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Alianza Forma Frederick Antal El mundo florentino y su ambiente social La república burguesa anterior a Cosme de Médicis: siglos XIV-XV Versión española de Juan Antonio Gaya Nuño 8!St.. 07E:Ci-1 COMPRA Alianza Editorial

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Frederick Antal "El Mundo Florentino y Su Ambiente Social. La República Burguesa Anterior a Cosme de Médicis. Siglos XIV-XV"

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  • Alianza Forma Frederick Antal

    El mundo florentino y su ambiente social La repblica burguesa anterior a Cosme de Mdicis: siglos XIV-XV

    Versin espaola de Juan Antonio Gaya Nuo

    8!St.. 07E:Ci-1

    COMPRA

    Alianza Editorial

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    Fucn~'lnta. MOSTO LES (Madrid) l'riutcd'in Sp>m

    Indice general

    Prlogo a la edicin espaola 13 Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

    Introduccin .............................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

    l. LOS FUNDAMENTOS. SIGLO XIV Y PRINCIPIOS DEL xv

    1. Historia Econmica, Social y Poltica ... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Causas de la prominente importancia de Florencia. La industria textil, pp. 27-28. El comercio, pp. 29-30. La banca, pp. 30-31; los banqueros florentinos y la Curia, pp .. 32-33; los banqueros florentinos y los prncipes, pp. 33-34. ;La_ clase medi~, organizada en gremios, se sobrepone a la nobleza a finales del.s. XIV y desde enton-ces gobierna la ciudad, pp. 34-35. La clase media alta y los gremios mayores, pp. 35-37. Relaciones sociales y polticas entre la clase media alta y la nobleza, pp. 37-38. La clase media baja organiza gremios menores; conflictos con la clase media alta, pp. 37-38. Los contrastes sociales de los grandes gremios textiles, pp. 37-38. Go-bierr..o del Duque de Atenas (1342), sus consecuencias sociales y polticas, pp. 37-38. Gobierno de los sectores medios de la burguesa desde 1340 a 1370, pp. 38-39. Revuelta de los ciomp y su derrota en 1378, pp. 39-40. Supremaca de la clase media baja {1378-82) y su derrota, pp. 39-41. Gobierno de la clase media alta a partir de 1390, p. 42. Situacin econmica de Florencia a principios del siglocxv;. pp. 42-43. Costumbres sociales de la clase media alta a principios del .. siglo XV, pp. 42-43. Subida al poder de los Medici, pp. 44-45.

    2. Ideas Polticas, Econmicas y Sociales . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 7 Ideas polticas, econmicas y sociales en el sistema de Santo Toms de Aquino, pp. 47-48. Teoras econmicas y sociales. de la Iglesia despus de Santo Toms {Dominici, San Bernardino), pp. 49-52. Teoras polticas de la Iglesia despus de Santo Toms, pp. 53-54. Puntos de vista y consignas de la clase media florentina en cuestio!les econmicas, sociales y polticas, pp. 55-56. Derecho romano, patriotismo florentino y renacimiento de la Antigedad clsica, pp. 56-58. Ideas econmicas, sociales y polticas de la Crnica de Villan, pp. 56-57. Escritos profanos sobre eco-

  • 8 Indice

    norna prctica en Florencia, pp. 57-59. Actitud general de los humanistas en cues-tiones econmicas, sociales y polticas, pp. 59-60; de Boccaccio, p. 61; de Salutati, pp. 62-63; de Brw, pp. 63. Caractersticas de los discursos polticos florentinos a principios del s. xv, p. 64. Ideas econmicas, sociales y polticas de Poggio, pp. 63-64; de los sectores inferiores, pp. 64.65.

    3. Historia del sentimiento religioso Las sectas y las diferentes clases sociales,.pp. 67-70. San Francisco y la Orden fran-ciscana, pp. 69-72. Lucha entre la Curia y los espiritualistas franciscanos en lo refe-rente a la pobreza, pp. 73-74. Nueva actitud de la Orden franciscana en cuanto a la pobreza: expulsin de los espiritualistas y de losfratricelli, pp. 75-78. Los francisca-nos observantes (San Bernardino), pp. 77-78. La Orden dominica y los observantes dominicos (Dominici), pp. 78-79. El papel social desempeado por los franciscanos y los dominicos en Florencia, pp. 79-80. Sistemas teolgicos de los franciscanos y dominicos, pp. 80-84. Las Ordenes monsticas en Florencia, p. 85. Influencia ejerci-da en Florencii por las Ordenes monsticas a travs de sus sermones, pp. 85- 86; a travs de las hermandades, pp. 85-86. Caractersticas del sentimiento religioso de la clase media alta, p. 86-87. Las visiones de Santa Erigida, p. 86. Las buenas obras, pp. 86-87. Apoyo prestado por el clero a la clase media alta en cuestiones econmi-cas, p. 87. Alianza poltica entre la Curia y la clase media alta, pp. 87-88. Actitud crtica de la clase media frente la Curia en los perodoS democrticos (de 1370 a 1380), pp. 88-89. Actitud poltica de la clase media alta frente a la Curia a princi-pios del s. XV, pp. 88-90. Sentimiento religioso de las clases sociales inferiores, pp. 89-90.

    4. Filosofa, erudici~ y literatura Actitud de la clase media florentina hacia el tomismo, el nominalismo y el averros-mo, pp. 91-92. Su actitud general hacia la cultura antigua, pp. 92-94. Su actitud y la de los humanistas hacia la ftlosofa clsica, pp. 94-96. Circuristancias en que tuvo lugar la conquista de la cultura clsica en Florencia, pp. 95-96. Petrarca y Boccaccio, pp. 95-96;_,Salutati, Bruni, Niccoli y Poggio, pp. 96-97. Actitud de los intelectuales conseryadores hacia la cultura clsica, pp. 97-98. La influencia conser-vadora de las Enciclopedias y de la Divina Commedia en cuestiones de erudicin, pp. 98-100. Importancia concedida a las ciencias naturales y a las matemticas, pp. 100-101. Ambiente social de algunas obras literarias que inspiraron las artes visuales, pp. 101-102.

    11. EL ARTE DEL SIGLO XIV

    1. Visin_general ................................ - .. -------- Elementos racionales e irracionales en las ideas de la clase media alta de Florencia, pp. 105-106. Su sentimiento religioso y su cultura, pp. 107-108. S~s ~igencias artsticas, pp. 108-109. Sentimiento religioso y cultural de los sectores mfenores; sus exigencias artsticas, pp. 108-111. -

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    Indce 9

    2. Arquitectura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113

    Grandes empresas para la construccin de edificios pblicos desde finales del s. XHJ, pp. 113-114. El estilo de las iglesias florentinas, pp. 114-115. Edificios profanos menores, p. 116-117.

    3. Pintura y escultura ...................................... - .. A. Anlisis general .................................... - .... --.

    B. Pintura religiosa ...................... _ .................... .

    ') Representaciones de Cristo, de la Virgen y de los santos Consideraciones generales .............. : ....................... . Evolucin de los asuntos como consecuencia de las nuevas ideas de la clase media, pp. 120-121. Algunas consecuencias formales de los asuntos nuevos, pp. 121-122. Fuentes literarias para las representaciones de la vida de Cristo y de la Vrrgen, pp. 122-123. Nueva concepcin de la representacin de Cristo en la Cruz; pp. 122-123. El Varn de Dolores, p. 122. Vari-aciones en la forma de representar a la Virgen, pp. 122~125. La Madonna de la Humildad, p. 129; la Madonna de laMer-ced, p. 129; el retablo de la Virgen con santos, pp. 129-130. Literatura sobre la representacin de las vidas de los santos, p. 130. Retablos con un solo santo, pp. 130-131. Representacin de los santos dominicos, PP 131-132; de los santos eremitas, p. 132; de San Francisco, pp. 133-134; del Apocalipsis, pp. 134-135; del Antiguo Testamento, p. 136.

    Desarrollo estilstico ........................................... .

    Giotto, pp. 136-144; sus protectores, pp. 136~137; su posicin social y sus ideas sobre la pobreza, p. 137; sus frescos de Padua, p. 139; Giotto y Cimabue, p. 140; los frescos de Giotto en Santa Croce, p. 141; Giotto y Duccio, pp. 141-142._ El Maestro de Santa Cecilia, pp. 143-144. Pacino de Buonaguida, p. 144. Los encargos ms importantes del s. XIV posteriores a Giotto, pp. 145-146; encargos de esculturas, pp. 146-147. Caractersticas generales de la pintu,ra florentina posterior a Giotto, p. 147; el estilo de Giotto y el taller de Giotto, p."148. El taller de Giotto en Ass, pp. 148-149. Taddeo Gaddi, pp. 149-151. Relacin entre la pintura florentina y la sienesa despus de Giotto, pp. 150-151; Simone Martini, pp. 153-154. Pietro Lo-renzetti, pp. 153-154. Ambrogio Lorenzetti, p. 154. Maso di Banco, p. 155. Ber-nardo Daddi, PP 155-161. Aparicin de Madonna de la Humildad, p. 156. El iluminador Biadaiolo, pp. 159-160. El Maestro de las Figuras Dominicas, p. 161. Jacopo del Casentino, pp. 162-164. Los frescos del cementerio de Pisa y su relacin con la pintura flqrentina, pp. 164-165. Nardo di Cione y los frescos de la capilla Strozzi, pp. 164-165. Anclrea Orcagna y el retablo Strozzi, pp. 166-167. Jacopo di Cione, p. 167. Las relaciones entre la pintura florentina y la sienesa desde 1360 a 1670, pp. 168-169. Giovanni da Milano, pp. 169-170. Niccolo di Tommaso,. pp.170-171. La Visin de Santa Erigida y la Natividad, pp.171-172. Andrea da Firenze y los frescos narrativos de la Cappella Spagnola, pp. 172-173. Agnolo Gad-di, pp. 175-176. Gherardo Starnina, p.178. Antonio Vencziano, pp. 178-179. Giovanni del Biondo, pp. 179-180. Spinello Arerino y los frescos de San Miniato, pp. 180-181. Niccolo Gerini, pp. 183-184. Las Miniaturas de la leyenda de Santa Margarita, pp. 184-185. Las miniaturas benedictinas, p. 185.

    119 119 121 121 121

    136

  • 10 Indice

    b) Arte simblico y alegrico .................................. . Consideraciones generales ............ - ......................... .

    Los- ciclos de la Redencin, pp. 186-187. Fuentes literarias y del arte simblico y alegrico, pp. 188-189.

    185 185

    Desmallo estilstico ....................................... 189 Los frescos de Giotto de las Virtudes y Vicios en Padua, pp. 189-190. Alegoras franciscanas del taller de Giotto en Ass, pp. 190-191. Los relieves del Campanile de la catedral con el ciclo de la Redencin, pp. 191-192. La alegora de la muerte en Ass, pp. 192-193. Representaciones de los Tres Vivos y los Tres Muertos, P~ 196-197. Los frescos alegricos de la Capella Spagnola pintados por Andrea da ~rrenze, pp. 197-198. El fresco de la Misericordia del Bigallo, pp. 199-200. Minia~as de las buenas obras, pp. 200-201. Las ilustraciones de un manuscrito florennno del Speculum, pp. 203-204.

