P. Develtere, 1999) La impronta anglosajona se expresa aquí en el hecho de que
la distinción jurídica básica para la legislación norteamericana es la de “for profit” o “non profit”,
expresada en la repartición de beneficios. Ello no ocurre de la misma manera en otros
contextos.
En relación con el Estado sucede algo similar. Por un lado, está el hecho reconocido de que
gran parte de los organismos no gubernamentales, así como las organizaciones de base
dependen financiera y a veces políticamente de estructuras estatales, lo que relativiza su
capacidad de constituir efectivamente un “tercer sector”. (Gonzalo de la Maza, 1994). Por otra
parte, debe considerarse que el Estado una entidad netamente “no lucrativa” ha comenzado a
generar estructuras asimilables al sector privado, mediante las cuales obtiene nuevos
recursos, flexibiliza su accionar, organiza grupos voluntarios, etc. Esta modalidad de acción le
permite eludir o alivianar la normativa legal que rige sus actividades e incursionar en nuevos
sectores con nuevas estrategias, lo que está en directa relación con las acciones de
“modernización” a los que están sometidos los Estados de la región. Es el caso de las
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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universidades estatales, sometidas a la presión del autofinanciamiento, que crean fundaciones
de apoyo y corporaciones destinadas a captar recursos para unidades académicas
específicas, sin pasar por la administración general. Son instituciones de bien público,
jurídicamente estatales, que están sometidas a una competencia por recursos y la presión por
obtener rentabilidad, para lo cual recurren también a establecer organismos no lucrativos.
¿Dónde clasificarlas válidamente? También a los municipios se les ha agregado la figura de
corporaciones para administrar la salud y la educación de acuerdo a criterios de gestión
empresarial, es decir no sometida a los controles burocráticos de la administración municipal
y los hospitales públicos han creado fundaciones para captar recursos y subcontratar servicios.
Las fronteras se difuminan, pero sobre todo la utilidad de la categoría “tercer sector” se vuelve
escasa.
En la medida que la investigación que analizamos se mantiene en el propósito de determinar
el “peso económico” del sector, podría incluir legítimamente a todas las modalidades
institucionales que cumplen con sus criterios, debiendo delimitar rigurosamente los límites del
(De hecho, el rigor metodológico con que se elaboró el Mapa Nacional de Asociatividad impidió
incluir las asociaciones religiosas que son aparentemente las mayoritarias y que estaban
consideradas conceptualmente. Los autores mencionan varios otros de problemas que
dificultaron la confección del mapa, limitando su alcance) conocimiento que produce. En los
términos planteados “tercer sector” no tiene relación directa con “sociedad civil”, con
“ciudadanía”, ni con “capital social”. Es sencillamente un conjunto de modalidades
institucionales de nuevo tipo, que no pueden ser comprendidas completamente a partir de la
teoría económica o la teoría del Estado. Pero más que constituir un “tercer sector”, en el
sentido de lo que está “entre el estado y el mercado”; o lo que “no es” Estado ni mercado, que
es el modo como se ha popularizado esta noción, convendría más una formulación del tipo
“sector mixto”, formalmente definido por las características ya anotadas. La utilidad de la
noción de tercer sector se aplicaría entonces principalmente en el debate sobre marco jurídico
apropiado para la acción pública. También en el debate sobre nuevas formas de crecimiento
económico y empleo, que comienza a reconocer en este sector una realidad de la primera
importancia (de Jeremy Rifkin, 1996).
Las lecturas políticas del “tercer sector”, en cambio, requieren apoyarse en otro tipo de
conceptualizaciones, ya que asocian éste con objetivos sustantivos, como la defensa de
derechos, involucración de hombres de negocios en estrategias de desarrollo local,
autoorganización comunitaria, rol activo en la arena internacional globalizada, por mencionar
algunos. (Anthony Giddens,. Así lo reconocen parcialmente los autores de Descubriendo el
Tercer Sector en Argentina cuando señalan que las organizaciones informales que no
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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cuantifican y las entidades que producen “servicios intangibles” las menores en número y peso
económico realizan una “contribución a la construcción de ciudadanía y al desarrollo
sustentable que excede largamente su aporte en términos estrictamente económicos”.
El segundo estudio comentado, utiliza la noción de “organizaciones de la sociedad civil” (que
es menos inclusivo que “sociedad civil”) “como un mecanismo colectivo que promueve la
confianza, al tiempo que confiere legitimidad a la vida pública y sus instituciones” (PNUD/BID
2000) Tiene mayor alcance que el de la Universidad John Hopkins en cuanto se aplica a
realidades provinciales y avanza hacia determinar características de la estructura interna de
la sociedad civil. Pero conceptualmente es menos riguroso, ya que denomina a ese
relevamiento indistintamente “sociedad civil” y “capital social”, atribuyéndole por lo tanto un
conjunto de características comunes que no se deducen directamente del trabajo de
investigación. Algo similar ha ocurrido con el ya clásico libro de Robert Putnam, cuya fama
debe mucho al interés suscitado en esferas políticas y en organismos como el Banco Mundial
en el momento de su aparición.
Es posible establecer la hipótesis que en el marco de las llamadas “reformas de segunda
generación”, en los países de América Latina, que apuntan al rediseño institucional,
manteniendo un Estado reducido, la posibilidad de fortalecer la capacidad de los ciudadanos
por encarar los problemas que el sector público ha abandonado y hacerlo a bajo costo, resulta
una perspectiva atractiva para diversos sectores. Ante la falta de un proyecto de reconstrucción
de lo público que permita redefinir adecuadamente los roles del Estado, el rol de la
“ciudadanía” se torna crucial, aunque teóricamente muy poco definido. En este punto
convergen quienes consideran que el “estado de bienestar” expropió la iniciativa individual y
ciudadana, con quienes postulan una “tercera vía” que abandona en los hechos ese mismo
“estado de bienestar” (Jeremy Rifkin 1996).
La noción de “sociedad civil” reclama una formulación no formalista, sino que incluye
elementos normativos en su definición, como plantea, entre otros, Alberto Olvera en la línea
de Jean Cohen y Andrew Arato. (Alberto Olvera, 1999). Esto lo reconocen todos los estudios
mencionados, sin embargo, el problema parece estar en que no se extraen todas las
consecuencias de esa afirmación. (PNUD/ BID 2000). Si efectivamente existe una “tercera
esfera de la sociedad” además de Estado y mercado, entonces su caracterización no puede
hacerse sólo a partir de consideraciones jurídicas, ni su función social entenderse sin relación
a lo que ocurra con las instituciones sistémicas del mercado y el estado. Tampoco se obtendrá
una adecuada caracterización de la misma, explorando solamente la pertenencia de las
personas a organizaciones y grupos.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
99
La noción de sociedad civil tiene características diferentes a las que aquí se han reseñado y
reclama estrategias más complejas de investigación. “La sociedad civil tendría dos
componentes principales: por un lado, el conjunto de instituciones que definen y defienden los
derechos individuales, políticos y sociales de los ciudadanos y que propician su libre
asociación, (Luis Razeto, 1994). La posibilidad de defenderse de la acción estratégica del
poder y del mercado y la viabilidad de la intervención ciudadana en la operación misma del
sistema y el conjunto de los movimientos sociales que continuamente plantean nuevos
principios y valores, nuevas demandas sociales, así como vigilan la aplicación efectiva de los
derechos ya otorgados”. (Alberto Olvera, 1999). Es decir que la sociedad civil es más que la
suma de las organizaciones y que la suma de organizaciones es algo diferente a la sociedad
civil.
El debate en torno a esta noción de sociedad civil es eminentemente político y se divide
principalmente entre quienes ven en ella el surgimiento de un nuevo poder que dará origen a
un nuevo proyecto político superador del neoliberalismo, trascendiendo a la crisis de los
socialismos contemporáneos y quienes la conciben como una estrategia de democratización
autolimitada que busca hacer compatible a largo plazo la lógica del mercado, las necesidades
y estructuras del sistema político y las necesidades de la reproducción sociocultural. (Olvera
1999).
Pero también se plantean problemas respecto de la utilización de la noción de “capital social”
como sinónimo de sociedad civil. Una definición extensiva del capital social, que rescata los
elementos comunes del mismo según varios autores, lo representa como la aptitud de los
actores para asegurarse beneficios en virtud de la pertenencia a redes y otras estructuras
sociales. Esa definición, no incluye, por cierto, la dimensión normativa de los “valores cívicos”,
sino sólo los beneficios individuales o grupales que se obtienen del “capital social”. Porque no
todo el capital social puede utilizarse ampliando los beneficios individuales al mismo tiempo
que el espacio público, como podría suponerse. También el capital social tiene su “lado
oscuro”, al decir de Alejandro Portes. Se pone como ejemplo las mafias, poseedoras de lazos
fuertes y confianza, pero carentes de espíritu cívico. También el hecho de que la pertenencia
a redes sociales fuertes puede constituir una traba para procesos de movilidad social y
aprovechamiento de oportunidades, mientras una cierta mayor “libertad” sería más auspicioso
para la superación de la pobreza. (Granovetter 1974)
Portes resume en cuatro las “consecuencias negativas del capital social: exclusión de los
extraños, reclamos excesivos a los integrantes del grupo, restricciones a la libertad individual
y normas niveladoras hacia abajo”. (J. Carpio e I. Novacovsky, 1999). Pero estas
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
100
consecuencias son negativas o positivas según la posición relativa de los actores. Una red
social estrecha y “entre iguales” puede dificultar a un (Gonzalo de la Maza, 1994) grupo de
pobladores santiaguinos romper el círculo de la pobreza, pero puede ser decisiva para que -
en la misma ciudad- un grupo de migrantes peruanos ilegales sí lo haga. A los pobres pueden
convenirle las “redes débiles”, en términos de Grannoveter, pero los ricos parecen preferir las
“redes fuertes” donde circulan y se reproducen los lazos familiares, los contactos laborales, la
socialización común. (En determinadas coyunturas históricas, también las elites pueden
requerir de “redes débiles”, que les permitan “ir al pueblo” y seguir reproduciéndose,
insertándose en la sociedad de un modo diferente a la oligarquía tradicional, como lo muestra
la trayectoria política de la “izquierda dorada” en Chile). En general esto quiere decir que
asociarse entre “iguales” tiene beneficios o perjuicios según la ubicación que se tenga en la
estructura social y no es positivo o negativo en sí mismo. Esta es otra limitación para
considerar que la fortaleza asociativa equivale a capital social en un sentido positivo. En el
estudio del PNUD sobre Chile, se descubre que el grupo socioeconómico alto es el único que
posee alto capital social tanto formal como informal. (PNUD, 2000).
También Portes llama la atención sobre la aplicación del concepto de “capital social”,
originalmente surgido como atributo individual, a comunidades y naciones. Siendo posible esta
aplicación, el autor señala que deben tomarse en cuenta múltiples precauciones para no
obtener un resultado tautológico, lo que a su juicio sucede en parte con Putnam, al menos en
cuanto a no considerar suficientemente explicaciones alternativas para las diferencias que
observa en las ciudades italianas. (Portes 1999). La “cultura cívica” de una comunidad o su
tradición organizativa, no disuelven las estructuras de desigualdad que puedan existir en su
interior, incluidas las del capital social.
El rápido éxito de la noción de capital social sin duda ha tenido que ver más con requerimientos
políticos e institucionales, que con un desarrollo sistemático del concepto, particularmente en
el nivel social o comunitario. No es raro, pues representa la “energía social disponible”
(Salazar,1998) en el momento en que coinciden tres fenómenos: a) la crisis de la acción social
del Estado, tanto en su vertiente europea de estado social de bienestar, como en la populista
y “de compromiso” latinoamericana; b) la concentración del poder económico producto de la
mundialización y c) la crisis de los sujetos sociales tradicionales (clases sociales).
Por ello el “capital social” es así el gran objeto de disputa de la intervención social. La
ambigüedad del concepto permite ubicarlo tanto como nexo entre las redes sociales y las
políticas públicas; como factor de cohesión y empoderamiento de la comunidad; pero también
como un ámbito más de penetración del sistema económico. (En el discurso de las agencias
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
101
multilaterales se observa una cierta ambigüedad en la “apuesta” por el capital social, que se
expresa en el énfasis en la “legitimidad de las instituciones” que brindaría el capital social. Es
perfectamente válido pensar que lo inverso también es verdad: muchas veces los movimientos
sociales pugnan por el cambio de instituciones que consideran excluyentes e ilegítimas).
El siguiente paso que dan las agencias internacionales interesadas en el capital social es hacia
la “producción” o “crecimiento” del mismo. De acuerdo a Putnam ello no es posible. No se
puede de inducir el capital social “desde fuera”, pues se forma de modo “autosustentado”, en
relación a la identidad de los sujetos y en ciclos largos. Sin embargo, la utilización
predominante apunta a la reorientación de las políticas en las “reformas de segunda
generación”, para la cual el concepto sirve. De allí la rapidez con que se transita hacia usos
operacionales de un concepto teóricamente poco desarrollado. Ello es políticamente legítimo,
pero insuficiente desde el ángulo analítico, sobre todo si no se toman en cuenta los eventuales
efectos negativos de tal inducción. El otro problema es la determinación del horizonte hacia el
cual apunta la “construcción del capital social”, el llamado “scaling up”. En la versión más
instrumentalista, se trata sólo de mejorar las competencias de los desfavorecidos para ingresar
en mejores términos a la economía de mercado. Por eso reducen la subjetividad y las prácticas
sociales a un “capital social” instrumental para obtener las otras formas de capital. Para los
teóricos del “proyecto histórico popular”, en cambio, el capital social no puede ser inducido
“desde arriba”, ello sólo puede destruirlo o mantenerlo como “aprendizaje histórico” de “lo que
pudo ser y no fue”. Permanece como una suerte de “proyecto histórico latente en la sociedad
civil” (Salazar, 1998). De todas formas, en esta versión, subsiste inexplicado el paso de la
“energía comunitaria” al “proyecto histórico”. Conceptualmente el problema es que, si bien el
capital social es un concepto de dimensiones múltiples, no hay un vínculo directo entre
confianza, reciprocidad, asociatividad y ciudadanía. “La ampliación de la ciudadanía no resulta
de la confianza, sino de la capacidad de transformar en universal un principio de derecho
particular de un grupo en general”. (Jiménez y Rodríguez 1999) Y eso conduce directamente
a las mediaciones político institucionales, que se construyen en nombre del “interés general”
y escapan del ámbito tanto del “capital social”, como de la “sociedad civil”.
Las precisiones conceptuales son el punto de partida para una necesaria reorientación de la
investigación, de modo de analizar con mayor profundidad la estructura interna de la sociedad
civil y sus vínculos con el contexto político y económico. Sólo así será posible interpretar
adecuadamente los datos cuantitativos que en el tiempo reciente se han comenzado a producir
acerca de esta realidad.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
102
CAPÍTULO 2 EL ESTADO DE BIENESTAR COMO ANTECEDENTE DEL
ASISTENCIALISMO SOCIAL
2.1. El ESTADO DE BIENESTAR, RECUENTO HISTÓRICO.
La política social y sus antecedentes se vinculan estrechamente al concepto de justicia social;
éste nace en el curso de la primera Revolución Industrial (1780-1820), ante la inmisericorde
explotación de que fueron víctimas los obreros y sus familias en las nacientes instalaciones
industriales. Sus ominosas condiciones de trabajo y de vida, pusieron de manifiesto la
necesidad de establecer relaciones de justicia en las tareas de la producción y en la
organización social.
Nació, así, el concepto que estuvo destinado a reemplazar a la vieja noción cristiana de la
caridad. Ya no sería por piedad, sino por derecho que debían satisfacerse las necesidades de
los trabajadores. Este ha sido, quizás, uno de los cambios cualitativos más importantes en
relación al tratamiento del problema social en el mundo. (Sartori, Giovanni 1997).
El concepto involucra, en cierto modo, las nociones de equidad y desigualdad. De una equidad
entendida como uno de los objetivos de la política económica. Y de la igualdad, concebida
más como uniformidad de oportunidades para todas las personas y como asistencia
compensatoria a favor de los que más la necesitan para colocarse en el mismo punto de
partida. Es, por tanto, una corrección de la igualdad abstracta bajo el criterio de que la libertad,
entre desiguales, conduce a la injusticia. (Sartori, Giovanni 1997).
La justicia social se sustenta así, en el principio de que los productos del trabajo de todos no
deben pasar a manos de unos pocos. Se refiere a una multitud de bienes y servicios, tangibles
unos, intangibles otros: la remuneración por el trabajo; el acceso a la educación, la salud y la
nutrición, la seguridad social, la distribución de la renta; la participación en las utilidades de las
empresas, entre otros.
A continuación, se ofrece un breve repaso de los antecedentes históricos de las políticas
sociales en aquellos países que, por la importancia de su influencia doctrinaria, marcaron
derroteros para el resto del mundo occidental.
2.1.1. EL SURGIMIENTO DEL ESTADO DE BIENESTAR.
En los inicios del presente siglo, casi todos los países de europeos occidentales tuvieron la
preocupación por atender a la población pobre. La distribución de los frutos del progreso
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
103
económico no lograba eliminar al creciente número de necesitados. La palabra desempleo
ingresó oficialmente al vocabulario gubernamental.
Algunos estudios de la época difundieron la magnitud y la profundidad de la pobreza y la
explotación urbanas. Todos estos fenómenos influyeron en el pensamiento político del periodo
y dejaron huella en los programas de los partidos políticos. (Titmuss, Richard M. 1969).
Durante el siglo XIX, dos corrientes opuestas estaban presentes en el panorama político e
intelectual. Sin embargo, por razones diversas, ambas coincidían en desvalorizar la necesidad
de implantar políticas sociales que atenuaran los problemas sobre la calidad de vida y
condiciones de trabajo de importantes sectores de la población.
La más dinámica y atrayente posición respondía a la ideología socialista en su versión más
ortodoxa. Esquemáticamente, la misma sustentaba que el sistema capitalista, con la propiedad
privada de los medios de producción y una economía de libre mercado, resultaba ineficiente e
injusta. (Titmuss, Richard M. 1969).
El capitalismo era analizado como un sistema anárquico, que debía ser reemplazado por un
orden social planeado y dirigido por el poder político. Así, no sólo las necesidades básicas de
la sociedad serían cubiertas por el sistema, sino que muchas de estas necesidades ya no
existirían. El progreso social sería marcado por una reducción y abolición de los servicios
sociales asistenciales, innecesarios ante los beneficios naturalmente otorgados por un sistema
económico socialista. (Titmuss, Richard M. 1969).
En consecuencia, las políticas sociales en el capitalismo eran concebidas como paliativos
incapaces de alcanzar una mayor justicia social, únicamente posible mediante un cambio
revolucionario del sistema.
La otra línea de pensamiento, en plena decadencia entonces, respondía a una corriente
conservadora que reposaba en el liberalismo, según el cual no había nada seriamente
incorrecto en el sistema económico vigente, y la preocupación principal de los gobiernos debía
ser encargarse de que se dieran todas las facilidades para mejorar más aún su buen
funcionamiento. Los servicios sociales públicos tendían a disminuir los incentivos al trabajo y
al ahorro. Los problemas sociales que se presentaran debían ser atendidos por las
instituciones de caridad, separando la marcha de la economía y las funciones del Estado de
la atención de los pobres y desvalidos. Esta corriente en su liberalismo extremo, también
negaba la necesidad de que el Estado asumiera responsabilidades e interviniera en los
asuntos sociales; aunque, en este caso, se entendía que el sistema, funcionando con plena
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
104
libertad y sin regulaciones, era capaz de optimizar la situación de los individuos, fuesen
trabajadores, consumidores o empresarios. (Titmuss, Richard M. 1969).
Entre estas dos corrientes de ideas, se abrió paso un enfoque, que, con muchos matices, sí
apoyaba la necesidad de políticas sociales que atenuaran los problemas de un capitalismo
liberal a ultranza y fue conocida como el Estado Benefactor. Convergían en este tipo de
posiciones, entre otros, los grupos radicales no socialistas, políticos laboristas e incluso
liberales que, como Asquith, Lloyd George y Winston Churchill en Inglaterra (inspirados por el
economista Stanley Jevons), se alejaban del dogmatismo liberal de la época victoriana;
además de los socialdemócratas en sus diferentes versiones según los países. (Clough,
Shepard y Richard Rapp, 1979).
Esta perspectiva, predominante en su tiempo, proponía introducir contenidos sociales
concretos en la política. Sus seguidores admitían que el sistema económico dejaba muchas
necesidades insatisfechas y distribuía los bienes en forma desigual, pero que en las tareas
puramente de producción y distribución de bienes era preferible a cualquier otro.
Esta posición no buscaba grandes cambios en el sistema a pesar de que creía que el sistema
económico capitalista no podía corregir sus defectos por sí mismo, y por ende reconocía la
responsabilidad y el derecho del Estado de intervenir obligatoriamente para subsanar y
modificar sus consecuencias en la situación social. Esta posición intervencionista entendía
como primera tarea del Estado la de extender los servicios sociales e incrementar las funciones
colectivas de la sociedad. El objetivo era lograr un equilibrio entre la propiedad privada y el
intervencionismo público; vale decir, entre el liberalismo económico, por un lado, y la
estabilidad y el bienestar social, por el otro.
La concepción del Estado de Bienestar tuvo un fuerte impulso en las posiciones que el Partido
Laborista inglés, otros partidos socialdemócratas y los revisionistas liberales formularon en los
primeros años del siglo XX. No debe desdeñarse la influencia de ciertas tendencias previas,
humanistas democráticas y socializantes; pero, sobre todo, conviene subrayar la influencia
que tuvo el debate que entre las dos guerras mundiales se dio acerca de la relación entre las
políticas sociales y el libre mercado.
En este debate, la formación del Estado de Bienestar comenzó a definirse como aquel en el
cual el Estado es utilizado deliberadamente para modificar las fuerzas del mercado. En este
sentido, el pensamiento keynesiano es más cercano y afín al Estado de Bienestar, ya que no
es casual su preocupación por el tema del empleo y la necesaria participación estatal, lo que
influiría más tarde en los trabajos y preocupaciones de William Beveridge. (Beveridge, William
1942).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
105
Esta posición, en cambio, no es similar a la que luego acuñaría el concepto de economía social
de mercado. Esta última, acorde con la expresión de Churchül, " humanizar el sistema de libre
empresa", citada por Shepard Clough y Richard Rapp combina un sistema de libre mercado
con medidas para diseñar un nuevo equilibrio social aceptable. Trata de evitar las
imperfecciones del laissez-faire puro y de la planeación socialista, aceptando las leyes del
mercado y aspirando a que éstas respondieran a las necesidades sociales. Por oposición el
Estado de Bienestar admite medios que sustituyen al mercado en ciertos casos.
La concepción del Estado de Bienestar se modificó en el periodo entre guerras, debido, entre
otros factores, a las tareas de reconstrucción de Europa y a la Gran Depresión de Estados
Unidos. Por un lado, las políticas sociales comenzaron a concebirse como parte de una política
económica general y no como un área de acciones políticas segregadas y gobernadas por
principios o reglas exclusivas, vinculadas a la prestación de servicios sociales. Esa integración
de las políticas sociales a la política macroeconómica, fue apoyada por el triunfo del
Keynesianismo y la preocupación por el desempleo.
No obstante, las alternativas sobre el esquema de financiamiento de los servicios sociales
abrieron la polémica acerca de si su prestación implicaba o no un mecanismo de redistribución
del ingreso. La ayuda a los pobres nunca había contemplado esta preocupación, la cual surgió
al plantear si la redistribución era una consecuencia o debía formar parte del diseño de las
políticas sociales en el marco de una política general. El tema no pasó de ser una inquietud
que reaparecería en la segunda posguerra. Mientras tanto el empleo y las relaciones laborales
fueron los ejes sobre los que giraron las primeras aproximaciones al Estado de Bienestar antes
de la segunda posguerra.
2.1.2. EL PERIODO ENTRE GUERRAS Y EL ESTADO DE BIENESTAR.
Los veinte años que separan las dos guerras mundiales tuvieron pocas innovaciones en lo que
concierne a la definición de áreas de responsabilidad pública y aplicación de las políticas
sociales en los países de Europa Occidental. Quizás la introducción de las asignaciones
familiares haya sido la innovación más significativa.
Como era lógico, un periodo marcado por la reconstrucción y la depresión económica no era
el más idóneo para poner en práctica las aspiraciones y decisiones que se adoptaban para
mejorar la situación social. Los sentimientos de "solidaridad" y " seguridad para todo y para
todos" fueron rápidamente superados por la sofisticada polémica sobre las técnicas de la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
106
administración de los costos y de los beneficios de las políticas sociales y sus límites. (Titmuss,
Richard M, 1969).
Dichas políticas se centraron fundamentalmente en las relaciones laborales y los seguros para
riesgos en el trabajo. La seguridad social en esta etapa, efectivamente, protegió sobre todo a
las personas empleadas. Por lo general cubría a asalariados de la industria y el comercio y a
trabajadores del Estado, quedando fuera los trabajadores agrícolas y del servicio doméstico.
De este modo se fueron consolidando los sistemas de seguridad social, los cuales tendieron
a disminuir sus diferencias entre los diferentes países. Las actividades desarrolladas por la
Oficina (luego, Organización) Internacional del trabajo influyeron en esa relativa convergencia,
por la divulgación lograda en materia de criterios, conceptos y experiencias comparadas.
Un ejemplo de esa tendencia a homogeneizar los sistemas de seguridad social se pudo
observar en los casos de Alemania e Inglaterra. El primer programa alemán de seguridad
social cubría vejez y enfermedad, pero excluía el desempleo; en 1927, se añadió el seguro de
desempleo. Mientras tanto, en Inglaterra ese programa cubría enfermedad y desempleo este
último en escala limitada, pero excluía las pensiones a la vejez. En 1920, sin embargo, en este
país se generalizó el seguro de desempleo y en 1925 se introdujeron las pensiones por vejez.
(Titmuss, Richard M, 1969).
Por otra parte, en el mismo periodo, hubo una tendencia a una mayor centralización
administrativa de los programas de seguridad social en numerosos países. Francia inició en
1928 cuando cubrió enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte, pero no el desempleo.
La responsabilidad sobre los desempleados se ejercía por medio de subvenciones a los
seguros voluntarios, apoyados por un sistema de asistencia social. De esta forma se
estimulaban los esfuerzos privados de los sindicatos, evitando la obligatoriedad y
estableciendo arreglos por grupos y categorías ocupacionales. Este caso pone de relieve una
característica que mostró el desarrollo de las políticas sociales en este periodo: el rol que
jugaron las sociedades voluntarias privadas, per se o en cooperación con organismos
estatales. En aspectos, como la salud, vivienda, maternidad, guardería, jóvenes invidentes y
muchos otros fue notoria la presencia de organizaciones voluntarias de tipo comunitario, que
muchas veces apoyaban a los programas de las autoridades e instituciones oficiales, o que
actuaba por cuenta propia en cooperativas, mutualidades, etc. (Titmuss, Richard M, 1969).
Así, la introducción de los subsidios familiares en Europa fue una de las innovaciones más
importante del periodo que se analiza. Los pioneros en brindar estos beneficios fueron Francia
y Bélgica. Los sistemas voluntarios mediante los cuales los salarios eran complementados con
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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los beneficios para los hijos dependientes, habían existido tiempo atrás en ambos países, pero
se volvieron generales y obligatorios por ley, en Bélgica en 1930, y en Francia en 1932.
Otros países siguieron el ejemplo de los anteriores, hasta convertir las asignaciones familiares
en una prestación común de los programas sociales. Los subsidios familiares diferían de otros
servicios en que pretendían complementar los ingresos de aquellos que trabajaban, y no
mantener el ingreso de aquellos que no lo hacían. Era, por tanto, un medio para hacer del
salario individual, un salario familiar, y así convertir a la familia en un núcleo protegido por la
sociedad. En este periodo el costo de estos programas recayó los empleadores. (Titmuss,
Richard M, 1969).
La política de subsidios familiares cumplía, adicionalmente con la finalidad de revertir la caída
de las tasas de natalidad que caracterizaba a la realidad europea; la francesa y belga en
particular.
Un tema en la agenda de esos años fue la necesidad de viviendas. La tendencia fue crear
estímulos crediticios para la edificación de viviendas y conceder subsidios sobre las rentas
pagadas. En general, ésas fueron las indicaciones en la mayoría de los países europeos, con
diferencias en el alcance de los subsidios a las rentas. Por ejemplo, en los países
escandinavos las rentas crecieron tanto o más que el costo de los alimentos, mientras que en
Francia, Alemania e Italia fueron considerablemente menores. Había entonces una mayor
propensión a ajustar el monto de la renta que el proceso inverso. Se prefería subsidiar a las
familias más que a las viviendas. (Clough, Shepard y Richard Rapp).
La Gran Depresión iniciada en 1929 desapareció el sistema de seguro del desempleo en todos
los países, por lo que la responsabilidad de la seguridad social recayó completamente en el
Estado. En ese periodo crítico, la seguridad social se asemejaba mucho a las Leyes de Pobres,
aunque obligaba a comprobar la necesidad de esa ayuda.
Por cierto, las Leyes de Pobres que todavía llevaban el estigma de su forma de aplicación en
el siglo XIX, fueron sometidas a un proceso de revisión y de eventual abolición por otro sistema
más adecuado a las nuevas circunstancias, que determinaron la crisis de 1929. En Inglaterra,
la discusión parlamentaria sobre el tema fue muy amplia; y aunque no se llegó a una decisión
legal al respecto, a partir de 1929 se desplazaron las funciones que cumplía el Comité de
Asistencia Pública. Este comité extendió sus servicios a todo el país, sin otras discriminaciones
que no fueran las vinculadas a servicios específicos como tratamiento especial a ancianos,
niños y otras personas que requerían atención especial. Se desdibujaron las fronteras entre
pobres y el resto de la sociedad, pero resultó claro que esta atención hacía hincapié en
personas de escasos o nulos recursos. (Clough, Shepard y Richard Rapp).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
108
En los países escandinavos hubo también una fuerte transformación, que permitió pasar de
un sistema de ayuda a los pobres a una asistencia social integral y moderna que cubría a la
población en su conjunto, sin hacer distinciones. En Francia y en Alemania, la asistencia
pública siguió funcionando como un servicio de múltiples propósitos que cubría muchas de las
necesidades de los más pobres, los cuales eran tratados como miembros de una categoría
social diferente que debía reducirse conforme la cobertura social de la seguridad se volviera
más amplia.
Los sistemas de asistencia pública y los organismos voluntarios privados, en los que
descansaron las políticas sociales durante la poscrisis, no pudieron sostener los seguros de
desempleo y otros beneficios previstos legalmente. La reconstrucción de todo el andamiaje
que se había iniciado y formulado hacia fines de los años treinta, influyó en la
institucionalización del Estado de Bienestar en la segunda posguerra.
2.1.3 LA ETAPA DE LA SEGUNDA POSGUERRA DEL SIGLO XX.
El Estado de Bienestar se institucionalizó en la Europa Occidental en la segunda posguerra,
al producirse un rápido crecimiento de las políticas y los programas sociales en muchos países.
Este desarrollo estuvo asociado con un largo ciclo de expansión económica y con el éxito que
los países beligerantes exhibieron en los procesos de reconstrucción y posterior progreso de
sus aparatos productivos, tecnológicos e institucionales. Los países escandinavos, menos
afectados por el conflicto bélico, se vieron en condiciones más favorables para aprovechar y
ampliar su capacidad instalada. (Titmuss, Richard M).
Países como Alemania, Francia e Italia basaron su recuperación y desarrollo en el impulso
dado por dos fuerzas motrices: la ayuda estadounidense y la integración económica. La ayuda
de los Estados Unidos, entre 1945 y 1954, fue decisiva, según lo afirma Raymond Barre. De
acuerdo con este autor, la ayuda total de origen norteamericano a los países europeos fue de
34.2 miles de millones de dólares. Esa cantidad se desglosaba en: 73.4% en ayuda económica
y 26.6 en ayuda militar. A su vez, un 76.5% correspondía a donaciones y 23.5% a créditos
reembolsables. Una gran porción de esa ayuda se concentró en Alemania, el país más
afectado por la guerra y que sus fronteras geográficas colindaban con países del bloque
socialista. (Barre, Raymond 1965).
Por otra parte, la integración económica en sus distintas etapas, que alcanza un punto
culminante con el Tratado de Roma y la constitución de la Comunidad Económica Europea,
representó la posibilidad de ampliar mercados acelerando el comercio exterior y la producción
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
109
en Europa Occidental, sobre todo en actividades industriales intensivas en capital, mano de
obra especializada y tecnología de punta.
Las condiciones económicas fueron, por tanto, sumamente favorables a un crecimiento
económico capaz de solventar y hacer posible una protección social creciente. Pero no sólo la
mejora de la economía hizo posible la extensión de los beneficios a la población. Sino también
la incorporación de una corriente renovadora sobre la necesidad y viabilidad de constituir una
economía y una sociedad de bienestar. El concepto de Estado de Bienestar expresa un
conjunto de vertientes teóricas, ideológicas y políticas que abre una fase histórica en Europa
Occidental (posteriormente en el resto de los países del hemisferio) acerca del nuevo alcance
y contenido que pretenden dar a las políticas públicas en el campo social. (Clough, Shepard y
Richard Rapp).
EL ESTADO DE BIENESTAR DE LA SEGUNDA POSGUERRA.
Como ocurre con otras categorías, no existe una definición única y tampoco hay un consenso
sobre lo que comprende el concepto de Estado de Bienestar. Su denominación señala una
vocación social de las políticas públicas, como una primera aproximación; vocación en la que
se destacan aspectos institucionales formales, a saber, la inclusión en este caso de leyes,
sistemas, programas, beneficios y servicios que aseguran necesidades sociales; un conjunto
amplio de seguridad social cuya responsabilidad recae mayormente en los gobiernos.
(Wickenden, Elizabeth, 1995).
Wickenden, reconoce tres vertientes que han contribuido a conformar e institucionalizar el
concepto contemporáneo del Estado de Bienestar.
Una primera vertiente proviene de la economía y tiene como principales exponentes al
keynesianismo ortodoxo de los años treinta y a los ensayos que entre las dos guerras y, con
más vigor, en la inmediata segunda posguerra, asumen el rol de una verdadera disciplina
denominada economía de bienestar.
Resulta muy conocido que la publicación de Teoría General del empleo, del interés y de la
moneda, publicada por John Maynard Keynes en 1932, fue un mensaje que impactó al mundo
intelectual y político, cuya secuela marcó todo un periodo que, con altibajos, sigue vigente.
El mensaje keynesiano señaló que, en una economía de mercado, la producción real no está
determinada por la dotación y la eficiencia potenciales en la utilización de los recursos, sino
en el proceso de generación de ingresos que tiende a establecer un nivel de equilibrio con la
demanda efectiva por bienes y servicios. La teoría keynesiana mostró una preocupación por
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
110
conducir a la economía al pleno empleo de la fuerza de trabajo, no por la vía del mercado, sino
mediante la acción del gobierno en el campo fiscal y monetario. Keynes pensaba que una
política de gasto público y crédito barato podía actuar sobre las expectativas de los
empresarios e incentivarlos a invertir y aumentar la demanda efectiva de la población.
La hipótesis de que los problemas de empleo y demanda efectiva no eran solucionados por el
funcionamiento del mercado sino por la política gubernamental, no sólo responde al periodo
de depresión en que la misma fue expuesta, sino que ha estado presente en periodos de
crecimiento y reactivación. Aunque no puede catalogarse como una política social propiamente
dicha, la prioridad dada al pleno empleo y al necesario intervencionismo estatal, ha llevado
frecuentemente a emparentar el keynesianismo con el Estado de Bienestar. (Wickenden.
Elizabeth).
Con formulaciones matemáticas, numerosos economistas durante los años treinta, se
abocaron a explorar las condiciones del bienestar económico máximo. La economía del
bienestar se ocupa de las condiciones que determinan la tranquilidad económica total de la
comunidad. Desde este punto de vista existe una constante búsqueda de los requisitos,
restricciones y condiciones de bienestar, lo que está muy ligado al carácter eminentemente
cuantitativo de esos estudios; se trata, además, de ejercicios basados en un concepto de
optimización (más que de equilibrio), lo que significa tratar de establecer qué factores
maximizan el bienestar económico, dado ciertos supuestos expresados en términos de
funciones. (Wickenden. Elizabeth).
Aunque este concepto de bienestar económico lleva a la mayoría de los autores (según
Wickenden), a establecer fórmulas de optimización del consumo y de la producción, con una
dotación de recursos y una distribución del ingreso dadas, los aspectos y apreciaciones
sociales participan directa o indirectamente en los estudios. No obstante, cabe señalar que
casi no existen propuestas o programas sociales en dichos trabajos.
La polémica y la crítica sobre el carácter economicista de esta clase de estudios y su
desvinculación relativa con la problemática social, es permanente. Aún así, ello no resta
importancia a las sugerencias e hipótesis que se derivan de estos trabajos en el marco del
Estado de Bienestar. Cabe considerar que esta corriente de economía de bienestar siguió
influyendo en el pensamiento sobre el desarrollo económico y social de los países
industrializados en los años cincuenta y sesenta.
Al omitir el papel del Estado (dice Wickenden), y dejar subyacente la libre decisión de los
individuos, su influencia en las políticas públicas fue escasa en el auge del Estado de
Bienestar. Más bien fue un precedente de elementos que los liberales y neoliberales utilizaron
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
111
luego -parcialmente- en contra del intervencionismo estatal, al glorificar el bienestar social
como resultado de los deseos libres de los individuos expresados en el mercado.
Una segunda vertiente, con raíces más bien políticas, se asocia a los conocidos informes que
William Beveridge, presentó en 1943 y 1944 al gobierno inglés, exponiendo las bases de la
seguridad social y el pleno empleo en una sociedad libre. Estos documentos son muy
reconocidos puesto que, desde un plano práctico, prepararon el diseño de las políticas sociales
después de la guerra, así como el Fondo Monetario Internacional y el Banco de Reconstrucción
y Fomento (hoy Banco Mundial), en las vísperas del fin de la guerra, lo hacían respecto de la
reconstrucción financiera. (Beveridge, William).
William Beveridge constituye una personalidad que participó activamente en el plano político
inglés, al definir las bases de la seguridad social de los años treinta, en plena guerra, y postular
los criterios para la segunda posguerra. Su influencia sobrepasó los límites de su país, porque
su lucha contra los cinco males gigantes: indigencia, enfermedades, ignorancia, contaminación
y ociosidad; lograron un elevado de concreción y elocuencia en sus informes, documentos y
conferencias. Además, este autor demuestra flexibilidad cuando insiste en que sus propuestas
dependían de ciertas condiciones, por lo que debían ser adecuadas a la situación de cada
país. En el informe oficial que dirige a la Corona inglesa, Beveridge define la seguridad social,
sus principios y el grado de responsabilidad que deben asumir los distintos actores, en
especial, el Estado.
Para Beveridge, la seguridad social representa la búsqueda por mantener los ingresos
necesarios para la subsistencia de los seres humanos. Los principios básicos que sustentan
la seguridad social son la justicia (en lugar de la fuerza), la oportunidad razonable de realizar
un trabajo productivo, la certeza de contar con ingresos suficientes (sea o no trabajador) para
estar a cubierta de la indigencia, y la defensa de la familia como unidad social.
En materia operativa, su propuesta se dirige en lo esencial al establecimiento de un programa
completo de seguros sociales y servicios afines para trabajadores y no trabajadores, que
cubran: la desocupación, la incapacidad, la maternidad, la viudez, el cuidado de los hijos, los
gastos de entierro y el aprendizaje de nuevas ocupaciones, los servicios médicos y de
rehabilitación, y los subsidios a los hijos. En este contexto propone la idea de un ingreso
mínimo nacional, el cual tomó de las posiciones sindicales.
Sobre la responsabilidad de los actores (trabajadores, empresarios y Estado), las
apreciaciones de Beveridge son operativas en lo que concierne al financiamiento, pero tienen
matices doctrinarios cuando se refiere al papel del Estado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
112
En términos de financiamiento, Beveridge apoya una participación tripartita, salvo en los casos
de subsidios a los hijos y en la asistencia nacional sanitaria y de rehabilitación que propone
sea asumida íntegramente por el Estado. Fuera de estos aspectos, el rol fundamental del
Estado en el campo social consiste en que se promueva una redistribución del ingreso que
evite desigualdades extremas, aun entre trabajadores. Beveridge insiste en cuanto que cree
que no se trata de buscar una utópica e inalcanzable igualdad absoluta ni procurar el acceso
al disfrute de ciertas comodidades, sino asegurar la desaparición de la indigencia y la
polarización extrema en la distribución. En cuanto a otras responsabilidades, destaca que el
logro de puestos de trabajo productivos y con remuneración adecuada no es una
responsabilidad exclusiva del Estado, sino que debe ser compartido con el sector privado.
Por último, una tercera vertiente que ayuda a fijar criterios constitutivos del Estado de Bienestar
y nace de la esfera de las relaciones internacionales; del influjo de un espíritu pacífico,
progresista y conciliador en el campo laboral y social, que aflora como una respuesta positiva
a una guerra global. El renacimiento de la Organización Internacional del Trabajo, precedida
de los principios de la Carta del Atlántico, representó un importante paso institucional en el
camino de unificar y establecer normas y criterios de protección social de alcance universal.
En la conformación de un nuevo orden económico, político y social a escala global, varios
fueron los organismos internacionales que se crean después de la Segunda Guerra Mundial.
Muchas de esas instituciones comenzaron a articularse aun antes de finalizar el conflicto.
Otras, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se instituyeron casi
inmediatamente al cese de las hostilidades. Pero, incluso en este caso, su constitución fue
precedida por reuniones y documentos que subrayaban la urgente necesidad de mejorar las
condiciones de vida de los ciudadanos de los países, haya o no sido parte del conflicto bélico.
Entre esas declaraciones de acuerdo a Wickenden-, que son fuente inspiradora y legitimadora
del Estado de Bienestar, se encuentra la Carta del Atlántico. Entre otros fines esta Carta
aprobada por las principales potencias, propone conseguir para todos mejores niveles de
trabajo, prosperidad económica y seguridad social. Para la época, dice el autor citado, estos
conceptos compartidos respaldan un enfoque, ya no nacional sino internacional del Estado de
Bienestar.
La OIT representó el brazo institucional que la comunidad internacional creó para que los
objetivos citados fueran analizados para su puesta en práctica. Esta Organización fue la única
donde, junto a la representación de los gobiernos, participaron representantes de los
empresarios y de los trabajadores organizados. Ese carácter participativo y democrático dotó
a la OIT de un poder de convocatoria y de regulación de las relaciones laborales que le es
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
113
reconocida hasta la actualidad. El respeto al espíritu y los fines que la gestaron como
institución convierte a la OIT en un antecedente y fundamento del Estado de Bienestar.
(Beveridge, William).
EL DEBATE ACTUAL SOBRE EL ESTADO DE BIENESTAR.
La crisis actual del Estado de bienestar comprende los debates sostenidos en las últimas
décadas y los dilemas actuales (noventa). Desde mediados de la década de los setenta,
Europa ingresó en un periodo caracterizado por el cambio. En el terreno económico, y a partir
de la llamada crisis del petróleo, resurgen la inflación el desempleo y la desaceleración del
crecimiento económico. Los conflictos ideológicos y el retroceso en las posiciones políticas
que habían alcanzado los partidos socialdemócratas predominan en la esfera política. Otros
fenómenos como son el envejecimiento de la población, el aumento de las migraciones y la
más activa participación de las mujeres en la vida pública traen aparejadas consecuencias
sociales y económicas imprevistas.
Estas situaciones hicieron necesario un aumento del gasto social en un contexto poco
favorable para ello, lo que alimentó un debate en el que existen posiciones que insisten en que
es necesario la desaparición del Estado de Bienestar, otras que sólo piden redefinirlo o
reducirlo, e incluso hay quienes proponen que los beneficios que ofrece aumenten, ya que son
más necesarios en épocas críticas de la economía.
En los ochenta, se debate en torno en torno a los principios de igualdad contra la eficiencia, la
universalidad contra la selectividad de los programas sociales y la descentralización contra la
privatización de los servicios sociales. Por otra parte, se pone en cuestión la capacidad de los
gobiernos para resolver los problemas del Estado de Bienestar. Los grupos sociales que se
ven beneficiados por sus programas no parecen estar dispuestos a aceptar reducciones en
los mismos. Los contribuyentes fiscales tampoco parecen estar dispuestos a aumentar sus
contribuciones y así financiar las políticas sociales. Resulta especialmente problemático llegar
a un consenso. Las democracias corporatistas y los Estados de Bienestar avanzados se han
adaptado de una manera más efectiva a las demandas sociales que los países políticamente
descentralizados, con menores avances en cuanto al bienestar y cuyos grupos de interés
compiten entre sí. (Sheila y Alfred Kan (1996).
