filosofía latinoamericana

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VOLUMEN 112 Desde la filosofía latinoamericana hacia un proyecto descolonizador María del Pilar Mora

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filosofia latinoamericana

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  • Desde la filosofa latinoam

    ericana hacia u

    n proyecto descolonizador

    112

    Cul es el alcance crtico de la filoso -fa latinoamericana de la historia (LeopoldoZea y Arturo Roig) y de la teora de la de -pen dencia en la dcada de los 70 del sigloXX, al proyecto de la modernidad europea?

    Cmo entienden estos discursos la mo -dernidad y lo colonial al pensar desde Am -rica Latina?

    Qu tipo de reajuste debemos reali-zar para consolidar un nuevo discurso crti-co en Amrica Latina como consecuencia delos grandes cambios econmicos y culturalesarrastrados por la globalizacin?

    La autora aborda estas preguntas des -de nuevas categoras elaboradas dentro delproyecto latinoamericano descolonizador quese constituy en la dcada de los 90 comouna opcin tambin crtica al proyecto de lamodernidad. El grupo de intelectuales de es -te proyecto descolonizador (Anbal Quijano,Walter Mignolo, Santiago Castro-Gmez, Ca -therine Walsh, Arturo Escobar, Enrique Du ssel,Edgardo Lander y Nelson Maldonado-Torres,entre los ms destacados) pone nfasis en elpapel fundamental de las epistemes en la cr-tica a la modernidad. La idea central es la po -sibilidad de construir un pensamiento crticodesde Amrica Latina no incrustado en el pro -yecto de la modernidad, sino ms bien arrai -gado en lo que ha sucedido en sus mrgenes.

    No es posible entender nuestras socie-dades andinas sin tener en cuenta la configu -racin de prcticas y discursos racistas en com -plicidad con las ciencias humanas y socialesmodernas como formas de dominacin con-jugadas con la economa mundo-capitalista.

    Mara del Pilar Mora (Qui -to, 1961) es Licencia da en Fi -losofa por la Pontificia Uni -ver sidad Catlica del Ecua -dor (Quito, 1988), Ma gs teren Estudios Latinoa me rica -nos, con mencin en Po l ti casCul tu rales, por la Uni ver si dadAn dina Simn Bo lvar, SedeEcua dor (Quito, 2007). Harea lizado estudios de posgra -do en Filo so fa en la Pon ti fi -cia Univer si dad Catlica deQuito y fue favorecida en tre1994 y 1997 con una becade pos grado en filosofa, enTubin ga, en la Eber hard-Karls-Uni versitt, otorgada por laSti pendienwerk Latein ame ri -ka Deutschland, de cuyo con -se jo es miembro representan -te. Ha dado clases en la Pon -tificia Universidad Catlicadel Ecuador y actualmente esprofesora de filosofa en laUniversidad San Francis co deQuito.

    VOLUMEN 112

    Desde la filosofa

    latinoamericanahacia

    un proyecto descolonizador

    Mara del Pilar Mora

    Mara del P

    ilar M

    ora

  • Desde la filosofa latinoamericana hacia un proyecto descolonizador

    112

  • Uni ver si DaD an Di na si mn Bo l var, se De ecUa DorTo le do n22-80 apar ta do pos tal: 17-12-569 Qui to, ecua dor

    Te l fo nos: (593 2) 322 8085, 299 3600 Fax: (593 2) 322 8426uas b@uas b.e du.ec ww w.uas b.e du.ec

    cor po ra cin eDi To ra na cio nalro ca e9-59 y Ta ma yo apar ta do pos tal: 17-12-886 Qui to, ecua dor

    Te l fo nos: (593 2) 255 4358, 255 4558 Fax: ext. 12ce [email protected] ww w.cenlibrosecuador.org

  • mara del pilar mora

    Desde la filosofa latinoamericana hacia un proyecto descolonizador

    Qui to, 2012

  • T tu lo ori gi nal: DesdeelproyectodelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizadorTe sis pa ra la ob ten cin del t tu lo de magster en, estudios de la cultura

    con mencin en polticas culturalesprograma de maestra en estudios de la cultura, 2007

    au to ra: MaradelPilarMora(correo e: [email protected])Tu tor: CatherineWalsh

    c di go bi blio gr fi co del cen tro de in for ma cin: T-0475

    Desde la filosofa latinoamericana hacia un proyecto descolonizadormara del pilar mora

    pri me ra edi cin:Uni ver si dad an di na si mn Bo l var, se de ecua dor

    cor po ra cin edi to ra na cio nalQui to, mayo de 2012

    coor di na cin edi to rial:QuincheOrtizCrespo

    armado:Moscaestudiogrfico

    im pre sin:EdicionesLaTierra,

    LaIslaN27-96yCuba,Quito

    isBn: Uni ver si dad an di na si mn Bo l var, se de ecua dor978-9978-19-502-4

    isBn: cor po ra cin edi to ra na cio nal978-9978-84-598-1

    De re chos de au tor:ins crip cin: 038945

    De p si to le gal: 004813

    112

  • ndice

    Agradecimientos / 7

    Introduccin general / 9

    Captulo ILa filosofa latinoamericana de la historia y la actual propuesta descolo-nizadora / 21

    Introduccin / 21La filosofa latinoamericana de la historia y la crtica al proyecto de la mo der -nidad / 24El proyecto contemporneo modernidad/colonialidad / 44Zea frente al proyecto descolonizador / 56

    Captulo IILa teora de la modernizacin, la teora de la dependencia y el actual pro -yecto descolonizador / 71

    Introduccin / 71El contexto histrico de produccin de los discursos de liberacin / 75El discurso del desarrollo en la produccin sociolgica de mediados del sigloXX / 77La filosofa latinoamericana de la historia, su relacin con el anlisis de de pen -dencia y con el materialismo histrico / 90El proyecto modernidad/colonialidad y la crtica a la teora de la dependenciay a la filosofa latinoamericana de la historia / 96

    Captulo IIILa interculturalidad y el ms all de la modernidad / 109

    Introduccin. La pregunta por la interculturalidad / 109El concepto de interculturalidad como inclusin del otro en la filosofa latino -americana intercultural (Roig) / 117

  • La modernidad como fenmeno intraeuropeo y la modernidad como perspec-tiva planetaria / 129La interculturalidad desde la diferencial colonial / 135

    Bibliografa / 147

  • Agradecimientos

    Agradezco mucho a Catherine Walsh por sus oportunas y valiosas su -gerencias, por el inters que ha puesto en la direccin de esta investigacin,as como tambin por las conversaciones que hemos mantenido, por sus apor-tes en clases y por el acceso a sus escritos; tambin estoy en deuda con San -tiago Castro-Gmez, a quien conoc en Tbingen en 1994 y me mostr un ca -mino nuevo en el pensamiento comprometido con la realidad latinoamerica-na, aprecio mucho sus recientes reveladoras publicaciones dentro los estudioscul turales latinoamericanos. Agradezco tambin a Patricio Mena Vs co nez porsu trabajo arduo de edicin en esta investigacin. Mi ms sincero agradeci mien -to a la Universidad Andina Simn Bolvar por hacer realidad es ta pu bli cacin.

    Dedico este libro a mis tres hijos: Isabel, Juan Ignacio y Andrs. Capazque algn da se animan a leerlo.

  • Introduccin general

    La fuente principal de inspiracin de este trabajo es el proyecto lati-noamericano de investigacin modernidad/colonialidad,1 conformado por in -telectuales comprometidos con nuestras sociedades heterogneas, especial-mente con los pueblos indgenas y los pueblos negros de los pases andinos, losque han sobrellevado exclusiones y sufren todava silencios por parte del euro-centrismo. Los autores principales de este grupo compartido son los si guien -tes: Arturo Escobar, Anbal Quijano, Catherine Walsh, Enrique Dussel, WalterMig nolo, Santiago Castro-Gmez, Nelson Maldonado-Torres, Ed gar do Lan -der, Fernando Coronil y algunos otros ms, quienes ponen nfasis en perspec -tivas no-eurocntricas de conocimiento. Esta investigacin rene en tonces unaserie de categoras que han crecido dentro del proyecto latinoamericano mo -der nidad/colonialidad, el cual empez a originarse a mediados de los aos 90gracias a la iniciativa de estos intelectuales que muestran inters en asuntosrelativos a la modernidad, la historia colonial, el capitalismo, siempre todos es -tos temas relacionados con el poder del conocimiento. El proyecto indaga lasposibilidades de descolonizar la produccin del conocimiento eurocntrico,de encontrar la manera como la episteme moderna puede ser en riquecida e in -tervenida con conocimientos subalternos que han sido invisibilizados por lamis ma. Por lo tanto, este nuevo debate parte del supuesto de que los proce -sos de descolonizacin del imaginario y del conocimiento re quieren un doblemovimiento, la crtica epistemolgica a los saberes he ge m nicos y la produc -cin de opciones alternativas prioritariamente desde lo sub alterno.

    El presente trabajo se ubica en una nueva lectura del eurocentrismo. Enefecto, uno de los ejes centrales es la idea de que en la configuracin recien-te del capitalismo global se hace ms visible que nunca la coexistencia de di -ferentes formas de producir verdades, de diferentes sujetos que producen esasverdades, y de diferentes modos de experiencia social; justamente mu chas deesas prcticas culturales y polticas no se enuncian desde el lugar de enuncia-

    1. Arturo Escobar, Mundos y conocimientos de otro modo. El programa de investigacin demodernidad/colonialidad latinoamericano, en Revista de Humanidades Tabula Rasa, No. 1,Bogot, 2003.

  • cin de Occidente, sino a partir de otros lugares de enunciacin que no son ne -cesariamente del norte europeo y que pretenden ser nuevas alternativas a la mo -dernidad eurocntrica.

    Desde esta nueva perspectiva, interesa poner en dilogo el proyectolatinoamericano modernidad/colonialidad con las propuestas de la filosofalatinoamericana de la historia y de la teora de la dependencia de los aos 70.El filsofo argentino Arturo Andrs Roig y el filsofo mexicano Leopoldo Zea,representantes del historicismo filosfico de esa dcada, as como intelectua-les latinoamericanos vinculados a la teora de la dependencia, se centraron enpro psitos tambin crticos al proyecto de la modernidad europea, pero su cr-tica estuvo limitada al dominio econmico-poltico y jurdico-administrativode los centros sobre las periferias, sin visibilizar que las relaciones colonialestambin poseen una dimensin epistmica, es decir, cultural. Este es el puntocentral de esta investigacin, demostrar de la mano del proyecto moderni-dad/colonialidad que las dinmicas culturales s cuentan en la crtica al euro-centrismo. Justamente la subestimacin dependentista de la dimensin epist-mica empobreci su enfoque poltico-econmico.2 Tambin la filosofa crti-ca de la historia en la propuesta de Roig establece una relacin de exteriori-dad entre lo epistmico y lo colonial, de tal manera que el colonialismo apa-rece como una desviacin de la modernidad, y la modernidad es leda como elhorizonte poltico y social de las luchas anticoloniales de liberacin nacional.Lo epistmico y, por tanto, la cultura, aparece como derivada de los procesosde la economa poltica. Como consecuencia de lo anterior, estas narrativas his -toricistas jams interrogaron el estatus epistemolgico de su propio discurso,3

    de tal manera que se comenz a pensar a nuestras sociedades latinoamerica-nas dentro de la historia mundial a partir de la misma figura de saber del pro-yecto de la modernidad europea, es decir concretamente a partir del registromoderno filosofa de la historia.

