fracturas por estrés

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FRACTURAS POR ESTRÉS Indice Definición Perspectiva histórica Fisiología del hueso Mecanismo lesional Diagnóstico Historia Examen Imagenología Diagnóstico diferencial Epidemiología Terapéutica Etapas clásicas

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Page 1: Fracturas por estrés

FRACTURAS POR ESTRÉS

Indice

Definición

Perspectiva histórica

Fisiología del hueso

Mecanismo lesional

Diagnóstico

Historia

Examen

Imagenología

Diagnóstico diferencial

Epidemiología

Terapéutica

Etapas clásicas

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Cátedra de Medicina del Ejercicio – Fracturas por Estrés. Dr. Martin Rubio. Junio de 2001

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Definición

Existen varias definiciones,

“Fractura parcial o total del hueso.....

“Puntos débiles de la estructura ósea....

“Son la vía final común de una secuencia de sobreuso....

Todas hacen referencia al mismo proceso fisiopatológico, y definen la

enfermedad

Nosotros hemos encontrado una definición del Dr. Keith L. Stanley que

creemos útil transcribir:

Las fracturas por estrés son zonas puntuales de debilidad estructural

que resultan de la remodelación ósea como resultado de la

aplicación repetitiva de presiones menores al límite elástico

Perspectiva histórica

La primera descripción de fracturas por estrés se adjudica al cirujano

militar prusiano Briethaupt (Briethaupt, MD: Zur pathologie des

menschlichen fusses, Med Zeitung 24:169, 1855) en reclutas con

lesiones inflamatorias y dolorosas de los pies cuando eran sometidos a un

régimen de actividad física intenso. 42 años después Stechow (Stechow

AW : Fussodem und roentgenstrahlen, Deutsch Mil Aerztl Zeit 26:465,

1897) identificó radiológicamente la entidad nosológica.

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Cátedra de Medicina del Ejercicio – Fracturas por Estrés. Dr. Martin Rubio. Junio de 2001

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También se le conoce como fractura de la marcha – que es una fractura

por estrés de metatarsos. Otro sinónimo es fractura de Deutschlander,

que se reconocía porque los síntomas comenzaban a las dos semanas de

entrenamiento.

Durante el siglo pasado la presentación de las fracturas por estrés en los

reclutas cambió, seguramente a raíz del cambio en las formas de

entrenamiento físico y del equipamiento. Se ven con mayor frecuencia en

la tuberosidad posterior del calcáneo, la tibia, el peroné o el fémur.

Las fracturas por estrés en atletas ha pasado a tener significación clínica

en años recientes. En la década de los 80 en USA, las fracturas por

estrés, en sus diversos grados han supuesto alrededor del 10% de la

consulta en Medicina del Deporte para la población de atletas. (No la

población general).

Fisiología del hueso

El hueso es un tejido viscoelástico anistrópico (Viscoelástico: Así se

denominan las sustancias, líquidas o sólidas capaces de absorber y

disipar energía como consecuencia de una deformación mecánica.

Anisotrópico: Se trata de un tejido cuyo comportamiento (propiedades)

depende de la dirección y de la velocidad en que se le aplican las cargas

(presión). El 90% del tejido óseo es colágeno. El hueso cortical tiene un

8% de cristales de hidroxiapatita de calcio. El colágeno óseo resiste mejor

las cargas o presiones de tracción, es decir las que tienden a separar el

hueso y en cambio la fase mineral del hueso resiste mejor las cargas de

compresión, es decir, las cargas que tienden a colapsar el hueso.

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Cuando se aplica una fuerza de compresión o de tracción a un hueso, se

genera una presión. La presión depende del área en que se aplica la

fuerza, así, presión = fuerza/área. Esta presión es llamada en inglés

STRESS.

El hueso (tejido viscoelástico) se deforma como consecuencia del stress al

que queda sometido. La deformación puede medirse como

∆ longitud / longitud, y esta deformación elástica bajo carga o tensión es lo

que los ingleses denominan STRAIN.

Para aclarar el tema es bueno ver alguna definición.

1. Carga o tensión – strain: en mecánica se llama así al efecto de una

presión aplicada sobre un objeto y medida como la relación entre la

variación de la dimensión del objeto y su dimensión.

