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Resumen de la Doctrina Social de la Iglesia sobre algunos temas centrales, p. 1 1. Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia La doctrina social de la Iglesia es “donde el Evangelio se encuentra con la realidad”. Nuestra realidad ha cambiado mucho en las últimas generaciones. Entonces tenemos que discernir, ver cómo se aplica nuestra fe en las situaciones que se nos presentan hoy. La doctrina social de la Iglesia ofrece ciertos principios sistematizados, que se aplican en cualquier situación, y entonces los va aplicando según cada contexto (tiempos, personas, lugares). Nos ayuda a encarnar el Evangelio. Fundamento teológico: Todo lo que viene de Dios lo recibimos al mismo tiempo como un don gratuito y como una responsabilidad. Dios nos libera y nos salva, pero también nos compromete con sus mandamientos en la Alianza. Nos ama, pero también pide que nos amemos. En ese sentido, asumimos con alegría y agradecimiento nuestra responsabilidad en la historia. Toda la Creación es buena. Nosotros somos imagen y semejanza de Dios, y el mismo Dios se encarna, se hace hombre de carne y hueso, en Jesucristo. Por eso, nos interesa la salvación de “todas las personas” (que nadie se quede fuera) y de “toda la persona” (la persona completa, cuerpo y alma). Entonces la Iglesia tiene el deber de preocuparse por el mundo entero, y de todos los aspectos de la vida. En la historia de salvación, descubrimos que Dios nos ha creado y Jesucristo nos ha salvado pero todavía estamos en proceso de santificación, por el Espíritu Santo. En otras palabras, estamos realizando el proceso de liberación del pecado que desencadenó la Pascua de Jesús. La Iglesia está al servicio de esa transformación, en cada persona y en cada realidad social. El sentido de la doctrina social:

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Resumen de la Doctrina Social de la Iglesia sobre algunos temas centrales, p. 11

1. Introduccin a la Doctrina Social de la Iglesia

La doctrina social de la Iglesia es donde el Evangelio se encuentra con la realidad. Nuestra realidad ha cambiado mucho en las ltimas generaciones. Entonces tenemos que discernir, ver cmo se aplica nuestra fe en las situaciones que se nos presentan hoy.

La doctrina social de la Iglesia ofrece ciertos principios sistematizados, que se aplican en cualquier situacin, y entonces los va aplicando segn cada contexto (tiempos, personas, lugares). Nos ayuda a encarnar el Evangelio.

Fundamento teolgico:

Todo lo que viene de Dios lo recibimos al mismo tiempo como un don gratuito y como una responsabilidad. Dios nos libera y nos salva, pero tambin nos compromete con sus mandamientos en la Alianza. Nos ama, pero tambin pide que nos amemos. En ese sentido, asumimos con alegra y agradecimiento nuestra responsabilidad en la historia.

Toda la Creacin es buena. Nosotros somos imagen y semejanza de Dios, y el mismo Dios se encarna, se hace hombre de carne y hueso, en Jesucristo. Por eso, nos interesa la salvacin de todas las personas (que nadie se quede fuera) y de toda la persona (la persona completa, cuerpo y alma). Entonces la Iglesia tiene el deber de preocuparse por el mundo entero, y de todos los aspectos de la vida.

En la historia de salvacin, descubrimos que Dios nos ha creado y Jesucristo nos ha salvado pero todava estamos en proceso de santificacin, por el Espritu Santo. En otras palabras, estamos realizando el proceso de liberacin del pecado que desencaden la Pascua de Jess. La Iglesia est al servicio de esa transformacin, en cada persona y en cada realidad social.

El sentido de la doctrina social:

La doctrina social es una expresin del derecho y el deber que tiene la Iglesia de predicar el Evangelio, actualizando y encarnando el mensaje para todas las esferas de la vida, en todos los tiempos y lugares. Somos levadura, sal y luz para el mundo.

La doctrina social es ms que un anlisis sociolgico, aunque usa las herramientas de las ciencias sociales. No es ideologa, aunque dialoga con todas. Es una verdadera teologa, porque busca usar la razn para entender la fe desde nuestra experiencia, y es una teologa moral, porque se interesa en la aplicacin de la fe a nuestro comportamiento.