    El presente trabajo retoma la lnea crtica trazada por Santiago Castro-Gmez en sus publicaciones de 1996, en las cuales el filsofo colombiano endilogo con autores como Foucault, Said y Spivak y a partir de un ejerciciodeconstructivo de los discursos latinoamericanos de la dcada de los 70,incluidas las narrativas de Zea y Roig, muestra que los principales temas a fa -

    2. Santiago Castro-Gmez, Descolonizar la universidad. La hybris del punto cero y dilogo desaberes en Santiago Castro-Gmez, Ramn Grosfoguel, edit., El giro decolonial. Refle xio -nes para una diversidad epistmica ms all del capitalismo global, Bogot, Siglo del Hom -bre, Pontificia Universidad Javeriana / Universidad Central, 2007, p. 19.

    3. Santiago Castro-Gmez, Geografas poscoloniales y translocalizaciones narrativas de lolatinoamericano. La crtica al colonialismo en tiempos de la globalizacin, en Roberto Fo -llari y Rigoberto Lanz, comp., Enfoques sobre la posmodernidad en Amrica Latina, Ca ra -cas, Ed. Sentido, 1998a.

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  • vor de la identidad latinoamericana son en realidad discursos pertenecien-tes a un orden moderno del saber. Esta investigacin se propone adems en con -cordancia en el proyecto modernidad/colonialidad colocar en el centro de ladiscusin el tema de la colonialidad del poder de la modernidad.4 Las ideasdel socilogo peruano Anbal Quijano generaron un nuevo marco de interpre-tacin de la modernidad y la categora de colonialidad del poder fue el tr-mino dispuesto por el pensador para caracterizar los patrones de poder cons-titutivos a la modernidad. Esta propuesta de Quijano ha sido retomada por losintegrantes del grupo modernidad/colonialidad, quienes han desarrollado nue-vas categoras dentro del proyecto.

    Los dos primeros captulos se concentran de manera especial en la pro-duccin discursiva latinoamericana de la dcada de los 70, especialmente enla filosofa latinoamericana de la historia, en los modelos de Zea y Roig y enla teora de la dependencia, resaltando las posiciones crticas que estos discur -sos mantienen con la modernidad eurocntrica al pensar desde Amrica La -tina. Sus propuestas tericas sobre la cuestin del poder estuvieron ceidaspor corrientes de la teora social occidental, especialmente por influencias ape -gadas al marxismo, de tal manera que Amrica Latina fue leda desde esa pers -pectiva. As, por ejemplo, el pensar desde la emergencia en la propuesta deRoig apunta a la visibilidad de la cuestin del poder como territorio perifri-co del sistema mundial; sus preocupaciones han sido en torno a las temas cen-trales referidos a la conquista, a la identidad latinoamericana, a la cuestin dela dependencia, y al imperialismo. A pesar que al pensamiento latinoamerica-no como un pensar desde la emergencia se le reconoce como una reflexincuyo discurso es denuncia y proyecto, no da razn de los patrones de poderconstitutivos a la modernidad, ms bien apela a una exterioridad latinoame -ricana con respecto a la modernidad. Por este motivo se busca advertir, de lamano del proyecto latinoamericano modernidad/colonialidad, que esas produ -cciones tericas latinoamericanas no han llevado la crtica hasta las ltimascon secuencias; esto es, no han indagado alternativas al eurocentrismo en otrosprincipios que no estn necesariamente arraigados en la modernidad eu ro cn -trica. Las propuestas latinoamericanas de los 70 se manifiestan a partir del lu -gar de enunciacin de Occidente, considerando as que el conocimiento es unoy universal, y a su vez se traducen en las luchas populares de liberacin de losaos 60 y 70, las que bsicamente fueron comprendidas co mo una lucha decla ses, de tal manera que categoras tales como raza gnero fueron igno-radas. En efecto, los proyectos latinoamericanos de esa dcada se enmarcan

    4. Anbal Quijano, Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en Amrica Latina, en S.Castro-Gmez, O. Guardiola-Rivera, C. Milln, edit., Pensar (en) los intersticios. Teora yprctica de la crtica poscolonial, Bogot, Pontificia Universidad Javeriana, 1999.

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  • en el imaginario europeo de la epistemologa de la historia, imaginario que sir -vi para una clasificacin jerrquica de todos los actores sociales, subalternizan -do as especialmente a los pueblos indgenas y negros de nuestra regin con-tinental. As lo muestran los autores del programa modernidad/colonialidad.En otras palabras, el imaginario moderno del tiempo histrico lineal, la perspec -tiva evolucionista de cambio unilineal de la historia, se erigi como un patrnde poder en tanto forma de conocimiento, silencian do otras historias, otras cul -turas locales, otros procesos de identidad y otros pensamientos, justamente deesto no dan razn muchas posiciones actuales intramodernas, ni la mayora delos discursos crticos latinoamericanos de la dcada de los 70. La epistemolo-ga de carcter histrico o la filosofa de la his toria del proyecto moderno esuna invencin local que tiene como supuesto b sico el carcter universal de laexperiencia europea, una construccin de his toria que se hizo mundialmentehe gemnica a partir del siglo XVIII, colonizando y sobreponindose a las de -ms previas o diferentes, y a sus respectivos saberes, tanto en Europa comoen el resto del mundo.5 Esto quiere decir que la epistemologa de la historiaeuro pea se constituy como saber sobre la base de deslegitimacin de otrossaberes, provenientes de otras historias en trecruzadas, de otras lgicas y expe-riencias histricas. La mayora de los in te lectuales latinoamericanos de los 70reproducen la invisibilidad de otros saberes.

    Una categora clave del proyecto modernidad/colonialidad es el concep -to de colonialidad de poder. Este concepto tiene algunas implicaciones fun da -mentales. Se trata de un nuevo marco de interpretacin de la modernidad a laluz de la experiencia histrica y cultural de Amrica Latina, erigindose la ca -t e gora de colonialidad como el nodo epistmico de la propuesta sobre laestructuracin del poder en la modernidad. La nocin de colonialidad delpoder sirve al proyecto modernidad/colonialidad para pensar la modernidadde una manera no-eurocntrica, para pensar la modernidad con su cara ocul-ta, la colonialidad. Esto quiere decir, en primer lugar, que este trabajo siguela misma lnea del programa modernidad/colonialidad: pensar la modernidady la colonialidad como dos caras de la misma moneda. Esta idea no resulta evi -dente para muchos acadmicos y estudiosos de la historia latinoamericana.Buena parte de la teora social de los siglos XIX y XX nos ense a pensaren la colonialidad como el pasado de la modernidad, bajo el su puesto de que en -trar en la modernidad implica que una sociedad debe sa lir de la coloniali-dad.6 La propuesta es empezar a pensar la modernidad y la colonialidad como

    5. Anbal Quijano, El fantasma del desarrollo en Amrica Latina, en Alberto Acosta, comp., El de -sarrollo en la globalizacin. El reto de Amrica Latina, Venezuela, ILDIS / Nueva Sociedad, 2000b.

    6. Santiago Castro-Gmez, La hybris del punto cero. Ciencia, raza e Ilustracin en la NuevaGranada (1750-1816), Bogot, Pontificia Universidad Javeriana, 2005.

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  • fenmenos simultneos en el espacio y no como fenmenos sucesivos en eltiempo. En cambio, en la concepcin de la filosofa latinoamericana de la his-toria de los aos 70, tributaria de la idea moderna de progreso, est la idea quelos pases latinoamericanos recin entran a la mo dernidad a partir de la confor -macin de los estados nacionales en los procesos de independencia. La supo-sicin que prevalece en esta postura es que la sociedad colonial es pre-moder-na o pre-capitalista en tanto las relaciones de produccin no son asalariadas. Sepiensa que la independencia jurdico-poltica de las periferias va unida a las re -laciones de produccin capitalistas. Esta es una forma de leer la sociedad lati-noamericana a partir de una traduccin marxista.

    Si la modernidad no puede ser entendida sin la colonialidad del poder,significa adems que no hay una sola lgica de poder, la acumulacin capita-lista que instrumentalice todos los campos, sino patrones de poder constituti-vos a la modernidad, articulados en relacin al conocimiento, al trabajo, a lasrelaciones intersubjetivas y al ser; y que se rearticulan diferencialmente tam-bin en la actualidad global. Quijano ha mostrado a travs de la nocin decolonialidad del poder que el anlisis del sistema-mundo desarrollado por Wa -ll erstein (1974-1989),7 no puede ser cabalmente entendido sino se reflexionaen relacin a una estructura etno-racial de larga duracin, constituida desde elsiglo XVI por la jerarqua europea de cara a lo no-europeo. Esto no lo han vi -sibilizado algunas corrientes de pensamiento, tales como la filosofa latinoa-mericana, la teora de la dependencia, el marxismo como tampoco la teoraposcolonial.8,9 La nocin de colonialidad entonces enfatiza que no hay unasola lgica de acumulacin capitalista que instrumentalice las divisiones tni-co/raciales y que preceda a la formacin de una cultura eurocntrica global (Cas - tro-Gmez y Grosfoguel, 2007: 19). Para Quijano no basta la importancia dela divisin internacional del trabajo como constitutiva al sistema capitalistacomo sostienen los tericos de la dependencia; se debe tener en cuenta el pro-ceso de colonizacin de las Amricas y la constitucin de la economa-mundocapitalista como parte de un mismo proceso histrico que se inicia desde elsiglo XVI y adems la complejidad y la articulacin enredada de los procesossociales que todo eso conlleva; slo as se puede entender que la construccinde una jerarqua racial/tnica global fue simultnea y contempornea espacio-

    7. Immanuel Wallerstein, The Modern World System, 3 vol., Nueva York, Academic Press,1974-1989.

    8. Los autores poscoloniales, tales como Edward Said, Homi Bhabha y Gayatri Spvivak tema-tizaron los vnculos entre la epistemologa occidental y el proyecto europeo de colonizacin,es decir su crtica hace nfasis en el discurso colonial o en la estrategia de otrificacinque dio sentido a la colonizacin europea.

    9. Santiago Castro-Gmez y Ramn Grosfoguel, Prlogo. Giro decolonial, teora crtica y pen -samiento heterrquico en S. Castro-Gmez y R. Grosfoguel, edit., El giro..., p. 17.

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  • temporalmente con la constitucin de una divisin internacional del trabajoorganizada en relaciones centro-periferia a escala mundial (Castro-Gmez yGrosfoguel, 2007: 19). Por tanto, tal como lo asevera Cas tro-Gmez, no exis-te un pre o un pos de la jerarqua racial/tnica a escala mun dial en relacincon el proceso de acumulacin capitalista. Desde la formacin inicial del sis-tema mundo-capitalista, la incesante acumulacin del capital se mezcl demanera compleja y heterognea con los discursos y prcticas racistas, homo-fbicos y sexistas del patriarcado europeo. El proceso de incorporacin peri-frica a la incesante acumulacin del capital no fue lineal, se trata de una arti-culacin complicada con prcticas y discursos racistas, eu rocntricos y, portanto, excluyentes. Desde este punto de vista, la no cin de colonialidad tomadistancia de la idea de colonialismo;10 la colonialidad pone nfasis, por un la -do, en la continuidad de tiempos coloniales en la modernidad, y adems, porotro lado, seala que las relaciones coloniales de poder tienen tambin una di -mensin epistmica. Esto quiere decir que las estrategias simblicas/ideol-gicas, as como las formas de conocimiento eu rocntrico son constitutivas alsistema mundo-moderno capitalista (Castro-Gmez y Gros foguel, 2007: 19).

