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Índice Presentación....................................................................................................... 7 I. Frontera, una metáfora para nuestro tiempo...................................... 11 1. La existencia humana transcurre entre fronteras........................................ 12 2. La comunidad internacional cruza fronteras............................................... 14 3. La fe, una aventura fronteriza..................................................................... 16 II. Fronteras en que habitar......................................................................... 19 1. El religioso habitante del cerco fronterizo del Misterio............................. 21 1.1. La crisis de la secularización............................................................... 26 1.2. El religioso testigo del Misterio........................................................... 28 1.3. Nuestro tiempo necesita de maestros espirituales............................... 31 2. Los pobres: el otro “cerco fronterizo” de la vida religiosa......................... 34 2. 1. La otra relación fallida de la Modernidad.......................................... 35 2. 2. Los pobres “lugar teológico”.............................................................. 37 III. Fronteras que cruzar.............................................................................. 41 1. El cerco fronterizo de la inculturación en la Modernidad, Posmodernidad e Hipermodernidad...................................................................................... 41 1.1. Los cuatro grandes cruces de Fronteras de la historia según Jaspers..... 42 1.2. Modernidad, posmodernidad, hipermodernidad: travesía fronteriza hacia una nueva era............................................................................. 44 1.3. Ante los retos de la Modernidad.......................................................... 56 1.4. La Iglesia ante la Modernidad: el cerco fronterizo de la inculturación... 61 1.5. La Iglesia, el cuarto cerco fronterizo................................................... 63 2. La frontera de la Reducción........................................................................ 65 2.1. Tiempos adversos................................................................................. 66 2.2. Los ciclos de los Institutos................................................................... 68 2.3. “Ars moriendi-Ars vivendi”................................................................. 71 Los Cercos Fronterizos donde plantar nuestra tienda “Se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn 1,14) Juan Mª Mtz. de Ilarduia

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Índice

Presentación....................................................................................................... 7

I. Frontera, una metáfora para nuestro tiempo...................................... 111. La existencia humana transcurre entre fronteras........................................ 122. La comunidad internacional cruza fronteras............................................... 143. La fe, una aventura fronteriza..................................................................... 16

II. Fronteras en que habitar......................................................................... 191. El religioso habitante del cerco fronterizo del Misterio............................. 21

1.1. La crisis de la secularización............................................................... 261.2. El religioso testigo del Misterio........................................................... 281.3. Nuestro tiempo necesita de maestros espirituales............................... 31

2. Los pobres: el otro “cerco fronterizo” de la vida religiosa......................... 342. 1. La otra relación fallida de la Modernidad.......................................... 352. 2. Los pobres “lugar teológico”.............................................................. 37

III. Fronteras que cruzar.............................................................................. 411. El cerco fronterizo de la inculturación en la Modernidad, Posmodernidad

e Hipermodernidad...................................................................................... 411.1. Los cuatro grandes cruces de Fronteras de la historia según Jaspers..... 421.2. Modernidad, posmodernidad, hipermodernidad: travesía fronteriza

hacia una nueva era............................................................................. 441.3. Ante los retos de la Modernidad.......................................................... 561.4. La Iglesia ante la Modernidad: el cerco fronterizo de la inculturación... 611.5. La Iglesia, el cuarto cerco fronterizo................................................... 63

2. La frontera de la Reducción........................................................................ 652.1. Tiempos adversos................................................................................. 662.2. Los ciclos de los Institutos................................................................... 682.3. “Ars moriendi-Ars vivendi”................................................................. 71

Los Cercos Fronterizos donde plantar nuestra tienda“Se hizo carne y acampó entre nosotros” (Jn 1,14)Juan Mª Mtz. de Ilarduia

IV. Fronteras/muros que derribar.............................................................. 751. El muro Norte-Sur....................................................................................... 75

1.1. Algunas fronteras que se van derribando............................................. 761.2. Otras fronteras/muro que se van reforzando o levantando.................. 761.3. Fronteras en nombre de la defensa de la verdad religiosa................... 79

2. Fronteras/muro entre religiosos y laicos..................................................... 802.1. Compartir el seguimiento: compartir carisma y misión...................... 812.2. La llamada y el envío, ejes de toda identidad creyente....................... 832.3. Compartir carisma y misión religiosos y laicos................................... 85

V. Fronteras que no se pueden cruzar....................................................... 911. Los límites del planeta tierra....................................................................... 91

