fisco hospital naval responsabilidad los tres
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Santiago, cuatro de septiembre de dos mil doce.
Vistos:
En estos autos Rol Nº 7417-2008 del Tercer Juzgado Civil
de Concepción, sobre juicio ordinario de indemnización de
perjuicios, por sentencia definitiva de veintisiete de
octubre de dos mil nueve se rechazó la demanda deducida en
contra del Fisco de Chile por falta de servicio.
Apelada esa sentencia por la demandante, la Corte de
Apelaciones de Concepción, en fallo de ocho de septiembre de
dos mil diez, la revocó, condenando a la parte demandada a
pagar a la actora la suma de veinticinco millones de pesos
($25.000.000) por concepto de daño moral, con los reajustes e
intereses que en ella se indican.
En contra de esta última decisión, el Fisco dedujo
recursos de casación en la forma y en el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
Considerando:
I.- En cuanto al recurso de casación en la forma:
Primero: Que la recurrente funda su solicitud de nulidad
formal en la causal quinta del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil en relación al numeral cuarto del
artículo 170 del mismo texto legal, esto es, la falta de
consideraciones de hecho o de derecho que sirvan de
fundamento a la sentencia. Expone que el considerando octavo
del fallo en alzada sostuvo que la responsabilidad del Estado
es objetiva, bastando sólo que el actor acredite la
existencia del daño para que se acoja su pretensión. Pero tal
fundamento, asegura, está en abierta contradicción con otros
considerandos de la misma sentencia que afirman que en la
especie se habría configurado una conducta negligente o
culposa, asumiendo con ello que se trata de una
responsabilidad subjetiva que debe ser objeto de prueba.
Añade que esta grave pugna en sus fundamentos acerca del
tipo de responsabilidad que le cabe al Estado provoca la
ausencia de éstos como apoyo a la parte resolutiva.
Segundo: Que en cuanto a la influencia sustancial que
dicho defecto tuvo en la decisión expresa que, si no se
hubiera incurrido en él, los jueces habrían desestimado la
demanda porque no existe en Chile el régimen de
responsabilidad objetiva y tampoco se probó en forma legal
los elementos constitutivos de la responsabilidad subjetiva.
Tercero: Que si bien la sentencia recurrida antes de
abordar los hechos materia de autos señaló que en la doctrina
administrativa se había asentado el carácter objetivo de la
responsabilidad del Estado y, por tanto, no era necesario
probar dolo o culpa en la conducta que causó el perjuicio, lo
cierto es que dicha declaración, que no guarda concordancia
con los demás razonamientos del fallo, no tiene influencia
alguna en su parte dispositiva, pues las motivaciones que
sustentaron la decisión de los jueces de segundo grado para
acoger la pretensión indemnizatoria fueron las de estimar
―acreditado que se incurrió en un error no justificado,
negligencia culpable o una falta de servicio en la prestación
médica otorgada por el Hospital Naval (de Talcahuano) y tal
error ocasionó las graves quemaduras de la actora y entre el
obrar de la dependiente del hospital referido y el daño
existe una relación causal, de manera que de haber obrado
eficientemente y con el cuidado debido, el resultado dañoso
se pudo impedir (…)‖ (considerando décimo cuarto).
En el fundamento anterior se precisó que de las
evidencias probatorias aportadas al proceso ―resulta
claramente establecida la negligencia con que actuó una
dependiente del Hospital Naval de Talcahuano, lo que ocasionó
las quemaduras de la Sra. Llanca, lesiones que mantuvieron a
ésta hospitalizada por más de un mes y con molestias y
lesiones por cerca de un año. Ello implica una falta de
servicio del establecimiento de salud, ya que éste es
responsable de la actuación negligente de su dependiente y el
Servicio demandado debe responder por la actividad de uno de
sus órganos‖ (considerando décimo tercero).
En consecuencia, con prescindencia de que los
razonamientos descritos sean correctos, lo relevante en el
examen del vicio que se acusa es que no resulta efectivo que
la sentencia carezca de los fundamentos que soporten la
determinación que se cuestiona, desde que el motivo octavo
antes aludido, anómalo y descontextualizado, no incidió ni
restó eficacia al análisis que los jueces hicieron para
atribuir responsabilidad a un órgano de la Administración del
Estado, exigiendo y dando por acreditada la denominada ―culpa
del servicio‖.
Cuarto: Que atento lo expuesto, el recurso de casación en la
forma no podrá prosperar y deberá ser rechazado.
II.- En cuanto al recurso de casación en el fondo:
Quinto: Que el primer capítulo de este recurso denuncia la
equivocada aplicación de normas reguladoras de la prueba,
transgresión que a juicio del demandado llevó a dar por
demostrada la falta de servicio en que habría incurrido el
Hospital Naval, en circunstancias que ello no era posible a
la luz de los antecedentes legalmente allegados al proceso.
Afirma que la sentencia impugnada consideró antecedentes
acompañados en la segunda instancia consistentes en piezas de
un sumario administrativo y una carpeta investigativa del
Ministerio Público para tener por establecido que las
lesiones que presentaba la actora fueron provocadas por
personal del Hospital Naval de Talcahuano, supliéndose la
ausencia de prueba de la primera instancia que no rindió la
demandante conforme era su obligación.
Esta vulneración al artículo 1698 del Código Civil, continúa
la recurrente, en cuanto dar por probado el hecho causante
del daño otorgando valor probatorio a antecedentes que no
pueden asimilarse a los distintos medios de convicción,
significó alterar las siguientes leyes reguladoras de la
prueba:
En primer término, la infracción de los artículos 1700 y
1702 del Código Civil, desde que el fallo hace referencia a
documentos públicos y privados -aludiendo aunque sin
precisarlas, a diversas piezas del sumario administrativo
incoado en el Hospital Naval y de la carpeta investigativa de
la Fiscalía Local de Talcahuano- no agregados al proceso en
forma legal.
En seguida, la preceptiva contenida ―en los artículos
356 y siguientes, en particular el 384 del Código de
Procedimiento Civil‖, en razón de que el fallo refiere
testimonios existentes en el sumario administrativo
ponderándolos, testigos ajenos al juicio, impidiendo a su
parte de toda posibilidad de perseguir inhabilidades o de
interrogar.
También acusa la violación de los artículos 426 del
texto legal recién citado y 1712 del Código Civil, toda vez
que los jueces dicen acudir a presunciones judiciales sin
indicar los antecedentes que constituyen la base de ellas.
Destaca que de no mediar la vulneración de las
disposiciones mencionadas, se habría concluido que no se
encontraba acreditada la negligencia imputada ni su relación
de causalidad con las lesiones que aquejaban a la actora.
Sexto: Que el segundo apartado del recurso de casación
de fondo acusa la infracción de los artículos 4 y 42 de la
Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la
Administración del Estado, 1437, 2314, 2316 y 2329 del Código
Civil.
Alega la inexistencia del régimen de responsabilidad
objetiva del Estado que habría invocado el fallo.
Señala que el citado artículo 4° de la Ley N° 18.575
sólo tuvo por objeto establecer de un modo general el
principio de la existencia de la responsabilidad del Estado,
pero sin pretender objetivizar dicho estatuto. Indica que el
sistema de responsabilidad extracontractual del Estado se
encuentra establecido en el artículo 42 del cuerpo legal
recién mencionado que incorpora los conceptos de falta de
servicio y falta personal.
Estas normas requieren para hacer efectiva la
responsabilidad patrimonial del Estado conforme al derecho
público que el acto u omisión dañoso haya sido ejecutado por
alguno de los órganos de la Administración y que hayan
actuado dentro del ejercicio de sus funciones con culpa o
dolo.
Sin perjuicio de lo anterior, hace presente que el
sistema de derecho público de la falta de servicio no rige
para las Fuerzas Armadas, de modo que se ha de estar
únicamente al régimen del derecho común para dilucidar si en
la especie se dan los supuestos necesarios, es decir, que un
agente del Estado actuando en ese carácter haya actuado con
dolo o culpa. Por consiguiente, el debate de fondo en el caso
sub lite debió regirse necesariamente por los artículo
citados contenidos en el capítulo XXXV del Código Civil,
exigiéndose la acreditación de la negligencia y relación
causal como elementos de imputabilidad. Concluye que las
normas del Código Civil anotadas han sido infringidas desde
que se atribuyó simplemente responsabilidad objetiva al
demandado, desconociendo que la aplicación de estos últimos
preceptos determinaban un régimen de responsabilidad
subjetiva de los órganos del Estado.
Séptimo: Que para analizar la vulneración de las leyes
reguladoras de las prueba denunciada por la recurrente, cabe
consignar que los jueces de segunda instancia declararon como
hechos de la causa que el día 26 de septiembre de 2007 doña
Cecilia Llanca ingresó al Hospital Naval de Talcahuano con
diagnóstico de quiste ovárico izquierdo, practicándosele al
día siguiente una anexectomía izquierda. Previo a la cirugía
se le realizó un lavado genital a cargo de una matrona, quien
tomó un jarro con agua caliente destinado para entibiar los
sueros, para llevar a cabo el procedimiento de aseo. Esta
agua fue vertida sobre las piezas de algodón colocadas en la
región genital de la paciente, provocándole quemaduras en la
zona vulvar, realizándosele diversas curaciones.
Fue dada de alta el 4 de octubre de 2007, pero volvió a
ser hospitalizada un día después con diagnóstico de
quemaduras genitales y perineal tipo A y AB que comprometen
las zonas vulvar, perineal y bordes glúteos.
Permaneció internada casi un mes en dicho centro
asistencial sujeta a curaciones, sufriendo heridas sangrantes
y escaras a consecuencia de haberse derramado en su zona
genital agua caliente que estaba reservada para otro
propósito. Ello implicó para la actora padecer molestias
físicas y lesiones por un año, sometiéndose a constantes
tratamientos que permitieran su recuperación.
Octavo: Que para fijar los hechos antes relatados el
tribunal acudió, según se lee en el considerando décimo
tercero de la sentencia, a un ―cúmulo de probanzas
relacionadas consistentes en documentos públicos y privados,
declaraciones de testigos y presunciones judiciales,
apreciados cada uno de ellas de acuerdo a la ley (…)‖.
Noveno: Que tales probanzas surgen básicamente del
estudio de copias de la ficha clínica de la actora, del
protocolo de intervención quirúrgica, fotografías de las
heridas y de la investigación sumaria administrativa del
Hospital Naval de Talcahuano iniciada con ocasión de la
interposición de una querella criminal por cuasidelito de
lesiones.
Décimo: Que en lo que dice relación con la infracción de
los artículos 1700 y 1702 del Código Civil, si bien la
recurrente no específica cuáles son los instrumentos públicos
o privados que dice habérseles dado valor probatorio pese a
no haber sido agregados en forma legal, es posible colegir
del escrito de nulidad que se estaba refiriendo a los que
forman parte del sumario administrativo traído al proceso
como medida para mejor resolver. Sin embargo, más allá de la
indeterminación de este reproche, lo cierto es que el único
documento cuyo contenido fue descrito y ponderado por el
fallo es la historia clínica de la demandante –que fuera
proporcionado por la actora-, el cual se tuvo por acompañado
en segunda instancia con citación, de la que no hizo uso la
parte demandada. De manera entonces que este cuestionamiento
respecto de la prueba instrumental no se ajusta a la realidad
del proceso.
Undécimo: Que en lo concerniente al aspecto relativo a
la prueba testimonial, no es posible concluir como lo hace la
recurrente que los jueces hayan valorado conforme a la
preceptiva que estima infringida los testimonios prestados en
la investigación administrativa, pese a que se trata de
testigos que no comparecieron en este juicio, puesto que la
alusión que se hace a ellos en el considerando décimo tercero
del fallo dice relación con la prueba de presunciones
judiciales –mencionada inmediatamente después- que
construyeron los sentenciadores sobre la base de tales
antecedentes unidos a los demás elementos de convicción que
se nombran en ese mismo fundamento.
Décimo segundo: Que finalmente en este capítulo del
recurso se dicen infringidos los artículos 426 del Código de
Procedimiento Civil y 1712 del Código Civil, norma esta
última que se refiere a la tipología de las presunciones,
mientras que el primero de dichos preceptos atiende a la
potestad del tribunal para calibrar la contundencia de las
presunciones a objeto de medir su fuerza de convicción.
Lo relevante a los alcances del arbitrio de casación en el
fondo es que esas disposiciones, en último término, se
encuentran relacionadas con la facultad de los jueces del
mérito para calificar la gravedad, precisión y concordancia
de las presunciones que permitan asignarles valor probatorio,
actividad que en sí misma es ajena al control de legalidad
que ejerce este tribunal de casación, por encontrar su fuente
en un proceso racional de esos magistrados y que, por lo
general, no quedará sujeta al control del recurso de casación
en el fondo.
Esto último, sin embargo, no constituye un aserto único
e insalvable, dado que parte de un supuesto que no puede
faltar: la gravedad, precisión, concordancia y suficiencia de
las presunciones derivadas de un discurrir explicitado que
permita constatar la lógica en la ilación de sus basamentos y
conclusiones, a tal punto que llevan a persuadir acerca de
una determinada verdad procesal. En definitiva, el juez
calibra los elementos de juicio sobre la base de parámetros
jurídicos, lógicos y de manera fundada, apoyado en los
principios que le produzcan certeza, de acuerdo a la lógica y
experiencia generalmente asentada. Allí, en la
exteriorización de esas razones que conducen a la
construcción de cada presunción, residen los factores que
permiten controlar lo acertado o aceptable en su empleo para
tener por justificado un hecho controvertido.