Las dificultades que experimenta el bienestar social entre la opinión pública no se relaciona,
con la velocidad del crecimiento económico. La historia ha demostrado que el mayor progreso
en esta materia se ha dado en los tiempos en los que las condiciones económicas han sido
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
114
particularmente difíciles; a pesar de que los programas de bienestar social han tenido éxito en
sus objetivos en general, los problemas que presenta la sociedad no han desaparecido. Entre
las conclusiones que obtienen los especialistas en el tema, se destaca la necesidad de
rediseñar las políticas sociales para que vayan respondiendo a las demandas de la sociedad
según vayan apareciendo y evolucionando. Además, sostienen que es imprescindible
mantener una perspectiva de largo plazo para las políticas sociales, con el fin de evaluar
adecuadamente la factibilidad y los futuros resultados de las mismas.
En el debate actual se encuentra, entre otros puntos, el análisis sobre el papel del Estado y de
las fuerzas sociales y políticas en la consecución de los objetivos sociales, por medio de las
instituciones, los programas y los instrumentos. De igual forma, surge una polémica sobre las
responsabilidades y alcances de las políticas sociales en los distintos periodos, con especial
énfasis en el momento actual. (Sheila y Alfred Kan 1996).
En este último punto se destacan las posturas que sostienen que el Estado de Bienestar
resulta oneroso e incompatible con el nuevo orden económico internacional, ya que, dada la
mayor competencia entre empresas, es necesario que se reduzcan los costos de producción,
entre los que se incluye el de las políticas sociales. En el Foro Económico de Davos, Suiza en
el que participaron principalmente políticos y empresarios -, en febrero de 1994, se planteó
que son necesarias políticas que estimulen tanto a las empresas como a los programas de
educación y formación que animen a las personas a buscar trabajo en vez de depender del
Estado. También se ha hablado de la necesidad de replantear el papel del Estado de
Bienestar, llevando a cabo políticas más activas que logren la integración del individuo en el
trabajo y la sociedad, en lugar de volcar todas las energías sobre los seguros de desempleo.
Por ejemplo, en Europa, existe consenso sobre la necesidad de que todos los ciudadanos
tengan ciertos recursos garantizados, pero las políticas sociales deben cumplir ahora el
objetivo más ambicioso, que es el de encontrar un lugar en la sociedad para las personas,
principalmente a través del empleo.
Hasta las posiciones más extremas en la crítica al Estado de Bienestar advierten sobre la
necesidad de que existan redes públicas de protección social, ante el incremento de la pobreza
y la consiguiente eventualidad de estallidos políticos provocados por la exclusión y la
frustración de diversos de la población, especialmente los jóvenes y los desempleados.
No cabe duda de que el tema de las políticas sociales, particularmente en Europa, ha adquirido
una inusitada importancia en los últimos años. En Europa Occidental las políticas sociales
siempre fueron parte de la política económica y más aún de las políticas de los gobiernos, de
los partidos políticos y de los sindicatos. La conformación de la Unión Europea trajo a la mesa
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
115
de discusión los problemas y los programas que en materia social podían adoptarse entre los
países miembros.
El desarrollo de las políticas sociales en la unión europea, se articuló en varias fases, en las
que se buscó la libre circulación de trabajadores, junto con políticas de formación profesional,
así como el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, al igual que la participación
de los trabajadores en las actividades de las empresas, logrando así un pleno empleo.
Posteriormente, entre 1974 y 1986 se aprobó la mayoría de las directrices respecto a la
armonización de las legislaciones nacionales referentes a la protección del empleo, la
seguridad en el lugar de trabajo y la igualdad en el trato de los trabajadores hombres y mujeres.
Además, se añadieron disposiciones en el Acta Única Europea que estimulan el diálogo entre
los interlocutores sociales.
En 1989 se firmó la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales fundamentales de los
trabajadores, en la que se expresa la voluntad de los países miembros de la Unión de tomar
en cuenta la dimensión social de sus políticas.
Hasta ahora, la política social comunitaria ha cubierto varias áreas: salud, seguridad, empleo,
acciones contra la pobreza, ayuda a incapacitados y la creación de un marco legal en donde
se establezca el diálogo entre los interlocutores sociales y se asegure la libre circulación de
los trabajadores y su protección.
A pesar de todos estos esfuerzos, entre los ciudadanos de los países miembros de la Unión
existe la inquietud de que el proceso de integración puede llevar hacia una nivelación hacia
debajo de los estándares sociales, lo que puede lesionar los niveles de protección social a
nivel nacional.
Por otra parte, el poder ejecutivo de la Unión Europea afirmó en 1993 que, dada la crisis
económica, Europa enfrentara graves problemas socioeconómicos y políticos si no se adoptan
medidas radicales para crear empleos, recuperar el crecimiento y abrir mercados. La recesión
y los problemas crecientes de desempleo han desatado un enfrentamiento de posiciones,
quizás de los más agudos en la historia del continente, en materia de políticas sociales.
En estos momentos - de ahí la importancia de tener una visión amplia sobre el tema- está en
tela de juicio el Estado de Bienestar, no sólo en el plano teórico, sino en el campo de las
prácticas sociales, como lo muestran los conflictos sindicales prolongados y los
enfrentamientos ciudadanos contra las medidas por los gobiernos en turno; así como el
significativo giro hacia la "izquierda" en los gobiernos de varios de los más importantes países
europeos: Inglaterra, Francia y Alemania.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
116
Fenómenos como la xenofobia, el resurgimiento del nazismo y el fascismo, la rebelión juvenil
para acceder al mercado de trabajo y la resistencia hacia fórmulas contrarias al interés sindical,
son expresiones de un estado de tensión que anuncia una nueva fase de este largo proceso
de conformación de las políticas sociales, especialmente en Europa. Ahí el proceso - como se
vio en páginas anteriores -, transcurre a lo largo de cien años. A comienzos del siglo XX, los
países pioneros salen de la pobreza a la prosperidad interrumpida solamente por las guerras
y la Gran Depresión. Sólo en las últimas décadas Europa vuelve a exhibir un incremento en la
pobreza. (Sheila y Alfred Kan 1996).
En el caso de América Latina, la característica predominante ha sido la pobreza y la exclusión
creciente, con algunos lapsos de funcionamiento de políticas sociales y rudimentarios Estados
de Bienestar que atendían a una proporción variable de la población por pocas décadas. Este
fenómeno se observa durante el periodo de industrialización impulsado por la sustitución de
importaciones.
Existe una gran diferencia con respecto a los debates sobre el Estado Benefactor en América
Latina y en Europa, para la primera se trata de una discusión marginal, vinculada a medidas
de privatización de algunos sistemas que aún se mantienen. El debate central es la pobreza.
En Europa, por su parte, sigue vigente el debate sobre el Estado Benefactor y existe aún
preocupación por el incremento de la pobreza. (Schmitter, Philipe 1996).
2.1.4. EL ESTADO DE BIENESTAR, EXPERIENCIAS RELEVANTES EN EUROPA Y
AMÉRICA.
Inglaterra y Alemania ocupan un lugar destacado respecto a las experiencias nacionales
pioneras de las políticas sociales. La primera como legado de la época victoriana
decimonónica que plasmó a comienzos del presente siglo, y la experiencia alemana, por su
parte, asociada a la figura de Bismarck durante el imperio a fines del siglo XIX y a la República
de Weimar en la inmediata primera posguerra.
La importancia de esos procesos irradió su influencia sobre las orientaciones y puesta en
práctica de las políticas sociales en la Europa Occidental. En especial, esa repercusión fue
notoria en el lapso de las dos guerras mundiales, como ya se ha señalado en el apartado
correspondiente a dicho periodo.
Por su parte, la intervención pública en materia de bienestar en Estados Unidos se desarrolló
tardíamente, en comparación con lo ocurrido en las democracias europeas cuyas experiencias
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
117
datan del siglo XIX. Fue hasta 1935, con la entrada en vigor del Acta de Seguridad Social que
se estableció formalmente una acción gubernamental definida y amplia.
LA EXPERIENCIA INGLESA.
La Revolución industrial y el desarrollo de un capitalismo competitivo y abierto al exterior,
fueron los aspectos esenciales del auge económico inglés, que determinaron su predominio
tecnológico, productivo, comercial y financiero a escala internacional. El éxito del modelo no
impidió los problemas que desgarraron el tejido social. El dinámico capitalismo industrial
implicó migraciones del campo a las ciudades, el crecimiento de las urbes y la explosividad de
una pobreza social que se extendió velozmente. (Clough, Shepard y Richard Rapp).
Las primeras posiciones asumidas frente a la pobreza que imperaba en Inglaterra, en su fase
expansiva del siglo XIX, establecían que ésta no era resultado del sistema económico. Por el
contrario, la lectura de ese proceso de miseria fue inicialmente circunscrito al ámbito individual
de los sectores degradados. En los círculos gubernamentales de esa época, era frecuente
afirmar que las personas carentes o con muy bajos ingresos, habían perdido su autoestima y
por ello, habían llegado a vivir en condiciones límite. Por lo tanto, se consideraba que esos
sectores asumían plenamente el estigma de ser pobres. Entendido como un hecho natural, se
argumentaba que pobres siempre hubo y habrá. Una idea idéntica también se aplicaba al
desempleo, fenómeno que se atribuía a individuos carentes de voluntad y disciplina para el
trabajo. (Clough, Shepard y Richard Rapp).
Esta interpretación de la pobreza derivada en lo fundamental de una concepción individualista
de la sociedad. De ella se desprendía que este tipo de situaciones eran responsabilidad de las
personas y no de la sociedad y su modo de funcionamiento, y mucho menos tenía que ver con
el papel del Estado.
Bajo esta perspectiva, las primeras instituciones públicas creadas en la época victoriana-como
la Ley de Pobres de 1874 y su régimen de vigilantes constituyeron mecanismos o instituciones
semipenales donde se atendía, o más bien se confinaban a esos pobres "estructurales". Desde
entonces ya se hacía diferencia entre estos pobres y aquellas personas pauperizadas pero
que habitaban y se apoyaban todavía en su núcleo familiar. Este tipo diferenciado de pobres,
contaba con cierta protección en sus demandas específicas de salud, con especial énfasis las
mujeres y los niños que trabajaban en tareas informales. Las actas fabriles aprobadas en 1854,
comenzaron a constituir incipientes formas de reglamentación del trabajo bajo el control de
inspectores o vigilantes especiales. (Marshall, T.H. (1964).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
118
La existencia de problemas y presiones que afloraron en conflictos sindicales desbordaron
esos mínimos controles y concesiones laborales y llevaron, en su punto culminante, a legislar
en materia de negociación colectiva con los sindicatos y acerca del derecho de huelga (Acta
de 1875).
Para la opinión pública fueron un " descubrimiento" y una afrenta a la civilización los hechos
denunciados por diversos testimonios a fines del siglo pasado. Testimonios que irrumpieron
tanto en la literatura (las obras de Charles Dickens), como en los documentados estudios de
Charles Booth y Seebohm Rowntree sobre las paupérrimas condiciones de vida de las gentes
de Londres y York, así como los lapidarios informes oficiales del Comité Interdepartamental
de Deterioro Físico (1994) y las versiones periodísticas sobre las inhumanas condiciones de
los obreros en determinadas industrias. (Marshall, T.H. (1964).
Aunque esa toma de conciencia pública fue importante, el asumir la pobreza como una
expresión de la problemática social más que como un hecho o fenómeno individual -se reforzó
cuando las condiciones económicas depresivas y los conflictos se desataron en la última
década del siglo XIX. Entre 1888 y 1892, se vio amenazada la seguridad pública y se
sucedieron reacciones en cadena, tales como huelgas de trabajadores portuarios y otros
trabajadores fabriles; ascenso de las ideologías socialistas, cuestionamiento al sistema
capitalista industrial y al sistema político liberal. Si como afirma T.H. Marshall, en la obra citada,
de que el crecimiento económico en la segunda mitad del siglo XIX preparó el camino de las
transformaciones del siglo XX en Inglaterra, no es menos cierto que sus factores
desencadenantes fueron los conflictos sociales y la creciente presencia de ideas de diferentes
vertientes que pusieron en tela de juicio el funcionamiento del capitalismo inglés.
Una consecuencia de eses proceso crítico fue, conceptualmente, la legitimación económica y
política de la pobreza y el desempleo como problemas sociales que se debían encarar
mediante acciones sistemáticas del gobierno, evitando verlos como fenómenos circunscritos
al plano de los comportamientos, inercias o vicios de los individuos.
El tránsito conceptual de la pobreza como fenómeno, posteriormente problema y luego objeto
de una política social, representó un proceso de cambio en el tipo de gestión estatal. Se
superaron ciertos criterios de control y de asistencia marginal a los pobres, con el fin de pasar
a una fase de elaboración de una política social que tuviera alcance más amplio en materia de
objetivos e instrumentos.
En los umbrales del presente siglo, Inglaterra asistió, en consecuencia, a una renovación de
medios y fines para atender las cuestiones sociales, atribuyendo al Estado un papel más activo
en materia de recursos destinados a ese objetivo y una mayor atención en materia de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
119
resultados. En suma, comenzaba a institucionalizarse una política social y a configurarse las
bases de un Estado de Bienestar.
La necesidad de organizar servicios públicos que atenuaran la pobreza, no estuvo exenta de
polémicas en el Parlamento inglés. Dos posiciones se delinearon al respecto con puntos de
vista antagónicos.
Por una parte, como una prolongación del legado manchesteriano, un sector continuaba
insistiendo sobre la urgencia de tratar aquellas situaciones de extrema pobreza como
marginales a la sociedad, es decir, como una cuestión residual. Al mismo tiempo ese enfoque
se veía acompañado por la insistencia de evitar una estatización de los mecanismos de
protección o ayuda a los pobres. Combatía la idea de servicios públicos que cubriesen ese
objetivo. Abogaba, principalmente, por el fomento a las organizaciones voluntarias locales y
no a las instituciones obligatorias.
En ese sentido, tenían como antecedente a la Sociedades de Organización Caritativa, que
eran ampliamente conocidas en el país, aunque Inglaterra como consecuencia de la
Revolución Industrial y la Reforma Religiosa había sido poco propensa a organizaciones
comunitarias, como las existentes en Estados Unidos o la filantropía eclesiástica en Francia.
En última instancia, esta posición asignaba en materia social un papel subsidiario al Estado e
impulsaba la creación de seguros y servicios voluntarios no gubernamentales. (Marshall, T.H.
(1970).
No obstante, el triunfo correspondió a la corriente laborista que alentaba la abolición de la
polémica Ley de Pobres. Si bien se reconocía que esa norma había cumplido algunas
funciones asistenciales, era criticada porque carecía del espíritu propio de un servicio público
que permitiera, por ejemplo, distinguir las necesidades específicas de niños, ancianos,
enfermos y desempleados. Se trataba, por lo tanto, de inculcar este espíritu mediante una
verdadera reforma social que introdujera nuevos mecanismos. (Marshall, T.H. (1970).
Así, en 1907, la legislación creó el Servicio Médico Escolar, permitiendo a las autoridades
escolares proveer de comida a los menores. Previamente, en 1900, impidió que las personas
ancianas fueran forzadas a trabajar en los workhouses. En esos años se decidió también no
diferenciar entre los servicios médicos a los pobres y aquellos servicios brindados al público
en general por la Oficina Médica de Salud. Asimismo, en el Acta sobre Trabajadores
Desempleados (1905% se estableció que las personas pobres debían tener prioridad en la
obtención de empleos, aun en los de índole temporales bajo ciertas condiciones. Este
programa de asistencia para ciertas categorías de la población inició una nueva etapa para la
instauración del seguro social obligatorio.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
120
Cabe reconocer que el seguro social obligatorio, de origen alemán, constituyó la senda en que
varios países, Inglaterra entre ellos, transitaron en la conformación o renovación de sus
políticas sociales. Pero la particularidad de la experiencia inglesa en que fue la primera que
introdujo el seguro obligatorio contra el desempleo. Y lo que es más importante, su concepción
de la política social- como surge del mismo debate que le dio origen- que se caracterizó por
enmarcarla en un esquema que ensalzaba la condición de ciudadanos a las personas y el
respeto a sus derechos civiles. De ahí la insistencia de no discriminar y distinguir entre los
pobres según sus méritos o su jerarquía como tales.
La seguridad social como fundamento de la democracia es subrayada por Winston Churchill.
En 1909, en su libro Liberalism and the Social Problem afirma que, si tuviera que sintetizar el
futuro inmediato de las políticas democráticas en una sola palabra, ésta sería seguro social.
(por Clough, Shepard and Richard Rapp).
La configuración de las políticas sociales y la democratización fueron dos procesos
convergentes en Inglaterra. La pobreza como problema social, obligó a conciliar el liberalismo
económico y la democracia política en el país líder del mundo capitalista de esa época.
LA SEGURIDAD SOCIAL INGLESA.
La Ley de Ayuda (The Poor Relief Act) de 1601 es el origen de los servicios de seguro social
del Estado que en Inglaterra evolucionaron después hacia el sistema de asistencia y seguro
social instaurado por el gobierno liberal a principios de este siglo. Sin embargo, la política
social en su forma actual, data de la Segunda Guerra Mundial.
En 1942, William Beveridge (como se señaló en páginas anteriores), presentó su proyecto
para el nuevo sistema de seguridad social y servicios conexos. Proponía la creación de un
régimen general de seguro social que permitiera cubrir las pérdidas de ingresos por causa del
desempleo, enfermedad o vejez. Dicho régimen debería abonar prestaciones proporcionales
a un monto mínimo vital y estas financiarse con cotizaciones de las personas activas.
Asimismo, se crearía un régimen de asistencia social que asegurara prestaciones en función
de los ingresos, fijados igualmente en relación con un mínimo vital, para atender a las personas
económicamente débiles que no tuvieran prestaciones del seguro.
Beveridge consideraba que debía aplicarse un sistema universal dé prestaciones familiares,
financiado a través de impuestos generales que permitiera sufragar las necesidades de los
hijos; y un servicio nacional de salud, que sustituyera a los diferentes regímenes de seguro de
enfermedad privados y públicos que existían antes de la Guerra.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
121
El sistema aprobado después de la Guerra se ajustó en gran parte a la propuesta de
Beveridge, aunque difirió en algunos aspectos importantes.
Las asignaciones familiares y determinados porcentajes del seguro social se fijaron por debajo
del mínimo vital, de tal manera que las familias tuvieron que recurrir simultáneamente a la
ayuda social. El seguro de paro, al no abonarse por tiempo indeterminado, requirió también
del apoyo de la ayuda social, cundo el desempleo se prolongaba. Sin embargo, el nuevo
sistema represento una mejora considerable en relación con los servicios sociales previos a la
Segunda Guerra Mundial. (Amuerman, Sheila y Alfred Kan).
El sistema aprobado con las modificaciones hechas al proyecto Beveridge requirió de ajustes
para suplir las insuficientes prestaciones que se brindaban. Progresivamente se introdujeron
las cotizaciones basadas en los salarios. Aún así, el sistema no permitiría conceder
prestaciones suficientes a las personas con necesidades específicas como los minusválidos,
las familias monoparentales o las personas activas con bajos salarios.
El sistema de seguridad social prosperó en 1975, cuando el gobierno laborista, con el apoyo
de todos los partidos, aprobó el régimen de Pensión del Estado vinculado a los salarios, que
aseguraba una pensión básica con un complemento vinculado a los salarios, calculado en
función de los veinte años con mayor retribución. Los empresarios y los empleados afiliados a
regímenes profesionales privados podían no pertenecer al del Estado.
A partir de 1969, las familias monoparentales se beneficiaron con una reducción fiscal especial.
Igualmente, durante los setenta se mejoró la ayuda a los minusválidos. Finalmente, para
ayudar a las personas con bajos salarios, el gobierno conservador creó, en 1971, la prestación
familiar complementaria, abonada en función de los ingresos y cuya forma se parecía a la de
un impuesto negativo sobre la renta, pero limitada a las personas activas. (Amuerman, Sheila
y Alfred Kan).
El sistema de ayuda social para las personas no activas, conocido inicialmente con el término
de "asistencia nacional" y después con el de "prestaciones complementarias", sufrió dos
modificaciones en los años ochenta. Esas modificaciones afectaron el número creciente de
pagos especiales para hacer frente a exigencias determinadas, como las necesidades
complementarias de combustible o ropa. Se trató entonces de reducir dichos pagos.
En 1985, se publicó el Libro Verde con las reformas auspiciadas por Norman Fowler,
Secretario de Servicios Sociales, que implicaban una profunda reestructuración del sistema y
que fue ampliamente resistido por los sindicatos y los partidos opositores. Gran parte de la
población fue también hostil a la propuesta de suprimir el Régimen de Pensión. Las alternativas
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
122
presentadas por el gobierno fueron muy debatidas y finalmente aprobadas en 1986; las
pensiones se basarían en el 20 por ciento de los salarios de toda la vida profesional (en lugar
del 25% de los veinte mejores), las viudas y viudos sólo heredarían la mitad de la pensión de
su cónyuge (en lugar de la totalidad), y se estimularía a los particulares a suscribir pólizas
privadas de seguro de pensión. (Amuerman, Sheila y Alfred Kan).
El rechazo de un nuevo régimen de pensiones representó el punto final de una etapa, al menos
con respecto a la seguridad social en Inglaterra. El gobierno de la señora Thatcher, que había
prometido liberar a los particulares de la intervención del Estado, y especialmente del Estado
Benefactor, no pudo llevar a la práctica esa propuesta.
Actualmente, los gastos de seguridad social han aumentado en términos reales, como
porcentaje del PIB y en relación con los gastos públicos globales. Se ha observado,
igualmente, una progresión en el sistema paralelo de gastos fiscales. Cuando se tiene en
cuenta, a la vez, los gastos de seguridad y los gastos fiscales, se comprueba que en el
transcurso de la última década hubo aumentos muy importantes en el valor real de las
prestaciones recibidas, comparativamente a la evolución de las necesidades, para personas
de edad avanzada y para familias con hijos. Sin embargo, los gastos han disminuido en
comparación con las necesidades de los desempleados y beneficiarios de la ayuda social.
(Amuerman, Sheila y Alfred Kan).
En resumen, se podría decir qué en los últimos años en Inglaterra, los servicios que benefician
a los más favorecidos, han aumentado en comparación con las necesidades, mientras que los
que benefician a los pobres han tendido a disminuir.
La situación prevaleciente, es muy probable que se modifique a partir del nuevo gobierno
laborista encabezado por el Primer Ministro británico, Anthony Blair, quien es uno de los
promotores más destacados de la llamada "tercera vía"; misma que representa una propuesta
alternativa en ciernes frente a los modelos: neoliberal y socialdemócrata clásico.
LA EXPERIENCIA ALEMANA.
Esta se sitúa durante el gobierno de Bismarck y la República de Weimar. La experiencia
alemana de Bismarck tuvo un sello diferente en sus preocupaciones sociales respecto a la
experiencia inglesa. Ante todo, fue el intento de tratar la problemática social desde una
perspectiva política autoritaria, de modo que fuera útil el proyecto de unificación nacional y
funcionara como un antídoto contra las ideologías socialistas (gestoras de reivindicaciones y
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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conflictos obreros), en un contexto económico de desarrollo tardío y proteccionista. (Ramos
Oliveira, Jorge 1973).
Su aporte más conocido fue el establecimiento del seguro social obligatorio, instrumento que
sería adoptado de manera creciente en el continente europeo y en otros países. En 1881, se
introdujo en Alemania el seguro contra accidentes; en 1883, el seguro de enfermedad, seguido
en 1889 por la creación del seguro de vejez e invalidez, todos éstos jurídicamente obligatorios.
En contraste a la experiencia inglesa, el seguro de desempleo tardó en aparecer, así como la
negociación colectiva de las relaciones industriales, apenas instaurada en 1906; lo que pone
de relieve el escaso avance que Alemania tuvo en materia de legislación de las relaciones
laborales, y que debe atribuirse a su profunda estructura autoritaria en un cuadro de expansión
económica y geopolítica y de alta protección industrial. (Ramos Oliveira, Jorge 1973).
Así, la política social alemana se concretó, básicamente, el Código de Seguros de 1911, y su
costo era cubierto por contribuciones de trabajadores y empleadores, y completado por el
Estado: aunado a una Ley de Pobres y un régimen de supervisión sobre la asistencia voluntaria
a los menesterosos.
Ramos Oliveira, asegura en su multicitado libro que el canciller alemán del segundo Reich
(1871-1891), Otto Von Bismarck, no fue un genuino reformista social. Sin embargo, como se
señaló, fue el gestor del concepto y la instrumentación de la seguridad social (asociada a
mecanismos de asistencia); posición que orientó la mayoría de los debates y decisiones sobre
la política social hasta la segunda guerra mundial.
Por otra parte, la República de Weimar (1919), trajo cambios fundamentales en la esfera de la
política social, en especial porque intervino en el campo de las relaciones industriales, vedado
por Bismarck. Al respecto, cabe recordar que durante la Primera Guerra Mundial se impulsó
el poder de los sindicatos obreros, lo que permitió una organización muy avanzada de los
trabajadores alemanes.
En la teoría y en la práctica, la República de Weimar garantizó el derecho de los trabajadores
a tener condiciones económicas y de seguridad mínimas; reconoció la negociación colectiva y
los sindicatos, permitiendo así la cogestión a nivel de empresas.
Llevó a su más alta expresión la institución del contrato colectivo y los mecanismos de
resolución de los conflictos con la mediación del Estado. También pertenece a la República de
Weimar, el crédito de haber expandido el sistema de seguro social al desempleo.
No obstante, la República de Weimar y su política social se vieron socavadas por una situación
económica muy deteriorada por la guerra y una negativa secuela de compensaciones
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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económicas, préstamos internacionales onerosos e hiperinflación. El enfoque de la política
social como servicio social del Estado, pese a su corta y accidentada existencia, sembró ideas,
algunas de las cuales fueron aprovechadas para afianzar las bases corporativas del régimen
nacional-socialista, de Hitler.
En el presente, la seguridad social de Alemania, es una de las más avanzadas del mundo, es
una mezcla del seguro social, de la previsión y de la asistencia estatales. Los seguros son
obligatorios para los asalariados (excepto para los asalariados de altos ingresos, los
profesionistas liberales y los trabajadores autónomos). El Estado las supervisa jurídicamente
e interviene en la administración únicamente en los casos de cogestión y del seguro del
desempleo. (Mews, Rudi (1996).
Las fuentes de financiamiento son las cotizaciones de los asegurados, que provienen de los
empresarios y de los impuestos. El seguro de enfermedad se financia mediante cotizaciones
de asegurados y empresarios, y los asegurados participan en sufragar parte de los gastos de
medicinas, prótesis dentales y otros rubros. Las prestaciones a las víctimas de la Guerra y la
asistencia a los ciudadanos indigentes, corren a cargo del Estado.
Los seguros de vejez, invalidez y supervivencia son las prestaciones más importantes en los
gastos sociales; en 1996 representaron el 29% del total. Esas prestaciones se conceden por
medio de varios organismos a cargo del seguro de jubilación de los obreros; del seguro de los
empleados; del seguro de pensión de los mineros; del seguro de vejez de los agricultores; del
seguro de profesiones liberales; y del seguro de vejez de los funcionarios. (Mews, Rudi (1996).
Los seguros de pensiones por vejez se actualizan con las condiciones económicas. Se otorgan
cuando se alcanza un límite de edad de sesenta y cinco años. Una condición indispensable es
el haber cotizado durante treinta y cinco años, con excepción de las pensiones especiales y
anticipadas como inválidos, desempleados y mujeres. También existen a los ingresos mínimos
para cotizantes de veinticinco años con pensiones insuficientes.
Las prestaciones sociales de la República Federal Alemana evolucionaron del 20% del PIB en
1956 al 28.3 por ciento en 1985, teniendo su nivel récord en 1975 con 30.9 por ciento. Esa
participación tuvo su máxima expansión en los años setenta, debido a diversos factores, entre
ellos, la mejora de las prestaciones (especialmente por las reformas de las pensiones en 1972
y el nuevo reglamento sobre el financiamiento de hospitales); y el aumento del paro que tuvo
lugar por el alza de los precios del petróleo en 1973. (Mews, Rudi (1996).
La caída que comenzó a partir de 1983 en las prestaciones sociales responde a una política
deliberada, basada en las ideas propagadas por la corriente de pensamiento neoliberal. Para
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
125
alcanzar eses objetivo se redujeron, progresivamente, las prestaciones en las diferentes
categorías de seguros: moderación del costo del seguro médico, retraso en el reajuste de las
pensiones, reducción de las bases de cálculo, aumento de las cotizaciones, baja en términos
reales de la asistencia a las víctimas de la Guerra y a los desempleados.
Este proceso, junto con el aumento de las cotizaciones a cargo de las familias (que pasaron
del 13.2 por ciento al 17.5 por ciento del salario bruto entre 1970 y 1985), determinaron una
disminución de los gastos sociales en el gasto total del Estado. Esta relación descendió de un
36.4 por ciento en 1975 al 31.1 por ciento en 1990 y al 29 por ciento en 1996. (Mews, Rudi
(1996).
LA EXPERIENCIA EN LOS ESTADOS UNIDOS.
Los colonizadores de Estados Unidos de América trasladaron al nuevo continente, desde
principios del siglo XVII, varios aspectos del sistema Isabelino de asistencia social inglés, con
el objeto de proteger a aquellas personas que no podían cubrir sus propias necesidades. La
vida en las colonias era muy difícil y austera, y los límites entre la pobreza y el bienestar de
las personas y las familias era muy precario pues fácilmente se podía pasar de una situación
a otra por causas imprevistas como enfermedades, pérdidas de cosechas u otros eventos
inesperados.
Para 1850 se habían creado instituciones especializadas para hacerse cargo de los enfermos
mentales, rehabilitar a los delincuentes juveniles, educar a los ciegos, sordos y mudos y para
erradicar la ignorancia.
Todas estas instituciones recibían financiamiento tanto de aportaciones privadas como del
Estado, existiendo una definición muy laxa de dónde terminaba lo privado y dónde empezaba
lo público.
Una excepción a los mecanismos locales de provisión de asistencia social a finales del siglo
XIX y principios del XX, fue el sistema federal de pensiones de la Guerra Civil. Originalmente,
el gobierno federal pagaba pensiones sólo a los veteranos que fueron incapacitados en las
batallas de la Guerra Civil y a los familiares dependientes de los soldados muertos en la guerra.
Pero entonces, en la década posterior, las pensiones de la Guerra Civil fueron transformadas
de facto a pensiones por vejez e invalidez que protegían a cerca de un millón de ancianos
americanos para finales de siglo.
De 1870 a 1920, Estados Unidos experimentó un periodo de rápida industrialización y fuertes
inmigraciones. Las redes familiares y comunitarias de protección resultaban insuficientes e
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
126
inadecuadas ante la fuerte migración del campo hacia las ciudades y el crecimiento de una
amplia fuerza laboral que trabajaba en el sector industrial. En este periodo fue la asistencia
privada, las iglesias, la maquinaria política electoral de las grandes ciudades los que apoyaron
a los pobres, en ocasiones cambiando votos por canastas de comida. (Di Nitto, Diana m. Y
Thomas R. Dye (1983).
Siguiendo una reflexión de Lawrence M. Mead, es posible afirmar que a lo largo del último
siglo los centros de preocupación de la política social de los Estados Unidos han ido
cambiando A principios de siglo, la atención se centró en la búsqueda de mecanismos de
protección a los trabajadores pobres y en la creación de redes sociales alternativas a la familia
y a la comunidad, orientadas a la creciente fuerza de trabajo industrial y urbana. Por una parte,
se trataba de evitar que los trabajadores ante una eventualidad como el desempleo, la
enfermedad o la vejez cayeran en situaciones de pobreza. Dentro de esta vertiente, surgió la
preocupación centrada en la creación de sistemas de pensiones de vejez, seguros de
desempleo y de protección a la salud. (Mead, Lawrence (1992).
La trayectoria que siguió la experiencia norteamericana, que se corresponde con la modalidad
que adoptó la estructuración del Estado en ese país, fue la de iniciar la creación de ese tipo
de protecciones con participación de los gobiernos locales y estatales y, de manera
fundamental, de las propias empresas. En la etapa del Nuevo Trato aumentó la intervención
del gobierno federal y se avanzó en los esquemas de protección a la vejez y el seguro de
desempleo como parte de la seguridad social. En los años inmediatos de la posguerra se
fortalecieron las prestaciones sociales resultantes de los convenios entre trabajadores y
empresas, que beneficiaron fundamentalmente a los trabajadores industrializados.
Esta etapa del desarrollo de la política social fue acompañada por lo que Mead denomina
"política progresiva" orientada a proteger a los trabajadores, a mejorar la distribución del
ingreso entre las clases sociales, y aminorar el conflicto entre éstas Esta política procura
alentar la creación de empleos y la movilidad de los trabajadores de las áreas rurales hacia
los trabajos industriales, y, dentro de éstos, hacia puestos de mayor calificación y
remuneración.
La educación en este contexto, se convirtió en un instrumento central para propiciar la mayor
movilidad hacia arriba de las clases sociales de menores ingresos y recursos. Se puede
considerar también que fue la etapa en que se fortaleció la creación de una clase media amplia.
Para Mead tanto los liberales como los conservadores estaban interesados en una política
progresiva, aunque con diferencias en los medios para llevarla a cabo.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
127
La política social centrada en la protección de los trabajadores, fue complementada con
algunos programas de asistencia, dirigidos a las personas que quedaban fuera de la economía
o del trabajo para incorporarlos. Fue con esta idea que se establecieron en el Acta del Seguro
Social de 1935 las acciones de apoyo a los hijos de familias monoparentales, principalmente
viudas con hijos pequeños. El propósito era proporcionar oportunidades a los niños, para que
lograran incorporarse al trabajo y a la economía, compensando las desventajas de vivir en
familias incompletas con dificultades para sostenerse.
Las últimas expresiones de las consideradas por Mead como demandas progresivas, fueron
las formuladas por las mujeres y la población negra en los años sesenta, que propugnaron por
la ampliación de oportunidades. Se incorporó entonces la reforma social dirigida a aumentar
la integración de los afroamericanos a las clases medias y la promoción de las mujeres en la
vida profesional.
En los años sesenta, el centro de interés de la política social de Estados Unidos se movió
hacia el combate a la pobreza, misma que estaba concentrada en los ghettos de las ciudades,
principalmente del Norte y afectaba en mayor medida a la población negra.
Las décadas de los sesenta y setenta dominadas por el pensamiento liberal, vieron surgir, una
diversidad de programas gubernamentales dirigidos a enfrentar los problemas de la pobreza
e incorporar a amplios grupos de la población a los sectores medios y a la economía.
Se privilegiaron entonces las acciones de asistencia pública frente a las de seguridad social,
en una primera fase, la de Lyndon B. Johnson, a través de la provisión de servicios y algunos
apoyos directos de ingresos; en la segunda, la de Richard Nixon, mediante la entrega de
ingresos en sustitución de los servicios prestados.
El predominio del pensamiento liberal en esas dos décadas, conducía a asumir como un
asunto social, el surgimiento de la pobreza y por lo tanto, como una responsabilidad social el
afrontarla. De acuerdo a los liberales, la existencia de barreras sociales y la falta de
oportunidades hacían a la población pobre, víctima del sistema, por lo que era necesario
establecer programas públicos para superar esas barreras, dar poder a los pobres para
enfrentarse a las discriminaciones y desigualdades, y para participar en la solución de sus
problemas y generar oportunidades de ocupación y de superación de las capacidades
personales.
Mead sostiene que, en los últimos años de los sesenta, empieza a construirse una nueva
agenda social, cuando a pesar de la duplicación de los programas asistenciales, el crimen
aumentó y surgieron los tumultos en los ghettos de las grandes ciudades. De acuerdo con él,
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
128
tales situaciones llevaron a contemplar con mayor urgencia temas como el orden y la
propiedad. Sostiene, además, que, desde entonces, los problemas interrelacionados de la
pobreza, la asistencia pública y los barrios marginados han dominado la agenda interna.
La preocupación central de la política nacional de acuerdo a Mead, ha cambiado de cómo
incrementar los salarios y los beneficios de los trabajadores a cómo convertir a las personas
pobres en trabajadores. La política progresiva buscaba que los trabajadores avanzaran, la
política de la "dependencia" procura enfrentar las situaciones de los pobres que no trabajan.
De acuerdo a Mead se dio un cambio del centro de interés de la política social de la clase
trabajadora a la "subclase" (underclass), núcleo resistente de población pobre que no logra
ser incorporado a la corriente principal de la sociedad aun cuando la economía crezca y exista
oferta de empleos.
Una parte importante del debate de los años ochenta fue dominado por los pensadores
conservadores, que dieron sustento a muchas de las acciones emprendidas por el presidente
Reagan, en contra de los programas de asistencia social, que, de acuerdo a esta escuela de
pensamiento, generaban dependencia y habían propiciado el surgimiento de la "subclase".
Actualmente, a partir del interés mostrado por el presidente Clinton por el establecimiento de
un sistema de salud con cobertura universal, parecería que la agenda social de Estados
Unidos nuevamente se reorienta hacia garantizar derechos sociales básicos para toda la
población.
Finalmente, y como resultado de sus antecedentes históricos, el Estado de Bienestar de
Estados Unidos es un sistema fragmentado de combate a la pobreza. Aun cuando parece
conformar una red de protección para evitar la pobreza con la seguridad social y para eliminar
la ya existente con la asistencia pública, sus sistemas no nacieron de una planeación racional
con objetivos claros, y beneficios homogéneos dirigidos a núcleos de población bien definidos,
sino que han respondido a demandas y necesidades particulares, a veces circunstanciales, y
algunos de ellos han crecido más de lo esperado, provocando problemas de control de costos
y de equidad. (Weir. Margaret y Ann Shola (1996).
Por otro lado, los programas que son controlados federalmente y que tienen beneficios
homogéneos en todo el país han mostrado tener problemas de participación y de efectividad
en la lucha contra la pobreza. Los programas instrumentados a nivel local incorporan en su
funcionamiento las características y necesidades particulares de la población a la que sirven.
Sus beneficiarios se sienten más beneficiados a involucrarse y aprovecharlos para superar su
pobreza. La experiencia norteamericana muestra la existencia de un dilema control efectividad
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
129
en la instrumentación de los programas del Estado de Bienestar. (Weir. Margaret y Ann Shola
(1996).
La experiencia estadounidense demuestra como los programas sociales crean sus propias
inercias: los beneficios del Estado de Bienestar norteamericano comenzaron como un proyecto
de ayuda transitoria para segmentos de población especialmente vulnerables en etapas de
crisis, pero hoy en día los programas existentes, absorben una gran cantidad de recursos y
muchas personas argumentan la necesidad de su permanencia.
Los grupos beneficiados por programas sociales se organizan, demandan mayores beneficios,
logran obtener fuerza política, se hacen representar y provocan su crecimiento Un segmento
de población organizado y con fuerza política difícilmente permite que se hagan reducciones
a los beneficios que recibe, por ejemplo, los viejos siempre han sido han sido una prioridad del
Estado de Bienestar en Estados Unidos porque representan una proporción importante de la
población; han podido organizarse y han logrado consolidarse como una fuerza política. De lo
anterior se desprende el mayor problema del Estado de Bienestar: la crisis de financiamiento.
(Weir. Margaret y Ann Shola (1996).
El Estado de Bienestar norteamericano ha crecido mucho desde sus inicios- de acuerdo con
Weir y Shola- y cada vez lo hace más veloz y desordenadamente, provocando endeudamiento
e ineficiencia. Independientemente de su justificación, el Estado de Bienestar ha sido un factor
importante de crisis en las finanzas públicas. Muchos programas no han sido reformados por
la complejidad del debate existente a su alrededor. Para otros programas, aun cuando existe
consenso en la necesidad y modalidad de la reforma, ésta no se ha llevado a cabo por falta
de recursos.
Así, dicen las autoras citadas, existen grupos a quienes su condición de vulnerabilidad les ha
impedido obtener fuerza política para demandar mejoras en los programas que los atienden o
para evitar recortes en sus beneficios, como es el caso de los pobres, menores e
incapacitados. Tal vez es debido a ello que la parte más frágil del Estado de Bienestar sea la
asistencia pública. La mayoría de los intentos por controlar los costos del sistema, han
comenzado por disminuir sus recursos y la necesidad de su existencia se ha limitado al plan
ético.
Una vez revisado algunas de las experiencias nacionales más sobresalientes en materia de
política social, conocido sus antecedentes, contextos y resultados; el análisis de la política
social en México se podrá entender con más amplitud y profundidad, ya que aún, cuando
cuenta con sus propias raíces históricas, no es ni ha sido ajena a las influencias externas.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
130
2.1.5 EL ESTADO DE BIENESTAR EN MÉXICO.
Estado de Bienestar es referirse a un ente que se conformaba de dos componentes y al
estudiarlo como antecedente, como algo que ya no existe en nuestro país, pero que tiene sus
equivalentes, ayuda al entendimiento de las políticas sociales. Por una parte, el elemento
ideológico y en segundo lugar la política económica a la cual se sujetaba. El primero se refiere
al “sistema social desarrollado en las democracias capitalistas industrializadas, después de la
segunda guerra mundial y que permaneció más o menos intacto hasta mediados de los años
setenta (Muñoz de Bustillo, 1989). En cuanto a las cuestiones económicas podemos decir que
el Estado tuvo en diversas épocas la capacidad y responsabilidad de regular el mercado y su
relación en el intercambio de bienes y servicios con la sociedad, siendo un mediador en los
procesos productivos y de consumo, incluso se definía al Estado de Bienestar como un agente
económico que lejos de ser productor de recursos también entraba en esa dinámica.
El conglomerado de actividades económicas y políticas que realizaba éste ente, así como la
ideología en la que se fundamentaba, debe ser “Entendido como aquel conjunto de
actuaciones públicas tendientes a garantizar a todo ciudadano de una nación, por el mero
hecho de serlo, el acceso a un mínimo de servicios que garanticen su supervivencia (Muñoz
de Bustillo,1989) tomando en cuenta que para el caso mexicano, no existe Estado de
Bienestar, si existen responsabilidades por parte del mismo plasmadas en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, éstas envuelven cuestiones como la educación
gratuita, los derechos de los trabajadores y temas como el del desarrollo nacional. Las
principales características del Estado de Bienestar eran:
Intervención estatal en la economía para mantener el pleno empleo o,
al menos, garantizar un alto nivel de ocupación.
Provisión pública de una serie de servicios sociales universales,
incluyendo transferencias para cubrir las necesidades humanas
básicas de los ciudadanos en una sociedad compleja y cambiante.
Responsabilidad estatal en el mantenimiento de un nivel mínimo de
vida, entendido como un derecho social, es decir, no como caridad
pública para una minoría, sino como un problema de responsabilidad
colectiva hacia todos los ciudadanos de una comunidad nacional
moderna y democrática (Muñoz de Bustillo, 1989).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Las actividades que realizaba el Estado de Bienestar para cumplir con las responsabilidades
plasmadas en la definición antes citada, se estructuraba en la creación de una base económica
y social que permitía a éste incorporarse al funcionamiento de la sociedad, el intercambio
comercial y en diversas áreas de desarrollo, actividades que normalmente se llevaban a cabo
por la implementación de políticas de bienestar, entendidas como el conjunto de acciones
dirigidas al desarrollo económico y social de las personas. Es común confundir las políticas de
desarrollo, de bienestar y sociales con asistencialismo, la diferencia radica en que las
asistencialistas, generalmente están ligadas al clientelismo y la búsqueda de simpatía por
parte de los gobernantes hacia los necesitados, en donde se llega a intercambiar el bienestar
social por aprobación hacia los gobiernos, las otras políticas a diferencia de las antes
mencionadas, buscan el crecimiento y fortalecimiento de las capacidades individuales, así
como generar estructuras de desarrollo nacionales.