1.1. El quebranto progresivo del planeta tierra........................................... 921.2. El cambio climático............................................................................. 931.3. La insostenibilidad del desarrollo indefinido....................................... 931.4. “Grito de la tierra, grito de los Pobres”: El decrecimiento................. 951.5. ¿También los pobres están llamados a decrecer?................................ 971.6. Hacia un nuevo estilo de vida.............................................................. 98

2. La Frontera/límite de la fe: entre el integrismo y la hermenéutica............. 1022.1. El Hijo, la encarnación del Misterio.................................................... 1032.2. La Iglesia, misterio de comunión......................................................... 105

Conclusión: El religioso, habitante de la Frontera................................. 109

RETIRO - “Os alegraréis con una alegría que nadie os podrá quitar”(Jn 16,22) - Mikel Hernansanz........................................................................ 111

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- Presentación -

Nuestros tiempos son fronterizos.Toda la aldea universal, en su travesíapor la Modernidad y sus cambios sintregua, está ya con un pie al otro ladode una nueva era.

Los religiosos/as, habitantes deesta misma aldea, nos encontramosigualmente cruzando fronteras. “Fron-tera” es un buen símbolo para nuestrotiempo.

El ser humano es fronterizo pornaturaleza: las etapas de la vida, unaopción vocacional, una enfermedad, unnuevo destino, la jubilación, un malpaso en la vida... y tantos otros trancesineludibles nos emplazan, queramos ono, a cruzar fronteras. Estos cruces defronteras nos dejan a la intemperie, yvan acompañados de sentimientos dedesamparo, de incertidumbre y de granvulnerabilidad. Solo a posteriori sa-bemos cómo nos adaptamos al nuevoterritorio. Pero a la vez intuimos quesolo dando pasos con determinación,evitaremos quedar encallados en losretos de la vida.

En este continuo cruzar fronteras,hay épocas de la historia, −la nuestra,una de ellas−, en las que se radicalizaeste carácter fronterizo. Hoy nos sen-timos trashumantes con destino incier-to, arrastrados por el torbellino de loscambios que nos llevan en volandas sinsaber muy bien a dónde: Modernidad,posmodernidad, hipermodernidad, glo-balización, crisis económica, reduccióndrástica de nuestras familias religiosas...

Nuestro tiempo se agita cruzandofronteras: económicas, geográficas,culturales, históricas, sociales, psicoló-gicas, religiosas, teológicas, eclesia-les… Es como si todo fuera absorbidoen un torbellino errático, arrastrán-donos hacia territorios desconocidos.

Nos desalentamos a veces los reli-giosos/as al vernos mayores en edad,en plena crisis de reducción y con unfuturo incierto. Nos desanima contem-plar una Iglesia a la defensiva y reple-gada sobre sí misma, con poca credibi-lidad, baja de pulso vital y como des-orientada en su ruta. A pesar de los

1 CATALÁ, T.: Transitar Fronteras en compañía de Jesús de Nazaret. Sal Terrae, abril 2009, p.300.

aires frescos que nos trae el Papa Fran-cisco, el futuro de la Iglesia lo vemoslejano, desubicado, en medio de unclima hostil y de un largo eclipse deDios. Hemos de aceptar con serenidadque, en este cruce de fronteras, la oscu-ridad, la confusión y los miedos di-fusos nos asaltarán por el camino. Peroestos sentimientos, al descolocarnos,pueden tal vez provocar en nosotrosesa crisis necesaria para reavivar nues-tras búsquedas y nuestra disponibilidada atravesar las fronteras por dondeDios nos está queriendo llevar hoycomo en un nuevo Éxodo.

Como dice Toni Catalá, “La invi-tación a la frontera es una llamada asalir de lo conocido, a vencer perezasy rutinas, a dejarse cuestionar por loque se percibe como amenaza, a es-cuchar los temores que nos puedenparalizar. Es una invitación a equivo-carse y corregir, es un ejercicio de li-bertad y de coraje, es hacer la buenanoticia de Jesús”.1

La “Frontera”, por otra parte, hasido siempre el biotopo natural de laVida Religiosa . En la frontera, y no enel centro, ha encontrado su hábitat pre-ferido para ser ella misma y para des-plegarse al servicio del Reino. El Sí-nodo sobre la Nueva Evangelizacióndel 2012, en su proposición 50, instaba

a los religiosos/as a habitar en la fron-tera: “El Sínodo pide a las órdenes ycongregaciones religiosas que esténplenamente disponibles para acudir alas fronteras geográficas, sociales yculturales de la evangelización”. ¿Ha-bremos desertado de nuestras fronteras?