2. Energía elástica (strain energy). Consiste en la capacidad de un

cuerpo de realizar trabajo a causa de su deformación y su

tendencia de volver a su forma original. Es el caso típico del arco y

la flecha. La energía elástica se mide en joules y está dada por:

E.E. = ½ kd2 donde k es la constante elástica de materia y d es la

distancia en la que el objeto es deformado.

Las sustancias suelen tener un comportamiento elástico dentro de un

cierto rango mas allá del cual se llega a lo que se llama el límite elástico.

La relación entre presión y tensión en el hueso es lineal hasta que se llega

al límite elástico. En este punto el hueso se colapsa a la compresión y se

separa a la tracción. El hueso es más débil a la tracción

La respuesta biológica a las tensiones óseas es la remodelación ósea.

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La remodelación ósea es la expresión de la adaptación fisiológica del

organismo a una de las muchas formas de stress. Esta adaptación es

función de:

a. Número de ciclos de carga (presión)

b. Frecuencia de los ciclos

c. Duración del ciclo

d. Valor de la deformación (tensión – strain)

e. Velocidad de la deformación

f. Duración de la deformación por ciclo

Mecanismo lesional

Varias investigaciones en animales han demostrado que el resultado de

someter al tejido óseo a cargas o tensiones consiste en actividad

osteoclástica. Si las cargas exceden la capacidad de regeneración de

hueso nuevo (ver más adelante) se produce una brecha progresiva entre

la actividad osteoclástica y la generación de hueso nuevo llevando a la

aparición de microfracturas. En estas condiciones al repetirse los ciclos

de carga las microfracturas se propagan hasta que aparece en el

horizonte clínico la sintomatología de una fractura por estrés.

Existe quien maneja el concepto de la génesis muscular en 2 vertientes:

A Concentración de las tensiones: Las inserciones de músculos

sometidos a sobreuso provocarían un sobreesfuerzo concentrado y

puntual sobre determinadas zonas óseas, lo que llevaría a la fatiga por

estrés

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B La fatiga muscular de los miembros inferiores por exceso de

entrenamiento y otros factores asociados provocarían una notable

reducción de la capacidad muscular para absorber los impactos de la

cadena cinética, transfiriendo a los huesos presiones y cargas

significativamente mayores de las habituales (más intensas, más

puntuales) que superan la capacidad biológica del individuo para

adaptarse.

Es importante comprender que una fractura por estrés es un ejemplo

extremo de remodelación ósea más que una fractura aguda.

La remodelación ósea se verifica de acuerdo a la ley de Wolff: Cada

modificación en la forma y función de un hueso es seguida por

modificaciones de su arquitectura interna y alteraciones secundarias de la

conformación externa. Sin embargo la capacidad ósea de remodelarse

como respuesta a un esfuerzo mecánico puede ser excedida. La

manifestación clínica de tal situación es el dolor. Las manifestaciones

roentgen gráficas son siempre indicativas de un grado evolucionado del

continuo de esta patología.

Desde hace bastante tiempo que a esta entidad nosológica también se

denomina fracturas por fatiga o fracturas por insuficiencia.

Sin embargo parece importante distinguir la nomenclatura en virtud de que

existen diferencias conceptuales:

Una fractura por insuficiencia” se produce a partir de tensiones

fisiológicas sobre huesos con déficit de resistencia elástica. Los pacientes

portadores de fracturas por insuficiencia padecen de una alteración de la

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resistencia elástica ósea cuyo efecto es el de una menor resistencia

mecánica del hueso.

Una fractura por fatiga sucede cuando a un hueso con resistencia

elástica NORMAL se le aplican cargas superiores a su resistencia

mecánica, Es el tipo de lesión que se observa en el atleta que se lesiona

por sobreuso.

El término fractura patológica debe reservarse únicamente para las

situaciones en los cuales un neoplasma o una infección preexistente ha

debilitado el hueso.

Fenómenos óseos y clasificación biológica (anatomopatológica)

El conocimiento de la biología de la reparación ósea y la experiencia

clínica son pilares sobre los que se basa el tratamiento de las fracturas por

estrés. La clasificación biológica es útil solamente si sirve para ayudar a la

terapéutica. A los efectos de la clasificación veremos 4 niveles de lesión

ósea que aparecen en el espectro que va desde la contusión ósea a la

fractura transcortical.