Cuando decimos que es doctrina, nos referimos a la misin que tiene la Iglesia de ensear. Por eso, cuando hablamos de Doctrina Social de la Iglesia, no nos referimos a cualquier opinin que pueda expresar un obispo o un sacerdote sobre alguna realidad, sino de los documentos (sobre todo las encclicas de los Papas y otros documentos oficiales de los obispos) que expresan formalmente, con cuidado y responsabilidad, el Magisterio de la Iglesia.

En ese sentido, la doctrina social pertenece a la Tradicin de la Iglesia. Por eso encontramos en ella la continuidad de algunos principios permanentes, y al mismo tiempo su actualizacin, renovacin y profundizacin cuando se aplican segn tiempos, personas y lugares.

Un poco de historia

El inters de la Iglesia en el mundo y en la moral social comienza desde las primeras comunidades cristianas, pero doctrina social como tal, como forma especfica de dialogar con el mundo desde una reflexin sistemtica y continua, comienza en 1891 con Rerum Novarum de Len XIII. Veamos algunos hitos importantes, haciendo un resumen del resumen.

En el contexto de la revolucin industrial, el papa Len XIII escribi Rerum Novarum (1891) para llamar la atencin sobre la dignidad y los derechos de los obreros. Cuarenta aos despus, Po XII escribi Quadragesimo Anno (1931), donde desarrolla estos temas, reafirmando que el obrero debe ganar un salario que lo permita mantener a su familia, y aade el principio de la subsidiaridad para evitar otros extremos.

El papa Juan XXIII, en medio de muchos cambios sociales en el mundo y el contexto de la guerra fra con amenaza de guerra nuclear, escribi Mater et Magistra (1961) y Pacem in Terris (1963), recordndonos que los seres humanos somos todos hermanos y debemos vivir en paz. En esa misma poca, el Concilio Vaticano II asume los valores de la modernidad y la democracia, incluyendo la libertad de conciencia de cada individuo, en Gaudium et Spes (1965).

A medida que fue creciendo la desigualdad entre los pases de primer, segundo y tercer mundo, el papa Pablo VI escribi Populorum Progressio (1967) para decir que si queremos paz, tenemos que trabajar por la justicia y el desarrollo de los pueblos. Luego public Octogsima Adveniens (1971) para marcar los ochenta aos desde Rerum Novarum.

Juan Pablo II vivi en tiempos de globalizacin, y de dictaduras de izquierda y de derecha. Public varias encclicas, entre ellas Laborem Exercens (1981), Sollicitudo Rei Socialis (1987) y Centessimus Annus (1991). Defenda la dignidad y la libertad del ser humano delante de todo tipo de explotacin econmica y opresin poltica.

Benedicto XVI se enfrent a la cultura del consumismo, que destruye el medioambiente y crea desigualdad. En sus encclicas Deus Caritas Est, Caritas in Veritate y Spe Salvi, llama a la comunidad internacional a trabajar por un desarrollo autntico, que ponga a las personas en el centro y respete los ritmos de la naturaleza. El papa Francisco, en Evangelii Gaudium (2013), le da seguimiento a estos temas, exigiendo que busquemos un sistema econmico que no endiosa el dinero, sino que sea solidario y sostenible.

Todos los principios generales de la doctrina social de la Iglesia nacen de un principio fundamental, que es la dignidad de la persona. Los otros principios incluyen el bien comn, el destino universal de los bienes, la subsidiaridad, la participacin y la solidaridad. Estos principios se complementan con los valores de verdad, libertad, justicia y caridad.

2. Trabajo y economa

Aspectos bblicos

El trabajo como parte de la condicin humana precede el pecado original. El pecado lo vuelve pesado, fuente de sufrimiento. Pero el sentido ms profundo y original del trabajo humano es bueno. El trabajo es una forma de amar, de dignificar la vida, y puede ser una forma autntica de espiritualidad. Por el trabajo, somos co-creadores con Dios Padre y co-redentores con Jesucristo, a travs del Espritu Santo. Al mismo tiempo, la insistencia de la Biblia en el descanso del sbado nos sirve de garanta contra la esclavitud: el trabajo debe ser honrado, pero no idolatrado.