Cruzar y habitar fronteras sin mie-dos es gracia del Espíritu, que susci-ta espíritus itinerantes, desprendidos,creadores y fieles, libres y liberadores,animados por el espíritu de comunión yde misericordia.

Es buena señal el que, a pesar detodo, asumamos estos tiempos fronte-rizos con paz. En la frontera se aguan-ta solo si Dios-Comunión nos sostieney acompaña en la intemperie, en la vul-nerabilidad y en la desorientación. Y sinos hacemos fuertes en fraternidadevangélica: “Venid, subamos al montedel Señor, a la casa del Dios de Jacob.Él nos instruirá en sus caminos y mar-charemos por sus sendas” (Is 2,3).

Como al peregrino, se nos invita aldespojo y al desprendimiento de tantospesos obsoletos para llevar en nuestrasmochilas solo lo esencial: el Evangeliode Aquel que es la fuente renovadorade nuestras motivaciones vacilantes.Mientras permanezcamos fieles a sullamada, sabemos que vamos bien,

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aunque no veamos a dónde nos lleva.Que con Edith Stein, podamos decir:“No sabemos a dónde nos conduce,solo sabemos que Él nos conduce”. Elreto de la Frontera es una invitación apermanecer fieles en el seguimiento,dejándonos guiar por él en la noche.Las luces nos irán sorprendiendo en elcamino. Solo el que se echa a andar ala intemperie puede ver las estrellas.

Al cumplirse los 20 años de nues-tros cuadernos FRONTERA, (HE-GIAN en euskera), ofrecemos esta re-flexión sobre la condición fronteriza dela vida religiosa (en adelante VR). Conello justificamos por qué elegimosentonces este símbolo/metáfora paraestos cuadernos de formación perma-nente. Cada tiempo tiene sus símbolosy sus metáforas. A pesar de su carácterelusivo, o tal vez por ello, son pequeñasluces que orientan nuestro caminar. Loscuadernos “Frontera-Hegian” quierenser esa chispa de luz en nuestra noche.

Este trabajo, finalmente, me ha pi-llado también a mí cruzando una fron-tera: en la semana de Pascua del 2012mis hermanos me encomendaron elservicio (minister) de hno. provincial.Poco antes, a la vista del 20 aniversariode los Cuadernos Frontera-Hegian,asumí escribir este cuaderno. Urgidoahora por otros quehaceres, hubierapreferido descargarlo en otro. Pero, aesas alturas, era ya tarde. Al finalasumí el reto, aprovechando las brevestreguas que la dedicación prioritaria ami nuevo servicio me concede.

Tomando, pues, el término deFrontera como metáfora, y ajustándo-nos al espacio de que disponemos, noscentraremos tan solo en algunas fronte-ras y sus correspondientes “cercosfronterizos”, los lugares más aptosdonde los religiosos hemos de plantarnuestra tienda.

Haitzur (Egino-Álava) 6.6.2013

Para el ser humano toda frontera esanuncio de “novedad”, de un “más” quese anuncia al otro lado y que nos invita acruzar sus lindes. Pero la frontera, a suvez, impone respeto, advierte de susriesgos, adelanta miedos y soledades,nos introduce en lo desconocido. Que-ramos o no, la vida nos pone en situacio-nes de tener que cruzar fronteras. Bien losaben los 17.000 jóvenes españoles queen estos dos últimos años de crisis labo-ral se han lanzado a cruzar fronteras des-conocidas con la esperanza de encontrarun trabajo digno. Cruzar la frontera estambién, en ocasiones, el único refugiopara el perseguido por motivos políticos,religiosos o ideológicos.