    C. Pintma pwfana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204

    Representaciones del Escarnio, pp. 204-205. Las Miniaruras del iluminador Biadaio-lo que representan el comercio florentino del trigo, pp. 205-209. El fresco de los nios expsitos del Bigallo pintado por Gerini, p. 208. El ciclo de los frescos de la Chastelaine de Vergi del Palacio Davanzati, p. 208. Las miniaturas de la Divina Commedia, pp. 209-210. Las miniaturas del Documenti d'Amore de Francesco da Barberino, pp. 210-211. Las miniaturas de la Crnica de Villani, pp. 211-212. las miniaturas del Ammaestrament degli Antichi de Bartolommeo de S. Concordia, pp. 211-212. Motivos antiguos en el arte florentino del s. XIV, pp. 211.-212.

    4. Posicin social de los artistas. Criterios coetneos acerca de su arte 213

    Puntos de vista de la Iglesia en materia de arte, pp. 213-214. Escritos profanos sobre arte en Italia, pp. 214-215; Cennini, p. 216.l..a posicin de los artistas en el gremio y en la Compaa de San Lucas, pp. 217-218. El reglamento de los pintores, p. 218. La organizacin de los talleres de los artistas, pp. 218-219. Los contratos de los artistas, pp. 219-220. Libertad del artista, p. 221.

    IJI. EL ARTE DEL SIGLO XV

    1. Visin general ............................................ Elementos racionales e irracionales en las ideas de los diferentes sectores de la clase media florentina: sus exigencias, pp. 225-228.

    2. Arquitectura .............................................. . Los edificios civiles de Brunelleschi, pp. 229-230. Las iglesias de Brunelleschi, pp. 230~231.

    3. Pintura y escultura ..................................

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    Indice 11

    A. Anlisis general ........................................... . Tipos de encargos, p. 233. Asuntos religiosos, pp. 233-234. Los retratos, pp. 233-234. Los cassoni, p. 235.

    B. Encargos principales

    Encargos pictricos, pp. 235-236. Encargos escultricos, pp. 237-238.

    c. Pintura religiosa .......................................... .

    Brunelleschi escultor y la Antigedad clsica, p. 239. Nanni d Banco y la Antige-dad, p. 239. El joven Donatello y la Antigedad, pp. 239-240. Masaccio y lqs frescos del Carmine, pp. 241-243. Representaciones de los Reyes Magos de Masac-cio y de Gentile da Fabriano, pp. 242-243. Gentile da Fabriano, pp. 244-246; Lo-renzo y Monaco, pp. 247-248; su ambiente y las caractersticas generales de su arte, pp. 247-250; sus asuntos principales y la manera de representarlos, pp. 249-252; los ermitaos de Lorenzo y la Tebaida de Starnina, pp. 251-252; las representaciones de los Reyes Magos de Lorenzo y el estilo de su ltima poca, pp. 252-254. Relacin de los otros artistas del perodo Albizzi con los estilos de Masaccio, de Gentile y de Lorenzo Mnaco, pp. 256-257; y con el de Massolino, pp. 257-258. Pintores con-servadores: la ltima fase de Gerini, pp. 260-261. Mariotto di Nardo, pp. 261-262; Cenni di Francesco, p. 261. Rossello di Jacopo Franchi, Giovanni da! Ponte, Bicci, di Lorenzo, p. 262. Francesco d'Antonio, Andrea di Giusto, pp. 262-263. Pintores cortesanos: Maestro del Bambino Vispo, pp. 263-264; Maestro del Juicio de Pars, pp. 265-266. Obras tempranas de Fra Angelico, pp. 269-270. Ghiberti y el joven Donatello, pp. 270-271. Los frescos de Uccdlo y otros en el Chiostro Verde, pp. 272-273. El joven Filippo Lippi, p. 274.

    D. Transicin entre la pintura religiosa y la profana Platos para conmemorar un nacimiento, pp. 274-275. Las Artes Liberales represen-tados en un cassoni (Giovanni dal Ponte), pp. 275-276. Miniaturas para la Divina Commedia, p. 276. Los frescos de la historia del papa Alejandro III pintados por Spinello Aretino en Siena, pp. 276-277. Representaciones de la Consagracin de una Iglesia, pp. 276-277. El fresco de la consagracin de la Orden carmelita, de Filippo Lippi, pp. 277-278. Dibujos para ilustrar el viaje de un dominico a Palesti-na, p. 278. Retratos de donantes y retratos independientes, p. 279.

    E. Pintura profana .............. : . .................... . Cassoni con representaciones de la fiesta de San Juan Bautista, pp. 279-280. Cassoni con escenas de diversiones cortesanas, platos nupciales y miniaturas, pp. 280-282. Cassoni con motivos orientales, pp. 283-284. Los cuentos de Boccaccio en los casso-ni, pp. 283-285. Ilmtraciones de J?etrarca en los cassoni, p. 285. Los cassoni y las historias amorosas de la Antigedad, p. 286. El Maestro del Juicio de Pars, pp. 286-287. Diferentes interpretaciones de la Antigedad en diversos tipos de pintura,_ pp. 286-287.

    4. -Posicin social de los artistas. Criterios coetneos acerca de su arte Caractersticas generales de la posicin social del artista, p. 289. Teora sobre el arte, pp. 289-290; Filippo Villani, pp. 290-291; los Commentarii de Ghiberti, pp. 291-292. Posicin social de los artistas ms avanzados, pp. 292-293.

    233

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  • . 12 Indice

    Notas ........................

    Indice de ilustraciones

    295 365

    Prlogo a la edi~in espaola

    El libro que hoy ponemos en manos del lector de habla hispana es algo ms que una investigacin erudita; es una visin de todo cuanto puede ser visto tras la ms brllante superficie de un importante perodo artstico. En realidad, un procedimiento que entiendo marcar poca, inicindola en lo que se rifiere a la diseccin de lo que hasta ahOra no era analizado sino en sus matices ms placenteros. Desde ahora -y dando por supuesto que la compleja tcnica expositiva de Frederick Anta/ contar con numerosos cultivadores-ser imposible despachar el estudio de una escuela pictrica con un estudio esttico de sus accidentes ms relevantes. Ser necesario un trabajo bastante ms cuidadoso de las mil complejas circunstancias que rodeaban al artista y a su mundo estrictamente profesio-nal.

    En efecto, las condiciones sociales y econmicas que posibilitan la creacin artstica, el panorama de hechos que normalmente se encogen y ocultan aun a los ojos de sus contem-porneos, las leyes de varia procedencia que marcan un determinado nivel de vida, los metaboUsmos del gusto -siempre obedientes a otras causas-, la evolucin de las ideas religiosas, otros mil factores extremadamente decisivos que no se solan exponer cuando se procuraba exaltar la belleza de una tabla de Mariotto di Nardo o de un fresco de Giotto, quedan patentes en este lbro. Muy bien pudiera 'ocurrir que el amante de la belleza por s misma se escandalizara ante una autopsia tan inclemente como la de Anta!, enseados cual estamos todos a no ver en el arte sino una graduacin de aportaciones estticas. Las cuab continan subsistiendo, ciertamente, pero respaldadas por un implacable razor;a-miento de sus tra.ifondos y de sus determinantes de todo orden extraesttico. El aparato documental de que se sirve el autor es sumamente complejo, y sus razonamientos parecen desviarse con frecuencia hacia hechos poco relacionados con el arte. No importa. Sgase la lectura y pronto se ver cmo esas pretendidas evasiones del asunto que da ttulo a este libro vuelven al tema del mismo. Y an ms exactamente, su pertinencia se hace tan clara que, para el atento lector, mucho del arte florentino que est acostumbrado a amar cobrar nuevos matices y novsimas valoraciones.

    Pero s hemos de anticipar que no estamos abriendo un libro fcl ni repleto de amenidades. Este de Anta! es un mecanismo de muy cruzadas y entrecruzadas circuns-tancias, exigentes de comprensin multiforme. Se va a hablar aqu de salarios, de gre-mios, de comercio, de poltica, de rivalidades de orden religioso, de afeccin a muy distintas cuestiones culturales y humansticas. Se hablar tambin de arte, pero de un

  • 14 Frederick Anta!

    arte que no es sino el resultado de muchas determinantes extraas a l en principio. En realidad, el de Anta! es un libro sobre Bellas Artes en que stas no son tratadas per se, sino como consecuencia de unas actividades sociales sumamente impeifectas y discutibles. Slo el mejor lector, el capaz de conservar su capacidad de entusiasmo ante la creacin bella, quedar persuadido, al acabar la lectura, de que ese su mundo predilecto sale de la investigacin de Anta! absolutamente ileso.

    Algo ms debo advertir acerca de este importante y difcil libro. Como ya asevera su autor en el prifacio, la lengua del que lo hemos traducido no es la materna de Antal, y por ello, ste pide excusas. En efecto, bien se advierte el hecho. Frederick Anta! no es precisamente un estilista del idioma ingls, y, antes bien, lo convierte en una lengua reiterativa, pleonstica y nada fluida. El traductor tena que optar entre una versin librrima del original o una literalidad casi absoluta. En el primer caso, la acumulacin de datos se opona al buen xito deseado. En el segundo, la versin espaola habra quedado difcilmente legible. Una postura intermedia, buscando esa literalidad en lo posible, pero sin esclavizarse a ella, ha sido la adoptada, entendindola como la ms fiel al espritu original del volumen. No se trataba de entregar al lector espaol la obr(l de ningn clsico, sino una seria investigacin que slo ha podido permitirse ~a avidez de nuestro tiempo para con la verdad.

    J. A. GAYA NUO

    Prefacio

    Este libro fue escrito entre 1932 y 1938. Circunstancias exteriores, entre ellas la guerra, dilataron su publicacin hasta 194 7, con lo que he cumplido, tan literal como involuntariamente, el postulado horaciano nonumque prematur in annum. Pero entre tanto -y esto no es poesa- he procurado, en tanto lo permitan las condiciones de esos aos, poner al da el original con referencias a lo publicado durante el intervalo. Y ms grato que volver la vista al forzado retraso,- ser recordar las varias ayudas que han facilitado este libro. Siento la ms sincera gratitud hacia la Society for the Protection of Science and Learning, que me permiti trabajar durante tiempos particularmente difciles. El profesor F. Saxl, director del Warburg Institute, me ayud eficazmente en la redaccin del volu-men. A Mr. Herbert Read debo mucho por su acogida comprensiva en cuanto a cuestiones relacionadas con la publicacin. Conversaciones con colegas, particular-mente con el Dr. Gronau, con el profesor R. Offner, de la Universidad de Nueva York, con Mr. Pope-Henncssy, con Mr. P. Pouncey y con el Dr. E. Wind, me han sido muy tiles para esclarecer diversos extremos. El Dr. Gronau y el profesor Offner, adems del profesor O. Siren, del Museo de Estocolmo, han sido genero-sos en extremo al brindarme reproduccione~ grficas. Muy agradecido estoy a Sir Robert Witt por el reiterado uso que he podido hacer de la Art Reference Library. Deseo dar clidas gracias, individuales y colectivas, a los numerosos museos pbli-cos y a los propietarios de colecciones privadas cuya cortesa me ha hecho posible la reproduccin de pinturas pertenecientes a unos y otras. En fin, estoy particular-mente obligado al profesor E. Weekley y a los siguientes amigos y colegas que me han ayudado a superar las dificultades de expresin, toda vez que el ingls no es mi lengua materna: A. Blunt, J. Byam Shaw, G. Clutton, P. Floud, Dr. F. D. Klin-gender, C. Mitchell, D. Streatfield y A. West. Y no podra concluir este Prefacio sin rendir un sentido y sincero tributo a mi esposa, por los nimos, paciencia y sentido crtico que me comunic.