La dignidad del trabajo

Lo que le da la dignidad al trabajo es la subjetividad, pues el ser humano es sujeto del trabajo como persona, no como mquina. Por eso, cualquier forma de materialismo o instrumentalizacin del ser humano rompe con la dignidad del trabajo. En ese sentido es que se le da prioridad a la dimensin subjetiva sobre la objetiva, y al trabajo sobre el capital. Pero tambin existe una complementariedad entre el trabajo y el capital: de nada sirve el capital sin el trabajo, ni el trabajo sin el capital (cf. Rerum novarum, 11).

El trabajo tambin tiene una dimensin social, es decir, el ser humano trabaja con los dems y para los dems. Por otro lado, el trabajo es un deber: el trabajo se entiende como obligacin moral en relacin al prjimo, que es en primer lugar la propia familia, pero tambin la sociedad, a la cual se pertenece.

El derecho a la propiedad privada se afirma, porque garantiza la autonoma y la libertad del individuo y su familia, adems de motivar a la responsabilidad y el trabajo productivo. Sin embargo, no es un derecho absoluto, sino que est en funcin de y subordinado al principio del destino universal de los bienes, y no debe constituir impedimento al trabajo ni al crecimiento de los dems. En otras palabras, la propiedad privada (los medios de produccin) no pueden ser usados para explotar o excluir al prjimo. Cuando decimos que hay un destino universal de los bienes, estamos diciendo que la propiedad privada debe ayudar al desarrollo de todos los seres humanos y no solo a unos pocos. El reposo festivo es un derecho. Dios descans en el sptimo da (cf. Gn 2,2), tambin los seres humanos deben gozar de suficiente reposo y tiempo libre para que puedan cuidar de su vida familiar, cultural, social y religiosa. Para eso ayuda la institucin del da del Seor, da que debe ser vivido como da de liberacin, como anticipacin de la celebracin de la Pascua definitiva en la gloria del cielo.

El derecho al trabajo

El trabajo es un bien y un derecho fundamental de todos. La vida familiar se edifica sobre el fundamento del trabajo, y el desempleo marginaliza e impide el desarrollo de la persona humana. Por eso el Estado y la sociedad civil deben promover polticas para garantizar este derecho, con atencin especial a la mujer, que debe tener el mismo derecho y al mismo tiempo guardar la posibilidad de que ejerza dignamente la condicin de ser madre. Hay que tener cuidado con el trabajo infantil. Una necesidad urgente es restituir a la agricultura su justo valor como base en una economa sana y en el desarrollo de toda la sociedad.

Derechos de los trabajadores

El trabajo es para las personas, no las personas para el trabajo (Laborem Exercens, 6).Basndose en la dignidad transcendente de la persona humana, la Doctrina Social de la Iglesia seala algunos derechos:1. A una justa remuneracin y distribucin de las rentas2. Al reposo3. A disponer de ambientes de trabajo y de procesos laborales que no causen dao a la salud fsica de los trabajadores ni lesionen su integridad moral4. A ver salvaguardada la propia personalidad en el lugar de trabajo5. A subvenciones convenientes e indispensables para la subsistencia de los trabajadores desempleados y sus familias6. A una pensin y al seguro mdico, y seguro de accidentes de trabajo7. Al apoyo social para la maternidad8. A reunirse y asociarse, y a hacer paros para lograr mejores condiciones de trabajo

Estamos en una fase de transicin de poca

El trabajo cambi en los ltimos aos, tanto como en la primera revolucin industrial. El cambio est directamente relacionado a la globalizacin, la rapidez de comunicacin y la facilidad del transporte, lo cual permite la fragmentacin del proceso productivo que busca mayor lucro.

Muchas profesiones desaparecen, surgen nuevas, y se exige la flexibilidad del trabajador. Con la tercerizacin, el trabajador ya no vende su fuerza laboral, sino un producto terminado, entonces el trabajador asume todos los riesgos, tiene menos cobertura en el sistema de seguro social y est ms expuesto al desempleo. Crece la desigualdad; incluso hay casos de esclavitud.

Los pases menos desarrollados sufren deficiencias en la legislacin, formacin y asistencia social. Su sector informal es grande, lo que aumenta los riesgos y la precariedad en el trabajo.

Para superar los riesgos de la globalizacin es necesario poner a las personas en el centro. El desarrollo humano, sostenible y solidario es urgente y es factible; debemos poner toda nuestra inteligencia y creatividad para conseguirlo. Somos creados para la relacin.