Cruzar la frontera, por un lado, fas-cina, seduce, sugiere, provoca, prome-te, salva… Pero también inquieta, des-asosiega, despierta temores difusos,hace a las instituciones peligrosamenteconservadoras ante lo nuevo que exigemucha renovación, innovación y co-raje. Como dice J.L. Sampedro: “Esees el encanto del vivir fronterizo. En-canto compuesto de ambivalencia, de

ambigüedad, −no son lo mismo− de in-terpenetración, de vivir aquí y allá sinborrar diferencias”.2

La frontera es también el símbolode lo que desestabiliza, de lo que se-para y divide, de lo que desarraiga, delo que bloquea y paraliza. Y tambiénde los muros que levantamos entrenosotros y que nos enfrentan y aíslan,de las barreras que alzamos ante el otropara que no pase, de lo que acotamoscodiciosamente como “propiedad pri-vada”, del ensimismamiento en nues-tras penas, ignorando los dramas ma-yores de los que nos rodean. La fron-tera es también el lugar del contra-bando incontrolable de la droga, de lasarmas, de la trata de blancas, del blan-queo de dinero…, y de los flujos de laeconomía financiera que, burlando elcontrol de los Estados, se mueven sinley y sin escrúpulos, a mar abierto,como los viejos piratas, haciéndosefuertes en las islas salvajes de sus pa-raísos fiscales. Y es también la ocasiónpara el contrabando de las ideologíasy las teologías oportunistas.

- Capítulo 1 -Frontera, una metáfora para nuestro tiempo

2 SAMPEDRO, J.L.: Desde la frontera. Discurso de ingreso en la R.A.E., 2 de junio de 1991, Aguilar,p.48.

Pero las Fronteras, no los muros,están llamadas a ser lugar de encuentrocon el diferente, lugar de intercambio yde mestizaje, de complicidad para laconvivencia y para la cooperación hu-manizadora.

Es frontera nuestra piel, nuestrasoledad, nuestro deseo, nuestras bús-quedas, nuestros miedos, nuestras op-ciones vitales y profesionales, nuestroreto ante la muerte personal o la denuestras instituciones. Desafíos de lavida a los que K. Jaspers llamaba “si-tuaciones límite” o “situaciones-fronte-ra” (Grenzsituationen).Límite y frontera, enmuchos idiomas, son tér-minos intercambiables:barrera, límite, umbral,dintel, muro, paso a unanueva era… son térmi-nos que pertenecen a unamisma familia semántica, aunque conmatices distintos. Frontera nos sirve asícomo metáfora polisémica para refe-rirnos a tantas situaciones y senti-mientos confusos que suscita en noso-tros el momento actual. Somos limí-trofes, habitantes de la frontera, itine-rantes hacia destinos inciertos y siem-pre provisionales,... y esperanzados.Frontera es, finalmente, una llamada areconocer nuestros propios límites,personales e institucionales.

Frontera es un símbolo, una metá-fora sugerente para repensar también

nuestra VR, para desentrañar algunasde sus paradojas y desafíos, de sus ten-taciones y de sus posibilidades en me-dio de las tensiones y obscuridades enlas que nos encontramos hoy. La metá-fora Frontera nos invita a los religio-sos/as a adentrarnos con determinaciónen este cambio de época para recrear-nos, reestructurarnos, revitalizarnos ypara abrirnos así al futuro de Dios.

La metáfora de Frontera nos re-cuerda que la VR es itinerancia a laintemperie, éxodo permanente, des-pojo confiado, fidelidad creativa y

arriesgada ante lo nue-vo. Francisco de Asís, aquien también le tocóvivir un cambio de épo-ca, tenía muy clara sucondición de fronterizocuando recomendaba asus hermanos vivir en

este mundo como “peregrinos y adve-nedizos” (2R 6,2; Test 24).

1. La existencia humana transcu-rre entre fronteras

La existencia humana es camino,es proceso trashumante en que arries-gamos y decidimos el sentido y des-tino de nuestras vidas y de nuestroscarismas fundacionales. Somos “homoviator” (G. Marcel), somos “siempreel mismo, pero nunca lo mismo”(X. Zubiri). Siempre cruzando fron-teras…

Somos limítrofes,habitantes de la frontera,itinerantes hacia destinos

inciertos y siempre provisionales,... y esperanzados

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Por eso la frontera despierta expec-tativas, atrae con la fuerza de la prome-sa y de lo desconocido, pero a la vezasusta. Mantengo aún vivas mis pri-meras experiencias de cruzar una fron-tera en los tiempos anteriores a la de-mocracia: con ansiedad expectante ycon el aliento contenido en aquellosveinte metros previos a la línea defrontera, pasaporte en mano, ante unpolicía con cara de pocos amigos quecontrolaba minuciosamente la docu-mentación y el coche, en cuyos rinco-nes más secretos ocultábamos peque-ños contrabandos para los amigos. Erala aventura de cruzar la frontera.