En concreto, la operación intelectual que hace el
juzgador de instancia al construir y determinar la fuerza
probatoria de las presunciones judiciales adquiere
gravitación en la litis en la medida que se constate la
gravedad, precisión y concordancia de las mismas, pues allí
radica su factor de convicción.
Décimo tercero: Que en el caso sub judice surge claramente
que los antecedentes de la investigación sumaria
administrativa aportó los indicios determinantes para esas
presunciones de que el tribunal se sirvió para resolver este
pleito. En efecto, en dicho cuaderno sumarial constaban las
declaraciones de la matrona Irma Bobadilla Ravanal que admite
el error en que incurrió mientras realizaba un aseo genital a
la paciente al tomar un jarro de agua y dejarlo caer sobre
unas piezas de algodón colocadas cerca de la zona genital,
percatándose ante un quejido de dolor de que el líquido
estaba caliente, informándole la arsenalera que ese jarro era
utilizado para entibiar los sueros que se ocupan para
humedecer compresas para la cirugía.
Asimismo, están los dichos del médico que atendió a la
demandante, quien manifestó que la matrona antes nombrada le
informó que al efectuar el aseo genital previo a la cirugía
utilizó accidentalmente agua caliente proveniente del jarro
con agua hervida para calentar sueros, ―lo que explicaría
claramente las lesiones encontradas‖.
Décimo cuarto: Que del tenor de esos antecedentes
concordados con las demás evidencias probatorias allegadas al
proceso, como fichas clínicas y fotografías de las lesiones
certificadas ante un ministro de fe, el tribunal de alzada de
Concepción pudo concluir la negligencia con que actuó una
dependiente del Hospital Naval en el desenvolvimiento de una
prestación médica, provocándole a la afectada graves
quemaduras.
Décimo quinto: Que se observa entonces que los
sentenciadores no incurrieron en los errores de derecho
atinentes al ámbito probatorio del asunto sub lite,
circunstancia que impide revisar la actividad desarrollada
por ellos en relación a la prueba de presunciones y, por esta
vía, llegar a variar los supuestos de hecho sobre los cuales
recayó la aplicación del derecho sustantivo.
Décimo sexto: Que descartado que fuera en los primeros
fundamentos de este fallo el reproche que formuló el
recurrente a la sentencia de haber resuelto condenar al Fisco
de Chile sobre la base de imponerle un régimen de
responsabilidad de carácter objetivo, cabe señalar que esta
Corte Suprema ha dicho que sabido es que las Fuerzas Armadas
y Carabineros de Chile se encuentran excluidos de la
aplicación del artículo 42 de la Ley Nº 18.575, por lo que en
la especie ha de aplicarse el Título XXXV del Libro IV del
Código Civil referente a los delitos y cuasidelitos, y
específicamente el artículo 2314 que establece la
responsabilidad por el hecho propio, en caso que exista falta
de servicio, y los artículos 2320 y 2322 del mismo Código que
establecen la responsabilidad por el hecho ajeno, si se trata
de una falta personal del o de los funcionarios, en la forma
que se señala a continuación.
Décimo séptimo: Que como se resolviera en los autos Rol N°
371-2008 caratulados ―Seguel Cares Pablo Andrés con Fisco de
Chile‖, ―hasta antes de la dictación de la Ley Nº 18.575 la
responsabilidad del Estado se determinaba a través de la
aplicación del artículo 2320 del Código Civil, sin embargo la
situación varió con la promulgación de la Ley de Bases de la
Administración del Estado de 5 de diciembre de 1986, que
incorporó al Derecho Público chileno el sistema de
responsabilidad extracontractual del Estado elaborado por el
derecho administrativo francés, principalmente a través de la
jurisprudencia del Consejo de Estado, que en opinión de la
mayoría de los autores constituye la mejor solución lograda
por el derecho para asegurar un debido equilibrio entre los
derechos de los particulares y los intereses públicos. La ley
contempló entonces el artículo 44 –hoy 42- que prescribió:
―Los órganos de la Administración serán responsables del daño
que causen por falta de servicio. No obstante, el Estado
tendrá derecho a repetir en contra del funcionario que
hubiere incurrido en falta personal‖. Sin embargo, se excluyó
de la aplicación del Título II sobre normas especiales, donde
había quedado ubicado el artículo 44, a la Contraloría
General de la República, al Banco Central, a las Fuerzas
Armadas y de Orden y Seguridad, a las Municipalidades, al
Consejo Nacional de Televisión y a las empresas públicas
creadas por ley. Todo ello en el inciso segundo de su
artículo 18 –actual 21-― (considerando décimo cuarto).
―Entonces cabe dilucidar qué sistema resulta aplicable a las
instituciones excluidas, y en el caso particular a las
Fuerzas Armadas. Para ello ha de recurrirse al derecho común,
teniendo presente que precisamente el desarrollo del derecho
administrativo, allí donde ha ocurrido, ha sido a partir de
la distinta interpretación de las normas de derecho común
para el Estado y para las relaciones entre particulares,
permitiendo de esta forma la conciliación de la actuación
estatal, dotada de imperio público como guardiana del interés
colectivo, con la protección de los derechos de los
ciudadanos, de tal suerte que cabe aceptar la aplicación en
nuestro país a partir del artículo 2314 del Código Civil de
la noción de falta de servicio. En efecto, al Estado como a
los otros entes públicos administrativos pueden serle
aplicadas de manera diversa las normas del Título XXXV del
Código Civil, sin que esto implique desde luego una errada
interpretación de las mismas. Es así que las personas
jurídicas son capaces de culpa, aunque carezcan de voluntad
propia. La culpa civil, como señalan los hermanos Mazeaud y
André Tunc, ‗no requiere la voluntad, ni siquiera el
discernimiento, no es necesariamente una culpa moral; es
suficiente con comportarse de manera distinta a la que habría
observado en parecidas circunstancias un individuo
cuidadoso‘. De acuerdo con este razonamiento y ampliándolo,
puede no exigirse para la responsabilidad de la persona
jurídica Estado la culpa o dolo de sus órganos o
representantes; basta con que el comportamiento del servicio
público sea distinto al que debiera considerarse como su
comportamiento normal; o sea, basta con probar una falta de
servicio. Por otra parte la culpa de funcionarios anónimos
puede presumirse, como ha hecho en ocasiones la
jurisprudencia; y en estos casos la culpa del órgano que se
presume de los hechos mismos, constituye la culpa del Estado‖
(considerando décimo quinto).
Décimo octavo: Que, a su vez, como se decidiera en los autos
rol 7919-2008 caratulados ―Morales Gamboa Edith del Carmen
con Fisco‖ el 14 de enero de 2011, ―a la noción de falta de
servicio, aplicable a las Fuerzas Armadas y Carabineros a
través del artículo 2314 del Código Civil, se le debe
complementar la noción de falta personal, ya que la
distinción capital en materia de responsabilidad
extracontractual del Estado es precisamente entre falta de
servicio y falta personal, la que por lo demás recoge el
artículo 42 de la Ley de Bases de la Administración del
Estado y el artículo 141 de la Ley Orgánica Constitucional de
Municipalidades. Dicha falta personal compromete la
responsabilidad del Estado cuando no se encuentra desprovista
de vínculo con la función, lo que ocurre cuando ella se ha
cometido en ejercicio de la función o con ocasión de la
misma. Ahora bien, la noción de falta personal aplicable a
las Fuerzas Armadas y Carabineros se debe hacer a partir del
artículo 2320 ó 2322 del Código Civil, entendiéndose que la
contemplan, para que de este modo, como se señaló en el fallo
‗Seguel con Fisco‘ ya citado, permita uniformar el sistema de
responsabilidad extracontractual para todos los entes de la
Administración del Estado‖ (considerando décimo tercero).
Décimo noveno: Que así, conforme a lo razonado, si bien
yerran los sentenciadores al hacer aplicable en la especie el
artículo 42 de la Ley N° 18.575 a una entidad dependiente de
la Armada de Chile, tal equívoco no tiene influencia en lo
dispositivo del fallo, pues, conforme a los hechos fijados en
la instancia, el Estado de Chile es responsable por cuanto se
ha demostrado la concurrencia de una falta personal de una
dependiente del establecimiento asistencial de acuerdo a lo
que el Derecho Administrativo entiende por dicho concepto, y
la relación de causalidad entre aquella y el resultado
dañoso, comprometiendo así la responsabilidad estatal, de
acuerdo al estatuto jurídico de responsabilidad
extracontractual del Código Civil.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos
764, 765, 767, 768 y 805 del Código de Procedimiento Civil,
se rechazan los recursos de casación en la forma y en el
fondo deducidos en lo principal y primer otrosí de fojas 184
en contra de la sentencia de ocho de septiembre de dos mil
diez, escrita a fojas 177.
Se previene que el Ministro señor Muñoz no comparte los
motivos décimo sexto, décimo séptimo, décimo octavo y décimo
noveno, fundando su parecer, de rechazar el recurso de
casación en el fondo, en las siguientes consideraciones:
1°.- Que en nuestro país la evolución de la responsabilidad
de la Administración del Estado se ha desarrollado en una
primera etapa fundamentalmente sobre la base de
determinaciones jurisprudenciales y luego conforme a la
legislación especial.
Respecto de la evolución jurisprudencial se observa que
ciertas sentencias descansan en la aplicación de la
legislación de derecho civil, como en otros fallos se invocan
principios de derecho público. Son casos específicos en que
se hace efectiva la responsabilidad del Fisco, puesto que los
tribunales hacen esfuerzos y diversas distinciones para
excluirla. La doctrina cita como los primeros fallos en que
se sustenta la decisión en principios de derecho público
―Sociedad Fuschs y Plath con Fisco‖, sentencia de 11 de enero
de 1908 y ―Lapostol con Fisco‖, sentencia de 8 de enero de
1930. Sin embargo, será en la sentencia dictada en ―Hexagón
con Fisco‖, de 28 de julio de 1987, en que expresamente se
declaran inaplicables las disposiciones del Código Civil para
decidir la demanda dirigida contra el Fisco, resolviendo el
caso sobre la base de las normas constitucionales y legales
diversas al Código Civil. Desestima la infracción del
artículo 2332 del citado Código al no darle aplicación e
igualmente las referidas a las Actas Constitucionales N° 2 y
3, la Constitución y Ley Orgánica Constitucional 18.575, en
que radica el origen de la responsabilidad del Fisco. Razona
en idéntico sentido la sentencia que rechaza el recurso de
casación en el fondo interpuesto por el Fisco, en los autos
caratulados Mireya Baltra Moreno con Fisco, de fecha 12 de
agosto de 1998, expresando en su considerando sexto: ―Que, en
consecuencia, la sentencia ha dado aplicación lisa y llana a
las normas del derecho común, sin reparar que la naturaleza
de los vicios que afectan a los decretos impugnados hacen
improcedente estimar que puedan sanearse por el transcurso
del tiempo, especialmente si se considera que la disposición
constitucional en cuya virtud se ha declarado la nulidad no
contiene remisión expresa alguna que permita aplicar las
reglas de prescripción que el fallo invoca; y la naturaleza
de la nulidad que se ha declarado impide integrar o
complementar la norma constitucional con preceptos comunes,
ya que el texto de la primera excluye toda posibilidad de
saneamiento desde que dispone que los actos que la infringen
son nulos per se, sin necesidad de declaración alguna,
impidiendo así que la voluntad de las partes o el transcurso
del tiempo puedan convalidarlos‖.
En lo sustancial la jurisprudencia ha evolucionado hasta
llegar a un estado, pacífico en la actualidad, que reconoce
la responsabilidad del Estado-Administrador, exigiendo, en la
mayoría de los casos, un factor de imputación, el que se hace
descansar en la noción de ―falta de servicio‖ que incluye la
actividad jurídica ilegal de la Administración, su mala
organización, el funcionamiento defectuoso, las omisiones o
silencios cuando debió actuar, todo lo que debe originar la
afectación de un bien de los administrados, sin desconocer
que se agrega la responsabilidad por riesgo e incluso la que
origina la actividad lícita en que se ocasiona igualmente
daño al administrado, sin perjuicio que, en este último caso,
se ha expresado por la doctrina que se refiere más
precisamente a una responsabilidad del Estado-Legislador.
La circunstancia que se desea destacar es que la
jurisprudencia, sobre la base de la legislación especial, ha
sustentado la responsabilidad de la Administración. Esta
normativa especial arranca de los artículos 2°, 4°, 5°, 6°,
7°, 38 de la Constitución Política de la República, 4° y 42
de la Ley 18.575.
La norma del inciso segundo del artículo 21 de la Ley 18.575
no afecta la disposición del artículo 4°, por lo que a su
respecto debe atenderse a la concepción de la Administración
del Estado que expresa el inciso segundo del artículo 1° del
mencionado cuerpo de leyes, de forma tal que, sin duda
alguna, este régimen de responsabilidad se aplica a las
Fuerzas Armadas, como a las de Orden y Seguridad Pública. En
efecto, las normas excluidas de consideración respecto de
tales instituciones están referidas a la organización,
funcionamiento y carrera funcionaria (atendido los títulos de
los párrafos y las materias de que tratan), sin afectar el
régimen de responsabilidad, dado que el mencionado artículo
4° dispone: ―El Estado será responsable por los daños que
causen los órganos de la Administración en el ejercicio de
sus funciones, sin perjuicio de las responsabilidades que
pudieren afectar al funcionario que los hubiere ocasionado‖;
Administración del Estado que entre quienes la constituyen se
encuentran las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública.
