formacion de los partido políticos en el salvador

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Estudio sobre la formación de partidos políticos en El Salvador y su desempeño electoral reciente Rafael Paz Narváez Para comprender y explicar el proceso mediante el cual en el caso de El Salvador se llega a un régimen político republicano con procesos electorales y partidos políticos disputando el acceso al gobierno sobre el conjunto de la sociedad, es preciso remontarse a la historia de la nación. Al cierre de la época colonial, la conformación social del territorio que en la actualidad reconocemos como El Salvador se caracterizó por la presencia de sectores diferenciados por su posicionamiento económico y étnico, de tal forma que se reconocían especialmente los estratos y grupos de las personas españolas, criollas, mestizas, mulatas e indígenas. La división de la población salvadoreña en sectores sociales estratificados, que se aprovechan de manera desigual de la riqueza socialmente producida es reseñada por Alejandro Dagoberto Marroquín, indicando que, para las últimas décadas de sociedad colonial, el estrato más numeroso era el mestizo. Marroquín estima que para 1807, pocos años antes de la independencia, en los municipios que ahora forman El Salvador, la población ladina proporcionaba el 53% del total, en tanto que la indígena llegaba al 43%. Españoles y criollos en conjunto apenas alcanzaban el 2.9%. Desde la actualidad puede considerarse más apropiado concebir la sociedad centroamericana de principios del siglo XIX con una estructura colonial (no feudal), porque denota la subordinación respecto a la formación económica, política y social vigente en las naciones europeas y la conformación, desde su génesis, de las capas dirigentes y hegemónicas, como sectores sociales orientados hacia la dependencia de una potencia externa. Las clases sociales durante la colonia se presentan ocultas bajo las formas de categorías étnicas: el blanco europeo estaba colocado en el estrato superior; el nativo indio; era regalado al último escalón social. Siendo la estructura de la colonia predominantemente feudal, los estratos sociales que se manifiestan en ella corresponden, no solamente a las desigualdades de origen económico, sino también a desigualdades originadas por el abolengo y la nacionalidad (Marroquín, 2000) La independencia y formación de la nacionalidad en lo que ahora reconocemos como El Salvador, pasó por una serie de contradicciones. Un primer momento se plantea como la vacilación entre la independencia o proyectar para el territorio una autonomía constitucional, ligada a la Corona Española. Más adelante la contradicción se plantea entre la independencia o la anexión a México, para derivar, finalmente, a la contradicción entre la adscripción a la República Federal o la conformación de pequeños estados nacionales independientes. En el caso de Centroamérica, pese a que es posible mencionar la existencia de un movimiento de carácter independentista, la región no se constituye en un proyecto político de 1

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Estudio que describe la formación de los partidos políticos en El Salvador

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Estudio sobre la formación de partidos políticos en El Salvador y su desempeño electoral reciente

Rafael Paz Narváez

Para comprender y explicar el proceso mediante el cual en el caso de El Salvador se llega aun régimen político republicano con procesos electorales y partidos políticos disputando elacceso al gobierno sobre el conjunto de la sociedad, es preciso remontarse a la historia de lanación.

Al cierre de la época colonial, la conformación social del territorio que en la actualidadreconocemos como El Salvador se caracterizó por la presencia de sectores diferenciados porsu posicionamiento económico y étnico, de tal forma que se reconocían especialmente losestratos y grupos de las personas españolas, criollas, mestizas, mulatas e indígenas.

La división de la población salvadoreña en sectores sociales estratificados, que seaprovechan de manera desigual de la riqueza socialmente producida es reseñada porAlejandro Dagoberto Marroquín, indicando que, para las últimas décadas de sociedadcolonial, el estrato más numeroso era el mestizo. Marroquín estima que para 1807, pocosaños antes de la independencia, en los municipios que ahora forman El Salvador, lapoblación ladina proporcionaba el 53% del total, en tanto que la indígena llegaba al 43%.Españoles y criollos en conjunto apenas alcanzaban el 2.9%.

Desde la actualidad puede considerarse más apropiado concebir la sociedadcentroamericana de principios del siglo XIX con una estructura colonial (no feudal), porquedenota la subordinación respecto a la formación económica, política y social vigente en lasnaciones europeas y la conformación, desde su génesis, de las capas dirigentes yhegemónicas, como sectores sociales orientados hacia la dependencia de una potenciaexterna.