El gasto público por ejemplo, era una de las fuentes principales para que el Estado pudiera
instrumentar las políticas de bienestar, que en términos más precisos, se conformaban por
lineamientos programáticos y presupuestales, en donde, las políticas económicas y sociales
convergían; las primeras eran las encargadas de vigilar las finanzas públicas ya fueran
nacionales o globales, como también la estabilidad económica que repercutía directamente en
la economía de las personas, de la misma forma buscaban el punto de equilibrio entre los
embates del capitalismo y la pobreza, y las segundas estaban dirigidas principalmente al
mejoramiento de la calidad de vida de los individuos en temas como programas de educación,
sanidad, vivienda, pensiones y seguros de desempleo, alimentación y trabajo. Si bien el gasto
público era empleado para diversas actividades dentro de la complejidad de las naciones, éste
se dirigía en algunos países mayoritariamente al desarrollo, ciencia y tecnología, investigación
y el bienestar social, esta distribución y asignación de gasto tenía como destino las directrices
que enumeran los planes de desarrollo de cada lugar y dependía de los gobiernos tomar la
decisión respecto de las prioridades y demandas colectivas.
En la época de la postguerra, varios países casi lograron cumplir con los objetivos que se
planteaba el Estado de Bienestar, a tal grado de generar controversias ideológicas entre la
extrema derecha y la extrema izquierda, siendo el punto medio entre el capitalismo conducido
por corrientes liberales y el socialismo que abarcaba todo lo relacionado con la vida pública.
Pero en la década de los setenta las economías de Estado comenzaron a tener problemas
fiscales, endeudamiento, déficit público, inflación, estancamiento, etc. Lo que hizo más difícil
hacer frente a los gastos sociales, por lo que surgió el neoconservadurismo con la promesa
de estabilizar las finanzas públicas, así como la economía nacional.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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El pleno empleo y la provisión universal de servicios sociales constituyen, en gran medida, la
principal defensa contra la pobreza y el mecanismo para mantener un mínimo nivel de vida
dentro del estado nación. Pero como complemento también es necesario que haya una
preocupación especial y un compromiso para mantener los niveles de vida de los pobres y los
grupos más vulnerables. Los gobiernos neoconservadores perecen haber abandonado de
forma clara estos componentes del Estado de Bienestar de postguerra ((Muñoz de Bustillo,
1989).
Con el detrimento del Estado de Bienestar en la década de los setenta por algunos de los
factores mencionados, el neoconservadurismo eliminó prácticamente los principios y ejes
rectores del Estado; el pleno empleo, los servicios sociales universales, mínimos de calidad
de vida. El primero de estos elementos fue abatido principalmente por el capitalismo y la
incorporación a la vida económica internacional, lo que generó el crecimiento de las tasas de
desempleo y falta de ocupación de las fuerzas laborales. El segundo punto comenzó a
deteriorarse cuando el capitalismo y las nuevas corrientes conservadoras privatizaron algunos
de los servicios que se consideran básicos para la subsistencia y desarrollo individual.
Finalmente, la búsqueda por los mínimos de bienestar no pudieron resistir los embates del
capitalismo, ya que éstos son producto de los dos primeros ejes rectores y objetivos del Estado
de Bienestar.
Las políticas sociales en el combate a la pobreza encuentran su origen en los Estados de
Bienestar, como una alternativa de incorporarse al capitalismo que busca enriquecerse y no el
bienestar social, así como ser una forma de ayuda a las clases necesitadas, pero sobre todo
como una plataforma del desarrollo social, de tal forma que son un mediador entre las
desigualdades que se vive con los procesos de globalización, capitalización, industrialización
y políticas neoliberales que afectan a los más pobres.
También deben ser consideradas como los lineamientos programáticos que el gobierno utiliza
en diversas actividades de combate a la pobreza, encaminando sus acciones a subsanar
carencias sociales y a cubrir necesidades básicas de la población a través de programas de
atención y asistencia social, los cuales son enfocados a temas como alimentación, educación,
salud, vivienda y trabajo principalmente, si bien estos últimos elementos no son todos los que
afectan la condición y calidad de vida de la sociedad, si son considerados prioritarios en el
desarrollo de un país, así como ser factores básicos de atención y priorización en la agenda
del gobierno.
2.2. LA POLÍTICA SOCIAL Y LOS MODELOS DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
133
La política social tiene diferentes características de acuerdo con los modelos de desarrollo en
que se ubican y van de modalidades tradicionales a neoliberales y, de éstas a las alternativas
o emergentes. En la estructura social en que se desarrollan presentan cambios como: de fuerte
participación estatal a mayor incidencia del mercado; de decisiones centralizadas, corporativas
y verticales a formas emergentes de participación social en espacios más democráticos; de
una operación centralizada y estatista a variantes descentralizadas y privatizantes con una
nueva corresponsabilidad entre Estado, mercado y sociedad; de la carencia total de evaluación
a formas de contraloría estatal o social; de cobertura universal estratificada a la focalización
más refinada y después a la cobertura universal diversificada; de la protección de los derechos
sociales a la protección de los derechos individuales y formas de equidad con reconocimiento
a la diversidad; y de sociedades desiguales y desintegradas a la búsqueda de sociedades
integradas.
Un aspecto que destaca en la aplicación de la política social en los diferentes modelos
económicos es que se han mantenido separados los servicios sociales de la economía y que
ha habido pocos esfuerzos para armonizar las políticas económicas y sociales, a pesar de que
ambas dependen del financiamiento público y mantienen estrechas interacciones.
En América Latina, de acuerdo con las relaciones que se establecen entre las esferas social,
mercantil y estatal, existen desde la mitad del Siglo XX, por lo menos los siguientes tres
grandes paradigmas de desarrollo con sus respectivas políticas sociales que pueden ser
contrastados de manera esquemática.
2.2.1. EL ESTADO BENEFACTOR EN LATINOAMÉRICA.
Para los países latinoamericanos la crisis del Estado tiene su principio en los procesos de
cambio socio-económico ocurridos en las décadas de los cuarenta y cincuenta. El Estado
latinoamericano es, antes que nada, fruto de la desviación sufrida por la relación Estado-
sociedad en todo el mundo capitalista después de la Gran Depresión de 1929, y de la
ampliación de la propuesta por Lord Keynes para salvar la economía del agujero en que la
depresión la sumergió (Reynaldo Maia Muñiz, Mauricio Merino, 1992).
Las propuestas keynesianas que fundamentan la intervención estatal en general, y el proceso
al que Latinoamérica acude como base de su modelo de desarrollo, esto es, la sustitución de
importaciones, permiten establecer una clara diferencia entre la dirección y los resultados del
proceso de intervención del Estado Latinoamericano y el europeo. En América Latina el núcleo
de la competencia capitalista se transfirió de la demanda como proponía Keynes e hicieron los
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
134
países europeos a la oferta, que estuvo en la base de las propuestas de la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL). Esto se tradujo en que no se endureció la capacidad
de producción, sino que, para satisfacer los gustos cambiantes de los consumidores, los
países se vieron obligados a entrar en una cadena en la que las unidades productivas se
fueron instituyendo en diferentes países, en función de las ventajas que ofrecían para la
fabricación de productos: capacidades técnicas atadas al desarrollo tecnológico. Esto situó a
los países productores de materias primas en una posición de desventaja respecto a aquellos
productores de bienes manufacturados, obligando a los productores de materias primas a
entrar en un círculo de dependencia, que fue pasando de ser técnica hasta convertirse en
comercial y financiera.
En Europa la intervención del Estado quedó limitada por el estrecho margen de maniobra que
dejó por el embate de intereses fruto de un largo período de sedimentación entre las clases y
de construcción de mecanismos institucionales representativos de las mismas. La intervención
del Estado en América Latina ocurrió en un contexto de transición de sociedades tradicionales
a modernas, lo que impidió esa sedimentación, dando como resultado una desarticulación
social que favoreció la 'centralidad' del Estado, lo cual a su vez propició que se autonomizara
la economía de la política (Reynaldo Maia Muñiz, Mauricio Merino, 1992). El resultado fue que
en Europa se fortalecieron los modelos de Estado Benefactor en los que se lograron integrar
mecanismos de forma y desarrollo democrático parlamentario. Mientras que en América Latina
aparecieron los estados nacionales populares, la participación se tradujo en movilización y
control a través de arreglos corporativos que infringieron contra la representación (Reynaldo
Maia Muñiz, Mauricio Merino, 1992).
Del mismo modo, los sistemas de políticas públicas construidos en las versiones
latinoamericanas del Estado de Bienestar disolvieron en cierta manera los conflictos propios
de la contradicción entre Estado Social de Derecho e integración económica de mercado. Sin
embargo, la presencia de los gobiernos autoritarios en casi todos los países de la región
latinoamericana ha demostrado que la 'estabilidad' se logró mediante un alto costo: suprimir
uno de los aspectos de la difícil cohabitación, el ejercicio democrático del poder. Por ello es
que, si bien se puede afirmar que los conflictos pueden ser esencialmente de la misma
naturaleza, las formas en las que se expresan y las iniciativas para administrarlas en los países
subdesarrollados son propiamente diferentes de aquellas adoptadas en los países
económicamente más avanzados (Tomado de Barbeito y Lo Vuolo).
En la interpretación latinoamericana del Estado de Bienestar no aparece un sector de la
sociedad, el obrero, como el eje de la lucha por reivindicaciones de clase, sino que ésta se
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
135
inscribe en un pacto corporativo en el que se entra en una lógica centralizada y burocrática
como una vía para lograr materializarla. La naturaleza del Estado de Bienestar
latinoamericano, no puede ser entendido desde la óptica exclusiva de su capacidad absoluta
de proporcionar bienestar para el conjunto de la sociedad, no es un Estado Benefactor en
sentido estricto, ni representa la decisión unilateral del Estado o de la clase obrera, para
conceder y controlar reivindicaciones, ni éstas son resultado de las conquistas históricas de
las luchas obreras (Rose Spalding,1980).
Lo que sí hizo el Estado latinoamericano fue inmiscuirse en actividades en las que el sector
privado no podía hacerlo solo, entre otras razones por el carácter de bien colectivo de ciertos
servicios, lo que lo obligó a intervenir en campos vinculados con el proceso de desarrollo
económico. Sin embargo, su desasosiego no estuvo puesto en la distribución de los beneficios
de ese desarrollo. De ahí que, las llamadas políticas sociales, no podrían servir para aumentar
los niveles de bienestar de la población, sino para ofrecer servicios a cambio de apoyo y
sostenimiento de la legitimidad de los sistemas políticos.
Por ello, es que la crisis en los Estados latinoamericanos contempla tanto el aspecto de los
medios como el de los fines, porque ambos se establecían; esta estrecha relación se desarrolla
bajo el esquema del modelo de Estado Interventor, relación que se ajusta cuando se decide el
retiro masivo del Estado de las áreas económicas. Desde el momento de la expansión del
Estado, a los programas sociales se les vincula dentro de una propuesta macroeconómica,
como un mecanismo de contra peso, tanto desde el punto de vista del gasto como del de su
financiamiento.
Después, al estimular los programas de ajuste, el gasto social que se había concebido como
‘blando', entra en un proceso de recorte y reducción y sólo quedan vigentes mínimos
mecanismos compensadores, como pueden ser en el caso mexicano de los programas que
analizaremos más adelante en la investigación de manera detallada, diseñados para atacar
problemas de marginación. Se produce, entonces, reducción del presupuesto disponible para
sectores sociales, primero en el gasto de inversión y después en el de operación.
Esto da como resultado que los servicios no se difundan por lo menos al ritmo que se debiera
para absorber la presión demográfica, produciéndose una inevitable saturación de esos
servicios por el exceso de la demanda. El recorte en gasto de operación se tradujo en una falta
de insumos básicos y en el sacrificio de tareas de mantenimiento, lo que a la larga se reflejaría
en la necesidad de hacer erogaciones más caras. También se presenta una desastrosa caída
de los salarios reales, particularmente en sectores como educación y salud, lo que
inevitablemente va a manifestarse en la degradación de la calidad de los servicios. Los
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
136
recortes presupuestales tienden además a ser de contenido altamente regresivo, ya que en
primer lugar reducen los servicios que se prestan en los lugares más apartados y en los
sectores más pobres y menos organizados.
Así este modelo estuvo vigente, en general, hasta la etapa pre-reforma de los años ochenta,
con un Estado de Bienestar, inspirado principalmente en el utilitarismo social, en una versión
rudimentaria e imperfecta respecto a los modelos de países desarrollados, que operaba bajo
ideas de solidaridad, responsabilidad colectiva, igualdad y universalismo, pero sujetas a los
derechos sociales laborales formales, es decir, en la práctica se trató de un universalismo
segmentado, estratificado o aparente. Hubo una amplia participación de masas bajo esquemas
corporativos, con un gobierno con liderazgo fuerte, en el modelo de sustitución de
importaciones orientado a un mercado interno controlado, donde las necesidades básicas
(alimentación, salud y educación) fueron vistas como medios para la modernización y la
movilidad social, con políticas sociales de universalismo acotado a la posición en el empleo y
asistencialismo paternalista.
El Estado era centralista, la esfera dominante que asignaba los recursos y que fungió como el
motor del desarrollo económico. Era el espacio para la solución de los conflictos distributivos,
aunque favorecía a algunos grupos organizados de la clase media y de trabajadores
sindicalizados, que presionaban con mayor fuerza política para obtener beneficios sociales.
Los procesos de modernización, industrialización y urbanización permitieron la movilidad
social sobre todo a través de la mejoría educativa y la inserción al mercado laboral formal.
El modelo tradicional de política social defendía el universalismo entendido como una oferta
homogénea abierta a todos, bajo los propósitos de integración social y la idea de igualdad. No
obstante, el acceso a los bienes y servicios públicos sociales era desigual entre los
beneficiarios potenciales en función de condiciones como el lugar de residencia, las
comunicaciones y transportes o la disponibilidad de recursos para hacer frente a los costos de
transacción requeridos para ser beneficiario.
En este modelo se producía la ampliación progresiva del sistema de protección social
incorporando paulatinamente a los excluidos y según se disponía de recursos, de arriba hacia
abajo, empezando con quienes tenían menos necesidades y más capacidad de organización
y defensa de sus intereses. La asignación de recursos en política social se efectuaba aplicando
por lo menos tres criterios: destinarlos a quienes llegaban primero, a los que tenían menos
necesidades o a los más necesitados. La preocupación central era atender a sectores que
tenían capacidad de presión sobre el Estado, en especial a la clase media y varios de los
gremios más fuertes (médicos, maestros, obreros de industrias estratégicas, burócratas, etc.).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
137
Por esa vía, el Estado contribuyó también a la ampliación del mercado interno, lo que era
funcional para la industria nacional (Sottoli, 2002).
La instrumentación de programas sociales por el sector público era vertical en función de
razones administrativas y políticas, especialmente de las derivadas de presiones corporativas.
En correspondencia los beneficiarios aparecían más como objetos que como sujetos de la
acción pública.
En este modelo fue muy importante la ampliación de la cobertura de los servicios públicos
sociales, pero el cumplimiento de este objetivo no agotaba las finalidades de una política, e
incluso se puede afirmar que provocó sesgos de iniquidad territorial debido a que fue más fácil
ampliarla atendiendo más a poblaciones concentradas que a las rurales dispersas, aun cuando
allí existían mayores niveles de necesidad. Asimismo, una cobertura elevada no garantizaba
buenos resultados desde la perspectiva de la calidad, como sucede aún con programas
nutricionales que para cubrir a más personas reducen, por debajo de las normas mínimas, la
cantidad de calorías y proteínas entregadas. También se da el caso de ampliación de la
cobertura sin impacto, al incluir como beneficiarios a individuos que no tienen necesidades
insatisfechas, es decir, se producen errores de inclusión (Cohén 1992).
En este modelo se enfatizaba la inversión en infraestructura social (construcción de escuelas,
clínicas de salud, hospitales, etc.), aun cuando se carecía de recursos para financiar los gastos
corrientes (personal, equipamiento, instrumentos o materiales desechables). Los recursos
fiscales generalmente se asignaban de acuerdo con el presupuesto histórico a pesar de no
contar con instrumentos de seguimiento y evaluación del gasto, de manera que las variaciones
se derivaban de la ampliación del monto en los rubros ya definidos y en criterios preexistentes.
En este modelo la política social era responsabilidad estatal incluyendo la totalidad de las
funciones: financiamiento, diseño, implementación, supervisión y evaluación. El financiamiento
de la política social provenía básicamente de fuentes fiscales lo que implicaba una demanda
creciente de recursos para atender necesidades sociales ilimitadas. El Estado subsidiaba los
costos derivados de la oferta de bienes o servicios necesarios para superar los problemas
sociales diagnosticados.
2.2.2. EL DESGASTE DE LA GESTIÓN DE BIENESTAR.
Además de los problemas mencionados, los estados latinoamericanos también sufrieron
problemas derivados del deterioro al modelo de gestión de bienestar. Este desgaste no es
necesariamente razón o consecuencia del sufrido por el modelo de desarrollo con un fuerte
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
138
componente de presencia estatal, sino que puede decirse que excesos del ejercicio
centralizado del poder y de la gestión pública se sumaron a la crisis económica y de
legitimidad.
Surgen entonces propuestas que presionan hacia un esquema descentralizado del ejercicio
del poder, y más concretamente hacia la descentralización de algunos servicios públicos para
aliviar dicha presión y para descargarlos de la sobredemanda de bienes y servicios públicos,
la cual estaba colocando en el límite los márgenes de gobernabilidad. En relación con la
propuesta 'descentralizadora', o quizá mejor dicho con las propuestas decentralizadoras, está
también ligada a la noción de la crisis, lo que quiere decir que es una preocupación
relativamente reciente y que ha tenido en su desarrollo distintos propósitos; de ahí que hay
que ser muy cuidadosos cuando se revisan las decisiones de los Estados centrales de
transferir servicios, por ejemplo, de salud y educación a los gobiernos locales.
El modelo de mandato público centralizado resultó, sin duda, funcional al modelo de desarrollo
en el que la iniciativa y control del Estado parecieron no estar acalorados. Es a partir del
momento en el que este modelo, caracterizado por una presencia estatal casi omnipresente
comenzó a presentar muestras de agotamiento, y cuando el gobierno ya no pudo reconocer
con eficacia a la presión que las crecientes demandas que ejercieron sobre él, se acude al
expediente de la descentralización, como un medio que en primera instancia permitiría
encontrar nuevas vías de respuesta frente a los reclamos de una sociedad que exigía
soluciones a los problemas del desarrollo urbano acelerado y a las crecientes muestras de
desigualdad regional (Mauricio Merino 1995).
Esto fue un destino de descentralización controlada desde el centro. Más tarde la
descentralización se concibió no sólo como un mecanismo de control político sino como una
alternativa para atenuar los efectos sociales más duros de la crisis. (Mauricio Merino 1995).
La descentralización ha buscado, entre otras cosas, que las decisiones referidas a la política
social puedan ser asumidas por agencias de gobierno local (provincias o estados,
departamentos, municipios y hasta por organismos no gubernamentales). Hasta el momento,
se puede decir que esos niveles en las decisiones descentralizadoras, han incidido más en su
operación que en su diseño. Esto es, se ha dado una serie de descentralización operativa más
que política, avalando la hipótesis de que el objetivo de la descentralización es ante todo
alcanzar mayor eficacia en el uso de los recursos escasos, al que con frecuencia se sujeta la
efectiva democratización de los programas y también hacer frente a la necesidad de prestar
servicios, dejando también pendiente el problema de la calidad.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
139
Uno de los impedimentos para cumplir cabalmente con este propósito ha sido la debilidad de
las instancias locales. En muchos casos además de haberse transferido, por ejemplo, redes
de hospitales y puestos de salud completamente deteriorados y con déficits en sus
operaciones financieras, habría que considerar adicionalmente que los gobiernos locales
carecían de la infraestructura física, institucional e incluso humana para recibir con certidumbre
las nuevas responsabilidades que exigía la descentralización (Mauricio Merino 1995). Además,
los gobiernos locales normalmente presentaban mayores restricciones fiscales, lo que los
obligaba a recibir esos servicios para en el mejor de los casos seguirlos facilitando en un nivel
mínimo, tanto en cantidad, pero lo que es aún peor, en calidad.
EL depósito de atribuciones, funciones y recursos de decisiones para decirlo en una sola
palabra en las instancias centrales, tenía su correlativo, en consecuencia, en la ausencia
equivalente en las locales. La necesidad de llenar el vacío institucional obligó a los gobiernos
centrales a tratar de hacerlo mediante la expedición de un sin número de normas y
reglamentos, con lo que se fortaleció la propuesta centralizadora diseñada desde el centro y
sustentada en una legislación de carácter central. Bajo estos supuestos la descentralización
se convirtió en un expediente que deja sin contenido el reforzamiento de las instancias locales,
para transformarse en la extensión del gobierno central en jurisdicciones locales. Por ello no
fue casualidad que los primeros pasos se hayan dado en materias tradicionalmente atendidas
por delegaciones de la burocracia central en las circunscripciones territoriales, como son salud
y educación (Mauricio Merino 1995).
El Estado central se 'libera' y transfiere un problema, pero no descentraliza un sistema. Estas
propuestas descentralizadoras resultaron muy funcionales a los ajustes que se debieron hacer
cuando el modelo de Estado Interventor agotó sus posibilidades. Las indiferencias que
generaron esta situación ambigua, la descentralización centralista, obligó a que en algunos
casos se intentaran profundizar aún más estos esquemas los cuales resultaron también más
funcionales cuando se cambió el modelo de desarrollo y se optó por un Estado cuya presencia
se ha visto forzosamente confinada.
2.2.3. LAS CONSECUENCIA DEL INICIO DEL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA
Como resultado lógico del desdoblamiento del Estado, la intervención en muchas áreas de la
vida económica y social de los países latinoamericanos se hizo a través de organismos y
empresas públicas. Esta mediación buscó corregir las desviaciones del mercado y, en la
tradición keynesiana, reactivar la economía por medio del gasto público deficitario. Esta faceta
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
140
adquiere un activismo que rebasaba con mucho los límites que exigía, por ejemplo, la actividad
propiamente económica.
En México el sector público se expandió rápidamente: en 1970 existían 401 entidades públicas,
para 1982, su número aumentó a 1155, aunque muchas de ellas se constituyeron como
fideicomisos, por lo que no pueden ser consideradas como empresas productivas (José
Córdova 1991).
Esta expansión calificada de desmedida por algunos analistas generó una amplia discusión
en la que se calificó a la empresa pública como esencialmente deficiente en su manejo interno.
Eso se debió, en muy buena medida, a que a estas empresas se les exigió cumplir con
objetivos no siempre congruentes: obtención de ganancias, redistribución del ingreso,
subsidios a sectores privados y regionales, captación de divisas, generación de empleo y hasta
favorecer a aumentar la probabilidad de que un partido triunfara en las elecciones (Gray Cowan
1985).
La falta de claridad respecto de lo que se esperaba de las llamadas empresas públicas y las
ineficiencias del sector público resultaban coincidentes con el desgaste del modelo de
desarrollo cuyo eje fue una fuerte intervención estatal. Por ello es que también en la base de
las propuestas que presionaban por un retiro del Estado de algunas de las actividades
económicas, aparece el expediente de la privatización. Bajo este gran rubro se circunscribieron
diversos procesos que en estricto sentido no son necesariamente privatizaciones puesto que
este concepto alude a la venta de empresas que pasan de manos del gobierno a manos
privadas. Sin embargo, bajo este proceso se incluyeron también organismos o empresas que
se liquidaron, fusionaron y hasta transfirieron a gobiernos locales.
En relación al tema de la privatización de los servicios, que resultó una consecuencia natural
de los procesos de venta y liquidación de empresas, se puede decir que se experimenta a
partir de la puesta en vigor de los programas de ajuste. Conceptualmente "involucra el
abandono de la noción de servicio público y su reemplazo por una operación mercantil
orientada hacia la ganancia" (Carlos M. Vilas), lo que incumbe en estricto sentido a la lógica
neoliberal de contar con estados más pequeños y eficaces, en los que las leyes del mercado
sean las que determinen de manera directa, y sin intermediarismos, la oferta y demanda. Esta
idea implica que en buena medida se estuviera desistiendo al carácter gratuito de los servicios
sociales básicos, puesto que además ya no estarían subsidiados, lo que va a descartar a
importantes sectores sociales de sus beneficios.
Si bien en algunos ejemplos de privatización los servicios conservan su carácter 'público', éste
prácticamente se pierde al introducir tarifas sin un correspondiente sistema que asegure la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
141
prestación gratuita a los sectores más pobres. Esta tendencia responde a otra más general: la
de integrar a los empresarios privados para hacerse cargo de los servicios públicos, con la
idea de instaurar la supuesta 'eficiencia de la administración privada' en la administración
pública. El significado puesto en la privatización de los programas y servicios sociales se
inscribe en la tendencia más amplia de privatizar y desregular la economía, "plantea un
problema de difícil solución, la compatibilización de los criterios de rentabilidad comercial que
orientan a las empresas que quedan a cargo de las prestaciones, con los criterios de equidad
que supone el diseño de los programas y servicios" (Carlos M. Vilas).
Esta tendencia hacia la privatización de servicios públicos ha provocado que ministerios o
secretarías encargados de los servicios sociales de más amplia cobertura se estén quedando
sólo con la responsabilidad administrativa de las erogaciones de gasto corriente. Esto es, más
del 90%de su presupuesto se canaliza hacia salarios, lo que los reduce a cristianizarse en una
especie de ‘gestores' ante las secretarías de hacienda o economía de los fondos que se
negocian entre los desmantelados sindicatos y los grupos corporativos que aún sobreviven.
Estas unidades administrativas centrales no tienen recursos para transferirlos a los niveles
locales, por lo que su función ministerial pierde contenido y las imposibilita para fijar la
orientación de programas amplios e inclusivos. Los ministerios sociales han resultado en
unidades administrativas sin políticas y sin posibilidades de ponerlas en marcha. También,
como resultado de la disminución institucional a la que se han visto sometidos han ido
perdiendo la capacidad para administrar una realidad más fragmentada y por lo tanto más
compleja. Es en este escenario de vacío institucional en el que han surgido y proliferado
organizaciones no gubernamentales comprometidas con la política social (Eduardo S.
Bustelo,1993).
2.2.4 LA CRISIS DEL MODELO DE BIENESTAR.
En la discusión actual sobre los acostumbrados arreglos institucionales de las políticas
sociales, subyace el cuestionamiento a las pretensiones de los fines últimos de la política
social.
La matriz política y económica que permeó la maduración de los Estados en la región
latinoamericana no se explica por la cohabitación de partidos políticos competitivos y políticas
económicas keynesianas al estilo de la social democracia europea, ni tampoco como un juego
de presión de fuerzas sociales organizadas alrededor de las pretensiones de clase. Más bien
aparece como una compleja telaraña donde se fueron agregando en forma anárquica las
negociaciones entre el poder político y los diferentes grupos corporativos. El abandono de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
142
prácticas democráticas permitió que la legitimidad del poder se construyera como un juego
donde el corporativismo y poder político intercambiaban prebendas y reaseguraban el control
social (Eduardo S. Bustelo, 1993).
Esta situación ayudó a una visión particular del Estado al concebírsele como un instrumento
en el que de manera natural se depositaban las demandas de la sociedad, resultando, además,
el supuesto depositario de ilimitados recursos. En estos términos, el orden social se construyó
a partir de un discurso donde todos los intereses parecían legítimos, pero la posibilidad de
hacerlos efectivos no dependía de una norma de derecho del poder regulador, sino de la mayor
o menor capacidad de acceso a los círculos del poder político (Eduardo S. Bustelo, 1993).
El punto de quiebre de este esquema comienza a partir del reconocimiento del fracaso de los
instrumentos redistributivos incluidos en el Estado Benefactor y ensayados bajo la modalidad
de un Estado intervencionista en los años setenta en América Latina y en México. Sin
embargo, un Estado Interventor fuerte resultó en uno omnipresente, el cual fortaleció aún más
su papel tradicionalmente importante en las sociedades latinoamericanas, con lo que la
separación entre el Estado y la sociedad se hizo aún más patente (Marcelo Cavarozzi, 1991).
Algunos analistas consideran a este protagonismo como una de las fuentes de conflicto entre
el Estado y la sociedad (Peter Ward). Cada vez se evidenciaba más la brecha entre la sociedad
y la política, entre las demandas sociales y la toma de decisiones para resolverlas. Se imponía
una racionalidad técnico-económica y burocrática del Estado, en detrimento de su racionalidad
política. Ya desde los años setenta esa situación fue presionando a la misma sociedad a
empezar a desarrollar formas autónomas de solución a sus problemas (Peter Ward). Este
modelo de Estado permaneció hasta que la crisis se agudiza de manera dramática a principios
de la década de los ochenta dejó profundas huellas que se hicieron más patentes en los graves
déficits en el área de beneficios sociales.
Se puso en evidencia una contrariedad entre las pretensiones del principio de organización de
sus instituciones y su efectivo funcionamiento. Bajo el modelo de desarrollo basado en la
sustitución de importaciones, estas instituciones resultaron ineficientes frente al claro
desajuste en cuanto a racionalidad económica se refiere: la presión por expandir el gasto
público no se acompañó de una política paralela de captación de recursos para financiarlo. De
ahí que se pueda afirmar que en América Latina no hubo una experiencia exitosa en materia
de planificación del desarrollo; un Estado con esas características pudo generar más fallas y
conflictos de los que era capaz de enfrentar y resolver; sin embargo, esta situación no se
traduce en el hecho de que los conflictos puedan dejar de existir por el simple hecho de reducir
al Estado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
143
Frente al desengaño de este modelo se pusieron en marcha programas de estabilización
económica y de ajuste estructural ayudados e impulsados por los organismos internacionales
de financiamiento, principalmente el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Estos
programas impuestos a los países deudores que requerían de ampliación de créditos
incluyeron la necesidad de la estabilización a través de políticas fiscales y monetarias
ortodoxas, la apertura de la economía a la competencia internacional y la reducción del Estado
a una expresión mínima para, por el contrario, expandir el papel del mercado a su máxima
expresión (Alan Angell y Carol Graham 1995).
La obligación de requisitos de condicionalidad por parte del Fondo Monetario Internacional y
de otros organismos internacionales de financiación, aseguraron la puesta en marcha de las
ideas de la llamada Nueva Derecha, particularmente en países en desarrollo. En algunos como
Chile, dichas ideas fueron introducidas por el sector militar, a través de medidas coercitivas
(Alan Angell y Carol Graham, 1995).
La aprobación generalizada de estos programas tuvo como justificación el hecho de que
constituían una respuesta a la crisis de la deuda de los ochenta y a la consecuente recesión
económica que conocieron la mayor parte de los países de la región.
El que la crisis haya resultado tan larga, el que las políticas públicas particularmente las
llamadas sociales no hayan estado diseñadas bajo una concepción apropiada y de largo plazo,
además de haber puesto en marcha sucesivos ajustes para intentar eliminar déficits fiscales y
lograr mejores índices de crecimiento, resultaron en una extensión del desempleo y la pobreza.
Los esquemas de ajuste. “Lejos de reencauzar los sistemas económicos en Latinoamérica en
un sentido progresivo, potenciaron los problemas del subdesarrollo, creando nuevas y
mayores restricciones al crecimiento, ampliando las condiciones de inestabilidad económica y
destruyendo procesos maduros en los sistemas productivos..." (Barbeito y Lo Vuolo).
Los servicios de beneficio social, regularmente escasos e inadecuados antes de la crisis, se
deterioraron aún más al convertirlos en fondos que fueron recortados durante el ajuste, con la
justificación de tener que hacer un uso más racional de los recursos escasos así la inequidad
era una particularidad distintiva de los países latinoamericanos antes de la crisis de la deuda
(Ángel y Graham).
Es la única región en el mundo en la que la repartición del ingreso que llegaba al sector de los
más pobres (20% de la población) declinó de manera consistente entre 1950 y el final de la
década de los setenta. Aún más, el porcentaje de ingresos que recibió a finales de la década
de los setenta, ese 20% fue más bajo en Latinoamérica que en cualquier otra parte del mundo
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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en vías de desarrollo (Banco Mundial: Washington, D.C., 1993). Hoy día, el problema que
enfrentan esas sociedades es que los gobiernos cayeron en la tentación de usar la política
macroeconómica y los programas de ajuste, en muchos casos iniciados tardíamente, para
buscar salidas coyunturales para los problemas sociales.
De ahí que fuera absurdo que la propuesta de políticas 'compensatorias' para esa grave
situación englobadas en las de ajuste, se entendiera como una suerte de mecanismo
automático que haría que los procesos de modernización económica generarían sucesivas
modernizaciones en el resto de la estructura, trayendo consigo además la solución para los
graves problemas que las sociedades enfrentaban. En ciertas enunciaciones extremas se
reconoció incluso como inevitable cierto deterioro de las condiciones sociales, el cual se
superaría cuando los ajustes estructurales empezaran a dar sus frutos; dicho de otra manera,
una vez que las fuerzas del mercado actuaran libremente, desaparecerían los problemas de
carácter social (Banco Mundial: Washington, D.C., 1993).
De ahí que bajo estos supuestos la política social haya sido imaginada como algo transicional;
se considera, entonces, que después de un lapso inicial el ajuste económico producirá
crecimiento sin inflación y generará empleos en el sector moderno de la economía, subiendo
los ingresos y haciendo innecesario mantener indefinidamente los programas sociales (Teresa
Albañez Barnola).
La pregunta que expresan algunos analistas es en el sentido de qué el variante novedoso en
el modelo propuesto por los llamados neoliberales puede considerarse como respuesta
alternativa a la contradicción entre acumulación y reparto equitativo de los beneficios del
desarrollo económico, que bajo los supuestos del Estado Benefactor no se logró resolver.
Cuando se observa el sentido destructor y regresivo de los procesos económicos desatados
en los últimos años, resulta optimista y casi pretencioso que el 'nuevo' modelo sí logrará
superar ese desequilibrio (Barbeito y Lo Vuolo).
La nueva dinámica de las fuerzas productivas y los cambios culturales y hasta ideológicos que
la globalización ha impuesto a los países de la región, no se acompañó de transformaciones
en las instituciones públicas. Por lo tanto, "los rendimientos del sistema de políticas públicas
en general, y de las políticas sociales (servicios sociales) en particular, se fueron degradando
hasta volverse contradictorios con los propios objetivos que justificaron su existencia" (E. S.
Bustelo).
Una de las cuestiones que debe estar presente en el propósito de superar la crisis es la de
recobrar y fortalecer un sistema institucional al que se le reconozca como medio para hacer
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
145
llegar beneficios sociales a la población, y no como intermediario de los intercambios políticos
entre estas ayudas otorgadas selectivamente a cambio de apoyo.
Las instituciones públicas afrontan un esquema de mayor complejidad, diferente al de épocas
pasadas; ya no se privilegia el acumular capital en una sola arca, existe mayor flexibilidad en
la organización de la producción, se han reducido de manera importante las barreras
proteccionistas nacionales para aprovechar escalas de mercado, lo que sin duda debilita al
Estado como agente económico. Es ello que algunos analistas latinoamericanos sostienen que
la raíz política de la crisis de la versión latinoamericana del Estado de Bienestar no parece
provenir de su ineficiencia para cubrir el universo poblacional con prestaciones inequitativas y
básicas. Más que una preocupación por los excluidos, la crisis emerge de la insatisfacción de
los sectores incluidos, al ya no poder sostener el esquema de beneficios diferenciados
desarrollado a partir del estado omnipresente, que "coopta" en su estrategia corporativa a los
grupos potencialmente más interesantes como reserva de capital "político". Incluso estos
mismos analistas hacen el cuestionamiento de si las instituciones del Estado de Bienestar sólo
pueden funcionar positivamente en el auge económico, ¿en qué racionalidad sustenta éste
supretensión de prevenir y reparar las contingencias sociales de la sociedad moderna?
(Barbeito y Lo Vuolo).
De igual manera, la inversión pública se vino abajo; la privada productiva decreció y la que
hubo se canalizó hacia inversiones especulativas.
La rápida caída del producto modificó los puntos de equilibrio donde la oferta maximiza su tasa
de ganancia, generando así estrangulamientos ante mínimos movimientos de la demanda, con
el consiguiente impacto inflacionario. La inversión pública se desmoronó, deteriorando la
infraestructura básica y abandonando la pretensión de estabilizar el ciclo económico. La
inversión privada acompañó la caída de la pública, pero en este caso no fue por falta de
recursos, sino porque los mismos se reciclaron, en gran medida, hacia la captación de rentas
improductivas (Barbeito y Lo Vuolo).
Una de las derivaciones de este proceso fue la acumulación de riqueza en manos de pocos
grupos económicos. Esto les favoreció para consolidar su poder de veto sobre políticas
públicas y se colocaron en inmejorable posición para apropiarse del desvalorizado patrimonio
público, imponiendo exigencias de rentabilidad excepcionales y con pocos o nulos
compromisos de productividad e inversión (Barbeito y Lo Vuolo).
En la disposición en la que fue cayendo la remuneración al trabajo, se acentuó la regresividad
en la distribución del ingreso, lo que provocó su caída global pero el aumento de los sectores
que ganaban más. El ahorro forzoso al que se vio sometida la fuerza de trabajo no repercutió
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
146
en mayor inversión, sino en fuga de capitales, concentración de la riqueza y consumo
improductivo (Barbeito y Lo Vuolo).
De hecho, se puede decir que la atmósfera social posterior a la crisis es devastadora, la
población en condiciones de pobreza creció al doble del ritmo que la población total de América
Latina (44% respectivamente), poniendo de relieve un proceso de producción de pobres que
no obedece a causas demográficas, sino estructurales y de política económica (Carlos M.
Vilas).
Frente a este recrudecimiento de la crisis, el sistema se vio forzado a un proceso aún más
drástico de reducción del margen de acción estatal. Al adoptarse un enfoque más tecnocrático
para la solución de los problemas, las prácticas paternalistas y clientelistas perdían vigencia.
Por otro lado, el llamado esquema neoliberal también puso énfasis en la participación de los
‘usuarios'. Se asume que el involucramiento de la población en los proyectos ofrece más
perspectivas de éxito que un diseño vertical y centralista. Sin embargo, esta participación tiene
lugar en la operación de los programas, abonando en la idea de que este llamado a la
participación no tiene su correspondiente con un afán democratizador, sino con otros
considerando, como puede ser, la necesidad de reducir los costos de operación mediante el
uso de mano de obra gratuita (Carlos M. Vilas), o el establecimiento de nuevas redes de
"clientelas" de signo corporativo.
Los disconformes de la participación estatal se fueron convirtiendo en los defensores de la
participación de la sociedad. Esta última participación se sustentó en diversos argumentos
resumidos por Bernardo Kliksberg; primero, se afirmaba que los servicios estatales eran
insuficientes, costosos, burocráticos y organizados de manera deficiente. Esta creencia
también ha sido evocada por la derecha radical para justificar sus esfuerzos por reducir la
participación gubernamental en la prestación de asistencia social y reemplazar los servicios
estatales por los provenientes del mercado y de organizaciones voluntarias. Segundo, quienes
proponían la participación de la comunidad, creían que la población local podía generar los
servicios sociales con mayor eficiencia. Tercero, el paternalismo con el que se caracterizaba
la prestación de bienes y servicios a la comunidad por parte del Estado; esto es, se utilizaba
la creencia de que los servicios estatales promovían sólo un enfoque para el desarrollo 'de
arriba hacia abajo', en el que se trataba a la población local como beneficiaria pasiva de los
servicios, sin implicarla en el proceso de toma de decisiones. Cuarto, la participación estatal
generaba tendencias opresoras, se suponía siempre a los gobiernos incapaces de realizar
acciones positivas y que invariablemente funcionaban para controlar, manipular y subvertir los
intereses de la gente (B. Kliksberg).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
147
Sin embargo, lo que en realidad ocurrió en la región latinoamericana es que los gobiernos
acuden tardíamente al expediente de la participación, una vez que el modelo de Estado
presente fracasa y que la crisis se agudiza; esto es, cuando se ven rebasados e imposibilitados
para seguir respondiendo a las demandas que además crecieron en magnitudes considerables
frente al agotamiento de recursos. En algunos países esta participación se asiste como un
ingrediente para fortalecer esquemas democráticos; en otros, como una posibilidad adicional
para fortalecer a los autoritarios al utilizarla para continuar manipulando y controlando grupos
y sectores sociales.
2.2.5 EL NUEVO MODELO NEOLIBERAL Y LA POLÍTICA SOCIAL
Este modelo se inició a partir de la crisis fiscal del Estado y la escasez de ingresos públicos
para financiar el desarrollo en los años ochenta en la región, sustentado en posiciones
filosóficas de liberalismo igualitario y en algunos aspectos en el liberalismo libertario; ha durado
de la fase de reformas a la fecha en muchos países, orientado por las nociones de eficiencia,
subsidiariedad, individualismo, responsabilidad personal y libertad individual. En este
paradigma el criterio de igualdad se asocia con los derechos morales a un paquete de servicios
básicos para la inserción competitiva de los beneficiarios de la acción estatal en el mercado.
Los derechos sociales se entienden como una inversión en capital humano, es decir, un
insumo para el crecimiento económico con políticas sociales focalizadas subordinadas a la
idea de crecer primero y distribuir después, donde se promueve la participación
corresponsable de los beneficiarios con los actores gubernamentales involucrados.
En un contexto de globalización y apertura comercial con impulso a las exportaciones el Estado
neoliberal ha apoyado la supuesta "neutralidad" del mercado y lo impulsa como el mejor
mecanismo asignador de recursos. Al mismo tiempo trata de despolitizar la acción social
estatal con intervenciones selectivas y con una política social residual y asistencial
compensatoria, incorporando mecanismo de mercantiles en la prestación de algunos servicios
sociales. El Estado se debilita con las reformas desregulación y privatización y privilegia la
eficiencia y la competitividad, controlando las variables macroeconómicas.
En este paradigma se produjo la desaparición gradual de los subsidios generalizados y se
instrumentaron programas focalizados, entendidos como la concentración de los recursos
disponibles en una población de beneficiarios identificados claramente con el objeto de elevar
el beneficio promedio por habitante. Esta focalización del gasto social constituye una de las
estrategias para la superación de la pobreza y la marginación que ha sido aplicada de manera
creciente en varios países y, de manera asociada también se ha avanzado en la evaluación
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
148
del desempeño gubernamental desde diferentes ángulos y con nuevos enfoques, variables e
indicadores (CEPAL 1995).
En esta política social se opta por asignar recursos a los más necesitados a través de la
focalización, es decir, con la identificación más precisa de los beneficiarios potenciales y el
diseño de programas dirigidos a asegurar el impacto promedio por habitante más alto sobre el
grupo seleccionado, mediante transferencias monetarias o entrega de bienes o servicios
(ILPES 1990 y CEPAL 1995). El supuesto básico es que la focalización permite mejorar el
diseño de los programas, ya que cuanto más precisa sea la identificación de las carencias a
satisfacer y de la población objetivo a cubrir, más fácil resulta diseñar acciones diferenciadas
y específicas para su solución. Bajo esta idea se espera que aumente la eficiencia en la
aplicación de los recursos escasos y el impacto de estos programas al concentrar los esfuerzos
en la población más vulnerable o en condiciones de mayor riesgo (Haindl, Buvinic e Irarrázaval
1990).
En este caso se reduce la concentración de responsabilidades en el aparato estatal que pasa
a ser responsable parcial del financiamiento, el cual se diversifica hacia fuentes internacionales
y privadas, sobre todo para apoyar los programas orientados a la población de menores
recursos; ejercerá actividades de promoción. El Estado asume funciones de ejecución de los
programas de manera subsidiaria en sustitución de otros actores sociales llamados a cumplir
esas tareas; pero en esta posición se afirma que las funciones de la política social pueden ser
realizadas también por otros sectores como las organizaciones no gubernamentales, el
filantrópico, el comercial o el informal donde destaca el rol de la familia (Franco 2001). Se
promueven las contribuciones de los propios beneficiarios con lo cual también se intenta
fomentar la corresponsabilidad comunitaria con los programas sociales. También se advierte
que existen grupos pobres sin recursos que no pueden responder a esta lógica financiera, por
lo que se propone establecer los incentivos adecuados para evitar la exclusión de quienes no
están en condiciones de contribuir. Otra forma de cofinanciación es la recuperación de costos
mediante el cobro de tarifas por la prestación de servicios públicos sociales, aplicando el
principio de que "el que puede, debe pagar", en especial en programas sociales que no se
orientan a los pobres (Larrañaga 1994. y Lehmann 1994).