Por otra parte no resulta desconocida la responsabilidad del
Estado derivada de la noción de nulidad de derecho público,
pero cuyo fundamento no se encuentra en el contencioso
subjetivo o de declaración de derechos, sino que en el
objetivo o de ilegalidad.
La doctrina y jurisprudencia nacional ya no debe hacer
esfuerzos para legitimar la responsabilidad del Estado, por
un actuar ilícito de sus agentes, invocando disposiciones de
derecho privado. En este sentido resulta sorprendente y
contraria al hecho propio, como a la buena fe que debe
orientar las defensas de las partes, la afirmaciones
históricas de la defensa fiscal, en orden a la ―inexistencia
de un régimen especial de responsabilidad del Estado‖ por lo
cual éste se encuentra exento de la misma, careciendo los
tribunales de jurisdicción y competencia para resolver las
acciones que la demandan, para luego expresar que la norma
constitucional del artículo 38, inciso segundo de la Carta
Política solamente ha atribuido competencia, pero no ha
regulado el régimen de responsabilidad, el cual está
constituido por el ―derecho común en materia de
responsabilidad extracontractual, que se encuentra contenido
en el Código Civil en el Título XXXV, denominado ―De los
Delitos y Cuasidelitos‖, artículo 2314 y siguientes‖, para
aplicar, por excepción, la normativa del artículo 42 de la
Ley 18.575, hecho que en concepto de quien previene debiera
destacarse adecuadamente y resolver en consecuencia. Descarta
toda seriedad a sus alegaciones y defensas el antecedente que
igualmente a lo largo de los años planteara un tratamiento
especial sosteniendo los poderes exorbitantes de la
Administración por la función de servicio público que
desarrolla, manteniendo hasta ahora la teoría de los poderes
implícitos y antes de la Ley de Bases del Procedimiento
Administrativo esgrimía en estrados la imprescriptibilidad de
las facultades autoconferidas de invalidación de los actos
administrativos. La coherencia y congruencia también es
exigible a las instituciones en sus defensas, puesto que les
resulta aplicable el aforismo ―venire contra factum propium
non valet‖, recordando los términos del Mensaje del Código de
Procedimiento Civil, en el sentido que confiados los procesos
―a la sola iniciativa de las partes, se desvían a menudo de
su verdadera marcha, resultando de allí que la acción de la
justicia se hace más fatigosa y menos eficaz‖.
2°.- Que en la evolución del Derecho Público, en especial
del Derecho Administrativo, resulta pacífico sostener que
existe un conjunto de principios que orientan la actuación de
la autoridad; principios que son diferentes de los que se
encuentran presentes en relaciones regidas por el Derecho
Privado. Los distintos planos en que los particulares se
vinculan entre sí, con aquéllos exigibles cuando lo hacen con
la autoridad o cuando son órganos del Estado los que contraen
obligaciones entre sí, son una realidad que no es posible
desconocer, no obstante no exista ninguna norma que así lo
disponga, el positivismo jurídico cede ante un avasallador
desarrollo de la ciencia jurídica al respecto.
Los principios del proceso vienen condicionados por la
naturaleza de la materia a que se refieren y son válidos
conforme a su ámbito, el que puede ser general o particular.
Unos rigen la actividad de la Administración, algunos la de
los administrados, y otros, la interacción de ambas en los
procedimientos seguidos por la misma Administración e incluso
por el órgano jurisdiccional. Existen principios que tienen
un carácter material o sustancial y otros, especialmente los
que se refieren a particularidades de los procedimientos, por
el contrario, son funcionales y de carácter más bien técnico.
En este mismo orden de ideas los principios formativos
del actuar de la Administración radican en diferentes
aspectos:
- Constituyen el fundamento y razón fundamental del sistema
que inspiran;
- Orientan el desarrollo de las instituciones y su
regulación. Son fundantes de la actividad legislativa;
- Conforme a ellos se estructura el proceder o la actuación
válida de la Administración y aquello que deben exigir su
aplicación los administrados. Son el soporte básico del
ordenamiento, prestando a éste toda su significación;
- Son criterios de interpretación de sus disposiciones, por
la necesaria congruencia entre ellos como criterios generales
y las normas concretas. Inspiran al operador de las normas
dictadas conforme a ellos;
- Integran la ley, en los casos en que sea necesario, cuando
no existe norma;
- Tienen un carácter enunciativo, no descarta la concurrencia
de otros que puedan ser consecuencia del desarrollo de la
disciplina que regula la actuación de la autoridad o que
impulse el propio legislador;
- Sirven de filtro purificador, cuando existe una
contradicción entre estos principios y determinadas normas
que quieran aplicarse al sistema especial de al que aquellos
se refieren;
- Suelen servir como diques de contención ante el avance
disfuncional de disposiciones legales correspondientes a
otras ramas o especialidades del derecho. Sirven como valla
defensiva contra la invasión de otras legislaciones relativas
a materias diversas y que no guardan relación con el sistema
regulado;
- Actúan como cuña expansiva para lograr el desarrollo,
fortalecimiento y consolidación de las técnicas, medidas y
regulaciones propias o adecuadas para el ensanchamiento de la
especialidad;
- Fortalecen el valor de la seguridad jurídica de todo el
ordenamiento, ya que su explicitación sirve de constatación
de las razones que han tenido los jueces para resolver un
caso en un determinado sentido, impidiendo de esta manera la
sola discrecionalidad;
- Tienen una capacidad propia, heurística: para resolver
problemas interpretativos de las leyes y de los simples actos
en vista de una solución; inventiva: para organizar o
descubrir combinaciones nuevas; organizativa: para ordenar
actos heterogéneos, cambiantes y hasta contradictorios de la
vida jurídica; son ellos los que prestan a ésta su
dinamicidad característica, su innovación y su evolución, y
- Recreadora de normas obsoletas (Néstor A. Cafferatta, El
Principio de Prevención en el Derecho Ambiental, Summa
Ambiental, Tomo I, AbeledoPerrot, 2011, Buenos Aires,
Argentina, página 273).
Tales razonamientos, la existencia de un profuso
conjunto de normas en el derecho comparado y estudios de
especialistas que sería largo enunciar permiten llegar a la
conclusión que el derecho público regula la responsabilidad
del Estado en general y de la Administración en particular.
Derecho que no se puede desconocer, por el contrario todas
las autoridades e individuos de nuestro país deben respetar,
pues en el estado actual de las cosas hay un derecho que
resulta vinculante y perentorio para las autoridades
nacionales, entre ellas para los tribunales.
3°.- Que la existencia de los principios generales del
derecho, han sido recogidos por múltiples sentencias de
nuestros tribunales, incluso con carácter supra
constitucional. El Tribunal Constitucional de nuestro país en
su sentencia de 21 de Diciembre de 1987, Rol N° 46,
considerando 21: ―Que de lo expuesto en las consideraciones
anteriores se infiere con nitidez que el ordenamiento
institucional estructurado por la Constitución de 1980
descansa sobre ciertos principios y valores básicos, entre
los cuales cabe señalar (…): la libertad del hombre, que los
derechos fundamentales de la persona humana son anteriores y
superiores al Estado y la Constitución, razón por la cual no
los crea sino que los ‗reconoce y asegura‘; que el Estado en
cumplimiento de su finalidad propia, cual es promover el bien
común, debe darles segura y eficaz protección (…); que el
ejercicio de la soberanía que se realiza por el pueblo y por
las autoridades que la Constitución establece reconoce como
limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de
la naturaleza humana y, en fin, que nadie puede ser condenado
por hechos anteriores a las norma jurídica que establece la
pena‖ (considerando 19°); ―que todos estos principios se
encarnan en disposiciones concretas de la Carta Fundamental
como son, entre otros, los artículos 1°, 4°, 5°, inciso
segundo, y 19, en especial su número 3, inciso séptimo‖
(considerando 20°); y ―que estos preceptos no son meramente
declarativos sino que constituyen disposiciones expresas que
obligan a gobernantes y gobernados tanto en si mismas, como
también, en cuanto normas rectoras y vitales que coadyuvan a
desentrañar el verdadero sentido y espíritu del resto de las
disposiciones de la Constitución‖ (considerando 21°).
4°.- Que en el caso en estudio, los antecedentes
reunidos permiten tener por justificados diferentes hechos
que han sido calificados de ilícitos; calificación que se
impone, además, por cuanto constituyen deberes de los
funcionarios médicos y paramédicos del Hospital Naval de
Talcahuano atender y velar por la salud de los pacientes
otorgándoles los cuidados que según su patología y gravedad
requieran.
5°.- Que sobre la base de tales antecedentes de hecho y
de derecho, los sucesos a que se refiere la presente causa
tienen la connotación necesaria para ser calificados como
generadores de responsabilidad, puesto que se refieren a
negligencias en que incurrió una dependiente del Hospital
Naval en el ejercicio de sus funciones respecto de una
paciente internada en dicho establecimiento asistencial, a su
cuidado, lo que importa una evidente falta de servicio.
Corresponde igualmente dejar asentado, que la referencia a
los regímenes de responsabilidad claramente establecidos en
la actualidad, son producto de un mayor desarrollo de nuestro
país, que ha terminado por concretar lo que ha sido
reconocido por la jurisprudencia con anterioridad, de forma
tal que no se trata solamente de aplicar esta normativa, sino
que, además, los principios que la inspiran, los que han
estado vigentes conforme al desarrollo de nuestra cultura
jurídica, sin perjuicio de considerar que las normas de
derecho público rigen in actum, especialmente las
constitucionales, entre las que se encuentra el inciso
segundo del artículo 38 de la Carta Fundamental.
6°.- Que respecto de la naturaleza del derecho subjetivo
cuya declaración se demanda, en primer término integra la
teoría de la responsabilidad del Estado en general y de la
Administración en particular, es el denominado contencioso
subjetivo o de declaración de derecho. En efecto, la
unificación de la responsabilidad integra instituciones
aparentemente disímiles, pero que aglutina la referencia
común a la lesión originada por la Administración a los
particulares, que en algunos casos se expresa de un modo
específico de acuerdo a la forma como se ha producido esta
lesión. Resulta que de este modo se constituye la garantía
integral del patrimonio privado frente a la acción de la
Administración, cualquiera sea la actuación desarrollada por
ésta. A lo que se atiende es al hecho que se ocasiona daño al
patrimonio de los administrados, sin exclusiones. ―Llegar a
esa conclusión, en principio tan obvia, que impone, por
tanto, la formulación de un principio de resarcimiento de
todos los daños causados por el funcionamiento de la
Administración, no ha sido, sin embargo, tarea fácil, ni en
nuestro propio Derecho, ni en el panorama general del Derecho
comparado‖ (García de Enterría, obra citada, página 358).
Siguiendo al autor citado se puede decir que la importancia
de esta concepción está en el cambio de paradigma, pues la
óptica radicará no ya en responsabilidad de quien causó el
daño, si se quiere en una reparación por vía de sanción, sino
que observando o considerando el patrimonio de la persona
lesionada. ―La responsabilidad pasará así a convertirse en un
mecanismo que se pone en funcionamiento sólo si y en la
medida en que se haya producido una lesión patrimonial en el
sentido propio a resultas de la acción u omisión de la
Administración.‖ ―El concepto de lesión se convierte de este
modo en el auténtico centro de gravedad del sistema‖ (obra
citada, página 378), que en el caso de nuestro país resulta
más exigente, puesto que se requiere que la persona sea
―lesionada en sus derechos por la Administración del Estado‖.
Se encausa así la responsabilidad del Estado que tiene por
causa el actuar de sus autoridades y funcionarios, en que su
objeto es la reparación integral del daño ocasionado.
De acuerdo a la teoría general de la responsabilidad, tan
importante como lo anterior es determinar el factor de
imputación, puesto que será resarcible la lesión de derechos,
en la medida que no deba soportarla quien la ha sufrido, por
existir una causa de exención, justificación o extinción de
responsabilidad. Este principio de protección y garantía de
la persona y del patrimonio del administrado, del que parte
la cláusula general de responsabilidad de la Administración,
corresponde precisamente a ésta, la autoridad, acreditar
dichas causas de exclusión. De otra manera resulta ineludible
disponer todas las medidas tendientes a la restauración,
entre las que se encuentra la reparación indemnizatoria, pero
con caracteres generales, que incluya todo daño, el que
corresponderá precisamente determinar, mediante la
individualización correspondiente.
Al haberse determinado que la acción que se reclama sea
reparada, la lesión está precisada, por lo que solamente
corresponde individualizar el daño y su valoración, que en el
presente caso se ha dejado indicada con plena claridad, como,
además, se la ha cuantificado por los jueces de la instancia.
Ante tales antecedentes procede la plena indemnización del
daño ocasionado, sin perjuicio de dejar a salvo toda otra
forma de reparación que se desee impetrar de la
Administración. Esta forma de entender la responsabilidad de
la Administración constituye un paso adelante en la teoría
general que la contempla.