Las clases sociales durante la colonia se presentan ocultas bajo las formas decategorías étnicas: el blanco europeo estaba colocado en el estrato superior; elnativo indio; era regalado al último escalón social. Siendo la estructura de lacolonia predominantemente feudal, los estratos sociales que se manifiestan enella corresponden, no solamente a las desigualdades de origen económico,sino también a desigualdades originadas por el abolengo y la nacionalidad(Marroquín, 2000)

La independencia y formación de la nacionalidad en lo que ahora reconocemos como ElSalvador, pasó por una serie de contradicciones. Un primer momento se plantea como lavacilación entre la independencia o proyectar para el territorio una autonomía constitucional,ligada a la Corona Española. Más adelante la contradicción se plantea entre laindependencia o la anexión a México, para derivar, finalmente, a la contradicción entre laadscripción a la República Federal o la conformación de pequeños estados nacionalesindependientes.

En el caso de Centroamérica, pese a que es posible mencionar la existencia de unmovimiento de carácter independentista, la región no se constituye en un proyecto político de

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nación arraigado en el conjunto de la sociedad, en tanto que la independencia se declara encoincidencia con la crisis política del imperio español, en momentos en los cuales resultainevitable. En el caso de Centroamérica, y de El Salvador, la conformación de partidospolíticos es posterior al evento de independencia, a diferencia de otros casos, como Cuba,adonde el proceso de independencia fue abordado más tardíamente en el siglo XIX, eimplicó, en su fase final, la conformación de un partido político como entidad organizada ypromotora de la emancipación nacional.

Ilustración 1Mapa de Centroamérica 1803

Fuente: A new map of a West India Isles, Jhon Cary, 1803

Hacia el final de la época colonial y comienzo de la república, los estratos y clases de lapoblación centroamericana y salvadoreña se estructuraban a partir de diversas formas deorganización socio-económica, desde las cuales gestionaba sus intereses y se articulabancon los demás sectores sociales. La transición del estado colonial hacia el nuevo estadonacional republicano se comprende y explica mediante la transformación paulatina de lasformas de organización de los diferentes sectores sociales, desde la gestión de interesesgremiales hacia la organización política del conjunto social. En el mapa de la ilustración esposible advertir, como, algunos años antes de la proclamación de independencia, no seidentificaba un territorio como El Salvador, hecho socio-político que deviene después de lafecha establecida como independencia. La organización del estado sobre el territorio, y conello la organización de fracciones políticas es un proceso paulatino y socialmentecontradictorio posterior al fin de la época colonial.El proceso de independencia en Centroamérica se caracteriza especialmente porque lasélites criollas comienzan a estructurar sus intereses mediante nuevas formas deorganización, a partir de las cuales se desarrollaran paulatinamente, desde la tempranaépoca republicana, la formación de facciones políticas es un proceso que lleva varias

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décadas, durante el transcurso del siglo XIX para culminar en el siglo XX, hasta queeventualmente dichas fracciones desarrollan la calidad de partidos políticos. Durante estelargo período, los partidos políticos son fundamentalmente organizados y dirigidos porsectores criollos, y expresan la supremacía en la conducción intelectual y legal sobre losdemás sectores sociales. La realización de procesos electorales, durante el siglo XIX, ocurrecomo un ejercicio de poder entre las diferentes facciones criollas, desde ellas hacia elconjunto de la población habitante del territorio.

Sajid Herrera (2008) plantea que “en el siglo XIX no existieron asociaciones políticas en laacepción contemporánea del término; más bien actuaron organizaciones basadas endiversas clientelas y el personalismo, aunque poco a poco fueron madurando y perfilandocon mayor fineza sus posturas ideológicas”. Herrera indica que en las coyunturas inmediatasa la independencia centroamericana ““diversas tertulias patrióticas y asociacionesciudadanas, promovidas por el régimen constitucional español, se constituyeron en elantecedente de los “partidos políticos” de la capital del Reino. Fue así que se organizaronhacia 1820 los denominados, peyorativamente, “cacos” y “bacos”, contando cada uno con surespectivo periódico.”” En El Salvador, de estos “clubes electorales” se tiene noticia variasdécadas después de 1820:

