fraijo. del jesus historico al cristo de la fe

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modalidades que, en el Futuro, PUeda adquilir la cristologia que todos conocemos, la que ternriia dc evocar, con su l-rabitual n-rodestia y |rloiundidad, Julio Lois. No me plarlteo si, en dias lejanos, habri una crislologia diferenre o nluv distanle de la que l,eil,1te siglos de reflex16n nos legaron. Supor-rio que, al nlenos, segui16n siendo nornlativas las fuetltes, Pero reconozco que esto no es decir rnu_ cho. ToJo dependerd .le ios ojos qr-re nriren esas fuentes, de la irllerPretaci6rl qtre cie ellas se ofrezca. El te6logo es una esPecie de barquero que aProxinla lejan;rs llorizontes distaI]tes" (GadaDrer)14). El horizonte de los Iiorillas, que bros del Nuevo Tcsianrento difiere :'trucho del nuestlo De ahi qtre etr el futuro scan posibles ErLiltiples v Yariadas inter:Pretaciones. lncluso lrueskos dias eslirl conociendo la di'ersiclad cristoJ69ica' Existe' lror ejem!rlo' una notaLllc distan'ia entre el legado .ristol(igico de Brrltnrann -\, sus djsciPulos (H. Cotrzelmanrr. G. Bomkamm, E. Kdsenrann, H. Brar-rn,l. M. Robinson) y Ia jesuiogia sirr cristologia de estudiosos corxo R. W. Funk, R. W. Hoover J. D. Crossan \r, err general, Ios autores integrados en el llanrado 9el i11nria solte lcstis. Nahrralmente, la mavor sorpresa que se podria llevar la ., isicro,tia del fitlura seria Ia de su propia desaparicicln, la de su sushtuci6rl por Ja jestrlogia. Creo que Buitmann se habria que dado aigo pasmado sj hubiera oido a Clossarr lrablar de Jesris corrro 'camPesino cirlico" (j-.ertenecienle a Ia escueia filos6fica de 1os cinicos) ''r. Crossan pertenece a Ia iL',rc7n glrrpn rle Ia ir-rvestigaci6n er'l tomo al Jesis hisi6rico, iniciada hacia 1980. La prirrrcla parti6 de H. S. Reitn:rus (1694-1763) )'.ulrnin6 er] la figurn del nravor cxegeta Prolestante del siglo xx: R Bultmann La s, ptndn etapa, ial vez Ia D1;s rica 1z de miis largo alcance, la Protagorlizalon los discipulos de Bultnrarrl, \ra nrencionados, rJgunos de los cuaies viven afn. Los actores de la ic,-ac,? etapa no son, Por-Jo general, teologos ni fii6sofos. Son historiadores, antrop6logos, socji)logos..lrqueologos. Entre strs Prjori,l,rdcc no figura, ob\/ialrlente, ia de alunbrar'tlafados de .r'istologia. NLr se sienten obli_ gados a vincular al Jesris hist6rico con L'l Cristo .Je la ie. Su interds se centr-a erl el prjmero. Desean rescaial su imagerl hjst,-irica. Para ello se esfuerzai en sitrr;rrlor"' No hav iesgo alguno cle erzgerar )a trascendcrlcia, Irara la teoloFia. del penranlidnt.)de GADA^{En, es}.e.iilD1enie su obra v'r'tr14,1, ,trr'iirio.

en el nrarco sociohist6rico del judaismo de su tiempo; con este prop6sito, piden ayuda a la literatura ap6crifa (apticrifos del Nuevo Testamento y textos [j116sticos de Nag Hammadi); acuderr tambi6n a ios escritos qumrdmcos y rabinicos, a