El profesor García de Enterría expresa que la jurisprudencia
española ha desarrollado el principio de la referencia,
citando al efecto la sentencia de 24 de julio de 1989, que
expresa que debe tenerse en cuenta ―que el principio de
prohibición de la interpretación contra cives obliga a buscar
la más favorable a la subsistencia de la acción, máxime
cuando se trata de acciones personales‖ (obra citada, página
431).
7°.- Que establecida la responsabilidad del Estado por daños
de carácter patrimonial a las personas, en nuestro país la
jurisprudencia ha tenido una labor determinante, pero
mesurada. Se ha radicado la observación principalmente del
Estado Administrador, pero no se debe ignorar la
responsabilidad del Estado Legislador y del Estado Juez, como
también la responsabilidad internacional del Estado.
Continuaremos con el análisis respecto del Estado
Administrador.
En efecto, no obstante seguir en la doctrina civilista a la
doctrina francesa, no ocurre lo mismo en lo relativo a la
responsabilidad con un carácter permanente, observando
iniciales esfuerzos, pero que, con motivo de la norma del
artículo 87 de la Constitución Política del Estado de 1925
que dispuso: ―Habrá Tribunales Administrativos, formados con
miembros permanentes, para resolver las reclamaciones que se
interpongan contra actos o disposiciones arbitrarias de las
autoridades políticas o administrativas y cuyo conocimiento
no esté entregado a otros Tribunales por la Constitución o
las leyes. Su organización y atribuciones son materia de
ley‖, se produjo un retroceso, debiendo evolucionar tanto la
legislación como la jurisprudencia desde la irresponsabilidad
del Estado, la responsabilidad particular establecida por ley
y hasta llegar a la aceptación sin prevenciones de ésta. El
problema actual es el régimen que se ha implantado en nuestro
país. Todos sostienen que se trata de un sistema de
responsabilidad de Derecho Público, puesto que se rige por
principios propios, la distinción se encuentra en los
extremos que importa esta afirmación, puesto que unos la
observan desde la perspectiva de las personas, del
administrado, y otros desde la Administración. Luego se
abordan los requisitos de la responsabilidad difiriendo en el
factor de imputabilidad. Aquellos exigen o demandan solamente
la existencia de un daño o lesión en los derechos respecto
del administrado, excluyendo la mirada respecto del
comportamiento de la Administración y los segundos la
incluyen. Surge aquí la conceptualización de la
responsabilidad de la Administración como una organización,
que corresponde investigar en cuanto a su funcionamiento y la
forma en que entrega el servicio que presta a los
administrados. Surge la noción de falta de servicio (faute de
service), pero esta también produce divergencias.
Simplificando el problema – podrá decirse que inmotivadamente
– se plantea desde una perspectiva sustancial y procesal,
puesto que es necesario conceptualizar este módulo de
imputación y determinar en qué parte radica su acreditación.
Una concepción objetiva dirá que existe un deber de cuidado
general de la Administración, por el innegable carácter de
garante que tiene en el sistema jurídico y en la relación con
los particulares, como también por un componente de
responsabilidad ética, política y de bien común, a lo cual se
agrega su deber de solidaridad y respeto de la dignidad de
todas las personas, por lo que dicho deber de cuidado impone
un comportamiento normalmente diligente que se refleja en no
dañar a quienes sirve, a las personas en general y los
administrados en particular. Esta misma concepción radica en
la Administración la carga de probar que no le asiste
responsabilidad en el daño al ajustarse a un actuar normal.
La diferencia entre la concepción objetiva de la
responsabilidad y la concepción objetiva de la falta de
servicio está en que en la primera responde de todo daño y
debe probar una eximente de responsabilidad, pues incluso le
corresponde asumir los daños por la actividad lícita. Sin
embargo, en la segunda acreditando un comportamiento normal,
en concreto, corresponde excluir su responsabilidad. En
definitiva en la falta de servicio objetiva no se abandona su
conceptualización, pero se impone a la administración que
acredite que su obrar fue diligente.
La teoría de la falta de servicio subjetiva recurre a la
noción de funcionamiento defectuoso del obrar de la
Administración, único evento en el que responde, pero en este
caso corresponde al administrado que ha sido dañado probar el
defecto en el obrar de la Administración tanto por acción
como por omisión, surgiendo diferentes conceptualizaciones al
efecto. Se extrema esta concepción de la falta de servicio
subjetiva, puesto que algunos, exigen no solo se acredite un
obrar defectuoso objetivamente constatable, sino que ha
existido culpa en el obrar que ocasionó el daño. Extremando
aún más las cosas se recurre a la noción de culpa del derecho
privado, pero se agrega incluso el llamado a las normas de la
legislación civil para regir la situación concreta, en
especial el Código Civil, tanto en disposiciones sustanciales
generales y particulares, como en el régimen que regula la
prescripción.
8°.- Que para quien suscribe este parecer la responsabilidad
del Estado y del Estado Administrador en particular arranca
de los artículos 1°, 2°, 4°, 5°, 6°, 7°, 38 de la
Constitución Política de la República, 4° y 42 de la Ley
18.575. El análisis queda radicado en las normas legales,
puesto que el de cualquier falta de correspondencia o
antinomia con las normas constitucionales, en el caso
concreto, escapa a la competencia y análisis del derecho
aplicable por cuanto la Ley 18.575 fue dictada con
posterioridad a la entrada en vigencia de la Constitución de
1980. Es así como el artículo 1° de la mencionada ley
establece el ámbito de aplicación y luego dispone el artículo
4° que el ―Estado será responsable por los daños que causen
los órganos de la Administración en el ejercicio de sus
funciones‖. Quien suscribe este voto particular, por la
enunciación de los párrafos 1° y 2° del Titulo II de la Ley
18.575, como por las materias de que trata, entiende que
igualmente se aplica el artículo 42 a las reparticiones
excluidas en el inciso segundo del artículo 21, según se ha
indicado con anterioridad. Es así como el artículo 42, en
correspondencia con el artículo 4°, dispone que los ―órganos
de la Administración serán responsables del daño que causen
por falta de servicio‖. En todo caso, de estimarse excluida
de aplicación de esta norma, debe regirse por el artículo 4°,
el que singularmente, sin el complemento del artículo 42,
podría entenderse que establecería una responsabilidad
objetiva derivada únicamente de constatar un derecho
lesionado que ocasione daños al administrado, circunstancia
que corresponde descartar.
Estas disposiciones son las que regulan legalmente la
responsabilidad general del Estado Administrador.
En la historia de la Ley 18.575 publicada por la Biblioteca
del Congreso Nacional (www.bcn.cl
http://www.leychile.cl/Consulta/portada_hl) consigna los
siguientes antecedentes:
I.- En el Mensaje del Ejecutivo la responsabilidad se
entiende que es civil y por falta de servicios, expresando:
―Más adelante el título V, también con avanzado criterio
administrativo, determina que la Administración Pública
deberá actuar por propia iniciativa en cumplimiento de sus
funciones, salvo que la ley exija la petición previa de un
interesado o cuando se trate de hacer uso del derecho de
petición o reclamo.‖
―Complementaria de la norma anterior es aquella incluida en
el artículo 33, que hace responsable, civilmente, al Estado y
a las personas jurídicas que lo integran, por la falta de
servicios en que pueda incurrir.‖
―Asimismo, el inciso segundo, responsabiliza civilmente a
los funcionarios por los perjuicios que ocasionen mediante
sus actuaciones constitutivas de falta personal.‖ (Página 12)
El proyecto contempla la siguiente disposición: ―ARTICULO
33.- El Estado y las personas jurídicas que integran la
Administración Pública serán responsables civilmente por la
falta de servicio cometida en su actividad jurídica o
material.‖
―Los funcionarios serán civilmente responsables de los
perjuicios que ocasionaren por su actuación constitutiva de
falta personal.‖
II.- En el informe la Secretaría de Legislación de la Junta
de Gobierno expresa: ―La disposición consagra el principio de
responsabilidad del Estado por "falta de servicio", así como
la responsabilidad personal de los funcionarios, por su falta
personal. Resulta indispensable, al efecto, definir los
conceptos de "falta de servicio" y de "falta personal",
siendo útil considerar, para perfilar la primera de estas
nociones, el criterio del legislador en la vigente Ley
Orgánica de Municipalidades —decreto ley Nº 1.289, de 1976—,
en su artículo 62, inciso final, que prescribe: "La
responsabilidad extracontractual procederá principalmente
para indemnizar los perjuicios que sufran uno o más usuarios
de los servicios municipales cuando éstos no funcionen,
debiendo hacerlo, o lo hagan en forma deficiente.".
―Cabe señalar que la doctrina y la jurisprudencia francesas
han establecido lo que se entiende por "falta de servicio
público", disponiendo, al efecto, que la hay cuando el
servicio público no funciona debiendo funcionar; cuando
funciona, pero funciona mal, o cuando funcionando bien, lo
hace en forma tardía.‖ (Página 68).
III.- En el informe de la Primera Comisión Legislativa se
indica: ―1.- Conforme a la ley Nº 17.983 y al respectivo
acuerdo de la Junta de Gobierno, este Comandante en Jefe
viene en formular las observaciones al proyecto de ley
orgánica constitucional sobre bases de la Administración
Pública.
a) Con el objeto de abordar en una forma más completa el
estudio de esta ley orgánica constitucional este Comandante
en Jefe dispuso se analizarán comparativamente los textos del
Mensaje y de la Comisión de Estudios de las leyes orgánicas
constitucionales. Lo anterior explica la incorporación en el
texto sustitutivo que se acompaña, de normas contenidas en el
proyecto de la referida Comisión de Estudios.
b) Para encabezar el proyecto se acogió el criterio seguido
por la Comisión Especial en cuanto a establecer un primer
título que consigne los principios generales que deben
orientar la organización y funcionamiento de la
Administración del Estado. Ello porque, a juicio de este
Comandante en Jefe se trata de la primera ley de esta
naturaleza que rige en nuestro país y que debe cumplir, por
lo mismo, con una finalidad de orientación general. A los
principios de la jerarquía, unidad, responsabilidad y
eficiencia se han agregado los principios de probidad y
control.
c) En lo que se refiere a la actividad de la Administración
del Estado, se complementa lo relativo a las responsabilidad
civil del Estado y de las personas jurídicas que integran la
administración, definiendo lo que debe entenderse por falta
de servicio y salvando el derecho de éstos de repetir en
contra del funcionario que hubiere incurrido en falta de
personal, consignándose finalmente la responsabilidad
solidaria de los órganos de la Administración y del
funcionario que resulte responsable.‖ (Pág. 91 y 92).
Específicamente se incorpora el siguiente ―Artículo 3º: El
Estado será responsable por los daños que los órganos de la
Administración produzcan en el ejercicio de sus funciones,
sin perjuicio de las responsabilidades que pudieren afectar
al funcionario que hubiere causado el daño‖ (Pág. 94 Primera
Comisión Legislativa).
La moción sustitutiva incorpora igualmente el ―Artículo 52:
El Estado y las personas jurídicas que integran la
administración serán siempre responsables civilmente por la
falta de servicio cometida en su actividad jurídica o
material, sin perjuicio de su derecho de repetir en contra
del funcionario que hubiere incurrido en falta personal.‖
―En todo caso, el órgano de la Administración y dicho
funcionario serán solidariamente responsables.‖
―Se entiende por falta de servicio la no prestación de este,
debiendo efectuarse, o su prestación en forma deficiente o
tardía.‖ (Pág. 108).
IV.- En el Informe de la Cuarta Comisión Legislativa se
indica: ―Artículo 4° Esta disposición corresponde al artículo
33 del proyecto del Ejecutivo, con meras adecuaciones
formales, derivadas de la nueva estructura del proyecto, y se
refiere al principio de la responsabilidad del Estado por los
daños que causen los órganos de la Administración.
Cabe hacer presente que no se utilizó la expresión
―responsables civilmente‖, a fin de evitar confusiones con la
responsabilidad civil consagrada en el Código Civil.‖ (Pág.
164 Informe Cuarta Comisión Legislativa).
Luego respecto del artículo 45, se señala: ―Esta es una de
las disposiciones de mayor trascendencia del proyecto y
corresponde al artículo 33 del Ejecutivo, porque está
consagrando una nueva idea de responsabilidad que sólo tiene
precedente positivo en la Ley de Municipalidades. Se trata de
la responsabilidad objetiva del Estado, derivada de la falta
de servicio. Si bien en el artículo 4° del proyecto ya se
habla de la responsabilidad general del Estado por los daños
que causen sus órganos, esta norma se refiere a un aspecto
más concreto aun. Detrás de ella hay toda una fundamentación
importante, en cuanto favorece la posición del administrado
frente a la Administración, de manera que se traduzca en un
medio eficaz para resarcirlo de los daños que le puedan
causar los servicios de la Administración.‖
―En consecuencia, se consagra en este artículo un criterio
nuevo de responsabilidad, que no es el tradicional de la
responsabilidad subjetiva basada en el dolo a la culpa de un
denominado funcionario, sino que atiende a un elemento
objetivo que es la falta de servicio público. De manera que
acreditando el afectado que un servicio público no ha
funcionado, debiendo hacerlo, o que ha funcionado de modo
tardío o deficiente, y probar que a raíz de lo anterior se le
ha causada un daño, está en situación de exigir indemnización
de parte del Estado. Se trata de un concepto que tiene su
origen en el derecho francés, y es la concreción de una serie
de elementos que tienen un largo desarrollo en el Derecho
Administrativo. El artículo fue dividido en dos incisos a fin
de dejar claramente establecido que la existencia de esta
responsabilidad objetiva, no obsta a que el Estado pueda
repetir en contra del funcionario que hubiere incurrido en
falta personal, si se diera el caso.‖
―Por otra parte, se desestimó la posibilidad de definir la
falta de servicio, pues ello podría provocar dificultades en
la aplicación de esta norma. Se ha considerado más
conveniente dejar entregado a la jurisprudencia la
determinación de cuando se configura la ―falta de servicio‖,
pues son numerosos y complejos los casos en que tal situación
puede producirse.‖ (Págs. 175 y 176 del Informe de la Cuarta
Comisión Legislativa).