    FREDERICK ANT AL

    Londres, 1947.

  • Introduccin

    En la gran sala central de la Nacional Gallery de Londres cuelgan simtricas 1 dos tablas de la Virgen con el Nio: una es de Masaccio, la otra de Gentile da Fabriano (Lms. 122 y 123). Ambas fueron pintadas en Florencia, y sus fechas, 1426 y 1425, no difieren sino en un ao. Sin embargo, existe entre las dos pinturas una gran diferencia.

    La de Masaccio es realista, sobria y claramente definida. Los personajes sacros tienen un marcado acent~ telrico. Maria se nos presenta como una mujer sencilla y un tanto cansada. El niilo, completamente desnudo, an muestra menos su carcter divino, y parece ms bien un Hrcules que un Nio Jess. Sus manos no se Wlen en un gesto ritual, sino que se chupa el pulgar como cualquier criatura humana. Este concepto realista est en consonancia con la manera de estar tratadas las ftguras y con su colocacin en el espacio. La estructura de stas es bien clara, as como sus posturas. El sencillo atavo de Maria y el plegado de su manto revelan claramente la conformacin de su cuerpo. La desnudez del Nio Jess coopera al mismo propsito: evidentemente, el artista atribuye la mayor importancia a los problemas del cuerpo humano. El restringido uso del color (azul del manto, rosa carmn de la tnica, gris piedra del trono} y la iluminacin meticulosamente calculada tambin procuran reforzar eL modelado. El espacio y la colocacin de figuras y objetos reciben un trato tan racional como el de las propias figuras. El trono de Mara retrocede hacia el fondo abrevindose casi con precisin de libro de texto. En el fondo, la profundidad se consigue con unos escalones que conducen al trono. ste queda slidamente erigido en el centro de la pintura-espacio, con dos ngeles colocados delante y otros dos detrs, para valorar an ms la profundidad. Todas las figuras de la tabla se agrupan con equilibrio natural, propiciando una limpia y sencilla compo~icin de horizontales, verticales y tranquilas diagonales.

    El cuadro de Gentile nada tiene de esta claridad y objetividad y absolutamente nada de la austeridad del de Masaccio. El atuendo y actitud de Mara son los de una graciosa y encantadora reina entronizada con amorosa pompa en la corte de los cid~s. Su manto, abierto por delante, deja entrever su ropas ricamente ornamentadas y, comparado con los de Masaccio, adquiere escasa plasticidad. Hie-rticamente sentada, sin el acortamiento de perspectiva que valora el volumen de su cuerpo en el cuadro de M

  • 18 Frederck Anta!

    desde dentro, sino que la define por medio de lneas ondulantes y rtmicas. Sus manos carecen de firmeza al sostener al nio, y, delicadamente dobladas, desple-gan sus dedos con elegancia. Tambin el ropaje sirve a un propsito distinto que el de Masaccio, dado que no se emplea para dar importancia al modelado del cuerpo, sino con el objeto de crear una delicada fluctuacin de lneas rtmicas a su alrede-dor. No cae en pliegues naturales de acuerdo con las leyes de la gravedad, sino que est dispuesto en graciosos y decorativos paos. El Nio Jess de Gentile es un hijo de familia rica; viste rico atuendo bordado de oro y se cubre con oscuro manto dorado, de forma que no queda al descubierto ninguna parte de su cuerpo. La pompa cortesana es tan caracterstica del asunto como el plano de sus dos dimen-siones lo es de la forma. Las colgaduras y almohadones del trono son de costosos tejidos, as como los de las ropas de Mara, reforzando el efecto del entretejido bidimensional de ropajes y figuras. El gran despliegue del pao del fondo con sus grandes flores doradas acenta an ms el carcter preponderantemente decorativo y falto de profundidad de la pintura, as como los ngeles alargados que forman la corte de la Virgen y que disfrutan de-tan escaso espacio, colocados como estn unos encima de otros. La impresin producida por el conjunto eS la de una superfi-cie cubierta con ricos materiales en la cual han sido introducidas las :figuras segn un esquema rtmico.

    Cmo pudieron ser pintados estos dos cuadros tan diametralmente distintos en la misma ciudad y al mismo tiempo? Qu contestacin puede dar a esta pregunta la historia del arte?

    La historia del arte, segn se comprendi hasta ahora, haca primeramente un anlisis formal de la severa composicin de Masaccio y una descripcin del oscilan-te ritmo lineal de la de Gentile. Intentara explicar la diferencia entre estas dos pinturas diciendo que cada una corresponde a distinta corriente estilstica, una de las cuales se llama

  • 20 Frederick Antal

    ms profundo: su concepto de la vida. Los elementos formales tambin dependen en ltimo anlisis de la filosofa del da, pero las relaciones son menos directas y slo pueden _ser claramente discernidas despus de haber comprendido la primera conexin. Porque el tema, el asunto de una pintura, es lo que mejor refleja cmo lo en ella representado es parte del sentir, de las ideas del pblico, expresadas por medio del artista.

    Pero el pblico no se muestra siempre unnime en su concepto de la vida y esta divergencia de criterios entre sus varios sectores explica la coexistencia de distintos estjlos en el mismo perodo. Tal divergencia es debida al hecho de que lo que nosotros llamamos espectadores o pblico no es un cuerpo homogneo, sino que est diseminado entre otros grupos, a menudo antagnicos. Mas como el pblico no es ms que otro trmino con que designar a la sociedad en su capacidad recipiendaria del arte, se requiere ante todo que examinemos la estructura-de la sociedad y las relaciones entre sus varias secciones. Con este ftn debemos establecer las causas econmicas y sociales que han producido estas divisiones. Estudiaremos primeramente estas causas, nico terreno en donde podemos pisar con firmeza 3 Resumiendo: slo podremos comprender los orgenes y naturaleza de la coexisten-cia de los estilos si estudiamos los varios sectores de la sociedad, reconstruyendo sus conceptos filosficos y penetrando as en la esencia de su arte.

    Esto es lo que pretendemos en el presente libro, en el que estudiaremos la historia de la pintura florentina durante el periodo en el que la porcin dominante de la sociedad era en su mayor parte la clase media. En los ltimos aos del siglo XIII la clase media florentina, extraordinariamente prspera, haba obtenido una gran victoria sobre la aristocracia y dado a la ciudad una constitucin; pero, en 1434, Cosme de Mdicis puso ftn al rgimen sostenido por varias facciones de la burguesa convirtindose de hecho, aunque no de nombre, en jefe de la ciudad, cuya prosperidad ya estaba declinando. La pintura del periodo comprendido entre estos dos hechos histricos, es decir, el siglo XIV y el primer tercio del XV, perodo que abre Giotto y cierra Masaccio, ser el objeto de este libro.

    Partir de ciertos hechos, :firmemente establecidos en la actualidad, concer-nientes a las condiciones sociales, polticas y econmicas de la Florencia de aquel entonces. A principios del siglo XX se descubrieron nuevos datos, desconocidos hasta entonces, relacionados con la historia social y econmica de Florencia que revelaron la existencia de factores tan dinmicos que anulan para siempre el con-cepto de que Florencia fue una comunidad establecida en condiciones de libre prosperidad, armona general y belleza intemporal. Este nuevo conocimiento ape-nas ha penetrado hasta ahora los compartimientos estancos de ciertas especializadas ramas del saber. Y o he intentado aquj hacer uso de estos datos en servicio de la historia del arte y, gracias a ellos, he podido establecer las caractersticas especiales de cada sector de la sociedad y distinguirlos entre s 4 He intentado reconstruir el estilo de vida de los distintos grupos sociales o, en todo caso, lo necesario para averiguar la naturaleza de su arte. Apoyndome en los resultados obtenidos en distintas ramas de la historia he tratado de descubrir lo que pensaba y senta la gente de las distintas esferas sociales acerca de las cosas que ms les importaban. La manera de pensar y las rdaciont;s mutuas entre estas capas sociales se revelan claramente en sus ideas polticas, econmicas y sociales, pero, adems de stas, a las

    El mundo florentino y su ambiente social 21

    cuales dedico especial atencin, otro importante componente -el esencial, indis-cutiblemente, en el panorama de nuestro perodo, considerado desde el punto de vista del arte- es el sentimiento religioso, del que rara vez estaban desligadas las actividades prcticas o lneas de pensamiento 5 Por supuesto, he tenido que deter-minar la actitud religiosa dominante en las distintas capas de la sociedad y en las generaciones sucesivas. En mi opinin, la filosofa y la literatura, nicos medios a los que ha recurrido siempre la historia del arte para explicar el de un perodo determinado, son mucho menos importantes a este respecto que el sentimiento religioso, que debe ser estudiado a la luz de interesantes fenmenos paralelos. Las victorias de la ciencia tambin han proporcionado por su parte un impulso vital a ciertas corrientes estilsticas.

    Los captulos preliminares, acerca de las condiciones sociales y las distintas ideologas, no ofrecen nada nuevo a los especialistas de cada uno de los temas tratados, pero el historiador y el lector corriente acaso puedan hallar algunos hechos desconocidos hasta entonces para ellos, aunque tambin tendremos que incluir mucho de lo ya sabido. Mi objeto ha sido hacer que de los primeros captulos, dedicados al aspecto social, surja naturalmente la discusin sobre el arte del perodo, trayendo a la luz -por implicaciones, si no por referencia directa-muchas analogas y antecedentes importantes. Algunos de los hechos relacionados con el desarrollo ideolgico y econmico o con las condiciones sociales y polticas pueden a primera vista parecer un tanto desconectados con la historia del arte, incluso con una tan heterodoxa como sta, y aunque de tales hechos no puedan extraerse conclusiones directas, no estara dispuesto a omitirlos\ pues son precisa-mente esos detalles los que a menudo alumbran con mayor claridad la maraa de hechos o de ideas con que tenemos que enfrentarnos, capacitndonos para estable-cer un cuadro realista, lejos de todo romanticismo, del mundo del Renacimiento, para comprender mejor su concepto de la vida y as apreciar ms plenamente su arte.