El cofinanciamiento puede provenir de empresas, bajo diferentes formas: a) sostenedores que
se hacen cargo del financiamiento de la infraestructura escolar; b) aportes empresariales, vía
donaciones o financiamiento de los gastos corrientes de escuelas; c) gremios empresariales
que asumen la gestión de escuelas; y, d) empresas que reciben descuentos tributarios si
destinan recursos a educación. (Martinic, 1995).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
149
En este caso se subsidia la demanda mediante la transferencia de un poder de compra (vía
cupones o ingreso monetario en efectivo) al beneficiario, el cual lo ejerce en el mercado de
acuerdo con sus necesidades. En este caso existen dos problemas básicos, los criterios y
mecanismos para seleccionar a los beneficiarios y el cálculo del subsidio. Bajo los argumentos
de que las políticas universales son de alto costo y bajo impacto; que la oferta generalizada es
cara, por lo que su abaratamiento es posible mediante la reducción de la calidad y el deterioro
del impacto de los programas sobre los beneficiarios, este tipo de política social plantea una
forma de universalización acotada a la satisfacción de las necesidades de las personas
sustentada en el principio de equidad. Según este último, para superar las diferencias, debe
tratarse desigualmente a quienes son socioeconómicamente desiguales (acción afirmativa o
discriminación positiva). Bajo esta lógica, una oferta homogénea para situaciones
heterogéneas mantiene las diferencias originarias. Esa oferta corresponde a las necesidades
de cierto subconjunto de la población, pero no es adecuada para otros por razones
socioeconómicas o culturales.
En esta perspectiva se impulsa también el proceso de privatización de los servicios públicos
de educación o salud, ya que el aumento de la demanda en éstos ámbitos supone un incentivo
al surgimiento de una oferta de alternativas mayor y más variado, lo que generaría
competencia entre los proveedores, dando lugar a un mejoramiento de la calidad de los
servicios ofrecidos. Articular la mezcla público-privada exige que el Estado norme, supervise
e intervenga para inducir a los oferentes a reducir costos y responder a las necesidades de las
personas.
Ante el objetivo de lograr un cambio en las condiciones de vida de la población, hay
preocupación por el impacto, es decir, por la magnitud del beneficio que reciben los
destinatarios de los programas de acuerdo a los objetivos buscados. Por ello se utilizan
criterios para la identificación precisa del grupo objetivo, así como diferentes metodologías de
evaluación para medir los resultados. Entre los métodos destaca el análisis de costo-impacto
a través del cual se mide tanto la eficiencia como la eficacia de los proyectos, mismo que
requiere una "línea basal" de diagnóstico y una "línea de comparación", lo que permite estimar
los cambios atribuibles a la acción evaluada (Cohén y Franco, 1992). En cuanto al gasto, se
plantea la necesidad de aplicar indicadores relacionados con cada programa específico y se
recomienda utilizar la relación costo-impacto para apreciar si el programa maximiza el impacto
al menor costo posible.
En este modelo se han impulsado las decisiones en el ámbito local mediante procesos de
desconcentración y descentralización. En América Latina y en México en particular, han sido
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
150
predominantes las estructuras y funciones públicas centralistas debido a diferentes razones
como las económicas que incluyen la indivisibilidad de escala de ciertas decisiones y la
concentración de la actividad económica; las de desarrollo urbano regional expresadas en la
concentración de la población en grandes ciudades; las políticas donde se incluyen formas
centralistas de poder administrativo en la mayoría de los países aún en aquellos que adoptaron
estructuras federales; así como las influencias culturales de países centralizados.
Entre los argumentos a favor de la descentralización se señalan los siguientes: a) la aplicación
de criterios iguales en la normatividad y operación de los servicios públicos sociales entre las
diferentes regiones, lo que bajo formas de mayor autonomía local provocaría variaciones
inadecuadas; b) la autoridad central ha sido fundamental en la conformación del Estado-nación
y en la superación de formas de dominación oligárquica y de caciquismo regional; y, c) las
decisiones centralizadas en materia de redistribución de recursos facilitan el equilibrio entre
oferta y demanda, y con ello, disminuyen los procesos de migración de beneficiarios hacia
donde se ofrezcan mayores beneficios y de contribuyentes hacia lugares donde la presión
tributaria sea menor (Larrañaga 1994).
El centralismo genera sus propias fuerzas y procesos entre las élites política y burocrática que
se distancian de la población, con lo cual se inhibe la participación ciudadana en las
decisiones, mientras que en modelos descentralizados es posible generar un mayor consenso
social por la participación de los beneficiarios y el control de las burocracias. Las fuerzas
centralizadoras se retroalimentan también por la debilidad de las instituciones locales ante el
centro, a pesar de que en muchas ocasiones en el ámbito local-regional se cuenta con
elementos para la toma de decisiones adaptadas a su realidad, sin embargo, se opta por
soluciones homogéneas aplicadas a condiciones heterogéneas, lo que conduce a una
asignación ineficiente de los recursos y a la solución parcial de los problemas.
En México, en la última década se ha avanzado en procesos de descentralización de políticas
y programas sociales, sobre todo en materia de educación y salud, al transferir la
administración y operación de estos servicios a los gobiernos estatales, aunque reservando a
la federación las funciones normativas generales, fiscalizadoras y parcialmente financieras.
2.2.6. EL DESARROLLO HUMANO COMO POLÍTICA SOCIAL EMERGENTE
Ante las evidencias de estancamiento y retroceso en la lucha contra la desigualdad y la
pobreza que aquejan a los países de América Latina, este modelo se discute y se va
conformando lentamente la región. Recupera algunas ideas del marxismo analítico y del
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
151
comunitarismo moderno para conformar la idea de una nueva justicia distributiva como modelo
emergente, con la propuesta de otorgarle mayor importancia a la sociedad frente al Estado y
el mercado mediante la construcción de ciudadanía y la aplicación prioritaria del criterio de
equidad, donde los derechos humanos son fines en sí mismos sobre la base de las
necesidades sociales y el acceso a bienes y servicios.
En esta propuesta la democracia y el Estado cumplen un rol fundamental para lograr el
desarrollo humano integral de la población, a través de medidas dirigidas a reducir
estructuralmente la desigualdad y donde los pobres requieren de condiciones preferenciales
más igualitarias para su inclusión social. Para cumplir con este objetivo, no suficiente la política
social per se, es indispensable armonizar diferentes acciones tales como la integración y
complementación de las políticas económica y social, promoción del crecimiento, el empleo
digno y la redistribución del ingreso, la dotación universal de bienes y servicios básicos de
calidad, así como la reestructuración del gasto público para fines sociales. La experiencia
también indica que la efectividad de la política social se produce sobre la base de arreglos
político-institucionales que requieren de un marco institucional democrático.
A diferencia de los modelos focalizados puros, en este caso se trata de aplicar un enfoque
basado, en principio, en la universalidad de los derechos humanos, lo que compromete al
Estado por extensión a la universalidad en el otorgamiento de los bienes y servicios públicos.
No obstante, se acepta que hay límites a esta estrategia, por ejemplo, de acuerdo con las
posibilidades económicas de cada país, la capacidad de los individuos y las familias para cubrir
los costos de sus necesidades, a algunas características que obliguen a focalizar los recursos
escasos entre grupos de beneficiarios para lograr un mejor efecto o como sucede cuando
están territorialmente muy concentrados. En ciertas condiciones, como cuando la pobreza es
generalizada en una zona geográfica (sobre todo en zonas rurales) resulta más conveniente
aplicar políticas universales en vez de las focalizadas (Baruch. 2006). Sin embargo, los
criterios de asignación no niegan los derechos sociales universales necesarios para construir
ciudadanía (CEPAL 2000 y Sottoli 2002).
A la luz de este modelo se puede decir que el gasto social constituye uno de los principales
indicadores para evaluar la política social, considerando que existe una relación inversa
significativa entre su monto y la magnitud de la pobreza: a más gasto menor cantidad de
pobres. Por ello las instituciones responsables de enfrentar éste problema social tienen la
obligación de exigir los ingresos necesarios para atender las necesidades básicas,
independientemente de las crisis económicas que enfrente el país. También se acepta que el
gasto social debe tener un comportamiento contra cíclico para evitar los choques de las crisis
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
152
económicas. No obstante, el monto del gasto social es un indicador parcial e insuficiente para
medir el desarrollo social o la inversión en capital humano, ya que puede ser elevado, pero
mal utilizado, es decir, se debe analizar su ejecución bajo criterios de eficiencia y equidad.
Aunque se acepta la idea de diversificar las fuentes de financiamiento para potenciar los
recursos para la acción social, al enfatizar la noción de equidad el gasto social recupera su
importancia como mecanismo redistributivo, pero se destaca que los recursos deben tener un
origen preferentemente nacional, en particular, deben provenir de un sano sistema de
captación fiscal. Aunque existen diferentes criterios respecto a los rubros, conceptos y partidas
presupuéstales que debe incluir el gasto social, existe consenso en educación, salud y
vivienda, pero existen discrepancias respecto a otros. El análisis desagregado del gasto social
permite analizar a los efectos más específicos sobre los beneficiarios, por ejemplo, tiene un
componente de gasto administrativo que no se traduce en mejoría directa para la población
beneficiaría. El gasto social fiscal incluye el subsidio que llega a los beneficiarios y el
presupuesto del aparato administrativo de las diferentes secretarías de gobierno, pero excluye
las aportaciones de los beneficiarios. El gasto social directo es el aporte fiscal que se convierte
en transferencias monetarias o bienes y servicios entregados directamente a las personas
(subsidios), excluyendo los gastos administrativos.
Por otra parte, un problema frecuentemente relacionado con la operación de los programas
sociales y que se propone revertir en el modelo emergente, es que se convierten en botín de
los políticos con la finalidad de demostrar "eficiencia" de sus administraciones o para lograr
beneficios electorales, lo que pervierte los derechos de la ciudadanía.
Entre las orientaciones estratégicas que contribuyen a fortalecer la capacidad del Estado para
guiar el desarrollo, descentralizar el poder y combatir la corrupción, entre otros logros, se
encuentra el énfasis en el estudio de resultados en lugar de los procedimientos. Ello implica
un mejor monitoreo y evaluación, así como una definición más precisa de las
responsabilidades en la administración pública (Méndez 1999).
En el mismo sentido, en términos de evaluación de políticas públicas hay una preocupación
creciente por superar los errores observados: una metodología débil, inaplicabilidad de los
resultados y poca difusión o uso de los mismos. La evaluación tiene que contestar a preguntas
básicas: ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿para quién?, ¿qué? y ¿por qué? (Pressman y Wildavsky,
1998).
El proceso de evaluación requiere de contar con información confiable, en particular sobre el
presupuesto según sus clasificaciones: por partida, administrativa, funcional, económica, por
programa y territorial. También se entiende que, como en el caso de México, en el proceso de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
153
integración del presupuesto intervienen varios actores: el Ejecutivo con el gabinete ampliado,
la SHCP, las secretarías, las Cámaras de Diputados y de Senadores y crecientemente las
autoridades estatales y municipales, todos ellos con su respectiva fuerza socioeconómica y
política.
Asimismo, en ocasiones el Estado constituye un obstáculo para el mejoramiento de las
condiciones de vida de la población, por lo que se señala la necesidad de rediseñar el gobierno
y modificar la institucionalidad y las funciones públicas tradicionales. La política social, a su
vez, contribuye a la gobernabilidad y a la relegitimación del Estado, pero también es relevante
por su aportación al desarrollo humano, misma que resulta imprescindible para la
competitividad de los países de América Latina en el mediano plazo. De hecho, aspectos como
el nuevo conocimiento, la educación, la ciencia y la tecnología, la investigación y las
innovaciones tecnológicas se afirman como un factores productivos estratégicos en la
globalización, por lo que la postergación de políticas sociales ambiciosas y agresivas que
amplíen el capital humano (principalmente en educación y salud) es un error económico que
priva a la sociedad de recursos calificados para adaptarse a la rápida incorporación de
progreso técnico en los procesos productivos.
En resumen, el modelo tradicional presenta varias limitaciones, el neoliberal, aunque
cuestionado aún opera y el emergente de desarrollo humano está en proceso de gestación.
En estos paradigmas que caracterizan a la región sobresale el papel del Estado, aunque se
ha observado una transición en el eje de las decisiones, primero desde la esfera estatal hacia
el mercado y, después lentamente hacia la esfera social lo que, en general, se expresa en las
nuevas tendencias de los regímenes políticos y los movimientos y demandas populares. Esta
recomposición incide en el bienestar social y en la conceptualización de la política social.
Las diferencias más significativas entre los tres modelos se expresan en aspectos como: el
tipo de institucionalidad, la lógica de las decisiones, el financiamiento, los objetivos, los criterios
de prioridad y expansión, la selección de la población beneficiaría, el enfoque y los indicadores
seleccionados para el seguimiento y la evaluación.
Diferencias entre modelos de política social en América Latina.
Dimensiones Modelo desarrollista Política
social tradicional (pre-reformas)
Modelo neoliberal Política social nueva (post-reformas)
Modelo de desarrollo humano Política social
emergente
1 Posición filosófica dominante
Utilitarismo social Liberalismo igualitario y libertario
Socialismo y Comunitarismo
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Dimensiones Modelo desarrollista Política
social tradicional (pre-reformas)
Modelo neoliberal Política social nueva (post-reformas)
Modelo de desarrollo humano Política social
emergente
2 Guías de ideario social
Solidaridad, responsabilidad colectiva, igualdad, universalismo
Eficiencia, subsidiariedad, individualismo, responsabilidad personal, libertad individual
Equidad, ciudadanía, derechos humanos
3 Criterios de igualdad Derechos sociales laborales formales con servicios básicos
Derechos morales con un paquete de servicios básicos para inserción competitiva en el mercado
Derechos sociales con bienes y servicios amplios que aseguren las condiciones iniciales para el desarrollo humano personal, comunitario y social
4 Sentido del modelo Desarrollo económico Maximización del ingreso Ampliar las opciones y capacidades humanas para alcanzar el bienestar integral 5 Esferas dominantes Estado. Principal mecanismo
distribuidor de recursos y motor del desarrollo. Acción social a través del Estado como escenario del conflicto distributivo. El sistema favorece a los grupos de presión colectivos y organizados con mayor fuerza política
Mercados. Apoyo a la "neutralidad" del mercado como el mejor espacio asignador de los recursos. Énfasis en la necesidad de despolitizar la acción social estatal. Revalorizar actores no estatales
Sociedad. Necesidad del consenso político entre ciudadanía, burocracia y empresarios para hacer sostenible la política social y establecer prioridades compartidas. Necesidad de legitimación del sistema democrático
6 Estado Estado interventor principal responsable de la planeación, financiamiento y ejecución de programas sociales. Estado de Bienestar con seguridad social estratificada. Gobierno con liderazgo fuerte.
Estado neoliberal con intervención selectiva, residual, con política asistencial compensatoria. Respeto a los derechos humanos relacionados con el mercado. Promotor del mercado
Estado democrático como garante de los derechos fundamentales que aseguren a la ciudadanía el acceso a niveles de bienestar para la integración social. Promotor del desarrollo humano
7 Mercado Mecanismo mayormente ajeno a la acción social
Creciente participación del sector privado y de los mecanismos de mercado en la prestación de servicios sociales
Acción limitada del mercado en el ámbito social por el reconocimiento de sus efectos inequitativos
8 Sociedad Clase media y grupos de trabajadores organizados que presionan al Estado para obtener beneficios sociales, y organizaciones de asistencia social
Énfasis en la participación de los beneficiarios de la política social con los actores gubernamentales y privados
Participación ciudadana en el proceso de gestión y control de los programas como ejercicio efectivo de derechos y componente esencial de una política social incluyente
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Dimensiones Modelo desarrollista Política
social tradicional (pre-reformas)
Modelo neoliberal Política social nueva (post-reformas)
Modelo de desarrollo humano Política social
emergente
9 Prioridades de las políticas públicas
Integración del mercado interno vía sustitución de importaciones. Proteccionismo estatal. Modernización y movilidad social vía educación. Movilizaciones de masas
Competitividad internacional vía exportaciones al mercado mundial. Desregulación, privatización y mejoría de la eficiencia. Control de variables macroeconómicas. Mayor inversión extranjera y en recursos humanos
Equilibrio entre las condiciones internas y externas. Reducir las desigualdades. Ampliar oportunidades. Fortalecer las capacidades humanas (salud y educación). Promover el empleo. Restructurar el presupuesto para promover el desarrollo humano.
10 Objetivos de la política social
Integración social y regulación de conflictos distributivos
Combate a la pobreza Reducción de la exclusión social y aumento de la equidad social
11 Relación política social/política económica
Política social desvinculada de la política económica. Primero crecimiento y después distribución para impulso al mercado interno
Política social subordinada a la política económica (principalmente a los equilibrios macroeconómicos). Crecimiento es un fin en sí mismo con disminución del beneficio general
Política social integrada y complementaria a la económica. Crecimiento económico para la equidad y el desarrollo humano con énfasis en los más pobres. Equidad como requisito para el crecimiento. 12 Prioridades de la
política social Ampliación de la cobertura a los sectores "duros" de las políticas sociales (seguridad social, salud y educación)
Lucha contra la pobreza a través de programas sociales compensatorios y focalizados
Lucha contra la pobreza, equidad, ciudadanía, inclusión social, pobreza infantil y de ancianos, equidad de género, calidad de los servicios sociales, impactos de la globalización
13 Alimentación, salud y educación
Medios para la modernización
Inversión en capital humano como insumo para crecimiento económico
Fines en sí mismos como necesidades y derechos humanos
14 Estrategia para la erradicación de la pobreza
Universalista con pleno empleo. Asistencialismo paternalista. Distribución dirigida del ingreso y la riqueza
Primero crecimiento y reparto después. Provisión de redes de ayuda. Focalización de beneficiarios con demostración de méritos
Fortalecer a los pobres como actores sociales. Participación social. Accesos a bienes y servicios. Equidad de género.
15 Cobertura poblacional
Pretensión universal y homogénea pero segmentada según las posición del trabajo asalariado
Focalizada en pobreza extrema (meritocracia) y selectiva a grupos de alta vulnerabilidad (caridad)
Universal en servicios y prestaciones básicas, con focalización social y territorial, según criterios de pobreza y vulnerabilidad, con corresponsabilidad ciudadana
16 Beneficiarios Principalmente clases medias urbanas y grupos organizados
Grupos en situación de pobreza extrema
Población en situación de pobreza y exclusión social
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Dimensiones Modelo desarrollista Política
social tradicional (pre-reformas)
Modelo neoliberal Política social nueva (post-reformas)
Modelo de desarrollo humano Política social
emergente
17 Diseño institucional y toma de decisiones
Organización estatal centralizada, sectorial, corporativa y clientelar
Organización descentralizada y desconcentrada, con énfasis en la demanda y la eficiencia
Organización democrática, participativa, integral y multisectorial con énfasis en eficiencia y transparencia
18 Operación de la política social y los recursos
Centralizada Descentralizada Centralizada/Descentralizada
19 Operación de los servicios sociales
Estatista y con mercado complementario
Privatizante con impulso a la mercantilización
Corresponsable entre Estado y sociedad civil-comunidad, y desmercantilización
20 Financiamiento Principalmente estatal. Gasto social como instrumento de regulación del conflicto distributivo. Y expansivo asignado según las presiones de los grupos sociales organizados. Subsidio a la oferta.
Diversificación de las fuentes de financiamiento estatal, internacional y privado. Gasto social focalizado como inversión eficiente en capital humano. Subsidio a la demanda.
Principalmente estatal. Gasto social y política fiscal como instrumentos privilegiados de la política social, sustentados en los principios de factibilidad económica, eficiencia y equidad.
21 Evaluación Ausente Contraloría estatal Contraloría social
22 Indicadores de éxito Indicadores sociales (salud, educación y empleo)
PIB por habitante y tasa de crecimiento
Indicadores de desarrollo humano
23 Condición esperada de la población
Homogénea: protección de derechos sociales
Libertad de elección: protección de derechos individuales
Equitativa con reconocimiento de la diversidad 24 Sociedad resultante Desigual-integrada respecto
a un proyecto social y económico
Desigual segmentada, estratificada y desintegrada
Heterogénea e integrada socialmente
Fuente: Elaboración con base en: Coraggio, 1999; GDF y SDS, 2000; Calderón, 2000; y, Sottoli, 2002.
La política social, más allá de los derechos humanos, se vuelve un prerrequisito tanto de la
economía como de la política. Pero esa función debe llevarse a cabo en una situación de
escasez de recursos y de limitaciones derivadas de la competencia. Es probable que una
combinación de lo mejor de los diferentes modelos de política social ofrezca un resultado más
eficiente y eficaz.
En este sentido, la política social emergente se enfrenta a temas previos como, por ejemplo,
la definición de los conceptos de pobreza y desigualdad, así como de los métodos de medición
y de información confiable para el diseño de políticas, para establecer objetivos, metas,
estrategias, programar, presupuestar y evaluar los impactos socioeconómicos y territoriales
de sus acciones. Sin embargo, surgen nuevos temas sociales por ello, se expone a
continuación una parte de la amplia discusión que se ha realizado sobre ellos.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
157
2.3. LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO.
2.3.1. LA DESPUÉS DE LAS GRANDES GUERRAS Y EL MILAGRO MEXICANO.
Conocido como el "MILAGRO MEXICANO", el período de 1946-1970, representó para la
economía del país la oportunidad de crecimiento económico sin precedentes en la historia de
América Latina; incluso, el crecimiento del PIB mexicano del período 1935 $17,983 millones a
1968 $122, 655 millones a precios de 1950 refleja una TCMA del 6.0% (EL MILAGRO
MEXICANO, cuadro I, pág. 19; varios autores, ed. 14a, 1988 fuente: Banco de México); la
cobertura que presentó el período de la 2a. Guerra mundial, las grandes necesidades
internacionales de bienes y abasto abrieron la oportunidad de mercados para los países que
no estuvieron implicados directamente en esta actividad bélica y contaran con gran cantidad
de recursos naturales y materia prima para exportación, así como fuerza de trabajo campesina
dispuesta a trabajar en el extranjero (en los E.U.). Este fue el caso de México.
A partir de la Postguerra y con mayor fuerza en 1970, los países industrializados inician en el
plano internacional un proceso de ajustes, fundamentalmente por la polarización del bloque
occidental contra la Unión Soviética y los países socialistas del orbe, así como por el dominio
de mercados y enfrentando el control de los energéticos -Petróleo Crudo y Gas Natural frente
a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP); lo cual afectó
considerablemente a los países en vías de desarrollo (subdesarrollados); generando esto en
el largo plazo una crisis en México, causada por un gran endeudamiento externo ver cuadro
III.3.1.1.
Y, sumado a esto, un deficiente manejo de las variables más importantes, como es el Déficit
Público, la Inflación, la Deuda Pública y el Mercado Externo (importación de Bienes de Capital
y exportación de Materias Primas y Petróleo Crudo) y la Demanda Efectiva.
Posteriormente, la orientación y conducción de la economía por el gobierno mexicano, de 1983
a la fecha incluyendo la administración actual, ha respondido a móviles que no son compatibles
con los intereses de la mayoría de estratos socioeconómicos del país ni con el auténtico capital
nacional. Incluso, ya se encuentran los antecedentes de esta tendencia en el período del
desarrollo estabilizador (1946-1970) y en el de desarrollo compartido (1970-1982), aún y
cuando sus resultados no tuvieron implicaciones tan fuertes en el abandono de la población,
caracterizado por enormes carencias económicas.
Los ejemplos más cercanos los encontramos en los siguientes casos:
En el sexenio del Lic. Luís Echeverría Álvarez, se rescataron los Ingenios Azucareros y
diversas empresas que se encontraban en condiciones de quiebra; la política aplicada fue
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
158
pagar sus pasivos y convertirlos en empresas paraestatales por motivos de interés público,
con el fin de no eliminar las fuentes de trabajo de dichas empresas (girando 180° se ve que el
verdadero motivo fue el apoyo dado a los empresarios ineficientes).
En el período presidencial del Lic. José López Portillo y Pacheco, se otorgaron fuertes
empréstitos a la "empresa privada nacional" (destacando entre otros los consorcios ALFA y
VISA, filiales del Grupo Monterrey); sector que al final del sexenio 1976-1982 presentaba una
Deuda Privada nacional con un monto de 27,638 Millones de U.S. Dólares (Realidad
Económica de México, 1991), (19, 107 millones de U.S. Dólares -69 %- del sector productivo
y 8, 531 Millones de U.S. Dólares de la Banca Mexicana) que a la paridad de ese año resultan
1 billón, 028 mil, 721 millones de pesos M.N. del sector productivo y 459, 309 millones de
pesos M.N del sector banca privada, sumando 1 billón, 488 mil, 030 millones, el 32 % de la
Deuda Externa Total (87 mil, 588 millones de U.S. Dólares) y el 15% del PIB Nacional (9
billones, 797 mil, 800 millones de pesos M.N.) con una paridad de $53.84 pesos mexicanos,
que la S.H.C.P. y el Banco de México avalaron, captaron y canalizaron (mediante Nacional
Financiera). Basta saber que el monto total de la Deuda Externa representó en ese momento
noviembre de 1982- el 44.5 % del PIB Nacional de ese ejercicio.
Este tipo de créditos fue cubierto bajo el concepto de Inversión Extranjera Indirecta (I.E.I.); aún
con estos apoyos, diversos grupos de presión del sector privado organizaciones empresariales
han atacado en forma acre las políticas y acciones de Estado que favorecieron la atención al
grueso de la población en los sexenios 1970-1976 y 1977-1982 del periodo conocido como el
Desarrollo Compartido; calificándolas de populistas (debido a que estos frenaron la expansión
de los intereses de la empresa privada).
Al respecto, preguntamos ...¿cómo se califica a esas enormes deudas que de 1970 al 2000
ha generado el sector privado y las cubre la Deuda Pública con cargo al erario (léase
extracción de salarios del trabajador vía impuestos y plusvalía) y que son casos similares al
latrocinio efectuado con el FOBAPROA (actual IPAB), así como la corrupción que envuelve a
las políticas y acciones de privatización de las empresas públicas consideradas no prioritarias
ni estratégicas?...permitiéndose esto con la modificación al texto original de la Constitución
(artículo 28°, párrafo 4o, con fundamento en el artículo 25, párrafo 4o).
Por otra parte y retomando la política salarial y la correspondiente distribución de la riqueza,
en las siguientes notas se observa una marcada diferencia de criterios y resultados de la
orientación y tendencia en materia económica hasta 1982 y después de este año: En el período
1960-1982 se ha presentado la mejor (mayor) remuneración al sector laboral, respecto a la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
159
riqueza generada (P.I.B), ya que en términos nominales (N) y reales (R) (aplicando el INPC
1960 = 100%), arroja los siguientes resultados:
Durante el período 1960-1970 el P.I.B. real (deflactado con el INPC, base 1960 =100) registró
un incremento promedio anual de 8.9%; de 1970 ($ 351,765 millones) a 1982 ($ 603,522
millones), este fue de 4.6% considerando que el último año -1982- la economía redujo su
dinamismo con un marcado retroceso -1981 = $ 750,740 millones, diferencia $ 147,218
millones (Cálculos del P.I.B. deflactado con el INPC (base 1960 = 100) y el PIB real registro
un descenso de -19.61%. Si tomamos el período 1970-1981, entonces su ritmo de crecimiento
promedio anual resulta considerablemente mayor con el 7.14%; superando al crecimiento del
"milagro mexicano" (1946-1970) que reflejo el 6.0% de crecimiento anual.
Las acciones de apoyo al medio rural y al urbano, a las zonas deprimidas tanto del campo
como de la ciudad y a los sectores marginados de su población, fueron aplicadas por diversas
dependencias del sector público:
En el sexenio 1970 -1976 se generaron programas de apoyo y abasto a los sectores de bajos
ingresos, que llegaran de manera directa, inmediata y oportuna; como fueron: el Programa
Integral para el Desarrollo Rural (PIDER), brindando apoyos con proyectos productivos al
campo y proyectos de desarrollo social, como salud, educación, etc., provenientes de la
Secretaría de la Presidencia y, por otro lado, la Compañía Nacional de Subsistencias
Populares, propiciando con programas de abasto a precios oportunos mejorar el nivel de
consumo a dichos sectores (CoNaSuPo, empresa paraestatal de la Secretaría de Comercio),
ambos en el medio rural y de ésta última en el medio urbano.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
160
En
cuanto a la distribución de la riqueza, en el período 1977-1980 la participación de los salarios
en la distribución del P. I. B., ha presentado el mayor nivel de ingresos en toda la historia del
sector laboral; se refleja lo anterior con los datos de los incrementos anuales reales del P.I.B.
y la participación del salario en estos años:
En el período 1977-1982, con la creación de la Secretaría de Programación y Presupuesto, se
estableció la Dirección General de Fomento al Desarrollo Estatal (con los Programas Estatales
de Inversión -PEÍ- Programas Sectoriales Concertados -PROSEO- y los Programas de
Desarrollo Estatal -PRODES- que realizaron sus acciones de desarrollo tanto en el medio rural
como en el urbano, por medio de la atención a los sectores de salud -clínicas-, educación -
escuelas, productivo -proyectos apícolas, agroindustriales, forestales y de microempresas, de
desarrollo urbano como son los proyectos de agua potable y descargas alcantarillado-, centros
de usos múltiples -cultura, actos cívicos, populares-, etc.), la Dirección General del PIDER que
atendió a todo el medio rural con proyectos de producción agropecuaria y forestal, así como a
su población en materia de necesidades sociales y la Coordinación
General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR), que
tanto en el medio rural como en el urbano impulsó proyectos sociales a las zonas y grupos
mencionados; siendo las tres, dependencias de la Secretaría de Programación y Presupuesto,
apoyando el desarrollo regional, rural y urbano.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
161
El otro lado de la moneda nos indica que se ha incumplido el mandato constitucional de dar
prioridad al Desarrollo Social; no se atienden las necesidades de los sectores de la población
con amplias necesidades de salud, alimento, educación, trabajo y vivienda.
Como se puede apreciar, el P.I.B. (Cálculos del P.I.B. deflactado con el INPC (base 1960 =
100) promedio anual del período 1983-1988 por 579 mil, 416 millones, 100 mil pesos, se redujo
24 mil, 105 millones, 900 mil pesos y en total 144 mil, 635millones, 400 mil pesos, respecto al
P.I.B. 1982, aún y cuando el crecimiento de este fue afectado con una reducción de -19.61 %
respecto al año anterior (1981), debido a los ajustes realizados por el Estado Mexicano,
afrontando la disminución de los precios internacionales del petróleo; incluso, la economía
durante el sexenio 1983-1988 jamás llegó en ninguno de sus ejercicios a generar el P.I.B. del
año 1981, mismo que alcanzó un monto de 750 mil, 740 millones de pesos.
A partir de 1983, la Distribución del Ingreso presenta un desequilibrio creciente,
concentrándose la riqueza en estratos socioeconómicos superiores, mismos que con el paso
del tiempo disminuyen su proporción respecto al total de la población; lo cual es
extremadamente explosivo si consideramos que la población ha crecido en los últimos treinta
años más de 46 millones de personas (Fuente: (Censo General de Población y Vivienda 1910,
1930, 1950, 1990, 1995 y 2000) de 1970 =51 200 000 al año 2000 = 97 362 000-, reflejando
un 90.2 % de incremento en el período y la tasa de crecimiento anual de esta explosión
demográfica es de 2.17 % (1970 - 1980 = 3.132675 %; 1980 - 1990 1.54512 %; 1990 - 2000 =
1.825514%).
Este planteamiento se establece debido al modelo de desarrollo aplicado a partir de 1983, que
de manera paulatina y oculta, con el aparente objetivo de sanear la Administración Pública en
beneficio de la Nación, se inició su transformación de un Estado "Benefactor" a un Estado
Capitalista Privatizador Totalitario ("Capitalismo Salvaje").
Antecedente:
Las condiciones y características de la Economía Nacional durante 1977-1982 presentaban
una situación especial un desarrollo que se presentaba inusitado, por su nivel creciente de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
162
acumulación de activos (alto grado de inversión privada y pública), niveles de producción con
alto crecimiento económico, una demanda agregada creciente y bastante más dinámica que
el Producto Interno Bruto y una paridad cambiaría errática a finales de dicho período),
acompañada de una gran Deuda Externa jamás vista que mantenía comprometidos los
intereses del país en grado crítico (Se había logrado generar un nivel de vida creciente, desde
los estratos sociales con una formación académica elemental, pero con un empleo seguro,
hasta los más capacitados en el ámbito laboral público y privado; percibían un ingreso bastante
remunerador, de acuerdo a su eficacia; la cultura estaba al alcance de las mayorías debido a
que en ese período el sector laboral de nuestro país contó en sueldos y salarios con el mayor
poder adquisitivo en toda su existencia).
Esta condición, que implicaba en el mediano y largo plazos alcanzar el grado de una sociedad
avanzada, se sustentaba en un solo factor: El Mercado Externo del Petróleo.
Los desajustes en este mercado, propiciaron el debilitamiento de nuestra economía que
presentaba, por un lado, la disminución de los precios internacionales de las mezclas del
petróleo mexicano -Istmo y Maya- que en 1981 alcanzaron su precio promedio máximo (36.29
y 30.67 U.S. Dlls. por barril respectivamente) logrando ventas externas por un total de 401
millones de barriles por un monto de 13.3 mil millones de U.S. Dólares, iniciando una
depreciación a partir de 1982 (año en que se dieron ventas externas por un total de 520.4
millones de barriles por un monto total de 15.6 mil millones de U.S. Dólares) que los llevaría a
caer en 1986 a menos de la mitad de sus niveles máximos (13.56 y 10.73 U.S. Dlls. el barril,
el 37% y 35% del valor máximo, respectivamente), que reflejó una perdida extraordinaria de
ingresos vía el mercado petrolero internacional por un monto de 7,662'627,500 U.S. Dlls. (58%
menos de los ingresos en este renglón respecto a 1981) y con relación al comercio exterior,
las ventas petroleras que en 1981 reflejaron 13,303'844,850 U.S. Dlls. representando el 66%
de las exportaciones totales, en 1986 sumaron un total de 5,641'217,350 U.S. Dlls. por un total
de 470.6 millones de barriles, alcanzando el 35% del total; reduciendo en forma abismal la
capacidad de pagos del país. (Realidad Económica de México, 1991).
En este contexto, al término de los años de 1982 y 1988 y sus respectivos sexenios la Nación
se encontraba endeudada por 86 mil millones de U.S. Dlls. y 106 mil millones de U.S. Dlls. (en
una proporción de 48.1 % y de 57.9% respectivamente con relación al PIB nacional); este
volumen de recursos tan abundante destinado a empréstitos se alcanzó debido a que México,
dada su posición estratégica internacional al contar con cuantiosos volúmenes del crudo
energético en un momento en que la OPEP aplicaba políticas de mercado nocivas para el
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
163
mundo industrial capitalista, tuvo la posibilidad de contar con financiamiento externo de
manera expedita.
La transición mencionada se debe a que se ha pasado de un modelo económico que se
caracterizó por aplicar diversas Políticas favorables a la mayoría de la Sociedad, sustentadas
en controles al mercado interno y externo (vía precios y aranceles, en la mayoría de bienes y
servicios, favoreciendo el consumo y equilibrio de precios y mercados), hacia otro modelo
económico que deja al libre juego de la oferta y la demanda los bienes y servicios tanto internos
como externos, liberando los precios del mercado e impulsando la generación de un bloque
comercial en el que participa nuestro país (Tratado de Libre Comercio de América del Norte -
TLCAN-) y cuyos efectos han sido nocivos para la mayoría de ciudadanos; pero no solamente
libera el precio de aquellos productos o servicios que aún, siendo de consumo general, no son
considerados como artículos de consumo básico; también incluyen los bienes de consumo que
en forma permanente fueron considerados como esenciales, como son alimentos
agropecuarios o primarios (granos básicos, carnes, leches, derivados) y medicinas, entre
otros.
Las Políticas que favorecieron el consumo de bienes de los estratos sociales económicamente
débiles y a los productores que atendían esa demanda que se mencionan en el párrafo anterior
son, entre otras, las siguientes: Aplicación de Aranceles a la Importación -tarifa oficial que
determina los Derechos de Aduana factor fundamental como protección de este mercado;
Control General de Precios de Bienes y Servicios, establecido como factor de equilibrio de la
economía, evitando una concentración irracional de la riqueza y el desabasto de los mercados;
Protección e Impulso al Medio Rural con base en Políticas de Precios de Productos Agrícolas
Precios de Garantía y Ganaderos; creación de Entidades Paraestatales que atendieran las
necesidades de la población generando Bienes y Servicios que no son de interés del Sector
Privado y principalmente de aquellas áreas que se consideran como Estratégicas y Prioritarias
por los apoyos otorgados a los grupos sociales de productores y consumidores (InMeCafe,
ProNaBiVe, ProNaSe, CIMyT); Protección del Salario, por medio de la creación del Salario
Mínimo, que sirve como indicador salarial, tanto al Asalariado como a la Empresa, el cual no
se ha eliminado por así convenir al interés del Sector Empresarial; Protección de la Planta
Laboral y las Fuentes de Empleo, mediante compras de Entidades Económicas Privadas en
peligro de quiebra.
Hasta 1982 la conducta del Estado fue la de atender los rezagos sociales en zonas y en
estratos de la población que por su carácter productivo (empleados públicos y privados) tenían
derecho a los servicios de educación, vivienda y salud (IMSS e ISSSTE), ampliando los
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
164
servicios en estos sectores, particularmente en el de salud, puesto que en diversas partes del
territorio no se atendía a todos los derechohabientes debido a la menor capacidad de
operación de estos Organismos respecto a su demanda (necesidades); teniendo la necesidad
de trasladarse a los centros principales de atención en las ciudades capitales de su entidad o
en ocasiones a la ciudad capital del país (grandes centros hospitalarios, como el "Centro
Médico Nacional" y el hospital de "La Raza" del IMSS, así como el Hospital "1o de Octubre",
el Centro Hospitalario "20 de Noviembre" y más tarde, el "Adolfo López Mateos" del ISSSTE).
En el mismo sentido, los ciudadanos que institucionalmente no tenían estos derechos
laborales debido a que no se encontraban dentro de la población ocupada por el Gobierno o
la Iniciativa Privada, se les otorgó vía los servicios de salud pública (S. S. A.), considerándose
en este grupo a la fuerza de trabajo no registrada, como peones del campo, albañiles, estratos
de trabajadores del volante (taxistas y peseros), dependientes de microempresas y de
servicios no institucionalizados; etc.
En 1960, el total de población asegurada fue de 4 millones 1 mil 563 personas (IMSS 83.2%,
ISSSTE 12.1, otros 4.7%) y en 1982 existían 33 millones, 666 mil, 964 personas (IMSS 80.7
%, ISSSTE 16.5 %, otros 2.8 % -incluye: Pemex, Ferronales, Sedeña, Semar); 7.4 veces más
que en 1960 -738.2% en el período lo que representó en términos reales dar atención a una
masa laboral creciente (29 millones, 650 mil, 412 personas), con una TMCA de 10.15 %; aprox.
con un promedio aritmético anual de 1 millón, 347 mil, 746 personas. (Fuente: Población
derechohabiente de las Instituciones de Seguridad Social; Estadísticas Históricas de México).
Para el período 1983-1988, el total de población asegurada aumentó, alcanzando al término
un total de 44 millones, 235 mil, 420 derechohabientes (IMSS 79.3%, ISSSTE 16.7%, otros
4.0%); el incremento es de 10 millones, 908 mil, 790 personas, registrando el 31.4% de
aumento respecto a 1982; lo que refleja una ampliación de los servicios con una TMCA de
4.65 %, con un promedio aritmético anual de 1 millón, 818 mil, 132 derechohabientes. (Fuente:
Población derechohabiente de las Instituciones de Seguridad Social; Estadísticas Históricas
de México).
Respecto al final del intervalo 1989-1994 se registró 47 millones, 862 mil, 670
derechohabientes (IMSS 76.4%, ISSSTE 19.0%, otros 2.6%, Nivel Gobierno Estatal 2.0%),
mismo que refleja un aumento en el servicio de 3 millones, 627 mil 250 personas (8.2% en el
período); ampliando la atención con una TMCA de 1.32 %, con un promedio aritmético anual
de 604 mil, 542 personas. (Fuente: Población derechohabiente de las Instituciones de
Seguridad Social; Estadísticas Históricas de México).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
165
En el período siguiente (1983-2000), disminuye desde los primeros años el rubro de
inversiones en la generación de mayor infraestructura, fundamentalmente hospitalaria y su
respectivo equipamiento, así como en investigación en todo el sector salud; disminuye en la
economía el renglón de Crédito, lo que afectará desde el corto plazo la expansión económica,
la generación de fuentes de trabajo y, por lo tanto, también el renglón de salarios,
cancelándose plazas, tanto del Sector Privado como del Público principalmente las operativas
y de limpieza en el Gobierno (transfiriendo estas tareas a empresas privadas que brindaban
dicho servicio y que por lo regular las creaban los mismos funcionarios en turno),
acentuándose en forma considerable esto en los últimos dos sexenios.
En el rubro de Educación la parte más afectada en sus ingresos es el magisterio del sector
público, desde el ciclo de preprimaria hasta el profesional; con la exigencia de ser evaluados
y capacitados mediante múltiples proyectos (y con esta base, mejorar su nivel salarial) mismos
que presentan diversos filtros, dificultando a los profesores su participación y promoción,
entorpeciendo mejorar su nivel salarial.
No se plantea que el Modelo no ha cumplido las expectativas que de él se tenían; lo que
sucede es que estas no se identifican con el interés del grueso de la sociedad y sí
corresponden con los intereses del grupo dominante actual. Es obvio que, para éste grupo, se
han cumplido y con creces los objetivos y metas que buscaron, ya que se ha dado una
acumulación y transferencia de riqueza que ha permitido sumar cuantiosos recursos en manos
del sector empresarial beneficiado con su aplicación.
Sumado a esto, se han cubierto las ineficiencias del Sector Privado y sus prácticas
fraudulentas, en las que están inmiscuidos el Sector Financiero (Banca Nacional) con el
Empresarial, debido a los empréstitos otorgados a los segundos inclusive los autopréstamos
sin mediar algún aval o hipoteca que sustentara dichos empréstitos; ante lo cual, el Estado
tuvo que intervenir para "impedir" que sufriera un CRACK el Sistema Nacional de Pagos (léase
Banca Privada Nacional), creando con ello el Fondo Nacional de Protección al Ahorro
FOBAPROA, convertido a la fecha en el lustroso Instituto de Protección al Ahorro Bancario-
IPAB-, encubriendo el mayor robo a la Comunidad Nacional (léase pueblo que paga
impuestos), que ha hecho la Plutocracia dominante y que generosamente por decisión de
política económica tiene que pagar el pueblo trabajador.
Por lo contrario, el sector laboral ha visto disminuir sus ingresos en forma acelerada; sumado
a esto, los beneficios de que disfrutaba en materia de desarrollo social, que le permitían
mantener una calidad de vida ligeramente mayor a la que aspiraba exclusivamente con su
salario, fueron abatidos debido a la baja calidad y entorpecimiento de sus servicios, como el
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
166
de la salud, que en el mejor de los casos presenta ausencia de médicos, decreciente y
elemental cuadro básico de medicinas y en diversas ocasiones no hay existencias.
Una situación peor está por venir, ya que existe el proyecto de privatizar (subrogar) la Medicina
Social, entregando este servicio a los hospitales privados; por otra parte, el sistema educativo
denota enormes deficiencias, fundamentalmente causado por los bajos sueldos a profesores
y personal en general así como la enorme carencia de material didáctico, el de uso general y
equipo en los salones de clase y talleres, obviamente también se ha presentado la reducción
de inversiones; y de manera consecuente, las naturales marchas y paros del profesorado
disminuye aún más la calidad de la Educación.
En materia de vivienda, también se afectó a este sector, al reducir las asignaciones en
construcción de vivienda de interés social para los empleados federales Secretarias y
Entidades Paraestatales-, aún y cuando un número considerable de estos burócratas ya
cuenta con bastante antigüedad, lo que implica que tiene un fondo de ahorro con un monto
importante. En el caso del INFONAVIT, se reducen los apoyos del Gobierno a los empleados
del Sector Privado vía IMSS, al igual que los recursos asignados a los Organismos de Vivienda
para la población en general, como son el Fideicomiso de Vivienda y Desarrollo Urbano
(FIVIDESU) del gobierno del D. F., el Fondo de Fomento para la Vivienda (FOVI); etc.
Todo lo anterior, ha contribuido a disminuir en grado considerable la calidad y el nivel de vida
del sector laboral y sus familias; acentuándose lo anterior al sumar a estos estratos sociales,
la población dependiente de la burocracia pública de los gobiernos estatales y la que no se
encuentra bajo el régimen de seguridad social por estar situados fuera de la legislación laboral,
tanto pública como privada y por ello no ser protegidos por los derechos establecidos en los
apartados A y B del Art. 123 constitucional, que cubren al sector trabajador.