La doctrina y la jurisprudencia han adoptado diversas
posiciones en torno a esta nueva responsabilidad. Sin
embargo, de acuerdo a los antecedentes enunciados se pueden
establecer algunas premisas básicas:
a.- La responsabilidad como principio general. La
responsabilidad se establece como un principio general que
orienta también ampliamente la organización y funcionamiento
de la Administración del Estado. Es así que se hace
referencia ―al principio de la responsabilidad del Estado por
los daños que causen los órganos de la Administración‖.
b.- Sistema general de responsabilidad. La Administración
debe observar el principio de responsabilidad, puesto que el
Estado ―será responsable por los daños que causen‖ sus
órganos. Se regula directa y particularmente el principio de
responsabilidad de los órganos de la Administración en
―ejercicio de sus funciones‖, sin desconocer que puedan
existir otros sistemas. Expresamente se hace referencia al
principio general de ―responsabilidad del Estado‖, el cual
tiene lugar ―por los daños que causen los órganos de la
Administración‖.
c.- Concepción pro administrado y distinta de la existente.
Si bien el proyecto habla de la responsabilidad general del
Estado por los daños que causen sus órganos, se refiere a un
aspecto más concreto aun, puesto que detrás de ella hay toda
una fundamentación importante, en cuanto favorece la posición
del administrado frente a la Administración, de manera que se
traduzca en un medio eficaz para resarcirlo de los daños que
le puedan causar los servicios de la Administración.
d.- Se consagra un nuevo sistema de responsabilidad. En el
Mensaje del Ejecutivo la responsabilidad se entiende que es
civil y por falta de servicios. A lo anterior se agrega que
en un principio la responsabilidad es extracontractual.
Posteriormente se la considera simplemente como
responsabilidad civil del Estado. Por último se deja expresa
constancia que no se utiliza la expresión ―responsables
civilmente‖, a fin de evitar confusiones con la
responsabilidad civil consagrada en el Código Civil, por lo
que se entiende que no se rige por esta normativa, con la
cual no puede vincularse. Se ―está consagrando una nueva idea
de responsabilidad que sólo tiene precedente positivo en la
Ley de Municipalidades‖.
e.- Responsabilidad funcionaria. Extiende la responsabilidad
a los funcionarios, a quienes responsabiliza civilmente por
los perjuicios que ocasionen mediante sus actuaciones
constitutivas de falta personal. Posteriormente se expresará
que es el Estado el que repetirá en contra del funcionario,
de manera que es el Estado el cual responde de manera directa
y principal. Se establece la responsabilidad solidaria entre
Administración y funcionario, pero, en definitiva solo es el
Estado el que podrá repetir en contra del funcionario, sin
que el particular tenga acción directa en su contra.
f.- Nuevo Sistema de responsabilidad.
1.- Se establece un criterio nuevo de responsabilidad, que
no es el tradicional de la responsabilidad subjetiva basada
en el dolo a la culpa de un denominado funcionario, sino que
atiende a un elemento objetivo que es la falta de servicio
público. En este sentido se la considera ―claramente‖ como un
sistema de responsabilidad objetiva. Se la califica como
―responsabilidad objetiva del Estado, derivada de la falta de
servicio‖.
2.- En un principio considera útil la noción de falta de
servicios comprendida en la Ley de Municipalidades, esto es
cuando los servicios ―no funcionen, debiendo hacerlo, o lo
hagan en forma deficiente‖.
3.- Por la referencia a la definición francesa y luego como
texto del proyecto al concepto de falta de servicios se
incorpora la noción de un correcto funcionamiento, pero
tardío.
4.- Por último, se desestimó la posibilidad de definir la
falta de servicio, pues ello podría provocar dificultades en
la aplicación de esta norma. Se ha considerado más
conveniente dejar entregado a la jurisprudencia la
determinación de cuando se configura la ―falta de servicio‖,
pues son numerosos y complejos los casos en que tal situación
puede producirse.
5.- Solamente se exige ―que acreditando el afectado que un
servicio público no ha funcionado, debiendo hacerlo, o que ha
funcionado de modo tardío o deficiente, y probar que a raíz
de lo anterior se le ha causada un daño, está en situación de
exigir indemnización de parte del Estado‖.
6.- La responsabilidad se extiende tanto a la actuación
administrativa de carácter jurídica y material, como aquella
requerida, previa petición del interesado o desarrollada por
la Administración Pública por propia iniciativa en
cumplimiento de sus funciones.
7.- La responsabilidad que se regula puede estar generada
por el Estado, como por las personas jurídicas que lo
integran.
9°.- Que clarificados los presupuestos de la
Responsabilidad del Estado Administrador, la definición de
mayor entidad se encuentra en la opción del legislador por el
factor de imputación, el que lo sitúa en la falta de
servicio, excluyendo toda posibilidad de reconducción al
Código Civil, adicionar exigencias relacionadas con el dolo o
culpa del funcionario que actuó, como al establecimientos de
negligencia, imprudencia, impericia e inobservancia de
reglamentos por parte de la administración o el funcionario.
Del mismo modo, con tal definición excluye la posibilidad de
exigir la individualización del funcionario, solamente debe
acreditar la conducta del servicio, pues es de él quien
reclama, además de carecer de acción en contra del
funcionario, el cual resulta indiferente en su identidad y
determinante en su conducta, pero como expresión de la
actuación de toda la Administración o del servicio en
particular.
De esta forma, más que enunciar situaciones particulares
integrantes de la noción de falta de servicio, ella
corresponde a toda acción u omisión de la administración de
la cual se generan daños para el administrado y en que ha
existido una falla de cualquier orden en el servicio. Se
pretende restringir la responsabilidad exigiendo un patrón de
comparación adicional de normalidad, para situar la
apreciación del factor de imputabilidad en concreto y no en
abstracto. Se acude así a dos factores diversos. Por una
parte se toma el criterio de normalidad del sistema que
solamente exige la prueba que el daño sea producto de la
actuación de la Administración, debiendo ésta probar las
causales de exclusión producto de su actuar normal o exento
de reproche y del mismo modo que el daño sufrido por el
particular queda comprendido dentro del que debe soportar
normalmente una persona que viva en sociedad, puesto que la
administración no se ha apartado de un comportamiento
apropiado, mediano o estándar. Por otra, se acude a la noción
de falla o falta de servicio, constituida simplemente como un
defecto objetivo en el obrar, exenta de aspectos subjetivos,
tales como equivocación, desacierto, incorrección, etc.
Ante un defecto en el obrar se podrá argumentar que no
se atendió adecuadamente un requerimiento por no existir las
condiciones técnicas o humanas, sin embargo, corresponde
ponderar si en un servicio público moderno es factible que
esas condiciones deban estar disponibles para actuar
correctamente, aspecto que importará decidir si es o no
factible prescindir de ellas. Esa es la determinación
inicial, ante una acción u omisión que origina daño a un
administrado se debe precisar si la administración actuó, no
lo hizo o lo hizo en forma tardía. El sólo hecho de no actuar
o hacerlo de manera tardía es suficiente para establecer la
falta de servicio de la Administración, su defensa se
radicará en la ausencia de otros de los presupuestos de la
responsabilidad. Cuando la Administración actuó, se
investigará o mejor dicho se comparará ese actuar con el
exigido a un servicio moderno, conforme a los recursos
técnicos y humanos con que debe contar.
No corresponde en este nuevo sistema de responsabilidad
hacer aplicación de las normas de los artículos 2314 y 2315
del Código Civil. ―Cabe hacer presente que no se utilizó la
expresión ―responsables civilmente‖, a fin de evitar
confusiones con la responsabilidad civil consagrada en el
Código Civil‖ se indica textual y expresamente en el Informe
de la Cuarta Comisión Legislativa (página 164).
―En consecuencia, se consagra en este artículo un criterio
nuevo de responsabilidad, que no es el tradicional de la
responsabilidad subjetiva basada en el dolo a la culpa de un
denominado funcionario, sino que atiende a un elemento
objetivo que es la falta de servicio público‖, como también
lo indica expresamente el Informe de la Cuarta Comisión
Legislativa (página 175).
De esta forma, ―acreditando el afectado que un servicio
público no ha funcionado, debiendo hacerlo, o que ha
funcionado de modo tardío o deficiente, y probar que a raíz
de lo anterior se le ha causada un daño, está en situación de
exigir indemnización de parte del Estado‖, lo deja consignado
el legislador en sus argumentaciones y fundamentos al aprobar
la norma respectiva (página 176 del Informe de la Cuarta
Comisión Legislativa).
Afirmar una doctrina diversa importa sostener o afirmar un
sistema de responsabilidad del Estado Administrador diverso
al consagrado en los artículos 4° y 42 de la Ley 18.575, por
todo lo cual corresponde desestimar el recurso de casación en
el fondo.
Regístrese y devuélvase con sus agregados.
Redacción a cargo del Ministro señor Escobar y de la
prevención su autor.
Rol N° 8044-2010.-
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema
integrada por los Ministros Sr. Sergio Muñoz G., Sr. Héctor
Carreño S., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval
G., y el Ministro Suplente Sr. Juan Escobar Z. No firma, no
obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la
causa, el Ministro señor Pierry por estar con feriado legal.
Santiago, 04 de septiembre de 2012.
Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.
En Santiago, a cuatro de septiembre de dos mil doce, notifiqué
en Secretaria por el Estado Diario la resolución precedente.
Concepción, ocho de septiembre de dos mil diez.
VISTO:
En el motivo SEXTO de la sentencia en alzada, se elimina el
último párrafo que se inicia con la palabra “También” y finaliza con la
forma verbal “expresan; se reproduce en lo demás y se tiene en su
lugar y también presente:
1) Que, en contra de la sentencia definitiva dictada en esta
causa, se ha alzado en grado de apelación la parte demandante
solicitando se revoque, pues, dice, que “el sentenciador se olvidó que
lo solicitado en lo principal de la presentación de fs. 19 de autos, era
una demanda ordinaria de indemnización de perjuicios causados a mi
representada por falta de servicio, en contra del Fisco de Chile,
responsabilidad que está sometida a reglas particulares, como es que
se trata de una responsabilidad objetiva, en la cual, sólo basta que el
actor acredite la existencia del daño para que se acoja su pretensión”.
En seguida menciona diversos artículos que según él regulan esta
clase de responsabilidad. Argumenta que “consta de la prueba
testimonial prestada por esta parte a fs. 99 y ss., como de los
instrumentos acompañados a fs. uno y ss., no sólo se ha demostrado
la falta de servicio de la demandada, sino que además, existen
indicios más que suficientes para constituir plena prueba de la culpa o
negligencia de algún funcionario de la demandada en los hechos que
causaron los daños y perjuicios de mi representada”. Afirma que, ha
demostrado que su representada ingresó el 27 de septiembre de 2007
al Servicio de Ginecología del “Hospital Naval de Talcahuano” para
ser intervenida y que al momento del ingreso no tenía quemaduras, ni
lesiones en sus glúteos, ni en la zona cercana a la vagina; que, la
referida intervención se realizó el 28 del mismo mes y que al momento
de salir del hospital- se le dio el alta el 4 de octubre de 2007- ésta
tenía quemaduras tipo A y B en sus glúteos y en la zona cercana a la
vagina y que las quemaduras no son un efecto propio, natural y
normal de la operación. Agrega que su parte solicitó, en reiteradas
oportunidades, la exhibición de la ficha o historia médica de la actora,
el protocolo de intervención quirúrgica, copia del Libro de Novedades
de los médicos del Servicio de Ginecología y la hoja de entrega de
turnos, entre otros documentos, pero ello no se concretó. Por ello
presentó el 10 de noviembre de 2009 ante el Juzgado de Garantía de
Talcahuano una querella por cuasidelito de lesiones, instancia en la
que reiteró la falta de colaboración del Hospital.
2) Que, previamente, es necesario hacer algunas
consideraciones relativas a la tramitación de esta causa.
3) Que, en efecto, llama la atención la falta absoluta de
cooperación del Hospital Naval en orden a proporcionar los
antecedentes requeridos para resolver la materia. Durante el término
probatorio, la actora solicitó al tribunal se fijara una audiencia para que
la contraria exhibiera la copia de la historia clínica y otros documentos
médicos y posteriormente, la exhibición del expediente Sumario
Administrativo, pero el tribunal no fijó la Audiencia. Posteriormente, el
Tribunal como Medida para Mejor resolver, fijó una Audiencia para la
exhibición de estos documentos, Audiencia que no se realizó. Se fijó
una nueva fecha para la Audiencia, la que se efectuó, pero el Fisco no
concurrió. Se fijó nuevamente Audiencia para el 14 de octubre de
2009 para la exhibición de documentos y, en ese día, el Fisco
presentó un “téngase presente” diciendo que “No se han entregado
antecedentes que indiquen de qué diligencia, ni de qué documentos
se trataría”. Como se encuentra vencido el plazo para cumplir las
Medidas para Mejor Resolver, el tribunal dictó sentencia.