    Cuando hayamos llegado a entender los diferentes puntos de vista, podremos, en los captulos dedicados al arte, asociar cada estilo al concepto de la vida que le corresponda, dado que, como hemos explicado anteriormente, el contenido de las obras de arte provee un relacin directa entre aqulla y el arte. Por consiguiente, es esto lo que debemos considerar antes que nada. Solamente entonces podr ser discutido el verdadero desarrollo histrico de la pintura, la agrupacin de los estilos y el anlisis de las obras de arte individuales. La disposicin de las materias a tratar difiere en cierto modo en las dos partes del libro que conciernen a la historia del arte. En la primera, que trata del siglo XIV, he adoptado intencionadamente un procedimiento algo pesado, avanzando lentamente, paso a paso; este mtodo itn-plica cierras repeticiones que en mi opinin son inevitables. Comienzo por discutir el asunto de los cuadros con mucho detalle; discusin necesaria debido a la tenden-cia que ha habido a desdear el papel del asunto en la obra de arte; por la misma razn dedico bastante espacio al problema del contenido en la subsiguiente discu-sin del desarrollo estilstico. Los asuntos religiosos y seculares han sido tratados por separado y, entre los primeros, tambin se tratan aisladamente los temas narra-tivos y puramente rituales -representando a Jess, a la Virgen y a los santos- y los de carcter alegrico y simblico: esta distincin se ha mantenido tambin en el

  • 22 Frederick Anta!

    estudio del desarrollo estilstico 7 Una vez explicado el mtodo en lento bosquejo al tratar del siglo XIV y clasificados con detalle los diversos asuntos, he podido proceder con ms rapidez al tratar de las' obras de comienzos del XV. En este captulo he empezado tratando del desarrollo estilstico, manteniendo nicamente la distincin entre asuntos religiosos y seculares.

    Dado qne el arte del perodo que nos ocupa expresa principalmente el ambien-te de sus patrocinadores, hemos dado mayor importancia a esto que a los puntos de vista del artista, generalmente inferior a sus protectores en la escala social. De acuerdo con ello, he intentado explicar algunas particularidades de los encargos individuales, qUe caracterizan tanto a los que los proponen como a los artistas que los aceptan 8 Naturalmente, tambin se han estudiado la posicin social del artista y su situacin econmica, dado que tienen una influencia profunda sobre las condiciones en que se produce la obra de arte. Estrechamente relacionado con la posicin social del artista est el concepto que sobre el arte se tenia en aquel momento, pues, como todas las ideologas, ste tena sus repercusiones en la vida prctica.

    Una vez establecidas las diferentes capas de la sociedad, con sus maneras de pensar y sus necesidades espirituales 9 , y considerado el contenido de las obras de arte, se pone pronto de manifiesto que las divergencias estilsticas entre varias obras de arte son debidas no solamente a diferencias individuales entre los distintos artistas, silla tambin al hecho de que estas obras estaban destinadas a distintos gmpos sociales 10 o satisfacan diferentes necesidades. He intentado hacer justicia a los artistas como individuos, pero, deliberadamente, he procurado rehuir la inter-pretacin de cada uno de ellos y de las obras de arte con la extensin acostumbrada en la historia del arte. La capacidad creadora de la personalidad del artista y el carcter nico de la obra de arte no han sido, naturalmente, descuidados, sino dispuestos dentro del armazn de la evolucin histrica, habiendo as perdido toda la superimportancia que se les dedica en la historia ((del arte por el arte 11

    En principio, mi intencin era limitarme nicamente a la historia de la pintu-ra, pero es difcil separar rgidamente las tres artes; por lo tanto, el mtodo de este libro tiende tambin a lanzar nueva luz sobre la arquitectura y la escultura.

    No ha sido mi propsito proporcionar nuevos materiales para la historia del arte o discutir en este sentido cada uno de los cuadros florentinos ms famosos; lo que me he propuesto es dar una interpretacin, sobre nuevas y firmes bases, del material ms o menos conocido. El punto de vista de este libro obliga necesaria-mente a f~ar la atencin en algunas obras de arte que apenas se haban estudiado hasta ahora 12. En lo que se refiere al siglo XIV, an esperan solucin 1 ~ muchos problemas de atribucin y cronologa para poder hacer la clasificacin de acuerdo con los distintos gmpos estilsticos y mercados artsticos, labor que an no est completa 14

    Muchas veces me ha extraado lo poco que se ha progresado en las investiga-ciones iconogrficas 15; la explicacin se debe a la actitud generalmente formalista adoptada hasta poca reciente por los historiadores del arte. An se ha dedicado menos estudio a la importante cuestin del patronazgo 16 Todas estas circunstan-cias aumentan el nmero de incertidumbres incluso en materias relativas a la historia del arte en s, que pueden haberse introducido en el presente libro, aunque

    El mundo florentino y su ambiente social 23

    yo no me ocupo aqu nicamente de la historia del arte. Se comprender q~e es casi imposible que un no especialista, cuando explora tan enorme~ ~ vana~s esferas del conocimiento, no cometa equivocaciones, cuando los especmhstas estan continuamente difiriendo en opinin y contradicindose a s mism?s. 17 An est en la infancia el estudio riguroso de la historia del sentimiento rehgtoso o de las ideas polticas de cada momento; estn p~esta_s las ~ases, n:as todava hay numero-sas brechas, incluso en lo escrito sobre lustona soctal, obhgando a veces a que l~s deducciones ocupen el lugar de los hechos. Sobre todo, ~n ~igu.e ~n. estado rudi-mentario la cooperacin entre las distintas ramas de la ctencta htstonca y es muy reducido el nmero de libros sobre la psicologa de las clases sociales, y an lo es ms el de los que tienen en cuenta el desarrollo histrico. As las cosas, no puede ser eliminado el riesgo de caer en una falsa interpretacin de los he~~os.

    Slo puedo esperar que tales inevitables error~s no .lleguen a utt~tzarse como argumentos contra el mtodo en s, o contra las dtrectnce~ y concluston_es de este libro. Sin duda llegar un tiempo en que podr ser establectda la base estncta de los hechos, as como el mtodo de la interpretacin sociolgica, mucho mejor de lo que lo son hoy y sobre bases ms slidas; cnt?nces, cada ~etalle tendr su .Iu?~r apropiado y ser interpretado correctamente. Sm embar?o, mcluso en _tan pnmttt-vo estado de las investigaciones, algunas de las conclustones de este hbro pued~n resultar esclarecedoras. En todo caso, espero que se pueda dar una respuesta satis-factoria a la pregunta hecha al comienzo de esta introduccin: C~mo pued:n coexistir dos estilos tan distintos como los de los cuadros de Massacw y Genttle que nos han servido de punto de partida?

  • l. Los fundamentos siglo XIV y principios del XV

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    1. Historia econmica, social y poltica

    El propsito de este captulo es delinear las causas de la preponderante impor-tancia econmica de Florencia, el desarrollo de su estructura social y los principa-les acontecimientos de su historia poltica sobre el plano econmico y social 1

    El gran poder econmico de Florencia no se manifest en fecha demasiado temprana; fue creciendo durante el siglo XII, y expansionndose durante el XIII y XIV en proporciones que no tuvieron paralelo en ninguna parte de Italia ni de Europa. Sus orgenes se basaron en tres factm;es: la industria, el comercio de tejidos y de otros productos y las operaciones bancarias. El elevado desarrollo de la orga-nizacin econmica florentina fue el factor principal del origen de la penetracin de una economa monetaria definida y de las formas primarias del capitalismo ,en toda Europa.

    De las dos ramas de la industria textil de las cuales dependa el crecimiento y el poder econmico de Florencia, una era la de Calimala, que se dedicaba al acabado (confeccin y teido) de las telas importadas de francia y de Flandes, y que slo prosper durante los siglos XII y XIII, hasta que fue avasallada por la competencia y la hostil poltica comercial de Francia. La segunda, la de Lana, traficaba en el tejido de paos importados de Inglaterra y en menor grado de Francia y Flandes, pero el proceso completo de su manufactura terminaba en Florencia. La lana era el elemento ms importante del atuendo del ciudadano medieval y la prosperidad de las ciudades se fundaba en este fenmeno 2 Sin embargo, en ninguna otl,'"a ciudad se expandi la industria textil tan amplia y tan rpidamente como en Florencia. Alcanz su culminacin en el periodo comprendido entre mediados del siglo XIII y mitad del XV, y durante el XIV desplaz casi completament~ a la industria del acabado. La Seta, o industria de la seda, no adquiri importancia hasta el XIV, alcanzando su gran preponderancia en el XV.

    En todas estas industrias no era el maestro artesano el que dispona cules deban ser los precios para el comprador, sino el capitalista o entrepreneur, que venda las mercancas al comprador. Tal mecanismo, operado primeramente en las ciudades de Italia y particularmente en Florencia, tuvo un tremendo efecto sobre toda Europa. El nuevo entrepreneur nicamente diriga el proceso de produccin y negociaba el producto acabado; nada tena que ver con la fabricacin propiamente dicha. Pero todas las decisiones eran adoptadas por l, y nadie ms tena ni siquiera

    !, ,,

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  • 28 Frederick Anta{

    un asomO de independencia. Esta supervisin, efectuada durante todo el proceso de produccin, desde la compra de las materias primas en adelante, distingua a las industrias florentinas de la lana y de la seda de las antiguas !ndustrias de acabado.

    En 1300 haba 300 empresas que se dedicaban a la industria florentina de los tejidos, pero muchos negocios pequeos fueron absorbidos por otros ms potentes debido a que--el alto costo de las materias primas requera un capital muy grande; as, en 1338, el nmero de industrias se haba reducido a unas 200. stas vendan entonces anualmente de nas 70 a 80 mil piezas de tela cuyo precio total aproxi-mado era de 1.200.000 florines 3 , y eran empleadas en su fabricacin 30 mil personas de las 90 mil que cotL~tituan la poblacin total de Florencia, una de las ms grandes de Europa 4

    El proceso de produccin estaba, sin embargo, bastante descentralizado. La manera de dividir el trabajo de produccin careca de un plan coherente sobre el que basarse, y simplemente se amoldaba a las oportunidades que surgan de las condiciones histricas. El material tena que pasar veinte veces de un lugar a otro con la consiguiente prdida de tiempo y energa. Slo una tercera parte de los trabajadores estaban empleados en el taller del entrepreneur, y stos nicamente llevaban a cabo los procesos preparatorios de limpieza y cardado de la lana. Las restantes etapas de la produccin eran efectuadas por personas que trabajaban en su casa (hilanderos y tejedores} o en talleres aparte (tintoreros). La tcnica florentina del tejido de la lana era toda manual, pero su fabricacin haba alcanzado un alto nivel de desarrollo, una divisin y especializacin del trabajo y un refinamiento de mtodo desconocidos hasta entonces. Este refinamiento de mtOdo, particular-mente en sus primeras etapas, fue en parte debido a los frailes Humildes, una rama de los benedictinos, que se establecieron en Florencia hacia mediados del siglo XIII y que emplearon en sus monasterios obreros a sueldo.