    As, pues, la colonialidad no es simplemente el resultado o la forma resi -dual de cualquier tipo de relacin colonial. sta emerge en un contexto socio-histrico, en particular en la conquista de las Amricas; y justamente en esaempresa colonial es que el emergente capitalismo se vuelve mundial, y seconju g con formas de dominacin, que fueron necesarias para mantener y jus -tificar el control de los sujetos colonizados en las Amricas. Tal como lo con-cibe Quijano, la colonialidad se refiere entonces a un patrn de poder que per-mite la articulacin entre s del trabajo, del conocimiento, de la autoridad y delas relaciones intersubjetivas a travs del mercado capitalista y de la idea deraza (Quijano, 2000b).

    La propuesta de los tericos de la dependencia de pensar el capitalis-mo como un sistema mundial diferenciado en centros y periferias fue re -tomada y reelaborada en la obra del socilogo norteamericano Immanuel Wa - llerstein, cuya oferta terica del sistema-mundo moderno, desde una pers-pectiva donde confluyen la visin marxista del capitalismo como un sistema

    10. El colonialismo hace referencia al poder econmico y poltico que establece la soberana deun pueblo a otro pueblo o nacin, lo que le constituye en un imperio. Se trata de una estruc-tura de dominacin y explotacin, donde el control de la autoridad poltica, de los recursosde produccin y del trabajo de una poblacin determinada lo detenta otra de diferente iden-tidad y en otra jurisdiccin territorial. De acuerdo a Quijano, el colonialismo no siempre im -plica relaciones racistas de poder, ste es ms antiguo que la colonialidad, sin embargo staha sido ms profunda y duradera en los ltimos 500 aos; pero sta fue originada dentro delcolonialismo, y sin l no habra podido ser impuesta en la intersubjetividad del mundo (Qui -ja no, 2007: 93).

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  • mun dial y la posicin braudeliana sobre la larga duracin histrica, ha rea-bierto y tambin renovado el debate sobre la reconstitucin de una perspecti-va global en la investigacin de las ciencias sociales del ltimo cuarto delsiglo XX.11 En este nuevo contexto est el proyecto latinoamericano moderni -dad/colonialidad que apunta hacia una nueva nocin de totalidad histrico-social, ncleo de una racionalidad no-eurocntrica. La idea de este distinto en -foque latinoamericano es que colonialidad del poder es constitutiva al siste-ma-mundo moderno capitalista. Esto significa, que el proyecto modernidad /co -lonialidad parte de la nocin que la divisin internacional del trabajo entrecentros y periferias, as como la jerarquizacin tnico-racial de las po bla cio -nes, formada y practicada durante varios siglos de expansin colonial europea,no se transform significativamente con la formacin de los Estados-nacinde la periferia (Castro-Gmez y Grosfoguel, 2007: 13). El proyecto la tino a me -ri cano modernidad/colonialidad supone que el fin de las administraciones colo -niales y la formacin de los nuevos Estados-nacin en los pases la tinoa me ri -canos no implica un mundo descolonizado ni poscolonial. De acuer do a al -gunos intelectuales de este grupo latinoamericano asistimos a una transicindel colonialismo moderno a la colonialidad global, es decir actualmente vivimosun proceso en que las formas de dominacin desplegadas por la modernidadse han transformado, pero no la estructura de las relaciones entre centro-peri-feria a escala mundial (Castro-Gmez y Grosfoguel, 2007: 13). Es ta visin en -tonces cuestiona posturas posmodernas que sostienen que el capitalismo globalcontemporneo est desvinculado de la colonialidad; se piensa, por el contra-rio, que el capitalismo global resignifica, en formato posmoderno, las exclu-siones provocadas por las jerarquas epistmicas, ra cia les/t ni cas y de gnerodesarrolladas por la modernidad. Castro-Gmez seala que la estructura de lar -ga duracin contina jugando un papel importante en el pre sente.

    Desde este nuevo enfoque, se podra decir que la propuesta del pro-yecto modernidad/colonialidad es novedosa en tanto es una tentativa de en -tender la cultura entrelazada a los procesos de la economa poltica, y no deri-vada de esos procesos. En este sentido el proyecto toma distancia de la teorasistema-mundo de Wallerstein. Este grupo de trabajo entonces reconoce el pa -pel fundamental de las epistemes, como lo conciben los estudios culturales y

    11. Anbal Quijano, Colonialidad del poder y clasificacin social en S. Castro-Gmez y R.Grosfoguel, edit., El giro..., p. 96. Anbal Quijano hacia el ao de 1996 se encontraba vin-culado a la Universidad del Estado de Nueva York (SUNY), en la ciudad de Binghamton, yadems trabajaba junto con su colega norteamericano Immanuel Wallerstein, quien por esapoca era director del Centro Ferdinand Braudel en Pars. Quijano perteneci durante losaos 70, ligado al proyecto de la teora de la dependencia y, Wallerstein era conocido comoel fundador de uno de los enfoques ms innovadores de la sociologa occidental en esa dca-da, el anlisis del sistema-mundo (Castro-Gmez y Grosfoguel, 2007: 9).

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  • poscoloniales; pero da un paso ms porque les otorga un estatuto econmico,tal como lo entiende el anlisis del sistema-mundo.12 Muchos estudios cultu-rales y poscoloniales actuales han pasado por alto que no es posible entenderel capitalismo global sin tener en cuenta el modo como los discursos racialesorganizan a la poblacin del mundo en una divisin internacional del trabajo(Castro-Gmez y Grosfoguel, 2007: 16,17).

    Por ltimo, el tercer captulo es conclusivo y trata temas que hacen refe-rencia a las alternativas a la modernidad, especialmente a partir del conceptode la interculturalidad del proyecto modernidad/colonialidad y del especial apor -te de Catherine Walsh al proyecto en esa perspectiva intercultural. La idea debase de estas posturas interculturales es que no slo es inevitable el modelo deglobalizacin presente, sino que es posible postular que la globalizacin de -venga en un espacio plural, en donde mundos otros sean posibles.

    Otra categora importante del proyecto modernidad/colonialidad es lade diferencia colonial,13 nocin que implica la articulacin misma de for-mas globales de poder con historias culturales locales que han pasado y pasanpor el peso de la colonialidad del poder. El punto aqu es poner la diferenciacolonial en el centro del proceso de la produccin de conocimientos. En otraspalabras, la irrupcin del otro o la visibilizacin de los conocimientos otrosque promueve el grupo modernidad/colonialidad no puede ser entendida co -mo una misin de rescate fundamentalista o como una propuesta de autenti-cidad cultural, sino ms bien como una otreidad epistmica que se ubica enla interseccin de lo tradicional y lo moderno, en el sentido de complicidadsubversiva con el sistema (Castro-Gmez y Grosfoguel, 2007: 20). A este ti -po de resistencia del otro es lo que Walter Mignolo llama pensamien to fron -terizo y, en cambio, Mary Louis Pratt la nombra como zonas de con tacto.De acuerdo a Pratt, la produccin de significados en zonas de contac to selle va a cabo en los lugares en los que confluyen culturas que han seguido hist -ricamente trayectorias separadas y establecen una sociedad, con frecuencia enel contexto de una relacin colonial.14 Mignolo, de una manera anloga, en tien -de pensamiento fronterizo a la produccin de significados de quienes co rres -

    12. En general, algunos estudios culturales y los poscoloniales caracterizan al sistema mundomoderno/colonial como un sistema de significaciones culturales; es decir, las relaciones eco-nmicas y polticas no tienen sentido en s mismos, sino que adquieren sentido desde mbi-tos semiticos especficos, desde los espacios culturales. En cambio, los tericos del sistemamundo-moderno tienen dificultades para pensar la cultura, de tal manera que hacen hincapien las relaciones econmicas a escala mundial como determinantes del sistema-mundo capi-talista (Castro-Gmez y Grosfoguel, 2007).

    13. Walter Mignolo, Prefacio a la edicin castellana, en Historias locales/diseos globales.Colonialidad, conocimientos subalternos y pensamiento fronterizo, Madrid, Akal, 2003.

    14. Mary Louise Pratt, Apocalipsis en los Andes: zonas de contacto y lucha por el poder inter-pretativo, en Encuentros, Washington, Centro Cultural del BID, 1996, p. 1.

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  • ponden a la otra cara de la modernidad, esto es, a la colonia lidad (Mignolo,2003). De esta manera se puede afirmar que el pensamiento fronterizo o laproduccin de significados en zonas de contacto surgen a partir de la dife-rencia colonial. Justamente las propuestas de la interculturalidad de Walsh yde Escobar son pensadas desde la diferencia colonial.

    Arturo Escobar, en cuanto al tema de las alternativas a la modernidad,enfatiza el lugar de enunciacin del conocimiento; si el locus de enunciacinsigue siendo Occidente, es difcil imaginar alternativas posibles. Escobar re -salta que el imaginario actual de globalizacin, incluyendo sus excesos, en cuen -tra su fuente en la experiencia cultural y econmica de Occidente, de tal ma -nera que dentro de ese imaginario es imposible plantearse alternativas a la mo -dernidad. En otras palabras, las teoras sociales de los ltimos aos que se pre-ocupan de la accin humana desde su dimensin espacial, en estrecha relacincon lo que implica la globalizacin, lo hacen desde el locus de enunciacin deOccidente; esto es, la globalizacin dominante funciona dentro de un espacioeurocntrico. Muchos tericos del mundo actual coinciden en afirmar que yano hay un afuera de la modernidad, que el imaginario moderno im pregnairremediablemente a todo el planeta, su triunfo subyace en haberse vuel to uni-versal.15 Para Giddens, Beck, Lash y Habermas, desde una visin intramoder -na, la globalizacin supone la universalizacin y profundizacin de la moder-nidad.16 Esto quiere decir que las organizaciones racionalizadas como el Esta -do moderno y todas las instituciones modernas, la creacin de medios simb-licos como el dinero y de los sistemas expertos, han llevado al desanclaje odesarticulacin a las actividades sociales de sus particulares contextos de pre-sencia, de sus historias y culturas locales, y las han reestructurado en contex-tos de espacio y tiempo indefinidos. Los sistemas expertos son sistemas tc-nicos o profesionales complejos que sostienen reas enormes de nuestra viday que estn respaldados por la ciencia moderna eurocntrica. Tanto los siste-mas expertos como los medios simblicos exigen confianza no tanto en laspersonas, sino en capacidades abstractas17 que aparentemente to dos valorar-amos. Giddens, Lash y Beck (1997) son de la opinin de que la accin socialest siempre localizada, delineada por relaciones de poder que se desplieganen territorialidades especficas, pero globalizadas. Las localidades de las quehablan estos autores son localidades globalizadas, destradicionalizadas,conectadas a redes mundiales que abarcan todo el planeta.