2.3.2. PRIMERA ETAPA: 1920-1940.
En este período, se crearon instituciones sociales, se consolidó la estabilidad política y
surgieron organizaciones sociales (CNC, CTM, CGOCM), lo que propicio corporativizar a los
sectores más importantes bajo un esquema centralizado, que permitió aplicar una estrategia
incluyente para hacer partícipes a la mayoría de la población de los beneficios del desarrollo
económico del país, haciendo efectivo los preceptos constitucionales (educación gratuita;
extenso reparto agrario, nacionalización del petróleo y seguridad social).
Los sectores relacionados con el fomento económico e infraestructura, tuvieron un
comportamiento dinámico basado en la creación de instituciones financieras y de fomento, que
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
167
apoyaron el intenso proceso de reorganización de la economía. Las siguientes características
dan cuenta de esta etapa tan importante que sentaron las bases para el crecimiento y
desarrollo.
La movilización popular define el contenido y prioridades de la política social.
Se alienta y promueve la organización de la sociedad para responder a las demandas de
educación, salud, abasto, tierra y crédito.
El gobierno organiza, pero interviene débilmente en la prestación directa de servicios.
El cumplimiento de la Ley es el instrumento privilegiado para llevar a cabo la política social y
cumplir con el propósito de justicia y equidad.
El gasto social se concentra en apoyar la educación para dar cumplimiento al artículo tercero
constitucional.
Se aplica la reforma agraria para dar cumplimiento al artículo 27 constitucional y atender la
demanda de los campesinos. Desaparece o disminuye considerablemente la oligarquía
terrateniente para dar paso al fortalecimiento de la organización campesina.
Se impulsó la organización sindical y se protege el trabajo, para dar cumplimiento al artículo
123 constitucional: se crean sindicatos, gremios, cooperativas y asociaciones mutualistas.
Fundación De Instituciones Para Impulsar El Desarrollo:
Banco De México.
A la fecha es un organismo que se caracteriza por tener autonomía del Poder Ejecutivo en el
ejercicio de sus funciones y en su administración. Su objetivo fundamental es procurar la
estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del
desarrollo nacional que corresponde al Estado. Ninguna autoridad podrá ordenar al Banco
conceder financiamiento.
Esta institución se creó (28 de agosto de 1925) con el propósito de regir la Política Monetaria,
Crediticia y Cambiaría, bajo la dirección de la S.H.C.P. A tan solo cuatro años de su fundación
se enfrentó a los añejos problemas monetarios así como a la Gran Depresión, motivos que
confirmaron la necesidad de su creación como institución que coordinara la actividad de los
bancos del país y los apoyara; proporcionando con esto mayor elasticidad al sistema
monetario, que influyera en el tipo de cambio y que ampliara la cobertura de crédito, facilitando
su mayor volumen para acelerar la evolución de la economía nacional (Un siglo de
devaluaciones del peso mexicano;. Ricardo Torres Gaytán; 1983).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
168
Otros Organismos y Entidades Públicas de importancia considerable se crearon para impulsar
el desarrollo del país, como fueron: Nacional Financiera, Banco de Crédito Agrícola, Secretaría
de Comunicaciones y Obras Públicas, Comisión Nacional de Irrigación, entre otras.
2.3.3. SEGUNDA ETAPA: 1940-1982.
Es necesario señalar que durante el período 1940-1970 se atendieron las necesidades
sociales de la clase laboral, en los primeros años, con una calidad elemental; con menoscabo
del nivel que requería la población y, menos aún, de la que necesitaban los grupos sociales
no asalariados estaban fuera de la seguridad social.
Se considera importante mencionar que durante cinco lustros (1958-1982), las condiciones de
la sociedad mexicana mejoraron en grado considerable; es bastante cierto que los logros
alcanzados por el Cardenismo fueron notorios y, el hecho posterior de modificar la política
económica dando preferencia a la economía de mercado (Ávila Camacho) olvidó la política
agraria y social, generando cambios considerables y mayor acumulación de la riqueza; esto
propició que durante el período arriba señalado, los gobiernos federales tomaran decisiones y
aplicaran acciones de trascendencia que, a la postre, han representado importantes beneficios
a la población, principalmente en el marco de los ajustes de la Globalización, particularmente
de 1990 a la fecha.
En este ámbito, trato de hacer notorio, citando a Fernando Carmona de la Peña y Alonso
Aguilar Monteverde, como... "con el gobierno de Ávila Camacho, digo, se produce un quiebre
cualitativo fundamental y permanente en la política económica de México. Pero al mismo
tiempo, el reconocimiento general entre los economistas mexicanos, de que el desarrollo
económico solo puede entenderse en función del aumento en el nivel general de vida, como
también el reconocimiento de la necesidad de alcanzarla independencia económica nacional
y otros objetivos"; esto hace propicio mencionar afirmaciones de los presidentes de México en
el período 1940 a 1970, respecto al mejoramiento del nivel de vida:
"Ávila Camacho afirmaba enérgicamente ...queremos una prosperidad con justicia sobre la
cual se exalten los valores espirituales de México. Miguel Alemán afirmaba a menudo...las
metas que nos proponemos, el enriquecimiento del país, la abolición de la miseria, el
mantenimiento de las reformas sociales en favor de las clases laborantes. Adolfo Ruiz Cortines
reiteraba con énfasis... estoy firmemente convencido de que el progreso económico solo podrá
acelerarse en la medida que vaya liberando de la pobreza a nuestro pueblo, como lo postulan
los principios de la revolución mexicana.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
169
López Mateos...el crédito exterior...representa obligaciones sanas...que de ningún modo
comprometen el desarrollo económico futuro, ni menos aún la soberanía nacional. Díaz
Ordaz... para que el desarrollo económico afirme la independencia...es preciso contar con
recursos del exterior, pero jerarquizados, de conformidad con necesidades y objetivos
nacionales precisos."
"Podemos convenir entonces que las dos principales metas de la política económica en
nuestro país, en las que han insistido sus máximos exponentes durante los últimos treinta
años, han sido las de lograr la elevación del nivel de bienestar de nuestro pueblo y la
independencia económica nacional. (AGUILAR M. Alonso, CARMONA de la P. Fdo., 1980).
Ya se ha mencionado en páginas anteriores, como a partir de 1941, inicia una regresión en
materia de atención social a la población grupos de menores ingresos, como campesinos
minifundistas y obreros, así como a los marginados (rurales -campesinos ejidatarios y
comuneros sin apoyos- y urbanos desempleados y sin formación técnica o básica-), para los
primeros (campesinos y obreros), se redujo el financiamiento de recursos para actividades
agropecuarias y se afectaron sus derechos laborales -en ese orden-, disminuyendo la atención
en materia de salud ,educación y vivienda; resultando esto último también para los
marginados, sujetos a la Asistencia Pública en materia de salud.
Sin embargo, tanto en el rubro del derecho social como en materia de salario, las condiciones
se superaron de manera importante a fines de los años 50's. y durante las dos décadas
siguientes: el aprovechamiento de la educación pública nacional mejoró notoriamente, al crear
el Programa de Desayunos Escolares, favoreciendo la nutrición adecuada en los alumnos con
escasos recursos; asimismo, se ampliaron los espacios educativos desde este período;
acentuándose esto con mayor impacto al crearse el Comité Administrador del Programa
Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), generado por Presidencia de la República
en el sexenio 1970-1976 y, por este conducto, se asignaron grandes recursos a esta acción,
durante 1977-1982, en todo el país.
En el mismo sentido, en materia de Salud y Vivienda, a fines de los 50's. se creó el Instituto
de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), un órgano
similar al Instituto Mexicano del Seguro Social (I.M.S.S.), a fin de dar una mejor atención a los
empleados del Gobierno Federal; con ello se amplió la infraestructura de Salud y, a la par, el
Sistema de Seguridad Social, con la creación de los hospitales generales 20 de Noviembre,
Darío Fernández y 1° de octubre, así como las clínicas de atención al derechohabiente, en la
capital del país y en el interior, ampliándose esta red, en años posteriores. Cabe hacer mención
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
170
de la construcción y operación del orgullo del Seguro Social, como es el Centro Médico
Nacional (1965).
De igual forma, en materia de vivienda, se crearon diversos organismos de gran impacto, por
su beneficio a la población durante el período tratado; principalmente con el establecimiento
del Fondo de La Vivienda del ISSSTE (FOVISSSTE) y el Instituto del Fondo Nacional de la
Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT).
Uno de los factores que hizo posible lo anterior, fue el sector externo, que detonó la gran
demanda de fuerza de trabajo y materias primas, debido a la expansión productiva de las
economías de guerra de los países en conflicto y, después, al incremento de demanda del
mercado internacional para la "reconstrucción mundial", el crecimiento económico nacional y
la oportunidad de participar como proveedor ante la demanda del mercado internacional; lo
que permitió a México crecer -aún actuando como intermediario los E.E.U.U.- y aplicar la
estrategia social basada en un "Estado de Bienestar", mediante un intenso despliegue de
creación de dependencias e instituciones públicas de beneficio social, atendiendo con ello la
demanda de plazas laborales con empleo permanente, por la fuerza de trabajo organizada, a
través de un pacto estatal corporativo. Así, el período se caracterizó por:
Despliegue institucional para proporcionar bienestar a la población trabajadora: IMSS,
PENSIONES (ISSSTE), CONASUPO, BANRURAL, ANAGSA, INFONAVIT, AHISA, etc.
La política social se construye bajo los principios de seguridad social con derechos y
obligaciones normados sobre la categoría de trabajador y no sobre la de ciudadano.
El acceso a los servicios se volvió cada vez más selectivo y diferenciado: los derechos sociales
se convirtieron en derechos de gremios vinculados al pacto corporativo-popular.
Creciente desencuentro entre la demanda social y la atención institucional: numerosos
contingentes "territorializados" como los jornaleros agrícolas, los colonos populares, la
población rural y los trabajadores informales, quedaron al margen de los beneficios sociales;
aun cuando diversos grupos de este tipo (aseadores de calzado, voceadores, vendedores de
billetes de lotería, etc.) fueron captados por motivos de control de las masas populares y apoyo
electoral.
Durante el Desarrollo Estabilizador (1946-1970) se aplicaron acertadas decisiones en apoyo
al Sector Social, como la creación de la Compañía Exportadora e Importadora Mexicana
Sociedad Anónima -CEIMSA.- más tarde denominada Compañía Nacional de Subsistencias
Populares -CONASUPO- (principalmente con el fin de brindar a los grupos de menores
ingresos, tanto en el medio rural como en el urbano, productos alimenticios de alto valor
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
171
nutritivo y artículos de primera necesidad) y la nacionalización de la infraestructura de la
Energía Eléctrica, creando con esta medida la Comisión Federal de Electricidad (C. F. E.).
Después, en el período del "Desarrollo Compartido" de 1970-1976 y 1976-1982, se dio mayor
impulso a los programas y estructuras existentes (como CONASUPO, ampliando su
cobertura); se crearon entes públicos (programas y/o estructuras administrativas) que
permitieron atender espacios de interés social relacionados con la Soberanía Alimentaria y
que apoyaron a este sector (en el medio agrícola, pecuario, forestal y agroindustrial, en todas
sus facetas y necesidades), por medio de instrumentos como el Programa Integral para el
Desarrollo Rural (PIDER), creado en 1973 por acuerdo del Jefe del Ejecutivo Federal con la
Secretaría de la Presidencia, su objetivo fue impulsar el desarrollo integral del campo por
medio de creación de infraestructura (caminos rurales para favorecer la actividad económica
y la comercialización de los productos del campo y la comunicación de los poblados; servicios
de educación y salud, pequeña infraestructura hidráulica ollas de agua y canales de riego).
En este período se estableció uno de los apoyos más importantes al medio rural, como fue la
creación de infraestructura y apoyos para la comercialización almacenamiento (silos) y,
principalmente, políticas de precios de garantía para los granos básicos (maíz, frijol, arroz,
trigo), con base en las atribuciones e infraestructura de la CONASUPO, siendo este
instrumento el brazo fundamental para apoyar a los grupos sociales de productores agrícolas
de bajos ingresos en la comercialización de sus productos; adicional a esto, se atendió la salud
en el ámbito rural mediante centros y casas de salud y asistenciales.
Estas políticas tuvieron continuidad en el período 1977-1982 al crearse la Secretaría de
Programación y Presupuesto (S.P.P.) y con ella la Coordinación General de Delegaciones,
iniciando con ello la aplicación de políticas de Desarrollo Regional y la atención al Desarrollo
Regional, continuando los apoyos al Desarrollo Rural, creándose para esto la Dirección
General del Programa Integral para el Desarrollo Rural (DGPIDER).
Siendo contundentes la política y las acciones aplicadas en materia de Desarrollo Social al
crearse conjuntamente en el período mencionado otras estructuras que formalizaron y
desarrollaron políticas que mantuvieron vigente el Pacto Social, como fueron la Dirección
General de Fomento al Desarrollo Estatal, en la cual se formalizaron tres programas que
impulsaron el Desarrollo Regional, como fueron los Programas Estatales de Inversión (PEÍ),
los Programas Sectoriales Concertados (PROSEC) y los Programas de Desarrollo Social
(PRODES) con base en una figura institucional establecida como CONVENIO ÚNICO DE
COORDINACIÓN (C.U.C.) y que operó las vertientes de Concertación, Coordinación e
Inducción; vías que propiciaron un ágil y expedito apoyo con recursos federales a los gobiernos
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
172
estatales y municipales, así como al sector privado y al sector social (comunidades atrasadas)
respectivamente; lo cual favoreció en alto grado a las zonas y a los grupos sociales
marginados.
Así mismo, se dio por primera vez atención en forma directa al Sector Social más desprotegido,
a los grupos marginados, ubicados en zonas social y económicamente deprimidas y, de allí
tomo su nombre: Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos
Marginados (COPLAMAR). Con esto se dio la mayor atención a la población marginada -social,
económica y geográficamente; tal fue el caso de los grupos establecidos en los lugares más
recónditos, como la zona de las Huastecas, la Sierra Tarahumara, Chiapas y Oaxaca.
Sumado a lo anterior, se fortaleció la política de Soberanía Alimentaria con la creación y puesta
en marcha del Sistema Alimentario Mexicano (SAM), establecido en el Plan Global de
Desarrollo 1980-1982, en el apartado 14.9 Política de Alimentos y Nutrición, implementándose
estrategias y acciones para lograr su objetivo; mismas que no continuaron en el siguiente
sexenio debido, entre otras causas, a los desajustes fiscales internos resultado de la distorsión
del mercado mundial de materias primas, principalmente de hidrocarburos, la fuente más
importante de ingreso de divisas del país, así como a los desajustes del mercado de capitales
y su costo (tasas de interés).
"El ritmo de crecimiento de la producción primaria de alimentos de origen agrícola ha sido
desigual, debido al agotamiento de una estrategia que alentó a la AGRICULTURA
COMERCIAL DE RIEGO en detrimento de la AGRICULTURA DE TEMPORAL; subordinó la
evolución del sector rural al crecimiento urbano industrial, transfiriendo recursos baratos y
manteniendo condiciones de intercambio desiguales; la lenta evolución de la producción
interna de alimentos, condujo a importaciones de granos, semillas oleaginosas y lácteos. La
creciente dependencia del exterior, para el abasto de alimentos, ha provocado situaciones
críticas en materia de almacenamiento y distribución, afectando a nuestra soberanía
alimentaria. Por su parte, la industria de alimentos se caracteriza por la presencia de un amplio
número de establecimientos medianos y pequeños en varias ramas que la integran; en tanto
que en otras predomina un grupo de grandes empresas con elevada participación de capital
extranjero, condicionando algunas la producción agropecuaria a sus requerimientos;
modificando a través de la publicidad y sus redes de penetración, los patrones de consumo en
los estratos poblacionales al promover alimentos sofisticados y caros, muchas veces con
escaso valor nutritivo.
Parte del aparato comercial de alimentos opera como un freno a la integración eficiente de la
cadena alimentaria y contribuye a la extracción de recursos de las actividades primarías; La
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
173
infraestructura de acopio, almacenamiento y distribución, se concentra en las zonas de riego
y en los grandes centros urbanos, propiciando un intermediarismo excesivo en las áreas de
temporal y traslado innecesario de productos. Paradójicamente, el comercio que sirve a la
población de más bajos ingresos es el más caro, además de que en las zonas rurales
escasean productos básicos y se especula con los de origen industrial.
El apoyo otorgado a la producción de alimentos ha creado un aumento en la disponibilidad de
básicos para la población, que incluye: carne, leche, huevo, pescado, maíz, fríjol, maíz, trigo,
verduras y frutas. Así, de 478.9 kilogramos per-cápita anuales en 1965 se pasó a 510.8 en
1977 (6.66 % en el período) y 560.0 en 1981 (9.63 % en el período). Sin embargo, estos
aumentos no han reducido la magnitud del problema".
Como se puede apreciar, debido a las políticas de apoyo al sector agropecuario y al sector
social, de 1965 a 1981 se logró hacer crecer considerablemente la producción alimenticia para
atender a la población, dando como respuesta un crecimiento en el consumo per-cápita de
0.54 % anual en el primer período y de 2.33 % anual en el segundo. Esto es de gran
importancia, ya que sus mismos detractores (globalizadores o neoliberales) reconocen en un
documento creado por ellos -Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988, los avances que se
dieron en el sector alimentario en un contexto de Soberanía nacional conjugada con la
intención de atender los problemas básicos de la Sociedad, como son, entre otros, los de la
Alimentación.
Al respecto, se presentó la gran oportunidad de lograr el desarrollo -apalancado a los recursos
petroleros- en el transcurso de 1977 a 1981, con la oportunidad de ser una potencia económica
media; esto no prospero debido a que la operación de recursos públicos asignados vía
empréstitos a diversos grupos empresariales no dio el resultado esperado en el ciclo inversión-
producción-comercialización reinversión aplicada (considerables recursos de la hacienda
pública y de deuda pública externa no se aprovechó correctamente), afectando esto a nuestra
economía en forma creciente debido a la ausencia de una estricta racionalidad y austeridad
en el gasto, hacia el interior del Sector Público.
2.3.4. TERCERA ETAPA: 1983-2000.
A partir de 1983 se presentan un conjunto de condicionantes que crean un sensible deterioro
de los organismos públicos que representan a las instituciones de bienestar social, derivados
del cambio en las Políticas y Estrategias de Desarrollo Social (estatistas y corporativas);
fortaleciendo Políticas, Estrategias e Ideologías orientadas hacia el libre mercado y a la
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
174
productividad creciente de la fuerza de trabajo donde la demanda social de sectores que no
habían sido beneficiarios del crecimiento económico, supera a la limitada oferta pública. Fue
necesario iniciar la instrumentación de programas de combate a la pobreza con un esquema
localizado, iniciando una nueva etapa de la política social con las siguientes características:
Surgimiento de programas específicos, localizados, por fuera de las instituciones tradicionales:
-PIDER, SAM, COPLAMAR, Renovación Habitacional; Solidaridad y Progresa.
-Cambios internos y externos en la economía, la política y la sociedad. En Las últimas dos
décadas se han sobrepuesto dos procesos: Uno. De transición a la Democracia. Dos. El
surgimiento de un modelo económico abierto y de mercado.
En este, el Estado atiende únicamente las áreas estratégicas señaladas en el párrafo 4o. del
Art. 28o. de la CPEUM, el cual ha sido reducido al mínimo. (No constituirán monopolios las
funciones que el Estado ejerza de manera exclusiva en las siguientes áreas estratégicas:
correos, telégrafos y radiotelegrafía; petróleo y los demás hidrocarburos; petroquímica básica;
minerales radiactivos y generación de energía nuclear; electricidad y las actividades que
expresamente señalen las leyes que expida el Congreso de la Unión. La comunicación vía
satélite y los ferrocarriles son áreas prioritarias para el desarrollo nacional en los términos del
Art. 25o. párrafo 5o. de esta Constitución).
Esta fue la base que propició en forma consecuente la reducción de la planta laboral nacional
al reducirse la estructura del Sector Público Paraestatal, debido al proceso de
Desincorporación de Entidades Paraestatales no Estratégicas ni Prioritarias* (Sector
Paraestatal), como son: fideicomisos, Organismos Descentralizados, Empresas Estatales de
Participación Mayoritaria y Minoritaria.
Llevándose a cabo esto por los procesos de Disolución, Liquidación y Extinción: actividades
que presentan las siguientes características: Extinción -han alcanzado los propósitos para las
cuales fueron creadas; no cumplen con sus Unes y objetivo social; su funcionamiento no es
conveniente desde el punto de vista de la Economía Nacional o del interés público, incluyendo
las que presentan una difícil situación técnica y/o financiera-; Fusión -la relación existente entre
sus actividades permite unificar programas y objetivos; mejorar sus estructuras
administrativas; simplificar sus procesos de producción y optimizar la aplicación de sus
recursos financieros, técnicos y humanos e incrementar su eficiencia y productividad;
Transferencia -a los gobiernos de los estados, contribuyendo al fortalecimiento de las políticas
de: descentralización, federalismo, autonomía del municipio y promoción del desarrollo
regional-, o Venta -aquellas entidades que no tienen el carácter de estratégicas ni prioritarias,
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
175
por lo cual su presencia pública no se justifica- (Fuente: Reestructuración del Sector
Paraestatal - Cuadernos de Renovación Nacional, FCE 1988).
Con esto, se afectó de manera abierta a la PEA que fue presa de las políticas de reducción y
adelgazamiento del sector público y los programas de retiro voluntario; concretamente la
plantilla de trabajo del Gobierno Federal que fue liquidada presionó en forma descomunal hacia
la fuerza de trabajo del Sector Privado, impulsando por naturaleza una competencia por el
Mercado de Trabajo, que propició el descenso del ingreso personal del Sector Laboral en la
Iniciativa Privada, permitiendo agravar aún más las condiciones del Sector Laboral general,
iniciadas por la aplicación de políticas de libre mercado.
Este ha sido el resultado de la aplicación de las turbias políticas de Adelgazamiento del Sector
Público y Reducción del Sector Paraestatal (Venta, Fusión, Extinción y Liquidación de
Entidades Paraestatales) en el período 1986 - 2002; v.gr., la venta de las empresas y los
derechos de explotación de los bosques del estado de Chihuahua -Productora Forestal de la
Tarahumara (PROFORTARAH), de Durango -Productora Forestal Mexicana (PROFORMEX)-
y de Guerrero -Forestal Vicente Guerrero (FOVIGRO)- para producción de papel (1987 - 1988);
la venta de tres grandes empresas paraestatales - Teléfonos de México (TELMEX),
Fertilizantes Mexicanos (Fertimex) y la televisora Estatal (canal 7 y canal 13 -actualmente T.
V. Azteca), entre otras de gran importancia (1986 - 1994).
En el mismo sentido, se privatiza la mayor parte de Ferrocarriles Nacionales de México
(FERRONALES), tronco vital, estratégico y prioritario del comercio nacional y de exportación;
la concesión de la explotación de gas natural de la zona noroeste de territorio mexicano a
empresas norteamericanas, enviándolo físicamente a su territorio para su uso en la producción
de energía eléctrica con el fin de exportarla a precios atractivos y venderla a la Comisión
Federal de Electricidad (CFE), misma que la distribuye a las ciudades mexicanas en el norte
de la frontera (1994 - 2006); al igual que el gas proveniente del "hoyo de dona" en el Golfo de
México.
Como remate, la continuidad de estas políticas públicas en el presente sexenio (2000-2003),
consolidó la venta -privatización- de la empresa paraestatal Aseguradora Hidalgo S.A.
(AHISA), que como las mencionadas anteriormente presentaba estados financieros que
reflejaban superávit y captaba ingresos considerables para la hacienda pública federal.
Asimismo, la frase tan "manoseada" de que PEMEX no se privatizará, es exclusivamente
retórica, debido a la apertura de inversiones privadas (locales y extranjeras) por medio de
PIDIRIEGAS (proyectos de infraestructura productiva de largo plazo financiamiento con
recursos de particulares); de acuerdo con una nota del periódico "El Financiero" ("PEMEX
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
176
amarra su crecimiento al capital Privado", martes 18 de marzo de 2003, pág. 18): en el ejercicio
2003, del total de inversiones físicas, (112,000 millones de pesos), corresponde el 83 % a
recursos tipo Pidiriegas, mientras que el resto (17 %), corresponde al Presupuesto
Programable; esto, con el fin de realizar proyectos en materia de exploración y producción
(600 pozos), refinación, gas y petroquímica.
Es así como con la aplicación de las acciones públicas de Desincorporación de Entidades
Paraestatales no Estratégicas ni Prioritarias, se ha atentado en contra de los intereses del
Estado, de la soberanía nacional y de la justicia social, que le corresponde por derecho
histórico a la población.
Con las políticas que se han llevado a cabo en el período 1983-2003, se ha atentado e
incumplido contra los preceptos establecidos en la CPEUM en su Art. 25o. párrafo 1o:
"Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que este sea integral
y sustentable, que fortalezca la soberanía de la Nación y su régimen democrático y que,
mediante el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del
ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos,
grupos y clases sociales, cuya seguridad protege esta constitución".
Y en el mismo tenor, a su Art. 39°:
"La Soberanía Nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público
dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el
inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno".
En la medida que no se ha dado atención a nuestra carta magna, se debilitan identidades
sociales básicas construidas en el período anterior, sustento del Estado social: clases sociales,
sindicatos, industrialización y la fórmula sindicato - empleo formal - seguridad social. La
respuesta se ha dado con cambios, con un nuevo estilo de intervención social, desbalanceada
y mucho menos compartida entre sociedad y gobierno.
Lo anterior proviene de factores internos y externos; a partir de 1980, en el ámbito internacional
se manifestó de forma imperante el interés de las economías desarrolladas de evitar el
estancamiento económico mundial que se vislumbraba, por lo que se elaboró un plan que
propiciara la reactivación de sus economías:
La decisión de los países industrializados (E.U., Japón, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia,
Canadá) de globalizar los mercados en la década de los 80's., "orientó" al Estado Mexicano
en la aplicación de políticas, estrategias y acciones en el período 1986-20002 para la economía
interna, en materia de apertura comercial y de integración económica (apertura gradual del
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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mercado interno, apertura de inversiones y venta de entidades públicas -empresas
paraestatales de inversión pública mayoritaria en áreas no estratégicas y no prioritarias),
generó en diversos grupos políticos y empresariales nacionales, expectativas de crecimiento
económico en el mediano y largo plazos, que pareciera que México podría entrar con éxito,
primero, al bloque económico de América del Norte (TLCAN) y después al mundo globalizado,
con amplias oportunidades, para su Economía y para su Sociedad.
En la práctica, lo anterior ha dado los siguientes resultados:
El capital transnacional penetra los mercados de bienes y servicios de su interés y en los
cuales tiene superioridad técnica y financiera perdiendo el mercado mexicano identidad y
potencialidad nacional.
De 1983 en adelante, en el medio rural las excesivas modificaciones a la política agrícola se
reflejaron específicamente en los precios de garantía, siendo sustituidos por los precios de
referencia, acentuando en mayor medida la dependencia de los agricultores minifundistas con
los introductores, debido a que estos últimos se fijaban de acuerdo con las Políticas que
establecía el Gabinete Agropecuario -y sus intereses- formado por autoridades
gubernamentales federales del Sector Rural y los grandes empresarios agropecuarios (CNPP,
actual Confederación de Productores Rurales, la CNG y las representaciones sociales del
medio rural CNC y CCI).
El medio rural -como se ve- ha resultado el más debilitado debido, inicialmente, a las políticas
de transferencia de riqueza (capital) a las zonas urbano-industriales, siendo en este caso la
más importante la política preferencial de desarrollo hacia las grandes ciudades, a partir de
1940. Un cuarto de siglo después de la aplicación de las políticas de globalización, se agrava
el problema del Sector Rural, por la falta de apoyos gubernamentales y el alto índice de
migración de la población rural a las metrópolis (emigración - inmigración).
Esto modificó de tal forma la estructura urbana de las grandes y medianas ciudades, que con
los serios problemas del desempleo quince años después de ello, se provocó un problema de
dimensiones extraordinarias; por una inercia "natural", la inmigración hacia estos centros
productivos urbanos se multiplicó y extrapoló; sumado esto a la política norteamericana de
control y abatimiento del bracerismo mexicano a su territorio y la falta de oportunidades de
empleo en las zonas rurales, acentúa el crecimiento de dichos centros, sobrepoblándose y
representando un potencial foco permanente de estallido social (esto a la fecha ya es una
realidad en la zona de las delegaciones políticas de Iztapalapa e Iztacalco y el barrio de Tepito,
por mencionar las más conocidas).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Con excepción de diversos grupos sociales, como son las Organizaciones de Vendedores
Ambulantes, la Delincuencia Organizada y las Mafias ligadas a ellos, compuestos por creciente
número de personas, existen otros estratos de nivel socio-económico medio y bajo, que
representan al grueso de estas clases sociales.
Los primeros, han acumulado fortunas por medio de actividades delictivas o tienen al menos
una vida cómoda en los casos comunes; convirtiéndose en un permanente dolor de cabeza
en todo el país y frenando los niveles aceptables en la calidad de vida (salud, seguridad
pública, ecología y economía).
Los segundos, que son la gran masa de la fuerza de trabajo (campesinos, obreros y
empleados) y micro y pequeños empresarios, sostienen la economía nacional: aquéllos con
su fuerza de trabajo y estos generando una parte mayoritaria de las plazas laborales en el
país; así como buena parte de la riqueza nacional que consume y se reinvierte en el país,
manteniendo activa la planta productiva (con altos riesgos). Estos grupos se encuentran frente
a una condición económica y sociopolítica que no vislumbra solución favorable a sus
requerimientos de bienestar familiar -consumo de bienes y servicios-, fundamentalmente en
materia de alimento, salud -servicio médico y/o medicinas-, educación pública básica, media
básica y media superior de nivel aceptable; oportunidades de crédito para la inversión
productiva y la adquisición de vivienda; así como de creación de empleo con remuneración
suficiente.
El ingreso de nuestro país al crecimiento industrial, se da bajo características de Dependencia
Económica (de Capital, así como de Tecnología, Infraestructura y Equipamiento modernos),
su atraso, se fue acentuando en la medida que el mejoramiento de la ciencia y de la tecnología
en los países industrializados fue avanzando (energía atómica, electrónica, informática,
robótica y biotecnología).
Las presiones a las que se vieron sometidas las economías latinoamericanas a partir de los
años 80's., resultado de su equivocada política de endeudamiento con el capital financiero
internacional- fueron extraordinarias; de manera especial en el caso de México.
En el caso de México, estas condiciones combinadas con las políticas monetarias aplicadas,
como fue el mantenimiento de una paridad monetaria fija, después de la devaluación de agosto
de 1976 (de $12.49 a $19.50 U.S. Dólar) y la aplicación interna de altas tasas de interés
activas, propició que la tasa inflacionaria mexicana creciera considerablemente como efecto
del alto costo del dinero; distorsionando aún más la paridad monetaria existente, afectando el
equilibrio de las transacciones comerciales internacionales del país; sumándose a esto el
exhorbitante nivel de empréstitos con aval del ingreso de importantes volúmenes de divisas
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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por la venta externa del petróleo, lo que hizo posible incrementar en forma considerable el
volumen de bienes y servicios importados, teniendo como contrapartida la caída de las
transacciones de bienes y servicios de exportación (la paridad de la moneda nacional, respecto
al dólar, se encontraba bastante alta), razón natural y suficiente que disminuyó enormemente
las exportaciones, desequilibrando la balanza comercial y, posteriormente, la balanza de
pagos.
Los efectos generales y específicos de la Inflación impactaron en forma negativa de manera
inmediata en el Gasto Público y en el nivel de inversiones del Sector Privado, dando como
primer resultado la falta de creación de empleo en ambos sectores y, más adelante, la pérdida
de empleos y un decrecimiento de la Economía Nacional, cuyo impacto se desencadena en
los siguientes problemas sociales:
Desempleo. Abatimiento de los niveles de Educación y Cultura. Decremento en los niveles de
Atención en Sanidad Pública. Abandono acentuado de los apoyos al campo, para pequeños
productores agrícolas, ejidatarios y comuneros. Disminución y/o cancelación de los Programas
y apoyos de Vivienda Popular Institucionales, derivados del Ahorro Forzoso, tanto del Sector
Público como del Privado.
2.3.4. ALGUNAS CONSIDERACIÓN FINALES SOBRE LA POLÍTICA DE BIENESTAR EN
MÉXICO.
En México en particular, el modelo de desarrollo adoptado por los gobiernos en las pasadas
décadas quiso asimilarse al modelo de Estado Benefactor que surge en la Europa de la
posguerra y en los Estados Unidos tras la Gran Depresión de finales de los años veinte. Esta
versión americana tiene características tan propias que se puede decir que no presenta
semejanza alguna con el modelo europeo. Lo que interesa analizar en este primer capítulo no
son esas diferencias, sino la manera en la que países como México entraron en pleno siglo
XXI tenido que reconocer el fracaso del modelo de desarrollo adoptado desde el principio de
un Estado fuerte, interventor y controlador de la vida social.
Posteriormente, en el caso mexicano se va a tomar distancia de ese modelo para remontarse
a la ola modernizadora que asimismo impactó a otras sociedades más desarrolladas, y que
propugnaba por un retiro del Estado de actividades económicas y por la liberalización del
mercado y de sus leyes.
El análisis de las decisiones sobre programas de bienestar permite probar que su diseño ha
adolecido de fallas estructurales en tanto política pública, primero porque no se imaginó como
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
180
una política integral a la que se le fijaran propósitos claros que resultaran de la puesta en
marcha de decisiones o programas; y, segundo, porque se concibió como programas de corte
coyuntural, de los que se esperaban no tanto resultados que incidieran en el mejoramiento del
nivel de vida de la población más desprotegida, sino en apoyos para mantener la
gobernabilidad. Este enfoque se hace teniendo como referente la construcción del Estado
liberal y la incapacidad que heredan los gobiernos posteriores a la Revolución para llevarla a
cabo en una política social sustantiva. Los últimos gobiernos, los que abarcaron el periodo que
va desde 1970 a 1994, operaron bajo dos modelos de desarrollo distintos: el del Estado
interventor que funcionó durante los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo, y el
llamado neoliberal o de mercado cuyas bases las establece el gobierno de Miguel De la Madrid
y las profundiza el de Carlos Salinas de Gortari.
A partir de la década de los setenta, en América Latina y en México en particular conocen las
primeras manifestaciones de una aguda crisis económica que en los veinticuatro años que
abarca la parte sustantiva de esos años han presentado escasos momentos de alivio y etapas
de agravamiento tan severas que han obligado a los gobiernos a una revisión a fondo de los
modelos de desarrollo adoptados. Una cuestión que parece central para esta investigación es
que la referencia a la crisis se ha mantenido en un ámbito de argumentación estrictamente
económica.
Esto ha ido generando la impresión de una punzante división entre la política económica y el
resto de las políticas y, lo que es aún peor, las opciones y soluciones que se han ido planteando
para enfrentar dicha crisis, que no han logrado rebasar el plano económico, han tenido
resultados francamente desalentadores. En el cuadro siguiente se incluye, las cifras que
indican que desde 1981 la tasa de pobreza se ha ido incrementando respecto a la población
nacional. Es evidente que a pesar de los programas adoptados en cada uno de los gobiernos
de esa década para combatir la pobreza esta tasa va en ascenso. De esta forma para1992, se
registra un aumento del 66%.
A partir de cálculos hechos por Hernández Laos se definió pobreza extrema como la población
que tiene ingresos inferiores al costo de una canasta llamada mínima, que incluye rubros como
alimentación, vivienda, salude higiene y educación. Julio Boltvinik trabajó esas mediciones
para llegar a distinguir entre pobreza relativa, que comprendía la satisfacción de las
necesidades básicas además de los elementos de participación en un estilo de vida
socialmente dominante y la reducción del trabajo doméstico extremo. Y la absoluta (extrema)
en la que se estaría incluyendo lo indispensable para la satisfacción de todas las necesidades
en condiciones de dignidad. (Julio Boltvinik).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
181
EVOLUCIÓN DE LA POBREZA EN MÉXICO DESDE 1963 A 1992
(PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN NACIONAL)
Años 1981 1984 1988 1989 1992
Tasa de pobres 48.5 % 58.5% 59% 64% 66%
Cifras estimadas por Hernández Laos y Julio Boltvinik.
Julieta Campos lo define de la siguiente manera: "en la carrera hacia el progreso, lo único que
resultó progresivo fue el empobrecimiento" (J. Campos 1995), y para fraseándola añadió, el
país cayó en el espejismo del progreso y el desarrollo, las élites intelectuales avalaron los
modelos adoptados, en algunos casos convencidas de que era el ‘único camino’, y en otros
por defender posiciones o intereses de grupo. Las élites políticas los instrumentaron también
en algunos casos por convicción y en otros por conveniencia, pero siempre resultaron
beneficiadas. Sin embargo, las acciones emprendidas hasta ahora para encarar la crisis, no
sólo han mantenido a la pobreza, sino que incluso han contribuido a agudizarla y a hacerla
extensiva a muchos de los ámbitos de la sociedad. "El desarrollo económico no se traslada
mecánicamente a la población. Por el contrario, ha sido frecuente en diversos países del
mundo en desarrollo durante las dos últimas décadas, la coexistencia de crecimiento del
producto interno y mejores equilibrios macroeconómicos, con empeoramientos serios en la
situación social de las mayorías" (Bernardo Kliksberg 1994). La calidad de vida de las mayorías
no está en relación directa con el monto de la producción. El PIB no mide el bienestar (J.
Campos).
El carácter sectorial de la política económica y las particularidades que de ello se derivan,
describen a los estrechos márgenes en los que se formulan estas decisiones y de la poca
incidencia e impacto que tienen en los problemas de conjunto. Esto es especialmente válido
para los programas de bienestar. De ahí que esos servicios sociales hayan sido definidos
convencionalmente “como una de las políticas de gobierno, puesto que su acción tiene un
impacto directo sobre el bienestar de los ciudadanos al brindarles servicios o ingresos"(T. H.
Marshall, 1956). De igual manera han sido caracterizados como políticas sociales
compensatorias, dado que están orientadas en el mejor de los casos a aminorar los
desequilibrios sociales, o suplementarias, para acompañar a las políticas de ajuste económico.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
182
En una revisión de cómo el Estado mexicano fue revolviendo el problema de los desequilibrios
sociales que el modelo de desarrollo generaba, parece evidente que debió hacerlo de manera
gradual y desigual. Los gobiernos liberales, particularmente los de la llamada segunda
generación, estuvieron fundamentalmente preocupados por desmonopolizar la propiedad
como una manera de buscar mayor equidad social, pero sin desarrollar las bases para que
este supuesto pudiera materializarse en beneficios amplios para la sociedad mexicana.
Después se iniciaron acciones de 'beneficencia', compartiéndolas siempre con ‘los privados’,
hasta empezar a poner en marcha programas de desarrollo comunal o comunitario y
generación de empleo de emergencia, al igual que sucedió con otros países del continente.
Finalmente se impulsaron programas para resolver problemas urgentes en ciertos sectores de
la población a los que se les empezó a identificar como ‘población objetivo’.
El tener que hacer frente al universo creciente de los marginados con políticas de carácter
propiamente compensatorio es resultado, sin duda, de la presión demográfica, pero también
por la agudización de la crisis a partir de la década de ochenta. En ese momento se acude a
la institución de los programas de ajuste y reestructuración productiva que se van a aplicar
también en la mayor parte de los países de América Latina. Los programas de bienestar van
a entenderse como un conjunto de medidas orientadas a compensar los efectos ‘inicialmente’
negativos del ajuste macroeconómico en algunos segmentos de la población
convencionalmente integrados, merced a la irracionalidad de la asignación de los recursos del
esquema estatista anterior. (Carlos M, Vilas1994).
Las llamadas políticas sociales o de bienestar compensatorias van a sustentarse en los fondos
de inversión social como una respuesta de los gobiernos frente al agravamiento de la crisis.
(Carlos M, Vilas 1994). Sin embargo, la intranquilidad por atenuar los efectos sociales de las
políticas económicas, es anterior: desde los programas de desarrollo comunal o comunitario
de la década de los setenta hasta los programas de generación de empleo de emergencia de
los setenta y ochenta. Los ejemplos de este tipo de programas son el PIPIO en Chile, el PAIT
en Perú y el llamado Frentes de Trabajo en Brasil. (José Wurgaft,1983).
Bajo la designación de fondos de inversión social se agruparon esquemas de operación
administrativa, los cuales presentaron diferencias significativas que vale la pena considerar.
Primero, los fondos transitorios con vigencia de tres o cuatro años formaron parte del conjunto
de políticas de estabilización y reestructuración productiva. Su finalidad era compensar, al
menos parcialmente, el deterioro de las condiciones de empleo, de salarios y las reducciones
de gasto social que 'acompañarían' a los procesos de estabilización, intentando reducir los
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
183
costos sociales en algunos sectores de la actividad económica durante el período de transición
de esa reestructuración.
Su carácter transitorio narra el supuesto de que cuando se concluyera el ajuste
macroeconómico, el proceso de desarrollo y el incremento de las inversiones que se debían
derivar, se producirían aumentos en la actividad económica, el empleo y los salarios, con el
consecuente mejoramiento de las condiciones sociales (Tomado de J. Wurgaft). Al formarse
la política de estabilización, el Banco Mundial promovió y apoyó la mayor parte de los fondos
transitorios, "se consideró que éstos debían aplicarse en países con deficiencias estructurales
muy graves en los sectores sociales, lo que hacía indispensable contar con un instrumento
eficiente de política compensatoria para atenuar los eventuales costos sociales adicionales al
ajuste" (Tomado de J. Wurgaft).
La solución que se deriva y que es particularmente relevante para esta investigación es que
se partía de la presunción de que los organismos reguladores del Estado ya no estaban en
condiciones de cumplir dicha función con la suficiente rapidez y eficiencia: de ahí la necesidad
de crear programas o mecanismos alternos. Sin embargo, estos organismos fueron más
eficaces en la intermediación que en la prestación de servicios de calidad; su cobertura fue
expansiva, aunque no inclusiva. Los fondos fomentaron la aparición de unidades
administrativas "alternas" a las que se les dotó de un esquema organizativo y de atribuciones
excepcionales respecto del conjunto del sector público, lo que de manera primordial tuvo que
ver con el que su financiamiento proviniera en su mayor parte de donaciones y créditos
externos, que no se esperaba pudieran renovarse (Tomado de J. Wurgaft).
Esta condición diseñaba el grave problema de resolver cómo continuar con las actividades
cuando se agotarán las aportaciones externas y se llegara al término del período de los fondos
transitorios. Una alternativa para ello fue considerarlos como experiencias iniciales
susceptibles de continuarse con fondos permanentes financiados esencialmente con recursos
nacionales que lograran, por una parte, compensar los efectos negativos del ajuste y, por la
otra, mejorar la distribución de los beneficios del progreso económico (Tomado de J. Wurgaft).
Otra particularidad que vale la pena resaltar es que esos fondos no dependían de un ministerio
o secretaría, sino directamente de los titulares de los poderes ejecutivos. Algunos fondos de
inversión tuvieron carácter permanente; surgieron también como respuesta a la agudización
de los problemas sociales, pero su vinculación no es tan directa con las políticas de ajuste y
estabilización. Mediante su instrumentación se esperaba poder canalizar parte del gasto e
inversión sociales a los sectores más pobres urbanos y rurales, independientemente de las
etapas de ajuste o reactivación en las que se hallaran las economías. Sus características
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
184
podrían aparecer más cercanas a las de otros organismos públicos y sus recursos provenían
esencialmente de fondos nacionales.
Se observa entonces que la puesta en marcha de organismos y programas cuya base fueron
los fondos de inversión social tuvo instantes en los que sus características fueron más
parecidas a las de los transitorios, y otras a las de los permanentes, para acabar en muchos
casos en un diseño que tomó partes de ambas propuestas. Esto es, los orígenes de
financiamiento fueron tanto internas como externas; sus objetivos fueron diversos: desde la
promoción de empleo, hasta la de actividades productivas. Lo importante aquí es destacar que
su puesta en marcha se hizo a través de unidades administrativas distintas a las que
tradicionalmente se habían ocupado de la política social, y que invariablemente dependieron
del titular del poder ejecutivo.
Otra particularidad general que han presentado los programas y unidades inspirados en los
fondos de inversión social es que al igual que para éstos, no han existido procedimientos
adecuados para darles seguimiento y medir los efectos producidos por estas unidades o
programas. Las valoraciones realizadas se han centrado en aspectos cuantitativos de los
diferentes programas y proyectos y en los de la eficiencia operativa, pero no en el impacto
social que se derivaría de su puesta en marcha.