    , Los indus!riales de Florencia tetan tambin el monopolio de comercio de sus productos, adems de comerciar con otros artculos importados; porque la fabrica-cin de productos exportables era el aspecto ms importante de la industria floren-tina, que lleg a conquistar el mundo con su comercio textil. ste, a diferencia de su fabricacin, estaba organizado en gran escala con amplios programas de compra y venta en el extranjero y una vasta red_ de contactos que abarcaban la mayor parte del mundo cristiano e islmico; en todas las ciudades importantes, particularmente en Inglaterra, Francia y Flandes, tetan los mercaderes de Florencia sus agencias y sucursales. Importaban. del Este, para luego reexportadas, especias y drogas, indis-pensables en Europa, y artculos de lujo como perlas, piedras preciosas, pieles, etc. 5 An ms, en lo que respecta a Italia, el comercio de Roma, e incluso el de Npoles {exportacin de grano), estaba casi enteramente en manos florentinas 6 Expertos en finanzas, tanto como en comercio, adoptaron la moneda oro y, gracias a su constante reserva, del florn florentino 7 -introducido en 1252 por la alta clase media en conmemoracin de su victoria sobre los nobles gibelinos el ao anterior y de su primera constitucin -democrtica- desplaz las fluctuantes pie-zas de plata como moneda internacional en el mercado mundial.

    La industria de Florencia, en especial la de las telas, y-el comercio internacional conectado con stas, fue sin duda la empresa de carcter capitalista ms importante en los ltimos tiempos de la Edad Media 8 En Florencia se desplegaron tal capaci-

    El mundo florentino y su ambiente social 29

    dad de clculo y tal visin racional de la realidad, y se lleg a un conocimiento tan profundo en materia de negocios, como no lo hubo igual en ningn otro lugar del mundo cristiano 9

    Este juicio, sin embargo, requiere una. modificacin a la luz d_e otros hechos. Debemos recordar que la base del sistema de produccin no estaba organizada racionalmente en ningn aspecto. An ms, la industria textil florentina renda a convertirse en industria de lujo. Era de esperar que esto ocurriera en la industria Calimala, la rama que se dedicaba al terminado de paos importados, mas tambin afectaba en gran medida a la industria textil autctona. Incluso aunque la fabrica-cin de telas para uso corriente ocupara una gran parte de la produccin cuatro-centista, siempre se daba preferencia a los paos ms finos y teidos con los mejores tintes, y, ms tarde, a las sedas ms delicadas. Es muy significativo que,a pesar de que durante las cuatro primeras dcadas del siglo XIV fuese reducindose la produccin total de 100.000 piezas de tela a un nmero que oscilaba entre 70 y 80.000, su valor se duplicase debido al- empleo de lana inglesa importada de la mejor calidad 10, en vez de la espaola o norteafricana que se haban utilizado hasta entonces. Hacia la mitad del siglo, el valor de una pieza de tela era de unos diecisis florines, en lugar de seis qUe costaba al principio. Aparte de sus relaciones comerciales con Oriente, con las cortes extranjeras y la nobleza europea, la indus-tria se dedicaba, sobre todo, a los sectores ms prsperos de la clase media, nicos que podan permitirse este lujo, dado que el pao Calimala costaba entonces treinta florines la pieza 11 A veces se obtenan grandes ganancias con tan exquisi-tos artculos, mas esto era nicamente posible, como veremos ms tarde, mante-niendo muy bajos los salarios de los obreros, lo cual era imperativo, si los artculos haban de ser vendidos a un precio que cubriera los mayores riesgos,_ que hiciese posible tener gran ganancia y que al mismo tiempo sostuviese la competencia en el mercado mundial. La materia prima era costossima, dado que haba de ser trada desde muy lejos y el coste del transporte era muy alto 12 Adems, los riesgos del negocio con los compradores feudales eran siempre muy grandes. En muchos casos, tambin haba que deducir un tanto por ciento de beneficios de carcter religioso con objeto de atenuar la infraccin de ciertas prohibiciones cannicas en lo referente a la percepcin de intereses. Todos estos factores impedan hasta cierto punto el desarrollo racional y consistente de la industria y el comercio.

    Los mismos ciudadanos florentinos que eran los industriales ms importantes del mundo resultaron ser tambin los banqueros ms poderosos 13 Las oficinas comerciales de las industrias florentinas diseminadas por todo el mundo eran a la vez bancos de cambio. Todo era manejado por las mismas manos: produccin, comercio y prstamos. En esta combinacin estaba basado el sin igual poder ex-pansivo de la alta clase media florentina por todo el mundo, dando por resultado que el capital activo de las grandes empresas pudiera ser aumentado y los riesgos distribuidos equitativamente. Tambin incrementaron su riqueza con la adquisi-cin de amplias propiedades de campo que haban pertenecido a la nobleza feu-dal1\ elevando as su prestigio y las probabilidades de obtener crdito, al tiempo que colocaban el capital de la nica forma segura.

    Los banqueros de Florencia manejaban las finanzas de las ms importantes cortes extrat"Ueras, proveyndolas del dinero que tanto solan necesitar. Y, algo

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    ms importante, hacia mediados del siglo XIII desplazaron a los sieneses, adquirien-do un control cada vez ms creciente y casi exclusivo al fin en los negocios bancarios de la corte de los Papas, reteniendo su monopolio hasta finales del siglo XV, aunque se les escap un tanto durante el {{cautiverim> de Avignon. Los Papas tenan ms confianza en los banqueros .florentinos que. en. los sieneses, por-que los primeros, "Siendo al mismo tiempo industriales y mercaderes, tenan d control de todos los aspectos ~e la vida florentina, incluyendo la poltica 15 A finales del siglo XIII las bancas ms importantes que operaban con la Curia eran las de Scali, de Mozzi, de Spini y de Cerchi; durante la primera mitad del siglo XIV, las de Bardi y Peruzzi y, durante la segunda mitad, cuando ya haba decrecido la influencia de los banqueros florentinos en la Curia, fue la de Alberti. A. travs de sus muchas, variadas y nuevas empresas, el papado creaba, de una manera indirec-ta, los modernos bancos europeos; el conjunto de diezmos que toda la clereca de Europa tena que pagar anualmente al Papa fue .la verdadera fuente de prosperidad de las fuertes bancas florentinas 16 Los banqueros florentinos, adems, por medio de sus agentes, cambiaban a la misma moneda los impuestos pagados a la Curia en los diferentes pases, facilitando el transporte por medio de billetes de cambio, que entonces comenzaban a utilizarse, y concediendo adelantos contra los diezmos de la Iglesia 17 Todas estas transacciones requeran un considerable capital y extensas relaciones. La Curia, por su parte, contribua grandemente a la extensin de la economa monetaria,' pues gracias a sus impuestos se apropiaba de una gran parte de la renta europea, incrementando con su dinero el creciente capitalismo de Italia. Los Papas, a su vez, necesitaban grandes recursos financieros para sostener su poder poltico mundial en gran escala, fortalecer su influencia sobre los prnci-pes europeos y, sobre todo, fortificar su posicin en la misma Italia. Durante el si-glo XIII, en particular, el papado extendi su poder poltico, restableciendo el Estado papal y emergiendo victorioso de su lucha con el Emperador 18 Prosi-guiendo su poltica mundial, que alcanz su culminacin bajo el mandato de Bonifacio VIII y continu en cierto modo tambin bajo los Papas de A vignon, el papado necesitaba suministros adicionales para sostener su enorme ejrcito de em-pleados, el cuerpo administrativo ms moderno y centralizado de su tiempo. Por entonces, su sistema financiero estaba ya racionalmente organizado segn las nor-mas capitalistas 19 Las transacciones de los banqueros florentinos con el papado, sus adelantos, crditos y prstamos estaban enteramente libres de riesgos, dado que las colectas eclesisticas provean una seguridad permanente. Tampoco pona en prctica la Iglesia su terica prohibicin sobre los intereses; stos haban sido cobrados por lo menos desde el siglo XIII, de una forma disfrazada, porque todas las transacciones monetarias de los banqueros florentinos, el nuevo negocio banca-rio y el nuevo sistema econmico estaban basados, precisamente, en el pago de intereses. Y aunque segua estando prohibido en teora, barqueros y mercaderes encontraban infinitas maneras de eludida prohibicin de hecho, con la conniven-cia de la Iglesia, lo mismo en las transacciones con aqulla que con otros 20 El promedio del inters anual que rega en Florencia era del 15 al 25 por ciento; el del 30 al 60 por ciento no era corriente, y, sin embargo, en algunos casos exceda del 100 y a veces del 200 por cien 21

    Los negociOs de los banqueros florentinos con la Curia romana e incluso con

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    El mundo florentino y su ambiente social 31

    los incontables dignatarios eclesisticos del extranjero 22 eran realizados con mu-cho menos riesgo que los de los .gobiernos extranjeros, como los de Npoles, Francia e Inglaterra.{ Las grandes casas bancarias florentinas (Gui?i, de Francia, Frescobaldi y Pulci, de Inglaterra, durante los ltimos aos del s1g_lo XIII; ~n la primera mitad del XIV los Bardi y Peruzzi; que an tenan mayor mfluencta en esos dos pases, y los Acciaiuoli, que eran los ms importantes de Npoles} tenan que conflar enteramente en la buena fe de los respectivos soberanos y estaban a merced de cualquier crisis de la administracin del Estado, que era en muchos aspectos todava feudal!./ Los prncipes medievales no tenian ingresos tan regular~s como el Papa 23 , y la manera de financiar sus frecuentes guerras, _con. el const-guiente aumento de gastos 2\ era imponiendo impuestos extraordmanos, dev~luando la moneda en curso, vendiendo oficios y enajenando tierras de la corona 2~. Los banqueros, por lo tanto, intentaban cubrirse de todas las maneras posibles, explotando el riesgo con la obligacin de la mayor cantidad posible de monopolios de los prncipes. Mas los riesgos del trato Con stos eran mucho mayores, dado que siempre era posible que se declarasen en quiebra, recurso qu~- .no dudaban en emplear, siendo bastante significativo que la Iglesia nunca lo h1c1era. Cuando se declaraban en quiebra justificaban su accin por la cannica prohibicin de cobr:ar intereses 26 , y as resultaba que imponan una mayor tasa de descuento que la Iglesia. En 1339, la campaa de Eduardo III contra Francia fue financi~da_p?r las dos bancas florentinas ms potentes, las de Bardi y de Peruzzi, que al prmctpto del siglo haban controlado toda la administracin financiera de Inglaterra ~ t~nan grandes propieda:des en este pas 27 El fracaso de la campaa, el em~obreetm~ento del pas, la incapacidad del rey de saldar sus deudas (1.36S .. OOO:flonnes) provoca-ron la bancarrota de las ramas inglesas de las dos firmas y condujeron entre 1343 y 1346 a la quiebra total a las casas matrices 28 Florencia result envu~lta en una catstrofe de la que iirtl mucho tiempo en recobrarse, dado que amphos sectores de la clase media tenan depsitos en Bardi y Peruzzi y las obligaciones de. stas excedieron muy ampliamente a sus fondos. La casi completa quiebra de la _ciu_dad entera result de la crisis de los estados feudales o semifeudales, con el constgmen-te fallo de los prncipes en pagar sus deudas. Sin embargo, estas causas produje~on tal resultado slo porque la prosperidad de Florencia estaba basada en las actl.Vlda-des bancarias y mercantiles de unas pocas casas. Y es precisamente en este hecho en donde se encuentran las principales .e

  • 32 Frederick Anta!