Aunque la raza humana abandonóla trashumancia en el neolítico, esta-bleciéndose en ciudades estables y cul-tivables, existencialmente seguimossiendo trashumantes y nómadas. Notenemos patria fija, somos peregrinospermanentes en busca de nosotrosmismos…: nacimiento, infancia, ado-

lescencia, juventud, adultez, ancia-nidad, muerte. La vida nos reta conti-nuamente a cruzar fronteras. Nos instapermanentemente a despedirnos de te-rritorios conocidos para adentrarnos yhabitar, siempre por breve tiempo, otrapatria desconocida. “El hombre es unanimal de despedidas” (Álvarez Tu-rienzo). Y este recorrido migratorioconlleva renuncias y elecciones inexo-rables para no bloquear la vida, para noperder el rumbo ni el ritmo, y para darel paso a lo nuevo a su debido tiempo yen la dirección correcta.

E. Erikson, desde un punto de vistapsicológico y existencial, nos describelas distintas fronteras que ha de atrave-sar el ser humano en su singladuravital, si no quiere naufragar.3 Cadaalternativa constituye una frontera y untrance decisivo ambivalente. Si no cru-zamos esa frontera a tiempo y en labuena dirección, se bloquea el procesode crecimiento personal.

3 ERIKSON, ERIK: El ciclo vital completado. Paidós, Barcelona 2000, p.64.

Tensión entre fronteras alternativas: Nueva Patria conquistada

Entre Confianza versus desconfianza (12 meses) ESPERANZAEntre Autonomía versus inseguridad (1-3 años) VOLUNTADEntre Iniciativa versus culpabilidad (4-5 años) FINALIDADEntre Laboriosidad versus inferioridad (6-11 años) COMPETENCIAEntre Identidad versus confusión (12-18 años) FIDELIDADEntre Intimidad versus aislamiento (19-35 años) AMOREntre Generatividad versus estancamiento (adultez) CUIDADOEntre Integridad versus desesperación (vejez) SABIDURÍA

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Las tensiones de la vida y las bús-quedas nos hacen replantearnos y reo-rientar continuamente nuestro rumbo,el de nuestras instituciones, el de nues-tras hermeúticas teológicas y sociopo-líticas. Cada frontera es un kairos, unaprovocación a avanzar hacia una ver-dad y libertad mayores, a vivir el pre-sente. Pasos que nunca se dan sincorrer riesgos, sin dolor y sin despojo.Pasos que hay que dar a su tiempo y endiscernimiento constante. ¡Qué insus-tancial resulta la vida sin cruzar fron-teras! La tentación es instalarnos, con-virtiendo las fronteras en muros defen-sivos. Pero entonces la vida languide-ce, el carisma se reduce a arqueologíaespiritual y la Iglesia se convierte engueto autocomplaciente y dedicadasolo a fustigar los excesos del mundo.

La frontera está habitada, cierta-mente, de enigmas, de tensiones y detrampas. Siempre está el riesgo deequivocarnos, pero también la posibili-dad de corregir a tiempo. El sentido co-mún, el instinto vital y espiritual nosguían, aunque sin garantizarnos certe-zas absolutas. Lo que sí sabemos esque todo lo que no se regenera dege-nera. Y que “Allí donde crece el peli-gro, crece también lo que salva” (Höl-derlin). ¿Cuál es o dónde está la fron-tera entre la fidelidad a los orígenes yla fidelidad al cambio exigido por lossignos de los tiempos y lugares? ¿Dón-de está el secreto para acertar con esa“fidelidad creativa” que exige cruzar

fronteras y a la que nos invitaba JuanPablo II en Vita Consecrata? (VC 37).Todo cruce de fronteras es un riesgo,pero también la única alternativa defuturo.

La modernidad, como una nuevadesamortización, con su proceso secu-larizador nos expulsa del centro. En lasociedad de cristiandad nos sentíamosqueridos y valorados. Ahora nos vemosechados a patadas de nuestros viejosbaluartes, donde estábamos demasiadoseguros y protegidos, y con frecuencia,poco sensibilizados al dolor y al sufri-miento de otros emigrantes más vulne-rables.