Ello obligó a la actora, el 10 de noviembre de 2009, a presentar
una querella criminal en el Juzgado de Garantía de Talcahuano, a
objeto de tener acceso a la Historia Clínica y en dicho proceso- traído
a la vista- se agregó copia de la Historia Clínica y Protocolo de
intervención quirúrgica practicada a la Sra. Llanca remitida por el
Hospital Naval a instancia del Sr. Fiscal a cargo de la causa.
4) Que más aún, ha resultado establecido en esta causa que las
quemaduras se ocasionaron a la actora el día 27 de noviembre de
2007 y el Hospital Naval de Talcahuano y sólo el 29 de diciembre de
2008- más de un año después, se abre Investigación Sumaria
Administrativa para averiguar los hechos, causas, circunstancias y
responsabilidades funcionarias, si las hubiere, de la lesión sufrida por
la paciente Sra. Cecilia Llanca Viguera. Y ello lo hace, en virtud de
haber recibido el Oficio Ord. Nº 1249 de 12 de noviembre de 2008 del
Abogado Procurador Fiscal. Más aún, este Sumario al 31 de agosto
del año en curso aun no había finalizado.
5) Que también en esta causa, ha faltado cooperación de parte
del Fisco, el que primeramente opuso excepciones dilatorias las que
fueron desechadas. Luego, se ha limitado a negar absolutamente los
hechos, la relación de causalidad, la responsabilidad del Hospital
Naval, no aportando ningún antecedente, ni el nombre de las personas
que atendieron a la actora.
6) Que bien sabemos que en lo relativo a la prueba de la culpa
en materia de responsabilidad médica, resulta muy difícil obtenerla. El
profesor Enrique Barros Bourie dice que “la posición del médico y del
hospital es de evidente ventaja probatoria, porque controlan la
información relevante respecto al estado inicial del paciente, a los
exámenes que le fueron realizados, al diagnóstico que llevó a tomar
decisiones pretendidamente negligentes, a los detalles del tratamiento
intentado o de la operación practicada y, en definitiva, a las causas
precisas de la muerte o del daño corporal. Por eso, en resguardo del
principio de igualdad de los medios probatorios, se han desarrollado
correctivos que asignan a los especialistas la carga de proporcionar la
información que permita determinar su propia negligencia. No se trata
de una inversión de la carga de la prueba, sino de la imposición de
deberes de colaboración, cuya inobservancia puede conducir a la
construcción de una presunción judicial de negligencia, o bien a que el
médico u hospital le sea rechazada la prueba de los hechos extintivos
invocados” (Tratado de responsabilidad extracontractual, pág.677).
7) Que, el artículo 4 de la Ley 18.575, Ley Orgánica
Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado
señala que “El Estado será responsable por los daños que causen los
órganos de la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin
perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que
lo hubiera ocasionado”. Y, el artículo 44 agrega, “Los órganos de la
Administración serán responsables del daño que causen por falta de
servicio”. “No obstante, el Estado tendrá derecho a repetir en contra
del funcionario que hubiese incurrido en la falta personal”.
8) Que, entonces, de acuerdo a la doctrina administrativa, se ha
consagrado un tipo de responsabilidad objetiva para la existencia de la
cual basta que el ente administrativo cause un daño en el ejercicio de
sus funciones, sin que aparezca necesario individualizar a la persona
natural que con su acción u omisión causó el perjuicio, ni tampoco
probar la culpa o dolo de la conducta, ni que sea necesario discernir si
la actuación de la Administración fue lícita o ilícita o si se materializó
en un hecho o en un acto administrativo. Basta, por tanto, la
causalidad material como factor de atribución de la responsabilidad. La
falta de servicio es un resultado, es lo mismo que la ineficacia o
ineficiencia (citando al tratadista Eduardo Soto Kloss). La falta de
servicio es la ineficiencia externa del Estado o de los servicios
descentralizados (Responsabilidad por falta de Servicio, Casuística
Chilena Reciente, R.D. y J. t XCIV, Nº 1, págs. 31 y sgtes.)
De acuerdo a ello, el centro asistencial es una empresa de
servicios sanitarios y, por tanto, debe responder civilmente de acuerdo
al principio del riesgo de la empresa.
9) Que en el Sumario Administrativo iniciado por el Hospital
Naval, obtenido en fotocopia por la Fiscalía de Talcahuano, y tenido a
la vista en esta instancia, declaró la Pabellonera del Hospital doña
LORENA VÁSQUEZ VÁSQUEZ manifestando que, el 27 de
septiembre de 2007, la actora fue operada en el Pabellón de
Ginecología con Diagnóstico de Quiste ovárico izquierdo, siendo el
médico tratante don Sergio Torres. Dice que se encontraba
preparando el pabellón y como se encontraba muy atareada, la
matrona, Sra. Irma, comenzó a hacer el lavado genital de la paciente,
tomando un jarro que se encontraba con agua caliente destinado para
calentar los sueros, no preguntando en ningún momento si esa era el
agua para realizar el procedimiento de aseo.
El Dr. SERGIO TORRES GONZALEZ declara que el 27 de
septiembre de 2007 fue operada en pabellón de Ginecología del
Hospital Naval de Talcahuano “AA” la Sra. Cecilia Llanca Viguera, de
44 años, con diagnóstico “TU sólido quístico anexial izquierdo” se
planifico laparatomía exploradora con biopsia rápida confirmándose un
Tumor sólido quístico y se realizo Anexectomía izquierda y Liberación
de proceso adherencial. El 28 de septiembre fue evaluada la paciente
con las molestias habituales de LMIU y en visita del 29 de septiembre
la paciente refiere molestias tipo ardor en zona genital. Al examen
clínico se constatan quemaduras tipo A y AB que comprometen 1/3
inferior vulvar, zona perineal y bordes glúteos. Vistos los
antecedentes, solicita inmediatamente a un Cirujano de turno quien
confirma las lesiones e indica curaciones con platsul. Debido a lo
extraño de las lesiones, dice, se comunico telefónicamente con la
Matrona de Pabellón, doña Irma Bobadilla quien le informa que al
efectuar el aseo genital previo a la colocación de Sonda Folley, éste se
efectuó accidentalmente utilizando agua caliente, proveniente del jarro
con agua hervida para calentar sueros. Lo que explicaría claramente,
afirma, las lesiones encontradas.
Además, declara la matrona doña IRMA BODADILLA RAVANAL
quien manifiesta que, el día 27 de septiembre de 2007, fue operada en
el pabellón de Ginecología la Sra. Cecilia LLanca Viguera con
diagnóstico de quiste ovárico izquierdo. Por indicación médica, se le
solicita instale la sonda vesical posterior a la colocación anestésica
(Raquídea) para mantener vacía la vejiga. Para realizar este
procedimiento se debe realizar primero un aseo genital a la paciente.
Estando la Sra. Llanca decúbito dorsal, flexiona las piernas de la
paciente e instala bajo la zona perineal una compresa y toma un jarro
de aseo que estaba con agua y deja caer el agua sobre las tórulas de
algodón que estaban cercanas a la región genital. La paciente se
queja, ella interrumpe el procedimiento e introduce su mano
enguantada en el agua, percatándose que estaba caliente. En ese
instante ingresa la Arsenalera quien le informa que el jarro de aseo
contenía agua caliente para entibiar los sueros que se utilizan en
humedecer compresas para la cirugía.
Importa una negligencia extrema de la matrona referida el utilizar
agua caliente para realizar el aseo en las partes íntimas de una
paciente, sin percatarse previamente de la temperatura de ésta. Debió
ésta estar más atenta a su trabajo y ser mas cuidadosa atendido que
la paciente estaba bajo anestesia y su cuerpo permanecía insensible,
sin poder advertir el dolor que le produjo la quemadura.
10) Que además, la Historia Clínica tenida a la vista en esta
instancia, aparece que la Sra. Llanca ingresó el día 26 de septiembre
de 2007, en la tarde al Hospital y al día siguiente, 27 de septiembre, es
intervenida por el Dr. Luis Torres practicándosele una Anexectomía
izquierda. En las Guardia del 27 de septiembre, de la noche del 27 al
28 de septiembre, ni en el Turno del 28 de septiembre de 8,00 a 17,00
hrs. no aparece referencia alguna a quemaduras. En la guardia del 29
al 30 de septiembre aparece que se le hacen curaciones con suero
fisiológico más aplicación de Platsul en quemaduras en zona vulvar.
En la guardia del 30 de septiembre al 1 de octubre, figura que
presenta, la Sra. Llanca, lesiones por quemaduras en zona vulvo-
perioneal. El 1º de octubre, se deja constancia que tiene herida Vulvo
perineal, tipo quemadura y se indica curación con suero fisiológico y
platsul. El 1º de octubre, se señala 5º día posterior quemaduras tipo A
perineal más glúteo con indicación de curación con suero fisiológico
por 2 veces y luego, cubrir con Platsul. Igual el día 3 de octubre. En la
Guardia del día 3 al 4 de octubre, se deja constancia que las lesiones
vulvo perineales están en franca cicatrización. El 4 de octubre se la da
de alta dejándose constancia en el Carnet de Alta que rola a fs. 1 y 2
de autos, que presenta quemaduras tipo A en la zona perineal y glúteo
y se ordena curación diaria con suero fisiológico más Platsul.
El 5 de Octubre de 2007, la Sra. Llanca es hospitalizada
nuevamente, ésta vez por sus quemaduras. Diagnóstico en la Historia
Clínica: Quemaduras genitales y perineal Tipo A-AB. Curaciones con
suero fisiológico más Platsul diarias. Igual, los días siguientes. En la
Guardia del día 8 al 9 de octubre se deja constancia que será
evaluada por un cirujano, siendo las indicaciones de curaciones las
mismas anteriores. En la Guardia del día 9 se deja constancia que la
vio el Dr. Rojas el día anterior. En la Guardia del 9 al 10 de octubre se
deja constancia que no tolera zona de apoyo por escaras. Se avisa al
médico cirujano plástico, Sr. Rojas. El 10 de octubre, es vista por el Dr.
Rojas. En la Guardia del día 10 al 11 de octubre, se deja constancia
de las quemaduras y curaciones y que no tolera el moltopren. Avisar al
médico, pendiente emocultivo.
El 11 de octubre, es vista por el Dr. Rojas, presenta Escarotomía
previa. Con anestesia local se ---- (ilegible) tejido. Pincelación con
suero fisiológico. En la Guardia del 11 al 12 de octubre, se realiza
curación extrayendo escaras. El 12 de octubre, curaciones según
indicaciones. Los días siguientes se sigue con las curaciones. El 18,
19 y 20 de octubre las heridas sangran y es necesario colocar gasas.
Continúan las curaciones, se colocan apósitos. El 30 de octubre,
lesiones con tejido de granulación. Apto para injerto. La paciente no
acepta opción. Continúan las curaciones cada 48 horas. Heridas con
sangramiento. Paciente con molestias. El 31 de octubre se da de alta
con indicaciones cada 48 hrs.
11) Que de lo relatado resulta que la Sra. Llanca permaneció
hospitalizada más de un mes en el Hospital Naval sujeta a curaciones
diarias en un principio y luego, cada 48 horas, sufriendo heridas
sangrantes y escaras a consecuencia de las quemaduras que le
fueron ocasionadas en dicho establecimiento de salud.
12) Que el 27 de noviembre de 2007 fueron sacadas a las
heridas de la Sra. Llanca las 23 fotografías que se agregan de fs. 7 a
18, las que fueron certificadas por un Notario Público que
corresponden a la realidad observada ese día.
El 30 de marzo de 2008, se acompañan 4 fotografías de los
glúteos de la Sra. Llanca, certificando un Notario Público que
corresponden a ésta y que ambos glúteos presentan sendas
cicatrices, en evolución, de color rojo oscuro y centro morado, las que
miden aproximadamente unos cinco centímetros de diámetro con
recogimiento de piel en su entorno y hundimiento en toda su extensión
(fs. 101 a 105).
13) Que del cúmulo de probanzas relacionadas, consistentes en
documentos públicos y privados, declaraciones de testigos y
presunciones judiciales, apreciados cada una de ellas de acuerdo a la
ley, resulta claramente establecida la negligencia con que actuó una
dependiente del Hospital Naval de Talcahuano, lo que ocasionó las
quemaduras de la Sra. Llanca, lesiones que mantuvieron a esta
hospitalizada por mas de un mes y con molestias y lesiones por cerca
de un año. Ello implica una falta de servicio del establecimiento de
salud, ya que éste es responsable de la actuación negligente de su
dependiente y el Servicio demandado debe responder por la actividad
de uno de sus órganos. El Hospital es un verdadero garante de las
culpas de su personal dependiente y debe responder frente a la
víctima.
Así se ha fallado que “El que persigue la responsabilidad de una
persona jurídica no tiene sino que patentizar la existencia del daño
mismo y que el hecho dañoso no se habría producido sin la
negligencia o culpa de alguien, dependiente de ella o a su cuidado”
(Corte Suprema, R.D.y J. t.XXII, sec. 1º, pag. 681 y misma Revista, t.