    15. Arturo Escobar, Ms all del Tercer Mundo. Globalizacin y diferencia, Bogot, InstitutoColombiano de Antropologa e Historia, Universidad del Cauca, 2005.

    16. Esta posicin la mantienen muchos autores contemporneos, vanse Beck (1998); Beck et l.(1997).

    17. Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza Universidad, 1994, p.32-44.

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 17

  • Lo importante en esta presentacin de esta concepcin del mundo in -tra moderna es que los actores ya no se definiran a s mismos a partir de suanclaje cultural en lo local, sino desde sus interacciones locales con lo global.Los conocimientos expertos entonces retroalimentan a la sociedad entera deuna manera muy dinmica, de tal manera que los contenidos culturales sonfru to de ellos, los que estn especialmente relacionados a las instituciones es -tatales y a la economa. Desde este punto de vista, la construccin social deltiem po y del espacio, como legitimacin terica por parte de las ciencias so -ciales y la filosofa modernas, se transforma respecto a los anteriores mode-los de saber modernos (Castro-Gmez, 1998a). Ahora estos autores contem-porneos dan importancia a la dimensin espacial. El tiempo lineal del mode-lo de la ciencia moderna anterior ya no respondera a la dinmica actual delmundo; las actuales teoras sociales modernas empiezan a pensar la dimen-sin espacial de la actividad social; esto implica que accin humana es siem-pre localizada, pero, a su vez, globalizada. Se podra apuntar que en las cien-cias modernas desde el siglo XVIII hasta ya entrado el siglo XX dominabauna epistemologa de carcter histrico en el proyecto de la modernidad euro-pea; los intelectuales y cientficos, los ilustrados y sus seguidores, tales comoHegel y Kant, tenan la funcin de liberar al hombre de la ignorancia y con-ducirlo a la mayora de edad: un estado racional de dominio sobre las con-tingencias de la vida. Hoy en da este tipo de imaginario est en crisis porquela idea de base fue que un aumento progresivo del saber conducira necesa-riamente a un aumento para construir activamente la historia y ponerla bajo elcontrol de la razn del hombre moderno.18

    Autores contemporneos como Habermas, Beck, Taylor, Touraine y Gi -ddens, por nombrar algunos, coinciden en afirmar que la globalizacin de lamodernidad, para mal o para bien, con todos los riesgos que ello implica, seuniversaliza en todo el planeta, es decir, ya no hay un afuera de la moderni-dad (Escobar, 2005). Desde la mayora de estas posturas, la globalizacin nosha lanzado a un experimento cuyos resultados ya no podemos calcular. Becklo dice enfticamente: vivimos en una sociedad planetaria del riesgo.19 Estetrabajo se ubica no dentro de este tipo de concepciones, en las que no hay al -ternativas a la modernidad. Se inscribe en posiciones y proyectos tericos cu -yos intelectuales piensan que s las hay. En sentido la idea de interculturalidades trabajada diferencialmente por algunos intelectuales del proyecto moderni-dad/colonialidad. Se trata concretamente de un proyecto descolonizador que

    18. No hay que olvidar que la razn en este caso era la razn de una raza, de un gnero y de unaclase social.

    19. Ulrich Beck, Qu es la globalizacin? Falacias del globalismo, respuestas a la globaliza-cin, Buenos Aires, Paids, 1998.

    18 MaradelPilarMora

  • Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 19

    debe apuntar junto con otras propuestas y prcticas culturales a la descoloni-zacin del mundo. La descolonizacin del mundo debe ser de todas aquellas re -laciones entrelazadas de poder en relacin al conocimiento, a lo econmico, alo tnico racial, al gnero.20

    El autor portugus De Sousa Santos tiene una concepcin del mundo, di -ferente a la teora social dominante eurocntrica. l invita a reinventar la eman -cipacin social del proyecto de la modernidad. Esto implica una necesidad desuperar los preceptos modernos de las ciencias sociales que han terminado enun conocimiento como regulacin. Las reas y procesos de la realidad social alas que se ha dedicado la ciencia moderna actual, para los cuales dispone unamplsimo repertorio de conocimientos y disciplinas, lo que se puede entendercomo conocimientos expertos en el lenguaje de Giddens y Beck, ha desembo-cado en un conocimiento totalmente regulado, garantizando el orden social apartir de la predominancia estructural de la exclusin.21 El conocimiento comoregulacin en la actualidad ha pasado a ser cmplice del imperialismo global,el cual opera especialmente bajo la imposicin de normas tales como aquellasque sirven para los mercados libres, las nociones culturales de consumo, etc.Entonces, el proyecto de De Sousa Santos invita a reinventar la emancipacinsocial para descolonizar la ciencia moderna, que ha terminado en convertirseen una ciencia hegemnica e institucionalizada, y que ha colonizado del mun -do entero. Pero esa invitacin ya no se debe hacer bajo parmetros modernos,sino buscando los principios de igualdad y solidaridad en aquellos espaciosque han sido silenciados por la teora moderna. De Sousa Santos nos recuerdaque la ciencia moderna desde su inicios trajo consigo la destruccin de variasformas de conocimiento, particularmente aquellas propias de los pueblos bajoel colonialismo occidental (De Sousa Santos, 2003). Esa forma de modelo desaber eurocntrico de la modernidad bajo el traje de los valores universales au -torizados por la razn, subalterniz otras experiencias, otras lgicas y otros co -nocimientos, que hasta la actualidad no son visibilizados por la teora social delproyecto moderno en tanto ha desembocado en un conocimiento como regula-cin. Quiz enfocarse en la continuada vitalidad del lugar, como recomienda

    20. Tal como lo entiende Castro-Gmez, se trata de dirigirse a una segunda descolonizacin,puesto que la primera fue incompleta (iniciada en el siglo XIX por las colonias espaolas yen el siglo XX por las colonias inglesas y francesas), ya que se limit a la independencia jur-dico-poltica de las periferias. Esta segunda descolonizacin tendr que orientarse hacia ml-tiples relaciones de poder, tales como raciales, tnicas, sexuales, epistmicas, econmicas yde gnero que la primera descolonizacin no logr intervenirlas (Castro-Gmez, Grosfoguel,2007: 17).

    21. Boaventura De Sousa Santos, La cada del Angelus Novos: ensayos para una nueva teorasocial y una nueva prctica poltica, Bogot, Universidad Nacional de Colombia, ILSA,2003.

  • Escobar, en los espacios no teorizados por la ciencia social como afirma De Sou -sa Santos, en las historias locales subalternas como afirma Walsh, sea el cami-no para reinventar la emancipacin social de la que habla el autor portugus. Es -tas posturas suponen entonces que hay reas, lugares, historias lo cales que noson del todo capitalistas y justamente en eso subyace su potencial de devenir enalgo diferente.

    Las propuestas de los intelectuales ligados al proyecto mo der ni dad /co -lonialidad son diferentes en cuanto al tema de la interculturalidad, no se trata desoluciones, ms bien de continuas bsquedas. La interculturalidad va unida a laidea de embarcarse en un proceso de desprenderse de las bases del eurocentris-mo e iluminar zonas oscuras y silencios producidos por el saber imperial.

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  • Captulo I

    La filosofa latinoamericana de la Historia y la actual propuesta descolonizadora

    INTRODUCCIN

    Este captulo busca incursionar en el historicismo filosfico latinoa-mericano de los aos 70 del siglo XX, articulado principalmente por el fil-sofo argentino Arturo Andrs Roig. El propsito del proyecto de la filosofacrtica de la historia construido por Roig es un intento de desarticular el pen-samiento eurocntrico a partir de los diagnsticos de la teora de la depen-dencia22 y de la resemantizacin de la figura del brbaro del discurso de lamodernidad. La filosofa latinoamericana de la historia construye narrativa-mente un concepto de Amrica Latina que ha obrado como mbito normati -vo desde el cual se ha pretendido armar un proyecto terico y social de ca rc -ter anticolonialista y, ltimamente intercultural.

    La filosofa latinoamericana en la propuesta de Roig trata de demostrarque en la periferia se producen teoras e ideas que cuestionan el valor uni ver -sal de la conceptualizacin generada en el centro y debate especialmente conel famoso veredicto de Hegel sobre Amrica expuesto en las Lec ciones sobrela filosofa de la historia universal, donde plantea la posibilidad de una re -cons truccin de la historia de las ideas latinoamericanas entendida como lahistoria de la conciencia latinoamericana.23 Desvirtuar este veredicto signifi-ca a los ojos de Roig y Zea ste ltimo tambin autor de la filosofa latinoa-mericana de la historia defender la plena historicidad del mundo americano,la que haba sido negada por Hegel. De tal manera que la filosofa latinoame-ricana de la historia deba ocuparse de redefinir el lugar de Amrica Latinaen el conjunto de la historia mundial. Ese lugar en la historia era entendidocomo el reclamo por parte del colonizado a gozar de las promesas de la mo der -nidad que haban sido negadas por el colonizador.

    Preguntar sobre la manera cmo el discurso latinoamericano de ladcada de los 70 entiende la modernidad y lo colonial es clave en este captu -

    22. La relacin de la teora de la dependencia con el historicismo latinoamericano se abordar enel segundo captulo de esta investigacin.

    23. Arturo Roig, Importancia de la historia de las ideas en Amrica Latina, en Pucar, No. 1,Cuenca, 1977a, p. 55.

  • lo y es un hilo conductor del trabajo investigativo. Qu implicacin conlleva re - clamar las promesas civilizatorias del proyecto moderno para las sociedadesla tinoamericanas en el proyecto del historicismo filosfico? Cabe tambin pre -guntarse, qu ocurrira si en vez de ocuparse como lo hace Roig por rede-finir la historicidad o el lugar de Amrica Latina dentro de la historia mundial,nos preguntsemos por el conocimiento que produce esa historicidad, es decirpor la geopoltica de conocimiento que produce una entidad llamada Am -rica Latina y que a su vez crea una secuencia teleolgica de sucesos llamadoshistoria mundial? Sera sta una perspectiva diferente a la de la filosofa lati-noamericana? Se seguira reclamando el proyecto mo derno para Am rica La -tina o ms bien se empezaran a hacer visibles las autorepresentacio nes que pro-duce el proyecto de la modernidad acerca del colonizador y el colonizado?

    Estas preguntas son centrales al captulo, las que a su vez son justa-mente preocupacin de algunos autores latinoamericanos contemporneos li -gados al proyecto modernidad/colonialidad. Walter Mignolo, semilogo argen -tino, uno de los miembros de este proyecto contemporneo, destaca que Am -rica Latina es una consecuencia y un producto de la geopoltica del conoci-miento imperial, de tal manera que Amrica Latina se fue fabricando comoalgo desplazado de la modernidad. Este desplazamiento haban asumido losintelectuales latinoamericanos de los 70, pero en un esfuerzo por llegar a sermodernos, como si la modernidad fuera un punto de llegada y no la jus-tificacin de la colonialidad del poder.24 Tambin el filsofo co lombiano San -tiago Castro-Gmez sugiere ocuparse no del colonialismo a partir de la dia-lctica amo-esclavo tal como lo hace el historicismo latinoamericano sinoms bien del ordenamiento discursivo que produce determinadas autorepre-sentaciones del colonizador y del colonizado.25 La preocupacin central delpro yecto modernidad/colonialidad es hacer visible el lado oscuro de la moder-nidad, es decir la colonialidad del poder como constitutiva al proyecto moder-no. En otras palabras, tomando el punto de vista de autores involucrados en elnuevo proyecto modernidad/colonialidad, tales como las versiones de Qui ja -no y de Mignolo, el debate actual entre geopolticas de conocimiento y colo-nialidad se ocupa de la colonialidad como la imposicin de un patrn de poderde la modernidad, de una nueva manera que legitima las ideas y las prc ticasen las relaciones de superioridad/ inferioridad entre dominados y do mi na do -

    24. Catherine Walsh, Las geopolticas del conocimiento y la colonialidad del poder entrevistaa Walter Mignolo, en Indisciplinar las ciencias sociales. Geopolticas del conocimiento y co -lonialidad del poder. Perspectivas desde lo andino, Quito, Universidad Andina Simn Bo -lvar, Sede Ecuador / Abya-Yala, 2002a, p. 18.