Por otra parte, también se reconoció que superar la pobreza demandaba acciones que iban
más allá de las posibilidades que al menos los fondos ofrecían: reorientar la política
macroeconómica, aplicar una política tributaría y de ingresos redistributiva, poner en marcha
un conjunto de medidas en materia de seguridad social y de capacitación para el trabajo, incidir
en mayor proporción en la institucionalización de un sólido mercado de trabajo, instalar
programas de apoyo para las actividades productivas de los grupos más pobres, en una
palabra, incrementar tanto la magnitud como la eficiencia del gasto social del Estado (Tomado
de J. Wurgaft).
Sin embargo, lo que se intentaba demostrar en la administración es que, si bien por momentos
hubo aumentos en el gasto social, éstos siempre resultaron insuficientes en términos de las
necesidades. Por otro lado, estos aumentos no han tenido obligada correspondencia con el
empuje que debía derivarse de contar con más recursos. Esta situación acreditaría en el
supuesto de que los programas de política social fueron utilizados para renovar los apoyos y
consensos y con ello vigorizar el margen de gobernabilidad.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
185
CAPITULO 3 EL ESTADO QUE GUARDAN LAS POLÍTICAS ASISTENCIALISTAS EN EL
PRIMER QUINQUENIO DEL SIGLO.
3.1. EL BIENESTAR ANTE LA CRISIS.
En México, es pertinaz el discurso sobre la importancia del desarrollo regional, empresarios,
gobernantes y otros actores promueven y dicen ser partícipes de políticas innovadoras a nivel
regional. Sin embargo, las evidencias muestran un país que ha incrementado sus diferencias
regionales e intrarregionales y que arroja la existencia de 40 millones de mexicanos en la línea
de la pobreza, una concentración que se refleja en solo tres ciudades que concentran
aproximadamente el 25 por ciento de la población (INEGI, 1990), y el 40 por ciento de la
producción (INEGI, 1990); en tanto que el 63.22 por ciento de la población ocupada recibe dos
salarios mínimos o menos, es decir máximo 188 dólares mensuales, el 24.89 por ciento recibe
entre 188 y 475 dólares mensuales y el 11.88 por ciento restante percibe más de 475 dólares
mensuales (Sánchez, Bernal, Antonio: México 1997).
Aunque las causas de dichos resultados estén relacionadas con múltiples variables, una de
las fundamentales tienen que ver con la concepción que se tiene de la naturaleza de las
desigualdades regionales, en este sentido podemos apuntar, que en México fueron
dominantes dos visiones económicas, la keynesiana y la neoclásica, la primera parte de que
el mercado es amplificador y reproductor de las diferencias regionales, por lo cual se propone
la intervención del Estado con la aplicación de una política compensatoria a las regiones más
subdesarrolladas.
Esta forma de entender las desigualdades regionales, fue predominante en el periodo de 1945
a 1975, durante el mismo observamos una creciente intervención del Estado a través de
políticas sectoriales encaminadas a fortalecer extremos de crecimiento, que ya consolidados
irradiarían desarrollo hacia el resto del territorio.
Que conforma una región. En otras palabras, no se pretendió influir en las articulaciones que
conforman una región económica, sino más bien se concentraron los recursos económicos en
centros que diseminarían los beneficios del crecimiento o en otros términos, el territorio sobre
el cual se actuaba directamente era pequeño, pero se esperaban beneficios indirectos sobre
un territorio mayor. Los resultados de dicha política fue mayor desigualdad regional e
intrarregional, concentración de recursos e inequitativa distribución de los ingresos.
Para fines de los setenta ante la fuerte inestabilidad de la economía que culminó con el crack
petrolero de 1978, era evidente para muchos analistas de México y la región que el Estado
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
186
debía reducir su participación en la economía, ya que distorsionaba los mercados, generaba
grandes y costosas burocracias que en definitiva estaban bloqueando las posibilidades de
integrarse provechosamente al proceso de globalización de la economía mundial.
Entonces se hizo dominante la visión neoclásica que en lo que respecta a las desigualdades
regionales, sustenta que existe la perfecta movilidad de factores entre regiones y que si bien
se parte de desigualdades regionales los factores tenderán a moverse hacia regiones que
permitan que las productividades marginales se igualen, lo que a su vez nivelará la tasa de
rentabilidad y salarios para finalmente dar como resultado la igualdad del ingreso per cápita.
Con esta perspectiva, cuando menos del gobierno central, hemos observado en las últimas
dos décadas un retiro del gobierno de las actividades productivas usando como vía principal
la privatización de empresas estatales, una política social enfocada a grupos (los más pobres)
no a territorios y en general desarrollando mecanismos de regulación y promoción de los
mercados.
En suma, independientemente de las explicaciones económicas dominantes sobre las causas
de las diferencias regionales, lo que resulta relevante para el caso de México es observar
cómo se concluye que la acción directa y desde arriba del Estado es la mejor forma de
intervención ignorando las capacidades, proyectos y preferencias locales. La relación entre
estos modelos y la existencia de un Estado central fuerte era muy clara, ya que la mayoría de
las intenciones por desarrollar venían de arriba y del exterior, era necesario tener el control de
las instituciones y de los procesos políticos y sociales para su legitimación. Por tanto, la
promoción del desarrollo se convirtió rápidamente en una función del Estado central, para lo
cual se contó con el apoyo de las agencias internacionales.
Para los promotores de la relación entre crecimiento y desarrollo era evidente que el Estado
tenía un papel central como responsable de la política económica. En este modelo
correspondía al Estado estimular las inversiones privadas, realizar nuevas inversiones
públicas o mantener un nivel de gasto público para garantizar la estabilidad de la economía.
Este modo de operar para defender la validez y legitimidad de los grandes programas de
desarrollo, empezó a tener problemas a raíz de dos procesos que estaban ocurriendo a nivel
internacional. Por una parte, el surgimiento de las empresas transnacionales como principales
responsables de las acciones económicas a nivel internacional, debilitó el papel de las
agencias internacionales de ayuda en la tarea de promover el crecimiento económico en las
regiones periféricas; por otra, el surgimiento de movimientos sociales a nivel internacional,
como el movimiento feminista o los movimientos en favor de la protección del medio ambiente,
del respeto a los derechos humanos y de la paz mundial, introdujo en la agenda de gobiernos
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
187
nacionales y organismos internacionales la necesidad de considerar las propuestas locales, el
respeto por las culturas autóctonas y de los recursos naturales, la promoción de la igualdad
de géneros y la necesidad de la participación ciudadana en los procesos de toma de decisión
(García, Ma. Luisa: Juan Pablo 1998).
Se puede decir, entonces, que ante los escasos resultados de las políticas con el objetivo de
eliminar la pobreza y la desigualdad regional, la formulación de propuestas de desarrollo entró
en un proceso de democratización irreversible caracterizado por una mayor participación de
los actores locales en la determinación de rutas de desarrollo.
De esta manera, el espacio para la discusión y la implementación de iniciativas locales se ha
incrementado gracias a la combinación de dos fuerzas aparentemente antagónicas: por una
parte, la formación de grandes firmas transnacionales que encuentran más eficiente la toma
de decisiones en un mundo donde los gobiernos centrales de los países tienen una menor
intervención directa en las decisiones de localización, uso de recursos, etc. y, por otra, una
mayor conciencia ciudadana en torno a la defensa de intereses locales.
Una consecuencia de lo anterior es el creciente interés que comparten representantes de
diversos sectores de impulsar cambios en los paquetes de políticas públicas. Así, se ha
iniciado el diseño y ejecución de nuevas estrategias de desarrollo que intentan estimular la
actividad económica con una mezcla particular de distribución de actividad por tipo de
propiedad, por sector y por región.
3.2. LA POLÍTICA DE DESARROLLO POLÍTICO.
Tres políticas que han destacado por su alcance y permanencia en el debate público son la
privatización, la descentralización y la democratización. Para solventar y tratar de frenar alguna
pérdida del poder adquisitivo y detener con esto una posible crisis nacional.
3.2.1. LA IDEA DE LA DESCENTRALIZACIÓN EN LA TOMA DE DECISIONES
Ante los lineamientos de las intenciones de desarrollo patrocinadas por las agencias
internacionales y los gobiernos centrales, la descentralización de los procesos de toma de
decisión, se ha visto como una nueva estrategia de desarrollo para países que, como México,
tenían una larga costumbre de procesos sumamente centralizados en la capital del país.
Por descentralización, en términos generales, se entiende la atribución de competencias a
sujetos (personan jurídicas) distintos del Estado o gobierno central. Con mayor insistencia se
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
188
trata de la descentralización administrativa (sea, de actividad administrativa). Los Municipios,
Gobiernos Locales, Ayuntamientos o Corporaciones Municipales se agregan al tema de la
Descentralización Administrativa (Malavassi, Federico, 1997).
De acuerdo a lo que instituye Díaz (2002) una forma de gobierno descentralizada ofrece una
perspectiva de eficiencia económica más elevada, ya que los diferentes niveles de oferta de
estos vienes podrían ser tan variados como las preferencias y gustos de los grupos de
consumidores. El mismo autor describe así los siguientes teoremas como fundamento de tal
hipótesis (MALAVASSI, Federico 2001, 2002)
1. El teorema de Charles Tibout, conocido como "votar con los pies" en
el que destaca la opción que tiene el interesado de seleccionar aquel
lugar de residencia que cuente con la estructura ingreso-gasto que
mejor se adapte a sus preferencias, suponiendo la total movilidad de
los ciudadanos dentro de una nación.
2. El segundo, conocido como el teorema de la descentralización está
formulado en los siguientes términos: "Para un bien público cuyo
consumo está definido para subconjuntos geográficos del total de la
población y cuyos costos de previsión de cada nivel del bien en cada
jurisdicción son los mismos para el gobierno central o los respectivos
gobiernos locales será siempre más eficiente (o al menos tan eficiente)
que los gobiernos locales provean los niveles de eficiencia a sus
respectivas jurisdicciones, que la provisión por el gobierno central de
cualquier nivel determinado y uniforme para todas las jurisdicciones.
En suma, la descentralización es un concepto genérico que comprende diversos grados de
libertad en la toma de decisiones en las entidades territoriales, cuando tales decisiones se
manifiestan en la gestión de intereses propios mediante autoridades también propias y en la
expedición de normas ajustadas a la constitución que genera autonomía en las decisiones
locales. Desde el punto de vista económico, la descentralización estará justificada en la medida
en que permita alcanzar los objetivos de eficiencia. Equidad y estabilización (Gutiérrez,
Alfonso; Escobar Heriberto y Gutiérrez, Eber 2000).
De acuerdo con Oates (1997) (López, González, Mauricio, 2002), son varios los argumentos
que existen a favor de un sistema descentralizado, estos son;
1. Una forma de descentralización de gobierno tiene la ventaja de tener
en cuenta los diferentes niveles de ciertos bienes públicos, con lo cual
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
189
los recursos pueden emplearse más eficientemente en la satisfacción
de las preferencias de los consumidores.
2. La descentralización puede dar lugar a una mayor experimentación e
innovación en la obtención de bienes públicos.
3. La descentralización puede llevar a niveles más eficientes del público;
puesto que las disposiciones de gasto están mucho más relacionadas
con el costo real de los recursos.
En términos generales se pueden resumir estas características en qué; a través de la
descentralización se presenta una mayor cercanía entre los ciudadanos y los sujetos
encargados de la toma de decisiones públicas; esto genera una mayor fiscalización de la
ciudadanía con los políticos y administradores y, adicionalmente, se genera una mayor
competencia entre los sujetos locales en la prestación de servicios públicos, lo cual depara
una mayor eficiencia en éstos últimos.
De otro lado, los problemas más comunes que suelen presentarse, se resumen en: un
incremento desmesurado en la transparencia de obligaciones hacia niveles de gobierno
superiores o sujetos privados, otorgamiento de mayor poder a ciertos grupos locales, se
demuestran las debilidades a escala institucional y las principales flaquezas en cuanto a las
capacidades administrativas y, finalmente en muchas ocasiones se presentan problemas de
coherencia que se reflejan en una ambigüedad al momento de definir responsabilidades.
3.2.2. LA IDEA DE LA PRIVATIZACIÓN.
Asimismo, la privatización implica descentralizar, ya que transfiere la responsabilidad y la toma
de decisiones de la generación de bienes y servicios, del gobierno a sujetos (sector privado)
con responsabilidad jurídica distinta. Este proceso genera un gran flujo de recursos, que en el
caso de México fue utilizado después de la crisis de 1994 para disminuir la deuda interna lo
cual mitigaría las presiones sobre el crecimiento del déficit en el largo plazo, y otra parte de
los recursos se destina a la creación de un fondo de contingencia para hacer frente a cualquier
eventualidad económica.
3.2.3. EL MODELO DE DEMOCRATIZACIÓN.
La democratización es obligatoria para avalar la participación de la comunidad en la toma de
decisiones. Generalmente, la transición hacia un modelo de gestión local se asocia con
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
190
iniciativas locales surgidas de los gobiernos locales o de la sociedad civil. Pero esto no está
garantizado, las iniciativas locales también pueden surgir de las élites o grupos de poder
locales. De hecho, existe la posibilidad de que los intereses privados tengan un paso más
rápido de adaptación a las nuevas condiciones, lo que les permitiría alejar a los gobiernos
locales, consolidar élites locales y regionales y, en última instancia, crear grupos con
capacidad para decidir por la comunidad y apropiarse de una mayor proporción del capital y
ser un obstáculo para el desarrollo integral de las regiones. Si se carece de instituciones,
públicas o sociales, capaces de mediar en el proceso de transformación hacia el desarrollo
local, los resultados del mismo pueden ser contrarios a las perspectivas ciudadanas de
mejores condiciones de vida. (García Ma. Luisa: Juan Pablo, 1998).
3.3. EL DESARROLLO ECONÓMICO EN MÉXICO Y SUS POLÍTICAS.
3.3.1. ESTADO NACIONAL Y EL ESTADO ESTATAL.
En el caso de México, la necesidad de hacer reformas para promover el desarrollo local se ha
incrementado en los últimos años como resultado de la mezcla de tres grandes factores:
primero, en el marco de la globalización de la economía, se ha hecho necesaria una
reorganización de los aparatos del Estado y un cambio en las relaciones entre el Estado
Nación y el Estado Local. En este mismo sentido, la diversidad de productores y de estrategias
organizacionales de las empresas, y la aparición de nuevas formas de organización
ciudadana, diseñan la necesidad de contar con una estructura de toma de decisiones más
flexible.
Lo más difícil es que los ciudadanos han perdido la posibilidad de participar abiertamente en
la tomo de decisiones y es necesario devolver a la comunidad el poder de influir de manera
directa en las decisiones que han de afectar su bienestar económico y su desarrollo; si bien el
estado cuenta con cierta autonomía en la toma de decisiones es necesario que sean así mismo
devueltas a las municipalidades las atribuciones que, como sujetos representativos de los
ciudadanos de una zona territorial, por derecho propio le corresponde.
Es necesario reformar la normatividad y concepción del régimen: la tarea de reformar el
régimen estatal debe fundamentarse en el papel de gobierno descentralizado que sobrelleve
implícita la auténtica democracia, e infunda en la participación. Cada habitante del estado debe
contar con las mayores posibilidades de participar en las decisiones municipales; y esto se
logra garantizando fórmulas de participación popular en Cabildos abiertos, o en consultas
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
191
directas sobre los medios de solucionar situaciones y problemas concretos que deban ser
resueltos.
3.3.2. SEGUNDO PROCESO EL ELIMINAR EL ESTADO CENTRAL FISCALIZADOR.
Un segundo proceso que ha despertado el interés de desmantelar el Estado central fiscalizador
es la crisis económica que en forma recurrente ha afectado a México durante los últimos 25
años. Esta crisis ha afectado drástica e intensamente a las grandes áreas urbanas donde se
concentraron los beneficios del crecimiento económico registrado durante las décadas
pasadas. El declive urbano, caracterizado por la pérdida de empleos, bienestar social y
población en las áreas centrales de las grandes regiones urbanas del país, ha aumentado el
interés de encontrar otros horizontes territoriales en donde promover el crecimiento.
Desafortunadamente la crisis económica ha debilitado también la capacidad financiera de los
gobiernos locales para enfrentar las múltiples necesidades de la población y emprender
programas de desarrollo local.
Por otra parte, los cambios globales y la crisis económica nacional han hecho más evidentes
las consecuencias negativas de la persistencia de la visión centralista del Federalismo Fiscal
Mexicano, entre estas consecuencias destaca el atraso que viven la mayoría de los Municipios
de México y el poco desarrollo de su capacidad para inducir cambios, lo cual contribuye a
mantener las desigualdades regionales del país y limita las posibilidades de desarrollo.
3.3.3. EL CAMBIO DE ORDEN CONSTITUCIONAL.
El Gobierno Central ha reconocido a estos cambios con una nueva estrategia de
descentralización que intenta favorecer la toma de decisiones a nivel local. En 1983, el
Congreso Mexicano reformó el Artículo 115 Constitucional, con el propósito de otorgar mayor
autonomía y más responsabilidades a los Estados. La reforma marcó el inicio oficial de un
proceso de descentralización de la toma de decisiones en el sector público. Esta reforma y los
cambios que se han registrado desde entonces se inscriben en una tendencia internacional de
largo alcance en la que las estructuras de toma de decisión, tanto en el sector público como
en el privado, se están adecuando a los cambios de la economía internacional.
La descentralización es, entonces, un intento de responder a la necesidad a nivel local de
tomar decisiones relacionadas con las condiciones de vida de la comunidad y de su economía,
la capacitación de la fuerza de trabajo, la forma como se manejan los recursos o se producen
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
192
bienes y servicios, y en última instancia, con la formación de identidades locales y regionales
que buscan un lugar en la nueva configuración internacional.
En resumen, estos tres factores favorecen el impulso del desarrollo económico local desde el
punto de vista analítico, ahora bien, para observar que está sucediendo en el espacio local
ante los mencionados cambios en el contexto nacional e internacional se han realizado
estudios que tienen como hilo conductor examinar las estrategias de los gobiernos locales.
Específicamente en dos estudios se presentan evidencias sobre como los actores locales
están interviniendo ante los cambios que operan a nivel nacional e internacional. En el primer
estudio denominado "Descentralización e Iniciativas Locales de Desarrollo" (García, Ma. Luisa,
González, Sergio, Sánchez, Antonio, Verduzco, Basilio Juan Pablo,1998) que tiene una
cobertura para dos estado de la república mexicana, se encontró que existen representantes
locales que han emprendido acciones que aprovechan las oportunidades que se han generado
desde el exterior, que contrarrestan los efectos negativos de la globalización y que contribuyen
a mejorar sustancialmente sus condiciones de vida. Además, se identifica la ausencia del
gobierno ante estas iniciativas.
En el segundo estudio denominado "Estrategias de las Organizaciones Locales ante el Cambio
Institucional. El Caso de los Municipios de México" (Sánchez, Bernal) se reportan los
resultados de distintos estudios sobre el Municipio en distintas partes del país. En este trabajo
se examina como han encarado los gobiernos locales los cambios institucionales, básicamente
se destacó los cambios de los gobiernos locales en los aspectos de organización interna,
relación intergubernamental, marco legal, manejo de finanzas y participación ciudadana.
Los gobiernos locales han iniciado y afianzado importantes cambios que fortalecen su
capacidad para promover políticas convenientes con el desarrollo así a nivel de organización
interna se realizan ajustes estructurales que permiten abrir espacios para nuevos quehaceres
como el medio ambiente, además se mejoran los procesos de organización y se cuenta con
recursos humanos más capacitados. En cuanto a la tradicional y difícil relación entre Gobiernos
Municipales con los Estatales y Federal se observa como los Gobiernos Locales han
impulsado nuevas formas de cooperación, pero aun sin romper con la toma de decisiones
vertical. Especial mención requiere los cambios que se han impulsado en lo que respecta al
marco legal, ya que podemos deducir que las organizaciones locales aun no terminan de
absorber las modificaciones constitucionales que se realizaron en los ochenta.
En cuanto al manejo de las finanzas, ya existe una visión clara de que las finanzas son un
instrumento para impulsar el desarrollo en su entorno. Finalmente, los gobiernos locales han
batallado de manera intensa con el importante incremento de la participación ciudadana en
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
193
sus territorios, algunos han logrado crear mecanismos de participación ciudadana que mejora
la toma de decisiones, sin embargo, para la mayoría ha sido difícil involucrar y canalizar a los
ciudadanos en la gestión del desarrollo.
3.4. LA POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO EN ESTE SIGLO.
Este siglo, se ha caracterizado por el inició, en el poder del Partido Acción Nacional (PAN),
que como podemos observar en los Planes Nacionales de Desarrollo anteriores y en los
artículos referentes al Federalismo de José Ayala Espino (Ayala Espino, 2001), se da
continuidad a las políticas neoliberales y los lineamientos de política social que conforman la
estrategia de corto y largo plazo del desarrollo económico de México.
3.4.1. EL CAMINO DE LA POLÍTICA SOCIAL EN LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO.
Para lograr un desarrollo efectivo y sostenido se requiere crear las condiciones de salud,
educación, alimentación, vivienda, capacitación y empleo que requieren los mexicanos a fin,
de mejorar las capacidades y oportunidades de los mismos, y de esta manera puedan ser
autosuficientes en la satisfacción de sus necesidades, así como participar en el progreso de
su comunidad.
Primer eje.- Niveles de Bienestar de los mexicanos, está orientado a evitar que existan grupos
de la población mexicana cuyas condiciones de vida, oportunidades de superación personal y
de participación social se encuentren por debajo de ciertos umbrales. Para esto se requiere
romper el círculo vicioso de la pobreza en el país y principalmente en las comunidades
indígenas más aisladas. Para lo cual es necesario: Impulsar un crecimiento económico
sostenido, invertir en desarrollo social y humano, para esto los programas y acciones
transferirán recursos económicos y se canalizarán para mejorar los servicios médicos y
sanitarios, proporcionar respaldo educativo y capacitación considerando, las características
culturales bilingües, invertir en infraestructura para que cuenten con servicios esenciales como
carreteras, energía eléctrica, agua potable sistemas de comunicación. Todo ello, para agilizar
su incorporación a la dinámica general del país y crear mayores oportunidades productivas.
Segundo eje.- Equidad en los programas e igualdad en las oportunidades, afín de reducir las
desigualdades, los criterios que se seguirán para la asignación de los recursos públicos
estarán orientados a estimular e impulsar la superación del nivel de vida de los grupos y
personas vulnerables.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
194
Tercer eje.- Capacidad e iniciativa, pretende fomentar la actitud emprendedora e
independiente de los ciudadanos dotándolos de una educación de vanguardia y una
preparación avanzada, se crearán proyectos que mejoren la preparación escolar y los
conocimientos de la población, que conduzcan al desarrollo de sus habilidades y destrezas,
fomenten la innovación y el avance tecnológico, induzcan el interés por la ciencia y apoyen la
difusión cultural, aseguren el manejo de la información y propicien la educación continua, el
adiestramiento constante y la actualización permanente abriendo nuevas perspectivas para un
cambio en el potencial de superación y en la dinámica productiva de la nación y del crecimiento
económico, material y cultural del país; asegurando la desaparición de clientelismos y
servidumbre.
Se busca el incremento del capital humano y social de la nación para crear riqueza sin
comprometer el entorno natural, aumentar la participación de México en los mercados
internacionales, fortalecer la presencia y liderazgo de los mexicanos en la cultura mundial y
asegurar su voz en foros internacionales. Se respetarán y fomentarán las iniciativas para el
mejoramiento de los individuos y de sus familias; la política busca la emancipación individual
y colectiva, por lo que se crearán líneas de acción que refuercen los lazos familiares y
comunitarios, la solidaridad y la confianza entre los individuos y las instituciones que eliminan
las discriminaciones de todo tipo, incluyendo las de asociación política u orientación sexual.
La fortaleza o temple de los individuos se forja en el seno de la familia y los grupos sociales
que les rodean, sus valores y principios son producto de la interacción de unos y otros. El
fortalecimiento local y comunitario apoya el federalismo.
Cuarto eje.- Cohesión Social, ésta es necesaria para propiciar, conservar y alentar la riqueza
social de México; se proponen acciones y programas tendientes a aumentar la solidaridad de
todos los mexicanos entre sí y con el bien común; a acrecentar su compromiso con la nación,
mediante el fomento y la elaboración de políticas y proyectos incluyentes que descansen en
la mayor participación de los grupos que conforman la sociedad y a disminuir la presencia del
Estado en los aspectos y áreas en los que las organizaciones no gubernamentales pueden
tener una contribución efectiva; propiciar la integración social de sujetos agrupados en
asociaciones con distintos fines, construyendo modalidades que refuercen su sentido de
pertenencia sin menoscabo de su identidad, reivindicar el respeto a los derechos en las
distintas regiones, estados ciudades, poblaciones, grupos y asociaciones del país, dando lugar
a un desarrollo regional equilibrado y acorde con el federalismo.
Quinto eje.- Desarrollo en armonía con la naturaleza, establecer medidas y proyectos cuyos
objetivos son crear conciencia de la Identidad entre bienestar y medio ambiente; construir una
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
195
cultura de evaluación de prácticas productivas y de resultados de programas sociales basada
en el criterio de que el deterioro de la naturaleza es un efecto, inaceptable; fomentar el
conocimiento sobre el deterioro ambiental que provocan ciertas prácticas sociales y
productivas.
El desarrollo social incluyente, equitativo y liberador no podrá alcanzarse sí se destruyen los
ecosistemas, por esto es indispensable incorporar esquemas eficaces, para la protección de
los recursos naturales. Esto implica la cuidadosa planeación de las formas del desarrollo
económico y social.
Sexto eje.-Confianza en la capacidad del Estado y en las Instituciones del país, diseñar
estrategias de respuesta eficaz ante situaciones no previstas de orden natural y social, ampliar
la capacidad de respuesta del Estado, Crear condiciones institucionales que permitan anticipar
riesgos y establecer esquemas de coordinación de las organizaciones sociales que refuercen
su sentido de compromiso en la continuidad de los programas sociales. Es indispensable
recuperar la confianza y la credibilidad de la sociedad en las instituciones y en las
dependencias gubernamentales para lograr una respuesta social solidaria con el gobierno y,
una corresponsabilidad en el desarrollo del país. Las acciones a desarrollar son: Dar respuesta
confiable y oportuna de las instancias gubernamentales a las diferentes necesidades sociales,
trato personal digno y respetuoso de los servidores públicos a quienes reciben sus servicios y
una capacidad de respuesta confiable y predecible.
LOS PROGRAMAS SOCIALES PANISTAS.
En este período una de las líneas de acción del gobierno mexicano, fue “La Superación de la
Pobreza” y el rezago que enfrentan amplios sectores de la población, su propuesta fue
impulsar y lograr el desarrollo humano integral de los ciudadanos, para esto su estrategia
implementada fue: “Contigo”, programa transversal de las instituciones públicas que actuó en
cuatro frentes:
Desarrollo de Capacidades
Generación de opciones de empleo e ingreso
Formación de Patrimonio y
Protección social
DESARROLLO DE CAPACIDADES.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
196
Las acciones implementadas se dirigieron a ampliar la cobertura y calidad de los servicios de
salud y educación; elevar los niveles nutricionales de la población. Se mantuvieron en
operación los programas que demostraron su eficacia desde las administraciones pasadas,
reforzando aquellos que atienden de manera Integral estos aspectos como el Programa
Oportunidades, que duplico la cobertura en los últimos seis años.
Los programas instrumentados para mejorar la calidad fueron: Cruzada Nacional por La
Calidad de los Servicios de Salud y Programas Escuelas con Calidad. Se abrieron nuevas
opciones para segmentos específicos de la población, como los programas de apoyos
alimenticios para los adultos mayores y los creados para la atención de la población indígena.
A) Programa de Desarrollo Humano Oportunidades.- Promueve estrategias y acciones
intersectoriales para mejorar la educación la salud, y la alimentación de las familias que viven
en condiciones de pobreza, a efecto de impulsar y fortalecer sus capacidades y
potencialidades, elevar su nivel de vida y generar oportunidades y propiciar su incorporación
al desarrollo integral.
En el ámbito de la salud; en las zonas rurales y urbanas, se imparten consultas preventivas y
curativas, se practican exámenes de Papanicolau, se instruye sobre el uso de anticonceptivos.
B) Acciones contra la Pobreza Alimentaría.- Entre las acciones podemos encontrar la
Estrategia Integral de Asistencia Social Alimentaría (EISA), ésta se puso en marcha, con el
propósito de contribuir a mejorar las condiciones nutricionales de la población que tiene como
característica principal pertenecer a grupos con al menos una condición de vulnerabilidad
definida por su estado de nutrición, limitantes económicas familiares y comunitarias, así como
algún grado de discapacidad, edad y género; se compone de cuatro programas alimentarios:
Programa de Desayunos Escolares esto a nivel nacional abarcando también municipios
indígenas; Programa de Atención a Menores de Cinco Años en Riesgo, no Escolarizados,
Programa de Asistencia Alimentaría a Familias en Desamparo este programa se encarga de
distribuir despensas en municipios y abarco comunidades indígenas; Programa de Asistencia
Alimentaría a Sujetos Vulnerables, este programa se reoriento para beneficiar a la población
infantil de los programas Desayunos Escolares y Atención a Menores de Cinco Años en
Riesgo, no Escolarizados, En municipios considerados indígenas se benefició a mujeres en
período de lactancia y/o embarazo en riesgo, y ancianos y discapacitados en situación de
desamparo y de pobreza extrema.
En 2006 se aplicó la Estrategia Nacional de Orientación Alimentaría en 27 Sistemas Estatales
DIF, con el fin de proporcionar conocimientos teóricos y prácticos que mejoren la alimentación
de la población beneficiaria a través de acciones de orientación alimentaría realizadas por el
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
197
personal especializado.
El programa oportunidades, también tiene un componente alimentario, este puede ser
monetario o en especie mediante este programa también se distribuye dosis alimenticias para
menores de cinco años y mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
La Estrategia Más Oportunidades para la Nutrición tiene como principal objetivo disminuir la
anemia de las mujeres embarazadas o en lactancia y de los niños menores de cinco años
.Para lograrlo, se reformuló el complemento alimenticio al cambiar la forma del hierro por una
más biodisponible, Asimismo, se llevan a cabo acciones para orientar a las familias
beneficiarias en la preparación y consumo adecuado de los complementos alimenticios, así
como para promover una mejor alimentación; En agosto de 2005 la Secretaria de salud y el
Instituto Mexicano del Seguro Social adoptaron un nuevo modelo de atención que establece
las acciones básicas a cubrir en cada contacto cuando una persona acude a las unidades de
salud .El modelo aplicó mejoras en las áreas de atención para la salud, capacitación para el
cuidado de la salud, intervención para mejorar la nutrición y certificación de la asistencia a la
Unidad de Salud como corresponsabilidad de los beneficiarios del programa.
C) Programa de Abasto Rural (PAR).- Está enfocado al abasto de productos básicos y
complementarios, para la población que habita en localidades de alta y muy alta marginación,
su cobertura se extiende a 90.1 % de los municipios de las 31 entidades federativas, a
Septiembre de 2006, la red de abasto estuvo integrada por 300 almacenes, 271 rurales y 29
centrales y 22,339 tiendas comunitarias, estas tiendas permiten tener una horro a los
consumidores que acuden a ellas, también operan tiendas que ofrecen tres o más servicios
adicionales al abasto conocidas como Unidades de Servicio a la Comunidad (USC).
En 2005 se implementó la estrategia Suma de Esfuerzos a fin de que Diconsa sea un sistema
eficiente de abasto y nutrición. Para esto se han firmado convenios de colaboración que
contribuyen a alcanzar mejores niveles de vida en las localidades donde opera el programa.
D) Programa de Abasto Social de Leche (PASL).- Como su nombre lo indica este programa
se orienta al abasto de leche últimamente ésta se fortifico, y se cree que pueda beneficiar a la
población mediante la reducción de anemia y la concentración de hemoglobina; los nuevos
grupos de beneficiarios incluyen a mujeres embarazadas, en lactancia, adolescentes y a
mujeres posmenopáusicas.
E) Programa de Apoyo Alimentario (PAL).- El Programa beneficia a las personas en efectivo
(300 pesos para la adquisición de alimentos) o en especie (paquetes alimenticios), los
paquetes alimenticios fueron diseñados por expertos en la materia para revertir la desnutrición,
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
198
éstos superan los mínimos de calorías y proteínas requeridos por una familia de 4.4 miembros
en el medio rural. En 2004 se celebraron convenios para la aportación de apoyos
complementarios a favor de los beneficiarios del programa, con los gobiernos de Tabasco,
2005 Veracruz y Sinaloa; se impartió capacitación en temas de salud, higiene, saneamiento
ambiental, orientación alimentaría y corresponsabilidad.
GENERACIÓN DE OPCIONES DE INGRESO.
El gobierno implemento una serie de mecanismos e instrumentos encaminados a la creación,
reforzamiento o ampliación de proyectos productivos, diversificación o generación de nuevas
actividades productivas, para desarrollar las capacidades productivas o para generar opciones
de auto empleo para las personas en condiciones de pobreza. Se utilizaron los programas que
ya estaban en operación y se diseñaron mecanismos para apoyar integralmente las iniciativas
productivas, tanto de hombres como mujeres en las zonas urbanas y rurales; entre ellos
encontramos los siguientes:
La estrategia de micro regiones, Opciones productivas, Financiamiento a Micro Empresarios,
Apoyo a las Organizaciones Sociales Agropecuarias y Pesqueras, Apoyo a Programas
Productivos, de las organizaciones Agrarias, de la Mujer en el sector Agropecuario y el Fondo
de Tierras, Joven Emprendedor rural.
A) Desarrollo de la infraestructura de Micro regiones.- Con esta estrategia los gobiernos
de los tres niveles, coordinan esfuerzos a fin de inducir procesos de desarrollo local en los
municipios con los mayores índices de marginación, a efecto de contener y revertir la brecha
de desigualdad que los margina crónicamente del resto de los municipios del país Para tal fin,
se identifican en las micro regiones aquellas localidades de importancia socioeconómica y
cultural, cuyo equipamiento en relación a infraestructura le permita funcionar como Centros
Estratégicos Comunitarios (CEC), centros prestadores de servicios básicos y nodos de
comunicación física para la población y de sus áreas de influencia.
La Coordinación Interinstitucional permite articular los programas de los tres órdenes de
gobierno, para evitar duplicidades y hacer más eficiente el uso de los recursos, así como
concentrar territorialmente las acciones de programas de incidencia en el medio rural de 14
secretarías de Estado participantes.
A los atributos que debe tener una localidad para ser considerada como CEC se le asignó el
nombre de Banderas Blancas (BB).
B) Desarrollo de Capacidades Productivas en el Medio Rural.- El programa de opciones
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
199
productivas apoyó la producción de hectáreas de cultivos agrícolas de alta siniestralidad y baja
productividad ubicadas en zonas de temporales, así como inversiones, integración Productiva,
Agencias de Desarrollo Local, Impulso emprendedor y Fondo de Financiamiento Social.
Alianza contigo para el impulso al Desarrollo Rural.- El apoyo a los proyectos de Inversión
en áreas rurales, se desarrolló a través de dos instrumentos consecutivos, el Programa de
Apoyo al Desarrollo Rural (PADER) en 2001 y el Programa de Apoyo a los Proyectos de
Inversión Rural (PAPIR) en 2002-2006, a través de este se ha apoyado el desarrollo de
proyectos de habitantes de las localidades rurales de mayor marginación del país.
Programa de Desarrollo de Capacidades en el Medio Rural (PRODESCA).- Desarrolla los
servicios de asistencia técnica y capacitación en desarrollo rural. En ese lapso la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), organizó 14
exposiciones especializadas de talla internacional con la participación de empresas de
productos no tradicionales y orgánicos, la presencia de 79 compradores nacionales e
internacionales de Estados Unidos de América, Canadá, Europa, Asia y América Latina con
ventas a corto y mediano plazo
De enero a septiembre de 2006 se atendieron 52 mil Unidades de Producción Rural (UPR)
con servicios profesionales de diseño y puesta en marcha de Proyectos, asesoría técnica,
consultaría profesional y capacitación para empresas rurales. Se capacitaron 1600
prestadores de servicios y estudiantes de los últimos grados de Universidades e Institutos
Tecnológicos Superiores (ITES) a través de 81 talleres presénciales y 29 grupos vía Internet.
Desde 2003 participan en esta estrategia 28 ITES y alrededor de 450 formadores de
formadores, que han capacitado a 19960 profesionistas.
Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA), Implementado por la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la
SAGARPA, opera en 34 regiones de alta y muy alta marginación de 16 Estados de la República
a través de 34 agencias de desarrollo rural, promoviendo entre los pobladores rurales la
planeación, ejecución y seguimiento de proyectos integrados comunitarios. Estas regiones
comprenden los 50 municipios con menor índice de desarrollo humano del país. Para continuar
generando oportunidades de negocios en beneficio de los productores rurales, la SAGARPA
realizó en marzo de 2006, La Expo de productos no tradicionales Agro Baja, Asimismo,
organizó la quinta Exporgánicos y 10ª Expo Internacional de Productos no tradicionales que
se celebró simultáneamente en Tuxtla Gutiérrez Chiapas. De 2001 a 2006 se celebraron
Alrededor de mil reuniones de intercambio, en las que se presentaron cerca de 7000 proyectos
productivos y de servicios. En los eventos nacionales se contó con la asistencia de 4500
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
200
productores, profesionales y funcionarios de los tres niveles de gobierno. Se elaboraron seis
memorias anuales y se diseñó una página Web que contiene 4 mil experiencias exitosas.
Programa de Fortalecimiento de Empresas y Organización Rural (PROFEMOR).-Inició
sus operaciones en 2002, En 2006 contó con un presupuesto de 363.3 millones de pesos,
menor en 17% con respecto al año anterior por lo que el número de beneficiarios fue menor
con relación al año inmediato anterior ya que se cancelaron algunas acciones que se habían
programado en beneficio de las organizaciones económicas rurales.
C) Otros programas para el Impulso al Desarrollo Rural.- Programa del Fondo de
Estabilización del Café. De enero a septiembre de 2006 no se ejercieron recursos, toda vez
que el precio internacional del café estuvo por arriba de los 100 dólares. Durante 2005 se
ejercieron 31.6 millones de pesos en beneficio de 27 900 productores que cuentan con 192,833
hectáreas.
Programa del Apoyo a las Organizaciones Sociales, Agropecuarias y Pesqueras
(PROSAP).-El PROFEDER-PROSAP ha beneficiado 125 organizaciones sociales que tienen
presencia regional o nacional y que muchas de las cuales solicitan recursos de manera
recurrente, se realizaron 356 convenios de concertación, cuyo importe asciende a 586.1
millones de pesos.
Fondo para Atender a la Población Rural Afectada por Contingencias Climatológicas
(FAPRACC). De 2003 a 2006 se ejercieron 1209.5 millones de pesos para atender 1.4 millones
de pesos para atender 1.4 millones de hectáreas, cerca de 1.2 millones de cabezas de ganado
y se generaron 272654 jornales en obras relacionadas con la mitigación de daños, se logró la
reducción en el tiempo de respuesta a las solicitudes de apoyo de las entidades federativas,
que pasaron de 210 días hábiles a 45 e incluso en tan sólo 7 días hábiles como en el caso de
huracanes, debido a la simplificación de las Reglas de Operación y el manejo electrónico del
Programa a través de Internet, mediante el Sistema de Operación y Gestión Electrónica del
FAPRACC.
El incremento a los montos de apoyo y la inclusión de productores bajo el esquema de
URDERALES, dentro de los criterios de elegibilidad. Se introdujo el apoyo para la contratación
de un Seguro Agrícola Catastrófico que proteja las finanzas federales y estatales para hacer
frente a la ocurrencia de fenómenos climatológicos adversos.
Programa Fondo de Tierras e Instalación del Joven Emprendedor Rural.- En su
componente, Instalación de Joven Emprendedor Rural, destina recursos para beneficio de
jóvenes campesinos, canalizando recursos para proyectos, administración de becas,
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
201
capacitación técnica y administrativa, promoción y difusión del programa. Entre los proyectos
Escuela destacan, cría engorda y comercialización de ganado ovino; invernadero de
hortalizas, producción de cabrito e industrialización de la leche, ecoturismo, piscicultura,
avicultura y porcicultura, entre otras. A través del componente Fondo de Tierras, se destinan
recursos a la adquisición de derechos parcelarios y al arrendamiento parcelario.
D) Capacitación y Organización Agraria.- Se capacitaron a 2 657 758 sujetos agrarios en
74973 eventos; se brindaron asesorías para la asociación productiva (figuras asociativas,
parcelas con destino específico y contratos convenios). También se impartieron asesorías para
la implantación o actualización de los instrumentos de organización agraria básica. En lo
referente a la capacitación, se implementó el uso de tecnología avanzada (comunicación
satelital) que permitió una cobertura muy amplia en el territorio nacional; Talleres y reuniones
informativas en materias de capacitación, dentro de los temas tratados están: indemnizaciones
por expropiación; participación en asambleas; aprobación del reglamento interior, y elección
de órganos de representación y vigilancia, entre otros; asesoría jurídica a sujetos agrarios para
la asociación productiva, constitución de parcelas con destino específico y establecimiento de
convenios y contratos de aprovechamiento; asesorías para la implantación de instrumentos de
organización agraria básica, manejo de libros de registro, elaboración de reglamentos internos,
implantación de libros de contabilidad y administración, prestación de asesorías par elección,
renovación o remoción de sus órganos de representación y vigilancia.
Programa de la Mujer en el Sector Agrario (PROMUSAG). A fin de fortalecer el rubro de la
comercialización, efectuada por las mujeres beneficiadas por el PROMUSAG, se ofreció un
espacio y los medios necesarios para llevar a cabo el bazar primavera en marzo de 2006 en
el Distrito Federal participando 62 grupos de los estados de Jalisco, Guanajuato, México,
Morelos, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Veracruz y el Distrito Federal. En él se promocionaron
actividades artesanales, textiles, agroindustriales, agrícolas y avícolas, entre otras. En las
Reglas de Operación de este programa, se estipula la obligación de brindar capacitación a los
grupos beneficiados con apoyos para desarrollar proyectos productivos agrarios.
Fondo de Apoyo a proyectos productivos (FAPPA). Este programa brinda capacitación,
apoya proyectos productivos de diversa índole como: pecuarios, agroindustriales, artesanales,
agrícolas, acuícola entre otros.
E) Apoyos para la Generación de Empleo y auto empleo
Estrategia de Micro crédito.- La Secretaría de Economía apoya las iniciativas productivas de
los emprendedores de bajos ingresos, mediante un conjunto integral de programas de fomento
que proporcionan una serie de servicios adecuados a cada tipo de necesidades productivas.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
202
Los servicios para crear o consolidar proyectos productivos se clasifican en dos tipos
fundamentales: aquellos destinados a proyectos individuales que surgen como una alternativa
de auto empleo, y los que se dirigen a crear o consolidar proyectos productivos que tratan de
darle impulso al esfuerzo colectivo de grupos sociales organizados. Parte de estos servicios
se otorgan a través de tres programas: Programa Nacional de Apoyo para las Empresas de
Solidaridad (FONAES); Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario
(PRONAFIM) y Fondo de Micro financiamiento a Mujeres Rurales (FOMMUR).
Programa Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (FONAES).- Se atienden
las iniciativas productivas y de formación de emprendedores de escasos recursos, se destinan
recursos a la formación de capital productivo mediante los apoyos directos y los recursos
canalizados a través de fondos y fideicomisos constituidos por gobiernos locales u
organizaciones de la sociedad civil, se apoyaron proyectos sociales conformados por mujeres
mediante el instrumento denominado: Impulso Productivo de la Mujer; Se apoyó la constitución
de empresas sociales de financiamiento (cajas solidarias, matrices y sucursales), accione de
capacitación, asistencia técnica y promoción comercial, para desarrollar las habilidades
técnicas y productivas, así como las capacidades empresariales de los integrantes de los
grupos y las empresas apoyadas.
Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (PRONAFIN).- Ha colocado, a
través de micro financieras, micro créditos, estableciendo las bases de un sistema auto
sustentable enfocado a apoyar a beneficiarios con un proyecto productivo viable para
convertirse en microempresarios.