En Evangelii Gaudium, el Papa Francisco ha denunciado con fuerza la lgica del sistema dominante en el mundo actual: As como el mandamiento de no matar pone un lmite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir no a una economa de la exclusin y la inequidad. Esa economa mata. No puede ser que no sea noticia que muere de fro un anciano en situacin de calle y que s lo sea una cada de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusin. No se puede tolerar ms que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del ms fuerte, donde el poderoso se come al ms dbil. Como consecuencia de esta situacin, grandes masas de la poblacin se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en s mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. 3. La comunidad poltica

Aspectos bblicos

Al principio de su historia, el pueblo de Israel no tiene rey como los otros pueblos, porque reconoce solamente el seoro de Dios. Dios interviene a travs de los jueces y profetas, que orientan al pueblo en su nombre. Al ltimo de stos, Samuel, el pueblo le pide un rey. Samuel les advierte que un rey humano puede hacer mucho dao Pero por otro lado, cuando hacen bien su trabajo, los reyes humanos tambin pueden verse como un don de Dios que viene en auxilio de su pueblo. Entonces Samuel unge como rey a Sal en nombre de Dios (y cuando muere Sal, unge al rey David).

Entonces el rey est como elegido y consagrado (ungido, mesas, christos) por Dios. Eso no quiere decir que el rey debe ser tratado como un Dios, sino que tiene la misin de hacer visible el plan de salvacin de Dios para el mundo. Deber ser el defensor de los dbiles y asegurar al pueblo la justicia, como un verdadero pastor que trae la paz a los pueblos. Los profetas siempre critican a los reyes cuando se extravan de esta misin.

Jess no rechaza la poltica, ni a las autoridades, ni el pago de impuestos (denle al Csar lo que es del Csar). Pero tampoco acepta que los jefes de las naciones usen el poder para oprimir y explotar a los dems (Mc 10,42).

Cristo Rey da el ejemplo de cmo deben ser los gobernantes. No le interesan las ambiciones de poder, de ser grande, de ser primero (Mc 10,35-40; Mt 20,20-23), sino que lo que le interesa es servir humildemente, y su gloria est en dar su vida para que los dems tengan vida.

Las primeras comunidades cristianas respetaban a las autoridades legtimas, estando dispuestas a colaborar en toda obra para el bien comn. Pero tambin se resistan (sin violencia) a las autoridades que se extralimitaban, pidiendo sumisin absoluta, la cual se la debemos slo a Dios.

El fundamento y el fin de la comunidad poltica

El fundamento y el fin de la convivencia poltica es la persona humana. El ser humano alcanza su plena y completa realizacin en relacin con Dios y con los dems. Por eso, somos sociales polticos por naturaleza. La dimensin poltica de nuestras vidas no es una carga o algo malo, sino parte esencial de quienes somos.

As como con la economa: la poltica est en funcin de las personas, y no al revs. La comunidad poltica existe en funcin de cada uno de sus miembros, para que puedan alcanzar su crecimiento ms pleno y colaborar para el bien comn. El pueblo es como una gran familia, que comparte la vida y los valores, respetando la funcin y los derechos de cada miembro.

Hay una tensin creativa entre la igualdad y la libertad. Se complementan, sobre todo cuando se basan en la fraternidad (amistad civil). El horizonte es la civilizacin del amor. Que el pas, la sociedad, sea una autntica comunidad.

La autoridad poltica

La autoridad poltica es necesaria. Tiene que haber una cabeza para garantizar que el cuerpo funcione con orden para el bien comn.

El sujeto de la autoridad poltica es el pueblo, que le delega algunas funciones a las personas que elige como sus representantes. En otras palabras, los polticos son empleados del pueblo, y le deben rendir cuentas. Al mismo tiempo, la autoridad debe reconocer y promover los valores humanos esenciales, ms all de lo que dicten las mayoras.

La autoridad debe emitir leyes justas, conformes a la dignidad de la persona humana. Cuando por el contrario una ley civil est en contraste con la ley moral de Dios y la razn, el ciudadano tiene el derecho e incluso el deber de desobedecer esa ley civil y resistirse a la autoridad. A no ser en casos extremos donde no hay otras opciones, esta resistencia debe realizarse sin violencia.