LV, sec.4º, pag.209).
14) Que, en consecuencia, se encuentra acreditado que se
incurrió en un error no justificado, negligencia culpable o una falta de
servicio en la prestación médica otorgada por el Hospital Naval y tal
error ocasionó las graves quemaduras a la actora y entre el obrar de la
dependiente del Hospital referido y el daño existe una relación causal,
de manera que de haber obrado eficientemente y con el cuidado
debido, el resultado dañoso se pudo impedir, por lo que corresponde
dar lugar a la indemnización demandada.
15) Que el daño moral sufrido por la actora se encuentra
establecido con las declaraciones de doña MARCELA CRISTINA
PALMA RIVAS y don JOSE ARIEL ALARCON ALARCON quienes
están contestes en que tuvieron conocimiento de que la actora estuvo
hospitalizada por unas quemaduras en sus partes genitales íntimas y
graves, lo que le ocasionó molestias, pena, tristeza, depresión. La
primera, agrega que el daño moral es irreparable, no tiene valor como
mujer. El segundo, agrega que la actora se veía bastante deprimida,
inestable, producto de lo había sufrido, lo que se mantiene hasta hoy y
ello que tiene un valor inestimable por su condición de mujer, que es
más pudorosa que un hombre. Agrega que, ella físicamente quedó
mal, él la vio que no se podía sentar, se mantenía siempre de pie.
16) Que en mérito de la testimonial recién referida y los demás
antecedentes de autos, esta Corte regula prudencialmente la
indemnización a favor de la actora por los daños morales sufridos en
la suma de veinticinco millones de pesos ($25.000.000) dado que ésta
ha sufrido un menoscabo en sus atributos, un quiebre en su ánimo y
además, fuertes molestias físicas y psíquicas con motivo de las
lesiones que se le ocasionaron. También resulta útil tener presente la
naturaleza del daño experimentado por la actora, los tratamientos
médicos a que ha estado sometida y su edad.
Por estas argumentaciones y lo dispuesto en los artículos 1437,
1547, 1698, 1699, 1700, 1702, 1704, 1706, 1712, 2314 y siguientes
del Código Civil y 144, 169, 254, 341, 342, 346, 384 y 426 del Código
de Procedimiento Civil; 38 de la Constitución Política de la República y
4 y 44 de la Ley 18.575, SE REVOCA la sentencia de veintisiete de
octubre de dos mil nueve, escrita de fojas 127 a 132, y en su lugar se
declara que SE ACOGE la demanda interpuesta en lo principal del
escrito de fs. 19 , sólo en cuanto se condena al FISCO DE CHILE,
representado legalmente por el Consejo de Defensa del Estado, a
pagar a la actora, doña Cecilia del Carmen Llanca Viguera la suma de
VEINTICINCO MILLONES DE PESOS ( $25.000.000) por concepto de
daño moral.
Esta suma se reajustará de acuerdo a la variación del Índice de
Precios al Consumidor entre la fecha de esta sentencia y la de su
pago efectivo y devengará intereses corrientes para operaciones
reajustables desde que esta sentencia quede ejecutoriada y hasta su
pago efectivo.
REGISTRESE Y DEVUELVASE, con su custodia.
Redacción de la Ministro doña Sara Victoria Herrera Merino.
ROL Sección Civil Nº 2030-2009.
Sra. Herrera
Sra. Sanhueza
Sr. Simpértigue
FOJA: 127 .- .-
NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia
JUZGADO : 3º Juzgado Civil de Concepción
CAUSA ROL : C-7417-2008
CARATULADO : LLANCA / FISCO DE CHILE
Concepción, veintisiete de Octubre de dos mil nueve
VISTOS.-
A fojas 19, comparece don Rafael Poblete Saavedra, abogado,
domiciliado en calle Caupolicán N° 567, oficina 1101, Concepción, en
representación de doña Cecilia del Carmen Llanca Viguera, labores de casa,
domiciliado en Rio Paine 41, El Olivar, Segunda Etapa, Viña del Mar e
interpone demanda de indemnización de perjuicios por daños morales
causados por falta de servicio en contra del Fisco de Chile, representado
legalmente por el Consejo de Defensa del Estado, representado por el
Abogado Procurador Fiscal de Concepción don Hernán Jiménez Suarez, con
domicilio en calle Diagonal Pedro Aguirre Cerda Nº 1129, piso 4º,
Concepción, a fin de que acogiéndola, se condene al pago de las sumas que
indica, con reajustes e intereses o, en subsidio a las sumas que se determinen
en mérito de los antecedentes de hecho y derecho que obren en el proceso, con
costas.
Funda su demanda en que el día miércoles 26 de septiembre de 2007, a
las 19,00 horas, la demandante ingresó al Servicio de Ginecología del
“Hospital Naval de Talcahuano Almirante Adriazola” para ser intervenida al
día siguiente de una Anexectomía, esto es, una operación que tenía por objeto
extirpar el ovario con la Trompa de Falopio en conjunto, siendo ingresada al
pabellón a las 8,00 horas del día 27 de septiembre de 2007, realizándose la
intervención por parte del Dr. Sergio Torres y en el post operatorio se le llevó
a una sala donde durmió hasta el día siguiente por estar aún bajo los efectos de
la anestesia.
Señala que el día Viernes 28 de septiembre de 2007 a las 6,50 se le
despertó por funcionarios del hospital para efectuarle aseo a su cuerpo,
momento en que su representada habría sufrido quemaduras en la zona vaginal
y glúteos, debido a que una auxiliar de enfermería le aplicó agua caliente del
hervidor sin tener la precaución de verificar su temperatura, al extremo de que
a pesar de estar aún bajo los efectos de la anestesia, ella exclamó del dolor
cuando se le aplicó el agua hirviendo; sin embargo y como estaba con
medicamentos intravenosos para el control del dolor, siguió durmiendo,
siendo visitada a las 17,00 horas por unas amigas a quienes comentó que
sentía un fuerte escozor en los glúteos, los cuales se fueron acrecentando por
lo que, cerca de las 19,50 le informó su dolor a la auxiliar de turno sin que
nadie viniera a atenderla, por lo que por sus propios medios se levantó al baño
para mojar con agua fría sus partes íntimas, momento en que observó que
pedazos oscuros de piel caían, por lo que salió al pasillo pidiendo ayuda, pero
no encontró a nadie, tocó el timbre para llamar a la matrona, pero nadie llegó,
e incluso su vecina de habitación la trató de ayudar y así con dolores y sin
recibir atención médica ni de enfermería, se durmió hasta el día siguiente.
Relata que el sábado 29 de septiembre de 2007, al efectuarse la visita
médica, la demandante fue examinada por el facultativo el que ante las
evidentes quemaduras que tenía en el glúteo y zona cercana a la vagina, pidió
la presencia de un cirujano quien le informó que presentaba quemaduras tipo
A en sus glúteos y vagina prescribiendo aplicación de cremas y curaciones,
siendo dada de alta el 4 de octubre de 2007 no obstante las quemaduras que
sufrió aun no habían sanado.
En razón de lo anterior, con fecha 5 de octubre de 2007, la demandante
dirigió una carta al Director del Hospital en la que relataba lo sucedido
pidiéndole una investigación sobre los hechos y cuando se presentaba el
mismo día a curaciones, el propio Director del Hospital dispuso que se
hospitalizare de inmediato. Allí fue evaluada por el Cirujano Plástico Dr.
Rojas el 8 de octubre de 2007 que determinó que las quemaduras del glúteo
izquierdo eran del “Tipo A” y las del glúteo derecho del “Tipo B” indicando
curaciones cada 24 horas, su representada solicitó ser evaluada por un
dermatólogo ya que sentía que las curaciones aliviaban en algo las erosiones,
pero su piel estaba muy tirante lo que le dificultaba moverse y caminar, lo que
no fue acogido por el médico pero si por la matrona que logró una
interconsulta con SAMAR de Concepción con la dermatóloga Dra. Gema
Robles que le recetó diversas cremas para las zonas afectadas.
Indica que no obstante estuvo largo tiempo hospitalizada no logró una
recuperación significativa, cursando un cuadro de angustia progresivo, debido
a la total incertidumbre acerca de las circunstancias en que se le ocasionaron
las quemaduras y el tiempo en que debía permanecer hospitalizada y en
definitiva si existía posibilidad de alguna recuperación de las mismas; así, al
llevar un mes hospitalizada, el Jefe de Ginecología le dijo que ellas no fueron
causadas en el pre-operatorio, ni al efectuarle el aseo quirúrgico en el acto
operatorio mismo, sino que luego del post operatorio ya que la funcionaria que
la lavó –después de la operación- no se cercioró que el agua estaba caliente,
agregándole que él lamentaba lo ocurrido y lo que ella estaba sufriendo.
Sostiene que es evidente la falta de servicio de la demandada ya que la
paciente sufrió durante su hospitalización una serie de quemaduras tipo A y B
en sus glúteos y zona vaginal, las que no tenía a su ingreso al hospital, el que
infringió su deber de cuidado ya que a sus funcionarios les cabía una
obligación de garantía que comprende el deber de resguardar al paciente en su
integridad, de cualquier perjuicio, entre ellos los causados por la aplicación de
agua caliente o químicos.
Manifiesta que luego de permanecer largo tiempo hospitalizada en
Talcahuano, al dársele la segunda alta domiciliaria, se le aseveró que las
molestias disminuirían con el tiempo, con la ayuda de las curaciones a que
debía someterse en el Hospital de Viña del Mar, pero nada de ello ocurrió ya
que de vuelta a su domicilio y no obstante haber concurrido a todos sus
controles médicos sus quemaduras siguieron causándole dolor, con pérdida de
movilidad, constantes molestias en sus glúteos, tejidos de la piel tirantes,
siguió sin poder sentarse, ni dormir y no podía orinar ni defecar sin dolor.
Refiere que el verdadero calvario que le tocó vivir, obviamente generó
desconfianza de la demandante hacia los médicos quienes nunca fueron claros
para explicarle la causa de las lesiones que sufrió y no adoptaron una decisión
terapéutica, además su marido que era Sub Oficial de la Armada fue objeto de
permanentes presiones por parte de sus superiores para impedir que ella
iniciara acciones legales y, lamentablemente, sus amenazas se cumplieron ya
que se le llamó a retiro en el año 2008 y en su hoja de vida se calificó como de
“familia problemática”.
Indica que tanto la doctrina nacional como comparada reconocen que
las quemaduras a pacientes provocadas por enfermeros o paramédicos de las
clínicas, hospitales o centros asistenciales públicos o privados, son hechos
relativamente frecuentes que originan la obligación de responder, puesto que
los centros hospitalarios tienen una obligación de seguridad que emana de la
posición de garante de la salud e integridad física y psíquica del paciente
hospitalizado, asumiendo el deber de evitar que sufran daños corporales ya sea
por accidente o cualquier otra circunstancia, lo cual configura una obligación
de resultado.
Como argumentos de derecho invoca el artículo 38 inciso 2º de la
Constitución Política de la República; artículos 4 y 42 de la Ley 18.575;
artículos 38 de la Ley 19.966, afirmando que siendo las Fuerzas Armadas,
órganos de la Administración del Estado y siendo los hospitales castrenses
organismos dependientes de dichas instituciones, careciendo de personalidad
jurídica propia, el Fisco de Chile es reponsable de los daños causados por
estos ya que los hospitales castrenses están obligados por este conjunto de
normas a garantizar que su actividad sanitaria se ejecute en forma eficiente y
ellas están mencionadas expresamente en el inciso 2º del artículo 1 de la Ley
18.575.
Sostiene que el daño cuya reparación se persigue en estos autos es el
daño moral, que se traduce en el profundo dolor y sufrimiento psicológico que
se traduce en pesar, depresión, miedo, temor, frustración y secuelas de carácter
permanente que persisten hasta el día de hoy, afirmando que su integridad
física y psíquica fue gravemente lesionada, sufriendo además un daño estético
ya que sus glúteos y zona vaginal quedaron marcadas con horribles cicatrices,
lo que le privó de su vida marital afectándose su relación matrimonial, siendo
indudable que se alteraron gravemente sus condiciones normales de vida
afectando gravemente su autoestima.
Finalmente expresa que, atendidos los antecedentes recién expuestos,
avalúan los perjuicios sufridos por ella en la suma de $120.000.000, o la suma
mayor o menor que el tribunal determine, la que deberá ser pagada
debidamente reajustada conforme a la variación experimentada por el Índice
de Precios al Consumidor, entre la fecha de ocurrir el hecho dañoso y la de su
pago efectivo, más intereses corrientes, con costas.
En subsidio y sobre los mismos hechos demanda la responsabilidad del
demandado conforme a las normas que regulan la responsabilidad
extracontractual del Código Civil.
A fojas 40, comparece don Hernán Jiménez Suarez, abogado procurador
fiscal, por el Fisco y contesta la demanda de autos solicitando su total rechazo,
con costas.
En primer lugar, niega expresamente la ocurrencia de los hechos
invocados en la demanda del modo en que han sido planteados, afirmando que
al tiempo de la internación de la paciente y durante todo el tiempo que la
misma se prolongó se hicieron los esfuerzos humanos y materiales posibles
para recuperar su salud, debiendo señalar que tratándose de prestaciones
médicas nunca existe el cien por ciento de cumplimiento pues la ciencia
médica no es exacta ni infalible y pueden darse complicaciones al cuadro de
salud y en las operaciones correspondientes, dentro de ese contexto la paciente
informó el consentimiento informado en donde se le expresó en que consistía
la intervención, sus posibles complicaciones que fueron señaladas de manera
no taxativa.