En El Salvador pareciera que los clubes electorales fueron de creación tardía pues no haynoticias de ellos en las primeras décadas del siglo XIX. Tenemos noticias de ellos, porejemplo, cuando el partido republicano salvadoreño, fundado en mayo de 1886, sepreparaba para las elecciones presidenciales de fines de ese año. El partido tuvo lainiciativa de incitar a sus competidores a formar clubes, enviando representantes a lacapital “para compactar la opinión respecto de los candidatos” que debían llegar a la másalta magistratura. Sin embargo, manifestaba que su llamado no tuvo eco. Además, alpercatarse de la pasividad de la prensa en general por no haber insinuado algunacandidatura, llegó a proponer a dos por su popularidad: a los médicos Nicolás Angulo yRafael Ayala, para presidente y vicepresidente, respectivamente. El partido les llegó aofrecer todo su apoyo y llamó a la ciudadanía a votar por ellos para derribar de una vezpara siempre a gobiernos de hecho – en clara alusión al régimen del general FranciscoMenéndez – y transitar a gobiernos de derecho (Herrera, 2008)

Con frecuencia, la tradición histórica y política en Centroamérica comprende y explica elproceso político del siglo XIX como lucha entre dos partidos, liberales y conservadores:

el “liberal”, denominado igualmente como “anarquista” y “fiebres”, por la pasión con queemitían sus opiniones y el partido “moderado”, “servil” o “aristócrata”. El primero estuvointegrado en su mayor parte por los republicanos y por algunos que aspiraron a favor de laanexión al Imperio mexicano. El segundo, por las familias nobles, los imperiales y algunosrepublicanos “capitalistas”, es decir, guatemaltecos que temían la preponderancia de lasprovincias sobre los antiguos privilegios e influjos con que había gozado la capital delantiguo Reino. El primero apostaba por el sistema federal; el segundo por el centralismo,aunque en un inicio tuvo que ceder ante la abrumadora mayoría republicana (Herrera,2008)

Sajid Herrera considera que esta forma de explicar el siglo XIX es en gran medida unareducción de datos, que obstaculiza la comprensión del proceso político entre las faccionesde la época, por lo que propone:

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en lugar de la lucha entre liberales contra conservadores, el siglo XIX experimentó unadiversidad “partidaria” – centralistas, federalistas, liberales católicos, liberales anticlericales(católicos, masones), etc.-. Todos ellos coincidieron en la construcción de un régimenrepublicano, interpretándolo, en términos generales, como la asociación de ciudadanosbasada en los principios de soberanía del pueblo, sufragio, división del poder, libertadesciviles y políticas, virtudes cívicas, preceptos morales o religiosos. Esta diversidadpartidaria tuvo sus orígenes en las posturas republicanas sustentadas desde 1821 por loscriollos san salvadoreños frente a los monarquistas. (Herrera, 2008)

La conformación de un pequeño estado-nacional republicano en El Salvador, durante lossiglos XIX y XX, se caracteriza por un proceso contradictorio de ampliación paulatina de losderechos y la calidad de ciudadanía a cada vez más sectores poblacionales, y la simultáneaexclusión efectiva y represiva de los intereses políticos de amplios sectores de las clasestrabajadoras y de las mujeres. Esta contradicción, eventualmente, contribuye a la génesis ydesarrollo del conflicto armado (1970-1992) que cierra el siglo XX. Dicha contradicción sólose transforma con la negociación entre las direcciones político-militares contrapuestas en laguerra, para abrir paso a una nueva organización institucional del estado-nacional.

En El Salvador, la noción de ciudadanía ha tenido un devenir histórico que se manifiesta enla cantidad y proporción de personas a quiénes, de manera paulatina, se atribuyó esacondición y que se apropiaron de la misma. El proceso parte en 1526, con el enfrentamientoentre las primeras identidades étnicas originales contra la identidad de súbdito de la corona,que era portada por quiénes invadieron como conquistadores y evangelizadores. Tres siglosdespués, el proceso de transición en la cultura política se reedita entre una identidad depersona vasalla frente a la identidad de ciudadanía.