2. La comunidad internacionalcruza fronteras

Es toda la aldea universal la quese encuentra en un cruce de fronteras.Fronteras que hoy se han vuelto “líqui-das” (Z. Bauman, 2007) o “gaseosas”(D. Innerarity, 2013): la globalización,la contaminación, los flujos de capitalde los mercados financieros, el terro-rismo internacional, la droga, el inter-net con sus hackers, los sincretismosreligiosos… se mueven sin fronteras,con sus posibilidades y sus amenazas.Las fronteras nacionales que nacieroncon la modernidad para delimitar el es-pacio en que un Estado ejercía su sobe-ranía se han vuelto líquidas/gaseosas.Los Estados, por ejemplo, se sientenhoy impotentes para controlar el flujo

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de las finanzas. Al contrario, son estaslas que deciden la suerte de los Estadosdesde las fortalezas blindadas de susparaísos fiscales. Ejemplos: las IslasCaimán, quinto centro financiero delMundo. Luxemburgo con más bancosque Suiza, país este en que hay másbanqueros que dentistas. El capita-lismo financiero desenfrenado se hapuesto por encima de los Estados y dela humanidad y algunos ya reclamandesterrarlo de la humanidad (A. Tou-raine 2010).

El nuevo panorama social y polí-tico surgido con la globalización exigerepensar las fronteras. La globalizacióndemuestra que nuestra aldea humanaha alcanzado una nueva era en la quelas viejas fronteras ya no cumplen sufunción. La globalización que se dise-ñó sobre tres vectores −libertad de mo-vimientos para las personas, para loscomercios y para los capitales− ha trai-cionado su proyecto. Los dos últimosse han ido desplegando con fuerza des-de los noventa. El primero, en cambio,está teniendo toda clase de cortapisasy son bloqueadas las migraciones ma-sivas del interior asiático hacia la costaen desarrollo, de África a Europa y deCentroamérica y México a EE.UU.

Pero la globalización no puede serun invento solo para liberalizar losflujos financieros del capitalismo li-beral más codicioso, mientras pretendemantener a raya los flujos migratorios

de los países pobres. La globalizaciónes una llamada urgente a tomar con-ciencia de nuestra comunidad de des-tino que exige globalizar la justicia y lasolidaridad, controlar el tráfico de lasarmas y de la droga, el blanqueo de di-nero, la amenaza ecológica del CO2,la sostenibilidad del planeta tierra…

La globalización nos alerta hoy deque el destino de cada comunidad estávinculado al destino de las demás co-munidades, que los Estados ya no sontan autónomos como se creían y que loque está en peligro es la humanidadmisma: que todos navegamos en elmismo barco a la deriva. Por fin hemoscaído en la cuenta de que los interesesparticulares no son viables si no in-cluyen los intereses de toda la humani-dad. Todo lo que ocurre en nuestrasantípodas nos afecta directamente anosotros. Es el “efecto mariposa” deLorenz: “El vuelo de una mariposa enla Amazonía provoca un tifón en lasislas Fiyi”. Los riesgos del cambio cli-mático es la prueba más evidente. Perotambién otras, como el conocimiento,la salud, la paz, la democracia, el fu-turo de la humanidad… Las necesida-des básicas universales exigen mirarmás allá de las propias fronteras: urgeuna gobernanza de la aldea universalcomo espacio común en el que, al rela-tivizarse las viejas fronteras, nos mues-tran que todos formamos una únicafamilia, sin que eso signifique homo-geneizar las patrias ni las culturas.

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La globalización se presenta asícomo lo mejor (posibilidad de quesurja un mundo nuevo que busque unacomunidad de destino) y lo peor (posi-bilidad de que la humanidad se auto-destruya). Son ya muchas voces lasque se alzan para denunciar que lospolíticos y los científicos carecen depensamiento. Ignoran las cienciashumanas para poder reconducir estacrisis que es de mucho mayor caladoque una crisis económica. Se confor-man con expertos, estadísticas y son-deos. La nueva política debería inte-grar la regeneración del pensamientopolítico, la política de la humanidad, lapolítica de la civilización y de la soli-daridad, la reforma democrática, la re-forma ecológica… Y, sobre todo, lareforma existencial de la vida: la re-forma de la ética, de la familia, de laadolescencia y de la vejez.4

La frontera no es, por tanto, algonegativo si de ella hacemos un espacioabierto al encuentro, a la colaboración,al mestizaje, a la complicidad, sinborrar las diferencias. Frontera es ellugar de cita con el diferente.