    25. Santiago Castro-Gmez, Die Philosophie der Kalibane. Diskursive Kronstrutionen der Bar -barie in der lateinamerikanischen Geschichtsphilosophie, Tbingen, Universidad de T -bingen, Facultad de Filosofa, 1996a, p. 5.

    22 MaradelPilarMora

  • res y, del eurocentrismo como perspectiva nica de conocimiento. El euro-centrismo es un tipo de conocimiento imperial que ejerce la colonialidad delsaber, asegurando el control del conocimiento a travs del silencio de los co -no cimientos originarios de los pueblos indgenas y afros, de tal manera que selogra la reduccin y sometimiento de estas sociedades originales a la idea debar barie en contraposicin a la idea de civilizacin, sta ltima ejemplifi -ca a las sociedades europeas modernas.

    Si los marcos interpretativos de la filosofa crtica de la historia ex -puestos por Roig estn ligados estrechamente al ideario histrico filosficodel proyecto de la modernidad (Kant, Hegel y Marx), se puede preguntar: qusignifica articular la crtica al eurocentrismo, tal como lo hace Roig, desde elpropio ideario filosfico del proyecto de la modernidad europea? Significaesto leer a Amrica Latina como si fuera Europa, cmo rplica de una his-toria-modelo-original?26

    Este trabajo quiere resaltar el contexto de produccin de la filosofa lati-noamericana de la historia; esto es relacionar la produccin del historicismofilosfico cuyos mayores representantes son el filsofo argentino Arturo A.Roig y el filsofo mexicano Leopoldo Zea con los discursos sociolgicos y li -beracionistas de la poca. Pero la intencin va ms all de problematizar el lati-noamericanismo de la segunda mitad del siglo XX y su contexto de produc-cin; en el trasfondo est la comprensin de la modernidad, de la colonialidady la interculturalidad, los tres ejes que perfilan la investigacin y, que a su vezconstituyen las nociones centrales del nuevo proyecto modernidad/coloniali-dad. Desde esta perspectiva se trata ms bien de poner en dilogo los concep-tos elaborados por la narrativa latinoamericana de corte historicista (Roig yZea) con un pensamiento crtico que no apunte ms a los referentes ancladosen viejos modelos de transformacin como la filosofa latinoamericana demediados del siglo XX sino que ms bien a la luz del espritu del ForoMundial y de las Amricas se pueda pensar s desde Amrica Latina, pero enun otro mundo posible. Ello por supuesto implicara una resignificacin delo que se entiende por el pensar crtico desde Amrica Latina. Cmo intentacons truir un nuevo pensamiento crtico el proyecto modernidad/colonialidad?Se trata de una pregunta central al proyecto, la de un pensamiento crtico no arrai -gado en el proyecto de la modernidad, sino en lo que ha sucedido en sus mrge -nes, en la colonialidad, el lado oscuro de la modernidad.27

    26. Anbal Quijano, La nueva heterogeneidad estructural de Amrica Latina, en Heinz R.Sonntag, edit., Nuevos temas nuevos contenidos? Las ciencias sociales de Amrica Latinay el Caribe en el nuevo siglo, Caracas, UNESCO / Nueva Sociedad, 1989, p. 33.

    27. Catherine Walsh, Introduccin. (Re)pensamiento crtico y (de)colonialidad), en CatherineWalsh, edit., Pensamiento crtico y matriz (de)colonial, reflexiones latinoamericanas, Quito,UASB / Abya-Ayala, p. 14.

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 23

  • Quiz sea posible la construccin de un paradigma otro (Mignolo,2003) a contrapelo de los discursos que se han construido en la dcada de los70. Si la construccin de este paradigma otro es una posibilidad histricaabierta, entonces se podra pensar que el poder de la modernidad eurocentra-da como una historia local particular subyace en el hecho de que ha produ-cido particulares designios globales de forma tal que ha subalternizadootras historias locales. Tal como interroga Arturo Escobar: puede uno imagi-nar alternativas a la totalidad imputada a la modernidad y esbozarla como unared de historias locales/globales construidas desde la perspectiva de una alte-ridad polticamente enriquecida? (Escobar, 2003: 59). sta es precisamente lapregunta fundamental que se hace el grupo de los pensadores latinoamerica-nos del proyecto modernidad/colonialidad y vislumbra esa posibilidad.28 Sebusca pensar desde la colonialidad, desde la diferencia colonial que la moder-nidad misma ha construido hacia la constitucin de mundos locales y regio-nales alternativos.

    LA FILOSOFA LATINOAMERICANA DE LA HISTORIA Y LA CRTICA AL PROYECTO DE LA MODERNIDAD

    Como ya se ha afirmado, la filosofa latinoamericana de la historia (Roig,Zea) trata de demostrar que en la periferia se producen teoras e ideas que cues -tionan el valor universal de la conceptualizacin generada en el centro y de -bate especialmente con el famoso veredicto de Hegel sobre Am rica, plante-ando la posibilidad de una reconstruccin de la historia de las ideas latinoame ri -canas a partir de un proceso dialctico de concienciacin histrica (He gel), elcual a su vez se asienta en ideales regulativos de carcter antropolgico (Kant);es decir desvirtuar este veredicto significa a los ojos de Roig defender la plenahis toricidad del mundo americano, la que haba sido negada por Hegel.

    El ensayo Calibn. Apuntes sobre la cultura de nuestra Amrica quese publica en 1971 de Roberto Fernndez Retamar29 se convirti en la dca-da de los 70 en un punto de reflexin para el proyecto de la filosofa latinoame -

    28. Los autores incluidos en el proyecto modernidad/colonialidad, involucrados en algunas delas universidades de Amrica Latina y de los EUA, son los siguientes: Anbal Quijano (Per),Edgardo Lander (Venezuela), Santiago Castro-Gmez (Colombia), Catherine Walsh (Ecua -dor), Enrique Dussel (Mxico), Javier Sanjins (Bolivia), Zulma Palermo (Argentina), Wal -ter Mignolo, Arturo Escobar, Freya Schiwy, Fernando Coronil, Nelson Maldonado-Torres,Agustn Lao-Montes, Ramn Grosfoguel (EUA).

    29. Roberto Fernndez Retamar, Calibn. Apuntes sobre la cultura de Nuestra Amrica, BuenosAires, Plyade, 1984.

    24 MaradelPilarMora

  • ricana de la historia (Zea, Roig).30 Concretamente la propuesta de Fer nndezRetamar a los ojos de Zea y Roig represent dos contribuciones im portantes:en primer lugar y, desde la perspectiva de la conformacin de la fi losofa lati-noamericana, una nueva manera de escribir la historia en Am rica Latina;en segundo lugar, un cuestionamiento de las filosofas y de las teoras socia-les consideradas acadmicas, las que son acusadas de vivir al margen de larealidad social, justamente en una etapa en que una serie de hechos polticosy sociales conmocionan a Argentina y tambin al resto de Amrica Latina, ta -les como la cada de los regmenes populistas y su reemplazo por las dictadu-ras militares; el triunfo de la revolucin cubana; el fracaso de los modelos de -sarrollistas; fuertes movimientos de protesta social; la Conferencia de los Obis -pos Catlicos en Medelln, etc. Todos estos hechos con tribuyen a que la inte-lectualidad latinoamericana de la izquierda en los70 presente un fuerte recha-zo al perodo de normalizacin de la filosofa, que tuvo especialmente lugaren la Argentina en la segunda dcada del siglo XX.31 La imputacin del aca-demicismo de la filosofa fue lanzada durante las sesiones del II Con gresoNacional de Filosofa en Crdoba, en 1971, por los formadores del gru po quedara origen a la llamada filosofa de la liberacin.32 Una definicin com-prometida de la filosofa con la realidad poltica y social de los pases latino-americanos, en un contexto revolucionario, es la que busca el movimiento lla-mado filosofa de la liberacin, surgido en Argentina en la dcada de los 70.La filosofa de la liberacin cuyos integrantes en su ma yora estuvieron

    30. Roberto Fernndez Retamar publica este ensayo como una nueva revisin de la simbologashakespeareana de La Tempestad (1611). La propuesta del autor cubano es que la figura deCalibn, smbolo del pueblo mestizo se apropia del lenguaje de Prspero (el lenguaje delcolonizador) y crea a travs de Ariel, el intelectual crtico de Amrica Latina, nuevas repre-sentaciones de su propia historia. Fernndez Retamar explica: Asumir nuestra condicin deCalibn implica repensar nuestra historia desde el otro lado, desde el otro protagonista(Fernndez Retamar, 1984: 52). La figura de Calibn, desde otra perspectiva, sirve actual-mente como base central de la filosofa (afro)caribea.

    31. Como bien se conoce, a partir de la segunda dcada del siglo XX, se produce en Argentinalo que se denomina como el perodo de normalizacin de la filosofa. Bsicamente steconsiste en la introduccin de ctedras de la disciplina en la organizacin universitaria. Esteordenamiento y reconocimiento institucional, que obedece a la secularizacin de las univer-sidades y que coincide con orientaciones fuertemente antipositivistas, implica la adopcin depautas y procedimientos acadmicos en el plano de la produccin y transmisin de conoci-miento respectivo (Ortiz, 1995: 95).

    32. El pensamiento filosfico de carcter liberacionista, siendo su mximo representante el fil-sofo mexicano Enrique Dussel, se mova por la conviccin de que no son procedimientosacadmicos los que legitiman el estatus cognoscitivo de la filosofa, sino su capacidad de unapraxis transformadora de la realidad social y su capacidad de estructurarse como un sabercontextual; sta deba tener una funcin crtica, y por tanto, emancipadora (Ortiz, 1995: 98;Mahr, 2000: 23); vase al respecto el estudio clsico de Cerutti Guldberg (1983) acerca dela filosofa de la liberacin.

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 25

  • impulsados inicialmente por la fe cristiana enfatiza entonces la dimensinsocial de la filosofa.33 Leopoldo Zea y Arturo Roig se encuentran dentro deldebate de la liberacin, pero optan por una posicin historicista dentro delambiente intelectual filosfico de la poca.