    Papa por intereses econmicos. Esta relacin era en parte responsable de las cone-xiones polticas y econmicas con sus ms o menos constantes aliados, los reyes de Francia y los de la casa de Anjou que gobernaban en Npoles 29 y en el sur de Francia, y que estaban emparentados con la familia real francesa. Era principio de la burguesa florentina, particularmente en sus altas esferas, mantener amistad poltica y econm~ca con sus clientes ms importantes. El revolucionario contacto de la burguesa con la nobleza alcanz su etapa mis decisiva en la segunda mitad del siglo XIII. Por entonces, los gremios ya se haban converi:ido en organizaciones de choque, en el ms amplio sentido de la palabra, llegando a ser, hacia 1251, instituciones tanto militares como profesionales. Adems, durante el siglo XIII, la mentalidad de la alta clase media era sinceramente republicana y burguesa, radical-mente opuesta a la nobleza, que se adhera tenazmente a la tierra en que viva. Gracias a su poder econmico, la alta clase media, apoyada en su lucha por los estratos medio y bajo de la burguesa y acaudillada por el Calimala, el gremio ms prspero e importante de su tiempo, logr vencer paso a paso la violenta resisten-cia de la nobleza 30 En 1266, los llamados siete grandes gremios, representantes de la burguesa rica y compuestos por comerciantes y banqueros que se haban orga-nizado aun antes que los artesanos 3 \ ganaron la igualdad de derechos con los nobles. Por la Constitucin de 1282, slo los nobles que pertenedan a alguno de los gremios gozaban de derechos polticos. Y por la decisiva Constitucin de 1293, conocida como Ordinamenti d Giustizia, fue ganada la victoria final pOr la alta clase media, organizada en gremios, y, hasta cierto punto, por sus aliados, el estrato intermedio: los gremios se hicieron cargo ~el poder poltico.

    Desde entonces, los gremios no slo organizaron las fuerzas polticas y socia-les, sino que funcionaron tambin como parte de la administracin comunal con gran autonoma Gurisdiccin separada, poderes disciplinarios, administracin fi-nanciera independiente, derecho a extender su constitucin, supervisin de los grandes edificios cvicos) y, sobre todo, se convirtieron en los mantenedores de la constitucin poltica: Los Ordinament di Giustizia contenan severas disposiciones dirigidas contra la nobleza. Por ejemplo, slo aquellos que se dedicaban activa-mente a la profesin de su gremio gozaban de drechos polticos, e incluso les estaban prohibidos algunos altos cargos, mientras que los mayores castigos (muerte o confiscacin de bienes) solan aplicarse a los nobles gibelinos que no se colocaban sin reservas del lado de la burguesa, que intentaban resistir o que empleaban la violencia contra los ciudadanos 32 La ejecucin de estas medidas de emergencia era confiada a autoridades especiales, particularmente del partido gelfo 3\ el cual haba sido organizado en 1267 por el Papa y por Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia y l mismo rey de Npoles, al que "el Papa haba nombrado Vicario de Toscana. Los plenos derechos de la ciudadana florentina estaban restringidos por la constitucin de los miembros activos, dotados de amplios privilegios de cualquiera de los veintin gremios. Esta previsin, como veremos ms tarde, iba dirigida contra las clases ms bajas, cuyos elementos no eran miembros de los gremios, en toda la extensin de la palabra, es decir, los innumerables artesanos modestos y sus subordinados. De hecho, incluso desde 1295 y ms an en el curso del siglo XIV, cuando la nobleza se haba convertido en algo relativamente inofen-sivo, las medidas contra ella estaban marcadas por una cierta lenidad; la alta bur-

    El mundo florentino y su ambiente socia.! 33

    guesa empezaba a cambiar sus puntos de vista muy rpidamente porque el peligro real se advirti ahora en las clases bajas y en los obreros.

    El rasgo esencial del desarrollo, en lo que se refiere a la historia del siglo XII, puede decirse que fue la oposicin entre la alta clase media y su aliada, la clase baja, por un lado y la nobleza feudal por otro; con respecto-al XIV, cuando la ciudad ya estaba ms avanzada econmicamente, lo fue la lucha entre la alta clase media y los obreros, mientras que la nobleza, ya insignificante econmicamente, equilibraba la balanza.

    Los gremios en los que estaba organizada la burguesa estaban muy lejos de tener igualdad de derechos entre s. Los siete grandes gremios que representaban la riqueza de la ciudad comprendan, aparte de los cuatro ya mencionados -los de la industria del acabado (Calimala) 34, manufacturas de paflo (Lanas), manufacturas de seda (Seta) y banqueros (Cambio)-, el de los peleteros, el de mdicos y boticarios, organizacin en parte intelectual y en parte tradicional y, finalmente, el gremio de jueces y notarios, un cuerpo puramente intelectual. Estos ltimos, como intrpretes de la ley, jugaban un papel muy importante en lo concerniente a la propiedad de los ricos. Los jueces eran elegidos entre las familias patricias de la ciUdad; los notarios, aunque no pertenecientes a tan alta clase social, estaban, sin embargo, muy estrechamente relacionados con la alta clase media. Su importancia la demuestra el hecho de que el vicecnsul de los otros gremios importantes era siempre un notario. Los primeros cuatro gremios mencionados eran los ms pode-rosos, porque, a pesar de la decadencia econmica del Calimala a comienzos del siglo XIV, las familias patricias del gremio mantenan su rango social y algo de su influencia poltica. Segn la ley y, mejor an, segn los hechos, los grandes gremios eran mucho ms influyentes en la administracin de la ciudad que los otros. Despus de los dos primeros aos de democracia que siguieron a los Ordina-menti de 1293, el gobierno de la ciudad estuvo exclusivamente en sus manos hasta 1343. Los cargos ms altos de la ciudad, el Gonfalenero y los Seis (que despus fueron Ocho), que juntos formaban la Signora, eran escogidos entre los miem-bros de los principales gremios, y tambin gozaban generalmente de un poder decisivo en los distintos consejos. La posesin ,de un cargo bastaba para hacer uso del poder poltico de una manera abierta y poco escrupulosa; pero, en la prctica, el poder real no estaba en manos de Calimala, de Lana o de Cambio, etc., sino en las de unos clanes formados por unas cuantas familias poderosas dentro de los

    grand~s gremios 35 La poltica de estas familias que regan la ciudad aspiraba a expandirse para alcanzar amplios mercados, a proteger los ms importantes medios de comunicacin y, por supuesto, a eliminar a los competidores extranjeros. Ha-blaremos ms tarde de la poltica interior financiera y social que sustentaba esos objetivos.

    La poderosa burguesa, organizada en los ms importantes gremios, combata a la aristocracia de la sangre en el terreno poltico y econmico 36 hasta donde el caso requera, sobre todo durante el siglo Xlll, pero reconoca la superioridad so-cial de sus adversarios. De hecho, el ataque se diriga slo contra determinado sector de esa clase. Ciertos mienibros de la nobleza'haban pertenecido al partido gelfo 37 , el cual nunca se movilizaba contra la nobleza ~n s, sino solament contra aquellos nobles que no queran alinearse junto a la alta burguesa. Durante

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    el siglo XIV, los poderosos patricios de la ciudad estaban dispuestos a conceder una parte de la influencia poltica a aquella clase -entonces ya polticamente inofensi-va-, a causa de su prestigio social. Por ejemplo, cuando en 1327 fueron estable-cidos dos nuevos consejos, el Consiglio del Popolo (presidido por el Capitano del Popolo) y el Consiglio del Comune (presidido por el Podestii), la mitad de los miem-bros del segundo eran de origen aristocrtico. Se hicieron habituales los matrimo-nios y la fusin de propiedades e lltereses entre ambos grupos. As como la mayor parte de la nobleza se trasladaba a la ciudad y entraba en el comercio formando un sec~or muy respetado de la alta clase media -slo unas pocas familias manteran su mdependcncia poltica y social-, la gran burguesa se converta a su vez en terrateniente. Adquirieron residencias en el campo, donde vivan cuatro meses al ao, intentando imitar las costumbres y adoptar las comodidades de la vida de la

    a~istocracia. C~n un sentido de seguridad 3R y cierta falta de independencia ideol-gtca, llegaron mcluso a adoptar los rangos y ttulos de los tiempos feudales 39; aunque la hidalgua era entonces conferida por el Comn, el ciudadano se conver-ta en caballero del pueblo (Cavaliere del Popolo). En estas ocasiones y, desde co-mienzos del siglo XIV, cuando haba ocasin, en muchas otras, se celebraban tor-neos 40 en la Piazza di S. Croce, participando en ellos apasionadamente los miem-bros de la clase media. Intentaron establecer rboles genealgicos de sus familias y adquirir escudos con cualquier pretexto 41, creciendo constantemente la mana de

    i~tar los hbitos ~eudales a travs del siglo XIV. El hecho marcaba un gran cam-bm desde la hermca)> poca de la burguesa del siglo XIII y de los primeros aos del XIV, cuando la vida privada del ciudadano rico tra casi puritana en su simplici-dad 42. Bien es cierto que se lean en la ciudad innumerables edictos - inicialmen-te apuntados contra la aristocracia y sus-imitadores- con vistas a restringir el lujo;

    pe~o ~os adin~ra~os podan eludirlos ms fcilmente que los ms humildes, y en la practtca su pnnctpal efecto era prevenir cualquier nivelacin democrtica en mate-ria de lujo y despilfarro 43

    En los catorce gremios menores se organizaban los distintos artesanos y peque-os comerciantes, tales como carniceros, zapateros, curtidores, albailes, tratantes de aceite, paileros, cerrajeros, armeros, curtidores, carpinteros, posaderos, herreros, tratantes de vinos y panaderos. Sus miembros slo trabajaban para la demanda !~cal. Econmicamente luchaban sin cesar por la existencia, y slo con extrema dtfic~lt~d _Y pagan~o a usura conseguan procurarse el dinero necesario para vivir. A pn~ctpms del stglo XIV no teran voto en la vida poltica, dado que ya no era

    requ~nda su ay~da para lu_char contra la nobleza, y durante las primeras dcadas estuvteron ampliamente sOJuzgados por la alta burguesa, que por entonces gozaba de autoridad absoluta. Sin embargo, a partir de 1340, contribuyeron varios facto-res a incrementar el poder de estos gremios, sobre todo en lo que a poltica se refiere. En la segunda mitad del siglo, Florencia ya no estaba en la cumbre de su poder econmico, como lo estuviera durante la primera mitad, y los gremios mayo-res, debido a grandes reveses de fortuna, estaban, digmoslo as, a la defensiva. Todos los grandes financieros -los Bardi, Peruzzi, Acciaiuoli- estaban en quie-bra; el comercio con Francia estaba estancado; haba tenido lugar una guerra desas-trosa por la posesin de Lucca; el coste de produccin haba subido temporalmente como consecuencia del descenso de poblacin producido por la peste de 1348 44

    El mundo florentino y su ambiente social 35 En el conflicto entre las clases altas y la pequea burguesa, que dur desde los

    cuarenta a los noventa, la actitud del esti-ato medio, cambiante segn las circuns-tancias, fue decisiva, dado que los intereses de ciertos sectores de la alta clase media no eran tan saudamente opuestos a los de la pequea burguesa como a los de la oligarqua de las familias patricias. Estos sectores comprendan aquellas profesiones que en el seno de los gremios mayores tenan talleres pequeos, aparte de los intelectuales y miembros de los llamados cinco gremios intermedios, los cuales, al principio, se alinearon junto a los mayores y ms tarde con los menores. Pero as como las fronteras de estos estratos no eran rgidas, los grupos sociales principales podan tambin alinearse en variadas combinaciones 45 La disposicin usual era la alianza de la alta burguesa y la nobleza contra la clase media baja. Pero, a veces, la alta burguesa haca uso de la baja contra la nobleza, si sta daba seales de hacerse otra vez peligrosa; en otras ocasiones, la clase media baja se aliaba con la nobleza en un frente comn anticapitalista contra la alta clase media 46 El conflic-to de los intereses polticos y sociales en la burguesa, esto es, la friccin entre la clase intermedia y la baja, por un lado, y la oligarqua, por otro, se intensific por la especulacin de los emprstitos de Estado (Monti), cosa corriente entonces 47 EstOs emprstitos servan a propsitos de expansin econmic.a, as como para financiar guerras. El inters de estos bonos se elevaba por tasacin indirecta, que resultaba ms onerosa para las clases bajas; la tasacin directa estaba considerada detrimente a la acumulacin de capital. Los bonos en s constituan, una inversin demasiado arriesgada para los amplios sectores de la clase media, pero una gran atraccin para los especuladores capitalistas de los gremios mayores que tenan influencia en los negocios dd Estado y podan as elevar los intereses d;: los em-prstitos.