La autoridad tiene el derecho y el deber de conminar penas a quienes cometen delitos contra los derechos y las reglas fundamentales de la convivencia. Estas penas deben ser dirigidas al mismo tiempo a reprimir los malos comportamientos y a remediar el desorden, tratando de promover la rehabilitacin de las personas condenadas y restaurar las relaciones armoniosas. En todo momento debe respetarse la dignidad y los derechos humanos de todas las personas, incluso de las personas que han cometido algn crimen.

El sistema de la democracia

Especialmente en la encclica Centesimus annus de Juan Pablo II (1991), la Iglesia afirma su apoyo al sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participacin de los ciudadanos en las opciones polticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacfica.

Para que funcione una autntica democracia, es necesario fortalecer el Estado de derecho, con divisin equilibrada de poderes, y la formacin humana en verdaderos valores, as como la participacin y la corresponsabilidad.

Los representantes polticos tienen el compromiso moral de compartir el destino del pueblo y buscar soluciones a los problemas sociales. Los administradores pblicos son gestores del dinero del pueblo, y deben buscar el bien comn. Los partidos polticos tienen la tarea de favorecer una amplia participacin y el acceso de todos a las responsabilidades pblicas, ofreciendo a los ciudadanos una visin de futuro y la posibilidad de concurrir a la formacin de las opciones polticas. Los medios de comunicacin tienen un papel importantsimo, y se debe garantizar el acceso a la informacin de fuentes diversas, independientes y objetivas.

La corrupcin es una de las deformaciones ms graves del sistema democrtico.

La comunidad poltica al servicio de la sociedad civilLa comunidad poltica se constituye para servir a la sociedad civil, de la cual deriva. La sociedad civil, por tanto, no puede considerarse un mero apndice o una variable de la comunidad poltica: al contrario, ella tiene la preeminencia, ya que es precisamente la sociedad civil la que justifica la existencia de la comunidad poltica. Es importante el papel del voluntariado y la cooperacin para fortalecer el tejido social desde la subsidiaridad.La relacin entre el Estado y las comunidades religiosas

El Estado debe respetar la libertad religiosa, y la autonoma e independencia de las comunidades religiosas. Al mismo tiempo, debe fomentarse la colaboracin para el bien comn. La Iglesia como tal se limita a ejercer su rol de sociedad civil, mientras que los laicos son llamados a la participacin plena en la vida poltica.

Comunidad internacional

La Biblia nos ensea que somos una sola familia humana en el mundo. Por el principio de subsidiaridad, se respeta la soberana de cada pas, pero por los principios del bien comn y del destino universal de los bienes, esa soberana no es absoluta. Los pases deben entrar en acuerdos para garantizar la convivencia pacfica, el respeto a los derechos humanos y la cooperacin al desarrollo. El papa Benedicto XVI hace un llamado a fortalecer las instancias internacionales, para globalizar la solidaridad.

4. Medioambiente y desarrolloAspectos bblicos

En el Antiguo Testamento, vemos que la Creacin viene de Dios y es buena. La relacin del ser humano con el resto de la Creacin es un elemento constitutivo de la identidad humana. Se trata de una relacin que nace como fruto de la unin, todava ms profunda, del ser humano con Dios. Dios nos encomienda el jardn para que lo cultivemos y lo cuidemos. La creacin es constante objeto de alabanza en la oracin de Israel.

En el Nuevo Testamento, Jess pone la naturaleza al servicio de la salvacin. Interpreta la naturaleza con sus parbolas, tambin la domina.

Toda la creacin participa y se salva (se renueva en la reconciliacin con Dios) en la Pascua de Jess:

Un mundo nuevo en que todo sometido a l (1 Cor 15,20-28)Una nueva creacin (2 Cor 5,17)La naturaleza reconciliada con Dios por el Verbo hecho carne (Col 1,15-20)Con dolores de parto (Rm 8,19-23)Un nuevo cielo y una tierra nueva (Ap 21,1)

Doctrina social sobre el medioambiente y el desarrollo

Somos la obra maestra, pero somos criaturas.

La Iglesia no est en contra de la ciencia y el progreso. La cuestin est en los valores. Por ejemplo, la pregunta no es si la tecnologa es buena o mala en s, sino si desarrollamos una tecnologa que contamina o una tecnologa para evitar la contaminacin. Semillas que rinden ms, o semillas que no se reproducen para obligar a comprar cada vez.

La tendencia hoy es creernos dueos de la naturaliza, acabar con todo y olvidarnos de los dems. Tenemos que recordar nuestra responsabilidad comn de cara a los recursos naturales.