    Qu significa para Leopoldo Zea y para Arturo Roig destacar la di -mensin social de la filosofa y cul es su vinculacin al respecto con el vere-dicto de Hegel sobre Amrica? Para ambos autores sta se relaciona directa-mente con la defensa de la plena historicidad del mundo americano, la que ha -ba sido negada en el veredicto de Hegel sobre Amrica.34 Tanto Zea como Roigse dedican al estudio de la historia de las ideas latinoamericanas, esto es a unareconstruccin de las ideas latinoamericanas entendidas bajo un eje temporalhistrico, ordenado segn criterios secuenciales y evolucionistas. Zea, bajo lasombra de Ortega y Gasset, pensara que el acceso al papel que han ejercidolas ideas filosficas europeas en la salvacin de la circunstancia, permitira elconocimiento del ser del hombre latinoamericano y, por tanto como l mis -mo lo sostiene la afirmacin de la unidad cultural de Amrica Latina.35 Roig,en cambio, piensa que habra que buscar aquellas ideas, que arraigadas en la pra-xis concreta, en las luchas populares de liberacin, consiguieron desenmasca-rar los mitos encubridores del discurso colonialista.36 Los dos filsofos estnconvencidos que el humanismo terico-prctico de la modernidad europea esel punto de partida para buscar una inversin del sentido de la filosofa de lahistoria hegeliana, tal como en su momento lo haba intentado Marx. En estesentido, la dimensin social de la filosofa conlleva una in ten cio na lidad crti-ca: su capacidad para transformar la sociedad latinoamericana (Or tiz, 1995:98-99) a un nivel ms humano; siempre que se entienda la hu manizacinco mo un proceso dialctico de concienciacin.

    33. Gustavo Ortiz, La filosofa en Argentina. Una interpretacin de sus problemas actuales, enRal Fornet-Betancourt, edit., Concordia Reihe Monografien. Band 14. Fr Enrique Dussel.Aus Anlass seines 60 Geburtstages, Aquisgrn, Verlag der Augustinus Buchhandlung, 2005,p. 98.

    34. El veredicto de Hegel sobre Amrica consiste en afirmar que en Amrica no existen creacio-nes originales del espritu, sencillamente porque Amrica es naturaleza. El arte, la religin,las instituciones polticas, la filosofa son expresiones del mundo europeo. Las objetivacio-nes del espritu que hacen de un pueblo consciente de s mismo (autoconciencia) son expre-siones de Europa. Y si la historia para Hegel es el proceso dialctico a travs del cual un pue-blo va tomando conciencia de sus propios intereses, entonces es claro que Amrica es un con-tinente sin historia (Castro-Gmez, 1996a: 4). Por ello mismo es un pueblo inmaduro y pri-mitivo que necesita de la tutela europea (GWF Hegel, Lecciones sobre la filosofa de la his-toria universal, Madrid, Alianza, 1980).

    35. Leopoldo Zea, El pensamiento latinoamericano, Barcelona, Ariel, 1976, p. 48.36. Arturo Roig, El pensamiento latinoamericano y su aventura (I), Buenos Aires, Centro Editor

    de Amrica Latina, 1994a, p. 78-83.

    26 MaradelPilarMora

  • De este modo podemos sealar que la filosofa latinoamericana de lahistoria, especialmente aquella articulada por Roig, se siente heredera de la cr -tica marxista. Esa herencia es movida por impulsos semejantes que le daranvida a la crtica marxista: por desenmascarar situaciones alienantes que esta-ban en fragante contradiccin con los ideales de libertad, justicia, y humaniza -cin del pensamiento moderno. De acuerdo a la opinin de Roig, en He gel,to da alienacin era un momento necesario para alcanzar un reencuentro delespritu, en planos cada vez ms altos, ahora, en Marx, toda alienacin es par -te y simplemente prdida de ser.37 La crtica, afirma Roig, movida por la sos-pecha, haba pasado a tener un fundamento real en el marco de una dialcticade los hechos y no en el de una mera dialctica discursiva. Para Roig, este sen-tido crtico moderno incidi de manera radical en el ordenamiento y sentidode los saberes y prcticas (Roig, 1996: 20) y, por tanto, tambin de ba inci-dir en la conformacin de una filosofa latinoamericana comprometida con laliberacin de los pueblos latinoamericanos. As lo comprende Roig. Es impor-tante destacar que Roig asume el concepto de historia del proyecto moder-no con todas sus implicaciones: sta es un movimiento universal de humani-zacin, la autoconciencia es el resultado de la dialctica social o de la dialc-tica de los hechos entre opresores y oprimidos, y la crtica filosfica juega enese proceso un papel fundamental.

    Entonces, desde el marco del humanismo terico-prctico de la mo -dernidad europea, Zea y Roig piensan que la estrategia sugerida por Fer nn -dez Retamar, esto es la utilizacin de Calibn como smbolo del pueblo opri-mido es en realidad una estrategia de Ariel, smbolo del intelectual crticode Amrica Latina (Castro-Gmez, 1998a: 179). Al colocarse del lado de Ca -libn defiende sus intereses, hace uso de los mismos instrumentos concep-tuales del proyecto filosfico de la modernidad, pero ya no como recurso dedo minacin, sino como un recurso de liberacin. Por esta razn Roig opinaque la apropiacin de los instrumentos conceptuales de la modernidad por par -te del sujeto latinoamericano significa un continuo proceso de transmuta-cin axiolgica, es decir sirve ahora para maldecir al opresor.38 En otraspalabras, apropiarse de la figura Calibn o barbarie utilizada por el colo-nialismo nombre que sirvi para negar la originalidad cultural y la histori-cidad de los pueblos oprimidos significa ahora desvirtuar concretamente elveredicto hegeliano sobre Amrica. Segn Roig (1982: 51): Un nuevo hom-

    37. Arturo Roig, La filosofa latinoamericana ante el descentramiento y la fragmentacin delsujeto. Una respuesta a la problemtica de la identidad y la alienacin, en Intersticios.Filosofa. Arte. Religin. Utopa y Arte, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1996.,p. 22.

    38. Arturo Roig, Teora y crtica del pensamiento latinoamericano, Mxico, FCE., 1981, p. 51.

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 27

  • bre ha surgido que, por fuerza de los hechos, no renuncia al legado impues-to, en este caso, la lengua o los instrumentos de trabajo, sino que da a ellos unnuevo valor, su valor intrnseco y crea una lengua para maldecir lo cual supo-ne una forma espontnea de descodificacin del discurso opresor.

    Como se puede apreciar la crtica al colonialismo en el proyecto de lafilosofa latinoamericana de la historia pasa necesariamente por un rescate dela autenticidad cultural de los pueblos colonizados. Se lo entiende como undis curso anticolonialista porque el rescate de la autenticidad cultural de lospueblos colonizados se justifica como un arma ideolgica de lucha contra elcolonizador, los invasores, que amenazan la construccin de un mundo obje-tivo, propio, un mundo de la cultura latinoamericana. Los encargados derepresentar la cultura latinoamericana en su autenticidad, de representar alas clases populares son los intelectuales crticos que podan impugnar alcolonizado en su propio idioma, utilizando sus mismos conceptos. Se asumeentonces que los sujetos realizan su identidad en el Estado nacional-popular,el nico espacio de la realizacin de la cultura latinoamericana. El Estadonacional-popular era tenido como el agente de liberacin y descolonizacinen el Tercer Mundo. Entonces la concepcin del colonialismo de los discur-sos latinoamericanos en los aos 60 y 70, estimulada por los procesos de libe-racin nacional que se vivan en Asia, frica y por los movimientos popula-res a lo largo del continente el triunfo de la revolucin cubana giraba en tor -no al Estado nacional-popular en contraposicin al Estado metropolitano, elcual era visto como agente del imperialismo.39

    Roig y Zea reclaman la modernidad para Amrica Latina, la que ha -ba sido negada en el proyecto hegeliano y en el proyecto moderno europeo.Si la historia es entendida como un proceso dialctico de concienciacin en -ton ces resulta claro que para ambos filsofos latinoamericanos era importan -te escribir la nueva historia desde el punto de vista del colonizado, cosa quepara Hegel no era posible puesto que Amrica es calificada como naturale-za.40 Los ideales civilizatorios libertad, igualdad, racionalidad, progreso que

    39. La crtica al colonialismo en la filosofa latinoamericana de la historia vena motivada por lacre encia en un mbito de exterioridad frente al estado metropolitano imperialista. Cabe des-tacar que para el proyecto modernidad/colonialidad el asunto central ya no es el colonialismo,sino la colonialidad. Visibilizar la colonialidad es entender que el lado oscuro de la moderni-dad es un patrn de poder que ha existido desde la conquista de Amrica y se ha re-articuladodiferencialmente en la constitucin de los estados nacionales; visibilizar la colonialidad de lamodernidad es determinar al eurocentrismo, la colonialidad del saber, como perspectiva nicade conocimiento que ha subalternizado conocimientos y prcticas de otros sujetos, las que no en -tran dentro del canon occidental epistemolgico. La colonialidad como patrn de poder entonceses constitutiva a la modernidad y la nocin de Tercer Mundo es parte de su lgica clasificatoria.

    40. Las concepciones universales del conocimiento han propuesto la separacin del ser humanode la naturaleza. Esta separacin es particularmente evidente en todos los discursos del pro-

    28 MaradelPilarMora

  • el colonizador utiliz para negar la historia del colonizado, son ahora recla-mados por ste para encontrar su lugar en el proceso dialctico de la histo-ria universal (Castro-Gmez, 1996a: 5).

    La filosofa latinoamericana de la historia (Roig y Zea) escribe la his-toria desde el punto de vista de la barbarie o del colonizado, siendo sta asla prueba que permitir demostrar a Hegel que en la historia tambin se reali-za la barbarie. La pregunta central que se podra hacer al proyecto de la fi -losofa latinoamericana es la siguiente: No es paradjico escribir la historiadesde el punto de vista de la barbarie, apelando al mismo tiempo a me ca -nismos de saber del proyecto filosfico de la modernidad europea? Desde estaperspectiva de anlisis interesa entonces el debate de la filosofa latinoameri-cana de la historia con respecto al proyecto de la modernidad (Kant, Hegel,Marx), cules son sus alcances y cules sus limitaciones.

    Zea y el proyecto de la filosofa latinoamericana de la historia

    Entre las dcadas de los aos 40 y 50 del siglo XX, la intelectualidadla tinoamericana encara dos problemas considerados como fundamentales: elde la identidad filosfica y el de su liberacin conceptual (Gracia, 1989: 194).La pregunta acerca si existe una identidad filosfica latinoamericana se laentiende en cuanto la relacin ntima entre filosofa y cultura (Gracia, 1989:194-195). El tema de la identidad filosfica iba unido al debate acerca de laposibilidad o imposibilidad de una filosofa latinoamericana, el cual se exten-di hasta toda la dcada de los 70. Muchos pensadores, apelando al veredictode Hegel, negaron rotundamente tal posibilidad.41 El pensamiento filosficodel mexicano Leopoldo Zea desde los aos 40 se introduce en este debate des -de el contexto del historicismo latinoamericano y ms bien procura contra-rrestar las opiniones de la imposibilidad de una filosofa autnticamente la ti -noamericana.