Las primeras y muy restringidas atribuciones de la calidad de ciudadano salvadoreño, sedefinieron entre 1821 y 1841, de hecho, excluyendo a la mayoría de la población, que deforma inercial se mantuvo en la condición precedente de vasallaje. De 1821 a 2013 hancorrido 192 años, transcurso en el cual, al menos 6 generaciones de personas salvadoreñashan pasado por un proceso en el que su identidad y su sentido de la convivencia política seha transformado desde una condición de vasallaje hacia una condición de ciudadanía. No esposible dejar de advertir que los procesos de cambio cultural no suelen transformar losescenarios históricos y políticos de manera repentina, acelerada y homogénea. (PazNarváez, 2007)

Los sectores que conformaban la sociedad colonial tardía, en la que apareció la noción deciudadanía, incluyeron una población ladina o mestiza, descendiente de las uniones entrepoblación de origen español, afroamericano e indígena, que había llegado, para entonces, aser el estrato más numeroso (Marroquín, 2000). De los conquistadores españoles se derivóla población criolla, que se logró posicionar como el sector predominante en el escenariolocal, pero subordinado a las sucesivas inmigraciones de funcionarios de la corona,responsables de velar por la administración colonial. En aquel contexto, un reducido grupo dela población criolla se formó en la filosofía de la ilustración y condujo el movimientoindependentista (Bonilla, 1999), introduciendo una noción restringida de ciudadanía en latransición política de la colonia a la república. (Paz Narváez, 2007; Oliva, 2011)

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El 9 de octubre de 1824 el Congreso Constituyente del Salvador emitió un decreto en elcual quedó consignado el carácter restringido de la ciudadanía. No se dio un libre accesoa la misma como había sido pregonado a las comunidades ladinas e indígenas en elperiodo pre-independentista. El haberse propuesto su alcance casi universal con laConstitución de Cádiz fue considerado ya para 1824 un error. Lo anterior se ve en elsiguiente texto del mencionado decreto: “… deseoso de que este gran derecho de losCiudadanos de elegir los funcionarios de la República y el Estado con la direcciónnecesaria, evitando los errores experimentados en los gobiernos representativos…” Estafue conceptualizada como un privilegio adquirido en función de requisitos previamenteestablecidos, muchos de los cuales rescataron restricciones del constitucionalismogaditano. Más aun, cuando las juntas encargadas de elegir quiénes podían serciudadanos,estuvieron formadas por elementos de la sociedad tradicionalmente ligadospor intereses económicos políticos e ideológicos. Elementos restrictivos a este modelo deciudadanía limitada estuvieron impregnados de los prejuicios tradicionalmente adscritos aindios y ladinos, como el ser vicioso, jugador o ebrio; así como el estado de sirvientedomestico. Aquí vemos plasmado el imaginario del tipo de modernidad ciudadana quepareciera mejor haberse ajustado a las necesidades de la sociedad de la época, asícomo a los intereses de los grupos responsables de construir estos imaginarios del poder.(Oliva, 2011)

La primera constitución de El Salvador, promulgada en 1841, excluyó de la ciudadanía atodas las mujeres, a la gran mayoría de mestizos, además de la población indígena, dadoque prácticamente limita el derecho de sufragio sólo a los criollos hombres, cuando defineque "son ciudadanos todos los salvadoreños mayores de veintiún años y que sean padres defamilia o cabeza de casa o que sepan leer y escribir o que tengan la propiedad que designala ley". Cuarenta años después, la constitución de 1880, año clave en la estructuración delpaís como república cafetalera, definía los siguientes requisitos para ejercer ciudadanía:tener 21 años de edad, saber leer o escribir o tener un medio de vida independiente,incluyendo también a aquellos que se hallan alistados en las milicias o en el ejército de larepública, o bien los mayores de 18 años, siempre que hayan obtenido algún título literario, oque estuviesen casados (Hernández, 1978). Como se puede comprender, la cantidad dehombres salvadoreños que cumplían dichos requisitos continuaba siendo restrictivos,dejando afuera a la mayoría de la población.

Sin embargo, al avanzar la historia de la república, ocurrió un proceso de paulatina yprogresiva ampliación de la ciudadanía a cada vez más sectores poblacionales. Para 1929ya se había alcanzado el voto para todas las personas de sexo masculino mayores de 18años, y para 1950 se llegó al voto universal, incluyendo el voto de las mujeres, reivindicadodesde finales de los años veinte por el movimiento feminista, con la participación dePrudencia Ayala como figura destacada en 1930. (Navas, 2012)

El siglo XX se caracteriza por la emergencia e irrupción de nuevos intereses sociales.Especialmente se destaca, de una parte, la irrupción en el escenario político de una nuevaexpresión partidaria, el Partido Comunista Salvadoreño, que aspira y se propone gestionarlos intereses de las clases y sectores trabajadores explotados y oprimidos, ganando laconducción sobre el conjunto de la sociedad y el territorio. También aparece con identidad yfuerza propia la gestión de los intereses políticos de las mujeres salvadoreñas como sectorsocial, ausente durante los regímenes políticos del siglo XIX.