Grados de lesión ósea

� Contusión ósea

� Microfractura intracortical

� Microfractura extendida al perióstio

� Fractura transcortical macroscópica

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Contusión ósea

Es la mínima expresión de lesión ósea. Histológicamente se observa

congestión y trombosis vascular y aflujo de células de respuesta

inflamatoria. Estas alteraciones disparan la secreción de factor de

crecimiento de la médula ósea y de las células inflamatorias (macrófagos).

También aparece degranulación plaquetaria que provee factores de

crecimiento. Este entorno de factores de crecimiento y de células

migratorias genera un mayor número de osteoclastos que condiciona la

reabsorción ósea mediada por osteoclastos.

Microfractura intracortical

La diferencia histológica con el grado anterior consiste en la aparición de

fracturas microscópicas en el seno del hueso cortical. Las fracturas se

pueden ver a lo largo de las líneas de cemento y no comprometen al

periosteo. Las superficies óseas expuestas son una fuente importante de

factores de crecimiento que promueven la neovascularización y la

osteogénesis. La respuesta curativa a la microfractura intracortical es la

reparación ósea primaria.

Microfractura extendida al periósteo

La progresión de las fracturas intracorticales hasta el periósteo suponen la

confluencia y consolidación de microfracturas de sistemas de Havers

adyacentes. La respuesta ósea a esta lesión consiste histológicamente en

una proliferación de osteoblastos en el seno del periósteo y la

neoformación perióstica del hueso. Los factores de crecimiento están

presentes debido a la exposición de la matriz ósea (fracturas) y también

son segregados por los osteoblastos proliferantes. Estos factores

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coordinan la neovascularización y la osteogénesis. Se produce una

reparación primaria del hueso a partir de la formación subperióstica de

hueso laminar.

Fractura transcortical macroscópica

Corresponde a la forma más severa de lesión ósea. Histológicamente

supone una progresión de la confluencia y un desplazamiento de las

microfracturas. La respuesta ósea es histológicamente una remodelación

del hueso cortical con engrosamiento, osteogénesis y condrogénesis

perióstica. Los factores de crecimiento son suministrados por la matriz

ósea expuesta, los osteoblastos periósticos proliferantes y el hematoma

fracturario.

Concepto del continuum de las lesiones óseas por estrés

Desde que McBryde describió las cuatro categorías clínicas de lesión

óseas en 1976, el advenimiento de nuevas técnicas diagnósticas y de un

mayor interés en la entidad nosológica, junto con un acúmulo importante

de experiencia clínica, el concepto de fractura por estrés ha sufrido un

desdibujamiento de sus límites.

Roub y cols.,1979 y Matheson y cols. 1987 hicieron investigaciones con

centellografía ósea. A partir de ellos se introdujo el concepto de tensión

ósea como reflejo de la verdadera dinámica de la respuesta biológica a las

cargas óseas. Se creó el modelo por el cual la fatiga y la remodelación

ósea es un continuo que va desde un estrés mínimo con respuesta

histológica imperceptible a la fractura macroscópica por incapacidad del

tejido óseo de adaptarse al grado de esfuerzo que le es exigido. Se

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manejó el concepto de un continuo que desde la remodelación ósea

normal pasa por diversos grados de tensión, fatiga y finalmente

agotamiento óseo. De acuerdo a los conceptos manejados el radiólogo no

puede diferenciar (sólo con la imagenología) en etapas precoces entre

aquellos huesos que se van a curar y entre los que no van a poder curarse

a causa de las cargas de trabajo

Arendt EA y cols correlacionó las etapas del espectro histopatológico con

los hallazgos imagenológicos.

Grado I y II Corresponden a la etapa histológica de edema medular Grado III Corresponde a la etapa histológica de cambios

periósticos y estrés óseo Grado IV Corresponde a la etapa de fracturas corticales francas

Graduación radiológica de las fracturas por estrés

Rx Centellogr. RMN Terapéutica

Normal normal normal normal ninguna

Grado I normal áreas hipercaptantes mal

definidas

STIR positivo

T1 y T2 negativo

reposo 3 semanas

Grado II Normal Captación más intensa pero mal

definida.

STIR y T2 positivo

T1 negativo

reposo de 3 6

semanas

Grado III Líneas poco

perceptibles.