Fondo de Micro financiamiento a Mujeres Rurales (FOMMUR). En sus inicios opero como
fideicomiso en julio de 2000 otorgó sus primeros créditos a los organismos intermediarios,
brindó apoyos mediante micro financiamientos y apoyo no recuperable destinado a promover
el fortalecimiento y desarrollo de los organismos intermediarios. A través de dichos recursos
se colocaron más de un millón de micro créditos en beneficio de 753 mil mujeres rurales.
Con la incorporación de cuatro nuevos organismos intermediarios, de enero a septiembre de
2006, se fortaleció la presencia de FOMMUR, principalmente en los estados de Tamaulipas,
Jalisco, Nayarit, Aguascalientes y el Estado de México.
Programa de empleo Temporal (PET).- Brindó empleo en épocas de menor demanda de
mano de obra no calificada a más de 146 mil trabajadores de zonas marginadas del medio
rural, a través de la generación de 11.3 millones de jornales generados por las secretarías de
Desarrollo Social (SEDESOL), Comunicaciones y Transportes (SCT), y de Medio Ambiente y
Recursos Naturales (SEMARNAT).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
203
La SEDESOL apoyó creación de sistemas de agua potable, alcantarillado, apoyo a la
producción primaria, asistencia social y servicios comunitarios, caminos rurales, siete centros
de salud, desarrollo de áreas de riego, desarrollo de áreas de temporal, de fomento a la
producción y productividad, infraestructura deportiva, infraestructura educativa, infraestructura
pecuaria, pavimentación, urbanización y vivienda.
La SCT invirtió 591.7 millones de pesos en la creación de 101,473 empleos destinados a la
conservación de 17,828.5 kilómetros de caminos rurales, así como a la reconstrucción de
4,725 kilómetros más. La meta anual es la creación de 127,678 empleos.
La SEMARNAT generó 796,967 jornales, lo que se tradujo en la creación de 9056 empleos
temporales enfocados a la conservación y restauración de suelos forestales y no forestales,
reforestación, áreas naturales protegidas y prevención de incendios forestales en 31 estados
de la república; Esta dependencia instrumentó un sistema de información electrónica para la
administración del programa, adicional al establecido en sus reglas de operación, con ello, los
tiempos para los trámites de operación se han reducido 40% en promedio.
Servicio Nacional de Empleo (SNE).- Impulsó los esquemas de vinculación Laboral entre
oferentes y demandantes de empleo, así como diversificar los programas de apoyo al empleo
que permitieran incrementar la ocupación laboral de los desempleados o subempleados y
autoestimular el autoempleo. El SNE, cuenta con 16 estrategias de atención a la población
para operar por demanda en cada entidad federativa, de las cuales siete otorgan apoyos
económicos y/o en especie (Bécate, Empleo Formal, Jornaleros Agrícolas, Migratorios,
Proyectos de Inversión Productiva, Proyectos de Inversión productiva segunda generación y
repatriados trabajando) a través de los programas de Apoyo al Empleo y para el Desarrollo
Local y nueve ofrecían diversos servicios de vinculación laboral (Bolsa de trabajo, Chambanet,
Chambatel, Ferias de Empleo, Talleres para Buscadores de Empleo, Reuniones del Sistema
Estatal de Empleo, Abriendo Espacios, Centro de Intermediación Laboral y Programa de
Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá) en forma gratuita a las personas que
acuden al SNE en los estados y en el Distrito Federal.
Apoyos para personas desempleadas.- Mediante el Programa de Apoyo al Empleo colocó
a 142,862 personas en un puesto de trabajo de las 269,579 atendidas; El Programa para el
Desarrollo local atendió a 10,815 personas, de las cuales 4523 fueron colocadas en un puesto
de trabajo, con lo que la tasa de colocación se situó en 41.8%.
Servicio de Vinculación Laboral.-Se atendieron a 1 421 156 personas, de las cuales 293
426 lograron colocarse en un puesto de trabajo, la tasa de colocación fue de 20.6; Del total
colocado 85.5 % lo hizo por la Bolsa de trabajo, Ferias de Empleo, Chambanet y Talleres para
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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buscadores de Empleo y el 14.5% correspondió al resto de los componentes de vinculación
laboral.
Observatorio Laboral Mexicano (OLA).- Se creó en 2005 como un servicio público de
información gratuito que integra en un solo portal electrónico (www.observatorio
laboral.gob.mx), información confiable y actualizada sobre el conjunto de programas y
servicios del Gobierno Federal en materia de orientación ocupacional, vinculación laboral,
estadísticas laborales, oferta educativa de calidad, programas de apoyo a empleo, a la
capacitación, y a la formación, así como de apoyo a emprendedores. En abril de 2006 en el
portal OLA se incluyeron nuevos servicios, entre los que destacan la Oferta Educativa del
Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica, que brinda información por estado y
carrera; la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, que
muestra la oferta por estado y por Institución EMPRENDEDORES (SRA),el cual señala los
apoyos económicos y asesoría para jóvenes emprendedores del medio rural que son ofrecidos
por la Secretaría de la Reforma Agraria; y el de la Secretaría de educación Pública (SEP) que
da a conocer el número de alumnos inscritos y egresados de educación superior por año y
carrera.
DESARROLLO DEL PATRIMONIO.
Los programas implementados se dirigen a apoyar el desarrollo del patrimonio básico de los
hogares en condición de pobreza, para reducir su elevada vulnerabilidad, a través de acciones
que les permitan contar con una vivienda digna y decorosa y certeza jurídica en la propiedad
de los activos familiares. Asimismo, contribuyen en el desarrollo de las comunidades, mediante
el mejoramiento de la infraestructura básica, el equipamiento de las zonas marginadas y la
dotación de servicios como agua potable y telefonía, entre otros.
A) Apoyos para la vivienda Fideicomiso Fondo Nacional de Habitaciones Populares
(FONHAPO).- Se creó en 1981, ha evolucionado para brindar una atención pronta y expedita
a la población de escasos recursos, y desde 2004 su misión es satisfacer las necesidades de
financiamiento de las familias de menores ingresos, para que a través del crédito y del subsidio
adquieran, construyan o mejoren su vivienda, contribuyendo a la consolidación del patrimonio
familiar, dando cumplimiento a lo dispuesto en la actual Ley de Vivienda aprobada y publicada
el 27 de junio de 2006.
El FONHAPO cuenta con dos programas financiados con recursos fiscales: el Programa de
Ahorro, Subsidiado y Crédito para la Vivienda Progresiva “Tu Casa” y el Programa Vivienda
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
205
Rural. También compete al Fideicomiso la operación del Programa “Otorgamiento de crédito”,
que se financia con recursos propios.
Programa de Ahorro, Subsidio y Crédito para la Vivienda “Tu Casa”.- De 2000-2006, se
otorgaron 706 429 subsidios, 32% fueron para viviendas nuevas y 68 para mejoramiento de
viviendas. A partir de 2006 se incluyó la modalidad “adquisición de un Lote con Servicios”, a
través de la cual se apoya al beneficiario para que adquiera un terreno con servicios y en él
construya su vivienda. Algunos financiamientos de vivienda nueva se llevaron a cabo de
manera conjunta con la Sociedad Hipotecaria Federal y con el Instituto del Fondo Nacional de
Vivienda para los trabajadores (INFONAVIT).
Programa Vivienda Rural.- Ha sido modificado de manera sustancial para poder responder
a las necesidades actuales de las familias rurales de menores ingresos que requieren dignificar
su vivienda y fortalecer su patrimonio familiar. Los apoyos se otorgan para la edificación,
ampliación y mejoramiento de vivienda, a través de dos vertientes: Vertiente campesina: se
atiende a familias en situación de pobreza patrimonial que viven en localidades rurales de
hasta 5 mil habitantes clasificadas como de alta y muy alta marginación. Vertiente indígena:
se atiende a familias de pobreza patrimonial que habitan en localidades indígenas rurales de
hasta 5 mil habitantes.
Vivienda para Población indígena.- Con el propósito de unir esfuerzos para llevar a cabo
acciones de vivienda (edificación, mejoramiento o ampliación) en beneficio de la población
indígena, a través de los programas “Tu casa” y Vivienda Rural, en mayo de 2006 la Comisión
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y el FONHAPO firmaron un convenio en el
que se comprometieron a aportar 170 y 340 millones de pesos, respectivamente, de los cuales
70% se destinó a comunidades originarias y 30% se canalizó a residentes indígenas en zonas
metropolitanas. FONHAPO y el Estado de Guerrero firmaron un convenio para realizar 33 803
acciones de vivienda con una inversión estatal y federal de 293 millones de pesos. Se efectuó
un convenio de colaboración entre la CDI, FONHAPO y el Gobierno de Sonora, para construir
mil pies de casa entre 2005 y 2006 a la población Yaqui en ese estado.
B) Apoyo al Consumo de los trabajadores.- A partir del 24 de abril de 2006 se otorgó el
carácter de Instituto al Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores (FONACOT),
con personalidad jurídica y patrimonio propios, que favoreció el cumplimiento de su objetivo
de promover el ahorro y otorgar un mayor financiamiento para la adquisición de bienes y
servicios para el desarrollo integral de los trabajadores y el crecimiento de su patrimonio
familiar. FONACOT desarrolló nuevos programas en función de las necesidades reales de los
trabajadores, orientados a servicios de salud, mejoramiento a la vivienda, vehículos,
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
206
capacitación y formación educativa, esparcimiento y cultura, apoyo a empresas familiares y
seguridad patrimonial.
Protección Social.- Integra las acciones y programas destinados a prevenir y reducir los
riesgos a que se ven expuestas las personas y familias de bajos ingresos. Se brindó protección
financiera a la población que carece de seguridad social en materia de salud, a través de una
opción de aseguramiento público: El Seguro Popular de Salud (SPS).
A) Sistema de Seguridad Social Popular.-Con este instrumento se garantiza a la población
que trabaja por cuenta propia, en especial a los más pobres dentro de este grupo, servicios de
atención médica, pensiones y ahorro, así como subsidios para vivienda, a través de los
programas de Desarrollo Humano Oportunidades, de apoyos a la Vivienda y del Seguro
Popular.
Componente Pensiones.-En enero de 2006 se implementó dentro del programa
oportunidades, un nuevo componente de apoyo monetario para adultos mayores de 70 años,
miembros de las familias beneficiarias, que consiste en la entrega de $250 mensuales; En
2006 se integró el Mecanismo de Ahorro para el Retiro Oportunidades (MAROP), con la
finalidad de incentivar y complementar el ahorro de los integrantes de las familias beneficiarias
del Programa Oportunidades, para que puedan alcanzar una pensión a la edad de retiro que
contribuya a mejorar su nivel de vida. El padrón de Oportunidades se compone de alrededor
de 7 Millones de personas entre 30 y 69 años de edad. Componente Vivienda.- El Fondo
Nacional de Habitaciones Populares se integra en 2006 al Sistema de Seguridad Popular a
través de:
Dignificación de Vivienda.- Se beneficia a las familias establecidas en los municipios de
menor índice de desarrollo Humano, mediante el otorgamiento de pisos, estufas ecológicas,
muros y techos para mejorar su nivel de vida.
Vivienda progresiva.- Se otorgaron subsidios para que las familias de las zonas urbanas y
rurales puedan adquirir una vivienda.
Edificación de Vivienda.- Busca dotar de vivienda a los beneficiarios de “Jóvenes con
Oportunidades” que cuenten con un ahorro.
Adquisición de Vivienda.- Se apoya a familias con ingresos de hasta cinco salarios mínimos
que tienen un ahorro para el enganche y capacidad de pago para contratar créditos, a través
del Programa de Otorgamiento de Crédito del FONHAPO se proporcionaron apoyos para
familias que ahorraron hasta el 10 % del monto total del crédito. Asimismo, se otorgaron 1626
subsidios al frente para completar el enganche y adquirir créditos con SOFOLES financiados
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
207
por la Sociedad Hipotecaria Federal.
Componente de Salud.- Con el Sistema de Protección Social en Salud (SPSS) se ha
garantizado a la población que no cuenta con seguridad social en materia de salud, el acceso
a los servicios médicos, quirúrgicos, farmacéuticos y hospitalarios, evitando su
empobrecimiento como resultado de su desembolso extraordinario de recursos.
B) Seguridad Social a los Jornaleros Agrícolas.- Los productores son inscritos bajo el
esquema de Incorporación Voluntaria al Régimen Obligatorio, formalizado a través de la firma
de un Convenio de Aseguramiento Anual; Algunos trabajadores eventuales del campo al
servicio de los productores de caña de azúcar fueron inscritos al Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS) en los estados de Campeche, Colima, Chiapas, Jalisco, Michoacán, Morelos,
Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana-Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas y
Veracruz.
C) Apoyos a Migrantes.- este programa brinda protección y asistencia consular a los
migrantes mexicanos, entre las acciones se encuentran:
Protección al emigrante mexicano y a la campaña de seguridad al emigrante.- Difusión
en radio y televisión en las principales ciudades de los Estados Unidos de América (EUA) con
alta concentración de mexicanos, de mensajes relacionados con la notificación consular, los
derechos laborales de los emigrantes en ese país y la violencia doméstica.
Repatriación de personas vulnerables.- Se presta asistencia y apoyo económico,
principalmente a mujeres, ancianos, indígenas enfermos.
Migrantes en situación de probada indigencia.- Se brinda apoyo económico a
connacionales en condiciones de indigencia (o que son afectados por contingencias,
Huracanes).
Mujeres y menores víctimas de maltrato en EUA: Se proporciona orientación y asistencia
consular y/o jurídica a personas afectadas por la violencia intrafamiliar y otro tipo de abusos.
Se renovó el Acuerdo de Colaboración con el Centro de Derechos Humanos y Derecho
Constitucional, organización no lucrativa con sede en los Ángeles, especializada en la atención
a migrantes, para garantizar los servicios de representación legal para mexicanas que hayan
sido víctimas de violencia en Estados Unidos de América y califican para un ajuste de su
calidad migratoria.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
208
3.4.2 LA NORMALIZACIÓN DEL DESARROLLO SOCIAL, LEY GENERAL DE
DESARROLLO SOCIAL
ANTECEDENTES Y PROPÓSITO.
Los antecedentes de la Ley General de Desarrollo Social surgen con la necesidad de
establecer el marco jurídico para que las acciones y programas en materia de desarrollo social,
sean creados y aplicados de la manera que resulte más adecuada y eficaz para arrojar
resultados tangibles y expeditos a fin de crear en toda la población la posibilidad de acceder
a los planes y programas de desarrollo social. Enfatizando esfuerzos en la creación de
oportunidades de acceso al desarrollo social, sobre todo a los grupos más vulnerables de la
sociedad en su conjunto, la Ley General de Desarrollo Social es una respuesta a la crisis de
desigualdad que padece actualmente la sociedad mexicana y que arrastra desde su
existencia.
La desigualdad ha existido siempre en nuestra sociedad, pero fue hasta la época
independiente que se hizo conciencia del lastre que esta representaba para el desarrollo del
país en su conjunto; y aunque movida por intereses particulares de quienes se creían con
derecho a acceder a las más altas esferas del poder, sin la pretensión de compartir los triunfos
con los más pobres o los que se encontraban en una circunstancia desventajosa (que para
ese entonces y aun ahora son marginados por su raza, credo y estrato social), se buscó la
igualdad en materia social hasta 1910 con la lucha revolucionaria. Para 1917 se tomaron como
principios básicos los de elevar a nivel constitucional los derechos sociales a los que era
merecedora la sociedad mexicana, desde la proclamación de las garantías individuales de
tintes sociales, hasta propiamente las garantías sociales. De esta manera, se logró un avance
incuestionable, dándole al Estado mexicano un carácter eminentemente social. Tanto la
educación como las actividades económicas fueron decisivas para la configuración de un país
diferente, mientras que el derecho a la salud, a la vivienda y a los servicios públicos, así como
los derechos agrarios, laborales y de seguridad social eran tutelados por el Estado.
A mi parecer, a pesar del empeño realizado a lo largo del tiempo por la sociedad mexicana en
pro de un avance significativo en materia social para eliminar las brechas de desigualdad que
nos caracterizan, se han presentado circunstancias adversas para alcanzar dicho objetivo, tal
es el caso del instaurado capitalismo salvaje, la inmersión en un mundo globalizado en el cual
competimos con monstruosas empresas multinacionales o transnacionales, y nos regimos por
normas de carácter internacional desventajosas dentro de la competencia de precios en el
mercado. Ante las condiciones adversas que se presentan a lo largo de la historia de nuestro
país, se ha caído a la cuenta de la necesidad imperiosa de crear mecanismos de carácter legal
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
209
que propicien la inmersión del sistema socio-económico y jurídico mexicano en el orden
mundial sin lesionar a los grupos más vulnerables, articulando de manera más efectiva los
esfuerzos gubernamentales, institucionales y civiles a fin de que las acciones tomadas a fin de
activar el desarrollo, sean prontas en alcanzar en el menor plazo posible las condiciones
igualitarias a las que se aspira.
Algunos de estos instrumentos son la Ley de Desarrollo Social para el Distrito Federal,
publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, el martes 23 de mayo de 2000, que tiene
por objeto "promover, proteger y garantizar el cumplimiento de los derechos sociales de los
habitantes del Distrito Federal, estableciendo mecanismos para que el Gobierno del mismo
cumpla de manera eficiente su responsabilidad de desarrollo social. De esta manera,
establece la definición de desarrollo social en su artículo 3o como "el proceso de realización
de los derechos de la población mediante el cual se fomenta el mejoramiento integral de las
condiciones de vida, a través de la obtención y desarrollo de habilidades así como la creación
de oportunidades sociales, la erradicación de la desigualdad y de la exclusión e inequidad
social entre individuos y grupos, con el fin de lograr su incorporación plena a la vida económica,
social y cultural."
Esta Ley establece como premisas de los aspectos del desarrollo social los que se enuncian:
/. Satisfacer las necesidades materiales básicas de la población, esencialmente en
los ámbitos de alimentación, salud, educación, vivienda e infraestructura social;
II. Erradicar la desigualdad producida por la mala distribución de la riqueza, los
bienes y los servicios entre los individuos y grupos sociales;
III. Erradicar la inequidad social derivada de condiciones de sexo, edad, origen
étnico, religioso, orientación sexual o condición física, respetando la pluralidad y
diversidad;
IV. Lograr la integración o reintegración social de los grupos de población excluidos
de los ámbitos de Desarrollo Social, la familia o la comunidad;
V. Otorgar oportunidades de desarrollo para todas las personas
independientemente de su condición social o económica, sexo, edad, capacidad
física, orientación sexual y religiosa u origen étnico;
VI. Ofrecer servicios sociales adecuados a las necesidades de la población en su
ámbito familiar y comunitario, que sean suficientes y de calidad; y
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
210
Vil. El fomento a las propuestas de la población organizada para el incremento de sus
capacidades de producción y organización, de participación y gestión
corresponsable, así como de su influencia en las políticas de Desarrollo Social y
su contribución a las innovaciones en este campo, a Cm de asegurar la
sustentabilidad de las acciones que se emprendan.
El decreto de creación de la Ley General de Desarrollo Social fue emitido por el Congreso de
la Unión el día nueve de diciembre del año dos mil tres, y fue publicado en el Diario Oficial de
la Federación el día veinte de enero de dos mil cuatro, entrando en vigor el día veintiuno de
los mismos. En el artículo Segundo Transitorio se prevé que al titular del Poder Ejecutivo
Federal expediría el Reglamento de esta Ley en un plazo no mayor de 90 días naturales a
partir de su entrada en vigor, sin embargo a poco más de dos años de la publicación en el
Diario Oficial de la Federación de la Ley General de Desarrollo Social no había sido publicado
el Reglamento de la misma, hecho que de manera evidente limitó la toma de acciones para
llevar al ámbito real todas y cada una de las disposiciones que dicha ley apunta. Fue hasta el
18 de enero de 2006 que dicho reglamento fue publicado en el Diario Oficial de la Federación,
pero el 2 de marzo de 2006 fueron impugnados 31 artículos del mismo, por la Cámara de
Diputados ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación por medio de una controversia
constitucional en contra del Ejecutivo Federal.
La Ley que ocupa nuestro estudio tiene como objeto lo que sigue:
/. Garantizar el pleno ejercicio de los derechos sociales consagrados en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, asegurando el acceso
de toda la población al desarrollo social;
II. Señalar las obligaciones del Gobierno, establecer las instituciones
responsables del desarrollo social y definir los principios y lineamientos
generales a los que debe sujetarse la Política Nacional de Desarrollo Social;
III. Establecer un Sistema Nacional de Desarrollo Social en el que participen los
gobiernos municipales, de las entidades federativas y el federal;
IV. Determinar la competencia de los gobiernos municipales, de las entidades
federativas y del Gobierno Federal en materia de desarrollo social, así como
las bases para la concertación de acciones con los sectores social y privado;
V. Fomentar el sector social de la economía;
VI. Regular y garantizar la prestación de los bienes y servicios contenidos en los
programas sociales;
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
211
Vil. Determinar las bases y fomentar la participación social y privada en la materia;
VIII. Establecer mecanismos de evaluación y seguimiento de los programas y
acciones de la Política Nacional de Desarrollo Social, y
IX. Promover el establecimiento de instrumentos de acceso a la justicia, a través
de la denuncia popular, en materia de desarrollo social.
El objeto de la Ley General de Desarrollo Social pone de manifiesto que es uno de los
instrumentos jurídicos más importantes y ambiciosos en la contienda por alcanzar una política
social de Estado que asegure las condiciones necesarias para el pleno ejercicio de los
derechos sociales de los mexicanos, asumiendo el compromiso nacional en materia social.
La aprobación de La Ley General de Desarrollo Social en adelante LGDS (DOF, 2004) en
enero de 2004 forma un cambio significativo en la política social y de bienestar en el México
moderno por dos razones que remiten tanto a su pensamiento analítico como a sus
características, como un sistema de acción pública deliberadamente orientado a resolver
problemas sociales como la pobreza y la exclusión social (Aguilar, 2008). En primer lugar, el
hecho de que la política social haya sido elevada al rango de mandato legal constituye un paso
importante para convertirla en una política social de estado, cuyos objetivos, principios y
funcionamiento difundan las diferentes administraciones sexenales del gobierno federal,
dándole mayor certidumbre a todos los actores públicos y sociales involucrados en los
diferentes aspectos de la política.
En segundo lugar, el hecho de que la LGDS haya sido primero impulsada por los partidos de
oposición al partido del gobierno, pero finalmente aprobada por todos los partidos políticos
representados en el poder legislativo nos alienta a establecer en un principio la condición de
que la política social concebida en ella puede ser conceptualizada y analizada como un
conjunto de creencias valorativas compartidas producto de algún mecanismo de diálogo y
deliberación aceptado e implementado por los diferentes actores públicos y sociales respecto
a problemas sociales no deseados para la población.
Desde nuestro punto de vista, la LGDS (en adelante Ley) imagina en términos generales e
intencionales a la política social como una propuesta o un sistema de acción de gobernar en
modo de gobernanza por tres razones distintivas que remiten a las referencias teóricas y
conceptuales de la nueva gobernanza y de la sociología del conocimiento (ver Aguilar, 2008a,
2008b; Kooiman, 2004 y Kooiman et al, 2008; ver también, Berger y Luckman, 1967; Giddens,
1984; y Pzeworski, 1982).La Ley puede ser pensada como el acuerdo o conjunto de acuerdos
de los diferentes actores sociales involucrados en la discusión y solución de los problemas que
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
212
son objeto de la Ley y que la acción del gobierno convierte en problemas públicos cuya
solución descansa en varios principios aceptados por los diferentes actores.
La Ley crea un Sistema Nacional de Desarrollo Social (SNDS) el cual es imaginado como un
mecanismo de constante afluencia en el que están señaladas las obligaciones y las
responsabilidades de los diferentes actores públicos y sociales en el diseño, la
implementación, el monitoreo y la evaluación de la política social. El SNDS está constituido
por un conjunto de instituciones con atribuciones y responsabilidades específicas en las tareas
de formulación, implementación, coordinación y evaluación de la política social: la Comisión
Nacional de Desarrollo Social (CNDS); la Comisión Intersecretarial de Desarrollo Social
(CIDS); el Consejo Consultivo de Desarrollo Social (CCDS); y el Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Finalmente, al menos en los
enunciados principales de la Ley, la participación social y la rendición social de cuentas
parecen constituir elementos distintivos de la nueva política social.
Sin embargo, el hecho de que la política social haya sido encumbrada al rango de precepto
legal y que su concepción tenga algunos de los elementos distintivos de la gobernanza no
garantiza, como lo instituye el marco teórico-conceptual de referencia, que todos los objetivos
y los principios de la LGDS se cumplan en la práctica y que en las instituciones encargadas
de su diseño, implementación y evaluación existan espacios que garanticen o al menos
favorezcan la gobernanza como proceso de gobierno.
Dos elementos que distinguen al proceso de gobernar en modo de gobernanza son el
necesario acompañamiento del estado y el gobierno por parte de los diversos actores de la
sociedad y la eficacia social de las acciones del gobierno en la solución de problemas sociales
y en la creación de oportunidades (Aguilar, 2008a; Kooiman, 2004; Kooiman et al, 2008). Por
su parte, Aguilar (2008) ha señalado también que la investigación de la calidad institucional de
una propuesta de gobernanza está íntimamente relacionada con la densidad y la calidad de la
participación social.
Señalamos en seguida algunos problemas o inconsistencias de la política social que pueden
estar limitando a sus posibilidades como propuesta de gobernanza: el primero se reseña a las
limitaciones de la participación social en las instituciones que conforman el SNDS; el segundo
problema está relacionado con la posibilidad administrativa de la política social en el contexto
actual de la administración pública federal mexicana.
Un primer problema narra al propio marco legal que sustenta a la política social y tiene que ver
con la densidad y la calidad de la participación social en la política s. Aunque en la LGDS se
reconoce el lugar que debe ocupar la participación social ésta tiene densidades y cualidades
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
213
diferentes en cada una de las instituciones que conforman el SNDS y en algunas es
prácticamente inexistente.
La CNDS: en esta comisión, que tiene como propósito la atención de la integralidad de los
esfuerzos de los diferentes niveles de gobierno y el papel que juegan las inequidades
regionales, no participan ni actores de la iniciativa privada ni del resto de la sociedad. La CIDS:
en esta comisión, que tiene la responsabilidad de asegurar la coordinación de las acciones y
programas del gobierno federal en la política social no participan tampoco representantes del
sector privado, asociaciones, confederaciones o agrupaciones empresariales que tienen un
peso fundamental en la generación de oportunidades de empleo, ingreso, salud y seguridad
social ni de la sociedad civil organizada en torno a demandas específicas de grupos
minoritarios o vulnerables. El CCDS: es un consejo consultivo que tiene atribuciones para
emitir encargos para mejorar la política social, promover la colaboración de organismos
públicos y privados, nacionales e internacionales e impulsar "la participación ciudadana y de
las organizaciones" en el seguimiento, operación y evaluación de la política social, y está
constituido por ciudadanos de los sectores privado y social y de los ámbitos académico,
profesional, científico y cultural. Finalmente está el CONEVAL, institución del gobierno
responsable de medir la pobreza y evaluar la política social, integrado por dos representantes
del gobierno y seis académicos especialistas en evaluación de la política social, quienes
constituyen el soporte técnico científico de las tareas de evaluación y medición de la pobreza
del consejo; aquí también está ausente la participación de representantes del sector privado o
de la sociedad organizada en torno a necesidades o intereses específicos de grupos sociales.
Un segundo problema que puede estar afligiendo la viabilidad de la política social está
relacionado con las tensiones entre los preceptos y las instituciones de la política social y el
funcionamiento actual de la estructura administrativa del gobierno, el cual conserva muchas
de sus tradiciones jerárquicas y burocráticas. En primer lugar, en un sistema presidencialista
como el de México, que tiene raíces profundas en el modo jerárquico de gobernar, se
entendiera que ninguna decisión de gobierno es válida y cumplida por los titulares de las
diferentes dependencias federales si en la decisión no participa el propio jefe del ejecutivo
federal y este modo jerárquico y burocrático de gobernar la política pública a nivel federal se
reproduce en los niveles estatales y municipales del gobierno e influye en la calidad de las
interacciones entre los actores públicos y entre éstos y los actores sociales.
En este método, y los trabajos de la CIDS pueden estar procesados al fracaso porque es difícil
que los titulares del resto de las dependencias federales atiendan los acuerdos de una
comisión que es gobernada por un par y no por el presidente, y porque los asuntos y los
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
214
acuerdos verdaderos y válidos sobre la materia se tomen en el seno del gabinete social, en el
que sí participa el jefe del ejecutivo federal instituyendo compromisos y esquemas de rendición
de cuentas para los integrantes de su gabinete de gobierno.
3.5. EL RIESGO SOCIAL DE LA POBREZA EN MÉXICO.
Si bien es cierto que muchos de los indicadores naciones y extranjeros reconocen la labor
hecha por el actual gobierno federal en materia de combate a la pobreza y en cierto modo,
para el desarrollo social de la población en general, también es cierto que algunos de los
estudios apuntan a resaltan cierta vulnerabilidad que hay entre sectores de la sociedad
mexicana. Esto es, una condición tal que la mejoría material aparente puede desvanecerse en
cualquier momento si cambian levemente las condiciones o circunstancias macroeconómicas
del país.
3.5.1. EL ALTO RIESGO DE LA POBREZA.
En un estudio del Banco Mundial en torno de la pobreza en México se menciona la
vulnerabilidad:
Existe vulnerabilidad a choques adversos que afecta a pobres rurales y urbanos, así como a
los no pobres. Los choques adversos debido a problemas de salud, desempleo, malas
cosechas y desastres naturales tienden a empeorar la pobreza entre los pobres y provocan
que algunos de los no pobres caigan en la pobreza. Los trabajadores rurales y urbanos
parecen experimentar patrones muy similares de fluctuaciones de ingreso, aunque los
trabajadores autoempleados y del sector informal experimentan una variabilidad de ingresos
más alta, esto es especialmente marcado en las áreas rurales, donde los cultivos son una
actividad muy importante para los trabajadores autoempleados e informales. Las crisis de gran
escala, como el choque macro de 1994-1995, afectan adversamente a todos los grupos,
aunque sin alterar demasiado el patrón de cambios entre ellos. La principal ganancia desde
1995, partiendo de la perspectiva de la vulnerabilidad, es que se han evitado más crisis
macroeconómicas. Sin embargo, persisten importantes riesgos covariados asociados con
desastres naturales y el clima, así como riesgos individuales de salud y empleo. También está
el riesgo de no tener ahorros suficientes o apoyo para la vejez. Algunos de estos riesgos se
relacionan sistemáticamente con las características de los hogares, así como con las
fluctuaciones más grandes de ingresos entre los autoempleados.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
215
Además de los factores de vulnerabilidad derivados de eventos naturales extraordinarios, se
puede hacer mención de otros que estrictamente humanos, por ejemplo, lo referente al empleo
en el sector informal.
Se menciona en el mismo documento que aunque muchos trabajadores están en el sector
informal involuntariamente, hay razones estructurales que explican el gran tamaño del sector
informal, por ejemplo, la carga regulatoria y tributaria de la formalización y la poca conexión
entre los costos y los beneficios de la seguridad social. Es decir, a pesar de todas las
deficiencias que se han detectado respecto de la prestación de servicios de seguridad social
en nuestro país (IMSS e ISSSTE específicamente), estos son además caros.
Una evidencia importante de esto es la gran proporción de la población que no está cubierta
por los mecanismos formales de protección contra el riesgo. La fuerza laboral informal
experimentó una caída importante de finales de los ochenta a mediados de los noventa,
mientras que la crisis de 1994-1995 y el periodo de estancamiento de 2000-2002 tendieron a
incrementar el desempleo y la informalidad (ver
www.bancomundial.org.mx/pdf/estudiosporsector/lapobrezaenmexico).
Si bien se destacan muchos de los logros reconocidos incluso en el nivel internacional, también
es de mencionar que no se han cumplido con algunas de las promesas de campaña que más
influyeron en la elección por parte del electorado de una opción diferente a la tradicional: el
crecimiento económico a un ritmo de 7% anual (casi comparable al crecimiento de los limados
"tigres asiáticos").
Durante los primeros años del sexenio de Vicente Fox hay de hecho un estancamiento en la
economía, el cual dio como resultado una contracción en el nivel de creación de empleos. Dice
el Banco Mundial al respecto:
Recientemente, al empeorar las condiciones del mercado laboral el desempleo aumentó, pero
los salarios no se contrajeron en la magnitud esperada. Esto parece indicar un cambio en
cuanto a la forma en que está funcionando el mercado laboral, que podría estar asociado a
una baja inflación, lo que significa que el mecanismo de reducción en salarios reales a través
de alzas en los precios está desapareciendo. Es posible que choques macroeconómicos
pudieran asociarse con más desempleo de largo plazo, a la manera de países como Argentina
y Bolivia. Esto tiene implicaciones potencialmente importantes para las políticas de protección
social, lo que incrementa la necesidad de mecanismos eficaces para manejar el riesgo del
desempleo. (www.bancomundial.org.mx/pdf/estudiosporsector/lapobrezaenmexico/).
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
216
3.5.2. LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DEL FUTURO INMEDIATO.
Después de tres décadas de exitosa aplicación de las políticas de planificación familiar (y de
control de nacimientos), la tendencia de la población mexicana ya no es el crecimiento
explosivo que tuvo todavía en la década de los setenta y ochenta, sino qué en el futuro
mediato, la tendencia de la población mexicana es justamente la disminución:
Las transiciones demográfica y epidemiológica provocan que México experimente un proceso
de envejecimiento demográfico que incrementa los números absolutos y porcentuales de la
población en edad avanzada. Se proyecta que las cifras de 1990, de 3.1 millones de personas
con edades de 65 y más componiendo el 3.7% de la población, sean de 15.2 millones y 11.7%
para 2030. Entre las demandas crecientes que acarrea este proceso sobresalen las de salud,
centradas en las enfermedades crónico-degenerativas e incapacitantes. (Roberto Ham-
Chande).
En los años ochenta se presumía que México era un país de jóvenes, en el cual, los servicios
médicos estaban orientados a la atención de la juventud y a la prevención de enfermedades
que aquejaban a la niñez y a la juventud, en la actualidad, ese panorama está cambiando
paulatinamente.
Con la adopción de estos criterios, a continuación, se presentan en el cuadro 11 las cifras de
1990 y las proyectadas para 2000 a 2030 en los totales de población, por grupos de edad y
por sexo. Las cifras indican que de los 3.1 millones de personas de 65 y más años de edad en
1990, tenemos 2 en el grupo de 65-74 años, y otro 1.1 en el de 75 años y más. Es de suponerse
que en gran medida este último grupo requiere servicios y cuidados propios de la cuarta edad.
Estas cantidades irán creciendo muy rápidamente en números absolutos, y para el 2030, de
los proyectados 15.2 millones dentro del grupo de 65 y más años, 9.6 estarán en la tercera
edad y 5.6 pertenecerán al grupo de la cuarta edad. (Roberto Ham-Chande).
La edad se constituye también en un factor de vulnerabilidad social que no se contemplan en
la mayoría de las políticas de gobierno, excepto en el gobierno local que tiene una especie de
subvención social que se otorga a los mayores de 65 años que habitan en el Distrito Federal
y que se anotan en el mecanismo correspondiente.
El balance es más o menos favorable para las actividades de asistencia social que son
llevadas a cabo por el Estado. la percepción social de las mismas, en ocasiones no son las
mejores, dado lo amplio y en ocasiones ambiguo que resulta hablar de asistencia social, que
abarca un número muy importante de actividades, que van desde la ayuda casi caritativa a las
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
217
personas con oportunidades diferenciadas respecto de los demás, hasta la ayuda otorgada a
las personas que pierden sus bienes en casos de desastres naturales.
3.6. LAS IAPS.
Dado que tratar de describir las actividades de las instituciones de asistencia privada del país
es muy complejo, puesto que cada una de las entidades federativas tiene su propio registro
de IAPs, así como su normatividad local ad hoc, solamente se describirá brevemente la
actividad que llevan a cabo en la ciudad de México, y que se regulan a través de la Junta de
Asistencia Privada (JAP, por sus siglas).
En la JAP se establece como población asistida (que sería la fuente de su objetivo):
La razón de ser, tanto de la Junta como de las Instituciones de Asistencia
Privada, son las personas que enfrentan diversos tipos de exclusión, y que
necesitan de la solidaridad de todos para salir adelante en la vida. La
población asistida en las Instituciones de Asistencia Privada es muy diversa,
en ella encontramos niños y adolescentes huérfanos, en situación de calle,
con y sin discapacidad; hijos de padres que están en prisión; ancianos
pobres o abandonados que pueden valerse por sí mismos o no; personas
con discapacidad física y/o mental; enfermos que no cuentan con los
servicios de la seguridad social ni recursos para curarse; indígenas y
personas que viven en zonas marginadas, cuya calidad de vida es muy
pobre; personas de todas las edades que requieren de diversos apoyos
(/www.jap.org.mx/japdf/htm/pobasis.htm, 2005).
Para poder cumplir con los propósitos de la asistencia privada en el Distrito Federal, la JAP
agrupa a más de 300 instituciones registradas en esa entidad en seis grandes categorías:
■ Atención a adultos mayores con 32 instituciones,
■ Atención educativa con 109 instituciones,
■ Niños y adolescentes con 45 instituciones,
■ Atención médica y adicciones con 78 instituciones,
■ Discapacidad y rehabilitación con 49 instituciones, y
■ Donantes y prendarias con 69 instituciones.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
218
En su informe de labores del año 2004, la JAP indica que en el periodo 2001-2004 se propuso
reconstituir el entramado institucional a través de relaciones sustentadas en el diálogo y
respeto como divisas básicas; así como fortalecer le legalidad en la actuación de la propia
junta y las IAPS e impulsar el desarrollo de la Junta como organismo de fomento y desarrollo
al servicio de las IAPS. (Junta de Asistencia Privada., 2004).
Además de cumplir con las tareas sustantivas que son la razón de ser de las IAPs, ahora, de
acuerdo con los nuevos tiempos, es necesario también transparentar sus actividades, dada la
desconfianza que se ha generado en el pasado por eventos imputables más a las personas
en lo individual que a las intenciones que persiguen las instituciones.
En el documento se indica que se busaca la consolidación de la presencia de las IAPs en la
sociedad mexicana a través de los siguientes mecanismos:
el de la información, para clarificar hacia fuera quiénes somos, qué
hacemos, cuál es el impacto social y económico que generamos; el del
desarrollo para explicar cómo trabajamos, hacia dónde vamos, cuáles
metas pretendemos, las capacidades que tenemos; el de formación, para
mejorar modelos de atención, conocer otros enfoques, nutrirnos de otras
experiencias, profesionalizar servicios; el de uso de la tecnología, para
hacer eficientes los procesos, transparentar la administración y
aprovechar mejor los recursos asistenciales; y el de comunicación para
difundir nuestro trabajo y, sobre todo, para rendir cuentas a la sociedad
de la inversión social que está bajo nuestro cuidado. (Junta de Asistencia
Privada, 2004).
Solamente para dar cuenta de la actividad realizada por la JAP se mencionan los siguientes
datos obtenidos de su informe de 2016.
1.- Se brindaron 20 millones 134 mil 515 servicios asistenciales.
2.- Se constituyeron siete veces más IAP que en 2015, lo que significó la
constitución de 15 nuevas instituciones.
3.- Se otorgó a siete IAP el Fondo de Apoyo Económico para el Rescate de
Instituciones, el cual sumó 5 millones 845 mil 684 pesos;
4.- En tanto que el Fondo de Apoyo para el Mejoramiento de los
Establecimientos, Equipamiento e Instalaciones, para salvaguardar la
integridad de la población asistida, empleados y terceros de las Instituciones
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
219
de Asistencia Privada de la Ciudad de México, fue concedido a 12
organizaciones, sumando 5 millones 184 mil pesos,
5.- El Fondo de Ayuda Extraordinaria se entregó a tres más, con una
cantidad de 407 mil 918 pesos.
6.- Se implementó el programa “Haz Click con Empresas”, en el cual
directivos y personal encargado de procuración de fondos recibieron
asesorías especializadas y acompañamiento profesional impartidas por
expertos para acercar a las IAP a empresas y sus fundaciones y así ampliar
sus estrategias en la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento.
7.- En materia de transparencia y rendición de cuentas se obtuvo el primer
lugar en la evaluación Índice de Ejercicio de Derechos ARCO, con una
calificación de 100, de igual manera que en el Cumplimiento en tiempo y
forma de los requerimientos del INFODF para la observancia de la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información Público del Distrito Federal.
Asimismo, se fortaleció el vínculo con el Gobierno de la Ciudad de México, lo cual significó la
ampliación en el Programa de Financiamiento para la Asistencia e Integración Social, que
derivó en el apoyo a proyectos seleccionados de los proyectos presentados por las IAPs.
Esta información simplemente es un reflejo de la actividad realizada por las IAPs en la ciudad
de México y especialmente de la actividad que se monitorea a través de la actuación de la
Junta de Asistencia Privada.
3.7 CRITICA AL TRABAJO DE LAS IAPS.
En un artículo sin firma publicado por el sitio de internet "Todito.com.mx" (revista viva, 2000)
se critica la actividad de muchas de las instituciones de asistencia de privada que hay en
nuestro país, se dice en el artículo que en 1997 el dinero manejado por la filantropía en México
fue superior a 3 mil millones de pesos; en 1999 se dedicaron a la asistencia privada 420
millones de dólares; tan sólo Nacional Monte de Piedad entregó en 1998, 100 millones de
pesos a distintas organizaciones de ayuda humanitaria; en 1999, unos 400 millones; aunque
cuenta con un remanente de 2,000 millones de pesos.
Son varios los casos a los cuales se alude en el artículo:
Primero el enfrentamiento entre la Cruz Roja Mexicana y la Junta de Asistencia Social en 1999,
cuando se acusó a quien había sido presidente nacional de la primera durante 32 años, José
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
220
Barroso, del desvío de dos millones de pesos, aunque resultó que la Fundación de Apoyo
Social (FAS) entregó medicamentos con valor comercial superior a 42 millones de pesos,
provenientes de la Orden de Malta y que fueron donados a la Cruz Roja Mexicana para su
distribución gratuita (Barroso es presidente de la fundación mencionada y, a la vez, destacado
miembro de los Caballeros de Malta).
Efectivamente, en ese año se publicaba en el periódico La Jornada:
Ricardo Olayo a Durante años, la Cruz Roja Mexicana incumplió con
diversos trámites administrativos y con la solicitud de autorizaciones que
tenía que presentar ante la Junta de Asistencia Privada (JAP), lapso en el
cual el titular de la junta fue Víctor García Lizama.
Algunas de las irregularidades que hoy se revelan y están pendientes de
investigar fueron cometidas en 1990, según documentos oficiales, pero
hasta ahora se han dado los pasos necesarios para resarcir el daño y
corregir los errores, según el compromiso asumido por el propio consejo de
la benemérita institución.
Las irregularidades fueron posibles por las posiciones divergentes de García
Lizama, quien estuvo ocho años al frente de la Junta de Asistencia Privada,
y de José Barroso Chávez, integrante vitalicio del Consejo de la Cruz Roja.
García no ordenó auditoría alguna hasta que Barroso tuvo una posición
menos favorable, e incluso diferencias públicas de criterio con el presidente
de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León, por el reparto de medicinas
y víveres en zonas siniestradas.
De hecho, para su defensa, Barroso contrató un bufete de abogados, cuyas
conclusiones indican que las pesquisas de García no tienen validez, y
cuestiona el papel "abiertamente contradictorio" que tuvo en ese proceso
Alberto Franco Sarmiento, quien también por años fue sostenido por García
Lizama como consejero honorario de la JAP, cargo que nunca ha existido
en la ley (Ricardo Olayo 1990).
En el artículo se concluye el caso con una exculpación de hecho, sin embargo, en el proceso
el escándalo dañó la confianza pública que se tenía sobre la Cruz Roja, dado que en ocasiones
los intereses involucrados en la beneficencia, se relata el problema en resumen de la siguiente
forma:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
221
Todo comenzó en 1999, cuando hubo el enfrentamiento entre la Cruz Roja Mexicana y la Junta
de Asistencia Social, se acusó a quien había sido presidente nacional de la primera durante
32 años, José Barroso, del desvío de dos millones de pesos, aunque resultó que la Fundación
de Apoyo Social (FAS) entregó medicamentos con valor comercial superior a 42 millones de
pesos, provenientes de la Orden de Malta, y que fueron donados a la Cruz Roja Mexicana para
su distribución gratuita (Barroso es presidente de la fundación mencionada y, a la vez,
destacado miembro de los Caballeros de Malta). Luego de la investigación en la que resultaba
inculpado José Barroso, dueño de una fábrica textil, de la cerillera La Moderna y de ranchos
ganaderos, se llegó a la conclusión de que el Consejo Nacional de Directores de la CRM
estimó en justicia corresponder a lo recibido y, para compensar los manejos reales,
almacenamiento y transportación, aprobó entregar a FAS 2 millones de pesos (5 por ciento de
lo recibido en medicamentos), sólo que como el presidente de FAS era Barroso y uno de los
dirigentes de los Caballeros de Malta también era Barroso, pareció desvío de fondos. (revista
viva, 2000).