    La ~omplejidad de las luchas sociales de este perodo, segunda mitad del si-glo XIV, no se puede explicar distinguiendo nicamente los gremios mayores y menores, es decir, la alta clase media y la pequea burguesa. Debemos considerar tambin el contraste entre los patronos y sus subordinados (sottoposti), observando por un momento la estmchtra social y econmica dentro de los gremios mayores, y ms particularmente en los tres textiles (Calimala, Lana, Seta) 48 , en los cuales es ms agudo el contraste.

    En la industria lanera del tiempo, la ms importante y mis altamente capitali-zada de Florencia 49 , slo los entrepreneurs (industriales, comerciantes) eran miem-bros activos de los gremios y gozaban derechos gremiales; sus numerosos subordi-nados carecan casi completamente de ellos 50 Aunque stos constituan con mucho la mayor parte de la poblacin estaban apartados de toda a~tiva participa-cin en los negocios de su gremio, y automticamente excluidos de los derechos polticos de su constitucin 51 Este hecho debe tenerse siempre presente al juzgar a la

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    El gremio florentino de la lana careca de unidad real, excepto en su bien organizado estrato superior. Los propietarios de doscientas o trescientas empresas, y, en la prctica, slo los ms ricos de stas 52 gobernabari oligrquic~ente la organizacin del gremio con la absoluta autoridad que corresponde a su ilimitado poder en el proceso de la produccin. Haba entre loS patronos y los obreros un abismo impracticable. Entre los ltimos ~los sottoposti del!' arte di lana, segn se apellidaban-, la divisin del trabajo en un cierto "nmero de procesos distintos _creaba otros tantos de artesana especialzada, mas en trminos generales stos pueden dividirse en dos grupos. Haba un grupo superior econmica y socialmenN te, formado por los tintoreros, propietarios de sus utensilios y locales y que haban sido antes artesanos independientes, empleando a su servicio varios aprendices, con los que ahora trabajaban para el entrepreneur 53 Como haba en el seno de Lana un poderoso movimiento para reducir a- los artesanos, independientes a la sujecin econmica de los elementos mercantiles, la lucha por la existencia se haca todo lo difcil posible para ellos, as como para todo pequeo negocio. Sin embargo, los tintoreros consiguieron conservar algunos derechos restringidos dentro de su gre-mio y en el campo poltico 54 ELsegundo sector, considerablemente mayor, estaba formado por los grados ms bajos de la artesana, los verdaderos obreros de la lana, de los cuales la mayora eran cardadores, empleados en talleres (conocidos como ciompi), hilanderos y tejedores ocupados en industrias domsticas. Ninguno de ellos era propietario de sus herramientas, y la parte que desempeaban en el proceso de producCin, as como su nivel de vida, les colocaban en el estrato proletario de la poblacin. Completamente carentes de derechos, oprimidos eco-nmica y polticamente, ni siquiera se les permita asociarse 55 Un sistema cuida-dosamente elaborado en cada detalle haca imposible para el trabajador luchar para lograr ms altos salarios, pero capacitaba al patrn para mantenerlos bajos, mien-tras se le permita elevar sus ganancias 56 Los salarios, horas, condiciones y mto-dos de trabajo eran decididos por el patrono de manera unilateral y arbitraria 57 Slo el obrero, y no el patrono, estaba obligado a cumplir su contrato, pues aqul poda romperlo, y ste no 58. Estaba completamente a merced de los jefes del gremio, designados por los patronos, y d; sus consejos de administracin, contra los :uales no haba apelacin y cuy~s miembros, los cnsules del gremio, eran elegtdos exclusivamente entre las clases dirigentes. Los jueces eran las nicas per-sonas a las que los trabajadores expbllian sus reclamaciones.

    As, por lo tanto, el gremio, en sus orgenes una organizacin profesional, sirvi para dividir a la poblacin de la ciudad en dos amplias clases, la dotada de derechos de libre ciudadana y la carente de ellos, y maQ.tener la p.ltima en perma-nente sujecin. Las limitaciones impuestas a los trabajadores y la poltica econmi-ca dictada por las clases privilegiadas solamente pudieron ser llevadas a efecto debido a que el gremio y el Estado representaban una sola autoridad. Por un lado, los gremios servan para privar automticamente al obrero de sus derechos como ciudadano; por otro, cada mejora econmica de los asalariados, a expensas de los patronos, era considerada como un abuso contra el Estado y sus leyes. Los decretos del gremio de la lna -volveremos nuevamente sobre este punto- eran impla~tados tambin con el consenso de la Iglesia.

    Ahora vamos a echar una ojeada sobre los principales acontecimientos de 11

    El mundo florentino y su ambiente social 37

    historia florentina desde la cuarta dcada del siglo XIV, teniendo como fondo el referido conflicto econmico y social.

    En i342, Gualterio de Brienne, duque de Atenas, vstago de la familia feudal francesa, condottiere y aventurero, fue requerido en Florencia, en parte a ruego de las poderosas familias de Bardi, Peruzzi y Acciaiuoli, e investido con atribuciones de gobernante. El objeto de este paso era el de hacer uso de la amistad del duque con el rey de Npoles para restablecer las buenas relaciones con los acreedores napolitanos de Florencia, que haban rtirado sus depsitos y estaban a punto de arruinar a las grandes casas bancarias florentinas, ya muy quebrantadas por la catstrofe financi~ra inglesa. Sin embargo, estas esperanzas no se cumplieron y, con el fin de mantener su posicin, el duque maniobr para que le apoyasen no solamente los aristcratas, sino tambin las clases bajas, incluso los sottoposti, eli-giendo jefes entre los miembros de los gremios menores, garantizando a los tinto-reros el derecho a formar un gremio e incluso concediendo un estandarte a los ciompi 59 Estas concesiones animaron a los obreros a pedir elevacin de salarios. Firialmente, la alta clase media y la an insuficientemente aplacada aristocracia -los Bardi, que realmente pertenecan a la ltima, formaban l vnculo entre ambas- consiguieron la cada del duque en 1343. La severidad de los Ordnament d Giustizia se mitig entonces en favor de la nobleza, sindoles permitido a algunos de sus miembros obtener cargos. ste fue como el preludio del gobierno dictatorial de las grandes casas de banca, que les pareca ser el nico medio de contener la bancarrota. Su posicin estaba, no obstante, tan debilitada, que no pudieron resistir un levantamiento popular que provoc el incendio de los palacios de Bardi y, consiguientemente, fue ya imposible contener la quiebra._ Todo esto fortaleci la

    influencia poltica de los gremios menores, que a partir de 1343 formaron una poderosa minora abarcando ms de un tercio de los cargos directivos y otros importantes puestos del Estado. Durante las dcadas siguientes fueron sostenidos, no solamente por los tintoreros -que en 1343 haban perdido el derecho de formar su propio gremio y ahora luchaban por salarios ms elevados-, sino tambin por todos los sottoposti de los gremios menores, e incluso los obreros ms bajos del comercio de la lana comenzaron a combatir por el derecho de asociacin.

    En contraste con el gobierno oligrquico 'de la alta clase media antes y despus de este momento, este perodo rclativafnente democrtico comprendido ms o menos entre 1340 y 1390 debe ser cOnsiderado como aqul en que los gobernan-tes eran los sectores intermedios de la burguesa, influidos por la alta o la baja burguesa segn las circunstancias del momento.

    Durante todos estos aos, el poderoso partido gelfo, la organizacin de las ms importantes familias burguesas, que siempre haba saboteado las previsiones democrticas de los Ordinamenti d Gustizia, adems de hacer todo lo que estaba en su poder para restringir la participacin de los gremios menores en los asuntos del Estado 60 , tambin procedi contra los miembros de la alta clase media que haban incurrido en su desagrado 61 Aun as, este partido no pudo privar a los gremios menores de su influencia. No obstallte, esta influencia, como la de todos los sectores inte.rmedios de la burguesa, slo se haca efectiva con la alianza, e in-cluso la direccin, de algunas familias de la alta clase media; principalmente, los Alberti, los Ricci, asociados financieramente con ellos, y los Mdicis. Alberti, M-

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    dicis y Strozzi eran las casas comerciales y de banca ms importantes en la Florencia de la poca. Estas familias no obraban por ningn amor especial a la democracia, sino porque sus intereses estaban en conflicto con los de las grandes familias del partido gelfo, principalmente con la de Albizzi. La evidencia concreta del poder poltico de los sectores bajos e intermedios de la burguesa se halla, no obstante, en la guerra de 1374-1378, sostenida por Florencia contra el Papa, que gobernaba entonces Italia por medio de dscolos delegados franceses. El conflicto, centrado en torno a la cuestin de los cereales, tan indispensables para Florencia 62 , encontraba una oposicin natural por parte del partido gelfo, es decir, del sector superior y oligrquico de la burguesa, ya que iba muy en contra de sus intereses econmicos. En realidad las notables dificultades econmicas de la clase media superior en este perodo se manifiestan claramente en la produccin de pao. La cifra anual de 1373 haba bajado a 30.000 piezas; en 1378, despus de la guerra contra el Papa y de la revuelta de los ciompi, a menos de '24.000. '