La política debería pensar perma-nente y simultáneamente en lo plane-tario, en lo nacional y en lo local. Sonlos muros, no las fronteras, los que nosaíslan y excluyen y que solo son útilespara los incontrolables piratas y bando-

leros financieros. Por eso los murosque marginan están llamados a ser de-rribados para poder humanizar la tierracreando nuevos “cercos fronterizos”como lugares de encuentro con el dife-rente. Lo nuestro son las fronteras per-meables, no los muros.

3. La fe, una aventura fronteriza

En Jesús descubrimos al hombrefrontera. Despojándose de su gloria,atravesó la frontera de la historia hu-mana, para encarnarse en el territoriodoliente de los hombres y para hacersecómplice de las causas de los someti-dos por las instituciones legalistas. “LaPalabra se hizo carne y acampó entrenosotros” (Jn 1,14). Plantó su tiendaentre nosotros, para crear ese “cercofronterizo” en el que Dios y el hombrese encuentran en alianza definitiva ydesde la que invita a la alianza de loshombres y mujeres entre sí y la detodos con la madre tierra. Desde enton-ces el religioso/a se entiende a símismo/a como el habitante de ese“cerco fronterizo” del Reino del SeñorJesús: estar en este mundo desde Dios,bien plantados aquí pero sabiéndonosde allá, habitando por breve tiempo eneste mundo advenedizo pero con laencomienda urgente de humanizar latierra, empezando por los pobres, conel único poder de la comunión y de lamisericordia liberadora.

4 Cf. MORIN, E.: La Vía. Para el futuro de la humanidad. Paidós, Barcelona 2001, p.121.

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Para la reflexión personal y comunitaria

1. ¿Qué sentimientos experimento ante los cambios culturales que vi-vimos?

2. ¿Cómo afectan estos sentimientos a nuestras relaciones y a nuestroactuar con los hombres y mujeres de nuestro medio?

3. ¿Cómo andamos de esperanza?

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En la madre tierra, ese gran super-organismo viviente, a quien J. Love-lock lo rebautizó con el nombre“Gaia”, cada ser vivo tiene su hábitatpropio, su biotopo en el que despliegasu vitalidad, donde se reproduce ydesde donde aporta al conjunto delecosistema global lo que solo él puededar. De la misma forma la VR, parapoder desplegar su vitalidad y parapoder ofrecerla al ecosistema de laIglesia y de la humanidad, necesita en-contrar y establecerse en su propio há-bitat, que aquí lo llamaremos “cercosfronterizos”.

a) Los “cercos fronterizos”, lugarde encuentro

“Cerco Fronterizo” es ese espaciovital donde los religiosos/as decidimosplantar nuestra tienda para habitar, aligual que los indios Sioux cuando eli-gen su lugar para acampar. Es “Cerco”no tanto porque se refiera a un lugarconcreto, aunque también, sino porquees apto para el encuentro de comunióncon el diferente y para practicar la mi-sericordia con algún necesitado. Y es“Fronterizo”, porque se localiza en al-

guna frontera en la que se hace posibleel encuentro con el diferente, el diá-logo y la comunión solidaria.

La expresión de “cerco fronterizo”la tomo de E. Trías5, aunque aquí,como se verá, abarca contenidos máscomplejos. El “cerco fronterizo” es eserellano donde los religiosos/as puedenplantar su tienda porque dos mundosdistanciados están dispuestos a abrirsus fronteras para crear un espaciocompartido, sin exigir a nadie que re-nuncie a su identidad. El “cerco fronte-rizo” se constituye en lugar de en-cuentro con ese otro, que ahora lo des-cubro como una dimensión olvidadade uno mismo. El “cerco fronterizo”busca, en definitiva, restablecer algunarelación que estaba rota.