Otro de los ejemplos mencionados se refiere al caso de Antonio Haghenbeck, quien en 1991
dejó a una de estas fundaciones de asistencia social, la Hacienda Santa Mónica, en el Estado
de México; los ranchos Ameca, en Tlaxcala y Polaxtla en San Martín Texmelucan, Puebla; la
Casa de la Bola, en Tacubaya; el cine Variedades; el edificio de la cantina La Opera y medio
centenar de inmuebles productivos, la mayoría en el Centro Histórico.
Es decir, una inmensa fortuna en inmuebles, obras de arte, antigüedades,
muebles, dólares, oro y moneda nacional. Tan sólo el abogado que llevó
la sucesión testamentaria y los juicios de impugnación del testamento de
Antonio Haghenbeck cobró 7 por ciento sobre el monto del caudal
heredado, equivalente a 17.5 millones de pesos. Como la Fundación
Haghenbeck autorizaba a pagar tan fabulosos honorarios al despacho
legal, se quedó sin liquidez, y la Junta de Asistencia Privada del Distrito
Federal autorizó al Nacional Monte de Piedad a otorgar un crédito a esa
Fundación por 10 millones de pesos.
Y justamente el Monte de Piedad es otra de las instituciones criticadas, el Nacional Monte de
Piedad es la más solvente de las instituciones de asistencia social, pues su remanente lo que
queda después de los gastos de operación y de lo que tiene que prestar supera 2,000 millones
de pesos (1999).
El Monte de Piedad es una institución que presta dinero a los pobres con 3 por ciento de
intereses y de esas ganancias, muchas veces ayuda a los ricos, otorgándoles donaciones,
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
222
como la que hizo al Teletón de Televisa: 50,000 dólares, o subsidios que ha dado a la
Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
De nuevo la Cruz Roja fue motivo de suspicacias, según el artículo. A principios de octubre de
1997 el Huracán Paulina pasó por las costas de Guerrero y provocó daños materiales de gran
consideración, en el periódico reforma se publicó:
Reforma (09-10-98). Acapulco.- Con más de mil 600 familias aún
damnificadas, escasez de agua potable, descargas de aguas negras a
bahías, lagunas y ríos, lentitud en la reconstrucción de la infraestructura
urbana y 15 mil personas habitando zonas de riesgo, hoy se cumple un año
del desastre y muerte que dejó el huracán "Paulina" en este puerto turístico.
(www.terra.com.mx, 2005).
La Agencia Internacional para el Desarrollo, del gobierno estadounidense, donó 300 mil
dólares, dinero que tuvo que ser devuelto a petición de la embajada de Estados Unidos, pues
no se utilizó para comprar medicina, según previo acuerdo; sobre todo después de que el
presidente Zedillo había dicho que no había visto ni una sola ayuda de la Cruz Roja en las
zonas damnificadas. Al respecto, se explicó que el presidente contó con helicóptero para llegar
a zonas donde la Cruz Roja no tuvo transporte y que muy probablemente fue una declaración
sin fundamento.
Se dice en el artículo que:
En México existen cientos de instituciones de asistencia social para todo;
desde las que atienden a niños sidosos, pasando por las que se dedican a
ayudar a los niños de la calle, hasta jovencitas que se han prostituido,
enfermos del cerebro o las que generan cuantiosos recursos por medio de
la usura y luego dan aportaciones a empresas de ricos. (www.terra.com.mx,
2005).
Los voluminosos presupuestos disponibles para respaldar la asistencia social, los
escandalosos sueldos que se autopagan quienes se dedican a esta actividad, los recursos
para contar con oficinas bien equipadas, boletos de avión y pago de hoteles para asistir a
convenciones o reuniones internacionales, la posibilidad de dar empleo y estatus social a
familiares, haciéndolos encargados de alguna de estas instituciones, las han hecho proliferar.
Si bien es cierto que las IAPs no constituyen una fachada para negocios ilícitos, al menos no
es lo que plantea la publicación, si se indica que hay desvíos para beneficio personal de
algunos de los directivos:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
223
No se afirma que dichas instituciones no se dediquen a la asistencia social,
pero es mucho más fácil dedicarse al principal mandamiento del
cristianismo, la caridad, con gran cantidad de dinero de por medio, a tal
grado que muchas de esas organizaciones se han vuelto jugosos negocios
y hasta hay asociaciones de aristócratas o semiaristócratas que pretenden
la exclusividad de esta actividad, algunas de las cuales se rebelaron
recientemente contra el gobierno del DF y contra los mandatos de la
Asamblea Legislativa, oponiéndose a ser supervisadas o a que intervenga
el gobierno en el control de esta actividad generosa. (www.terra.com.mx,
2005).
El hecho es que las donaciones a instituciones de caridad son una fuente generosísima de
riqueza, el dinero manejado por la filantropía en México en 1997 fue superior a 3 mil millones
de pesos; en 1999 se dedicaron a la asistencia privada 420 millones de dólares. Tan sólo el
Nacional Monte de Piedad entregó en 1998, 100 millones de pesos a distintas organizaciones
de ayuda humanitaria; en 1999 unos 400 millones, aunque cuenta con un remanente de 2,000
millones de pesos.
Sin embargo, se remata en el citado artículo No todas las inversiones de las instituciones de
asistencia social se aplican como ayuda humanitaria, por ejemplo, el Monte de Piedad ha
entregado dinero para financiar astabanderas monumentales, como la del zócalo; pagado
cuotas de las instituciones y hasta desplegados periodísticos a la Coparmex y a otras
empresas privadas.
En RESUMEN, los aspectos que han sido criticados en algunas de las instituciones de asistencia
privada se pueden resumir en:
a) Los manejos no siempre claros de su capital;
b) ser fuente de financiamiento de los propios patronatos y empleados;
c) destinar fondos en ocasiones a causas que no son propiamente de
asistencia social
d) La falta de vigilancia estricta por parte de las autoridades criticables.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
224
CONCLUSIONES.
Históricamente, una sociedad civil dinámica y autónoma ha sido fundamental para la
consolidación de la democracia y para el desarrollo sostenible. Diversos factores económicos
y políticos pueden contribuir al fortalecimiento, o en sentido inverso, el decaimiento de una
sociedad civil participativa, pero siempre han sido indispensables los aportes voluntarios de
tiempo y recursos de ciudadanos de todos los estratos sociales.
Durante los últimos años, investigadores, organismos públicos y privados e instituciones en
América Latina han realizado importantes mapeos y perfiles de las organizaciones privadas
sin fines de lucro, y de las actividades filantrópicas de las élites nacionales encaminadas a
realizar labores asistencialistas. Gracias a estos trabajos, sabemos que la mayoría de las
organizaciones privadas sin fines de lucro se sostienen con recursos propios -aportes de sus
miembros y beneficiarios- más que con recursos del Estado o donaciones de las élites (es
verdad que posteriormente pasan la factura al estado a través de jugosas deducciones de
impuestos). Por otra parte, sabemos poco sobre la naturaleza e impacto del trabajo voluntario
y la filantropía como tal en nuestro país, y de las donaciones realizadas por ciudadanos
“comunes y corrientes”.
Luego de los procesos de transición a la democracia de la década del 90 y principios del siglo
XXI se comenzó a definir a la sociedad civil en relación de colaboración con el estado,
reduciendo su capacidad de contestación a la defensa del individuo frente a este último. Como
contraparte, el término sociedad civil, entendió como las acciones de desarrollo social relativas
a la filantropía y el asistencialismo, adquirió un uso instrumental que se conjugó con nociones
de democracia minimalistas y procedimentales. La propuesta del presente estudio es que para
superar la democracia formal y electoralista que caracteriza a los países de América Latina es
necesario superar estas nociones de maniqueísmo sobre las posibilidades del estado y
recuperar el componente contestatario que se encontraba presente en precedentes las teorías
de sociedad civil.
En este trabajo se presentan diferentes líneas teóricas que fueron desarrollando la idea de
sociedad civil a lo largo de la historia, remarcando que los componentes de contestación y
colaboración ante el estado y las necesidades de la sociedad formaron parte de estas teorías.
De esta forma concluye que las teorías sobre la sociedad civil posteriores a los periodos de
transición democrática, si bien se identifican con los trabajos de Tocqueville y Gramsci -
quienes incorporan ambas ideas de colaboración y contestación, acentuando respectivamente
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
225
el primero y el segundo - tienden a enfatizar el elemento de colaboración, el cual es
consecuente con la colaboración que realiza la filantropía.
Asimismo, se analizan los inconvenientes de adoptar esta perspectiva "colaborativa". Primero,
se argumenta que estas versiones pueden conducir a la idealización de la sociedad civil,
olvidando que la misma está estrechamente relacionada con el mercado donde se generan
situaciones de desigualdad que pueden conducir a la incivilidad y la violencia (Whitehead,
1997 y Keane, 1992). Segundo, es necesario cuestionar la relación causal entre desarrollo del
mercado, aumento del pluralismo y emergencia de la sociedad civil (Gellner, 1994; Oxhorn,
1994, Diamond, 1996) recordando que los factores histórico-culturales y de regeneración del
poder estatal, también juegan un rol importante en esta cadena causal (Lipset, 1997 y 1993).
Y finalmente el reclamo sobre la necesidad de considerar las desigualdades del mercado (Fine,
1997; Bentham, 1997) no equivale a igualar mercado y sociedad civil; por el contrario, en el
primero los individuos persiguen sus intereses particulares mientras que en el segundo se
debaten asuntos de interés público. De esta forma, pensar en la sociedad civil en oposición o
diferente al mercado y no como un producto no sólo del desarrollo económico sino también de
la expansión de ciertos valores, implica a la vez cuestionar la idea de sociedad civil como un
orden a-moral (Gellner, 1994; Keane, 1992) y complementar la teoría del capital social
(Putnam, 1993) postulando que para que una sociedad organizada produzca un capital social
favorable a la democracia, los principios organizacionales en los que se sustentan dichas
organizaciones deben ser consensuados y democráticos.
Con base en los resultados de las distintas etapas administrativas de los gobiernos de México,
a partir de la Revolución de 1910, se puede decir que los avances en materia de desarrollo
social han sido poco evidentes para la mayoría de las familias mexicanas, especialmente en
los últimos lustros se observa un retraimiento de las obligaciones del estado respecto a la
atención de las necesidades básicas de los mexicanos, es decir aquellas personas que se
encuentran muy por debajo de la línea de pobreza y dónde las acciones tienden a ser
consideradas como asistenciales.
Sin embargo, las medidas económicas de corte neoliberar orientadas a la liberación de los
mercados, bajo el principio que este es el mejor asignador de recursos, mostraron sus
limitaciones ya que no supieron o no quisieron aprovechar las ventajas del crecimiento
sostenido y con baja inflación existente del periodo neoliberar, para favorecer con ello, el logro
de un mayor bienestar social para toda la población. En este sentido buscaron que las medidas
asistenciales fueran resueltas por la iniciativa de particulares fomento con ello el filantropismo.
De esta manera, no lograron establecer la vinculación virtuosa entre crecimiento y distribución;
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
226
e decir no se trataba de sólo distribuir el ingreso y la riqueza, sino de no obstaculizar la
dinámica de su concentración, al tolerar que millones de mexicanos quedasen fuera del
mercado laboral, sin la atención social requerida, y lanzados a engrosar las filas de la pobreza
y la marginación.
Desaprovechados socialmente los mejores años del crecimiento económico del país, los
últimos quince años no han sido sólo negativos para la mayoría de los mexicanos, sino graves
y peligrosamente explosivos para amplias capas de la población que presente niveles de
subsistencia. La economía ha quedado segmentada entre un sector moderno, dinámico, casi
siempre especializado en la exportación, y ramas rezagadas productoras de bienes y servicios
que agrupan a más del 90% de las empresas establecidas y aportan una cifra mayor al 80%
de la población ocupada, lo mismo ocurre con la atención de las necesidades básicas de la
población dónde las capas más bajas quedan relegadas en la atención de sus necesidades
básicas, y sus aspiraciones son atendidas en una suerte de graciosa indulgencia de parte de
organismos de la sociedad civil que dependen de la subvención de las empresas privadas que
en forma de fundaciones filantrópicas se autopromocionan.
En el fondo del problema se encuentra el esquema económico que ha provocado crecientes
desigualdades que, si continúan consolidándose, continuarán perpetuando la situación de
atraso y pobreza, máxime con una política social excluyente y con menguados recursos
estatales. El reparto del ingreso viene empeorando sistemáticamente.
En este contexto, la economía mexicana, bajo la estrategia neoliberal, continúa con varios
desequilibrios que al retroalimentarse van poco a poco impactando negativamente en la
producción y en el empleo, al provocar la pauperización de los sectores sociales de menores
ingresos. Se vive bajo un proceso incompleto de modernización institucional y de la planta
productiva autóctona, para insertarse exitosamente en la economía mundial. Existen
problemas de liquidez (falta de ahorro interno) y se ha intensificado la injusticia distributiva.
Los círculos viciosos generados por dichos desajustes, pronostican escenarios nada
halagüeños para la microeconomía y el desarrollo social en general, afectándose con ello, la
gobernabilidad y la estabilidad social futura, de esta manera parece ser que el estado está
decido a dejar la conducción del desarrollo a la toma de decisiones que se realizan en el ámbito
empresarial, y en este contexto la atención y el desarrollo social corren la misma suerte.
En la relación a la reforma del Estado, se ofrecen de manera diferenciada los productos y
servicios que deben suministrar a la ciudadanía, en este sentido, los antecedentes, retos y
resultados de las principales instituciones públicas encargadas de atender las demandas de
la población en materia de salud, educación y vivienda, son renglones en donde con mayor
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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claridad se aprecian los propósitos y alcances de la política social del Estado mexicano.
También se observa dentro de este análisis que los diversos programas sociales abocados a
impulsar el desarrollo económico-social de las regiones más atrasadas del país fluctúan desde
el uso clientelar de los mismos con fines electorales, hasta su uso como financiador de
intereses sectoriales y de grupos y organizaciones sociales. En suma, se identificó en la
presente investigación el papel de la Administración Pública dentro del contexto de la Reforma
neoliberal del Estado, mostrando como el desenvolvimiento institucional público que desde el
siglo pasado han tenido las diversas dependencias, organismos y programas en el marco de
la acción social del Estado carecen de un serio compromiso con la superación de las
condiciones de vida de los grupos más desfavorecidos.
Se concluye entonces qué en el México de hoy, existe una falta de definición específica e
integral de la política social por parte del Estado, lo que deriva en una escasa atención de la
mayoría de los agentes económicos y políticos a la construcción de diseños alternativos
eficaces. En este sentido, dada la escasez de recursos, la política social se convierte en
espacio de confrontación desordenada debido a su distribución, si no se construyen en el corto
plazo las estructuras institucionales requeridas.
Empero, el mayor obstáculo reside en que la "suspensión" de las formas institucionales
implicadas en la gestión tradicional de la política social, no ha cedido el lugar a la formación
de nuevas instituciones que permitan un nuevo arreglo entre los actores y un esquema
institucionalizado de política social, sino lo que existe es una omisión deliberada de dichos
compromisos, siendo la política asistencial la que más ha sufrido del abandono.
La situación actual sigue estando caracterizada por el choque entre los imperativos del nuevo
modelo y las viejas formas institucionales de articulación social. Todo esto conduce a
reconocer deficiencias y sesgos en la oferta social de las políticas, con la resultante falta de
vinculación de los participantes, la realidad es que aunque se reconozca el aporte de las
organizaciones privadas en la atención de determinadas patologías sociales, esta participación
está alejada de ser lo profunda y articulada que se necesita.
Así, ante el cambio vertiginoso que experimenta el mundo y el grave deterioro de los niveles
de vida de la población mexicana se requiere que todas las disciplinas, pero en particular de
las sociales, y dentro de ellas la de la administración pública, se planten la necesidad de
conformar nuevos arreglos institucionales que canalicen los esfuerzos que hoy se encuentran
aislados y sin control, fomentando la atención de patologías que se encuentran olvidadas por
la baja rentabilidad en imagen que representan pero que sin embargo representan situaciones
emergentes que es necesario atender; con ello se aboquen a la construcción de una auténtica
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
228
política social.
Si bien es cierto, que la única manera sostenible de generar la riqueza necesaria para que el
México dual desaparezca es a través de la competitividad y la productividad, también lo es que
el problema de la pobreza- y por lo tanto de la desigualdad- no se puede resolver con las
políticas "providenciales" de los gobiernos. Hoy el gobierno no es el que ha de generar la gran
mayoría de la riqueza, pero sí está obligado a vigilar su distribución, ya que el problema de la
desigualdad es tan grande en el país que aun cuando todos tuvieran las capacidades para
competir, muchos estarían en desventaja por la falta de recursos para hacerlo.
En este sentido, se debe recordar el perfil autoritario del llamado por Octavio Paz “Ogro
Filantrópico” cuyas prácticas clientelares dieron sustento al modelo corporativista de la época
posrevolucionaria que a lo largo del siglo XX representaron un freno para la participación
social, no lograron inhibir el desarrollo de la organización social en nuestro país. Dichas
prácticas no representaron la cooptación de sectores independientes al régimen, por el
contrario buscaron canales para la participación y la organización la cual tuvo significancia
hasta la década de los setenta y alcanzó mayor relevancia en los ochenta, cuando la sociedad
ante el descontento por las crisis económica, política y social que sufría el país da lugar a la
emergencia en la participación social de la llamada sociedad civil, la cual se establecería como
un actor capaz de generar cambios sociales, siempre basada en la participación social
consciente y activa fuera del ámbito institucional, la cual dio lugar a la búsqueda de espacios
para hacerse presente, y los encontró en la formulación de organizaciones sociales, entre ellas
la filantropía, que trataron de responder a diversas problemáticas, a fin de buscar alternativas
de acción para el mejoramiento de los niveles de vida y del bienestar social.
De esta manera, el fenómeno dinámico llamado sociedad civil se caracterizó por verter una
participación activa y consciente, reflejada en la aparición de organizaciones privadas y
sociales: fundaciones, instituciones de asistencia privada, iglesias, entre otras; enfocadas a
diversos problemas de la ciudadanía más vulnerable, una característica relevante de este
fenómeno fue la preocupación por intervenir en el plano público y el interés por deslindarse
del gobierno para actuar.
Es necesario reconocer, que las organizaciones sociales desempeñan un papel importante en
la defensa de las libertades fundamentales del individuo; conjuntan esfuerzos y recursos en
busca del bienestar de la sociedad. Algunas tienen alcance más allá de las fronteras de sus
países como es el caso de Amnistía Internacional y Américas Watch, cuyas investigaciones,
estudios y recomendaciones dirigidas a cualquier Gobierno tienen repercusión a nivel mundial.
En México, existen organizaciones con una trayectoria sobresaliente: la Academia Mexicana
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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de Derechos Humanos, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos
Humanos, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, el Centro de
Derechos Humanos Francisco de Vittoria, la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos
Humanos, así como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, entre otras.
En el caso federal, la Dirección General de Desarrollo Político dependiente de la Secretaría de
Gobernación y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), cuentan con directorios
de organizaciones y son los responsables de cuidar la aplicación de las normas para este tipo
de organizaciones. La primera agrupa en su directorio a 21,623 organizaciones civiles de
asistencia; de promoción social; derechos humanos, democracia y asesoría legal; colonos,
mujeres, indígenas, migrantes: refugiados; de ecología; colegios de profesionistas y cámaras
empresariales, frentes de organizaciones populares, institutos de investigación, de la
formación procesada y publicación de promoción social, organismos internacionales y de
apoyo a la promoción social. El de la CNDH compila organizaciones dedicadas a la promoción
y defensa de los derechos humanos de diferentes sectores vulnerables, tales como: mujeres,
indígenas, discapacitados, internos, migratorios, niños, personas de la tercera edad,
periodistas, etc.; así como también defensores de los derechos sociales como de la vivienda,
de la educación, de los trabajadores, de los campesinos, del derecho a la salud y demás
derechos de carácter económico, social y cultural. Este directorio consta con más de cien
instituciones con denominación social, objetivo y datos particulares; sin embargo, no se
precisan sus atribuciones y alcances.
Desde nuestra óptica, uno de los retos que se presentan para las diferentes ONG's en el país,
es su perfil ético como aportación más importante a la sociedad en un momento de profunda
desconfianza en todos los ámbitos. El incremento de su aceptación dependerá de su
comportamiento en el campo de los principios y no en el de la disputa por el poder. De hecho,
el problema no se encuentra en la calidad de su aportación, si no en la potencialidad de esta,
para lo que se necesita de acciones articuladas y apoyadas con un marco institucional
pertinente.
Lamentablemente, como en todos los temas que entrañan un significado de buena voluntad y
humanismo, se entretejen causas ajenas de personas que pretenden utilizar las banderas
creadas por otros para sus propios fines, por lo que resulta de vital importancia para los
diferentes grupos sociales, discernir entre las ONG's que son fieles a su origen humanista y
aquellos grupos que intentan bajo este nombre, intervenir con el objetivo de manipular
legítimas demandas sociales, desestabilizar socialmente algunas regiones, levantar las
fronteras y generar recursos económicos destinados a sus propios intereses o a grupos
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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políticos en busca del poder, en este sentido, la identificación de estas malas prácticas es
necesario una supervisión y acompañamiento constante de la autoridad y sancionar el desvío
de la misión de dichas organizaciones.
Las organizaciones de la sociedad civil presentan una opción positiva de colaboración entre
los pueblos, pero es fundamental que quienes se unen a dichas agrupaciones se mantengan
en la línea de la vocación pacífica y la búsqueda de la universalidad y un mejor vivir para todos.
Un ajemplo de esto, lo significa en nuestro país cuando se reconoce la labor realizada por el
cúmulo de organizaciones de la sociedad civil pro Derechos Humanos existentes en el ámbito
internacional, a la vez que acepta su desempeño como observadores de la transformación
democrática que se encuentra en proceso al interior del mismo, sin embargo, es oportuno
resulta enfatizar el acatamiento que éstas deben mostrar al orden jurídico mexicano, así como
al irrestricto respeto a la soberanía nacional, lo anterior con fundamento en el artículo 33 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
La responsabilidad es la estructura esencial y fundamentación de la libertad. Y es desde ahí,
donde las personas de manera individual, aunque actúen en el marco institucional, podrán y
deberán tomar una posición personal y en conjunto con los dirigentes de las organizaciones,
al grado de poder influenciar sobre la corresponsabilidad, para interpelar, precisamente a esas
personas necesitadas de la comunidad y sociedad -clientes finales, trabajadores, accionistas,
proveedores, entro otros- en las cuáles se encuentre inmersa la organización misma
potenciando el impacto en la sociedad. El ser humano objeto y sujeto de la acción social de
una organización deberá de evitar la neutralidad y actuar en cada interpelación tomando en
cuenta todos los efectos que sus acciones conllevan a los otros en diferentes contextos.
Sin ser ilusos al someter al modelo económico social como responsable único de la situación
de retraso de amplias capas de la población, se necesita hacer una revaloración de la forma
en que los individuos son integrados al desarrollo a través del asistencialismo, ya que es
necesario generar un modelo relativo relacional como posibilidad incluyente. Si en estos
momentos, parece ser que el único camino que se vislumbra es la colaboración y mutua
complementariedad entre el estado y las OSC, se debe trabajar desde ese enfoque para
realizar una propuesta incluyente, realista y que pueda recuperar la dignidad de la persona
como elemento humanizante.
En este sentido, podemos concluir que las organizaciones filantrópicas, así como las
estrategias de responsabilidad social empresarial, se caracterizan por:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Contribuir al desarrollo social del país, mediante la mejora de la calidad de gestión de los
procesos sociales, centrando su atención en las poblaciones de menores ingresos. Ellas
transfieren al sector social, las prácticas de la administración moderna característica de las
empresas privadas que las patrocinan y acompañan en los procesos de organización y mejora
de la calidad de vida de las poblaciones carentes de recursos.
Fortalecer la relación de los tres sectores: Estado, Organizaciones de la Sociedad Civil y
Empresa, contribuyen con la reafirmación del sistema democrático y la participación
ciudadana. Las alianzas estratégicas son una herramienta poderosa para estrechar estos
vínculos intersectoriales y de las fundaciones empresariales mismas a nivel regional.
Ante la realidad de la globalización y la competitividad, si también ellas compiten por la
apropiación de recursos utilizando distintos medios -en ocasiones no los más transparentes-
como fenómeno característicos del contexto en que les toca desenvolverse, están llamadas a
desarrollar la capacidad de liderazgo que poseen y que proviene de su posición privilegiada
entre el mundo empresarial lucrativo y la sociedad como un todo, para contribuir a la
comprensión y el análisis de los cambios en las poblaciones sujetas al impacto de procesos y
políticas macroeconómicas, así como también considerar las exigencias que estos procesos
y políticas imponen al universo corporativo que las patrocina.
El rasgo más distintivo y posiblemente el más importante de estas propuestas, lo significa la
posibilidad de ampliar la participación social, los grupos populares y organizaciones de base
que se organizan solidariamente para hacer frente a sus necesidades y problemas, o bien que
quieren desarrollar iniciativas empresariales de nuevo tipo, eficientes y que sean acordes con
un sentido social y ético que se proponen establecer en sus actividades.
En este sentido, es donde se ubica la primera propuesta específica de acción de política
pública:
Establecimiento de un Consejo Nacional de Coordinación de la Sociedad Civil,
organismo autónomo y ciudadanizado, con representación de los organismos de la
sociedad civil que integran a las más importantes instituciones que bajo de la
coordinación de la Secretaría de Salud, Desarrollo Social y demás entidades de la
administración pública federal involucradas establezca un espacio de análisis,
validación y coordinación de acciones que actualmente desarrollan dichas
organizaciones de manera aislada, propiciando su concatenamiento y coordinación
para evitar duplicidad en los esfuerzos por objeto y región. Sus decisiones tendrán
carácter vinculante quedando su dirección en representantes ciudadanos que no
pertenezcan a dichas organizaciones, ni al estado.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Vale la pena recordar algunos de los diversos sectores participantes en el desarrollo de
acciones:
Pueblos originarios que luchan por recuperar su identidad, y que encuentran en la economía
solidaria una forma económica moderna en que se aplican y viven valores y relaciones sociales
acordes con sus culturas comunitarias tradicionales.
Iniciativas particulares de empresarios que quieren compaginar eficiencia y solidaridad, y que
aspiran a establecer en sus empresas modalidades armónicas de convivencia humana, como
pueden ser acciones de responsabilidad social empresarial en materia ecológica, ventas con
causa o financiando acciones de organizaciones de la sociedad civil.
Organizaciones civiles no-gubernamentales que se proponen objetivos de desarrollo humano
y social, y que aspiran a contribuir con nuevas iniciativas y experiencias a procesos de
desarrollo local, alternativo, sustentable y aun en el emprenderismo social.
Instituciones públicas y gubernamentales que atienden los problemas de la pobreza y la
desocupación, y que ven en la economía social y solidaria una manera eficaz de abordarlos y
amplificar sus alcances.
Instituciones religiosas o de carácter confesional que conciben la participación como una forma
de fomentar el desarrollo económico con perfil humano y coherente con sus orientaciones
espirituales y éticas.
Asimismo, hay que notar que las acciones de participación comunitaria y las organizaciones
comunitarias del tercer sector cumplen un papel que, en muchos casos, es superior al que
cumplen los servicios públicos. En la medida que, se orientan más hacia el cuidado de las
personas que hacia los servicios a las personas, y en ocasiones llegan a comprender mejor
los problemas que los profesionales del servicio público responsables de los servicios, están
más comprometidas con sus miembros, son más creativas y flexibles y, finalmente, tienen un
menor coste que los servicios profesionales.
La búsqueda de procesos y formas organizacionales alternativas, han asumido diferentes
formas y nombres: cooperativismo, autogestión, mutualismo, economía social y otros. Un
rasgo distintivo de dichas experiencias ha sido el ser acompañadas y orientadas por un
pensamiento económico-social formulado en términos ético-filosófico, doctrinario o ideológico.
Es tan grande la diversidad que su regulación se complica porque cae en distintos organismos
gubernamentales.
A partir de estas formulaciones, propósitos y misiones se establecen principios orientadores y
modelos organizativos que expresan el "deber ser" de las propuestas económicas y
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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mecanismos de intervención, y se derivan normativas de carácter jurídico y estatutario, que
indican con cierta precisión cómo deben organizarse y funcionar las organizaciones que
participan de las respectivas identidades.
Sin embargo, se observan importantes áreas de oportunidad entre las que se encuentran:
a) Existe la necesidad de proporcionar una guía adecuada y criterios de eficiencia económica
en los procesos decisionales y de gestión de las operaciones que realizan, temas como
gobernanzas y autosuficiencia se vuelven relevantes;
b) Garantizar una identidad consistente al carácter altruista de su origen, al perfil y objetivos
buscados inicialmente, por lo que deben evitar la aplicación de los principios
empresariales sin la debida reflexión, ya que se van asemejando y subordinando a formas
de organización empresarial propiamente capitalistas.
c) Transparentar sus acciones con el propósito de generar la confianza y convicción
suficiente respecto a su eficacia económica, como para atraer hacia ellas los recursos
humanos, financieros y materiales indispensables para su desarrollo;
d) Fortalecer la autonomía y fortaleza de sus órganos de gobierno, de manera que sea
posible garantizar la sustentabilidad de organizaciones que han evolucionado
positivamente y con ello puedan asimilar los movimientos y procesos naturales que aspire
a realizar cambios profundos en la estructura de gobierno.
Lo anterior trae como consecuencia que estas organizaciones carecen de un instrumental
conceptual y analítico propio que oriente sus procesos decisionales, y muy a menudo, recurren
a aquellas herramientas de análisis proporcionados por la ciencia económica convencional,
que ha sido formulada a partir de experiencias y racionalidades operacionales muy distintas y
en cierto sentido, opuestas a las solidarias. Lo cual tarde o temprano terminan minando la
esencia misma de la organización
En este sentido, falta mucho por avanzar en la integración de una teoría única y estructurada
que brinde las respuestas ciertas a los cuestionamientos de la realidad, sin embargo, hay
avances sólidos en materia de las estructuras de gobierno y modelos operativos eficaces para
atender su objeto social con grados elevados de sustentabilidad. La economía de solidaridad
constituye, en tal sentido, una contribución relevante al potenciamiento y desarrollo de las
búsquedas de economías alternativas eficientes.
De esta manera, surge la segunda propuesta específica en materia de políticas públicas:
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Establecer el Instituto Nacional de Estudios sobre las Organizaciones Civiles. El cual
promueva, coordine y desarrolle investigación específica sobre las problemáticas
normativas, organizacionales, de financiamiento y gobierno que enfrentan las
organizaciones, así como proveer la infraestructura necesaria para el desarrollo de
dichas organizaciones, como es la integración de una sola base de datos sobre los
modelos y sujetos que participan en el ámbito de la asistencia social y la filantropía
desde diversos enfoques. Evaluar los impactos de sus actividades, así como validar y
certificar el cumplimiento de perfil de organizaciones y métodos que garanticen el
cumplimiento de su objeto social y la modificación del marco normativo e institucional
del estado en la materia.
La concepción de un marco homogéneo de análisis a la participación civil en el desarrollo
social, se sustenta entre otras contribuciones en base a:
a) Proporcionar un lenguaje específico, renovado y motivador, en un contexto cultural, en
que las concepciones tradicionales solidaridad social y la autogestión parecen haber
perdido capacidad de convocatoria ante abuso de dichas referencias en el contexto
político.
b) Ofrecer la integración de la diversidad de sujetos y estrategias alternativas que se han
desarrollado bajo distintas denominaciones, siendo en realidad convergentes en sus
propósitos y efectivamente provistas de una misma racionalidad especial.
c) Permite reconocer como parte del sustento económico a numerosas experiencias
nuevas y originales que adoptan diferentes estructuras organizativas, y que se conocen
con distintos nombres, protagonistas de una dinámica reactivación de los procesos de
experimentación de la solidaridad y la cooperación en la vida social.
De esta manera, se distingue que el capital social es un factor de primera importancia para el
desarrollo de las instituciones privadas orientadas a la asistencia social. El cual puede definirse
como el conjunto de normas y hábitos sociales que llevan a las personas a la confianza
recíproca, a asociarse para tareas y objetivos comunes. De ahí que la densidad del tejido
asociativo sea un indicador del capital social existente en una sociedad. Este capital de
confianza es un factor de primera importancia para el desarrollo económico y para la cohesión
social de nuestras sociedades, en la medida que la confianza facilita y potencia la resolución
de problemas comunes y reduce costes de transacción y de intercambio entregando sus
productos en acciones concretas de beneficio social y humano.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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Recientemente se ha estudiado con detenimiento la importancia que, para el desarrollo
económico y social de los países y regiones, tiene la dotación o el stock de capital social que
posee una sociedad determinada, así como la propensión de algunos países, como son
aquellos con una gran tradición democrática, hacia una mayor sociabilidad, o su mayor
capacidad de aglutinarse en el seno de la sociedad civil, más allá del estado y de los lazos
familiares. Sin embargo, la implementación de dichas estructuras organizacionales en las
sociedades de menor desarrollo institucional, no se ha logrado el suficiente acuerdo en el uso
de dichos conceptos y las correspondientes estructuras teóricas.
De esta forma, formulamos que las organizaciones de la sociedad civil abarcan asociaciones
muy diversas en naturaleza y objetivos. Son organizaciones que actúan en el mercado y deben
respetar las reglas de la gestión empresarial. Como parte de la respuesta de la sociedad civil
a la retracción del estado respecto a su responsabilidad social, en particular con los fenómenos
asociados a las patologías sociales. En este sentido las organizaciones civiles han presentado
una capacidad extraordinaria de crecimiento en la mayoría de los países. Sin embargo, el
mayor reto es mostrar que esta sociedad civil, organizada en estructuras democráticas y
acordes con su labor, saben gestionar su crecimiento y atosustentabilidad de sus
organizaciones sociales, siendo fieles a los principios, valores y objetivos originales. Situación
de primera relevancia dado que este sentido, es en primera instancia la razón de ser de estas
organizaciones, y permea la orientación de la toma de decisiones a su interior, lo cual les
otorga legitimidad y relevancia social que necesitan.
De este contexto, se ha observado que a escala mundial el que un país que cuente con un
consolidado y amplio sector social, tiene un mejor compartamiento democrático y con mayor
equilibrio regional y humano otorgando con ello un mayor nivel de bienestar para sus
habitantes.
Por lo que, el reto para el desarrollo del sector es una responsabilidad común de todos los
participantes: fundaciones, instituciones de asistencia privada y ciudadanía en general, entre
otros; de manera que los principios sociales que las sostienen sean a la vez, el código de
conducta para mediar en los procesos de competencia natural entre organizaciones, previendo
la sustitución de un régimen sustentado en la competencia por otro fuertemente sustentado en
las capacidades, es decir en la especialización consistente en sus mayores potencialidades y
mejor productividad.
Las nuevas prácticas de este sector deben integrar los fundamentos y anhelos de una
sociedad más justa, que permitan el ejercicio de la solidaridad en la vida cotidiana. En este
caso cobra relevancia los esfuerzo de transparentar su actividad. Dado que la presencia de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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una gran diversidad de organismos y prácticas complican su supervisión y seguimiento puntual
por la autoridad.
En este sentido, presentamos la tercera propuesta específica en materia de políticas públicas:
Incorporar al régimen de Transparencia de Información Pública y Protección de Datos
Personales a las organizaciones que desarrollen actividades altruistas o sociales sin
fines de lucro, y que pretendan recibir donaciones o recursos a través del subsidio
público que significa el poder otorgar recibos deducibles de impuestos federales. En
las mismas condiciones y obligaciones que tienen aquellas organizaciones e instancias
que reciben, administran y ejercen recursos públicos. Cumpliendo en particular con la
publicación de las obligaciones de transparencia y la obligatoriedad de atender los
requerimientos de la ciudadanía.
Pensar y activar la nueva política social con la participación de la sociedad, la cual es cada
vez más globalizada, terciarizada e informada, donde los vínculos sociales y familiares se
transforman constantemente según una tendencia irrefrenable hacia la individualización y al
deterioro de las relaciones y de los espacios públicos de intercambios tradicionales. Obliga a
fortalecer la rendición de cuentas y el espacio público de la información.
Hay que subrayar que el rector de estas organizaciones, y uno de los factores por lo que han
logrado sustituir al estado, es la organización de servicios de proximidad que atienden a las
nuevas necesidades sociales, para lo que es necesario facilitar y asegurar la expresión de las
demandas sociales, usuarios (padres, ancianos, mujeres, vecinos) que también actúan como
actores de la construcción de las ofertas. La articulación de voluntarios, profesionales y
usuarios es una nueva combinación necesaria. Asimismo, en esta perspectiva, adquirirá mayor
importancia la transparencia y la democracia de las organizaciones.
La crisis en México asociada a un gobierno centralista que generó grandes desigualdades
sociales, económicas, y regionales, se tradujo en pequeños territorios que concentraron
población, recursos económicos y políticos, y que jamás difundieron el deseado desarrollo al
resto del territorio. Con el cambio adoptado por el Gobierno Mexicano desde los años noventa,
se optó por abandonar las políticas específicas que promovían el Desarrollo Regional, ya que
esto implicaba una acción específica por parte del Gobierno Federal y Estatal, que permita
consolidar las iniciativas locales de desarrollo y fortalecer los gobiernos locales para que estos
sean quienes coordinan los esfuerzos para impulsar el desarrollo local.
Las reformas neoliberales, que si bien es cierto surgen con el interés de corregir los
desequilibrios de un estado obeso, lo que salta a la vista que dicha estrategia fracaso, y devino
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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en un debilitamiento del régimen estatal para generar recursos propios, esto se ve reflejado
precisamente en que los ciudadanos han perdido la posibilidad de participar abiertamente en
la toma de decisiones y que es necesario devolver a la comunidad el poder de influir de manera
directa en las decisiones que han de afectar el bienestar político.
Es necesario reformar la normatividad y concepción del régimen estatal, y debe fundamentarse
en el papel del gobierno descentralizado y que lleva implícito la auténtica democracia y un
sistema republicano, e inspire en la participación popular en cabildos abiertos, o en consultas
directas sobre los medios de solucionar situaciones y problemas concretos que deben ser
resueltos.
El Estado, como ejecutor de la política de desarrollo, juega un papel crucial como mediador de
intereses y de fungir de apoyo en la creación de condiciones que dirijan a la economía al
desarrollo y bienestar social, de tal suerte que las instituciones que lo integran, pasan a cobrar
un rol determinante para el entendimiento de la formulación y aplicación de las políticas, esto
quiere decir que la intervención estatal es la parte que puede hacer efectivas las aspiraciones
del bienestar social.
La administración pública ha estado bajo la dirección de gobiernos autoritarios e insensibles
al Desarrollo Social, que limitaron la libertad, constriñendo la iniciativa individual y la creatividad
de la sociedad. La política social implementada en México a través de los años está basada
en la protección social focalizada, dirigida solamente a sectores sociales en situación de
pobreza extrema, estos programas no han solucionado el problema debido a la falta de
recursos, la vigencia sexenal de los mismos, el uso de ellos con fines políticos, la
centralización, así como la asignación de recursos con criterios políticos y la falta de
coordinación entre secretarias. El problema de los programas sociales es que actúan en un
contexto que es el resultado de la suma de la actividad nacional y de la política económica
nacional, que favorece la pobreza como lo es la política salarial, política de exportaciones, etc.
Las estrategias del Gobierno Federal a través de los años han presentado un cambio en la
concepción de las políticas sociales. Se ha intentado pasar de la política social de cobertura
universalista a la focalización de las acciones, es decir hacerlas selectivas y temporales; que
los recursos lleguen no sólo a los sectores más organizados, clientes habituales de las políticas
sociales, sino a quien efectivamente más lo necesite, a los más afectados por la crisis. Se ha
intentado que el diseño e instrumentación de las políticas sociales pasen de ser sólo políticas
gubernamentales a políticas en donde exista una participación de la sociedad, así como de
asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, es decir políticas públicas.
La política social en la actualidad es una política asistencial, desarticulada, centralizada, que
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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privilegia el corto plazo sobre el largo plazo, además de que no resuelve los problemas
estructurales que se tienen en el país como son la concentración del ingreso, la marginalidad,
la pobreza, la desigualdad, la exclusión, el desempleo, etc. que se han convertido en
obstáculos insalvables para poder lograr un ritmo de desarrollo sustentable en el tiempo. Los
niveles de pobreza crítica que prevalecen en la mayoría del país, tiene su origen no en la
insuficiencia de recursos, sino en los defectos de la modalidad de desarrollo económico que
la administración pública intenta llevar a cabo.
Asimismo mientras subsistan desviaciones como el autoritarismo y la incapacidad para
interpretar las señales que emita el cuerpo social; exista una deficiente representatividad; no
exista garantía plena del Estado de Derecho; no se combatan decididamente la corrupción y
otros delitos; no existan carreras públicas profesionalizadas con visión social; y no haya
capacidad de previsión ni para formular ni hacer seguimientos a políticas sociales para el
mediano y largo plazo, será muy difícil adelantar acciones para hacer viable un Desarrollo
Social.
Por otra parte, las decisiones políticas fundamentales desde los gobiernos están
excesivamente sectorizadas, sin la debida valoración de la interrelación entre desarrollo
económico, bienestar social y sustentabilidad ambiental, que constituyen los fundamentos del
Desarrollo Sustentable. Un ejemplo de ello es la implementación de programas sociales para
el combate a la pobreza dejándolo en manos de una sola Secretaría de Estado que en este
caso es la de Desarrollo Social.
Parte del problema es que en diversas leyes los derechos sociales reconocidos se enumeran
en ocasiones en términos de bienes y servicios (alimentos, vivienda y educación), otras en la
forma de acciones o estados de las personas (trabajo y salud), y algunos en términos del
bienestar percibido (disfrute del medio ambiente). Ante la falta de claridad de los derechos
sociales para guiar la política pública en general, una posible estrategia para estructurarla
mejor sería ligar explícitamente sus programas a aquellos derechos sociales que definen
objetivos relativamente precisos. En otros casos habría que suplir el mandato de la legislación
con otros elementos.
Los esfuerzos realizados en México por las Instituciones son insuficientes ya que, de acuerdo
con los datos oficiales, prevalecen los círculos de pobreza, además las acciones emprendías
son de carácter asistencialista y mitigador de la pobreza sin promover el pleno ejercicio de los
derechos sociales.
La gran desigualdad social existente provoca que la sociedad siga demandando servidores
públicos e instituciones más capaces de atender las demandas de justicia social, de
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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erradicación de pobreza y el mejoramiento de la calidad de vida. Por lo pronto están inmersos
en un sistema económico neoliberal, el cual se enfoca a metas de corte económicas, dejando
en segundo término las metas sociales. En tal sentido la estabilidad de precios y de las cuentas
públicas de los gobiernos, el adelgazamiento institucional y un mercado global proveedor de
bienes y servicios, han provocado que exista un descuido considerable de los derechos y
demandas sociales.
Desde la perspectiva del desarrollo sustentable la pobreza está estructuralmente unida a la
escasez. El desarrollo social sustentable debe comprender como propósito fundamental la
satisfacción de las necesidades esenciales de la población, en especial de los sectores menos
favorecidos.
Para abatir eficientemente la pobreza y las desigualdades, es necesario superar la visión
desarrollista de la acción gubernamental y de su política asistencialista caracterizada por la
multiplicidad y dispersión de programas, a fin de arribar a una política de Estado para un
desarrollo social sustentable e integrador.
Podemos decir que, en el proceso de reestructuración política, económica y social de México,
es posible lograr el desarrollo y estabilidad, ello mediante la aplicación de las reformas en
materia educativa, financiera, laboral, fiscal y en seguridad; así como lograr el cambio de
cultura económica en la población; lograr la inserción de la población al modelo y estructura
económica; y poder contar con un proyecto de Estado que englobe o sea incluyente para toda
la población de nuestro país.
“LA FILANTROPÍA Y ASISTENCIALISMO EN EL MÉXICO DEL SIGLO XXI, NUEVAS REALIDADES 2000-2016”
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