Reacción perióstica

incipiente

Áreas de captación bien

definidas con márgenes bien

contrastados (focales o

fusiformes)

T1 y T2 positivos sin

ruptura cortical.

12 a 16 semanas

de reposo.

Grado IV Fractura o reacción

perióstica

Captación intensa transcortical.T1 y T2 positivos, con

línea fractura

Reposo de más de

16 semanas

El tratamiento se refiere al general. En estas lesiones la rehabilitación es específica para la persona y el deporte.

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Es de gran interés destacar que las fracturas por estrés han sido descritas

en el hombre, en los caballos de carrera y en los galgos de competencia.

Estos tres animales tienen en común que entrenan para maximizar la

performance con presencia de dolor. Además la literatura consultada

demuestra que para crear fracturas de estrés en animales de

experimentación hay que someterlos a sobrecargas importantes mediante

el diseño de estrategias para el sobreuso repetitivo del aparato locomotor.

Lo anterior establece claramente que las fracturas por estrés son las

lesiones por sobreuso por excelencia y que en la naturaleza es dable

esperar que los mecanismos de adaptación, comprendida la remodelación

ósea, del aparato locomotor se adecuen bien a casi todas las

contingencias.

Diagnóstico

Anamnesis

La historia clásica del atleta portador de una fractura por estrés suele

incluir un aumento en la actividad física o una modificación cualitativa del

entrenamiento, o ambas cosas. El síntoma prínceps es el dolor, de

aparición progresiva, que se hace más intenso después del ejercicio,

localizado en el hueso, puntual o por lo menos bien localizado, que se

agrava rápidamente al persistir la actividad física intensa y que,

característicamente desaparece con el reposo. Como suele suceder

en muchas lesiones por sobreuso el dolor aparece cada vez más pronto

en las sesiones de ejercicio y si el atleta trata de vencer el dolor,

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encontrará que este se hace más duradero e intenso, al punto que duele

hasta en las actividades más leves.

Factores asociados con las fracturas de estrés

� Aumento desmesurado en el quilometraje o velocidad de las corridas

� Superficies duras

� Calzado poco flexible (más rígido: cambio o por desgaste)

� Suela de los zapatos con poca amortiguación (mala calidad o

desgaste).

� Trastorno de la marcha o del correr.

� Irregularidad menstrual

� Carga genética

Los factores etimológicos incriminados y que se repiten, aparecen en las

siguiente situaciones, entre otras.

a. Atleta de fondo que aumentó rápidamente el quilometraje

b. Atleta que aumentó el ritmo de paso en forma importante y que

entrena en superficie dura.

c. Estilo de paso “punta –taco” por mucho tiempo

d. Cambio del paso de corrida a causa de una lesión previa.

e. Corredoras de fondo que sufren de Amenorrea / oligomenorrea, que

suele relacionarse a sobreentrenamiento y a trastornos

alimentarios, con delgadez importante.

El dolor suele ser tolerable en el reposo o al deambular pero al correr se

hace insoportable. Característicamente no hay historia de violencia

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externa. Los signos prodrómicos suelen ser moderados o no existir. El

atleta tiene muy pocos datos que le hagan pensar en un reposo de

muchas semanas. Si bien la sintomatología dolorosa es progresiva, la

instalación del dolor que imposibilita el gesto deportivo suele ser rápida.

Examen físico

Siempre hay dolor a la presión local sobre la zona del hueso afectada.

Puede observarse cierta tumefacción. La percusión en una zona alejada

del hueso enfermo produce dolor en la zona de la fractura. Para lograr el

mismo efecto se puede usar un diapasón o ultrasonido. Esto es una

maniobra semiológica de importancia diagnóstica. El hop test, que

consiste en saltar sobre uno de los miembros produce mucho dolor del

lado afecto y en los casos de fractura de estrés de pelvis puede ser

imposible. Finalmente el dato semiológico retrospectivo patognomónico

es que estas lesiones se curan (salvo casos excepcionales como

veremos) con 2 meses de reposo .

Clínicamente las fracturas por estrés reconocen 4 tipos clínicos, según la

clasificación de Puffer y Zachazewski, 1988

Tipo I El atleta tiene dolor solamente luego de la actividad física

Tipo II Dolor durante la actividad física pero que no interfiere.