"fusiona

los resultados de excavaciones arqueol6gicas, etc. Los protagonistas lro sorl ahora alemanes, silro, en su mayoria, arrglosaiones. De hecho, a los re6logos y exegetas alemanes no les est6 resultando f6cii admitir en la -academia, a los nuevos talentos. Todavia harr quien se resiste a citar sus obras. Algo dc eulpa licncn. pj(,rrso. lns horrrhrer y muJeres de ia ip'r".n erala. El rnc. todo de trabajo seguido por los pertenecientes al Sentinario sabre lesris es, para nuestra mentalidad, algo pintoresco- Deterninarr la autenticidad de ios clichos de Jesils mediante votaciones de oct'dticas, usando bolitas roias, rosas, grises y negras, segdn el grado de probabilidad que tenga el dicho de Jesris (seguro, pro bable, atribuible en el fondo pero no en la forma, o no procedente de ]esis). No es, cie!tamente, la metodologia einpleada por Ja ex6gesis alemana... Sin embargo, lentamente se abre camino la convicci6n de que la verdad tambi6n puede hablar ingl6s. Es rrucho )o que se puede aprender de los osados protagonistas dela tercerl etapa.Eso si: ]a nrayoria de ellos no se sobrecarga con las farigas de la cristologia. Se liD.itan a iJuminar al Jesis terreno en su contexto hist6rico. Pero no es de ese posible futuro sin cristologia del que pretendo ocuparnre Es m5s: probablemente me relerir6 mis a 1o que me gustaria que ocurrier a que a lo que realn'rente vaya a suceder. Es la eterna pugna entre lo que deseantos alrs ysrJ,?,iS.iL,".- y lo que reaLner, te alcanzamos 4as Erlnngte- tan bellamerrte evocada por Bloch. Entre 1a exigencia ), Ios logros se interpone siempre un abislTro. 2eud nre agradaria, pues, que ocurriera?

2. Algunas sugerencias para el futuro de la cristologia2.1. La estruct la ariicipatiT,a dc la realidad

r"r V6nse D. Ctlrss^N, l. ltstis: Vda '1c u .in\tsnruird,-o, Critica, Barcclc'Ia, 1994; id., /esr:si BiL)rtofir tn'olucionrrir. Crija lbo-Mondadoi, Barcel,:rna. 1996. Sobrt'el Iesis dc Ctossan, del r'lue estil aus.nte la dinr('nsi6n escatol6grca, si: hi escrik), con cicria morcli.itlad, que 'Parce tener mis colorjdo californi.r o que Calileo'. Esta "maldad" se encuenka cn C TFElssE\ \'A. lriEnz, E/ /(\ris /,,!i rjri.o, Siguerne, Salamanca, I999. p. 28. \/[znse los extclentcs estudios de SANTIAGo CutlARRo ! RAFATL A(;LilRRE en Fundn.i6n Santa Marta, /.5ris Llt Nn.7ft| Poslc(tiin.,

Mi prjmer dcsid.i'niilrr cristol6gico continia mjrando al fuhrro que He,gel des cuidaba. La cijstologia debe estar pre5idida por una especie de bisqueda antropol6gica que le pennita un correcto engranaje con Ia realidad humana. Es 1o que procurd sieDpre K. Rahnerr":. I-a revelaci6n presupone siempre oidos capaccs de escuchar Si no existe el uo)/ente de la pa)abra", el revelador s6lo dialogar.6 consigo mjsmo. U11 mistetioso nrono]ogo lo presidirii todo.S.,rr innumerables los te)itos c.n los que RAHNER desarrolla el iema de la criskroslr como piena realizacion de la antropologia. Puede verse su Ctiso futldonoltnl d? ln t. Batic-

r'i

Madrid,2003, pp. 5 2li 142

1, 29-55. re'spectiv a men

t,:.

lora,

He

et, 1979, pp. 216-2711.1-j

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Algo senrqarrie ocul're con la cristologia. Ilaremos bien en cortinuar defen_ tlierrdo el rrtrrarrfl absoluto que suPone la irmpci6n del Cristo en la historia humana; pero, al orisnro tieriPo y con la misma urgencia, se hace necesario indagar en la .aldea" (K. Balth), es decir, en la vida, para identificar afinidades, semeianzas, pLrntos de encuentro entre la cristoio8ia y la arrtropologia La primera no puede conrurlicar algo aornPletamente extraio a la segunda. Si asi fuese, se haria inrposibie l.r recepcidi. Es sabido que Troeltsclr aPel6 a la 'onxripotencia de la analosiit", cs decir, a la irnposibilidad de que aconteciera algo que no se pa'e'iera a lc, v; acontecido r'r. La resur:-ecci6n de Jesits, por ejemplo, no Podia ser algo hisi(irico p(rrque no se aserneiaLaa a njngin acontecimiento colocido y famiJiar a lanrer'rte llun1ana. Sirr nraniener )a