Esta responsabilidad se extiende no slo al mundo presente, sino tambin en el tiempo, al futuro. No heredamos la tierra de nuestros abuelos, la cogemos prestada de nuestros nietos.

Esta responsabilidad comn debe expresarse en leyes y regulaciones de cada Estado y de la Comunidad Internacional, que protejan el medioambiente y protejan a los seres humanos de la contaminacin y residuos txicos.

El desarrollo econmico debe respetar la integridad y los ritmos de la naturaleza, porque los recursos naturales son limitados y algunos no son renovables. El ritmo actual de explotacin y consumo de los recursos naturales, basado en la lgica del mercado que slo busca el mximo beneficio econmico a corto plazo, es una seria amenaza para el presente y el futuro, como se ve en la realidad del cambio climtico.

Podemos aprender mucho de los pueblos indgenas, que nos dan el ejemplo de una vida en armona con el medioambiente. Los que pareca que se quedaron atrs, son los que guardan las llaves del futuro. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

El principio del destino universal de los bienes nos da derecho, por ejemplo, al agua. No es una mercanca ms, porque la vida depende de ella. Debe garantizarse el acceso de todos al agua potable, con un uso racional y solidario.

Hace falta un cambio de mentalidad, que se refleje en estilos de vida. Un pas desarrollado no es un pas en el que los pobres andan en carro, sino un pas en que los ricos usan el transporte pblico.

Estamos llamados a una actitud de gratitud y reconocimiento ante Dios por la naturaleza. La relacin con el medioambiente tambin es base de espiritualidad (y no solo mirar lo bonito, sino contemplar lo feo y creer que puede llegar a ser bello cielo nuevo y tierra nueva dolores de parto).

5. Migraciones en un mundo globalizado

Aspectos bblicos

La fe del pueblo bblico nace con la migracin, cuando Dios le dice a Abrn: Deja tu tierra y tu parentela (Gn 12:1). En el Exodo, salen de la esclavitud en Egipto y luego duran 40 aos migrando por el desierto, buscando la tierra prometida. Por eso el pueblo de Israel se siente llamado a tratar bien a los extranjeros, porque ellos saben lo que es ser extranjero (Lv 19:33-34).

La familia de Jess tiene que huir a Egipto, como refugiados de la persecucin de Herodes (Mt 25:35). De grande, Jess sale de Nazaret para pasar tres aos itinerando por diversos pueblos. Luego, los primeros cristianos sern migrantes misioneros en todas las naciones, reconociendo que ya no hay judo ni griego, sino que toda la humanidad es una sola familia.

Derecho de las personas a vivir con dignidad

Toda persona tiene derecho a vivir con dignidad, encontrando las condiciones para mantener a su familia. Tiene derecho a encontrar eso primeramente en su propio pas (el derecho a no migrar), pero cuando no se dan las condiciones en su pas, tiene derecho a migrar a otro pas para encontrar trabajo y condiciones de vida dignas, por el principio del destino universal de los bienes.

Derecho de los pases a controlar sus fronteras

Al mismo tiempo, cada pas tiene derecho a controlar sus fronteras, velando por el bien comn. No es malo que existan controles.

Entonces cmo se equilibran esos dos principios?

Los pases deben regular las fronteras con justicia y misericordia, mirando en primer lugar la dignidad de las personas. Deben buscar realmente el bien comn, que incluye el bien de otros pases, y no deben actuar de forma interesada, egosta.

Los pases ms ricos tienen ms responsabilidad de acoger a los migrantes, y la comunidad internacional debe colaborar para organizar las migraciones de forma digna y justa.

Debe tratar de mantenerse la unin familiar de las personas migrantes, y debe darse prioridad a las personas en situacin de refugio (que no migraron porque queran, sino para escaparse de una situacin peligrosa).

En cuanto a los migrantes indocumentados, son gente, con dignidad y derechos. Estos derechos se extienden a lo laboral, la salud, la educacin, la libertad de religin, etc. Su falta al estar indocumentados es un asunto administrativo, no un delito criminal. No se les debe tratar como si fueran criminales.

Los migrantes indocumentados son especialmente vulnerables a la trata y el trfico, y a la explotacin. Muchas veces son vctimas de un sistema hipcrita que quiere su mano de obra pero no les quiere reconocer sus derechos como persona.