    De esta manera, Leopoldo Zea ya desde los aos 40, parte del histori-cismo orteguiano acogido en Mxico por Samuel Ramos y reforzado intensa-mente por Jos Gaos. Este camino del historicismo estuvo marcado por la in -fluencia de Ortega y Gasset, quien desde los aos 20 haba venido elaboran -

    greso y de la modernidad que afirman la supremaca del tiempo sobre el espacio y de la cul-tura sobre la naturaleza y finalmente terminan conceptualizando la naturaleza como unadimensin constitutiva de la riqueza moderna y, en s, del desarrollo del capitalismo (Walsh,2002b: 187).

    41. Vanse, por ejemplo, los comentarios de Mir Quesada (1986: 1024-1034) sobre la origina-lidad de la filosofa latinoamericana en su artculo, y la discusin de la identidad en Murena(1954). Vase sobre la discusin de la identidad y de originalidad de la filosofa latinoame-ricana en Gracia y Jaksic (1983: 11-50).

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 29

  • do una fuerte crtica a las aspiraciones positivistas de poder fundamentar el co -no cimiento exclusivamente a travs de las representaciones de una razn me -tahistrica (Castro-Gmez, 1996a: 71). Para Ortega las ideas no son princi-pios derivados a priori de una razn ubicada ms all del mundo de la vida,sino creencias histricas que emergen a posteriori como fruto de la relacin di - nmica entre el sujeto y su mundo. Zea est convencido de que ha llegado elmomento de la generacin intelectual a la que l pertenece de hacer centro dereflexin filosfica la circunstancia mexicana primero y latinoamericana des-pus.42 En otras palabras, se aspira apropiarse de Ortega y Gasset al asumir ellegado intelectual de la generacin a la que l pertenece (Antonio Caso, Sa -muel Ramos, Jos Gaos) y en segundo lugar, de ligar las ideas filosficas alcontexto circunstancial. El historicismo orteguiano, en opinin de Zea, le ha -ba permitido a Ramos y Gaos desenmascarar las pretensiones abstractas de uni -versalizacin del pensamiento europeo. El hecho de reconocer que ningndis curso llega a trascender su propia contextualizacin, significa a su vez des-cubrir que el pensamiento se universaliza nicamente a partir de la propia rea-lidad concreta en la que ste toma cuerpo (Zea, 1976: 43). Esta es la impor-tancia que da Zea al estudio de la historia de las ideas latinoamericanas. Estanecesidad de averiguar cmo se han articulado las ideas filosficas en el con-texto histrico le lleva a Zea a continuar con la labor de su maestro Gaos: pro-mover intensamente el estudio de la historia de las ideas en todo el continen-te y a crear lazos de cooperacin entre los filsofos latinoamericanos (GmezMartnez, 1995: 140-144).

    En 1947, Zea propuso a la Comisin de Historia del Instituto Pana -mericano de Geografa e Historia (dependiente de la organizacin de EstadosAmericanos) la formacin de un Comit de Historia de las Ideas. Al aceptar-se la propuesta, tuvo lugar la primera reunin precedida por Zea. El Fondo deCultura Econmica crea la coleccin de Tierra Firme en apoyo a la iniciativade Zea. En 1956 tuvo lugar en San Juan de Puerto Rico el primer seminariode historia de las ideas a nivel interamericano. All se crearon comisiones na -cionales para impulsar el estudio de las ideas filosficas de cada pas en bs-queda de identidad nacional y a su vez se decide la publicacin peridica deLa Revista Historia de Las Ideas. En el mbito mexicano, finales de la d cadade los aos 40, Zea promueve una generacin de pensadores que se autodeno -mina Grupo Hiperin, cuyo lema es la filosofa como compromiso y averi-guar si los discursos de los pensadores nacionales y latinoamericanos ha bansi do capaces de articular un pensamiento original. Ya para la dcada de los 60y 70, el estudio de la historia de las ideas haba conseguido finalmente conver -

    42. Jos Luis Gmez-Martnez, Pensamiento de la liberacin. Proyeccin de Ortega y Gasset enIberoamrica, Madrid, EGE, 1995, p. 149-157.

    30 MaradelPilarMora

  • tirse en un saber historiogrfico que permita ser una herramienta de autoco-nocimiento. La creacin de instituciones de estudios latinoamericanos comode ctedras de historia de las ideas en las universidades latinoamericanas diolu gar al establecimiento permanente de este saber historiogrfico. La promo-cin que tuvo el estudio de la historia de las ideas se extendi a casi todos lospases latinoamericanos, crendose as centros especializados en es tudios lati-noamericanos como los siguientes: El Colegio de M xico, El Centro de Es tu -dios Latinoamericanos de la Universidad Autnoma de Mxico, El Ins tituto deFilosofa de la Universidad de Buenos Aires, El Ins tituto de Filosofa de la Uni -versidad de Sao Pablo, El Centro de Estudios de Cear, El Centro de Es tudiosLatinoamericanos Rmulo Gallegos de Ca racas, El Instituto de Es tudios La -tinoamericanos Manuel Ugarte en Buenos Aires, El Centro de Es tudios La -tinoamericanos de la Pontificia Universidad Catlica de Quito, etc. (Roig, 1993c:47-80).

    Zea hace una distincin entre la historia de las ideas europeas y la his-toria de las ideas latinoamericanas. La primera, nos dice, se refiere a expre-siones de una filosofa, un pensamiento y una cultura surgidas de ella misma;en cambio, la historia de las ideas como expresin de nuestra historia y cultu-ra latinoamericanas no se refiere a sus propias ideas, sino a la forma comoideas europeas han sido adaptadas a la realidad latinoamericana.

    En la historia de la filosofa europea u occidental est, entre otros, el pla-tonismo, el aristotelismo, el tomismo, la ilustracin, el liberalismo, el positi-vismo, el idealismo, el historicismo, el existencialismo y el marxismo. La his-toria de esta filosofa se referirn a stas sus mltiples expresiones, pero siem-pre a expresiones de su filosofa. Esto no sucede con nuestra historia de lasideas filosficas que hablarn del idealismo, el tomismo, la ilustracin, el libe-ralismo, el positivismo, el historicismo o el marxismo en Latinoamrica. Nodel liberalismo o el positivismo de esta Amrica, sino de cmo estas filosof-as fueron recibidas, utilizadas o no. [...] filosofa, no de los propios filosofe-mas adoptados, sino del espritu o sentido que originaron esta adopcin. Sen -tido que lo es ya de la realidad propia de esta Amrica, expreso en las motiva-ciones que han dado origen a la historia de las ideas en Latinoamrica.43

    Como se puede apreciar, Zea est convencido que la tarea adecuadapara buscar la identidad cultural latinoamericana es examinando cmo han si -do utilizadas las ideas europeas para la resolucin de la circunstancia concre-ta. No interesa hacer filosofa de los propios sistemas europeos, sino buscar elsentido, la funcin que un sistema pudo haber tenido en una propia circuns-tancia especfica. En otras palabras lo importante sera ver si la adopcin de

    43. Leopoldo Zea, Filosofa de la historia americana, Mxico, FCE, 1987, p. 15-16.

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 31

  • un sistema filosfico europeo tuvo alguna funcin prctica en la resolucin deproblemas y necesidades propias ligados a circunstancia nacional.

    Para muchos pensadores, tanto mexicanos como de otros pases lati-noamericanos, el desate de la Segunda Guerra Mundial favoreci este am bien -te de reivindicacin de lo propio44 el que tambin encajaba dentro de unfuerte ambiente nacionalista, cuyo protagonista central era el Estado. El sen-timiento nacionalista que caracteriza la poltica de los pases latinoamericanosde esa poca, pero particularmente en Mxico, ayuda a difundir ampliamentelas ideas de Zea. La joven intelectualidad mexicana haba hallado que el cir-cunstancialismo orteguiano se adecuaba perfectamente a su proceso de re fle -xin despus de la experiencia de la revolucin mexicana de 1910. Para los pen -sadores mexicanos no slo el obrar de acuerdo a los intereses nacionales eralo adecuado, sino que haba que formular un discurso propio que permitie-ra crear una fuerte cultura nacional. Se intentaba asegurar la unidad de la na -cin a travs de un Estado que asuma una posicin protagnica en la socie-dad, garantizando la identidad nacional y un proceso de modernizacin sobrela base de la promocin de la industria nacional y de una economa planifica-da (Rowe y Schelling, 1993: 181-202).

    La crisis europea significaba el tambaleo de una cultura que se habapresentado como hegemnica y, desde el punto de vista filosfico se hacanecesario demostrar que el discurso filosfico europeo, que se haba presen-tado como un saber necesario y universal, estaba vinculado vitalmente a cir-cunstancias concretas, es decir a la ilustracin europea. De tal manera que mu -chos autores latinoamericanos pensaban que Iberoamrica haba iniciado unanueva etapa en la que se impone la necesidad de participar con voz creadora,de contribuir con el propio discurso axiolgico, a la cultura universal. Esta esla lnea de la reflexin de Zea. Para ello era necesaria la recuperacin siste-mtica de las ideas polticas, sociales, morales, filosficas del pasado latino-americano (Gmez-Martnez, 1995: 108).

    El objetivo de Zea es mostrar que los pueblos latinoamericanos nosolamente hacen parte de la historia universal, sino que han logrado realizarun aporte decisivo al proceso de humanizacin de la humanidad. La prueba deesto era que las ideas que se han articulado en Amrica Latina son respuestasa las necesidades histricas de nuestras sociedades, es decir han pasado porun proceso de adaptacin gracias a la labor de las generaciones de intelectua-les latinoamericanos y, en ese sentido, estn vitalmente vinculadas a circuns-tancias concretas. Zea est convencido que al lograr una visin de conjunto deeste proceso de adaptaciones a circunstancias concretas sera posible conocerla esencia de nuestro modo especfico de ser en la historia. Para ello era im -

    44. Tzvi Medin, Ortega y Gasset en la cultura hispanoamericana, Mxico, FCE, 1994, p. 168.

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  • portante la elaboracin de una filosofa de la historia latinoamericana, en don -de sea posible narrar la racionalidad histrica de estas adaptaciones que, enopinin de Zea, se refiere a un esfuerzo que ha llevado el hombre latinoame -ricano por deshacerse de su pasado para rehacerse de un presente extrao. Lahistoria latinoamericana se caracteriza entonces como un proceso de yuxta-posicin de negaciones (Zea, 1987: 17).

    Sin lugar a dudas, el proyecto de Zea se ubica en la mdula del pro-yecto de la modernidad europeo, su filosofa de la historia viene a ser una na -rracin del proceso recorrido por la conciencia latinoamericana en la histo-ria en su afn de humanizacin, tal como Hegel haba construido la historia,como un proceso dialctico de humanizacin; slo que para Zea, la filosofade la historia europea que se ejemplarizara en Hegel viene a ser la antpo-da de la filosofa de la historia expresada en Amrica (Zea, 1987: 19). Enopinin de Zea, el hombre europeo ha vivido la historia dialcticamente, asi-milando el pasado en el presente y proyectndose en un futuro de superacin.En cambio, la diagnosis de la historia de Latinoamrica, como resultado de lareconstruccin de la evolucin de historia de las ideas latinoamericanas, seraque el hombre latinoamericano ha vivido su historia no asimilando su pasa-do, adoptando una realidad extraa fuera de su posible realizacin. En otraspalabras, Latinoamrica ha vivido su historia a la manera de yuxtaposiciones,ha negado radicalmente su pasado para sobreponer un nuevo proyecto extra-o, que tambin luego ser negado y sustituido por la adopcin de otro. Ese pro -ceso lo llama Zea una sucesin de proyectos histricos. Yuxtaposicin de re -alidades, de una u otra forma, ajenas al sujeto que rechaza y adopta (Zea, 1987:20). Esta manera de vivir la historia en Latinoamrica, esta especial dia lc -tica sobre la base de yuxtaposicin de negaciones, se debe a la con ciencia demarginalidad que aqueja a los pueblos del tercer mundo (Zea, 1987: 21).