Tipo III Dolor durante actividad física que obliga a restringirla.

Tipo iV Dolor continuo, crónico.

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Imagenología

Radiología convencional

La radiología convencional suele dar poca información en las primeras

etapas y muestra una clara divergencia con la clínica, siendo esta última

mucho más sensible. Los cambios radiológicos no son claros por lo

menos hasta pasadas 2 semanas de un cuadro clínico bien ostensible, en

general, 3 o 4 semanas. Las reacciones periósticas y la aposición de

hueso nuevo como fenómeno de remodelación no se suele ver hasta

pasadas 6 semanas en los huesos largos. Las fracturas de estrés por

compresión ocasionalmente se pueden ver en el hueso esponjoso

después de las 24 horas.

Centellografía ósea

Los centellogramas óseos (bone scan) con pirofosfato de tecnecio son de

alta sensibilidad y baja especificidad. Los falsos negativos son muy raros

y un centellograma negativo excluye el diagnóstico de fractura por estrés.

La remodelación ósea muy activa puede dar un falso positivo. Esto se

comprende con claridad a la luz de la fisiopatología de las fracturas por

estrés. Esta técnica permite diagnosticar la enfermedad entre los dos y

ocho días del debut clínico. Un centellograma positivo muestra una zona

bien definida de captación de radionucleido. Debe destacarse que un

centellograma positivo puede continuar siendo positivo durante 1 años si

se mantienen las condiciones de tensión en el hueso.

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La actividad física vigorosa y/o repetida por sí sola no es causa de

imágenes centellográficas anormales. En los adolescentes puede haber

positividad localizada en las epífisis y esto puede producir problemas

diagnósticos.

Resonancia magnética nuclear

Esta técnica también es útil en el diagnóstico de las fracturas por estrés.

En especial, ha despertado interés los hallazgos en los tejidos blandos

perilesionales y la médula ósea. Los primeros trabajos al respecto

informaban de varios tipos de alteraciones medulares, y la presencia de un

delgado trazo fracturario y aumento de señal perióstica. Estos hallazgos

han sido conf9oramdos por investigaciones posteriores y se han propuesto

otros patrones típicos de fractura por estrés.

Epidemiología

Las fracturas suelen ser específicas de la actividad deportiva:

Corredores Tibia, peroné, metatarsos

Basquetball Tibia, quinto metatarso, escafoides, calcáneo

Gimnasia Pars interarticularis, radio

El porcentaje de fracturas encontradas según la actividad deportiva de la

población de pacientes es:

1. Corredores – 69 %

2. “Fitness class” - 8%

3. Deportes de raqueta – 5%

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4. Basquetball – 4%

5. Otros deportes - 14%

La incidencia en hombres y mujeres es muy parecida. Los huesos más

comúnmente lesionados en términos de fractura de estrés son.

1 Tíbia 49&

2 Tarso 25%

3 Metatarso 9%

4 Fémur 7%

5 Peroné 7%

6 Pelvis 1.5%

7 Sesamoideos 1%

8 Raquis 0.6%

Las fracturas femorales y del tarso son más comunes en los pacientes

más añosos.

Las fracturas de tibia y peroné son más comunes en los pacientes

jóvenes.

Existen variaciones bastante importantes entre los diversos autores con

relación a los porcentajes de los huesos afectados.

La etiología reconoce la epidemiología clásica de los síndromes de

sobreuso.

Frecuencia ¿Cada cuanto?

Duración ¿Cuánto tiempo?

Intensidad ¿Qué tan vigoroso?

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La modificación de más de uno de estos factores aumenta el riesgo de

fractura por estrés.

Diagnóstico diferencial

Una anamnesis prolija deja poca duda diagnóstica, aunque desde el punto

de vista imagenológico se pueden plantear dudas con el osteoma

osteoide, osteomielitis, sarcoma osteogénico, enfermedad de Paget,

exostosis y enfermedades que producen reacción perióstica, reacción o

lisis ósea cortical. La asociación de síntomas como dolor nocturno, fiebre,

hematimetrías anormales y otros hallazgos orientarán en el significado de

las imágenes óseas.