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El siglo XX en El Salvador comenzó en la década de los años 30, con el delineamiento de lostres proyectos políticos que, constantemente, disputaron la hegemonía hasta el año 1992,cuando se transformaron en su sentido histórico. En 1930 nace, el proyecto revolucionario,inicialmente representado por el Partido Comunista Salvadoreño, con la intención de fundaruna economía basada en la propiedad del estado sobre los medios de producciónfundamentales y regida por la planificación de la producción y distribución de la riquezacreada. Casi simultáneamente se manifiesta otro proyecto, el reformista, especialmenteinteresado en incidir en la distribución de la riqueza producida y la redistribución de la tierracomo medio de producción. De Masferrer y su Minimun vital hasta la propuesta deindustrialización por sustitución de importaciones que debía sustentarse en la ampliación delos mercados nacionales mediante una reforma agraria y en la ampliación hacia el mercadocomún centroamericano, fue, sin duda, una de las propuestas más atractivas, y la quecautivó al mayor número de intelectuales y personal de las capas medias en general. Eltercer proyecto, reconocido como oligárquico, se organizó alrededor de la defensa delmodelo de acumulación agro-exportador su estructura de tenencia de la tierra, por lo demáses conocido que la defensa que se llevó a cabo con puño militar.

No obstante, aunque en lo jurídico formal hacia mediados del siglo XX se amplía la condiciónde ciudadanía, ocurre que, simultáneamente, a partir de 1932, como reacción a proyectosreformistas, se instaura una dictadura militar que se sucederá hasta 1979, en un ambientepolítico caracterizado por el autoritarismo, la represión y la proclamación formal de lademocracia, por lo tanto, caracterizado por un ejercicio ciudadano muy restringido yfrecuentemente anulado por fraudes electorales, golpes de estado, persecución a las fuerzasde oposición, especialmente en la década de los años setenta, lo cual contribuye aldesencadenamiento de la guerra popular revolucionaria o guerra civil.

En realidad, el siguiente hito histórico que posibilita la ampliación de las nociones y prácticasde ciudadanía lo constituyen los acuerdos de paz alcanzados en 1992. Con realismo, el textode los acuerdos reconoce como causas fundamentales de la guerra el cierre de los espaciosde participación política y la circunstancia de que por décadas no todos los estratos de lapoblación tuvieron acceso a los beneficios del crecimiento económico. De hecho, losacuerdos de paz se concibieron como un proceso orientado a promover transformacionespolíticas, económicas y sociales para superar ambas circunstancias, así como para estimularla reconciliación nacional.

El proceso de negociación de los acuerdos de paz fue permanentemente acompañado porlos esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional, de manera que la clausura delconflicto bélico fue concebida como una oportunidad. De esta manera, hacia el final de laguerra se conjugaron esfuerzos locales e internacionales que abrieron por primera vez unanueva situación histórica, a partir de la cual se abrieron condiciones para promover unatransición a la democracia.

La reforma del estado que suponen los acuerdos de paz conlleva una transformación de lapráctica electoral y especialmente, una transformación de calidad en la gestión de interesesque representan los diferentes proyectos electorales. Esta trasformación queda ocultacuando se comprende y explica el proceso político como una dinámica entre cúpulas o élitescompetitivas incapaces de interaccionar con los sectores sociales y gestionar sus intereses,

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o cuando la capacidad de hacerlo se considera básicamente como manipulación. Noobstante, este discurso se vuelve común en los medios que articulan la opinión pública.

Los resultados electorales en las décadas posteriores a los acuerdos de paz se caracterizanpor el ascenso del caudal electoral del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional(FMLN) como partido político recientemente incluido y por el posicionamiento estratégico alcual accede.

El evento electoral de 1994, el primero después de firmados los acuerdos de paz, ofreció elsaldo con el cual las organizaciones gestoras y representativas de los antiguos proyectos endisputa podían contar: El partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA tenía laoportunidad de reorganizar una nueva hegemonía sobre la base de cumplir, por primera vezen la historia, los procedimientos de la democracia; El FMLN contaba con la suficiente fuerzaparlamentaria para mantener una presencia significativa, y permanecer como unrepresentante del cambio social que incorpora la satisfacción de aquellos sectores que,según el texto de los acuerdos de paz, no han podido acceder a los beneficios delcrecimiento económico.

