FRANCISCO DE GOYA, EUGÈNE DELACROIX Y GUSTAVE COURBET

LUISA ALEJANDRA ACOSTA MOLINA

CODIGO: 110100562010

PRESENTADO A:

CESAR FONSECA

UNIVERSIDAD DEL TOLIMA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y ARTES

PROGRAMA DE ARTES PLASTICAS Y VISUALES

HISTORIA DEL ARTE II

2010

FRANCISCO DE GOYA, EUGÈNE DELACROIX Y GUSTAVE COURBET

En el arte se expresan ideas, emociones, o una visión del mundo, mediante diversos recursos ya sean plásticos, lingüísticos, sonoros y mixtos. La noción del arte continua sujeta hoy en día a profundas polémicas ya que su definición está abierta a diferentes interpretaciones, que varían según la cultura, la época, el movimiento, o la sociedad para la cual el término tiene un determinado sentido. Por este motivo Goya, Delacroix y Courbet son artistas que marcaron una gran pauta en sus diferentes épocas. El objetivo de este ensayo es dar a conocer los puntos de encuentro entre estos artistas.

Francisco de Goya fue un talentoso y versátil artista, que se acercó a las técnicas y asuntos de la pintura que ahora parecen prefigurar, e incluso anticipar, los grandes movimientos artísticos de finales del siglo XIX y principios del XX.

Eugene Delacroix un gran exponente del romanticismo del siglo XIX y cuya influencia se extendió hasta los impresionistas. Delacroix despreciaba su época, odiaba el progreso y era conservador en sus gustos y actitudes. Se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo de hallar, tras las apariencias, la realidad.

Gustave Courbet fue muy prolífico y de gran influencia que, junto a sus compatriotas Honoré Daumier y Jean François Millet, fue pieza fundamental en el origen de la escuela realista de pintura del siglo XIX. Y comprometido activista democrático.

Francisco de Goya: Los Fusilamientos se tratan de uno de los cuadros más valorados e influyentes de toda la obra de Goya, y refleja como ninguno el punto de vista moderno hacia el entendimiento de lo que supone todo enfrentamiento armado.

 Eugene Delacroix: La matanza de Quíos, una obra enérgica y con un colorido mucho más vivo. Ambos cuadros concretizan su ambivalencia interior que se debate entre el romanticismo y el clasicismo, entre diseño y color, polémica interna que le acompañará durante toda su vida.

Gustave Courbet: El entierro de ornans fue la pintura presentada en el Salón de 1850, provocando un escándalo, ya que se había dado el tratamiento, en formato y estilo, de una pintura de historia a lo que no era sino un episodio banal, un entierro de pueblo, es decir, una escena de género.

Francisco de Goya: La maja desnuda  no se trata de un desnudo mitológico, sino de una mujer real, contemporánea a Goya, e incluso en su época se le llamó la Gitana.

Eugene Delacroix: Desde 1980 una serie de sellos postales representan detalles del cuadro La Libertad guiando al pueblo en el que se representa a una mujer con los senos al descubierto.

Gustave Courbet: El origen del mundo su naturalismo combativo es patente en sus desnudos femeninos, donde evita las texturas nacaradas irreales tomadas de la escultura neoclásica.

Francisco de Goya fue instruido durante por un artista local José Luzan, luego se marchó a Madrid en 1763 para competir por un puesto en la Academia de San Fernando.

Eugene Delacroix en 1857 fue admitido en la Academia de Bellas Artes. Gustave Courbet: Los padres Courbet deseaban que emprendiese la carrera

de Derecho, pero al llegar a París se volcó en el arte.

Francisco de Goya fue el primer pintor de cámara, haciendo representaciones de la familia real. Desde comienzos de 1778 Goya espera recibir la confirmación de un importante encargo, la decoración pictórica de una cúpula de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, que la Junta de Fábrica de dicho templo quiso encomendar a Francisco Bayeu, quien a su vez propuso a Goya y a su hermano Ramón para su realización.

Eugene Delacroix también destacó como pintor religioso pese a sus continuas declaraciones de ateísmo.

Gustave Courbet: La técnica de Courbet es rigurosa con el pincel, con el pincel plano y con la espátula, pero su mayor innovación es la elección de temas costumbristas como motivos dignos de los grandes formatos, que hasta entonces se reservaban a “temas elevados”: religiosos, históricos, mitológicos y retratos de las clases altas.

Eugene Delacroix en 1827 grabó otra serie inspirada en la novela "Fausto" de Goethe, a quien efigió en una litografía. La portada de esta serie guarda similitudes con "Los Caprichos" de Goya.

Gustave Courbet tuvo fama de arrogante y efectista; afirmaba que “si dejo de escandalizar, dejo de existir”. Algunos le achacaban que provocaba escándalos sólo para entretener a las clases biempensantes y que, en realidad, su arte se mantenía fiel a cierta exquisitez formal. Sin embargo, otras voces como Delacroix lamentaban que Courbet malgastaba su habilidad, al elegir temas sin un contenido elevado y no “cribar” de ellos muchos detalles “innecesarios”.

Goya, Courbet y Delacroix admiraban a Velásquez.