    Esta revuelta, que fue posible en parte merced a las grandes prdidas sufridas por los negocios y al debilitamiento de la postcin de la clase media superior, resultados de la guerra, fue una de las mayores y ms profundas revoluciones experimentadas por Italia en la poca de las ciudades-repblica. Una revuelta de trabajadores constituy la cspide del movimiento de izquierda democrtica de la pequea burguesa de Florencia, que haba ido creciendo desde poco despus del ao cuarenta, estimulado por las provocacions del partido gelfo. En el transcur-so de pocos meses y en el verano de 1378, oscil el pndulo, al menOs en lo que se refiere a las circunstancias externas del poder, desde la extrema dt;reeha (con la supremaca del partido gelfo} hasta casi la extrema izquierda. Al renac~r el espri-tu de los Ordinamenti de 1293 todos los sectores se unieron contra la oligarqua del partido gelfo, y entonce~. alcanZados sus propsitos, la parte baja de la clase media superior abandon la lucha. Muy pronto los gremios menores, habindose asegurado una participacin mayor en el gobierno, se retiraron tambin. Poco despus, el ejemplo fue seguido por los cuatro mil tintoreros y camiseros -pe-queos maestros y trabajadores sumamente expertos de la industria textil- que haban obtenido el derecho a formar sus propias corporaciones. Ambos oficios tenan desde ahora derecho, como partidos organizados que eran, ~tramitar libre-mente acuerdos en cuanto a salarios, lo cual implicaba que stos no podan ya ser

    f~ados sin su consentimiento. Su propsito ulterior tenda principalmente a conse-guir una participacin en los cargos directivOs, como, por ejemplo, el que se nombrasen determinados dirigentes 9-e entre sus propias filas. Sin demasiada expe-riencia econmica, faltos de independencia poltica y con tendencia, en cuanto a la vida social, a imitar a las clases superiores (vestidos lujosos, ttulos nobiliarios) 63, estos sectores se dejaron guiar en todas las cuestiones esenciales por ciertos patricios como Silvestre de Mdicis y BeneP-etto degli Alberti. Pero ahora,' en 1378, los ciompi, la agrupacin ms baja, que constaba de unos nueve mil obreros de la industria lanera, obtuvo tambin el derecho a formar su propio gremio. Los tres Iiuevos gremios ocuparon una tercera parte de los cargos municipales, siendo repartidos equitativamente los otros dos tercios entre los gremios mayores y meno-res. Ello represent un gran avance en el movimiento izquierdist~ de '1343, por-que, ahora, no slo los gremios menores, sino tambin los de pequeos artesanos

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    recientemente formados y los de trabajadores especializados y sin especializar, tenan derecho a ocupar los cargos directivos. Los ciompi impusieron incluso una serie de medidas radicales, pero que en la prctica fueron generalmente saboteadas por ]os otros partidos. La oligarqua de la Lan: utilizaba de modo :fe~tivo la amenaza de hacer morir de hambre a los trabapdores cerrando la fabnca para aplastar la revuelta, y cuando los ciomp trataron de asegurar -~or la fuerza la reanudacin del trabajo 64 todos los dems sectores de la poblac10n formaron un frente comn contra ellos .. 65 La gran diferenciacin econmica entre los artesanos, los trabajadores y los dems grupos intermedios engendr estos conflictos entre ellos e hizo posible la derrota de los ciompi.

    As, despus de una derivacin hacia la izquierda que haba durado dos aos , la rpida y violenta. oscilacin del pndulo alcanz la extrema derecha, _en la cu~l se mantuvo. Los ciompi fueron privados del derecho a te?er su. propto gremto antes de cumplirse el mes de haberlo ganado, y los estra~os mmedta~amente supe-riores tambin fueron forzados a rendir su poder en rptdas y sucestva$ etapas.

    Durante los cuatro aos que transcurrieron entre 1378 y 1382, los gre~os menores y los dos ms inferiores y recientes adquirieron al_guna. preponderancta ~e poder sobre los gremios mayores, constituyen_do una e:pe~t~ de-mtervalo democr~tico. LOs guildas menores seguan siendo regtdos por mdtvtduos de la clase medta superior (Mdicis, Alberti); se pusieron en prcti~a o 6..:eron ace~tados, p~r l_o menos en teora, bajo la presin de los nuevos gremtos, algunas medtdas economt-cas importantes cuyos primeros ensayos ya haban tenid~ lugar d_ur~~te la poc~ de los ciomp. Los guildas menores pedan aumento de salanos, la_flJacton d~ ~na ctfra mnima en lugar de la mxima, como hasta entonces, y .meJores ~ondtctOnes_ de trabajo. Sus medidas econmicas generales aspiraban a la introducctn ~e los tm- puestos directos 66 y a controlar el sistema de prstamos del Esta~o y los 1m puestos indirectos conectados con ellos 67 Aunque desde el punto de VISta de los nuevos sectores gobernantes las demandas eran democrticas, muchas de ellas eran dicta-das al mismo tiempo por el conservadurismo natural ?e la p_eque~a ~urgucsa, cuya ulterior intencin era restringir el d~sarrollo de_.la _tr:dustna ~apttahsta; ~n la prccica se oponan a la expansin econnuca, -el pnnctplO g:em~al de los gutl~as superiores-, a las levas militares y al sostenimiento de los eJrcttos mercenan~s que aqulla requera. En poltica internacional, la pequea burguesa secaracten-zaba por. su deseo de mantener la paz. . .

    En 1382, el estrato ms alto de la Lana, ayudado por las fuerzas merccnanas del condottere ingls Sir John Hawkwood (c0nocido como

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    aliarse con la nobleza, medida caracterstica de su falta de independencia, para despus regresar junto a los gremios menores. En 1383, los ciompi hicieron un ltimo esfuerzo desesperado para recobrar sus derechos 72 En 1393, la clase media superior, y en 1396 su sector oligrquico, aseguraron definitivamente la victoria de los poderosos. As fue restablecido el indiscutible gobierno de esta clase, que-brantado por primera vez en 1343.

    Antes de examinar la nueva posicin, debemos describir brevemente la situa-ciJ;I campesina de la. regin de Florencia, de la cual se aprovech la burguesa para debilitar el poder feudal de la nobleza. Como todo ciudadano poda ahora adquirir tierras, y los capitalistas florentinos haban ido comprando gradualmente la mayor parte de ellas como inversin segura, las relaciones legales entre propietario y campesino tuvieron necesariamente que alterarse con respecto a la primitiva forma feudal. L1. primera liberacim tuvo lugar en 1289, _aiio de la constitucin bur-guesa; la segunda, en 1415, momento en que la burguesa estaba en la cspide de su poder; el cambio al sistema de arrendamiento bajo contrato constitua una innovacin en cuanto al sistema, pero no en cuanto a la servidumbre 73 Todo el sistema. agrcola y el cultivo intensivo del suelo se aplicaba a los intereses de la

    indu~tria y el comercio; lps precios de los alimentos eran fijados por la burguesa municipal 74 , y la poblacin desheredada del campo dependa completamente de la ciudad 75 Para liberan>a los campesinos de la servidumbre feudal, la clase media urbana les obligaba a la prestacin de su esfuerzo en favor de la industria. Y no slo careca de derechos polticos la poblacin del campo, sino la de todas las pequeas ciudades que estaban sujetas al yugo de Florencia.

    Al ser sofocada la revolucin de los ciompi, y particularmente despus de 1393, tuvo lugar una reaccin de la clase media superior; pero sta ya se encontraba debilitada por la situacin econmica general. A primera vista, sin embargo, su posicin, durante las primeras dcadas del siglo XV, pareca favorable. Florencia haba_entonces asegurado su salida hacia el mar, que estimulaba enormemente su comercio con Oriente; la burguesa florentina gozaba de un nuevo aunque breve periodo de prosperidad y se senta segura en el campo poltico. Pero este bienestar era slo aparente. Una observacin ms profunda permitir revelar inequvocos signos de decadencia en la estructura del capitalismo florentino. La industria de la lana, la verdadera fuente de vida de Florencia, estaba seriamente amenazada. El comercio de exportacin con el resto .de Europa acusaba notablemente la compe-tencia flamenca y tambin ocasionaban cierto riesgo el comercio y la creciente industria nacional de Francia, Alemania e Inglaterra, sin mencionar a la mis-ma Italia, particularmente la del Norte. En algunos pases, e incluso en otras partes de Italia, estaba prohibida la importacin de paos florentinos, de modo que el mercado de_ stos estaba en vas de reducirse, especialmente desde 1420; el prome-dio de produccin anual disminuy a 20.000 piezas, y el nmero de talleres descendi de 279 que haba en 1380 a los 180 de 1427. Con objeto de retener por 10 menos el mercado interior fueron introducidas tarifas protectoras (1393, 1426). Tambin vino en detrimento de la produccin florentina la emigracin de muchos de sus trbajadores a otras ciudades de Italia despu~s de la revuelta de los ciompi. Otro desastre para la industria de la lana fue la implantacin de una nueva moda entre las gentes de la alta sociedad: el_ empleo de la seda y el brocado en los trajes

    El mundo florentino y su ambiente social 41

    en lugar de la lana, aunque con ello se benefici ~a. indu~tria de la s~da. La fabricacin de brocados de oro y plata, en la cual se htcteron Importantes mnova-ciones tcnicas 76 , coloc a esta industria en posicin primordial. Es importante sealar que el predominio gradual de las fbricas de telas de seda convirti la produccin textil de Florencia decididamente en una i_ndustria d_e lujo.

    Del mismo modo haba ido declinando, desde medtados del stglo XIV, el nego-cio bancario. Los clientes principales -los gobiernos de Francia, Inglaterra y Npoles, e incluso el Papa- reciban ayuda de casas competidoras para liberarse de su dependencia de los banqueros florentinos. Adems, debido a la resistencia de varios pases poderosos de fuera de Italia y del cisma relacionado con ella, las finanzas de la Curia ya no abarcaban toda la economa europea, como haba sucedido durante los tres primeros cuartos del siglo XIV 77. Las crecientes adquisi-ciones de tierras por los capitalistas urbanos deben ser consideradas tambin como una evasin del capital con respecto ;. los negocios 78 Los florentinos estaban empezando a preferir la vida de rentista, extrayendo sta de propiedades rurales o de emprstitos del Estado. El capitalismo florentino se estancaba, sobre todo por-que dependa de unas pocas familias, cabezas de los grandes negocios; la cla~e media no poda hacerse numerosa porque los oprimidos artesanos, con su baJO nivel de vida, no tenian posibilidad de progresar. La clase trabajadora quedaba definitivamente sometida por la clase patricia. La organizacin del gremio de la seda segua la misma evolucin capitalista que la de la lana en el siglo XIV 79 , tenni.nando tambin con la total opresin de los sottoposti. Y nunca se haba' establecido la autoridad absoluta de los patronos de forma tan definida como en los estatutos de la Lana de 1415 y 1428 80 Desde este punto de vista, estaba justifica-do el que la alta clase media se considerase en la cumbre del poder. Y, des_de luego, ciertos aspectos de la industria de la seda, el comercio de exportacin e t~cluso la banca 81, tenan motivos para estar satisfechos, aunque en general, espectalmente despus de 1420, el declinar econmico y la insegurid_ad en muchos aspectos se hacan cada vez ms evidentes.

    La desigualdad en la distribucin de la riqueza -que fue siempre caracterstica de la vida de las ciudades medievales- se hizo ms patente en Florencia, dado que el capital se iba concentrando progresivamente en unas pocas manos. De aqu que los circulas que detentaban el poder poltico se hicieran necesariamente ~s exclu-sivos; en 1393, fueron reducidos a la impotencia los sectores intermediOs, y en 1396lo fue el grupo moderado del sector superior. De esta forma el poder polti-co quedaba confinado a la suprema oligarqua,