Tras el triunfo electoral de ARENA en las elecciones de 1994 se empieza a profundizar yexpandir la transformación de la economía salvadoreña, en un esfuerzo por renovar elproyecto oligárquico sobre la base de tres ejes de acumulación: las finanzas, la maquila, ylas exportaciones no-tradicionales. Las proyecciones de hacer del turismo otro eje deacumulación no pasaron de los primeros años de la década de los 90.

En lo político, las fuerzas de la nueva oposición se dividen inmediatamente después deincorporarse a la Asamblea Legislativa, y poco después, en el pacto de San Andrés, surgeuna fracción que se propone liquidar al FMLN, el Partido Demócrata, pero asume los costosde la reforma del estado en lo que se refiere a la modificación de las estructuras fiscales. Enconsecuencia, el nuevo Partido Demócrata aparece de manera efímera, ya que se asocia alrechazado intento de desarticular al FMLN y también se asocia a la aprobación del aumentoal Impuesto sobre el Valor Agregado, en tanto que, las grandes empresas prosperan y elcrecimiento económico se estabiliza sobre bases provisionales, los grandes sectores de lapoblación continúan sin acceder a significativos beneficios de la bonanza económica.

Los resultados electorales de 1997 expresan la consolidación de las antiguas fuerzasrevolucionarias en su nueva orientación de oposición y alternativa. Simultáneamente,expresan un paulatino declive de ARENA en el control del poder legislativo. Pero ambasfuerzas tienen capacidad de vetar la implementación de cualquier proyecto de nación.

En el escenario posterior a los acuerdos de paz, la participación de las personas queconforman la ciudadanía en los eventos y procesos electorales se constituye en una formade participación política democrática. Sin embargo, se reconoce que El Salvador, figura entrelos países de América Latina con niveles más altos de abstención electoral. Algunos estudiosde opinión indican que la población más proclive al absentismo son las personas de másbajos ingresos, con menor escolaridad, especialmente mujeres y jóvenes.

Después de los acuerdos de paz, el sistema electoral salvadoreño y los partidos políticos se

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caracteriza por la competencia de dos fuerzas políticas principales, el FMLN y ARENA, queacumulan los mayores caudales electorales y se disputan la correlación de fuerzas decisiva,y por la presencia de fuerzas políticas secundarias, con menor acumulación en el caudalelectoral, pero representativas de participaciones históricas, en este caso se puedemencionar al PCN (Partido de Conciliación Nacional), al PDC (Partido Demócrata Cristiano) yal Centro Democrático. En el escenario histórico, los partidos PCN y PDC representan larepresentación política que caracterizó el escenario electoral previo a 1992, en tanto que elFMLN y ARENA son contingentes políticos que se conformaron en la década de los años 80del siglo XX, como gestores de los procesos de revolución y contrarrevolución, en estesentido, claramente representantes de proyectos históricos contrapuestos. En el escenariopolítico salvadoreño han emergido ocasionalmente otras agrupaciones políticas conproyección de establecerse en el escenario de partidos políticos, sin embargo, no hanlogrado permanecer, debido a que no logran el apoyo necesario en caudal electoral.

En las elecciones presidenciales de 2009, sobre un total de 2,538,588 votos válidos, ARENAobtuvo 1,284,588 y el FMLN ganó con 1,354,000 votos. Con este resultado se produjo eldesplazamiento del poder ejecutivo de ARENA que ganó las lecciones presidenciales de1994, 1999 y 2004. Tras la pérdida del ejecutivo, ARENA da origen a la conformación deGANA (Gran Alianza por la Unidad Nacional), que alcanza el 10% de los votos en laselecciones legislativas del 2012.