El mundo muchas veces usa a los migrantes como chivo expiatorio, culpndolos de los problemas de la sociedad, vindolos como una carga. Las encclicas de los papas y los obispos nos llaman a fijarnos mejor en el aporte de los migrantes, a nivel econmico y en el sentido de cmo renuevan la sociedad con su esfuerzo y con los valores que traen.

En la Iglesia, nadie es extranjero, porque vemos en toda persona a una hermana o un hermano, creada a imagen y semejanza de Dios. Por eso la Iglesia tiene muchas iniciativas de servicio, acompaamiento y defensa de los derechos de los migrantes en el mundo entero.

6. La familia

La importancia y la centralidad de la familia se subraya a lo largo de la Sagrada Escritura, y Jess se encarna en el seno de una familia.

La familia es la clula bsica de la sociedad. En la familia nacemos y crecemos, aprendiendo a ser amados, a amar, aprendiendo valores y a convivir en armona y solidaridad. Por eso la familia es comunidad natural, es la primera sociedad, y debe ser el centro de la vida social.

Una sociedad a medida de la familia es la mejor garanta contra toda tendencia de tipo individualista o colectivista, porque en ella la persona es siempre el centro de la atencin en cuanto fin y nunca como medio.

La sociedad y el Estado estn en funcin de la familia, y no viceversa. El Estado debe ayudar a las familias a cumplir con sus responsabilidades, pero no quitrselas. Por ejemplo, la familia es la primera responsable de la educacin integral de sus hijos, pero debe colaborar con los organismos civiles y eclesiales que le ayudan en esta tarea.

El matrimonio es el fundamento de la familia. Ningn poder puede abolir el derecho al matrimonio. El compromiso de las dos personas que se unen en entrega mutua para formar una familia al mismo tiempo exige que haya justicia y respeto por los derechos y deberes de cada miembro de la familia.

La presencia de los ancianos en una familia supone un gran valor. Dan testimonio de que hay aspectos de la vida que no se miden en trminos econmicos, pero tambin pueden colaborar en los proyectos de la familia segn sus capacidades. Transmiten valores y tradiciones a los ms jvenes, que aprenden a buscar el bien de los dems. Si los ancianos se hallan en una situacin de sufrimiento y dependencia, no slo necesitan cuidados mdicos y asistencia adecuada, sino, sobre todo, ser tratados con amor.

Los nios tambin merecen una atencin especial. Sus derechos son violados con frecuencia, lo cual debemos corregir.7. La Doctrina Social y la vida pastoral de la Iglesia

La doctrina social debera ser parte de la formacin cristiana integral (catequesis), del dilogo con la comunidad civil y poltica, y del dilogo y la colaboracin ecumnica e interreligiosa.

Todo el pueblo de Dios est llamado a dar testimonio de la doctrina social de la Iglesia, cada uno segn su carisma. As podremos construir la civilizacin del amor, con fe y esperanza

El Papa Francisco ofrece, en Evangelii Gaudium, algunos principios orientadores para la accin pastoral de la Iglesia en la construccin de la paz:

El tiempo es superior al espacio:

[] El tiempo es superior al espacio. Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difciles y adversas o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. [.]Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos ms que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno. Se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarn, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos histricos. Nada de ansiedad, pero s convicciones claras y tenacidad. (222-223)

La unidad prevalece sobre el conflicto:

El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero, si quedamos atrapados en l, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. (. La manera ms adecuada de situarse ante el conflicto) es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabn de un nuevo proceso. Felices los que trabajan por la paz! (Mt 5,9). De este modo, se hace posible desarrollar una comunin en las diferencias (). (226)

La realidad es ms importante que la idea:

Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos anglicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los proyectos ms formales que reales, los fundamentalismos ahistricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabidura. (.) Por otro lado, este criterio nos impulsa a poner en prctica la Palabra, a realizar obras de justicia y caridad en las que esa Palabra sea fecunda. (231, 233)

El todo es superior a la parte:

Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiar a todos. Pero hay que hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario hundir las races en la tierra frtil y en la historia del propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo pequeo, en lo cercano, pero con una perspectiva ms amplia. Del mismo modo, una persona que conserva su peculiaridad personal y no esconde su identidad, cuando integra cordialmente una comunidad, no se anula, sino que recibe siempre nuevos estmulos para su propio desarrollo. (235)