Tratamiento

El tratamiento de la fractura de estrés depende de la localización de la

fractura, pero como norma general y aplicando un criterio etiológico en

todos los casos debe reducirse la carga aplicada al hueso enfermo. Es

fundamental mantener al paciente a un nivel de actividad inferior al umbral

doloroso. Casi todos los autores coinciden en que el dolor es una buena

guía clínica para valorar la evolución de la lesión y que la carga de trabajo

puede aumentarse en la fase de recuperación. Existen trabajos de

correlación clínico – radiológica que confirman que el aumento del dolor

evoluciona hacia la fractura y la reducción del dolor hacia la reparación

ósea.

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Clásicamente el tratamiento se divide en 3 fases.

Fase I

Supone el tratamiento del dolor a través de medidas físicas locales, frío y

AINES según necesidad. Si existe dolor en la estación bípeda, el paciente

debe usar muletas. Es elemental y obligatorio el reposo y la eliminación

de la actividad física causante. Se permiten actividades físicas que no

causen dolor para mantener la condición cardiovascular (ciclismo,

natación y actividades en piscina). Si la lesión es del tren inferior están

autorizados los ejercicios con el tren superior. Se hará una prueba de

deambulación a días alternos y si el paciente puede caminar sin dolor se

puede autorizar el abandono de las muletas. En cualquier caso si el

paciente relata dolor debe ir a una etapa anterior del tratamiento.

Fase II

Se inicia cuando la deambulación es indolora durante 5 días consecutivos

y la fase inicial se ha completado. Están permitidos ejercicios con pesos

bajos y no se permiten actividades de impacto. Equipos escaladores

elípticos o de esquí nórdico son ejemplos del tipo de equipos que se

pueden usar. En esta fase se inicia la rehabilitación muscular específica a

fin de recuperar la fuerza perdida en la fase I. Hay que tener en cuenta

que los disbalances musculares tienen que ser cuidadosamente atendidos

porque pueden estar en la génesis de la lesión ósea. Es fundamental no

olvidar la consecución de una buena flexibilidad en todas las articulaciones

de la cadena cinética.

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Fase III

En esta fase se reinserta gradualmente al paciente en su deporte. Al

principio se lo debe hacer en días alternos. Es clave recordar que en todo

momento deben tenerse en cuenta los factores etiológicos o

potencialmente causantes de la lesión que se está rehabilitando antes de

iniciar de lleno la fase III. Asuntos como el paso de la corrida, técnicas de

entrenamiento, tipo de piso, inclinación del piso y aspectos meteorológicos

deben ser cuidadosamente considerados.

Aspectos terapéuticos generales de acuerdo a la clasificación de Puffer y Zachazewshi

Clasificación Características Acción

Tipo I Dolor solamente luego de la

actividad física

Reducir la carga de trabajo

un 25%

Tipo II Dolor durante la actividad

pero que no condiciona la

performance

Reducir la carga de trabajo

un 50%

Tipo III Dolor durante la actividad

pero que menoscaba la

performance

Reposo total del deporte

Tipo IV Dolor continuo, incluso en el

reposo y en la actividad de

la vida diaria

Yeso o férula, investigación

diagnóstica.

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Concepto de riesgo

La ubicación anatómica de las fracturas por estrés define el riesgo de las

mismas. Cualquier fractura con extensión intraarticular o que ocurre en un

atleta en el cual la integridad ósea es esencial por otras razones es más

grave.

Existen dos excepciones a la regla general de tratamiento de las fracturas

por estrés: Las fracturas del cuello femoral son lesiones serias porque

pueden tener complicaciones graves, por ejemplo, necrosis avascular,

deformidad en varo, desplazamiento o seudoartrosis. La fractura del

escafoides del tarso responde mucho mejor a la inmovilización y puede

evolucionar a la seudoartrosis si no se realiza un yeso.

Muchos atletas se resisten al reposo que obligatoriamente deben observar

a causa de una fractura de estrés por lo que es importante hablar

claramente e informar el mecanismo de la lesión y que aún con un

seguimiento correcto y un tratamiento ideal pocas fracturas por estrés

pueden volver a la actividad completa antes de los dos meses de

evolución.

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Bibliografía consultada

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2 Morris B. Mellion, W. Michael Walsh, Guy L. Shelton: The team

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4 John Vonhof: Fixing your feet, prevention and treatment for athletes,

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5 Michael Kent: The Oxford Dictionary of Sports Science and

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