    As mientras Europa realiza histricamente la libertad del hombre me -diante un proceso dialctico, en Amrica Latina el camino hacia la libertad nofue siempre dialctico, sin embargo esa extraa lgica, la lgica del bova-rismo45que atraviesa por entero la historia latinoamericana desde el sigloXVI hasta comienzos del siglo XX es una prueba, que demuestra en especiala Hegel, de que el camino seguido por la conciencia europea no es el nicoque conduce hacia la meta final de la historia universal (Zea, 1987: 166). Sloa comienzos de siglo XX se empezara a vivir en Latinoamrica una verdade-ra toma de conciencia dialctica de nuestra realidad (Zea: 1987: 270-271). Elproyecto asuntivo, obra conjunta de tres generaciones de pensadores, per-tenece a esta etapa como el tercer momento de concientizacin latinoameri-

    45. Zea (1987: 20) pone como ejemplo al personaje Madame Bovary de Flaubert quien, al igualque los pueblos latinoamericanos, ha tomado la misma actitud: [R]enegar de la propia rea-lidad, no tomarla en cuenta, adoptando una realidad extraa.

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 33

  • cana y que su vez corresponde a la ltima figura de la trada definida porHegel en la Fenomenologa. La generacin de principios del siglo XX, vienea ser para Zea el grupo de pensadores que inicia este proyecto. Intelectualescomo Rod, Vasconcelos, Zumeta, Ugarte, Mart, etc., habran combatido elpositivismo de generaciones pasadas a partir del espritu latino de nuestraAmrica con el fin de hacerse partcipes de los valores de la modernidad. Deacuerdo a Zea, un nuevo humanismo se hara presente, es decir la posibilidadde anunciar una civilizacin en donde reinen las leyes morales, la autonomacultural y la justicia social. Esta generacin comunica un nuevo mestizaje, unanueva raza, la de un nuevo hombre que fuera la sntesis de los valores propiosdel conquistador y los propios del conquistado (Zea, 1976: 424). La ge ne ra -cin de los aos 40 y 50 retoma este proyecto (Ramos, Gaos, Arciniegas, Mar - tnez Estrada, Romero, etc.) y ms tarde la generacin de los aos 60 y 70 (elpropio Zea, Mir Quesada, Gutirrez, Salazar Bondy, Roig, etc.), como clarasexpresiones del pensamiento latinoamericano que partiendo de su propia iden -tidad cultural, reclaman los valores de la cultura occidental no slo para los pue -blos dominados, sino para el hombre en general. De este modo, Zea piensaque ha llegado el momento histrico en que Amrica Latina vuelve sobre smis ma para lograr una conciencia ms amplia de libertad, abrien do el caminode la verdadera humanizacin de la humanidad (Zea, 1976: 513). El siglo XXpara Zea es el momento de la contribucin de la conciencia latinoamericanaa la humanizacin del hombre. El derecho latinoamericano a ejercer un papelprotagnico en la historia mundial se debe a su carcter de tercermundista, susdemandas darn sentido a otros pueblos dominados (Asia, fri ca, y Oceana)para reclamar sus propios derechos.

    Siguiendo de cerca la prediccin de Hegel, Zea mira la historia del con -tinente americano como fruto del enfrentamiento entre la conciencia sa jo na,que se considera heredera de los ideales libertarios de la modernidad eu ro pea, yla conciencia latina, que reclama su parte en esa herencia (Cas tro-G mez,1996a: 82). Segn Zea, Hegel haba tenido razn en su intuicin de Am ricacomo pas del porvenir. Haba llegado el momento en que el espritu tome enAmrica conciencia de s mismo para realizar ms ampliamente las posibi -lidades de libertad ya declaradas en la Revolucin Francesa y celebradas en la fi -losofa de la historia de Hegel. De esta manera, la historia despus de Hegel, esla historia de la transferencia de este rol de Europa a Am rica, de Amrica del Nor -te a Amrica del Sur. Desde este punto de vista, la profeca de Hegel so bre el fu -turo de Amrica es interpretada como la ltima etapa del progreso del espritu,puesto que la conciencia latinoamericana proyecta una reconciliacin total.46

    46. Gregor Sauerwald, Es Amrica el eco del viejo mundo y el reflejo de la vida ajena?, enrevista Cultura, No. 14, Quito, Banco Central del Ecuador, 1982, p. 55.

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  • En esta etapa se dara la lucha continental entre el norte y sur, entre EstadosUnidos en donde efectivamente, como Hegel intuy, la libertad encontr sums extraordinaria encarnacin, pero limitada a sus propios creadores y Am -rica Latina, que al nacer el siglo XX daba muestras de haber alcanzado unacon ciencia ms amplia de la libertad humana (Zea, 1976: 21). El proyecto asun -tivo es la muestra de esta conciencia latina en su mxima expresin, un pro -yecto que muestra a Amrica Latina en su realidad histrica, luchando con-tra el imperialismo de los Est ados Unidos, por el fortalecimiento del propio Es -tado, por la soberana nacional y por la identidad cultural.47 La revolucin me -xicana de 1910, la conformacin del APRA en el Per, el peronismo argenti-no, la revolucin cubana, etc., son claros sntomas de la conciencia latinoame -ricana en su proceso de liberacin (Zea, 1976: 22). Este es el relato de Zea.

    Roig y la filosofa latinoamericana de la historia

    Arturo Roig concibe su proyecto filosfico como una superacin crti-ca a la posicin del mexicano Leopoldo Zea, quien haba desarrollado, en suopinin, una concepcin de filosofa de la historia latinoamericana como unafilosofa de la dialctica de la conciencia latinoamericana, es decir, comouna filosofa del concepto, como la haba propuesto Hegel, pero esta vezplanteada desde la periferia (Roig, 1994a: 65). Por otro lado, el proyecto deRoig se presenta como una respuesta a la polmica ocasionada en 1968 por elperuano Augusto Salazar Bondy con la publicacin de su libro Existe unafilosofa de nuestra Amrica? Esta obra plantea la problemtica de la autenti-cidad del pensamiento filosfico latinoamericano y la de liberacin concep-tual.48 De acuerdo a la opinin de Roig, Salazar Bondy haba hecho unarecepcin del marxismo desde el punto de vista crtico, haba dado el pasodefinitivo para entender a la filosofa como un pensar crtico en funcin prc-tica; en otras palabras, a pesar de que Salazar Bondy neg la existencia de unafilosofa autntica u original en Amrica Latina, mientras se mantuviera lasituacin de dependencia econmica y poltica con respecto a las potenciasmundiales; sin embargo, este autor haba planteado la posibilidad futura deuna conciencia lcida o crtica, capaz de incidir en las condiciones opresi-vas que aquejan a los pueblos latinoamericanos. Este autor haba interpretado

    47. La intelectualidad latinoamericana, los tericos de la dependencia y los de la filosofa lati-noamericana ligados a ella, se encuentran bajo el fenmeno del populismo que se vena for-taleciendo desde los aos 30, y por tanto se piensa en un Estado fuertemente centralizado. Elpopulismo se caracteriza por el empleo poltico de lo popular como definicin de identi-dad nacional (Rowe y Schelling, 1993: 181).

    48. Vase Horacio Cerutti: La polmica entre Augusto Salazar Bondy y Leopoldo Zea, en Fi -losofa de la liberacin latinoamericana, Mxico, Tierra Firme, 1983, p.161-167.

    Desdelafilosofalatinoamericanahaciaunproyectodescolonizador 35

  • la dependencia econmica de los pueblos latinoamericanos como una situa-cin histrica estructural del imperialismo, de tal manera que si el pensamien -to filosfico pretende ser crtico deba ser referenciado dependencia es truc tu -ral, tal como los tericos de la dependencia haban entendido la crtica. Sala -zar Bondy haba opinado lo siguiente: 49

    La filosofa tiene una nica posibilidad de ser autntica en medio de lainautenticidad que la rodea y la afecta: convertirse en la conciencia lcida denuestra condicin deprimida como pueblos y en el pensamiento capaz de desen-cadenar y promover el proceso superior de esta condicin. La filosofa crticaadems [...] debe ser una conciencia canceladora de prejuicios, mitos, dolos,una conciencia apta para develar nuestra sujecin como pueblos y nuestra de -pre sin como seres humanos; en consecuencia , una conciencia liberadora de lastrabas que impiden la expansin antropolgica del hispanoamericano.

    Justamente esta postura de considerar en un futuro a la filosofa comoherramienta crtica, desenmascaradora de posiciones ideolgicas en tanto seencuentra enraizada en la sustancia histrica o praxis de nuestros pueblos opri-midos, vino a ser la clave que le permiti a Roig, la ampliacin metodolgi-ca de la filosofa latinoamericana.50 Esta ampliacin es entendida por Roigcomo una superacin al latinoamericanismo filosfico de los aos 40, segn elcual la historia de las ideas se haba limitado a estudiar y sacar a la luz el que-hacer ideolgico de los intelectuales al interior de una circunstancia nacio-nal. Una filosofa de la historia, como la propuesta de Zea, construida sobrela base de adaptaciones de ideas europeas a la circunstancia nacional, tena elpeligro de volverse un saber al servicio de una clase privilegiada; adems conla agravante de convertirse en la historia de las ideas de los letrados. Continuarexaminando las ideas filosficas como simples reacciones de los letrados a de -terminados imperativos de la circunstancias, significaba, en opinin de Roig,quedar atrapados en un idealismo filosfico y la ausencia de una liberacinconceptual (Roig, 1977b: 66). Por lo tanto, haba que avanzar metodolgica-mente al anlisis de las ideas mediante una comprensin de las estructuras so -ciales dentro de las cuales se articulan. Lo que buscaba Roig era determinar larelacin dialctica del pensamiento filosfico con los marcos econmicos,sociales y polticos de Amrica Latina como una regin continental depen-diente en una etapa histrica determinada. La propuesta de Roig consistaadems en superar los lmites exclusivamente nacionales y avanzar hacia pano-

    49. Augusto Salazar Bondy, Existe una filosofa de nuestra Amrica?, Mxico, Siglo XXI,1979, p. 125-126.

    50. Arturo Roig, De la historia de las ideas a la filosofa de la liberacin, en Latinoamrica,No. 10, Anuario de Estudios Latinoamericanos, Mxico, UNAM, 1977b, p. 66-67.

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  • ramas de tipo regional continental (Roig, 1977b: 66). Si bien para Roig, Leo -poldo Zea ya en su libro Dos etapas del pensamiento en Hispanoamrica(1949), haba propuesto una historia de las ideas que diese una visin conti-nental de fundamentales momentos del pensamiento latinoamericano, especial -mente del romanticismo y el positivismo, sin embargo, su propuesta haba re -presentado una escasa correlacin del desarrollo de las ideas con la realidad so -cial y econmica de aquellos momentos del pensamiento (Roig,