Señala que la normativa de la ley 18.575 no es aplicable a la Armada ni
a los integrantes de las Fuerzas Armadas conforme al artículo 21 inciso
segundo de la misma ley.
Luego, la demandante afirma la ausencia de relación de causalidad entre
el hecho y el perjuicio, puesto que las supuestas lesiones que se aluden en la
demanda pueden se originadas por diversas fuentes que no corresponden a su
parte.
Refiere también la inexistencia de responsabilidad del Fisco, ni culpa
del servicio y menos relación de causalidad entre la conducta de su parte y el
perjuicio que la demandante reclama, debiendo descartarse la responsabilidad
orgánica y objetiva.
A continuación sostiene la improcedencia de la demanda conforme a las
reglas de la responsabilidad extracontractual de los artículos 2314 y siguientes
el Código Civil, puesto que para que ella proceda hubiera sido necesario que
los demandantes singularizaran a los funcionarios responsables de los hechos
que motivan la demanda. Afirma que no existe responsabilidad del Estado por
actos lícitos como aquellos realizados por el Hospital.
Expresa que su parte controvierte total y absolutamente la existencia de
todo perjuicio que pudiera haber sufrido la actora como consecuencia de
acciones u omisiones del demandado, debiendo considerarse que el daño
moral no se presume, alegando lo exagerado del monto de indemnización
solicitada la que no guarda relación alguna con la idea de compensar alguna
pérdida por grave y fundamental que ésta sea, por lo que esta debe ajustarse a
criterios de razonabilidad y ser equitativamente avaluada conforme a criterios
jurídicos a condición de que los daños queden efectivamente probados sin que
corresponda presumirlos ni aún en lo referente al daño moral.
Finalmente afirma la improcedencia de los reajustes e intereses
demandados.
A fojas 55, la parte demandante evacuó el trámite de la réplica,
señalando que si bien el contrato de asistencia médica impone una obligación
de medios, existen aspectos de la prestación asistencial sujetos a una
obligación de resultado donde la institución asume además de la obligación de
medios de procurar la recuperación de su salud, asume la obligación de
resultados de que el paciente no adquirirá nuevas enfermedades o sufrirá
accidentes derivados de su internación, como en este caso donde los daños son
consecuencias del incumplimiento del deber de seguridad con sus pacientes,
por ello, al firmar el consentimiento informado no puede exonerar anticipada
de la responsabilidad civil del demandado. Respecto a la normativa aplicable,
refiere que la actividad sanitaria de las instituciones castrenses se encuentra
regulada en los artículos 4 y 5 de la Ley 19.465 de 2 de agosto de 1996 que
establece el sistema de salud de las Fuerzas Armadas, en consecuencia, siendo
las Fuerzas Armadas, Órganos de la Administración del Estado y siendo los
Hospitales institucionales organismos dependientes de dichas instituciones u
órganos del estado, deben entenderse que las normas constitucionales y
legales precedentemente citadas, con obvia excepción del artículo 44 de la Ley
18.575 siendo el Fisco de Chile, en base al artículo 38 inciso 2º de la carta
Fundamental y 4 de la ley 18.575 el responsable de los daños causados por
dichos nosocomios.
A fojas 65, se evacuó el trámite de la dúplica.
A fojas 68, se lleva a efecto la audiencia de conciliación decretada en la
causa, con la asistencia del abogado de la parte demandante y en rebeldía de la
demandada. No se produce conciliación, atendida la inasistencia de la
demandada.
A fojas 70 y 79, se recibe la causa a prueba, rindiéndose la que consta
en autos.
A fojas 114, se cita a las partes a oír sentencia.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que, a fojas 19, don Rafael Poblete Saavedra, abogado, en
representación de doña CECILIA DEL CARMEN LLANCA VIGUERA ha
deducido demanda de indemnización de perjuicio fundada en la
responsabilidad por falta de servicio en contra del FISCO DE CHILE, persona
jurídica de derecho público, representada por el Abogado Procurador Fiscal
del Consejo de Defensa del Estadodon Hernán Jiménez Suárez, en virtud de
los argumentos de hecho y derecho relatados en la parte expositiva y solicita
que se condene a la demandada a pagarle por concepto de daño moral la suma
de $120.000.000, o las sumas que se determinen de acuerdo al mérito del
proceso, debidamente reajustadas conforme el Índice de Precios al
Consumidor, con costas.
SEGUNDO.- Que, contestando el traslado conferido, la demandada
controvierte todos los hechos de la demanda, solicitando su rechazo por
cuanto, en síntesis, la Ley 18.575 no es aplicable al Hospital Naval; por cuanto
no hay relación causal entre el hecho y el perjuicio; por cuanto no existe una
responsabilidad objetiva del Fisco y por la improcedencia de la
responsabilidad extracontractual civil de los artículos 2314 y siguientes del
Código Civil.
TERCERO.- Que el fundamento legal de la demanda se sitúa,
principalmente, en el artículo 38 inciso segundo de la Constitución Política de
la República y a través de ella se persigue la responsabilidad civil de un
órgano de la Administración del Estado por falta de servicio, pretensión que
dentro de nuestro ordenamiento jurídico también se cimenta en los artículos 4
y 44 de la Ley 18.575 Orgánica Constitucional de Bases de la Administración
del Estado que prescribe que “Los órganos de la administración serán
responsables del daño que causen por falta de servicio.”.
La “falta de servicio” constituida por mandato legal en fuente
generadora directa de la responsabilidad del Estado tiene lugar, según lo ha
señalado la Jurisprudencia, cuando los órganos o agentes estatales no actúan,
debiendo hacerlo o cuando su accionar es tardío o defectuoso, provocando en
uno u otro caso, un daño a los usuarios del respectivo servicio público.
Obviamente, para que esa responsabilidad pueda ser reclamada, debe
existir y acreditarse en el juicio, un vínculo de causalidad entre la falta de
servicio –producida por vía de acción u omisión- y el resultado nocivo, en
términos de que aquella sea determinante en la generación del evento dañoso.
CUARTO: Que, sobre el particular, el demandado sostiene la
inaplicabilidad de la Ley 18.575, tratándose en este caso de la Armada de
Chile y su Hospital Naval.
Al respecto cabe consignar que hasta antes de la dictación de la Ley Nº
18.575 la responsabilidad del Estado se determinaba a través de la aplicación
del artículo 2320 del Código Civil, sin embargo la situación varía con la
promulgación de la Ley de Bases de la Administración del Estado el 5 de
diciembre de 1986 que incorporó al Derecho Público chileno el sistema de
responsabilidad extracontractual del Estado elaborado por el derecho
administrativo francés, para asegurar un debido equilibrio entre los derechos
de los particulares y los intereses públicos. La ley prescribió que “Los órganos
de la Administración serán responsables del daño que causen por falta de
servicio”. Sin embargo se excluyó de la aplicación del título II sobre normas
especiales, donde había quedado ubicado el artículo 44, a la Contraloría
General de la República, al Banco Central, a las Fuerza Armadas y de Orden y
Seguridad, a las Municipalidades, al Consejo Nacional de Televisión y a las
empresas públicas creadas por ley. Todo ello en el inciso segundo de su
artículo 18 –actual 21–.
Entonces para dilucidar qué sistema resulta aplicable a las instituciones
excluidas, y en el caso particular de las Fuerzas Armadas la jurisprudencia
reciente de nuestra Corte Suprema ha concluido que le es aplicable el derecho
común: “de tal suerte que cabe aceptar la aplicación en nuestro país a partir
del artículo 2314 del Código Civil, de la noción de falta de servicio”. “En
efecto al Estado como a los otros entes públicos administrativos, pueden serle
aplicados de manera diversa las normas del Título XXXV del Código Civil,
sin que esto implique desde luego, una errada interpretación de las mismas”
(Sentencia de casación de treinta de julio de dos mil nueve dictada en los
autos Rol Corte Suprema N° 371-2008).
Ahora bien, en el casos de autos, la acción constitutiva de falta de
servicio, no es la propia de las Fuerzas Armadas entendiendo que su función
primordial la defensa de la soberanía de la nación, sino que la prestación de
una atención médica que otorga un Hospital dependiente de la Armada de
Chile, ámbito en el cual su prestación de servicio está comprendida bajo la
responsabilidad del artículo 38 de la Constitución Política de la República y de
los artículos 2314 del Código Civil y siguientes, pudiendo el tribunal entrar al
análisis de su obrar bajo los parámetros de la falta de servicio descritos en el
considerando anterior.
QUINTO.- Que, entonces, corresponde analizar si por parte del Hospital
Naval de Talcahuano existió falta de servicio, entendiendo por tal, no sólo la
inexistencia y denegación de éste, sino también su inadecuada o insuficiente
prestación, a lo que se agrega, si este obrar causó daño a los demandantes y si
existe relación causal entre el actuar del demandado y su resultado dañoso.
Sobre al particular, la actora imputa a la demandada una falta de
servicio en el cuidado post operatorio a una intervención de Anexectomía
realizada en el Hospital Naval, afirmando que funcionarios del hospital que
realizaban su aseo, vertieron agua caliente en sus glúteos y zona vaginal,
causándole graves quemaduras.
SEXTO: Que estando controvertidos todos los hechos de la demanda en
la forma como han sido expuestos, tocaba solo a la actora acreditar cada uno
de los puntos de prueba de la resolución de fojas 70, especialmente los que se
refieren a los hechos y circunstancias en que se produjeron las quemaduras de
la demandante y si fueron funcionarios del Hospital Naval de Talcahuano
quienes causaron tales lesiones. Sobre el particular agregó a los autos:
a) Fotocopia de carné de alta del Hospital Naval de Talcahuano que
refiere una hospitalización para la cual ingresó el 26 de septiembre de 2007 y
el alta el 4 de octubre de 2007, apuntándose como anotación del 27 de
septiembre de 2007 “Anexectomía (..) por quiste endometricos; Quemadura
Tipo A zona perianal y glúteo”.
b) Copia de protocolo de operación.
c) Fotografías autorizadas ante Notario de ambos glúteos de doña
Cecilia del Carmen Llanca Viguera obtenidas el 15 de noviembre de 2007 y el
30 de marzo de 2008.
También el demandante rindió prueba testimonial consistente en las
declaraciones de doña Marcela Cristina Palma Rivas y José Ariel Alarcón
Alarcón, la que cabe desestimarlas desde ya y restarles todo valor probatorio
para acreditar algún hecho de la demanda, por ser vagas, carentes de precisión
y basarse en lo relatado por la hermana de la actora o por la propia
demandante, no pudiendo otorgar al tribunal antecedente alguno que de razón
de los dichos que expresan.
SEPTIMO: Que la prueba aportada por la demandante es absolutamente
insuficiente para acreditar los puntos de prueba 1, 2 y 3 descritos como hechos
controvertidos en la resolución de fojas 70.
En efecto, los antecedentes de fojas 1, 2 y 3 constituyen simples
fotocopias de instrumentos privados supuestamente emanados de la
demandada y aún cuando las fotografías de fojas 7 y siguientes permitan
establecer la existencia de las lesiones en los glúteos de la demandante en el
mes de noviembre de 2007, no permite establecer que ellas fueron producidas
por el obrar de algún funcionario de la demanda mientras la actora estuvo
hospitalizada en el Hospital Naval de Talcahuano. Ningún antecedente
agregado a la causa otorga certeza a las fechas de hospitalización, al estado de
salud al ingreso y especialmente al egreso, para poder relacionar las referidas
lesiones con aquellas que dice haber sufrido mientras estaba hospitalizada,
más aún si se considera que, conforme a las fechas que indica la propia
demandante, las fotos son posteriores en dos meses a su hospitalización.
Tampoco obran antecedentes que instruyan al tribunal sobre la
naturaleza y origen probable de las lesiones, si ellas son atribuibles a una
quemadura o cual sería el elemento que las provocó a o la probable época de
ocurrencia.
OCTAVO: Que todas las interrogantes expresadas en el considerado
anterior y que la prueba de la demandante no logró dilucidar, conllevan al
rechazo íntegro de la demanda principal y subsidiaria impetradas a fojas 19
por no estar acreditada la falta de servicio alegada y tampoco la negligencia
culposa de algún funcionario de la demanda.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 1437, 1698,
1702, 2314 y 2329 del Código Civil; 160, 170, 254, 342 y 384 del Código de
Procedimiento Civil, artículo 38 inciso segundo de la Constitución Política de
la República y 4 y 44 de la Ley 18.575 Orgánica Constitucional de Bases de la
Administración del Estado
SE RESUELVE:
I.- Que se rechaza en todas sus partes la demanda principal y
subsidiaria de fojas 19, sin costas, por considerar que tuvo motivo plausible
para litigar.
Regístrese y notifíquese.
Rol N° 6599-2006
Dictada por doña CAROLA PAZ RIVAS VARGAS, Juez Titular.
Autoriza doña Paulina Muñoz Urrizola, Secretaria Titular.
En Concepción, a veintisiete de octubre de dos mil siete, se dio
cumplimiento al inciso final del artículo 162 del Código de Procedimiento
Civil.