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CUADRO 1RESULTADOS ELECTORALES PARA DIPUTACIONES

PARA PRINCIPALES PARTIDOS POLÍTICOS. 1994 - 2012AÑO ARENA FMLN VÁLIDOS

1994 606,211 287,811 1,346,176

1997 396,301 369,709 1,119,603

2000 436,169 426,289 1,210,269

2003 446,279 475,130 1,398,727

2006 783,208 784,894 1,997,814

2009 854,166 943,936 2,215,589

2012 870,418 804,760 2,219,586Fuente: Elaboración propia datos TSE

Los resultados electorales desde 1994 hasta 2012 muestran el desempeño de partidospolíticos principales y secundarios. El FMLN, a raíz de su incorporación a los procesoselectorales ha mostrado la capacidad de ganar un caudal de votos que le permite resultadosmayoritarios en la definición de cargos públicos, superando ampliamente la condición deexclusión del sistema político para fuerzas representativas de los intereses de las clases ysectores trabajadores. A raíz de esta presencia y con el propósito de combatirla, desdemedios de comunicación públicos y académicos se ha propagado una noción derepresentación política en la que se hace énfasis en el carácter elitista de las direccionespartidarias. Los procesos y resultados electorales y las contiendas que se asocian a ellos,tienen en la lucha ideológica por definir a la opinión pública un ámbito relevante.

La gestión de los intereses de los sectores populares y trabajadores en los espacios políticosa los cuales se tiene acceso mediante los procesos electorales están delimitados por lagestión de fondos públicos, reducidos a mínimos operativos desde la implementación de lasreformas neoliberales bajo las administraciones presidenciales de ARENA. Los mediosfundamentales de producción están en propiedad de la gran empresa privada nacional,regional y transnacional. La gestión de un nuevo proyecto alternativo de sociedad, política yeconomía, que integre los intereses de sectores sociales y populares es un propósitohistórico que se perfila como incipiente y a largo plazo, que depende de variablesinternacionales y que no puede implementarse plenamente desde los espacios de gobierno ylegislación del estado actual.

2. Aproximación al pensamiento político de las personas jóvenes contemporáneas y su

participación en procesos electorales

Para estudiar el impacto de las reformas electorales del 2012 en el conjunto de la poblaciónjuvenil es conveniente estudiar el pensamiento político de las personas jóvenescontemporáneas en El Salvador, a partir de reflexiones y datos provistos por investigacionespublicadas sobre la situación de la juventud en el país, por la aplicación de dos instrumentos

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de investigación de carácter exploratorio y por elementos expresados en las entrevistas ainvestigadores.

CUADRO 2PERSONAS ELECTAS 2012 EN CONCEJOS MUNICIPALES

POR RANGO DE EDAD Y SEXOESTRATO DE EDAD MASCULINO FEMENINO TOTAL

21 A 26 AÑOS 108 (3,6%) 92 (3,07%) 200 (6,67%)

27 A 32 AÑOS 203 (6,8%) 102 (3,4%) 305 (10,2%)

33 A 39 AÑOS 417 (13,9%) 167 (5,6%) 584 (19,5%)

40 A 49 AÑOS 1211 (40,4%) 377 (12,6%) 1588 (53%)

50 A 99 AÑOS 275 (9,17%) 44 (1,4%) 319 (10,6%)

TOTAL 2214 (74%) 782 (26%) 2996 (100%)Fuente: Elaboración propia, datos TSE 2013

Es posible observar que las mujeres tienen mayor proporción de participación en los estratosmás jóvenes, especialmente en el estrato de 21 a 26 años. A mayor edad, menor proporciónde mujeres electas en concejos municipales. Por otra parte, la proporción de personasmenores de 32 años en concejos municipales también es minoritaria. Esta proporción depersonas electas es notablemente diferente a las proporciones de estratos de edades de lapoblación en general. También es diferente respecto a la proporción respecto al sexo. Demanera que las personas jóvenes y las mujeres están proporcionalmente menosrepresentadas. Del total de personas electas en concejos municipales únicamente el 26%son mujeres. Del total de personas en concejos municipales, sólo el 16,9% tienen 32 años omenos.

En lo que se refiere a la presencia de población joven respecto al conjunto de toda lapoblación del país, se puede tener en cuenta que “la EHPM 2010, reporta que el 58.5% de lapoblación es menor de 30 años y la población de 60 años y más, que es considerada comolos adultos mayores, representa el 10.4%. Esto revela que la población salvadoreña esbastante joven” (DIGESTYC, 2011: 9)

Para 2010, según datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM 2010) lapoblación total del país fue de 6,181,405 habitantes. Las mujeres constituyen el 52.7% de lapoblación total, los hombres el 47.3%. El índice de masculinidad se calcula en 0.90, lo queindica que habitan el país 90 hombres por cada 100 mujeres. Este índice nacional no eshomogéneo, dado que en la zona urbana es de 0.86, en la rural, 0.97 y en el ÁreaMetropolitana de San Salvador se sitúa en 0.85. (DIGESTYC, 2011)

REFERENCIAS

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