El “cerco fronterizo”, es semejanteal territorio que algunos romanos habi-taban en el Limes. Limes, para los ro-manos, era una franja de tierra estre-cha, oscilante y movediza, susceptiblede ser colonizada, habitada, y apta parael cultivo y el culto. Una franja quemediaba entre el espacio conquistado

- Capítulo 2 -Fronteras en que habitar

5 El “cerco fronterizo” es un concepto central de E. Trías en el desarrollo de su “Filosofía del Límite”.Véase una síntesis en TRÍAS, E.: Ciudad sobre ciudad. Destino, Barcelona 2001.

por el imperio y el extra-radio no con-quistado. Limítrofe era, en Roma, elque habitaba en este Limes; el que sealimentaba de lo que cultivaba en eseespacio intermedio. Es lo que ha hechoque algunos autores hablen de la li-minaridad de la VR6. Aquí hablaremosde “cerco fronterizo” en ese mismosentido.

b) Los desencuentros de la Mo-dernidad

No cabe duda de que la Moder-nidad ha supuesto un salto cualitativohacia el progreso de la humanidad.Pero, a estas alturas,percibimos también al-gunas de sus quiebraspor donde hace agua: elfracaso en sus relaciones.La Modernidad ha levan-tado muchos muros y ha generadorupturas entre quienes habían nacidopara vivir en el encuentro de comu-nión.

La conquista esencial de la Mo-dernidad consiste en el descubrimientode una doble autonomía: a) la auto-nomía del sujeto, llamémosla libertad,y b) la autonomía funcional de las rea-lidades terrenas, expresada en las leyesde la ciencia y puesta al servicio delos intereses del hombre por la tecno-logía.

La Modernidad, al saborear lamanzana de sus ensoñaciones de pro-greso, cayó en la trampa de su codiciasacrificando sus relaciones esenciales.

El fracaso de la Modernidad es elfracaso de sus relaciones esenciales:

- Ha roto sus relaciones con elMisterio. Como en una suerte de ven-ganza por su primera expulsión míticadel paraíso, el hombre/mujer modernoha expulsado al Misterio de la ciudadsecular para autoproclamarse creador ysoberano absoluto de su ciudad.

- Ha creado un abis-mo entre ricos y pobres.Ha expulsado a estos a lamiseria más irritante,fuera de las murallas de

la ciudad, a la hora del reparto de losbienes de la tierra, dando rienda sueltaa su codicia insaciable.

- Ha maltratado a su madre tierra,saqueando sus entrañas sin piedad yutilizándola como mero objeto de ex-plotación, de consumo y de vertedero.

- Ha roto su relación consigo mis-mo, al hacer de su héroe, el individua-lista autosuficiente, el Narciso enamo-rado de sí mismo, incapacitado para elencuentro y condenado a la soledad.

6 Cf. GARCÍA PAREDES, J.C.R.: El sínodo sobre la vida religiosa. Cuadernos Frontera-Hegian,nº 10, Ed. Frontera, Vitoria-Gasteiz 1995.

El fracaso dela Modernidad es

el fracaso de sus relaciones esenciales

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Ha olvidado que, como dirá Buber,“la esencia del hombre se halla en launidad del hombre con el hombre”, noen el hombre solitario, en el lobo este-pario.

Los “cercos fronterizos” son esosespacios privilegiados para restablecerel reencuentro de lo que la Modernidadha separado y sometido. El religioso esconvocado a habitar en esos “cercosfronterizos” para, desde ellos, invitar alhombre moderno a restablecer la co-munión.

Por “cerco fronterizo” entendemosaquí, por tanto, ese espacio apto para elencuentro que se crea cuando variosdeciden acogerse para cohabitar en élsin que nadie tenga que renunciar a suidentidad. Para ello se requieren dosactitudes básicas de comunión:

a) Que cada uno/a sea capaz desalir de sí mismo, de reconocer la pre-sencia del otro y de ponerse en caminohacia su encuentro.

b) Que cada uno sea capaz de abrirsu mundo personal para darle entradaal otro, en cuanto otro, en su vida.

El “Cerco fronterizo” es semejantea lo que Martín Buber llamaba la “es-fera del entre” o del “encuentro”. Soloque la expresión “cerco fronterizo”abarca aquí un mundo de relacionesmucho más amplio que la mera rela-ción yo-tú de Buber.

El religioso, al entender y vivirlotodo desde la Paternidad universal deDios y de la consiguiente fraternidaduniversal, está especialmente capaci-tado para hacer de los “cercos fronte-rizos” su hábitat natural y donde plan-tar su tienda como los sioux.

Iniciamos este recorrido por algu-nas fronteras, empezando con dos “cer-cos fronterizos” que fueron siempre elhábitat natural de las familias religio-sas en sus orígenes fundacionales: el“cerco fronterizo del Misterio” y el“cerco fronterizo de los pobres”.

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