Expresado con contundente br-evedad, el "hallazgo" tiene una doble ver'ficlrte. se afirma la indole arlticiPaliva de toda Ia realidad. No estanros, plres, ante un oscuro teologrin\eno que pocos Yavan a entender. La estructura articipa'

Arte todo

tiva caracteriza todo el corrpoltanrier'rto humaio- ViviDlos antjcipando el Futuro. Nuesko corlocimiento procede anticipando |cstrltacios. No existe plegunta :rl guna que, de algin n1odo, no aiticipL, Llna posible respuesia. Sin un proveti(r.le respuesta, la pregunta misnra pierde srr Lr.rse posibilitanle. 56lo en p.cgunt;rs banales es posible vivir sin un provecto aniicipatjvo de respucstir. Hast.r ,r(lui es posib)e ir del brazo de iil6sofos corro Dilthe), y lJeidegge., deiensores dr: ia orientaci6n del ser Irumario hacia el futuro y dc la necesidad cle anticif..rr'lo conceptualrnente rii7. El segundo paso es 1,a robustar'rentL'teol6gico. La antjcipaci6n del frrturo, t.ri conro la entiende la teologia, inclu),e la esperanza nris alld de ia nluerte. EI s(.,ritido final que tal espel anza postula qtreda anticipado en la r-esurreccitln rie ltsds de Nazaret- De ahi que ]a crjstologia de Pal]rerrberg insista tanto en ia hrstori cidad de la resurrccci6i de Jesis. Al reslrcitar de enlle los muertos se ha realizado ya en 6l lo que para el resto de la hr]mar1idad adn es futuro. La rc'sun-eccron es, pues, un atrevido proyecto anticipalivo de sentido firal, de esperanza. No puede sorprender que el siglo xx, ticmpo de guerras y extenninio, aluDrbrase iantas tcologias de la espcr'anza y de l; r-esurr-eccion. i\4oltrnann confiesa que, al escr'i' bi sv Tt:ologin dc ln ei!arl7,?zn, lo quL, en rc'alidad }rreteidia era cscrilrir Lrna lcok)gia de la rcsurreccirln. Hay que decirlo: solo algo tarr desorbitado cerno L)i ter,l1ino "resltrrecci6n" pude nlitigai ese illmL.nso dcsafuero hunrano q,rc ftre cl siglo xx, segin I"l. Arcndt, "el nr6s cruel dc la histofi:r conocida". Hasta algurros fildsofos irrcreyelltes "coquetear'on" corr la L)nl.b.a "rcsurreccion"r"'. En realidad no sabiarr a d6rTde acudir en busca rle luz v sc arrinrar'on, sxr nliedo al 'qlr,-' dirdn", a Ia grarL tradici6n cristiarr;. No p.chrndian cree,t sil]o corllprendel. NL) iL\nn en busca de la fe, sir,o que hrian del absrrrdo. No se convirtjeron al aristianrsnro, pero io enriquecieron e ilrrnrilr.rron corr l.r l.iedad de sus preguntas. No aonsrderaron un ,,borrcirr" para su biogrtii.r lilosdficn prcguntar a la trad;.i(irr .ristj.rfn c6n,o lTabia gestionado, clurantc veintc siglos, el enigrra del suFrinriento \ l.) rluerte. No nccptaron la respuesta recilrida -.los muertos resucitirr;n--, pL.ro la convirtieror rn objclo dc nreditaci6n iiiostifica. Mi prirnur //rJri/.,'alr./rr cristol6tico es, pues, en iiel seguimienlo dc Rahncr', volvcr a rlccir lo que dl siernpre dijo: que el [utrrro de la cristologia est; indisolLr"'1 tbitl., pp. r29 132 rs Me re6ero, sobre tudo, a rcpreserrtintcs dc la l:scuirla de Irrankjurt, conio !\'/. Bf,1ir lnirr.N4.

lo nLlL,\'o, si con\,ier]e dcfeirder su